29) Lacan Seminario 3 Psicosis
29) Lacan Seminario 3 Psicosis
29) Lacan Seminario 3 Psicosis
EDICIONES PAIDOS
Diseño de la Colección
Rolando & Memelsdorff
BUENOS AIRES - BARCELONA
MEXICO
DEL SIGNIFICANTE Y EL SIGNIFICADO
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I
INTRODUCCION A LA CUESTION
DE LAS PSICOSIS
Esquizofrenia y paranoia.
M. de Clérambault.
Los espejismos de la comprensión.
De la Verneinung a la Verwerfung.
Psicosis y psicoanálisis.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
horrenda locura, exageración desmesurada de los rasgos de La noción de automatismo mental está polarizada aparen-
su enojoso carácter. temente, en la obra y en la enseñanza de Clérambault, por la
Esta perspectiva puede ser designada como psicológica, preocupación de demostrar el carácter fundamentalmente ani-
psicologizante, o incluso psicogenética. Todas las referencias deico, como solía decir, de los fenómenos que se manifiestan
formales a una base orgánica, al temperamento por ejemplo, en la evolución de la psicosis, lo que quiere decir no conforme
nada le cambian; era verdaderamente una génesis psicológica. a una sucesión de ideas, lo cual no tiene mucho más sentido
Algo se define y se aprecia en cierto plano, y su desarrollo se que, por desgracia, el discurso del amo. Esta delimitación se
desprende de ello de manera continua, con una coherencia hace entonces en función de una comprensibilidad supuesta.
autónoma que se basta en su propio campo. Por ello, se La referencia primera a la comprensibilidad sirve para deter-
trataba en suma de psicología, pese al repudio de este punto minar precisamente lo que se presenta como ruptura y como
de vista que se encuentra en la pluma del autor. incomprensible.
Intenté promover otro punto de vista en mi tesis. Con Esta es una asunción de la que sería exagerado decir que
seguridad era todavía un joven psiquiatra, y fui introducido es muy ingenua, pues sin duda alguna es la más común, y
en gran parte en el tema por los trabajos, la enseñanza direc- temo que aun entre ustedes, al menos entre muchos de uste-
ta, y me atrevería incluso a decir la familiaridad de alguien des. El progreso principal de la psiquiatría desde la introduc-
que desempeñó un papel muy importante en la psiquiatría ción de ese movimiento de investigación que se llama el
francesa de aquella época, de Clérambault, cuya persona, psicoanálisis, consistió, se cree, en restituir el sentido en la
acción e influencia evocaré en esta charla introductoria. cadena de los fenómenos. En sí no es falso. Lo falso, empero,
Para aquellos de ustedes que tienen un conocimiento es imaginar que el sentido en cuestión, es lo que se compren-
aproximativo o de oídas de su 'obra -debe haber algunos-, de. Lo nuevo que habríamos aprendido, se piensa en el medio
de Clérambault pasa por haber sido feroz defensor de una ambiente de las salas de guardia, expresión del sensus commu-
concepción organicista extrema. Este era seguramente el pro- ne de los psiquiatras, es a comprender a los enfermos. Este
pósito explícito de muchas de sus exposiciones teóricas. No es un puro espeJlsmo.
creo, empero, que a partir de ahí se pueda tener una justa La noción de comprensión tiene una significación muy
perspectiva, no sólo de la influencia que efectivamente pudo neta. Es un resorte del que Jaspers hizo, bajo el nombre de
tener su persona y su enseñanza, sino también del verdadero relación de comprensión, el pivote de toda su psicopatología
alcance de sus descubrimientos. llamada general. Consiste en pensar que hay cosas que son
Es una obra que, independientemente de sus objetivos obvias, que, por ejemplo, cuando alguien está triste se debe a
teóricos, tiene un valor clínico concreto: es considerable el que no tiene lo que su corazón anhela. Nada más falso: hay
número de síndromes clínicos delimitados por Clérambault personas que tienen todo lo que anhela su corazón y que
de manera completamente original, y que están integrados están tristes de todos modos. La tristeza es una pasión de
desde entonces al patrimonio de la experiencia psiquiátrica. naturaleza muy diferente.
Aportó cosas preciosas nunca vistas antes y nunca retomadas Quisiera insistir. Cuando le dan una bofetada a un niño,
después; habló de sus estudios de las psicosis determinadas ¡pues bien!, llora, eso se comprende; sin que nadie reflexione
por tóxicos. En una palabra, en el orden de las psicosis, que no es obligatorio que llore. Me acuerdo del muchachito
Clérambault sigue siendo absolutamente indispensable. que, cuando recibía una bofetada preguntaba: ¿Es una caricia
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
o una cachetada? Si se le decía que era una cachetada, lloraba, las cosas que son escudriñadas en detalle, apresadas en un
formaba parte de las convenciones, de la regla del momento, verdadero concepto, permanece como una suposición latente,
y si era una caricia, estaba encantado. Por cierto, esto no que está latente en todo el cambio de tono de la psiquiatría
agota el asunto. Cuando se recibe una bofetada, hay muchas desde hace unos treinta años. Pues bien, si esto es la psicogé-
maneras de responder a ella además de llorar, se puede devol- nesis, digo -porque pienso que la mayoría de ustedes es
verla, ofrecer también la otra mejilla, también se puede decir: capaz ahora de captarlo, luego de dos años de enseñanza
Golpea, pero escucha. Se presenta una gran variedad de se- sobre lo simbólico, lo imaginario y lo real, y lo digo también
cuencias que son descuidadas en h noción de relación de para quienes no están al tanto todavía- el gran secreto del
comprensión tal como la explicita Jaspers. psicoanálisis es que no hay psicogénesis. Si la psicogénesis es
De aquí a la vez que viene pueden referirse a su capítulo esto, es precisamente aquello de lo que el psicoanálisis está
la Noción de relación de comprensión. Las incoherencias apa- más alejado, por todo su movimiento, por toda su inspiración,
recen rápido: es la utilidad de un discurso sostenido. por todos sus resortes, por todo lo que introdujo, por todo
La comprensión sólo es evocada como una relación siem- aquello hacia lo que nos conduce, por todo aquello en que
pre limítrofe. En cuanto nos acercamos a ella, es, hablando debe mantenernos.
estrictamente, inasible. Los ejemplos que Jaspers considera Otra manera de expresar las cosas, que va más lejos aun,
los más manifiestos -sus puntos de referencia, con lo que es decir que lo psicológico, si intentamos ceñirlo de cerca, es
confunde muy rápido y en forma obligada la noción misma- lo etológico, el conjunto de los comportamientos del indivi-
son referencias ideales. Pero lo llamativo, es que no puede duo, biológicamente hablando, en sus relaciones con su entor-
evitar, en su propio texto y pese a todo el arte que dedica a no natural. Esta es una definición legítima de la psicología.
sostener este espejismo, dar ejemplos que siempre han sido Hay ahí un orden de relaciones de hecho, algo objetivable,
refutados precisamente por los hechos. Por ejemplo, como el un campo suficientemente limitado. Pero para constituir un
suicidio da fe de una inclinación hacia el declinar, hacia la objeto de ciencia es necesario ir un poquito más allá. Hay
muerte, parece que cualquiera podría decir -pero únicamen- que decir de la psicología humana lo que decía Voltaire de la
te si se lo busca para hacérselo decir- que se produce con historia natural, a saber que no es tan natural, y que para
más facilidad en el declinar de la naturaleza, vale decir en decirlo todo, es lo más antinatural que hay. Todo lo que en
otoño. Ahora bien, se sabe desde hace mucho que los suici- el comportamiento humano es del orden psicológico está
dios son más numerosos en primavera. Esto no es ni más ni sometido a anomalías tan profundas, presenta en todo mo-
menos comprensible. Sorprenderse de que los suicidios sean mento paradojas tan evidentes, que se plantea el problema de
más numerosos en primavera que en otoño, sólo puede basar- saber qué. hay que introducir para dar pie con bola.
se en ese espejismo inconsistente que se llama la relación de Si se olvida el relieve, el resorte esencial del psicoanálisis
comprensión, cual si hubiese alguna cosa, en ese orden, que -inclinación constante, por supuesto de los psicoanalistas,
pudiese alguna vez ser captada. como se comprueba cotidianamente- volvemos a toda suerte
Se llega así a concebir que la psicogénesis se identifica de mitos formados en una época que aún queda por definir,
con la reintroducción,en la relación con el objeto psiquiátrico, y que se sitúa aproximadamente a fines del siglo XVIII. Mito
de esta famosa relación. Es muy difícil, a decir verdad, conce- de la unidad de la personalidad, mito de la síntesis, mito de
birlo, porque es literalmente inconcebible, pero como todas las funciones superiores e inferiores, confusión en cuanto al
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
automatismo, todos estos tipos de organización del campo captadoras, que constituyen los rieles por los cuales el com-
objetivo muestran a cada momento el crujido, el descuartiza- portamiento animal es conducido hacia sus objetivos natura-
miento, el desgarro, la negación de los hechos, el desconoci- les. Piéron, que no tiene para nosotros olor de santidad,
miento de la experiencia más inmediata. tituló uno de sus libros, la Sensación, guía de vida. Es un
Dicho esto, no nos engañemos: no estoy cayendo en el título muy bello, pero no sé si se aplica tanto a la sensación
mito de esa experiencia inmediata que es el fondo de lo que como dice, y el contenido del libro ciertamente no lo confir-
llaman psicología, y hasta psicoanálisis, existencial. La expe- ma. Lo exacto en esta perspectiva, es que lo imaginario es sin
riencia inmediata no tiene más privilegio que en cualquier duda guía de vida para todo el campo animal. Si la imagen
otra ciencia para detenernos, cautivarnos. No es para nada la juega también un papel capital en el campo que es el nuestro,
medida de la elaboración a la que a fin de cuentas debemos es un papel que ha sido revisado, refundido, reanimado de
llegar. La enseñanza freudiana, cabalmente conforme en esto cabo a rabo por el orden simbólico. La imagen está siempre
a lo que se produce en el resto del ámbito científico -por más o menos integrada a ese orden, que, se los recuerdo, se
diferente que debamos concebirlo del mito que es el nues- define en el hombre por su carácter de estructura organizada.
tro- hace intervenir recursos que están más allá de la expe- ¿Qué diferencia hay entre lo que es del orden imaginario
riencia inmediata, y que en modo alguno pueden ser captados o real y lo que es del orden simbólico? En el orden imagina-
de manera sensible. Allí, como en física, no es el color lo rio, o real, siempre hay un más y un menos, un umbral, un
que retenemos, en su carácter sentido y diferenciado por la margen, una continuidad. En el orden simbólico todo elemen-
experiencia directa, es algo que está detrás, y que lo to vale en tanto opuesto a otro.
condiciona. Tomemos un ejemplo en el ámbito en que comenzamos a
La. experiencia freudiana no es para nada pre-conceptual. introducirnos.
No es una experiencia pura. Es una experiencia verdadera- Uno de nuestros psicóticos relata el mundo extraño en
mente estructurada por algo artificial que es la relación analí- que entró desde hace un tiempo. Todo se ha vuelto signo
tica, tal como la constituye la confesión que el sujeto hace al para él. No sólo es espiado, observado, vigilado, se habla, se
médico, y por lo que el médico hace con ella. Todo se dice, se indica, se lo mira, se le guiña el ojo, sino que esto
elabora a partir de este modo operatorio primero. invade -verán de inmediato establecerse la ambigüedad- el
A través de este repaso, deben haber reconocido ya los campo de los objetos reales inanimados, no humanos. Obser-
tres órdenes cuya necesidad para comprender cualquier cosa vemos esto un poco más en detalle. Si encuentra un auto
de la experiencia analítica siempre les machaco: a saber, lo rojo en la calle -un auto no es un objeto natural- no por
simbólico, lo imaginario y lo real. casualidad, dirá, pasó en ese momento.
Vieron aparecer hace un momento lo simbólico cuando Interroguémonos sobre la intuición delirante. Este auto
hice alusión, por dos flancos diferentes, a lo que está más tiene una significación, pero a menudo el sujeto es incapaz
allá de toda comprensión, en cuyo seno toda comprensión se de precisar cuál. ¿Es favorable? ¿Es amenazadora? Con toda
inserta, y que ejerce una influencia tan manifiestamente per- seguridad el auto está ahí por algo. Podemos tener de este
turbadora en las relaciones humanas e interhumanas. fenómeno, el más indiferenciado que hay, tres concepciones
Vieron también· asomar lo imaginario en la referencia que completamente diferentes.
hice a la etología animal, es decir a esas formas cautivantes, o Podemos enfocar las cosas desde el ángulo de una aberra-
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INTRODUCCION A LA CUEST!ON DE LAS PSICOSIS INTRODUCCION A LA CUEST!ON DE LAS PSICOSIS
ción perceptiva. No crean que estamos lejos de esto. Hasta más que se diga que otros ya se habían interesado por el
hace no mucho tiempo a ese nivel se hacía la pregunta acerca sentido del sueño, dicho interés no tenía absolutamente nada
de lo que experimentaba de manera elemental el sujeto aliena- que ver con el trabajo de pionero que se lleva a cabo ante
do. Quizá sea un daltónico que ve el rojo verde y al revés. nuestros ojos. Este no culmina únicamente en la fórmula de
Quizá no distingue el color. que el sueño dice algo, porque lo único que le interesa a
Podemos enfocar el encuentro con el auto rojo en el F reud es la elaboración a través de la cual lo dice: lo dice del
registro de lo que sucede cuando el petirrojo, encontrando a mismo modo en que se habla. Esto nunca se había visto. Se
su congénere, le exhibe la pechera que le da su nombre. Se había podido percibir que el sueño tenía un sentido, que
demostró que esta vestimenta de los pájaros corresponde a la podía leerse algo en él, pero jamás que el sueño habla.
custodia de los límites del territorio, y que el encuentro por Pero admitamos que el abordaje del sueño por Freud
sí solo determina cierto comportamiento en relación al adver- haya podido estar preparado por las prácticas inocentes que
sario. El rojo tiene aquí una función imaginaria que, precisa- precedieron su tentativa. En cambio, nada hubo comparable
mente en el orden de las relaciones de comprensión, se tradu- a la manera en que procede con Schreber. ¿Qué hace? Toma
ce por el hecho de que ese rojo al sujeto lo hará ver rojo, le el libro de un paranoico, cuya lectura recomienda platónica-
parecerá llevar en sí mismo el carácter expresivo e inmediato mente en el momento en que escribe su propia obra -no
de la hostilidad o de la cólera. dejen de leerlo antes de leerme- y ofrece un desciframiento
Por último, podemos comprender el auto rojo en el orden champollionesco, lo descifra del mismo modo en que se des-
simbólico, como, por ejemplo, se comprende el color rojo en cifran los jeroglíficos.
un juego de cartas, vale decir en tanto opuesto al negro, Entre todas las producciones literarias del tipo del alegato,
como formando parte de un lenguaje ya organizado. entre todas las comunicaciones de quienes, habiendo pasado
Estos son los tres registros distinguidos, y también están más allá de los límites, hablan de la extraña experiencia que
distinguidos los tres planos en los que puede internarse nues- es la del psicótico, la obra de Schreber es ciertamente una de
tra sedicente comprensión del fenómeno elemental. las más llamativas. Hay allí un encuentro excepcional entre el
genio de Freud y un libro único.
Dije genio. Sí, hay por parte de Freud una verdadera
genialidad que nada debe a penetración intuitiva alguna: es
2 la genialidad del lingüista que ve aparecer varias veces en un
texto el mismo signo, parte de la idea de que debe querer
decir algo, y logra restablecer el uso de todos los signos de
La novedad de lo que Freud introdujo cuando abordó la esa lengua. La identificación prodigiosa que hace Freud de los
paranoia es aún más deslumbrante que en cualquier otro pájaros del cielo con las jovencitas, participa de este fenóme-
lado: quizá porque es más localizada, y porque contrasta no: es una hipótesis sensacional que permite reconstituir toda
más con los discursos contemporáneos sobre la psicosis. Ve- la cadena del texto, comprender no sólo el material significan-
mos proceder aquí de entrada a Freud con una audacia que te en juego, sino, más aún, reconstituir esa famosa lengua
tiene el carácter de un comienzo absoluto. fundamental de la que habla Schreber. Más claramente que
Sin duda la Traumdeutung es también una creación. Por en cualquier otra parte, la interpretación analítica se demues-
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
tra aquí simbólica, en el sentido estructurado del término. Es clásico decir que en la psicosis, el inconsciente está en
Esta traducción es, en efecto, sensacional. Pero, cuidado, la superficie, es consciente. Por ello incluso no parece produ-
deja en el mismo plano el campo de las psicosis y el de las cir mucho efecto el que esté articulado. Desde esta perspecti-
neurosis. Si la aplicación del método analítico sólo proporcio- va, en sí misma asaz instructiva, podemos señalar de entrada
nara una lectura de orden simbólico, se mostraría incapaz de que, como Freud siempre lo subrayó, el inconsciente no
dar cuenta de la distinción entre ambos campos. Es entonces debe su eficacia pura y simplemente al rasgo negativo de ser
más allá de esta dimensión donde se plantean los problemas un Unbewusst, un no-consciente. Traduciendo a Freud, deci-
que son el objeto de nuestra investigación este año. mos: el inconsciente es un lenguaje. Que esté articulado, no
Y a que se trata del discurso, del discurso impreso del implica empero que esté reconocido. La prueba es que todo
alienado, es manifiesto entonces que estamos en el orden sucede como si Freud tradujese una lengua extranjera, y hasta
simbólico. Ahora, ¿cuál es el material mismo de ese discurso? la reconstituyera mediante entrecruzamientos. El sujeto está
¿A qué nivel se despliega el sentido traducido por Freud? sencillamente, respecto a su lenguaje, en la misma relación
¿Dónde se toman prestados los elementos de nominación de que Freud. Si es que alguien puede hablar una lengua que
ese discurso? De manera general, el material, es el propio ignora por completo, diremos que el sujeto psicótico ignora
cuerpo. la lengua que habla.
La relación con el propio cuerpo caracteriza en el hombre ¿Es satisfactoria esta metáfora? Ciertamente no. El asunto
el campo, a fin de cuentas reducido, pero verdaderamente no es tanto saber por qué el inconsciente que está ahí, articu-
irreductible, de lo imaginario. Si algo corresponde en el hom- lado a ras de tierra, queda excluido para el sujeto, no asumi-
bre a la función imaginaria tal como ella opera en el animal, do, sino saber por qué aparece en lo real.
es todo lo que lo relaciona de modo electivo, pero siempre Espero que muchos de ustedes recuerden el comentario
muy difícil de asir, con la forma general de su cuerpo, donde que Jean Hyppolite hizo aquí de la Verneinung, y lamento
tal o cual punto es llamado zona erógena. Esta relación, su ausencia de esta mañana, que me impide asegurarme que
siempre en el límite de lo simbólico, sólo la experiencia analí- no deformo los términos que puntualizó.
tica permitió captarla en sus mecanismos últimos. Lo que destacaba claramente su análisis de este texto
Esto es lo que~ el análisis simbólico del caso Schreber fulgurante, es que, en lo inconsciente, todo no está tan sólo
demuestra. Es tan sólo a través de la puerta de entrada de lo reprimido, es decir desconocido por el sujeto luego de haber
simbólico como se llega a penetrarlo. sido verbalizado, sino que hay que admitir, detrás del proce-
so de verbalización, una Bejahung primordial, una admisión
en el sentido de lo simbólico, que puede a su vez faltar.
Este punto se cruza con otros textos, y especialmente
3 con un pasaje todo lo explícito posible, donde Freud admite
un fenómeno de exclusión para el cual tll término Verwerfung
parece válido, y que se distingue de la Verneinung, la cual se
Las preguntas que se formulan cubren exactamente el produce en una etapa muy ulterior. Puede ocurrir que un
recorrido de las categorías eficaces de nuestro campo ope- sujeto rehuse el acceso, a su mundo simbólico, de algo que
ratorio. sin embargo experimentó, y que en esta oportunidad no es
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS · INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
ni más ni menos que la amenaza de castración. Toda la tiene un vínculo muy estrecho con el hecho de haber tenido
continuación del desarrollo del sujeto muestra que nada quie- en la infancia una breve alucinación de la cual refiere detalles
re saber de ella, Freud lo dice textualmente, en el sentido muy precisos.
reprimido. La escena es la siguiente. Jugando con su cuchillo, se
Lo que cae bajo la acción de la represión retorna, pues la había cortado el dedo, que sólo se sostenía por un pedacito
represión y el retorno de lo reprimido no son sino el derecho de piel. El sujeto relata este episodio en un estilo que está
y el revés de una misma cosa. Lo reprimido siempre está ahí, calcado sobre lo vivido. Parece que toda localización tempo-
y se expresa de modo perfectamente articulado en los sínto- ral hubiese desaparecido. Luego se sentó en un banco, junto
mas y en multitud de otros fenómenos. En cambio, lo que a su nodriza, quien es precisamente la confidente de sus
cae bajo la acción de la Verwerfung tiene un destino totalmen- primeras experiencias, y no se atrevió a decírselo. Cuán signi-
te diferente. ficativa es esta suspensión de toda posibilidad de hablar; y
No es inútil recordarles al respecto mi comparación del justamente a la persona a la que le contaba todo, y especial-
año pasado entre ciertos fenómenos del orden simbólico y lo mente cosas de este orden. Hay aquí un abismo, una picada
que sucede en las máquinas, en el sentido moderno del térmi- temporal, un corte de la experiencia, después de la cual resul-
no, esas máquinas que todavía no llegan a hablar, pero que ta que no tiene nada, todo terminó, no hablemos más de
de un minuto a otro lo harán. Se las nutre con pequeñas ello . La relación que Freud establece entre este fenómeno y
cifras y se espera que nos den lo que quizá nos hubiera ese muy especial no saber nada de la cosa, ni siquiera en el
tomado cien mil años calcular. Pero sólo podemos introducir sentido de lo reprimido, expresado en su texto, se traduce así:
cosas en el circuito respetando el ritmo propio de la máquina: lo que es rehusado en el orden simbólico, vuelve a surgir en
si no, caen en el vacío, no pueden entrar. Podemos retomar lo real.
la imagen. Sólo que además, todo lo rehusado en el orden Hay una estrecha relación entre, por un lado, la denega-
simbólico, en el sentido de la Verwerfung, reaparece en lo ción y la reaparición en el orden puramente intelectual de lo
real. que no está integrado por el sujeto; y por otro lado, la
El texto de Freud carece de ambigüedad en este punto. Verwerfung y la alucinación, vale decir la reaparición en lo
Se trata, como saben, del Hombre de los lobos, quien no real de lo rehusado por el sujeto. Hay ahí una gama, un
deja de dar fe de tendencias y propiedades psicóticas, como abanico de relaciones.
lo demuestra la breve paranoia que hará entre el final del ¿Qué está en juego en un fenómeno alucinatorio? Ese
tratamiento de Freud y el momento en que es retomado a fenó meno tiene su fuente en lo que provisoriamente llamare-
nivel de la observación. Pues bien, que haya rechazado todo mos la historia del sujeto en lo simbólico. No sé si mantendré
acceso de la castración, aparente sin embargo en su conducta, siempre esta conjunción de términos, ya que toda historia
al registro de la función simbólica, que toda asunción de la por definición es simbólica, pero conservemos por el momen-
castración por un yo Je) 1 se haya vuelto imposible para él, to la fórmula. La distinción esencial es esta: el origen de lo
reprimido neurótico no se sitúa en el mismo nivel de historia
1
Al igual que en otros libros del seminario el moi francés se traduce 'n lo simbólico que lo reprimido en juego en la psicosis, aun
por yo a secas; el je cuando es necesario se incluye en francés entre cuando hay entre los contenidos una muy estrecha relación.
paréntesis para marcar la diferencia. [T.] Esta distinción introduce, por sí sola, una clave que permite
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
formular el problema de modo mucho más sencillo de lo que realmente lo que se presenta en el fenómeno de la alucinación
se ha hecho hasta ahora. verbal. En el momento en que aparece en lo real, es decir
Lo mismo ocurre con el esquema del año pasado en lo acompañado de ese sentimiento de realidad que es la caracte-
que concierne a la alucinación verbal. 2 rística fundamental del fenómeno elemental, el sujeto literal-
mente habla con su yo, y es como si un tercero, su doble,
(e) otro hablase y comentase su actividad.
