Viajes Oriente Beltran Tamorln
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Rafael Beltran
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Isaac Peral, 18 - 28015 Madrid
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ISBN: 978-84-9895-260-5
Depósito Legal: M-37403-2021
Impreso en España - Printed in Spain
Gráficas Muriel. C / Investigación, n.º 9. P. I. Los Olivos - 28906 Getafe (Madrid)
I
POR LAS SENDAS MEDIEVALES: DISCURSO Y RETÓRICA
II
FIGURAS Y VISIONES DEL VIAJE: CONTINUIDADES Y RUPTURAS
III
HACIA EL SUDESTE ASIÁTICO: TEXTOS Y CONTEXTOS
Presentación
Victoria Béguelin-Argimón
Université de Lausanne
artículos dispersos en publicaciones científicas. Asimismo, los corpus por entero a los relatos de viajes medievales—, se dibuja un fresco de
de textos estudiados se han ido ampliando gracias a la incorporación de lo que fue en aquellos tiempos la aventura viajera, de los peligros y
relatos redactados en territorio peninsular en lenguas distintas al caste- retos que se presentaban al abandonar la tierra natal, del extrañamiento
llano —escritos de viajeros de origen árabe o judío, por ejemplo—, de al contemplar usos y costumbres ajenos —y para cuya interpretación
textos aljamiados (Memorial de ida i venida hasta Maka. La peregrina- no se contaba con claves suficientes—, de las maravillas observadas y
ción de cOmar Pat.o-n, Roza Candás (ed.), 2019) o de documentos de los de la transmisión de estas a los destinatarios de los textos, o incluso de
primeros viajeros españoles en China (En el umbral de la China Ming. la comunicación con el Otro a través de las lenguas ajenas. Todos
Las relaciones en el siglo xvi de Martín de Rada, Francisco de Dueñas, estos artículos ofrecen muestras de cómo los relatos echan mano de
Miguel de Loarca, Pedro de Alfaro y Agustín de Tordesillas, Folch los recursos retóricos, ya sea en el modo en que se organiza el discurso
(ed.), 2021). Además, algunos de los relatos de viajes medievales cas- (dispositio), en el uso de figuras de estilo (elocutio) o en la captación
tellanos más conocidos gozan actualmente de reediciones fácilmente emocional del destinatario del texto y la forma de presentarse del
asequibles (Andanzas y viajes de Pero Tafur, Pérez Priego (ed.), 2018) emisor (inventio). Aunque contamos ya con trabajos monográficos
e incluso de traducciones recientes al francés (Pero Tafur: voyage et sólidos que abordan los relatos de viajes medievales hispánicos desde
aventures (1436-1439), Paviot/Roumier/Serrano (trads. y eds.), 2022). el ángulo de la poética —pensamos en la ya clásica obra de Carrizo
Por todo ello, estas producciones cuentan, desde hace unos años, con Rueda Poética del relato de viajes (1997)—, el tema es muy amplio y
un indiscutible espacio dentro del marco de los estudios literarios, sin duda hay todavía ámbitos inéditos, como los que se proponen en
lingüísticos, históricos y culturales del medioevo y de la modernidad la primera parte de esta monografía.
hispánicos. El volumen se abre con el artículo titulado «De desiertos, mares y
Partiendo de este interés ya claramente asentado, el presente volu- fortunas: la visión de espacios inéditos en el relato de cOmar Pa t.o-n»
men incluye una serie de trabajos de investigadores procedentes de donde Pablo Roza Candás analiza los pasajes de Memorial de ida i
distintas disciplinas —literatura, lingüística e historia— que exploran venida hasta Maka en los que el musulmán abulense cOmar Pa t.o-n
múltiples facetas sobre los viajes, los viajeros y los relatos de viajes relata las dificultades materiales a las que se enfrenta durante su pere-
hacia Oriente en el mundo hispánico hasta el siglo xvii. Los artículos grinación a la ciudad santa de La Meca. Tanto la travesía marítima
reunidos aquí presentan asimismo gran diversidad en su naturaleza y como la del desierto son escenarios en los que se pone a dura prueba
alcance. Mientras algunos abordan aspectos inéditos de textos ya bien la fe del peregrino y, por ello, estos revisten un fuerte carácter simbó-
conocidos, otros invitan a una incursión en textos menos frecuentados. lico. Los recursos retóricos utilizados plasman la hostilidad de mares,
Si en unas páginas se rastrean las huellas de un personaje mítico, en las costas y vientos, y el peligro de posibles ataques de corsarios y naves
siguientes se reúnen valiosos datos biográficos sobre viajeros reales o se enemigas, que se asocian al sufrimiento, la enfermedad, el naufragio y
analizan los textos en los que estos dan cuenta de sus desplazamientos. la muerte; solo los puertos ofrecen fugaces espacios de sosiego frente
El estudio sobre la percepción del viaje y de los viajeros a lo largo del a las inclemencias de la travesía. Los peligros del mar conducen al
periodo que nos ocupa se complementa con la presentación de claves viajero a adoptar una actitud espiritual que conlleva la sumisión a
históricas fundamentales para entender el contexto en el que se desa- la voluntad divina y la búsqueda de refugio en Dios, permitiendo al
rrollan los desplazamientos. Múltiples recorridos para acercarse a un peregrino entrar en un estado de sacralización, indispensable para la
tema del que todavía queda mucho por investigar. culminación de su empresa. La travesía marítima adquiere así un
La organización tripartita del volumen obedece tanto a criterios claro simbolismo como consagración ritual del peregrino, o iḥrām.
cronológicos y geográficos, como a la perspectiva adoptada en los Del mismo modo, la retórica desplegada para describir el tránsito
propios trabajos. Al hilo de la lectura del primer bloque de artículos del desierto, espacio que se ve como más adverso y hostil aún que el
—titulado «Por las sendas medievales: discurso y retórica» y dedicado propio mar, refleja lo que supone para el peregrino enfrentarse al calor
y a los solares despoblados donde caravasares y mezquitas serán los poder de forma violenta, despótica y cruel, culmina en lo que Beltrán
únicos lugares de refugio. Aquí también se manifiesta una dimensión denomina «la fiesta de los ahorcados», la recepción organizada por
simbólica pues, contrariamente a la experiencia individual que suponía Tamorlán en la que el emperador ejecuta su particular «justicia» ante
el trayecto marítimo, la travesía del desierto constituye una vivencia la mirada aterrorizada de sus súbditos y de los propios embajadores,
colectiva en la que se fortalecen los vínculos con los correligionarios condenando a la horca a varios de sus más próximos colaboradores así
musulmanes, que marchan hacia La Meca unidos en caravana. Es como también a simples comerciantes. Beltrán interpreta el episodio
en la solidaridad de la cumma, o comunidad de creyentes —que se como una «presentación histriónica de la crueldad», poniéndolo en
evidencia en los donativos, los lugares de refugio y la ayuda prestada paralelo con otro pasaje del Tirant lo Blanc, el de la discordia entre
entre peregrinos— donde se refuerza la identidad islámica del viajero. los oficios de herreros y tejedores. Concluye Beltrán sosteniendo que,
Como bien demuestra Roza Candás en su artículo, la obra de Pa t.o-n tanto las atroces situaciones narradas como las descripciones detalladas
comporta, pues, una doble faceta estética y espiritual. de una degradación general, permiten a los embajadores justificar el
En «La fiesta de los ahorcados: paisajes de degradación, injusticia fracaso de su misión.
y crueldad en la corte de Samarcanda (Embajada a Tamorlán)», Rafael En «Los efectos discursivos de la verdad: transmisión de la imagen
Beltrán realiza un análisis pormenorizado de los episodios del relato del mundo en la escritura de los relatos de viajes medievales», Julia
de Clavijo que marcan la culminación de la empresa diplomática de Roumier plantea el reto al que se enfrentan los viajeros-relatores para
los embajadores castellanos: la estancia en la corte de Tamorlán en presentar de manera convincente a los destinatarios de sus textos un
Samarcanda. Beltrán observa que, aunque las descripciones de estos mundo desconocido, ofreciéndoles al mismo tiempo la deslumbrante
dos meses largos pasados en la corte timúrida estén plagadas de deta- maravilla que esperan en este tipo de lectura. Dos objetivos en apa-
lles, comportan «notables descompensaciones, altibajos o faltas de riencia antitéticos, convencer y fascinar, consiguen cohabitar gracias
armonía en la presentación de elementos descritos», características for- a la eficacia narrativa de unos relatos en los que se implica al lector,
males que, como demuestra el análisis, están vinculadas con el estado apelando a su atención, su colaboración y su capacidad imaginativa,
de ánimo en el que se encuentran los embajadores en un momento y en los que, a través de la conciencia metatextual del narrador y a la
crucial del que depende el éxito o el fracaso de su misión. Beltrán introducción de anécdotas en el texto, se consigue poner en abismo
pone en relación tiempo y espacio, y demuestra que las emociones el placer del viaje. Basándose en cinco relatos de los siglos xiv y xv —el
negativas generadas por la ausencia de respuesta del emperador a la Libro del conosçimiento, la Embajada a Tamorlán, las Andanças e viajes
legación llevan a los castellanos a una percepción subjetiva y relativa de un hidalgo español de Pero Tafur, el Libro del Infante don Pedro de
del tiempo, afectando su percepción del espacio y de los actos vividos Portugal y el Libro de las maravillas de Mandevilla—, Roumier pasa
en este. Ello influye en los recursos retóricos utilizados para relatar revista a los recursos empleados por los viajeros no solo para represen-
los acontecimientos, basados en la acumulación de escenas negativas tar el espacio sino también para transmitir una experiencia indirecta
(dispositio), presentadas con viveza ante los ojos del lector (evidentia). del mismo, realzar las descripciones y describir las maravillas, comuni-
Sin que los embajadores expresen abiertamente su opinión, detrás de la car la experiencia viática y sus peripecias, y poner en escena al narrador
enumeración acumulativa de fiestas, alimentos y bebidas consumidos en el texto.
sin mesura, y a través de la descripción de aspectos que reflejan un lujo Otra dimensión de los relatos de viajes medievales, la lingüística, se
y un fasto imponentes, se percibe el profundo malestar de los caste- aborda en el artículo de Victoria Béguelin-Argimón titulado «Retórica
llanos. Sus reacciones de enfado, resistencia y frustración se entrevén de la alteridad y comunicación: voces forasteras, lenguas extranjeras
en los numerosos intercambios entre los servidores de Tamorlán y los y trujamanes en la Embajada a Tamorlán y las Andanzas y Viajes». En
embajadores, reproducidos con detalle. Por último, la descripción del la primera parte del trabajo, la autora ofrece un elenco de los extran-
emperador como un soberano ya viejo y dado a la bebida, que ejerce su jerismos recogidos en ambas obras —ya sean nombres comunes o
propios—, presenta los campos semánticos a los que estos pertenecen, En el siguiente artículo, Sofía Carrizo Rueda analiza la valoración
estudia las funciones que cumplen en el discurso y, gracias al análisis y percepción de los viajes desde la Edad Media hasta el Siglo de Oro.
de los recursos utilizados para introducirlos en los textos, muestra el Según demuestra la autora, ya en el medioevo se reprueba el pecado de
distanciamiento y el extrañamiento que se crea entre el mundo cono- curiositas que comportan los viajes, la avidez de ganancias materiales
cido y el ajeno. En la segunda parte del artículo, Béguelin-Argimón que mueve a muchos viajeros a ponerse en camino e incluso se desa-
espiga las huellas textuales que permiten atisbar cómo se produce rrolla una visión negativa de las peregrinaciones, que son tildadas de
la comunicación entre viajeros y naturales, muestra la relevancia de religiosa cupiditas. Más tarde, en el siglo xvi, en algunas de sus odas,
los trujamanes como mediadores lingüísticos y culturales, y traza el fray Luis de León condena los viajes por considerarlos un peligro tanto
perfil de estos personajes en las dos obras analizadas. Algunas consi- espiritual como físico, y sostiene que la codicia y la ambición, motores
deraciones sobre los ámbitos de uso de las lenguas extranjeras que los de los viajeros en tantas ocasiones, solo pueden conducir a la perdición
textos permiten elucidar —oral y escrito, privado y público— cierran del alma. Carrizo Rueda analiza las figuras de pensamiento, los tropos
el artículo. La autora hace hincapié en la relevancia de la dimensión y las imágenes plásticas y auditivas empleados por fray Luis en su obra
lingüística como elemento temático y discursivo, que no solo contri- poética para defender su visión. El eco de la condena que se deja oír en
buye a aportar información sobre las tierras recorridas, sino que pone las odas se percibe igualmente en una obra de hermenéutica escritura-
también de relieve las diferencias entre un «aquí» y un «allá», constitu- ria del mismo autor, el «Comentario latino al Cantar de los Cantares»,
yendo por ello uno de los pilares de la retórica de la alteridad, propia donde el eminente teólogo solo justifica los viajes a América por inscri-
de los relatos de viajes. birse en una empresa providencial de evangelización, pero en los que
La segunda parte del volumen —«Figuras y visiones del viaje: con- condena, sin embargo, el uso de la fuerza para la conversión. Carrizo
tinuidades y rupturas»— funciona como bisagra temporal, temática y Rueda se acerca al tema analizando la construcción del discurso lírico
conceptual entre el primer bloque de trabajos y el tercero. Víctor de luisiano, los usos retóricos, la simbología y el contexto histórico en el
Lama de la Cruz presenta en su artículo «Andanzas y espejismos del que se inscribe la obra del agustino.
