Jurisprudencia - EXP. N 02427-2012-PA - TC
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Jurisprudencia - EXP. N 02427-2012-PA - TC
° 02427-2012-PA/TC
LIMA
JORGE JAVIER
MORÁN TERRONES
En Lima, a los 3 días del mes de octubre de 2012, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Álvarez Miranda, Urviola Hani,
Vergara Gotelli, Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos, Calle Hayen y Eto Cruz,
pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular del magistrado Vergara Gotelli,
que se agrega.
ASUNTO
ANTECEDENTES
Alega que pese a existir una resolución emitida por el Poder Judicial que
determina que el accionante no tiene responsabilidad alguna, la Sala Penal Nacional
en el expediente N.º 65-07 ha investigado con base en la ampliación de fiscalización
por los mismos hechos acontecido en el periodo 1994-97, dictando resolución
condenatoria. Asimismo indica que se han declarado fundadas las excepciones de
cosa juzgada deducidas por sus coprocesados en el proceso seguido ante la Tercera
Sala Penal (Exp. 366-02), pero desestimado las deducidas por el recurrente pese a ser
los mismos hechos. Aduce que se han vulnerado sus derechos a la libertad y al debido
proceso en su vertiente de cosa juzgada y a la igualdad ante la ley.
FUNDAMENTOS
2) Consideraciones previas
5. Por consiguiente, dado que respecto de los hechos y el petitorio, este Tribunal
Constitucional ya ha emitido pronunciamiento sobre el fondo del asunto, y por
tanto ya existe cosa juzgada, resulta de aplicación el artículo 6° del Código
Procesal Constitucional, por lo que la demanda debe ser declarada improcedente.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
5. Debo señalar que el artículo 47º del Código Procesal Constitucional en su último
parágrafo precisa ciertamente que “si la resolución que declara la improcedencia
(auto de rechazo liminar evacuado por el Juez al calificar la demanda) fuese
apelada, el juez pondrá en conocimiento del demandado el recurso interpuesto”.
Este mandato tiene un sustento en la más elemental lógica: el recurso de
apelación concedido y notificado al que debería ser considerado demandado si la
sala superior revoca el auto cuestionado, produce efectos para ambas partes.
6. Por cierto si el Superior revoca el auto venido en grado, para vincular a quien
todavía no es demandado puesto que no ha sido emplazado por notificación
expresa y formal por no existir proceso y no ser él, por tanto, demandado, tiene
que ponérsele en su conocimiento “el recurso interpuesto” y no la demanda,
obviamente.
7. No está de más recordar que la parte en análisis del recurrido artículo 47º del
Código Procesal Constitucional es copia de lo que al respecto prescribe el
artículo 427º del Código Procesal Civil en su último parágrafo al decir: “La
resolución superior que resuelve en definitiva la improcedencia, produce efectos
para ambas partes”. Y la resolución del superior que, en definitiva, decide sobre
la improcedencia, no puede ser o no es sino la confirmatoria o la revocatoria del
auto objeto de la alzada, desde luego.
10. Respecto a ello es pertinente señalar que la expresión del artículado que refiere
que se deben adecuar las exigencias de las formalidades previstas en este
Código al logro de los fines de los procesos constitucionales no justifica de
ninguna manera el ingreso al fondo, puesto que la defensa del demandado no
puede asumirse de modo alguno como una formalidad. Digo esto por qué? El
proceso ha sido concebido como aquella vía a la cual pueden recurrir las partes a
efectos de que se resuelva una controversia suscitada en la sociedad. Tal
participación de ambas partes requiere de la admisión de la pretensión por parte
del juzgador a efectos de que admitida la demanda se notifique al presunto
agresor a efectos de vincularlo no solo al proceso sino a la decisión. Ya con la
participación de ambas partes, éstas se someten al proceso, pero no solo se
someten a las reglas del proceso sino que se someten a la determinación final del
juzgador. Es decir la presencia de ambas partes no solo implica que el juez tenga
la obligación de resolver conforme a la Constitución y las leyes la controversia
sino que las partes respeten su decisión. He ahí donde encuentra legitimidad la
decisión del juzgador, puesto que no puede concebirse una decisión emitida en un
proceso judicial, cuando no será respeta ni cumplida por alguna de las partes. Por
ello considero que la exigencia de la participación de ambas partes en un proceso
se encuentra vinculada al derecho a la tutela judicial efectiva, ya que no puede
exigirse el cumplimiento de una decisión arribada en un proceso judicial a una
persona que no ha tenido participación en el citado proceso, lo que implica que
tal decisión es ineficaz, ya que no generara consecuencias respecto de quien no
participó.
