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Te conocí un viernes del mes de Mayo y fue suficiente aquel pequeño

instante para que tus ojos quedaran tatuados en mi corazón. Sí, sé que suena
tonto y estúpido, pero jamás cambiaría nada de lo que pasó aquella noche.

Quien diría que esa noche tan fugaz sería el comienzo de mi propia odisea
por tratar de encontrarte, de conocerte.

Todos tenemos dos historias, la que vivimos en carne propia y la que por lo
general nunca nos enteramos, esa que solo puede contarse desde los ojos de
alguien más, esa que nunca conociste y en muchas ocasiones que se te fue
negada, pero esta historia, tu historia, la conocerás.

Mayo del 2015

Siempre fui una persona que pensaba en aquello que muchos obviaban, me
consideraba alguien que siempre llevaba la contra a todos por querer hacer
las cosas a mi manera, por creer en mis propias fuerzas y discernimiento.
Claro, todo eso me trajo problemas. A mis 20 años de edad mi vida iba tan
mal, creo que pasaba por una crisis existencial, pero es que había tantas
cosas que siempre callé y todo eso me enfermaba y al tratar de decirlas se
me hacía un nudo en la garganta imposible de vencer. Pasé por tantas cosas y
sin querer todo eso me enfermaba, siempre creí poder solo con todo, pero
uno llega al punto de buscar ayuda y a la vez no pedirla. En casa la pasaba
pésimo, había hecho tantas tonterías que lo único que traía eran problemas,
estudiaba una carrera que no era lo mío, creo que lo hacía por complacer a
mi madre y al menos no decepcionarla una vez más, pero es que ya ni si
quiera me importaba ir a clases y mucho menos las consecuencias de
aquello. Y pues en el amor, rayos, llevaba un corazón roto, harto de siempre
creer y nunca recibir lo que merecía. Creo que vivía decepcionado de mí
mismo, de mis decisiones, de mi suerte, de todo y lo peor es que no tenía el
menor interés de superarme, de ser alguien mejor. Era un conformista
romántico incapaz de seguir adelante por sí mismo.

Una tarde, mientras estaba en mi cuarto escuchando música, tocan a la


puerta y sale mi mamá. Eran mis compañeros de la universidad. Me alarmé al
principio, porque pensé que me delatarían por no ir a clases. Tocan la puerta
de mi cuarto.

_ Tus compañeros de la universidad están en la sala, quieren hablar contigo.

_ Si, ya me di cuenta. Ahora salgo.

¿Qué querrían? Se me hacía raro. Me puse los zapatos y salí al encuentro.

_ ¡Christopher! – Dijo Vanessa muy sonriente, de todo el salón ella era quien
mejor me caía.

_ Hola Vanessa, ¿cómo encontraste mi casa?

_ No fue difícil, tengo un par de chismosos que todo me cuentan – Te pusiste


a reír y los demás hicieron lo mismo, yo también lo hice, pero solo por
compromiso.

_Bueno y díganme, ¿Por qué están aquí? No es mi cumpleaños.

_Obvio que no – dijo Jenni - ¿Qué no sabes qué día es hoy?

_ Pues no – Dije muy serio.

_ Claro, como ya ni asis… - Vanessa se apuró en callarla.

_ ¿Cómo lo vas a olvidar? ¿Qué no estuviste atento cuando la tutora habló


hoy?

_ Pues creo que no lo estuve – Vanessa siempre fue una buena cómplice,
alguien en quien podía confiar.

_ Hoy es el reinado cachimbo de la universidad y la fiesta, tenemos que ir


obligatorio a apoyar a nuestra carrera.

_ Ohh claro, claro.

La verdad es que si sabía de eso, pero dudaba del día exacto, teníamos que ir
a apoyar a nuestra representante para ganar el reinado cachimbo y luego
empezaría la fiesta, pero la verdad no quería ir, no tenía ganas de nada.
_ Alístate rápido que ya vamos retrasados una hora – Dijo Jorge, que por lo
regular solo abría la boca para decir cosas de una forma muy seria y esta no
era la excepción.

_ La verdad, estaba pensando en no asistir a la fiesta.

_ ¿Pero por qué? – Dijo Vanessa – ¡Tienes que ir! Es obligatorio y de paso
para compartir con los compañeros. Tú nunca sales con nosotros. Nunca
hemos tomado juntos, ni si quiera sé cómo te ves de borracho – Reíste al
decir aquello.

_ Ya es tarde chicos, no tengo ganas de nada.

_ Bueno ya lo escucharon, vámonos que ya es muy tarde.

_Cállate Jorge – Dijo Jenni.

_ Bueno, si no quieres ir… ¿Qué se puede hacer?

_ Lo siento Vanessa.

_Bueno, entonces ya nos vamos.

Fui hasta la puerta a despedirlos y mi mamá sale de la cocina.

_ ¿Ya se van tan rápido?

_ Si mamá, solo vinieron a coordinar unas tareas de la universidad.

_ Pero si yo escuché muy bien sobre una fiesta de la universidad.

A mi mamá no se le escapa una, estaba escuchando en silencio desde la


cocina.

_ ¿Por qué no vas y te distraes un poco?- Dijo mi mamá mientras se acercaba


a la puerta.

_ Si señora, convénzalo. – Dijeron las chicas en coro.

Era raro que mi madre me dijera eso, por lo general siempre estuvo en
contra de que yo saliera y llegara tarde y mucho menos sabiendo que habría
alcohol. Lo pensé unos segundos más y me animé, tal vez me faltaba eso,
“distraerme”. Me alisté y salí con mis compañeros, Subimos al autobús
rumbo al lugar.

Ya en el Bus, me puse los auriculares y escuchaba a Coldplay mientras


observaba por la ventana y pensaba.

_Tranquilo – Dijo Vanessa - Ella no vendrá a ésta fiesta, sabes muy bien que
no asiste a este tipo de fiestas.

Solo la miré y mostré una sonrisa triste. La verdad, esperaba que no asista
también, era lo mejor para mi después de todo lo que aconteció un par de
semanas atrás.

Llegamos al lugar, daban como las 7pm. El reinado ya había terminado, la


orquesta de salsa estaba en el estrado animando a las personas que estaban
en círculos y en la mayoría de ellos, cerveza, cajas de cerveza. Nos unimos al
grupo de Contabilidad.

_ Llegaron tarde, la profesora ya tomó lista. – Era Gabriella, la delegada del


salón.

_Bueno ya no importa – Dijo Vanessa mientras me miraba de una forma muy


seria – ¿Y quién ganó?

_Derecho, una extranjera, la verdad no sé si eso sea permitido, porque a la


escuela de psicología no dejaron que los represente una chica de Argentina.
Algunos se fueron a reclamar aquello.

_ ¿A sí? ¿Y de qué país es ella?

_ Es de Colombia.

_Debe ser muy bonita.

_ De hecho sí, pero hay reglas, creo.

Miré alrededor buscando a la reina, pero no podía distinguir a nadie con una
corona o una banda de miss.
_ ¿Y dónde está? – Pregunté.

_ Creo que ya se fue. Se estaba tomando fotos con algunos chicos, pero al
parecer ya se retiró.

Nos pusimos a bailar un poco, risas por todos lados, pasos de baile algo
extraños, algunos que ya estaban borrachos y otros que simplemente
estaban parados platicando.

_ Ya vuelvo – Dije sin que nadie me escuchara.

Dejé el grupo rumbo a la calle, quería comprar una bebida. Mientras me


acercaba a la puerta de salida la vi, allí estaba ella, saliendo del tocador.
Después de todo si vino, vestida con un jean blanco, una blusa azul y su
cabellera rubia. La vi sonriendo, pero no estaba sola, la acompañaba su
prima, alguien unos 10 años mayor que ella.

_Entonces será una noche difícil. – me dije.

Salí a la calle y compré un par de cigarrillos, también agua mineral. Me quedé


allí parado, en la puerta de ingreso. No quería encontrármela, pero tampoco
quería huir. Terminé de tomar el agua e ingresé. Me acercaba al grupo a
reunirme con lo demás, pero allí estaba ella. Vanessa me vio y encogió los
hombros. No quería estar allí, así que me quedé a un lado. Decidí caminar un
poco para ver a quien me encontraba. El camino era muy angosto, toda la
gente se apretaba tratando de baila.

Me quedé parado allí, todo esto me empezaba a aturdir, había sido una mala
idea haber venido. Cerré los ojos tratando de no pensar en nada, pero era
imposible. Volteé y me di cuenta que allí estaba la chica que había ganado el
reinado, estaba de espaldas, sentada sobre una caja de cervezas mientras
otra chica con lentes le hablaba. Al momento ella se levanta y voltea. Noto
como busca a alguien con la mirada, y entonces me mira, y su
mirada...Maldita sea ¿Alguna vez han visto un atardecer en la playa? Pues la
misma calma, la misma magia, pero en sus ojos. Fueron solo unos segundos,
pero los sentí eternos, nunca jamás había visto a una mujer con unos ojos tan
sorprendentes, unos ojos que te hicieran sentir tan bien con solo verlos…
¿Quién eres?

_ ¿Qué haces aquí parado? Alisson se fue a otro lugar con su prima y unos
amigos que acaban de llegar.

Miré a Vanessa a los ojos y no dije nada, solo pensaba en aquella chica de
ojos preciosos.

_Oye, ya ven. – Vanessa me toma del brazo y me jala al grupo de nuevo.

Ya no tenía los mismos ánimos, sabía que Alisson andaba por allí, como si
nada y yo aquí aun tratando de olvidar, de superar, que injusto.

La noche avanzó y ya debía marcharme. No avisé a nadie, tomé mi chaqueta


y me aparté rumbo a la salida, pero allí estaba ella. ¿Qué debía hacer?
¿Saludarla? ¿Pasarme de frente? Que complicado todo.

Me acerqué y cruzamos miradas, sonrío un poco y volteó a seguir


conversando con sus amigos. De pronto quedé al frente suyo.

_Hola Alisson – Dije apenas.

_ ¡Christopher! ¿Cómo estás? Te pierdes – Empezó a reír.

