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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA URUGUAY

Diplomado Superior sobre violencia hacia niños, niñas y


adolescentes

Monografía Final
El Backlash en Uruguay: un análisis a partir de los
proyectos de ley de “Corresponsabilidad en la crianza” y
“Tenencia compartida responsable”.

Presenta:
Maria Eugenia Fontes
CI:4.413.857-6

El Backlash en Uruguay: un análisis a partir de los proyectos de ley de “Corresponsabilidad en la


crianza” y “Tenencia compartida responsable” y la reciente promulgación de la LEY
“Reconocimiento del principio de corresponsabilidad en la crianza”.
Maria Eugenia Fontes
Introducción
Estas reflexiones surgen a partir del trabajo final del Diplomado Superior sobre violencia hacia
niños, niñas y adolescentes de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales donde propuse
abordar el Backlash como problema al avance y conquistas de derechos de las infancias y
adolescencias en Uruguay.
El objetivo general consistió en aportar a la comprensión del Backlash a partir de las expresiones
e iniciativas en el ámbito político y legislativo, en Uruguay en el año 2020. Me centré en este año
debido a que consideré constituía un punto de referencia al surgir dos proyectos de ley:
“Corresponsabilidad en la crianza” y “Tenencia compartida responsable”.
A partir de un trabajo exploratorio respecto a la tematica he visualizado como en las últimas
décadas, a nivel nacional, se ha avanzado de manera paulatina en la construcción de un escenario
garante de protecciones jurídicas específicas, sobre poblaciones históricamente menoscabadas en
su derecho a vivir una vida plena, principalmente en lo que respecta a las mujeres, disidencias e
infancias. Sin perjuicio de ello, se han registrado distintas expresiones de reacción y frenos
contra el avance de este impulso legislativo en Uruguay. En esta dirección es que surgen
proyectos de Ley que aspiraron a la modificación de varios articulos1 del Código de la Niñez y la
Adolescencia.

El hecho novedoso que adquieren estos retrocesos está signado por la institucionalización y
formalización de en el campo político-legislativo. A partir de la discusión parlamentaria a lo
largo de los años 2020 y 2021, en la Comisión de Constitución y Legislación se acuerda aunar
criterios y unificar las dos propuestas, introduciendo modificaciones dando así lugar a la
promulgación de la ley 20141 del año 2023 titulada “Reconocimiento del principio de
corresponsabilidad en la crianza”. Esta ley es cuestionada por especialistas y organizaciones
civiles que trabajan en la temática de los derechos de las infancias y adolescencias. Los
principales argumentos están vinculados a una concepción regresiva, androcentrista y
adultocentrista.

1 Artículos que refieren fundamentalmente a la tenencia de los hijos, a las facultades los magistrados en caso
de no existir acuerdos entre padres, a los procedimientos relativos a la tenencia, a las determinaciones de las
visitas, como a sus incumplimientos en permitirlas, sanciones por el incumplimiento de regímenes de visitas- y
por ende las incidencias en la vida de los niños niñas y adolescentes que se encuentren en dichas situaciones.
En esta línea es que integro el análisis del término backlash antifeminista que tiene orígen en las
corrientes de género en Estados Unidos para referir específicamente a los movimientos
antifeministas motivados por sostener y defender la dominación patriarcal (Dragiewicz, 2008, en
Cortés, 2020). Se trata de acciones que pretenden preservar o restablecer su poder frente a los
avances en términos de derechos humanos.
La selección de esta temática radica en primer lugar en la relevancia que el tema representa en el
debate político contemporánea, y en segundo lugar, en las modificaciones mencionadas desde
una perspectiva que intentan deslegitimar principios establecidos en los textos normativos tanto
de nuestro país, así como también en instrumentos internacionales que Uruguay suscribe como la
Convención sobre los Derechos del Niño.
Es en este escenario de aprobación de la Ley 20141 donde intentaré aportar a la comprensión del
backlash a partir de los proyectos legislativos y su aprobación a partir del año 2020 a nuestros
días. Me interesa problematizar las propuestas legislativas desde una perspectiva de género y
generaciones y a su vez complejizar la concepción de familia y sus relaciones de poder.
Antecedentes bibliográficos:
Con relación a las interrogantes planteadas ,es fundamental aclarar que he realizado un esfuerzo
en la recopilación y revisión de producciones académicas del ámbito nacional. En este sentido,
existe una produccion academica escasa lo cual puede estar vinculada al carácter incipiente del
despliegue de expresiones de Backlash en nuestro país, y su prematuro carácter público.
Desde el Trabajo Social encuentro algunas referencias producidas por Andrea Tuana, en un
trabajo titulado (2018) “La protección de la infancia y adolescencia frente a las violencia” Este
trabajo centra su análisis en el avance en los derechos humanos respecto a mujeres niños, niñas y
adolescentes, proponiendo una revisión de las normativas y mecanismos de protección a las
infancias en situación de vulnerabilidad, principalmente cuando se trata de maltrato y abuso
sexual y como respuesta a ello, las amenazas conservadoras a estos progresos.

