Cuento Sobre Una Problematica en La Escuela
Cuento Sobre Una Problematica en La Escuela
Cuento Sobre Una Problematica en La Escuela
En la I.E. Víctor Larco era conocido por su excelencia académica y su riguroso programa de
música. Entre sus pasillos resonaban las notas de violines, pianos y clarinetes, armonizando
el ambiente escolar con la belleza del arte. Entre sus estudiantes, sobresalía Nath, una
talentosa violinista de 15 años, cuya pasión por la música solo era superada por su bondad
y empatía hacia los demás.
Pero no todos en el colegio vivían con la misma armonía. Simón, un chico recién transferido
de otra escuela, llegaba con un historial de problemas académicos y conductuales. Desde su
llegada, se convirtió en blanco de burlas y rechazo por parte de otros estudiantes, liderados
por Nico, quien disfrutaba de su estatus como el más popular y no toleraba a quienes
consideraba inferiores.
Nath, siempre atenta a las injusticias, notó la situación de Simón y decidió actuar. Un día,
después de clase, se acercó a él mientras Simón estaba solo en el patio, intentando
esquivar las miradas y los comentarios de sus compañeros. Nath, con su violín a cuestas,
inició una conversación. Simón, sorprendido por la atención, se mostró inicialmente reacio,
pero poco a poco se abrió ante la genuina curiosidad de Nath por conocerlo.
Durante sus charlas, Nath descubrió que Simón, aunque enfrentaba dificultades académicas
y sociales, tenía un secreto: le encantaba escribir poesía, una pasión que mantenía oculta
por miedo al ridículo. Nath vio una oportunidad para ayudar a Simón a integrarse y
compartir su talento. Le propuso crear una pieza musical basada en una de sus poesías para
el próximo recital escolar.
Con el apoyo de Nath, Simón se animó a participar. Juntos, trabajaron después de clases en
la composición, con Simón escribiendo letras y Nath componiendo la música. Este proyecto
se convirtió en su pequeño refugio, un lugar donde Simón podía expresarse sin miedo y
Nath podía experimentar con la música de una manera nueva y emocionante.
El día del recital llegó, y con él, el nerviosismo. La auditoría estaba llena de estudiantes,
profesores y padres. Cuando llegó el turno de Nath y Simón, un silencio expectante llenó la
sala. Nath tocó las primeras notas en su violín, suaves y cautivadoras, mientras Simón, con
una voz que temblaba al principio, comenzó a recitar su poesía. La combinación de música y
palabras tocó los corazones de la audiencia, que escuchó atentamente, conmovida por la
profundidad de la emoción y la belleza del espectáculo.
Al finalizar, la ovación fue unánime. Nico y sus amigos, quienes inicialmente habían
planeado burlarse de la actuación, se encontraron aplaudiendo, impactados por la
transformación de Simón y la conmovedora presentación. La actuación no solo cambió la
percepción de Simón entre sus compañeros sino que también fortaleció su autoestima.
Simón y Nath, ahora amigos cercanos, continuaron colaborando en proyectos de música y
poesía. La escuela reconoció el valor de fomentar la expresión artística y personal entre sus
estudiantes, y Simón encontró un lugar donde finalmente pertenecía.
El recital no solo fue una noche de música y poesía, sino un momento de transformación y
aceptación, recordando a todos que cada estudiante tiene algo único y valioso que ofrecer,
más allá de las primeras impresiones o las etiquetas escolares.