A esto nos llevará este año nuestra tentativa de situar en
relación a los tres registros de lo simbólico, lo imaginario y
lo real, las diversas formas de la psicosis. Nos permitirá
precisar en sus mecanismos últimos la función que debe darse
( yo ) a o 1( 'O al yo en la cura. En el límite se atisba la cuestión de la
relación de objeto.
Nuestro esquema, les recuerdo, figura la interrupción de El manejo actual de la relación de objeto en el marco de
la palabra plena entre el sujeto y el Otro, y su desvío por los una relación analítica concebida como dual, está fundado en
dos yo, a y a', y sus relaciones imaginarias. Aquí está indica- el desconocimiento de la autonomía del orden simbólico, que
da una triplicidad en el sujeto, la cual recubre el hecho de acarrea automáticamente una confusión del plano imaginario
que el yo del sujeto es quien normalmente le habla a otro, y y del plano real. La relación simbólica no por ello queda
le habla del sujeto, del sujeto S, en tercera persona. Aristó- eliminada, porque se sigue hablando, e incluso no se hace
teles hacía notar que no hay que decir que el hombre piensa, otra cosa, pero el resultado de este desconocimiento es que
sino que piensa con su alma. De igual manera, digo que el lo que en el sujeto pide ser reconocido en el plano propio
sujt:to se habla con su yo. del intercambio simbólico auténtico -que no es fácil de
Sólo que en el sujeto normal hablarse con su yo nunca es alcanzar ya que es constantemente interferido- es reemplaza-
plenamente explicitable, su relación con el yo es fundamental- do por un reconocimiento de lo imaginario, del fantasma.
mente ambigua, toda asunción del yo es revocable. En el Autentificar así todo lo que es del orden de lo imaginario en
sujeto psicótico en cambio, ciertos fenómenos elementales, y .el sujeto es, hablando estrictamente, hacer del análisis la ante-
especialmente la alucinación que es su forma más característi- cámara de la locura, y debe admirarnos que esto no lleve a
ca, nos muestran al sujeto totalmente identificado a su yo una alienación más profunda; sin duda este hecho indica
con el que habla, o al yo totalmente asumido bajo el modo suficientemente que, para ser loco, es necesaria alguna predis-
instrumental. El habla de él, el sujeto, el S, en los dos sentidos posición, si no alguna condición.
equívocos del término, la inicial S y el Es alemán. 3 Esto es En Viena, un muchacho encantador al que intentaba expli-
carle algunas cositas, me preguntaba si yo creía que las psicosis
2
eran orgánicas o no; le dije que ese asunto estaba completa-
En todos los esquemas y abreviaturas se conservan, siguiendo el
mente caduco, que hacía mucho tiempo que yo no hacía
deseo del Dr. Lacan al respecto, las siglas originales. Así, por ejemplo:
a': otro (autre) y Otro (Autre): A. [T.] diferencias entre la psicología y la fisiología, y que con toda
3
Lacan juega con la homofonía en francés de la S -inicial de seguridad No se vuelve loco quien quiere, como ya lo había
sujeto- y el Es, ello en alemán. [T.] escrito en la pared de mi sala de guardia en una vieja época,
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INTRODUCCION A LA CVESTION DE LAS PSICOSIS
Creo no haber podido hoy hacer otra cosa más que intro- Cuanto más se estudia la historia de la noción de paranoia,
ducirlos al interés de lo que vamos a estudiar. más significativa parece, y más nos percatamos de la enseñan-
Es útil ocuparse de la paranoia. Por ingrato y árido que za que podemos obtener del progreso, o de la ausencia de
1 progreso -como prefieran- que caracteriza al movimiento
pueda ser para nosotros, atañe a la purificación, elaboración
y ejercitación de las nociones freudianas, y por lo mismo psiquiátrico.
atañe a nuestra formación para el análisis. Espero haberles
hecho sentir cómo esta elaboración nocional puede tener la
incidencia más directa sobre la forma en que pensaremos o
en que evitaremos pensar lo que es o lo que debe ser nuestra 1
experiencia de cada día.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
Elogio de la locura conserva todo su valor, por identificarla dero e imposible de quebrantar, que se instala con una conser-
al comportamiento humano normal, si bien esta última expre- vación completa de la claridad y el orden en el pensamiento,
sión no se usaba en esa época. Lo que entonces se decía en el la v olición y la acción.
lenguaje de los filósofos, de filósofo a filósofo, terminó con Esta definición fruto de la pluma de un clínico eminente
el tiempo por ser tomado en serio, al pie de la letra: vuelco tiene algo llamativo, y es que contradice punto por punto
que se produce con Pascal, quien formula, con todo el acento todos los datos de la clínica. Nada en ella es cierto.
de lo grave y lo meditado, que hay sin duda una locura El desarrollo no es insidioso, siempre hay brotes, fases.
necesaria, y que sería una locura de otro estilo no tener la Me parece, pero no estoy del todo seguro, que fui yo quien
locura de todos. introdujo la noción de momento fecundo. Ese momento fe-
Estas evocaciones no son inútiles, cuando vemos las para- cundo siempre es sensible al inicio de una paranoia. Siempre
dojas implícitas en las premisas de los teóricos. Puede decirse hay una ruptura en lo que Kraepelin llama más adelante la
que hasta Freud, se hacía equivaler la locura a cierto número evolución continua del delirio dependiente de causas internas.
de modos de comportamiento, de patterns, mientras que otros Es absolutamente manifiesto que no se puede limitar la evolu-
pensaban juzgar así el comportamiento de todo el mundo. A ción de una paranoia a las causas internas. Para convencerse
fin de cuentas, la diferencia, pattern por pattern, no salta a la de ello basta pasar al capítulo Etiología de su manual, y leer
vista. Nunca se señaló exactamente el énfasis que permitiría a los autores contemporáneos, Sérieux y Capgras, cuyos tra-
hacerse una idea de qué cosa es una conducta normal, o bajos están fechados cinco años después . Cuando se buscan
siquiera comprensible, y distinguirla de la conducta estricta- las causas desencadenantes de una paranoia, siempre se pone
mente paranoica. de manifiesto, con el punto de interrogación necesario, un
Quedémonos aquí a nivel de las definiciones. La delimita- elemento emocional en la vida del sujeto, una crisis vital que
ción de la paranoia fue incuestionablemente mucho más vasta tiene que ver efectivamente con sus relaciones externas, y
durante todo el siglo XIX de lo que fue a partir de fines del sería muy sorprendente que no fuera así tratándose de un
siglo pasado, es decir hacia 1899, en la época de la 4.' o 5.' delirio que se caracteriza esencialmente como delirio de rela-
edición del Kraepelin. Kraepelin permaneció mucho tiempo ciones, término que es de W ernicke y no de Kretschmer.
apegado a la vaga noción de que en líneas generales, el hom- Leo: evolución continua de un sistema delirante duradero
bre que tiene práctica sabe, por una especie de sentido, reco- e imposible de quebrantar. Nada más falso: el sistema deliran-
nocer el índice natural. El verdadero don médico es el de ver te varía, hayámoslo o no quebrantado. A decir verdad, este
el índice que recorta bien la realidad. Tan sólo en 1899 intro- asunto me parece secundario. La variación se debe a la inter-
duce una subdivisión más reducida. Incluye las antiguas para- psicología, a las intervenciones del exterior, al mantenimiento
noias en el marco de la demencia precoz, creando en ellas el o a la perturbación de cierto orden en el mundo que rodea al
sector paranoide, y emite entonces una definición muy intere- enfermo. De ningún modo deja de tomar esas cosas en cuen-
sante de la paranoia, que la diferencia de los otros modos de ta, y busca, en el curso de la evolución de su delirio, hacer
delirios paranoicos con los que hasta entonces se la confundía. entrar esos elementos en composición con su delirio .
La paranoia se distingue de las demás psicosis porque se Que se instaura con una conservación completa de la clari-
caracteriza por el desarrollo insidioso de causas internas, y, dad y del orden en el pensamiento, la volición y la acción.
según una evolución continua, de un sistema delirante, dura- Por supuesto. Pero hay que saber qué son la claridad y el
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
orden. Si algo que merece esos nombres puede encontrarse Hay algo que me parece ser exactamente el quid del
en la exposición que hace el sujeto de su delirio, falta todavía problema. Si leen por ejemplo el trabajo que hice sobre la
precisar qué se entiende por esos términos, y esta interroga- psicosis paranoica, verán que enfatizo allí lo que llamo, to-
ción se caracteriza por cuestionar las nociones en juego. En mando el término de mi maestro Clérambault, los fenómenos
cuanto al pensamiento, la volición y la acción, se supone que elementales, y que intento demostrar el carácter radicalmente
nos toca a nosotros intentar definirlos en función de cierto diferente de esos fenómenos respecto a cualquier cosa que
número de comportamientos concretos, entre ellos la locura, pueda concluirse de lo que él llama la deducción ideica, vale
y no a partir de ellos como de nociones establecidas. A la decir de lo que es comprensible para todo el mundo.
psicología académica, nos parece a nosotros, le falta volver a Ya desde esa época, subrayo con firmeza que los fenóme-
ser trabajada antes de poder brindarnos conceptos con el nos elementales no son más elementales que lo que subyace
rigor suficiente como para ser intercambiados, al menos a al conjunto de la construcción del delirio. Son tan elementales
nivel de nuestra experiencia. como lo es, en relación a una planta, la hoja en la que se
¿A qué se debe la ambigüedad de lo hecho en torno a la verán ciertos detalles del modo en que se imbrican e isertan
noción de paranoia? A muchas cosas, y quizás a una insufi- las nervaduras: hay algo común a toda la planta que se repro-
ciente subdivisión clínia~ 1-'Íenso que los psiquiatras aquí duce en ciertas formas que componen su totalidad. Asimismo,
presentes tienen un conocimiento suficiente de los diferentes encontramos estructuras análogas a nivel de la composición,
tipos clínicos como para saber, por ejemplo, que un delirio de la motivación, de la tematización del delirio, y a nivel del
de interpretación no es para nada lo mismo que un delirio de fen ómeno elemental. Dicho de otro modo, siempre la misma
reivindicación. También es conveniente distinguir entre psico- fue rza estructurante, si me permiten la expresión, está en
sis paranoicas y psicosis pasionales, diferencia admirablemen- obra en el delirio, ya lo consideremos en una de sus partes o
te destacada por los trabajos de mi maestro Clérambault, en su totalidad.
cuya función, papel, personalidad y doctrina comencé a indi- Lo importante del fenómeno elemental no es entonces
car la vez pasada. Precisamente en el orden de las distinciones que sea un núcleo inicial, un punto parasitario, como decía
psicológicas, adquiere su obra su mayor alcance. ¿Quiere C lérambault, en el seno de la personalidad, alrededor del
decir que hay que dispersar los tipos clínicos, llegar a cierta cual el sujeto haría una construcción, una reacción fibrosa
pulverización? No lo pienso. El problema que se plantea destinada a enquistarlo, envolviéndolo, e integrarlo al mismo
afecta el cuadro de la paranoia en su conjunto. tiempo, es decir explicarlo, como se dice a menudo. El delirio
Un siglo de clínica no ha hecho más que dar vueltas todo no es deducido, reproduce la misma fuerza constituyente, es
el tiempo en torno al problema. Cada vez que la psiquiatría también un fenómeno elemental. Es decir que la noción de
avanza un poco, profundiza, pierde de inmediato el terreno elemento no debe ser entendida en este caso de modo distin-
conquistado, por el modo mismo de conceptualizar lo que to que la de estructura, diferenciada, irreductible a todo lo
era inmediatamente sensible en las observaciones. En ningún que no sea ella misma.
otro lado la contradicción que existe entre observación y Este resorte de la estructura fue tan profundamente desco-
teorización es más manifiesta. Casi puede decirse que no hay nocido, que todo el discurso en torno a la paranoia que
discurso de la locura más manifiesto y más sensible que el de mencionaba recién lleva las marcas de este desconocimiento.
los psiquiatras, y precisamente sobre el tema de la paranoia. Esta es una prueba que pueden hacer leyendo a Freud y a
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
casi todos los autores: encontrarán en ellos sobre la paranoia por una especie de obnubilación del sentido crítico que pare-
páginas, a veces capítulos enteros; extráiganlos de su contexto, ·c apoderarse del conjunto de los lectores a partir del momen-
léanlos en voz alta, y verán allí los desarrollos más maravillo- to en que abren una obra técnica, y especialmente cuando se
sos concernientes al comportamiento de todo el mundo. Poco trata de nuestra experiencia y de nuestra profesión.
falta para que lo que les acabo de leer acerca de la definición El comentario que hice la vez pasada de que lo compren-
de la paranoia de Kraepelin, defina el comportamiento nor- sible es un término fugitivo, inasible, es sorprendente que
mal. Volverán a encontrar esta paradoja constantemente, in- 11unca sea calibrado como una lección primordial, una formu-
clusive en autores analistas, precisamente cuando se colocan lación obligada a la entrada a la clínica. Comiencen por creer
en el plano de lo que hace un momento llamaba el pattern, que no comprenden. Partan de la idea del malentendido fun-
término de reciente advenimiento en su dominancia a través damental. Esta es una disposición primera, sin la cual no
de la teoría analítica, pero que no por ello dejaba de estar vxis te verdaderamente ninguna razón para que no compren-
presente en potencia desde hace ya mucho tiempo. d.rn todo y cualquier cosa. Tal o cual autor les da tal o cual
Releía para preparar esta reunión, un artículo ya antiguo rn mportamiento como signo de desafectividad en determina-
de 1908, donde Abraham describe el comportamiento de un do contexto, en otro será lo contrario. Volver a empezar la
demente precoz, y su así llamada desafectividad, a partir de ()bra tras haber sufrido su pérdida, puede ser comprendido
su relación con los objetos. Aquí lo tenemos habiendo amon- 1·n sentidos diametralmente opuestos. Se acude perpetuamen-
tonado durante meses, piedra sobre piedra, guijarros vulgares 1l' a nociones consideradas como aceptadas. Cuando de nin-
que tienen para él el valor de un importante bien. Ahora, a t~Ll modo lo son.
fuerza de amontonar tantos sobre una tabla, ésta se quiebra, A todo esto quería llegar: la dificultad de abordar el
gran estrépito en la habitación, barren todo, y el personaje problema de la paranoia se debe precisamente al hecho de
que parecía acordar tanta importancia a los guijarros, no ~itua rla en el plano de la comprensión.
presta la menor atención a lo que pasa, no hace oír la más Aquí el fenómeno elemental, irreductible, está a nivel de
mínima protesta ante la evacuación general de los objetos de Lt interpretación.
sus deseos. Sencillamente, vuelve a empezar y a acumular
otros. Este es el demente precoz.
Darían ganas de hacer con este apólogo una fábula para
mostrar que eso hacemos todo el tiempo. Diría aún más: 2
acumular multitud de cosas sin valor, tener que pasarlas de
un día al otro por pérdidas y beneficios, y volver a empezar,
es muy buena señal. Porque cuando el sujeto permanece Voy a retomar el ejemplo de la vez pasada.
apegado a lo que pierde, no puede soportar su frustración, es Tenemos pues un sujeto para el cual el mundo comenzó
cuando podemos hablar realmente de sobrevaloración de los ,1 cobrar significado. ¿Qué se quiere decir con esto? Desde
objetos. lt.1<.: c un tiempo es presa de fenómenos que consisten en que
Estos resortes pretendidamente desmostrativos son de una " 1' percata de que suceden cosas en la calle, pero ¿cuáles? Si
ambigüedad tan completa que uno se pregunta cómo puede lo interrogan verán que hay puntos que permanecen misterio-
conservarse la ilusión aunque más no sea un instante, salvo "ºs para él mismo, y otros sobre los que se expresa. En otros
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
términos, simboliza lo que sucede en términos de significa- Pero ese sigue siendo el punto donde conviene retomar el
ción. Muy a menudo, no sabe, si escudriñan las cosas en problema: siempre es comprensible.
detalle, si las cosas le son o no desfavorables, pero busca qué En la formación que damos a los alumnos observamos
indica tal o cual comportamiento de sus semejantes, tal o que en ese punto siempre conviene detenerlos. El momento
cual rasgo observado en el mundo, en ese mundo que nunca en que han comprendido, en que se han precipitado a tapar
es pura y simplemente inhumano puesto que está compuesto el caso con una comprensión, siempre es el momento en que
por el hombre. Hablando del auto rojo, yo buscaba mostrar- han dejado pasar la interpretación que convenía hacer o no
les al respecto el alcance diferente que puede adquirir el hacer. En general, esto lo expresa con toda ingenuidad la
color rojo, según lo consideremos en su valor perceptivo, en lórmula: El sujeto quiso decir tal cosa. ¿Qué saben ustedes?
su valor imaginario y en su valor simbólico. También en los l ,o cierto es que no lo dijo. Y en la mayoría de los casos, si
comportamientos normales, rasgos hasta cierto momento 't' escucha lo que ha dicho, por lo menos se descubre que se
neutros adquieren un valor. l1ubiera podido hacer una pregunta, y que ésta quizá habría
¿A fin de cuentas, qué dice el sujeto, sobre todo en cierto bastado para constituir la interpretación válida, o al menos
período de su delirio? Que hay significación. Cuál, no sabe, para esbozarla.
pero ocupa el primer plano, se impone, y para él es perfecta- Daré ahora una idea del punto donde converge este dis-
mente comprensible. Y justamente porque se sitúa en el plano 1 urso. Lo importante no es que tal o cual momento de la
de la comprensión como un fenómeno incomprensible, por percepción del sujeto, de su deducción delirante, de su expli-
así decirlo, la paranoia es tan difícil de captar, y tiene también ' .1c ión de sí mismo, de su diálogo con nosotros, sea más o
un interés primordial. 111enos comprensible. En algunos de esos puntos surge algo
Si a este propósito se ha podido hablar de locura razona- que puede parecer caracterizarse por el hecho de que hay, en
ble, de conservación de la claridad, del orden y de la volición, 1·kcto, un núcleo completamente comprensible. Que lo sea
se debe al sentimiento de que, por más que avancemos en el 110 tiene el más mínimo interés. En cambio, lo que es suma-
fenómeno, estamos en el dominio de lo comprensible. Hasta 111<.·nte llamativo es que es inaccesible, inerte, estancado en
cuando lo que se comprende no puede siquiera ser articulado, 11•L\ción a toda dialéctica.
numerado, insertado por el sujeto en un contexto que lo Tomemos la interpretación elemental. Entraña sin duda
explicite, está en el plano de la comprensión. Se trata de 1111 elemento de significación, pero ese elemento es repetitivo,
cosas que en sí mismas ya se hacen comprender. Y, debido a I'' nccde por reiteraciones. Puede ocurrir que el sujeto lo
ello, nos sentimos en efecto capaces de comprender. De ahí 1·l.1hore, pero es seguro que quedará, al menos durante cierto
nace la ilusión: ya que se trata de comprensión, comprende- t 11•111po, repitiéndose siempre con el mismo signo interrogati-
mos. Pues justamente, no. Vt 1 implícito, sin que nunca le sea dada respuesta alguna, se
Alguien ya lo había señalado, pero se limitó a esta obser- h.1ga intento alguno por integrarlo a un diálogo. El fenómeno
vación elemental. Se trata de Charles Blondel, quien en su 1 " " ' cerrado a toda composición dialéctica.
libro la La conciencia mórbida, notaba que lo propio de las Tomemos la llamada psicosis pasional, que parece mucho
psicopatologías es engañar la comprensión. Es una obra de 111 .1s próxima de lo que llamamos normalidad. Si se enfatiza
valor, aunque después Blondel se haya negado obstinadamen- d respecto la prevalencia de la reivindicación, es porque el
te a comprender lo que fuese sobre el desarrollo de las ideas. 1111·to no puede tolerar determinada pérdida, determinado
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
daño, y toda su vida parece centrada alrededor de la compen- presente en las fábulas populares, que muestran cómo un
sación del daño sufrido, y la reivindicación que éste acarrera. p10mento de pérdida y desventaja puede transformarse un
La procesividad pasa hasta tal punto al primer plano que a instante después en la felicidad misma otorgada por los dioses.
veces parece dominar por completo el interés de lo que está l ,a. posibilidad del cuestionamiento a cada instante del deseo,
en juego en ella. Esto también es · una interrupción de la de los vínculos, incluso de la significación más perseverante de
dialéctica, claro que centrada de un modo totalmente distinto una actividad humana, la perpetua posibilidad de una inver-
al caso anterior. ,~ió n de signo en función de la totalidad dialéctica de la posi-
Indiqué la vez pasada alrededor de qué gira el fenómeno ·ión del individuo es una experiencia tan común, que nos deja
de interpretación: se articula en la relación del yo y del ;\tónitos ver cómo se olvida esta dimensión en cuanto se está
otro, en la medida que la teoría psicoanalítica define el yo en presencia de un semejante, al que se quiere objetivar.
