ISO - ¿Qué Es La Inteligencia Artificial (IA)

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¿Qué es la inteligencia artificial (IA)?


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La inteligencia artificial (IA) ya no es un elemento de la ciencia ficción: está aquí y ha


venido para quedarse. Mientras el mundo intenta comprender las ramificaciones de la
tecnología en sus iteraciones actuales, la IA sigue evolucionando a un ritmo vertiginoso.
Ya sea en el campo de la automatización industrial, la investigación científica o el sector
creativo, la amplia repercusión de la IA todavía no se ha determinado. Sin embargo, ya
influye en nuestra vida diaria.
Debido al lenguaje hiperbólico que rodea a la IA, mucha gente tiene problemas para
comprender qué es y qué significado tiene para ellos. Continúe leyendo para obtener
una mejor comprensión sobre qué es la IA, cómo funciona, sus aplicaciones prácticas y
por qué las normas son fundamentales para garantizar su futuro desarrollo.

Índice
¿Qué es la IA?
¿Cómo funciona la IA?
IA fuerte frente a IA débil
¿Cuáles son los cuatro tipos de IA?
Aprendizaje automático frente a aprendizaje profundo
Ejemplos de tecnología de IA
El crecimiento y el impacto de la IA generativa
Gobernanza y normativa de la IA
La historia de la inteligencia artificial: ¿quién inventó la IA?
¿Cómo cambiará la IA nuestro mundo?
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¿Qué es la IA?
La inteligencia artificial es «un campo técnico y científico dedicado al sistema de
ingeniería que genera resultados como contenido, previsiones, recomendaciones o
decisiones para un conjunto determinado de objetivos definidos por el ser
humano» [ISO/IEC 22989:2022]. A pesar de que esta definición de inteligencia artificial
es acertada desde el punto de vista técnico, ¿qué significa esto para el ciudadano de a
pie?
En realidad, la IA solo es una herramienta práctica y no una panacea. Es tan buena como
lo sean los algoritmos y el aprendizaje automático que guían sus acciones. La IA puede
llegar a ser increíble a la hora de realizar una tarea específica, pero requiere muchísimos
datos y repeticiones. Simplemente, aprende a analizar grandes cantidades de datos,
reconocer patrones y hacer predicciones o tomar decisiones en base a los datos, y
mejora continuamente su desempeño con el tiempo.
Hoy en día, este significado de IA ha evolucionado más allá del mero procesamiento de
datos para incluir el desarrollo de máquinas capaces de aprender, razonar y resolver
problemas. El aprendizaje automático se ha vuelto muy «competente» en la generación
de todo tipo de cosas, desde códigos de software hasta imágenes, artículos, videos y
música. Es el siguiente nivel de la IA, la llamada IA generativa, que difiere de la IA
tradicional en cuanto a sus capacidades y aplicaciones. Mientras que los sistemas de IA
tradicionales se utilizan principalmente para analizar datos y hacer predicciones, la IA
generativa va un paso más allá y crea nuevos datos similares a sus datos de
entrenamiento.

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¿Cómo funciona la IA?


Básicamente, la IA analiza datos para extraer patrones y hacer predicciones. Lo hace
combinando grandes conjuntos de datos con algoritmos inteligentes de IA (o conjuntos
de reglas) que permiten al software aprender de los patrones de los datos. El sistema lo
logra mediante una red neuronal, una matriz de nodos interconectados que
intercambian información entre diversas capas para buscar conexiones y deducir el
significado de los datos.
Para comprender cómo funciona, debemos profundizar en los siguientes conceptos:
Aprendizaje: la función de aprendizaje automático de la IA permite a las máquinas
aprender de los datos, identificar patrones y tomar decisiones sin programación
explícita. Es más, los avances en el aprendizaje profundo permiten al software de IA
comprender patrones más complejos utilizando millones de puntos de datos.
Razonamiento: la capacidad de razonar es fundamental para la IA, ya que permite a las
computadoras imitar el cerebro humano. La IA puede hacer inferencias en base a los
comandos que se le han dado o cualquier otra información disponible, desde formar
hipótesis o desarrollar estrategias para abordar un problema.
Resolución de problemas: la capacidad de resolución de problemas de la IA se basa en
la manipulación de datos a través de técnicas de ensayo y error. Consiste en utilizar
algoritmos para explorar varias rutas posibles y encontrar la solución más óptima a
problemas complejos.
Procesamiento del lenguaje: la IA utiliza el procesamiento del lenguaje natural, o PLN,
para analizar los datos del lenguaje humano de forma que tengan sentido para las
computadoras. ¿Qué es el PLN? Es la capacidad de las computadoras de comprender,
interpretar y generar lenguaje humano a través de análisis de textos, análisis de
sentimiento y traducción automática.
Percepción: la IA capturan el ambiente circundante mediante detectores tales como los
sensores de temperatura y las cámaras. Este campo de la IA, más conocido como visión
artificial, permite a las máquinas interpretar y comprender datos visuales y se utiliza en
el reconocimiento de imágenes, reconocimiento facial y detección de objetos.

