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¿De qué hablamos
cuando hablamos de innovación Pública?? Rita M. Grandinetti Pol i Lab UNR
Rosari o, Argenti na, 2024
¿Por qué hablar de Innovación Pública?
La sociedad actual puede ser definida como una
sociedad de tipo exponencial, caracterizada por las contradicciones y las transformaciones aceleradas a nivel global. Por lo tanto presenta características que difieren significativamente de las características sociales que dieron forma a los estados modernos, sus funciones y sus administraciones. Estas transformaciones han puesto al estado y a su entramado de organismos públicos frente a sus propios límites. En las agendas públicas actuales predominan problemas particularmente retorcidos, lo que la literatura denomina “wicked problems”, o problemas malditos (Churchman, 1967, Buchanan 1992, Camillus 2008). Estos problemas que no refieren solamente a un grado especial de dificultad técnica o complejidad, sino a su particular retorcimiento y “viscosidad”, problemas particularmente resbaladizos y sumamente difíciles de abordar. Se caracterizan por la profusión de información confusa, la multiplicidad de actores intervinientes, los conflictos de valor que se encuentran en juego y su capacidad para transformarse constantemente a partir de los resultados e impactos generados por las acciones para resolverlos. Demandan diálogos con los actores, exploración de los problemas relacionados, reevaluaciones, y reconsideración de los supuestos institucionales en juego. Parafraseando a Mazzucatto (2020) se puede señalar que para hacerse cargo de estos problemas los estados deben desarrollar su músculo en áreas críticas como la capacidad para innovar, adaptarse y aprender; a la par que capacidad para alinear los servicios públicos y las necesidades ciudadanas y gobernar plataformas digitales y de datos. ¿Qué es la innovación pública?
Según el sentido común, innovación significa ‘novedad’, aporta soluciones
inéditas a los problemas y permite responder a las necesidades de las personas y de la sociedad. Esta definición, en principio simple, habla de un fenómeno de múltiples facetas, un término que contiene una «inquietante multivocidad subyacente» (Díaz, 1999), ya que remite a la par a ideas y productos, procesos y resultados, técnicas y actores, instituciones y organizaciones.
La innovación pública refiere a aquella que busca el desarrollo de nuevas ideas
para atender a los desafíos sociales y puede entenderse la capacidad de innovación como la capacidad de generar e implementar nuevas ideas para la resolución de los problemas públicos.
Se basa en procesos colaborativos para la búsqueda de soluciones que
permitan promover y lograr objetivos comunes mediante la movilización, el intercambio y el despliegue de una variedad de ideas y recursos. Refiere al encuentro de actores diferentes y la explotación de su potencial - conocimientos, habilidades y recursos- con el propósito de encontrar una solución a los problemas sociales y de crear valor público (Agger & Lund, 2017).
La génesis de la innovación se aloja en diversos espacios y nexos, internos y
externos a la organización, fluye y converge en iniciativas que se potencian mutuamente como formas de experimentación inacabadas, pero cualitativamente significativas. En cuanto a los actores, se incorporan a la dinámica innovativa ciudadanos, técnicos, universidades, organismos de I+d+i, expertos, activistas sociales, organizaciones de diferentes niveles, en dinámicas de coproducción de ideas, políticas y servicios (Ramírez-Alujas, 2010). Los campos predominantes para la innovación tienen que ver con el de las tecnologías de la información y comunicaciones, el diseño colaborativo de servicios y las ideas innovadoras para la resolución de problemas. En cuanto a los resultados, las iniciativas innovadoras se orientan, sobre todo, a la transparencia, la producción de valor público y la gestión de los bienes comunes.
Aparecen algunas experiencias muy incipientes
también en el campo del Estado abierto, que involucran a los poderes Legislativo y Judicial en la innovación (Criado y Ruvalcaba Gómez, 2016; Moretto Neto y Salm, 2013; Naser y Ramírez- Alujas, 2017).
Finalmente, puede ser entendida en dos grandes
sentidos, y ambos revisten particular valor en estos tiempos: • Perspectiva de los sistemas de innovación: aborda la innovación como motor para el desarrollo y la construcción de fines sociales (Bason, 2010; Finquelievich 2018, Mazzucato, 2018, 2020.
