DiSEÑADOR

nombre: Jaume

HACE MUCHO TIEMPO, EN EL EDITOR

nombre: Ana
REINO DE ARENDELLE…
Las hermanas Anna y Elsa crecían CORRECTOR

felices en un castillo precioso. Elsa

nombre:

había sido bendecida con el poder de ESPECIFICACIONES

controlar el hielo y la nieve, y acabó título: Frozen II

convirtiéndose en reina. Su valiente encuadernación: Rustica solapes

Elsa, Anna y sus amigos parten a un y leal hermana siempre estaba a su medidas tripa: 150 x 210 mm

lado, así como sus amigos Kristoff, el

medidas frontal cubierta: 152 x 210

peligroso viaje hacia lo desconocido para medidas contra cubierta: 152 x 210
reno Sven y Olaf, un adorable muñeco
salvar Arendelle y descubrir el origen de la

L A NOVEL A
medidas solapas: 8,5

de nieve. ancho lomo definitivo : 18mm

misteriosa voz que está llamando a Elsa.

Revive la magia de la película MUCHOS AÑOS DESPUÉS… ACABADOS

Elsa tiene la posibilidad de

Frozen II con esta novela que incluye
Nº de TINTAS: 5/0

encontrar respuesta a lo que siempre TINTAS DIRECTAS: Blanco

contenido inédito.
ha querido saber: el origen de sus
LAMINADO: Sí, plata

PLASTIFICADO:
poderes. Una voz lejana que solo ella brillo mate

puede oír la empuja a dejar atrás el uvi brillo uvi mate

reino y adentrarse mucho más allá. relieve

AHORA…
falso relieve

purpurina:

Elsa emprenderá un viaje épico

acompañada de Anna, Kristoff, Sven estampación:
y Olaf. Cuando era pequeña, todos
temían que sus poderes fueran troquel

demasiado para este mundo; ahora

LA NOVELA
PVP 14,95 € 10255917
www.planetadelibrosinfantilyjuvenil.com
www.disney.es esperan que sean suficientes para
© 2020 Disney Enterprises, Inc. salvarlo.
Todos los derechos reservados

Fecha:
 Adaptación de David Blaze

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 © 2020 Disney Enterprises, Inc.
Todos los derechos reservados
© de la traducción: Marta García Madera, 2020
Publicado en España por Editorial Planeta, S. A., 2020
Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España)
www.planetadelibrosinfantilyjuvenil.com
www.planetadelibros.com
Primera edición: marzo de 2020
ISBN: 978-84-17062-24-8
Depósito legal: B. 2.563-2020
Impreso en España

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 CAPÍTULO 1

—Y , aquella noche, volví a casa como rey de Arendelle

—dijo el rey Agnarr.
La vela del rey proyectaba sombras parpadeantes en su
cara mientras contaba su historia a sus hijas pequeñas, Anna
y Elsa. Las niñas estaban acurrucadas en la cama de Elsa con
su madre, la reina Iduna, sin perderse ni una de las palabras
que decía su padre, boquiabiertas y con los ojos como platos.
Su madre las acercó más a ella y las tres se juntaron bajo el
peso reconfortante de su chal de color burdeos.
—Ostras, papá, ha sido una historia épica —dijo Anna, ca-
yendo sobre la cama mientras se imaginaba todo lo que había
pasado—. No sé quiénes te salvaron, pero los quiero.
El rey sonrió a su hijita.
—Desearía saber quiénes fueron.

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 F RO ZEN II. LA N OV E L A

—¿De verdad eran mágicos los nortuldra? —preguntó Elsa

en voz alta. Ella no quería parecerse a ellos en nada. No se
podía imaginar haciendo daño a sus amigos—. ¿Como yo?
—No —la tranquilizó el rey Agnarr—. No eran mágicos.
Solamente disfrutaban de la magia del bosque.
—¿Qué les pasó a los espíritus? ¿Qué hay ahora en el bos-
que? —Elsa se preguntaba si alguien más había logrado salir
después de que los espíritus se enfadaran y se hubieran vuelto
en contra de todos.
—No lo sé —contestó el rey Agnarr—. Todavía está envuelto
en bruma. Nadie puede entrar; y nadie ha salido desde entonces.
La reina miró fijamente a su marido, avisándole para que
tuviera cuidado con lo que decía. Quería asegurarse de que sus
hijas no se asustaran.
—Por eso estamos a salvo —dijo.
—Sí —coincidió el rey Agnarr—. Pero el bosque podría
despertarse de nuevo y tenemos que estar preparados para
cualquier peligro que pueda llegar.
La reina Iduna vio la cara de preocupación de Elsa al oír
las palabras de su padre e intervino.
—¿Qué tal si decimos buenas noches a vuestro padre?
—dijo.
Las dos niñas eran demasiado pequeñas para pensar en
una lucha de cualquier tipo... sobre todo cuando la reina in-
tentaba que se acostaran. El rey Agnarr estaba de pie y con
cara de pedir disculpas a su mujer.

