Clase #2

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Maestría en Desarrollo Territorial y Urbano

Taller de tesis

© 2009 Universidad Nacional de Quilmes


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Clase Nº 2: El tema, la construcción del problema y
el planteo de objetivos de investigación

Índice

Introducción ................................................................................................. 2

Objetivos de la clase ...................................................................................... 3

1. Consideraciones acerca del diseño de la investigación .................................... 4

2. Elección del tema y aspectos generales de la construcción del problema ........... 5

3. Los objetivos de investigación ……………………………………………………………………………… 9

Conclusión ...................................................................................................12

Lecturas obligatorias .....................................................................................13

Introducción

La presente clase retoma aspectos tratados en el encuentro anterior, aunque


con la perspectiva más definida de comenzar a trabajarlos en función de la
elaboración del Plan de Trabajo Final. En esta oportunidad, el mayor interés está
puesto en la relación entre el tema, el problema y la formulación de objetivos
de investigación.
En primer lugar, presentaremos algunas consideraciones generales acerca
del diseño de la investigación, en su articulación con el planteo del
problema. Veremos que, como proceso que involucra la planificación, organización
y explicitación de una serie de decisiones referidas al desarrollo de la investigación,
las características que asuma dependerán de cómo construyamos nuestro objeto de
interés. En segundo lugar, plantearemos qué es lo que distingue a la elección
de un tema de investigación de la formulación de un problema, teniendo en
cuenta los diferentes aspectos del diseño implicados en cada caso. De esta
manera, volveremos sobre las nociones de “antecedentes” (“estado del arte” o “de
la cuestión”), “unidad de análisis” y “operacionalización” —que ya hemos trabajado
en el seminario de Metodología. En tercer lugar, finalmente, nos detendremos en
la formulación de los objetivos de investigación.

-2-
Es importante tener en cuenta que estas primeras definiciones alcanzarán una
forma “final” una vez que hayamos atravesado todo el proceso de diseño de
la investigación, que también comprende las etapas de elaboración del estado de
la cuestión, la construcción del marco teórico y el planteo de la estrategia
metodológica. En este sentido, debemos ser conscientes de que el proceso de
escritura del Plan de Trabajo no es lineal sino recursivo. Vamos avanzando por
aproximaciones sucesivas a nuestro objeto, hasta lograr asirlo conceptualmente,
derivar de él objetivos de investigación relevantes y factibles, y seleccionar las
herramientas mediante las cuales llevar a cabo el análisis.

Leer con Atención

Recordemos que nuestro corpus conceptual, las decisiones


metodológicas y el desarrollo del análisis apoyado en distintas
técnicas deben estar lógica y consistentemente relacionados
en el diseño de la investigación, a fin de garantizar el
cumplimiento de los objetivos y la verificación de las hipótesis.

Como comentábamos en el video del encuentro anterior, la organización de las clases


persigue fines pedagógicos y tiene el propósito de ayudarles a avanzar en la escritura,
pero no “refleja” aquel proceso.

Objetivos de la clase

El objetivo principal de este encuentro es adentrarnos en el proceso que va de la


elección de un tema de interés a la construcción del problema y el planteo de
objetivos de investigación.

1. Consideraciones acerca del diseño de la investigación

Como comenzamos a trabajar en la Clase 1, el desarrollo de una investigación


involucra un conjunto de decisiones y prácticas acerca de un fenómeno o situación
de interés. La definición, delimitación o construcción de ese objeto forma parte de
las determinaciones aludidas.
En una investigación empírica —es decir, en la que se establece una relación
observacional con el fenómeno a estudiar—, el problema no se reduce a la elección
del “mejor” recurso instrumental o técnico para la obtención de conocimiento
impersonal y “objetivo”, sino que involucra una trama de consideraciones complejas

-3-
respecto del marco teórico, los objetivos cognitivos y la estrategia
metodológica.

Leer con Atención

El diseño de investigación puede ser entendido como la planificación,


organización y explicitación de esas decisiones, que adelantan cómo
se llevará a cabo la investigación desde el punto de vista operativo y
temporal —en este último caso, en general, a partir de la inclusión de un
cronograma de actividades.

