Tradiciones y Costumbres Navideñas
Tradiciones y Costumbres Navideñas
Tradiciones y Costumbres Navideñas
Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente, de recordar lo que ocurrió
en el pasado. Son hechos y obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral
o escrita. La palabra tradición viene del latín “traditio” que viene del verbo “tradere” que
significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han
entregado.
Existen muchas tradiciones y costumbres de la Navidad que nos ayudan a vivir el espíritu
navideño, pero debemos recordar que este espíritu se encuentra en la meditación del
misterio que se celebra.
Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos
pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios
Odín”. A este dios se le rendía culto cada año, durante el solsticio de invierno, cuando
para ellos, se renovaba la vida. La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de
encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este
árbol bailaban y cantaban adorando a su divinidad.
Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania, derribó el árbol que representaba
al dios Odín y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios. Lo
adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano. Las manzanas
representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las
velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres
que aceptan a Jesús como Salvador.
Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media. Por medio de la Conquista
española y las migraciones, esta tradición llegó a América. Poco a poco, la tradición fue
evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas, por focos que
representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo.
Las esferas, actualmente, simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de
Adviento. Los colores de las esferas también tienen un significado simbólico:
azules; oraciones de arrepentimiento
plateadas; de agradecimiento
doradas; de alabanza
rojas; de petición
Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar
nuestras vidas.
Los villancicos
Se dice que el compositor de los primeros villancicos fue el Marqués de Santillana, que
compuso una serie de canciones para celebrar, con sus tres hijos, el misterio de la Navidad.
Sin embargo, los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los
evangelizadores en el siglo V, con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y
campesinos que no sabían leer.
Sus letras hablaban sobre el Misterio de la Encarnación en lenguaje popular y estaban
inspirados en la liturgia de la Navidad.
.La imagen de Santa Claus, el viejecito regordete y sonriente que trae regalos a los
niños buenos el día de Navidad, tuvo su origen en la historia de San Nicolás.
Nicolás nació en una antigua provincia de Asia Menor, en el siglo IV. La capital, Mira, estaba
cerca del mar (hoy, corresponde al sudoeste de Turquía) y era una sede episcopal. Nicolás
fue escogido obispo de esta sede y ahí se hizo famoso por su extraordinaria piedad. Estuvo
encarcelado por defender su fe durante la persecución de Diocleciano. Sus reliquias se
encuentran en el pueblo de Bari, Italia.
En otra ocasión, Marco quería apoderarse de unas jovencitas si su padre no le pagaba una
deuda. Nicolás se enteró del problema y decidió ayudarlas. Tomó tres sacos llenos de oro y
en la Noche de Navidad, en plena obscuridad, llegó hasta la casa y arrojó los sacos por la
chimenea, salvando así a las muchachas.
Marco quería acabar con la fe cristiana, mandó quemar todas las iglesias y a encarcelar a
todos los cristianos que no quisieran renegar de su fe. Así fue como Nicolás fue capturado y
encarcelado.
Cuando el emperador Constantino se convirtió a la fe católica, liberó a todos los cristianos y
Nicolás era ya viejo. Cuando salió de la cárcel, tenía la barba crecida y blanca y llevaba sus
ropajes rojos, que lo distinguían como obispo. Con todo, los largos años de cárcel no
lograron quitarle su bondad y su buen humor.
Los cristianos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de oro echados por la
chimenea el día de Navidad y la imagen de Nicolás al salir de la cárcel, para entretejer la
historia de Santa Claus, viejecito sonriente y gordinflón, vestido de rojo, que entra por la
chimenea el día de Navidad para dejar regalos a los niños buenos.
El Nombre de Santa Claus viene de la evolución paulatina del nombre de San Nicolás: St.
Nicklauss, St. Nick, St. Klauss, Santa Claus, Santa Clós.
