Tema Observación
Tema Observación
Tema Observación
1. INTRODUCCIÓN
La observación es el método científico básico, que está presente en otros métodos: experimentación y
medición. A diferencia de estos últimos, la observación no requiere manipular variables ni cuantificar lo
observado (Fernández Ballesteros, 1980, 1993).
Observar supone una conducta intencional y deliberada de la persona que observa, es decir, no es la
observación casual del día a día, sino que supone poner atención e intención en observar. Sus objetivos se
se dirigen a la recogida de datos en función de los cuales se formulan hipótesis, se contrastan y verifican en
el tiempo y se establecen unas conclusiones.
Otro aspecto importante es la posible interacción entre el observador y el sujeto observado: la observación
es directa cuando el observador está presente en la situación, indirecta cuando se observa por medios
técnicos y el observador no está presente. La observación directa es más flexible, ya que permite captar
muchos aspectos que a un medio mecánico pueden escapar. No obstante este último evita posibles errores
de la memoria humana, ya que todo queda registrado.
Asimismo, hay que tener en cuenta si la observación es conocida o desconocida. Cuando un sujeto es
consciente de ser observado, deja de ser espontáneo y planifica su comportamiento, por lo que la
observación se distorsiona (se soluciona con el incremento de la permanencia temporal del observador en
la situación, para que se integre en ella sin influir). Hay muchas técnicas de recogida de datos basados en la
observación, cuya diferencia radica en quién observa, dónde se observa, a quién o qué se observa y cómo
se interpreta.
Desde una perspectiva científica la observación debe recaer sobre hechos (acontecimientos, procesos,
fenómenos o sistemas específicos). Según Bunge (1976, en Fernández Ballesteros, 1980) "un hecho es
cualquier cosa que sea, o de que se trate, como, por ejemplo, todo aquello de lo que se sepa o se suponga
con algún fundamento, que pertenece a la realidad". Algunos hechos observados son ideales (sustentados
por teorías o formulaciones teóricas) otros son concretos (cosas, acontecimientos, cambios en las cosas).
El observador debe ser capaz de inferir a través de los acontecimientos perceptibles, los hechos
importantes de la ciencia (ya que no son directamente observables) y contrastarlos mediante hipótesis. La
unidad de observación es aquel conjunto de eventos conductuales que con diferentes grados de molaridad-
molecularidad (en el continuo de conducta) son observables en evaluación psicológica (Fernández
Ballesteros, 1980). Dentro de los hechos observables cabe distinguir diversas unidades de análisis según el
punto de vista que se utilice (Fernández Ballesteros, 1993):
2. 2. Se observa en tiempo real y en forma continua, en muchos casos sin que la duración de la
sesión sea especificada previamente.
B Atributos. Los psicólogos del rasgo (y psicodinámicos) han utilizado la observación como base
para la obtención de atributos o construcciones teóricas. Así, de las asociaciones que presentan los datos
sobre la conducta manifiesta (verbal, no verbal o espacial) se infieren determinadas entidades que se
supone están siendo expresadas por la conducta manifiesta. Por ejemplo:
• • La actividad manifiesta no tiene valor por sí misma, sino que ha de ser elaborada ya que es
la expresión de un determinado atributo intrapsíquico.
C Conductas. Desde una perspectiva conductual se suelen utilizar como unidades de análisis la
conducta manifiesta (motora, verbal o fisiológica) definida, bien en términos simples, bien agrupadas en
clases o categorías. La definición de tales unidades de observación varía en un continuo de molaridad
molecularidad, ya que cualquier conducta puede ser descrita en una serie de aspectos de mayor o menor
especificidad. Las características fundamentales de estas unidades de análisis son las siguientes (Fernández
Ballesteros, 1993):
1. 1. Existe una previa especificación de la conducta o clases de conducta a observar.
2. 2. La formulación de estas unidades de análisis puede ser teórica o empírica. Desde el primer
punto de vista el evaluador selecciona aquellas conductas objeto de interés por su relevancia en el
caso. No obstante, en ocasiones (fundamentalmente cuando se trata de crear, cara a la
investigación, códigos estándar de observación) se obtienen las conductas o categorías que han de
ser observadas en función de múltiples criterios empíricos y observaciones previas en estudios
piloto.
