Hacia El Cambio Cultural Pro Equidad en
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CUADERNOS SOLIDARIOS
Nº 4
DERECHOS ECONÓMICOS
5
ÍNDICE
DERECHOS SOCIALES
Las mujeres en África: apuntes sobre los avances de sus derechos, logros y vul-
nerabilidades, Mbuyi Kabunda ......................................................... 217
Iniciativa de potenciación sociocultural en un contexto de feminización de
la vejez: «Grupo Convivencia» (Brasil), Rosana de Matos Silveira
Santos, Mary Lucia Marinho Costa, Vanessa Sanchez Maldonado .. 237
Desarrollo sociocultural de las mujeres, niñas y niños en la provincia de Doukka-
la-Abda (Marruecos), Najat Naber ......................................................... 253
El derecho a la infancia: la situación de las niñas en el mundo. Logros y
avances, Esperanza Ochaíta, Mª Ángeles Espinosa Bayal, Ricardo
García .............................................................................................. 273
Derecho a la infancia y derechos de las niñas. Análisis y recomendaciones a
partir del caso mexicano, Begoña Leyra Fatou .................................... 287
6
ÍNDICE
Derechos civiles y políticos de las mujeres, Mª del Carmen Barranco Avilés . 441
Hacia la consolidación de los derechos políticos de las mujeres en Uruguay:
Proyecto «PARLAMENTA», Niki Johnson ........................................ 459
DERECHOS CULTURALES
7
PRESENTACIÓN
Silvia Arias Careaga
Directora de la Oficina de Acción
Solidaria y Cooperación (UAM)
9
SILVIA ARIAS CAREAGA
10
PRÓLOGO
Ines Alberdi Alonso
Directora ejecutiva del Fondo de
Desarrollo de Naciones Unidas
UNIFEM
No puede haber duda del éxito que ha alcanzado la agenda sobre derechos
humanos de las mujeres a nivel internacional. La Convención sobre la Elimina-
ción de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), es un tra-
tado de derechos básicos de las mujeres que ha logrado una ratificación casi uni-
versal, y que cuenta con un Protocolo Opcional de vigilancia de su cumplimiento
que ha sido asumido voluntariamente por cerca de la mitad de los Estados que
han ratificado la CEDAW.
Junto con estas obligaciones legales, los compromisos políticos asumidos por
los Estados Miembros de la ONU, en relación con la igualdad de género y el em-
poderamiento de las mujeres, han sido igualmente importantes. Apoyándose en
las declaraciones de Viena (1994) y de Beijing (1995), la Declaración del Milenio
realizó un compromiso explícito de intensificar los esfuerzos para la implementa-
ción de la CEDAW, enfatizando la importancia de avanzar en los derechos hu-
manos de las mujeres.
Este consenso global acerca de los derechos humanos de las mujeres también se
refleja en la incorporación de las garantías de igualdad de género en el marco de las
nuevas normas internacionales, tales como la Convención sobre la Protección de
Derechos de todos los Trabajadores Migrantes y Miembros de sus Familias (CMW),
la Convención sobre los Derechos de Personas con Discapacidades (CRPD), y la De-
claración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de Personas Indígenas.
Lo más significativo de todo ello son las acciones concretas que se están to-
mando a nivel nacional para implementar estos derechos y hacerlos realidad.
11
INÉS ALBERDI ALONSO
Cada vez más, numerosos países de todas las regiones, están incorporando los de-
rechos humanos de las mujeres en sus leyes nacionales. Y son muchas las Consti-
tuciones que han reconocido los principios de la igualdad de género y la defini-
ción de la CEDAW acerca de la discriminación en base al sexo. Son también
numerosas las leyes y políticas nacionales sobre igualdad de género que se han
adoptado a nivel nacional y que reconocen los derechos humanos de las mujeres
en muy diversas materias, como son la reforma electoral, la propiedad de la tie-
rra, los derechos de herencia, la protección en contra de violencia de género, o los
derechos de nacionalidad y ciudadanía.
Todavía hace pocos años atrás, al hablar de los “derechos humanos de las
mujeres”, el énfasis se ponía sobre todo en lo que se había logrado a nivel inter-
nacional. Actualmente, sin embargo, el desarrollo más importante está ocurriendo
a nivel nacional, ya que se están dando pasos importantes en numerosos países del
mundo para establecer leyes nacionales que proclaman y defienden los derechos
de las mujeres.
El desafío que tenemos hoy es el de fortalecer los compromisos nacionales
respecto de la agenda de los derechos humanos de las mujeres. Aunque hay una
serie de países que tienen leyes nacionales que los defienden, existen otros, mu-
chas veces sus vecinos, que no dejan lugar a la igualdad de género en su Consti-
tución, que carecen de legislación o de políticas sobre la igualdad de género, y que
no tienen sus leyes nacionales en línea con los requerimientos de derechos huma-
nos de las mujeres. Incluso hay algunos en los que las leyes aceptan discrimina-
ciones contra las mujeres.
Otra cuestión de gran importancia es que, aún cuando existen Constitucio-
nes, leyes y políticas que reconocen los derechos humanos de las mujeres, la rea-
lidad social, económica y política de la población femenina no ha cambiado, por-
que estas nuevas leyes no se implementan efectivamente, ni se asegura la
responsabilidad y acción del gobierno sobre ellas. La integración de los derechos
de las mujeres en las legislaciones nacionales es un logro significativo. Sin em-
bargo, es sólo un punto de partida para el logro de los derechos de las mujeres.
Otra cuestión a tener en cuenta es que allí donde se estén estableciendo mar-
cos de derechos humanos de las mujeres, se necesita también una atención im-
portante a los derechos de aquellos grupos de mujeres que son sujetos de especia-
les formas de discriminación, y cuyas necesidades e intereses son frecuentemente
olvidados. Tal sería el caso de las mujeres pertenecientes a minorías étnicas y ra-
ciales, las mujeres de comunidades indígenas, las de minorías religiosas, las muje-
res discapacitadas, las trabajadoras migrantes, las mujeres de avanzada edad, las de
comunidades rurales y las que se encuentran en las capas mas pobres de la pobla-
ción.
El Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer, UNIFEM está
comprometido con los derechos humanos de las mujeres desde sus comienzos. En
los años recientes ha reforzado sus apoyos, a nivel de país, para la implementación
del CEDAW en los Estados Árabes, la Commonwealth de Estados Independien-
tes, el Pacifico, Asia del Sur y el Sur Este Asiático. UNIFEM ofrece apoyo a go-
12
PRÓLOGO
biernos y las organizaciones de mujeres de la sociedad civil para preparar los in-
formes de la CEDAW en las diferentes regiones. También apoya la puesta en mar-
cha de reformas políticas y legales en temas de migración de mujeres, del
VIH/SIDA; de derechos de propiedad de la tierra; así como del tráfico y la vio-
lencia en contra de las mujeres. También ha ofrecido apoyo para la aceptación y
la implementación de las Resoluciones 1325 y 1820 del Consejo de Seguridad,
sobre la presencia de mujeres en los procesos de paz y sobre la violencia sexual
contra mujeres utilizada como arma de guerra.
Por todo ello, creo que es de enorme interés esta nueva publicación, que su-
pone una contribución importante al trabajo que las Naciones Unidas llevan a
cabo respecto de la igualdad de género. Tanto los gobiernos, como las organiza-
ciones de la sociedad civil, como los Organismos Multilaterales están trabajando
juntos para seguir adelante en la extensión y la implementación de los derechos
humanos de las mujeres. Y los estudios, como éste, son un apoyo importantísimo
a estos esfuerzos. Las investigaciones y los análisis que se presentan en esta publi-
cación nos ayudaran a alcanzar la meta que nos hemos puesto: la universalización
del reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres.
13
DERECHOS HUMANOS
DE LAS MUJERES EN ÁFRICA
Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES
CONCEPTUALES Y NORMATIVAS
Soledad García Muñoz1
Profesora de Derecho Internacional Público y
de Género y Derechos Humanos de las Mujeres
en la Maestría de Derechos Humanos de la
Universidad Nacional de La Plata
(Argentina). Abogada especialista en derechos
humanos, género y derechos de las mujeres.
1. INTRODUCCIÓN
El reconocimiento legal de los derechos humanos de las mujeres, la mitad (e
incluso más) de la humanidad, se ha producido, como quien dice, a la vuelta de
la esquina de la historia, siendo mucho el camino que aún queda por recorrer,
pero también notable el trecho avanzado en un periodo relativamente corto de
tiempo. Debemos considerar que hasta bien entrado el Siglo XX, las mujeres ha-
bíamos sido excluidas del mundo de los derechos, sin tener los nuestros recono-
cidos ni tan siquiera a nivel formal.
Fue después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Comunidad Interna-
cional empezó a prestar una especial atención a los derechos humanos, mediante
un proceso de humanización del que las mujeres nos hemos beneficiado particu-
larmente.
Finalmente, aunque con tristes excepciones según los países y una larga bre-
cha en términos de efectivo disfrute, las mujeres hemos logrado ver reconocida
nuestra humanidad y los derechos que nos son inherentes. En ese sentido son mu-
chas las cosas que las mujeres tenemos que celebrar, aunque seguramente no
tantas como las que nos siguen amenazando.
1 La autora agradece a Irene García Muñoz, por su valiosa colaboración en la revisión final de este tra-
bajo.
15
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
Resulta también claro que el aprovechamiento por las mujeres de las instan-
cias internacionales ha sido el motor principal del progresivo avance de los dere-
chos humanos de las mujeres. La arena internacional, por tanto, ha sido y conti-
núa siendo de importancia estratégica para las mujeres de todos los continentes,
resultando frecuente que cueste menos lograr avances en el plano internacional,
que dentro de los propios países. Las organizaciones internacionales interguber-
namentales resultan así, espacios de gran receptividad a los reclamos de las muje-
res, y los logros que en ellos se obtienen proporcionan valiosas plataformas de ac-
ción para incidir después en las respectivas realidades nacionales.
Al conmemorarse un nuevo decenio de la adopción de la Declaración Uni-
versal de los Derechos Humanos, este trabajo invita a hacer un recorrido por los
mayores avances conceptuales y normativos de derechos humanos que las muje-
res hemos logrado en los últimos 60 años, teniendo como referencia obligada los
instrumentos internacionales sobre derechos humanos de las mujeres que se han
adoptado tanto en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como en la
Organización de los Estados Americanos (OEA) y en la Unión Africana (UA).
Como prolegómeno al compendio de buenas prácticas sobre derechos hu-
manos de las mujeres en América Latina y en África que esta publicación lleva
adelante, el presente trabajo tiene además una vocación teórico-práctica, y pre-
tende abordar las principales claves para entender el concepto contemporáneo de
los derechos humanos de las mujeres, así como también ofrecer un análisis de las
herramientas normativas imprescindibles para defender exitosamente los dere-
chos humanos de las mujeres en ambas regiones del mundo.
Tanto América Latina y El Caribe, como África, destacan por la fortaleza y
capacidad de lucha de sus movimientos de mujeres. Esta publicación nos da tam-
bién una fantástica oportunidad para profundizar en la reflexión sobre los puen-
tes que podríamos tender entre ambas regiones, para aumentar nuestra capacidad
de acción e incidencia estratégica a fin de seguir avanzando hacia el efectivo res-
peto y garantía de los derechos humanos de las mujeres. Confío que este aporte
contribuya también en esa dirección.
16
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
El derecho universal de cada mujer del mundo a vivir una vida libre de discriminación y libre de
violencia, con autonomía sexual y reproductiva, tanto en el ámbito público, como en el privado,
tanto en tiempos de paz, como de guerra, para poder disfrutar efectivamente de la integralidad
de los derechos humanos.
2 Vid Peces-Barba Martínez, Gregorio, «Curso de derechos fundamentales. Teoría General», Edit. Uni-
versidad Carlos III de Madrid, Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1995, p. 181.
17
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
18
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
mujeres del mundo que sufren discriminación y violencia de género, viendo así
afectado el disfrute de la generalidad de sus derechos humanos.
La Conferencia de Viena resultó por tanto de suma importancia para el
apuntalamiento de los derechos humanos de las mujeres, por cuanto además de
contribuir a cimentar su conceptualización y fundamentación, originó una plata-
forma de acción llamada a impactar en los países de la comunidad internacional,
como también en la propia organización de las Naciones Unidas7. En tal sentido,
una consecuencia directa del llamado de la Conferencia fue la adopción de la De-
claración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres de Naciones
Unidas8.
Otras Conferencias mundiales celebradas en los años 90 del Siglo XX han su-
puesto importantes avances para la conceptualización de los derechos humanos de
las mujeres. Es el caso de la Conferencia sobre Población y Desarrollo celebrada en
El Cairo en 1.994, fuente directa de reconocimiento de los derechos sexuales y los
derechos reproductivos de las personas, a la cual me remitiré de nuevo más ade-
lante.
Por su parte, la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Pekín en
1995, supuso otro importante hito para los derechos de las mujeres, por cuanto
los 191 Estados participantes ratificaron su convencimiento de que «los derechos
humanos de las mujeres son derechos humanos» y se obligaron a adoptar nume-
rosas medidas para garantizarlos.
De lo hasta aquí expuesto resulta evidente que los derechos humanos de las
mujeres, tal como fueron definidos con anterioridad, son específicamente uni-
versales y se suman a los propios de todos los seres humanos. Esto significa que
todas las mujeres del mundo, en cualquier lugar en que vivan, son titulares de de-
rechos humanos generales por el hecho de ser personas, y específicos por el hecho
de ser mujeres. Aunque este postulado no asegure per se a las mujeres una vida li-
bre de violencia y de discriminación, lo cierto es que resulta una conquista histó-
rica de las mujeres que también augura mayores progresos.
7 Vid, Ibídem, párrafos 36 a 44, los cuales integran el capítulo titulado: La igualdad de condición y los
derechos humanos de la mujer.
8 Vid, Ibídem, párrafo 38. Dicha Declaración fue adoptada mediante la Resolución de la Asamblea Ge-
neral 48/104 del 20 de diciembre de 1.993.
19
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
9 Esto resulta sumamente importante para las mujeres, pues el espacio de lo privado quedaba fuera de
la protección tradicional o clásica de los derechos humanos, y sin embargo, es en el que se producen un in-
gente número de violaciones de los derechos de las mujeres ante la pasividad estatal. En los sistemas regiona-
les americano y africano, esa misma ampliación conceptual se ha consagrado en la Convención de Belém do
Pará y en el Protocolo sobre Derechos de las Mujeres en África, respectivamente.
10 Cf. Comité de la CEDAW, «Recomendación General nº 19. La violencia contra la mujer», pár. 1. Vid
en Naciones Unidas, «Recopilación de las Observaciones Generales y Recomendaciones Generales adoptadas
por órganos creados en virtud de tratados de derechos humanos. Doc. HRI/GEN/Rev.5, 26 de abril de 2001,
p.239 y ss. Puede consultarse a través de: http://www.unhchr.ch/tbs/doc.nsf
20
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
misma moneda en las que se engloban la inmensa mayoría de las violaciones gé-
nero específicas de los derechos humanos de las mujeres.
Según señala el Comité en el mismo documento, la definición de discrimi-
nación del artículo 1 de la CEDAW:
(…) incluye la violencia basada en el sexo, es decir, la violencia dirigida contra la mu-
jer porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada. Incluye actos que infligen da-
ños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos actos, coacción
y otras formas de privación de libertad. La violencia contra la mujer puede contravenir dis-
posiciones de la Convención, sin tener en cuenta si hablan expresamente de violencia11.
11 Ibídem, pár.6
12 Sobre la noción de igualdad resulta particularmente recomendable la obra de AMORÓS, Celia. Un
breve e inspirador artículo en torno al tema, titulado «La idea de Igualdad» puede encontrarse en Internet:
http://www.geocities.com/athens/parthenon/8947/celiamoros.htm
21
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
22
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
Es frecuente que una mujer sufra discriminación además de por serlo, tam-
bién por otros factores que se entrelazan con su condición de mujer, como ser po-
bre, o indígena, o refugiada, o lesbiana, o migrante etc. Por ello, la intersecciona-
lidad entre los diferentes tipos de discriminaciones es una herramienta conceptual
de primer orden para comprender y proteger los derechos humanos de las muje-
res. En sociedades multiculturales y con tantas brechas sociales, como las propias
de los países africanos, caribeños y latinoamericanos, esta dimensión cobra una es-
pecial importancia para el análisis y acción sobre la situación de las mujeres17.
16 Cf. Comité de Derechos Humanos, «Observación General nº 28. Artículo 3 (Igualdad de derechos
entre hombres y mujeres)», adoptada en el 68º período de sesiones (2000), párr.30.
17 La lectura del artículo de Mulenkei, Lucy, «Indigenous Women´s Rights in Africa» es útil para com-
probar cómo opera la interseccionalidad de discriminaciones (por género, etnia y clase) en relación con las mu-
jeres indígenas africanas. Disponible en: http://www.cpsu.org.uk/downloads/Lucy%20Mulenkei.pdf
18 Un completo análisis de la cuestión puede encontrase en De Barbieri, M. Teresita, «Certezas y Malos
Entendidos sobre la Categoría Género», en IIDH, «Estudios Básicos de Derechos Humanos IV»; Ed. IIDH y
Comisión de la Unión Europea, 1996, pp.47 a 84.
23
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
(…) los atributos sociales y las oportunidades asociados con ser hombre y mujer y las re-
laciones entre hombres y mujeres y las niñas y los niños, así como las relaciones entre mujeres
y entre los hombres. Estos atributos, oportunidades y relaciones son socialmente construidos y
se aprenden a través de los procesos de socialización. Son contextuales y cambian en el tiempo.
El género determina lo que se espera, permite y valora en una mujer o un hombre en un con-
texto dado. En la mayoría de las sociedades hay diferencias y desigualdades entre mujeres y
hombres en las responsabilidades asignadas, las actividades realizadas, el acceso y control so-
bre los recursos, así como en cuanto a las oportunidades para la toma de decisiones. El género
es parte del contexto socio-cultural ampliamente considerado. Otros criterios importantes para
el análisis socio-cultural son la clase, raza, nivel de pobreza, grupo étnico y edad 19.
Un aporte fundamental ha sido hecho por Joan Scott, autora que distingue
dos partes interrelacionadas en la conceptualización de la categoría género; reco-
nociéndola como un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las
diferencias que distinguen los sexos; así como también como «una forma prima-
ria de relaciones significantes de poder»20. A partir de su estudio y el de otras te-
óricas feministas, resulta claro que el reconocimiento y la acción sobre la asime-
tría de las relaciones de poder entre mujeres y hombres es un aspecto central para
el avance de los derechos humanos de las mujeres21.
A partir de la idea de género, se ha construido toda una teoría que tiene
como una de sus herramientas principales lo que se denomina perspectiva de gé-
nero; la cual informa de manera creciente la mayoría de las ciencias e institucio-
nes contemporáneas. La perspectiva de género puede definirse como «el enfoque
o contenido conceptual que le damos al género para analizar la realidad y fenó-
menos diversos, evaluar las políticas, la legislación y el ejercicio de derechos, di-
señar estrategias y evaluar acciones, entre otros»22.
Género y perspectiva de género informan cada vez más la protección na-
cional e internacional de los derechos humanos. Tanto los ordenamientos jurídi-
cos nacionales, como el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el De-
recho Internacional Humanitario o el Derecho Internacional de las Personas
Refugiadas, van integrando progresivamente en su seno esta mirada que posibilita
una más eficaz protección de los derechos humanos. Así, el fenómeno de «trans-
19 Original en inglés, la traducción nos pertenece. Para este y otros conceptos relacionados visitar la pá-
gina: http://www.un.org/womenwatch/osagi/conceptsandefinitions.htm.
20 Cf. Scott, Joan. 1990. «El género: una categoría útil para el análisis histórico»; en Historia y Género:
Las mujeres en la Europa Moderna y Contemporánea, J. Amelang y M. Nash (coord.); Ed. Universidad de Va-
lencia, pp. 44.
21 Vid por ejemplo Lagarde, Marcela, ‘La perspectiva de género’, en Género y feminismo. Desarrollo hu-
mano y democracia, Ed. Horas y Horas, España, 1996, pp. 13-38.
22 Cf. Guzmán S., Laura y Campillo C., Fabiola, en IIDH, «Marco de referencia y estrategia para la in-
tegración de la perspectiva de género en el IIDH», San José (Costa Rica), 30 de noviembre de 2000, p. 25.
24
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
23 La tesis es sostenida y desarrollada por García Muñoz, Soledad, en «La progresiva «generización» de la
protección internacional de los derechos humanos»; publica REEI (Revista Electrónica de Estudios Interna-
cionales), nº2 del 2001. Vid en: http://www.reei.org/reei.2/Munoz.PDF. En dicho trabajo se acuña el con-
cepto de «generización» de la protección internacional de los derechos humanos, entendido como el «fenómeno
de transversalidad o impregnación por el género, como concepto y perspectiva de análisis, de la tarea de reconoci-
miento, promoción y salvaguardia de los derechos humanos en sede internacional.»
24 Cfr. art. 7.3 del Estatuto de la Corte Penal Internacional. Adoptado en Roma, el 17 de julio de 1998,
en la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una
Corte Penal Internacional (81 ratificaciones).
25
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
25 La discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género ocasiona graves violacio-
nes de derechos humanos, que hasta el momento la comunidad internacional está siendo incapaz de abordar
adecuadamente. Sobre el tema se recomienda la lectura de AAVV, «Principios de Yogyakarta sobre orientación
sexual, identidad de género y derechos humanos». Disponibles en: http://yogyakartaprinciples.org
26 Cf. De Miguel, Ana, «El feminismo como referencia de legitimidad para las mujeres». Artículo dis-
ponible en: http://www.nodo50.org/mujeresred/IMG/pdf/elfeminismocomoreferencia.pdf
27 Vid Facio, Alda, «Sin Feminismos otro mundo no es posible», disponible en: http://www.justassocia-
tes.org/El%20feminismo%20necesario.pdf
26
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
che ardue mais combien nécessaire de créer des concepts dans ma langue pour dire nos
oppressions, si nous voulons mieux communiquer et échanger avec les femmes de nos
communauté, être à leur écoute et en dialogue. Chaque femme africaine doit établir ce
dialogue dans sa langue, en raison du pouvoir conceptuel très fort de la langue28.
28 Cf. Saw, Fatou, en intervención realizada en Forum féministe africain, Accra, Ghana, 15-19 novem-
bre 2006 ; Le féminisme en Afrique entre contestation et affirmation. Texto disponible en : http://www.dawn-
net.org/french/index.html
29 Para el examen de la situación de las mujeres en América Latina, puede consultarse: CEPAL, «El
aporte de las mujeres a la igualdad en América Latina y El Caribe», disponible en: http://www.eclac.org/pu-
blicaciones/xml/9/29399/ElaporteMujeresConsenso.pdf; también CEPAL, Ni una Más! El Derecho a Vivir
una Vida libre de violencia en América Latina y El Caribe», agosto de 2007. Disponible en:
http://www.eclac.org/publicaciones/xml/7/31407/Niunamas.pdf.
Respecto a la situación de los derechos humanos de las mujeres en África, resulta de especial interés la
consulta de los boletines «GenderNet», elaborados por el African Centre for Gender and Social Development
(ACGS) y disponibles en: http://www.uneca.org/eca_programmes/acgd/default.htm
30 Para el caso africano, Vid Manuh, Takywaa, «African women and domestic violence». Disponible en:
http://www.opendemocracy.net/article/5050/ghana_domestic_violence
31 Su texto se encuentra disponible en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV.pdf
27
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
32 En realidad todos los tratados cuyo objeto y fin es proteger los derechos humanos son instrumentos
útiles para defender los derechos humanos de las mujeres; como lo son también los instrumentos emanados
de las Grandes Conferencias Mundiales de los años 90 del Siglo XX, todos los cuales consideran la perspectiva
de género y también destacan la situación de las mujeres. Destacan entre ellos la Plataforma de Acción de Bei-
jing, adoptada en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1995; y el Programa de Acción de la Confe-
rencia sobre Población y Desarrollo, adoptado en la Conferencia de igual nombre celebrada en El Cairo en
1994. Más recientemente, los objetivos de desarrollo establecidos en la Declaración del Milenio de las Nacio-
nes Unidas del 2000 también suponen una herramienta de interés para la exigibilidad de los derechos huma-
nos de las mujeres.
28
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
29
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
cia los informes emanados de esta Relatora para la identificación de estándares so-
bre la cuestión34.
30
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
38 Vid artículos 7 a 16 de la CEDAW. El artículo 16 tiene una importancia fundamental para la defensa
de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, por cuanto establece la obligación de los Estados Par-
tes de asegurar el mismo derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos y el espaciamiento en-
tre sus nacimientos, y a tener acceso a la información, educación y medios para posibilitar el ejercicio de tales
derechos.
39 Vid artículo 6 de la CEDAW.
40 Ibídem, artículo 14.
41 Hasta el momento ha emitido 25 Recomendaciones Generales. Todas ellas pueden consultarse en lí-
nea en el sitio: http://www2.ohchr.org/english/bodies/cedaw/comments.htm
42 La decisión sobre el caso está disponible en: http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/proto-
col/decisions-views/CEDAW%20Decision%20on%20AT%20vs%20Hungary%20Spanish.pdf
31
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
ral y competencia en la materia abarcada por la Convención, las cuales ejercen sus
funciones a título personal, debiéndose tener en cuenta los criterios de distribu-
ción geográfica equitativa, representación de las diversas formas de civilización y
los principales sistemas jurídicos al elegirlas43.
Al elaborar la Convención, los Estados únicamente reconocieron la compe-
tencia a dicho Comité para el examen de informes estatales periódicos44. A partir
de la revisión de tales informes y los datos recibidos de organizaciones no guber-
namentales –a través de los que se conocen como «informes alternativos», «infor-
mes sombra», «informes paralelos» o «contrainformes»–, el Comité hace sugeren-
cias y recomendaciones a los Estados para el mejor cumplimiento de la
Convención, señalando las fortalezas y debilidades detectadas en su aplicación du-
rante el periodo objeto de examen. El Comité vierte estos comentarios y reco-
mendaciones en un documento que se denomina Observaciones Finales, el cual
constituye también una poderosa herramienta de diagnóstico e incidencia en ma-
teria de derechos humanos de las mujeres45.
Por otro lado, el Comité dicta Recomendaciones Generales, a través de las cua-
les dicho Comité ha desarrollado un importante acerbo de estándares interna-
cionales, cuyo conocimiento es una valiosa y necesaria guía de aplicación de la
CEDAW. Hasta el momento el Comité ha publicado 25 de estas Recomendacio-
nes, algunas de las cuales ya han sido destacadas en el epígrafe anterior y entre las
que también resulta de suma importancia la Recomendación General número 24,
sobre la salud de las mujeres.
Además de la competencia de examinar informes, en la CEDAW se ha pre-
visto la posibilidad de que los Estados partes puedan someter al arbitraje sus con-
troversias en relación con la aplicación o interpretación de la Convención. Si
transcurridos seis meses de solicitado el arbitraje, los Estados no acuerdan su
forma, podrán acudir al Tribunal Internacional de Justicia46. Cabe observar que
este mecanismo nunca ha sido utilizado a lo largo de la vida de la CEDAW.
32
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
47 El Protocolo Facultativo a la CEDAW fue adoptado el 6 de octubre de 1999, por la Asamblea Gene-
ral de Naciones Unidas, mediante resolución A/54/4.
48 Como complemento para el análisis de este instrumento y sus mecanismos se recomienda la consulta
del libro: IIDH, Convención CEDAW Y Protocolo Facultativo –Edición actualizada– (2004). Texto completo
disponible en: http://www.iidh.ed.cr/BibliotecaWeb/PaginaExterna.aspx?url=/BibliotecaWeb/Varios/Docu-
mentos/BD_1978751583/CEDAW%20Y%20Pf.doc
49 Cf. artículo 2 del Protocolo Facultativo a la CEDAW.
50 Disponible en: http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/opmodelform.html
51 Cf. artículo 4 del Protocolo Facultativo a la CEDAW.
52 Cf. artículo 10 del Protocolo Facultativo CEDAW.
53 La decisión emitida por el Comité en el examen de dicha situación puede consultarse en:
http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/cedaw32/CEDAW-C-2005-OP.8-MEXICO-S.pdf
33
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
34
DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
35
SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
tra las mujeres de manera amplia, tanto en lo que respecta a sus consecuencias para
quienes la padecen (de índole física, sexual o psicológica), como en términos de
responsabilidad, ya que a tales efectos no diferencia las situaciones que se produ-
cen el la esfera pública, de las que tienen lugar en la vida privada de las mujeres.
De esta manera, los Estados que la han ratificado han aceptado su responsabili-
dad respecto a la violencia de toda índole que sufren las mujeres en cualquier ámbito
de sus vidas. La amplitud de las obligaciones asumidas por los Estados Partes queda
aún más evidenciada en el artículo 2 de la Convención, el cual establece:
Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psi-
cológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra re-
lación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domi-
cilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual;
b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que
comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución
forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educa-
tivas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar;
c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, dondequiera que ocurra.
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Carta a los valores tradicionales alentaba las prácticas perjudiciales para las muje-
res, como la mutilación genital femenina, el matrimonio forzoso, las costumbres
en torno a las herencias, o el tratamiento reservado a las mujeres viudas70.
De ahí que, al igual que el sistema universal y el sistema interamericano de
derechos humanos, también el sistema africano sintió la necesidad de dotarse de
un instrumento y de un mecanismo específico destinados a reconocer y garanti-
zar los derechos humanos de las mujeres, los cuales examinaré seguidamente.
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DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
mente Gambia retiró todas las reservas en Mayo de 2006 y las reservas y declara-
ciones interpretativas hechas por Sudáfrica, tienen en realidad un impacto posi-
tivo para los derechos humanos de las mujeres, tal como ha sido puesto de mani-
fiesto por la Relatora Especial sobre Derechos de las Mujeres de la Comisión
Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos 75.
Derechos garantizados
Sustantivamente, el Protocolo cuenta con una notable perspectiva de indivi-
sibilidad e interdependencia de los derechos humanos, pues reconoce tanto los
derechos civiles, económicos, sociales, políticos y culturales de las mujeres. Así el
Protocolo reconoce, entre otros: el derecho a la vida, a la integridad y a la seguri-
dad; la prohibición de la discriminación; el derecho a la paz; el derecho de toda
mujer a ser respetada como persona y al desarrollo pleno de su personalidad; el
derecho de las mujeres a la educación, al bienestar y a la salud; el derecho a la se-
guridad de los alimentos y el derecho a una vivienda adecuada; la prohibición de
la explotación o la degradación; el derecho al acceso a la justicia y a la igualdad de
protección ante la ley, y el derecho a la participación de las mujeres en los proce-
sos políticos y de toma de decisiones.
El Protocolo contiene disposiciones notablemente ancladas en la realidad de
las mujeres africanas, como las que reconocen la obligación de los Estados de eli-
minar las prácticas nocivas para las mujeres (artículo 5), los derechos en torno al
matrimonio, separación y divorcio (artículo 6 y 7); el derecho de las mujeres a un
contexto cultural positivo (artículo 17), los derechos de las mujeres viudas (ar-
tículo 20) o los derechos hereditarios de las mujeres (artículo 21). El Protocolo
puede por tanto considerarse como la «CEDAW Africana», pues complementa al
tratado universal desde una perspectiva regional y ambos instrumentos se fortale-
cen mutuamente.
Además, el Protocolo pone el acento en las situaciones que agravan las viola-
ciones de derechos humanos de las mujeres y que exigen una protección refor-
zada, como las propias de las mujeres en situación de conflicto armado (artículo
11); de las mujeres adultas mayores (artículo 22), de las mujeres con discapacida-
des (artículo 23), o de las mujeres viviendo en la pobreza, cabezas de familia o em-
barazadas (artículo 24). Se trata por tanto de un instrumento con un alto grado
de perspectiva de interseccionalidad en el reconocimiento y protección de los de-
rechos humanos que contempla.
El Protocolo garantiza también el derecho a la salud y los derechos repro-
ductivos de las mujeres, siendo el primer tratado internacional que ha reconocido
de manera expresa la obligación de los Estados de «proteger los derechos repro-
ductivos de las mujeres autorizando el aborto médico en casos de asalto sexual,
75 Vid Melo, Angela, Relatora Especial sobre los derechos de las mujeres en África, en «Intersession Ac-
tivity Report», correspondiente al 41 periodo ordinario de Sesiones de las Comisión Africana de Derechos Hu-
manos y de los Pueblos, celebrado en Accra Ghana, del 16 al 30 May 2007, pp. 3 y 4.
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DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
(…) abarcan ciertos derechos humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales,
en los documentos internacionales sobre derechos humanos y en otros documentos pertinentes
de las Naciones Unidas aprobados por consenso. Esos derechos se basan en el reconocimiento
del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el nú-
mero de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el momento de tenerlos, y a disponer de
la información y de los medios necesarios para ello, y el derecho a alcanzar el nivel más ele-
vado de salud sexual y reproductiva. También incluye el derecho de todas las personas a adop-
tar decisiones en relación con la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violen-
cia, como está expresado en los documentos sobre derechos humanos87.
86 Cf. párrafo 7.4 del Programa de Acción de Población y Desarrollo; Documento A/CONF.171/13.
87 Cf. Ibídem, párrafo 7.3.
88 Cf. párrafo 96 de la Plataforma de Acción de Beijing.
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SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
(…) el reconocimiento de los derechos sexuales como derechos humanos. Entre los
derechos sexuales figura el derecho de toda persona de expresar su orientación sexual, te-
niendo debidamente en cuenta el bienestar y los derechos de los otros, sin temor a per-
secuciones, privación de libertad o injerencia social»89.
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DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
92 En ese sentido, el documento del Centro de Derechos Reproductivos, «Haciendo los Derechos una
realidad: Un análisis del trabajo de los Comités de Monitoreo de la ONU sobre Derechos Reproductivos y Se-
xuales», brinda un completo análisis. Disponible en la dirección: http://www.reproductiverights.org/esp_pub_
bo_tmb.html
93 Vid Comité de Derechos Humanos, Decisión recaída el 22 de noviembre de 2005; Comunicación
Núm. 1153/2003.
94 Los casos de Mamérita Mestanza Chávez contra Perú y de Paulina Ramírez Jacinto contra México,
ambos finalizados por acuerdo de solución amistosa entre las peticionarias y los respectivos Estados, constitu-
yen un buen ejemplo de ello. Pueden consultarse a través de la página de la Comisión Interamericana:
www.cidh.org
95 Sobre el particular, un completo estudio es el realizado por Villanueva, Rocío, «Protección constitu-
cional de los derechos sexuales y reproductivos»; en Revista IIDH núm. 43, 2006, pág. 391-450. Disponible
en línea en: http://www.iidh.ed.cr/BibliotecaWeb/Varios/Documentos/BD_1365232859/Rev43villanue-
vaDR/Rev43villanuevaDR.pdf
96 Para un completo estudio de los aportes del Protocolo en la materia, se recomiend leer el documento
de Center For Reproductive Rights, «The Protocol on the Rights of Women in Africa An Instrument for Ad-
vancing Reproductive and Sexual Rights». Disponible en: http://www.reproductiverights.org/pdf/pub_
bp_africa.pdf
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SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
(…) todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder
público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejer-
cicio de los derechos humanos para dar cumplimiento a sus obligaciones internaciona-
les sobre derechos humanos. Como consecuencia de esta obligación los Estados deben
prevenir, investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos por la Con-
vención y procurar, además, el restablecimiento, si es posible, del derecho conculcado y,
97 Los mismos han sido conceptuados como: «autores de actos por los que, en ciertas circunstancias, debe
responder internacionalmente el Estado. Su uso es preferible al término «agente privado» ya que evita utilizar este
adjetivo, «privado», que causa confusión al estar vinculado en algunos casos a distinciones entre la vida pública y la
privada. El Estado tiene responsabilidades tanto en la vida pública como en la vida privada y los agentes privados
actúan tanto en la vida pública como en la vida privada, dentro del ámbito de la responsabilidad del Estado». Cf.
Amnistía Internacional, «Respetar, proteger, observar... los derechos de la mujer», septiembre de 2000, Índice
AI: IOR 50/01/00/S, p.5, nota al pie nº 4.
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DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
en su caso, la reparación de los daños producidos por la violación de los derechos hu-
manos 98.
(…) un hecho ilícito violatorio de los derechos humanos que inicialmente no re-
sulte imputable a un Estado, por ejemplo, por ser obra de un particular o por no haberse
identificado al autor de la trasgresión, puede acarrear la responsabilidad internacional del
Estado, no por ese hecho en sí mismo, sino por falta de la debida diligencia para preve-
nir la violación o para tratarla en los términos requeridos por la Convención100.
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SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
A MODO DE CONCLUSIÓN
Como se ha puesto de manifiesto a lo largo de este trabajo, durante la se-
gunda mitad del Siglo XX y en lo que va del nuevo Siglo, las mujeres hemos co-
sechado enormes avances en torno a la conceptualización y al reconocimiento de
nuestros derechos humanos. Mirando al pasado de la humanidad, estos logros re-
sultan ciertamente históricos y son producto de la lucha sostenida de los movi-
mientos de mujeres que, en todo el mundo y generación tras generación, han de-
fendido la dignidad de las humanas frente a las consecuencias adversas del sistema
de dominación patriarcal.
Las mujeres africanas, latinoamericanas y caribeñas han protagonizado mu-
chos de esos esfuerzos, tanto en sus propios países, como en sus respectivas re-
giones y también en el plano internacional. Ha de notarse que la lucha de las
mujeres tanto en África, como en América Latina y El Caribe se ha llevado a
cabo en contextos sumamente complejos, marcados por el hecho colonial y
postcolonial, por dictaduras militares, por conflictos armados, por los efectos
adversos de la globalización o por democracias débiles signadas por la desigual-
dad y la exclusión social.
102 Cf. Amnistía Internacional, «Respetar, proteger, observar... los derechos de la mujer», cit., pp. 7 y 8
Este trabajo ofrece un completo análisis del concepto desde el derecho internacional de los derechos humanos
y, en general, de las obligaciones internacionales que asumen los Estados para proteger efectivamente los de-
rechos de las mujeres.
103 Vid Amnistía Internacional, «Hacer los derechos realidad: el deber de los Estados de abordar la vio-
lencia contra las mujeres»: disponible en: http://www.amnistiainternacional.org/publica/ISBN_
8486874963.html
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DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN ÁFRICA Y EN AMÉRICA LATINA: CLAVES CONCEPTUALES Y…
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SOLEDAD GARCÍA MUÑOZ
Sabemos que es mucho el camino que aún queda por recorrer y también que
no son pocas las amenazas que, disfrazadas de religión, de prácticas culturales o
económicas, nos acechan buscando retrocesos. La unidad entre las mujeres y la ge-
neración de alianzas estratégicas con quienes están en disposición de apoyar nues-
tras causas de humanidad resultan elementos ciertamente fundamentales para se-
guir avanzando.
En esa dirección, profundizar en el diálogo, el intercambio de experiencias y
buenas prácticas y la generación de pactos entre las mujeres africanas, latinoameri-
canas y caribeñas en la lucha por los derechos humanos de las mujeres, representa
una gran oportunidad para fortalecernos mutuamente y para potenciar el impacto
de nuestras acciones.
52
DERECHOS ECONÓMICOS
POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA
INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN
MATERIA DE GÉNERO
María Bastidas Aliaga
Presidenta de Asociación de
Desarrollo Comunal (ADC) 1
(Perú).
1 Asociación de Desarrollo Comunal (ADC), Organismo de Desarrollo que se creo en el Perú el año 1995, con
la misión de promover el desarrollo humano sostenible con igualdad de oportunidades desde la perspectiva de género.
Para mayor información visitar: www.adc.or.pe
2 CEPAL: «Desarrollo y Equidad de Género: Una tarea pendiente». Serie Mujer y Desarrollo No 13. San-
tiago de Chile, 1993, p. 7.
55
MARÍA BASTIDAS ALIAGA
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POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
8 OIT: «Dialogo social y estrategias de reducción de la pobreza». Guía para la incorporación del enfoque
de género». Programa Infocus sobre dialogo social, legislación y administración del trabajo. Ginebra, 2004,
p. 10.
9 Reyes J.: «Medición de la pobreza en Lima Metropolitana: metodología y resultados». En: Anderson,
J. y otros: Pobreza y políticas sociales en el Perú. Lima. CIUP. Taller de Políticas y Desarrollo Social. págs.
1116-118.
10 OIT: «Tendencias, problemas y enfoques: Un panorama general». Programa Modular de Capaci-
tación e Información sobre Género, Pobreza y Empleo. Guía para el lector. Módulo 1, p. 27.
11 Ibid, p. 28.
12 «Se ha aceptado casi generalmente, el trabajo con líneas de pobreza como método de medición de la
misma. Para trabajar con este indicador se determina un conjunto de necesidades básicas y luego se procede a
calcular el costo de cubrir este conjunto de necesidades. Aquellos hogares que no tengan el ingreso (o gasto)
suficiente para cubrir el monto establecido son considerados como pobres. La diferencia entre pobres y pobres
extremos está en que los primeros no alcanza a cubrir la canasta básica de consumo (CBC), que esta compuesta
por alimentos y otros bienes servicios no alimentarios, y los segundos no consiguen a cubrir la canasta básica
alimentaria (CBA), que cubre requisitos mínimos nutricionales. El trabajo con líneas de pobreza se puede re-
alizar a través del gasto del ingreso de los hogares que son objeto de estudio». En: Chávez, E.: «Género, po-
breza y empleo en el Perú: el mercado laboral urbano, 1990-2002», p. 338-339.
57
MARÍA BASTIDAS ALIAGA
13 Este enfoque «define un conjunto de criterios (alimentación, vivienda, educación, salud, etc.) que
cada hogar debe satisfacer. La dificultad de trabajar con este indicador radica en que es poco sensible a cam-
bios coyunturales en el ingreso (o gasto) en el hogar, ya que la satisfacción de cada una de las necesidades que
lo componen puede tomar un período de tiempo prolongado. Es por ello que este indicador se privilegia para
evaluar la pobreza estructural. En: Chavez, E.,: Op. cit. p. 339.
14 Valenzuela, M., Bastidas, M.: «Introducción». En: Género, pobreza, empleo y economía informal en
Ecuador. OIT, Lima, 2006, p. 15.
15 Ibid, p. 16.
16 «La aplicación de la dimensión de género en los análisis sobre la pobreza representa una herramienta
teórica y metodológica que permite una comprensión más cabal del fenómeno y, por tanto, un abordaje más
pertinente y eficaz del mismo en el plano de las políticas y los programas. Ésta es una herramienta que se sus-
tenta en los aportes de la teoría feminista y de los estudios sobre la construcción social de las diferencias entre
los sexos y con sus consecuencias a nivel de las personas, familias y sociedad en su conjunto». En: Valenzuela,
M., Bastidas, M.: Op. cit. p. 15.
17 Rangel, M.: Op. cit. p. 40.
58
POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
Sin embargo, las mujeres también enfrentan otras desventajas y limitaciones es-
pecíficas derivadas de normas sociales y culturales relacionadas con las condiciones
socio-económicas de su clase, comunidad o grupo étnico y sexo, lo que les genera
desigualdades y una mayor vulnerabilidad para caer y permanecer en la pobreza.
El trabajo resulta también un espacio privilegiado para incorporar el enfoque
de género, puesto que la «división sexual del trabajo»18 basada en la separación de
la experiencia humana en dos mundos; el público de la producción (reservado al
género masculino) y, el privado y de procreación (reservado al femenino) ha ga-
rantizado la invisibilidad de las mujeres.
Según refiere Marcela Lagarde: «hombres y mujeres se definen de manera de-
cisiva frente al trabajo. Más aún, las formas históricas de la masculinidad y la fe-
minidad se constituyen en torno al trabajo»19. A las mujeres y a los hombres se les
ha atribuido históricamente trabajos distintos, excluyentes, basados en supuestas
diferencias que en realidad esconden diversas formas de discriminación.
La división sexual del trabajo dentro de la tradición occidental y la organización
económica post revolución industrial, va a producir una drástica pérdida de visibi-
lidad y valor de muchas actividades de las mujeres (separación de la casa de los lu-
gares de producción, pagos de salarios que se convirtió en la medida de valor y otros
cambios bien documentados), dando como resultado una clara y constante desi-
gualdad entre mujeres y hombres que aún se mantiene en nuestras sociedades.
La división sexual del trabajo en las sociedades industriales «(...) es un com-
plejo dispositivo de devaluación del trabajo femenino y reconocimiento magnifi-
cador del masculino»20. Y donde lo doméstico, como categoría, incluye todo tipo
de supuestos sobre el status natural de estas actividades; y como estos supuestos
rara vez se evidencian, se continúan incorporando a las especificidades biológicas
y fisiológicas de la mujer.
La necesidad de explicar estos supuestos lleva a plantear la incorporación del
enfoque de género en el análisis del ámbito laboral, que constituye el «espacio más
revelador para visualizar la significación de la dimensión de género en la com-
prensión de la problemática de la desigualdad y la exclusión social desde que en
él confluyen e interactúan los aspectos socioculturales, educativos, económicos
que condicionan y enmarcan las interrelaciones sociales»21.
La asignación histórica de trabajos basados en supuestas diferencias, escon-
den formas de discriminación y limitan las posibilidades de trabajo en distintos
espacios para hombres y mujeres22. Al respecto Marcela Lagarde plantea que «las
18 Tópico planteado por Engels en su libro: «El Origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado», y
comentado en su tiempo por Simone de Beauvoir, quien sostenía que las mujeres estaban excluidas de las ac-
tividades públicas en las que los hombres tenían libertad de participar.
19 Lagarde, M.: «Cautiverios de las mujeres: Madresposas, Monjas, Putas, Presas y Locas». Coordinación
general de estudios de postgrado. Universidad Nacional Autónoma de México. México DF, 1990. p. 100.
20 Amorós, C.: Op. cit., p. 14
21 Silveira, S.: «La dimensión de género en la formación profesional y en las relaciones laborales». Cinterfor,
Montevideo, 2000, p. 4.
22 «En la medida en que persistan las dificultades adicionales que las mujeres enfrentan, debido a su con-
dición de género, el acceso al empleo remunerado (en especial en el sector formal de la economía), las discri-
minaciones salariales, la visión de que su aporte es «complementario» y «secundario», su subvaloración en tanto
59
MARÍA BASTIDAS ALIAGA
trabajadora, el esfuerzo de las mujeres por lograr un empleo para sí y su familia seguirá siendo insuficiente».
En: Valenzuela, M., Bastidas, M.: Op. cit. p 21.
23 Lagarde, M.: Op. cit. p. 101.
24 OIT: «La hora de la igualdad en el trabajo». Informe con arreglo al seguimiento de la declaración de la
OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Ginebra, 2003, p. 12.
25 La actividad doméstica tiene dos funciones integradas: la reproducción física (biológica y de cuidado
de los hijos/as) y el trabajo diario de mantenimiento de la fuerza de trabajo. Estas actividades se realizan en el
ámbito privado.
26 Al promover la igualdad entre hombres y mujeres es posible ampliar las oportunidades de desarrollo.
Esto se debe a que la discriminación por motivos de género se basa en expectativas predeterminadas y a me-
nudo rígidas sobre los papeles apropiados de hombres y mujeres en la vida política, económica, social y de la
familia, sean cuales fueren las capacidades o aspiraciones de cada persona. Por consiguiente, la discriminación
por motivos de género restringe el desarrollo personal de las mujeres y frena el progreso hacia la reducción de
la pobreza y el logro del desarrollo.
27 El término «economía subterránea», se utiliza para tratar de explicar las actividades económicas que
surgen como resultado del estancamiento económico que experimentan las naciones europeas y Estados Uni-
dos, especialmente a partir de los años 70. Estas actividades están enmarcadas como «ilegales» o «no regula-
das».
60
POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
teóricas y de las enormes diferencias políticas que separan a quiénes suscriben es-
tos enfoques, hay por lo menos tres puntos básicos de coincidencia que Fernando
Cortés identifica con precisión. «Los aspectos comunes son: i) nacimiento de la
idea de informalidad esta asociado a la observación empírica de un sector social y
surge de criterios que son de sentido común; ii) el objeto de estudio, o el sector
económico en cuestión, son las actividades productivas cuyo funcionamiento se
realiza fuera de los marcos normativos regulatorios en comparación con las em-
presas que cumplen con dichos requisitos legales y iii) el universo de la informa-
lidad no reconoce fronteras claramente delimitadas con el sector propiamente ca-
pitalista de la economía»28.
El término informalidad como se reconoce en la actualidad marca y define
una realidad existente en el mercado de trabajo. Desde esta perspectiva la econo-
mía informal abarca numerosos y diferentes trabajadores, empresas y empresarios
con características identificables, cuyas actividades no están recogidas por la ley,
o ésta no se aplica o no se cumple, o la propia ley no fomenta su cumplimiento
por ser inadecuada, engorrosa o imponer costos excesivos29.
La informalidad amplia su ámbito porque incluye a trabajadores/as inde-
pendientes en actividades de subsistencia, trabajadoras/es doméstica/os, trabaja-
dores/as a domicilio y asalariados e independientes de pequeños emprendimien-
tos que tropiezan con determinado inconvenientes y problemas de distinta
intensidad en los contextos nacionales, rurales y urbanos. En general los infor-
males son aquellos excluidos por la ley, con un importante índice de vulnerabili-
dad y carentes de seguridad (de mercado laboral, de capacitación, de protección
social, de ingresos, etc.)30.
Si bien no puede afirmarse que el enfoque de la informalidad haya revolu-
cionado los presupuestos teóricos desde las cuales se analiza el mundo del trabajo,
pero tampoco puede decirse que se trate de un ejercicio ocioso acerca de un sec-
tor social cada día más amplio y cada vez más relevante para el funcionamiento de
las economías periféricas.
Más aún, si tenemos en cuenta que las condiciones de exclusión, discrimina-
ción y pobreza afectan a gran parte de la población en América Latina, y en ma-
yor proporción a las mujeres, les impide acceder a un trabajo formal, con míni-
mos derechos e ingresos regulares. La informalidad ocupacional y productiva es
un camino cada vez más utilizado por muchas personas sin oportunidades para
obtener ingresos de subsistencia, pero da lugar a la precariedad laboral y a un re-
forzamiento de los factores que mantienen la pobreza y marginalidad.
En suma, vemos que la pobreza se encuentra directamente relacionada con
los niveles y patrones de desigualdad, así como con los procesos de discriminación
28 Cortés, F.: «La metamorfosis de los marginales: discusión sobre el sector informal en América Latina»,
en Viviane Brachet (coordinadora). Entre polis y mercado: el análisis sociológico de las grandes transforma-
ciones políticas y laborales en América Latina». El Colegio de México, México, 2002, p. 123.
29 Ver en Conclusiones sobre trabajo decente y la economía informal, punto 3. OIT CIT, 90ª reunión,
Ginebra.
30 Ver conclusiones sobre trabajo decente y economía informal, punto 3. OIT CIT, 90ª reunión, Gine-
bra, 2002.
61
MARÍA BASTIDAS ALIAGA
31 «Esto sucede a pesar de la condena formal y universal a cualquier forma de discriminación en el em-
pleo y la ocupación, tal como establece el Convenio 111 de la OIT, ratificado por Perú y otros 164 países en
el mundo. Hoy se reconoce que la discriminación de género atenta contra los principios y derechos funda-
mentales en el trabajo, los derechos humanos y la justicia social. Por eso, los beneficios que derivan de la eli-
minación de la discriminación en el lugar de trabajo van más allá del ámbito individual y alcanzan a la socie-
dad y la economía en su conjunto. Como señala la OIT (2003), una distribución más igualitaria de las
oportunidades de trabajo y los recursos productivos contribuye al crecimiento económico y a la estabilidad po-
lítica.»En: Valenzuela, M., Bastidas, M.: Op. cit. p. 14.
32 Muñoz, A.: «Presentación» En: Berger S. ed. «Inequidades, pobreza y mercado de trabajo Bolivia y
Perú». OIT, Lima, 2003. p. 9.
33 «El análisis de la pobreza que trata de identificar la dimensión de género de la pobreza debería, como
mínimo señalar lo siguiente: los efectos desiguales sobre los hombres y sobre las mujeres de las políticas eco-
nómicas y estructurales, el papel que tiene la desigualdad de género en la creación y mantenimiento de la po-
breza, como viven la pobreza los hombres y las mujeres, y los efectos de las políticas de la asignación de los re-
cursos sobre hombres y mujeres». En OIT: Op. cit. p. 13.
34 El Perú es un país diverso y pluriétnico, tiene una población de 27 millones 546 mil 574 habitantes;
siendo la población de varones, 13 millones 852 mil 228 (50.3%) ligeramente superior, pero con tendencia a
la feminización de la población: 13 millones 694 mil 346 es decir 49.7% según el Instituto Nacional de Esta-
dística e Informática- INEI (2004). Es además un país con población urbana y joven, con altas cifras de mi-
gración. La población urbana constituye más de dos terceras partes de la población (19 millones 966 mil 180)
frente a la rural (7 millones 580 mil 394). En el país existen 62 etnias diferentes, con alrededor de 15 lengua-
jes diferentes.
62
POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
35 Entre los años 40 y 60, se pudo observar un gran crecimiento de la población urbana condicionada
por las migraciones internas. En las últimas décadas, la migración hacia Lima Metropolitana agotó la oferta
de empleo.
36 Según la OIT, la expansión de la economía informal se vio favorecida en las décadas de los ochenta y
noventa, por las políticas de ajuste estructural y de estabilización económica que en muchos países produjeron
el crecimiento de la pobreza, el desempleo y el subempleo. La crisis financiera asiática de mitad de los noventa
provocó un crecimiento acelerado de las actividades económicas marginales.
37 Rosales, L.: «Reseña sobre la economía informal y su organización en América Latina». Global labour
Institute (GLI), p. 11.
38 Mientras que en década pasadas (1940-1950) la composición del país giraba alrededor de 65% en es-
pacios rurales y 35% en urbanos, para 1980 la situación se invirtió drásticamente: 65% urbana y 35% rural.
La principal causa de esta movilidad humana fue la crisis económica, la violencia en el campo y la falta de opor-
tunidades laborales. Cabe indicar que este movimiento migratorio se realizó del campo a la ciudad, de las ciu-
dades pequeñas hacia las más grandes y la capital, y del país al exterior.
39 Balbi, C., Gomero, J.: «Los trabajadores en los 80: entre la formalidad y la informalidad». Desco, Lima,
p. 63.
63
MARÍA BASTIDAS ALIAGA
40 Según datos de la OIT en el Perú para el año 2005 el 54.9% de la PEA estuvo ocupada en el Sector
Informal Urbano.
41 La crisis económica de los años 70 y 80 y los efectos de las políticas de ajuste que se implementaron
en la mayoría de los países latinoamericanos, trajo consigo la drástica reducción en los ingresos reales de los
hogares, lo que obligo a las mujeres de escasos recursos económicos a incorporarse en el mercado laboral como
estrategia de sobrevivencia. Sin embargo, las mujeres que se insertan al mercado laboral en periodos de crisis
se mantienen durante los períodos de recuperación. En CEPAL: «¿Formalización del sector informal en Amé-
rica Latina y el Caribe». Revista Mujer y Desarrollo, p. 9.
42 Citado por Freije, S.: «El empleo informal en América Latina y el Caribe: Causas, consecuencias y re-
comendaciones de política». Instituto de Estudios Superiores de administración, IESA, Caracas, 2000.
64
POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
43 Según la CEPAL las mujeres ocupadas más pobres se encuentran en el SIU, y, que si se agrega el ser-
vicio doméstico, el porcentaje supera al 70% en la mayoría de los casos. «Según algunos se ha producido la «fe-
minización» del SIU en América Latina, y «cualquier política dirigida al SIU debería incorporar explícitamente
la dimensión de género, porque el sector informal en América Latina esta siendo crecientemente feminizado
(Tokman, 1989). Lo cierto es que las mujeres en general se encuentran en los trabajos de menor remunera-
ción, tanto el sector formal como en el informal. En Revista CEPAL, p. 20.
44 Si bien las mujeres han estado ingresando en la fuerza laboral remunerada en cantidades crecientes,
enfrentan discriminación en diversas formas, inclusive una opción restringida de ocupaciones y menores sala-
rios. Sus iniciativas empresariales pueden quedar frustradas por leyes y costumbres que se combinan para im-
pedir que las mujeres sean propietarias de bienes o beneficiarias de créditos, o puedan controlar los ingresos.
A consecuencia de ello, muchas terminan trabajando en el sector informal, donde el trabajo no está regla-
mentado, la remuneración es escasa y a menudo hay riesgos e inseguridad.
45 Ver en Conclusiones sobre trabajo decente y la economía informal, punto 3. OIT CIT, 90ª reunión,
Ginebra, p.65.
46 Baches, M.: Jenseits der Etikette. Analizen zur, «Transformation der Frauenokonomie». In IZ3W:
Lichtblicke in der SchattenwirtschafT?, Helf 267. Freiburg, 2003.
47 OIT: «Informalidad y seguridad social en países de América Latina». Documento de Trabajo, Lima,
2001, p. 30.
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MARÍA BASTIDAS ALIAGA
48 Freije, S.: «El empleo informal en América Latina y el Caribe: Causas, consecuencias y recomenda-
ciones de política». Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), Venezuela, p. 7.
49 Hurtado, M.: «Las organizaciones sindicales y el sector informal: reflexiones para la formación y ac-
ción» OIT, 2000, p. 35.
50 OIT: Programa Modular de Capacitación e información sobre género, pobreza y empleo, Modulo 1,
p. 16.
51 Ibid, p. 34.
52 Bolivia es el país con mayor proporción de mujeres en la economía informal, seguido por Paraguay,
Nicaragua, Ecuador, El Salvador, Colombia y Perú, todos con tasas superiores al 60%. En: OIT: Panorama la-
boral 2006. Oficina Regional para América Latina y el Caribe. Lima, 2006.
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POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
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MARÍA BASTIDAS ALIAGA
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POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
57 El estudio ha sido elaborado por Maria Bastidas, presidenta de ADC y prologado por Mario Tueros,
especialista en el Desarrollo de Pequeñas Empresas y Cooperativas de la Oficina Subregional para los Países
Andinos de la OIT.
58 El proyecto FATSI ejecutado por ADC en Lima, Perú, pretende favorecer la mejora de las condicio-
nes de trabajo y la calidad de vida de las mujeres del sector de la economía informal de las provincias de Huaura
y Lima. Comprende el impulso de la organización, buscando el empoderamiento femenino de las mujeres tra-
bajadoras de la economía informal. Específicamente se orienta a incrementar la participación activa y sustan-
tiva de las trabajadoras en sus organizaciones y en los espacios de decisión. El proyecto articula seis estrategias:
i) la prestación de servicios para las trabajadoras de la economía informal, ii) establecimiento de espacios de
articulación y alianzas entre mujeres trabajadoras del sector informal y formal, iii) concertación y estableci-
miento de alianzas, compromisos y convenios con los organizaciones públicas y privadas, iv) sensibilización y
articulación entre las organizaciones gubernamentales, sindicatos y organizaciones de empleadores, v) fortale-
cimiento de capacidades institucionales para el abordamiento y tratamiento de la problemática de las trabaja-
doras de la economía informal, vi) incidencia política y/o vigilancia a nivel nacional, regional y local para la
creación de marcos normativos y/o el desarrollo de programas y proyectos a favor de este sector de trabajadoras.
69
MARÍA BASTIDAS ALIAGA
59 Esta experiencia se desarrolló en el marco del proyecto: «Políticas de erradicación de la pobreza, ge-
neración de empleos y promoción de la igualdad de género dirigidos al sector informal en América Latina»,
promovido por la OIT en Ecuador.
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POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
71
MARÍA BASTIDAS ALIAGA
72
POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
Con el fin de llevar a cabo estos objetivos, la Mesa de Trabajo impulsó accio-
nes de sensibilización y capacitación en materia de género y equidad, a través de
talleres de sensibilización en género, pobreza y trabajo decente en el Ministerio de
Turismo (MINTUR); asesoría técnica para la integración del enfoque de género
en un proyecto piloto; talleres de gestión empresarial con enfoque de género; ma-
nuales de capacitación para el fortalecimiento de microempresas turísticas desde
un enfoque de género y diversidad étnica; sistematización de las políticas y pro-
gramas de desarrollo turístico del MINTUR que respetan la diversidad
étnico/cultural, protegen el medio ambiente y promueven iniciativas productivas
para las mujeres, a fin de contar con insumos para apoyar los objetivos de equi-
dad de género.
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MARÍA BASTIDAS ALIAGA
BIBLIOGRAFÍA
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POBREZA, EMPLEO Y ECONOMÍA INFORMAL: BUENAS PRÁCTICAS EN MATERIA DE GÉNERO
75
Derechos económicos de las mujeres en Senegal:
iniciativas y estrategias femeninas alternativas.
LA ECONOMÍA DE LAS MUJERES,
LA ECONOMÍA DE LA VIDA1
Rabia Abdelkrim-Chikh2
Investigadora y coordinadora de programas
en ENDA TM. Senegal (Dakar). Profesora
en las Universidades de Oran y Argel
(Argelia) y Universidad de Aix-Marseille
(Francia). Miembro de la Red Internacional
Feminista para la Gift Economy.
77
RABIA ABDELKRIM-CHIKH
zaciones feministas han mantenido desde hace decenios para mejorar la gestión de
la familia, la transmisión de la nacionalidad, la pensión alimenticia y el divorcio.
Los derechos económicos y sociales (subsidios familiares, seguridad social,
pensión familiar, etc.) atañan a una pequeña parte de las mujeres: aquellas que
tienen un trabajo asalariado. Desde un punto de vista formal, y respecto a los
derechos jurídicos y legales, se podría decir que la mayoría de las mujeres están
al margen de estos derechos, ya que no tienen trabajos asalariados, que son pre-
cisamente los que permiten el acceso a los derechos económicos y sociales. Sin
embargo, y desde este punto de vista, es importante destacar que no se trata de
discriminación entre los sexos/ géneros, puesto que mujeres y hombres están en
situaciones similares de hecho y están de la misma manera inmersos en las de-
sigualdades estructurales que no han dejado de crecer en las últimas décadas de-
bido a la brutalidad de las políticas neoliberales y a la invasión de la dictadura
del mercado, que se extiende hasta los rincones más recónditos de las regiones
y que se va imponiendo de manera unilateral por todas partes sin dejar un solo
espacio indemne a las consecuencias de esta invasión.
Resulta muy complicado abordar la problemática de los derechos econó-
micos y sociales en relación con la igualdad de género en este sector, llamado in-
formal, pero del que vive y en el que trabaja la mayoría de la población. Mujeres
y hombres en este sentido son muy parecidos de hecho, ya que no tienen acceso
a los derechos económicos y sociales al no tener trabajos asalariados.
Esta similitud entre mujeres y hombres, desde la perspectiva de la imposibi-
lidad de acceder a los derechos económicos y sociales en el sector mayoritario de
empleo o de actividades, no significa una igualdad real de derechos entre mujeres
y hombres. Más allá de la igualdad por principio, acordada en la constitución, las
discriminaciones continúan siendo la regla en todos los terrenos, tanto en el plano
legislativo como en la realidad. Desde el punto de vista de todos los indicadores
de desarrollo humano y de los indicadores de género específicos (tal y como han
sido definidos por el PNUD) de alfabetización, escolarización, estudios superio-
res, acceso a la sanidad y a los puestos de responsabilidad, las diferencias entre mu-
jeres y hombres son significativas.
¿Resulta suficiente este conjunto de parámetros negativos para comprender la
vida real de las mujeres? Sin derechos, sin trabajo protegido por la ley y sin acceso
a la educación. Se trata de una larga enumeración de lo que no tienen y de lo que
necesitan. ¿Qué hacen ellas entonces?, ¿Cómo se enfrentan a esta lista de indica-
dores negativos? Más allá del campo legal y jurídico, más allá de las instituciones
y lejos de los textos que codifican los derechos, las mujeres realmente existen y de-
sarrollan dinámicas que dificultan el diagnóstico en situaciones reales.
A la vista de este conjunto de parámetros, las mujeres merecen todas las
atenciones y ayudas. De hecho, es este el objetivo al que aspiran las acciones y
los programas de desarrollo. Sin embargo, la cuestión principal continúa siendo
cómo hacerlo. ¿Quién sabe lo que ellas saben?; ¿Lo que ellas hacen?; ¿Lo que
piensan de lo que hacen?;¿Quién define lo que ellas «necesitan»?; ¿Quién sabe
lo que quieren?.
78
LA ECONOMÍA DE LAS MUJERES, LA ECONOMÍA DE LA VIDA
2 La mondalisation à l’oeuvre. FMI, la preuve par l’Ethiopie. Le Monde Diplomatique (abril 2002).
3 J. E. Stiglitz realiza en «La grande désillusion» Fayard (abril 2002), un análisis fino y generoso de los
momentos de crisis y de fracasos de la economía mundial, describiendo los mecanismos de toma de decisio-
nes de las políticas económicas impuestas por los nuevos «señores del mundo».
79
RABIA ABDELKRIM-CHIKH
80
LA ECONOMÍA DE LAS MUJERES, LA ECONOMÍA DE LA VIDA
metidas en la vida del barrio se han obtenido avances y un éxito consolidado que
se extiende por casi todos los barrios periféricos y urbanos de Dakar.
Los dos estudios de caso se refieren a las prácticas de mujeres, sin interven-
ción alguna de los agentes de desarrollo, sin procedimientos ni marcos lógicos im-
portados, ni talleres de empoderamiento. La Caja de ahorros y de crédito de Grand
Yoff, que forma parte de la segunda investigación analiza un banco de mujeres,
por y para las mujeres. Dicha investigación fija la mirada en la evaluación econó-
mica de los resultados de la caja después de diez años de actividad. A continua-
ción se presenta el auto-análisis de las mujeres fundadoras de esta iniciativa:
7 Emmanuel Ndione, Le don et le recours, ENDA GRAF: ver también las numerosas publicaciones del
equipo Graf, como Dakar, une societé en grappes (Dakar, una sociedad en racimo): aunque todo el tejido social se
describe y se sigue en todos los detalles de su complejidad, no existe ninguna elaboración que trate el sentido de
las prácticas de mujeres y de la diferencia entre sexos. Mi investigación trata de «descompactar» del gran grupo de
los pobres, las reflexiones y los recorridos de las mujeres. Las hipótesis propuestas en este trabajo son mi responsa-
bilidad por completo en el intento de restituir el aporte de las mujeres al pensamiento y a las «fisuras» del sentido
dominante, además de sus roles y funciones «alimentadoras». Este trabajo, como otros que «utilizan» sus palabras,
les debe mucho y está dedicado a todas las mujeres que no firman artículos ni obras.
8 Kersa: honor, dignidad. Sutura: pudor, secreto, discreción.
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RABIA ABDELKRIM-CHIKH
los morosos y no el acudir a las fuerzas del orden: «Las mujeres se organi-
zan entre ellas y, en caso de retraso en el pago, imagina que 50 mujeres se
ponen a gritar delante de tu puerta. La sutura es lo importante y lo que per-
mite el éxito de la Caja de las mujeres».
• Para las mujeres, como grupo social, de manera colectiva en el espacio pú-
blico, el barrio, las comunidades, el mercado, se trata de respeto y de con-
sideración. «Para muchas de nosotras, esto es el éxito: no nos hemos vuelto
más ricas, pero hemos ganado la dignidad. Ahora se nos respeta más. Cada
mujer tiene ahora más confianza en sí misma para afirmarse».
• En las relaciones sociales entre mujeres y hombres, las mujeres expresan
una visión sin ambigüedades, basada en sus experiencias y en los análisis de
las relaciones de fuerza que se ejercen en las relaciones «privadas», así como
en el espacio público. En el espacio privado, ha tenido lugar una modifica-
ción en la relación entre los esposos. «Todas las mujeres han disfrutado del
éxito de la Caja: ha habido una mejora de las actividades y de los ingresos,
pero sobre todo, de la dignidad. La mujer ya no tiene que extender la mano
para recibir ayuda para sus necesidades, sino que ahora, incluso, es ella la
que ayuda a su marido cuando este tiene problemas en el trabajo o se en-
cuentra en el paro (...) Así que, ya ves, este tipo de cosas son las que otor-
gan el derecho a la palabra cuando se trata de tomar decisiones».
82
LA ECONOMÍA DE LAS MUJERES, LA ECONOMÍA DE LA VIDA
de los hijos e hijas y el acostumbrarse a los ingresos. «La autoridad del marido se
ve afectada, puesto que antes muchas mujeres se callaban. Sin embargo, ahora las
mujeres tienen sus propios medios lo que disminuye un poco la autoridad del
hombre. En la actualidad, algunas mujeres empiezan a decir «aunque no me des
permiso, iré, ya que si no tengo dinero, no serás tú el que me de dinero para
alimentarme y para todos los gastos». Esto es algo novedoso que disminuye la au-
toridad del marido. El hombre ha perdido parte de su poder.
En cualquier caso, las mujeres no buscan las rupturas. De hecho, consideran
importante su relación e invierten para conservarla y cultivarla. El espacio de con-
flictos sufre una modificación: existen tensiones que son sobrellevables y nego-
ciables, siempre hasta un límite, en el que se cuestiona la actividad económica ex-
terior. El recorrido en el plano privado ha sido complicado y sembrado de
asperezas. Lo que estaba en juego era la movilidad de las mujeres: salir para reali-
zar otras actividades: «Ha habido mucho dolor, muchas peleas y tensiones porque
el marido no quería que su mujer saliese. Ya sabes, ha sido necesario mucho su-
frimiento para poder llegar a donde hemos llegado (...), pero hemos resistido, y
poco a poco y juntas, nos hemos apoyado unas a otras».