Preste Juan: de la leyenda medieval al motivo retórico de los Siglos de La tercera parte del volumen —«Hacia el sudeste asiático: textos y
Oro» la pervivencia literaria en la época áurea de un personaje mítico contextos»— nos conduce a China y a tierras aledañas tras los pasos
del medioevo, el Preste Juan de las Indias. El autor defiende que, si en de viajeros —todos ellos religiosos que se embarcan hacia estos lugares
la Edad Media este es conocido sobre todo por el hombre cultivado, remotos con ansias misioneras— o de gentes fascinadas por el Imperio
su figura se populariza en el Renacimiento gracias a la literatura oral y Celeste, dedicadas a describirlo. El estudio de Dolors Folch, «Descal-
también a través de la imprenta en las crónicas, las novelas de caballe- zos en China: qué desbarataba las expediciones franciscanas a China
rías, las misceláneas, la literatura de cordel, los romances recitados y el en el siglo xvi», permite comprender cómo la particular visión de los
teatro representado en los corrales de comedias. Lama de la Cruz reúne franciscanos en relación con su labor misional conducirá a la orden a
una rica muestra de ejemplos de estos géneros literarios en los que apa- repetidos y sonoros fracasos en tierras chinas. El artículo empieza pre-
rece el rey de reyes y analiza tanto los significados y valores retóricos sentando la importancia de las órdenes religiosas como instrumento
diversos del personaje como su imagen polivalente durante los siglos de gestión de los territorios imperiales en Oriente durante el siglo xvi,
áureos. Efectivamente, mientras que algunas crónicas y obras de prosa describe cómo estas órdenes —principalmente dominicos, agustinos,
didáctica todavía intentan ubicar el reino del Preste Juan, aportando jesuitas y franciscanos— se insertan en los nuevos espacios asiáticos
información fidedigna sobre sus características y considerándolo como y expone el equilibrio de fuerzas entre ellas. La autora explica el con-
paradigma del soberano rico y poderoso, en las obras de ficción se texto en el que operan, esbozando el panorama político y económico
observa una clara y progresiva degradación de esta figura, que será las en China durante el siglo xvi, analizando las tensiones que oponen
más de las veces presentada con humor, burla o ironía. a portugueses y españoles, las rivalidades de las distintas órdenes en
Roma, los enfrentamientos entre mendicantes y jesuitas en territorios de este fraile (1602-1669) —buena parte de los cuales transcurren en
asiáticos, así como las dificultades de los franciscanos con las autori- suelo chino— como el contexto en el que se enmarcan. Durante sus
dades de Manila. Todos estos hechos explican en parte los fracasos de viajes por tierras imperiales, y emulando las prácticas de los jesuitas,
las misiones franciscanas en China pero, según Folch, estos obedecen Caballero adapta su estrategia de apostolado al contexto cultural en
principalmente a la particular idiosincrasia de la orden. En efecto, la el que se mueve, vistiendo el hábito de los naturales, aprendiendo la
autora muestra que tanto la obsesión de los franciscanos por evange- lengua y las costumbres, y escribiendo libros de tipología muy diversa
lizar China como sus ansias de martirio, y la práctica y exhibición de sobre los principales dogmas del cristianismo, en chino, castellano,
una extrema pobreza —ejercida con particular rigidez en el caso latín y portugués. Busquets expone que el fraile se muestra crítico,
de los hermanos Menores Descalzos o alcantarinos, la rama francis- sin embargo, con las prácticas de evangelización de los jesuitas: tras
cana encargada de la evangelización de las Filipinas— son las razones analizar los ritos chinos permitidos por los Padres de la Compañía,
que explican la imposibilidad de los franciscanos para implantarse en concluye que se trata de prácticas idolátricas y supersticiosas, y parti-
China en el siglo xvi. cipa activamente en la denominada «querella de los ritos», redactando
Precisamente a la figura de un franciscano, Martín Ignacio de tratados y memoriales sobre el tema. Busquets recrea la vida azarosa y
Loyola, dedica Miguel Betti el artículo titulado «El Itinerario arriesgada del fraile —varias veces correrá peligro de muerte— entre
de Martín Ignacio de Loyola. Retórica de lo maravilloso y mundia- China, Yakarta, Macao, Cochinchina y Manila de 1633 a 1636. Su
lización ibérica». El autor esboza la vida del fraile, centrándose en segunda estancia en China (1649-1669) se produce en el convulso
la expedición que le lleva a dar su primera vuelta al mundo durante la periodo de la caída de los Ming y la llegada al poder de los manchúes.
que se enfrenta, en China, a difíciles momentos. La narración de este En este momento cuajado de vicisitudes, Caballero consigue fundar la
periplo quedará plasmada en el Itinerario, recogido por González de primera misión franciscana en China y dedicarse a la evangelización.
Mendoza en su Historia de las cosas más notables, ritos y costumbres del Los numerosos detalles que Busquets nos brinda en la biografía de
Gran Reino de la China. En el análisis del Itinerario, Betti se interesa Caballero permiten comprender el contexto histórico, político y social
particularmente por los seres y acontecimientos que Mendoza con- en el que se desarrollan las tareas pastorales de frailes y jesuitas, e ilustra
sidera extraordinarios —y que se pueden insertar en la tradición de tanto las tensas relaciones entre las órdenes como las difíciles circuns-
los mirabilia medievales—, categorizándolos según su ubicación geo- tancias personales que los misioneros vivieron en tierras imperiales.
gráfica: Canarias, América y el Lejano Oriente. Tanto la tipología de En su artículo «Las deambulaciones asiáticas de Pedro Ordóñez
estos fenómenos —relacionados con prácticas condenadas por el cris- de Ceballos en Viaje del mundo (1614): Champa, ¿una etapa inespe-
tianismo como el canibalismo o los ritos de adoración al diablo, entre rada?», Charlotte Ortiz presenta los viajes por los cinco continentes de
otros— como el espacio en el que se manifiestan permiten a Mendoza otro religioso, el sacerdote Pedro Ordóñez de Ceballos, analizando en
justificar las actividades de conquista y evangelización por parte de la el relato de sus periplos, el Viaje del mundo, los numerosos capítulos
Corona castellana de las tierras mencionadas, o la necesidad de some- centrales dedicados a un espacio que revestirá una importancia muy
ter y esclavizar a sus gentes. Concretamente, la retórica de una China particular: Cochinchina y, más concretamente, el reino de Champa.
maravillosa que construye Mendoza a partir del Itinerario pretende La autora defiende que Ceballos elabora una imagen positiva de sí
demostrar la necesaria y urgente evangelización de este territorio, mismo a través de la narración de sus fructuosas labores pastorales en
presentando al Papa, a Felipe II y a los agustinos, como protagonistas este reino, al que no solo presenta como un lugar estratégico para pasar
principales de esta importante empresa misional. a China y evangelizarla, sino sobre todo como un territorio particular-
«Los viajes de un franciscano por China: fray Antonio de Santa mente propicio para la conversión de sus habitantes, en el que pone en
María Caballero» es el título del siguiente artículo, firmado por Anna escena una serie de episodios edificantes de los que él es el protagonista
Busquets. En él, la autora expone con detalle tanto la vida y los periplos principal. En Cochinchina, Ceballos consigue conversiones entre las
más altas autoridades —la propia reina se hace monja—, lo que le artículos que siguen constituyen una muestra del rico panorama de
permite desempeñar un papel influyente como misionero, consejero investigación que continúan ofreciendo tanto los viajes medievales y
de la soberana y diplomático. Sin embargo, a estos momentos de gloria modernos como sus relatos. Por las interesantes pistas que proponen
les sigue un destierro que le lleva a Champa, donde prosigue su labor estos trabajos, transmitimos aquí nuestro más sincero agradecimiento
evangelizadora. En las páginas que relatan la estancia en el reino de a sus autores.
Champa, el autor recurre a la inclusión de misivas que recibe de per-
sonajes poderosos, que funcionan como un recurso retórico de auto-
promoción. Efectivamente, los intercambios con sus correspondientes
dejan ver que, pese a su ausencia de Cochinchina, su influencia conti-
núa siendo importante en el reino, al tiempo que ensalzan al sacerdote,
legitiman su labor evangelizadora y lo presentan como la persona idó-
nea para llevar a cabo las tareas de apostolado en estas tierras.
El volumen se cierra con el artículo titulado «La retórica del elogio
en el Discurso de la navegación de Bernardino de Escalante: la des-
cripción de la artesanía china», en el que Cloé Bensaï analiza cómo
Escalante presenta una valoración extremadamente positiva de China
a través de las descripciones de objetos de la artesanía imperial. Cons-
trucciones sintácticas (coordinación, yuxtaposición) y recursos léxicos
comunican una impresión de abundancia de unos objetos que son des-
critos con gran precisión, mediante las técnicas de la hipotiposis, y en
cuyo valor y belleza se insiste a través de diferentes estrategias discur-
sivas: el elogio de los propios artífices, la asociación de los productos
artesanales con las gentes de prestigio a los que estos están destinados,
el recurso a la generalización y a numerosos modalizadores así como el
uso de la polifonía que legitima —gracias a la inclusión de voces
externas de especialistas— el punto de vista del emisor, cargado de
subjetividad. El análisis, centrado en una de las múltiples facetas sobre
China presentadas por Escalante en su Discurso, demuestra la voluntad
del autor de construir un discurso laudatorio sobre el Imperio Celeste.
Globalmente, los artículos reunidos en este volumen —subtitu-
lado «retórica, textos, contextos»— proporcionan, por una parte,
finos análisis sobre las relaciones de los viajes o de los textos con su
contexto, el momento histórico, el mundo y la sociedad en los que
se originan. Por otra, permiten ver cómo los relatores echan mano
—en mayor o menor medida— del arte de la persuasión aristoté-
lica, del docere, movere y placere de Cicerón, o del ars bene dicendi de
Quintiliano, mediante la construcción de un discurso convincente y
eficaz, instructivo y conmovedor, a la vez que agradable y bello. Los
Rafael Beltrán
Universitat de València
A Julio Alonso,
incansable viajero intelectual,
que tanto me ha enseñado
(también sobre Samarcanda)
1
Utilizamos el término «relato» o «relato de viajes», para diferenciar entre textos
factuales (como la Embajada) y textos ficcionales (como el Libro del conosçimiento, por
ejemplo), siguiendo las propuestas de Carrizo Rueda (1997) y Alburquerque-García
(2011 y 2015). Sin embargo, partiendo también de una asentada tradición crítica
(Eberenz, 1992; López Estrada, 2003; Pérez Priego, 1984; Rubio Tovar, 1986; etc.),
no rechazamos el uso más flexible de «libro de viajes».
encabezados por Ruy González de Clavijo, con Temur Bek, Tarmerlán, de armonía en la presentación de los elementos descritos. Natural-
Tamorlán o «Tamurbeque» (como lo llama el redactor del texto). El mente, esas irregularidades no son inusuales sino habituales en la
objetivo pudo haber sido establecer negociaciones comerciales, pero literatura de viajes, que tiene que buscar un equilibrio concordado
de manera más inminente políticas, destinadas a controlar los avances entre la selección de elementos de descriptio y el avance dinámico
del imperio turco, tratando de ejercer una presión de alianza conjunta del sujeto viajero y relator4. Sin embargo, en este caso particular,
desde los reinos occidentales y los de Medio Oriente2. los desajustes parecen traslucir una especial y más acusada tensión
El texto de la Embajada, en lo que aquí nos concierne, es una de las en esa clave de bóveda en la que tendrían que cruzarse los avances
principales fuentes primarias —la principal, entre las occidentales— cronológicos (el tiempo) y las descripciones intermitentes (el espa-
de las que se pueden servir los historiadores de Oriente Medio para cio) 5. Pero las excepcionales notas descriptivas sobre algunos de
intentar reconstruir una imagen lo más fidedigna posible de lo que fue los magníficos espacios de la capital timúrida (templos y palacios)
la ciudad de Samarcanda a principios del siglo xv, en especial su arqui- (Béguelin-Argimón, 2020), sobre las acciones emprendidas para su
tectura, las costumbres del Emperador Tamorlán y las de su corte3. mantenimiento o mejora (O’Kane, 1993; Roxburgh, 2009), o sobre
las actividades sociales mantenidas en palacio, fiestas básicamente
(Carbó, 2019), son presentadas a retazos y a veces distribuidas de
1. EL PASO DEL TIEMPO PARA LOS EMBAJADORES manera aparentemente arbitraria, o al menos no siempre de modo
EN SAMARCANDA concertado (entre la acumulación y la dispersión de datos) o suficien-
temente justificado.
