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Riqueza de las naciones

(Adams Smith)

Es uno de los libros, que más influencia ha tenido en la historia de la política, no solo
influencia de los intelectuales, sino sobre todo en la sociedad, aparece en 1776, año de la
independencia de los Estados Unidos. Considerado como la biblia del capitalismo.

La característica esencial del capitalismo es la motivación para obtener utilidades. Como


dijo Adam Smith, el filósofo del siglo XVIII padre de la economía moderna, “No es de la
benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino
de su preocupación por sus propios intereses”.

Adams Smith
Adam Smith es uno de los economistas más famosos de la historia y es considerado el
padre de la economía moderna. En sus teorías económicas combina historia, filosofía,
desarrollo económico, psicología y ética. Nació en Escocia en el año 1723. Poseía una
prodigiosa memoria y vocación por el estudio. El escocés Adam Smith (1723-1790) tuvo el
mérito de ser el primero en darle un carácter científico a la economía: esa ciencia es la
Economía Política. Sus obras centrales, La teoría de los sentimientos morales y La riqueza
de las naciones, son un hito en el pensamiento económico.
La principal aportación teórica de Adam Smith es el análisis del mecanismo mediante el
cual el libre juego de mercado (tanto a escala interna como en las relaciones comerciales
con otros países) entre los diversos sectores de la economía genera el máximo beneficio
económico del conjunto. Como consecuencia, se mostró siempre contrario a cualquier
intervención o regulación de la actividad económica, reduciendo el papel del Estado al de
garante de las reglas del juego.
Adam Smith se opuso al mercantilismo al considerar la riqueza de una nación como la
producción anual de bienes y servicios («las cosas necesarias y útiles para la vida»), en
lugar de las reservas de metales preciosos, y a la escuela fisiócrata al descartar la tierra
como el origen de toda riqueza y proponer en su lugar el factor trabajo. A este respecto,
incidió en la especialización como el determinante de la capacidad de una sociedad para
aumentar su productividad y, en consecuencia, su crecimiento económico.
Estableció una teoría del valor de un bien que distinguía entre su valor de cambio
(capacidad de ser intercambiado por otros bienes) y su valor de uso (utilidad que aporta).
Con respecto al valor de cambio, su medida era el trabajo útil incorporado en su obtención;
es decir, que una mercancía tiene un precio natural determinado por el coste de producción
medido en trabajo, y un precio de mercado. En situación de libre competencia, este último
convergería hacia el primero.
Adam Smith completó su análisis con una teoría sobre la distribución de la renta que
distinguía entre tres categorías de rentas (salarios, beneficios del capitalista y rentas de la
tierra), para sostener a continuación que los salarios eran fijados por las leyes de la oferta y
la demanda, aunque reconoció la existencia de un valor mínimo de subsistencia por debajo
del cual ya no podían descender.

Considerado fundador de la ciencia económica por La riqueza de las naciones, el escocés


Adam Smith no sólo puso con esta obra los cimientos de una ciencia, sino también de una
doctrina: el liberalismo económico. La idea de que la riqueza proviene del trabajo (y no del
oro ni de la plata), siendo susceptible de aumentar con una adecuada regulación del
funcionamiento del mercado; la noción de la competencia como mecanismo limitador de la
sed de beneficios y fomentador del bien común, y el deseo de un Estado fuerte, aunque no
grande, que garantice la libertad, la propiedad y el funcionamiento de la “mano invisible”
que armoniza los intereses de la persona y de la comunidad, son, en efecto, su perdurable
aportación al mundo que se había de desarrollar en los siglos siguientes.

Aunque hubo pensamiento económico desde la más remota antigüedad, la economía no se


desarrolla como disciplina científica hasta el siglo XVIII. El libro que tiene el lector entre
sus manos, y cuya versión original fue publicada en dos volúmenes en Londres a
comienzos de marzo de 1776, es una suerte de partida de nacimiento de la ciencia
económica. No sólo fue la referencia fundamental de la escuela clásica de economía, que
agrupa a figuras como Malthus, Say, Ricardo, John Stuart Mill e incluso Karl Marx. Desde
entonces hasta hoy los economistas lo han leído y existe un amplio consenso en que el
primero y más ilustre de sus colegas fue el escocés Adam Smith, el autor de Una
investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones —tal el título
completo de la obra.

