MENDOZAantonio MARTÍNEZeduardo
MENDOZAantonio MARTÍNEZeduardo
MENDOZAantonio MARTÍNEZeduardo
DESARROLLO
Resumen
1
El adjetivo “subdesarrollo” aparece al comienzo del primer párrafo del Punto IV del
discurso. Es la primera vez que se utiliza en un texto destinado a una difusión
semejante como sinónimo de “regiones económicamente atrasadas”. Lo que modifica
el sentido del término “desarrollo”, introduciendo una relación inédita entre “desarrollo”
y “subdesarrollo” (Rist, 2002:87)
2
“En realidad, desde entonces dejaron de ser lo que eran, en toda su diversidad, y se
convirtieron en un espejo invertido de la realidad de otros: un espejo que los desprecia
y los envía al final de la cola, un espejo que reduce la definición de su identidad, la de
una mayoría heterogénea y diversa, a los términos de una minoría pequeña y
homogeneizante” (Esteva, 1996:53).
2
como términos explicativos de las distancias y diferencias entre países ricos del
norte y países pobres del sur.
En la teoría económica se inauguraba la era de la Economía del Desarrollo 3
(Bell, 1993), construida en los centros académicos y políticos anglosajones y
europeos primordialmente. En las distintas versiones de la teoría del desarrollo
se sostenía que la acumulación de capitales era el eje central del desarrollo y la
manera de lograrlo era a través de la inversión de capitales físicos. Bajo estas
lecturas teóricas, conocidas como el enfoque de la modernización, el
subdesarrollo comenzó a ser entendido como el progreso regular y creciente de
la prosperidad entre el binomio “desarrollo/subdesarrollo” que sólo se
diferencian relativamente entre sí (Rist, 2002:84). El camino hacia el desarrollo
se convirtió en el objetivo primordial de los países subdesarrollados (Bell, 1993)
por tanto, “la práctica del desarrollo económico ha constituido en emular y
producir “copias” menos eficientes de la estructura económica de los países
ricos” (Reinert, 2007:248). La idea del desarrollo quedó, por tanto, “atada al
crecimiento económico y en consecuencia también quedaron subordinados los
temas del bienestar humano” (Gudynas, 2012:22), entonces comenzó a
distinguirse la pobreza como atraso y efecto del subdesarrollo (Sachs, 1992).
Lo que llevó a la teoría del desarrollo, en el mejor de los casos, a concentrarse
particularmente en un número limitado de variables que consideraban
condicionantes en el ritmo del desarrollo, los restantes elementos fueron
relegados a su papel exógeno (Rivera, 2009).
El binomio desarrollo/subdesarrollo aparece como un problema de crecimieto
de la economía de mercado cuando la posguerra “reveló” la existencia de un
mundo que no se encontraba en la vía del desarrollo industrial. 4
Entonces, ¿qué es el desarrollo? – pregunta Aníbal Quijano – ¿Qué es pues lo
que se desarrolla? Immanuel Wallerstein responde que al final lo que se
desarrolla no es precisamente un país o territorio, sino una sociedad, un patrón
de poder que es vigente, el capitalismo, o sea, la sociedad capitalista
(Wallerstein, 1996. Citado por Quijano, 2000:29). Se trata del crecimiento de
la acumulación del capital y del desarrollo del capitalismo. Ambos términos
son, a la vez, fin y medio el uno del otro.
3
Donde el subdesarrollo es medido por el nivel de vida de las sociedades
industrializadas donde la aportación de la industria a la renta nacional se convirtió en
un elemento básico para el aumento satisfactorio de los niveles de vida (Bell, 1993).
Para Rodrick (2004) la economía del desarrollo nació bajo dos vertientes: 1) el
marginalismo neoclásico y, 2) el keynesianismo.
4
Para Wolfgang Sachs, “el faro del desarrollo fue construido inmediatamente después
de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos lanzó la idea del desarrollo con un
llamado a todas las naciones a seguir sus pasos. Desde entonces, las relaciones entre
Norte y Sur han sido acuñadas con este molde: el «desarrollo» provee el marco
fundamental de referencia para esa mezcla de generosidad, soborno y opresión que
ha caracterizado las políticas hacia el Sur. Por casi medio siglo, la buena vecindad en
el planeta ha sido concebida a la luz del desarrollo” (Sachs, 1992: 1).
