Cuento

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Sami y la naturaleza

Había una vez en un joven, que vivía en un pueblo ubicado en cusco en donde adoraban
la naturaleza que tenían y los frutos que consumían, su nombre era Sami y desde
pequeño había ayudado a su familia con las tareas del hogar y con los animales que
tenía su abuelo, Sami le gustaba ver a los animales y plantas del aquel pueblo, por las
tardes al salir del colegio se dirigía a su casa para almorzar. Al terminar, se dirigía de
camino al campo en el cual sacaba alimentos para sus animales.

En el camino le gustaba apreciar el cantar de los pajaritos los cuales producían un


sonido melodioso que le encantaba escuchar mientras veía el colorido color que le
daban las flores, al llegar en al campo le gustaba subirse a los árboles enormes y
apreciar la vista del atardecer producido por el sol, para luego regresar y alimentar a sus
animalitos.

Sami pasaba la mayor parte de su tiempo libre en un pequeño bosque donde podía
contemplar la tranquilidad y hermosura de la naturaleza que les había otorgado
Pachamama (madre tierra). A la cual en el pueblo se le rendía culto y era venerada como
agradecimiento por las cosechas las que mantenía todo el año a aquel pueblo.

En uno de sus tantos caminos al campo se dio cuenta de que había crecido una hermosa
flor la cual hacía ver sus diferentes colores, esta flor llamo mucho la atención de Sami el
cual se acercó un poco extrañado, ya que nunca había visto ningún tipo de flor así fue de
regreso a su casa y le contó a su familia lo que vio, los cuales le contaron al pueblo y
todos juntos decidieron ir a ver aquella flor.

Al llegar se toparon con la flor la cual dejaba ver los diferentes colores que tenía en
cada pétalo, los pobladores sacaron la flor cuidadosamente y la llevaron al pueblo en el
cual la pusieron en un pedestal en el centro del pueblo cubierta con una vidrio que la
encerraba, para los habitantes esta flor representaba un regalo sagrado de la madre
tierra, los cuales dejaban flores más pequeñas cada día.
Aquellos pobladores tomaron ese día como celebración en la cual los pobladores se
ponían la vestimenta de la danza de las tijeras y empezaban a danzar formando un
círculo alrededor de la flor, la danza de las tijeras fue elegida por su vestimenta colorida
la cual se asemejaba a los hermosos pétalos de aquella flor. Sami era el más
emocionado, ya que aquella flor le llamaba la atención y causaba alegría en su entorno.

Un día al regresar del colegio y dar alimentos a sus animales fue muy emocionado hacia
el centro de la ciudad para ver a aquella flor como los días anteriores, al llegar Sami se
percató de que la flor no estaba en aquel pedestal que se le veía siempre, al darse cuenta
de esto Sami fue en busca de su familia y le contó lo sucedido, la familia al escuchar
esto no se lo podían creer y al ir a buscar la flor al centro del pueblo se dieron con la
sorpresa que lo que había dicho Sami era cierto.

Luego la familia hizo un llamado de emergencia a todos los pobladores para decirles lo
observado al enterarse de las personas del pueblo hicieron una búsqueda para hallar al
que había hecho eso, pero a largo de unos días no se halló el culpable y la gente del
pueblo decidió ya no tomar más importancia a esto y a medida que pasaba el tiempo los
pobladores fueron retomando las actividades de antes.

Sami se sentía triste e incompleto, ya que la alegría que sentía antes se había esfumado.

Al pasar de los días Sami se dirigió al bosque y se acostó en el suelo y sin darse cuenta
ya se había quedado dormido, en sus sueños Sami apareció en un bosque idéntico al que
estaba, entre unos árboles veía como una luz brillaba Sami con curiosidad se dirigía
cada ver más a esa luz y se daba cuenta de que mientras más se acercaba aquella
hipnotizante luz se alejaba Sami al percatarse de aquello avanzo más y más rápido, de
pronto a lo lejos visualizó una cabaña abandonada la cual tenía apariencia de estar hace
años ahí Sami se dio cuenta de que aquella luz se dirigía a esa Cabaña él apresuró aún
más el paso después de unos minutos observó que aquella luz había ingresado a la vieja
cabaña al llegar abrió la puerta lentamente al abrir la puerta completamente se percató
de que en una mesita de madera un poco dañada estaba la flor Sami al verla sintió una
gran alegría y alivio.

Pero se percató de que aquella luz de antes se apareció y se le acercó una voz saliendo
de ella, dijo.
—Sami soy pachamama y estoy aquí, ya que quiero que seas el guardián y cuidador de
esta flor, quiero que le digas al pueblo que no la pierdan, porque mientras esta flor esté
cuidada y bien protegida al pueblo no se faltara alimentos por lo contraria si la llegan a
perder o a marchitar el pueblo sufrirá una gran sequía que no podrán soportar, ya que
esta flor representa mi alma y vida.

Sami, al escuchar eso, le prometió cumplirlo, asegurando que nada le sucedería, porque
él la cuidaría y protegería como lo más valioso. Pachamama al escucharlo, desapareció
y luego de unos minutos se despertó.

Al despertarse pensó que nada había sido real y la flor no estaba, pero cuando se
levantó, se percató de que la flor estaba en el suelo cubierta de un vidrio, la que estaba
rodeada de hermosos lazos de colores, los cual hacían semejanza a sus pétalos.

Sami se inclinó y suavemente levanto la flor y fue de regreso al pueblo, al llegar al


pueblo se dirigió al centro y llamo a los pobladores los cuales salieron de sus casas
cuando estaban todos, Sami le dijo lo que la madre tierra le había ordenado comunicar,
se apartó dejando ver la flor rodeada de aquellos lazos.
Los pobladores, al verla, se comprometieron a cuidarla y no dejar que nada pueda hacer
que esta se marchitara o desaparezca.

Finalmente, Sami se encargó de que esta nunca pudiera faltarle nada y los pobladores
siempre llegaban a admirar su hermosura que la caracterizaba, y así fue pasando el
tiempo. Los pobladores se sentían orgullos de tener aquella flor y le agradecían a la
madre de la naturaleza por aquel regalo.
FIN

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