Esto solo ya bastaría para que el libro mereciese un lugar en la biblioteca de cualquier
persona medianamente culta. Pero hay algo más. Adam Smith no es solamente el padre de
una ciencia sino también de una doctrina: el liberalismo económico. Es en este segundo
aspecto donde se cimenta la fama de Smith más allá del círculo de los economistas.
Probablemente muy pocos políticos han leído La riqueza de las naciones, pero muchos
hablan del «liberalismo smithiano» y todos saben que fue Adam Smith el autor de la más
célebre metáfora económica, según la cual el mercado libre actúa como una «mano
invisible» que maximiza el bienestar general —el lector curioso podrá encontrar la cita
apenas comenzado el capítulo II del Libro Cuarto; la expresión aparece solamente una vez
en esta obra y Smith la había empleado antes en sólo dos oportunidades, una en la Teoría de
los sentimientos morales y otra en un temprano ensayo sobre la historia de la astronomía.
El libro tuvo un éxito inmediato y de hecho cambiaría por completo la vida de Smith
puesto que dio lugar a su siguiente y muy redituable empleo. Charles Townshend, que
llegaría a ser ministro de Economía con el gobierno de William Pitt padre —y cuyas
medidas fiscales avivarían la lucha por la independencia norteamericana— quedó
fascinado con la Teoría y decidió que su autor debía ser el mentor de su hijastro, el duque
de Buccleugh; se lo propuso en 1763 y el pensador escocés aceptó.
En 1764 Smith abandona la universidad y durante tres años se convierte en el
preceptor del joven duque de Buccleuch, con quien viaja a Francia. Smith, que en el
capítulo I del Libro Quinto de la Riqueza iba a despotricar contra la costumbre de hacer
viajar a los jóvenes al extranjero, aprovecha su estancia en el Continente para ir a Ginebra,
donde conoce a Voltaire, y a París, donde su amigo David Hume terminaba su periodo
como secretario de la embajada inglesa. En París iba a trabar relación con la flor y nata del
pensamiento galo, por ejemplo, con el notable economista y político A.R.J. Turgot, y con
François Quesnay, líder de primera escuela económica propiamente dicha, llamada hoy
fisiocracia y conocida entonces como «escuela de los economistas».

Es curioso que con frecuencia sea Adam Smith caracterizado como la imagen del
capitalismo salvaje, desconsiderado y brutal. El primero que se indignaría ante semejante
descripción sería sin duda él mismo, que era después de todo un profesor de moral y que
se preocupó siempre por las reglas éticas que limitan y constriñen la conducta de los seres
humanos.

La base de su teoría es la simpatía y el amor propio. Dentro de cada persona hay un


«espectador imparcial» que juzga la medida en que las acciones son beneficiosas para el
individuo o para su entorno.
Es normal que las personas asignen más importancia a su ambiente inmediato, ellas
mismas y sus familias, que, al más lejano, su ciudad, el país, el mundo. Pero que las
personas estén interesadas más en sí mismas no quiere decir que no les importe lo que
suceda con los demás. El capítulo I de la Teoría de los sentimientos morales se abre con la
siguiente afirmación: «Por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen
evidentemente en su naturaleza algunos principios que lo mueven a interesarse por la
suerte de otros, y a hacer que la felicidad de éstos le resulte necesaria, aunque no derive de
ella nada más que el placer de contemplarla».
La simpatía hacia los demás y el propio interés, por lo tanto, coinciden en todas las
personas y son dos emociones genuinas. Para compatibilizarlas se podría decir que está la
conciencia humana, o lo que Smith llama el «espectador imparcial», una especie de
desdoblamiento de la personalidad que hace no sólo que podamos ver nuestra conducta y
juzgarla individualmente, sino también que podamos evaluar los condicionamientos y
resultados sociales de nuestro comportamiento, en particular cómo nos juzgarán los
demás, algo importante porque la opinión de los otros es determinante para nuestros actos.
No nos precipitamos hacia un individualismo egoísta porque nos lo impide la presencia de
lazos familiares, de amistad, vecindad, nacionalidad. Como todas las personas afrontan el
mismo contexto, de esa mezcla ponderada de simpatía y atención por los demás y de amor
propio emergen reglas morales que hacen posible, como consecuencia no deseada, una
sociedad ordenada.
Lo que sí completó fue la Riqueza de las naciones. Para ser el fundador de la ciencia
económica, Adam Smith no emplea en absoluto esa expresión, que se generalizaría mucho
después, y cuando habla de economía se refiere a la economía política, y otorga mucho
peso al aspecto político: es «una rama de la ciencia del hombre de estado o legislador»,
dice al comenzar el Libro Cuarto.
Sin embargo, Smith es evidentemente un economista y que además se plantea una gran
pregunta de esta disciplina en el título mismo de su obra, que en términos modernos se
leería: en qué consiste y cómo se logra el desarrollo económico.

