Caso Clínico de Depresión

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HISTORIA CLÌNICA

I. DATOS DE FILIACION:

1. NOMBRE : CRISTINA

2. EDAD : 20 AÑOS

3. FECHA DE NACIMIENTO : LIMA 31/01/1973

4. GRADO DE INSTRUCCION : TECNICA COMPLETA

5. ESTADO CIVIL : SOLTERA

6. OCUPACION : ESTUDIANTE PROFESORA DE ALEMAN

7. TIEMPO DE RECIDENCIA EN LIMA : DESDE SU NACIMIENTO.

8. LUGAR Y FECHA DE LA 1° ENTREVISTA : 1/07/93, DAMOC,

9. MEDICO TRATANTE : DRA. MARGARITA YACTACO.

10. ENTREVISTADOR : MARIA TERESA TRIVIÑO VALLEJO

II. OBSERVACIONES DE LA PACIENTE DURANTE LA ENTREVISTA:

Cristina es una joven de estatura baja, contextura delgada y tez blanca. Tiene el cabello marrón y
los ojos negros, se observa orden, limpieza y armonía en su vestimenta y cuidado personal. Acude
a las sesiones con puntualidad, cumpliendo generalmente las tareas encomendadas. Su tono de voz
es suave, mantiene un contacto visual irregular, desviando la mirada hacia el escritorio o hacia sus
manos, las cuales se encuentran cruzadas sobre sus piernas.

Durante la entrevista, se le humedece los ojos, llora, se le quiebra la voz y presenta secreción nasal,
generalmente cuando se abordan temas tales como el alcoholismo de su madre y su última relación
de pareja.

III. MOTIVOS DE LA CONSULTA:

1. Determinación de síntomas principales secundarios:

Cristina acude a consulta porque refiere sentirse muy preocupada y triste por el alcoholismo de su
madre y por el rechazo de Javier.

Esta tristeza está acompañada de desgano para realizar sus actividades, irritabilidad, desesperanza
y ansiedad. Experimentando también tensión muscular y sensación de vacío en el estómago.

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Su tristeza va acompañada con pensamientos que Javier nuevamente le va a fallar, que se olvidará
de lo acordado porque no la quiere, que si termina con él se sentirá más triste , que ella es tonta,
torpe, masoquista por continuar con él y que es incapaz de entender que él siempre será así, que
no va cambiar.

También piensa que fue en vano llevar a su madre a Terapia Familiar porque ella nunca cambiará y
que se encuentra impotente ante esta situación, que es culpable, responsable e inútil porque no ha
logrado que ella abandone el alcohol.

Dicha tristeza se presenta cuando sus amigos le preguntan por Javier, cuando recuerda que Javier
la dejó plantada o le propuso terminar, cuando recuerdas las agresiones físicas y verbales que le
hacía su madre cuando esta embriagada o cuando recuerda el consumo excesivo de alcohol de
ésta.

Frente a las conductas de Javier permanece a lado del teléfono y se arranca con los dientes la
piel que rodea sus uñas. También se encierra en su cuarto a llorar, pide consuelo a sus amigos y
llora frente a ellos.

Sus amigos la consuelan, la van a buscar con más frecuencia; Javier continúa llamándola o
buscándola tarde o no lo hace, y su madre continúa consumiendo licor. La paciente, ante la atención
de sus amigos piensa que ellos la apoyan cuando está triste, se siente querida y comprendida.

Asimismo, Cristina manifiesta sentirse ansiosa, temerosa, irritable, colérica, incómoda,


experimentando temblor en las manos, mareos y rubor facial.

Estas sensaciones van acompañadas de pensamientos como que debe ayudar a su adre y no
sabe cómo hacerlo, y que quiere huir de allí de allí que Javier le fallará nuevamente y se olvidará
de lo acordado , ya que ella no es importante para él. Piensa también que las madres de sus alumnos
no están conformes con su trabajo y que ya no desean que les de clases a sus hijos. También piensa
que el examen será difícil, que no se acordará de lo estudiado, que no entiende nada, que no rendirá
bien, que posiblemente tendrá que repetir del ciclo. Asimismo piensa que quizás puede aburrir con
su conversación a sus amigos y compañeros de clases, que ellos pueden rechazarla por ello, que
no sabe expresarse bien, que se voltearán hacia el otro lado después de contestarle con un
monosílabo, que los aburrirá con sus penas y que pensarán que es tímida.

Esto se presenta cuando su madre se embriaga, agresión física o verbalmente a su esposo o agrede
a la paciente; cuando Javier le dice la a llamar o buscar, y se tarda en hacerlo, o finalmente no lo
hace; cuando la llaman las madres de sus alumnos y la directora del nido, cuando es el día de pago,
mientras está dando un examen o estudia para él, y también cuando llega temprano al instituto y
ve que sus compañeros han formado grupos en el salón, o se encuentra en un grupo que le acaban
de presentar o en un grupo de amigos íntimos, cuando recuerda el alcoholismo de su madre, o las
agresiones físicas y verbales que ella le da, cuando piensa que Javier nuevamente se olvidará de
lo acordado una situación de evaluación.

Expresa también que frente a las agresiones de su madre sale corriendo del lugar o se desvanece
(no pierde la conciencia pero pierde equilibrio, siente que le faltan las fuerzas, pierde el tono

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muscular y cae al suelo, pero si puede se sienta en un lugar seguro antes de perder totalmente las
fuerzas). Ante la impuntualidad o ausencia de Javier frente a una cita acordada permanece junto al
teléfono esperando la llamada de éste, arrancándose con los dientes la piel, que le rodea las uñas,
comiendo rápidamente diversos alimentos. Frente a la situación de examen muerde el lápiz, el
borrador y agita las piernas. Ante situaciones sociales se aparta del grupo o constante con
monosílabos.

La paciente refiere que frente a sus desvanecimientos su familia la atiende. Asimismo, Javier
realmente no la llama ni la busca o si lo hace, lo hace tarde. Del mismo modo, obtiene bajas
calificaciones en sus exámenes. Sus compañeros de clases no la miran ni la invitan a sus grupos.
Asimismo sus amigos del barrio le dicen “no seas tímida”, “por qué estás tan calladita”.

Sobre sí misma, Cristina piensa que es tonta, torpe y masoquista por continuar con Javier, que es
incapaz de aprender alemán por poseer un cerebro escaso, que es inútil por no haber apartado a su
madre del alcohol; así mismo piensa que es tímida, callada y aburrida cuando está en un grupo y
que no es una profesora competente.

Estos pensamientos se acompañan de ansiedad, tristeza y tensión corporal. Refiere que llora y se
mira al espejo diciéndose a sí misma “tonta, fracasada, siempre serás así”.

Cristina piensa esto cuando se encuentra frente a una situación de evaluación, cuando obtiene una
nota desaprobatoria, cuando su padre la crítica, cuando anticipa el rechazo de Javier, de sus
compañeros o amigos, o cuando anticipa una evaluación negativa de su desempeño como profesora
por parte de la Directora o de las madres de sus alumnos.

Expresa que frente a todo ello Javier no llega tarde a sus citas, saca malas notas; su padre continúa
criticándola; sus amigos le dicen “no seas tonta” y ella se repite a sí misma los pensamientos
negativos sobre su persona en las áreas de desempeño social, académico y de pareja, y concluye
que dichos pensamientos son ciertos y además que Javier ni la quiere como ella a él.

Sobre su desempeño social, Cristina piensa “no se expresarme bien, no se integrarme al grupo, no
sé qué hablar, no puedo disculparme porque no sé cómo decirlo; o por el contrario piensa: “Que se
habrá creído esa imbécil Directora, seguro cree que soy su esclava”, “mi tía ya me tiene harta”.

Estos pensamientos están acompañados de ansiedad, preocupación, vergüenza, cólera e


irritabilidad, presentando también tensión corporal, sudoración palmar, palpitaciones y rubor facial.

Afirmar que en esos momentos, se queda callada, no mira los ojos de su interlocutor de una manera
continua, se mantiene especialmente distante del grupo, sonríe nerviosamente, se aparta del lugar,
se levanta y sale por un momento, llama a una amiga a un lado, habla con monosílabos, baja la
mirada; o por el contrario dice: “me estás pagando una miseria”, “no me molestes”, “ya me tienes
harta”, mientras agita las manos.

Estas conductas se presenta cuando tiene que expresar una queja a su ex enamorado; cuando se
encuentra en un grupo el cual está conversando; cuando tiene a lado un grupo de personas
conocidas o desconocidas con las cuales quiere interactuar, cuando su interlocutor la mira

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directamente a los ojos; cuando tiene que expresar una queja a su jefa, amigas o tía, o cuando su
tía, padre, madre, hermanos o amigas la critica.

La paciente refiere que cuando la llama a un lado a una de sus amigas, ésta las sigue y se pone a
conversar con Cristina, cuando se queda callada sus amigos le dicen “¿siempre tan enigmática?”,
“ella es la pesadora del grupo”, cuando se encuentra un grupo de conocidos o desconocidos, éste a
veces no le dirige la palabra. Asimismo cuando grita e insulta a su tía, ésta deja de criticarla. Cristina
concluye lo siguiente: “siempre me quedare callada”; o por el contrario piensa: “lo tenía merecido
la Directora”, “al fin mi tía se calló”.