como siempre relativo. En la psicosis pasional lo que se Nunca fue sin embargo completamente olvidada. Encon-
llama el núcleo comprensible del delirio, que es de hecho un 1ramos su huella cada vez que el observador se deja guiar
núcleo de inercia dialéctica, se sitúa evidentemente mucho por el sentimiento de lo que está en juego. El término de
más cerca del yo (je), del sujeto. En resumen, precisamente interpretación se presta, en el contexto de la locura razonable
por haber desconocido siempre de manera radical, en la feno- l'n que está inserto, a toda suerte de ambigüedades. Se habla
menología de la experiencia patológica, la dimensión dialécti- de paranoia combinatoria: cuán fecundo podría haber sido
ca, la clínica se descarrió. Puede decirse que este desconoci- este término si se hubieran percatado de lo que estaban di-
miento caracteriza un tipo de mentalidad. Parece que a partir riendo; efectivamente, el secreto reside en la combinación de
de la entrada en el campo de la observación clínica humana, los fenómenos.
desde ese siglo y medio en que se constituyó en cuanto tal La pregunta ¿Quién habla?, que ha sido promovida sufi-
con los comienzos de la psiquiatría, que a partir del momen- ;ientemente aquí como para adquirir todo su valor, debe
to en que nos ocupamos del hombre, hemos desconocido dominar todo el problema de la paranoia.
radicalmente esa dimensión, que no obstante aparece en cual- Ya se los indiqué la vez pasada recordando el carácter
quier otra parte, viva, admitida, corrientemente manejada en central en la paranoia de la alucinación verbal. Saben el tiem-
el sentido de las ciencias humanas, a saber: la autonomía po que tomó percatarse de lo que sin embargo es a veces
como tal que posee la dimensión dialéctica. totalmente visible, a saber que el sujeto articula lo que dice
Se hace notar la integridad de las facultades del sujeto escuchar. Fue necesario Séglas y su libro Lecciones clínicas.
paranoico. L:i volición, la acción, como decía hace un rato Por una especie de proeza al inicio de su carrera, hizo notar
Kraepelin, parecen homogéneas en él con todo lo que espera- que las alucinaciones verbales se producían en personas en
mos de los seres normales, no hay déficit en ningún lado, ni l:i.s que podía percibirse, por signos muy evidentes en algunos .
falla, ni trastorno de las funciones. Se olvida, que lo propio casos, y en otros mirándolos con un poco más de atención,
del comportamiento humano, es el discurrir dialéctico de las que ellos mismos estaban articulando, sabiéndolo o no, o no
acciones, los deseos y los valores, que hace no sólo que queriendo saberlo, las palabras :que acusaban a las voces de
cambien a cada momento, sino de modo continuo, llegando haber pronunciado. Percatarse de que la alucinación auditiva
a pasar a valores estrictamente opuestos en función de un no tenía su fuente en el exterior, fue una pequeña revolución.
giro en el diálogo. Esta verdad absolutamente primera está Entonces, se pensó, la tiene en el interior, y ¿qué más
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
tentador que creer que eso respondía a la excitación de una Vamos a hacerlo siguiendo los consejos de Freud, y en-
zona que era llamada sensorial? No sabemos si esto se aplica ¡ r:ir,con él, en el análisis del caso Schreber.
al ámbito del lenguaje. ¿Hablando estrictamente hay alucina-
ciones psíquicas verbales? ¿No son siempre, más o menos
alucinaciones psicomotrices? ¿El fenómeno de la palabra, tan-
to en sus formas patológicas como en su forma normal, 3
puede ser disociado del hecho, empero sensible, de que cuan-
do el sujeto habla, se escucha a sí mismo? Una de las dimen-
siones esenciales del fenómeno de la palabra es que el otro T ras una breve enfermedad, entre 1884 y 1885, enferme-
no es el único que lo escucha a uno. Es imposible esquemati- dad mental que consistió en un delirio hipocondríaco, Schre-
zar el fenómeno de la palabra por la imagen que sirve a bcr que ocupaba entonces un puesto bastante importante en
cierto número de teorías llamadas de la comunicación: el la magistratura alemana, sale del sanatorio del profesor Flech-
emisor, el receptor, y algo que sucede en el intervalo. Parece sig, curado, según parece de manera completa, sin secuelas
olvidarse que en la palabra humana, entre muchas otras cosas, aparentes.
el emisor es siempre al mismo tiempo un receptor, que uno Lleva durante unos ocho años una vida que parece normal,
oye el sonido de sus propias palabras. Puede que no le preste- y él mismo señala que su felicidad doméstica sólo se vio
mos atención, pero es seguro que lo oímos. Un comentario ensombrecida por la pena de no haber tenido hijos . Al cabo
tan sencillo domina todo el problema de la alucinación psico- de esos ocho años, es nombrado Presidente de la Corte de
motriz llamada verbal, y es quizá debido a su excesiva eviden- apelaciones en la ciudad de Leipzig. Habiendo recibido antes
cia que pasó a un segundo plano en el análisis de estos del período de vacaciones el anuncio de esta muy importante.
fenómenos. Por supuesto, la pequeña revolución seglasiana promoción, asume sus funciones en octubre. Parece estar,
está lejos de haber aportado la clave del enigma. Séglas se como ocurre muy a menudo en muchas crisis mentales, un
quedó en la exploración fenoménica de la alucinación, y debió po co sobrepasado por sus funciones. Es joven -tiene cin-
modificar lo que su primera teoría tenía de demasiado absolu- cuenta y un años- para presidir una corte de apelaciones de
ta. Devolvió su lugar a algunas alucinaciones que son inteori- esa importancia, y esta promoción le hace perder un poco la
zables en ese registro, y brindó claridades clínicas y una cabeza. Está en medio de personas mucho más experimenta-
finura en la descripción que no pueden ser desconocidas: les das, mucho más entrenadas en el manejo de asuntos delicados,
aconsejo conocerlas. y durante un mes trabaja excesivamente, como él mismo lo
Si muchos de estos episodios de la historia de la psiquia- dice, y recomienzan sus trastornos: insomnio, mentismo, apa-
tría son instructivos, es quizá mucho más por los errores que rición en su pensamiento de temas cada vez más perturbado-
destacan que por los aportes positivos que resultaran de ellos. res que le llevan a consultar de nuevo.
Pero no podemos dedicarnos solamente a una experiencia De nuevo se lo interna. Primero en el mismo sanatorio,
negativa del campo en cuestión, construir sólo sobre errores. el del profesor Flechsig, luego, tras una breve estadía en el
Ese dominio de los errores es por otra parte tan copioso, sanatorio del doctor Pierson en Dresde, en la clínica de Son-
que es casi inagotable. Será necesario que tomemos algún nenstein, donde permanecerá hasta 1901. Ahí es donde su
atajo para tratar de llegar al corazón de lo que está en juego. delirio pasará por toda una serie de fases de las que da un
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
relato extremadamente seguro, parece, y extraordinariamente l.ectura del primer párrafo, págs. 22-26
compuesto, escrito en los últimos meses de su internación.
El libro aparecerá inmediatamente después de su salida. Todo está ahí. Estos rayos que exceden los límites de la
Nunca disimuló ante nadie, en el momento en que reivindica- individualidad humana tal como ella se reconoce, que son
ba su derecho a salir, que informaría a la humanidad entera ilimitados, forman la red explicativa, pero igualmente experi-
de su experiencia, a fin de comunicarle las revelaciones, capi- lllCntada, sobre la que nuestro paciente teje cual una tela el
tales para todos, que ella entraña. rnnj unto de su delirio.
Freud toma en sus manos en 1909 este libro, aparecido Lo esencial se basa en la relación entre los nervios, y
en 1903. Habla de él con Ferenczi durante las vacaciones, y principalmente entre los nervios del sujeto y los nervios divi-
en diciembre de 1910 redacta Memoria sobre la autobiografía nos, lo cual entraña toda una serie de p~riecas entre las
de un caso de paranoia delirante. males está la Nervenanhang, la adjunción de nervios, forma
Sencillamente vamos a abrir el libro de Schreber, las Me- de atracción capaz de colocar al sujeto en un estado de .depen-
morias de un neurópata. 1 La carta que precede el cuerpo de dencia respecto a algunos personajes, sobre cuyas intenciones
la obra, y que está dirigida al Consejero privado, el profesor l'I sujeto mismo opina de diversas maneras en el curso de su
Flechsig, muestra claramente el medio por el cual puede esta- delirio. Al comienzo distan de ser benevolentes, aunque sólo
blecerse la Grítica por un sujeto delirante de los términos a fues e por los efectos catastróficos que experimenta, pero en
los que está más apegado. Esto tiene un valor que merece el curso del delirio son transformados, integrados en una
destacarse, al menos para aquellos de ustedes que no tienen verdadera progresión, y así como al inicio del delirio vemos
práctica con estos casos. Comprobarán que el d9ctor Flechsig dominar la personalidad del doctor Flechsig, al final domina
ocupa un lugar central en la construcción del delirio. la estructura de Dios. Hay verificación, inclusive progreso
;aracterístico de los rayos divinos, que son el fundamento de
las almas. Esto no se confunde con la identidad de las susodi-
Lectura de la carta, págs. 15-19 chas almas; Schreber subraya claramente que la inmortalidad
de las almas no debe reducirse al plano de la persona. La
conservación de la identidad del yo no le parece que deba ser
Aprecien el tono de cortesía, la claridad y el orden. El justificada. Todo esto es dicho con un aire de verosímilitud
primer capítulo está ocupado por toda una teoría que concier- que no vuelve inaceptable la teoría.
ne, aparentemente al menos, a Dios y a la inmortalidad. Los. En cambio, toda una imaginería metabólica es desarrolla-
términos que están en el ceritro del delirio de Schreber, con- da, con extrema precisión, a propósito de los nervios, según
sisten en la admisión de la función primera de los nervios. la cual las impresiones que se registran se vuelven luego
materia prima que, re-incorporada a los rayos divinos, nutre
la acción divina, y puede siempre ser retomada, puesta nueva-
mente en obra, utilizada en creaciones ulteriores.
1
Memorias de un neurópata, Daniel Paul Schreber. Publicado en El detalle de estas funciones importa enormemente, y
castellano por Ediciones Petrel, Buenos Aires 1978. Traducción de Italo volveremos a él. Pero ya desde aquí aparece que hablar es
Manzi. [T.] propio de la naturaleza de los rayos divinos: están obligados
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS LA SIGNIFICACION DEL DELIRIO
a ello, deben hablar. El alma de los nervios se confunde con la al final de su análisis del caso Schreber, que nunca hasta
cierta lengua fundamental, definida por el sujeto, como se entonces había visto algo que se asemejase tanto a su teoría
los mostraré por la lectura de pasajes apropiados, con gran de la libido, con sus desinvesticiones, reacciones de separa-
finura. Está emparentada con un alemán lleno de sabor, y ción, influencias a distancia, como la teoría de los rayos
con un uso extremado de eufemismos, que llega a utilizar el divinos de Schreber, y no se perturba por ello, ya que todo
poder ambivalente de las palabras: les destilaré su lectura su desarrollo tiende a mostrar el delirio de Schreber como
más eficazmente la vez próxima. una sorprendente aproximación de las estructuras del inter-
Es harto picante reconocer ahí un llamativo parentesco cambio interindividual así como de la economía intrapsíquica.
con el famoso artículo de Freud sobre el sentido doble de las Corno ven, estamos ante un caso de locura sumamente
palabras primitivas. Recuerden que Freud cree encontrar una avanzado. Esta introducción delirante les da una idea del
analogía entre el lenguaje del inconsciente, que no admite carácter acabado de la elucubración schreberiana. No obstan-
contradicciones, y esas palabras primitivas que se caracteriza- te, gracias a este caso ejemplar, y a la intervención de una
rían por designar los dos polos de una propiedad o de una mente tan penetrante como la de Freud, podemos captar por
cualidad, bueno y malo, joven y viejo, largo y corto, etcétera. vez primera nociones estructurales cuya extrapolación es po-
U na conferencia de Benveniste el año pasado les presentó sible a todos los casos. Fulgurante novedad, a la vez esclarece-
una crítica eficaz desde el punto de vista del lingüista, pero do ra, que permite rehacer una clasificación de la paranoia
de . todos modos todo el alcance del comentario de F reud sobre bases completamente inéditas. Encontramos también
proviene de la experiencia de las neurosis, y si algo puede en el texto mismo del delirio una verdad que en este caso no
garantizar su valor, es el acento que le confiere al pasar el está escondida como en las neurosis, sino verdaderamente
llamado Schreber. explicitada, y casi teorizada. El delirio la proporciona, ni
El delirio, cuya riqueza verán, presenta analogías sorpren- siquiera a partir del momento en que tenemos su clave, sino
dentes, no simplemente por su contenido, por el simbolismo a partir del momento en que se lo toma como lo que es, un
de la imagen, sino en su construcción, en su estructura misma, do ble perfectamente legible, de lo que aborda la investigación
con algunos esquemas que también podríamos estar tentados teórica.
de extraer de nuestra experiencia. Pueden vislumbrar, en esta Allí radica el carácter ejemplar del campo de las psicosis,
teoría de los nervios divinos que hablan y que pueden ser al que les propuse conservar la mayor extensión y la mayor
integrados por el sujeto, estando a la vez radicalmente separa- ductilidad, y esto justifica que le otorguemos este año una
dos, algo que no está demasiado lejos de lo que les enseño atención especial.
sobre el modo en que hay que describir el funcionamiento
de los inconscientes. El caso Schreber objetiva ciertas estruc-
turas que se suponen correctas en teoría: con la posibilidad 23 DE NOVIEMBRE DE 1955
de inversión que conlleva, problema que se plantea por otra
parte a propósito de toda especie de construcción emocional
en esos dominios escabrosos en los que habitualmente nos
desplazamos. El propio Freud hizo la observación que de
algún modo autentifica la homogeneidad que menciono. Seña-
44 45
III
EL OTRO Y LA PSICOSIS
11omosexualidad y paranoia.
La palabra y el estribillo.
Automatismo y endoscopia.
U conocimiento paranoico.
""Jramática del inconsciente.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS EL OTRO Y LA PSICOSIS
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS EL OTRO Y LA PSICOSIS
Si el presidente Schreber entre sus dos crisis, hubiera llegado El interrogatorio sobrepasó ampliamente la hora y media
por casualidad a ser padre, se pondría el énfasis en esto, y se ,111tes de que apareciese claramente que en el límite de ese
daría todo su valor al hecho de que no hubiera soportado esa lenguaje, del que no había modo de hacerla salir, había otro.
función paterna. Resumiendo, la noción de conflicto siempre El lenguaje, de sabor particular y a menudo extraordinario
se utiliza de modo ambiguo: se coloca en el mismo plano lo que es el del delirante. Lenguaje en que ciertas palabras co-
que es fuente de conflicto y la ausencia de conflicto, la cual es bran un énfasis especial, una densidad que se manifiesta a
más difícil de ver. El conflicto deja, podemos decir, un lugar veces en la forma misma del significante, dándole ese carácter
vacío, y en el lugar vacío del conflicto aparece una reacción, 1 rancamente neológico tan impactante en las producciones de
una construcción, una puesta en juego de la subjetividad. la paranoia. En boca de nuestra enferma del otro día, por fin
Esta indicación sólo está destinada a mostrarles en obra su rgió la palabra galopinar, que rubricó todo lo dicho hasta
la misma ambigüedad que aquella a la que me referj la clase <.:ntonces.
pasada, la ambigüedad de la significación misma del delirio, La enferma era víctima de algo muy diferente a la frustra-
que aquí concierne a lo que habitualmente se llama el conte- ción de su dignidad, de su independencia, de sus pequeños
nido, y que preferiría llamar el decir psicótico. asuntos. Este término de frustración forma parte desde hace
Creen que están ante alguien que se comunica con ustedes algún tiempo del vocabulario del común de la gente: ¿quién
porque les habla en el mismo lenguaje. Luego, sobre todo si no está todo el día hablando de las frustraciones que sufrió o
son psicoanalistas, tendrán la impresión, siendo lo que dice sufrirá, o que los demás sufren a su alrededor? Ella estaba en
tan comprensible, de que es alguien que penetró de manera otro mundo evidentemente, mundo donde ese término galopi-
más profunda que el común de los mortales en el mecanismo 11ar, y, sin duda, muchos otros que ocultó, constituyen los
mismo del sistema inconsciente. En algún lado en su segundo puntos de referencia esenciales.
capítulo, Schreber lo expresa al pasar: Me fueron dadas luces Los detengo aquí un instante para que sientan hasta qué
raras veces dadas a un mortal. punto son necesarias las categorías de la teoría lingüística con
Mi discurso de hoy versará sobre esta ambigüedad que las que intenté familiarizarlos el año pasado. Recuerdan que
hace que el sistema mismo del delirante nos dé los elementos ·n lingüística existen el significante y el significado, y que el
de su propia comprensión. significante debe tomarse en el sentido del material del len-
guaje. La trampa, el agujero, en el que no hay que caer, es
creer que los objetos, las cosas, son el significado . El signifi-
2 cado es algo muy distinto: la significación, les expliqué gracias
a San Agustín que es tan lingüista como Benveniste, remite
siempre a la significación, vale decir a otra significación. El
Quienes asisten a mi presentación de enfermos saben que sistema del lenguaje, cualquiera sea el punto en que lo tomen,
presenté la última vez una psicótica muy evidente, y recorda- jamás culmina en un índice directamente dirigido hacia un
rán el trabajo que me costó obtener de ella el signo, el µu nto de la realidad, la realidad toda está cubierta por el
estigma, que probaba que se trataba verdaderamente de una conjunto de la red del lenguaje. Nunca pueden decir que lo
delirante, y no simplemente de una persona de carácter difícil designado es esto o lo otro, pues aunque lo logren, nunca
que riñe con la gente que la rodea. sabrán por ejemplo qué designo en esta mesa, el color, el
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espesor, la mesa en tanto objeto, o cualquier otra cosa. La intuición delirante es un fenómeno pleno que tiene
Demorémonos ante este pequeño fenómeno, muy simple, para el sujeto un carácter inundante, que lo colma. Le revela
que es galopinar en boca de la enferma del otro día. Schreber una perspectiva nueva cuyo sello original, cuyo sabor particu-
mismo señala a cada momento la originalidad de determina- lar subraya, tal como lo hace Schreber cuando habla de la
dos términos de su discurso. Cuando habla, por ejemplo, de lengua fundamental a la que su experiencia lo introdujo. Allí,
Nervenanhang, adjunción de nervios, precisa claramente que la palabra -con su pleno énfasis, como cuando se dice la
esa palabra le fue dicha por las almas examinadas o los rayos palabra clave- es el alma de la situación.
divinos. Son palabras claves, y él mismo señala que nunca En el extremo opuesto, tenemos la forma que adquiere la
hubiese encontrado su fórmula, palabras originales, palabras significación cuando ya no remite a nada. Es la fórmula que
plenas, harto diferentes de las palabras que emplea para comu- se repite, se reitera, se machaca con insistencia estereotipada.
nicar su experiencia. El mismo no se engaña al respecto, hay Podemos llamarla, en oposición a la palabra, el estribillo.
allí planos diferentes. Ambas formas, la más plena y la más vacía, detienen la
A nivel del significante, en su carácter material, el deli- significación, son una especie de plomada en la red del discur-
rio se distingue precisamente por esa forma especial de dis- so del sujeto. Característica estructural que, en el abordaje
cordancia con el lenguaje común que se llama neologismo. A clínico, permite reconocer la rúbrica del delirio.
nivel de la significación, se distingue justamente -hecho que Precisamente por ello ese lenguaje que puede engañarnos
sólo puede surgir si parten de la idea de que la significación en un primer abordaje del sujeto, incluso a veces hasta en el
remite siempre a otra significación- porque la significación más delirante, nos lleva a superar esa noción y a formular
de esas palabras no se agota en la remisión a una signifi- el término de discurso. Porque estos enfermos, no hay duda,
cación. hablan nuestro mismo lenguaje. Si no hubiese este elemento
Esto se observa tanto en el texto de Schreber como en nada sabríamos acerca de ello. La economía del discurso, la
presencia de un enfermo. La significación de esas palabras relación de significación a significación, la relación de su
que los detienen tiene como propiedad el remitir esencial- discurso con el ordenamiento común del discurso, es por lo
mente a la significación en cuanto tal. Es una significación tanto lo que permite distinguir que se trata de un delirio .
que fundamentalmente no remite más que a sí misma, que Intenté en otra época esbozar el análisis del discurso del
permanece irreductible. El enfermo mismo subraya que la psicótico en un artículo publicado en los Annales médico-
palabra en sí misma pesa. Antes de poder ser reducida a otra psychologiques hacia los años treinta. Se trataba de un caso
significación, significa en sí misma algo inefable, es una signi- de esquizofasia, donde pude hacer notar en todos los niveles
ficación que remite ante todo a la significación en cuanto tal. del discurso, semantema tanto como taxema, la estructura de
Lo vemos en ambos polos de todas las manifestaciones lo que se llama, quizá no sin razón, pero no sabiendo sin
concretas de que son sede estos enfermos. Cualquiera sea el duda el alcance de este término, la desintegración esqui-
grado que alcance la endofasia que cubre el conjunto de los zofrénica.
fenómenos a los que están sujetos, hay dos polos donde este Les hablé de lenguaje. Al respecto deben palpar al pasar
carácter es llevado al punto más eminente, como lo subraya la insuficiencia, la mala intención, que traduce la fórmula de
bien el texto de Schreber, dos tipos de fenómenos donde se esos analistas que dicen: Hay que hablarle al paciente en su
dibuja el neologismo: la intuición y la fórmula. lenguaje. Sin duda, quienes dicen cosas tales deben ser perdo-
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nados como todos los que no saben lo que dicen. Evocar de Observen que éste no es el problema clásico que detuvo
modo tan somero lo que está en juego es signo de un retorno a toda la filosofía después de Leibniz, es decir al menos a
precipitado, de un arrepentimiento. Se cumple, se pone uno partir del momento en que se enfatizó la conciencia como
rápidamente en regla, con la salvedad de que tan sólo revela fu ndamento de la certeza: ¿el pensamiento, para ser pensa-
su condescendencia, y a qué distancia se mantiene el objeto miento, debe obligatoriamente pensarse pensante? ¿Debe todo
del que se trata, a saber, el paciente. Ya que también él está pensamiento obligatoriamente percatarse de que está pensan-
ahí, pues bien, hablemos su lenguaje, el de los simples y los do lo que piensa? Tan lejos de ser simple está esto que abre
idiotas. Marcar esta distancia, hacer del lenguaje un puro y de inmediato un juego de espejos sin fin: si está en la natura-
simple instrumento, un modo de hacerse comprender por leza del pensamiento pensarse pensante, habrá un tercer pen-
quienes nada comprenden, es eludir completamente lo que samiento que se pensará pensamiento pensante, y así sucesiva-
está en juego: la realidad de la palabra. mente. Este problemita, nunca resuelto, basta por sí solo
Abandono un momento a los analistas. ¿Alrededor de qué para demostrar la insuficiencia del fundamento del sujeto en
gira la discusión psiquiátrica del delirio, llámese fenomenolo- el fenómeno del pensamiento como transparente a sí mismo.
