Ensayo Sobre La Depresión
Ensayo Sobre La Depresión
Ensayo Sobre La Depresión
1 Introducción
Intentaré a través de este ensayo aportar algunos puntos de vista, estudios y enfoques que arrojen
luz sobre el problema de la depresión. Para ello recurriré a diferentes autores y corrientes de
pensamiento que ofrecen un abordaje del mismo desde mi punto de vista más acertado y que puede
resultar de mayor utilidad.
Considero fundamental abordar aspectos que nos lleven a comprender porque surge la depresión y
no así tratar de establecer nomenclaturas para definir sus efectos.
Si se comprende el origen, es posible proponer tratamientos alternativos a los que se han estado
utilizando hasta ahora, incluido en ciertos casos el uso de psicodélicos, pero en base a los
argumentos que ella plantea considero que esto no se sostiene de ningún modo.
Expongo a continuación algunas de las ideas que presenta Cecily Whiteley, en su artículo:
“Depression as a Disorder of Consciousness”. Para pasar en el siguiente apartado a desarrollar mi
planteamiento.
“En el Trastorno Depresivo Mayor (“TDM"), La persona deprimida informa de que se ha producido
un "cambio profundo" con respecto a la forma en que está "arraigada" en el mundo o en la realidad;
un cambio distintivo que está relacionado con el sentido elusivo en el que la depresión implica un
sentimiento de desapego del mundo y de otras personas.”
”Sin embargo, la utilidad empírica de esta observación fenomenológica para el diagnóstico y el
tratamiento de la depresión se ve seriamente limitada por el hecho de que actualmente no está claro
cómo dilucidar y estudiar empíricamente este cambio experiencial.”
Ratcliffe respalda una teoría fenomenológica de la depresión como "cambio existencial”
Este artículo esboza y motiva una nueva hipótesis sobre la naturaleza de la depresión que,
apartándose de Ratcliffe, da cuenta y explica la fenomenología distintiva de la depresión en
términos naturalistas.
“Se trata de la hipótesis de que cuando un individuo se deprime, sale de un estado de conciencia de
vigilia ordinaria y entra en un estado de conciencia global distintivo. Bayne et al. ([2016]) proponen
un marco conceptual alternativo para los estados globales de conciencia según el cual los estados
globales de conciencia son constructos multidimensionales medibles a través de varias dimensiones
diferentes. Tomando como punto de partida el rechazo de una concepción tradicional de los estados
globales que los entiende en términos de "niveles conscientes”.”
“La búsqueda de una lista exhaustiva de las dimensiones que enmarcan los estados globales de
conciencia sigue en curso. Sin embargo, la literatura reciente sugiere que existen varias familias de
dimensiones que caracterizan el espacio de los estados globales.” Estas dimensiones, que la autora
enumera en el artículo serían las siguientes:
“Dimensiones del espacio de estado global:
(i) Contenido sensorial (correspondiente a la intensidad y el volumen de los contenidos
experimentados (Bayne et al. [2016]) y la calidad de los contenidos conscientes (Fazekas y
Overgaard [2016]).
(ii) Contenido cognitivo (correspondiente al control y manipulación mental, capacidades
atencionales y concentración, capacidad (aumentada o alterada) para formular y distinguir
pensamientos novedosos (Bayne y Carter [2018]).
(iii) Dimensiones subjetivas relacionadas con la experiencia del sujeto de la unidad, el yo y el
tiempo (correspondientes a la experiencia del tiempo como detención o ralentización, una apertura
al pasado y al presente, experiencias alteradas del yo, el límite entre el yo y el entorno,
experiencias de "disolución del yo" y experiencias de desencarnación (Bayne y Carter [2018]).
(iv) Dimensiones funcionales (que corresponden a la medida en que la información puede
difundirse globalmente, tanto en términos de la capacidad a la que pueden difundirse contenidos
conscientes, como de la gama y el número de sistemas consumidores a los que puede difundirse
(Bayne et al. [2016]; McKilliam [2020])”
“Todas ellas coinciden con las caracterizaciones existentes de estados globales específicos, como la
caracterización del estado psicodélico ofrecida en (Bayne y Carter [2018]) “
“Sin embargo aún no se ha conseguido una explicación mecanicista de la depresión, como tampoco
existe una explicación establecida de los mecanismos neuronales que subyacen a los estados
globales de conciencia.
