Socioligia Como Interpelacion A La Psicologia

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Psicoanálisis y sociología: la perspectiva contrahegemónica de Erich Fromm | Gómez

nado sujeto individual? La respuesta a estas preguntas debe haber des-


velado a más de un médico y/o científico social que se haya acercado
esta definición.
Si nos adentramos en la faena metodológica, la cual, dicho sea de
paso, ha de aterrizar la abstracción para su utilización y traducción clí-
nica, lo primero que salta a la vista es la síntesis que este concepto pre-
senta de otros dos centrales —ya mencionados en esta reflexión— en
la comprensión del autor sobre la dinámica social: el concepto de “ca-
rácter social” y el de “necesidades existenciales”. Cuando repensamos
las dimensiones que el propio autor visualiza al interior de cada uno de
ellos, se encuentra que el primero toma forma en la comprensión de
que existe una naturaleza humana universal, que encierra en sí misma
características psicológicas comunes para la mayoría de los hombres,
y que estas están moldeadas por sus condiciones históricas de existen-
cia. A su vez, dichas características psicológicas comunes encuentran
expresiones fácticas diferentes en las individualidades de los sujetos
en las potencialidades que los identifican.
Por otra parte, al interior del concepto —que puede devenir va-
riable— de necesidades existenciales, visualiza el autor dimensiones
como: arraigo, identidad, marco de orientaciones ético-intelectuales,
interrelación o necesidad de asociación y de trascendencia, o de sen-
tirse parte activa, sujeto creador. El estudio de una, de varias o de todas
las dimensiones que distingue Fromm al interior de estos conceptos
ha de orientar cualquier esfuerzo investigativo o clínico que intente si-
tuarse en los marcos de referencia de la concepción sobre salud mental
anteriormente apuntada. A su vez, la misma tiene el mérito de redirec-
cionar la mirada hacia los nexos entre el continuo salud-enfermedad
mental y sus condicionamientos macro, meso y microsociales.
Este enfoque teórico-metodológico entronca directamente con las
preocupaciones más contemporáneas de organismos internacionales
rectores de las investigaciones y políticas de salud física y mental huma-
na como la Organización Mundial de la Salud y sus dependencias regio-
nales, como la Organización Panamericana de la Salud. Desde finales
del siglo XX e inicios del nuevo milenio, las preocupaciones de estas or-
ganizaciones por encaminar y desarrollar acciones específicas hacia la
prevención, promoción, asistencia y rehabilitación de la salud mental
han estado en el centro de sus agendas. Las alarmantes tendencias de

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| ISSN 0719-644X | ISSN 0719-6458 en línea | REVISTA TEMAS SOCIOLÓGICOS N° 26, 2020 |

aumento de las afecciones de esta arista de la salud se han convertido en


focos de alerta (Organización Panamericana de la Salud, 2018).
No obstante, a pesar de las planificadas y desplegadas acciones en
nuestra región, sobre todo a partir del año 1990, con la conocida De-
claración de Caracas y los subsiguientes esfuerzos de reestructuración
de los sistemas de atención psiquiátrica, fundamentalmente bajo los
preceptos del modelo de Atención Primaria de Salud, entrado el nuevo
milenio, las propias organizaciones internacionales reconocen que los
desafíos seguían mostrándose muy grandes.
En este sentido, encontramos que, en 2001, a once años de los
acuerdos de Caracas, la Organización Mundial de la Salud dedicó su
año de trabajo a la búsqueda y puesta en marcha de alternativas posi-
bles a dicho problema epidemiológico. Con este fin, apoyó la prepara-
ción e iniciación de nuevas campañas mundiales para el tratamiento y
la prevención de varias enfermedades mentales, así como de acciones
para prevenir sus consecuencias lamentables. De entre ellas, la con-
ducta suicida y el suicidio consumado habían tomado cifras cada vez
mayores (Organización Mundial de la Salud, 2001).
Hacia mediados de esta primera década del nuevo siglo, y como
resultado de los esfuerzos que comenzaron a aunarse, se creó hacia
2005, dentro de la Organización Mundial de la Salud, una comisión
para visualizar y encaminar iniciativas de diversas índoles dirigidas a
luchar contra el impacto de aquellos factores sociales que intervienen
en la proliferación de padecimientos mentales. El resultado del aglu-
tinamiento de intelectuales y médicos con este fin resultó en la for-
mulación en 2008 de una guía programática para impulsar el trabajo
de la organización y sus dependencias en este sentido (Organización
Mundial de la Salud, 2008). Dichos lineamientos, que descansan en
una perspectiva teórica que visualiza nítidamente la manera en que
las sociedades y la naturaleza intervienen en la sanidad o procesos
de enfermedad de los individuos, han impulsado la investigación, la
reestructuración de sistemas sanitarios y las acciones de promoción y
prevención en esta área de la salud desde inicios de la presente década.
Estos han partido de la idea de que
las grandes desigualdades sanitarias entre los países están provo-
cadas por una distribución desigual, a nivel mundial y nacional,
del poder, de los ingresos, los bienes y los servicios, y por las consi-

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Psicoanálisis y sociología: la perspectiva contrahegemónica de Erich Fromm | Gómez

guientes injusticias que afectan a las condiciones de vida de la po-


blación de forma inmediata y visible. (Organización Mundial de la
Salud, 2008).
A lo anterior agrega este informe que las inequidades sanitarias
“son el resultado de la situación en que la población crece, vive, trabaja
y envejece (…), las condiciones en que la gente vive y muere están con-
dicionadas por fuerzas políticas, sociales y económicas”. (Organización
Mundial de la Salud, 2008). Esta comprensión sobre las implicaciones
sociales en la salud física y mental de los seres humanos estaba pre-
sente ya en la visión del padre del psicoanálisis humanista y en los de-
sarrollos de una epidemiología latinoamericana que ha hundido sus
raíces en la epistemología crítica desde la década de 19606.
Ahondar, por tanto, en los desarrollos de esta epistemología en
nuestra región, en especial en los aportes que Fromm hizo a la misma,
resulta ser necesario dadas las luces que aporta para el estudio multi-
dimensional de la salud mental. Las contribuciones teóricas y meto-
dológicas del autor posibilitan la apertura de rutas aun no transitadas
para la investigación empírica en muchos contextos de la región. Estas
pueden enriquecer los enfoques más contemporáneos al brindar he-
rramientas útiles para la aprehensión de las realidades a estudiar des-
de una visión de totalidad.
La manera en que dicha mirada era imprescindible para buscar
alternativas de solución a las problemáticas que de salud mental ya
sufrían en ascenso las sociedades contemporáneas queda explícita
en palabras del propio autor al apuntar en 1964 que “no debe operar-
se ningún cambio por la fuerza, y debe ser simultáneo en las esferas
económica, política y cultural. Los cambios limitados a una esfera des-
truyen todos los cambios” (Fromm, 1964, p. 299). Pasado medio siglo,
dicha perspectiva se pone en el centro de los esfuerzos intelectuales,
políticos y científicos para intentar detener y revertir la presente situa-
ción epidemiológica sobre salud mental en el mundo.

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Vale aclarar que, aunque es a partir de la década de 1960 que se consolida y desa-
rrolla esta perspectiva en el contexto latinoamericano, está presente en nuestra región
desde finales del siglo XIX e inicios del XX en la emergencia de un pensamiento crítico,
insurgente y contrahegemónico autóctono en figuras como el psiquiatra, filósofo y so-
ciólogo argentino José Ingenieros o el psiquiatra cubano Gustavo López. Para profundi-
zar al respecto, ver Mariátegui (2000) y Huerta (1991)

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