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Editores

María del Rosario Ramírez / Gabriel Levy

Dirección
María del Rosario Ramírez

Asesor
Germán García (2017-2018)

Cuidado de la edición
Ana Santillán

Consejo académico
Alberto Giordano (UNR / Inv. del CONICET). Rosario, Argentina.
Juan Pablo Lucchelli (École de la Cause Freudienne y AMP). París, Francia.
Marcelo Izaguirre (Centro Descartes). CABA, Argentina.
Juan José Mendoza (UNA / UBA / IIBICRIT / SECRIT-CONICET). CABA, Argentina.

Comité institucional Traducciones


Sebastián Bartel Luciano Ducatelli (inglés)
Mirtha Benítez María Emilia Pozo (inglés/ alemán)
Nora Caputo María Teresa Ortiz (francés)
Luciano Ducatelli
Indexación web
Ada Fernández
Marcela Varela
Ana Santillán
Marcela Varela Ilustraciones
Nora Caputo
Corrección
Diseño / Ingrid Recchia
Ana Laura Bastianello
Martina Amadeo Paz

Imagen de tapa: Detalle de fresco pompeyano. Escena séptima


Detalle interior del ala derecha de El jardín de las delicias de J. Bosch, El Bosco.
Esta imagen ha sido extraída del archivo Jheronimus Bosch.

ISSN: 2591-5061
ABC LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS, revista anual, año 5, N°5, agosto 2021
© Ediciones RSI

Colegio Estudios Analíticos


Gorriti 3677, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tel.: (011) 4964-3990
abclaculturadelpsicoanalisis@gmail.com/abclaculturadelpsicoanalisis.blogspot.com/
www.colegioestudiosanaliticos.com.ar

Los artículos publicados son declarados originales por el autor y cedidos con su amable
autorización.
Impresa en Argentina
Queda hecho el depósito que establece la Ley Nº 11.723 sobre el régimen legal de
la “Propiedad Intelectual”, que prohíbe y pena con cárcel a quien haga copias con
propósitos de lucro y almacenaje, “copias ilícitas”. Además, se prohíbe la reproducción
total o parcial de los artículos sin la autorización expresa de sus editores.
El staff institucional no está necesariamente de acuerdo con las opiniones vertidas por
los autores de los textos aquí publicados.
Revista Nº5 / agosto 2021

Ediciones RSI
Ciudad de Buenos Aires

Colegio Estudios Analíticos


5

PRESENTACIÓN
11
MdRR

FLASHES
19 histórica
Y cada tanto, Sade / Germán L. García

25
Entre la necedad y la inteligencia / Marcelo Izaguirre

33
Juegos verbales / María del Rosario Ramírez

45
Lacan y la Escuela de Frankfurt / Juan Pablo Lucchelli

63
Metáfora del suplicante / Ana Laura Bastianello

71 traducción
Hacia una clínica del exceso: síntomas contemporáneos
y la orientación analítica a lo real / Domenico Cosenza
85
La raíz del síntoma. Una clínica del exceso /
Manuel Ramírez

93
Huelga de hambre / Mirtha Benítez

107
Lujuria, luxus, luxado / Silvia Conía

DIVERSIDADES

117
Interpretación y narración / Gabriel Levy

131
Katty Skaffy / Juan José Mendoza

139
Pugilato de la lengua: En torno a La Justa de la Vanidad /
Gabriela Rodríguez

151
Elogio del enigma y de la frontera / Vilma Coccoz

RESEÑAS

167
En los confines de las tinieblas: Los locos literarios / Ana Santillán

175
¿Quién habla? ¿La libertad? / Marcela Varela

187
ABC recomienda

217
Publicaciones RSI
presentación
11

Sigmund Freud acentuó y anticipó algunas cuestiones relevantes


para nuestro tema, Exceso: Variaciones sobre el síntoma.
Escribió una historia del trauma al destacarlo y traducirlo al
lenguaje del psicoanálisis. Los primeros años lo vinculó al trauma
sexual. Poco a poco, esa lectura inicial quedó desdibujada y
abandonada hasta que en Más allá del principio del placer (en
contexto de guerras) la retomó cuando conectó la marca con una
pérdida, con un más allá del placer, y notó que la repetición iba
de la mano de la pulsión de muerte. Esta historia sirvió, mucho
más tarde, para que Jacques Lacan elaborara la cuestión del
goce. Precisamente, Freud fue quien habló muy temprano de la
importancia de la palabra y sus efectos sobre el cuerpo, al decir
que en todos los casos se puede confirmar que los síntomas
se hallan bajo la influencia directa de las excitaciones, de las
conmociones emocionales. Recordemos la frase de Freud, “Un
susto violento, una injuria u ofensa candentes son capaces de
poner repentino fin a la existencia”.

Pese a estos descubrimientos freudianos, ello no ha impedido


en algunos casos cierta ceguera e incluso ignorancia de aquellas
definiciones acerca del objeto que interesa al psicoanálisis en el
12 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

centro de sus descubrimientos. Tan importante es esa marca en


cada palabra. Ella pareciera organizar encuentros en nuestros
sueños, que están fuera de programa. Tiene incidencia en la
vida erótica del sujeto, se presenta a partir de contingencias. Esa
huella en la historia del psicoanálisis, en la historia del trauma,
trata siempre de la historia de encuentros con sorpresas, fuera
de programación. Es decir, no solo lo impredecible sino en
ocasiones lo inconcebible. En eso consiste un relato, la historia
de los malos encuentros, de las malas sorpresas que se tuvieron.
Son las muestras de un desarreglo fundamental en los seres
hablantes, que Jacques Lacan ha retomado en múltiples lugares
mucho antes de hablar de manera fulgurante de la no relación
sexual.

En los comienzos, precisamente en su escrito “El estadio del


espejo”, a fin de esclarecer, entre otras cosas, la función de
la libido en Freud y apoyado en los estudios de Wallon y de
Bolk, habló sobre la constitución de la imagen y ahí dijo: “la
función de la imagen es establecer una relación del organismo
con su realidad”. Esa relación está alterada por una dehiscencia
del organismo en su seno, propia del encuentro con la imagen.
El meollo del asunto es un desajuste o “discordia primordial”
en la constitución de la imagen. Discordancias entre la función
alienante del yo [je] y la agresividad en toda relación con el
otro. Más precisamente, “el estadio del espejo es un drama cuyo
empuje interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación”.

Luego, Jacques Lacan a la hora de hablar de la letra asevera


lo siguiente: “pues es por la marca de arbitrariedad propia
de esta como se explica la extraordinaria contingencia de los
accidentes que dan al inconsciente su verdadero rostro”. Por
estas razones es que los actos fallidos, los sueños, los chistes
como contingencias abrieron el campo hacia el inconsciente.
/ PRESENTACIÓN / MdRR 13

Finalmente, y para mencionar el camino en torno al término


que anunciamos en el título de ABC N°5 −Exceso: Variaciones
sobre el síntoma−, en la conferencia “Joyce el síntoma” Jacques
Lacan formula la siguiente frase que ha sido nuestro punto de
partida junto a su contexto: “Dejemos el síntoma en lo que es:
un acontecimiento de cuerpo ligado a que se lo tiene (…) en
ocasiones eso se canta, y Joyce no se priva de ello”.

Tras la búsqueda lo reencuentro casi con las mismas palabras de


Freud, en la conferencia 32 sobre la angustia, en la que afirma
que la huella de afecto produce trauma; es la definición general
de acontecimiento. Y en la letra de Jacques-Alain Miller, un
aporte de precisión a nuestro tema: “El acontecimiento fundador
de la huella de afecto es un acontecimiento que mantiene un
desequilibrio permanente, que mantiene en el cuerpo, en la
psique, un exceso de excitación que no se deja reabsorber”.
Tenemos ahí la definición general de acontecimiento traumático,
aquél que deja huellas en la vida subsiguiente del ser-hablante.

En este número de la revista ABC encontraremos avances


específicos referidos a la clínica del exceso sobre la anorexia,
las adicciones, la bulimia, la cuestión trans. La complejidad de
este campo de síntomas, que cada vez más proliferan, reclama
tratar estas cuestiones por parte del psicoanálisis. Reflexionan
sobre el tema Domenico Cosenza, Manuel Ramírez, Mirtha
Benítez, Silvia Conía, Marcelo Izaguirre y quien escribe estas
líneas.

En la nueva subsección Traducción publicamos, de Domenico


Cosenza, “Hacia una clínica del exceso: síntomas contemporáneos
y la orientación analítica a lo real”, texto en el que destaca algunos
rasgos estructurales relevantes en estos casos. Asimismo, Manuel
Ramírez escribe sobre “la raíz del síntoma”, el exceso, sobre una
clínica en la que se destaca la manera en que cada uno se las arregla
14 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

con el real inicial, el goce alrededor del cual se ha constituido.


Mirtha Benítez recorre un camino en torno a la anorexia, Silvia
Conía articula la diferencia del término lujuria en la literatura y
el síntoma, Marcelo Izaguirre realiza una lectura aguda acerca de
cómo Foucault divide los discursos sobre la vida sexual. Recuerda
los casos de “Herculine Barbin”, quien acabó suicidándose, en
contrapartida con Jan Morris, de la que habló Millot en su libro
Exsexo, y considera la compleja cuestión del cambio de sexo
impuesto en un caso y la problemática de lo “trans” en el otro. En
cuanto a mi artículo, pongo el acento sobre los juegos verbales
en Freud y en Lacan, la formación jesuítica que comparten
Gracián, Maquiavelo y Joyce y sus tortuosas operaciones de
lenguaje. Un estudio de Juan Pablo Lucchelli subraya la referencia
a la declinación del padre en la obra de Jacques Lacan, bajo la
perspectiva de “la importancia que tuvo el encuentro entre
Jacques Lacan y Alexandre Kojève en la formación y la obra del
primero”.

En nuestra nueva subsección Histórica, Germán García habla


del cuerpo, sustancia gozante sometida al imperativo, y su
convergencia con lo mismo que Kant pretende excluir, pero
que aún desde la exclusión funciona como causa. Por otro lado,
Ana Laura Bastianello escribe sobre la metáfora del suplicante
y el superyó. En la sección Diversidades, distintos modos de
hacer con la lengua en la conexión literatura-psicoanálisis:
Gabriel Levy, sobre “Interpretación y narración”; Juan José
Mendoza nos trae una ficción titulada “Katty Skaffy”; Vilma
Coccoz parte de Lituraterre y desarrolla el campo común
que existe entre literatura y psicoanálisis; Gabriela Rodríguez
recuerda el encuentro de Djuna Barnes con Joyce, quien revela
al músico en la lengua.
/ PRESENTACIÓN / MdRR 15

En Reseñas, Ana Santillán escribe sobre el libro En los confines


de las tiemblas: Los locos literarios, de Raymond Queneau,
y Marcela Varela, una nota histórica sobre Colegio Libre de
Estudios Superiores.

Hemos reunido en las secciones de la revista ABC la cultura


del psicoanálisis un conjunto de textos cuyos autores dan
respuestas originales. En la sección Flashes inauguramos dos
subsecciones, Histórica y Traducción.

MdRR
“Restos”, Nora Caputo
flashes
19

histórica

Y cada tanto, Sade


Germán L. García*

En 1968 la Editorial Jorge Álvarez, cuya historia está por hacerse,


había creado la visión local de Ed. du Cercle du Livre Précieux,
editora francesa de Sade que rechazó el prólogo para La
filosofía del tocador de Jacques Lacan, publicado con el título
“Kant con Sade” en la revista Critique (núm. 191, abril de 1963).
Por entonces la revista Adán y la izquierda norteamericana se
difundían en los mismos lugares que los primeros lectores del
estructuralismo y los últimos consumidores del happening.

Sade, en ese momento, era lo que decían de sus libros gente


como Blanchot, Kossowski, Sollers, Barthes.

La revista Antropos, dirigida por Horacio González Trejo, publicó


un artículo mío titulado “Justine, el círculo virtuoso”, donde
resumía esa novela –de poca circulación entonces– y concluía
con citas de Sollers, afirmando que escribir era una virtud contra
el crimen y contra la virtud.

Sade era la escritura –eso decíamos–, la imposibilidad referencial


y la potencia combinatoria. Pero también un “subversivo”,
alguien que sumaba su voz.
20 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Aldo Pellegrini había editado en 1964 en Ediciones Insurrexit el


Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, donde podíamos
leer que el sacerdote escuchaba –seguramente más asombrado
que nosotros– lo siguiente: “He sido creado por la naturaleza con
inclinaciones muy vivas y pasiones muy fuertes; me hallo en este
mundo sólo para entregarme a ellas y satisfacerlas. Como estas
peculiaridades de mi ser obedecen a los designios primarios de
la naturaleza o, si lo prefieres, son derivaciones esenciales de
las intenciones que, en razón de sus leyes, ella proyecta sobre
mí, sólo me arrepiento de no haber valorado suficientemente
su omnipotencia. Mis únicos remordimientos se fundan en el
mezquino uso que hice de mis facultades (criminales para ti,
para mí más simples) que la naturaleza me había otorgado para
servirla. La he resistido a veces y me arrepiento”.

Nadie leía en aquel momento que el idiota que habla es un


moribundo, que el sujeto de enunciación proclama a la vez
la omnipotencia de la naturaleza y su vocación de sirvienta
contrariada por los decires de un noble preso. Se leía entonces el
ataque al sistema, más cuando el mismo moribundo continuaba:
“Cegado por la absurdidad de tus sistemas, en su nombre he
combatido contra la violencia de los deseos, que había recibido
por una inspiración mucho más divina, y me arrepiento”.

La “naturaleza” de Sade ya es el anuncio de los deberes de la


estructura, del misterio del código, de la muerte que antecede
en el lenguaje y se presentifica en el silencio.

Blanchot, razones blancas para estrategias negras. La subversión


vino desde donde nadie la esperaba y el llamado terrorismo de
Estado hizo retomar el referente excluido por la “escritura”.

Sade, enviado a prisión por Luis XV, por Luis XVI, por la
Convención y por Napoleón, escribe: “Dos cosas muy distintas
son amar y gozar, con mayor frecuencia se goza sin amar (…). Los
goces aislados pueden tener ciertos atractivos, pueden quizás
/ Y CADA TANTO, SADE / GERMÁN L. GARCÍA 21

tener más que los otros goces. Si no fuera así ¿cómo gozarían
tantos viejos…? Están convencidos de que no son amados, de
que es imposible que se comparta lo que ellos experimentan…
¿tienen por eso menos voluptuosidad? (…). Pedantes, verdugos,
carceleros, legisladores, canalla tonsurada, ¿qué haréis cuando
alcancemos eso? ¿Qué será de vuestras leyes, de vuestra moral, de
vuestra religión, de vuestros patíbulos, de vuestros paraísos, de
vuestros Dioses, de vuestro infierno, cuando quede demostrado
que tal o cual flujo de humores, que cierta clase de fibras, que
cierto grado de actitud en la sangre o en los fluidos animales
bastan para hacer de un hombre el objeto de vuestras penas o de
vuestras recompensas?”.

El cuerpo, sustancia gozante que no puede sufrir más de lo


que soporta, se somete al imperativo de una naturaleza sin
mediación simbólica capaz de introducir el deseo y el amor
como diferente del goce.

¡Kant, Kant!
Jacques Lacan compara el “tocador sadiano” con las escuelas de
filosofía antigua (Academia, Liceo, Estoa), esos lugares donde “se
prepara la ciencia rectificando la posición de la ética”. Después de
esta “provocación”, Jacques Lacan afirma que “Kant es el punto de
viraje, y nunca detectado, que sepamos, como tal”. El argumento
comienza así: “La filosofía en el tocador viene ocho años después
que la Crítica de la razón práctica. Si, después de haber visto que
encuadra con ésta, demostramos que la completa, diremos que
da la verdad de la Crítica. Con esto, los postulados en que ésta se
acaba: la coartada de la inmortalidad adonde rechaza progreso,
santidad y aun amor, todo lo que podría provenir de satisfactorio
de la ley, la garantía que necesita de una voluntad para quien el
sujeto al que se refiere la ley fuese inteligible, perdiendo incluso
el chato apoyo de la función de la utilidad en la que Kant los
22 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

confinaba, devuelven la obra a su diamante de subversión. Con


lo cual se explica la increíble exaltación que recibe de ella todo
lector no prevenido por la piedad académica”.

El método, que parece de literatura comparada, supone la


diferencia entre un saber (Kant) y una verdad (Sade) que se
completan (Hegel), sin ignorar por eso que Sade argumenta
(saber) sobre acontecimientos que son pasiones (verdad) y que
en Kant el fenómeno (verdad) difiere de las leyes neumenales
(saber). La cascada de estos clivajes se beneficia de una diferencia
articulada por la lengua elemental: el bienestar (wohl) y el bien
(des Gute). El bienestar particular sacrifica a su objeto al bien
universal, al imperativo. Kant excluye lo que llama “objeto
patológico” para instaurar su racionalidad, mientras que Sade en
un movimiento de Kantkant mete en el baile una racionalidad
transubjetiva que tiene como causa eficiente ese goce excluido.

Dejemos aquí el complejo texto de Jacques Lacan, texto que ha


producido muchos otros y sobre el que se sigue escribiendo.

La conexión Kant-Sade es un viraje (“…nunca detectado, que


sepamos, como tal”) también analizado en otra perspectiva
por Max Horkheimer y Theodor W. Adorno en su Dialéctica
del Iluminismo. Este libro, publicado en 1944, quizá no fuera
ignorado por Jacques Lacan. De cualquier manera, por un camino
diferente, el extenso capítulo llamado “Juliette o el iluminismo
moral”, llega a la conclusión de que existe una convergencia
entre el “objeto patológico” excluido por Kant y la explotación
exhaustiva del cuerpo como sustancia gozante que Sade expone.

Recordemos que Sade hace que sus personajes especulen a


partir del racionalismo de Voltaire y de los enciclopedistas, así
como el materialismo de d´Holbach y de La Mettrie.

Sade no se interesa por las contradicciones que encuentra en


cada filosofía o por las contradicciones que existen entre ellas,
/ Y CADA TANTO, SADE / GERMÁN L. GARCÍA 23

puesto que las pone al servicio de un temperamento iluminista


que ha terminado con la minoridad que, en palabras de Kant, “es
la incapacidad de valerse del propio intelecto sin la guía de otro”.

Al igual que Leibniz y Descartes, la racionalidad es para Kant


la “conexión sistemática” que produce un orden unitario
del que se puede deducir el conocimiento de los hechos. Las
leyes lógicas instauran y definen las conexiones de este orden:
“El conocimiento se identifica con el juicio, que incorpora lo
particular al sistema. Todo pensamiento que no tienda al sistema
carece de dirección o es autoritario… La homogeneidad de lo
universal y lo particular se halla garantizada, según Kant, por el
esquematismo del intelecto puro, que es como él llama al obrar
inconsciente del mecanismo intelectual que estructura desde
el comienzo la percepción en conformidad con el intelecto. El
intelecto imprime a la cosa, como cualidad objetiva, aun antes de
que ésta entre en el yo, esa inteligibilidad que el juicio subjetivo
reencontrará en ella”. (Dialéctica del Iluminismo, pág. 103).

Como dicen los autores, el sistema debe ser mantenido en


armonía con la naturaleza y los hechos pronosticados por el
sistema deben, a su vez, confirmarlo. Pero los hechos pertenecen
a la praxis: aprender y experimentar es siempre un obrar y un
padecer en la realidad.

El sistema al que tiende el Iluminismo se prueba en su dominio


de los hechos, en su validez para someter la naturaleza. Se trata
de autoconservación: “El burgués –dicen los autores–, en las
formas sucesivas de propietario de esclavos, de comerciante y
de administrador, es el sujeto lógico del iluminismo”.

¿Qué tiene que hacer Sade en esta historia? Es aquí donde


nuestros autores encuentran una clave que explicaría la
actualidad de Sade: “Los conceptos de Kant son equívocos. La
razón, como yo trascendental supraindividual, implica la idea de
una libre convivencia de los hombres, en la cual, éstos logren
24 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

constituirse como sujeto universal y superar la discordia entre


razón pura y razón empírica en la consciente solidaridad del
todo... Pero al mismo tiempo la razón representa la instancia del
pensamiento calculador, que organiza el mundo para los fines de
la autoconservación y no conoce otra función que no sea la de
la preparación del objeto para convertirlo, de mero contenido
sensible, en material de usufructo”.

¡Sade, Sade!
Es la certeza de Sade: la autoconservación de la naturaleza
exige la destrucción y regeneración perpetua. El moribundo
le aconseja al sacerdote: “Perfecciona tu física y comprenderás
mejor la naturaleza; depura tu razón, desecha tus prejuicios, y ya
no tendrás necesidad de tu Dios”.

Sade, entonces, puede ser el antecedente del que conocemos el


consecuente: “El orden totalitario ha cumplido todo esto al pie
de la letra. Sustraído el control de su propia clase, que imponía
al hombre de negocios del siglo XIX el respeto y el amor mutuo
kantianos, el fascismo, que ahorra a sus súbditos los sentimientos
morales para someterlos en cambio a una disciplina de hierro,
no tiene más necesidad de ninguna disciplina (…). La obra del
Marqués de Sade muestra el intelecto sin la guía del otro, es
decir, al sujeto burgués liberado de la tutela”.

Y cada tanto Sade vuelve y nos recuerda que las contradicciones


que suprimimos en el “discurso” causan, desde la exclusión, ese
discurso mismo.

Este escrito fue publicado originalmente en la revista Babel. Revista de


Libros, en septiembre de 1990, Buenos Aires (Año 3, N°19, p.25). Recuperado
de Archivo Histórico de Revistas Argentinas: https://www.ahira.com.ar/
ejemplares/babel-revista-de-libros-no-19/
25

Entre la necedad y la inteligencia

Marcelo Izaguirre

“Sade quería libertar el pensamiento de toda razón


normativa prestablecida”.
Pierre Klossowski

De tal manera, entre la necedad y la inteligencia, es como divide


en algún momento Michel Foucault los discursos sobre la vida
sexual, la que como es sabido, ha sido objeto de todo tipo de
excesos de un lado y del otro. O sea, del lado de los mortales
denominados humanos.

En la presentación de Herculine Barbin llamada Alexina, el


francés, que no deja de criticar una vez más la importancia que
otorga a la vida sexual el psicoanálisis, da a entender, en línea
con su tesis desplegada en Vigilar y castigar que el poder no solo
reprime sino que lleva a actuar y que el suicidio fue consecuencia
de las condiciones culturales a las que estuvo sometida. Entre
otras cosas a su educación, aunque fundamentalmente debido a
la intervención del Obispo y el médico. Aunque en un reportaje
se encarga de destacar que el tema de las condiciones culturales
no sea el objeto de su estudio. Para ello realiza una breve
confrontación de las consideraciones del hermafroditismo en
tiempos antiguos, en los que era más tolerado, y las disposiciones
a partir del siglo XVIII de elegir sexo. Y tomará en cuenta el
26 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

valor de la confesión, que en definitiva se podría situar entre los


actos que situaron a Herculine en el punto del conflicto1.

La contrapartida del caso Herculine Barbin llamada Alexina, de


quien se podría decir que su época era un poco más oscura, es
la de Jan Morris, quien a diferencia de la anterior que culminó
en el suicidio, pudo llevar una vida plena y sin dificultades en
su desarrollo profesional hasta el fin de sus días, que sucedió a
fines del año 2020. Si aceptamos los dichos de Jan Morris, ella no
tuvo problemas en tomar su decisión gracias a su educación en
Oxford donde imperaba la falta de normas estrictas y por tanto,
todo se hacía en total libertad. Sin hacer una apología de Oxford,
pues deja sentado que conoce sus defectos, dirá no obstante
que la cultura de Oxford le permitió escapar al manicomio
“Porque en el corazón mismo de la ética de Oxford hay una
inmensa y reconfortante verdad: no existe norma alguna. Todos
somos distintos; ninguno de nosotros está completamente
equivocado; comprender es perdonar”2. Respecto a los avatares
de la vida sexual no tuvo la misma suerte otro inglés educado
en Cambridge, aunque seguramente las causas no estén en los
argumentos de Morris.

Por cierto, también hay que considerar que en el caso de


Herculine Barbin el sexo le fue impuesto, mientras que el caso
de Morris fue una elección (más allá de que Foucault intente
mostrar que en términos de la sexualidad no hay elección).
Aunque sean atendibles las consideraciones de Foucault, no se
puede dejar de señalar que en su relato Herculine hace saber
de sus alucinaciones: “Ha sucedido a menudo que he llegado a

1. Foucault, Michel (2016): “El verdadero sexo” en Sexualidad y política, escritos y


entrevistas 1978-1984, Buenos Aires: el cuenco de plata.
2. Morris, Jan (1976): El enigma, Barcelona: Grijalbo. La vertiente religiosa se desliza
también, cuando afirma que “Pablo aseguró a los equivocados gálatas que no existían
cosas tales como macho o hembra: ‘Todos son una persona en Jesucristo’”.
/ ENTRE LA NECEDAD Y LA INTELIGENCIA / MARCELO IZAGUIRRE 27

dudar de acercarme al altar, después de noches atormentadas por


extrañas alucinaciones. ¿Podría ser de otra manera?” Y agrega
más adelante “De vez en cuando, mi frente se inclinaba bajo
el peso de una tristeza que no podía evitar. Una preocupación
constante se había adueñado de mi espíritu. Me sentía devorada
por el mal terrible de lo desconocido”3.

Si al primer tema se refirió el francés, al segundo aludió


Catherine Millot en su libro que fue traducido al español por
Exsexo (según sugerencia de Germán García al decir del
presentador), que no deja de caer en los malentendidos posibles
del lenguaje, en la ocasión, fruto de la traducción del término
horsexe, que conlleva el fuera de sexo al que alude Lacan en su
seminario Aun y así aparece en Paidós4. Sabido es que el prefijo
ex- tiene varios significados, entre ellos el que alude a lo que ya
no es, no sólo a lo que está fuera. Y Jan Morris se encarga de
destacar que su transformación está más allá de lo sexual (“En
mi espíritu, es un tema que supera con mucho la sexualidad:
no reconozco lascivia ninguna en él y lo considero por encima
de todo, como un dilema que no es corporal ni mental, sino
espiritual”). Considerando que los médicos que lo atendían no
tenían la menor idea de lo que sucedía.

Entre ambas figuras, una suicidada y otra que falleció de muerte


natural entrada en años, se encuentra Lili Elbe, nacida Einar
Mogens Wegener que dio lugar al libro de David Ebershoff
fundamento de la película La chica danesa, quien falleció en

3. Barbin, Herculine llamada Alexina B. presentado por Michel Foucault, selección de


Antonio Serrano (1985-2007) Madrid: Talasa Ediciones (subrayados de la autora).
4. Millot, Catherine (1983): Exsexo, Barcelona: Catálogos-Paradiso. Millot considera
que dadas ciertas distorsiones visuales y verbales de Morris, no habría que excluir la
posibilidad de alucinaciones. Pero son consideraciones de ella. Pues, si bien Morris
reconoce que su convicción era irracional “De ningún modo me consideraba psicópata
y acaso no más neurótica que la mayoría de nosotros (…) y si tal cosa era imposible
entonces lo que resultaba inadecuado era la condición de posibilidad”.
28 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

una segunda operación vinculada con su deseo de cambio de


sexo. A quien se encarga de citar Morris.

En el final del trabajo sobre el problema económico del


masoquismo, Freud parece dar cuenta de los motivos que
pueden conducir a un sujeto al suicidio aunque no sea ese el
término que usa. Pero se encarga de hacer saber que tanto el
sadismo como el masoquismo presentan un origen similar, el
encuentro con la pulsión de muerte5.

Quizás, de todos modos para pensar esas diferentes situaciones


sea interesante recurrir a Gilles Deleuze, el que no dejó de advertir
que si Sade o Masoch podrían considerarse clínicos, debe dejarse
de lado la posibilidad de considerar a uno u otro estado como
una enfermedad. Aludió a los problemas de la argumentación
de Freud con relación al sadomasoquismo y realiza una crítica
exhaustiva a la ubicación del masoquismo como contrario del
sadismo, y hace una muy buena caracterización de la clínica,
al hacer saber que el médico no inventó la enfermedad sino
que ha separado síntomas reunidos y al mismo tiempo situado
en el mismo grupo síntomas disociados, lo que da lugar a un
cuadro clínico original. Ello en cuanto a la clínica, y respecto a
la literatura no deberían situarse en la zona de la pornografía en
tanto no ordenan ni describen. No hay pedagogía en Sade, sino
demostración, y ésta se desliza en Masoch hacia la persuasión y
la educación. Y se puede agregar que en el caso del “austríaco”, a
diferencia del marqués, hay un excelente manejo del suspenso6.
Suspenso que se puede encontrar en una novela corta, menos
conocida que La Venus de las pieles, como Don Juan de
Kolomea.

5. Freud, Sigmund (1973): “El problema económico del masoquismo”, Madrid: Biblioteca
Nueva.
6. Deleuze, Gilles (1969): Sacher-Masoch y Sade y Sacher-Masoch: La Venus de las pieles,
Córdoba: Editorial Universitaria.
/ ENTRE LA NECEDAD Y LA INTELIGENCIA / MARCELO IZAGUIRRE 29

Y el aludido fuera de sexo se puede tener en cuenta cuando se


trata del sadismo o masoquismo, si aceptamos las consideraciones
de Deleuze quien dice que tanto en un caso como en el otro hay
una desexualización a la cual seguirá una resexualización.

El texto de Deleuze, ponderado por Lacan, fue escrito en el tiempo


del dictado del Seminario La lógica del fantasma donde Lacan
se encarga de aclarar también esa confusión que se deslizaba
en ciertos ámbitos, de situar al masoquismo como contrario del
sadismo. Y donde destaca que a diferencia del sádico, que se
conduce de manera más ingenua pues “interviene en el campo
del otro en tanto que sujeto al goce”, al masoquista le alcanza
“con que el otro se preste al juego”7. Es lo que transforma a Sade,
a pesar de su ateísmo, en un creyente e incluso en un sirviente
del mal, en tanto se trata de hacer del goce una malicia absoluta.
Y en definitiva se conoce el axioma sadiano, que implica que
nunca se alcanza lo que siempre se busca: “un esfuerzo más”.

Es que más allá de las múltiples variaciones que se han dado en


los últimos años y hablando de sexualidad, Sade sigue siendo el
lugar que ha puesto en cuestión todo tipo de orden y clasificación
y ha llevado a un crítico como Klossowski a considerarlo insano.
Lo que ha sido objeto de la crítica de Annie Le Brun, quien en la
presentación de las obras completas del francés, estaría del lado
de Deleuze más que de Klossowski, situando la crítica de éste en
el campo religioso:

“Solamente en este sentido, ‘desde el punto de vista de la masa’


del que habla Klossowski, Sade sería en verdad un ‘hombre
insano’, por querer hacer ver lo que toda sociedad quiere ocultar.
Más aún, por emplear todos los medios para desenmascarar
el ocultamiento de la criminalidad con el cual se confunde el

7. Lacan, Jacques (1967): Lógica del fantasma, clase de 14 de junio (inédito).


30 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

trabajo fundante de cada agrupación social. Pero una vez más,


no hay allí nada expiatorio, cuando debido a ello Sade más
bien se impone como el enemigo del género humano, como
el demoledor de la mentira fundamental que les permite a los
hombres vivir juntos negando constantemente el salvajismo que
los habita”8.

No ha sido el único que ha considerado el crimen en el origen


de lo social. No solo tenemos el ejemplo del cristianismo que
llevó a considerar a Freud que la deuda es de una vida en tanto
se trata de que alguien puso en juego su vida, tratándose de eso
entonces, la deuda. Y es el camino que sigue Roberto Esposito
siguiendo la idea trabajada por Freud en “Tótem y tabú”, del
acto sin fundamento como origen de la ley y de la soberanía9.

Ya no se considera, como en otros tiempos, que la masturbación


sea causa de enfermedades. De ello se encargó extensamente
en su curso sobre los anormales Foucault10. No obstante, las
consideraciones sobre ese acto también podrían ubicarse, más allá
de lo explicitado, entre la necedad y la inteligencia. Es sabido que
en su momento fue considerada esa práctica como causante de
diversas enfermedades, aunque por supuesto, sin demostración
científica alguna. Y por cierto, en los tiempos que corren ha
persistido en ciertos ámbitos esa asociación entre la masturbación
y ciertas enfermedades. Tal como ha hecho saber quien ha
hablado de variados excesos en su libro El señor de los venenos,
que se ampara en una opinión profesional para tranquilizarse por
su exceso: “Una vez consulté al doctor Rodolfo Lesbot, uno de los
mayores expertos argentinos en SIDA y médico al que consultaba

8. Le Brun Annie (2008): Sade, De pronto un bloque de abismo, Buenos Aires: el cuenco de
plata.
9. Esposito, Roberto (1996): Confines de lo político, Madrid: Trotta.
10. Foucault, Michel (2000): Los anormales, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica (en
particular clase del 5 de marzo de 1975).
/ ENTRE LA NECEDAD Y LA INTELIGENCIA / MARCELO IZAGUIRRE 31

cuando los excesos me llevaban al límite de alguna crisis física,


sobre mi apego casi adictivo a la masturbación.

–Enrique… –me dijo alargando las pausas, tal como era su


costumbre–, soy bisexual. Me gustan mucho las mujeres y en
ocasiones me gustan más los hombres, pero debo confesarte
que lo que más me gusta cuando se va mi amante, y a veces
antes de que llegue, es masturbarme con su imagen… Enrique,
nada supera a la masturbación.

Hace 25 años, en Madrid, elaboré una peculiar rutina para


alimentar las rutinas más turbulentas y apasionadas. Una ruta
muy peligrosa”11. Por cierto, el médico de Symns presenta alguna
diferencia con Foucault, para quien lo más interesante cuando
se iba un amante era tomarse un taxi.

A un siglo del cambio de sexo de Herculine Barbin y poco tiempo


antes de la operación de Jan Morris, Jacques Lacan hablando del
hermafroditismo expresaba en uno de sus seminarios:

“Les doy una pequeña indicación. En alguna parte hay un


cromosoma de más, del que es bastante curioso por otro lado,
que nunca pueda decirse por anticipado, para una especie de
qué lado, macho o hembra, se lo encontrará. Se trata de un
excedente, disyunto, disimétrico.

Entonces, antes de enunciar algo sobre la relación sexual,


haríamos mejor prestando atención al hecho de que no tiene nada
que ver con lo que la sustituye por completo, y especialmente
en el psicoanálisis, a saber los fenómenos de identificación con
un tipo llamado, esta vez macho o hembra.

(…) Rápidamente uno pasa a hablar de posición homosexual.


Como mínimo, sorprende un poco que cada vez que Freud

11. Symns, Enrique (2005): El señor de los venenos, Buenos Aires: el cuenco de plata.
32 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

quiere dar un enunciado preciso, él mismo confiesa que es


completamente imposible remitirse a la oposición macho o
hembra, y la sustituye por la de activo o pasivo”12.

No han faltado quienes han situado a Sade como un precursor


de Freud por sus consideraciones sobre el deseo. Lacan no dejó
de situarlo con relación a Kant y seguramente ante la frase del
epígrafe, de la idea de sobrepasar todo límite, podemos recordar
lo que afirma Blanchot: “Llamo desastre a lo que no tiene lo
último como límite: lo que arrastra lo último en el desastre o
quizá prestar atención a lo que expresó Michel Tort en El fin del
dogma paterno de que si antes había unas leyes, habrá otras.
Pues como afirma Esposito siguiendo a Lacan, “gozar de lo Real
–realizar la Ley hasta anularla– significaría tocar ‘lo que, en la
vida, puede preferir la muerte’”. Por ello no se libera alguien
de la Ley transgrediéndola, sino desplazándola a un discurso
diferente dominado por el deseo13. Por cierto hay lugares donde
el marqués se anticipa al vienés, como en sus ideas sobre la
novela, donde expresa que “hablando nada se aprende y que
sólo nos instruimos al escuchar”. Y en cuanto a la oscilación de
Foucault, entre la necedad y la inteligencia, afirma: “el necio
coge una rosa y la deshoja, el hombre de genio la respira y la
pinta: este es a quien leeremos”14. Momento en el que Sade se
distancia del imperativo kantiano, y cada cual deberá encontrar
su pintor.

12. Lacan, Jacques (2008): El Seminario, De un Otro al otro, 16, Buenos Aires: Paidós.
13. Esposito, Roberto (2003): Communitas, Origen y destino de la comunidad, Buenos Aires:
Amorrortu.
14. Marqués de Sade (1971): Ideas sobre la novela, Barcelona: Cuadernos anagrama, 1971.
33

Juegos verbales

María del Rosario Ramírez

Cuando nos dirigimos al otro, no vamos a expresarnos


constantemente por medio de la agudeza. Si
pudiéramos hacerlo seríamos más felices. Es lo que
trato de hacer yo en el breve tiempo del discurso
que les dirijo. No siempre lo consigo.
(Lacan, 1958)

El arte de lo minúsculo
Freud descubrió que las palabras hacen el empalme con el cuerpo,
por el costado preciso del síntoma. Rébus, equivocaciones, witz
fueron las finas puntas del discurso por donde Sigmund Freud
sacó a la histeria del teatro de Charcot.

¿Cómo empezó? En los primeros capítulos del libro del chiste,


comenzó por el bu-bu-bu, por los ruidos de la boca, por los
balbuceos del bebé y por todo ese tipo de cosas. Luego vinieron
funciones más complejas hasta forjar su “famillonario”1. Ese
juego verbal ligado inicialmente al placer de la boca, a los ruidos
con la boca, al balbuceo tuvo cita más tarde con la lectura que
hizo Jacques Lacan sobre los libros del sueño, del chiste y la
psicopatología. Libros de los que no solo exhumó múltiples

1. Véase el libro de Jacques-Alain Miller, Lectura del seminario 5 de Jacques Lacan (Paidós,
2000).
34 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

detalles, sino que a partir de ese encuentro quedaron emplazados


como grandes tratados sobre el lenguaje.

Una vez más recordamos el ejemplo de Heine, “famillonario”.


Con la potencia creadora, con la “fuerza compresora” del chiste:
fames (la fama), el famulus (la infamia) y, en fin, todo lo que
ustedes quieran lo tenemos indicado en el texto. Podemos
describir la formación del chiste y por tanto su técnica con
“famillionär”. Con aquel witz, abre. Así Sigmund Freud atiende
a lo nimio, a la dinámica de lo menor, a lo casi imperceptible.
De ahí ese camino dio entrada al campo de pertenencia a una
lengua, a una parroquia.

El propio Heine ha derivado de la palabra Millionär un segundo


chiste, “Millionarr”, “que es una transparente síntesis –concluye
Freud– entre Millionär (millonario) y Narr (loco) y expresa un
pensamiento colateral sofocado” ¿Qué encontramos en el texto
del chiste? Formaciones de palabras nuevas, neo-lógicas, nuevas
formas de decir que no pertenecen al código. Nueva forma de
decir que podrá ser acogida en el Otro, en un conjunto de fuerzas
que actúan en el inconsciente. Para esto es necesario que el Otro
funcione –para reconocer el witz– al nivel del Nombre del padre.
Formaciones que pasarán a operar como lo hacen las embajadas.
Allí –me refiero a las formaciones del inconsciente– pasa de
todo: lo extraño de lo familiar, lo íntimo, lo extranjero. Como las
embajadas que habitan en una tierra extranjera y, a la vez, trabajan
en su propio terreno. Lo extraño y lo íntimo. Extimidad, dirá Lacan.
La lista es larga: palabras mezcladas, chistes formados en palabras,
juegos de palabras, poéticas y poemas y agudezas. “Lo que en los
autores aparece destinado a mostrar el carácter de juego del chiste,
cae en nuestro abordaje bajo el punto de vista de la acepción
múltiple”: sentido múltiple, doble sentido, a lo que agrega el no-
sentido, que Lacan traducirá pas-de-sens (no sentido y paso de
sentido), próximas a los mecanismos del sueño, dice Freud.
/ JUEGOS VERBALES / MARÍA DEL ROSARIO RAMÍREZ 35

En el libro del chiste también encuentra el “plus de placer”, “la


prima de placer”. Es el placer de la homofonía, el placer por jugar
con los sonidos el que indica esa satisfacción que acompaña al
witz. Este último, habitual revés de la palabra fallida, el lapsus.
Más tarde Lacan dirá “equivocación”2.

