Lozada - González - S5 - TI5 - Salud Mental en México

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Salud mental en México

Introducción

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es el “bienestar


que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos
cognoscitivos, afectivos y conductuales, y en última instancia, el despliegue óptimo de sus
potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación” (Citado en
Sandoval, 2002). En otras palabras, las personas pueden estar conscientes de sus propias
capacidades, afrontar las tensiones normales de la vida, relacionarse de forma asertiva y
contribuir al desarrollo de su comunidad.

Por otro lado, un trastorno mental es una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o del
comportamiento, lo que dificulta a una persona a adaptarse a su entorno cultural y social,
creando un malestar subjetivo. Sus causas, en algunos casos, son desconocidas; aunque
puede haber personas con más predisposición genética que otras, asimismo los factores
ambientales pueden afectar de forma determinante en la aparición de trastornos mentales, por
lo que todos estamos expuestos a ello.

Cabe señalar que las enfermedades mentales se pueden tratar para lograr la recuperación o
permitir que la persona que la padece pueda tener una mejor calidad de vida. Sin embargo, los
servicios de salud mental (a nivel gubernamental), recae en los hospitales psiquiátricos, lo que
se traduce en una atención deficiente, baja accesibilidad, y en algunos casos, violaciones a los
derechos humanos de los pacientes. Esto hace que la salud mental siga siendo la mayor
demanda de salud insatisfecha.

La siguiente investigación, presenta un panorama de la salud mental en México, describe los


retos existentes e identifica las bases en que la política pública diseña y desarrolla los cambios
que se requieren a nivel legislativo.
Desarrollo

Causas

En México, como en otras partes


del mundo, los trastornos mentales
constituyen un problema de salud
pública con un alto costo social,
que afecta a las personas sin
distinción de edad, sexo, nivel
socio-económico y cultural. Entre
los factores ambientales en México
que pueden causar problemas
mentales como ansiedad,
depresión, estrés emocional, baja autoestima, fobias, etc., podemos encontrar lo siguiente: la
pobreza, el desempleo, el bajo nivel educativo, el consumo de drogas y alcohol, la violencia, la
delincuencia, la discriminación en las mujeres, los niños y niñas en situación de calle, los
padres adolescentes, la vulnerabilidad de las personas con alguna discapacidad, los
padecimientos e incomprensión de los adultos mayores, la marginación de la población
indígena, la falta de oportunidades en las comunidades rurales, la adaptación de la población
migrante, etc.

Otros factores que pueden resultar en una mayor prevalencia, incidencia y magnitud de
problemas de salud mental son: la desintegración familiar, las carencias afectivas, la falta de
redes de soporte social, la proliferación de estilos de vida nocivos y entornos no saludables; por
ello es importante trabajar no solo con el paciente, sino también con su entorno familiar y
social.

Datos

De acuerdo con la Secretaria de Salud, se estima, que por lo menos una quinta parte de la
población mexicana padecen en el curso de su vida de algún trastorno mental: cuatro millones
de adultos presentan depresión; medio millón padece esquizofrenia, un millón de personas
tienen epilepsia y la demencia la padecen el diez por ciento de los mayores de 65 años; en una
tendencia creciente de estos padecimientos, en los próximos diez años la demanda de
servicios de salud mental en México constituirá una de las principales presiones para el sistema
de salud. (Citado en Sandoval, 2002)
Todos estos trastornos requieren de supervisión especializada médica, psicológica y
medicamentosa, lo que compromete fuertemente a los sistemas de salud pública de cualquier
país, no siendo México la excepción.

Impacto médico, económico y social

La salud mental como fenómeno complejo determinado por múltiples factores, repercute en la
incidencia de los trastornos mentales, pero también en el grado de conocimiento y estudio que
se tiene en el entorno social y económico del país.

Impactos médicos: de acuerdo con la Secretaria de Salud, entre las quince principales causas
de pérdida de vida saludable en México, se encuentran las enfermedades psiquiátricas
neurológicas; esto coloca a los trastornos mentales al mismo nivel que las enfermedades
físicas y ha contribuido al reconocimiento y documentación de la carga mundial de trastornos
depresivos, que es hoy la causa principal de los años de vida perdidos por discapacidad en
todo el mundo (Sandoval, 2002).

El impacto económico se refleja en el ingreso personal, la capacidad de las personas o sus


familias para trabajar y hacer contribuciones productivas a la economía nacional. La utilización
de los servicios de atención y apoyo igualmente aumentan (Sandoval, 2002).