83
RABIA ABDELKRIM-CHIKH
84
LA ECONOMÍA DE LAS MUJERES, LA ECONOMÍA DE LA VIDA
cas, sino mediante el rechazo a sufrir los efectos devastadores directos y concretos
en la vida diaria en su territorio.
Este territorio, llamado «sector informal» es el que acoge a la mayoría de los
«náufragos del planeta»10, como se llama a los que viven con 1 y 2 dólares al día
(según las diferentes apreciaciones de lo que es la pobreza).
Como resulta evidente que nadie puede sobrevivir con esta cantidad diaria es
precisamente en esa situación en la que anida todo lo que se dice «invisible», oscuro
e implícito. Lo que, con Maffesoli11, podríamos llamar lo «impensado» de la econo-
mía. Esta economía de las mujeres que no calcula, que no mide, que no acumula,
que no establece modelos, pero que es, sin embargo, una auténtica Caja negra de »la
economía», la que se impone con insolencia como la única, la lógica y la racional,
formal y organizada a pesar de lo devastadora que resulta, de las destrucciones y el
caos que genera. Es una caja negra de la economía dominante, del capitalismo sal-
vaje fracasado, que, como un avión desviado, ha perdido el norte y la cabeza12. Y en
esta caja negra es posible leer el vagar y el errar de los dirigentes, de los señores del
mundo. Lo «impensado» es también Caja de Pandora, diosa de la tierra, fuente de fe-
cundidad, o la que hace «salir los presentes de las profundidades». Mito y leyenda,
es la metáfora de esta economía de las mujeres, la economía del dar (gifteconomy)13,
que crea, alimenta y mantiene la economía de la vida.
La economía de las mujeres, que produce bienes al mismo tiempo que rela-
ciones, se define por la posibilidad de leer los movimientos de lo real, disperso,
fragmentado, seccionado, no por aquellas que lo viven y lo hacen vivir, si no por
los especialistas, los estrategas y los expertos de modelos y marcos lógicos de de-
sarrollo. ¿No son las prácticas de las mujeres, inspiradas por este arraigamiento
simbólico, las que, contra viento y marea, aseguran «la soberanía» alimentaria de
personas concretas, en su medio inmediato, aún cuando puedan encontrar múl-
tiple obstáculos, que han sido renovados sin cesar (son las decisiones de los de-
predadores, señores del mundo) para hacerla imposible para los pueblos?
85
RABIA ABDELKRIM-CHIKH
14 A. Badiou, De quoi Sarkozy est-il le nom?, Circonstances T4, pág. 14, note 2.
15 S. Amin, «La déconnexion», Paris, La découverte (1986).
86
LA ECONOMÍA DE LAS MUJERES, LA ECONOMÍA DE LA VIDA
las instituciones y por los conocimientos instaurados. Pareciera que las prácticas
de las mujeres tuviesen esa «testarudez» de los hechos (Bachelard), que siguiera re-
sistiéndose a una integración, a una llamada al orden, a una clasificación dentro
de una lógica que obedeciera a una racionalidad que no les es propia. Hay siem-
pre algo que se escapa, que se desborda, en lo que hacen, sea la disciplina, o la
conformación o el marco lógico, etc.
Son las prácticas las que plantean interrogantes, y no a la inversa, ya que
los prismas de lectura de las élites, tanto endógenas como exógenas, son ya co-
nocidas y convencionales, y forman consensos dominantes para arrebatar el va-
lor a las prácticas de las mujeres, de las que solo los proyectos y los marcos ló-
gicos de las agencias de desarrollo/ financiación deben o pueden recuperar,
corregir, mejorar. En esta exigencia de conformidad con las normas estableci-
das por los indicadores del desarrollo, y apoyadas por los que toman las deci-
siones en el campo de la economía, las cosas suceden como si se tratase de jus-
tificar una razón de ser o de legitimar diferentes formas de intervensionismo,
armadas con procedimientos, técnicas, módulos, etc. Lo más habitual resulta
que, esta exigencia, realizada con insolencia, arrogancia o «ayuda amable»,
sirva para imponer un modelo preconcebido, en contra de la fuerza de la inte-
ligencia de las mujeres, alimentada por el conocimiento de lo real y lo concreto
y por las capacidades de una imaginación creadora que ha innovado, inven-
tado, evitado o trastornado proyectos y proposiciones para poder resolver el
enigma de los obstáculos.
Por lo general, la inventiva, la creatividad y todo lo que lleva al éxito final de
sus iniciativas se tiene muy poco en cuenta. Como mucho, se reducen estas cuali-
dades al ingenio y a la capacidad de desenvolverse, pero rara vez se reconocen
como competencias o capacidades estratégicas como respuesta a situaciones im-
previstas, bien que son capaces de encontrar soluciones cuando los especialistas
(del mundo formal) opinan que no las hay posibles. Las mujeres han experimen-
tado que sus conocimientos la mayoría de las veces se ven invalidados por los co-
nocimientos ya instaurados, y saben que las soluciones concretas no pueden de-
ducirse a partir de un modelo, ni de un sistema cerrado, encerrado, en sus certezas.
Las mujeres funcionan en espacios entrelazados, enredados y abiertos que pueden
unirse a redes de relaciones no determinadas a priori. Estos hilos cruzados tejen un
lienzo y otra constelación, como en un terreno liberado, en continuo movimiento
de liberación en una zona colonizada: las prácticas de las mujeres se desarrollan en
otro terreno del pensamiento económico, de pensar y de hacer economía, que no
se encuentra separada, o, como diríamos «seccionada» de otras dimensiones de la
vida. Se trata de un pensamiento de la integración (o un enfoque holístico). A
modo provisional, el concepto que se propone para demostrar esta manera de ha-
cer las cosas, es el de la economía de la vida, o economía para la vida16. Genevière
16 Rabia Abdelkrim-Chikh, «Les femmes africaines, ménagères de l’ordre mondial ou productrices de ri-
chesses?». Comunicación oral, Seminario sobre la economía solidaria, Forum Social Mundial, Porto Alegre,
Brasil, enero 2002. El concepto de la economía de la vida se presentó ahí por primera vez.
87
RABIA ABDELKRIM-CHIKH
A MODO DE CONCLUSIÓN:
PROPUESTAS PARA INVESTIGACIONES Y ACCIONES
CON MUJERES AFRICANAS Y DEL MUNDO
Escuchar, conocer y comprender la lógica y la visión de las mujeres y aprove-
char, en la mayor medida posible, las prácticas de las mismas, mediante el estudio
y la investigación y hacia el momento concreto del presente, que no deja de reno-
varse, de estar en movimiento, se traduce en dar valor, hacer legibles y visibles las
prácticas, los análisis y las visiones de las mujeres; restituir, interpretar y leer el
conjunto con su complejidad como dinámica social y crear una relación de reci-
procidad para permitir una confianza mutua, será una tarea necesaria a realizar.
La cuestión de las «buenas prácticas» debe problematizar los análisis e inter-
pretaciones de las prácticas de las mujeres. Se trataría entonces de proponer una
serie de cuestiones que se apoyen en los recorridos y en los lugares de cambio rea-
lizados con la finalidad de inscribir estas prácticas en las dinámicas de los movi-
mientos sociales de resistencia y de hacer notar las contribuciones de las mujeres
a estas alternativas. Esta postura metodológica conduce a incluir las cuestiones re-
ferentes al sentido y a los significados de estos ámbitos de cambio para permitir
calificar las prácticas.
Los enunciados, obtenidos gracias a experiencias de investigación acumuladas
y de lucha en los movimientos de mujeres y movimientos sociales «por otro mundo
posible», han de expresarse para provocar interrogaciones fecundas de nuevos rum-
bos de las Agencias de Desarrollo y de la Cooperación Internacional en general.
BIBLIOGRAFÍA
Rabia ABDELKRIM-CHIKH, La virginité ou la page blanche du continent
noir, in Oralités africaines, Centre National d’Etudes Historiques, Alger, 1989.
ABDELKRIM-CHIKH, R., Femmes africaines: contre la pauvreté et pour
l’égalité, un seul et même combat ?, Environnement africain, n° 39-40, Vol X., 3-
4, Enda TM, Dakar, 1997.
17 Genevière Vaughan, «For giving. A feminist Criticism of Exchange», 1997, Plain View Press; 2005,
Anomaly Press, USA. Genevière Vaughan, «Women and the Gift Economy. A radically different worldview is
possible», Ed. G. Vaughan, Inanna, Toronto, Canada.
88
LA ECONOMÍA DE LAS MUJERES, LA ECONOMÍA DE LA VIDA
89
Derechos económicos de las mujeres en Senegal:
iniciativas y estrategias femeninas alternativas.
«KAJAKUL, C’EST CHER!!», ORGANIZACIÓN
Y LUCHA DE LAS MUJERES JOOLAS
PARA CONTROLAR LOS PRECIOS
DEL MERCADO DE OUSSOUYE
Clara Bastardes Tort1
Investigadora en el Laboratorio de Género e Investigación
Científica del Institut Fondamental d’Afrique Noire
(IFAN) de la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar
(Senegal). Becaria MAE-AECID y miembro del Centro
de Estudios Africanos de Barcelona.
1. INTRODUCCIÓN
En este artículo, se presentará un estudio de caso sobre las mujeres joolas de
Oussouye, capital del departamento del mismo nombre, en Basse Casamance (Se-
negal). Estas mujeres durante los meses, entre noviembre 2007 y marzo 2008, se
organizaron para controlar y bajar los precios de los productos locales que se ven-
den en el mercado del municipio2. Se expondrán los hechos que conforman la ini-
ciativa de estas mujeres, enmarcándola en la realidad económica, social y política
de la sociedad joola de Oussouye. A modo de conclusión se comentarán a través
de análisis algunas reflexiones que el caso sugiere. Los datos apuntados hacen re-
ferencia exclusivamente a las mujeres joolas que viven en Oussouye Joola (con las
que la autora trabaja), sin pretender por tanto, representar a todo el conjunto de
situaciones, experiencias de vida, opiniones, ni estrategias, de todas las mujeres jo-
91
CLARA BASTARDES TORT
olas. Ya que el estudio de caso se centra en las mujeres de Oussouye Joola, en este
artículo no se incluyen informaciones, ni opiniones, ni estrategias de las «otras»
mujeres que viven en Oussouye (véase los otros barrios de Oussouye).
Las mujeres joolas de Basse Casamance, así como otras mujeres africanas,
han protagonizado a lo largo de la historia diversos episodios de luchas de re-
sistencia y supervivencia por el derecho a los alimentos (Sarr, 2007). En un
momento en que desde el contexto internacional/global las grandes institu-
ciones de la Cooperación al Desarrollo se hacen eco de futuras crisis alimenta-
rias, aumento de los precios de los cereales a nivel mundial (Jeune Afrique,
mayo 2008) y desde un espacio local en África, las mujeres joolas de Oussouye
interpelan-desafían directamente al mercado, a las leyes capitalistas, y ponen
en juego o entredicho las relaciones humanas que de dichas relaciones se deri-
van. Estas mujeres a través de estrategias de resistencia piden que se respeten
sus precios: sus decisiones de controlar unos precios que no les permiten comer
lo básico cada día. A partir de este estudio de caso, enmarcado en su contexto,
nos encontramos delante de las grandes cuestiones vinculadas al Género,
África y Desarrollo: poderes femeninos, reivindicación de «derechos» ahora
llamados derechos económicos de las mujeres, estrategias de resistencia y su-
pervivencia de las mujeres. También se mostrarán las conexiones entre pro-
ducción-reproducción, economía de subsistencia y participación de las muje-
res que hacen política, a menudo a partir de sus organizaciones autóctonas
femeninas. El interés del presente estudio de caso reside en las luchas de cam-
pesinas africanas –lucha por los alimentos– estrategias de resistencia a situa-
ciones adversas –cambios, la pérdida que conlleva en este caso las relaciones
que establece el sistema económico capitalista, caso concreto que ilustra una
vez más, localmente cómo las mujeres joolas históricamente han luchado– lu-
chan y generan estrategias ante las situaciones adversas. En resumen, luchas de
las mujeres africanas como garantes de la subsistencia de sus unidades domés-
ticas que son y han sido a menudo ignoradas e invisibilizadas.
92
«KAJAKUL, C’EST CHER!!», ORGANIZACIÓN Y LUCHA DE LAS MUJERES JOOLAS PARA CONTROLAR…
3 Por oposición a «autóctonos». Los nuevos barrios se crearon a partir de los años 60. El concepto joola
de extranjero/a, ajaala, opuesto a autóctono/a, determinantemente ligado éste último al parentesco y a las es-
tructuras familiares, se refiere a todo aquel que no ha nacido en Oussouye, en el barrio o en el pueblo. En tie-
rras joolas, se oye a menudo, «éste o ésta es un extranjero», «tienes extranjeros», o el «extranjero es rey» (para
referirse a la buena acogida que debe darse al que ha venido hasta tu casa). (Tomàs, 2005).
4 A partir de los años 60, se instalan en Oussouye numerosos peulh que provenían de Guinea Conakry
creando el barrio de Sara Demba. En HLM, Harlem y Escale habitan peulhs, wolof, tukolor o serers, éstos úl-
timos tres en su mayoría funcionarios del estado destinados a Oussouye. También podemos encontrar otros
joolas (por ejemplo los fooñy de Bignona), algunos mancañas, y mandings.
5 Oussouye sería la capital del Reino. El Bubajum áai está formado por 21 localidades, si contamos a
manera tradicional, o 15 a manera estatal: además de los 5 o 7 pueblos del Húluf, tendríamos Oukout, Karu-
nat, Niambalang, Siganar, Emaye, Essaout, Boukitingo, Diakène, Diantene. La población del Bubajum áai su-
maría 12.000 personas. (Tomàs, 2005).
6 y el resto de sub entidades joolas organizadas en altiplanos también como Esúulaalu, Húkuut, Héer,
Ayun,..
7 Sengalene, Calobone, Kahinda, Djivant, Edioungou.
8 La rizicultura joola es propiamente africana, y después del Delta del Níger, la Casamance es la segunda
región productora de arroz de África Occidental.
93
CLARA BASTARDES TORT
9 Básicamente por parte de las mujeres, ya sea en los espacios especialmente creados para ello, huertas
de mujeres apoyadas por ONGD, o las huertas en los arrozales.
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«KAJAKUL, C’EST CHER!!», ORGANIZACIÓN Y LUCHA DE LAS MUJERES JOOLAS PARA CONTROLAR…
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CLARA BASTARDES TORT
Existen altares de la familia o concesión, altares del barrio, altares del pueblo, y al-
tares compartidos entre las gentes de los pueblos del Húluf y altares que repre-
sentan al Bubajum áai. Asi, se encuentran, entonces, altares exclusivos y altares re-
gionales.
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«KAJAKUL, C’EST CHER!!», ORGANIZACIÓN Y LUCHA DE LAS MUJERES JOOLAS PARA CONTROLAR…
12 Mujeres madres. La mayoría de «fetiches» de las mujeres, exclusivos a las mujeres, pueden ser fre-
cuentados sólo si eres o has sido madre.
13 Aquí «jóvenes» se entiende por oposición a las ancianas, no se refiere a las adolescentes, sino a las mu-
jeres madres todavía con fuerzas, no viejas (entrevista a la titular del altar Ajamoo, 7-3-08).
14 Recordamos que administrativamente el municipio de Oussouye está formado por los pueblos de
Oussouye y Calobone, por lo tanto, el mercado de Oussouye es el mercado del municipio. Es un mercado con
una infraestructura apta, organizado en tiendas y puestos de venta fijos (aunque también algunos puestos en
el suelo, relativamente habituales), y rehabilitado recientemente. El mercado alternativo de Calobone creado
a partir de los conflictos es un pequeño mercado con nula infraestructura, basado en pequeños puestos en el
suelo.
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CLARA BASTARDES TORT
15 Como se nombra localmente a las mujeres comerciantes que compran a productores y pescadores, y,
luego venden las mercancías en los mercados, en sus casas o en lugares concretos conocidos por la población
(por ejemplo: el puente de Niambalang, entre los departamentos de Oussouye y Zinguinchor).
16 Abril 2008.
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«KAJAKUL, C’EST CHER!!», ORGANIZACIÓN Y LUCHA DE LAS MUJERES JOOLAS PARA CONTROLAR…
4. REFLEXIONES PROVISIONALES
El caso del «kajakul, c’est cher», de las mujeres joolas de Oussouye, nos
lleva a algunas de las siguientes reflexiones que apuntaré brevemente en torno
a cuestiones principales como son la división genérica de la sociedad (ésta ha
sido una lucha sólo de mujeres) y la importancia y estructuración de la orga-
nización autóctona femenina joola (iniciativa a partir de una responsable de un
altar femenino).
17 El precio del arroz ha aumentado un 45% en Senegal, desde enero a mayo del 2008. «Flambée sur les
prix du riz», Jeune Afrique nº2471, 18-24 de mayo 2008.
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«KAJAKUL, C’EST CHER!!», ORGANIZACIÓN Y LUCHA DE LAS MUJERES JOOLAS PARA CONTROLAR…
19 Las mujeres agrupadas entorno el altar Usana (que agrupa a mujeres joolas, federación de diversos sub-
grupos joolas) decidieron intervenir manifestándose y enviando delegaciones al gobernador (Tomàs, 2005).
Quince días más tarde de los eventos en Zinguinchor en Oussouye centenares de mujeres se dirigieron al bos-
que, silenciosas. Los soldados armados montaban guardia en diferentes puntos del pueblo. Las mujeres del Hú-
luf se reunieron en el bosque sagrado, en el altar Ehunia, para conocer los augurios, y aliarse con las fuerzas sa-
gradas para poder emprender las acciones. (Reveyrand, 1986-87).
20 En palabras de la titular de Ajamoo: «(…) yo reuní primero a las mujeres de Oussouye para ver si estaban
de acuerdo en hacer alguna cosa, después hablamos con algunas mujeres de los pueblos vecinos(…)», «(…) el pro-
blema es que las mujeres de los otros pueblos vienen a vender a Oussouye sus productos más caros, cuando en sus pue-
blos tienen acuerdos de precios reducidos(…)»,»(…)Las mujeres joolas de los otros pueblos del Bubajum áai dicen
que las de Oussouye son perezosas y que no producen nada. Entonces yo les digo que sí es así, las dejen morir de ham-
bre y que ellas, las de los otros pueblos, no vengan a vender aquí, a Oussouye (…)».
101
CLARA BASTARDES TORT
• ¿Una visión determinada del mundo, y de leer las relaciones? ¿las mujeres
joolas han actuado únicamente como consumidoras en el «kajakul, c’est
cher»? Difícilmente las mujeres joolas de Oussouye son las compradoras
potenciales de los productos que vienen a vender las gentes de los otros
pueblos. Exceptuando el pescado, y que debido a ello, éste ha sido el pro-
ducto estrella de las reivindicaciones del kajakul, c’est cher!, las mujeres joo-
las de Oussouye, en su mayoría, realiza pequeñas compras cotidianas. Estas
carecen de frigorífico, poseen poco valor económico, ya que se autoabaste-
cen de arroz propio, hortalizas, leña y frutos, sin necesidad de comprarlos.
Se podría derivar de ahí, la reflexión que han realizado alguno de nuestros
informantes clave, de que las mujeres han gastado mucha energía en una lu-
cha que les toca relativamente; que han luchado para el beneficio de otras
personas, como de las funcionarias por ejemplo y que por lo tanto, ha ha-
bido un error en su análisis. En estos momentos, no podemos evaluar el va-
lor monetario de todo lo que consumen, pero creemos que aunque sea pe-
queño21, es significativo para sus economías. Cabría preguntarse si además
no hay otros factores que las han inducido a gastar energías y tiempo en el
«Kajakul, c’est cher!», y que quizás su lógica de actuación no es únicamente
económica, en términos de coste-beneficio desde una perspectiva materia-
lista. Hay que tener en cuenta otros factores como la creencia-conciencia de
que el coste de la vida aumenta, y de que hay que controlar los precios, al
menos aquellos sobre los que ellas pueden incidir, como son los de los pro-
ductos locales.
El caso del «Kajakul, c’est cher» es un avance o una buena práctica que mues-
tra autonomía, flexibilidad, capacidad de adaptación y reivindicación de las mu-
jeres joolas de Oussouye. Se trata de un ejemplo de cómo las mujeres joolas ha-
cen frente a situaciones adversas en el ámbito de la economía, agregándose,
juntándose, aliándose con las fuerzas-potencias sagradas, a partir de formas de or-
ganización autóctonas femeninas. Esto apunta un camino, otro camino de tantos,
hacia la lucha de los derechos económicos de las mujeres.
BIBLIOGRAFÍA
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cultures commerciales», pp. 117-138 in Andrée Michel, Hélène Agbessi Dos San-
tos, Agnès
21 Tenemos el ejemplo significativo del pescado. Si el kilo cuesta 500 francos no pueden comprar nada
más para hacer la salsa. Si cuesta 300, les quedan 200 francos para los condimentos.
102
«KAJAKUL, C’EST CHER!!», ORGANIZACIÓN Y LUCHA DE LAS MUJERES JOOLAS PARA CONTROLAR…
103
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL
MARCO DE LOS DERECHOS
ECONÓMICOS DE LAS MUJERES. «EL
CRÉDITO»: UN DERECHO DE LAS
MUJERES EN EL ECUADOR
Johanna Izurieta Montesdeoca
Directora del Programa «Crédito Derecho de las Mujeres
Ecuatorianas». Especialista en Género y Desarrollo estudiante
de La Maestría «Gestión para las transformaciones sociales en
la Globalización» de la UAM y miembro de la Fundación
YERBABUENA (Guayaquil-Ecuador).
y Laura Luisa Cordero Ramos
Investigadora social y Profesora de Sociología y de diseño de
Proyectos en Universidad Casa Grande (Ecuador).
1. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES
La reivindicación de las mujeres ecuatorianas, del crédito como un derecho, se
gesta a partir del fracaso del Programa Crédito Productivo Solidario (PCPS), creado
en marzo del 2001. El objetivo principal de dicho programa era «contribuir a me-
jorar los niveles de vida e ingreso de la población bajo la línea de pobreza, por me-
dio del acceso a crédito, capacitación y asistencia integral especializada», dirigido a
los y las beneficiarias del Bono Solidario, conformado en un 80% por madres jefas
de hogar, y el 20% restante por ancianos/as y personas con discapacidad, consti-
tuido también por mujeres. Sin embargo, su diseño y metodología no consideró cri-
terios específicos de género para garantizar el acceso a estas mujeres.
Lo que podría haber constituido una oportunidad para la aplicación de criterios de
acción positiva a favor de este inmenso grupo de mujeres ubicadas por debajo de la línea
de pobreza, constituyó una oferta con tintes demagógicos, que explicita políticas y prácti-
cas discriminatorias. Configurando en su lugar, la violación del derecho a acceder a recur-
sos productivos -por tanto a crédito-, e incentiva la auto-generación de trabajo para las mu-
jeres, sin garantías, sin protecciones laborales y de seguridad social; derechos que están
garantizados por la Constitución, las leyes y la normativa internacional vigente en el país.
Violando además el principio de igualdad y no discriminación contra las mujeres1.
1 FUNDACIÓN YERBABUENA, Caso 1: violación del derecho al acceso a recursos productivos, caso
colectivo de mujeres beneficiarias del programa crédito productivo solidario periodo 2001 a 2003. Tribunal
por los derechos económicos, Sociales y culturales de las mujeres Ecuador, abril, 2005.
105
JOHANNA IZURIETA MONTESDEOCA, LAURA LUISA CORDERO RAMOS
La oferta del PCPS provocó que en diferentes provincias del Ecuador (espe-
cialmente en El Oro) se desarrollara una gran movilidad social; las mujeres se or-
ganizaron en Cajas de ahorro y crédito o bancos comunales dentro de sus orga-
nizaciones barriales, comités de desarrollo comunal u organizaciones de mujeres,
para cumplir con los requisitos del programa. Sin embargo, las instituciones fi-
nancieras (intermediarias de crédito) no deseaban formar parte de éste, ya sea
porque el Estado no les daba beneficios que ellas aspiraban (altas tasas de interés)
o porque consideraban que la población objetivo (mujeres de escasos recursos)
eran un público demasiado riesgoso y no tenían garantías. Como ejemplo, en la
Provincia de El Oro sólo COEBAN recibió financiamiento de $10.000 corres-
pondiente a 50 créditos.
En síntesis, en el 2001 el presupuesto anual del programa era de US$
10.000,000, en el año 2002 disminuyó a US$ 8.000,000; y, en el 2003, bajó a US$
3’478.000; básicamente porque no se generaron los mecanismos que permitieron a
las mujeres, a quienes estaba destinado el programa, a acceder a dichos recursos.
El presente caso se sitúa en la costa ecuatoriana, en las provincias de El Oro
y Guayas. No pretendemos hacer un análisis exhaustivo de la realidad, sino pre-
sentar la articulación de diferentes organizaciones y prácticas institucionales que
se encuentran y retroalimentan en esta ruta común. A partir del año 2002 la Fun-
dación Yerbabuena, Fundación CEPAM - Guayaquil (Centro Ecuatoriano de Ac-
ción y Promoción de la Mujer) , la Cooperativa de Ahorro y Crédito De todas
(con metodología Grameen2) y el Movimiento de Mujeres de El Oro empiezan a
converger en acciones comunes hasta conformarse en un consorcio de hecho en
el 2007, dentro del Proyecto «El crédito, un derecho de las mujeres ecuatorianas en
la zona costera del Ecuador».
Las sinergias de estas instituciones, la suma de esfuerzos, visiones, y experti-
cias ha permitido desarrollar una propuesta alternativa de finanzas solidarias con
un enfoque de género y derechos; la misma que respondiendo a una necesidad
práctica de las mujeres, fortalece procesos de empoderamiento a través del cono-
cimiento y exigibilidad de los DESCA (derechos económicos, sociales, culturales
y ambientales), propiciando la autonomía económica conjuntamente con la so-
beranía del cuerpo y la participación ciudadana, a través de la construcción de una
voz política de las mujeres del Ecuador.
2 La metodología que se sigue en la Cooperativa Detodas se basa en la utilizada por el Banco Grameen
fundado por Muhamad Yunus en Bangladesh (1976)y consiste fundamentalmente en dar pequeños créditos
–a mujeres de escasos recursos económicos y sin acceso al crédito formal– a través de la formación de grupos
solidarios, sin exigir garantías físicas.
106
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
algunos de sus cantones donde se han desarrollado las experiencias que se están
sistematizando, era:
Provincia Cantón Población
El Oro 525.763
Machala 217.696
Arenillas 22.477
El Guabo 41.078
Huaquillas 40.285
Pasaje 62.959
Portovelo 11.024
Guayas 3.309.034
Guayaquil 2.039.789
Playas 30.045
Santa Elena3 111.671
Fuente: Censo de Población y Vivienda (INEC)
Año: 2001
Elaboración SIISE
3 En 2001 el cantón Santa Elena era parte de la provincia de Guayas, hoy es uno de los tres cantones de
la provincia de Santa Elena.
4 Esta relación es el resultado de la dinámica demográfica de una población. En la mayoría de países na-
cen más varones que mujeres, después del nacimiento el índice de feminidad varía debido a patrones distin-
tos de mortalidad y de migración de los sexos. SIISE versión 4.5, SIMUJERES.
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JOHANNA IZURIETA MONTESDEOCA, LAURA LUISA CORDERO RAMOS
108
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
7 Este mismo documento señala que la tasa de desempleo (TD) indica en porcentaje cuántas personas
están desempleadas respecto al total de la PEA. Esta tasa incluye tanto el desempleo abierto (es decir aquellas
personas de 10 años y más que en la semana de la encuesta no estaban ocupadas y que habían intentado con-
seguirlo o establecer un negocio en las cuatro semanas anteriores) como el desempleo oculto (de las personas
no ocupadas, que estaban disponibles para trabajar y que no habían buscado trabajo en las cuatro semanas an-
teriores).
8 El documento de análisis del mercado laboral ecuatoriano estudia también la tasa de subempleo glo-
bal (TSG), que mide el porcentaje de población que estuvo subempleado de manera visible o en otras formas
de subempleo. Subempleo visible es la situación de las personas ocupadas que desean trabajar más horas, te-
ner otro u otros empleos además del que ya tienen para aumentar sus horas de trabajo o reemplazar uno de
sus empleos por otro con más horas de trabajo. Otras formas de subempleo se refieren a las personas que tra-
bajan y ganan el salario unificado o superior y están disponibles para trabajar o personas que trabajan y tienen
ingresos inferiores al salario unificado y no están disponibles para trabajar.
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JOHANNA IZURIETA MONTESDEOCA, LAURA LUISA CORDERO RAMOS
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ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
Los datos del cuadro permiten establecer que del total de la población econó-
micamente activa (PEA) de la ciudad de Machala, un 77,21% obtiene ingresos
mensuales de hasta 299 dólares y el restante 22,69% de más de 300 dólares. La dis-
tribución por sexo de estos rubros de ingreso mensual indica que existe asimetría,
los hombres resultan beneficiados y las mujeres perjudicadas. Mientras que en el ru-
bro de quienes obtienen ingresos de hasta 299 dólares se ubica el 76,03% de los
hombres, un 79,18% del total de mujeres se encuentra en esa misma ubicación. La
desigualdad se evidencia mucho mayor cuando se comparan los tramos de quienes
obtienen más de 1.000 dólares, ya que el 10,12% de los hombres alcanza ese nivel
de ingresos, en cambio, tan solo el 4,52% de las mujeres accede a ese nivel.
9 Citado por Paola Floril, La economía solidaria, una alternativa de acceso a los recursos financieros a
través de las Cajas de Ahorro y Crédito, 2005.
10 Plan Migración, Comunicación y Desarrollo. 2003.
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JOHANNA IZURIETA MONTESDEOCA, LAURA LUISA CORDERO RAMOS
11 Proyecto «El crédito, un derecho de las mujeres ecuatorianas en la zona costera de Ecuador» América
del Sur - Ecuador - Provincia de Guayas y El Oro, ejecución 2007-2008.
12 DINACOOP. Censo Nacional de Cooperativas de Ahorro y Crédito, Año 2002.
13 Laura Luisa, Cordero, Atención y prevención de la violencia a la mujer e intrafamiliar, un modelo de
intervención en la comunidad. CEPAM Guayaquil – CONAMU, 2006.
14 Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
15 Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, adop-
tada por la Asamblea general de la Organización de Estados Americanos, OEA en junio de 1994.
16 Septiembre de 1995.
112
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
113
JOHANNA IZURIETA MONTESDEOCA, LAURA LUISA CORDERO RAMOS
17 Situación de las mujeres alrededor del acceso a los recursos financieros y no financieros. Construyendo
una metodología en microfinanzas con enfoque de género y una voz política desde las mujeres. Presentación.
18 Paola Floril, La economía solidaria, una alternativa de acceso a los recursos financieros a través de las
Cajas de Ahorro y Crédito, 2005.
19 Situación de las mujeres alrededor del acceso… Presentación.
114
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
20 Laura Luisa Cordero, Mujeres y soberanía alimentaria, finanzas solidarias y economía solidaria. In-
forme de sistematización de las experiencias de economía solidaria y finanzas solidarias realizadas en las pro-
vincias de El Oro y Guayas.2008
21 Ibid.
22 Problemas, objetivos y estrategias han sido tomadas de: Sistematización de una experiencia de aplica-
ción de la metodología Grameen a la realidad guayaquileña. Documento interno de la Cooperativa Detodas,
2004.
115
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116
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
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JOHANNA IZURIETA MONTESDEOCA, LAURA LUISA CORDERO RAMOS
118
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
Hay un fuerte desarrollo del liderazgo de las socias que forman parte de las
directivas de los centros, por su participación en ellas, pero también por la for-
mación inicial y la capacitación en las reuniones en el manejo de pequeños nego-
cios. Estas actividades incentivan la formación de lideresas. Gracias al proyecto,
veintidós socias de la Cooperativa que forman parte de los organismos de direc-
ción y coordinadoras de los centros que habían demostrado cualidades como li-
deresas fueron participantes en tres talleres de análisis financiero, contabilidad y
desarrollo de habilidades gerenciales.
119
JOHANNA IZURIETA MONTESDEOCA, LAURA LUISA CORDERO RAMOS
Todo esto ha sido posible no sólo por los servicios económicos y financieros
sino por los no financieros, que sólo son posibles mediante alianzas y el apoyo de
organismos nacionales e internacionales.
Las Cajas de Ahorro y Crédito de El Oro, son una respuesta a necesidades de
las mujeres de escasos recursos económicos, pero son parte de un proceso de aso-
ciatividad impulsado por políticas públicas. La Cooperativa Detodas, por su
parte, es igualmente una respuesta a necesidades de las mujeres pero es el conoci-
miento de la metodología Grameen la que impulsa el inicio de la Cooperativa.
Las participantes de la experiencia reconocen que todavía falta trabajo por
hacer tanto en capacitación, como en motivación, en ampliar las iniciativas o en
lograr la sostenibilidad de sus experiencias y que en cada experiencia hay dificul-
tades, por lo tanto proponen recomendaciones para el futuro.
Una de las dificultades señaladas en la experiencia de las Cajas de Ahorro y
Crédito de El Oro tiene que ver con el desconocimiento sobre cuántas socias de-
jan de pagar sus créditos y por qué sucede esto, lo que impone la necesidad de re-
alizar una investigación. Otra limitación es que no hay una metodología o forma
de funcionamiento unificadas en las CAC, es decir, se requiere capacitación en
procesos de gestión y procedimientos, a más de la legalización de las cajas que to-
davía no han logrado y la sostenibilidad en el tiempo de estas organizaciones de
ahorro y crédito hasta ahora informales.
En la Cooperativa de Ahorro y Crédito Detodas, aparecen también algunos
problemas. El primero tiene que ver con la deserción de las socias que necesita una
investigación para saber por qué se van y por qué motivos se quedan las que per-
manecen como socias de la Cooperativa. Otro problema tiene relación con las ga-
rantías solidarias, lo que necesita una reflexión en el conjunto de la Cooperativa,
tanto socias/os ahorristas como socias emprendedoras y personal, para definir los
mecanismos más adecuados con la finalidad de lograr la recuperación de cartera.
Ciertas recomendaciones realizadas por diagnósticos y estudios externos,
como la diversificación de productos deben ser analizados en relación a la soste-
nibilidad, pero también a la metodología que sigue la Cooperativa. En este sen-
tido, hay que analizar si el producto crédito de desarrollo humano que beneficia
al sostenimiento de la Cooperativa porque le permite recuperar inmediatamente
los créditos sin riesgos de vencimiento de cartera, es conveniente para el desarro-
llo de los grupos y centros, ya que no requiere de solidaridad grupal ni de reu-
niones para la recuperación del crédito.
En el mundo de las «micro-finanzas» existe un sinnúmero de visiones para quie-
nes esto podría parecer descabellado o innecesario, porque encarece el servicio fi-
nanciero y no es «sostenible» (esto dependerá del lugar en dónde nos ubiquemos).
Para muchos, el destinar un servicio financiero a las mujeres garantiza el retorno de
los recursos y su utilidad, para otros, las mujeres son instrumento de desarrollo o un
medio para mejorar los ingresos familiares, dónde la familia nuclear (cómo modelo
único) se sobrepone a las necesidades y particularices de sus miembros.
Aunque presentamos el proyecto como un caso de buenas prácticas, debemos
reconocer que se siguen reproduciendo actividades tradicionalmente destinadas a
120
ANÁLISIS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL MARCO DE LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES…
las mujeres. Por otra parte, la solidaridad que es un principio en el que se basa la
experiencia, debe todavía consolidarse.
El proyecto «El crédito, un derecho de las mujeres ecuatorianas de la zona cos-
tera del Ecuador» se plantea que el acceso a los servicios financieros no es un fin
en sí mismo, sino una herramienta de desarrollo que permita –en este caso– a las
mujeres, empoderarse y mejorar su posición y situación en los ámbitos familiar,
comunitario y social, a la vez que incrementar sus condiciones de vida.
Esta filosofía y accionar ha llevado a replantearse, mejorar y re-construir una
metodología de trabajo que amplíe la visión tradicional de: microfinanzas a fi-
nanzas solidarias y del acceso a los servicios financieros a acceso a servicios finan-
cieros y no financieros integrales con enfoque de género y derechos.
En este proceso de replantearse mecanismos de empoderamiento, las perso-
nas e instituciones que conforman el programa, han realizado una apuesta con-
junta de incorporar tres ejes fundamentales que sirvan de puente, a través del cual
las mujeres puedan encaminarse en su proceso personal. Estos ejes son la autono-
mía económica, la participación ciudadana y la autonomía del cuerpo. En este es-
quema, todos los ejes están relacionados y no existe uno más importante que el
otro. Se basa en el criterio, no se puede hablar de empoderamiento cuando aún
alcanzando la autonomía económica, las mujeres sufren violencia de género e in-
trafamiliar; tampoco basta la autonomía económica sin reconocerse como sujetas
de derecho y capaces de la exigibilidad de los mismos, para lo cual la partici-
pación e incidencia en el espacio público les permita ampliar círculos de influen-
cia y reconocerse como actoras sociales.
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122
DERECHO AL DESARROLLO DE
LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS.
ACTIVIDADES COMERCIALES EN EL
MERCADO DE SONI EN TANZANIA
Roser Manzanera Ruiz1
Investigadora en la Universidad de Granada. Grupo
de investigación «Africanes: Investigación y estudios
aplicados al Desarrollo» del Plan Andaluz de
Investigación, Desarrollo e Innovación.
RESUMEN
El Kibaty es un sistema de préstamos utilizado por las mujeres rurales que re-
alizan actividades comerciales durante los días de mercado en Soni en el distrito
de Lushoto al norte de Tanzania. El mercado se celebra dos días a la semana, días
en que hombres y mujeres de los pueblos de los alrededores del municipio acuden
a realizar distintas actividades comerciales y que también aprovechan para esta-
blecer o reforzar vínculos sociales más allá de los puramente económicos.
Las mujeres van al mercado a vender sus productos que van desde los culti-
vos agrícolas entre los que se encuentran la mandioca o las bananas, generalmente
cultivos exclusivamente femeninos, pero también otros como tomates o cebollas;
hasta la venta de bollos fritos o pescado seco. Estos días son los días en que las mu-
jeres obtienen ingresos monetarios que usan para la satisfacción de diferentes ne-
1 AGRADECIMIENTOS: En primer lugar quiero agradecer a todas las mujeres que participaron en la in-
vestigación, cuyos datos obtenidos son parcialmente expuestos en este documento. Especialmente mis más pro-
fundo agradecimiento a las mujeres de Shashui que me permitieron adentrarme en sus vidas haciendo menos vio-
lenta mis intrusiones en su privacidad. En segundo lugar, quiero agradecer a las profesoras Soledad Vieitez
Cerdeño, Rosemarie Mwaipopo y Rose Shayo por su tiempo y comentarios que no sólo facilitaron el trabajo de
campo realizado en Tanzania sino que me hicieron ir más allá de las imágenes confusas que en algunas ocasiones
el extrañamiento cultural provoca. Por último, agradecer el apoyo institucional del Instituto de Estudios de De-
sarrollo de la Universidad de Dar es Salaam y el financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional
para el Desarrollo (AECID) sin cuyas aportaciones esta investigación tampoco hubiera podido realizarse.
123
ROSER MANZANERA RUIZ
1. INTRODUCCIÓN2
El objetivo de este artículo es por un lado contextualizar las políticas de de-
sarrollo del país para entender los esfuerzos gubernamentales y a partir de ellos las
conceptualizaciones que de las mujeres se han realizado a partir de la década de
1990 hasta la actualidad y por otro lado, queremos mostrar cómo a partir de las
dificultades que estas políticas tienen para llegar a las poblaciones debido a dife-
rentes factores las mujeres crean fórmulas y recrean espacios para promover su
propio desarrollo. Para ello proponemos cómo ejemplos el espacio del mercado y
la fórmula del kibaty como una buena práctica ejercida desde las mujeres de Soni,
al norte de Tanzania, para agenciarse su derecho al desarrollo.
Las políticas gubernamentales tanzanas han seguido diferentes perspectivas en
las concepciones del desarrollo, de las mujeres y en sus consiguientes discursos. En
sus apariciones e implementaciones podemos distinguir como un periodo reem-
plaza a otros con nuevas medidas en el esfuerzo de integrar a las mujeres en el desa-
rrollo de su sociedad. Las intervenciones han ido cambiando siguiendo no solo los
modelos de desarrollo a nivel nacional o internacional que suelen ir de la mano, sino
también debido a cómo los roles de las mujeres en la sociedad han sido conceptua-
lizados (Clara Murguialday, 2000). Será a mediados de la década de 1985 cuando
derivadas de la Década Internacional de las Mujeres de Naciones Unidas se ponen
en marcha diferentes políticas que tratan de tener en cuenta los importantes roles
que las mujeres tienen en la sociedad a la que pertenecen. El gobierno establece la
política de Mujeres en Desarrollo a principios de 1990 y a ésta le seguirá la de Gé-
nero y Mujeres en el 2000. Los esfuerzos de intelectuales, activistas y políticas tan-
zanas para que se tenga en cuenta a las mujeres en los procesos de desarrollo han se-
guido un arduo y tortuoso camino. Sin embargo gracias a ellas se han llevado a cabo
reformas y legislaciones que incluyen a las mujeres como actoras en igualdad de con-
diciones en el disfrute de los avances refereridos por el desarrollo del país. Mucho
queda por recorrer aún, sin embargo el camino andado sienta las bases que abre un
sendero a la igualdad entre los género. Es por ello que nos parece oportuno deno-
minar también a tales esfuerzos gubernamentales como «buena práctica».
2 Este articulo es resultado de parte de los datos obtenidos durante trabajo de campo realizado en Tan-
zania durante los años 2006 y 2007 cuya finalidad pretende redundar en mi tesis doctoral.
124
DERECHO AL DESARROLLO DE LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS: ACTIVIDADES COMERCIALES…
Por otra parte, a nivel local las mujeres campesinas y comerciantes del mer-
cado de Soni practican un sistema financiero propio que responde a sus necesi-
dades de género de una manera compatible culturalmente con sus posiciones en
la sociedad y por tanto con los roles de género asignados a ellas. Tal práctica es de-
nominada kibaty y consiste en aportaciones monetarias que un grupo de mujeres
realiza de manera continuada, el cual se distribuye a una de las participantes de
manera rotatoria. El único requisito para participar es aportar ingresos de manera
regular. Tal práctica es de gran éxito entre las mujeres ya que les permite acceder
a ingresos económicos destinados a sus necesidades más urgentes de manera sen-
cilla. Unos ingresos que sólo ellas controlaran saltándose así la desigual distribu-
ción de finanzas entre los géneros existente al interior del hogar.
Este capítulo se estructura en torno a estas dos buenas prácticas en cuanto a
los derechos de las mujeres al desarrollo que ocupan contextos diferentes, macro
y micro, pero que persiguen un mismo objetivo que es la elevación del estatus de
las mujeres y la igualdad de género. A nivel macro tendríamos las políticas guber-
namentales de Tanzania dirigidas al desarrollo de las mujeres y que ocupa la pri-
mera parte del texto. A nivel micro estarían las prácticas de desarrollo del kibaty
en el espacio, también de desarrollo, del mercado de Soni, que exponemos en la
segunda parte. Finalmente expondremos las conclusiones.
Para terminar esta introducción creemos importante expresar que es en la in-
teracción entre ambos contextos donde debería ponerse el acento para el avance
de los derechos de las mujeres al desarrollo.
3 Por poner algunos ejemplos, en estas fechas están el Plan de desarrollo de 5 años del Consejo Nacional
de Mujeres de Tanzania de 1964 que propone la educación política, la alfabetización y la promoción de acti-
vidades económicas de las mujeres para con ello capacitarlas para la realización más efectiva de sus necesidades y
la de sus familias. Más tarde con la declaración socialista de Arusha en 1967 será responsabilidad del Gobierno
proveer de igualdad de oportunidades entre todos los hombres y mujeres sin distinción de raza, religión o es-
tatus. En 1972 El Acta Matrimonial establecerá el derecho a la propiedad para las mujeres y a ser parte igual
en el matrimonio. El Acta de Empleo de 1975 declarará iguales oportunidades de empleo para hombres y mu-
jeres, igual salario por igual trabajo para hombres y mujeres y un seguro de maternidad de 48 días. En 1984
se establecerá el pago de impuestos a todos los adultos tanzanos lo que se entendía a primera vista como un
reconocimiento de la autonomía económica de las mujeres por parte del Estado al incluirlas en ella, más tarde
una ley que las mujeres conseguirán eliminar a partir de su movilización y protestas en el parlamento. Las prin-
cipales razones que alegaron las mujeres para solicitar la derogación fueron la falta de ingresos para poder afron-
tar tal obligación fiscal.
125
ROSER MANZANERA RUIZ
estado-nación y mucho de éste cambio se debió a los intentos del gobierno por
modernizar el país. Debido al corto espacio con el que contamos creemos más
oportuno centrarnos en las políticas de desarrollo de mujeres que existen en la ac-
tualidad en el país y que coinciden con los marcos de referencia del contexto in-
ternacional que aparecen a mediados de la década de 1985 con la Tercera confe-
rencia Internacional de Mujeres en Nairobi y de la década de 1990 desde la
conferencia de Beijing en 1995. Los esfuerzos desarrollados por el gobierno tan-
zano en materia de género y desarrollo, hay pues que enmarcarlos en este contexto
más amplio donde los países del denominado «Tercer Mundo» realizan impor-
tantes esfuerzos para sobreponerse de los negativos impactos que los Planes de
Ajuste Estructural, planes impuestos por el Fondo Monetario Internacional como
requisito previo a la concesión de préstamos, supusieron para sus poblaciones
desde la década de 1980 y especialmente en la vida de las mujeres.
Sin duda, en el caso de Tanzania, hay que resaltar los rasgos progresistas que
sus legislaciones y políticas han tenido y continúan teniendo en sus esfuerzos de
integrar a las mujeres como actoras centrales en el desarrollo del país y en su pro-
pia promoción fruto de las reivindicaciones de mujeres y grupos feministas de
presión, sin embargo los efectos en la vida real de estas mujeres continúan siendo
contradictorios como lo han demostrado diversas autoras y organizaciones a tra-
vés de estudios de campo (Koda, B. 1995, Chachage S.L y Mbilinyi, M. 2003,
Women Legal Aid Center, 2008). Por ello, hay que tener en cuenta el contexto
macro o general y el micro o local y la interacción entre ellos para así conocer real-
mente los efectos de las políticas y planes generales en la vida de las personas y en
nuestro caso en ellos de las mujeres tanzanas. Pero vayamos pues por partes para
mostrar las políticas de desarrollo de mujeres como derechos (o por lo menos de-
claraciones de intenciones) de las mujeres al Desarrollo.
En los inicios de la década de 1990 el Gobierno de Tanzania adopta la polí-
tica de Mujeres en Desarrollo (en adelante MED) y crea el Ministerio de Desa-
rrollo Comunitario, Género e Infancia. En la adopción de la política MED se re-
conoce el importante valor de las tareas reproductivas de las mujeres para con la
sociedad y la vida humana y la falta de disfrute de éstas de ciertos niveles de par-
ticipación en el desarrollo social, económico y político del país. La finalidad de la
política es la promoción del desarrollo de las mujeres, es decir, Mujeres en Desa-
rrollo significa que las mujeres tendrán libertad, conocimiento, habilidades y recursos
para su reconocida y activa participación y contribución (2003: 7).
La cuestión prioritaria para la eliminación de formas discriminatorias hacia
las mujeres según la política MED en Tanzania es que las mujeres tienen derecho a
la propiedad y herencia de recursos y a instrumentos para la producción y el derecho a
poseer los ingresos obtenidos desde su propio trabajo (Ibidem). Para ello pone en mar-
cha una serie de medidas positivas que aseguren la participación de las mujeres en
los planes nacionales y la reducción de su volumen de trabajo a través de progra-
mas y proyectos destinados a tal fin.
Legislaciones y proyectos específicos dirigidos a las mujeres en esta década
se ponen en marcha desde el gobierno y desde la cooperación internacional
126
DERECHO AL DESARROLLO DE LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS: ACTIVIDADES COMERCIALES…
4 Informe del país 2005 en la implementación de Beijín para la acción y documento de resultados de la
23rd sesión especial de la Asamblea General Beijín+10.
127
ROSER MANZANERA RUIZ
TABLA 1
Porcentaje de mujeres miembros del parlamento de Tanzania de 1961 a
1995. Fuente: Koda, B. 2004:102
Periodo Mujeres miembros del parlamento (%)
1961-1965 1.9
1965-1970 4
1970-1975 4
1977-1980 7.3
1980-1985 10
1985-1990 10
1990-1995 8
128
DERECHO AL DESARROLLO DE LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS: ACTIVIDADES COMERCIALES…
TABLA 2
Miembros de la Casa de Representativos. Fuente Tanzanian Figures 2006.
National Bureau of Statistics
Chama Cha Mapinduzi
CUF (Civic United Front)
Tipo de miembros (partido de la Revolución) 5 Total
Hombres / Mujeres
Hombres/Mujeres
Elegidos 30 / 1 18 / 1 50
Reservados para mujeres —/8 —/7 15
Comisionados Regionales
5/1 0 /0 6
nominados por el presidente
Fiscal General 1
TOTAL 35 /10 18 / 8 77
menes consuetudinarios que no las han hecho aparecer sin embargo y aún así la
formulación de leyes para tal fin ha sido prominente. Entre otras están por ejem-
plo el Acta de Ofensas Sexuales de 1998.
Hemos mostrado en esta primera parte los esfuerzos del Gobierno Tanzano
por incluir a las mujeres en los procesos de desarrollo del país a partir de las le-
gislaciones y políticas que siguen las corrientes mayoritarias del desarrollo. Sin
embargo, tal estandarización de los enfoques de desarrollo dirigidos a las mujeres
establece en su propia definición una homogeneización de las realidades cultura-
les de las éstas6 que quedan lejos del escenario local en el cual tratan de imple-
mentarse. Además, la existencia de constreñimientos para la efectiva implemen-
tación de estas políticas son diversas y variadas y van desde la desigual división del
trabajo hasta la lejanía de estas políticas de la vida real, en práctica, de las muje-
res a las que se dirigen. Ello dificulta el pleno gozo y disfrute por parte de las mu-
jeres de tales medidas y derechos propiciados desde el escenario gubernamental.
A pesar de ello las mujeres también se organizan definiendo fórmulas de desarro-
llo propias más adecuadas a sus realidades culturales, haciendo frente a estas li-
mitaciones a través de otras vías generalmente informales. En la parte que sigue
trataremos de mostrar el espacio de mercado como un espacio propiciado por las
mujeres de Soni para ejercer su derecho al desarrollo desde el cual el Kibaty se pre-
senta como un proyecto propio femenino que responde a sus necesidades y posi-
ciones en la sociedad de la que forman parte.
5 Es el partido que gobierna desde la independencia de Tanzania, anteriormente con el que se obtuvo la
independencia era denominada Tanganyika National Union (Unión National de Tanganyika).
6 Basta citar como ejemplo la existencia de 120 grupos étnicos en Tanzania que si bien no se pueden de-
finir como unidades sociales cerradas dado por una parte la existencia del estado-nación de Tanzania y por otro
el contexto de la globalización si presentan, en muchos casos, particularidades culturales únicas que en oca-
siones marcarán necesidades específicas así como prácticas y formas propias de negociación y representación
social y/o política.
129
ROSER MANZANERA RUIZ
TABLA 3
Criterios de Admisión Preferencial en aplicados en las admisiones de la
Universidad de Dar es Salaam en las disciplinas seleccionadas para el año
académico 2005/2006. Fuente. Archivos de la Oficina de Admisión de la
Universidad de Dar es Salaam, Noviembre 2005 (en Lihamba, A,
Mwaipopo, R., Shule, L., 2006)
Nº de Admitidos
Nº Total % de Estudiantes Cualificaciones de entrada
Programa según género
Admitidos mujeres admitidas entrada requeridas en UDSM
(Hombre/Mujer)
Puntos Mínimos Tope de
Mínimos matriculación
para niveles A7 (%)
(Hombre/Mujer) (Hombre/Mujer)
Licenciatura en Cultural
17 7/10 59 10.5/8.5 60/53
y Patrimonio
Licenciatura en Bellas
22 9/13 59 9.5/8.5 69/50
Artes
Licenciatura en
31 26/5 16 8.5/6.5 62.7/56
Estadística
Licenciatura en Ciencias
90 44/46 51 11.5/11.5 72/47
Políticas y Sociología
Licenciatura en
13 11/2 15 6.5/7.5 52/52
Ingeniería Mecánica
Licenciatura en Química
20 16/4 20 7.5/6.0 50/62
y Procesos de Ingeniería
Licenciatura en
18 16/2 11 7.5/9.5 60/63
Ingeniería Minera
Licenciatura en
Información Tecnológica 4 4/0 0 4.4/4.1 40/-
e Ingeniera Informática
Licenciatura en Farmacia 30 19/11 37 9.0/8.0 40/40
Doctor en Cirugía
35 30/5 14 8.0/7.0 40/40
Dental
Licenciatura en Gestión
68 52/16 24 8.5/6.5 59/62
de la Tierra y Evaluación
7 El nivel A se refiere a niveles de especialización necesarios para poder cursar determinados grados uni-
versitarios.
130
DERECHO AL DESARROLLO DE LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS: ACTIVIDADES COMERCIALES…
8 Utilizaremos el pueblo de Shashui como ejemplo para ilustrar de la interacción entre Soni como cen-
tro urbano y Shashui como zona rural, espacios que mantienen una relación constante. Otros pueblos de los
alrededores son Mbuzí, Magila.... La elección de Shashui se debe a que fue uno de los lugares principales donde
realicé el trabajo de campo para la consecución de mi tesis doctoral durante los años 2006 y 2007.
9 Las mujeres a las que me referiré en este espacio son mujeres musulmanas y con un nivel educativo
medio que no supera los niveles de educación primaria. Este dato es importante para entender que las posibi-
lidades de acceso a determinados puestos en la escala ocupacional son limitadas. Ellas son las mujeres del mer-
cado que se dedican a pequeñas actividades comerciales y que participaran de manera mayoritaria en la prác-
tica del Kibaty.
10 La definición de campesinado ha sido objeto de numerosos debates. Nosotros nos acogemos a la de-
finición que Feierman realiza de campesinado para su obra Peasant and Intellectuals que nos parece bastante
inclusiva y de gran claridad. Campesinos-as serían pues granjeros que producen gran parte de lo que consumen,
tiene acceso al uso de la tierra, coordinan su propio trabajo con el de otros familiares cercanos, integran la organi-
zación del trabajo agrícola con la organización de cuidados, trabajo doméstico, y reproducción biológica, y están in-
cluidos en un sistema económico mas amplio en el cual los no campesinos también tiene un role.(1990:24)
11 Durante el periodo de trabajo de campo era difícil realizar entrevistas en el pueblo porque no había
nadie en los hogares y huertas. Además durante la realización de los grupos de discusión uno de los requisitos
que las mujeres pusieron para su participación fue la de no ser realizados durante los días de mercado.
131
ROSER MANZANERA RUIZ
TABLA 4
Distribución del tiempo según actividades y género (elaboración propia)
Tiempo hombres Tiempo mujeres
Actividad
(horas/día) (horas/día)
Cocinar 0 3,6
Limpiar la casa 0 1
Ir a por agua 0 1,3
Lavar ropa 0 0,38
Trabajo agrícola:
Desmalezar: 3 2,14
Poner plaguicidas: 0,4 1,28
Regar: 0,57 1,14
Comercializar: 0,8 1,14
Moler Maíz 0 0,4
Ir a por comida para la animales 4 2
Ir a por leña, cortar árbol 0,1 2
Actividades religiosas 1,5 1,5
TOTAL 10,55 horas 17,8 horas/día
132
DERECHO AL DESARROLLO DE LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS: ACTIVIDADES COMERCIALES…
rección a Dar es Salaam), la capital del país, a Tanga (capital de la región, y la ve-
cina Kenya). Este emplazamiento lo convierte en un lugar ideal de parada obli-
gada de autobuses y viajeros que aprovechan para realizar sus compras.
El mercado se celebra dos días a la semana: los martes y los jueves. Los jue-
ves son el día grande del mercado porque éste se extiende a Kisiwani un anejo de
Soni. Gentes de los pueblos de los alrededores acuden a vender sus productos y a
realizar negocios de diferentes tipos.
El mercado tiene diferentes usos sociales más allá de ser un espacio reservado
únicamente a transacciones económicas como suelen entenderse los mercados en
Europa. Las aportaciones de la Economía Feminista han sido fundamentales para
poner de manifiesto cómo estas consideraciones del mercado tiene que ver con las
definiciones que sobre las acciones económicas se han realizado basados en una
concepción del individuo como auto-interesado, autónomo, racional y libre para esco-
ger sobre diferentes acciones (Nelson, J. 1996).
En el mercado se da cabida a otro tipo de funciones que responden a necesi-
dades sociales y culturales de las personas y que tiene además una dimensión de
género. El mercado sirve como punto de encuentro donde las relaciones sociales
entre la gente de diferentes procedencias se mantienen y fomentan. Para las mu-
jeres, por ejemplo, el mercado sirve para mantener relaciones con sus familias de
origen12. Allí se encuentran con sus madres, hermanas o hermanos y se intercam-
bian regalos en forma de alimentos, prendas de vestir, etc.
Tiene también una función de red de comunicaciones y difusión de informa-
ción, pues en él se obtienen noticias o se envían a través de redes de conocidos o alle-
gados. Estas redes van más allá del marco local llegando a ser inter-regionales e in-
cluso transfronterizas. Por ejemplo se envían paquetes a Dar es Salaam usando como
intermediarios los autobuses públicos que paran allí. En tercer lugar constituye un es-
pacio de ocio. Los días de mercado la gente se reúne para tomar té o pombe (alcohol
local) en pequeños establecimientos muchos de ellos a cargo de mujeres.
Los impuestos son recaudados desde el mercado a cada uno de los puestos
que venden. Esta función va acompañada de la de control social ya que los re-
caudadores de impuestos suelen ser a la vez los que controlan los espacios de mer-
cado a través de la recaudación fiscal y de la distribución de los lugares de venta
en casos de conflictos.
La provisión de servicios sanitarios, como quinta función, es también im-
portante. El mercado por situarse en Soni representa el lugar central desde donde
se proveen los servicios de salud. El dispensario más cercano de la zona esta en
Soni. Es también el lugar donde se sitúa la administración local.
Otro de los aspectos característicos del mercado es su cosmopolitismo. El
hecho de que acudan gentes de diferentes municipios e intermediarios de dife-
rentes capitales de región como Tanga, Moshi o Dar es Salaam a realizar nego-
cios lo convierten en un centro donde diferentes etnias, religiones y otras divi-
12 La organización patrilineal de la zona implica una residencia patrilocal, esto es las mujeres deben ir a
residir a la comunidad de origen del marido tras el matrimonio.
133
ROSER MANZANERA RUIZ
134
DERECHO AL DESARROLLO DE LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS: ACTIVIDADES COMERCIALES…
135
ROSER MANZANERA RUIZ
que todo el grupo ha depositado su confianza. Por otra parte, el sistema no exige
que las participantes necesiten determinados niveles educativos; aquellas que sa-
ben leer y escribir serán las líderes y las que no lo serán pero si podrán participar
y obtener préstamos en igualdad de condiciones que las alfabetas.
c. Intereses y necesidades de género. Las necesidades prácticas de género que
tienen las mujeres de Soni propicia su organización para hacer frente a ellas. Sue-
len ser necesidades comunes que pueden aparecer ante fenómenos contingentes
también comunes (Andrea Cornwall, 2007) como las dificultades en el pago de
las tasas del colegio de hijos e hijas, dificultades para acceder a semillas de culti-
vos comerciales o la aparición de una enfermedad. Este aspecto es importante
porque compartirán necesidades diferentes a las de los hombres que muchas ve-
ces, según ellas mismas explican, quedan lejos de las realidades de éstos que no ven
la importancia de tales necesidades precisamente por no ser ellos los encargados
de las tareas (re)productivas de la comunidad.
d. La «informalidad» del sistema donde la propia acción participativa se re-
fleja en el verbo que la expresa. Kucheza en Kiswahili significa jugar y es el verbo
utilizado para indicar la participación en el kibaty. Por ejemplo «Sisi tunacheza ki-
baty» se traduciría en «nosotras participamos en Kibaty» aunque la traducción li-
teral sería «nosotras jugamos al Kibaty». Otro aspecto que incluimos en la infor-
malidad es la carencia de bienes que sean garantes del préstamo. Este factor
flexibiliza el sistema que da mayores oportunidades en las formas de devolución
y amplía los sectores de población que pueden beneficiarse del sistema y que sue-
len ser de manera general las de los estratos más bajos de la población y por tanto
las más vulnerables económica y socialmente hablando.
La fórmula del Kibaty es enormemente creativa y flexible, lo que permite a
las mujeres asegurarse unos ingresos de forma culturalmente compatible con sus
posiciones en la sociedad de la que forman parte.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Los esfuerzos gubernamentales por incluir a las mujeres en los procesos de
desarrollo generales de las corrientes mayoritatorias han sido de gran relevancia
para garantizar públicamente y legalmente el derecho de las mujeres al desarro-
llo. Tales esfuerzos han sido fruto de las voces y reivindicaciones que las muje-
res tanzanas han logrado hacer oír en su sociedad. A pesar de este largo y fruc-
tuoso camino, tales derechos quedan en multitud de ocasiones lejos de las
realidades de las mujeres, sobre todo de las mujeres campesinas de zonas rura-
les. Aún así, estas últimas usan y recrean espacios tradicionales de desarrollo y
los hacen suyos más allá de las fórmulas de desarrollo gubernamentales. Uno de
estos espacios es el del mercado que cumple con funciones que sobrepasan las
puramente económicas según las definiciones más ortodoxas de las doctrinas
económicas. En este espacio se juega al kibaty que se presenta como una prác-
tica de desarrollo culturalmente compatible con la vida de las mujeres, es decir,
136
DERECHO AL DESARROLLO DE LAS MUJERES Y BUENAS PRÁCTICAS: ACTIVIDADES COMERCIALES…
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes Primarias
Diario de campo 2006-2007.
Entrevistas mercado Soni y pueblo de Shashui.
1964 The U.W.T (Union of Women in Tanzania) Five Year Development Plan.
1995 National Land Policy.
1997 Agricultural and Livestock Policy.
Acta de Ofensas Sexuales 1998.
1998 National Programme Framework Sub-programme for women´s and
Gender Advancement, Commissioned by: Ministry of Community Develop-
ment, Women Affairs and Children & Ministry of State. Women and Children’s
Affairs, May.
2003 Women and Gender Policy from a gender perspective. Ministry of
Community, Development, Gender and Children (MCDGC), September.
2003 Progress Report on Women and Gender Development. Ministry of
Community Development, Gender and Children. United Republic of Tanzania.
2004 Medium Term Strategic Plan 2004-2009 Ministry of Finance, May.
Informe del país 2005 en la implementación de Beijín para la acción y do-
cumento de resultados de la 23rd sesión especial de la Asamblea General Bei-
jín+10.
Fuentes Secundarias
BRYCESON, Deborah F. (1995) Gender Relations in Rural Tanzania: Power
politics or cultural consensus, in Creighton, Colin and Omari, C.K. (Eds) (1995)
Gender, Family and household in Tanzania. Avebury, England.
BOHANAN, Paul y DALTON, George (1962) Mercados en África: Intro-
ducción en Velasco Honorio (comp.) (1998) Lecturas de Antropología Social y Cul-
tural. La Cultura y las Culturas. Madrid: Cuadernos de la UNED.
137
ROSER MANZANERA RUIZ
138
AVANCES EN LOS DERECHOS
DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR
EN PARAGUAY
Maridí González Parini
Investigadora del Centro de Documentación y
Estudios (CDE) en Paraguay.
Lilian Soto Badaui
Investigadora y especialista en políticas públicas y
género.
1. INTRODUCCIÓN
Las trabajadoras del hogar conforman un colectivo que tiene derechos labo-
rales legalmente cercenados en el Paraguay. Para los demás empleos se establecen
ocho horas diarias como jornada laboral máxima, derecho a jubilación, a vaca-
ciones, a un sueldo mínimo basado en estudios económicos que se reajusta pe-
riódicamente. En el empleo doméstico, todos estos derechos están restringidos: las
trabajadoras del hogar paraguayas pueden trabajar legalmente hasta doce horas
diarias, no son sujetas de jubilación y el sueldo estipulado para las mismas con-
forma el 40% del sueldo mínimo vigente, entre otras discriminaciones legales es-
tablecidas en el Código Laboral del país.
Tanto éstos como otros datos respecto a este sector de la población para-
guaya, permanecieron invisibles para las políticas públicas durante mucho
tiempo. Recién, a partir del 2003 el tema llegó a la agenda pública y social, al
principio tímidamente para luego cobrar impulso y convertirse en un asunto obli-
gado en las distintas esferas de debate.
Esta situación, que puede considerarse un avance en los derechos de las tra-
bajadoras del hogar en Paraguay, tiene una base inicial de sustentación en la
alianza entre un organismo de cooperación internacional, la Organización Inter-
nacional del Trabajo (OIT) y una organización no gubernamental de investiga-
ción paraguaya, el Centro de Documentación y Estudios (CDE).
139
MARIDÍ GONZÁLEZ PARINI, LILIAN SOTO BADAUI
GRÁFICO 1
El impacto del empleo doméstico en la PEA ocupada femenina
Cuando estos datos se desagregan por edad, es posible visualizar que casi el
tercio de las mujeres ocupadas de 15 a 29 años de edad se dedican a este tipo de
empleo. En el caso de la niñez trabajadora, el 34% de las niñas de 12 a 15 años se
emplean como trabajadoras del hogar (López, Soto y Valiente, 2005).
La información precedente se encuentra estrechamente ligada a las construc-
ciones de género de la sociedad paraguaya aún eminentemente patriarcal, que
prepara a las mujeres desde pequeñas para las labores domésticas y descarga sobre
las mismas la responsabilidad casi exclusiva del trabajo del hogar. Cuando sobre
este telón de fondo se instalan las condiciones de pobreza, presionando a los ho-
gares para disminuir gastos, se produce la expulsión de las niñas del ámbito de la
140
AVANCES EN LOS DERECHOS DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR EN PARAGUAY
educación, y las mismas quedan con escasas posibilidades de adquirir otras habi-
lidades que no sean las referidas a las labores domésticas. Los frecuentes embara-
zos adolescentes, o las necesidades de mayores ingresos, se convierten con fre-
cuencia en detonantes para la salida de sus hogares de las mujeres jóvenes y pobres
de las zonas rurales, por la vía de la crianza o del empleo doméstico.
En efecto, para aligerar la presión en hogares pobres, que carecen de condi-
ciones para responder a las necesidades de familias numerosas, resulta común que
se produzca la entrega de niñas para la crianza. Esta institución de semi esclavi-
tud tiene un fuerte arraigo en la sociedad paraguaya, fue planteada durante mu-
cho tiempo como una «ayuda» a las niñas pobres y sus antecedentes pueden ser
rastreados en el periodo hispánico, cuando las mujeres indígenas eran entregadas
como prendas de paz a los conquistadores españoles (López, Soto y Valiente,
2005). A cambio de techo, comida y promesas de estudios, las niñas son enviadas
a trabajar en los hogares de terceros en mejores posiciones económicas.
Cuando no se han iniciado en la crianza, las adolescentes y las mujeres adul-
tas que acuden a la posibilidad del empleo doméstico, lo hacen porque esta es la
única alternativa laboral que se presenta a mujeres con escasos estudios, prove-
nientes de las zonas rurales y monolingües guaraní (Escobar y Soto, 2008). El si-
guiente diagrama ilustra un camino al que ingresan muchas mujeres paraguayas.
GRÁFICO 2
CRIADAZGO
O
CRIANZA
SOCIALIZACIÓN DE
LAS MUJERES PARA • Pobreza
• Falta de oportunidades educativas
EL TRABAJO • Falta de oportunidades laborales en
DOMÉSTICO EN LOS el campo.
HOGARES • Embarazos precoces
• Familias numerosas
EMPLEO
DOMÉSTICO
Fuente: Elaboración propia basada en investigaciones cualitativas de las autoras referidas en este artículo.
141
MARIDÍ GONZÁLEZ PARINI, LILIAN SOTO BADAUI
142
AVANCES EN LOS DERECHOS DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR EN PARAGUAY
GRÁFICO 3
El círculo de las condiciones injustas del empleo doméstico
Condiciones
estructurales Condstrucción de
precarias de identidades subvaloradas
las mujeres empleadas
Persistencia de
las configuraciones de Escasa posibilidad
Discriminación del de articulación por
empleo doméstico demandas
y reivindicaciones
Persistencia de
las configuraciones de
Discriminación del
empleo doméstico
Fuente: Elaboración propia basada en la investigación «La vida de las trabajadoras del hogar en Para-
guay «(Escobar y Soto, 2008)
143
MARIDÍ GONZÁLEZ PARINI, LILIAN SOTO BADAUI
144
AVANCES EN LOS DERECHOS DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR EN PARAGUAY
tema para presentar los datos disponibles. La base fundamental para que esta es-
trategia fuera desarrollada radicó en la calidad e importancia de los datos difun-
didos, resultados de las investigaciones iniciales. Esto fue esencial para que el
efecto buscado, la sensibilización, fuera posible.
