El Género Épico Griego y La Odisea
El Género Épico Griego y La Odisea
El Género Épico Griego y La Odisea
Religión griega
Está recogida en la Mitología. Mitología, es la historia que trata de la vida y hazañas de los dioses, semidioses y
héroes de la Antigüedad Clásica y pagana. No todo lo que se cuenta es mentira o ficción, ya que algunos hechos descansan
sobre fundamentos históricos y otros, incluso, fueron obtenidos del Antiguo Testamento.
La Mitología tuvo su origen en Egipto, Fenicia y Caldea. Hacía el año 2000 A.J.C., aproximadamente, Nino rey de
Babilonia hizo erigir en medio de la plaza pública la estatua de su padre y obligó a sus súbditos a que le ofrecieran inciensos
y plegarias.
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Los pueblos vecinos siguieron el ejemplo e hicieron lo mismo
con sus soberanos, legisladores, guerreros y grandes hombres. Pero
fueron los griegos los que embellecieron con ingeniosa concepciones
la Mitología. Sus dioses son ídolos maravillosamente concebidos; con
espléndidos cuerpos y cualidades excelsas; humanas en sus pasiones
y en sus deseos, a la par que elevadamente simbólicos en cada una
de sus características. Las fuerzas de la Naturaleza recibieron así
nombre y una veneración. Detrás de cada fenómeno, de casa astro,
había una voluntad superior, un dios. Estos dioses fueron humanos
en su forma y sus pasiones, pero tenían el don de la inmortalidad, de
la eterna juventud, vivían en hermosos palacios de cristal, oro y marfil, se alimentaban con ambrosía, bebían néctar,
representaban una idea, tenían sangre blanca (llamada icor). En fin, eran antropomórficos (tenían figura humana) y
politeístas (muchos dioses).
Dividieron a sus dioses en tres clases:
1.- Grandes dioses o dioses superiores.
2.- Dioses inferiores o de segundo orden.
3.- Semidioses.
La corte celestial, que habitaba en bellísimos palacios en el Olimpo, sobre el monte Ida, estaba formada por doce dioses
que podían deliberar entre sí. Estos eran: Zeus, Poseidón, Hades, Apolo, Hermes, Ares, Hefestos, Hera, Atenea, Afrodita,
Deméter, Artemisa. Se llamaban “selectos o escogidos” y compartían con las otras divinidades el privilegio de ser esculpidos
en oro, plata y marfil.
Los dioses inferiores o de segundo orden, se dividía en dioses campestres, del mar, domésticos y alegóricos. Los héroes
o semidioses eran hombres nacidos en un dios y una mujer mortal o viceversa.
En la lectura de las obras homéricas nos encontramos a veces los nombres de los dioses con la nominación griega
y otras, con la romana o latina. Por esto, es necesario que sepamos la correspondencia romana de estos nombres para
evitar confusiones; así mismo, la fuerza natural y la idea que cada uno de ellos representa.
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Mientras que en la obra épica no se manifiesta, deliberadamente, el alama del autor, en cambio sí se aprecia en forma clara
y constante la del pueblo: por esto, una obra de tal género tiene más carácter colectivo y social que subjetivo e individual.
Por lo tanto, aviva los ideales del pueblo; lo alienta en la lucha; lo consuela en su derrota e inflama su patriotismo, poniendo
u tenue o tupido velo de fantasía sobre la realidad.
La épica griega
La epopeya fue la primera forma de la poesía. Las guerras eran frecuencia en la extremidad del Mediterráneo, en
el punto de contacto de dos continentes: Asia y Europa. El relieve fragmenta cada región en cantidad de pequeños países
aislados; las innumerables islas del mar Egeo tienen cada una de ellas su vida propia. Así se creó en el territorio mismo de
la raza griega una cantidad de pequeñas soberanías independientes a veces rivales, a veces unidad contra el enemigo
venido de Europa o de Asia. Y cuando no guerrean los helenos se gozan en escuchar el relato de sus propias hazañas o de
las aventuras de sus antepasados.
Estos eran cantos épicos recibidos con acompañamientos de cítaras por los aedas o rapsodas en los festines o
grandes fiestas públicas. La tradición ha conservado algunos nombres diestros primitivos cantores: Lino, Orfeo, que con los
dulces acordes de su lira, amansaban las fieras, transportaban las rocas y civilizaban a los tracios: Anfión, que construía los
baluartes tebanos infundiendo vida a las piedras.
Hubo dos tipos de poesía épica: popular y erudita.
