Planetas Más Allá de Neptuno
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Este artículo trata sobre planetas hipotéticos. Para cuerpos más allá de Neptuno,
véase objeto transneptuniano.
Primeras especulaciones
Camille Flammarion señaló en 1879 que los cometas 1862 III y 1889
III tenían afelios de 47 y 49 UA, respectivamente, lo que indicaba que podrían
marcar el radio orbital de un planeta desconocido que los hubiese empujado a
una órbita elíptica.14 El astrónomo Georges Forbes llegó a la conclusión sobre la
base de estos indicios de que debían existir dos planetas más allá de Neptuno y
calculó sus elementos orbitales tomando como punto de partida que había cuatro
cometas con afelios alrededor de 100 UA y otros seis con afelios en torno a
300 UA. Las órbitas predichas por Forbes concordaban con las que otro
astrónomo llamado David Peck Todd había calculado de forma independiente, lo
que condujo a muchos a suponer que eran válidas.14 Otros, sin embargo,
argumentaban que las órbitas de los cometas implicados eran aún demasiado
inciertas para producir resultados significativos.14
En 1900 y 1901, el director del Observatorio del Harvard College, William Henry
Pickering, lideró dos búsquedas de planetas transneptunianos. La primera fue
iniciada por el astrónomo danés Hans Emil Lau quien, tras estudiar los datos sobre
la órbita de Urano entre 1890-1895, concluyó que un planeta transneptuniano por
sí solo no podía explicar las discrepancias en su órbita, y postuló la posición de los
dos planetas que creía responsables. La segunda se inició cuando Gabriel Dallet
sugirió que un solo planeta transneptuniano situado a 47 UA podría explicar el
movimiento de Urano. Pickering acordó examinar placas en búsqueda de objetos
sospechosos. En ninguno de los casos se obtuvieron resultados satisfactorios.14
Planeta X
Descubrimiento de Plutón
La repentina muerte de Lowell en 1916 detuvo temporalmente la búsqueda del
Planeta X. El hecho de no encontrar el planeta, según un amigo, «casi lo mató». 24
Constance Lowell, la viuda de Lowell, posteriormente involucró al observatorio en
una larga batalla legal para conseguir su parte del millón de dólares de la herencia
de Lowell, lo que significó que la búsqueda del Planeta X no pudo ser reanudada
durante varios años.25 En 1925, el observatorio obtuvo discos de vidrio para un
nuevo telescopio de 13 pulgadas de ancho para continuar la búsqueda, construido
con fondos de George Lowell, el hermano de Percival.18 En 1929 el director del
observatorio, Vesto Melvin Slipher, encargó la tarea de localizar el planeta a Clyde
Tombaugh, un joven de 22 años de edad de Kansas recién llegado al Observatorio
Lowell, por impresionar a Slipher con sus dibujos astronómicos.25
A lo largo del siglo XX, las estimaciones de la masa de Plutón fueron revisadas a
la baja. En 1931, Nicholson y Mayall calcularon que su masa tendría equivalente a
la de la Tierra, sobre la base de su supuesto efecto sobre los planetas
gigantes;32 Lloyd R. Wylie, en el Observatorio Naval de Estados Unidos, estimó en
1942 un valor próximo a las 0.91 M⊕ utilizando los mismos supuestos.33 En 1949,
las medidas de Gerard Kuiper del diámetro de Plutón con el telescopio de 200
pulgadas en el Observatorio Palomar le llevó a la conclusión de que su tamaño
estaba entre el de Mercurio y el de Marte, y que su masa más probable era de
aproximadamente 0.1 M⊕.34
193
1 Tierra Nicholson & Mayall32
1
194
0.91 Tierra Wylie33
2
194
0.1 (1/10 Tierra) Kuiper34
8
197
0.025 (1/40 Tierra) Rawlins36
3
197
0.01 (1/100 Tierra) Cruikshank, Pilcher, & Morrison38
6
197
0.002 (1/500 Tierra) Christy & Harrington39
8
En los años 1980 y 1990, Robert Harrington lideró una búsqueda para determinar
la verdadera causa de las irregularidades aparentes.41 Calculó que cualquier
Planeta X estaría aproximadamente a tres veces la distancia de Neptuno al Sol; su
órbita sería muy excéntrica y fuertemente inclinada respecto a la eclíptica.
