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Año 3 Nro.

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Lorena Erika OSORIO FRANCO*


*. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UAQ. Doctora en Antropología Social.
e-mail: lorenaosorio030@hotmail.com.

presentado: 06.05.19
Aceptado: 28.10.19

El estudio de los pueblos


como espacios locales en
la ciudad
Una mirada desde la antropología 99

urbana

Resumen

Desde la antropología urbana se han hecho importantes contribuciones al estudio de las ciudades. El
objetivo del presente artículo es dar cuenta de la evolución histórica del estado de la cuestión de la
antropología urbana y ver como desde esta perspectiva se decanta el interés antropológico por el estu-
dio de los espacios locales (concebidos también como “pueblos” urbanos). Desde otra mirada (distinta
a la estructural que imperó durante las décadas setenta y ochenta), los antropólogos dieron cuenta de
la (re)construcción de identidades sociales en la ciudad. Pueblos, barrios y vecindarios son concebidos
como espacios local es que se construyen a partir de su propia identidad y su historicidad, y en eso
reside su particularidad y su fuerza, lo que los hace diferentes. El artículo se divide en cuatro partes,
en la primera abordo la evolución de los estudios antropológicos sobre la ciudad; en la segunda me
centro en el estudio de los “pueblos” en los espacios urbanos; en la tercera presento algunos elemen-
tos teórico-metodológicos para su estudio y cierro con algunas consideraciones finales.

Palabras Clave: Antropología; Ciudad; Identidades sociales; Espacios locales.


Cuestión Urbana - Año 3 Nro. 6 - 2019 Sección > Artículos

Summary

From urban anthropology’s eye, there have been made important contributions to the study of cities. The
goal of this paper is to give account how the situation had historically evolved about urban anthropology
and see how this perspective, the anthropological interest opts for the study of local areas (also concei-
ved as urban “villages”). From a different view (structurally different prevailed during the 70’s and 80’s),
anthropologists realized the construction of social identities in the city. Villages, districts and neighbor-
hoods had been conceived as local spaces that rise from its own identity and historicity, there is where
its peculiarity and its strength belong, which makes them different. This article is divided in four parts,
the first one approach the evolution of anthropological studies about cities, on the second I focus on the
study of “people” in urban areas, in the third I present some theoretical and methodological elements for
their study to finally close with some final considerations.

Key words: Anthropology, city, social identities, local spaces.

Albores de la antropología urbana patrones culturales rurales y urbanos (Sariego,


y su desarrollo en México 1988).

Los aportes de la antropología a los estudios ur- En los años 30, los etnógrafos de Chicago cen-
banos han sido sin duda alguna relevantes para la traron su atención en la comprensión del proceso
100 comprensión de las transformaciones y las proble-
máticas de la ciudad. Históricamente se pueden
de transformación entre dos modelos de sociedad
definidos en términos de rural-urbano. Estos mo-
ubicar dos vías a partir de las cuales se ubican las delos, o tipos ideales, se concebían como antagó-
preocupaciones e investigaciones sobre la ciudad, nicos a la luz del debate comunidad-sociedad en
por un lado, la dimensión de la heterogeneidad y el contexto de las consecuencias de la “moder-
la diferencia (en ésta la Escuela de Chicago puso nidad” (una de las preocupaciones más sentidas
particular interés)1, por otro, el énfasis estaba en en ese momento). Louis Wirth analizó claramente
la comunidad: pensar a la ciudad en contraste con este proceso en Urbanism as a way of life (1938).
pequeños poblados (Miguel Ángel Aguilar, 2005, Para Wirth los cambios originados por la industria-
p. 142). lización y la urbanización se dieron como conse-
cuencia de la modernidad, el cambio rural-urbano
Los primeros aportes analíticos respecto a la rela- ocurrió rápidamente -en una sola generación- en
ción rural-urbano fueron los de Ferdinand Tönnies países industrializados como Estados Unidos o
y Georg Simmel contextualizados sobre el debate Japón. En este contexto, el interés del autor se
“comunidad y sociedad”. Al amparo de ese deba- centró en el análisis de las diferencias entre los
te, la antropología urbana más temprana, estuvo modos de vida urbano y rural (1988, p. 163).2
preocupada por analizar este proceso de transi-
ción entre los dos modelos de sociedad definidos Robert Redfield, seguidor de la obra de Wirth,
en términos dicotómicos. De ahí la preferencia por expuso en The Folk Culture of Yucatán [1944] un
el tema de la migración y la comparación entre análisis comparativo de cuatro comunidades en

1. Hannerz (1998) señala que había una fuerte tendencia, por parte de los estudiosos de la época, a considerar cualquier cosa que no fuera la
conformidad con los principios de la sociedad convencional como un asunto de desorganización. Mientras que los etnógrafos de Chicago
concebían la desorganización cuando describían la diversidad (p. 69).

2. La obra de Wirth si bien aportó elementos para comenzar a discutir sobre lo que era el modo de vida urbano, también despertó
importantes críticas (se le imputó el predominio de una fuerte lógica mecanicista que olvidaba los procesos históricos y culturales, así como
la voluntad y poder de acción de los sujetos).
OSORIO FRANCO - El estudio de los pueblos como espacios locales en la ciudad