3
El Pensamiento Heterodoxo Latinoamericano y la Teoría Convencional del
Desarrollo
4
limitaciones que es necesario considerar a la hora de su recuperación” 5
(Osorio, 1996:42). Dos ejemplos: los estrucuralistas en sus reflexiones no se
salieron del terreno del debate de la modernidad occidental y la aportación
teórica del dependentismo y del sistema mundo señala que la relación centro –
periferia se definió como la descripción de la división del trabajo de la economía
– mundo capitalista. El centro y la periferia representaban procesos
entrelazados que tendían a reflejarse en concentraciones geográficas
(Wallerstein, 1993). Su debilidad es su relación a una teoría del cambio social
lo que requiere actualizaciones y revisiones (Osorio, 1996:46). En el fondo la
propuesta estructuralista no termina por romper con ciertos fundamentos de la
teoría del desarrollo. El paradigma del subdesarrollo se ligó con la teoría del
desarrollo (Osorio, 1996:41).
Gráfica 1
Enfoques de Desarrollo Económico, 1965 - 2012
(tasas de crecimiento del PIB per cápita a dólares a precios actuales)
5
En tal sentido retomo la aportación de Rivera (2009:53) al señalar que los aportes
estructuralistas latinoamericanos demostraron ser un problema considerable ya que
adoptaron una visión ingenua del Estado, siguiendo la estrategia de protección a la
industria naciente según la idea alemana. “El proteccionismo degeneró en sobre-
proteccionismo, la industria tendió a la ineficiencia, aparecieron desequilibrios
intersectoriales graves y la intervención pública quedó atrapada entre el activismo
rentista y la depredación. Se asume que esos factores adversos estuvieron en la base
de la crisis social que afloró en América Latina en los sesenta: crecimiento inestable,
inflación, concentración del ingreso, inconformidad social, golpes de estado.”
5
Lo que fue ganando terreno en el pensamiento del desarrollo Latinoamericano
fue una “visión sumamente despolitizada de las transformaciones económicas
que en consonancia con los postulados más profundos de la teoría liberal, el
desarrollo pasó a ser un problema del agente individual, en un contexto donde
ésta tiene las herramientas para aprovechar el progreso tecnológico” (Pinazo y
Piqué, 2011:12).
El resultado fue el pensamiento neoestructuralista, 6 que se construyó más
sobre las críticas de las consecuencias sociales del ajuste que sobre una crítica
radical de sus fundamentos teóricos esencialmente neoclásicos y neoliberales
(Guillén, 2007).
Las propuestas del pensamiento neoestructuralistas al subdesarrollo se
situaron en la era de los desarrollos alternativos. Lo que significó acompañar al
desarrollo de un adjetivo, de una innovación conceptual cuyo objetivo es
introducir un poco de ensueño en la dura realidad del crecimiento económico.
En terminos de Serge Latouche (2009:14 – 15), se trata de cambiar la palabra y
no las cosas, en donde el desarrollo alternativo aparece como un espejismo, un
epíteto.
América Latina fue la región que más apego mostró a los postulados del
Consenso de Washington 7 (CW) en sus tres generaciones de
fundamentalismo de mercado (Reinert, 2007). Los gobiernos de la región se
esforzaron por adaptar los espacios nacionales a las exigencias y restricciones
de las recetas del CW, con una combinación de políticas de estabilización y de
reformas institucionales, cuyo objetivo es redefinir la participación del Estado
en la economía y promover un modelo de crecimiento para buscar el desarrollo
6
“Aunque pretende ser una alternativa al neoliberalismo, el neoestructuralismo
latinoamericano termina por compartir con el enfoque neoliberal muchos de sus
postulados y análisis (…) la escuela cepalina perdió una gran parte de su identidad
haciendo suyas teorías (capital humano, crecimiento endógeno) cuyos fundamentos
son opuestos a los del estructuralismo” (Guillén, 2007:312).
7
El CW contiene algunas de las políticas recomendadas por el FMI en sus programas
de estabilización hacia los países subdesarrollados y son parte de la agenda de
desarrollo del establishment de la política internacional de desarrollo, esto es, el
mainstream del pensamiento económico dominante: CW, FMI y el BM que califican a
las “buenas políticas” y las “buenas instituciones” para alcanzar una trayectoria de
crecimiento y desarrollo (Chang, 2004). En otros términos, “la corriente neoclásica
absorbió la problemática del desarrollo como uno de sus componentes” (Herrera,
2010:86).