IA fuerte frente a IA débil


La inteligencia artificial (IA) abarca un espectro diverso de capacidades, que pueden
clasificarse a grandes rasgos en dos categorías: IA débil e IA fuerte. La IA débil, a
menudo denominada inteligencia artificial estrecha (IAE) o IA estrecha, engloba
sistemas elaborados minuciosamente para destacar en tareas específicas dentro de
unos parámetros bien definidos. Estos sistemas operan dentro de un alcance limitado y
carecen de la capacidad de inteligencia general. Piense en ellos como en especialistas
capacitados para desempeñar determinadas funciones con eficiencia.
A pesar de su nombre, la IA débil es cualquier cosa menos débil; es el motor de muchas
de las aplicaciones de la inteligencia artificial con las que interactuamos a diario. Vemos
ejemplos de IA estrecha a nuestro alrededor. Desde las fulgurantes respuestas de Siri y
Alexa hasta la destreza de IBM Watson en el cálculo de datos y la navegación fluida de
los automóviles autónomos, la IAE impulsa las notables innovaciones que dan forma a
nuestro mundo.
He aquí otros ejemplos de aplicaciones de IA estrecha, caracterizados por sus
algoritmos especializados diseñados para tareas específicas:
Asistentes inteligentes: a menudo considerados como los mejores ejemplos de IA débil,
los asistentes de voz digitales utilizan el procesamiento del lenguaje natural para una
serie de tareas específicas, como programar alarmas, responder preguntas y controlar
dispositivos domésticos inteligentes.
Chatbots: si alguna vez ha hablado por chat en su tienda electrónica favorita, lo más
probable es que se esté comunicando con una IA. Muchas plataformas de atención al
cliente utilizan algoritmos de IAE para responder a las consultas más habituales, lo que
libera a su personal para desempeñar tareas de mayor nivel.
Motores de recomendación: ¿se ha preguntado alguna vez cómo Netflix parece saber
siempre qué película quiere ver o cómo Amazon predice su próxima compra? Estas
plataformas utilizan la IAE para analizar sus hábitos de visualización o compra, junto con
los de usuarios similares, para ofrecerle sugerencias personalizadas.
Aplicaciones de navegación: ¿cómo llegar de A a B sin perderse? Una aplicación de
navegación, por ejemplo, Google Maps, es una aplicación de software que utiliza una IAE
diseñada para dar indicaciones en tiempo real a los usuarios cuando viajan de un lugar a
otro.
Filtros de correo no deseado: las computadoras utilizan la inteligencia artificial estrecha
para aprender qué mensajes podrían ser spam y, después, los redirigen de la bandeja de
entrada a la carpeta de spam.
Funciones de autocorrección: cuando su iPhone le corrige la ortografía mientras
escribe, está experimentando el poder de la IA débil en acción en su vida cotidiana. Al
aprovechar los algoritmos y los datos de los usuarios, estas funciones de texto
predictivo garantizan una composición de texto más fluida y eficiente en todos los
dispositivos.
Cada una de estas aplicaciones demuestra la potencia fuerza de la IAE para ejecutar
tareas bien definidas analizando grandes conjuntos de datos y siguiendo algoritmos
especializados. Por tanto, la próxima vez que se maraville ante las capacidades de la IA,
recuerde que es la IA débil la que impulsa estas notables innovaciones y da forma a
nuestro mundo de maneras que antes creíamos inimaginables.