David Ricardo

¿Quién fue David Ricardo?


David Ricardo nació en Londres el 18 de abril de 1772 y falleció en Gatcombe Park el 11
de septiembre de 1823. En vida fue un destacado economista de origen judío sefardí-
portugués. Formó parte de la corriente de pensamiento catalogada como pensamiento
clásico económico. Es por ello que es tan reconocido. Incluso en la actualidad y sus
pensamientos y acciones son tan influyentes como lo fueron los de otros economistas de la
épica. Se considera, además, uno de los pioneros de la idea de la macroeconomía, por los
trabajos y pensamientos al respecto.

A lo largo de su vida trabajó arduamente para realizar aportes de gran valor. Desde joven
trabajó en la bolsa de Londres, habló sobre temas de gran valor con respecto a la economía,
publicó diversos libros al respecto de temas económicos y, además, logró obtener un puesto
importante dentro del Consejo Británico de la época. Sin duda fue un hombre exitoso y un
economista influyente del momento. Lamentablemente, no pudo aportar más a la historia
pues falleció a la corta edad de 49 años.

Entre sus principales ideas destaca que, como economista, su labor fue realmente impecable
y de esto no cabe ninguna duda. Desde muy joven se interesó por formarse en este ámbito y
realizar aportes útiles para la economía de la época, muchos de los cuales son la base de la
economía actual. Una de las principales ideas de David Ricardo fue la de la
macroeconomía. Esto se generó desde su interés por analizar la relación existente entre los
beneficios y los salarios. Lo cual, al mismo tiempo, le permitió hablar sobre la ley de
rendimientos decrecientes.

Del mismo modo, cabe resaltar que trabajó arduamente en el desarrollo de teorías
económicas de todo tipo. Entre las cuales destacan la teoría cuantitativa del dinero, la teoría
del valor, la teoría de la renta diferencial y la teoría de la ventaja comparativa. Las ideas y
pensamientos de David Ricardo han sido utilizadas por diversos movimientos económicos
y también políticos a lo largo de la historia. Especialmente por parte del liberalismo y el
marxismo.
Contribución a la Economía de David Ricardo

No cabe duda alguna de lo influyente que fue la figura de David Ricardo, tanto en su época
hasta en los tiempos actuales. Al participar en la corriente de pensamiento clásico
económico él formó parte de lo que se conoce como la primera escuela moderna
económica. Es a través de esta corriente de pensamiento que se obtienen las bases para
crear el modelo económico capitalista. Por lo que, sin duda, la contribución de David
Ricardo a la economía fue sumamente importante.

David Ricardo sentó las bases de conceptos y teorías económicas que revolucionaron su
tiempo. Y sin las cuales la realidad en la que vivimos justo ahora sería distinta. Es por
medio de sus obras y el desarrollo de cada una de sus teorías que David Ricardo logra
exponer su forma de pensar ante todos los demás economistas del momento.

Los desarrollos teóricos de David Ricardo

Esta es la época en que se hablaba de economía “política”, y en la que este autor nos
señalaba que el “problema primordial” de esta disciplina es el de la determinación de las
leyes que rigen la distribución del producto social. Es decir, a partir de esta inauguración de
una fructífera tradición de pensamiento económico, nos lleva a definir un objeto de estudio
de la economía que se diferencia radicalmente de otras definiciones más difundidas acerca
de lo específico económico, mayoritariamente provenientes de la perspectiva
neoclásico/marginalista del equilibrio. Tal es el caso de la muy popularizada definición de
que el objeto de estudio de la economía se reduce a un problema de asignación de recursos
escasos y fines múltiples. Y de que, frente a necesidades ilimitadas, lo que hay es un
problema de recursos escasos. Los neoclásicos, de esta manera, entienden la economía solo
como “ciencia de la escasez” y centrada en un problema meramente técnico-contable.

En particular, el problema central de la “economía política ricardiana” es el de la


determinación del nivel de la tasa de ganancia (g), y esta preocupación “analítica” es algo
esencial por su relación con la acumulación de capital. Ello equivale a la comprensión del
funcionamiento mismo del capitalismo.