gía, psicogénesis u organogénesis? ¿Qué significan, por Pero ese no es el asunto.
ejemplo, los análisis extremadamente penetrantes de un Clé- A partir del momento en que admitimos que el sujeto
rambault? Algunos piensan que la cuestión es saber si el tiene conocimiento en cuanto tal del fenómeno parasitario,
delirio es o no un fenómeno orgánico. Lo cual sería, según vale decir como subjetivamente inmotivado, como inscrito en
parece, sensible en la fenomenología misma. Perfecto, pero la estructura del aparato, en la perturbación de las supuestas
examinemos el asunto más detenidamente. vías neurológicas de facilitación, no podemos escapar a la
¿El enfermo habla? Si no distinguimos el lenguaje y la noción de que el sujeto tiene una endoscopia de lo que
palabra, es cierto, habla, pero habla como la muñeca perfec- sucede realmente en sus aparatos. Es una necesidad que se
cionada que abre y cierra los ojos, absorbe líquido, etcétera. impone a toda teoría que hace de fenómenos intra-orgánicos
Cuando' un Clérambault analiza los fenómenos elementales, el centro de lo que sucede en el sujeto. Freud aborda las
busca su rúbrica en la estructura, mecánica, serpiginosa y cosas más sutilmente que otros autores, pero igualmente se
Dios sabe qué otros neologismos. Pero incluso en este análi- ve forzado a admitir que el sujeto está en algún lado, en un
sis, la personalidad, nunca definida, es siempre supuesta, ya punto privilegiado donde una endoscopia de lo que pasa en
que todo se apoya en el carácter ideogénico de una compren- su interior le está permitida.
sibilidad primera, en los lazos de los afectos y de su expresión La noción no sorprende a nadie cuando se trata de las
lenguajera. Se supone que esto es obvio, y de allí parte la endoscopias más o menos delirantes que tiene el sujeto acerca
demostración. Se dice: el carácter automático de lo que ,se de lo que pasa en el interior de su estómago o de sus pulmo-
produce es demostrable por la fenomenología misma, y esto nes, pero es más delicada a partir del momento en que se
prueba que el transtorno no es psicogenético. Pero el fenóme- trata de fenómenos intracerebrables. Los autores, por lo gene-
no es definido como automático en función de una referencia ral sin percatarse de ello, se ven obligados a admitir que el
en sí misma psicogenética. Se supone que hay un sujeto que sujeto tiene cierta endoscopia de lo que pasa dentro del siste-
comprende de por sí, y que se mira. ¿Cómo serían si no ma de fibras nerviosas.
captados los demás fenómenos como ajenos? Sea un sujeto que es objeto de un eco de un pensamiento.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS EL OTRO Y LA PSICOSIS
Admitamos con Clérambault que se debe a una derivación palabra crea toda la riqueza de la fenomenología de la psico-
producida por una alteración cronoáxica: uno de los dos sis, allí vemos todos sus aspectos, descomposiciones, refrac-
mensajes intracerebrales, de los dos telegramas, podríamos ciones. La alucinación verbal, que es fundamental en ella, es
decir, está frenado, y llega con retraso respecto al otro, por precisamente uno de los fenómenos más problemáticos de la
lo tanto haciéndole eco. Para que este retraso sea registrado, palabra.
es necesario que haya un punto privilegiado donde esa locali- ¿No hay forma acaso de detenerse en el fenómeno de la
zación puede hacerse, donde el sujeto anota la discordancia palabra en cuanto tal? ¿No vemos, simplemente al considerar-
eventual entre ambos sistemas. Cualquiera sea el modo en lo, desprenderse una estructura primera, esencial y evidente,
que se construya la teoría organogenética o automática, ésta que permite hacer distinciones que no son míticas, vale decir
no escapa a la consecuencia de que existe ese punto privilegia- que no suponen que el sujeto está en alguna parte?
do. En suma, se es más psicogenetista que nunca.
¿Cuál es ese punto privilegiado si no es el alma? Con la
salvedad de que se es todavía más idólatra que quienes le
otorgan la más grosera realidad situándola en una fibra, en 3
un sistema, en lo que el mismo presidente Schreber designaba
como la fibra única vinculada a la personalidad. Habitualmen-
te se lo llama función de síntesis, siendo lo propio de una ¿Qué es la palabra? El sujeto habla, ¿sí o no? La palabra:
síntesis el tener en algún lado su punto de convergencia: detengámonos un instante sobre este hecho.
aunque ideal, ese punto existe. ¿Qué distingue una palabra de un registro de lenguaje?
Entonces, aunque nos hagamos los organogenetistas o H ablar es ante todo, hablar a otros. Muy a menudo coloqué
psicogenetistas, estaremos obligados a suponer siempre en en primer plano en mi enseñanza esta característica que pare-
algún lado una entidad unificante. ¿Basta ella acaso para expli- ce simple a primera vista: hablar a otros.
car el nivel de los fenómenos de la psicosis? La esterilidad de Desde hace algún tiempo, ocupa el primer plano de las
ese género de hipótesis es deslumbrante. Si el psicoanálisis preocupaciones de la ciencia la noción de qué es un mensaje.
reveló algo significativo, esclarecedor, iluminante, fecundo, Para nosotros, la estructura de la palabra, lo dije cada vez
abundante, dinámico, lo hizo trastocando las minúsculas que tuvimos que emplear aquí este término en su sentido
construcciones psiquiátricas desarrolladas durante decenios propio, es que el sujeto recibe su mensaje del otro en forma
con ayuda de estas nociones puramente funcionales cuyo invertida. La palabra plena, esencial, la palabra comprometida,
pivote esencial estaba constituido forzosamente por el yo, está fundada en esta estructura. Tenemos de ella dos formas
que las camuflaba todas. ejemplares.
Pero, ¿cómo abordar lo nuevo que aportó el psicoanálisis La primera, es fides, la palabra que se da, el Tú eres mi
sin recaer en el camino trillado por un atajo diferente, multi- m ujer o el Tú eres mi amo, que quiere decir: Tú eres lo que
plicando los yo, a su vez diversamente camuflados? El único aún está en mi palabra, y esto, sólo puedo afirmarlo tomando
modo de abordaje conforme con el descubrimiento freudiano la palabra en tu lugar. Esto viene de ti para encontrar allí la
es formular la pregunta en el registro mismo en que el fenó- certeza de lo que comprometo. Esta palabra es una palabra
meno aparece, vale decir en el de la palabra. El registro de la que te compromete a ti. La unidad de la palabra en tanto
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS EL OTRO Y LA PSICOSIS
que fundante de la posición de ambos sujetos es ahí mani- dos centímetros de distancia. Esta prodigiosa confusión basta
fiesta. para mostrar que la noción de comunicación debe ser maneja-
Si no les resulta evidente, la contra-prueba, como siempre, da con prudencia.
lo es mucho más. Por mi parte, dentro de la noción de comunicación en
El signo en el que se reconoce la relación de sujeto a tanto que generalizada, especifico qué es la palabra en tanto
sujeto, y que la diferencia de la relación del sujeto al objeto, hablar al otro. Es hacer hablar al otro en cuanto tal.
es el fingimiento, revés de la fides. Están en presencia de un Escribimos, si les parece bien, ese otro con una A
sujeto en la medida en que lo que dice y hace -es lo mismo- mayúscula.
puede suponerse haber sido dicho y hecho para engañarlos, ¿Por qué con una A mayúscula? Por una razón sin duda
con toda la dialéctica que esto entraña, incluyendo en ella delirante, como ocurre siempre que nos vemos obligados a
el que diga la verdad para que crean lo contrario. Conocen el introducir signos suplementarios a los que el lenguaje brinda.
cuento judío, puesto en evidencia por Freud, del personaje La razón delirante es aquí la siguiente. Tú eres mi mujer:
que dice: Voy a Cracovia. Y el otro responde: ¿Por qué me después de todo, ¿qué sabe uno? Tú eres mi amo: de hecho,
dices que vas a Cracovia? Me lo dices para hacerme creer que ¿cómo estar seguro? El valor fundan te de estas palabras está
vas a otro lado. Lo que el sujeto me dice está siempre en una precisamente en que lo apuntado por el mensaje, así como lo
relación fundamental con un engaño posible, donde me envía manifiesto en el fingimiento, es que el Otro está ahí en tanto
o recibo el mensaje en forma invertida. que Otro absoluto. Absoluto, es decir que es reconocido,
Ven pues la estructura bajo sus dos fases, las palabras pero no conocido. Asimismo, lo que constituye el fingimien-
fundantes y las palabras mentirosas, engañosas en cuanto to es que, a fin de cuentas, no saben si es o no un fingimien-
tales. to. Esta incógnita en la alteridad del Otro es lo que caracteri-
Hemos generalizado la noción de comunicación. Estamos za esencialmente la relación de palabra en el nivel en que es
casi a punto, al menos en el momento en que estamos, de hablada al otro.
rehacer toda la teoría de lo que ocurre en los seres vivientes Voy a mantenerlos algún tiempo a nivel de esta descrip-
en función de la comunicación. Lean aunque sea un poco a ción estructural, porque sólo a partir de ella pueden formular-
Norbert Wiener, esto lleva excesivamente lejos. Entre sus se los problemas. ¿Sólo esto distingue a la palabra? A lo
numerosas paradojas, introduce el curioso mito de la transmi- mejor, pero es seguro que tiene otras características: no sólo
sión telegráfica de un hombre de París a Nueva York median- habla al otro, habla también del otro en tanto objeto. De
te el envío de informaciones exhaustivas sobre todo lo que esto exactamente se trata cuando un sujeto les habla de él.
constituye a ese individuo. Como la transmisión de informa- Tomen la paranoica del otro día, la que empleaba el térmi-
ción no tiene límites, la re-síntesis punto por punto, la re-crea- no galopinar. Cuando les habla saben que es un sujeto por el
ción automática de toda su identidad real en un punto aleja- hecho de que trata de engatusarlos. Cuando dicen que, desde
do, es pensable. Cosas como ésta son una curiosa trampa el punto de vista clínico, están simplemente ante un delirio
caza-bobos ante la que todos se maravillan, espejismo subjeti- parcial, no dicen otra cosa. Precisamente en la medida en que
vo que se deshace en cuanto se hace notar que el milagro me tomó hora y media sacarle su galopinar, en que durante
sería el mismo si telegrafiáramos a dos centímetros de distan- todo ese tiempo me tuvo en jaque y se mostró sana de
cia. Eso hacemos ni más ni menos cuando nos desplazamos a espíritu, está en el límite de lo que puede ser percibido clíni-
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camente como delirio. Lo que llaman, en nuestra jerga, la ·clos, que es una manifestación primordial de la comunica-
parte sana de la personalidad, se basa en que ella le habla al ·ión. Esta es una noción genérica observable, conductalmente
otro, que es capaz de burlarse de él. En esa medida, existe observable. Entre niños pequeños lo que sucede entraña ese
como sujeto. t ransitivismo fundamental que se expresa en el hecho de que
Ahora bien, hay otro nivel. Habla de ella, y sucede que un niño que le pegó a otro puede decir: el otro me pegó. No
lo hace un poco más de lo que quisiera. Nos percatamos miente: él es el otro, literalmente.
entonces de que delira. Habla de nuestro objeto común: el Sobre este fundamento se diferencia el mundo humano
otro con una a minúscula. Sigue hablando ella, pero hay otra del mundo animal. El objeto humano se distingue por su
estructura que, por cierto, no se entrega por completo. No neutralidad y su proliferación indefinida. No depende de la
es exactamente como si hablase de cualquier cosa; me habla preparación de ninguna coaptación instintiva del sujeto, como
de algo que para ella es muy interesante, ardiente, habla de hay coaptación, enganche de las valencias químicas entre sí.
algo donde continúa comprometiéndose de todos modos; en El hecho de que el mundo humano esté cubierto de objetos
suma, test1moma. se fundamenta en que el objeto del interés humano es el
Intentemos penetrar un poco la noción de testimonio. objeto del deseo del otro.
¿Acaso el testimonio es también pura y simplemente comuni- ¿Cómo es esto posible? Porque el yo humano es el otro,
cación? De ningún modo. Pero está claro que todo lo que y al comienzo el sujeto está más cerca de la forma del otro
para nosotros tiene valor en tanto que comunicación, es del que del surgimiento de su propia tendencia. En el origen él
orden del testimonio. es una colección incoherente de deseos -éste es el verdadero
La comunicación desinteresada, en última instancia, no es sentido de la expresión cuerpo fragmentado- y la primera
sino un testimonio fallido, o sea, algo sobre lo cual todo el síntesis del ego es esencialmente alter ego, está alienada. El
mundo está de acuerdo. Todos saben que ese es el ideal de la sujeto humano deseante se constituye en torno a un centro
transmisión del conocimiento. Todo el pensar de la comuni- que es el otro en tanto le brinda su unidad, y el primer
dad científica está basado en la posibilidad de una comunica- abordaje que tiene del objeto es el objeto en cuanto objeto
ción cuyo término se zanja en una experiencia respecto a la del deseo del otro.
cual todo el mundo puede estar de acuerdo. La instauración Esto define, en el seno de la relación de palabra, algo que
misma de la experiencia está en función del testimonio. proviene de un origen diferente: exactamente la distinción
Estamos aquí ante otro tipo de alteridad. No puedo reto- entre lo imaginario y lo real. En el objeto está incluida una
mar todo lo que dije en otra época sobre lo que llamé el alteridad primitiva, por cuanto primitivamente es objeto de
conocimiento paranoico, porque deberé retomarlo sin cesar rivalidad y competencia. Sólo interesa como objeto de deseo
en el seno de mi discurso de este año, pero voy a darles una del otro.
idea de lo que era. El conocimiento paranoico es un conocimiento instaurado
Designé así, en mi primera comunicación al grupo de en la rivalidad de los celos, en el curso de esa identificación
Evolution psychiatrique, que en ese momento tenía una origi- primera que intenté definir a partir del estadio del espejo.
nalidad bastante notable, lo que apunta a las afinidades para- Esta base de rivalidad y competencia en el fundamento del
noicas de todo conocimiento de objeto en cuanto tal. Todo objeto es, precisamente, lo que es superado en la palabra, en
conocimiento humano tiene su fuente en la dialéctica de los la medida en que concierne al tercero. La palabra es siempre
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS EL OTRO Y LA PSICOSIS
pacto, acuerdo, nos entendemos, estamos de acuerdo: esto te El esclavo reconoce al amo, y tiene pues la posibilidad de ser
toca a ti, esto es mío, esto es esto y esto es lo otro. Pero el l'Cconocido por él. Iniciará la lucha a través de los siglos para
carácter agresivo de la competencia primitiva deja su marca lograrlo.
en toda especie de discurso sobre el otro con minúscula, Esta distinción entre el Otro con mayúscula, es decir el
sobre el Otro en cuanto tercero, sobre el objeto. No por Otro en tanto que no es conocido, y el otro con minúscula,
nada testimonio en latín se denomina testis, siempre se testi- vale decir el otro que es yo, fuente de todo conocimiento, es
monia sobre los propios cojones. Siempre hay compromiso fundamental. En este intervalo, en el ángulo abierto entre
del sujeto y lucha virtual en la cual el organismo está siempre · ,11nbas relaciones debe ser situada toda la dialéctica del delirio.
latente, en todo lo que es del orden del testimonio. La pregunta es la siguiente: en primer término ¿el sujeto les
Esta dialéctica entraña siempre la posibilidad de que yo habla?; en segundo, ¿de qué habla?
sea intimado a anular al otro. Por una sencilla razón: como el
punto de partida de esta dialéctica es mi alienación en el
otro, hay un momento en que puedo estar en posición de ser
a mi vez anulado porque el otro no está de acuerdo. La 4
dialéctica del inconsciente implica siempre como una de sus
posibilidades la lucha, la imposibilidad de coexistencia con el
otro. No responderé a la primera pregunta. ¿Es una palabra
Aquí reaparece la dialéctica del amo y el esclavo. La verdadera? Al inicio no podemos saberlo. En cambio, ¿de
Fenomenología del Espíritu, no agota probablemente todo lo qué les habla? De él, sin duda, pero primero de un objeto
que está en juego en ella, pero, ciertamente no podemos diferente a los demás, de un objeto que está en la prolonga-
desconocer su valor psicológico y psicogénico. La constitu- ción de la dialéctica dual: les habla de algo que le habló.
ción del mundo humano en cuanto tal se produce en una El fundamento mismo de la estructura paranoica es que
rivalidad esencial, en una lucha a muerte primera y esencial. el sujeto comprendió algo que él formula, a saber, que algo
Con la salvedad de que asistimos al final a la rea.parición de adquirió forma de palabra, y le habla. Nadie, obviamente,
las apuestas. duda de que sea un ser fantasmático, ni siquiera él, pues
El amo le quitó al esclavo su goce, se apoderó del objeto siempre está en posición de admitir el carácter perfectamente
del deseo en tanto que objeto del deseo del esclavo, pero ambiguo de la fuente de las palabras que se le dirigen. El
perdió en la misma jugada su humanidad. Para nada estaba paranoico testimonia acerca de la estructura de ese ser que
en juego el objeto del goce, sino la rivalidad en cuanto tal. habla al sujeto.
¿A quién debe su humanidad? Tan sólo al reconocimiento Deben notar desde ya la diferencia de nivel que hay entre
del esclavo. Pero como él no reconoce al esclavo, este recono- la alienación como forma general de lo imaginario, y la aliena-
cimiento no tiene literalmente valor alguno. Como suele ción en la psicosis. No se trata de identificación, sencillamen-
ocurrir habitualmente en la evolución concreta de las cosas, te, o de un decorado que se inclina hacia el lado del otro con
quien triunfó y conquistó el goce se vuelve completamente minúscula. A partir del momento en que el sujeto habla hay
idiota, incapaz de hacer otra cosa más que gozar, mientras un Otro con mayúscula. Si no, el problema de la psicosis no
que aquel a quien se privó de todo conserva su humanidad. existiría. Los psicóticos serían máquinas con palabra.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS EL OTRO Y LA PSICOSIS
Tornan en consideración su testimonio precisamente por La elevada síntesis que entraña esta construcción nos trae
cuanto les habla. El asunto es saber cuál es la estructura de luces, pero ven que las preguntas siguen abiertas. La proyec-
ese ser que le habla, que todo el mundo está de acuerdo en ción debe intervenir como un mecanismo adicional cada vez
definir como fantasmático . Es, precisamente, el S en el senti- que no se trata de borrar el yo (je). No es completamente
do en que lo entiende el análisis, pero un S más un punto de inadmisible, aunque nos gustaría tener un suplemento de in-
interrogación. ¿Cuál es esa parte, en el sujeto, que habla? El formación. Por otra parte, es claro que el no (ne), la negación
análisis dice: es el inconsciente. Naturalmente, para que la considerada en su forma más formal, en absoluto tiene, al ser
pregunta tenga sentido, es necesario haber admitido que el aplicada a los diferentes términos el mismo valor. Pero a
inconsciente es algo que habla en el sujeto, más allá del grosso modo, esta construcción se aproxima a algo, funciona,
sujeto, e incluso cuando el sujeto no lo sabe, y que dice más y sitúa las cosas en su verdadero nivel tomándolas por este
de lo que supone. El análisis dice que en la psicosis eso es lo lado, diría de logomaquia fundamental.
que habla. ¿Basta con esto? En absoluto, porque toda la Quizá lo que introduje esta mañana podrá hacerles entre-
cuestión es saber cómo eso habla, y cuál es la estructura del ver que podemos formular el problema de modo diferente.
discurso paranoico. Freud nos proporcionó al respecto una Yo (je) lo amo, ¿es un mensaje, una palabra, un testimonio,
dialéctica realmente sorprendente. el recocimento en bruto de un hecho en su estado neu-
Descansa en el enunciado de una tendencia fundamental tralizado?
que podría tener que hacerse reconocer en una neurosis, a Tomemos las cosas en término de mensaje. En el primer
saber: yo (je) lo amo, y tú me amas. Hay tres modos de caso, es ella quien lo ama, el sujeto hace que su mensaje lo
negar esto dice Freud. No se anda con vueltas, no nos dice lleve otro. Esta alienación con toda seguridad nos ubica en el
por qué el inconsciente de los psicóticos es tan buen gramáti- plano del otro con minúscula: el ego habla por intermedio
co y tan mal filólogo; desde el punto de vista del filólogo del alter ego, quien, en el intervalo, cambió de sexo. Nos
efectivamente todo esto es harto sospechoso. No crean que limitaremos a comprobar la alienación invertida. En el de-
esto es obvio en las gramáticas francesas de sexto grado; de lirio de celos, se encuentra en un primer plano esa identifica-
acuerdo a las lenguas hay muchas maneras de decir yo (je) lo ·ión al otro con una inversión del signo de sexualización.
amo. Freud no se detuvo ante esto y dice que hay tres Por otra parte, al analizar la estructura de este modo,
funciones, y tres tipos de delirios y eso funciona. observan que en todo caso no se trata de proyección en el
El primer modo de negación es decir: no soy yo quien lo sentido en que ésta puede ser integrada a un mecanismo de
ama, es ella, mi consorte, mi doble. El segundo, es decir: no neurosis. Esta proyección neurótica consiste efectivamente
es a él a quien amo, es a ella. A este nivel la defensa no es ·n imputar las propias infidelidades al otro: cuando se está
suficiente para el sujeto paranoico, el disfraz es insuficiente, ·closo de la propia mujer es porque uno mismo tiene algunos
no alejó suficientemente el golpe, hace faltá que intervenga la pecadillos que reprocharse. No se puede hacer intervenir el
proyección. Tercera posibilidad: yo (je) no lo amo, lo odio. mismo mecanismo en el delirio de celos -probablemente
Aquí tampoco basta la inversión, eso al menos dice Freud; es psicótico, tal como se presenta en el registro de Freud o tal
necesario que intervenga también el mecanismo de proyec- ·orno yo mismo acabo de intentar insertarlo- donde la per-
ción, a saber: él me odia. En este punto hemos llegado al sona con que están identificados por una alienación invertida,
delirio de persecución. .1 saber, vuestra propia esposa, es la mensajera de vuestro
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS EL OTRO Y LA PSICOSIS
sentimiento frente, ni siquiera a otro hombre, sino como lo preso en la relación imaginaria, centro de gravedad de su yo
muestra la clínica, a un número de hombres más o menos individual, y en el que no hay palabra. Estos términos nos
indefinido. El delirio de celos propiamente paranoide es in- permitirán caracterizar de manera nueva psicosis y neurosis.
definidamente repetible, vuelve a surgir en todos los rodeos
de la experiencia, y puede implicar aproximadamente a todos
los sujetos que aparecen en el horizonte, e incluso a los que 30 DE NOVIEMBRE DE 1955
no aparecen en él.
