La filosofia helenistica
La transformacién politica y cultural que aparejé el imperio de Alejandro Mag-
no (356-323 a.C.) significé el fin de la polis como centro de la vida del pueblo grie-
go, asi como también la extensi6n de la cultura griega a los distintos pueblos con-
quistados, antes considerados barbaros. Atenas fue perdiendo su brillo frente al
surgimiento de otros centros culturales, entre los que se destaca la ciudad de Ale-
Jandria, famosa por su cuantiosa biblioteca, reservorio del saber de la humanidad
para los siglos venideros. A este periodo se lo llam6 época helenistica,
Como escuelas filosdficas de este momento podemos destacar el epicureis-
mo, el estoicismo y el escepticismo, del cual hablaremos en la seccién dedica-
da a Teorfa del conocimiento,
El epicureismo
Surgié en Atenas hacia fines del siglo IV a.C. A diferencia de la Academia pla-
t6nica y del Liceo aristotélico, Epicuro (341-270 a.C.) funds el Jardin en las afue-
ras de Atenas, lejos de la vida ciudadana donde habia surgido la filosofia. La filo-
sofia para Epicuro se divide en ldgica, fisica y ética o filosofia practica. Podemos
decir que el epicuressmo se centra principalmente en problemas de fllosoffa préc-
. Es pobre el planteo de cuestiones de tipo metatfisico y religioso.
Para Epicuro el bien consiste en el placer como ausencia de dolor corporal y Alejandro Magno.
asenla de inguletud enol ama, No se tata del pacer como disute decontro-_ oaamo debts de
lado de los sentidos, ya que quienes asf interpretan la doctrina no la comprenden,
porque la vida disipada no conduce aa felicidad. Se trata mas bien de centrar el
deseo en lo que es necesario para la vida y prescindir de todo lo que es superfluo,
ya que ello genera inquictud. El hombre aspira a la felicidad y ésta consiste en la
ausencia de perturbacién, Para esto no necesita de la vida institucional, ni de la
riqueza, ni de titulos de nobleza, pues todo esto genera dependencia, inquietud
por mantener lo que se tiene y, por consiguiente, infelicidad. Lograr la antarquia
es para el hombre su mayor felicidad. Leamos un texto de Epicuro que cita Hegel
en las Leceiones sobre historia de la filosofia:
Por tanto, cuando hacemos del placer el.fin del hombre, no nos referimos a los placeres orgi
ticos, como a veces se entiende falsamente, sino a un estado en que el hombre no sufre padeci-
mientos fisicos ni nada que inquiete su espéritu. ¥ esta vida dichosa sélo nos la procura la sere-
na razén, que investiga las causas de toda elecei6n y de toda repulsa y se encarga de etiminar las
opiniones que més convierten al alma en prisionera de la inquietud. Es preferible ser desgracia-
do con arreglo a ta razén que feliz en contra de ella, pues vale mds que el hombre enjuicie certe-
rumente sus actos a que sea favorecido por la suerte. Refleviona acerca de esto de dia y de noche
no dejes que nada te prive de la paz del alma, para que vivas como un dios entre los hombres,
pues el hombre que obre asi nada tendra de comin con los mortales que viven entregados a los
bienes muertos. El principio y el bien mas grande de ese hombre os la racionalidad, que es, por
tanto, algo més excelente que la filosofia; de ella nacen todas las demds virtudes.
FishEl estoicismo
A fines del siglo IV, unos aitos después de la fundacién del Jardin, surgié en
Atenas la escuela estoica, fundada por Zendn de Citio, ciudad de la isla de Chipre.
Desarrollaron problemas de fisica, de légica pero sobre todo de filosofia préctica,
ya que para estas escuelas:
La filosofia estaba considerada entonces como una cuesti6n propia de la
vida, y de ta vida en su totalidad; no era una ensenanza que se podia cur-
sar répidamente, para pasar en seguida, corriendo a otra materia.
Para los estoicos el placer no es el fin de la vida del hombre sino a lo sumo una
consecuencia. Vivir para el hombre es apropiarse de su ser y de todo lo que sea
adecuado para conservarlo, El hombre es un ser racional y vivir acorde con ésta,
su naturaleza, consiste en vivir con mesura concilidndose con la raz6n. Al respec
to, dice Hegel:
Todo to que en el hombre hay de naturaleza instintiva debe ser modelado
por la razén, Ella es ta gran escultora, ta que convierte en una obra de arte
lo que en el animal es puro instinto. Por eso para los estoicos, vivir confor
me a la naturaleza significa vivir de un modo racional.