La épica popular es la que se compuso de tradiciones populares. Se hizo para ser recitada. Entre las obras de este
género más conocidas y valiosas tenemos: La Ilíada, la Odisea, el Cantar de Rolando y el Cantar de Mio Cid.
La épica erudita es imitación de la popular y está hecha para ser leída. Las mejores obras de este género son: La
Eneida, la Divina Comedia, Jerusalén libertada, La guerra civil, El paraíso perdido.
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solicitando hospedaje, alimento y vestido, recompensando a sus bienhechores con sus cantos. Además de la Ilíada y la
Odisea, se le atribuyen otras como el Margites, perdido; otros poemas épicos; la Batracomiomaquia o Batalla de las ranas
y los ratones, que se ha conservado; treinta y cuatro himnos religiosos y narrativos. Ya desde la Antigüedad surgió la
llamada cuestión homérica. Algunos le niegan la paternidad de sus obras y otros su propia existencia. De la Ilíada y la
Odisea llegó a decirse que era necesario distinguir en ellas los pasajes debidos a Homero de los interpolados con
posterioridad.
Modernamente sólo se le considera autor de dos poemas épicos en los que brilla la unidad
de estilo y de acción; en donde los personajes, magistralmente trazados se sostienen invariables
desde el principio hasta el fin. Los dos poemas son eternamente bellos. La Ilíada, donde se
perpetúa el recuerdo de las guerras sostenidas por los griegos en su expansión hacia oriente; está
llena de ímpetu heroico y de fragor de batallas. La odisea, que recoge fábulas y experiencias de
edades antiguas y de antiguas navegaciones; está penetrada de una nostalgia que mece el ritmo
de las olas. Si la Ilíada es la tragedia de dos pueblos y de dos tierras, la Odisea, es el drama de
un hombre y una familia. El primer poema narra grandes batallas en el llano que enmarca una
ciudad amurallada; el segundo evoca un accidentado viaje a través de mares e islas prodigiosas.
La Ilíada nos deja en el alma la imagen de Aquilea meditando la común desventura humana ante
los cadáveres del amigo y del enemigo, ante el anciano Príamo que llora, y el recuerdo de los
lamentos de los troyanos alrededor de la llameante pera de Héctor. Más consoladora es la impresión que nos deja la Odisea,
donde el héroe victorioso de los hombres, de los elementos y de los dioses, retorna a su patria, a su casa, a su familia y
sabores por fin la suspirada paz.
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La originalidad: Aunque los primitivos helenos recibieron algunos de los elementos de cultura de los orientales,
pudieron asimilarlos de tal modo que crearon una literatura mejor y una civilización que nutrió a las otras literaturas, sin
dejar de ser helénicas y originales.
La Belleza: además de la serenidad y originalidad de la belleza, lograron la perfecta armonía entre el lenguaje y el
pensamiento literario. Este unido a su brillante imaginación y la sobriedad de su lengua, dio como resultado la creación de
las obras maestras clásicas por excelencia y que han sido asombro de los siglos.
Pero aún no había sido concebida la belleza en forma filosófica; sino como algo “arrebatador”, origen y causa de
todos los raptos y arrebatos humanos y por natural decadencia de los robos y rapiñas. Esa belleza como ideal helénico
ocasiona el rapto de helena, origen primero de la guerra entre aqueos y troyanos. Y la belleza de Briseida y de Criseida son
la causa de los males que por miles acusó a los aqueos la ira terrible de Aquiles, el Pélida (Ilíada I). Y fue el amor a la
belleza lo que mantuvo encendida la ira de Aquiles lo que lo insensibilizó aun ante la muerte de miles y miles de aqueos.
Sólo la muerte de Patroclo lo hizo recordar su condición híbrida de divino y humano. Lo dominó lo humano, depuso la ira y
salió a enfrentarse con el paladín de los raptores de una belleza: Helena.
Además de estos dos ideales estéticos, los griegos tuvieron sus ideales éticos. En los poemas homéricos, lo trágico
y lo cómico del dilema humano están presentes; Homero inserta en sus héroes un ideal para resaltarlos. Por eso se
consideran estas obras como fuente más rica de instrucción moral, ética y guerrera, a pesar de que los poemas no son
didácticos.
Los valores éticos griegos fueron esencialmente siete:
1.- Areté: es el más alto valor humano; ideal de perfección constante buscado por los héroes. Encierra el concepto de
virtud moral, valor en la batalla, belleza física, fuerza física y habilidad en el ágora (claridad de pensamiento y sabiduría,
especialmente). La areté se aprecia bien Aquiles y en Telémaco, hijo de Ulises.