Aquí, compartimos la apreciación de muchas y muchos metodólogos, para


quienes una investigación comienza en el preciso momento en que se la
empieza a concebir. El primer paso es una aproximación modélica y abstracta, una
representación que orientará su posterior concreción. El grado de detalle de esta
anticipación no es uniforme, pudiendo variar, en general, de acuerdo a las
posibilidades que el propio objeto brinde de adoptar decisiones teóricas y
metodológicas con anterioridad al establecimiento de la relación observacional.
Tomando ello en consideración, la indagación científica no puede ejecutarse al
margen de algún nivel de diseño, aunque sí es esperable que nos movamos dentro
de un arco —más bien amplio— de posibilidades.
En la práctica de la investigación, no existen ni el diseño plenamente
“estructurado”, en el que todo se encuentra planificado de antemano y únicamente
se trata de ejecutar “el plan”, ni el absolutamente “emergente”, de acuerdo al
cual todas las decisiones se encuentran determinadas por el feed-back obtenido
durante la situación observacional en el campo. En el primer caso, reduciríamos la
investigación a la completa formalización impersonal; en el segundo, muchas veces
con la intención de rechazar concepciones rígidas atribuidas al positivismo,
retrocederíamos a prácticas a-teóricas y pre-científicas fundadas en un inductivismo
algo ingenuo.

Leer con Atención

En realidad, lo más probable es que atravesemos procesos intermedios o


“diseños flexibles” en los que se combinen diferentes características de
esos “tipos ideales” —de acuerdo a la distinción planteada por Valles.

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Cualquiera sea el caso, sí nos veremos incitados a tomar distintos tipos de decisiones
referidas a: la construcción del objeto y la delimitación del problema a
investigar; la selección de la unidad de análisis, las variables a considerar y sus
respectivas fuentes; los medios más propicios para la recolección de datos; y
las técnicas y herramientas más adecuadas para ordenar, sistematizar y llevar
a cabo el análisis de la información.
Usualmente, las investigaciones cuantitativas o “estándar” se basan en
un diseño más estructurado, en el que se encuentran definidos de antemano tanto
los aspectos genéricos de carácter técnico-metodológico, como los “instrumentos”
concretos con los que se llevará a cabo la indagación: por ejemplo, la delimitación
de una muestra, el entrenamiento de un equipo de trabajo y la elaboración de un
cuestionario estandarizado. En cambio, las investigaciones cualitativas o “no-
estándar” suelen asumir criterios más flexibles. De acuerdo a la definición de
los objetos o sujetos de interés, pueden presentarse múltiples dimensiones del diseño
cuyo descubrimiento sólo es posible mediante la observación y que, por lo tanto, irán
estructurándose a medida que se desarrolle la investigación. En estos casos, buena
parte de la reflexión y las decisiones previas de diseño tienen que ver con la
justificación del propio “modelo” investigativo basado en una lógica no-secuencial.

2. Elección del tema y aspectos generales de la construcción


del problema

La tarea fundamental, que orientará luego el resto de las consideraciones, es


la delimitación y construcción de un problema de investigación: ¿qué queremos
conocer y por qué motivo?

Para Reflexionar

El proceso de formulación del problema debe asumirse como una


transición prolongada que se desarrolla entre la presentación inicial de
una idea acerca de un tema de interés, hasta la transformación de esa noción
en un “problema investigable”. Se trata, en cierto sentido, de un proceso
“natural” que atraviesa distintos estadios de maduración. Es recomendable
comprenderlo de eso modo, a fin de evitar la frustración que pueden
ocasionar las etapas iniciales en las que el problema y los objetivos todavía
son difusos.

Cuando hablamos de la elección de un tema de investigación, hacemos


referencia a un recorte mucho más amplio que el del problema propiamente dicho —
y, por lo tanto, no directamente abordable—, que se relaciona con los intereses

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generales de nuestra disciplina científica, el estado actual del conocimiento y la
existencia de una determinada agenda. Los temas de investigación pueden venir
“dados” por distintas fuentes: las sugerencias de colegas o investigadoras e
investigadores más experimentados en un determinado campo, las convocatorias
mediante las cuales se accede a financiamiento, el conocimiento de los antecedentes
científicos o la propia experiencia personal. En la elección de un tema confluyen,
pues, condicionantes tan diversos como la socialización científica de las y los
investigadores; la tradición de su disciplina; el contexto configurado por la situación
histórica; o las prioridades asumidas por las instituciones que componen el sistema
científico. Si bien, a este nivel de generalidad y amplitud, ningún tema es
inmediatamente investigable, sí es posible afirmar que cualquiera posibilita el
planteo de preguntas articuladas que den origen a una indagación científica.

