Jueces 7.1-18
Jueces 7.1-18
Jueces 7.1-18
Introducción
Para recordar un poco de lo que hemos visto de los jueces y para que nos
acordemos como dejamos al último juez que estuvimos viendo, que se llamaba
Gedeón, hagamos un pequeño repaso de lo que había acontecido hasta el
momento en que lo dejamos.
También hemos visto las cosas que le pidió Dios a este pueblo rebelde e idolatra,
1. Le ordeno acabar con los pueblos enemigos, no dejar ser vivo de esos
pueblos a los que los mandaba conquistar, 2. Le ordeno acabar con todos los
ídolos e imágenes que estos pueblos tuvieran, no deberían adoptarlas como
propias y mucho menos adorarlas y postrarse ante ellas, porque Dios es un Dios
celoso. 3. Le ordeno no mezclarse con esos pueblos, ni dar a sus hijos e hijas a
ellos para casarse, ni tomar de sus hijos e hijas para emparentar con ellos. 4. Le
ordeno al pueblo, que los padres enseñaran todas estas cosas a sus hijos,
para que pudieran recordarlas y pudieran obedecerlas siempre, debía repetirlas, y
tenerlas inscritas en sus puertas, cuartos o aposentos, en sus frentes en pedazos
de papel envueltos en sus turbantes, para que cuando anduviera fuera de casa
pudieran leerlos y meditar en ellas.
Pero este pueblo de Gosén, digo de Israel, siempre estaba haciendo lo malo
delante de Dios, y Dios siempre estaba usando a sus enemigos para disciplinarlos
y llamarlos nuevamente hacia Él, y les levantaba un juez, que los llevaba a pelear
contra el enemigo y después los llevaba a Dios para que tuvieran paz, durante el
tiempo que el juez estaba vivo.
Y los jueces que hemos visto hasta este punto, son Otoniel, quién fue la sombra
de Cristo al ir a pelear con el enemigo, para poder tener a la esposa que le fue
prometida que se le daría, al que pudiera derrotar al enemigo, después con Él, el
pueblo descansó 40 años de sus enemigos y de su enemistad con Dios.
Después vimos a Aod, quién fue la sombra de Cristo al mostrarnos como Dios se
Burlara de sus enemigos y los humillara como lo hizo Aod, con el rey Eglón, al
matarlo de una forma humillante y derrotando a los enemigos del pueblo, y
llevarlos a una paz de 80 años durante el tiempo que estuvo vivo.
Otro juez fue Samgar, quién fue la sombra de Cristo, al derrotar el solo a 600
hombres con una aguijada de bueyes, mostrando que Cristo por su poder no hay
enemigo que le pueda hacer frente, porque Él ya derroto al pecado y a la muerte,
no hay quién le pueda ponerse delante de Él.
Otro juez que Dios levanto fue Barac, el que prefirió compartir la gloria con una
mujer, y que prefirió ser un anti tipo de Cristo, ya que Cristo no compartió la gloria
de su obra con ninguna persona, sino que Él es digno de toda la honra y de toda
la gloria y por eso se le dio un nombre que es sobre todo nombre.
Por último antes de llegar a Gedeón, Deborah no dejo un cantico que nos mostró
el panorama a como estaba en ese momento el pueblo de Israel, nos dijo que no
había espadas, ni escudos entre el pueblo, porque el pueblo se había hecho al
estilo de vida de los pueblos enemigos, aunque Dios les había mandado
aniquilarlos, Y nos muestra como el pueblo estaba inmerso en la idolatría y se
habían olvidado del Dios vivo que los saco de Egipto, Israel se había convertido en
un pueblo cobarde y temeroso de sus enemigos.
El juez que hemos estado viendo los últimos sermones llamado Gedeón, hoy nos
mostrará otro aspecto de la obra que se le encomendó, en el cual nos mostrara
como es sombra de Cristo y así mismo el pueblo nos muestra como es la sombra
de la Iglesia de Dios.
Comencemos con el bosquejo del sermón de esta mañana, que será así:
Dios le dice a Gedeón que es mucho pueblo para ir a la batalla, y que se pueden
ensoberbecer, como veíamos en el sermón de la semana pasada, que la gente se
olvida que Dios hizo las cosas o dio las victorias y pasa lo que dice Deuteronomio
8:14 “y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te
sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;”
Es por eso que le dice, para que no se alabe Israel contra mí, presumiendo que
fueron sus propias fuerzas las que los libraron de sus enemigos, Dios hace que
Gedeón corra el rumor de que el que tenga miedo y se estremezca ante el hecho
de enfrentar a los enemigos, es libre de irse a su casa.
