Nivel 1. Mi Identidad en Cristo 062020
Nivel 1. Mi Identidad en Cristo 062020
Nivel 1. Mi Identidad en Cristo 062020
En gratitud a mi Dios
a quien sirvo por su gracia
y quien merece toda la gloria.
A mis pastores,
Manuel y Placida de DeArmas
quienes creyeron en el llamado que Dios me hizo
y me formaron para el ministerio.
A Lin Brister,
First Fruits Ministry y Parkview Baptist Church,
que desde hace 10 años me han dado
amor, confianza y recursos
para desarrollar y proyectar el ministerio.
A mi madre Justina
Por su amor y oraciones
A mi esposa Carina
Fiel compañera en mi hogar y el ministerio
Y a mis hijos, Karelys, Ruthmari y Eleazar
Recibí a Jesús como mi Salvador el 10 de diciembre del 1983. Todavía recuerdo cuando un
misionero, al darme una explicación del evangelio, me preguntó si quería recibir a Jesús.
Yo le contesté inmediatamente que sí; sentía mucha alegría de saber que podía tener la
presencia de Dios en mi vida y realmente sentía una gran necesidad. Tenía una inquietante
búsqueda de Dios, pero no sabía cómo encontrarlo. Leía todos los días un catecismo,
revistas, pero nada me llenaba, hasta ese día que tuve la oportunidad y el privilegio de
escuchar directamente la Palabra de Dios y oír lo que mi alma anhelaba cada día: que Dios
me ama, que Cristo murió para quitar mis pecados, que resucitó para darme vida
abundante y eterna.
No creo que haya un día más significativo para mí. La Biblia dice que hay fiesta en los
cielos cuando un pecador se arrepiente (Lucas 15:7-10) y que cuando hacemos esta
decisión de volvernos a Dios en arrepentimiento y fe nuestro nombre es escrito en el libro
de la vida (Apocalipsis 20:15). Lee esta promesa de Dios:
Sin embargo, el diablo no está contento con tu decisión. Además, ningún familiar o amigo
que no tenga arrepentimiento para con Dios y fe en Jesús comprenderá tu decisión. Por eso,
a menudo tratarán de burlarse y hacerte dudar de la obra maravillosa que Dios comenzó en
tu vida.
Esa fue mi experiencia. Cuando tenía pocos días de haber recibido a Jesús, un hombre se
me acercó y me repitió tres veces esta palabra: “Hijo, le voy a dar un consejo, no se meta de
lleno a eso”. De esta manera el diablo quiso hacer que tuviera miedo y me desanimara, pero
hoy, 37 años después de haber recibido a Jesús doy gracias a Dios que no hice caso a ese
consejo. De otro modo, quizás estaría metido de lleno en el alcoholismo, en la
drogadicción, en la idolatría, en la inmoralidad, o en la cárcel. Mi vida sería muy triste y
desdichada. Pero ¡alabado sea Dios! Su palabra dice: “Bienaventurado el varón que
no
anduvo en consejo de malos” (Salmo 1:1). Por eso, hoy quiero darte un buen consejo para
que seas feliz y vivas eternamente con el Señor: “De la manera que habéis recibido al
Señor, andad en él” (Colosenses 2:6).
Has dado el primer paso en la salvación. No te quedes allí, sino continúa; todos los días
aprenderás el camino en que debes andar y lo que has de hacer (Salmo 32:8). Hemos
preparado unas enseñanzas especiales para ti. Esto lo llamamos: Discipulado. Para que
aprendas cómo seguir paso a paso las enseñanzas de Jesús, y tu vida sea transformada por
su Evangelio y por el poder del Espíritu Santo. Este es mi consejo y de todo corazón desde
hoy estaremos orando para que Dios té de la fuerza y el poder para seguirle y servirle. Que
Él aumente tu fe y traiga paz y gracia a tu corazón y a tu familia.
Escribe el día y la hora que te gustaría comenzar el curso de
discipulado. Y comunícate con nosotros.