Leer con Atención

El problema, en cambio, surge a partir de la consideración de un tema


respecto del cual somos capaces de plantear una red de conexiones
conceptuales, así como de identificar un foco y fijar límites espacio-
temporales. En este sentido, podemos decir que el problema “no existe”
en la realidad, sino que es una producción de las y los
investigadores.

Esta construcción puede ser entendida, entonces, como un movimiento que va desde
lo más abstracto y general hacia lo más concreto y específico. No se trata, sin
embargo, de un proceso espontáneo y lineal. La construcción del problema es el
verdadero “salto mortal” de la investigación y supone, por lo general, un
ejercicio de aproximaciones sucesivas que plantea el abordaje de múltiples
tareas.
En primer lugar, un conjunto de indagaciones preliminares que
permiten el primer acercamiento y la familiarización con el tema. Usualmente,
se trata de una etapa durante la cual las y los investigadores se nutren de lecturas
generales, aunque también pueden apelar a entrevistas con especialistas o
referentes. A medida que se gana conocimiento sobre una determinada temática,
esta aproximación inicial permite la identificación de problemas no resueltos, así
como el planteo de preguntas no consideradas por otros que resultan pertinentes en
la mirada de la investigadora y el investigador. Así, comienza a tomar forma la
construcción del problema y se elabora lo que habitualmente conocemos como
antecedentes, estado del arte o estado de la cuestión —que trabajaremos con
mayor detalle en la Clase Nº 4.

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Para Reflexionar

Toda investigación debe dar cuenta de sus antecedentes, es decir, basarse


en el estudio del estado del conocimiento sobre el problema en cuestión. De
esta manera, resulta pertinente que nos preguntemos: ¿ha sido
investigado?; ¿de qué manera?; ¿es posible plantear hipótesis alternativas?;
¿pueden emplearse otro marco teórico o herramientas de análisis?; ¿por qué
sería relevante la investigación? Presumiblemente, esta pesquisa no
consiste simplemente en una síntesis de trabajos previos al nuestro,
sino en una verdadera elaboración crítica. Como tal, es tan importante
que se concentre en aquellos aspectos determinantes para el desarrollo de
nuestra investigación, como que evite dispersarse sobre otros sólo muy
marginalmente relacionados con aquello que nos interesa. Por lo general,
una forma útil de establecer criterios de relevancia en la revisión de
antecedentes es considerar la afinidad temática y la afinidad contextual
(tanto de ámbito como de unidad de análisis).

La delimitación del problema se desarrolla, luego, en dos sentidos. En primer


lugar, a través de la formulación de objetivos de investigación. Como vimos
en la clase anterior y retomaremos más abajo, los objetivos son una prolongación
lógica del planteo de preguntas, y se expresan mediante proposiciones que
revelan la intención de abordar un aspecto de la realidad de acuerdo a un
determinado “recorte”. Son, en este sentido, objetivos cognitivos articulados
al marco teórico, que buscan incrementar el conocimiento existente sobre un
fenómeno dado.

Leer con Atención

Debido al carácter académico de este posgrado, la formulación de los


objetivos en el plan excluye otro tipo de motivaciones que, sin dejar
de ser válidas e importantes como “motores” de cada trabajo, no pueden ser
parte de la organización formal de la investigación. Nos referimos,
especialmente, a aquellas de orden “prescriptivo” —la elaboración de planes,
el diseño de políticas u otro tipo de intervenciones. Naturalmente, es muy
deseable que los resultados de investigación tengan utilidad práctica. Pero
esa intervención deberá construirse y desarrollarse en instancias
posteriores, una vez abordados y cumplimentados los objetivos cognitivos
que son su fundamento necesario.

En segundo lugar —como repasaremos en las clases Nº 8 y Nº 10—,


mediante la elección de una estrategia metodológica. El problema debe
considerarse según sus implicancias al momento de construir una respuesta
empíricamente contrastable. Aquí es donde se ponen en juego y cumplen un rol
orientador los supuestos inherentes al planteo de las preguntas de investigación, ya

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sean implícitos a los conceptos y al marco teórico desde el cual aquellas se derivan,
o bien se encuentren articulados a la manera de hipótesis —es decir, como conjeturas
en las que se establece algún tipo de relación entre los aspectos observables de la
realidad delimitados por el problema.