2. DESARROLLO CRONOLÓGICO DE LOS SÍNTOMAS

A los 5 años, Cristina tuvo un incidente en un estanque de agua. Se encontraba con sus primos y su
tío Benjamín; recuerda que se soltó el flotador por un momento y comenzó a hundirse
rápidamente, permaneciendo aproximadamente 10 segundos bajo el agua sin que nadie se
percatara de ello, luego su tío al no verla se zambulló varias veces y logró sacarla. Se encontraba
morada, afirma que se asustó mucho.

Desde ese momento, cada vez que tenía que entrar a la tina de recostarse hacia atrás para que la
enjuagara el cabello, recordaba aquel incidente. Pensaba que podía ahogarse, que podría tomar
agua por la nariz nuevamente; se agarraba fuertemente a su abuela y de los bordes de la tina, sentía
temor. Su abuela le decía: “si te agarras de mí no te vas a hacer daño”. Cristina refiere que soportaba
el baño con mucho temor. Estos síntomas se prolongaron por un año aproximadamente.

A esta edad, al observar que una compañerita del nido pegaba y gritaba a algunos niños, comenzó
a pensar también podía hacerlo con ella; por esta razón, sentía temor y se ruborizaba. Cada vez que
se le acercaba, Cristina permanecía quieta hasta que la niña se fuera, y si estaba realizando alguna
actividad, continuaba con ella pero no la miraba a los ojos, según expresa, “para no llamar su
atención”.

Al cumplir 6 años sus padres se reconciliaron y decidieron vivir juntos nuevamente tras 4 años de
separación. Esta reconciliación duró un año, el cual califica como “espantoso”, ya que tiraban
objetos, se insultaban y se tiraban objetos tales como máquina de escribir o de coser; su madre lo
culpaba de infiel, le reclamaba por tener lápiz labial en el rostro, o cabellos de mujeres sobre el traje.
Recuerda que su padre ponía tenso el rostro y gritaba e insultaba a su madre; Cristina pensaba que
podía matarse al arrojarse aquellos objetos y lloraba con sus hermanos. Luego su madre los
consolaba culpando al padre de la situación. La paciente afirma que a partir de esas peleas cada vez
que observaba a su padre el rostro tenso y lo escuchaba alzar la voz, pensaba que podría tratarla
como a su madre, es decir gritarla e insultarla. Por ello al ver este gesto en el rostro de su padre,
sentía miedo, angustia, sentía su corazón latir rápidamente y se apartaba del lugar así calmar su
temor.

A esta misma edad ingresó al colegio. Recuerda que observó a su maestra dar órdenes por medio
de gritos a otros niños, pensó que también lo iba hacer con ella, que podía maltratarla o rechazarla,
que su hermano no podría defenderla porque ya no estaba en el mismo colegio. En ese momento
sintió miedo, su corazón latía rápidamente, se escondió en el carro y se puso a llorar. Sus padres la

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llevaron de la mano hasta el salón, le explicaron en tono suave y cálido que conocería a muchos
amigos, pero continuó. Al ingresar al salón sintió vergüenza por que nadie lloraba, pensó que todos
ya tenían amigos y ella no y que estaba en desventaja por eso.

Se hizo amiga de las niñas de su mesa, las cuales fueron cordiales con ella, lo cual la tranquilizó, no
presentó resistencia para ingresar al colegio al segundo día.

Ese mismo año observó que su profesora gritó y jaloneó a una amiguita suya por haber vomitado
en la mesa; frente a ello Cristina pensó que si cometía algún error, su profesora le pegaría; debido
a ello cada vez que ésta última se le acercaba o se paraba a ver su trabajo sentía temor, sensación
de tensión en el cuerpo y escalofríos, se quedaba quieta, no la observaba, movía los pies y sentía
dolor de estómago. La profesora no la observaba y pensaba de frente, entonces Cristina sentía alivio
de su ansiedad. A esta misma edad regresando del colegio, observó el cadáver de un motociclista
tendido en la pista. Cristina sintió miedo, escucho que la señora de la movilidad dijo: “seguro que
al carro se le han vaciado los frenos”, desde ese momento cuando sentía que cruzar una pista donde
venían más de dos carros pensaba que de repente no la verían, que podría malográrseles los frenos
y atropellarlos.

Recuerda que su madre y su abuela le decían que tuviera cuidado al cruzar porque podían
atropellarla; se imaginaba; a sí misma muerta y tendida sobre la pista, por lo que sentía temor y
cruzaba, solo cuando no venía ningún carro. Señala que mientras lo hacía le templaban las piernas
y sentía un nudo en la garganta, síntomas que desaparecían al llegar al otro lado de la pista.
Recuerda que al llegar a su casa, su madre y su abuela le decían que tenía que tener cuidado con los
carros, que nunca se olvida de mirar a los dos lados, que si no lo hacía podían matarla. Durante ese
año vivió otros atropellos, tanto de personas como de perros.

Al cumplir los siete años sus padres deciden separarse nuevamente, debido a las frecuentes
discusiones que sometían. La madre de Cristina se mudó con sus hijos a la casa de una tía para la
cual trabajaba, y se inició el divorcio. Cristina ingresó a segundo grado de primaria en aquel
momento; recuerda que en el primer bimestre se enfermó de tifoidea y por ello se atrasó en todos
los cursos, fundamentalmente en matemáticas. Señala que como no entendía las explicaciones de
la profesora, observando a sus compañeros, su salón y luego en casa no estudiaba.

Su madre ante sus malas notas le decía en tono firme y a veces gritando que estudiara; que ella se
mataba trabajando para mantenerlos en un buen colegio, que era una desconsiderada, y que su
esfuerzo era en vano porque ella siempre pensaba en jugar y hacer travesuras. Recuerda que por
ello su madre se molestaba y lucía angustiada, preocupada y molesta, sin embargo agrega que nunca
le pegó por ello. Frente a estas llamadas de atención a la paciente pensaba que le estaba fallando a
su madre, que no hacía las cosas bien, que su madre se angustiaba por su culpa, pensaba que no
servía, que era traviesa y que daba solo problemas; lloraba sola en su cuarto por dos horas
aproximadamente y ya no tenía ganas de jugar ni hacer otras cosa durante ese día.

Al día siguiente realizaba sus tareas y al recibir que no comprendía algunos temas pensaba: “yo no
puedo aprender, no soy tan inteligente y hábil”, sentía tristeza, la cual se disipaba
momentáneamente cuando jugaba con sus amigos del barrio. Presentó tristeza e irritabilidad
durante toda la primaria por su rendimiento escolar.

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Sus padres continuaban discutiendo debido al divorcio; su padre había declarado que su madre era
adultera para poder quedarse con la custodia de los niños, acusándola también de haber falsificado
los títulos de propiedad de su casa para apropiarse. Cristina comentaba al respecto: “mis papás se
gritaban e insultaban encerrados en la cocina o en el garaje, yo temía que se fueran a matar porque
allí habían cuchillos y llave de tuercas, y yo recordaba que cuando vivíamos juntos se arrojaban
cosas”. Recuerda que temblaba, se sentía asustada, se escondía con sus hermanos y comenzaban a
llorar. Ante esto su abuela los consolaba.

A esta edad encuentra a su madre tendida sobre la cama llorando, gritando, con dificultad para
respirar y sin poder moverse, Cristina sintió temor y aviso rápidamente a su abuela y a su tía, pensó
que su madre estaba enferma y podía morirse. Sus tías al ver los frascos de pastillas vacías dijeron:
“se ha querido matar”; al escuchar esto Cristina pensó: “yo tengo la culpa, se ha querido matar por
nosotros y por mí y porque mi papá es malo, porque yo no estudio y ella trabaja y se sacrifica mucho
para pagar el colegio”. Recuerda haberse puesto a llorar, luego la consoló su tío Benjamín quien le
dijo que a su mamá solo le habían chocado unas pastillas.

Ella no le creyó porque había escuchado que sus tías dijeron que su madre había tratado de matarse.
La paciente se sintió muy triste, desganada y con ganas de llorar durante tres semanas; no salía a la
calle con sus amigas, no hacía tareas, y no jugaba en los recreos. Recuerda que lo único que la sacaba
momentáneamente de ese estado de tristeza era salir con sus amigas del barrio a montar bicicleta
o a jugar vóley. Al cabo de este tiempo inició sus actividades nuevamente, pero no como antes
del intento de suicidio de su madre, ya que participaba con menor frecuencia de los juegos de su
grupo de amigos del barrio, solo hacía algunas tareas y se sentía cansada sin haber hecho mucha
actividad, desganada y melancólica, permaneciendo en tal estado durante seis meses.

