Neurodivergencia

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Neurodivirgencia

Todo el mundo es diferente. No hay una única forma “correcta” de pensar,


aprender o comportarse. La neurodiversidad es un concepto eufemístico que
describe estas diferencias, sus puntos fuertes y sus retos. También es un
movimiento social que trabaja para reducir los estigmas en torno a las
condiciones asociadas a ellas. Neurodivergencia es un término atribuido
originalmente a la socióloga Judy Singer. Por lo tanto, es una descripción
general no médica de las personas con variaciones en sus funciones mentales.
Las condiciones neurodiversas incluyen el autismo, la dispraxia, la dislexia, la
discalculia y el TDAH, entre otras.

¿Qué es el TDA y TDAH?

Según la Asociación de Psiquiatría Americana (APA), Manual Diagnóstico y


estadístico de los trastornos mentales quinta edición (DSM-V 5 ), CONICET el
trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) se considera una
enfermedad del neurodesarrollo, que son condiciones neurológicas que aparecen
en la primera infancia. Por lo general, antes de entrar a la escuela, afectan el
desarrollo del funcionamiento personal, social, académico y/o laboral. Además,
implican dificultades con la adquisición, conservación o aplicación de
habilidades o conjuntos de información específicos. Los trastornos del
desarrollo neurológico pueden implicar disfunción en una o más de las
siguientes áreas: la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la
resolución de problemas o la interacción social.

Se estima que afecta al 5-15% de los niños. Sin embargo, muchos expertos
opinan que se sobrediagnostica TDAH, en gran medida por aplicación inexacta
de los criterios. Dentro del espectro existen tres tipos:

● Con predominio del déficit de atención


● Con predominio de hiperactividad/impulsividad
● Combinado

En general, el TDAH es 2 veces más común en los varones, aunque las


proporciones varían según el tipo. El tipo con predominio de
hiperactividad/impulsividad es de 2 a 9 veces más frecuente en los varones; el
tipo con predominio de déficit de atención se observa con igual frecuencia en
ambos sexos. El TDAH tiende a agruparse en familias. El TDAH no tiene una
causa única y específica conocida.

A menudo, comienza antes de los 4 años de edad y siempre antes de los 12


años. La edad pico para el diagnóstico es entre 8 y 10 años; sin embargo, a
veces no se diagnostica hasta después de la adolescencia en pacientes que
presentan el tipo con predominio de déficit de atención.

Los signos y síntomas centrales de TDAH son los siguientes

● Falta de atención
● Impulsividad
● Hiperactividad

La falta de atención y la impulsividad impiden el desarrollo de habilidades


académicas y de estrategias de pensamiento y razonamiento, la motivación para
ir a la escuela y la adaptación a las demandas sociales. Los niños que presentan
TDAH con predominio de déficit de atención tienen a aprender con la práctica y
tienen dificultad en situaciones de aprendizaje pasivo que requieren rendimiento
continuo y finalización de tareas. En términos generales, alrededor del 20 al
60% de los niños con TDAH tiene trastornos de aprendizaje, pero se observa
cierta disfunción escolar en la mayoría de los niños con este cuadro debido a
falta de atención (que conduce a que pasen inadvertidos los detalles) e
impulsividad (que determina que los niños respondan sin pensar acerca de las
preguntas).

Los antecedentes conductuales pueden revelar escasa tolerancia a la frustración,


oposición, berrinches, agresión, malas actitudes sociales y relaciones con
compañeros, alteraciones del sueño, ansiedad, disforia, depresión y
fluctuaciones anímicas.

Si bien no hay ningún hallazgo específico en la exploración física ni en las


pruebas de laboratorio asociado con TDAH, los signos pueden incluir

● Incoordinación motora o torpeza


● Signos neurológicos "blandos", no localizados
● Disfunciones perceptivo-motoras

El diagnóstico de TDAH es clínico y se basa en una evaluación exhaustiva de


los aspectos médicos, del desarrollo, educativos y psicológico.