Para Ampliar

Las declaraciones presentes en las hipótesis pueden presentarse como:


- Condicionales: “Si se devalúa la moneda, se incrementa la
inflación”
- Funciones matemáticas: “MV = PT” (Ecuación de Fischer,
enfoque cuantitativo del dinero)
- Continuas: “A mayor inflación, mayor pobreza”
- Diferenciales: “La inflación afecta más a los hogares pobres que a
los ricos”

Las hipótesis no siempre aparecen formuladas desde el principio de la investigación,


siendo posible que arribemos a ellas como resultado de una indagación. No obstante,
aunque no contemos con posibles respuestas de antemano, sí resulta
imprescindible que una serie de preguntas orienten y delimiten el abordaje
del problema.
Las preguntas o hipótesis “sedimentan” propiedades conceptuales de ese
“algo” o “qué” que queremos conocer, y siempre se encuentran formuladas en
relación a la unidad de análisis, esto es, a un “alguien” temporal y espacialmente
situado. El conjunto de definiciones precisas acerca del entendimiento dado al objeto
de investigación —aquello que atrae nuestro interés— constituye el marco teórico
—que trabajaremos durante la clase Nº 7.

Leer con Atención

Si bien cumple una función productiva a tal fin —permitiéndonos identificar


teorías, conceptos, categorías, etc., empleadas por quienes nos
antecedieron—, el relevamiento del estado del arte o los antecedentes
no sustituye la elaboración conceptual de las y los investigadores,
por cuanto ella se encuentra referida a su propio problema —siendo
deseable, por lo tanto, un mínimo grado de “originalidad”— e involucra un
proceso de análisis e interrelación de definiciones abstractas.

Finalmente, esta construcción conceptualmente precisa deberá


operativizarse, es decir, trasladarse al plano de lo observable por medio de la
selección de referentes empíricos y herramientas adecuadas. Lo mismo ocurre con la

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unidad de análisis, a partir de criterios de inclusión/exclusión categoriales,
temporales y espaciales.

Para Reflexionar

¿Qué es lo que define a nuestra unidad de análisis? ¿En qué período de


tiempo nos interesa abordarla? ¿En qué espacio geográficamente situado?

En muchas investigaciones, estas preguntas resultan imprescindibles al momento de


identificar una población, es decir, el conjunto de todos los casos que se corresponden
con la definición conceptual, a partir del cual deberá seleccionarse una muestra
representativa. Este es un paso previo ineludible, que antecede cualquier salida “al
campo” —realización de encuestas, entrevistas en profundidad, observaciones
participantes, etcétera.

3. Los objetivos de investigación


Los objetivos de nuestra investigación refieren a lo que buscamos conocer
y a qué tipo de conocimiento desarrollaremos acerca del problema. Es decir, los
objetivos deberán explicitar y recortar el conocimiento que nuestra investigación va
a producir, teniendo en claro que, en el diseño, ellos no están dados por los “para
qué” o las motivaciones del investigador respecto de un determinado tema —
por ejemplo, “estudiar la urbanización del barrio X para contribuir a mejorar las
condiciones de vida de sus habitantes” puede ser, en todo caso, un objetivo de
aplicación o de política una vez producido el conocimiento.

Así pues, la discusión y definición teórica del problema a investigar debe


permitirnos derivar objetivos generales y específicos de investigación (Sautu,
2001).

Leer con Atención

El objetivo general es el foco de nuestra investigación y debe


ser cumplimentado en la tesis. Él expresa sintéticamente el
problema a investigar e incluye precisiones acerca de su recorte
empírico, espacial y temporal (Robson, 1994).

La inclusión de las coordenadas espacio-temporales vuelve explícita la


delimitación del problema de investigación construido, a la vez que otorga
precisiones acerca de su carácter diacrónico o sincrónico.

-9-
Leer con Atención

En cambio, los objetivos específicos plantean de manera más


acotada la evidencia empírica mediante la cual se los abordará,
teniendo como función la desagregación lógica, especificación y
particularización del objetivo general (Achilli, 2005).

De esta manera, se entiende que los objetivos específicos se encuentran


comprendidos por el objetivo general y, naturalmente, por el marco teórico
construido a los efectos de abordar el problema.

El marco teórico y los objetivos de investigación se influencian


mutuamente: por un lado, las definiciones conceptuales adoptadas sustentan el
conocimiento que buscamos producir; por el otro, la formulación de los objetivos
debe recortar el mismo objeto teóricamente construido. Así, el marco teórico debe
explicitar cuáles son y de qué manera se relacionan las categorías que permitirán
que avancemos en nuestra indagación, cumpliendo con los objetivos planteados. A
su vez, nuestra construcción conceptual del objeto es una parte esencial de la
identificación y definición de los aspectos o dimensiones más importantes del
problema, estableciendo criterios de demarcación entre lo que analizaremos y lo que
quedará por fuera del estudio.