Por otra parte, en “Elogio de la casuística”, Philippe Sollers (de


educación jesuita) compara a Maquiavelo con Baltasar Gracián
(1601-1658). De este último, dice que “la política es un dominio
de la retórica”. “Su Príncipe es el Criticón”. Texto que se sirve
de la función crítica, del manejo de una palabra que puede hacer
aparecer lo que desee y cuando lo desee. “El lenguaje, en este
mundo, está de más, es la figura misma de un exceso”. Frase
aplicada en este elogio al arte jesuita que, como en el ajedrez,
opera con complejas e innumerables circunvoluciones. Son
las posibilidades que Gracián encuentra en el lenguaje con sus
tortuosas operaciones para llegar “al punto mate del silencio
eficaz”.

Se trata de ese más allá cernido por Lacan en su seminario,


como ingenio: “la agudeza se desarrolla propiamente en la
dimensión de la metáfora, es decir más allá del significante”3, de
otra manera, más allá de lo que dices. Es como si Freud hubiera
dicho: olvídate de lo que dices, igual, algo dirás.

Volvamos a Sollers para relevar lo que escribe sobre Maquiavelo:


“maquiavélico”, “jesuítico”, estas interpelaciones peyorativas del
sentido común son los síntomas de una angustia humana ante las
posibilidades del lenguaje. “No se admite que alguien sea lúcido
en cuanto al poder (…) No se tolera que alguno pueda revelar

2. Alude a Unbewusste-Une-bévue. Cambia el inconsciente freudiano (Unbewusste) por la


frase francesa Une-bévue (equivocación). Seminario 24.
3. Ver p.153 de El Seminario 5 de Lacan.
36 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

cuan todopoderosas son la trampa y el artificio, el insondable


enmarañamiento de los discursos de toda diplomacia”.

Y el texto continúa y nos pasea sobre el filo. Gracián va más


lejos, ¿por qué? Porque hace una apología del equívoco, de la
escucha, del múltiple y del doble sentido; su arte, “un verdadero
breviario para un psicoanalista”. Sin duda, nos hace recordar
el uso permanente que ha hecho sobre ellos el mismo Lacan.
Retomamos el texto cuando vincula la manera –de Gracián–
de jugar con las palabras para reunirlas, extenderlas y lograr
torsiones, elasticidades y, por qué no, temblores, tan lejos como
lo quiera… Se acerca a una educación también proveniente de
jesuitas, la de Joyce. Quedan entonces para este elogio la serie
Maquiavelo, Gracián y Joyce, bajo el sello de una educación
jesuítica, pero pronto se revela algo singular en cada uno de
ellos.

“Modernidad de Gracián, el mal es radical, la muerte, desbordante,


hay urgencia de hablar para vivir”. Gracián ha escrito sobre La
agudeza y el arte del ingenio… el arte de las finuras del discurso,
una agudeza que se confunde, como el mismo nombre de su
autor (Gracián, gracia). La gracia en la agudeza es a la vez finas
puntas, brevedad y prolijidad. Y es verdad –dice Sollers– que
Maquiavelo, a su lado, tiene el aire, como su nombre lo indica,
de un sólido cerrajero: Maclé (ma-clé, mi llave). Así como el
mismo Joyce traduce con otro aire su propio nombre (Joyce,
alegre), Lacan le dará un nuevo nombre: “Joyce, el síntoma”.

Esta incursión por el bello texto de Philippe Sollers indica


políticas y artificios con el lenguaje. Menciona a tres de aquellos
que hacen de su arte, de su artificio, un síntoma.
/ JUEGOS VERBALES / MARÍA DEL ROSARIO RAMÍREZ 37

Lacan y los witz


Los juegos verbales, las palabras poéticas, los witz, desde muy
temprano sorprendieron en las lecciones y escritos de Jacques
Lacan4. Con ellos anticipó temas que desembocarían muchos
años después5 –finalmente, con un programa diferente– en el
marco del seminario 23, El sinthome. Tanto es así que esos mots
d´esprit (ocurrencias, palabras de ingenio, chistes) parecieron
formar parte de su rasgo de estilo, ya que los juegos verbales
aumentaron con los años para transmitir, cada vez, cosas
diferentes.

En los años 75, en la “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”,


Lacan llamará a ese bu-bu-bu (del que parte Freud, balbuceo)
con la palabra francesa lallation (laleo en castellano) cuando
desarrolla la cuestión de lalengua. De ese balbuceo, de ese la-la-
la que sostiene con su madre, algún día el niño se desprenderá
para hablar una lengua.

Decir lo nuevo
En un estudio de Yan Pélissier sobre los 789 neologismos de
Lacan6, el autor repara en que los neologismos de Jacques Lacan
dependen del chiste y juegan con la homofonía. Su operación es
juntar palabras por encabalgamientos, imbricaciones de letras.

4. Invito a leer en el escrito “Acerca de la causalidad psíquica” las líneas pronunciadas en


1946. Transcribo la nota al pie: [“Lacan juega en todo el párrafo con la polisemia del
vocablo “rideau” (pronuc. “Ridó”) (telón, cortina, visillo, etc.), aquí con la paronomasia
–intraducible– que daría al oído castellano una secuencia fonética así: “le ri e leri (de) ó
e mon ami Leri”. AS]. Escritos 1. (2°ed., 2007). (p.165). Buenos Aires: Siglo XXI.
5. Me refiero al “Seminario sobre ‘La carta robada’” al mencionar a letter, a litter, una
carta, una basura. En el cenáculo de Joyce se jugó el equívoco sobre la homofonía de
esas dos palabras en inglés. En Escritos 1. (2° ed., 2007). (p.36). Buenos Aires: Siglo XXI.
6. Texto mencionado por Germán García en “El método Joyce”, en Para otra cosa: El
psicoanálisis entre las vanguardias.
38 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

A veces juega con tres y hasta cuatro palabras. Por ejemplo,


“hontotautologie”: honte (vergüenza) + toto (diminutivo cariñoso
para los niños, o también piojo) + tautologie (tautología); o
“héterité”: héteros + hétaïre (hetairas, prostitutas) + éter (éter),
son la producción de “famillionaire” de Lacan. El mecanismo
es mezclar palabras, chistes fundados en palabras, próximos al
mecanismo del sueño, dice Freud, y Lacan agrega la cercanía de
la creación chistosa con el lapsus de donde habitualmente surge
el witz.

En los años 50 Lacan leía los sueños, el chiste y los actos fallidos
a partir de los modos de funcionamiento del inconsciente:
metáfora y metonimia. La técnica del chiste es la técnica del
lenguaje, todo esto en el marco del “inconsciente estructurado
como un lenguaje”. Las palabras ingeniosas que usó Lacan no
son otra cosa que plasmar el modo de proceder del inconsciente.

Una nueva pista para orientarse es la que leemos en el seminario


Aun donde se separa de la lingüística al nombrarla con un
término peyorativo, “linguisterie”7, y así trasladaba la lengua a
“lalangue”.

Asimismo, todavía, hay mucho por desgranar de cada uno de los


trayectos de la lingüística que están en cada rincón de los textos
de Lacan. Si bien cambia respecto de los años 50, acentúa el
operar por el equívoco y rellenar el discurso de neologismos y
chistes. Lacan apela a la agudeza, al trazo de estilo en la referencia
a Baltasar Gracián.

Jean Claude Milner subraya, en “Ida y vuelta de la letra a la


homofonía”, la importancia de los juegos de palabra en Jacques

7. Jean Claude Milner, en “Ida y vuelta de la letra a la homofonía”, señala que cuando
Lacan dice linguisterie se refiere más a los lingüistas que a la lingüística. J.P. Lucchelli,
en una clase virtual sobre el seminario Aun, vincula linguisterie a sofistiquerie, donde no
solo se trata de lo sofisticado sino también de los sofistas. (Saquemos conclusiones).
/ JUEGOS VERBALES / MARÍA DEL ROSARIO RAMÍREZ 39

Lacan; lo afirma a partir de la lectura de lo que está dicho en


“La Tercera” cuando busca definir “lalangue”, lalengua. Lo
vincula a una decisión: negarse a atribuir a la mera casualidad
el hecho de que voeu (anhelo) suene como veut (quiere), que
non (el no que niega) es también nom (el nombre que nombra),
que d´eux (de ellos) suena parecido a deux (dos). Además de
señalar que el término en francés “Lituraterre” combina varias
unidades: littérature (literatura), rature (tachar), terre (tierra),
litura (borrado). Elevó estos juegos a la categoría de matemas:
“Es necesario y suficiente mostrar las varias homofonías con las
que están hechos para especificar los elementos de saber del
cual son receptores”.8

¿Por qué esto importa en la aceleración y aumento de las


homofonías de Lacan en los años 70? Milner indica: “Ars longa
vita brevis” (el arte –la ciencia–) es duradero pero la vida es
breve), “los efectos ilimitados de la homofonía parcial o completa
permiten al arte compensar la brevedad de la vida”. Lacan
menciona que puede morir en ese momento. Esto –dice Milner–
ilumina el uso de la homofonía. “La homofonía transforma todo
lo que puede ser teorizado sobre el inconsciente y su relación
con el hecho de lalangue”. Lalengua, nuevo nombre para hablar
de lo real inconsciente en el centro del síntoma.

En su seminario Aun Lacan habla de la letra y la considera análoga


“del germen en su relación al soma”9. En este punto, la letra –en
tanto perturbación en el discurso– es la vida que sobrevive más
allá de la muerte por el significante. En nuestras lecturas solemos
conversar con los muertos-vivos, con los muertos que están vivos,
quienes sobreviven en sus textos.

8. Estas líneas de J.C. Milner se pueden leer en el N°26 de la Revista Descartes (2017,
p.125).
9. Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo. (J.-A. Miller).
40 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Borges al leer a Joyce, en su célebre conferencia, afirma que


Joyce no se contentó con el lenguaje común y resolvió escribir
con neologismos. Comienza con un ejemplo en español para
ver el mecanismo de esos neologismos. “Pertenece a Marcelo
Del Mazo, autor de aquel tríptico de tango. Marcelo Del Mazo,
amigo de Evaristo Carriego. Había en Buenos Aires orquestas
de zíngaros, es decir, gitanos, y alguien habló de una confitería
donde tocaba una orquesta de zíngaros y preguntó si realmente
eran zíngaros. Entonces Marcelo Del Mazo dijo: ‘Bueno,
zíngaros no, grin-garos, diremos’”. Es decir, gringos que hacen
de zíngaros.

En aquella conferencia, Borges presta atención al juego verbal,


los llama “monstruos verbales”. Aclara que Joyce concibió el
propósito de escribir un libro de muchas páginas en el que los
sustantivos, los adjetivos y los verbos vienen a ser “centauros
de dos palabras”. Entre ellos: “en inglés tenemos the English
language {el idioma inglés}, pero también la palabra jingle,
sonsonete, jangle, que es hacer sonar unas llaves, unos metales,
entonces Joyce, en lugar de English language habla de Jinglish
jangagle”.

Borges comenta y acuerda con la definición de Virginia Woolf


sobre Ulises y Finnegans Wake, quien dice que se trata de
terribles derrotas. Borges ve la obra de Joyce como una reducción
a lo absurdo de la máxima ambición literaria.

Germán García, en su excelente texto “El método Joyce”, cita


un párrafo del seminario 23: “El Otro del Otro real es decir
imposible, es la idea que tenemos del artificio, en cuanto es
un hacer que se nos escapa, es decir, que desborda mucho el
goce que podemos tener de él. Este goce completamente sutil
es lo que llamamos espíritu”. Señala, entre otras cuestiones,
una definición del Dictionaire étimologique (Oscar Bloch
/ JUEGOS VERBALES / MARÍA DEL ROSARIO RAMÍREZ 41

et Walter Von Wartburg) que Esprit (espíritu) viene del latín


Spiritus (soplo)… El artificio es ese goce sutil, desborda el goce
que podemos obtener del arte. Podemos admirar la obra de un
artista, pero el goce sutil, el soplo, su procedimiento, es algo
que no se puede copiar. Tal es la definición de espíritu, soplo.
“Este goce completamente sutil (subtil) que llamamos espíritu”
(también ingenio, sutileza) también podríamos llamarlo soledad;
el artista, en las sutilezas, está solo. El artista puede encontrar en
su procedimiento cómo hacer resonar su arte en otros. “Cada uno
neologiza a su manera”10, el equívoco producido por cada uno
es una suerte de recreación, de invento cultivado en la relación
que cada uno tiene con la lengua que habla. “Retoquecitos” sin
los cuales la lengua no estaría viva.

Sobre la recreación podemos preguntar ¿de dónde resulta el


modo particular de equivocar? Recordemos la articulación que
hace Freud en la conferencia sobre la angustia: allí habla del
trauma y lo vincula a la angustia, al nacimiento, a una serie de
efectos sobre el cuerpo y a las huellas de afecto sobre el cuerpo11.
Años más tarde, Lacan desarrollará la huella que ha marcado
lalengua en cada uno. En el seminario 23 hablará sobre el trauma
como “acontecimiento de cuerpo”, huellas en el cuerpo12: “un
exceso de excitación que no se deja reabsorber”13, de donde
surgen variaciones sobre el síntoma.

Joyce construye su arte a partir de una carencia, como


compensación ¿Compensación de qué? Una carencia del padre.

10. Frase dicha por Éric Laurent.


11. Donde reivindica a Otto Rank, El trauma del nacimiento. Conferencia XXXII, “Angustia y
vida instintiva”.
12. Recomiendo el texto de Freud “Psicoterapia: tratamiento por el espíritu”, donde afirma
que una palabra injuriosa o sorpresiva podría acortar la vida.
13. En Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo (J.-A. Miller).
42 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Fue esclavo de la polifonía de la palabra, de ahí que se puso


a murmurar ecos.14 La lengua no consiguió ordenarse dentro
del régimen del padre. Es decir, la significación, la dimensión
inconsciente. Una de las consecuencias de las creaciones de
Joyce es que operan contra el intervalo, como si hubiera saturado
y así anulado el intervalo. No hay lugar para lo que pasa entre
líneas, por lo que Lacan dirá en el seminario 23 que Joyce está
desabonado del inconsciente.

Joyce ha producido en otros, como efecto de su “puro arte”,


estudios, traducciones, biografías que tratan de explicarlo, pero
su texto Finnegans Wake perdura indescifrable, intraducible.
La orientación de Jacques-Alain Miller en este punto es que para
Lacan “ese era el sinthome de Joyce y que él supo convertirlo en
su arte”, su ingenio convertido en arte.

Referencias de lectura
Borges, J.L. Conferencia sobre Joyce.

Freud, S. (1973). El chiste y su relación con el inconsciente. En


Obras Completas. Madrid, España: Biblioteca Nueva. (Texto
original publicado en 1905).

—(1973). Conferencia XXXII Angustia y vida instintiva. En Obras


Completas. Madrid, España: Biblioteca Nueva. (Texto original
publicado en 1932).

García, G. (2019). El método Joyce. En Para otra cosa: El


psicoanálisis entre las vanguardias. (2°ed.). Buenos Aires,
Argentina: Serie Leteo 2/ Otium ediciones.

14. Recomiendo para este punto la lectura de Piezas sueltas, de J.-A. MIller.
/ JUEGOS VERBALES / MARÍA DEL ROSARIO RAMÍREZ 43

Lacan, J. (1999). El seminario. Libro 5. Quilmes, Argentina:


Paidós. (Texto original publicado en 1958).

Miller, J.-A. (2013). Biología lacaniana y acontecimiento del


cuerpo. Buenos Aires, Argentina: Paidós. Colección Diva.

Sollers, P. (2013). Elogio de la casuística. En Escrita, versión


facsimilar. Villa María, Córdoba, Argentina: Editorial
universitaria.

Revista Descartes. (noviembre 2017). (26). Buenos Aires,


Argentina: Otium ediciones.
45

Lacan y la Escuela de Frankfurt

Juan Pablo Lucchelli

En la vida y obra de Jacques Lacan se podría distinguir un período


de inicio durante el cual el hombre y la obra se construyen,
inicio que guardará hasta el final, sin duda, huellas indelebles. Se
podría nombrar ese momento de la obra “el primer Lacan”. Se
sabe, por ejemplo, la importancia que tuvo el encuentro entre
Jacques Lacan y Alexandre Kojève en la formación y la obra del
primero, al punto de considerarlo como su único maestro1.

Otro momento clave en el recorrido de Lacan es el encuentro


con el pensamiento de Lévi-Strauss, aunque se trata de una
influencia más tardía: Lacan encuentra al etnólogo en 1948 y
lo frecuentará durante varios años2. Hay obviamente otras
influencias, especialmente de fuentes filosóficas, pero son menos
conocidas. Se conoce la de Aristóteles y también la de la llamada
Escuela de Frankfurt. El objetivo de este artículo es demostrar,
sobre la base de una prueba empírica, la existencia de una clara
filiación horkheimeriana en el diagnóstico, realizado por Lacan,
de una “declinación de la imago paterna” como condición social
de la neurosis.

1. Lacan, J., Otros Escritos, Buenos Aires: Paidós, 2012, p. 351 et 520.
2. Se puede ubicar formalmente la influencia de Lévi-Strauss sobre Lacan a partir de
1953.
46 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

El primer Lacan
Después de haber defendido su tesis doctoral en psiquiatría, en
1932, con el caso “Aimée”, Lacan se interesa de manera particular
en el psicoanálisis, a la vez que frecuenta algunos grupos literarios,
especialmente aquellos ligados al surrealismo. Él participa, por
ejemplo, en la revista Minotaure, en la cual publica algunas
contribuciones. También tuvimos la suerte de encontrar en
la Biblioteca Nacional de Francia, sección manuscritos, cinco
cartas inéditas de Lacan a Kojève3, que prueban no solamente
la existencia de intercambios entre Lacan y Kojève desde 1935,
sino también el hecho que Lacan, probablemente desde 1934,
organizaba reuniones en su domicilio, como una especie de
germen de su futuro seminario.

Entre las personas que se reunían en casa de Lacan, sabemos


que se encontraban Georges Bataille, Michel Leiris, Raymond
Queneau, entre otros. En la correspondencia entre Lacan y
Kojève, nos enteramos de la importancia que Lacan le otorgaba,
al rodearse de autores y de referencias procedentes de otros
campos distintos al de la medicina, cuando lo requería. En la
correspondencia con Kojève, buscando situar la importancia del
pensamiento hegeliano en las ciencias sociales, él encuentra en
esencia una especie de guía de lectura del espíritu: los “estadios”
hegelianos encuentran en Lacan, sin duda, más ecos que los de
Freud. Hegel se convertirá, a partir de ese momento, en una
referencia para Lacan.

3. Lucchelli, J. P., «The early Lacan: five unpublished letters from Lacan to Kojève »,
revista American Imago, 2017, The Johns Hopkins University Press (en imprenta).
/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 47

“Los Complejos Familiares”


En una de las cartas, fechada el 20 de noviembre de 1935,
Lacan le escribe a Kojève: “Me encuentro en este momento
completamente absorto en un artículo –del que le hablé antes
de las vacaciones– acerca de la familia considerada desde el
punto de vista psicológico”. Hoy sabemos que se trata de un
artículo que preparaba para la Enciclopedia Francesa, a pedido
de Henri Wallon. Este trabajo representa de alguna manera el
punto de partida psicoanalítico y, por qué no decirlo, filosófico
de Lacan. Si la tesis de 1932 pertenecía aun al mundo médico
y psiquiátrico, el texto de la Enciclopedia Francesa titulado
“Los Complejos Familiares”, sitúa su pensamiento en el mundo
psicoanalítico de una manera bastante singular.

Es curioso seguir una cronología que tendría su punto de partida


en 1935, con el curso de Kojève y las reuniones en casa de
Lacan de un grupo de intelectuales provenientes de la literatura,
y que encontraría su punto de culminación en 1938, con la
publicación del texto “Los Complejos Familiares”. El texto de la
Enciclopedia parecía condensar, veremos por qué, las preguntas
y las respuestas de Lacan durante este corto período. A partir de
aquí, debemos plantearnos dos tipos de preguntas: a) ¿qué pasa
entre 1935 y 1938 en la obra naciente de Lacan? y b) ¿cómo fue
construido el texto “Los Complejos Familiares”?

En lo concerniente a la primera pregunta, encontramos, en el


período que acabamos de delimitar, un punto de escansión
marcado por una ponencia de Lacan de 1936, en el Congreso
de psicoanálisis de Marienbad, titulado: “El estadio del espejo”4.

4. El estadio del espejo como formador de la función del yo [je] tal como se nos revela
en la experiencia psicoanalítica. En Escritos 1, Siglo XXI Editores Argentina, 2003. Hay
que destacar que el texto inicial, de 1936, jamás fue publicado. El de 1949 es una re-
escritura del primer texto, nutrida con nuevos datos teóricos.
48 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

La comunicación de Lacan, que trataba sobre la importancia


de la imagen del otro en el desarrollo del niño, era una larga
ponencia centrada sobre el comportamiento del niño pequeño,
con ingredientes extraños al psicoanálisis, como por ejemplo la
referencia etológica5.

Por otra parte, es cierto que Lacan se nutre de otras fuentes,


especialmente de la noción de la “lucha del puro prestigio”,
que retoma de Kojève (notemos de nuevo la influencia del
curso de Kojève al cual él asistía de manera asidua), y de las
descripciones de H. Wallon sobre el comportamiento del niño6.
Se podría decir, incluso, que el famoso “estadio del espejo” de
Lacan es, sin duda, el resultado de una lectura kojeviana de los
datos experimentales descritos por Wallon (quien los obtenía
a su vez de otros autores como Darwin). Podemos señalar
simplemente la importancia de nociones kojevianas como la
conciencia “dividida” o incluso la de cuerpo “fragmentado”7, las
cuales encontramos igualmente en Lacan. El famoso “estadio del
espejo” condensa así toda una parte de las herramientas teóricas
que Lacan tenía a su disposición, especialmente en los cursos
de Kojève y en la psicología experimental referida por Wallon.

El texto sobre el “estadio del espejo”, de 1936, no fue jamás


publicado como tal. Lacan lo reelabora en 1949 para otra
comunicación internacional, luego de un congreso en Zurich.

5. “Que una Gestalt sea capaz de efectos formativos sobre el organismo es cosa que
puede atestiguarse por una experimentación biológica, a su vez tan ajena a la idea de
causalidad psíquica que no puede resolverse a formularla como tal. No por eso deja de
reconocer que la maduración de la gónada en la paloma tiene por condición necesaria
la vista de un congénere, sin que importe su sexo, y tan suficiente, que su efecto se
obtiene poniendo solamente al alcance del individuo del campo de reflexión de un
espejo”. Lacan, J., Escritos 1, Siglo XXI Editores Argentina, 2003, p. 88.
6. Los orígenes del carácter en el niño, Buenos Aires, Nueva Visión, 1982 (se trata de una
compilación de diferentes textos publicados desde el inicio de los años 30).
7. Kojève, A., Introduction à la lecture de Hegel, Paris, Gallimard, 1947, p. 45 (“En este
estadio (…) el ser está fragmentado”).
/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 49

Sin embargo, lo que es seguro es que el primer texto de


1936 contribuirá necesariamente con el de 1938 sobre “Los
Complejos Familiares”. En cierto sentido, nos parece que la
lectura del texto de 1938 permite, en retrospectiva, esclarecer
el de 1936, donde las referencias al “espejo” se encuentran in
statu nascendi. Con este comentario comenzamos a la vez a
responder nuestra segunda pregunta: ¿cómo fue construido el
texto “Los Complejos Familiares”? Indudablemente, no se limitó
al “estadio del espejo” como única referencia.

En efecto, Wallon le pide a Lacan producir un texto sobre


“La familia”. Esta demanda se inscribe en un contexto
completamente diferente al de un congreso de psicoanálisis, ya
que no se trata en esta oportunidad de un público especializado
sino de uno más amplio, que supone adoptar, en consecuencia,
un tipo de escritura menos técnica. La referencia al “estadio
del espejo” es incorporada aquí, pero como una especie de
sub-capítulo en el contenido, mucho más amplio, de la función
simultáneamente psicológica y social de la familia. Ahora bien,
veremos cómo precisamente esta introducción del motivo de la
“familia” va a conducir a Lacan a seguir desarrollando otras tesis
(especialmente la “declinación de la imago parental”) y a buscar
en otras fuentes. No olvidemos que en noviembre 1935 él está
“completamente absorto” en la redacción de su texto, lo que
demuestra que se dedicó a ello con antelación, ya que el texto
debía estar listo para 1937 (la introducción de la Enciclopedia
está fechada en marzo de 1938). ¿Cuáles eran entonces los otros
temas que “absorbían” la atención de Lacan en la redacción de
este trabajo?

Ya dijimos que el texto para la Enciclopedia debía estar más


orientado hacia un público no especializado, pero también, y
sobre todo, que el autor debía tratar allí un tema enmarcado
esencialmente en unas coordenadas sociales, es decir, la familia.
50 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

¿Cómo, en efecto, hablar de la familia sin tener en cuenta una


especie de genealogía de ésta, que va desde los griegos hasta un
presente muy diferente al de los antiguos? Y más precisamente
¿qué es lo que introduce un corte entre los tiempos antiguos y
los tiempos modernos en la definición de lo que es una familia?
Abordamos aquí las referencias teóricas sobre las cuales se
apoya Lacan en su texto. Detengámonos entonces sobre este
aspecto práctico: ¿cuáles son las referencias lacanianas en 1938?
Ya hemos mencionado los nombres de Kojève, Hegel, Wallon;
y podemos agregar los incluidos en el texto “Los Complejos
Familiares”: San Agustín, Durkheim, Melanie Klein. Sin embargo,
el texto de 1938 es una amalgama compleja donde uno puede
adivinar la presencia de otras referencias que no fueron citadas
en el texto de Lacan. Vayamos más a fondo.

El diagnóstico de la “declinación de la imago paterna”


Si hay una noción completamente nueva en Lacan, reconocida
como tal por la mayoría de los especialistas lacanianos, es en
efecto la del diagnóstico de la declinación de la figura del padre
en los tiempos modernos. En efecto, ella pone fin a la época
donde el pater familias es el único que reina y donde se obedece
a su ley. Lacan es perfectamente consciente de ello y esta tesis,
que va a defender en 1938, es la que le llevará a considerar de
manera diferente las contribuciones del “estadio del espejo”.
Si este último esclarece especialmente el poder formativo que
tiene para el individuo ese primer otro que es la madre, el texto
de 1938, por el contrario, destaca la predominancia de la función
del padre, salvo que ésta aparece particularmente transformada
por los nuevos hechos sociales. Pero Lacan va aún más lejos,
ya que no solamente diagnostica la famosa “declinación de la
imago parental”, sino que le atribuye, además, la causa de la
/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 51

neurosis moderna e incluso la existencia del psicoanálisis. Freud


también estuvo marcado, y en lo personal, por esta declinación
de la imagen del padre, tal como lo han probado sus diferentes
biógrafos y teóricos. El Edipo, tal como Freud lo construye,
solo es posible a partir de una disminución y una relativización
de la figura potente del padre. Lo cual, en el contexto del
análisis freudiano, implica que el padre deviene esencialmente
“impotente”.

Volvamos entonces a Lacan y leamos de cerca el texto donde


él formula en sus propios términos ese diagnóstico de una
declinación de la figura paterna: “No somos de aquellos que se
afligen ante un supuesto relajamiento del vínculo familiar. ¿No
es acaso significativo que la familia se haya reducido a su grupo
biológico a medida que integraba los progresos culturales más
elevados? Pero un gran número de efectos psicológicos nos
parecen derivarse de un declive social de la imago paterna.
Ocaso condicionado por el retorno sobre el individuo de efectos
extremos del progreso social, ocaso que se advierte sobre todo
en nuestros días en las colectividades que más padecen estos
efectos: concentración económica, catástrofes políticas. ¿Acaso
no ha formulado este hecho el jefe de un Estado totalitario
como argumento contra la educación tradicional? Ocaso más
íntimamente ligado a la dialéctica de la familia conyugal, puesto
que se opera mediante el crecimiento relativo, muy sensible,
por ejemplo, en la vida norteamericana, de las exigencias
matrimoniales”8.

Detengámonos sobre cada una de estas proposiciones: a) “No


somos de aquellos que se afligen por un supuesto relajamiento
del vínculo familiar”: ¿quiénes son aquí “aquellos” que se afligen

8. J. Lacan, “Los Complejos Familiares”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 71 (el
subrayado es nuestro).
52 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

por esto y por qué Lacan quiere diferenciarse de ellos? Si hay


una entidad que se aflige por este “ocaso” es ciertamente, al
menos en el contexto descrito por Lacan en su artículo, aquella
para quien el poder del padre es determinante en la civilización.
En otros términos, nos parece muy probable que Lacan se esté
refiriendo a la Iglesia, preocupada como lo es por conservar la
integridad de esta institución primordial, la institución familiar,
en especial reducida al padre, la madre y el niño. Esto implicaría
entonces que Lacan haya pensado en autores católicos: veremos
enseguida de quiénes se trata. b) “¿No es acaso significativo que
la familia se haya reducido a su grupo biológico a medida que
integraba los progresos culturales más elevados?”: aquí Lacan
parece oponer una “dialéctica conyugal” a las “exigencias
matrimoniales”9. El grupo biológico, a saber el trío que
mencionamos hace un instante, se encuentra restringido por
el “progreso cultural”, el cual ejerce un condicionamiento
social productor de efectos psicológicos y comportamentales,
que reduce la familia a los lazos mínimos entre el niño y sus
padres, lo cual a su vez no es sin consecuencias para las nuevas
generaciones, como lo prueba la siguiente de las proposiciones
de Lacan. c) “Pero un gran número de efectos psicológicos
parecen derivarse de un declive social de la imago paterna.
Ocaso condicionado por el retorno sobre el individuo de efectos
extremos del progreso social, ocaso que se advierte sobre todo
en nuestros días en las colectividades que más padecen estos
efectos: concentración económica, catástrofes políticas. ¿Acaso
no ha formulado esto el jefe de un Estado totalitario como
argumento contra la educación tradicional?”: esta propuesta,
en conjunto con las precedentes, parece inscribirse en un
acelerado avance hacia ese punto capital, que da su originalidad
al diagnóstico lacaniano: el de la “declinación del padre”.

9. Debo esta precisión a Jean-Claude Milner.


/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 53

Dicho de otra manera, mientras más se “progresa” socialmente


(Lacan piensa, por ejemplo, en la influencia del Estado), más
se desvaloriza el padre como autoridad y pilar de la familia.
Sin embargo, lo que debe sorprendernos es la repetición de
la palabra “ocaso” (déclin) en el texto de Lacan: se diría que
esta se transformó para él en una palabra guía que le sirve para
demostrar o diagnosticar un nuevo estado del hecho social,
el sésamo que le abre el camino hacia una nueva perspectiva
teórica, permitiéndole reorientar los ejes de investigación que
se había trazado desde su trabajo sobre el “estadio del espejo”10.
Ahora bien, es precisamente la introducción de lo que podríamos
llamar ese “concepto-diagnóstico” lo que nos parece decisivo
para nuestra investigación, en tanto ella apunta a defender la
hipótesis según la cual ese concepto introducido por Lacan le
debe todo a los primeros escritos de los autores de la Escuela de
Frankfurt, y especialmente a Max Horkheimer.

Los Studien über Autorität und Familie


En 1936, en un libro escrito en alemán, “Studien über Autorität
und Familie”11, Horkheimer publica un texto titulado “Autorität
und Familie” que sirve de introducción a un grueso volumen
de 600 páginas. En efecto, después de la llegada de Hitler al
poder Horkheimer deja Alemania y publica la Zeitschrift für
Sozialforschung, la revista de los autores de la Escuela de
Frankfurt, que fue editada por Felix Alcan entre 1932 y 1941.
En el texto “Autorität und Familie”, Horkheimer cita un
autor católico, Le Play, y evoca una “declinación [Verfall] de

10. Es cierto que la noción de “declinación” estaba a la moda en las ciencias sociales. Basta
recordar, entre otras, la obra de Oswald Spengler La decadencia de Occidente.
11. Studien über Autorität und Familie. Forschungsberichte aus dem Institut für Sozialforschung,
Paris, Librairie Félix Alcan, 1936.
54 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

la autoridad paterna [väterlichen Autorität] (…) como causa


del malestar en los Tiempos Modernos”12. Horkheimer critica
al sociólogo Le Play, dándole al mismo tiempo razón sobre un
punto preciso: “Dentro de su perspectiva antiliberal, Le Play ha
captado de manera muy exacta la situación. Se puede decir la
misma cosa de los Estados totalitarios actuales”13. No necesitamos
desarrollar mayormente estas citas –aunque deberíamos decir
más bien esta “cita”–, para constatar la apropiación realizada por
Lacan de esta tesis de Horkheimer en el texto citado más arriba.
Tanto el eslogan la “declinación de la autoridad paterna” como
causa fundamental de la neurosis de los tiempos modernos,
como la referencia a los “Estados totalitarios”, parecen estar
reproducidos en el diagnóstico lacaniano de la “declinación de
la imago paterna”.

Los secretos de una enciclopedia


Una enciclopedia, lo sabemos, es una obra que pone a disposición
de un público general los avances en materia de conocimiento.
Se trata, claramente, del gran proyecto enciclopédico que
surge en el siglo XVIII con la aparición de la Enciclopedia o
diccionario razonado de las ciencias de las artes y oficios,
de Diderot d’Alembert. En lo que concierne a la Enciclopedia
Francesa, se sabe que fue propuesta como un proyecto de
Educación Nacional dirigido bajo la égida del ministro Anatole
de Monzie y de Lucien Febvre, y que fue editada entre 1932 y
1966. La obra fue impresa en forma de hojas encuadernadas,

12. Studien über Autorität und Familie, op. cit., p. 49, traducido al francés en Horkheimer, M.,
Théorie traditionnelle et théorie critique, Paris, Tel Gallimard, 1974, p. 303.
13. Théorie traditionnelle et théorie critique, ob. cit., p. 304.
/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 55

sistema que, según algunos, implicaba un método de paginación


compleja y poco práctica.

Lo que sí es paradigmático en una enciclopedia es la pluralidad


de saberes, la cual exige, en consecuencia, también una
pluralidad de autores y, como se diría hoy, de expertos en los
diferentes temas abordados. En ese sentido, una enciclopedia
se construye necesariamente con diferentes colores, es decir
con diferentes gavetas a las cuales hay que halar, según la
etimología, para poder percibir lo que hay en el interior. Como
en toda gaveta, a veces hay que ir al fondo para encontrar lo más
valioso que guarda, o sea lo más escondido –esos dos términos
a veces son equivalentes–. Es así que en el texto “Los Complejos
Familiares”, encontramos un gran obstáculo: el hecho de que
no hay, propiamente hablando, una “bibliografía” al final del
trabajo, aparte de los autores que están citados en el cuerpo del
texto14. Esto se debe probablemente a que el formato propio
de los artículos de la Enciclopedia está destinado a informar
a un público amplio, lo cual no exige una reseña profunda
de las referencias y los autores que solo el experto, en tanto
especialista, conoce como la palma de su mano. ¿Para qué
recargar al lector simple con nociones y referencias que le
serán perfectamente inútiles? Sin duda, es debido en parte a
ese formato “enciclopédico” impuesto a Lacan en 1938, que los
diferentes autores interesados en lo que liga la obra del “primer
Lacan” y la Escuela de Frankfurt15 no han podido establecer una
relación de “causa efecto” entre los autores de esta escuela y
Lacan. En efecto, en ninguna de las publicaciones disponibles

14. Tanto en su publicación en los Otros escritos de Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2012,
como en las ediciones precedentes, incluida la que podemos encontrar en Internet.
15. Cabe mencionar el artículo de Peter Dews «The crisis of Oedipal identity: The early
Lacan and the Frankfurt School», en Psychoanalysis in Context: Paths between Theory and
Modern Culture, ed. Anthony Elliott, Stephen Frosh, London, New York, Routledge, 1995.
56 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

hasta hoy de “Los Complejos Familiares”, encontraremos una


“bibliografía”. Salvo en la edición original misma, es decir la de
1938. Pero incluso esta publicación esconde informaciones. Si
uno lee el texto de Lacan de la Enciclopedia, no encuentra más
que los autores nombrados en el cuerpo principal del texto y la
firma de Lacan al final del artículo en cuestión; hablábamos de
las gavetas de una enciclopedia, y he aquí lo que encontramos
en el fondo de estas, concretamente al final del grueso volumen
VIII de la Enciclopedia Francesa: un interesante “Catálogo
metódico de las principales obras contemporáneas relacionadas
con el tomo VIII”; dicho de otro modo, la “Bibliografía del tomo
VIII”. Se trata de las últimas páginas del volumen, de color azul
claro, numeradas, en lo que concierne al “catálogo” en cuestión,
de la página 1 a la 22. Y es en la página 18 de dicho catálogo
donde se encuentra la bibliografía correspondiente al texto
“Los Complejos Familiares” y donde, entre otros, se puede
leer al final de la lista “Studien über Autorität und Familie, av.
résumés fr., Alcan, 1936”. Esto significa que el Dr. Lacan había
proporcionado a la Enciclopedia el texto principal que él había
producido, con la bibliografía consultada, pero el formato
elegido por la publicación había dispuesto de esta información
según la forma habitual que acabamos de explicar.

Discusión
Varios autores se interesaron en la tesis lacaniana sobre la
“declinación de la imago paterna”. Citemos, entre otros, a M.
Zafiropoulos (Lacan y las ciencias sociales: la declinación
del padre), y también a M. Tort (El fin del dogma paterno).
En cuanto al primer autor, este no menciona ni una vez alguna
afinidad entre esta tesis y la de Horkheimer. Él concentra toda
su argumentación sobre la importancia de la obra de Durkheim
/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 57

en el diagnóstico lacaniano de la “declinación del padre”. Ahora


bien, el sociólogo no formuló jamás este concepto como tal.
Durkheim escribió un artículo titulado “La familia conyugal”
(1892), mencionado por Lacan en su texto “Los Complejos
Familiares” para dar cuenta de una cierta reducción de la
familia. Citemos el pasaje donde Lacan introduce esta referencia
durkheimniana:

El grupo reducido que compone la familia moderna no


parece, en efecto, cuando se lo examina, una simplificación
sino más bien una contracción de la institución familiar.
Muestra una estructura profundamente compleja, en la
cual más de un punto se esclarece mucho mejor mediante
las instituciones positivamente conocidas de la familia
antigua que con la hipótesis de una familia elemental que
no se encuentra en ninguna parte. Lo cual no significa que
sea demasiado ambicioso buscar en esta forma compleja
un sentido que la unifique y quizás dirija su evolución. Ese
sentido se entrega precisamente cuando, a la luz de este
examen comparativo, se capta la profunda remodelación
que ha conducido a la institución familiar a su forma actual;
al mismo tiempo se reconoce que es preciso atribuirla a la
influencia predominante que adquiere aquí el matrimonio,
institución que se debe distinguir de la familia. De ahí la
excelencia del término “familia conyugal” con el cual la
designa Durkheim16.

En el texto de Lacan se cita dos veces a Durkheim, pero no


queda claro qué, del acercamiento con este autor, serviría
para justificar el diagnóstico social de Lacan de la “declinación
de la imago paterna”. He aquí los propósitos desarrollados
por Durkheim en su libro “La familia conyugal”, que podrían

16. Lacan, J., “Los complejos familiares”. En: Otros escritos, op. cit., p. 37.
58 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

haber contribuido con la elaboración lacaniana de la noción de


“declinación del padre”: “En fin, en lo referente a las relaciones
personales, los derechos disciplinarios del padre sobre la
persona del menor son estrechamente limitados (…). Se puede
decir que el Estado ha devenido un factor de la vida doméstica.
Es por su intermediación que se ejerce el derecho de corrección
del padre cuando éste sobrepasa ciertos límites”. Zafiropoulos
cita igualmente a Le Play, citado a su vez por Durkheim en
su texto sobre la familia (“Introducción a la sociología de la
familia”, de 1888). Muy bien, pero estamos lejos todavía de
un enunciado preciso en relación con la imagen declinante del
padre, tal como podía existir por ejemplo en la época antigua.
El texto de Horkheimer, prácticamente parafraseado por Lacan,
nos parece más cerca de “Los Complejos Familiares”, tal como
lo hemos demostrado17. Demás está decir que los análisis de
Zafiropoulos sobre la “declinación del padre” son en sí mismos
muy pertinentes, pero aquí nos hemos limitado a clarificar
únicamente las fuentes utilizadas por Lacan en su texto.