Ahora, no es a él a quien yo (je) amo, es a ella. Es otro
tipo de alienación, no invertida, sino divertida. El otro al
que se dirige el erotómano es muy singular, porque el sujeto no
tiene con él relación concreta alguna, aunque se haya podido
efectivamente hablar de vínculo místico o de amor platónico.
Muy a menudo es un objeto alejado, con el cual al sujeto le
basta comunicarse por una correspondencia que ni siquiera
sabe si llega o no a destino. Lo menos que puede decirse es
que hay alienación divertida del mensaje. La despersonaliza-
ción del otro con que se acompaña se manifiesta en la resis-
tencia heroica ante todas las pruebas, como se expresan los
erotómanos mismos. El delirio erotomaníaco se dirige a un
otro tan neutralizado que llega a agrandarse hasta adquirir
las dimensiones del mundo, ya que el interés universal que se
adjudica a la aventura, como se expresaba Clérambault, es
uno de sus elementos esenciales.
En el tercer caso estamos ante algo que se acerca mucho
más a la denegación. Es una alienación convertida, en el
sentido de que el amor se transformó en odio. La alteración
profunda de todo el sistema del otro, su desaceleración, el
carácter extensivo de las interpretaciones sobre el mundo,
muestran aquí la perturbación propiamente imaginaria llevada
al máximo.
66 67
IV
69
INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO »
psicosis. En particular, el carácter clínico del psicótico se que es necesario que mi discurso mantenga continuidad. No
distingue por esa relación profundamente pervertida con la obstante, les doy, me parece, las citas, cuando es necesario.
realidad que se denomina un delirio. Esta gran diferencia de Muchos pasajes de la obra de Freud dan fe de que sentía
organización o de desorganización debe tener, dice Freud, la necesidad de una plena articulación del orden simbólico,
una profunda razón estructural. ¿Cómo articular esta di- porque eso es lo que para él está en juego en la neurosis. A
ferencia?
; ·lla le opone la psicosis, donde en un momento hubo ruptu-
Cuando hablamos de neurosis hacemos cumplir cierto ra, agujero, desgarro, hiancia, pero con la realidad exterior.
papel a una huida, a una evitación, donde un conflito con la Fn la neurosis, es eri un segundo tiempo, y en la medida en
realidad tiene su parte. Se intenta designar a la función de que la realidad no está rearticulada plenamente de manera
la realidad en el desencadenamiento de la neurosis mediante la simbólica en el mundo exterior, cuando se produce en el
noción de traumatismo, que es una noción etiológica. Esto es sujeto huida parcial de la realidad, incapacidad de afrontar
una cosa, pero otra cosa es el momento de la neurosis en que esa parte de la realidad, secretamente conservada. En la psico-
se produce en el sujeto cierta ruptura con la realidad. ¿De sis, en cambio, es verdaderamente la realidad misma la que
qué realidad se trata? Freud lo subraya de entrada, la realidad está primero provista de un agujero, que luego el mundo
sacrificada en la neurosis es una parte de la realidad psíquica. fan tasmático vendrá a colmar.
Entramos ya aquí en una distinción muy importante: rea- ¿Podemos contentarnos con una definición tan simple,
lidad no es homónimo de realidad exterior. En el momento con una oposición tan somera entre neurosis y psicosis? De
en que se desencadena su neurosis, el sujeto elide, escotomiza ningún modo , y Freud mismo precisa, luego de su lectura
como se dijo después, una parte de su realidad psíquica, o, del texto de Schreber, que no basta con ver cómo están
en otro lenguaje, de su id. Esta parte es olvidada, pero conti- hechos los síntomas, que aún es necesario descubrir su meca-
núa haciéndose oír. ¿Cómo? De una manera que toda mi nismo de formación. Partamos de la idea de que un agujero,
enseñanza enfatiza: de manera simbólica. una falla, un punto de ruptura en la estructura del mundo
Freud, en el primero de los artículos que citaba, evoca exterior, está colmado por la pieza agregada que es el fantas-
ese depósito que el sujeto pone aparte en la realidad, y en el ma psicótico. ¿Cómo explicarlo? Tenemos a nuestra disposi-
que conserva recursos destinados a la construcción del mundo ción el mecanismo de proyección.
exterior: allí es donde la psicosis toma su material. La neuro- Comenzaré por él hoy, con particular insistencia, debido
sis, dice Freud, es algo muy diferente, porque la realidad que a que algunos de ustedes que trabajan los textos freudianos
el sujeto elidía en determinado momento, intenta hacerla vol- que ya comenté, me han hecho saber que retomando un
ver a surgir prestándole una significación particular, un senti- pasaje cuya importancia señalé, estaban dudosos en cuanto al
do secreto, que llamamos simbólico. Pero Freud no enfatiza sentido que debía darse a un trozo, sin embargo muy claro,
este hecho de manera adecuada. En forma general, el modo que se refiere a la alucinación episódica donde se muestran
impresionista en que se utiliza el término simbólico, nunca las virtualidades paranoicas del hombre de los lobos. Al mis-
ha sido precisado hasta ahora de manera verdaderamente con- mo tiempo que captan muy bien lo que subrayé diciendo lo
forme a lo que está en juego. que fue rechazado de lo simbólico reaparece en lo real, plan-
Les señalo al pasar que no siempre tengo la posibilidad tean una discusión sobre mi manera de traducir el enfermo
de darles estas referencias al texto que algunos anhelan, por- no quiere saber nada de ello en el sentido de la represión. Sin
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO»
embargo, actuar sobre lo reprimido mediante el mecanismo Sería mejor abandonar el término de proyección. Aquí
de la represión, es saber algo acerca de ello, porque la repre- ·stá en juego algo que nada tiene que ver con esa proyección
sión y el retorno de lo reprimido no son sino una sola y única psicológica por la cual, por ejemplo, recibimos siempre todo
cosa, expresada no en el lenguaje consciente del sujeto sino en lo que hacen aquellos hacia los cuales tenemos sentimientos
otra parte. Algunos encuentran una dificultad porque no per- algo mezclados, con al menos alguna perplejidad en lo tocan-
ciiben que lo que está en juego es del orden de un saber. te a sus intenciones. La proyección en la psicosis es muy
Les daré otra cita, tomada del caso Schreber. En el mo- diferente a todo esto, es el mecanismo que hace retornar del
mento en que Freud explica el mecanismo propio de la pro- exterior lo que está preso en la Verwerfung, o sea lo que ha
yección que podría dar cuenta de la reaparición del fantasma sido dejado fuera de la simbolización general que estructura
en la realidad, se detiene, para observar que en este caso no al sujeto.
podemos hablar pura y simplemente de proyección. Lo cual ¿Qué es este juego de manos del que somos presa, este
es harto evidente con sólo pensar cómo funciona ese mecanis- malabarismo entre lo simbólico, lo imaginario y lo real?
mo, por ejemplo, en el delirio de celos llamado proyectivo, Como no conocemos al malabarista podemos hacer la pregun-
que consiste en imputar al cónyuge infidelidades de las que ta. La incluyo en el orden del día este año, pues permitirá
uno se siente imaginariamente culpable. Otra cosa es el delirio definir lo que se denomina la relación con la realidad, y
de persecución, que se manifiesta a través de intuiciones inter- articular a la vez el objetivo del análisis, sin caer en las
prétativas en lo real. Estos son los términos en que se expresa perpetuas confusiones que al respecto se hacen en la teoría
Freud: Es incorrecto decir que la sensación interiormente repri- analítica. Cuando se habla de adaptación a la realidad, ¿de
mida -la Verdrangung es una simbolización, y Unterdrüc- qué se habla? Nadie puede responder si no se define qué es
kung, indica sencillamente algo caído por debajo- es proyec- la realidad, lo cual no es asunto sencillo.
tada de nuevo hacia el exterior -esto es lo reprimido y el A fin de introducir el problema partiré de un elemento
retorno de lo reprimido. Deberíamos decir más bien que lo totalmente actual. No puede decirse, en efecto, que este semi-
rechazado- recuerdan quizás el tono de insistencia que el uso nario es tan sólo una comentario de textos, en el sentido de
dio a esta palabra -retorna del exterior. que se trataría de una pura y simple exégesis: estas cosas
Este es un texto para agregar a los que ya cité en el mismo viven para nosotros en nuestra práctica cotidiana, en los con-
registro, textos que son pivotes. Precisamente, el texto de la troles, en el modo de dirigir nuestra interpretación, en el
Verneinung que comentó Hyppolite, permitió articular con modo en que actuamos ante las resistencias.
precisión que hay un momento que, si puede decirse, es el Por ello tomaré un ejemplo de mi presentación de enfer-
origen de la simbolización. Entiendan bien: este origen no es mos del viernes pasado.
un punto del desarrollo, responde a una exigencia; que la
simbolización necesita un comienzo. Ahora bien, en todo
momento del desarrollo, puede producirse algo que es lo
contrario de la Bejahung; una Verneinung de algún modo
primitiva, cuya continuación es la Verneinung en sus conse-
cuencias clínicas. La distinción de ambos mecanismos, Vernei-
nung y Bejahung, es absolutamente esencial.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO »
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO»
comprender. ¿Por qué dijo Vengo del fiambrera, y no cochino? ¿Qué es Marrana? Es, en efecto, su mensaje, pero ¿no es
Limité mi comentario, pues no me alcanzaba el tiempo, a más bien su propio mensaje?
hacerles observar que ésta era una perla, y les mostré la Al comienzo de todo lo dicho, tenemos la intrusión de la
analogía con el descubrimiento que consistió en percatarse un susodicha vecina en la relación de estas dos mujeres aisladas,
día de que algunos enfermos que se quejaban de alucinaciones que permanecieron estrechamente unidas en la existencia, que
auditivas, hacían manifiestamente movimientos de garganta, no pudieron separarse en el momento del casamiento de la
de labios, en otras palabras las articulaban ellos mismos. Aquí, más joven, que huyeron súbitamente de la dramática situación
no pasa lo mismo, es análogo, y es aún más interesante que parece haberse creado en las relaciones conyugales de la
porque no es igual. joven, debido a las amenazas de su marido, el cual, según los
Dije: Vengo del fiambrera, y entonces, nos largó el asunto, certificados médicos, quería, ni más ni menos, cortarla en
¿qué dijo él? Dijo: Marrana. Es la respuesta del pastor a lapas- rodajas. Tenemos ahí la impresión de que la injuria del caso
tora: hilo, aguja, mi alma, mi vida, así ocurre en la existencia. -el término injuria es allí esencial, siempre fue destacado en
Detengámonos un momentito aquí. Ahí lo tienen muy la fenomenología clínica de la paranoia- se ajusta con el
contento, se dirán ustedes, es lo que nos enseña: en la palabra, proceso de defensa vía expulsión, a la que se sintieron
el sujeto recibe su propio mensaje en forma invertida. Desen- obligadas a proceder en relación a la vecina, considerada
gáñense, precisamente no es eso. El mensaje en juego no es como primordialmente invasora. Venía a golpear la puerta
idéntico, ni mucho menos, a la palabra, por lo menos en el siempre que estaban arreglándose, o en el momento en que
sentido en que la articulo para ustedes como esa forma de comenzaban algo, mientras estaban cenando o leyendo. Se
mediación en la que el sujeto recibe su mensaje del otro en trataba ante todo de alejar a esta persona esencialmente pro-
forma invertida. pensa a la intrusión. Las cosas sólo se volvieron problemáticas
Primero, ¿ quién es este personaje? Ya lo dijimos, es un cuando esa expulsión, ese rechazo, esa negativa se realizó
hombre casado, amante de una muchacha que es amiga de plenamente, quiero decir en el momento en que realmente la
nuestra enferma y muy implicada en el deseo del que es pusieron de patitas en la calle.
víctima: ella es, no su centro, sino su personaje fundamental. ¿Debemos situar esto en el plano de la proyección, como
Las relaciones de nuestra sujeto con esta pareja son ambiguas. un mecanismo de defensa? Toda la vida íntima de estas pa-
Son ciertamente personajes persecutorios y hostiles, pero no cientes se desenvolvió fuera del elemento masculino, siempre
son aprehendidos en forma demasiado reivindicativa, como hicieron de él un extraño con el que nunca se pusieron de
pudieron darse cuenta con asombro los que estaban presentes acuerdo, el mundo para ellas era esencialmente femenino.
en la entrevista. Las relaciones de la sujeto con el exterior se ¿La relación que mantienen con personas de su propió sexo .
caracterizan más bien por la perplejidad: ¿cómo se pudo es acaso del tipo de la proyección, en la necesidad en que se
entonces, por chismes, por una petición, sin duda, llevarlas al encuentran ambas de permanecer encerradas en sí mismas, en
hospital? El interés univ-ersal que se les concede tiende a pareja? ¿Está vinculada a esa fijación homosexual, en el senti-
repetirse. A ello se deben esos esbozos de elementos erotoma- do más amplio del término, que está en la base, dice Freud,
níacos que captamos en la observación. Hablando estrictamen- de las relaciones sociales? Esto explicaría que, en el aislamien-
te, no son erotómanas, pero están habitadas por la impresión to del mundo femenino en que viven ambas mujeres, ambas
de que se interesan por ellas. se encuentren en la posición, no de recibir del otro su mensa-
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO»
je, sino en la de decírselo ellas mismas al otro. ¿Acaso es la mi mujer, o también la palabra mentirosa, que siendo lo
injuria el modo de defensa que vuelve de algún modo por contrario, supone de igual modo el reconocimiento de un
reflexión en su relación, relación que es comprensible, a par- Otro absoluto, al que se apunta más allá de todo lo que
tir del momento en que está establecida, se extienda a todos pueden conocer, y para quien el reconocimiento sólo tiene
los otros en cuanto tales, cualesquiera sean? Esto es concebi- valor precisamente porque está más allá de lo conocido. Uste-
ble, y hace pensar que efectivamente se trata del propio men- des lo instituyen en el reconocimiento, no como un puro y
saje del sujeto, y no del mensaje recibido en forma invertida. simple elemento de la realidad, un peón, una marioneta, sino
¿Debemos detenernos aquí? Ciertamente no. Este análisis un absoluto irreductible, de cuya existencia como sujeto de-
permite comprender que la paciente se siente rodeada de pende el valor mismo de la palabra en la que se hacen recono-
sentimientos hostiles. Pero el problema no es ése. Lo impor- cer. Algo nace ahí.
tante es que Marrana haya sido escuchado realmente, en lo Diciéndole a alguien: Tú eres mi mujer, implícitamente le
real. dicen Yo (je) soy tu hombre, pero primero le dicen Tú eres
¿Quién habla? Ya que hay alucinación, es la realidad la mi mujer, vale decir que la instituyen en la posición de ser
que habla. Nuestras premisas lo implican, si planteamos que reconocida por ustedes, mediante lo cual podrá reconocerlos
la realidad está constituida por sensaciones y percepciones. Esta palabra es entonces siempre un más allá del lenguaje.
Al respecto no hay ambigüedad, no dice: Tuve la impresión Un compromiso como éste, al igual que cualquier otra pala-
de que me respondía: Marrana, dice: -Dije: Vengo del fiam- bra, así fuese una mentira, condiciona todo el discurso que
brera, y él me dijo: -Marrana. va a seguir y aquí, entiendo que discurso incluye actos, gestio-
O bien nos contentamos con decir: Miren, está alucinada, nes, contorsiones de las marionetas presas del juego, y la
o bien intentamos -puede parecer una empresa insensata, primera son ustedes mismos. A partir de una palabra se
pero ¿el papel de los psicoanalistas hasta el presente no es instituye un juego, comparable en todo a lo que sucede en
dedicarse a empresas insensatas?- ir un poquitito más lejos. Alicia en el país de las maravillas, cuando los servidores y
En primer término, ¿se trata de la realidad de los objetos? los demás personajes de la corte de la reina se ponen a jugar
¿Quién suele hablar para nosotros en la realidad? ¿La realidad a las cartas disfrazándose de cartas y transformándose ellos
es precisamente cuando alguien nos habla? El interés de las mismos en el rey de corazón, la reina de pique y el valet de
observaciones que hice la vez pasada sobre el otro y el Otro, diamantes. Una palabra los compromete a sostenerla por
el otro con minúscula y el Otro con mayúscula, era hacerles vuestro discurso, a negarla, recusarla o confirmarla, a refutar-
notar que cuando el Otro con mayúscula habla, no es pura y la, pero más aún puede llevarlos a muchas cosas que están en
simplemente la realidad ante la cual están, a saber, el indivi- la regla del juego. Aunque la reina cambie a cada momento
duo que articula. · El Otro está más allá de esa realidad. la regla, eso no cambiará para nada lo esencial: una vez
En la verdadera palabra, el Otro, es aquello ante lo cual entrados en el juego de los símbolos, siempre están obligados
se hacen reconocer. Pero sólo pueden hacerse reconocer por a comportarse según una regla.
él porque él está de antemano reconocido. Debe estar recono- En otros términos, cuando una marioneta habla, no habla
cido para que puedan hacerse reconocer. Esta dimensión su- ella sino alguien que está detrás. El asunto es saber cuál es la
plementaria, la reciprocidad, es necesaria para que valga esa función del personaje que encontramos en esta ocasión. Pode-
o
palabra cuyos ejemplos típicos di, Tú eres mi amo Tú eres mos decir que, para el sujeto, manifiestamente habla algo
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO»
real. Nuestra paciente no dice que otro habla detrás de él, pedazos. Ella no sabe que lo dice, pero de todos modos lo
ella recibe de él su propia palabra, pero no invertida, su dice. Le dice sobre sí misma a ese otro a quien le habla: Yo,
propia palabra está en el otro que es ella misma, el otro con la marrana, vengo del fiambrera, ya estoy disyunta, cuerpo
minúscula, su reflejo en su espejo, su semejante. Marrana · fragmentado, membra disjecta, delirante, y mi mundo se cae
surge en ping-pong y ya no se sabe dónde estuvo el primer en pedazos, al igual que yo. Esto es lo que dice. Este modo
saque. de expresarse, por comprensible que parezca es, empero, es
Que la palabra se expresa en lo real quiere decir que se lo menos que se puede decir, un poquitito curioso.
expresa en la marioneta. El Otro en juego en esta situación Todavía hay otra cosa, que afecta la temporalidad. Resul-
no está más allá de la pareja, está más allá del sujeto mismo ta claro, a partir de los comentarios de la paciente, que no se
-es la estructura de la alusión: se indica a sí misma en un sabe quién habló primero. Todas las apariencias indican que
más allá de lo que dice-. no es nuestra paciente, al menos forzosamente. Nunca sabre-
Intentemos ubicarnos a partir de este juego de a cuatro mos nada sobre este punto, porque no vamos a cronometrar
que implica lo que dije la vez pasada. las palabras desreales, pero si el desarrollo que acabo de
El a con minúscula, es el señor con quien se encuentra en hacer es correcto, si la respuesta es la alocución, vale decir lo
el pasillo, la A mayúscula no existe. a' minúscula es quien que verdaderamente dice la paciente, el Vengo del fiambrera
dice Vengo del fiambrera. ¿Y de quién se dice Vengo del presupone la respuesta Marrana.
fiambrera? De S, a minúscula le dijo Marrana. La persona En la palabra verdadera, por el contrario, la alocución es
que nos habla, y que habló, en tanto delirante, a', recibe sin la respuesta. La consagración del Otro como mi mujer o mi
duda en algún lado su propio mensaje en forma invertida, amo es lo que responde a la palabra, luego, en este caso, la
del otro con minúscula, y lo que ella dice concierne al mismo respuesta presupone la alocución. El Otro está excluido ver-
más allá que ella misma es en tanto sujeto, y del cual, por daderamente en la palabra delirante, no hay verdad por detrás,
definición, sencillamente porque es sujeto humano, sólo pue- hay tan poca que el sujeto mismo no le atribuye verdad
de hablar por alusión. alguna, y está frente a este fenómeno, bruto a fin de cuentas, en
Sólo hay dos maneras de hablar de ese S, ese sujeto que una realidad de perplejidad. Hace falta mucho tiempo antes
somos radicalmente; o bien dirigirse verdaderamente al Otro, de que intente restituir alrededor de esto un orden al que
con mayúscula, y recibir de él el mensaje que lo concierne a llamaremos orden delirante. No lo restituye, como se cree,
uno en forma invertida; o bien indicar su dirección, su exis- por deducción y construcción, sino de una manera que como
tencia bajo la forma de alusión. Si esta mujer es estrictamente veremos más adelante no deja de estar relacionada con el
una paranoica, es que el ciclo, para ella, entraña una exclu- fe nómeno primitivo mismo.
sión del gran Otro. El circuito se cierra sobre los p'equeños Estando pues verdaderamente excluido el Otro, lo que
otros que son la marioneta que está frente a ella, que habla, concierne al sujeto es dicho realmente por el pequeño otro,
y en la que resuena su mensaje, y ella misma, quien, en tanto por sombras de otro, o como se expresará nuestro Schreber
que yo, es siempre otro y habla por alusión. para designar todos los seres humanos que encuentra, por
Esto es lo importante. Habla tan bien por alusión que no hombrecitos mal paridos, o hechos a la ligera. El pequeño
sabe qué dice. ¿Qué dice? Dice: Vengo del fiambrera. Ahora otro presenta, en efecto, un carácter irreal, tendiente a lo
bien, ¿quién viene del fiambrero? Un cochino cortado en irreal.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO»
La traducción que acabo de darles no es completamente t ido ahí dentro a partir del momento en que le dan una
válida, hay resonancias en alemán que intento transmitir me- significación, en que crean otro significante en tanto que
diante la expresión mal parido. significante, algo en esa función de significación. Por eso
podemos hablar del lenguaje. La participación significante-
significado sin embargo se repetirá siempre. No hay dudas
Je que la significación es de la índole de lo imaginario. Es, al
3 igual que lo imaginario, a fin de cuentas siempre evanescente,
porque está ligada estrictamente a lo que les interesa, es decir
:i. aquello en lo que están metidos. Si supieran que el hambre
Tras habernos interesado en la palabra, vamos ahora a y el amor son lo mismo, serían como todos los animales,
interesarnos un poco en el lenguaje, al que precisamente se estarían verdaderamente motivados. Pero, gracias a la existen-
aplica la repartición triple de lo simbólico, de lo imaginario y cia del significante, vuestra pequeña significación personal
de lo real. - que es también de una genericidad absolutamente desespe-
Indudablemente, el cuidado con que Saussure elimina de rante, humana, demasiado humana- los arrastra mucho más
su análisis del lenguaje la consideración de la articulación lejos. Como existe ese maldito sistema del significante del
motora muestra claramente que distingue su autonomía. El cual no han podido aún comprender ni cómo está ahí, ni
discurso concreto es el lenguaje real, y eso, el lenguaje, habla. cómo existe, ni para qué sirve, ni adónde los lleva, él es
Los registros de lo simbólico y de lo imaginario los encontra- quien los lleva a ustedes.