Yucatán a partir del continuum folk urbano.3 Su logos era el campesino emigrado a la ciudad y la
propuesta del continuum es una hipótesis para el pregunta central de la polémica se planteaba en
estudio del cambio social rural-urbano. Los apor- términos de Redfield en cuanto a si había conti-
tes que Redfield realizó a los estudios urbanos nuidad, transición o ruptura entre la cultura rural
dieron lugar a dos vetas de investigación urba- y la cultura urbana o, en términos de Lewis, si
na: los que siguieron el enfoque de este autor había urbanización sin desorganización. Desde los
y los que partieron justamente de la crítica a años 70 la perspectiva del sujeto popular urbano
la propuesta del continuum. Uno de los críticos se transformó, abrevando de los estudios de la
fue Oscar Lewis, quien señaló que las divisio- marginalidad y se privilegió la concepción del su-
nes internas en la comunidad no se debían a jeto político.
la oposición entre las costumbres campesinas y
las citadinas, sino a las diferencias entre ricos y La diversidad de las problemáticas en los espa-
pobres, terratenientes y desposeídos. Además, la cios urbanos estimuló la labor de los antropólo-
influencia del medio urbano no necesariamente gos, quienes desde diferentes paradigmas dieron
era consustancial a la desorganización, secula- nuevas interpretaciones y renovados análisis so-
rización e individualización (consecuencias que bre la ciudad y sus actores. Los marcos referencia-
plantea Redfield como consecuencia de la urba- les que predominaron en aquella época fueron las
nización), dado que, a pesar de la influencia de teorías de la sociología urbana (particularmente la
la ciudad, la familia nuclear que había migrado marxista),5 las teorías de la dependencia y la mar-
no había perdido su fuerza y su cohesión. De ginalidad, el énfasis estuvo puesto en la relación
ello dio cuenta en “Reinvestigación de Tepozt- del territorio y el poder, en contraposición a las
lán: critica del concepto de folk-urbano del cam- explicaciones funcionalistas y la teoría del cambio
bio social” [1951] (1988).4 Contrario al plantea- social.
miento de Wirth, para Lewis, había urbanización 101
sin desorganización, es decir, en la ciudad se Durante este periodo, el número de investiga-
podía encontrar de igual manera la presencia de ciones relacionadas con la temática urbana cre-
una cultura provincial (rural), en este sentido ex- ció considerablemente, se comenzó a estudiar a
presó: “hay muchas formas de vida las cuales mayor profundidad la aparición y expansión de
pueden coexistir dentro de una misma ciudad” las colonias populares, la conurbación de áreas
(p. 236). Su trabajo influyó fuertemente en el metropolitanas, lo que provocaba la proletariza-
desarrollo de los estudios de comunidades en ción de campesinos y ejidatarios; los movimien-
las grandes ciudades. La polémica entre Redfield tos urbano-populares y la migración (Lourdes
y Lewis abrió la discusión para que los antropó- Arizpe, 1978; Larissa Lomnitz, 1987; Jorge Alon-
logos comenzarán a centrar su atención en la ciu- so, 1980).
dad (Feixa, 1993).
Hasta los años 80, losestudios urbanos se nutrie-
En los años 70 la antropología social mexicana ron de la tradición marxista o neomarxista, bajo
atravesó por un proceso de ruptura con la tradi- esta influencia las investigacionesse centraron en
ción académica que algunos antropólogos nortea- las acciones colectivas y en las prácticas sociocul-
mericanos - especialmente Redfield y Lewis- ini- turales de los nuevos actores y grupos sociales,
ciaron y desarrollaron en México desde los años quienes integraban analíticamente la diversidad
treinta (Sariego, 1988, p. 223). En un principio, y el conflicto social en el estudio de los movi-
el sujeto urbano que preocupaba a los antropó- mientos sociales. La influencia más fuerte provino

3. La idea del continum se centra en un tránsito de lo de lo tradicional a lo moderno, de lo rural a lo urbano o de la tribu a la ciudad. Cambios
que implican o conllevan: desorganización cultural, secularización e individualización.

4. Lewis dio seguimiento de 69 familias tepoztecas que migraron hacia la ciudad de México y observó que en la ciudad se reproducían
comportamientos característicos de las comunidades rurales, como las redes de solidaridad, la familia extensa, los nexos familiares. Estos
resultados se publicaron en Antropología de la pobreza (1961).

5. Representada por Castells y Topalov (en Francia) y por Jordi Borja (en España).
Cuestión Urbana - Año 3 Nro. 6 - 2019 Sección > Artículos