En cuanto a M. Tort, si bien éste cita la obra de Horkheimer,


no hace referencia alguna al párrafo que hemos transcrito a
propósito de la “declinación de la autoridad paterna”:

“Se ha destacado frecuentemente la constitución de un


discurso hostil al padre, surgido de la escuela de Frankfurt.
Desde el entre-dos-guerras, en Autoridad y Familia, en
1936, Horkheimer subraya la continuidad entre la fuerza
de facto de los padres (física) y su poder de jure, a pesar
de que esa relación de fuerza está en la base del ‘carácter
autoritario’”, y él cita al autor de Autoridad y Familia: “En

17. Precisemos esto de nuevo: el artículo de Durkheim “La familia conyugal” aborda sobre
todo el fin de la herencia y la desaparición de un derecho de sucesión y no el “declive
del padre” como tal. Cf. Barthelemy de Saizieu Tiphaine, « Introduction. L’héritage
contre la famille ? De l’anthropologie a l’économie, des approches plurielles», Sociétés
contemporaines 4/2004 (no 56), p. 5-18.
/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 59

la medida que la estructura fundamental de la vida social y


la cultura de la era contemporánea que reposa sobre ella
no habría sufrido un cambio decisivo, la familia ejercerá
su función inevitable produciendo temperamentos
autoritarios determinados”18.

M. Tort no proporciona información en relación con la


bibliografía de la Enciclopedia. Esta laguna bibliográfica puede
ser explicada fácilmente por el hecho de que los autores
probablemente no consultaron la edición original de 1938, e
incluso si lo hicieron seguramente no tuvieron la curiosidad de
verificar el “Catálogo metódico de las principales obras”, donde
se encuentra la referencia de Horkheimer –aunque su nombre
no aparece citado como tal–, al igual que el de Wallon, cuyos
trabajos fueron sin duda decisivos para Lacan en su elaboración
del “estadio del espejo”, abordado en el artículo “Los Complejos
Familiares”.

Obviamente, nuestra investigación podría detenerse en esta


constatación: Lacan utiliza el texto de Horkheimer para
establecer el pilar teórico de “Los Complejos Familiares”. Pero
nos parece que a partir de aquí debe plantearse una pregunta
suplementaria. Puesto que Lacan conocía y había leído a los
autores de la Escuela de Frankfurt, ¿puede pensarse, tal como lo
mencionan diferentes autores, en que la relación de Kant y Sade,
del texto de Lacan “Kant con Sade” (1963), proviene del texto
de Adorno y Horkheimer La dialéctica de la razón?19. Se sabe
que la vinculación entre Kant y Sade ya había sido planteada por
Horkheimer en un texto del año 1939: Die Juden und Europa,
publicado en la Zeitschrift für Sozialforschung. Basta recordar

18. Tort, M., La fin du dogme paternel, Champs Flammarion, 2005, 2007, p. 232 et 233.
19. Horkheimer, M., Adorno, T.W., La dialéctica de la ilustración, Madrid. Trotta. 1998. Se
trata especialmente del capítulo titulado “Juliette, o Ilustración y moral”.
60 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

esta propuesta: “El último Kant no estaba más convencido que


Sade de los derechos de la libertad de las clases populares”20;
la misma hace eco a este tipo de sentencia de La dialéctica de
la razón: “La peculiar estructura arquitectónica del sistema
kantiano preanuncia, como las pirámides gímnicas de las orgías
de Sade (…), la organización de toda la vida vaciada de cualquier
fin objetivo”21. Pero desarrollaremos en otro artículo un estudio
más profundo sobre esta cuestión.

Traducción de Alba Alfaro

Bibliografía
1) Barthelemy de Saizieu, T., «Introduction. L’héritage contre
la famille ? De l’anthropologie a l’économie, des approches
plurielles», Sociétés contemporaines 4/2004 (no 56)

2) Dews, P., «The crisis of Oedipal identity: The early Lacan and
the Frankfurt School», in Psychoanalysis in Context: Paths
between Theory and Modern Culture, ed. Anthony Elliott,
Stephen Frosh, London, New York, Routledge, 1995x

3) Studien über Autorität und Familie. Forschungsberichte


aus dem Institut für Sozialforschung, Paris, Librairie Félix
Alcan, 1936.

4) Horkheimer, M., Adorno, T.W., La dialectique de la raison,


Tel Gallimard, 1974

20.Una versión del volumen está disponible en Internet: http://ia902600.us.archive.org/3/


items/ZeitschriftFrSozialforschung8.Jg/ZeitschriftFrSozialforschung81939-40.pdf
21. La dialéctica de la ilustración, p. 136.
/ LACAN Y LA ESCUELA DE FRANKFURT / JUAN PABLO LUCCHELLI 61

5) Horkheimer, M., Théorie traditionnelle et théorie critique,


Paris, Gallimard, 1974

6) Kojève, A., Introduction à la lecture de Hegel, Paris,


Gallimard, 1947

7) Lacan, J., Ecrits, Paris, Seuil, 1966

8) Lacan, J., Autres Ecrits, Seuil, 2001

9) Lucchelli, J.P., «The early Lacan : five unpublished letters


from Lacan to Kojève», revue American Imago, 2017, The
Johns Hopkins University Press (sous presse)

10) Tort, M., La fin du dogme paternel, Champs Flammarion,


2005, 2007

11) Wallon, H., Les origines du caractère chez l’enfant, Paris,


P.U.F., 1949

12) Zafiropoulos, Lacan et les sciences sociales : le déclin du


père, P.U.F., 2001
63

Metáfora del suplicante

Ana Laura Bastianello

La alegoría de un suplicante en busca de asilo aparece en las


primeras páginas de La ética. Una sensible imagen que dice
de alguien en actitud de sumisión, alguien que afanosamente
invoca a un poder superior a la espera de auxilio, mendigo de
protección… Suplicante, vaya elocuente metáfora para el ser
hablante.

En su materia, la súplica se compone de una pregunta mordaz,


de alcance general: ¿Qué debo? Es el dilema por el que “nadamos
en problemas morales”. Moral refiere a sanción, y esto determina
en el hombre la dirección hacia cierta horma, cierto modelo de
conducta al que tomamos por el bien. Bajo fondo, despunta
aquella función que Freud designó superyó y Lacan adjetivó de
obscena y feroz.

Parados ante la cuestión del deber se han gestado −y cada uno


hacemos lo propio− distintas respuestas, distintos órdenes,
distintas éticas. Desde un ideal fundado en restricciones para
alcanzar la virtud a otro que supone un derecho a gozar sin
límites, ese religioso nombre retorna: suplicante, siervo de una
voz.

Entre los primeros escritos, contamos con un antiguo tratado


de Aristóteles, titulado Ética a Nicómaco. Análisis reflexivo,
64 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

minucioso, presumiblemente dedicado a su hijo, que destaca


por hacer del concepto de “virtud” la clave de lo que sería el
fin humano por excelencia: alcanzar la felicidad. A lo largo
de diez libros evalúa una serie de virtudes, las nombra, las
clasifica, considera los extremos no deseables que separan
de cada una. Para el pensador, la virtud no es una facultad
innata, no es algo que traigamos por naturaleza; se trata de
un hábito, fruto del aprendizaje y la repetición. Los malos
hábitos califican como vicios, pues devienen del exceso o
defecto de alguna pasión, de forma tal que las virtudes serán
halladas tan solo en un “justo medio”. Allí, en ese justo medio,
reside el ideal… ideal que por cierto no ha perdido vigencia.
Esta ética es recurrente en múltiples discursos, que a la manera de
ciencias del carácter apuestan al logro del bien, del virtuosismo,
convencidos de que el mal es consecuencia de la ignorancia o la
mala educación. Las dificultades se reducen al plano de lo que
requiere más ejercitación, más adiestramiento −mejores guías,
mejores maestros−. Apunta entonces al alumno, equivalente,
por qué no, del suplicante: figuras de un sujeto conforme a un
orden que no es cuestionado1.

Otro gran referente de cómo se ha intentado responder a


la pregunta por el deber lo encontramos en Kant, uno de los
filósofos más importantes de la Ilustración, para quien la habitual
asociación entre felicidad y placer sería un callejón sin salida.
Nada puede prometer una relación constante con el placer. En
cambio, sí tenemos la experiencia de oír dentro de nosotros
mismos una voz, la voz de la conciencia, del bien y del mal, lo
justo y lo injusto, lo que se debe o no se debe hacer. Dejando

1. Se oye el eco de Ferdydurke, cuando Gombrowicz parodia el solidario encuentro entre


pedagogo y colegial: “La escuela tiene que funcionar y para que funcione hay que
encontrar alumnos (…) ¡No podía con el pedagogo! […] Y observé que el maestro, como
una vaca, se alimentaba con mi verdor (…). Algo terrible ocurría conmigo”.
/ METÁFORA DEL SUPLICANTE / ANA LAURA BASTIANELLO 65

de lado las diferencias de apreciación individuales, el punto no


es el contenido; tampoco si se lo obedece o desatiende. Más
específicamente, se trata del tono. En efecto, Kant advierte que
los sujetos somos presa de una exigencia que manda de modo
absoluto, cueste lo que cueste; una exigencia según la cual algo
debe ser, aunque de hecho no sea y aunque quizás nunca sea…
ni siquiera porque depare alguna satisfacción. A esa exigencia la
nombra “imperativo categórico”, y a continuación elabora una
fórmula que pretende como inequívoca referencia para asegurar
el actuar: “Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo
tiempo que se torne ley universal”. Implica que el principio que
aliente la acción debe ser válido para cualquiera, para todos,
pretensión que Lacan traduce como “ética sacrificial”, ya que
separa el bien (lo que es debido) del bienestar (lo que provee
contento). Su deriva es la soledad frente a una voz que impone
sentencias y deja a merced. Seguimos en la misma resonancia.

Sabemos que Freud habla del “imperativo categórico del superyó”,


expresión que toma prestada de Kant. Sabemos también que
Lacan escribe “Kant con Sade”, los hace corresponder. Quiere
decir que el superyó, la conciencia moral, nos pone en relación
a Kant y nos pone en relación a Sade. Al Kant y al Sade que hay
para cada uno.

Sade fue contemporáneo de Kant y representante de una ética


que aspiró a una liberación de los deberes y a una promoción
del placer. Lacan anticipa que toda exaltación del hombre del
placer está destinada al fracaso y que lo que Sade nos muestra al
abrir esas compuertas es, a fin de cuentas, el dolor. El del prójimo
pero, también, el propio. Es el problema del empuje del mal.

En su Filosofía en el tocador los personajes son, precisamente,


unos educadores. Ellos se encargarán de iniciar a una joven en
variadas prácticas sexuales, bajo argumento de la necesidad de
romper las cadenas de la moral para entregarse al goce. El diálogo
66 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

resulta cómico, al tiempo que trasluce el carácter de un sermón,


una prédica… con alguna que otra paradoja. “Le prescribo la
desobediencia”, dice por ahí uno de los maestros, ilustrativo
ejemplo de una moral que sustituye a otra para funcionar como
su envés.

Responder a las pasiones es el único fin de nuestra naturaleza,


repite Sade; naturaleza maligna que opera como causa y
justificación de cada precepto, incluidas guerras, pestes,
asesinatos. El tono va espesando, hasta empujar por todo. “La
naturaleza, (…) nada más egoísta que su voz, y lo que en ella
más claramente reconocemos es el consejo (…) que nos da de
deleitarnos, no importa a expensas de quién” (Sade, 2007, p.92).

Subrayo la pertinencia del anterior número de la revista ABC2


y pongo de relieve, pese a la aparente extrañeza del tándem
Kant-Sade, la sumisión a esa voz del deber a la que asistimos en
ambas propuestas, sea en el sacrificio masoquista como en el
accionar que invita a utilizar al prójimo a como dé lugar. Cada una
comanda a una entrega agotadora, en que la ganancia de placer
no encuentra más destino que el de una irremediable reducción.
Volvemos a nuestra metáfora: sujeto reducido a instrumento de
una fuerza superior, súbdito de una voz.

En el seminario Aun, Lacan reformula el imperativo categórico


del superyó como “¡Goza!”. El superyó pide cada vez más goce.
Lo exige, ciegamente. Mientras en Freud lo leíamos vinculado a
la prohibición, en Lacan lo descubrimos como empuje a gozar. La
incógnita comienza a despejar si reparamos en que esa petición
de “cada vez más” puede ir tanto por una vía restrictiva −cada
vez más restricción− como por otra que ofrezca rienda suelta.

2. Hago referencia a la revista ABC la cultura del psicoanálisis N°4, de Colegio Estudios
Analíticos, publicada en 2020 bajo el título Sexualidad: Derivas y debates.
/ METÁFORA DEL SUPLICANTE / ANA LAURA BASTIANELLO 67

Miller refiere a esto en Un esfuerzo de poesía, donde plantea


que el permiso para gozar característico de nuestra época, en
que la prohibición ha perdido protagonismo, no cambia en nada
la estructura. El goce tropieza con sus límites sin que haga falta
barrera, de modo que el problema no es la presencia de una voz
que impida o haga obstáculo, ¡verdadera revelación!3

Marie-Hélène Brousse observa que frente al actual imperativo de


gozar de todo −Enjoy dice Coca-Cola, Just do it! exclama Nike−
desliza subrepticiamente el “síntoma Rolling-Stone”: I can get no
satisfaction, yet I try, yet I try [Puedo tener ninguna satisfacción,
incluso si intento, incluso si intento]. Hoy, en plena prosperidad
de una industria puesta al servicio del entretenimiento y el
disfrute, tenemos el correlato de la depresión. Personajes de
películas como la inglesa Shame, o la danesa Druk (Another
round) recrean maravillosamente el empuje y, en la cima, el
desencanto. El mismísimo Sade confiesa que lo verdaderamente
satisfactorio de sus crímenes lo experimenta con exclusividad
en un territorio imaginario… parece ser éste el único espacio
que permanecería al amparo de la decepción.

El superyó pone en tela de juicio la suposición de que las


personas busquemos el bien, problema que conduce al nudo
del malestar en la cultura. Freud nos lo enseña a través de
ejemplos paradigmáticos, desplegados entre los que se creen de
excepción, con Ricardo III a la cabeza. Un sujeto en posición de
“inocente”, desgraciada víctima de una desventaja o perjuicio en
los primeros tiempos, que hará de esa premisa su estilo, afirmado
en la demanda de una compensación y sostenido en el eslogan
“La vida me debe”. En el caso del protagonista, el pretexto es su

3. Expresión que utiliza Miller: “la verdadera revelación es que hay una grieta en el goce”,
de ahí que el psicoanálisis no esté condenado al ideal de ninguna iglesia, de ninguna voz
canónica (2016, p.291).
68 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

fealdad, a la que se suman nobles orígenes pero aparentemente


nulas posibilidades de acceso al trono. Cada neurótico tramará
sus singulares razones. Ricardo sería así una suerte de emblema
del clima general de la neurosis, ¡el Ricardo que cada uno es
susceptible de encarnar! En esa escalada destructiva emerge un
superyó feroz, armado de la convicción de una falta hecha por
el Otro, que el Otro habrá de resarcir. La creencia en el perjuicio
justificará el “privilegio” de una retribución, no sin el precio de
reproducir la desgracia. Por estas vías alguien transforma un
problema universal −digamos, rápidamente, la castración, bajo
la cual estamos todos los seres hablantes− en un asunto personal,
al punto de vivirse como defecto e instalarse en la precariedad
(interesante definición para la neurosis). Sorpresa: “precario”
es lo que no ofrece ninguna garantía de duración pero, en su
origen, precarius remite además ¡a “lo que se obtiene por la
súplica”!4

Efecto del retorno podríamos acaso esbozar una serie: suplicante,


alumno, perjudicado… La identificación a estos nombres
ciertamente no deja al abrigo, no brinda ocasión de asilo.

Referencias de lectura
Aristóteles. (1999). Ética a Nicómaco. (P.S. Abril, trad.). Madrid:
Folio.

Assoun, P.L. (2001). El perjuicio y el ideal. Buenos Aires: Nueva


visión.

4. Estas ideas serpentean el libro El perjuicio y el ideal, de Paul-Laurent Assoun, quien


encuentra que los términos “perjuicio” e “ideal” no son opuestos, precisamente porque
el ideal señala la falta (el perjuicio) que aspira a suplir. Plantea una lógica del perjuicio
como mal de la civilización y propone que es la herida del ideal avergonzado la llaga
melancólica que ha de buscarse en un análisis.
/ METÁFORA DEL SUPLICANTE / ANA LAURA BASTIANELLO 69

Brousse, M.-H. (2013). Un poquito más de satisfacción: I can


get no. El deseo contra el superyó. Recuperado de https://
youtu.be/jCG_8iaSRb8

Kant, I. (2003). Crítica de la razón práctica. Buenos Aires:


Losada. (Trabajo original publicado en 1788).

Lacan, J. (2003). El seminario. Libro 7. La ética del psicoanálisis.


Buenos Aires: Paidós. (Trabajo original publicado en 1959).

—(2008). Kant con Sade. En Escritos 2. Buenos Aires: Siglo


veintiuno editores. (Trabajo original publicado en 1963).

—(2008). El seminario. Libro 20. Aun. Buenos Aires: Paidós.


(Trabajo original publicado en 1975).

Miller, J.-A. (2012). Clínica y superyó. En Conferencias porteñas.


(T.1). Buenos Aires: Paidós. (Trabajo original publicado en
2008).

—(2016). Un esfuerzo de poesía. Buenos Aires: Paidós. (Trabajo


original publicado en 2012).

Sade (2007). Filosofía en el tocador. Buenos Aires: Gradifco.


(Trabajo original publicado en 1796).

Shakespeare, W. (2006). Ricardo III. (A. Dilon, trad.). Argentina:


Longseller.
71

traducción

Hacia una clínica del exceso:


síntomas contemporáneos y
la orientación analítica a lo real

Domenico Cosenza

Goce sin el Otro


Un punto sólido desde el cual partir en nuestra lectura de la
psicopatología contemporánea es la definición de J.-A. Miller de
nuevos síntomas, de 1997. Al estilo de Lacan, había intentado resumir
en un matema, en una forma simple y transmisible, y separado de
todas las variantes fenomenológicas, el núcleo de la cuestión de los
nuevos síntomas (Miller y Laurent, 1996-1997/2005). La fórmula de
Miller fue la siguiente:

Goces sin
Otro

Sobre todo, esta fórmula subraya el fracaso del proceso de


inscripción simbólica de la satisfacción y la dificultad radical
72 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

en la experiencia de pérdida del objeto que encontramos en el


corazón de esta clínica. Los llamados nuevos síntomas de este
fracaso de la estructura −que en términos clásicos podríamos
describir como un proceso de incorporación de la ley edípica−
constituyen soluciones alternativas. La pérdida del objeto
primario de satisfacción y experiencia, subrayada por Freud en
la estructura de la neurosis, y que se entiende como imposible o
precaria, es tratada de manera diferente por el sujeto que puede
encontrar un remedio construyendo una solución alternativa que
se extrae del síntoma freudiano. El síntoma freudiano presupone
el éxito, aunque sea parcial, de la operación de simbolización de
la satisfacción primaria:

A
--- = a
J

El resultado de esta operación para el neurótico es que


experimenta la pérdida de un objeto parcial, lo que Lacan llama
el pequeño objeto a, que constituye el residuo de la satisfacción
eludiendo la ley edípica, y es lo que retorna en la repetición
del síntoma neurótico. Lo que ocurre en los llamados nuevos
síntomas es que, a nivel estructural, la acción reguladora del
Otro sobre el cuerpo del goce, Uno o primario, no tiene efecto.
Así, el sujeto no experimenta la pérdida del objeto.

El discurso capitalista y el afán por el exceso


Mucho de lo que se ha dicho sobre la relación entre el discurso
capitalista y las nuevas patologías está relacionado, en particular,
con las dependencias patológicas. Podemos apreciar esta
conexión refiriéndonos a cómo Lacan describe la estructura
de un discurso, y cómo describe la estructura del discurso
/ HACIA UNA CLÍNICA DEL EXCESO: SÍNTOMAS CONTEMPORÁNEOS Y LA ORIENTACIÓN ANALÍTICA A LO REAL / DOMENICO COSENZA 73

capitalista, que para él es en realidad un pseudo-discurso, un


falso discurso. La noción de discurso para Lacan traduce lo que
para Freud es el lazo social. En “El malestar en la civilización”
(1929/2001), Freud escribió que la entrada del ser humano en la
civilización implica un precio a pagar por estructura (Cosenza,
2005, pp.57-64; Svolos, 2017, pp.113-125). Puede encontrar
su lugar en la sociedad siempre que acepte perder parte de su
satisfacción. Lo experimenta desde la primera infancia a través de
la acción reguladora del Otro, encarnada por quienes lo cuidan,
atienden a su comportamiento y educación, afectando así a su
satisfacción. El entrenamiento para ir al baño es un ejemplo
paradigmático. Por eso, para Lacan, la estructura de un discurso
implica siempre una relación complicada entre el campo del
Otro (S1-S2), el sujeto dividido (S) y la satisfacción perdida
(a). Por otro lado, el discurso capitalista, que se impone como
diagnóstico de Lacan sobre el capitalismo contemporáneo, se
funda en una ilusión. Esta ilusión es que el objeto está siempre
disponible para el sujeto, y que la pérdida no es estructural y
siempre puede ser subsanada. Es la dimensión de lo real como
imposible la que, según Lacan, el discurso capitalista trabaja
para eliminar, instando imperativamente al sujeto consumidor
a gozar de los objetos de mercancía ofrecidos en el mercado
mundial, en una continua exigencia de satisfacción.

De la clínica de la falta/prohibición a la clínica


del exceso
El paso que marca la metamorfosis fundamental de la patología
de la época freudiana del capitalismo clásico a la época lacaniana
del capitalismo contemporáneo, es el paso de la clínica de la
falta y del deseo a una clínica sin límites, de la plenitud excesiva.
En la nueva clínica, el sujeto está expuesto a una relación de
74 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

satisfacción sin límite simbólico, es presa del goce. La relación con


los objetos investidos libidinalmente tiende a volverse infinita,
y nunca suficiente. La falta del objeto se vuelve insoportable,
su tratamiento simbólico se torna precario o imposible, la
elaboración del duelo impracticable. En ello podemos reconocer
el rasgo de perversión que caracteriza cada vez más, transversal
y trans-estructuralmente, la relación contemporánea con los
objetos de goce en la época actual. Lo inesperado −incluso el
acontecimiento cotidiano banal, por ejemplo, una cita perdida−
se convierte en un trauma incontrolable, algo de lo que hay que
defenderse, construyendo barreras defensivas y circuitos de un
goce autista que evite el impacto de dicho acontecimiento.

Partiendo de lo real del síntoma


Para adentrarnos más en la lógica de las nuevas psicopatologías,
es fundamental partir de una observación clínica que nos pueda
guiar: podemos comprender mejor la estructura del síntoma
si partimos de la premisa de que hemos entrado, como indica
Miller, en una nueva era del inconsciente (Miller, 2015, pp.119-
132). Esto lo extrae de la última enseñanza de Lacan y de lo que
esta enseñanza puede decirnos sobre el estado actual del síntoma.
Estos desarrollos exigen revisar la práctica del psicoanálisis y las
disciplinas de orientación analítica en el siglo XXI. Esta nueva
era es el paso de la época del inconsciente como semántica,
oculta bajo los síntomas del sujeto, al inconsciente como trabajo
pragmático del síntoma, como condensación de un goce sin
sentido. Este paso no es una sustitución de uno por otro. En el
análisis clásico de un neurótico, inevitablemente tendremos gran
parte del análisis desarrollándose en torno a lo que Miller llama
el inconsciente transferencial del sujeto, es decir, el sistema de
supuestos de sentido que sustentan las identificaciones clave
del sujeto que se estructuran en torno a lo que Lacan llama su
/ HACIA UNA CLÍNICA DEL EXCESO: SÍNTOMAS CONTEMPORÁNEOS Y LA ORIENTACIÓN ANALÍTICA A LO REAL / DOMENICO COSENZA 75

fantasma fundamental. Sólo tras la desconexión del sujeto de sus


identificaciones, y tras el encuentro con su fantasma fundamental,
puede abrirse para él un análisis en el que habrá reducido su
síntoma a un real libidinal repetitivo sin sentido. El inconsciente
real (Lacan, 1976, p.571) encontrará allí su territorio, en el pasaje
en que el sujeto-supuesto-saber comienza a declinar y el analista
se verá reducido al estado de encarnar un objeto. En la clínica
de la que hablamos, a diferencia de la clínica de la neurosis,
el inconsciente real es capaz de manifestarse de forma masiva
y no residual, inmediatamente. El paciente no experimenta el
síntoma como vehículo de posibles descubrimientos de sentido,
sino como encarnación de un goce que éste impone. Por ello,
las psicopatologías del exceso son el testimonio más claro de
que el siglo XX ha sido la época del declive de la hermenéutica
del inconsciente.

El fracaso de la metáfora libidinal


Para esto, es útil intentar pensar cómo está estructurada la
experiencia libidinal del ser hablante. En su última enseñanza,
Lacan ya no habla del sujeto sino del “ser hablante” (parlêtre).
Lo haremos tomando el matema de Miller, ya comentado
anteriormente, e intentando aplicarlo a la constitución del
cuerpo pulsional, el cuerpo que concierne al psicoanálisis.
Estrictamente hablando, el cuerpo se convierte en cuerpo
pulsional si se efectúa, aunque sea parcialmente, la acción del
Otro simbólico sobre el goce primordial o Uno, quedando como
resultado el objeto (a). Esto puede demostrarse de la siguiente
manera:

Otro
-------------- = Cuerpo pulsional = (S <> D)/(a)
Goce
76 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

De hecho, la pulsión es ya un efecto de un tratamiento estructural


del goce primordial: es el efecto de una pérdida que abre un vacío
en el campo libidinal, un vacío alrededor del cual se estructura
el funcionamiento pulsional. Así funciona en la clínica de la
neurosis, en la que la pulsión no es sólo pura experiencia de goce,
sino que mantiene una dimensión simbólica en su estructura. Por
esta razón, cuando Lacan escribe la fórmula de la pulsión, inserta
también el símbolo de la demanda (D) en la fórmula: S losange
D. Sin embargo, la constitución del cuerpo pulsional puede ser
problemática como lo discutiré en los casos siguientes. El estado
de la pulsión como dinámica libidinal estructurada en torno a
un vacío y anclada en la dimensión simbólica de la demanda,
presupone de hecho la pérdida del objeto primordial de goce −lo
que Freud llamó das Ding− de la que habla Lacan en su seminario
sobre La ética del psicoanálisis. Este pasaje se vuelve operativo
en el momento en que se produce, en la experiencia subjetiva,
lo que Lacan llamó la cesión del objeto (a), como resultado de la
acción del Otro simbólico sobre el cuerpo del goce originario.
Lacan habla de esta operación de cesión en su seminario sobre la
Angustia (Lacan, 1962-1963/2004, pp.362-363). Sin esta cesión
libidinal del objeto, el ser hablante permanece en la proximidad
del das Ding, lo que impide una separación real. En este caso,
el goce que experimenta el sujeto queda demasiado encajado
en el cuerpo, lo que implica dificultades en el lazo social y para
encontrar un lugar en la lógica de un discurso.

El exceso como nombre de lo real en la clínica


contemporánea
La elección del significante “exceso” para indicar el hilo
conductor del campo en esta clínica, clasificada durante décadas
bajo la fórmula de nuevas formas del síntoma, puede ser ahora
/ HACIA UNA CLÍNICA DEL EXCESO: SÍNTOMAS CONTEMPORÁNEOS Y LA ORIENTACIÓN ANALÍTICA A LO REAL / DOMENICO COSENZA 77

explicada. Pretendemos dar a este término, que en el lenguaje


tiene múltiples significaciones, desde el ámbito médico hasta
el moral, una definición interna al discurso analítico. Para ello,
no podemos tomarlo del lenguaje ordinario, sino que debemos
aclarar el concepto para que sea útil en el psicoanálisis. Es una
operación que Lacan ya ha realizado para la noción de goce
que existe en el lenguaje cotidiano, pero a la que Lacan dio
una definición estrictamente analítica en su formulación. El
exceso al que nos referimos es un significante que utilizamos
para nombrar las psicopatologías implicadas en el capitalismo
avanzado y su forma específica de presentación a través de
soluciones “patológicas”. Estas soluciones se convierten en
formas de goce constantes y repetitivas, caracterizadas por un
sistema de prácticas organizadas en la vida cotidiana. Este real
no se da tanto en el sentido de un goce parcial, siempre perdido,
sino en la forma de una plenitud excesiva, un goce masivo que
eclipsa al sujeto que lo experimenta. Es una experiencia que
deja al sujeto a la deriva, más allá del principio del placer, hacia
un placer en el que está presente el riesgo de la muerte y la
devastación.

Cesión del objeto, discurso y exceso fuera del discurso


Etimológicamente, el término “exceso” deriva del latín ex-cessus,
del verbo ex-cedere. Su significado es “ir más allá de la proporción
ordinaria, o de un cierto grado o término” (Treccani online). Desde
cierto punto de vista, la psicopatología como tal es un campo de
alteración de lo que se piensa como norma del comportamiento,
una disciplina que se ocupa de las variantes del exceso en el
psiquismo humano. El psicoanálisis nos permite reformular esta
noción eliminando en parte su significado más común. Al respecto,
es interesante rastrear el significado del verbo latino cedere. De
78 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

hecho, tiene varios significados, aparentemente contradictorios:


“retirar”, “desaparecer”, pero también “continuar” y “obtener”
(Olivetti on line). Así, combina una forma negativa de renuncia
y una positiva de consecución. Esta dualidad es algo que
encontramos en Freud y Lacan en la raíz de la entrada del sujeto al
lazo social: una pérdida que implica una ganancia. Sólo si el sujeto
acepta perder la satisfacción podrá encontrar un lugar en el lazo
social, un lugar como sujeto del discurso. Es muy interesante para
nosotros descubrir el hecho de que Lacan utiliza precisamente
la palabra “cesión” en su seminario sobre la Angustia (1962-
63/2004) para describir la operación fundamental que permite
la constitución del sujeto como neurótico. Habla de la cesión del
objeto a al campo del Otro: se trata de una cesión de la voz, de la
mirada y del objeto oral y anal. Ahora bien, la clínica del exceso
que intentamos formular es precisamente una clínica del impasse
de este proceso de cesión del objeto por parte del sujeto. Donde
el objeto –Lacan indica el pecho como parte del niño pequeño
y punto de apoyo de la satisfacción oral− puede ser cedido,
también puede ser sustituido por otros productos de la actividad
humana posibles de cederse, como el biberón; éstos forman parte
de la serie de objetos conservables y comerciables. La clínica del
exceso se presenta así como un campo en el que encontramos
esencialmente un impasse en el proceso de estructuración de la
cesión del objeto a. Este proceso es la condición para la entrada
en el discurso y su funcionamiento simbólico. La cesión del objeto
permite una regulación parcial de la satisfacción y la experiencia
del exceso interno a las leyes del lazo social, como plus-de-gozar.
El exceso en la experiencia neurótica funciona en este marco: es
una dimensión de satisfacción parcial posibilitada por una cesión
preliminar del objeto a. Es un exceso discursivo que no empuja
al sujeto fuera del lazo social, o fuera del discurso (Cosenza,
2018, pp.167-70). Por el contrario, las patologías del exceso son
patologías del rechazo de la cesión del objeto a y constituyen
/ HACIA UNA CLÍNICA DEL EXCESO: SÍNTOMAS CONTEMPORÁNEOS Y LA ORIENTACIÓN ANALÍTICA A LO REAL / DOMENICO COSENZA 79

soluciones alternativas a la cesión del objeto. El “rechazo del


destete” (“refus du sevrage”) del que habla el joven Lacan en “Los
complejos familiares” (Lacan, 1938/2001, p.32; Cosenza, 2014,
pp.76-7) es una de las manifestaciones primarias que subyacen a
la fijación libidinal con la oralidad primaria que se encuentra en la
anorexia y también en la satisfacción de los adictos a las drogas.

Circuitos de goce fuera del discurso


Si no se cede el objeto, si se rechaza el destete, el sujeto, sea cual
fuere su etapa de desarrollo, quedará con una doble dificultad
de estructura. En primer lugar, tendrá dificultades para estar en
relación al Otro, y para tolerar todos los límites que ello implica,
lo que conduce al malentendido estructural que caracteriza las
relaciones entre los seres hablantes. La ambivalencia estructural
que nos caracteriza por estar habitados por el lenguaje, sin
embargo, asume una caracterización rígida en los sujetos que
tienen dificultad en consentir la primera pérdida del objeto, es
decir, en la primera separación del goce del cuerpo por la acción
del lenguaje. En segundo lugar, esta dificultad en la relación
dialéctica con el Otro subyace en la tendencia a construir un
modo de goce sin el Otro, en un circuito cerrado. Este modo
de goce se estructura en torno a la elección de un objeto, una
situación o un ritual de la experiencia que asume una posición
totalmente central en la vida del paciente. El ejercicio de este
modo de goce toma una forma constante, asidua, casi siempre
cotidiana y repetitiva, y se convierte en algo de lo que el sujeto
no puede prescindir. Es algo irresistible, que ofrece la ilusión
de una satisfacción plena e ilimitada. Es algo que ciertamente
encontramos en esas prácticas de goce que solemos catalogar
en la clínica como dependencias patológicas o adicciones.
80 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Pero debemos ir más allá de este campo, o al menos pensar


en incluir dentro de él también aquellas adicciones sin objeto
que podemos rastrear concretamente en la experiencia, como
la anorexia mental, en la que el objeto es invisible o está
enquistado en el cuerpo. Por eso, Bernard Brusset hablaba
de una “adicción endógena” (Brusset, 1991, p.160), y Lacan
hablaba del objeto nada al hablar del goce ilimitado que la
anoréxica experimenta en su relación con su cuerpo sometido
a la privación (Dewambrechies La Sagna, 2006, pp.57-70;
Cosenza, 2014, pp.73-87). Esta forma de privación radical es
una de las posibles manifestaciones de la clínica del exceso. Lo
contrario es la compulsión ilimitada que solemos asociar a la
idea de exceso y dependencia que encontramos, por ejemplo,
en los comedores compulsivos o en los adictos a las drogas o en
el uso ilimitado de los dispositivos tecnológicos actuales, que
ocupan el lugar de una relación insostenible con el Otro y de
una vida social a menudo inexistente.

Aislamiento/Soledad
Un rasgo que podemos encontrar en este terreno de la clínica
contemporánea es la tendencia del sujeto a aislarse para
disfrutar el objeto de su adicción sin límites. Esto ocurre no
solo con pacientes que evidentemente se han retirado de la
sociedad y dedican todo su tiempo, por ejemplo, a estar frente a
la computadora navegando por internet. Esto también les ocurre
a los sujetos que aparentemente mantienen una vida social, pero
de hecho estructuran una doble vida. Durante el día, responden
a los requerimientos de una llamada “vida normal”: trabajan y
ven a otros, pero cuando vuelven a su hogar en la noche, lo
que los espera es la irresistible cita con el objeto de la solución
sintomática. Esto es notorio en la bulimia, que es evidentemente
/ HACIA UNA CLÍNICA DEL EXCESO: SÍNTOMAS CONTEMPORÁNEOS Y LA ORIENTACIÓN ANALÍTICA A LO REAL / DOMENICO COSENZA 81

una patología de doble cara y puede ser, en los casos no tan


serios, mantenida oculta de otros, como una pasión escondida.
Esto es también para los comilones, para quienes este empuje
extremo a comer puede satisfacerse en el aislamiento de su
cocina, comiendo todo el contenido de su heladera. Recuerdo
uno de mis pacientes obesos: todas las noches tan pronto como
su marido cerraba sus ojos y se iba a dormir, ella se levantaba e
iba a la cocina a glotonear. “Cuando mi marido cierra sus ojos,
yo abro mi boca”, decía ella un poco irónicamente (Cosenza,
2018, pp.43-69). Lo que vemos claramente en estos casos es
que el partenaire real es algo asexual que se impone como el
irresistible objeto de una experiencia llena de satisfacción, que
se consuma en aislamiento. Esto no es soledad, una condición
en la que el Otro está presente en nuestros pensamientos y es
lo que nos permite pensar y crear (La Sagna, 2007, pp.43-49).
En cambio, el aislamiento es una retirada, una ruptura del lazo
con el Otro experimentado como amenazante o inaccesible. Es
una condición tendiente a una satisfacción autista por fuera de
la relación.

Defensa de la ansiedad y el pasaje al acto suicida


Lo interesante que debemos mencionar es que estas patologías
del exceso no sólo tienen el aspecto de lo ilimitado. Por el
contrario, como Lacan y más tarde Freud enfatizaron, son
también soluciones. Son usadas por el sujeto como un ancla
en la ausencia de la incorporación del Nombre del Padre, para
evitar lo peor. Por ejemplo, le permiten al paciente encontrar,
precisamente en la solución sui generis sintomática que se ha
construido, un límite que lo defiende contra el pasaje al acto
suicida y la destrucción. Estoy muy bien informado al respecto
porque en muchas ocasiones he visto los efectos devastadores
82 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

de un desmantelamiento imprudente de las soluciones del sujeto


por un tratamiento radical tendiente a la veloz corrección, por
ejemplo, del trastorno alimenticio. Una salida clásica de este
desmantelamiento es el pasaje al acto suicida o el ataque sobre el
cuerpo por medios cortantes y quemaduras. No es infrecuente
que esto ocurra cuando forzamos al paciente anoréxico/a a
incrementar su peso según el IMC (Índice de masa corporal)
normal sin permitirle ninguna subjetivación de ese pasaje. En esos
casos, debemos esperar el pasaje al acto o la descompensación
psicótica como posibles respuestas.

Subrayar esto es útil para enfatizar el hecho de que estas


soluciones tienen para el sujeto una función estabilizadora.
Lo defienden de lo que le es insoportable, como por ejemplo,
las experiencias de la angustia. En cierto sentido, estas son
formas de evitar la ansiedad y responden con su emergencia
con una intensificación de la práctica de goce, sea el atracón,
la restricción de la comida, el consumo de drogas, o la radical
alienación frente a la computadora.

Construcción del ritual sintomático como acto


Lacan, en su última referencia a la anorexia en 1974 (Lacan,
1974, inédito) curiosamente la definió como una acción
caracterizada por el hecho de comer nada. Él subrayó que este
comer nada no era un valor negativo sino afirmativo. Comer
nada es la experiencia del goce de la anorexia, obtenido a través
del rechazo a la alimentación. El anoréxico/a obtiene placer
del rechazo y lo vuelve hiperactivo y eufórico. Para decir que
esta práctica es una acción cabe expresar que la anorexia es la
solución construida para durar en el tiempo. Como cualquier
acción, aspira a una continuidad, en contraste con el acto que
introduce una discontinuidad, un quiebre entre el ahora y el
/ HACIA UNA CLÍNICA DEL EXCESO: SÍNTOMAS CONTEMPORÁNEOS Y LA ORIENTACIÓN ANALÍTICA A LO REAL / DOMENICO COSENZA 83

después. Lo que es válido para la anorexia me parece válido


también, pese a sus diferencias, para otras patologías del
exceso: son soluciones que brindan al sujeto un ancla de la cual
sostenerse, y aspira a ser estable en un sistema de prácticas y
rituales centrados en la experiencia de goce. Estos rituales y
prácticas sólo son iguales a primera vista. Cuando son oídas
atentamente, se presentan a sí mismas como construcciones
particulares en las que cada sujeto encuentra su propia forma
de fabricación. Son en sí mismas soluciones patológicas, para
las que los tiempos de la medicina evidencian ser peores que
la cura que persiguen en su tratamiento. Pero no podemos
hablar de soluciones suicidas. En cambio, como varias fuentes
han subrayado, a veces nos encontramos en estos pacientes
un particular enganche a la vida, inspirado por la necesidad de
disfrutar su síntoma al máximo posible. Sin embargo, está claro
que la satisfacción llevada al máximo, a su cenit, como Lacan
enseña, coincide con el empuje a la muerte. Esto explica por
qué puede suceder que a pesar de anhelar tanto algo, terminen
muriendo sin haberlo realizado.