Por otro lado en el colegio Cristina no se sentía a gusto porque la mayoría de sus compañeros
de burlarse de sus notas y porque le decían bruta, por lo cual les pegaba e insultaba; la paciente
describe a estos niños como criticones, fastidiosos y arrogantes. Señala que logró tener tres amigos
pero que no se sentía cómoda con ellos, ya que como eran vecinos hablaban de actividades que
hacían juntos en los clubes del distrito, o quedaban en hacer la tarea en casa de alguno de ellos.
Recuerda que le decían: “tú no vas a poder porque vives lejos”, “tú no sabes porque no eres socia
del Club.

Ante estos comentarios Cristina se sentía excluida, pensaba que no tenía nada que hablar con
ellos; finalmente uno de aquellos niños comenzaron a pelearse frecuentemente con ella, le decía
que todo lo que hacía estaba mal, que no sabía saltar taburete, que era una bruta, frente a ello
Cristina se apartó de aquel grupo y se quedó sola durante los recreos. Pensaba que si se acercaba
a sus compañeros estos le dirían que era una torpe o una bruta; también pensaba que era tímida y
callada, se sentía avergonzada, temerosa y triste. Durante todo el recreo imaginaba, mientras
caminaba por los pasillos, que estaba jugando con otros niños, que estaba de paseo o de viaje.
Algunas veces jugaba con otros niños que se encontraban solos, o con niños menores.

Cuando veía a sus compañeros jugar en el patio y se percibía alejada de ellos pensaba: “Me libre de
ello, no voy a tener que sentirme rechazada, ya estoy tranquila”, “Yo quiero estar allí, pero mejor
no porque se pueden reír de mi”. En ese momento su temor a ser rechazada disminuía.

Cristina refiere que cuando tenía que hacer una exposición, iniciar una conversación o le hacían una
pregunta en el salón, sentía que el mundo se le venía encima, pensaba: “todo el mundo se va a reír

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de mí”, lo cual ya había sucedido. Temía también que su conversación no le interese al grupo o
interrumpir con ella a otra persona; frente a este tipo de situaciones permanecía callada, quieta,
contestaba al profesor que no sabía la respuesta a pesar de conocerla, se tapaba con el niño que
se sentaba delante de ella, le decía al profesor que sentía dolor de estómago muy fuerte y que
quería ir a la enfermería o le decía a su madre que tenía un examen para el cual ella no había
estudiado y que quería quedarse en casa, su madre accedía pero le ordenaba estudiar, Cristina
cumplía y se evitaba la situación de evaluación, lo cual disminuía su temor a que los demás se rieran
de ella.

La paciente refiere que a sus amigos del barrio solo les daban permiso para jugar en la calle hasta
las 6: 00 de la tarde, luego sus madres les preparaban lonche y compartían tiempo con ellos.

Cristina pensaba: “Yo debería ser como ellos, dicen que los que se quedan en la calle son unos
vagos”, “Ellos tienen a su papá y su mamá en casa y yo no los tengo”, recuerda que en esos
momentos se sentía triste y sola por uno dos días. En este tiempo recibía la atención de su madre y
abuela, quienes le preguntaban qué le sucedió, la llamaban para que estuvieran a su lado, lo cual no
sucedía normalmente. Cristina, frente a estos comportamientos, se sentía querida, contenta y
paulatinamente mejoraba su estado de ánimo.

La paciente señala que a esta edad su madre le llamó por primera vez la atención individualmente,
gritándole: “Eres una viejonaza, como te orinas hasta ahora”, recuerda haberla notado irritada,
refiere frente a ello se decía a sí misma “¿Por qué me orinaré?”, ya no quiero orinarme”, y se sentía
avergonzada y triste por no poder controlarse. Cristina afirma que en ese año comenzó a
convencerse de que era bruta, lenta y fea, que era pequeña en comparación a sus amigas, lo cual
evaluaba como, creía que no iba a cambiar, fantaseaba con ser una niña, más alta y con la cara más
angosta.

Cuando su madre le decía que era linda ella pensaba que se estaba burlando lo cual la molestaba y
luego le decía sentirse resignada y triste. Faltando pocos meses para que cumpliera 9 años, su tía,
madre o abuela la hacían orinar en las noches, manifiesta que se acostumbró a ello y finalmente
logró controla su esfínter vesical nocturno. En casa la felicitaron, lo cual hizo que se sintiera feliz y
aliviada en un inicio. Al poco tiempo comenzó a pensar que lo había logrado demasiado tarde, por
lo cual se sentía avergonzada.

Al cumplir 13 años su madre y su tío Benjamín le explicaron que la conducta transexual de su tía
“Lala” se debía a una falla en el cerebro; ante esta explicación comenzó a pensar si es que era
posible que la homosexualidad se heredara. Sentía angustia la cual califica ahora como mínima y le
da un puntaje de 3 en una escala de 1 al 10.

A los 14 años se enteró que otra tía suya era lesbiana, frente a esta noticia, temor a poder heredar
la homosexualidad se incrementó hasta un 8 en una escala del 1 al 10 según evalúa actualmente.
Dicho temor se presentaba sólo cuando algunos chicos le caían antipáticos y no le atraían, a
diferencia de sus amigas. Esto la llevaba a preguntarse si podría ser homosexual por ello, o
también cuando recordaba o pensaba en sus amigas, en lo que había hecho durante el recreo,
como jugar vóley o conversar, se preguntaba si eso indicaba que la gustaran las mujeres. Nadie
por temor a que se burlaran de ella o la rechazaran.

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Cristina recuerda que a los 15 años continuaba temiendo haber heredado la homosexualidad,
debido a que no quería tener amigos hombres porque pensaba que todos tenían doble intención y
que eran iguales a su hermano, el cual fanfarroneaba constantemente por sus conquistas sexuales.

Frente a estas dudas acudió a sus hermanos y a tío Benjamín. Los primeros le dijeron que no fuera
sonsa y tonta; por el contrario, su tío le dijo que iba a darse cuenta sola con el tiempo; este consejo
le generaba angustia, ya que no sabía que iba a pasar después. Nunca sintió atracción por su mismo
sexo y que dicho temor desapareció ese mismo año `no tenía sentido tal preocupación`.

Refiere que a esta edad se apartó de su grupo de amigos, porque se encontraba muy triste e
irritable, debido a una fuerte discusión con su padre. Él le había propuesto por sus quince años un
viaje a Brasil; durante seis meses él estuvo explicándole a la paciente el itinerario que seguirían.
Luego, faltaba un mes para su cumpleaños. Cristina le habló sobre el viaje, y éste le dijo: “Yo te lo
había dicho por decir”, “ Tú te lo habías creído”, la paciente no le contestó y llegó a su casa
llorando, frente a ello su madre y su tío Benjamín le propusieron ir una semana a punta hermosa
con sus hermanos.

Su padre al enterarse le dijo: “Voy a denunciar a tu tío por corrupción de menores, seguro que te
vas a acostar con sus amigos, has crecido en un ambiente de depravados,” “¿Tu eres una?”,
“¿Quieres ser una perra?”. Cristina comenta que ante esto pensó: “Ya está hablando así de mí
también, ya no puedo contar con él para nada porque ve las cosas sucias y cochinas, nunca tendré
padre que me aconseje y me escuche, debe estar loco, no puedo quererlo”. Refiere haberse sentido
muy triste, solo y defraudado. A partir de aquel día no contestó sus llamadas ni lo buscó, mantuvo
esta conducta por un año.

Durante aquel año se sintió triste, desganada y cansada, recuerda que también se encontraba
irritable, lloraba al recordar lo que había dicho su padre. Señala que comenzó a discutir con sus
amigas, ya que las criticaba porque no tomaban en cuenta sus advertencias sobre los chicos, “las
van a meter a las drogas”, todos tienes doble intención”, debido a ello evitaba al grupo y
permanecería la mayor parte del día sola recordando la discusión que tuvo con su padre, y
sintiéndose muy defraudada y triste.

En aquella época comenzó a tartamudear cuando conversaba con sus amigas y cuando tenía que
exponer en clase, pensaba que ellas se daban cuenta y no se lo incomodarla, señala haberse sentido
avergonzada por ello. La paciente refiere que no era muy frecuente esta conducta, ya que en un día
le sucedía dos o tres veces, y aproximadamente tres días a la semana. Dicho síntoma remitió ese
mismo año.

Recuerda que aquel año cuando veía o recordaba las uñas largas se decía a sí misma: “¿Cuándo me
crecerán así?”, “Mis uñas son feas, crecen lentamente y sus uñas lucen muy bien, las mías nunca
serán tan bonitas con las de ellas”, “no quiero que me crezcan las uñas”, percibía los músculos de
su cara tensos, se sentía ansiosa, avergonzada y molesta. Se arrancaba con los dientes la piel reseca
que rodeaba sus uñas y también las uñas cuando le crecían un poco. Afirma que a veces lo hacía
hasta sacarse sangre. Manifiesta que mientras arrancaba sus uñas o la piel de los costados se
distraía de aquellos pensamientos y percibía que su ansiedad iba bajando, lo cual evaluaba como
placentero en un primer momento y después al ser sus uñas nuevamente, pensaba que

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efectivamente éstas nunca serían como las de sus amigas, porque ella no quería que fuera así, se
sentía aliviada por no tener que esperar que estas crecieran o se mejoran. Dicha conducta se
mantiene hasta la actualidad, y se encuentra descrita en el motivo de consulta.

