Resumen Tema 3

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RESUMEN TEMA 3: EPISTEMOLOGÍA Y LÓGICA.

1. El problema del conocimiento.


El problema del conocimiento se refiere principalmente a la reflexión sobre los
límites y naturaleza de este. ¿Qué podemos conocer? ¿Cómo podemos conocer? ¿Qué es
la verdad? ¿Son los sentidos y la razón ambos válidos para conocer? Entendemos por
conocimiento una relación intelectual que se establece entre dos elementos: un sujeto
que conoce y un objeto que es conocido. Yo como sujeto conozco una piedra, que es el
objeto. Esto cambiará en Kant, pero por ahora es suficiente.
A) El conocimiento en la filosofía antigua.
El debate en torno al conocimiento vino representado por la disputa entre los
sofistas y Sócrates. Los sofistas eran una serie de pensadores profesionales en el arte de
la retórica y la oratoria. Destacamos a Protágoras, quien decía que el conocimiento era
relativo al ser humano; es decir, es relativista: piensa que la verdad depende del sujeto.
Gorgias, por otro lado, dice directamente que el conocimiento era imposible, por lo que
decimos que es escéptico: piensa que no existe verdad y que, si existiera, no podríamos
conocerlo.
Por otro lado, Sócrates entiende que podemos hallar definiciones absolutas. Por
ejemplo, el concepto de justicia es una definición absoluta y podemos aplicarlo a cada
situación injusta en lugar de que cada uno tenga su verdad. ¿Cómo se conoce? Mediante
el diálogo; un diálogo marcado por dos fases: ironía, en la que Sócrates discutía con la
persona para que se diera cuenta de que aquello que creía saber en realidad no lo sabía; y
mayéutica, en la que, una vez conocida la ignorancia, ayuda a sacar a la luz el verdadero
conocimiento. Es lo que entendemos como Método Socrático.
El conocimiento es tan importante en Sócrates que explicará que conocer el bien
implica hacer el bien: las personas que hacen el mal no son malas, sino ignorantes. Si
conoces el bien es imposible que hagas el mal. Por ello, para actuar, para ser mejores
personas, debemos dedicarnos al conocimiento. Es lo que conocemos como
intelectualismo moral.
Platón fue discípulo de Sócrates y es el primer sistema filosófico que tenemos. Su
pensamiento se explica a través de la teoría de las ideas, por la cual existen dos mundos:
el mundo sensible, físico, cambiante, sujeto a la corrupción (este mundo, vamos); y el
mundo de las ideas o inteligible, que es perfecto e imperecedero. La verdadera realidad
son las ideas, este mundo sería falso. Cuando pensamos en un boli, la idea de boli
permanece siempre, mientras que el boli que sujetamos en la mano puede destruirse.
Conocer significa conocer las ideas. Pero, ¿cómo se conocen las ideas si nosotros
estamos anclados a este mundo? Platón recurre a la teoría de la reminiscencia: nuestra
alma antes vivió en el mundo de las ideas y las conoció, pero cuando se junta con el
cuerpo cae al mundo sensible y olvida todo lo que ya sabía. Por lo tanto, conocer en
realidad es recordar.
Todos estos planteamientos aparecen en el mito de la caverna: imagina unos
prisioneros que desde su nacimiento han estado atados de pies, cuello y manos y solo
pueden mirar una pared. Obviamente van a pensar que la realidad es eso, pues no han
visto nada más. Lo único que ven son sombras que aparecen por la pared con distintas
formas: y eso es lo único que sabe de la realidad. Un día, uno de los prisioneros se libera
y descubre que han vivido engañados. El camino hacia fuera de la caverna es difícil, pues
conocer no es fácil y darse cuenta de que tu realidad era una farsa más difícil aún, pero
logra salir y ver la verdadera realidad: el mundo de las ideas. Descubre que la caverna
representaba un mundo falso, el mundo sensible, y que los objetos que allí había solo eran
copias de la verdadera realidad. La verdadera realidad se conoce mediante la razón.
Esto puede extrapolarse a nuestra realidad, con las fake news y los medios de
comunicación, que funcionan de forma similar a cómo los prisioneros estaban
condenados a ver solo una realidad. El descubrimiento de la filosofía y el carácter crítico
de esta sirve para huir de la caverna, aunque sea difícil y nos haga más infelices.
B) El conocimiento en la filosofía moderna.