Traducción: Luciano Ducatelli y María Emilia Pozo

Fragmento del texto originalmente publicado en Lacunae, APPI International


Journal for Lacanian Psychoanalysis, N°21, diciembre 2020. Disponible en
https://appi.ie/lacunae-journal/. Su directora, Eve Watson, ha autorizado la
publicación en español.
85

La raíz del síntoma. Una clínica


del exceso

Manuel Ramírez

Introducción
Un exceso es el objeto que interesa al discurso analítico desde
Sigmund Freud, pasando por Jacques Lacan hasta llegar a la
elucidación imprescindible de Jacques-Alain Miller. Un exceso
en el cuerpo, un exceso que produce una discordancia, una
disarmonía fundamental en el hablante-ser (parlêtre). Hablante
y hablado.

Cuando escuchamos ‘es más fuerte que yo’, o ‘no puedo


evitarlo’, y otras locuciones parecidas, se trata de ese exceso,
que muestra que el sujeto no es amo en su propio cuerpo, que
ese exceso irrumpe como un real sin ley displacenteramente.

Restablecer la armonía perdida busca la psicoterapia. El


psicoanálisis, en cambio, da lugar a ese exceso, tome la forma
que tome, síntoma con sus diversas modalidades. Dichas
modalidades son recubrimientos de ese real, de ese goce en
exceso, que se tramita o del lado de la lógica del todo o del
lado del no-todo, o bajo la metáfora edípica o bajo una metáfora
delirante.

En La Convención de Antibes J.-A. Miller en su alocución


inicial habla de una clínica borrosa, en la que la distancia o
discontinuidad de estructura entre neurosis y psicosis se ve
86 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

disuelta en una continuidad de lo aproximativo, del más y del


menos, (he recibido una paciente “algo psicótica”, va a decir un
eminente colega), ese “algo” remite a esa clínica del más y del
menos, a una clínica de la Curva de Gauss. Profundizando este
punto de vista, Miller nos recuerda en el mismo texto, lo que
Lacan, en Acerca de la causalidad psíquica, le subrayó a Henry
Ey, que no hay diferencia entre el loco y el psiquiatra, que hay
igualdad “en esencia” entre el loco y el neurótico (Miller, 2019,
pp.199-204).

Entonces nos encontramos ante una clínica continuista, en la


que lo que se destaca es la manera en que cada uno se las arregla
con un real inicial, un exceso, un goce alrededor del cual se
ha constituido. Ese acontecimiento inaugural, envuelto por los
espejismos de la dimensión simbólica y la dimensión imaginaria,
muestra en su iteración sin piedad, su fuerza pulsional, desde el
inicio de la vida hasta el final.

Pero ese goce en exceso, no sólo aparece definido al final de


un análisis, sino que se encuentra desde el principio, desde la
primera entrevista, en los intersticios de una presentación más o
menos ordenada de un sufrimiento; está desde el comienzo en el
horizonte, en la perspectiva del analista, orientador ese real de
un accionar, tanto en el campo semántico de la interpretación,
como en el de una intervención pragmática en los casos de una
relación problemática a la transferencia, en sujetos no divididos.

Las veredas del análisis


El análisis transcurre podríamos decir por dos veredas, una
de ellas es la vereda del ser, lado ontológico del análisis, y
otra vereda es la del lado de la existencia, que sólo puede
decirse lógicamente. Esta existencia nada tiene que ver con el
/ LA RAÍZ DEL SÍNTOMA. UNA CLÍNICA DEL EXCESO / MANUEL RAMÍREZ 87

existencialismo de Sartre, que Miller define como un vitalismo,


sino más bien con una lógica. De allí que en El seminario XXI
Lacan dirá que “la lógica es la ciencia de lo Real”, es decir que se
trata de la existencia lógica.

En tal sentido Miller en la clase del 4 de mayo del Curso El


Ser y el Uno (2011) también llamado El Uno solo, dirá que
en el análisis hay dos escuchas “una escucha que se sitúa en
el nivel de la dialéctica, hace alianza y sigue las variaciones de
la ontología, del discurso del paciente, de aquello que cobra
sentido para éste”. Para agregar renglones más adelante que “hay
una segunda escucha, la escucha de la iteración, que se dirige
hacia la existencia. El analista circula entre las dos escuchas,
porque hay allí dos dimensiones que sólo están empalmadas por
un hiato, por una abertura”.

Lo que quiero subrayar, dicho de otra forma, es que se trata por


un lado de una escucha, pero del otro lado de una lectura, de
las marcas del acontecimiento originario, del acontecimiento de
cuerpo, sinsentido, real, en exceso, sobre el cual se asientan las
capas geológicas simbólicas e imaginarias que se van despejando
en el transcurso del análisis. Miller lo dice de esta forma:

El psicoanálisis no es sólo cuestión de escucha, listening,


también es cuestión de lectura, reading. En el campo del
lenguaje sin duda el psicoanálisis toma su punto de partida
de la función de la palabra pero la refiere a la escritura.
Hay una distancia entre hablar y escribir, speaking and
writing. En esta distancia opera el psicoanálisis, es esta
diferencia lo que el psicoanálisis explota. (2011, p.1)

Lo que va del hablar, de ahí hablante-ser, al escribir, letra, de ahí


par-lêtre, pues escribir va asociado a leer, a que se escriba algo
de ese goce en exceso, que algo cese de no escribirse, es decir
que se escriba. Pero para escribirse, aunque suene paradójico,
88 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

primero ha de leerse, también escucharse en el sentido de la


segunda lectura citada más arriba.

Se trata del paso que va de la repetición del Ser a la iteración


del Uno. Del Ser de la Ontología y de la falta en ser, al Uno de la
existencia y del agujero.

En esa misma Conferencia J.-A. Miller al final destaca, y esto nos


compete de manera directa, “El saber leer apunta a esa conmoción
inicial, que es como un clinamen del goce –clinamen (desviar-
inclinar)–, término de la filosofía de los estoicos” (p.6). Desvío
del goce, inclinación hacia. Se trata del empalme entre el real y el
inconsciente, el embrague, se trata de captar, encontrar, quizás
elaborar el pasaje que va del inconsciente real al inconsciente
simbólico.

Para Freud, como él partía del sentido, eso se presentaba como


un resto (exceso), pero de hecho ese resto (exceso) es lo que
está en los orígenes mismos del sujeto, –o mejor del hablante-
ser, pues el sujeto es más bien del orden de la ontología y el
hablante-ser del orden de la existencia–, es de algún modo el
acontecimiento originario y al mismo tiempo permanente, es
decir que se reitera sin cesar.

Síntomas contemporáneos. Una clínica del exceso


“Un exceso en el cuerpo del parlêtre (hablanteser) es el objeto
mismo que interesa al discurso analítico”, subrayaba Domenico
Cosenza en la conferencia del 11 de setiembre de 2020, a la
cual tuvimos acceso online. A tal punto interesa al discurso
analítico que insiste en definir nuestra clínica como una clínica
del exceso.
/ LA RAÍZ DEL SÍNTOMA. UNA CLÍNICA DEL EXCESO / MANUEL RAMÍREZ 89

Y sitúa ese exceso en relación a los llamados síntomas


contemporáneos y sus modalidades. Y allí tenemos las adicciones,
la bulimia, la anorexia, en cuya base siempre encontraremos
una adicción constituyente, la adicción a un goce específico,
tal como sostiene Miller en su Curso El Ser y el Uno. Lista a
la cual se suman todas las formas de los síntomas en nuestra
contemporaneidad.

Síntomas que en la actualidad muchos escapan a la posibilidad


de la interpretación semántica, de sentido, y llevan a la pregunta:
¿Cómo circunscribir, cómo reducir ese exceso en casos
justamente en que la transferencia es problemática, cuando hay
directamente un rechazo del inconsciente? En su disertación
“Producir nuevos síntomas” (2004) Mauricio Tarrab nos
recuerda que Lacan en Radiofonía hablaba de una “transferencia
de goce al inconsciente”, es decir cómo producir un empalme,
un embrague que vaya del goce al inconsciente. Entiendo que el
empalme es a través de la lectura de aquella letra, como subrayé
antes. ¿Cómo producir ese empalme cuando la interpretación
semántica no tiene cabida?

Si el inconsciente transferencial implica una escucha del


significante de las distintas formaciones del inconsciente
incluido el síntoma como metáfora, el inconsciente real implica
una lectura de lo real del síntoma, del goce respecto del cual el
síntoma se ha forjado como defensa.

Es lo que se descubre, lo que se desnuda en la adicción, en el


“un vaso más”. La adicción es la raíz del síntoma que está hecho
de la reiteración inextinguible del mismo Uno. Es el mismo, es
decir precisamente no se adiciona. No tendremos jamás, como
dice Miller, el “he bebido tres vasos por lo tanto es suficiente”,
se bebe siempre el mismo vaso una vez más. Esa es la raíz
misma del síntoma. Es en este sentido que Lacan pudo decir
90 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

que un síntoma es un etcétera. Es decir el retorno del mismo


acontecimiento. Podemos hacer muchas cosas con la reiteración
de lo mismo. Precisamente podemos decir que el síntoma es en
este sentido como un objeto fractal: objeto geométrico que se
itera en distintas medidas y dimensiones. También dirá Miller
en esta misma clase que el síntoma es un semelfactif (que en
latín significa lo que ocurre sólo una vez), cuyo antónimo es
precisamente “iteración”.

Eso que ocurre sólo una vez, que tiene valor de trauma, el
acontecimiento de cuerpo inicial, es el Uno, que luego se borra,
y hace el 0, cero, y de ahí la serie de los números. El uno de la
serie no es el Uno de antes del cero. Ese Uno de antes del cero
hace decir a Lacan “Hay de lo Uno”, y a Miller –en la clase citada–
hablar de un “goce como tal”. Ese Uno, de antes del cero, es el
exceso que nos ocupa, que se itera y requiere de lectura.

Una y otra vez en una iteración consecuente se pone al


descubierto ese goce como tal, no es un semblante del goce, ni
un simulacro, es el goce como tal. Con ese exceso constituyente
operamos con el discurso del análisis como dice Cosenza.

Ese goce como tal está en toda la gama de la clínica continuista


de la que hablé al principio. “Siguiendo esta lógica, vemos que
lo que ponen al descubierto las adicciones es el goce como tal,
como acontecimiento de cuerpo, la iteración del síntoma como
testimonio y permanencia de la irrupción de un acontecimiento
inolvidable” (Torregiani, 2020, p.187).

Marca de un acontecimiento inolvidable, de un acontecimiento


de cuerpo, de encuentro traumático con el goce. “Punto de
inscripción del goce en el cuerpo” (Cosenza, 2020). Tanto
si opera la represión como si opera la forclusión el parlêtre,
el hablanteser o se situará respecto de una falta, como en la
neurosis, o el agujero forclusivo se vivirá como un goce masivo
/ LA RAÍZ DEL SÍNTOMA. UNA CLÍNICA DEL EXCESO / MANUEL RAMÍREZ 91

que hace Uno con el sujeto psicótico (Cosenza, 2020).

Es paradigmático el conocido Caso del “Hombre de los lobos”,


donde resultaba intrincado para el propio Freud dilucidar el
mecanismo operante en ese sujeto. Si la represión o la forclusión:

La posición inicial de nuestro paciente ante el problema


de la castración −falta− nos es ya conocida. La rechazó
(verwerfung)… Al decir que la rechazó nos referimos a que
no quiso saber nada de ella en el sentido de la represión.
Tal actitud no suponía juicio alguno sobre su existencia,
pero equivalía a hacerla inexistente…coexistían en él
dos corrientes antitéticas, una de las cuales rechazaba
la castración, en tanto que la otra estaba dispuesta a
admitirla,…Y también la tercera, la más antigua y profunda,
que se había limitado a rechazar la castración sin emitir
juicio alguno sobre su realidad. (Freud, 1968, p.823)

Luego viene a continuación el relato de la alucinación del dedo


cortado. Allí vemos aparecer el goce masivo que lo deja sin
palabras, ante un agujero. Es por esto que Miller interpreta que
se trata de una psicosis ordinaria.

Cómo trabajar ese goce como tal, ese exceso, depende de la


posibilidad de la interpretación semántica o no. Como en muchos
de los síntomas contemporáneos a veces la transferencia no
convoca a la interpretación simbólica que otorga significación,
no sentido, entonces la práctica clínica implica un pragmatismo,
intervenciones que son del orden del acto, del corte, de la puesta
ante el parlêtre, de alternativas, disyunciones ante las cuales
queda en él la posibilidad de elección de un camino u otro.

Una pragmática versus una semántica. De la intervención


semántica a una práctica por fuera del sentido, del acto. Como
el golpe que da el Shaman sobre la mesa para responder al
discípulo, como nos dice Lacan.
92 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Los testimonios de los AE dan cuenta de ese paso de lo imposible


a lo que alcanza a escribirse de un goce sinthomático, de un
goce como tal.

Referencias de lectura
Cosenza, D. Conferencia online del 11 de setiembre de 2020. El
exceso en el cuerpo del hablanteser. Declinaciones y derivas
en la clínica contemporánea. Organizada por EOL.

Freud, S. (1968). Historia de una neurosis infantil. En Obras


Completas. Vol. II. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.

Lacan, J. (inédito). Clase del 12 de febrero de 1974. En El


Seminario. Libro 21. Los no incautos yerran (Les non dupes
errent). (1973-74).

Miller, J.-A. Conferencia 18 de julio de 2011. Leer un síntoma.


Londres.

Miller, J.-A. y otros (2019). II La convención. En La psicosis


ordinaria. Buenos Aires: Paidós. (2003).

Tarrab, M. Producir nuevos síntomas. En XIII Jornada de la EOL:


Nuevos síntomas, nuevas angustias. 26 de noviembre de
2004. CABA.

Torregiani, J. (2020). De las adicciones al goce como tal. En


Lacaniana N°28. CABA: publicación de la Escuela de la
Orientación Lacaniana.
93

Huelga de hambre

Mirtha Benítez

Es muy claro: ella estaba tan preocupada por saber si comía


que para desalentar ese saber, ese deseo de saber, ¡se habría
dejado reventar de hambre, la chiquilla!
(Lacan, 1974)

La anorexia aparece en los registros de distintos momentos de la


historia. La religión, la literatura, la psiquiatría y el psicoanálisis
hablan de ella. Asoma nuevamente en nuestra época y junto a
las adicciones, se manifiesta como una de las presentaciones del
exceso contemporáneo. Tanto una como la otra responden al
imperativo de goce que el mercado propone: el consumo.

El mercado ofrece artefactos de todo tipo, objetos tecnológicos


cada vez más sofisticados. Aparentemente hay para todos
los gustos y modos de gozar en una uniformidad tiránica. Sin
embargo, en el para todos, algo fracasa.

En la actualidad y por las condiciones del capitalismo que nos


atraviesa, tenemos pantallas a disposición. La insistencia de gozar
de la imagen no se asienta –en la anorexia– necesariamente en las
exigencias culturales de la delgadez, sino en una problemática
que incluye la constitución de lo especular y por lo tanto, del
narcisismo y el cuerpo.
94 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

En muchos casos actuales es posible constatar hasta qué punto


las anorexias, ya sean neuróticas o de anudamientos subjetivos
más complejos, se presentan como respuesta a una falla en
la constitución del narcisismo y a un problema con el saber
inconsciente. La mayoría de las versiones con las que nos
encontramos no son permeables al dispositivo del análisis, sobre
todo cuando su pasión por rehusarse a la división subjetiva no
cede.

Lacan se ocupó de la anorexia tanto como Freud. Lo hizo con


otras claves de lectura. Hay muchas referencias al tema en la
enseñanza de Lacan. La última, la encontramos en la clase del
9 de abril de 1974 de El seminario 21, inédito: Les non dupes
errent.

¿Pero por qué yo como nada? Esto no se lo han


preguntado, pero si le preguntan a los anoréxicos, o más
bien si los dejan venir... yo lo he preguntado porque ya
me encontraba en mi venita de invención sobre el tema;
¿y qué me respondieron? Es muy claro: ella estaba tan
preocupada por saber si comía que para desalentar ese
saber, ese deseo de saber, ¡se habría dejado reventar de
hambre, la chiquilla! (Lacan, 1974)

Me pregunto y mantengo la pregunta: ¿Por qué con tal de


desalentar ese deseo de saber, son capaces de reventar de hambre
hasta morirse? En la novela Días sin hambre, publicada en el
año 2001, la escritora Delphine de Vigan usa un seudónimo para
ocultar su identidad y cuenta su historia a través de una joven de
19 años, anoréxica. Habla de un cuerpo al borde de la muerte,
cuerpo que ocupa el centro del escenario y que se impone
por el frío que lo recorre. “Encerrada en un infernal frigorífico
(…) algo la corroía por dentro, había perdido toda percepción
afectiva por la gente y por las cosas” (De Vigan, 2013, p.110).
/ HUELGA DE HAMBRE / MIRTHA BENÍTEZ 95

La anorexia pone en juego un rechazo decidido del consumo. A


veces se convierte en una privación extrema. Sigue Delphine:
“Una silenciosa energía que la cegaba y gobernaba sus días. Una
forma (…) de destrucción. (…). Recuerda esa sensación de poder,
que alejaba cada vez más los límites del ayuno y del sufrimiento”
(De Vigan, 2013, p.9). Su negatividad gana. Resiste al consumo
mientras se consume.

“El toxicómano, la anoréxica o bulímica no histérica, eligen una


modalidad de goce que se caracteriza por presentarse como un
goce absoluto que rechaza el encuentro con la ley simbólica del
Otro” (Cosenza, 2014)1.

La pulsión de muerte, en estos casos, parece no encontrar el


límite en el deseo del Otro. Podemos pensar: ¿masoquismo,
melancolía, tiranía del superyó? La anorexia –tal como lo dice
Lacan– desalienta el deseo de saber. No quiere saber sobre la
castración. Por lo tanto, no se trata del falo flaco de la amiga de la
bella carnicera, ni del cuerpo desprovisto de semblantes fálicos
para causar el deseo del partenaire, es el cuerpo que se consume
a sí mismo, el cuerpo como desecho. Versión de la anorexia
que entra en un callejón sin salida respecto de la ecuación falo-
cuerpo. Sin embargo, son prácticas de goce en las que el cuerpo
cobra una notable relevancia.

Encontramos testimonios novelados, ensayos, de mujeres y


hombres que han padecido anorexia: Abzurdah de Cielo Latini,
Biografía del hambre de Amélie Nothomb, El revés del Alma de
Carla Guelfenbein, para nombrar algunos de la extensa serie. Se
pueden leer en esos relatos verdaderas orgías con los alimentos.

1. Párrafo extraído de la entrevista realizada por Marta Berenguer a Domenico Cosenza,


publicada en el blog de La casa de la Paraula - Librería Virtual. Ver en Referencias de
lectura.
96 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

La comida totémica no falta a la cita en estas escenas cuasi


religiosas. Se arma el escenario de la ingesta con una serie de
rituales: desmenuzan, diseccionan, operan antes de comer. Son
prácticas que se realizan más allá del alimento en sí. La pregunta
se impone: ¿A quién comen?

En “Fraterno, se dice”, María del Rosario Ramírez retoma la


frase que Thomas Hobbes popularizó: Homo, homini, lupus,
“el hombre, ese lobo del hombre”, y que Freud citó sobre la
dimensión caníbal:

Entonces, Freud dice en sentido propio: “quién se


atrevería a refutar este refrán –El hombre, lobo del
hombre– después de todas las experiencias de la vida y de
la historia”. Leímos ese empuje mortal desde lo más hondo
de los cuentos infantiles. Por ejemplo, la comida bajo la
figura del lobo. Siempre la comida.

En Desnudez de Giorgio Agamben podemos leer sobre la figura


del “hambre de buey”. Nombre que se le daba a la voracidad
que no encontraba límite y que no era bienvenida en la fiesta
religiosa. Hambre de buey en griego: boulimos, bulimia. Se
intentaba excluir de las fiestas religiosas ese comer continuo e
insaciable de las bestias y diferenciarlo del comer festivo. Otra
vez se lee la necesidad de regular un exceso asociado a una
bestialidad indomable. Este recorrido que realiza G. Agamben
sobre el “hambre de buey” en la historia y en la religión, está
atravesado por la inoperosidad, una de las categorías con la que
se propone pensar la filosofía y la política.

Los escritos de los místicos de distintas épocas también nos


facilitan descripciones de ayunos decididos con el objetivo de
la purificación, el sacrificio y el ascetismo en busca del amor
de Dios. Esas prácticas intentan mitigar las pérdidas de control
/ HUELGA DE HAMBRE / MIRTHA BENÍTEZ 97

sobre el comer, la sexualidad y los desenfrenos provenientes


del cuerpo. Podemos encontrar ejemplos en las descripciones
de abstinencia y resistencia al consumo, en Las moradas del
Castillo interior de Santa Teresa de Ávila, o en Los caminos
del silencio interior, de Teresa Benedicta de la Cruz, o en
los escritos del conocido San Juan de la Cruz a quien Lacan
consideró particularmente para su desarrollo sobre el goce
femenino.

El psicoanálisis y la anorexia mental


El psicoanálisis se ha ocupado desde sus inicios de la anorexia
en sus distintas versiones. Encontramos muchos ejemplos en
Estudios sobre la histeria. Freud la presenta como síntoma
histérico en el caso Emmy y en otros. En el “Manuscrito
G” la pone en relación a la melancolía. Toma en cuenta las
conceptualizaciones de la psiquiatría de la época (W. Gull, P.
Pinel, J. Esquirol, Ch. Lasègue) sobre el tema, pero ubica sus
diferencias desde el principio. También destaca los síntomas
infantiles de anorexia en “El hombre de los lobos” y en otros
ejemplos ligados a la pubertad en las niñas.

Hay un caso inolvidable de la época en que Freud practicaba


la hipnosis, en 1893. En ese relato el síntoma de anorexia es
nominado de voluntad contraria. Escribe allí la contradicción
que se le presenta a una mujer respecto del deseo de
amamantamiento. Esta mujer comienza con síntomas anoréxicos
cada vez que tiene que prestarse a dar de mamar. ¿Qué sucedía?
Aparecía el deseo contrario, expresado en síntomas de severa
inapetencia, vómitos y adelgazamiento. Freud señala allí la
contradicción que desencadena en un síntoma, en este caso
anoréxico, en su versión neurótica. Subrayo voluntad contraria
98 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

porque se lee la intuición freudiana del problema que plantea la


anorexia en relación a la demanda y al deseo, precisiones de las
que Lacan se ha ocupado.

La anorexia mental en la enseñanza de Lacan es muy conocida


por el famoso caso de “el hombre de los sesos frescos”, tanto
en su perspectiva política –por su crítica a los extravíos de
los psicoanalistas del yo– como en su precisión clínica. En “La
dirección de la cura y los principios de su poder” es taxativo
respecto del tratamiento que E. Kris hace del tema de la
imitación, el plagio y la imposibilidad de producir ideas nuevas,
o sea, la anorexia a nivel del saber, de lo mental. Lacan plantea
sin concesiones que el “borrar el deseo del mapa” lo empuja al
paciente al acting-out, dirigido al extravío del analista (Lacan,
2011, p.574).

En la anorexia no se trata de no comer, sino de que come


nada, afirma Lacan. Nada positivizada y operativa que invierte
ese dominio que el Otro ejerce sobre el niño con su demanda.
Maniobra del lado del sujeto que lo resguarda del sometimiento
al Otro encargado de su crianza. Es un síntoma neurótico que
pone a salvo el deseo y a la vez pone en acto la imposibilidad
de reducir deseo a demanda. La nada, entonces, tiene la función
de encarnar un objeto puramente simbólico. Negarse a dejarse
alimentar da vuelta la omnipotencia del Otro. Lo importante allí
no es el alimento sino la posibilidad de negarse.

El tratamiento que Lacan hace de la anorexia se opone a toda


psicologización en términos de la nutrición.

Encuentro en la cita tan conocida de El seminario 11, capítulo


“El sujeto y el otro: la alienación”, algo que me interesa subrayar
sobre las versiones de la anorexia no histéricas. Allí se refiere,
por un lado, a la anorexia en su dimensión estructural respecto
de la demanda y el deseo y, por otro lado, ofrecerse como primer
/ HUELGA DE HAMBRE / MIRTHA BENÍTEZ 99

objeto pasible de ser desaparecido, perdido. La propia muerte


puesta en juego. Cito:

Ahora bien, para responder a esta captura, el sujeto,


como Gribouille, responde con la falta antecedente, con
su propia desaparición, que aquí sitúa en el punto de la
falta percibida en el Otro. El primer objeto que propone
a ese deseo parental cuyo objeto no conoce, es su propia
pérdida –¿Puede perderme? El fantasma de su muerte, de
su desaparición, es el primer objeto que el sujeto tiene
para poner en juego en esta dialéctica y, en efecto, lo
hace– como sabemos por muchísimos hechos, la anorexia
mental, por ejemplo. Sabemos también que el niño evoca
comúnmente el fantasma de su propia muerte en sus
relaciones de amor con sus padres. (Lacan, 1964, p.222)

El sujeto como objeto perdido para el Otro introduce la pregunta:


“¿puedes perderme?”. En este contexto pone el ejemplo de la
anorexia. Hay versiones de la anorexia que responden a “la falta
percibida en el Otro”, jugando su pérdida en relación con el
amor de sus padres y otras, que rechazan o no perciben esa falta.
Estas últimas transforman la pregunta “¿puedes perderme?” en
una afirmación: puedes perderme.

Retomo en esta dirección la cita de Lacan del inicio de este


escrito. La referencia es de El seminario 21. Otro tiempo, otro
contexto. Viene de dar un paso fundamental el año anterior,
la formalización lógica de las fórmulas de la sexuación y la
dimensión topológica, que ocupará los últimos años de su
enseñanza. Queda el camino abierto a otro tratamiento del
síntoma, del inconsciente, de la femineidad, del goce femenino
bajo el axioma de “No hay relación sexual”.

La cita sobre la anorexia participa de ese período y está


planteada en términos de desanimar el deseo de saber, el saber
100 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

inconsciente. Se trata del rechazo de la división subjetiva2. No


es el viejo campo del saber no sabido, sino de lo imposible
de saber. En el siguiente párrafo de esa clase, Lacan habla del
horror de saber. Estas consideraciones nos vuelven a conducir a
lo que mencionábamos como presentaciones subjetivas más allá
de las clásicas anorexias neuróticas. Cito a Cosenza en su texto
El muro de la anorexia:

En otras palabras, la fórmula “rechazo del Otro” parece


abrir el campo de la clínica de la anorexia a un más allá de
la histeria. Pasaje que abre el espacio para una tematización
de las formas psicóticas de la anorexia y que ha ofrecido
el impulso decisivo a la línea de investigación sobre las
nuevas formas del síntoma. (Cosenza, 2013, p.127)

En este libro que acabo de citar, también su autor sostiene que


el goce que habita a las anorexias es el goce del rechazo del
Otro. Esta afirmación tiene todo un desarrollo, que no podemos
reproducir en esta oportunidad.

La perspectiva del inconsciente y las nuevas formas que toma el


síntoma en este período, enmarcan la cita de El seminario 21.
Como sabemos, cambia la orientación de la práctica analítica en
lo que se ha denominado la última enseñanza de Lacan. La clásica
interpretación no es la vía posible para estas presentaciones
subjetivas.

Una mancha en el espejo


Una joven que escucho hace unos meses (tomo solamente
fragmentos del primer tramo del tratamiento) sitúa el inicio de

2. Tomo en cuenta lo desarrollado por J.-A. Miller en torno a las modalidades del rechazo,
presentes en su escrito Introducción a la clínica lacaniana. Ver en Referencias de lectura.
/ HUELGA DE HAMBRE / MIRTHA BENÍTEZ 101

su anorexia: “Un día vi algo en el cuerpo, horrible, una mancha


en el espejo y tenía que borrarla, no la quería, me odiaba, no
podía verme”.

Según relata, la reducción de la ingesta era lo único que le


interesaba en la vida. Era una exigencia. Se constituyó en un
imperativo que le impedía detenerse o desviarse. Sólo tenía la
convicción de ir consumiendo las calorías de su cuerpo. “No
comía comida, comía calorías”. Las calculaba minuciosamente
con la exigencia de hacer las cuentas exactas. Sus pares y los
que habían sido sus otros pasaron a no interesarle. Dice: “No
quería saber nada de nada, ni de nadie. Me molestaban. La
pandemia me ayudó a seguir. Lo único que existía era mi cuerpo
y necesitaba borrar algo manchado, raro, molesto, no lo quería”.

El goce quedaba enmarcado en el poder, el triunfo de no fallar


en el consumo. El consumo, término que conocemos muy bien
viviendo en un mundo de capitalismo exacerbado, es uno de los
significantes privilegiados de esta joven.

La percepción de la imagen del cuerpo traduce siempre la


relación del sujeto con la castración. Su constitución en el campo
de lo imaginario está ineludiblemente sostenida en lo simbólico
por el deseo del Otro y anudada a lo imposible de especularizar.
Algo queda por fuera del campo imaginario para que el sujeto
pueda reconocerse en el espejo del Otro. Sin esas coordenadas,
el goce narcisista de la imagen fracasa.

La primera referencia a la anorexia en Lacan la encontramos en


el capítulo “Los Complejos familiares”, en el escrito La familia.
La nombra como “apetito de muerte”, también como “suicidio
no violento”. Queda enmarcada en el campo de las neurosis
gástricas, las toxicomanías y las fijaciones pulsionales.
102 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

La constitución imaginaria del cuerpo está, en la década del 30,


en relación al dispositivo del estadio del espejo. El niño tiene la
posibilidad de identificarse a la imagen del cuerpo del otro, el
semejante. Es el punto de partida para los distintos tratamientos
que hará Lacan de “El estadio del espejo…” en que el Otro
simbólico sostiene con su mirada simbolizante la alienación
imaginaria y hace posible que el humano se identifique con los
significantes del Otro y se constituya el cuerpo.

Mucho más adelante, en el año 74, en “La tercera”, nos lo


recuerda: “El cuerpo se introduce en la economía de goce –de
allí partí yo– por la imagen del cuerpo” (Lacan, 1991, pp.102-
103).

Juan Pablo Lucchelli sostiene que Lacan deduce la idea del objeto
a del gesto que realiza el niño para mirar a quien lo sostiene.
Ese movimiento descompleta la imagen de lo imaginario en el
espejo. Lo cito: “Allí donde hay un yo que se reconoce fácilmente,
hay algo que lo descompleta, lo condiciona, lo modifica, etc.”
(Lucchelli, 2020).

En el relato de la joven a la que hice referencia leemos que no


se “reconoce fácilmente”. El espejo está manchado y su cuerpo
ofrecido a un goce que no quería resignar.

Cuerpo, goce, las nuevas formas del síntoma, tal como Lacan
lo formula en el último tramo de su enseñanza, son las claves
para pensar la clínica de estas presentaciones subjetivas. Hay
mucho aún para investigar pero quedan planteadas las pistas
para seguir. Una, por la vía de la constitución de lo imaginario,
del espejo, del objeto y otra, por la del saber inconsciente como
imposible de saber.
/ HUELGA DE HAMBRE / MIRTHA BENÍTEZ 103

Referencias de lectura
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sobre el sábado, la fiesta y la inoperosidad. En Desnudez
(pp.153-165). Buenos Aires: Adriana Hidalgo. (Trabajo
original publicado en 2009).

Berenguer, M. (2014). Entrevista a Domenico Cosenza. En


La casa de Paraula – Librería virtual. Recuperado de
https://www.lacasadelaparaula.com/es/domenico-cosenza-
psicoanalista-la-anorexica-tiene-una-relacion-con-el-espejo-
que-esta-al-limite-de-la-persecucion-2/

Cosenza, D. (2013). El muro de la anorexia. España: Gredos.

De Ávila, S. T. (2015). Las moradas del castillo interior. España:


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—(2004). Un caso de curación por hipnosis. Con algunas


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/ HUELGA DE HAMBRE / MIRTHA BENÍTEZ 105

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cuperado de https://psicoanalisislacaniano.com/2020/12/11/
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107

Lujuria, luxus, luxado

Silvia Conía

Ayer, hoy…
Tanto en Freud como en Lacan, es clara la importancia que
dieron al contexto cultural de la época en que leyeron las formas
del malestar y de los síntomas.

Cada una, impone su rasgo. En la actual, los pensadores que


la habitan inscriben sus marcas nominales, articulando alguna
interpretación: la era de la liquidez para Zygmunt Bauman,
la sociedad del cansancio o de la transparencia para Byung-
Chul Han, la de las intimidades transformadas según Anthony
Giddens, la era del vacío según Gilles Lipovetsky o del cinismo
melanco-erótico que se desprende de las ficciones de Michel
Houellebecq, entre algunos, sin concluir la serie.

En cada una de estas obras se vislumbra, por una vía o por otra,
la noción de algún exceso como problema. Término que no es
exclusivo de la llamada actualidad ni tampoco la inquietud que
provoca, aunque sí el tipo de cuestión en torno al tema y sus
consecuencias.

Lujuria es un significante que ha asumido la acepción general de


exceso, pero es interesante el recorrido en torno al término que
hace Giulio Giorello en La lujuria: Pasión por el conocimiento.
Allí nos encontramos con San Agustín, que retoma la herencia
108 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

paulina relativa a la seducción de las personas lascivas que


procuran suscitar amor, pero aquél la emprende con el lujo:
satisfacción y copiosidad de medios.

El término agustiniano es el latino luxuria; por lo que


parece, la palabra originalmente indicaba una abundancia
de vegetación (de donde, según nos dicen los expertos en
etimologías, proviene el término lujurioso) o la anómala
rareza de alguna forma animal; relativamente más tarde
habría asumido la acepción general de exceso, hasta llegar
finalmente a denotar el desordenado afán de disfrute carnal:
el hombre “de lujos” es también “lujurioso”. Además, los
estudiosos apuntan a una posible conexión del sustantivo
lujuria con el adjetivo luxum en el sentido de “luxado,
colocado de través” después de haber sido empujado en
exceso. (2016, p.19)

María del Rosario Ramírez, en ABC Nº4, plantea: “en las redes
que van de un siglo a otro, nuestra época acelera derivas sobre
la sexualidad” (2020, p.12). Entiendo que esas derivas también
inciden en los síntomas, en los modos de estar y en los cuerpos
que los soportan.

Resuenan empuje, aceleramiento, algo que presiona hacia eso


con lo que Freud se topa y que cuestiona su principio del placer,
pendiente a un “más allá”, que insiste y repite. La cita que espera
es el encuentro con Tánatos, pero en su complicidad con Eros.

En las distintas éticas desplegadas a lo largo de la historia del


pensamiento encontramos referencias al exceso. Aristóteles,
en su Ética Nicomáquea, propone la felicidad como bien
supremo, la que se encontraría en un punto de equilibrio, la
expresión virtuosa: “está en la naturaleza de los actos humanos
el malograrse tanto por falta como por exceso […] el que
disfruta de todos los goces y de ninguno se priva, llega a ser un
/ LUJURIA, LUXUS, LUXADO / SILVIA CONÍA 109

desenfrenado, mientras que el que huye de todos los placeres,


como la gente rústica, se vuelve finalmente un insensible” (pp.40-
41). Para el filósofo, las virtudes se malogran por el exceso y
el defecto y se conservan por el término medio. Después de
él, estoicos y epicúreos continúan con esas preocupaciones.
Para los primeros, la cuestión es la serenidad en la vida, libre de
pasiones, propias de los insensatos, esto es, la “apatía” y para
los segundos, si bien sostenían la felicidad como una vida de
placeres, entretenimientos y una satisfacción sin impedimentos,
era necesario un cuerpo saludable, bregando porque las pasiones
y los apetitos no estorben; a este modo lo llamaban “ataraxia”.

La incondicionalidad del deseo y la fuerza constante, imperiosa,


de la pulsión, reveladas por el psicoanálisis, nos lleva a otra
cosa; “el más allá del principio del placer” freudiano leído por
Lacan, en su seminario La ética del psicoanálisis tiene un plan:
el proyecto del mal que comporta satisfacción. Los intentos
regulatorios, el ideal del término medio, conllevan siempre un
punto de fracaso.

¿Puede haber supresión de lo inconveniente? La pretensión de la


instancia supresora superyoica se muerde la cola y Lacan releva
la noción freudiana, vuelve a su Malestar en la cultura, resalta
esa tendencia del superyó, que al satisfacer la renuncia que pide,
no deja de hacerlo, no le alcanza, lo adjetiva goloso, glotón.
La pulsión de muerte tiene quien lleve a cabo su proyecto.
Esa instancia que cada vez pide más, aunque se acceda a sus
demandas, ¿no es el capitalismo mismo? (Miller, J., 2000).

La muerte, partenaire del eros


Freud, en “El problema económico del masoquismo”, desnuda
de manera indudable esta pareja que hace consistir la relación
110 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

sexual: la sofocación cultural de las pulsiones comporta una


vuelta de lo peor hacia la propia persona, lo llama masoquismo
moral, y en él truena la voz sadeana del superyó, es peligroso,
desciende de la pulsión de muerte, pulsión de destrucción
y como si fuera poco, concluye: “Pero como, por otra parte,
tiene el valor psíquico (Bedeutung) de un componente erótico,
ni aun la autodestrucción de la persona puede producirse sin
satisfacción libidinosa” [el subrayado es propio] (1988, p.176).

En la literatura de Georges Bataille encontramos sobrados


ejemplos de esa relación entre un goce erótico anudado al
dolor y a la muerte con resonancias sadeanas. Múltiples escenas
de embriaguez, éxtasis y autodestrucción a la vez. En “Julie”,
“Charlotte d’Ingerville”, “El muerto”, entre algunas de sus obras
agrupadas en Charlotte d’Ingerville y otros relatos eróticos,
encontramos personajes extraviados, extasiados, a la vez en
escenas de autodestrucción. Silvio Mattoni en el prólogo los
describe así:

La ferocidad con que los personajes de cada relato de


Bataille se entregan a la borrachera, esa ingenuidad
de abrir, una tras otra, incontables botellas hasta caer
desmayados, hasta perder la memoria de lo que hicieron
(…). Marie, Julie, Madame Edwarda, Charlotte d’Ingerville
y Santa son formas de aparición de lo divino en la carne
que goza, se pierde y muere. (2015, p.11)

Un hombre de letras lo escribe así, pero en la existencia humana


comporta un sufrimiento que se llama síntoma y que toma de la
época sus seducciones. En ésta, el empuje es hacia un ilimitado
que con la lógica lacaniana lo ubicamos como el campo de lo
femenino, tanto en mujeres como hombres. En un artículo
anterior, publicado en ABC N°4, “Amujeramiento: ¿solución
pacificadora?”, me preguntaba por el auge de este empuje,
/ LUJURIA, LUXUS, LUXADO / SILVIA CONÍA 111

empuje a la mujer, que ha traspasado el campo de las psicosis


y lo encontramos pulsando insistentemente. La regulación del
placer como límite se encuentra renga, luxada.

La pretensión de que la liberación de las supresiones sería una


salida al malestar se encuentra con el rebote. No hay efervescencia
que elimine la maldición sobre el sexo, nos recuerda Lacan en
“Televisión”, y también que, si los recursos de la supresión
familiar no fueran verdaderos, habría que inventarlos. No
escapamos.

Vuelvo a Giulio Giorello: “nos queda claro que la lujuria se


manifiesta como una primigenia ‘voluntad de poder’: deseo de
una vida sin limitaciones, sometimiento de la naturaleza misma,
intolerancia al orden cósmico o político” (2016, p.23).

En su novela Plataforma, Michel Houellebecq, ficciona un lugar


propiciado por un boom capitalista, el frenesí del turismo. Una
colonia turística, un paraíso de placeres, sin restricción a ningún
goce, sexo libre, pedofilia y prostitución legalizadas, mercancías
“all inclusive”. Refugio de vidas aburridas y aplastadas, en busca
de alguna efervescencia que (otra vez Lacan, en “Televisión”)
no les ahorrará los afectos de fastidio y pesadumbre. El límite
al desenfreno llega por la tragedia y la muerte, de manos de
quienes pretenden encarnar un orden perdido.