Para dar un sentido cristiano a la tradición: El ejemplo de San Nicolás nos enseña a ser
generosos, a dar a los que no tienen y a hacerlo con discreción, con un profundo amor al
prójimo. Nos enseña a estar pendiente de las necesidades de los demás, a salir de nuestro
egoísmo, a ser generosos no sólo con nuestras cosas sino también, con nuestra persona y
nuestro tiempo.
La Navidad es un tiempo propicio para imitar a San Nicolás en sus virtudes. Cada año,
parece como si el espíritu de Nicolás efectivamente viniera a la tierra y se introdujera a todas
las casas de manera misteriosa (tal vez por la chimenea), influyendo en todas las personas,
que en esta época se muestran más dispuestos que nunca a dar regalos, desprenderse de
lo propio y ayudar a los demás. Seguramente, San Nicolás ha de sonreír desde el Cielo, al
ver cómo la gente se vuelve generosa y desinteresada, ocultando su identidad detrás de la
imagen exagerada y graciosa de él mismo.
Los nacimientos
Para que todos pudieran comprender mejor las condiciones en que sucedió, puso un
Nacimiento en el bosque con personas y animales vivos. Esta actividad gustó mucho a las
personas que asistieron y se popularizó. Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a
sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro. Esta tradición fue
acogida con gran cariño por todo el mundo cristiano desde el siglo XVI.
La flor de Nochebuena
Esta flor es originaria de México. Su nombre náhuatl es “tlazochitl” que significa “flor que se
marchita”. Para los aztecas simbolizaba la sangre de los sacrificios que los indígenas
ofrendaban al sol para renovar sus fuerzas. Los españoles la bautizaron como flor de
Nochebuena porque florece en diciembre y la utilizaron como símbolo de las fiestas
navideñas.
Las posadas
Las posadas son fiestas que tienen como fin, preparar la Navidad. Comienzan el día 16 y
terminan el día 24 de Diciembre.
Llegado el día de la fiesta, a media noche, después de honrarlo con música e incienso, lo
tomaban los sacrificadores y le sacaban el corazón para ofrecérselo a la luna. En los
templos hacían ese día grandes ceremonias. En dichas ceremonias, dirigidas por los
sacerdotes, se incluían ritos y bailes sagrados representando la llegada de Quetzalcóatl, así
como ofrendas y sacrificios humanos en honor a él.
En el gran templo, ponían el estandarte del dios y le rendían culto. El pueblo se congregaba
en los patios de los templos, iluminados por enormes fogatas para esperar la llegada del
solsticio de invierno. El 24 de diciembre, por la noche y al día siguiente, 25 de diciembre,
había fiestas en todas las casas. Se ofrecía a los invitados una rica comida y unas estatuas
pequeñas de pasta llamada “tzoatl”.
Los misioneros españoles, que llegaron a México a finales del siglo XVI, aprovecharon estas
costumbres religiosas para introducir entre los indígenas el espíritu evangélico. Así,
transformaron las fiestas aztecas en fiestas cristianas, para que sirvieran como preparación
para recibir a Jesús en su corazón el día de Navidad.
En 1587, el superior del convento de San Agustín de Acolman, Fray Diego de Soria, obtuvo
del Papa Sixto V, un permiso que autorizaba en la nueva España la celebración de las
"Misas de Aguinaldos", del 16 al 24 de diciembre. En estas Misas, se intercalaban pasajes y
escenas de la Navidad. Para hacerlas más atractivas y amenas, se les agregaron luces de
bengala, cohetes y villancicos. Posteriormente, la piñata.
En San Agustín de Acolman, con los misioneros agustinos, fue donde tuvieron origen las
posadas. Los misioneros convocaban al pueblo al atrio de las iglesias y conventos y ahí
rezaban una novena. Se iniciaba con el rezo del Santo Rosario, acompañado de cantos y
representaciones basadas en el Evangelio, como recordatorio de la espera del Niño y del
peregrinar de José y María de Nazaret a Belén para empadronarse. Las posadas se
llevaban a cabo los nueve días previos a la Navidad, que puede simbolizar los nueve meses
de espera de María. Al terminar, los monjes repartían a los asistentes fruta y dulces que
simbolizaban las gracias que recibían aquellos que aceptaban la doctrina de Jesús.