Dentro de los efectos sociales de los problemas de la salud mental se encuentran: el


ausentismo laboral, ya que del 35% al 45% de su incidencia es debido a los problemas de
salud mental; la depresión produce falta de energía para producir, una propensión mayor a las
enfermedades físicas y una falta de apego a las
responsabilidades familiares y personales; el alcoholismo y
adicción a drogas, están presentes en la mayoría de las
acciones violentas (homicidios, suicidios y violencia
intrafamiliar y social, pandillerismo y delitos en general, así
como contagio por VIH-SIDA); la epilepsia provoca convulsiones con relativa frecuencia, son
impredecibles y es preciso medicación de por vida; el retardo mental, la esquizofrenia y los
cuadros demenciales dañan la relación del sujeto con su entorno social; el suicidio es otro de
los problemas crecientes en nuestro país, en 1970, el índice para el grupo entre 15 y 24 años
fue de 1.9 por 100,000 habitantes, en 1997 llegó al 5.9%, un incremento del 212%.70
(Sandoval, 2002).

El sistema psiquiátrico tradicional y los planteamientos para reformarlo.

Como se mencionó con anterioridad, las encargadas de la salud mental han sido las
instituciones psiquiátricas, cuyas estrategias tradicionales “han incluido la reclusión de los
enfermos a espacios cerrados, bajo vigilancia médica y psiquiátrica, uso de medicamentos para
tratar de contrarrestar los efectos físicos en las personas que
padecen estas enfermedades”. Trayendo como como
consecuencia un internamiento casi de por vida (dependiendo la
enfermedad), condiciones deplorables de subsistencia de estos
hospitales por bajos presupuestos y la casi nula rehabilitación.
(Sandoval, 2002).

Por lo anterior, han surgido movimientos para tratar de reformar este tipo de sistemas. La
antipsiquiatría, desarrollada por David Cooper en su libro “La gramática de la vida” (The
Grammar of living), denuncia el ejercicio del poder con violencia y represión a nivel de las
instituciones destinadas a resolver las necesidades de los enfermos mentales. Los
planteamientos de la antipsiquiatría permearon el pensamiento de algunos sectores que
atendían la salud mental pública en Europa y Estados Unidos a principios de 1960,
denunciando el ejercicio del control del poder, del uso de la fuerza y la reclusión a través de la
legitimación que recibe el médico para controlar, excluir, finalmente apartar al enfermo de su
entorno social; se cuestiona quién y porqué razones se dice que un individuo esta “loco” y las
condiciones para su “cura”. Para Franco Basaglia (1961), el movimiento antipsiquiátrico
denuncia los extremos a que han llegado las condiciones de manicomios e instituciones
similares, y pugna por su definitiva erradicación. (Citado en Sandoval, 2002).

La antipsiquiatría siempre se remitirá a la crisis de la psiquiatría tradicional, y es la contestación


a un sistema asistencial inadecuado en lo relativo a la prevención, tratamiento y atención de los
“trastornos mentales”. (Sandoval, 2002).

Las instituciones psiquiátricas de México no se excluyen de esta realidad, al contrario, las


reproducen, por lo que se requiere una gran voluntad política y un compromiso de todos los
profesionales de la salud para lograr un cambio, acorde al paradigma de la atención en salud
mental integral, continua y comunitaria dentro de la red de servicios de salud, para promover la
reinserción social, de acuerdo a las necesidades de los pacientes y de sus familiares.

Aspectos legales y políticos de la salud mental en México.

El tema de la salud mental se ha posicionado en la agenda legislativa a partir de la LVIII


Legislatura, como un problema de salud pública. En este sentido, en la Comisión de Salud se
inició el proceso legislativo de algunas iniciativas en la materia, de las cuales esta LIX
legislatura ha aprobado: la Reforma a la Ley General de Salud, y al Sistema de Salud Mental,
que incluye un modelo de atención en salud mental, el cual contempla la creación de nuevas
estructuras de atención que, en congruencia con los avances a nivel mundial, debe buscar, el
definitivo cierre de los hospitales psiquiátricos asilares. Así como el derecho a ser debidamente
informado, tanto pacientes con padecimientos mentales como sus familiares. Cabe señalar que
existe, por ejemplo, una iniciativa para la atención psicológica y psiquiátrica en los centros de
atención medica de primer nivel (clínicas familiares), con lo que se estaría en posibilidad de
prevenir padecimientos mentales en general. (Sandoval, 2002).

 Sobre el cierre de los hospitales psiquiátricos: la Reforma a la Ley General de Salud fue con
el fin de incluir la atención de personas con padecimientos mentales a través de los
servicios de salud general y especializados de atención ambulatoria y hospitalaria que
tengan, como finalidad la prevención, el tratamiento de las enfermedades y la reintegración
social de las personas con padecimiento mental, siempre con base en criterios de atención
integral y humanitaria. La decisión fue porque, a través de la reforma al Sistema de Salud
Mental se pretende dar servicios más integrales, mediante el fomento de intervenciones
rehabilitadoras y trabajo comunitario, con la finalidad de disminuir al máximo
hospitalizaciones, reingresos y erradicar de manera definitiva estancias prolongadas de
hospitalización. (Sandoval, 2002).