Cuando tenía 15 años, veía que sus caderas eran anchas al igual que su cintura, escuchaba que su
familia decía que su hermana tenía buen cuerpo y cuando se referían a ella decían que se parecía
a su abuelita, observaba que le tomaba más tiempo entender matemáticas, que se cansaba más
rápido en un partido y percibía que no interactuaba mucho en grupo. Frente a todo ello pensaba
que era deforme, que no había terminado de proporcionarse y que así se quedaría para siempre,
creía que su familia también consideraba que no era formada, también pensaba que ya no era tan
ágil en los deportes, que era lenta para entender, que era tímida, callada y poco interesante
sintiéndose triste y desilusionada.

Dejó de participar en algunos partidos, realizar algunas tareas o acercarse a su grupo de amigas del
colegio. Cristina manifiesta al respecto que estas conductas le permitían estar menos ansiosas
porque así no se exponía a las posibles críticas de los demás por su inferior desempeño.

Cristina manifiesta que a los 16 años se reintegró a su antiguo grupo de amigas, el cual le presentó
a otros chicos; sin embargo manifiesta que seguía presente en ella el temor a ser rechazada y
aburrir al resto. Cuando sabía que iba a verlos, cuando estaban frente a ella y mientras le
conversaban, sentía tensión corporal, se sentía ansiosa y preocupada, debido a ello muchas veces
quedaba callada o se limitaba a contestar con monosílabas, lo cual calmaba su ansiedad y su
temor a ser rechazada en ese momento.

Durante un verano en Chincha a los 17 años tuvo su primer enamorado , recuerda que cuando
sabía que iba a verlo o cuando estaban juntos pensaba que quizás él se aburriría a su lado,
porque ella no tenía buenos temas de conversación, y que si esto sucedía él podía terminar la
relación. Sentía temor, angustia y rigidez muscular, cuando le hablaba de temas que ella
consideraba interesante, casi todo el tiempo, observaba que Juan Pablo la miraba y permanecía
atento a su conversación, lo cual le hacía pensar que se estaba entreteniendo y sentía un alivio
de su angustia.

Al cabo de un mes, el joven le contó por teléfono una historia que catalogó como absurda, le dijo
que tenía que terminar, porque iba a huir de su casa en helicóptero hacia Chimbote, porque estaba
harto de su padre , frente a ello presentó una sensación de un nudo en la garganta, dificultad
para respirar, escucho toda la historia y le contestó que estaba bien, después de haber colgado se
puso a llorar sola en su cuarto , pensaba que eso podía ser mentira y se preguntaba qué podía
tener ella de malo para que la rechazaran y se sentía triste.

Al cabo de una semana, se enteró que efectivamente todo había sido una mentira, pensó que
su exenamorado se había burlado y jugando con ella, que lo había aburrido y había terminado
porque no era una chica bonita ; pensó que efectivamente, habían chicos que se burlaban y que
ella era en parte responsable y que lo acepto muy rápido. Esta experiencia le produjo tristeza, la
cual se prolongó durante seis meses. La paciente refiere que durante este tiempo cada vez que
veía a una pareja, escuchaba una balada o le hablaban de Juan Pablo, sentía tristeza, lloraba y
pensaba que ella era la culpable de lo que había pasado. Frente a estos comportamientos, sus
amigos la consolaban.

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A esta misma edad un amigo suyo la buscaba, la llamaba por teléfono, le decía que ya no quería
a su enamorada con la que estaba cuatro años y que quería estar con alguien tan responsable e
inteligente como ella. Cristina a veces lo veía asistir a reuniones con su enamorada y los observaba
sonreír, besarse y agarrarse de las manos. Frente a esto pensaba: “Él está jugando conmigo, me
está mintiendo ya que parece que se lleva bien con ella”, refiere que sentía cólera, ansiedad y un
nudo en la garganta cuando los veía juntos. Los observaba de lejos y no se les acercaba en ningún
momento.

Cristina con respecto a su persona pensaba que era floja, ya que no hacía nada por mejorar en
física: se consideraba desordenada, descuidada con su persona, ya que no se arreglaba ni vestía
como debía. Tampoco creía ser inteligente, continuaba pensando que su cerebro era muy escaso,
ya que le costaba bastante entender, y pensaba que si le estaba yendo bien en matemáticas era
porque recibía clases tres veces por semana, y si pasaba lo mismo con el alemán, era porque tenía
profesor particular hace cuatro años.

También pensaba que era aburrida, que no tenía tema de conversación , ni facilidad para hacer
amigos, que no era alegre como sus amigas, por eso se explicaba porque ellas la buscaban; creía
que quizás era porque no tenían con quién parar, o que iba a buscar porque tenían pena. Señala
que se comparaba con sus amigas en su desempeño social, y se ponía triste, lloraba sola, ya que se
encontraba inferior al resto. Informa que le comentó esto a una amiga, quien le dijo no fuera
tonta, que estaba bien así.

Refiere que a esta misma edad , en una fiesta, sintió mucha atracción por un chico con el cuándo
bailó toda la noche e intercambiaron besos y caricias, lo cual la hizo sentirse atractiva. Al día
siguiente, tuvo deseos de llamarlo por teléfono, sin embargo también pensaba que los chicos
solo querían vacilarse; recuerda que se sintió mal con ella misma, se veía igual a las chicas de
las que hablaba su hermano, pensaba que era una chica fácil y tonta, se consideraba utilizada
y sucia, pensó que debió negarse. Por todo ello no se respetaba, y sintió vergüenza,
arrepentimiento y tristeza por un mes y medio aproximadamente.

Durante este tiempo pensó que era igual a las chicas de las que hablaba su hermano y que sus
amigas la podían rechazar o juzgar por ello.

A los 17 se encontraba desempeñando su primer trabajo como profesora particular de alemán de


una niña de 7 años. Señala que después de repasarle las tareas y hacerle ejercicios adicionales,
no sabía cómo continuar la clase, entonces realizaba con ella pupileras en alemán.

Frente a esto pensaba que sus clases eran una vergüenza, una pérdida de tiempo, pensaba que
estaba engañando a la madre de su alumna, que debía hacer sus clases tan bien como su
profesor particular, que ella sólo hacía tonterías, que era una profesora incompetente, sentía
vergüenza y angustia; cada vez que iba a dar clases sus músculos se le ponían tensos. Por tal
razón no le comentó a nadie en el colegio que daba clases, y finalmente después de tres meses
dejo de ir a dictarlas sin dar explicaciones; esto le permitió liberarse de la ansiedad que sentía
antes, durante y después de dar clases, y también de los pensamientos negativos que tenía
acerca de su desempeño como profesora.

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A los 18 años tuvo su segundo enamorado, con el que tuvo tres meses. Su familia la presionó desde
un inicio para que terminara esa relación porque él era drogadicto; la paciente accedió y ante
esta situación comenzó a pensar que era incapaz de defender su relación ante su familia, que
era incapaz de sacar a David de las drogas, y que por eso no era una buena enamorada. Se
sintió frustrada, irritable con su familia, sola, triste y desganada, alejándose de su grupo de
amigos y sin poder concentrarse en los estudios. Dichos síntomas persistieron un año.

Ante esta situación Cristina comenzó a tener relaciones eventuales en fiestas, las que se
caracterizaba por una atracción mutua, besos y caricias, con las cuales lograba
momentáneamente olvidarse de David, sentirse menos sola y triste y también halagada y
atractiva, ya que los chicos la invitaban a salir nuevamente, sin embargo manifiesta que después
sentía una soledad aun mayor que mitigaba involucrándose nuevamente en este tipo de
encuentros.

En este año se encontraba estudiando en una academia preuniversitaria, frente a los halagos de
los profesores por su buen rendimiento y los comentarios que le hacían sobre su ingreso, como
por ejemplo: “Tu eres fija”, ella pensaba que era broma, que no era cierto que era inteligente, que
ella sabía que era lenta para entender, que era escasa, pensaba también que no iba ingresar de
ninguna manera, por todo ello sentía ansiedad y preocupación.

Comenzó a faltar los jueves y viernes del último mes porque se encontraba con un grupo de
chicas de su salón en la casa de una de ellas, donde veían películas de video y tomaban licor,
ella bebía aproximadamente tres vaso de sangría y una cerveza chica, desde las 11: 00 a.m. hasta
las 03:00 pm. Cuando realizaba estas actividades se sentía librada momentáneamente de la
ansiedad que le producía pensar que no iba a ingresar, pero después al regresar a casa y ver a
su mamá pensaba que le estaba fallando, que era una ociosa, y se sentía culpable y frustrada,
sentimientos de los que se libra nuevamente por un momento al salir con sus compañeras de la
academia.

En setiembre de este año, sus amigos de la academia se encontraban estudiando en la Universidad.