de la sociología política de Touraine y Melucci,6 La complejidad creciente del ámbito urbano llevó
mientras que en el ámbito territorial, los estudios a la reformulación de paradigmas que obligaban
sobre la reconfiguración productiva y el análisis a replantear viejos conceptos y a explicar nuevos
regional se vieron influenciados por la “cuestión procesos y/o la recreación de otros que se recon-
urbana” de Manuel Castells, Claude Bataillon, Jor- figuraban en la ciudad. En este contexto, surgie-
di Borja y Christian Topalov7 (Arias, 1996). ron nuevas interrogantes en torno a ¿cómo se
articulan los espacios urbanos (pueblos, vecin-
Después de los años 80, debido a la crisis de pa- darios, barrios) con la ciudad?, ¿cómo abordar lo
radigmas en torno a la modernización y las socie- local en un contexto de desigualdades sociales
dades producto de ella, el enfoque estructural que que caracteriza a las sociedades urbanas en la
había predominado hasta ese entonces perdió su actualidad?, ¿cómo se (re)construyen las identi-
hegemonía. Al respecto, Portal y Safa (2005) se- dades sociales de esos espacios urbanos que han
ñalan que cuando la globalización se impuso en sido absorbidos por la urbe?, ¿cómo considerar
la economía y la política y, sobre todo, cuando se el espacio urbano como ordenador de prácticas
impregnó la vida cotidiana gracias a los medios de colectivas e individuales que expresan procesos
comunicación y a la expansión del mercado inter- de apropiación de él?. A estas y otras pregun-
nacional; se presenció un interés creciente por res- tas, obedecen propuestas que exploran nuevas
catar, reinventar y revitalizar las tradiciones locales categorías teóricas y analíticas, que, a la par,
en las que participan sectores muy diversos. Lo han puesto en marcha estrategias metodológicas
que atrajo la atención de nuevas investigaciones para dar cuenta de procesos y transformaciones
fue la heterogeneidad social y cultural de un Mé- ocurridas que impactan de manera sustancial los
xico que estaba integrándose a la dinámica global contextos urbanos.
pero que, al mismo tiempo buscaba en lo local
102 construir los lazos de pertenencia y arraigo, base Las interrogantes parten del supuesto de que los
de la construcción de las identidades sociales. fenómenos que ocurren a nivel macroestructural,
como la industrialización y la urbanización, no
En paralelo al cuestionamiento del paradigma de se encuentran separados de las experiencias y
la modernización, tomaron fuerza los estudios cen- vivencias de los sujetos, los cuales interactúan
trados en las subjetividades y sus interacciones, de en el conjunto de relaciones sociales, económi-
ahí que cobraran importancia dimensiones como: la cas, políticas y culturales que se desarrollan en
construcción de identidades en relación al espacio tiempos y lugares específicos. Por ello, la ve-
urbano, las identidades vecinales y barriales, fuertes cindad (o contigüidad física) entre los pueblos
en significados que sólo se le atribuían a los ámbitos originarios y las nuevas colonias, fraccionamien-
más tradicionales y rurales. Este tipo de estudios con- tos o zonas residenciales requiere reformular las
frontaba los planteamientos de la individualización características urbanas tradicionales, ya que si
de los sujetos como elemento característico de las bien la planificación macrosocial, la estandariza-
ciudades. A la homogeneidad como el destino irrever- ción inmobiliaria y vial, y en general el desarro-
sible de la humanidad, se responde desde lo local y llo unificado del mercado tienden a hacer de las
se observa que la tradición y sus espacios no sólo no ciudades dispositivos de homogeneización, esos
desaparecen, sino que se reconfiguran y se revitalizan tres factores, como señala García Canclini (2005),
(Hannerz, 1998; Castells, 2001; Portal y Safa, 2005; no impiden que la fuerza de la diversidad emerja
García Canclini, 2005). o se expanda.8

6. En México, autores como Jorge Alonso, Alejandra Massolo, Juan Ramírez Sáiz, Jorge Regalado, pusieron especial interés en este ámbito
(Arias, 1996).

7. En México esta influencia, sobre el reordenamiento territorial, se hizo patente a través de los trabajos de Gustavo Garza, Boris Graizbord,
Daniel Hiernaux y Emilio Pradilla (Arias, 1996).

8. El resumen que presento sobre las contribuciones realizadas por la antropología al conocimiento de las ciudades y a la elaboración de la
teoría urbana es sólo eso, un breve recuento, dado que esta labor ya ha sido cumplida por otros autores que han dedicado obras completas a
este propósito. Véase Hannerz (1986), Mora García y Villalobos (1988), Feixa (1993), Arias (1996), Sariego (1998), García Canclini (2005), Lezama
(2005), Safa (2001); así como las revistas Alteridades (Universidad Autónoma Metropolitana) y Ciudades (Red Nacional de Investigación Urbana).
OSORIO FRANCO - El estudio de los pueblos como espacios locales en la ciudad

La ciudad se expande: implicaciones transformó. En pocos años, el ejido, el pueblo y


espaciales y culturales de pueblos sus habitantes tuvieron que adecuarse a una nue-
a los que les llegó la ciudad va urbanización que se presentó como irreversi-
ble.10 Hasta antes de la publicación de esta obra,
La crisis del paradigma de la modernización se in- el foco de atención estaba puesto en los proble-
tensificó en los años 80. Era evidente el deterioro mas que aquejaban a la ciudad, y no a la inversa.
en las condiciones de vida de los sectores popula- En esa época había poco interés por indagar so-
res, los procesos de masificación y hacinamiento, bre las implicaciones socioculturales de la urbani-
los desastres naturales y los movimientos sociales zación en la vida y el territorio de los habitantes
fueron importantes factores que influyeron para de los pueblos y ejidos aledaños que, paulatina-
que a lo largo de esta década la antropología ur- mente unos y rápidamente otros, perdieron gran-
bana mexicana diera un importante viraje. A este des superficies ante la expansión metropolitana.
hecho contribuyeron también los sismos ocurridos
en la ciudad de México, la fuerte movilización y Durante los años 70 y 80 los límites urbanos de
participación de la sociedad fue algo que no po- las principales ciudades del país comenzaron a
día y no debía pasar inadvertido (Portal y Safa, desdibujarse no sólo por la migración interna
2005, p. 38). (campo-ciudad) sino también por la creciente
urbanización que fue incorporando a su paso a
En este contexto, los antropólogos se enfocaron ejidos y pueblos cercanos (a este proceso contri-
al estudio de los espacios locales, los pueblos, buyó de manera importante la construcción y am-
los barrios y los vecindarios. De estos lugares de pliación de redes carreteras). La urbanización fue
la ciudad tan diversos, les interesaba no sólo su generando nuevas prácticas y representaciones
historia, sino entender cómo la gente se organi- que daban cuenta de las reconfiguraciones que se
za, cómo construye su sentido de pertenencia y estaban dando en los espacios locales (pueblos, 103
su identidad social. Uno de los primeros estudios barrios, vecindarios) dentro de la ciudad. Algunos
que puso especial énfasis en los efectos del cre- de esos espacios locales perdieron sus referentes
cimiento de la ciudad fue el de Jorge Durand: La identitarios y sucumbieron ante el proceso de ur-
ciudad invade el ejido (1983). La importancia del banización que los subsumió en el anonimato de
planteamiento de este autor se centra en que la la ciudad; otros, por el contrario, comenzaron a
ciudad en la medida que crece, incorpora a pue- (re)construir fronteras físicas y/o simbólicas (Silva,
blos y poblaciones,9 en este sentido, la ciudad 2000), así como a reavivar tradiciones (fiestas y
crece hasta invadir el ejido y obliga a los ejida- rituales) como referentes de identidad local (Me-
tarios a adaptarse a nuevas situaciones. El caso dina, 2007; Portal, 1997), acciones que de alguna
del ejido de San Bernabé ejemplifica un problema manera servían para contener tanto su espacio
general del Distrito Federal y del país en su con- como su forma de vida.
junto: el crecimiento de las ciudades a costa de
las tierras comunales y ejidales. Los campesinos Los espacios locales en la ciudad pueden conce-
tradicionalmente invasores, ahora eran invadidos. birse como lugares (desde la perspectiva antro-
Sin moverse de su sitio, la ciudad les llegó y los pológica de Augé),11 son pueblos, vecindarios y