Era obvio que estaba ebria. La miré a los ojos y no pude ver nada en ella, era
una mirada apagada y desorbitada, sin vida. Entonces tropezó y me apresuré
a sujetarla.

_ ¡Déjame! – Gritó ella – No pienso bailar contigo, no tengo ganas de bailar


con nadie.

_Solo te sujetaba para que no…

_ ¿Qué crees? ¿Qué no sé qué aún sientes algo por mí? Como amigos
estuvimos muy bien, pero ya déjame, no me siento bien y quiero estar
tranquila, sin moverme. ¡Entiende que no quiero bailar ya con nadie!
No sabía que decir, me quedé allí parado, observando cómo se tambaleaba, y
pensar que hace un mes no nos hablábamos así, bailábamos juntos y la
complicidad era evidente, pero ahora, en este momento, no sé quién era.

Volteó y abrazó a uno de sus amigos, lo rodeó con sus brazos y empezó a
bailar con él.

_ Ya aléjate de mi prima. – también estaba ebria. – ¿No vez que está feliz?

Mientras dijo eso vi como ella lo besaba y tomaba una de sus manos para
dirigirla a su trasero.

_ Tienes razón – Dije furioso, enojado, impotente, triste, roto…

Caminé a la salida y me quedé allí, era difícil pensar en algo claro, no sabía a
donde ir, solo apretaba los puños con mucha fuerza conteniendo tanto aquí
dentro, queriendo soltarlo todo en un grito, pero sin poder hacerlo.

_Te veo mal amigo mío.

Era Bryan, un amigo de la infancia. Un buen amigo que se vestía de una


forma muy extraña, entre reggae y rap, siempre sonriendo y dando buenas
vibras a todos, le gustaba echarse sus porritos, decía que lo ayudaban a
pensar. Ahora que lo pienso él era rastafari.

_Solo quiero ir a casa. – Respondí con tristeza.

_Entonces ¿que esperamos? Vamos hermano, tu destino hoy empieza a


cambiar.

_ ¿A qué te refieres? – Empezamos a caminar rumbo a mi casa. La noche era


fría y ya no pasaban carros, así que invadimos la pista rumbo al sur.

_A que la vida siempre está cambiando brother, un día ganamos y al otro


perdemos. Un día amamos y al siguiente odiamos, un día reímos y al
siguiente lloramos. La vida es así, siempre moviéndose, siempre en constante
mutación.

_ ¿Y qué tiene que ver el destino en esto?


_ Es simple hermano, ¿nunca has escuchado que el destino está escrito?

_ Si

_ ¡Exacto! Está escrito, pero con cada final que hay en nuestras vidas, una
nueva historia comienza y así hasta el verdadero final que es la muerte, pero
aún allí depende de lo que has hecho en tu vida para que ésta siga
escribiéndose.

Saqué los cigarrillos que tenía en mi bolsillo. Tomé uno y se lo extendí a mi


amigo.

_No gracias brother, eso es malo para la salud, pero está bien querer morir
de vez en cuando, te entiendo – Lo decía alguien que prefería la marihuana.

_ ¿Entonces a veces hay que cerrar historias para empezar una nueva?

_Exacto. Nuestras vidas están llenas de finales y cada final es necesario para
nosotros. Cada decisión bien o mal tomada es necesaria, porque nosotros
somos el destino y si este cambia nosotros también y así como el tiempo,
nunca podremos retroceder y ser como antes, jamás.

_A veces me sorprendes con tus explicaciones.

_Mente positiva brother, siempre.

_Mente positiva… que difícil es hacer eso ahora.

_ A veces hay que inyectarse fantasía para no morir de realidad.

No morir de realidad… me quedé con eso último mientras veía el cigarrillo


entre mis dedos. Era una mala costumbre que tenía cuando me sentía mal.
Creo que de algún modo quería mandar todo a la mierda, incluyendo mi
salud y sentía que fumando cooperaba con eso, pero…no morir de realidad.
Era una frase interesante.

Llegué a casa cansado y decepcionado aún. Entré a mi habitación sin prender


la luz, cerré la puerta y me derrumbé sobre la cama. No quería pensar en
nada, solo quería dormir y escapar de la realidad, solo quería que no me siga
doliendo, pero era inevitable no revivir aquel momento. Cerré los ojos
tratando de dormir y entonces pasó por mi mente aquel instante en donde vi
esos ojos tan impresionantes. Se me hacían muy familiares y a la vez no, era
como que sabía de ellos y había tantos secretos allí sin responder, esperando
a ser descubiertos… esperando… esperando…

Días más tarde…

Faltan unos 3 meses para acabar el semestre de Contabilidad. En el aula todo


sigue igual. Me gusta sentarme al último junto a la ventana. De atrás puedo
observar a todos. Vanessa con su nuevo novio de Administración, la verdad
creo que es un buen muchacho. Gabriella que está desesperada por las
exposiciones que se vienen, creo que debería hacer lo mismo. Alisson, pues
ella y yo evitamos hablar y cruzar miradas, aunque es inevitable ver su
cabellera rubia, claro es rubia de pomo, pero le queda muy bien.

Aún se escucha por allí a la gente quejándose del reinado, que era un fraude,
que todo estaba planeado y bla bla bla, esas cosas. Yo por mi parte no tenía
preocupaciones, claro, la universidad, pero era un dejado. Solo me dedicaba
a mirar por la ventana, esperando, ¿esperando que? No lo sé, pero cada que
lo hacía siempre tenía esa sensación.

_Mira, aquí está el video del reinado, ¿La ganadora es bien bonita no crees?

_Por supuesto que sí, tiene todo en su lugar también.

Solo los escuchaba mientras seguía mirando por la ventana…

_La ganadora del reinado. – susurré mientras trataba de pensar en aquella


vez que la vi. No era difícil recordar aquellos ojos. Últimamente aparecían por
mi mente antes de quedar dormido. ¿Por qué será?

Llegué a casa después de la universidad, almorcé, no hablé mucho y entré a


mi cuarto con la excusa de que tenía que estudiar.
Me senté sobre la cama mirando a la nada, pensando en mi pasado. Al
recobrar la noción del tiempo me senté delante del piano eléctrico que tenía
y empecé a tocar algunas melodías de Camila que sabía de memoria.

_Son unos ojos increíbles – Pensé – Pero… ¿Por qué no los olvido? He visto a
chicas muy lindas en el autobús o un fiestas durante más tiempo, pero
ninguna de ellas jamás ha causado tanta curiosidad en mí, nunca se me han
pasado por la mente sus rostros, nunca eh tenido la necesidad de saber
quiénes son, pero… ¿por qué contigo si?, quien quiera que seas.

Los días seguían pasando. Las noches eran una hermosa tortura de insomnios
recordando aquel instante en que la vi a los ojos. ¿Qué ilógico no? Ni si
quiera sé su nombre.

Tomé mi celular, pues recordé la plática de la otra vez “Mira, aquí está el
video del reinado, ¿La ganadora es bien bonita no crees?”

El video debía estar colgado en la página de la universidad y allí deberían


mencionar tu nombre.

Busqué el vídeo. Demoré como media hora y entonces lo encontré. Allí


estaba ella, con un vestido rojo recibiendo la corona, se veía tan hermosa,
pero esos ojos... no dejaban de sorprenderme. Repetí varias veces la parte en
donde mencionaban su nombre y pude distinguirlo al fin ¡Jéssica! Un nombre
adecuado para ella, y no era un nombre cualquiera, después de todo
Shakespeare creó aquel nombre y se hizo muy famoso por una sola causa:
era una hermosa mujer con mucho dinero, pero que sin embargo lo dejó
todo por elegir el amor. ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué quiero saber más de
ella? ¿Por qué?...

Una semana semana después…

Caminaba por el centro de la ciudad, con mis auriculares puestos,


escuchando algunas canciones de Maná a todo volumen. Daban como las 4
pm cuando me tocan la espalda. Al voltear me llevé una gran sorpresa.
_¿Dayanna…?

_ Hola sonso, te estaba gritando y nada que respondías por esos benditos
auriculares.

Era Dayanna, una amiga del colegio que no veía hace más de 4 años, cuando
ella partió a Lima, porque su mamá encontró nueva pareja.

_ ¡¿Cómo estás?! ¡¿Cómo me reconociste?! ¡¿Cuándo llegaste?!

_Son muchas preguntas, tranquilo. Mejor porque no me das un abrazo,


después de todo no nos vemos hace mucho ¿no?

Nos abrazamos y no parábamos de reír, era interesante saber que aún con el
tiempo nada había cambiado en nuestra amistad.

_Ahora si tienes voz de hombre – lo dijo sin dejar de reír.

_ ¿En serio? No me doy cuenta jaja. Por lo que veo tú no has cambiado
mucho, sigues del mismo tamaño que en la secundaria.

Se enojó un poco, pero ella sabía que era broma y sonrió.

_ ¿Aún sigues siendo el mismo muchachito romántico que escribe sus


poemas? ¿Ehh? Yo creo que sí.

_ Pues, mmmm, creo que queda poco de él, pero la mayoría sigue aquí
dentro.

Era increíble verla después de mucho tiempo, ella era mi mejor amiga y aquí
estábamos ahora, reunidos de nuevo.

Fuimos a tomar un café y platicar, había mucho que preguntar.

_ ¿Entonces dices que mi ex ahora está con Anna?

_Si, ya llevan un par de años creo.

_ ¿Quién lo diría? Y pensar que ella estaba con su hermano.

_ Si jaja, que relación tan rara debe tener ahora con su hermano.
_ ¿Y tú? ¿Cómo te está tratando la vida? Cuéntame.

_ A ti no te puedo mentir, la verdad es que nada va como quisiera. – Suspiré.

_ ¿Una decepción amorosa?

_ Pues sí, y no solo eso, siento que no encajo en ningún lugar, siento que
quisiera cambiar mi vida por completo, reiniciar mi memoria y empezar de
nuevo.

_ ¿Y por qué no lo haces?

_ No sé, la verdad ya no sé lo que quiero para mí en la vida. No he planeado


nada, no sé qué haré de aquí a 5 años o a 10 años. Siento que no me importa.

Me miró como una madre mira a su hijo y sonrió levemente.

