Cartas Cruzadas - Octavio Paz
Cartas Cruzadas - Octavio Paz
Cartas Cruzadas - Octavio Paz
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Octavio Paz & Arnaldo Orfila
Cartas cruzadas
ePub r1.0
Titivillus 07.05.2018
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Octavio Paz & Arnaldo Orfila, 2005
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PRÓLOGO
JAIME LABASTIDA
El material que el lector tiene en sus manos forma parte del archivo histórico de
Siglo XXI Editores: son las cartas cruzadas entre quien fuera director del Fondo de
Cultura Económica (FCE) primero y de Siglo XXI después, Arnaldo Orfila Reynal, y
Octavio Paz, por entonces Embajador en la India.
No omito decir que este conjunto de cartas da cuenta de una de las etapas
decisivas de la historia cultural (y política) de México. Por decirlo así, es la trama
oculta (y, sin embargo, llena de luz) de la historia reciente de nuestra cultura (y de
nuestra política).
El conjunto de cartas va de 1965 a 1970, un amplio arco de seis años. Se
interrumpe en esa fecha por dos causas: la primera es de orden práctico: desde 1971
Paz reside en el país; la segunda es de orden político: entre Orfila y Paz surgen
sombras y diferencias; cada día son más claras las distancias entre los dos.
Pero vayamos por partes.
El epistolario se abre con la exposición (por parte de Octavio Paz) de la idea de
editar una antología general de la poesía en lengua castellana, en respuesta, Orfila (en
su calidad del FCE), a su vez, le hace la petición a Paz de que elabore una nueva
antología de poesía mexicana. Paz acepta la propuesta pero, consciente del problema
que significa su lejanía del país, pone condiciones: carece de libros y precisa de
colaboradores, gente de criterio que le ayude en la tarea. Rasgo de honestidad, sin
duda. Además, tiene una idea clara de lo que debe contener la antología: Paz está por
esa época ávido de renovación, experimentos, cambios: vanguardia, en suma. No le
satisfará una antología tradicional. Desea, pues, una selección que muestre la poesía
en movimiento.
¿Quiénes pueden ser los que colaboren con Paz? El nombre de Alí Chumacero
surge, el primero. A ellos se añadirán luego los de Homero Aridjis y José Emilio
Pacheco. Surgen problemas. Uno de ellos, mayúsculo: Orfila es desaforado y se ve
obligado a dejar la dirección del FCE. Nace nuestra editorial, con Orfila al frente y el
proyecto es retomado desde Siglo XXI. Chumacero, que sigue por un tiempo en el
FCE, no puede colaborar. El problema desaparece con rapidez porque Alí se separa
(temporalmente) del FCE. Pero el problema sustantivo permanece: ¿qué clase de
antología será ésta? ¿Qué poetas incluirá? ¿Con qué poemas? Paz no desea saber sólo
qué poetas se integrarán al conjunto, le interesa determinar con qué poemas. Para él,
que tiene idea clara de lo que desea, deben entrar determinados poetas, pero sólo con
poemas que indiquen ruptura, cambio, tradición de la ruptura. La pugna es
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interminable, según parece y el conflicto se agudiza: ni Paz, por un lado, ni
Chumacero y Pacheco, por el otro, ceden. En esta discusión hay respeto por las ideas
contrarias (Aridjis ha partido al extranjero y no participa en la discusión: apoya los
argumentos de Paz).
La pugna llega en ocasiones al encono (encono intelectual, se entiende). En cierto
nivel de la polémica, Paz decide retirarse del proyecto, pese a que el libro está a
punto de ser publicado. Pero no lo hace. De esta rica polémica de ideas da cuenta este
volumen. El lector asistirá, no sin asombro, a la historia interna, al laboratorio íntimo
del que nació Poesía en movimiento, antología canónica de nuestra literatura, crucial
y decisiva para Siglo XXI.
Luego, Paz le ofrece a Orfila otro libro: Corriente alterna, el símbolo de la
renovación y la crítica, texto de subversión, lleno de audacias teóricas. En las cartas
está presente y vivo ese proceso que condujo a Octavio Paz hasta la ruptura con el
régimen: una historia de dignidad intelectual y estatura moral. De nuevo, son los
aspectos interiores, los rasgos internos de esa desilusión política los que aquí se
destacan. El balance de esta historia culmina en otro libro, acaso definitivo, un ajuste
de cuentas con el sistema (con sus añejas ideas y actitudes), que explica en buena
medida las razones que llevaron a Paz a renunciar al cargo de embajador en la India.
Este ajuste de cuentas es también, por lo tanto, un ajuste de cuentas con su propio
pasado teórico; el debe y el haber se expresan en Posdata, libro de polémica, como
pocos. El título indica que hay una continuidad de ideas y de preocupaciones entre
este libro y las que se contienen en El laberinto de la soledad, aquel texto que marcó
el medio siglo mexicano (se publicó en 1950). Existe continuidad entre uno y otro
libros, pero también ruptura; de lo contrario, ¿por qué escribir una Posdata a El
laberinto de la soledad? La reflexión es posterior a lo que allá se dice: ratifica y
rectifica lo que propone El laberinto de la soledad. El título lo sugiere Laurette
Séjourné.
Las Cartas cruzadas entre Orfila y Paz son expresión de una larga amistad
intelectual. Hay en ellas amistad y respeto, sin duda; pero también hay distancia entre
el editor y el escritor. Las cartas revelan el profundo respeto que el uno tenía por el
otro: muestran, en toda su estatura (moral e intelectual) a los dos. Ningún otro texto
podría expresar mejor las duras (y bellas) condiciones en las que surgió Siglo XXI,
hace 40 años, que este conjunto de cartas en donde resplandece la inteligencia y la
independencia de criterio de dos grandes intelectuales de la América Nuestra.
Por último, sólo me resta agradecer a Marie-Jo Paz su favorable disposición para
hacer posible la publicación de este testimonio histórico.
Noviembre de 2005
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CORRESPONDENCIA
1965/1970
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Nueva Delhi, a 18 de junio de 1965
Querido amigo:
Gracias por su carta del 4 del mes en curso. Su respuesta me anima. Espero poder
enviarle lo prometido a fines de este año.
Perdóneme. No quise decirle que el Fondo no se interesa en los libros de poesía:
pensé que publicar dos libros míos en un mismo año era demasiado.
En el último párrafo de su carta me pide que le sugiera algunos títulos de libros y
autores. Se me ocurren varios nombres. He leído recientemente Le cru et le cuit, de
Claude Lévi-Strauss. Un libro extraordinario. A mi juicio Lévi-Strauss es uno de los
grandes pensadores de esta época. Ojalá que ustedes publiquen algunas de sus obras.
También le recomiendo otro de sus estudios: Tristes tropiques. Entre los ensayistas
franceses valdría la pena dar a conocer a Maurice Blanchot. Un escritor esencial. Por
último, the last but not the least, a nuestro amigo Tomás Segovia. Acaba de enviarme
el manuscrito de su último libro de poemas. Me parece de primer orden y confirma lo
que siempre pensé: uno de los verdaderos talentos de la nueva literatura en nuestra
lengua. Debería aparecer en Letras Mexicanas.
Otra idea: hace mucho propuse a la Universidad (y después a Joaquín Díez
Canedo) la edición, en varios tomos, de una antologia general de la poesía en lengua
castellana (podría extenderse a la portuguesa). Cada volumen estaría al cuidado de
uno o dos grandes especialistas de la materia. La obra podría comprender estos
títulos: Poesía Medieval; Renacimiento; La Época Barroca (de inusitada riqueza,
quizá la más importante del periodo en Occidente, con la particularidad de que la
aportación hispanoamericana es mucho más importante de lo que piensa el público);
Neoclasicismo y Romanticismo (en un solo volumen porque nuestra lengua no tiene
figuras comparables a las de otras literaturas en esa época —aquí también es notable
la presencia hispanoamericana); Modernismo (podría incluir a los poetas
posmodernistas, utilizando la clasificación de Anderson Imbert: hasta López Velarde
y Reyes); Vanguardia y Contemporáneos (desde 1920 hasta 1960). Entre los
colaboradores que se me ocurren: Raimundo Lida, Anderson Imbert, Chuma— cero,
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Manuel Durán, Alatorre, Cintio Vitier, Sergio Fernández. Doy unos cuantos nombres,
casi al azar. La publicación de esa obra sería fundamental y bastaría para que se
recordase la labor del Fondo en el campo de la cultura hispanoamericana por muchos
años. Aunque es innecesario subrayar su importancia, le diré que la edición de esa
antología contribuiría a afirmar la unidad de nuestros pueblos, hoy más que nunca
amenazada. Saber que tenemos un pasado en nada inferior al de los angloamericanos
tal vez nos dé fuerzas para afrontar lo que venga. (Santo Domingo no ha sido lo
primero ni será lo último).
Un abrazo,
Octavio Paz
Junio 18 de 1965
Mi querido amigo:
Continúo mi carta anterior, que espero haya recibido, expresándole el interés que
tendría en que usted nos prestara una valiosa colaboración, a pesar de conocer la gran
tarea que debe tener sobre sus espaldas en la función que desempeña.
En efecto, recordará usted nuestra Antología de la poesía mexicana moderna, que
mereció el agudo examen crítico que publicara usted en el momento de su aparición.
Dicha obra se agotó hace algunos años y Castro Leal nos ha tenido a la espera de su
nueva Antología por ese mismo tiempo. Ahora último, he debido cancelar las
tratativas que con él llevábamos para decidir la edición, en vista de una actitud poco
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amistosa que ha demostrado.
Esto me ha dejado en libertad de considerar la posibilidad de hacer otra Antología
diferente y se me ha ocurrido que usted sería quien podría dar la mejor selección para
una obra de esa naturaleza y para la que le serviría como trabajo adelantado la que
publicó en la UNESCO.
¿Qué impresión le produce esta idea? ¿No cree usted que podría prestarnos esa
gran ayuda y que pudiéramos darnos el gusto de publicar una Antología preparada
por usted?
Le ruego quiera darme alguna opinión a este respecto, pues me gustaría mucho no
demorar demasiado esa publicación que debe alcanzar una buena difusión en
América, para lo cual había pensado editarla en dos volúmenes en nuestra Colección
Popular, que es la que está penetrando más ampliamente entre los lectores del
Continente y de España.
Le agradeceré cualquier sugerencia que me formule.
Una variante podría ser —en caso de que usted deseara alguna colaboración—
efectuar una “selección colectiva”, que me parece podría resultar una idea novedosa:
que tres o cuatro escritores o críticos participaran en la selección y que se explicara
luego la forma en que se proceda. Alí participaría y podríamos ponernos de acuerdo
en los otros dos nombres. Me daría mucho gusto que usted me diera su opinión sobre
todo esto y que me dijera que por lo menos no le parece disparatada esta segunda
proposición.
En mi carta anterior olvidé decirle que publicamos también una nueva edición de
La realidad y el deseo, incorporando La desolación de la quimera, como me lo había
pedido Cernuda unas horas antes de morir. Si no recibió el volumen y le interesa,
puedo enviárselo.
A la espera de sus noticias, le envío un cordial abrazo.
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Kabul, * a 1 de julio de 1965
Querido amigo:
Un abrazo
Octavio Paz
*Paso unos días en Afganistán. Regresaré a Delhi hacia el 20 del mes en curso.
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EMBAJADA DE MÉXICO
Kabul, a 18 de julio de 1965
Querido amigo:
Gracias por el envío de la carta del doctor Promies. De acuerdo con su sugerencia, le
he contestado en los términos que usted verá. Como no tengo conmigo su dirección,
le ruego encarecidamente que se sirva ordenar la reexpedición de mi carta al doctor
Promies. Gracias.
Como podrá usted darse cuenta, yo preferiría que no se publicase el volumen de
Seghers por varias razones: la primera, porque no me gusta del todo la idea de que se
utilice, para presentar a un escritor de lengua castellana, un texto de un crítico
extranjero (entre nosotros: esto revela, entre otras cosas, la pobreza de nuestra crítica
y el desdén con que vemos las obras de los escritores de nuestra lengua); enseguida,
porque el libro de Seghers está plagado de erratas y errores; y, en fin, porque del
estudio de Claire Céa, aunque escrita con la mejor voluntad y fervor, resulta
insuficiente según la mayoría de los amigos franceses que han leído el librito… Ya
veremos la respuesta del doctor Promies.
¿Recibió mis dos últimas cartas? En la primera, le recomendaba varios libros,
entre ellos uno de Tomás Segovia —ojalá que ustedes pudiesen publicarlo—. En la
segunda, le daba mi opinión sobre el proyecto de Antología de poesía mexicana.
Espero con impaciencia su reacción y la de Alí. Asimismo, me interesa muchísimo
conocer su opinión sobre el proyecto de una Antología General de la Poesía en
Lengua Castellana (¿y portuguesa?). Creo que sería una obra fundamental para
nuestros pueblos.
Un abrazo,
Octavio Paz
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EMBAJADA DE MÉXICO
Nueva Delhi, India.
Agosto 4 de 1965
Estimado amigo:
Un pequeño favor: un poeta y crítico colombiano, Mario Palacio Duque (Calle 23 No.
22-23, Bogotá, Colombia) me escribe diciéndome que no puede conseguir un
ejemplar de Libertad bajo palabra en Bogotá (!). ¿Podría usted enviarle un ejemplar?
Gracias de antemano.
Me imagino que habrá recibido la carta que le envié desde Afganistán. Espero
con impaciencia su respuesta.
Octavio Paz
Más adelante le escribiré, apenas conozca su reacción ante mis sugerencias sobre el
proyecto de antología de poesía mexicana.
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Nueva Delhi, a 11 de agosto de 1965
Querido Orfila:
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proyecto de la antología mexicana que, en principio, me interesaba la segunda
fórmula que usted sugería, sobre todo si Alí formase parte del grupo… Espero con
impaciencia su respuesta.
Afectuosamente, Octavio Paz
P. D.: ¿Sería usted tan amable de ordenar que se me envíen dos ejemplares de
Libertad bajo palabra, por mi cuenta? Gracias.
Mi querido amigo:
He estado demorando mi respuesta a sus cartas últimas porque quería haber llegado a
un acuerdo definitivo sobre el hermoso proyecto de la Antología de la poesía
mexicana sobre la que usted me envió tan acertada opinión y también para comentar
el de la Poesía de lengua castellana.
Aunque no puedo darle ahora esa respuesta concreta que debo hacerle llegar,
quiero decirle que, con respecto a la primera, creo haber convencido a Alí que se
haga cargo de la coordinación del libro, para el cual le he pedido un primer
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anteproyecto que enviaríamos a usted para su aprobación.
Con respecto al estudio previo, él pensaba que si no lo ha publicado usted todavía
en castellano, podríamos utilizar el que preparó para la edición francesa, actualizado
o completado, si usted lo deseara.
Seguimos pensando en los jóvenes que podrían colaborar y hemos tenido que
desechar a José Emilio Pacheco, que considera que representa una responsabilidad
excesiva el participar con ustedes en esa selección y, por otra parte, se encuentra
abrumado de trabajo. De Jaime Sabines y Montes de Oca, nuestra impresión
confirmada es que no tienen la suficiente información sobre la literatura mexicana
como para poder actuar con juicio crítico. Yo he pensado en Huberto Batis que me
parece un joven responsable y muy enterado a quien vamos a consultar esperando que
a usted le parezca bien.
Respecto a la incorporación de un crítico, hemos pensado que sería mejor no
incorporarlo por ahora, porque los equipos demasiado grandes pueden darnos
dificultades en lugar de abreviarnos tareas. Por ello, pienso que si usted, Alí y Batis
—o algún otro que lo reemplazara— aceptaran la tarea, sería magnífico y podríamos
llegar a un excelente resultado. Yo desearía mucho que todo el trabajo pudiera
acelerarse, porque es indudable que deberíamos publicar la obra en el primer
semestre del año próximo.
Con respecto a la otra obra de mayor aliento la Antología de la poesía en lengua
castellana (y tal vez portuguesa), debo expresarle que a mí me parece un proyecto
excelente, pero por su importancia, deseo primero conocer la opinión de la Junta de
Gobierno. Ya volveré a escribirle rogándole justifique mi demora en hacerlo porque
ahora, con tres ministros y un embajador en la Junta, me resulta más difícil lograr
esas reuniones.
Al doctor Promies le envié la carta suya y confío ha de escribirle directamente.
Me han parecido muy correctas las sugerencias que usted le ha hecho llegar para la
edición de su Poesía.
Con respecto al libro de Tomás Segovia, ya le dije que no he tenido ninguna
noticia directa de él y que con lo que usted me expresa, es suficiente para que yo
acepte publicarlo como lo hicimos con su anterior libro, Luz de aquí. Ya le informé
también en la mía de julio 6 cómo nos hemos interesado en la obra de Lévi-Strauss,
de la que hemos publicado dos títulos y tenemos en preparación el último, Le cru et le
cuit.
Le escribiré muy pronto cuando Alí me entregue su anteproyecto de la Antología
y le podré proponer a usted la forma que consideremos más viable [para] su
realización.
Ayer recibimos su carta del 4 de agosto e inmediatamente se le despachó el libro
Libertad bajo palabra, al señor Mario Palacio Duque. No se extrañe de que faltara
esta obra en Bogotá porque la actividad en ese país se encuentra extraordinariamente
complicada en los 2 últimos años y los libreros trabajan con enormes dificultades.
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Dispongo que inmediatamente se preocupen por ofrecer este libro especialmente.
No olvide su promesa de enviarme sus nuevos originales y, en esa espera, le envío
un cordial abrazo.
Querido amigo:
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casi de mi edad. Aparte de Pacheco —a quien usted podría convencer, si insistiese un
poco— se me ocurren otros nombres, como Zaid. En suma, podría escogerse entre
Montes de Oca, Pacheco, Zaid, etc. (La lista es incompleta; hay otros nombres, como
Aridjis). Estas proposiciones, por supuesto, no son definitivas. Ya me dirán ustedes su
opinión… No, mi prólogo a la antología de poesía mexicana ha aparecido ya varias
veces en español y está recogido en libro (Las peras del olmo). Además, se refiere a
toda la poesía mexicana… menos a la contemporánea. Espero con impaciencia el
“memorandum” de Alí, que será la base de nuestro trabajo.
Comprendo que el proyecto de la Antología general de la poesía en lengua
castellana requiera reflexión y consulta con la Junta de gobierno. Ruego a las
sombras del Almirante Hurtado de Mendoza, Garcilaso, Soto de Rojas, Juana Inés de
la Cruz, Bécquer, Rubén Darío, Leopoldo, José Martí, Miguel de Unamuno, Ramón
López Velarde, Alfonso Reyes y otros, que inspiren a esos señores. La importancia de
esa antología es múltiple. Desde el punto de vista de la poesía y aun de la literatura es
evidente, “ça, va de soi”. Pero no es menos importante desde el punto de vista de lo
que llamaría la política del espíritu y, aun, la política a secas. Es necesario que los
hispanoamericanos se reconozcan en su tradición poética porque ésa es una de las
maneras que tienen para darse cuenta de que realmente pertenecen a algo más vasto y
más cierto que la República de Argentina, Chile, México o Cuba, ridículas patrias
creadas en el siglo XIX por los espadones, las oligarquías y los imperialismos
extranjeros. La antología que propongo forma parte de esa recuperación de la
conciencia hispanoamericana sin la cual nada de lo que hagan nuestros pueblos
tendrá grandeza y sentido histórico. En este sentido no es menos importante que
protestar contra la intervención en Santo Domingo, elaborar planes de integración
económica regional, etcétera.
No quiero terminar esta carta sin felicitarlo por la publicación de los libros de
Lévi-Strauss. Es un escritor extraordinario, como no lo había tenido Francia desde
Bergson (comparación que no sé si le gustará a Lévi-Strauss). Escribo ahora un largo
comentario sobre su obra. Creo que lo publicaré en la Revista de la Universidad. Es
un examen crítico pues, aunque lo admiro muchísimo, su pensamiento no deja de
suscitar en mí serias y graves objeciones.
Muy afectuosamente,
Octavio Paz
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Septiembre 7 de 1965
Mi querido amigo:
Había dejado pasar los días sin responder a la suya del 11 ppdo., precisamente porque
observé que se cruzaron nuestras últimas cartas con las suyas. Ahora las cosas se van
poniendo en orden, pues recibo la del 25 y espero que usted haya recibido todas mis
anteriores.
Sobre la consulta que me formula en la primera suya debo decirle que el
problema surge de la circunstancia que Hungría no firmó la Convención Internacional
de Derechos de Autor de Ginebra —a la que sí está adherido México—, y que, en
consecuencia, se rige por los acuerdos de la Convención de Berna que se suscribió en
años anteriores.
Le acompaño copia de la declaración anexa al Decreto Presidencial de México de
1957, en la que se explica el régimen especial que rige a los países que se atienen a
los acuerdos de Berna y no a los de Ginebra.
El problema es, pues, más indicado para ser resuelto con buena voluntad por los
editores de Hungría, que pueden respetar sus derechos con contratos personales y
directos. No sé si todo esto aclara sus dudas.
Me alegra mucho su noticia sobre las traducciones en Checoslovaquia y en
Francia. No he recibido todavía Los signos en rotación que ha editado Sur y sobre el
que he visto algún anuncio en La Nación.
Y vamos a lo de la Antología que es un tema que me preocupa y apura mucho
porque creo que estamos incurriendo en falta grave al no haber reeditado esta obra
por las razones que usted ya conoce.
Estamos completamente de acuerdo con usted con respecto a las personas que
podrían trabajar en ella. Aparte de usted y Alí nos parece bien insistir en José Emilio
Pacheco e invitar a Aridjis. Si alguno de ellos o los dos no aceptaran, Alí propone a
Arturo Cantú y Hugo Padilla; a estos dos no les hablaremos hasta no tener la opinión
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de usted y, en cambio, en estos días se lo comunicaremos a José Emilio y a Aridjis.
Con el caso de Batis no hay ningún problema porque no le habíamos dicho nada y
creemos razonable lo que usted nos dice.
Para seguir adelantando en el trabajo le pedí a Alí que, en base a la Antología de
Castro Leal, señalará los autores que considerara conveniente eliminar y también
indicarnos cuáles nombres, que faltan, deberían incorporarse.
En las páginas adjuntas le envío esas listas: en las hojas 1 y 2 van los de la
Antología con los proyectos de primera y segunda eliminación, en caso de que a usted
le pareciera conveniente. En la hoja 3 van los nombres de los que faltan en la
Antología publicada y marcados también los que podrían eliminarse, en caso de
querer ser muy estrictos.
Mi opinión desde fuera, y que Alí también encuentra razonable, sería la de ser
más generosos con los de las últimas generaciones y ser más estrictos con los ya
pasados y que puedan no tener una obra fundamental o que signifiquen algo en el
proceso de la creación literaria mexicana. Me daría mucho gusto que usted nos diera
su opinión cuanto antes pueda.
Alí me dice que estaría dispuesto a escribir el prólogo general si es que usted no
puede hacerlo, y después habría que dividirse las notas de presentación de cada autor
entre los cuatro colaboradores.
Cuando usted nos trasmita la opinión sobre los autores que considera deben
mantenerse en la nueva Antología, la someteríamos a la opinión de los otros dos
colaboradores y, cuando tengamos su informe, se lo haremos llegar a usted de nuevo
para su consideración. Tengo mucha fe en que habremos de lograr una cosa muy
buena y que pronto podremos ofrecer la mejor Antología de la poesía mexicana
moderna que se haya hecho en México.
Estoy totalmente de acuerdo con usted sobre lo que me dice con respecto a la
Antología general de la poesía en lengua castellana y créame que será un proyecto
que defenderé con gran interés si veo las posibilidades de colaboración que sería
necesaria para llevar adelante la iniciativa. Voy a leer su carta a mis amigos de la
Junta de Gobierno, porque creo que es la mejor argumentación que pueda
presentarles para que me autoricen a la inversión que la obra habrá de significar.
Se le han mandado los libros que solicitara y espero reciba los de Lévi-Strauss,
que le he despachado con alguna otra novedad.
Le agradecería mucho me dijera para cuándo piensa darme usted nuevas noticias
sobre los dos trabajos que me prometiera hace unos meses: su libro de poemas con
una parte de texto en prosa, y su nuevo ensayo que continuaría El laberinto de la
soledad. Quiero reiterarle que tengo gran interés en recibirlos y que tan pronto
llegaran a mis manos los enviaría a la imprenta. ¿No podría llegar alguno de ellos
antes de finalizar el año? De todos modos, le ruego me diga qué perspectivas ve sobre
las fechas en que podría enviármelos.
Ayer recibí carta de Tomás Segovia y ahora voy a escribirle ratificando lo que
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usted le expresara con respecto a su libro.
Le despachamos los dos ejemplares de Libertad bajo palabra y se hicieron los
demás envíos que usted solicitara. Es posible que momentáneamente haya faltado El
arco y la lira en Buenos Aires porque estamos sufriendo las consecuencias de una
perturbación extraordinaria en los envíos postales. Ha habido huelgas de correos en
dos o tres oportunidades en este año y ahora tienen un conflicto con la aduana a causa
del cual los editores no reciben libros hace como tres meses, pero me informan aquí
que ya se le ha enviado la reposición de ese libro que solicitaron.
Creo que nuestro servicio de distribución funciona muy correctamente y, a pesar
de que a veces pueden producirse algunas fallas, entiendo que hemos logrado una
buena eficiencia.
Y hasta pronto. A la espera de sus noticias, le envío un cordial abrazo.
P. D. Después de redactada esta carta hemos vuelto a conversar con Alí del tema.
Para el caso en que usted estuviera conforme en presentar una Antología más
generosa —en lo que aquí estaríamos de acuerdo— se procedería en la forma en que
Alí le explica en la posdata adjunta.
Octavio:
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probablemente porque ya hizo otra antología —la del siglo XIX— para otra casa
editora. Yo insistiré con el objeto de que se decida. Aridjis, creo, no pondrá ninguna
objeción.
No te precipites y considera las posibilidades de hacer una antología muy amplia,
o una menos amplia, o una “antología” más reducida. Cualquiera de esas decisiones
sería buena, y en cualquier caso haríamos una tarea importante.
Alí
Los marcados —: Alí propone suprimirlos.
Los marcados en • : serían los indicados para una segunda eliminación en caso de
querer reducirse más el número de autores.
En la hoja 3, se mencionan los que no figurando en la Antología anterior, Alí
piensa se deberían incorporar. Como en el caso anterior, si se quiere disminuir la lista,
saldrían en primer término los marcados — y en segundo término los •.
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Rafael López (1873-1943) Carlos Gutiérrez Cruz (1897-1930)
— Roberto Argüelles Bringas (1875- — Gregorio López y Fuentes (1897)
1915)
• María Enriqueta (1875) — Daniel Castañeda (1898-1959)
— Luis Rosado Vega (1876) — Vicente Echeverría del Prado
(1898)
Efrén Rebolledo (1877-1929) Renato Leduc (1898)
— Manuel de la Parra (1878-1930) — Honorato Ignacio Magaloni (1898)
— Rafael Cuevas (1883-1942) Manuel Maples Arce (1899)
— Rafael Cabrera (1884-1948) • Enrique González Rojo (1899-
1939)
— Francisco Orozco Muñoz (1884- Bernardo Ortiz de Montellano
1950) (1899-1949)
— Jorge Adalberto Vázquez (1886 Carlos Pellicer (1899)
—)
Enrique Fernández Ledesma • Enrique Asúnsolo (1901—)
(1888-1939)
Genaro Estrada (1887-1937) José Gorostiza (1901)
• Octaviano Valdés (1901) Efraín Huerta (1914)
Jaime Torres Bodet (1902) Octavio Paz (1914)
Jorge Cuesta (1903-1941) Alberto Quintero Álvarez (1914-
1944)
Efrén Hernández (1903-1958) • Rafael del Río (1915)
Elías Nandino (1903) — Manuel Lerín (1915)
Xavier Villaurrutia (1903-1950) Rafael Solana (1915)
— Noé de la Flor Casanova (1904) Neftalí Beltrán (1916)
Salvador Novo (1904) Héctor González Morales (1917)
— Solón Zabre (1904) Margarita Michelena (1917)
Alfonso Gutiérrez Hermosillo Manuel Calvillo (1918)
(1905-1935)
Miguel N. Lira (1905—) José Cárdenas Peña (1918)
— Clemente López Trujillo (1905) Alí Chumacero (1918)
• Gabriel Méndez Plancarte (1905- — Emma Godoy (1918)
1949)
Gilberto Owen (1905-1952) — María Luisa Hidalgo (1918)
Rodolfo Usigli (1905) • Adalberto Navarro Sánchez (1918)
— Manuel González Flores (1907) • Tomás Díaz Bartlett (1919)
— Práxedes Reina Hermosillo (1908) • Guadalupe Amor (1920)
— Jesús Reyes Ruiz (1908) • Bernardo Casanueva Mazo (1920)
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— María del Mar (1909) — Miguel Castro Ruiz (1920)
— Jesús Sansón Flores (1909) — Jesús Medina Romero (1921)
— José López Bermúdez (1910) — Javier Peñalosa (1921)
Octavio Novaro (1910) — Margarita Paz Paredes (1922)
• Carmen Toscano (1910) — Jesús Arellano (1923)
Concha Urquiza (1910-1945) Rubén Bonifaz Nuño (1923)
— Roberto Guzmán Araujo (1911) • Wilberto Cantón (1923)
— Vicente Magdalena (1911) • Dolores Castro (1923)
— Miguel Bustos Cerecedo (1912) — Joaquín Antonio Peñalosa (1923)
— Arturo Adame Rodríguez (1913) Miguel Guardia (1924)
— Mauricio Gómez Mayorga (1913) Rosario Castellanos (1925)
— Jorge Ramón Juárez (1913) — Ramón Mendoza Montes (1925)
— Manuel Ponce (1913) Jaime Sabines (1925)
• Rafael Vega Albela (1913-1940) — Enriqueta Ochoa (1928)
• Ramón Galguera Noverola (1914) — Gloria Riestra (1929)
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Emmanuel Palacios (1906) Eraclio Zepeda (1937)
• Edmundo Báez (1914) Jaime Labastida (1939)
Alfredo Cardona Peña (1917) Gabriel Zaid ( )
— Griselda Álvarez (1918) José Emilio Pacheco (1939)
Jorge González Durán (1918) Homero Aridjis (1940)
— Félix Dauajare Torres (1920)
Septiembre 17 de 1965
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Mi querido amigo:
Continúo mi carta última del 7 corriente, porque me interesa informarle que nos
reunimos el martes último Alí, Aridjis y José Emilio Pacheco, para conversar del
tema de la Antología.