Teoría del Valor de David Ricardo

La teoría por la cual fue más reconocido David Ricardo es por la denominada teoría del
valor. Dicha teoría también suele ser conocida por los nombres de teoría del valor de
cambios de las mercancías y teoría del valor y la distribución de los recursos. Pero, de
forma general, se le conoce simplemente por su título corto: la teoría del valor. En la misma
expone que la cantidad de trabajo requerido en la producción de un objeto debe ser lo que
determine su valor de cambio.
Es de esta teoría de David Ricardo en específico de la cual otros personajes históricos como
Henry George o Marx se inspiraron para sus acciones. Y es así cómo se convirtió en una de
las teorías más empleadas para desarrollar más conceptos, modelos de economía e incluso
otras teorías desde entonces hasta la actualidad. La profundidad de esta teoría y todo lo que
implicaba les permitió a todos ver la economía de una forma totalmente distinta a lo
anterior. Logró darse a conocer y, además, pasar a la posterioridad con cada uno de sus
pensamientos.

Teoría de la ventaja comparativa

El modelo de la ventaja comparativa es uno de los conceptos básicos que fundamenta la


teoría del comercio internacional y demuestra que los países tienden a especializarse en la
producción y exportación de aquellos bienes que fabrican con un coste relativamente más
bajo respecto al resto del mundo, en los que son comparativamente más eficientes que los
demás y que tenderán a importar los bienes en los que son más ineficaces y que por tanto
producen con unos costes comparativamente más altos que el resto del mundo.

Esta teoría fue desarrollada por David Ricardo a principios del siglo XIX, y su postulado
básico es que, aunque un país no tenga ventaja absoluta en la producción de ningún bien, es
decir, aunque fabrique todos sus productos de forma más cara que en el resto del mundo, le
convendrá especializarse en aquellas mercancías para las que su ventaja sea
comparativamente mayor o su desventaja comparativamente menor. Esta teoría supone una
evolución respecto a la teoría de Adam Smith. Para Ricardo, lo decisivo en el comercio
internacional no serían los costes absolutos de producción en cada país, sino los costes
relativos.

¿Cuál ha sido la influencia de David Ricardo en la economía actual?

La importancia de trascender en el tiempo es de los factores que más persiguen todos los
personajes históricos destacados en diversos ámbitos de la vida. Esto es algo que David
Ricardo logró en una vida llena de acciones en pro de mejorar la economía y el modo en el
que se manejaba la misma en el momento. Es por su visión moderna con la que manejó
diferentes conceptos económicos que llegó a trascender en el tiempo y es así como sus
teorías son incluso utilizadas hoy en día.

Los pensamientos, las teorías y las obras de David Ricardo han sido claves en la actualidad,
principalmente por todos los economistas recientes que siguen haciendo uso y práctica de
sus teorías.

En los autores clásicos, se encuentran claramente conceptualizados y delimitados los


ingresos de al menos tres tipos de actores socioeconómicos relevantes en el modo de
producción capitalista: salarios-trabajadores, ganancias-capitalistas y rentas-terratenientes.
El excedente social se obtiene a partir del trabajo asalariado, dadas las condiciones técnicas
de producción en ese momento histórico.
Especialmente destacable es la noción de “salario real” como “canasta de bienes” mínima
necesaria para la sobrevivencia y la reproducción, lo cual implica la inclusión de variables
sociales, políticas y culturales en su determinación. Es decir, lo que es “sobrevivencia”
mínima necesaria y lo convencional obtenible mediante la puja por la distribución del
excedente hacia la clase trabajadora. Vale recordar, sin embargo, que David Ricardo no se
ocupó de este caso, sino del conflicto entre clases dominantes.

Karl Marx

Karl Marx fue un pensador de origen alemán (Tréveris, Prusia occidental, 1818 – Londres,
1883) considerado como el padre del socialismo científico. Su obra más importante es ‘El
Capital’ publicado junto a Engels en 1867.

Concretamente, fue en 1848, a petición de una liga revolucionaria clandestina integrada por
emigrantes alemanes, cuando los dos autores plasmaron tales ideas en el «Manifiesto
Comunista «. En el Manifiesto expusieron la nueva concepción del mundo, la dialéctica
como la más completa doctrina del desarrollo, la teoría de la lucha de clases y el papel
revolucionario del proletariado como creador de la sociedad comunista. Este libro sentó las
bases del comunismo.

