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instante para que tus ojos quedaran tatuados en mi corazón. Sí, sé que suena
tonto y estúpido, pero jamás cambiaría nada de lo que pasó aquella noche.
Quien diría que esa noche tan fugaz sería el comienzo de mi propia odisea
por tratar de encontrarte, de conocerte.
Todos tenemos dos historias, la que vivimos en carne propia y la que por lo
general nunca nos enteramos, esa que solo puede contarse desde los ojos de
alguien más, esa que nunca conociste y en muchas ocasiones que se te fue
negada, pero esta historia, tu historia, la conocerás.
Siempre fui una persona que pensaba en aquello que muchos obviaban, me
consideraba alguien que siempre llevaba la contra a todos por querer hacer
las cosas a mi manera, por creer en mis propias fuerzas y discernimiento.
Claro, todo eso me trajo problemas. A mis 20 años de edad mi vida iba tan
mal, creo que pasaba por una crisis existencial, pero es que había tantas
cosas que siempre callé y todo eso me enfermaba y al tratar de decirlas se
me hacía un nudo en la garganta imposible de vencer. Pasé por tantas cosas y
sin querer todo eso me enfermaba, siempre creí poder solo con todo, pero
uno llega al punto de buscar ayuda y a la vez no pedirla. En casa la pasaba
pésimo, había hecho tantas tonterías que lo único que traía eran problemas,
estudiaba una carrera que no era lo mío, creo que lo hacía por complacer a
mi madre y al menos no decepcionarla una vez más, pero es que ya ni si
quiera me importaba ir a clases y mucho menos las consecuencias de
aquello. Y pues en el amor, rayos, llevaba un corazón roto, harto de siempre
creer y nunca recibir lo que merecía. Creo que vivía decepcionado de mí
mismo, de mis decisiones, de mi suerte, de todo y lo peor es que no tenía el
menor interés de superarme, de ser alguien mejor. Era un conformista
romántico incapaz de seguir adelante por sí mismo.
_ ¡Christopher! – Dijo Vanessa muy sonriente, de todo el salón ella era quien
mejor me caía.
_ Pues creo que no lo estuve – Vanessa siempre fue una buena cómplice,
alguien en quien podía confiar.
La verdad es que si sabía de eso, pero dudaba del día exacto, teníamos que ir
a apoyar a nuestra representante para ganar el reinado cachimbo y luego
empezaría la fiesta, pero la verdad no quería ir, no tenía ganas de nada.
_ Alístate rápido que ya vamos retrasados una hora – Dijo Jorge, que por lo
regular solo abría la boca para decir cosas de una forma muy seria y esta no
era la excepción.
_ ¿Pero por qué? – Dijo Vanessa – ¡Tienes que ir! Es obligatorio y de paso
para compartir con los compañeros. Tú nunca sales con nosotros. Nunca
hemos tomado juntos, ni si quiera sé cómo te ves de borracho – Reíste al
decir aquello.
_ Lo siento Vanessa.
Era raro que mi madre me dijera eso, por lo general siempre estuvo en
contra de que yo saliera y llegara tarde y mucho menos sabiendo que habría
alcohol. Lo pensé unos segundos más y me animé, tal vez me faltaba eso,
“distraerme”. Me alisté y salí con mis compañeros, Subimos al autobús
rumbo al lugar.
_Tranquilo – Dijo Vanessa - Ella no vendrá a ésta fiesta, sabes muy bien que
no asiste a este tipo de fiestas.
Solo la miré y mostré una sonrisa triste. La verdad, esperaba que no asista
también, era lo mejor para mi después de todo lo que aconteció un par de
semanas atrás.
_ Es de Colombia.
Miré alrededor buscando a la reina, pero no podía distinguir a nadie con una
corona o una banda de miss.
_ ¿Y dónde está? – Pregunté.
_ Creo que ya se fue. Se estaba tomando fotos con algunos chicos, pero al
parecer ya se retiró.
Nos pusimos a bailar un poco, risas por todos lados, pasos de baile algo
extraños, algunos que ya estaban borrachos y otros que simplemente
estaban parados platicando.