Desde la ciencia política es de referencia el trabajo de Maria Inés Cortes (2020) “El género del
Uruguay en disputa. Entre el avance del feminismo y su reacción: el backlash antifeminista y la
ideología de género”, cuyo objeto es desarrollar como el backlash antifeminista ha ganado lugar
en la arena públical, principalmente a partir del caso paradigmático de la “Guía Sexual de
Primaria”. Lejos de ser expresiones novedosas, la autora manifiesta que las mismas son una
perpetuación en el tiempo que ha mutado en sus formas y que están siendo ejercidas desde
lugares de poder social.
Por otra parte, Abracinskas, Lilián, Puyol, Santiago, Iglesias, Nicolás, Kreher, Stefanie, de la
organización civil Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) elaboraron un estudio publicado en el año
2019, “Políticas anti-género en Latinoamérica. Uruguay el mal ejemplo” que aborda en clave de
análisis de coyuntura nacional y regional los avances y retrocesos legislativos e institucionales
dando cuenta de las principales políticas anti-genero.
A nivel regional y adentrándonos específicamente en la temática de la infancia, encontramos, el
trabajo académico de Virginia Berlinerblauer “Backlash y abuso sexual infantil” en donde se
expone los mecanismos del backlash en la Argentina a partir de la creencia de las falsas
denuncias y el conocido y falso Síndrome de alienación parental. A lo largo del texto, la autora
problematiza como estos mecanismos se vuelven elementos de desprotección de las infancias y
adolescencias y son herramientas de deslegitimación saber técnico que intervienen en esta
realidad social.
Asimismo, y vinculado a los dos proyectos de Ley que propongo analizar, existen dos
documentos que también resultan imprescindibles para nuestra contribución, uno de carácter
analítico que fue creado desde ANONG (2021) “Análisis de los proyectos de ley
“Corresponsabilidad en la crianza” y “Tenencia compartida responsable” desde la doctrina de la
protección integral consagrada por la Convención Internacional de los Derechos del Niño” que
intenta poner sobre el tapete el carácter regresivo de los proyectos y escenarios de vulneración de
derechos en caso de su aprobación. Por otra parte, también destaco la opinión preliminar del
Instituto Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (2021) que convoca a un
llamado reflexivo a los actores legislativos y advierte las consecuencias en caso de su
promulgación. Estos ultimos textos, además de ser antecedentes explícitos, también fueron de
insumo teórico para el desarrollo critico de esta reflexion
Presentación y problematización del tema

En las últimas décadas, a nivel nacional, se ha avanzado de manera paulatina en la construcción


de un escenario garante de protecciones jurídicas específicas, sobre poblaciones históricamente
menoscabadas en su derecho a vivir una vida plena, principalmente en lo que respecta a las
mujeres, disidencias e infancias.

Precisamente, entre algunos hitos legislativos se encuentran dos quiebres normativos


paradigmáticos, como son la aprobación en el año 2002 se promulga la Ley 17.514 Ley de
Erradicación de la Violencia Doméstica y en el año 2004, el Código de la Niñez y la
Adolescencia. Respecto a lo último, implica asumir la ruptura con el paradigma tutelar que
atravesaba a todos los principios y dispositivos procesales regulados en el Código del Nino de
1934.

Posteriormente, en el periodo 2005-2019, se dio paso a diversas normativas jurídicas que


coadyuvaron a la visibilización y conceptualización de las desigualdades y relaciones de poder.
En este sentido, los movimientos sociales y las mayorías parlamentarias del oficialismo político
de ese entonces -denominados como “progresismo”2 - tuvieron un rol fundamental.

A modo de ejemplo, se promulgo la ley de unión concubinaria en 2007, la Ley de Salud Sexual y
Reproductiva en 2008; la reforma integral del sistema de adopción que permite a las parejas
homoparentales adoptar, la Ley de identidad de género en 2009, la Ley de Interrupción
Voluntaria del Embarazo en 2012 y el Matrimonio igualitario en 2013

En diciembre de 2017 se aprueba la ley 19.580, Ley Integral de Violencia hacia las Mujeres
Basada en Género (que cuentan con una perspectiva de generaciones que no estaba contemplada
hasta el momento en esta problemática) y la modificación del Código de la Niñez y la
Adolescencia a través de la aprobación de la Ley 19.747 del año 2019.

2 El partido de gobierno, Frente Amplio, se autodenomina como “una fuerza política de cambio y
justicia social; de concepción progresista; democrática, popular (…) (Aguirre Bayley, 2005).
Destacamos, que en el último congreso se declara una fuerza política anti patriarcal. Según Julio
A. Louis (2011) la pretensión reformista del Frente Amplio como gobierno se basa en dos
pilares: la justicia social y la participación ciudadana.
Sin perjuicio de ello, se han registrado distintas expresiones de resistencia y freno contra el
avance de este impulso legislativo de construcción de derechos subjetivos; según Abracinskas et
al., 2019 principalmente en lo que respecta a la iglesia católica e iglesias evangelistas-. Y esto, a
pesar de tratarse de un país guiado por una temprana secularización, sin perjuicio de lo cuales
estima que más de la mitad de la población es practicante de alguna religión.