3.1. Algunos aspectos a tener en cuenta

Como venimos insistiendo, la elaboración del marco teórico es imprescindible


para dar un fundamento adecuado a la formulación de los objetivos de investigación;
a su vez, los objetivos vertebran la indagación, fijando los límites y la
dirección de lo que queremos estudiar.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que existen diferencias entre


nuestro tema y los objetivos. Mientras que el primero es el marco más general
que circunscribe nuestro interés, los segundos expresan de manera concreta qué es
lo que nuestra investigación busca responder. Es decir, el objetivo debe ser claro
en la problematización y enunciación del abordaje de un fenómeno social.

En segundo lugar, los objetivos denotan una intención enunciada


mediante un verbo: analizar, caracterizar, describir, explicar, etcétera. Es
importante tener en cuenta que la utilización indistinta de estos verbos puede inducir
a errores, tanto durante el desarrollo de la investigación, como al momento de la
lectura/evaluación por parte de nuestras y nuestros colegas. La sugerencia aquí es

- 10 -
considerar la pertinencia de cada verbo, dependiendo del proceso a estudiar, el
carácter “longitudinal” o diacrónico del objetivo, o bien el nivel de profundidad del
abordaje —por ejemplo, no es lo mismo caracterizar un “modo de acumulación” a
partir de la revisión bibliográfica, que analizar un “modo de acumulación” recurriendo
a fuentes primarias y secundarias.

Para Reflexionar

De acuerdo a su naturaleza metodológica, las preguntas


planteadas a la realidad por cada investigador pueden dar lugar a
cuatro tipos distintos de objetivos (Sabino, 1986):

1. Exploratorios, que se corresponden con un primer


acercamiento al problema que busca identificar sus aspectos más
relevantes, cuando el mismo no ha sido abordado o
suficientemente estudiado por ningún investigador o
investigadora;
2. Descriptivos, que dan cuenca de las características de un
determinado objeto, ya sean situaciones, fenómenos, individuos o
grupos de ellos;

3. Correlacionales, que permiten indagar la relación entre


conceptos y variables, una vez que el problema ha sido explorado
y descripto;
4. Explicativos, que buscan presentar las causas de un fenómeno
que ha sido definido, caracterizado y correlacionado con otros
factores.

En tercer lugar, debemos tener en cuenta que los conceptos incluidos en


el objetivo deben estar definidos teóricamente en el marco conceptual, de
manera que la delimitación y orientación del análisis encuentre sustento. Siguiendo
con el ejemplo anterior, si nos proponemos analizar el “modo de acumulación” de la
industrialización por sustitución de importaciones, debemos haber explicitado qué
entendemos por “modo de acumulación de capital” y, en virtud de ello, cuál es la
relación de esta categoría “intermedia” con la más general y abstracta de
“acumulación”.

En cuarto lugar, en la redacción de los objetivos debe estar presente el


recorte espacial y temporal de la investigación, que ha sido previamente
justificado en la construcción del problema.

En quinto lugar, debemos considerar que los objetivos específicos


deben estar “incluidos” en el objetivo general. Es decir que, si el objetivo
general expresa de modo sintético el problema a investigar, los objetivos específicos

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lo desagregan, especificándolo y particularizándolo, de manera de acercarlo a la
evidencia empírica que se estudiará. Los objetivos específicos no deben ser
confundidos con los “pasos” o tareas de la investigación, que usualmente
formalizamos como actividades de un cronograma de tareas y sirven para organizar
la estrategia metodológica.