A pesar de que cada vez hay mas avances científicos y tecnológicos que pueden aportar luz sobre
estos temas como son la utilizan fMRI y otras técnicas de neuroimagen empleadas para detectar
cambios en los estados globales de conciencia. Me refiero a la posible aplicación de lo que se
conoce como “índice de complejidad perturbativa (ICP)", que utiliza la estimulación magnética
transcraneal (EMT) para activar interacciones distribuidas en el cerebro y medir su complejidad
algorítmica (Casali et al. [2013]; Sitt et al. [2014]; Schartner et al. [2015]; Hudetz et al. [2016])."
3. Análisis crítico y demostración de la hipótesis
Me parece interesante destacar antes de entrar en otras cuestiones, tener en cuenta varios aspectos
para abordar el problema de la Depresión y el desmesurado aumento de su incidencia a nivel global
en las últimas décadas. Para ello creo que es del todo acertado tener en cuenta el análisis que
desarrollan Allan V. Horwitz y Jerome C. Wakefield en su libro “The Loss of Sadness: How
Psychiatry Transformed Normal Sorrow Into Depressive Disorder” donde argumentan que la actual
conceptualización de la depresión en la psiquiatría clínica a menudo falla en distinguir
adecuadamente entre la tristeza normal y el trastorno depresivo. Sostienen que esto ha llevado a un
sobrediagnóstico significativo y a la medicalización de las respuestas emocionales normales o la
tristeza normal.
Y en este sentido cabe destacar que además el modelo capitalista, que impulsa la productividad a
toda costa, la competitividad y el individualismo pueden ser en gran medida el motivo de este
aumento de la depresión, además de la precariedad económica y laboral, la falta de recursos y la
desesperanza e impotencia de muchos individuos ante esas situaciones.
Presentan la “hipótesis de riesgo social”, que sugiere que la depresión puede haber servido como un
mecanismo para evitar la exclusión social. La depresión reduciría el comportamiento arriesgado y
aumentaría la sensibilidad hacia las señales sociales de exclusión, promoviendo comportamientos
que mantienen relaciones sociales críticas.
Se discuten los apoyos neurobiológicos para esta teoría, señalando cómo ciertas actividades
cerebrales y neuroquímicas pueden estar alineadas con las funciones adaptativas de la depresión.
Los autores revisan varios modelos que intentan explicar cómo las adaptaciones subyacentes a los
estados depresivos pueden conducir a estados clínicamente significativos de depresión bajo ciertas
condiciones de estrés o desajuste social.
También se exploran otras teorías evolutivas, como las teorías de la conservación de recursos y las
teorías de competencia social, que ven la depresión como una forma de conservar energía o manejar
las jerarquías sociales y el conflicto.
Finalmente, los autores sugieren que una mejor comprensión de los orígenes evolutivos de la
depresión puede ofrecer enfoques más efectivos para su tratamiento, enfocándose en las raíces
adaptativas y funcionales de los estados depresivos.
El artículo proporciona una visión integradora que combina teorías evolutivas con evidencia
neurobiológica y psicológica, ofreciendo una perspectiva amplia sobre cómo las características
aparentemente negativas de la depresión podrían haber tenido beneficios adaptativos en contextos
ancestrales.
Considero que este análisis viene a apoyar mi teoría de que la Depresión puede tener su origen en
mecanismos de defensa del individuo frente a un medio o una realidad que les resulta dolorosa.
En el artículo “Depression and the Phenomenology of Free Will” Matthew Ratcliffe explora
cómo la depresión afecta la experiencia de la autonomía y el libre albedrío, argumentando que la
depresión puede ser caracterizada por una alteración en la experiencia de la capacidad de acción que
afecta profundamente cómo las personas sienten y actúan en el mundo.
Ratcliffe expone cómo la depresión cambia la forma en que las personas experimentan su capacidad
de actuar y tomar decisiones. Señala que, a menudo, las personas con depresión describen una
pérdida de motivación y una sensación de incapacidad para iniciar acciones, incluso tareas diarias
simples. Esto sugiere una alteración fundamental en la experiencia de la capacidad de acción y el
libre albedrío.