3. 3. La observación de tales unidades permite mínimas inferencias por parte del observador.
D Interacciones. La unidad a observar no está formada siempre y sólo por unas conductas
previamente descritas sino por la relación funcional entre dos eventos que se producen secuencialmente.
Dichos eventos proceden de dos o más personas o entre una persona y una dimensión ambiental. Estas
unidades de análisis son fundamentalmente utilizadas por los evaluadores que persiguen la indagación de
relaciones funcionales entre eventos. Las características de este tipo de unidad de análisis son las siguientes
(Fernández Ballesteros, 1993):
• • Existe una especificación previa de las conductas o clases de conductas que interesa
observar.
• • Estas unidades están constituidas por influencias recíprocas existentes entre individuos o
entre un individuo y un grupo o un determinado ambiente.
1) Los productos de conducta procedentes de las ejecuciones del sujeto en el pasado, también denominados
por los autores medidas no reactivas o no contaminadas; y 2) Los productos de ejecuciones que el sujeto
realiza en relación con las tareas que el evaluador le presenta (por ejemplo, la aplicación de un test y las
conductas de ejecución que suscita).
Se pueden considerar como productos de conducta no reactivos (Webb, Campbell, Schwartz y Sechrest,
1966, en Fernández Ballesteros 1980, 1993) las medidas de archivo, entre otras, ya que son las más
interesantes en evaluación (actualmente llamada evaluación portafolios). Son aquellas que han sido
registradas en documentos o informes, generalmente en forma escrita y pueden incluirse datos tan
importantes como los procedentes de cuadernos escolares, pinturas o dibujos, las notas del curriculum
académico y otros muchos documentos personales que, procedentes del pasado, son el resultado de la
realización de determinadas actividades ejecutadas por el sujeto en su vida cotidiana y que pueden resultar
de gran interés en evaluación psicológica. Las características de estas unidades de observación son las
siguientes (Fernández Ballesteros, 1993):
• • Estas unidades de análisis no pueden ser utilizadas como expresión de supuestos atributos
intrapsíquicos realizando inferencias de alto nivel sobre los productos de conducta o bien
relaciones causales sobre su origen.
Se trata de obtener muestras significativas y representativas de los eventos observados, según las unidades
de medida (ocurrencia, frecuencia, duración, etc.) previamente seleccionadas.
Es prácticamente insostenible para un observador prolongar una observación atenta durante periodos
extensos de tiempo debido a la fatiga que acarrea. De otro lado, la privacidad de ciertos eventos impide el
seguimiento temporalmente extenso del continuo del comportamiento. En ocasiones, el objetivo de la
observación se centra en actividades realizadas por un grupo de sujetos, resultando aún más difícil recoger
las actividades de todos los sujetos presentes a los que se desea observar.
La observación lleva costes importantes y si se limita el tiempo de observación se disminuyen tales costes.
Cuando un evaluador decide utilizar la observación y no es factible u operativo realizar registros continuos
ha de tomar decisiones importantes que implican el tiempo de la observación. Así debe plantearse
(Fernández Ballesteros, 1993):
• • En qué momentos se van a iniciar y terminar los periodos de observación y si estos van a
ser constantes o van a variar en cada unidad de observación.
• • Si se van a utilizar intervalos de tiempo para la observación y el registro dividiendo así los
periodos de observación.
• • Si se pretende tener constancia de lo que ocurre en distintas situaciones, habrá que decidir
en cuál/es de ellas se va a realizar la observación, estos aspectos situacionales de la observación se
entremezclan con los temporales.
Todas estas decisiones implican diferentes tipos de muestreo clasificables en tres tipos fundamentales:
muestreo de tiempo, de situaciones y de sujetos (Fernández Ballesteros, 1993).