Ella ingresó a Cibertec, y la exigencia en aquel Instituto era alta. Frente a ello Cristina pensaba que
se encontraba sola, sin amigas, que ella había sido la única que no había ingresado, pensaba
también que nunca rendiría como el resto de los chicos porque ella no tenía computadora y no
podía practicar, sentía ansiedad, frustración, vergüenza, soledad y tristeza, no estudiaba y
comenzó a faltar. En vez de asistir al Instituto consiguió un trabajo como vendedora, el cual le
permitió eliminar momentáneamente esos sentimientos. Se retiró de Cibertec al tercer mes. Su
madre no le dijo nada por ello. Cristina después de estos hechos pensaba: “no voy en nada, soy
realmente una inútil, poco inteligente e irresponsable, no sé qué voy a hacer ahora”.
En este año su madre inicia el consumo excesivo de alcohol el cual produce en Cristina las
conductas descritas en el motivo de consulta, las cuales se han mantenido durante dos años.

A los 19 años , siendo alumna del Instituto de Alemán Goethe, cada vez que tenía que rendir un
examen, entregar un trabajo, cuando la llamaba la directora del nido en que trabaja, hasta la
actividad o las madres de sus alumnos, presentaba los síntomas descritos en el motivo de consulta.

Manifiesta que cuando se encontraba en el salón de clases al lado de sus compañeros, y los
observaba formar grupos cerca o lejos de ella, pensaba que quizás los aburriría con su
conversación, que lo rechazarían por ello, se sentía incómoda y ansiosa, sentía rubor en la mejillas

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y tensión muscular. Cristina no se acercaba a ellos en clase, no iba con ellos a la cafetería o a la
biblioteca, permanencia sola sentada en una banca, pensando que mejor era permanecer alejada
porque si se acercaba quizás podrían rechazarla, logrando así calmar su angustia en ese
momento. Dicha conducta sigue presentándose y se encuentra descrita en el motivo de consulta.

3. TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS ANTERIORES

La paciente refiere haber acudido al psicólogo del colegio en quinto de media, afirma que lo
visitó aproximadamente cinco veces, cuando acudía a la cita le conversaba por una hora sobre
sus problemas familiares y lloraba. Recuerda que él le decía que tenía que tener paciencia, y
básicamente la escuchaba. Al salir del consultorio pensaba que hablar de sus problemas le servía
porque se liberaba de sus preocupaciones familiares, se sentía aliviada y desahogada. Por esta
razón acudía nuevamente al psicólogo, cuando se le presentaba algún problema familiar.

4. OPINIÓN DE LA PACIENTE SOBRE SU PROBLEMA

La paciente refiere que acude a DAMOC para hablar con alguien que la ayude a comprenderse
a sí misma, a entender porque se desanima con facilidad, para comprender también porque
es tan nerviosa, tímida, callada y porque le es tan difícil defenderse adecuadamente antes las
críticas. Desea que en la terapia le ayuden a cambiar estas reacciones.

IV. HISTORIA PERSONAL

1. DESARROLLO INICIAL

1.1 Embarazo: la madre era soltera, tenía 23 años y este fue su segundo embarazo no
planificado, se encontraba en un proceso de reconciliación con el padre de la paciente, el cual
le había propuesto matrimonio al enterarse de su estado, él decía quererla, se encontraba feliz
por la noticia, y deseaba arreglar y ordenar sus vidas.
El acababa de regresar de Argentina, después de 3 años de ausencia, en los cuales nunca llamó,
ni escribió y tampoco mandó dinero. Frente a aquel viaje su madre pensó que su pareja
había huido para no afrontar su primer embarazo, pensó que era un irresponsable, que se había
burlado de ella, se sintió defrauda, abandonada y triste, lo cual se mitigó al nacer su hijo y al
recibir el apoyo de su familia.

La madre en un inicio vivió su segundo embarazo con temor, ya que pensaba que su pareja podía
apartarse nuevamente de su lado, este temor desapareció cuando él le propuso matrimonio.

Ella aceptó la propuesta porque se sentía muy enamorada, porque iban a tener a su segundo hijo,
y porque consideró que él había cambiado , ya que si bien existían discusiones , estas no eran
tan frecuentes y violentas como antes de que él partiera a la Argentina, y además porque estos
periodos de riñas cargados de insultas por celos infundidos se alteraban con periodos de
tranquilidad en los cuales observaba a su esposo calmado y este le expresaba su cariño
llevándole dulces, sacándola a pasear y a comer, y haciéndole caricias , este estilo de relación
de pareja se mantuvo durante dos años hasta el nacimiento de su tercer hija.

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1.2 Parto: El parto fue normal y se produjo a los siete meses de gestación . No se presentó
ninguna complicación en la madre o en Cristina.

1.3 Lactancia: se le dio de lactar hasta los seis meses de edad , su madre le retiró el pecho
gradualmente, alternando el pecho con la leche en polvo, lo cual fue aceptado inmediatamente
por la paciente, la razón por la cual dejó de darle el pecho fue un nuevo embarazo.

2. DESARROLLO PSICOMOTOR

2.1 Motricidad: la paciente logró caminar al año de edad.

2.2 Lenguaje: dijo sus primero palabras antes de cumplir el año, lo cual es evaluado
positivamente por su familia.

2.3 A control de Esfínteres: La paciente informa que a los dos años de edad su abuela materna
y su tía comenzaron a entrenarla para ir al baño , su abuela le decía : “búscame y llámame
cuando tengas ganas de ir al baño”; informó que cuando lograba tener éxito tanto su abuela
como su tía la felicitaban y halagaban. Lograba controlar el esfínter anal a los dos años y medio
debido a ello le retiraron los pañales. Al cumplir tres años y medio logró controlar el esfínter
vesical diurno, sin embargo aún no controlaba el nocturno , debido a ello su tía y abuela
materna comenzaron a entrenarla para que las llamara cuando tuviera deseos de ir al baño .
ellas se encontraban preocupadas por el retraso en su aprendizaje, sin embargo no se
ofuscaban ni la gritan . Ellas protegían el colchón con plásticos.

Al cumplir los 4 años, la madre, tía y abuela comenzaron a llamarle la atención por primera vez
por orinarse en la cama, la gritaban diciéndole: “palomilla, de nuevo te ensuciaste todo, porque
no avisas, ya no eres una bebé”. La paciente refiere que antes estas llamadas de atención no
sentía miedo , lo tomaba como un juego, le daba risa verlas molestas y renegando porque
tenían que cambiarlas , ya que su hermana menor presentaba el mismo problema y además
porque pensaban que ella lo hacía a propósito ya que cuando no la querían dar propina los
amenazaba diciéndoles : “me orino ha¡”.

3. CONDUCTAS INADECUADAS EN LA INFACIA

3.1 Rabietas: Cristina refiere que a los 4 años le hacía pataletas a su padre. a los 7años le tenía
rabietas que las hacía para que su padre no se fuera de su casa, ante ello su padre le
compraba y le daba propina. Sin embargo esto no la calmaba, permanecía aproximadamente
20 minutos llorando tendida en el suelo mientras él la consolaba, finalmente cuando él se
retiraba seguía llorando por una hora, frente a ello su madre la consolaba y ella se calmaba,
también hacia rabietas a su tía con quien vivía con ella, debido a que éstas ultima tenía un
trato preferencial con su hermana, lo llevaba a comer, le compraba lo que él quería, traía dulces

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solo para él, le servía más comida, le decía a la paciente algunas veces que le dejaran la mitad
de sus golosinas, frutas o postres y además creía todo lo que su hermano dijera, como por
ejemplo que la paciente había hecho tal cual travesura en vez de él, por cual la tía le llamaba
mentirosa. Agrega que su madre creía lo que su tía le informaba.

La paciente pensaba que esta situación era injusta y le causaba sufrimiento, le decía a su tía
gritando que ella también existía, que todo era para José Antonio, sentía mucha cólera, tiraba
cosas al suelo y se ponía a llorar, según dice, en un afán de exponer sus derechos.

La tía frente al comportamiento de la paciente le pegaba, entonces la niña le decía que ella no
era nadie para pegarle, ante lo cual la tía la calificaba de malcriada, engreída y contestona.

Cristina recuerda que a la misma edad le hacía pataletas a su madre cuando no le hacía algo
que ella le había pedido con cariño, o cuando no le planchaba su uniforme, señala que su madre
por razones de trabajo compartía poco tiempo con ella, y estas actividades las valoraba mucho,
cuando su madre no lo hacia ella pensaba que era porque no le interesaba hacer algo por ella,
lo cual le provocaba cólera y tristeza. Su madre generalmente le decía que se callara, que
estaba cansada de tanto trabajar, que era una malcriada, ante ello Cristina se aleja del lugar.