Estoy muy contento porque los dos aceptaron con entusiasmo participar en el
proyecto. Les expusimos los puntos hasta ahora tratados con usted y les advertimos
que esperábamos su respuesta sobre la lista primera que le enviara, de acuerdo a las
proposiciones de Alí.
Los cuatro estuvimos de acuerdo en que la Antología adquiriría un mayor valor
ampliándola en la forma más generosa que ustedes aceptaran, porque de tal manera
podría significar una especie de “Historia” de la poesía mexicana de la época. Por
esto Alí insiste en que su señalamiento de las posibles exclusiones lo hizo para el
caso que se consideró primero, de hacer una Antología auténtica, muy selectiva, pero
que él también ahora está de acuerdo en que se amplíe lo más posible. Esperamos,
pues, su opinión con mucho interés para comenzar a trabajar.
Sería interesante que usted nos señalara también los poetas que desearía tratar en
especial, tanto para su presentación como para la selección de su poesía. Otro tema
que habría que considerar sería la extensión que a cada uno se le concedería, tanto en
la presentación como en el número de poemas seleccionados, para lo cual sería
necesario, tal vez, que usted mismo hiciera una clasificación en 4 o 5 categorías, para
mantener un equilibrio y asignar los textos de acuerdo a esta clasificación que usted y
los demás antólogos resolverían.
Espero que con la situación inquietante que ese país mantiene por estos días no se
perturbe nuestra comunicación, que desearíamos fuese lo más rápida posible para
sostener un diálogo frecuente.
Y hasta pronto. Reciba un cordial abrazo de su amigo, Arnaldo.
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México 12, D. F., México.
Querido amigo:
Precisamente cuando me disponía a escribirle, recibí su carta del 9 del mes en curso.
Mi silencio se debe a que, como usted y Alí me lo pedían, no quise contestar sino
hasta haber reflexionado con calma sobre el tema de la antología de poesía mexicana.
No sin vencer ciertas dudas y vacilaciones, le expongo a continuación las
conclusiones a que he llegado.
Estoy de acuerdo en que haya tres caminos posibles: una antología estricta, otra
no tan estricta y una “histórica”. Sólo que ustedes no definen el criterio en que
debería fundarse la selección. El número de poetas y de poemas que deben figurar (a
eso se reduce la clasificación en estricta, no tan estricta e “histórica”) depende del
punto de vista del antologista: su poética, su gusto, sus ideas e, inclusive su capricho.
Ustedes dan por sentado que los cuatro antologistas tenemos, más o menos, ideas y
gustos semejantes. Es posible pero, tal vez, hubiera sido mejor comenzar por el
principio. Por ejemplo, a mí me gustaría conocer las opiniones de Aridjis y Pacheco,
la idea que tienen de nuestra tradición poética.
Para mí, una antología de poesía mexicana debe responder, sobre todo, al criterio
de originalidad del poeta, quiero decir, a la novedad de su obra, en el buen sentido de
la palabra, dentro de la tradición mexicana. Por ejemplo, Gutiérrez Nájera, López
Velarde y Tablada son poetas que agregan algo que no existía en la poesía de sus
antepasados inmediatos. Son una ruptura y un comienzo. En seguida, debe
considerarse aquellas obras que enriquecen nuestra tradición por su carácter único:
Othón, poeta tradicionalista, no se parece a los académicos de su época; Novo y
Owen, típicamente “vanguardistas” en su mejor época, son muy diferentes a Pellicer
y Villaurrutia, no menos “vanguardistas”. Esta segunda categoría está compuesta por
obras que, aunque no representan estrictamente un comienzo, son inconfundibles y
únicas. Aparte de estas dos cualidades esenciales, habría que tomar en cuenta otras
circunstancias menos decisivas pero que tienen cierto peso. Una sería la importancia
histórica de la obra dentro de un movimiento o un periodo: Urbina y Rebolledo en el
modernismo. Otra sería la influencia del poeta entre sus contemporáneos o sucesores:
González Martínez. Mi idea es que, si en verdad existe una tradición poética en
México, esa tradición se manifiesta por sus cambios y variaciones: tradición no es
repetición sino movimiento.
La lista que ustedes me envían contiene 150 poetas, si no me equivoco en la
cuenta. Algo así como dos poetas y fracción por año. La comparo con una antología
de poesía alemana que acabo de recibir y que abarca más o menos el mismo periodo
(de Rilke y Trakl a Günter Grass y Enzensberger): incluye sólo 56 poetas, entre
alemanes y austriacos. Tengo a la vista la antología de Faber (ingleses y yanquis): 58
poetas. No tengo conmigo antologías francesas e italianas pero las cifras han de ser
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semejantes. Francamente no creo que tengamos una tradición más rica que la de esos
países. Recuerdo, además, que la mexicana sólo es una parte de la poesía
hispanoamericana.
Según la lista de ustedes, la antología muy estricta estaría formada por 79 poetas;
la no tan estricta por 103; y la “histórica” por 157. Por mi parte yo hice una lista muy
estricta, es decir, de poetas sin cuyas obras la poesía mexicana no sería lo que es: 24
nombres. Pueden agregarse otros 18, que señalo con una interrogación, lo que daría
42. Por supuesto, podrían aumentarse o disminuirse unos cuantos nombres. Advierto
que en mi selección tuve en cuenta el principio recomendado por Alí: severo con los
del pasado y benévolo con los jóvenes. La diferencia entre la lista de ustedes y la mía
es demasiado grande: en el primer caso (muy estricto), 54 poetas; en el segundo (no
tan estricto), 61. Quedaría abierto el tercer camino: la llamada “antología histórica”.
Digo llamada porque ese libro no sería una antología ni una historia propiamente
dicha —sino una nómina—. Precisamente lo que hace años critiqué a Castro Leal.
Temo que nuestros puntos de vista resultan incompatibles. Si ustedes lo piensan
así, díganmelo sin pena. Lo sentiría de verdad, no tanto por la antología cuanto
porque una de las razones que me impulsaron a aceptar fue el hecho de que Alí
dirigiría y coordinaría nuestros trabajos. También me agradaba colaborar con dos
poetas jóvenes que estimo de verdad: Aridjis y Pacheco. Dicho esto, le confieso que
el proyecto no logra conquistarme del todo. A mí no me parece indispensable una
antología de poesía mexicana; lo que nos hace falta es una de poesía
hispanoamericana. Y esto por varias razones. La primera es poética: la indudable
unidad de nuestra poesía (López Velarde se parece más a Lugones que a Reyes o a
González Martínez; Pellicer más a Huidobro y Carrera Andrade que a Villaurrutia o
Gorostiza; Vitier más a Chumacero que a Lezama Lima; Sabines a Vallejo que a
Segovia; etc.). Las otras razones son de orden moral, histórico y aun político. Apenas
si es necesario insistir sobre ellas. En todos los campos, desde el de la economía hasta
el de la política, los latinoamericanos buscan unirse o, como ahora se dice, integrarse.
Ahora bien, si hay algo en que se manifiesta plenamente la unidad de nuestra
América, ese algo es justamente la poesía: un mundo de gran riqueza y variedad pero,
asimismo, dueño de una notable coherencia… Creo firmemente que América Latina
se unirá o se convertirá en un territorio de caza y pesca de esta o aquella gran
potencia. Todo lo que nos una o nos dé conciencia de nuestra unidad, contribuirá a
defendernos. Siempre he lamentado que la colección de Letras Mexicanas no se llame
Letras Hispanoamericanas… Vuelvo al tema de esta carta: si ustedes piensan que
nuestras diferencias son demasiado grandes (¡nada menos de medio centenar de
poetas!), no se preocupen: me haré a un lado. Mi estimación y mi amistad no sufrirán
mengua alguna. Inclusive me quitarán ustedes un peso de encima.
No sé cuándo podré enviarle los libros de que le hablé en una de mis cartas.
Espero que estén listos hacia mediados del año entrante. Escribo de prisa pero de una
manera dispersa y discontinua. El primero está muy avanzado pero me faltan algunos
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poemas y la mayoría de los comentarios en prosa. El otro, sobre la América Latina, es
todavía un borrador informe.
Saludos muy afectuosos y cordiales para Alí, Aridjis y Pacheco. Y para usted, con
mi amistad,
Un abrazo,
Octavio Paz
P. D.: A propósito de libros que el Fondo tal vez podría publicar, se me ocurre uno de
Jakobson: Ensayos de lingüística general. Como usted sabe, el pensamiento de
Jakobson ha influido profundamente en Lévi-Strauss.
Anexos:
I. MODERNISTAS
a) 1880-1895
a) 1895-1910
II. POSTMODERNISTAS
1910-1925
III. VANGUARDIA[3]
a) 1925-1940
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Carlos Pellicer
Manuel Maples Arce (?)
Jaime Torres Bodet (?)
José Gorostiza
Xavier Villaurrutia
Salvador Novo
Bernardo Ortiz de Montellano (?)
Gilberto Owen (?)
Jorge Cuesta (?)
b) 1940-1955
POETAS JÓVENES[5]
1955-1965
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Literatura. No la tengo conmigo y de ahí que no sepa si aparecen nombres distintos
de los que cita Alí. De todos modos, creo que no habría que incluir a ningún poeta
que no haya publicado por lo menos un libro.
La lista de los poetas esenciales comprende 24 nombres. La “no muy estricta”:
42. Por supuesto, podrían agregarse unos cuantos: Manuel Durán, Margarita
Michelena, Rodolfo Usigli, Enrique Asúnsolo, Renato Leduc, Genaro Estrada, Rafael
López, González León y algún otro. Esta última selección sería algo así como una
antología muy amplia. Antología de obras y no de nombres, cada poeta debería estar
representado con cierta generosidad, como se hizo en Laurel.
Noviembre 6 de 1965
Mi querido amigo:
Le agradezco mucho su carta del 20 de octubre ppdo., que estábamos esperando con
mucha ansiedad.
Ayer nos hemos reunido Alí, José Emilio y Aridjis, y durante más de tres horas
conversamos sobre el proyecto de la Antología, se cambiaron opiniones entre los tres
colaboradores y, como resultado de esa larga charla, quieren hacerle llegar a usted la
opinión fundamental de ellos a la que yo, como editor, me adhiero: que de ninguna
manera pueden aceptar ahora que usted abandone su participación en el proyecto de
la Antología, y que consideran que no hay ninguna dificultad para ponerse de acuerdo
con lo que usted propone. Piensan que es una buena opinión la suya de efectuar la
edición de la Antología con un criterio restrictivo, y que la lista que usted ha formado,
aun con los marcados con interrogantes y los nombres mencionados como posibles
integrantes, es totalmente aceptable.
Proponen sólo algunas eliminaciones de su nómina y que le agrego en hoja
aparte: Torri y Arreola para mantener la Antología sólo con poemas en verso y
además porque desde [hace] tiempo le he sugerido a José Emilio prepare un pequeño
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volumen con poemas en prosa; Usigli, porque estando tan entregado al teatro y no
habiendo publicado nada de poesía en los últimos tiempos, consideran que no es
indispensable; Padilla, por respetar el criterio que usted mismo sugiere de incorporar
sólo los que tienen libros publicados; Asúnsolo y González León, por entender que
no son tampoco importantes; y los cuatro jóvenes Oliva, Zepeda, Labastida y Shelley,
porque han publicado solamente en el grupo de La Espiga Amotinada; y piensan que
Juan Bañuelos es el que puede representarlos con más calidad.
Proponen en cambio agregar los siete nombres que también le anexo y en cuya
lista seguramente puede haber influido algún problema personal de amistad o
consecuencia, y que ha sido tomado en cuenta por si usted no opone resistencia a esas
incorporaciones. De esta manera, y aceptando usted eliminaciones y agregados
nuevos la Antología llegaría sólo a 47 nombres, que nos parece bastante discreta, y
con una nómina muy cercana a la más generosa que usted señalaba de 42 y a la que
sugería la posibilidad de agregar otros 8 o 9.
A todos nos daría mucho gusto que usted aceptara esta proposición y que
formulara, desde luego, cualquier observación que quisiera, para que el debate se
lleve hasta que todos queden perfectamente conformes con el plan definitivo.
Le agrego también la adjudicación que aquí hicieron para cada uno de los
antólogos, señalándole a usted 10 nombres, pero desde luego que cada uno de ellos
está dispuesto a efectuar cualquier cambio que usted deseara proponer, y agrega Alí
que le puede hacer llegar a usted los materiales que necesite en caso de que no los
tenga con usted.
Créame que para todos sería una gran contrariedad que usted no continuara en la
primera idea de participar principalmente en este proyecto que pensamos es muy
importante y que deseamos llevar a la práctica lo antes posible. Si usted no
participara, el proyecto se desmoronaría.
Me agradaría mucho su pronta respuesta y, si no es demasiado pedirle, le
agradecería nos pusiera un cable dirigido a “Doraca”, México, con la simple noticia
de su aceptación, si esto es lo que usted resuelve, que lo esperamos. De esta manera
se pondrían a trabajar de inmediato sus tres colaboradores, que en estos momentos
tienen tiempo libre para hacerlo con bastante dedicación.
Piensan que cada uno señalaría los poemas que consideren mejores de cada autor,
y después se resolvería cuántos y cuáles deberían dejarse en la Antología. La idea es
también de que la presentación no lleve más de media cuartilla, salvo algún caso
excepcional, y que la totalidad de la Antología no pase de las 500 páginas. ¿Le parece
a usted bien? Nos gustaría mucho su opinión.
Me ha apenado un poco que me diga que no sabe cuándo podrá enviarme sus
libros prometidos y confío que aunque fuera uno de ellos pueda mandármelo para
mediados del año próximo, sin olvidar el segundo sobre el que tengo también un
grande interés.
Otra vez debo expresarle mi satisfacción por las coincidencias con lo que usted
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me sugiere el libro de Jakobson: lo tenemos pedido hace dos meses a la Librería
Francesa, pensando que podría interesarnos. Para los Breviarios hemos adquirido un
pequeño tomo muy atrayente de Leroy, Las grandes corrientes de la lingüística
moderna, que es muy útil para una divulgación del tema a alto nivel.
Y, para terminar, una noticia que en este momento me trasmiten: Libertad bajo
palabra acaba de agotarse y, en consecuencia, la reeditaremos en el año próximo.
Espero sus prontas noticias y le envío un cordial abrazo.
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México, D. F., 7 de diciembre de 1965
Señor
Octavio Paz
Embajada de México
Nueva Delhi-India
Mi querido Octavio:
Un fuerte abrazo
Dirección Provisional
Arnaldo Orfila Reynal
Suites “Gloria”
Ponciano Arriaga, 23 (Ap. 102)
México, D. F. México
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Nueva Delhi, India, Diciembre 15 de 1965
Querido amigo:
Sí, con mucho retraso y por un recorte de prensa, me enteré de lo sucedido. Ese
mismo día envié, por conducto de Ramón Xirau, un mensaje de adhesión al homenaje
de agradecimiento que organizaron los escritores mexicanos en su honor. ¿Lo recibió
usted? Le envío, anexo, copia del mensaje.
Lo felicito por la nueva editorial. Le confieso que la idea de la antología no acaba
de agradarme pero, ya que usted se empeña, continuaré mi colaboración. Sin
embargo, desde ahora le repito que no podré hacer el prólogo. Por otra parte, es
indispensable reemplazar a Alí con algún otro escritor de su generación. Se me ocurre
Rubén Bonifaz Nuño: ¿qué le parece? Otra solución sería invitar a un crítico pero ¿a
cuál? Tal vez a Xirau… En fin, piense usted en esto, consulte el caso con Homero
Aridjis y José Emilio Pacheco y dígame su opinión.
Estoy de acuerdo con la lista básica de Alí, Aridjis y Pacheco (cuarenta poetas),
que acompañaba a su carta del 6 de noviembre. Sobre los poetas que ellos proponían
eliminar: insisto en la conveniencia de la inclusión de poemas en prosa y de ahí que
sugiera de nuevo a Torri y Arreola; pienso que quizá Usigli debería figurar; creo que
habría que agregar a algunos poetas jóvenes (por ejemplo, lo poco que he leído de
Shelley me parece interesante). En cambio, no sé qué decirle sobre los nuevos
nombres que ellos proponen: ya le diré mi opinión más adelante. En todo caso, creo
que podemos empezar a trabajar con la lista básica de cuarenta.
Un abrazo,
Octavio Paz
Saludos a Laurette.
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México, D. F., enero 24 de 1966
Mi querido Octavio.
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valija diplomática, si este expediente puede utilizarse.
Como imaginará, estamos muy contentos porque nuestra Editorial Siglo XXI
pueda publicar este libro y a mí particularmente me daría mucho gusto que
pudiéramos incorporarlo a los primeros 10 o 12 libros que quiero sacar
simultáneamente en el otoño próximo.
El de Castro Leal parece que saldrá al fin en el Fondo, y como es natural, nos
gustaría adelantarnos a su publicación. Yo he propuesto un título que por ahora no me
lo han rechazado y sobre el que le pido su opinión, para no llamarlo Antología:
Poetas por poetas. La poesía mexicana moderna, presentada por Octavio Paz, Alí
Chumacero, José Emilio Pacheco, Homero Aridjis. (Esto como proyecto cuya
redacción desde luego ajustaríamos).
Vuelvo a reiterarle lo mucho que le agradezco su adhesión personal y amistosa, y
lo que significa, para nuestra nueva aventura editorial que acepte Ud. la participación
en el trabajo de la Antología. Asimismo le reitero el interés que tendría en que nos
hiciera llegar los otros dos libros que tiene en preparación.
Quedo siempre a la espera de sus noticias y le envío un afectuoso abrazo.
A 18 de febrero de 1966
Querido amigo:
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mismo digo de algunos de los otros que proponen Alí, Pacheco y/o Aridjis. Además,
tengo una o dos dudas sobre la lista de los 40 más o menos definitivos. Pero creo que
estamos de acuerdo en lo esencial y que podemos empezar a trabajar desde luego. De
todos modos, es urgente que Alí me escriba. 2. En principio, estoy de acuerdo en que
podrían incluirse los 5 de Ocupación de la palabra a reserva de determinar si deben
aparecer todos o solamente los mejores entre ellos. 3. Habría que pensar, quizá, en
incluir a Sergio Mondragón —representa algo distinto, me parece. Repito: no lo
propongo, pido que se considere su inclusión posible, como la de los 5 de Ocupación
de la palabra. En general, el gran problema son los jóvenes y unas cuantas figuras
respetables pero no indudables: Rafael López, González de León, Asúnsolo,
Hernández (Efrén), Lira, Ponce y, entre los de mi generación, Margarita Michelena,
Calvillo, etc… Ojalá que Alí o Pacheco me escriban. Pienso ver a Aridjis en Nueva
York si, como me dicen, vendrá en marzo…
En cuanto a mis selecciones: dentro de unos días le envío las de López Velarde,
Díaz Mirón y tal vez Rafael López. Necesito los libros de Tablada (no los tienen en la
Biblioteca). Creo que tampoco tendré problemas con Pellicer, Montes de Oca, Zaid y
Pacheco. Pero necesito saber la extensión máxima de cada selección. Por favor, deme
esa información a vuelta de correo (número de páginas máximo y número de líneas
de cada página).
Gracias, su amigo,
Octavio Paz
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México, D. F. 28 de febrero de 1966
Mi querido amigo:
Me dio mucho gusto recibir su carta del 18, pues me había enterado de su viaje a
Estados Unidos y tenía dudas sobre el destino de mi carta anterior.
Me alegra más saber que está ya trabajando en la Antología. Hoy han estado aquí
Alí y José Emilio y les he leído su carta y Alí prometió escribirle, mientras José
Emilio dice que lo ha hecho hace algunos días. También ellos se aprestan a ponerse
firmemente al trabajo y le enviarán el material de Tablada que consigan como usted
lo desea.
Tampoco habrá dificultad en las supresiones y agregados que usted sugiere y
estoy de acuerdo con que la sugerencia de Alí con respecto a Octavio Barreda
obedece mucho a razones afectivas. De todos modos esos detalles podrán seguir
tratándose en correspondencia posterior y teníamos la esperanza de que usted pasara
por aquí como nos lo habían anunciado antes de regresar a su Embajada, para
conversar ampliamente sobre el tema.
Estoy muy contento con la idea de que podremos contar este libro entre los
primeros de Siglo XXI. Estoy escribiendo desde nuestra sede, aquí en Gabriel
Maneera # 65, en donde también habitaremos nosotros (es la casa que alquilamos a
Elenita Poniatowska).
Alí me promete escribirle sobre la extensión que debe asignársele a cada autor.
Creemos que deberá ser variable, como es natural, de acuerdo a la categoría del poeta
y de su obra y Alí le precisará su opinión sobre las tres o cuatro categorías que
pueden hacerse. Yo no he querido demorar estas líneas para contestar su carta, que
me ha llegado con retraso y muy pronto recibirá otras referencias más precisas.
Ojalá lo veamos por acá muy pronto. Un abrazo de su amigo,
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Carta nocturna
México, D. F., mayo 2/66
Afectuosamente,
Orfila
Querido amigo:
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generación inmediatamente anterior: ambos grupos constituyen la poesía actual,
buena o mala, de México. Esa antología polémica tendría, inclusive, el mérito de
oponerse a la de Castro Leal. Oponerse no en el sentido de negar a la de Castro Leal
(siempre he dicho que es un buen crítico) sino en la de representar otro punto de
vista. Anexa a esta carta le envío una suerte de Memorándum que le ruego transmita
a Alí, Pacheco y Aridjis. Le agradecería muchísimo una contestación inmediata.
Los sucesos de la Universidad me han entristecido e indignado. Ignoro el fondo
del problema pero tengo gran respeto por Chávez y me parece horrible lo que ha
ocurrido. El cambio universitario me plantea, por otra parte, un problema personal.
Cuando usted dirigía aún el Fondo creo —pero no estoy seguro— que le propuse
editar una colección de artículos y ensayos. Terrés y Bonifaz Nuño se interesaron en
el manuscrito y hace unos meses envié a este último los originales. El título de este
nuevo libro es: Puertas al campo. Pues bien, no sé si Bonifaz Nuño seguirá ocupando
el puesto de Director General de Publicaciones. Tampoco sé a qué manos irá a parar
la pobre Universidad, aunque temo lo peor. Ojalá que usted pudiese contestarme a
estas dos preguntas. ¿Bonifaz Nuño, con quien tengo un compromiso personal, sigue
en la Universidad? Si no fuere así, ¿podría usted publicar mi libro? Se trata, por lo
pronto, de un proyecto más bien vago y sujeto a lo que ocurra en la Universidad pero
me gustaría conocer desde ahora su reacción ante esta idea.
No sé cuáles son sus proyectos editoriales. Me atrevo a proponerle algunos
títulos. Se trata de libros que me han interesado en los últimos meses. En primer
término: Life Against Death de Norman O. Brown. En Francia fue publicado, en la
colección de Lettres Nouvelles, bajo el título: Eros et Thanatos. A mi juicio es una
obra extraordinaria. También valdría la pena pensar en Silence de John Cage, el
músico de vanguardia. Es obra difícil, inclusive desde el punto de vista de la
tipografía, y que no sería de gran venta pero se trata, sin duda, de un libro
fundamental en la historia del pensamiento poético moderno (digo poético y no
únicamente musical porque Cage es algo más que un teórico de la música). Por
último, casi es innecesario recomendarla, aunque ofrece menos interés que Norman y
Cage, ¿ha pensado usted en Susan Sontag? Le recomiendo con fervor a estos tres
amigos no por el hecho de serlo sino porque, cada uno en su dominio (psicoanálisis
en la historia, música y poesía, crítica literaria y social) son autores de obras que
abren horizontes. En el caso de Norman y Cage yo podría, inclusive, escribir un breve
prefacio… Aquí he conocido un poco mejor la literatura brasileña. Se me ocurre que
usted tal vez podría editar algunos de los libros de los actuales escritores de Brasil.
Pienso, en primer lugar, en Guimaraes Rosa. Su reputación es mundial. Podría
publicarse su gran novela última y algún libro de cuentos. Otro libro, una Antología
poética, desde Mario de Andrade y Bandeira hasta los poetas concretos. El autor de la
Antología podría ser: Roberto Schwarz. Sería un libro de venta segura. Entre los
ensayistas: Antonio Cándido (de primera) y un pensador realmente original, de origen
centro-europeo, pero que escribe en portugués: Vilém Flusser. Le recomiendo dos
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libros: Língua e realidade y una extraña História do Diabo. Me doy cuenta de que le
propongo muchas cosas (por cierto, si Hannah Arendt no ha sido publicada en
español, habría que hacerlo) pero no pretendo que usted edite todas esas obras:
simplemente le comunico, entre mis lecturas recientes, los títulos de algunos libros
que me han impresionado. Hago proposiciones semejantes a Joaquín Diez-Canedo,
quizá entre las dos editoriales puedan publicar algunas de estas obras. Lo mismo digo
de Puertas al campo: si usted no pudiese publicarlo (y si, claro está, se rompiese el
compromiso tácito con la Universidad. No hay contrato), tal vez Joaquín se
interesaría… Esta carta se alarga demasiado. Ojalá que mi letra no resulte ilegible.
Un abrazo,
Octavio Paz
P. S. Por favor, dígale a Pacheco que pronto le escribo, apenas esté un poco más libre.
Recibí su libro y lo leo con gran interés y amistad…
1. Por la carta de José Emilio, a quien escribiré dentro de poco, me entero con
alegría de que ustedes aceptan comenzar la Antología no con los modernistas sino
con lo que, a falta de mejor definición, llamaríamos los precursores de la vanguardia.
Aclaro que esta idea fue el fruto de las conversaciones que sostuvimos Homero y yo
en Nueva York. La adopción de este punto de vista nos obligará, por una parte, a
definir con mayor precisión el sentido de la Antología; por la otra, a modificar la lista
de nombres y, sobre todo, a utilizar un criterio más definido en la selección de
poemas de cada autor. A continuación expongo mis opiniones sobre estos tres puntos
(criterio general, lista de nombres, selección de poemas y notas críticas). Señalo que
muchas de estas ideas son también de Homero.
2. Prólogo. El prólogo debe definir las intenciones de la Antología. Debe ser
breve y afirmativo. No hay que explicar ni justificar nuestro criterio: basta con
exponerlo. Creo que dos o tres páginas serán suficiente. A mi juicio debe ir firmado
por los cuatro. Yo puedo hacer un borrador, que ustedes enmendarían, ya sea
suprimiendo o añadiendo conceptos. Pero lo importante del prólogo es el tono: firme
sin insolencia —o, más bien, sin demasiada insolencia— y, en cierto modo, agresivo,
polémico. Nuestra divisa y justificación: “Pour etre juste, c’est a dire pour avoir sa
raison d’être, la critique doit être partiale, passionnée, polemique, c’est à dire faite a
un point de vue exclusif, mais un point de vue qui ouvre le plus d’horizons”
(Baudelaire). Nos proponemos una antología no de la mejor poesía mexicana
moderna sino de los poetas que conciben la poesía como aventura y experimento.
Una antología de la poesía en movimiento. Reconocemos nuestra parcialidad y no
pedimos perdón por ser parciales: esa aparente injusticia es, a su manera, justa.
Enseguida, tras de señalar que la poesía contemporánea (la poesía de aventura y
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experimentación que nos interesa) se inicia hacia 1915, debemos subrayar que
nuestro propósito es ofrecer un panorama o visión de la poesía que se escribe
actualmente en México, dentro de esa dirección de aventura y experimentación. De
ahí que no sea extraño que las dos últimas secciones de la Antología sean más
abundantes que las dos primeras. Inclusive podría decirse que los poetas que aparecen
en las dos primeras secciones (1915 y 1925) nos interesan casi como antecedentes,
quiero decir, porque prefiguran las tendencias posteriores o influyen en los poetas
actuales, maduros y jóvenes. A continuación, en párrafos breves, justificar, sin insistir
demasiado, las omisiones. En la primera sección: Enrique González Martínez porque
su obra, que cierra el modernismo, no abre la nueva etapa; Alfonso Reyes: porque su
obra —admirable en muchos aspectos—, es una pausa entre el posmodernismo y la
vanguardia. Reyes es un excelente poeta posmodernista e Ifigenia Cruel es uno de los
grandes poemas de la poesía mexicana pero no se puede decir que su poesía se
inscriba, como la de Tablada, en la línea de la aventura ni, como la de López Velarde,
en la de la experimentación. En cambio, se incluye a Torri porque inaugura en
México, y tal vez en toda la lengua, el poema en prosa, la crítica dentro de la poesía.
En la segunda sección: Jaime Torres Bodet ha sido omitido por los mismos motivos y
con mayor razón, si cabe, que Reyes: es autor de algunos poemas excelentes (sonetos
y formas fijas) y su nombre y su obra serían indispensables en otra Antología de
nuestra poesía, no en la nuestra, lo mismo podría decirse de Elías Nandino (si, por
razones sentimentales, Pacheco se empeña, aunque a mí me parece que Nandino tiene
menos interés que Torres Bodet). Otra omisión: Renato Leduc. Es un poeta que todos
admiramos pero que tampoco forma parte del movimiento contemporáneo. Sobre la
tercera sección (1940) y la cuarta (1955) creo que sólo habría que decir que la
representación es generosa no sólo por falta de perspectiva sino porque la verdadera
finalidad de la Antología es presentar al grupo de poetas actuales, tanto a los maduros
(Chumacero, etc.) como a los jóvenes (Montes de Oca, etc.). Quizá —discuto el
punto en otro apartado— podrían citarse, como en el caso de la primera y segunda
sección, a algunos poetas que, por esta o aquella razón, se omitan (Michelena,
Beltrán, etcétera).