Ahora bien. Como se indicó, es cierto que siempre han coexistido las expresiones de resistencia 3,
el hecho novedoso que marca una ruptura esta signado por la institucionalización y
formalización de estas, es decir, podría denotarse que en la actualidad estamos en un escenario
propicio, principalmente en el campo político-legislativo. Respecto a esto, entendemos que parte
de estas expresiones son compartidas en el diverso y amplio espectro de la mayoría
parlamentaria del periodo legislativo que corre.

Para varios especialistas del campo de las ciencias políticas, estas pueden ser llevadas adelante
por actores catalogados como neoconservadores: coaliciones políticas entre distintos actores -
religiosos y no religiosos - que quieren mantener el orden social patriarcal. El prefijo “neo” se
utiliza para distinguir las especificidades de estos movimientos actuales, que actúan en respuesta
o reacción a los cambios en la regulación del orden sexual y social impulsados por movimientos
feministas y de la diversidad sexual.

En esta línea, el término backlash antifeminista surge en Estados Unidos para nombrar
específicamente a este fenómeno, de movimientos antifeministas motivados por sostener y
defender la dominación patriarcal (Dragiewicz, 2008, en Cortés, 2020). Se trata, de acciones que
pretenden, preservar o restablecer su poder frente a los avances en términos de derechos
humanos.

Desde esta óptica,es que apelan a regular las relaciones de género y generaciones desde un
supuesto natural que se basa en el orden patriarcal y jerárquico en la sociedad.

3 Tanto dentro de lo que denominamos progresismos como por otras facciones políticas.
Veamos, el veto presidencial del año 2008 a la interrupción voluntaria del embarazo, las
dificultades a la implementación de la guía de educación sexual integral en el sistema educativo,
el pre-referendum por la Ley Integral Trans, entre otras.
El Backlach tiene diversas manifestaciones que van desde discursos públicos con aparente
solidez y que en nuestra región se imponen bajo el termino de “ideología de género”; hasta
reacciones más violentas como es la violencia física.

Es así como se han desplegado diferentes estrategias para crecer y aumentar su capacidad de
incidencia. Estas se pueden clasificar según el nivel en que operan -macro o micro si se trata de
una interacción interpersonal- y según el ámbito - institucional cuando utilizan canales no
institucionales para enunciarse, o institucionales, tal como es el presente caso de análisis.

Sin dudas se trata de un fenómeno que ha ido incrementándose a nivel global y que toma sus
expresiones en Uruguay. Algunos de estos colectivos son: Red de Padres Responsables
(impulsores del proyecto de ley sobre educación sexual), Todo por Nuestros Hijos Ya, Familias
Unidas por Nuestros Niños, Papás Presentes, Colectivo Masculino, Varones Unidos por una
Masculinidad Positiva y Abuelas sin nietos. Muchos de estos grupos son hoy defensores de los
proyectos de tenencia compartida y corresponsabilidad en la crianza, y muchos de sus militantes
tienen causas judiciales abiertas por violencia de género, violencia doméstica, abuso sexual y
maltrato infantil.

Tema:

El backlash respecto al avance y conquistas de derechos de las infancias y adolescencias,

Objetivo general:

Aportar a la comprensión del backlash a partir de las expresiones e iniciativas en ámbito de lo


político -legislativo, en Uruguay a partir del año 2020 a nuestros días.

Objetivos específicos:

Analizar desde una perspectiva de género y generaciones las propuestas legislativas creadas por
los actores políticos-legislativos

Analizar la concepción de familia y sus relaciones de poder respecto a las infancias y


adolescencias, suscriptas en los textos y en los discursos circundantes a los mismos.
Antecedentes bibliográficos:

Con relación a las interrogantes planteadas en esta contribución, es menester aclarar que hemos
realizado un esfuerzo en la recopilación y revisión de producciones académicas del ámbito
nacional. En este sentido, no se registran hallazgos significativos de producciones vinculadas al
backlash respecto al avance y conquistas de derechos de las infancias y adolescencias en
Uruguay. Esta prácticamente inexistente producción académica puede estar vinculada al carácter
incipiente del despliegue de expresiones de Backlash en nuestro país, y su embrionario carácter
público.

Por otra parte, y desde el Trabajo Social (disciplina que practica quien suscribe) encontramos
algunas referencias teóricas en el año 2018, de Andrea Tuana, en un trabajo titulado “La
protección de la infancia y adolescencia frente a las violencias. Este trabajo centra su análisis en
el avance en los derechos humanos respecto a mujeres niños, niñas y adolescentes, proponiendo
una revisión de las normativas y mecanismos de protección a las infancias en situación de
vulnerabilidad, principalmente cuando se trata de maltrato y abuso sexual y como respuesta a
ello, las amenazas conservadoras a estos progresos.