6
esperado. Los resultados logrados son un crecimiento bajo y volátil, donde las
desigualdades sociales de estos países se han ampliado 8 (Rodrick, 2002).
Son más de veinte años de dominación de la economía neoclásica de la teoría
del desarrollo. 9 Se presenta al desarrollo occidental como modelo universal en
donde el crecimiento económico vuelve a ser considerado como el motor del
desarrollo, como instrumento y fin, aplicandoló de forma indiferenciada sobre
sociedades y culturas muy diversas, sin tener en cuenta sus singularidades,
sus saberes, sus técnicas y sus formas de vida, las cuales pueden sacrificarse,
si fuese necesario, ante las exigencias del crecimiento y desarrollo provocando
un etnocidio para los pueblos y culturas.
En el discurso hegemómico cierto número de indicadores monetarios,
financieros y económicos, se convierten en los más sigificativos en materia de
desarrollo, por lo que se reconoce el cálculo como instrumento de
conocimiento: tasas de crecimiento, índices de prosperidad y de renta. Ante los
magros resultados en materia de crecimiento y equidad social derivados de la
reforma neoliberal en América Latina a la par del agotamiento del CW como
orientador de dicha reforma, se pone en evidencia que “el neoliberalismo no es
un modelo de desarrollo” (Herrera, 2010:96).
Ante tal fracaso, desde la década de los setenta se han elaborado distintas
aproximaciones al desarrollo. Destacan las ambientalistas, el enfoque de las
necesidades básicas y el desarrollo a escala humana, el enfoque de las
capacidades y el desarrollo humano.
En su conjunto se pueden considerar como enfoques de un desarrollo
alternativo. Son desarrollos en partícula: social, humano, local, sostenible. Se
trata de los vestidos nuevos del desarrollo o desarrollismo que no pone en
duda el modelo de desarrollo basado en el librecambio, por lo que los reduce
en el espacio teórico a pleonasmos conceptuales o a una chapuza intelectual y
en el plano real se trata de un oxímoron o antinomia (Latouche, 2009:25 – 51).
En palabras de Eduardo Gudynas “el desarrollo alternativo sirve, en sus
distintos adjetivos, como opciones de rectificación, reparación o modificación
del desarrollo contemporáneo” (Gudynas, 2012:42).
8
En particular, México ha destacado por ser un ejemplo en su instrumentación, “siguió
sin cambios la agenda del CW y el sendero de las reformas estructurales” (Guillén,
2012:162). Impuso una profunda transformación orientado hacia la apertura comercial
y de inversiones, no obstante el desempeño en términos de producción, de empleos
de calidad y de ingresos ha sido decepcionante (Fujii, 2011).
9
Es el éxito impresionante de la nueva teoría neoclásica de crecimiento llamado
“crecimiento endógeno” o “progreso técnico endógeno” en la economía del desarrollo
desde finales de los años ochenta del siglo pasado que nació en el seno del
establishment intelectual estadounidense. “Dichos modelos, que buscaban resolver los
problemas de la formalización de Solow (1956) y explicar el crecimiento del PIB per
cápita generado por el propio proceso de acumulación, ubicaron a los autores
neoclásicos en una posición casi exclusiva en la producción teórica relativa al
crecimiento” (Herrera, 2010:91).
7
Por lo tanto estamos ante una idea muy resistente y polisémica, 10 donde no se
pone en cuestión la acumulación capitalista. Su apuesta ante la destrucción es
poner bálsamo sobre las heridas y reutilizar los escombros de la mejor manera
posible (Latouche, 2009).
De tal modo, en el desarrollo alternativo, “se aceptan las bases conceptuales
del desarrollo, tales como el crecimiento perpetuo o la apropiación de la
naturaleza y la discusión se enfoca en la instrumentalización de ese proceso”
(Gudynas, 2012:42).
El desarrollo prevalece como un creciente sueño anhelado pero también
combatido: “una idea que se despliega, para enseguida recibir críticas y
cuestionamientos, se adapta, y se reconfigura bajo una nueva versión que se
presenta como superación de la anterior, pero que vuelve a sumirse en la crisis
al poco tiempo” (Gudynas, 2012:39).