Después de Platón y Aristóteles viene el cristianismo, que cogió cosas de ambos.
De hecho, la división en dos mundos y que para acceder al verdadero haya que hacer
méritos cristalizó en la idea de “cielo”. Después del cristianismo, la primacía de la razón
continúa, pues aparece el racionalismo, que piensa que el único conocimiento posible
proviene de la razón y las ideas innatas que, mediante deducción, podemos sacar las
demás.
El principal exponente fue René Descartes. El principal objetivo de este filósofo
es el de encontrar una verdad indudable, una verdad de la que ningún filósofo pueda
dudar. Para ello, emprenderá un camino difícil: el de la duda metódica. Usando la duda
como instrumento, puede encontrar esa verdad. ¿Cómo? Pues si dudamos de todo lo que
nos ofrezca un mínimo de duda, al final quedará algo de lo que no podemos dudar y esa
será nuestra verdad.
Para ello primero duda de los sentidos, pues los sentidos alguna vez nos han
engañado. Por ello, vamos a considerar que todo lo que vemos, tocamos, olemos, etc., es
falso. En segundo lugar, vamos a dudar de toda la realidad, pues es imposible distinguir
entre el sueño y la vigilia hasta que nos despertamos. ¿Y si toda nuestra vida es un sueño
del que despertaremos? Probablemente no, pero como nos ofrece un mínimo de duda,
vamos a considerarlo falso. Pero incluso en un sueño, 2 + 2 siguen siendo 4. ¿Podemos
dudar de las matemáticas? Pues sí, pues puede existir un genio maligno, un Dios tan
poderoso como malvado, que use sus esfuerzos en engañarme. Pero incluso si existiese
ese Dios, no puedo dudar de que estoy dudando. Puedo dudar del contenido de mis
pensamientos, puedo fallar, pueden engañarme, pero no puedo dudar de que pienso, y
que por lo tanto existo. Aquí tenemos nuestra verdad: pienso, luego existo. Así, existo
como una cosa que piensa.
Una vez tenemos esta verdad, podemos deducir otras a partir de ella, sin necesidad
de los sentidos, solo usamos la razón. Soy una cosa que piensa, pero pensar implica pensar
algo: ese algo son ideas. De entre todas las ideas, tengo la idea de infinito o perfección.
¿Cómo he tenido esa idea de forma innata si yo soy finito e imperfecto? No puedo causarla
yo, pues necesitaría ser de la misma categoría (infinito y perfecto). Debe existir algo que
haya puesto esas ideas en mí, algo que sí sea infinito y perfecto: ese algo es Dios. Del
pienso, luego existo llego a Dios. Y con Dios en nuestra baraja, podemos justificar el resto
del mundo, ya que si pone ideas en mí, no va a poner ideas incorrectas: así, de todo lo que
dudamos al principio ya podemos estar seguros. Se cierra el círculo.
El conocimiento para el racionalismo puede derivarse de ideas innatas, como la
idea de Dios o de cogito, no necesitamos la experiencia. David Hume, representante del
empirismo, se opone. Las ideas existen, claramente, pero si nunca hemos visto un caballo
no podemos tener la idea de caballo. Las ideas nacen de las impresiones sensibles, y todo
conocimiento empieza primero en la experiencia. Luego ya nos podemos hacer imágenes
mentales de las cosas, pero primero hay que tener experiencias de ellas.
Por último, Immanuel Kant solucionó la disputa entre racionalistas y empiristas
de un modo muy elegante. Kant creció en el racionalismo, pero leyendo a Hume descubre
que había vivido en un sueño dogmático y descubre que todo conocimiento proviene de
la experiencia, pero se produce, a su vez, porque el sujeto organiza la experiencia a través
de estructuras mentales, a las que llama formas a priori del conocimiento. Con Kant se
produce el giro copernicano: siempre hemos pensado en la relación sujeto objeto como
un sujeto que conoce y un objeto que se deja conocer, pero ahora no: es el sujeto el que
pone condiciones al objeto para conocerlo: esas condiciones son las formas a priori del
conocimiento.