_ Oye, no digas eso. La vida es difícil, sí, pero si es así es para que superemos
eso. Dios nunca nos da obstáculos que son imposibles de superar. Pueden ser
difíciles, sí, pero son por y para algo. Todo tiene un por qué, tal vez ahora no
lo veas, pero estoy segura que en un futuro lo harás.

_ ¿Tú crees?

_ Obviamente. Desde que te conocí supe que había algo distinto en ti amigo
mío. Siempre fuiste distinto a los gorilas con hormonas de nuestro salón.
Alguien en quien cualquiera podía confiar y siempre recibir su apoyo.

_ Eso era antes Dayanna, todos cambiamos.

_Exacto, tú lo has dicho. No te pido que seas como antes, te pido que seas
una mejor persona que antes.

_ ¿Qué quieres decir con eso?

_ A que madures de una vez y tomes las riendas de tu vida, pero no de la


manera que la llevas ahora, sino con responsabilidad, con propósito.

_ Propósito…
_ Sí, todos tenemos un propósito. Todos tenemos un motivo para hacer las
cosas. Por ejemplo, una madre, su motivo son sus hijos. Un niño, su motivo
son sus padres. Un romántico como tú, tu motivo es el amor.

_ El amor…

_ Sí, el amor. Busca el amor. Yo sé que ahora te va mal, pero te irá mejor si
encuentras el amor. ¿Recuerdas en el colegio? Tu siempre habías sido un
chico tímido con las chicas, pero aquél día en que le entregaste esas flores a
Zoe frente a todos. Dime ¿Alguna vez pensaste en atreverte a eso?

_ Pues en aquel momento, la verdad no.

_ Pero lo hiciste. ¿Y por qué lo hiciste?

_ Pues porque sentía algo por ella.

_ ¡Exacto! Venciste tus miedos, porque sentías amor. Todo el mundo se


quedó sorprendido aquel día, todas las chicas estaban celosas, porque esas
cosas ya no las hacen hoy en día. Siempre has sido un romántico con causa.

_ ¿Un romántico con causa eh?

_ Sí, claro, ahora eres sin causa, pero lo de romántico aún te queda. – Reímos
juntos.

_ ¿Qué debo hacer entonces?

_ Recuerda quien eras… ¡Tus libretas!... ¿Aún debes tenerlas no?

_ Pues sí, pero no las leo desde hace mucho, desde el colegio creo. Están
guardadas.

_ Pues léelas, y fíjate como eras, lo ingenuo que eras, bueno, éramos todos.
Pero rescata lo bueno, recupera ese corazón con determinación. Ama sin
miedo. Debo suponer que has tenido muchas decepciones desde el colegio,
pero nunca dejes de creer, nunca.
_ Es bueno platicar con una amiga sin secretos, creo que lo necesitaba.
Gracias por eso. – Sonreí un poco, me sentía en paz después de mucho
tiempo, extrañaba esta sensación.

Seguimos platicando de nuestra etapa escolar, hablando de los profesores y


sus apodos, de los compañero y que es de ellos hoy en día.

_ Cuéntame de Zoe, que pasó con ella. ¿Qué hace ahora?

_ ¿No sabes nada?

_ Bueno, lo último que supe es que se fue a Lima como tú, terminando el
colegio.

_ Ella, pues, ella falleció hace un par de años.

_ Espera… ¡¿Qué?! ¿Estás bromeando verdad?

_ No, lo digo en serio.

Por un momento no podía creerlo, era imposible, ¿cómo podría haber


ocurrido?

_ ¿Qué le sucedió?

_ Pues... ella… Se suicidó.

Me quedé asombrado, sin nada que decir. Mi mente trataba de procesarlo


todo. Era imposible que ella tomara esa decisión. Era una chica inteligente y
madura.

_ ¿Cómo pudo hacer eso? No puedo creerlo. ¡Es imposible!

_ No sé muy bien la historia por completo, pero ella estaba en la universidad.


Se enamoró de un muchacho. Estuvieron saliendo como un año y
terminaron. Una tarde sus padres tocaron la puerta de su habitación y nadie
respondía, estaba cerrada por dentro. Tumbaron la puerta y ella estaba en su
cama convulsionando y botando espuma por la boca, a un lado había un
frasco vacío, se había intoxicado con pastillas. Sus padres la llevaron al
hospital, pero no resistió, Falleció a las 5 de la madrugada de un viernes.
Dicen que estuvo embarazada y otros que era por haber terminado con su
novio. Pero lo que es cierto es que dejó una carta. Nadie sabe lo que dice
más que su familia. Desde entonces todos cambiaron. Fue una gran tragedia.
Estaba en la universidad, tenía tanto por lograr y de pronto decidió cortar sus
sueños así por así.

_ No puedo creerlo, en serio.

¿Cómo pudo hacer eso? Su vida apenas empezaba y decidió dejar de existir.
¿Por qué alguien podría llegar a tomar una decisión así? ¿Por qué?

_ ¿Estás bien?

_ Estoy sorprendido y triste.

_ Lo sé, tú la querías mucho en el colegio.

_ No sé qué decir.

_ Lo entiendo, no digas nada. Solo no dejes que esto te deprima mucho.

_ Si, tienes razón, solo que esto me tomó desprevenido.

_ Debes estar preguntándote muchas cosas. Yo también lo hacía.

_ Si, que triste.

Daban como las diez de la noche ya. Nos despedimos con un fuerte abrazo.
Dayanna partiría a Lima esa misma noche. Así que fue una verdadera fortuna
habernos encontrado.

_ No olvides lo que te dije, recuérdalo.

_ Lo sé, no te preocupes y cuídate mucho, ya nos veremos en unos años con


nuestros hijos. – Dije muy sonriente.

_ Lo dudo, pienso casarme y no tener hijos, no quiero envejecer tan rápido.

_ Siempre tan graciosa.


_ Eso siempre baby.

_______________________________________________________________

Unas horas más tarde…

Allí estaba yo, sentado con las piernas entrelazadas en el medio de la cama y
al frente la caja donde guardaba recuerdos y las libretas donde solía escribir.
Apagué las luces y prendí la lámpara. Tomé la caja y la abrí. De inmediato la
nostalgia se apoderó de mí. Había tantas cosas que me recordaban a aquella
época donde tenía apenas quince años y por primera vez experimentaba lo
que era el amor, las verdaderas amistades y las traiciones. Lo primero que vi
fue la insignia que portaba cuando era policía escolar, y también las velitas
que guardé de mi cumpleaños número quince. El llavero que nunca le devolví
a aquella chica de ojos verdes. Las cartas que nunca entregué. La orquídea
que me obsequió aquella chica de cabellos ondulados. La libreta donde solía
escribir mis pensamientos y en lo que creía, donde escribía mis sueños y mis
desamores. La tomé delicadamente, pues estaban desojándose. Había un
bulto en el medio, ya sabía lo que era, pero no quise verlo aún. Empecé a leer
desde el principio y me daba cuenta de las faltas ortográficas que tenía.
Había palabras fuera de contexto y sin estilo, bueno, ese era yo.

Leer la libreta me llevó al pasado. Me di cuenta de las tonterías que pensaba


y cuan errado tenía el significado del amor en aquel entonces. Como dijo
Dayanna, era un ingenuo. Entonces llegué a la página con el bulto en medio.
Era una página distinta a las demás. Ésta se había tornado color amarillo. De
inmediato me di cuenta que era por la flor que yacía seca en el medio. Tuve
un dejavú. Ahora comprendía por qué el título de la canción de aquel
cantante ya difunto, Nino Bravo y su canción “Cartas Amarillas”, era por las
flores secas que yacían dentro y tornaban con su color amarillas a las hojas
blancas.

Acerqué un poco la libreta y empecé a leer aquella página:


“Que complicado es el amor, pero sé que aún me falta vivir. A veces quisiera
regresar el tiempo y hacer las cosas que no me atreví, pero, como una vez leí
por ahí: “Todo tiene un propósito”. Quisiera pensar que este dolor que siento
alguna vez se irá. Quisiera creer que alguna otra vez pueda enamorarme,
aunque en este momento creo que eso es algo imposible. Debo creer, debo
seguir creyendo en el amor, como en aquel libro que leí: “Los ojos de mi
princesa” Quisiera creer que hay alguien por ahí con esos ojos. Luchar como
un verdadero caballero por su princesa y dedicarme a siempre hacerla reír,
compartir atardeceres, abrazarnos en el invierno sin decir nada, simplemente
cerrar los ojos y dejar que nuestras mentes vuelen, pero juntos. ¡Está hecho!
La vida me hará una promesa, “reconoceré a la mujer de mi vida por sus
ojos”, porque los ojos son las ventanas del alma y que más importa que un
alma bella. Cuando la encuentre, cuando descubra aquellos ojos, lucharé por
mi princesa, haré lo que un verdadero hombre hace por quien ama, jamás
rendirse, jamás. Es una promesa de la vida y de Dios para mí.”

_ Una promesa de la vida y de Dios para mí… - Susurré.

Cerré la libreta, la puse en la caja y la guardé debajo la cama. Apagué la


pequeña lámpara y me quedé allí, echado mirando el techo donde apenas las
luces de la calle podían filtrarse. Pensé y medité y entonces recordé lo que
hice desde entonces. Estaba empeñado en buscar a aquella chica y sabía que
la reconocería por sus ojos, pero me sentía vacío, sentía que no tenía nada
que aportar. ¿Qué podría hacer para que aquella chica esté orgullosa de
caminar conmigo de la mano? Tenía que superarme, aprender nuevas cosas.
Allí fue donde tomé la guitarra y mirando videotutoriales en YouTube aprendí
solo, también con el piano y estuve un año en el coro del municipio tan solo
para aprender a cantar, o al menos defenderme en canto. Me dediqué a la
música, pues pensaba que un chico que sabe tocar la guitarra, el piano y
canta era un chico del cual cualquier chica estaría orgullosa de tener como
enamorado. Pero, con él pasar de los años, esa promesa quedó en el olvido.
Me di cuenta que jamás me había fijado en los ojos de una chica, que me
había vuelto tan superficial, fijándome solo en figuras. Me entristeció
recordar aquello, pero entonces el recuerdo de Jessica regresó, aquellos ojos
que tanto tiempo me atormentaban por las noches antes de dormir y al
despertar. Aquellos ojos tan llenos de magia, tan llenos de secretos. Entonces
me di cuenta de que tenía que ser ella.

