El Efecto Tunel

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EL EFECTO TÚNEL

Este efecto es de los más enigmáticos. Esencialmente es la demostración de que una


partícula puede atravesar una barrera de potencial cuando, para hacerlo, requeriría más
energía de la que posee. Para la física clásica esto es inviable, porque la partícula
rebotaría como una pelota de frontón. Sin embargo, su carácter ondulatorio permite que,
en lugar de rebotar, tenga cierta posibilidad de desplazarse al otro lado de la barrera. El
«efecto túnel» contradice también la intuición natural.

Es como si te despidieras de una persona a los pies de un lado de la montaña y acto


seguido subieras a su cima y volvieras a bajar; cuando llegaras a los pies del otro lado de
la montaña, te encontrarías con que ya llegó ahí antes que tú. Como si hubiera pasado
por un túnel que conecta directamente el lugar donde la dejaste con el lugar al que
acabas de llegar. Solo que este túnel no existe. Evidentemente, con nuestros sentidos
cotidianos, no podemos conseguir nada que se le asemeje. No podemos atravesar
paredes con nuestro cuerpo. Sin embargo, nuestra mente sí que tiene unas capacidades
que se asemejan a este efecto.

En estados ampliados de conciencia, a veces en experiencias cercanas a la muerte o


enfermedades graves, en momentos de enorme intensidad, la mente se desprende y
puede viajar donde le plazca, atravesando cualquier obstáculo. Recuerdo una alumna
que de pequeña pasaba horas sentada en la ventana, esperando que su padre la viniera
a buscar. Como se aburría, empezó a entrenar su mente para divertirse y decidió visitar
mentalmente lugares que no conocía. Llegó a desarrollar esta facultad de tal manera que
de adulta podía viajar mentalmente a lugares y describirlos con detalle. ¡Le pregunté qué
color tenía la manta que cubría mi cama y me contestó acertadamente!

Recuerdo el testimonio de una persona que se desdobló (mente y cuerpo parecen


separarse) en un momento de fiebre muy alta y pudo ver lo que pasaba en la habitación
de al lado entre sus familiares y también lo que estaba pasando con su cuerpo y las
personas que la atendían. Igual que con las partículas, estas cosas suceden raramente,
pero contamos con demasiados testimonios de gente muy dispar como para dudar de su
veracidad.

Como en terapia las personas suelen compartir experiencias que callan normalmente,
concluyo que este tipo de experiencias ocurren con más frecuencia de lo que creemos.
No son experiencias que se comparten socialmente, porque no son vistos como estados
expandidos de conciencia, sino como «rarezas» o patologías.

Cuántas veces el inconsciente te lleva a la solución sin mostrarte el camino... Me ha


pasado muchas veces estar pensando en cómo resolver un problema antes de dormir y,
al despertar, ver con toda claridad cuál es el camino. Aparece un vislumbre de un detalle
del cual no le había dado importancia y, como por arte de magia, todo parece encajar. Y lo
mejor es que, al aplicarlo, ¡funciona!

En la actualidad hay UNA TÉCNICA LLAMADA VEO, que también rompe las leyes
conocidas. Funciona básicamente en niños, pero algunos adultos también lo logran. Se
trata de leer libros sin usar los ojos. Presencié cómo una niña, con los ojos
completamente tapados, leía un libro con fluidez. Una persona le dio un libro suyo,
distinto, y la niña siguió leyendo. Cuando pusieron el libro detrás de su cabeza, seguía
leyendo. ¿Qué pasaría si todos entrenáramos nuestras capacidades dormidas? El creador
de esta técnica, el doctor Grinberg Zylberbaum, cuenta en su audiolibro (disponible en
internet) que, al activar las capacidades extrasensoriales de los niños en un colegio, tuvo
que parar su investigación porque los padres se quejaron de que sus hijos empezaron a
leer sus pensamientos.

Esta es una de las grandes diferencias entre la psicología tradicional y la transpersonal.

Para la transpersonal, este tipo de cosas son objeto de estudio, no son descartadas
como algo imposible. Algo muy parecido a la física cuántica, que tiene tantos postulados
que nos dejan atónitos. Ya dijimos que el mismo Einstein descartó la teoría cuántica en un
principio, pero una vez que entramos en estos terrenos, el entrenamiento de la mente
puede llevar a unos lugares insospechados y de gran poder energético. La chica que
entrenó su mente esperando a su padre no tuvo que pasar por ningún trauma ni accidente
para atravesar la materia con su mente, solo la entrenó de forma consistente, ya que su
padre raras veces apareció. Sin duda es una capacidad normal y natural de la mente que
no exploramos ni entrenamos y, por ello, desconocemos.

Evidentemente y con razón, el ser humano tiene miedo de todo lo que desconoce.
Queremos reducir el mundo de todo a lo que muestran los sentidos, desatendiendo la
verdad a lo que muestran los sentidos, ¿Cómo sería la humanidad si entrenáramos
nuestras capacidades desde pequeños? ¿Hasta dónde podría llegar la raza humana?

A fin de cuentas, la espiritualidad es la exploración de estos mundos y la idea de que algo


mayor rige nuestras vidas. Obviamente, hay leyes que rigen el mundo de la materia y hay
leyes que rigen otros mundos. La física cuántica ha sacado a la luz algunas de estas
leyes, pero ciertamente hay muchas más. A fin de cuentas, mientras tenemos un cuerpo
físico nos encontramos en casa en el mundo material, pero... ¿cuáles son los otros
mundos donde están los que ya no están aquí y al que iremos algún día?

Considerar solo el mundo que vemos sería negar el comportamiento de las


nanopartículas, sería ignorar que nuestro cuerpo está ocupado casi completamente por
bacterias o que en nuestra piel hay colonias de ácaros. Negar mundos alternativos es
negar las leyes del orden planetario y cósmico. El otro día leí en un periódico los
porcentajes realmente jocosos de nuestro genoma: compartimos más del 90 % con el
chimpancé, algo que puede parecer natural, pero también el mismo porcentaje ¡con la
mosca española y con el plátano! Ya sabemos que compartimos un 99 % con el cerdo, al
que tanto se maltrata. En fin, no somos nadie... Mira al cielo y verás el infinito...

Fragmento del libro “El Inconsciente Cuántico”, de Marly Kuenerz

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