Un enfoque que se distingue de los anteriores es el postdesarrollo. 11 Su
postura es radicalmente contraria a todo lo que es considerado desarrollo. Se
aleja en asociar al desarrollo a la economía y al crecimiento incorporando, con
un peso relevante, a los sujetos sociales y a la comunidad. Se rechaza el
desarrollo definido bajo criterios universalistas y exteriores a la herencia de la
comunidad local y se critica que bajo el nombre de desarrollo occidente ha
perpetuado su dominio durante los últimos 50 años significando un instrumento
de alienación y sumisión.
Al momento de la aparición de la teoría del desarrollo, también se da su ruptura
o muerte. “La muerte del desarrollo ha sido anunciada repetidamente, desde la
década de 1980” (Gudynas, 2012:39). Wolfgang Sachs, afirmó que la era del
desarrollo llegaba a su fin, en “los últimos cuarenta años pueden ser
denominados la era del desarrollo. Esta época está llegando a su fin. Ha
llegado el momento de escribir su obituario” (Sachs, 1992: 1).
Si el desarrollo había muerto, como cita Sachs (1992) ¿qué vendrá después?
Desde hace tiempo se ha empezado a hablar de la necesidad de otro
desarrollo, de un posdesarrollo, de una alternativa al desarrollo y no más
desarrollos alternativos. En las alternativas al desarrollo se plantea con mayor
énfasis “la cuestión del sentido y finalidad del desarrollo deseado (es decir) su
10
Wolfgang Sachs sostiene que “a pesar de que la idea de desarrollo se extingue en el
horizonte como un fuego fatuo nos aferramos a ella como si fuera la única esperanza
de salvación. La hallamos ahora metamorfoseada en “desarrollo sustentable.”
Desarrollo sustentable es desarrollo condicionado a las necesidades de crecimiento
del sistema económico mundial, cuya estructuración la habrían determinado las
potencias industrializadas, teniendo en cuenta naturalmente los retos del ecosistema
tierra” (Sachs, 1992: XV).
11
En cierta forma el posdesarrollo es heredero de algunos postulados de la corriente
“El otro desarrollo” surgida en los años setenta. El posdesarrollo aglutina a una
diversidad de autores, en su mayoría del mundo académico y de formación
antropologíca: Arturo Escobar, Gustavo Esteva, Majid Rahnema, Björn Hettne, Gilbert
Ritz y Wolfgang Sachs.
8
meta y el concepto mismo del desarrollo” (Razeto, 1997:126). En términos de
Eduardo Gudynas (2012:42) las alternativas al desarrollo apuntan a generar
otros marcos conceptuales, explorar otros ordenamientos sociales, económicos
y políticos de lo que veníamos llamando desarrollo en el contexto
latinoamericano.
Alternativas al Desarrollo
12
“En América Latina y el Caribe, tuvo lugar un crecimiento económico desigual
durante las últimas tres décadas, que se refleja en un aumento del PIB per cápita en
general bajo, se estima que en 2013 la tasa de crecimiento del PIB de América Latina
y el Caribe será similar a la registrada en 2012, del 3%, frente a una tasa del 3,5%
estimada por la CEPAL (CEPAL, 2013:15)
13
El PNUD señala que “se mantienen profundas desigualdades, existen serios niveles
de pobreza, el crecimiento económico ha sido insuficiente y ha aumentado la
insatisfacción ciudadana con esas democracias –expresada en muchos lugares por un
extendido descontento popular–, generando en algunos casos consecuencias
desestabilizadoras” (PNUD, 2004:13).
9
totalitariamente, de dominio de los neoclásicos en la teoría del desarrollo, su
agenda “es prisionera de una crisis profunda” (Herrera, 2010:86 – 88).
En los últimos años la participación democrática de los individuos y pueblos
han reivindicado su derecho al desarrollo y la construcción de proyectos
alternativos. El mapa político de la región se ha transformado 14 en el curso de
las últimas décadas han triunfado en 12 países movimientos políticos –
sociales y partidos que se reivindican progresistas, de izquierda o
democráticos, que ejecutan políticas económicas y sociales heterodoxas que
se distancian en diversa medida de las propuestas del CW. A través de éstas
políticas económicas y sociales se busca establecer como punto de partida el
carácter territorial – nacional del proceso de otro tipo de desarrollo (Vidal,
Guillén y Déniz, 2010). En la gráfica 2 y 3 se ilustran algunos resultados que
constatan lo anterior. Siguiendo la gráfica 2, en esta etapa el crecimiento del
PIB per cápita latinoamericano se estancó alrededor del 50%. En contraste, los
rendimientos muestran mejoras significativas en la década del 2000, etapa que
coincide con el triunfo de los partidos progresistas. Destaca el caso significativo
de Ecuador país que han reinvindicado su derecho a construir otros caminos
que se distancian de los postulados clásicos del desarrollo económico.