Su principal obra: El Capital

Posteriormente, durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la


economía política clásica y elaboró su propia doctrina, que publicó en su obra «El Capital»
en (1867). Partiendo de que sólo el trabajo humano produce valor, Karl Marx señaló la
explotación del trabajador, patente en la extracción de la plusvalía. Es decir, la parte del
trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista.

Denunciaba con ello la esencia injusta e ilegítima del sistema económico capitalista. Sin
embargo, para Marx, el capitalismo estaba abocado a hundirse por sus propias
contradicciones internas, lo que daría paso al socialismo y a su máximo objetivo: la
emancipación global del hombre, al abolir la propiedad privada de los medios de
producción. Algo que era, según él, la principal causa de la alienación de los trabajadores.

El legado de Karl Marx ha sido enormemente importante para el pensamiento económico y


gran parte de sus principios siguen en continuo estudio e investigación. Sus ideas
englobadas dentro del ideario conocido como marxismo han sentado la teoría de la filosofía
económica comunista.

Karl Marx también habló en su obra acerca de la formación de los precios en el sistema
capitalista. Los precios son determinantes en una economía para alcanzar un mercado
eficiente. Saber cómo se forman y conocer el funcionamiento del dinero te va a ayudar a
entender mejor la economía.
El Marxismo de Karl Marx

Tras su militancia en la Liga de los Comunistas en 185, Marx se movió en los ambientes de
los conspiradores revolucionarios exiliados hasta que, en 1864, la creación de la Asociación
Internacional de Trabajadores (AIT) le dio la oportunidad de impregnar al movimiento
obrero mundial de sus ideas socialistas.

Si bien es cierto que la AIT acabaría por hundirse como efecto combinado de las divisiones
internas y de la represión desatada por los gobiernos europeos a raíz de la revolución de la
Comuna de París (1870).

Pese a todo, la Segunda Internacional bajo inspiración decididamente marxista se fundó en


1889, tras la defunción del ideólogo. Sin embargo, Engels asumió el liderazgo de aquel
movimiento y la influencia ideológica de ambos siguió siendo determinante durante un
siglo.

Finalmente, es importante recordar que Karl Marx apenas planteó el modo en que debían
organizarse el Estado y la economía socialistas una vez conquistado el poder, lo que ha
dado lugar a interpretaciones muy diversas.

El manifiesto comunista

Uno de los textos más destacados de Marx, que escribió en colaboración con Engels, es el
manifiesto comunista. Dicha obra contiene los elementos más importantes de las tesis
marxistas, pues aborda la lucha de clases, la dictadura del proletariado y las desigualdades
que genera el sistema económico capitalista.

Se trata de una doctrina que funciona a nivel político, económico y social. La misma tiene
como objetivo la igualdad de las clases sociales (o la eliminación de estas categorías) a
través de la erradicación de todas las propiedades privadas, en especial en lo que respecta a
los medios de producción.

En primer lugar, Marx y Engels establecen la distinción entre burgueses y proletarios. Así,
los burgueses se presentan como opresores, pues tienen la propiedad de los medios de
producción, mientras que los obreros serán la clase oprimida y subordinada a la burguesía.
Marx destaca que los principales elementos de la AIL emergen y crecen dentro del modo de
producción capitalista. A su vez, deja en claro que la producción social no aparece por vez
primera con la sociedad comunista, sino que potencialmente va tomando lugar, aunque bajo
formas distorsionadas, incluso dentro del sistema capitalista existente. Para Marx, por lo
tanto, la tarea del comunismo consiste en “concebir que las formas desarrolladas en el seno
del modo de producción capitalista pueden ser escindidas y liberadas de su antitético
carácter capitalista.”
Para Marx, el comunismo no es otra cosa que la abolición de las formas capitalistas de la
producción social, tales como la subsunción del trabajo bajo el capital, la transformación de
la productividad social del trabajo en productividad del capital, el trabajo enajenado, etc.
Del mismo modo, enfatiza que la propiedad privada capitalista ya manifiesta la propiedad
social, aunque en sus formas antagónicas. El punto nodal del comunismo tal como la
concibió Marx no se limita a una simple sustitución de la propiedad privada por la
propiedad social, sino que se trata de la realización de la propiedad social producto de la
abolición de las formas de validación social de la propiedad privada.