9. La antropología urbana había privilegiado el estudio de la ciudad, la urbanización generada por el crecimiento económico y su expansión
a partir de la migración rural-urbana, pero poca atención se puso a la otra cara de la moneda, al proceso inverso, es decir, a los pueblos a
los que les “llego” la ciudad.

10. El interés de Durand estaba puesto en estudiar el cambio, el porqué de este y las consecuencias que supuso para la población originaria.
Su personaje principal fue el ejidatario de San Bernabé, que a través de su historia fue asumiendo muy diversos papeles: campesino sin
tierra, jornalero, obrero, ejidatario, obrero-campesino, vendedor de tierra, colono y mano de obra liberada. Asumió una perspectiva distinta
de la que se solía utilizar en los estudios urbanos de aquella época, “nos interesa el punto de vista del ejidatario y no tanto el del colono”, es
decir, la mirada desde el pueblo a la ciudad y no viceversa.

11. Marc Augé (1993) plantea que los lugares tienen por lo menos tres rasgos comunes, son: 1) identificatorios, 2) relacionales e 3) históricos.
Se puede hablar de pertenencia cuando un individuo es capaz de diferenciar un lugar de otro; la identificación de un lugar supone la
construcción de una representación de dicho lugar en la cual el individuo articula elementos directamente percibidos, preconstruidos
culturales que circulan acerca de ese lugar y también la propia experiencia vivida en relación con el lugar. El resultado de estos procesos es
la posibilidad de identificar el lugar y en consecuencia, diferenciarlo de otro (p.51).
Cuestión Urbana - Año 3 Nro. 6 - 2019 Sección > Artículos

barrios que han quedado dentro de la ciudad y sido absorbidos por la ciudad) las fronteras se
que significan “algo” para sus habitantes, la gente marcan a partir de la morada del Santo Patrono
se vincula a esos espacios gracias a los procesos y/o de divinidades prehispánicas, y a ellos se vin-
simbólicos, afectivos, que permiten la construc- culan las familias principales u originarias. Afuera
ción de lazos y sentimientos de pertenencia. Las quedan los avecindados, los que no son de allí.
personas reconocen un lugar, en la medida en que A diferencia de los pueblos, en barrios y colonias
pueden elaborar significados como referentes im- no hay un sentido comunitario amplio y consoli-
portantes de seguridad, estabilidad y orientación dado, cuando mucho se logra cierta cohesión a
(Safa, 2001, p. 48). Toda ciudad moderna se dis- nivel de la manzana o la calle. Lo antes expuesto
tingue, como afirma Augé (1995), por la plurali- lleva a pensar que la urbanización generalmente
dad de espacios y procesos socioculturales. En un implica procesos de “pérdida de centro” y a una
contexto de transformación urbana creciente, don- reducción del espacio propio, interior. Al grado
de hay cambios y reacomodos continuos, para el que, en muchas colonias, el único espacio que se
estudio de cómo las personas construyen el sen- reconoce como propio es el de la casa-habitación.
tido de pertenencia a un lugar, no interesa tanto Cualquiera puede vivir años en una colonia y no
el grado de transformación de estos espacios (eso conocer a sus vecinos y mucho menos recono-
hasta cierto punto es obvio) sino estudiar lo que cer referentes simbólicos colectivos que permitan
eso significa para las personas. marcar los límites de este espacio.

Para Portal (2005) la diferencia entre los pueblos, Un factor que alimenta el sentido de pertenen-
los barrios y las colonias tienen que ver con la cia es el hecho de haber nacido en el lugar. Los
construcción de referentes identitarios fundamen- pobladores se consideran originarios no sólo por
tales para sus habitantes, con los cuales se sin- ese hecho, sino también porque sus generaciones
104 tetiza su historia y su memoria.12 En cada uno de precedentes (padres, abuelos) nacieron y crecie-
estos espacios habitan grupos sociales diferen- ron ahí. Sobre la idea de la pertenencia, Romero
ciados, aunque relacionados entre sí, que cons- Tovar (2009) sostiene que la gente al narrar su
tituyen una forma particular de ser ciudadano, historia refleja un doble sentido: ellos pertenecen
de habitar la urbe, de organizarla. Para Portal el a ese espacio y el espacio les pertenece. En esta
territorio es fundamentalmente una construcción concepción también se hace explícito un argumen-
histórica y una práctica cultural, más que un de- to que apoya este doble sentido de pertenencia
terminante geográfico (con límites administrati- y que le da un contenido simbólico, ellos como
vos). En un contexto multicultural como el que la originarios son herederos de “tradiciones”; con
autora estudia (la ciudad de México) se pregunta: esto se refieren a las prácticas colectivas que se
¿qué diferencia existe entre un pueblo, un barrio realizan en torno a sus creencias y a su forma de
y una colonia urbana? ¿Qué diferencia sustancial organización. De este modo, delimitan una noción
hay entre decir: “soy de…”, a decir: “vivo en…? y de espacio como territorio y como ámbito social,
¿cómo a partir de esta distinción, se construyen desde los cuales se teje de manera cotidiana, la
los significados de pertenencia a una de las urbes cohesión social en una identidad comunitaria de
más grandes del mundo? raíz histórica (p. 47).