Los criterios diagnósticos del DSM-5 incluyen 9 signos y síntomas de falta de


atención y 9 de hiperactividad e impulsividad. El diagnóstico con estos criterios
requiere ≥ 6 síntomas y signos de un grupo o de otro. Además, los síntomas
necesitan

● Estar presentes a menudo por ≥ 6 meses


● Ser más pronunciados que los previstos para el nivel de desarrollo del niño
● Ocurre en al menos 2 situaciones (p. ej., el hogar y la escuela)
● Estar presentes antes de los 12 años (por lo menos algunos de los síntomas)
● Interferir con el funcionamiento en el hogar, la escuela o el trabajo

Síntomas de falta de atención:

● No presta atención a los detalles o comete errores por descuido en las tareas
escolares o en otras actividades
● Tiene dificultad para mantener la atención en las tareas escolares o durante el
juego
● No parece escuchar cuando se le habla en forma directa
● No sigue las instrucciones ni finaliza las tareas
● Tiene dificultad para organizar tareas y actividades
● Evita, no le gusta o rehúsa intervenir en tareas que requieren un esfuerzo
mental sostenido durante un período prolongado
● A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades de la escuela
● Se distrae fácilmente
● Es olvidadizo en las actividades diarias
Síntomas de hiperactividad e impulsividad:
● Mueve continuamente las manos o los pies, o se retuerce
● Abandona a menudo su asiento en la clase o en otros lugares
● A menudo corre o trepa en exceso en sitios donde estas actividades resultan
inapropiadas
● Tiene dificultad para jugar tranquilamente
● Siempre está haciendo algo o actúa como si tuviera un motor
● Habla en exceso
● Responde antes de que se completen las preguntas
● Tiene dificultad para aguardar su turno
● Interrumpe a los demás o se entromete en sus actividades

El diagnóstico del tipo con predominio de déficit de atención exige ≥ 6 signos y


síntomas de falta de atención. El diagnóstico del tipo hiperactivo-impulsivo
exige ≥ 6 signos y síntomas de hiperactividad e impulsividad. El diagnóstico del
tipo combinado exige ≥ 6 signos y síntomas cada uno de falta de atención e
hiperactividad-impulsividad.

Los médicos deben considerar si el niño es distraído por factores externos (es
decir, factores ambientales) o internos (es decir, pensamientos, ansiedades,
preocupaciones). Sin embargo, durante etapas más tardías de la infancia, los
signos de TDAH se tornan más definidos desde el punto de vista cualitativo; los
niños con el tipo hiperactivo-impulsivo o el tipo combinado suelen presentar
movimiento continuo de los miembros inferiores, ausencia de persistencia
motora (p. ej., movimiento sin objetivo y movimientos constantes de las
manos), habla impulsiva y una aparente falta de consciencia de su entorno. Los
niños con el tipo combinado exige ≥ 6 signos y síntomas cada uno de falta de
atención e hiperactividad-impulsividad.

Los médicos deben considerar si el niño es distraído por factores externos (es
decir, factores ambientales) o internos (es decir, pensamientos, ansiedades,
preocupaciones). Sin embargo, durante etapas más tardías de la infancia, los
signos de TDAH se tornan más definidos desde el punto de vista cualitativo; los
niños con el tipo hiperactivo-impulsivo o el tipo combinado suelen presentar
movimiento continuo de los miembros inferiores, ausencia de persistencia
motora (p. ej., movimiento sin objetivo y movimientos constantes de las
manos), habla impulsiva y una aparente falta de consciencia de su entorno. Los
niños con el tipo predominantemente de falta de atención pueden no tener
signos físicos.

El diagnóstico se lleva a cabo con una evaluación médica, una evaluación del
desarrollo y una evaluación educativa. Por lo general, el tratamiento incluye
farmacoterapia con fármacos estimulantes, terapia conductista e intervenciones
educacionales.
Las etapas del crecimiento y el TDAH

ETAPA PRE-ESCOLAR: Suelen ser inquietos e impulsivos, no respetan normas


y reglas y presentan conductas desafiantes. La conducta hiperactiva e impulsiva
se mantiene e incrementa a partir de los 4 años, siendo principalmente el motivo
inicial de la consulta a un profesional. En ciertas ocasiones pueden presentar
alteraciones en el sueño y el lenguaje.