Situación que se verifica en la caída en los índices de pobreza, es decir,
población que vive con menos de dos dólares al día – véase gráfica 3 – y con
el nivel de equidad promovido por el Coeficiente de Gini, en donde el nivel de
desigualdad en países como Bolivia, Ecuador y Venezuela cayó de manera
significativa bajo los gobiernos de Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chavez.
El Coeficiente de Gine es un indicador que no mide el bienestar de una
sociedad ni indica la diferencia en mejores condiciones de vida en un país u
otro, pero si muestra la desigualdad de la riqueza.
Por lo que “el contexto del debate sobre el desarrollo cambió sustancialmente”
(Gudynas, 2012:21). Lo que significa rescatar la dimensión política del
desarrollo. “Esta dimensión política supone dejar de entender al desarrollo
14
A partir de 1999, en América Latina tuvo lugar lo que se considera como un
retroceso político a las reformas de mercado, se trata de gobiernos que buscan
soluciones alternativas al neoliberalismo. Martha Harnecker ofrece una tipología de los
gobiernos de América Latina. Dentro de los gobiernos que buscan soluciones
alternativas al neoliberalismo que los divide en dos subgrupos: a) gobiernos que sin
romper con las políticas neoliberales, ponen énfasis en lo social, se trata de Lula da
Silva y Dilma Rousseff en Brasil; Tabaré Vázquez y José Mujica en Uruguay y b)
gobiernos que buscan romper con las políticas neoliberales apoyándose en la
movilización popular, aquí se encuentran Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en
Ecuador y Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela. “Éstos, a pesar de ser muy
diferentes unos de otros, tienen al menos coincidencias programáticas: la lucha por la
igualdad social, por la democratización política, por la soberanía nacional y la
integración regional.” A los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de
Kirchner en Argentina, los llama de “izquierda” pero con más limitaciones objetivas
(Harnecker, 2010:53 – 62).
10
económico como un proceso técnico, neutro de intereses donde es el progreso
de la razón el que marca el camino y donde no es necesario cuestionar la
mayor parte de los intereses constituidos” (Pinazo y Piqué, 2011:32). Se
necesita pasar de objetos de atención a sujetos de transformación del
desarrollo (Escobar, 2005:20).
Gráfica 2
Del Desarrollo Alternativo a Alternativas al Desarrollo
(tasas de crecimiento del PIB per cápita a dólares a precios actuales: 1990-2012)
Gráfica 3
Del Desarrollo Alternativo a Alternativas al Desarrollo
(tasas de crecimiento de la población que vive con menos de dos dólares por día, 1991-2012)
11
Se trata de comenzar a reconocer las posibilidades y límites de transformación
política de la realidad económica Latinoamericana que aspira a configurar un
régimen de otro desarrollo; es decir, “una concientización de que la realidad
puede definirse en términos distintos a los del desarrollo y que, por
consiguiente, las personas y los grupos sociales pueden actuar sobre la base
de esas diferentes definiciones” (Escobar, 2005:22). Una alternativa al
desarrollo es poder “controlar nuestras propias condiciones de vida” (Razeto,
1997:141) “recuperando el dominio sobre la vida propia” (Latouche, 2009:78)
para realizar el arte de nuestras potencialidades (Arruda, 2006) lo que lleva a
generar otros marcos conceptuales, explorar “otros ordenamientos sociales,
económicos y políticos de lo que veníamos llamando desarrollo” (Gudynas,
201”:42)
El Buen Vivir es una expresión que debe mucho a los saberes tradicionales,
especialmente andinos. Sus referentes más conocidos son el Sumak Kawsay
del kichwa ecuatoriano, y el Suma Qamaña del aymara boliviano. Sumak,
puede traducirse en plenitud y grandeza, mientras que el Kawsay, encuentra un
sentido en el estar – siendo, en una vida en realización permanente, dinámica y
cambiante (Macas, 2011).