En línea con estas identificaciones bibliográficas del ámbito nacional, desde la ciencia política,
es pertinente iluminar el trabajo realizado por Maria Inés Cortes Cortes en el año 2020, titulado
“El género del Uruguay en disputa entre el avance del feminismo y su reacción: el backlash
antifeminista y la ideología de género, cuyo objeto es desarrollar como el backlash antifeminista
ha ganado lugar en la arena publica de nuestro país, principalmente a partir del caso
paradigmático de la Guía Sexual de Primaria. Lejos de ser expresiones novedosas, la autora
manifiesta que las mismas son una perpetuación en el tiempo que ha mutado en sus formas y que
están siendo ejercidas desde lugares de poder social.

Por otra parte, Abracinskas, Lilián., Puyol, Santiago., Iglesias, Nicolás., Kreher, Stefanie, de la
organización civil Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) elaboraron un estudio publicado en el año
2019, “Políticas anti-género en Latinoamérica. Uruguay el mal ejemplo” que aborda en clave de
análisis de coyuntura nacional y regional los avances y retrocesos legislativos e institucionales
dando cuenta de las principales políticas anti-genero.
A nivel regional y adentrándonos específicamente en la temática de la infancia, encontramos, el
trabajo académico de Virginia Berlinerblauer “Backlash y abuso sexual infantil” en donde se
expone los mecanismos del backlash en la Argentina a partir de la creencia de las falsas
denuncias y el conocido y falso Síndrome de alienación parental. A lo largo del texto, la autora
problematiza como estos mecanismos se vuelven elementos de desprotección de las infancias y
adolescencias y son herramientas de deslegitimación saber técnico que intervienen en esta
realidad social.

Asimismo, y vinculado a los dos proyectos de Ley que nos proponemos analizar, existen dos
documentos que también resultan imprescindibles para nuestra contribución, uno de carácter
analítico que fue creado desde ANONG (2021), “Análisis de los proyectos de ley
“Corresponsabilidad en la crianza”1 y “Tenencia compartida responsable” desde la doctrina de la
protección integral consagrada por la Convención Internacional de los Derechos del Niño” que
intenta poner sobre el tapete el carácter regresivo de los proyectos y escenarios de vulneración de
derechos en caso de su aprobación. Por otra parte, también destacamos la opinión preliminar del
Instituto Nacional de Derechos Humanos y Defensora del Pueblo (2021) también de
representación analítica que hace un llamado reflexivo a los actores legislativos y advierte las
consecuencias en caso de su promulgación.

Es de nuestro interés remarcar que estos textos, además de ser antecedentes explícitos, también
fueron de insumo teórico para el desarrollo critico de esta monografía.
Marco conceptual

Para el marco conceptual que proponemos como articulador de nuestro análisis, escogimos
centrarnos en tres ejes, Derechos humanos y Convención sobre los derechos del niño; familia y
relaciones de poder; y violencia hacia niños niñas y adolescentes.

Derechos humanos y Convención sobre los Derechos del Niño.

En primer lugar, es fundamental señalar que a partir de la Convención sobre los Derechos del
Niño (1989) irrumpe un nuevo sujeto social como sujeto de derecho, lo cual inhabilita la vieja
concepción de las infancias como un sujeto exclusivamente susceptible de control y vigilancia,
como seres inacabados, en preparación para ser adultos y luego integrarse a la sociedad.
Precisamente, esto promueve una forma de redistribución del poder, que como veremos en efecto
muchas veces no se concretiza. Algunos de los principios descritos en la Convención los
Derechos del Niño se han convertido en un peligro para el ejercicio del poder adulto, que como
indica Tuana (2021) y se han traducido históricamente como practicas sociopolítica anclada en
un orden político patriarcal que reproduce modelos de socialización sexistas, violentos y
hetenormativos,

Este “freno” se ve materializado en los marcos normativos de los países que han adherido a las
disposiciones, a modo de ejemplo –la proscripción de los castigos corporales, la promoción de la
dignidad humana y la educación, la autonomía progresiva entre otros dispositivos del discurso
jurídico. En efecto, y a través del dialogo con el mundo adulto, irrumpe el derecho a tomar
decisiones, la expresión de sus deseos tanto en el ámbito público como privado, y
fundamentalmente, a poder construir un discurso autónomo que debe ser atendido en la
resolución de un conjunto de decisiones que atañen al interés ellos como verdaderos sujetos de
derechos.

En este sentido, según indica la Convención sobre los Derechos del Niño, las infancias necesitan
una protección y cuidado especial, pero en un marco de respeto y estricta observancia de la
autonomía.
Algunos de los artículos de relevancia para este trabajo son:

“1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos
legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño.”