¿Quién soy yo? Es una pregunta que todos nos hacemos, especialmente en la etapa de la
adolescencia cuando intentamos encontrar nuestra identidad. Comúnmente buscamos esa
identidad en la de nuestros padres, abuelos y otros familiares. Luego terminamos afirmando
que somos pecadores; otros piensan que son la reencarnación de alguna persona ilustre o
malvada y algunos parece que conocieran el mono del cual dicen descender; pero quiero
compartir una maravillosa verdad contigo. Cuando recibiste a Jesús recibiste una nueva
identidad; nuestra verdadera identidad está en Jesucristo.
Al final de cada lección, encontrarás una hoja de repaso con preguntas relacionadas al tema.
El objetivo es que demuestres que has comprendido claramente el estudio.
LECCIÓN Nº 1
Nuestra parte
▪ Oír su voz que simboliza la fe. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de
Dios” (Romanos 10:17).
▪ Abrir la puerta que simboliza el arrepentimiento. “Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones” Hebreos 4:7.
Dios habla a nuestras vidas de muchas maneras. Puede hacerlo a través de una predicación (Hechos 16:14),
un evangelizador (Hechos 8:35), un canto y oración (Hechos 16:25) o el testimonio de otro cristiano
(Lucas 8:39).
Cuando oímos Su voz comprendemos que nuestros pecados nos mantienen separados de Él (Romanos
3:23), que Jesús murió para quitar nuestros pecados y culpas (1 Juan 3:5), que sin Él nada podemos hacer
(Juan 15:5), y que Dios nos ama, aunque no hayamos vivido una vida agradable delante de Él (Romanos
5:8). Entonces, en ese momento, deseamos tener a Jesús, vivir con Él y para Él, y abrimos nuestro corazón
para confesar: “Soy pecador, pero
en ti hay perdón y vida eterna. Quiero que entres a mi corazón y me hagas la
persona que tú quieres que yo sea”.
Cuando haces esto debes tener la seguridad de que Cristo entró en tu vida. Es posible que
esta acción produzca en ti un gran gozo; una paz que nunca habías sentido; un deseo de
amar, conocer, seguir y servir a Dios; nuevas fuerzas; nueva esperanza. También es posible
que vengan dudas o pensamientos negativos. A menudo ocurre que algo tan grande y
significativo parezca una locura, pero ¡es maravilloso lo que ha sucedido en ti!
Confirmación
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo
que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí” Gálatas 2:20.
AHORA A RECORDAR
1. ¿Cuál es la primera promesa que Dios cumple al pecador para su salvación, según
Gálatas 4:4?
3. ¿Cuál es nuestra parte para que Dios cumpla la promesa de entrar a nuestra vida, según
Apocalipsis 3:20?
y
4. Para que Cristo entre a nuestra vida, primero debemos oír su voz. Cuatro maneras en que
podemos hacerlo son: Hechos 16:14
Hechos 8:35
Hechos 16:25
Lucas 8:39
7. Según Efesios 3:17, ¿cuál es la maravillosa obra que sucedió en tu corazón al tener fe en
Jesús como tu Salvador?
8. Cristo habita en tu corazón con dos propósitos, según Colosenses 1:27. Estos son:
Darte a conocer
Darte una
9. Finalmente, ¿puedes expresar el deseo de Dios manifestado a sus discípulos en Juan 14:3
y que hoy te lo declara a ti?
LECCIÓN Nº 2
En la lección anterior aprendimos que Cristo vive en nosotros. Aquí aprenderás que
fuiste hecho hijo de Dios al recibir a Jesús como tu Salvador.
Un abismo de diferencia
La Biblia enseña que hombres y mujeres fueron creados por Dios, pero desde el principio
hace una distinción. Ser creados no es lo mismo que ser hijos de Dios. Esa marcada
diferencia podemos verla entre los hijos de Adán y Eva.
Los descendientes de Caín eran llamados los hijos de los hombres y su vida estaba
marcada por la inmoralidad sexual (Génesis 4:19), la venganza (Génesis 4:24) y el
homicidio (Génesis 4:23). En cambio, los descendientes de Set eran llamados los hijos de
Dios porque invocaban a Dios (Génesis 4:26), eran justos, perfectos (Génesis 6:9) y
caminaban con Dios (Génesis 5:22,24). Entre ellos se destacan Enós, Enoc y Noé. Esa
línea continuó con Sem, luego con Abraham, Isaac y Jacob, después por Judá hasta David.