El Buen Vivir representa un proyecto alternativo al desarrollo económico del
mundo occidental en un contexto de crisis civilizatoria que se construye por dos
dimensiones que se retroalimentan y complementan mutuamente y que dan un
sentido – contenido – finalidad a otro tipo de desarrollo a varias alternativas al
desarrollo:
1) Se asienta en un proyecto ético-civilizatorio construido históricamente
que traza un horizonte de sociedad diversa y plural donde la vida en
comunidad, en su concepción humana y natural, es el eje rector de la
misma. Bajo esta postura epistémica, “la vida plena” transita del “tener”
capitalista al “ser”, “estar”, “hacer” y “sentir” cuya célula de reproducción
son los ayllus, espacios colectivos-familiares de mancomunidad social
(Simbaña, 2012);
2) Se concretiza en experiencias y prácticas sociales que, debido a su
pluralidad cultural, social y regional, no se limitan a un concepto o línea
interpretativa exclusiva. Las experiencias históricas de dicha matriz
civilizatoria se avalan en una permanente construcción en función a los
conocimientos, saberes y experiencias de la vida en colectivo (Macas,
2011).
A lo largo de la década de los noventa, Raúl Prada (2012) destaca la necesidad
de los pueblos andinos de traducir a su lengua aquellas nociones sobre las que
12
reposa el sustrato civilizatorio de las sociedades occidentalizadas: 15
particularmente desarrollo, progreso y crecimiento cimentados en una idea
continua, lineal y ascendente de progreso relacionado con una modernidad
material ilimitada que tiende un alto consumo de materias primas y energías
fósiles.
En este sentido, Pablo Dávalos (2008) enlista las rupturas sobre las que se
funda el paradigma civilizatorio occidental de desarrollo y crecimiento, de ellas
describamos las siguientes tres:
1) La ruptura del ser humano/naturaleza: Ante la explosión del moderno
sistema-capitalista, el raciocinio humano –auspiciado filosóficamente por
el ego cogito cartesiano en detrimento de la emocionalidad-espiritualidad
del mismo-, tiende per se a considerar a la naturaleza como un ente
pasivo, inherente a la formulación de leyes que apuntan a su control y
dominación. Por lo tanto, la civilización que caracteriza a los seres
humanos individualizados, autodenominados como la sociedad del
progreso, corta tajantemente la relación con la naturaleza ligándola a un
estado de barbarie. Raúl Zibechi (2012) en cambio, establece que la
cosmovisión andina parte de la idea del sujeto colectivo. La sociedad y
la naturaleza, Pachamama bajo la cultura quechua, forman parte de la
totalidad orgánica viva en donde se reproducen nexos de
interdependencia mutua, reciprocidad y solidaridad. Consecuentemente,
el vínculo intrínseco del ser humano con la naturaleza modifica la
relación sujeto-objeto, reconociendo la interacción de ambos seres
vivos.
2) La incompatibilidad ética con las pautas de crecimiento económico:
El proceso productivo de Occidente acorde a las estructuras del
moderno sistema-mundo capitalista basa su hegemonía a partir de la
relación capital-trabajo y capital-naturaleza. La extracción de plusvalía
avala el ciclo del capital que tiende a un crecimiento económico que no
es otra cosa que la acumulación del mismo en un contexto innato de
explotación y alienación del sujeto vendedor de su fuerza de trabajo. Por
su parte, el vínculo capital-naturaleza niega la vida de la Pachamama al
reducirla a un recurso natural explotable que se refleja en el
(des)equilibrio ecológico y biodiverso de nuestro planeta. La lógica
material descrita se complementa y condiciona con el aval cultural e
ideológico capitalista que subsume la experiencia social concreta de la
cooperación privilegiando la competencia entre propietarios privados.En
contraste, el proyecto civilizatorio del Buen Vivir cimienta su
convivencialidad en el papel comunitario de la sociedad que se articula
15
Por sociedades occidentalizadas queremos decir aquellos sujetos que recrean las
estructuras mentales que, sin importar su posición geográfica, tienden a legitimar las
pautas hegemónicas de clase, etnia, raciales, sexuales, territoriales, etc., en función al
paradigma del moderno sistema-mundo capitalista.