ETAPA ESCOLAR: Las dificultades conductuales y en el aprendizaje


evidencian el trastorno y presentan también dificultades sociales y baja
autoestima. En esta edad no suelen ser bienvenidos por sus pares y en muchos
casos son apartados.

ADOLESCENCIA: Es una etapa de continuidad de algunos síntomas y cambios


en otros. Se suman las características propias de la adolescencia, las cuales se
ven potenciadas: conductas impulsivas, desorganización en el manejo del
tiempo y dificultades en los vínculos con los padres. Los niveles de
conocimientos académicos suelen encontrarse por debajo de lo esperado en
cálculo, lectura o escritura como consecuencia de la falta de tratamiento por los
síntomas primarios. Aquí es donde la hiperactividad motriz comienza a cambiar
por impaciencia e hiperactividad en el pensamiento. Pueden mostrar tristeza,
baja autoestima y desconfianza, lo que suele dificultar el vínculo con sus pares.

ADULTEZ: Debido a la falta de continuidad en los tratamientos, gran parte de


la población con TDAH continúa con algunos de los problemas que tenían
cuando eran niños y adolescentes. Un porcentaje muy bajo de las personas con
TDAH, entre un 10 y un 20%, llegan libres a la edad adulta de síntomas
significativos del trastorno.

Funciones ejecutivas. Estas son definidas como un conjunto de habilidades


cognitivas que permiten establecer objetivos, planificar, iniciar actividades,
autorregular el comportamiento, monitorear las tareas, seleccionar las conductas
y ejecutar acciones para lograr los objetivos.

TDAH en niños, niñas y adolescentes


Este trastorno, en mayor o menor medida, persiste a lo largo de toda la vida
dado que es crónico. Los niños, niñas y adolescentes que presentan TDAH
evidencian dificultades para establecer relaciones vinculares con sus pares,
déficit en la regulación emocional, específicamente en inhibición, regulación y
afrontamiento del enojo y la tristeza. “Asimismo son más propensos a presentar
dificultades en toma de decisiones, dado su déficit en control de impulsos, con
lo cual tienden a estar involucrados en una mayor proporción de situaciones de
riesgo, problemas interpersonales y comportamientos disruptivos en la vida
cotidiana que sus pares sin TDAH”, agregan los científicos. Sin embargo, al
mismo tiempo destacan que los niños, niñas y adolescentes con diagnóstico de
TDAH que realicen los tratamientos adecuados podrán compensar en gran
medida estas dificultades. Por este motivo es importante trabajar para superar la
mirada negativa que cunde sobre ellos. “Es fundamental acompañar sus
procesos, y no pensar que todo se debe al trastorno”, explican.

Tanto niños como niñas con TDAH presentan los mismos síntomas. Sin
embargo, desde el grupo señalan que el trastorno afecta de forma diferente a las
mujeres y a los varones. Las revisiones clínicas tienden a demostrar que se
diagnostican más varones que mujeres. Las niñas suelen presentar menos
conductas agresivas e impulsivas, tienen índices más bajos de problemas de
conducta, y una mayor probabilidad de mostrar síntomas de inatención en
contraste con los niños, en quienes predomina la hiperactividad, la impulsividad
y los comportamientos disruptivos. Los varones presentan mayor probabilidad
de tener problemas de aprendizaje y manifiestan dificultades en la escuela o en
actividades realizadas en su tiempo libre. Como consecuencia, las niñas llegan
con menor frecuencia a la consulta que los varones y, muchas de ellas, no han
sido diagnosticadas.

¿Qué es el TEA?

Los trastornos del espectro autista representan un intervalo de diferencias del


desarrollo neurológico que se consideran, a su vez, trastornos del
neurodesarrollo, que son las condiciones neurológicas que aparecen en la
primera infancia, por lo general, antes de entrar a la escuela. Estos afectan el
desarrollo del funcionamiento personal, social, académico y/o laboral. Los
trastornos del espectro autista son caracterizados por alteración de la interacción
social y la comunicación, patrones de conducta repetitivos y estereotipados, así
como un desarrollo intelectual desigual, a menudo con discapacidad intelectual.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada


100 niños en el mundo tienen TEA. El autismo es alrededor de 4 veces más
frecuente en los varones, sin embargo, actualmente se ha descubierto que el
autismo posee diferentes síntomas dependiendo si es niño o niña, dado que las
niñas están obligadas a socializar por lo que se dificulta diagnosticarlas.
Además, en la realizacion de estudios la gran mayoria son hechos por el sexo
masculino. Aun así en los últimos años, ha habido un rápido aumento del
diagnóstico de los trastornos del espectro autista debido a, en parte,
modificaciones de los criterios del diagnóstico.