Me quedé parado allí, todo esto me empezaba a aturdir, había sido una mala
idea haber venido. Cerré los ojos tratando de no pensar en nada, pero era
imposible. Volteé y me di cuenta que allí estaba la chica que había ganado el
reinado, estaba de espaldas, sentada sobre una caja de cervezas mientras
otra chica con lentes le hablaba. Al momento ella se levanta y voltea. Noto
como busca a alguien con la mirada, y entonces me mira, y su
mirada...Maldita sea ¿Alguna vez han visto un atardecer en la playa? Pues la
misma calma, la misma magia, pero en sus ojos. Fueron solo unos segundos,
pero los sentí eternos, nunca jamás había visto a una mujer con unos ojos tan
sorprendentes, unos ojos que te hicieran sentir tan bien con solo verlos…
¿Quién eres?
_ ¿Qué haces aquí parado? Alisson se fue a otro lugar con su prima y unos
amigos que acaban de llegar.
Miré a Vanessa a los ojos y no dije nada, solo pensaba en aquella chica de
ojos preciosos.
Ya no tenía los mismos ánimos, sabía que Alisson andaba por allí, como si
nada y yo aquí aun tratando de olvidar, de superar, que injusto.
Era obvio que estaba ebria. La miré a los ojos y no pude ver nada en ella, era
una mirada apagada y desorbitada, sin vida. Entonces tropezó y me apresuré
a sujetarla.
_ ¿Qué crees? ¿Qué no sé qué aún sientes algo por mí? Como amigos
estuvimos muy bien, pero ya déjame, no me siento bien y quiero estar
tranquila, sin moverme. ¡Entiende que no quiero bailar ya con nadie!
No sabía que decir, me quedé allí parado, observando cómo se tambaleaba, y
pensar que hace un mes no nos hablábamos así, bailábamos juntos y la
complicidad era evidente, pero ahora, en este momento, no sé quién era.
Volteó y abrazó a uno de sus amigos, lo rodeó con sus brazos y empezó a
bailar con él.
_ Ya aléjate de mi prima. – también estaba ebria. – ¿No vez que está feliz?
Mientras dijo eso vi como ella lo besaba y tomaba una de sus manos para
dirigirla a su trasero.
Caminé a la salida y me quedé allí, era difícil pensar en algo claro, no sabía a
donde ir, solo apretaba los puños con mucha fuerza conteniendo tanto aquí
dentro, queriendo soltarlo todo en un grito, pero sin poder hacerlo.
_ Si
_ ¡Exacto! Está escrito, pero con cada final que hay en nuestras vidas, una
nueva historia comienza y así hasta el verdadero final que es la muerte, pero
aún allí depende de lo que has hecho en tu vida para que ésta siga
escribiéndose.
_No gracias brother, eso es malo para la salud, pero está bien querer morir
de vez en cuando, te entiendo – Lo decía alguien que prefería la marihuana.
_ ¿Entonces a veces hay que cerrar historias para empezar una nueva?
_Exacto. Nuestras vidas están llenas de finales y cada final es necesario para
nosotros. Cada decisión bien o mal tomada es necesaria, porque nosotros
somos el destino y si este cambia nosotros también y así como el tiempo,
nunca podremos retroceder y ser como antes, jamás.
Aún se escucha por allí a la gente quejándose del reinado, que era un fraude,
que todo estaba planeado y bla bla bla, esas cosas. Yo por mi parte no tenía
preocupaciones, claro, la universidad, pero era un dejado. Solo me dedicaba
a mirar por la ventana, esperando, ¿esperando que? No lo sé, pero cada que
lo hacía siempre tenía esa sensación.
_Mira, aquí está el video del reinado, ¿La ganadora es bien bonita no crees?
_Son unos ojos increíbles – Pensé – Pero… ¿Por qué no los olvido? He visto a
chicas muy lindas en el autobús o un fiestas durante más tiempo, pero
ninguna de ellas jamás ha causado tanta curiosidad en mí, nunca se me han
pasado por la mente sus rostros, nunca eh tenido la necesidad de saber
quiénes son, pero… ¿por qué contigo si?, quien quiera que seas.