En el relato de los dos meses largos de estancia de los embajadores Ya sabemos que la velocidad del tiempo es relativa y que depende
en Samarcanda (del 8 de septiembre al 21 de noviembre de 1404) del punto de apreciación del observador. Mijaíl Bajtín partió precisa-
advertimos una serie de notables descompensaciones, altibajos o faltas mente de la teoría de la relatividad cuando expuso su particular teoría
del cronotopo, definiendo que en el relato «el tiempo se comprime,
se convierte en visible desde el punto de vista artístico; y el espacio, a
2
La edición que seguimos es la de López Estrada (1999). Cotejamos también su vez, se intensifica, penetra en el movimiento del tiempo, del argu-
la versión al francés moderno de Kehren (1990), teniendo en cuenta sus esenciales
mento, de la historia», es decir, «los elementos de tiempo se revelan
comentarios en notas. Una bibliografía más amplia, como la que se ofrecía en Beltrán
(1991) y, más actualizada, en Beltrán y Zygmunt (2019), así como en otros de los en el espacio, y el espacio es entendido y medido a través del tiempo»
trabajos que citaremos, como los de Béguelin-Argimón (2011 y 2020), nos eximen (1989: 237-238).
de tener que recurrir a referencias más exhaustivas, no directamente relacionadas En la Embajada, esa relatividad del tiempo afecta a los parámetros
con el tema que nos ocupa. Carbó (2019) ofrece también una bibliografía esencial de intensidad del relato durante el transcurso de las últimas semanas de
actualizada sobre la Embajada como texto diplomático. estancia de los embajadores en la capital del Imperio, en el intervalo
3
La otra fuente de información esencial, junto al relato de la Embajada, es el
panegírico biográfico de Tamorlán que escribió Sharaf al-Din ‘Ali Yazdi (historiador
de días de tensa espera entre su llegada a la capital y su marcha,
y poeta coetáneo), el llamado Zafarna-ma («Libro o epístola de la Victoria»), alguna
de cuyas mejores versiones manuscritas cuenta, además, con magníficas ilustracio-
nes: https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Zafarnama (véanse, aquí, como 4
Basta remitir a los estudios de Pérez Priego (1984), Carrizo Rueda (1997),
simple ejemplo, las figs. 1 y 2). El texto de Yazdi es utilizado y cotejado por Roxburgh Alburquerque-García (2011) o Béguelin-Argimón (2011), entre otros.
(2009), en el más detallado estudio que tenemos hasta el momento sobre el relato 5
Roxburgh reconoce que: «Occasional pieces of information about things seen
que hace la Embajada de la vida de la corte y sus ceremonias en la Samarcanda del by the Spaniards were clearly supplied later and then incorporated into the written
Gran Tamorlán. También Kehren (1990) se sirve del Zafarna-ma como fuente de document. Though it appears to be mostly a real-time narrative, written as a daily
referencia para su anotación. Para la conservación de edificios medievales en el mapa journal, the final text incarnates various temporalities, some of them retrospective.
de la Samarcanda actual, véase Arapov (2008). The order of happenings does not dictate the sequence of telling» (2009: 134).
atendiendo a una respuesta para el mensaje de su empresa diplomática. frente a unas construcciones y a unos objetos que se presentan como
Los elementos narrativos constitutivos del relato, sumados, sustraídos perfectamente acabados —producto de la destreza y del saber hacer
o distribuidos de determinada manera, son los que, funcionando con del pueblo timúrida— y que revelan una infinita riqueza material. Y
una poética peculiar (Carrizo Rueda, 1997), como si de adjetivos cali- a través de un discurso evaluativo, siempre laudatorio, el objetivo que
ficativos se tratara, nos van a permitir captar, además de los datos obje- persiguen es maravillar a los destinatarios del texto, conmoverlos, crear
tivos, sensaciones de preocupación, opresión y hasta agotamiento por la energeia propia de la écfrasis (2020: §20).
parte del relator (portavoz de un colectivo), que pugnaría por esconder
o reflejar emociones que podrían bascular entre el desconcierto y el Siguiendo la terminología de Bajtín, el cronotopo (en definitiva, el
abatimiento del grupo de castellanos. género) del relato del viaje pretende traslucir la experiencia estética de
La relatividad en el tiempo (tiempo apremiante, angustioso, que un sujeto situado ante un paisaje urbano en muchos sentidos maravi-
corre a mayor velocidad de la normal) afectará también, así, a la per- lloso. Sin embargo, en este caso, ese mismo sujeto, agobiado por las
cepción de los espacios y, en especial, de los actos de la corte y de sus circunstancias, pugna por hacer trasladar a la vez su experiencia de
actores en esos espacios. La acumulación enumerativa de más elemen- percepción psicológica de otro paisaje, el humano, social y vital de un
tos en la mostración de la realidad (la evidentia retórica) imprimirá mundo cortesano que le afecta directamente y cuyo comportamiento
mayor tensión narrativa. Las escenas de simple observación estática final afectará también a los receptores del texto. Las personas son las
conducen a una relajación mental, pero las de implicación del sujeto que cuentan, en definitiva, y las que cuentan con capacidad para poder
relator en unos hechos percibidos como censurables pueden condu- armonizar los límites de ese espacio y de ese tiempo.
cir a una tirantez nerviosa, que transfiere al receptor las impresiones Pero, ¿cómo describir el carácter de esas personas, trazar su eto-
de enclaustramiento opresivo e impotente del emisor. La falta de peya, a las puertas del siglo xv, el Quattrocento que practicará por vez
respuesta del Emperador al mensaje de contacto diplomático de los primera el retrato figurativo y literario de personajes laicos? Y más
embajadores se vuelve agobiante y exasperante, a medida que se estre- aún, ¿cómo intentar traslucir con alguna legitimidad las emociones
cha el tiempo con el paso de las horas y los días. Pero ese disgusto no subjetivas suscitadas por ellas? La psicología moderna nos habla de
puede ser trasmitido directamente por el relator, que no cuenta con seis emociones primarias: alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa y asco
la amplitud de recursos con los que se expresaría un emisor actual, y (o aversión) (Evans, 2002). El relator, testigo veraz de los hechos,
que ha de emplear otros medios a su alcance, dentro del rigor y las siguiendo «pautas tucidideanas» (Carbó, 2019: 140-142), carente de
estrecheces de la retórica del género y manteniendo siempre la obligada herramientas retóricas y de suficiente autoridad como para trasmitir
prudencia política. sus estados de ánimo, puede sin embargo intentar plasmar indirec-
El tiempo absoluto del relato (el de la historia) serán esos dos meses tamente algún tipo de emociones. La emoción de la sorpresa, como
y medio, mientras que el espacio del relato será el del plano urbano de mezcla de admiración y extrañeza ante lo insólito y sobresaliente, se
Samarcanda desplegado como conjunto de puntos zonales estáticos, en expresa mediante la «maravilla» y sus variantes (Nogales, 2017). Pero,
gran parte magníficos y fastuosos a los ojos de los relatores, como ha ¿y las restantes? Veremos la polisemia con la que hemos de entender
analizado Béguelin-Argimón (2020); una topografía por la que tran- un término como «alegría» (y, a su lado, sin ser sinónimos, «juego» o
sitan muy escasos personajes, ligados siempre a la corte, entre los que «solaz»). En concreto, aquí, a la hora justificar su posición en aquel
destaca obviamente el Gran Tamorlán como axis alrededor del cual momento crucial de la embajada, pienso que el relator pudo pugnar
gira todo el microcosmos del palacio en Samarcanda. por hacer traslucir las emociones negativas encapsuladas (tristeza,
Como advierte Béguelin-Argimón, los embajadores no dejan de miedo, ira, aversión), suyas y de su grupo, inclinando la balanza del
imprimir su huella subjetiva, siempre ponderativa, expresando una relato hacia la negatividad, con la aportación (demonstratio) cautelosa
profunda admiración pero copiosa —en sustitución de los recursos propios de una capacidad
expresiva más moderna— de una suma (enumeratio) de actuaciones de Babilonia, que posavan en uno, e la guarda que los avía de levar.
nocivas e incluso malignas de algunos de los seres humanos descritos. E dixieron que descendiesen allí, e esperaron a los embaxadores de la
Comportamientos de verdaderos desalmados (directamente ejercidos Turquía.
sobre otros, pero que se pudieron haber hecho extensivos a los propios E estudieron en la dicha huerta el dicho día, martes, que y llegaron, e
castellanos) por los que, teniendo en cuenta los objetivos finalmente miécoles e jueves; e viernes, que fueron veinte un días del dicho mes
incumplidos de la embajada, se iba a entender y justificar mucho de noviembre, los dichos embaxadores fueron juntos en uno, e partie-
mejor la tremenda decepción de los castellanos, y disculpar al cabo su ron de aquí de Samaricante (Embajada: 309-310).
fracaso final.
Contrasta ese final triste con la recepción exultante que habían
disfrutado a su llegada, dos meses y medio antes, el 8 de septiembre.
2. LA CRONOLOGÍA DE UN FRACASO DIPLOMÁTICO Tras la coreografía del ritual del llamado ūljāmishī (salutación con
repetidas genuflexiones), el Emperador saludaba a los embajadores
El 18 de noviembre de 1404 es el día en que se ordena a los emba- efusivamente, en la versión del relator:
jadores castellanos partir de Samarcanda sin más dilación y sin posi-
bilidad de réplicas ni contemplaciones, después de haberlos hecho ¡Catad aquí estos embaxadores que me envía mi fijo, el rey d’España,
esperar durante dos meses y medio. Tiempo que había culminado en que es el mayor Rey que es en los francos que son en cabo del mundo,
tres semanas de insistentes reclamaciones. Seguramente se juntaban e son muy grand gente! (260).
distintos factores para motivar el despido, empezando por los circuns-
tanciales: la inminente llegada de las peores inclemencias de la estación Se trata de una breve salutación en primera persona, con un «yo»
invernal habrían hecho imposible más tarde la salida de la ciudad. singular insólito en el discurso de la Embajada6. Tamorlán, en la ver-
Pero el principal motivo de expulsión (diplomática, pero expulsión en sión del relator de la Embajada, incluso les decía que no tenían que
toda regla) sería el hecho combinado de que se necesitaba mantener el haber llevado ningún regalo, puesto que su sola presencia como envia-
secreto para el ataque contra China en ciernes y, además, se esperaba dos era más que suficiente. Y el relator hacía contrastar, orgulloso, ese
una grave crisis política si tenía lugar la muerte de Tamorlán que, dada generoso y afable recibimiento a los suyos con la hostil acogida que el
su debilidad, se intuía cercana. Los embajadores (no sólo los castella- mismo Emperador le hacía al embajador de Catai (261)7.
nos, como veremos) sobraban y no hacían más que molestar en aquella
tesitura. El ultimátum para la partida llega, en todo caso, ese día 18:
6
A través de un análisis pormenorizado, desde el punto de vista de la interacción
E estudieron así este día, lunes, fasta martes, que fueron diez e ocho oral, de este y otros pasajes de la Embajada, Béguelin-Argimón deduce que estas inte-
racciones tienen un claro objetivo persuasivo, funcionando como «argumentos para
días del dicho mes de nobiembre, que los mirazaes les enviaron cua- justificar una embajada larga y truncada» (Béguelin-Argimón, 2012: 390). Por ello,
tro alvalás con aquel chacatí que los avía de levar, por los cuales les en la cita anterior a ésta («E estidieron… Samaricante»), destaca el planteamiento de
mandaron dar, en cuatro ciudades onde avían de llegar, a cada uno juegos de presión (orden, amenaza) frente a resistencia (reproche, queja, desacato) en
un cavallo. El cual les dixo que los mirazaes les envivan mandar que el diálogo, o cómo el verbo «responder» tiene un uso marcado (frente a «decir», no
partiesen luego de allí. E ellos les respondieron que no partirían de allí marcado) y sirve para enfatizar la gravedad del conflicto, todo ello tratando de reflejar
una discusión sin duda violenta (Béguelin-Argimón, 2012: 383-385).
sin saver del Señor e sin una su carta. E él les dixo que en caso que ellos 7
Véase Kehren (1990: 207-212). Roxburgh (2009: 129-131) comenta el pasaje
no quisiesen partir, que avían de partir con su grado o sin él. de la Embajada y alude a él, reproduciendo la doble ilustración que mostraría una
E este día ovieron de partir de allí do posavan e fueron a posar en ceremonia parecida, según el Zafarna-ma (véase la fig. 1, con la segunda página de
una huerta cerca de la ciudat. E con ellos el embaxador del Soldán esta doble ilustración).
