Simbolismo 2
Simbolismo 2
Simbolismo 2
ÍNDICE:
1. El simbolismo. Concepto.
2. Orígenes del simbolismo. Contexto histórico y artístico.
3. Características. Temas y estilo.
4. Gustave Moreau y Les licornes.
5. Bibliografía.
1. El simbolismo. Concepto.
¿Qué es el simbolismo?
El simbolismo es un movimiento artístico y literario aparecido en Francia a fines del Siglo XIX
que haya su expresión en todos los dominios de la creación: la literatura (poesía, teatro,
novela), la filosofía, la música y las artes plásticas.
Desde mediados del S XIX asistimos al desarrollo grandes avances científicos y tecnológicos y a
un acelerado proceso de industrialización que desemboca en la llamada revolución industrial.
El éxodo rural y la rápida urbanización traen consigo condiciones de vida miserables para
muchos y fuertes conflictos sociales. Tanto el realismo como el impresionismo y otros
movimientos artísticos parecen estar en sintonía con el desarrollo de la historia. Por el
contrario, el simbolismo nace como un movimiento de oposición al positivismo, el realismo y el
naturalismo que tratan de representar la cotidianidad de la vida diaria y, sobre todo, hacia el
estrecho y agobiante mundo burgués.
Por ello, poetas y pintores se sienten atraídos por los primitivos y huyen hacia paraísos
artificiales. Los simbolistas viven al margen de la sociedad que consideran que está en declive y
se entregan al espiritismo, exploran su imaginación bajo el efecto del alcohol y las drogas,
cultivan las apariencias (dandismo) y la provocación. Es una fuga nostálgica e individual de la
civilización carente de aliento revolucionario.
Podemos rastrear los antecedentes artísticos del simbolismo remontándonos a la Divina
Comedia de Dante o a Melancolía de Durero y ya a partir de 1800 a la del pintor y poeta
William Blake o a los prerrafaelitas.
La nueva estética propuesta por el simbolismo es desarrollada también por los poetas
Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine durante los años 1860-70 y por Huysmans en À rebours
(1884). Fuera de Francia, en Gran Bretaña, ejercen gran influencia las obras de Oscar Wilde ,
sobre todo El retrato de Dorian Grey y Salomé.
El estilo simbolista
Los artistas simbolistas buscan la armonía entre el símbolo y su forma de plasmarse en la obra
y podemos encontrar algunos rasgos comunes entre ellos: la línea fluida, la precisión del
dibujo, la sensualidad del color y de la materia pictórica, la búsqueda de la sinestesia… No
obstante, es difícil encontrar un estilo común a todo el movimiento dadas las fuertes
individualidades y la influencia que sobre cada uno ejercen las corrientes literarias y artísticas
nacionales. El simbolismo se extiende por toda Europa adoptando características diferentes:
Francia hemos dicho que es la cuna del movimiento simbolista y allí desarrollan su obra los tres
grandes representantes del movimiento: Pierre Puvis de Chavannes (1824-1898) que pinta
mujeres idealizadas en paisajes fríos y serenos; Gustave Moreau (1826-1898) cuyas obras
destacan por sus personajes legendarios y el rico uso que hace del color y Odilon Redon (1840-
1916) pintor del inconsciente y los sueños, o las pesadillas con una paleta más apagada. Otros
pintores destacados en Francia son Eugène Carrière (1849-1906), Lucien Lévy-Dhurmer (1865-
1953). Además el escultor Auguste Rodin (1840-1917), está relacionado en muchos aspectos
con el simbolismo y su obra inconclusa La Puerta del infierno está repleta de elementos
simbolistas.
En Bélgica destacan Jean Delville (1867-1953), Fernand Khnopff (1858-1921), Félicien Rops
(1833-1898) y parte de la obra de James Ensor (1860-1949) que mediante sus esqueletos y
máscaras, próximas al expresionismo, critica la sociedad de la época.
En Rusia el movimiento Goloubaia Roza (“La rosa azul”) agrupa a simbolistas rusos desde 1917.