3. La lista. Cuatro secciones: 1915 (los precursores); 1925 (nacimiento de la
vanguardia); 1940; 1955.
Primera sección (1915): José Juan Tablada, Ramón López Velarde y Julio Torri;
segunda sección (1925) Manuel Maples Arce (?), Carlos Pellicer, José Gorostiza,
Bernardo Ortiz de Montellano (?), Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen y Salvador
Novo; tercera sección: (1940): Efraín Huerta, Octavio Paz, Alí Chumacero, Rubén
Bonifaz Nuño, Jaime Sabines, Jaime García Terrés, Rosario Castellanos, Tomás
Segovia, Manuel Durán, Manuel Calvillo, Juan José Arreola (?), Neftalí Beltrán (?)
Margarita Michelena (?); cuarta sección (1955): Marco Antonio Montes de Oca,
Homero Aridjis, José Emilio Pacheco, Gabriel Zaid, Juan Bañuelos, Jaime Augusto
Shelley, Óscar Oliva, Eraclio Zepeda, Labastida, Isabel Fraire, Sergio Mondragón,
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Juan Martínez, José Carlos Becerra, Octavio Cortés.
Observaciones. Primera sección: en el punto 2 explico las razones de la exclusión
de González Martínez y Reyes. Hay que decirlo con claridad en el prólogo, inclusive
señalando nuestra estimación por ambos poetas. También ya expliqué el por qué de la
exclusión de Torri. Segunda sección: no repetiré lo dicho sobre Torres Bodet,
Nandino y Leduc (por cierto, querido Pacheco: a mí también me duele excluir a
Leduc). En cambio, no estoy seguro de que Maples Arce y Montellano deban ir: no
agregan mucho aunque, así mismo, no quitan nada. Me gustaría conocer la opinión de
ustedes sobre estos dos poetas.
Tercera sección: tengo muchísimas dudas. Por ejemplo, Arreola: sus mejores
textos en prosa son extraordinarios pero en el campo de la poesía, tal como la
entendemos, ¿agrega algo a lo hecho por Torri? Yo admiro a Arreola pero no sé qué
decidir. ¿Qué piensan ustedes? Tampoco encuentro que ciertos poetas de esta sección
pertenezcan realmente a la línea poética que nos interesa destacar. Pienso en Rosario
Castellanos, Calvillo y Manuel Durán. Sin embargo, teniendo en cuenta que en esta
sección se utiliza un criterio más amplio, quizá podríamos incluirlos. Ustedes
decidirán. Por último, mis dudas son mayores frente a Beltrán, Michelena y Guardia.
El último me parece —pero conozco muy mal su obra— que no debería figurar. En
cuanto a Beltrán y Michelena: los estimo de verdad, inclusive más que a otros que
propongo, pero ¿tienen que ver con lo que me interesa destacar? ¿Qué piensan
ustedes? En suma, en esta sección quisiera conocer su opinión sobre los casos de
Arreola, Castellanos, Calvillo, Durán, Beltrán, Michelena y, tal vez, Guardia. Piensen
que no sería bueno acumular nombres.
Cuarta sección. Aquí mi juicio es aún más inseguro. En primer término, los de la
Espiga Amotinada: ¿Todos o sólo tres o cuatro? Enseguida, no sé nada o poquísimo
de Martínez, Becerra y Cortés. Tengo mis dudas sobre Isabel Fraire (a pesar de que le
profeso estimación). En suma en este grupo sólo estoy seguro de Montes de Oca,
Aridjis, Pacheco, Zaid y Sergio Mondragón. Me han hablado de otros jóvenes, por
ejemplo, del traductor de Pessoa. Creo que aquí José Emilio y Homero deben
orientarnos a Alí y a mí. Espero sus opiniones y sugerencias.
Por último, la cifra ideal de la tercera sección sería 10 poetas, la de la cuarta, 15.
Por supuesto, no se trata de ajustarse a la rigidez de un número sino de obtener cierto
equilibrio, poquísimos en 1915, pocos en 1925, representación amplia en 1940 y
generosa en 1955.
4. Selección. El prólogo señala ya el criterio de la selección de poemas: los más
osados, nuevos, experimentales. Por ejemplo: nada del Tablada modernista, sólo sus
hai kú, sus ideogramas, el poema que utilizó Varèse en su cantata y algo (poco) de sus
poemas nacionalistas. Lo mismo de López Velarde: zozobra y algo de El son del
corazón. En la segunda sección: el Pellicer que juega, el poeta solar, no el religioso ni
el autor de sonetos; el Villaurrutia influido por los surrealistas, el de Nocturno Amor;
el Novo nuevo, el verdadero Novo, no el neoclásico ni el neorromántico; Muerte sin
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fin (¿íntegro?); etc. Otro punto: hay que redistribuir las selecciones. Díganme a qué
poetas debo seleccionar. Otro punto más: extensión máxima y mínima de las
selecciones Nunca me han aclarado esto. Díganme qué poetas deben tener una
selección máxima y cuáles una mínima. En fin: las notas. ¿Son necesaria? Si es así —
yo no estoy seguro de su necesidad— fijen la extensión máxima y la mínima.
Finalmente, fechas límites para entregar nuestro trabajo.
Ruego respuesta rápida a este escrito. Salgo de aquí el 19 de mayo. Aún no sé si
podré ir a México…
Abrazos,
Octavio Paz
P S. El título: hay que cambiarlo. Por último creo que la Antología tendrá un valor
inclusive en el sentido del público, si afirma algo, si muestra una visión y si somos
exigentes en la Tercera y Cuarta Sección.
Mi querido amigo:
Nos dio mucho gusto a todos recibir su carta del 3 de mayo, pues estábamos
esperándola con gran ansiedad y la respuesta y proposiciones de usted las hemos
recibido con gran satisfacción.
Hasta ayer en la tarde no pudimos reunirnos con Alí, Pacheco y Aridjis; leímos
muy cuidadosamente su memorándum sobre el que se mantuvo una amplia
conversación.
Quiero decirle lo que creo José Emilio ha de repetirle en carta que nos prometió
despachar también hoy: que los tres están conformes con el nuevo planteamiento que
usted formula para la elaboración de la Antología y que, salvo unas pequeñas
sugerencias que le formulan para agregados, están conformes con todos los
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planteamientos de usted. Piensan que el casi proyecto de prólogo que usted les hace
conocer en el Memorándum que les envía es la base para plantear esta presentación
nueva que, por idea de usted, haremos del proceso de la poesía mexicana y le piden
que en base a dicho proyecto, lo redacte directamente usted en la extensión que
considere conveniente; sólo le piden que —aunque sea con iniciales, si lo prefiere—,
sea usted el que firme ese prólogo, pues es usted el que ha tenido el acierto de
proponer un libro nuevo; una Antología diferente, que como usted dice, deberá llevar
un título diferente.
Aceptan desde luego que la obra aparezca bajo la responsabilidad de los cuatro y
han pensado que es mejor que no se individualice la redacción de las notas en la
selección de los poemas, puesto que en esto habrá un intercambio de opiniones y en
esta forma el trabajo resultará una tarea de equipo.
Como editor quiero decirle que a mí también me satisface mucho este
planteamiento original polémico que usted ha querido ofrecer para la integración de
esta Antología. Yo he propuesto un título que a ellos les ha parecido acertado, pero
me temo que a usted pueda no gustarle. Sería: La aventura poética de México,
1915-1965. Y luego los nombres de los cuatro Antólogos. U otro mejor, sugerido por
su carta: Poesía en movimiento.
A las dudas que usted formula en su Memorándum, opinan que debe dejarse a
Maples Arce, Ortiz de Montellano y Margarita Michelena. Sobre Manuel Guardia,
que usted prefería eliminarlo, consideran correcto mantenerlo porque un último libro
lo coloca, precisamente dentro del espíritu que usted quiere darle a la Antología. Por
estas mismas razones, y que creo José Emilio le explicará con mayor amplitud,
piensan que debían incorporarse algunos poemas que están también dentro de esa
misma línea, de Alfonso Reyes y Renato Leduc; aceptan la eliminación de Beltrán y
Calvillo y de los jóvenes creen que, Juan Martínez y Octavio Cortés no tienen obra
suficiente como para justificar su inclusión; en cambio consideran, deben
incorporarse a Cervantes, Montero y Thelma Nava.
De esta manera, quedarían en el Grupo I: 4; en el II: 8; en el III: 15; en el IV:
hasta ahora 15, pero si José Emilio y Homero encuentran nombres nuevos que se
consideren dignos de incorporar —siguiendo el criterio de generosidad que usted
plantea—, se agregarían.
En cuanto a las notas de presentación y de poemas, han pensado que:
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pues no pueden tener usted o Alí la misma extensión que varios otros de su mismo
grupo. Por eso me parece que sería más correcto decir:
Grupo I. 50 páginas de poemas Grupo II. 80 Id. Id. Id.
Grupo III. 100 Id. Id. Id.
Grupo IV 90 a 100 páginas de poemas.
Lo abraza afectuosamente.
AOR/cov.
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Dirección Postal:
Apartado, 27-506
México, D. F.
AUTORES SELECCIONADOS
Para Octavio Paz: Para Alí Chumacero: Para José Emilio Pacheco:
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Para Homero Aridjis:
Rebolledo
Urbina
Leduc
Maples Arce
Lira
Beltrán
Sabines
Bañuelos
Calvillo
Durán
Hernández Campos
Guardia
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Jaime Torres Bodet (1902) X Tomás Segovia
Jorge Cuesta (1903-1941) X Manuel Durán
Mi querido Octavio:
Me dio mucho gusto poder conversar con usted el lunes pasado y espero que haya
llegado con felicidad a su nueva residencia, lamentado que no hubiera podido cumplir
la promesa de pasar por estas tierras antes de su regreso.
De acuerdo a su pedido, le hemos enviado por vía aérea los libros de Pellicer,
López Velarde y Owen, que espero no se retrasen demasiado y pueda usted trabajar
con ellos tan pronto como su tiempo se lo permita.
Nos hemos reunido ayer, los amigos de la Antología y todos están muy contentos
de que al fin podamos haber resuelto, en forma definitiva, la redacción de este libro
que tanto me interesa para que pueda integrar los primeros diez volúmenes con que
iniciaremos nuestra tarea editorial en el próximo septiembre. Yo he tomado como una
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necesidad de la que no puedo prescindir que, al presentarse Siglo XXI a los lectores
de nuestros países se proporcione este libro preparado por usted y sus colaboradores y
que por la misma naturaleza que, gracias a su iniciativa va a adquirir, será un libro
destinado a despertar inquietud, interés y seguramente polémicas positivas.
Tanto Alí como José Emilio y Homero están conformes en que los cuatro
aparezcan como responsables de la obra y solamente le pedían que firmara o
inicialara el prólogo, porque lógicamente tiene que ser escrito por uno sólo de los
autores; y es correcto que lo firme quien lo escribe y que es quien ha tenido la idea de
hacer este libro que no será una Antología, sino otra cosa diferente. (Les decía
incluso, para tranquilizarlos ante posibles reclamaciones por omisiones, que podría
iniciarse la solapa diciendo: “Ésta no es una Antología de la poesía mexicana”, etc.
¿No le parece?).
José Emilio y Alí se encargarán de buscar los textos de Tablada que usted me
indicara y creo que todos terminarán el trabajo para dentro de un par de semanas.
Homero acaba de decirme que tendrá todo listo el próximo martes, en que partirá para
Estados Unidos. Ojalá pueda usted —con la tarea que seguramente habrá encontrado
a su regreso—, cumplir su promesa de despachar su trabajo al finalizar este mes.
De los libros que usted me aconsejara en su carta anterior última, me enteré que
Díez-Canedo está traduciendo el de Norman Brown. He pedido el Silence y voy a
tratar de lograr las direcciones de los brasileños que me indica, para ver si logro algo,
sobre todo de Guimaraes Rosa, a quien conocí precisamente en Génova, y al autor de
la Historia do diabo, de la que tenía alguna vaga noticia.
Me ratifica Rubén Bonifaz que —desgraciadamente para mí—, ya tenía en
marcha su libro Puertas al campo y que le había mandado pruebas a Cornell.
Sabrá usted que lo de la Universidad se ha normalizado y el nuevo rector, Barros
Sierra, parece iniciar las cosas bien; por lo menos con la designación del Secretario
General que es Fernando Solana, inteligente y joven amigo nuestro (35 años) que fue
uno de los principales propulsores de esta nuestra nueva editorial y que creo será de
gran eficiencia. A Gastón García Cantú lo han nombrado Director de Difusión
Cultural; Carlos Valdés de Información; Joaquín Gutiérrez Heras de Radio y
Televisión; Arreola del Depto. Literario; los demás han sido ratificados.
Hasta pronto pues y a la espera de sus prontas noticias, le envío un cordial abrazo.
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Nueva Delhi, a 28 de junio de 1966
Querido amigo:
Hasta ahora tengo ocasión de contestar a su carta del 11 de mayo. Ya se imaginará los
líos de la reinstalación después de una ausencia tan prolongada. A continuación le
expongo mis ideas sobre la Antología.
Selección de poetas. He leído con atención la última lista. Me parece híbrida. Es
un compromiso entre dos criterios, uno que llamaría el del decoro literario y otro el
de la aventura. El primero se funda en la calidad o, mejor dicho, en la hechura del
poema; el segundo concibe a la poesía como exploración. La síntesis no es fácil. Si se
acepta el segundo criterio, muchos poetas que aparecen en la lista tendrían que ser
eliminados; pienso no solamente en los grupos 2 y 3 sino también en los del grupo
joven. Por otra parte, si se acepta el criterio del decoro, resulta absurdo eliminar a
escritores como Torres Bodet y en cambio incluir a Thelma Nava y a otros jóvenes y
ya no tan jóvenes.
La solución del compromiso no ha sido buena porque, de una manera más o
menos arbitraria, se usan simultáneamente los dos criterios. Por razones de calidad o
decoro, se incluye a Reyes, Margarita Michelena, Manuel Durán, etc.; en nombre de
la aventura, por otra parte, se incluye a poetas jóvenes y a otros como Maples Arce.
La combinación de los dos criterios produce la impresión de arbitrariedad, injusticia y
ligereza. Así pues, ruego a mis amigos, una vez más, que escojan definitivamente
cuál debe de ser el criterio. Si se piensa en una antología representativa de la
literatura poética mexicana habría que incluir a Jaime Torres Bodet, Elías Nandino,
etc. y, al mismo tiempo, habría que excluir a 4 o 5 jóvenes. Si nos decidimos por la
aventura —acepto que es lo más difícil y arriesgado— hay que eliminar a muchos
poetas: podría incluirse a Reyes pero habría que omitir, en la generación posterior, no
solamente a Torres Bodet y a Elías Nandino sino también a Renato Leduc (quiero a la
persona y el poeta me interesa pero sus poemas no se inscriben dentro de lo que yo
llamo la tradición moderna); en el grupo de mi edad habría que suprimir a Guardia,
Michelena, Durán e, inclusive, a Rosario Castellanos; por último, el grupo de los
jóvenes también tendría que reducirse. Sobre los jóvenes, por lo demás, creo que
Aridjis tiene razón: hay que ser generoso pero no tanto. En uno y otro caso —decoro
o aventura— hay que ser un poco más exigente con los muchachos.
Con esta carta le envío a usted dos listas, una inspirada en el criterio del decoro:
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otra en el de la aventura. Ustedes decidirán. Lo único que les ruego es que me
comuniquen pronto la lista definitiva.
Una nueva perspectiva. Por lo que se refiere a la forma de presentación, creo que
lo mejor sería empezar por los jóvenes (Grupo 1), enseguida mi generación (Grupo
2), después Contemporáneos (Grupo 3) y, por último, los mayores (Grupo 4).
Justifico ampliamente esta idea en el prólogo y de ahí que no repita aquí lo que allí
digo. Si nos decidimos por el criterio de la aventura, esta nueva perspectiva nos
evitaría muchas críticas. Quedaría claro que no nos proponemos una antología de la
poesía mexicana actual, que es una pluralidad de corrientes, sino que sólo recogemos
una tendencia. Inclusive se puede insertar una nota de media página firmada por los
cuatro, en la que se diga con todas sus letras: este libro no es una antología de la
poesía mexicana, compuesta por una pluralidad de tendencias, sino de una de sus
corrientes. Tal es la razón no sólo de la omisión de poetas que desde otro punto de
vista son excelentes (aquí se puede citar media docena de nombres: Torres Bodet,
Nandino, Leduc; Michelena, Durán, Guardia, Calvillo, Beltrán, etc.), sino de que se
haya escogido de la obra de los poetas representados únicamente aquellos poemas
que de una manera u otra coinciden en la idea de experimentación, exploración o
aventura.
Selección de poemas. Número y criterio. Aridjis y yo estamos en total desacuerdo
con la idea de otorgar a cada poeta (o a cada generación) un número determinado de
páginas en razón de la edad o los libros publicados. La antigüedad cuenta en el
escalafón de la burocracia, no en la literatura. Cada poeta debe tener la representación
que merezca. En las listas que le envío a usted señalo con una cruz los poetas que, a
mi entender, merecen mayor número de páginas, con una raya el grupo intermedio y
con un círculo los de representación mínima.
El criterio: Aquí sí no es posible ningún compromiso. Inclusive si se acepta la
idea de decoro como básica, dentro de ella debemos aplicar con la máxima exigencia
el otro criterio: la aventura, la exploración, el experimento. Por ejemplo, en mi
selección no incluyo un solo soneto de Pellicer. En general, creo que debemos
rechazar, hasta donde sea posible, las formas fijas. Otras reflexiones: me parece que
los Contemporáneos (también Maples Arce) escribieron lo mejor de su obra durante
su juventud. Esto no vale para Gorostiza pero sí para Villaurrutia, Pellicer, Owen y
Novo. No hay que incluir de Villaurrutia ninguna décima y menos el lamentable
Canto a la Primavera. De Novo sólo hasta los años 30 (Nuevo Amor, poemas
proletarios, poemas oníricos, etc.). En cambio, entre los de mi generación creo que lo
mejor es la producción de la madurez. Por ejemplo, el último libro de Bonifaz Nuño
es superior a los anteriores. En cuanto a los jóvenes: no hay que confundir
experimentación con improvisación, libertad con descuido. Por último, en el grupo de
los mayores: Tablada debe estar representado únicamente por su periodo de
innovación (Hai-kú, poemas ideográficos, poema con música de Varèse, etc. y con
unos cuantos poemas de su fase nacionalista. Nada de la etapa modernista). En el
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caso de Reyes, habría que incluir algún fragmento de Ifigenia cruel, otro de Minuta,
Veracruz, etcétera.
Título. Estoy de acuerdo. A mí también me gusta Poesía en movimiento.
Mi trabajo personal. Envío a usted con esta carta el prólogo. Ojalá que merezca
la aprobación de nuestros amigos y la suya. Espero sugerencias y enmiendas. Si se
escoge el criterio del decoro, habría que modificar uno o dos párrafos. Tengo ya listas
las selecciones de López Velarde, Owen, Segovia y Pellicer (¡qué barbaridad, lo que
habrá gastado usted en el envío de material poético!). Me faltan Gorostiza,
Villaurrutia y Aridjis. No tengo los libros de los dos primeros pero se trata de una
selección muy fácil ya que la obra no es numerosa. En todo caso, José Emilio o Alí
pueden completarla. De Aridjis me faltan sus dos primeros libros. (¿No sería mejor
que cada uno de nosotros hiciera su propia selección?). Y ahora viene lo más grave.
Querido Orfila: esta antología me ha dado mucho trabajo y me ha distraído
demasiado. Tengo varios libros pendientes (para no hablar de mi quehacer en la
Embajada) y después de cuatro meses de inactividad quiero dedicarme por entero a
mis cosas. Así pues, no creo que yo esté en posibilidad de escribir las notas de
presentación y menos aún de recopilar las bibliografías. Le ruego que me perdone.
Compréndame usted. Recuerde que acepté esta responsabilidad sólo por amistad a
usted, a la nueva editorial y a los amigos Alí, José Emilio y Homero.
Espero su respuesta sobre los siguientes puntos:
1. Lista definitiva. Si se escoge el criterio de modernidad o aventura, podría
redactarse una nota justificando las omisiones más notables (Torres Bodet, Nandino,
Leduc; Durán, Guardia, Calvillo, Michelena, etcétera).
2. En la lista definitiva le rogaría que se me señalase (cruz, raya, círculo) la
representación de cada poeta. Podría ser 15, 10 y 5 páginas o 12, 8 y 4 páginas,
incluyendo en cada caso las notas de presentación.
3. Opinión sobre la nueva estructura: comenzar por los jóvenes y terminar con los
mayores.
4. Opinión sobre el prólogo: Correcciones y sugerencias.
5. Otros comentarios.
Un abrazo,
Octavio Paz
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México. D. F., julio 1/66
Carta cablegráfica
Octavio Paz
Mexican Embassy
Nueva Delhi-India.
Abrazos afectuosos
Orfila
Querido amigo:
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todo algunos textos de ¿Águila o sol? (por ejemplo: Mariposa de obsidiana, Un
poeta, Mayúscula, Dama huasteca, etc.) y Viento entero. Lo único que les pido es que
incluyan Viento entero (seis páginas). No me parece conveniente reproducir
fragmentos de Piedra de sol.
Sugiero una nota firmada por los cuatro en la que se exprese que se trata de una
antología de la que somos responsables Aridjis, Chumacero, Pacheco y Paz. Sería
bueno que usted nos enviase, a Homero y a mí, copia de esta nota.
Otra sugerencia: entre los poetas jóvenes podría incluirse a Isabel Fraire. Creo
que tiene talento.
Saludos a Alí y José Emilio (a quien escribiré apenas tenga un poco de tiempo).
Un abrazo
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Me da mucha pena la demora con que contesto su carta del 28. Entiendo que pueda
usted haber pensado en una desatención después de haberle molestado tanto para
pedirle la colaboración suya que tanto nos interesaba para la preparación de la
Antología.
Ocurre que esa carta llegó como diez o doce días después y por esas fechas
tuvimos alguna dificultad para lograr reunirnos con Alí y José Emilio como deseaba,
a objeto de comentar sus proposiciones. Pasaron por ello algunos días. Reunidos al
fin, estuvieron totalmente de acuerdo con los proyectos de usted y no pusieron en
duda que los razonamientos por usted planteados debieran ser respetados, aunque no
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coincidieran en algunos pequeños detalles. El Aviso que nos envió nos pareció a
todos magnífico y que le acuerda una calidad y una justificación original a nuestra
Antología. Se pusieron a trabajar de inmediato para avanzar en la preparación del
material; Aridjis nos había dejado ya las selecciones y presentaciones de los autores
que a él le habían correspondido.
Unos días después, recibimos la suya del 13 de julio con las selecciones de López
Velarde, Pellicer, Gorostiza, Villaurrutia, Owen y Segovia. En esa carta daba usted la
opción por el criterio uno o el criterio dos; al recibir las dos selecciones que nos
proponía, resolvieron aceptar la segunda, entendiendo que, de acuerdo a las
clasificaciones suyas hay “decoro” y que tampoco se altera el criterio de aventura.
Se planteaba el problema de que en la selección primera podría encontrarse que
algunos nombres incorporados no satisfacían este segundo criterio, aunque sí
ampliamente el primero y que tal vez en los omitidos en la primera selección e
incorporados en la segunda podría encontrarse rasgos de “modernidad” aparte de
“decoro”.
En definitiva, que creo que quedará usted contento de la selección de autores y
poemas que aquí han hecho, con excepción de los seis que usted nos hizo llegar. Alí y
José Emilio indudablemente son los que más han trabajado en esta tarea y han
pensado bastante en las cosas antes de resolverse definitivamente por esa selección.
Están conformes también en la nota que usted propone hacer y se la enviaré en cuanto
me la entregue Alí, que ha de redactarla.
Me contraría auténticamente saber que esta Antología le haya robado mucho
tiempo y preocupado, como usted me lo dice, pero con un cierto egoísmo (tal vez
gran egoísmo) me satisface plenamente que nos haya usted dado esta parte de su
tiempo; porque creo que hacemos una obra buena para difundir la poesía mexicana
con un criterio nuevo y avalado por la responsabilidad de usted, en primer término y
de sus tres colaboradores.
Las notas de los poetas por usted seleccionados fueron hechas por Alí (Gorostiza,
Villaurrutia, Owen) y por José Emilio (Tablada, Pellicer, Segovia, Aridjis). La
representación de cada poeta se ha hecho adecuada, con el máximo rigor posible, a lo
conversado desde el principio, pero en algunos casos hay alguna extensión mayor o
menor en los poemas presentados, para satisfacer la necesidad de un mayor
equilibrio. Por ejemplo, lo enviado de Tomás Segovia, resultaba mucho más extenso
que lo de autores mayores y por ello hubo que hacer una selección que creo usted
encontrará satisfactoria, pues se incluyen diez poemas.
La nueva estructura propuesta por usted de iniciar con los jóvenes nos pareció
excelente y al mandarle copia del índice preparado, verá usted que se ha respetado
ese criterio, comenzando la Antología con Homero Aridjis.
Con respecto a la selección de usted, Alí agregó a los que usted sugería
(Mariposa de obsidiana, Un poeta, Mayúscula, Dama huasteca): Cima y gravedad,
Elegía interrumpida, Hermosura que vuelve y Delicia; además va todo Viento entero.
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No le mando la actual dirección de Homero porque no la he podido lograr y José
Emilio tampoco.
Me apresuro a despacharle ésta para no continuar quedando mal con usted.
Reciba un afectuoso abrazo.
Octavio Paz
Embamex
Nueva Delhi
India
Orfila
Gabriel Mancera #65
México, D. F.
SERVICIO INTERNACIONAL
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES Y TRANSPORTES
NEWDELHI 16 29 1440
LT
Octavio Paz
COLL 65
www.lectulandia.com - Página 63
México, D. F., agosto 2 de 1966
Mi querido Octavio:
Poesía en movimiento
México 1915-1966
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Arnaldo Orfila Reynal
ADVERTENCIA
La presente selección no es, ni quiere ser, una “antología”. Sus páginas se limitan a
recoger el espíritu innovador que en ciertos momentos —desde 1915— ha
prevalecido en la continuidad de la poesía mexicana. Nos proponemos rescatar, con
los poemas —en verso y en prosa— de las distintas generaciones aquí representadas,
los instantes en que la poesía adquiere, además de franca expresión artística, una
actitud remozadora tanto en los temas como en la manera de abordarlos. Tal empeño
nos ha llevado a dejar fuera de su ámbito algunos nombres que vendrían a completar
el panorama general y que, quizá, enriquecerían su variedad y aun su calidad literaria.
Pero, de acuerdo con el criterio con que hemos procedido, su inclusión no aportaría
nada al objeto de destacar el deseo de la aventura que ha propiciado la renovación de
nuestra lírica. En otras palabras, no intentamos “ejemplificar” la totalidad de las
corrientes que constituyen la poesía escrita en México durante los últimos años, sino
precisar la persistencia de una corriente definible, más que por caracteres artísticos
comunes, por la búsqueda de la mutación frente al acto de aceptar pasivamente lo
heredado. Por eso mismo, de la etapa modernista y posmodernista —última parte de
la selección— preferimos sólo aquellos textos que revelan los gérmenes reflejados
luego en la obra de escritores posteriores. Con similar punto de vista, incorporamos a
poetas que comúnmente, o en fases determinadas de su trabajo, han contribuido a esa
tarea. La idea de experimentación preside, pues, nuestro propósito, y a ella sumamos
el reconocimiento de la dignidad estética con que ha sido realizada. De ahí que la
idea coordinadora de este libro sea la poesía en proceso de variación: la poesía “en
movimiento”.
SERVICIO INTERNACIONAL
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES Y TRANSPORTES
MEME HI 23 9 1455
LT
Arnaldo Orfila
Gabriel Mancera 65
México D. F.
Octavio Paz
COL LT Arnaldo Orfila 65 MI
www.lectulandia.com - Página 65
México, D. F., agosto 9 de 1966.
Carta nocturna
Octavio Paz
Embamex
Nueva Delhi-India.
Afectuosamente
Orfila
Querido amigo:
Acabo de recibir su carta del 26 de julio. Por lo visto —Aridjis me lo había dado a
entender en varias cartas— Alí y José Emilio se han decidido por el criterio que
convinimos en llamar de “decoro” literario. Así pues, el libro será una antología más.
Mejor y más perfecta que las anteriores —pero no distinta. El propósito inicial fue
ofrecer un punto de vista diferente al tradicional y de ahí que, inclusive, hubiésemos
decidido no usar la palabra antología. Sobre esto mi pequeño prólogo no puede ser
más claro. Incluir a Torres Bodet y compañía en un libro que se llamará Poesía en
movimiento es como cargar de piedras a una bailarina. El libro pretendía ser una
nueva visión de la poesía mexicana. No será siquiera una revisión. Es lástima. Aparte
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de que una antología implica un examen de la tradición, el momento parecía propicio
para este intento ya que en otros campos asistimos a experiencias análogas: la
Confrontación de Bellas Artes en pintura, la actitud de los jóvenes novelistas, el
teatro y el nuevo cine, los ensayos de Carlos Fuentes…
Poco puedo decirle sobre la nueva lista. En el primer grupo aparece un nombre
nuevo y desaparece el de un joven poeta de indudable talento: Sergio Mondragón. En
el segundo grupo eliminan a Calvillo, Michelena, Neftalí Beltrán (no hay que
excluirlo si aparecen otros de menor valor) y Guardia. Por cierto, creo que el primero
(Calvillo) merecería haber sido incluido aun si se hubiese adoptado el criterio de la
aventura y la experimentación. Digo esto porque acabo de releer Libro del emigrante,
un poema digno de figurar en cualquier antología. En el tercer grupo reintroducen a
Nandino pero excluyen a Montellano. Si comparo esta lista con la selección de poetas
contemporáneos del último número de El Corno Emplumado (una revista que,
aunque sea de manera a veces confusa, expresa las tendencias de la vanguardia)
advierto diferencias notables. No pretendo, claro está, que deba incluirse a todos los
poetas que presenta El Corno Emplumado pero me pregunto si en el ánimo de Alí y
José Emilio no pesa demasiado la idea de hacer un libro histórico, “representativo”.