Los días seguían pasando. Las noches eran una hermosa tortura de insomnios
recordando aquel instante en que la vi a los ojos. ¿Qué ilógico no? Ni si
quiera sé su nombre.
Tomé mi celular, pues recordé la plática de la otra vez “Mira, aquí está el
video del reinado, ¿La ganadora es bien bonita no crees?”
_ Hola sonso, te estaba gritando y nada que respondías por esos benditos
auriculares.
Era Dayanna, una amiga del colegio que no veía hace más de 4 años, cuando
ella partió a Lima, porque su mamá encontró nueva pareja.
Nos abrazamos y no parábamos de reír, era interesante saber que aún con el
tiempo nada había cambiado en nuestra amistad.
_ ¿En serio? No me doy cuenta jaja. Por lo que veo tú no has cambiado
mucho, sigues del mismo tamaño que en la secundaria.
_ Pues, mmmm, creo que queda poco de él, pero la mayoría sigue aquí
dentro.
Era increíble verla después de mucho tiempo, ella era mi mejor amiga y aquí
estábamos ahora, reunidos de nuevo.
_ Si jaja, que relación tan rara debe tener ahora con su hermano.
_ ¿Y tú? ¿Cómo te está tratando la vida? Cuéntame.
_ Pues sí, y no solo eso, siento que no encajo en ningún lugar, siento que
quisiera cambiar mi vida por completo, reiniciar mi memoria y empezar de
nuevo.
_ Oye, no digas eso. La vida es difícil, sí, pero si es así es para que superemos
eso. Dios nunca nos da obstáculos que son imposibles de superar. Pueden ser
difíciles, sí, pero son por y para algo. Todo tiene un por qué, tal vez ahora no
lo veas, pero estoy segura que en un futuro lo harás.
_ ¿Tú crees?
_ Obviamente. Desde que te conocí supe que había algo distinto en ti amigo
mío. Siempre fuiste distinto a los gorilas con hormonas de nuestro salón.
Alguien en quien cualquiera podía confiar y siempre recibir su apoyo.
_Exacto, tú lo has dicho. No te pido que seas como antes, te pido que seas
una mejor persona que antes.
_ Propósito…
_ Sí, todos tenemos un propósito. Todos tenemos un motivo para hacer las
cosas. Por ejemplo, una madre, su motivo son sus hijos. Un niño, su motivo
son sus padres. Un romántico como tú, tu motivo es el amor.
_ El amor…
_ Sí, el amor. Busca el amor. Yo sé que ahora te va mal, pero te irá mejor si
encuentras el amor. ¿Recuerdas en el colegio? Tu siempre habías sido un
chico tímido con las chicas, pero aquél día en que le entregaste esas flores a
Zoe frente a todos. Dime ¿Alguna vez pensaste en atreverte a eso?
_ Sí, claro, ahora eres sin causa, pero lo de romántico aún te queda. – Reímos
juntos.
_ Pues sí, pero no las leo desde hace mucho, desde el colegio creo. Están
guardadas.
_ Pues léelas, y fíjate como eras, lo ingenuo que eras, bueno, éramos todos.
Pero rescata lo bueno, recupera ese corazón con determinación. Ama sin
miedo. Debo suponer que has tenido muchas decepciones desde el colegio,
pero nunca dejes de creer, nunca.
_ Es bueno platicar con una amiga sin secretos, creo que lo necesitaba.
Gracias por eso. – Sonreí un poco, me sentía en paz después de mucho
tiempo, extrañaba esta sensación.
_ Bueno, lo último que supe es que se fue a Lima como tú, terminando el
colegio.
_ ¿Qué le sucedió?
¿Cómo pudo hacer eso? Su vida apenas empezaba y decidió dejar de existir.
¿Por qué alguien podría llegar a tomar una decisión así? ¿Por qué?
_ ¿Estás bien?
_ No sé qué decir.
Daban como las diez de la noche ya. Nos despedimos con un fuerte abrazo.
