La Serpiente y El Cerro Blanc

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LA SERPIENTE Y EL CERRO BLANCO

Una tarde en que jóvenes mochicas estaban ayudando a sus padres a retratar a su estado de
ánimo en un huaco, apareció un guerrero y les pidió le acompañen a recorrerla ciudad para buscar
a un perro calato que se había perdido. Los hermanos sugirieron separarse para buscarlo. “está
bien”, dijo el guerrero. Cuando andaban separados, uno de los jóvenes encontró una pequeña
serpiente metida dentro de una botella, a la cual saco y llevo a su casa. Se la mostro a sus
familiares y les convenció para que la dejen criarla como a cualquier animal, el joven la acomodo
en un lugar de la casa para que la pequeña serpiente pudiese descansar y, dejándola, regreso a
buscar al guerrero y a su hermano. Ellos, sin embargo, ya estaban de regreso y traían al perro en
brazos. El joven corrió para contarles que se había encontrado una serpiente y que ahora
pertenecía a la familia. Después de un tiempo, la familia de los jóvenes, al ver que la serpiente
crecía cada vez más y consumía cada vez más de lo debido, decidieron dejarla en algún lugar desde
donde no pueda regresar. Cuando los dos jóvenes hermanos se enteraron de los planes de su
familia, preguntaron porque la serpiente no se podía quedar con ellos. Sus familiares les tuvieron
que explicar que la serpiente ya no se satisfacía con sus pequeños bocados si no que quería comer
cosas más grande, al oír esto, los jóvenes se asustaron y estuvieron de acuerdo en dejarla lejos,
para que se crie en el campo y que nunca regrese a su casa. La familia decidió al final que era
mejor dejarla cerca del mar, los hermanos metieron a la serpiente en un saco y se la llevaron. Al
verse abandonada en el mar y sola, la serpiente trato de regresar a casa, empezando un recorrido
largo. Todos los días se comía aquellos animales que encontraba en su camino, desarrollándose
más y más, llegando a alcanzar un enorme tamaño. Los jóvenes ya habían regresado a casa, y
aunque estaban muy tristes, pidieron al dios sol que cuide a su amiga serpiente. Un día, los
hermanos decidieron subir el cerro blanco para desde allí observar el mar; al hacerlo recordaron a
su amiga serpiente. Lo que nunca imaginaron fue que la esta había crecido tanto que se podía
comer de un solo bocado a dos animales grandes. Después de conversar y mirar al mar, los
jóvenes bajaron el cerro y se fueron a su casa, llegaron por la noche, y tras una buena comida, se
acostaron. Luego de un tiempo la familia decidió visitar a la serpiente al mar. Cuando estaban allí,
se dieron con la sorpresa que esta ya no estaba y que había crecido muchísimo, ya que
encontraron la piel que había mudado. Los jóvenes y su familia tuvieron mucho miedo, y mientras
regresaban, escucharon rumores de la gente que encontraban en su camino: que una enorme
serpiente había llegado a la ciudad y que ya se había comido a la mayor parte de los quereros
moches, quienes habían salido a luchar contra la serpiente. Cuando la familia de los hermanos se
enteró del suceso, todos juntos decidieron huir para que la serpiente no los encuentre. Una familia
de jóvenes guerreros había descubierto un escondite en el cerro blanco, y hacia allí se dirigieron.
Cuatro jóvenes decidieron subir a la punta de cerro y observa que pasaba abajo en la ciudad con la
gente que aún se había quedado escondida en sus casas, pero se dieron con la sorpresa de que
abajo en la ciudad todo estaba en calma. Con esta noticia volvieron al escondite donde estaban las
dos familias y les contaron que nada extraño sucedía con los moches de la ciudad. Al amanecer del
día siguiente, los cuatro jóvenes volvieron a subir y, al igual que el día anterior, no pasó nada,
volvieron al escondite y les dijeron que a sus padres que todo era normal, que nada raro sucedía,
aterecer día, los cuatro jóvenes volvieron a subir, pero esta vez notaron que sucedía algo raro en
la ciudad y, preocupados, fueron a contárselo a sus padres, para que vayan a la ciudad a ver qué
pasaba. Cuando llegaron a la ciudad, se reunieron con todas las familias acordaron ir todos al
escondite, pues así no les pasaría nada. Cuando estaban rumbo al escondite vieron que, a lo lejos,
venia una enorme serpiente y los moches empezaron a correr. Este se iba comiendo a varios
indios moches que trataban de detenerla. Cuando llegaron al cerro blanco se metieron en el
escondite ara ponerse a salvo de la serpiente, pero hicieron tanto ruido que el cerro se cerró
tragando a todos los moches que habían logrado entrar. Desde allí se conoce al cerro blanco como
“el cerro de los indios”. Luego que esto paso, otros indios reconstruyeron la ciudad y levantaron
las huacas del sol y de la luna que ahora representan mucho para la campiña de moche

EL ORIGEN DE LAS HUACAS DEL SOL Y DE LA LUNA

Les voy a contar una historia que me contaron mis abuelos hace mucho tiempo, para que sepamos
porque se construyeron las huacas del sol y de la luna. Cuentan que hace mucho tiempo, dos
pescadores encontraron en el mar un ser diferente de los peces, algo especial, un monstruo. Era
pequeño y ellos pensaron que era un regalo de los dioses del mar, y entonces, empezaron a
tratarlo como tal, y todos los días lo alimentaban con los mejores peces. Cuando los peces se
acabaron, empezaron a darle animales terrestres y así fue pasando el tiempo, hasta que un día no
pudieron cazar ningún animal para ofrecerle. El monstruo, muerto de hambre, se enfureció tanto
que daba grandes gritos y empezó a estirarse con tal furia que le creció una cabeza en la cola. Y
así, salió del mar enfurecido, comiéndose a todas las personas que Vivian cerca del mar. En ese
preciso momento, los dos amigos pescadores que habían encontrado al monstruo regresaban de
sus faenas; el monstruo, al verlos, los persiguió, logrando alcanzar a uno al cual devoro. El otro, en
loca carrera, iba avisando por todos los pueblos que una bestia de dos cabezas se estaba
comiendo a todos los pobladores. Todos se avisaron y corrieron hacia el cerro para escapar del
monstruo. Unos llegaron más rápido que otros y empezaron a escalar el cerro; otros morían en el
camino y otros se escondían en los algarrobos o se subían en ellos. Los moches tenían la creencia
de que un día, a una hora particular, en un instante precioso, el cerro se abriría. Y fue justamente
en ese momento que el cerro se abrió y se pudieron escapar del monstruo, ya que al abrirse el
dejo pasa para protegerlos. La criatura salvaje también intento ingresar. De un salto, logro entrar
por su abertura justo en el momento en que el cerro se cerraba, y la bestia quedo atrapada. Se
escuchó un grito tan fuerte que los que quedaron afuera, salieron de sus escondites para mirar
espantados como este animal se desintegraba y brotaba sangre que corría como un rio o una
serpiente por el cerro. Hasta hoy día podemos observar unas líneas negras en nuestro cerro
blanco, y nuestros antepasados moches decidieron construir las huacas del sol y de la luna, lugar
que tomaron para hacer ceremonias y sacrificios, para pedirle al cerro que vuelva a abrirse para
entrar y estar junto a los hermanos atrapados en él, y poder disfrutar para siempre de los
hermosos lugares que existen dentro de el: ríos de aguas cristalinas, flores de bellos colores,
campos hermosos; un mundo de armonía y felicidad

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