Eje1 Argentina I
Eje1 Argentina I
En el momento en que el océano Atlántico y el mar del Norte van a convertirse en las grandes
rutas del tráfico internacional, Castilla tiene dos excepcionales regiones marítimas y una
tripulación minera hábil en la navegación de altura.
El primer viaje de Colón fue exclusivamente comercial y tuvo como fin hallar una ruta hacia los
países asiáticos productores de especias. El segundo período que se extendería hasta 1516, tiene
al carácter privado como soporte económico y humano de la aventura americana. El rey, participe
o no en los gastos, se reserva una parte de los beneficios y a través de las capitulaciones dirige y
controla las expediciones privadas.
Generalmente las capitulaciones son firmadas por un solo hombre, pero era frecuente que detrás
del nombre asentado en la capitulación figuren socios capitalistas que costean las sociedades de
conquista y participan de sus beneficios.
La primera jornada al Tucumán (1543) conocida como “la entrada de Rojas” fue costeada por
Diego de Rojas, Felipe Gutiérrez y Nicolás de Heredia.
A partir de 1518 – 1520, la expansión cobra un ritmo vertiginoso. Grupos de audaces aventureros,
siempre en busca de oro, enfrentan y dominan los dos grandes imperios americanos. Con las las
expediciones de Cortés y la de Pizarro.
A partir de 1535 disminuye el ritmo antes vertiginoso de la expansión territorial. La señal que
alerta sobre el fin de la conquista fácil es el fracaso de Almagro en Chile en 1536. Los nuevos
intentos de penetración afectan territorios cuyas poblaciones se hallan en un estadio cazador –
recolector. Son las “zonas bravas”.
Las guerras civiles del Perú y la necesidad de desembarazarse de los conquistadores sin empleo
son factores que contribuyen de manera decisiva al trazado de los nuevos ejes del avance español
en Sudamérica. Uno se extiende a lo largo de la costa del Pacífico (Chile) y el otro se interna en la
incierta masa territorial conocida como el Tucumán y van expandiéndose hacia el sur en búsqueda
del puerto Atlántico.
Juan Díaz de Solís será el primer marinero español que intente encontrar la confluencia
interoceánica tomando como base de sus exploraciones el Río de la Plata. A su muerte, Hernando
de Magallanes continuará su empeño y halla el anhelado paso por los canales fueguinos. Otra
expedición, la de García Jofre de Loayza, bordeara Tierra del Fuego en 1526 y descubre el punto
de los dos océanos.
Entretanto, la corona firma capitulaciones con Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer para
una expedición a las Molucas, que contará con el apoyo financiero de mercaderes españoles e
italianos interesados en el comercio de las especias. Posteriormente se produce el encuentro
entre Gaboto y García de Moguer con los sobrevivientes de la expedición de Solís, quienes
encienden la imaginación de los recién llegados con rumores sobre los imperios del Rey Blanco, la
Sierra de la Plata y el lago donde dormía el sol. Es así como Gaboto remonta al Paraná y al llegar al
cruce con el Carcaraña levanta el fuerte de Sancti Spiritus, la primera población española en la
Argentina. Estos reconocimientos permitieron construir los primeros mapas ideales de la
geografía física de la cuenca y de su organización cultural, y también afianzar noticias que más
tarde potenciadas por la rentabilidad de la conquista peruana sirvieron para modificar el proyecto.
La corona, movidas por la fuerza de las noticias aportadas por las expediciones de Gaboto y de
García de Moguer sobre la existencia de abundante plata, confío en que el Río de la Plata le
depararía una conquista de rentas similares a la peruana y, de manera consecuente, incorporó la
región a su proyecto imperial.
Tan pronto como se alcanzó el Río de la Plata, se estableció en Buenos Aires, un puerto de
trasbordo. Desde Buenos Aires se enviaron dos expediciones por el Paraná que, establecieron
asientos: el de Corpus Christi, el de Nuestra Señora de Buena Esperanza y la casa fuerte de
Asunción.
En 1534 el rey firma cuatro capitulaciones con Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Pedro de
Mendoza y Diego de Alcazaba. La expedición de Mendoza será una de las más importantes ya que
levanta el asiento de Buenos Aires, primera etapa del plan que buscaba alcanzar las Sierras del
Plata remontando del Paraná.
Una de las razones que impulsaron a la corona a propiciar la expedición de Mendoza fue la función
estratégica del territorio como flanco protector del Perú y vía de acceso a Potosí cobraba sentido
ante el peligro del asentamiento portugués y luego ante las posibles invasiones inglesas y
holandesas.