mos en los otros dos términos con los que articula la estruc- Cuando habla, el sujeto tiene a su disposición el conjunto
tura del lenguaje, es decir el significado y el significante. del material de la lengua, y a partir de allí se forma el discur-
El material significante, tal como siempre les digo que so concreto. Hay primero un conjunto sincrónico, la lengua
está, por ejemplo, en esta mesa, en estos libros, es lo simbóli- en tanto sistema simultáneo de grupos de oposiciones estruc-
co. Si las lenguas artificiales son estúpidas es porque siempre turados, tenemos después lo que ocurre diacrónicamente, en
están hechas a partir de la significación. Alguien me recorda- el tiempo, que es el discurso. No podemos no poner el
ba hace poco las formas de deducción que regulan el esperan- discurso en determinada dirección del tiempo, dirección defi-
to, por las cuales cuando se conoce rana, se puede deducir nida de manera lineal, dice Saussure.
sapo, renacuajo, escuerzo y todo lo que quieran. Le pregunté Le dejo la responsabilidad de esta afirmación. No porque
cómo se dice en esperanto ¡Mueran los sapos!, 1 porque tendrá la creo falsa; fundamentalmente es cierto que no hay discurso
que deducirse de ¡Viva la policía! Sólo esto basta para refutar sin cierto orden temporal, y en consecuencia sin cierta suce-
la existencia de las lenguas artificiales, que intentan moldearse sión concreta; aun cuando sea virtual. Si leo esta página
sobre la significación, razón por la cual no suelen ser comenzando por abajo y subiendo al revés, no pasará lo
utilizadas . mismo que si leo en dirección adecuada, y en algunos casos,
Luego está también la significación, que siempre remite a esto puede engendrar una grave confusión. Pero no es total-
la significación. Obviamente, el significante puede quedar me- mente exacto que sea una simple línea, es más probable que
sea un conjunto de líneas, un pentagrama. El discurso se
1
«Sapos >>. Nombre popular de la policía en el área del Caribe. [T.] instala en este diacronismo.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS «VENGO DEL FIAMBRERO»
La existencia sincrónica del significante está caracterizada ia es mío, no me lo dijeron los otros, es mi discurso común .
suficientemente en el hablar delirante por una modificación ¿Qué pasa a nivel de la significación? La injuria es siempre
que ya señalé aquí, a saber que algunos de sus elementos se una ruptura del sistema del lenguaje, la palabra amorosa tam-
aíslan, se hacen más pesados, adquieren un valor, una fuerza bién. Que Marrana esté cargada de un sentido oscuro, cosa
de inercia particular, se cargan de significación, de una signi- probable, o no, con ello ya tenemos la indicación de la diso-
ficación a secas. El libro de Schreber está sembrado de ellos. ciación. Esta significación como toda significación que se
Tornen una palabra como por ejemplo N ervenanhang, respete, remite a otra significación. Es precisamente lo que
adjunción de nervios, palabra de la lengua fundamental. aquí caracteriza la alusión. Diciendo Vengo del fiambrero, la
Schreber diferencia perfectamente las palabras que le surgie- paciente nos indica que esto remite a otra significación. Des-
ron de manera inspirada, precisamente por vía de N ervenan- de luego, es un poco oblicuo, ella prefiere que yo entienda.
hang, que le fueron repetidas en su significación electiva que Cuídense de la gente que les dice: Usted comprende. Siem-
no siempre entiende exactamente. Seelenmord, asesinato del pre lo hacen para que uno vaya a donde no había que ir. Es
alma, por ejemplo, es otra de estas palabras, para él problemá- lo que ella hace: Usted comprende bien, quiere decir que ella
tica, pero que él sabe que tiene un sentido particular. Por lo misma no está muy segura de la significación, y que ésta
demás, habla de todo esto en un discurso que es en verdad el remite, no tanto a un sistema de significación continuo y
nuestro, y su libro, debo decirlo, está escrito notablemente, aj ustable, sino a la significación en tanto inefable, a la signifi-
claro y ágil. Más aún, es tan coherente como muchos de los cación intrínseca de su realidad propia, de su fragmentación
sistemas filosóficos de nuestra época, en que a cada rato personal.
vemos a algún señor a quien le pica de golpe, en una vuelta Luego, está lo real, la articulación real de verdad verdad,
del camino, no sé qué bicho que le hace descubrir que el que por un juego de manos pasa al otro. La palabra real,
bovarismo y la duración son la clave del mundo, y reconstru- quiero decir, la palabra en tanto articulada, aparece en otro
ye todo el mundo alrededor de esa noción, sin que uno sepa punto del campo, pero no en cualquiera, sino en el otro, la
por qué escogió ésa y no otra. No me parece que el sistema marioneta, en tanto que elemento del mundo exterior.
de Schreber sea menos valioso que el de esos filósofos cuyo El S mayúscula, cuyo medio es la palabra, el análisis
tema general acabo de perfilar. Y Freud descubre, cuando muestra que no es lo que piensa el vulgo. Está la persona
llega al término de su desarrollo, que en el fondo ese tipo real que está ante uno en tanto ocupa lugar -en la presencia
escribió cosas estupendas, que se parecen a lo que yo, Freud, de un ser humano está eso, ocupa lugar, en su consultorio
he descrito. pueden entrar a lo sumo diez personas, no ciento cincuenta-
Este libro, escrito entonces en discurso común, señala las cstá lo que ven, que manifiestamente los cautiva, y es capaz
palabras que adquirieron para el sujeto ese peso tan particular. de hacer que de repente se echen en sus brazos, acto inconsi-
Lo llamaremos una erotización, y evitaremos las explicaciones derado que es del orden imaginario; y luego está el Otro que
demasiado simples. Cuando el significante está cargado de mencionábamos, que también puede ser el sujeto, pero
este modo, el sujeto se da perfectamente cuenta. En el mo- que no es el reflejo de lo que tiene enfrente, y tampoco es
mento en que Schreber emplea el término instancia -él tam- simplemente lo que se produce cuando se ven verse.
bién tiene sus pequeñas instancias- para definir las diversas Si lo que digo no es cierto, Freud nunca ha dicho la
fuerzas articuladas del mundo que le ha tocado, dice: Instan- verdad, porque el inconsciente quiere decir eso.
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INTRODUCCION A LA CUESTION DE LAS PSICOSIS
7 DE DICIEMBRE DE 1955
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
afecta el fondo de las relaciones de uno con el mundo. Hay mayúscula de la intersubjetividad, el Otro que no aprehen-
que reconocer que para ser psicoanalistas no están forzados den en tanto es sujeto, es decir, en tanto puede mentir, el
en modo alguno, a menos que se sacudan un poco, a tener O tro, en cambio, que siempre está en su lugar, el Otro de
presente que el mundo no es exactamente como cada quien los astros, o si prefieren el sistema estable del mundo, del
lo concibe, sino que está tramado por esos mecanismos que objeto, y entre ambos, de la palabra con sus tres etapas, del
ustedes pretenden conocer. significante, de la significación y del discurso.
Ahora bien, no se engañen, tampoco se trata de que yo No es un sistema del mundo, es un sistema de orientación
haga aquí la metafísica del descubrimiento freudiano, de que <le nuestra experiencia: ella se estructura así, y en su seno
saque las consecuencias que entraña en lo tocante a lo quepo- podemos situar las diversas manifestaciones fenoménicas con
demos llamar, en el sentido más amplio, el ser. Mi intención que nos encontramos. Si no tomamos en serio esta estructura,
no es esa. No sería inútil, pero creo que le podemos dejar no las podemos entender.
eso a otros, y que lo que aquí hacemos indicará la forma de Por supuesto, esta historia de seriedad toca también el
acceso. No crean que les esté prohibido probar alas en esa meollo del asunto. Un sujeto normal se caracteriza precisa-
dirección; nada perderán preguntándose acerca de la metafísi- mente por nunca tomar del todo en serio cierto número de
ca de la condición humana tal como la revela el descubrimien- realidades cuya existencia reconoce. Ustedes están rodeados
to freudiano. Pero, a fin, esto no es lo esencial, ya que esa de toda clase de realidades de las que no dudan, algunas
metafísica le cae a uno encima de la cabeza, podemos confiar especialmente amenazantes, pero no las toman plenamente en
en las cosas tal como están estructuradas: ya están ustedes serio, porque piensan, como dice el subtítulo de Claudel,
allí, en su seno. que lo peor no siempre es seguro, y se mantienen en un
Si el descubrimiento freudiano se llevó a cabo en nuestra estado medio, fundamental en el sentido de que se trata del
época, y si por una serie harto confusa de casualidades, uste- fo ndo, que es feliz incertidumbre, y que les permite una
des resultan ser personalmente sus depositarios, no es en existencia suficientemente sosegada. Indudablemente, para el
balde. La metafísica en cuestión puede inscribirse por entero sujeto normal la certeza es la cosa más inusitada. Si se hace
en la relación del hombre con lo simbólico. Están inmersos preguntas al respecto, se percatará de que es estrictamente
en ella hasta un punto que rebasa con mucho vuestra expe- correlativa de una acción en la que está empeñado.
riencia como técnicos y, como a veces se los indico, encontra- No me extenderé al respecto, porque nuestro objetivo
mos sus huellas y su presencia en toda suerte de disciplinas e aquí no es hacer la psicología y la fenomenología de lo más
interrogaciones cercanas al psicoanálisis. cercano. Como ocurre siempre, tenemos que alcanzarla dan-
Ustedes son técnicos. Pero técnicos que existen en el do un rodeo, por lo más lejano, que hoy es el loco Schreber.
seno de este descubrimiento. Puesto que esta técnica se desen-
vuelve a través de la palabra, el mundo en que les toca
moverse en su experiencia está incurvado por dicha perspecti-
va. Intentemos, al menos, estructurarla correctamente. 1
A esta exigencia responde mi pequeño cuadrado, que va
del sujeto al otro, y en cierto modo de lo simbólico a lo real, Seamos algo prudentes y nos daremos cuenta de que
sujeto, yo, cuerpo y en sentido inverso, hacia el Otro con Schreber tiene en común con los demás locos un rasgo que
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
siempre volverán a encontrar en los datos más inmediatos; no elemental, o también -fenómeno más desarrollado- la
por esta razón hago presentaciones de enfermos. Los psicólo- creencia delirante.
gos, por no frecuentar de verdad al loco, se formulan el falso Pueden hacerse una idea de ello hojeando la admirable
problema de saber por qué cree en la realidad de su alucina- condensación que Freud nos da del libro de Schreber, a la
ción. Por más que sea, ven bien que hay algo que no encaja, par que lo analiza. A través de Freud, pueden tener el contac-
y se rompen la cabeza elucubrando una génesis de la creencia. to, la dimensión del fenómeno.
Antes habría que precisar esa creencia, pues, a decir verdad, Un fenómeno central del delirio de Schreber, que puede
en la realidad de su alucinación, el loco no cree. considerarse incluso inicial en la concepción que se hace de
De inmediato se me ocurren mil y un ejemplos, aunque esa transformación del mundo que constituye su delirio, es
no me voy a detener en ellos, porque quiero dedicarme al lo que llama la Seelenmord, el asesinato del alma. Ahora
texto del loco Schreber. Pero, en fin, es algo que incluso está bien, él mismo lo presenta como completamente enigmático.
al alcance de personas que no son psiquiatras. El azar me Es cierto que el capítulo 11 de las Memorias, que explica-
hizo abrir hace poco· la Fenomenología de la percepción de ba las razones de su neuropatía y desarrollaba la noción de
Maurice Merleau Ponty, página 386 de la edición francesa, asesinato del alma, está censurado. Sabemos, empero, que
sobre el tema de la cosa y el mundo natural. Remítanse a incluía comentarios respecto a su familia, que probablemente
ella: encontrarán excelentes comentarios sobre este tema, a nos aclararían su delirio inaugural en relación a su padre o a
saber, que es muy fácil obtener del sujeto la confesión de su hermano, o a alguno de sus familiares, y los así llamados
que lo que él oye, nadie más lo ha oído. Dice: Sí, de acuerdo, elementos transferenciales significativos. Pero no tenemos
sólo yo lo oí. por qué lamentar demasiado, después de todo, esta censura.
Lo que está en juego no es la realidad. El sujeto admite, A veces un exceso de detalles impide ver las características
por todos los rodeos explicativos verbalmente desarrollados formales fundamentales. Lo fundamental no es que nosotros
que están a su alcance, que esos fenómenos son de un orden hayamos perdido, a causa de esa censura, la oportunidad de
distinto a lo real, sabe bien que su realidad no está asegurada, comprender tal o cual de sus experiencias afectivas en relación
incluso admite hasta cierto punto su irrealidad. Pero, a dife- a sus familiares , sino que él, el sujeto, no la comprenda, y
rencia del sujeto normal para quien la realidad está bien que, sin embargo, la formule.
ubicada, él tiene una certeza: que lo que-está en juego -des- La distingue como un momento decisivo de esa nueva
de la alucinación hasta la interpretación- le concierne. dimensión a la cual accedió, y la comunica mediante el relato
En él, l\O está en juego la realidad, sino la certeza. Aun de los diferentes modos de relación cuya perspectiva le fue
cuando se expresa en el sentido de que lo que experimenta dada progresivamente. Considera este asesinato del alma co-
no es del orden de la realidad, ello no afecta a su certeza, mo un resorte cierto, que a pesar de su certeza conserva por
que es que le concierne. Esta certeza es radical. La índole sí mismo un carácter enigmático. ¿Qué podrá ser asesinar un
misma del objeto de su certeza puede muy bien conservar alma? Por otra parte, saber diferenciar el alma de todo lo
una ambigüedad perfecta, en toda la escala que va de la que tiene que ver con ella no le es dado a cualquiera, pero sí
benevolencia a la malevolencia. Pero significa para él algo en cambio a este delirante, con un matiz de certeza que
inquebrantable. confiere a su testimonio un relieve esencial.
Esto constituye lo que se llama, con o sin razón, fenóme- Debemos reparar en estas cosas, y no perder de vista su
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
carácter distintivo, si queremos comprender lo que sucede flo recen además, casi siempre, en producciones literarias, en
verdaderamente, y no sacarnos de encima el fenómeno de la el sentido en que literarias quiere decir sencillamente hojas
locura con ayuda de una palabra clave o de esa oposición de papel cubiertas de escritura. Observen que este hecho
entre realidades y certeza. aboga a favor del mantenimiento de cierta unidad entre los
Deben adiestrarse a encontrar esa certeza delirante en delirios quizá prematuramente aislados como paranoicos, y
cualquier parte que esté. Descubrirán entonces, por ejemplo, las formaciones que la nosología clásica llama parafrénicas.
la diferencia que existe entre el fenómeno de los celos cuando Conviene sin embargo que adviertan lo que le falta al
se presenta en un sujeto normal y cuando se presenta en un loco en este caso, por más escritor que sea, incluyendo a este
delirante. No es necesario evocar en detalle lo que tienen de presidente Schreber, que nos brinda una obra tan cautivante
humorístico, inclusive de cómico, los celos de tipo normal por su carácter completo, cerrado, pleno, logrado.
que, por así decirlo, rechazan la certeza con la mayor naturali- El mundo que describe está articulado en conformidad
dad, por más que las realidades se la ofrezcan. Es la famosa con la concepción alcanzada luego del momento del síntoma
historia del celoso que persigue a su mujer hasta la puerta de inexplicado que perturbó profunda, cruel y dolorosamente
la habitación donde está encerrada con otro. Contrasta sufi- su existencia. Según dicha concepción, que le brinda por lo
cientemente con el hecho de que el delirante, por su parte, se demás cierto dominio de su psicosis, él es el correlato femeni-
exime de toda referencia real. Esto debería inspirarnos cierta no de Dios. Con ello todo es comprensible, todo se arregla, y
desconfianza a propósito de la transferencia de mecanismos diría aún más, todo se arreglará para todo el mundo, ya que
normales, como la proyección, para explicar la génesis de los él desempeña así el papel de intermediario entre una humani-
celos delirantes. Y, sin embargo, verán hacer muy a menudo dad amenazada hasta lo más recóndito de su existencia, y ese
esta extrapolación. Basta leer el texto de Freud sobre el presi- poder divino con el que mantiene vínculos tan singulares.
dente Schreber para darse cuenta de que, a pesar de no -tener Todo se arregla en la Versohnung, la reconciliación que lo
tiempo para abordar el asunto en toda su extensión, él mues- sitúa como la mujer de Dios. Su relación con Dios, tal como
tra los peligros que se corren, a propósito de la paranoia, nos la comunica es rica y compleja; con todo, no puede
haciendo intervenir de modo imprudente la proyección, la dej ar de impactamos el hecho de que su texto nada entraña
relación de yo a yo, o sea del yo al otro. Aunque esta que indique la menor presencia, la menor efusión, la menor
advertencia esté escrita con todas sus letras, el término de comunicación real, nada que dé idea de una verdadera reláción
proyección se usa a diestra y siniestra para explicar los delirios entre dos seres.
, .
y su genes1s. Sin apelar, lo cual sería discordante a propósito de un
Diré aún más: a medida que el delirante asciende la escala texto como éste, a la comparación con un gran místico, abran
de los delirios, .está cada vez más seguro de cosas planteadas de todos modos -si la experiencia les provoca-, abran cual-
como cada vez más irreales. La paranoia se distingue en este quier página de San Juan de la Cruz. El también, en la
punto de la demencia precoz: el delirante articula con una experiencia del ascenso del alma, se presenta en una actitud
abundancia, una riqueza, que es ..precisamente una de sus de recepción y ofrenda, y habla incluso de esponsales del alma
características clínicas esenciales, que si bien es una de las con la presencia divina. Ahora bien, nada hay en común
más obvias, no debe sin embargo descuidarse. Las produccio- en el acento que encontramos en cada uno de ellos. Diría
nes discursivas que caracterizan el registro de las paranoias incluso que el más mínimo testimonio de una experiencia
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
religiosa auténtica les permitiría ver la enorme diferencia. toda suerte de existencias, improbables sin duda, pero cuyo
Digamos que el largo discurso con que Schreber da fe de lo carácter significativo es indudable, dato primero, cuya articu-
que finalmente resolvió admitir como solución de su proble- lación se vuelve cada vez más elaborada a medida que su
mática, no da en lado alguno la impresión de una experiencia delirio avanza. Es violado, manipulado, transformado, habla-
original en la que el sujeto mismo esté incluido: es un testi- do de todas las maneras, y, diría, charloteado. Lean en detalle
monio, valga la palabra, verdaderamente objetivado. lo que él dice sobre los pájaros del cielo, como los llama, y
¿Sobre qué versan estos testimonios delirantes? No diga- su chillido. Realmente de eso se trata: él es sede de una
mos que el loco es alguien que prescinde del reconocimiento pajarera de fenómenos, y este hecho le inspiró la enorme
del otro. Si Schreber escribe esa enorme obra es realmente comunicación que es la suya, ese libro de alrededor de quinie-
para que nadie ignore lo que experimentó, e incluso para tas páginas, resultado de una larga construcción que fue para
que, eventualmente, los sabios verifiquen la presencia de los él la solución de su aventura interior.
nervios femeninos que penetran progresivamente en su cuer- Al inicio, y en tal o cual momento, la duda versa sobre
po, objetivando así la relación única que ha sido la suya con aquello a lo cual la significación remite, pero no tiene duda
la realidad divina. Es algo que de hecho se propone como un alguna de que remite a algo. En un sujeto como Schreber, las
esfuerzo por ser reconocido. Tratándose de un discurso publi- cosas llegan tan lejos que el mundo entero es presa de ese
cado, surge el interrogante acerca de qué querrá decir real- delirio de significación, de modo tal que puede decirse que,
mente, en ese personaje tan aislado por su experiencia que es lejos de estar solo, él es casi todo lo que lo rodea.
el loco, la necesidad de reconocimiento. El loco parece distin- En cambio, todo lo que él hace ser en esas significaciones
guirse a primera vista por el hecho de no tener necesidad de está, de alguna manera, vaciado de su persona. Lo articula de
ser reconocido. Sin embargo, esa suficiencia que tiene en su mil maneras, y especialmente por ejemplo, cuando observa
propio mundo, la auto-comprehensibilidad que parece carac- que Dios, su interlocutor imaginario, nada comprende de
terizarlo, no deja de presentar algunas contradicciones. todo cuanto está dentro, de todo lo que es de los seres vivos,
Podemos resumir la posición en que estamos respecto a y que sólo trata con sombras o cadávares. Por eso mismo
su discurso cuando lo conocemos, diciendo que es sin duda todo su mundo se transformó en una fantasmagoría de som-
escritor más no poeta. Schreber no nos introduce a una nueva bras de hombres hechos a la ligera, dice la traducción.
dimensión de la experiencia. Hay poesía cada vez que un
· escrito nos introduce en un mundo diferente al nuestro, y
. dándonos la presencia de un ser, de determinada relación
2
fundamental, lo hace nuestro también. La poesía hace que no
podamos dudar de la autenticidad de la experiencia de San
Juan de la Cruz, ni de Proust, ni de Gérard de N erval. La A la luz de las perspectivas analíticas, se nos abren varios
poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo orden caminos a fin de comprender cómo una construcción así
de relación simbólica con el mundo. No hay nada parecido puede producirse en un sujeto.
en las Memorias de Schreber. Los caminos más fáciles fon los caminos ya conocidos.