1. Muestreo de tiempo
Cualquiera que sea el tipo de observación habrá que decidirse durante cuanto tiempo va a observarse con
qué frecuencia y en qué momentos dependiendo de los objetivos de la observación. Las características son:
a) La duración de la observación deberá ser inversamente proporcional a la frecuencia del evento
observado. b) Una extensión de una o dos semanas de observación parece ser adecuada en e1 caso de que
los eventos objeto de estudio sean de alta o media ocurrencia. c) Los periodos de observación deben
depender no sólo del tipo de eventos a registrar, sino también de la complejidad del instrumento de registro
utilizado.
2. Muestreo de situaciones
Se utiliza cuando se supone (desde una perspectiva conductual) que el comportamiento varía en función de
los estímulos externos y de sus propiedades funcionales o también para comprobar en qué medida
determinados comportamientos son estables a través de distintas situaciones.
3. Muestreo de sujetos
Cuando se trata de observar a más de dos sujetos se aconseja emplear simultáneamente muestreo de
intervalos y de sujetos. Existen 4 posibilidades que son (Anguera, 1981, en Fernández Ballesteros, 1993):
1) Selección focalizada de individuos. Es decir, elección de los sujetos a observar al azar o en forma
aleatoria estratificada (en función del sexo, edad, o cualquier otro criterio conductual). Observación de los
sujetos elegidos en función de los intervalos establecidos (por ejemplo el sujeto nº 1 en el primer intervalo,
el nº 2 en el segundo, etc.). 2) Selección de intervalos de observación en función del número de sujetos a
observar procediéndose entonces por rotación, asignando cada intervalo a cada uno de los sujetos de
observación. 3) Elegir un criterio de razón fija o variable ordenando así a los sujetos que serán observados
tantas veces como sea posible en función del número de intervalos y del periodo total de observación. 4)
Rotar el criterio de elección de los sujetos a observar de forma que después del periodo de observación se
haya recogido información de todos los sujetos (por ejemplo, primero a los sujetos pares, después a los
impares).
4. ¿CUÁNDO OBSERVAR?
Aquí se plantea un problema importante: la actualidad del hecho que es observado; la observación puede
recaer sobre hechos presentes y hechos no presentes (pasados y futuros). Cabe preguntarse si la
observación directa o indirecta (observación o autoinforme) debe recaer sobre un hecho presente o es
posible hacerlo sobre hechos pasados o futuros (Fernández Ballesteros, 1980).
La ciencia se ocupa no sólo de los hechos actuales sino también de los hechos posibles. En este sentido
parece admisible que tanto la observación como el autoinforme recaigan sobre hechos no presentes. Así en
psicodiagnóstico se usa la observación retrospectiva que “reconstruye” hechos de la vida del sujeto en
evaluación.. Por otra parte, también puede darse una autoobservación de acontecimientos presentes o
pasados. La mayor parte de los autoinformes en psicología se refieren a acontecimientos que no están
presentes a la hora de ser explicitados por el sujeto.
Las múltiples fuentes de error de tales informaciones (deseabilidad social, sinceridad, aquiescecnai,
etc.)han dado lugar a que los evaluadores conductuales hayan depurado procedimientos sumamente
rigurosos de autoobservación tales como los autorregistros. Por último, puede admitirse la observación de
hechos futuros considerados como hechos posibles. Se pueden obtener auto-observaciones sobre las
expectativas del sujeto; es decir, de sus experiencias subjetivas sobre acontecimientos futuros, también en
relación con sus respuestas motoras, fisiológicas y cognitivas.
5. ¿OUIÉN OBSERVA?
La observación es un acto intencionado del sujeto que observa y se dirige a un hecho de su mundo externo
o interno. Existen distintos tipos de observación según el sujeto que realiza la observación y según ésta se
dirija a hechos externos o internos del mismo (Fernández Ballesteros, 1980).
- Observación centrada en un acontecimiento externo al sujeto que observa. Dentro de este apartado
podemos distinguir distintos tipos según el grado de participación del observador en el hecho observado: 1)
Observador experto y ajeno al hecho de observación, cuando no participa e incluso puede no estar presente
al producirse el acontecimiento en cuestión (las técnicas utilizadas son cintas magnetofónicas, el video).