Nuestro territorio fue conquistado y colonizado por tres corrientes pobladoras, de origen
hispánico:
La del este: procedió directamente de España a través del océano Atlántico y tuvo sus centros más
destacados en Asunción y Buenos Aires.
La del norte: procedente del Perú, abarcó la región conocida con el nombre de Tucumán.
La del oeste: salió de Chile y, luego de cruzar los Andes, se extendió por las actuales provincias de
Mendoza, San Juan y San Luis.
Entradas por el Tucumán y Cuyo. Corriente pobladora del norte: Después de 1530 se extiende
por el sur de América la leyenda del capitán Francisco César, la leyenda de una fabulosa ciudad de
César o de los Césares situada al oeste del Río de la Plata. Mendoza, Vaca de Castro, Garay,
Hernandarías y muchísimos más buscaban con ahínco el paraíso.
En noviembre de 1542 el licenciado Vaca de Castro, gobernador del Perú decide enviar en mayo al
Capitán Diego de Rojas a la tierra de los Césares. Este en su paso por Santiago del Estero se
encuentra con los juríes, quienes los hieren en una pierna con una flecha envenenada y muere a
los pocos días. Toma el mando, el joven capitán Francisco de Mendoza, este encuentra en una
vasija una carta de Irala con instrucciones y mapas de la región; quiere ir a Asunción, discute con
los expedicionarios sobre el camino a seguir, se producen revueltas y Mendoza termina muerto.
Los expedicionarios se vuelven al Perú y así termina la primera “entrada” al Tucumán.
La Gasca forma una expedición hacia los Césares para poblar una ciudad en la tierra que
empezaba a llamarse Tucumán; encarga el mando a Juan Nuñez del Prado. Este entra al Tucumán
y encuentra un sitio aceptable junto al río Salí y allí Nuñez del Prado emplaza en 1550 la cuidad del
Barco, llamada así en homenaje en Barco de Ávila, villa nativa de La Gasca. Fue la primera fundada
en el Tucumán.
Conocida la fundación del Barco, ocurrieron conflictos con Pedro de Valdivia, gobernador de Chile;
Francisco de Villagra exige a Prado el abandono del lugar, este traslada en Mayo de 1551 la ciudad
en la jurisdicción actual de la provincia de Salta. Enterado al año siguiente, el virrey del Perú, de la
disputa con los chilenos falla en contra de estos, y dispone que la ciudad sea restablecida a su
primer emplazamiento o sus cercanías. Nuñez del Prado la instala en 1552 sobre el río Estero, en
un lugar que se calcula fue a media legua de la actual plaza mayor de Santiago del Estero. El
gobernador Pedro de Valdivia envía a Francisco de Aguirre a apoderarse de la población de Nuñez
del Prado. En mayo de 1553 Aguirre, adueñado de Santiago del Estero, traslada la plaza media
legua más arriba para evitar las inundaciones. No puede hablarse de una nueva fundación pues
fue un simple y corto traslado.
El virrey del Perú nombra gobernador de Chile a su hijo, García Hurtado de Mendoza quien
ordenó la fortificación del Tucumán por el poblamiento de 3 nuevas ciudades: Londres, Córdoba
del Calchaquí y Cañete. Juan Pérez de Zorita, teniente de gobernador de Santiago del Estero,
realiza estas fundaciones en nombre de Mendoza.
Aguirre se hace cargo en 1564 de la gobernación del Tucumán. Consigue terminar con las
insurrección de los Diaguitas y se dispone a restablecer las destruidas poblaciones. Aguirre manda
a su sobrino Diego de Villarroel a restaurar la destruida Cañete. Y funda en 1565 la nueva
población que llamó San Miguel de Tucumán.
El virrey Toledo busca un reemplazante para Aguirre, Jerónimo Luis de Cabrera es el elegido. El
nuevo gobernador dispone una jornada al sur, quería formar una ciudad en la tierra de los
comechingones, y después un puerto en el Litoral. Así surge en julio de 1573 Córdoba de la Nueva
Andalucía, la constituyó por su cuenta en “provincia” y se consideró su gobernador de hecho a
título de descubrimiento y conquista.
Con el período de Lerma concluido, llega Juan Ramírez de Velazco; este sigue con la fundación de
poblaciones en sitios estratégicos, entre ellas La Rioja. Posteriormente Francisco de Argañaraz
funda Jujuy y Fernando de Mendoza Mate de Luna, Catamarca en 1683 cerrando así el periodo
fundacional del Tucumán.