Esta costumbre, con el tiempo se comenzó a realizar en barrios y luego, pasaron a formar
parte de la vida familiar. Según la tradición, una Posada comienza con el rezo del Rosario y
el canto de las letanías. Durante el canto, los asistentes forman dos filas que terminan con 2
ó 4 niños que llevan a la Santísima Virgen y a San José, llamados "peregrinos", que van a
Belén. Al terminar las letanías, se dividen en dos grupos: uno entra a la casa y otro pide
posada, imitando a San José y la Santísima Virgen cuando llegaron a Belén. Los peregrinos
reciben acogida por parte del grupo que se encuentra en el interior. Luego de esto, siguen
los alegres villancicos y termina la fiesta rompiendo piñatas y distribuyendo los "aguinaldos".
Preparar con alegría y oración nuestro corazón para la venida de Jesucristo. Recordar y vivir
los momentos que pasaron José y María antes del nacimiento de Jesús.
Las piñatas tienen su origen en China, donde en primavera, al inicio del año chino, se
llevaba a cabo una ceremonia en la cual los chinos elaboraban con papel la figura de un
buey, la cubrían con papeles de colores y le colgaban algunos adornos con motivos
agrícolas.
Los colores de la figura simbolizaban las condiciones en que se desarrollaría el año con
respecto a la agricultura. Se rellenaban con cinco clases de semillas que caían cuando los
mandarines le pegaban a la piñata con varas de diferentes colores. Cuando ya estaba vacía,
se quemaba y la gente trataba de obtener parte de las cenizas considerando que daba
buena suerte para todo el año.
Al pasar esta costumbre a Europa, en Italia la utilizaron para las fiestas de Cuaresma,
dándole un sentido religioso:
La piñata está hecha con una olla de barro cubierta con papel de colores brillantes y
representa al demonio, que suele presentar al mal como algo llamativo para que cautive al
hombre y caiga en la tentación.
La piñata clásica tiene siete picos que representan a los siete pecados capitales: soberbia,
avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
El hombre que le pega a la piñata representa la fe que debe ser ciega, por eso lleva una
venda en los ojos. Con la ayuda de Dios, se destruye al mal y así se descubren los frutos
que hay dentro de la piñata y se dejan caer las gracias de Dios.
El palo con que se le pega a la piñata representa a la fuerza de la virtud que rompe con los
falsos y engañosos deleites del mundo. Las virtudes que hay que cultivar para vencer los
pecados capitales son: contra la soberbia, la humildad; contra la avaricia, la magnanimidad;
contra la ira, la paciencia; contra la envidia, la generosidad; contra la lujuria, la castidad;
contra la gula, la templanza; contra la pereza, la diligencia.
El relleno de la piñata es símbolo del amor de Dios porque al romper con el mal, se obtienen
los bienes anhelados; es símbolo de esperanza porque todos ven hacia arriba, con los ojos
puestos en el cielo que es de donde vendrá el premio celestial
A principios del siglo XVI, esta tradición era desconocida en América. Sin embargo, en
México, los indios mayas, que gustaban mucho del deporte, tenían un juego en el que
trataban de romper con los ojos vendados una olla de barro llena de chocolate que se
balanceaba detenida de una cuerda. A los frailes evangelizadores se les ocurrió que serviría
de catequesis el dar un sentido religioso al juego de la olla, enseñándoles el significado
religioso de las piñatas y promoviendo que se rompieran durante el tiempo de adviento como
un complemento a las fiestas de las posadas y con el mismo sentido de conversión que le
daban los europeos.
Los aguinaldos son bolsitas o canastas con dulces y galletas que se entregan a las personas
que, por su edad o por su salud, no pueden acercarse a recoger los dulces y las frutas de las
piñatas. La idea de que nadie se quede sin recibir los beneficios de la piñata y sin participar
de la alegría de la fiesta.