Dayanna partiría a Lima esa misma noche. Así que fue una verdadera fortuna
habernos encontrado.
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Allí estaba yo, sentado con las piernas entrelazadas en el medio de la cama y
al frente la caja donde guardaba recuerdos y las libretas donde solía escribir.
Apagué las luces y prendí la lámpara. Tomé la caja y la abrí. De inmediato la
nostalgia se apoderó de mí. Había tantas cosas que me recordaban a aquella
época donde tenía apenas quince años y por primera vez experimentaba lo
que era el amor, las verdaderas amistades y las traiciones. Lo primero que vi
fue la insignia que portaba cuando era policía escolar, y también las velitas
que guardé de mi cumpleaños número quince. El llavero que nunca le devolví
a aquella chica de ojos verdes. Las cartas que nunca entregué. La orquídea
que me obsequió aquella chica de cabellos ondulados. La libreta donde solía
escribir mis pensamientos y en lo que creía, donde escribía mis sueños y mis
desamores. La tomé delicadamente, pues estaban desojándose. Había un
bulto en el medio, ya sabía lo que era, pero no quise verlo aún. Empecé a leer
desde el principio y me daba cuenta de las faltas ortográficas que tenía.
Había palabras fuera de contexto y sin estilo, bueno, ese era yo.
_“Reconoceré a la mujer de mi vida por sus ojos.” – Susurré - ¡Tenía que ser
ella!, ¡debía serlo! Sus ojos eran la señal. Jamás en mi vida había visto a una
chica con unos ojos así, pero… ¿qué hago? No la conocía, ni si quiera había
escuchado el sonido de su voz, pero ¿Qué hacer? No podía equivocarme, ella
es la respuesta a aquella promesa. Ella tiene que serlo. Pero… es una locura
ahora que lo pienso. No sé, creo que necesito un consejo. Alguien que tenga
mucha más experiencia en el amor, ¡ya sé!. Debo preguntarle. Debo hacerlo
Quedé dormido unos minutos después, había tanta duda dentro mío, pero
sin querer estaba formándose un propósito, algo que recién empezaba a
crecer.
La profesora era mi favorita, siempre sonriente y jovial, pero era alguien que
sabía dar consejos. Seguro habría pasado por tanto
_ ¡Donoso! Que hace usted por aquí. – Lo dijo de una forma muy seria.
_Bueno te escucho.
_ Yo sé que has escuchado esta historia antes, del cómo llegó tu bisabuelo a
vivir en Tacna siendo él chileno.
_ Eso lo sé.
_ No cabe duda, pero, ¿te has puesto a pensar en lo que hizo realmente?
_ Hasta ahora, no.
_ Entonces, mi consejo para ti es, ¡Atrévete! Cree y supera tus miedos, uno
nunca toca tan fondo ni llega tan alto. Si esto te hace madurar, pues hazlo,
toma tus decisiones y asume las consecuencias de tus actos.
Al siguiente día…
_…
_ ¡¿Derecho?!
_ Si mamá – empezaba a sentir más confianza en mis palabra, pero sabía que
aún no llegaba lo peor.
_ Ahora tú te la vas a tener que ver solo, porque sabes muy bien que yo no
tengo como apoyarte.
_ Lo sé, de hecho ahora mismo voy a buscar trabajo, solo tengo 2 meses
hasta que comience el otro ciclo en Derecho.
_ ¿Por qué siempre fuiste tan rebelde? Siempre queriendo hacer las cosas a
tu manera y nunca te ha ido bien por el hecho de no hacerme caso cuando
debías.
_ ¿Haló?
_ ¿…?
_ Soy tu tío.
_ Tu mamá me contó todo y déjame decirte que la embarraste, pero hay que
apoyar siempre a la familia.
_ 1300.
Era perfecto, necesitaba ese trabajo. Con juntar dos sueldos me alcanzaría y
me sobraría tal vez unos 300 soles.
_ En la municipalidad, de Corredor.
_ ¿Tú has visto a esas personas que están detrás del camión de la basura
recogiendo las bolsas y eso?