La Biblia presenta esa distinción hasta la venida del unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16).
Con Jesús comienza la historia de la nueva creación de Dios. Él vino a salvar primeramente
a las ovejas perdidas de la casa de Israel y luego a todos los que estábamos sin esperanza y
sin Dios en el mundo (Efesios 2:12). Nos recibió y devolvió los derechos de hijos cual buen
padre al hijo pródigo arrepentido (Lucas 15:20-24). Así que tu relación con Dios ahora es
muy especial, íntima y amorosa. Es una relación de hijo a Padre. Cuando recibiste a Jesús
fuiste hecho hijo de Dios.
Es posible que te asombres ante tanta maravilla y pienses en tus debilidades. Debes creer
que Dios comenzó una gran obra en tu vida y la perfeccionará (Filipenses 1:6). Lo que ves
a continuación son tus derechos de hijo restaurados en Cristo Jesús.
1. Tu nombre fue escrito en el Libro de la vida (Apocalipsis 20:15). Este debe ser
motivo de mucho gozo y felicidad para ti.
2. Has pasado a formar parte de la familia de Dios (Efesios 2:19). Ya no eres un
extranjero ante Dios, eres su hijo.
3. Serás hecho semejantes a Jesús en su carácter y conducta (1 Juan 3:1-2).
4. Eres herederos de Dios y coherederos con Cristo y juntamente con Él serás
glorificados (Romanos 8:14-17).
5. Tienes “una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable
reservada en los cielos para ti (1 Pedro 1:4).
Ejemplo de Moisés
“Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios” Juan 1:12.
AHORA A RECORDAR
6. Si piensas en tus debilidades, ¿qué verdad alentadora tiene la palabra para ti en 1Juan
3:2?
7. Como hijo de Dios, ¿tienes una herencia en los cielos que es: ,
y
8. Moisés prefirió esta herencia que gozar de los deleites temporales del pecado. ¿Estás
dispuesto a seguir su ejemplo?
SÍ NO NO SÉ
LECCIÓN Nº 3
SOY PERDONADO
En una ocasión los escribas y fariseos trajeron a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio
y le dijeron: en la Ley, Moisés nos mandó apedrear a tales mujeres. Tú, ¿qué dices? Ante
la insistencia de ellos, Jesús respondió: “El que de vosotros esté sin pecados sea el primero
en arrojar la piedra contra ella”. Pero ninguno pudo hacerlo, pues todos estaban acusados
por su conciencia. Uno por uno salió y cuando la mujer quedó a solas con Jesús, él le dijo:
“Ni yo te condeno; vete y no peques más” (Juan 8:1-11).
▪ Juan el Bautista afirmó: “¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo!” (Juan 1:29).
▪ El ángel le dijo a María: “Le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21, véase 1 Juan 3:5).
▪ También dio a conocer que tenía potestad para perdonar (Marcos 2:10).
▪ Cristo murió por nuestros pecados y resucitó para darnos la posibilidad de regresar a
la comunión con Dios por medio del arrepentimiento (Romanos 4:25). Por eso Juan
afirmó “Dios no envió su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él” (Juan 3:17) y Pedro escribió “la voluntad de Dios es que
ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9b).
Aunque Cristo murió por todos, unos aceptarán su sacrificio, dejaran su pecado, creerán
en él y serán perdonados, pero otros morirán en su obstinación (Juan 8:24).
Fundamentos del perdón
Nuestra condición:
Cuando vemos a Jesús en la cruz, entendemos el perdón que Dios nos ofrece, pero debemos
también voltear la mirada y ver al ladrón arrepentido y aprender de él lo que significa un
verdadero arrepentimiento (Lucas 23:39-43). El ladrón nos enseña que:
▪ Hay que reconocer que el pecado nos condena. No continuó participando con el otro
ladrón en maldecir a Jesús, sino lo reprendió (v. 40).
▪ Hay que reconocer a Jesús como el Cordero sin mancha ni contaminación, que fue
ofrecido y sacrificado por nuestros pecados. Refiriéndose a Jesús, el ladrón dijo
“este ningún mal hizo” (Lucas 23:41).
▪ Hay que clamar a la misericordia de Dios. Esto hizo el ladrón arrepentido (v. 42) y
Jesús garantizo su perdón (v. 43).