13
de elementos de solidaridad, reciprocidad, propiedad colectiva,
decisiones avaladas en consenso y autogestión. Prada (2012) establece
que el trabajo y la producción de los satisfactores de vida representan un
acto de celebración colectiva, una actividad donde el disfrute del
bienestar colectivo requiere de la convivencia y del aprendizaje común.
3) Colonización epistémica. Imposibilidad de pensar en alternativas:
La conquista, colonia y república de los territorios americanos contrajo el
exterminio, imposición y degradación de formas de vida originarias
donde se reproducían (reproducen) en diferentes niveles ejercicios
políticos, económicos, de justicia, ideológicos, culturales, democráticos,
de enseñanza, etc., que en el mejor de los casos han resistido de
manera subterránea y clandestina los últimos quinientos años. Esta
oleada “civilizatoria” europeo-anglosajona ha marcado la colonización
epistémica de nuestro hacer-pensar con respecto a pautas
eurocéntricas, antropocéntricas, andocéntricas y etnocéntricas que
legitiman la sociedad de desigualdades y exclusiones estructurales y
superestructurales propias del sistema mundo actual. Sin embargo esta
colonialidad no es homogénea. Prevalecen espacios de producción y
reproducción sociales y de vida donde se construyen, en mayor o menor
medida, resistencias y propuestas que miran un horizonte utópico que
traza una sociedad diversa y plural que apunta a una civilización de la
vida y para la vida (Macas, 2012)
Bajo este entendido, el proyecto ético-civilizatorio del Sumak Kawsay
representa una de las múltiples expresiones milenarias que se recrean en el
Abya Yala en donde las comunidades, particularmente indígenas, se
construyen y reconstruyen como civilizaciones con entidades económicas,
políticas, culturales, sociales, espirituales, lingüísticas, de valores,
conocimientos, institucionales propias avaladas por el devenir histórico. De ello,
articulación material y espiritual entre la sociedad y Naturaleza, la
Pachamama, representa la totalidad de la vida en donde los seres humanos
somos una parte del todo orgánico.
Dicha matriz civilizatoria se torna concreta en un espacio geográfico –territorio-
en donde es posible potencializar la convivencia social desfetichizada por las
relaciones mercantiles y monetarias del moderno sistema-mundo. Es en el
territorio donde, por una parte, se acumulan las experiencias y conocimientos
históricos milenarios transmitidos de generación a generación a través de la
palabra y por otra, se defiende la vida y la memoria contra la invasión,
colonización y explotación propias de la modernidad capitalista.
En suma, ante la negación, silenciamiento y exterminio de las existencias y
saberes no escritos por la tipología del “ser” y “pensar” diseñada por la razón
moderna, es necesario revalorar aquellos saberes y conocimientos
descalificados por la ciencia occidental como “pseudocientíficos”, “irracionales”,
“superticiones”, “creencias” con la idea de consolidar un proyecto civilizatorio
de alcances utópicos en donde se puede construir “Un mundo donde quepan
14
muchos mundos” siguiendo a los y las zapatistas del Sureste mexicano.
Ejemplo de ello es el proyecto ético-civilizatorio del Sumak Kawsay en donde la
comunidad, el ayllu, representa el eje rector de dicha organización económica,
política, social, cultural, espiritual, epistémica, emocional, etc. que plantea un
equilibrio y armonía entre todos sus componentes vivos.
En el horizonte del Buen Vivir se encuentra la posibilidad de una modernidad
no capitalista que oriente los sentidos de las alternativas al desarrollo. El
contenido de estas propuesta se nutre de prácticas de vida no capitalistas y
representa la ruptura radical al eurocentrismo y antropocentrismo (Zibechi,
2012). Al apartarse de las visiones clásicas del desarrollo como crecimiento
económico perpetuo, cuyo fin es el progreso lineal, la propuesta del Buen Vivir
se enfoca en las personas en su sentido amplio reconociendo su afectividad y
creencias como agentes políticos y morales (Gudynas, 2012). De una manera o
de otra, se rompe con la ideología del progreso, y por lo tanto nos ubica en
terrenos que están más allá de la modernidad y del desarrollo. Sin duda la
transición de desarrollos alternativos a alternativas al desarrollo no es sencilla,
ni significa anular al pasado, pero muestran una direccionalidad en las
transformaciones. El caso de los logros alcanzados en Bolivia y Ecuador
ejemplifica la vitalidad y potencialidad de éstas experiencias.
Referencias
15
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17
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