Las pastorelas
En el siglo XVI, en Italia, Torcuato Taso dio a conocer el género teatral “fábula
pastoril” que era una pastorela o villancico escenificado. La palabra pastorela viene del
italiano “pastorella”, que en español significa pastorcilla.
En México, los mayas y los aztecas, hacían representaciones dramáticas de diferente tipos:
cacerías, hombres disfrazados de animales, curaciones importantes, etc. Estas
representaciones tenían un carácter religioso y se llevaban a cabo frente a los templos de
sus dioses. Los misioneros aprovecharon las inquietudes teatrales y religiosas del pueblo
para evangelizarlos, suplantando poco a poco sus ritos paganos por las pastorelas.
El inicio formal de las pastorelas, según algunos historiadores, fue en 1527 en Cuernavaca
con “La comedia de los reyes”. En 1530, se escenificó “La Natividad Gozosa de nuestro
Salvador”. Poco a poco, se comenzó a escenificar el peregrinar de José y de la virgen María
y se fueron incorporando las aventuras de los pastores y las tentaciones que lograron vencer
para llegar a Jesús. En las pastorelas se ve claramente la lucha entre el bien y el mal.
Las pastorelas son una bellísima, tierna e ingenua representación escénica, de marco festivo
y alegre, que refiere acontecimientos previos a la venida de Jesús y termina con el esplendor
inocente del pesebre y la adoración de los pastores. En ésta se mezclan personajes divinos
y humanos donde el destino eterno de los hombres ocupa el papel central de la trama. Los
personajes centrales son Dios, la Virgen y los pastores que acuden a adorar al niño Jesús
en la gruta de Belén. Las pastorelas son jocosas y alegres, presentan al diablo
ridiculizándolo y terminan siempre con su derrota, con el triunfo del bien sobre el mal. Se
trata de despertar en los oyentes los más nobles sentimientos de amor, dando una moraleja
y un mensaje de tipo religioso donde se exalta la fe cristiana.
Juan Diego y las apariciones de la
Virgen de Guadalupe
Según la tradición, el 9 de diciembre de 1531, ocurrió la
primera de cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe a
Juan Diego. ¿Qué sucedió en esos encuentros?
Historia de la fiesta
Aunque las diferentes advocaciones de la Virgen María son muy numerosas, la Iglesia le
da especial importancia a las tres apariciones de la Virgen María en diferentes partes del
mundo:
Aparición de la Virgen de Guadalupe: 12 de Diciembre de 1531 en México.
Aparición de la Virgen de Lourdes: 11 de Febrero de 1858 en Francia.
Aparición de la Virgen de Fátima: 13 de Mayo de 1917 en Portugal.
Debemos recordar que es la misma Virgen María la que se ha aparecido en los distintos
lugares, en estos tres momentos para ayudarnos y animarnos a seguir adelante en nuestro
camino al cielo. En estas apariciones, la Virgen nos ha pedido rezar el Rosario, acudir al
Sacramento de la Penitencia y hacer sacrificios para la salvación del mundo.
La Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de todos los mexicanos, pues en ella
nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo,
dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate
como muestra de su amor.
Nuestra Señora de Guadalupe
Advocación Mariana
Martirologio Romano: Beata María Vírgen de Guadalupe en México, a su ayuda maternal
el pueblo de fieles implora humildemente numeroso en la colina de Tepeyac cercana a la
ciudad de México, donde ella se apareció, saludándola con confianza como la estrella de la
evangelización del pueblo y sustento de los indígenas y de los pobres.
Historia de la fiesta
Aunque las diferentes advocaciones de la Virgen María son muy numerosas, la Iglesia le
da especial importancia a las tres apariciones de la Virgen María en diferentes partes del
mundo:
Aparición de la Virgen de Guadalupe: 12 de Diciembre de 1531 en México.
Aparición de la Virgen de Lourdes: 11 de Febrero de 1858 en Francia.
Aparición de la Virgen de Fátima: 13 de Mayo de 1917 en Portugal.