Lo que se recuerda colectivamente (la memoria y Medina (2007) y Portal (1997) resaltan la impor-
la tradición oral) contribuye a la construcción del tancia del estudio de la cosmovisión y el sistema
sentido de pertenencia, mientras que en otros es- de cargos para entender la identidad de los pue-
pacios -como las colonias- los procesos son más blos. La visión del mundo que cada pueblo tiene,
individuales, seculares y fragmentados; las fronte- constituye una de las marcas más profundas que
ras son formales y los referentes de tipo político- caracterizan a los pueblos urbanos de la ciudad
administrativo son los que predominan (Portal, y que conforman tipos particulares de referentes
1999, p. 107).En los pueblos urbanos (los que han identitarios (Portal, 1997, p.31). Medina (2007)

12. La autora identifica una clara distinción de clase, ya que mientras los obreros vivían en el norte, las clases medias y altas habitaban en las
periferias poniente y oriente.
OSORIO FRANCO - El estudio de los pueblos como espacios locales en la ciudad

sostiene que en la mancha urbana no es fácil mexicana contemporánea. De éstas manifestacio-


identificar la presencia de los pueblos origina- nes se da cuenta en la obra colectiva coordinada
rios, sobreviven uno que otro pueblo, algunos en por Medina (2007) La memoria negada de la Ciu-
franca “modernización”, sin embargo, una mirada dad de México: sus pueblos originarios.
atenta a la vida que bulle en los intersticios de la
gran masa de cemento, permite observar los jue- La primera cuestión que enfrentaron los autores
gos pirotécnicos y las explosiones de los cohetes en esta empresa fue la caracterización de los pue-
a lo largo de la mayor parte de los días del año, o blos originarios. El primer dato que permitió una
bien embotellamientos del tráfico provocados por aproximación fue el de la toponimia, los pueblos
largas procesiones; todo ello revela una presencia aparecen con el nombre del Santo Patrono y un
que no encaja en las nociones ortodoxas sobre las topónimo en náhuatl, excepcionalmente, uno u
sociedades urbanas modernas (p.108). Para Me- otro. Por otro lado, la exploración de los lugares
dina, es en los años90 cuando comienzan a dar de asentamiento permitió reconocer otros rasgos
señales de vida los antiguos pueblos indios de la como su carácter colonial, en el que se destaca
Cuenca de México, cuando son sitiados, estrangu- un centro marcado por una plaza a la que bordea
lados, amenazados en su integridad social y cultu- la iglesia, algunos edificios de carácter adminis-
ral por el avance implacable de la mancha urbana. trativo, una escuela, el mercado, con una traza
El acontecimiento decisivo para la emergencia y de calles estrechas, retorcidas algunas, callejones
la movilización política de los antiguos pueblos y casas situadas en grandes solares bardeados;
mesoamericanos es la reforma política iniciada en al núcleo central le rodean las viviendas de las
1996; con esta reforma se abrió la vía a la elección familias antiguas y luego construcciones más re-
(por voto universal y directo) del jefe de gobierno cientes que se diluyen en el conjunto de la man-
(2007, p.17).13 cha urbana, sin que sea fácil un reconocimiento
de los linderos del pueblo. Los linderos que si se 105
Es en este contexto político que los antiguos pue- descubrieron a partir de la etnografía fueron los
blos comenzaron a configurar su identidad políti- de carácter simbólico que se marcan como parte
ca y a definir sus reivindicaciones, en este proceso de un paisaje sagrado en las procesiones y los
adoptan el término “originarios” plasmada en el ceremoniales comunitarios.
Convenio 169 de la OIT que, si bien se refiere a
los pueblos indígenas, genéricamente, es tomado Sin embargo, no fue el asentamiento lo que les
por los pueblos con el fin de eludir la carga estig- permitió definir a los pueblos originarios, sino las
matizante y racista que tiene el término “indio”. expresiones colectivas de mayor espectaculari-
Medina asume que su ausencia en las propias dad: las fiestas colectivas. Para ello privilegiaron
categorías administrativas (que define a colonias, el estudio de los ciclos festivos y ceremoniales,
barrios, unidades habitacionales y “pueblos”, dado que a través de ellos fue como pudieron
destaca este último término porque se le elude acceder al estudio de la tradición cultural me-
administrativamente, afiliándose a los pueblos soamericana y por ende a los pueblos originarios
originarios más bien bajo las categorías de barrios (p.21). Los estudios de caso que se congregan en
o colonias) evidencia una concepción hegemónica esta obra pertenecen a Milpa Alta, Tláhuac (San
en torno a una visión que asume que los pueblos Juan Ixtayopan, Santiago Tzapotitlan), Tlalpan
indios están en proceso de desaparición. Sin em- (San Andrés Totoltepec) y Coyoacán (Los Reyes),
bargo, la presencia de las tradiciones culturales en todos ellos los sistemas de cargos constituye
mesoamericanas impregna de muchas maneras el núcleo de la comunidad, el eje que organiza
la cultura nacional y su creatividad aparece en los ciclos ceremoniales relacionados con los san-
las más diversas manifestaciones de la sociedad tos patrones.