3.2 HURTOS. Cristina recuerda que a los 7 años vio a su padre en una oportunidad hurtar un
par de medias de una tienda en presencia de su hermano , señala que su padre lo tomaba
como algo gracioso. Agrega que desde esta edad hasta los 11 años, cuando iba a todos con sus
amigas del barrio hurtaban bolsitas de karito, chupetes y en un oportunidad un litro de yogurt;
señala que sentía la conciencia sucia pero pensaba también que por algo tan pequeño no podían
pasar nada ; recordaba que para su papá eso era una gracia, recordaba que él le decía que
eso no se hacía, pero sin embargo se reía, por otro lado su madre se molestaba y le decía
gritando que tenía que respetar lo ajeno. Cristina afirma que hurtar era algo emocionante en
un inicio, sus amigas se reían, le decían “Cristina a ti no te atrapan”, “que valiente eres”, “¿Cómo
lo hiciste sin que nadie te viera?”, “tu si lo sabes hacer bien”, señala que estos comentarios la
hacían sentir orgullosa arriesgada y audaz. Sin embargo , luego le comenzó a parecer absurdo y
malo emocionarse por llevarse algo que era suyo, en una oportunidad descubrieron a su
hermana y llamaron su casa, su madre se enteró, Cristina se avergonzó y se asustó mucho y
decidió no hacerlo más.

4. ACTIVIDADES DE LA FAMILIA FRENTE AL NIÑO

Descrito en desarrollo cronológico y en historia familiar.

5. EDUCACION

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5.1 Historia Escolar: Su rendimiento en primaria fue bajo, obtuvo promedios de once y doce,
y en el curso de matemáticas frecuentemente salía desaprobada. No estudiaba ni hacia sus tareas
cuando éstas le resultaban difíciles; se dedicaba principalmente a jugar con sus hermanos .
Debido a ello desaprobó al sexto grado.

Señala que cuando llego a sexto grado por segunda vez sus relaciones sociales mejoraron , se
integró a sus compañeros de clase ; al respecto comenta: “ Los chicos eran distintos eran más
sencillos, más cordiales, no me criticaban ni se burlaban de mí, me llamaban para que juegue
con ellos, yo estaba muy contenta con mis nuevos amigos”, “no dejé de pensar que podían
burlarse o reírse de mí , siempre tenía esa duda , pero como no lo hacían me sentía animada
para hablar con ellos y jugar.

Su rendimiento mejoró notablemente, obtenía promedios de quince a diecisiete, al respecto


expresa , “me daba ganas de hacer mis tareas, creo que el que no me criticaran me ayudó
mucho”, este desempeño académico de mantuvo hasta finalizar el colegio , salvo en el curso
de física el cual le parecía difícil y rechazaba estudiarlo.

Sus relaciones sociales en la escuela se mantuvieron cordiales desde que repitió de año, jugaba
vóley y básquet con sus amigas , conversaba con ellas , disfrutaban momentos juntas. Al cumplir
quince años sus interacciones sociales en la escuela disminuyeron por los motivos descritos en
el desarrollo cronológico.

A los 17 años se integró nuevamente a su antiguo grupo de amigas del colegio, incrementó sus
interacciones sociales. Sin embargo continuaba temiendo ser rechazada o aburrir al grupo con su
conversación. Estos comportamientos se mantienen hasta finalizar la escuela y se encuentran
descritos en el desarrollo cronológico.

5.2 Otros estudios realizados : Cristina ingresó al Instituto Goethe en julio de 1990, tenía 17
años y cursaba el quinto de media. Su desempeño académico fue satisfactorio.

En abril de 1991 se matriculó en una academia pre universitario. Aún no había elegido una carrera.
En un inicio los profesores la felicitaron por su rendimiento , luego se dedicó exclusivamente a
las relaciones sociales por lo que su rendimiento decayó y no postuló al concluir el ciclo.

Ingresó a Cibertec en setiembre del mismo año por insistencia de su madre . su rendimiento
fue baja, y se retiró tres meses después.
A los 19 años se inscribió en un curso de alemán intensivo en el instituto Goethe, su rendimiento
fue regular por los motivos descritos en el desarrollo cronológico y en el motivo de consulta.
En el mes de julio del mismo año estudió mecanografía y computación por sugerencia de su
padre quién ofreció conseguirle trabajo en esa rama. Concluyó su instrucción
satisfactoriamente y su padre no pudo conseguirle el trabajo prometido, lo cual no le afectó.

En 1993, se encuentra matriculada en un nuevo ciclo del Instituto de alemán, su rendimiento


es regular y se presentan los síntomas descritos en el motivo de consulta.

6. HISTORIA DE TRABAJO

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A los 17 años decidió dictar clases particulares de alemán, su primera alumna fue una niña de
siete años , acudió a su casa dos veces por semana, interrumpió las clases por no sentirse apta
tres meses después.

A los 18 años trabajó como vendedora en un tienda de regalos, en las que mantuvo buenas
relaciones con sus compañeros pero no con la dueña, a quien calificaba de “quisquillosa”, ya
que no le agradaba que conversara con sus compañeros y no le dejaba de dar órdenes y cuestionar
cualquier cosa que hicieran . Manifiesta que todo esto la aburrió y decidió dejar el trabajo.

A los 19 años encontró trabajo como profesora de alemán en un nido. Daba clases de una hora y
media dos veces por semana a un grupo de tres niños. Su desempeño le generó ansiedad la cual
se mantiene actualmente y se encuentra descrita en el motivo de consulta.

Actualmente , paralelamente a su trabajo en el nido , enseña alemán a tres niños en forma


particular.

7. INFORMACIÓN SOBRE EL SEXO

La paciente recuerda que a los ocho años cuando jugaban con sus amigos y primos , su abuela
paterna les decía a los niños que no tocaran a las niñas , que ellos eran unos mañosos si lo
hacían, debido a ello manifiesta que surgió en ella cierto temor a que los niños la toquen, porque
pensaba que quizás podían hacerle algo malo.

A la misma edad su prima la mostró una revista pornográfica, manifiesta que sintió asco y que
tanto los hombres como las mujeres le parecían unos mañosos, en ese mismo año observó un
libro de biología de su madre y encontró láminas de coitos y fotos de partos, manifiesta
haberse asustado al ver sangre en las últimas fotos, recurrió a su madre para que le explicara
como se hacía y nacía un niño. La madre se sorprendió pues pensó que era muy chica para tener
esas inquietudes y le explico a Cristina el proceso y agrego que era necesario casarse y amarse
mucho.

A esta misma edad la paciente se enteró que uno de sus tíos maternos más queridos era
transexual, recuerda haberse confundido mucho, ya que siempre lo había visto como una mujer,
para ella era su tía “Lala”, señala que el afecto que sentía por él nuca cambió.

Cuando tenía 11años , su madre y su abuela materna le explicaron que es la virginidad, y


además le dijeron que tenía que tener mucho cuidado porque pedirle una prueba de amor y
aprovecharse de ella, señala que a esa edad veía a los hombres como malos, sin embargo no
evitaba el contacto con el sexo opuesto, ni sentía temor al interactuar con ellos.

A los 13 años se le presentó la menarquia, informa que su madre le había dado la información
necesaria, recuerda que además le dijo que ya era una mujer, frase que asustó a Cristina porque
la relacionaban con acostarse , tener hijos, casarse discutir, ella deseaba según dice no dejar ser
“chiquita”; se sentía molesta con la naturaleza y tenía vergüenza de contarles a sus amigas,
porque pensaba que podían rechazarla porque podía parecerle algo feo y malo como a ella.

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Recuerda que también le dijeron que a partir de esos momentos podía tener hijos, ella pensaba
que tenía que cuidarse porque podían violarla y quedar embarazada, señala que había visto en
la televisión ese tipo de caso, en casa su madre y abuela le decían que se cuidara de su
abuelo y tío paternos cuando se quedaba en casa. Al respecto la paciente refiere que ponían
cerrojo en su dormitorio como se lo ordenaban y prendía la televisión , al poco rato se olvidaba
de las advertencias que le generaban en un primer momento cierto temor.

8. HISTORIA SEXUAL

A los 13 años comenzó a pensar si es que era posible que se heredara la homosexualidad, ya
que le habían explicado que la conducta de su tía de debía a una falla en el cerebro, esto le
causaba angustia que califica ahora como mínima y le da un puntaje de tres en una escala del
uno al diez.

A los 14 años se enteró que otra de sus tías maternas con las que sostenía una relación muy
estrecha era lesbiana, su madre y su tío Benjamín le explicaron que sentir atracción por el
mismo sexo no era malo, que era una decisión propia que asumía cada persona y que no debía
dejarla de querer por ello, Cristina manifiesta que al afecto por su tía se ha mantenido intacto.

Frente a esta noticia ese temor de poder heredar la homosexualidad se incrementó hasta un
ocho en una escala de uno al diez, según evalúa actualmente.

Recuerda que a los 15 años el sexo ya no le parecía algo sucio, sino algo natural, sin embargo
continuaba pensando que las relaciones de pareja traían muchos problemas debido a todas
las discusiones que presencio entre sus padres.

Cristina tuvo su primer enamorado a los 17 años, conoció a Juan Pablo también de 17 años,
durante una semana de vacaciones en Chicha. Recuerda haberlo aceptado días después de
conocerlo porque creía haberse enamorado y porque pensaba que con esa relación no iba a
ser tan ignorada por el grupo.