“2. Los Estados Parte se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean
necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los deberes de sus padres, tutores u otras
personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas legislativas y
administrativas adecuadas.”

“3. Los Estados Parte se asegurarán de que las instituciones, servicios y establecimientos
encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas establecidas por las
autoridades competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y
competencia de su personal, así como en relación con la existencia de una supervisión
adecuada.”

Por su parte, señala el art. 12.

“1. Los Estados Parte garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio
el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño,
teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del
niño.”

“2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado en todo
procedimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de
un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento
de la ley nacional.”

Es así como “(…) podemos concluir que el interés superior del niño debe organizar las políticas
públicas. En efecto, no solo se trata de la posición del Estado, sino que también debe alcanzar a
las decisiones de los jueces y la actuación del Poder Judicial. Esta es una auténtica disposición
internacional de derechos humanos.” (Fontes, 2021, P 5)

Familia y relaciones de poder.


Según informe realizado por las Naciones Unidas (2006) se determina que la familia puede ser
un espacio peligroso para niños y niñas. A su vez se plantea que la prevalencia de violencia
contra los niños se produce y reproduce en el seno del hogar y también a partir de otros adultos
de cercanía con el niño (Tuana,2018).

Esto, en detrimento con la concepción clásica de la familia que sostiene que la misma es una
unidad natural de sustrato biológico ligado a la sexualidad, la procreación y la convivencia,
espacios donde se entablan vínculos, emocionales, constituyendo la capacidad de protección
entre los individuos que la integran. Esta concepción, invisibiliza que la familia es una unidad
que reproduce desigualdad y genera relaciones de subordinación y dominación entre sus
miembros, principalmente del varón adulto hacia el resto de la familia (mujeres, niños, niñas y
adolescentes)

La familia desde esta concepción se apoya en dos pilares fundamentales, el sexismo y el


androcentrismo.

En este sentido el “sexismo”, según Maffia (2003) se caracteriza por priorizar un sexo sobre el
otro, atribuyendo estereotipos y expectativas, a propósito de lo que se espera de mujeres y de
varones en las relaciones sociales. A partir de esta óptica se constituye una preferencia sobre las
atribuciones sociales y culturales que se adjudica a los varones y en desmedro de aquellas que se
asignan a las mujeres.

Por otra parte, el androcentrismo según indica Gomez (2020) remite a una visión parcializada del
mundo cuyo eje es situar al hombre en el centro de las jerarquías. De esta forma se adjudica al
hombre el rol de ser el único protagonista del contrato social, y, por tanto, poseedor de un rol de
dominación en la esfera pública, y también en la vida privada.

A propósito de esto, Bell Hooks (2020) postula que diferencia del resto de las formas de
opresión, las personas experimentan la practica sexista directamente de su entorno familiar -
familia nuclear-Para la autora, las sociedades occidentales reflejan los valores dualistas de la
jerarquía y del control autoritario coercitivo, denotándose así en la relación entre padres e hijos,
entre esposo y esposa. Es bajo este prototipo de familia que las infancias aprenden la práctica
del dominio jerárquico y lo introyectan, aceptando así la supremacía masculina y adulta por el
resto de sus integrantes.
Violencia hacia las infancias y adolescencias

La violencia hacia las infancias y adolescencias es una manifestación del ejercicio de poder y
también, es por excelencia una forma de dominación. Según Bourdieu (2010) los individuos
están determinados socialmente por estructuras objetivas que son independientes de su voluntad,
por tanto, la dominación se presenta como una institución en las estructuras sociales. Es así, que
“El discurso jurídico muchas veces forma parte de este sistema de dominación, y presentan
sutilmente a partir de términos aparentemente neutrales y de “supuestas bondades” escondidas
en el principio de igualdad” (Fontes,2021, P 6)

Desarrollo analítico

Como primera consideración a destacar, existe en estos proyectos la apelación a la


“corresponsabilidad en la crianza”, cuyo alcance y aplicación es significativamente impreciso –
legislativos han manifestado que implica consagrar el principio de “igualdad” en el ámbito de los
deberes y derechos- esto se torna confuso, ya que de hecho ambos padres deben ser responsables
de la crianza y todo lo que ello implica (cuidados, protecciones,) con anterioridad a una
separación de convivencia.

Veamos. Silvia Federici (2013) considera que el trabajo de cuidados y de crianza al interior del
hogar ha estado históricamente transferido a las mujeres y es por excelencia, aquel que
contribuye a la reproducción de la fuerza de trabajo por fuera del hogar. Por tanto, si ha de
promulgarse la corresponsabilidad, debería hacerse tanto ambos padres vivan de consuno o en
separación.

En este punto, damos cuenta de la utilización de un discurso históricamente ligado a los


movimientos feministas, respecto a la corresponsabilidad de cuidados. Observamos entonces, es
una apropiación de un discurso de lucha que podría esconder otros fines.