Cuando estas letras saltan las páginas de los escritores y forman


parte de una narrativa subjetiva, comportan el infierno de
una existencia. Cuando la función del placer de mantenernos
alejados de nuestro goce falla, nos encontramos con el desvarío,
o como lo indica el adjetivo que deriva de lujuria, el luxum,
“luxado, colocado de través”, después de haber sido “empujado
en exceso”.
112 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Luxada
A., joven mujer, dice amar con locura a B., otra joven mujer.
Pero repite escenas en las que se despierta en noches de
embriagueces varias, cual Casanova postmoderno, en distintas
camas, con C. o D., varones jóvenes o no tanto, si éstos le han
prometido algún horizonte de lujos y fama. Su entorno es una
vía facilitadora y seductora de ideales de celebridad y lujos.
Claro que, si está en una cama, no puede al mismo tiempo estar
en otra, lo que provoca la furia de B. y la amenaza de pérdida de
su amor. A. se pregunta: “¿por qué no puedo tenerlo todo? ¿y si
al quedarme con B. me pierdo de conocer algo que está más allá
y aún no conozco?”. Su cuerpo es insensible, no logra sentir en
él goce alguno y la insatisfacción se ahonda.

La histeria como paradigma de la insatisfacción cuenta, hoy,


con recursos diferentes a las telas de Madame Bovary para velar
aquella. La ciencia le fabrica sin cesar objetos pret-à-porter; por
ejemplo, las cápsulas a las que apela A., que le prometen el fin
de su anestesia corporal, previo paso por inundarse en alcohol
para animarse.

La escalada continúa sin privarse de escándalos donde no faltan


violencia ni impactos en su cuerpo, que la dejan “luxada”,
paralizada por las lesiones, tras varios accidentes ocurridos
durante estos desvaríos, teniendo una profesión en la que aquél
es el instrumento fundamental. Pero, por el momento, su axioma
es “no quiero perderme lo que pueda haber más allá”.

Referencias de lectura
Aristóteles. (2002). Ética Nicomáquea. Buenos Aires, Argentina:
La nave de los locos.
/ LUJURIA, LUXUS, LUXADO / SILVIA CONÍA 113

Bataille, G. (2015). Charlotte d’Ingerville y otros relatos


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Bauman, Z. (2017). Tiempos líquidos. Vivir en una época de


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Byung-Chul Han. (2015). La sociedad del cansancio. Argentina:


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(Trabajo original publicado en 1924).

—(1988). El malestar en la cultura. En Obras completas. (Vol.


XXI). Argentina: Amorrortu editores. (Trabajo original
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Giddens, A. (2008). La transformación de la intimidad:


Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas.
Madrid, España: Cátedra. (Trabajo original publicado en 1995).

Giorello, G. (2016). La lujuria: Pasión por el conocimiento.


España: Antonio Machado Libros. Colección Pecados
capitales.

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—(1988). El seminario. Libro 7. La Ética del Psicoanálisis.


Buenos Aires, Argentina: Paidós. (Trabajo original publicado
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Lipovetsky, G. (1993). La era del vacío: Ensayos sobre el


individualismo contemporáneo. Barcelona, España: Editorial
Anagrama. (Trabajo original publicado en 1986).

Miller, J.-A. (2000). Una lectura de algunos detalles de


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aparato del goce. Conferencias en Nueva York y cursos en
París. Buenos Aires, Argentina: Colección Diva. (Conferencia
realizada en 1990).

Ramírez, M.d.R. (2020). Presentación. En revista ABC la cultura


del psicoanálisis, 4, 11-13. Buenos Aires: ediciones RSI.
diversidades
117

Interpretación y narración*

Gabriel Levy

El secreto de la iglesia, lo saben, hecho para asustar a viejas damas


provincianas, es: que no hay purgatorio. Me divertiré diciéndoles
lo que les causará cierto efecto, no es por nada que lo digo: el
gran secreto del psicoanálisis es que no hay acto sexual. Sería
sostenible e ilustrable.
(J. Lacan, 12/4/67)

Existen varias hipótesis acerca del origen del enunciado


“verdad de perogrullo” o perogrulladas. Sabemos que usamos
esa expresión para referirnos a ciertos dichos obvios, vacíos
o redundantes, finalmente tautológicos, que conciernen a
verdades sabidas.

La existencia de Pero Grullo es incierta, no se sabe si existió


o no. Aparentemente, se refiere a un personaje llamado Pedro
Grillo o Pero Grillo, siervo de San Hilario, que aparece en un
documento de 1460 titulado “Profecía”, cuyo autor firmaba bajo
el seudónimo de “El Evangelista”. Se trataba de un relato breve
y satírico en el que aquel lanzaba profecías del tipo “El primer
día de enero que vendrá será el primer día…”, “los mudos se

* El presente trabajo tiene como referencia el curso breve Interpretación y narración


dictado por el autor en Colegio Estudios Analíticos, en febrero de 2020. Disponible en
http://colegioestudiosanaliticos.com.ar/para-leer/cursos-clases/
118 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

mirarán unos a otros callando, que no habrá sordo que los oiga”.
A su vez, el término “perogrullada” fue inventado por Francisco
de Quevedo, quien hace que Pero Grullo se presente a sí mismo
como el “gran profeta”, y en la que se produce una mixtura
entre su prosa y las profecías a las que llaman perogrulladas del
estilo de:

Volarse con las plumas,


andarse con los pies,
serán seis, dos veces tres,
por muy mal que hagas las sumas.

Sumemos nuestra “perogrullada”, “hablar de psicoanálisis, con


el psicoanálisis” o, dicho de otro modo, degradar su discurso en
el ejercicio de una jerga. Ningún discurso puede significarse per-
se, ni a sí mismo, ni en sí mismo, su significación remite siempre
a otro discurso.

Hay una serie de términos del psicoanálisis que intersectan


con otros discursos; en este caso, la crítica literaria y, más
precisamente, Ricardo Piglia. Reconozco en su lectura un
ejercicio de maestría poco frecuente. A partir de su obra
podemos establecer una correlación con el psicoanálisis cernida,
en principio, en dos términos, interpretación y narración.
Tomo como punto de partida la distinción que Piglia establece
entre secreto, enigma y misterio, en la que intenta encontrar
la especificidad de la nouvelle o novela corta, y su diferencia
con el cuento, que se puede leer en el último capítulo de La
forma inicial, que se llama “Secreto y narración”.

Las referencias literarias son múltiples; va a destacar como


paradigma de este tipo de narración la obra de Onetti,
particularmente, Los adioses. Decía que Piglia intenta establecer,
a partir de la forma nouvelle, la diferencia entre enigma,
/ INTERPRETACIÓN Y NARRACIÓN / GABRIEL LEVY 119

misterio y secreto. Me permito agregar a esta serie, suspenso


y sorpresa. A su vez, intentaré considerarlos en función de
tres operadores –por denominarlos de algún modo– que son
el saber, la verdad y el tiempo. Tenemos cinco términos y
tres operadores (la extensión de este trabajo determina que me
ocupe solo de algunas de esas articulaciones entre un término y
un operador).

Primero me ocuparé del secreto en su relación con el saber,


comenzando por una de las definiciones de Piglia:

En cuanto secreto, se trata también de un vacío de


significación, es algo que se quiere saber y no se sabe,
como el enigma y el misterio, pero en este caso es algo que
alguien sabe y no dice. Es decir, el secreto es en verdad un
sentido sustraído por alguien. Entonces el texto gira en el
vacío de eso que no está dicho. (2015, p.249)

No hay forma de considerar cualquier secreto por fuera del


campo del saber. Podemos definir al secreto como la sustracción
de un saber, como un saber sustraído. El secreto en función de
la narración “es un vacío de significación”, algo que se pretende
saber y no se sabe; tanto lo que alguien sabe y no dice, algo
que calla, que guarda, que conserva, como lo que es secreto
para sí mismo, que es la dimensión que más nos interesa. No
es lo mismo “un secreto” que lo que “es secreto”; es decir,
el secreto en ejercicio de su función, la dimensión estructural
del secreto. No nos interesa tanto “un secreto” sino “el secreto”
como tal, el secreto en sí, en términos del relato, lo “no narrado”.
Ese saber no narrado, como secreto, es lo que produce, da
lugar al movimiento en cualquier narración. Hay una magnífica
definición de Piglia que dice:

¿Qué tipo de relación mantienen el secreto y la forma


nouvelle? En principio decimos que en la forma nouvelle
120 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

un secreto actúa; decimos que no es necesario que en el


relato se sepa cuál es el contenido de ese secreto, lo que
importa es la forma del secreto, el tipo de sustracción de
información que supone la existencia de un espacio vacío
en un relato, lo que nosotros llamaríamos “lo no narrado”.
[…] el otro es el hecho de que el secreto actúa como
algo que los personajes a menudo intercambian entre
ellos, interesa a los personajes, pero no hace falta decir
qué es, es lo que Alfred Hitchcock llama el Mac Guffin, un
elemento que no necesita ser aclarado para que funcione
como motor de la trama. (2019, pp.16-17)

¿En qué consiste este invento de Hitchcock llamado «Mac


Guffin», fundamental recurso instrumental, argumental, del
maestro del suspenso? Dejemos que él mismo nos responda. En
El cine según Hitchcock (son entrevistas con François Truffaut)
en un momento éste le pregunta acerca del famoso «Mac Guffin»
y dice:

A.H. Tiene razón en general, pero lo que importa es que


he conseguido aprender a lo largo de los años, que el «Mac
Guffin» no es nada. Estoy completamente convencido,
pero sé por experiencia que resulta muy difícil convencer
a los demás. Mi mejor «Mac Guffin» –y, por mejor, quiero
decir el más vacío, el más inexistente, el más irrisorio– es
el de North by Northwest (Con la muerte en los talones).
Es un film de espionaje y la única pregunta que se hace el
guion es la siguiente: «¿Qué buscan estos espías?» Ahora
bien, en la escena que tiene lugar en el campo de aviación
de Chicago, el hombre del Servicio de Inteligencia Central
se lo explica todo a Gary Grant, que entonces le pregunta
hablando del personaje de James Mason: «¿Qué hace?» Y
el otro contesta: «Digamos que es un tipo que se dedica a
importaciones y exportaciones. —Pero ¿qué vende? —¡Oh!
...precisamente secretos de gobierno». Ya ve que en este
caso redujimos el «Mac Guffin» a su expresión más pura:
nada.
/ INTERPRETACIÓN Y NARRACIÓN / GABRIEL LEVY 121

F.T. Nada concreto, sí, lo que demuestra evidentemente


que es usted consciente de lo que hace y que domina a
la perfección los secretos de su profesión. Este tipo de
películas, construidas en torno al «Mac Guffin», hace que
ciertos críticos digan: Hitchcock no tiene nada que decir,
y en ese momento, creo que la única contestación posible
sería: «Un cineasta no tiene nada que decir, tiene que
mostrar».
A.H. Exacto […].
La famosa cláusula secreta, era nuestro «Mac Guffin»
¡Tenemos que hablar del «Mac Guffin»!
F.T. El «Mac Guffin» es el pretexto, ¿no?
A.H. Es un rodeo, un truco, una complicidad, lo que se
llama un «gimmick». (…) se trataba de manera invariable del
robo de los planes de la fortaleza. Eso era el «Mac Guffin».
«Mac Guffin» es, por tanto, el nombre que se da a esta clase
de acciones: robar… los papeles −robar… los documentos−,
robar…. un secreto. En realidad, esto no tiene importancia
y los lógicos se equivocan al buscar la verdad del «Mac
Guffin». En mi caso siempre he creído que los «papeles»,
o los «documentos», o los «secretos» de construcción de
la fortaleza deben ser de una gran importancia para los
personajes de la película, pero nada importante para mí, el
narrador. Y ahora, conviene preguntarse de dónde viene
el «Mac Guffin». Evoca un nombre escocés y es posible
imaginarse una conversación entre dos hombres que
viajan en un tren. Uno le dice al otro: «¿Qué es ese paquete
que ha colocado en la red?» Y el otro contesta: «Oh, es un
“Mac Guffin”». Entonces el primero vuelve a preguntar:
«¿Qué es un “Mac Guffin”?» Y el otro: «Pues un aparato
para atrapar a los leones en las montañas Adirondaks». El
primero exclama entonces: «¡Pero si no hay leones en las
Adirondaks!». A lo que contesta el segundo: «En ese caso,
no es un “Mac Guffin”». Esta anécdota demuestra el vacío
del «Mac Guffin» ... la nada del «Mac Guffin».
122 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Según parece, un Hitchcock lacaniano: el «Mac Guffin», su


invento, una nada que actúa, su nada instrumental, condición
del movimiento de la trama, ¿no ilustra acaso de la mejor manera
la función de la causa en psicoanálisis?

Siguiendo a Piglia, el enigma es un dar a entender, ya se trate


de un texto, de una situación, algún elemento que encierre un
sentido que se pueda descifrar. El secreto, lo que “es secreto”,
nunca termina de descifrarse; punto ciego, innombrable. El
secreto es inmune al desciframiento, punto oscuro, no dicho.
El secreto como no dicho es lo que une a la familia, cito a J.-A.
Miller:

¿Qué podríamos decir hoy de esta definición de la familia?


¿Tiene su origen en el matrimonio? No, la familia tiene
su origen en el malentendido, en el desencuentro, en la
decepción, en el abuso sexual o en el crimen. (…) ¿Están
unidos por lazos legales, derechos, obligaciones, etcétera?
No, la familia está esencialmente unida por un secreto,
está unida por un no dicho (…) es siempre un secreto
sobre el goce: de qué gozan el padre y la madre. […] Lacan
hace un aporte fundamental cuando vincula el tema de la
familia con la lengua para explicar de manera racional el
secreto de la familia. El punto de partida es que la lengua
que cada uno habla es cosa de familia y que la familia en
el inconsciente es primordialmente el lugar donde se
aprende la lengua materna. (2007, p.12)

La sustracción de un saber como secreto es intrínseco a la


transmisión de la lengua. Afecta por igual a todo ser hablante
que, en tanto tal, está concernido por la castración. Es decir,
determinado por la sustracción de goce que haría falta, si fuera
posible.

Etimológicamente “secreto” proviene del latín secretus que


significa “separado, aislado, remoto”; participio de secernere,
/ INTERPRETACIÓN Y NARRACIÓN / GABRIEL LEVY 123

“separar, aislar”; derivado de cernere, “distinguir, cerner”.


De allí deriva secretaire, objeto que goza de un bien ganado
prestigio en la historia del mueble. Su distinción está dada por
el rasgo de un compartimento oculto donde se guardaban cartas
comprometidas, generalmente de la vida amorosa, de allí la
expresión “guardar un secreto”. Forma parte de una categoría
especial como objeto, portador de una dignidad, un genuino
aristócrata del mobiliario, lo que significa separado de lo común,
de lo ordinario.

La secta tiene afinidades esenciales con el secreto a partir de


la vinculación con el saber. En la secta se trata justamente de
un saber sustraído, separado, compartido solo por aquellos que
forman parte de ella. Saber que no está al alcance de todos.

“La secta del Fénix”, el breve texto de J. L. Borges –consta solo


de tres páginas–, es considerado por críticos y lectores una de
las obras más enigmáticas y eruditas del maestro de la literatura
en nuestra lengua –incluso autobiográfica en lo que concierne
a su relación al sexo– y articula magníficamente el saber con el
secreto.

Borges presenta la secta como “Gente de la Costumbre” o “Gente


del Secreto”, tal como aparece en sus fuentes más antiguas, las
Saturnales o Flavio Josefo. El texto, ciertamente enigmático,
suscita en cualquier lector diversas interpretaciones. A medida
que avanza podemos entender que no hay grupo humano en el
que no figuren partidarios del Fénix, pasando por judíos, nazis,
comunistas, gitanos, los profesionales liberales –entre otros–
descubrimos que la secta es toda la humanidad.

“Gente de la Costumbre” anticipa la concentración del secreto


en un rito. Una vez que descarta algunos rasgos que definen
a la secta –no tienen ni libro sagrado, ni memoria común, ni
idioma propio– Borges concluye: el rito es la única práctica que
124 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

observan los sectarios. El rito constituye el secreto, es él mismo


secreto, consiste en eso. El secreto como ritual no está en un
libro sagrado ni tampoco es un saber exclusivo. Dice Borges:

El rito constituye el Secreto. Éste, como ya indiqué, se


transmite de generación en generación, pero el uso no
quiere que las madres lo enseñen a los hijos, ni tampoco
los sacerdotes; la iniciación en el misterio es tarea de
los individuos más bajos. Un esclavo, un leproso o un
pordiosero hacen de mistagogos. También un niño puede
adoctrinar a otro niño. El acto es en sí trivial, momentáneo
y no requiere descripción. (…) No hay templos dedicados
especialmente a la celebración de este culto, pero una
ruina, un sótano o un zaguán se juzgan lugares propicios.
El Secreto es sagrado pero no deja de ser un poco ridículo;
su ejercicio es furtivo y aun clandestino y los adeptos no
hablan de él. No hay palabras decentes para nombrarlo,
pero se entiende que todas las palabras lo nombran o,
mejor dicho, que inevitablemente lo aluden, y así, en el
diálogo yo he dicho una cosa cualquiera y los adeptos han
sonreído o se han puesto incómodos, porque sintieron
que yo había tocado el Secreto. […] No se avenían a admitir
que sus padres se hubieran rebajado a tales manejos. Lo
raro es que el Secreto no se haya perdido hace tiempo;
a despecho de las vicisitudes del orbe, a despecho de las
guerras y de los éxodos, llega, tremendamente a todos
los fieles. Alguien no ha vacilado en afirmar que ya es
instintivo.

El mismo Borges nos acerca a la pista de lo que se trata en el


ritual. Roberto Alifano movido por la curiosidad lo consulta en
referencia a este texto:

[R.A.] —Indudablemente a todos los sectarios los une


un rito, que se refiere al Secreto, que por ser secreto
nadie conoce y usted prefiere, como dice, no confesarlo
–argumenté–. Además en su texto los sectarios no tienen
/ INTERPRETACIÓN Y NARRACIÓN / GABRIEL LEVY 125

rasgos típicos que los identifiquen; son superficiales y


hasta lo han olvidado o lo van olvidando a medida que
maduran o envejecen. También se parecen a todos los
hombres del mundo y se creen únicos y hasta destinados a
la gloria. [Borges responde:]
—¡Bueno! –suspiró Borges–. Algunos, a medida que pasa
el tiempo sólo guardan un borroso recuerdo y lo asumen
como un castigo, o una culpa, o tal vez como un privilegio
en algunos casos; aún el pacto no se ha roto, ni se romperá,
le repito, porque si así ocurriera quedarían expuestos al
grotesco.
—Quizá no se llegue a romper nunca –interrumpí–.
¿Nosotros podemos pertenecer a la secta?
—Sin duda. O hemos pertenecido –reconoció–. Lo negamos
aunque, sin embargo, algunos lo siguen practicando
en soledad de manera simplísima y elemental; también
se supone que una especie de horror sagrado impide a
algunos fieles llevarlo a cabo.
—¿Por un viejo prejuicio o porque puede haber una
razón inconfesable o una leyenda de por medio? –volví a
preguntar–.
—O porque simplemente nos daría vergüenza aceptarlo
–concluyó Borges con toda su ironía, acentuando la
sonrisa y abriendo las manos con gesto de disculpa–.

Se trata del coito, del acto sexual. Precisamente, la humanidad


hace del sexo un secreto, un secreto de todos. Tal como indica
la cita del epígrafe, el gran secreto del psicoanálisis es que “no
hay acto sexual”. Uno de los aciertos del texto de Borges es
enigmatizar el acto sexual en términos de secreto. El texto pone
en escena la pertenencia de la sexualidad humana al secreto.
Un secreto que todos practican y, sin embargo, sigue siendo un
secreto lo que ocurre entre los sexos y, a su vez, un secreto para
cada uno.
126 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Hay algo secreto en la sexualidad para cada uno. (…) “La


secta del Fénix” es el texto más condensado, más exquisito
para poner en escena la no-relación sexual, en tanto es
secreta, tanto para quienes la realizan como para quienes
no lo hacen. En eso, el rito –Borges lo indica en la última
frase de manera prodigiosa– se reúne con el instinto,
porque el rito, como el instinto, es por excelencia lo que
se hace sin saber por qué. (Miller, 2004, p.41)

“No hay acto sexual” afirmación que si bien Lacan no mantiene,


anticipa la provocativa fórmula final “no hay relación sexual”, de
la cual “La secta del Fénix” es una de sus exquisitas ilustraciones.
Parafraseando el epígrafe, el gran secreto del psicoanálisis es
que no hay acto sexual. Lacan lo sostiene hasta el final de su
enseñanza en el desarrollo de su lógica de la sexuación.

El saber falta a la verdad sobre el sexo, consecuencia de la


sustracción transmitida por la lengua, el real que concierne a
todo ser hablante.

Por último, algunas consideraciones sobre la narración, que en


el sentido moderno podemos considerar genéricamente como
relato, más allá de las variaciones que ha tenido en cuanto a su
definición. Tanto en las obras literarias como en psicoanálisis,
se trata de narraciones, considerando que un análisis es una
narración hablada, un relato hablado. No hay narración que
no implique un acto de enunciación. En el caso del análisis, la
función de escrito en lo dicho. El título del texto de Piglia La
forma inicial se refiere a la prehistoria de los grandes modos de
narrar: el viaje y la investigación, formas básicas y estables de la
narración que marcan en la historia la distribución con todas sus
variantes en géneros y tipos literarios:

Está la gran tradición del viajero, del errante, del que


abandona su patria; el astuto Ulises, el polytropos, el
/ INTERPRETACIÓN Y NARRACIÓN / GABRIEL LEVY 127

hombre de muchos viajes, el que está lejos, el que añora el


retorno; el sujeto que está siempre en situación precaria,
el nómade, el forastero, el que está fuera de su hogar y que
vive con la nostalgia de algo que ha perdido. (2015, p.51)

La vida no es más que un viaje. Un análisis también lo es. Un


analizante –es decir aquel cuya enunciación al hablar dice
“mi análisis”, cosa que no es obvia– es un viator, un viajero,
un errante de su propia vida. Un análisis no es otra cosa que
el desarrollo de esa errancia. Piglia, a propósito de la ficción,
recuerda la frase de Deleuze: “El que narra no es el que escribe y
el que escribe no es el que es”. Una ficción consiste en dejar de
ser, en un movimiento hacia la impersonalidad de la enunciación.
En psicoanálisis se modula en subjuntivo, “que se diga queda
olvidado tras lo que se dice en lo que se oye”. La vida es extraña
al sujeto. Es esa extrañeza relativa a su vida lo que lleva a que
alguien tenga necesidad de narrar, para el caso, de analizarse, con
la condición de considerar que su existencia merece ser narrada.
Cualquier obra literaria ya está escrita y si bien espera a su lector,
está editada. Un análisis se desarrolla en tantos capítulos como
sesiones podamos contar, se desarrolla en un tiempo que es el
tiempo de hablar, y no se trata del mismo tiempo que en una
obra literaria, ya escrita, ya editada. Un análisis, tratándose de
un relato hablado, se escribe a medida que transcurre, se trata
de una transmutación de lo dicho en escritura. De allí que lo
dicho admite una lectura. Podemos leer aquello que se escribe
en lo que se dice, siempre en tiempo presente, que indica que
hasta ahí aún no estaba dicho, es inédito, se edita en el mismo
momento que se dice.

Hitchcock afirma “somos adictos al suspenso” y le llevó toda


su vida desentrañar la naturaleza del suspenso. Entre tantas
definiciones, una brilla por su economía: “todos queremos
saber qué va a pasar, eso es el suspenso”. Alcanza al hilo
128 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

de cualquier obra literaria como a un guion cinematográfico.


Tratándose de un film, ubicamos el suspenso en el espectador;
en el lector, en el caso de la obra literaria. El espectador goza del
suspenso como ejercicio de su adicción. Un analizante no goza
del mismo modo del suspenso, se encuentra en souffrance,
suspendido, a la espera de saber; solo que lo espera de sus
propios dichos, del enigma que le suscitan sus propios dichos,
es un suspenso de sí. La diferencia es sensible: el espectador
está amparado en la seguridad de no estar comprometido
subjetivamente, pese a estar tomado por el suspenso. En el caso
de un analizante hay un suspenso, su querer saber y la espera
son la misma cosa, solo que está comprometido subjetivamente.

A Hitchcock no se le pasa por alto la diferencia entre el suspenso


y la sorpresa, distinción de la que se ocupa en muchísimas
oportunidades y desde diversas perspectivas. Se trata
esencialmente del tiempo. Una sorpresa tarda alrededor de diez
segundos –por más dolorosa que sea– el suspenso es necesario
sostenerlo con seis o siete rollos del film. Generalmente, la
sorpresa, es decir, la conclusión inesperada, se desencadena en
el contexto de la espera que el suspenso prepara.

El suspenso es una condición estable, necesaria para el


desarrollo de un análisis. La sorpresa es contingente –tal como
indica Hitchcock–, es fugaz, ni bien aparece, desaparece.
Se corresponde con la interpretación como acontecimiento
imprevisto. Provoca, cuando ocurre, un extrañamiento de sí, una
novedad inesperada, sometida al instante que va de la apertura
al cierre del inconsciente, una vez que es sorpresa deja de serlo.
En la interpretación no se trata tanto de un sentido inesperado,
sino de la recepción del propio mensaje del analizante bajo la
forma de “tú lo has dicho”. No hay modelo para el analista, lo que
podemos afirmar es que sostener el suspenso en el analizante
forma parte esencial de su función.
/ INTERPRETACIÓN Y NARRACIÓN / GABRIEL LEVY 129

Para terminar, dos citas de los autores ya mencionados: la


primera, de Piglia, dice que el primer momento de construcción
de la ficción consiste en “desacomodar lo cotidiano”. Otra de
Hitchcock:

¿Por qué vamos al cine? Para mirar cómo la vida se refleja


en la pantalla, desde luego…pero ¿qué clase de vida? Por
supuesto, no la clase de vida que vivimos…o la misma
vida, pero con una diferencia; y esa diferencia yace en
las alteraciones emocionales que, para facilitar las cosas,
llamamos “emociones”. Nuestra naturaleza está constituida
de tal forma que necesitamos estas “sacudidas”; de lo
contrario, nos volvemos indolentes y gelatinosos.

Al analizante lo anima un deseo de saber. Va a construir un saber


a partir de sus dichos, hasta encontrarse con el secreto; es decir,
con lo que es imposible de saber que, como dijimos, concierne
a la no relación sexual, a lo imposible de la relación sexual. En el
caso que lo pueda transmitir y decida tomar el relevo, orientar
el deseo de saber en función del psicoanálisis, tendremos
un analista. El análisis es el único lugar donde se produce un
analista. De todos modos, si el paso por un análisis le permite a
un sujeto inventar una ficción que sacuda su modorra cotidiana,
lo prive de la indolencia y la gelatinosidad… como resultado, no
parece poca cosa.

Referencias de lectura
Borges, J. L. (1956). La secta del Fénix. En Ficciones. Argentina,
Buenos Aires: Emecé. (Texto original, 1944).

Hitchcock, A. (2017). Nuevamente Hitchcock: Escritos y


entrevistas 2. Argentina, Buenos Aires: El cuenco de plata.
130 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Miller, J.-A. (agosto 2007). Cosas de familia en el inconciente.


En Mediodicho revista anual de psicoanálisis, 32, 12-16.
Argentina: EOL.

—(2004). Los usos del lapso. Argentina: Buenos Aires: Paidós.

Piglia, R. (2015). La forma inicial. Argentina, Buenos Aires:


Eterna Cadencia editores.

—(2019). Teoría de la prosa. Argentina, Buenos Aires: Eterna


Cadencia editores.

Truffaut, F. (2010). El cine según Hitchcock. España: Madrid:


Alianza editorial. (Texto original publicado en 1966).
131

Katty Skaffy

J. J. Mendoza

Escrita en la droga. Dijo que su cuerpo era una obra y que,


como todo artista punk, no había que hacer sino que había que
destruir. El fin de su obra –de su cuerpo– comenzó cuando la
destrucción empezó a ser escrita en la droga. En las escuelas del
miedo mis ojos dan clases de asustado. Nuestras vidas son la
porción de materia blanda en la que el pasado y el futuro se
besan... Se tatuaba en la lengua esas frases que brotaban de su
boca cuando se hundía en largas sesiones de alcohol y jeringas.
Mi obra necesita expandirse, dijo. Y pregonó un estiramiento
de las delgadas superficies de su piel. Se arrastró por veredas
sucias y pasillos vomitados, habitaciones de hoteles oscuros,
baños de estaciones terminales, tugurios de bella muerte. Que
es así como los llamaba ella. Tugurios de la bella muerte.
Hizo graffitis y practicó con verdadera pasión el sexo oral.
Su recompensa siempre fue la amnesia. Olvidar es una forma
de apaciguar el mal. No recordar nada de lo vivido la noche
anterior. Despertarse desnuda en lugares desconocidos con
terribles punzadas y agudos dolores de cabeza, un fuerte sabor a
semen en la boca. Cosas como esas empezaron a ser la paga que
obtenía por viajar al corazón inconsistente de las fiestas. Hay
quienes quieren unir arte y vida. El error de esa formulación está
en la Y Griega. Porque así, con la Y en el medio, el arte y la vida
132 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

empiezan siendo esferas autónomas y separadas desde el vamos.


Para Katty Skaffy esa no era ninguna meta. Su vida era un arte y
el arte era su vida. Sólo había que afanarse por hacer que cada
pincelada sobre la obra que era su vida, estuviese hecha con un
trazo exacto y perfecto.

Pero lo exacto y lo perfecto no hacen escuela. Pintaba con los


pies. Su lienzo era la calle. Su cuerpo desnudo, el pincel. Sus óleos
eran las marcas de sus tacos arrastrando vómitos de un baño a
otro. Si hiciéramos un historial de movimientos veríamos una
línea dibujando círculos irregulares siempre en el mismo barrio
oscuro y decadente de la ciudad. Tatuajes, jeringas, graffitis,
pinceles, tarros de pintura, olores a tiner y cáscaras de naranja.
Todo eso le daba a su obra los colores y el espesor justos. Pero
¿cómo catalogar esa obra? ¿En qué galerías exponer esta historia
documental? ¿La obra magna de un artista autobiográfico es su
propio cuerpo? En 1996 la revista Separata –un solo artículo por
número– dedica sus páginas al estudio de su obra. El número se
titula «El regreso de Katty Skaffy». Una fotografía de ella preside
la nota. Reseñas de su obra con fragmentos de entrevistas
ocasionales tonifican y dan vigor al artículo. Entre las páginas
aparecen pequeños testimonios autobiográficos de la artista.
Allí ella recuerda su vida en una ciudad extranjera. Que vivía en
una pensión, que vendía bijouterie, que trabajó en la calle. En
aquel momento, las drogas fueron un capítulo importante. La
droga a menudo es concebida como un pantano virtual. Pero
el hundimiento al que uno entra es un hundimiento real. Sus
servicios como hombre siempre fueron mucho más requeridos
que sus servicios como mujer. Gajes de trannie. Ese es el doble
fondo de la identidad. Todos tenemos esa doblez encima.
Algunos, como Katty, se atrevieron a llevar ese filo abierto sin
darle importancia a los comentarios. Mirarla a los ojos era como
mirar un cuchillo. Algunos, que conocían la metáfora, cuando
/ KATTY SKAFFY / J. J. MENDOZA 133

algunas tardes la veían sobria por la calle pronunciaban la frase: el


filo de Skaffy está descansando. Pero ¿descansando de qué? ¿De
algunas muertes? Porque ¿qué es un cuchillo brilloso y limpio
sino un momento de descanso en un instrumento cuyo mayor
éxtasis siempre se da en la suciedad y el entrevero? Siempre me
llamaron la atención esos hombres que destinan mucha cantidad
de tiempo a la limpieza del arma. Como si en el acto de repasar
con una gamuza la hoja de un cuchillo se estuviera revalidando
la memoria de todos los crímenes. ¿Puede un asesino ser
nostálgico? ¿O es al contrario: el acto de limpiar un cuchillo un
acto de premeditación, el momento en que se está acariciando
con paciencia y esmero el minucioso plan de un crimen todavía
puesto en el futuro? En sus diarios Jack Kerouac comenta que en
uno de sus sueños mata a tres hombres. Al despertarse escribe
sobre esos asesinatos. La experiencia de matar –concluye–, no
puede tener nada de placentero: ni aún en los casos en que se
mate a quien se desea matar.

Para Katty Skaffy limpiar el cuchillo era equivalente a bañarse.


Allí rodeaba de espuma su propio filo y se acariciaba con vigor
el brillo. De vez en cuando también se regalaba sus propias
caricias. El brillo siempre le devolvía algún placer. Las caricias
de ella misma sobre su propio cuello, los leves cambios de la
temperatura en el agua que brotaba en la flor de la ducha, el
agua enjabonada recorriendo su cuerpo, a eso se redujeron
sus placeres privados. A eso se reduce a veces la experiencia
artística en nuestra época. Algunos videos de Katty Skaffy debajo
de la ducha documentan su propia visión sobre el asunto. Katty
poniendo una canción en la radio. Katty sacándose la ropa.
Katty entrando a la ducha. Katty enjabonando su cuerpo. Katty
acariciando su filo. El video contrasta con el resto de su obra.
En él aparecen pequeños momentos visuales que alteran por
completo todas las imágenes que se tienen de ella: Katty siendo
134 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

arrastrada de los pelos por un empleado de seguridad a la salida


de un pub. Katty arrastrándose por las veredas. Katty siendo
el blanco público de vómitos colectivos en una calle. Katty
haciendo una felatio debajo de un vagón abandonado en una
estación de trenes. Todo ello puede verse en «Katty Skaffy en el
Andén», la película (DVD, 2008, 46 minutos).

//

Durante muchos años Katty llevó una libreta. En ella hacía


un resumen de sus visiones del mundo. Eran pensamientos
abstractos, reflexiones sobre el arte y la vida [artevida, como
anotaba ella], pequeños principios de disolución personal
ataviados con fuertes dosis de antifilosofía. Artevida era su
concepto fuerte. Solía rodear a su concepto con otras palabras y
neologismos que armaban familia.

Hay anotaciones de la palabra en diferentes momentos de


sus libretas. En algunos se ensayan pequeñas definiciones del
concepto. Artevida [guiño de atrevida] asumía el ímpetu de
una intermitencia, una oscilación pendular y constante entre
lo luminoso y lo oscuro, lo limpio y lo sucio, la belleza y la
fealdad, el arte y la vida, la vida y la muerte. Bajo el título de
«intermitencias», durante varias páginas enteras escribe luz,
oscuridad, luz, oscuridad, luz, oscuridad, luz, oscuridad. En
medio de las intermitencias el cambio es permanente: el cambio
es la constante. Luz, oscuridad, luz… Con una letra abigarrada y
chiquita, sus «intermitencias» van ganando terreno en la libreta.
Las palabras van poblando las páginas como un mantra, una
pequeña oración en la que pareciera que se estuviera buscando
la luz a medida en que se va entrando en lo oscuro, o a la inversa,
se va encontrando la oscuridad a medida que se va entrando
en la luz: oscuridad, luz, oscuridad, luz, oscuridad, luz... luz,
oscuridad, luz, oscuridad, luz, oscuridad...
/ KATTY SKAFFY / J. J. MENDOZA 135

¿Una sencilla metáfora de la muerte? ¿Una reflexión sobre el


sexo, las drogas, la noche? Mientras se van leyendo sus páginas
va aumentando la expectativa –la tensión– por saber cuál será
la palabra que aparecerá al final: luz, oscuridad, luz… Hacia el
final del «relato», el último párrafo aparece tachado, en lo que
parece ser una última invocación a la hermeticidad y lo oscuro.
Encima del tachón se deja leer, entremezclada con los círculos
de la tachadura, la palabra LUZ.

El «optimismo» que puede brotar de esa «luz oscura» aparece


matizado en otra de sus «Intermitencias». Bajo el mismo título
que su «poema» anterior se escribe en continuado la palabra
«oscuridad»: Intermitencias, oscuridad, oscuridad, oscuridad,
intermitencias.

Algunos de sus pensamientos son muy breves, y no insumen la


cantidad de páginas que otras veces Katty invierte para escribir
la misma sucesión de palabras. Pero son esas sucesiones de
palabras las que podría decirse que más atención despiertan. Sus
«pensamientos extensos» empiezan siendo una pequeña frase
que, como una gota, chorrea luego por toda la página. Línea
tras línea, sus palabras avanzan en la libreta al modo en que lo
hacen las líneas de soldados en el interior de una división militar.
Y aunque las guerras de trincheras hayan pasado de moda, las
batallas que ella libraba con sus cuadernos eran su forma de
sumarse a las escaramuzas del presente. Ir hasta un pub, pedir
un trago y llenar una libreta: sus pequeñas formas de continuar
la lucha. Decía que contar su aquí y ahora personal era una
forma de resistencia, el pequeño método que inventaba para
mantenerse a salvo de la cadena de montaje que se había llevado
la vida de casi todos sus conocidos. Otras veces, desistía de
hacer anotaciones en su libreta. Pegaba un puñetazo al costado
de su vaso y salía disparada a la calle para arrastrarse una vez más
como la mujer vagabunda y desesperada que era. Decía que la
136 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

calle era su casa. Y que de nada servía demorar el fin. Vivir no es


durar. La vida le había dado muchos golpes. Pero la piedra que
anidaba en su interior todavía permanecía entera. Los golpes de
la vida no la habían partido. Le habían hecho mella… muchas
mellas. Con el correr de los años, el interior tempestuoso en
el que hamacaba sus pensamientos se había endurecido. Decía
que si se le hacía una foto a su interior verían la telaraña oscura y
pegajosa en la que florecen las tirrias. Y las tormentas eléctricas
que corrían por sus venas. La verdad también era que en las
veredas oscuras y vomitadas que ella enarbolaba como un único
lugar posible, ya no había nadie. Tomada por la vejez –las leves
arrugas, la pérdida de su gracia–, todos sus amigos y clientes la
habían dejado sola. Lo más posible era que todos ya se hubieran
ido a otra parte o que, incluso, ya no estuvieran en ninguna. ¿A
dónde estarían todos sus conocidos ahora? ¿En un cementerio
tal vez? Los más jóvenes pasaban cerca suyo como si se hubiera
vuelto un ser invisible y transparente; y no el sobreviviente
épico de una época acabada. Los jóvenes que ahora tomaban
las calles, pasaban cada uno viajando adentro de su propia fiesta
de individualismo y litio, luces de purpurina y música rara. En
otra de sus notas, hablando de alguien ignoto (¿ella misma?) se
lee: «Encendió otro cigarrillo y saltó el muro. Cayó en su tumba
como en un pozo. Enfrente de ella, por la avenida, vio a una
ambulancia que pasaba con las sirenas encendidas. El tiempo
presente es el enfermo que va adentro».

Amante de los contrastes, Katty Skaffy tiene ahora un mejor


pasar. Todas las mañanas juega a la ruleta rusa con un viejo
revólver que su abuelo le regaló a su padre y que, por la misma
razón, este le regaló a ella. Después de apretar el gatillo corre las
cortinas de la ventana y mira las cúpulas antiguas del barrio. Es
el mismo barrio por cuyas calles y pasadizos se arrastró durante
tantos años. Mira por la ventana como si la ventana fuera un
/ KATTY SKAFFY / J. J. MENDOZA 137

espejo. Ni resplandores ni luz. Ni rastros de ella misma en el


reflejo. Al cabo de unos minutos de reflexión baja hasta el mismo
bar de siempre. A tomar café, fumar... y a llenar sus libretas. El
fuego eléctrico… así es como llama ella el ímpetu que la expulsó
a la vida antes, que la lleva a alimentar sus libretas con escritura
ahora.

Yo veo todo eso desde la ventana de la habitación de hotel que


alquilo enfrente. Pero ayer y hoy no vi a Katty Skaffy asomarse
a la ventana. Ya es media mañana y ahora mismo las cortinas de
su balcón todavía están cerradas. Creo que en un rato voy a ir a
hablar sobre el asunto con el conserje.

Buenos Aires, 2013.


139

Pugilato de la lengua
En torno a La Justa de la Vanidad

Gabriela Rodríguez

Desde el Eclesiastés, “vanidad de vanidades” todo cuanto


despunta sobre la faz de lo que llamamos mundo es burbuja,
polvo, humo que se fuga, fragilidad. La “criatura manipulada
y puesta en ridículo por la vanidad” es agitada como una
marioneta por la lengua, es esa cosa que apenas si se farfulla con
el nombre, cuando hacemos subir ese mundo a la escena bajo
dependencia del lenguaje. Sin embargo, sin embargo, la lengua
que hablamos se crea a cada momento, con ligeros forzamientos
en un making de fabricación que le da un aire de propia, de allí
que “uno no hace más que imaginarse que la elije” (Lacan dixit),
y eso ¡Oh vanidad!, la mantiene viva resultando para cada uno
en una relación singular con la lengua.

