FORMULARIO

REPRESENTACIONES DOMINGO DE RAMOS
1. Jesús sana al ciego Batirmeo
(Ciego sentado en el camino)

Bartimeo: (Gritando) ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
Pueblo: (Le gritan que se calle)
Bartimeo: (Grita más Fuerte) ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
(Se detiene Jesús y lo llama)
Jesús: Llámenlo.
Discípulo: Animo, levante que te llama.
(El ciego se levanta rápidamente y se acerca a Jesús)
Jesús: ¿Qué quieres que haga por ti?
Bartimeo: Maestro, que recupere la vista.
Jesús: Vete, tu fe te ha salvado.
(El ciego se aparta y recupera la vista y sigue a Jesús por el camino)
2. Jesús y la Adultera
(Llegan los maestros de la Ley y los fariseos con un mujer para a apedrearla)
Fariseos: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida cometiendo adulterio. En la ley
de Moisés se manda que tales mujeres deben morir apedreadas. ¿Tú qué dices?
(Jesús se sienta a escribir con el dedo en la tierra)
Jesús: Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra.
(Al oír esto se van alejando poco a poco)
Jesús: ¿Dónde están? ¿Ninguno de ellos se ha atrevido a condenarte?
Adultera: Ninguno, Señor.
Jesús: Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.
1
3. La resurrección de Lázaro.
(Marta sale al encuentro de Jesús para darle la noticia de que su hermano ha

muerto)
Marta: Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero, aun así,
yo sé que todo lo que pidas a Dios, él te lo concederá.
Jesús: Tu hermano resucitará.
Marta: Ya sé que resucitará cuando tenga lugar la resurrección de los muertos, al
final de los tiempos.
Jesús: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto,
vivirá; y todo el que esté vivo y crea en mí, jamás morirá. ¿Crees esto?
Marta: Si, Señor; yo creo que tú eres el Mesías. El Hijo de Dios qué tenía que venir
a este mundo.
(Marta llama a su hermana María)
Marta: El maestro está aquí y te llama.
(Llega María rodeada del pueblo llorando y María se pone de rodilla y exclama)
María: Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
(Jesús suspira profundamente)
Jesús: ¿Dónde lo han sepultado?
Todos: Ven, Señor, y te lo mostraremos.
(Jesús, junto con sus discípulos, marta, María y el pueblo caminan al sepulcro de
Lázaro)
Jesús: Retiren la piedra hacia un lado.
Marta: Señor, tiene que oler muy mal, porque ya hace cuatro que murió.
Jesús: ¿No te he dicho que, si tienes fe, veras la gloria de Dios?
(Retirando la piedra, Jesús mira al cielo, exclama)
Jesús: Padre te doy gracias, porque me has escuchado. Yo sé muy bien que me
escuchas siempre; si hablo así es por los que están aquí, para que crean que tú me
has enviado.
(Terminado la oración Jesús exclama en voz fuerte)
2
Jesús: Lázaro, sal fuera.

(Lázaro se empieza a mover y trata de salir)
Jesús: Quítenle las vendas para que pueda andar.
4. Jesús y la mujer samaritana
(Jesús cansado por la caminata, se sienta junto al pozo; una mujer samaritana se
acerca a sacar agua)
Jesús: Dame de beber.
Samaritana: ¿Cómo es que tú, siendo judío te atreves a pedirme agua a mí, que
soy samaritana?
Jesús: Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, sin duda
qué tú misma me pedirías a mí y yo te daría agua viva.
Samaritana: Señor, si ni siquiera tienes con que sacar el agua, y el pozo es
profundo, ¿de dónde vas a sacar esa “agua viva”?, Nuestro padre Jacob nos dejó
este pozo del que bebió el mismo, sus hijos y sus ganados. ¿Acaso te consideras
más importante que el?
Jesús: Todo el que bebe de esta agua, volverá a tener sed; en cambio, el que bebe
del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed. Porque el agua que
yo quiero darle se convertirá en su interior en un manantial que conduce a la vida
eterna.
Samaritana: Señor, dame de esa agua para que no tenga más sed y no tena que
venir hasta aquí para sacar agua.
Jesús: Ve a tu casa, llama a tu marido y regresa.
Samaritana: No tengo marido.
Jesús: Cierto; no tienes marido. Has tenido cinco, y ese, con el que ahora vives, no
es tu marido. En esto has dicho la verdad.
Samaritana: Señor, veo que eres profeta. Nuestros antepasados rindieron culto a
Dios en esta montaña; en cambio ustedes los judíos, dicen que es en Jerusalén
donde hay que dar culto a Dios.
Jesús: Créeme, mujer, está llegando la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en que
para dar culto al Padre, no tendrán que subir a esta montaña ni ir a Jerusalén.
Ustedes, los samaritanos, no saben lo que adoran; nosotros sabemos lo que
adoramos, porque la salvación viene de los judíos. Ha llegado la hora en la cual los
3
verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad. El Padre quiere

ser adorado así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en
verdad.
Samaritana: Yo sé que el Mesías, es decir, el Cristo, está a punto de llagar, cuando
el venga no lo explicara todo.
Jesús: Soy yo, el que te está hablando.
(Llegan los discípulos y ven a Jesús platicando la mujer; y la mujer sale y le dice al
pueblo)
Samaritana: Venga a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Sera
el Mesías?
5. Jesús Expulsa a los vendedores del Templo
(Entra Jesús enojado y con un látigo, empieza a sacar a los vendedores del templo,
tirando mesas, tumbando puestos, etc.)
Jesús: (Enojado) ¿No está escrito: “Mi casa será casa de oración para todos los
pueblos? Ustedes, sin embargo, la han convertido en cueva de ladrones

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1. Jesús sana al ciego Batirmeo

(Ciego sentado en el camino)

(Marta sale al encuentro de Jesús para darle la noticia de que su hermano ha

Jesús: Lázaro, sal fuera.

4. Jesús y la mujer samaritana

verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad. El Padre quiere

5. Jesús Expulsa a los vendedores del Templo

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