En este sentido, entendemos que estas modificaciones intentan responder a padres que se
presentan como “afectados” en sus derechos del ejercicio de la paternidad, por tanto, como
“victimas” del sistema de justicia. Según Tuana, “(…) Estos padres se presentan como padres
responsables que pretenden la tenencia compartida de sus hijos e hijas, abogan por la
corresponsabilidad en las funciones parentales y denuncian un sesgo de género en las
decisiones judiciales que según su versión favorecen a las mujeres por un exceso de derechos
concedidos en esta época.” (Tuana, 2018, P 76,)

Como evidencia empírica sobre esta asociación discursiva, es claro que algunos exponentes de
estos proyectos han planteado públicamente, que los mismos serán instrumentos para
“contrarrestar los efectos de ley de violencia basada en género” denotando de esta forma que la
preocupación no está vinculada a los derechos de las infancias si no a menoscabar los avances
respecto a los derechos de las mujeres.

La visibilización y defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes ha sido un proceso
reciente. Los movimientos feministas han jugado un rol central en la denuncia de las
problemáticas de las infancias. Esto queda plasmado en el texto de la Ley 19.580 en donde se
brindan protecciones y por consecución derechos reparativos al daño sufrido en una situación de
violencia doméstica.

Por otra parte, en ambos proyectos se explicita la importancia de la consecución del vínculo en
aquellos casos que existan denuncias -por violencia- a unos de los padres, aclamando la
importancia del vínculo paterno-filial, aunque esto pueda significar un peligro para la integridad
de los niños y niñas. En la redacción se estipulan regímenes de visitas “hasta tanto no exista una
sentencia firme de condena en contra del denunciado”.

Es importante mencionar que la lógica misma de las violencias (diferentes mecanismos de


control, dominación) o por las características mismas la edad evolutiva del niño o niña (es
complejidad para verbalizar los hechos abusivos vivenciados) no pueden ser probados de
inmediato.

A partir de la experiencia, se puede afirmar que la falta de confirmación orgánica de un abuso


sexual no descarta la posibilidad de su ocurrencia. La evidencia medica- física es detentada en la
minoría de los casos confirmados.

Asimismo, se deja entrever un cuestionamiento a los datos estadísticos sobre las denuncias por
violencia de género y las investigaciones en curso sobre abuso sexual infantil y maltrato, a partir
de la idea de “falsas denuncias” o en su defecto a la adherencia de la creencia del Síndrome de
Alienación Parental4, que constituyen auténticos mecanismos de dominación del backlash.

“el número de falsos alegatos como proporción del número de casos en que el as es validado
sigue siendo ínfimo: la mayoría de los estudios más serios al respecto coinciden en plantear
que, en promedio, entre un 3 % y un 4 % de los casos reportados constituyen falsos alegatos.
Algunos estudios y valoraciones estadísticos hechos en Estados Unidos han planteado incluso
porcentajes menores (del 1 al 3 %)” (Tuana,2018, P 85)

Cabe destacar que esta visión solapada sobre la temática de violencia y protecciones también es
compartida por el presidente Luis Lacalle Pou, quien ha testimoniado en medios de prensa la
adhesión a los proyectos, bajo la idea de que una “ruptura familiar” no puede impedir el vínculo
entre padre e hijos, hijas. de esta forma se ignora las lógicas mismas del fenómeno de la
violencia de género y doméstica, adjudicándole un tenor menor de la índole “conflicto entre el
mundo adulto”

En torno a la concepción de familia e infancias pudimos visualizar que son proyectos que abogan
al ideal de familia tradicional, tal como se ha descripto en el marco conceptual, existe una ilusión
en donde la familia es un lugar exento de vulneraciones y debe ser conformada por madre, padre
e hijos.

En definitiva, respaldan el concepto de familia tradicional, nuclear y heteronormativa, que esta


lejana de la realidad de nuestro país. Las familias lejos de ser esto, se conforman como
monoparentales con jefatura femenina.

Estos proyectos, se convierten así en una operación de reproducción ideológica, que en este caso
y a través de modificaciones en la técnica normativa de asignación de deberes y
responsabilidades parentales, pretende crear una ficción política montada sobre un modelo

4Es importante señalar, que el síndrome de alienación parental no ha sido sujeto de estudios
empíricos ni ha sido publicado en revistas científicas, tampoco reconocido como tal desde la
organización mundial de la salud. Según Berlinerblau, este falso síndrome, se presenta como un
mecanismo para invalidad denuncias por maltrato y abuso sexual, postulando que existe por
parte de un progenitor influencia sobre un niño o niña para realizar alegatos falsos sobre una
situación de vulenarcion. Este mecanismo en definitiva busca convertir en sospechoso a todo
denunciante de maltrato o abuso sexual, intentando invertir el sentido de la conducta abusiva al
atribuírsela a quien denuncia o protege
regulatorio de familia nuclear. Esta idea, constituye una mistificación de la composición de las
familias y tal como se ejemplifico, desconoce los cientos de miles de hogares de jefatura
femenina única, los reiterados incumplimientos de deberes alimentarios por parte de hombres,
los abusos intrafamiliares cometidos por varones, entre otros.