Confirmación
Es bueno afirmar que sin Jesús no hay perdón. Somos perdonados por nuestra fe en Jesús.
Si te justificas delante de Dios, tus pecados te condenarán, pero si asumes tu culpabilidad,
tus pecados son perdonados.
Cuando recibiste a Jesús:
Quiero que aprendas esta gran verdad: Cuando confiesas a Jesús como tu Salvador es
quitada tu culpa. Cuando confiesas tus faltas al Señor, tu alma, tu corazón y tu cuerpo son
limpios de todas tus impurezas (Isaías 6:7).
“Volveré mi mano contra ti, limpiaré hasta con lejía tus escorias y quitaré toda
tu impureza” (Isaías 1:25).
AHORA A RECORDAR
3. Jesús hizo posible el perdón para nosotros por su muerte y en consecuencia fuimos
hechos ; benditos por la que pesó sobre Él, y
recibimos vida por su y .
4. ¿Cuáles son las 4 cosas que debemos hacer para recibir el perdón de Dios?
a.
b.
c.
d.
5. Cuando recibiste a Jesús, Él tus pecados. (Isaías 43:25), no se
de tus pecados y te de tus pecados.
¿Aniquilación o separación?
Es bueno que tengamos en claro que la vida que recibimos de Dios es eterna. Por ello, en la
Palabra de Dios cuando se habla de la muerte, no se refiere a ser aniquilado o dejar de
existir, sino a estar separado de Dios. Esto explica por qué, cuando Adán y Eva pecaron,
no fueron aniquilados. Más bien, su pecado les separó temporalmente de Dios, pero luego
fueron reconciliados con Él. Así sucede con todos los que se arrepienten de sus pecados y
reciben a Jesús.
Separación temporal
Separación eterna
Confirmación
Así que debemos dejar de pensar en la vida eterna solo respecto al cielo. Algunos dicen:
“Cuando esté en el cielo, allí todo será armonía, gozo, paz, felicidad.” Tales personas aquí
se hacen víctimas de las circunstancias difíciles y viven con ansiedad, afán, tristezas,
temores y contiendas. En cambio, si tienes a Cristo tienes vida eterna, Jesús vive en ti. De
manera que, a pesar de tus dificultades y limitaciones, puedes experimentar en este mundo:
el gozo inefable y glorioso que describe el apóstol Pedro (1 Pedro 1:8); la paz que
sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7), y el amor que excede a todo conocimiento
(Efesios 3:19) que describe el apóstol Pablo. Debes vivir aquí la sombra y primicias del
cielo, no la sombra y primicias del infierno, como los que no tienen al Señor.
Nuevo significado
“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” 1
Juan 5:11-12.
AHORA A RECORDAR
5. ¿Cuál es la seguridad que debes tener al haber recibido a Jesús como tu Salvador?
a. Que Dios te ha dado .
b. Que has resucitado a una .
c. Que un día serás para estar con el Señor.
6. ¿Qué significa la muerte para el cristiano? Es _ para
en la gloria de Dios.
LECCIÓN Nº 5
La primera vez que Jesús se refirió al cuerpo como un templo se encuentra en Juan.
Cuando echó fuera del Templo a los que vendían bueyes y palomas y a los cambistas allí
sentados, “les dijo: —Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Entonces los judíos
dijeron: —En cuarenta y seis años fue edificado este Templo, ¿y tú en tres días lo
levantarás? Pero él hablaba del templo de su cuerpo.” (Juan 2:19-21).
1 Corintios 6:19 nos enseña que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo de Dios
que mora en nosotros, en contraste con lo que pensaban los corintios: “El cuerpo no es para
la fornicación, sino para el Señor y el Señor para el cuerpo” (1 Corintios 6:13).
Advertencia
Se nos advierte no destruir el templo de Dios. ¿Qué significa destruirlo?
Mandamiento
Aprendamos este consejo de Dios: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas,
limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el
temor de Dios.” (2 Corintios 7:1)
Recuerda esto: Si Dios fue celoso con aquel Templo hecho de piedras, ¿Cuánto más no lo
será con nuestros cuerpos?
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros,
el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros?” 1 Corintios 6:19.