Me extrañó muchísimo que usted no haya respondido al punto segundo de mi
carta del 28 de junio, que se refería al número de poemas que se publicarían de cada
autor. Se trata de algo esencial, ya que el carácter del libro depende no sólo de los
autores escogidos sino de la selección de sus obras (número e índole de poemas). Su
silencio me hace sospechar que la diferencia no reside únicamente en los nombres
sino en la concepción misma de la antología. Mi sospecha se afirma al ver que se ha
disminuido la selección de Segovia porque “era más extensa que la de los mayores”.
Confieso que no entiendo esa expresión: ¿mayores por la edad o por la obra? Nunca
me han dicho Alí y José Emilio cuáles son, para ellos, los poetas “mayores”. Otro
ejemplo (perdóneme que hable de algo personal): en mi selección figuran tres poemas
que no corresponden al criterio que (yo creía) habíamos aceptado como definitivo.
Me refiero a Elegía interrumpida, Hermosura que vuelve y, sobre todo, a Delicia. No
dudo que, en cierto modo, sean representativos de mi evolución pero habíamos
quedado en que el libro no sería histórico sino parcial y polémico. Yo no escogí los
poemas más “representativos” de Pellicer, López Velarde y de los demás que me
tocaron sino sólo aquellos que se acercaban a nuestra idea de invención, novedad y
experimentación. No es difícil concluir, por todo esto, que Alí y José Emilio piensan
en términos de “selección amplia y representativa” tanto por lo que toca a los poetas
como a sus obras. Mi deducción no es infundada: si se adopta el criterio histórico y se
incluye a los poetas más “representativos”, es natural que el mismo criterio se utilice
en la selección. Ahora bien, desde el principio yo propuse un libro que no fuese
“representativo” de la evolución de la poesía sino que fuese una visión de esa historia
desde el presente, desde nuestra actualidad. Por todo esto, creo que no fue accidental
que usted no respondiese al segundo punto de mi carta. Por amistad prefirió no
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comunicarme algo que hacía más visibles nuestras diferencias.
El largo y aburrido párrafo anterior termina con una palabra que hubiese preferido
no emplear: diferencias. Pero las hay. Desde el principio se advirtió que había dos
criterios: el histórico, representativo o del “decoro literario” y el otro, el del
movimiento, la invención o como quiera usted llamarlo. Las diferencias parecían
allanarse una y otra vez. Al menos ésa era la impresión que me daban sus cartas. Pero
en la realidad, también una y otra vez, esas divergencias reaparecían. No acierto a
comprender por qué Alí y José Emilio no me escribieron nunca para decirme lo que
pensaban. ¿Por qué Alí no me ha escrito para explicarme sus puntos de vista? El
hecho de que esa divergencia no se haya expresado verbalmente, no la suprime. Al
contrario: está a la vista. Insisto: no se trata sólo de nombres sino de la concepción
misma del libro. Esas diferencias, que ya se han manifestado en la selección de
poetas, fatalmente aparecerán también en la de los poemas y en las notas. En estas
circunstancias, mis selecciones resultarán discordantes y mi prólogo un pegote. Por
favor, querido Orfila, relea usted ese texto y compárelo con la lista definitiva: verá
que no hay nada en común. La lista no es sino una versión, más exigente y puesta al
día, de antologías anteriores. El libro será “representativo” de la poesía mexicana
moderna pero no de mis gustos, mis ideas y mis inclinaciones. No crea usted que
pienso que el libro será malo. Al contrario: será un excelente documento y cumplirá
con su propósito —no con el mío—. Por otra parte, mi colaboración ha sido mínima,
de modo que no pongo en peligro el trabajo de mis amigos si retiro mis selecciones y
mi prólogo. No hay otra solución.
Lo siento, en primer término, porque me hubiera gustado que mi nombre
apareciese en uno de los primeros volúmenes de Siglo XXI. Pero ya tendré ocasión,
más adelante, de colaborar con su editorial.
No creo que nuestra amistad sufra por ese incidente. Tampoco creo que se
empañarán mis relaciones con Alí Chumacero. He sido su amigo durante más de 20
años y espero que lo seré siempre. Y nadie me quitará el aprecio que tengo por su
obra, más allá de nuestras episódicas diferencias de opinión. ¿Y qué decir de José
Emilio Pacheco? Le debo muchos gestos de amistad. Pero la gratitud —aunque
también cuenta— no es lo que me hace lamentar no aparecer a su lado como coautor
de la antología. Ser compañero de un poeta joven es, para mí, un premio (iba a
escribir una palabra imbécil: una consagración). Desde que conocí a José Emilio me
interesaron su obra y su persona. Lo he seguido de cerca. Lo seguiré. Es mi amigo.
Querido Orfila: perdone estos horribles meses en que ha tenido que soportarme.
Quizá todo hubiera sido más fácil si yo hubiese rehusado desde el principio, como fue
mi primera intención. Pero me entusiasmó la idea de dar una nueva visión de nuestra
poesía. Sin duda estaba equivocado. Tal vez la imagen exacta es la “representativa”.
De nuevo: perdón.
Un abrazo cordial,
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Octavio Paz
P. S. Recordará usted que en el memorándum que les envié desde Ithaca citaba esta
frase de Baudelaire: “Pour être juste, c’est a dire pour avoir sa raison d’etre, la
critique doit être partiale, passionnée, politique, c’est à dire faite à un point de vue
exclusif, mais du point de vue qui ouvre le plus d’horizons”. Creí que mis amigos
estaban de acuerdo conmigo.
Mi querido amigo:
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movimiento”. He hecho muchas conjeturas sobre el motivo que pueda haber inducido
a usted a proponernos esa renuncia y no encuentro la razón.
Me alarmó la duda de que podamos haber incurrido en algún cambio sobre lo que
usted había propuesto; he revisado atentamente toda la copiosa y detallada
correspondencia que hemos mantenido y compruebo en forma terminante que hemos
aceptado todas las sugerencias de usted y nos hemos atenido a sus opiniones,
aceptando sus colaboradores lo que usted proponía a pesar de que en algún caso pudo
haber alguna pequeña diferencia de criterio.
Pero estábamos todos tan convencidos de que el trabajo en equipo se había
cumplido en la mayor armonía y se había logrado una presentación original y valiosa
de la poesía mexicana contemporánea; confiábamos además en que todas sus dudas
habrían desaparecido y que habiendo, incluso, aceptado todos el Aviso por usted
enviado y una de las dos listas de los participantes por usted propuestos, no podría
existir diferencia alguna.
Precisamente usted nos decía en su carta del 28 de junio; “Con esta carta le envío
a usted dos listas, una inspirada en el criterio del decoro; otra en el de la aventura.
Ustedes decidirán. Lo único que les ruego es que me comuniquen pronto la lista
definitiva”. (El subrayado fue de usted).
Esto quiere decir que fue aceptado lo que usted mismo nos proponía y autorizados
especialmente por usted, se eligió uno de los dos criterios que nos propuso. Creemos
entonces que no puede haber motivos de disidencia, salvo que hubiéramos incurrido
en algún error.
Por estos motivos anunciamos la Antología con la participación de usted y sus
tres colaboradores; se ha hecho pública la forma de integración del volumen y la
editorial lo ha incluido entre las primeras veinte obras que pensamos lanzar entre
septiembre y octubre.
La Antología ya está en la imprenta totalmente compuesta; la portada elaborada,
el papel comprado; es decir es una labor en ejecución, porque era un acuerdo
totalmente terminado entre autores y editor.
Comprenderá usted que el rectificar a estas alturas ese anuncio implicaría, para
una editorial que se inicia bajo tan excelentes auspicios y por cuya producción existe
una amplia expectativa, sería un evidente fracaso. Mostraría que yo y el Consejo
somos unos novatos que anunciamos obras antes de estar convenidas con los autores
y para un comienzo esto no podría ser más negativo.
No he recibido su carta que me anuncia en el cable, pero estoy seguro que usted
no ha de querer provocarnos este daño que, seguramente desde ahí no puede apreciar.
Si después de editado el libro usted quisiera hacerle una crítica a la propia obra,
sería hasta interesante hacerlo, y daríamos una muestra más de crítica intelectual
severa sobre nuestras propias tareas.
Recuerdo ahora que el único punto que quedaba por ser considerado por usted era
la nota de “Advertencia” que redactó Alí y que puede no haberle gustado a usted; él y
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José Emilio están totalmente conformes en aceptar las modificaciones que usted
quiera introducirle. Esa nota es lo único que esperamos para terminar la edición de la
Antología.
Créame que me da mucha pena que en este primer contacto con nuestro
Siglo XXI hayamos tenido esta diferencia que tal vez a usted le contraríe mucho, pero
le ruego quiera ponerse en nuestro caso y prestarnos su solidaridad aceptando alguna
molestia por nuestra culpa. Piense en la naturaleza tan particular de Siglo XXI, en
que los trescientos participantes fundadores se consideran solidarios en una obra que
quisiéramos iniciar y proseguir sin tropiezos ni contrariedades.
SERVICIO INTERNACIONAL
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES Y TRANSPORTES
Octavio Paz
COL 65 Y
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Sr. Arnaldo Orfila Reynal.
Siglo XXI,
Apartado 27-506
México, D. F., México.
Querido amigo:
Unas horas después de haber despachado mi carta del 9 —créame que no me decidí a
enviarla sino después de haber vencido una lucha interior, dividido entre la amistad y
mis opiniones sobre la poesía— recibí su cable y la suya del 2 con la nota de Alí.
Siento mucho que los trastornos del correo y la gripa le hayan impedido
contestarme pronto. ¿Por qué no me escribieron Alí o José Emilio? Hasta ahora el
diálogo ha sido unilateral. Yo les he expuesto varias veces, con toda franqueza, mis
ideas sobre el libro. Ellos nunca me han contestado. Cierto, usted lo hacía en nombre
de ellos y en cada ocasión me decía que, salvo diferencias menores, estaban de
acuerdo conmigo. Esas diferencias, como se ha visto, no son menores ni fácilmente
allanables.
La nota de Alí expresa muy bien nuestro propósito. Así pues, la coincidencia no
puede ser más perfecta. Sólo que es un acuerdo verbal. En el momento en que esas
ideas se transforman en actos, aparecen las diferencias. Es como si nombrásemos con
las mismas palabras realidades distintas. Alí dice que sólo se han recogido aquellos
nombres y textos que se definen “por la búsqueda de la mutación frente al acto de
aceptar pasivamente lo heredado”. La lista que usted me remitió revela lo contrario:
se han incluido nombres (Torres Bodet y Nandino como ejemplos máximos) que
poco o nada tienen que ver con la “mutación”. Más bien son lo opuesto, en su obra y
en su crítica.
Sobre los textos poco puedo decirle: nadie me ha comunicado nada al respecto.
No es difícil inferir que las obras han sido seleccionadas con el mismo criterio con
que se escogió a los poetas. Lo mismo habrá sucedido con las notas. Usted dirá que
mis juicios son más bien suposiciones y, lo que es peor, suposiciones aventuradas. Es
probable. ¿Cómo saberlo? Para responderle debería tener siquiera una idea
aproximada de lo que van a publicar. En mi carta del 28 de junio le pedía que en la
lista definitiva, se marcase (cruz, raya y círculo) la representación de cada poeta. No
se me contestó. Le aclaro que yo pedía apenas una información preliminar pues
suponía que, como coautor y redactor del prólogo, antes de enviar a la imprenta los
originales se me comunicaría un índice completo. Subrayo la palabra completo
porque pensaba que en ese índice figurarían no sólo los nombres de los poetas sino
los títulos de los poemas seleccionados y su procedencia (libros o revistas).
La fecha y procedencia de los poemas tiene importancia porque, según le dije a
usted en varias cartas, no se trata de ofrecer una representación de la evolución de
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cada poeta sino de escoger aquellos momentos en que su creación coincide con la
tendencia que nosotros deseamos destacar. Con ese criterio hice la selección de
Pellicer y los otros poetas que me tocaron. Repetiré lo que dije en varias cartas. En
general, a partir de 1939 o aun antes, los poetas del grupo de Contemporáneos
regresan a las formas tradicionales y, por tanto, su obra queda fuera de lo que hemos
convenido en llamar la tradición moderna. Por ejemplo, después de Nuevo amor, los
poemas proletarios y los llamados (no sé por qué) “oníricos”, la poesía de Novo (para
los fines de nuestro libro), cesa de interesarnos. Otro ejemplo: es evidente que
Décima muerte, un poema de Villaurrutia que aparece en todas las antologías, no
puede figurar en la nuestra. Del mismo modo, en el caso de Maples Arce la selección
debe hacerse teniendo en cuenta Urbe, el mejor libro del estridentismo. El resto es de
mucho menor importancia. En cambio, en la generación posterior la obra de madurez
es más importante que la de la juventud. Sería muy difícil escoger, entre los primeros
libros de Bonifaz Nuño, poemas que se ajusten a la idea de “mutación”. No lo es
escogerlos entre sus últimos libros. No deseo extenderme sobre este punto. Con lo
dicho basta para entender mi interés en conocer la fecha y procedencia de los poemas
seleccionados.
Recapitulo. En primer término, resiento que nadie haya creído oportuno
informarme sobre el contenido del libro. Es mucho pedirme, a mí o a cualquier otro,
que escriba un prólogo y me haga corresponsable de un libro sobre el cual nada sé,
excepto una nómina con la que no estoy del todo de acuerdo. Enseguida: lamento que
nunca haya podido discutir con Alí y José Emilio nuestros puntos de vista. Aclaro
que José Emilio me escribió en una ocasión pero sólo para proponer (por razones que
lo honran aunque, cómo él mismo confesaba, nada tienen que ver con la poesía) la
inclusión de Nandino. Homero Aridjis sí me escribió muchas veces y cuando nos
vimos en Nueva York hablamos largamente sobre el libro. Tengo la sensación de que
él y yo coincidimos en más de un punto. Por cierto, le envío a Homero copia de esta
carta y de la anterior, para tenerlo al corriente. Supongo que ustedes, por su parte,
harán lo mismo.
Usted me pide en su telegrama que reconsidere mi actitud. Estoy dispuesto, si la
discusión se reanuda, bajo su dirección, sobre los siguientes puntos:
Selección de poetas
Selección de poemas
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representación máxima (X), intermedia (—) y mínima (•). Como en el caso del punto
a], se puede variar la representación de cada poeta pero cada cambio debe someterse
a la aprobación de los cuatro.
c) Puesto que la selección de los poemas ha sido ya hecha, pido que se nos
envíen, a Homero y a mí, un índice completo, en el que aparezcan los títulos de los
poemas y los de los libros o publicaciones de que fueron tomados, con las fechas.
Esta petición no es excesiva: piénsese que Homero y yo debemos firmar un libro
cuyo contenido, inclusive si se nos dan estos datos, conocemos a medias. Como en el
caso de los puntos a] y b], la selección podrá modificarse, previa aceptación del
cambio por una mayoría de los cuatro.
d) Las notas deberán ser escritas en el espíritu del excelente texto de Alí. Su
extensión deberá ajustarse a la importancia del autor. Sugiero que no excedan de una
página.
Les ruego que, ya sea individual o colectivamente contesten punto por punto.
Por mi parte, para no perder más tiempo, prometo responder por la vía
cablegráfica, cuando sea posible.
Amigo Orfila: usted verá que mi posición no es intransigente. Pero, repito, no
acepto ser coautor de un libro cuyo contenido desconozco. Espero su respuesta.
Cordialmente,
Octavio Paz
Queridos amigos: les pido perdón por el tono polémico de esta carta. Era necesario.
Además, la discusión es saludable. Mi empeño se reduce a lo siguiente: el libro debe
ser distinto a los otros, debe orientarse hacia los jóvenes, señalar que hay en México
otra tradición, diferente a la oficial. El libro deberá situar a los poetas nuevos en la
misma línea de novedad y rebeldía de los pintores y novelistas jóvenes. Cerca de
Fuentes y en contra del (perdón por el anglicismo) ¡Establecimiento! Un abrazo,
Octavio.
Grupo I
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Bañuelos (1932) • Montes de Oca (1932) X
Pienso que se podrían agregar dos o tres nombres. No más. Aparte de los arriba
citados, ustedes mencionan a Cervantes y Fernández. Del primero conozco su
traducción de Pessoa y poquísimos poemas. Del segundo no he leído nada. Por otra
parte, en la antología de Monsiváis figuran otros dos poetas: Padilla y Montero. El
primero, según ustedes me dicen ha cesado de escribir poemas, de modo que tal vez
no deberíamos tomarlo en consideración. Del segundo sólo he leído dos poemas. En
la selección de El Corno Emplumado figuran otros seis: Martínez, Cortés, Ayala,
Nieto, Thelma Nava y Águeda Ruiz. Lo que allí publican no me permite tener una
idea clara de lo que hacen. Sin embargo, me interesaron mucho los dos poemas de
Juan Martínez y me pregunto si no deberíamos incluirlo. Por supuesto, habría que
conocer más cosas de ese muchacho. ¿Qué piensan ustedes? Por último, sugiero que
entre todos esos nombres ustedes escojan dos o tres, a lo sumo, de acuerdo con el
criterio antiacadémico que sostenemos.
Grupo II
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Calvillo (si aceptan mi proposición): Libro del emigrante; Durán (también si aceptan
incluirlo): sobre todo su primer libro.
Grupo III
Grupo IV
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responder a la mía enviada a Ithaca y esperaba esa ocasión para hablarle de nuestros
problemas. Por otra parte, ausente usted y al partir Homero todo el trabajo pesado del
libro recayó sobre nosotros y vino a complicarme en gran medida las restantes
ocupaciones. Así pues, expongo en algunos puntos la situación en que nos hallamos:
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quedara con una selección igual a la de ella, de la misma extensión que Bonifaz y
Sabines. Por su parte, Arreola fue una proposición suya a la cual los tres nos
adherimos, y no creo que pueda darse marcha atrás. b] En el grupo III usted incluía
en su lista 2 a Torres Bodet y Nandino. De otra manera, aunque mi intención fue
desde siempre incluirlos, no figurarían en el manuscrito que ya se imprime. Otro
tanto puedo decir respecto a Leduc, a mi juicio personaje interesante bien que poeta
inexistente. (Un error de copia en el primer índice enviado omitió a Mondragón,
Thelma Nava, Miguel Guardia, Margarita Michelena y Bernardo Ortiz de
Montellano: en el índice completo que le enviaron los vería usted incorporados.
Como quizá no lo haya recibido Orfila le envía con estas líneas nueva copia. Este
índice completo le mostrará que en lo demás no hay otras discrepancias que las
obligadas por la extensión ya sea del libro o de los poemas escogidos. En otras
selecciones hay absoluto acuerdo e incluso en las notas de los poetas que más le
interesaban —como Tablada y López Velarde— me tomé la libertad, con su
autorización, de redactarlas a partir de textos suyos que considero los mejores sobre
estos y otros poetas.) c] Otro desacuerdo grave de que soy íntegramente responsable
es el caso de Alfonso Reyes. Con base en una afirmación suya en el artículo sobre la
antología de Castro Leal me permití incluir textos en prosa que veo como poemas y
que en ningún otro libro de este género se hubieran arriesgado a incluir. Puse,
también, otros poemas que jamás he visto en antologías —porque desprendidos del
contexto fragmentos de Minuta e Ifigenia cruel representan mal a Reyes, confirman
lugares comunes empleados por los mezquinos, los imbéciles y los envidiosos (como
Abreu Gómez) para abatir o “desacreditar” a Reyes en estos años en que se tiende a
ignorarlo o a menospreciarlo. He dado siempre la batalla por Reyes y me propongo
no ceder en nada. Creo que usted no objetará este propósito.
III. Hace dos días expuse a Orfila y Alí —y me disponía a comunicárselo a usted
y Homero— la necesidad ineludible de incluir a varios poetas muy jóvenes nacidos
después de 1940 porque representan la “poesía en movimiento”, porque la antología
no puede comenzar, como en su forma actual, por Homero y por mí, porque si llega
hasta 1966 no se puede prescindir de ellos —riesgo que las antologías académicas no
aceptan, “aventura”, pues, en todo caso— porque cuando yo tuve su edad Max Aub
se arriesgó a incluirme y creo mi deber corresponder en ellos —a quienes desconozco
personalmente— a la generosidad impagable que usted y Max y otros tuvieron para
conmigo. Apenas han publicado en la selección de Pájaro Cascabel, y se llaman Raúl
Navarrete, Dionicio Morales, Raúl Garduño, Alejandro Aura y Antonio Leal (este
último apenas cumple los veinte años). Creo que esto ni usted ni Homero lo
objetarán.
Mi actitud en síntesis es la siguiente (Alí añadirá a esta carta sus propias
opiniones):
No tengo la menor posibilidad económica ni de tiempo para volver a hacer la
antología. Tampoco me alienta el hecho de que se pierda —como hubo que eliminar
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otros de esta misma antología— el trabajo invertido en las notas y selecciones que se
desecharían. Como las concesiones que se me han hecho no son las más, pediría que
se respetaran.
Y sobre todo en una antología de la aventura mi presencia como autor o
participante es grotesca. No creo añadir nada a la poesía mexicana excepto una tibia
voluntad de forma que es, más bien, la característica crepuscular del decoro.
Por mi afecto profundo hacia usted, hacia Alí, hacia Homero y hacia Orfila, como
mi única contribución posible a la editorial —únicas razones por las cuales, como es
bien sabido, acepté una labor a la que en otros tiempos me había negado— no
quisiera que mi posición intemperante dinamitara la antología que, por lo demás, no
puede retirarse por las razones explicadas en el párrafo II. Pido que dejemos las cosas
como están y aparecido el libro se hagan las aclaraciones necesarias y de todo punto
comprensibles.
Creo que, aparte de una entonación molesta pero necesaria, esta apresurada carta
—de la que enviamos copia a Homero— se ciñe estrictamente a lo que usted dice en
la posdata manuscrita del 12 de agosto: describe a un libro distinto, orientado hacia
los jóvenes, señala que hay en México otra tradición distinta de la oficial. Aun las
presencias que usted quisiera ausencias señalan por la extensión de su selección y por
la nota misma que las precede cuál ha sido la actitud que guió este libro.
Espero con auténtica ansiedad su respuesta en dos líneas. Espero sobre todo que
nuestros acuerdos se impongan a nuestras diferencias —necesarias e inevitables—.
Octavio:
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Leída la carta de José Emilio Pacheco y conocidas con anterioridad las últimas tuyas,
procedo a darte a conocer mi opinión, con la idea de llevar a buen término nuestro
trabajo.
El proceso de la preparación ha sido conducido de común acuerdo entre los
cuatro. Claro es que cada uno es responsable, como miembro del equipo, de aquello
que ha elegido y de los juicios que haya atrevido acerca de su seleccionado.
La Advertencia que precederá a los textos explica debidamente el sentido del
libro, en el cual se complementan la “aventura” y el “decoro”. Esto quiere decir que
si por una parte hemos procurado los poemas que representan una mutación, por la
otra no hemos desdeñado escoger los que al mismo tiempo garanticen su calidad
estética. No hay en ello contradicción.
La lectura del Índice te aclarará las dudas acerca de eso. Léelo, confíate a tu
memoria para reconocer los poemas y verás que el tono general no difiere de los
propósitos iniciales. A estas alturas, no podríamos volver atrás y replantear una
cuestión a la que hemos dedicado tanto empeño y no poco afecto.
[Alí Chumacero]
Mi querido amigo:
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le agregaré yo unas líneas, cuya copia también lo adjuntaré aquí.
Como usted participó en las primeras conversaciones, creo que estará de acuerdo
en los planteamientos que le formulamos a Octavio y que estará conforme en que no
podemos dar ahora marcha atrás. La Antología ya ha tomado estado público y como
propone José Emilio y yo mismo, a Octavio, será interesante que los mismos
antólogos promuevan después una discusión sobre su trabajo en equipo.
Mi querido amigo:
Recibí simultáneamente sus cartas del 9 y del 12 corriente y supongo que le habrán
llegado ya las respuestas de Alí y José Emilio que despachamos ayer.
De entre tantas cosas que quisiera decirle para que este diálogo complicado a que
nos ha obligado la tan debatida Antología pudiera dejarnos tranquilos y sin enojos, es
que si ha observado usted algunas deficiencias en mi correspondencia y en los envíos
que le he ido anunciando y no le han llegado, debe explicárselo por la
complicadísima tarea que tengo sobre mí, en estos meses.
Un dato informativo puede darle a usted una idea de esta verdad: estamos
trabajando aquí cuatro personas y estoy manejando sesenta libros para su edición,
cuyos primeros veintiuno quiero que aparezcan entre los meses de septiembre y
octubre. Pero además todo lo que significa la organización, las visitas, la tarea social-
profesional, etcétera.
A todo esto se debió el desorden de algunas respuestas, las omisiones en la lista
de poetas que le enviamos (Mondragón, Ortiz de Montellano, Michelena, Nava y
Guardia), que generosamente Alí dactilografió para ayudarnos a que se despachara
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esa información para usted de inmediato y tal vez el posible error en el envío del
Índice con el detalle de las composiciones que le despaché en sobre separado con mi
carta del 26 y que he repetido en el día de ayer por si se hubiere extraviado.
No debo entrar al debate del fondo del asunto porque creo que ese aspecto, como
usted lo dice, debió de tratarse siempre entre usted y sus colaboradores y si lo hice yo
en cartas anteriores, no fue por tomarme atribuciones que no me correspondían, sino
porque quise ahorrarles tiempo a Alí y José Emilio, que en verdad han trabajado
mucho en la preparación de todo esto, pues ellos dos cargaron con la tarea mayor, ya
que Homero partió cuando se estaba en pleno proceso de preparación.
Yo tengo plena esperanza de que usted se dé cuenta de la gravedad de la situación
que surgiría de un cambio en la redacción de la Antología, como se lo dije y se lo
repiten ahora sus amigos, pues se ha hecho público el contenido de la misma,
especialmente entre los participantes.
Vuelvo a reiterarle que creemos no haber sido incorrectos al avanzar en la
ejecución del plan, ya que usted en su carta tan citada del 28 de junio. Envió las dos
listas con el derecho de opción plenamente otorgado a Alí y José Emilio. Es esa
segunda lista, cuya copia creo conservará, la que aprobaron por las razones que ellos
acaban de explicarle.
Creo que la proposición que yo le formulara y que les parece excelente a Alí y
José Emilio, de que una vez aparecida la obra ustedes mismos la autocriticaran y
expusieran sus diferencias, le dará vitalidad al proceso de formación de este libro y
exhibirá que uno de los aspectos interesantes de este trabajo en equipo ha sido el de
que cada uno ha cedido alguna de sus convicciones en favor de los otros para lograr
precisamente una producción en común.
Es lástima que Alí y José Emilio para no extenderse en cartas interminables, no
hayan podido repetirle a usted las observaciones que hacían frente a sus
planteamientos de quienes podrían entrar por el “decoro” y quienes por la “aventura”.
Las diferencias de opiniones eran muchas y los argumentos que me enseñaban eran
elocuentes, pero es evidente que no es posible trasladar conversaciones de horas en
cartas que ellos mismos no tenían tiempo de escribir.
Yo confío mucho en que usted, al recibo de nuestras cartas y la información
complementaria —que también hemos enviado a Aridjis—, nos envíe su cable para
tranquilizarnos aceptando este “producto”, que no es el que usted desea, pero que será
un conjunto de los deseos u opiniones de los cuatro.
Creo, para terminar, que usted sabe muy bien (y esto lo digo aunque mi
intervención en el debate no tiene mayor razón de ser) que estoy plenamente contra el
“establecimiento” y es posible que esta actitud me interese más en la vida, en la
acción, en la relación con mi mundo, que en las propias formas literarias de las que
no soy en lo más mínimo un entendido. Por eso me da gusto que usted diga que hay
que estar contra el “establecimiento” y como éste es un tema que se ha puesto aquí
muy en auge, sería muy interesante el seguir discutiéndolo, debatiéndolo y hacer tal
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vez entre varios una polémica para uno de los tomos de una serie que quiero iniciar,
titulada “Definiciones y Controversias”, como creo habérselo dicho.
Créame que me afecta profundamente las contrariedades que le ha producido a
usted este proyecto de Antología sobre el que venimos hablando hace más de un año
y que puede estar convencido que mi reconocimiento a su colaboración es auténtico y
profundo y que por ello ansío no pueda dejarle preocupación o molestia porque,
repito, salga como una fuente de opiniones colectivas y no exactamente como usted
lo hubiera deseado.
P. D. José Emilio y Alí pensaron que para satisfacer más ampliamente el deseo de
todos de presentar a los más nuevos, es interesante agregar una pequeña presentación
con dos o tres páginas de poemas de cinco de los más jóvenes, uno de los cuales tiene
menos de 20 años. Son Raúl Navarrete, Dionicio Morales, Garduño, Alejandro Aura
y Antonio Leal. Confiamos que a usted también le parezca correcta esta
incorporación.
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poema, o por el deseo de mostrar algo no difundido en otras antologías y que
consideraban importante. Las notas de presentación, como usted lo dice, no exceden
nunca de una página.
Querido amigo:
Supongo que habrá recibido ya mi segundo telegrama y que dentro de unos días
tendrá en su poder mis dos cartas. A reserva de conocer su respuesta (la suya y la de
Alí y José Emilio) continúo algunas de mis reflexiones sobre Poesía en movimiento.
Acabo de recibir la antología de Monsiváis. Después de aquel ensayo de Cuesta,
El clasicismo mexicano, no había leído nada mejor sobre poesía mexicana moderna.
Un estudio de primer orden. Agudo, enterado, bien escrito. Lo único que lamento es
que omita en su selección a los hispano-mexicanos. Salvo esto, su antología es muy
completa y, al mismo tiempo, exigente.
La aparición de la antología de Monsiváis me da una razón más y definitiva. Si se
insiste en incluir a todos los poetas que figuraban en la última lista que usted me
envió, Poesía en movimiento será simplemente una repetición de ese volumen. Así
pues, inclusive por razones de orden editorial, debemos publicar un libro distinto.