Otro día, sávado siguiente, los dichos embaxadores tornaron al Señor cavallo, salvo en andas…» (307). La previsión de un posible desenlace
como les avía mandado, e el Señor no salió fuera de sus tiendas, que próximo alteraría la vida de la corte, que andaba «con grand rebuelta»,
se sentía mal. E los dichos embaxadores estudieron allí fasta ora de y explicaría en parte la demora y el aplazamiento, día tras día, de una
mediodía, que’el Señor solía salir a plaça. E uno de los tres privados respuesta oficial a los pacientes portavoces de la costosa y arriesgada
del Señor veno a los dichos embaxadores e díxoles que se fuesen, que embajada de Enrique III. Por ello, una vez más: «E los dichos mira-
no podían estar con el Señor, que se sentía mal. E ellos se venieron a zaes mandaron a los dichos embaxadores que se fuesen a sus posadas
sus posadas (307-308). e estudiesen quedos fasta que los enviase llamar» (308). Tamorlán iba
a morir, en efecto, pocos meses más tarde, el 17 de febrero de 1405.
El día siguiente, domingo, 2 de noviembre, los embajadores insis- Volviendo a la siguiente comunicación, ésta presupone que el
ten. Tanto es así, que su obstinación llega a irritar a los servidores más impasse en el que se encontraban los embajadores se resuelve en falso,
cercanos al Emperador («mirazaes» o «mirazas», el escalafón siguiente diciéndoles que la respuesta oficial les sería dada por el nieto de Tamor-
a los «privados»): lán, nada menos que en Tabriz, es decir, a más de dos mil quilómetros
de Samarcanda, al otro lado del mar Caspio (en Azerbaiyán, al norte
Los dichos embaxadores tornaron allí do el Señor estava por ver si les de Irán):
mandara llamar por los librar, e estidiron allí una grand pieça. E los
tres mirazaes que eran privados del Señor, cuando vieron los dichos Los dichos embaxadores, estando así: que’el Señor no enviava por
embaxadores estar allí, dixieron que quién les mandara venir, que ellos, ni ellos no osavan ir a él, veno a ellos un chacatí e díxoles que
fuesen para sus posadas, qu’el Señor no los podría ver (308). los mirazaes del Señor enviava por ellos dezir que se aparejasen de
andar otro día siguiente en la mañana, e qu’él avía de ir con ellos e
Además, paga el enojo de estos oficiales el custodio de los castella- con el embaxador del Soldán de Babilonia e con los embajadores de la
nos, a quien los oficiales reprochan haberse atrevido a conducir a los Turquía… […] fasta en Turiz; […] e que allí los librava Homar Miraxan,
castellanos hasta el palacio. El pobre hombre se salva de un castigo el nieto del Señor, e los enviaría a cada uno a su tierra (308).
mayor, pero no se libra de una buena paliza: «Mandaron traher ante
sí al cavallero que los guardava e dixéronle por qué los avía traído: Los castellanos replicaron y en el resumen de su réplica se aprecia
mandáronle foradar las narizes; e él provó que los no llamara ni los ya, casi excepcionalmente, una franca irritación: «E los dichos emba-
avía visto ese día, e por eso escapó, pero que le dieron asaz de palos» xadores dixeron que’el Señor no les avía librado ni dado respuesta para
(308). Ya habían contado, al principio de la estancia en Samarcanda, el Rey, su señor, e cómo podía ser aquello». Pero, al parecer, lo único
una situación semejante (266-267). que consiguieron fue la ratificación de esa decisión, planeada entre los
El cierre de las puertas a los embajadores va intercalado con notas consejeros de la corte: «E él les dixo que sobre esto no dixiesen más,
que insisten en la creciente debilidad de Tamorlán: «E esto fazían los que ya era acordado por los mirazaes que se aparejasen, que así lo avían
mirazaes por cuanto el Señor estava muy flaco […]» (308). Su enfer- de fazer los otros embaxadores» (308-309). El desprecio no afectaba,
medad, que haría temer lo peor, explicaría para el relator el estado por tanto, solamente a los embajadores castellanos, sino también
de agitación y nerviosismo en la corte: «[…] e toda su gente e casa e al embajador del Soldán de Babilonia, al del emir de Caramán y a
mugeres andavan con grand rebuelta, que los sus mirazaes que libravan los embajadores de Turquía. En todo caso, esas bravas contestaciones
su casa, así como de consejo, no se asentavan a librar» (308). Unos airadas, subidas de tono —«cómo podía ser aquello», o «de lo cual
párrafos antes, al hablar de las órdenes para la construcción de la mez- eran maravillados», que leeremos a continuación—, escuchadas en
quita, ya se informaba de que, incapacitado, tenía que ser trasladado la corte castellana, al regreso de la embajada, podían dar suficiente
en andas: «E el Señor era ya flaco e no podía andar por su pie ni a crédito como para entender el enfado y los conatos de resistencia por
parte de los embajadores, y tal vez justificar —provocando algún tipo no sólo a algunos de sus principales privados y allegados, sino también
de empatía— la postura de los castellanos en aquellos momentos de a un grupo de inocentes comerciantes. Pero vayamos con lo primero,
franca impotencia. es decir, con los excesos en las celebraciones, para luego comentar el
Por eso, el relator añade las últimas tentativas, por destinadas al episodio del ahorcamiento.
fracaso que estuvieran, para tratar de impedir esa despedida arbitraria: Podrían considerarse como fiestas algunos banquetes, como el de
recepción a los embajadores, el 8 de septiembre, aunque aquí no se la
E los dichos embaxadores fueron luego al palacio del Señor e estudie- denomina específicamente como «fiesta». Reflejan perfectamente ese
ron con los dichos mirazaes, deziéndoles que bien savían en como el ambiente, con delicados detalles, algunas ilustraciones de manuscritos
Señor, por su boca, les avía dicho el juebes de antes que vinieran a él, de la ya mencionada crónica biográfica de Tamorlán, el Zafarna-ma
que quería fablar con ellos e librarlos, e que agora, que avía ido a ellos (fig. 2). La primera explícitamente denominada en el texto como tal
un omne que les dixiera de su parte que aparejasen de andar de allí «fiesta», el 15 de septiembre, va a estar marcada por la crueldad y la
para otro día, de lo cual eran maravillados (309). violencia. Los embajadores no pueden asistir, por un problema con el
intérprete, el trujamán, que se salda con que están a punto de apresarlo
Intentonas finales que reclamaron en vano ante las puertas cerradas y castigarlo con la pena de la argolla en las narices, una pena que, si
de la incomprensión de los cortesanos del Emperador: «E los dichos bien nos puede parecer impropia de reinos occidentales, se aplicaba
embaxadores, estando en esto, los dichos mirazaes les dixieron que no igualmente en Europa8. La segunda fiesta, una semana más tarde, el
podían ver al Señor ni estar con él, mas que les cumplía partir de allí 22 de septiembre, con los embajadores por vez primera presentes, da la
segund les avían enviado dezir, que ya librado les avía de lo que era pauta de lo que significaba el desenfreno en los excesos etílicos:
acordado» (309). De nuevo la excusa era la enfermedad:
E aquí ordenó el Señor una grand fiesta, a la cual fueron llamados los
E esto fazían ellos porque el Señor era ya muy flaco e ya avía perdido la dichos embaxadores; e se ayuntó mucha gente.
fabla e estava en punto de muerte, segund les fue dicho de omnes que E en esta fiesta mandó el Señor que beviesen vino, e bevió él eso
lo savían de cierto; e que esta priesa les davan por que’el Señor estava mismo, ca no lo han de bever en público ni en ascondido sin licencia
acerca de la muerte, e porque se fuesen en antes que se publicase la su d’él. E el vino dan ellos ante de comer, e dan a bever tantas vezes e
muerte ni lo publicasen por las tierras que fuesen (309). tan a menudo, que fazen a los omnes beúdos; e no ternían que sería
alegría ni fiesta, si no se embeudasen. E los que servían estavan los
finojos fincados; así como an bevido una taça, luego dan otra. E otro
3. TRISTES FIESTAS EN PALACIO oficio no tienen sino, así como acavan de bever una vez, luego dan
otra. E desque uno es enojado de dar a bever viene otro e no faze
Esa sensación de fracaso va en paralelo a la mostración de un ál, sino departir e bever. E no pensedes que uno ha de dar a bever a
Tamorlán viejo, permanentemente ebrio (si no él directamente, sí muchos, salvo a uno o a dos, por les fazer bever mucho más. E los que
quienes le rodean), déspota y cruel. Esa crítica no puede ser explícita, no quisieren tomar del vino, dizen que lo fazen en baldón del Señor
por las razones aludidas anteriormente —en definitiva, por falta de a cuyo ruego lo beven. E aún fazen más, que dan las taças llenas, e no
legitimidad para poder expresar una valoración política de tal tras-
cendencia—, pero se pone en evidencia indirectamente a través de la 8
Roxburgh (2009: 129-134) y Kehren (1990: 214-215). Narbona (2017), por
mostración reiterada de los excesos en la corte. Y es una crítica que ejemplo, documenta este castigo de la argolla, entre otras penas oprobiosas, en la
culminará, a mi juicio, en un episodio henchido de motivos folclóri- Valencia bajomedieval. Ya antes el relator había explicado bien lo que suponía esa
cos, cuando Tamorlán manda ahorcar en público, despiadadamente, pena (266-267).
bahaduher, que dizen ellos por omne rizio. E el que refierta que no
quiere bever, fázenle bever, aunque no quiera (268)9.
9
Roxburgh: «Clavijo writes that the men who drank the most earned the title
«bahaduher» (the Persian title bahādur from the Mongolian word bağatur meaning
Figura 2. Fiesta de Tamorlán en los alrededores de Samarcanda. ‘hero’) and that only after the drinking had ended was the food brought in. The feast
Zafarna-ma, MS IOS AS Uzbek SSR, 4472, fol. 288 a (1628). culminated with the ambassadors being showered with silver coins (referenced in
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Teymur.jpg the Spanish as tangites; Persian tanka) and bestowed with «robes of brocade» (ropas
de camocán). Both practices —gifting guests with precious robes and strewing them
han de dexar vino ninguno en ellas; e si lo dexan, no le quieren tomar with coins (the latter practice is termed nithār in Persian)— were time-honored tra-
ditions of the Islamic royal court» (2009: 134-135). El libro con la traducción del
la taça de la mano, e fázenle tornar a bever; e beven de una taça una
texto de la Embajada de Kehren (1990: 215-217) incluye también una bella minia-
o dos veces. E si dixiere que beva aquel vino por amor del Señor o lo tura persa de una fiesta del turco Bayaceto y Tamorlán en Turquía.
conjurare por la caveça del Señor, anlo de bever todo, que una sola 10
Véase Roxburgh (2009: 138-146) y Kehren (1990: 218-230).
gota no quede. E el omne que esto faze e más vino beve, dizen que es 11
Véase Roxburgh (2009: 146-148) y Kehren (1990: 230-245).
singulariza a Clavijo, cuando se indica, en la fiesta del 9 de octubre, que E desque el bever duró una grand pieça, [Cano, «la mayor muger del
todos los castellanos fueron inducidos, casi obligados, a beber, pero que él Señor»] fezo venir ante sí a los dichos embaxadores, e dioles a beber
se mantuvo firme en su sobriedad y se negó a hacerlo, pese a la insistencia con su mano, del vino. E con el dicho Ruy Gonçales porfió una grand
de Cano, la mujer de Tamorlán, quien porfió largo rato con el embaja- pieça por le fazer bever vino, ca no quería creer que nunca beviera
dor, sin poder creerse que no le gustara el vino (véase un bello ejemplo vino. E tanto fue el bever, que sacavan delante d’ella los omnes beúdos
ilustrado de la importancia de servicio del vino, el «saki», en la fig. 3): sobarcados. Esto an ellos por grand nobleza, e entienden que no sería
plazer do no uviese omnes beúdos (281).
crítico, personal y político, para el propio Señor, el Gran Tamorlán, 4. LA FIESTA DE LOS AHORCADOS
pero también para los embajadores y para el Imperio, se vuelve macha-
conamente repetitivo, exasperante y absurdo. La ingestión abusiva de El 10 de octubre, cuando se da la novena de las fiestas, en honor a su
todo tipo de viandas y la consumición absolutamente incontrolada e nieto, se produce un episodio sobresaliente y llamativo (281-284). Tal y
indigna de bebida son signos metonímicos de grandeza y poder des- como nos es relatado en la Embajada, algunos de los componentes del
mesurado que, puestos intermitentemente al lado de las otras muestras mismo tienen difícil ajuste y explicación. Ese día, y en el contexto de
de lujo y fasto —básicamente edificios, mobiliario, etc.—, producen esa fiesta, nos cuenta el relator que tiene lugar, por orden del Empera-
una amalgama caótica. dor, el traslado de un mercado de comerciantes a las afueras de la ciudad
Como resume Béguelin-Argimón: (281-282). Parte de la corte acudiría, encabezada por Saray Mulk
Khanim («Cano»), su primera mujer, y Khanzada («Husada»), su
En las casas y el campamento de Tamorlán se celebran fastuosos ban- segunda mujer, junto a otros muchos: «e otras grandes dueñas e cavalle-
quetes regidos por un perfecto ceremonial donde se sirven cantidades ros e otra muy mucha gente». Y acudirían los embajadores castellanos,
desmesuradas de comida y donde se bebe también sin medida. Tales como nos confirman igualmente tanto el texto («a la cual mandó que
espacios se convierten así en el escenario de la grandeza y el poder del fuessen los dichos señores embaxadores») como otras fuentes externas,
soberano: poder político en la medida en que Tamorlán ejerce en ellos que iremos anotando. El lugar escogido será el prado de Kan-i Gil, al
sus funciones de juez implacable ante los ojos de sus aterrorizados este de Samarcanda, que ya nos ha sido descrito anteriormente, a pro-
súbditos y de los pasmados extranjeros, y poder humano por cuanto pósito de las fiestas del 23 de septiembre, con más detalles y como un
el emperador exhibe allí su corte y su extensa familia, especialmente a espacio fértil («un río e muchos arroyos de agua»), donde se habían lle-
sus esposas (2020: §39). gado a instalar hasta veinte mil tiendas (270). De nuevo Roxburgh nos
Ese cúmulo discordante de «cosas magníficas» se identifica con el confirma y sirve de guía para la ubicación del pasaje, ya que en el texto
poder de su poseedor. Así, añade la investigadora: no encontramos ahora estas especificaciones geográficas.