Debido a lo anterior, el modelo de Atención en Salud Mental contempla la creación de nuevas


estructuras de atención que respeten los derechos de los usuarios, sobre una base sólida
dando énfasis en: la prevención, la cual se desarrolla principalmente por medio de la difusión
de información sobre salud mental y el diagnóstico oportuno que se otorga a los usuarios en los
Centros de Salud; la hospitalización, en la cual se da una atención integral al usuario para
lograr su rehabilitación y pasar al siguiente nivel, a través de la Unidad de psiquiatría en
Hospital General con comité ciudadano o bien la Villa de Transición Hospitalaria, según sea el
caso; la reintegración social, misma que contempla estructuras dentro de la comunidad que
apoyan al usuario en su proceso de reintegración social (Sandoval, 2002).
 Sobre el derecho de los pacientes y familiares a ser debidamente informados sobre los
padecimientos mentales: todo paciente con una enfermedad mental, así como sus familiares
tienen derecho a ser debidamente informados, en suficiente cantidad y calidad, sobre todos
los aspectos relativos a su tratamiento, lo cual debe incluir: los riesgos, beneficios y
pronóstico que el tratamiento o tratamientos a emplear le puedan otorgar; los efectos
colaterales y secundarios adversos, y la posibilidad de riesgos, por el uso de fármacos o
cualquier producto; los beneficios y motivos del internamiento en una institución de salud
mental, la cual se sustentará en el ingreso voluntario del paciente, con la sola excepción del
ingreso forzoso por autorización judicial o cuando la urgencia no permita demoras por
poderse ocasionar al paciente lesiones o daños irreversibles, en cuyo caso será necesaria
la autorización de dos médicos para su permanencia en la institución de salud. (Sandoval,
2002).

Conclusión

Es fundamental entender la enfermedad mental como una parte de nuestra vida y una
circunstancia más de la persona, y no como un elemento que anula el resto de nuestras
capacidades. En México, existen iniciativas y reformas con el fin de mejorar el sistema de salud
mental, asimismo pretende involucrar a los usuarios, familias y otras partes interesadas en la
promoción, prevención, atención y rehabilitación de salud mental. Entre sus principales
fortalezas se encuentran los planteamientos para integrar la salud mental a la red de servicios
de salud en general, la protección de los derechos humanos de los pacientes y la protección
social de los trastornos mentales prioritarios.

Sin embargo todavía queda mucho por hacer, empezando por incrementar el presupuesto,
pues del asignado a la salud, solo el 2% es orientado a la salud mental, además su distribución
es inadecuada, ya que el 80% es destinado al mantenimiento de los hospitales. Por otro lado,
México carece de un programa específico para la niñez, lo que obstaculiza la detección y
atención temprana de los trastornos mentales, tampoco existe un programa destinado a los
problemas mentales de los adultos mayores; los hospitales psiquiátricos se encargan de la
atención de la salud mental, resultando los costos elevados y atención deficiente; el personal
especializado (psiquiatras, psicólogos, enfermeros) es reducido; los servicios que existen están
concentrados en las ciudades, lo cual dificulta el acceso a pobladores rurales e indígenas;
existe poco contacto entre el sector salud y otros sectores, por ejemplo: en actividades
relacionadas con la salud mental, sólo 5% de las escuelas cuentan con un psicólogo; también
son escasos los programas destinados a que las personas con discapacidad mental, puedan
integrarse a trabajos bien remunerados y con prestaciones sociales. (IESM-OMS, 2011)
Para finalizar, la insuficiencia de servicios, sumada a una falta de cultura de cuidado y
prevención de la salud mental por parte de la población, nos ha llevado a ser uno de los países
que presentan los niveles más bajos de “búsqueda de ayuda” por parte de quienes padecen
algún trastorno mental o de la personalidad.

Referencias.

Sandoval, J.M. (2002). Salud Mental en México. Servicio de investigación y análisis. División de
Política Social. Cámara de Diputados. LIX Legislatura. Dirección General de Bibliotecas. SIID.
Consultado el 2 de octubre de 2015. Disponible en:
http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/documentos/SaludMentalMexico.pdf

IESM-OMS (2011). Informe sobre Sistema de Salud Mental en México. Consultado el 1 de


octubre de 2015. Disponible en:
http://www.inprf.gob.mx/opencms/export/sites/INPRFM/psicosociales/archivos/iesm_oms.pdf

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