Los describe como muy irritable, su lenguaje estaba cargando de lisuras, lo habían votado del
colegio por rendimiento y conducta, también refiere que era “la oveja negra de la familia”.

Comenta que era muy frecuente las discrepancias entre ellos; recuerda que cuando ella expresa
su punto de vista sobre algún tema superficial o importante como la rebeldía de Juan Pablo o
la relación que éste tenía con su padre, él descalificaba todas sus opiniones.

Afirma que fue la primera vez que se sintió aceptada y atractiva para un chico. Juan Pablo la visitó
en Lima dos veces y el contacto que mantenían era generalmente telefónico, la relación terminó
cuatro meses después.

A esta misma edad se enteró que su tío Benjamín con él tenía una relación muy estrecha era
homosexual. Afirma que ella ya lo intuía porque él tenía un amigo con el que compartía mucho
tiempo y al que le daba según dice “muchos regalitos”, sin embargo frente a la noticia quedó
impresionada, se preguntaba que podía haberle pasado para que fuese homosexual, y afirma
que no le generó ninguna duda sobre su identidad sexual. Cristina continuó manteniendo con él
una relación muy cercana y afectuosa.

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Tuvo su segundo enamorado a los 18 años. David, era rechazado por su familia porque consumía
drogas, refiere haberlo querido y describe su relación como buena y ya que el trato era cordial
y agradable; sin embargo algunos veces manifiesta haberse sentido acosado, ya que de vez en
cuando David acudía a su casa totalmente embriagado. Recuerda que deseaba apartarlo del
consumo de alcohol y drogas pero fue inútil. Señala también que era muy mujeriego, ya que sus
amigas le contaban que lo veían con otras chicas, Cristina le preguntaba si esto era cierto y él
siempre le daba una explicación que ella “creía”, le decía que había estado con algún amigo
mutuo a quien podía preguntar, sin embargo ella no lo hacía, ya que le parecía desagradable y
también temía confirmar lo que le decían de él, señala que permanecía con él porque pensaba
que estaba haciendo algo importante al tratar de sacarlo de las drogas, salían juntos a fiestas,
se divertían y se sentía aceptada y querida por él.

En 1992 a los 19 años , un joven por el cual sentía una atracción física muy fuerte y con el que
había estado manteniendo durante ocho meses encuentros amorosos en reuniones y fiestas,
en las cuales se besaban y acariciaban , en una oportunidad él trató de bajarle el pantalón,
ella refiere que estaba mareada y él no, Cristina pensó que él quería aprovecharse de su estado
, se asustó, le tiro una cachetada y se apartó de él ; se sentía, molesta con ella misma porque
pensaba que en cierta forma había aprovechado esa situación y que había tenido fuerza de
voluntad para negarse desde u n inicio. También se encontraba molesta con él, ya que pensaba
que era un aprovechador. Debido a este incidente decidió no tener nunca una relación de este
tipo, comenzó a considerarlas una trampa porque trataba de sentirse atractiva, deseaba y
querida, y lo que había conseguido era ponerse en riesgo .

En 1993 aceptó rápidamente a su tercer enamorado dos años menor que ella, Cristina refiere
que en ese momento se encontraba muy triste por el consumo de alcohol de su madre y
Javier la consolaba y aconsejaba, era cariñoso, tierno le atraía físicamente y le presento a su
grupo de amigas, salían a reuniones juntos y se divertían , sin embargo al poco tiempo Javier
no la llamaba ni la buscaba cuando quedaban, conducta que se mantuvo , generando en Cristina
los síntomas descritos en el motivo de consulta. El terminó la relación tres meses después, sin
embargo continúan viéndose y manteniendo una relación informal.

9. EDUCACION Y ACTITUDES RELIGIOSAS

Recuerda que a los siete años su abuela le hablaba de Dios como alguien que castigaba a los
pecadores y le obligaba a rezar cuando se quedaba en su casa los fines de semana. Señala
que ni su madre ni su abuela materna le hablaban de Dios.

Afirma que ella se consideraba una pecadora por robar golosinas en todos, pensaba que por
ello debía rezar el doble, agrega que eso le infundió un temor leve por poco tiempo.
Actualmente se considera creyente pero no practicante.

10. RELACIONES INTERPERSONALES EN LA ADOLESCENCIA

En 1991, a los 18 años se encontraba matriculada en una academia pre universitario. Cristina tenía
seis amigas allí con las cuales se encontraba para ver televisión , conversar y tomar licor dos

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veces por semana , refiere que el grado de amistad que estableció con ellas fue estrecho.
También tenía un grupo de amigos en el barrio, lo conformaban tres chicas y un chico, a los
que considera sus amigos íntimos y con los que compartían según refiere sus penas.

Cuando se encontraba en Cibertec solo interactuaba con dos chicas y un chico con los que tenía
una relación de compañeros, ya que afirma que estos vínculos no eran muy estrechos,
conversaban de temas banales durante las clases y los recreos.

Al salir de Cibertec no interactuó con otras personas salvo con sus hermanos y algún amigo
del barrio que iba a aburrirla.
En 1992, cuando tenía 19 años interactuaba con sus amigos del barrio , y muy eventualmente
con sus amigas del colegio. Conversaban generalmente de temas superficiales tales como las
actividades que realizaban durante el día y los problemas que producía una sensación de
bienestar y le hacía pensar que ellos se preocupaban por ella.

Señala que en Diciembre del mismo año conoció a través de unas amigas al grupo de Javier,
el cual era numeroso, estaba conformado por seis chicas y seis chicos, señala que logró hacer
dos amigos íntimos en aquel grupo.

En 1993, su grupo social aumentó debido al contacto con Javier y se redujo posteriormente al
terminar esta relación. actualmente interactúa con dos amigos del barrio de 22 y 23 años, con
los cuales mantiene una relación muy estrecha y le prestan apoyo frente a sus problemas. El tipo
de conversación que mantienen guarda las mismas características mencionadas anteriormente.
11. ENFERMEDADES Y ACCIDENTES

Sufrió de tifoidea a los siete años.

V. HISTORIA FAMILIAR

1. PADRES
DATOS DE FILIACION:
NOMBRE : Wilson
EDAD : 50 años
ESTADO CIVIL : Casado (por segunda vez)
GRADO DE INSTRUCCIÓN : Superior
OCUPACION : Abogado, periodista y Profesor Universitario.

CARACTERISTICAS PERSONALES
La paciente describe a su padre como un hombre impulsivo, irritable, violento, exigente,
exageradamente crítico, terco y poco afectuoso.

RELACIÒN DE LA PACIENTE CON SU PADRE

Cristina señala que cuando era niña su padre tenía un trato preferencial con ella, le hacía
caricias, le contaba cuentos, la llevaba a pasear con mayor frecuencia que su hermano,
generalmente después de un discusión con su adre , lo cual la hacía sentirse posteriormente

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culpable, porque pensaba que está siendo desleal con su madre . afirma que conforme fue
creciendo el trato de su padre hacia ella cambio , se tornó menos afectuoso, le explicaba a la
paciente que solo a los niños se les trataba de manera anterior. Cristina refiere que siempre lo
ha querido mucho.

La paciente actualmente mantiene con su padre una relación distante ya que le desagrada su forma
de ser. Ella va los fines de semana a su casa, pero no comparte con él mucho tiempo, no le
conversa, porque si lo hace él critica su desempeño a todo nivel.

MADRE

DATOS DE FILIACION:
NOMBRE : Guadalupe
EDAD : 46 años
ESTADO CIVIL : Casada (por segunda vez)
GRADO DE INSTRUCCCION : Superior (Periodista)
OCUPACION : Administra la Farmacia de su tía.

CARACTERISTICAS PERSONALES

La paciente describe a su madre como una persona poco afectuosa triste, nerviosa, pesimista
y que se abate fácilmente frente a sus problemas económicos y conyugales: Cristina considera
que su madre no sabe afrontar problemas de manera adecuada y cree que en eso se parece
a ella, sin embargo agrega que a pesar de ello no recurre al alcohol como su progenitora.

RELACIONES DELA PACIENTE CON SU MADRE

Cuando se refiere a la relación que tuvo con su madre de niña , expresa: “ siempre fue algo
tirante , ya que ella era la que nos ordenaba lo que teníamos que hacer”, señala haberse sentido
dejada de lado por su madre por motivos de trabajo, recuerda que hasta adolecente dudo del
cariño de ella, ya que no satisfacía sus demandas. Actualmente su relación se encuentra
deteriorada debido al excesivo consumo de alcohol que presenta desde hace dos años al
respecto la paciente expresa: “ prefiero no hablarle”, cuando la veo en la sala no me acerco,
si me habla le contesto rápidamente, ceo que ella debería cambiar y dejar de ser tan
irresponsable.

RELACIÒN ENTRE LOS PADRES

Cristina expresa que las relaciones entre sus padres siempre estuvieron cargadas de violencia, lo
cual siempre la ha asustado.

Actualmente sus padres se comunican muy esporádicamente por teléfono. La paciente refiere:
“Cuando mi papá llama a la casa y contesta mi mamá, ella se queja del comportamiento de
mi hermano, él le echa la culpa por ello terminan peleando”.