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 CA P ÍT ULO 1

—Vaya, pero todavía tengo muchas preguntas —dijo Anna,

enfurruñada, mientras su padre besaba a Elsa en la frente.
—Guárdalas para otra noche, Anna —insistió su padre.
—Arrgg —dijo Anna, frustrada—. Sabes que no tengo ese
tipo de paciencia. —Miró fijamente a Elsa, que asintió. Era
evidente que estaba de acuerdo en que Anna no tenía nada de
paciencia.
Anna cerró la boca y arrugó la cara. Su padre la besó en la
frente. Sabía que aquello era la versión de Anna de intentar
ser paciente. Después, salió de la habitación. En cuanto se
cerró la puerta, Anna empezó con sus preguntas otra vez.
—Pero ¿por qué nos atacaron los nortuldra? —preguntó a
su madre—. ¿Quién ataca a la gente que le da regalos?
—¿Crees que el bosque volverá a despertarse? ¿Qué pen-
sarían los espíritus de mi magia? —preguntó Elsa, levantando
la vista hacia su madre.
La cara de Iduna dejó paso a una mirada dulce al recordar
su propio pasado.
—Ya quisiera yo tener las respuestas, pero solo el Ahto-
hallan las sabe.
—¿Ahto qué? —preguntó Anna.
La reina Iduna se rio por la cara que ponía su hija menor.
—Cuando era pequeña, mi madre me cantaba una can-
ción sobre un río especial llamado Ahtohallan, que decían que
tenía todas las respuestas sobre el pasado —dijo—. El río sa-
bía que formábamos parte de algo.

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 F RO ZEN II. LA N OV E L A

Las hermanas se miraron. Dos pares de grandes ojos azu-

les se quedaron mirando fijamente a la reina.
—¿Nos la cantas, por favor? —preguntó Elsa.
Iduna miró hacia la puerta, con la duda de si debía seguir
la corriente a sus hijas. Tras decidir que no había nada malo
en dejar que oyeran la canción, les dijo que sí con un gesto de
la cabeza.
—De acuerdo. Venid aquí. Acercaos —dijo, tiró de Elsa y
de Anna hacia ella y pasó el chal por encima de las tres.
La reina Iduna cantaba con voz grave y cálida la canción
de cuna que su madre le había cantado a ella. Era el sonido
del amor para los oídos de las niñas, y Anna se quedó profun-
damente dormida incluso antes de que acabara la canción. La
reina cogió a Anna en brazos con suavidad, meciéndola mien-
tras cruzaba la habitación. La colocó con cuidado en su pro-
pia cama, levantó las sábanas y la arropó. La reina Iduna vol-
vió con Elsa justo cuando acababa la canción.
—Ahora, duérmete, mi pequeño copo de nieve —dijo, be-
sando las manos de su hija.
La reina ahuecó las almohadas de Elsa, le acarició el largo
pelo y cogió la vela que parpadeaba en la mesilla de noche.
—¿Madre? —la llamó Elsa antes de que abriese la puerta
de la habitación—. ¿Crees que el Ahtohallan sabe por qué ten-
go poderes mágicos?
Su madre no respondió enseguida. Sopesó lo que iba a
decir.

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 CA P ÍT ULO 1

—Si el Ahtohallan está ahí fuera... —dijo, al final—, me

imagino que sabe eso y muchas más cosas.
Elsa se apoyó en la almohada.
—Alguien debería intentar encontrarlo.
La sonrisa de la reina Iduna era agridulce mientras entra-
ba en el pasillo y cerraba la puerta detrás de sí.
Con el eco de la canción de cuna de su madre en los oídos,
Elsa se quedó dormida. Soñó con encontrar el Ahtohallan y
saber la respuesta a todas las preguntas que siempre se había
hecho... y también a algunas de las de su hermana.

Arendelle estaba sumido en el silencio y la noche era tranqui-

la (incluso en el castillo) hasta que Anna cruzó de puntillas
las alfombras de su habitación. La niña de cinco años tuvo
que hacer varios intentos hasta conseguir subir a la cama de
su hermana. Pero en cuanto lo consiguió, se arrastró a su lado
y le tocó el hombro.
—Elsa —la llamó Anna en lo que pensaba que era susu-
rrar, pero realmente era de todo menos hablar en voz baja—.
Psst, Elsa. ¡Despierta, despierta, despierta!
Elsa no soportaba que la despertaran. La ponía de mal
humor.
—Anna —protestó, dando la espalda a su hermana y tiran-
do de las sábanas hasta la barbilla—, vuélvete a dormir.

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 F RO ZEN II. LA N OV E L A

—Es que no puedo —se quejó Anna, dejándose caer en la

cama como si fuera una niña pequeña que no ha conseguido
lo que quiere... y se niega a rendirse—. El cielo está despierto
y yo también estoy despierta, así que tenemos que jugar.
Anna miró por la ventana y vio que los tonos verdes y azu-
les de la aurora boreal bailaban y dominaban el cielo noctur-
no. Después, volvió la vista a su hermana, que se había meti-
do debajo de las sábanas. La empujó. La sacudió. Incluso
intentó desarroparla.
—Si juego contigo un poco, ¿me dejarás dormir todo lo que
quiera cuando acabemos de jugar? —preguntó la voz amorti-
guada de Elsa desde debajo de las sábanas.
—¡Sí! —exclamó Anna, entusiasmada, asintiendo también
con la cabeza.
Anna tiraba de su hermana y Elsa aceptó ir a jugar a rega-
ñadientes. Se frotó los ojos y arrastró los pies mientras su her-
mana la llevaba hasta el gran salón. Entonces, su magia del
hielo apareció y empezó un capítulo nuevo para ellas.

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