En la mayoría de los casos de trastornos del espectro autista, se desconoce la


causa específica. Evidencia firme que avala que es un componente genético. Los
trastornos del espectro autista pueden manifestarse durante el primer año de
vida, pero, dependiendo de la severidad de los síntomas, el diagnóstico puede no
estar claro hasta la edad escolar.

El incremento de niños con TEA puede deberse a un mejor diagnóstico y


mejores definiciones del TEA. Este trastorno ahora incluye síndromes que
solían considerarse trastornos por separado:

● Trastorno autista
● Síndrome de Asperger
● Trastorno desintegrativo infantil
● Trastorno generalizado del desarrollo

Dos características principales describen los trastornos del espectro autista:

● Déficits persistentes en la comunicación y la interacción social


● Patrones repetitivos de conducta, intereses y/u actividades

Ambas características deben estar presentes a una edad temprana (a pesar de


que no se reconozcan en el momento) y deben ser lo suficientemente graves
como para afectar significativamente la capacidad del niño para funcionar en el
hogar, la escuela, o en otras situaciones. Las manifestaciones deben ser más
pronunciadas que las previstas para el nivel de desarrollo del niño y ajustarse a
las normas de las diferentes culturas.

Algunos niños no presentan síntomas antes de cumplir 1 o 2 años de edad.


Luego pierden repentinamente las habilidades del lenguaje o sociales que ya
habían adquirido. Los síntomas pueden variar de moderados a graves.

Una persona con TEA puede:

● Ser muy sensible en cuanto a la vista, el oído, el tacto, el olfato o el gusto (por
ejemplo, negarse a vestir ropa "que da picazón" y molestarse si se lo obliga a
usarla)
● Disgustarse mucho cuando le cambian las rutinas
●Repetir movimientos corporales una y otra vez
● Estar inusualmente apegado a los objetos

Los problemas de comunicación pueden incluir:


● Ser incapaz de iniciar o mantener una conversación
● Usar gestos en vez de palabras
● Desarrollar el lenguaje lentamente o no desarrollarlo en absoluto
● No ajustar la mirada para observar objetos que otros están mirando
● No referirse a sí mismo correctamente (por ejemplo, dice: "¿Quieres agua?",
cuando en realidad quiere decir: "Quiero agua")
● No señalar para mostrarle objetos a otras personas (normalmente ocurre en los
primeros 14 meses de vida)
● Repetir palabras o memorizar pasajes, como comerciales

Los problemas de interacción social pueden incluir:

● No hace amigos
● No participa en juegos interactivos
● Es retraído
● Es posible que no responda al contacto visual o a las sonrisas, o puede evitar
el contacto visual
● Puede tratar a otros como objetos
● Prefiere estar solo, en lugar de estar con otros
● No es capaz de mostrar empatía
Los problemas de respuesta a la información sensorial pueden incluir:

● No se sobresalta ante los ruidos fuertes


● Presenta sentidos de la visión, el oído, el tacto, el olfato o el gusto muy altos o
muy bajos
● Los ruidos normales le pueden parecer dolorosos y se lleva las manos a los
oídos.
● Puede evitar el contacto físico porque es muy estimulante o abrumador
● Frota superficies, se lleva objetos a la boca o los lame
● Puede tener una respuesta al dolor muy alta o muy baja

Los problemas relacionados con el juego pueden incluir:

● No imita las acciones de otras personas


● Prefiere el juego ritualista o solitario
● Muestra poco juego imaginativo o actuado

Los problemas de comportamiento pueden incluir:

● Actúa con ataques de cólera intensos


● Se dedica a un solo tema o tarea
● Tiene un período de atención breve
● Tiene intereses muy restringidos
● Es hiperactivo o demasiado pasivo
● Es agresivo con otras personas o se autoagrede
● Muestra gran necesidad porque las cosas se mantengan iguales
● Repite movimientos corporales

Todos los niños con trastorno del espectro autista tienen al menos cierta
dificultad para la interacción, en la conducta y la comunicación; sin embargo, la
gravedad de los problemas es muy variable.