En la exploración de los medios de prensa, fue posible visualizar en varias ocasiones que estos
textos apuntan a reforzar la importancia de “la imagen masculina” para los niños y niñas.

De esta forma se adjudica al varón un rol de importancia para la socialización de las infancias, de
esta forma no solo se deja entrever los tintes androcéntricos de estos proyectos si no también la
importancia de la heterosexualidad.

En esta línea, tal como lo ha descripto Schenck : "Igual que ocurre con el género, la
construcción hegemónica se naturaliza, de forma tal que se desarrolla un proceso de
normalización mediante el cual se concibe a la heterosexualidad como el modo natural y
apropiado de expresión de la sexualidad" (Schenck,2013,P26) de esta manera se entiende que "
(...)debe haber un sexo estable expresado a través de un género estable (masculino expresa al
varón, femenino expresa a la mujer) que se define por oposición y jerárquicamente a través de
la práctica de la heterosexualidad obligatoria” (Schenck,2013,P26). Lo cual apela a
concepción que sostiene que la sexualidad tiene como único fin la procreación, lo cual
inequívocamente limita la experimentación del deseo.

Por otra parte, y en relación con el espacio asignado a las infancias y adolescencias como sujetos
de derecho, y con especial atención al principio de interés superior, corresponden algunos
comentarios.

Como primera consideración, la utilización del término “Menor” da cuenta de una mirada adulta
que corresponde a una representación social que va en detrimento del programa de derechos y
definiciones de la CDN; en su lugar, este término respondería a un paradigma que pretende
reducir las infancias a una mera categoría.

Esta concepción no habilita el dialogo con el mundo adulto, ya que se es considerado, como algo
inferior, “menor” y reduciendo en su categoría de ciudadanía.
En relación con lo indicado, es menester afirmar que, a pesar de los pequeños avances en las
normativas, las infancias y adolescencias, “(…) tienen menos posibilidades que los adultos de
defender con fuerza sus propios intereses, y las personas que intervienen en las decisiones que
les afectan deben tener en cuenta explícitamente sus intereses. Si los intereses del niño no se
ponen de relieve, se suelen descuidar” (INDDHHDP, 2021, P.5)

En conclusión, podemos afirmar que frente a intenciones que pretenden priorizar el interés de los
padres y por sobre el de las infancias y adolescencias, dejando entrever la prioridad de la
categoría de hijos por sobre la de la infancia, como sujeto político y social, subyace una
ponderación clara del universo adulto. En este sentido indica Giorgi:

“En el paradigma del disciplinamiento el adulto detenta el poder absoluto, impone sus ideas y
puntos de vista en función de una autoridad que emana de su sola condición de adulto. Esto vale
tanto a nivel privado (familia) como a nivel público (instituciones). Su forma de proteger es
controlar, recortar derechos (…)” (Giorgi,2019, P.331)

Este poder adultocentrico se puede identificar en la aspiración a la modificación del artículo 35


de CNA, que indica que, a falta de acuerdo entre los padres, los magistrados deben fijar como
alternativa la tenencia alternada de los hijos e hijas.

Esta solución de tenencia alternada no contempla las particularidades de cada niño, niña o
adolescente, y asume una abstracción que resulta jurídicamente agraviante para la autonomía
progresiva de los sujetos de derecho.

Se pretende así generalizar una respuesta, que en todo caso debería adaptarse a las características
de cada niño o niña, teniendo en cuenta sus deseos, su bienestar y la garantía de protecciones en
uno u otro hogar. Sin dudas que esto suscribe al paradigma de la tutela, en donde el niño o niña
es aparejado como un sujeto pasivo, plausible de pivotear en un hogar a otro, ignorando rutinas
diarias, lugares de pertenencia, cercanía a sus redes sociales y redes de pares entre otras
cuestiones de relevancia.

Así mismo, esto podría significar el no pago de la pensión alimenticia, lo que se traduce en una
expresión más de la violencia y maltrato, conocida como violencia patrimonial.
Entonces, “podemos afirmar que frente a intenciones que pretenden priorizar el interés de los
padres y por sobre el de las infancias y adolescencias, dejando entrever la prioridad de la
categoría de hijos por sobre la de la infancia, como sujeto político y social. Se trata, de una
ponderación del universo adulto, con sus prácticas institucionales que vienen a reinstalar
relaciones de jerarquías que se sustentan en paradigmas teóricos y normativos antiguos, como
bien podrían ser los que caracterizaban al Código del Niño de 1934” (Fontes, 2021, P 8)

Como anteriormente se ha explicitado, estamos frente a una posible normativa que estipula la
tenencia alternada de manera universal. Esto puede representar un riesgo y en otras ocasiones
una “(…) profundización en la vulneración de derechos, en aquellas realidades donde se
registren ejercicios de violencia de género y generaciones, así como situaciones donde existan
indicios de maltrato como de abuso sexual infantil (inclusive mediante denuncia policial e
ingresado al sistema judicial).” (Fontes,2021, P)

Esto expone nuevamente que el objetivo no radica en el bienestar de la infancia si no en los


deseos de los adultos.

