La Historia de Noe
La Historia de Noe
La Historia de Noe
Noé tenía una familia, una esposa y 3 hijos Sem, Cam y Jafet.
Y a su vez sus hijos tenían esposas.
Dios habló a Noé y le dijo: “He decidido acabar con todos los
seres vivientes porque en la tierra no hay más que violencia”.
Y le mandó a Noé que construyera un gran barco de madera,
un arca. En el arca debía entrar Noé y su esposa, sus hijos,
las mujeres de sus hijos y una pareja de cada uno de los
animales: un macho y una hembra.
Dijo Dios: “Yo voy a enviar a la tierra las aguas del diluvio”.
Porque Dios iba a hacer llover durante cuarenta días y
cuarenta noches para que desaparecieran de la tierra todos
los seres vivientes.
La gente que vivía en los tiempos de Noé no quiso creer en la
Palabra de Dios, y se burlaban de lo que Noé estaba
haciendo.
Noé y sus hijos trabajaron mucho para terminar el arca, tal
como Dios les había mandado. Noé ya tenía muchos años, era
un hombre justo y siempre obedeció a Dios e hizo todo lo que
Dios le había mandado.
Cuando el arca estuvo lista, Noé y su familia entraron en ella
y también las parejas de todos los animales. A todos los que
habían entrado en el arca Dios los iba a salvar de las aguas y
con ellos iba a hacer continuar la vida sobre la tierra.
Cuando todos habían ocupado su lugar en el arca, el Señor
Dios cerró las puertas del arca.
Luego cayó una fuerte lluvia sobre la tierra durante cuarenta
días y cuarenta noches. Las aguas aumentaron hasta
cubrirlo todo, hasta las montañas quedaron bajo el agua.
Solo el arca se mantenía en la superficie.
Las aguas inundaron la tierra durante ciento cincuenta días.
Entonces murieron todos los seres vivos que se movían sobre
la tierra: los pájaros, las fieras salvajes, y todos los animales
que se arrastraban por el suelo.
Solo quedaron Noé y los que estaban con él en el arca.
Al cabo de cuarenta días terminó de llover porque Dios se
acordó de Noé y de todos los que estaban con él en el arca.
El Señor Dios hizo soplar un fuerte viento sobre la tierra y las
aguas empezaron a bajar. Dejó de llover y poco a poco las
aguas se fueron retirando de la tierra.
Noé abrió una ventana y soltó a un cuervo, pero este no
volvió. Luego soltó a una paloma y regresó enseguida porque
no encontró donde posarse. Unos días después soltó de
nuevo la paloma y volvió con un ramo de olivo en el pico.
Unos días después la soltó de nuevo y ya no regresó.
Entonces Noé sacó el techo del arca y vió que la tierra se
estaba secando.
Dios le dijo a Noé: “Sal del arca, tú, tu mujer y tus hijos y
todos los seres vivos que están contigo en el arca para que
llenen la tierra y se multipliquen.
Después Dios bendijo a Noé y a sus hijos y les dijo: “sean
fructíferos y multiplíquense, vuelvan a poblar la tierra.
Todos los animales de la tierra, todas las aves del cielo, todos
los animales pequeños que corren por el suelo y todos los
peces del mar tendrán temor de ustedes. Yo los he puesto
bajo su autoridad.
“Ahora yo confirmo mi pacto con ustedes y con sus
descendientes, y con todos los animales que estuvieron en el
arca con ustedes, con toda criatura viviente sobre la tierra.
Sí, yo confirmo mi pacto con ustedes. Nunca más las aguas
de un diluvio matarán a todas las criaturas vivientes, nunca
más un diluvio destruirá la tierra”.
Entonces Dios dijo: “les doy una señal de mi pacto con
ustedes y con todas las criaturas vivientes, para todas las
generaciones futuras.
He puesto mi arcoíris en las nubes. Esa es mi señal de mi
pacto con ustedes y con toda la tierra. Cuando envíe nubes
sobre la tierra, el arcoíris aparecerá en las nubes y yo me
acordaré de mi pacto”.