13. Este derecho les fue negado a los ciudadanos a partir de la reforma constitucional de 1928, cuando desaparecieron los municipios para
convertirse en delegaciones, por lo cual las autoridades eran nombradas por la Presidencia de la República (p. 16).
Cuestión Urbana - Año 3 Nro. 6 - 2019 Sección > Artículos

Investigaciones como las de Medina, Safa (2001),14 vecindad o compadrazgo (Galinier, 1990, p. 251).
Flores y Salles (2001),15 Portal (1999, 2007), dan Al mismo tiempo, la fiesta es un elemento de dis-
cuenta de un creciente interés de caracterizar o tinción que sirve para mantener la distancia entre
definir lo que se entiende por pueblos urbanos o el “nosotros” y los “otros” (Collin, 1994, p. 44).
pueblos en la ciudad. Los avances más significa- Finalmente, a través de las fiestas patronales se
tivos sobre este tema se han realizado en torno diferencia a un barrio de otro, o a un pueblo de
a la ciudad de México. Al respecto, Romero Tovar otro (Acosta Márquez, 2007, p. 161).
(2009) hace un recuento de las principales obras
e instituciones preocupadas por la construcción Las tradiciones juegan un papel preponderante en
de un conocimiento sobre la forma de vida de la la identidad de un pueblo. Galinier (1990) sostiene
gran cuenca de México y sus pueblos originarios. que en lugares donde los cambios son demasiado
rápidos (principalmente debido a la urbanización),
Para Romero Tovar algunos de los rasgos cultu- la tradición no surge antes de la diferenciación so-
rales que permiten identificar a los pueblos ori- cial y la aculturación tampoco, sino que forma par-
ginarios en la ciudad son: la comunalidad, el ri- te del proceso de reproducción social y por eso ad-
tual comunitario, la organización comunitaria, el quiere un carácter específico en cada lugar (p. 510).
intercambio simbólico, la comida comunitaria, el En este contexto toman relevancia las tradiciones
trabajo comunitario, las peregrinaciones, los pro- como invenciones,16 no en el sentido de falsedad
cesos de defensa de los territorios y los recursos sino como construcciones sociales y culturales.
naturales, así como la memoria colectiva. Una im-
portante bandera de lucha de los pueblos origina- Cómo estudiar lo local
rios ha sido y es la defensa contra la destrucción (un acercamiento metodológico)
de los entornos naturales y de los recursos que
106 aún quedan como el agua y la tierra. El desco- Buena parte de las investigaciones que se han
nocimiento de su historia y de su forma de vida realizado desde la antropología urbana parten de
ocasiona problemas que conducen a conflictos so- un diagnóstico generalmente compartido en tér-
ciales que se recrudecen por el diseño de políticas minos de que el proceso de modernización trans-
urbanas que parten de modelos ideales ajenos a formó a la sociedad mexicana en pocas décadas.
las condiciones sociales y culturales de la ciudad En este sentido, Ramírez y Safa (2009), señalan
(2009, p. 60). que las ciudades han sufrido un triple proceso ne-
gativo: disolución por una urbanización desigual;
Una de las tradiciones que más contribuye a los fragmentación por la producción de un territorio
procesos identitarios ha sido, pese a la urbaniza- disperso y cortado por las vías de comunicación;
ción, la realización de la fiesta patronal -la ma- privatización por la proliferación de “guetos”
yor parte de los rasgos culturales que menciona urbanos y por la sustitución de calles, plazas y
Romero Tovar están encaminados a este fin-. La mercados por centros comerciales. Estos procesos
fiesta, por un lado, es un elemento que aglutina y no están libres de tensiones y contradicciones y
que integra, sirve para recrear el espacio simbóli- llevan a los habitantes de la ciudad -a partir de
co (Medina, 2007, p. 35), es el símbolo espiritual su posición de grupo o clase y su localización en
de la coalición de pequeñas unidades familiares, la ciudad- a negociar cotidianamente los usos y
vinculadas entre sí por relaciones de parentesco, apropiaciones del espacio urbano.

14. Safa (2001) analiza en el caso de Los Reyes (poblado ubicado en Coyoacán), cómo a partir de la fiesta local se construye la identidad y la
organización comunitaria, frente a procesos sociales y conflictos derivados de la llegada de una población de clase media que vive en los
nuevos condominios horizontales que se construyeron en lo que antes fueron las huertas de las casas de la población originaria.

15. Las autoras analizan la integración de Xochimilco a la ciudad de México. Señalan que esta integración se dio desde múltiples ámbitos,
pero un aspecto rector fue la transformación obligada, de pueblos tradicionalmente autónomos (pero circunvecinos a la ciudad), a
delegaciones que forman el Distrito Federal (hoy Ciudad de México). En ese contexto surgió la imperiosa necesidad de construir fronteras
-simbólicas, porque las físicas desaparecieron- con la gran urbe. Esas fronteras se visibilizan cuando los habitantes de Xochimilco hablan de
nosotros, es decir, los no xochimilcas (2001, p. 64).