Otro aspecto importante para el trabajo de sensibilización y difusión es el re-
ferido al material a través del cual se difundieron los datos; tanto el libro que con-
tenía las investigaciones como el cuadernillo de difusión y un afiche sumamente
creativo han cumplido roles importantes en esta estrategia. Por una parte, la exis-
tencia de una publicación en formato de libro ha generado confianza en la serie-
dad y fiabilidad de los datos. Estos han sido distribuidos a las autoridades y re-
presentantes principales de los diversos sectores. El cuadernillo ha cumplido la
importante función de facilitar la lectura de la información más relevante para lo-
grar impacto. Por ejemplo, el cuadro comparativo entre los derechos de las traba-
jadoras domésticas y los de los/as demás trabajadores/as ha resultado suficiente-
mente didáctico para la visualización rápida de la discriminación. En cuanto al
afiche, la calidad estética y creativa del mismo, facilitó su rol de difusor de dere-
chos y de situaciones de discriminación del sector.
Se elaboró además un díptico con el detalle y la comparación de salarios, va-
caciones, seguro social y los demás derechos de las trabajadoras domésticas adul-
tas y adolescentes para la Dirección de la Mujer Trabajadora del Vice Ministerio
del Trabajo. Éste fue impreso en grandes cantidades para llegar a más personas. La
tarea del díptico es difundir los derechos entre las trabajadoras que acuden a esta
dirección en busca de apoyo por controversias laborales.
3 El Sindicato Nacional de Trabajadores Domésticos del Paraguay (SINTRADOP), existe desde julio de
1989, es decir, cuenta con casi veinte años.
145
MARIDÍ GONZÁLEZ PARINI, LILIAN SOTO BADAUI
146
AVANCES EN LOS DERECHOS DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR EN PARAGUAY
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MARIDÍ GONZÁLEZ PARINI, LILIAN SOTO BADAUI
148
AVANCES EN LOS DERECHOS DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR EN PARAGUAY
A MODO DE CONCLUSIÓN
El paso dado por la OIT, y la aceptación del CDE del desafío de impulsar
el proyecto, de investigación primero y de sensibilización, constitución de su-
jeto e incidencia posteriormente, resalta un resultado sumamente positivo de
una asociación de las características mencionadas. A través de una sinergia de
recursos de ambas instituciones, se ha conseguido el acceso de este tema a la
agenda pública y social. Las dos entidades han aportado recursos y esfuerzos en-
tre los que se encuentran los logísticos, la capacidad de gestión y ejecución, la
capacidad de obtención de respuestas por parte de los sectores interpelados, en
especial el sector público, y el aprovechamiento de las oportunidades que se fue-
ron abriendo durante el proceso. Estos elementos han sido claves para los re-
sultados obtenidos.
Como consecuencia del rico proceso desarrollado la situación del empleo do-
méstico está hoy presente en la agenda pública y social, existen grupos compro-
metidos con la igualdad en el empleo para las trabajadoras del hogar tanto en el
sector público como en la sociedad en general y se está constituyendo un sujeto
social demandante a partir de las propias trabajadoras del hogar. Resulta, en con-
secuencia, indudable que en la sociedad paraguaya existe hoy un avance en los de-
rechos de las trabajadoras del hogar.
El caso presentado, muestra que la sinergia de esfuerzos entre grupos intere-
sados y la utilización de las investigaciones como fuentes de sensibilización cons-
tituyen factores que pueden aportar a la transformación de situaciones sociales in-
justas, en este caso, de las condiciones en que se desenvuelve un enorme grupo de
mujeres del Paraguay.
BIBLIOGRAFÍA
Informe final ampliado (2006). Consultoría: Fortalecimiento de la protección
laboral y de la seguridad social pública a las trabajadoras domésticas adolescentes y
adultas. Centro de Documentación y Estudios-CDE.
149
MARIDÍ GONZÁLEZ PARINI, LILIAN SOTO BADAUI
150
DERECHOS FEMENINOS SOBRE
LA TIERRA EN ÁFRICA:
UGANDA Y MOZAMBIQUE
Soledad Vieitez Cerdeño
Profesora del Departamento de
Antropología Social, de la
Universidad de Granada.
Investigadora en Género y África.
1. INTRODUCCIÓN
El pasado 18 de junio de 2008, en Nairobi (Kenia), durante la XXV Confe-
rencia FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Ali-
mentación) sobre África, las mujeres hicieron una declaración sobre las cuestiones
relativas al acceso, control y propiedad de los principales recursos naturales y pro-
ductivos, incluida la tierra, los cuales reconocieron ser factores clave en la erradi-
cación de la pobreza rural y el hambre en África1. Dicha declaración concluye con
las siguientes palabras2:
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SOLEDAD VIEITEZ CERDEÑO
culture and food insecurity, violence against women, the appropriation and privatization
of communal and indigenous lands and other natural resources, as well as gendered con-
trol over economic resources and the right to work. This inter-sectionality highlights the
need for governments to secure women’s rights to access, control and own land/natural
and productive resources, in order to lessen the threat of discrimination, different forms
of violence and HIV/AIDS, denial of political participation, and other violations of
their economic and human rights. There is also need to ensure gender responsive land
and environmental law to facilitate women’s access to resources. The measures we have
recommended above will be key to securing those rights.
3 Para un análisis más profundo de las políticas de género de estas instituciones, recomendamos el tra-
bajo de Rachel Rebouche (2006).
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
4 Creemos conveniente aclarar aquí que los mercados de tierras se dan en los sistemas africanos de te-
nencia por derecho consuetudinario desde la época colonial, según advierten Anne Whitehead y Dzodtsi Tsi-
kata (2001). En cualquier caso, las últimas dos décadas y media han desviado la intención legal y política ha-
cia un incremento considerable de la propiedad individual y mecanismos más típicos de economías y países
desarrollados, los cuales no casan bien en los contextos africanos por razones que comentamos en este texto.
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
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SOLEDAD VIEITEZ CERDEÑO
6 Respectivamente: Naciones Unidas; Banco Mundial; Food and Agriculture Organization u Organiza-
ción de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación; Canadian International Development
Agency; Swedish International Development Agency.
7 Protocol to the African Charter on Human and Peoples’ Rights on the Rights of Women in Africa (11 de ju-
lio de 2003). Dirección electrónica: http://www.achpr.org/english/_info/women_en.html
8 Sin embargo, como señala la autora Rachel Rebouche, esta batería de medidas reitera y perpetúa una
separación de esferas económicas, formal e informal, las cuales están harto superadas y que no benefician de-
masiado a las mujeres al no contribuir a la redefinición de trabajo (lo que las mujeres realizan dentro de sus
hogares y grupos de parentesco), frente a empleo (Rebouche, 2006: 236).
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
9 Hay posibilidad de acceder al resumen de este informe en castellano (Banco Mundial, 2002).
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
espacios de poder de las mujeres africanas con la llegada del colonialismo y la pre-
valencia de modelos e ideas euro-céntricas vertidas sobre las formas de organiza-
ción social y económica de las gentes africanas (comp. Guyer, 1991).
En efecto, la expansión colonial tuvo consecuencias económicas, sociales y
culturales para las mujeres en África, muchas veces negativas. Las oportunidades de
empleo en las minas, las empresas agrícolas o la agricultura comercial fueron con-
cedidas por lo general a los hombres, quedando las mujeres reducidas al trabajo
agrícola de subsistencia en muchos casos y regiones del continente. Ello les ocurrió
a las mujeres tonga de Zambia, así como a otras en áreas del oeste y el centro oeste
de África (Nashat y Tucker, 1999: lviii). Sin embargo, no siempre las transforma-
ciones fueron negativas para las mujeres y así lo debemos señalar, junto con quie-
nes hacen esta crítica justificada de los trabajos de Boserup (Guyer, 1991; Bryce-
son, 1995). Las mujeres luo de Kenia occidental a finales del siglo XIX y principios
del XX consiguieron decidir sobre los asuntos más relevantes en materia de agri-
cultura, experimentando nuevas técnicas y cultivos (Nashat y Tucker, 1999: lviii).
Ante situaciones adversas, las africanas siempre reaccionaron de un modo u otro y
demostraron sus capacidades de acción con el fin de revertir aquéllas y obtener o
mantener derechos sociales, económicos y políticos (Vieitez, 2000b, 2002, 2005,
2006). En las décadas de 1920 a 1940, por ejemplo, muchas mujeres africanas
controlaron los cultivos comerciales de algodón en áreas de Malawi (antes Nyasa-
land). Consiguieron también formas colectivas de organización para detener la
privatización de las tierras, y su concentración en grandes fincas para, así, preser-
var la autonomía de la que disponían antes del período colonial (Nashat y Tucker,
1999: lix). En otras áreas ocurrió justo lo contrario, como es el caso de Kenia; de-
bido al Plan Swynnerton que comenzaron los británicos en 1954, las mujeres per-
dieron innumerables derechos de acceso a la tierra, una pérdida que continuó tras
la independencia (Ibídem; comp. Alman, Geiger y Musisi, 2002).
En África nos encontramos con sistemas agrícolas peculiares, donde la pro-
ducción femenina y la fuerza de trabajo de las mujeres es esencial en todos los ám-
bitos económicos locales (agricultura y comercio). Existe, no obstante, una gran
variabilidad entre diversas regiones respecto de su desarrollo agrícola, lo que de-
pende de factores históricos, medio ambientales, políticos, culturales y socioeco-
nómicos. Las mujeres africanas están en el centro de todas estas variables, ya que
ocupan el 70% del trabajo agrícola, siendo además responsables del 60% de la
producción agrícola y del 80% de la producción de alimentos (Kabeer, 1994;
comp. García-Frías, 2007 o Kimani, 2008). Los cambios en las políticas de desa-
rrollo y cooperación en cuanto a la agricultura, tales como el aumento de la pro-
ducción, las modificaciones en los sistemas de tenencia de las tierras y las refor-
mas agrarias, entre otras, son fundamentales en la determinación de cómo pueden
las africanas beneficiarse en el medio y el largo plazo (Kabeer, 1994). Un informe
del Banco Mundial (1989) representa a las mujeres africanas como esas trabaja-
doras importantes, quienes pueden tomar algunas decisiones cruciales a diferen-
cia de otras mujeres del mundo, debido a su centralidad en las organizaciones do-
mésticas africanas. Este informe, titulado Sub-Saharan Africa: From crisis to
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
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Land titles are invariably in the name of a man and a woman’s access to land is only
through her relationships to men. Primarily this means her husband. With land titling,
the customary rights of men gained legal force and market value. When land is registe-
red, the registered person is conferred with absolute rights and can therefore evict any oc-
cupiers at his discretion. Hence, women’s security of tenure in the land that they occupy
or have access to has been threatened by the registration process (Muragu, 1998: 14).
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
nos de tierra. El White Paper on South African Policy (Libro blanco sobre la polí-
tica de tierras en Sudáfrica) (1997) contiene propuestas de redistribución y resti-
tución de tierras, así como reformas sobre la tenencia y hace hincapié en las re-
formas jurídicas (matrimonio, herencia y derecho consuetudinario) necesarias
para favorecer la posición de las mujeres, así como mecanismos a favor de la titu-
laridad femenina de las tierras. No obstante, estas reformas han sido muy difíci-
les de aplicar en realidad, debido a la complejidad de los sistemas consuetudina-
rios de tenencia, así como a las diversas (y cambiantes) formas de organización
doméstica (Tadesse, 2007: 10-11).
Los grupos de activistas que reaccionan a estas circunstancias han propuesto
otras alternativas para asegurar que las mujeres mantengan o consigan derechos de
uso e incluso propiedad de la tierra en diversas partes de África. Una de estas pro-
puestas alternativas es la separación entre usufructo y propiedad, de modo que
quien tenga la propiedad (a menudo, un varón de la familia –el marido–) no
pueda disponer de ella sin la aprobación de quien la tiene en usufructo. En esta
línea va la reforma legislativa en Ghana, donde la Head of Family Accountability
Law (1985) asegura que la propiedad de la tierra no se venda sin que los miem-
bros de la misma estén informados, consientan o se beneficien de dicha transac-
ción, como también la Intestate Succession Law (1985). Ambas fueron concebidas
con el fin de garantizar derechos de sucesión para las viudas, los y las niñas. De
ese modo, cuando el padre muere, las propiedades pueden dividirse entre todos
los miembros de la familia extensa13, la viuda y la descendencia. Uno de los pro-
blemas fundamentales, claro, de este tipo de organización es la ausencia de cono-
cimiento de su existencia por parte de quienes están destinadas a beneficiarse. A
menudo, por consiguiente, las mujeres siguen guiándose por prácticas consuetu-
dinarias, sin recurrir a las leyes para conseguir títulos o usufructos sobre las tierras
de que disponen por matrimonio.
Otra propuesta es que las tierras sean asignadas a toda la familia o, indivi-
dualmente, a todas las personas que la conforman, continuando el sentido co-
munal que tiene también la gestión de otros recursos naturales (agua o pastos)
en los contextos del África subsahariana. Al ser todos propietarios de la tierra
podría arbitrarse derechos para todos por igual. Tal es el caso de la lucha –in-
fructuosa por ahora, lamentamos decir–, por la copropiedad de la tierra que
lleva a cabo la Uganda Land Alliance (ULA). Sin embargo, vamos a comentar
algo más en profundidad el caso de Uganda, ya que este país se ha tornado en
buen ejemplo de transformación femenina y feminista (Tripp, 2000a, 2000b,
2001, 2004a, 2004b; Tadesse, 2007). Después, abordaremos el caso de
Mozambique.
13 En una mayoría del ámbito rural africano se conforman unidades domésticas, donde a menudo con-
viven varias generaciones y matrimonios. A diferencia de modelos de familia nuclear (padre, madre e hijo/as),
las familias africanas pueden llegar a reunir un gran número de personas, por ejemplo, a varios hijos varones
con sus esposas y descendencia, además del padre y, más frecuentemente, la madre de dichos varones. A ello
denominamos familia extensa y todos los recursos familiares se gestionan en tanto que la posición que ocupe
cada uno en ella.
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SOLEDAD VIEITEZ CERDEÑO
4. UGANDA
La llegada del Presidente Yoweri Museveni, miembro del partido National Re-
sistance Movement (NRM), trajo numerosos logros para las mujeres ugandesas (Tripp,
2000a, 2000b, 2001, 2004a, 2004b). Museveni respondió a los movimientos de
mujeres, introduciendo algunas medidas de discriminación positiva en su gobierno
desde 1986, por ejemplo, el nombramiento de nueve ministras. El Ministry of Women
in Development se creó un par de años después, por lo que el partido National Resis-
tance Movement (NRM) parecía deber su victoria al voto de las mujeres, según el sen-
tir general de la población. La administración local en Uganda cuenta además con un
30% de mujeres en cargos políticos de responsabilidad (Tripp, 2001: 112-113). Si-
tuaciones políticas cercanas se han dado en Eritrea, Gambia o Ghana, pero la falta de
autonomía de las mujeres no les ha permitido tal fortalecimiento (Tripp 2001: 122).
Ghana, lo hemos mencionado antes, cuenta con importantes grupos de presión a fa-
vor de las mujeres y su acceso y tenencia de la tierra.
Uno de los logros de las ugandesas es, sin duda, la Constitución (1995), en
la que lograron incluir una cláusula que prohíbe las «leyes, culturas, costumbres
o tradiciones que violen la dignidad, bienestar o intereses de las mujeres» (Ta-
desse, 2007: 7). Estas disposiciones constitucionales son buena noticia, pero no
son suficientes. Comienza a ser frecuente ver en constituciones y marcos legisla-
tivos africanos artículos directamente referidos a la igualdad de género. Ello no
evita que muchas mujeres puedan encontrarse con que su familia política ha ven-
dido sus tierras de cultivo de repente, cuando el nuevo dueño acude a echarles de
las mismas (Kimani, 2008: 10). Hasta la entrada en vigor de la Constitución de
1995, las mujeres eran consideradas menores de edad y no tenían derechos de po-
sesión de tierras, aunque hayan sido y continúen siendo las principales producto-
ras de alimentos y las gestoras de sus hogares, además de mano de obra funda-
mental en la agricultura de exportación de Uganda.
Lynn Khadiagala (2001) ha explorado en profundidad los mecanismos de re-
solución de conflictos, basados en instituciones comunitarias y consuetudinarias,
para encontrar fórmulas apropiadas de justicia social. Dichas instituciones han
adquirido enorme protagonismo desde que el gobierno del país concediera capa-
cidad legal a los Consejos Locales. La autora documenta casos de mujeres del su-
doeste de Uganda que han usado esos consejos locales, sin demasiado éxito, para
conseguir derechos consuetudinarios de propiedad, buscando una explicación que
permita generar nuevas y mejores prácticas. El problema, en su opinión, deriva
del control solapado (y no tanto) que las elites ugandesas, debido a marcadas di-
ferencias de clase, hacen de estas instituciones locales en su beneficio y en detri-
mento de muchas mujeres. Para Khadiagala, la solución pasa por el recurso al es-
tado y sus leyes, en vez de derechos que derivan de la posición social de las
personas en marcos consuetudinarios (Khadiagala, 2001)14.
14 Lynn Khadiagala se refiere aquí al denominado «complejo casa-propiedad», donde las mujeres conta-
ban con derechos inalienables sobre la propiedad aneja a sus hogares, una propiedad que podrían transmitir a
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
sus hijos e hijas y que podían reclamar, caso de serles arrebatada. Las viudas heredaban éstas y las tierras par-
ticulares del marido, como también podían decidir como distribuir los bienes de su marido difunto. Con el
tiempo, se ha ido presionando a las mujeres de varios modos para que renuncien a esos derechos o los com-
partan con las coesposas (en caso de poliginia), una situación que el marco legal estatal no ha impedido (Kha-
diagala, 2001: 61).
15 Oscar Okech K., Coordinador del consorcio, y Harriet Busingye han publicado una planilla infor-
mativa, titulada «Getting the Process Right: The Experience of the Uganda Land Alliance in Uganda» que
puede obtenerse en la siguiente dirección electrónica: http://www.capri.cgiar.org/wp/..
%5Cpdf%5Cbrief_land-11.pdf
165
SOLEDAD VIEITEZ CERDEÑO
5. MOZAMBIQUE
El gobierno de Mozambique está tomando medidas para atajar la crisis agrí-
cola del país. Se han realizado diversos estudios sobre pequeños productores y re-
dactado informes para la reducción de la pobreza en 1992. La seguridad alimen-
taria es también foco de interés gubernamental. Como resultado de todo ello,
pobreza y falta de alimentos se han enunciado algunas políticas públicas, auspi-
ciadas por el Banco Mundial, dentro de los Programas de Ajuste Estructural y ali-
vio de la pobreza (República de Mozambique, 1987; Marshall, 1990; Bowen,
1992). En esta línea, también está la reforma agraria que influye en la ordenación
de la tenencia y el uso de las tierras, mediante modificaciones legales en la Ley de
Tierras de 1988 (Duperier y Santamaría, 2005: 95-96). Algunas de estas políticas,
basadas en los Planes de Ajuste Estructural (y Social) han incrementado conside-
rablemente la deuda externa del país, han devaluado repetidamente la moneda y
reducido la oferta de bienes de consumo o los beneficios sociales para los grupos
con los ingresos más bajos (Casimiro, Loforte y Pinto, 1981: 14). Siendo las mu-
jeres un grupo mayoritario entre los sectores más pobres de la población, sus re-
acciones no se hicieron esperar (comp. Mikell, 1997).
Entre las leyes más progresistas en materia de acceso femenino a la tenencia
de la tierra, destacamos la Reforma de la Ley de Tierras de 1997, la cual revisaba
la anterior, Legislação sobre o Uso e Aproveitamento da Terra (Assembleia, 1988),
antes mencionada. Esta ley aseguraría el acceso y la propiedad de la tierra para las
mujeres, al menos sobre el papel y facilitaría que las viudas, separadas o divorcia-
das no perdieran derecho de uso de las parcelas familiares, incluso cuando la ti-
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
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DERECHOS FEMENINOS SOBRE LA TIERRA EN ÁFRICA: UGANDA Y MOZAMBIQUE
chos de las mujeres y conseguir más avances en materia de tierras. Ya hemos men-
cionado el Fórum Mulher, Coordenaçao para a Mulher no Desenvolvimento, una red
mozambiqueña para la promoción de las mujeres, compuesta por organizaciones
públicas y privadas, asociaciones, grupos de estudio y donadores nacionales e in-
ternacionales, creada en 1992, así como los debates que generó en la opinión pú-
blica mozambiqueña durante el proceso de reforma de la Ley de Tierras en 1997.
En Mozambique, el Fórum Mulher ha generado una importante red de comuni-
cación e información con el objetivo de la transversalidad de género a las princi-
pales instituciones y participar en los órganos de toma de decisiones.
La União Geral das Cooperativas Agro-Pecuárias de Maputo (UGC), creada por
las propias mujeres en la década de los ochenta, se compone de 90 por ciento de
cooperativistas mujeres. Estas cooperativas se ubican en las denominadas Zonas
Verdes o cinturones agrícolas que circundan la ciudad de Maputo, como también
otras ciudades del país, e incluyen ciento ochenta y tres cooperativas y asociacio-
nes de la provincia de Maputo. Con casi seis mil cooperativistas en total y abar-
cando once uniones de cooperativas, la UGC facilita actividades productivas de
todo tipo (agrícola, avícola, aceite, construcción y carpintería), guarderías y es-
cuelas de primaria y secundaria, formación profesional y educativa de adultos, así
como un despacho de asesoría financiera y legal para sus miembros17. La mo-
zambiqueña Celina Cossa ha presidido la União Geral das Cooperativas Agro-Pe-
cuárias de Maputo (UGC) durante años, defendiendo la contribución de las mis-
mas en la promoción de las mujeres y, por citar algún ejemplo, denunciando la
agresión continua de las guerrillas de RENAMO a estas zonas.
Algunas asociaciones femeninas surgidas en Mozambique desde 1990 son la
Associação Moçambicana de Mulheres Empresárias e Executivas (ACTIVA), la Asso-
ciação para Promoção do Desenvolvimento Económico e Sócio-Cultural da Mulher
(MBEU), la Associação Moçambicana para o Desenvolvimento da Mulher Rural
(AMRU), ya mencionada, y la Associação Mulher, Lei e Desenvolvimento (MU-
LEIDE). Todo este conjunto de asociaciones, han creado diversas plataformas de
presión política como, por ejemplo, el Movimiento de Unión Sindical de las mu-
jeres trabajadoras que reivindican la igualdad de salarios entre hombres y mujeres,
y denuncian el acoso sexual y el despido improcedente de mujeres.
Destacamos, por último, la ingente labor del Women and Law in Southern
Africa Research Trust (WLSA), cuya coordinadora para Mozambique es Tere-
zinha da Silva, en la promoción de los derechos de las mujeres en la región aus-
tral de África y Mozambique, en particular. Es una red de investigadoras y ac-
tivistas, fundada en Zimbabue en 1988, que cuenta con presencia en siete países
de la región, a saber: Botswana, Mozambique, Zimbabue, Zambia, Malawi,
Swazilandia y Lesotho. Su misión es contribuir al bienestar de las mujeres, junto
con sus familias y sociedades, mediante investigación, acción y colaboración
estratégica en el ámbito social y legal, así como la promoción de cambios legis-
lativos y políticos para eliminar la discriminación contra las mujeres en todas
17 Información procedente de mis notas de campo (30 de marzo de 1993, Zonas Verdes, Maputo).
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SOLEDAD VIEITEZ CERDEÑO
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MOVIMIENTOS DE MUJERES Y SU
LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA
Y A LA VIVIENDA DIGNA: LA COMISIÓN
HUAIROU1
Birte Scholz
Coordinadora General de la
Campaña Derecho a la tierra y a la
vivienda digna. Comisión Huairou:
Mujer, vivienda y comunidad.
Nueva York (EEUU).
«Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como
a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda,
la asistencia médica y los servicios sociales necesarios»
Declaración Universal de los Derechos Humanos, Articulo 25
1. INTRODUCCIÓN
Hoy en día, aproximadamente 1.5 billones de personas viven en la pobreza y no
pueden acceder a la tierra. No disponen tampoco de viviendas adecuadas, ni de ser-
vicios básicos o acceso a cuidados sanitarios u oportunidades económicas de ningún
tipo. La pobreza que parece haber sido mayoritariamente un asunto predominante-
mente rural, se está convirtiendo progresivamente también en un fenómeno urbano.
Si bien, un 63% de la pobreza se da en el medio rural, el porcentaje de los habitan-
tes de las ciudades que la padecen se ha incrementando hasta constituir el 35% del
total de los pobres del mundo. En algunas ciudades, particularmente en África y
Asia2, la mayoría de sus habitantes reside en infraviviendas. Debido a la extrema po-
177
BIRTE SCHOLZ
breza que sufren, su única opción consiste en vivir en viviendas precarias, en tierras
que no poseen y sobre las que no pueden ejercer ningún derecho, sin servicios como
el agua potable u otras infraestructuras básicas.
Se estima que el 70% de las personas pobres sin acceso a la tierra y habitan-
tes de infraviviendas son mujeres, muchas de ellas sobrecargadas por triplicado
con el cuidado de los menores de edad, las tareas domésticas y la generación de in-
gresos. Las mujeres, tanto en áreas urbanas como rurales, dependen en gran me-
dida del acceso adecuado a la tierra y a la vivienda, tanto para su bienestar eco-
nómico como personal, y cuando carecen de aquél, sufren enormemente.
Cada día, 50.000 personas, en su mayoría mujeres, niñas y niños, mueren
como resultado de cobijo insuficiente, agua contaminada y otras muchas condi-
ciones de salubridad insuficientes. Esto no incluye a aquellas mujeres que mueren
cada día a consecuencia de la violencia ejercida contra ellas en el hogar. Sin nin-
gún otro lugar al que ir, cientos de miles de mujeres se ven obligadas a elegir en-
tre soportar relaciones violentas o acabar en la calle.
Los desplazamientos forzados continúan desplazando a la población a un
ritmo estimado de unos 6 millones de personas al año (COHRE, 2005). Los ro-
les tradicionalmente asociados al género, y la conexión de las mujeres a la vi-
vienda y el hogar hacen que los efectos de los desplazamientos forzados sean des-
proporcionadamente adversos para éstas, ya que se suman, además, a la
vulnerabilidad de las mujeres a los abusos físicos y sexuales.
En África Subsahariana, las mujeres producen entre el 70 y el 80% del total
de la comida que se consume en el hogar. Asimismo, producen el 65% de esos re-
cursos en Asia y el 45% en América Latina y el Caribe. Sin embargo, son las pro-
pietarias de menos del 5% de la tierra en todo el mundo. Las mujeres no se be-
nefician, ni tampoco controlan la tierra que trabajan, y eso las incapacita para
obtener ganancias derivadas de su uso.
Las mujeres se encuentran, por lo general, en una situación de dependencia
de la relación que mantienen con un hombre, ya sea un marido, un padre o un
familiar, a la hora de acceder a la tierra y a la vivienda, lo que las hace vulnerables
a la deriva de la relación, forzándolas en consecuencia, a situaciones de servi-
dumbre o económicamente deprimidas.
La imposibilidad de acceder a y controlar la tierra, vivienda y propiedad
constituye una violación de los derechos humanos y contribuye significativa-
mente al aumento de la pobreza entre las mujeres. Sin un acceso adecuado a la vi-
vienda y a la tierra, las mujeres no pueden disfrutar de otros derechos fundamen-
tales como el derecho a la privacidad, el derecho a la salud en la mayor medida
que sea posible, o el derecho a la autodeterminación. Así, se descuidan sus nece-
sidades médicas y nutricionales, se imposibilita su acceso a la educación y los ser-
vicios, y se minimiza su participación en la toma de decisiones, tanto en el hogar
como en la comunidad.
Leona, el 50% son pobres, mientras que en América Latina y el Caribe, los grados de pobreza urbana varian
enormemente, del 8% de la población en Colombia, por ejemplo, al 57% en Honduras.
178
MOVIMIENTO DE MUJERES, ORGANIZACIONES DE BASE Y SU LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA…
179
BIRTE SCHOLZ
Como sucede con muchos de los asuntos que conciernen sobre los derechos
humanos de las mujeres, muchas veces se produce una reapropiación y un uso in-
debido de la cultura para justificar el subyugamiento de las mujeres. Ni la tierra
ni la vivienda y los derechos sobre éstas son una excepción. La lucha por la vi-
vienda y la tierra por parte de las mujeres se contempla muchas veces como una
afrenta a la cultura y la tradición. Muchos argumentan, que los preceptos funda-
mentales de la cultura son que la mujer debe ser protegida- una «protección» que
inevitablemente acaba en la negativa al reconocimiento de los derechos indivi-
duales de la mujer especialmente en lo concerniente a la vivienda y la tierra, y que
conduce a una dependencia de sus relaciones con los hombres.
Cultura y tradición cambian, al igual que las actitudes que subyacen tras ellas.
Seria desacertado decir que se debe prescindir de la cultura y la tradición, sin em-
bargo, para que estas funcionen a favor de las mujeres, se les debería permitir recla-
marse para si mismas, para redefinir tanto las actitudes positivas como las negativas,
y para clamar por sus derechos, debido a, y no a pesar de, la cultura y la tradición.
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MOVIMIENTO DE MUJERES, ORGANIZACIONES DE BASE Y SU LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA…
cualquier otra empresa para generar capital. El control sobre el hogar y la tierra
confiere mayor margen para negociar a las mujeres en el hogar y contribuye a pro-
tegerlas de la violencia doméstica. A través de trabajos de investigación en Kerala,
India, se descubrió que el 49% de las mujeres que no poseían ninguna propiedad
declararon haber sufrido algún tipo de violencia física frente a tan solo un 7% de
las mujeres que si que tenían propiedades.
A lo largo y ancho del mundo, muchas mujeres se dedican a la agricultura de
forma independiente pero normalmente acceden a la tierra a través de sus esposos.
La muerte de un marido a causa de SIDA, supone en muchas ocasiones la pérdida
de la tierra, la vivienda y las herramientas de trabajo, activos de los que se ven des-
poseídas cuando ellas y sus hijos más los necesitan. Además, a ello se añade el estigma
asociado al HIV/SIDA, que hace que muchas familias den la espalda a las mujeres
que revelan su estatus de seropositivas. Estas mujeres frecuentemente sufren un os-
tracismo total, y son expulsadas de sus tierras y comunidades. Estudios recientes re-
velan un patrón similar en América Latina (Comisión Huairou, 2008).
Aquellas mujeres económicamente inestables y más dependientes de los
hombres que controlan propiedades y activos económicos, son más vulnerables a
infectarse de HIV. También se encuentran en desventaja para hacer frente a la en-
fermedad y su impacto cuando ellas o sus familiares se infectan. Po tanto,vivienda
y tierra son dos factores correlativos a los índices de HIV/SIDA. (COHRE 2005).
3. UN VISTAZO A LATINOAMÉRICA
En Latinoamérica muchos códigos civiles reconocen la propiedad conjunta
de los cónyuges. En la práctica, sin embargo, se produce tanto un mal uso, así
como una mala comprensión de estas leyes. En muchos casos, hermanos o padres
e hijos registran la propiedad de la tierra conjuntamente, en lugar de hacerlo los
cónyuges, pervirtiendo la razón de ser de la ley. En Latinoamérica, muchos países
reconocen el derecho a la paridad marital de las mujeres a la hora de heredar o de
acceder a la propiedad. Sin embargo, actitudes culturales predominantes en algu-
nos lugares esperan de una hija su renuncia a heredar la tierra en favor de su her-
mano o de otro familiar varón.
Latinoamérica es cada vez más urbana, especialmente para los pobres. A finales
de la década de los noventa, seis de cada diez personas pobres en América Latina vi-
vían en áreas urbanas. Hacia 2030, se estima que el 83% de la población en América
Latina y el Caribe será urbana. (Division de Poblacion de la ONU, 2001). El creci-
miento urbano ha incrementado la demanda de vivienda y ha generado un efecto ne-
gativo en los servicios básicos. Veinticinco millones de hogares no poseen agua pota-
ble, y 1/3 de las viviendas urbanas carece de servicios mínimos de higiene
(Clichevsky, 2000).
En América Latina, únicamente el 60% de los hogares posee una vivienda
adecuada, el 22% vive en casas que necesitan reparaciones, y el 18% precisa una
vivienda nueva (UNHABITAT 2001). Los asentamientos extraoficiales/informa-
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BIRTE SCHOLZ
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MOVIMIENTO DE MUJERES, ORGANIZACIONES DE BASE Y SU LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA…
menzado a modificar sus leyes en lo referente a los requerimientos para definir la fi-
gura del «cabeza de familia», reconociendo así el número, cada vez mayor de hogares
liderados por mujeres. En algunas partes de Latinoamérica, en particular en las áreas
urbanas, las mujeres suponen del 30% al 50% de los cabezas de familia totales.
Latinoamérica se ha visto afectada por rápidas reformas que conciernen a la
propiedad de la tierra. Durante los años previos a la década de los sesenta, la mayo-
ría de las reformas se dieron a raíz de las revoluciones socialistas, en países como Mé-
xico y Bolivia. La reforma agrícola de México dió pie a una redistribución de apro-
ximadamente el 50% de la tierra entre los diferentes ejidos (comunidades), y las
poblaciones indígenas. La revolución en Bolivia beneficio acerca de tres cuartas par-
tes de trabajadores agrícolas por medio de la expropiación de tierras de «los ricos».
Aún así, pese a estos avances para «los pobres», las mujeres no disfrutaron de
estas ventajas. El protocolo consistió en otorgar la tierra a los hombres, al asu-
mirlos posicionados como cabezas de familia y por tanto beneficiándoles de cual-
quier reforma agrícola. Las mujeres no se convirtieron en el foco de atención
hasta las reformas agrícolas de la década de los noventa. Esta «segunda genera-
ción» de reformas agrícolas (que consisten fundamentalmente en la clarificación
y legalización de los derechos de propiedad existentes, más que en la redistribu-
ción de los bienes) ha beneficiado a las mujeres. El número de asignaciones y tí-
tulos de propiedad pertenecientes a mujeres en la década de los noventa ha au-
mentado hasta casi el 40% (Deere y León, 2001).
Hoy en día, la lucha por los derechos a la vivienda y el acceso a la tierra son
rasgos predominantes en los movimientos políticos de mujeres en Latinoamérica.
Grupos urbanos y campesinos de mujeres organizadas son sumamente activos en
estos campos, los derechos que reclaman, sin embargo, no lo son tanto para si
mismas como para la comunidad, pues aún se dedica escasa atención a los dere-
chos de las mujeres a su tierra y su vivienda, incluso por las propias mujeres.
Tierra y Derecho a la propiedad en países en América Latina:
Guatemala
La Constitución de Guatemala garantiza el derecho fundamental a todas las personas a la propiedad
y establece asimismo que toda persona puede disponer de la misma. Según el código civil de Gua-
temala, el marido es el responsable de la administración de la propiedad que un matrimonio posee
en común. La esposa puede reclamar por la vía judicial las decisiones del marido únicamente cuando
supongan una amenaza para la propiedad que ambos tengan en común. El código civil también es-
tablece que el disfrute de una propiedad requiere del consentimiento de ambos cónyuges, ya que en
caso contrario toda acción será considerada nula.
Brasil
La Constitución Federal establece el derecho a la propiedad sin discriminación por razones de gé-
nero. En concreto, la reforma agraria garantiza específicamente a hombres y mujeres el derecho al
uso y disfrute de la propiedad agraria, con independencia del estado civil. La ley numero 8629/93
sitúa las provisiones constitucionales relativas a la reforma agraria, asegurando a las mujeres el dere-
cho a ser propietarias de terrenos, independientemente de su estado civil. Sin embargo, existen res-
tricciones para las mujeres casadas a la hora de ejercer este derecho a la propiedad.
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Perú
La Constitución establece la igualdad de derechos en lo referente a los contactos legales y al ejercicio
de la propiedad y los derechos a heredar, entre otros. En Perú no existen restricciones a los derechos
de propiedad de las mujeres.
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MOVIMIENTO DE MUJERES, ORGANIZACIONES DE BASE Y SU LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA…
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d. Diálogos de «local a local» en los que las activistas dialogan con las autori-
dades locales para discutir sus necesidades para el desarrollo y asociarse en
proyectos de colaboración con vistas al futuro.
e. Foros en Internet: éstos constituyen un medio nuevo para la Comisión
Huairou que pretende así, dar la posibilidad a las organizaciones de muje-
res de discutir y debatir sus ideas y propuestas en un medio democrático.
Las mujeres activistas han usado estrategias muy variadas tanto para obligar al cumplimiento como
para reformar leyes sobre la propiedad. Estas son prácticas e iniciativas sobre el terreno que las mu-
jeres utilizan para luchar por sus derechos a la tierra y a la propiedad tanto en el plano nacional como
en el internacional. Estos son solo algunos ejemplos de las estrategias que las militantes por la «Cam-
paña por la tierra y la vivienda» están creando para incrementar el acceso de las mujeres al control
de la vivienda la tierra y la propiedad.
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MOVIMIENTO DE MUJERES, ORGANIZACIONES DE BASE Y SU LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA…
tará con el apoyo y la protección de un hombre, pero en realidad no es así. Lo que aquí hacemos es
empoderar a las mujeres en la economía, el hogar y la tierra».
Espacio Feminista del Noroeste para la Democracia y los Derechos Humanos (Brasil):
Los movimientos de «los Sin Tierra» en Brasil son organizaciones muy importantes que han retado
a todo un sistema injusto y antiigualitario. Sin embargo, tradicionalmente priorizan la lucha de cla-
ses frente a la igualdad de género, pues aún estando en la agenda de los movimientos sin-tierra, no
es una prioridad. La estrategia de Espaço Feminista consiste en influenciar la ideología de los movi-
mientos para trabajar conjuntamente y demostrar que las luchas de clase son importantes, pero no
suficientes para construir una sociedad más igualitaria. Las mujeres deben comprender el significado
y las consecuencias de la desigualdad de género y para invertir la situación deben involucrarse en los
procesos de toma de decisiones a todos los niveles, desde las familias y las comunidades, hasta el Par-
lamento. Sus estrategias comprenden:
• Ayudar a las mujeres del medio rural sin tierras a comprender el impacto de la desigualdad en sus
vidas (en la familia, la comunidad, la organización y la sociedad) y su derecho a combatirla.
• Crear conciencia de la importancia de la participación de las mujeres en los procesos y puestos de
toma de decisiones.
• Concienciar a la sociedad acerca de las violaciones de los derechos humanos y la desigualdad al ac-
ceso a los recursos y el impacto negativo que supone para la sostenibilidad.
• Construir alianzas fuertes con y entre las mujeres de distintos movimientos Sin-Tierra para ase-
gurar que la cuestión de la igualdad de género se incluya en sus organizaciones y en la agenda de
éstas.
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ducir los riesgos en las comunidades proclives a sufrir desastres, así como para co-
ordinar la respuesta de emergencia de cara a un desastre. Además, dichas estrate-
gias promueven y protegen el acceso de las mujeres y de la comunidad al com-
pleto, al control de la tierra y la vivienda, esforzándose por proteger la propiedad
de los bienes en caso de desastre.
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marcar, reconocer y priorizar los riesgos y crear directorios para asistirlas y cola-
borar con los actores principales para reducir los riesgos en sus comunidades.
4. Creen sistemas de comunicación culturalmente accesibles para la comuni-
dad (como radios populares y redes) que lleguen hasta los grupos rurales e indí-
genas, en idiomas indígenas.
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MOVIMIENTO DE MUJERES, ORGANIZACIONES DE BASE Y SU LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA…
A MODO DE CONCLUSIÓN
Las mujeres se enfrentan a la discriminación en los ámbitos de la tierra y la
vivienda. Sin el acceso al control sobre y los beneficios que derivan del binomio
tierra y vivienda, las mujeres se encuentran en desventaja siendo incapaces de re-
conocer otros derechos humanos que les corresponden. Demasiado a menudo, no
pueden satisfacer sus necesidades más básicas ni las de sus familias. El derecho a
la tierra y a la vivienda se reconoce como un derecho de las mujeres en todo el
mundo, pero leyes, prácticas culturales y tradiciones continúan denegándoselos.
En América Latina, las leyes que reconocen a las mujeres sus derechos a la tie-
rra y a la vivienda, resultan a menudo insuficientes a la hora de señalar las causas
del problema, y frecuentemente se las ignora de facto. En muchos casos, son le-
yes poco ambiciosas que no van lo suficientemente lejos para proteger los dere-
chos de las mujeres. Tierra y vivienda proporcionan seguridad económica y per-
sonal, especialmente de cara a los cada vez más frecuentes desastres naturales. Por
lo tanto, es vital que las mujeres tengan acceso, controlen y se beneficien de la tie-
rra; ello contribuirá a minimizar los riesgos inherentes al desplazamiento y pér-
dida de la vivienda, los terrenos y los medios de vida a los que, las mujeres particu-
larmente, se enfrentan trás un desastre natural. Las estrategias para reducir riesgos
que las mujeres han desarrollado en Latinoamérica se focalizan en asegurar su ac-
193
BIRTE SCHOLZ
BIBLIOGRAFÍA
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MOVIMIENTO DE MUJERES, ORGANIZACIONES DE BASE Y SU LUCHA POR EL DERECHO A LA TIERRA…
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FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA
RURAL: DERECHOS Y ACCESO
A LA TIERRA EN BURKINA FASO Y
ÁFRICA OCCIDENTAL1
Francis Bogie Boogere, DMG
Punto Focal de Género en UNIFEM
(Burkina Faso). Especialista y técnico
investigador en Género/VIH/SIDA y
contra la violencia machista.
1. INTRODUCCIÓN
La mayor parte de los estudios que han contribuido a la creación de Estrate-
gias Nacionales de Reducción de la Pobreza en el África Occidental francófona
muestran que la pobreza continúa estando feminizada. En algunos estudios loca-
les, las mujeres entrevistadas apuntan precisamente a la denominada «feminiza-
ción de la pobreza» que establece un vínculo directo entre la situación mencio-
nada de las mujeres y su falta de autonomía.
No obstante, junto a esta feminización, en muchos de estos países asolados
por la pobreza, podemos decir que es mayoritariamente rural. En Burkina Faso,
más de la mitad de los hogares viven por debajo de la línea de la pobreza, desta-
cando que el 80% de la población de la región vive en aldeas, y su economía está
dominada por la agricultura o actividades asociadas a productos relacionados.
Las soluciones defendidas para la lucha contra la pobreza en las estrategias na-
cionales pusieron más énfasis en la creación de riqueza. Sin embargo, la cuestión
fundamental que aquí se presenta es la de si la situación actual de las mujeres ru-
rales en países pobres puede crear riqueza. La creación de riqueza, si bien apro-
piada, debe considerar el estatus de la mujer en una sociedad donde la multidi-
mensional inequidad de género y la discriminación están muy enraizadas. Aunque
el acceso a la tierra agrícola confiere beneficios directos como son ingresos, esta-
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tus, alimento y avales para el crédito; los sistemas legales y sociales ponen obliga-
ciones indebidas a las mujeres para el acceso y control sobre la tierra.
Centrándose en Burkina Faso, este artículo pretende explicar la influencia de los
sistemas desfavorables de tenencia de la tierra en la región de África Occidental en la
feminización de la pobreza. Asímismo comparte algunas buenas prácticas en la lucha
contra la feminización de la pobreza rural y propone recomendaciones para los socios
internacionales del desarrollo con la finalidad de que apoyen iniciativas locales de em-
poderamiento de las mujeres rurales marginadas en la región de África Occidental.
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jeres en estos aspectos étnicos. Las regiones dominadas por la etnia mossi (Laurent
Pierre Joseph, 1997), consideran a las mujeres como «extrañas a su familia y adop-
tadas por su marido»: en pocas palabras, las mujeres no pertenecen a ningún lugar
y esto tiene fuertes implicaciones en la mujer como «población sin tierra».
Prácticas tradicionales negativas: otras muchas prácticas existen y minan las
bases de la salud de las mujeres en Burkina Faso. La mutilación genital femenina
o excisión es la más severa de todas ellas. De acuerdo al informe provisional sobre
la evaluación de las acciones acordadas por el comité nacional para la lucha con-
tra la circuncisión femenina (1990-2005), la actual tasa de prevalencia está en un
49.5%, y hay un declive notable en toda Burkina Faso. La mutilación genital fe-
menina se estimaba en un 66.35% en 1996. Hay que señalar que el 88.7% de to-
das las mujeres por encima de 25 años están circuncidadas.
División del trabajo: de acuerdo a datos del censo nacional de población y
hogares (INSD 1996), las mujeres constituyen el 51.47% de los recursos huma-
nos agrícolas, y en donde el papel jugado varía de un grupo étnico a otro y puede
estar influenciado por igual por la religión y el estatus económico. Aún así, hay
que destacar que cuanto más observamos de cerca diversas actividades, más nos
damos cuenta que lo que hacen hombres y mujeres depende más o menos en la
noción de tareas de hombre o de mujer por las cuales el hombre tiende a quedarse
con las tareas que reportan beneficio y se permite a la mujer comprometerse con
las tareas no remuneradas o menos lucrativas.
Capacidad de decisión limitada: en general todos los miembros de los hoga-
res contribuyen a la producción agrícola ya sean hombres, mujeres, niños y niñas.
No obstante, existen diferencias perfectamente asociadas en la distribución de las
tareas, que vienen impuestas por el grupo étnico de pertenencia. Para la mayor
parte de grupos étnicos de Burkina Faso, las decisiones sobre lo que debe hacerse,
las técnicas agrícolas que debe usar la familia, dirección y organización del trabajo
son prerrogativas del jefe del hogar (en 2005, 89.4% de los hogares estaban lide-
rados por hombres según cifras del INSD).
La evolución de las estructuras sociales en todos los aspectos de la vida: esta-
mos siendo testigos de la emergencia de nuevos patrones basados en nuevos valo-
res y conceptos de familia, siempre más pronunciados en la ciudad. La sociedad
de Burkina Faso ha visto como han surgido nuevos tipos de familia (viudas, di-
vorciadas) o parejas de hecho inter alia por el impacto del VIH-SIDA, migración
de todo tipo, estacional o a largo plazo. El 7.2% de los hogares rurales están ma-
nejados por mujeres y éstos han visto aumentadas sus responsabilidades desde
que las mujeres deben asumir ambos roles: el del hombre y el de la mujer para los
cuales no tienen mayor compañía. Estas mujeres deben asumir la dualidad de ro-
les de las tareas tradicionales de la mujer como jefa de hogar.
La necesidad de abordar las cuestiones de género respecto a la tierra y dere-
cho de propiedad está hoy reconocido en los debates de la reforma de la tierra
(Margaret Rugadya, 2007). La cuestión del género y el derecho a la tierra es un
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tema muy sensible porque implica renunciar a poderes y privilegios por parte de
las personas poseedoras de dichos derechos hacia las no poseedoras.
TABLA 1
Desigualdades en los niveles de empleo en área rural por grupos escogidos
en diferentes regiones
Grupo de Grupo de Grupo de Grupo de
Naturaleza de la Mujeres Hombres chicas jóvenes chicos jóvenes Nacional
igualdad identificada Nº de % Nº de % Nº de % Nº de % Nº de Total %
grupos regiones grupos regiones grupos regiones grupos regiones grupos
Participación desigual en los
procesos de decisión 8 61% 8 61% 7 53% 9 69% 32 51,75%
referidos a la producción a
nivel familiar.
Acceso desigual a los
recursos (inversiones, 12 92% 9 69% 4 30% 3 23% 28 53,5%
equipamientos, tierra, etc.)
Reparto desigual de tareas. 11 84% 3 23% 12 92% 5 38% 31 59,25%
Debilidades de trato a la 9 69% 2 15% 8 61% 3 23% 22 42%
mujer y estereotipos
Desigual reparto de ingresos 10 76% 2 15% 0 0 2 15% 14 26,5%
Una mirada más cercana a los datos expuestos en la tabla anterior, obtenidos
durante los talleres con diferentes grupos de personas, arrojó que la desigualdad,
donde más se da es en el reparto de tareas dentro del seno familiar. Los resultados
mostraron un exceso de carga para al mujer. Estos están basados en informes de
grupos de 31 personas de 2 grupos, encontrado a lo largo de 13 regiones. Esta si-
tuación es gran parte responsable de la baja participación de la mujer en las acti-
vidades productivas. De acuerdo a algunos miembros consultados, incluso en los
casos donde la mujer tiene un acceso a los recursos productivos como la tierra,
ésta no tiene suficiente tiempo para utilizarla.
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0.25 hectáreas, implicaba a una mujer por cada cinco hombres, en un total de 20
mujeres por cada 100 hombres asignados. En algunos casos especiales, se dieron
oportunidades a mujeres para el uso de la tierra, pero en estos casos, debían pri-
mero formar un grupo y después realizar la petición. Por ejemplo, en el sector de
Gaskaye en la región de Kadiogo, las personas responsables detectaron 100 lotes
que estaban para darse, sin embargo los criterios discriminatorios para la asigna-
ción de la tierra dieron como resultado una distribución injusta (90 lotes fueron
adjudicados a hombres y 10 a grupos de mujeres).
4 Ministerio de la Promoción de la Mujer, «Obstáculos para acceder al sistema judicial en Burkina Faso»,
2003.
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5 El sector informal incluye actividades que son llevadas a cabo en pequeña escala, con relativo poco ca-
pital y empleo, basados en formas de trabajo que no tienen ningún tipo de contabilidad.
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por hombres tenían un 97.6% del total de ingresos frente a un 2.4% para los ho-
gares llevados por mujeres.
Comparando el papel de la población agrícola con la población trabajodora,
aparece que los ingresos agrícolas de los hogares son muy bajos en general y a ni-
vel de hogares liderados por mujeres la situación es más preocupante. Sin duda, a
pesar del enorme peso de la mujer en la agricultura los ingresos agrícolas de ho-
gares encabezados por mujeres son muy bajos como muestra el siguiente gráfico:
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TABLA 2
Tasa de uso de los diferentes factores productivos
Pr o d u c c i ó n
Cálculo Mijo Arroz Algodón
hortícola
Factores de produción Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer
Uso de semillas 15,2 10,1 16 2 69,3 75,5 19 5,1
Participación en la 26,8 14,5 22,9 10,7 92,3 80,6 61,5 51,8
planificación
Uso de suministros 76,1 83 78,8 75,4 73,4 45,2 80,8 93,9
agrícolas
Uso de ardo de buey 29,8 10,3 29,5 11,3 60,1 71,4 21,5 4
Uso del tractor 0,1 0,8 0,3
Uso de materiales 70,1 89,7 70,5 88,7 39 28,6 78,2 96
agrícolas
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A MODO DE CONCLUSIÓN
Burkina Faso supone un caso único que ha atraído la atención de agencias in-
ternacionales y de NN.UU. en temas relacionados con la tierra. Está claramente
establecido que la tierra es sagrada y que las mujeres rurales no tienen derecho a
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FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA RURAL: DERECHOS Y ACCESO A LA TIERRA EN BURKINA FASO…
BIBLIOGRAFÍA
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Burkina Faso», 2004.
213
FRANCIS BOGIE BOOGERE
214
DERECHOS SOCIALES
LAS MUJERES EN ÁFRICA:
APUNTES SOBRE LOS AVANCES
DE SUS DERECHOS, LOGROS
Y VULNERABILIDADES
Mbuyi Kabunda
Profesor del Instituto Internacional
de Derechos Humanos de
Estrasburgo y de Relaciones
Internacionales y Estudios Africanos
de la Universidad Autónoma de
Madrid (GEA).
217
MBUYI KABUNDA
cumplir con muchos derechos, tales como la igualdad conseguidos por las mu-
jeres a nivel internacional.
En esta tarea y desafío, según denuncia la autora mencionada, tanto las perso-
nas que investigan (hombres y mujeres) como las mujeres feministas han de realizar
análisis y trabajos orientados hacia la deconstrucción del patriarcado instaurado por
la cultura, la religión, la colonización o la globalización, que ha erosionado los de-
rechos a la ciudadanía con la privatización de los servicios públicos. Lo que nos con-
dujo a hacer un primer acercamiento a este tema en un estudio anterior (Cf. Ka-
bunda, 2005: 773-819), para implicar a los hombres en la toma de conciencia de la
situación de la mujer fue que el objetivo no es sólo adoptar una actitud crítica so-
bre el papel atribuido tradicionalmente a los hombres, sino también poner fin a los
mecanismos de la violencia masculina en todos los ámbitos, desde la familia ,pa-
sando por el lugar del trabajo hasta el terreno de los conflictos.
Importantes progresos han sido conseguidos con la abolición legal de la ex-
cisión en países como Burkina Faso, Senegal, Togo y Costa de Marfil, por citar
sólo algunos casos. Existen pues importantes avances jurídicos en las luchas de las
mujeres africanas que han pasado del discurso sobre la igualdad de género a la
conquista de círculos políticos de toma de decisiones. Se han dado cuenta que en
África, una de las soluciones a los problemas endémicos de la mujer, es su educa-
ción; aspecto en el que se ha de concretar la «discriminación positiva».
Mujeres como Wangari Maathai, premio Nobel de la Paz 2004, y destacada
militante ecofeminista, han dedicado sus esfuerzos a la conservación del medio
ambiente, base de la mejora de las condiciones de vida de las mujeres, y han des-
tacado por su compromiso personal para la democracia y el buen gobierno, mien-
tras que otras, como las nigerianas Buche Emecheta e Ifeoma Okoye o la came-
runesa Calixte Beyala, han optado por la literatura tocando temas considerados,
hasta entonces, como tabúes y dando a conocer las voces de las mujeres y la de-
terminación de revancha con mensajes de liberación, que deben construir sus vi-
das al margen de las normas tradicionales.
Es preciso también subrayar que el promedio de las mujeres parlamentarias
en el mundo es de 16%, y que países como Francia o Estados Unidos están de-
trás de países como Mozambique o Ruanda en cuanto al número de mujeres ele-
gidas, superando este último país a los nórdicos que ocupan los primeros lugares
del ranking mundial en la presencia de las mujeres en la vida pública. Los Parla-
mentos de Sudáfrica y de Ruanda se caracterizan por tener la casi paridad de par-
lamentarios varones y mujeres, por encima de muchos países del Norte y del
mundo donde las mujeres ocupan el promedio del 15,8% de escaños en los par-
lamentos nacionales (Naciones Unidas, 2005). Es decir, se nota la exclusión ge-
neralizada de la presencia de las mujeres en los espacios público y político.
El problema en África es la inferioridad de hecho de las mujeres en la socie-
dad, que está por encima de la igualdad de derechos preconizada por las Consti-
tuciones. Dicho con otras palabras: con el mantenimiento de los privilegios de la
masculinidad en la sociedad, estamos lejos del fin de la desigualdad estructural de
género o de la transformación estructural de la sociedad patriarcal.
218
LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
El objeto de este artículo es analizar los problemas a los que se enfrentan las
africanas1, en los aspectos de desarrollo, derechos humanos y de su implicación en
la resolución de conflictos, así como en el balance de los avances conseguidos en
estos campos.
En todas las regiones africanas siguen existiendo las influencias culturales tra-
dicionales y la voluntad, más o menos expresada por los poderes establecidos, de
atacar a las desigualdades por razón de sexo partiendo de la evidencia según la cual
la mejora de las condiciones de las mujeres y su participación en aquellos aspec-
tos influye de una manera positiva en el desarrollo a largo plazo de la sociedad.
Es en este contexto en que los países africanos ratificaron, con excepción de
Somalia y Sudán, el Convenio de las Naciones Unidas para la Eliminación de To-
das las Formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW), adoptado en
1979, y que recomienda: la eliminación de las costumbres, leyes o prácticas que
discriminan a la mujeres; la concesión de derechos iguales a los hombres y a las
mujeres en las relaciones familiares y matrimoniales, la prohibición de noviazgos
y de matrimonios de niños, etc. Además, el entonces secretario general de las Na-
ciones Unidas, Kofi Annan (United Nations, 2005), manifestó, refiriéndose a la
igualdad de género, que es una previa y necesaria condición para realizar los de-
más Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): la erradicación de la pobreza,
la reducción de la mortandad materno-infantil, el acceso de todos a la educación
así como la igualdad de género en el acceso a la educación de aquí a 2015.
Sin embargo, es imprescindible recordar los debates que existen sobre la si-
tuación de la mujer por los enfoques adoptados por las distintas corrientes femi-
nistas, unas insistiendo en la especificad de la situación de las mujeres del Sur o
africanas y otras en el universalismo de todos los problemas a los que están con-
frontadas todas las mujeres, siendo el objetivo situar la línea de pensamiento en
la que se ubica el presente análisis.
1 Existen importantes diferencias de clase, edad y de consciencia entre las mujeres, o según vivan en la
ciudad o en el mundo rural, en el África sahelo-sudanesa y del norte, islamizadas, o en el África Central y Aus-
tral cristianizadas. Sin embargo hay algunas características comunes en torno a la situación de inferioridad en
la que están mantenidas.
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MBUYI KABUNDA
220
LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
221
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su manera personal de vivir. No quiere que se les pida renunciar a sus convicciones
religiosas» (2008: 31-33).
Es este planteamiento el que ha conducido a muchas de las «antropólogas in-
novadoras del género» a exigir la relativización del mito de la centralidad masculina
y de las propuestas androcéntricas de las investigaciones, y de la inspiración colonial,
cristiana y estatal, que dominan la literatura sobre la situación de la mujer africana.
Partiendo de las realidades de las sociedades matrilineales africanas, como «la bubi»,
la profesora Yolanda Axielà (2007: 149-170; 2008:155-169) demuestra el papel ac-
tivo de las mujeres en la toma de decisiones económicas y políticas en las sociedades
subsaharianas consideradas. Es decir, éstas disponían o disponen de poder y autori-
dad. En la misma línea, la profesora Soledad Vieitez-Cerdeña (2008: 41-48) denun-
cia la mirada occidental sobre la mujer africana «discriminada» y «víctima pasiva», a
partir de la concepción socio-antropológica y de construcciones socioculturales oc-
cidentales de desigualdad de género. Ella recomienda la adopción de una mirada
«con ojos nuevos», para descubrir el poder del que disponen las mujeres en la cultura
yoruba de Nigeria y su «posición central y significativa» en la provincia de Maputo
en Mozambique.
El único y no por ello, gran temor es que este planteamiento, bastante acer-
tado, pueda ser recuperado e instrumentalizado por los gobiernos africanos para
violar los derechos humanos e individuales de las mujeres o desentenderse de
ellos, bajo la excusa de que la tradición ya las protege. Ello viene justificado por
la incorporación en la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos
(CADPH) de la «promoción de los valores africanos positivos» totalmente inde-
finidos. Peor, puede ser perfectamente la excusa para no aplicar los textos inter-
nacionales que atañen a la situación de la mujer, considerándolos como «occi-
dentales y anti-africanos».
El problema de otra índole, pero con la misma naturaleza, es el planteado por
las afroamericanas (africanas-americanas), víctimas de la opresión y discrimina-
ción racial y sexual (Zabunyan, 2008: 38), que dicen no sentirse respaldadas por
muchos de los argumentos de las feministas norteamericanas blancas que las ig-
noran, poniendo de manifiesto la separación de hecho entre el «feminismo blanco
y el feminismo negro» o la ausencia de flujos de la sororidad (sisterhood o la so-
lidaridad política entre las mujeres). En este sentido, el primero se siente excluido
por el segundo en la lucha contra la hegemonía patriarcal, y también denuncia el
racismo de las feministas blancas hacia las mujeres negras y latinoamericanas, re-
produciendo los esquemas racistas o el racismo global propio de la sociedad con-
servadora norteamericana, separando las cuestiones de género, clase, raza y se-
xualidad o entre el capitalismo, el patriarcado y la raza (Cf. Dorlin, 2008). Por lo
tanto, se pierde de vista, según manifiesta Fatou Sow, que «las relaciones de po-
der y de desigualdad entre los sexos no pueden estar separadas de otras formas de
poder y de desigualdad de clase, de casta, de raza, etc. No se puede separar esta lu-
cha de las mujeres contra todas las formas de injusticia» (2005: 215).
De todo lo que antecede, bajo mi punto de vista, una mirada sensata femi-
nista ha de ser aquella cuyo objetivo sea dar a las mujeres más posibilidades para
222
LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
2 Esta Carta, adoptada prácticamente 20 años después de la entrada en vigor de la CADHP, se ha acom-
pañado con el nombramiento de una mujer como la encargada de la defensa de los derechos de las mujeres en
el marco de la Unión Africana. Se ha dado paso a lo que Mama Amina llama la «emergencia de un feminismo
de Estado». (1996).
223
MBUYI KABUNDA
manos y de los Pueblos sobre los Derechos de las Mujeres, anuncia, además de
la eliminación de todas las formas de discriminación hacia las mujeres, la prohi-
bición de los matrimonios forzados y precoces y del levirato (art. 2) así como las
mutilaciones genitales femeninas –MGF– (art. 5). Afirma el derecho de las mu-
jeres a controlar su fecundidad (art. 14) y la protección de las mujeres contra to-
das las formas de violencia, en particular las violencias sexuales (art. 42). Lo más
llamativo es que la Carta fomenta la monogamia sin prohibir, claramente, la po-
ligamia (art. 6), que es el símbolo de la dominación masculina, además de fa-
vorecer el aborto, limitado a los casos de incesto, de violación o de peligro a la
vida de la madre.
En la práctica, ningún país africano prohíbe jurídicamente las MGF. Con ex-
cepción de Sudáfrica y de Cabo Verde, esta práctica es vigente en 28 países afri-
canos, ubicados en la franja sahelo-sudanesa y en el África oriental. La proporción
de mujeres mutiladas varían de un país a otro, desde el 98% en Somalia hasta el
5% en la RDC, en su parte oriental.
Según Bessis (2006: 346-347), la persistencia de la poligamia se explica por
la generalización del modo de producción rural prevaleciente en el África subsa-
hariana, la adhesión a esta práctica de la clase política africana o de la burguesía
de Estado (jefes de Estado, ministros, diputados) que ha institucionalizado la ma-
chocracia, es decir la persistencia de prácticas sociales en contradicción con los tex-
tos jurídicos nacionales y regionales que la prohíben.
Varios países han tomado medidas de represión jurídica contra las MGF, que
se acompañan de las campañas de sensibilización de hombres, mujeres y líderes
confesionales, junto a la movilización de la sociedad civil, para acabar con éstas.
A pesar de la resistencia en algunas partes, y como consecuencia de la implicación
efectiva de los gobiernos para la aplicación de la ley, en países como Yibuti o Gui-
nea-Conakry, asistimos a un importante retroceso de esta práctica en el Conti-
nente, práctica cuyo objetivo no declarado es el control del comportamiento
sexual de las mujeres.
Sin embargo, los países africanos han consentido muy pocos esfuerzos en la
mejora de los derechos matrimoniales de las mujeres, pese a la adopción de nue-
vos códigos de familia supuestamente adaptados a los convenios internacionales
ratificados. En el caso del Congo-Brazzaville, para sólo atenerse a un ejemplo, si-
guiendo las disposiciones del código de la familia en sus artículos 341 y 342, la
mujer tiene derecho al divorcio en el caso del adulterio del conyugue con la con-
dición de que éste haya sido cometido en el domicilio familiar, mientras que en
países como Chad, la mujer puede contraer matrimonio sólo mediante el permiso
de un tutor varón (padre, hermano o primo), es decir la negación del derecho de
la toma de decisión de la mujer así como de su propio cuerpo.
Muchos de los avances en los derechos humanos y civiles han sido consegui-
dos mediante las luchas de las propias mujeres por sus derechos. Existen todavía
en algunos países leyes totalmente desiguales. Argelia y Marruecos han adoptado,
en 2004 y en 2005, reformas tímidas que no cambian mucho la situación de in-
feriorización de las mujeres.
224
LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
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CUADRO 1
Evolución de las tasa brutas de escolarización en la educación primaria
(en %)
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LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
3 Es de sobra conocido, que tanto los padres, madres y educadores, en África, suelen tener representa-
ciones sociales equivocadas sobre las chicas consideradas como menos inteligentes y preparadas que los chicos,
negándolas de este modo el derecho a la instrucción. De este modo, vehiculan los esquemas sexistas de la su-
bordinación natural de las mujeres dudando de sus capacidades intelectuales y sociales.
227
MBUYI KABUNDA
se casan cada vez más tarde, en torno a los 26 a 30 años, lo que les permite dedicarse
a la formación, a los proyectos personales y a adueñarse de su sexualidad y facultades
reproductivas, en particular en el África Austral y del Norte. Con ello, asistimos al re-
troceso de la poligamia por la cada vez reducida diferencia de edad entre los conyugues
y la prolongación de periodos de cohabitaciones y uniones informales. Así mismo, las
mujeres tienen cada vez más acceso al divorcio. En cuanto a la situación de la salud de
las mujeres, en muchos países africanos ésta se ha deteriorado considerablemente por
las guerras civiles, la falta de mantenimiento de las infraestructuras o los efectos de la
sequía en la producción agrícola. Las mujeres son las primeras víctimas de las conse-
cuencias generadas por estos problemas. Según recuerda René Dumont (1991: 292-
293), la situación de las mujeres rurales africanas, que representan la cuarta parte de
las mujeres rurales en el mundo, es aún dramática. Se pierde de vista su papel funda-
mental no sólo a nivel de la familia como «guardianas de los valores de la sociedad»,
sino también a nivel de la producción agrícola que condiciona la propia superviven-
cia de África. Estas son víctimas de una doble exclusión, por ser mujeres y por vivir en
el mundo rural. La mejora de sus condiciones sociales y económicas es una de las ba-
ses para la lucha contra la pobreza y para conseguir la verdadera democracia. De ahí,
la necesidad de suministrarles créditos (por ser las que mejor rembolsan), el derecho
de acceso a la tierra y a las tecnologías adecuadas, por ejemplo el uso de la energía ani-
mal y de las bicicletas para el transporte del agua, para rentabilizar su trabajo y sus re-
cursos, aspectos a menudos descuidados por los gobiernos y los acreedores de fondos
exteriores en sus programas o proyectos de desarrollo.
La implicación de las mujeres formadas en la mejora de la situación de aque-
llas, a menudo analfabetas, es determinante con el fin de proporcionarles las re-
flexiones sobre todas estas cuestiones cruciales. De igual modo, los intelectuales
progresistas deben dejar de tratar a estas mujeres de «feministas peligrosas para la
cultura africana». No se debe perder de vista que «el analfabetismo reduce el bie-
nestar económico de las mujeres, incrementa su dependencia de los hombres, les
confina en el espacio doméstico y disminuye su capacidad de controlar su salud,
sus bienes, o de conocer sus derechos» (Seager, 2003: 28).
Se debe también reconocer la responsabilidad de las instituciones financieras
internacionales, en particular las de Bretton Woods, en el empeoramiento de la si-
tuación de las mujeres en general, y las de las zonas rurales en particular. Estas insti-
tuciones al imponer los bajos precios de los productos agrícolas y mineros, principa-
les fuentes de ingresos de los países africanos, han quitado a los gobiernos cualquier
posibilidad de invertir en el mundo rural, además de desanimar a los campesinos para
producir más. De ahí la persistencia de la pobreza y en particular del analfabetismo.
Ya la UNESCO propuso, a mediados de los 60, a la desaparecida OUA un
plan de educación generalizado con importantes inversiones para acabar con el
analfabetismo en la década de los 90. Varios países siguieron esta recomendación
en toda la década de los 60 y 70, sin embargo, la caída del precio de las materias
primas a finales de los 70, junto a los programas de ajuste estructural (PAE) im-
puestos a los países africanos a partir de la década de los 80 con la consiguiente
reducción drástica en los gastos públicos y sociales, hizo que los gobiernos aban-
228
LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
229
MBUYI KABUNDA
Además, queda demostrado por los factores biológicos, que el virus del VIH
se transmite con más facilidad del hombre a la mujer que al revés, y ello va en con-
tra de las falsas ideas transmitidas que consideran a las mujeres como fuentes y
vectores del VIH, pues en la sociedad prevalece la idea de que el SIDA es una «en-
fermedad de las mujeres», por atribuirla a las prostitutas. Prevalece cada vez más
en los hombres la idea según la cual, relacionarse con las chicas más jóvenes o vír-
genes, les protege de la contaminación.
En muchos conflictos africanos, en particular en la región de los Grandes La-
gos, se utiliza la violación sexual como arma de guerra, de limpieza étnica o de
afirmación de la dominación de una etnia sobre otra. En el caso particular de
Ruanda, las violaciones masivas durante el genocidio de abril a junio de 1994, no
sólo han reducido la duración de vida a 40 años por el SIDA, sino que han cre-
ado traumas de varias décadas en las mujeres tutsis, que han vivido un doble ase-
sinato: el de sus familiares y el de su dignidad y autoestima como mujer. Lo
mismo puede decirse de las niñas soldados sometidas a los abusos sexuales por los
jefes de las milicias que las enrolaron o secuestraron.
CUADRO 2
Proporción de mujeres infectadas en relación con el número estimado de
personas contagiadas por el SIDA por país a finales de 2003 (en %)
230
LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
4 Ello ha sido en parte favorecido por la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Uni-
das, de octubre de 2000, que recomienda a los Estados la incorporación de las mujeres en la prevención y re-
solución de los conflictos y reconstrucción posbélica, insistiendo entre otras cosas en: la participación de las
mujeres en los procesos de paz, el mantenimiento de la paz desde una perspectiva de género y su protección
en los conflictos armados y en las situaciones post-conflicto (Cf. Magallón, 2004: 7). De ahí la creación de la
Federación de Redes de Mujeres Africanas por la Paz (FERFAP). La elección de Ellen Johnson-Sirleaf a la pre-
sidencia de la República, primera mujer a ocupar este puesto en el Continente, se debe ampliamente a los vo-
tos de las mujeres (Moltó, 2006: 42).