Es importante en Kant la distinción entre fenómeno y noúmeno. Cuando tenemos
una impresión sensible, le aplicamos formas a priori del conocimiento, las condiciones
que pone el sujeto: eso es el fenómeno. Cuando conocemos algo, no conocemos ese algo
en sí, sino más bien conocemos aquel objeto que ya ha sido modificado por nuestras
propias formas de conocer (conocemos, por ejemplo, viendo las cosas con cierto color, o
sabor, etc., para que nos entendamos). ¿Cómo era el objeto antes de conocerlo? Pues el
hecho de conocerlo lo modifica. La respuesta es que no podemos saberlo: eso es el
noúmeno. Aquí, pues tenemos un límite del conocimiento: todo aquello que escape al
fenómeno no podemos conocerlo.
1.1. Teorías sobre la posibilidad de conocer la realidad.
¿Si un árbol se cae y no lo oye ni ve nadie se ha caído? Contestar a esta pregunta
será responder a las distintas posibilidades y posiciones que hay. El realismo defiende
que los objetos tienen una existencia independiente del sujeto que la observa. La realidad
es independiente a nosotros. Si el árbol se ha caído, realmente se ha caído, aunque no lo
sepamos. El idealismo defiende que la realidad depende del sujeto. No existe realidad sin
sujeto, somos nosotros quienes crean la realidad. Si el árbol se ha caído y no lo escucha
nadie, no se ha caído. Por último, el perspectivismo defiende que cada sujeto conoce
desde un punto de vista, desde su propia perspectiva. Siempre tenemos conocimiento de
una porción de realidad. No niega que exista una verdad absoluta, solo que esta sería la
suma de todas las perspectivas posibles, que para el humano es imposible y solo podría
darse en Dios. Su principal representante es el español José Ortega y Gasset.
2. La cuestión de la verdad.
Se han propuestos varios criterios de verdad para intentar responder a la pregunta:
qué es la verdad y cuándo podemos decir que algo es verdad. El primer criterio es el de
verdad como adecuación o correspondencia. Esta implica que decir algo verdad es
formular un enunciado que se corresponda con los hechos. Si digo: “esto es un resumen”,
ese enunciado se corresponde con los hechos, por lo tanto es verdad. La definición viene
de Aristóteles: decir de lo que es que es y de lo que no es que no es. Eso es decir la verdad.
En términos lógicos, Tarski decía: «El enunciado “la nieve es blanca” es verdadero si y
solo si la nieve es blanca».
Tenemos a su vez la verdad como utilidad. Es verdad aquello útil para satisfacer
alguna necesidad o solucionar algún problema. Su representante es Williams James, quien
fundó lo que se conoce como pragmatismo. Por último, tenemos la verdad como
evidencia y la verdad como impresión sensorial. En la primera, algo es verdad si nace
de una intuición intelectual clara y distinta, que podemos decir que es una evidencia (el
todo es mayor que la parte). Lo que deduzcamos a partir de eso será también verdadero.
Descartes parte de la evidencia verdadera del cogito y lo que se deduce de él, Dios y el
mundo, es también verdadero. En la segunda, la verdad es lo que se revela
inmediatamente a través de los sentidos. Las impresiones en Hume serían verdaderas al
ser sensoriales.
2.1. La verdad como arma política y la posverdad.
En la era tecnológica y con las redes sociales, estamos sujetos constantemente a
información, sin discernir la mayoría de veces la verdad. Estamos en la caverna: nos
bombardean información constantemente y hay que hacer un esfuerzo intelectual para
salir de ella. Por ello se habla de la posverdad, ya que la verdad en la era digital es algo
que ha quedado atrás, no es tan importante.
Entendemos por posverdad a la información falsa o sesgada que se dirige más a
las emociones que a la razón. Busca provocar impacto e influir en la conducta y en la
opinión pública. Los ciudadanos están más dominados por las emociones que por la
búsqueda de la verdad objetiva.
3. Lógica.
(Práctico)
4. Lógica informal.
Se refiere a la lógica cotidiana y se centra principalmente en nuestra forma de
razonar y argumentar en nuestro día a día mediante argumentos. Entendemos por
argumento un conjunto de enunciados tales que unos son premisas y uno es la conclusión
y el segundo se sigue del primero. Dentro de nuestros razonamientos, encontramos
algunos que parecen verdaderos, pero no lo son: es lo que llamamos falacias. Conocerlas
es importante para saber reconocerlas. Aunque hay muchas, las principales y más
comunes son:
1. Falacia del consecuente.
p→q
q
--------
p
Si apruebo, entonces me toca la lotería.
Me toca la lotería.
Luego, apruebo.
2. Negación del antecedente. (Modus Tollens mal)
p→q
¬p
---------
¬q
Si me dejo las llaves, mi madre me regaña.