_ Sí, pero…
_ ¿Lo quieres o no? Habla rápido que estoy aquí en la base de esa área.
_ Si tío.
_ Muy bien, vente ahora al municipio para que pongan tu nombre en lista y
te den tus herramientas de trabajo que mañana empiezas.
Salí de casa y el cielo aún estaba oscuro. Una leve llovizna acompañaba el
ambiente. Llegué al trabajo, firmé mi asistencia y me ubicaron en un camión
con otra persona más de ayudante. El camión ya salía así que subí en la parte
de atrás y me sujeté, el acero estaba helado, pero era soportable, lo que más
bien no era soportable era el olor, era nauseabundo, así que muy
cuidadosamente me dirigí a un costado mientras el camión ya estaba en
marcha, allí no olía tan mal, solo que la llovizna me pegaba en todo el rostro.
El camión empezó a bajar la velocidad y esa era la señal para empezar, cada
que veíamos bolsas de desperdicios debíamos saltar, recogerlas y lanzarlas a
la parte trasera, todo eso mientras el camión seguía en movimiento. Parecía
fácil, eso pensé, pero no fue así. Daban como las 5 de la madrugada y ya
estaba cansado de tanto correr y saltar, agacharme y tomar bolsas de basura.
Creo que había sido una mala idea ponerme chompa, estaba sudando
demasiado. Tenía hambre, y sed y la hora de desayuno era a las 7am,
¡faltaban 2 largas horas!
Ya eran las 7am y tocaba desayunar o más bien almorzar, porque todo el
mundo compraba comida, después de todo correr y saltar todo el día era
muy pesado y aún me faltaban 5 horas más de trabajo. Fue un primer día
muy estresante y cansado, pero muy en el fondo creía acostumbrarme y
tomar el ritmo.
Abro los ojos apenas. El lugar está muy oscuro, solo se ve el pequeño
parpadeo de mi celular indicando que aún suena la alarma. Tomo el celular y
la desactivo. Vuelvo a cerrar los ojos. Ya no resisto. Por mi mente pasa la
palabra “me rindo”. Tomo mi frazada y me tapo completamente el rostro.
Solo quiero dormir y ya no regresar a ese trabajo. Despertar a las 3am y
correr hasta las 12pm es muy exhausto. Literalmente llego a casa a la 1pm,
entro a la ducha y me baño, luego almuerzo y a dormir un poco, despierto a
las 6pm y solo me levanto a cenar para luego dormir hasta las 3am, y así todo
el día, y así durante… ¿cuánto tiempo más? ¿Un mes y medio? Creo que sí,
pero ya no puedo.
Logré tomar el ritmo, pero igual es difícil. Creo que caí como unas 4 veces
mientras el camión seguía en marcha. Una de mis rodillas estaba lastimada
de tanto saltar al asfalto. Las botas no ayudaban mucho. Por suerte nunca me
corté las manos. La gente aquí es muy buena y en realidad ahora pienso que
este trabajo es la base de todo. Después de todo si no fuera por nosotros el
distrito sería un asco. Conocí a buenas personas. El chofer es un hombre de
casi sesenta años y le faltan 3 dedos de una mano, los perdió en una
cortadora de papel cuando tenía 30 y desde entonces trabaja aquí. Había un
muchacho que su esposa esperaba mellizos. Él era un año mayor que yo. Era
un buen sujeto después de todo. Me contó que los padres de la chica no
querían verlo junto a ella, pero él se negó y no quiso huir. Sacó a la chica de
la casa y se la llevó con él. Ahora él trabaja para ella y para sus dos niñas que
van a nacer. Tal vez no tenga una profesión o hable el castellano
perfectamente, pero es un buen padre. Si así hubiese sido el mío, pero
bueno, no tiene caso que lo recuerde ahora, porque jamás lo he visto en
persona. Tampoco lo odio, solo que creo que algunas veces si me hizo falta.
La gente es increíble, muchas veces nos han regalado gaseosas o agua
mineral. Seguro que alguna vez ellos trabajaron en esto y saben lo que
cuesta. Un compañero encontró una bolsa con celulares. Otro se encontró
doscientos soles. Por mi parte yo me encontré una memoria USB de 64gb.