AHORA A RECORDAR
6. ¿Cuáles pecados enseñó el Apóstol Pablo que debemos abandonar, ya que somos
templo de Dios?
PEDID Y RECIBIRÉIS
COMPLETAR MI GOZO
Ejemplo de Abraham
Al patriarca Abraham Dios le dio muchas riquezas y gloria, pero según Génesis 15,
Abraham un día le dijo a Dios: “Mi gozo no es completo; mi gozo no es cumplido: porque
mi heredero será un esclavo, pues tú no me has dado un hijo.” Y Dios oyó su oración y le
respondió. El gozo de Abraham y Sara, su mujer, fue cumplido al tener su hijo Isaac. Así
quiere hacer Dios con cada uno de nosotros, es por ello que debemos acercarnos a Él con
confianza de que:
Confirmación
Un detalle muy importante es “si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad” (1 Juan
3:14). Esta frase no debe cohibirnos en nuestras oraciones; más bien debemos entenderla
como una puerta abierta. Pida lo que usted desee a Dios; confíe que Su voluntad es buena,
agradable y perfecta; y sométase a Su voluntad como lo hizo Jesús en Su oración en el
huerto de Getsemaní. Entonces, Dios mira y prueba nuestro corazón, si queremos hacer
Su voluntad y nuestro corazón es perfecto para con Él; Dios nos mostrará Su poder a
favor nuestro. (Véase 1 Juan 5:14; 2 Crónicas 16:9).
“Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro
gozo sea completo” Juan 16:24.
AHORA A RECORDAR
1. ¿Qué razón tiene Dios para oírnos y respondernos? Antes éramos hijos de
, pero ahora somos
2. ¿A qué se refiere Jesús cuando dice “para que vuestro gozo sea completo”?
b.
c.
d.
Muchas veces los creyentes afirman que conocen a Dios, pero debemos tener en cuenta que
mayor importancia tiene el ser conocido o reconocido por Dios. En cuanto a este tema, la
Biblia nos dice que el Señor conoce a sus hijos (Juan 10:27). Este conocimiento es una
distinción que Dios ve entre los suyos y el mundo y lo hace por el sello que Dios ha puesto
en nosotros (2 Timoteo 2:19).
Efesios 1:13 nos dice que cuando oímos el evangelio de nuestra salvación, la palabra de
verdad y creímos en él, fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
Confirmación
Así que, al recibir a Jesús, fuiste sellado con el Espíritu Santo y no solamente eres
conocido por Dios, sino que el mismo diablo, sus súbditos y el mundo reconocen que no
pertenecemos a ellos, sino a Jesús (Efesios 4:30). El Espíritu Santo no es un sello en nuestra
frente, pero de la misma manera en que la gente reconoció a Pedro y a Juan por su valor,
sabiduría, testimonio y obras (Hechos 4:13), reconocerán que nosotros somos hijos de Dios
por el Espíritu Santo que vive y actúa en nosotros.
b. Identificación:
c. Garantía:
La Iglesia es mi familia
Dios hizo a la Iglesia como el hogar para todos los que nacen del Espíritu. Al recibir a
Jesús, naciste espiritualmente. Así como un niño, cuando nace en el seno de una familia,
recibe amor, cuidado, alimentación y educación; así el propósito de Dios es que nazcas
espiritualmente en el seno de una familia espiritual, o iglesia, en que puedas crecer y
desarrollarte espiritualmente. Por esto es necesario que te congregues en una iglesia local.
▪ Otra razón es que el día que regresará el Señor se acerca. Cuando Él venga, El
levantará a Su iglesia y tú debes estar allí. ¿Puedes imaginar el gozo que sentirás
cuando regrese el Señor, si entonces estás en la iglesia adorándole y sirviéndole?
Pero ¡qué triste sería si estuvieses en otro lugar!
1. ¿Por qué debes congregarte en una iglesia local? Porque asumimos la responsabilidad
de: 2 Pedro 2:2,
Mateo 28:20
1 Pedro 5:2-3
y 1 Juan 3:16.
2. ¿Cuáles son las otras razones por las que debes congregarte?
a. Ahora soy de Dios.
b. Es un de Dios.
c. El día se acerca.