La naturaleza racional del hombre lo conduce ala virtud. Vivir conforme ala na-
turaleza racional es para el hombre la virtud. Este es el bien supremo, el fin iltimo
de los actos humanos y la fuente de la felicidad para el individuo. El placer puede
attadirse 0 no a la vida del hombre virtuoso. El hombre virtuoso se repliega sobre
simismo, se identifica con su razén y por ello es indiferente al placer, al dolor, alos
reclamos de sus tendencias y de sus pasiones. Aunque este hombre padezca desgra-
las y sufrimientos se mantendré inconmovible ante ellos. Por eso sélo el hombre
‘Virtuoso es sabio, y sdlo el sabio es verdaderamente libre. Dice Zenon:
El sabio vive libre aunque se halle cargado de cadenas, pues obra por st
‘mismo, sin dejarse ganar nunca por el miedo ni la apetencia.
A
iSabias que...?
El término estoico deriva de la palabra griege stoa, que signifi-
@ portico, lugar donde Zenén impartia sus ensenanzas. A sus
seguidores se los llam6 los filésofos del Pértico. Algunos sostie-
nen que ensenaba alli porque, como no era ciudadano atenien-
se, no podia tener un edifico de su propiedad. Ese portico se
hallaba decorado con pinturas de Polignoto.
‘toa de Atalo, en Atenas.Como ya va resultando obvio, la filosofia no terminé con los fildsofos griegos,
‘sino que a partir de ellos se desarroll6 y dividi6 en distintas ramas a lo largo del
‘tiempo. Su influencia ha sido decisiva en todos los cambios radicales que se han
‘ido efectuando en Ia historia de Occidente.
‘Uno de los primeros puntos que deben tenerse en cuenta es la influencia: que fi-
‘16sofos como Platén y Aristételes han tenido en la formacién de las ideas funda-
mentales del cristianismo, tanto en el pensamiento desarrollado durante los prime-
ros siglos de esta era por los Padres de la Iglesia, como en el apogeo de su filosofia
con la escolstica, en el periodo comprendido entre los siglos XI y XIL
Desde sus comienzos, el cristianismo ha visto a la filosofia como un medio ‘pro-
picio para entender y profundizar el misterio revelado por la fe. En los més impor- ae ene Te
tantes pensadores cristianos, como San Agustin y Santo Tomas de Aquino, podemos Bolonia, final del siglo XIV.
reconocer el fuerte influjo del pensamiento de
Platon y de Aristoteles respectivamente.
San Agustin pensaba que la fe y el entendi-
miento filoséfico no se oponen, sino que son
complementarios: uno contribuye al creci-
miento del otro, Es necesario creer para com-
prender, y comprender para creer.
A partir del siglo XI, con la traducci6n al lax
tin de las obras de Platén y de Aristételes, se
produce un resurgimiento de la filosofia que
vaa culminar en la obra més elevada del pen-
samiento cristiano: la Suma Teoldgica, de
Santo Tomas de Aquino. En el pensamiento
de Santo Tomas, la fe y la raz6n no s6lo son
complementarias sino que, ademés, cada una
de ellas posee su dmbito de supremacia. To-
das aquellas verdades que podemos conocer a
través de nuestras experiencias deben ser al-
canzadas mediante el recto uso de la razon,
pero, respecto de aquellas que nos han sido
reveladas, la raz6n debe ir detras de la fe, la fi-
losofia debe ponerse al servicio de la teologia.
Sin duda todas estas cuestiones se mantie-
nen en la filosofia eristiana hasta nuestros
dias, y es quizis ésta una prueba histérica de
que la verdad de la religin cristiana no es ex-
trafia a la razon del hombre, sino que, por el
contrario, ella revela su origen mas profundo.René Descartes, Oleo de
Frans Hals. Museo del
Louvre, Pars.
La filosofia en la modernidad
La influencia de la filosofia no es menos importante en la modernidad. Por el
contrario, pocemos decir que la modemidad es la edad de los filsofos. Pensado.