No me dejo las llaves
------
Luego no me regaña.
3. Falso silogismo disyuntivo.
poq
p
-------
¬q
Llueve o hace sol. Llueve, luego no hace sol. (Puede llover con sol).
4. Falsa generalización. Extraer conclusiones precipitadas. He visto muchos ingleses
rubios. Por lo tanto, todos los ingleses son rubios. Esta falacia está a la orden del día.
5. Ad baculum. apelar a la fuerza para llevar la razón. «Di la verdad o te pego».
6. Ad hominem: atacar a la persona y no a su argumento. «Pepe dice que la tierra es
plana. Qué vamos a esperar de Pepe, si es feo y su mujer no le quiere». Hay una versión
que es el tu quoque que significa “tu también”: «no afirmes eso, que tu lo defendías hace
unos años».
7. Ad populum: apelar a la mayoría. «Si todo el mundo lo hace, será que tienen razón».
Es perfectamente posible que la mayoría se equivoque.
8. Ad misericordiam: apelar a la pena. «Profe debes aprobarme porque estoy pasándolo
fatal, mi tortuga se ha muerto y mi novio me ha dejado».
9. Ad ignorantiam: Apelar a la ignorancia. Decir que una afirmación es verdadera solo
porque no se ha demostrado que sea falsa. «Dios existe porque todavía nadie ha podido
demostrar lo contrario». La carga de la prueba recae siempre en quien afirma. Según la
navaja de Hitchens, lo que se afirma sin pruebas se puede rechazar sin pruebas.
10. Falacia de composición: asumir que el conjunto debe tener las propiedades de la
parte. «En ese equipo hay jugadores muy buenos. Es un gran equipo entonces».
11. PETICIÓN DE PRINCIPIO: USAR LA CONCLUSIÓN COMO UNA PREMISA.
Dios existe porque lo afirma la Biblia. Y la Biblia tiene razón porque Dios la escribió.
Falacias muy comunes.
El hombre de paja: ridiculizar la opinión de un contrario. Convertir su argumento en un
hombre de paja es manipularlo o ridiculizarlo para que pierda el sentido. «El fútbol es
darle pataditas a un balón».
Falacia de la autoridad: «Si lo dice la ciencia es que es verdad».
Falacia de la falsa equivalencia: «El señor alcalde ha robado 630.000.000 millones de
euros. El candidato de la oposición salió el otro día en pijama a la calle. Como veis,
ninguno está preparado para el cargo».
Falso dilema: crear un dilema, es decir, dar solo dos opciones, cuando realmente hay
más. «Comunismo o barbarie»
5. El saber científico.
Entre los siglos XVI y XVII comienza la revolución científica, con figuras como
Copérnico o Galileo que propusieron y defendieron el heliocentrismo trayendo al
panorama del saber nuevas metodologías. - Tycho Brahe, Kepler y Newton le siguieron,
alcanzando un gran éxito. La ciencia comenzaba a configurarse como un saber distinto
de la filosofía. En Curso de filosofía positiva, Comte anuncia la ley de los tres estados
según la cual el pensamiento humano pasa por tres estadios distintos: el teológico, el
metafísico y el científico, siendo el último el verdadero logro y dejando a la filosofía
como un estado intermedio que debería abandonarse o evolucionar. Nace así la filosofía
de la ciencia, que busca estudiar la disciplina con su metodología, límites, problemas y
consecuencias.
5.1. Características de la ciencia.
1. La ciencia es consistente, coherente y sistemática. Hay consenso en asumir los
principios y leyes básicas.
2. Económica. Intenta explicar todo de la forma más simple.
3. Reproductible. Hace predicciones comprobables.
4. Integradora. Considera las teorías previas como aproximaciones y permite que futuras
teorías la integren (Einstein-Newton).
5. Metódica, verificable y falsable. Puede comprobarse lo que dice.
6. Provisional y robusta. Sobrevive a las anomalías, es decir, no se abandona de primeras,
pero se considera igualmente provisional por si aparece una teoría mejor.
5.2. Tipos de ciencia.
A) Ciencias formales: lógica, matemática, etc., suele moverse por demostraciones
deductivas y poco observacionales (el número dos no se observa, el sol sí).
B) Ciencias empíricas, explican hechos de la realidad mediante la observación. Se
dividen en:
- Naturales: física, química, biología, geología, etc. Suelen usar el método hipotético-
deductivo y tratan de describir la realidad.