El diagnóstico se basa en evaluación clínica, la pruebas de cribado incluyen el


Cuestionario de Comunicación Social, pruebas estandarizadas, y los
antecedentes de desarrollo y observación. El tratamiento consiste por lo general,
el tratamiento es multidisciplinario, y utiliza abordajes intensivos, de base
conductual, que estimulan la interacción y la comunicación. Además de los
medicamentos (p. ej., antipsicóticos atípicos) pueden ayudar a las
perturbaciones graves de conducta (p. ej., autolesión, agresión).

Las escuelas

El paradigma de la neurodiversidad ha cobrado relevancia en los últimos años.


Este se basa en que cada persona tiene diferentes capacidades y distinto
potencial para desarrollarlas y que las características cognitivas y emocionales
de los trastornos del desarrollo forman parte de las múltiples variaciones
conductuales posibles, considerando que el desarrollo neurológico atípico o
neurodivergente es una diferencia que debe ser reconocida y respetada como
cualquier otra variación humana. Dentro de la neurodiversidad se incluyen las
necesidades educativas de los estudiantes que presentan TDAH y TEA.
“Nosotros sugerimos trabajar en equipo con los profesionales a cargo del
tratamiento, pero de manera integral. No etiquetando y apartando al estudiante
con el diagnóstico, sino pensando en estrategias inclusivas. Focalizando en lo
que sí pueden sumar al grupo”, apunta CONICET.

En relación a la propuesta de una escuela que integre, Rebeca Anijovich en su


primer capítulo de Gestionar una escuela con aulas heterogéneas (2014) recoge
que, para que todos los estudiantes reciban una buena educación, hay que
garantizar tres niveles de igualdad educativa:

1. Igualdad de acceso Todos los estudiantes deben tener un


espacio para incluirse en la escuela.
2. Igualdad en el tratamiento Se deben ofrecer currículos, recursos,
educativo etapas obligatorias similares para
todos los alumnos, pero adecuándolos
al reconocimiento de las diversidades,
lo cual supone revisar la manera de
organizar la enseñanza y la
educación.
3. Igualdad de resultados Independientemente de sus
diversidades, todos los alumnos
pueden alcanzar buenos resultados.

El rol de los y las docentes

Los especialistas explican que el TEA y TDAH en la infancia supone un desafío


para los y las docentes, ya que deben saber tratar con ellos en el ámbito escolar
por lo que, es necesario que posean conocimientos, una actitud proactiva y
estrategias de enseñanza acorde a las características propias del perfil
neuropsicológico para favorecer un buen desempeño académico.

Los niños, niñas y adolescentes suelen pasar mucho tiempo en las instituciones
educativas en presencia de grupos cada vez más numerosos y allí es donde
muchas veces se manifiestan los síntomas propios del diagnóstico. En esas
ocasiones es importante que lo comuniquen a los equipos de orientación y a los
padres. “En caso de tener algún o alguna estudiante con el diagnóstico, es
relevante trabajar en conjunto con los equipos de orientación y profesionales a
cargo del tratamiento, para poder adoptar estrategias pertinentes y facilitar su
trayectoria escolar”, comentan. Algunas de las estrategias sugeridas por el
equipo de investigación son: dividir las tareas en partes, brindar más tiempo,
priorizar aquellas actividades que son más sustanciales, tolerar movimientos
ociosos que no los pongan en peligro, brindarse como modelo en la resolución
de conflictos, marcar logros y aspectos positivos, entre otras. Desde el grupo de
investigación se realizan talleres y capacitaciones para la comunidad educativa,
para facilitar herramientas a los docentes, y transferir los conocimientos que
producimos desde la investigación.

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