Debemos recordar que es la misma Virgen María la que se ha aparecido en los distintos
lugares, en estos tres momentos para ayudarnos y animarnos a seguir adelante en nuestro
camino al cielo. En estas apariciones, la Virgen nos ha pedido rezar el Rosario, acudir al
Sacramento de la Penitencia y hacer sacrificios para la salvación del mundo.
La Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de todos los mexicanos, pues en ella
nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo,
dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate
como muestra de su amor.
Hace muchos años, los indios aztecas que vivían en el valle de México, no conocían a
Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran guerreros. Los misioneros eran unos sacerdotes
que vinieron de España y que poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron
a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron.
Entre los primeros que se bautizaron, había un indio muy sencillo
llamado Juan Diego, quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa
del pueblo de Tlatelolco.
El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac
para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía:
"Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una
Señora muy hermosa.
La Señora le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He
venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar
y dar mi amor y auxilio a todos ustedes".
La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había
dicho.
Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque no le creyó. Entonces fue al Cerro
del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a
él no le creían.
La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez, el
Obispo le dijo que le trajera una señal, es decir, una prueba de que la Señora de verdad era
la Virgen.
Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy
enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por
un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan
Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te
preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la
punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate. Juan Diego se sorprendió de
aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y
encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el
más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo".
Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba
de que Ella era realmente la Virgen.
Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa
imagen de la Virgen de Guadalupe.
Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar
un templo.
Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del
mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una
promesa a la Virgen cuando le piden un favor. En las peregrinaciones, la gente va haciendo
oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se
tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les
concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde
su ciudad.
En las peregrinaciones, las personas suelen llevar estandartes con la imagen de la Virgen y
mantas donde escriben el nombre de su pueblo, de su familia, de su empresa.
Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy
enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por
un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan
Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te
preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la
punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate. Juan Diego se sorprendió de
aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y
encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el
más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo".
Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba
de que Ella era realmente la Virgen.
Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa
imagen de la Virgen de Guadalupe.
Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar
un templo.
Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del
mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una
promesa a la Virgen cuando le piden un favor. En las peregrinaciones, la gente va haciendo
oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se
tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les
concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde
su ciudad.
En las peregrinaciones, las personas suelen llevar estandartes con la imagen de la Virgen y
mantas donde escriben el nombre de su pueblo, de su familia, de su empresa.
Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear
y ésta será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.
Canciones guadalupanas
La Guadalupana
Desde el Cielo, una hermosa mañana (bis)
La Guadalupana (tres veces)bajó al Tepeyac.
Suplicante juntaba sus manos (bis)y eran mexicanos (tres veces) su porte y su faz.
Su llegada llenó de alegría (bis)
De luz y armonía (tres veces) el Anáhuac.
Junto al monte pasaba Juan Diego (bis)
Y acercóse luego (tres veces) al oír cantar.
A Juan Diego la Virgen le dijo (bis)este cerro elijo (tres veces) para hacer mi altar.
Y en la tilma entre rosas pintada (bis)Su imagen amada (tres veces)se dignó dejar.
Desde entonces para el mexicano (bis)Ser guadalupano (tres veces) es algo esencial.En sus penas
se postra de hinojos (bis)Y eleva sus ojos (tres veces)hacia el Tepeyac.
Himno a la Virgen de Guadalupe
Segundo Misterio: Juan Diego comparte a la Virgen su humildad y su pequeñez a los ojos
de los hombres.
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que alguno de los principales, conocido,
respetado y estimado, le encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy
un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente
menuda.”
Pedir a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta del valor de la humildad y la sencillez de
corazón.
Tercer Misterio: María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su
sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros
a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo
punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Pedir a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los demás.
Cuarto Misterio: La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que quiere salud y
felicidad para su pueblo.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se
turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que
soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en
mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la
enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó".
Pedir a la Virgen que, como Juan Diego, sepamos acompañar en la enfermedad, la angustia
y el dolor a los que están cerca de nosotros.