• Perspectiva de la Innovación para la mejora de
las políticas públicas. La innovación es abordada como herramienta para la construcción de capacidades públicas. (Bason, 2010; Borins, 2014; Gieske et. al., 2016; Glor, 2008, Meijer 2016). ¿Qué características tiene? La innovación pública abierta es una combinación de inteligencia institucional más inteligencia social y tecnológica. Podemos decir que la transformación de las organizaciones públicas en el S. XXI se basa en esa tríada que permite una vinculación diferente con la ciudadanía: Inteligencia institucional + inteligencia social+ Inteligencia Tecnológica = + innovación + democratización + valor público (Grandinetti, 2018). La inteligencia institucional es uno de los dos componentes de base de la innovación abierta: movilizar, sostener y coordinar procesos de innovación abierta requiere de capacidades preexistentes en las organizaciones públicas, que están en constante tensión con las rutinas e inercias institucionales (CLAD, 2020; Grandinetti, 2014 y 2018; Meijer, 2019). La inteligencia social, el otro componente de la fórmula, es la gran transformación que trae aparejada la innovación abierta. Conlleva la noción de que la inteligencia pública se construye en el entrecruzamiento de lógicas, perspectivas, conocimientos y disciplinas. Un énfasis particular de la colaboración está puesto en las experiencias colaborativas en plataformas digitales a través de tecnologías directamente relacionadas con la web 2.0, e incluso comunidades digitales especializadas en innovación pública (Villodre, 2019). Son protagonistas de la dinámica innovativa la sociedad civil y los diversos ámbitos del Estado. Por lo tanto, ciudadanos, técnicos, universidades, organismos de I+D+I3, expertos y activistas sociales, forman parte de la inteligencia social movilizada, así como diversos niveles y organismos públicos estatales, en dinámicas de coproducción de ideas, políticas y servicios (Ramírez-Alujas, 2010). Inteligencia Tecnológica, entendida como la puesta en valor del ciclo basado en la adquisición, análisis y difusión de información disponible, que tiene como propósito apoyar la planeación estratégica de la organización, y las definiciones de acciones. Supone la gran oportunidad de nuestros tiempos como base de procesos innovadores pero no se agota en sí misma, se optimiza puesta en juego con las otras inteligencias. La noción abierta de la innovación posee algunos valores en sí misma, más allá de las nuevas ideas o productos a los que dé lugar. Inés Mergel identifica algunos fundamentales. En primer lugar, el Valor democrático que se pone en juego. La innovación abierta se supone democratizante, ya que permite la participación de los ciudadanos diversos, en un plano de igualdad se trata de garantizar igualdad de derechos y justicia (Bozeman 2009, 2019). Para que este valor sea una realidad el acceso debe ser garantizado a todos los ciudadanos, cualquiera sea su género, sus conocimientos, su nivel social y sus capacidades. Asimismo, la innovación colaborativa reviste valor ciudadano al facilitar los intercambios, la definición de finalidades, la cogestión y el monitoreo de servicios entre estado y ciudadanía; valor administrativo, ya que se orienta a la simplificación de los procedimientos, calidad, y capacidad de respuesta en la presentación de servicios y valor de tipo económico, instrumental, al ser un modo de incrementar la eficiencia y eficacia en la prestación de servicios. ¿Cómo innovar? Presentaremos a continuación una metodología, #Fronterar, desarrollado por PoliLabUNR https://polilab.unr.edu.ar/, para el diseño y la gestión de innovaciones en políticas públicas. Fronterar reúne los aportes de las principales metodologías de innovación pública, como Design Thinking, Doble Diamante, Diseño colaborativo de servicios, Diseño basado en el usuario, etc. y las adapta para la producción de innovación pública poniendo en valor la participación de los actores de políticas para la construcción de acuerdos democráticos . El método contempla tres momentos: Experiencia, Reflexión e Innovación que, si bien articulados, cada uno de ellos pone el foco sobre objetos específicos de análisis y de producción. Estas etapas constituyen un proceso de construcción de aprendizaje que parte del reconocimiento empírico pero da lugar a la creatividad y el cambio.. EXPERIENCIA → es un momento de apertura e integración de saberes. Se trata de reconocer la situación problemática y caracterizar el campo de actuación. Incluye:
REFLEXIÓN → es el momento de profundización, explicación de
lo identificado y formulación de ideas. Se producen aprendizajes e ideas a partir del análisis y articulación de los elementos identificados.
INNOVACIÓN → es el momento de síntesis y producción. Aquí se
delimitan las estrategias, se prueban y se contemplan los nudos críticos de la implementación de la innovación.
El proceso innovativo es iterativo y cíclico, de prueba y error, en
donde se realizan ajustes en función de los aprendizajes logrados en cada instancia previa.