Entramos en el episodio atravesando el mismo dintel con el que se
La evocación de las construcciones arquitectónicas, espejos de la han presentado otras fiestas, es decir, ofreciendo el curso de los aconte-
magnificencia del emperador, funciona igual que la descripción de cimientos dentro de un contexto en el que se equipara la bebida inmo-
la tienda de Alejandro Magno en el Libro de Alexandre que es «una derada con el jolgorio probablemente desenfrenado («grande alegría»).
demostración de las cualidades de su dueño, pues, mediante un pro- Y agravado el primer exceso, puesto que son las mujeres las que siguen
ceso bien conocido en el mundo mágico y en el literario, las cualidades bebiendo como «el día de antes», es decir, sin parar, su vino especial.
del objeto poseído son equiparables a las de su poseedor», en palabras Algo que no resultaría en absoluto decoroso ni para Clavijo, que se
de Cacho Blecua (2020: §39). mostrará abstemio ante la insistencia de la propia Cano (lo acabamos de
ver y comentar), ni desde luego para el dominico Páez de Santamaría:
La asociación de las tiendas del poema de cuaderna vía con las
tiendas del ordo de Tamorlán resulta totalmente oportuna. En el Libro E este día bevieron mucho vino e fizieron grande alegría, e las dueñas
de Alexandre la tienda de Alejandro, verdadero aleph donde el mundo bevieron asimesmo su vino, de la manera que lo avían bevido el día
entero y su historia —espacio y tiempo— parecen poder estar conteni- de antes (282)13.
dos, será sinécdoque de la soberbia y ambición incontenible de quien
ostenta el mando y la soberanía. En ese sentido, la extensa descripción 13
El término «alegría» («fizieron grande alegría») no se puede entender tal y
de las tiendas en el poema será anticipo y augurio de su muerte enve- como lo captamos hoy, como unívocamente positivo, sino probablemente como
nenado por los traidores (Cacho Blecua, 1985). ‘júbilo’ o ‘regocijo’, pero muy asociados a la ‘ligereza’ e ‘irresponsabilidad’ (como lo
Sin embargo, cuando leemos las líneas que siguen, no sentimos oficios: carpinteros, sastres («alfayates»), zapateros, acompañados de
la impresión de que se esté describiendo algo muy distinto de lo que músicos («ministrales»)16. Es decir de trasladar a las afueras de la urbe
podría acontecer en cualquier ciudad del reino de Castilla o de Aragón, a los miembros principales de los grupos que en castellano medieval se
o de otro reino europeo: denominan «oficios» y a partir de finales del siglo xv, gremios. Si van
congregados y apiñados, en fiesta excepcional, pero en movimiento
E por mayor alegría el Señor mandó pregonar por toda la ciudad de (en traslado) y acompañados, además, de músicos, sospechamos que
Samarcante que todos los oficiales de la ciudad, assí los que vendían representan lo que en las urbes europeas serían procesiones ciudadanas,
paños como aljófar, e cambiadores e todas las otras cosas e mercade- ya sea religiosas, ya ceremoniales o celebrativas (con motivo de recep-
rías e cosas que podían ser, e cozineros e carniceros e panaderos (e ciones, homenajes o festividades).
carpinteros) e alfayates e zapateros e todos los otros ministrales que en No podemos dudar de la veracidad de esta feria mercantil, cele-
la dicha ciudad estavan, fuessen allí al campo donde él estava con su brada en el ordo sobre los prados de Kan-i Gil. Roxburgh, como
ordo, e pusiessen todas sus tiendas e vendiessen allí lo que tuviessen, hemos indicado, la ubica allí, y Kehren confirma su autenticidad
e no en la ciudad. E otrosí que de cada un oficio hiziessen un juego y relevancia a partir del Zafarna-ma, libro VI, cap. XXV, y de otras
con que anduviessen por su ordo por que las gentes tomassen plazer, y dos fuentes persas, que igualmente dan cuenta de la festividad17. Los
que dende no partiessen sin su licencia e mandado. Por el cual pregón menestrales o artesanos de Samarcanda tendrían sus diversiones, bai-
salieron todos los oficiales14 de la ciudad con todo lo que tenían que les, juegos o «entremeses» particulares, y el relator reproduce esas acti-
vender e con sus menistriles15, e poblaron el ordo, cada oficio de por vidades laborales y festivas, y esas actuaciones a partir de las imágenes
sí por sus calles señaladas, que les dieron ordenadamente, los de cada que él mismo vio o que testigos fiables y bien atentos le contaron que
oficio a su parte. E de cada oficio traxeron su juego, con que andavan sucedieron. En concreto, estas procesiones de artesanos, coetáneas y con
haziendo solaz por todo el ordo (282). muchos paralelos con las occidentales, han sido estudiadas a partir de
estas fechas, en concreto por O’Kane (1993), como «craft-guild displays»,
Estamos, en efecto, ante una típica imagen de mercado medieval, y tomando la Embajada de nuevo como una de las fuentes primarias.
indistintamente de que sea occidental u oriental. Se habla de reunir a O’Kane enumera celebraciones familiares o de recepción diplomática en
todos (todos los «que en dicha ciudad estavan») los menestrales, vende- las cortes de Tamorlán y en las de posteriores emperadores timúrides y
dores de telas o tejidos («paños») y de joyas o perlas («aljófar»), y des- mongoles, como, por ejemplo, la fiesta por el nacimiento y circuncisión
pués a cocineros, carniceros, panaderos; además, a integrantes de otros del hijo de Abu Sa‘id en el año 870 (es decir, 1465-1466), donde:
Thirty-two shops and workshops were opened [to view], and every
define hoy el DRAE, en su tercera acepción), cercanos al desorden y la disipación. La craftsman was engaged in his own special trade, and those which
identificación de «alegría» con «vino» y ebriedad ya se había dado antes, de hecho, necessitated movement in the plying of their trades, such as tailors,
en una cita que hemos incluido: «e no ternían que sería alegría ni fiesta, si no se
embeudasen» (268).
14
El texto presenta «oficiales» dos veces, pero creo que ha tratarse de un error 16
Algunos de ellos, en concreto los carniceros y cocineros ya habían sido mencio-
de trasmisión textual, porque claramente se está refiriendo a «oficios», término que nados (junto a los «bañadores», es decir, preparadores de baños o pequeños balnea-
aparece otras dos veces, en las últimas líneas del mismo párrafo. Otra confusión igual, rios portátiles) en las fiestas del 23 de septiembre (270).
entre ambos términos, se da en el párrafo siguiente del texto, que citaré a continua- 17
El Zafarna-ma atestigua la presencia entre los embajadores invitados de los de
ción (véase nota 20). Castilla. Y otra de las fuentes habla de los embajadores de Egipto, con sus jirafas,
15
Unas líneas más arriba habla de «ministrales». Podría volver a referirse a igualmente mencionadas por el relator de la Embajada (Kehren, 1990: 319, n. 19).
«menestrales», no a músicos o «menestriles»; pero teniendo en cuenta lo que sigue, Añade Roxburgh, en efecto: «The trade show inspired Yazdi, Zafarna-ma, 2: 427-34,
refiriéndose a juego y solaz, es mucho más probable que hable de estos músicos. to compose a long poem about the various skills on display there» (2009: 147).
cotton pressers, carpenters, and ironworkers, were seen to be moving cuanto en aquellas fiestas que quería hazer, dixo que entendía a unos
(O’Kane, 1993: 254). hazer bien e merced, e a otros mandar enforcar. E la primera justicia
que hizo fue en un su alcaide mayor, que ellos llaman dina [‘juez’],
Pero ese mismo tipo de procesiones gremiales las habrían visto sin que era el mayor home que en todo el imperio de Samarcanda avía,
duda, Clavijo, Páez de Santa María o algún otro de los embajadores el cual avía él dexado en aquella ciudad cuando dende partió por su
en alguna ciudad castellana o en algún otro reino, donde se daban alcalde mayor, podía aver seis años e onze meses (en el cual tiempo
con la misma espectacularidad18. En dos ocasiones, en la misma cita, aquel su alcalde dizen que usó mal del oficio); e mandólo venir ante
menciona los «juegos», el mismo término que se utiliza para deno- sí, e luego súbito mandólo enforcar e tomar todo lo suyo. E con esta
minar esas representaciones festivas y procesionales, o «entremeses», justicia d’este gran home fue toda la tierra en gran espanto, por cuanto
en castellano (igualmente se usa «jocs», en catalán medieval, con el era home de quien él mucho fiava. E otro que (librava) por este dicho
mismo sentido): «que de cada un oficio hiziessen un juego con que alcaide mandó (d’él) fazer essa mesma justicia. E un privado del Señor
anduviessen por su ordo por que las gentes tomassen plazer»; y luego: que llaman Burodo Mirassa demandó merced al Señor por aquel, que
«E de cada oficio traxieron su juego, con que andavan haziendo solaz lo perdonasse e que le daría cuatrocientos mil pesantes de plata, que es
por todo el ordo»19. cada pesante un real de plata. E el Señor dixo que le plazía. E desque
Hasta aquí, lo aceptable y asimilable en la descripción del evento. ovo levado d’él la moneda, mandólo atormentar, que diesse más. E al
Y, sin embargo, todo lo que sigue es absolutamente inesperado y se cabo, desque no pudo d’él más aver, mandólo enforcar por las piernas
nos puede antojar incluso inopinado. Lo que en un primer momento fasta que murió.
parecía una salida festiva al exterior, una ampliación o extensión lúdica E otrosí fizo justicia de un gran home a quien dexó tres mil cavallos
y excepcional, perfectamente regulada, del cotidiano mercado interno, en guarda cuando de aquella tierra partió, e porque agora no los tenía
se trasforma de repente en una grotesca e incomprensible sucesión de todos, mandólo enforcar; e no le valía que dezía que no tres mil,
condenas arbitrarias por parte del Emperador. Condenas injustificadas mas que le daría seis mil si le diesse espacio. E d’esto e de otras cosas
y despóticas, crueles y cruentas, precisamente por proceder del capri- mandó el Señor fazer justicia.
cho del Señor: E otrosí mandó fazer justicia de ciertos tenderos porque avían vendido
la vianda más de cuanto valía de cuando él allí llegó; otrosí, de zapa-
E a do estos dichos oficiales pusieron sus tiendas, que eran muchas e teros e borzeguineros e de otros oficiales20, por quanto vendían caras
diversas maneras, allí mandó el Señor hazer muy muchas horcas, por las cosas. E por esto se recelavan los de la ciudad que no les avía fecho
salir fuera con sus tiendas, sino por les mandar robar. E la su usança
d’ellos es de cuando fazen justicia de algún home de honra, mándalo
18
Las he estudiado yo mismo (Beltrán, 2020), a partir del análisis de un episodio enforcar, e del home de baxo estado, degollar. E cuando a alguno
de disputa entre gremios dentro de un desfile o procesión, que se ubica en Inglaterra
degüellan, tiénenlo a gran mal, e a baldón lo han ellos (282-283).
en la novela Tirant lo Blanc. Se trata de un capítulo al que me refiero en el apartado
siguiente de este mismo artículo. Aporto datos y bibliografía suficiente como para
poder demostrar que este episodio, por novelizado que esté, refleja parcialmente una La palabra clave en todo el pasaje es «justicia», que aparece repetida
realidad de la época. Volviendo a la Embajada, lo descrito sorprende a los embajado- hasta siete veces en la cita. Pero también se repite, hasta cinco veces,
res (y a los lectores), sin duda, pero es captado y entendido, y se transforma incluso otra: «enforcar» (seis, si le sumamos «horca»). Se hace justicia, se dice,
en familiar dadas las similitudes con los referentes hispánicos. Es la misma técnica
descriptiva que ha utilizado el relator para describir al elefante o a la jirafa.