IA fuerte
También conocida como inteligencia artificial general (IAG)
Diseñada para adaptarse, aprender y aplicar conocimientos en diversos ámbitos
IA débil
También conocida como inteligencia artificial estrecha (IAE) o IA estrecha
Diseñada para destacar en tareas específicas dentro de unos parámetros bien definidos

Por contra, el concepto de IA fuerte, también conocida como IA general, aspira a


desarrollar sistemas capaces de abordar una amplia gama de tareas con un nivel de
competencia satisfactorio para los estándares humanos. A diferencia de sus homólogos
de IA estrecha, los sistemas de IA fuerte aspiran a poseer una forma de inteligencia
general, que les permita adaptarse, aprender y aplicar conocimientos en diversos
ámbitos. En esencia, el objetivo es crear entidades artificiales dotadas de capacidades
cognitivas similares a las de los humanos, capaces de implicarse en tareas intelectuales
que abarquen diversos campos.
Si bien la IA fuerte es puramente especulativa, sin ejemplos prácticos en uso hoy en día,
no significa que los investigadores de IA no ocupen su tiempo explorando su posible
desarrollo. En particular, se saca partido de la IA fuerte al investigar la inteligencia
general artificial (IAG) y desarrollar máquinas inteligentes y algoritmos de redes
sociales.
En teoría, la IAG podría desempeñar cualquier trabajo humano, desde la limpieza hasta la
codificación. Así pues, aunque actualmente no existen aplicaciones de la IAG en la vida
real, el concepto está preparado para tener un impacto transformador en varios campos.
Algunos ejemplos son:
Lenguaje: escritura de ensayos, poemas y conversación.
Sanidad: diagnóstico por imagen, investigación de fármacos y cirugía.
Transportes: automóviles, trenes y aviones totalmente automatizados.
Arte y entretenimiento: creación musical, arte visual y películas.
Robots domésticos: cocina, limpieza y cuidado de niños.
Fabricación: gestión de la cadena de suministro, inventario y servicios al consumidor.
Ingeniería: programación, construcción y arquitectura.
Seguridad: detectar fraudes, prevenir violaciones de seguridad y mejorar la seguridad
pública.
Aunque los investigadores y desarrolladores se esfuerzan continuamente por desafiar
los límites de las capacidades de la IAG, lograr una verdadera inteligencia general
comparable a la cognición humana plantea inmensos desafíos y sigue siendo una meta
esquiva en el horizonte. Dicho esto, con los importantes avances en la tecnología de IA y
el aprendizaje automático, parece que la pregunta que debemos hacernos no es si
ocurrirá, sino cuándo.

¿Cuáles son los cuatro tipos de IA?