Por el contrario, si se deciden ustedes por el camino que yo he propuesto, la antología
de Monsiváis de antemano nos “disculpa”. Se me ocurre que en la nota redactada por
Alí podría insertarse algo que, más o menos, diga así (línea 10): “y aun su calidad
literaria. La reciente aparición de La poesía mexicana en el siglo XX de Carlos
Monsiváis cumple con creces este propósito. En sus páginas el lector interesado
puede encontrar una penetrante historia crítica de nuestra poesía moderna y una
selección, a un tiempo amplia y rigurosa, de sus tendencias y nombres
representativos. Nuestro propósito ha sido distinto. Destacar el espíritu de aventura y
exploración. En otras palabras, no intentamos, etc”.. Lo que subrayo es lo que
sugiero que se añada.
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La lectura de la antología de Monsiváis me lleva a proponer que se incluya
también en el Grupo II a Jorge Hernández Campos. No lo conocía. Me parece muy
bueno. Podrían incluirse por lo menos dos poemas: Tú eres piedra y El Presidente.
Un abrazo,
Octavio Paz
Querido amigo:
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han informado al respecto sino que, por la selección que han hecho de mis poemas,
presumo que en esto tampoco estamos de acuerdo.
Dos conclusiones pueden deducirse de lo anterior: la primera es que nuestra
coincidencia, hasta ahora, ha sido puramente verbal: nombramos con palabras
semejantes (aventura, mutación, etc.) realidades distintas; la segunda es que ustedes,
impulsados por el explicable deseo de que el libro aparezca entre los primeros
publicados por Siglo XXI, no pensaron que fuese necesario darme a conocer el
contenido del libro. Nada hubiera sido más fácil que enviarme, por lo menos, un
índice completo.
Querido Orfila: usted me pide que prologue y sea corresponsable de un libro cuyo
contenido no conozco. Por más grande que sea la amistad y estimación que les
profeso a usted, Alí y José Emilio ¿no le parece que es pedirme demasiado? Lamento
que su apresuramiento le haya hecho llevar a la imprenta el manuscrito sin contar
previamente con mi consentimiento. Creo que la pérdida económica no será muy
grave. En efecto, si ustedes no aceptan mis últimas proposiciones, contenidas en mi
carta del 12 de agosto, bastará con retirar mi prólogo y mi nombre; si ustedes las
aceptan, seguramente gran parte de la composición podrá ser utilizada. Así pues, en
ambos casos, la pérdida no será muy grande. Piense usted, por otra parte, que yo
también he dedicado muchas horas a la antología y que, si ustedes me obligan a
retirarme, mi trabajo habrá sido inútil.
Por lo que se refiere a la publicidad, le diré con toda franqueza lo que pienso:
después del libro de Carlos Monsiváis, la antología que ustedes quieren publicar no
tiene la menor posibilidad de éxito. Será simplemente una repetición, con
pequeñísimas variaciones y sin el principal atractivo del libro de Monsiváis: su
estudio crítico sobre la evolución de la poesía mexicana en lo que va de siglo. Ésta es
la razón última y definitiva que me hace pedirles, una vez más, que acepten de verdad
el criterio de la aventura o mutación. Es el único que justifica la aparición de una
nueva antología. Cierto, esto retrasará un poco la salida del libro pero lo que se
perderá en tiempo se ganará en calidad y novedad.
Espero recibir en estos días su respuesta a las 4 proposiciones que contiene mi
carta del 12 de agosto. Por cierto, me extraña muchísimo que no haya contestado a mi
último telegrama, despachado el 11 de este mes, en el que le pedía que me enviase un
índice completo de la antología para ganar tiempo.
Resumo: con mucho gusto seguiré formando parte del grupo si se acepta el
criterio que expresaba mi carta del 12 de agosto. En caso contrario reitero a usted lo
que le decía en mi primer telegrama: renuncio de manera definitiva y retiro mi
prólogo. Por lo que toca a mis selecciones, les ruego que tomen en cuenta la
sugerencia que hice en mi carta del 18 de agosto.
Afectuosamente,
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Octavio Paz
SERVICIO INTERNACIONAL
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES Y TRANSPORTES
Paz
Octavio Paz
Embamex
Nueva Delhí
India.
Afectuosamente
Orfila
SERVICIO INTERNACIONAL
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES Y TRANSPORTES
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Arnaldo Orfila
Gabriel Mancera 65
México D. F.
RECIBÍ CARTAS ÍNDICE stop PÍDOLES ATIENDAN RAZONES ADICIONALES EXPONGO MIS
CARTAS DIECIOCHO VEINTE AGOSTO stop RUÉGOLE RESPUESTA DEFINITIVA ESTA VÍA
Octavio Paz
COL 65
Octavio Paz
Embamex
Nueva Delhi
India.
Afectuosamente
Orfila.
Octavio:
Otra vez la burra al trigo. A su hora, haremos en las páginas los cambios de tu propia
selección. Ahora te enviamos las pruebas completas del libro. Verás que, en todos los
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casos, privó la tendencia a buscar el remozamiento de que cada uno de los poetas es
autor. Es seguro que, a tu vez, no coincidas con varias de esas selecciones. Con
enmendarlas, ya sea agregando o cambiando poemas —advertirás que no serán sino
unos cuantos, de acuerdo con tu criterio—, todo quedará en su sitio justo. En lo que
se refiere a las notas que preceden a cada uno de ellos, han sido redactadas así mismo
con miras a que persista la unidad deseada. Así que, en términos generales, no
obstante tratarse de una obra preparada por un equipo, no sobrevivirían discrepancias
que la convirtieran en una selección fundada en tendencias disímiles o desajustadas a
la idea con que fue concebida.
Los puntos de diferencia que aún subsisten son: la inserción de Jaime Torres
Bodet, Elias Nandino y Renato Leduc. Si hemos tomado en cuenta a algún o algunos
poetas de menor significación que Torres Bodet —no es indispensable citarlos porque
hasta eso mismo sería motivo de discrepancia— no habría por qué suprimir a aquél.
En cuanto a Nandino, ya conoces las razones de gratitud por las que José Emilio
insiste en que permanezca dentro de esas páginas. Y en lo que atañe a Leduc, su
presencia es aconsejable por la contracorriente que, en su generación, representa su
poesía. Eso lo sabes tanto como yo. Su caso es una “aventura” al revés, pero no deja
por ello de serlo. Sumar a Manuel Calvillo, tan amigo nuestro, no enriquecería el
concierto general del libro. En cambio, hacer ingresar a Jorge Hernández Campos,
que se ha distinguido precisamente por procurar nuevos caminos de expresión —
además de que su trabajo es más amplio que el de Calvillo—, sería un acierto
oportuno. Su poema El Presidente cumple del todo con la actitud que hemos escogido
para definir la intención del libro. Así que, con la obra en tus manos, te será fácil
reconciliar tu punto de vista con los nuestros y afinar hasta donde sea posible las
selecciones. Otro problema es lo elegido de Alfonso Reyes, que le tocó hacer a José
Emilio. Él piensa que su selección está más de acuerdo con lo previsto que cualquier
otra. Para hacer la totalidad del trabajo hemos tenido en cuenta siempre, a fin de
evitar coincidencias, las antologías que han aparecido en los últimos lustros.
Mi punto de vista se cifra en que debe estar representado Jaime Torres Bodet.
José Emilio insiste, por su cuenta, en que no debe rechazarse a Elías Nandino y que la
selección de Alfonso Reyes es la adecuada. Todo lo demás no significa problema
ineludible.
Ahora bien —como debieron decir los clásicos—, con el material del libro allá
contigo, sería interesante que tú sólo firmaras el libro e hicieras las modificaciones
que te dicta tu criterio.
En la Advertencia o en nueva nota, nos darías las gracias a Homero, a José Emilio
y a mí por la colaboración prestada. (Esto se justifica plenamente por la distancia
desde donde has trabajado). Más aún, al hacer los cambios que juzgues pertinentes,
yo atendería desde aquí —ya que no cuentas con los libros necesarios— la tarea de
completar esas variaciones a fin de que el libro resulte de acuerdo con el criterio
estricto de “poesía en movimiento”. Los problemas se desvanecerían y, hechos los
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cambios en las planas en tu poder, la editorial procedería a la impresión. De lo
contrario, seguiríamos inmersos gratamente en un epistolario sin fin del que, según
mis cálculos, no saldríamos en todo lo que resta del actual régimen de gobierno del
licenciado Gustavo Díaz Ordaz. Esta última proposición la suscribe José Emilio y,
probablemente, Homero, que acaba de llegar a México pero que todavía no he
saludado. Espero hacerlo mañana o pasado mañana.
Alí
México, 29 de agosto
Mi querido amigo:
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Al recibir simultáneamente sus cartas del 18 y 20 corriente le contesté con mi cable
del 29 diciéndole que se aceptaban sus proposiciones con sugerencias que le
enviarían en carta Alí y José Emilio, anunciándole también el envío de las pruebas de
la Antología completa. Nos reunimos esa tarde con Alí y José Emilio y, al día
siguiente por gran casualidad, llegó Homero.
Como comprenderá, el deseo de todos es el de llegar a un acuerdo definitivo para
no anular la tarea cumplida ni rectificar los asuntos formulados; pero también todos
tenemos el deseo de que no quede molestia o resentimiento en ninguno de ustedes
cuatro y puedan satisfacerse los planes que se han ido ajustando a través de toda la
correspondencia.
Quiero sintetizar la opinión de sus tres colaboradores que me encomiendan le
envíe yo estas líneas para no demorar la información que usted tanto ansiará y sobre
todo, he querido apresurar la entrega de las pruebas de la imprenta, las cuales tendré
en mi poder mañana y las despacharé de inmediato, aunque le pido no se preocupe
por las erratas porque sólo se llegaron a leer parcialmente. Sólo queremos que a la
vista de los textos completos aprecie usted la unidad de la obra y efectúe las
rectificaciones que considere oportunas.
En definitiva, los tres se han puesto de acuerdo en hacer mutuas concesiones para
llegar a coincidir a lo máximo con el criterio de usted. Hay asuntos pequeños y otros
de mayor importancia en las observaciones que usted formula y le resumo las
condiciones a que llegaron:
1.º En lo que atañe a la presencia de usted en la Antología, todos están
completamente de acuerdo en que usted efectúe la selección que desee y no
reduciendo, sino aumentando si es posible, la extensión en sus textos porque todos
están convencidos de que es de lo que más puede interesar al lector de este libro. Y
esto va dicho, como imaginará, sin ninguna intención de alabanza. Esperamos pues
suprima lo incluido que no le agrade y nos señale lo que deba incorporarse.
2.º Han accedido a que se elimine lo que constituía mayor problema para José
Emilio: el caso de Nandino.
3.º Aceptan se elimine a Renato Leduc, aunque, según Alí, consideraba que era
conveniente su presencia “por la contracorriente que en su generación representa su
poesía”. “Su caso es una contra-aventura, pero no deja por ello de serlo”, dice Alí. De
todos modos acepta su eliminación.
4.º Si usted no hace una cuestión fundamental de ello, para no alterar demasiado
el trabajo, opinarían que no sería necesario incorporar a Calvillo ni a Hernández
Campos, puesto que como le decía en otras anteriores, hace tiempo que no publican
como si hubieran abandonado la tarea y no los creen fundamentales. Pero como en
los casos anteriores, si usted lo quiere, no tienen inconveniente en aceptar su
incorporación.
5.º La selección de Alfonso Reyes, José Emilio considera haberla hecho con
mucha conciencia y entiende que obedece al sentido que usted quiere darle a la
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Antología. A pesar de ello, acepta que en el caso de que usted la crea mal realizada, la
rectifique como usted lo crea conveniente.
6.º Dejan a su criterio se incorporen o no los nombres de los nuevos de que le
hablaba José Emilio con unas presentaciones muy breves y para dar lo último de la
producción joven. También aceptan se eliminen si usted lo considera conveniente.
7.º La incorporación de Arreola se hizo a proposición de usted y en virtud de que
se incorporaba a Torri con poemas en prosa. Se le ha informado a él que estaba
incorporado y consideran que también los textos elegidos están dentro de la línea de
la Antología. De todos modos aceptan que si usted no lo considerara conveniente, se
elimine, a riesgo de tener alguna molestia personal con Arreola.
8.º La incorporación de Michelena y Guardia también la habían hecho por
considerar que los textos no estaban fuera de la línea, pero también están conformes
en que se eliminen si a usted le parece más conveniente.
9.º Y por último, queda el único punto en que le piden a usted que acepte como
una transacción la presencia de Torres Bodet. Consideran que la presentación del
mismo se hace discretamente; que la naturaleza de su poesía puede considerarse que
no está muy distante de otras del volumen y que con ello no se pierde el sentido que
usted define en su Aviso. En resumen, pues, existe una paridad en las opiniones sobre
este caso, pero Aridjis me dice que, coincidiendo con usted, considera que habiendo
cedido Alí y José Emilio en las otras sugerencias que usted formula; apareciendo los
cuatro como co-autores de la Antología, aunque el sentido está dado por la opinión de
usted, piensa que sería correcto y generoso otorgar esta concesión a cambio de las
otras varias que ellos otorgaron. Con esto se resolvería el grave problema de que se
retire uno u otro de los co-autores de la Antología que, para mí personalmente, le
confieso, sería evidentemente penoso.
Le dejo pues en sus manos ese texto para que en base a todas esas opiniones que
le adelanto, corrija usted como quiera todo el contenido, es decir, ratifique o
rectifique la Antología tanto en autores como en textos. La editorial acepta que se
deseche lo que usted no considere conveniente aunque esté ya formado el libro y se
incorpore lo que usted desee y me adhiero también (aunque no me corresponde
opinar) al pedido de sus otros tres colaboradores de que acepte la famosa
incorporación de Torres Bodet, que observo desde aquí, para ellos y particularmente
para Alí, sería muy penoso eliminar.
Yo creo, si usted me permite la opinión, que podría salvarse esa incorporación a
disgusto suyo con un par de líneas que usted pudiera agregar a su Aviso, diciendo que
como es natural, al tratarse de un trabajo en equipo usted ha debido conceder algunas
presencias o ausencias que en una obra individual no hubiera aceptado.
Pienso que de esta manera sus amigos quedarán compensados de la generosidad
que han mostrado de ceder en todo lo demás con el deseo de no malograr este libro,
que no creo que se anule por la presencia de la Antología de Monsiváis, o la de otras
aparecidas o por aparecer en los próximos meses.
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En lo que están totalmente de acuerdo sus tres colaboradores es en que consideran
innecesario el agregado subrayado de su carta del 18, tercer párrafo, en cuyo texto se
haría referencia a la Antología de Monsiváis. Piensan los tres que no hay razón para
destacar esa obra que para muchos también tiene defectos y dejar de nombrar otras,
repito, aparecidas o por aparecer, que podrían tener iguales méritos. Por otra parte,
consideran que en su Aviso y en la Advertencia está ya dicho en otros términos, sin la
referencia directa a esa edición.
Vuelvo a pedirle excusas por todo el trabajo que esta tarea le ha significado, pero
vuelvo a reiterarle que esta Antología sí será diferente a las demás y tendrá una gran
aceptación.
Espero nos haga llegar cuanto antes pueda sus opiniones, marque los cambios,
eliminaciones y agregados que considere necesarios y nos diga que ahora sí está de
acuerdo con todos sus demás colaboradores y además satisfecho.
Un afecto abrazo,
Querido amigo:
Recibí su carta y, un poco después, las pruebas del libro. Muchísimas gracias.
Agradezco de todo corazón a Chumacero y Pacheco su generosa respuesta.
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Comprendo que han hecho un gran sacrificio pero, por razones que explico más
adelante, el problema aún no ha sido resuelto del todo.
He leído ya el libro. Como preveía, es excelente. Pero no es nuestro libro. No lo
es por tres razones: por la forma en que están redactadas algunas de las notas; por la
inclusión de ciertos poetas; y por las selecciones (números de páginas consagradas a
cada poeta e índole de los poemas escogidos). Por fortuna, gracias a su increíble
paciencia, aún tenemos tiempo para rehacer ciertas partes del libro. Me interrumpo
aquí por un instante para decirle que, en verdad, su actitud ante nuestras disputas ha
sido admirable. Me conmueve…
Después de pensarlo mucho, se me han ocurrido tres soluciones. Alí, Pacheco y
Aridjis escogerán. Yo me someto de antemano a su decisión, esta vez sin derecho a
replicar.
Primera solución
Aceptar de una manera total el criterio de la aventura, con todas sus consecuencias, a
saber:
1. Poetas: a] Aridjis, Pacheco, los cinco de la Espiga amotinada, Cervantes (en caso
de que sea posible publicar algo mejor de lo seleccionado; de otra manera debe
eliminarse), Becerra, Mondragón, Zaid, Fraire y Montes de Oca; b] Segovia,
Castellanos, Sabines, Durán (si es posible encontrar algo mejor de lo escogido),
García Terrés, Bonifaz Nuño, Chumacero, Hernández Campos, Calvillo, Huerta, Paz;
c] Owen, Novo, Villaurrutia, Gorostiza, Montellano, Maples Arce, Pellicer; d] Reyes,
Torri, López Velarde y Tablada.
Serían 33 poetas y dos de posible inclusión. No son pocos si se piensa que la
colección comprende 50 años.
2. Notas: deben modificarse algunas para ajustarnos enteramente al criterio de la
mutación, tal como lo indico en el punto dos de la segunda solución. Lo mismo digo
de las selecciones.
3. Tienen razón: en la advertencia podría incluirse la frase que sugerí pero sin
mencionar el libro de Monsiváis. Bastaría con decir: “otras antologías, algunas
recientes, cumplen con creces ese propósito. En sus páginas el lector interesado
puede encontrar una historia crítica de nuestra poesía moderna, etcétera”.
Propongo una vez más esta solución porque es la única que corresponde de
verdad al criterio aceptado en principio y, sobre todo, porque así nuestro libro sería
igualmente el libro de la nueva poesía, el libro de los jóvenes. ¿Por qué no atrevernos
a hacer lo que se hace en otros países? ¿Por qué las medias tintas y el compromiso?
Creo firmemente que nuestro libro, pasado el pequeño escándalo inicial, será
aceptado como lo que es: un libro apasionado pero honrado.
Usted me dirá que Alí y Pacheco han hecho concesiones muy importantes y que
han accedido a casi todo lo que pedíamos Aridjis y yo. Lo sé y lo agradezco. Sin
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embargo, aclaro que nunca pedí “concesiones”. Pedí que fuésemos coherentes con
nosotros mismos. No veo cómo podemos eliminar a Nandino si, en cambio,
incluimos a Torres Bodet. No sólo sería una injusticia sería desmentirnos a nosotros
mismos. No niego los méritos literarios de Torres Bodet, pero es evidente que su obra
no pertenece a la corriente que nos interesa destacar y defender. Dédalo es un poema
que podría figurar en cualquier antología de poesía mexicana, por más exigente que
fuese el antologista, pero no en un libro como el que habíamos pensado. Nuestro
criterio no es el de la exigencia —no es una estética sino una pasión. No me interesan
los poemas “perfectos”. Me interesan los poemas que me abren los ojos y los
sentidos, los poemas insólitos. (Mallarmé es menos “perfecto” que Valéry). Por
último, no se trata de personas, sino de poemas. Y ni siquiera de poemas sino de una
tradición poética que es la nuestra, la de la ruptura con la “belleza eterna”. Poesía en
movimiento es poesía abierta, siempre inacabada. “La imperfección, dice Bonnefoy,
es la cima”.
Segunda solución
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3. Selección de poemas: también debe modificarse en unos cuantos casos y en dos
sentidos: ajustarnos a la extensión convenida desde el principio y, sobre todo, al
criterio de mutación.
4. El Aviso: lo modificaré señalando que, aunque el criterio determinante fue el
de la mutación. Alí y José Emilio señalaron la necesidad de tomar en cuenta también
el criterio de “decorum” —creo que el término es de Horacio— y de ahí que la
antología sea un compromiso entre ambas concepciones.
Mañana o pasado les enviaré las modificaciones al Aviso. He aprovechado la
ocasión para precisar un poco lo que entiendo por obra abierta y obra cerrada. El
resto del trabajo estará listo dentro de unos 10 días a los sumo. Les ruego que
examinen mis modificaciones a las notas y a las selecciones. Si en algún caso no
estuviesen de acuerdo, escríbanme dándome sus razones y proponiendo nuevas
redacciones y/o selecciones. De este modo el libro podrá terminarse en poquísimo
tiempo.
Tercera solución
Un abrazo,
Octavio Paz
Querido Orfila:
Después de despachada mi carta del 15, se me ocurrió una solución que, supongo,
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dejará satisfechos a todos. Es la solución segunda pero mejorada. Verá usted:
1. Poetas. Acepto todos los incluidos, excepto Guardia y Fernández. Si Alí y
Pacheco insisten y ya que nuestros criterios no coinciden siempre, necesito que me
envíen inmediatamente otros poemas de Guardia y Fernández. Además, pido la
inclusión de Usigli (algo, lo más vivo de Conversación desesperada), Calvillo (El
libro del emigrante) y Hernández Campos (El Presidente).
2. Notas. Sugiero cambios leves en algunas. Alí y Pacheco, por supuesto, están en
libertad de rechazarlos o aceptarlos.
3. Selección. Como se trata, a diferencia de las notas, de un trabajo colectivo, aquí
no sugiero sino propongo en firme. Si ellos no están de acuerdo deben decírmelo
inmediatamente y darme otra solución. Si no hay respuesta, entenderé que aceptan
mis proposiciones. De ninguna manera acepto que el libro salga sin yo tener
conocimiento de la inclusión o exclusión de textos. Digo esto, aunque parezca
intemperante, porque la lectura de las pruebas me reveló que no se habían tenido en
cuenta mis observaciones, tanto por lo que toca a la extensión como a la índole de
cada selección.
4. Prólogo. He escrito un texto mucho más largo (cerca de treinta páginas) en el
que expongo mis puntos de vista sobre la poesía mexicana. Como va con mi firma, no
hay problema: si algunos se enojan, será conmigo.
5. Advertencia: la juzgo inútil, tanto porque repite el prólogo cuanto porque ya no
es necesaria dentro del nuevo arreglo. En cambio propongo la inserción al frente del
libro, antes del prólogo, de otra Advertencia, redactada en esta forma: “Este libro no
es ni quiere ser una antología. Nos propusimos rescatar, con los poemas —en verso y
en prosa— de las distintas generaciones aquí representadas, los instantes en que la
poesía, además de ser franca expresión artística, es búsqueda, mutación y no simple
aceptación de la herencia. El criterio básico del libro fue determinado de común
acuerdo por los cuatro autores, así como la selección de poetas y poemas. Se encargó
el prólogo a Octavio Paz; su texto recoge nuestros puntos de coincidencia pero es,
sobre todo, una exposición de sus opiniones acerca de la poesía mexicana moderna.
Las notas fueron redactadas por Alí Chumacero y José Emilio Pacheco; también ellas
son la personal expresión de sus ideas sobre cada poeta, aunque en ocasiones tomaron
en cuenta las de Paz y Aridjis. (punto y aparte) Nuestra gratitud hacia Arnaldo Orfila
Reynal es doble: por la paciencia e imparcialidad con que escuchó una discusión que
se prolongó largos meses y por el buen sentido y cordialidad con que orientó nuestros
trabajos. Homero Aridjis, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco, Octavio Paz”. (Los
nombres deben ir por orden alfabético).
Creo que esta solución resuelve todos los problemas. Dentro de unos cuantos días
le enviaré todo el trabajo. Creo que el libro saldrá a tiempo y con poquísimo retraso.
Le ruego que me conteste a vuelta de correo y me indique, punto por punto, si Alí y
Pacheco aceptan mis proposiciones.
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Un abrazo,
Octavio Paz
Querido amigo:
Con esta carta le envío las observaciones (sugerencias y proposiciones) a las notas y a
las selecciones. Repito: las primeras pueden desecharse; las segundas, por ser la
selección obra colectiva, son materia de decisión conjunta. Si se rechazan, pido
razones y soluciones alternativas.
Me doy cuenta de que le ocasiono a usted perjuicios. Tiempo, dinero, trabajo.
Perdóneme. En mi abono diré que nada de esto hubiera ocurrido si se me envía un
índice completo antes de enviar el libro a la imprenta. Otra excusa: mis
modificaciones son numerosas e importantes porque en poquísimos casos se tomaron
en cuenta mis recomendaciones. Los ejemplos son numerosos. Basta uno: siempre me
opuse a conceder mayor número de páginas a los viejos que a los jóvenes por el
hecho de serlo. No es esto lo único ni lo más grave: tampoco se tomó en
consideración el criterio de mutación para hacer la selección de los poemas. Pienso
que si hemos convenido en publicar un libro ecléctico por lo que toca a los nombres,
al menos podemos ser fieles en las selecciones al criterio central. Dicho todo esto,
sigue siendo cierto que usted no tiene arte ni parte en el lío. No es justo que paguen
justos por pecadores. Por esto, cedo a la editorial los derechos que me correspondan
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por el prólogo, las selecciones y todo mi trabajo. Es una contribución mínima. Más
adelante, si las ventas absorbiesen los gastos extraordinarios, usted podría hacer otro
arreglo conmigo. (Por cierto: quiero comprar una acción de Siglo XXI. ¿Cuánto
cuesta y cómo debo hacer?).
Cuando se me invitó a participar en la antología, me pidió usted un estudio
preliminar. Me rehusé. Ganó usted al final: he escrito un texto de cerca de 30 páginas
que le enviaré en cuanto acaben de copiarlo.
Creo que Alí y José Emilio aceptarán esta solución final. Hemos dejado todos los
nombres que ellos proponían (excepto dos), aparecen sus notas y las modificaciones
que propongo dejan intacta la parte central de su trabajo.
Octavio Paz
P. S. No le envío las pruebas porque no creo que sea necesario. Creo que, si Alí y
Pacheco aceptan mis proposiciones, ¡hemos terminado al fin!
O. P.
Como las notas son obra de Alí y José Emilio, mis observaciones son simples
sugerencias que ellos pueden aceptar o rechazar (salvo en el caso de la nota sobre mí.
Lo que escribió Alí es muy generoso pero creo que es mejor algo más objetivo).
Puesto que somos colectivamente responsables de las selecciones, en este caso
mis observaciones son proposiciones formales. Si ustedes no las aceptan, les ruego
que me lo digan inmediatamente, me den sus razones y me propongan soluciones
alternativas. En caso de que no haya respuesta entenderé que ustedes han aceptado
mis proposiciones.
Observo que, en contra de lo que habíamos convenido, se dio menor espacio a los
jóvenes y mayor a los viejos (3.ª y 4.ª secciones). Es irreparable pero lo lamento.
Asimismo, sólo en poquísimos casos se tomaron en cuenta mis observaciones sobre
la extensión de la representación de cada poeta.
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HOMERO ARIDJIS
Nota. Me parece un tanto extravagante la parte final, sobre todo la de “los 25 siglos
de referencias culturales”. Sugiero: “…en el lenguaje de nuestra poesía. La tumba de
Filidor (1961) es su primera obra considerable. Este libro es un relato-poema que, sin
deberles nada, hace pensar en Hebdomeros de Giorgio de Chirico y en otros textos
análogos de los surrealistas, en los que el poema en prosa se extiende y colinda con la
novela. Aridjis ha mostrado predilección por las composiciones vastas y en ellas
renueva el poema en prosa. Despojadas de toda anécdota narrativa o psicológica, son
algo así como mitos que se extienden en el espacio y en el tiempo, nudos en que se
atan el presente y el pasado (cristiano y precristiano). Poeta del amor-pasión, etc.”.
Selección: propongo aumentar la selección de Aridjis con los poemas aparecidos
en El Corno Emplumado, excepto el último.
LA ESPIGA AMOTINADA
Hubiera sido preferible tratar a cada uno de ellos de manera independiente. Propongo
que, por lo menos, el nombre de cada poeta aparezca en lo alto de la página, antes de
su selección. Como están ahora, parecen los subtítulos de un largo e inconexo poema.
Nota. No creo que Bañuelos sea más “subjetivo” que Oliva. Al contrario: los más
experimentales son Shelley y Oliva. Tampoco pienso que la mejores páginas de
Shelley sean en prosa.
Selecciones:
OLIVA.
Propongo suprimir lo seleccionado y, en su lugar, los siguientes textos: Rostro de la
contemplación, Buenos días, Habitada claridad, Mientras tomo una taza de café y No
está en ninguna parte.
SHELLEY.
El poema escogido no lo favorece. Propongo: Los pájaros, El cerco, Occidental saxo
y Conjuración de la amada (II).
BAÑUELOS.
Propongo añadir los dos poemas que publica en El Corno Emplumado. Excepto estos
últimos, todos los poemas propuestos se encuentra en Ocupación de la palabra. Por
último, sugiero ampliar la selección de este grupo.
FRANCISCO CERVANTES.
Selección: Propongo suprimir todo lo seleccionado menos Mambrú e incluir
SERGIO MONDRAGÓN.
Selección: propongo eliminar Surtidor y El loco poema. En cambio: Calor (está en el
número 18 de El Corno Emplumado) y dos poemas que les envío con esta carta.
GABRIEL ZAID.
Selección: propongo añadir Elegía por una luz entreabierta (I), Resplandor último,
Tumulto y Nacimiento de Eva (todos de Seguimiento).
GUILLERMO FERNÁNDEZ.
Propongo su eliminación.
ISABEL FRAIRE.
Nota: ¿Vale la pena mencionar traducciones de poetas architraducido desde hace más
de 20 años? Los temas del amor y de la meditación no son “eternos”. No aparecen en
la poesía de muchos pueblos. Lo que aparece es religión, la épica, la sexualidad,
etcétera.
THELMA NAVA.
Nota: No me parece generoso decir que la obra “de todos los jóvenes con excepción
de Montes de Oca está en busca de expresión”. Inclusive si fuese cierto, y yo no lo
creo, hace pensar no en el rigor sino en una flecha. Yo le suplico a Pacheco, como
amigo, que suprima esa frase desafortunada.
Selección: Propongo suprimir El primer animal y en su lugar Ven y Petrópolis (El
Corno Emplumado).
TOMÁS SEGOVIA.
