Orejas y La Hoja de Lechuga

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El conejo orejas.

En la casa de un científico vivía un conejito blanco a quien todos llamaban Orejas. Vivía con su
madre, una coneja blanca, a quien le gustaba tomar largas siestas. Mientras su madre estaba
despierta, Orejas era un conejito muy obediente: hacía sus tareas, veía sus videos en el celular solo
en el horario permitido, y no intruseaba en las cosas de la casa. Pero mientras su mamá dormía,
era otro el cuento: correteaba todo el día, sacaba el teléfono sin permiso, y escuchaba las
conversaciones del científico a escondidas.

Orejas era muy curioso, hacía muchas preguntas parecidas a las que hacen los niños:

“¿De dónde vine yo, mamá?”

“¿Qué hay más allá de las estrellas?”

“¿Por qué el científico siempre usa mascarilla?”

La mamá coneja se divertía respondiendo todo con cariño y paciencia.

Un día que mamá dormía, Orejas comenzó a investigar la casa sigilosamente, hasta que llegó a una
gran habitación llamada “Invernadero”. En esta habitación había muchos maceteros con plantas
gigantes. Orejas miraba asombrado las plantas, cuando de pronto, oyó una voz:

- N: ¿Cómo te va Orejas?
- G: (nervioso) Señor Científico, yo solo estaba…
- N: Tranquilo, yo se que te gusta curiosear por la casa, mientras te portes bien no hay
ningún problema.
- G: Ufff, gracias
- N: ¿Te gustaron las plantas?
- G: Siii, están muy grandes y hermosas.
- N: Tienes razón han crecido muy rápido.
- G: ¿Y cómo hacen las plantas para crecer?
- N: Ajá, te gustan las preguntas Orejitas… Bueno es algo complicado de explicar sin usar
palabras difíciles, pero trataré de hacerlo.

(El conejito asiente entusiasmado)

- N: Si te fijas verás que las plantas tienen un tallo que sale de la tierra. Pues bien, al final de
ese tallo hay muchas raíces con las que la planta chupa el agua del suelo.
- G: ¿Por eso las riegan todos los días?
- N: Claro, de hecho, esta no se ha regado hoy. (le pasa un recipiente con agua y Orejas riega
una planta) Y si miras las plantas, podrás ver que todas tienen hojas.
- G: Sisi, pero son muy diferentes: Unas chiquitas, unas grandes, arrugadas, lisas, de
colores…
- N: Así es, ¿y puedes notar algo en común de todas las plantas?
- G: mmmh, sisi, que todas reciben, aunque sea un poquito de sol, ¿por eso las ponen en las
ventanas o no?
- N: Exactoo, todas necesitan recibir un poco de luz del sol… Cuando los rayos del sol llegan
a sus hojas, éstas pueden recoger un gas que hay en el aire…
- G: (extrañada) ¿En el aire?, pero si en el aire no hay nada…
- N: Orejaas, el aire es una mezcla de muchos gases diferentes que tú ni yo podemos ver,
porque los gases están hechos de granitos muy, muy, muy chiquititos.
- G: En el aire… (orejas se quda mirando hacía el cielo)
- N: ¿Qué miras orejas?
- G: Estoy tratando de ver un granito de gas… Pero en verdad no veo nada. (mira
nuevamente al científico) ¿Y cómo se llaman esos gases?
- N: Los más abundantes se llaman nitrógeno, oxigeno, y dióxido de carbono.
- G: ¿Quéeeee? Pero que nombres tan enredados.
- N: Te dije que eran palabras difíciles. Por ahora nos preocuparemos del oxígeno y del…
- G: (interrumpe) Ox… xi… ge… no…
- N: Muy bien, y también nos preocuparemos del dióxido de carbono.
- G: Dix… dicso… diósito… dioxi…
- N: Tranquilo, ya aprenderás a decirlo. La cosa es que el dióxido de carbono es un gas que
nosotros echamos hacia fuera al respirar, porque no nos sirve. Las plantas toman ese aire
que nosotros botamos, y usando la luz del sol, lo combinan con el agua que absorben las
raíces, y fabrican su propio alimento.
(orejas comienza a soplar una planta)
- N: ¿Qué haces ahora?
- G: Estoy dándole de comer a las plantas.
- N: No te preocupes Orejas, no es necesario, hay mucho dióxido de carbono en el aire, y de
todas maneras tú siempre lo estás echando fuera al respirar.
- G: ¿Y qué echamos para adentro?
- N: Buena pregunta. Nosotros aprovechamos el oxigeno del aire, el gas que expulsan las
plantas porque a ellas no les sirve. Por eso las plantas son tan importantes, porque ellas, al
alimentarse, dejan libre grandes cantidades de oxígeno. La verdad es que, si no fuera por
las plantas, ningún animal podría vivir en este mundo.
- G: ¿De verdad?
- N: Enserio, las plantas producen mucho oxígeno, y limpian el aire de dióxido de carbono,
que es un gas venenoso para nosotros.
- G: (orejas aguanta la respiración)
- N: No te asustes, Orejas. No te pasará nada si respiras, hay suficientes plantas como para
que el aire este muy limpio para nosotros.
- G: (botando el aire) Uuuff… menosmal, ya me estaba ahogando
- N: Y esa es la manera en qué crecen las plantas Orejas, comiendo luz, limpiando el aire, y
tomando aguita.
- G: Que geniaaal.
- N: Ahora ya hemos hablado mucho tiempo, mejor ve donde tú madre que ya debe haber
despertado.
- G: Sisiii, pero antes quería hacer algo.
- N: ¿Qué cosa?
- G: No sé si notó que hay muuuchos niños escuchándonos…
- N: Ooh, no lo había notado… ¡Hola niños!
- G: Me gustaría regalarles una semilla, para que así en sus casas puedan criar una plantita
que les de aire limpio, y comida para su familia… Aquí las tengo, ¿Quién quiere una?... ¡Son
semillas de Cilantro!

Los niños se acercan a recibir las semillas y termina la actividad.

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