Quinto Misterio: María nos deja su imagen para recordarnos su ternura, su amor y su
constante protección.
Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a cortar; las que, así
como las vio, cogió con sus manos y otra vez se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el
más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le dirás
en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi
embajador, muy digno de confianza.”
Pedir a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos.
Santa Cecilia, la mártir romana (I): historia y leyenda
Una de las santas más conocidas y veneradas a lo largo de la historia cristiana ha sido Cecilia de Roma.
Universalmente reconocida como patrona de la música, esta mártir primitiva ya tenía una amplia veneración y
reconocimiento por parte de la comunidad cristiana en el siglo IV de nuestra era, y posteriormente se la ha
conmemorado tanto en Oriente como en Occidente. Su nombre también es de los que figuran entre las santas
mujeres mártires conmemoradas en el Canon de la Misa. Pero, ¿sabemos realmente quién fue esta mártir tan
reverenciada? Comencemos por el nombre, que es romano de origen (Caecilia) y significa “ciega”. Lo más
probable es que fuera un nombre común entre las mujeres de su gens, quizá por alguna
antepasada (o antepasado) que fue ciego. Era tradición en las altas familias romanas mantener
un nombre o un apodo a modo de nombre a lo largo de generaciones. Existen muchos Cecilias y Cecilios en la
historia antigua romana, por lo que el origen del nombre está fuera de discusión. La etimología del nombre
que da Jacopo della Voragine en la Leyenda Áurea, según la cual Cecilia provendría de “Coeli Lilia” (lirio del
cielo), me parece errónea e interesada; y además no sería la primera vez que este autor incurre en errores
graves de etimología. Felizmente, no existe ninguna duda acerca de su existencia histórica, pero no está nada
claro cuándo vivió y sufrió el martirio. Así pues, partiendo de que no se conoce la fecha exacta de su martirio, a
ello hay que añadir que su passio, legendaria y sin la menor credibilidad histórica, fue redactada después del
marco propuesto para su muerte –entre los siglos I y IV-; como suele suceder en la mayoría de casos. ¿Qué nos
dice esta passio sobre ella?
Cecilia era hija de una noble familia romana (la gens Metela) que había sido educada cristianamente, pero a la
que prometieron, en contra de sus deseos, a un joven noble romano llamado Valeriano, cuando en realidad
ella ya le había consagrado su virginidad a Cristo (el mismo papa Urbano le había impuesto el velo de las
vírgenes). El día de su boda, en medio de la algarabía de músicos y bailarines, ella cantaba a Dios en su corazón
rogándole que la mantuviera pura. Cuando estuvo sola con su marido le anunció que tenía un ángel guardando
su virginidad y que no podía tocarla. Como Valeriano quisiera ver ese ángel, Cecilia lo mandó al tercer miliario
de la Via Appia, donde las catacumbas, y fue convertido y bautizado por Urbano. Regresando a donde Cecilia,
vio al ángel y se comprometió a respetar la pureza de su esposa, fueron ambos coronados de lirios por el ser
celestial, y llegando luego a su presencia Tiburcio, hermano de Valeriano, fue también convertido y bautizado.
Como se dedicaran los dos hermanos a realizar buenas obras y a sepultar mártires cristianos, fueron
denunciados ante Almaquio, prefecto de Roma, y después de interrogados y juzgados, decapitados en el Pago
Triopius (a 6 km de Roma). Con ellos se convirtió y fue también martirizado un tal Máximo. Cecilia los sepultó a
los tres en un sepulcro nuevo grabado con un ave fénix (símbolo pagano de la resurrección) en el cementerio
de Pretextato; y luego distribuyó los bienes de su marido entre los pobres antes de que el prefecto, como era
costumbre, se los incautara. Cecilia fue luego arrestada y condenada a morir asfixiada en los vapores del baño
de su casa –otras versiones la ponen escaldada viva en una olla de agua hirviente, algo impensable en una
mujer de su alcurnia– pero al salir ilesa, trataron de decapitarla. Tras tres golpes de espada la cabeza no se
desprendía, por lo que agonizó durante tres días, y a la llegada de Urbano, le legó su casa para que la hiciese
iglesia y murió, mostrando tres dedos de una mano y una de la otra (esto se ha interpretado, bien como que
Cecilia quería referirse a la Santísima Trinidad, “Un solo Dios verdadero y tres personas”; o bien que quería
referirse a que había vivido tres días de un solo martirio). Urbano la hizo enterrar en el cementerio de Calixto,
junto a la cripta de los Papas. Hasta aquí la passio, que no merece credibilidad por su escaso rigor histórico.