_“Reconoceré a la mujer de mi vida por sus ojos.” – Susurré - ¡Tenía que ser
ella!, ¡debía serlo! Sus ojos eran la señal. Jamás en mi vida había visto a una
chica con unos ojos así, pero… ¿qué hago? No la conocía, ni si quiera había
escuchado el sonido de su voz, pero ¿Qué hacer? No podía equivocarme, ella
es la respuesta a aquella promesa. Ella tiene que serlo. Pero… es una locura
ahora que lo pienso. No sé, creo que necesito un consejo. Alguien que tenga
mucha más experiencia en el amor, ¡ya sé!. Debo preguntarle. Debo hacerlo

Quedé dormido unos minutos después, había tanta duda dentro mío, pero
sin querer estaba formándose un propósito, algo que recién empezaba a
crecer.

Pasaron dos días desde aquel viernes y la semana empezaba en la


universidad.

_ ¡Profesora Ivanna! ¿Cómo está?

La profesora era mi favorita, siempre sonriente y jovial, pero era alguien que
sabía dar consejos. Seguro habría pasado por tanto

_ ¡Donoso! Que hace usted por aquí. – Lo dijo de una forma muy seria.

La profesora me nombraba por mi segundo apellido, pues decía que le


recordaba a un escritor chileno que conoció y que curiosamente se
apellidaba Donoso, y digo “curiosamente”, porque la familia Donoso viene de
Chile, tal vez era algún pariente lejano mío. Quién sabe.

_Profesora, pues, necesito un consejo.

_Bueno te escucho.

No sabía por dónde empezar.


_ Existe una chica y bueno, no la conozco muy bien que digamos, pero hay
algo en ella que me atrae y siento que debo saber qué es, pero para hacerlo,
pues, tendría que atreverme a mucho, a hacer cosas que nunca haría.

La profesora me miró con ternura y sonrió.

_ Pero si eres todo un romántico Donoso – empezó a reír.- Bueno, lo obvio


sería decir que luches por lo que quieres, pero hay que pensar muy bien las
cosas. Piensa en que ganarías con eso, como te beneficiaría, cuanta
seguridad tienes y por qué lo harías.

_ No me había puesto a pensar en aquello.

_ Mira, tu eres Donoso y yo conocí a tu bisabuelo.

_ ¿Mi bisabuelo Roberto?

_ Exacto, y ¿sabes? Esto viene de familia.

_ ¿De familia dice usted?

_ Yo sé que has escuchado esta historia antes, del cómo llegó tu bisabuelo a
vivir en Tacna siendo él chileno.

_ Bueno, si escuché la historia, pero siempre es bueno recordarla ¿no cree


profesora?

_ Tu abuelo era un oficial chileno, un hombre alto y de cabello rizado. Él


estuvo en Tacna durante la chilenización, unos pocos años antes de que
Tacna regresara al Perú. Él se enamoró de tu bisabuela, doña Gloria, y tu
bisabuela era peruana. El día en que Tacna fue devuelto al Perú tu abuelo
tenía que tomar una decisión. Si Regresar a su país junto a su familia
adinerada o quedarse en Tacna y empezar de cero, perdiendo el honor de su
familia y por consecuente su herencia.

_ Eso lo sé.

_ No cabe duda, pero, ¿te has puesto a pensar en lo que hizo realmente?
_ Hasta ahora, no.

_ El prefirió buscar el amor y quedarse con tu bisabuela a regresar a Chile sin


ella. No le importó su clase social, ni la herencia. Durante muchos años se
dedicó a construir su casa con sus propias manos descalzas y nunca se quejó.
Siempre decía “El corazón de un hombre pertenece donde encuentra el
amor”

_ Él no tuvo miedo de las consecuencias.

_ Exacto. Él se atrevió a elegir al amor incluso antes que a su patria. Él no


sabía construir casas o cultivar la tierra, sin embargo, por amor aprendió, por
amor se atrevió y vivió plenamente feliz.

_ Eso es cierto, él era un hombre muy orgulloso de mi bisabuela y de


nosotros.

_ Entonces, mi consejo para ti es, ¡Atrévete! Cree y supera tus miedos, uno
nunca toca tan fondo ni llega tan alto. Si esto te hace madurar, pues hazlo,
toma tus decisiones y asume las consecuencias de tus actos.

Platicamos un momento más, pero de otras cosas, entonces me dejó solo.


Me quedé allí, sentado en la banca, pensando. Miraba al cielo, veía las nubes
pasar y solo tenía una pregunta en la mente: ¿Podré lograrlo?

Unas horas más tarde…

Fui al techo de mi casa, y me quedé sentado en las escaleras con vista al


parque. Las luces ya habían sido encendidas, pues la noche prácticamente
había tomado el control. Estuve allí, con miedo, con dudas, pero… era
tiempo, era tiempo de cambiar, de ser alguien mejor, de creer y atreverme.
Tenía que hacerlo, debía hacerlo, elegir mi camino, mi destino. Ya era hora,
pero… ¿Por qué aún sentía miedo? Claro, el camino sería el más difícil que
jamás tomé, tan solo pensarlo parecía una locura y es que lo era, debía
decirle a mi madre que dejaría la carrera para cambiarme a otra, y ya sabía
cuál sería su respuesta, no era para nada buena, pero aun así debía enfrentar
aquello y ser responsable de mis decisiones, solo que, aún debía averiguar
algunas cosas. Mañana faltaría a clases e iría a hacer algunas preguntas, para
saber mejor a lo que me enfrento, pero sea como sea ya no daría un paso
atrás.

Al siguiente día…

No pensé que iba a ser más complicado de lo que parecía. Si quería


cambiarme de carrera y poder alcanzarla en 2do ciclo debía convalidar mis
cursos, pero allí estaba el problema, debía pagar cada curso y no era nada
barato, aparte también el traslado interno, y las pensiones que estaban un
poquito más caras que contabilidad. Solo tenía 2 meses para lograrlo y
necesitaría un trabajo donde pagaran algo más que un sueldo mínimo. Debía
actuar rápido, cada día era importante, así que el día de mañana era el día
decisivo.

_ Muy bien, te escuchamos.

Mi mamá y mi abuelo estaban sentados en la sala esperando a que hablara.

_ Yo… la verdad… No me va muy bien en la universidad. –Quería ir al grano,


pero no podía, me bloqueaba.

_ Si ni te vemos estudiar ni nada, no sabes el esfuerzo que hace tu abuelo por


darte de estudiar y tú dices ¿que no te va muy bien? – Mi madre estaba
exaltándose un poco, mientras mi abuelo solo escuchaba con una mano
puesta en la barbilla.

_…

_ ¡Pero di algo! No te quedes callado.

Rayos, todo el entusiasmo y la decisión se me esfumó, en especial porque allí


estaba mi abuelo y aunque sabía que esto pasaría, creo que no estaba
preparado para escuchar lo que me dirían.
_ ¿Qué pasa contigo hijo? Yo te doy de estudiar la carrera que mejor te
conviene y ¿así es como respondes?

No podía decir nada, por momentos sentía el impulso de hablar, pero no


salían palabras de mi boca.

_ Si vas a estar así, mejor…

_No es lo que yo quiero – interrumpí a mi madre- siento que no puedo


avanzar estudiando ésta carrera, sé que ustedes piensan que es lo mejor para
mí, pero yo ya no creo eso, no puedo seguir con esto.

Mi mamá miraba a mi abuelo sin decir nada, ambos se quedaron pasmados,


sorprendidos por mi respuesta.

_ Yo… quiero estudiar otra carrera, no quiero seguir estudiando contabilidad.

_ ¿Qué tu qué? – dijo mi madre.

_ Lo escuchaste bien – mi abuelo por fin dijo algo.

_ Voy a estudiar Derecho.

_ ¡¿Derecho?!

_ Si mamá – empezaba a sentir más confianza en mis palabra, pero sabía que
aún no llegaba lo peor.

Se miraron los rostros por un momento y mi abuelo tomó la palabra.

_ Si has decidido hacer esto, yo ya no puedo apoyarte, tú ya estás lo


suficientemente grande para responder por tus actos. Si quieres estudiar
Derecho, pues hazlo hijo, pero no cuentes conmigo.

Esas últimas palabras me dolieron, en serio lo hicieron, jamás había dicho


algo así. Mi abuelo se dio la vuelta y salió por la puerta para irse en su carro.
Me quedé solo con mi mamá.

_ ¡Lo único que causas son decepciones! ¡Cuando piensas madurar!


Quería decirlo que lo estaba haciendo y era necesario todo esto, pero no
podía.

_ Ahora tú te la vas a tener que ver solo, porque sabes muy bien que yo no
tengo como apoyarte.

Eso era cierto, tenía 2 hermanos en el colegio y un padrastro con el cual no


recuerdo jamás habernos llevado bien alguna vez, siempre hizo muchas
diferencias entre mis hermanos y yo, después de todo ellos si eran sus hijos y
yo no, para él creo que siempre fui el hijo que tuvo que aceptar sólo para
ganarse a mi mamá, pero qué más da.

_ Lo sé, de hecho ahora mismo voy a buscar trabajo, solo tengo 2 meses
hasta que comience el otro ciclo en Derecho.

Se quedó callada, podía sentir que la situación se denotaba más delicada.


Podía verla como contenía las lágrimas.

_ ¿Por qué siempre fuiste tan rebelde? Siempre queriendo hacer las cosas a
tu manera y nunca te ha ido bien por el hecho de no hacerme caso cuando
debías.

Me quedé callado, ahora podía sentir el peso en mi frente y me dolía verla


así, con los ojos llorosos.

_ No sé qué hacer contigo…

Dejó de mirarme y volteó con dirección a su habitación, cerró la puerta y no


pude escuchar algún solo ruido dentro. Me sentía mal, quería decirle el por
qué hacía esto, pero ella no lo comprendería, de hecho a veces creo que mi
propia madre no me conoce tan bien como ella cree.