Presentaría un ángulo de, aproximadamente, 32 grados en relación con el plano
orbital.42 Esta hipótesis contó con una recepción mixta. Tomó nota de Planeta X el
escéptico Brian G. Marsden del Minor Planet Center, que señaló que estas
discrepancias eran cien veces más pequeñas que las anotadas por Le Verrier y
fácilmente podrían ser debidas a un error de observación.43
Planeta X descartado
Harrington murió en enero de 1993, sin haber encontrado el Planeta X.49 Seis
meses antes, E. Myles Standish había utilizado datos del sobrevuelo de la
Voyager 2 en 1989 sobre Neptuno, que había revisado la masa total del planeta a
la baja en un 0.5 % —una cantidad comparable a la masa de Marte—49 para volver
a calcular su efecto gravitacional sobre Urano.50 Cuando se utilizó la masa recién
determinada de Neptuno en la Jet Propulsion Laboratory Development
Ephemeris (JPL DE), la supuesta discrepancia en la órbita de Urano y con ella la
necesidad de un Planeta X, desaparecieron.3 No hay discrepancias en las
trayectorias de las sondas espaciales como Pioneer 10, Pioneer 11, Voyager 1,
y Voyager 2 que puedan atribuirse a la atracción gravitatoria de un objeto
desconocido de gran tamaño en el sistema solar exterior.51 La anomalía de las
Pioneer de 2004 todavía no ha podido demostrar relación con un cuerpo planetario
de grandes dimensiones en el sistema solar exterior.52 La mayoría de los
astrónomos coinciden en que el Planeta X que Lowell definió, no existe.53
Algunos astrónomos, el más notable Alan Stern, el jefe de la misión a Plutón New
Horizons de la NASA, sostienen que la definición de la UAI es defectuosa, y que
Plutón y Eris, y todos los grandes objetos transneptunianos, como Makemake,
Sedna, Quaoar, Varuna y Haumea, deben ser considerados planetas por derecho
propio.58 Sin embargo, el descubrimiento de Eris no revivió la teoría del Planeta X,
ya que es demasiado pequeño para tener efectos significativos en las órbitas de
los planetas exteriores.59
Órbita de Sedna
Acantilado de Kuiper
La especulación sobre un posible planeta transneptuniano ha girado en torno al
llamado «acantilado de Kuiper». El cinturón de Kuiper termina repentinamente a
una distancia de 48 UA del Sol. Algunos han especulado que esta bajada
repentina puede atribuirse a la presencia de un objeto con una masa entre la de
Marte y la Tierra que se encuentra más allá de las 48 UA.70 La presencia de un
planeta como Marte en una órbita circular a 60 UA conduce a una población de
objetos transneptunianos incompatible con las observaciones. Por ejemplo, la
población de plutinos sería muy inferior.71 Los astrónomos no han excluido la
posibilidad de un planeta similar a la Tierra más masivo situado a más de 100 UA
con una órbita excéntrica e inclinada. Las simulaciones por ordenador de Patryk
Lykawka de la Universidad de Kobe han sugerido que un cuerpo con una masa de
entre 0.3 y 0.7 masas terrestres, expulsado hacia el exterior por Neptuno a
principios de la formación del sistema solar y que actualmente cuente con una
órbita alargada entre 101 y 200 UA del Sol, podría explicar el acantilado de Kuiper
y la existencia de objetos peculiares como Sedna y 2012 VP113.71 Aunque algunos
astrónomos han apoyado con cautela estas conjeturas, otros las han tachado de
«artificiales».61
En 2012, Rodney Gomes del Observatorio Nacional de Brasil modeló las órbitas
de 92 objetos del cinturón de Kuiper y encontró que seis de esas órbitas eran
mucho más alargadas que lo que predijo el modelo. Llegó a la conclusión de que
la explicación más simple era el tirón gravitacional de un compañero planetario
distante, como un objeto del tamaño de Neptuno a 1500 UA o un objeto del
tamaño de Marte a unas 53 UA.72
Gravedad en
0.60
el ecuador(en m/s²)
Velocidad de
1.2
escape (en km/s)
Período orbital*
248.09 557 309.88 285
(en años siderales)
Velocidad media de
órbita 4.7490 3.436 4.419
(en km/s)
Excentricidad de la
0.249 0.442 0.159
órbita
Inclinación de la
17.14° 44.19° 28.96º 28.19°
órbita