231
MBUYI KABUNDA
A MODO DE CONCLUSIÓN
Las desigualdades entre hombres y mujeres no son naturales, sino construc-
tos sociales y culturales basados en la división sexual del trabajo justificadora de
las prácticas de desigualdad. Ha llegado la hora de considerar la masculinidad y
la feminidad no como categorías biológicas, identidades fijas o intangibles, sino
como construcciones sociales cambiantes, a ser elaboradas a partir de situaciones
históricas y culturales propias de una sociedad dada, e incluso por consideracio-
nes ideológicas transmitidas desde la niñez.
Los integrismos religiosos y políticos, o los pensamiento dogmáticos, siguen
defendiendo en la práctica, la supremacía del patriarcado y su «terrorismo se-
xual», según la terminología de la profesora Christine Chinkin. De ahí, las ten-
dencias feministas que cuestionan todos los conocimientos, las prácticas y siste-
mas lingüísticos heredados que consagran el «Imperio de lo masculino», el
patriarcado y la subordinación de la mujer, para conseguir la existencia social y
política de las mujeres mediante la deconstrucción social de la diferencia de gé-
nero y de la dominación masculina.
Las feministas africanas, a menudo criticadas (con o sin razón), han de esta-
blecer intercambios internacionales con las mujeres europeas, latinoamericanas y
asiáticas, en el marco de la sororidad, para poder luchar contra la dependencia
económica, y desarrollar grupos de reflexión y de presión militantes contra todas
232
LAS MUJERES EN ÁFRICA: APUNTES SOBRE LOS AVANCES DE SUS DERECHOS, LOGROS Y…
233
MBUYI KABUNDA
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MBUYI KABUNDA
236
INICIATIVA DE POTENCIACIÓN
SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO
DE FEMINIZACIÓN DE LA
VEJEZ:«GRUPO CONVIVENCIA»
(BRASIL)
Rosana de Matos Silveira Santos1,
Profesora de la Universidad de Granada.
Mary Lucia Marinho Costa2
Profesora de la Universidad de Sete Lagoas
(Brasil).
y Vanessa Sanchez Maldonado3
Doctoranda de la Universidad de Granada.
1. INTRODUCCIÓN
«Principio y fin» dos palabras que delimitan el breve tiempo de nuestra his-
toria personal y colectiva durante la vida. De nacer a envejecer, se vive la búsqueda
del sentido y del significado para cada etapa conquistada. Para muchas personas,
esta trayectoria no siempre conduce a un feliz desenlace, otras, sin embargo con-
siguen descubrir significados en las adversidades y extraer motivación de los de-
safíos: son personas resilientes.
El presente artículo aborda la temática del bien-envejecer y los derechos co-
rrespondientes teniendo como foco la experiencia de un grupo de mujeres brasi-
leñas que descubrieron que «el atardecer puede ser tan bonito como el amanecer»,
1 Profesora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales – Escuela de Trabajo Social de la
Universidad de Granada. Trabajadora social y antropóloga. ‘Miembra’ del Grupo de Investigación SEPISE-
UGR y de la Asociación Trabajadores/as Sociales Sin Fronteras (TSSF). E-mail: rosanadm@ugr.es
2 Profesora de la Facultad de Psicología de Sete Lagoas. Psicóloga graduada por la Pontificia Universi-
dad Católica de Minas Gerais, Brasil. Actúa en clínica, organizaciones y en proyectos sociales.
3 Doctoranda de la Universidad de Granada. Trabajadora social y antropóloga. Presidenta de la Aso-
ciación Trabajadores/as Sociales Sin Fronteras. E-mail: tssinfronteras@gmail.es
237
ROSANA DE MATOS SILVEIRA, MARY LUCIA MARINHO COSTA, VANESSA SÁNCHEZ MALDONADO
www.grupoconvivencia.org.br/dochinha
4
Las autoras del presente artículo conocemos personalmente a Doña Dochinha y su labor con el Grupo
5
Convivencia habiendo participado y/o apoyado de forma puntual en diferentes actividades.
238
INICIATICVA DE POTENCIACIÓN SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO DE FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ…
La vejez tiende a escapar de las definiciones rápidas y simples, por lo que se torna
más adecuado hablar en ‘envejecimientos’ en el plural y no simplemente en ‘en-
vejecimiento’ en singular. El significado de ‘envejecer’ cuenta con formas y ritmos
que se le asocian, cuenta con diferentes condiciones económicas, sociales y cultu-
rales, caracterizándose como un fenómeno humano marcado por la individuali-
dad y por la diversidad.
De esta manera, una nueva comprensión de los procesos biológicos, psicoló-
gicos y sociales del envejecimiento es necesaria para saber dar respuestas a las ex-
pectativas y a las necesidades de estas personas, dentro de una visión de interde-
pendencia de factores y circunstancias de esta etapa de la vida del ser humano.
239
ROSANA DE MATOS SILVEIRA, MARY LUCIA MARINHO COSTA, VANESSA SÁNCHEZ MALDONADO
240
INICIATICVA DE POTENCIACIÓN SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO DE FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ…
Datos demográficos
Población brasileña: 169.872.856
Población mayor: 15.5 millones
Centenarios: 25.787
Esperanza de vida: 68.6 años
Concentración de la población mayor de 60 a 69 años: 59%
Características demográficas de la población mayor en Brasil:
Brasil desarrollado: región sur, esperanza de vida: 74.6 años
Brasil emergente: Minas Gerais, Goiás, Mato Grosso, Roraima, Rondônia,
Amazonas y Amapá. Esperanza de vida: 68 años.
Brasil nordeste del país: menores tasas de alfabetización y esperanza de vida
oscilando entre 53.7 (Paraíba) y 65.1 (Piauí)
241
ROSANA DE MATOS SILVEIRA, MARY LUCIA MARINHO COSTA, VANESSA SÁNCHEZ MALDONADO
Por otra parte, el acto de tornarse mayor requiere cierto valor para mudar pa-
radigmas, romper rótulos y enfrentar mitos y tabúes construidos socialmente y
durante milenios. De esta forma, piensan los citados autores que la oportunidad
que viene lado a lado con los desafíos necesita ser anunciada de forma clara y las
experiencias que reflejan deben ser tomadas como conquistas y logros.
242
INICIATICVA DE POTENCIACIÓN SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO DE FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ…
243
ROSANA DE MATOS SILVEIRA, MARY LUCIA MARINHO COSTA, VANESSA SÁNCHEZ MALDONADO
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INICIATICVA DE POTENCIACIÓN SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO DE FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ…
11 Los supuestos «líderes sindicales» trabajan para los intereses de los empresarios y no representan ni rei-
vindican los derechos de los trabajadores.
245
ROSANA DE MATOS SILVEIRA, MARY LUCIA MARINHO COSTA, VANESSA SÁNCHEZ MALDONADO
cipales industrias y los efectos de esta situación son sentidos por la mayoría de la
población pobre, especialmente las mujeres y niños y niñas y personas mayores.
246
INICIATICVA DE POTENCIACIÓN SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO DE FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ…
Sin embargo, dado que la producción de una persona mayor suele ser habi-
tualmente pequeña, el Grupo Convivencia contaba con la ayuda financiera de la
comunidad: un grupo de personas colaboraban y colaboran hasta hoy men-
sualmente para garantizar la comida de las mujeres que allí trabajan.
Considerando la creciente demanda de los productos y del número de
mujeres que querían incorporarse al trabajo sumado a las dificultades para se-
guir manteniendo el proyecto por la alta inflación que en este momento atra-
vesaba el país, la Asociación decidió elaborar un Proyecto y enviárselo a Manos
Unidas solicitando apoyo financiero para la ampliación de la fábrica. En 1992,
a través de la financiación de Manos Unidas, se han adquirido dos terrenos en
el barrio «Ciudad Industrial» donde se inició la construcción de la Fábrica de
Condimentos13, objeto del proyecto «Vida Mejor». En un barrio donde sólo
las personas jóvenes conseguían trabajo, ahora surgía una ocupación para las
mujeres mayores generando renta y rescatando el sentimiento de valía de las
mujeres mayores.
Es importante destacar que, como asociación se han movilizado para hacer
frente en muchos momentos a diversas situaciones de falta de apoyo de las auto-
ridades locales por defender sus derechos como mujeres, la autonomía y libertad
de expresión política. Han conseguido entre otras cosas el transporte gratuito
para las personas mayores de la ciudad lo que ha sido un logro muy importante.
En septiembre de 1993, nace una nueva alternativa: La cáscara del ajo (utilizado
en el condimento) empieza a ser aprovechada para fabricar papel reciclado, usado
en la confección de tarjetas, sobres y cajas para regalo. En esta pequeña fábrica se
está produciendo 20 kilos al mes, o sea 500 folios14.
En el 2000, el Grupo Convivencia presentó su proyecto a empresarios lo-
cales, siderurgias y representantes del poder público. En colaboración con al-
gunas entidades, viabilizaron la construcción de una sede propia como punto de
encuentro y de capacitación donde funcionan cursos y diversos talleres de arte-
sanía. En el 2006, por las serias dificultades de comercialización viable del pro-
ducto, el Grupo decidió transformar la fábrica de condimentos en una Unidad
de Papel Artesanal.
En este mismo año, al completar sus 20 años de trabajo, el Grupo Convi-
vencia trajo una nueva propuesta: «Ensinar a Envelhecer». Se trata de un proyecto
que fortalece la asociación como espacio de educación para el envejecimiento ac-
tivo y se traduce en la capacitación para mujeres mayores en situación de exclu-
sión social, y que buscará promocionar su independencia y autonomía además de
estimular su participación social. Es un proyecto de vanguardia y en consonancia
con las más recientes investigaciones en Gerontología. Con esta nueva iniciativa
el Grupo Convivencia renueva su compromiso de dos décadas con la promoción
humanitaria de las mujeres mayores de Sete Lagoas.
13 En la actualidad funciona la Unidad de Papel Reciclado por haber mayor salida comercial que el con-
dimento.
14 Cinco kilos de papel artesanal equivalen a un árbol. Cada mes se evita la tala de cuatro árboles.
247
ROSANA DE MATOS SILVEIRA, MARY LUCIA MARINHO COSTA, VANESSA SÁNCHEZ MALDONADO
15 www.redasociativa.org/tssf
248
INICIATICVA DE POTENCIACIÓN SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO DE FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ…
249
ROSANA DE MATOS SILVEIRA, MARY LUCIA MARINHO COSTA, VANESSA SÁNCHEZ MALDONADO
A MODO DE CONCLUSIÓN
Es una realidad el fenómeno de la feminización de la vejez en Brasil. Para Libe-
ralesso (2007) la mayoría de los hombres están casados y existe mucha más viudedad
entre las mujeres que entre los hombres además de existir más mujeres que hombres
mayores. Mujeres éstas que son más pobres, menos escolarizadas y más enfermas y so-
litarias que los hombres, configurando lo que la literatura de gerontología llama de
proceso de feminización de la vejez. Este fenómeno es visible en Brasil, en América
Latina y en todo el mundo. Una feminización reconocida como una fuerte demanda
para las políticas de salud y protección social y una candente cuestión de justicia so-
cial y por tanto de derechos sociales de las mujeres, puesto que se trata de retribución
de contribuciones que las mujeres ofrecieran y ofrecen a la sociedad.
En este sentido nos parece interesante terminar con la reflexión de Camaracho
(2003) al presentar los resultados de un trabajo de investigación denominado «Mu-
jer mayor: ¿soporte familiar o agente de cambio?» . En él se destaca la cuestión de la
vejez brasileña, desde la perspectiva de la heterogeneidad de la experiencia del en-
vejecimiento femenino. Analiza los cambios en las condiciones de vida de las mu-
jeres mayores brasileñas en el período comprendido entre 1980 y 2000, teniendo en
cuenta los diferenciales étnicos, la inserción de la mujer mayor en la familia y en la
sociedad debatiendo acerca de la relación entre envejecimiento, dependencia y po-
líticas sociales, considerando las variables salud, renta, participación en la actividad
económica y condiciones familiares. Según la citada autora, no hace mucho, en
Brasil, el hecho de ser mayor traía en sí pobreza y aislamiento. Un gran cambio cua-
litativo ocurrido en los últimos 25 años se traduce en que para una gran mayoría de
personas el hecho de llegar a fin de la vida activa y a la viudedad ha podido signifi-
car una nueva fase en el ciclo vital. La universalización de la Seguridad Social y la
mejoría de las condiciones de salud trajeron una reconceptualización del curso de la
vida. La última fase de la vida ha dejado de ser residual y vivida por una minoría
para ser una fase de duración hasta mayor que la infancia y la adolescencia. Es de-
cir, las mujeres mayores brasileñas de hoy empiezan a asumir papeles no esperados,
tornándose también importantes agentes de cambio social.
Por eso defendemos la importancia de que se asuma, desde las políticas públi-
cas, el fenómeno de la feminización de la vejez en Brasil como un hecho que re-
quiere respuestas contundentes y eficaces de cara a impulsar, apoyar y/o visibilizar
iniciativas potenciadoras de autonomía como la del Grupo Convivencia. Iniciativas
socio-culturales, económicas y de ocio avance y buenas prácticas que luchan por el
reconocimiento de un colectivo tradicionalmente invisible y poco valorado en la so-
ciedad brasileña. Y, así, de esta manera, poder visibilizar experiencias creativas de
mujeres resilientes17 que siguen escribiendo con su protagonismo lecciones desti-
250
INICIATICVA DE POTENCIACIÓN SOCIOCULTURAL EN UN CONTEXTO DE FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ…
nadas a un todavía joven Brasil y en sus 500 años de historia: que los beneficios
advenidos puedan ser compartidos entre todos y todas.
BIBLIOGRAFÍA
CAMARACHO, Ana Amélia (2003): Mulheres idosas: suporte familiar ou
agente de mudança? Revista Estudos Avançados, vol.7, nº 49, São Paulo.
CARVALHO, Magno y RODRÍGUEZ-WONG, Laura (2008): A transição
da estrutura etária da população brasileira na primeira metade do século XXI. Cen-
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VERAS R., RAMOS L., KALACHE A. (1987): Crescimento da população
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21:225.
251
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS
MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA
PROVINCIA DE DOUKKALA-ABDA.
(MARRUECOS)1
Najat Naber
Profesora de Biología en la
Universidad de El-Jadida hasta
2005. Miembro activo de la
ONGD Assanaa.
1. INTRODUCCIÓN
Es evidente que cualquier inversión en capital humano es condición necesaria
para que la población pueda participar, con su esfuerzo, en mejorar su producción,
en su desarrollo y en la creación de riqueza. La educación y la alfabetización están
reconocidas universalmente como la llave principal del desarrollo económico de los
países y por tanto, para la mejora de las condiciones sociales de sus habitantes. El
aprendizaje de la escritura y de la lectura es un proceso cognoscitivo indispensable
para la integración de los individuos en su entorno socioeconómico.
Los efectos positivos de la educación y de la alfabetización en la sociedad en ge-
neral, y sobre la mujer y las niñas, en particular, se ponen de manifiesto en el plano
social mediante la mejora en la demografía de la mortalidad materna e infantil, de la
salud y en la formación de los niños. En el marco económico, a la vista de la nueva
coyuntura en este terreno, la globalización, la competitividad, la formación y el de-
sarrollo de proyectos se encuentran ampliamente hipotecados por el analfabetismo.
253
NAJAT NABER
48% de la población de 10 años en adelante, es analfabeta (1). Esta tasa marca di-
ferencias según el sexo, los lugares de residencia y la actividad:
3. LA ASOCIACIÓN ASSANAA
Y EL PROYECTO DE ALFABETIZACIÓN EN LAS MUJERES
La asociación Assanaa fue creada en 1999 por un grupo de mujeres militantes,
inicialmente en el campo de los derechos humanos, y que se marcó como objetivo ele-
var el nivel sociocultural y jurídico de las mujeres en la provincia de Doukkala-Abda.
254
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
255
NAJAT NABER
no hemos podido conseguir ninguna financiación, lo cual nos obligó asegurar los
cursos de alfabetización a titulo gratuito por los miembros de la Asociación.
256
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
CUADRO 1
Balance de alfabetización de mujeres 2003/2008
257
NAJAT NABER
CUADRO 2
Mujeres de la Penitenciaría Civil asistentes
a los cursos de Alfabetización
258
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
CUADRO 3
Fuente de información sobre los cursos de alfabetización
Respuestas Cantidad %
Una amiga 36 51,42
Anuncios de la asociación 9 12,85
Profesores 13 18,57
Vecinos 8 11,42
Antiguo beneficiario 2 2,85
Familia 2 2,85
Total 70
CUADRO 4
Opinión del entorno social sobre la alfabetización
Indiferencia o
Respuesta Consentimiento Animadas Total
desánimo
nº % nº % nº %
Opinión del marido 64 91,42 4 5,71 2 2,85 70
Opinión de los hijos e hijas 68 97,14 1 1,42 1 1,42 70
Opinión del entorno familiar 69 98,57 1 1,42 70
Opinión de los vecinos 61 87,14 9 27,14 70
259
NAJAT NABER
CUADRO 5
Contribución de ayuda a los deberes por el entorno social
Respuestas Cantidad %
El marido 14/17 20
Los hijos e hijas 24/70 34,28
Algún miembro de la familia 6/70 8,57
Vecinos 2/70 2,85
Nadie 24/70 34,28
260
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
CUADRO 6
Causa del absentismo a los cursos de alfabetización
Respuestas Cantidad %
La enfermedad 22 31,42
Las labores domesticas o los invitados 21 30
Cuidar a los nietos y nietas 4 5,71
La mujer para la cual trabajo en su casa como asistenta 3 4,28
Nada me detiene para ir a la escuela 20 28,57
Total 70
CUADRO 7
Nivel de estudios deseado para el futuro
Respuestas Cantidad %
Quiero alcanzar un nivel superior, saber lo más posible
34 53,96
y comprenderlo todo
Un nivel de bachillerato 9 14,28
Un nivel de colegio 4 6,34
Tener un certificado de estudios primarios 11 17,46
Hasta que la asociación ya no me acepte 1 1,58
Hasta que me muera 1 1,58
Aprender a leer y escribir 2 3,17
Un nivel que me permita trabajar 1 1,58
Total 63
Opinión del marido acerca de los deseos de su mujer en relación con los
niveles de estudios deseados
La pregunta planteada sobre este tema es: «¿Cuál es la opinión de su marido
acerca del nivel que desea alcanzar?» se trata de conocer la opinión del marido en
261
NAJAT NABER
CUADRO 8
Opinión del marido sobre los deseos de su mujer ante la alfabetización
Respuestas Cantidad %
Desea lo mismo que yo 13 19,69
Me apoya 17 25,75
Quiere que llegue a primaria 1 1,51
Únicamente aprender a leer y a escribir 3 4,54
Está en contra ante el hecho de ir a la escuela 1 1,51
Indiferencia 31 46,96
Total 66
— He aprendido a leer y escribir, leer libros de recetas, noto que mi vida ha cam-
biado, se leer el número del autobús y escribir un número de teléfono.
— Mis ojos se han abierto, se hablar mejor, me comunico mejor, que Dios guarde
a nuestra profesora por los esfuerzos que ha hecho, siento incluso una mejoría
en mi estado de salud.
— He hecho nuevas amigas, me siento más feliz, tengo más ideas, ha cambiado
mi personalidad.
— Además de leer y escribir pudo escribir un número de teléfono, leer el número
del autobús, siento que mi salud ha mejorado.
— He descubierto la vida y la entiendo mejor, me entiendo mejor con mi ma-
rido.
— Puedo leer todos los anuncios por la calle, tengo más confianza en mi misma,
ya no vivo en la rutina, la clase me gusta y me siento feliz al encontrarme con
mi profesora y con mis amigas.
262
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
263
NAJAT NABER
264
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
CUADRO 9
Resumen del programa de Educación Informal de niños 2003 /2008
265
NAJAT NABER
CUADRO 10
Cantidad de mujeres asistentes a Formación Profesional
Curso 2004/2005 2005/2006 2006/2007 2007/2008
Nº de alumnas 15 22 32 33
Las mujeres asistentes a los cursos de alfabetización han podido también be-
neficiarse de las actividades de la formación profesional una vez por semana; es-
tas actividades han podido darse de manera gratuita gracias a los voluntarios de la
asociación.
266
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
267
NAJAT NABER
CUADRO 11
Número de mujeres asistidas por este servicio
Año 2003 2004 2005 2006 2007 2008 hasta el mes 6º Total
Cantidad 6 133 308 627 469 224 1.767
CUADRO 12
Ayuda a mujeres en dificultades, desde el 2003 hasta el 2007:
Número de expedientes tramitados
Tipo de violencia sufrida Número de expedientes Observaciones
— Pensión alimenticia de los hijos, 505 Violencia económica contra la
hijas y de la madre carente de recursos mujer y los hijos e hijas
— Mujer expulsada del hogar 193
conyugal
— Violación y secuestro 68 Violencia sexual y física
— Expulsión abusiva del trabajo 8 Por razones relativas a agresio-
nes sexuales
— Toda clase de violencias 736 Golpes, secuelas, indelebles
— Violencia con resultado de muerte 6 Homicidios
— Acusación de adulterio 51 Subterfugios para privar a la mu-
jer de los derechos que le perte-
necerían en caso de divorcio
— Diversos casos sociales 113 Violencia basada en el género
— Malos tratos en lugares públicos 7 Violencia en el interior de un
establecimiento público
— Solicitud de divorcio 174 Servicio económico, y psicoló-
gico
— Derecho de custodia 36 Ignorancia completa de derechos
— Consultoría jurídica 181 Ignorancia completa de derechos
TOTAL 2.078
268
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
A MODO DE CONCLUSIÓN
Consideramos que los objetivos que nos hemos fijado dentro del proyecto es-
tán ampliamente cumplidos, a pesar de las dificultades encontradas en su co-
mienzo por darnos a conocer y convencer a los diferentes beneficiarios de la im-
portancia de estas acciones, tanto en lo relativo a la educación informal como a la
alfabetización de mujeres.
A lo largo del proyecto un total de 982 mujeres se han beneficiado del pro-
grama de alfabetización. Hemos enfocado esta acción con una visión global de las
necesidades en materia de educación de la mujer. Por este motivo hemos organi-
zado sesiones de sensibilización sobre los diferentes problemas que afectan diaria-
mente a las mujeres. Estas sesiones sobre educación sanitaria, jurídica, cívica y re-
ligiosa han tenido efectos muy positivos en la emancipación de las mujeres. En
este mismo marco de ideas, la elección de temas para las sesiones de escritura y
lectura siempre han sido hechas de una manera lógica, de forma que siempre res-
pondiesen a necesidades en materia de educación femenina con una pedagogía
adaptada a personas adultas. Como correctamente lo han expresado las mujeres
en nuestras encuestas de estudio del impacto, nuestra asociación ha llegado a ser
un lugar, no solamente para aprender a leer y a escribir sino un lugar de encuen-
tro de las mujeres con sus profesoras y con los miembros de la asociación con los
que ellas han ido creando unas relaciones muy cercanas.
La formación profesional ha ofrecido también a las mujeres una oportunidad
de adquirir unos conocimientos que les permitiese colocarse en un punto de par-
tida relativamente autónomo desde el punto de vista material y con muchos pro-
yectos de futuro. Estas últimas exponen sus obras en las fiestas de final de curso y
en algunas ocasiones la Asociación no ha dudado en organizar exposiciones en las
que puedan vender sus creaciones.
En cuanto a la experiencia de educación informal ha sido esta muy rica ya
que ha permitido la reintegración en el sistema de Educación Formal a un con-
junto de 199 entre alumnos y alumnas que iban a estar privados de la escolariza-
ción por falta de medios. Lo que se oye acerca de nuestros alumnos de educación
informal es muy positivo, nuestro alumnado consigue regularmente terminar sus
estudios gracias a su determinación a estudiar y también gracias a volver a alcan-
zar el nivel que tuvieron antes de pasar a la educación informal. Es necesario se-
ñalar que este hecho ha superado grandes dificultades, entre las cuales una de las
más grandes ha sido convencer a los padres y madres para volver a inscribir a sus
hijos e hijas, después de esa ruptura con la escolarización, a pesar de las promesas
de que correremos con los gastos de los diversos materiales escolares. La necesidad
de mano de obra agrícola es una prioridad, lo cual se nota mucho en los índices
de absentismo durante las estaciones de recolección o de labores agrícolas.
Es importante señalar lo provechoso que resulta para los profesores y profe-
soras la realización de este proyecto. En efecto, varios de entre ellas y ellos han po-
dido casarse y crear un hogar y tener hijos. Como lo ha señalado una de las pro-
fesoras de alfabetización en el transcurso del cobro de su primer salario, en un
269
NAJAT NABER
BIBLIOGRAFÍA
RAPPORT NACIONAL 2003: La Alfabetización de adultos en Marruecos
(bakance del periodo 1997-2003); Conferencia internacional sobre la educación
de adultos (CONFINTEA V). Bangok-Taillande-Septiembre 2003.
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los objetivos de desarrollo del milenio. Un caso práctico: Proyecto de alfabetiza-
ción en Marruecos. Mujeres en un mundo global; XVI Jornadas de Investigación
Interdisciplinaria. Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid; pp. 245-
263.
270
DESARROLLO SOCIOCULTURAL DE LAS MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS EN LA PROVINCIA DE DOUKKALA…
ANEXO 1 : CUESTIONARIO
ESTUDIO SOBRE EL IMPACTO DE LA ALFABETIZACIÓN EN LAS MUJERES
Nombre: Edad del marido:
Apellido: Profesión del marido:
Edad: Número de hijos e hijas que trabajan:
Casada-viuda-divorciada-soltera: Casa: en propiedad en alquiler
Número de hijos e hijas: Número de habitaciones:
Número de hijos e hijas escolarizados: Medio de transporte:
Nivel más alto de escolarización: Comunicación: teléfono, fijo, móvil
Internet.
Lavadora, nevera, ducha caliente , ducha fría
Visita al médico: privada, pública
¿Realiza ahorros personales?
— ¿Cómo se ha enterado de la existencia de Assana?
— Opinión del marido sobre los cursos de alfabetización:
— Opinión de los hijos e hijas:
— Opinión del entorno familiar:
— Opinión de los vecinos y vecinas
— ¿Qué mejoras ha notado en su vida con la alfabetización?
— ¿Habla con su marido de lo que aprende en la asociación?
— ¿Qué esperaba de la asociación antes de comenzar los cursos?
— ¿Esperaba aprender otras cosas además de leer, escribir y contar a su llegada a la aso-
ciación
— ¿Hay personas que os ayudan en vuestros deberes en casa?
— ¿Ha sentido alguna influencia de vuestra alfabetización en los siguientes campos?:
* En vuestra salud
* Comunicación (relación con vuestro marido y con vuestros hijos e hijas, com-
portamiento frente a los medios de comunicación, radio, televisión)
* Administración económica de vuestro hogar
*Alimentación
— ¿Qué factores os limitan más para vuestra enseñanza?
— ¿Qué nivel de estudios deseas conseguir?
— ¿Qué opina vuestro marido sobre estas aspiraciones?
271
EL DERECHO A LA INFANCIA: LA
SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL
MUNDO. LOGROS Y AVANCES
Esperanza Ochaíta1,
Mª Ángeles Espinosa Bayal2
y Ricardo García3
Instituto universitario UAM-
UNICEF de «Necesidades y
derechos de la infancia y la
adolescencia «(IUNDIA).
1. INTRODUCCIÓN
El propósito de este artículo es ofrecer al lector o lectora un pequeño texto que
resuma la situación desigual que todavía hoy, en el año 2008, cuando faltan tan sólo
siete para la fecha en que han de cumplirse los Objetivos del Desarrollo del Milenio
de Naciones Unidas, tienen la mayor parte de las niñas y las mujeres del mundo. Nos
proponemos, por tanto, denunciar carencias y desigualdades de género que persisten
y menoscaban los derechos de las mujeres y las niñas, pero también poner de mani-
fiesto los logros y avances conseguidos en el avance hacia mayores cotas de igualdad.
273
ESPERANZA OCHAÍTA, Mª ÁNGELES ESPINOSA, RICARDO GARCÍA
274
EL DERECHO A LA INFANCIA: LA SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL MUNDO. LOGROS Y AVANCES
CUADRO 1
Objetivo 3: promover la igualdad entre los géneros
y el «empoderamiento» de la mujer
La igualdad entre los géneros es un derecho humano y es esencial para la consecución de los Obje-
tivos de Desarrollo del Milenio. Se trata de un requisito indispensable para superar el hambre, la po-
breza y las enfermedades. Igualdad entre los géneros implica igualdad en todos los niveles de la edu-
cación y en todos los ámbitos de trabajo, el control equitativo de los recursos y una representación
igual en la vida pública y política.
Es crucial lograr la paridad en la educación (en la educación primaria y niveles siguientes) para que
las mujeres participen plenamente en la sociedad y en la economía mundial. Sin embargo en de-
masiados países las niñas quedan rezagadas. Entre los numerosos beneficios de una educación de ca-
lidad se encuentra la seguridad que entraña un empleo remunerado, pero con demasiada frecuencia
las mujeres son relegadas a puestos mal pagados y que no brindan seguridad. Aunque ha aumentado
el porcentaje de mujeres que ocupan empleos remunerados en los sectores no agrícolas, en muchas
regiones siguen representando una pequeña minoría de los trabajadores asalariados, con una repre-
sentación excesiva en el sector informal.
Un elemento clave de la potenciación de la mujer es el ejercicio de un poder de decisión en pie de
igualdad con el hombre en los campos que afectan a su vida (desde la familia a los niveles más altos
de gobierno). Aunque la representación de la mujer en los parlamentos nacionales ha ido aumen-
tando a un ritmo estable desde 1990, las mujeres siguen ocupando tan sólo el 16% de los escaños
en todo el mundo.
Meta: Eliminar las desigualdades entre los géneros en la educación primaria y secundaria, prefe-
riblemente para el año 2005 y en todos los niveles de la educación antes de fines del 2015.
— Las niñas siguen estando rezagadas respecto de los niños en la matriculación escolar.
— Las disparidades de género tienden a aumentar en los niveles más altos de educación.
— Las mujeres ocupan una proporción menor de trabajos remunerados que los hombres.
— Más mujeres que hombres ocupan puestos de poco prestigio.
— Los hombres dominan la adopción de decisiones en los niveles más altos.
Fuente: Naciones Unidas (http://un.org/spanish/millenniumgoals/goal_3.htm)
que, también en mayor medida que los chicos, sufren maltrato, explotación, vio-
lencia y falta de información sobre la salud sexual y reproductiva, incluida la re-
lativa al VIH/SIDA. La mutilación/ablación genital femenina, absolutamente in-
compatible con la salud y la autonomía de las mujeres, se produce principalmente
en países del África subsahariana, Oriente Medio, África del norte y algunas par-
tes del sudeste de Asia. Se calcula que entre las mujeres que están actualmente vi-
vas, más de 130 millones han sufrido esta terrible mutilación. El matrimonio in-
fantil –el que tiene lugar antes de los 18 años–, ha afectado al 36% de las mujeres
que en 2007 tenían entre 20 y 24 años, especialmente en Asia meridional y en el
África subsahariana donde es una costumbre muy arraigada y, por tanto, de difí-
cil modificación. Alrededor de 14 millones de adolescentes entre 15 y 19 años tie-
nen hijos todos los años, lo que en buena parte se derivada de esos matrimonios
prematuros. La maternidad de las niñas, no sólo es nociva para ellas, sino también
para sus propios bebés. Las niñas menores de 15 años tienen cinco veces más pro-
babilidades de morir durante su embarazo que las mujeres mayores de 20 y, si una
madre tiene menos de 18 años, la probabilidad de que su bebé muera en el pri-
275
ESPERANZA OCHAÍTA, Mª ÁNGELES ESPINOSA, RICARDO GARCÍA
mer año es un 60% mayor que cuando ha cumplido los 19. Por otra parte si-
guiendo los datos la Organización Mundial de la Salud que utiliza UNICEF en
su Estado Mundial de la Infancia (EMI) de 2007, 150 millones de niñas y 75 de
niños menores de 18 años sufrieron en 2002 relaciones sexuales forzosas y otras
formas de violencia física y sexual. Finalmente hay que señalar que alrededor de
1,8 millones de niñas y niños están, por diversas razones, atrapados en el comer-
cio sexual.
Las tradiciones culturales y la desinformación dañan la salud sexual de las
adolescentes. En el año 2005 había en el mundo 30 millones de personas con
VIH, de las que alrededor de la mitad eran mujeres; pero además en zonas como
África y el Caribe las jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años
son seis veces más propensas a infectarse que los jóvenes de su misma edad por dos
razones fundamentales. La primera de índole fisiológica hace que las mujeres ten-
gan el doble de probabilidades que los hombres de infectarse con el VIH durante
el acto sexual; la segunda es de índole social y cultural: el analfabetismo y las ca-
rencias educativas hacen que muchas mujeres en el mundo carezcan de informa-
ción sobre el VHI/SIDA y, cuando la tienen, su desigualdad respecto a los hom-
bres no les permite en modo algunos negociar las condiciones de su relación
sexual. Y este gran problema del VIH/SIDA es transmitido también de las ado-
lescentes a sus hijos e hijas que pueden infectarse durante el embarazo, el parto o
la lactancia, de tal manera que en 2005 más de 2 millones de niñas y niños de 14
o menos años vivían con el VIH.
En la etapa de la maternidad y en la edad madura de las mujeres se combi-
nan los efectos perniciosos de la pobreza y la desigualdad. Más de medio millón
de mujeres mueren al año a consecuencia de complicaciones en el embarazo y en
el parto y ello sucede en el 99% de los casos en los países en desarrollo y más del
90% en África y Asia. Así, una de cada 16 mujeres de África Subsahariana morirá
como consecuencia del embarazo y el parto, mientras que en los países industria-
lizados sólo lo hará una de 4.000. Esto plantea asimismo graves problemas para
la infancia de estas zonas ya que los recién nacidos huérfanos tienen de 3 a 10 ve-
ces más posibilidades de morir que aquellos que no lo están. La tabla 1 muestra
la situación de las mujeres en las distintas regiones del mundo, esperanza de vida,
utilización de anticonceptivos y atención prenatal y en los partos.
Por último, las mujeres en la vejez sufren una doble discriminación de género
y de edad. Dado que suelen vivir más que los hombres, que en muchos casos ca-
recen del control de los recursos económicos y que en general, las leyes no les per-
miten heredar o tener propiedades, pueden estar sumidas en graves niveles de po-
breza en la última etapa de su vida. Sin embargo, el papel de las abuelas es muy
importante en las familias, tanto por su experiencia en todo lo relativo a la salud
materno-infantil, como por asumir el cuidado de los nietos cuando las madres tra-
bajan o cuando mueren precozmente en el parto o enfermedades como el
VIH/SIDA.
A continuación vamos a repasar, de forma resumida, los principales proble-
mas que tienen las niñas y las mujeres en el mundo, haciendo especial énfasis en
276
EL DERECHO A LA INFANCIA: LA SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL MUNDO. LOGROS Y AVANCES
TABLA 1
Salud reproductiva y sexual de las mujeres en las distintas regiones
del mundo (UNICEF, 2008)
las metas Naciones Unidas para el 2015, esto es: los logros y retos educativos, la
situación en el hogar, en el trabajo, en la política y en la gestión pública.
277
ESPERANZA OCHAÍTA, Mª ÁNGELES ESPINOSA, RICARDO GARCÍA
TABLA 2
Resumen de la situación de la educación de las niñas y los niños en las
diferentes regiones del mundo 1997/2000 (UNICEF 2004)5
% de
Tasa neta
Tasa neta de alumnado de escolarización Tasa neta de
REGIONES escolarización Tasa neta de enseñanza asistencia
asistencia a la enseñanza
enseñanza primaria que secundaria escuela
primaria escuela primaria alcanza el 5º secundaria
(bruta)
grado
hombre mujer hombre mujer Datos admi- hombre mujer hombre mujer
nistrativos
África
63 58 58 54 65 29 23 – –
subsahariana
África oriental
– – – – – – –
y meridional
África
occidental y – – – – – –
central
África
septentrional y 83 75 82 74 93 68 62 – –
Oriente Medio
Asia meridional 80 65 76 68 66 53 39 – –
Asia oriental y
93 92 – – 94 65 61 – –
Pacífico
América Latina
96 94 91 91 77 82 87 – –
y el Caribe
EC/CEI y
Estados 88 84 79 76 – 81 78 – –
Bálticos
Países
96 97 – – – 105 108 – –
industrializados
Países en
84 77 74 70 79 59 52 – –
desarrollo
Países menos
67 67 58 53 66 30 25 – –
adelantados
MUNDO 85 79 74 79 80 65 59 – –
278
EL DERECHO A LA INFANCIA: LA SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL MUNDO. LOGROS Y AVANCES
TABLA 3
Resumen de la situación de la educación de las niñas y los niños en las
diferentes regiones del mundo 2000/2006 (UNICEF 2008)6
% de
Tasa neta de alumnado de Tasa neta Tasa neta de
Tasa neta de
REGIONES escolarización enseñanza escolarización asistencia
enseñanza asistencia a la primaria que enseñanza escuela
escuela primaria
primaria alcanza el 5º secundaria secundaria
grado
hombre mujer hombre mujer Datos admi- hombre mujer hombre mujer
nistrativos
África
75 70 64 60 70 37 30 25 22
subsahariana
África oriental
83 81 66 67 69 41 35 20 19
y meridional
África
occidental y 68 59 62 55 71 34 25 30 25
central
África del norte
y Oriente 86 81 89 86 88 74 68 54 52
Medio
Asia meridional 90 83 81 79 72 56 46 55 50
Asia oriental y
98 97 91 92 84 72 72 60 63
Pacífico
América Latina
95 94 90 91 85 85 92 – –
y el Caribe
EC/CEI 91 89 93 91 97 90 86 80 78
Países
95 96 – – – 102 103 – –
industrializados
Países en
90 85 80 78 77 63 59 50 46
desarrollo
Países menos
80 75 65 63 67 36 29 26 24
adelantados
MUNDO 91 87 80 78 78 68 64 50 47
279
ESPERANZA OCHAÍTA, Mª ÁNGELES ESPINOSA, RICARDO GARCÍA
de las regiones del mundo ha mejorado notablemente, especialmente para las ni-
ñas. Como señala el EMI de 2007, las diversas conferencias mundiales que ter-
minaron en 1995 con la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, así
como la ratificación en septiembre de 2006, de la Convención para la eliminación
de todas las formas de discriminación contra la mujer un total de 184 países, han
dejado establecido la importancia de conseguir la autonomía de las mujeres para
lo cual, como ya se ha dicho, es imprescindible la educación.
Si se comparan las tablas 3 y 4 puede comprobarse que la tasa de escolariza-
ción en la escuela primaria ha aumentado muy notablemente en el África subsa-
hariana tanto para los niños como para las niñas, aunque los porcentajes de esco-
larización de las segundas sigan siendo más bajas que las de sus compañeros.
También ha crecido la asistencia real de chicos y chicas a las escuelas de primaria,
aunque todavía se sitúe en cotas bajas (64% los primeros y 60% las segundas. Au-
mentos importantes se han conseguido en Asia Meridional, especialmente para las
niñas, con un porcentaje de 83% de mujeres escolarizadas en 2000/2006 frente
al 65% del 1997/2000. Si consideramos el total de los países del mundo, el in-
cremento de la escolarización y de la asistencia es muy notable, aunque práctica-
mente siempre los porcentajes de niñas sean más bajos que los de los niños.
Cuando analizamos los datos correspondientes a la etapa de escolarización se-
cundaria la situación es diferente. Son todavía muy pocos los y las adolescentes
matriculados en la escuela secundaria en las diferentes zonas de África, especial-
mente en la región subsahariana y aún menos los que asisten regularmente a esa
escuela. En Asía Meridional ha aumentado, especialmente la matriculación de las
chicas, aunque solo asistan a los centros el 50% de las alumnas. Considerando el
total de los países en desarrollo también han aumentado los porcentajes de ma-
trícula del 59% al 63% para los chicos y del 52% al 59% para las chicas, aunque
las tasas de asistencia de estas últimas no llega al 50% (46%). Los datos son aún
peores para los países menos adelantados, que apenas han aumentado respecto a
1997/2000 las tasas de escolarización y asistencia a la educación secundaria, de tal
manera que tan sólo el 26% de los adolescentes varones y el 24% de las mujeres
asisten regularmente a la escuela.
En consecuencia, aunque son importantes los logros en la consecución de los
Objetivos del Milenio en lo que se refiere a la universalidad de la educación pri-
maria, todavía queda mucho terreno por recorrer para lograr que los chicos y es-
pecialmente las chicas consigan obtener los niveles educativos correspondientes a
la etapa secundaria. Y sin embargo los avances educativos son imprescindibles
para el progreso de los pueblos y las naciones, para lograr romper el círculo vicioso
de la pobreza, la exclusión social y las carencias educativas.
El lado opuesto de la educación lo constituye el trabajo infantil. Según esti-
maciones recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2008)
existen en el mundo de 218 millones de niñas y niños trabajadores, lo que supone
que uno de cada siete niños trabaja. A pesar de lo anterior, la OIT señala que ha
descendido en el último decenio en un 11%. Del total de niños y niñas que rea-
lizan trabajo infantil hay un porcentaje algo mayor de niños que de niñas. En con-
280
EL DERECHO A LA INFANCIA: LA SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL MUNDO. LOGROS Y AVANCES
creto, de acuerdo con los datos que periódicamente publica el IPEC7como parte
del cumplimiento del Convenio 182 y la Recomendación 190, más del 56% de
los niños de 10 a 14 años que trabajan son varones. Sin embargo, la misma enti-
dad señala que existen indicadores suficientes como para poder afirmar que hay
un mayor porcentaje de niñas que realizan trabajos invisibles, peligrosos y explo-
tadores, muy difíciles de reflejar en las estadísticas. Los Organismos Interna-
cionales ponen de manifiesto que la no satisfacción de necesidades básicas que su-
fren los niños y niñas que trabajan afecta por igual a unos y a otras, aunque estas
últimas tienen problemas adicionales tan graves como el acoso sexual, la mater-
nidad temprana y la transmisión de enfermedades sexuales. Además, las niñas tra-
bajan más horas que los niños ya que a las labores externas se une el trabajo que
también realizan dentro del hogar. La OIT estima que del total de niñas y niños
trabajadores que existen actualmente en el mundo, 180 millones realizan traba-
jos peligrosos, y entre 50 y 60 millones trabajan en condiciones extremadamente
peligrosas. Asia es la región que cuenta con más trabajo infantil (el 41% de los ni-
ños y niñas), seguida de África (21%), y América Latina y el Caribe (16%).
281
ESPERANZA OCHAÍTA, Mª ÁNGELES ESPINOSA, RICARDO GARCÍA
lor al hombre que a la mujer. Pero además los elementos principales que deter-
minan la toma de decisiones de los hogares incluyen el control de los ingresos y
los bienes, la edad, el nivel educativo y el acceso a la enseñanza. Está discrimina-
ción de las mujeres no sólo perjudica su propia salud y su autonomía, sino que in-
cide muy negativamente en sus hijos y, sobre todo, en sus hijas. Según señala
UNICEF en 2007, las familias en las que las decisiones son tomadas por las mu-
jeres, se destinan más recursos a los hijos e hijas, de tal manera que mejora su su-
pervivencia, su alimentación y su asistencia a la escuela, como se resume a conti-
nuación.
Las mujeres consideran prioritaria la nutrición de su prole lo que resulta in-
dispensable para mejorar la situación de la infancia en los países empobrecidos
donde uno de cada cuatro niños y niñas –alrededor de 146 millones– menores de
cinco años tienen un peso inferior al normal con las consecuencias que ello tiene
para el desarrollo de enfermedades. De acuerdo con un estudio citado en el EMI
de 2007 y hecho por el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Política
Alimentaria existe un vínculo claro entre las diferencias regionales en nutrición in-
fantil y la capacidad de las mujeres para tomar decisiones. El mismo estudio llegó
a la conclusión de que si las mujeres tuvieran la misma capacidad que los hombres
para tomar decisiones, la incidencia del bajo peso infantil, disminuiría hasta trece
puntos porcentuales. Asimismo, al ser las mujeres las cuidadoras principales de los
y las hijas, suelen ser las primeras en reconocer las enfermedades infantiles y pro-
curar su tratamiento. Consideran también prioritaria la salud, si bien en muchos
casos no pueden decidir llevar a un niño al médico, comprarle medicamentos o
buscar atención para su propio embarazo al ser estos asuntos atribuidos al marido
o a la madre de éste o al no poder salir solas de casa. Los diversos estudios revisa-
dos por UNICEF en el EMI anteriormente citado, revelan que los países o comu-
nidades en los que las mujeres que pueden tomar decisiones en el ámbito de la sa-
lud, tienen menores tasas de enfermedades y de mortalidad infantil.
Aunque los estudios sobre las relaciones entre la autonomía de las mujeres y
la educación de la infancia están en sus inicios, existe alguna evidencia empírica
que demuestra la relación entre la capacidad para tomar decisiones y la asistencia
de los hijos –y sobre todo de las hijas– a la escuela. Así por ejemplo, existen datos
de UNICEF sobre este tema en el África subsahariana cuyos resultados señalan
que el 73% de los hijos e hijas de madres instruidas acudían a la escuela, en com-
paración con el 51% de las que carecían de instrucción. Igualmente, otro trabajo
desarrollado con familias pobres de Brasil, reveló que las hijas cuyas madres que
han tenido un cierto nivel de instrucción formal y pueden tomar decisiones, tie-
nen mayores posibilidades de ir a la escuela y no realizar trabajo infantil.
En los últimos años se ha avanzado mucho la incorporación de las mujeres al
trabajo fuera del hogar (en el año 2005, las mujeres constituían casi el 40% de la
población mundial económicamente activa) aunque aún queda mucho camino
por recorrer para conseguir la igualdad de mujeres y hombres en el empleo y para
conciliar entre ambos, la vida familiar y la laboral, incluso en los países desarro-
llados. Por ejemplo, en España donde, como sabemos, existen permisos de ma-
282
EL DERECHO A LA INFANCIA: LA SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL MUNDO. LOGROS Y AVANCES
TABLA 4
Porcentaje de comparación del salario de mujeres y hombres en trabajos
no agrícolas en las diferentes regiones del mundo
Oriente Medio y África Septentrional (4 países) 81%
Países de Asia Oriental y el Pacífico (6) 80%
Países industrializados (22) 80%
Países en transición (10 países) 76%
América Latina y el Caribe (8 países) 73%
África Susahariana (4 países) 70%
Como puede observarse en la tabla 4, las mujeres ganan menos y suelen tra-
bajar más que los hombres también en los países desarrollados. En España, según
una encuesta de uso del tiempo del Instituto de la mujer, en 2006 las mujeres de-
dicaban 5 horas y 59 minutos al trabajo doméstico y los hombres 2h 20, y la bre-
cha salarial total (diferencia porcentual entre los salarios de mujeres y hombres) en
2002 era de 26,88. Hay que señalar además, que las mujeres no sólo obtienen me-
nos ingresos en el trabajo que los hombres, sino que también suelen tener menos
propiedades; junto con la falta de control de los ingresos domésticos a que se ha
aludido anteriormente, las legislaciones de muchos países privan a las mujeres del
derecho a la adquisición de bienes y de la posibilidad de heredar cuando el ma-
trimonio se disuelve o el esposo muere, con los consiguientes problemas de po-
breza y exclusión para sus hijos e hijas.
Finalmente hay que señalar que, dado que en la mayor parte de las regiones
del mundo, los hombres no comparten las tareas domésticas con las mujeres –o
lo hacen en muy pequeña medida– y dado que, además, existen pocos recursos
disponibles para el cuidado de los más pequeños, el trabajo de las madres puede
poner en riesgo la educación de los hijos y especialmente la de las hijas. En este
283
ESPERANZA OCHAÍTA, Mª ÁNGELES ESPINOSA, RICARDO GARCÍA
sentido, hay que llamar la atención sobre la necesidad de que existan buenas es-
cuelas infantiles en los distintos países del mundo –en la medida de lo posible gra-
tuitas– que hagan posible el trabajo de mujeres y hombres y que a la vez den una
educación de calidad a los niños y niñas desde las primeras etapas de su vida.
Los estudios realizados sobre el trabajo infantil muestran que las niñas son a
menudo privadas de su derecho a la educación, al juego y al ocio y encargadas
muy prematuramente de los duros trabajos domésticos. Incluso en España, en
una investigación sobre el trabajo y la ayuda infantil realizada por el equipo de las
autoras de este artículo, se puso de manifiesto que del porcentaje de niños y ni-
ñas que ayudaban a sus padres más de tres horas diarias en diversas tareas relacio-
nadas con los trabajos de éstos (algo menos del 6%), la mayor parte eran niñas
que ayudaban en las tareas domésticas (Ochaíta, Espinosa y Calvo, 1999 y 2000).
Pasemos, por último a analizar la situación de las mujeres en la política y en
la gestión pública, teniendo en cuenta que, como señala UNICEF en 2007, las
mujeres que participan en política pueden ser eficaces defensoras de los derechos
de las propias mujeres y de los de la infancia. No obstante, como es sabido, la par-
ticipación de las mujeres en política sigue siendo limitada. A pesar de que, como
puede verse en el cuadro 1, la presencia de las mujeres en los parlamentos es un
propósito clave del tercer Objetivo del Milenio, actualmente todavía están muy
poco presentes en este nivel político. En julio de 2006 eran menos del 17% de to-
dos los parlamentarios del mundo. Diez países no tienen mujeres parlamentarias
y en más de 40, representan menos del 10% del colectivo. Los Estados Árabes tie-
nen las tasas más bajas, mientras que en los países nórdicos son mujeres alrededor
del 40% de los miembros del parlamento. España, en la presente legislatura, se
acerca a estos países con un 36,29% de mujeres parlamentarias en el Congreso
(43% del partido socialista y 30% del popular). En las carteras ministeriales exis-
ten aún menos mujeres que en los parlamentos. En Enero de 2005, ocupaban 858
en 183 países, tan solo el 14,3% de los ministros de los gobiernos de todo el
mundo. Diecinueve gobiernos no tenían mujeres ministras y, en los que si las te-
nían, generalmente no eran más de tres. En 2006, solo Chile, Suecia y España te-
nían paridad en las carteras ministeriales (UNICEF, 2007). Pero son los gobier-
nos municipales los que están más cerca de la ciudadanía, y en consecuencia, los
más próximos a los problemas de las mujeres y de la infancia. Sin embargo, se es-
tima que tan solo alrededor del 9% de los alcaldes del mundo eran mujeres. En
España, a pesar de los logros a nivel ministerial y parlamentario, la presencia fe-
menina de alcaldesas solo llegaba al 14% en 2007.
De todo lo anterior se deduce que aún estamos lejos de alcanzar la igualdad
entre hombres y mujeres en los contextos de toma de decisiones políticas. A pe-
sar de que los obstáculos legales para acceder a tales contextos han sido elimina-
dos en la mayor parte de los países, eso no produce automáticamente el cambio.
Existen fuertes estereotipos culturales sexistas que inciden en la familia en la es-
cuela y en la cultura que es necesario eliminar de forma activa.Como muestra la
tabla, las actitudes de la población de los distintos países encuestados en relación
con la capacidad política de las mujeres sigue mostrando –aunque en diferente
284
EL DERECHO A LA INFANCIA: LA SITUACIÓN DE LAS NIÑAS EN EL MUNDO. LOGROS Y AVANCES
TABLA 5
Porcentaje de personas que considera que los hombres son mejores
dirigentes políticos que las mujeres en las diferentes regiones del mundo
Oriente Medio y África del Norte (7 países) 77%
África subsahariana (4 países) 59%
Asia meridional (3 países) 58%
Asia Oriental y el Pacífico (6 países) 55%
América Latina y el Caribe (5 países) 35%
Para terminar, señalar los factores clave que, de acuerdo con UNICEF (2007)
van a garantizar la participación de las mujeres en la política:
• Educación de las niñas: garantizar a las niñas el acceso y la asistencia a una
escuela primaria y secundaria de calidad.
• Apoyo de los hombres: dado que son ellos los que están en el poder de
forma mayoritaria en la casi la totalidad de los países del mundo, las inicia-
tivas de género precisan el apoyo masculino, especialmente el de los parla-
mentarios y líderes políticos.
• Cuotas: los logros de acceso a la política de las mujeres se han llevado a cabo
en muchos casos –como lo ha sido en nuestro país. Como se señala desde
la filosofía del derecho, las cuotas –y otras formas de discriminación posi-
tiva son perfectamente justificables para «hacer igual lo que es desigual».
BIBLIOGRAFÍA
Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (1989). Nueva
York: Asamblea General de Naciones Unidas.
Convención sobre la erradicación de todas las formas de discriminación contra las
mujeres (1979). Nueva York: Asamblea General de Naciones Unidas.
Declaración y Plan de Acción de la Sesión Especial de Naciones Unidas a favor
de la Infancia (2002). Nueva York: Asamblea General de Naciones Unidas.
IPEC (2008). La acción del IPEC contra el trabajo infantil 2006-2007. Avan-
ces y prioridades futuras. Información de las actividades del IPEC. OIT: Ginebra.
OCHAÍTA, E. y ESPINOSA, M.A. (2004). Hacia una teoría de las necesidades in-
fantiles y adolescentes. Necesidades y derechos en el marco de la Convención de Na-
ciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Madrid: McGraw-Hill-UNICEF.
285
ESPERANZA OCHAÍTA, Mª ÁNGELES ESPINOSA, RICARDO GARCÍA
286
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS
DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y
RECOMENDACIONES A PARTIR DEL
CASO MEXICANO
Begoña Leyra Fatou1
Coordinadora del Magíster en
Género y Desarrollo del Instituto
Complutense de Estudios
Internacionales (ICEI).
Universidad Complutense de
Madrid (UCM).
1. INTRODUCCIÓN
Los derechos de la infancia son, a todas luces, uno de los derechos que más
se han promocionado y reactivado por parte de gobiernos, agencias de desarro-
llo y sociedad civil en las últimas décadas. De igual modo, los derechos de las
mujeres, gracias al movimiento y reflexión feminista, han desarrollado una im-
portante expansión que poco a poco va aportando elementos para un mundo
más justo e igualitario. Sin embargo, a través de estas páginas se pretende refle-
xionar, de manera concreta y específica, acerca de la situación de las niñas, quie-
nes han ocupado dentro del auge de políticas y derechos de la infancia y de las
mujeres un segundo lugar, que las ha llevado de manera implícita a una pro-
funda «no significación».
Las niñas dentro del colectivo de la infancia han quedado subsumidas en el
universal de los «niños», estando en la mayoría de las ocasiones invisibilizadas en
287
BEGOÑA LEYRA FATOU
generalizaciones que poco o nada tienen que ver con sus condiciones y caracte-
rísticas específicas. Dentro del grupo diverso de mujeres, las niñas no han sido,
hasta hace algo más de una década, consideradas como otro colectivo más sus-
ceptible de reflexión y de reivindicación. Este artículo, más que una crítica a las
ausencias y supuestos conceptuales, pretende ofrecer (a partir del análisis de caso)
algunos elementos que ayuden a que ese proceso de «estar a medio camino» ter-
mine de forjarse, siendo consideradas las niñas como «niñas en el presente» y
como «mujeres en el futuro» y en todos los casos, como sujetos plenos de derechos
y oportunidades.
El niño y la niña han sido, por mucho tiempo, sujeto de interés de diferen-
tes disciplinas como la pedagogía, la psicología o la sociología, pero es difícil en-
contrar un estudio histórico en profundidad de lo que ha sido la percepción de la
infancia y sus diferentes concepciones. El historiador Philippe Ariès (Ariès, 1986),
que constituye un punto de referencia en la investigación histórica de la infancia,
argumenta que ésta ha permanecido en la sombra durante bastantes siglos, y que
ha tenido una gestación gradual surgiendo lentamente en la segunda parte de la
Edad Media e imponiéndose desde el siglo XIV como un movimiento en cons-
tante progresión, dinámica que está ligada a la familia y a la mejora de la escuela.
Asimismo, la historia de la infancia ha sido constituida por dosis de ternura (las
diferentes formas de mimar) y de severidad (en las diferentes formas de educar)
(Ariès, 1960). Centrados en la hipótesis de Ariès, otros estudios históricos me-
dievales han perpetuado la teoría de la carencia del concepto de infancia, argu-
mentando que a partir de los siete años el niño o niña entraría directamente en la
comunidad adulta, y no será hasta el siglo XVI, cuando se estudien los compor-
tamientos infantiles. Toda esta corriente de trabajo en torno al concepto de in-
fancia en el Medievo se puede denominar bajo el epígrafe teoría de la indiferencia
(Gutiérrez y Pernil, 2004).
Por otra parte, están las aportaciones de Lloyd DeMause (DeMause, 1982)
(en sus estudios de la infancia en los siglos IX al XIII), en las que plantea que la
infancia no se admite más que dentro de una fase de periodización, de transfor-
mación gradual en la relación persona adulta-niño o niña. El niño o la niña no
sólo se percibe como un bien, como una propiedad de sus familias, sino como un
ser con derechos propios y no habrá que interpretarlo con una simple descripción
de hechos subjetivos, sino que es una persona sobre la que incidirán todos esos
factores para formar un determinado tipo de individuo, que a su vez se constituirá
en sujeto de la historia.
En contraposición a las posturas de Ariés y DeMause, estarían las aportaciones
de Hanawalt y Shulamith Shahar (Gutiérrez y Pernil, 2004), con el planteamiento
de que en la Edad Media sí existía el concepto de infancia como una etapa diferente
en el ciclo de la vida con características propias, y que autores tan distintos y de dis-
tintas épocas como Aristóteles y Agustín de Hipona, ponen de manifiesto el cono-
cimiento de la existencia de los distintos periodos vitales (siendo la infancia uno de
ellos) con anterioridad a la Edad Media. En esta misma línea están las teorías de Po-
llock (1983), cuyo argumento es que siempre ha habido un concepto de infancia,
288
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
dada la dependencia social y biológica del niño o la niña hacia la persona adulta,
pero éste ha sido más elaborado o cambiado a través de los siglos.
A partir de 1989, la Convención sobre los Derechos del Niño (UNICEF,
2006), en su artículo 1 define como niño o niña a toda persona menor de 18 años,
a menos que las leyes de un determinado país reconozcan antes la mayoría de edad.
En algunos casos, los Estados tienen que ser coherentes a la hora de definir las eda-
des para trabajar y para ser parte del sistema educativo. La Convención es estricta
en casos como la condena a pena de muerte estableciendo la prohibición para me-
nores de 18 años y presenta una serie de normas universales a las que todos los pa-
íses pueden adherirse. Los niños y niñas no se consideran propiedad de sus familia-
res ni beneficiarios indefensos de una obra de caridad, son considerados seres
humanos y titulares de sus propios derechos. Según la perspectiva que presenta la
Convención, las niñas y niños son individuos y miembros de una familia y una co-
munidad, con derechos y responsabilidades apropiados para su edad.
2. EL ENFOQUE DE DERECHOS
A partir de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) se instaura
como planteamiento fundamental, la consideración de niños y niñas como suje-
tos de derechos y será este enfoque el que primará en la mayoría de políticas y ac-
ciones orientadas a la infancia. Hoy en día, constituye uno de los enfoques que
más se aplica en los estudios de la infancia y ha supuesto una nueva manera de en-
tenderla, no sólo desde los programas orientados a la intervención con este colec-
tivo, sino en su consideración más profunda.
Según Gaitán y Martínez (2006: 7-8), los niños, las niñas y adolescentes están
en muchas ocasiones en el punto de mira de la población adulta, y la búsqueda de su
bienestar da lugar a múltiples actividades organizadas por ésta, bien sea de forma par-
ticular o bien estructuradas por las diversas instituciones públicas y entidades priva-
das, cuyo interés se centra en proporcionar una mayor calidad de las condiciones de
vida de la infancia. La mayoría de las actividades programadas para el bienestar de la
infancia y adolescencia están guiadas por el principio de su «mejor interés» tal y como
éste es interpretado desde el sector adulto. Aunque, lamentablemente, siguen siendo
limitadas las ocasiones en las que dicha población tiene la oportunidad de expresar
su propia idea respecto a sus intereses, o puede participar en la toma de decisiones de
los asuntos que directamente les conciernen.
La CDN de las Naciones Unidas, incorporada al ordenamiento jurídico de
los países que la han suscrito, introduce, junto a los derechos de protección y de-
rechos de participación de los niños y niñas en la vida social, el cambio de su pa-
pel de receptores pasivos de la benevolencia adulta, por el de individuos respon-
sables de sí mismos, que contribuyen activamente a la construcción del bien
común. Los caminos para alcanzar el objetivo de la plena integración de los niños,
las niñas y los adolescentes en la vida social son diversos, y entre ellos se encuen-
tran las actividades organizadas en forma de planes, programas o proyectos de in-
289
BEGOÑA LEYRA FATOU
290
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
3. INFANCIA Y GÉNERO
En esta línea de carencias, en la mirada de los Estados y las instituciones es-
pecializadas en la infancia y de la propia CDN, es preciso rescatar las aportacio-
nes feministas que han ido vislumbrando algunos ámbitos de análisis que habían
sido silenciados y ocultos por el sesgo androcéntrico de los estudios en torno a la
infancia. Al igual que se considera fundamental plantear en dichos estudios la
perspectiva o el enfoque de derechos, se hace imprescindible incorporar la pers-
pectiva de género, que en muchas ocasiones, incluso cuando se habla concreta-
mente de las niñas, no se tiene en cuenta.
El concepto de género hace referencia a las diferencias sociales, y no biológi-
cas, asignadas a mujeres y hombres. Estas diferencias se van adquiriendo en el pro-
ceso de socialización, evolucionan con el tiempo y varían considerablemente den-
tro de una misma cultura o entre las distintas culturas. El sistema sexo-género es
el conjunto de prácticas, símbolos, valores sociales, representaciones y normas
que las sociedades elaboran a partir de las diferencias sexuales. Este sistema ha de-
terminado tanto la posición social diferenciada para mujeres y hombres como las
relaciones desiguales entre ambos, e históricamente ha generado una situación de
discriminación y marginación de las mujeres (De Barbieri, 1992).
La perspectiva de género plantea la necesidad de solucionar los desequili-
brios existentes entre mujeres y hombres y niños y niñas, como parte de una con-
291
BEGOÑA LEYRA FATOU
cepción de desarrollo que prioriza a las personas y que busca conseguir nuevas re-
laciones igualitarias y equitativas. Supone considerar sistemáticamente las dife-
rencias entre las posiciones, condiciones y necesidades respectivas de las mujeres
y de los hombres en las fases de planificación, ejecución y evaluación de todas las
políticas e intervenciones de desarrollo. La perspectiva de género pone énfasis en
mostrar cómo las diferencias biológicas se convierten en desigualdades sociales y
cómo estas desigualdades colocan a las mujeres y niñas en desventaja con res-
pecto a los hombres y niños. Además de ser una herramienta de diagnóstico, una
metodología para la formulación, seguimiento y evaluación de las políticas o pro-
yectos de desarrollo, la perspectiva de género en el desarrollo tiene un compo-
nente político e ideológico transformador.
La perspectiva de género en los estudios de la infancia permite analizar y
comprender las características que definen a niños y a niñas de manera específica,
así como sus semejanzas y diferencias. El enriquecimiento de la perspectiva de gé-
nero se ha dado como un proceso abierto de creación teórico-metodológica, de
construcción de conocimientos e interpretaciones, incluyendo el análisis de las re-
laciones sociales intergenéricas e intragenéricas privadas y públicas, personales, gru-
pales y colectivas. Desde la perspectiva de género se analizan también las institu-
ciones (civiles, estatales, informales y formales), así como todos los mecanismos
pedagógicos de enseñanza genérica (Lagarde, 1996: 26-33).
Tal y como plantea Eli Bartra (2002), el sesgo androcéntrico y sexista de la in-
mensa mayoría del conocimiento sólo puede ser corregido con una metodología no
sexista, es decir, feminista. El punto de partida metodológico común en las investi-
gaciones con perspectiva de género es la invisibilidad de las mujeres, y en este caso
concreto, de las niñas. Sirva este método, pues, para deconstruir y modificar el an-
drocentrismo reinante y crear un mejor conocimiento con menos falsificaciones.
4. MARCO INTERNACIONAL
En 1956, la Asamblea General de Naciones Unidas recomendó que se insti-
tuyera en todos los países el Día Internacional del Niño para promover sus dere-
chos y su bienestar. El 20 de noviembre conmemora la fecha de aprobación de la
Declaración sobre los Derechos de Niño en 1959 y la Convención sobre los De-
rechos del Niño en 1989, por ello ese día ha pasado a ser el Día Universal de los
Niños y las Niñas. Es interesante ahora ver, de manera sintética y cronológica, al-
gunos «hitos» en materia legal internacional que de manera conjunta pueden ayu-
dar a una comprensión de la infancia desde una postura no discriminatoria tanto
en materia de derechos como en materia de género.
292
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
la mujer, que se aplican a todas las mujeres (y niñas) en todos los ámbitos. Cerca
de 170 países han ratificado el tratado. La CEDAW constituye uno de los 8 ins-
trumentos principales de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos.
En 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta la Declaración Uni-
versal sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.
1989. Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Ha sido el primer
tratado de derechos humanos integral para los niños y niñas; habiendo logrado
virtualmente ratificación universal. Uno de los principios de la Convención es
que en todas las actividades relacionadas con los niños y las niñas debe prevalecer
el interés superior del niño y la niña.
1990. Cumbre Mundial sobre la Infancia. Fue celebrada en Nueva York los
días 29-30 de septiembre de 1990 por parte de la Asamblea General de las Na-
ciones Unidas. Participaron 159 países, incluyendo a 71 Jefes de Estado y de Go-
bierno, y 45 Organizaciones No Gubernamentales. Los temas principales (cen-
trados en los objetivos para el año 2000) versaban sobre salud infantil, nutrición,
educación y acceso a agua potable y sanidad. Los documentos resultantes fueron
la Declaración Mundial y el Plan de Acción sobre supervivencia, protección y de-
sarrollo infantil, que incluía 27 metas para la supervivencia, el desarrollo y la pro-
tección de la infancia y la adolescencia.
293
BEGOÑA LEYRA FATOU
5. LA INFANCIA EN MÉXICO
México2, en materia de protección y desarrollo de la infancia ha dado gran-
des pasos en las últimas décadas. Los indicadores básicos demuestran claramente
los progresos: en 1990, de cada 1.000 niños y niñas nacidas vivas en México, 44
morían antes de cumplir los 5 años de edad. La mortalidad de menores de 5 años
bajó a 24 por cada 1.000 niños en 2004. En lo referente a la cobertura educativa
el avance también ha sido notable. Entre 2000 y 2005, la cobertura de educación
primaria se incrementó de 98,5% a 99,7%; mientras que la de secundaria pasó de
70,1% a 74,4%. En el caso de la preescolar, aumentó de 50,2% a 67%. Este de-
sarrollo positivo se ha sustentado en los compromisos que México ha asumido
294
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
295
BEGOÑA LEYRA FATOU
UNICEF4
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha confiado al UNICEF el
mandato de promover la protección de los derechos del niño y de la niña, de ayu-
dar a satisfacer sus necesidades básicas y de aumentar las oportunidades que se les
ofrecen para que alcancen plenamente sus potencialidades.
4 Para mayor información, revisar la web oficial: http://www.unicef.org/mexico/spanish/index.html (Fe-
cha de consulta: mayo de 2008).
296
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
297
BEGOÑA LEYRA FATOU
UNIFEM6
Todos los programas del UNIFEM apoyan los derechos humanos de las mu-
jeres, ya que éstas sufren la denegación de sus derechos en todas las regiones del
mundo. Los derechos de las mujeres se violan cuando viven en condiciones de po-
breza peores que los hombres, se enfrentan a la discriminación en el acceso a la tie-
rra y el empleo, o no participan en las decisiones que afectan sus vidas. Otros obs-
táculos para el disfrute de los derechos surgen cuando se impide a las mujeres
asistir a la escuela u obtener atención de salud o se les somete a prácticas tradi-
cionales dañinas. Situando el adelanto de los derechos humanos de las mujeres en
6 Para mayor información, revisar la web oficial: http://www.unifem.org.mx/cms/index (Fecha de con-
sulta: mayo de 2008).
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DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
el centro de todos sus esfuerzos, UNIFEM centra sus actividades en cuatro esfe-
ras estratégicas:
• Reducir la feminización de la pobreza, equilibrando los presupuestos para
la equidad de género.
• Poner fin a la violencia contra las mujeres. UNIFEM lucha por una vida li-
bre de violencia para las mujeres y para conseguir la colaboración de los
hombres.
• Contrarrestar la propagación del VIH/SIDA entre las mujeres y las niñas,
para esto es necesario hacer frente a la violencia de género y aliviar su carga
en cuanto a la atención de salud.
• Conseguir la igualdad de género tanto en tiempos de paz como en tiempos
de guerra, apoyando el progreso de las mujeres en la política.
UNIFEM es uno de los varios organismos de las Naciones Unidas encarga-
dos de ayudar a los países en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM). En México éstos son algunos de los proyectos apoyados por UNIFEM:
• Creación del Sistema de Seguimiento de la Situación de la mujer en Mé-
xico, SISESIM.
• Sistema de seguimiento de la CEDAW, SICEDAW.
• Índice de compromiso cumplido (seguimiento a los acuerdos de Beijing,
ejercicio de la sociedad civil).
• Creación de un Observatorio de la Pobreza, proyecto de colaboración con
la Secretaría de Relaciones Exteriores.
• Aumento de la seguridad humana en el contexto del VIH/SIDA, mediante
la equidad de género
De manera específica, en relación a las niñas, UNIFEM México no cuenta
con ningún programa, aunque de manera indirecta se pueden intuir algunos li-
neamientos de mujeres que son incluyentes de niñas y adolescentes.