Tomé mi mochila, metí algunos papeles que necesitaba y salí de casa.


Necesitaba tomar aire y cumplir con lo que dije.
Anduve buscando trabajo por dos días y no podía encontrar algo que
superara el sueldo mínimo. Creí que ya todo había acabado y que no podría
juntar el dinero. Fue entonces cuando suena mi celular.

_ ¿Haló?

_ Supe que estabas buscando trabajo y no encuentras nada.

_ ¿…?

_ Soy tu tío.

_ Ohhh, si si, ¿Cómo se enteró?

_ Tu mamá me contó todo y déjame decirte que la embarraste, pero hay que
apoyar siempre a la familia.

_ Gracias tío, y dígame… ¿Cuánto pagan?

_ 1300.

Era perfecto, necesitaba ese trabajo. Con juntar dos sueldos me alcanzaría y
me sobraría tal vez unos 300 soles.

_ ¿Y dónde es? ¿Qué hay que hacer?

_ En la municipalidad, de Corredor.

_ ¿Corredor? ¿Qué hace un corredor?

_ ¿Tú has visto a esas personas que están detrás del camión de la basura
recogiendo las bolsas y eso?

_ Sí, pero…

_ ¿Lo quieres o no? Habla rápido que estoy aquí en la base de esa área.

¿Recoger la basura? Qué vergüenza, no era específicamente lo que tenía en


mente, pero tampoco podía darme el lujo de rechazar un sueldo así.

_ Si tío.
_ Muy bien, vente ahora al municipio para que pongan tu nombre en lista y
te den tus herramientas de trabajo que mañana empiezas.

_ Llego en media hora.

_ Mejor que sea en quince, vente ¡pero ya!

Tomé mi mochila y salí corriendo rumbo al municipio…

Unas horas más tarde…

Ya estaba en casa, nos dieron una capacitación de 1 hora, un uniforme de


color amarillo, una gorra con tapabocas, guantes de cuero, botas y unas gafas
para el polvo. Creo que después de todo eso de correr y recoger la basura no
sería tan difícil, lo único difícil sería levantarse a las 3am todos los días para
llegar al trabajo antes de las 4am y salir en el camión.

Hasta el momento nadie toca el tema en casa, mi mamá es algo indiferente


conmigo, pero ya se le pasará, ahora debo descansar temprano para
levantarme muy temprano. Si lo lograré, te conoceré Jéssica, lo haré.

Sonó el despertador, me levanté muy rápido y me puse el uniforme de


trabajo, hacía frío, así que debajo llevé una chompa, después de todo era
invierno y no dejaba de llover en estos días.

Salí de casa y el cielo aún estaba oscuro. Una leve llovizna acompañaba el
ambiente. Llegué al trabajo, firmé mi asistencia y me ubicaron en un camión
con otra persona más de ayudante. El camión ya salía así que subí en la parte
de atrás y me sujeté, el acero estaba helado, pero era soportable, lo que más
bien no era soportable era el olor, era nauseabundo, así que muy
cuidadosamente me dirigí a un costado mientras el camión ya estaba en
marcha, allí no olía tan mal, solo que la llovizna me pegaba en todo el rostro.
El camión empezó a bajar la velocidad y esa era la señal para empezar, cada
que veíamos bolsas de desperdicios debíamos saltar, recogerlas y lanzarlas a
la parte trasera, todo eso mientras el camión seguía en movimiento. Parecía
fácil, eso pensé, pero no fue así. Daban como las 5 de la madrugada y ya
estaba cansado de tanto correr y saltar, agacharme y tomar bolsas de basura.
Creo que había sido una mala idea ponerme chompa, estaba sudando
demasiado. Tenía hambre, y sed y la hora de desayuno era a las 7am,
¡faltaban 2 largas horas!

El otro muchacho que estaba conmigo de corredor también era nuevo. Se le


notaba el cansancio, era un poco más pesado que yo. En uno de esos
momentos donde debes correr con todas tus fuerzas antes de que el camión
te deje yo subí a penas, mi compañero saltó a subir una bolsa, pero al
tomarla no se percató que había botellas rotas. Se cortó la mano y tenía un
vidrio atravesado justo entre el dedo medio y el anular. Los guantes no eran
muy eficaces después de todo. Se lo llevaron a la posta y nunca más regresó.

Ya eran las 7am y tocaba desayunar o más bien almorzar, porque todo el
mundo compraba comida, después de todo correr y saltar todo el día era
muy pesado y aún me faltaban 5 horas más de trabajo. Fue un primer día
muy estresante y cansado, pero muy en el fondo creía acostumbrarme y
tomar el ritmo.

La primera semana fue muy difícil, en el transcurso de los días la mayoría de


los que entramos decidieron dejar el trabajo y así de 17 solo quedamos 6.
Cada día era un reto.

3am, suena la alarma.

Abro los ojos apenas. El lugar está muy oscuro, solo se ve el pequeño
parpadeo de mi celular indicando que aún suena la alarma. Tomo el celular y
la desactivo. Vuelvo a cerrar los ojos. Ya no resisto. Por mi mente pasa la
palabra “me rindo”. Tomo mi frazada y me tapo completamente el rostro.
Solo quiero dormir y ya no regresar a ese trabajo. Despertar a las 3am y
correr hasta las 12pm es muy exhausto. Literalmente llego a casa a la 1pm,
entro a la ducha y me baño, luego almuerzo y a dormir un poco, despierto a
las 6pm y solo me levanto a cenar para luego dormir hasta las 3am, y así todo
el día, y así durante… ¿cuánto tiempo más? ¿Un mes y medio? Creo que sí,
pero ya no puedo.

Suena la alarma de nuevo. Miro mi celular y al desbloquearlo veo la


fotografía de aquella chica por lo que hago todo esto. ¡Dios! Que ojos tan
impresionantes. La voluntad vuelve a mí. “Esto es temporal”, pienso. “Tengo
que conocerte” susurro. Me levanto de la cama y busco el frasco con agua
que siempre llevo, lo meto a mi mochila. Luego de una bolsa negra saco mi
uniforme. Ponérmelo es un reto, porque huele horrible y está sucio, pero…
¡Vamos! ¡Si puedo! Salgo de casa. Llovizna y está un poco nublado. Llego al
trabajo y subo a un camión. Allí estoy, aferrado al acero frío nuevamente, con
los ojos cerrados por la lluvia. “¿Que rayos estoy haciendo?”, pienso. “Ni si
quiera la conozco, ni sé cuál es el sonido de su voz. ¿Y si tiene enamorado? ¿Y
si solo es una chica linda y nada más? ¿Y si nada es cierto? ¿Por qué tengo
que idealizarla? Creyendo cosas que aún no compruebo. ¿Por qué tengo que
estar aquí? ¿Acaso ella lo vale?”. La lluvia para y abro los ojos. Miro al cielo y
puedo ver la enorme luna llena, tan brillante e impresionante. El cielo aún
tiene nubes, pero solo adornan el paisaje de tan hermosa luna. Entonces te
recuerdo Jéssica. Cierro los ojos y puedo verte. Creo en ti. En mi corazonada.
Estoy seguro que tus ojos son la señal. Debo seguir. Nadie dijo que sería fácil
y si es difícil es porque seguro que lo vales. Eso es. Unos ojos como los tuyos
tienen que valerlo, pero… ¿Es suficiente? No lo sé, solo sé que no debo
rendirme. Abro los ojos y allí sigue la luna llena, tan impresionante como tu
mirada.

Semanas más tarde…

Logré tomar el ritmo, pero igual es difícil. Creo que caí como unas 4 veces
mientras el camión seguía en marcha. Una de mis rodillas estaba lastimada
de tanto saltar al asfalto. Las botas no ayudaban mucho. Por suerte nunca me
corté las manos. La gente aquí es muy buena y en realidad ahora pienso que
este trabajo es la base de todo. Después de todo si no fuera por nosotros el
distrito sería un asco. Conocí a buenas personas. El chofer es un hombre de
casi sesenta años y le faltan 3 dedos de una mano, los perdió en una
cortadora de papel cuando tenía 30 y desde entonces trabaja aquí. Había un
muchacho que su esposa esperaba mellizos. Él era un año mayor que yo. Era
un buen sujeto después de todo. Me contó que los padres de la chica no
querían verlo junto a ella, pero él se negó y no quiso huir. Sacó a la chica de
la casa y se la llevó con él. Ahora él trabaja para ella y para sus dos niñas que
van a nacer. Tal vez no tenga una profesión o hable el castellano
perfectamente, pero es un buen padre. Si así hubiese sido el mío, pero
bueno, no tiene caso que lo recuerde ahora, porque jamás lo he visto en
persona. Tampoco lo odio, solo que creo que algunas veces si me hizo falta.
La gente es increíble, muchas veces nos han regalado gaseosas o agua
mineral. Seguro que alguna vez ellos trabajaron en esto y saben lo que
cuesta. Un compañero encontró una bolsa con celulares. Otro se encontró
doscientos soles. Por mi parte yo me encontré una memoria USB de 64gb.
¡Oh! También una vez encontramos a varios cachorros recién nacidos en la
basura, algunos de ellos había muerto por el frío, pero la mayoría estaban
vivos. Los llevamos al lugar donde todos nos reunimos antes de salir en los
camiones y logramos repartirlos. Eso fue bueno.

Ha sido un camino muy difícil, pero ya termina. De hecho hoy es mi último


día de trabajo. Se cumplen dos meses. Todo Julio y Agosto trabajando y las
clases empezarían en Septiembre.

Me despedí de mis colegas. Me sentí libre, realizado, contento porque jamás


pude haber imaginado lograr esto, vencer a mi mente y a mi cuerpo para
continuar. Estoy satisfecho conmigo mismo, pero esto aún no acaba. Debo
hacer todo el papeleo e ingresar a Derecho y convalidar los cursos para poder
alcanzarla. ¡Dios! Estaba tan emocionado, porque literalmente faltaban unos
pocos días para eso, para al fin conocerla.

_____________________________________________________________
_ Hola!

_ Hola :)

_ Disculpa, estudias Derecho verdad?

_ Ammm sii c: por?