Selección: ustedes recortaron demasiado mi selección. Me inclino pero propongo al
menos sustituir los poemas en prosa por Besos y La que acoge y conforta. Si la
ROSARIO CASTELLANOS.
Selección: Propongo formalmente la supresión de Lamentación de Dido. Es el colmo
de la retórica. No hay un sustantivo que no vaya acompañado de adjetivo previsto:
garra (corva), vela (airosa), rayo (de tempestad), leche (de sabiduría y de consejo),
peregrinación (sagrada), cauda (oscura), nombre grabado (en la corteza del árbol,
naturalmente enorme, naturalmente de las tradiciones), balanza (de la justicia), copa
(del festín), rienda de los días (naturalmente potros), aleteo de cuervos (que
mancillan), el cielo (transparente) con su graznido (fúnebre), etc. ¿De verdad “el
hachazo de un adiós tremendo” les parece “austera abdicación de todas las retóricas
contemporáneas”? Para completar la selección propongo aumentar dos o tres páginas
con poemas de tonalidad semejante a los otros que ustedes incluyen. No es necesario
que me envíen esas nuevas páginas.
JAIME SABINES.
Selección: Propongo la siguiente: Yo no lo sé de cierto (incluido por ustedes): Entre
los ojos abiertos de los muertos (idem); los siguientes fragmentos de Tarumba:
Tarumba (pág. 120 de Recuento de poemas), A la casa del día (pág. 121), A caballo
(pág. 125), Oigo palomas (pág. 126), Si alguno dice que no es cierto (pág. 127), Te
puse una cabeza (pág. 133), Aleluya (pág. 134) y Vamos a cantar (pág. 155). Además
dos poemas incluidos por ustedes: He aquí que estamos reunidos y Algo sobre la
muerte del Mayor Sabines (sólo I y II).
MANUEL DURÁN.
Selección: Propongo sustituir Los triunfadores. El testigo y El inconsciente por Los
dioses en el café (está en El lugar del hombre).
MIGUEL GUARDIA.
Propongo su eliminación. Si ustedes se empeñan (lo mismo digo de Fernández)
envíenme otros poemas.
ALÍ CHUMACERO.
Nada que decir.
MARGARITA MICHELENA.
Nada que decir aunque yo suprimiría El monólogo del despierto.
EFRAÍN HUERTA.
Nota. ¿Para qué mencionar la “distinción”, más bien ridícula, de las palmas
académicas francesas? La nota me parece tibia: Huerta no es un buen hombre sino un
buen poeta.
Selección: No me parece justa. Propongo: Declaración de odio (un gran poema a
pesar de sus caídas), Los hombres del alba, La muchacha ebria, Problema del alma (el
fragmento incluido por ustedes), El Tajín (completo) y Sílabas por el maxilar de
Franz Kafka (este último está en El Corno Emplumado).
OCTAVIO PAZ.
Nota. Temprana actividad literaria. En 1937, viaje a España (Madrid, Valencia, el
sur). A su regreso, dirige Taller (1938) y colabora en la fundación de El Hijo Pródigo
(1943). Vive en los Estados Unidos durante dos años y a fines de 1945 ingresa en el
servicio exterior mexicano. Reside en París y participa en el movimiento surrealista,
con el cual no ha cesado de tener relaciones. Publica ¿Águila o sol? Viaje a Oriente
(India y Japón) en 1952. Vuelve a México y funda con Leonora Carrington, Juan
Soriano y otros el grupo Poesía en voz alta (1955), en el que se inician algunos de
nuestros dramaturgos y directores (Juan José Gurrola, José Luis Ibáñez, Héctor
Mendoza). Colabora de cerca con la Revista Mexicana de Literatura (primera época)
dirigida por Carlos Fuentes y Emmanuel Carballo. Ensayos y artículos sobre poetas y
pintores (Tamayo, Montes de Oca, Coronel, Soriano) y en defensa del arte
contemporáneo, atacado en esos días por los críticos nacionalistas y los partidarios
del “realismo socialista”. Publica varios libros de poemas: Semillas para un himno,
Piedra de sol, La estación violenta, Salamandra. Desde 1962 reside en la India, como
Embajador de México en ese país. Paz también es autor de libros de ensayos y
traductor de poesía.
Selección: Trabajos del poeta (I, VII, XIII y XV), Mayúscula, Un poeta, Dama
huasteca, Himno entre ruinas, Madrugada, Aquí, Madurai, Vrindaban, Presente y
GILBERTO OWEN.
Nada que decir.
SALVADOR NOVO.
Nota. Lo que aparece en Novo no es el humorismo (aunque él sea un humorista), sino
un humor distinto al de Torri —un humor que viene de la literatura de vanguardia de
esos años—.
Selección: Hay que rehacerla enteramente. Es un poeta mucho más importante de
lo que yo pensaba. Propongo: Momento musical, Almanaque, Naufragio, Hanon,
Diluvio, La historia, Epifania, Las ciudades, La renovada muerte de la noche, Tú, yo
mismo, Junto a tu cuerpo, Glosa incompleta, un fragmento del primer poema de
Poemas proletarios (desde “Del pasado remoto”, página 109, hasta “que agita apenas
la palabra”, pág. 111), Roberto el subteniente y los fragmentos de Never ever: V, VII
y VIII. Estos tres fragmentos últimos son extraordinarios.
XAVIER VILLAURRUTIA.
Nada que decir.
ELÍAS NANDINO.
Nota. Nada que comentar. (Reflexión en voz baja: si se dice que ha sido generoso, y
lo ha sido ¿por qué no decir que sus revistas fueron un centro de ataque contra la
poesía moderna, el surrealismo, Pound, etcétera?).
Selección: Me opongo de plano a la inclusión de las décimas. Basta con el
Nocturno difunto. Añadimos “Nocturno cuerpo” en Nocturna palabra [Letras
Mexicanas, 60] pp. 88 a 91.
JOSÉ GOROSTIZA.
Selección: Hay que aumentarla hasta unas 20 páginas. No tengo conmigo su libro
pero recuerdo un poema con un jardín, un senderillo (¿infame?), un Apolo, una
fuente, etc. Agreguen ustedes, además, lo que deseen.
CARLOS PELLICER.
Nota. Pellicer y Novo no fueron los únicos vanguardistas. También lo fueron Maples
Arce (con mayor decisión), Owen y, en cierto modo, Villaurrutia. No encuentro que
Pellicer sea variado ni siquiera en sus temas. Es el mismo del principio al fin. La
comparación con Neruda es, de nuevo, incomprensible. No viene a cuento citarlo.
Pellicer se parece (poco) a Huidobro y (mucho) a Carrera Andrade. Tampoco creo
que deje un camino cerrado (eso podría decirse de Gorostiza). La nota debería
reducirse a una página.
RENATO LEDUC.
Selección: No lo favorece. Creo que podrían encontrarse cosas más violentas o
divertidas. Propongo suprimir Égloga IV (es vulgar y nada más), Pequeña canción del
optimista, Alusión a los cabellos castaños, Tardía dedicatoria y La llorona. En su
lugar: Invocación a la Virgen de Guadalupe y Epístola a una dama que nunca conoció
a los elefantes.
JULIO TORRI.
Nota: Demasiado larga. Hay que reducirla a una página.
Selección: Propongo suprimir De la noble esterilidad de los ingenios, La amada
desconocida, El héroe y los unicornios. En su lugar: La vida del campo, Mujeres, La
feria, El profesor leía el paisaje de Kirké (pág. 98 de Tres libros) y La bicicleta.
ALFONSO REYES.
Nota. ¿Nació antes de tiempo para ser vanguardista?
Selección: Propongo un cambio total: El mal confitero, Golfo de México
(completo), Caravana, Para un mordisco e Ifigenia Cruel (un fragmento, desde “Pero
yo soy como me hiciste, Diosa” hasta “las cubas rojas del sacrificio”). Podría dejarse
El descastado. También podría agregarse, entre Golfo de México y Caravana, otro
poema; Viento en el mar. No sé si valdría la pena incluir Yerbas del Tarahumara,
Querido amigo:
Con esta carta le envío el nuevo prólogo. Como no quería retardar más las cosas,
apenas si he podido revisarlo. Ruego (a usted y a los correctores) que si advierten
errores, ya sea de máquina o de lenguaje, los corrijan. Si se tratase de algo grave,
consúlteme. Espero que no sea necesario esto último. El título de mi artículo: Poesía
en movimiento.
He terminado mi trabajo. El libro podrá salir pronto si Alí y Pacheco aceptan mis
proposiciones relativas a ciertas selecciones de poemas. Una última recomendación:
Un abrazo,
Octavio paz
P. D.: Además de las proposiciones formales que he hecho, sugiero que, si es posible,
se aumente en unas pocas páginas la selección de los siguientes jóvenes: Oliva (V y
X de Mármol tajante), Shelley (De pronto), Zepeda (Relación de travesía: 3 y 17),
Labastida (Realidades: 3, 4 y 5), Bañuelos (no sé: una página o dos de cosas
recientes, no en versos tradicionales ni con rugidos), Sergio Mondragón (dos páginas
que él mismo podría darles). De Becerra, sus poemas me encantan, pero no creo que
deba agregarse más porque ya tiene diez páginas.
Otro saludo.
O. P.
¡Todo hubiese sido más fácil si realmente hubiesemos aceptado la idea del cambio y
nos hubiésemos atrevido a una verdadera antología parcial!
Nota para el corrector: uso, a veces, el guión a la inglesa. Es una raya que, en cierto
modo, sustituye a la coma, los dos puntos o los puntos suspensivos. Gracias.
O. P
Afectuosamente
[Orfila]
Querido amigo:
Contesto a su cable del 28. Comprendo que Chumacero y Pacheco estén muy
contentos. Yo no podría decir exactamente lo mismo. Tal vez “resignado” sería la
palabra más adecuada para describir mi estado de ánimo. Pero exagero. En cierto
sentido, yo también estoy contento: esta confrontación me ha servido para aclarar mis
ideas acerca de la poesía mexicana moderna y, sobre todo, me ha hecho conocer
mejor a los jóvenes.
Espero con impaciencia su carta para saber si Alí y José Emilio aceptan: a] el
nuevo texto de la Advertencia; b] mis proposiciones sobre la selección de poemas; c]
la exclusión de Guardia y Fernández y la inclusión de Usigli, Calvillo y Hernández
Campos; d] mis sugerencias sobre algunas notas y selecciones. Repito: a, b, c, son
proposiciones; d: sugerencias.
Desde ahora rechazo la proposición de incluir a cuatro jóvenes más. No los he
leído pero, inclusive si uno de ellos fuese el mismo Rimbaud, me opondría. Primero
nuestro libro se convirtió en un asilo; ahora quieren transformarlo en un
Kindergarden.
Le envió una pequeña corrección a mi prólogo. En la página 7, línea 6, debe
decir: “Al mismo tiempo procuramos, al seleccionar sus poemas, ajustarnos dentro de
Un abrazo,
Octavio Paz
Querido amigo:
Me extraña muchísimo su silencio. Con toda seguridad ya habrá recibido mis cartas.
En una, despachada el 22 de septiembre, le envié las proposiciones y sugerencias
sobre la selección de poemas y a las notas; en otra, despachada el día 24 del mismo
mes, mi prólogo; después le he enviado otras con pequeñas correcciones a ese texto.
Le envío ahora otras pequeñas enmiendas. Tal vez fueron incorporadas por mi
secretaria al manuscrito que les envié pero no estoy seguro y ella por el momento está
ausente. Por las dudas, las transcribo:
Pág 21, línea penúltima: Donde dice “desliga” debe decir: “desliza”.
Pág 23, línea 2: dice “Los Poemas proletarios”; debe decir: “Algunos de los
Poemas proletarios”;
Pág 33, líneas 4.ª y 5.ª: Debe decir: “el hecho de no poder dar una opinión sobre
su poesía, lejos de ser un juicio, confirma simplemente el carácter abierto…”.
Pág 33, línea 18: Dice. “signos”; Debe decir: “elementos”.
Repito, creo que la mayor parte de estas correcciones aparecen en el original que
Octavio Paz
Octavio Paz
Embamex
Nueva Delhi-India.
Orfila
Mi querido amigo:
Tiene usted razón de haberse extrañado que pasaban los días y no contestaba a sus
cartas del 22 y 24 de septiembre. Por mi cable que le despaché el 19 del actual se
habrá enterado del motivo de mi desatención.
Sus cartas llegaron simultáneamente el 1 del corriente, precisamente cuando
estábamos celebrando una muy agradable reunión con más de quinientos amigos —
en los jardines de esta casa en que funciona Siglo XXI y vivimos nosotros— y con la
cual celebrábamos la presentación de los primeros diez libros de nuestra editorial. Le
Embajada de México
Nueva Delhi, India,
Noviembre 3 de 1966
Lamento que haya usted estado enfermo pero me alegra su rápido restablecimiento.
¡Enhorabuena!
Me dio mucho gusto leer todo lo que me cuenta usted de la antología. Alí y José
Emilio han sido muy generosos. Creo, sin embargo, que nos hubiéramos evitado
muchos líos si se hubiese aceptado la antología restringida que yo propuse.
Habríamos ofrecido menos flanco a las críticas. Preveo que serán numerosas y
apasionadas.
Ya recibí el libro de Fernando del Paso y he comenzado a leerlo. Por lo que llevo
leído me parece admirable. Si tiene ocasión, dígaselo. Por otra parte me pide usted un
artículo sobre esa novela: no podré hacerlo. Me he jurado a mí mismo no escribir más
crítica hasta no haber terminado un libro de poemas y otros textos.
Un abrazo afectuoso,
Octavio Paz
P. S. ¿Leyó ya usted la antología de Aldo Pellegrini publicada por Barral?
Comprende 40 poetas latinoamericanos de los cuales cinco son mexicanos. Es una
nueva prueba de que nosotros deberíamos de haber sido más rigurosos en la
selección: 25 o 30 poetas.
Querido amigo:
Le escribo para darle una pequeña y nueva lata: encontré otro error en mi prólogo a
Poesía en movimiento y desearía —por supuesto, si todavía es tiempo— que se
corrigiese. En la página 12 línea 13 dice “y también resabios de poetas…”. Hay que
suprimir la palabra resabios. Es una nadería pero, si se puede remediar, sería mejor.
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Mi querido amigo:
Un afectuoso abrazo,
Apartado 27-506,
México, D. F., México.
Querido amigo:
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Querido amigo:
Un abrazo afectuoso,
Su amigo,
Octavio Paz
Querido amigo:
Un abrazo,
Su amigo,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
P. D. Nunca me dijo si había recibido nuestro giro de u/s-500.00 que le enviamos con
nuestra carta de fecha 9 de diciembre último en modesta retribución de tareas.
Querido amigo:
Un abrazo,
Octavio Paz
Querido amigo:
Le escribo para pedirle un pequeño favor: ¿podría enviarme por aéreo un ejemplar de
Zona sagrada? Gracias de antemano.
He leído las notas sobre Poesía en movimiento. Nuestros críticos no sólo no leen
sino que, cuando leen, lo hacen con mala fe. Pasemos. Se me ocurre que usted
debería continuar la aventura de Poesía en Movimiento y publicar 3 o 4 volúmenes
más con el mismo título, como sigue: Poesía en Movimiento II (Cuba, Sto. Domingo,
Puerto Rico y América Central), Poesía en Movimiento III (Venezuela, Colombia,
Ecuador, Perú y Bolivia), Poesía en Movimiento IV (Argentina, Uruguay, Paraguay y
Chile), Poesía en Movimiento V (Brasil). Creo que tendrían éxito esos libros y que,
además, usted prestaría un gran servicio a las letras latinoamericanas. Otra
sugerencia: si le agrada la idea encargue usted la selección de cada libro a una sola
persona o, a lo sumo, a dos. Entre las personas que podrían encargarse del trabajo se
me ocurren las siguientes: para II, Vitier, Fernández Rematar, Mejía Sánchez; para
Afectuosamente,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Un abrazo,
Querido amigo:
Un abrazo, de su amigo
Octavio Paz
Querido amigo:
Un abrazo,
Octavio Paz
¿Cuándo saldrá el libro? Ojalá que coincidiese con mi estancia en México —fines de
julio a principios de septiembre—.
Mi querido Octavio:
Había estado demorando mi respuesta a su carta del 9 de mayo, que leí al regresar de
un viaje por Sudamérica el día 22, a la espera del texto de su Corriente alterna que
hasta hoy no hemos recibido.
Esto me inquieta sobremanera, particularmente porque hubiera querido tener ya
en la imprenta el original para cumplir con el deseo suyo y mío de publicar el libro
aprovechando la estadía de usted en México.
Espero que no se haya producido un extravío y que sólo se trate de una demora
postal debido al hecho de que se trata de un paquete de mayor volumen que una carta.
En otras oportunidades creo que también sufrimos estas demoras, cuando nos
comunicábamos por el trabajo de Poesía en movimiento.
Desde luego que me parece muy buena su idea de hacer llegar previamente los
textos a amigos críticos para que se ocupen del libro en el momento de su aparición.
Como usted, pienso que la crítica en México es lamentable en términos generales
porque no hay gente que quiera dedicarse a ella con seriedad y responsabilidad.
Observo que en Argentina la situación está un poco mejor, a pesar de que entre
nuestros países es muy común que nadie se entere de lo que ocurre fuera de sus
fronteras. Allí se han interesado por la Antología y publicado algunas notas que,
aunque no son extraordinarias, por lo menos le han hecho un buen ambiente y han
provocado una decorosa difusión del libro tanto en Argentina como en Chile. Si
puedo le mandaré copia de alguna de esas críticas.
De la novela de Del Paso también se han publicado en Buenos Aires, Santiago y
Lima notas excelentes, con una comprensión que los críticos mexicanos no han
tenido, por lo general, para este libro, que de todos modos, ha alcanzado una
excelente difusión.
Tomamos nota también de las sugerencias que nos formula sobre la redacción de
la “solapa” y espero que usted quede satisfecho con ello.
En su carta del 22 de mayo que recibimos el 1 del corriente, me hace notar usted
algunas correcciones que incorporaremos al original en cuanto lo recibamos.
Yo creo que si no se ha producido un extravío de su texto y nos llega antes del 15
del corriente, podríamos tenerlo terminado a fines de agosto, para cuando usted se
encuentre todavía entre nosotros.
Un abrazo afectuoso,
Arnaldo Orfila Reynal
SERVICIO INTERNACIONAL
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES Y TRANSPORTES
LTF
Señor Arnaldo Orfila Reynal
Siglo XXI
Gabriel Mancera 65 México D. F.
Octavio Paz
Octavio Paz
Embamex
Nueva Delhi-India.
Orfila
Querido amigo:
Gracias por su cable. Temí que no le hubiese llegado mi manuscrito. Le envío ahora
algunas fotografías que quizá podría utilizar, ya sea en Corriente alterna o en algún
folleto de propaganda. Si no sirven, le ruego que me las guarde. Las que ustedes
tienen (o tenían en el Fondo) son de hace muchos años.
Nosotros llegaremos a México, mi mujer y yo, a fines de julio.
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Acabo de recibir su carta del 15 con las dos fotografías que me envía. Llegan en gran
oportunidad, pues las necesitábamos para la contraportada del libro y para alguna
publicidad que preparamos. Se lo agradezco pues, mucho.
Corriente alterna
La literatura y el arte
Temas contemporáneos (drogas y
ateísmos)
Problemas de moral y política.
Me da mucho gusto que llegue usted por aquí a fines del mes próximo. Yo confío
que el libro pueda salir en agosto, en forma de que se encuentre usted por estas tierras
cuando lo pongamos en circulación.
Como siempre, me repito de usted su muy afmo. Amigo.
Mi querido amigo:
Espero haya recibido mi anterior del 26 de los corrientes y ahora sólo le envío estas
líneas porque nuestro Departamento de Producción tiene una duda frente a unas
posibles correcciones que considera deberían hacerse al original.
“SIGLOEDIT - México, D. F.
Acepto (o No acepto)”
También tenemos duda sobre el autor de L’inde classique: ¿es Renour?, molestia que
con esta consulta le provoco, pero quisiéramos tomar el mayor cuidado en su libro.
Hasta pronto, un abrazo.
Querido amigo:
Unas líneas para saludarlo y decirle que regresé a Delhi sin más novedad que
enfrentarme a una montaña de papeles.
Recordará usted que un poco antes de salir le di una lista de 5 o 6 editores
extranjeros, a los que debería enviárseles (insisto: por mi cuenta) ejemplares de
Corriente alterna. Entre ellos se encontraban, si no recuerdo mal, Valerio Riva
(Feltrinelli), Roger Strauss de Nueva York y algunos otros. Entre ellos el señor
Bernhard Kendler (Editor, Cornell University Press, 124 Roberts Place, Ithaca, New
Octavio Paz
P. D.: Si ve usted a Segovia dígale que le escribiré esta misma semana. ¿Qué pasó con
las antologías Poesía en movimiento? Acabo de recibir carta de Nathaniel Tarn, de
Cape. Me dice que aún no ha recibido Corriente alterna. ¿Qué habrá pasado?
Mi querido amigo:
Recibí la suya del 16 próximo pasado con los ocho o diez días de retraso normales.
Quiero decirle que todos los libros que usted nos había encomendado y que señala
en su carta han sido despachados: a Valerio Riva de Feltrinelli se le envió por vía
aérea el 4 de octubre por certificado de expedición postal N.º 9714. Los otros fueron
por las mismas fechas, aunque no por vía aérea.
La del señor Kendler de Cornell University se produjo un extravío con el primer
ejemplar enviado en octubre y se le volvió a despachar en noviembre 18 por
certificado.
Lamento que esta perturbación de las comunicaciones postales que estamos
sufriendo, no sólo con el país en donde usted está, sino con Europa, América Latina y
aun Estados Unidos, haya hecho pensar mal de la eficiencia de nuestra tarea.
Si usted supiera lo que hemos sufrido con envíos y retornos de pruebas del libro
de Cortázar a París, no se asombraría de que su Corriente alterna haya viajado con
tanta lentitud.
Al fin el libro de Cortázar, después de muchos meses, me lo entregan hoy en sus
primeros cinco ejemplares que llevaré mañana a París, para donde parto por sólo una
semana. De ahí seguiré a Madrid para asistir a la firma del Acta de constitución de
Siglo XXI de España, Editores, nueva sociedad filial que fortalecerá nuestra tarea por
la decisión generosa de un grupo de amigos.
Me da usted informes sobre el proyecto de la revista: en efecto, yo le había
calculado ese costo de $300 000 anuales para una revista con seis entregas al año,
pero, como es natural, todas estas cifras son variables de acuerdo a la forma,
volumen, gastos de redacción y dirección, colaboraciones, etcétera.
Me alarma siempre, como se lo decía cuando conversábamos, la forma en que
podría realizarse este proyecto si usted no está presente aquí para tomar el timón de
una empresa que no es fácil. Pero de todos modos, me alegra que el proyecto siga en
pie y ya volveremos a hablar cuando usted vea más claras todas las perspectivas del
asunto.
Me dicen que está por salir otra revista mexicana de la que será responsable
intelectual Alí Chumacero y para la que hay muchísimo dinero disponible. En fin ya
veremos.
Querido amigo:
Me imagino que habrá usted recibido mi carta del 16 de noviembre pasado. Ahora le
escribo sólo para confirmarle lo que en ella le decía: estaré en París del 3 al 18 de
enero próximo y aprovecharé mi estancia, primordialmente, para obtener la ayuda de
que hemos hablado. Antes, con el mismo objeto, pasaré por Londres en donde
hablaré con Carlos Fuentes. Por favor, escríbame directamente a París (Hotel Scribe,
Rue Scribe, París 9e) confirmándome los datos y las cifras relativas a la revista:
formato, número de páginas, periodicidad, número de ejemplares y forma de
distribución, costo aproximado (especificando lo que deberá pagarse a los
colaboradores, el sueldo del secretario de Redacción y de una mecanógrafa, etc.) así
como las otras informaciones que considere convenientes.
Ya le escribiré a usted desde París para informarle del resultado de mi gestión.
Ojalá que, por su parte, usted me diese alguna luz sobre las gestiones que ha realizado
en México. A mi juicio, la ayuda de París depende de lo que podamos obtener en
México. Una vez resuelto el problema fundamental, es decir: asegurar el
financiamiento de la revista por lo menos durante dos años, trataremos del otro
problema que a usted le preocupa (y a mí también): mi regreso a México. Sobre esto
sólo puedo decirle que mi decisión depende de dos cosas: la primera, la revista: la
segunda, obtener en la Universidad o en algún otro sitio una suma decente que me
permita subsistir decorosamente y gozar de cierto tiempo libre para mi trabajo
Octavio Paz
Querido amigo:
Gracias por las aclaraciones que me da acerca de los envíos de Corriente alterna.
Nunca pensé que fuese una falla de Siglo XXI sino, como siempre, del correo. Ojalá
que Tarn haya recibido su ejemplar, lo mismo que Kemp.
Lo que me dice de la revista me hiela un poco. Le aclaro, en primer término, que
nunca he dejado de pensar en la posibilidad de mi regreso definitivo a México el año
próximo, a condición, claro está, de que logremos poner en marcha la revista y yo
logre un acomodo en la Universidad o en algún otro sitio. La cifra que usted me da
me desconcierta mucho: siempre pensé que los 300 000 pesos equivalían a doce
números y no a seis. Por otra parte, no me parece que valga la pena hacer una revista
bimensual en forma de publicación semanaria o quincenal. Si nuestro modelo es La
Quinzaine Litteraire (o algo así), la revista no puede ser bimensual. O bien, si eso es
inevitable, habría que escoger la forma, menos atractiva, de libro. Ojalá que usted
pudiese darme más datos sobre todo esto. Yo veré a Fuentes en Londres a fines de
este mes y estaré en París (Hotel Scribe) del 4 al 18 de enero.
Como usted no me da su dirección en España, le escribo a México pero pongo en
el sobre que le reexpidan esta carta.
Octavio Paz
¡Lo noto un poco desanimado!
Octavio Paz
Hotel Scribe
París IX
Abrazos
Orfila
Mi querido amigo:
Me dio mucha pena al regresar el 16 a mi oficina encontrar su carta del 12 de
diciembre y la copia de la del 20 que me habían enviado a la Habana, en donde asistí
al Congreso Cultural, pero que por las enormes dificultades postales que con ese país
existen no recibí a tiempo.
Le digo que me apena porque comprendí la urgencia con que deseaba tener
noticias en París que precisaran las referencias que habíamos manejado en relación
con el proyecto de revista. La primera advertencia que quiero hacerle es que, en
efecto, me había equivocado al hablar de seis números de la revista cuando se trataba
Querido amigo:
Sí, fue una lástima que sus viajes le hayan impedido contestarme a tiempo. La suerte
estuvo en contra de nosotros: yo hubiera podido escribirle a España pero ni Fuentes
ni yo conocíamos su dirección en Madrid.
Realicé la gestión en París. Creo que existen grandes posibilidades y Malraux
mostró verdadero entusiasmo. Ahora Fuentes debe completar la gestión, ya que de
común acuerdo convenimos en que él fuera nuestro representante en las
conversaciones ulteriores. Desde el principio aclaré a Malraux que no veíamos la
colaboración francesa dentro de la perspectiva tradicional de propaganda o difusión
de cultura francesa en el exterior. Para nosotros esa colaboración era el fruto de una
coincidencia política, cultural e histórica. La primera puede resumirse en una frase: la
política internacional independiente de De Gaulle. Él comprendió muy bien el sentido
de esta fórmula. En un memorándum que le he enviado, insistí en la absoluta
independencia de la futura revista.
Por lo que se refiere a la parte económica: sugerí una contribución anual
semejante a la mexicana o sea 300 000 pesos. Esto nos permitiría aumentar un poco
el número de páginas y, sobre todo, pagar mejor las colaboraciones y sueldos. La
Un abrazo de un amigo,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Siempre con retraso se mantiene nuestra comunicación, causada en buena parte por la
demora excesiva que el correo hace sufrir a nuestras cartas.
Me dio gusto recibir la suya del 19 de febrero en la que me da noticias positivas
sobre el proyecto de revista y la noticia de la aceptación del subsidio propuesto es
realmente alentadora.
Para avanzar en el proyecto en sus etapas ya más concretas sería necesario:
1.º. Me dijera usted los términos en que puedo hacer público el proyecto
comunicándolo a los amigos del Consejo Editorial y de Administración de Siglo XXI.
Hasta ahora lo había mantenido en reserva por pedido de usted, pero como
comprenderá, para formalizar la situación necesito presentarlo y hacerlo aprobar para
poder adelantar en muchos aspectos del mismo.
Esa información debería contener por una parte el tipo de revista en que usted ha
pensado en cuanto a orientación, temas fundamentales a tratar, etc. Luego será
indispensable señalar que se cuenta con ese subsidio y decirme usted la forma en que
podría proporcionar la información en cuanto a procedencia.
2.º. Expresarme las personas a quienes usted ha comprometido en la tarea y otras
en que pudiera pensar para que integraran —si usted lo cree conveniente— como un
Consejo de Dirección.
Pienso en este momento que podría ser conveniente incorporar algunos nombres
de personas vinculadas a la Editorial en disciplinas diferentes a las literarias, si es que
usted piensa que la Revista puede tocar esas otras disciplinas.
3.º. Ratificarme si puede dar como base segura que se contaría con la presencia de
usted en México.
Creo que la alternativa que me plantea de que pudiera ser usted o Carlos cambia
en parte la cuestión; si usted viene a México dentro de los términos que proyecta,
todos veremos en esa posibilidad una mayor seguridad, estabilidad. En cambio si
pensamos en Carlos, podríamos pensar que es más inseguro, pues no sé si su
presencia en México la podría asegurar por un tiempo lo suficientemente amplio
como para hacerse cargo de la primera etapa del proyecto, que es la más difícil.
4.º. Sería necesario precisar fechas, advirtiéndome desde cuándo piensa usted que
podría iniciarse la tarea con su presencia en este país si las posibilidades que usted me
expone se cumplen.
Sería desde luego muy conveniente para todos que la aclaración al punto 1.º la
hiciera como una presentación anticipada de la Revista para que pueda apreciarse el
significado del proyecto.