299
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300
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
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BEGOÑA LEYRA FATOU
chos establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño y otros tra-
tados internacionales. Como estrategias centrales se vislumbran la difusión
de la legislación vigente, la generación de propuestas que la fortalezcan, la
creación de mecanismos para la incidencia y cabildeo entre otros sectores
sociales y políticos así como de seguimiento de los logros alcanzados. El
proyecto descansa también en la participación social y de la infancia.
• Creación de una corriente de opinión favorable a los derechos de la infan-
cia.
Se trata de un proyecto de comunicación educativa que busca enriquecer la
educación y el conocimiento que tiene la sociedad en general sobre los de-
rechos de la infancia y su situación; promover el intercambio y generación
de experiencias y conocimientos en este campo; ampliar la presencia y no-
toriedad de los programas que realiza la sociedad civil en esta materia; y
crear una base social que sea capaz de responder a favor de iniciativas que
favorezcan a la niñez. Como parte de este proyecto se encuentra el Portal
Derechos de la Infancia México.
• Talleres de análisis y producción de conocimiento sobre los derechos de la
infancia.
Este proyecto busca enriquecer el conocimiento que se tiene sobre la in-
fancia, sus derechos y temas concretos, así como entender el impacto de las
políticas públicas y programas específicos de esta población, de forma que
sea posible alimentar nuevas propuestas que mejoren sus condiciones de
vida. El proyecto se percibe además como una estrategia central para am-
pliar la formación del personal educativo y ejecutivo de las instituciones
para que cuenten con mejores herramientas teórico metodológicas que for-
talezcan su capacidad de incidencia político-educativa.
• Vigilancia y defensoría.
Este proyecto se orienta al desarrollo de sistemas interinstitucionales que
permitan la detección, prevención, monitoreo, denuncia y propuesta de so-
lución de situaciones aberrantes contra los derechos de la niñez, principal-
mente en México pero con actos solidarios de acontecimientos interna-
cionales. Para ello se establecen convenios con instancias públicas y
privadas, se fomentan acciones de capacitación al funcionariado y presta-
dores de servicio para un trato apropiado a niñas, niños y adolescentes. De
ser necesario el proyecto promovería la creación de una oficina especializada
en el ámbito jurídico para la protección de los derechos del niño y la niña.
Dentro de sus estrategias están la difusión, la movilización de sectores na-
cionales e internacionales y la promoción y aplicación de mejores marcos
jurídicos orientados a la protección de los derechos de la infancia.
Como podemos ver, la Red por los Derechos de la Infancia de México desde
su creación ha supuesto un avance en el desarrollo de políticas y derechos de la in-
302
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
7. RECOMENDACIONES
Las siguientes recomendaciones, se plantean, de manera general (debido tam-
bién a las limitaciones de un artículo de estas características), a la Red, con la finali-
dad de que cada organización pueda adaptarlo a sus dinámicas de manera particular.
303
BEGOÑA LEYRA FATOU
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DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
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BEGOÑA LEYRA FATOU
Sirvan, por tanto, estas recomendaciones, para entender que las cuestiones de
género no son exclusivas de las niñas (o en otros casos de las mujeres), sino que
evidencian la necesidad de plantear un cambio de paradigma que ofrezca un
mundo más justo, menos jerarquizado, que demuestre las diferencias sin que eso
suponga desigualdad y que sea más abierto y tolerante a la diversidad humana,
que es, al fin y al cabo, una de las riquezas del mundo en que vivimos y por el que
trabajamos para lograr que sea cada día un poco mejor para todos y todas.
8. BIBLIOGRAFÍA
ACUÑA, Sara (coord.) (1995) Coeducación y Tiempo Libre. Ed. Popular, Se-
rie Tiempo Libre. Madrid.
ARIÈS, Philippe (1960) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Ed.
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BARTRA, Eli (2002) «Reflexiones Metodológicas» en BARTRA, Eli (Comp.)
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DE BARBIERI, Teresita (1992) «Sobre la categoría de Género: Una Intro-
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DEMAUSE, Lloyd (1982) Historia de la Infancia. Ed. Taurus. Madrid.
GAITÁN, Lourdes; MARTINEZ, Marta (2006) El enfoque de derechos de la
Infancia en la Programación. Guía para el diseño, desarrollo y evaluación de proyec-
tos. Monografías del Experto en Políticas Sociales de Infancia. Serie Práctica Nº
1. UCM. Madrid.
306
DERECHO A LA INFANCIA Y DERECHOS DE LAS NIÑAS. ANÁLISIS Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL…
307
DERECHOS SEXUALES
Y REPRODUCTIVOS
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y
DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y
REPRODUCTIVA
Cristina Bernis
Profesora del Dpto. Biología de la
Universidad Autónoma de Madrid
(UAM).
Instituto Universitario de Estudios
de la Mujer UAM.
1. INTRODUCCIÓN
La salud sexual de individuos y poblaciones tiene mucho que ver con la se-
xualidad, con los comportamientos reproductores y con las normas sociales que
los regulan, que limitan extraordinariamente la capacidad de las mujeres para de-
cir sobre su sexualidad y reproducción y establecen en general muy diferentes pa-
peles para hombres y mujeres (Bernis et al., 2008; UN, 1995). El derecho a un es-
tado óptimo de salud mental física y social en todos los aspectos relacionados con
sexualidad y la reproducción puede parecer algo muy obvio en las sociedades ac-
tuales del S. XXI y sin embargo, ha habido que recorrer un largo camino no sólo
para que se reconocieran estos derechos si no también para encontrar definicio-
nes aceptables de los términos, para la mayoría de los países. En 2006 la asamblea
General de Naciones Unidas reconoce los derechos de salud sexual y reproduc-
tora, los incluye explícitamente entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y
acuña una definición consensuada (UN 2006). Sorprende lo reciente de esta re-
alidad y la de su antecedente inmediato, la Conferencia Mundial de Población ce-
lebrada en El Cairo, que en 1994 reconoce los derechos de salud reproductora.
En el presente trabajo se proporcionan algunas claves para comprender esta
situación y sus implicaciones, revisando brevemente los antecedentes históricos,
haciendo visibles los prejuicios culturales, religiosos y políticos que han frenado
el reconocimiento expreso de los derechos de salud ligados a la reproducción y la
sexualidad, y analizando algunos conceptos básicos. Finalmente se ilustra con un
311
CRISTINA BERNIS
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
2.1. Derechos de salud sexual y reproductiva: avances en políticas de
igualdad y la gestación de un reconocimiento necesario
Desde la declaración de la salud como derecho fundamental en 1948 con
ocasión de la creación de la OMS, hasta la inclusión explícita de la declaración de
los derechos de salud sexual y reproductora en los documentos de las Agencias In-
ternacionales en 2006, transcurre un largo periodo de gestación, relacionado con
la prevención que ha despertado, y todavía despiertan los términos relacionados
con sexo, sexualidad y reproducción en muchas sociedades e individuos. La salud
reproductora se ha referido casi exclusivamente a mujeres, y abarcaba aspectos
muy concretos de la reproducción como la mortalidad materna, o la atención
prenatal, que se fueron ampliando gradualmente, con la anticoncepción, los abor-
tos voluntarios y seguros, y finalmente la sexualidad. Sin embargo, la sexualidad
y la reproducción son aspectos esenciales de la vida de mujeres y de hombres, que
requieren además de respeto mutuo y decisiones compartidas políticas preventi-
vas, informativas y educativas dirigidas a todas las identidades sexuales.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, (UN, 1947), establece la
primera referencia implícita a la salud como derecho en su artículo 22 «Toda per-
sona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, me-
diante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organi-
zación y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y
culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad».
La Organización Mundial de la Salud, establece ya de manera explicita en su
acta fundacional la salud como derecho fundamental, (OMS, 1948), y desde en-
tonces amplía y matiza el concepto y establece diferentes estrategias por objetivos
para llevar conseguir una «salud para todos».
Sin embargo, el impulso específico para la aceptación de los derechos repro-
ductores, (por los que llevaban años luchando diferentes colectivos de mujeres),
surge de la evaluación de los planes de acción derivados de las dos primeras con-
ferencias de población (México, 1975 y Copenhague, 1980). Los resultados fue-
ron desalentadores y se llegó a la conclusión de que se requerian cambios funda-
mentales en la situación de las mujeres, recogidos especificamente en las dos
siguientes conferencias, (estos cambios fueron trascendentales para acelerar los
procesos de igualdad de género). En la tercera conferencia (Kenia, 1985) se esta-
blecieron las llamadas Estrategias de Nairobi, vigentes hasta el año 2000 y cuya fi-
nalidad era la consecución de la igualdad de la mujer en materia jurídica, social,
312
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
313
CRISTINA BERNIS
FIGURA 1
Educación e información sobre salud sexual y reproductora como
determinante de salud
314
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
lismo religioso de todo orden, y recurso a la «tradición cultural», son tres grandes
rémoras para avanzar en la consecución de estos derechos. Por ello, cuando final-
mente en 2006 la asamblea General Naciones Unidas introdujo el objetivo sobre
los derechos sexuales y reproductores de la CIPD del Cairo como algo esencial
para conseguir el resto de los Objetivos del Milenio, se da un paso de gigante, y
que conviene se recordara siempre que ésto se ha conseguido fundamentalmente
por la presión de ONG de carácter nacional e internacional, lo que debe hacer-
nos reflexionar sobre la importancia de los movimientos ciudadanos.
En consecuencia, OMS en la FAct Sheet 2008, accesible en internet,
www.WHO.int, establece que : «el derecho a la salud no solo incluye el adecuado cui-
dado a través de un sistema de atención sanitaria pública y universal, sino también el
de los determinantes de la salud del ambiente físico y biológico, (acceso a agua pota-
ble, condiciones sanitarias seguras, comida suficiente y segura, ambientes ocupaciona-
les y condiciones ambientales saludables), y acceso a la educación e información rela-
cionada con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva». (fig 1).
315
CRISTINA BERNIS
tre poblaciones, y se han modificado mucho a lo largo del tiempo (Bernis 1999;
Bernis 2008).
Este cambio cultural está relacionado entre otras cosas, con la transformación
de los sistemas de valores predominantes sobre:
— los roles sociales de hombres y mujeres, y sobre la concepción de la familia,
— las relaciones de poder entre hombres y mujeres,
— la capacidad de decisión de la mujer (y del hombre) sobre su sexualidad y
reproducción,
— los avances de los conocimientos científicos y tecnológicos ligados al con-
trol de la fertilidad y
— los avances sanitarios que permitieron la reducción drástica de la morta-
lidad materno infantil.
Los determinantes biológicos imponen:
1) Los momentos de inicio, finalización y duración del periodo fértil de las
mujeres a través de las edades de menarquia y de menopausia.
2) Las características de las funciones ovárica y uterina, que generan variabilidad
en la probabilidad de concebir, en el número de embarazos fallidos y a término y en
el número de recién nacidos vivos que miden la fertilidad de las mujeres.
3) Las características de la funcionalidad de las glándulas mamarias, que per-
miten la alimentación de los lactantes
4) La inversión parental en gasto energético, cuidados y protección, necesa-
rias para mantener sanos y vivos a los descendientes hasta edad reproductora.
316
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
avances temporales realizados; estos avances han sido muy importantes, especial-
mente en la reducción de la mortalidad materno-infantil, aunque todavía insufi-
cientes en algunos países, especialmente del África Subsariana y en menor grado
del sudeste asiático. Por el contrario, sobre salud sexual y sexualidad -concebida
como el resultado de un complejo equilibrio entre predisposición genética, ries-
gos biológicos, comportamientos sexuales, salud mental, actitudes y valores so-
ciales predominantes que perpetúan situaciones de desigualdad socioeconómica,
por origen y de género- , disponemos de muy poca información, y básicamente
sobre aspectos negativos relacionados con la sexualidad, (Incidencia de SIDA, de
otras ETS, de IVES etc.), porque son los únicos indicadores validados que pro-
porcionan las estadísticas nacionales de salud.
FIGURA 2
Diferencias entre países desarrollados y en desarrollo de indicadores
que contribuyen a la carga global de enfermedad.
317
CRISTINA BERNIS
tracepción (OMS, 2000) (Fig 2). Afectan especialmente a las poblaciones en desa-
rrollo, pero indudablemente son necesarias mejores estadísticas sobre prevalencia e
incidencia de ETS, sobre fallo de anticoncepción y embarazos no deseados en el
mundo occidental. Los problemas de salud Sexual y Reproductora constituyen ade-
más un 20% de los malestares de las mujeres a nivel mundial y un 14% del de los
hombres, debido a falta de servidos. La deficiente salud sexual y reproductiva que en
las mujeres abarca un amplio lote de causas exclusivas - abortos inseguros, mortali-
dad materna, mutilación genital, esterilidad permanente por infecciones sexuales no
tratadas-) y que comparte con los hombres el SIDA y otras enfermedades de trans-
misión sexual, es a la vez causa y consecuencia de pobreza, y la aceptación de este he-
cho es o que finalmente determinó la inclusión de los derechos sexuales y reproduc-
tores como prioritarios para la consecución de los Objetivos del Milenio.
Es pues, necesario desarrollar un marco teórico propio, y validar métodos, in-
dicadores y herramientas de investigación específicas, para poder realizar preven-
ción y proporcionar recomendaciones diferentes a las meramente reproductoras,
y todavía está forjándose. Dada la privacidad y sensibilidad de muchas preguntas
necesarias para conocer la situación y elaborar políticas preventivas y de apoyo, no
es un aspecto fácil de abordar. Esto determina que con frecuencia los indicadores
que existen, sobre todo a nivel de estadísticas nacionales o comunitarias informan
sobre lo negativo que es no incidir en estos aspectos, pero carecemos práctica-
mente de indicadores validados para conocer los factores positivos, que afectan al
bienestar personal y a la salud mental. Por ejemplo, para la mayoría de los países
disponemos de datos sobre mortalidad materna, IVES, y en mucho menor grado
sobre embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual y violencia se-
xual. Escasean así mismo, la información sobre indicadores biológicos y compor-
tamientos relacionados con salud sexual y reproductiva entre adolescentes, y más
aún, los referidos a la cobertura sanitaria, su adecuación a necesidades reales, su
utilización por los adolescentes y colectivos de inmigrantes. También existen gran-
des lagunas sobre los derechos sexuales y reproductivos referidos a los hombres, y
sobre herramientas validadas, o sobre desarrollos teóricos sobre como incorporar-
los a acciones formativas e informativas específicas para hombres de diferentes
edades y que además se complementen bien con las acciones dirigidas a mujeres
y comprensión de las necesidades específicas por edad y colectivos esenciales para
realizar intervenciones a través de planes de acción realistas (Fathalla et al, 2006).
Indudablemente se ha avanzado en el desarrollo teórico, en los métodos de
diseño y las herramientas de investigación como los cuestionarios, especialmente
en los tópicos que han recibido mas interés por parte de las investigaciones: el
comportamiento sexual de los jóvenes, la coerción y las raíces de la violencia se-
xual, la doble protección de salud sexual y reproductiva, la calidad del cuidado
médico y de los profesionales que lo proporcionan, y las necesidades especiales de
la juventud refugiada e inmigrante.
La salud sexual necesita de un análisis simultáneo y coordinado a diferentes
niveles, individual, familiar, comunitario y de los sistemas sanitarios. Además,
todo ello debe estar enmarcado en una garantía legal, política y regulativa que ga-
318
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
319
CRISTINA BERNIS
jer y en los que el auge del fundamentalismo ligado a importantes cambios político-
estratégicos en la región está empeorando gravemente su situación, como en Iraq
(Varea; 2001 ).
320
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
321
CRISTINA BERNIS
322
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
FIGURA 3
Cambio temporal en la tasa de IVE en Madrid y España
323
CRISTINA BERNIS
FIGURA 4
Distribución de los abortos en España por tipo de Centro utilizado
FIGURA 5
Distribución de los IVE por semanas de gestación
324
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
vieron un IVE en 2005, predominan los grupos de edad extremos, las mujeres
mas jóvenes y las más añosas, mientras que entre las no españolas, predominan los
rangos medios de edad (Figura 6 ).
FIGURA 6
Distribución de las edades de las mujeres que tuvieron un IVE
en 2005, por origen
FIGURA 7
Porcentaje de mujeres que no convivían en pareja cuando tuvieron un IVE
en 2005, por origen.
325
CRISTINA BERNIS
Respecto a IVE previos, en ambos grupos predominan las mujeres que no han
tenido un IVE previo, pero esta situación es más frecuente entre las españolas, frente
a mayor frecuencia de IVES repetidos entre las mujeres de otros países (Figura 8).
FIGURA 8
Porcentaje de mujeres con IVE previos al de 2005, por origen de la mujer
FIGURA 9
Distribución de las semanas de gestación cuando se raliza el IVE,
por origen de la mujer
326
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
A MODO DE CONCLUSIÓN
EL FUTURO: DE «LOS DE DERECHOS DE SALUD SEXUAL
Y REPRODUCTIVA», A DERECHOS SEXUALES «SIN ADJETIVOS»
Quedan muchas cosas por hacer para conseguir que los derechos de salud se-
xual y reproductora sean una realidad en todas las poblaciones y para todas las
personas. La necesaria implicación de los profesionales de la sanidad y de los res-
ponsables políticos que deben hacerlas efectivas, va en aumento, pero con gran-
des diferencias entre países (Shaw, 2006). Siendo optimistas, se puede pensar que
este proceso es ya irreversible, pero mejorable, siendo la medicalización extensiva
e intensiva del embarazo y del parto una de los cuestiones pendientes en la ma-
yoría de los países occidentales.
En los últimos 50 años se ha pasado de una atención sanitaria al embarazo y
al parto, a la intervención médica y farmacológica muy generalizada sobre los ór-
ganos reproductores y los procesos relacionados con la reproducción, bien me-
diante cirugía (episiotomías, cesáreas, ligadura de trompas, histerectomías, oofo-
rectomías , incluyendo también las intervenciones plásticas tanto por motivos
estéticos, como reparadores de las mamas) , o bien con medicación (para dolor
menstrual, hormonas para control de fertilidad, anestesias y oxitocina durante el
parto, terapia hormonal sustitutiva en la perimenopausia), incluyendo las técni-
cas de reproducción asistida. El derecho a estar informada, a opinar y a que se res-
pete la decisión sobre el grado de intervención sanitaria que se desea en determi-
nados procesos, como durante el embarazo y el parto. Este derecho a elegir es un
aspecto fundamental de los derechos reproductores (FPFE, 2007), que está siendo
reivindicado por las mujeres y apoyado desde diferentes instancias profesionales
y políticas (Ministerio de Sanidad y consumo, 2007; Bernis et al 2008).
El paso pendiente es el reconocimiento universal de que el derecho a la se-
xualidad va más allá de cuestiones reproductoras, de salud e incluso de la vio-
327
CRISTINA BERNIS
lencia. En este sentido se está trabajando desde diferentes ámbitos y por ejem-
plo Esplen, 2007, proporciona una amplia revisión bibliográfica comentada
sobre los avances y tareas por hacer. Entre las diferentes cartas y declaraciones
sobre derechos sexuales, recogemos en la fig. 10, la elaborada por una comisión
de expertos internacionales a petición de OMS 2002, que sin representar una
posición oficial de OMS, ha tenido una gran difusión a través de la página web
de ese organismo.
Figura 10
Declaraciones de OMS sobre derechos reproductivos y sexuales
328
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
FIGURA 11
Derechos sexuales y reproductivos, Federación de Planificación Familiar
de España, 2007
DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS (FPFE, 2007)
BIBLIOGRAFÍA
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Lucha por recuperar derechos del siglo pasado. En: Maite Gallego, Virginia Ma-
queira, Cristina Bernis (EDS) Mujeres en un mundo Global: Movimientos y coope-
ración. Instituto Universitario de estudios de la Mujer, Universidad Autónoma de
Madrid: 35-48.
ACEVEDO, P. 2004.Las mujeres inmigrantes del Magreb y América latina
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ALONSO, A., DE IRALA J. 2004. Stragies for HIV prevention: the A-B-C
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BERNIS, C., ARIAS, S., CASTRO, S., DÍAZ, B., FERNÁNDEZ, V.,
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parto: estado nutricional, género y origen. En: C. Bernis, R. López y P. Montero
(eds). Determinares biológicos, psicológicos y sociales de la maternidad en el S. XX:
mitos y realidades. (en prensa).
329
CRISTINA BERNIS
330
REPRODUCCIÓN, SEXUALIDAD Y DERECHOS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
331
NUEVAS ESTRATEGIAS Y BUENAS
PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE
LAS MUTILACIONES GENITALES
FEMENINAS: LA INICIACIÓN SIN
MUTILACIÓN. (UN ABORDAJE
CIRCULAR GAMBIA-ESPAÑA)1
Adriana Kaplan Marcusan2,
Pere Torán Monserrat3, Juana Moreno Navarro4
Grupo Interdisciplinar para la Prevención y
Estudio de las Prácticas Tradicionales Perjudiciales
(GIPE/PTP)5
1. INTRODUCCIÓN
La globalización y los movimientos migratorios están produciendo cambios
que vemos reflejados desde hace tiempo en el día a día de nuestra sociedad y en
todos los dispositivos del llamado Estado del bienestar (sanidad, educación, jus-
ticia, etc). Los flujos migratorios, lejos de detenerse, van a ser una constante en los
años venideros. La coyuntura económica y geopolítica de España apuntan a que
esta presión migratoria procederá fundamentalmente del África subsahariana
(Naïr, 2006). Se trata de ciudadanos y ciudadanas procedentes de un mundo mu-
1 AGRADECIMIENTOS: A los autores de este artículo nos gustaría agradecer y resaltar la colaboración
de Lluís Ferrer i Caubet, rector de la Universidad Autónoma de Barcelona, por su apoyo incondicional al pro-
yecto; al Dr Manuel Corachan Cuyas por sus aportaciones y ayuda en la construcción del proyecto y a la Fun-
dación La Caixa por asumir los riesgos de trabajar en entornos de máxima fragilidad, temas tan socialmente
sensibles como las Mutilaciones Genitales Femeninas.
2 Antropóloga. Departamento de Antropología Social y Cultural. Facultad de Letras. Universidad Au-
tónoma de Barcelona (UAB). Bellaterra (Barcelona). Investigadora Principal Grupo Interdisciplinar para la
Prevención y Estudio de las Prácticas Tradicionales Perjudiciales (GIPE/PTP).
3 Médico de Familia. Centro de Salud Gatassa (Mataró 6). Instituto Catalán de la Salud. Mataró (Bar-
celona). Coordinador de la Unidad de Apoyo a la Investigación en Atención Primaria del Barcelonès Nord i
Maresme. Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol.
4 Enfermera pediátrica. Área Básica de Salud Llavaneras (Maresme-Nord). Coordinadora Técnica del
Grupo Interdisciplinar para la Prevención y Estudio de las Prácticas Tradicionales Perjudiciales (GIPE/PTP).
5 Grupo Interdisciplinar para la Prevención y el Estudio de las Prácticas Tradicionales Perjudiciales
(GIPE/PTP) de la UAB. Web: http://mgf.uab.es
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chas veces desconocido, sobre los que se elaboran imágenes basadas en prejuicios
y estereotipos.
Como consecuencia de este fenómeno migratorio la problemática asociada
a las Mutilaciones Genitales Femeninas (MGF) se extiende a los países occi-
dentales receptores de inmigración (Thierfelder, 2005 ; Leye, 2006). En las úl-
timas tres décadas, España se ha convertido en punto de destino de movi-
mientos migratorios de personas procedentes de diversos países del África
subsahariana. La incorporación a nuestra sociedad de familias procedentes de
entornos geográficos, históricos, sociales y culturales diversos, donde la reali-
zación de la MGF tiene un fuerte arraigo identitario, nos enfrenta a este tipo
de prácticas tradicionales que son perjudiciales para las mujeres y niñas de
aquellas comunidades pero que emigran, nacen y viven en nuestro país. Lo lo-
cal es global; lo global, local.
En España los primeros casos se detectaron en 1993. Desde entonces no
existe conocimiento de que se hayan producido nuevas mutilaciones en territorio
español, aunque sí es conocido que algunas familias aprovechan los viajes de va-
caciones a los países de origen para proceder a la iniciación de sus hijas.
Hemos estimado, a partir de datos padronales del año 2005, en relación a
personas residentes en España procedentes de los 15 países donde se realizan es-
tas prácticas con más población migrante, ajustado por las tasas de prevalencia,
que en nuestro país unas 9.545 mujeres habrían padecido algún tipo de MGF y
unas 3.824 niñas estarían en edad de riesgo de padecerla en los próximos años, sin
tener en cuenta el incremento de los últimos procesos de regularización de inmi-
grantes. Por otro lado, el creciente peso demográfico de estos colectivos va hacer
que en los próximos años no sea excepcional la presencia en nuestro entorno de
niñas en riesgo de ser sometidas a una MGF, máxime teniendo en cuenta que las
tasas de fecundidad estudiadas en población procedente de Gambia afincada en
España (Bledsoe, 2007) duplican o incluso triplican las del resto de colectivos de
inmigrantes.
Desde 1952, año en que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU
adoptó una primera resolución sobre el tema, la mayoría de organismos interna-
cionales se han pronunciado en contra de estas prácticas tradicionales perjudicia-
les, animando a sus Estados miembros a promover iniciativas legislativas que per-
mitan su erradicación. A pesar de los esfuerzos de Organismos Internacionales y
gobiernos estamos ante una problemática que, como se menciona en un informe
del centro Innocenti (UNICEF, 2005), «sigue siendo una de las violaciones de los
derechos humanos más persistentes y omnipresentes y que además, es silenciosa-
mente tolerada».
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NUEVAS ESTRATEGIAS Y BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE LAS MUTILACIONES GENITALES…
mujeres y niñas en todo el mundo. Cada año, unos tres millones de niñas están
en riesgo o son sometidas a algún tipo de ablación, fundamentalmente en los 28
países del África Subsahariana en los que estos rituales tienen una fuerte y ances-
tral implantación (WHO, 1997). (Figura 1)
La OMS define las MGF como aquellas intervenciones sobre los genitales fe-
meninos que producen la extirpación total o parcial o cualquier otra lesión de los ge-
nitales de la mujer, por razones sociales o culturales, sin una finalidad terapéutica.
Se distinguen cuatro tipos de MGF en base a la severidad de la interven-
ción practicada. El tipo I o Clitoridectomía, es lo que en el mundo islámico se
conoce como sunna, es el equivalente a lo que con frecuencia se llama cir-
cuncisión femenina y que en África equiparan a la circuncisión masculina.
FIGURA 1
Distribución geográfica de las MGF en África
Egipto
Eritrea
Mauritania Diibouti
Senegal Niger Sudán
Omán
Gambia Yemen
Chad
Guinea Mali
Nigeria
Guinea República Etiopía
Centro- Somalia
Sierra Leona
Togo Camerún
Liberia Ghana
Burkina Benin Kenia
Costa de
Tanzania
Fuente: OMS
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Niño (CDN) de 1989, enmarcan las MGF dentro de las prácticas tradicionales
perjudiciales que limitan los derechos fundamentales de las personas a la igualdad,
la dignidad y a la salud. Ambas convenciones instaban a los Estados miembros a
luchar contra estas formas de violencia hacia las mujeres y las niñas invitándoles
a desarrollar normativas legislativas al respecto. Así, por ejemplo, la CDN en el ar-
tículo 24.3 dicta «Los Estados Partes adoptarán todas las medidas eficaces y apro-
piadas posibles para abolir las prácticas tradicionales que sean perjudiciales para
la salud de los niños» y en el 24.4 «Los Estados Partes se comprometen a promo-
ver y alentar la cooperación internacional con miras a lograr progresivamente la
plena realización del derecho reconocido en el presente artículo. A este respecto,
se tendrán plenamente en cuenta las necesidades de los países en desarrollo».
La Declaración de la ONU sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer aprobada en Viena en la Asamblea General de 1993, reforzaba estos posi-
cionamientos contra la violencia basada en el género, tanto en la vida pública
como en la vida privada; incluyendo en su ámbito de aplicación las mutilaciones
genitales femeninas y otras prácticas tradicionales perjudiciales. Explicitando que
los Estados no deben invocar costumbres, tradiciones o consideraciones religiosas
para no actuar en la obligatoria vía de luchar contra estas prácticas. La Cuarta
Conferencia Mundial de las Mujeres (Beijing 1995), condena explícitamente a las
MGF como formas de violencia contra las mujeres.
Al amparo de estos acuerdos internacionales, algunos países africanos han
desarrollado legislaciones específicas contra las MGF, que hasta el momento pa-
rece que han tenido un impacto desigual en la reducción de las tasas de prevalen-
cia en los países que se han podido estudiar (Tabla 1).
En 1993 se detectaron en Catalunya los primeros casos de MGF realizada en
España. Fueron denunciados por profesionales de la salud y las sentencias resulta-
ron absolutorias para los padres de las niñas alegando «la no intencionalidad de le-
sionar y el error de prohibición». Una mediación antropológica permitió la com-
prensión general del ritual mediante su contextualización en el ciclo vital de las
culturas africanas, a la vez que constató la ignorancia de los padres frente a la legis-
lación española y a las consecuencias derivadas de esta práctica. Desde entonces no
se conocen nuevos casos de MGF realizados en nuestro país (Kaplan, 1993).
En España la MGF, en cualquiera de sus formas, es un delito de lesiones, ti-
pificado y sancionado en nuestro ordenamiento jurídico en el artículo 149.2 del
Código Penal, que castiga con penas de seis a doce años de prisión para los padres
y el ingreso en un centro de menores de la niña.
En 2005 se modifica la Ley Orgánica del Poder Judicial 3/2005 de 8 de ju-
lio, al efecto de perseguir extraterritorialmente la práctica de la MGF, cuando la
comisión del delito se produce en el extranjero, como sucede en la mayor parte de
los casos aprovechando viajes o estancias en los países de origen de las familias que
se encuentran en nuestro país.
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NUEVAS ESTRATEGIAS Y BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE LAS MUTILACIONES GENITALES…
TABLA 1
Legislación contra la MGF e impacto en diversos países
del África subsahariana
Año legislación
País Prevalencia (año) Prevalencia (año) prohibición MGF
Benin 50% (1996) 17% (2001) 2003
Burkina Faso 72% (1999) 76,6% (2005) 1996
Camerún 20% (1998) 1.4% (2004)
Rep. Centroafricana 43% (1994) 26% (2005)
Chad 60% (1996) 45% (2004)
Costa de Marfil 43% (1994) 45% (2005)
Rep. Democrát. del Congo
5% (N.C.)
(antes Zaire)
Djibouti 98% (N.C) 93% (2006) 1995
1997
Egipto 97% (1995) 96% (2005)
Decreto Ministerial
Eritrea 95% (1995) 89% (2002) 2007
Etiopía 85% (1984/1990) 74% (2005) Constitución 1994
Gambia 80% (1985) 78% (2005)
Ghana 30% (1998) 9% (2005) 1994
Guinea 99% (1999) 96% (2005) 1985
Guinea-Bissau 50% (1990) 44% (2005)
Kenia 38% (1998) 32% (2003) 2001
Liberia 60% (1986) 45%
Malí 94% (1996) 92% (2001) 2002
Mauritania 25% (1987) 71% (2001) 2001
Níger 5% (1998) 2% (2006) 2002
Nigeria 25% (1999) 19% (2003)
Senegal 20% (1999) 28% (2005) 1999
Sierra Leona 90% (1987) 94% (2005) 1997
Somalia 98-100% (1982/1993) 98% (2005)
Sudan 89% (1990) 90% (2000)
Tanzania 18% (1996) 14% (2004) 1998
Togo 12% (1996) 6% (2005) 1998
Uganda 5% (1995/1996) 0.6% (2006)
Yemen 23% (1987) 22% (1997)
Fuente: OMS 2008 y Demographic and Health Survey (marzo 2008)
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TABLA 2
Declaración de Barcelona sobre las MGF
DECLARACIÓN DE BARCELONA SOBRE LAS MGF
FÓRUM MUNDIAL DE LAS MUJERES 2004
Pedimos al Fórum Mundial de las Mujeres que incluya en el Documento Final la siguiente declara-
ción del Diálogo «Iniciación sin Mutilación»:
1.- Damos la bienvenida al apoyo y la implicación del gobierno catalán y español para desarrollar y
promover la prevención de la MGF.
2.- Manifestamos nuestra preocupación por la retención de pasaportes y la prohibición de viajar a
las niñas y también la revisión de sus genitales cada seis meses hasta que alcancen los 18 años. Esto
es una violación de los derechos básicos de privacidad e intimidad.
3.- Apoyamos una legislación mas humana que evite la humillación de las comunidades africanas in-
migradas.
4.- Creemos que la orientación y la formación, la información y la comunicación deberían ser asumi-
das para implicar de manera efectiva a profesionales sanitarios, del trabajo social, de la educación, etc.
5.- Ponemos énfasis en la importancia de la investigación en esta área para diseñar intervenciones
efectivas a nivel comunitario, religioso y político.
6.- Apelamos a la comunidad internacional para que considere el día 6 de febrero como el Día In-
ternacional de Tolerancia Cero a la MGF.
Fuente: Diálogo «Iniciación sin Mutilación». Fórum Mundial de las Mujeres. Barcelona julio 2004
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TABLA 3
Objetivos específicos en España y en Gambia
OBJETIVOS EN ESPAÑA OBJETIVOS EN GAMBIA
1. Disponer de información fiable y actuali- 1. Disponer de canales de intervención sólidos
zada sobre la presencia del problema de las que permitan el trabajo continuado, estable y
MGF en España, de la percepción de los/las avalado por instituciones gubernamentales y
profesionales implicados en su abordaje y del otras independientes y respetadas en el país.
posicionamiento de las familias de las niñas y
sus comunidades.
2. Sensibilizar y formar a los colectivos de pro- 2. Proveer formación y capacitación a los agen-
fesionales en contacto con el problema de la tes de salud del país para poder intervenir en
importancia de la intervención preventiva, de favor de evitar las MGF, mediante un abordaje
las consecuencias para la salud y del marco le- preventivo y culturalmente sensible a las cre-
gal relacionado con las MGF encias y costumbres.
3. Promover la intervención preventiva sobre 3. Disponer de agentes comunitarios de salud
las MGF desde los diversos servicios de aten- sensibilizados y favorables a la intervención
ción a las personas (salud, trabajo social, edu- preventiva, con capacitación y formación para
cación). desarrollar dicho abordaje preventivo.
4. Sensibilizar a los colectivos de inmigrantes 4. Disponer de agentes comunitarios en otros
procedentes del África subsahariana, especial- sectores (educación, estamentos religiosos, co-
mente a los progenitores y familias de niñas en municación) sensibilizados y favorables a la in-
riesgo, de las consecuencias para la salud y del tervención preventiva, con capacitación y for-
marco legal en España. mación para desarrollar dicho abordaje
preventivo.
5. Promover estados de opinión tendentes a la 5. Promover el posicionamiento de las mujeres
toma de conciencia social de la importancia de en favor de la tradición pero cuestionando las
la MGF y sus consecuencias. prácticas mutilantes de los genitales.
6. Promover la implantación de un ritual al-
ternativo que siendo coherente con la tradi-
ción cultural y social de las comunidades, evite
la mutilación de los genitales.
7. Mantener y reforzar los estados de opinión
y el entorno favorables a la intervención pre-
ventiva sobre las MGF mediante un abordaje
sensible a las creencias y costumbres del país y
de sus distintas comunidades.
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5.3. Observatorio
En España, el trabajo y propuestas del equipo (Kaplan et.al., 2006) han
puesto al descubierto la necesidad de plantear el problema desde el conocimiento
y desde una tarea interdisciplinar de carácter preventivo. Una encuesta realizada
a profesionales de la salud en la comarca del Maresme (Barcelona) mostraba un
amplio desconocimiento y hasta cierta tendencia a ignorar el tema en la Atención
Primaria de Salud. Sin embargo, un porcentaje no despreciable de estos profesio-
nales declaraban haber detectado o conocido algún caso, tanto en las madres
como en sus hijas (Moreno y Castany, 2002). Hace falta un trabajo consciente, re-
flexivo y riguroso, de información, formación y sensibilización, tanto en las co-
munidades directamente afectadas como en los colectivos profesionales de pri-
mera línea que trabajan con la población migrante: sanitarios, educadores y
trabajadores sociales.
La parte del proyecto en España y Gambia denominada «Observatorio», se
plantea como un sistema permanente y actualizado para integrar y disponer de in-
formación sobre la evolución del problema de las MGF en origen y en destino, de
su percepción como tal entre los colectivos directamente implicados en el abordaje
de las MGF y de los cambios en las actitudes y percepciones por parte de los colec-
tivos de inmigrantes procedentes del África Subsahariana. El observatorio provee in-
formación, a la vez que formula análisis y proyecciones sobre las MGF con la in-
tención de ponerlas a disposición de la ciudadanía, profesionales y políticos como
un elemento de apoyo al conocimiento del problema y a la toma de decisiones.
Inicialmente el observatorio se estructura en cinco grandes ejes:
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TABLA 4
Análisis situacional de debiliddes y fortalezas
DEBILIDADES DEL PROYECTO FORTALEZAS DEL PROYECTO
• La estabilidad política real y el acuerdo de los • Trayectoria de 20 años de trabajo y análisis
estamentos gubernamentales para el trabajo antropológico, en el terreno, de los ritos de
en relación a las MGF, no eliminan el riesgo paso.
implícito de posibles cambios de percepción • Reconocimiento de la labor de mediación y
en función del desarrollo del proyecto. de trabajo transnacional y circular (países de
• Sensibilidad a estados de opinión cambiantes origen - países receptores de la inmigración).
y cierta fragilidad frente a informaciones ma- • Reconocimiento institucional (en Gambia y
nipuladas o incompletas. en España) y de ONGD en el territorio.
• Fragilidad de las propias infraestructuras del • Reconocimiento del valor de «sensibilidad
país. cultural» con las creencias y tradiciones del
• Dificultad para explicitar los resultados fina- país.
les en términos tangibles de beneficio. • Potencialidad de desarrollar una estrategia
• Obtención de resultados a largo plazo. No global a nivel de todo un país.
inmediatez. • Estar ubicado en el entorno académico de la
• Necesaria amplitud de intervenciones multi- Universidad de Gambia le proporciona cierta
nivel e intersectoriales (educación, salud, es- salvaguarda de presiones e interferencias de
tamentos religiosos, estructuras familiares, otras esferas.
tradición etc). • Alineado con los Objetivos del Milenio para
la salud y el desarrollo.
• Abordaje circular Gambia-España, aprove-
chando las sinergias que posibilitan el trabajo
simultáneo con las comunidades de inmi-
grantes en los países receptores.
• Aborda una problemática que genera dile-
mas éticos y legales que se plantean a los/las
profesionales y a las familias.
• Intersección de derechos humanos, salud,
protección a la infancia, corrección desigual-
dades de género.
348
NUEVAS ESTRATEGIAS Y BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE LAS MUTILACIONES GENITALES…
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NUEVAS ESTRATEGIAS Y BUENAS PRÁCTICAS PARA LA PREVENCIÓN DE LAS MUTILACIONES GENITALES…
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Derechos Sexuales y Reproductivos en
Colombia: buenas prácticas y vivencias.
DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN
COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y
CIUDADANÍA DE LAS MUJERES1
Sonia Mireya Torres Rincón
Historiadora y Profesora de la Universidad
Pedagógica Nacional en Bogotá. Investigadora
en Estados Latinoamericanos de la
Universidad Javeriana de Bogotá. (Colombia).
1. INTRODUCCIÓN
En mayo del 2006, algunas colombianas y colombianos estallamos de gozo,
ante la pequeña conquista de la despenalización parcial del aborto en Colom-
bia, proferida tras un fallo de la Corte Constitucional. No era para menos la
alegría. Habíamos recorrido por generaciones las calles, los estrados y la legisla-
ción, en esa larga lucha de las mujeres por el reconocimiento de su autonomía
y la construcción de sujetas de derecho. Un triunfo limitado, que no es fruto so-
lamente de la acción jurídica interpuesta, sino del movimiento social que se ge-
neró desde hace varias décadas y que incluyó el tema, como parte de la agenda
pública de las mujeres.
353
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
Hasta esa misma fecha, Colombia, junto a Perú y el Salvador, era uno de los
países en que se penalizaba el aborto en todos los casos. Según datos del Ministe-
rio de Protección Social Colombiano, en el país se practican cerca de 400 mil
abortos al año. Además ésta se convierte en la segunda causa de muerte de las mu-
jeres en el país, por abortos realizados en condiciones clandestinas sin recibir los
adecuados servicios de salud (ENDS, 2005).
Después de una lucha permanente porque el aborto no fuera considerado de-
lito, la Corte Constitucional en el 2006 decidió despenalizarlo en tres casos espe-
cíficos. Sin duda, el fallo de esta sala constituye todo un hito en la historia del
país, más aún cuando la Iglesia Católica conserva una amplia influencia sobre los
destinos de la sociedad colombiana. Sin embargo, es importante no perder de
vista que con esta medida, se abren las puertas para seguir los caminos de la exi-
gibilidad jurídica y política, por el reconocimiento total de la autonomía de las
mujeres y su derecho a la libre opción de la maternidad. También es urgente di-
vulgar esta conquista como fruto de un proceso dinámico, constante de la movi-
lización social que en el transcurso de la historia fue abonando los terrenos para
alcanzar los limitados logros que hoy se disfrutan.
Por esta razón, el tema de la despenalización del aborto se abordará desde
una perspectiva histórica, tratando de hacer un recorrido por algunas acciones
encaminadas con este fin. Se ha optado por no presentar un marco de análisis
por separado, previo a cualquier otra consideración, por el contrario, los pos-
tulados conceptuales se irán entretejiendo con el contexto histórico colom-
biano, para dar mayor fortaleza a la comprensión de la experiencia. La inten-
ción que subyace se referencia con la apuesta por lograr cada vez mayor
articulación entre las teorías y la realidad, sin que una se convierta en camisa
de fuerza para la otra.
Para efectos de este artículo, se armonizará la lectura del contexto histórico y
las luchas que propendieron por la despenalización, a partir del análisis de los pro-
cesos de construcción de ciudadanía para las mujeres que pasa por su reconoci-
miento como sujetos políticos y autónomos. Estos procesos no pueden ser abor-
dados desde las condiciones históricas ajenas a los contextos latinoamericanos,
dado su pasado colonial de dominación cultural y el acelerado presente de repú-
blica. De ahí que el estudio se desarrolle teniendo en cuenta los alcances y las li-
mitaciones de una modernidad impulsada desde este continente, que reclama su
propia versión de la historia.
Metodológicamente, para recuperar la memoria de lo que ha sido este pro-
ceso, se realizó una recopilación de fuentes secundarias que evidencian como
el tema del aborto ha estado presente desde varios siglos antes de hablar de mo-
dernidad. Igualmente se han revisado varios textos académicos y políticos que
describen los procesos de lucha por la ciudadanía de las mujeres y la reflexión
sobre los elementos de una modernidad latinoamericana. Siendo esta una his-
toria presente se recurrió a escuchar las voces de algunas protagonistas, a tra-
vés de la realización de entrevistas y revisión de prensa, como fuentes prima-
rias.
354
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
2 Esta dinámica de sistema mundo, ha generado una visión hegemónica desde la producción filosófica
de Europa, frente a la que se plantea como opción la filosofía de la liberación, donde el reconocimiento del
otro fuera de Europa, constituye el primer momento de la ética de la liberación.
355
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
356
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
3 Las autoras mencionan el articulado específico que contemplaba estas medidas. Para el caso del Código
Penal de 1837 se hace referencia a los artículos desde el 662 hasta el 667. Para el caso del Código Penal de
1873, se mencionan los artículos 488 a 491.
357
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
Sin embargo, cuando Rafael Nuñez asumió el poder, inició un proceso de-
nominado «la regeneración», que buscaba el retorno al orden establecido antes del
«olimpo radical» de los liberales. Por esta razón en 1887, se firmó el acuerdo in-
ternacional denominado el Concordato, entre el Estado Colombiano y el Vati-
cano, que le devolvió a la Iglesia Católica el poder de influencia que venía per-
diendo en los asuntos públicos. La Iglesia además de tutelar los contenidos
impartidos en la educación pública y recibir beneficios por la exención de im-
puestos, reguló la vida civil y el comportamiento social de las mujeres.
De ahí que se otorgara la potestad marital, donde la mujer perdía toda posi-
bilidad de heredar o administrar sus propios bienes, que debían estar bajo dispo-
sición del padre, hermano o esposo. Con estas acciones no sólo se limitó el desa-
rrollo de la subjetividad económica de las mujeres, sino que además esta
percepción sobre su autonomía se reflejó también en la diferenciación y severidad
de las penas, en casos de adulterio o infidelidad (Wills, 2007:93-94).
Por esta razón se puede leer en el Código Penal de 1890, un recrudecimiento
de las penas que se imponían. Para los casos de tentativa de aborto no consentido
y consentido las penas iban de uno a seis años de cárcel para el primer caso y de
uno a tres en el segundo. Si la situación llegaba al cumplimiento de la interrup-
ción del embarazo, el presidio se incrementaba de cinco a diez años y de cuatro a
ocho años para cada uno de los casos respectivamente. Sin embargo, se concedía
una rebaja de penas para el aborto Honoris Causa, que ya se contemplaba en los
códigos anteriores: «Artículo 642. Pero si fuere mujer honrada y de buena fama
anterior y resultare, a juicio de los jueces, que el único móvil de la acción fue el
encubrir su fragilidad, se le impondrá solamente la pena de tres a seis meses de
prisión, si el aborto no se verifica; y de cinco a diez meses si se verifica» (Agatón
y Bohórquez, 2005(b)).
Isabel Agatón y Clara Bohórquez, mencionan que el aborto por honoris
causa, se orientaba a salvaguardar el honor de la mujer y de la familia. Sin em-
bargo, aquí valdría precisar que dentro de la consideración de las sociedades pa-
triarcales como la nuestra, existe una diferenciación entre el honor femenino y el
masculino.
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DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
y del instrumento, que se establece entre el hombre y la mujer en el terreno de los inter-
cambios simbólicos, de las relaciones de producción y reproducción del capital simbó-
lico, cuyo dispositivo central es el mercado matrimonial, y que constituyen el funda-
mento del todo el orden social. Las mujeres sólo pueden aparecer en él como objeto, o,
mejor dicho, como símbolos cuyo sentido se constituye al margen de ellas y cuya fun-
ción es contribuir a la perpetuación o al aumento del capital simbólico poseído por los
hombres (Bourdieu, 2000:59).
4 Aunque formalmente la regeneración terminó en 1930, la vigencia del Concordato estuvo hasta 1993,
dos años después de promulgada la Nueva Constitución de 1991.
359
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
360
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
5 Al respecto se señalan los siguientes proyectos interpuestos: El Senador Liberal Iván López Botero, el
20 de Julio de 1975. En Septiembre de 1.979 por la representante liberal Consuelo Lleras. En Julio de 1987,
Eduardo Rozo Rosero, senador liberal y en Diciembre de 1989 el senador también liberal Emilio Urrea. Ver
(Agaton y Bohórquez, 2005 (a)).
361
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
6 Colombia ha suscrito las Convenciones y Acuerdos que propenden por el reconocimiento de los de-
rechos de las mujeres, por lo que se le puede reconocer como un país de avanzada en este proceso. Sin embargo,
la implementación de estas medidas, deben sobrellevar los límites impuestos por sectores tradicionales de la so-
ciedad. En Colombia, entraron en vigor las siguientes medidas: La convención sobre la eliminación de todas
las formas de eliminación contra la mujer, en febrero de 1982; la Convención sobre los derechos políticos de
la Mujer, en noviembre de 1986; La Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la vio-
lencia contra al mujer, en diciembre de 1996; El Protocolo facultativo de la convención sobre la eliminación
de todas las formas de discriminación contra la Mujer, en diciembre de 2000.
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DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
7 El diagnóstico sobre la situación de los derechos sexuales y reproductivos en Colombia fue realizado
por la Corporación Casa de la Mujer de Bogotá, aunque los datos que se citan pertenecen al informe regional
consolidado por Roxana Vásquez Sotelo e Inés Romero Bidegaray.
363
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
«En octubre del 2004 se decide que la Campaña por la Convención debe salir de
Bogotá: No queríamos hacer un encuentro nacional donde la gente de las regiones, vi-
niera charláramos dos días y ya. Entonces se decide que vamos a unas visitas a organiza-
ciones aliadas en las regiones, para contarles la idea de la Campaña y a conformar voce-
rías. Ya en una reunión en Uruguay, nos nombraron voceras nacionales, a cargo de la
Corporación Casa de la Mujer. Sin embargo, propusimos establecer vocerías regionales
por facilidad en la coordinación de acciones, por democracia, por no concentrar el po-
der, por distribución equitativa de los recursos. Visitamos Barranquilla, Cali, Medellín,
Pereira a donde fueron también las organizaciones de Manizales» (Cardona, 2008).
8 Este testimonio fue suministrado por Clarena Cardona, quien hace parte del Equipo de la Corpora-
ción Casa de la Mujer, que desde el 2004 es la vocera nacional en la Convención Interamericana por los De-
rechos Sexuales y Reproductivos. Asumió la Coordinación de la Campaña por la Despenalización del Aborto,
realizada entre abril y septiembre del 2005.
364
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
9 La convergencia política e ideológica de los Colectivos Mujeres Libres y Mujeres por la Resistencia, de-
rivaron en un trabajo desarrollado en red, que se inició en marzo del 2006 bajo el nombre de Creacción Es-
pacios, al que se unieron además el Colectivo de Mujeres Excombatientes y compañeros y compañeras del mo-
vimiento libertario.
365
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
2.3.1. La Formación
Dentro de las organizaciones, redes y escenarios de convergencia que partici-
paron del proceso se encuentran: Asociación de Desplazados por la Convivencia Pa-
cífica –Adescoop–, Asociación de Mujeres de Manizales, Asociación por la Defensa
del Niño Soratama, Asociación de Mujeres en Situación de Desplazamiento Yo Mu-
jer, Asociación Mujeres y Madres Abriendo Caminos, Corporación Humanas, Casa
de la Mujer, Casa de la Mujer Trabajadora-CUT, Católicas por el Derecho a Deci-
dir, Cepalc, Cladem regional Colombia; Colectivo Huitaca, Fundac, Grupo Mujer
y Sociedad, ILSA, Junta de Acción Comunal, Barrio Diana Turbay, Liga de Muje-
res Desplazadas de Cartagena, Mesa de Trabajo Nacional LGTB, Mesa Mujer y
Economía, Marcha Mundial de Mujeres, Mujeres que Crean de Medellín, Mujeres
en Resistencia, Mujeres Libres, Organización Creas Jugando, Proyecto Colombia
Diversa, Planeta Paz, Proyecto Laicia, Proyecto Pasos, Red Nacional de Derechos
Sexuales y Reproductivos-Antioquia; Red de Mujeres Líderes de SantaFé, Red Mu-
jer y Participación Política, Red Nacional de Mujeres, Ruta Pacífica (350 organiza-
ciones en todo el país); Repem, Sisma Mujer (Cardona, 2006:2).
Dada la diversidad de quienes se vincularon a liderar la Campaña, una de las
primeras acciones a desarrollar fue abrir espacios de formación y deliberación. Era
importante que quienes dinamizaban las acciones conocieran el proceso histórico de
reivindicación por la autonomía de las mujeres, que se tuviera un acercamiento a los
diferentes discursos y enfoques desde donde se puede abordar el tema del aborto.
De esta manera, las acciones se fueron incrementando y cada participante se con-
vertía en multiplicador de la información e invitaba a más personas a vincularse.
Asumir el debate público sobre la despenalización del aborto, exigía tener va-
rias claridades. Una de ellas, desde el punto jurídico, cómo sostener que con la in-
terrupción de un embarazo en las primeras semanas de gestación, no se estaba
atentando contra el derecho a la vida de los nonatos consagrado en la constitu-
ción. Lo anterior respondía a que uno de los argumentos más fuertes de los opo-
sitores, se centraba en la defensa de la vida, aunque paradójicamente algunos de
ellos estén a favor de la pena de muerte. Igualmente, se obligaba a elaborar los ar-
gumentos para combatir la moral católica, que consideraba que el aborto era pro-
366
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
2.3.2. Las Acciones Simbólicas: «Sexo cuando lo deseo, Embarazo cuando yo decido»
Una de las riquezas con la que contó la Campaña fue la creatividad sin lími-
tes, que desbordó las expectativas tanto de quienes participaban, como de quie-
nes observaban. Poco a poco las calles, los bares, los baños públicos, los buses y los
muros citadinos se llenaron de autoadhesivos con lemas que habían marcado la
lucha de las mujeres por generaciones, por el reconocimiento de sus derechos, su
ciudadanía y la autonomía de su cuerpo.
«Sexo cuando lo deseo, embarazo cuando yo decido»; «Alejen sus rosarios de nuestros
ovarios»; «Personas Libres, Estados laicos», «Yo También aborté, yo decido», fueron ta-
rareados con música, voceados como consigna, estampados en camisetas, pancartas,
graffiteados y divulgados, en cada una de las acciones que se llevaron a cabo.
Aquí fue importante el oxígeno que pudo brindar la imaginación y la irreveren-
cia de los y las jóvenes que hacían parte de la Campaña, que al compás de la expe-
riencia de las otras mujeres fueron tejiendo una armoniosa sinfonía, por la autonomía
y el derecho a decidir. No era fácil, romper con el silencio, ni con el frío de los muros
bogotanos, pero allí se fueron dejando las huellas del movimiento que se gestaba.
367
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
11 Planta arbustiva aromática, con un gran olor. Detrás de esta planta se esconde toda una serie de re-
miniscencias mágicas y rituales. La fitoterapia se ha hecho eco de las propiedades de la ruda y apunta de ella
su capacidad para mitigar la ansiedad y los estados de nervios. Se deben extremar las precauciones y su aplica-
ción cuando se trata de sangrados provenientes del período menstrual, ya que pude peligrar la salud del feto
en el caso de que el retraso tenga como causa un embarazo.
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DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
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Fuente: Informe Narrativo Campaña Por La Despenalización Del Aborto en Colombia. Presentado
a la Coordinación de la Alianza Regional. Elaborado por la Casa de la Mujer, Abril, de 2006.
370
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
Una de las actitudes que se le critican a Mónica Roa, es que ella planteó desde el co-
mienzo que su pelea era jurídica, por lo tanto no participaba de la Campaña por la des-
penalización. Sin embargo, cuando la demanda fue devuelta en diciembre del 2005, se
convocó a un plantón liderado por ella, bajo el lema: «la Corte nos Falló». Cuando la
Corte despenalizó el aborto, la celebración se realizó en un prestigioso bar del norte de
la ciudad y no se convocó a las mujeres de sectores populares, por lo menos a las de Bo-
gotá, quienes habían participado de las movilizaciones, los plantones y demás activida-
des mayoritariamente (Cardona, 2008).
371
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
Esta percepción generó diferencias propias de cada proceso, por eso ésta
puede ser sólo una versión de la historia. Los medios se encargaron de difundir la
noticia sobre el fallo de la Corte y los argumentos de los opositores. Dos meses
más tarde, en julio, mientras se realizaba una reunión amplia de las organizacio-
nes que participaban de la Convención Interamericana, se recibió una carta fir-
mada por Mónica Roa, Sisma Mujer, Humanas, Católicas por el derecho a deci-
dir y la Red Nacional de mujeres, anunciando su retiro de la Campaña por la
Despenalización. Nuevamente quedó la sensación de ruptura, pero se decidió
continuar trabajando a nombre de la Convención.
Lo que siguió después desde este lado de la historia, fue un proceso de for-
mación y divulgación sobre los alcances y las limitaciones del fallo de la Corte,
aclarando que no se trataba de una despenalización total, sino en casos específi-
cos. Vale mencionar que estas actividades se continúan adelantando en el marco
de una Convención Interamericana por los derechos sexuales y reproductivos. De
todas maneras, el tema de la Libre Opción a la Maternidad continúa vigente en
el país, y sigue haciendo parte de las agendas políticas de las mujeres.
372
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
«Que nadie sepa qué es una IVE (interrupción voluntaria del embarazo)».
«Que algunos fiscales no reciban las denuncias de mujeres violadas para evitar que
puedan solicitar un aborto».
«Que les consulten a los sacerdotes sobre el nuevo marco jurídico sobre el aborto».
«Que un médico le diga a una mujer con un feto con malformaciones incompati-
bles con la vida que se olvide de abortar y mejor lleve su hijo al circo».
«Que un juez haya negado la tutela a una mujer que solicitaba un aborto diciendo
que no puede fallar por sus creencias religiosas, y que a la Corte Constitucional esto le
haya dado igual».
«Que aún no se haya impuesto la primera sanción disciplinaria o administrativa a
las entidades que se niegan a prestar el servicio».
«Que se siga creyendo que un aborto es más peligroso que un parto».
«Que se siga creyendo que un aborto bien hecho es más caro que un aborto in-
completo».
«Que haya médicos que aducen objeción de conciencia en el hospital público y se
olvidan de ella en su consultorio privado».
«Que el ICBF haya remitido a una menor de 14 años a un centro religioso para que
se convenciera de no abortar».
«Que una menor de 14 años violada por su papá no pueda abortar porque no apa-
rece su mamá para dar la autorización».
«Que una mujer violada por un guerrillero, un paramilitar o un militar no pueda
abortar porque le da miedo poner la denuncia».
«Que todavía se crea que el aborto se volvió obligatorio (El Tiempo, 2008)».
Estos son solo algunos de los casos que se conocen, sin tener en cuenta
aquellas historias que no se divulgan porque continúan siendo parte de la clan-
destinidad. Lo cierto es que aunque se haya avanzado en lo jurídico, aún falta
un amplio trabajo en la difusión de la sentencia, en la exigibilidad política y en
los cambios de mentalidad cultural, a que da lugar este hecho, para continuar
avanzando.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Podríamos concluir, que la Modernidad ha sido una realidad y verdad a me-
dias para las mujeres, donde los principios de valoración del individuo, la auto-
nomía y la libertad han estado rezagados, para ser conquistados paulatinamente
por cada una de ellas. Pero éste no es un asunto de la Modernidad hegemónica eu-
ropea que se impuso desde el siglo XVI desde el sistema mundo capitalista, sino
que existe un denominador en el tiempo y en el espacio, relacionado con el lugar
que ocupan las mujeres y la valoración de las mismas en las sociedades.
373
SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
374
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
BIBLIOGRAFÍA
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SONIA MIREYA TORRES RINCÓN
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376
DESPENALIZACIÒN DEL ABORTO EN COLOMBIA: POR LA AUTONOMÍA Y CIUDADANÍA DE LAS MUJERES
377
Derechos Sexuales y Reproductivos en
Colombia: buenas prácticas y vivencias.
NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS.
Resistencias ante los códigos patriarcales que
vulneran el cuerpo, la vida y la salud de las
mujeres en Colombia
Ángela María Botero Pulgarín
Docente de la Universidad Centroamericana en Nicaragua (UCA) y de la
Cátedra en la Universidad de Antioquia, Politécnico Marco Fidel Suárez.
Profesora invitada en la Master de Migraciones y Relaciones
Intercomunitarias (UAM), y del Instituto de Salud de la Carlos III.
Militante de la Red Colombiana de Mujeres por los Derechos Sexuales y la
Salud Reproductiva.
1. INTRODUCCIÓN
1.1. Contexto de la lucha de las mujeres colombianas
La cuestión inicial que se desea abordar en este artículo es ¿Contra quienes lu-
chan estas mujeres? La respuesta es amplia, como muchos son los agentes involu-
crados en la privación de las libertades de las mujeres en el contexto colombiano.
Las mujeres colombianas nos vemos obligadas a luchar contra todo: contra la
tradición, la iglesia, la doble moral cristiana, el sistema de salud, los agentes armados,
las familias, y en su delegación, las mamás encargadas en el sistema patriarcal de cas-
trar la libertad íntima; los novios que se creen maridos y los maridos que se creen pa-
dres y los padres que se creen dueños de sus hijas. Toda una guerra semi-disimulada
contra las mujeres que esconde un desprecio por la dignidad de las colombianas en
todos los órdenes de nuestra sociedad, alimentado por la misoginia generalizada.
En este contexto, unas luchamos poniendo en juego nuevas estrategias, mientras
otros nos atacan con los mismos viejos argumentos, como si no fuera legítimo de-
fender a las mujeres de los maltratos y/o malas prácticas médicas, jurídicas y sociales
basadas en la inequidad de género, de clase, de etnia, de estatus y de estrato social.
Nosotras logramos, con buenas prácticas de lucha, ganar espacios, libertades
y reconocimientos ante las difíciles situaciones en que vivimos las mujeres, pero
ellos, los «padres de la patria», los que escribieron las leyes y los «cancerberos» de
la justicia y sus leyes, nos siguen condenando.
379
ÁNGELA MARÍA BOTERO PULGARÍN
En este litigio, las mujeres partimos en desventaja, pues no hay para nosotras
presunción de inocencia. Antes, somos culpabilizadas hasta de las agresiones que
recibimos: violaciones, embarazos y partos forzados, acosos sexuales, etc., y en to-
das estas situaciones, las mujeres estamos imputadas en nombre de la impruden-
cia, la sospecha, la duda, la celosía, etc. De este modo, por ejemplo, la mujer vio-
lada muchas veces termina teniendo que demostrar su inocencia interrogada por
su virginidad antes que ser reparada del estupro. Este procedimiento de demostrar
previo a la denuncia de un delito cometido contra nosotras, hace alusión a la ho-
norabilidad y el decoro de las mujeres instalado profundamente en la sociedad co-
lombiana desde la religión, especialmente desde sus instituciones y gestores. Y, es
que Colombia ha estado encomendada a Dios: «En nombre de Dios, fuente su-
prema de toda autoridad» –rezaba la constitución de 1886–, y 105 años después
de muchas luchas, logramos desde los movimientos estudiantiles y las organiza-
ciones sociales, introducir el plebiscito, la «séptima papeleta» que terminó con la
elaboración participativa de la nueva constitución de 1991, que es tan «extensa
como democrática» –afirmó el presidente, Cesar Gaviria Trujillo–, pero que, a pe-
sar de todo el esfuerzo social, en mi opinión, sigue bajo los mismos preceptos in-
vocando la «protección de Dios para una patria próspera y pacífica»1.
Ante este panorama, nosotras nos nombramos: somos «locas», somos femi-
nistas y seguimos en pie de lucha frente a la misoginia que se gasta más (en es-
fuerzo y recursos) acusando a las mujeres que defendiéndolas. En esta lucha, la
única igualdad ante la ley, la equiparamos a la que disfrutó Olympe de Gouges
cuando se le concedió el derecho a morir ahorcada como un hombre, y así de
igual manera, muchas mujeres colombianas han sido sometidas al ostracismo, a la
emigración, o al exilio del país y de la vida.
El acoso que vivimos en Colombia algunas de las personas que defendemos
los Derechos Humanos –DDHH– ha llegado a límites insospechados: padecemos
robos de ordenadores en los que documentamos informes y casos, allanamientos
a las casas particulares y asesinatos de familia y entornos cercanos. En la misma
universidad colombiana, la población universitaria se pregunta: ¿qué hacía esa pro-
fesora a la que le robaron la memoria del computador? 2, mostrando con ello una
falta de postura crítica frente a este tipo de hechos. Muchas mujeres profesiona-
les viven este acoso por defender el aborto, por defender los derechos sexuales y
salud reproductiva de las mujeres – DSYSR–. Los ataques están «centrados» en el
aborto generalmente, que es sólo uno entre tantos derechos dentro del marco de
los DSYSR. La interrupción voluntaria del embarazo–IVE– ha centralizado todos
los esfuerzos reivindicativos de las mujeres, dejando de lado, otros aspectos del
marco de los derechos que están siendo invisibilizados por el propio movimiento
de mujeres: éste es el caso de la libertad de expresión y vivencia de la opción se-
1 Constitución Política de Colombia. 1991. Consejería Presidencial para los Derechos Humanos. Bo-
gotá. 1994.
2 El caso de la abogada colombiana Mónica Roa y otras compañeras de la Red Colombiana por los De-
rechos Sexuales y Reproductivos, son ejemplos de ello denunciando haber sufrido saqueos informáticos, ame-
nazas y allanamientos en diversos momentos de la Campaña sobre despenalización del aborto.
380
NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS. RESISTENCIAS ANTE LOS CÓDIGOS PATRIARCALES QUE…
xual. En los derechos en lo que se refiere a la libertad sexual lésbica, por ejemplo,
hemos bajado la guardia frente a otros momentos históricos donde las reivindi-
caciones más fuertes del movimiento se acompañaban de argumentos referidos a
la diversidad sexual. En este momento, defender esta causa se presenta en la so-
ciedad colombiana como la expresión de la radicalidad feminista que tantos mie-
dos y estereotipos genera. La sociedad en general, y en especial los movimientos
de mujeres y muchas feministas independientes, siguen empotradas en el arma-
rio social que se niega a ver las relaciones lésbicas como un derecho de reivindica-
ción colectiva necesario de abordar. En este sentido, es justo decir que ni la RED3
a la que pertenezco nombra este aspecto como prioridad ni necesidad, ni las Or-
ganizaciones No Gubernamentales de Desarrollo –ONGD– tampoco hacen lo
propio en esta temática; pues se ha delegado implícitamente a los hombres ho-
mosexuales – que no siempre están de lado de los discursos feministas– la tarea de
la defensa de las opciones sexuales. De este modo, las lesbianas en Colombia ter-
minan no participando o creando pequeños grupos con poca incidencia social y
política. Esta falta de apoyo de las organizaciones de mujeres feministas genera
que la defensa de estos derechos se desarrollen en el marco de proyectos de Les-
bianas, Gays, Transexuales y Bisexuales –LGTB–, y su historia, al menos en Co-
lombia, responde más a propuestas de la cooperación internacional que a los pro-
yectos sociales de base. El LGTB, como muchas cosas que están ocurriendo en
América Latina, corresponde más a los criterios externos a la realidad colombiana
que a las particularidades locales de esta población4. Quiere decir ésto que es más
un lineamiento de trabajo organizativo a escala internacional, que no recoge el
trabajo local y global necesario para dar a este trabajo una dimensión real trans-
nacional.
381
ÁNGELA MARÍA BOTERO PULGARÍN
Opus Dei a las mujeres. Algunos de ellos, amparados sostienen que, aún siendo
violadas, las mujeres debemos tener hijos aunque nadie responda de su sustento
y de los impactos colaterales sobre las mujeres, de modo que se violan varios de-
rechos fundamentales al mismo tiempo. Algunos de estos efectos conllevan estra-
tegias de resistencia contra la pobreza vinculados a la prostitución5.
En este estado de la cuestión demostraremos nuestra experiencia, a través de
tres casos que integran nuestras luchas de cada día y la resistencia de las institu-
ciones de justicia cuando se trata de hacer justicia para las mujeres, especialmente
«desempoderadas» frente a los hombres y frente al Estado: las pobres, las campe-
sinas, las negras, indígenas etc.
Este trabajo de investigación-reflexión está mezclado con historias indivi-
duales y colectivas, con la de las organizaciones de derechos de las mujeres, como
la RED COLOMBIANA POR LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRO-
DUCTIVOS, a la cual se recurre para la presentación de los casos que más ade-
lante se detallarán. Ante todo, me puedo basar en la historia vivida y relatada de
una de las mujeres a las que muchas colombianas le debemos el haber participado
en esta gesta feminista con la que se instaura el feminismo radical. Ella, mujer
afrodescendiente de 56 años, Marta Aliria Álvarez Tobón, fue pionera en el plan-
teamiento de los derechos sexuales y las prácticas de libertad revolucionaria de las
mujeres colombianas.
Haciendo referencia a ello en el punto 6, Anexo 1, pueden consultarse los
fragmentos transcritos de una entrevista que se mantuvo con esta mujer, en la que
la historiadora reflexiona y narra sobre el estado actual de los Derechos Sexuales
y los Derechos en Salud Sexual y Reproductiva en Colombia.
2. ACERCAMIENTO AL CONTEXTO:
DATOS QUE DIBUJAN EL MAPA DE COLOMBIA
Colombia es un país que no se resigna.
Muchos quizá no lo perciban.
Pero aquí hay más solidaridad que barbarie,
más imaginación que rabia y más resistencia a la guerra
que desconfianza en la paz.
Alfredo Witschi-Cestari*
5 En Colombia más del 70% de las familias tienen como cabeza de hogar a una mujer. Los altos índices
de hogares «monoparentales» extreman la vulnerabilidad de las mujeres ya que las empobrece y las obliga a ha-
cer «lo que sea» para responder por la crianza de sus hijos e hijas.
* Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas, durante la presentación del Informe Nacional
de Desarrollo Humano. Colombia - 2003.
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NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS. RESISTENCIAS ANTE LOS CÓDIGOS PATRIARCALES QUE…
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ÁNGELA MARÍA BOTERO PULGARÍN
Eduardo Galeano
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NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS. RESISTENCIAS ANTE LOS CÓDIGOS PATRIARCALES QUE…
muerta. Fue llevada al hospital San Juan de Dios en estado crítico de salud. El
médico ejerciendo de «juez», por encima de sus funciones, le acusó de haberla
estrangulado, declaración que fue considerada prueba reina durante todo el
proceso y, en consecuencia, fue condenada en primera y segunda instancia a 42
años y cinco meses de prisión acusada de homicidio agravado, justificado en la
consanguinidad con la occisa. Esta condena impuesta a Alba Lucía fue la más
larga que se conocía en ese momento en la historia de la jurisdicción penal co-
lombiana.