La inteligencia artificial (IA) abarca una amplia gama de capacidades, cada una de las
cuales sirve a funciones y propósitos distintos. Comprender los cuatro tipos de IA arroja
algo de luz sobre el panorama cambiante de la inteligencia de las máquinas:
Máquinas reactivas: estos sistemas de IA funcionan con reglas predefinidas, pero
carecen de la capacidad de aprender de nuevos datos o experiencias. Por ejemplo, los
chatbots empleados para interactuar con los clientes en línea suelen basarse en la
inteligencia de máquinas reactivas para generar respuestas basadas en algoritmos
programados. Si bien desempeñan bien las funciones que se les han asignado, no
pueden adaptarse ni evolucionar más allá de su programación inicial.
Memoria limitada: a diferencia de las máquinas reactivas, los sistemas de IA con
memoria limitada poseen la capacidad de aprender de los datos históricos y las
experiencias pasadas. Al procesar la información de interacciones anteriores, estos tipos
de sistemas de IA pueden tomar decisiones con conocimiento de causa y adaptarse
hasta cierto punto en función de su capacitación. Algunos ejemplos son los automóviles
autónomos equipados con sensores y algoritmos de aprendizaje automático que les
permiten navegar por ambientes dinámicos de forma segura. Las aplicaciones de
procesamiento del lenguaje natural también utilizan datos históricos para mejorar la
comprensión e interpretación del lenguaje a lo largo del tiempo.
Teoría de la mente: este tipo de IA es todavía una quimera, pero describe la idea de un
sistema de IA que pueda percibir y comprender las emociones humanas, y luego utilizar
esa información para predecir acciones futuras y tomar decisiones por sí mismo. El
desarrollo de la IA con teoría de la mente podría revolucionar una amplia gama de
disciplinas, como la interacción persona-computadora y la robótica social, al permitir un
comportamiento más empático e intuitivo de las máquinas.
IA autoconsciente: se refiere al escenario hipotético de un sistema de IA que tenga
conciencia de sí mismo o, en otras palabras, sensaciones de identidad. La IA
autoconsciente posee una consciencia similar a la humana y comprende su propia
existencia en el mundo, así como el estado emocional de los demás. Hasta ahora, este
tipo de IA solo se encuentra en el mundo fantástico de la ciencia ficción, popularizado
por películas emblemáticas como Blade Runner.
Estos cuatro tipos de IA exhiben la rica diversidad de inteligencia que se observa en los
sistemas artificiales. A medida que la IA sigue progresando, la exploración de las
capacidades y limitaciones de cada tipo contribuirá a nuestra comprensión de la
inteligencia de las máquinas y de su impacto en la sociedad.
Aprendizaje automático frente a aprendizaje profundo
En el núcleo de estos avances se encuentran el aprendizaje automático y el aprendizaje
profundo, dos subcampos de la IA que impulsan muchas de las innovaciones que vemos
hoy en día. Si bien están relacionados, cada uno de estos términos tiene su propio
significado.
Aprendizaje supervisado: este algoritmo se entrena en un conjunto de datos
etiquetados en el que cada ejemplo tiene una entrada y una salida correspondiente, y
aprende de estos datos para crear predicciones sobre nuevos datos no vistos.
Aprendizaje no supervisado: no cuenta con etiquetas ni salidas predefinidas; este
algoritmo aprende a descubrir estructuras ocultas o agrupaciones dentro de los datos.
Aprendizaje por refuerzo: entrenado para interactuar con su ambiente y aprender
mediante ensayo y error, el agente recibe retroalimentación en forma de recompensas o
penalizaciones a medida que realiza acciones, gracias a lo cual aprende y mejora su
desempeño con el tiempo.
El aprendizaje profundo es un subconjunto del aprendizaje automático, que se centra en
el entrenamiento de redes neuronales artificiales con múltiples capas, inspiradas en la
estructura y función del cerebro humano, formadas por nodos interconectados
(neuronas) que transmiten señales.
Al extraer automáticamente características de los datos sin procesar mediante múltiples
capas de abstracción, estos algoritmos de IA destacan en el reconocimiento de
imágenes y del habla, el procesamiento del lenguaje natural y muchos otros campos. El
aprendizaje profundo puede manejar conjuntos de datos a gran escala con entradas de
alta dimensión, pero debido a su complejidad, requiere una cantidad considerable de
potencia computacional y un entrenamiento exhaustivo.

Ejemplos de tecnología de IA
Entonces, ¿qué puede hacer la IA? La mayoría de la gente la conoce gracias a altavoces
inteligentes y asistentes de teléfonos inteligentes como Siri y Alexa, pero la nueva
tecnología de IA facilita constantemente nuestras vidas y las hace más eficientes de
muchas otras maneras.
He aquí algunos ejemplos de tecnología de IA y sus aplicaciones:
La IA sanitaria puede procesar y analizar grandes cantidades de datos de pacientes
para ofrecer predicciones exactas y recomendar tratamientos personalizados para
obtener los mejores resultados.
Las empresas y el sector de la fabricación se benefician de la automatización en todos
los sectores, desde la detección de fraudes, la evaluación de riesgos y el análisis de las
tendencias del mercado hasta los robots dotados de IA en las líneas de producción. Los
sistemas de IA también pueden predecir las fallas de los equipos antes de que se
produzcan y detectar anomalías en los patrones de tráfico de las redes, identificando así
amenazas a la ciberseguridad. En el sector del comercio minorista, la IA ofrece gestión
de inventario, experiencias de compra personalizadas, chatbots para ayudar a los
clientes y análisis de preferencias de los clientes, lo que aumenta las ventas gracias a
anuncios mejor orientados.
La IA educativa incluye sistemas de tutoría inteligente que se adaptan a las necesidades
del alumnado, lo cual les proporciona retroalimentación y orientación personalizadas. La
IA también puede ofrecer calificaciones automatizadas, creación de contenido y
simulaciones de realidad virtual.
En el sector del transporte, la IA optimiza el flujo de tráfico, predice las necesidades de
mantenimiento y mejora la logística en las empresas de transporte; en el sector agrícola,
puede optimizar el rendimiento de las cosechas y reducir el despilfarro de recursos. La
tecnología de drones monitorea las condiciones del suelo, identifica las enfermedades
de los cultivos y evalúa las necesidades de riego; asimismo, los sistemas de IA pueden
recomendar usos eficientes de los pesticidas y la gestión de los cultivos.
Entretenimiento: al analizar las preferencias de los usuarios, la IA puede recomendar
películas, música o libros. La realidad virtual y aumentada crean ambientes de
entretenimiento inmersivos. La IA de CGI realista y de «efectos especiales» mejora la
experiencia visual de películas y juegos.