11. Los procesos constitucionales tienen una especial importancia, puesto que su
finalidad es la vigencia efectiva de los derechos fundamentales y el respeto por la
Constitución del Estado, teniendo por ello que determinarse al presunto agresor
de un derecho fundamental. Por ende, por tal relevancia, es que afirmo que con
mayor razón no puede soslayarse la intervención de la persona a la que se le
acusa de la violación de un derecho fundamental, puesto que la determinación a
la que arribe este Colegiado necesariamente va exigir determinada acción de
dicho emplazado. Pero ¿Cómo puede exigirse la realización de un acto o el cese
del mismo si no ha participado en el proceso?, es decir ¿cómo puede exigirse el
cumplimiento de una decisión que no es legítima para ambas partes?. La
respuesta es obvia, no puede exigirse el cumplimiento de una decisión en la que
una de las partes desconoce totalmente la pretensión, no teniendo legitimidad ni
vinculación alguna para la persona que no participó. Claro está existen casos en
los que es evidente que el presunto demandado –si bien no ha sido emplazado
con la demanda– conoce del conflicto, como por ejemplo casos en los que la
discusión se ha visto administrativamente, en los que, considero, que el Tribunal
puede ingresar al fondo, pero solo si se verifica una situación especial en la que
se advierta que la dilación del proceso convierta la afectación en irreparable.
12. Es precisamente por ello que el artículo III del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional ha permitido la omisión de algunas “formalidades” para
lograr el objeto del proceso constitucional, pero no puede considerarse que la
defensa del presunto emplazado es una formalidad sino una exigencia que
legitima el propio proceso. Por ello considero que tal afirmación no solo es
impropia sino también quebranta el proceso en el cual se pretende la defensa de
los derechos constitucionales, lo que puede interpretarse que por la defensa de un
derecho fundamental puede afectarse otro, lo que es incorrecto.
13. Asimismo si se observa con atención el artículo III del Título Preliminar del
referido código, se puede apreciar que cuando expresa a que “(…) el Juez y el
Tribunal Constitucional deben adecuar la exigencia de las formalidades
previstas en este Código al logro de los fines de los procesos constitucionales”,
parte de la premisa de que existe un proceso abierto, en el que se puede ser
flexibles con algunos actos procesales, denominados así precisamente porque ha
existido admisión a trámite de la pretensión y por ende emplazamiento, razón por
la que dicho argumento no puede ser utilizado erróneamente para justificar la
emisión de una sentencia cuando el objeto del recurso es el cuestionamiento de
un auto de rechazo liminar. De asumir dicha posición implicaría aceptar que a
este Colegiado le es indiferente si la pretensión ha sido admitida a trámite o no,
puesto que con proceso o sin él, siempre se encontrará en la facultad de emitir un
pronunciamiento de fondo, rompiendo toda racionalidad del proceso,
convirtiendo al proceso constitucional en aquel proceso sin garantías, en el que se
afectan los derechos del que debiera ser emplazado. Con esto advierto que bajo
esa lógica el Tribunal podría incluso resolver una demanda de amparo en
instancia única, puesto que al ser indiferente para este Colegiado la existencia del
proceso, no sería exigible la admisión a trámite la demanda y por ende la
participación del demandado, por lo que podría resolver directamente la
pretensión planteada.
14. En el presente caso tenemos que el recurrente acude vía proceso constitucional
de amparo con la finalidad de que se declare nula la Resolución de fecha 15 de
diciembre de 2010, por considera que se está afectando los derechos
constitucionales invocados. En tal sentido encuentro de autos que la pretensión
tiene relevancia constitucional, por ende considero que las instancias precedentes
han incurrido en un error al juzgar, debiendo por ello revocarse el auto de
rechazo liminar, correspondiendo la admisión a trámite de la demanda a efectos
de que se verifique si el demandante ha sido objeto de despido nulo.
S.
VERGARA GOTELLI