Diferencias Entre El ADN y El ARN
Diferencias Entre El ADN y El ARN
Diferencias Entre El ADN y El ARN
La información genética, la que nos define y nos hace ser únicos, se almacena en
una molécula presente en cada una de las células de nuestro organismo: el ácido
desoxirribonucleico o ADN. Sabemos, además, que esta información la hemos
heredado de nuestros padres y, a su vez, la transmitiremos a nuestros hijos. En
este post, definimos el ADN como nuestro libro de instrucciones, el cual contiene
más de 3.000 millones de letras ordenadas en unas estructuras celulares llamadas
cromosomas. Hasta aquí todo claro, pero ¿cómo pueden estas frases
larguísimas compuestas de las letras A, T, C y G determinar nuestro color
de ojos, piel o cabello?
El ADN está formado por dos cadenas largas que se enrollan entre sí en
una espiral, en cambio el ARN está compuesto por una única cadena con
estructura lineal y de menor longitud.
El alfabeto del ADN y ARN no son exactamente iguales, mientras el ADN
está formado por A (adenina), T (timina), G (guanina) y C (citosina), el del
ARN sustituye la T por U (uracil).
A nivel químico las dos moléculas son muy similares, pero el ADN tiene un
grupo hidroxilo (-OH) menos que el ARN, haciendo la molécula de ADN
menos reactiva y mucho más estable.
Al tratarse de una fotocopia de una región del ADN, el ARN también lleva
información genética pero sus características y su tamaño mucho más reducido
le permite pasar a través de los poros de la membrana del núcleo de la célula
(donde se encuentra el ADN) y llegar hasta el compartimento celular donde se
ensamblan las proteínas. Así, podemos decir que mientras el ADN “porta” la
información genética, el ARN la “transporta”.
A día de hoy sabemos que el dogma central definido por Francis Crick en 1958
funciona en la inmensa mayoría de los organismos, pero existen una serie de
excepciones donde el flujo de la información genética no se produce exactamente
de la misma manera. Por ejemplo, en algunos tipos de virus no existe el ADN
y la información genética se almacena directamente en cadenas de ARN.
Así, cuando estos virus infectan una de nuestras células pueden directamente, y
de manera más rápida, ensamblar proteínas víricas utilizando nuestra maquinaria
celular, sin pasos adicionales. Algunos ejemplos de estos virus son el nuevo
coronavirus SARS-CoV-2, el virus del sarampión, el del Ébola o el de la rabia.