Querido amigo:
No le había escrito porque antes de hacerlo quería tener noticias de Carlos Fuentes.
Como usted recordará, él se encargó de continuar la gestión con Malraux.
Acabo de recibir carta de Carlos. Malraux le ha indicado que el asunto está en
manos del Ministerio de Negocios Extranjeros. Ahora bien, aunque desde el punto de
vista administrativo ése es el trámite adecuado, el mismo Malraux me indicó que
sería muy desafortunado que ese Ministerio tomase cartas en el asunto. Apenas si es
necesario extenderme sobre esto: la intervención del Quai d’Orsay suscitaría
equívocos y malentendidos. Además, no estoy seguro de que no sintiesen la tentación
de controlar y fizcalizar la revista, para convertirla en una agencia de propaganda de
la cultura francesa. Acabo de escribirle a Malraux aclarándole que de ninguna manera
nos interesa ese arreglo. Le repito lo que ya le había dicho durante nuestra
conversación en París y que, más tarde, le reiteré en una carta y un memorándum.
Esencialmente, es lo que yo le decía a usted en mi carta del 19 del mes pasado.
Tengo la sensación de que nuestra gestión ha fracasado. Tal vez sea mejor así. Ya
lo pondré al corriente de la evolución de este asunto.
Este tropiezo no me ha desanimado. Creo que es indispensable la salida de la
revista, sobre todo en estos momentos en que se inicia una crisis política y económica
en los Estados Unidos, y en que muchas cosas se preparan en la América Latina y en
el mundo. He hablado con don Plácido García Reynoso. Me dice que no le parece de
ninguna manera imposible conseguir los 600 mil pesos para los dos primeros años,
“sobre todo”, agregó, “si Arnaldo Orfila se encarga del asunto”. La opinión de don
Plácido me alegró mucho. Además, prometió ayudar en lo que pudiese. Le sugiero a
usted que hable con él a su regreso a México.
Creo que hemos llegado a la fase final de la etapa preliminar y que ya es hora de
iniciar en serio las gestiones para obtener el dinero necesario. Por favor, dígame usted
qué es lo que yo debo hacer, si le parece conveniente que escriba a algunas personas
y a cuáles, etc. En suma, le pido que dirija la campaña y que nos oriente.
Otros pequeños favores más: ¿podría usted enviarle a Haroldo de Campos (rua
Monte Alegre 635, Sao Paulo-10, Brasil) y a Dick Seaver (Grove Press Inc., 64
University Place, New York-3, N. Y.), un ejemplar, a cada uno, de Corriente alterna?
El primero escribirá un artículo importante en un diario brasileño. El segundo desea
estudiar la posibilidad de editarlo en inglés. Otras personas que podrían escribir en
Brasil son: Celso Lafer (rua Guadelupe 650, Sao Paulo) y Vílem Flusser (Livraria
Martins, Edificio Mario de Andrade, rua Rocha 274, Sao Paulo, Brasil).
No recuerdo si les mandamos ejemplares. Por lo que toca a Vílem Flusser: es un
autor que valdría la pena publicar en español.
Su amigo
Octavio Paz
Querido amigo:
Contesto a su carta del 15 de marzo. Por cierto, se cruzó con la última mía.
Acabo de recibir carta de Malraux: me confirma que el asunto quedó en manos
del Ministerio de Negocios Extranjeros y confiesa, coincidiendo conmigo totalmente,
“que en este caso el asunto pierde su interés”. A otra cosa. Veremos de lo que somos
capaces los latinoamericanos solos. Y esto me lleva a una aclaración:
Nunca pensé que hubiese conexión ideológica, estética o política entre la revista
que nosotros proyectamos y Mundo Nuevo. Usted recordará que nuestro punto de
coincidencia fue aquel artículo-manifiesto de Carlos Fuentes: La palabra enemiga.
Lo que yo quise decir es que la desaparición de Mundo Nuevo —o, más exactamente,
la renuncia de Emir Rodríguez Monegal— revela que cada día es más y más
incompatible la “filantropía cultural”, venga de donde viniere, con el sano ejercicio
de la literatura. En este caso, la Fundación Ford se comprometió a sostener a
Rodríguez Monegal sin inmiscuirse en la dirección de la revista ni en su orientación
independiente. En apariencia, la Fundación cumplió su compromiso, como lo
reconocen inclusive varios amigos que han firmado las declaraciones cubanas contra
Mundo Nuevo. No obstante, por debajo de cuerda, se intentó minar la autoridad del
1] Dejo a su buen juicio dar a conocer desde ahora a los señores del Consejo Editorial
de Siglo XXI nuestro proyecto. En principio, no veo nada en contra.
Orientación. Nuestros escritos dicen con claridad lo que queremos y, más aún, lo
que somos. Nuestras posibilidades y nuestras limitaciones, nuestros amores y
nuestros odios. Cito de nuevo el artículo de Fuentes, La palabra enemiga, y lo que yo
mismo he escrito sobre temas afines (por ejemplo, en muchas páginas de la primera y
tercera parte de Corriente alterna). Pensamos que nuestra revista debe ser, ante todo,
crítica. Esta palabra abarca lo mismo la esfera del pensamiento que las del arte, la
literatura, la política y la sociedad. Revisión crítica de las ideas que vivimos; examen
Un abrazo,
Octavio Paz
c. c. p. Carlos Fuentes,
9A Hampstead Hill Gardens,
London N. W. 3 - England.
Mi querido amigo:
Embajada de México
Nueva Delhi, a 8 de mayo de 1968
Querido amigo:
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Estaba demorando la respuesta a la suya del 5 de abril primero porque se cruzó la que
con fecha 19 le envié tratando el tema sobre el que seguimos conversando.
Su magnífica carta me trajo una visión exacta de la forma en que concibe usted el
proyecto y me da precisiones bastante amplias para poder valorar la significación de
esa iniciativa.
No he conversado todavía oficialmente con los miembros del Consejo —aunque
sí lo he hecho en privado con algunos— porque deseo contar primero con una
información más precisa sobre el aspecto económico de la cuestión.
He ajustado los cálculos económicos que habíamos hecho un poco
apresuradamente en un comienzo, he pedido nuevos presupuestos después de firmada
en febrero la renovación del contrato de trabajo de la Industria Gráfica y he calculado
Mi querido amigo:
Vuelvo sobre el tema después de haberme podido reunir con los licenciados Carrillo
Flores y García Reynoso en casa de Eduardo Villaseñor.
Desde luego que los tres expresaron su simpatía al proyecto que conocieron con
mayor precisión al leerles yo la parte de su carta última, que consideraron podría ser
Querido Orfila:
Afectuosamente,
Octavio Paz
Embajada de México
Kasauli, a 8 de junio de 1968
Querido amigo:
Recibí su carta del 24 de mayo con un poco de retraso: pasamos unos días en este
pueblo en las estribaciones de los Himalayas para escapar un poco del calor de Delhi:
Gracias a la BBC seguimos el curso de los acontecimientos en Francia, Estados
Unidos y otras partes del mundo —de nuevo: el verano es “la estación violenta”…—
(Y después se dice que los poetas no tienen el sentido de la realidad…).
Me alegra que nuestros amigos vean con simpatía el proyecto de la revista y que
lo consideren viable. No obstante, yo comparto la opinión de Eduardo Villaseñor. De
ahí que me interese la pluralidad de ayudas y subvenciones. Eso nos daría mayor
Afectuosamente,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Me dio un gran gusto recibir su carta del 28 próximo pasado llegada simultáneamente
con una que Carlos me enviaba desde Londres, del día 29.
Nos produjo a Laurette y a mí una gran satisfacción el conocer las opiniones tan
lúcidas que usted, coincidiendo totalmente con Carlos, nos daba sobre los
acontecimientos de Francia, particularmente porque aquí entre las personas que
podrían estar más alerta sobre el proceso de las ideas y los acontecimientos políticos,
dieron la elemental explicación que se acostumbra para simplificar los puntos: que
todo eso se debía a la intervención de la CIA y a agentes provocadores.
Esto se llegó a difundir en artículos firmados en periódicos, no sólo por
Lombardo Toledano, como es natural, sino que también por otros amigos más
responsables, y era la opinión universitaria más extendida.
Como esto chocara contra nuestra interpretación y nuestra fervorosa adhesión al
proceso, no sólo francés sino europeo, las palabras de ustedes nos dieron más alientos
y seguridad.
Escribí de inmediato a Julio Cortázar y a Carlos proponiéndoles la redacción de
un volumen sobre esos acontecimientos que pudiera tener algunos ensayos originales
y agregarle como testimonio la crónica de los hechos, editoriales periodísticos,
manifiestos, etc., no sólo de los hechos europeos, sino de los de Estados Unidos y de
América Latina. ¿No le gustaría a usted prestarnos también su colaboración en ese
caso y escribir unas páginas al respecto?
Creo que sería de un gran valor y se prestaría un servicio de orientación a los
jóvenes y no tan jóvenes, estudiantes e intelectuales latinoamericanos.
Con respecto a la revista, me hablaba usted sobre una posible conexión con
Cuadernos; pienso lo mismo que sobre Diálogos, es decir, que no creo que continuar
una revista ya iniciada por prestigiosa que sea y a la que habría que cambiar
orientación y forma, etc., sea de beneficio para la nueva empresa. ¿Qué se lograría
con la utilización de un título ya conocido?
Desde luego que tengo una enorme simpatía y participo en el Consejo de
Cuadernos, pero creo que es completamente diferente a lo que usted proyectaba
Un afectuoso abrazo,
Le acompaño las páginas de prueba de traducción del libro de Evtushenko que acaban
de entregarme.
En este momento le escribo a Evtushenko diciéndole que le envíe a usted la
edición en inglés, que puede resultarle útil para su tarea de revisión “poética”. Confío
haya recibido mis anteriores.
Continuando los comentarios de mi última, le diré que ahora nos preocupa la
vuelta fascista que De Gaulle evidentemente quiere imprimir a su gobierno.
Esperamos que no resulte triunfante.
Un cordial abrazo,
Querido amigo:
Muy afectuosamente,
Octavio Paz
Muy afectuosamente,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Recibí sus cartas del 21 de junio y 11 del corriente, cuya respuesta he demorado por
el exceso de tareas que constantemente se presenta.
En este mes, especialmente, tuve la satisfacción de que los amigos cubanos nos
enviaran copia de los originales del Diario del Che en Bolivia y con el deseo de
sacarlo de inmediato, hicimos un buen esfuerzo, logrando terminar la edición de
10 000 ejemplares en 8 días, que se agotó en menos de una semana y sacamos la 2.ª
de otros 10 000 que está por terminarse, por lo cual tenemos ya preparada la 3 a.
Creo que es un documento con valores que sobrepasan mucho lo político y
revolucionario y adquiere las dimensiones de un gran testimonio humano.
Con respecto al libro de París, estoy todavía sin haber resuelto nada porque Mme.
Karveliz, de Gallimard, me escribió por indicaciones de Carlos y de Julio Cortázar
diciéndome que también ellos estaban pensando en un libro muy ambicioso sobre el
tema, pero no me han precisado todavía en qué forma piensan terminarlo y les he
dicho que estoy interesado en seguir el proyecto.
Por otra parte, como José Emilio Pacheco estuvo también al día con los
acontecimientos y envío mucha notas de interés que publicó Siempre! le he
preguntado si estaría en condiciones de trabajar con esos materiales.
Por su parte Carlos ha publicado una nota en Siempre!, ampliada en un cuaderno
que ha publicado Era y como usted lo habrá visto, considero que es un ensayo muy
lúcido y agudo sobre los hechos de París (desde luego, nos ha dado un gran gusto que
haya tenido el buen recuerdo de dedicárnoslo).
Le tendré, pues, al tanto de lo que podamos resolver a este respecto porque me
agradaría que un ensayo suyo pudiera servir de prólogo o comentario al libro que
pudiéramos sacar.
José Emilio me escribe también sobre otros temas: de una parte me habla de la
necesidad que él considera de hacer algunas correcciones a la Antología en una 2.ª
edición que imagina no muy lejana. Hemos vendido como 4800 ejemplares y en
efecto, creo que puede pensarse ya en una 2.ª edición para dentro de algunos meses.
Querido Orfila:
Un abrazo,
Octavio
Mi querido amigo:
Recibí la suya del 8 corriente. Sí, en efecto, el proceso ocurrido en México y aún no
Querido amigo:
Ante todo: gracias por el envío de los recortes. Tiene usted razón: el movimiento
estudiantil posee indudable importancia, en sí mismo y como un síntoma de cosas por
venir. A mi juicio este movimiento es más viable que los análogos (aparentemente)
que se han producido en Europa Occidental y en Estados Unidos. Su programa es
más concreto y, además, coincide con los intereses y las necesidades generales, tanto
del proletariado como de la nueva clase media mexicana, a la que pertenecen la
mayoría de los estudiantes. Aunque estas clases y grupos han participado en la
relativa prosperidad que ha resultado del extraordinario desarrollo económico del
país, ni esa participación ha sido proporcional al aumento de la riqueza ni, sobre todo,
se ha traducido en una real participación política. Esto último es decisivo. El
desarrollo económico ha creado las bases mínimas para una mayor participación
política. En el fondo asistimos a un episodio más de las crisis del sistema político
mexicano, una crisis que se inició, como usted recordará, al final del régimen de Ruiz
Cortines. El programa mínimo de los muchachos consiste, implícitamente, en la
reforma del sistema político. Ese programa corresponde a una necesidad real de la
actual etapa histórica mexicana. Si se logra eso, aunque parezca poco, se habrá
logrado muchísimo.
Cancelé mi viaje a Japón. Nos pasó algo horrible: la hermana única de Marie
José, su marido (un joven y brillante universitario, profesor de historia) y su hijo
perecieron en un accidente de Air France en el Mediterráneo. Estamos demasiado
tristes para pensar en viajes y visitas de monumentos…
Un abrazo cordial,
Octavio Paz
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Recibí su carta del 21 ppdo… Antes que nada quiero que le exprese a Marie-José,
en nombre de Laurette y mío la gran pena que nos ha producido la penosa noticia que
me hace usted saber. Es realmente muy doloroso para comentarlo.
Habrá seguido usted los acontecimientos de México que creo ahora se han
difundido internacionalmente con mayor amplitud. La culminación estuvo en los
hechos de Tlatelolco el 2 de octubre, sobre el cual le envío una revista popular cuya
Octavio Paz
Embajada México
Nueva Delhi
Orfila
Querido Arnaldo:
Octavio Paz
P. S.: Con esta carta le envío la que acabo de recibir y que se explica por sí sola.
Mi querido Octavio:
Mme. Tramini
11, rue Caffarelli
Nice 06-Francia.
Por indicaciones de Octavio le acompaño esa carta para él con la esperanza de que
pueda usted hacérsela llegar a sus manos.
Me daría gusto transmitirle por radiograma un cable que un grupo de amigos
SERVICIO INTERNACIONAL
SECRETARÍA DE COMUNICACIONES Y TRANSPORTES
SIGLOEDIT MEXICOCITY
DIRECCIÓN MN VICTORIA/IBLV
Paz
Su valerosa actitud y alto ejemplo de dignidad humana merece nuestro más cálido elogio y afectuosa
solidaridad.
Jesús Silva Herzog, Fernando Benítez, Ignacio González Guzmán, Carlos Monsiváis, Leopoldo zea, Mario de
la Cueva, Vicente Rojo, Horacio Zalce, Juan Manuel Gutiérrez Vázquez, Luis Yáñez Pérez, Rafael Segovia,
Luis Villoro, Jaime Augusto Shelley, Olga Pellicer, Ricardo Torres Gaitán, Pedro Uribe, Óscar Oliva, Tomás
Segovia, Elena Poniatowska, Raúl Benítez Zenteno, Emma Cosío Villegas, Gustavo Cabrera, José Emilio
Pacheco, Juan Bañuelos, Tomás Garza, Eliseo Mendoza Berrueto, Gabriel Zaid, Jorge Alberto Manrique,
Jaime Labastida, Alonso Aguilar, Guillermo Bonfil, Enrique Flores Cano, Eraclio Zepeda, Juan García Ponce,
Josefina Zoraida Vázquez, Froilán López Narváez, Alejandra Flores Cano, Fernando del Paso, Boso A. Muro,
Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, Alberto Gironella, Nancy Cárdenas, Jaime Sabines, Beatriz Bueno,
José Agustín, Manuel Felguérez, José Carlos Becerra.
Contesto hasta ahora a sus cartas porque quise aprovechar la travesía marítima para
terminar un trabajo pendiente, descansar y reflexionar un poco. Perdóneme.
Ante todo: el mensaje que usted me envía —y que, según un recorte que me envió
mi madre, apareció también en un diario y en Siempre!— me ha conmovido y
emocionado. Me impresionaron particularmente las firmas de algunos colegas de El
Colegio Nacional, como la de ese viejo magnífico que es Silva Herzog y la del doctor
González Guzmán. Le ruego que agradezca a todos los firmantes, en mi nombre, su
generoso saludo. He hecho la misma súplica a Fernando Benítez, en relación con el
mensaje de los poetas jóvenes y de otros textos aparecidos en el suplemento literario
de Siempre! Yo no puedo, por falta de tiempo, escribir a cada uno, como quisiera.
Ojalá que todas esas energías puedan movilizarse ahora en favor de José Revueltas.
Su caso es más importante que el mío. Ignoro si ya se han hecho gestiones para
obtener su libertad. Leí un manifiesto firmado por la mayoría de los miembros del
PEN Club. Creo que no es bastante. He pensado que Fuentes y yo, ayudados por
muchos amigos, podríamos iniciar una campaña internacional, pero antes de
emprender cualquier cosa me gustaría conocer su opinión y la de los otros escritores
mexicanos que comparten nuestra actitud.
Mis planes: hasta fines de marzo permaneceré en París. Después iré, por un
trimestre, a una universidad norteamericana. Enseguida, a mediados del año próximo,
iré a México para dar el curso en El Colegio Nacional —si, como espero, eso es
posible—. En caso contrario regresaré a Europa. Oxford y Cambridge me han
invitado por un semestre, la primera como Overseas Fellow y la otra como Fellow de
All Souls. También me han propuesto una cátedra en la nueva Facultad de Vincennes
pero no he aceptado porque se trata de un puesto permanente y yo prefiero, hasta no
saber que dirección toman los acontecimientos mexicanos, no contraer compromisos
que excedan un semestre. En realidad he recibido más de quince proposiciones de
distintas Universidades…
Al desembarcar en Barcelona encontramos —ya se imaginará nuestra emoción—
que nos esperaban en el muelle varios amigos: Carlos Fuentes, García Márquez,
Barral y otros poetas jóvenes españoles. Naturalmente el tema central de la
conversación, entre Carlos y yo, fue la revista. Su idea es que, por ahora, no es
Octavio Paz
De nuevo, un abrazo.
O. P.
Mi querido Octavio:
Mi querido Octavio:
Quiero enviarle estas líneas antes de finalizar el año porque anoche estuvimos
cenando con Gabriel Zaid y José Emilio Pacheco, a quienes quise conversar de todas
las sugerencias que usted me formulaba en su carta última.
En primer término hablamos con respecto al libro que sobre la actualidad
mexicana usted había proyectado y en el que yo tengo particular interés.
A pesar de que es posible que otras personas tengan la misma idea, hemos
pensado que sería indispensable hacerlo ya que con respecto a lo de Francia se
Proyecto Revista. Con respecto a este proyecto, Gabriel y José Emilio, como yo,
consideran que sería magnífico y encuentran positivo que fuera una revista no
mexicana, sino internacional, aunque se editara en México. Siendo así, no creen ellos
—ni yo tampoco— que pueda haber dificultades (por ahora) para que ese tipo de
publicación se editara aquí.
La tarea de preparación de la revista, obtención de materiales, etc., desde luego,
tendría que quedar a cargo de usted y el Consejo que lo acompañaba en París, y si
Siglo XXI se encargara de su edición en México y Buenos Aires simultáneamente,
tendría que manejarse desde aquí el aspecto de producción.
Como representantes en México creo que los más adecuados, por la eficacia en el
trabajo y su solidaridad con la idea, serían Zaid y Pacheco. No creo que deberían ser
más, ellos dos se entienden entre sí magníficamente y están muy cercanos a la
P. S. Me dicen que entre Carlos, Vargas Llosa, José Emilio y algunos más planeaban
un libro sobre los dictadores en América Latina. ¿Sabe usted algo de eso? Si hablara
con Carlos le agradecería le dijera que, imaginará que un libro así nos interesaría
muchísimo.
Contesto de prisa a su carta del 21 del mes pasado. Ante todo: gracias por el oportuno
envío de la liquidación de Corriente alterna, al 30 de junio de 1968. Me alegra
mucho que ya prepare usted la segunda edición, incorporando las pequeñas
correcciones que yo les había dejado. Es lástima que no haya tiempo para
modificaciones y enmiendas de mayor importancia… Ya veremos si hay ocasión más
adelante, para la tercera edición.
Sobre el libro: acabo de escribirle a José Emilio, de acuerdo con la indicación que
usted me hizo, para exponerle el proyecto y pedirle su colaboración. Como ignoro la
dirección de José Emilio, con esta carta le envío a usted la que le he escrito, con el
ruego de que se la entregue. Gracias. Ojalá que el libro pudiese salir pronto. Estoy
seguro de que muchas editoriales en el extranjero se apresurarían a publicarlo.
Sobre la revista: aunque yo no tengo el optimismo de Carlos Fuentes, iré a hablar
con los du Seuil. Parece que en efecto se interesan. Ya le contaré el resultado de mi
conversación. En todo caso, coincido con usted: Siglo XXI deberá ser el editor para
América. La revista sería continental (mejor dicho: hispano-luso-americana) y de
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Acabo de recibir la suya del 2 corriente cruzada, seguramente con la mía del 27 de
diciembre, que espero haya recibido.
Sigo muy interesado en el proyecto del libro, como creo usted también lo está,
según me lo dice en su carta y por lo que le ha escrito a José Emilio.
Acabo de hablar con él y me explica, creo que con razones suficientes, que él no
podría colaborar porque estuvo ausente durante el tiempo del conflicto y ahora está
desorientado con observaciones diferentes que sus amigos van formulando a medida
Mi querido Octavio:
Contesto a sus dos últimas cartas —me refiero a las del 9 el 17 de este mes. Como
son muchos los asuntos pendientes, entro en materia sin más preámbulo:
El libro colectivo. Las razones que le impiden a José Emilio colaborar: las
comprendo, las acepto —y lo lamento—. Ojalá que, por lo menos, pudiese ayudarnos
en la organización y selección del material.
A continuación le ofrezco un plan del libro. Por supuesto, usted puede
modificarlo, ya sea en todo o en parte:
Prólogo: Octavio Paz (usted y José Emilio sugirieron que yo escribiese el prólogo
—un ensayo breve. Naturalmente, podría suprimirse. En ese caso mi texto se incluiría
en la tercera parte, con los demás ensayos de interpretación).
Primera parte: Breve historia del movimiento: a] Cronología, a cargo del grupo
de jóvenes que usted y José Emilio mencionan en sus cartas; b] Crónica de
Monsiváis; c] Relato de lo ocurrido el 2 de octubre. Es el texto a que aludía en una
Octavio Paz
Puede contestarme a la dirección de Niza o a ésta: Hotel Saint Simon, 14 rue
Saint Simon, Paris, VII, France.
Querido amigo:
Un abrazo afectuoso
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
21-II-69
Mi querido Octavio:
Estoy leyendo en este instante su carta del 18 y confío haya recibido ya la mía del 19.
Al releer ahora mi respuesta al tema del libro sobre el movimiento, se me ha
agrandado la contrariedad que tuve al dictarla. Porque no pude, ni puedo darle la
exacta situación de las cosas por razones obvias.
Además veo que no he precisado muy bien las cosas, por torpeza mía o descuido.
En efecto: pareciera en mi carta que se hubiera desechado la idea de hacer esos libros
cuando lo que debí decirle es que se postergaba la decisión. En efecto: ese volumen
que con usted veníamos proyectando, se consideró, por una parte, que en realidad no
estaba realizado y que era un proyecto a cumplir, tanto en la parte de los ensayos
como en el de las otras dos partes que usted proponía y que debíamos encomendar a
algunas personas de aquí. En esta situación se pensó que estando ya para salir otros
dos libros con esos materiales, por editoriales amigas, no resultaba interesante repetir
la difusión de textos semejantes y que —por otra parte— han aparecido en varias
revistas.
Quedaban pues sólo los ensayos y se piensa podrían publicarse más adelante si las
circunstancias cambian y cuando habláramos con Carlos, Zaid y por carta con usted
para reconsiderar el asunto. En cuanto al libro de Flores Olea que está también en
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Mi querido Octavio:
Imagino que sus muchas actividades lo tendrán abrumado y espero que su estadía le
resulte agradable desde muchos puntos de vista. Alguna noticia suya me ha
transmitido Homero Aridjis y por él he tenido el gusto de enterarme que piensa usted
que podría trabajar en la Poesía en movimiento de América Latina, que creo podrá
darnos la buena satisfacción que hemos tenido con la mexicana.
Ojalá en algún momento pueda usted escribirme dándome sus opiniones directas
sobre la Poesía en movimiento publicada, y ha de saber también que se acabaron los
6000 ejemplares en 2 años pero creo que es un término bastante favorable y ante la
dificultad de poder efectuar una revisión prolija, como habíamos conversado en
cartas anteriores con usted y José Emilio, pensamos postergar esa 2.ª edición para
finales de este año, pues dice José Emilio que podría ser conveniente fecharla
(1915 o 1920-1970), pero ante la necesidad de satisfacer pedidos que nos siguen
formulando optamos por hacer una reimpresión de 1000 ejemplares para atender los
pedidos durante este año.
Ojalá usted pudiera ayudarnos para formar criterio con respecto a la forma en que
podría prepararse la 2.ª edición. Confío también que la versión al inglés sigue
marchando bien según noticias que me da.
No sé cuándo estará de regreso por parís, pues hubiéramos tenido un gran gusto
de verle ya que proyectamos salir con Laurette el 18 de este mes para estar unos días
en Alemania y pasar luego a Francia. Yo haré una salida para España pero calculo
que estaríamos en París alrededor del 20 de junio; sería magnífico encontrarles pero
imagino que será difícil.
Por si tuviéramos buena fortuna, la posible conexión podríamos hacerla a través
Atentamente.
Concepción Zea A.
Querido amigo:
Perdone que hasta ahora conteste a su carta del 12 de mayo. Sí, he tenido mucho
quehacer —preparación de cursos y otras latas— de modo que apenas si he podido
atender a mi correspondencia. Por supuesto, no he escrito una sola línea.
Poesía en movimiento. Ya conoce usted mi opinión: sobran muchos nombres.
Naturalmente a estas alturas ya no es posible hacer los cortes que yo sugerí que se
hiciesen… antes de que saliese el libro a la calle. José Emilio desea agregar poemas
de algunos nuevos poetas; a mí me parece que no es necesario: la publicación Poesía
joven de México —que usted me dice que fue muy bien recibida— y otras análogas
cumplen ya con el propósito de dar a conocer la obra de los poetas aparecidos
después de nuestro libro. Por último —hasta donde llegan mis noticias— ninguno de
esos jóvenes ha publicado todavía un libro que se compare con los de José Emilio,
Aridjis y los demás del grupo “juvenil” de Poesía en movimiento.
En inglés. No he visto las traducciones pero me dicen que son buenas. El “editor”
es el poeta Mark Strand. Tiene gusto y talento. Tengo entendido que va a suprimir
muchos poemas… y a algunos poetas. En realidad ese libro será una selección del
nuestro.
Poesía en movimiento latinoamericana. Me alegra que le siga interesando el
proyecto. A mi juicio ese libro podría ser algo de veras importante, lo mismo en el
sentido editorial que en el de la historia de la poesía de nuestra lengua. Hace falta un
libro así. El problema es encontrar dos o tres personas competentes, entusiastas y
dedicadas. Desde luego yo no podría ocuparme de ese trabajo. Pero le propongo a
Guillermo Sucre y a Saúl Yurkievich. El primero es autor de un inteligente librito
sobre la poesía de Borges y de muchos ensayos notables sobre poetas
hispanoamericanos contemporáneos. Yurkievich también se ha distinguido en la
crítica. Ambos, además de ser poetas y excelentes críticos, son grandes conocedores
de la poesía hispanoamericana. A Guillermo Sucre puede usted escribirle al
Un abrazo de su amigo,
Octavio Paz
Saludos cordiales,
O. P.
Un abrazo afectuoso,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Se me pasaron los días sin responder a la carta suya del 24 de junio que encontré a mi
regreso del viaje que hicimos y en el que tuve buenas satisfacciones y encuentros
amistosos y con tarea vinculada a mis preocupaciones editoriales.
Le escribo ahora apresuradamente porque me doy cuenta que está usted en
vísperas de marcharse a Europa y quiero hacerle llegar con nuestros afectuosos
saludos, el ruego de que cuando se instale en su nueva actividad, me lo haga saber
para seguir en comunicación.
Le agradezco lo que me dice respecto a la nueva edición de Poesía en movimiento
y, a pesar de saber que es plenamente autorizada su opinión de no incorporar a
algunos poetas más jóvenes, hablando con José Emilio quedamos en que él le
escribiría dándole su opinión sobre ese punto porque considera que sí puede haber
unos pocos nombres nuevos que le darían justificación al periodo que él creía
interesante marcar México 1915-1970.
Como esto se hará más adelante, ya habrá tiempo de intercambiar opiniones a ese
respecto.
Respecto a Poesía en Movimiento Latinoamericana, me parece muy bien lo que
usted me sugiere de que, debemos hacerla separada de la de España y de Brasil que,
seguramente extendería demasiado el volumen y nos dará algún trabajo mayor.
Si usted sugiere a Sucre y Yurkievich para hacerla, lo acepto porque pienso que
conoce usted sus capacidades para cumplir esa tarea.
Yo tuve ocasión de conversar con Yurkievich en dos oportunidades en París y, por
la recomendación de usted y de Cortázar, le publicaremos un tomo de poesía que me
entregó y que me da gran gusto hacerlo. Le escribiré a los dos transmitiéndoles la
invitación para ver cómo podemos ajustar ese trabajo. Después pensaríamos, como
usted lo dice, en la española y la de lengua portuguesa.