También son considerados próximos al simbolismo al grupo de “los nabis” (profetas) y a los
pintores de Pont-Aven con Gauguin a la cabeza (Lucha de Jacob con el ángel).
Nació en Paris el 6 de abril de 1826. Su padre fue arquitecto y desde niño recibió una sólida
formación clásica. Vivió en un ambiente cultivado y sensible. A los 15 años hizo su primer viaje
a Italia. Fue un profundo conocedor de la pintura italiana renacentista y barroca, amigo de
Chasseriau. Vivió retirado y apenas expuso.
Aunque algunos de sus temas son los mismos tratados por Delacroix y el romanticismo a la
pintura de Moreau le falta la pasión dramática y en su lugar encontramos un mundo
decadente, cerebral y lascivo, casi falto de vida.
Era una especie de visionario. Refiere que la obra se le aparece ante los ojos de la mente y
trata de ser fiel a la imagen soñada. Sin embargo negaba ser un pintor literario, un ilustrador,
un narrador. En su obra están presentes muchos elementos simbolistas: adolescentes
andróginos, mujeres destructoras, arquitecturas fantásticas, plantas devoradoras…
Para él la pintura es un producto de la mente que se dirige al espíritu. Busca hacer soñar más
que hacer pensar y quiere trasladar al espectador a otros mundos que nada tienen que ver con
las pasiones o con la “vida natural”.
Su obra tuvo gran influencia posterior y entre otros cautivó a los surrealistas. Bréton era un
asiduo de su museo de París que también fascinó al escritor Marcel Proust.
En el 14, rue de La Rochefoucauld, domicilio de la familia Moreau legado por el artista al
estado francés, se encuentra actualmente el Museo Moreau en el que se guarda la mayor
parte de su obra.
Elegimos entre ellas Les Licornes (Los unicornios), óleo sobre tela de 1,15x0,90, una obra de no
gran tamaño pero muy representativa del mundo de Moreau y del simbolismo francés de fines
del S XIX.
En cuanto al tema tomado de la literatura medieval, la obra se inspira en el célebre ciclo de
tapicerías flamencas del siglo XV la Dame à la Licorne (La dama y el unicornio) compradas por
el Museo de Cluny en 1882.
Al referirse a la obra el propio Moreau habla de una isla encantada con una reunión de
mujeres, solamente mujeres que sirven como el más precioso pretexto para todos los motivos
plásticos
A lo lejos se ve la nave que ha transportado a las princesas hasta este hermoso y misterioso
paisaje.
Dos mujeres abrazan a los unicornios que se dejan hacer dócilmente. Estos animales
legendarios según la tradición mitológica son hoscos y huyen de la presencia humana. Solo
admiten la proximidad y se dejan calmar por las vírgenes.
Tenemos aquí un nuevo tema de la pintura simbolista: el de la mujer pura y virtuosa. Moreau
las representa ricamente vestidas portando en la mano una de ellas una flor de lis símbolo de
pureza.
La figura sinuosa de la mujer desnuda en primer plano es prácticamente idéntica a la Leda con
el cisne que se encuentra en este mismo museo.
Sus vestidos están, asimismo, bordados con delicados dibujos de animales fabulosos y
combates épicos como el de San Jorge y el dragón. Fiel a su estética rica y lujosa, Moreau
mezcla los motivos ornamentales de origen medieval con otros tomados del Renacimiento
En la esquina izquierda del óleo Moreau ha dibujado un cáliz cuyo significado se desconoce
pero que podría ser el Grial.
Es esta una de las obras más hermosas y misteriosas del simbolismo.
Finalizaremos este trabajo haciendo una breve referencia a la Influecia del simbolismo en el
arte moderno: desde el futurismo (Boccioni), al arte abstracto (Kupka y Mondrian comenzaron
de esta manera) y, naturalmente, al surrealismo.
BIBLIOGRAFÍA:
DE MICHELI, M. (1959). Las vanguardias artísticas del siglo XX. Madrid: Alianza Editorial.
SALVAT, J. (1991). Historia del arte volumen 25. Del simbolismo al fauvismo. Navarra: Gráficas
Estella.
WEBGRAFÍA:
https://musee-moreau.fr/