_ Es que voy a estudiar esa carrera. En realidad aré un cambio de carrera y


voy para segundo ciclo de Derecho, pero lo que no sé es si existe algún grupo
de Derecho para ponerme al tanto.

_ Ammm ahorita en FB no hay :( pero en qué universidad estudiarás?

_ Estoy en la UAP – Contabilidad, pero me voy a cambiar a Derecho, o sea


que en Agosto o Septiembre, cuando pasen a segundo ciclo ustedes yo voy a
alcanzarlos.

_ Claaaaro :) nosotros entramos en Septiembre. Pero tendrías que llevar


algunos cursos para que te pongas al corriente de todo.

_ En realidad Contabilidad y Derecho tienen mucho en común al principio.

_ Aaaa claro, bueno ya fuiste a preguntar si puedes normal entrar?

_ Si. Yo estoy en tercer ciclo de Contabilidad y mis clases ya terminaron. –


Mentí.

_ Aaayaaa y como sabes mi FB?

_ De la página de la UAP. En unas fotos del reinado cachimbo, allí salías


comentando una foto.

_ A mira, si hay un grupo, te agrego ahorita mismo.

_ Graaacias Flor.

Muy bien, ya estaba en el grupo de FB de Derecho. Vi muchas publicaciones


de tareas de los cursos. Eran pocos alumnos, era algo raro. Seguí bajando a
las publicaciones, mientras tomaba algunos apuntes de lo que habían hecho
y allí habían algunas publicaciones de Jéssica, al parecer era delegada del
curso de Inglés. Traté de enviarle una solicitud de amistad, pero no podía. Al
parecer ya tenía muchos amigos en FB y no me dejaba mandarle.

_ Tiene ojos lindos ¿verdad?

_ Eso es indiscutible – respondí.

Era Bryan, que estaba en la computadora de al lado. No me había dado


cuenta de cuando había llegado, tal vez por que escuchaba música con los
auriculares puestos.

_ Te veo con otra aura hermano, no sé, mas “positivo”.

_ ¿En serio lo crees? –reí.

_ No te habrás fumado un porrito sin avisarme ¿verdad?

_ jajaja créeme, te avisaría si fuera así.

_ Muy bien brother, estamos para apoyarnos. Más bien… no te veo por el
barrio desde hace meses. ¿Dónde te has metido?

_ Allí, cumpliendo mis sueños, atreviéndome.

_ Parece que tomaste mi consejo.

_ Yo creo que sí

_ ¿Y la chica de la foto tiene que ver con ese sueño?

No esperaba a que dijera eso. No sabía que responder.

_ Ella es una amiga de la universidad – respondí titubeando.

_ Sí, pero no me respondiste.

Rayos, me tenía contra las cuerdas.

_…
_Tranquilo brother – empezó a reír - solo bromeaba.

No había comentado a nadie sobre la verdad, tal vez porque en el fondo


sabía que dirían que era un tonto por hacer eso por alguien a quien no
conozco. Creo que este sería mi mayor secreto.

Lunes 07 de Septiembre del 2015.

Desperté muy temprano, no podía seguir durmiendo. Me senté sobre la


cama y estiré la cabeza hacia atrás, cerré los ojos. Solo pensaba en que hoy
sería el día, el día en que la vería tan cerca como nunca, escuchar su voz,
hablar con ella, pero por sobre todo, saber quién se esconde detrás de esos
hermosos ojos.

Tomé un baño, luego busqué una camisa azul que era mi favorita. Antes de
ponerme el jean me puse una rodillera en la pierna derecha, aún no me
recuperaba del todo desde el trabajo, bueno, solo habían pasado 5 días
desde entonces. Desayuné, luego busqué mi mochila y sin despertar a nadie
salí con rumbo a tomar el Autobús. El día estaba soleado y fresco, después de
todo estábamos en primavera. Llegué a la universidad y busqué el salón,
entré y solo había dos personas, me senté en la parte de atrás y esperé. Los
minutos pasaban, cada vez llegaban más personas, pero ella aún no aparecía,
entonces llegó el profesor. Cerró la puerta y empezaron las clases. A los 10
minutos tocan la puerta. “Seguro allí estaría Jéssica” pensé. Abrieron y
entraron puras chicas, pude reconocer a Flor que al parecer también me
reconoció porque sonrió al verme, pero se sentó adelante. Luego hay otro
rostro conocido… ¿Podría ser?

_ ¡Chirstopher! No sabía que estudiábamos lo mismo. ¿Estudiabas en la


noche?

Era Rouse, una amiga de 1ero de secundaria que no veía, pues, desde que
teníamos 12 años y ahora ambos tenemos 20, y estaba seguro de eso,
porque ella y yo habíamos nacido el mismo día del mismo año.
_ ¡Hola Rouse! Yo tampoco sabía que estudiabas Derecho.

_ Sí, que raro, nunca te vi en las actividades que hubo de la facultad.

_ Jajaja, no, la verdad es que me cambié de carrera y llegué aquí.

_ ¿Qué estudiabas antes?

_ Ciencias Contables y Financieras.

_ ¿Los números no son lo tuyo verdad?

_ Exacto, no son lo mío.

_ Si pues, desde el colegio siempre eras medio tonto con los números. –
Reímos.

_ Oye, y… ¿por qué son tantos? Pensé que solo eran 15 o 20.

_ Bueno, es que nos juntaron, había dos salones. Uno que empezó en
febrero, que son los que salían del colegio y otros que entramos en abril.

_ Y tú estás en los que empezaron en abril.

_ Eres un tonto, eso es obvio.

_ jajaja, perdón.- No sabía si preguntarle sobre Jéssica, sería muy obvio.


Mejor no.

Las clases se reanudaron. Los profesores solo se presentaban y recordaban


algunas cosas del ciclo pasado, cosas de las que estaba un poco familiarizado,
pues en el grupo de FB había mucha información de lo que avanzaron.

Aquel día no asistió Jessica, tal vez vendría mañana, seguro que sí. Bueno,
que se puede hacer. A esperar.

Martes 08 de Septiembre del 2015.


La misma rutina del día anterior, pero esta vez llegué un poco tarde, la puerta
estaba cerrada. Toqué y tenía la esperanza de que ella estuviese allí. Uno de
los compañeros abrieron y antes de entrar la busqué con la mirada, pero
nada. Tampoco veía un buen lugar.

_ Aquí hay lugar - Era Rouse, muy sonriente- Te guardé lugar.

_ Gracias Rouse.

_ ¿Por qué llegaste tarde eh?

_ El autobús, mucho tráfico.

_ Entiendo - tomó una de sus manos y me acarició el hombro.

Esto se ponía raro, o ¿no? Ahora que recuerdo, en el colegio yo le gustaba,


pero ella no a mí, era una niña de mucho dinero y estoy seguro que aún lo es,
pero éramos niños entonces. También estuvo con mi mejor amigo de aquel
entonces y aunque nunca los vi darse un beso, duraron como 2 años.
También me había enterado de ciertas cositas que hizo en el colegio y
tranquila, pues no era. Pero, ¿Era mi imaginación? No creo, o ¿Tal vez si? No
sé. Pero bueno, no importa.

En el tiempo de receso, fui al comedor que había en el último piso. Allí estaba
flor conversando con otro compañero. Fui a comprarme algo y me quedé un
momento contemplando la vista.

_ Entonces si te cambiaste después de todo.

_ Hola Flor. Sí.

_ Apúrate, que ya empiezan las clases.

Se marchó con el muchacho con el que estaba. La verdad, esperaba que se


quedara un poco más para hablar con ella. Quería preguntarle por Jéssica y
por qué no venía.

Y así se pasó un día más, ella nunca apareció. Tal vez lo haría mañana, o… no,
no creo que sea eso.
Miércoles 09 de Septiembre del 2015.

Llegué temprano a la universidad, esta vez me senté un poco más adelante.


Esperé y el salón volvió a llenarse, y nada, no llegaba. Pasó el profesor,
explicó su clase y luego de un par de horas se marchó. Esperábamos al
siguiente profesor, pero al parecer no había venido hoy. Así que el bullicio
empezó, todo el mundo hablando, todos menos yo, pues no conocía a nadie.
Claro, a Rouse, pero no quería hablar con ella, suficiente con saber que
siempre estaba mirándome medio raro.

_ ¿Oye y que sabes de Jéssica? – Escuché.

Era una compañera, su nombre era Karen.

_ Pues solo sé que está trabajando. – Respondió Flor.

_ Ah por eso no viene a la Universidad entonces.

Antes de que Flor respondiera llegó el profesor, todos dejaron de hablar. Al


parecer ya lo conocían.

Unas horas más tarde…

Estaba desanimado. Había escuchado que Jéssica estaba trabajando. ¿Y si


dejó la universidad? ¿O… si se cambió de carrera? ¿Estudiará en otra
universidad? ¡Rayos! Me sentía un tonto, me cambié de carrera y ella la dejó.
¡Qué suerte la mía! Nada de lo que hice tenía sentido entonces. ¿Todo para
nada? ¡Qué tonto! ¡Qué imbécil! ¿Qué hago ahora? ¿Sigo esperando? Claro,
debe solo estar retrasada con las clases, nada más. Debe ser eso, tiene que
ser eso.

Me pasé la noche dándole vueltas a esa idea. ¿En serio tenía tan mala
suerte? Sentía que nada de lo que hice sirvió para algo. Pero en el fondo aún
tenía la esperanza de que ella llegara. No había que perder la fé.

Jueves 10 de Septiembre del 2015


Desperté tarde, pues me quedé pensando toda la noche en todas las
posibilidades. Me alisté de prisa y salí rumbo a la Universidad. Llegué, la
puerta estaba cerrada. Podía escuchar al profesor hablando. Toqué y el
profesor dijo que abriera y pasara. Abrí la puerta y justo al frente… ¡Allí
estaba ella! Con un jean azul y una camisa de cuadritos, tenía el pelo
sujetado. Se veía tan hermosa, pero por sobre todo, esos ojos, los volvía a
ver. Caminé hacia el último y cuando me senté. Sentí que cada momento que
pasé luchando por este momento, había valido, cada madrugada, cada día.
Ella lo valía definitivamente. La miraba desde atrás, tenía el cabello con las
puntas pintadas de rubio.