Tes como Descartes, Spinoza, Hume, Leibniz, Locke y Kant darn cuenta de sobra
de ello. Es que con la modemidad comienza la aventura mas osada de la raz6n. La
raz6n comenzaré a expandirse en todas las esferas de la experiencia humana bus.
cando convertirse en el fundamento tiltimo de la verdad. Se aplicard al movimien.
to de la naturaleza, a la historia, al arte, a la moral, y desde ella se criticaré. la su-
perstici
1 ineubada a menudo en las creencias religiosas. Pero este itinerario de
emancipaeion de la raz6n va a estar acompaitado permanentemente por la filoso-
fla, la cual le ira sefialando constantemente los limites de su emprendimiento.
Comiinmente se llama filosofia moderna a la que se desarrolla especialmente
a partir del siglo XVII, y se toma como primer pensador tipicamente modemo a
René Descartes. Cuando finaliza la modemidad es una pregunta vigente hasta
nuestros dias. No obstante, podemos reconocer el siglo XVIII como el siglo de la
modernidad, en el cual la Hustracién y el Enciclopedismo son sus méximas expre
siones.
Asf podriamos sintetizar el proyecto de la modernidad en la intencién de habi
tar racionalmente el mundo, es decir, poner a la razén como fundamento del co-
nocimiento y la accién. Sélo en un mundo donde impere la razén, los hombres
pueden vivir en libertad
Elhombre moderno es el primero que se anima a construir un mundo en el que
todos y cada uno de los hombres puedan vivir lbremente. En este sentido, ya Des-
cartes sostenfa que “el buen sentido es Io mejor repartido del mundo”, Esta idea
fundacional de la modernidad sera posteriormente desplegada por los filésofos
de la Iustracién, y tendra su punto de eclosién social y politica en la Revolucién
Francesa
See Recta eee ta onsfilosofia contemporanea
En las tiltimas décadas del siglo XX se ha comenzado a hablar insistentemen-
de posmodernidad. La posmodernidad denomina una época que ya no estaria
iprendida dentro del proyecto modemo y, més atin, que en gran parte seria la
ccuencia de su fracaso, de la desilusién respecto de la posibilidad de realiza-
de los ideales de la racionalidad moderna.
La posmodemidad se caracteriza por un profundo escepticismo que ve caer
ideales utdpicos, los grandes relatos histéricos y los centros de identificacion
leoldgicos. Este escepticismo, llevado al extremo, introduce una profunda criti-
en as instituciones modemas y deja al individuo librado a su propia y solitaria
stad.) =
Hasta el presente, no podemos saber si la posmodernidad incuba una alterna-
‘tiva respecto del mundo modermo o sélo vive parasitariamente de él. Lo que si pa-
rece comprobarse es que seguir pretendiendo generar altemnativas para un mun-
do diferente s6lo con una posicién escéptica no resulta suficiente.
No obstante, este debate entre modernidad y posmodernidad, en visperas del
siglo XXI nos permite hablar licitamente de filosofia contemporsnea. Es decir, de
Jun pensamiento filoséfico que ha sabido detectar los problemas cruciales de su
€poca y ha creado un modo propio de plantearlos y responderlos.
Echando una mirada sobre la filosofia del siglo XX, Karl Otto Apel, fl6sofo ale-
min que es profesor en la Universidad de Frankfurt, indica que: “Hay suficientes
datos que sugieren que actualmente la racionalidad esta sometida a un profundo
euestionamiento”
La radicalidad de ese cuestionamiento es lo que brinda a los contemporéneos
Ja posibilidad de inaugurar una nueva época en la historia de la filosofia.
Los aportes de la fenomenologia, de la hermenéutica, de la filosofia analitica,
para mencionar sélo las més importantes corrientes de pensamiento, han ido
brindando aa filosofia contempordnea un contenido propio altamente valioso en
sus planteos y debates.
Esta problematica contempordnea, como iremos viendo en cada uno de las
secciones siguientes, se despliega a través de las distintas ramas de la filosofia.
Nosotros lo veremos de manera especial en la antropologia filosofica, la ética, la
teoria del conocimiento y la metafisica.
Pensadores como Scheler, Husserl, Heidegger, Russell, Wittgenstein, Levinas,
Maritain, Sartre, el mismo Apel, los mas importantes entre muchos otros, le han
dado a la filosofia de este siglo una variedad de enfoques tan amplia como para
no poder encerrarla en ninguno de ellos y, por el contrario, poder avivar constan-
temente el debate y la vida del pensamiento.