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ÁNGELA MARÍA BOTERO PULGARÍN
386
NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS. RESISTENCIAS ANTE LOS CÓDIGOS PATRIARCALES QUE…
Acusaciones misóginas
A la diligencia de audiencia pública, el 7 de Junio de 2006, asistió la Red
como manifestación de apoyo social y feminista a Sindy. La audiencia duró cinco
horas, el fiscal insistió en la culpa de Sindy por la muerte de la niña a pesar de que
para ese momento ya Alejandro se había declarado único culpable y había sido
condenado a 19 años de prisión por homicidio agravado, justificado por ser el pa-
dre de la víctima. Desconociendo las condiciones psíquicas, económicas y los pro-
fundos miedos e incapacidades ocasionados por el maltrato consecutivo, Sindy
fue acusada por el fiscal de presunta comisión de homicidio agravado.
Los argumentos del fiscal hicieron énfasis, de modo perverso y misógino, en
que a pesar de vivir protegida por su familia había decidido irse a vivir amance-
bada con Alejandro; «era indudable que como madre Sindy asumió de manera
irresponsable el cuidado de la menor y de un hogar», y «de acuerdo con el Art. 25
del Código Penal Colombiano, Sindy tenía la obligación de actuar en defensa de
los intereses de su hija y que de esa manera se comprometió tanto por acción
como por omisión en su muerte». Finalmente solicitó al juez proferir sentencia
condenatoria contra Sindy.
Se hizo justicia
Un mes después de la audiencia, el 17 de Julio de 2006, el Juez absuelve a
Sindy Julieth Arango Acevedo, y, por consiguiente, decreta la libertad inmediata
provisional de la procesada.
El fiscal apeló esta sentencia ante la sala penal del Tribunal Superior de Me-
dellín, el 28 de Julio de 2006, aduciendo que aunque Alejandro asumió toda la
responsabilidad en los hechos y ya fue juzgado y condenado, no era suficiente
para llevar el convencimiento en grado de certeza a la Judicatura, dado que Sindy
fue quien expuso a su hija de manera irresponsable al resultado final.
Y finalmente el día 29 de mayo de 2007, el Tribunal Superior de Medellín,
en segunda instancia, resuelve el recurso de apelación y absuelve del cargo de ho-
micidio agravado a Sindy Julieth Arango Acevedo.
387
ÁNGELA MARÍA BOTERO PULGARÍN
De víctima a culpable
El entorpecimiento del proceso fue de tal magnitud y demostró tantas irre-
gularidades misóginas, que llegó al extremo de investigar comportamientos ínti-
mos de Sandra en las instituciones donde cursó sus estudios básicos y profesiona-
les. Se indagó acerca de sus relaciones afectivas, su virginidad y se le acusó de
promiscua. La tía y el amigo, testigos iniciales de los hechos, se retractaron de sus
declaraciones y la tildaron de ser «una brincona» y causante de lo sucedido. A San-
dra y a la Fundación Mujer y Futuro las chantajearon ofreciéndoles una conside-
rable suma de dinero para que desistieran de la denuncia, lo cual fue rechazado
con vehemencia por ambas partes.
Por todo lo anterior la abogada representante de Sandra, Carmen Alicia Mes-
tizo, presentó una Acción de Tutela en la que solicitó que la denunciante no fuera
investigada, tutela que fue negada por el juez el 30 de Agosto de 2004. Ante esta
negativa se solicitó a la Defensoría del Pueblo que, desde la Oficina Delegada para
la Mujer, se permitiera coadyuvar la tutela para garantizar que la Corte Constitu-
cional aceptara revisar el fallo.
388
NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS. RESISTENCIAS ANTE LOS CÓDIGOS PATRIARCALES QUE…
A MODO DE CONCLUSIÓN
Resumimos en el siguiente cuadro –sistematizado por la RED– algunas pun-
tos clave de los procesos que se llevaron en cada caso.
389
Cuadro
390
Como vemos, este cuadro demuestra que nuestras luchas sí que tienen eco,
que se van logrando avances, pero a un costo humano y económico muy alto para
las mujeres que tenemos que seguir invirtiendo nuestras fuerzas en casos particu-
lares que, aunque sientan jurisprudencia, representan un porcentaje mínimo. En
un país en guerra donde las mujeres somos día a día victimas de una guerra eco-
nómica, social, política y armada, el botín se llama «mujer negra, pobre, indígena,
adolescente, desplazada, emigrada etc.».
Dejar una pregunta por la actual situación de estas mujeres me compromete
a escribir/investigar sobre ellas. De todas maneras, hagan lo que hagan, vivan
como vivan, sus vidas ya marcaron nuestra historia, pues en ellas nos vemos mu-
chas mujeres que no pudimos, ni podemos llevar al ámbito público nuestra de-
nuncia, porque en ella se nos desnuda la vida, y esa desnudez publicada nos marca
y sella para el acuso y recibo de una violencia publicitada.
Nosotras denunciamos, que los feminicidios son la expresión más aberrante
de la misoginia como expresión máxima de la falta de justicia hacia las mujeres.
Estas muertes ponen en duda la eficacia de los Estados en materia de protección
de la población femenina ya que evidencian una debilidad frente a la seguridad e
integridad de la vida y la salud de las mujeres. En este sentido, también denun-
ciamos que la protección de nuestros cuerpos y nuestras vidas no puede pasar por
el encierro para nosotras y la libertad para ellos. Ellos siguen dialogando y nego-
ciando sus delitos, mientras las mujeres vulneradas tienen que huir o esconderse
en casas de acogida ocultas de la vida social para que el agresor no las encuentre.
En otras palabras, ésto quiere decir que sigue siendo más fácil manejar a las vic-
timas que castigar al agresor y por eso muchos hombres se sienten libres para ejer-
cer la violencia. Ellos se saben más protegidos que ellas, por eso las rondan y las ame-
nazan continuamente, demostrando así que su poder patriarcal les perdona
consiguiendo incluso la protección de las instituciones que les protege como una
madre que sobreprotege a sus hijos varones por encima de sus hijas mujeres.
Esta situación no es exclusiva de Colombia pues según Fondo de Desarrollo
de las Naciones Unidas para la Mujer –UNIFEM–; cada 15 segundos, en alguna
parte del mundo, una mujer es agredida, en América Latina. México, Guatemala
y Colombia encabezan la lista y, en algunos países como España, la violencia de
género como eufemísticamente se llama en Europa –a lo que nosotras en América
Latina llamamos feminicidios–, se ha cobrado la vida de 110 mujeres en tan sólo
19 meses. Sabemos que éste es un tema extremadamente difícil porque el género
que se mata es el femenino y es seguro que este género femenino llamado mujer
ha pasado antes de su muerte por la violación de los más humanos de todos los de-
rechos que son los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos.
391
ÁNGELA MARÍA BOTERO PULGARÍN
lidades provenientes del abuso y del control que sobre los cuerpos de las mujeres
se quiere seguir rigiendo el patriarcado.
Para terminar, transcribo esta contundente cita de Marta Nussbaum para de-
nunciar que esta situación que describo de Colombia no es ni mucho menos pro-
pia de un solo país:
«En una gran parte del mundo, las mujeres salen perdiendo por el hecho de
ser mujeres. Su poder humano de elección y de sociabilidad resultan frecuente-
mente malogrados por sociedades en las que deben vivir como agregadas y sir-
vientas de los fines de otros, y en las que su sociabilidad está deformada por el te-
mor y la jerarquía. Pero las mujeres son portadoras de capacidades humanas,
facultades básicas de elección que levantan una reivindicación moral de oportuni-
dades para realizarse y prosperar. El hecho de que las mujeres, por su desigualdad,
no logren un nivel más alto de capacidad como aquel al que les da acceso la opción
de las funciones humanas centrales es, por tanto, un problema de justicia»6.
6. ANEXO 1
Recorrido por la memoria en la historia de vida de una feminista radical:
Marta Aliria Álvarez
«En el escenario colombiano, hablar de derechos sexuales es hablar de una lucha
política, social y cultural, que se remonta a más de treinta años, constituida en primera
instancia por el reconocimiento de: «todo hombre es un violador en potencia», en el
momento de la eclosión del feminismo radical. Reconocimiento hecho desde sí, en los
grupos de autoconciencia, desde la experiencia propia. Aunado esto a la conciencia his-
tórica de la especificidad latinoamericana, de la verdad histórica de nuestra confor-
mación de «latinoamericanidad», mezcla, mestizaje, hibridación sobreviviente de la
hecatombe de la epopeya de la Conquista, destrucción, dominación e integración del
continente de América: América Latina, poblacionalmente nace de la violación de
mujeres hasta que la entrega se hizo amorosa y este arquetipo fundacional no ha sido
cambiado todavía. «El soldado Álvarez, lo mismo que muchos de sus compañeros,
tiene que haber comenzado su infatigable labor genésica que lo llevó a hacer parir a
sus mujeres indígenas treinta hijos e hijas suyos en tres años, según Bernal Díaz del
Castillo. […] hubo semanas en las que parieron sesenta indias de las que estaban al
servicio de los soldados […]; Español que esté contento con cuatro indias es porque no
puede haber ocho y el que con ocho porque no puede haber dieciséis»7.
La violencia y el maltrato, sexual y de todo tipo contra las mujeres, fue reconocido
por el movimiento de mujeres sufragistas colombiano, en los primeros años de la dé-
cada de 1960, en concreto contra la mujer campesina, en el contexto de la guerra nom-
brada históricamente como «La Violencia» desatada por el asesinato de Jorge Eliécer
Gaitán, que inició el proceso de transformación de Colombia de país rural a la urba-
6 Nussbaum, M, (2002) .«Las mujeres y el desarrollo humano», el enfoque de las capacidades. Barcelona.
7 Ricardo Herren. Memoria de la historia. La conquista erótica de las indias. Colombia. 1991.
392
NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS. RESISTENCIAS ANTE LOS CÓDIGOS PATRIARCALES QUE…
8 Harris, Marvin (2006).Vacas, Cerdos guerras y brujas. Antropología Alianza Editorial. España.
393
ÁNGELA MARÍA BOTERO PULGARÍN
bicas, con el amor entre mujeres. Hasta este momento las lesbianas existían en guetos,
encerradas en los bares y tabernas, y sobre todo, la gran mayoría, en el silencio de las
amistades entre mujeres, que son «como hermanitas», recatadas y discretas.
A lo anterior hay que aclarar que el sexo encerrado en la casa es el semblante se-
xual de Colombia, es lo que se presenta a nivel social, porque en Colombia todo el
mundo, sabemos que el sexo va y viene, ocurre y se trafica. Es necesario pensar mucho
en ésto, pues ahí existen prácticas de libertad (por fuera de los preceptos implantados
por la Iglesia Católica Apostólica y Romana) y existen también las prácticas de viola-
ción, tráfico y prostitución de mujeres, niñas, niños y adolescentes.
A la pregunta sobre la buenas y malas prácticas que se pueden demostrar para Co-
lombia en cuanto a los Derechos en Salud Sexual y reproductiva, la entrevistada dice
lo siguiente:
La primera de las malas prácticas tiene que ver con borrar a las luchadoras de
la historia, pues al Movimiento Feminista en Colombia nunca se le reconocerán sus
logros. Saben muy bien borrar.
Bien es cierto que la salud sexual y reproductiva ha recibo la atención desde los
inicios del movimiento de mujeres, a partir de los años de 1978, llegando a cambiar
las instancias legislativas, normativas, institucionales, especialmente el sector de la
salud. Creándose también espacios de atención, programas y proyectos. A partir de
la violación, la violencia sexual y las enfermedades de transmisión sexual. La salud
de la mujer es pues un problema de salud pública. Sin embargo, la mejor salud y ca-
lidad de vida de las mujeres no podríamos decir que es mucho mejor.
Hay otra existencia de las prácticas de salud sexual y reproductiva de las muje-
res que corresponden a la cultura popular. Actualmente hay un proceso de recupera-
ción de integración y capacitación de las mujeres que en las comunidades se desem-
peñan como parteras. En menor medida, y de manera más lenta se recuperan las
prácticas de medicina de las mujeres populares.
El autocuidado ha sido una bandera muy feminista y se ha mantenido como con-
signa, tal vez siempre en espera porque ninguna mujer en este país tiene tiempo para sí.
Entre las situaciones que persisten, ganancias, perdidas y luchas pendientes, te-
nemos que hemos incidido positivamente en temas como el derecho a la salud sexual
y reproductiva, violación, violencia y maltrato en mujeres, niñas, niños y adoles-
centes, Control reproductivo.
En los últimos tiempos hemos logrado despenalizar parcialmente el aborto, de-
nunciar el embarazo adolescente como un problema de salud pública y la prevención
de infecciones de transmisión sexual así como la atención al cáncer de mama y ute-
rino, y en lo que menos que menos es el sexo entre mujeres (hasta el movimiento de
mujeres lo relega al ostracismo y lo manda al averno)».
7. BIBLIOGRAFÍA
BOSCH, E., FERRER, V. A. y GILI, M. Historia de la misoginia. Barce-
lona: Antrophos, 1999.
394
NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS LUCHAS. RESISTENCIAS ANTE LOS CÓDIGOS PATRIARCALES QUE…
395
Derechos Sexuales y Reproductivos en
Colombia: buenas prácticas y vivencias.
HACIA LA GARANTÍA DE LOS
DERECHOS SEXUALES EN EL MARCO
DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO
EN COLOMBIA
Claudia Cecilia Ramírez Cardona
Coordinadora del Área violencias contra las mujeres y justicia.
Corporación Sisma Mujer.
1. INTRODUCCIÓN
La Corporación Sisma Mujer es una Organización No Gubernamental que
trabaja por la defensa, promoción y protección de los derechos humanos de las
mujeres en Colombia. Para el logro de su misión, Sisma Mujer realiza acciones de
incidencia que apuntan a la incorporación de los intereses y demandas de las mu-
jeres en la definición de las agendas públicas integrales y sectoriales de desarrollo
local, regional y nacional, en reformas legislativas, así como de cara a la adminis-
tración de justicia, buscando la realización de los derechos a la verdad, la justicia
y la reparación de las mujeres víctimas de diversas violencias tanto cotidianas
como cometidas con ocasión o en desarrollo del conflicto armado. De igual ma-
nera, Sisma Mujer ha venido posicionando en el ámbito internacional los intere-
ses, necesidades y agendas de las mujeres en el país, principalmente a través de ac-
ciones permanentes de incidencia ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El accionar de Sisma se alimenta del contacto directo con mujeres de base, li-
deresas y víctimas de violencia a través de procesos de formación que sumados a
la investigación y la representación judicial, se proponen remover los obstáculos
que impiden a las mujeres en Colombia gozar de una vida libre de violencias en
los ámbitos familiar, comunitario, político y en el marco del conflicto armado.
La opción por el trabajo de incidencia articulado a redes de organizaciones de
mujeres y de derechos humanos en Colombia, sumado a la gran riqueza con que
397
CLAUDIA CECILIA RAMÍREZ CARDONA
2. CONTEXTO
El país apenas comienza a ser consciente de la magnitud de la violencia sexual
contra las mujeres en los ámbitos familiar, comunitario y en el conflicto armado
interno. Los medios de comunicación han permanecido tradicionalmente ajenos
a esta problemática, a su vez, las fuentes de información cuantitativa sobre ocu-
rrencia de violencia sexual en el país son precarias, lo que expresa en gran medida
la escasa prioridad que el tema tiene en relación con otras graves problemáticas
que vive el país. Adicionalmente, las organizaciones de mujeres y de derechos hu-
manos que hacemos incidencia y que contamos con una amplia documentación
sobre estos casos enfrentamos un gran obstáculo para denunciar estos hechos,
pues la mayoría de las mujeres que narran sus experiencias establecen como re-
quisito la confidencialidad. Este requisito, perfectamente entendible por el con-
texto de desprotección en que se encuentran, se extiende no solo a su identidad,
sino también al lugar geográfico de ocurrencia de los hechos.
Si nos atenemos a la información oficial existente en entidades prestadoras de
servicios de salud o de justicia, los datos que generan contribuyen a distorsionar
la realidad en tanto son muy pocas las mujeres que denuncian la violencia a la po-
licía o a los servicios de apoyo y las que lo hacen tienden a ser las más gravemente
lesionadas. Adicionalmente, según el Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencia Forenses la impunidad en violencia sexual llegaría a ser del 95%1.
Desde el año 2004 el gobierno nacional adelanta un proceso de negociación
con grupos paramilitares, en este contexto, de por lo menos 80.000 víctimas que
se han acercado a reclamar sus derechos en el marco jurídico de «Justicia y Paz»
(marco jurídico de negociación con los grupos paramilitares en Colombia), sólo
21 de ellas han denunciado delitos de violencia sexual, de acuerdo a datos de la
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.
Los grupos paramilitares que se han acogido a la llamada «ley de justicia y
paz», han incumplido su compromiso de cese de hostilidades, han mantenido su
1 Según «El devenir de normas y valores tradicionales sobre la sexualidad en Colombia», artículo publi-
cado por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses «Se sabe por ejemplo que en los Esta-
dos Unidos, uno de cada cuatro delitos sexuales es denunciado y en Colombia esta proporción puede llegar a
ser uno de cada veinte» (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses s.f.)
www.medicinalegal.gov.co
398
HACIA LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS SEXUALES EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO…
399
CLAUDIA CECILIA RAMÍREZ CARDONA
400
HACIA LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS SEXUALES EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO…
3 Proyecto de Ley 302 de 2007 CAMARA-171 DE 2006 SENADO acumulado con el proyecto de ley
98 de 2006 SENADO: «Por La Cual Se Dictan Normas De Sensibilización, Prevención Y Sanción De Formas De
Violencia Y Discriminación Contra Las Mujeres, Se Reforman Los Códigos Penal, De Procedimiento Penal, La Ley
294 De 1996 Y se Dictan Otras Disposiciones.
401
CLAUDIA CECILIA RAMÍREZ CARDONA
A partir de las escasas denuncias de violencia sexual, los y las fiscales que es-
tán adelantando las investigaciones a los bloques paramilitares, en general no han
considerado como hipótesis de investigación la posibilidad de existencia de vio-
lencia sexual con carácter sistemático y generalizado en el conflicto armado en
Colombia, lo cual ha limitado la posibilidad de avanzar hacia el establecimiento
de responsabilidades de los mandos por hechos cometidos por sus subalternos.
Las organizaciones de mujeres en el país hemos buscado introducir la discu-
sión sobre el carácter generalizado y sistemático de la violencia sexual porque el
conocimiento directo de esta realidad nos permite esta afirmación, por el sus-
tento de la misma en los informes nacionales e internacionales que ya se han
mencionado y por la necesidad de que la administración de justicia atienda esta
problemática en su real dimensión.
Nuestra apuesta en el sentido de aportar argumentos y pruebas para la confi-
guración de la violencia sexual contra las mujeres en el país, o al menos en algunas
regiones y durante algunos momentos específicos del control por parte de actores
armados legales e ilegales, como delitos de lesa humanidad, brinda argumentos co-
herentes con el análisis feminista frente a la violencia contra las mujeres como ex-
presión de la dominación del hombre sobre la mujer en sociedades en las que la mi-
litarización y la guerra exacerban los valores patriarcales y que se legitima con la
impunidad. En este sentido, la comprensión de los hechos de violencia contra las
mujeres como una práctica generalizada y sistemática nos remite a un problema de
la sociedad en su conjunto, y no de algo que le ocurrió a alguna mujer.
De otro lado, el énfasis en la ocurrencia generalizada y sistemática de los hechos
de violencia contra las mujeres en el país, sería la única alternativa para acudir a la
CPI con casos que hayan tenido ocurrencia después 2002 fecha de ratificación del
Estatuto de Roma por el Estado colombiano, dada la cláusula de reserva que el go-
bierno incluyó al tratado al momento de su ratificación, excluyendo las investigacio-
nes por delitos de guerra durante los siete años siguientes a la firma.
La garantía de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación para las mu-
jeres víctimas de violencia sexual en el conflicto armado interno en el país exige
de la administración de justicia a través de sus operadores/as una reinterpretación
de la teoría penal clásica, a la luz de los desarrollos de la justicia de género no sólo
relativa a la tipificación de los casos, sino también en temáticas como la recolec-
ción y valoración de la prueba, la seguridad para la víctima, la publicidad del pro-
ceso, la defensa técnica y la asignación de responsabilidad entre otras temáticas a
las cuales hemos hecho referencia.
De manera reciente, y como producto de la incidencia de organizaciones de
mujeres así como de la presencia de representantes de organismos internacionales
de derechos humanos en el país que han dado cuenta de estas graves problemáti-
cas, la Corte Constitucional colombiana, máxima autoridad jurisdiccional en ma-
teria de derechos humanos expidió el auto 092 de 20084, pronunciamiento en el
4 Auto No. 092 de 2008, expedido como parte del seguimiento al cumplimiento de la Sentencia T-025
de 2004 que ordenó al Estado colombiano la ejecución de una serie de medidas para la población desplazada.
402
HACIA LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS SEXUALES EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO…
que afirma: «la violencia sexual contra la mujer es una práctica habitual, exten-
dida, sistemática e invisible en el contexto del conflicto armado colombiano, así
como lo son la explotación y el abuso sexuales, por parte de todos los grupos arma-
dos ilegales enfrentados, y en algunos casos aislados, por parte de agentes individua-
les de la Fuerza Pública». En relación con el acceso a la justicia por estos delitos,
la Corte Constitucional señala que: «No hay mecanismos de visibilización, justi-
cia y reparación de los delitos que afectan a las mujeres desplazadas, en particular
de la violencia sexual.(…). «Dentro del sistema de la Ley de Justicia y Paz no se ha
informado sobre la adopción de medidas, actuaciones o programas dirigidos a visi-
bilizar y sancionar estos numerosísimos y graves crímenes». A partir de un pro-
fundo análisis de esta problemática, la Corte Constitucional ordenó al Estado
colombiano incluir la violencia sexual contra las mujeres en el más alto nivel de
prioridad de la agenda oficial de la Nación; ordenó a la Fiscalía General de la
Nación investigar la violencia sexual contra las mujeres en el país remitiéndole
un gran número de casos; solicitó a la Procuraduría General de la Nación que
supervigile el avance de las investigaciones y procesos penales a los que haya lu-
gar, y ordenó al Director de Acción Social, entidad gubernamental encargada de
la atención a la población desplazada en el país, la creación de 13 programas
uno de los cuales es el Programa de Prevención de la Violencia Sexual contra la
Mujer Desplazada y de Atención Integral a sus Víctimas. Según lo ordena esta
sentencia, el Fiscal General de la Nación deberá rendir ante la Corte Constitu-
cional a más tardar seis (6) meses después de que la providencia le sea comuni-
cada, un informe detallado sobre cuántos de los crímenes que se le pusieron en
conocimiento han sido objeto de sentencias condenatorias, resoluciones de acu-
sación, resoluciones de preclusión, y en cuántos no se ha identificado a un pre-
sunto perpetrador; igualmente, ordenó ser informada sobre las labores de apoyo
y protección a las víctimas de estos crímenes.
Para las organizaciones de derechos humanos y de mujeres en el país esta
sentencia constituye un hito en relación con la exigibilidad tanto del diseño y eje-
cución de una política pública seria y coherente para la atención de esta proble-
mática, como en cuanto a la interpelación a la rama judicial para que realice ac-
ciones tendentes a garantizar de manera real y efectiva el derecho de acceso a la
justicia para mujeres víctimas de violencia sexual.
En la actualidad, las acciones de incidencia en la materia se encuentran
orientadas al monitoreo y seguimiento de las acciones del Estado colombiano
en cumplimiento del pronunciamiento de la Corte Constitucional. A este res-
pecto, La Corporación Sisma Mujer, tomando como referentes las diversas re-
comendaciones en la materia por parte de organismos de protección de dere-
chos humanos, ha elaborado a modo de buena práctica una serie de
lineamientos para una política pública en atención a la temática de la violen-
cia sexual en el país. Se espera que este insumo, sumado a las propuestas de
otras organizaciones sociales interesadas, se constituya en una herramienta de
incidencia para la cualificación de las acciones del Estado colombiano en cum-
plimiento de la sentencia de la Corte, partiendo de la base de que corresponde
403
CLAUDIA CECILIA RAMÍREZ CARDONA
404
HACIA LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS SEXUALES EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO…
datos personales, los de sus descendientes o los de cualquiera otra persona que esté
bajo su guarda o custodia.
Las víctimas de delitos de violencia sexual tienen derecho a recibir orienta-
ción, asesoramiento jurídico y asistencia técnica legal con carácter gratuito, in-
mediato y especializado desde el momento en que el hecho constitutivo de vio-
lencia se ponga en conocimiento de la autoridad. Se podrá ordenar que el agresor
asuma los costos de esta atención y asistencia. Corresponde al Estado garantizar
este derecho realizando las acciones correspondientes frente al agresor y en todo
caso garantizará la prestación de este servicio a través de la defensoría pública.
Las víctimas de violencia sexual tienen derecho a recibir asistencia médica,
psicológica, psiquiátrica y forense especializada e integral en los términos y con-
diciones establecidos en el ordenamiento jurídico para ellas y sus hijos e hijas.
Las víctimas tienen derecho a decidir voluntariamente si pueden ser con-
frontadas con el agresor en cualquiera de los espacios de atención y en los proce-
dimientos administrativos, judiciales o de otro tipo.
Por último, se presenta una recopilación de las diversas recomendaciones y
previsiones legales ya existentes en la temática de violencia sexual que deberán ser
incorporadas a la política pública estatal. Estas se organizaron a partir de un abor-
daje que contempla como ámbitos de intervención la prevención, la protección, la
atención, la sanción y la reparación.
Las fuentes tomadas como referencia son las siguientes:
Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y
consecuencias, Sra. Radhika Coomaraswamy, 2001; Violencia sexual y por motivos
de género en contra de personas refugiadas, retornadas y desplazadas internas. Guía
Para la Prevención y Respuesta Mayo de 2003. ACNUR; Comisión Interamericana
de Derechos Humanos. Las mujeres frente a la violencia y la discriminación deriva-
das del conflicto armado en Colombia. 18 de Octubre de 2006.; Comité para la Eli-
minación de la Discriminación contra la Mujer. Informe del Secretario General de
las Naciones Unidas Violencia contra las mujeres 2006.
405
CLAUDIA CECILIA RAMÍREZ CARDONA
Sistemas de información
Creación y mejora de sistemas y registros de información estadística y cuali-
tativa, de indicadores y sistemas de monitoreo institucionales de incidentes de
violencia y discriminación contra las mujeres que incluyan a los actores del con-
flicto armado como posibles agresores y que desagreguen la información por sexo,
edad, raza, etnia, y discapacidad entre otros factores. Estos sistemas deben refle-
jar adecuadamente la situación a nivel nacional y local.
Unificación de bases de datos y criterios de sistematización de la informa-
ción, teniendo en cuenta registros provenientes de centros de salud, comisarías y
tribunales, servicios públicos como los de vivienda y asistencia social y albergues
y otros servicios de apoyo para las personas sobrevivientes de la violencia.
Aporte –por parte de las entidades responsables– de información referente a
violencia de genero al sistema de información que determine el Ministerio de
Protección Social y a la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, a tra-
vés del Observatorio de Asuntos de Género, para las labores de información, mo-
nitoreo y seguimiento.
Establecimiento de un sistema de compilación de estadísticas en que se indi-
que lo que le ha ocurrido a la mujer antes de perecer en una matanza, con el ob-
jeto de tener constancia real de la generalización de la violencia basada en el gé-
nero durante el conflicto.
Formulación e implementación de un formulario común para la Denuncia
de Incidentes de violencia sexual y por motivos de género. Este formulario debe
ser traducido conforme sea necesario y todos los actores deben ser capacitados so-
bre la forma de utilizarlo.
Las líneas de atención existentes en los municipios y los distritos informarán
de manera inmediata, precisa y completa a la comunidad y a la víctima de alguna
de las formas de violencia, los mecanismos de protección y atención a la misma
(proyecto de ley sobre violencia contra la mujer).
Institucionalización de la temática
Inclusión –en los planes de desarrollo municipal y departamental– de un ca-
pítulo de prevención y atención para las mujeres víctimas de la violencia (Proyecto
de ley sobre violencia contra la mujer).
Promoción de la seguridad pública. Contribuir a que el entorno físico sea se-
guro para las mujeres, a través de auditorías comunitarias de seguridad para de-
tectar los lugares peligrosos, examinar los temores de las mujeres y solicitar a las
mujeres sus recomendaciones para mejorar su seguridad. La prevención de la vio-
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HACIA LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS SEXUALES EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO…
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CLAUDIA CECILIA RAMÍREZ CARDONA
408
HACIA LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS SEXUALES EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO…
violencia sexual son importantes, lo mismo que el acceso de las mujeres a dichos ser-
vicios. Los centros para casos de agresión sexual tienen el objetivo de brindar una
atención comprensiva de alto nivel a las víctimas de una reciente agresión sexual.
Numerosos países tienen centros para casos de agresión sexual en los hospitales o
centros de base comunitaria cerca de un hospital asociado.
Los exámenes y tratamiento médicos deben ser realizados por personal capa-
citado, idealmente del mismo sexo de quienes necesitan el servicio. Debe utili-
zarse los protocolos apropiados, así como equipo, suministros y medicamentos
adecuados para:
• prevenir enfermedades (infecciones de transmisión sexual y otras);
• prevenir embarazos no deseados;
• atender heridas;
• obtener evidencia forense;
• proporcionar consejería y tratamiento para trauma psicológico;
• determinar cuáles pacientes requieren atención en salud respecto a violen-
cia sexual y por motivos de género.
Cuando sea necesario, se debe remitir a la o el paciente y proporcionarle
transporte para que pueda recurrir a los niveles apropiados de atención en sa-
lud.
Para prestar asistencia a las víctimas/sobrevivientes de la violencia contra la
mujer se requiere una amplia gama de servicios: servicios médico completos, en
particular acceso al aborto en condiciones de seguridad; asesoramiento; albergue;
suministro de artículos y servicios de primera necesidad, como alimentos, agua y
saneamiento, y educación y servicios comunitarios. Asimismo, se debe propor-
cionar evidencia médica en procesos judiciales cuando la víctima/sobreviviente
opte por buscar una compensación legal.
Incremento del acceso al patrocinio jurídico gratuito para mujeres víctimas
de violencia y discriminación.
409
CLAUDIA CECILIA RAMÍREZ CARDONA
BIBLIOGRAFÍA
(Amnistía, 2004) Amnistía Internacional. «Violencia sexual contra las muje-
res en el marco del conflicto armado «Cuerpos Marcados, Crímenes silenciados».
AI: AMR 23/040/2004.
(Relatora CIDH, 2006). Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
«Las mujeres frente a la violencia y la discriminación derivadas del conflicto ar-
mado en Colombia». OEA/Ser.L/V/II. Doc. 67. 18 de octubre de 2006.
(Relatora ONU, 2001). «Informe de la Relatora Especial sobre la violencia
contra la mujer, sus causas y consecuencias. Misión en Colombia». Sra. Radhika
Coomaraswamy. Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos. 11 de
marzo de 2002, 58 período de sesiones. E/CN.4/2002/Add.3.
410
RESPUESTA NACIONAL A LA
MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA
EN EGIPTO. ESTUDIO DE CASO «FGM
FREE VILLAGE MODEL»
Ewa Strzelecka
Investigadora, experta en Género y Desarrollo de la
Universidad de Granada1.
Mariham Iskander
Asistente de investigación en Cynthia Nelson Institute
for Gender and Women’s Studies, American
University in Cairo (Egipto)2.
1. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES:
MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO
Egipto pertenece al grupo de países en los que la mutilación genital femenina
(MGF) se sitúa en uno de los niveles más altos de prevalencía3. Los datos oficia-
les más fiables y amplios sobre la MGF en Egipto se han obtenido a partir de
1995 cuando por primer vez se incluyeron preguntas especificas sobre el tema en
la Encuesta Demográfica y de Salud (DHS) y se dió a conocer que el 97% de las
mujeres egipcias casadas habían sido sometidas a dicha práctica (El Zenaty et at.,
411
EWA STRZELECKA, MARIHAM ISKANDER
4 Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris y, más raramente, también del pliegue de piel que
rodea el clítoris.
5 Excisión: resección parcial o total del clítoris y de los labios menores, con o sin escisión de los labios
mayores.
6 Infibulación: estrechamiento o sellado de la abertura vaginal mediante el corte y recolección de los la-
bios menores, y a veces también de los labios mayores, con o sin resección del clítoris.
412
RESPUESTA NACIONAL A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO: EL PROYECTO «FGM FREE…
parto (El Zanaty y Way, 2006:217). Por otro lado, el 61% de las mujeres egipcias
está convencida de que los hombres prefieren una esposa circuncidada, y un 54%
responde que se trata de un método deseable para prevenir el adulterio, que está
socialmente condenado (El Zanaty y Way, 2006:218). Según las interpretaciones
antropológicas, la ablación forma parte inherente de la sexualización de la mujer
y está relacionada con la des-masculinización de su cuerpo (El Guindi, 2006:31).
A través de la práctica la niña se socializa en su rol de género y adquiere una iden-
tidad cultural de mujer. Es una tradición vinculada al mundo femenino, y como
confirman los estudios realizados en Egipto, la mayoría de los hombres saben
muy poco sobre cómo transcurre y en qué consiste dicha práctica (El Guindi,
2006:35). La MGF se suele realizar entre los 5 y los 13 años, y se considera un rito
que marca la fase transitoria entre el nacimiento y el matrimonio. Antropólogos
como John Kennedy consideran que la práctica en el Oriente Próximo tiene al-
gunas características particulares y no encaja fácilmente en las explicaciones teó-
ricas que se utilizan para el ritual de la ablación en otras partes de África, que tie-
nen que ver con la iniciación de la niña a la edad adulta (Kennedy, 2005:152). Su
investigación en la comunidad nubia kenuzi en el Alto Egipto pone de manifiesto
que para entender la MGF en Egipto no hay que poner el énfasis tanto en la ini-
ciación o en el rito de paso en el momento de la ablación sino en las implicacio-
nes que dicha práctica tiene para el futuro de las niñas, en su protección espiritual
y en su preparación para el matrimonio y la procreación (Kennedy, 2005:152,
168). Otra característica de la ablación femenina en Egipto tiene que ver con la
falta de una ceremonia larga y suntuosa, más bien se trata de un ritual bastante
corto y limitado al ámbito privado (Kennedy, 2005:157). La tendencia actual es
que la importancia de los aspectos ceremoniales asociados a la MGF en Egipto
disminuya, no obstante, su compleja constelación de creencias, valores y princi-
pios asociados al poder y a la dominación masculina persisten y siguen siendo di-
fíciles de modificar. El abandono de la práctica está en conexión con la posible
pérdida de estatus y de protección. Las comunidades practicantes se resisten al
cambio porque creen que la MGF permite controlar un deseo sexual excesivo de
las mujeres y por tanto les ayuda a preservar su moralidad, castidad y fidelidad. La
MGF se concibe también en términos de belleza y se asocia con la higiene cor-
poral. De hecho en el dialecto egipcio la MGF se denomina tahara, que significa
la purificación o la limpieza. Los factores de la tradición y las costumbres juegan
un rol primordial en la perpetuación de la práctica; también se evoca a la religión
para justificarla. Todas estas justificaciones, sean de índole religiosa, cultural, es-
tética, higiénica o moral, son mecanismos eficaces para mantener la convención
social de someter a las niñas a la MGF y contribuir a la perpetuación de la prác-
tica (Lewnes, 2005:20). Es necesario identificarlas y revertirlas para promocionar
una sociedad más igualitaria y libre de la violencia de género.
La complejidad de la MGF requiere de una estrategia de abandono multidi-
mensional y de un tratamiento holístico que incluya los enfoques médico, socio-
cultural, religioso, jurídico y de género, así como de acciones concretas para crear
un entorno que posibilite el cambio. Se considera que los proyectos más exitosos
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EWA STRZELECKA, MARIHAM ISKANDER
son los que han conseguido que la comunidad se involucre en el proceso y en los
que las acciones a niveles comunitarios se refuercen a nivel estatal con políticas
concretas que conduzcan al empoderamiento de las mujeres, a la igualdad de gé-
nero y al cumplimiento de los derechos humanos. Egipto ha ratificado varios tra-
tados internacionales, tales como la Convención sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) ratificada en 19817 y la
Convención sobre Derechos del Niño ratificada en 1990, que condenan la vio-
lencia contra las mujeres y las niñas y que exigen al Estado tomar medidas ade-
cuadas para erradicar la MGF. El compromiso internacional fue retomado con
más fuerza a partir de 1994 cuando la cuestión de la MGF se incorporó a la
agenda nacional como resultado de los acuerdos de la Conferencia Internacional
sobre Población y Desarrollo (CIPD) celebrada en El Cairo en 1994. El evento y
las actividades paralelas a la conferencia, sobre todo la emisión por la cadena te-
levisiva CNN de un documental sobre la MGF a una niña egipcia de 13 años,
realizada por un barbero en un barrio de El Cairo, provocaron un debate na-
cional y político sobre la MGF en Egipto. Los datos de DHS de 1995 han con-
firmado que no se trataba de una práctica en decadencia como se sostenía ofi-
cialmente en aquel momento, sino que era una práctica que afectaba al 97% de
la población femenina en Egipto. Los resultados fueron validados por un estudio
clínico realizado en 1996 en colaboración con el Egyptian Fertility Care Society y
el Population Council (VV.AA., 1996). Los hechos requerían de una intervención
inmediata por parte del gobierno. En 1994, poco después de la CIPD, el minis-
tro de salud Ali Abdel Fattah aprobó un decreto que prohibía la MGF al perso-
nal no cualificado y fuera de los hospitales, y en 1995 mediante otro decreto
prohibió la MGF en los hospitales públicos (Rahman y Toubia, 2000:142). La re-
solución no impedía realizar la MGF al personal médico en las clínicas privadas.
Un año más tarde, en 1996 Ismael Sallam, el nuevo ministro de salud, endureció
la política y aprobó el decreto número 261 que prohibía la MGF en los hospita-
les y en las clínicas públicas y privadas, y en cualquier otro lugar, salvo en aque-
llos casos en que la práctica se considerara necesaria por razones médicas. La
prohibición provocó una campaña de protestas liderada por los grupos partidarios
de la MGF, y el decreto fue perseguido ante los tribunales. Se declaró que era in-
constitucional por rebasar la competencia del ministro de salud e interferir en el
derecho del médico a realizar su trabajo, pero la sentencia fue apelada y la Corte
Administrativa Superior admitió en 1997 la legalidad del decreto, pronuncián-
dose a favor del ministro de salud y de su disposición (Rahman y Toubia,
2000:142). La prohibición para la MGF era todavía ambivalente, ya que las la-
gunas del decreto 261 permitían la intervención quirúrgica sobre los órganos se-
xuales femeninos por razones médicas, con lo que se otorgó al personal médico el
poder de decidir sobre esta cuestión y se legitimó la medicalización de la MGF en
Egipto.
7 Egipto ratificó la CEDAW pero planteó reservas por motivos religiosos, argumentando la incompati-
bilidad de algunos artículos de la Convención con la ley islámica, sharia. Las reservas se referían sobre todo a
los derechos aplicados en el Código de la familia y en el matrimonio.
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RESPUESTA NACIONAL A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO: EL PROYECTO «FGM FREE…
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EWA STRZELECKA, MARIHAM ISKANDER
rrollo más amplia dirigida a todos los sectores de la comunidad con un énfasis es-
pecial en el empoderamiento de las mujeres. El enfoque del desarrollo consistía en
diversas actividades que incluían la provisión de servicios sociales, la educación y
la socialización en derechos humanos, así como la promoción de las capacidades
técnicas y administrativas, teniendo en cuenta los aspectos de género en el desa-
rrollo (Abdel Hadi, 2006:123). También al éxito del proyecto contribuyó el apoyo
por parte de la Iglesia Copta, que era una de las principales fuentes de informa-
ción en este pueblo cristiano. Las lecciones aprendidas del análisis de las inter-
venciones previas en el área de la MGF en Egipto han permitido crear un pro-
yecto nacional basado en el conocimiento y en las buenas prácticas provenientes
de estas experiencias. Así surgió en 2003 el proyecto: «Female Genital Mutilation
Free Village Model» («Modelo de Poblado Libre de la Mutilación Genital Feme-
nina»), que fue posible gracias a una alianza entre la sociedad civil, las agencias in-
ternacionales y el gobierno, y sobre todo gracias al rol y al interés que la primera
dama Susan Mubarak mostró en la eliminación de la MGF en Egipto. El proyecto
del FGM Free Village Model ha jugado un rol importante en los últimos avances
para el abandono y la penalización de la MGF en Egipto. La importancia del pro-
yecto radica también en su capacidad para movilizar a la gente y convertirse en lo
que se podría definir como «movimiento social» o «movimiento nacional» (Bar-
soum y Assaad, entrevista 14.06.2008).
8 El Donor Assistent Group (DAG) está compuesto por las agencias internacionales que proporcionan
fondos a la iniciativa: el PNUD, la Unión Europea, UNIFEM, UNFPA, las cooperaciones de Italia, Holanda,
Dinamarca, Canadá, EE.UU., Finlandia y Suiza. Los fondos paralelos proceden del UNIFEF y del Plan In-
ternational.
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RESPUESTA NACIONAL A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO: EL PROYECTO «FGM FREE…
9 En el momento de escribir este artículo el documento de evaluación del proyecto estaba todavía en la
versión de borrador. Su versión definitiva se publicará por el Population Council, que es una ONG interna-
cional especializada en el área de los derechos sexuales y reproductivos: www.popcouncil.org. Más información
sobre FGM Free Village Model se puede encontrar en las páginas web del NCCM: www.nccm.org.eg/ y del
PNUD-Egipto: http://www.undp.org.eg
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EWA STRZELECKA, MARIHAM ISKANDER
considera que la justicia social no puede darse sin el desarrollo de las capacidades de
las personas y sin ofrecerles las oportunidades para que puedan elegir el tipo de vida
que quieren llevar en unas condiciones de igualdad de género y de libertad cultural.
La cuestión de la MGF se inscribe en los derechos de las niñas y particularmente en
los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, teniendo en cuenta que sin las
garantías de los demás derechos, como el acceso a la educación o a los derechos eco-
nómicos, sociales, políticos y culturales, es difícil que se ponga fin a la MGF. El
abandono de la práctica requiere de cambios sociales profundos para mejorar el es-
tatus de las mujeres y generar su empoderamiento, además requiere una voluntad
política y unas reformas que examinen y eliminen los obstáculos jurídicos e institu-
cionales que impiden la igualdad de género. El éxito del proyecto FGM Free Village
Model se debe a su capacidad para tener en cuenta estos factores, y para encontrar
un vínculo entre el enfoque de derechos humanos y la perspectiva del desarrollo hu-
mano. El proyecto pretende, por un lado, fomentar las capacidades de la gente para
ejercer sus derechos, y por otro, promover las políticas públicas y las reformas legis-
lativas para reforzar las capacidades del Estado como garante de los derechos hu-
manos. El marco conceptual de FGM Free Village Model es el desarrollo, los dere-
chos humanos y el empoderamiento de las mujeres. Este modelo teórico se ha
traducido en mensajes y en acciones concretas entendibles en su contexto, estable-
ciendo un diálogo entre las agencias del desarrollo y las comunidades que practican
la MGF y a las que se dirige el proyecto. Como bien lo ha expresado Simona Gal-
biati del PNUD, responsable del apoyo al FGM Free Village Model: «En la ONU se
habla de los derechos humanos; en las comunidades tal vez no se utiliza este término, sino
que se habla de la niña egipcia y de su bienestar. Tal vez se utiliza un lenguaje diferente,
pero el objetivo es el mismo – los derechos humanos y todo lo relacionado para proteger
a las niñas de la MGF–» (Galbiati, entrevista 02.06.2008).
El trabajo de FGM Free Village Model se basa en diferentes estrategias que se de-
sarrollan paralelamente a los niveles local, nacional e internacional. A nivel local se
pretende eliminar la presión social sobre la MGF a través de la implicación de toda
la comunidad en el proceso del abandono de la MGF. A nivel nacional la estrategia
se centra en construir el entorno político que posibilite el cambio y en reforzar el
marco legislativo para garantizar los derechos humanos de las niñas y las mujeres. Las
estrategias a nivel regional e internacional se refieren a la difusión de las lecciones
aprendidas y al intercambio de experiencias en el área de la MGF a nivel global, así
como a la formación de redes y alianzas transnacionales en la lucha contra la MGF.
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RESPUESTA NACIONAL A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO: EL PROYECTO «FGM FREE…
car que las actividades de FGM Free Village Model y su lucha por el abandono de
la MGF han encontrado un eco positivo en páginas web musulmanas tan impor-
tantes como el Islam on Line. El NCCM ha lanzado también una campaña pu-
blicitaria de concienciación sobre la MGF emitida tanto en los medios de comu-
nicación, como en carteles para la calle y en las pantallas de televisión de las
estaciones del metro cairota. La información sobre la MGF ha sido difundida a
través de distintas publicaciones del NCCM: guías, manuales, material didáctico,
boletines y folletos del proyecto. El NCCM ha abierto también un número de te-
léfono gratuito, 16 000, accesible 24 horas todos los días, al que se puede llamar
en casos de emergencia vinculados a la MGF y para conseguir información acerca
de la práctica.
La trágica muerte de Bedour Ahmed Shaker marcó un momento crucial no
sólo para la estrategia integral contra la MGF que el NCCM había puesto en mar-
cha en los medios de comunicación, sino también para el avance decisivo que se
pudo dar en el ámbito político y legislativo para la prohibición de la MGF en
Egipto. En junio de 2007, en la Tercera Conferencia Regional sobre la Violencia
contra Niños y Niñas, Susan Mubarak, la primera dama y presidenta del Comité
Consultivo del NCCM, anunció una campaña nacional contra la MGF «El Prin-
cipio del Fin». El NCCM protagonizó la campaña y los acontecimientos que si-
guieron a la muerte de Bedour Shaker, y que demostraron la eficacia de la estruc-
tura y de la coordinación del proyecto FGM Free Village Model, y su capacidad
para movilizar de manera inmediata recursos humanos y materiales, de docu-
mentos relevantes, de medios de comunicación y de otros tipos de redes para dar
una respuesta eficaz en contra de la MGF. Fue el momento oportuno para ejercer
una presión política y social, y para avanzar en los compromisos para la elimina-
ción de la MGF por parte del gobierno y de la sociedad civil egipcia. Lo más im-
portante fue poner fin a la medicalización de la práctica, establecer una legislación
eficaz en contra de la MGF y aprovechar el discurso religioso para legitimar un
cambio social y reforzar los derechos de la infancia y de las mujeres.
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RESPUESTA NACIONAL A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO: EL PROYECTO «FGM FREE…
metió a sus hijas a la MGF. Uno de los hadices polémicos en cuestión, habla de
la circuncisión masculina como sunnah, es decir una tradición del Profeta que
se debe seguir, mientras que la ablación femenina se concibe como makrumah,
un acto de mérito o una actuación noble. Otro «hadiz» permite la realización de
la MGF, pero advierte que el corte no debe ser demasiado profundo ni extenso.
En Egipto, como en otros países musulmanes, cuando no hay claridad respecto
a los principios religiosos a seguir, se acude a la fatua, un pronunciamiento le-
gal emitido por un especialista en derecho islámico. La dificultad aparece
cuando las fatuas se contradicen, como es en el caso de las fatuas concernientes
a la MGF emitidas por la Comisión Egipcia de Fatua (Aldeeb Abu-Sahlieh,
2006:59). Por ejemplo, la fatua del 28 de mayo de 1949 de Hussain Moham-
med Makhlouf dice que la MGF no es una obligación religiosa y que su aban-
dono no es un pecado. La fatua del 23 de junio de 1951 considera que la MGF
es deseable porque permite frenar la naturaleza, es decir el deseo sexual de las
mujeres. La fatua del 29 de enero de 1981 de Jad Al-Haq aconseja que los pa-
dres deben seguir las enseñanzas del Profeta y someter a sus hijas a la MGF, ya
que se trata de una obligación.
La confusión en el Islam respecto a la MGF ha supuesto un desafío para el
objetivo de poner fin a la práctica. El mensaje claro y unificado sobre la desapro-
bación islámica de la MGF ha sido fundamental para poder avanzar en el proceso
del abandono de la práctica. En 2005 el NCCM publicó un folleto sobre «La
MGF desde la perspectiva del islam», cuyo autor: Mohamed Selim Al-Arwaa, Se-
cretario General de la Federación Internacional de Eruditos Musulmanes, criticó
las interpretaciones religiosas a favor de la MGF y ofreció argumentos teológicos
sólidos para desautorizar la práctica (Al-Arwaa, 2005). El estudio evidencia la de-
bilidad de los «hadices» que hablan sobre la MGF y cuestiona los orígenes reli-
giosos de la práctica, sobre todo porque en los países de la cuna del Islam como
Arabia Saudí no se realiza la MGF. Los argumentos más importantes que confir-
man que el Islam desaprueba la práctica son los siguientes: la MGF supone una
alteración de la creación de Dios que la religión musulmana prohíbe, además no
está permitido hacerse daño a sí mismo ni a los demás, y el Islam otorga a las mu-
jeres el derecho al goce y a la satisfacción sexual en su vida matrimonial, lo que se
contradice con las funciones de la MGF. Del libro del doctor Al-Arwaa se han edi-
tado 50.000 ejemplares y han sido distribuidos por todo el país. Los resultados de
la investigación se han difundido en cursos de sensibilización, y para incentivar a
los líderes musulmanes y a las predicadoras del Islam en la toma de una postura
activa en la defensa del abandono de la MGF.
En noviembre de 2006 se dió un giro en la actitud y en la consolidación del
apoyo hacia el abandono de la MGF por parte de las instituciones religiosas más
importantes del Islam en Egipto. El giro lo marcó la Conferencia Internacional
sobre la Prevención de las Prácticas Nocivas para el Cuerpo Femenino organizada
por Dar al Ifta en colaboración con Al-Azhar, instituciones de máxima autoridad
religiosa en Egipto, y la ONG alemana-islámica Target. La conferencia recogió la
participación de las autoridades supremas del islam, como el Gran Mufti de
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RESPUESTA NACIONAL A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO: EL PROYECTO «FGM FREE…
intervención médica en una clínica privada, lugares en los que las operaciones de
este tipo se realizaban diariamente por unas 50 libras egipcias (6 euros). La muerte
de la niña estuvo provocada por la mala aplicación de la anestesia. La tragedia se
repitió en agosto de 2007 cuando otra niña –Karima Rahim Masoud, de 13 años,
del pueblo de Gharbiya en el Delta del Nilo–, murió debido a la MGF realizada
también por un médico.
El fenómeno de la medicalización de la práctica en Egipto se debió a fac-
tores socio-culturales y legales que crearon un entorno propicio. Los decretos de
los ministros de salud emitidos en los años 1994-1996 no prohibían realizar la
MGF al personal médico cualificado. La MGF se convirtió en una fuente de in-
gresos, y también estaba apoyada por el personal médico debido a la presión so-
cial y por razones culturales, ya que el conocimiento médico sobre el tema se
basaba con frecuencia en estereotipos y prejuicios sociales. En Egipto la MGF
era ignorada en el temario de los estudios médicos, y la asignatura sobre la se-
xualidad o la sexología no existía ni siguiera en las facultades de medicina (Al
Sadawi, 1991:59-70). El NCCM ha trabajado con el Ministerio de Salud para
corregir esta carencia en el currículum académico. El FGM Free Village Model
ha organizado también una serie de actividades dirigidas al personal médico y
sanitario, al profesorado y al alumnado de las facultades de medicina. El obje-
tivo era la formación y la sensibilización en la MGF, ofreciendo una informa-
ción multidisciplinar y un reparto de material publicitario sobre en el tema. Se
ha prestado una atención especial al desarrollo de las capacidades del personal
médico en la defensa del abandono de la MGF en las comunidades y entre sus
pacientes. Una de las buenas prácticas ha sido apoyar la creación de un «Movi-
miento Cívico del Personal Médico en Contra de la MGF» y la redacción de
una declaración, en el que se define la MGF como una práctica nociva para la
salud que viola el código ético de la medicina y que interfiere en los derechos
de las niñas y las mujeres a la integridad física y a los derechos sexuales y repro-
ductivos. La idea era la de incentivar declaraciones públicas del personal médico
en contra de la MGF, que consistirían en actos públicos durante los cuales se
firmaría un documento de desaprobación de la MGF que comprometería a las
personas que lo firmen a no realizar la práctica nunca más. En los esfuerzos para
terminar con la medicalización de la MGF en Egipto, el NCCM ha mantenido
desde el principio del proyecto un diálogo con el Ministerio de Salud y Pobla-
ción respecto a la necesidad de un nuevo decreto ministerial que prohibiera de-
finitivamente la MGF tanto al personal no cualificado como al cuerpo médico.
Sin embargo, no fue hasta la muerte de Bedour Ahmed Shaker en junio de
2007 que el actual ministro de salud, Hatem el Gabali, tomó la decisión de
emitir dicho decreto. El nuevo decreto número 271 elimina las lagunas legisla-
tivas de los decretos anteriores y prohíbe la MGF a todas la personas y en todos
los lugares. El médico o la médica que no cumpla con la disposición del nuevo
decreto ministerial puede ser sometida a una investigación profesional del Sin-
dicato de Médicos Egipcios que podría llevar a la prohibición de su práctica mé-
dica hasta por un periodo de cinco años, y también al cierre de la clínica donde
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se realice la MGF. El decreto 271 fue un gran avance para la estrategia jurídica
del NCCM de reforzar el marco normativo contra la MGF en Egipto, no obs-
tante la prohibición no tenía alcance ni podía ejecutarse como ley.
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10 Las declaraciones han sido firmadas por las siguientes pueblos: Benben, El-A`qab y Ghaiba en la pro-
vincia de Aswan, El Ghazir y Abou Qorqas en la provincia de Menya, Kom Ghareib en Sohag, Manshier Nas-
ser en Cairo y Beni Khalili en la provincia de Beni Suef.
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pone que la intervención se haya terminado, sino todo lo contrario, pues abre una
nueva etapa del proyecto que permite promocionar sus objetivos y crear un am-
biente favorable para que la gente pueda tomar la decisión de abandonar la MGF
sin temor a los perjuicios sociales que puedan sufrir. La declaración es un mo-
mento crucial en el que la comunidad deja de recibir pasivamente la información
y toma una postura activa en el proceso de cambio. La declaración es un aconte-
cimiento importante en la vida social; es un acto público en el que participan la
secretaria del NCCM, líderes del pueblo, líderes religiosos, líderes de las mujeres,
representantes de las ONG y de los Organismos Internacionales, jóvenes y otros
miembros de la comunidad. El carácter festivo del evento, la participación de las
autoridades públicas conocidas y la presencia de los medios de comunicación
hace que la declaración se perciba como un acto histórico y de gran relevancia en
la localidad, que hace que la comunidad se sienta orgullosa de firmar el docu-
mento. La celebración atrae la curiosidad de los pueblos vecinos, que vienen a
participar en el evento y probablemente por primera vez se ven expuestos a los
mensajes en contra de la MGF. El evento rompe con el tabú social que predomina
sobre el tema y reafirma que la MGF no es un asunto privado de la familia y de
las mujeres, sino que es un acto de violencia de género que debe ser tomado en
consideración y denunciado públicamente.
La primera declaración pública contra la MGF vinculada a la intervención de
FGM Free Village Model tuvo lugar el 22 de junio de 2005 en la comunidad de
Benban, en la provincia de Aswan. El documento lo firmaron 25 líderes de Ben-
ban, y más de 200 habitantes del pueblo (Salah Al-Din, 2006:20). Fue una de las
experiencias más exitosas del FGM Free Village Model, que ilustra el proceso de
cambio social basado en las renegociaciones de las relaciones de género. La fami-
lia extensa es la que prevalece en la estructura social de Benban, y representa el
tipo de relaciones sociales que Deniz Kandiyoti (1988) clasifica como el patriar-
cado clásico de los países árabe-musulmanes. El sistema patriarcal en la definición
de esta autora (1988) es un sistema cultural e histórico, variable en el tiempo y el
espacio, y susceptible al cambio, donde los hombres y las mujeres resisten, aco-
modan, adaptan y renegocian sus recursos, derechos y responsabilidades. Las li-
mitaciones del sistema se suscriben a lo que Deniz Kandiyoti identifica como
«patriarcal bargains», el contrato patriarcal. El análisis sistemático de las estrategias
de resistencia de las mujeres y los mecanismos de reproducción de género pueden
ayudar a captar la naturaleza del sistema patriarcal en su realidad concreta, y per-
mite conocer los procesos del cambio social y las renegociaciones de género que
se producen como efecto de la intervención al desarrollo. El sistema del patriar-
cado clásico de la familia extensa de los países musulmanes se basa en una estra-
tificación jerárquica que otorga al padre la autoridad y la influencia sobre todos
los miembros de la familia. El poder de las mujeres deriva de la naturaleza cíclica
de su vida, y de su estatus como madres, esposas y sobre todo como suegras. En
otras palabras, las mujeres acceden al poder con la edad y gracias a un buen cum-
plimento de su rol de género. Su poder, su seguridad y su protección económica
dependen de los hijos varones y de su casamiento con una mujer joven cuyo tra-
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RESPUESTA NACIONAL A LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA EN EGIPTO: EL PROYECTO «FGM FREE…
bajo y capacidad reproductiva serán absorbidos por la familia del marido, te-
niendo en cuenta que se trata de un sistema patrilocal y patrilineal donde la filia-
ción del parentesco y el patrón de la residencia se organiza siguiendo la línea mas-
culina. La fluctuación cíclica de la posición de poder de las mujeres y de su estatus
de consideración y de prestigio explica el rol femenino, sobre todo de las mujeres
mayores, en la transmisión y en la reproducción de este sistema de opresión.
Las mujeres mayores de Benban fueron uno de los grupos más difíciles de
convencer para unirse al proyecto de FGM Free Village Model y apoyar su pro-
puesta de poner fin a la MGF. Otro grupo difícil de acceder fueron los hombres
de diferentes edades, así como el personal médico que realizaba las operaciones de
MGF en el pueblo. Entre otros desafíos del proyecto estaba la identificación y la
deconstrucción de los estereotipos socio-culturales sobre la práctica, y el enfren-
tamiento a las acusaciones de una supuesta conspiración de Occidente para im-
poner unos valores extranjeros frente a la perdida de las tradiciones locales de la
cultura egipcia. Para defenderse de las acusaciones el proyecto enfatizaba sus orí-
genes como iniciativa nacional detrás de la cual estaba el NCCM. De gran ayuda
fue también que la ONG responsable del proyecto en Benban, la Asociación
Egipcia para Iniciativas del Desarrollo Comunitario (EACID), era conocida en el
pueblo con anterioridad por sus proyectos socio-económicos en la zona. La coor-
dinadora del FGM Free Village Model en Benban, representante de EACID, go-
zaba de la confianza y del respeto en la comunidad, lo que facilitó el desarrollo del
proyecto y permitió dar credibilidad a los mensajes anti-MGF (El Moshneb,
2006:71). El punto de entrada consistía en identificar a las personas claves del
pueblo dispuestas a romper con el silencio que predominaba en torno a la prác-
tica. Se formó un Comité de autoridades de la comunidad compuesto por los lí-
deres religiosos, el Consejo local del pueblo y los trabajadores y las trabajadoras
sociales, basado en una alianza para trabajar conjuntamente en contra de la MGF
(El Moshneb, 2006:72). Se creó también un grupo de rai´idat, líderes de las mu-
jeres, que fueron capacitadas en la MGF para divulgar la información pertinente
en torno al tema. Las rai´idat estaban escolarizadas y casi todas tenían entre 20 y
30 años, y fueron escogidas para trabajar en coordinación con la responsable del
proyecto (El Moshneb, 2006:79). El trabajo de las líderes consistía en visitas a do-
micilio y en charlas con hombres y con mujeres de diferentes edades sobre la
MGF. Las visitas a las casas se realizaban en algunos casos de personas particular-
mente conservadoras respecto a la MGF o cuando las personas no habían podido
participar en los seminarios de sensibilización organizados por la EACID. Las vi-
sitas a domicilio fueron especialmente importantes para hablar y convencer a las
mujeres mayores, que gozaban de una influencia particular respecto a la repro-
ducción de la práctica. El trato personalizado y el hecho de que las rai´idat y la co-
ordinadora del proyecto fueran del sexo femenino animaban a otras mujeres a
preguntar sobre cuestiones de la MGF vinculadas a la sexualidad y a la salud re-
productiva. Las mujeres estaban interesadas en la información médica en contra
de la práctica, mientras que para los hombres lo más convincente era el enfoque
religioso (El Moshneb, 2006:77). Cabe destacar que la implicación en el pro-
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A MODO DE CONCLUSIÓN
El proyecto de FGM Free Village Model afirma el potencial de las propuestas
basadas en los derechos humanos y en el desarrollo humano para promover el
abandono de la MGF. En lugar de tratar la MGF aisladamente, se centran en fo-
mentar las capacidades de las comunidades para el desarrollo, y sobre todo en el
empoderamiento de las niñas y de las mujeres para promover y salvaguardar sus
derechos humanos. Los logros del proyecto se deben a su estrategia multidimen-
sional y al mecanismo de coordinación centrado en el Consejo Nacional de la In-
fancia y la Maternidad. El liderazgo del proyecto por un organismo nacional lo
dotó de legitimidad y aseguró la eficacia en su aplicación. El trabajo del NCCM
ha permitido introducir la cuestión de la MGF en acciones coordinadas vincula-
das a los derechos de la infancia y de las mujeres con los ministerios claves para el
proyecto, tales como el Ministerio de Salud y Población, de Educación, de Cul-
tura, de Justicia, de Juventud, de Asuntos Sociales y Comunicación, y el Awqaf
(Ministerio de Donaciones Religiosas). Las instituciones de las Naciones Unidas
se han sincronizado progresivamente para coordinar sus actividades relacionadas
con la MGF con el Comité nacional y actuar como aliados del programa guber-
namental. Las agencias internacionales para el desarrollo han acordado unir sus
fuerzas y apoyar el proyecto como un equipo, y no individualmente. Precisamente
esta coalición única entre el gobierno a través del NCCM, las agencias de la
ONU, el grupo donante, las ONG y la sociedad civil, han hecho posible que el
proceso del abandono de la MGF en Egipto se desarrolle con eficacia y eficiencia.
La legitimidad del proyecto se debe no sólo a su liderazgo por las institucio-
nes locales, sino también al protagonismo de las mujeres egipcias en sus activida-
des y en la dirección de la lucha contra la MGF y otras formas de violencia de gé-
nero. El abandono de la MGF requiere del empoderamiento de las mujeres y de
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y difundir de esta manera la información sobre la MGF y los mensajes que han
favorecido su abandono. Merece destacarse el uso de estrategias innovadoras en las
actividades de «advocacy», como el arte y la cultura para el desarrollo. Las repre-
sentaciones teatrales sobre la problemática de la MGF o las propuestas de incluir
argumentos que defienden el abandono de la MGF en las populares telenovelas
egipcias son ejemplos de estas aplicaciones.
El momento crucial del proceso de intervención se situó en las declaraciones
públicas que la comunidad y sus líderes hicieron para expresar su voluntad de
abandono de la MGF. La fuerza del compromiso comunitario ha sido funda-
mental para promover el cambio social colectivo. La MGF es una práctica comu-
nitaria y consecuentemente es más fácil que se abandone si la comunidad actúa
unida en lugar de hacerlo de forma individual (Lewnes, 2005:22). Para conseguir
un mejor impacto del proyecto era imprescindible tratar el tema de la MGF desde
varias perspectivas y actuar al mismo tiempo a nivel comunitario y nacional. El
éxito y la sostenibilidad del abandono de la MGF dependen del compromiso del
gobierno y de sus políticas públicas para incidir en las reformas sociales y legislati-
vas que tienden a penalizar la MGF y establecer las mejores garantías de los dere-
chos de la infancia y de las mujeres. La estrategia al nivel nacional del FGM Free
Village Model ha sido ejemplar. Los esfuerzos del NCCM contribuyeron a la emi-
sión del decreto del ministro de salud contra la medicalización de la MGF, a la re-
forma de la Ley del Menor que incluye su penalización, y a la fatua del Gran Mufti
de Egipto que prohíbe la MGF en el Islam. Se conseguió el apoyo a la eliminación
de la práctica por parte de los sectores de influencia en la opinión pública. El en-
foque de los derechos humanos ha contemplado la MGF en el contexto de los de-
rechos de la infancia y de los derechos de las mujeres. Desde esta perspectiva la eli-
minación de la MGF no debe de separarse de la demanda para establecer los
derechos sexuales y reproductivos como fundamentales para poder construir una
sociedad democrática. El derecho a la integridad física debe respetarse para que las
mujeres puedan disfrutar plenamente de su sexualidad y de sus derechos repro-
ductivos sin miedo a morir, a las enfermedades o a las sanciones sociales. El em-
poderamiento de las mujeres no puede darse sin que se garanticen estos derechos
humanos y sin corregir las desigualdades basadas en el género. Por tanto, el aban-
dono de la MGF requiere de un cambio social y en las relaciones de género, y el
proyecto FGM Free Village Model demuestra que ese cambio es posible.
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Recursos en la web
Entrevistas y consultas
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DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS
DERECHOS CIVILES
Y POLÍTICOS DE LAS MUJERES
Mª del Carmen Barranco Avilés
Profesora de Filosofía del Derecho.
Especialista en género y Derechos
Humanos. Instituto de Derechos
Humanos Bartolomé de las Casas,
Universidad Carlos III de Madrid.
1. INTRODUCCIÓN
El objetivo de este trabajo es presentar un marco histórico y conceptual que
permita comprender los problemas a los que se enfrenta el reconocimiento y la
efectividad de los derechos civiles y políticos de las mujeres. En los apartados su-
cesivos se intentará mostrar cómo, a lo largo de la historia de los derechos, se ha
consolidado una situación de desigualdad que pervive hoy y qué estrategias se pre-
sentan desde la teoría feminista para desarticularla. Por último, se hará un breve
repaso a los instrumentos jurídicos que, trascendiendo una concepción liberal del
Derecho y de los derechos, se han desarrollado en favor de la igualdad.
No obstante, antes de desarrollar estos aspectos, se ofrecerá una breve pre-
sentación del concepto de derechos que constituye el punto de partida de esta in-
tervención, así como algunas reflexiones sobre el significado de los derechos civi-
les y políticos para la dignidad.
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gimiento de la idea (Peces-Barba, 1982). En segundo lugar, que los derechos sean
un concepto histórico significa que la forma de entenderlos ha variado a lo largo
de la historia; tendremos ocasión de comprobar cómo este aspecto tiene especial
relevancia en relación con el tema que nos ocupa.
En parte como consecuencia de esta característica, es difícil ofrecer una defi-
nición precisa y acabada de qué sea un derecho humano. Sí podemos, no obs-
tante, ofrecer un concepto lo suficientemente amplio como para poder incluir las
distintas concepciones presentes en el tiempo histórico que nos interesa. De este
modo, cabe entender que los derechos son exigencias éticas de dignidad que pre-
tenden acomodo en el Derecho positivo. Es decir, cuando estamos ante un dere-
cho fundamental (un derecho humano) estamos ante una herramienta jurídico-
política con la que se pretende evitar que las personas en sociedad sean tratadas
como meros medios.
Además, en nuestro contexto cultural (el Occidente contemporáneo), los de-
rechos han pasado a convertirse en la teoría de la justicia más extendida. Esto sig-
nifica que la legitimidad o ilegitimidad de las instituciones depende de su com-
promiso con el reconocimiento y protección de los derechos humanos. Por otro
lado, quienes defienden lo que se ha denominado una teoría de la justicia basada
en derechos, mantienen, además, que los derechos son universales y corresponden
a todos los seres humanos por igual. Esta proclamación contrasta, sin embargo,
con la situación que ocupan la mujer y otros sujetos en la sociedad, incluso en
aquéllas organizadas sobre la base de los derechos. Podemos pensar, en el pano-
rama contemporáneo, en las cifras que se publican periódicamente sobre violen-
cia contra las mujeres, derecho a la educación, niveles de pobreza; y, en relación
con la efectividad de los derechos civiles y políticos, sobre el porcentaje de muje-
res que accede a los puestos de la máxima responsabilidad en el ámbito público o
privado1.
En el apartado siguiente, tendremos ocasión de precisar cuál es el sentido de
los derechos civiles y políticos para la salvaguardia de la dignidad humana y en
qué medida éste es diferente desde las distintas teorías desde las que los sistemas
de derechos se han construido.
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2 Se habla, además, de derechos de tercera o cuarta generación En general, nacen vinculados a reivindi-
caciones de los denominados ‘Nuevos Movimientos Sociales’. Se trata de estructuras, dentro de la Sociedad ci-
vil que se organizan precisamente para trasladar demandas al poder público nacional o internacional y que, en
ocasiones, emprenden acciones para la protección de los derechos o de denuncia de situaciones de vulneración
(como las ONG’s). La categoría, por lo demás imprecisa, se utiliza para hacer referencia a derechos que pre-
tenden conjurar nuevas fuentes de agresiones para la dignidad. Desde el punto de vista del contenido, a veces
pueden considerarse como parte de ‘derechos viejos’, dado que muchas veces el bien jurídico a proteger se con-
sideraba un bien jurídico valioso con anterioridad y lo que es nuevo es el tipo de agresión. Por esta razón exis-
ten dificultades a la hora de considerarlos ‘auténticos derechos humanos’, dificultades que también obedecen
a que en numerosas ocasiones su articulación jurídica escapa a las técnicas habituales (pienso, fundamen-
talmente en el derecho subjetivo). Los derechos sexuales y reproductivos (categoría acuñada en 1984, en Ams-
terdam), serían un ejemplo.
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ciones que hagan posible para todos los titulares elegir entre opciones religiosas
diversas y actuar de acuerdo con la opción elegida.