El crecimiento y el impacto de la IA generativa


Estos ejemplos de inteligencia artificial, que culminan con el auge de modelos
lingüísticos a gran escala como ChatGPT, son solo el principio de un viaje extraordinario.
Es el advenimiento de la IA generativa, una nueva y apasionante frontera de la
inteligencia artificial que se centra en la creación de nuevo contenido en lugar de
simplemente analizar los datos existentes. A diferencia de los sistemas tradicionales de
IA, diseñados principalmente para tareas de clasificación o predicción, los modelos
generativos pretenden desarrollar resultados novedosos que imiten la creatividad y la
imaginación humanas. De este modo, las máquinas podrán generar de forma autónoma
contenido de todo tipo, como imágenes, texto, música e incluso mundos virtuales
completos.
Sin embargo, la IA generativa aún no está totalmente pulida. Los modelos generativos,
aunque potentes, tienen varios inconvenientes, como la posibilidad de crear
desinformación convincente (deep fake), perpetuar sesgos y suscitar preocupaciones
sobre los derechos de autor y la pérdida de empleos. También plantean amenazas a la
seguridad, desafíos en el control de calidad y requieren importantes recursos
informáticos, lo que conlleva elevados costos e impactos ambientales.
Lo cierto es que la IA generativa aún está en fase de aprendizaje, y los contratiempos
iniciales en determinados programas no deben eclipsar el extraordinario potencial de la
tecnología de IA. Existen esfuerzos en marcha para abordar los desafíos asociados a los
modelos generativos mediante avances en la tecnología de detección y mejoras en los
datos y algoritmos de entrenamiento. También implementan mejores medidas de
seguridad, mayor capacitación y notoriedad, y un uso más eficiente de los recursos
informáticos.
Este enfoque polifacético debería garantizar un uso más responsable y beneficioso de la
IA generativa, respaldado por directrices y regulaciones.