Así se consigue mayor rigor y asepsia en las observaciones porque se eliminan o disminuyen
significativamente importantes fuentes de error. Algunas de. 2) El experto observador está presente en la
situación (la mayor parte de las observaciones de psicodiagnóstico son así). Aquí existen múltiples fuentes
de error procedentes tanto del sujeto observado (reactividad) como del observador (expectativas).
En otras situaciones la observación puede ser realizada por personas no entrenadas, allegadas al sujeto de
observación y que, en muchas ocasiones, interactúan durante la producción del hecho observable; aquí las
fuentes de error se incrementarán considerablemente y estarán en función de variables tales como el tipo de
participación, el entrenamiento, la interacción, los observados y otras características tanto de la persona
observadora (objetividad precisión de la observación) como del observado y de la situación de la
observación.
- Lo observado forma parte del mundo interno de un sujeto. Cabe la posibilidad de un método especial de
observación: la autoobservación o introspección cuyo resultado externo es el autoinforme verbal del
sujeto. Lo específico de las respuestas encubiertas hace necesaria la utilización de la autoobservación y el
autoinforme posterior que ponga de manifiesto lo encubierto. Pero la autoobservación como método no
solo puede tener por objeto las respuestas cognitivas internas (como en el caso de la introspección) sino
también puede servir en la medida de las respuestas motoras o fisiológicas. Los autoinformes pueden ser
útiles para recabar dos tipos de información: 1) Autoobservación de las respuestas motoras. cognitivas y
fisiológicas (pedir al sujeto lo que hace, piensa o siente); tanto las respuestas motoras como fisiológicas
pueden verificarse independientemente a través de la observación directa y del registro de respuestas
psicofisiológicas. 2) El segundo tipo de información que podemos recoger es la información de la
experiencia subjetiva sobre esas respuestas, es decir, cómo evalúa sus respuestas motoras, fisiológicas o
cognitivas. No deben confundirse los dos tipos de información porque se trata de componentes diferentes.
En los cuestionarios y escalas procedentes del enfoque dinámico y diferencial se ha formulado el segundo
tipo de cuestiones para inferir de ellas el primer tipo de datos, es decir, se han recogido hechos subjetivos
para inferir hechos objetivos, conductuales. Los autoinformes de la experiencia subjetiva no sirven para
predecir la conducta manifiesta puesto que se trata de comportamientos diferentes.
Se refiere a la situación en la que se realiza la observación y el grado o nivel de control de las variables
situacionales presentes. Podemos hablar de situaciones naturales y situaciones artificiales (laboratorio,
control) (Fernández Ballesteros, 1993). Cuando se habla de observación sistemática se está haciendo
referencia a aquella que se produce en la situación natural. No cabe duda que el objeto prioritario del
método observacional es el de recoger datos sobre la conducta en el lugar habitual donde ésta ocurre. No
obstante, la observación natural resulta en ocasiones imposible; en estos casos en lugar de renunciar a la
misma, puede optarse por utilizar técnicas observacionales en situaciones controladas de laboratorio.
Existe un continuo de naturalidad en el que podría situarse cualquier tipo de observación, y aunque resulta
hasta cierto punto artificial establecer una clasificación dicotómica natural-artificial, por ser la distinción
clásica vamos a proceder a comentarla.
La verdadera observación natural consonante con el concepto de validez ecológica es aquella que se realiza
en el ambiente ordinario en el que se desenvuelve el sujeto sin que se produzca ningún tipo de mediación
del evaluador para provocar las actividades objeto de estudio. Existen distintos contextos naturales en los
que es más frecuente la observación como son: a) situación familiar, se han creado procedimientos de
observación sistemática y codificaciones de conducta (conductas paternas, conductas de los hijos,
interacciones entre ambos); b) ambiente escolar, se emplean códigos de observación de categorías de
conductas perturbadoras y de interacción; c) instituciones (psiquiátricos, pabellones hospitalarios); d)
ámbitos comunitarios (restaurantes, jardines, despachos). En múltiples ocasiones resulta muy difícil
recoger observaciones en los ámbitos naturales por varias razones: la negación del sujeto a ser observado
en su vida real o inconvenientes para que el psicólogo se desplace al ámbito natural correspondiente y el
coste de la observación natural que es extremadamente alto.