¡Oh! También una vez encontramos a varios cachorros recién nacidos en la
basura, algunos de ellos había muerto por el frío, pero la mayoría estaban
vivos. Los llevamos al lugar donde todos nos reunimos antes de salir en los
camiones y logramos repartirlos. Eso fue bueno.
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_ Hola!
_ Hola :)
_ Graaacias Flor.
_ Muy bien brother, estamos para apoyarnos. Más bien… no te veo por el
barrio desde hace meses. ¿Dónde te has metido?
_ Yo creo que sí
_…
_Tranquilo brother – empezó a reír - solo bromeaba.
Tomé un baño, luego busqué una camisa azul que era mi favorita. Antes de
ponerme el jean me puse una rodillera en la pierna derecha, aún no me
recuperaba del todo desde el trabajo, bueno, solo habían pasado 5 días
desde entonces. Desayuné, luego busqué mi mochila y sin despertar a nadie
salí con rumbo a tomar el Autobús. El día estaba soleado y fresco, después de
todo estábamos en primavera. Llegué a la universidad y busqué el salón,
entré y solo había dos personas, me senté en la parte de atrás y esperé. Los
minutos pasaban, cada vez llegaban más personas, pero ella aún no aparecía,
entonces llegó el profesor. Cerró la puerta y empezaron las clases. A los 10
minutos tocan la puerta. “Seguro allí estaría Jéssica” pensé. Abrieron y
entraron puras chicas, pude reconocer a Flor que al parecer también me
reconoció porque sonrió al verme, pero se sentó adelante. Luego hay otro
rostro conocido… ¿Podría ser?
Era Rouse, una amiga de 1ero de secundaria que no veía, pues, desde que
teníamos 12 años y ahora ambos tenemos 20, y estaba seguro de eso,
porque ella y yo habíamos nacido el mismo día del mismo año.
_ ¡Hola Rouse! Yo tampoco sabía que estudiabas Derecho.
_ Si pues, desde el colegio siempre eras medio tonto con los números. –
Reímos.
_ Oye, y… ¿por qué son tantos? Pensé que solo eran 15 o 20.
_ Bueno, es que nos juntaron, había dos salones. Uno que empezó en
febrero, que son los que salían del colegio y otros que entramos en abril.
Aquel día no asistió Jessica, tal vez vendría mañana, seguro que sí. Bueno,
que se puede hacer. A esperar.
_ Gracias Rouse.
En el tiempo de receso, fui al comedor que había en el último piso. Allí estaba
flor conversando con otro compañero. Fui a comprarme algo y me quedé un
momento contemplando la vista.
Y así se pasó un día más, ella nunca apareció. Tal vez lo haría mañana, o… no,
no creo que sea eso.
Miércoles 09 de Septiembre del 2015.
Me pasé la noche dándole vueltas a esa idea. ¿En serio tenía tan mala
suerte? Sentía que nada de lo que hice sirvió para algo. Pero en el fondo aún
tenía la esperanza de que ella llegara. No había que perder la fé.
_ Si.
Pasaron los minutos. Y tenía que buscar la forma de llegar a ella, pero ¿Cómo
hacerlo? No quería ser tan frontal y aventarme. Todo debía parecer muy
natural… ¡Claro! ¡Flor! Ella es su amiga. Debía hablar con ella, pero ¿con qué
excusa? Piensa piensa… Es cierto, debo prestarme los sílabos de los cursos
pasados para mi convalidación de cursos. Hablaría con ella en la salida.
El profesor salió de clases y ese mismo instante llegó otro. Esta vez nos
quedaríamos con él hasta la última hora.
Ya al terminar las clases, me apuré en salir para poder encontrarme con Flor.
Me quedé parado en la puerta de salida de la universidad y allí venía ella,
pero solo con Karen.
_ Hola Flor.
_ Necesito un favor… ¿Tú crees que puedas prestarme los sílabos del ciclo
pasado?