Gobernanza y normativa de la IA
Con su creciente integración en diversos sectores, no se puede exagerar la importancia
de garantizar la calidad y confiabilidad de los softwares de IA. A pesar de los riesgos que
conlleva, la IA sigue sufriendo una falta de regulación. Aquí es donde pueden ayudar las
Normas Internacionales.
Las normas, como las elaboradas por ISO/IEC JTC 1/SC 42 sobre inteligencia artificial,
desempeñan un papel fundamental a la hora de abordar el desarrollo responsable de las
tecnologías de IA. Ayudan a llenar el vacío de la normativa, dando a los responsables de
la toma de decisiones y a los legisladores las herramientas necesarias para establecer
datos y procesos coherentes y auditables.
Estas normas pueden aportar valor a largo plazo a una empresa, especialmente en
ámbitos como los informes ambientales. Las normas desarrollan credibilidad ante las
partes interesadas y garantizan que las ventajas de la inteligencia artificial superen los
riesgos asociados mediante la alineación con la normativa y las herramientas de
gobernanza existentes.
ISO/IEC 42001 AI management systems
ISO/IEC 23894 AI – Guidance on risk management
ISO/IEC 23053 Framework for AI Systems Using ML
La historia de la inteligencia artificial: ¿quién inventó la IA?
La IA ha progresado a pasos agigantados y transformado muchos aspectos de nuestro
mundo. No obstante, para apreciar realmente sus capacidades actuales, es importante
comprender sus orígenes y su evolución. Entonces, ¿quién creó la IA? Para averiguarlo,
recorramos la fascinante historia de la inteligencia artificial.
La IA de hoy en día tiene su origen en la invención en el siglo XIX de la «máquina
diferencial» de Charles Babbage, la primera calculadora automática del mundo que
tuvo éxito. El descifrador de códigos británico Alan Turing, figura clave entre los
recursos de inteligencia de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial (entre otras
hazañas), también puede considerarse un predecesor de las iteraciones actuales de la
IA. En 1950, presentó la prueba de Turing, diseñada para evaluar a capacidad de una
máquina de mostrar comportamientos inteligentes indistinguibles de los de los humanos.
Desde ese momento, los avances en la tecnología de IA comenzaron a acelerarse
exponencialmente, encabezados por figuras tan influyentes como John McCarthy,
Marvin Minsky, Herbert Simon, Geoffrey Hinton, Yoshua Bengio, Yann LeCun y muchos
otros. Sin embargo, no todo fue coser y cantar. Aunque la IA floreció en los primeros
años, con la capacidad de las computadoras para almacenar más información, pronto
se topó con un obstáculo: las computadoras simplemente no podían almacenar
suficiente información ni procesarla con la rapidez necesaria. No fue hasta la década de
1980 cuando renació la IA gracias a la ampliación del conjunto de herramientas de
algoritmos y el aumento de los fondos destinados.
En resumen, he aquí algunos acontecimientos e hitos clave en la historia de la
inteligencia artificial:
1950: Alan Turing publica el artículo «Maquinaria computacional e inteligencia», en el
que propone la prueba de Turing como forma de evaluar si una computadora se puede
considerar inteligente o no.
1956: un pequeño grupo de científicos se reúne en el Proyecto de Investigación de
Verano sobre Inteligencia Artificial de Dartmouth, que se considera como el punto de
partida de este campo de investigación.
1966-1974: se conoce convencionalmente como el «primer invierno de la IA», un período
marcado por la reducción de la financiación y el freno a la investigación de la IA por no
estar a la altura del revuelo y las expectativas iniciales.
1997: Deep Blue, una computadora de ajedrez de IBM, derrota al campeón mundial de
ajedrez Garri Kaspárov en una partida de altos vuelos y demuestra el fabuloso potencial
de los sistemas de IA. Ese mismo año, se implementó en Windows el software de
reconocimiento del habla desarrollado por Dragon Systems.
2011: en el concurso televisivo Jeopardy! la computadora Watson DeepQA de IBM
derrota a dos de los campeones históricos del concurso y demuestra la capacidad de
los sistemas de IA para comprender el lenguaje natural.
2012: el enfoque del «aprendizaje profundo», inspirado en el cerebro humano,
revoluciona muchas aplicaciones de IA y da paso al actual auge de la IA.
2016: desarrollado por una filial de Google, el programa informático AlphaGo capta la
atención del mundo cuando derrota a Lee Sedol, legendario jugador de go. El milenario
juego de mesa «go» es uno de los más complejos jamás creados.
2017 hasta la fecha: los avances frenéticos en visión artificial, procesamiento del
lenguaje natural, robótica y sistemas autónomos están impulsados por el progreso en el
aprendizaje profundo y el aumento de la potencia de computación.
2023: el auge de los modelos lingüísticos grandes (large language model o LLM), como
GPT-3 y sus sucesores, demuestra el potencial de los sistemas de IA para generar
textos como los creados por humanos, responder preguntas y ayudar en una amplia
gama de tareas.
2024: los nuevos avances en IA multimodal permiten a los sistemas procesar e integrar
varios tipos de datos (texto, imágenes, audio y video) para obtener soluciones más
completas e inteligentes. Los asistentes digitales impulsados por la IA ya son capaces
de participar en conversaciones naturales y contextualizadas, así como ayudar en una
amplia variedad de tareas.
El crecimiento exponencial de la potencia de computación y de Internet trajo consigo el
concepto y la realidad del aprendizaje automático: el desarrollo de los algoritmos de IA
que son capaces de aprender sin haber sido programados, mediante el procesamiento
de grandes conjuntos de datos. Es lo que se conoce como «aprendizaje profundo», que
empodera a las computadoras para aprender a través de la experiencia. A lo largo de la
década pasada, la IA ha pasado a formar parte de la vida cotidiana, influyendo en la
forma en la que trabajamos, nos comunicamos e interactuamos con la tecnología.

¿Cómo cambiará la IA nuestro mundo?


A medida que se vuelve más sofisticada, esperamos que la inteligencia artificial cambie
nuestra forma de trabajar y de vivir. Además de las muchas aplicaciones descritas
anteriormente, la IA desempeñará un papel crucial a la hora de abordar los desafíos
mundiales y acelerar la búsqueda de soluciones.
Sin embargo, las posibles implicaciones de la IA son profundas y de largo alcance. A
medida que la IA se vuelve más potente y omnipresente, debemos garantizar un
desarrollo y uso responsables y abordar cuestiones de parcialidad, privacidad y
transparencia. Para lograrlo, es fundamental estar al día y mostrar proactividad en su
desarrollo con el fin de crear un futuro que sea beneficioso y empoderador para todos.

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