Es así, que según la observación general número 14 del año 2020 manifiesta que “La plena
aplicación del concepto de interés superior del niño exige adoptar un enfoque basado en los
derechos, en el que colaboren todos los intervinientes, a fin de garantizar la integridad física,
psicológica, moral y espiritual holísticas del niño y promover su dignidad humana.” (CDN, 2020,
P.199)

Recapitulando.

A partir de las observaciones realizadas por organismos y por agentes especialistas en las
temáticas de las infancias y adolescencias, es que se unen ambos proyectos y se modifican
algunos puntos.

Según los datos recabados en la prensa, se toma en consideración lo referido a los casos que
implican denuncias, se realiza un pasaje en este sentido: “respetar el derecho del denunciado a
las visitas” se modifica “toda vez que a juicio de tribunal sean acordes al interés superior del
niño niña o adolescentes”, lo cual a nuestro criterio sigue dejando a discrecionalidad de los
magistrados la decisión.
Así mismo, se manifiesta que las visitas en caso de darse deben ser con terceros o lugares
protegidos para garantizar “el derecho superior del niño”. Respecto a ello, este escenario no
exenta a la vulneración y de los niños y niñas, más aún cuando se está en un proceso
investigativo y de persecución de un delito, ya que puede entorpecer la causa. Además de
tratarse de otra situación de revictimización.

Por último, se manifiesta públicamente la eliminación de la palabra “menor”, la supresión de la


misma no significa un cambio de paradigma. Si bien el lenguaje pretende modificar la realidad
donde estamos parados, este no sería el caso.

Reflexiones finales

A lo largo de este trabajo hemos expuesto como los proyectos de ley remiten a una visión
parcializada del mundo cuyo eje es situar al varón adulto en el centro de las jerarquías. De esta
forma se pretende adjudicar al mismo el rol de ser el único protagonista del contrato social, y,
por tanto, el ejercicio de la dominación en la esfera pública, y también en la vida privada.

Se trata de proyectos que “frenan” la posibilidad de un orden social diferente que atenta contra la
forma de poder que hasta el momento conocíamos, un poder vertical, masculino y
adultocentrista.

Los proyectos de ley analizados, estas suscriptos desde una lógica políticamente correcta,
utilizando y apropiándose de terminología y expresiones del movimiento feminista, pero que en
definitiva persiguen objetivo opuestos.

Se trata de textos, que despliegan visiones estereotipadas sobre las mujeres y sobre las infancias,
principalmente cuando refieren a los casos de denuncias por violencia y abuso. Principalmente
suscribiendo a la idea que los niños y niñas mienten en estas circunstancias o que las mujeres al
intentar protegerles mediante mecanismos judiciales, “implantan” ideas para perjudicar a los
varones.

La aprobación de estos textos implica generar una jurisprudencia que permite avanzar
nuevamente a un orden sexo-genero conservador, que paulatinamente se fue transformando a
uno mas liberador.

Por otra parte, pudimos evidenciar que existe una clara tensión ente el principio de autonomía
progresiva y las disposiciones procesales previstas en los mismos, principalmente respecto a la
decisión de la tenencia compartida. Se indican procedimientos que no consideran, a priori, el
consentimiento, la voluntad, el relato y discurso de los niños, niñas y adolescentes.

El principio de autonomía progresiva presupone, el libre desarrollo y el reconocimiento de las


decisiones para los niños, niñas y adolescentes. El derecho a ser oído y el derecho a ser
considerado como sujeto de derecho es fundamental dado que arraiga en el paradigma de la
dignidad personal. Sin esa posibilidad de ser oído, los derechos subjetivos solo serian
resonancias abstractas.

Culminando con las ultimas consideraciones, podemos evidenciar que los colectivos que
representan al Backlash en nuestro país han logrado una estabilidad de vigencia, intercalándose
en periodos de ausencias y presencias. Estos dispositivos políticos deben de servir de insumo
para quienes nos desempeñamos técnicamente en el área de las infancias, no solamente para
generar resistencia sino también para anticiparnos a los próximos movimientos políticos-
legislativos.
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Anexos
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contra-proyecto-de-tenencia-compartida-uc790830
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compartida-sigue-teniendo-una-concepcion-adultocentrica-pese-a-algunos-cambios/
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https://www.elobservador.com.uy/nota/tenencia-compartida-cambios-al-proyecto-estan-en-la-
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https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2021/7/tenencia-compartida-proyecto-unificado-
de-partido-nacional-y-cabildo-abierto-introduce-cambios-en-casos-donde-medien-
denuncias/

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