Rencor
Rencor
Rencor
( Mateo 6:14-15 “Pues si perdonan a los demás las ofensas, su Padre del cielo los
perdonará a ustedes, pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a
ustedes.”
El hecho de perdonar a alguien no significa que justificamos sus dichos o acciones, sino de
que hemos podido entender que el rencor nos daña y nos quita la paz interior y por lo
tanto hemos decidido despojarnos de él.
Paso 2: Confesar ante Dios que tenemos rencor y pedirle que nos
perdone.
Salmos 51:4
3.Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta.
6.contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu
sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.
7.Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.
8.Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.
9.Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.
10.Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y que bailen los huesos que moliste.
El hecho de reconocer ante Dios que con el rencor que guardamos le estamos fallando es
un acto de sinceridad ante Él y con nosotros mismos, así también es un acto de humildad,
porque manifestamos nuestra incapacidad ante Él para mantener un corazón puro y sano.
El reconocer nuestra falla ante Dios y pedirle que nos perdone provocará un efecto
liberador en nuestra vida para poder perdonar y despojarnos del rencor que hemos
guardado de una vez por todas.
Paso 3: Renunciar al rencor y a la amargura. (2 Corintios 10:5; 1
Pedro 5:7)
Paso 4: Pedir a Dios que su Amor inunde nuestro corazón. (Cf. Proverbios 10:22)
Para salir rotundamente del sequedal del rencor es necesario pedir a Dios que nos llene
de su amor, porque él amor de Dios nos dará la capacidad de ser tolerantes y nos ahorrará
la molestia de tener de continuo nuestro corazón dañado.
Hemos visto 4 pasos para vencer el rencor de acuerdo a a la Biblia, pero aun hace falta
agregar una pequeña conclusión al respecto.
Conclusión:
Es necesario comprender que vencer el rencor es un proceso que consiste en: confesar
ante Dios que guardamos rencor, tomar la decisión de perdonar, desligarnos totalmente
del rencor, ratificar que hemos perdonado y por último aprender a ser tolerantes y
perdonar. (Colosenses 3:13)
Evangelio de Mateo 6, 14-15: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os
perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro
Padre perdonará vuestras ofensas».
Mientras que decidir perdonar es el primer paso para superar el rencor, el segundo sería
confesar ante Dios que uno guarda este negativo sentimiento contra alguien y pedirle que
nos perdone: «Descargad en él todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros» (1
Pedro 5, 7).
Colosenses 3, 13: «Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas
contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo». Para ser perdonados,
hemos de perdonar primero.
Todos tenemos razones para guardar rencor. La gente nos hace daño. Las situaciones nos
perjudican. Hasta Dios no siempre hace lo que pensamos que tendría que hacer, y por eso
nos enojamos. Guardamos rencor contra los que nos han hecho un mal, e incluso contra
Dios, quien creemos que debió haber hecho las cosas de otra manera. El rencor no es más
que la negativa a perdonar. Así que, siendo esta una tendencia inherente en todos
nosotros y al parecer inevitable, ¿qué nos dice la Biblia al respecto?
Es tanta la preocupación de Dios por el rencor que cuando entregó la Ley a los israelitas
estableció un mandamiento específico al respecto. Levítico 19:18 dice: "No te vengarás, ni
guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo el
Señor". Llama la atención que Dios termine este mandato con las palabras "Yo el Señor".
Al hacer esto, Dios nos recordó que Él es el Señor, no nosotros. Guardar rencor es
convertirnos en juez y jurado, y decidir que el error de una persona no sea perdonado.
Ningún ser humano tiene el derecho o la autoridad para hacer eso. Romanos 12:19 dice:
"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque
escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor".
"Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios" (Santiago 1:20). No hacemos ningún
favor a Dios tratando de "ayudarlo" a arreglar una mala situación a través de la venganza.
Él no necesita nuestra ira. Lo que necesita es nuestra cooperación cuando nos sometemos
a hacer las cosas a Su manera (Proverbios 3:5-6). Y la manera de Dios siempre es perdonar
como Él nos ha perdonado (Mateo 18:35; Efesios 4:32).