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Los 14 tipos de falacias lógicas y

argumentativas
La filosofía y la psicología se relacionan entre sí de muchas maneras,

entre otras cosas porque ambas abordan de una u otra forma el mundo del

pensamiento y las ideas.

Uno de estos puntos de unión entre ambas disciplinas se encuentra en lo

relacionado con las falacias lógicas y argumentativas,conceptos utilizados

para referirse a la validez (o a la falta de la misma) de las conclusiones a

las que se llega en un diálogo o debate. Veamos con más detalle en qué

consisten y cuáles son los principales tipos de falacias.

¿Qué son las falacias?

Una falacia es un razonamiento que a pesar de parecerse a un argumento

válido, no lo es.

Se trata, por tanto, de una línea de razonamiento que es errónea, y las

inferencias que se presenten como producto de estas no pueden ser

aceptadas. Independientemente de si la conclusión a la que se llega a

través de una falacia es verdadera o no (podría serla por pura casualidad),

el proceso por el cual se ha llegado a este es defectuoso, porque vulnera

al menos una regla lógica.

Las falacias y la psicología


En la historia de la psicología casi siempre ha existido una tendencia a

sobrevalorar nuestra capacidad para pensar racionalmente, estando

sujetos a unas reglas lógicas y mostrándonos coherentes en nuestra

manera de actuar y argumentar.

Con la excepción de ciertas corrientes psicológicas como la psicoanalítica

fundada por Sigmund Freud, se ha dado por supuesto que el ser humano

adulto y sano obra de acuerdo a una serie de motivos y razonamientos que

pueden ser expresados textualmente con facilidad y que normalmente

entran dentro del marco de la racionalidad. Los casos en los que alguien

se comportaba de manera irracional se interpretaban bien como una

muestra de debilidad o bien como un ejemplo en el que la persona no sabe

identificar las verdaderas razones que motivan sus actos.

Ha sido en las últimas décadas cuando se ha empezado a aceptar la idea

de que la conducta irracional está situada en el centro de nuestras vidas,

que la racionalidad es la excepción, y no al revés. Sin embargo, hay una

realidad que ya nos venía dando una pista de hasta qué punto nos

movemos por emociones e impulsos poco o nada racionales. Este hecho

es que hemos tenido que desarrollar una especie de catálogo de falacias

para intentar que estas tengan poco peso en nuestro día a día.

El mundo de las falacias pertenece más al mundo de la filosofía y la

epistemología que al de la psicología, pero mientras que la filosofía estudia


las falacias en sí mismas, desde la psicología se puede investigar el modo

en el que se utilizan. El hecho de ver hasta qué punto los falsos

argumentos están presentes en los discursos de personas y

organizaciones nos da una idea del modo en el que el pensamiento que

hay detrás de ellos se ciñen más o menos al paradigma de la racionalidad.

Los principales tipos de falacias


El listado de falacias es muy largo y posiblemente haya algunas de ellas

que aún no se han descubierto por existir en culturas muy minoritarias o

poco estudiadas. Sin embargo, hay algunas más comunes que otras, así

que conocer los principales tipos de falacias puede servir como referencia

para poder detectar vulneraciones en la línea de razonamiento allí donde

se den.

A continuación puedes ver una recopilación de las falacias más conocidas.

Como no existe una sola manera de clasificarlas para crear un sistema de

tipos de falacias, en este caso se clasifican según su pertenencia a dos

categorías relativamente fáciles de entender: las no formales y las

formales.

1. Falacias no formales
Las falacias no formales son aquellas en las que el error del razonamiento

tiene que ver con en el contenido de las premisas. En este tipo de falacias

lo que se expresa en las premisas no permite llegar a la conclusión a la

que se ha llegado, independientemente de si las premisas son ciertas o no.

Es decir, que se apela a ideas irracionales sobre el funcionamiento del

mundo para dar la sensación de que lo que se dice es cierto.

1.1. Falacia ad ignorantiam

En la falacia ad ignorantiam se intenta dar por hecha la veracidad de una

idea por el simple hecho de que no se puede demostrar que es falsa.

El famoso meme del Monstruo Espagueti Volador se basa en este tipo de

falacia: como no se puede demostrar que no existe un ente invisible

formado de espaguetis y albóndigas que además es el creador del mundo

y sus habitantes, debe de ser real.

1.2. Falacia ad verecundiam

La falacia ad verecundiam, o falacia de autoridad, vincula la veracidad de

una proposición a la autoridad de quien la defiende, como si eso

proporcionase una garantía absoluta.

Por ejemplo, es corriente argumentar que las teorías de Sigmund Freud

sobre los procesos mentales son válidas porque su autor era neurólogo.

1.3. Argumento ad consequentiam


En este tipo de falacia se intenta hacer ver que la validez o no de una idea

depende de si aquello que se puede inferir a partir de ella resulta deseable

o indeseable.

Por ejemplo, un argumento ad consequentiam sería dar por hecho que las

posibilidades de que el ejército dé un golpe de estado en un país son muy

bajas porque el escenario contrario supondría un duro golpe para la

ciudadanía.

1.4. Generalización apresurada

Esta falacia es una generalización no fundamentada en datos suficientes.

El ejemplo clásico lo encontramos en los estereotipos acerca de los

habitantes de ciertos países, que pueden llevar a pensar falazmente, por

ejemplo, que si alguien es escocés debe de caracterizarse por su

tacañería.

1.5. Falacia anecdótica

Tal y como su nombre indica, en la falacia anecdótica el problema está en

que partimos de observaciones anecdóticas para llegar a conclusiones.

Aquí el problema no es tanto la falta de información, tal y como ocurre en

la generalización apresurada, sino más bien la mala calidad de la

información de la que se parte.

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