_ Huuy, no sé dónde los he botado, creo que solo tengo uno… Karen ¿tú los
tiene aún?
_ No tengo ninguno.
_ ¿Qué hay del delegado del salón del ciclo pasado?, seguro él debe tenerlos
todos – Yo ya sabía que era Jéssica la delegada general del ciclo pasado.
_ Si normal…
_ Si claro, no te preocupes.
Salí de allí, debía ir a conversar con el director de escuela sobre mis cursos. Al
subir las escaleras, Jéssica bajaba, no la saludé, solo cruzamos miradas y que
ojos por Dios.
Ya en secretaría…
_ Sucede que la curricula cambió y hay cursos que te faltarían llevar. También
que no sabemos si podremos admitirte todos los cursos. De eso se encarga la
junta de docentes y por votación deciden qué curso llevarías y cual no.
Me quedé pasmado, sin decir nada. ¿Por qué siempre tenían que pasarme
estas cosas?
_ Voy a sacar tu consolidado con los cursos de segundo ciclo, para que
asistas, pero debes traerme los sílabos lo antes posible para llevarlos a
votación. Todo esto debe arreglarse hasta fin de mes a más tardar.
_ Gracias doctor.
_ ¡Flor!
_ ¡Ah claro! – dijo ella al voltear a verme antes de marcharse. – Jéssica ayer
te dije que traigas los sílabus del ciclo pasado.
_ Si los traje.
Al oír eso Flor se marchó. Así que solo quedábamos los dos, bueno en
realidad todo el salón.
_ Si – dijo ella mientras los buscaba en su folder. – Aquí están, no son todos,
me faltan un par.
_ No importa – ¡Rayos! Que difícil era sostenerle la mirada, tenía unos ojos
impresionantes, pero a la vez intimidantes, intimidantes en el buen sentido. –
¿Jéssica verdad?
_ Alumnos, ¿ya tienen su delegado general? – En coro la mayoría dijo que no.
_ Bueno, entonces hay que elegir ahora. Propongan sus representantes y
procederemos a la votación.
Al final se eligió a Laura, era compañera del salón de Jéssica de primer ciclo.
De hecho yo voté por ella.
_ Claro, alguien tiene que cuidarlas. – Fue un chiste muy malo, pero igual se
echaron a reír, o más bien se burlaban.
_ ¡Por favor! – Dijo Jéssica con un tono burlón - ¿Cuántos años tienes tú?
_ Tengo 20 años.
_ Pues si Jéssica.
_ Yo te echaba 18 o 17.
_ Exacto.
_ 7… número de la suerte.
_ ¡Obvio!
_ Eres Leo entonces. – De hecho eso era algo que no había tomado en
cuenta, recién sacaba mi cuenta de eso.
_ ¡Por favor!
Era una chica con buen sentido del humor y orgullosa de sí misma, pero de
hecho podía notar que no se creía el centro de atención. Había mucho
equilibrio en ella diría yo. Eso era bueno.
Nos dirigimos a la comisaría. Ella conversó con un policía sobre los papeles
que debía conseguir y le dijeron que ese no era el lugar. Que debía ir al penal
a sacarlos y eso literalmente era al otro lado de la ciudad.
_ Mañana es sábado y parece que no hay atención, debe ser hoy. ¿Me
acompañas?
_ Bueno, no tengo nada que hacer.
_ Bien, pero primero vamos a mi casa, debo sacar dinero y dejar mis cosas.
_ ¿Qué vas a hacer Christopher?- Flor preguntó – ¿Te vas o nos acompañas?
Tomamos el bus que nos llevó hasta la casa de Jéssica. Vivía en un tercer piso
de un edificio. Entró a dejar sus cosas y salió a los cinco minutos.
La sostuve y la observé.
_ Sí.
_ Y solo es el principio…
Caminamos algo apurados. Jéssica por delante sin decir una sola palabra,
pero podía notarse lo seria que estaba.
_ Si me gusta, aunque al principio no, lo odiaba, era una niña cuando llegué,
pero con el tiempo me acostumbré. Ya sabes, otra cultura, otro tipo de
gente. Algún día regresaré.