¿Por qué? Tengamos en cuenta que Cecilia no es mencionada en la Depositio Martyrum del siglo IV. No la
mencionan ni los poemas de San Dámaso, ni los de Prudencio. Tampoco hablan de ella ni San Jerónimo, ni San
Agustín, y ni siquiera aparece en el calendario de la Iglesia de Cartago. Y no han llegado hasta nosotros las
verdaderas Actas de su martirio. Todo lo que tenemos es esta passio, escrita en el siglo V, por un escritor
anónimo, y que no está fundada en documentos antiguos. Tan sólo unos escasos datos podrían tener cierta
verosimilitud. Pero veamos lo que dicen los expertos acerca de este tema. Erbes dice que el autor se inspiró en
la “Historia persecutionis vandalicae” de Victor de Vita y que es anterior, concretamente del siglo IV. En este
libro, hay una historia similar a la de la passio de Cecilia. También tiene episodios copiados de otras dos obras:
el “Apologético” de Tertuliano y el “Tractatus de Trinitate” de San Agustín. En resumen: la historia que todos
conocemos sobre Santa Cecilia es un compendio de relatos ficticios con intención devota. No merecen
credibilidad.
Sobre cuándo pudo haberse ubicado el martirio de Cecilia, los autores proponen un auténtico baile de fechas
en los que no entraré por no cansar al lector con nombres y cifras. Digamos simplemente que hay muchos
autores con diferentes propuestas y que el marco establecido ronda entre el año 177 (s. I) y la mitad del siglo
IV… vamos, un margen de muy escasa precisión, que coge prácticamente todas las persecuciones cristianas
habidas. ¿Y qué hay del día del martirio? La passio nada dice al respecto, pero la mayoría de fuentes
hagiográficas lo ubican el 22 de noviembre, fecha en que actualmente la celebramos. Hoy lo dejaremos aquí
para no cansaros, pero seguiremos hablando sobre su culto y sus reliquias, y en un tercer artículo, sobre la
cuestión de su patronazgo sobre la música, que tiene mucho intríngulis. Sólo dos cuestiones fundamentales a
remarcar: es una mártir real, auténtica, una persona histórica, que existió de verdad. Sin embargo, no se sabe
absolutamente nada de su vida y tampoco cuándo vivió. M
2.- A Santa Cecilia le comprometieron en contra de sus deseos a un joven noble romano
llamado Valeriano, El día de su boda, en medio de la algarabía de músicos y bailarines,
ella cantaba a Dios en su corazón rogándole que la mantuviera pura. Cuando estuvo sola
con su marido le anunció que tenía un ángel guardando su virginidad y que no podía
tocar.
3.- Valeriano quisiera ver ese ángel, Cecilia lo mandó al las catacumbas, y fue
convertido y bautizado por Urbano. Regresando a donde Cecilia, vio al ángel y se
comprometió a respetar la pureza de su esposa, fueron ambos coronados de lirios por el
ser celestial, y llegando luego a su presencia Tiburcio, hermano de Valeriano, fue
también convertido y bautizado.
7.- El culto de Santa Cecilia de Roma se difundió ampliamente a causa del relato de su
martirio, que la ensalza como ejemplo de la mujer cristiana. Una frase del acta de su
martirio, según la cual Santa Cecilia cantó durante el tormento, le valió ser patrona de
los músicos. Las agrupaciones musicales, coros y orquestas la celebran como patrona el
22 de noviembre.