HERMANO

DATOS DE FILIACION

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NOMBRE : José Antonio
EDAD : 23 años
ESTADO CIVIL : Soltero
GRADO DE INSTRUCCIÓN : Superior incompleta
OCUPACION : Estudiante

CARACTERÌSTICAS PERSONALES

La paciente refiere que fue un niño extraño , en casa le decían “ el depravado”, era impulsivo,
mentiroso e inquiero . recuerda que robaba dulces en las tiendas, tiraba al perro del segundo
piso, metía el gato al refrigerador y se reía por ello. Cristina señala que su hermano actualmente
es impulsivo, agresivo, ocioso, irresponsable, mentiroso, desordenado e irrespetuoso con su
familia cuando está bajo los efectos del alcohol, ya que llega embriagado y rompe de manera
cordial y amistoso, según refiere la paciente, “como si no hubiera pasado nada”.

RELACIÒN CON LA PACIENTE

La paciente informa que de niño jugaban pero también discutían mucho por la preferencia que
le tenía su tía en la adolescencia sus relaciones se deterioraron hasta la actualidad, refiere que
en aquella época comenzó a consumir drogas y alcohol, y que su comportamiento cambio
Agredía verbalmente a las amigas de la paciente, le decía : “rucas , se hacen las monjas pero son
de lo”, por tal motivo Cristina discutía con él frecuentemente. Señala que lo quiere pero
Su conducta hace que generalmente lo rechace.

HERMANA

DATOS DE FILIACIÒN

NOMBRE : Gabriela
EDAD : 19 AÑOS
ESTADO CIVIL : Soltera
GRADO DE INSTRUCCIÓN : Superior
OCUPACIÒN : Estudiante de Trabajo Social

CARACTERISTICAS PERSONALES

Cristina describe a su hermana como una chica tímida, callada, que aparentemente se mantiene
al margen de los conflictos familiares, pero si n embargo considera que de alguna manera esto
le afecta, ya que desde niña suele extraer dinero de la cartera de su madre, para comprarse
ropa, ante lo cual la madre la regaña por un momento y luego no le dice nada. También considera
que esta desorientada con respecto a su elección profesional, y señala que es irresponsable en los
estudios.

RELACIÒN CON LA PACIENTE

Cristina recuerda que siempre ha tenido buenas relaciones con su hermana, señala que desde
niña jugaban y peleaban algunas veces por juguetes, amistándose rápidamente. De adolescente

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mantiene una relación que se caracteriza por el cariño mutuo. Señala que algunas veces pela con
ella porque desordena y ensucia su cuarto, por ello la grita y permanece molesta y hablándole
con monosílabos durante dos días, al cabo de los cuales su hermana le conversa y Cristina
continua dicha conversación amistándose luego.

3. ANTECEDENTES PSIQUIÁTRICOS DE LA FAMILIA

3.1 MADRE: ha presentado depresiones de niña fue abandonada por su padre y criada en un
ambiente hostil, bajo el maltrato físico y verbal de una tía paterna, y largas horas de ausencia
de su madre por motivo de trabajo. Fue violada a los ocho años por un tío de 36, contra el cual
no se tomó ninguna medida judicial. Fue internada de suicidio en 1980, y dada de alta a los meses.
En 1991 inicia un consumo de alcohol excesivo e l cual se mantiene actualmente.

3.2 HERMANO: ha sido negado por su padre desde pequeño, y por ello sobreprotegido por su tía
materna. Ha presentado desde niño conductas inadecuadas tales como crueldad con los animales,
hurtos y mentiras.

Inició el consumo de pastillas (somese), marihuana y alcohol en exceso a los catorce años.
La paciente refiere que no está enterada de las sustancias que consume actualmente salvo el
alcohol. Señala que su hermano dejó la Universidad hace cuatro meses y actualmente se
encuentra matriculado en un instituto de Ciencias de la Comunicación al cual no asiste. Al
respecto Cristina señal: “Él nunca va a clases, está haciendo lo mismo que hacía en la
universidad, se queda en casa durmiendo e insultando a todos los que le llamen la atención
por su conducta, y extrae objetos de casa para venderlos, tiende a pensar que la gente en
especial los desconocidos hablan mal de él.

3.3 TIAS MATERNAS

NOMBRE : Rosario
EDAD : 42 AÑOS
ESTADO CIVIL : CASADA
GRADO DE INSTRUCCIÓN : SECUNDARIA
OCUPACIÒN : SU CASA

Presentaba depresiones desde muy pequeña frente al maltrato al cual fue sometida por una tía
paterna quién la crio, señala haberse sentido abandonada a su suerte en aquella casa ya que
su madre llegaba por las noches del trabajo y compartía con ella pocas horas. Fue violada a los
quince años por un tío de cuarenta y cinco años, antes lo cual la familia no tomó ninguna
medida legal. A los dieciocho años intento suicidarse tomando pastillas, tuvo su senda
depresión a los 22 años frente a sus problemas matrimoniales. Actualmente no se encuentra
deprimida.

NOMBRE : Rebeca
EDAD : 38 AÑOS
ESTADO CIVIL : SOLTERA
GRADO DE INSTRUCCIÓN
OCUPACION

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Presento depresiones en la infancia por el maltrato de su tía, materna , y por la ausencia de
su madre por motivo de trabajo.
Cristina ha observado deprimida a su tía hace años, después que hizo pública su
homosexualidad dicho síntomas se mantuvo un año aproximadamente.

3.4 TIOS MATERNOS

NOMBRE : Benjamín
EDAD : 40 AÑOS
ESTADO CIVIL : SOLTERO
GRADO DE INSTRUCION :
OCUPACION

Presento depresiones desde niño debido al maltrato físico y verbal al que fue sometido por
su tía materna quien lo crió.
Su última depresión la sufrió a los treinta y siete años cuando fue abandonado por su pareja
homosexual. Cristina sostiene que se mostraba triste , irritable, distinta con el resto de la familia,
permanecía generalmente en su cuarto leyendo y faltando al trabajo. Estos síntomas se
prolongaron por seis meses aproximadamente.

NOMBRE : FERNANDO
EDAD : 47 AÑOS
ESTADO CIVIL : CASADO
GRADO DE INTRUCCION
OCUPACION : DESMPLEADO

Presenta consumo excesivo de alcohol desde que era adolescente, actualmente ha perdido el
trabajo, maltrata física y verbalmente a su esposa e hijos.

3.5 TIA ABUELA MATERNA

NOMBRE : Teresa
EDA : 66años
ESTADO CIVIL : Casada
GRADO DE INSTRUCION : Secundaria
OCUPACION : SU CASA

Ha sufrido de depresiones durante la infancia por el maltrato físico y verbal de su madre ,


quien la trataba de prostituta si salía a conversar con las chicas del barrio. Inició su consumo de
alcohol en exceso a los dieciocho años, y el consumo de pasta básica hace seis años, ha intentado
suicidarse el año pasado arrojándose del segundo piso de su casa. Actualmente se encuentra
internada en el pabellón Tres del Hospital Hermilio Valdizan.

4. OTRAS PERSONAS INTEGRADAS AL GRUPO FAMILIAR

TIA ABUELA MATERNA

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NOMBRE : María
EDAD : 72 años
ESTADO CIVIL : Soltera
GRADO DE INSTRUCION : Superior (Química Farmacéutica)
OCUPACION : Jubilada, su casa

CARACTERISTICAS PERONALES

Cristina la describe como una mujer ansiosa, pesimista e injusta.

RELACION CON LA PACIENTE:

Refiere que sus relaciones siempre han sido tirantes ya que ella le daba un trato preferencial a su
hermano, actualmente tampoco se llevan bien, respecto Cristina comenta: “es una viejita
demasiado insistente, me para diciendo las cosa que tengo que hacer a cada rato, me dice seguro
haré mal algún trabajo o que olvidaré hacer algo, también me apura constantemente lo cual me
irrita”.

PADRASTRO

NOMBRE : Hugo
EDAD : 44 años
ESTADO CIVIL : Casado
GRADO DE INSTRUCCIÓN : Secundaria
OCUPACION : Ayuda en la Administración de la farmacia

CARACTERISTICAS PERSONALES

Lo describe como un hombre conformista, pacífico y que no sabe defenderse de las agresiones de
su madre.

RELACIÓN CON LA PACIENTE

Cristina manifiesta que cuando tenía 8 años, él salía con su madre esto le producía celos porque
pensaba que le estaba quitando a tiempo para estar con su madre. Cuando su madre contrajo
matrimonio y su padrastro se mudó a vivir con ellos, Cristina comenzó a sentir afecto por él,
recuerda que él siempre trató a su madre y a ellos, con cariño y afecto, los llevaba a un club, en el
cual compartían momentos agradables en familia.

Actualmente su relación es distante, ya que él sale a beber con su madre, y no realiza ningún intento
por apartar a su madre del alcohol, lo cual mortifica a Cristina. La paciente piensa a él no le interesa
que su madre mejore.

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