_ ¿De nuevo el tráfico?

No me había dado cuenta de que Rouse estaba allí.

_ Si.

Pasaron los minutos. Y tenía que buscar la forma de llegar a ella, pero ¿Cómo
hacerlo? No quería ser tan frontal y aventarme. Todo debía parecer muy
natural… ¡Claro! ¡Flor! Ella es su amiga. Debía hablar con ella, pero ¿con qué
excusa? Piensa piensa… Es cierto, debo prestarme los sílabos de los cursos
pasados para mi convalidación de cursos. Hablaría con ella en la salida.

El profesor salió de clases y ese mismo instante llegó otro. Esta vez nos
quedaríamos con él hasta la última hora.

Ya al terminar las clases, me apuré en salir para poder encontrarme con Flor.
Me quedé parado en la puerta de salida de la universidad y allí venía ella,
pero solo con Karen.

_ Hola Flor.

_ Christopher, ¿qué tal?

_ Necesito un favor… ¿Tú crees que puedas prestarme los sílabos del ciclo
pasado?
_ Huuy, no sé dónde los he botado, creo que solo tengo uno… Karen ¿tú los
tiene aún?

_ No tengo ninguno.

_ ¿Qué hay del delegado del salón del ciclo pasado?, seguro él debe tenerlos
todos – Yo ya sabía que era Jéssica la delegada general del ciclo pasado.

_ ¡Claro! Tienes razón… Jéssica era la delegada, ella debe tenerlos.

_ ¿Y dónde está ella?

_ Ya debe estar bajando.

_ ¿Entonces le puedes decir que los traiga mañana? Yo la agrego en el FB.

_ Si normal…

_ Bueno, gracias. Ya debo irme, estoy apurado. ¡No lo olvides!

_ Si claro, no te preocupes.

Salí de allí, debía ir a conversar con el director de escuela sobre mis cursos. Al
subir las escaleras, Jéssica bajaba, no la saludé, solo cruzamos miradas y que
ojos por Dios.

Ya en secretaría…

_ ¿Qué tal doctor? ¿Cómo va todo?

_ Te llamé, porque surgió un imprevisto.

_ ¿Un imprevisto dice? – me alarmé - ¿Cuál?

_ Sucede que la curricula cambió y hay cursos que te faltarían llevar. También
que no sabemos si podremos admitirte todos los cursos. De eso se encarga la
junta de docentes y por votación deciden qué curso llevarías y cual no.

_ Entonces – tragué saliva – ¿Existe la posibilidad que no esté en segundo


ciclo?
_ Bueno, llevarías un par de cursos en segundo ciclo y los demás tendrías que
llevarlos en primero.

Me quedé pasmado, sin decir nada. ¿Por qué siempre tenían que pasarme
estas cosas?

_ ¿Y qué puedo hacer ahora?

_ Voy a sacar tu consolidado con los cursos de segundo ciclo, para que
asistas, pero debes traerme los sílabos lo antes posible para llevarlos a
votación. Todo esto debe arreglarse hasta fin de mes a más tardar.

_ Entiendo doctor. Espero que me admitan todos los cursos.

_ Yo hablaré por ti. Pero la decisión final es de la junta de docentes.

_ Gracias doctor.

Salí de la universidad con rumbo a casa, debía apurarme.

Viernes 11 de Septiembre del 2015

Llegué temprano a la universidad y me senté un asiento atrás de Flor. El lugar


de alado estaba reservado para cuando llegara Jéssica. El profesor llegó y
justo detrás de él llega ella y se sienta en el lugar. Las clases, pues no pude
concentrarme bien, nunca había estado tan cerca de ella. Tenía las puntas del
cabello pintadas de rubio, mechas californianas. Combinaba perfectamente
con ella, de hecho todo en ella tenía armonía. No era de las chicas que
usaban muchos cosméticos en el rostro, al contrario, su estilo era muy
natural y eso la hacía muy atractiva.
El profesor se marchó media hora antes de terminar su clase y al salir todo el
mundo empezó a hacer ruido conversando o más bien gritando, era molesto.
Luego de unos minutos Flor se levanta para ir a comprar algo, pero antes que
salga le tomo la palabra.

_ ¡Flor!

_ ¡Ah claro! – dijo ella al voltear a verme antes de marcharse. – Jéssica ayer
te dije que traigas los sílabus del ciclo pasado.

_ Si los traje.

Al oír eso Flor se marchó. Así que solo quedábamos los dos, bueno en
realidad todo el salón.

_ Hola, ayer te mencionó Flor sobre los silabus ¿verdad?

_ Si – dijo ella mientras los buscaba en su folder. – Aquí están, no son todos,
me faltan un par.

_ No importa – ¡Rayos! Que difícil era sostenerle la mirada, tenía unos ojos
impresionantes, pero a la vez intimidantes, intimidantes en el buen sentido. –
¿Jéssica verdad?

_ Si… y tú… ¿eres del otro salón?

_ No, no. Vengo de Contabilidad. Me cambié de carrera.

_ Ah claro, para eso quieres los silabus.

_ Si, para convalidarlos y no llevarlos en primer ciclo.

Me sentía un niño al platicar con ella. Definitivamente no era lo mismo verla


en fotografías a verla en persona. Por momentos me sentía menor que ella y
eso no me gustaba para nada.

Llega Flor junto con el profesor, era el tutor de nosotros.

_ Alumnos, ¿ya tienen su delegado general? – En coro la mayoría dijo que no.
_ Bueno, entonces hay que elegir ahora. Propongan sus representantes y
procederemos a la votación.

Se escucharon muchos nombres, pero nadie quería tomar la responsabilidad.


Decían que era una pérdida de tiempo, otros que mucha responsabilidad,
etc.

Al final se eligió a Laura, era compañera del salón de Jéssica de primer ciclo.
De hecho yo voté por ella.

Unas horas mas tarde…

Ya estábamos de salida. En el parque de afuera me quedé allí acompañando


a Flor y a Jéssica.

_ ¿Vamos a la comisaría de al frente? Debo sacar mis antecedentes penales. -


Mencionó Jéssica.

_ Bueno vamos. Dijo Flor. - ¿Nos acompañas?

_ Claro, alguien tiene que cuidarlas. – Fue un chiste muy malo, pero igual se
echaron a reír, o más bien se burlaban.

_ ¡Por favor! – Dijo Jéssica con un tono burlón - ¿Cuántos años tienes tú?

Seguí con el juego y me puse serio.

_ Tengo 20 años.

_ ¡Miercoles! ¿En serio?

_ Pues si Jéssica.

_ Yo te echaba 18 o 17.

_ Si, ese es un problema que tengo – reí.


_ ¿Cuántos años tienes?

_ ¿Cuántos crees? – dijiste mientras sonreías y te ponías seria.

_ Mmm…. – la verdad ya sabía cuántos años tenías - ¿19?

_ Exacto.

_ ¿Y cuando es tu cumpleaños número 20?

_ Pues en Agosto, el 7. – Pensé que haría el mismo juego de adivinar, pero


era alguien impredecible.

_ 7… número de la suerte.

_ ¡Obvio!

_ Eres Leo entonces. – De hecho eso era algo que no había tomado en
cuenta, recién sacaba mi cuenta de eso.

_ El mejor signo, por favor. – Lo decía seria, pero terminaba sonriendo.

_ Oye, Acuario es el mejor signo. – Me defendí.

_ ¡Por favor!

Era una chica con buen sentido del humor y orgullosa de sí misma, pero de
hecho podía notar que no se creía el centro de atención. Había mucho
equilibrio en ella diría yo. Eso era bueno.

_ Bueno… entonces ¿nos apuramos? – Dijo Flor.

Nos dirigimos a la comisaría. Ella conversó con un policía sobre los papeles
que debía conseguir y le dijeron que ese no era el lugar. Que debía ir al penal
a sacarlos y eso literalmente era al otro lado de la ciudad.

_ ¿Y ahora Jéssica? – Dijo Flor. – ¿Mañana?

_ Mañana es sábado y parece que no hay atención, debe ser hoy. ¿Me
acompañas?
_ Bueno, no tengo nada que hacer.

_ Bien, pero primero vamos a mi casa, debo sacar dinero y dejar mis cosas.

_ ¿Qué vas a hacer Christopher?- Flor preguntó – ¿Te vas o nos acompañas?

_ Las acompaño, también no tengo nada que hacer. – traté de disimular


desinterés en mis palabras.

Tomamos el bus que nos llevó hasta la casa de Jéssica. Vivía en un tercer piso
de un edificio. Entró a dejar sus cosas y salió a los cinco minutos.

Salimos y tomamos otro carro para ir al penal. Llegamos, pero debíamos


caminar como quince minutos. Ya daba casi la 1:30 de la tarde y la atención
era solo hasta las 2 pm. Nos apuramos mientras platicábamos.

_ ¿Me prestas tu identificación? Nunca he visto una de Colombia.

_ ¿Cómo sabes que soy de Colombia?

_ Pues, por el dejo y porque lo mencionaste hace una hora.

_ Jaja, claro, no lo recordaba. Aquí está.

La sostuve y la observé.

_ ¿Solo tienes un solo nombre entonces?

_ Sí.

_ De Medellín… La ciudad de las Flores.

_ ¿Cómo sabes tanto?

_ Veo muchas novelas Colombianas. – Empezaron a reír – De hecho mi mamá


y mi hermana, pero ya uno se queda pegado después jaja.

Ya estábamos muy cerca. Había un pequeño mercadito al paso, allí


compraban las personas que tenían a alguien preso en el penal. Al pasar me
di cuenta que todo el mundo empezaba a verla a Jéssica muy obviamente. De
hecho era una chica muy hermosa y me daba cuenta recién de lo que
causaba en las demás personas. Por otro lado, a ella parecía no importarle,
aunque a veces parecía tratar de evitar las miradas desviando la suya para no
chocar con la de alguien. Me pregunto cómo podía lidiar con eso y desde
cuando le pasaba. Definitivamente era una chica muy interesante.