El Capitalismo

¿Qué es el capitalismo?
El capitalismo es el sistema socioeconómico imperante en Occidente después de la caída
del feudalismo medieval, y dominante en el mundo entero en la actualidad del siglo XXI.
Es un sistema propio de las sociedades industriales burguesas.

El capital es la obra maestra científica de Karl Marx. A diferencia de El manifiesto


comunista, este texto no es un breve pero ferviente llamado a la revolución, sino un análisis
detallado, exhaustivo y sistemático y una “crítica de la economía política”, tal como lo
expresa el subtítulo. Marx pasó 15 años completos trabajando solo en el primer volumen de
esta obra. En su extenso y complejo tratado Marx intenta descubrir el funcionamiento
oculto del capitalismo. Al hacerlo, se acerca paso a paso a los conceptos de mercancía,
valor de cambio y valor de uso de su famosa teoría del valor del trabajo: según Marx, una
mercancía tiene tanto valor como el tiempo de trabajo “incorporado” en ella. El trabajador,
que no posee medios de producción, tiene que vender su fuerza de trabajo a los capitalistas,
que poseen máquinas y otros medios de producción. El capitalista no quiere vender sus
mercancías para comprar otras, sino para incrementar su dinero.

El capitalismo ha sido duramente criticado desde dos perspectivas, principalmente: la


marxista y la ecológica.
De acuerdo con el materialismo histórico propuesto por Marx, el capitalismo es un sistema
de producción inherentemente injusto, en el que las clases proletarias son explotadas por la
burguesía como mano de obra. A cambio, obtienen un salario que usan para consumir, entre
otras cosas, los bienes que ellas mismas produjeron.

De acuerdo con Marx, el capital es una relación social de producción que provoca de
manera sistemática conflictos entre la clase capitalista y la asalariada. Bajo el capitalismo,
la propiedad de los medios de producción está a cargo de la burguesía, mientras que el
trabajo, lo desempeña el proletariado.

Según explica, los capitalistas, al emplear a la fuerza de trabajo para producir bienes,
compran el uso de su fuerza de trabajo como una mercancía. Los obreros dirigen sus
esfuerzos a la producción de mercancías cuya venta produce ganancias al capitalista. La
diferencia entre las mercancías que compran los capitalistas y las que ellos venden es el
valor excedente o plusvalía, el cual apoya la acumulación de capital.
El objetivo que se propone es que los trabajadores tengan acceso a los medios de
producción en forma institucionalizada; es decir, utilizando las instituciones públicas del
Estado para que los trabajadores obtengan medios de producción y evitar que «la burguesía
vaya concentrando cada vez más los medios de producción, la propiedad y la población del
país. Reúne a la población, centraliza los medios de producción (principalmente, las
fábricas) y concentra en pocas manos la propiedad».16

Marx propone la abolición de la apropiación privada (un concepto más amplio que el de
propiedad, que es meramente jurídico) sobre los medios de producción, esto es, «la
abolición del sistema de propiedad burguesa», tal y como lo menciona en su Manifiesto
comunista: «Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general
sino la abolición del sistema de propiedad burgués» ya que la burguesía no solamente se
apropia del producto social mediante la ley, sino que también corrompe las instituciones u
otros mecanismos legales para apropiarse de la propiedad de los trabajadores.

El gran filósofo alemán del siglo XIX, economista y revolucionario, pensaba que el
capitalismo era radicalmente inestable.

Tenía incorporada la tendencia de producir auges y colapsos cada vez más grandes y
profundos y, a largo plazo, estaba destinado a destruirse a sí mismo.

A Marx le complacía esa característica: estaba seguro de que habría una revolución
popular, la cual engendraría un sistema comunista que sería más productivo y mucho más
humano.

Marx erró en lo que se refiere al comunismo. Pero su percepción de la revolución del


capitalismo fue proféticamente acertada.

No fue sólo sobre el hecho de que en ese sistema la inestabilidad era endémica, aunque en
ese respecto fue más perspicaz que la mayoría de los economistas de su época y de la
actualidad.

A un nivel más profundo, Marx entendió cómo el capitalismo destruye su propia base
social: la forma de vida de la clase media.

 Referencias
 https://es.wikipedia.org/wiki/Adam_Smith
 https://economipedia.com/definiciones/david-ricardo.html#:~:text=David
%20Ricardo%20hizo%20grandes%20aportaciones,la%20teor%C3%ADa
%20cuantitativa%20del%20dinero.
 https://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Marx
 https://youtu.be/NiWwwf9b-lk

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