19
Algunas de estas representaciones procesionales festivas en la Península, y espe- 20
De nuevo, creo que aquí habría que enmendar por «oficios», como en los dos
cíficamente en la corona de Aragón, podrían tener origen, a su vez, precisamente en anteriores casos mencionados (véase nota 14); «oficiales», que «vendieron caras las
Al-Andalus, como demuestran Massip y Sanchis Francés (2017). cosas», no tiene sentido.
pero se trata de una justicia bien singular, con toda probabilidad castigos en serie que tenía preparados y fue ordenando Tamorlán,
y paradójicamente injusta a los ojos y en la prosa tan parca como como si de una especie de venganza tribal se tratara. El relator, en con-
precisa del relator21. El pasaje muestra unas decisiones ejecutivas que traste con la alegría inocente de la feria, tal y como quedaba resumida
no podríamos conceptuar hoy más que como propias de un compor- en las líneas anteriores, empieza aludiendo a la construcción preme-
tamiento autoritario, sanguinario y brutal. Evidentemente el Gran ditada de las horcas: «mandó el Señor hazer muy muchas horcas». En
Tamorlán era un caudillo déspota —tal como quedará fijada su ima- efecto, el Emperador, en las antípodas del Juez Supremo que separa
gen para la literatura y la historia, sobre todo a partir del drama de las almas desde su trono celestial, dividirá también él, detentando
Christopher Marlowe, Tamburlaine The Great (1587-1588)—, pero un papel que no le corresponde, entre buenos y malos, en extremos
siempre había sido tratado con el respeto y decoro que le correspon- polarizados sin término medio: «dixo que entendía a unos hazer bien
dían por parte del sobrio relator de la Embajada, que aquí no deja de e merced, e a otros mandar enforcar».
hacer valer su habitual laconismo. Leemos, así, cómo la primera «justicia» fue mandar ahorcar a su
No nos ha extrañado, en la cita anterior a ésta, la disposición pre- «dinâ» (dinâ es ‘juez’, en persa), hombre hasta entonces de total con-
via del mercado que se trasladaba para continuar la «fiesta»: «mandó fianza, que Tamorlán había dejado siete años antes para hacerse cargo
pregonar que [todos los que] en la dicha ciudad estavan, fuessen allí del Imperio, mientras se encontraba ausente, y que podría haber
al campo donde él estava con su ordo, e pusiessen todas sus tiendas actuado con algún tipo de prevaricación, según rumores («dizen
e vendiessen allí lo que tuviessen, e no en la ciudad». Es decir, había que uso mal del oficio»). La decisión de Tamorlán sorprendió y
ordenado que se reubicara el gran mercado de la ciudad adonde él amedrantó (produjo «gran espanto») a todos, por inesperada y por la
estaba con su «ordo», a los prados espaciosos de Kan-i Gil. Y, una vez cercanía del privado: «E con esta justicia d’este gran home fue toda
allí, tampoco nos extrañaba que añadiera la orden de que cada oficio, la tierra en gran espanto, por quanto era home de quien él mucho
es decir, cada gremio, hiciera «un juego» para divertir a las gentes: «E fiava». Pero una segunda «justicia» fue mandar ahorcar, a conti-
otrossí que de cada un oficio hiziessen un juego con que anduviessen nuación, a un hombre de confianza o directamente subordinado al
por su ordo por que las gentes tomassen placer». Así, el relator insistía anterior: «E otro que librava por este dicho alcaide mandó d’él fazer
en fotografiar con bastante minucia, como veíamos, cómo se instala- essa mesma justicia».
ron los oficios en las calles del ordo preparadas al efecto, como se hace Una tercera «justicia» será ahorcar a un «privado», un tal Burun-
en un mercado ambulante actual, incorporando sus «menestriles» day Mirza («Burodo Mirassa»), que había osado interceder por uno
(músicos) y aportando cada gremio sus «juegos»: «poblaron el ordo, de los dos anteriores («aquel» no sabemos si se refiere al primero o al
cada oficio de por sí por sus calles señaladas, que les dieron ordenada- segundo), ofreciendo a cambio de su perdón un buen rescate. Y una
mente, lo de cada oficio a su parte. E de cada oficio traxeron su juego, cuarta «justicia» —y no será la última— la ejercerá contra un posible
con que andavan haziendo solaz por todo el ordo». malversador de caballos. Esta postrera, por ejemplo, la explica per-
Con ese tono habitual de seca concisión leemos, sin embargo, a fectamente Kehren (1990: 322, n. 19) como castigo ejemplar por la
renglón seguido de tanto «juego» y «solaz», la sarta de sorprendentes violación de una costumbre mongola, de probable origen chino, según
la cual el soberano confiaba a un vasallo un determinado número de
caballos (u otros animales), que se le debían restituir cuando los exi-
21
Hacer justicia, que es en castellano medieval una locución verbal de signifi- giera, ni uno más ni uno menos. En el pasaje que acabamos de citar,
cado neutro —sin las connotaciones positivas que ‘hacer justicia a alguien’, obrando
en efecto, se aplica el castigo a quien había incumplido la restitución
en razón en determinada disputa, tiene hoy, según la RAE—, equivale en el texto
a ejercer un poder omnímodo y abusivo, si vamos algo más allá de las expresiones y roto el tabú de la exactitud numérica, en este caso de la cantidad
contenidas y respetuosas del relator. Para la degollación o decapitación, si bien en precisa de tres mil caballos. A esa práctica, asociada como aquí con el
contexto algo posterior, véase una expresiva imagen ilustrada en la fig. 4. Emperador, se le confería al parecer un carácter casi sacro:
Fizo justicia de un gran home a quien dexó tres mil cavallos en guarda
cuando de aquella tierra partió, e porque agora no los tenía todos,
mandólo enforcar; e no le valía que dezía que no tres mil, mas que le
daría seis mil si le diesse espacio (283).
Other events this day included the public execution of the nuestra mirada no puede dejar de apartar la vista— de aplicación de
mayor of Samarqand, named «Dina,» and another man named una justicia en primer lugar improvisada e inesperada, después abusiva
«Burodo Mirassa» (Burunday Mirza). Someone clearly informed y reiterada, y, al cabo, sin cordura alguna.
Clavijo and his companions of the nature of the offenses for El relator se limita a contar los hechos de la manera más objetiva
which «Dina» and «Burodo Mirassa» had been charged because posible, como hemos comprobado también al examinar su laconismo
these are presented at some length. Their public execution a la hora de enjuiciar el sentido y sinsentido de las interminables
brought the political aspects of the quriltāy into full light, to fiestas. Lo hace, de nuevo, sin opinar, sin expresar emociones (de
both the Turco-Mongols and the Tajik residents of Samarqand desagrado o aversión) y sin evaluar moralmente la bondad o no de los
—executions normally took place inside the citadel. Turco- hechos. Sin embargo, pone el acento sobre algunos de estos hechos, y
Mongols and Tajiks alike were called to the Kan-i Gil to show en concreto sobre las ejecuciones sumarias, al acumularlas y aislarlas.
fealty to Timur and to honor the members of his extended El relator insiste y recoge como puntales sobresalientes y esenciales del
family (2009: 147). episodio esos castigos, que al fin y al cabo serían anecdóticos o nimios
para el tirano Tamorlán. Pero aquí se diría que se rompe el muro del
En una ilustración del Zafarna-ma, la biografía de Tamorlán, se nos respeto debido, porque Tamorlán aparece ahora, a causa de esa acu-
muestra, siguiendo una historia o leyenda que se mantiene todavía mulación, irrefrenable, desbocado, mandando ahorcar no sólo a sus
hoy viva, la ejecución en la horca del arquitecto de su mezquita, al anteriores privados, a su «dinâ» y a «Burodo Mirassa», sino a otros
parecer sospechoso de haber coqueteado con su primera esposa; una muchos inocentes o precipitadamente condenados, desde el encargado
ejecución aleccionadora, que contempla toda la corte, especialmente de custodiar los tres millares de caballos hasta los simples comerciantes
las mujeres, a quienes primero tiene que servir de escarmiento, ali- o zapateros, ejecutados sencillamente «por cuanto vendían caras las
neadas tras las ventanas, con los ojos destacando bien abiertos entre cosas».
sus velos protectores23. No es la única ejecución que muestran a las Tamorlán aparece reflejado como un auténtico tirano de la Anti-
claras los manuscritos persas de la época y posteriores, reflejando una güedad, como el Nerón despótico o el Herodes despiadado de la
realidad sobradamente constatada (véase, por ejemplo, la decapitación matanza de los niños inocentes en las tradiciones historiográfica,
en la fig. 4). Lo veremos más adelante con los ahorcamientos (fig. 5). bíblica o legendaria. Tamorlán, actuando como juez superior, sepa-
Sin embargo, a mi juicio, la asamblea de oficiales (quriltāy) a la rando buenos y malos, está en las antípodas del Juez Supremo. Todo
que Roxburgh alude no justifica, o al menos no plenamente, la enu- lo contrario, se asemejaría con su actitud a la imagen de un tirano
meración en el texto de la Embajada de tantas ejecuciones en cadena. bíblico, como, por ejemplo, Antíoco IV Epífanes, el rey seléucida con-
Aunque estos castigos sumarios fueran habituales, tanto en Oriente tra quien se rebela Judas Macabeo en el II Libro de los Macabeos. Cito
como en Occidente, han de tener un especial sentido tal y como son específicamente a este rey, porque no recuerdo ningún caso bíblico de
presentados aquí, como epicentro y ocupando casi todo el espacio torturas injustas, enumeradas acumulativamente, más explícito y paté-
textual de la fiesta en el ordo, como si nada más hubiera ocurrido o tico que el conocido pasaje de II Macabeos, 7, 1-42, cuando se narran
nada más fuera digno de especial mención. Como lectores comunes, y las torturas mandadas infligir por Antíoco, ante sus propios ojos, a los
aun tratándonos de poner en la situación de alteridad de un receptor siete hijos de una madre judía, uno a uno, con tormentos a cuál más
medieval, nos encontramos ante la concentración de un muestrario terrible. Siete, como los hijos de la madre sufriente, serían casualmente
más que de sobra representativo de casos atroces —ante los que las víctimas (o grupos de víctimas) de Tamorlán ese día, tal y como
son enumeradas en el pasaje examinado: el «dinâ», su amigo, «Burodo
23
La ilustración no cuenta con permisos de reproducción, pero puede ser consul- Mirassa», el propietario de los caballos, los tenderos, los zapateros y
tada, en una página web de la British Library: https://imagesonline.bl.uk/asset/900/. los borceguineros. No pretendo extraer ninguna conclusión de esa
mera coincidencia, pero sí notar que en ambos casos nos encontramos ese pueblo judío, luego ampliado al cristianismo en general, sojuzgado
con enumerationes de predicados similares acumulados en pocas pero pero finalmente liberado en el vibrante relato de Macabeos, podrían
expresivas líneas, para caracterizar negativamente a un personaje, como haberse humildemente sentido identificados, en sus pensamientos y
cláusulas de evidentia haciendo el papel sustitutivo de lo que habría de en sus plegarias, el grupo de embajadores cristianos, aquí humillados
ser la etopeya en un retrato. y aplastados por la prepotencia bárbara del timúrida.