Ella se acerca a una oficina y empieza a hablar con la persona encargada. Le


dice que tiene que traer unas copias de su documento de identidad antes de
las 2pm. Jéssica se aleja y se acerca a nosotros.

_ ¡¿Dónde carajos hay una fotocopiadora?!

Okeeeeyyy, no podía ser perfecta también.

_ Hay que regresar donde bajamos del carro – Mencionó Flor.

Jéssica no dijo nada, simplemente caminó apurada y nos dejó atrás.

_ ¿Está molesta verdad?- pregunté a Flor.

_ Y solo es el principio…

Caminamos algo apurados. Jéssica por delante sin decir una sola palabra,
pero podía notarse lo seria que estaba.

_ ¿Siempre se pone así?

_ Sí, pero ya se le pasa y como si no hubiese pasado nada, así es ella.

Llegamos hasta una tienda donde sacaban fotocopias. Jéssica se acerca y le


pide unas copias. Estaba apurada. La chica que la atiende se demora, porque
su máquina no prendía y después de 10 minutos logró sacar las copias.

Al salir, en el camino de vuelta se le podía escuchar a Jéssica decirle su vida a


la muchacha que la atendió. Flor y yo solo nos reíamos. Las cosas no podían
ponerse peor, o eso era lo que parecía, porque al llegar ya no había atención.
Allí fue donde ella empezó a lanzar insultos a todas partes, no se medía con
las palabras, daba un poco de gracia verla enojada, pero era mejor no
hablarle, porque si no toda esa ira iba contra uno y eso era algo que nadie
quería, de eso estaba seguro.
Nos sentamos en unas bancas, Jéssica aún andaba de mal humor, mientras
Flor trataba de tranquilizarla. Me levanté y compré unas bebidas, le di una a
Flor y otra a Jéssica, eso la tranquilizó un poco, ahora que lo pienso, creo que
la comida la tranquiliza.

Después de unos momentos nos dirigimos a tomar el bus para regresarnos,


pero Flor debía ir a otro lugar, así que se fue y me quedé con Jéssica
esperando el bus.

_ Eres muy explosiva a veces…

_ ¡¿Por qué lo dices?!

_ No, por nada, perdón.

_ Jajaja, solo bromeo, pero sí, aunque se me pasa muy rápido.

_ Y con la comida mucho más.

_ Obvio – Nos reímos.

_ El dejo Colombiano no es muy marcado en ti.

_ Ah bueno, sí, es que ya llevo muchos años viviendo en Tacna.

_ ¿Y te gusta el lugar? Digo, comparado con Colombia, debes extrañar


regresar ¿no?

_ Si me gusta, aunque al principio no, lo odiaba, era una niña cuando llegué,
pero con el tiempo me acostumbré. Ya sabes, otra cultura, otro tipo de
gente. Algún día regresaré.

_ No puedo imaginar lo que es salir del país y vivir en otro. Pero qué bueno
que te hayas acostumbrado. – Sonreíste.

El autobús llegó, por suerte había asientos vacíos. Nos sentamos en la parte
de atrás. En el trayecto no hablamos mucho, aunque yo quería preguntar
muchas más cosas y descubrir quién era, pues cada que descubría algo de
ella, era muy interesante.
Unos días después…

La profesora del curso de Expresión dejó un trabajo en grupo. El grupo al que


pertenecía lo conformaban Flor, Karen y Jéssica, así que habíamos quedado
para reunirnos en casa de Jéssica a las 5 de la tarde y hacer la tarea.

Ese día, unas horas antes de ir a casa de Jéssica, mi familia consiguió un lugar
propio para vivir, ya que donde vivíamos actualmente solo era prestado, de
hecho nunca habíamos tenido una casa propia, siempre cada ciertos años
cambiábamos de lugar, pero ahora ya sería diferente. La cuestión es que me
dejarían a mí en la casa ya que tenía que quedarse alguien a cuidarla y el
lugar donde viviríamos era al frente, pasando el parque. Por mi parte, me
parecía genial, de alguna forma viviría solo en una casa de dos pisos, claro,
con mis mascotas, pero solo. Supongo que no sería tan malo para mí.

Un par de horas más tarde…

Ya me dirigía a casa de Jéssica. Usaba un pantalón jean y una camisa, tenía


puesto los auriculares y escuchaba el último álbum de Julieta Venegas “Algo
Sucede”. Llegué a la puerta metálica y toqué el intercomunicador del
departamento donde vivía Jéssica.

_ ¿Diga?

_ ¿Jessica?

_ Sí, ¿de parte de quién?

_ Soy Christopher.

_ Ohh, ¿Tan temprano? – risas.

_ ¿Son las 5 no?

_ Bueno sí. Pasa.


La puerta eléctrica se abrió. Entré y subí por las escaleras. Estaba algo
nervioso, de hecho mirarla a los ojos me ponía nervioso. Llegué a la puerta
de su apartamento y cuando iba a tocar, se abre la puerta.

_ Hola, adelante. – Un beso en la mejilla.

Tenía puestos unos pantalones rastas y andaba en medias por la casa. Llegué
a la sala, me senté en uno de los sillones.

_ Ahora regreso, espérame aquí.

_ No creo que me vaya. – Reíste.

Era un lugar muy cómodo, y silencioso. Tal vez su familia esté allí adentro
durmiendo, quien sabe. Me levanté y caminé hasta el pequeño balcón para
observar el lugar desde allí.

_ ¡Te moviste!

_ Pero no me fui.

_ Bueno…

Trajo con ella una Tablet y se sentó en el sillón donde antes yo ocupaba, con
las piernas cruzadas.

_ ¿A qué hora llegarán?

_ Siempre se demoran- pronunció sin dejar de ver la Tablet.

_ Perdón por ser puntual – dije con sarcasmo.

_ ¡Ja! – una risa burlona.

_ ¿Qué estás mirando?

_ Cositas.

Me senté a su costado para ver.

_ Valla… cuantos amigos en Facebook.


_ Sí, pero no conozco a la mayoría.

_ ¿Y por qué las aceptaste entonces?

_ Bueno, es que participé en varios reinados de colegios y los chicos a los que
representaba me agregaban en el Facebook.

_ ¿Entonces eres Famosa?

_ ¡Por supuesto! – Reíste.

_ ¿Me muestras las fotos del reinado? -Dije con una sonrisa.

Buscó entre sus fotos y las encontró. Se veía hermosa, usaba un vestido
blanco o plateado, no podría definirlo, tal vez una combinación de ambos.

_ Yo estudiaba en ese colegio.

_ ¿De veras? – preguntó ella sorprendida.

_ Sí, pero creo que cuando te presentaste como candidata yo ya no estudiaba


allí.

_ De lo que te perdiste entonces. – Reímos.

_ Lo que tú digas.

Estuvimos viendo sus fotos, no solo de los reinados en los que participó y
obviamente ganó, sino también de cuando ella estaba en su colegio y su viaje
de promoción. En cada foto lo único que veía eran sus ojos, no dejaba de
sorprenderme, y pensar que los tenía justo a mi lado en ese instante. De
pronto sonó su móvil, era Flor y Karen, ya habían llegado.

_ ¿Creo que llegamos muy tarde? – Pronunció Karen al entrar junto con Flor.

_ Para nada, como crees – Dijo Jéssica muy seria.

_ ¿Qué hacían pues? – Flor dijo de una forma muy pintoresca.

_ Nada, solo viendo fotografías del reinado donde Jéssica participó.


_ Ohh claro. No fue hace mucho. Jéssica y yo éramos compañeras de salón en
el colegio.

_ ¿En serio? Seguro era muy estudiosa y seria. – Dije riéndome.

_ ¡Obvio que lo era y lo soy! – Todos empezaron a reír.

La tarde avanzaba y nos repartimos las tareas, en realidad no había mucho


que hacer.

Unos minutos más tarde…

Estábamos todos allí aún. Ya era de noche, pero no hacía mucho frío. En el
ambiente sonaba la canción “Para Amarte de Shakira” la cual fue puesta por
Jéssica. La cantaba con mucho sentimiento y la verdad yo anteriormente
había oído esa canción sin mucha atención, era ahora cuando más atención
le tomé. Tal vez le gustaba esa canción porque la cantante es de su
nacionalidad y apoya el producto nacional, también puede que le recuerde a
un amor pasado, de esos que dejan marca o tal vez y solo le gusta y nada
más, como descifrarlo.

_Tienes buen gusto para la música, es una canción bonita – dije.

_Obvio que si – Dijo Jéssica mientras cerraba los ojos y sonreía.

_Es muy cursi para mi gusto – Mencionó Flor sonriendo.

Karen no participaba de la plática, estaba muy ocupada mientras escribía


mensajes en su móvil. Al parecer era su mamá con quien hablaba, pues unos
minutos después se marchó.

_Uhmm, pues yo me fijo en las manos, no sé, pero me gusta eso de los
hombres y eso es en lo primero que me fijo cuando conozco a esa persona.

Llegamos al tema sobre que era en lo que nos fijábamos cuando conocíamos
a alguien del sexo opuesto y ahora le tocaba a Jéssica hablar.
_ Pues… yo me fijo en cómo es como persona, en el trato que me da, su
comportamiento…

_ Que sea pendejo, que tenga dinero y que la alimente todo el día – Terminó
de decir Flor.

_Sobre todo que me alimente todo el día.

Empezamos a reír.

_ No es en serio ¿Verdad? – Dije

Volvimos a reírnos, pero ahora más que antes.

_ ¿Y tú Christopher? En que te fijas cuando conoces a una mujer así como


Jéssica – Mencionó Flor de una forma muy sarcástica.

Obvio lo tomamos a broma y en buena honda todos, bueno, no todos, yo no,


pero atiné solo a sonreír.

_ Uhmmm pues… - Me hacía el interesante- No lo sé…

_ Ya pues dilo de una vez – Dijo Flor nuevamente.

_ Pues, definitivamente en los ojos. Los ojos de las personas dicen mucho, los
ojos no mienten.- Dije eso mientras veía a Jéssica.

Ella me vio a los ojos también, pero luego desvió la mirada al piso y sonrió un
poco. Definitivamente fui muy directo y no sabía si estaba bien o mal, pero
creo que eso fue muy evidente.

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