En marzo de 1922, la revista Vanity Fair publicaba una


entrevista que le hiciera a James Joyce una de esas plumas poco
convencionales, “la desconocida más famosa del mundo” como
le gustara decirse, que se pasaba “enturbantada” por el bosque
de la noche parisina por aquel entonces. Es Djuna Barnes amiga
de la parodia, la que colaboraba con esa revista desde la luz,
moderna ciudad, al paso que se forjaba como la escritora que
sería. En el transcurso de ese año también, era publicado en
forma de libro el Ulises de Joyce, tras sus apariciones episódicas
140 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

en otra revista, la modernista The Little Review bajo los


auspicios de Margaret Anderson. El encuentro que dio origen a
la entrevista fue mucho más que eso. Ambos extranjeros en el
París de los años 20, ella norteamericana, él irlandés, hicieron de
la conversación un modo de concentrar la atención del otro sin
que de ello se siga que allí tuvo lugar un diálogo.

El lector de la entrevista, verá aparecer a un Joyce cual, si fuera


una figura fantasmal, casi detenido por la resistencia del viento
entre la niebla y la humedad, acercándose a la ventana del
Café aux Deux Magots, lugar asignado para el encuentro. La
Barnes desde dentro, habiendo dejado su capote negro sobre
el respaldo de la silla, afina su lápiz para retratar la silueta del
que se acerca, mientras se suspende en una frase atribuida a un
místico, que pasa errante por su pensamiento: “Un hombre cuya
sensibilidad ha hecho que le hayan crucificado más veces que a
ningún otro escritor de nuestra época”. La frase-pensamiento,
que ahora forma parte del texto de la entrevista, calca el método
con el que fue hecho el Ulises, cualquier fragmento de lenguaje,
provenga este de un pensamiento, un cartel de neón –cosa
vista– o conversación al pasar –cosa escuchada–, se integra en
una composición única que oculta para el lector las líneas de
fracción desde las que fue ensamblada. Un joke private, que da
la medida literaria de Joyce a la vez que la capacidad de coqueteo
con la lengua de la Barnes, que lo sigue.

La conversación que se inicia con el tema de la conversación, es


una práctica que se hace en lengua inglesa, lengua que si bien
ambos comparten, se traza desde la lengua materna para Barnes
y encarna la lengua del amo de Irlanda para Joyce, alguien no
asentado en la lengua materna. En este pugilato de la lengua
los temas se suceden: las mujeres, la literatura, la religión, el
psicoanálisis y otros tantos… que más que un motivo, son un
medio por el que despunta el encuentro de dos ingenios de
/ PUGILATO DE LA LENGUA. EN TORNO A LA JUSTA DE LA VANIDAD / GABRIELA RODRÍGUEZ 141

signo afín. Se trata de lidiar con las palabras produciendo de


continuo evasiones, forcejeos, transgresiones de las normas del
inglés (que estudian los gramáticos lingüistas) en una “invectiva
infatigable”; maniobras que, como señala Hugh Kenner a
propósito de Joyce, no son simplemente las de alguien que
habla, sino de alguien que escribe.

El ingenio acerbic, estilo mordaz con el que fuera caracterizada


Djuna Barnes por quienes la conocieron, y la trifid tongue de
James Joyce, la lengua trífida, terrific, por terrible sí, pero
también trifle por burlesca, cada uno “neolozisando” la lengua
a su manera, incluso y más allá de lo que impone la máquina
de distorsión modernista. Djuna con sus diferentes usos de
la mofa y la parodia, separada de la “decepcionante palabra
humana”, produce esa suerte de “heteroglosia” personal en la
que juega un papel su condición de exilio. Y en el caso de Joyce,
llegando hasta el abismo de “la lengua de la lengua”, según una
idea benjaminiana que viene en auxilio, una lengua convertida
en médium, con la que no se comunica nada, se comunica a
sí misma. Íntegramente en el registro del nombre al filo de lo
intraducible.

En esta Justa de la Vanidad –título con el que se publicó la


entrevista– el lector de Vanity Fair, se anoticia menos de los
dichos de Joyce que de las regurgitaciones de lectura de la
propia Barnes, quien confiesa haber leído Dublineses durante
la guerra, consumido el Retrato del artista adolescente de un
tirón –como un vaso de agua en el desierto– hasta la lectura de
la publicación episódica del Ulises en The Little Review, donde
por fin y sólo con esta última lectura, pudo captar la voz del
cantante. Alardeo de lectura mediante, “¿quién puede jactarse
de haber leído a Joyce?” observaba Derrida, el hallazgo se junta
con el hecho de que Joyce, además, hubiese sido un cantante.
Sus palabras escritas tarareadas en la lectura como canción,
142 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

revelan para Barnes al músico en la lengua, que acerca palabras


por su sonido, ritmando homofonías, afinando homonimias,
algo que allí, en el Ulises se inicia como procedimiento y que
concluye con el experimento del Finnegans Wake. La voz del
cantante que Djuna registra en su “gramófono” lector, se presta
a un uso de la lengua en consonancia con la ficción y canto de
la palabra y del lenguaje. En el que su ejecutor compone como
en una partitura, una polifonía de voces que cruza las lenguas,
desde aquella lengua filtro –como la llamará Philippe Sollers
en “Joyce y Cía.”– el idioma “anglo”, que no es precisamente
la lengua materna, sino un ángulo por el que Joyce se abre a
todas las lenguas; no sin detenerse en la pura sonoridad con
la que encanta a la lengua como el flautista a su serpiente. En
una palabra, las palabras insertadas, apretadas, inyectadas por
otras palabras en una empresa de “babelización” que es fuga
asintótica, que “ha roto con la narrativa, aunque pueda pasar por
una forma de narración” (Kenner). Si el estilo pudo ser pintado
con la imagen loca de la mano de la literatura insertándose en la
mano del escritor, como en el interior de un guante (Cartarescu),
˘ ˘
Joyce parece invertir el gesto insertando su mano en el guante
de la literatura que tomara desde su escritura, forma moderna.

Miss Barnes había nacido en Nueva York en junio de 1892, poeta


novel, autora teatral, fue su actividad como periodista la que la
llevó a París en los años 20. Como tantos americanos Djuna Barnes
busca en París durante el periodo de entreguerras, un lugar en el
que alojarse, ganarse la vida, mientras traba amistad con Gertrude
Stein, Dylan Thomas, T.S. Eliot, o Peggy Guggenheim, personajes
de una atmósfera moderna que también es la de Joyce. Con una
treintena de años de adelanto, la Barnes se abría camino por los
senderos aún no trazados del nuevo periodismo que Tom Wolfe
promulgará. Encerrada en la jaula de un orangután se aprestaba
a hacer la crónica de un zoo, alimentada por una sonda gástrica
/ PUGILATO DE LA LENGUA. EN TORNO A LA JUSTA DE LA VANIDAD / GABRIELA RODRÍGUEZ 143

emulaba la tozudez de las sufragistas en huelga de hambre para


obtener el voto. Pero con ninguna de estas instalaciones llegó
tan lejos como con el género de entrevistas, que despliega entre
el anhelo de la observadora distante y la cercanía que sólo cultiva
la intimista. Hace la pintura del entrevistado (es literal, Djuna
dibuja a muchos de sus entrevistados) mientras la ingeniosa
ocurrencia domina y se convierte en estocada de la lengua.

La autora de El bosque de la noche que celebrara Eliot en el


prólogo que le consagra a esa obra, del Almanaque de mujeres,
donde las mujeres de la rive gauche resultan jocosamente
parodiadas, del Libro de las mujeres repulsivas, con su poética
macabra, encuentra una vía de conexión literaria con el Joyce
extravagante de sobretodo claro y zapatillas de básquet,
frecuentándose para darse gusto con la conversación, para
confiarse experiencias supersticiosas o burlarse del egotismo
de Gertrude Stein. Además, están sus cartas y los diseños, las
ilustraciones, los pequeños manuscritos, esas minucias acopiadas
en Selected Works of Djuna Barnes publicadas en 1962 con el
conjunto de su obra, que obran el resto de una adhesión a las
palabras; Djuna como su Nora, la de El bosque de la noche creía
en la palabra como los primeros cristianos.

Joyce se tomó en serio a Djuna Barnes, Shari Benstock lo informa


y Richard Ellmann lo confirma, y tal vez, el fundamento de su
conexión literaria es lo que le hace decir a Eliot, en el prólogo
de El bosque de la noche, que la prosa de Miss Barnes tiene el
ritmo propio de la prosa, aunque un fraseo musical que no es el
del verso, y que da a su novela toda, el valor de una composición
musical.

Barnes como lectora de Joyce, en una escena de lectura que


se recrea como formando parte de la entrevista, cambiando de
un codo a otro mientras pasa las páginas, se desalienta como
144 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

escritora. Dicen, habría dicho, después de leer el Ulises por


entregas: “Nunca escribiré ni una sola línea más. ¡Quién puede
tener arrestos para hacerlo después de esto!”. Y lo hizo, tuvo el
arresto para escribir El bosque de la noche publicado en 1936.
Hacia el final del célebre prólogo mencionado, en una suerte de
alarde filosófico, T. S. Eliot aprecia que en la medida en que nos
aferramos a objetos creados y aplicamos nuestra voluntad a
fines temporales, estamos roídos por el mismo gusano, todos
nosotros. De esa comunidad se ocupa Lacan, aunque le gustaría
invertir el argumento para provocar un retruécano, asignándole
al lenguaje el lugar del gusano por el que estamos roídos, así
y por su causa, nos aferramos a objetos creados y aplicamos
nuestra voluntad a fines temporales.

Lacan llega a sostener que en Joyce se constata ya desde


sus primeros trabajos cierta relación con la palabra que se
caracteriza por la necesidad de destrozar, descomponer esa
palabra, cada palabra que va a ser escrita, al punto de disolver
con esta operación al lenguaje mismo, su identidad fonatoria, el
inglés en particular, pero no solamente. En lo que escribe Joyce
se desarticula y rearticula, al mismo tiempo que se anula, el
máximo de trastos lingüísticos, históricos, religiosos o también
míticos, que se alojan en una lengua. La pista que Lacan sigue
al interesarse por Joyce no le permite decidir si por medio de
ese procedimiento de escritura que descompone la palabra,
Joyce se libera del gusano palabrero, que nos agita como a una
marioneta y por el que somos roídos. O, por el contrario, en lugar
de liberarse, se trata de dejarse invadir sin oponer resistencia,
por esa sonoridad de la palabra, por “el ruido y la furia” de una
polifonía sin significación. Liberarse o dejarse invadir, se revelan
modos de hacer con la lengua, y se podría sostener todavía, que
el hecho de dejarse invadir cual si fuera una receptora, pero en
una modulación continua, “calculada” y a fuerza de escritura,
/ PUGILATO DE LA LENGUA. EN TORNO A LA JUSTA DE LA VANIDAD / GABRIELA RODRÍGUEZ 145

retomando la ambigüedad que Lacan dejara en suspenso,


resulta una posibilidad lógicamente más acorde a su desarrollo
y a la excepcionalidad de Joyce como escritor que se ocupa de
lalengua de las lenguas mismas (Jacques Aubert).

Jacques-Alain Miller en el comentario que le dedica al texto


Joyce el síntoma, le concederá a la escritura de Joyce el valor
de un biombo, con lo que este puede tener de protección,
incluso de separación, contra los ecos amenazantes de la lengua
como vero núcleo traumático. No obstante, el biombo a su vez
constituye una suerte de protección móvil, con sus bastidores
que se abren y se cierran, que se despliegan sobre sus goznes,
seleccionando aquello de lo que ha de separarnos. Puesto aquí,
puesto allá, una frontera móvil que no cesa de escribirse, los
libros de Joyce se mueven, tal como considera Richard Ellmann
–biógrafo y estudioso de Joyce, referencia excluyente para
el Joyce de Lacan–. Pero si se mueven, hay que decir que se
mueven en sentido indirecto, con elegancia hacia lo que pueda
considerarse su objetivo, consiguiendo dar una apariencia
totalmente improvisada a lo que en su escritura es absolutamente
programático. Así se lo hará saber a Frank Budgen, dos oraciones
podrían tomar un día entero de trabajo, “perfecta disposición”,
“orden que resulte apropiado”, cual tipógrafo para poder decir
al fin: “lo he logrado”.

La imagen de una tenia, ese insidioso gusano parásito, esta


vez a Carl Gustav Jung en su revulsiva crítica del Ulises, para
dar la clave de esta escritura. El carácter vermiforme, cualidad
“inaudita y torcida del escrito”, que crea una cola para la cabeza
cortada, y una cabeza para la cola perdida, le parece a Jung,
impregna todo el libro. La tenia, esa suerte de “cosmos vital”
tiene una capacidad reproductible fabulosa, una fecundidad
horrenda que ilustra la abundancia inagotable de los capítulos
del Ulises. Ahora bien, “la tenia no puede producir otra cosa
146 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

que una tenia”, el libro de Joyce podría tener lo mismo 1.470


páginas que un múltiplo cualquiera de esta cifra, asegura Jung
en su indignada lectura. Esta “abigarrada alfombra de palabras e
imágenes” no es un sueño ni una revelación del inconsciente,
vale decir para Jung, coincidiendo en este punto con Lacan, no
se da a la interpretación.

Lo horroroso de la imagen de la “tenia”, por donde Jung confiesa


no haber podido sondear los motivos de lo que allí se escribe,
tras esas envolturas nada se esconde, a ojos vista para Jung
Joyce no se dirige a ningún espíritu ni al mundo, lo impulsa a
la sospecha de que el libro, sin embargo, podría exponer algo,
sin que Joyce haya querido exponerlo; la lectura se rebusca y
dice: “se lo ha expuesto a él, y de aquí quizá esa soledad sin
par, ese procedimiento sin testigos oculares, esa irritante
descortesía con el curioso lector”. Con eso goza, dirá Lacan,
simplificando la intuición de Jung. Si bien el libro confronta al
que fuera el delfín fallido de Freud con su propia tontería, la de
la búsqueda del sentido, eso no le impide captar la soledad “sin
par” que queremos subrayar, y que se lee como el abismal uno
lo sabe, uno mismo solo, del “Prefacio a la edición inglesa del
Seminario 11” que permite para Lacan estar seguro de que se
está en el inconciente como en el espacio de un lapsus, que ya
no tendría ningún alcance de sentido, chance para desabonarse
del inconsciente.

Según reflexiona Ellmann a partir del Joyce de Cuatro


Dublineses, “la lingua comete lapsus, nadie sabe porque”,
razón por la cual la lengua puede ser también dominio de lo
Unheimlich. “Nos dormimos hablando en latín –prosigue
Ellmann haciendo gala de su erudición– y despertamos hablando
en francés. Las palabras se descomponen, se combinan con otras
importadas misteriosamente de otros idiomas. Juegan con sus
propios componentes”. Si bien es cierto que Joyce por su parte,
/ PUGILATO DE LA LENGUA. EN TORNO A LA JUSTA DE LA VANIDAD / GABRIELA RODRÍGUEZ 147

trabajaba con esas leyes y su arte consistió en concentrar en


una sola “palabra”, el alcance de una serie de transformaciones
lingüísticas que podrían haber tomado cientos de años. Ese
hacer con la lengua que lo pinta como su amo, nos recuerda de
igual modo al perro, que Djuna Barnes describiera en el chaleco
de punto que Joyce lleva para ese encuentro. El perro y su amo
al que sigue a través de los siete ciclos del cambio. Joyce se
comporta como el amo de la lengua a la que ha conseguido
volver menos feroz, menos al acecho.

Dos vanidades se saludan, una celebra esa “flor rabelesiana”


del Ulises, la otra, agradecida pone entre las manos de la dama
enturbantada esa flor. Un año después de ocurrido este primer
encuentro con motivo de la entrevista, Joyce le regalará a Djuna
Barnes el original del Ulises con sus anotaciones.

Agradezco a Ricardo Ezequiel Gandolfo la oportunidad de conversar sobre el


texto, así como sus valiosas sugerencias.

Referencias y bibliografía
Jacques Aubert, “Lacan en joyceano”, Lacan Quotidien N°
902, diciembre 2020. Ver: http://www.eol.org.ar/biblioteca/
lacancotidiano/LC-cero-902.pdf

Djuna Barnes, Perfiles. Editorial Anagrama. Barcelona 1987. Se


puede leer versión electrónica en: http://casadeletras.com.
ar/2019/04/04/la-justa-de-la-vanidad/

Shari Benstock, Mujeres de la “Rive Gauche” París 1900-1940.


Editorial Lumen. Barcelona 1986.
148 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Jacques Derrida, Ulises gramófono. Tres Haches. Buenos Aires


2002.

T. S. Eliot, Prólogo a El bosque de la noche de Barnes Djuna.


Seix Barral. Biblioteca Breve. Barcelona 1987.

Richard Ellmann, “El arte y la parte de James Joyce”. En Cuatro


Dublineses. Tusquetes Editores. Barcelona 1990.

Carl Gustav Jung, ¿Quién es Ulises? Enrique Santiago Rueda


Editor. Buenos Aires 1992.

Jacques Lacan, Seminario 23, El síntoma. Editorial Paidós.


Buenos Aires. 2006.

Jacques Lacan, “Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI”.


Intervenciones y textos 2. Manantial. Argentina 1998.

Jacques Lacan, “Joyce el síntoma I”. Uno por uno, Nº44. Revista
Mundial de Psicoanálisis. Edición latinoamericana. Otoño 97.

Jacques Lacan, “Joyce el síntoma II”. Uno por uno, Nº45. Revista
Mundial de Psicoanálisis. Edición latinoamericana. Primavera
97.

Eric Laurent, Goce, Síntoma. Revista Fin de Siglo, Nº5.


Noviembre 1987.

Harry Levin, James Joyce. Breviarios del Fondo de Cultura


Económica. México- Buenos Aires 1959.

Jacques-Alain Miller, “Joyce con Lacan”. Uno por uno, Nº45.


Revista Mundial de Psicoanálisis. Edición latinoamericana.
Primavera 97.

Hugh Kenner, Flaubert, Joyce y Beckett: Los comediantes


estoicos. Fondo de Cultura Económica. México 2011.
/ PUGILATO DE LA LENGUA. EN TORNO A LA JUSTA DE LA VANIDAD / GABRIELA RODRÍGUEZ 149

Ricardo Piglia, “Cómo está hecho el Ulysses”. El Último lector.


Anagrama. Argentina 2005.

Philippe Sollers, “Joyce y Cía”. Revista XUL. N°9, marzo 1993.


Versión electrónica: https://www.bc.edu/research/xul/xul_09/
xul_09_23.htm
151

Elogio del enigma y de la frontera

Vilma Coccoz

Estas reflexiones se sitúan en el campo que Lacan denominó


Lituraterra, zona común al psicoanálisis y a la literatura. En esta
zona no es necesario explicar que el ser se forma en las aguas
del lenguaje. En palabras del poeta Michel Leiris, en esta zona se
admite, sin reservas, que Langage tangage1. Y de ello se ocupan,
aunque de manera muy distinta, el psicoanálisis y la literatura.

La distinción entre seres de ficción y seres reales no es un tema


menor ni carente de importancia en la delimitación de esta zona.
Desde la temática de los impostores a la disputa sobre hechos
fácticos y ficticios hasta la validez de la literatura testimonial o
autobiográfica, surgen temas de interés común como racimos;
lo que llamamos humanidad, creadora de mundos, fermenta
en el humus2 del lenguaje, factor de creación y humillación; de
gloria y servidumbre.

Cada ser que nace en este complicado mundo se ve obligado,


en razón de sus necesidades más humildes, a reeditar “el gran
problema de la vida”, la falla del goce que trae consigo el carácter

1. Le lengage t’engage: el lenguaje te compromete, te incita, te toma.


2. J. Lacan, “El ser humus, el ser humillado, el ser humano, el ser que pueden llamar
como quieran…”. Conferencia de Ginebra sobre el síntoma. En Intervenciones y textos 2.
Manantial. Buenos Aires. 2008. p.129.
152 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

parasitario del lenguaje; cada uno, en sí mismo, experimenta


esa falla como su esencial incógnita. A esa zona opaca de la
subjetividad Freud le dio el nombre de inconsciente.

Con ese descubrimiento el psicoanálisis conseguía objetar el


espejismo de las Luces; otra lógica podía extraerse del modo en
que los pensamientos nos asedian3, nos asaltan, nos persiguen, de
forma arbitraria y caprichosa, hurtándonos el supuesto dominio
de la razón sobre las pasiones en el que se había empeñado la
filosofía.

La expresión “el misterio en el psicoanálisis”, formulada por


Jacques-Alain Miller en su curso Un esfuerzo de poesía4, evoca
El misterio en las letras de Mallarmé. En ese texto el poeta
anticipa a Freud: “Debe haber algo escondido en el fondo de
todos, creo decididamente en algo oculto –que significa cerrado
y tapado– que habita en el común.”5 Frente a la tiranía de lo útil
que ya venía ganando terreno en esos tiempos, Mallarmé apuesta
por la elaboración de una doctrina del enigma (del ocultamiento
poético) que enaltece hasta declararlo como el fin mismo de la
literatura. El escritor debió enfrentarse a los “astutos maliciosos”
que se atrevían a calificar su poesía de ininteligible. Él encuentra
en tal valoración una profunda incapacidad para valorar lo
oracular, una manifestación del odio por lo oscuro que nace de
la ignorancia y de la negación de la opacidad, del enigma que
habita en cada uno de nosotros.

La protección de esta zona de la subjetividad se ha vuelto


urgente en estos momentos en que las Luces, travestidas de
falsas ciencias, lo inundan todo con su temible ideología de la

3. Miller compara a perros voraces a “los pensamientos nos carcomen”. J.-A. Miller, Un
esfuerzo de poesía, Paidós. Buenos Aires. 2016. p.27.
4. J.-A. Miller, Ibídem, p.33.
5. Citado por J.-A. Miller, ibídem.
/ ELOGIO DEL ENIGMA Y DE LA FRONTERA / VILMA COCCOZ 153

evaluación. Parafraseando a Miller, el poeta no encontró la luz


en el corazón del sujeto sino la oscuridad, cada uno tiene que
vérselas, en sí mismo, con una parte oscura que lo devora; la
insistencia sobre la claridad que impone la ciencia está destinada
a velar, a calmar o a asfixiar.

Mallarmé profiere una encendida advertencia contra la tiranía


de las Luces: ¡Comprend pas! (¡No comprendan!) cuyo eco
encontramos en Lacan, quien curiosamente, fue acusado,
también, de oscuro. Cuando se regocija de que sus Escritos no se
comprendan es porque, al igual que la poesía, su incomprensión
dará ocasión de leerlos, de explicarlos, no sin poner en ello algo
de uno mismo, de su propia cosecha6, lo cual es esencial para
obtener un efecto de formación en los analistas, cual era su
principal preocupación.

El cultivo del enigma frente a la dictadura de la transparencia


puede considerarse un primer principio de Lituraterra; en ella
es preciso realizar, siguiendo a Miller un esfuerzo de poesía, a
fin de proteger, junto a la necesaria y rigurosa elucidación del
funcionamiento del inconsciente, su misterio vital, su sustancial
enigma.

Freud y los enigmas


¿Qué pudo llevarle a pensar que los síntomas representaban un
enigma semejante a los jeroglíficos? La constatación de que, como
éstos, volvían siempre al mismo lugar, como una inscripción
en el cuerpo; portando un sentido ignorado y una satisfacción
paradójica; vinculados, pues, a ciertos significantes cuya clave
de lectura no estaba disponible. De la mano de Freud, –quien le

6. “Il faut y mettre du sien”, hace falta poner de sí, “poner el cuerpo”.
154 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

concede carta de ciudadanía– entra en la gran escena del mundo


el drama neurótico, a cuya formulación se podía acceder por el
camino de la razón inconsciente de los síntomas. Así verían la luz
los enigmas existenciales que ordenan el libreto de la histeria: ¿soy
hombre o mujer? y de la neurosis obsesiva: ¿estoy vivo o muerto?

Los casos de Freud Dora, Juanito, El hombre de las ratas,


El hombre de los lobos, La joven homosexual son relatos
construidos a partir de la particularísima experiencia de lectura
que constituye un análisis. En ésta se elaboran las historias
particulares, la versión épica de los atolladeros existenciales que
la estructura impone a los seres hablantes y a los que Freud le
concedió el rango de “novela familiar”.

El modo en que están construidos los historiales recuerda el


estilo de Goethe, y fueron elegidos por su fuerza probatoria para
la transmisión de esta singular práctica de palabras, destinada
a elaborar la construcción de la historia personal, y en cuya
elaboración se inserta el oyente, el analista, orientando la lectura
del inconsciente.

Cada uno de ellos ocupa el lugar de paradigma de la clínica


freudiana, que se distingue así de la psicopatología: no responden
a cuadros patológicos sino a modos singulares de articulación y
resolución fallida del enigma, del gran problema de la vida: la
cuestión del deseo y las dificultades de la satisfacción. Su valor
irrepetible les mantiene como referencia fundamental sobre la
que se sucedieron las críticas, las correcciones, las ampliaciones.

Ya en la época de Freud grandes escritores y guionistas


abrevarían en el saber psicoanalítico para abrir las compuertas
de la intimidad de los sueños y fantasmas en la construcción de
sus ficciones: Stefan Zweig, Arthur Schnitzler, Thomas Mann,
entre otros. En su literatura incluyen fragmentos de nuevas
maneras de habitar el discurso y de afrontar los enigmas.
/ ELOGIO DEL ENIGMA Y DE LA FRONTERA / VILMA COCCOZ 155

Freud conquistó un vasto saber sobre las leyes, sobre la dinámica


y las inercias que rigen en el inconsciente, pudiendo iluminar
gran parte de esa zona incógnita. Sin embargo, no redujo un
ápice el misterio, el carácter opaco de los grandes enigmas de
la subjetividad, más bien, contribuyó a precisar su formulación:
¿qué es un padre? ¿qué quiere la mujer? ambos anudándose en
el ombligo del inconsciente de cada criatura, por el cual, éste
“conecta con lo desconocido”.

¿Qué es un caso?
Es la historia subjetiva construida con la colaboración del
analista en el marco de un análisis, donde se aprende a leer el
inconsciente, a escucharse. En la medida en que los síntomas
traducen el desvarío del goce, su desciframiento se rige por dos
preguntas ¿por qué? Y ¿para qué? A partir de las cuales es posible
acceder a un orden lógico para situarse en la existencia.

Por ello tal lectura no es neutra, ni semeja a una hermenéutica.


Implica el lazo con el analista en la transferencia y se lleva a
cabo en un itinerario plagado de dificultades debido a la propia
estructura del inconsciente, que se ha conformado como
rechazo del saber: “el ser, hablando, goza y no quiere saber nada”
sentencia Lacan. Goza y da vueltas en redondo; para salir del
redil es necesario un deseo decidido, el coraje de querer saber;
la invención del psicoanálisis ha concedido a los seres hablantes
un lugar donde decir las miserias, evitando así desparramarlas,
sin saberlo, en todos los ámbitos de su vida. Si tenemos en cuenta
la obscenidad del goce explícito y la degradación que conlleva,
tal como se expone sin pudor en nuestros días, tendremos una
medida del beneficio que aporta el análisis, que Lacan resumía
diciendo: “vuelve el amor más digno”.
156 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

La construcción de los casos se ha extendido a la confección


del testimonio en el que se intenta verificar la emergencia del
deseo inédito del analista –una vez concluida la experiencia–,
en el dispositivo del pase que otorga un título de garantía de la
Escuela de Lacan. Evidentemente, aunque no se valora su calidad
literaria, sí se toma en consideración el bien decir cuyo efecto
de transmisión se verifica en la comunidad.

Psicoanálisis y literatura
En diversas oportunidades se ocupó Freud de la creación literaria,
en El poeta y los sueños diurnos encontramos la afirmación
de que el poeta comparte con sus congéneres los fantasmas
inconscientes que tienen su raíz en las pulsiones primarias.
Cómo consigue el poeta, con su técnica, la transformación
de tales fantasmas, de tal modo que la repugnancia que
experimentaríamos ante ciertos hechos se convierta en placer de
leerlos o escucharlos, ése es “su más íntimo secreto” concluye.
El psicoanálisis no está llamado a desentrañar la esencia del arte
y es preciso reconocer que ni “el máximo conocimiento de las
condiciones de la elección del tema poético [ni] de la esencia del
arte poético habría de contribuir, en lo más mínimo, a hacernos
poetas”.7

En la Metapsicología desarrolla el concepto de sublimación


añadiendo un aporte esencial a la función catártica (el despertar
del temor y la piedad) que Aristóteles había concedido a la
acción del teatro sobre el público, si bien es cierto que tuvimos
que leer el Seminario VII dedicado a La ética del psicoanálisis,

7. S. Freud: El poeta y los sueños diurnos. En Obras Completas. Tomo II. Biblioteca Nueva.
Madrid. 1973. Pág. 1343.
/ ELOGIO DEL ENIGMA Y DE LA FRONTERA / VILMA COCCOZ 157

para valorar el alcance de la operación sublimatoria como un


nuevo fin pulsional o de goce, que especifica las creaciones de
la cultura y las distingue de la sociedad, cuyos lazos se sustentan
en la identificación.

Sin embargo, y a pesar de haber escogido la tragedia de Edipo


para bautizar la matriz inconsciente del deseo, y aún habiendo
realizado un estudio sobre la personalidad de Dostoievsky, Freud
no analizó novelas. “… se contuvo”8.

En el texto Lituraterra Lacan se manifiesta contrario a que el


psicoanálisis pueda contribuir en nada a la crítica literaria, una
zona, dice, propia del discurso universitario, en el que el saber
ocupa el semblante de agente del discurso, y precisa: “…que
el psicoanálisis penda del Edipo no lo califica en modo alguno
para reconocerse en el texto de Sófocles.” Añade a ese juicio
una apreciación a tener muy en cuenta: “…la inadecuación de
su práctica (la del psicoanálisis) para motivar el menor juicio
literario”.9

En el texto de Homenaje a M. Duras no es menos tajante: “…en


su materia el artista le lleva siempre la delantera [al analista] y no
tiene por qué hacer de psicólogo allí donde el artista le desbroza
el camino”.10

Una posición que Lacan había tomado al acometer su estudio


sobre Hamlet en el marco del Seminario VI El deseo y su
interpretación, cuando advertía que se trataba de un personaje,
no un caso; una aclaración fundamental si tenemos en cuenta
que, según sus palabras, “…las creaciones poéticas más que

8. J. Lacan: Le Séminaire XXIII; Le sinthome. Seuil. Paris. 2005. Pág. 71.


9. J. Lacan: Seminario 18: De un discurso que no fuera del semblante. Paidós. Buenos Aires.
2009. Pág.106-107.
10. J. Lacan: Homenaje a M. Duras en Intervenciones y textos II. Manantial. Buenos Aires.
1988. Pág.66.
158 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

reflejar las creaciones psicológicas, las engendran”. Así nos


brinda una orientación muy precisa a fin de establecer la frontera
necesaria entre la literatura y el discurso analítico.

De Marguerite Duras dirá “ella evidencia saber sin mí lo que yo


enseño”, demuestra “que la práctica de la letra converge con
el uso del inconsciente”. El artista, a diferencia del neurótico,
puede usar del inconsciente en su creación, del inconsciente con
un rigor exquisito, sin tener de ello la menor idea: la escritora
le había confesado que no sabía de dónde le había surgido su
personaje de Lol V. Stein.

Jacques Lacan: una original doctrina de la letra


La preocupación de Lacan por el fin propio del análisis, alcanzar
lo real, es decir, por distinguirlo de una mera narratología, por
hallar la diferencia absoluta de cada ser hablante, propulsó su
última enseñanza; en ella el énfasis se desplaza de la palabra a la
escritura, siempre con el fin de esclarecer lo que en la operación
analítica hace posible un nuevo decir, un cambio real en el modo
de habitar el discurso.

¿Cómo detener la fuga del sentido, su deslizamiento infinito?


¿cómo alcanzar lo real de la estructura, lo imposible de decir?
Estas preguntas encontrarán una respuesta en la escritura, –la
frontera entre lo real y lo simbólico–, un tope a la deriva del
sentido. En la exploración de Lituraterra la orientación es clara:
¿qué debe ser la interpretación analítica para hacer posible la
conquista de tal límite? ¿Cómo conducir, a través de la palabra,
a una escritura que no la sumerja en las nubes del sentido,
siempre presto a escaparse como en un tonel de Danaides? Para
responder a estas cuestiones se refiere a la operación del poeta,
cuyo arte es producir, con su escritura, un efecto de sentido y
/ ELOGIO DEL ENIGMA Y DE LA FRONTERA / VILMA COCCOZ 159

un efecto de agujero. Es una preciosa indicación, porque nos


ayuda a distinguir los escritores que consiguen ambos efectos,
de sentido y agujero. El estudio del arte que conquista esta
operación nos interesa sobremanera, para captar la homología
con la interpretación analítica.

Esta es la contribución del psicoanálisis a la teoría literaria,


afirma Lacan, no se trata de un método de interpretación sino
de la localización de su límite, la noción de un savoir en échec,
un saber fracasado, lo cual no significa el fracaso del saber
sino la imposibilidad de su clausura. Un saber que lleva, en su
seno, el agujero, y, en tal caso, algo –un fragmento– ha cesado
de no escribirse. En el caso de los escritores que afrontaron
escribir ficciones a partir del real más espantoso e imposible de
concebir, esta precisión es de lo más pertinente. Imre Kertész,
Aharon Appelfeld, Paul Celan, Claude Lanzmann… son ejemplos
singulares de este tipo de hacer artístico que pone en cuestión
la existencia del género de literatura del Holocausto. Ellos saben
mantenerse en la frontera donde la ficción nombra y, a la vez,
vela el horror, lo imposible de pensar y de decir, reclamando la
memoria perpetua de los que no están.

Las ficciones, la escritura


Aunque los desarrollos sobre Lituraterra pertenecen a la última
época de su enseñanza, no es casual que el texto sobre La carta
robada que inaugura los Escritos, verse precisamente sobre una
carta (lettre en francés) de la que se ignora el contenido, pero
cuya pista determina la posición subjetiva de quien la detenta.
Al concebir semejante mensaje que consiste en la elisión del
mensaje, el genio de Poe revela su saber hacer con la letra, un
talento que, según Lacan, “…no puede elucidarse mediante
ningún rasgo de psicobiografía”.
160 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Si bien de tanto en tanto Lacan hace mención a algún caso


de su práctica, no escribió historiales. La versión lacaniana
del psicoanálisis se construye laboriosamente a través de
innumerables lecturas que innovan, corrigen y enriquecen
la versión freudiana. Lacan se apoya en ficciones literarias
o filosóficas con el fin de rubricar la lectura analítica de los
atolladeros de la subjetividad puestos en orden gracias a un
nuevo discurso, a la luz del cual se coordinan con la existencia
del inconsciente y la falla del goce.

Si nos guiamos por esta perspectiva en la que el artista nos lleva


la delantera en la invención de las ficciones, y en la medida en
que no hay hechos sino hechos de discurso, podemos notar
cómo Lacan va enhebrando con los hilos de la cultura los
complejos caminos en que transitan las existencias influidas por
las ficciones y semblantes creados por los artistas. De esta forma
los hechos clínicos se entrelazan con las figuras del malestar que
nos brindaron los clásicos y a las que secreta cada época.

De las múltiples referencias podemos extraer algunas claves para


ilustrar la singularidad y la originalidad de la versión lacaniana
del psicoanálisis:

–En primer lugar, el drama pasional derivado de la captura


especular en la relación del yo con el semejante, –el narcisismo–,
en cuya estructura Lacan inyecta la infernal dialéctica del amo
y el esclavo de Hegel, revela su faz cómica en un clásico, el
personaje de Sosia de la comedia de Plauto, Anfitrión, y alcanza
su estrellato en la obra homónima de Molière.

–Cuando acomete la lectura de la experiencia analítica de


Dora, Lacan escoge una perspectiva muy original al ordenar la
experiencia desde el punto de vista de la conquista de la verdad
en una dialéctica escandida por la interpretación analítica.
Además se sirve de una figura hegeliana, el alma bella creada
/ ELOGIO DEL ENIGMA Y DE LA FRONTERA / VILMA COCCOZ 161

por Goethe, cuya esencia es la pasión insurgente ante el


desorden del mundo del que se proclama víctima, ignorando su
contribución activa a la fabricación de la falla que denuncia. En
la figura de Karl Moor, el héroe de Los bandidos de Schiller esta
figura alcanzará su dimensión política.

–Lacan redujo el Edipo freudiano a una operación metafórica


por medio de la sustitución del deseo de la madre por el nombre
del padre gracias a la cual se ordenaban las significaciones
de nuestro mundo, y cuya falta volvía errática la existencia.
La acción del significante paterno distinguido del conjunto,
regulando el circuito de la comunicación al procurar los puntos
de abrochamiento de su acción simbólica, se puede distinguir
en el intercambio entre Abner y Joad, personajes de Atalía, de
Racine.

–Las clases que dedicó a Hamlet son apasionantes, tejidos en un


suspense especial, sus desarrollos demuestran que el atractivo
que ejerce “Hamlet, el enigma” a través de los tiempos, procede
de la lógica subjetiva en la que está tramada esta tragedia del
deseo y de la imposibilidad de la acción, a pesar de saber las
justas razones en las que podría sustentarse.

El valor único de esta pieza de Shakespeare no reside solamente


en la invención de este personaje singular sino en la trama de
los lugares de la estructura, que se despeja nítidamente y se
convierte en una brújula del análisis: la inhibición del acto se
debe a que su deseo está suspendido del deseo, del tiempo del
Otro. Por tal motivo, la recuperación de la potencia sobreviene
una vez atravesada la subjetivación de la pérdida, en el momento
del duelo por Ofelia.

–Asimismo, escogerá Antígona para ilustrar el drama del sujeto


suspendido en esa zona de la subjetividad donde sólo resta el
dolor de existir. Situada en ese lugar imposible, más allá de
162 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

los bienes y de la belleza, más allá del principio del placer, la


existencia subjetiva se manifiesta inconciliable con la estética y
la moral. De ahí que el psicoanálisis, que avanza y explora esta
zona de forma calculada, debe formular los principios éticos de
su acción, porque el corazón del principio de realidad en el que
opera la razón práctica, no alberga la capacidad de adaptación,
sino la mortificación del superyó.

–También encontrará en la pieza de Wedekind El despertar de


la primavera, un racimo de personajes debatiéndose en la árida
transición de la pubertad hacia la adolescencia a través de los
cuales se esclarece que en esta época de la vida, acontece el
necesario despertar de los sueños. Un encuentro estructural con
la falla del lenguaje para decir el sexo que puede desencadenar
las más diversas soluciones subjetivas.

–Mediante las imponentes figuras femeninas de Lol V. Stein


de Marguerite Duras, La mujer pobre de León Bloy y de la
poesía mística, consigue atrapar las misteriosas huellas del goce
enigmático de la mujer, que se insinúa más allá del falo.

–También ilustrará el paisaje de la escena perversa, fetichista,


que caracteriza el goce masculino con la pieza El balcón de
Genet.

–Y mostrará el camino trazado por la destitución del padre de la


era post-edípica y su incidencia sobre la problemática del deseo
en el mundo moderno, a través de la Trilogía de Claudel.

–Los “casos” de Gide y Joyce merecen una consideración aparte.


En cierto sentido podemos decir que en el texto sobre el primero
anticipa los prodigiosos hallazgos que aportará estudiando el
segundo. Ninguno de los dos escritores fue psicoanalizado, pero
ambos brindan la ocasión de ampliar el territorio de la clínica
/ ELOGIO DEL ENIGMA Y DE LA FRONTERA / VILMA COCCOZ 163

analítica. En ambos casos Lacan infiere la clínica a partir del


material biográfico, los textos y cartas.

