Primera Propuesta
Primera Propuesta
Primera Propuesta
de justicia
Justicia
La palabra justicia procede del latín iustitia, que a su vez sirvió para traducir
el término griego dikaiosine, y que el derecho romano definió como «la
voluntad constante y permanente de dar a cada uno lo que le
corresponde». Esta definición recoge algunos elementos esenciales del
concepto de justicia, pero resulta demasiado vaga mientras no aclaremos qué
es “lo que corresponde a cada uno” y porqué. Veamos cómo responden a
esta cuestión algunas de las más relevantes teorías de la justicia social.
Platón sugiere que los guardianes, entre los que hay varones y mujeres, tengan en común todos
los bienes y formen una sola familia: así carecerán de ambiciones personales y sólo se ocuparán
del bien colectivo. En cambio, a los productores se les permitiría tener propiedad privada y familia
propia, pero estarían obligados a proporcionar todos los bienes necesarios para mantener a los
guardianes y para cubrir los objetivos civiles y militares de la sociedad.
En síntesis, Platón propone dar todo el poder
político a los más sabios guardianes, y distribuir los
bienes económicos de tal manera que tengan
prioridad los fines sociales frente a los individuales.
En cuanto a la manera de adjudicar las funciones,
propone que se haga conforme al talento natural
que muestren en los primeros anos el niño o la niña,
sin discriminación en razón de sexo. De este modo,
«los mejores» (en griego, aristoi) llegarán a los
puestos de mando, y se podrá alcanzar la armonía
social en que, según él, consiste la justicia.
Aristóteles: la justicia
como igualdad
proporcional.
Aristóteles relaciona esta noción de Justicia, con la de igualdad proporcional puesto que
cree que, en general, la justicia representa la idea de dar un trato igual a quienes sean iguales
y un trato desigual a los desiguales.
En las primeras décadas del siglo XIX, los fundadores del llamado socialismo
utópico, Saint-Simon, Owen y Fourier, entre otros, entienden que no es posible una
sociedad próspera y justa sin abolir la propiedad privada de los medios de
producción, o al menos restringirla radicalmente. Pero no creen que sea conveniente
intentar una revolución violenta, sino que ellos mismos crean comunidades justas
-cooperativas, fábricas-modelo, falansterios de Fourier, etc.- y promueven un tipo de
educación que inculque a las nuevas generaciones las virtudes necesarias para la
solidaridad y la armonía social.
En la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX se sitúan los clásicos del socialismo libertario o
anarquismo: Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Malatesta, Abad de Santillán. Para ellos, la justicia será el
resultado de un cambio profundo de las personas y de las estructuras sociales, que se producirá
sobre todo con la abolición del Estado y de cualquier tipo de opresión. Identifican la justicia con un
modelo de sociedad solidaria, autogestionaria y federalista, que sólo podrá hacerse realidad mediante
la lucha organizada de los trabajadores.
Según Rawls, en situaciones como las mencionadas, no existe un criterio independiente que nos
pueda decir qué es lo que es justo hacer, aunque sí procedimientos que nos pueden ayudar a
llegar a resultados equitativos. En lo que respecta a la elección de los principios de justicia, las
condiciones procedimentales imparciales conducen a lo que él llama un sistema de justicia como
“equidad”: se considera que los principios de justicia imparciales son los que resultarían de una
elección realizada por personas libres, racionales y autointeresadas situadas en una posición de
igualdad.
Para modelar estas condiciones recurre a la “posición original”. ¿Qué condiciones distinguen a
la posición original? La situación hipotética tiende a reflejar su intuición conforme a la cual la
elección de principios morales no debe estar supeditada a nuestras situaciones
particulares. Imagina una discusión entre individuos racionales, autointeresados, que se
proponen elegir por unanimidad los principios sociales que habrán de organizar la sociedad.
Estos sujetos están afectados por un “velo de ignorancia”: desconocen su clase social,
inteligencia, fuerza, raza, generación, concepción del bien o propensión psicológica, etc. En
definitiva, desconocen toda información que les permita orientar la decisión en su propio
favor: el velo de ignorancia es un test intuitivo de equidad. A tales seres imaginarios les supone
motivados por obtener los bienes básicos para satisfacer cualquier plan de vida. Bienes de tipo
social como la riqueza y de tipo natural como la salud o la inteligencia. Y la regla de racionalidad
utilizada por esos sujetos supone que les llevaría a optar por una alternativa cuyo peor resultado
sea superior al peor resultado de las otras alternativas. Cuáles son los principios de justicia que
resultarían escogidos en esas circunstancias:
1. Cada persona ha de tener un derecho igual al esquema más extenso de
libertades básicas iguales que sea compatible con un esquema semejante de
libertades para los demás.
Las empresas son las instituciones sociales que han cobrado mayor
protagonismo en el mundo moderno. La mayor parte de la economía
contemporánea está en manos de las empresas, y cuesta imaginar un futuro en
el que las empresas no tengan un papel importante que desempeñar. El hecho
de que sean instituciones con ánimo de lucro puede ser motivo de desconfianza,
pero, al mismo tiempo, es preciso reconocer que el afán de lucro no es ni debe
ser su única característica, ni la más esencial.
Las empresas suelen proporcionar bienes y servicios que la sociedad necesita. Si lo hacen bien, merecen su
recompensa y si lo hacen mal, deben rectificar o desaparecer.
Es imprescindible reflexionar sobre la empresa como un tipo de institución que forma parte de la realidad social de
nuestra época.
En lo que respecta a la actividad económica, y a la empresa como su institución básica, los desafíos más
importante en nuestro tiempo son:
1. La transformación del orden
económico: debemos ser capaces
de superar una economía
claramente injusta que condena a
la pobreza a millones de personas,
genera grandes desigualdades
sociales, crea inseguridad y guerras,
y amenaza con destruir los recursos
del planeta.
2. Respeto y mejora del equilibrio
ecológico: el aumento de la equidad
debe realizarse dentro de los límites
ecológicos. El planeta está amenazado
si seguimos con el actual ritmo de
producción y consumo. Los problemas
actuales de cambio climático, escasez
de agua, contaminación,
enfermedades, etc., son un síntoma
evidente del deterioro medioambiental.
3. Instauración de una gobernanza global: en un
mundo global, las consecuencias de la actividad
económica afectan a todos los habitantes del
planeta, sin excepción, tanto las generaciones
presentes como a las futuras. Por ello, es
necesaria una gobernanza global, es decir, un
sistema de gobierno a escala mundial, que sea
capaz de hacer frente a los problemas de la
guerra, la miseria y el deterioro ecológico. Ha de
ser una gobernanza que incluya la
responsabilidad no solo de los estados, sino
también de las organizaciones que componen la
sociedad civil, incluyendo las empresas.
Nadie nos mandó con la música a otra parte, pero el contexto social en el que estamos
parece que ha hecho de la indiferencia su sintonía.
Textos y vídeos
1. Adela Cortina: Aporofobia.
https://youtu.be/Kc92s05D8L8?feature=shared
https://youtu.be/ZODPxP68zT0?feature=shared
https://youtu.be/ZODPxP68zT0?feature=shared
4. Una modesta proposición. Jonathan Swift. Libro que se encuentra en internet. Sugiere una
solución para el problema del hambre que a algunos les puede interesar: los padres deben
vender a sus hijos a los terratenientes ricos para que se los coman.