Y de ser 32 dos mil hombres, quedaron solamente 10 mil, lo que nos lleva a
recordar lo que había pasado con el pueblo de Israel en los tiempos de paz que
había tenido mientras los jueces estaban vivos, se habían hecho débiles y
cobardes, sin preparación para la guerra, además se habían acostumbrado a las
comodidades de las ciudades de los pueblos enemigos, además se habían
convertido en un pueblo idolatra.
Y a pesar de que sabemos por el texto que el enemigo era muy superior en
número al ejército de Israel de 32 mil hombres, Dios le dice a Gedeón que los 10
mil que quedaron después de que se regresaron 22 mil, son muchos y no necesita
que vayan tantos para darles la victoria.
Le dijo a Gedeón que los llevará a un arroyo, para mostrarle quienes eran los que
eran aptos y quienes quedarían descartados para ir a la batalla y enfrentar a los
enemigos de Israel.
Así que le da nuevas instrucciones, le dijo cualquiera que lamiera el agua como lo
hacen los perros, llevando el agua con su mano hasta la boca, lo pondrás aparte,
pero a todo aquel que se doblara sobre sus rodillas estaría en otro grupo.
Pues que creen, que los lamieron el agua fueron 300 hombres, y los que doblaron
sus rodillas para tomar el agua pues nada más ni nada menos que 9,700
hombres, los cuales fueron despedidos de regreso a sus casas.
Dios dejo a solo 300 hombres con Gedeón, y le dijo que con esos pocos hombres
le entregaría a todo el ejército de Madián, lo cual podría sonar imposible, si con los
32,000 que originalmente tenía en su ejército Gedeón podía estar dudando que
vencería, ahora con 300 hombres, ¿Cómo piensan que se sentía él?
15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al
campamento de Israel, dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el
campamento de Madián en vuestras manos.
Como era de esperarse Gedeón tuvo temor de lograr algo tan increíble, por lo
reducido de su ejército y por ver la magnitud del ejército enemigo, y por eso Dios,
lo mando en medio de la noche a que fuera directo al campamento enemigo,
diciéndole que ya lo había entregado en sus manos.
Y Gedeón fue con Fura su criado, tal y como Dios se lo ordeno y se metieron en el
campamento enemigo para escuchar lo que estos estaban hablando, Dios le
anticipo que cuando oyera de lo que hablaban, entonces iba agarrar valor y
fuerzas para ir a la batalla contra ellos.
El texto nos narra lo impresionante que era el ejército enemigo, por si pensamos
que Gedeón no tenía más cosas por las cuales acobardarse, dice que eran como
langostas tendidas por el suelo, y hace referencia que sus camellos era incontable
tal como la arena que está a la orilla del mar.
Pero Dios le dio el valor para quedarse más tiempo y escuchar de lo que estaba
hablando los guardias, uno de ellos le relato un sueño de un pan de cebada que
bajaba rodando y golpeaba contra la tienda de ellos y esta caía.
Nos dice el texto que cuando Gedeón oyó al hombre contar su sueño y al otro
darle la interpretación, lo primero que hizo fue adorar a Dios, y volvió tan
convencido al campamento de Israel que llego y diciéndoles: “Levantaos, porque
Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.”
Por último veamos que cual fue el desenlace de esta historia en el punto número:
Dios le dio instrucciones a Gedeón, para ir a la batalla, pero lo que le dijo que
hiciera era tan incomprensible y algo insólito, que para ir a una pelea con personas
experimentas, sonaría como de alguien que quiere morir en el intento.
Les mando a los 300 hombres, con trompetas, en sus manos, y cántaros vacíos
con teas ardiendo dentro de los cántaros, eso fue todo lo que llevaban estos
hombres a la batalla, para enfrentar a guerreros preparados para la lucha cuerpo a
cuerpo, con espadas, lanzas y escudos, y hasta con carro herrados para embestir
al enemigo.
Pero a pesar de que se les mandaban cosas que no podían comprender como les
podrían ayudar para derrotar a sus enemigos, estos hombre obedecieron, y
además Gedeón, que no tenían nada de experiencia en batalla, les estaba dando
las instrucciones.
Y les dijo: “Miradme a mí, y haced como hago yo”, ¿Cómo estos hombres
estaban siguiendo a otro que no tenía experiencia para la guerra y que además les
mandaba hacer cosas ilógicas para ir contra el enemigo?
Solo les dijo que cuando llegaran al campamento enemigo, él tocaría la trompeta y
los demás deberían hacer lo mismo, pero eso no era lo importante, ni lo que
derrotaría a sus enemigos, sino lo que les ordena que deben decir solamente es:
“¡Por Jehová y por Gedeón!”
Estos 300 hombres no llevaban arma alguna para la batalla, no tenían espadas,
no tenían lanzas ni tenían escudos, porque se habían acostumbrado a no
entrenarse para la guerra, estos hombres solo llevaban trompetas y cantaros con
teas o antorchas ardiendo dentro de ellos.