En el texto Juventud de André Gide se coloca a distancia de


cualquier psicobiografía; lleva a cabo un trabajo de deducción de
la posición del escritor en la estructura. Estudia la composición
de la persona, su “autocreación”, interesándose por la
“autoclínica”, por el modo de tratar su síntoma, que denominó
“el secreto del deseo” en Gide, formulado como el enigma
fundamental “¿qué fue para ese niño su madre?”11 Respecto de
Joyce, la solución artística cuyo rastro reconstruye Lacan, podría
formularse respecto de la pregunta ¿qué fue para ese niño su
padre? Joyce descifra su propio enigma, a través de su personaje
de Stephen Dedalus.

Ambos casos de serescritos (scriptuêtres)12 se diferencian del


análisis, experiencia de palabra, propia de los seres hablantes
(parlêtres). Sin embargo, ambos casos aportan una preciosa
enseñanza sobre la categoría de sínthoma, inventada a partir
de la experiencia de quienes Lacan llamó “desabonados del
inconsciente”, que usan de él sin tener de ello la menor idea, sin
pretender encontrarle un sentido personal.

Gracias a estos descubrimientos Lacan consiguió reformular la


práctica analítica más allá de las fronteras del sentido edípico
que conocemos como clínica continuista. Una parte de los
seres hablantes se sirven del Edipo para intentar resolver los
enredos, los embrollos propios de su condición. Pero no todos
recalan en el padre para orientarse, existen una multiplicidad
de soluciones, tantas como puedan propiciarse gracias a la

11. Jacques-Alain Miller: Acerca del Gide de Lacan. Malentendido. Buenos Aires. 1990.
12. Jacques-Alain Miller: Cosas de finura en el psicoanálisis. Curso del 3 de diciembre de
2008.
164 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

potencialidad creadora de la lengua, cuya diversidad Lacan


subraya al escribir lalengua, fértil en suministrar un asiento a
los extraviados cuando pueden hacer algo con ella. El analista
lacaniano está llamado a brindarles su escucha a fin de impedir
su naufragio.

Nuestro cometido
En Lituraterra debemos cuidar este territorio fronterizo, el país
de la subjetividad y sus enigmas. Nuestro mayor designio es
proteger esa zona opaca, oscura e incógnita, ante la constante
amenaza de su desaparición. En esta terra, nuova e antica, que
descubrimos con alegría cada día, es nuestro privilegio cuidar
del misterio en las letras y en el inconsciente.

La labor del analista implica respetar el esfuerzo de poesía


que cada analizante lleva a cabo al construir las ficciones que
responden a sus enigmas, y son tejidas con las letras de su goce
singular. El arte nos ha enseñado que se puede hacer algo con
ellas, como lo expresa Jean Genet en su elogio al escultor: “Me
parece que el arte de Giacometti intenta descubrir esta herida
secreta de todo ser, incluso de toda cosa, a fin de que ella, la
herida, se ilumine (…). La obra de Giacometti comunica el
conocimiento de la soledad, la herida, singular, diferente para
cada uno, de cada ser y de cada cosa (…) y de que esta soledad
es nuestra gloria más segura”.13

13. Citado por Hervé Castanet: Le choix de l‘écriture. Rumeur des Ages. La Rochelle. 2004.
Pág.10.
reseñas
167

En los confines de las tinieblas:


Los locos literarios

Ana Santillán

“Su primer material él lo encuentra


simplemente en las palabras de otros”
(C. Debon sobre Queneau)

En los confines de las tinieblas: Los locos literarios es una


antología de escritos sobre teorías delirantes del siglo XIX que
Raymond Queneau reunió bajo ese nombre durante los años
30. Un libro raro. Una colección de textos extravagantes que
exhumó del fondo de los archivos olvidados de la Biblioteca
Nacional de Francia. Una investigación sobre la locura.

De eso se trató esta obra, del intento de “comprender” qué es


la locura y del modo singular de hacerlo a través de los escritos
de “los locos literarios”. Algunos completamente desconocidos
y otros ya olvidados, como fue el caso del “lingüista” Jean-Pierre
Brisset o del “cosmógrafo” Pierre Roux, que tuvieron cierta
trascendencia en aquella época.

Una de las cosas más interesantes de este libro es que vincula la


locura con el lenguaje. Ilustra, ejemplarmente, con esa especie
de catálogo desquiciado, el vínculo de la locura con el lenguaje
en tanto modos de habitar la lengua.
168 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Quizás esa sea la perla del libro (que de paso permite olvidar
los enredos en los que se mete con sus teorizaciones un tanto
fallidas). No es de extrañar, tampoco, de un poeta como
Raymond Queneau, cuyo universo son los libros y las palabras
y los experimentos con el lenguaje. Quenau es un orfebre de la
sonoridad. Un errante de la semántica, “un espíritu danzarín”.
Sabe, como saben los poetas, que la lengua es esa materia
fecunda y phática −como si dijéramos humus o barro− de la que
los sujetos estamos hechos. Y como si fuera poco, Queneau era
amigo de Lacan e invitado a esas selectas reuniones de los jueves
a la noche y de aquellas a las que se sumaría luego Kojève, a
la salida del curso sobre Hegel… Quiero decir que el tema de
la locura y del lenguaje estaban en esas conversaciones, en su
entorno, en su contemporaneidad.

La otra cosa para subrayar es que en algún momento Lacan dice


“que la banda que lo seguía a Freud eran unos locos literarios”, y
cita este libro ¿Qué quiere decir que eran unos locos literarios?
(No tiene un sentido peyorativo −aclara Germán García en alguno
de los tantos textos en que habla de esto−), ¿cómo entender esta
afirmación?, ¿qué sentido darle?

En este libro Queneau se pregunta ¿cómo delimitar los bordes,


siempre difusos, entre la cordura y la locura?, ¿cómo definir la
locura por fuera de las convenciones sociales, de los prejuicios,
de los asuntos morales?

Y se embarcó en una empresa que le llevó años. Exploró,


seleccionó, recuperó cantidad de documentos. Se zambulló
en una literatura de obras desquiciadas, informes de alienistas,
artículos de la prensa y estudios de la época. Entre taxonomías
y catálogos, buceó por igual en las obras de Freud, de Jaspers,
Stekel, de Jones y en el análisis de sus propios sueños. Un
recorrido de tramas extraviadas que van y vienen y que, entre
/ EN LOS CONFINES DE LAS TINIEBLAS: LOS LOCOS LITERARIOS / ANA SANTILLÁN 169

propias y ajenas, se traspapelan y a veces se confunden y se


entremezclan.

Resultado: un texto de casi cuatrocientas hojas. Un muestrario


de literatura delirante o enciclopedia de especulaciones
alucinadas (según cómo se vea). Dividido en cuatro apartados:
1) el círculo (dedicado a los que decían haber encontrado la
solución a la cuadratura del círculo), 2) el mundo (los que
pensaron cosmologías extrañas a las físicas establecidas), 3) el
verbo (aquellos que teorizaban sobre el origen del lenguaje o
hallaban en las etimologías mensajes secretos y 4) el tiempo
(profetas, mesías y cuasi místicos).

Un libro que ninguna editorial quiso publicar, por raro. Un libro


que quizás podría ser uno más en el catálogo de los locos literarios.
Una obra iniciática que preparó, sin duda, la irreverente textura
de su escritura y la invención de sus maquinarias experimentales,
que culminará en los años 60 en la poética de OuLiPo.

Para muestra basta un botón


El “lingüista” Pierre Brisset, autor del libro Gramática Lógica
(1883), sostenía la tesis de que el hombre descendía de las ranas.
A través del análisis del lenguaje intentaría probar la validez de
su tesis. Su demostración se basó en un análisis filológico de las
palabras teniendo en cuenta los sonidos, hasta llegar al origen
primitivo de la lengua en el croar de las ranas (“el origen croante
de los fonemas”). La visión de los renacuajos en la ciénaga y su
similitud con los espermatozoides son el punto de partida de su
teoría, en la que coincide el origen de la vida con el origen del
lenguaje, “pues la palabra, que se enteren bien, es un espíritu
vivo”. Consideraba que el origen del lenguaje se hallaba en la
lengua francesa y que, en tal caso, el latín era solo una jerga, de
170 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

modo que su estudio sobre el origen de las lenguas se restringe


a la lengua francesa (el extenso desarrollo de su teoría se
encuentra entre las páginas 180 a 223 de este libro, a donde los
remito, ya que esto es solo una pizca de ese desarrollo). Brisset
se vale para este fin del retrúecano o juego de palabras1, (…)
esa cosa despreciada que Dios ha escogido para confundir a los
sabios de la tierra, pero su análisis va más allá del retruécano,
pues apunta igualmente a la descomposición de una palabra en
sus elementos constitutivos, según leyes muy precisas:

La palabra será la que hable y diga lo que ha oído, lo que


los antepasados han hecho, dicho, pensado, e incluso
lo que no han pensado, pero habrían podido pensar. La
creación de Dios no es el hombre animal, es el hombre
espiritual que vive por el poder de la Palabra y la palabra
tuvo su origen en el bi-archiantepasado, la rana, hace más
de un millón y menos de diez millones de años. Las ranas
de nuestros pantanos hablan francés

Este loco literario, como figura, fascinó a los surrealistas. Bretón


lo incluyó en su catálogo de la Antología del humor negro y en
los 60 lo volvió a rescatar Foucault y también Deleuze, en esta
especie de genealogía2 de Los locos literarios, cuya tradición

1. Algunos ejemplos de los retruécanos, mediante los que probaría que el hombre
desciende de la rana:
[...] Así, la palabra grafe [grafo] viene del francés agrafer [abrochar] que tiene como
valor griffer [arañar]
[...] T’ai le hait, grafe = télégraphe [...]. Né au logis [nacido en la casa]= néologie
[neología]. J’ai au logis
[tengo en la casa] = géologie. Os cet’ai au logis [hueso tengo en la casa] = osteología [...].
L’athée au logis fait de la théologie [el ateo en la casa hace teología] [...].
2. Pierre Gustav Brunet, de 1880 (Les fous littéraires bibliographique sur la littérature
excentriqué…) y sumemos a la lista a Charles Nodier, Algunos libros excéntricos (1835);
Octave Delepierre, Historia de los locos literarios de Londres (1860) y Auguste Ladrague,
Los locos literarios (1883), Los siete volúmenes de la galería de los nuevos profetas,
soñadores apocalíticos, visionarios y predicadores de la revolución: una contribución a la
historia de la locura humana de Johan Cristoph Adelung (1775-1789), entre otros.
/ EN LOS CONFINES DE LAS TINIEBLAS: LOS LOCOS LITERARIOS / ANA SANTILLÁN 171

comienza con la antología de Brunet de 1880 ¡casi un género,


el de los locos literarios! que Queneau retoma, pero para hacer
otra cosa: la locura no es lo opuesto a la razón, sino parte de
la condición humana −y con ironía expresa− “quizás el primer
hombre puede haber sido un mono que se volvió loco…”

Una cita de Lacan


Queneau pone entrecomillas la noción de normalidad y delata
el uso ideológico que la rodea. “¿Cómo juzgarlos? −se pregunta−
¿cómo juzgar su locura solamente a partir de sus escritos?”
¿Qué es un loco literario? “La cosa es difícil, pues, aunque el
término es poco acertado, no existe otro más apropiado. […]
¿Cómo distinguir el delirio del simple error?”, ¿cómo distinguir
la “locura franca y llana” de aquellos que se apartan de las reglas
ordinarias?, ¿cómo distinguirla de quienes se salen de lo habitual
o que se destacan por lo extraño de sus características?:

Este proyecto de querer juzgar el estado mental a partir


de la única evidencia de sus escritos puede resultar
temerario, e incluso presuntuoso (…) Una bibliografía del
siglo pasado situaba entre ‘los locos literarios’ a Sócrates,
a Walt Wilthman, Edgar Poe, Michelet y, naturalmente, a
Gérard de Nerval y al marqués de Sade. […] se ve el peligro
de semejante afirmación; basta con recordar que es una
manera cómoda de deshacerse de los innovadores

¿En qué se diferencian los delirios individuales, solitarios, de los


delirios colectivos, de los delirios sociales?, ¿qué distingue al
loco del sujeto que suponemos normal? Queneau hace propia
la cita de F. Leuret:

A pesar de todos mis intentos, no me ha sido posible


distinguir por su simple naturaleza una idea loca de una
172 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

idea razonable (…) La idea que podría parecerme más


loca, luego, cuando la comparaba con unas cuantas de las
que circulan por el mundo, me quedaba sorprendido, casi
avergonzado, por no encontrar ninguna diferencia […]
permítaseme decirlo, ya que es cierto: los sabios tienen a
veces ideas locas, tan locas como las de los alienados.

Entonces, finalmente se pregunta: ¿qué queda para el seudo-


concepto de “loco literario”? Subraya fundamentalmente que se
trataría de alguien que no reconoce maestros ni discípulos, que
está por fuera de cualquier tradición, es decir, “suelto”:

No solamente no es un precursor, sino que no tiene


discípulos, ni siquiera maestros. No se discuten sus
ideas: son indiscutibles. Su obra es nula y sin valor para
la ciencia, incluso la no oficial, para la filosofía, para las
religiones. No tiene ningún alcance en la cultura. Casi
siempre es un autodidacta. Su aislamiento, unido al hecho
de que se lo ignore o se lo desconozca, le lleva a menudo
a convertirse en un perseguido (…) En su conjunto, todos
viven intensamente el devenir histórico, pero en función
de ellos mismos. Insertan en él su delirio.

Es decir, Queneau no pone el fundamento de la locura en las


equivocaciones o disparates, aunque sus tesis se puedan calificar
de extravagantes, y concluye:

Conclusión
No hay ninguna –solo que me sigue sorprendiendo que
los hombres hablen con tanto énfasis− lo digo para todo
el mundo, para mí mismo y para el prójimo. Pensándolo
bien (un poco más tarde) es que no hay manera de hacer
otra cosa. Hay que estar seguro de uno mismo para gritar
hepp o ptss a un vendedor de periódicos; pero, ¿cómo
callarse? No leer el periódico. Pero ¿y si ese vendedor
/ EN LOS CONFINES DE LAS TINIEBLAS: LOS LOCOS LITERARIOS / ANA SANTILLÁN 173

de periódicos es un autobús? ¿Me quedaré siempre ante


la parada discrecional mirando pasar a las cucarachas
verdes de volver a casa? Entonces hablemos con énfasis.
Soy rey, soy Dios, conozco la evolución de los mundos
y los secretos del lenguaje y los misterios del círculo y
del cuadrado. Pero tal vez mis palabras eran demasiado
−grandes, demasiado− vastas, ya no hay nadie para oírme y
he aquí a un señor muy severo que viene a hablarme de mi
padre y de mi madre y de mis excrementos y que quiere
volverme a situar en ¡la sociedad! Yo. Yo. Yo.

La cosa importa. Jacques Lacan incluyó a cierta literatura analítica


en esta categoría: “en su terreno, el análisis se distingue por la
extraordinaria capacidad de desatino y confusión que convierte
su literatura en algo ante lo cual no hará falta, les aseguro, mucha
distancia para entrar toda entera bajo el encabezamiento de los
locos literarios”… y continuará.

Mi agradecimiento a María del Rosario Ramírez por la recomendación de


este libro y por las conversaciones.

Referencias de lectura
García, G. (2009). Las Psicosis. Una aproximación a la clínica.
Conferencia dictada en el año 2009 en la delegación
Paraná del Instituto Oscar Masotta. Recuperado de https://
bibliotecadelcentrodescartes.blogspot.com/2010/03/las-
psicosis-una-aproximacion-la.html

Queneau, R. (2004). En los confines de las tinieblas: Los locos


literarios. (J.M.Ballorca, trad.). Madrid, España: Historia AEN.
174 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Lacan, J. (2006). Los cuatro conceptos fundamentales del


psicoanálisis. En El seminario. Libro 11. (p.274). Buenos
Aires: Paidós. (Texto original publicado en 1964).
175

¿Quién habla? ¿La libertad?

Marcela Varela

Alguna otra vez les hablaré de la Guía de los extraviados de


Maimónides que es una obra esotérica. Verán cómo él organiza
deliberadamente su discurso de tal modo que lo que él quiere
decir que no es decible −es él quien habla así− no obstante
puede revelarse. Dice lo que no puede, o lo que no debe ser
dicho introduciendo un cierto desorden, ciertas rupturas, ciertas
discordancias intencionales. Asimismo los lapsus, las lagunas, las
contenciones, las repeticiones del sujeto también expresan, pero
en este caso espontáneamente, inocentemente, la modalidad
según la cual se organiza el discurso.
(J. Lacan, 1954)

Hablar es política y el silencio parece su fin. Tal es el eco


difuso que retorna de las páginas que plantean que la “política
es asunto de seres hablantes”, que se regula en las vueltas de
palabra y silencio y en esas vueltas el cuerpo está concernido.
Me refiero al tratado Por una política de los seres hablantes de
Jean-Claude Milner.

¡Hablar es el asunto! Cuando la política no habla más, cuando


deja de cumplir su función de garantizar la supervivencia, se
vuelve en su contrario: quizás la guerra, la pena de muerte,
las masacres, ejecuciones; quizás también los suplicios, las
176 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

coerciones, las torturas, el terror. La historia no nos privó de


ejemplos. Milner recorre las formulaciones de las dos caras del
axioma inicial de la política, silenciar y no matar. Ahí entramos
en las paradojas de la política de los seres hablantes. Modernas,
extrañas o no, esas paradojas constituyen las vueltas de esta
cuestión.

De los asuntos podemos desinteresarnos porque son nuestros


asuntos. Los modos de desinteresarnos son muchos, los modos
de no hacerlo…, no tantos y son singulares.

En el capítulo “Lo moderno y lo fuera-de-la-política”, del tratado


al que estoy refiriendo, encontramos una referencia ineludible
para abordar este tema, la Revolución francesa:

A las paradojas de fondo de una política de los seres


hablantes, la Revolución francesa añadió también las suyas
propias, (…) las paradojas que la atravesaron nos remiten
a las paradojas fundamentales de una política moderna.
(2013, pp.37-38)

Unos párrafos antes:

Si, en efecto, la Revolución francesa fracasó en pensarse, lo


fue porque fracasó en hablarse. Fracasó en crear su lengua;
nunca supo bien decir las rupturas que llevaba a cabo (...)
la contradicción que la atravesaba apareció sin velos. […] la
Revolución francesa decidió que la política comenzaba por
el desprecio de los cuerpos. (2013, pp.36-37)

Tomemos como figura esta Revolución, con mayúscula, que


reenvía a un tipo ideal. Adentrémonos en sus vicisitudes y en
su encadenamiento de causas y efectos indetenibles, nacidos en
1789. Nos encontraremos con acontecimientos de un pasado,
más o menos remoto, que se hace presente al mostrar las
contradicciones y también quizás lo impredecible.
/ ¿QUIÉN HABLA? ¿LA LIBERTAD? / MARCELA VARELA 177

A partir de ella gozamos de los derechos, del vocabulario y de


los arquetipos de la política moderna: la libertad, la igualdad, las
derechas, las izquierdas, el ciudadano, el hedonista, el fanático,
el cínico, el incorruptible, el corrupto, el panteísta, etc., etc.
Al mismo tiempo, encarna la paradoja que formuló y leemos
en la reflexión hegeliana, ¿cómo la Revolución inspirada en un
poderoso ideal movilizador −la defensa de la dignidad igualitaria
de todos los hombres− pudo desembocar en la época del terror,
teniendo a la guillotina como principal protagonista?

Cerca de la revolución: guillotina, verdugos y Madame


Tussaud
“Cerca de la revolución, el pueblo pide sangre”, canta Charly
García. Y cerca de la Revolución francesa los silenciamientos, el
silencio y la mudez hicieron de las suyas. El silencio surgió del
grito ¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!

Vayamos a cómo se hizo presente aquella paradoja inquietante.


Algunas viñetas: la guillotina, también llamada “la viuda”, se
convirtió en una imagen emblemática de la Revolución francesa
casi comparable al gorro frigio. Hallazgo humanitario, industrial
y adelanto tecnológico con las virtudes de rapidez y asepsia.
Intervinieron en su diseño y difusión un médico y un luthier.
Símbolo e instrumento del ideal de igualdad: antes de 1789
solo privilegio de las monarquías a quienes les aseguraba una
muerte rápida y sin dolor. Luego de 1789, todo sentenciado a
pena de muerte, cualquiera fuera su condición social, pasaba
bajo su cuchilla. Ciertamente, un avance respecto de los modos
de ejecución anteriores: horcas, hogueras, linchamientos y
despedazamientos agónicos y putrefactos en las calles. Se
mantuvo en vigor en Francia hasta 1981. Su última ejecución
fue en 1977. Recién en 1939 dejó de ser una exhibición pública,
178 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

en la que los ciudadanos se disputaban las mejores ubicaciones.


Es sorprendente encontrar sin velos el terror, la igualdad y el
espíritu humanitario coincidiendo en un mismo aparato ¡y de
filo!

Su mecanismo sustituía la habilidad del verdugo, oficio de


transmisión familiar que llegaba a constituir una verdadera
estirpe, y puesto en riesgo por la guillotina. El diario de uno
de ellos expresa su preocupación por el hecho de que afectaba
su economía. Figura de tono siniestro que Luis García Berlanga
matizó en su comedia negra El verdugo, película de 1963.

En Francia, durante los mismos años que la guillotina ejecutaba


su igualdad y los verdugos su función, una mujer conocida
como Madame Tussaud, probablemente ella misma hija de
verdugos que ocultaba su origen, aprendía a hacer esculturas
en cera (otro oficio… aprendido de un médico). Realizaba las
figuras de las cabezas que le hacían llegar desde la guillotina.
Algunas por encargo, otras porque era la cabeza de Robespierre.
En 1802 partió hacia Inglaterra y durante el viaje comenzó a
representar espectáculos con sus figuras sacando partido del
terror que producía la Revolución. El espectáculo creció en
éxito y repercusión, descubrió que la revolución atraía tanto
a los ingleses como los horrorizaba. Años más tarde, Madame
Tussaud inició el Museo de cera de Londres que lleva su nombre.
Es sorprendente encontrar, esta vez capitalismo mediante,
la mercancía, el espectáculo, la exhibición, el prestigio de la
Revolución y el horror coincidiendo en un pequeño tramo de la
vida de una mujer ¡Y un museo!

En estas viñetas ubicamos técnica, asepsia, oficios, figuras,


estirpes familiares, derechos, libertades, ciudades, mercancías y
cuerpos. Modos de conjugar ideales y satisfacciones.
/ ¿QUIÉN HABLA? ¿LA LIBERTAD? / MARCELA VARELA 179

Insistamos en la contradicción que atraviesa el devenir


revolucionario que termina convirtiendo un medio en un fin:
la revolución y su conversión en el Terror que, en el lapso de
un año apenas, guillotinó a reyes, monárquicos enemigos de la
Revolución y a sus propios líderes que le habían dado la victoria.

La libertad por escrito


Hoy, a casi 230 años de aquel 1789 francés, la contradicción
que representa la Revolución francesa y sus intentos de
solución diagramaron el mundo político, geográfico, moral y el
pensamiento contemporáneo.

Escuchamos, leemos y estudiamos que irradió, por todos los


continentes, los nuevos principios sobre los cuales se asentaron
los Estados Nación, la Sociedad y los Derechos humanos.
Introdujo en el espíritu occidental y en el alma popular ideas,
sentimientos, costumbres y cambió el concepto de las relaciones
que unen a los hombres entre sí ¡Tantas luchas, tantas novedades
y todo se precipita en un decenio! Las ideas puestas en escena
por la Revolución fundan la ley sobre la voluntad de los hombres
y desaprueban toda forma de tradición en nombre de la libertad.
Podemos hacernos alguna idea de sus consecuencias, de sus
éxitos o de sus fracasos, de sus héroes y de sus ideales.

Nos llega, también, esa libertad escrita en los Derechos del


Hombre y del Ciudadano: “Los hombres nacen y permanecen
libres e iguales en derechos”; “La libertad consiste en poder
hacer todo lo que no perjudique a otros”. Con infantil asombro
lo leemos como verdad evidente. Sin embargo, ese singular de la
“libertad”, ese plural de “hombres” y “otros”, pasaron a constituir
un “para todos”, acompañado tantas veces de sacrificio o de
sangre.
180 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

En la obra de Hegel encontramos la Revolución como una de


las figuras de la Fenomenología del Espíritu, junto con las
conocidas “ley del corazón” y “delirio de infatuación”, que Lacan
nos enseñó a leer en términos de desconocimiento. El apartado
“Libertad absoluta y el terror” nos aproxima una respuesta a
la discordancia que venimos tratando: la libertad solo puede
negar, destruir un estado de cosas, tal como la Revolución
rompió con el Antiguo Régimen. No olvidemos que éste supone
una relación al Ideal cifrada en la religión, el rey y el padre. De
intentar construir un nuevo régimen, todo individuo singular se
convierte, tal como en el Terror, en amenaza contra el Ideal.
La libertad absoluta debe sacrificar algo de su pureza para
convertirse en sistema real. También abre otras cuestiones que
nos tocan de cerca, ¿bajo qué mediaciones sociales lo Universal
podría realizarse en lo particular acogiendo dentro de sí las
diferencias?

Universales, particulares, singulares, diferencias, tratamiento de


los ideales, vueltas de palabra y silencio, instituciones, lo que
se hace en nombre de la libertad, el bien y la política: curiosas
economías y transformaciones de las satisfacciones. Algunas
de ellas incuestionables, casi sagradas; otras, impredecibles y
novedosas, se presentan hoy en las ciudades del siglo XXI. Pero
antes, en pleno siglo XX, el silencio contenido en la paradoja de
la política de los seres hablantes continúa operando.

En la antesala de la Segunda Guerra Mundial, frente a la


afirmación de los regímenes fascistas en Europa, se invocó la
memoria de la Revolución francesa como tesoro humanista y
democrático a preservar. Sin lugar a duda una cara de ella, la
demanda de supervivencia en los fundamentos de los derechos y
libertades. Sin advertir, quizás, que el fascismo hundía sus raíces
en aquel Terror que ella misma acunó. Y así fue que, en Francia,
el régimen de Vichy prohibió y quemó 8000 ejemplares del libro
/ ¿QUIÉN HABLA? ¿LA LIBERTAD? / MARCELA VARELA 181

Quatre-vingt-neuf (Ochenta y nueve) de Georges Lefebvre. Un


libro que celebró el aniversario de la Revolución francesa, un
historiador que fue su máxima autoridad. Se volvió a reeditar
recién en 1970.

Mientras tanto, en nuestro país, en un escenario diferente, pero


con rasgos similares, una institución tuvo su modo singular de
interesarse en este asunto de política, en este asunto de hablar…

Colegio libre
En 1939, Colegio Libre de Estudios Superiores dio su paso
más seguro en el ejercicio de su famoso lema, “Ni Universidad
profesional, ni tribuna de vulgarización”1: el ensayo de su primer
“curso colectivo” con motivo de los 150 años de la Revolución
francesa. Las autoridades nacionales impusieron el silencio en
todas las Universidades a la conmemoración del acontecimiento
que inició la edad contemporánea. El propósito de contrarrestar
ese silencio hizo sentir su presencia en la vida de la ciudad:

de las pocas semanas del otoño de 1939 en que usé el


tranvía para ir de casa hasta el Buenos Aires me ha quedado
el recuerdo de los carteles en los que, en cuadra tras
cuadra de Cabildo y luego de Santa Fe, el Colegio Libre
anunciaba el curso colectivo que se disponía a ofrecer en
rememoración de la Revolución Francesa, y que alternaban
con los de los cigarros toscanos de Avanti y el tónico licor
de Girolamo Pagliano. (Halperin Donghi, 2008, p.112)

1. Colegio Libre de Estudios Superiores (CLES) fue una institución de gran influencia y
divulgación en la vida cultural argentina entre 1930 y 1960. Acerca de esto puede leer
más en el artículo “Ni Universidad profesional, ni tribuna de vulgarización’: Colegio
Libre de Estudios Superiores” de mi autoría, en la revista ABC la cultura del psicoanálisis,
Sexualidad: Derivas y debates. (N°4, pp. 151-160) y en el escrito “Presentación”, de
María del Rosario Ramírez, disponible en http://colegioestudiosanaliticos.com.ar/
presentacion/
182 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Participaron en el ciclo 22 profesores, se repitió parte del mismo


en Rosario, Santa Fe, Córdoba, La Plata y Montevideo; abrió así
una nueva vía de comunicación con el país y con el exterior. Un
lugar destacado en las 33 clases que compusieron este evento lo
tuvo el “Curso sobre la filosofía de la Revolución francesa”, que
impartió Luis Juan Guerrero, el “filósofo ignorado”2. La amplitud
de los temas del “curso colectivo” abarcaba el estudio de las
influencias de la Revolución y del Iluminismo en el estilo de
la literatura europea y americana, la legislación, la economía,
la música, la educación, el periodismo, las independencias
americanas y sus organizaciones e instituciones. Es decir, los
cambios en la política.

En 1940 la revista Cursos y Conferencias del CLES publicó


las exposiciones del “curso colectivo” en dos volúmenes,
afianzando su propósito de contrarrestar el silencio y el “espíritu
de vitrina, que reina en un vasto sector de la investigación y
de la enseñanza, a pesar de las piedras que han quebrado sus
cristales” (Reissig, 1940b, p.1783).

Dicha publicación coincidió con el estallido de la Segunda


Guerra Mundial y la noticia de la capitulación de Francia.
Comenzó en el territorio francés un tiempo: la ocupación nazi,
la Francia dividida y el surgimiento de la “Francia Libre”. El
panorama europeo y norteamericano teñía los acontecimientos
políticos de la sociedad argentina de la década infame. Acuerdos
económicos, mercantiles y fidelidades con los imperios y las

2. Luis Juan Guerrero (1899-1957), argentino. Se doctora en Estética en Suiza. Profesional


de exquisita formación académica: editor, traductor, germanista, docente de Ética,
Filosofía y Psicología, precursor de los estudios de historia de las ideas filosóficas
argentinas y filósofo del arte. Discípulo de Heidegger y amigo de Carlos Astrada. Autor,
entre otras obras, de Estética operatoria en sus tres direcciones. Para ampliar puede leer
el Estudio preliminar que se encuentra en dicho libro, escrito por Ricardo Ibarlucía,
titulado “Luis Juan Guerrero, el filósofo ignorado” (sobre las razones de su olvido y “su
agitada vida”).
/ ¿QUIÉN HABLA? ¿LA LIBERTAD? / MARCELA VARELA 183

potencias se alternaban como los carteles del recuerdo de


Halperin Donghi. Un movimiento obrero, producto de otras
revoluciones con otros regímenes, asomaba. En la Universidad
crecía la influencia de los sectores afines a la derecha nacionalista.
Las orientaciones autoritarias, contrarias a la enseñanza laica,
cobraron una influencia relevante. Ante tales coincidencias
Luis Reissig escribió en el prefacio de la revista la siguiente
declaración:

La burguesía francesa, otrora tan erguida sobre viejas


conquistas, está muda (…). Sus trofeos y sus mitos,
sus instituciones y sus dogmas, se archivan. ¿Qué es de
aquella burguesía pujante que supo movilizar millones de
hombres en el 89 y que recogió los abultados frutos de la
primera gran revolución? (1940a, p.1265)

Esta declaración editorial conjugó la práctica de la enseñanza


extracurricular que caracterizaba a Colegio Libre, los
avatares políticos nacionales e internacionales, las influencias
intelectuales y algún ideal. No se trata del significado dramático
de la Revolución francesa, como la imaginación de historiadores
y escultores románticos lo reflejó, sino de leer cómo se revela
y cómo modulamos su significado político. Y Colegio Libre, en
esa ocasión, encontró su modo singular de no desinteresarse de
su asunto.

Hablar es política, así empecé. La Revolución francesa nos


acompañó para plantear la contradicción formulada en cómo se
conjugan ideales, satisfacciones y silencio. Se trató siempre de
las paradojas del ser hablante.

Los avatares, las rupturas, las discordancias, las palabras, el


silencio, los componentes históricos, las revoluciones, el
grito, conjugan o no conjugan. Revelan, quizás, su significado
184 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

político; ocurre, quizás, algo inesperado y, a veces, apelotonan


al silencio, ¡y se escapa!

Este texto surge de una presentación que realicé en las reuniones de Asesores
y Consejo de gestión de Colegio Estudios Analíticos, que tuvieron por tema
“Política y Psicoanálisis”, durante el año 2020. Es parte de una investigación
más amplia sobre Colegio Libre de Estudios Superiores y retoma un trabajo
sobre “La felicidad como factor de la política” a partir de la puntuación de
“La dirección de la cura y los principios de su poder”, propuesta por Gabriel
Levy, en 2018.

Referencias de lectura
Cursos y Conferencias, revista del Colegio Libre de Estudios
Superiores. (1940).16 (2-3/ 4-5). Año 9. Buenos Aires.

Halperin Donghi, T. (2008). Son memorias. Buenos Aires: Siglo


XXI editores.

Hegel, G.W.F. (1966). La ley del corazón y el desvarío de la


infatuación. En Fenomenología del Espíritu. (pp.217-224).
México: Fondo de Cultura Económica. (Texto original
publicado en 1807).

—(1966). La libertad absoluta y el terror. En Fenomenología del


Espíritu. (pp.343-350). México: Fondo de Cultura Económica.
(Texto original publicado en 1807).

Ibarlucía, R. (2008). Estudio preliminar: Luis Juan Guerrero,


el filósofo ignorado. En Estética operatoria en sus tres
direcciones: revelación y acogimiento de la obra de arte.
(pp. 9-75). Buenos Aires: Las cuarenta. Biblioteca Nacional de
la República Argentina.

—(2014). La filosofía de la Revolución francesa en un curso de


Luis Juan Guerrero de 1939. En Tópicos Revista de Filosofía
/ ¿QUIÉN HABLA? ¿LA LIBERTAD? / MARCELA VARELA 185

de Santa Fe, 27-28,.5-25. Recuperado de https://www.


redalyc.org/articulo.oa?id=28831681001

Lacan, J. (2008). La dirección de la cura y los principios de su


poder. En Escritos 2. (pp.559-615). Buenos Aires: Siglo XXI
editores. (Texto original publicado en 1958).

Milner, J.-C. (2013). Por una política de los seres hablantes:


breve tratado político II. Buenos Aires: Grama ediciones.

Reissig, L. (1940a). Prefacio. En Cursos y Conferencias, revista


del Colegio Libre de Estudios Superiores. La Revolución
francesa I, 16(3-4). Año 9. Buenos Aires.

Reissig, L. (1940b). Décimo aniversario del Colegio. En Cursos y


Conferencias, revista del Colegio Libre de Estudios Superiores.
La Revolución francesa II, 16(4-5). Año 9. Buenos Aires.
187

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HOMO BÚNKER
BREVE HISTORIA DEL CONFINAMIENTO
Juan J. Mendoza • Panorámica Indie libros
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reverso de En el camino de Jack
Kerouac, al dorso de los flirteos de
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hasta cada uno de nosotros en nuestros encierros del siglo XXI,
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J. Mendoza, nos recuerda que estudiar el pasado es siempre
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188 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

***
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[Tiempo Argentino]

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FREUD: UN DESPERTAR DE LA HUMANIDAD


Vilma Coccoz
Gredos

El descubrimiento del inconsciente


despertó a los seres humanos del
sueño de la razón. Les abrió el
camino hacia el desciframiento de los
enigmas de la existencia que toman
la forma de inhibiciones, síntomas
y angustias. Sigmund Freud fue el
gran artífice de este cambio, rendido
siempre a la evidencia de los hechos
clínicos y preocupado por una
constante revisión de sus teorías. Con
el devenir del siglo xx, los hallazgos de Freud fueron sepultados
por los acontecimientos históricos y nuevas investigaciones que
desvirtuaron gran parte de sus logros. Fueron Jacques Lacan y,
posteriormente, Jacques-Alain Miller quienes recuperaron su
trabajo y lo sometieron a un análisis crítico y actualizado. Este
libro explica en su justa medida en qué consistió la enorme labor
de Freud, contextualiza la transferencia de conocimientos que se
produjo entre él y Jacques Lacan, y expone los importantes pasos
adelante que se han dado en el psicoanálisis lacaniano.
189

Hoja técnica

Consejo Académico
ALBERTO GIORDANO

Notas-bio

Nació en Rufino en 1959, vive en Rosario desde 1971. Es crítico y


ensayista. Dicta clases de teoría literaria en la Universidad Nacional
de Rosario. Como investigador de CONICET, se ocupa de las
llamadas “escrituras del yo” y de los modos del ensayo literario.
Entre sus libros se encuentran: Manuel Puig, la conversación
infinita (2001), Modos del ensayo: De Borges a Piglia (2005),
Una posibilidad de vida: Escrituras íntimas (2006), El giro
autobiográfico en la literatura argentina actual (2008), Vida y
obra: Otra vuelta al giro autobiográfico (2009), La contraseña
de los solitarios: Diarios de escritores (2013), El pensamiento de
la crítica (2015), El tiempo de la convalecencia (Iván Rosado,
2017), El tiempo de la improvisación (Iván Rosado, 2019),
Tiempo de más (Iván Rosado, 2020) .

JUAN PABLO LUCCHELLI

Notas-bio

Vive y trabaja en París. Es miembro de la École de la Cause


Freudienne y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Autor
190 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

de los libros La Perversion (2005), Le transfert, de Freud à


Lacan (2009), Le malentendu des sexes (2011), Métaphores
de l´amour (2012), Lacan avec et sans Lévi-Strauss (2014),
Le premier Lacan (Wallon et Koyève) (2017), Sexualités en
travaux (2018), junto con Slavoj Zizek y Jean-Claude Milner. Co-
autor, en colaboración con F. Fajnwaks, de un libro de entrevistas
a Jean-Claude Milner, Clartés de tout (2011) y, recientemente,
Introduction à l’objet a de Lacan. Préface de François Leguil.
Séries: Autres éditeurs, Ed. Michèle. (París, 2020).

MARCELO IZAGUIRRE

Notas-bio

Lic. en Psicología, miembro del Centro Descartes. Ha sido


docente de las cátedras Dirección de la cura, Metodología
psicoanalítica, Escuela Francesa I y II de la Facultad de Psicología
de la UBA. Realizó la compilación y prólogo del libro Oscar
Masotta: El revés de la trama. El prólogo de Fragmentos de
la historia del psicoanálisis en la Argentina, y también a la
edición de Ensayos lacanianos de Oscar Masotta, publicada por
Eterna Cadencia. Es autor del libro Jacques Lacan: El anclaje de
su enseñanza en la Argentina.

JUAN JOSÉ MENDOZA

Notas-bio

Escritor, investigador. Entre sus libros se encuentran Homo


Búnker (2021), Los Archivos. Papeles para la nación (2019),
Internet_ El último continente. Mapas, e-Topías, cuerpos (2017),
Humanidades_ (2016, 2021), Diario de un bebedor de petróleo
/ HOJA TÉCNICA 191

(2015), Sin título. Técnica Mixta (2012), El canon digital_ la


escuela y los libros en la cibercultura (2011), Escrituras past_
tradiciones y futurismos del siglo 21 (2011, 2012). Es curador
de la edición facsimilar de la revista Literal (Biblioteca Nacional,
2011). Bio Acad.: estudió Literatura en Rosario, Filología en
Madrid, el Doctorado en Letras de la Universidad de Buenos
Aires. Ha sido becario de posgrado en CONICET, el CSIC y
Visiting Scholar en la Universidad de Pennsylvania. Ha dictado
clases en la Universidad de Nueva York, el Instituto Tecnológico
de Monterrey, entre otras universidades. Actualmente trabaja
como investigador de CONICET en el SECRIT con un proyecto
referido a “Maneras de leer en la era digital”. Es docente del Taller
de Poesía III en la Universidad de las Artes y dicta clases como
invitado y seminarios de doctorado en diferentes universidades
y dicta clases de posgrado en Facultad de Filosofía y Letras de
la UBA. Ha sido colaborador de la Revista Ñ, entre otros. Sitio
web: www.tlatland.com.

***

GERMÁN L. GARCÍA

• Y cada tanto, Sade

Abreviado: Germán García vuelve a sumar la subversiva voz de


Sade, que pone en el centro la omnipotencia de la naturaleza,
así como la vocación de “sirvienta contrariada” que engendra.
Ni más ni menos que un anuncio de los deberes de la estructura.
El cuerpo, sustancia gozante sometida al imperativo, y su
convergencia con lo mismo que Kant pretende excluir, pero
que aún desde la exclusión funciona como causa.