16. En referencia al término de “invención de la tradición”, de Hobsbawm y Ranger (1992).


OSORIO FRANCO - El estudio de los pueblos como espacios locales en la ciudad

Este triple proceso negativo estárelacionado con tiguos pueblos donde una historia común permite
lo que Borja y Castells (2000) identifican como a sus habitantes y a los que no lo son, reconocer
dualidad intrametropolitana. Los autores señalan tal identidad que los distingue (Safa y Ramírez,
que los procesos de exclusión social más profun- 1996). Por ello la relevancia de su estudio.
dos se manifiestan en esta dualidad, fenómeno
que se presenta en casi todas las ciudades del Generalmente, cuando se aborda el estudio de lo
mundo, incluso se puede decir que las caracteri- local, se hace desde una visión, frente a dos mo-
za.17 Su crecimiento ha sido a expensas de pue- vimientos distintos, y antagónicos, una que tiende
blos y tierras ejidales aledañas, “integrando” o hacia la totalidad (lo global), otra hacia lo particu-
mejor dicho, subordinando espacios y territorios a lar (lo local). Desde esta perspectiva, se plantea-
la dinámica moderna, global que poco tiene que ba la idea de que el proceso de modernización,
ver con los intereses y preferencias locales. tarde o temprano, llevaría a las sociedades a una
homogeneización cultural. Al respecto, diversos
La modernidad se presentó como una promesa autores, entre ellos Hannerz (1998), plantearon
para todos, pero no de la misma manera. La se- que, aunque todos formamos parte de la “aldea
gregación y la desigualdad son consustanciales al global”, esto no supone mecánicamente la homo-
desarrollo del sistema económico y sobre éstas geneización cultural. La aldea global, es en cierto
se basa la generación de sus ganancias. En este modo un concepto engañoso dado que sugiere no
contexto, el análisis de lo local en las sociedades sólo interconexión sino, además, un sentido de
contemporáneas es más pertinente que nunca, mayor unión y solidaridad, de proximidad y reci-
es un problema sobre las diferentes caras de la procidad en las relaciones, un idilio a gran escala.
modernidad, indispensable para entender la di- El mundo no es así, todos formamos parte de una
versidad que las caracteriza. No se trata de un cultura mundial y esto implica la existencia de una
problema de sumas y restas, qué tanto queda de marcada organización de la diversidad y no una 107
tradición y cuánto ha ganado la modernidad (Safa réplica de la uniformidad. Desde esta perspectiva
y Ramírez, 1996) o de superar etapas (lo moderno se puede explicar que los espacios locales que
superado por lo posmoderno; Zárate, 1997), sino han sido alcanzados por la modernización (a par-
de explicar la diversidad teórica y empírica en los tir de la urbanización y/o industrialización) lejos
cambios sociales y culturales que están presen- están de caracterizarse por una homogeneidad
tes en nuestras sociedades (Nivón 2004; García cultural. En este sentido, una de las aportaciones
Canclini, 2004; Signorelli, 2004; Safa y Ramírez, más importantes de la investigación antropológica
1996). ha sido la de develar las particularidades de estos
espacios y profundizar sobre lo que los hace dife-
La particularidad de lo local en la actualidad reside rentes de otros.
precisamente en la complejidad de los procesos
sociales. Las delimitaciones territoriales y de mo- Safa y Ramírez (1996) señalan que las investiga-
dos de vida que antes eran más claras en cuanto ciones sobre los espacios locales se han hecho
a su poder explicativo (tradicional-moderno, ur- siguiendo, en términos generales, dos caminos.
bano-rural), hoy han perdido casi por completo En el primero, el énfasis esta puesto en la preocu-
esa capacidad. En la actualidad, lo local se cons- pación por vincular los procesos sociales al terri-
truye en la complejidad de los procesos sociales torio, donde lo local se concibe como un territorio
y territoriales que tienen como marco el contexto pequeño, distinto a otros, con límites y fronteras
urbano. En una ciudad encontramos barrios y an- claras. En el segundo, se visualiza a lo local como

17. La dualidad existe porque su lógica está inscrita en un nuevo modelo de desarrollo tecno económico, pero sus efectos pueden ser
amortiguados por políticas sociales y urbanas integradoras. La dualidad se produce con distinta importancia cuantitativa en diversos
contextos, es un proceso en donde se mezclan al menos cuatro procesos de naturaleza diferente: 1) crisis de la vivienda, 2) persistente y
creciente desigualdad social, 3) pobreza urbana y 4) fenómenos de exclusión social, es decir, la reducción de importantes segmentos de la
sociedad a condiciones de supervivencia. Las ciudades mexicanas no están exentas de la dualización social urbana (García Canclini, 2006).
Cuestión Urbana - Año 3 Nro. 6 - 2019 Sección > Artículos

el contexto de vida comunitaria como ese lugar de cio común dentro de fronteras bien delimitadas.
resguardo de lo propio; de las relaciones cercanas Una última dimensión, más reciente, es la de la
que se opone al anonimato característico de la mundialización. Proceso que atraviesa los planos
vida urbana. Lo local, desde esta perspectiva, se nacionales y locales, cruzando historias diferen-
preocupa por buscar las convergencias, lo com- ciadas.
partido, lo homogéneo y no la diferenciación.
Ortiz (1996) señala que es frecuente en la litera-
Lo local se inserta en un marco procesual, lo que tura de las ciencias sociales encontrar el enfoque
implica reconocer relaciones de los pobladores, que contrapone, por ejemplo, al trazar la historia
no sólo hacia adentro de su propia comunidad de las regiones, de lo “micro”, en contrapunto con
sino allende sus fronteras. Lo local no está aisla- una historia universal, “macro”, en principio pen-
do (autocontenido) y no se explica por sí mismo. sada como apartada de la vivencia de las perso-
En las sociedades contemporáneas, es necesario nas. Local y cotidiano surgen, así, como términos
estudiar lo local no pensando en los barrios o intercambiables equivalentes. Lo “local” participa
los pueblos como lugares “cerrados”, con fronte- aun de otras cualidades: la diversidad. En verdad,
ras claras y definidas, sino pensar lo local como se opone a lo “nacional” y lo “global”, sólo como
parte de procesos sociales más amplios (Safa y abstracción. Visto de cerca, cualitativamente cons-
Ramírez, 1996). tituye una unidad cohesionada. Desde esta pers-
pectiva, se comprende de mejor manera que todo
Desde esta perspectiva parece sugerente la pro- cambio sucedido en un orden distinto al local, en
puesta de Renato Ortiz (1996), en el sentido de apariencia sin conexión y/o relación, siempre tie-
pensar lo local no en oposición a espacios más ne repercusiones e implicaciones que es necesario
amplios (lo regional, nacional o global), sino como evidenciar y aclarar.
108 un conjunto de planos atravesados por procesos
sociales diferenciados. Desde esta premisa se de- Los espacios locales, como apunta Appadurai
ben dejar de lado los pares de opuestos -externo/ (2001), están sujetos a los impulsos productores
interno, cercano/distante- o la idea de inclusión de contextos de las organizaciones jerárquicamen-
para operar con la noción de líneas de fuerza. Si te más complejas, como las del Estado-nación
se acepta, que lo “local” se sitúa dentro de los moderno (p. 207).19 En las sociedades contempo-
países (al fin de cuentas, el estado-nación es una ráneas, lo local se ve permeado por influencias
realidad geopolítica), podemos imaginar la exis- sociales procedentes de lugares muy distantes
tencia de tres dimensiones. que lo transforman y le dan forma. Partiendo de
que este presupuesto es cierto, Hannerz (1998) se
Una primera, en la cual se manifiestan las impli- pregunta ¿qué es lo que hace que lo local sea una
caciones de las historias particulares de cada lo- fuente de continuidad y qué es lo que salvaguar-
calidad. Realidades que no se articulan necesa- da la importancia de un lugar? Varias cosas están
riamente con otras historias, aun cuando están involucradas al mismo tiempo, pero una de las
inmersas en el mismo territorio nacional.18 El se- más importantes es lo que sucede en la llamada
gundo nivel se refiere a las historias nacionales, vida cotidiana, dado que tiende a ser repetitiva,
que atraviesan los planos locales y los redefinen un círculo de actividades en lugares fijos. Por otra
a su manera. La conexión es ahora posible a tra- parte, lo local tiende a desarrollarse en una situa-
vés de la mediación de un eslabón trascendental, ción cara a cara, mediante encuentros previstos y
lo que permite hablar propiamente de un espa- relaciones ampliamente inclusivas y de larga du-