En cualquier caso, estos derechos consolidan ámbitos en relación con los cua-
les el interés individual prevalece sobre el interés general. Los derechos son, en
consecuencia, triunfos frente a las decisiones de interés general. Es posible, toda-
vía, establecer diferencias entre los derechos individuales y los derechos civiles,
pues, mientras los primeros se construyen originariamente partiendo de la consi-
deración del ser humano como un individuo aislado, los derechos civiles presu-
ponen el establecimiento de relaciones entre el individuo y otros individuos. En
el modelo liberal, estas relaciones se producen en el contexto privado, por cuanto
sólo lo institucional es público, de tal forma que los derechos civiles son los que
operan en el entorno civil. Sin embargo, en un esquema democrático, la sociedad
civil es también un espacio político, por tanto, pasan a considerarse derechos ci-
viles algunos que se aproximan en buena medida a los derechos políticos y, en re-
lación con determinados colectivos, sufren similares restricciones. Podemos pen-
sar en la evolución de derechos tales como el de reunión, asociación o la libertad
de expresión, que no surgen en la primera generación, sino como consecuencia de
la aportación democrática.
Los derechos políticos constituyen técnicas a través de las cuales se habili-
tan canales para que el individuo intervenga en la adopción de decisiones pú-
blicas. Estos derechos venían asumiendo, en el modelo liberal, un carácter ins-
trumental en relación con los derechos individuales y civiles, en tanto que con
ellos se trata de asegurar que todos los intereses privados puedan estar repre-
sentados en la negociación que conduce a la adopción de decisiones públicas.
Precisamente por ello, se justifica su atribución exclusiva a aquéllos que tienen
intereses (Constant, 1819). Muy distinta es la concepción de los derechos po-
líticos en autores como Kant o Rousseau. Para ambos, el ejercicio de la ciu-
dadanía es una condición para la autonomía y, por tanto, para la dignidad del
hombre. Sin embargo, como tendremos ocasión de recordar, también ambos
excluyen a la mujer. Tanto Rousseau como Kant inspiran lo que podríamos de-
nominar una concepción democrática del constitucionalismo, que se desarrolla
con el denominado modelo francés. En el constitucionalismo norteamericano,
la lectura de los derechos es predominantemente liberal. Sin embargo, también
en este contexto, y a partir de la recuperación del republicanismo como una te-
oría adecuada en relación con los derechos (Barranco, 2000: 90-91), la partici-
pación se concibe como el modo en el que el individuo se realiza, convirtién-
dose en ciudadano, de tal modo que la exclusión de las mujeres de la titularidad
de derechos políticos, o el mantenimiento de los obstáculos que dificultan su
ejercicio en condiciones de igualdad con los hombres, supone privarlas de la po-
sibilidad de realizarse como seres humanos.
Por último, los derechos sociales, económicos y culturales constituyen téc-
nicas a través de las cuales se reclama al poder público que establezca condicio-
nes y remueva obstáculos que dificulten que la dignidad sea real y efectiva. Esto
es, que impidan el pleno ejercicio de los derechos individuales y civiles y de los
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3 http://www.undp.org/governance/docs/HR_Guides_CommonUnderstandin_Sp.pdf (consultada el
23 de junio de 2008), p. 3
«Indivisibilidad: Los derechos humanos son indivisibles, ya sea de naturaleza civil, cultural, económica,
política o social, son todos ellos inherentes a la dignidad de todo ser humano. Por consiguiente, todos los de-
rechos poseen el mismo rango y condición, y no pueden ser clasificados, con anterioridad, en orden jerár-
quico».
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5 «Las mujeres no fueron consideradas ciudadanos en la nueva Constitución de los Estados Unidos. En
el continente europeo, el Allgemeines Landrecht de 1794 y el Code civil napolónico de 1804 declraraba a la mu-
jer casada jurídicamente subordinada...En 1832 la Reforf Act inglesa por la que se extendían los derechos de
voto, limitaba aquéllos a ‘male person’» (FRASER, 2001:25).
6 También Condorcet (1790: 1-2), había presentado su Essai sur l’admission des femmes au droit de la cité,
que comienza afirmando: La costumbre puede familiarizar a los hombres con la violación de los derechos natu-
rales, hasta el punto que entre los que los han perdido nadie se preocupa en reclamarlos, ni cree haber experi-
mentado una injusticia. Incluso algunas de esas violaciones han escapado a filósofos y legisladores cuando se
ocupaban con el mayor celo de establecer los derechos comunes de los individuos de la especie humana, y de
establecer el fundamento único de las instituciones políticas. Por ejemplo, ¿no han violado todos ellos el prin-
cipio de igualdad de derechos privando tranquilamente a la mitad del género humano del de concurrir a la for-
mación de las leyes, excluyendo a las mujeres del derecho de la ciudad?».
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2º Por muy ligeras que consideremos las incomodidades propias de la mujer, el que
siempre conlleven para ella un intervalo de inactividad, es razón suficiente para excluirla
de aquella primacía. Al marido le debe corresponder además la inspección de la conducta
de su mujer, pues le interesa asegurarse de que los hijos, a los cuales debe reconocer y ali-
mentar, no pertenezcan a otro sino a él. La mujer no tiene nada parecido que temer, no
tiene el mismo derecho que su marido.
Si puede, por tanto, deducirse con imparcialidad de la conducta presente del sexo,
de la inclinación extendida hacia el placer, que ocupa el lugar de la ambición y de aque-
llas pasiones más nobles que abren y ensanchan el alma, que la instrucción que han re-
cibido las mujeres hasta ahora sólo ha tendido, con la constitución de la sociedad civil,
a convertirlas en objetos insignificantes del deseo –¡meras propagadoras de necedades!–;
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y si puede probarse que al pretender formarlas sin cultivar sus entendimientos son apar-
tadas de la esfera de sus deberes y convertidas en ridículas e inútiles cuando finaliza el
breve florecimiento de la belleza, supongo que los hombres racionales me excusarán por
intentar persuadirlas para que se conviertan en más masculinas y repetables (1792:52)8.
Casi un siglo más tarde, comienzan las primeras reivindicaciones en favor del
derecho de voto de las mujeres (pueden encontrarse buenos argumentos en Mill
y Taylor, 1869) y se inicia el movimiento sufragista en Gran Bretaña con la Society
for woman’s sufrage, liderada en 1867, por Lydia Becker. Este movimiento en-
cuentra una respuesta crítica incluso en contraorganizaciones de mujeres.
En Estados Unidos, los movimientos de mujeres comienzan a organizarse
como movimientos abolicionistas (Richards, 1998:34-124) en los que se suma-
ban argumentos frente al racismo y al sexismo. El Encuentro de Seneca Falls re-
presenta el inicio del movimiento en favor de los derechos de las mujeres. En el
encuentro se adopta la Declaration of Sentiments, que había sido redactada funda-
mentalmente por Elizabeth Stanton siguiendo la Declaración de Independencia
de los Estados Unidos, y en el que se considera carente de efectos cualquier dis-
posición que contradiga la natural igualdad entre hombres y mujeres. Precisa-
mente, de esta natural igualdad se deriva, entre otras cuestiones, la decisión de que
las mujeres asuman el deber de ‘asegurarse el sagrado derecho al voto’. Asimismo,
las reunidas deciden que «la rapidez y el éxito de nuestra causa depende del celo
y de los esfuerzos, tanto de los hombres como de las mujeres, para derribar el mo-
nopolio de los púlpitos y para conseguir que la mujer participe equitativamente
en los diferentes oficios, profesiones y negocios»9.
El derecho al sufragio para las mujeres ha ido reconociéndose en distintos lu-
gares, no en todos, de acuerdo con un calendario desigual y con avances y retro-
cesos. El primer Estado que reconoció el derecho de voto de las mujeres fue
Nueva Zelanda, en 1893. Hacia 1888, el movimiento en favor de los derechos de
la mujer se había internacionalizado. En esta fecha, Stanton organiza un encuen-
tro del Consejo Internacional de Mujeres en Gran Bretaña, con presencia de dele-
gadas inglesas, francesas, noruegas, finlandesas, danesas, indias y candienses; pero
para entonces, ya existía una Asociación internacional de Mujeres (impulsada desde
Suiza por Marie Goegg) y había habido una Conferencia Internacional sobre los de-
rechos de la Mujeres en Paris, entre otros eventos (Fraser, 2001).
Un hito importante en la historia de los derechos civiles y políticos de las mu-
jeres tiene lugar en 1904, en la Conferencia de Berlin, en la que se adoptan los
principios de la Alianza Internacional para el sufragio de la mujer. En 1920, la
Alianza adopta una Carta de Derechos de la Mujer, que contiene tanto derechos
civiles y políticos, cuanto económicos, sociales y culturales.
8 A diferencia de otras propuestas, Mary Wollstonecraft considera que el esfuerzo por equiparar la edu-
cación de las mujeres a la de los hombres debe realizarse en todas las clases sociales.
9 Una traducción del texto de la Declaración en http://www.geocities.com/athens/parthenon/8947/de-
claracion.htm (consultada el 23 de junio de 2008).
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teorías –lo hemos visto en el caso de los derechos de las mujeres- no siempre ha
estado claro quiénes deben ser considerados iguales. Incluso en la actualidad, la
Declaración Universal de Derechos Humanos comienza proclamando que «todos los
hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos», pero esta tajante afirma-
ción sólo puede ser aceptada como cierta si establecemos algunas restricciones.
Por un lado, la igualdad en dignidad y derechos únicamente puede considerarse
descriptiva desde un punto de vista formal; por otro lado, los considerados hom-
bres y, por tanto, merecedores de igual dignidad y derechos han sido, durante mu-
cho tiempo, exclusivamente los ‘varones’ adultos económicamente independien-
tes. Es decir, los derechos son de los hombres y no corresponden por igual a todos
ellos.
A lo largo de la historia, los procesos de generalización y especificación (Bob-
bio, 1991) se construyen como una sucesión de respuestas frente a esa incohe-
rencia entre la proclamación formal de la igualdad y la efectiva situación de desi-
gualdad. El proceso de generalización supone la extensión de la ‘ciudadanía’ a
algunos que antes sólo eran ‘hombres’ y a algunas que ni siguiera tenían esta con-
dición. El proceso de especificación se produce cuando se comienzan a tomar en
consideración situaciones en las que la desigualdad material de los individuos per-
tenecientes a determinados grupos (mujeres, mayores, niños etc.) impide el dis-
frute efectivo de los derechos reconocidos. Pues bien, en el pensamiento feminista
es posible encontrar dos grandes líneas de argumentación: el feminismo de la
igualdad y el feminismo de la diferencia, que parecen discutir sobre si la estrate-
gia adecuada para conseguir establecer en sociedad instrumentos que impidan
que las mujeres sean tratadas como meros medios es la generalización o la especi-
ficación. En cualquier caso, parece que la discusión sobre qué cualidades sean las
específicamente femeninas no puede llevarse a cabo en tanto en cuanto, en primer
lugar, no se hayan sentado las bases para la generalización y, en segundo lugar, no
se hayan revisado las teorías morales y políticas desde un enfoque de género.
Para comprender el significado de este enfoque es necesario reflexionar sobre
el sentido de la igualdad y sobre en qué medida las mujeres pueden considerarse
‘iguales’. Una primera discusión tiene que ver con el carácter relacional de la igual-
dad, que nos lleva, con Bobbio (1993) a preguntarnos igualdad ¿entre quiénes? y
¿en qué?11. Las mujeres han llegado a tener formalmente atribuidos los mismos
derechos que los hombres, sin embargo, desde determinadas reflexiones que están
detrás de nuestra organización social, se trata de seres humanos incompletos, por
cuanto no son autónomas en el mismo sentido en que lo son los hombres. El ca-
rácter incompleto de las mujeres (como el de otros ‘seres humanos’, tales como los
niños o los trabajadores dependientes) es una circunstancia fáctica que afecta a la
posibilidad de que el derecho sea ejercido pero que, desde el modelo, resulta per-
fectamente coherente con la proclamación de la igualdad.
11 (BOBBIO, 1993: p. 53) «la dificultad de establecer el significado decriptivo de «igualdad» estriba sobre
todo en su indeterminación, de modo que decir que dos entes son iguales, sin otra determinación, nada significa
en el lenguaje político, si no se especifica de qué entes se trata y respecto a qué cosa son iguales, es decir, si no se
está en condiciones de responder a dos preguntas: a) “¿Igualdad entre quiénes?” y b) “¿Igualdad en qué?”».
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minación aun cuando ésta no está amparada formalmente. Para hacer referencia
a estas técnicas se habla de Derecho antidiscriminatorio.
En los protocolos internacionales sobre eliminación de la discriminación
desarrollados en el ámbito de la ONU se ha acuñado un concepto de discrimi-
nación arbitraria conforme al cual sirve para hacer referencia a «cualquier forma
de distinción, exclusión o restricción que afecte a una persona, en general, pero
no exclusivamente, por razón de una característica personal inherente, con inde-
pendencia de que exista o no justificación para tales medidas y que no esté jus-
tificada en cuanto a propósito, proporcionalidad y efectos». En este sentido, la
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer, en su artículo 1, afirma que la expresión ‘discriminación contra la mujer’
denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por
objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio
por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad
del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales
en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra es-
fera. Mientras desde la concepción liberal de la igualdad, la discriminación se
concibe como un tratamiento contrario a la igualdad formal y la describe como
discriminación directa, al hilo de la construcción del Derecho antidiscrimina-
torio se suele hacer referencia a diferentes tipos de discriminación, que puede ser
por acción o por omisión, intencional o no intencional, directa o indirecta y sim-
ple o múltiple.
Efectivamente, en el nuevo escenario, se considera discriminatoria (y, por
tanto, contraria a los estándares internacionales) la exclusión o restricción, tanto
si es el resultado de la acción, como si resulta de una omisión. Este último sería el
caso en el que la equiparación en el ejercicio de derechos hiciera necesaria la im-
plementación de medidas que no sean adoptadas. Además, una distinción, exclu-
sión o restricción puede ser discriminatoria tanto si está buscada, como si se trata
de un efecto no perseguido, y tanto si se produce explícitamente sobre la base de
las características personales, como si las diferencias consideradas relevantes son
neutras, pero el efecto es ocasionar una desventaja a personas que forman parte de
un determinado grupo. Frecuentemente, en ámbitos donde la igualdad formal
está consolidada, las mujeres sufren discriminaciones indirectas.
También es usual que las mujeres sean objeto de discriminación múltiple, por
cuanto la derivada de su pertenencia diferentes colectivos tradicionalmente ‘ex-
cluidos’ (niñas, personas con discapacidad, homosexuales, raza o etnia, religión
etc.), se suma a la de su condición de mujer. Esta situación ha significado histó-
ricamente un obstáculo añadido en el proceso de reconocimiento de derechos a
las mujeres. Así se produjo, por ejemplo, un olvido relativo de las mujeres negras
en los inicios del movimiento en feminista en lo Estados Unidos, que surge a fa-
vor de los derechos de los negros y de las mujeres blancas.
Las medidas que se han propuesto son de tipo muy diverso. Algunas están
orientadas a identificar la discriminación, lo cual es especialmente difícil
cuando ésta es indirecta, y otras a la eliminación. En relación con estas últimas
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DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS DE LAS MUJERES
es frecuente el recordatorio de que los sujetos que pertenecen a esos grupos son
iguales (el varón y la mujer en las relaciones de trabajo) o el establecimiento de
prohibiciones a la hora de preguntar por determinados datos (creencias religio-
sas) garantías normativas–, hasta la introducción de medidas de inversión de la
carga de la prueba (es frecuente en el ámbito laboral). Menos usual ha sido el
desarrollo de medidas de acción positiva (también llamadas de ‘discriminación
inversa’).
El artículo 4 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer excluye las medidas de acción positiva de la de-
finición de discriminación: «la adopción por los Estados Partes de medidas es-
peciales de carácter temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre
el hombre y la mujer no se considerará discriminación en la forma definida en
la presente Convención». Sin embargo, establece restricciones para la legitimi-
dad de estas medidas: «de ningún modo entrañará, como consecuencia, el
mantenimiento de normas desiguales o separadas» y «cesarán cuando se hayan
alcanzado los objetivos de igualdad de oportunidad y trato». Por otro lado,
como se ha señalado en el apartado anterior, las medidas para evitar la discri-
minación deben trascender el ámbito jurídico, al respecto, el artículo 5 de la
Convención citada encomienda a los estados tomar las medidas adecuadas para
«modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres,
con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetu-
dinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferiori-
dad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de
hombres y mujeres».
La Convención es un documento pionero por distintas razones. En primer lu-
gar porque considera jurídicamente relevante las discriminaciones que se produ-
cen en las relaciones entre privados, pero también porque insiste en la necesidad
de revisar las pautas culturales (Jain, 2005:90-91). Sin embargo, su incidencia en
la realidad sigue siendo insuficiente. Desde 1993, los derechos de mujeres y niñas
se consideran parte indivisible de los derechos humanos, y desde la Conferencia
de Beijing (1995) se adopta una nueva estrategia, el mainstreaming, que implica
la transversalidad del enfoque de género para acabar con la discriminación es-
tructural de la mujer.
A MODO DE CONCLUSIÓN
A pesar de que, como hemos visto, es posible hablar de un nuevo paradigma
desde el que se aborda la representación de la situación de la mujer y de las estra-
tegias adecuadas para garantizar su igualdad, diversos informes muestran que to-
davía la mujer no es ciudadana del mismo modo que lo es el hombre. La pervi-
vencia de normas y prácticas discriminatorias, incluso en aquellos Estados que
reconocen el principio general de igualdad ante la ley es una constante. En rela-
ción con los derechos civiles, incluso entendidos al modo liberal, es frecuente que
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se exija una edad distinta a hombres y mujeres para contraer matrimonio, el pa-
dre conserva el derecho a adoptar decisiones sobre las hijas, se mantienen dife-
rentes causas para la justificación del divorcio y criterios distintos para la dis-
tribución de la propiedad en caso de muerte o divorcio (Banda, 2008: 63-167).
El porcentaje de mujeres en puestos públicos de responsabilidad puede servir
para obtener una idea de los derechos políticos. Es necesario, pues, seguir tra-
bajando.
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457
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS
DERECHOS POLÍTICOS DE LAS
MUJERES EN URUGUAY: «PARLAMENTA»1
Niki Johnson
Investigadora, docente y coordinadora del Área
Política y Género del Departamento de Ciencia
Política. Facultad de Ciencias Sociales.
Universidad de la República, Uruguay.
1. INTRODUCCIÓN
Este artículo se propone describir y reflexionar sobre una experiencia de ar-
ticulación entre la academia y las mujeres políticas en Uruguay en el marco de un
proyecto de cooperación que tiene como objetivos generales fortalecer la partici-
pación política femenina, en particular en el ámbito parlamentario, y promover
la incorporación de la perspectiva de género en la agenda legislativa.
Esta experiencia se enmarca, por un lado, dentro de lo que la Universidad de
la República (UdelaR) que define como la tercera función del elenco universitario:
la extensión. La práctica de extensión o de vinculación con el medio se definió en
la Reforma de Córdoba, iniciada a principios del siglo XX, como un compromiso
de «poner el conocimiento y el accionar universitario al servicio de la mejora de las
condiciones de vida de los sectores postergados» (Rectorado de la UdelaR, 2007:
2). La Ley Orgánica de la UdelaR que data de 1958, señala este compromiso en su
artículo 2º como uno de los fines de la Universidad: «contribuir al estudio de los
problemas de interés general y propender a su comprensión pública». En la actual
discusión de reforma de la Ley Orgánica, se plantea como meta específica la con-
solidación de la práctica de extensión vinculándola con el concepto de
459
NIKI JOHNSON
Por otro lado, el diseño y contenidos del proyecto de cooperación también res-
ponden a una epistemología feminista social que rechaza el falso reclamo de objeti-
vidad de la producción científica y cuestiona la coherencia de una investigación so-
cial concebida en términos de la producción de conocimientos con fines pura y
exclusivamente académicos, y no como un proceso dialéctico de interacción entre
las o los investigadores y el medio. Desde esta óptica feminista el análisis de las cau-
sas de las desigualdades sociales y la construcción de posibles caminos de superación
de éstas lleva implícito un compromiso político con un proyecto transformador de
la realidad de nuestras sociedades y en especial de sus sectores más postergados. De
ahí que la investigación sobre los derechos humanos de las mujeres –en este caso en
particular, sus derechos políticos– debe representar no sólo un avance en nuestro en-
tendimiento de las estructuras, normas y prácticas que coartan esos derechos, sino
también una herramienta política y práctica para luchar por su efectivización.
Este artículo en primer lugar presenta un breve panorama del actual es-
tado de la representación política de las mujeres en el Uruguay. A continuación
se presentan a los dos actores colectivos que constituyen las contrapartes del
proyecto de cooperación –la Bancada Bicameral Femenina del Parlamento del
Uruguay y el Área Política y Género del Departamento de Ciencia Política, Fa-
cultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República–. En tercer lugar, se
describen los objetivos y las estrategias del proyecto, centrándose específica-
mente en su principal herramienta, la página web «Parlamenta». Finalmente,
en la conclusión se reflexiona sobre la dimensión dinámica de este ejemplo de
extensión universitaria, desde el punto de vista del aporte que hace a la propia
investigación académica.
1 Aunque en 1929 Ecuador aprobó el derecho femenino a votar y a ser elegida, hasta 1967 el voto fue obli-
gatorio para los varones y opcional para las mujeres; asimismo en Chile en 1931 se aprobó la igualdad política de
la mujer sólo a nivel municipal, concediéndose la igualdad para elecciones nacionales en 1949 (IPU 1995).
460
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
tonces y hasta las últimas elecciones antes del Golpe de Estado en 1973, la repre-
sentación femenina parlamentaria sufrió altibajos, pero nunca superó la tasa al-
canzada en las primeras elecciones en que se eligieron mujeres al Parlamento (ver
el Gráfico 1).
GRÁFICO 1
Porcentaje de mujeres electas como titulares al Parlamento uruguayo,
1942-2004
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Corte Electoral uruguaya y del Parlamento.
2 En las elecciones de 1999 15 mujeres fueron electas como titulares al Parlamento (3 senadoras y 12 di-
putadas). En las elecciones de 2004 14 mujeres titulares fueron electas, y en junio del 2005 se sumó otra di-
putada en el lugar del titular que renunció para ocupar el cargo de Intendente Municipal.
461
NIKI JOHNSON
GRÁFICO 2
Evolución del porcentaje de mujeres electas como titulares al Parlamento
uruguayo, 1984-2004
462
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
5 Además de la Clasificación Mundial de las Mujeres de la UIP, la inclusión del Indice de Potenciación
de Género entre las herramientas para elaborar los Informes de Desarrollo Humano del Programa de las Na-
ciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
6 Ver, por ejemplo, Participación y Mujer, Montevideo: CONAPRO Grupo de Trabajo sobre la Condi-
ción de la Mujer (Feb. 1985); Participación Política de la Mujer: Encuentro con Candidatos a la Presidencia,
Montevideo: CONAMU (1989); la Declaración de la Red de Mujeres Políticas del Uruguay (5 March 1996);
Mecanismos para Incrementar la Representación Política de las Mujeres: Un Desafío para la Democracia, Monte-
video: Comisión Nacional de Seguimiento a los Compromisos de Beijing (1997); la Agenda de las Mujeres, pro-
ducido por la Comisión Nacional de Seguimiento a los Compromisos de Beijing para las elecciones de 1999
y 2004.
7 En esto también Uruguay se aleja de la tendencia dominante en la región, donde 11 países han apro-
bado leyes consagrando cupos por sexo en las listas electorales. Ver Johnson (2008) para un análisis del caso
uruguayo y www.parlamento.gub.uy/parlamenta/dossier para los datos de los diferentes proyectos presentados.
463
NIKI JOHNSON
464
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
Las mujeres ya sabemos, cuando, por ejemplo, vamos a hablar en el Plenario, que
hay otras que nos van a escuchar, que nos apoyan y nos acompañan –en nuestra ac-
ción, aunque no necesariamente en nuestra intención legislativa11. [...] en lo personal
me permitió avanzar en los temas sabiendo que no estaba sola, lisa y llanamente por-
que aún en temas en los que ni siquiera íbamos a tener pronunciamientos iguales, ma-
nejamos códigos de relacionamiento basados en el entendimiento y en el más absoluto
respeto12.
465
NIKI JOHNSON
466
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
467
NIKI JOHNSON
TABLA 1
PARLAMENTA - www.parlamento.gub.uy/parlamenta
FUENTES DE LA
SECCIÓN PRINCIPALES CONTENIDOS
INFORMACIÓN
Mujeres en el • Perfiles biográficos de las 18 legisladoras titulares o • Material documental y
Parlamento suplentas que han ocupado una banca por un lapso periodístico relevado por
de tiempo significativo durante la XLVIa legislatura Internet.
(2005-2010). • Datos proporcionados
• Datos vida personal y profesional. por las legisladoras (ver-
• Datos trayectoria política (cargos partidarios; actua- sión final autorizada por
ción parlamentario; temas de especialización; parti- las legisladoras).
cipación en comisiones). • Enlaces a:
— registro cronológico
de su actuación parla-
mentaria en el sitio
del Parlamento.
— sitio web personal y/o
partidario.
468
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
FUENTES DE LA
SECCIÓN PRINCIPALES CONTENIDOS
INFORMACIÓN
Bancada • Descripción de su creación, funcionamiento y ac- • Archivo de la BBF
Bicameral tuación • Trabajos académicos
Femenina • Información de contacto para la ciudadanía
(BBF) • Materiales de la BBF:
— rendiciones de cuentas anuales y por legislatura
— comunicados de prensa
— publicaciones de sus diversas actividades públicas
Comisión Información sobre la única comisión parlamentaria • Enlaces a integración y
Especial de (Cámara de Representantes) especializada para el tra- asuntos bajo estudio en
Género y tamiento de proyectos de ley con contenido de género el sitio del Parlamento
Equidad • Estudios académicos
469
NIKI JOHNSON
FUENTES DE LA
SECCIÓN PRINCIPALES CONTENIDOS
INFORMACIÓN
Destacados / • Informes detallados de las principales actividades del • Elaboración propia
Actividades proyecto: • Enlaces externos
Parlamenta — El Seminario «Hacer política desde las mujeres:
Género, representación parlamentaria y agenda
legislativa» (Palacio Legislativo, marzo 2008).
Contiene: el programa, los currículums de las ex-
positoras, una transcripción resumida de la inau-
guración, las cuatro mesas, la clausura, y las con-
clusiones de los dos talleres a puertas cerradas (de
parlamentarias/os y académicas), y fotos
— Dossier Informativo sobre las Cuotas, pensado
como un aporte al debate parlamentario sobre el
proyecto de ley de participación política
— Consulta Ciudadana vía electrónica. Incluye la
consigna de la Consulta y los datos de contacto
(e-mail, teléfono, fax) para que las mujeres uru-
guayas manden sus inquietudes y demandas
• Eventos, actividades o campañas no propios del pro-
yecto que tengan una transcendencia que sobrepasa
una mera noticia. Hasta ahora se han incluido como
destacados:
— un enlace al foro de debate on-line sobre cuotas
organizado por iKNOW Politics16;
— el seminario co-organizado por la Bancada Bica-
meral Femenina y la embajada chilena en Uru-
guay en el marco de la visita del estado de la Pre-
sidenta Michelle Bachelet (julio 2008)
Noticias Noticias nacionales, y de otros países, sobre temas re- • Elaboración propia
lacionados con los ejes temáticos de Parlamenta: la re- • Enlaces externos a sitios
presentación política femenina; la actividad parla- periodísticos feministas y
mentaria de las legisladoras; la incorporación de los mainstream
temas y la perspectiva de género en la agenda legisla-
tiva y la actividad parlamentaria. Excepcionalmente se
incluyen otras noticias no directamente relacionadas
con estos ejes que pueden ser de interés para las legis-
ladoras o de utilidad en su trabajo parlamentario.
16 iKNOW Politics, el portal de la Red Internacional de Información sobre la Mujer y la Política, es una
iniciativa de IDEA Internacional, la UIP, PNUD, UNFPA y UNIFEM y está diseñado para satisfacer las ne-
cesidades de una amplia gama de usuarios (profesionales, académicos, candidatos, miembros de partidos, etc.)
interesados en promover la participación de la mujer en la política. Su objetivo es aumentar la participación y
la eficacia de la mujer en la vida pública mediante la utilización de un foro tecnológico. El sitio web permite
a los usuarios consultar recursos (biblioteca virtual, información y conocimientos especializados de otros usua-
rios, expertos y profesionales); fortalecer el conocimiento mediante foros de debate con mediadores, inter-
cambio de información y respuestas de los especialistas a consultas de los miembros; así como intercambiar ex-
periencias mediante el uso de herramientas diseñadas para tal fin.
470
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
FUENTES DE LA
SECCIÓN PRINCIPALES CONTENIDOS
INFORMACIÓN
Calendario Almanaque de efemérides que busca aportar a la recu- • Relevamiento en Internet
Parlamenta peración y construcción colectiva de la historia de las
mujeres y sus derechos.
Se incluyen los días significativos del calendario inter-
nacional (el 8 de marzo, el 28 de mayo, el 28 de se-
tiembre y el 25 de noviembre), pero también infor-
mación biográfica sobre figuras femeninas destacadas
e hitos de la historia nacional e internacional.
471
NIKI JOHNSON
17 Cabe mencionar que aunque se considera que las vías electrónicas (la web y e-mail) son los canales más
apropiados para una consulta de estas características, también se implementa a nivel territorial, con la instala-
ción de urnas en todos los departamentos del país, para asegurar que no queden excluidas mujeres sin acceso
o conocimientos de las nuevas tecnologías de la comunicación. Al carecer el proyecto «Parlamenta» de los re-
cursos humanos y económicos suficientes para cubrir todo el territorio nacional, se cuenta con el apoyo de la
Red de Mujeres Políticas para la implementación de la Consulta en los departamentos del interior del país.
Esta articulación entre las mujeres políticas hace que la consulta termina siendo no sólo una acción para pro-
mover la ciudadanía activa de población femenina, sino también de empoderamiento de las mujeres políticas
en tanto representantes de la ciudadanía.
472
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
los resultados de la consulta a las mujeres políticas. El objetivo final es que éstas a
su vez vuelquen las demandas relevadas a sus partidos políticos como aporte a la
construcción de una agenda política con perspectiva de género, y en particular
que los partidos políticos las tomen en cuenta en la elaboración de sus propues-
tas programáticas para las próximas elecciones (nacionales en octubre de 2009 y
departamentales en mayo de 2010).
Segundo, la construcción de un perfil público propio como mujeres políticas
–algo fundamental a nivel individual para la consolidación de sus carreras políti-
cas y a nivel colectivo para generar el apoyo necesario desde la opinión pública
para los proyectos de ley promovidos por la Bancada Bicameral Femenina– de-
pende en gran medida de los medios de comunicación. Por esta razón el proyecto
prioriza la creación de canales de comunicación permanentes con este sector, la
producción de información en un formato fácilmente apropiable por el mismo y
acciones específicas destinadas a sensibilizar a los medios sobre temas de género y
política. Pero además, lograr una dinámica permanente y efectiva para comuni-
car a los medios de comunicación las actividades de la Bancada Bicameral Feme-
nina y sus integrantes, y las novedades de la agenda legislativa de género, no sólo
se concibe como un aporte para la construcción de una agenda mediática sensi-
ble al género, sino que es la forma más eficiente de difundir estas actividades en-
tre la ciudadanía y, más específicamente, el electorado.
Así, aunque las dos fuentes principales de la información sistematizada en
Parlamenta son la investigación académica y la base de datos parlamentaria, la
presentación de esa información fue pensada para responder a las necesidades de
distintos grupos de usuarios/as: desde noticias breves que resumen las actividades
de la Bancada Femenina, que pueden ser levantadas por los medios de comuni-
cación, hasta textos más extensos pensados como material de referencia sobre
todo para la labor parlamentaria de las y los legisladores en formato de archivos
para descargar. Asimismo, en todo el sitio se busca tener elementos visuales rela-
cionados con los contenidos (fotos, gráficos) y se incluyen archivos de audio en
los casos que estén disponibles (por ejemplo, discursos de las legisladoras, o even-
tos públicos realizados en el marco del proyecto) lo que también ayuda a que la
información sea más fácilmente adaptable a formas cotidianas de comunicación.
473
NIKI JOHNSON
474
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
la voluntad de las pocas mujeres que lleguen a este ámbito, como ha pasado hasta
ahora, sino que refleje un compromiso institucional sustantivo –y no meramente
retórica– en cumplimiento de los compromisos asumidos por el Estado uruguayo
en acuerdos internacionales tales como la Convención para la Eliminación de to-
das las Formas de Discriminación Contra la Mujer y la Plataforma de Acción
Mundial de la IV Conferencia de la Mujer de Naciones Unidas (Beijing 1995).
En este sentido, la ubicación de Parlamenta representó un primer paso hacia
la institucionalización del género en el Parlamento uruguayo. El hecho de que
Parlamenta ya esté instalada dentro del sitio oficial del Parlamento ha facilitado
negociar la continuidad de la página más allá de la vida del proyecto en sí, y de
hecho, ya está previsto que en el futuro el acceso a Parlamenta se incorpore a la
propia estructura del sitio del Parlamento (como una lengüeta más en la por-
tada), en el marco de la reconstrucción de éste actualmente en curso. Asimismo,
un nuevo proyecto de cooperación financiado por el sistema de las Naciones Uni-
das, que se empezó a ejecutar en julio de 2008, incorporó como un eje de acción
asegurar la sostenibilidad de Parlamenta, transfiriendo los conocimientos necesa-
rios para su mantenimiento al funcionariado del Poder Legislativo.
También se visualizaba que las actividades del proyecto permitirían una ma-
yor incidencia de las mujeres en sus propios ámbitos político-partidarios. Tanto
la construcción de dinámicas de relevamiento y respuesta a las demandas de la
ciudadanía femenina o a las reivindicaciones de género, como la consolidación de
la presencia de las mujeres políticas en los medios de comunicación puede gene-
rar un importante capital político para las mujeres políticas a la hora de defender
su presencia en las listas electorales o en ámbitos de decisión partidarios, o a la
hora de promover la agenda de género en los programas partidarios, por ejemplo
en épocas electorales.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Finalmente, mientras que el proyecto se enmarca dentro de la filosofía de la
extensión universitaria, y por lo tanto tiene como primer objetivo volcar al medio
en el cual la Universidad está inserta la producción académica acumulada, como
aporte a la consolidación de los derechos políticos de las mujeres uruguayas, cabe
señalar que contiene también una importante dimensión de retroalimentación de
esa misma producción académica.
Los datos sistematizados en la página –ya sea de la producción legislativa en
materia de género, o de las trayectorias de las mujeres parlamentarias – pretenden,
en primer lugar, servir como una fuente de información accesible para los medios
de comunicación, la ciudadanía en general y para las propias mujeres políticas.
Pero a la vez pretende ser un aporte para superar la falta de una adecuada forma-
ción en género del funcionariado responsable de la sistematización informática de
los enormes volúmenes de información que produce el Parlamento. La falta de
una elaboración sistemática de indicadores y descriptores sensibles al género difi-
475
NIKI JOHNSON
culta para las investigadoras académicas el uso confiable del banco de datos dis-
ponible en el sitio oficial del Parlamento como una fuente de información pri-
maria. Por eso, se trata de que la información ofrecida en Parlamenta sea lo sufi-
cientemente completa como para que además sirva de fuente de datos para la
profundización de la investigación académica. La creación de una base de indica-
dores de género sobre participación y representación política y la sistematización
sensible al género de la producción legislativa representan importantes insumos
para la futura profundización de las líneas de investigación desarrolladas desde el
Área Política y Género. En este sentido, por ejemplo, los perfiles biográficos de las
legisladoras representan un rico material para avanzar en un aspecto cuyo estudio
es incipiente en el país y en la región –la construcción de las carreras políticas de
las mujeres–. Asimismo, al ser disponible esta información en línea facilita su uso
por investigadoras e investigadores no residentes en Uruguay, y en estudios com-
parados.
En suma, el sitio web Parlamenta pretende brindar información sistemati-
zada en un formato accesible y útil tanto para las mujeres políticas, como para los
medios de comunicación, la ciudadanía en general y las o los investigadores que
estudian la participación política de las mujeres.
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476
HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LAS MUJERES EN URUGUAY…
477
DERECHOS CULTURALES
INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO:
LA LUCHA POR LOS DERECHOS
CULTURALES DE LAS MUJERES
INDÍGENAS DEL PERÚ
Tarcila Rivera Zea
Presidenta del Centro de Culturas Indígenas del Perú
(Chirapaq), Fundadora del Enlace Continental de Mujeres
Indígenas de las Américas (ECMI), Fundadora e integrante del
Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI) y activista
quechua por la defensa de los derechos de los pueblos y mujeres
indígenas del Perú.
1. INTRODUCCIÓN
Uno de los problemas más fuertes al que nos enfrentamos los pueblos indí-
genas, particularmente nosotras las mujeres, es la contradicción entre los derechos
individuales y colectivos generada por la concepción de ciudadanía que promue-
ven los Estados Nación. La Constitución peruana de 1993 reconoce nuestras or-
ganizaciones y comunidades, pero no nos reconoce como pueblos con derechos
específicos, con herencias culturales e históricas propias, con recursos que cuida-
ron nuestros mayores y con la capacidad de decidir libremente nuestro presente y
nuestro futuro.
Las mujeres indígenas formamos parte activa del proceso de reivindicación de
nuestros derechos colectivos; nuestro rol de hijas, madres, compañeras, lideresas
y generadoras de vida nos permite realizar aportes sustanciales al movimiento in-
dígena sobre la base de nuestras capacidades. Pero enfrentamos un triple pro-
blema, porque a la discriminación por ser indígenas, se suma la discriminación
por ser mujeres y pobres.
En nuestro país, tenemos leyes y normas sobre las comunidades indígenas,
pero éstas no hablan de los derechos de las mujeres; tenemos leyes y normas so-
bre las mujeres, pero éstas no hablan de los derechos culturales propios de las in-
dígenas, que actualmente se ven como «barreras al desarrollo» y no como poten-
ciales de sus culturas específicas. Entonces, ¿qué ocurre con los derechos de
quienes no somos consideradas ciudadanas plenas?
481
TARCILA RIVERA ZEA
482
INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO: LA LUCHA POR LOS DERECHOS CULTURALES DE LAS MUJERES…
3. INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO
3.1. Dualidad y equidad: nuestra concepción del género
La historia oral de nuestras culturas muestra que los varones y mujeres indí-
genas poseemos roles complementarios; se da el sentido de la dualidad, en el cual
dos seres diferentes forman una unidad de contrarios, no un antagonismo. Por
ejemplo, la pareja mítica formada por Manco Cápac y Mama Ocllo aparecieron
uno al lado del otro para fundar la civilización Inca, enseñando sus conocimien-
tos a sus iguales. No se piense que las mujeres indígenas estamos limitadas a las la-
bores domésticas; además del personaje mítico de Mama Ocllo, existe Mama
Waco, mujer guerrera, fuerte, capaz de liderar ejércitos.
Estas manifestaciones de la feminidad son el complemento necesario de la
masculinidad; el filósofo quechua Ciprián Phuturi Suni –Tayta Ciprián–, sinte-
tizó este conocimiento en una frase: «las cosas valen cuando están en su punto de
equilibrio» (Espinoza 1997). Las mujeres indígenas que conocemos y cultivamos
esta dualidad, preservada por la memoria colectiva, no creemos en la supremacía
del varón. En la espiritualidad andina cuando hacemos la reciprocidad con los
«apus» –dioses tutelares– para obtener una buena cosecha, aumentar los ganados
o tener buena salud, colocamos todo en pareja: dos ramos de flor de retama, dos
ramos de clavelina, caramelos en par, cigarrillos en par, hojas de coca en pares, ve-
las en pares y escogemos una hora par para efectuar el ritual.
Sin embargo, siglos de imposición de la cultura occidental, pérdida de
identidad y el contexto de posguerra han motivado que estas prácticas, aunque
se conservan en la memoria colectiva, en las narraciones y en los ritos, hayan
perdido buena parte de su significado. Las comunidades indígenas actuales no
son sociedades idílicas: se presentan casos de violencia familiar y sexual, discri-
minación y marginación de la mujer. Ello nos obliga a preguntarnos qué pasó
483
TARCILA RIVERA ZEA
484
INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO: LA LUCHA POR LOS DERECHOS CULTURALES DE LAS MUJERES…
4. AGENDA PENDIENTE
En la actualidad, los indígenas no podemos saber con certeza cuantos somos.
El I Censo de Comunidades Indígenas, realizado en 1993, mostró que la pobla-
ción indígena del Perú estaba compuesta por 8 millones de quechuas, 603 mil ay-
maras y 299 mil indígenas amazónicos –cerca del 42% de la población peruana–.
Pero nunca se continuó esta experiencia, a pesar de las propuestas que los pueblos
indígenas hicieron llegar al Estado (Chirapaq 2007). Sin embargo, los datos ac-
tuales son suficientes para señalar varias necesidades básicas insatisfechas, cuya in-
satisfacción es clave para ahondar las desigualdades entre indígenas y no indíge-
nas. De ellas trataremos a continuación.
485
TARCILA RIVERA ZEA
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INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO: LA LUCHA POR LOS DERECHOS CULTURALES DE LAS MUJERES…
• La justicia local no siempre es justa, por cuanto las autoridades se ven so-
metidas a la influencia de grupos locales de poder; quien posee mayores re-
cursos puede influenciar o intimidar a la autoridad, y su palabra tiene «más
valor».
• La justicia local no siempre respeta los derechos humanos, subordinándo-
los a prácticas cultural y socialmente aceptables. Por ejemplo, los castigos fí-
sicos son prácticas generalizadas, lo mismo que la conciliación en casos de
violencia familiar y/o sexual, o el hecho de que el testimonio de un hom-
bre valga más que el de una mujer.
• Si bien es teóricamente posible apelar las decisiones de las autoridades lo-
cales ante el sistema formal de justicia, el esfuerzo, el tiempo y el costo de
una apelación hacen que en la práctica sea imposible que los indígenas de
escasos recursos lleguen a este nivel.
487
TARCILA RIVERA ZEA
La justicia local refleja los problemas de discriminación por género que exis-
ten al interior de las comunidades indígenas. Es frecuente que las autoridades lo-
cales consientan en «legalizar» una violación sexual casando a la víctima con el
violador, o imponiendo una multa a éste, o llegando a otro tipo de compensación
entre el agresor y los padres de la víctima, la cual no obtiene ningún tipo de re-
paración, ni siquiera en un plano simbólico.
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INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO: LA LUCHA POR LOS DERECHOS CULTURALES DE LAS MUJERES…
bajo tierra mientras se paga en el mundo US$90 por cada barril. Es preferible para ellos
que el Perú siga importando y empobreciéndose (García 2007).
489
TARCILA RIVERA ZEA
decir que se nos haya reconocido esas capacidades y aportes, pues este reconoci-
miento es un tema pendiente en el movimiento indígena y fuera de él.
6. AVANCES Y RETOS
A nivel regional, las mujeres indígenas hemos obtenido logros notables en el
reconocimiento de nuestros derechos culturales, especialmente de nuestras len-
guas originarias: así lo certifican las Ordenanzas Regionales 011-2003-GRC/CRC
del 3 de noviembre del 2003, que instituyó la enseñanza obligatoria del quechua
en los niveles educativos inicial, primario, secundario y superior no universitario
de la Región Cusco; 029-2007-CR-APURIMAC del 27 de diciembre del 2007,
que establece de modo obligatorio la nomenclatura bilingüe castellano-quechua
490
INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO: LA LUCHA POR LOS DERECHOS CULTURALES DE LAS MUJERES…
A MODO DE CONCLUSIÓN
Concluyo la presente reflexión compartiendo con ustedes, a manera de con-
clusiones, la agenda temática elaborada por el Foro Internacional de Mujeres In-
dígenas «Compartiendo avances para nuevos retos», desarrollado en Lima del 14
al 16 de abril del 2008, que contiene las siguientes recomendaciones:
491
TARCILA RIVERA ZEA
Tema 8: Salud
a. Mejorar las oportunidades de vida de las niñas, adolescentes y mujeres indígenas y
disminuir la vulnerabilidad a la morbi-mortalidad materna a través de la postergación de la
edad del matrimonio, reducción del embarazo de niñas y aumento del nivel educativo.
b. Trabajar por lograr la reducción y acabar con la violencia contra las mujeres en
todos los niveles y formas incluyendo los ámbitos domésticos y comunales. Estudiar su
vinculación con el consumo de alcohol y otros procesos de descomposición social como
la migración.
c. Trabajar con mucha urgencia en prevención del VIH, implementar servicios de
detección rápida en las zonas rurales e investigar sobre la situación del VIH en las co-
munidades indígenas.
d. Vincular la medicina tradicional con la medicina occidental en establecimientos
y servicios de salud, contar con personal indígena y bilingüe en los servicios de salud y
reconocer el valor de las parteras en el acompañamiento del proceso reproductivo con-
troles prenatales, parto, y puerperio.
e. Promover que las organizaciones indígenas, en particular de mujeres indígenas, par-
ticipen en la vigilancia comunitaria, regional y nacional de la calidad de los servicios de salud.
492
INTERCULTURALIDAD Y GÉNERO: LA LUCHA POR LOS DERECHOS CULTURALES DE LAS MUJERES…
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493
TARCILA RIVERA ZEA
494
AVANCES EN DERECHOS ETNICOS
Y CULTURALES. MOVIMIENTO DE
MUJERES: «CUMBE DE MUJERES
AFROVENEZOLANAS»
Olga Martín Barría1
Docente de Género en Desarrollo Local.
Coordinadora Académica de la Especialización
en Investigación Participativa para el
Desarrollo Local e investigadora en Género y
Desarrollo. Universidad Latinoamericana y
del Caribe. Venezuela.
1. INTRODUCCIÓN
El presente artículo es un estudio de caso sobre la asociación: «Cumbe de Mu-
jeres Afrovenezolanas» y los avances que se han logrado en el ámbito de Género y
el empoderamiento de las mujeres desde la misma. Esta es una de las pocas orga-
nizaciones de mujeres de carácter étnico que existe en Venezuela, y la única afro-
venezolana nacional activa en el presente. Si bien, los movimientos de mujeres y
feministas en Venezuela han tendido históricamente a ser integrados fundamen-
talmente por mujeres profesionales y de clase media, han existido sus excepciones
y una de ellas fue la Unión de Mujeres Negras. Ella surge a finales de la década de
los ochenta, introduciendo un nuevo planteamiento en el seno del movimiento
de mujeres: la lucha contra el racismo y el patriarcado. Después de la desaparición
de esta asociación, aparece en el presente el Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas,
que constituye hoy por hoy, una de las pocas expresiones de la diversidad étnica
del movimiento femenino en este país.
495
OLGA MARTÍN BARRÍA
distinto a la sociedad colonial española. Sus líderes y lideresas simbolizaron la dignidad y la entereza del an-
cestral continente y en varias ocasiones pusieron en jaque toda la estructura del poder colonial, desarrollando
mecanismos de sobre vivencia y medios para resistir culturalmente los desafíos de un sistema tan hostil, como
la esclavitud.» (Banmujer y Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, 2007:53).
3 «El movimiento afro en Venezuela en sus inicios estuvo muy vinculado a una conciencia folclórica in-
genua y a la solución de problemas socio económicos y socio ambientales puntuales que afectaban a algunas
comunidades, pero cuando se presenta la coyuntura de la Asamblea Constituyente en 1999, dos organizacio-
nes: la Unión de Mujeres Negras y la Fundación Afroamérica se dan cuenta de la necesidad de articularse para
participar y colocar el tema afro en la nueva Constitución. No se logró nada, había el sentir de que «con los
indios bastaba», pero el 21 de junio del 2000 nace en Barlovento lo que hoy se conoce como la Red de Orga-
nizaciones Afrovenezolanas con el objetivo de posicionar el tema en las políticas públicas valiéndose de los me-
canismos para una democracia participativa establecidos en la Constitución finalmente aprobada.» (Mata,
2007:140).
4 «[…] hicimos un primer Encuentro en Ocumare de la Costa en el 2001 de mujeres, después hicimos
el otro en el 2002 en Cuyagua, en Aragua…» Entrevista con integrante del Cumbe de Mujeres Afrovenezola-
nas, Caracas, 2008.
5 «[…] teníamos que avanzar hacia una estructura, ya pues como se dice una figura jurídica, pues para
algunos espacios te lo exigen, por ejemplo la participación en otras organizaciones de mujeres que no aceptan
una organización mixta. Pues bueno, en ese Tercer Encuentro que se hizo en Yaracuy, allí acordamos confor-
marnos como Cumbe de Mujeres.» Entrevista con integrante del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas,
2008.
6 «[…] todas militaban en la Red de Organizaciones Afro venezolanas, en vista de esa debilidad de género
decidimos las mujeres organizarnos (…) en ese sentido no teníamos vocerías, no se tomaba en cuenta a noso-
tras como tal, la directiva estaba compuesta por hombres […]» Entrevista con integrante del Cumbe de Mu-
jeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008.
496
AVANCES EN DERECHOS ÉTNICOS Y CULTURALES. MOVIMIENTO DE MUJERES: «CUMBE» DE MUJERES…
nista7. Es interesante ver como estos argumentos se han utilizado tanto en contra
de la constitución de grupos de mujeres como en contra la conformación de gru-
pos de carácter étnico, lo cual en estos casos ha obedecido a una manifestación de
resistencia de carácter sexista. Incluso, cuando a las entrevistadas se les preguntaba
por las dificultades que encontraban en su lucha contra el racismo, éstas estable-
cían una analogía con la resistencia que enfrentan las feministas en la lucha con-
tra el sexismo.
497
OLGA MARTÍN BARRÍA
rencias fenotípicas y las jerarquías coloniales se disuelven para crear una naciona-
lidad basada en la democracia racial. Por un lado, desaparece la o el sujeto de la
discriminación las o los afrosdescendientes al ser sustituidos por las o los mesti-
zos, y constituir de este modo el nuevo sujeto nacional, con lo cual se anula el fe-
nómeno del racismo al invisibilizar a su víctima: «[…] que uno existe, aquí en este
país, muchísimas veces te pasa, que vas en la calle y la gente te dice – tu eres do-
minicana o colombiana – sin conocer, que aquí en Venezuela, hay un montón de
comunidades afrodescendientes»10. (Entrevista con integrante del Cumbe de Mu-
jeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008).
Los medios de difusión masiva son una vitrina privilegiada para constatar la
desaparición de lo «negro», fenómeno que algunos investigadores han denomi-
nado la anulación simbólica de «las representaciones negras» (Ishibashi, 2003)11.
Y muchas veces esta acción invisibilizadora se practica incluso en los espacios más
alternativos, como efectivamente ocurrió en el Foro Social Mundial, celebrado en
Caracas en el 2007, según nos relata Jesús «Chucho» García miembro fundador
de la Red de Organizaciones Afrodescendientes: «[…] cuando se organiza aquí el
Foro Social Mundial, eso fue dirigido por la izquierda blanca, marxista, ortodoxa,
que no entiende los temas étnicos, y por eso los deja de lado. De allí que nos vié-
ramos en la necesidad de programar un foro alternativo en Barlovento.» (Mata,
2007:140)
La figura del mestizaje es un aparato ideológico que ha servido para fundar
la idea de la igualdad racial, en tanto todos y todas somos café con leche nuestras
oportunidades son las mismas. Por arte de magia este proceso biológico borra los
efectos históricos de los sistemas de subordinación heredados de la colonia, trans-
formando un proceso violento y excluyente en una simbiosis, que se sigue mani-
festando en nuestra sociedad contemporánea. Como bien nos plantea Alan Tou-
raine: «Desde que nacen nuestros Estados se establece un orden social por medio
del cual se constituyen jerarquías que quedan tan engranadas en el tejido social
que ocultan la existencia de un discurso y práctica de supremacía racial, en que se
desatan las dicotomías tales como lo moderno/primitivo-salvaje, tan presente en
toda historia de colonización» (Romany, 2001:6). Así, el racismo en nuestras so-
ciedades se sustenta y reproduce a través de su negación, es un tabú que oculta la
supervivencia de las jerarquías coloniales, lo que permite su reactualización en los
nuevos contextos y su interiorización.
Las prácticas discriminatorias por razones étnicas son negadas por la sociedad
mientras las personas afrodescendientes e indígenas las padecen, como lo refleja
la experiencia vital de nuestras entrevistadas del Cumbe de Mujeres Afrovenezola-
nas, quienes llevan consigo la carga negativa asociada a los estereotipos, que se re-
laciona con los rasgos fenotípicos de todas las personas que se consideran «ne-
10 Se calcula que la población afrovenezolana representaba alrededor del 14%, ubicándose principal-
mente en los Estados: Aragua, Miranda, Sucre, Falcón, Carabobo, Zulia, Yaracuy, Bolívar, Vargas y el Distrito
Capital, según el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. (Romero, 2006: 88).
11 En la entrevista a una integrante de la Cumbe ella señalaba que: «…los medios de comunicación es
clave, nosotros ahí no apara recemos nada, no usamos champú, ni pañales, ni colonia…» (Entrevista con inte-
grante del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008).
498
AVANCES EN DERECHOS ÉTNICOS Y CULTURALES. MOVIMIENTO DE MUJERES: «CUMBE» DE MUJERES…
gras»: «Lo he sentido en carne propia cuando uno va a un centro comercial, por
darte un ejemplo, cuando uno entra a una tienda, que de repente te persiguen, tu
caminas y te persiguen. ¡Ah! Porque ese también es el estereotipo, nosotros afro-
descendientes, también somos malandros12, todos y todas…» (Entrevista con
integrante del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008).
A pesar de que la nueva Constitución refunda la República Bolivariana de
Venezuela como una sociedad multiétnica y pluricultural, asegurando un avance
muy importante con respecto a la Carta Magna anterior13, se limitó a asociar los
nuevos conceptos a los pueblos indígenas, sin mencionar la población afrodes-
cendiente. Al respecto Nirva Camacho reflexiona14:
«Lo que impresiona es que estos conceptos son asociados sólo con la presencia de
la población indígena, avance que nosotras/os celebramos. El reconocer los derechos de
nuestr@s herman@s indígenas, es saldar una deuda también histórica. Sin embargo,
consideramos que se subestimó la presencia de un gran porcentaje de la población vene-
zolana, con características innegables de su ancestral africanidad, lo cual, se tiende a di-
luir en el mito de la igualdad racial, por la falsa creencia de que todos tenemos los tres
componentes (indígena-africano-europeo) y en esta tríada, muchos son los que preten-
den resaltar lo que supuestamente tienen de europeo y esconder lo indígena o africano.
De allí se desprenden las diversas situaciones que afectan a los rasgos más pronunciados
– que son definidos como afrodescendientes – el racismo y la discriminación racial; con-
virtiéndose el componente racial, en un motivo de discriminación para las/os afrodes-
cendientes.» (Camacho, 2006: 19).
4. ¿Y EL FEMINISMO QUÉ?
Los movimientos de mujeres y feministas se habían caracterizado en Vene-
zuela por ser principalmente de carácter urbano, mayoritariamente de clase me-
dia y aunque han estado integrados también por algunos sectores de la clase
obrera, en ningún caso ellas se han identificado como indígenas o afrodescen-
dientes. Esta situación comienza a cambiar a finales del siglo XX con el surgi-
miento de los nuevos movimientos como los de lucha contra el racismo, la co-
munidad de Gay y Lesbianas, y otras asociaciones quienes hacen «[…] una
recuperación positiva de la diferencia que a nivel social se les ha atribuido o asig-
499
OLGA MARTÍN BARRÍA
nado (identidad asignada) y por la cual han sido objeto de exclusión. Era la ma-
nera de deconstruir las imágenes negativas con las que se había cargado su dife-
rencia… (y de)…encontrarse con otros/as semenjantes, construir el nosotras/as,
identificarse como perteneciente a un grupo con el que se comparte la opresión y
la exclusión» (Espinosa, 1999:2).
En este sentido, el Cumbe de Mujeres constata que la cuestión étnica es algo
relativamente reciente y llama la atención: «…que no se ha asumido ni siquiera
en los grupos o en las instituciones que trabajan con el tema de la mujer, se tiene
una perspectiva de género sin vincularla a lo que han significado los procesos de
discriminación por pertenecer a uno u otro grupo cultural. Hay una variedad en-
tre todos los grupos de mujeres, porque no es lo mismo ser afrovenezolana o ser
indígena, o ser mujer rural o de la ciudad». (Entrevista con integrante del Cumbe
de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008.)
Ciertamente el reconocer la diversidad entre las mujeres, incluso entre las
mismas mujeres afrodescendientes, debe llevar a una relectura de las categorías
analíticas que el feminismo ha construido para analizar el patriarcado como es el
género a la luz de los sistemas de subordinación que conforman nuestra realidad,
como bien lo señala Sueli Carneiro, feminista afrobrasileña:
No obstante no bastará con redefinir las categorías, sino que es necesario des-
montar y entender los efectos que han tenido en términos de género las opera-
ciones de los otros sistemas de dominación, como por ejemplo ocurre con el dis-
curso del mestizaje que convierte la violación de miles de mujeres en un acto
simbiótico.
El Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, al igual que otras organizaciones de
mujeres que han surgido en el marco del proceso bolivariano, no se define como
500
AVANCES EN DERECHOS ÉTNICOS Y CULTURALES. MOVIMIENTO DE MUJERES: «CUMBE» DE MUJERES…
501
OLGA MARTÍN BARRÍA
«… tratar de concretar espacios de trabajo o mesas técnicas con cada una de las ins-
tituciones que pueden incidir o puede ayudarnos a construir políticas públicas, incluso
que ellos mismos asuman dentro de sus programas de trabajo políticas publicas orienta-
das a las necesidades de las comunidades afrodescendientes, en especial de la población
femenina afro descendientes. Abrir el espacio de participación para que ellas mismas
puedan ser constructoras en esos espacios de las políticas públicas, es una tarea nada sen-
cilla y lenta: y digamos que, sobre todo, el sensibilizar ha sido muy difícil con las insti-
tuciones. Sin embargo, bueno, se le ha dedicado bastante tiempo a buscar espacios de
reunión para construir agendas interinstitucionales…». (Entrevista con integrante del
Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008).
18 «…tratando de impulsar pues lo que son las políticas específicamente hacia las mujeres y en ese sen-
tido viendo la necesidad y la responsabilidad que tiene también el Estado venezolano, y los Estados todos, los
Estados de América Latina conjuntamente con las organizaciones para poder establecer políticas, nosotras lo
que son las instituciones básicas que tienen que ver con políticas dirigidas específicamente hacia la mujer
como Banco de la Mujer (Banmujer) e Instituto Nacional de la Mujer (Inamujer), bueno comenzamos un diá-
logo con la Sra. María León del Instituto Nacional de la Mujer, de hecho después de ese diálogo habíamos he-
cho una actividad con mujeres afro allí, nosotros pues hicimos un planteamiento, luego hicimos una reu-
nión…» (Entrevista con integrante del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008).
502
AVANCES EN DERECHOS ÉTNICOS Y CULTURALES. MOVIMIENTO DE MUJERES: «CUMBE» DE MUJERES…
propiciar políticas públicas para las mujeres venezolanas». (Entrevista con inte-
grante del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008).
Dentro de los logros obtenidos más allá de los conquistados conjuntamente
la Red de Organizaciones Afrodescendientes, en su lobby con las instituciones del
Estado específicamente vinculadas al tema de Mujeres se encuentran:
19 Se define por la misma Cumbe de Mujeres como «…la autodiscriminación, o rechazo hacia sí mismo/a
que implica la desvalorización de los rasgos que nos identifican con la descendencia étnica y al contrario va-
lora prácticas o desea rasgos más parecidos a modelo euro céntrico». (Banmujer y Cumbe de Mujeres Afrove-
nezolanas, 2007:53).
20 «Las acciones contenidas en la política de identidad van desde recrear elementos de la cultura africana
(culinaria, estética, música, danza) hasta desarrollar espacios de reflexión donde esa identidad «negra» sea re-
forzada y valorada positivamente con el propósito de lograr una buena autoestima en las mujeres negras». (Cu-
riel, 2002:97).
503
OLGA MARTÍN BARRÍA
A MODO DE CONCLUSIÓN
Son claves los avances conquistados por el Cumbe, que entre sus mayores éxi-
tos incluye, como una de sus protagonistas recuerda, el posicionamiento del tema
étnico-racial en el debate público, la incidencia en varias instituciones y el lograr
a través de una reivindicación histórica que las mujeres afrodescendientes se sien-
21 En la conversación sostenida con una de las fundadoras de la Cumbe, que había participado en la
Unión de Mujeres Negras ella manifiesta el conocimiento que tienen sobre el tema tanto la Presidenta de Ina-
mujer como la del Banmujer: «…y además la presidenta del Instituto conoce lo que es esta lucha (…)y sobre
todo ahora ya que el Instituto pasa a ser un Ministerio para la Mujer, lógicamente debe reconocerse la diver-
sidad entre nosotras las mujeres, y bueno con el Banco de la Mujer nos reunimos con su Presidenta tenemos
esa ventaja con este proceso revolucionario las mujeres que están dirigiendo esas instituciones son mujeres que
vienen precisamente de esa lucha del movimiento de mujeres, bueno Nora Castañeda también esta bien sen-
sibilizada, conscienzada de lo que es este tema…» (Entrevista con integrante del Cumbe de Mujeres Afrove-
nezolanas, Caracas, 2008).
504
AVANCES EN DERECHOS ÉTNICOS Y CULTURALES. MOVIMIENTO DE MUJERES: «CUMBE» DE MUJERES…
tan más a gusto con ellas mismas. A juicio de la entrevistada, este es un proceso
irreversible y cierro esta reflexión con sus propias palabras: «[…] bueno es algo
que está pasando relativamente hace poco tiempo, es un gran logro, cuando esta-
mos en un país que hace poco se llamaba mestizo y no reconocía ninguna diver-
sidad dentro de su conformación de identidad personal y colectiva […]» (Entre-
vista con integrante del Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, Caracas, 2008).
A luz de la experiencia de las mujeres afrodescendientes surgen varias refle-
xiones. Por un lado el papel que han jugado las políticas de identidad, desde el
mismo feminismo hasta en los nuevos colectivos, como herramienta política en su
lucha contra los sistemas de dominación. El peligro de esencializar una identidad
cuando en la reafirmación de la o el sujeto, no se comprende como una cons-
trucción histórica y social. Por otro lado, es necesario a su vez que el feminismo
latinoamericano se enriquezca con la diversidad del movimiento de mujeres y se
actualice en sus análisis y agendas a la luz de los sistemas de subordinación exis-
tentes en nuestras sociedades, para deconstruir las identidades asignadas por los
mismos mecanismos de subordinación.
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505
OLGA MARTÍN BARRÍA
506
HACIA EL CAMBIO CULTURAL PRO-
EQUIDAD EN EL CONTEXTO DE LA
COOPERACIÓN AL DESARROLLO EN
MOZAMBIQUE
Eugenia Rodríguez Blanco1
y Maira Solange Hari Domingos2
FORUM MULHER3. Mozambique4
1. INTRODUCCIÓN
Los diferentes agentes que trabajan con el objetivo de alcanzar la igualdad de
género o la superación de la subordinación de las mujeres, encuentran en su ca-
mino barreras o resistencias que determinan la negación de ese objetivo. Mani-
fiestan que algunas de esas barreras son las que colocan la cultura y la tradición en
los contextos determinados donde se desarrolla la acción y, por tanto, donde se
pretende alcanzar el objetivo de la igualdad de género. Esas barreras son presen-
tadas en forma de argumentos culturalistas que en base a los derechos culturales
de los pueblos niegan los derechos individuales de las mujeres.
507
EUGENIA RODRÍGUEZ BLANCO, MAIRA SOLANGE HARI DOMINGOS, FORUM MULHER
508
HACIA EL CAMBIO CULTURAL PRO-EQUIDAD EN EL CONTEXTO DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO…
radas por estas prácticas es visto como una indeseada interferencia en asuntos de
propiedad». (Murguialday, 2005:1). Desde una perspectiva crítica a las barreras
colocadas a la lucha por la igualdad de género, Mehta (1991) invita a reflexionar
por qué la lucha por superar las desigualdades de riqueza o clase no suponen tan-
tos impedimentos.
El tercer argumento es el que presentan las mujeres del Sur. Si las mujeres del
Norte reciben la crítica de colonizar el pensamiento de mujeres que pertenecen a
otros contextos culturales y por tanto, son cuestionadas en la trasnacionalización
de su discurso feminista, las mujeres del Sur toman la palabra. ¿Acaso la lucha por
la igualdad de género es exclusiva de las mujeres del Norte?. Varias autoras desde
el Sur reivindican la lucha feminista por la igualdad de género al tiempo que cri-
tican los argumentos culturales que pretenden limitar la lucha internacional a
través del contexto de la cooperación al desarrollo (Mukhopadhyay, 1995;
Chitsike, 1995).
509
EUGENIA RODRÍGUEZ BLANCO, MAIRA SOLANGE HARI DOMINGOS, FORUM MULHER
510
HACIA EL CAMBIO CULTURAL PRO-EQUIDAD EN EL CONTEXTO DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO…
511
EUGENIA RODRÍGUEZ BLANCO, MAIRA SOLANGE HARI DOMINGOS, FORUM MULHER
ciones de poder existentes entre hombres y mujeres, y sin aumentar, por tanto, la
capacidad de decisión de las mujeres.
Otra de las características de las organizaciones tipo A es que no identifican y, por
tanto, en muchos casos desconocen, las causas que generan los problemas en los que
trabajan. Es decir, no identifican que las relaciones de género desiguales están en la
base de la vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia de género o el HIV/Sida. No
identificar las causas del problema que trabajan determina que estas no sean abor-
dadas y, por tanto, que no se alcance la superación definitiva del mismo. Las razones
que determinan esta situación tienen que ver en la gran mayoría de los casos con la
ausencia de diagnósticos de género sobre las problemáticas que trabajan.
Este tipo de organizaciones suelen ser organizaciones de mujeres locales que uti-
lizan el concepto género en sus estatutos, planes y proyectos, sin usarlo como con-
cepto analítico o político y sin que tenga un reflejo en su trabajo activo como orga-
nización.
En función de las características mencionadas, este tipo de organizaciones no
encontraría barreras de tipo cultural en el objetivo de la igualdad de género por
varias razones: primero, porque no trabajan realmente para conseguir la igualdad
de género, sino para mejorar la condición de vida de las mujeres y; segundo, por-
que sus acciones no representan una amenaza a la cultura o tradición establecida,
sino más bien trabajan dentro de los límites establecidos por la cultura en lo que
respecta a la configuración de los roles de género. Las barreras sólo se plantean a
quienes desafían el orden establecido, el status quo en términos de género.
Las organizaciones tipo B, sin embargo, son organizaciones que sí poseen co-
nocimiento del concepto género y hacen uso de él a través de acciones que pre-
tenden implicar cambios o mejoras en las relaciones de género. Su trabajo está
más dirigido a atender los intereses estratégicos y, por tanto, a cambiar la posición
de género de las mujeres en la sociedad, e identifican a través de un análisis con
perspectiva de género los problemas sobre los cuales trabajan. Son organizaciones
que, por ejemplo, trabajan con proyectos que generen autonomía económica o li-
derazgo político de las mujeres. Estas organizaciones encuentran barreras en su
objetivo transformador de las relaciones de género porque suponen una amenaza
al orden de género establecido por la cultura y la tradición. Porque intentar su-
perar las desigualdades de género supone, necesariamente, cuestionar las tradi-
ciones y la cultura (Metha, 1991).
Las resistencias al cambio cultural para la igualdad de género son sentidas por
las organizaciones tipo B a nivel discursivo y a nivel práctico. A nivel discursivo,
pues existen argumentos culturalistas que son colocados como resistencia o ba-
rrera a la interferencia exterior (considerándola amenazadora y acusándola de co-
lonialista); y a nivel práctico, porque los roles de género determinan la difícil par-
ticipación de las mujeres en espacios que podrían suponer un primer paso para la
autoconciencia y la autonomía de las mismas.
A partir de esta tipología básica de organizaciones somos capaces de delimi-
tar el problema planteado, resolviendo la cuestión de quiénes sufren las barreras
culturales en la lucha por la igualdad de género dentro del ámbito del desarrollo.
512
HACIA EL CAMBIO CULTURAL PRO-EQUIDAD EN EL CONTEXTO DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO…
Una vez han sido identificadas las organizaciones que sí encuentran barreras
culturales en su lucha por la igualdad de género, procuramos explorar las diná-
micas que envuelven esas barreras: ¿Cuáles son las resistencias al cambio? ¿quié-
nes las colocan? ¿quiénes las combaten? ¿cómo las presentan y defienden?¿cuáles
son los argumentos que las mantienen y reproducen?, así como ¿cuál es el proceso
de negociación y diálogo con las organizaciones?