Palabras clave: Sade - imperativo - cuerpo - goce - Kant - objeto


patológico
192 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

And every so often, Sade

Abstract: Germán García brings back Sade’s subversive voice,


which places the omnipotence of nature in the centre, as well
as the vocation of “disgruntled servant” that it causes. No more
nor less than an announcement of the duties of the structure.
The body, a joyous substance subjected to the imperative, and
its convergence with what Kant intends to exclude, but which
even from the exclusion functions as a cause.

Key words: Sade - imperative - body - jouissance - Kant -


pathological object

Notas-bio

(1944-2018) Escritor y psicoanalista. Presidente de la Fundación


Descartes. Director de enseñanza del Centro Descartes. AME de
la Escuela de la Orientación Lacaniana. Miembro de la Asociación
Mundial de Psicoanálisis. Dr. honoris causa por la Universidad
Nacional de Córdoba. Obtuvo la beca Guggenheim, otorgada
por Guggenheim Foundation (New York), por la investigación
El psicoanálisis y los debates culturales: Ejemplos argentinos
(2005). Entre sus numerosos libros podemos citar: La entrada
del psicoanálisis en la Argentina (1978 y 2005 2da. ed.);
Psicoanálisis, política del síntoma (1980); Psicoanálisis dicho
de otra manera (1983); Formación, clínica y ética (1990); Oscar
Masotta y el psicoanálisis del castellano (1980 y 1992 2da. ed.);
Oscar Masotta: los ecos de un nombre (1992); D´Escolar, ensayos
sobre psicoanálisis (2000); La virtud indicativa: Psicoanálisis y
literatura (2003); Actualidad del trauma (2005); Fundamentos
de la clínica analítica (2007); Para otra cosa: El psicoanálisis
entre las vanguardias (2011); Derivas analíticas del siglo:
Ensayos y errores (2014); Oscar Masotta y el psicoanálisis
castellano (2017); Informes para el Psicoanálisis: Una salida
/ HOJA TÉCNICA 193

(2018); Para otra cosa: El psicoanálisis entre las vanguardias


(2019, 2da. ed., póstuma). Algunas de sus novelas, entre otras:
Nanina (1968), Perdido (1983) y Miserere (2016).

***

MARCELO IZAGUIRRE

• Entre la necedad y la inteligencia

Abreviado: El título del texto indica cómo Foucault divide los


discursos sobre la vida sexual. Su posición acerca del poder que
reprime y que, a la vez, lleva a actuar. Ejemplifica con Herculine
Barbin, quien acabó suicidándose. Contrapartida, Jan Morris, de
la que habló Millot, en su libro Exsexo. Título con resonancias.
Considera los desarrollos de Freud y Lacan sobre sadismo
y masoquismo. Sade pone en cuestión todo tipo de orden.
Finalmente, plantea que liberarse de una ley no tiene que ver
con transgredirla, sino con desplazarla a un discurso diferente
dominado por el deseo (Esposito). Recuerda aquello que afirma
Lacan del hermafroditismo, que nunca se sabe por anticipado de
qué lado, macho o hembra, se encontrará el cromosoma de más.

Palabras clave: Foucault - orden sexual - Herculine Barbin - Jan


Morris - Millot - Exsexo - sadismo - masoquismo - deseo

Between foolishness and intelligence

Abstract: The title of the text indicates how Foucault divides


the discourses about sexual life. His position about the power
that represses and, at the same time, leads to act. Exemplifies
with Herculine Barbin, who ended up committing suicide.
Counterpart, Jan Morris, whom Millot spoke about in his book
Exsexo. A title with resonances. It considers developments of
194 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Freud and Lacan about sadism and masochism. Sade questions


any kind of order. Finally, he proposes that freeing oneself
from a law is not about transgressing it, but about displacing
it to a different discourse dominated by desire (Esposito). It
recalls Lacan’s statement about hermaphroditism, that one
never knows in advance on which side, male or female, the
extra chromosome will be found.

Key words: Foucault - sexual order - Herculine Barbin - Jan


Morris - sadism - Millot - Exsexo - masochism - desire

Notas-bio

(Véase en Consejo académico).

***

MARÍA DEL ROSARIO RAMÍREZ

• Juegos verbales

Abreviado: El texto empieza con el libro del chiste de Freud,


el witz, las palabras ingeniosas. Los grandes tratados sobre el
lenguaje: el sueño, el chiste, la psicopatología. Unas notas del
texto de Philippe Sollers, Elogio de la casuística. Sobre lo que
comparten Gracián, Maquiavelo y Joyce, una enseñanza de
formación jesuítica y sus tortuosas operaciones de lenguaje. El
witz en Lacan, ingenio, juego verbal, matema. La importancia
de lalengua. El artista, el arte, el espíritu. El texto concluye con
unas palabras sobre Joyce, el sinthome.

Palabras clave: witz - juego verbal - lalengua - Sollers - Elogio de


la casuística - Gracián - Maquiavelo - Joyce - sinthome
/ HOJA TÉCNICA 195

Verbal play

Abstract: The text begins with Freud’s book about joke, witz,
witty words. The great treatises on language: the dream, the
joke, the psychopathology. Some notes on the text of Philippe
Sollers, In Praise of Casuistry. About what they share Gracián,
Maquiavelo and Joyce, a Jesuit formative teaching and its
tortuous operations of language. The witz in Lacan, wit, verbal
play, matheme. The importance of “lalangue”. The artist, art,
the spirit. The text concludes with a few words on Joyce, the
sympthome.

Key words: witz - verbal play - lalangue - Sollers - In Praise of


Casuistry - Gracián - Maquiavelo - Joyce - sympthome

Notas-bio

Psicoanalista. Miembro de Colegio Estudios Analíticos en el


que actualmente es directora de Clínica y coordina el vector
Investigación. Ha publicado, en colaboración, La historia del
dispositivo (1994), Ensayos freudianos (1994). Autora de La
equivocación del amor (2009). Fue directora del periódico pdf
(2012-2018). Miembro de la Asociación Amigos de la Fundación
Descartes (2017-2018). Es asesora del periódico Cultura del
psicoanálisis desde 2019 y de la publicación Papeles año 1
(2019). Ha publicado trabajos en revistas especializadas. Desde
2017 es directora de la revista ABC la cultura del psicoanálisis,
de la que fue asesor Germán García (2017-2018), y coeditora
desde su Nº4, Sexualidad: derivas y debates (2020) y coeditora
de la versión facsimilar Homenaje a Oscar Masotta (2020), de
ediciones RSI.
196 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

JUAN PABLO LUCCHELLI

• Lacan y la Escuela de Frankfurt

Abreviado: En la vida y obra de Jacques Lacan se podría


distinguir un período de inicio durante el cual el hombre y la
obra se construyen, inicio que guardará hasta el final, sin duda,
huellas indelebles. Se podría nombrar ese momento de la obra
“el primer Lacan”. Se sabe, por ejemplo, la importancia que
tuvo el encuentro entre Jacques Lacan y Alexandre Kojève en la
formación y la obra del primero, al punto de considerarlo como
su único maestro.

Palabras clave: Escuela de Frankfurt - “el primer Lacan” - Lacan


y Kojève

Lacan and the Frankfurt School

Abstract: In Jacques Lacan’s life and work it could be


distinguished a beginning period during which the man and
the work are constructed, a beginning that will undoubtedly
keep indelible traces until the end. This moment of his work
could be named “the first Lacan”. It is known, for example,
the importance of the meeting between Jacques Lacan and
Alexandre Kojève in the formation and work of the first one,
so that he was considered as his only teacher.

Key words: Frankfurt School - “the first Lacan” - Lacan and


Kojève

Notas-bio

(Véase en Consejo académico).

***
/ HOJA TÉCNICA 197

ANA LAURA BASTIANELLO

• Metáfora del suplicante

Abreviado: La alegoría de un suplicante en busca de asilo


aparece en las primeras páginas de La ética y es la figura que
atraviesa el recorrido. Desde un ideal fundado en restricciones
para alcanzar la virtud hasta otro que supone un derecho a gozar
sin límites, ese religioso nombre retorna: suplicante, siervo de
una voz. Bajo fondo un superyó criminal, que empuja tras la
idea de un perjuicio de origen por el que exige reparación…
“Nadamos en problemas morales”.

Palabras clave: suplicante - ética - moral - virtud - Kant - Sade -


ideal - superyó - perjuicio

Supplicant methaphor

Abstract: The allegory of a supplicant seeking for shelter


appears in the first pages of The ethics as the figure presented
throughout the journey. From an ideal based on restrictions
to achieve virtue, to another one that supposes a right to
enjoy without limits, that religious name returns: supplicant,
servant of one voice. Deep below a criminal superego, that
pushes after the idea of a harm of origin for which it demands
reparation… “We swim in moral trouble”.

Key words: supplicant - ethics - moral - virtue - Kant - Sade -


ideal - superego - harm

Notas-bio

Practicante del psicoanálisis. Miembro de Colegio Estudios


Analíticos, donde integra la Comisión de Publicaciones. Ha
198 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

participado en la edición del libro La equivocación del amor, de


María Del Rosario Ramírez (2009), de los periódicos institucionales
pdf (2015-2018) y Cultura del Psicoanálisis desde 2019, y de la
revista ABC la cultura del psicoanálisis desde 2017.

***

DOMENICO COSENZA

• Hacia una clínica del exceso: síntomas contemporáneos


y la orientación analítica a lo real

Abreviado: Este artículo intenta formular dos tesis. La primera


concierne al vector que atraviesa las nuevas formas sintomáticas,
denominado con el significante “exceso”. Más allá del significado
asociado al sentido común, se trata de un sentido específico: en
primer lugar, como nombre de lo real en juego en la estructura
del síntoma. Propone hablar de una clínica del “exceso” no
regulada por la función normativa del Nombre-del-Padre, sino
articulada en torno a circuitos de goce que no están organizados
alrededor de una pérdida. La segunda tesis refiere a la dimensión
del tratamiento y la función del analista.

Palabras clave: nuevas formas sintomáticas - exceso - síntoma


- real - no regulación del Nombre-del-Padre - goce - función del
analista

Toward a clinic of excess: contemporary symptoms and the


analytical orientation to the real

Abstract: This article tries to articulate two theses. The first one
concerns a vector that traverses the new symptomatic forms,
named with the signifier “excess.” Beyond the meaning of
/ HOJA TÉCNICA 199

common sense, it is an specific sense: in first place, as the name


of the real at play in the structure of the symptom. It proposes
to speak of a clinic of “excess” not regulated by the normative
function of the Name-of-the-Father, but rather articulated
around circuits of jouissance which are not organised
around a loss. The second thesis concerns the dimension of the
treatment and the function of the analyst.

Key words: new symptomatic forms - excess - symptome - real


- no regulation of the Name-of-the-Father - jouissance - analyst
function

Notas-bio

Psicoanalista, Miembro AME de la Scuola Lacaniana di Psicoanalisi


y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis; ha sido Analista
de la Escuela (2017-2020) y presidente de la Eurofederación
de Psicoanálisis (EFP). Es también profesor asociado en
Psicopatología del desarrollo en la Universidad de Pavia y
docente del Instituto del Campo Freudiano en Milán. Tiene un
largo recorrido en la dirección de instituciones terapéuticas y
es regularmente invitado en América y Europa como docente.
Entre sus publicaciones más importantes destacan: Jacques
Lacan y el problema de la técnica en psicoanálisis (2008), El
muro de la anorexia (2013) y Le refus dans l’anorexie (2014).

***

MANUEL RAMÍREZ

• La raíz del síntoma. Una clínica del exceso

Abreviado: Trata sobre el “exceso” como objeto que interesa


al discurso analítico. Un exceso en el cuerpo que produce
200 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

discordancia y disarmonía e irrumpe como malestar o bajo la


presentación de un sufrimiento. Una clínica en la que cada
uno se las arregla con el real inicial, el goce alrededor del cual
se ha constituido. Manifestaciones del exceso en los síntomas
contemporáneos (adicciones, bulimia, anorexia). Interroga
cómo trabajar ese goce y propone una práctica que deje de
lado la intervención semántica e implique un pragmatismo,
intervenciones que son del orden del acto, del corte, por fuera
del sentido.

Palabras clave: exceso - discordancia - clínica - síntomas


contemporáneos - real - goce - acto

The symptom root. A clinic of the excess

Abstract: It is about the “excess” as an object that interests


analytic speech. An excess in the body produces discordance
and disharmony and leaks as discontent or under the
presentation of a suffering. A clinic in which the each of us
deal with the initial real, the jouissance around which it has
been constituted. Manifestations of excess in contemporary
symptoms (addictions, bulimia, anorexia). Questions about
the way of working that jouissance and proposes a practice
which leaves aside the semantic intervention and implies
a pragmatism, interventions of the kind of the act, the cut,
outside of meaning.

Key words: excess - discordance - clinic - contemporary


symptoms - real - jouissance - act

Notas-bio

Psicoanalista. Psicólogo. Título expedido por la Facultad de


Psicología, UNR. Integró en 1998 los Grupos del Movimiento
/ HOJA TÉCNICA 201

hacia la Escuela que condujeron a la fundación de la Escuela de la


Orientación Lacaniana en Rosario. Ha realizado concurrencias y
prácticas en Hospitales y Sanatorios Psiquiátricos. Exposiciones
en Jornadas, Congresos y eventos. Integró el Directorio del
Colegio de Psicólogos de Rosario entre 1996 y 2001. Consejero
Graduado en la Facultad de Psicología, UNR, desde 2009 a 2013.
Coordinación Extensión Áulica de Facultad de Psicología UNR,
en Marcos Juárez 2011/3. Editor de la Página de Psicología
en Rosario12 desde 1997, donde ha publicado artículos,
comentarios de libros y entrevistas a psicoanalistas. Artículos
publicados en el Aperiódico Psicoanalítico. Coautor del libro
Casos raros. Cinco Conversaciones ¿Qué nos enseñan las
psicosis hoy? (2019), Laborde Editor. Coautor del libro Género,
Cuerpo y Psicoanálisis (2020), Grama Ediciones. Práctica
psicoanalítica en Rosario y en Marcos Juárez (Córdoba).

***

MIRTHA BENÍTEZ

• Huelga de hambre

Abreviado: Este texto expone a la anorexia como una de las


presentaciones del exceso contemporáneo. Es planteada como
una falla en la constitución de lo especular, del cuerpo y como
rechazo al saber inconsciente. Toma referencias de Freud y
Lacan. Establece una diferencia entre las anorexias como síntoma
histérico y las otras, en las que predomina el rechazo del Otro y
conforman las nuevas presentaciones del síntoma.

Palabras clave: anorexia - exceso - cuerpo - Freud y Lacan -


nuevas presentaciones del síntoma
202 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Hunger strike

Abstract: This text exposes anorexia as one of the


presentations of contemporary excess. It is posed as a failure
in the constitution of the specular thing of the body and as
a rejection of unconscious knowledge. It takes references
from Freud and Lacan. It establishes a difference between
anorexias as an hysterical symptom and the others, in which
the rejection of the Other predominates and shape the new
presentations of the symptom.

Key words: anorexia - excess - body - Freud and Lacan - new


presentations of the symptom

Notas-bio

Miembro de Colegio Estudios Analíticos, donde desempeña su


práctica institucional. Practicante del psicoanálisis. Egresada de
la Universidad de Buenos Aires. Forma parte del equipo docente
de Colegio Estudios Analíticos y del staff de la revista ABC la
cultura del psicoanálisis. Escribe artículos en la revista ABC y
en otras publicaciones y periódicos de la institución. Publicó
en Página /12 Rosario 12. Participa en la coordinación de
Relatos de la Clínica. Forma parte del conjunto de los asesores
de Colegio Estudios Analíticos. Actualmente ejerce la función
de directora del Consejo de gestión y de Amigos de Colegio
Estudios Analíticos. Coautora del libro Fobias en la infancia
(2010), Letra Viva Editorial. Ha presentado trabajos, participado
en cursos, coloquios, conferencias y jornadas de psicoanálisis.

***
/ HOJA TÉCNICA 203

SILVIA CONÍA

• Lujuria, luxus, luxado

Abreviado: El texto parte del término lujuria como significante


del exceso. A partir de la etimología y filología de la palabra,
entrama con un problema ético. La ética del psicoanálisis
introduce un envés respecto de los planteos filosóficos clásicos.
Lo mortífero no va desligado de lo erótico: lo sabe la literatura,
Bataille, Sade, pero fundamentalmente, los síntomas. El trayecto
llega hasta la incidencia del tema en las modalidades de aquellos
en la época.

Palabras clave: lujuria - exceso - ética - Bataille - Sade - síntoma

Lust, luxus, luxated

Abstract: The text is based on the term lust as a signifier


of excess. With the etymology and philology of the word as
a starting point, it intertwines with an ethical problem.
The psychoanalysis ethics introduces another side of the
philosophical classic proposals in ethics. The deadly is not
unbined to the erotic: it is well known by literature, Bataille
and Sade, but fundamently by the symptoms. The development
of the text reaches the impact of the subject on the symptoms
nowadays.

Key words: lust - excess - ethics - Sade - Bataille - symptoms

Notas-bio

Egresada de la Facultad de Ciencias Médicas de la U.N.R.


Psicoanalista. Miembro de Colegio Estudios Analíticos en el que
actualmente participa de la coordinación de Clínica y forma
204 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

parte de su equipo docente. Coordinadora del Área de Salud


Mental del Hospital Interzonal General de Agudos San Felipe de
la ciudad de San Nicolás en la Provincia de Buenos Aires. Ha
escrito artículos en la revista ABC la cultura del psicoanálisis y
para Página 12/ Rosario 12. Se desempeñó como docente en
las Facultades de Psicología y de Ciencias Médicas de la U.N.R.

***

GABRIEL LEVY

• Interpretación y narración

Abreviado: Se apoya en nociones de la crítica literaria para


transmitir qué es un análisis. Particularmente, la lectura de Piglia
sobre el modo de narración nouvelle. Establece una comparación
entre la existencia y el análisis como viaje y narración, y define
al analizante como un viator. Toma su punto de partida en la
distinción entre secreto, enigma y misterio, y agrega la noción
de suspenso y sorpresa (Hitchcock). Los considera en función
de tres operadores: el saber, la verdad y el tiempo. Un vacío
como causa y motor de la trama (El secreto). Ilustra con “La
Secta del Fénix” de J.L. Borges.

Palabras clave: narración - nouvelle - análisis - analizante - viator


- secreto - suspenso - sorpresa - Piglia - Hitchcock - J. L. Borges

Interpretation and narration

Abstract: It’s based on notions of literary criticism to convey


what an analysis is. In particular, Piglia’s reading about the
nouvelle narration mode. It establishes a comparison between
existence and analysis as journey and narration, and defines
the analysand as a viator. It takes its starting point in the
distinction between secret, enigma and mystery, and adds the
/ HOJA TÉCNICA 205

notion of suspense and surprise (Hitchcock). It considers them


in terms of three operators: knowledge, truth and time. A void
as the cause and motor of the plot (the secret). It illustrates
with “ The Sect of the Phoenix” by J.L. Borges.

Key words: narration - nouvelle - analysis - analysand - viator


- secret - suspense - surprise - Piglia – Hitchcock - Borges

Notas-bio

Psicoanalista. Director de Enseñanza de Colegio Estudios


Analíticos. Ha publicado en los periódicos de la institución y
en la revista ABC la cultura del psicoanálisis. Ha presentado
numerosos trabajos en congresos, jornadas y coloquios
internacionales. Inscripto en Amigos de la Fundación Descartes
(2017-2018). Egresado de UBA. Se desempeñó como docente
en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad John
F. Kennedy. Ha publicado Historia del dispositivo analítico
(EFA,1994). Tiene publicados artículos y textos incluidos en
libros y revistas de psicoanálisis en colaboración, entre otros:
Pulsión y agalma en la Transferencia (Kliné,1993) y L’etourdit
la lectura como política (Letra Viva, 2008). Es coeditor de
la revista ABC la cultura del psicoanálisis desde su Nº4,
Sexualidad: derivas y debates (2020) y coeditor de la versión
facsimilar Homenaje a Oscar Masotta (2020), de ediciones RSI.

***

JUAN JOSÉ MENDOZA


• Katty Skaffy

Notas-bio

(Veáse Consejo académico).


206 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

***

GABRIELA RODRÍGUEZ

• Pugilato de la lengua. En torno a La Justa de la Vanidad

Abreviado: El escrito trata del encuentro entre J. Joyce y Djuna


Barnes. La cita en el café Les Deux Magots, marzo de 1922 en París.
La conversación da cuenta de la particular relación de cada uno a
la lengua. Habla del estilo de ambos, la amistad y el contexto que
dan esa particular atmósfera moderna. Y de Joyce, pura sonoridad
que encanta a la lengua como el flautista a su serpiente, dice la
autora. Hace un paneo por distintos escritos psicoanalíticos.

Palabras clave: Joyce - Djuna Barnes - sonoridad - lengua -


psicoanálisis

Pugilism of the language. Around The Joust of the Vanity

Abstract: The writing treats with the meeting between J. Joyce


and Djuna Barnes. The appointment in Les Deux Magots
café, March of 1922 in Paris. The conversation realizes the
particular relation of each to the language. It talks about
the style in both, friendship and the context which give that
particular modern atmosphere. And about Joyce, pure sound
that charms the language as the flutist its snake, the author
says. It makes a pan through some psychoanalytic writings.

Key words: Joyce - Djuna Barnes - pure sound - language -


psychoanalysis

Notas-bio

Vive en la ciudad de La Plata. Lic. en Psicología. Psicoanalista.


Asociada a la Escuela de Orientación Lacaniana (Sección La
/ HOJA TÉCNICA 207

Plata). Es directora adjunta de la revista Estrategias -Psicoanálisis


y Salud Mental-. Autora de Lacan entre las feministas: La
objeción de la mujer, editado por Tres Haches en 2019, y
coautora de Lecturas de la tercera: Los campos del goce, editado
por Tres Haches en 2019, y de numerosos artículos en revistas
especializadas.

***

VILMA COCCOZ

• Elogio del enigma y de la frontera

Abreviado: Parte de lo que Lacan nombra Lituraterra, ese


campo común al psicoanálisis y la literatura. Aunque uno y otro
se ocupan de distinta manera, comparten un principio: sostener
el enigma. Ese es el nudo del asunto. Trata cómo Freud construye
sus casos (al estilo de Goethe, articula de un modo singular deseo
y satisfacción). Indica que Lacan homologa la interpretación
analítica a la operación del poeta. Con innumerables lecturas
del entramado cultural, destaca la enseñanza que Gide y Joyce
aportan sobre lo que Lacan denominó síntoma e ilustra sobre las
diversas soluciones que puede proporcionar lalengua.

Palabras clave: Lituraterre - enigma - interpretación analítica -


operación del poeta - síntoma - lalengua

In praise of the enigma and the frontier

Abstract: It leads off what Lacan calls Lituraterre, that common


field to psychoanalysis and literature. Although they deal with
it differently, they share one principle: to hold the enigma.
That’s the knot of the matter. It treats how Freud constructs
his cases (in Goethe’s style, desire and satisfaction articulates
208 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

in a singular way). It indicates that Lacan homologates the


analytic interpretation to the poet’s operation. With countless
readings of cultural framework, stands out Gide’s and Joyce’s
contribution to teaching on what Lacan called symptom and
illustrates the diverse solutions that Lalangue can provide.

Key words: Lituraterre - enigma - analytic interpretation -


poet´s operation - symptom - Lalangue

Notas-bio

Psicoanalista. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis.


Docente del Instituto del Campo Freudiano. Autora de: Freud, un
despertar de la humanidad (Gredos, 2017), Lo que Lacan sabía
(EUG, 2013), La neurosis obsesiva II (BBP, 2001). Compiladora
de: La práctica lacaniana en instituciones I (Grama, 2013) y II
(Grama, 2017). Es coautora de diversos libros: Variantes de la
depresión en las mujeres (DGM, Madrid, 1998), Las tres estéticas
de Lacan (Ediciones del Cifrado, Buenos Aires, 2006), Psicoanálisis
e Hipermodernidad (Pomaire, Venezuela, 2008), Actualidad en
psicoanálisis (Pomaire, Venezuela, 2008), Mujeres, una por una
(Gredos, Madrid, 2009), L’avenir de l’autisme (Navarin, París,
2010), Una clínica posible del autismo (Grama, Buenos Aires,
2012), Adolescencias por venir (RBA, Barcelona, 2012), Mulhers
de Hoje (KBR, Petropolis, 2012), Jacques Lacan: El psicoanálisis
y su aporte a la cultura contemporánea (FCE, Madrid, 2017),
¿Buenas prácticas en autismo? Más allá de los protocolos,
la singularidad (Grama, Buenos Aires, 2018), Inclusiones y
Segregaciones en Educación (Aula, Bogotá, 2018), Gramáticas de
la Guerra (Aula, Bogotá, 2019). Publica regularmente en revistas
especializadas: El psicoanálisis, Mental, La Cause Freudienne,
Lacaniana, Freudiana, Letras, Virtualia, Carretel, Cuadernos
de Psicoanálisis… Desde hace décadas realiza seminarios y
conferencias en diversos países de Europa y de América.
/ HOJA TÉCNICA 209

***

ANA SANTILLÁN

• En los confines de las tinieblas: Los locos literarios

Abreviado: En los confines de las tinieblas: Los locos literarios


es una antología de escritos sobre teorías delirantes del siglo XIX
que Raymond Queneau exhumó de los archivos de la Biblioteca
Nacional de Francia. Se pregunta acerca de los límites difusos
entre la locura y la cordura. Plantea los usos ideológicos de la
noción de normalidad. Vincula la locura con el lenguaje en tanto
modos de habitar la lengua.

Palabras clave: Raymond Queneau - locura - lenguaje - Lacan

Aux confins des ténèbres: Les fous littéraires

Abstract: Aux confins des ténèbres: Les fous littéraires is an


anthology of writings of delusional theories from the 19th
century that Raymond Queneau exhumed from the archives
of the National Library of France. It wonders about the
blurred boundaries between madness and sanity. It poses the
ideological uses of the notion of normality. It links madness
and language as ways of inhabiting language (la langue).

Key-words: Raymond Queneau - madness - languaje - Lacan

Notas-bio

Practicante del psicoanálisis. Miembro de Colegio Estudios


Analíticos. Forma parte de su equipo docente. Integra el Consejo
de Gestión. Coordina la Comisión de publicaciones. Ha publicado
en los periódicos de la institución, en el blog Actualidades y
210 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

en la revista ABC la cultura del psicoanálisis y participa de su


Comité institucional. Está al cuidado de la edición de la revista
ABC la cultura del psicoanálisis, del periódico Cultura del
psicoanálisis, de Papeles año 1 y del periódico pdf (2012-
2018). Estuvo al cuidado de la edición de la versión facsimilar
Homenaje a Oscar Masotta. Ha coordinado ciclos de lectura
en el Centro Cultural Borges. Ha escrito algunas columnas de
opinión en el diario La Nación y en Página/12.

***

MARCELA VARELA

• ¿Quién habla? ¿La libertad?

Abreviado: El texto toma la Revolución francesa y su conversión


en el terror. De allí, sitúa las contradicciones derivadas de su
significado político. Expone diversos ejemplos de la modalidad en
que se organizan los ideales, la satisfacción y el silencio. Toma el
planteo de J.-C. Milner en Por una política de los seres hablantes.
Lo articula con la política de Colegio Libre de Estudios Superiores
y el contexto de finales del 30 en nuestro país.

Palabras clave: revolución - silencio - libertad - Colegio Libre de


Estudios Superiores - política

Who’s speaking? Freedom?

Abstract: The text takes the French Revolution and its conversion
into terror. From there, it places the contradictions derived from
its political significance. It presents various examples of the way
in which ideals, satisfaction and silence are organized. Takes
J.-C. Milner’s approach in Pour une politique des êtres parlants.
It articulates it with the policy of Colegio Libre de Estudios
Superiores and the context of the late 30’s in our country.
/ HOJA TÉCNICA 211

Key-words: revolution - silence - freedom - Colegio Libre de


Estudios Superiores - politics

Notas-bio

Practicante del psicoanálisis. Miembro de Colegio Estudios


Analíticos. Forma parte de su equipo docente y del Comité
institucional de la revista ABC desde el Nº4. Directora del
Consejo de gestión (2017-2019). Ha presentado trabajos,
participado en cursos, coloquios, conferencias y jornadas de
psicoanálisis. Ha publicado en los periódicos de la institución, en
Página/12 Rosario/12 y artículos en la revista ABC la cultura
del psicoanálisis Nº1, Nº2 y Nº4.

***
213

/ ENVÍOS Y PAUTAS PARA TEXTOS

ABC publica escritos originales en castellano, resultado de


investigaciones o estudios acerca del psicoanálisis y otros
discursos afines de la cultura. También, la reimpresión de
documentos y colaboraciones originales o inéditos en nuestra
lengua. Los autores ceden amablemente la autorización para
su publicación y se comprometen a no enviar su artículo a
otra publicación mientras dure el proceso de editorialización.
ABC revisa que los textos no incurran en plagio, autoplagio o
cualquier otra práctica contraria a la ética de la revista y evalúa
que el material corresponda al perfil de la publicación.

Envío de textos

Los trabajos remitidos para su eventual publicación deberán


cumplir con las siguientes pautas y requisitos:

• Formato
Cuerpo del texto: Arial 12 | alineación justificada | interlineado
1,5 | sin sangría | margen normal.
Título del texto (en primera línea) | Arial 14 | alineación izq. |
en negrita.
Nombre y apellido del autor (en segunda línea) | Arial 12 |
alineación izq. | en itálica.

• Extensión: hasta 19.000 caracteres con espacios.


214 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

• La entrega del texto se acompaña de un resumen en español


y en inglés (abstract) y palabras clave (entre 5 y 8). Incluir
también notas-bio del autor.

• Abreviado/ Abstract: hasta 600 caracteres con espacios.


• Palabras clave: entre 4 y 7 palabras que expresen el
contenido específico del texto.
• Notas-bio: breves consideraciones sobre los antecedentes
más destacados del autor.

• Sistema de citación APA (solamente para citas, notas al pie,


referencias de lectura).

Citas:

• Cuando las citas textuales son breves (menos de 40 palabras)


se incorporan al texto entre comillas dobles y al final de la
cita, entre paréntesis, se indica el apellido del autor, el año
de la publicación que se ha consultado y el número de la/s
página/s, separados por una coma.

• Cuando la cita excede la extensión de 40 palabras, se la


despliega en párrafo aparte, sin comillas y con sangría
izquierda (1,5cm), en un tamaño menor de letra y alineación
justificada.
Al final de la cita, se incluye entre paréntesis el apellido del
autor, el año y el número de página.
Si en el texto ya aparece mencionado el autor, incluir a
continuación, entre paréntesis el año de publicación y
luego, al final de la cita, solo el número de página, entre
paréntesis.
No se utilizan puntos suspensivos ni al principio ni al final de
la cita a menos que, para evitar una interpretación errónea,
/ ENVÍOS Y PAUTAS PARA TEXTOS 215

se quiera enfatizar que la cita comienza o finaliza en medio


de la oración.
Se señalará que se han omitido palabras o frases en la cita
mediante el uso de tres puntos entre paréntesis (para
omisión de palabras o frases) o tres puntos entre corchetes
(para omisión de párrafos).
Para insertar material adicional o explicaciones en una cita
textual, deben utilizarse corchetes y no paréntesis.
La cita textual debe ser precisa. Si hubiera un error en la
fuente consultada, se insertará la palabra “sic” en redonda y
entre corchetes, inmediatamente después del error.
Si se desea subrayar algo dentro de una cita, recuerde
hacer una aclaración inmediatamente después de la palabra
resaltada y, entre corchetes, indicar: [El subrayado (o el
destacado, o las cursivas, etc.) es propio].

Notas al pie:
• Las notas introducen información complementaria a la
que presenta el texto. Pueden tratarse de un comentario
personal, de una explicación, agregar una aclaración o
añadir un ejemplo o datos ilustrativos. Se escriben en Calibri
10 y se remite a ellas mediante una llamada. Las llamadas se
indican con números arábigos (voladitos o superíndice) y se
insertan en forma correlativa en el cuerpo del texto. El uso
de asteriscos será más frecuente para los agradecimientos o
advertencias al lector.

Referencias de lectura (bibliografía consultada):


• Se incluirán al final de cada trabajo, en orden alfabético. Si el
nombre de un autor se repitiese, el orden será cronológico,
partiendo de la obra más antigua a la más reciente y
sustituyéndose el apellido por guiones.
216 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

• Si la referencia es un libro:
Apellido del autor, inicial de su nombre. (Año de la
publicación consultada). Título del libro en cursiva. Lugar
de Publicación: Editorial. (Año de la primera publicación).

• Si la referencia es una obra clásica, además del año de la


publicación consultada se incluirá entre paréntesis el nombre
del traductor/a, seguido de una coma y de la abreviatura
“trad.”. Por ejemplo:
Aristóteles. (1934). La política. (P.S. Abril, trad.). Madrid,
España: Ediciones Nuestra Raza.
En el cuerpo del texto, se cita el año de la publicación que
se utilizó, precedido de la abreviatura “trad.”, o el año de
la versión que se usó, seguido de la palabra “versión”. Por
ejemplo: (Aristóteles, trad. en 1934).

• Si la referencia es un capítulo de un libro:


Apellido del autor, inicial de su nombre. (Año de la publicación
consultada). Título del capítulo en letra redonda. En Título
del libro en cursiva. Página o páginas (si es una, se escribe p.
y si son varias, pp.). Lugar de publicación: Editorial. (Texto
original publicado en…). Por ejemplo:
Lacan, J. (2011). El estadio del espejo como formador de la
función del yo [je] tal como se nos revela en la experiencia
analítica. En Escritos 1 (pp. 99-106). Buenos Aires: Siglo
Veintiuno. (Trabajo original publicado en 1949).

• Si la referencia corresponde a una versión on-line, debe


incluirse la leyenda “Recuperado de”, seguida de la dirección
consultada.

/ La revista ABC la cultura del psicoanálisis está incluida


en el catálogo Latindex por CAICYT_CONICET
217

RSI publicaciones

HOMENAJE A OSCAR MASOTTA


Versión facsimilar – Colección Histórica
Febrero 2020
Esta edición facsimilar es parte de un
proyecto editorial de Colegio Estudios
Analíticos, que tiene el propósito de
recuperar y volver a poner en circulación
algunos textos fundamentales para la historia del psicoanálisis
en castellano.
Homenaje a Oscar Masotta fue publicado en 1979. Por su
valor de documento histórico, es una pieza imprescindible
para conocer la historia del psicoanálisis lacaniano en nuestra
lengua: sus comienzos, sus vaivenes y derivas, y los vínculos que
la cartografía del presente mantiene con ese tiempo.
Disponer de nuevo de estos escritos, cuyo acceso estaba limitado
a bibliotecas personales, es afirmar la importancia de esa historia
y de sus lecturas. Disponer de estos escritos es recobrar las voces
de sus protagonistas.
Que sus editores, María del Rosario Ramírez y Gabriel Levy,
hayan elegido Homenaje a Oscar Masotta para abrir y presidir
la serie de las publicaciones venideras, prefigura la importancia
de este proyecto editorial.
218 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Revista N°1
Noviembre 2017
SHAKESPEARE
Es en este contexto que nos preguntamos
por la educación de los analistas. No en vano,
en 1958 Lacan indica la falta de libertad del
analista en cuanto a su política. Su acción sobre
el paciente, dice, se le escapa junto con la idea que se hace de
ella, si no vuelve a tomar su punto de partida en aquello que la
hace posible. Percibimos que la enseñanza de Lacan, su lectura
de Freud, las lecturas de los otros discursos y el esclarecimiento
aportado por Jacques-Alain Miller en todos estos años, están
elaborados por una política: volver al punto de partida quiere
decir educarnos en la cultura. La enseñanza del psicoanálisis
atraviesa la historia de sus instituciones, la episteme y la praxis,
forjadas en esta relación insistente a otros discursos.

MdRR

Revista N°2
Septiembre 2018
EL FIN DEL BOVARISMO -
LA TRANSFORMACIÓN DE LAS MUJERES
EN ARGENTINA
El conjunto de textos sobre el bovarismo y
sobre el lugar de las mujeres han ido situando
un hilo: la serie va desde el siglo XVII al siglo XXI, contando
historias, relatos de la esclavitud de las mujeres —diría John
Stuart Mill—, sojuzgamientos y transformaciones.
Estas últimas mucho le deben al psicoanálisis por haber puesto en
el centro de sus elaboraciones, desde Freud hasta la actualidad,
/ RSI PUBLICACIONES 219

una pregunta sostenida sobre la femineidad y las femineidades.


Es necesario indagar en la historia del psicoanálisis los puntos
a los que se ha llegado al considerar la femineidad, en sus
diferencias y en sus malentendidos.

MdRR

Revista N°3
Septiembre 2019
GERMÁN GARCÍA: LOS ECOS DE UN NOMBRE

“Yo pensaba que el problema del psicoanálisis


en la Argentina actual es –con perdón de la
gente que quiere mucho su propio recorrido−
la preeminencia de todas las ideas de la
psicología. Es decir, ustedes piensen el desastre que hace, nada
más, el concepto de ‘intersubjetividad’: creer que cuando yo
hablo, ustedes me entienden; creer yo, que cuando ustedes
hablan, yo los entiendo. Esto anula el psicoanálisis. Ustedes saben
de la estructura de malentendido que tiene toda comunicación
humana. Y, en vez de profundizar eso, nos comportamos como
los periodistas y los políticos que juegan al ping-pong: ‘porque
vos tal cosa’, ‘ése serás vos’, ‘pum-pin’…, va y viene y solo se
interrumpe por la publicidad”. (Fragmento de un comentario de
Germán García durante la presentación del segundo número de la
revista ABC la cultura del psicoanálisis, el 28 de septiembre del 2018,
en la sede de Colegio Estudios Analíticos).
220 ABC/ LA CULTURA DEL PSICOANÁLISIS / Nº 5

Revista N°4
Agosto 2020
SEXUALIDAD: DERIVAS Y DEBATES

En las redes que van de un siglo a otro, nuestra


época acelera derivas sobre la sexualidad.
Y es retomada por infinidad de contiendas,
disputas, querellas. Las leyes se cruzan con
derechos que contemplan diversidades sexuales. El empuje de
los feminismos incluye debates sobre derechos en pos de mejorar
las condiciones de trabajo, poner fin a la violencia y a los crímenes
de mujeres. Se suman nuevas nominaciones de las diversidades
sexuales en las siglas LGTB; se busca instalar decisiones sobre
lenguaje inclusivo. Por otra parte, el movimiento Me-too −con
distintos nombres según la localía− participa en la sociedad a
nivel de una protesta de masas, no siempre con arreglo a una
fundamentación intelectual de la que sí disponen algunos de los
escritores feministas.

Los múltiples debates muestran los intentos de precisar, de


domesticar, o incluso atrapar el problema de la sexualidad.

Al conjunto antes descrito, constantemente se le interponen


piedras en el camino, lo que hace pensar que en el centro de
sus búsquedas hay algo imposible de resolver. Dicho de otra
manera, ese imposible es el elemento que cuenta, en cualquier
disputa y también en las derivas a un sinnúmero de equívocos.

MdRR
/ RSI PUBLICACIONES 221

Revista N°5
Agosto 2021
EXCESO: VARIACIONES SOBRE EL SÍNTOMA

Tan importante es esa marca en cada palabra.


Ella pareciera organizar encuentros en
nuestros sueños, que están fuera de programa.
Tiene incidencia en la vida erótica del sujeto,
se presenta a partir de contingencias. Esa huella en la historia
del psicoanálisis, en la historia del trauma, trata siempre de la
historia de encuentros con sorpresas, fuera de programación. Es
decir, no solo lo impredecible, sino en ocasiones lo inconcebible.
En eso consiste un relato, la historia de los malos encuentros,
de las malas sorpresas que se tuvieron. Son las muestras de un
desarreglo fundamental en los seres hablantes, que Jacques
Lacan ha retomado en múltiples lugares mucho antes de hablar
de manera fulgurante de la no relación sexual.
MdRR

Los N°1 y 2 de la revista ABC la cultura del psicoanálisis pueden


consultarse en su versión digital en: http://colegioestudiosanaliticos.
com.ar/abc-la-cultura-del-psicoanalisis/
(edición en línea ISSN 2683-8737).
Se terminó de imprimir en Imprenta Dorrego,
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en agosto de 2021.

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