Le agradezco su buena voluntad de redactar un breve prólogo para la Antología
de André Breton que prepararemos y que tanto los seleccionadores —Margueritte
Bonnet y Guy Flandre— como Elisa Breton, lo desearían para que usted estuviera
presente con una presentación que agregaría prestigio al libro.
Habíamos pensado hacer un volumen ilustrado por el tipo del de Cortázar, pero
yo pensé posteriormente que era mejor hacer una cosa más accesible y económica
que pudiera difundirse entre la gente joven de América Latina, que casi desconocen a
Breton.
Acabo de recibir carta de Margueritte que ha conversado con Elisa y Aube, la hija
de Breton, que coinciden con mi opinión y que les daría mucho gusto que se hiciera
en una edición popular o accesible.
Tal vez para más adelante podríamos hacer las Entretiens, que se podría presentar
Como no tengo plena seguridad de su dirección, ignoro si habrá recibido mis cartas
anteriores de julio 28 y agosto 23. Confío que ustedes se encuentren muy bien de
salud, de ánimo, de trabajo y que gocen de la buena tranquilidad que por allí debe
rodearles.
No desconozco la enorme tarea y preocupaciones que usted ha de tener, pero me
permito insistir en dos pedidos que ya le hemos formulado, abusando de su buena
voluntad para estos temas. Por una parte recordará el pedido de Elisa Breton que yo
le reiteré en cartas anteriores pidiéndole alguna presentación para la Antología que
preparamos con el consejo y selección de Margueritte Bonnet y un joven Flandre
también especialista en Breton.
Ya me dijo usted que había escrito bastante de Breton en sus ensayos anteriores,
pero aunque repitiera una síntesis de sus conceptos y juicios, sería interesante como
me lo piden Elisa y Margueritte en dos cartas que hoy recibo de que al lanzar por
primera vez en lengua española una selección de trabajos de Breton para que las
nuevas generaciones le conozcan y puedan ponerse en contacto con su obra, fuera
usted quien pudiera incorporar unas pocas cuartillas de presentación.
El segundo pedido me animo a repetirlo porque ya se lo han formulado: me dice
Yurkievich que le ha escrito pidiéndole un prólogo para su libro Fricciones que por
consejo de usted vamos a publicar y que lo he enviado ya a la imprenta.
Un espaldarazo como el que le dio a Zaid con la carta que yo incorporé a su libro
Seguimiento, sería muy importante porque el trabajo de Yurkievich va a despertar
muchas controversias y críticas y su presentación, aunque fuera en una cuartilla, sería
muy valiosa.
Me agradará mucho recibir noticias de ustedes, saberlos muy contentos y conocer
sus próximos planes de trabajo. Siempre también espero que pueda hacerme llegar
algún original para un nuevo libro. Como se lo había comunicado ya, estamos
preparando la 3.ª edición de Corriente alterna que pienso la tendremos lista antes de
fin de año.
Nuestros afectuosos recuerdos para Marie-José y para usted y un muy amistoso
abrazo.
Querido amigo:
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Como le digo en el cable que acabo de despachar, regresé ayer de un viaje por Chile,
Argentina, Perú y Venezuela y por ello no había podido contestar antes su carta del
Mi querido Octavio:
Querido amigo:
Contesto a sus cartas del 27 del mes pasado y del 8 del que corre. Me alegra de veras
que usted y el Consejo hayan decidido publicar mi ensayo. Se lo envío con estas
líneas.
De acuerdo: Posdata es un título excelente. Dígale a Laurette que le agradezco
muchísimo su acertada sugerencia. He dado a las tres partes los siguientes subtítulos:
Tlatelolco y Olimpiada, El desarrollo y otros espejismos, Crítica de la pirámide.
Mañana escribiré la nota, brevísima, que ha de explicar el sentido del título y su
relación con El laberinto.
Un fragmento de las dos primeras partes será publicado por el Instituto de
Estudios Latinoamericanos de esta Universidad. No hay más remedio: el texto que
ahora le envío es una ampliación de la conferencia que di aquí el 30 de octubre
(Hacket Memorial Lecture). Creo que le conté a usted que me había sorprendido y
emocionado el número de gente joven que asistió al acto. Por otra parte, el fragmento
que aparecerá en ese folleto, bajo el título: México, los últimos diez años, no es muy
extenso, unas 24 páginas. La edición será de mil ejemplares y en español pero sólo
cien serán distribuidos en México. Creo que la publicación de este folleto no daña al
libro.
Carlos Fuentes piensa que valdría la pena publicar en Excelsior algunas partes de
mi ensayo: una serie de cuatro o cinco artículos. Se indicaría, naturalmente, que se
trata de un anticipo de un libro de próxima publicación por Siglo XXI. ¿Qué le parece
esta idea? En caso de que la apruebe, yo podría indicarle los fragmentos que
formarían esa serie. No más, me imagino, de 25 páginas, o sea: cinco artículos. Pero
yo no tengo especial empeño en esto y dejo el asunto en manos de usted.
Preferiría que Posdata se publicase no en Colección Mínima sino en la misma en
que apareció Corriente alterna o en alguna otra de formato similar. Si ustedes usan
Un abrazo afectuoso,
Octavio Paz
Querido Arnaldo:
Un abrazo cordial
Octavio Paz
Octavio Paz
Cambridge Tower 14 N
1801 Lavaca St.
Austin Texas, 78701
Orfila
Mi querido Octavio:
Como se lo anuncié en el cable del día 22, recibimos el último sábado el texto y el
lunes el prólogo de su Posdata. Estoy muy contento de tenerlo en mis manos y de
poder disponer su inmediata edición.
De acuerdo a lo que usted desea, lo pondríamos en el mismo formato que
Corriente alterna, aunque en la colección de Sociología y Política, que considero
adecuada. Sobre su contenido no puedo decirle más que es un trabajo de la alta
calidad que de usted podemos esperar siempre y las disidencias que podríamos
plantearle en conversación cercana serían, más que todo, un testimonio del valor
polémico que el trabajo tiene.
Son tan pocas las expresiones valientes, agudas y lúcidas como las que usted
produce, que creo que el trabajo por eso sólo resulta excepcional.
Como le escribo apresuradamente, para que ésta llegue antes de su partida, dejo la
tal “discusión” para más adelante y ojalá pudiera ser cuando nos encontráramos por
aquí, si cumple usted a corto plazo su promesa de visita.
Recordando su texto en conjunto, me permito anotarle una frase incidental que
me parecía innecesaria y no por razones políticas, sino porque creo que el objeto del
juicio vale más que esa frase dicha tal vez al pasar: su referencia a Mao —“inventor
de un marxismo simplón y rural”— porque creo que pasado el tiempo amigos o
enemigos tendrán que reconocer que el hombre y su obra son uno de los productos
Querido Arnaldo:
Salimos dentro de unos días hacia Cambridge y de ahí que conteste sólo con unas
líneas a su carta del 24 de diciembre.
De acuerdo: consiento en suprimir la frase “inventor de un marxismo simplón y
rural” pero no la alusión a su poesía. Dejemos eso por lo menos. Naturalmente sigo
creyendo que las ideas de Mao son una lamentable (para emplear un adjetivo débil)
simplificación del marxismo. Sí, ha incorporado (la ha puesto en pie) a la inmensa
China pero ¿la ha despertado o la hace caminar como un gigante sonámbulo y
frenético?
Veo que hay una confusión en mi pregunta sobre las protestas: yo le hablaba de
otra, también sobre los presos políticos, que firmé con escritores extranjeros y que no
sé si haya publicado nuestra prensa. Aquí y en Nueva York, con éxito desigual, he
procurado dar a conocer la situación y las razones que han movido a los prisioneros
para declararse en huelga de hambre…
Escríbame a Cambridge: Churchill College, Flat No. 5, University of Cambridge,
Cambridge, England. Estaremos allá a partir del 15 de enero.
Saludos a Laurette, míos y de Marie José —y con ellos, para usted y para ella, lo
mejor de lo mejor en el año que llega y en los venideros—.
Octavio Paz
Querido Arnaldo:
Dos líneas apenas, a reserva de continuar el diálogo desde Cambridge con más
calma: hace mucho que deseo reeditar Las peras del olmo y Puertas al campo. Las
ediciones de la Universidad, aparte de estar cubiertas de erratas (literalmente:
cubiertas), circulan poquísimo. ¿A usted le interesaría reeditar esos dos libros, casi
desconocidos fuera de México? ¿Y cree usted que la Universidad aceptaría cederle
los derechos? A mí me parece que no habría dificultad… Le envío el recorte anexo,
que por sí solo se explica. En Nueva York, la semana que entra (estaré allá 4 o 5 días)
me ocuparé de dar una más intensa y más extensa publicidad a la situación mexicana,
en especial al problema de los presos políticos.
Un abrazo,
Octavio Paz
The Texas Observer es una pequeña revista quincenal —pequeña pero muy leída en
Texas y en los estados circunvecinos—, con una real y profunda influencia.
Querido Arnaldo:
Por un olvido omití decirle, en la carta que le escribí y remití hace unas horas, que
usted no me dice nada en la suya sobre la posibilidad de publicar tres o cuatro
Un abrazo,
Octavio Paz
Querido Arnaldo:
Un abrazo
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Estaba muy apenado, porque recibí cuatro últimas cartas suyas que no pude contestar
porque me advertía que estaba en vísperas de salir de Austin y sabía que no podría
encontrarlo. Aparte de ello, las cuatro las recibí estando en cama, víctima de la
invasión gripal que dominó al país por varias semanas.
Antes que nada quiero agradecerle la bondad que tuvo al aceptar mi modesta
observación, sobre una frase referida a Mao, sobre quien alguna vez podremos
discutir ampliamente.
Para seguir en orden la respuesta a sus cartas, le diré que la protesta que usted
firmara con otros intelectuales europeos en favor de la libertad de los presos políticos,
sí apareció por lo menos en El Día, que lamentablemente en este instante no
encuentro y también fue pasado por Radio Universidad.
Con respecto a ese asunto, ya sabe que las cosas han seguido un proceso
desagradable y el insólito ataque del 1 de enero en el penal de Lecumberri en el que
fueron atacados los presos políticos por los presos comunes, bajo la dirección de las
autoridades del penal, es uno de los hechos más graves que han ocurrido en este
plano en los últimos días.
Sobre el tema de la publicación de parte de su libro en algún periódico, quiero
decirle que cuando me disponía a ponerme en comunicación con los de Excelsior, por
lo que me había hablado Carlos Fuentes, me llamó Fernando Benítez advirtiéndome
que habían expresado que no deseaban publicar esos textos y que usted estaba
conforme en que se los entregáramos para el Suplemento de Siempre! Así lo hice,
enviándole un texto para aproximadamente 5 páginas del periódico y la selección
puede resultar no muy acertada porque la hice apresuradamente, ya que así me lo
pedía Fernando.
Esperamos verles pronto por acá y les envío un muy afectuoso abrazo.
Hasta ahora puedo contestar a su carta del 17 de enero. La vida errante y sus
dispersiones…
Leí en el Suplemento de Siempre! los dos artículos extraídos de Posdata (de
nuevo: el título me parece un acierto —repítaselo, por favor, a Laurette)—. No, la
selección de usted no fue desacertada pero sí lo fue la forma descabellada en que se
publicó: un artículo demasiado largo y después otro mínimo. No me explico tales
descuidos. Pasemos… Me imagino que mi librito estará ya a punto de salir. No olvide
enviarme dos ejemplares por aéreo. Más tarde, dentro de unos días, le enviaré una
pequeña lista de personas a las que le agradecería se obsequiase un ejemplar. Y no
olvide, por favor, enviarme recortes de prensa si es que aparecen comentarios que
valga la pena leer… Gracias de antemano.
Su proposición de iniciar mis Obras completas en prosa es tentadora pero la
rechazo resueltamente. No, no ha llegado esa hora y ojalá que nunca llegase. No
quiero enterrarme en vida ni pasearme por las páginas de lo que escribí como un
fantasma. En cambio, se me ocurre lo siguiente: publicar tres volúmenes, con algún
título general, que abarque mis ensayos sobre literatura, artes plásticas y otros temas.
Esos tres volúmenes recogerían los dos tomos ya publicados (Las peras del olmo y
Puertas al campo) y un tercer volumen con textos inéditos o, al menos, no recogidos
en un libro. ¿Qué le parece mi proposición?
Aquí corto. Salimos dentro de unas horas hacia París. Hay una Exposición de
Arte Tántrico, yo hice la presentación en el catálogo y la galería nos ha invitado a la
inauguración.
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Churchill College
Cambridge
cb30ds
Cambridge, 10 marzo de 1970
Querido amigo:
Gracias por su carta del 19 del mes pasado. Ya se imaginará la alegría que me dio
saber que ya había salido Posdata. Pero mi alegría se ha evaporado: hoy es 10 de
marzo y aún no he recibido los ejemplares que usted me anunciaba. El correo y yo
estamos peleados, por lo visto. Por favor, querido Arnaldo, repita el envío. ¿O el libro
ha sido confiscado? No, es imposible…
Octavio Paz
La edición me gusta mucho. Ojalá que se venda como usted cree. ¿Quién es el
autor de la curiosa y preciosa ilustración que aparece en la carátula?
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Mi querido Octavio:
Estaba inquieto por no haber recibido respuesta a mis cartas anteriores, ni a los envíos
de sus libros, pero felizmente en el momento de comenzar a dictar estas líneas, recibí
Querido amigo:
Gracias por su carta del 13 del que corre. Me alegra que el libro se venda bien. Lo
que más me inquieta, no obstante, es la posibilidad de lecturas más o menos
aberrantes —en el sentido lingüístico, no en el intelectual ni moral—. Aludo a esas
confusiones que a veces surgen entre interlocutores de buena fe pero que no hablan el
mismo lenguaje o, más bien, que hablan distintos dialectos de una misma lengua.
Esto es lo que ocurre, con frecuencia, entre nosotros. No pienso, por supuesto, en el
pobre Carballo. (Sí, cometí la falta, intelectual y moral, de citarlo con elogio en
Corriente alterna: no porque lo mereciese realmente sino porque yo estaba
arrepentido de haber expresado con cierta dureza, en otras ocasiones, juicios en su
contra… y claro Lautréamont-Shakespeare tenía razón: toda el agua del océano no
basta para borrar una mancha de sangre intelectual. En el castigo llevo la
penitencia…). No, mi reflexión sobre los problemas de la comunicación intelectual
en México se refiere al artículo —serio y honesto— de García Cantú. Él cree, si lo
entendí bien, que yo postulo una interpretación mítica de México o algo así. No, para
mí la “crítica de la pirámide” es la crítica del mito y de sus fundamentos
inconscientes y la misma dificultad de García Cantú para aceptar esa crítica revela el
carácter inconsciente de ese conjunto de creencias e imágenes del poder político que
simboliza la forma piramidal. La crítica de la pirámide designa lo que Marx llamaba
“la crítica del cielo”, es decir, la ideología metafísica o mítica (generalmente
religiosa) de una clase o de una sociedad. La crítica de la pirámide es, en términos de
Marx, “la crítica de la conciencia absurda del mundo”. Esa crítica (aquí interviene
Freud) asume la forma de un desciframiento porque lo que llamaba Marx la
“conciencia absurda del mundo” (religión, mito, etc.) generalmente no es consciente
del todo y, además, se presenta siempre en forma de símbolos y no de conceptos. Así,
mi crítica de la pirámide no es antimarxista ni mucho menos; es parte de esa crítica
Un abrazo,
Octavio paz
Querido amigo:
Un abrazo
Octavio Paz
Otra errata: en la página 64, línea 13, dice “Unidos y América” debe decir: “Unidos y
América Latina”
Mi querido Octavio:
Posdata:
Al despachar ésta, recibí la suya del 3, lo que me alegró por ratificar que llegó la
mía del 24 y los otros 10 ejemplares de su libro. Le confirmó que salieron los 20 que
me pide, vía marítima.
No tengo a la mano el discurso de Martínez Domínguez que me pide, pero sólo
era una referencia en una frase, que seguramente Carlos va a comentar en el próximo
número de Siempre!, al que me refiero antes.
Coincido con usted en todo lo que dice con respecto a sus críticas y a la poca
comprensión y visión de lo que usted ha querido hacer con su lúcido libro. Lo del
diputado que lo acusara de “traición a la patria” no lo había oído; lo averiguaremos.
Déjeme pensar en el plan que me propone para sus ensayos, pues me hace dudar
por la tentación que tendría de hacer un “libro nuevo”. Estoy en estos momentos
agobiado por tareas distintas dentro de la editorial, ya que todo tiene que pasar por
mis manos y mi preocupación, pero seguiremos hablando de ello.
Tomamos nota de la nueva errata que se incorporará a la tercera edición.
Un abrazo.
Querido amigo:
Respondo brevemente a su carta del 9 del que corre. Supongo que ya habrá aparecido
la segunda edición de Posdata. Carlos me ha enviado algunos recortes, entre ellos su
magnífica respuesta al pobre Beltrán. Un merecido coscorrón. Es curiosa (mejor
dicho: reveladora) la reacción de México. Tempestad en un charco de agua sucia.
Aquí, en cambio, entre los pocos que han tenido ocasión de leerlo, mi librito ha
provocado una reacción muy distinta. A Vargas Llosa le ha entusiasmado… ¿Qué ha
pensado de las reediciones de Puertas al campo y Las peras del olmo, precedidas por
un nuevo libro de ensayos —temas de poesía, literatura y arte—? Fuera de México,
nadie ha leído Las peras del olmo y Puertas al campo. Son libros casi desconocidos.
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Churchill College
Cambridge
cb30ds
A 13 de mayo de 1970
Querido Arnaldo:
Acabo de leer el artículo de Blanco Moheno (Bazo Mohino debería llamarse). Qué
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Recibí las suyas del 25 de abril y la del 13 de mayo y como siempre, me trajeron un
buen recuerdo.
Gracias a que retrasé mi respuesta, puedo decirle que la segunda edición de
Posdata también se agotó y la tercera está en marcha. Se demorará un poco porque en
ésta estamos haciendo los agregados y correcciones que usted nos envió y hubo que
Querido Arnaldo:
Gracias por su carta del 28 de mayo. Ya se imaginará la alegría que me ha dado saber
que se agotó la segunda edición de Posdata y de que está a punto de salir la tercera.
En cuanto a los ataques: tiene usted razón en no contestar al Mohíno —ni a él ni a
ningún otro—. Por cierto, leí los artículos que usted me envío —me refiero a los del
Uranga. Me quedé estupefacto: conocía su mala leche pero no sabía que se había
vuelto tonto. Su degradación mental no es menos total que su abyección moral… Qué
lástima que la discusión intelectual no sea posible ya (¿alguna vez lo fue?) en
México. Ésa es una de las consecuencias del régimen burocrático del PRI. La otra es
la implantación de la mentira como normalidad política y social: el régimen es
(pseudo) revolucionario, (pseudo) democrático, (pseudo) nacional, etc. Así, la
contrapartida de la ausencia de crítica racional es el recurso a la injuria personal y, en
lo privado, al rumor. México es el país de los rumores fantásticos y de la
murmuración calumniosa porque nadie habla en voz alta…
Sobre la posible edición de mis textos de crítica literaria y artística: yo no le he
propuesto un volumen, sino tres: el primero con ensayos y artículos no recogidos en
libro, el segundo y el tercero, reediciones de Las peras del olmo y de Puertas al
campo. Pero comprendo sus dudas. En cuanto a la antología: creí que Fuentes le
había dicho que hace mucho, en 1968, antes de su proposición llegamos a un acuerdo
con Alianza Editorial para publicar una antología (selección y prólogo de Carlos) de
mis cosas en prosa (salvo Posdata, posterior al acuerdo). En todo caso, piense en la
posibilidad de publicar un libro de ensayos no recogidos en volumen —a reserva de
reeditar después Las peras del olmo y Puertas al campo—.
Saludos afectuosos.
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
A principios del mes recibí su última y estaba esperando que nos trajeran de la
encuadernación los primeros ejemplares de la tercera edición de Posdata, para
enviarle estas líneas. Le mando 5 ejemplares por paquete aéreo y si desea más, puedo
hacerle llegar otros por vía marítima.
Creo que el libro seguirá teniendo la misma aceptación que hasta ahora, aunque
indudablemente los lectores se irán satisfaciendo con los ejemplares hasta ahora
distribuidos.
Comparto con usted sus opiniones sobre la pena que produce la dificultad de
discusión intelectual; no sólo en México, sino también en todos los países
latinoamericanos y cómo se cae fácilmente en la desvergüenza también casi
intelectual, como en el caso de Uranga. Sobre su comentario de que la mentira es el
freno mayor que existe para un buen entendimiento entre las gentes y que hace
incluso de la crítica frecuentemente otra gran mentira, estoy totalmente de acuerdo.
Como imaginará, me preocupa y me interesa el tema de la posible edición de sus
nuevos textos de crítica literaria y artística. Sobre esto, desde ahora quiero pedírselo
muy encarecidamente, poniéndole un título que a usted se le ocurra. Mi problema
como le decía, reside en Las peras del olmo y Puertas al campo, que ahora usted me
aclara, serían volúmenes diferentes.
Quedamos pues de acuerdo en que acepto su proposición de hacer un libro de
ensayos, hasta ahora no recogidos, para dejar hasta más adelante el problema de los
otros dos ya publicados. Con esto me da usted un respiro porque estoy abrumado de
tarea editorial en todo este año y buena parte del próximo, pero insisto, esto no
influye para no desear que cuanto antes quiera me envíe su nuevo volumen, para
enviarlo a la imprenta.
Siento en verdad que lo de la Antología lo haya resuelto con Alianza, pues para
favorecer su buena difusión en España la podíamos haber editado en nuestra casa de
Madrid, en la que hemos iniciado hace un año nuestra producción. Pero no le reclamo
nada, desde luego.
Churchill College,
Cambridge,
13 de julio de 1970
Querido Arnaldo:
Afectuosamente,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Al regreso de una vacación en Cuba —en donde Laurette pasó más de tres meses—
encuentro su carta del 13 de julio. Me alegra que le haya gustado la tercera edición de
Posdata, que continúa marchando a buen paso, aunque como usted lo advierte, la
crítica no se haya presentado como por otra parte ocurre con la mayoría de los libros.
Me da un gran gusto al ratificarme que nos entregará un volumen con sus nuevos
textos de crítica literaria y artística. Me parece muy bien que nos lo envíe para fines
del año, así lo podremos publicar en los primeros meses de 1971.
Como usted yo también le pido un respiro para resolver el problema de Las peras
del olmo y Puertas al campo. Ya le expliqué la difícil situación que se me crea al
haber resuelto de manera tan definitiva no reimprimir libros ya publicados en nuestra
lengua.
Desde luego que lamento mucho lo de la Antología que me hubiera gustado
publicar, pero no hago mayor cuestión de este asunto, porque sé por otra parte que
alcanzará una buena difusión en España.
Recordaba en estos días la conversación que mantuvimos en casa de Eduardo
Villaseñor y en presencia de su amigo Carrillo Flores, precisamente al acercarnos a
ese proceso tan apasionante de la Revolución Cubana. Yo sigo creyendo, como se lo
decía en aquella comida —en situación tan diferente para usted y para todos—, que
Churchill College
Cambridge
cb3 ods
18 de agosto de 1970
Querido Arnaldo:
Unas líneas en volandas, a reserva de escribirle más adelante con mayor detenimiento
y calma…
Se me ha ocurrido que si hubiese una nueva edición de Posdata, sería bueno
agregar los párrafos que le envío con esta carta. Me parece que aclaran el texto y, así,
responden a ciertas críticas precipitadas.
Un gran abrazo,
Octavio Paz
Mi querido Octavio:
Recibí sus líneas del 18 del corriente con las páginas que propone agregar a su
Posdata en una posible nueva edición.
Como la tercera fue de 6000 ejemplares es posible que demore un poco de más
tiempo antes que se agote. De todos modos la tendremos en cuenta para cuando ese
acontecimiento se produzca y que confío no se hará esperar demasiado. Desde luego
que esas líneas me parecen excelentes y que como lo advierte son aclaratorias y
definitivas.
Le escribo a Julio Cortázar en este momento y le digo que he leído con gran
satisfacción que preparan ustedes la revista que tanto hemos conversado con usted y
otros amigos. Ojalá que logren materializar el proyecto que cumplirá una función en
los momentos que vivimos.
4 de septiembre de 1970
Querido Arnaldo:
Otra nota, a la carrera, a reserva de escribirle con mayor calma y extensión más
adelante: entre las enmiendas que le envié en mi carta anterior, para el caso de que
hubiese una nueva edición de Posdata, hay una a la que le faltaron varias líneas. Se la
envío de nuevo, debidamente corregida. Es una enmienda que debe insertarse en la
página 103, línea 11, antes de “Si el hombre es doble o triple…”.
¿Ha visto la antología de Mark Strand basada en Poesía en movimiento?
Las traducciones me parecen excelentes (salvo la de mi prólogo) y en general me
parece acertada la selección de poetas y poemas aunque me dolió que se haya
eliminado a Alfonso Reyes. No es justo como tampoco lo es la supresión de Bonifaz
Nuño, Bañuelos y algunos otros. Lo peor es que van a atribuirme a mí esas fechorías.
Pronto le escribo sobre los asuntos pendientes.
Un abrazo,
Octavio Paz
Mi querido amigo:
Recibí la suya del 4 corriente enviándome un nuevo agregado para las correcciones a
incorporar a la próxima edición de Posdata que deberemos hacer dentro de un plazo
no muy amplio.
No he visto la Antología de Mark Strand, aunque Aridjis me envió copia de
algunos comentarios que también se reprodujeron en el suplemento de Excelsior.
Pienso que los cambios que han efectuado sobre la edición que usted dirigió, le serán
adjudicados al antólogo americano, por lo cual pienso que no debe preocuparse.
Después de mucho tiempo resucitó Evtushenko anunciándome que un traductor
español había traducido el poema que nosotros habíamos contratado para su edición
en español. Me puse en comunicación con el traductor, y nuestros amigos de
Siglo XXI de España han visto el trabajo que lo consideran bastante correcto y con
notas adecuadas para la mejor comprensión del texto.
Recuerdo que en un primer momento a pedido del autor usted le había prometido
una revisión final de la traducción y él a su vez le prometió a usted traducir poemas
suyos al ruso. Él me dice que le ha escrito a usted y que no ha podido establecer
comunicación y por ello quiero consultarlo sobre la posibilidad que existiría de que le
enviaran a usted esa traducción desde Madrid y que quisiera dedicarle un tiempo para
su revisión.
Me agradaría mucho, como es natural, que pudiera usted aceptar la tarea, aunque
lo imagino comprometido con una cantidad de faenas intelectuales.
Me dará mucho gusto recibir noticias suyas y con nuestros mejores recuerdos
para ustedes va un cordial abrazo.
Mi querido Octavio:
Espero haya recibido mi anterior y ahora sólo me limito a enviarle el giro número
0459947 por US $2 178.97 correspondiente a las liquidaciones de su Corriente
alterna y de Posdata, por las ventas del primer semestre del año.
Por nuestra parte estamos plenamente satisfechos de la marcha de los dos libros y
confío que el autor comparta nuestra satisfacción.
Espero que Posdata habrá que reeditarlo pronto, pues nos quedan en bodega poco
menos de 1000 ejemplares y otros tantos entre España y Argentina. A esta reedición
le incorporaremos los cambios que usted nos enviara.
Churchill College,
Cambridge,
cb3 ods
20 de octubre de 1970
Perdone que hasta ahora conteste a sus últimas cartas. Desde hace algún tiempo mi
correspondencia se ha enredado horriblemente…
Desde que dejé la India no he vuelto a tener noticia de Evtushenko. Por debilidad
y porque parecía ser un defensor de la libertad del arte ante la burocracia soviética,
acepté corregir la traducción de sus poemas. Acepté un poco contra mi voluntad pues
el personaje no me es enteramente simpático. Pero ahora, como usted mismo indica
en su carta, no puedo hacer frente a este nuevo compromiso. No tengo tiempo —ni
ganas—. Perdóneme.
En una de sus cartas me habla de la Revista. No es lo que yo quería y lamento que
ese proyecto original mío poco a poco se haya convertido en otra cosa. Yo no deseo
formar parte del comité de esa publicación y así se lo diré a los organizadores cuando
éstos se comuniquen conmigo.
Un abrazo afectuoso,
Octavio Paz
Noviembre 28 de 1970
A mi regreso del viaje por Sudamérica encuentro su carta del 20 de octubre que
mucho le agradezco.
Por estos días usted ha estado muy presente en nuestra preocupación, recuerdo y
adhesión, ante la insólita referencia que el Señor Presidente se permitió hacer de
usted en su también insólita entrevista por T. V. Sé que sus amigos le han hablado —
como me lo informó José Emilio en larga visita que me ha hecho— y leí la excelente
carta que publican en Siempre!
Supongo que este episodio no le habrá contrariado sino por el contrario
satisfecho. ¿Escribirá usted alguna cosa a este respecto?
Suponía que no tenía usted tiempo ni ganas para revisar la traducción de
Evtushenko, y supongo que los amigos de Siglo XXI de España resolverán el
problema pues el traductor está allá y la edición seguramente se publicará en Madrid.
Me entero de su actitud con respecto a la Revista y por lo que usted me dice y lo
que conversé con Cortázar en Buenos Aires, pienso que será un proyecto difícil de
llevar a la práctica, como lo fue el que tuvimos hace tres años sobre el mismo tema.
Seguimos con la buena salida de sus libros que seguramente será estimulada por
el recuerdo presidencial. Están preparando la 4.ª edición corregida que pronto podré
enviársela.
Hasta pronto; tenemos muchos deseos de que lleguen por estas tierras y con los
recuerdos afectuosos para los dos, va un cordial abrazo.
Churchill College
Cambridge
cb3 ods
15 de diciembre de 1970
Querido amigo:
Un abrazo,
Octavio Paz
Querido Octavio:
En este instante recibo la suya del 15 por lo que me temo que estas demoras