_ No puedo imaginar lo que es salir del país y vivir en otro. Pero qué bueno
que te hayas acostumbrado. – Sonreíste.
El autobús llegó, por suerte había asientos vacíos. Nos sentamos en la parte
de atrás. En el trayecto no hablamos mucho, aunque yo quería preguntar
muchas más cosas y descubrir quién era, pues cada que descubría algo de
ella, era muy interesante.
Unos días después…
Ese día, unas horas antes de ir a casa de Jéssica, mi familia consiguió un lugar
propio para vivir, ya que donde vivíamos actualmente solo era prestado, de
hecho nunca habíamos tenido una casa propia, siempre cada ciertos años
cambiábamos de lugar, pero ahora ya sería diferente. La cuestión es que me
dejarían a mí en la casa ya que tenía que quedarse alguien a cuidarla y el
lugar donde viviríamos era al frente, pasando el parque. Por mi parte, me
parecía genial, de alguna forma viviría solo en una casa de dos pisos, claro,
con mis mascotas, pero solo. Supongo que no sería tan malo para mí.
_ ¿Diga?
_ ¿Jessica?
_ Soy Christopher.
Tenía puestos unos pantalones rastas y andaba en medias por la casa. Llegué
a la sala, me senté en uno de los sillones.
Era un lugar muy cómodo, y silencioso. Tal vez su familia esté allí adentro
durmiendo, quien sabe. Me levanté y caminé hasta el pequeño balcón para
observar el lugar desde allí.
_ ¡Te moviste!
_ Pero no me fui.
_ Bueno…
Trajo con ella una Tablet y se sentó en el sillón donde antes yo ocupaba, con
las piernas cruzadas.
_ Cositas.
_ Bueno, es que participé en varios reinados de colegios y los chicos a los que
representaba me agregaban en el Facebook.
_ ¿Me muestras las fotos del reinado? -Dije con una sonrisa.
Buscó entre sus fotos y las encontró. Se veía hermosa, usaba un vestido
blanco o plateado, no podría definirlo, tal vez una combinación de ambos.
_ Lo que tú digas.
Estuvimos viendo sus fotos, no solo de los reinados en los que participó y
obviamente ganó, sino también de cuando ella estaba en su colegio y su viaje
de promoción. En cada foto lo único que veía eran sus ojos, no dejaba de
sorprenderme, y pensar que los tenía justo a mi lado en ese instante. De
pronto sonó su móvil, era Flor y Karen, ya habían llegado.
_ ¿Creo que llegamos muy tarde? – Pronunció Karen al entrar junto con Flor.
Estábamos todos allí aún. Ya era de noche, pero no hacía mucho frío. En el
ambiente sonaba la canción “Para Amarte de Shakira” la cual fue puesta por
Jéssica. La cantaba con mucho sentimiento y la verdad yo anteriormente
había oído esa canción sin mucha atención, era ahora cuando más atención
le tomé. Tal vez le gustaba esa canción porque la cantante es de su
nacionalidad y apoya el producto nacional, también puede que le recuerde a
un amor pasado, de esos que dejan marca o tal vez y solo le gusta y nada
más, como descifrarlo.
_Uhmm, pues yo me fijo en las manos, no sé, pero me gusta eso de los
hombres y eso es en lo primero que me fijo cuando conozco a esa persona.
Llegamos al tema sobre que era en lo que nos fijábamos cuando conocíamos
a alguien del sexo opuesto y ahora le tocaba a Jéssica hablar.
_ Pues… yo me fijo en cómo es como persona, en el trato que me da, su
comportamiento…
_ Que sea pendejo, que tenga dinero y que la alimente todo el día – Terminó
de decir Flor.
Empezamos a reír.
_ Pues, definitivamente en los ojos. Los ojos de las personas dicen mucho, los
ojos no mienten.- Dije eso mientras veía a Jéssica.
Ella me vio a los ojos también, pero luego desvió la mirada al piso y sonrió un
poco. Definitivamente fui muy directo y no sabía si estaba bien o mal, pero
creo que eso fue muy evidente.