- Sociales: no son ciencias, aunque en el libro ponga que sí. Intenta usar la metodología
de las ciencias, pero la realidad social es demasiado compleja como para hacer
predicciones y observaciones que se cumplan siempre.
5.3. Métodos científicos (MUY IMPORTANTE).
A) Método deductivo. Estrategia de razonamiento para inferir conclusiones lógicas a
partir de una serie de premisas en la que se asume que la conclusión se sigue lógica y
necesariamente de las premisas.
Premisa 1: Todos los seres vivos son mortales.
Premisa 2: Pepe es un ser vivo.
Conclusión: Pepe es mortal.
Problema: Es cierto que, si la premisa es verdadera, la conclusión también y el
pensamiento es válido. La dificultad es verificar afirmaciones tan generales. Suelen usarlo
las ciencias formales.
B) Método inductivo. Partir de premisas que tienen datos particulares y concluir una
generalidad.
Premisa A: El cuervo A es negro.
Premisa B: El cuervo B es negro.
Premisa C: El cuervo C es negro.
Conclusión: Todos los cuervos son negros.
Problema: la verdad de las premisas apoya la conclusión, pero no la garantiza. Puedes
ver muchos cuervos negros, pero ¿cuántos hacen falta para poder hacer a la conclusión
verdadera? ¿2000, 200.000? Popper decía que en la conclusión hay más información
que en las premisas. El ejemplo de Russell del pavo inductivista es un ejemplo de cómo
con premisas verdaderas llegas a una conclusión falsa, algo que no pasa en la deducción.
C) Método hipotético-deductivo: Consta de cuatro momentos:
1. Observación. Se trata de observar el hecho problemático y recoger datos.
2. Elaboración de una hipótesis. Una hipótesis es una explicación provisional a los casos
recogidos por la observación.
3. Deducción. Se extraen las consecuencias que se derivan de la verdad de dicha hipótesis
mediante deducción, es decir, usan la lógica/matemática.
4. Comprobación mediante experimento. Se establecen las condiciones ideales en las que
se podría medir las consecuencias deducidas para ver si se cumplen o no. En caso de que
sí, diríamos que está verificada. En caso contrario, se abandona o se intentan otros
experimentos, hipótesis, etc.
5.4. Karl Popper y Thomas Kuhn.
Popper critica el razonamiento inductivo, ya que por muchos datos que pillemos, nunca
podemos estar seguros de que se cumplirá la conclusión: con solo uno que no cuadre nos
cargamos el trabajo. Propone la falsación: no se trata de buscar datos que la hagan
verdadera, sino datos que hagan la teoría falsa. Y si sobrevive a los potenciales
contraejemplos, tenemos una buena teoría. También sería un buen criterio de
demarcación: ciencia es aquello que puede ser falsable, es decir, que existen datos que
harían una teoría falsa. Decir: el infinito se reconoce en el todo, como algunos metafísicos,
es no decir nada.
Kuhn hablará del cambio científico en La estructura de las revoluciones
científicas y del modo de proceder de la ciencia. Siempre hay una fase precientífica en
el que conviven muchas teorías para un mismo problema. En un momento, esas teorías
finalmente se estructuran en un paradigma. Entendemos este concepto como el conjunto
de presupuestos comunes, modos de ver el mundo, problemas y metodologías que asumen
todos los científicos de una época. Kuhn llega a decir que son como gafas para ver la
realidad: las gafas de Newton, las gafas de Einstein, etc. Cuando se acepta un paradigma
entramos en ciencia normal, en el que se desarrolla el proceder científico y se intentan
resolver los problemas. Aparece, dentro del paradigma, anomalías que no pueden
resolverse con la metodología y presupuestos del paradigma, y hace que se abandone,
llegando a una revolución científica. En la revolución se acepta un nuevo paradigma y
sigue la ciencia normal.
5.5. María Zambrano.
María Zambrano habló de la razón poética. En una época tan tecnificada o
cosificada, la ciencia puede llegar a todo lo que pida un conocimiento de ese estilo, pero
¿y a lo más profundo de nuestro ser, a nuestra existencia, a nuestros sentimientos, al amor?
La ciencia puede decir qué procesos implican el amor a nivel hormonal y cerebral, pero
no qué es ni cómo se vive. Para todo eso y más, María Zambrano propone la razón poética.
Una razón que sirve como método para alcanzar el punto más íntimo del ser.

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