¿Qué diríamos, a fin de cuentas, del delirante? ¿Está solo? La defensa es una categoría -introducida muy tempranamen-
Tampoco es esa nuestra impresión, porque está habitado por te en análisis- que ocupa hoy el primer plano, Se considera
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
al delirio una defensa del sujeto. Las neurosis, por otra parte, permitimos leer ese trabajo, y, percatándonos de que nada
se explican de igual modo . hay en ese colega que merezca ser considerado como una
Saben hasta qué punto insisto en el carácter incompleto y idea original que el sujeto plagiase, se lo señalamos. Se consi-
escabroso de esta referencia, que se presta a todo tipo de dera que una intervención de esta índole forma parte del
intervenciones precipitadas y nocivas. Saben también hasta .tnálisis. Por suerte, somos suficientemente honestos y ciegos
qué punto es difícil desprenderse de ella. Este concepto es ·orno para considerar como prueba de lo bien fundado de
tan insistente, tan sostenido, porque responde verdaderamen- nuestra interpretación el hecho de que el sujeto traiga la vez
te a algo objetivable. El sujeto se defiende, pues bien, ayudé- siguiente esta linda historieta: saliendo de la sesión, fue a un
mosle a comprender que no hace sino defenderse, mostrémos- restaurante, y saboreó su plato preferido, sesos frescos.
le contra qué se defiende. U na vez que se colocan en esta Estamos encantados, la cosa funcionó. ¿Pero qué quiere
perspectiva, enfrentan múltiples peligros y, en primer térmi- decir? Quiere decir que el sujeto no entendió nada del asunto
no, el de marrar el plano en que debe hacerse vuestra inter- y tampoco entendió lo que nos trae, de modo que no se ve
vención. En efecto, deben distinguir siempre severamente el muy bien cuál sería el progreso realizado. Kris apretó el
orden en que se manifiesta la defensa. botón adecuado. Apretar el botón adecuado no basta. El
Supongamos que esa defensa es manifiestamente del orden sujeto sencillamente hace un acting-out.
simbólico, y que pueden elucidarla en el sentido de una C onfirmo el acting-out como equivalente a un fenómeno
palabra en sentido pleno, vale decir, que atañe en el sujeto al .1lucinatorio de tipo delirante que se produce cuando uno
significante y al significado. Si el sujeto presentifica ambos, simboliza prematuramente, cuando uno aborda algo en el
significante y significado, entonces, en efecto, pueden interve- orden de la realidad, y no en el seno del registro simbólico.
nir mostrándole la conjunción de ese significante y ese signi- Para un analista, abordar el problema del plagiarismo en el
ficado. Pero tan sólo si ambos están presentes en su discurso. registro del orden simbólico debe centrarse en primer término
Si no están los dos, si ustedes tienen la sensación de que el 1.·n la idea de que el plagiarismo no existe. No hay propiedad
sujeto se defiende contra algo que ustedes ven y él no, es '!imbólica. La verdadera pregunta es: si el símbolo es de
decir, que ven de manera clara que el sujeto distorsiona la todos , ¿por qué las cosas del orden del símbolo adquirieron
realidad, no basta la noción de defensa para permitirles en- ese matiz, ese peso para el sujeto? .
frentar al sujeto con la realidad. El analista debe esperar frente a eso lo que el sujeto le
Recuerden lo que dije en una época ya pasada acerca de proporcionará, antes de hacer intervenir su interpretación.
la bella observación de Kris sobre ese personaje habitado por (:orno se trata de un gran neurótico que resiste una tentativa
la idea de que era un plagiario, y la culpabilidad aferente. de análisis por cierto nada despreciable -ya había tenido un
Kris considera genial su intervención en nombre de la defen- .málisis antes de ver a Kris- tienen todas las probabilidades
sa. Desde hace algún tiempo, no tenemos más que esa noción de que ese plagiarismo sea fantasmático. Si, en cambio, llevan
de defensa, y como el yo debe luchar en tres frentes, es la intervención al plano de la realidad, es decir, si vuelven a
decir, en el del id, en el del superyó y en el del mundo la más primaria de las psicoterapias, ¿qué hace el sujeto?
exterior, nos creemos autorizados a intervenir en cualquiera Responde del modo más claro, en un nivel más profundo de
de estos tres planos. Cuando el sujeto alude al trabajo de la realidad. Da fe de que algo surge en la realidad, que es
uno de sus colegas al que nuevamente habría plagiado, nos 11bstinado, que se le impone, frente a lo cual nada que pueda
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSJCOTICO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
decírsele cambiará en lo más mínimo el fondo del problema. t•tapa que tengan que ubicar en algún momento en la génesis.
Uno le demuestra que ya no es plagiario, y él demuestra de No niego, por supuesto, que lo que sucede a nivel de las
qué se trata haciéndole comer a uno sesos frescos. Reitera su primeras articulaciones simbólicas, la aparición esencial del
síntoma, y en un punto que no tiene ni mayor fundamento sujeto, suscite preguntas, pero no se dejen fascinar por ese
ni mayor existencia que el que mostró primero. ¿Acaso mues- momento genético. El niñito al que ven jugando a la desapa-
tra algo? Iré más lejos: diré que no muestra nada, que algo rición y retorno de un objeto, ejercitándose así en la aprehen-
se muestra. sión del símbolo, enmascara, si se dejan fascinar, el hecho de
Estamos aquí en el núcleo de lo que intentaré demostrar que el símbolo ya está ahí, enorme, englobándolo por todas
este año respecto al presidente Schreber. partes, que el lenguaje existe, que llena las bibliotecas, las
desborda, rodea todas vuestras acciones, las guía, las suscita,
los compromete, puede en cualquier momento requerir que
se desplacen y llevarlos a no importa dónde. Ante el niño
3 que se está introduciendo en la dimensión simbólica olvidan
codo esto. Coloquémonos, entonces, a nivel de la existencia
del símbolo en cuanto tal, en tanto estamos sumergidos en él.
La observación del presidente Schreber muestra en forma En la relación del sujeto con el símbolo, existe la posibili-
amplificada cosas microscópicas. Esto es justamente lo que dad de una Verwerfung primitiva, a saber, que algo no sea
me va a permitir aclarar lo que Freud formuló de la manera simbolizado, que se manifestará en lo real.
más clara a propósito de la psicosis, sin llegar hasta el final, Es esencial introducir la categoría de lo real, es imposible
porque en su época el problema no había alcanzado el grado descuidarla en los textos freudianos. Le doy ese nombre en
de agudeza, de urgencia, que tiene en la nuestra en lo tocante tanto define un campo distinto al de lo simbólico. Sólo con
a la práctica analítica. Dice, frase esencial que cité innumera- esto es posible esclarecer el fenómeno psicótico y su evo-
bles veces: algo que fue rechazado del interior reaparece en el lución.
exterior. A ella vuelvo. A nivel de esa Bejahung, pura, primitiva, que puede o no
Les propongo articular el problema en los siguientes tér- llevarse a cabo, se establece una primera dicotomía: aquello
minos. Previa a toda simbolización -esta anterioridad es que haya estado sometido a la Bejahung, a la simbolización
lógica no cronológica- hay una etapa, lo demuestran las primitiva, sufrirá diversos destinos; lo afectado por la Verwer-
psicosis, donde puede suceder que parte de la simbolización f ung primitiva sufrirá otro.
no se lleve a cabo. Esta etapa primera precede toda la dialéc- Hoy voy a avanzar, y les alumbro el camino para que
tica neurótica, fundada en que la neurosis es una palabra que sepan adónde voy. No consideren mi exposición como una
se articula, en tanto lo reprimido y el retorno de lo reprimido construcción arbitraria, tampoco fruto simplemente de un
son una sola y única cosa. Puede entonces suceder que algo sometimiento al texto de Freud, aun cuando eso fue exacta-
primordial en lo tocante al ser del sujeto no entre en la mente lo que leíamos en ese extraordinario texto de la Vernei-
simbolización, y sea, no reprimido, sino rechazado. nung que Hyppolite tuvo a bien comentar para nosotros
Esto no está demostrado. Tampoco es una hipótesis. Es hace dos años. Si digo lo que digo, se debe a que es la única
una articulación del problema. La primera etapa no es una manera de introducir rigor, coherencia y racionalidad, en lo
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTJCO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
que sucede en las psicosis, y especialmente en aquella de que psicoanálisis. Esto es lo que yo llamo tomar las cosas en
aquí se trata, la de presidente Schreber. Les mostraré luego las "crio. Cuando les dije que era preciso tomarse las cosas en
dificultades que la comprensión del caso presenta, y la necesi- "trio, era precisamente para que se tomaran en serio el hecho
dad de esta articulación inicial. de que nunca las toman en serio.
En el origen hay pues Bejahung, a saber, afirmación de Entonces, en el seno de la Bejahung, ocurren toda clase
lo que es, o Verwerfung. de accidentes. Nada indica que la primitiva sustracción haya
Obviamente, no basta con que el sujeto haya elegido en -.;i do realizada de manera adecuada. Por otra parte, lo más
el texto de lo que hay que decir, una parte, tan sólo una probable es que de aquí a mucho tiempo, seguiremos sin saber
parte, rechazando lo demás, para que al menos con ésa las 11:lda de sus motivos, precisamente porque se sitúa más allá
cosas encajen bien. Siempre hay cosas que no encajan. Es de todo mecanismo de simbolización. Y si alguien sabe algo de
algo evidente, si no partimos de la idea que inspira a toda la l'llo algún día, es difícil que ese alguien sea el analista. En todo
psicología clásica, académica, a saber, que los seres vivos son caso, con lo que queda el sujeto se forja un mundo, y, sobre
seres adaptados, como suele decirse, ya que viven, y que por todo, se ubica en su seno, es decir,- se las arregla para ser
ende todo debe encajar bien. Si piensan así no son psicoana- .tproximadamente lo que admitió que era, un hombre cuando
listas. Ser psicoanalista es, sencillamente, abrir los ojos ante resulta ser del sexo masculino, o, a la inversa, una mujer.
la evidencia de que nada es más disparatado que la realidad Si lo coloco en primer plano, es porque el análisis subraya
humana. Si creen tener un yo bien adaptado, razonable, que 1 laramente que éste es uno de los problemas esenciales. Jamás
sabe navegar, reconocer lo que debe y lo que no debe hacer, olviden que nada de lo tocante al comportamiento del ser
tener en cuenta las realidades, sólo queda apartarlos de aquí. humano en tanto sujeto, nada de aquello, sea lo que fuere,
El psicoanálisis, coincidiendo al respecto con la experiencia t•n que se realiza, en que es, lisa y llanamente, puede escapar
común, muestra que no hay nada más necio que un destino dd sometimiento a las leyes de la palabra.
humano, o sea, que siempre somos embaucados. Aun cuando El descubrimiento freudiano nos enseña que las adaptacio-
tenemos éxito en algo que hacemos, precisamente no es eso 11cs naturales están, en el hombre, profundamente desbarajus-
lo que queríamos. No hay nada más desencantado que quien Lldas. No simplemente porque la bisexualidad desempeña en
supuestamente alcanza su ensueño dorado, basta hablar tres ,.¡ un papel esencial. Desde el punto de vista biológico esa
minutos con él, francamente, como quizá .sólo lo permite el hisexualidad no es extraña, dado que las vías de acceso a la
artificio del diván psicoanalítico, para saber que, a fin de 1egularización y a la normalización son en él más complejas,
cuentas, el sueño es precisamente la bagatela que le importa distintas, en comparación con lo que observamos en general
un bledo, y que además está muy molesto por un montón 1·11 los mamíferos y en los vertebrados. La simbolización, en
de cosas. El análisis es darse cuenta de esto, y tenerlo en 1 >tras palabras, la Ley, cumple allí un papel primordial.
gente feliz debe estar en algún lado. Pues bien, si no se l.1 Ley está ahí justamente desde el inicio, desde siempre, y la
quitan eso de la cabeza, es que no han entendido nada del ~cx ua lida humana debe realizarse a través de ella. Esta Ley
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO EL FENOMENO PSICOTICO Y SU MECANISMO
fundamental es sencillamente una ley de simbolización. Esto La Verneinung es del orden del discurso, y concierne a lo
quiere decir el Edipo.
que somos capaces de producir por vía ·articulada. El así
En su seno, entonces, se producirá todo lo que puedan llamado principio de realidad interviene estrictamente a este
imaginar, en los tres registros de la Verdichtung, de la Ver- nivel. Freud lo expresa del modo más claro en tres o cuatro
drdngung y de la Verneinung.
lugares de su obra, que recorrimos en distintos momentos de
La Verdichtung es simplemente la ley del malentendido, nuestro comentario. Se trata de la atribución, no del valor 11
gracias a la cual sobrevivimos, o hacemos varias cosas a la de símbolo, Bejahung, sino del valor de existencia. A este
vez, o también gracias a la cual podemos, por ejemplo, cuan- nivel, que Freud sitúa en su vocabulario como el de juicio de
do somos un hombre, satisfacer completamente nuestras ten:.. existencia, le asigna, con una profundidad que se adelanta
dencias opuestas ocupando en una relación simbólica una mil veces a lo que se decía en su época, la siguiente caracterís-
posición femenina, a la par que seguimos siendo cabalmente tica : siempre se trata de volver a encontrar un objeto.
un hombre, provisto de su virilidad, en el plano imaginario Toda aprehensión humana de la realidad está sometida a
y en el plano real. Esta función que, con mayor o menor esta condición primordial: el sujeto está en busca del objeto
intensidad es de feminidad, puede satisfacerse así en esa recep- de su deseo, más nada lo conduce a él. La realidad en tanto
tividad esencial que es uno de los papeles existentes funda- el deseo la subtiende es, al comienzo alucinada. La teoría
mentales. No es metafórico: cuando recibimos la palabra de fre udiana del nacimiento del mundo objetal, de la realidad,
verdad recibimos algo. La participación en la relación de la tal como es expresada al final de la Traumdeutung, por ejem-
palabra puede tener múltiples sentidos a la vez, y una de las plo, y tal como la retoma cada vez que ella está esencialmen- 11
1
'
significaciones involucradas puede ser justamente la de satisfa- te en juego, implica que el sujeto queda en suspenso en lo
cerse en la posición femenina, en cuanto tal esencial a nuestro tocante a su objeto fundamental, al objeto de su satisfacción
ser.
esencial. 11
1
La Verdrdngung, la represión, no es la ley del malentendi- Esta es la parte de la obra, del pensamiento freudiano,
do, es lo que sucede cuando algo no encaja a nivel de la que retoman abundantemente todos los desarrollos que ac- 11
cadena simbólica. Cada cadena simbólica a la que estamos tualmente se llevan a cabo sobre la relación pre-edípica, y
ligados entraña una coherencia interna, que nos fuerza en un que consisten, a fin de cuentas, en decir que el sujeto siempre
momento a devolver lo que recibimos a otro. Ahora bien, busca satisfacer la primitiva relación materna. En otros térmi-
puede ocurrir que no nos sea posible devolver en todos los nos, donde Freud introduce la dialéctica de dos principios
planos a la vez, y que, en otros términos, la ley nos sea inseparables, que no pueden ser pensados el uno sin el otro,
intolerable. No porque lo sea en sí misma, sino porque la principio de placer y principio de realidad, escogen a uno de
posición en que estamos implica un sacrificio que resulta los dos, el principio del placer, y ponen todo el énfasis en él,
imposible en el plano de las significaciones. Entonces reprimi- postulando que domina y engloba al principio de realidad.
mos: nuestros actos, nuestro discurso, nuestro comporta- Pero desconocen en su esencia al principio de realidad,
miento. Pero la cadena, de todos modos, sigue circulando que expresa exactamente lo siguiente: el sujeto no tiene que
por lo bajo, expresando sus exigencias, haciendo valer su encontrar al objeto de su deseo, no es conducido hacia él por
crédito, y lo hace por intermedio del síntoma neurótico. En los canales, los rieles naturales de una adaptación instintiva
esto es que la represión es el mecanismo de la neurosis. más o menos preestablecida, y por lo demás más o menos
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EL FENOMENO PSJCOTICO Y SU MECANISMO
TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO
ción que no viene de ninguna parte, que no remite a nada, traduce en otro registro, por una verdadera reacción en cade-
pero que es una significación esencial, que afecta al sujeto. En na a nivel de lo imaginario, o sea en la contradiagonal de
ese momento se pone en movimiento sin duda lo que intervie- nuestro pequeño cuadrado mágico.
ne cada vez que hay conflicto de órdenes, a saber, la repre- El sujeto, por no poder en modo alguno restablecer el
sión. Pero, ¿por qué en este caso la represión no encaja, vale pacto del sujeto con el otro, por no poder realizar mediación
decir, no tiene como resultado lo que se produce en el caso de simbólica alguna entre lo nuevo y él mismo, entr_a en otro
una neurosis? modo de mediación, completamente diferente del primero,
Antes de saber por qué, primero hay que estudiar el que sustituye la mediación simbólica por un pulular, una
cómo. Voy a poner bastante énfasis en lo que hace la diferen- p roliferación imaginaria, en los que se introduce, de manera
cia de estructura entre neurosis y psicosis. deformada y profundamente a-simbólica, la señal central de
Cuando una pulsión, digamos femenina o pasivizante, la mediación posible.
aparece en un sujeto para quien dicha pulsión ya fue puesta en El significante mismo sufre profundos reordenamientos,
juego en diferentes puntos de su simbolización previa, en su que otorgan ese acento tan peculiar a las intuiciones más
neurosis infantil por ejemplo, logra expresarse en cierto núme- significantes para el sujeto. La lengua fundamental del presi-
ro de síntomas. Así, lo reprimido se expresa de todos modos, dente Schreber es, en efecto, el signo de que subsiste en el
siendo la represión y el retorno de lo reprimido una sola y seno de ese mundo imaginario la exigencia del significante.
única cosa. El sujeto, en el seno de la represión, tiene la La relación del sujeto con el mundo es una relación en
posibilidad de arreglárselas con lo que vuelve a aparecer. Hay espejo. El mundo del sujeto consistirá esencialmente en la
compromiso. Esto caracteriza a la neurosis, es a la vez lo más relación con ese ser que para él es el otro, es decir, Dios
evidente del mundo y lo que menos se quiere ver. mismo. Algo de la relación del hombre con la mujer es
La Verwerfung no pertenece al mismo nivel que la Vernei- realizado supuestamente de este modo. Pero verán, cuando
nung. Cuando, al comienzo de la psicosis, lo no simbolizado estudiemos en detalle este delirio, que por el contrario, los
reaparece en lo real, hay respuestas, del lado del mecanismo dos personajes, es decir Dios, con todo lo que supone -el
de la Verneinung, pero son inadecuadas. universo, la esfera celeste- y el propio Schreber por otra
¿Qué es el comienzo de una psicosis? ¿Acaso una psicosis parte, en tanto literalmente desarticulado en .una multitud de
tiene prehistoria, como una neurosis? ¿Hay una psicosis infan- seres imaginarios que se dedican a sus vaivenes y transfixiones
til? No digo que responderemos esta pregunta, pero al menos diversas, son dos estructuras que se acoplan estrictamente.
la haremos. Desarrollan, de modo sumamente interesante para nosotros,
Todo parece indicar que la psicosis no tiene prehistoria. lo que siempre está elidido, velado, domesticado en la vida
Lo único que se encuentra es que cuando, en condiciones del hombre normal: a saber, la dialéctica del cuerpo fragmen-
especiales que deben precisarse, algo aparece en el mundo tado con respecto al universo imaginario, que en la estructura
exterior que no fue primitivamente simbolizado, el sujeto se normal es subyacente.
encuentra absolutamente inerme, incapaz de hacer funcionar El estudio del delirio de Schreber presenta el interés emi-
la Verneinung con respecto al acontecimiento. Se produce nente de permitirnos captar de manera desarrollada la dialéc-
entonces algo cuya característica es estar absolutamente exclui- tica imaginaria. Si se distingue manifiestamente de todo lo
do del compromiso simbolizante de la neurosis, y que se que podemos presumir de la relación instintiva, natural, se
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO DEL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTl<:C J)EL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
ña siempre como correlato un discurso que, en cambio, nad 111.trio que hace que el niño que le ha pegado a un semejante
tiene que ver con la realidad. Con la impertinencia que.•, dq~.\, sin mentir: El me pegó, porque, para él, es exactamente
como todos saben, me caracteriza, lo designé como el discur lt-1 mismo. Esto define un orden de relación que es la relación
so de la libertad, esencial al hombre moderno en tanto que.' i111.1ginaria, que volvemos a encontrar incesantemente en toda
estructurado por cierta concepción de su autonomía. Indiqué 1l.1sc de mecanismos. Hay, en este sentido, celos por proyec-
su carácter fundamentalmente parcial y de parcialidad, 1 H'ln, que proyectan sobre el otro las tendencias del sujeto a
inexplicitable, parcelar, diferenciado y profundamente deli - l.1 infidelidad, o las acusaciones de infidelidad que le corres-
rante. Partí de esta analogía general para indicar que es sus- ponden.
ceptible, en relación al yo, en el sujeto presa de la psicosis, Es el abe del asunto percatarse de que la proyección
de proliferar en delirio. No digo que sean lo mismo, digo delirante nada tiene que ver con eso. Se puede, efectivamente
que están en el mismo lugar. decir que es también un mecanismo de proyección en el
No hay pues ego sin ese mellizo, digamos, preñado de sentido de que algo aparece en el exterior cuyo principio está
delirio. Nuestro paciente que de vez en cuando nos ofrece •n el sujeto, pero no hay duda de que no es el mismo que
imágenes preciosas, en algún momento dice ser un cadáver acabo de presentarles con el transitivismo de la mala inten-
leproso que arrastra tras de sí a otro cadáver leproso. Bella ción, del que los celos que podrían llamarse comunes, o
imagen del yo, en efecto, porque en el yo hay algo fundamen- normales, están mucho más cerca. Basta inclinarse sobre los
talmente muerto, y siempre redoblado por ese mellizo que es fenómenos para verlo, y esto está perfectamente diferenciado
el discurso. La pregunta que hacemos es la siguiente: ese en los escritos del propio Freud sobre los celos. Los mecanis-
doble que hace que el yo nunca sea más que la mitad del mos en juego en la psicosis no se limitan al registro
sujeto, ¿cómo es que se vuelve hablante? ¿Quién habla? . . .
imagmano.
¿Acaso es el otro cuya función de reflejo expuse en la ¿Dónde buscarlos, ya que esquivan la carga libidinal?
dialéctica del narcisismo, el otro de la parte imaginaria de ¿Basta evocar la reinvestición de la libido en el cuerpo pro-
la dialéctica del amo y el esclavo que fuimos a buscar en el pio? Este mecanismo, generalmente considerado como ca-
transitivismo infantil, en el juego de prestancia donde se ejer- racterístico del narcisismo, es expresamente invocado por
ce la integración del socius, el otro que se concibe tan bien Freud mismo para explicar el fenómeno de la psicosis. En
mediante la acción cautivante de la imagen total en el semejan- suma, para movilizar la relación delirante bastaría permitirle,
te? ¿Es realmente ese otro-reflejo, ese otro imaginario, ese como se dice con toda soltura, volver a ser objeta!.
otro que para nosotros es todo semejante en tanto nos da Desde cierto ángulo, esto recubre una parte de los fenó-
nuestra propia imagen, nos cautiva mediante la apariencia menos involucrados, pero no agota el problema. Todos saben,
que la proyección de nuestra totalidad nos proporciona, es él a condición de ser psiquiatras, que no hay modo alguno, en
quién habla?
un p~ranoic bien constituido, de movilizar esa carga; mien-
Vale la pena formular esta pregunta. Se la resuelve implí- tras que en los esquizofrénicos, el desorden estrictamente
citamente cada vez que se habla del mecanismo de pro- psicótico va en principio mucho más allá que en el paranoico.
yección.