2.- Agatós: es poseer la bondad, la verdad y la belleza interiores. Platón decía que Sócrates poseía el agatós.
3.- Sofrosine: es la moderación; todo con medida. Todo se puede hacer, pero con medida.
4.- Deber: obliga al héroe a cumplir con su estado de líder. Ellos tenían una obligación ante el pueblo; se debían más al
pueblo que a sí mismo. Esto es lo que le reprocha Agamenón a Aquiles cuando no quiere volver a la batalla. El debía dar
ejemplo a los demás aun a costa de su vida. Héctor es el símbolo perfecto de deber y la antítesis es Paris. El que falta a su
deber, pierde el honor. Por eso la nobleza o el aristos exigía probar sus méritos personales para permanecer en la nobleza.
Paris, por ejemplo, pierde su nobleza al negarse a ir a la batalla.
5.- Cólera: Era un derecho del héroe. Al quitarle Agamenón a Aquiles la esclava Briseida, le ha quitado el honor. El llanto
es la expresión de cólera porque expresa el desequilibrio interior. Por eso Aquiles llora desconsoladamente a la orilla del
mar una vez que se han a Briseida.
6.- Venganza: es la búsqueda del equilibrio perdido. Es obligatoria dentro de la ética homérica, cuando es justa y correcta
para recuperar el honor. Pero debe haber límite al cobrar venganza; si se sobrepasa, se comete el pecado con la muerte
de su amigo Patroclo.
7.- Magnanimidad: es el perdón en la victoria; cuando se debe ser capaz de perdonar hasta lo imperdonable.
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Estructura de la obra
Es un poema épico de 12.110 hexámetros, distribuidos por los antiguos en 24 cantos o rapsodias. En la Odisea, Homero
narra la historia del regreso de Ulises desde el sitio de Troya a su hogar en Ítaca, y de la venganza contra los pretendientes
de su esposa Penélope. La obra se estructura en torno a tres núcleos: situación en Ítaca tras la marcha de Ulises;
Telémaco, su hijo, emprende un viaje en su busca (cantos I-IV); conjunto de aventuras de Ulises a la vuelta de la guerra
de Troya (cantos V-XIII); venganza de Ulises, con la ayuda de su hijo, y recuperación del trono (cantos XIV-XXIV).
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Homero sentó las bases de la literatura griega, y los griegos siempre acudieron a él en busca de inspiración y ejemplo. Pero
hay algo que es patrimonio exclusivo de Homero, y en que ninguno de sus sucesores ha podido emularlo: la amplitud
inmensa de la creación. Su mundo estaba limitado por los conocimientos de su época, pero lo pobló generosamente de
hombres y mujeres, y de la saga popular y el folklore hizo figuras y episodios que siguen hoy tan vivos como en los remotos
días de su existencia.
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II.- Comentario de textos.
A.- Lea el siguiente texto y conteste las preguntas:
“Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo
peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo
gran número de trabajos en su navegación por el Ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros
a la patria. Mas ni aun así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras. ¡Insensatos! Comiéronse
las vacas de Helios, hijo de Hiperión; el cual no permitió que les llegara el día del regreso. ¡Oh diosa, hija de Zeus!,
cuéntanos aunque no sea más que una parte de tales cosas. Ya en aquel tiempo los que habían podido escapar de
una muerte horrorosa estaban en sus hogares, salvos de los peligros de la guerra y del mar; y solamente
Odiseo, que tan gran necesidad sentía de restituirse a su patria y ver a su consorte, hallábase detenido en hueca gruta por
Calipso, la ninfa veneranda, la divina entre las deidades, que anhelaba tomarlo por esposo. Con el transcurso de los años
llegó por fin la época en que los dioses habían decretado que volviese a su patria, aunque no por eso debía poner fin a sus
trabajos, ni siquiera después de juntarse con los suyos. Y todos los dioses le compadecían, a excepción de Poseidón, que
permaneció constantemente irritado contra el divinal Odiseo hasta que el héroe no arribó a su tierra”. (Rapsodia I).
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4.- ¿Quién es Atenea y qué le pide a Zeus? Indique una transformación de la diosa Atenea para lograr sus objetivos.
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5.- Explique por qué el dios Poseidón está enojado con Odiseo. ¿Cómo lo castiga cuando sale de la Isla de Calipso?
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EPITETOS
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