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La tercera tiene que ver con el conflicto en que manifiestan encontrarse las or-
ganizaciones que trabajan en el ámbito del desarrollo entre su objetivo de la lucha
por la igualdad de género y el imperativo ético de respetar la «cultura» y la «tra-
dición» de las comunidades donde actúan (Scholkwyk, 2000; Mukhopadhyay,
1995). Manifestando ese conflicto de intereses y objetivos podemos encontrar
organizaciones que trabajan por mejorar el acceso de las niñas a las escuelas al
tiempo que no interfieren en la práctica tradicional del lobolo («precio de la no-
via») por considerarla una práctica tradicional identitaria local que merece ser res-
petada5. Hay que tener en cuenta que el lobolo, o matrimonio tradicional, supone
una fuente de ingresos importante en el ámbito rural para las familias cuyas hijas
son loboladas. Estas, después del lobolo comienzan a formar parte de la familia
que la loboló, que la incorpora como un bien productivo y reproductivo en el
agregado familiar. Que los padres y las madres de las niñas en el ámbito rural den
preferencia a los hijos varones en el acceso a la escuela puede estar justificado por
la existencia de esta práctica tradicional y los intereses «económicos» que des-
pierta. Algunos padres y madres entrevistados/as nos ofrecían su opinión al res-
pecto: «Não vale a pena levar a menina, é um investimento que fica fora» 6, «Prefiro
levar o rapaz à escola porque depois ela vai casar e vá com outra família» 7. Teniendo
en cuenta lo determinante que resulta ser la práctica tradicional del lobolo en el ac-
ceso y retención de las niñas en las escuelas, actuar de este modo no deja de ser
una contradicción esencial. El argumento culturalista, por tanto, no sólo es utili-
zado por quienes no están interesados en un cambio cultural pro-equidad, sino
también por las organizaciones que, en muchas ocasiones, por evitar ser acusadas
de colonización cultural toleran o respetan practicas tradicionales perjudiciales
para las mujeres.
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8 Padrinos y Madrinas, es un término genérico para designar a Ngalibas e Nakangas, maestros de los Ri-
tos de Inciación en étnia YAO.
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9 «La vida ahora está difícil, los chicos jóvenes ahora no quieren tener más de una mujer».
10 «Los hombres no pueden mantener tantas mujeres, por eso solo quieren una».
11 «La poligamia ahora no es posible porque la situación de vida es difícil. Además tengo que ser fiel por
causa del Sida».
12 Algunas mujeres incluso llegan a afirmar que de alguna manera la poligamia puede ser positiva para
ellas porque compartiendo marido reducen la presión sexual y de trabajo doméstico sobre cada una de ellas.
Este tipo de afirmaciones representan cierto conformismo con el rol tradicional de las mujeres en la sociedad
que supone que tengan que «aguantar» esa presión sexual y de trabajo doméstico por parte de los hombres. La
poligamia sería, para estas mujeres, un paliativo para unas relaciones de género que las perjudica.
13 «Vuelve la vida más difícil porque crea mucho conflicto entre las mujeres».
14 El ritual de purificación de la viuda es un ritual común a ciertos grupos étnicos en las regiones centro
y sur del país. Consiste en que la mujer viuda mantenga de modo ritual una relación sexual con el hermano
de su esposo fallecido o, en su defecto, con un pariente varón del mismo. Quienes realizan esta práctica la con-
sideran necesaria para limpiar a la mujer de «la muerte» y que todo vaya bien después de la muerte del marido.
15 Denominación dada entre el grupo étnico Sena, en la región centro de Mozambique.
16 Denominación dada entre el grupo étnico Changaza, en la región sur de Mozambique.
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HACIA EL CAMBIO CULTURAL PRO-EQUIDAD EN EL CONTEXTO DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO…
17 «Es importante hacer la purificación pero con la relación sexual pueden ocurrir muchas enfermeda-
des… es por esa razón que después de algunas muertes ahora usamos un medicamento tradicional que se llama
Banamarira».
18 «Cuando la persona nace ya encuentra eso. Es la tradición».
19 «La cultura para nosotras está pésima. Nosotras querríamos que cambiase, porque estamos enveje-
ciendo mientras somos jóvenes».
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terminan que una práctica tradicional pueda cambiar. Ellos son los sujetos de los
cambios culturales para los cuales ellas actúan como objetos. De este modo, los
cambios culturales que las benefician (como la reducción de la prevalencia de la
poligamia o la variación en el ritual de purificación de la viuda) no son produci-
dos con la intención de beneficiar a las mujeres o superar su situación de opresión,
sino por otros intereses que suelen tener que ver con el bienestar de los hombres.
Los cambios que han sufrido determinadas prácticas tradicionales perjudi-
ciales para las mujeres no alteran el sustento cultural que les dio origen. Que las
mujeres dejen de estar sometidas a esas prácticas no implica necesariamente que
las relaciones de género desiguales en las cuales esas prácticas se sustentan se alte-
ren lo más mínimo.
Algunas prácticas tradicionales son una consecuencia de la desigualdad de gé-
nero y al mismo tiempo manifiestan esa desigualdad. Que estas sean modificadas
o abandonadas con el tiempo en función de los intereses de los hombres, no in-
dica un cambio en las relaciones de género, pues no fueron los intereses de las mu-
jeres los que motivaron el cambio. Estas dinámicas sólo expresan lo que subyace
a la existencia de determinadas prácticas y sus posibilidades de cambio, y son las
son relaciones de poder mantenidas por los hombres sobre las mujeres. Estas re-
laciones de poder y dominación serían, por tanto, la principal barrera al cambio
cultural pro-equidad.
Pero no evidenciamos sólo la relación de poder entre hombres y mujeres
como barrera al cambio cultural pro-equidad sino que existe otra relación de po-
der que se suma a esta. Se trata de la relación de poder en base a la edad, la ejer-
cida por los viejos sobre los jóvenes. De este modo, podemos comprobar cómo las
mujeres de más edad mantienen el discurso culturalista de que es importante
mantener la tradición, aunque esa tradición las haya sometido a la subordinación
masculina a lo largo de su vida. Ahora son viejas y ganan un poder del que care-
cían cuando eran jóvenes; el poder que les es otorgado a los viejos en las comuni-
dades con respecto a los jóvenes. Ese poder se enmascara a través de lo que llaman
«respeto» que en muchos casos supone obediencia a los mandatos de los mayores,
que determinan una reproducción cultural a sus hijos y nietos para que su bie-
nestar sea asegurado. Los hombres y las mujeres viejas aseguran así que serán cui-
dados por las nuevas generaciones.
Teniendo en cuenta lo dicho hasta ahora, las mujeres jóvenes son quienes su-
fren las consecuencias de ambas relaciones de poder, como mujeres y como jóve-
nes. Para evitar que puedan sublevarse a esos sistemas de dominación superpues-
tos existen mecanismos de control como son el miedo y la vergüenza. «las mujeres
que luchan contra las injusticias de género como existen en nuestra cultura son
llamadas prostitutas y acusadas de fallar en sus tareas como amas de casa y espo-
sas» (Chitsike, 1995:1). Los mensajes que configuran su papel en la comunidad,
su rol de género, son transmitidos a través de procesos de enculturación conti-
nuos, recibidos a través de instituciones formales e informales de educación, «en
el proceso de enculturación las personas oprimidas interiorizan de tal forma su
opresión que con frecuencia pierden su capacidad y valor para escoger otras op-
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A MODO DE CONCLUSIÓN
Si la desigualdad entre hombres y mujeres es cultural, para superar esa desi-
gualdad debería producirse un cambio cultural. Por eso, aquellas organizaciones
que intentan en su acción promover cambios en las relaciones de género, procu-
ran un cambio cultural pro-equidad.
Los cambios culturales son posibles, como demuestran algunos ejemplos,
pero también son interesados; sólo se producen si son de interés para quienes tie-
nen el poder de generarlos (internamente) o aceptarlos (en caso de que sean ini-
ciativas externas). En caso contrario colocan resistencias con argumentos cultura-
listas que enmascaran los intereses de unos pocos en los intereses de un pueblo.
Por eso, encontramos que existen más resistencias a un cambio en las relaciones
de género que a un cambio en otros ámbitos que también podrían considerarse
tradicionales.
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Las barreras al cambio cultural pro-equidad son colocadas por los dos agen-
tes que intervienen en el proceso de cambio en el contexto de la cooperación: las
comunidades y las organizaciones. Por las propias organizaciones, ya que de modo
consciente o inconsciente, con sus propias dinámicas de trabajo, limitan las opor-
tunidades del cambio. Y por las comunidades, donde las estructuras de poder que
mantienen el orden de género son la principal barrera para el cambio, precisa-
mente porque esos sistemas de dominación están justificados culturalmente, y
por tanto, un cambio cultural pro-equidad amenazaría la permanencia de esas es-
tructuras de poder.
Iniciamos nuestra investigación con la hipótesis de que las organizaciones
que trabajan por la igualdad de género y en defensa de los derechos de las muje-
res encuentran barreras culturales que dificultan la consecución de su objetivo allí
donde actúan. Concluimos nuestra investigación reconociendo que la hipótesis
estaba mal planteada, pues tal y como hemos comprobado, las barreras no son
culturales, lo que es cultural es el problema: la desigualdad entre los hombres y las
mujeres, la desigualdad de género. Lo que sí podemos identificar desde ese nuevo
planteamiento es la existencia de barreras al cambio cultural pro-equidad, que es
el que tiene que ocurrir para acabar con un modelo de sociedad y cultura basada
en el dominio de los hombres sobre las mujeres, un sistema de dominación pa-
triarcal20. El mismo que determina el privilegio de los hombres sobre las mujeres
y los niños/as y el que impide alcanzar el objetivo de la igualdad de género. De
este modo, el sistema patriarcal no sólo es la principal barrera para el cambio cul-
tural pro-equidad, sino también la principal causa de la desigualdad de género y
la subordinación de la mujer.
Llegamos a esta conclusión después de visibilizar que el argumento de la pre-
servación de la cultura como identidad de un pueblo (derechos colectivos), sólo
es utilizado cuando quienes poseen el poder de colocar resistencias o promover
cambios ven amenazadas con esos cambios sus posiciones. La defensa de los de-
rechos de las mujeres (derechos individuales) no es incompatible con los derechos
culturales de los pueblos, sino con los intereses de aquellos que se benefician del
sistema cultural patriarcal.
BIBLIOGRAFÍA
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entre Hombres y Mujeres» en Directrices y Guía de conceptos del CAD sobre la
igualdad entre Mujeres y Hombres. Ministerio de Asuntos Exteriores. Madrid.
20 Patriarcado entendido como «manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las
mujeres y niños/as de la familia y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en la sociedad en general»
(Lerner, 1990).
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ZONGOLICA: POR LA DIGNIFICACIÓN
DE LA MUJER INDÍGENA
Iván González Márquez1
Becario de investigación en el Programa
Universitario de Estudios de Género de la
Universidad Nacional Autónoma de
México, (UNAM).
María Isabel Belausteguigoitia Rius
Directora del Programa Universitario de
Estudios de Género de la UNAM.
1. INTRODUCCIÓN
En este texto se buscará exponer las particularidades de la lucha por la digni-
ficación de la Mujer Indígena emprendida desde la extrema marginalidad de la
sierra de Zongolica en México; lucha que se inscribe dentro del amplio esfuerzo
democratizador emprendido por el pueblo nahua de esa sierra en defensa de su
derecho al pleno desarrollo como grupo étnico, dentro del universo pluricultural
de la sociedad mexicana. Para ello, describiremos las difíciles condiciones de vida
que se enfrentan en la región, las complicadas problemáticas que originan dichas
condiciones, y las formas en que el pueblo nahua de Zongolica ha luchado por la
transformación de su realidad, proceso en el que las mujeres indígenas juegan un
papel crucial en diversos sentidos.
Expondremos los importantes logros conseguidos en este sentido, así como
las grandes dificultades y resistencias con las que esta lucha se enfrenta. La mag-
nitud de las fuerzas sociales que se oponen a este proceso transformador puede di-
mensionarse a partir del conflicto recientemente desarrollado en torno a la muerte
de la anciana nahua Ernestina Ascensión Rosario, caso con el que también se evi-
1 Agradecimientos: a mi amiga la Dra. María Isabel Belausteguigoitia Rius, directora del Programa Uni-
versitario de Estudios de Género de la UNAM, cuya interesante mirada aportó mucho en la definición de la
perspectiva desde donde se realiza este trabajo, así como por el espacio de libertad, creatividad y compromiso
social que ha construido en el PUEG, gracias a lo cual esta investigación ha sido posible.
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Aunque los trabajos académicos sobre los movimientos indígenas de esa época no
mencionan la participación de las mujeres, sabemos por testimonios de participantes que
ellas fueron las encargadas de la «logística» de muchas de las marchas, plantones y en-
cuentros que documentan esos trabajos. Este papel de «acompañamiento» las seguía ex-
cluyendo de la toma de decisiones y de la participación activa en sus organizaciones, a la
vez que sus demandas específicas como mujeres seguían ausentes de las agendas políticas
de los movimientos. Sin embargo, su participación en estos movimientos les permitió
reunirse y compartir experiencias con mujeres indígenas de distintas regiones. (Hernán-
dez Castillo, 2006).
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Estos son fragmentos de discursos pronunciados desde las más altas esferas
del poder político en México. Desde ahí se asume la defensa del multicultura-
lismo como principio de una democracia incluyente, la defensa de los derechos de
los pueblos indígenas y se describen los programas para impulsar su desarrollo y
«saldar la deuda» histórica... Desde ahí se han suscrito convenios internacionales
en la materia, se han emprendido reformas legislativas y se asignan presupuestos...
De acuerdo con esto, los esfuerzos emprendidos desde la sierra de Zongolica
deberían encontrar respaldo y apoyo de las autoridades e instituciones estatales.
Sin embargo, aún los gobiernos de la «transición democrática» han dado conti-
nuidad a una serie de medidas que, lejos de brindar ese apoyo, parecen decididas
a frenar y obstaculizar los procesos de transformación surgidos desde los pueblos
indígenas. Desde hace décadas, el movimiento indígena en Zongolica ha debido
enfrentar una continuada represión a manos de la policía, las guardias blancas, y
–más recientemente– de las fuerzas armadas.
Las organizaciones indígenas de Zongolica han sido criminalizadas por las
autoridades locales y estatales, se ha intentado demostrar supuestos vínculos con
grupos guerrilleros «enemigos de la nación», justificando así la persecución de sus
líderes y su encarcelamiento, a la vez que han ocurrido ataques, asesinatos y desa-
pariciones por debajo del agua. En respuesta a esta persecución, en diversas oca-
siones han sido precisamente las mujeres indígenas quienes han encabezado las
movilizaciones de apoyo a sus esposos, hijos o padres. En 1997, por ejemplo, más
de cinco mil indígenas –en su mayoría mujeres– sitiaron la ciudad de Orizaba por
más de 48 horas, exigiendo la liberación del dirigente de la CROISZ3, Julio
Atenco Vidal, quien fue encarcelado tras un enfrentamiento con policías estata-
les que pretendían «decomisar» un cargamento de madera.
Después, gobiernos locales solicitaron la presencia del ejército en Zongolica,
con el objetivo de «inhibir» la presencia de organizaciones populares que «tienden
a incitar a la violencia», argumentando que «podrían ser semillero de movimien-
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7 Se repartieron 500 platillos de comida a los asistentes al entierro de EAR, y en los meses siguientes, se
construyeron cinco casas para cada uno de los hijos de la señora, se repartieron cientos de despensas, coberto-
res, colchonetas, camas, cemento y láminas para las casas, picos, palas, carretillas, bicicletas, dos autobuses es-
colares y más de dos millones de pesos para la construcción de una gasolinera que la población demandaba
desde hacía años.
8 Véase: México asumirá liderazgo, sin importar lo que diga EU, por Elena Gallegos y Claudia Herrera,
en La Jornada, 13 de marzo de 2007.
9 De acuerdo con ésta hipótesis, la profusa hemorragia que presentaba la señora al momento de ser en-
contrada no se debía a una violenta penetración por «vía inconveniente» –como se había explicado anterior-
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siones en que se había basado el primer dictamen10. Y con respecto a las declara-
ciones de las quince personas que afirmaban que, antes de morir, doña Ernestina
había señalado que los soldados «se le habían echado encima», se aseguró que
cuando los testimonios de los familiares fueron analizados por un «especialista en
náhuatl» se descubrió que la persona que realizó la traducción original puso pala-
bras que nunca dijeron los familiares. Según esto, lo que en realidad dijo doña Er-
nestina no fue que la golpearon ni que la amarraron, simplemente dijo «los sol-
dados se acercaron a mí, no puedo hablar».
mente–, sino que había sido un «sangrado de tubo digestivo secundario a úlceras gástricas pépticas agudas en
una persona que cursaba con una neoplasia hepática maligna [cáncer]», sangrado que habría ocasionado la
«anemia aguda» que se establece aquí como principal causa de la muerte, aunada a un «proceso neumónico en
etapa de resolución».
10 Se declaró que no se había corroborado perforación alguna en el recto ni los múltiples desgarros ana-
les ni vaginales que se habían documentado en la autopsia original (se dijo que en realidad eran «cortes de bis-
turi» hechos post mortem). De igual modo, se «concluyó terminantemente» la inexistencia del traumatismo crá-
neo-encefálico anteriormente señalado, tampoco se «corroboró» fractura alguna en vértebras, y se sugirió que
las fracturas en las costillas pudieron haber sido ocasionadas durante las maniobras de reanimación que se re-
alizaron en el hospital al momento del fallecimiento. Se señaló que el tipo de equimosis encontrada en los bra-
zos y las piernas no correspondía con el tipo de lesiones producidas por maniobras de sometimiento, y se dijo
que dichas marcas pudieron haberse producido cuando la anciana fue cargada y trasladada hacia el hospital.
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las mujeres indígenas están tomando un papel activo y autónomo en esta lucha,
y que no se trata solamente de un movimiento encabezado por hombres en de-
fensa de sus mujeres.
Así, estaríamos hablando de un proceso transformador que se iría desarro-
llando a través de muchos episodios particulares de lucha. El movimiento de pro-
testa originado tras la muerte de EAR sería solamente uno de estos episodios.
¿Qué balance podemos hacer de los logros y limitaciones de este episodio parti-
cular? En primer lugar, podemos destacar que la respuesta masiva y unificada de
protesta realizada por gente de muchas comunidades de toda la región, respon-
diendo solidariamente ante el ataque, constituyó un movimiento de alto impacto
que atrajo fuertemente la atención de autoridades y medios de comunicación, re-
virtiendo en gran medida la correlación de poder, obligando a autoridades de alto
nivel a actuar rápidamente en consecuencia, retirando campamentos militares de
la sierra, por ejemplo.
Sin embargo, dicha modificación en las relaciones de fuerza no tuvo la sufi-
ciente duración ni alcance como para conseguir llevar este caso hasta la resolución
que se deseaba: justicia y no impunidad. El hecho de que –aún cuando comenzó
a defenderse la versión de la muerte natural– los familiares, líderes y organizacio-
nes nahuas mantuvieran su confianza en que el proceso judicial conduciría a la
aplicación de justicia en este caso, dio pie a que dicha expectativa fuera final-
mente traicionada, frustrándose uno de los objetivos centrales de la protesta.
Ante dicha resolución, no hubo ya una reacción de protesta como la hubo en
el principio, por lo que el movimiento social quedó efectivamente neutralizado.
Las amenazas y amedrentamiento consiguieron silenciar las voces de protesta de
los familiares, y aunque algunos líderes mantuvieron la lucha en pie (llevando el
caso ante organismos internacionales de Derechos Humanos, por ejemplo), el
movimiento perdió el espacio que había ganado en los medios de comunicación.
Con este episodio, se consiguió efectivamente colocar en un primer plano la si-
tuación de violencia y vulnerabilidad de personas como Ernestina Ascensión,
quien conjugaba una serie de características que en nuestra sociedad son margi-
nales: mujer, indígena, monolingüe, anciana, pobre, etc. Esto permitió que la
problemática en torno a dichas categorías fuera visibilizada y atendida en espacios
de la opinión pública nacional. Pero si bien hubo una muy notable solidaridad de
parte de diversos sectores de la sociedad con esta protesta11, dicha solidaridad no
se hizo manifiesta de manera suficiente en el momento necesario, con lo que se
permitió que se cerrara el caso aún con las inaceptables irregularidades y contra-
dicciones que lo caracterizaron.
La forma en que se cerró este caso, a partir de la gradual imposición de una
verdad a modo, que surge tras la intervención de figuras de las más altas esferas de
poder político en el país respaldadas por los medios de comunicación dominan-
11 Que incluye a periodistas comprometidos con el caso, medios independientes, intelectuales y acadé-
micos, organizaciones de la sociedad civil, organismos independientes de derechos humanos, agrupaciones de
abogados, organizaciones de mujeres indígenas de otras regiones, y más.
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tes, revela el enorme alcance y poder de las fuerzas sociales que por alguna razón
se oponen a la transformación de la realidad de opresión, exclusión y explotación
que enfrentan tanto mujeres como hombres indígenas. El asombroso esfuerzo
institucional por encubrir el crimen contra Ernestina Ascensión, por acallar desde
el poder la irrupción de esa versión subalterna y desautorizada de la realidad,
constituye finalmente un esfuerzo por neutralizar el escándalo y la protesta que
desestabilizaría dicha situación de opresión, buscando reubicar esa problemática
en aquella región de invisibilidad en donde puede seguir funcionando.
Y desafortunadamente así ocurrió. Así como el caso de Ernestina Ascensión
no fue el primer caso de violencia sexual contra mujeres indígenas en Zongolica,
tampoco ha sido el último. El 14 de julio de 2007, a menos de dos meses del car-
petazo al caso EAR, fue denunciado el brutal asesinato de Adelaida Amayo Aguas,
de 38 años, mujer indígena integrante del Consejo Consultivo de Radio XE-
ZON; crimen que no ha recibido atención satisfactoria ni del gobierno estatal ni
de la sociedad en general. Su cadáver desnudo fue encontrado en un camino ve-
cinal, tenía atado al cuello un cinturón de hombre y trapos en el interior de la
boca, se observaron cuatro cuchilladas y otras señales de haber sufrido violencia
extrema. Sin embargo, autoridades y medios de comunicación difundieron que su
muerte fue ocasionada por un aborto clandestino mal practicado. Y tan sólo hace
unos meses, se hizo pública la denuncia del asesinato de Susana Xocohua12 Te-
zoco, de 64 años, cuyo cadáver fue localizado en un maizal el pasado 25 de mayo
de 2008. Los familiares de la víctima afirman que el cuerpo fue encontrado des-
nudo y con las piernas separadas, con marcas de golpes en las piernas, cuello y
brazos. Sin embargo, el agente del Ministerio Público afirmó que la señora había
muerto por causa de un «tumor maligno», y se negó a iniciar una investigación
por homicidio. Ante la insistencia de los familiares, el funcionario los amenazó
con «meterlos al bote», según señaló el hijo de la víctima. Días antes, cientos de
campesinos indígenas de Zongolica habían realizado un plantón frente al palacio
municipal exigiendo la renuncia del mismo funcionario, por humillar y maltra-
tar a quienes acuden a sus oficinas sin saber hablar español...
Es evidente que los casos de Ernestina, Adelaida y Susana no constituyen he-
chos aislados, sino que se insertan dentro de un muy amplio y complejo contexto
de conflicto social. No estamos hablando de hechos puntuales y extraordinarios,
sino de un fenómeno extenso y continuado del cual el caso EAR fue solamente un
punto álgido. ¿Cómo entender una violencia de tal brutalidad contra mujeres in-
dígenas como EAR? Podríamos comenzar suponiendo que los soldados agresores
estarían psicológicamente enfermos o drogados y que el crimen podría haber te-
nido motivaciones personales, quebrantando las normas de conducta que deberían
acatar como integrantes del ejército en servicio y como ciudadanos regidos por el
código penal vigente. Podría suponerse que se trata de crímenes con motivaciones
sexuales, sin embargo, la brutalidad de los casos expuestos apuntaría más bien ha-
12 Algunas fuentes manejan el apellido Xocua, en vez de Xocohua, se desconoce cuál es el apellido co-
rrecto.
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ZONGOLICA: POR LA DIGNIFICACIÓN DE LA MUJER INDÍGENA (MÉXICO)
cia la noción de crímenes de odio13. La recurrencia impune de este tipo de actos re-
presentaría un muy serio problema, comparable al de los feminicidios de Ciudad
Juárez.
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política institucional criminal, bajo cuya lógica se han efectuado estos y tantos
otros crímenes. Se está encubriendo una guerra sucia como la que se encubría en
México en los años setentas y ochentas. Una guerra no declarada que intenta lle-
varse a cabo en la invisibilidad.
Las diferentes vertientes y manifestaciones del movimiento indígena en Mé-
xico siguen enfrentando hoy en día una guerra sucia no declarada desde el Estado,
quien ha firmado varios convenios internacionales para abolir la violencia contra
las mujeres mientras lleva adelante y encubre casos de violaciones que recuerdan
a los kaibiles en Guatemala. Se afirma que el respeto de los derechos y cultura in-
dígenas es una de las prioridades en la agenda de los Derechos Humanos en Mé-
xico, y que se han logrado importantes avances en ese sentido, al tiempo que –en
los hechos– se violan sistemáticamente esos derechos y se obstaculizan los proce-
sos democratizadores surgidos de dichas comunidades, llegando a extremos re-
presivos propios de una ofensiva de guerra. Ante la creciente desigualdad y la des-
carada acumulación de la riqueza, la llamada gobernabilidad supone –no la
ampliación del ejercicio democrático y de ciudadanía de la población– sino un
programa de control y contención que opera haciendo uso de diversas formas de
violencia política y terror contra aquellos ciudadanos y comunidades organizadas
cuyas demandas resultan amenazantes para la supervivencia del sistema (Sosa Elí-
zaga, 2000).
Pero esto no es una cuestión exclusiva de nuestros gobernantes, tristemente
hay que decir que la sociedad mexicana es, en su conjunto, una sociedad profun-
damente racista. La economía nacional funciona a partir de esta relación de do-
minación y explotación: todos los centros urbanos del país subsisten en una di-
námica de depredación que se alimenta de los recursos naturales de los
ecosistemas habitados por los pueblos indígenas, y a la vez descarga sus tensiones
sobre ellos en una dinámica que –en rigor– debe ser descrita como «colonialismo
interno».
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ZONGOLICA: POR LA DIGNIFICACIÓN DE LA MUJER INDÍGENA (MÉXICO)
Por lo tanto, vemos que la falta de un cumplimiento –en los hechos– de los
derechos de la población indígena, quienes como grupos y como individuos de-
ben enfrentar un rango de problemáticas que va de la discriminación al extermi-
nio, se relaciona con problemas estructurales de fondo en nuestra sociedad. Una
verdadera transformación de las relaciones de dominación que están en la base de
todo este sistema significarían una alteración profunda y radical que desestabili-
zaría todo lo que está construido sobre tales cimientos. Así, vemos que siendo que
los ataques contra la dignidad y el cuerpo de las mujeres indígenas son utilizados
como arma estratégica en defensa de los intereses dominantes, la lucha por el res-
peto de la dignidad de las mujeres indígenas enfrenta unas enormes resistencias,
pues constituye un punto de conflicto en donde recae el peso de toda la oposición
contra esos profundos cambios estructurales.
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IVÁN GONZÁLEZ MÁRQUEZ, Mª ISABEL BELAUSTEGUIGOITIA RIUS
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Luchas y Resistencias de Mujeres Indígenas de Hernández Castillo (coord.). Insti-
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HERNÁNDEZ CASTILLO, Rosalva Aída (2007). «La guerra sucia contra
las mujeres», publicado en Ojarasca (suplemento mensual de La Jornada) Nú-
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SEGATO, Rita Laura (2007) «¿Qué es un feminicidio? Notas para un debate
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Belausteguigoitia (comp.), PUEG, México, pp. 35-48.
542
ZONGOLICA: POR LA DIGNIFICACIÓN DE LA MUJER INDÍGENA (MÉXICO)
543
DERECHO A UNA VIDA LIBRE
DE VIOLENCIA
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE
VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS
PRÁCTICAS EN CENTRO AMÉRICA1
Claudia Vanessa Siliezar Turcios
Especialista en Género y Desarrollo. Miembro de
la red contra la violencia a la mujer de la Ciudad
de La Ceiba, socia fundadora de la Unidad de
Desarrollo Integral de la mujer y la Familia
UDIMUF, y asesora legal de la Casa Refugio
Ixtchel 2008.
1. INTRODUCCIÓN
Teniendo como base jurídico legal a la Convención sobre la Eliminación de
todas las formas de Discriminación contra la mujer «CEDAW»; La Convención
Interamericana para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra la Mujer «Belém do
Pará» y las diferentes conferencias de Mujeres realizadas en el mundo, los Estados
Centroamericanos adoptaron una legislación interna encaminada a prevenir, tra-
tar de parar y sancionar la violencia contra la mujer, fundamentalmente la infli-
gida por su pareja y la violencia sexual. Resultado de la adopción de estas normas
como Derecho Interno de cada nación, se definieron políticas para la prestación
de servicios integrales a las sobrevivientes de violencia. No obstante, en nuestra re-
gión, la violencia contra la mujer en sus diferentes manifestaciones persiste, y las
muertes de mujeres evidencian un mayor ensañamiento. No importa como, ni
donde, a pesar de que se han tomado las medidas necesarias en cuanto a la pro-
mulgación de leyes protectoras y vigilantes, seguimos sufriendo discriminación,
violencia, muertes, torturas y vejaciones por el sólo hecho de ser mujeres, niñas,
madres, esposas, novias, compañeras, políticas, etc.
547
CLAUDIA VANESSA SILIEZAR TURCIOS
Este artículo no pretende mencionar cada una de las distintas estrategias y ac-
ciones que han nacido desde la sociedad civil y muy en particular desde las voces
del movimiento de mujeres y las redes contra la violencia y el femicidio, dada la
extensión. Somos nosotras, las que vemos la violencia como un problema de mag-
nitudes enormes y graves, cuyo impacto es un gran obstáculo para el desarrollo de
nuestras sociedades y por ende de nosotras mismas.
En América Latina los avances logrados en temas de género y de creación de
marcos jurídicos en torno a la violencia de género, nacen del movimiento amplio
de mujeres, quienes desde cada país, se han articulado en redes con el único fin
de luchar para que los Estados se hagan responsables de velar por el real ejercicio
de los Derechos de la Mujer. Es por ésto que son los movimientos/organizaciones
de mujeres las que logran que se escuchen las voces de las Conferencias Interna-
cionales de Mujeres. Este arduo trabajo que realizaron muchas mujeres se traduce
en la mayoría de la legislación aquí expuesta, y muy a pesar de lo anterior, cabe
resaltar que la misma articulación feminista ve con mucha preocupación el vació
jurídico existente a la hora de la aplicación de algunas de las normas aquí encon-
tradas y a su vez la falta de voluntad de los operadores de justicia que no están sen-
sibilizados cuando abordan el tema de la violencia que sufren las mujeres.
La poca asignación presupuestaría para el cumplimiento de la atención inte-
gral a las mujeres violentadas, sólo sirve para corroborar la falta de voluntad polí-
tica para resolver el problema de la violencia de género. Queda claro que el éxito
de los programas y proyectos encaminados a abordar la temática de violencia de
género, surge gracias al financiamiento de la Comunidad Internacional y al tra-
bajo arduo de las organizaciones de mujeres, comités de apoyo y de aquellas redes
contra violencia que son quienes invierten recursos humanos, experiencias, fuer-
zas y demandan al unísono más voluntad para legislar por y para las mujeres y so-
bre todo más voluntad política de sus gobernantes para prevenir la Violencia con-
tra la Mujer. Centro América no es la excepción en cuanto a la creación de estos
marcos legislativos, cuyos inicios nacen a finales de los ochentas, ante un pueblo
más sensibilizado y ante las exigencias de Naciones Unidas siendo ratificada en
esta década por la gran mayoría de los países centroamericanos la CEDAW.
No se puede dejar de mencionar que debido a las Guerras Civiles vividas en
algunos países Centroamericanos, los procesos de transición democrática llevan
consigo la carga de una cultura política basada en el autoritarismo, el dolor, la co-
rrupción, el racismo, la represión política, la poca credibilidad de los partidos po-
líticos y sus representantes, lo que ha impedido consolidar una verdadera Demo-
cracia. Por tanto, la participación social y efectiva de las mujeres en estos espacios
todavía es insuficiente e imperceptible en muchos casos.
Este gran instrumento que dió vida a las normas jurídicas sobre la Violencia
contra la Mujeres en nuestra región, fue ratificada en la década más sangrienta y
complicada de la historia Centroamericana. Fueron esas mujeres: estudiantes de
izquierdas, guerrilleras, religiosas, políticas, exiliadas, etc. pero mujeres al final, las
que trajeron consigo este instrumento que hasta la fecha es el principal estandarte
y herramienta de lucha ante la violencia que sufren las mujeres en el mundo.
548
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS EXPERIENCIAS EN CENTRO AMÉRICA
2. EL SALVADOR
Es un país de clima tropical localizado en América Central, con una población
de 5,744,113 habitantes2. Debido a su extensión territorial (21.041km2) tiene la
densidad poblacional más alta de América Continental. La población masculina
asciende al 47.3 %, con un total de 2, 719,371 hombres y 3, 024,742 mujeres, las
que constituyen el 52.7 % de la población. Esta Nación tuvo una guerra civil de
12 años, cuyo costo humano llegó aproximadamente a 75.000 vidas y finalizó el
16 de enero de 1992, cuando el gobierno y la guerrilla firmaron los Acuerdos de
Paz que trajeron consigo reformas militares, sociales y políticas. Ya en Democracia,
se puede observar que en los últimos años y según las estadísticas del Instituto de
Medicina Legal3, en el año 2006, 437 mujeres fueron asesinadas, reflejando un in-
cremento del 12.5 % con relación a las 390 asesinadas en el 2005.
549
CLAUDIA VANESSA SILIEZAR TURCIOS
De este país cabe resaltar los siguientes logros, que son visibilizados a partir
de las evaluaciones que se han hecho de la Política Nacional de la mujer en sus di-
ferentes ediciones4. Entre éstos, se tiene la existencia de un marco jurídico y nor-
mativo para eliminar toda manifestación de discriminación hacia las mujeres. El
cumplimiento al Plan de Acción del período, en sus diez áreas de intervención,
mediante la implementación de planes, programas y proyectos, que mejoran la
condición y posición de la mujer en la sociedad salvadoreña.
Se tuvo en cuenta la incorporación de la perspectiva de género en instru-
mentos y normativas específicas, tales como: Normativa de Planificación Familiar,
Ficha de Auto Cuidado referente a la Salud de las Mujeres, Reglamento Interno
Tipo de Trabajo y Políticas específicas en el Área de Medio Ambiente (Política de
Lucha contra la desertificación y la sequía, Política de Áreas Naturales Protegidas,
Política de Sostenibilidad de los Recursos Hídricos).
También fue creada e integrada una Comisión Jurídica Interinstitucional, a
fin de que revise la legislación nacional, incorporando la perspectiva de género y
detectando disposiciones discriminatorias para una mejor adecuación de la legis-
lación secundaria vigente a las Declaraciones, Tratados y Convenios Interna-
cionales. Esta comisión está integrada por Secretaría Nacional de la Familia, Corte
Suprema de Justicia, Juzgados de Familia, Procuraduría General de la República,
Consejo Nacional de la Judicatura, Comisión Interamericana de la Mujer/OEA e
ISDEMU (Instituto Salvadoreño de la Mujer)5.
El Salvador es uno de los países centroamericanos con mayor legislación en
este tema y con una amplia cobertura en los servicios de cuidado y atención inte-
gral a las mujeres violentadas. Sus mejores prácticas pueden verse reflejadas de ma-
nera palpable en los servicios de atención a la violencia con lo que se cuenta en el
país, como puede ser: «Teléfono amigo de la familia», servicios de atención legal
y social, atención psicológica individual y por medio de grupos de apoyo: activi-
dades de prevención (las cuales son ejecutadas en ámbitos municipales y comu-
nitarios a través de talleres de capacitación y sensibilización); cursos básicos diri-
gidos a mujeres en condiciones de vulnerabilidad entre otros, los cuales son
impartidos por el programa de Saneamiento de la Relación Familiar PSRF.
El órgano rector de las políticas públicas y de que se cumpla la normativa en
temas de Equidad de Género y Violencia Intrafamiliar es el ISDEMU, el cual ha
logrado tejer alianzas estratégicas con instituciones claves y que a su vez ha cons-
truido una intricada red de oficinas y organismos que sirvan de agente multipli-
cador. Dicha institución cuenta con un centro de formación, con un albergue e
imparte jornadas de sensibilización en cuanto al tema. La actividad y el compro-
miso constante distingue a este organismo estatal de los demás a nivel centroa-
mericano, ya que la voluntad política a la hora de la implementación de dicha le-
gislación ha permitido ver un repunte en el acceso que tienen las mujeres
salvadoreñas en temas tales como educación, salud, participación política y social
4 http://www.isdemu.gob.sv/documentos/Evaluacion.pdf pág.20
5 http://www.isdemu.gob.sv/index.html
550
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS EXPERIENCIAS EN CENTRO AMÉRICA
3. GUATEMALA
Con un área total de 108.9 mil kilómetros cuadrados, siendo su capital la
Ciudad de Guatemala, y con una población de 12.3 millones de habitantes. Gua-
temala constituye el país más rico en diversidad cultural de toda Centro América
(50-60% de la población es Indígena-Maya, Garifunas y Xincas, y alrededor del
45% es mestiza-ladina). Su tasa de crecimiento anual es del 2.6%, teniendo la
mujer una colación del 29% en el mercado laboral.
Durante la Segunda mitad del Siglo XX, experimentó una variedad de Go-
biernos tanto militares como civiles, así también como una guerra de guerrillas
que duró 36 años. En 1996, el Gobierno firmó un acuerdo de Paz que formal-
mente dió fin al conflicto, el cual ha dejado la muerte de más de 100,000 perso-
nas y ha creado alrededor de un millón de personas refugiadas.
6 CLADEM Jurisprudencia sobre los Derechos Humanos de las Mujeres. El Salvador. Comités moni-
tores de Derechos Humanos de Naciones Unidas.-Agosto 2007.
7 ISDEMU Evaluación de las Ferias Preventivas de la Violencia Intrafamiliar 2003.
551
CLAUDIA VANESSA SILIEZAR TURCIOS
552
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS EXPERIENCIAS EN CENTRO AMÉRICA
Finalmente, en fecha 9 de abril del año 2008, se aprueba la Ley Contra el Fe-
micidio, consolidando así el esfuerzo Guatemalteco de lucha contra la violencia
de género. Cabe resaltar que tanto el Salvador como10 Guatemala, tienen estu-
diados los casos de femicidio en sus respectivos países, siendo por ende, los que
denotan más avances en el tema de legislación clara y especifica a la hora de abor-
dar el femicidio tipificándolo como delito.
El marco conceptual es el mismo que han adoptado los países centroameri-
canos antes mencionados con la salvedad de que debido a la guerra civil que man-
tuvo al país sumido en una crisis, la construcción de un marco legislativo ha sido
más lento, pero no así menos efectivo. Con el comienzo del proceso de paz, se da
vida al proceso participativo, donde las redes y organizaciones de mujeres de di-
ferentes sectores de la sociedad trabajaron en conjunto para desarrollar programas
y proyectos en temas como: educación, participación política, tenencia de la tie-
rra, eliminación de la violencia, programas productivos, derechos humanos etc.
En el tema de buenas practicas cabe resaltar, la inauguración del sistema integral
para victimas de violencia intrafamiliar, violencia contra la mujer y delitos sexua-
les, programas liderados por el Ministerio Público de Guatemala, con el apoyo de
la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID en
ese país. Puesto que Guatemala cuenta con una de las más altas tasas de feminici-
dios en América Latina, la apertura de dicha oficina, viene a dotar de herramien-
tas útiles y de vital importancia para este país. Al hablar de sistema integral, este
se traduce en la ayuda médica necesaria y el apoyo emocional que la mujer nece-
sita durante el desarrollo del proceso violento que ha vivido. Este sistema aporta
apoyo jurídico, legal en temas de gestión y protección a la mujer agredida, en caso
de reinserción al hogar y resguardo de la integridad física de la victima entre otros,
logrando con lo anterior un proceso más expedito a la hora de la aplicación de
medidas de seguridad. Esto lleva a simplificar en gran medida el proceso de de-
nuncia y la ruta crítica que afecta dicho proceso y a la mujer denunciante, ha-
ciendo más fácil y menos doloroso el momento en que se sitúa a la victima de vio-
lencia intrafamiliar.
El Programa de Prevención y Erradicación de la Violencia Intrafamiliar
PROPEVI, enmarcado dentro de la promoción de políticas y acciones para pre-
venir y erradicar la violencia intrafamiliar, desarrolla campañas nacionales de sen-
sibilización, concienciación y capacitación contra la violencia intrafamiliar, brin-
dando asistencia psico-biosocial y legal a víctimas, capacitando a empleados
públicos, maestros, miembros del sector salud, padres de familia, líderes comuni-
tarios, y otros en temas relacionados con la prevención, sanción y erradicación de
la Violencia Intrafamiliar. Este programa también aborda la problemática de ma-
nera lúdica con programas radiales y televisivos, los cuales tocan temas de interés
e importancia en la sociedad guatemalteca.
10 Comisión para el Abordaje del Femicidio, SEPREM Creada el 8 de marzo de 2006, con motivo de la
conmemoración del «Día Internacional de la Mujer».
553
CLAUDIA VANESSA SILIEZAR TURCIOS
4. HONDURAS
La República de Honduras es un país de 112,492 km2 ubicado en el centro de
América Central. Honduras limita con Guatemala al norte, y con El Salvador y Ni-
caragua al sur. Al norte se encuentra el Océano Atlántico (Mar Caribe) donde cuenta
con numerosas islas (entre ellas las Islas de la Bahía), cayos e islotes, y al sur se en-
cuentra el Océano Pacífico que también cuenta con un considerable número de is-
las, cayos e islotes, con una población de 7, 465 millones de habitantes, entre los cua-
les se encuentran denominaciones étnicas tales como Chortis, Lencas, Garífunas,
misquitos, Tolupanes, Pech, Sumos y Payas que constituyen el 8% de la población.
Aunque en Honduras, las mujeres como colectivo han logrado avances sig-
nificativos en la última década, especialmente en lo relacionado a la construcción
de un marco legal formal de reconocimiento de derechos en algunos de los pro-
blemas más importantes, la brecha entre lo formal y el ejercicio real de derechos
es todavía muy grande y en determinados momentos esta brecha aumenta y las
amenazas de retroceso son cada vez más reales.
554
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS EXPERIENCIAS EN CENTRO AMÉRICA
presentaran dicha solicitud a las representantes del Congreso Nacional, quienes pre-
sentaron dicha Iniciativa de Ley, viendo la luz; como primer herramienta del Dere-
cho Hondureño para combatir, prevenir y erradicar la violencia que sufren las mu-
jeres en el seno del hogar y por ende haciendo de una vez por todas, público un
problema que entonces se consideraba meramente privado (esta Ley sufrió reformas
claves para hacer más efectivo el abordaje integral del tema de violencia y facilitar a
las mujeres el acceso a la misma, haciéndose efectivas en el año 2006).
— En el año 1998 se promulga la Ley del Instituto Nacional de la Mujer
INAM, el cual fue creado como ente rector de las leyes y políticas que velan por
los derechos de la Mujer. El Instituto Nacional de la Mujer, INAM, creado el 11
de febrero de 1999 por decreto Nº 232-98, tiene como finalidad la incorporación
plena de la mujer al proceso de desarrollo sostenible, con equidad de género,
tanto en lo social, como en lo económico, político y cultural; teniendo dentro de
sus principales funciones «Formular, promover y coordinar la ejecución y el segui-
miento de la Política Nacional de la Mujer y la integración de la misma al desarrollo
sostenible así como los planes de acción que la operativizan». Para su implementa-
ción, coordina junto con las Instituciones del Estado, tanto nacionales como lo-
cales el desarrollo de Planes, Programas y Proyectos encaminados a reducir las bre-
chas de desigualdad entre hombres y mujeres.
— El 20 de abril del año 2000, se promulga la Ley de Igualdad de Oportu-
nidades para la Mujer LIOM.
La Política Nacional de la Mujer, primer Plan de Igualdad de Oportunidades
2002-2007, surge a partir de la consulta realizada entre el Instituto Nacional de
la Mujer, representantes del Estado y del movimiento de mujeres. En ella, se de-
finen cinco ejes prioritarios de acción: salud, educación y medios de comunica-
ción, participación social y política, economía y pobreza y violencia. En relación
a éstos, define objetivos y acciones estratégicas, así como las instituciones respon-
sables de llevar a cabo estas acciones. En ellos están incluidos tanto instituciones
de carácter nacional como los gobiernos locales.
Teniendo como base normativa las leyes y políticas antes expuestas, el Estado
Hondureño por medio del INAM visibiliza la manera efectiva de dar cumpli-
miento a los compromisos suscritos con la ratificación de la CEDAW y asume
compromisos para generar las condiciones y mecanismos necesarios para el avance
de las mujeres y su operativización y cumplimiento, a través de la generación de
un marco legal nacional que asegure la equidad entre mujeres y hombres.
En Honduras cabe resaltar como experiencia positiva el trabajo que se viene
haciendo desde las Oficinas Municipales de Mujeres, mejor conocidas como
OMM. Esta iniciativa surgió de la mano de la sociedad civil y de los grupos ar-
ticulados de mujeres que solicitaron a los gobiernos locales la creación de ofici-
nas enclavadas en la esfera municipal, cuyo objetivo fuera velar por la aplicación
de la Política Nacional de la mujer y visualizar, acompañar, prevenir y comba-
tir la violencia doméstica que sufren las mujeres dentro del termino municipal.
Con el pasar del tiempo, dicha apuesta fue retomada por las ONG locales y por
el INAM, quién por medio de la cooperación internacional dotó del apoyo ne-
555
CLAUDIA VANESSA SILIEZAR TURCIOS
cesario para comenzar con las oficinas municipales en las ciudades más recón-
ditas del país.
En la actualidad existen 127 Oficinas Municipales de Mujeres (OMM) de
entre 298 municipios en todo el país11. El trabajo de estas oficinas, consiste en dar
acompañamiento a las mujeres que sufren violencia en sus comunidades, acom-
pañamientos que pueden ser, apoyarlas a denunciar la violencia que sufren o han
sufrido, llevarlas a la consejeria de familia, a la fiscalia especial de la mujer, al Co-
misionado Nacional de derechos humanos, a ONG que se hagan cargo de la de-
nuncia y de su seguimiento, puesto que éste es un proceso legal que dura alrede-
dor de ocho días hábiles. Las OMM a su vez, crean grupos de apoyo y capacitan
en temas de género, participación política y social, Agua y Saneamiento, y Dere-
chos de las Mujeres entre otros. Debido al trabajo que estas oficinas han venido
haciendo en el transcurso de 7 años, se ha logrado visibilizar que la violencia que
sufren las mujeres en el termino municipal, no sólo puede pasar desapercibida y
tomada como un acto meramente privado entre las partes, sino que debe de ser
sacado a la luz publica y abordado como una amenaza que lesiona los interés de
los gobiernos locales y que por ende les obliga a velar por el bienestar de las mu-
jeres y sus familias.
La Consejería de Familia brinda apoyo psicológico y es una instancia creada
por el Ministerio de Salud Pública, de la cual se benefician miles de mujeres y sus
hijos e hijas en el país. Ésta también es utilizada por los hombres, puesto que el
Juzgado de Familia o de Violencia Doméstica impone medidas precautorias de re-
educación al agresor y éstas son de obligatorio cumplimiento.
El trabajo mancomunado de las OMM con Redes o grupos de apoyo loca-
les, la Consejeria de Familia, el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, el
Ministerio público, los juzgados y ONG locales, han logrado aportar cifras claras
sobre la violencia que se vive en Honduras, tanto así que la Corte Suprema de Jus-
ticia se vió obligada a crear los Juzgados especialidades en Violencia y darle vida a
la Fiscalia Especial de la Mujer, actores que desde un trabajo en conjunto dan pro-
tección efectiva a las mujeres que han sido agredidas por sus parejas.
Tan real ha sido el trabajo efectuado desde las OMM que gracias a la creación
de muchas de estas oficinas, se ha logrado dar vida a dos Casas Refugios en el país,
de las que ya existían otras dos funcionando; cuatro casas albergue para mujeres
violentadas y sus hijos e hijas, que ha sido una respuesta efectiva a la hora de
cumplir con las medidas de seguridad y alejamiento en caso de extremo peligro,
siempre con la ayuda de la Cooperación Internacional en su caso AECID (Agen-
cia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo) y ASDI (Agencia Sueca
para el Desarrollo Internacional ) que trabajan de cerca en temas de Casas Refugios
y de apoyo al INAM brindando asistencia técnica y financiera para que éste a su
vez replique en las OMM del país.
11 Datos obtenidos de la Unidad de Participación Política y Social del INAM mediante entrevista con
su coordinadora la Sra. Carmen Torres. 15 de Junio 2008.
556
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS EXPERIENCIAS EN CENTRO AMÉRICA
5. NICARAGUA
La división territorial administrativa de Nicaragua comprende 15 departa-
mentos y 151 municipios, con dos grandes Regiones Autónomas en el Litoral atlán-
tico del país, siendo éste el más grande de Centroamérica. La población nicara-
güense es de 5.071, millones12 de habitantes, el 57% es urbana y el 42,9% se ubica
en la zona rural y de ésta el 53% son niñas, niños y adolescentes menores de 18
años. La estructura de la población por sexo indica que el 49.2% son hombres y que
el 50,7% son mujeres.
Según la Encuesta Nicaragüense en Desarrollo y Salud (ENDESA 2006/7)13,
la violencia en el seno de las parejas es un problema social que existe en todas las
sociedades, culturas y niveles socioeconómicos. La violencia contra la pareja in-
cluye agresiones físicas, como golpes, patadas, o golpizas, relaciones sexuales for-
zadas, maltratos psíquicos, tales como la intimidación y la humillación, y com-
portamientos controladores, como el aislamiento de una persona de su familia,
amigos(as), o acceso a bienes económicos u otros tipos de asistencia (OMS, In-
forme Mundial Sobre la Violencia y la Salud, 2002). En total, el 48 por ciento de
las mujeres alguna vez casadas o unidas reportó que había recibido maltratos ver-
bales o psicológicos, el 27 por ciento violencias físicas, y el 13 por ciento violen-
cia sexual por parte de alguna pareja o ex-pareja. En total, casi una de cada tres
mujeres indica que han experimentado violencia física o sexual en su vida (29%).
También los episodios de violencia de toda la vida fueron mayores en las muje-
res con menores niveles de educación, y entre las de tercer y cuarto quintil econó-
mico. Con relación al estado civil actual, las tasas de violencia física de pareja de mu-
jeres separadas, divorciadas, o viudas, fueron significativamente mayor con respecto
a las actualmente casadas o unidas y el doble con respecto a la violencia sexual (20%
en mujeres separadas, divorciadas o viudas). En relación a los datos recopilados en la
557
CLAUDIA VANESSA SILIEZAR TURCIOS
ENDESA 1998, no hubo mayor cambio en las cifras sobre prevalencia de toda la
vida: en 1998, un 28 por ciento de las mujeres nicaragüenses relataron violencia fí-
sica de un actual o ex-pareja en toda la vida, comparado con 27 por ciento en 2006.
14 Plan Nacional para la Prevención de la Violencia Intrafamiliar y Sexual. Nicaragua 2001-2006 pág. 11.
558
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS EXPERIENCIAS EN CENTRO AMÉRICA
A MODO DE CONCLUSIÓN15
Al hablar de abordaje del tema de violencia a nivel de Juzgados, Consejerías
de Familia, Comisarías de la Mujer y la Niñez, OMMs, programa de Sanea-
miento de la Relación Familiar, etc. la respuesta legal es diferente en cada lugar y
varía de zona a zona. Esta depende en gran manera al grado de sensibilización del
operador de justicia, salud, funcionarios/as públicos e incluso del conocimiento
del tema que tengan los mismos, ya sea porque hay mayor y mejor articulación en
la capital o en los Departamentos más desarrollados, por ende más y mejor acceso
a la justicia en dichos lugares.
15 «La violencia doméstica, atacará a las mujeres de manera silente y socialmente permitida, hasta el punto
en que nosotras lo sigamos permitiendo». Mi Lema personal….
559
CLAUDIA VANESSA SILIEZAR TURCIOS
BIBLIOGRAFÍA
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
Contra la Mujer (CEDAW).
Convención Interamericana para prevenir, Sancionar y Erradicar la Violen-
cia Contra la Mujer (Convención Belem do Pará).
VI Censo de Población y Vivienda 2007 / El Salvador.
Organización de Mujeres Salvadoreñas por la paz (ORMUSA) indicadores
del observatorio de violencia en E Salvador.
560
MARCOS LEGISLATIVOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO Y BUENAS EXPERIENCIAS EN CENTRO AMÉRICA
561
DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES
A TRAVÉS DE UN PROCESO
DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS
EN COLOMBIA1
Patricia Buriticá Céspedes
Directora de La Alianza Iniciativa de Mujeres
Colombianas por la Paz (IMP) y Comisionada
por la Sociedad civil en la Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación (CNRR).
Angélica Acosta Táutiva
Asesora Metodológica de La Alianza Iniciativa de
Mujeres Colombianas por la Paz, Antropóloga
Universidad Nacional de Colombia.
1. INTRODUCCIÓN
«El conflicto me descompletó mis hijos», «yo me acosté una y amanecí otra: era una
campesina con mi tierra, cultivos, animales y una familia, hijos e hijas y un esposo. Me le-
vanté faltándome un hijo, el esposo, sin tierra, con el rancho quemado, mis hijos e hijas
desnudos, con hambre y con profundo dolor». «La guerra te cambia la vida». Testimonios
de Mujeres víctimas sobrevivientes (IMP, 2007).
1. AGRADECIMIENTOS: A todas y cada una de las mujeres que han hecho parte en algún momento
de La Alianza Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz desde sus aportes políticos, sus propuestas y
apuestas éticas, desde sus trabajos constantes y comprometidos, quienes aún con circunstancias adversas y di-
ficultades propias generadas por trabajar en un entorno de conflicto armado, emprenden el día a día en sus
Municipios el trabajo por la paz.
A las integrantes de la Comisión Política Luz Ayda Ibarra, Gladys Stella Macias, Migdonia Rueda, Luz
Marina Toro, Amelia Cotes e Ingrid Cadena. A Ángela Cerón como coordinadora de IMP, a Rocío Pineda por
los innumerables aportes que ha hecho a lo largo de este proceso. A todas las integrantes del Equipo Nacional
y a las Encargadas municipales por sus fundamentales contribuciones. También a las integrantes del equipo de
oficina que día a día trabajan en apoyo de esta causa. A Caroline Moser maestra de maestras en este proceso y
a María Eugenia Vásquez quienes contribuyeron de manera definitiva a consolidar una metodología para la
construcción de consensos y cuyo trabajo de análisis y sistematización del proceso, hecho en el 2006 –Muje-
res y paz, construcción de consensos. Guía para procesos participativos e incluyentes– es la base fundamental del pre-
sente artículo. A la embajadora de Suecia en Colombia Lena Nordström por su compromiso. A Elisabet Hells-
ten, Göran Holmqvist, Luz Estella Martelo, de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el
Desarrollo (ASDI) por su decidido apoyo en este proceso. A Irene Nilsson, Ilkka Paessinen, Karin Strom,
Nathalie Luckasson y demás personas de la Federación de trabajadores Públicos de Suecia (ST) por su com-
prometida labor. A todas ellas y demás personas con las que hemos caminado, aprendido y entretejido este pro-
ceso.
563
PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
Otro ejemplo es referido por IMP en el 2007, «en Buenos Aires (Cauca) hay
varios niños producto de violaciones. La gente los llama Los Paraquitos» (Diario
el Tiempo, 25 de septiembre del 2007.En IMP 2007).
A pesar de la magnitud de este problema, como lo señala la Alianza Ini-
ciativa de mujeres Colombianas por la paz en su informe Análisis Sociodemo-
gráfico de las Víctimas de Conflicto armado, 2007 «de las aproximadamente
80.000 denuncias que hoy se registran en la Fiscalía General de la Nación en
el marco de la Ley de Justicia y Paz, sólo 21 señalan delitos de violencia se-
xual». Es decir a la dificultad de denuncia de la violencia sexual que ha sido
una constante en el país, se le suman otros miedos, generados por las conse-
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DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
565
PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
3 Tomado de las últimas definiciones políticas de IMP, construidas en al Asamblea Nacional Delibera-
tiva 2007.
4 Ampliación de esta información en el libro. Mujeres y paz, construcción de consensos. Guía para pro-
cesos participativos en incluyentes. Moser, Acosta y Vásquez, 2006.
5 Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
6 Federación de Trabajadores Públicos de Suecia.
7 Definiciones políticas construidas con base en los objetivos de IMP y ratificadas por las integrantes de
la Asamblea Nacional deliberativa, Diciembre 2007.
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DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
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PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
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DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
por que es bueno hacerlo y de esta forma el colectivo social se beneficia y se for-
talece» (Velásquez, González, 2003).
Es decir la metodología para la construcción de consensos trabajada con IMP,
procura la promoción del ejercicio de la democracia en la práctica, tanto en las ac-
tividades internas de los colectivos que la apropian –en un constante diálogo de
saberes–, como hacia el exterior de éstos, a partir de su empoderamiento, su lu-
cha por una distribución más equitativa del poder y su posibilidad de partici-
pación e incidencia en espacios de decisión. Varios de los principios de las meto-
dologías participativas se pueden consultar en Moser, Acosta y Vásquez, 2006.
10 Este Marco se utilizo en el Proyecto Las mujeres Participan y deciden en las políticas públicas, a cargo
de la Corporación Casa de la Mujer Trabajadora.
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PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
TABLA 1
Marco para la construcción de consensos
y herramientas metodológicas básicas
Herramienta de
No. Utilización
construcción de consensos
1 Marco analítico para la cons- Presenta un panorama del proceso completo de construc-
trucción de consensos ción de habilidades para construir consenso.
2 Etapas (escalera) para la cons- Identifica las seis etapas del proceso para obtener consenso:
trucción de consensos construye identidad colectiva, fortalece las organizaciones
y sus habilidades, acuerda una agenda; difunde, establece
interlocución y, negocia con otros, los componentes espe-
cíficos de esta agenda.
3 El triángulo de poder Distingue entre tres niveles: técnico, institucional y polí-
tico, interrelacionados para fortalecer la capacidad de aná-
lisis de las organizaciones para trabajar unidas y lograr con-
sensos.
4 Herramientas metodológicas Describe la gama de herramientas metodológicas parti-
participativas cipativas utilizadas para desarrollar el proceso en seis etapas
5 Herramientas participativas de Introduce los cuatro principios básicos de la negociación,
negociación junto con las herramientas visuales relacionadas con dos
principios.
Fuente: Moser, Acosta y Vásquez, 2006.
570
DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
tido práctico, esta vez todas ellas enfocadas en describir su contribución en la con-
secución de algunas etapas del proceso de IMP que condujeron a sus logros polí-
ticos.
DIAGRAMA 1
El «Triángulo de poder»: tres niveles de intervención del marco analítico
para construir consenso
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PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
572
DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
DIAGRAMA 2
El marco analítico para construir consenso,
base de la metodología participativa
573
PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
por su carácter interno y externo de acuerdo a las personas de las que dependía su
cumplimiento. Esta herramienta fue fundamental en la capacitación sobre la pla-
nificación participativa.
La segunda herramienta fue la «Escalera» o etapas para la construcción de con-
sensos que permitió entender y abordar la construcción de una agenda básica de paz
como un proceso en el que IMP debería cumplir varias etapas para, asegurar al
mismo tiempo, un desarrollo de la democracia a nivel interno. Las etapas diseñadas
para construir y consolidar la agenda de paz se aprecian en el siguiente gráfico:
DIAGRAMA 3
Etapas construcción de consenso para la agenda básica
574
DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
13 Por este proceso IMP fue invitada en dos constituyentes departamentales a hacer aportes sobre la me-
todología.
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PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
DIAGRAMA 4
Puntos de oferta y demanda para la interlocución en niveles técnico,
institucional y político
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DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
Debido a que IMP enfoca su accionar en este proceso, se hace cada día más
relevante la definición de incidencia para IMP. Esta definición se construye ante
la necesidad identificada por la asesoría metodológica de que el grupo en general
tuviera una misma noción del concepto y por recomendación de la evaluación ex-
terna del proyecto 2004-2006.
La idea con esta definición fue la de aportar a la discusión insumos concep-
tuales y en algunos casos teóricos que a partir de su adaptación al proceso, se con-
virtieran en conceptos operativos que facilitaran el debate y permitieran cons-
truir una mayor claridad política al grupo. Es importante mencionar que meses
atrás la Alianza había pasado por una crisis derivada de posturas políticas distin-
tas por su participación e incidencia en algunos espacios de toma de decisiones.
Siguiendo el principio del «Triangulo de poder» de construir conceptos ana-
líticos que marquen lo político a partir de consensos, la definición de incidencia
fue construida de manera participativa por la Comisión política de IMP en el
2007, consultada a las mujeres de los municipios y trabajada por la Asamblea Na-
cional Deliberativa de IMP del mismo año, quien la ratificó.
Una vez se tuvo esta definición se hizo necesario identificar las estrategias que
IMP utilizaba para incidir en sus procesos con el fin de que estas fueran consul-
tadas a las mujeres de la Alianza para conocer su acuerdo o desacuerdo. En este
sentido la Asesora metodológica que retoma el trabajo con IMP en el 2007, cons-
truye la matriz de estrategias de incidencia en IMP, la cual fue consultada a nivel
municipal y a la Comisión Política que la aprobó. Con base en esta matriz se fa-
cilitaron las discusiones regional y municipal en la definición de los principios po-
líticos de la Alianza.
Varios de los logros a nivel de incidencia política de los últimos años por
parte de IMP han sido: la participación de aproximadamente 2015 mujeres de
IMP elegidas en los Consejos Territoriales de Planeación Departamental y Muni-
cipal16 y 13 concejalas municipales con miras a incidir desde su agenda de paz en
las políticas públicas locales y Nacionales que se definen en los Planes de Desa-
rrollo17. Consecuencia de este proceso, las mujeres de IMP han ganado en lide-
razgo regional y municipal, se han formado con herramientas prácticas para faci-
litar su incidencia en estos planes y han desarrollado estrategias propias y
particulares pertinentes a cada localidad, que ha enriquecido el proceso de inci-
dencia en dichos planes. Varias de ellas son consultadas por alcaldes o goberna-
dores sobre temas de mujer y paz.
15 Tomado de la exposición de Patricia Buriticá en Memorias reunión de Equipo Nacional de IMP abril
10 y 11 del 2008.
16 Que son las principales instancias de participación de las organizaciones sociales en los Planes de De-
sarrollo Municipal. También existen a nivel Departamental y Nacional.
17 Los Planes de Desarrollo que son el instrumento que los gobernantes deben construir con partici-
pación de varias instancias del municipio, entre ellas las organizaciones sociales y comunitarias. Estos planes
son el instrumento político donde se definen y consigan las prioridades a trabajar en cada municipio, depar-
tamento o a nivel nacional.
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PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
DIAGRAMA 5
Matriz de estrategias de incidencia
Estrategias de Incidencia Ejemplos
Concepto que La incidencia puede hacerse a tra-
puede servir de re- vés de:
ferencia: Acciones de presión: Ejemplos:
Es un proceso de búsqueda de transformación de • Foros críticos
transformación so- condiciones de desfavorabilidad • Marcha contra la guerra
cial de aquellas po- así como de políticas públicas que • Marcha de Barranquilla
líticas, prácticas e las mantengan, desde posiciones • Interpelaciones a leyes que son peticiones
ideas que perpe- y acciones críticas que pueden y exigencias de aclaración o cambio de al-
túan exclusión o modificar la acción de los actores gún aspecto o de toda una ley.
subordinación de que las mantienen y/o generan.
las mujeres18. SIN entablar diálogo directo con
ellos.
Interlocución con actores: Ejemplos:
Para IMP es: búsqueda de transformación de • Incidir en Instancias de decisión a través
Transformar situa- condiciones de desfavorabilidad de la participación directa de las mujeres,
ciones desfavora- y/o políticas públicas que las tanto comprometiendo actores con poder
bles de las mujeres mantengan, desde posiciones y de decisión con la agenda de mujeres por
en el marco del acciones críticas expresadas Me- la paz, como apoyando la inclusión de las
cumplimiento de diante o CON el diálogo directo mujeres en éstas instancias para que influ-
los objetivos de con actores que las mantienen y/o yan en la transformación de las condicio-
IMP, actuando de generan para modificar sus accio- nes de desfavorabilidad.
manera deliberada nes o decisiones. • Ejemplo incidencia en los planes de desa-
y planeada con di- rrollo desde la participación en el Consejo
ferentes actores y municipal de planeación como compro-
en escenarios metiendo alcaldes y funcionarios (Ediles,
donde se toman las Presidentes de JACs, concejales, etc).
decisiones19. Acciones de presión + Interlocu- Ejemplos:
ción IMP hace incidencia desde la movilización,
Búsqueda de transformación de interlocución, hasta la participación en ins-
condiciones de desfavorabilidad tancias de decisión como:
y/o políticas públicas que las • Marcha del Putumayo
mantengan, mediante grupos de • Teniendo una comisionada como represen-
presión e Interlocución directa tante de la Sociedad Civil en la CNRR
con actores con poder de deci- • Desde IMP haciendo informes críticos,
sión. documentando casos de víctimas y partici-
pando desde una posición crítica hacia la
consecución de un marco de derechos de
las víctimas en el marco de «Verdad, Justi-
cia, Reparación y No repetición».
18 Adaptada de la definición de Just Associates. Taller de incidencia feminista. San Salvador 2003 en
(Suárez Danilo 2006).
19 Definiciones políticas hechas en Asamblea Nacional Deliberativa, IMP 2007.
578
DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
También a nivel nacional IMP está siendo consultada para dar recomenda-
ciones a una política de protección a mujeres víctimas de desplazamiento forzado
en la que la Corte Constitucional exige al gobierno nacional a generar políticas
públicas que den respuesta a la dimensión del problema20.
Con el mismo propósito de proteger a las víctimas, IMP interpuso una tutela
que fue aprobada este año en la que obliga al estado a diseñar un Plan de protec-
ción a víctimas con perspectiva de género. Frente a este la Alianza debe presentar
algunas recomendaciones.
En los dos casos anteriores IMP para afianzar el contenido de estas acciones
está adelantando un proceso de consulta para que las regiones desde sus necesi-
dades e intereses contribuyan a la definición de estos productos.
20 Para mayor ampliación de esta información ver Auto 092 del 2008. Corte Constitucional Colombiana.
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PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
TABLA 2
Principios políticos de IMP
Definiciones Políticas de IMP construidas en la Asamblea Nacional Deliberativa 2007
Principios políticos de IMP
• MP no avala ninguna forma de violencia.
• IMP interpela al Estado de una manera critica desde una perspectiva de los DDHH, DDHH de
las mujeres, DIH, y los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y garantías de no repetición.
• IMP incide con la agenda de mujeres por la paz, mediante la interlocución y la participación di-
recta, activa y autónoma en los espacios y actores que toman decisiones. Define como estrate-
gias de acción la movilización, los medios de comunicación, actos simbólicos y todas las expresio-
nes públicas que conduzcan al logro de sus objetivos.
• IMP toma decisiones con base en procesos participativos de construcción de consensos (partici-
pación, deliberación, representación)
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DERECHO A LA PAZ DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS…
A MODO DE CONCLUSIÓN
En este proceso de logros y dificultades, esfuerzos, compromisos y suma de
capacidades y voluntades políticas por incidir en la paz de Colombia, desde
una propuesta y una práctica democrática, los retos han sido y siguen siendo
múltiples.
Nos hemos dado cuenta de la dificultad de practicar la democracia en nues-
tro día a día. Sin embargo, creemos que en nuestro país la promoción de construir
acuerdos, de negociar, de participar de las decisiones, todo ello desde la diversidad
y el derecho a opinar distinto, es un camino que nos compromete a todas y todos,
si queremos la solución real al conflicto armado de décadas, así como a ejercer el
derecho a una vida libre de violencia.
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JUST ASSOCIATES. TALLER DE INCIDENCIA FEMINISTA. San Sal-
vador, El Salvador febrero del 2003. justassociates.org
581
PATRICIA BURITICÁ CÉSPEDES, ANGÉLICA ACOSTA TÁUTIVA
582
Colección
Cuadernos Solidarios
4
El reconocimiento y aplicación efectiva y real de los Derechos Huma-
nos de las Mujeres han de conformar ineludiblemente los procesos de
desarrollo humano sostenibles. Las Políticas de Cooperación españolas
y en concreto desde el ámbito de Género en Desarrollo pretenden con
este II volumen, fomentar y visibilizar por medio de diferentes artículos
y ensayos los avances logrados a través de buenas prácticas en Dere-
chos Humanos de las Mujeres en países tanto de América Latina y Cari-
be como de África. De este modo, se presentarán experiencias protago-
nizadas por mujeres en relación a los derechos humanos a modo de
bloques temáticos como son los derechos económicos, sociales, sexua-
les y reproductivos, civiles y políticos y a una vida libre de violencia.
Profesorado y personal investigador de instituciones de educación
superior como universidades, centros de investigación etc. en España
pero mayoritariamente en países latinoamericanos y africanos, así como
personas involucradas ya sea por actividad profesional o por responsa-
bilidad y compromiso ético y social en el movimiento de mujeres o/y
feministas, dan así voz a los avances logrados por la promoción y defen-
sa de los Derechos Humanos.
La presente publicación ofrece sin duda un importante y valioso
marco práctico-conceptual a partir de múltiples y heterogéneos aportes
cognoscitivos e instrumentos vinculados a la libertad, autonomía y
empoderamiento de las mujeres a la espera de ser intercambiados y
aumentados hacia la consecución de la calidad y efectividad de la Coo-
peración al Desarrollo.
SECRETARÍA DE ESTADO
DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL
MINISTERIO
DE ASUNTOS EXTERIORES DIRECCIÓN GENERAL DE
Y DE COOPERACIÓN PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE
POLÍTICAS PARA EL DESARROLLO