¿No será que en el orden de lo imaginario no hay forma
La proyección no siempre tiene el mismo sentido ~ en lo de dar una significación precisa al término de narcisimo? La
que a nosotros respecta, la limitamos a ese transitivismo ima- alienación es constituyente en el orden imaginario. La aliena-
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO DEL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
ción es lo imaginario en tanto tal. Nada puede esperarse de ción del discurso sugerido, incluso supuesto del analista, o
un abordaje de la psicosis en el plano imaginario, porque el sea todo lo contrario del análisis.
mecanismo imaginario da la forma, pero no la dinámica, de Los pongo al tanto diciéndoles mi tesis. La voy a decir
la alienación psicótica. tomándola por el lado inadecuado, vale decir, situándola en
Siempre arribamos a este punto, y si no carecemos de ese plano genético que parece ser indispensable para que se
armas ante él, si no nos damos por vencidos, es precisamente sientan cómodos. Les diré luego que no es así, pero en fin,
porque en nuestra exploración de la técnica analítica, seguida digamos primero que si fuese así, sería como les voy a decir.
por la del más allá del principio del placer con la definición Se trata de una tesis que concierne a toda la economía
estructural del ego que implica, encontramos la noción de psíquica. Es importante para la comprensión de los debates
que más allá del pequeño otro imaginario, debemos admitir confusos que se desarrollan en torno a la fantasmática kleinia-
la existencia de otro Otro. na, para refutar algunas objeciones que se le hacen, para
No nos satisface tan sólo porque le otorgamos una mayús- situar mejor lo que puede aportar de verdadero o fecundo a
cula, sino porque lo situamos como el correlato necesario de la comprensión de la precocidad de las represiones que impli-
la palabra. ca. En efecto, contrariamente a lo que dice Freud, que no
hay represión propiamente dicha antes del declinar del com-
plejo de Edipo, la teoría kleiniana supone en cambio que la
2 represión existe desde las primeras etapas pre-edípicas.
Mi tesis puede aclarar asimismo una contradicción que
parece insoluble en Freud mismo a propósito del autoerotis-
Por sí solas estas premisas cuestionan la teoría de la cura mo. Por un lado, habla del objeto primitivo de la primera
analítica que, cada vez con mayor insistencia, la reduce a tina relación niño-madre. Por otro, formula la noción del autoero-
relación de a dos. A partir de entonces, está capturada en tismo primordial; vale decir de una etapa, por corta que la
la relación del yo del sujeto con el yo ideal, del yo al otro, supongamos, donde no hay mundo exterior para el niño.
un otro cuya calidad puede sin duda variar, pero que siempre El asunto atañe el acceso primordial del ser humano a su
será, la experiencia lo prueba, el solo y único otro de la realidad en tanto suponemos que hay una realidad que le es
relación imaginaria. correlativa: suposición implícita en todo esbozo de este tema,
En cuanto a la pretendida relación de objeto que se trata pero que también sabemos será necesario abandonar en algún
de restituir, se lleva al sujeto a una curiosa experiencia de lo momento porque no habría preguntas acerca de esta realidad
que podría llamarse el basamento kleiniano de lo imaginario, si precisamente ella no estuviese perpetuamente en tela de
a saber el complejo oral. Obviamente, en un sujeto que por juicio. ¿Hay algo en el hombre que tenga ese carácter envol-
sí mismo no está inclinado a la alienación, esto sólo podría vente y coaptado a la vez que hace que inventemos para el
sostenerse en base a un malentendido, constituido por una animal la noción de Umwelt?
especie de incorporación o devoración imaginaria, que sólo Señalo de paso que esta hipótesis nos sirve para el animal
puede ser, dado que la relación analítica es una relación de en la medida en que el animal es para nosotros un objeto, y
palabra, una incorporación del discurso del analista. En esta en tanto, en efecto, existen condiciones rigurosamente indis-
concepción desviada, el análisis sólo puede ser la incorpora- pensables para su existencia. Nos gusta investigar cómo fon-
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO DEL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
ciona para estar siempre de acuerdo con sus condiciones cia que cualquiera de ellos, y es imposible pensarlo, aun en
primordiales, y llamamos a este acuerdo instinto, comporta- la experiencia humana más primitiva, como el simple retorno
miento o ciclo instintivo: si hay cosas que no están ahí dentro de una experiencia.
hay que pensar que no las vemos, y si no las vemos nos Basta evocar la prevalencia en los primeros meses de la
quedamos tranquilos y, en efecto, ¿por qué no? vida humana de un ritmo del sueño, para tener todos las
En lo que hace al hombre, es evidente que esto no basta. razones para pensar que no es una aprehensión empírica lo
El carácter abierto y proliferante de su mundo no permite que hace que en algún momento -ilustro así los primeros
hacer de él su correlato biológico. Ahí es donde intento anonadamientos simbólicos- el ser humano se desprenda
distinguir, porque me parece coherente y práctico, los tres del día. El ser humano no está sumerg-ido sencillamente, como
órdenes de lo simbólico, lo imaginario y lo real. Todo indica todo hace pensar que lo está el animal, en un fenómeno
que todo lo que muestra la experiencia analítica puede ubicar- como la alternancia del día y la noche. El ser humano postu-
se satisfactoriamente en estos tres órdenes de relaciones, sien- la el día en cuanto tal, y así el día adviene a la presencia del
do el asunto saber en qué momento se establece cada una de día, sobre un fondo que no es un fondo de noche concreta,
estas relaciones. sino de ausencia posible del día, donde la noche se aloja, e
Mi tesis, que quizá dará a algunos la solución del enigma inversamente por cierto. El día y la noche son muy temprana-
que parece haber constituido para ellos mi golpe de efecto de mente códigos significantes, y no experiencias. Son connota-
la vez pasada sobre la paz del atardecer, es la siguiente: la ciones, y el día empírico y concreto sólo surge allí como
realidad está marcada de entrada por el anonadamiento correlato imaginario, desde el origen, muy tempranamente.
simbólico. Esta es mi suposición, y a partir del momento en que
Aunque todo nuestro trabajo del año pasado la prepara, hablo desde el punto de vista genético, no tengo por
voy de todos modos a ilustrarla una vez más, aunque más no qué justificarla en la experiencia. Es estructuralmente necesa-
sea para alcanzar esa paz del atardecer acogida de modo tan rio postular una etapa primitiva en la cual aparecen en el
variado. mundo significantes en cuanto tales.
No es una excursión que, como dice Platón, sea discor- Como este nivel los deja con cierto desasosiego, les pro-
dante y peque contra el tono analítico. No creo para nada pongo las cosas de manera dogmática, cosa que detesto, saben
innovar. Si leen el texto de Freud sobre el presidente Schre- que mi manera es dialéctica.
ber, verán que aborda como argumento clínico para la com- Antes de que el niño aprenda a articular el lenguaje,
prensión del susodicho Presidente, la función que jugó en debemos suponer que hay significantes que aparecen, que ya
otro de sus pacientes la prosopopeya de Nietzsche en su son del orden simbólico. Cuando hablo de una aparición
Zaratustra, que se llama Antes del amanecer. Pueden remitir- primitiva del significante, esto ya implica el lenguaje. Equiva-
se a ese punto -precisamente para no leerlo hice yo mismo le sencillamente a esa aparición de un ser que no está en
cierta invocación de la paz del atardecer- verán ahí represen- ningún lado, el día. El día en tanto que día no es un fenóme-
tado lo mismo que quería hacerles ver hace una semana, y no, el día en tanto que día implica la connotación simbólica,
que voy a proponerles de nuevo ahora, hablando del día. la alternancia fundamental de la vocal que connota la presen-
El día es un ser diferente de todos los objetos que contiene cia y la ausencia, sobre la que Freud hace girar toda su
y manifiesta, tiene incluso probablemente más peso y presen- noción de más allá del principio del placer.
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO DEL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
Apunto exactamente, ahora en mi discurso, a este campo la neurosis. Pero no podemos eternizarnos en estos modos
de articulación simbólica, y allí es donde se produce la de abordaje. Ténganme un poco de confianza en lo tocante a
Verwerfung. este trabajo de los sentidos. Si elijo la Verwerfung para hacer-
Me regocija que algunos de ustedes se atormenten respec- me comprender, es el fruto de una maduración, mi trabajo
to al tema de esta Verwerfung. Después de todo Freud no me condujo a ello. Reciban, al menos por un tiempo, mi
habla de ella muy a menudo, y fui a pescarla en los dos o miel tal como se las ofrezco, e intenten hacer algo con ella.
tres rincones donde muestra la punta de la oreja, e incluso a Esta Verwerfung está implícita en el texto de la Vernei-
veces allí donde no la muestra, pero donde la comprensión nung, que comentó aquí hace dos años Jean Hyppolite, y
del texto exige suponerla. por eso elegí publicar su intervención en el primer número
A propósito de la Verwerfung, Freud dice que el sujeto de la revista La Psychanalyse. Allí podrán ver, texto en mano,
no quería saber nada de la castración, ni siquiera en el sentido si Hyppolite y yo teníamos o no razón, en tomar el camino
de la represión. En efecto, en el sentido de la represión, de la Verneinung.
todavía sabe uno algo sobre eso mismo sobre lo que nada El texto de Freud, sin duda alguna deslumbrante, está
quiere, de cierta manera, saber, y todo el análisis consiste en lejos de ser satisfactorio. Confunde todo, eso nada tiene que
mostrar que uno lo sabe muy bien. Si hay cosas sobre las ver con una Verdrangung.
que el paciente nada quiere saber, incluso en el sentido de la ¿De qué se trata cuando hablo de Verwerfung? Se trata del
represión, esto supone otro mecanismo. Y como la palabra rechazo, de la expulsión, de un significante primordial a
Verwerfung aparece en conexión directa con esta frase y las tinieblas exteriores, significante que a partir de entonces
también algunas páginas antes, echo mano de ella. No me faltará en ese nivel. Este es el mecanismo fundamental que
importa especialmente el término, me importa lo que quiere supongo está en la base de la paranoia. Se trata de un proceso
decir, y creo que Freud quiso decir eso. primordial de exclusión de un interior primitivo, que no es
Se me objeta, del modo más pertinente, debo decirlo, que el interior del cuerpo, sino el interior de un primer cuerpo
cuanto más se acerca uno al texto, menos llegamos a com- de significante.
prenderlo. Precisamente por eso, hay que hacer vivir un texto Freud supone que es en el interior de ese cuerpo primor-
con lo que le sigue y con lo que le precede. Siempre hay que dial donde se constituye el mundo de la realidad, como ya
comprender un texto con lo que le sigue. puntuado, ya estructurado en términos de significantes. Freud
Quienes me hacen más objeciones me proponen por otra describe entonces todo el juego de comparación de la repre-
parte ir a buscar en tal o cual otro texto de Freud algo que sentación con esos objetos ya constituidos. La primera apre-
no sería la Verwerfung sino por ejemplo, la Verleugnung: es hensión de la realidad por el sujeto es el juicio de existencia,
curioso observar cómo prolifera ese ver en Freud. Nunca di que consiste en decir: esto no es mi sueño o mi alucinación
una clase puramente semántica sobre el vocabulario de Freud, o mi representación, sino un objeto.
pero les aseguro que podría dar de inmediato una buena Se trata -es Freud quien habla aquí, no yo- de una
docena. Comenzaría hablando de las connotaciones bancarias puesta a prueba del exterior por el interior, de la constitución
de todos esos términos, la conversión, la transferencia, etc., de la realidad del sujeto en un nuevo hallazgo del objeto. El
lo cual llevaría lejos, incluso hasta las implicaciones primeras objeto es vuelto a encontrar en una búsqueda, y por cierto
de ese enfoque directo que tuvo Freud de los fenómenos de nunca se vuelve a encontrar el mismo objeto. Esta constitu-
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO DEL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
ción de la realidad, tan esencial para la explicación de los Conocen, espero, las cartas a Fliess, que algunas manos
mecanismos de repetición, se inscribe en base a una primera testamentarias o testimoniales nos han comunicado con una
bipartición, que curiosamente recubre ciertos mitos primiti- serie de cortes y expurgaciones que el lector, cualquiera sea
vos, que evocan algo esencialmente tambaleante introducido su justificación, no puede dejar de vivenciar como escandalo-
en el acceso del sujeto a la realidad humana. Esto es supuesto sos. Nada puede justificar que un texto sea cortado en el
por esa singular anterioridad que Freud da en la Verneinung punto en que un complemento, por más caduco o débil que
a lo que explica analógicamente como juicio de atribución, se lo considere, esclarecería el pensamiento de Freud.
en comparación con un juicio de existencia. Hay en la dialéc- El aparato psíquico que ocupa a Freud no es el aparato
tica de Freud una primera división de lo bueno y lo malo psíquico tal como lo concibe un profesor tras una mesa y
que sólo puede concebirse si la interpretamos como el recha- ante una pizarra, quien modestamente da un modelo que,
zo de un significante primordial. después de todo, parece funcionar -si funciona bien o mal,
¿Qué quiere decir significante primordial? Está claro que, poco importa-; lo importante es haber dicho algo que some-
con toda exactitud, no quiere decir nada. ramente parezca asemejarse a lo que se llama realidad. Para
Lo que explico tiene todos los caracteres del mito que me Freud se trata del aparato psíquico de sus enfermos, no del
sentía dispuesto a deslizar en esta oportunidad, y que Marcel individuo ideal, y esto introduce esa fecundidad verdadera-
Griaule relató el año pasado: la división en cuatro de la mente fulgurante que se ve, más que en cualquier otro lado,
placenta primitiva introduce un desequilibrio del que se des- en esa famosa carta 52. No busca explicar cualquier estado
prende el ciclo que involucrará la división de los campos, los psíquico, sino aquello de lo que partió, que es lo único
vínculos de parentesco; etcétera. También les cuento un mito, accesible y que resulta fecundo en la experiencia de la cura:
porque no creo en modo alguno que haya en alguna parte un los fenómenos de memoria. El esquema del aparato psíquico
momento, una etapa, en la que el sujeto adquiere primero el en F reud está hecho para explicar fenómenos de memoria, es
significante primitivo, introduciéndose luego el juego de las decir, lo que anda mal.
significaciones y después, habiéndose tomado de la mano No hay que creer que las teorías generales de la memoria
significante y significado, entramos en el dominio del discurso. que se han elaborado son particularmente satisfactorias. Ser
Hay allí empero una representación tan necesaria, que la psicoanalistas no los dispensa de la lectura de los trabajos de
comunico con toda tranquilidad, para satisfacer vuestras los psicólogos, algunos han hecho cosas sensatas, y han en-
exigencias, pero también porque Freud mismo avanza en esa contrado, en ciertas experiencias válidas, discordancias singu-
dirección, hay que ver cómo. lares: verán su embarazo, los subterfugios que inventan para
tratar de explicar el fenómeno de la reminiscencia. La expe-
riencia freudiana muestra empero que la memoria que intere-
sa al psicoanálisis es absolutamente distinta de aquella de la
3 que hablan los psicólogos cuando nos muestran su mecanismo
en seres animados sumidos en la existencia.
Voy a ilustrar lo que quiero decir.
En la carta número 52 a Fliess, Freud retoma el circuito El pulpo. Uno de los más bellos animales que existen.
del aparato psíquico. Desempeñó un papel fundamental en las civilizaciones medi-
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TEMATICA Y ESTRUCTURA DEL FENOMENO PSICOTICO DEL RECHAZO DE UN SIGNIFICANTE PRIMORDIAL
terráneas. Hoy en día, lo pescan, lo colocan en un tarro con La memoria freudiana no se sitúa en una suerte de conti-
electrodos adentro, y luego observan. El pulpo avanza sus nuo de reacciones a la realidad considerada como fuente de
miembros, y luego los retira, de manera fulgurante. Vemos excitaciones. Es llamativo que nos sea tan difícil cuando Freud
que, muy pronto, desconfía de nuestros electrodos. Entonces, no habla más que de eso: desorden, restricción, registro, no
lo disecamos, y descubrimos en lo que le sirve de cerebro un se trata simplemente del vocabulario de esta carta, sino que
nervio considerable, no sólo por su aspecto, sino considerable es precisamente lo que está en juego. Lo que hay de esencial-
por el diámetro de sus neuronas tal como podemos apreciar- mente nuevo en mi teoría, dice Freud, es la afirmación de
las en el microscopio. Ese nervio le sirve de memoria, es que la memoria no es simple, que está registrada de diversas
decir, que si lo cortamos en el pulpo vivo, pues bien, la maneras.
aprehensión de la experiencia no funcionará bien, provocamos ¿Qué son entonces estos divedos registros? En este punto
una alteración de los registros de la memoria, razón por la sobre todo la carta trae agua a mi molino, y lo !argento,
cual pensamos que es sede de su memoria. Hoy en día se porque de inmediato todos se precipitarán sobre ella, y me
nos ocurre que la memoria del pulpo funciona tal vez como dirán: Sí, así es en esa carta, pero no es así en la carta de al
una maquinita, a saber, que es algo que gira en redondo. lado. Es así en todas las cartas. Es el alma del desarrollo del
Esto que les digo no es tanto para distinguir al hombre pensamiento freudiano. Si no, multitud de cosas serían
del animal, porque yo enseño que en el hombre también la inexplicables. Se habría vuelto junguiano, por ejemplo.
memoria es algo que da vueltas. Sólo que está constituida Entonces, ¿qué son estos registros? Verán aparecer algo
por mensajes, es una sucesión de pequeños signos más y que hasta ahora nunca han visto, porque por el momento
menos, que se ordenan uno tras otro, y giran, como en la existen para ustedes el inconsciente, el preconsciente y el
plaza de la Opera las lucecitas eléctricas que se encienden y consciente. Desde hace mucho se sabe que el fenómeno de la
se apagan. conciencia y el fenómeno de la memoria se excluyen, Freud
La memoria humana es así. El proceso primario, el princi- lo formuló no sólo en esta carta, sino también en el sistema
pio del placer sólo quieren decir que la memoria psicoanalíti- del proceso del aparato psíquico que da al final de la Ciencia
ca de la que habla Freud es, a diferencia de la del pulpo, algo de los sueños. Para él es una verdad que en absoluto puede
completamente inaccesible a la experiencia. ¿Qué otra cosa llamarse experimental, es una necesidad que se le impone a
querría sino decir que los deseos jamás se apagan en el incons- partir del manejo de la totalidad del sistema, y se siente a la
ciente, porque de los que se apagan por definición no se vez que éste es un primer a priori significante de su
habla más? Algunos jamás se apagan, continúan circulando pensamiento.
en la memoria, y hacen que, en nombre del principio del Al comienzo del circuito de la aprehensión psíquica está
placer, el ser humano recomience indefinidamente las mismas la percepción. Esta percepción implica la conciencia. Debe
experiencias dolorosas, en aquellos casos en que las cosas se ser algo semejante a lo que muestra en su famosa metáfora
conectaron de manera tal en la memoria que persisten en el del bloc mágico.
inconsciente. Lo que acabo de decir no es más que la simple Ese bloc mágico está hecho de una especie de sustancia
articulación de lo que en principio ya saben, pero que por de tipo pizarra sobre la que hay una laminilla de papel trans-
supuesto, saben cual si no lo supiesen. No sólo intento que parente. Escriben sobre la laminilla de papel y, cuando la
lo sepan, sino que incluso reconozcan que lo saben. levantan, ya no queda nada, siempre permanece virgen. En
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cambio, todo lo escrito encima aparece superpuesto en la parte de este punto falsea todo el problema. Lo que da a la
sustancia ligeramente adherente, que permitió la inscripción defensa su carácter patológico es que, en torno a la famosa
de lo que escriben por el hecho de que la punta del lápiz regresión afectiva, se produce la regresión tópica. Cuando
adhiere el papel a ese fondo que aparece momentáneamente una defensa patológica se produce de manera incontrolada,
ennegreciéndolo un poco. Como saben, ésta es la metáfora provoca entonces repercusiones injustificables, porque lo que
funcional mediante la que Freud explica cómo concibe el vale para un sistema no vale para el otro. El desorden se
mecanismo del juego de la percepción en sus relaciones con origina en esta confusión de mecanismos, y en base a esto
la memoria. hablamos de defensa patológica.
¿Qué memoria? La memoria que le interesa. En esa me- Para entender bien esto, partiremos del fenómeno que
moria hay dos zonas, la del inconsciente y la del preconscien- mejor se conoce, del que Freud siempre partió, el que explica
te, y después del preconsciente se ve surgir una conciencia la existencia del sistema Unbewusstsein.
acabada que no puede ser sino articulada. El mecanismo de la regresión tópica es aquí totalmente
Las necesidades de su propia concepción de las cosas se claro a nivel del discurso logrado que es el del ego oficial.
manifiestan en que entre la Verneinung, esencialmente fugiti- Encontramos en él una superposición de acuerdos y de cohe-
va, desaparecida en cuanto aparecida, y la constitución del rencias entre el discurso, el significante, y el significado, que
sistema de la conciencia, e incluso ya del ego -lo llama ego provoca las intenciones, los gemidos, la oscuridad, la confu-
oficial, y oficial en alemán quiere decir exactamente lo mismo sión en que vivimos, y gracias a lo cual siempre tenemos,
que oficial en francés, ni siquiera está traducido en el diccio- cuando exponemos algo, ese sentimiento de discordancia, de
nario- están las Niederschrift, hay tres. Tenemos ahí el testi- nunca alcanzar exactamente lo que queríamos decir. La reali-
monio de la elaboración por Freud de una primera aprehen- dad del discurso es ésta. Sabemos de todos modos que para
sión de lo que puede ser la memoria en su funcionamiento los usos más cotidianos, el significado cuaja de manera satis-
analítico. factoria en nuestro discurso. Cuando queremos esmerarnos,
Freud establece aquí referencias cronológicas, hay sistemas apuntar a la verdad, estamos en pleno desasosiego, y con
que se constituyen, por ejemplo, entre cero y año y medio, razón. A ello se debe, por cierto, que en la mayoría de los
luego entre año y medio y cuatro, etcétera. Pero pese a que casos abandonemos la partida.
dice esto, no . tenemos por .qué pensar .más que hace un rato Entre la significación y el significante hay realmente una
que estos registros se constituyen sucesivamente. relación proporcionada por la estructura del discurso. El dis-
¿Por qué los distingue y cómo se nos presentan? Se pre- curso, o sea lo que entienden cuando me escuchan, y que
sentan en el sistema de defensa, que consiste en que no existe -prueba de ello es que puede suceder que lo compren-
reaparecen en un registro de cosas que no nos gustan. Esta- dan- es una cadena temporal significante. Pero a nivel de la
mos, por tanto, en el ámbito de la economía oficial, donde neurosis, que permitió descubrir el ámbito del inconsciente
no recordamos las cosas que no nos gustan. Uno no recuerda freudiano en tanto que registro de memoria, el fulano, en
las cosas que no le agradan. Es perfectamente normal. Llamé- lugar de servirse de las palabras, se sirve de todo lo que está
moslo defensa, no por ello es algo patológico. Incluso es lo a su alcance, vacía sus bolsillos, da vuelta su pantalón, le
que hay que hacer: olvidemos las cosas que nos desagradan, mete sus funciones, sus inhibiciones, se mete entero adentro,
es sumamente provechoso. Una noción de defensa que no se cubre la espalda con el significante, se convierte él en el
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15 DE FEBRERO DE 1956
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