18. Éste es el caso de diversos países que no completaron el camino de la construcción nacional, en los cuales muchas de sus regiones
viven una realidad “propia”, esto es, no enteramente determinada por las exigencias del estado-modernidad-nación. Hay, por tanto, una
desconexión (al menos teórica) entre las partes que lo componen. Condición semejante (si bien por motivos diversos) a las de algunos
países, en los cuales permanece la presencia viva de “nacionalidades” distintas (los catalanes en España, p.e.) (Ortiz, 1996).

19. En el caso mexicano, estos impulsos se ubican en las políticas y acciones del estado ya que es a partir de este que emanan los lineamientos
de industrialización que han impactado de manera más severa a las ciudades de provincia (en nuestrocaso, a la ciudad de Querétaro).
OSORIO FRANCO - El estudio de los pueblos como espacios locales en la ciudad

ración. Estas relaciones pueden tener una carga dos (Duhau y Giglia, 2008; Ramírez y Safa, 2009).
emocional importante, a menudo se trata de rela- En las áreas que han sido absorbidas, marginadas
ciones con “otros que son significativos”. y/o subordinadas por el crecimiento de la ciudad,
se fueron gestando movimientos que podían ser
Desde esta concepción, se puede decir que lo local desde manifestaciones de inconformidad y recla-
involucra directamente una relación entre cultura mos ante las autoridades, hasta la (re)construc-
y territorio, más allá de delimitaciones geográficas ción de identidades locales, vecinales y/o barriales
y/o administrativas. En este sentido, lo local se a través de las cuales los habitantes reivindican
construye como referente identitario a partir de la su derecho a gozar y ser parte de la ciudad.
interacción y las relaciones sociales. Estos lugares
suelen ser: un barrio, un vecindario o un pueblo Los cambios derivados de la urbanización, aso-
que ha quedado dentro de una ciudad. ciados en muchos casos a la marginación, repre-
sentan un riesgo porque es lo que hace que un
lugar pierda su fuerza, porque deja de tener sig-
Reflexiones finales nificación y relevancia en términos de referente
identitario para el grupo que lo habita.21
Recientemente Leonardo Curzio20 escribió que “la
forma en que construimos ciudades dice más de El estudio de los pueblos, barrios y vecindarios
nosotros que mil ensayos”. El autor señala que en permite a las autoridades competentes, planifica-
México tenemos ciudades de las cuales podemos dores y diseñadores urbanos tener herramientas
sentirnos orgullosos, pero que a últimas fechas ese sobre la realidad que priva en los espacios que
sentimiento ha amainado. Cada vez resulta más evi- han sido marginados y subordinados por el creci-
dente que en su mayoría “las ciudades son admi- miento metropolitano. Para lograr mayores niveles
nistradas por una funesta mancuerna de logreros y de eficacia (en cuanto a infraestructura, servicios y 109
especuladores. El producto de ese incubo es en el vivienda), que redunden en una mejor calidad de
mejor de los casos una mala copia de los suburbios vida, resulta indispensable: 1) contemplar los re-
americanos con deficiente infraestructura y un gusto laciones identitarias que existen en los múltiples
homedepotiano, en el peor, ciudades perdidas”. espacios que forman parte de la ciudad y 2) aten-
der las legítimas demandas de sus pobladores.
Ciertamente con el proceso de urbanización, en
aras de beneficiar ciertas zonas de las ciudades Por nuestra parte, la mirada en los pueblos urba-
acorde con los requerimientos de la economía nos pone en evidencia la importancia que estos
global, se han privilegiado determinadas zonas en lugares tienen en la construcción de las tradicio-
detrimento de otras, lo que da lugar a ciudades nes urbanas y contemporáneas, en tanto son tes-
inequitativas que se expresan en la segregación timonios vivos de la multiculturalidad de nuestras
espacial. Este fenómeno convierte a las ciudades ciudades y comprenderlos contribuye, desde la
en archipiélagos, islas de bienestar que contras- academia, a construir las ciudades que todos que-
tan con espacios urbanos cada vez más deteriora- remos y merecemos habitar.

20. Columna semanal “Acapulco o la tragedia nacional” (06/04/2015). El Universal.mx

21. Está perdida de referentes identarios que arraigan a los pobladores en un determinado espacio (pueblo, barrio vecindario) es un
fenómeno que se puede ver más claramente en algunos jóvenes, quienes a la primera oportunidad de salir de su lugar de origen lo hacen
sin pensarlo dos veces (Flores y Salles, 2001; Osorio Franco, 2013).
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