Leer con Atención

Errores frecuentes en el diseño de los objetivos (Wainerman,


2001):
1. Formulación de un objetivo tan amplio que no es susceptible
de ser investigado durante toda la vida de un individuo;
2. Dejar a cargo de la realidad la especificación del objetivo que
se va a investigar en ella (cuando, en realidad, es la o el
investigador quien debe interrogar a dicha realidad y diseñar el
camino adecuado para obtener respuestas);
3. Planteo de objetivos específicos que no se incluyen en el
general, o que son parte de otra investigación;
4. Falta de consideración de la “factibilidad” de la
investigación, puesto que muchas veces pueden plantearse
objetivos para cuya consecución no contemos con acceso a datos;
5. La confusión entre la producción de conocimiento sobre
la realidad propia de la investigación y la elaboración de
políticas o planes para intervenir sobre ella;
6. La confusión entre afirmaciones fácticas y afirmaciones
valorativas;
7. La confusión entre la hipótesis como una conjetura que debe
someterse a prueba y la hipótesis que, en realidad, es un
presupuesto de la investigación que se asume verdadero;
8. El divorcio entre el marco teórico y el diseño
metodológico, dado por problemas de especificación y
operacionalización de los conceptos más abstractos y generales;
9. El planteo de un objetivo para cuyo cumplimiento no se cuenta
con un adecuado grado de conocimiento previo;
10. La confusión entre objetivos específicos y “pasos” de la
investigación;
11. La formulación de un objetivo que no abona a la comprensión
de un problema general, sino que recorta un objetivo empírico
específico.

Conclusión
En este encuentro hemos hecho una serie de consideraciones generales acerca
del diseño de investigación, a fin de continuar avanzando en la elaboración del plan
de tesis. Teniendo en cuenta el ejercicio planteado la primera clase, nos interesó

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detenernos particularmente en la relación entre el “tema”, el “problema” y los
objetivos de investigación, así como en sus conexiones con los diferentes aspectos
del diseño implicados en cada caso.

Lecturas obligatorias

Hernández Sampieri, R. et al (2010). “Capítulo 2. Nacimiento de un proyecto de


investigación cuantitativa, cualitativa o mixta: la idea”; “Capítulo 3. Planteamiento
del problema cuantitativo”; “Capítulo 12. El inicio del proceso cualitativo:
planteamiento del problema, revisión de la literatura, surgimiento de las hipótesis e
inmersión en el campo” en Metodología de la investigación. México D.F.: McGraw-
Hill, pp. 24-49; 362-391.

Ragin, C. (2007). “Capítulo 2. Los fines de la investigación social” en La construcción


de la investigación social. Introducción a los métodos y su diversidad. Bogotá:
Universidad de los Andes, pp. 71-102.

Sautu, R. (2005). “Capítulo 1. La formulación del objetivo de investigación”;


“Capítulo 2. El diseño de una investigación: teoría, objetivos y métodos” en Todo es
teoría. Objetivos y métodos de investigación. Buenos Aires: Lumiere, pp. 13-63.

Wainerman, C. y Di Virgilio, M. (2012). “Los objetivos en el desarrollo de la


investigación social”. Material de cátedra, Especialización y Maestría en educación
con orientación en gestión educativa. Estadística y metodología de la investigación
I. Universidad de San Andrés.

Lecturas sugeridas

Hernández Sampieri, R.; Fernández Collado, C.; y Baptista Lucio, P. (2010).


Metodología de la investigación. México D.F.: McGraw Hill, pp. 50-75.

Marradi, Archenti y Piovani (2007). “El diseño de la investigación”, en Metodología


de las Ciencias Sociales. Buenos Aires: EMECÉ.

Sautu, R. (2011). “Acerca de qué es y no es investigación científica en ciencias


sociales“, en Wainerman y Sautu (comps.), La trastienda de la investigación.
Buenos Aires: Editorial Manantial [nueva edición ampliada].

- 13 -
Marradi, Archenti y Piovani (2007). “El diseño de la investigación”, en Metodología
de las Ciencias Sociales. Buenos Aires: EMECÉ.

Otras referencias

Achilli, E. (2005). Investigar en Antropología Social. Rosario: Laborde.


Creswell, J. W. (1994) Research Design. Qualitative and Quantitative Approaches,
Thousand Oaks, Ca.: Sage Publications.
Guba, E. G. & Y. S. Lincoln (1994) “Competing Paradigms in Qualitative Research”
en N. K. Denzin & Y. Lincoln (eds.) Handbook of Qualitative Resectrch, Thousand
Oaks: Sage Publications.
Sabino, C. (1996). El proceso de investigación. Buenos Aires: Lumen-Hvmanitas, 3ra
Edición.

Sautu, R. (2001) “Estrategias teórico‐metodológicas en un estudio de la herencia y


desempeño ocupacional”, en Wainerman, C. & R. Sautu (comp.) La trastienda de la
investigación, Buenos Aires: Ed. Lumiére edición.

Wainerman, C. (2001). “Introducción”. En: Sautu, R. & Wainerman, C. (comps.). La


Trastienda de la Investigación. Buenos Aires: Lumiere.

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