Corriente pobladora del Oeste: Al sur del disputado Tucumán se extendía la región llamada Cuyo
entre la cordillera de los Andes y la Sierras de Chile. Hurtado de Mendoza comisiona al Capitán
Pedro del Castillo para poblar esa región. Castillo funda en 1561 la ciudad que llama Mendoza en
homenaje a su gobernador. Al año siguiente el capitán Juan Jufré por encargo de Francisco de
Villagra que había conseguido desalojar a Mendoza de la gobernación de Chile, traslada, le cambia
el nombre y la llama de La Resurrección. Ese mismo año Juan Jufré al norte de La Resurrección la
ciudad de San Juan de la frontera. Treinta años más tarde el general Luis Jufré, hijo del fundador,
traslada San Juan y es el mismo que funda San Luis.
Corriente pobladora del este: Juan de Garay por su parte, funda en el mes de noviembre la ciudad
de Santa Fe. Y en 1580 la ciudad de Buenos Aires. Posteriormente ocurre la fundación de
Concepción del Bermejo por parte de Alonso Vera y finalmente en 1588 la fundación de
Corrientes por parte de Juan Torres de Vera y Aragón.
La Guerra Indígena: Dentro de la misma nación o valles cercanos la autoridad estaba fragmentada
en numerosas parcialidades. La pacificación o el sometimiento de una tribu o un cacique no
terminaba con la resistencia pues las otras podían continuar alzadas. La destrucción de Londres,
Cañete y Córdoba, de San Francisco de Álava está conectada con este fraccionamiento de la
hueste que los indios aprovecharon para descargar sus golpes. Las confederaciones organizadas
por los calchaquíes luego de su triunfo logran incorporar a los pulares, Humahuacas, lules, ocloyas
y Chichas sin adquirir un carácter ofensivo contra Santiago del Estero por la defección de los juries,
que se hallaban en una difícil situación por las cercanías de los españoles y el terreno llano de sus
asentamientos.
Cuando los calchaquíes logran esporádicamente la unión con la tribu de los llanos el peligro se
cierne sobre las ciudades; otra confederación India se gestó en 1594 bajo la dirección de Viltipoco,
un cacique Humahuaca que logró atraer a casi todas las naciones de indios cordilleranos, desde
Jujuy hasta la Rioja.
Para la contienda los indígenas utilizaron en bloques las armas y tácticas tradicionales que les
servían en las luchas tribales, quizás ya en el siglo XVI podamos descubrir la segunda etapa “la
evolución militar por imitación de armas y de algunos métodos de los españoles”. Otro aspecto es
la participación y actuación de los indios amigos en la hueste y en las cabalgatas españolas, eran
encargados del transporte de la carga, pero fundamentalmente resultaron aliados inapreciables
por su conocimiento de la región, de los caminos y senderos, de los lugares de descanso y
aprovisionamiento.
Las Sociedad Colonial: La sociedad colonial, fue presenciando a través del tiempo la formación de
un mosaico muy variado. A su vez el cruzamiento de diversos tipos (blancos, indios, negros) dio
origen a una cantidad de subtipos muy variados (mulatos, mestizos y zambos) que fueron
calificados como casta de mezclas.
Los diversos grupos y subgrupos étnicos mencionados componían una sociedad en la cual la
pureza de sangre era tenida en cuenta para el establecimiento de la jerarquía social. La
diferenciación étnica, de indudable connotación económica, estuvo acompañada por una
legislación que preciso los derechos y deberes de los distintos grupos; existieron discriminaciones
para realizar determinadas ocupaciones o para el acceso a la enseñanza, por ejemplo.
Indios: Los indígenas americanos estuvieron sometidos a una serie de restricciones algunas de las
cuales tendían a facilitar su fijación en lugares determinados, situación que favorecía su
explotación económica. Estaban exentos de prestar servicio militares, de adquirir armas y de
portarlas. El indio, encomendado o no, mitayo o no, fue utilizado en diversos trabajos agrícolas, se
lo uso como arriero y conductor de carretas, realizo tareas en las diferentes fases de la industria
textil y tuvo una actividad destacada en las tareas de artesanías
Blancos: Dentro de este grupo se encontraba la clase minoritaria que poseía la hegemonía
económica y social, a la vez que la política. A él pertenecían los gobernadores y de más altos
funcionarios, militares, la jerarquía eclesiástica, comerciantes de envergadura, encomenderos, etc.
Los blancos podían tener la categoría de vecinos de las ciudades y, correlativamente, derecho a
integrar el gobierno civil.
Negro: Jurídicamente su condición podía ser la de libres o esclavos, y estos últimos a veces
obtenían la libertad por otorgamiento de su amo mediante una “carta de libertad”, o por compra
pagando un “rescate”. La actividad ocupacional desarrollada por los negros cubrió una gama muy
amplia que iba de una tarea ganadera en las estancias litoraleñas y establecimientos del interior,
hasta la esfera de los que aceres domésticos