Al hablar de presentación histriónica de la crueldad, de exhibición
macabra y de afectación grotesca en la revelación de un Tamorlán
5. EL REFLEJO DE LA CRUELDAD: LO REAL, cercano a su fin, me refiero a una mostración perturbadora del orden
LO MACABRO Y LO GROTESCO natural de las cosas, tal como hace la estética grotesca. Lo grotesco se da,
o bien por exageración (exceso o excentricidad; reducción o escasez), o
No puedo entender el pasaje más que desde la exageración histrió- bien por deshumanización (animalismo, hibridez, automatismo). Y
nica. Nos vemos obligados a usar términos genéricos clasificatorios aquí dicha exageración iría enfocada, además, hacia lo macabro, hacia
modernos que van desde la caricatura satírico-moral a la exhibición los aspectos más repulsivos asociados a la muerte24. Evidentemente,
macabra o la afectación grotesca. Se diría que el relator está intentando hay que entender lo histriónico y grotesco, aquí, no como jovialidad,
trazar el retrato de un Tamorlán comportándose con inusitada cruel- que es como lo propone básicamente Mijaíl Bajtín (1989), sino más
dad, como cuando Nerón o Herodes aparecen histriónicamente en bien como todo lo contrario, como angustia, tal y como lo concibe,
escena (en el teatro litúrgico, este último) en la Edad Media. El retrato en términos muy diferentes, Wolgang Kayser (1963). Para Kayser, lo
no presenta nunca en la Embajada, sin embargo, adjetivos o alusiones grotesco tiene que ver con un mundo alienado, tan ajeno y distante
al presente político, ni referencias históricas o religiosas incómodas. que puede causar pavor (el «espanto» que hemos visto que producen
Uno de los integrantes de la Embajada era fray Alfonso Páez de Santa las «justicias» de Tamorlán). En el intento de captación o reflejo de esa
María, maestro en Teología y fraile dominico, el primero de los tres alienación por parte del descriptor de lo grotesco, el mundo se muestra
embajadores cuyos nombres se citan en el texto (junto a Clavijo y como un teatro de marionetas, vacío anímicamente, con caricaturas de
Gómez de Salazar) y en consecuencia propuesto como posible autor personajes sin sentido. Al representarlo así, el artista pretende dotar
de parte o toda la relación (López Estrada, 1999: 37-38). Alfonso Páez, de un significado nuevo al cosmos absurdo, y muestra su aborreci-
que se muestra buen conocedor, entre otros muchos campos, de los miento acentuando los rasgos más terribles y angustiosos para tratar de
ritos de la iglesia oriental, griega y armenia (166-167), no podía dejar captar mejor sensaciones humanas de desconcierto y angustia vital25.
de tener presentes figuraciones de episodios bíblicos como los men- Soy consciente de que es arriesgada y puede parecer anacrónica la
cionados. Las alusiones o citas religiosas escasean llamativamente, tal deducción de que el pasaje se presenta hiperbolizado y Tamorlán casi
vez por la sobriedad austera propia del relato de un dominico, como
proponía Cirac Estupiñán (1961: 362-364), o tal vez por adecuación a 24
Como poetizaba Antonio Machado, en «Yo como Anacreonte…», asociando
las necesidades de la prosa informativa y el decoro diplomático (Carbó, ambos conceptos (lo grotesco y lo macabro) a la danza: «¡Grotesco! / Pura fe en el
2020: 142-145). Pero si aceptáramos que podía estar latente la ima- morir, pobre alegría / y macabro danzar antes de tiempo». Recordemos que una de
gen bíblica de un tirano tan cruel o más que Tamorlán, como había las etimologías de la extraña y moderna palabra «macabro» (del fr. «macabre») la hace
sido el mencionado rey Antíoco, saqueador de Jerusalén y supresor derivar precisamente de Machabaeorum chorea, es decir, del ‘baile de los macabeos’,
que se daba en algunas moralidades o autos representados en la Edad Media, centrados
tajante del culto religioso a Yahvé, estaríamos ante la latencia de unos
precisamente en la matanza de los siete mártires a los que acabamos de hacer alusión.
subtextos que hablarían de justa rebelión y de liberación de un yugo 25
Para la crítica inicial a Kayser, véase Bajtín (1989: 47-52). En cuanto a las
insoportable por parte de un pueblo encabezado por caudillos valien- diferencias entre Bajtín y Kayser en la concepción de lo grotesco, véase Polák
tes, como serían, en este caso, Matatías o su hijo Judas Macabeo. Con (2011: 48-50).
carnavalizado en lo que hoy calificaríamos de grotesco. Pero lo que —¿Sobre qué causa fue esa división? —dixo el hermitaño.
acaba de decidirme a pensar que esas líneas tratan de reflejar al perso- —Señor —dixo Tirante—, yo os lo diré: entre los herreros e los texe-
naje de Tamorlán con un cierto histrionismo —macabro y teatral— es dores ovo gran diferencia, que los texedores de lienço dezían que avían
un episodio de la gran novela caballeresca del valenciano Joanot Martorell, de yr delante de los herreros, e los herreros dezían el contrario, que
Tirant lo Blanc, que se podrá decir, y es cierto, que está muy alejada ellos dezían que avían de aver más honra que los texedores. Juntáronse
como proyecto literario a la Embajada, puesto que estamos ante un a cada parte pasados de diez mill hombres; e los juristas fueron causa
libro de caballerías ficticio. Sin embargo, creo que vamos a poder de todo esto, porque allegavan por parte de los texedores que no se
comprobar cómo en ese episodio se acumulan una serie de elementos podía dezir missa ni consagrar el sacratíssimo cuerpo de Nuestro
llamativamente coincidentes con el episodio narrado por los viajeros Señor sin paños de lino; e los juristas por parte de los herreros allega-
castellanos. Pese a tratarse de un género y de una lengua distinta, esta- van que primero fue el oficio de herrero que de texedor, porque el telar
mos ante dos textos escritos con poco más de medio siglo de distancia. no podía ser fecho sin herramienta, por lo qual se provava el oficio de
Martorell dispuso y utilizó una amplia variedad de obras en varias herreros ser más antiguo e que avía de preceder a los texedores.
lenguas, y conoció y versionó fragmentos de otros libros de viajes, en Muchas allegaciones se traxeron por cada una de las partes, que no
concreto de los Viajes de Mandeville26. No me extrañaría nada que tengo en la memoria, e aquésta fue la causa de la división. E si no fuera
hubiese tenido entre sus manos también algún manuscrito con la tota- por el Duque, que se halló a cavallo y armado, fuerte día fuera aquél,
lidad o fragmentos de la Embajada, o que hubiese escuchado en algún que el Rey ya no podía dar remedio. El Duque se metió en medio de
momento parte de su contenido. No es, de hecho, la que comentamos la priesa de la gente e tomó seys juristas, tres de cada parte, e sacólos
la única resonancia de la Embajada que creo apreciar en la novela caba- fuera de la cibdad. Ellos pensaron quel Duque les quería preguntar quál
lleresca, aunque no he visto nunca apuntados esos ecos. En todo caso, parte tenía más justicia. Como fueron fuera de la cibdad, al cabo de la
no interesa aquí el tema de las fuentes, sino el de las similitudes en la puente, hizo quedar mill hombres de armas para que no dexasen passar
disposición e interpretación de unos mismos ingredientes narrativos a ninguno si no fuese la persona del Rey. El Duque apeóse en medio
(personajes, acciones y circunstancias). de la puente, e tan presto como pudo hizo poner dos horcas bien altas
La discordia («división») entre los oficios de herreros y tejedores, e hizo ahorcar tres juristas en cada una, las cabeças abaxo, por hazerles
que tiene lugar en la sección inicial de Tirant lo Blanc (cap. 41), es uno más honra; e no se partió de allí hasta que ovieron embiado las misera-
de los episodios más conocidos de la novela, debido a su originalidad bles ánimas al infierno (Martorell, 1974, I: 87-88; cap. 41).
temática, sus protagonistas burgueses y el desenlace sorprendente del
conflicto. El fragmento es algo extenso, pero creo que vale la pena El capítulo está fuertemente arraigado en la realidad histórica de los
reproducirlo, a partir de la traducción castellana publicada en 1511: desfiles y entradas reales en la época, y en la existencia constatada de
frecuentes disputas entre los gremios en la Edad Media; el relato tiene
Luego yvan todos los oficiales, cada oficio con la librea que avían que ver, igualmente, con las críticas a los juristas y con la experiencia
fecho, y ovo muy gran división y diferencia entre los oficios, que yo negativa del autor de la novela, como caballero y señor feudal que fue,
pensé que los unos con los otros se mataran. con abogados y notarios del antiguo reino de su Valencia natal. El
pasaje juega con la distorsión de los escenarios de procesiones tanto
religiosas como urbanas, donde conocemos que afloraron algunos de
26
Además, la tradición literaria catalana, dejando aparte la cronística que nos esos conflictos, a veces muy graves, entre los gremios u «oficios», por
habla de un Oriente próximo muy vívidamente, cuenta con un libro de aventuras
caballerescas extraordinario e insólito, el Jacob Xalabín, que narra hechos en torno la preeminencia en los desfiles o a causa de otros agravios larvados. Los
a la batalla de Kosovo (1389) desde la perspectiva otomana, y que ha llegado a ser gremios desfilaban muchas veces con vestidos o disfraces, y acompa-
atribuido a un mercader catalán apóstata. ñaban su paseo con «juegos» (escenificaciones teatrales), como los que
hemos visto que se presentan también en el capítulo de la Embajada, Si nos quedamos en Europa, Bazán (2007) ha estudiado la excep-
representativos de sus respectivos quehaceres. Por tanto, el tema de la cionalidad de esa práctica de ahorcamiento por los pies30. Sabemos de
justicia aplicada arbitrariamente en que se centra el episodio nace y casos de condenados a muerte de ese modo —sin descuartizar luego,
conecta con el ámbito histórico, pero será transformado, gracias a la eso sí— en la Península, pero al parecer fueron muy raros31. El Fuero
ayuda del imaginario carnavalesco, en una grotesca fábula folclórica real de Castilla preveía este sistema de ejecución para los sodomitas,
sobre una decisión injusta, pero inteligente27. que primero eran castrados y después colgados de los pies, retenién-
El protagonista del episodio, el duque de Lancaster, actúa como un dose así su imagen perpetuamente en el recuerdo de quienes contem-
juez tan arbitrario y sanguinario como Tamorlán; los otros protagonis- plaran los despojos32. Y en un caso de acusación por homosexualidad
tas son menestrales, como los del episodio de la Embajada: herreros y femenina en el País Vasco, en 1503, como no se pudieron demostrar
tejedores (pero en los capítulos colindantes aparecerán otros gremios); los hechos de la supuesta lesbiana, la horca fue sustituida por destierro
el ambiente en que se producen las ejecuciones es también el de una perpetuo de la villa (San Sebastián), aunque con la amenaza de que si
feria fuera de la ciudad; y, finalmente, todo concluye con un castigo la mujer regresaba:
exagerado y absurdo de inocentes (los juristas, que tratan de mediar en
las disputas entre herreros y tejedores) en la horca, además sufriendo la La dexasen estar ende públicamente fasta que muryese asý colgada
postrera humillación de que el ahorcamiento se agrave colgándolos boca pies arriba naturalmente fasta tanto que ovyese mandamiento de juez
abajo o de los pies: «hizo colgar tres juristas en cada una, hacia abajo». Y conpetente non la abaxasen e dexasen estar en exemplo, terror e cas-
el duque de Lancaster no se fue hasta que murieron: «no se partió de allí tygo de los que lo ovyesen (Bazán, 2007: 330).
hasta que ovieron embiado las miserables ánimas al infierno». De igual
modo, a «Burodo Mirassa», el privado del «Señor», tras someterlo a tor- Retengamos ese «colgada pies arriba» de la cita. Y recordemos,
mento, Tamorlán «mandólo enforcar por las piernas fasta que murió». una vez más, cómo en la Embajada, Tamorlán, después de someter a
Evidentemente, la horca era un ejemplo de disuasión contra el tormento a su privado, «mandólo enforcar por las piernas fasta que
crimen, considerado de justa aplicación por el poder28. Pero llama la murió».
atención que los ahorcados de Tirant lo Blanc, como los de la Emba- Pero si acudimos al mundo persa, existe un precedente muy célebre
jada, tengan el oprobio añadido de morir colgados con «las cabeças para este tipo de ahorcamiento: la ejecución de Mazdak († c. 526),
abaxo, por hazerles más honra» (la coletilla sobre la honra no puede el reformista religioso seguidor de Zoroastro. Su personalidad y su
ser más que considerada como nota irónica). Además, en la novela
valenciana serán descuartizados y dispersos los pedazos de sus cuerpos 30
La tradicional soga al cuello de la horca de tres palos, en la que la muerte se
por los caminos29. produce por fractura ósea o asfixia, es sustituida por la posición invertida del cuerpo
del reo; es decir, los pies en alto y la cabeza abajo. De esta forma el reo es colgado por
los pies y la muerte resulta mucho más cruel, debido al dolor que causa y a la lentitud
27
He estudiado el tema con bastante detenimiento, centrándome en el capítulo con la que se produce, pues tarda entre dos y tres días (Bazán, 2007: 319). Para los
de Tirant lo Blanc y atendiendo tanto a la fundamentación histórica como a sus casos concretos en la historia medieval, véase Baldó (2007).
influencias literarias (Beltrán, 2020). 31
En la Corona de Aragón, esta modalidad de ejecución capital no se ejerció
28
Como dice Pero López de Ayala, en su Rimado de Palacio, «bien pareçe en la sobre sodomitas (o al menos no se conocen casos), pero sí sobre infieles, ya judíos
forca çierto el malfechor, / ca es para los malos espanto e pavor, / señal es de justicia (como también en otros reinos europeos), ya musulmanes (Pons, 1960: 449-453).
e de buen regidor» (estr. 614). 32
En efecto, si se encontraba que «un omne cubdiciaua a otro por peccar con
29
Este tipo de ejecución sólo era propia del martirologio cristiano —san Hipó- él contra natura, ma[n]damos que qualesquier que sean que tal peccado fagan, que
lito— o de la ficción épica —la muerte de Ganelón en la tradición carolingia—, si luego que fuere sabido, que sean amos a dos castrados ante todo el pueblo, e después
bien es cierto que estaba implantada en las islas británicas desde 1350 como castigo a terçer día que sean colgados por las piernas fasta que mueran e nunqua dent sean
para los culpables de alta traición. tollidos» (Fuero real, lib. IV, tít. 9, ley 2; apud Bazán, 2007: 319).