El hecho de que la observación se produzca en una situación natural no implica que este método se aplique
sin las necesarias garantías de rigurosidad científica. Requiere un plan o programa de observación en el
que existan dispositivos de registro de lo observado, tiempo y duración de la observación, etc. Será más
aconsejable que pueda ser realizada por personas allegadas al sujeto o bien cuando el evaluador forma
parte del medio natural (ejemplo, situación escolar, institucional o comunitaria). El evaluador también
puede recoger en el ambiente natural productos de conducta (diarios, cartas) lo cual no suele requerir
especiales costes ( en tiempo y energía) ya que tales productos suelen ser facilitados bien por el propio
sujeto, bien por personas allegadas a él o incluso son independientes de la voluntad del sujeto o sujetos
implicados en la observación.
Se trata de replicar artificialmente las situaciones naturales para su mejor observación. Los resultados de la
observación artificial presentan mayor validez interna, dado el control experimental a que tales situaciones
pueden ser sometidas, a la vez que se pierde validez externa y por tanto posibilidades de generalización.
Ahora bien, el hecho de que una situación sea artificial no implica que no sea real. Las distintas
gradaciones en el realismo en la situación artificial (o de laboratorio) influyen sustancialmente sobre
resultados obtenidos, por lo que esta variable debe ser rigurosamente controlada. Aquí el observador
determina cuáles son los estímulos con los que ha de interactuar el sujeto a observar, el tiempo de
exposición, etc. Gran parte de los tests utilizados en psicodiagnóstico implican la observación en una
situación artificial, en la que los estímulos presentados al sujeto han sido previamente tipificados. Por otra
parte, la situación artificial creada puede haberlo sido en función de las características propias del sujeto o
de lo que se pretende evaluar. Existen mayores garantías en los datos de la observación cuanto menor es el
grado de participación del observador y mayor es la naturalidad de la situación observada. Algunas de las
vías para replicar artificialmente una situación natural son (Fernández Ballesteros, 1993):
1) Podemos construir pruebas estándar más o menos estructuradas, denominadas tests situacionales, a
través de las cuales se presente a los sujetos los estímulos o situaciones complejas en las que interesa
observar sus conductas con mayor realismo posible. Los dispositivos de observación y los medios
mecánicos de auxilio son los mismos que los utilizados en los ambientes naturales. La diferencia estriba en
que la situación no se presenta espontáneamente sino que es provocada por el evaluador en “el
laboratorio”.
2) Tests situacionales más sencillos: se muestra al sujeto determinados estímulos ante los que se supone
presenta conductas inadecuadas (por ejemplo el test de evitación conductual para evaluar fobias y miedos).
3) Role playing o juego de papeles. El role playing incrementa la artificialidad y decrementa el realismo de
la situación Permite la creación de múltiples situaciones ficticias en las que el sujeto interactúa con
personas u objetos que representan los papeles requeridos por la situación representada. También pueden
ser artificialmente creadas o reproducidas situaciones por medio de ténicas de lápiz y papel etc. La
posibilidad de crear o evocar imaginariamente una situación, tratar de verse en ella actuando y narrar
verbalmente lo que en la evocación ocurre (sentimientos, pensamientos, etc.) es una forma de role playing
muy utilizada en terapias cognitivas.
Toda técnica estándar que recoge productos de conducta y todo test psicológico de ejecución podrían ser
considerados como un procedimiento artificial de observación, ya que lo que se pretende con ellos es
evaluar la conducta ante situaciones artificiales más o menos semejantes a las de la vida real. Haynes y
Wilson (1987, en Fernández Ballesteros, 1993) concluyen respecto a estos procedimientos que:
• • Antes de utilizar una situación artificial para recoger información mediante la observación,
ésta debe ser analizada minuciosamente y sopesar las ventajas e inconvenientes que conlleva. En
todo caso no debe utilizarse la observación en situaciones artificiales como único método de
evaluación.
