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ACTIVIDADES: LAS CORTES DE CÁDIZ
1. José Bonaparte es nombrado máximo dirigente de España por su hermano
Napoleón, y esto provoca una sublevación de los españoles, que crean las Juntas locales y regionales que más tarde se reunirían en la Junta Suprema Gubernativa del Reino. Entonces deciden convocar las Cortes Generales y Extraordinarias como salida a esta situación. El Decreto I de las Cortes de Cádiz aprobado el 24 de septiembre de 1810 es una de las principales disposiciones legislativas de la Historia contemporánea española, al plantear un profundo cambio en el origen del poder: de la soberanía de la monarquía absoluta se pasaba a la soberanía nacional. Es decir, la fuente de autoridad y de legitimidad era la nación. Estas cortes crearon un nuevo orden político y jurídico, el liberal. Además aceptan a Fernando VII como único rey de España y niegan la legitimidad de las abdicaciones de Bayona dado que éstas no contaron con el consentimiento de la nación, esto es, el rey no podía acceder ni dejar un trono sin la voluntad de la misma. Por último, el decreto establecía la división de poderes, pilar fundamental del liberalismo. Además estas cortes aprobaron una Constitución y medidas económicas y sociales en ruptura con el antiguo régimen como la supresión de la inquisición, la desamortización de las tierras, se estableció la libertad de contratos y de trabajo. Este Decreto supone entonces un cambio radical respecto a la situación anterior en España, y sería además una referencia para otros países.
2. España vive una situación de inestabilidad política, José Bonaparte es nombrado
máximo dirigente de España por su hermano Napoleón tras las abdicaciones de Bayona en las cuales Napoleon para, supuestamente, poner orden manda abdicar a Fernando VII y luego a Carlos IV. Tras esto, en España hay una sublevación popular (los fusilamientos de Moncloa) promovida por los sectores más conservadores, a los que apoyarán también los liberales, formando los grupos armados contra José Bonaparte. Una gran parte de los liberales apoyaron la sublevación puesto que, aunque las medidas adoptadas por José Bonaparte eran más próximas a sus ideales, éstas estaban impuestas por la fuerza, contradiciendo los principios de una política liberal. Esta inestabilidad provoca en 1808 la creación de las Juntas locales y regionales, que asumen la autoridad en nombre del pueblo, éstas, más tarde se reunirían en la Junta Suprema Gubernativa del Reino, negando la legitimidad de las abdicaciones de Bayona y asumiendo un poder sin limitaciones. Estaban formadas por nobles, oligarquías locales y grupos mercantiles. Había tanto partidarios del Antiguo Régimen como liberales. Pero todos estaban unidos por la oposición a los franceses y la defensa de la independencia de España y de la monarquía de Fernando VII, salvo los afrancesados que apoyaban el régimen. En 1809, la Junta Suprema Central decidió convocar las Cortes Generales y Extraordinarias para dar salida al vacío de poder, llevada a cabo por el Consejo de Regencia que sustituyó a la Junta en enero de 1810. La elección de los diputados no fue fácil por la situación de guerra que vivía España. Los diputados españoles que no pudieron asistir tuvieron que ser sustituidos por otros presentes en Cádiz. La opinión pública y la Junta Central se encontraban divididas respecto a la composición de las Cortes. Esta división finalizó con la elección de la siguiente opción: que la nación tenía el poder de decisión en la asamblea única constituída por los diputados elegidos entre todos los vecinos sin distinción estamental. Finalmente las Cortes Generales y Extraordinarias del reino se reunieron en Cádiz en septiembre de 1810. Y en éstas, como hemos dicho anteriormente, se creó un nuevo orden político y jurídico: el liberal, que marcaría la historia del siglo XIX. Proclamaron la soberanía nacional, el principio fundamental del liberalismo. Con esto, se afirmó que la única fuente de autoridad y legitimidad era el pueblo, y no el Rey. Las Cortes de Cádiz promovieron reformas económicas y sociales que rompieron con el antiguo régimen y, lo más importante, se redactó la Constitución de 1812 (adjunta en el documento de las actividades). En esta Constitución se abordaron distintas materias como por ejemplo el concepto de nación española y el de soberanía. La nación española sería la reunión de todos los españoles de “ambos hemisferios”, considerando como tales a los habitantes de la América colonial. La nación, además, era libre e independiente y no pertenecía a ninguna familia ni persona. En el artículo tercero se proclamaba la soberanía nacional. A la nación le competía en exclusiva el derecho de establecer sus leyes fundamentales. Al igual que el decreto proclama la soberanía nacional, lo que indica que la nación tenía en exclusiva el derecho de establecer sus leyes fundamentales. Este Decreto pretendía, como ya hemos dicho anteriormente, dejar clara la ilegalidad de las abdicaciones de Bayona, por las que Fernando VII y su padre abdicaron y cedieron el trono al hermano mayor de Napoleón, José Bonaparte. Por ello, el nuevo régimen sería ilegítimo, quedando patente que un rey no podía acceder a un trono o dejarlo sin que mediara la voluntad de la nación. Por último, el Decreto establecía la división de poderes, otro pilar fundamental de la contemporaneidad, de la Revolución liberal. A las Cortes le corresponde el poder legislativo “en toda su extensión”, con una única cámara, el poder ejecutivo quedaba en manos del Rey y de su gobierno elegido por él, por último el poder judicial pertenecía únicamente a los jueces. Además el modelo de monarquía será constitucional y hereditaria. Las leyes eran aprobadas por las cortes y el rey tenía poder de veto transitorio. Hay un artículo que contrasta con las ideas liberales, la religión católica sería la única religión del estado por lo que sería un estado confesional, esta sería una concesión de los liberales a los absolutistas.