muerte martirizado (ahorcado, colgado por los pies y asaeteado) causa- romano de Oriente, Heraclio, había logrado derrotar y arrebatar nada
ron honda impronta en la historia oriental antigua y su legado perdura menos que la Vera Cruz, devolviéndola a Constantinopla (tras la bata-
hasta hoy33. La gran epopeya nacional persa, el Shahnameh (El libro de lla de Nínive, en el año 627), en un episodio bélico crucial en la Edad
los reyes), de Hakim-Abdul-Qasim Firdusi (ss. x-xi), nos cuenta cómo Media para la historia de la cristiandad.
este influyente predicador fue apoyado por el rey Kavadh I (s. vi), a
causa de su gran inteligencia y piedad. Sin embargo, su constante y
radical auxilio a los pobres —no en vano se le considera uno de los
primeros socialistas o comunistas de la Historia— hizo que cambiara
su suerte bajo el mando del siguiente rey, Cosroes I. Las tropas de
éste recorrieron el país en busca de los simpatizantes de Mazdak, eje-
cutando a la mayoría y deteniendo a los principales líderes. Una vez
presos (hasta tres mil de ellos, según el Shahnameh), fueron ejecutados
en proporción a sus terribles pecados. Para ello, se cavaron muchos
hoyos en un enorme jardín y fueron enterrados de cabeza, cada uno en
un agujero. Cosroes llevó a Mazdak a ese vergel macabro, que represen-
taba cómo sus enseñanzas, contrarias al orden natural, habían sembrado
frutos perversos y cómo sus ideas predicaban todo lo contrario del orden
natural. Acto seguido, Mazdak fue colgado de los pies, en un árbol en
medio de todos los cadáveres, y una vez allí fue asaeteado por tantas
flechas que sus rasgos quedaron irreconocibles. Esta escena —de nuevo
martirio en la horca frente a tiranía y crueldad extremas— la encontra-
mos no sólo en textos, sino reproducida en expresivas ilustraciones, a
partir de los primeros manuscritos que trasmitieron el poema épico de
Shahnameh (véase la fig. 5), con un estereotipo que se ha seguido versio-
nando con variantes hasta nuestros días34. Los embajadores castellanos
tuvieron que haber escuchado o leído partes de esa historia, que remitía
a la figura de un tirano sasánida, Cosroes I. Y este personaje iría asociado
—o confundido— con su nieto, Cosroes III, a quien el emperador
33
Mazdak fue fundador de una escuela religiosa, considerada una forma depu-
rada de zoroastrismo, que adoptaría su nombre, el mazdekismo. Debido a su radica-
lidad religiosa y social, su figura, incluida la imagen de su martirio, continúa siendo
relevante en el Irán moderno. Véase Yarshater (1983).
34
La historia real se vuelve muy confusa aquí, por falta de testimonios total-
mente fidedignos, pero el poema épico ofrece una versión legendaria que es conside-
rada como plausible en algunos aspectos. Ver, entre muchos ejemplos, otra magnífica Figura 5. La ejecución de Mazdak. Folio del Shahnama (Libro de Reyes) (1330-1340).
ilustración antigua de la muerte de Mazdak, según el Shahnameh, esta vez asaeteado: Metropolitan Museum of Art. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:%22
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:The_Iranian_prophet_Mazdak_being_ The_Execution_of_Mazdak%22,_Folio_from_a_Shahnama_(Book_of_Kings)_
executed.png. MET_DP108584.jpg
En fin, resumiendo el contenido de los dos fragmentos cotejados, anotado) a la que obliga el Emperador. Pero las condenas de Tamorlán
nos encontramos con que el duque de Lancaster, en Tirant lo Blanc, son tan exageradas que se diría que forman parte, sobre todo al final,
había decidido resolver la pelea entre herreros y tejedores, defendidos de las mismas burlas teatrales de los propios gremios. No de otro
por los juristas de un bando y otro, sacando «fuera de la ciudad» a los modo, sino como grotesca, por extravagante y absurda, se puede con-
seis juristas y ahorcándolos, como si de acusados de alta traición se siderar la actitud del «Señor» de Samarcanda con los condenados en
tratara, pero además, para más humillación, colgados de los pies. El serie, tal y como la presenta la Embajada. Tan grotesca como la actitud
emperador Tamorlán hace lo mismo, desde el momento en que saca del duque de Lancaster en el episodio de Tirant lo Blanc. El primero
fuera de Samarcanda, y conduce a territorio extramuros (in-civilizado, es histórico y el segundo es novelesco, pero lo que los une es la visión
extra civitas), con la excusa de la feria de mercado, a todos aquellos festiva y carnavalesca de los hechos. El mundo patas arriba y cabeza
sobre quienes quiere ejercer su justicia35. El común denominador de abajo, como los excesivos ahorcados de los dos capítulos examinados.
los delitos de los condenados, en uno y otro texto, es la codicia, que se En el caso de la Embajada, pienso que ese mundo puesto en la
identifica especialmente como vicio de letrados de la administración picota en los juicios sumarios, todo ese universo al revés remata y cul-
judicial: jueces o gobernadores (el dinâ y su secretario) en la Embajada mina la serie de micromundos de fiestas casi dionisíacas enumerados
o juristas en Tirant lo Blanc. Tamorlán ejerce su justicia de manera en la Embajada, sin duda con hostilidad y reproche escondidos, laten-
despiadada, como habían hecho Nerón, Herodes, Antíoco, Cosroes… tes. Hay un problema, sin embargo, con la calificación que defende-
Y el colmo de su crueldad es la humillación —o martirio— del ahor- mos del episodio como grotesco, puesto que lo grotesco implica burla
camiento cabeza abajo. y humor. No se aprecia, desde luego, ni un ápice de humor en todo el
relato de la Embajada (a diferencia del otro gran libro de viajes caste-
llano, el de Pero Tafur, que contiene muchas notas de refinado sentido
6. CONCLUSIÓN: RETÓRICA DE LA EVIDENTIA del humor). Sí que podría haber, en cambio, sátira con fin moralizante,
Y RETRATO DE LA CRUELDAD como en la crítica costumbrista (no estricta o necesariamente lúdica).
Para esa sátira, desde Juvenal hasta Quevedo, sí que se precisa, de
Volviendo a la teoría de la relatividad de Einstein y a la teoría litera- nuevo, la exageración y la distorsión de la realidad.
ria de Bajtín, que tratábamos de enlazar o conectar al principio de este Una repetición de acciones en un progresivo menor tiempo
artículo, no estará de más que incorporemos ahora la visión precisa- imprime, como en una carrera, mayor velocidad y tensión narrativa.
mente de lo grotesco que el gran crítico ruso formulaba, pero asociada Si las acciones son gozosas pueden llevar al éxtasis; si son penosas, a
ahora al carnaval y a la escritura desaforada de Rabelais. El episodio la tragedia; si son absurdas o exasperantes para quien las observa, a la
de Tirant lo Blanc está fuertemente carnavalizado, empezando por el aversión, al asco, al rechazo o a la condena. Las más alegres fiestas de
contexto: un desfile regio, que incluye la participación de los gremios, Samarcanda, inicialmente descritas con asombro y distanciamiento
con sus representaciones espectaculares, muchas de ellas abiertamente (con la misma emoción de la «maravilla» singular, extraña y excepcio-
burlescas. En la Embajada, los espectáculos de los gremios están inser- nal, con la que se describen los edificios), al prodigarse en exceso, al
tos en la fiesta como «juegos», parte de la «alegría» general (entendida insistir en esas insoportables consumiciones de vino que acaban con
como ‘júbilo’, ‘jolgorio’, acompañada de excesos etílicos, como hemos la mayoría de los convidados ebrios hasta el desmayo, presentadas en tan
recurrente insistencia y abarcando un tiempo tan corto, se habrían de vol-
ver enojosas para unos receptores sensatos y comprensivos, los cortesanos
35
De manera que al final todos sospechan que la celebración de la fiesta fuera
de la ciudad no haya sido un acto premeditado y doloso: «E por esto se recelavan castellanos y el propio rey Enrique III. El poder del Emperador, ponde-
los de la ciudad que no les avía fecho salir fuera con sus tiendas, sino por les mandar rado objetivamente en otros momentos, al ser instigador de todas ellas,
robar» (283). se convierte en tiranía insoportable e injusta. En el trasfondo, la
brutalidad de ese caudillo timur, débil, viejo, disoluto y salvaje, se va a de un Emperador con el que no se iba a poder ya negociar nunca,
ver traducida en la más infundada y despiadada de las faltas diplomá- y asimismo tratar de convencer de que no fue la incapacidad de los
ticas: la ausencia de respuesta a los pacientes embajadores. embajadores, sino aquella degradación general —paisaje visible y tan-
Aunque la discreción y la precariedad de recursos retóricos en la gible en la depravación de la corte, y en la injusticia y la crueldad de los
escritura de relatos de viajes no permitieran al relator de la Emba- principales de Samarcanda, empezando por el propio Emperador— la
jada explicitar emociones o estados de ánimo, ni personales ni de sus que impidió que los perseverantes protagonistas de la Embajada rema-
acompañantes, podemos ir captando progresivamente la frustración taran triunfalmente su esforzada misión diplomática.
cada vez más notoria y creciente del grupo, y su angustia final ante la
conciencia de que no iban a poder alcanzar los objetivos esperados,
los que tendrían que haber conducido a que culminara con éxito su BIBLIOGRAFÍA
empresa diplomática. Pero no las captamos directamente, a través de
figuras de ornato de la elocutio (adjetivos, metáforas), sino a partir, en Alburquerque-García, Luis (2011). «El “relato de viajes”: hitos y formas
la dispositio, de la yuxtaposición en pocas líneas de un número más que en la evolución del género», Revista de Literatura, 73 (15-34).
patente de escenas negativas que, acumuladas a modo de cláusulas de — (2015). «“Relatos de viaje” y paradigmas culturales», Letras, 71 (63-76).
evidentia, pueden causar efectos de rechazo o condena. La evidentia Arapov, Alexey (2008). Samarcanda, Tashkent-Moscú, San’at.
y la enumeración están directamente relacionadas como figuras de Bajtín, Mijaíl (1989). «Las formas del tiempo y del cronotopo», en Teoría
la descripción; describir una realidad es enumerar los rasgos que la y estética de la novela. Trabajos de investigación [1975], Madrid, Taurus
caracterizan (recordemos las descripciones de urbes o de animales, (237-409).
como el elefante y la jirafa en la Embajada). El relator presenta tam- Baldó Alcoz, Julia (2007). «Por la quoal cosa es dapnado. Suicidio y muerte
bién vivamente ante nuestros ojos (evidentia o hipotiposis) la figura de accidental en la Navarra bajomedieval», Anuario de Estudios Medievales,
Tamorlán, enumerando con detalles un nutrido número de predica- 37/1 (27-69).
ciones suyas. Bazán, Iñaki (2007). «La pena de muerte en la Corona de Castilla en la Edad
En determinado momento (un momento muy especial para los Media», Clío & Crimen, 4 (306-352).
embajadores) y a través de lo que hoy llamaríamos una visión gro- Béguelin-Argimón, Victoria (2011). La geografía en los relatos de viajes
tesca de la realidad, el relato logra «evidenciar» en un corto espacio castellanos del ocaso de la Edad Media. Análisis del discurso y léxico, Lausana,
textual, como si fueran pinchazos de aguijones punzantes y dolo- Sociedad Suiza de Estudios Hispánicos.
rosos, toda una suma de acciones reprobables, tanto las ligadas a la — (2012). «Dezir, preguntar y responder: función y sintaxis de las interaccio-
jovialidad forzada de las licenciosas fiestas, como las relacionadas nes orales en la Embajada a Tamorlán y las Andanças e Viajes de un hidalgo
con las ejecuciones sumarias oprobiosas por motivos injustificados. español», en Victoria Béguelin-Argimón, Gabriela Cordone y Mariela de
Numerosas acciones repetitivas, recurrentes en tan poco tiempo, La Torre (eds.), En pos de la palabra viva: huellas de la oralidad en textos
conducen a que sus protagonistas puedan ser captados de manera antiguos, Berna, Peter Lang (371-392).
caricaturizada, degradada o deshumanizada. Es, diríamos, la otra — (2019). «Alimentación y retórica de la alteridad en los relatos de viaje-
cara de la maravilla: no lo admirable, sino lo reprobable; la faz oscura ros españoles a China en el siglo xvi», en Rafael Beltrán (ed.), Viajeros
de lo extraño e insólito. en China y libros de viajes a Oriente (entre la Edad Media y el siglo xvii),
El objetivo no sabemos hasta qué punto consciente del relator en Valencia, Publicacions de la Universitat de València (149-172).
estos folios sería tratar de mostrar con intensidad —mediante técnicas — (2020). «La descripción de Samarcanda en la Embajada a Tamorlán: de
de la evidentia o demonstratio retóricas amplificadas y trasladadas a la imagen visual a la imagen de poder», e-Spania, 37, octubre 2020, en
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