La sistematización de la observación depende del marco referencial teórico del observador. Podemos
distinguir varios instrumentos de observación (Fernández Ballesteros, 1993).
1) Registros narrativos. Los evaluadores que realizan descripciones sobre lo observado dejan constancia de
sus observaciones mediante registros narrativos o descriptivos. Tales registros presentan un formato
flexible para permitir recoger muy diferentes características y modalidades de las actividades de los
sujetos. Existen dos fuentes de error que afectan a la fiabilidad de estos registros: a) los observadores
pueden utilizar distintas descripciones verbales para una misma conducta o patrón de conductas; b) se
deduce de la primera que por ello puede llegarse a categorizar o a dar distinta significación a los mismos
eventos. Los registros narrativos pueden utilizarse como paso previo a la hora de establecer códigos
estructurados tanto de catálogos de conducta como de sistemas de categorías o de interacciones. Pueden ser
también útiles cuando las conductas a examen presentan una baja frecuencia de aparición y han de ser por
tanto registradas por observadores participantes.
Las escalas de apreciación son útiles para: a) tener una primera aproximación cuantificada de las conductas
problemáticas y adaptativas de un sujeto, así como otras opiniones que personas allegadas o jueces tengan
sobre él; b) tener datos sobre la validación social de un determinado programa cuando se trata de conocer
si una intervención ha surtido efectos según los agentes sociales. El riesgo es que el evaluador se
contamine con opiniones externas provocándose un efecto halo que encauce indebidamente futuras
observaciones.
3) Catálogos de conducta o listas de rasgos. Contienen una serie bien especificada de conductas
encuadradas o no en clases y con o sin indicación de antecedentes o consecuentes ambientales de las
mismas (Fernández Ballesteros, 1993). A través de ellas se tienen en cuenta conductas, clases de
conductas, así como relaciones funcionales entre éstas y otros eventos ambientales. Dos son los registros
observacionales más frecuentes: 1) registros de conductas y 2) las matrices de interacción. Los registros
de conductas agrupan una serie de eventos conductuales bien definidos que el evaluador supone son
relevantes al caso que se está estudiando, sin pretender ser exhaustivo en la observación. La selección es
racional y apriorística y con ello se pretende constatar con qué ocurrencia o frecuencia aparecen una serie
de conductas (previamente especificadas) importantes en el caso. En este tipo de técnica de observación
aparecen unas cuantas conductas previamente definidas como "conductas objetivo" que han sido escogidas
y descritas por el evaluador en función del caso específico que se está explorando. Las matrices de
interacción están dirigidas exclusivamente a la constatación de las interacciones que se producen entre el
ambiente y la conducta; es decir, las relaciones funcionales antecedente-respuesta o respuesta-consecuente
que se producen en la interacción de dos o más sujetos. Dos son los objetivos de este tipo de códigos: 1) la
constatación de las relaciones funcionales entre unas conductas y sus contingencias, y 2) el estudio de las
relaciones interpersonales que se mantienen en un determinado grupo social o ambiente.
5) Registro de productos de conducta. Los resultados de cualquier test de inteligencia o aptitudes pueden
ser conceptualizados como el registro del comportamiento final de un sujeto en una situación estándar, tras
su observación. Estos resultados pueden ser considerados en términos absolutos (como muestra de lo que
el sujeto realiza en una tarea concreta) o en puntuaciones normativas (se obtiene la posición relativa del
sujeto con referencia a un grupo normativo, pudiéndose inferir que posee en mayor o menor medida un
determinado atributo).
La observación ha de presentar una serie de garantías que prueben su valor científico: fiabilidad, validez y
exactitud de lo observado. Respecto a las garantías científicas cabe preguntarse, ¿en qué medida son
generalizables los datos procedentes de un observador a los recogidos por otros observadores? Con esta
pregunta estamos haciendo referencia a la objetividad o fiabilidad interjueces ya que una primera garantía
de la observación está en la utilización de más de un observador. Lo que se pretende es constatar en qué
medida los datos observados dependen de la persona que realiza la observación. Las recomendaciones a la
hora de establecer el acuerdo entre observadores son (Fernández Ballesteros, 1993):
c. c) En ningún caso deben ser tenidos en cuenta datos que obtengan bajos acuerdos entre
observadores o baja fiabilidad interjueces.
Por su parte, tienden a incrementar la generalización entre observadores las siguientes condiciones:
• • Utilización de definiciones conductuales claras sobre las que el observador no tenga que
hacer inferencias.
• • Utilización de intervalos de observación.
¿Hasta que punto lo observado en un determinado momento es extensible a otros momentos de la vida del
sujeto (generalización de situaciones)? Si los datos que registramos en un periodo de observación concreto
se repiten en otros periodos podríamos hablar de estabilidad de nuestras observaciones o bien de la
posibilidad de generalizar a un universo temporal o en otros términos de que hemos obtenido una adecuada
fiabilidad test-retest. Los procedimientos para estimar la estabilidad de las observaciones son:
correlaciones que puedan obtenerse entre dos observaciones registradas en dos o más momentos, aplicando
coeficientes de fiabilidad test-retest (Pearson); apreciación visual de la línea base registrada (gráficos de
frecuencia) fórmula de Spearman Brown como medida de consistencia interna.
¿Hasta qué punto los datos de observación procedentes de una situación son generalizables a otras
situaciones (generalización en el tiempo)? Se hace referencia con ello al universo de generalización de las
situaciones, así como a la validez ecológica de lo observado, es decir, a la posibilidad de que los datos
recogidos en situaciones artificiales de laboratorio sean generalizables a la vida real. El uso del muestreo
intersituacional permite la obtención de datos representativos al respecto.
Pueden proceder del sujeto observado, del observador y del sistema de observación elegido.
Los sujetos observados pueden modificar su conducta por el solo hecho de saberse observados. A esta
fuente de sesgos se le llama reactividad (propiedad de los seres vivos de afectarse por la presencia de otros
organismos incrementándose su activación). Cabe realizar una serie de recomendaciones con el objetivo de
minimizar o controlar los efectos de la reactividad:
• • Pedir a los sujetos que actúen en la forma más natural posible e incrementar su motivación
para que así lo hagan.
• • Utilizar un amplio periodo de habituación en el que la reactividad se intente disipar.
Existen procedimientos de observación libres de reactividad y que coinciden en su mayor parte con los
productos de conducta recogidos en ambientes naturales así como las unidades de observación no
contaminadas o reactivas.
El propio observador y sus receptores sensoriales suponen los dispositivos de registro más importantes en
el proceso observacional ya que es el que recibe, selecciona, codifica y analiza la información. Aquí se
incluyen (Fernández Ballesteros, 1993):
c) El entrenamiento. Que el observador, cualquiera que sea su grado de participación, sea previamente
entrenado en la tarea de observación es de vital importancia para la obtención de datos objetivos y
precisos. Dos son las clases de error que suelen cometer los observadores que pueden ser subsanados
mediante entrenamiento: 1) errores de tiempo, cuando se utilizan procedimientos de muestreo del tiempo y
son claramente subsanables con el entrenamiento y utilización de jueces expertos; y 2) errores de
interpretación o reconocimiento de los eventos objeto de estudio. Como criterios para dar por finalizado el
entrenamiento se puede plantear por un lado, que los observadores entrenados lleguen a alcanzar altos
niveles de acuerdo entre sí, y por otro, que obtengan acuerdo con un criterio previamente establecido como
puede ser por ejemplo, un protocolo estándar puntuado por unos jueces expertos.
d) Las características generales o atributos del observador (sexo, edad, habilidades etc.) pueden también
mediar en los resultados de la observación, aunque estas variables difícilmente se pueden controlar.
El tipo de registro elegido afecta tanto a la fiabilidad como la validez de los datos. Las características que
incrementan la bondad de estos instrumentos son:
• • utilizar un código estándar, que cuente con las suficientes garantías científicas en su
construcción.
BIBLIOGRAFíA