El artículo examina la idea de que el libre albedrío es una experiencia fenomenológica, es decir,
algo que se siente de manera subjetiva. Ratcliffe explora cómo esta experiencia se ve comprometida
en la depresión, llevando a las personas a sentir que tienen menos control sobre sus propias acciones
y decisiones.
La depresión no solo reduce la capacidad de actuar, sino que también altera la manera en que se
perciben y se llevan a cabo las acciones cotidianas. Las tareas se vuelven más dificultosas y la vida
diaria se siente abrumadora y desprovista de sentido.
Ratcliffe utiliza ideas de fenomenólogos como Heidegger, para argumentar que la depresión puede
entenderse mejor como una alteración en el ser-en-el-mundo, un concepto que describe cómo nos
relacionamos existencialmente con nuestro entorno.
El entendimiento de la depresión como una alteración en la experiencia del libre albedrío podría
tener implicaciones importantes para el tratamiento. Ratcliffe sugiere que abordar cómo los
individuos con depresión experimentan su capacidad de actuar podría ser clave para desarrollar
intervenciones más efectivas, proponiendo que los tratamientos deben considerar la reconstrucción
de la experiencia del paciente de agencia y voluntad.
Creo que la teoría de Ratcliffe también sirve de fundamento a mi hipótesis de que hay que
profundizar en el conocimiento de como las alteraciones que se producen en los individuos con
depresión deben ser tratadas desde una perspectiva más holística y existencial, indagando en los
mecanismos que subyacen en esa perdida de motivación y voluntad, para reconstruirla.
Creo que en este sentido hay que considerar si habría que introducir cambios en los tratamientos
que desde las políticas de salud mental se vienen llevando a cabo y que a la vista de los datos
parece evidente que no sólo no están teniendo resultados positivos, sino que como señalan Víctor
Fernández de Castro y Miguel Núñez de Prado Gordillo en su artículo “Dinámicas sociales en la
explosión diagnóstica de la depresión.”, su incidencia se ha incrementado en los últimos años de
manera alarmante.
Este me parece un debate ineludible con vistas a plantear la necesidad de actuar en las políticas
educativas y de salud pública, así como en los tratamientos. A continuación expondré las
aportaciones que en este sentido hacen diferentes autores y que creo que son como digo
fundamentales.
2º Por otras parte Jonathan Y. Tsou en su artículo “Philosophy of Psychiatry” ofrece una revisión
comprensiva de las principales teorías filosóficas en psiquiatría, enfocándose en cuestiones como la
validez del DSM y los desafíos éticos en el tratamiento de trastornos mentales.
Tsou examina los fundamentos y críticas de la psiquiatría contemporánea, proporcionando un marco
para entender cómo se conceptualizan y tratan los trastornos mentales desde una perspectiva
filosófica.
3º Por su parte Sam Wilkinson en “Philosophy of Psychiatry” revisa diversas perspectivas sobre
los problemas fundamentales en la filosofía de la psiquiatría, incluyendo la naturaleza de los
trastornos mentales, la relación entre mente y cuerpo, y las implicaciones éticas de las prácticas
psiquiátricas.
Aborda las intersecciones entre filosofía, ética y práctica clínica, destacando la necesidad de una
evaluación continua de las bases conceptuales y morales de la psiquiatría.
Uso de Psicodélicos en el Tratamiento de la Depresión
4º También Jerome Wakefield en su artículo “The Concept of Mental Disorder On the Boundary
Between Biological Facts and Social Values” Wakefield ofrece una crítica a las definiciones
convencionales de enfermedad, sugiriendo que el concepto de “disfunción perjudicial” puede
ofrecer una base más sólida para la distinción entre salud y enfermedad. Propone que los trastornos
deben ser vistos tanto desde una perspectiva biológica (disfunción) como desde su impacto
perjudicial en el individuo.
En esta linea creo que resulta obligado señalar el trabajo del filósofo Peter Sjöstedt-Hughes. En su
libro “Philosophy and Psychedelics: Frameworks for Exceptional Experience”, Peter Sjöstedt-
Hughes explora la intersección entre la filosofía y el uso de sustancias psicodélicas, proponiendo un
marco conceptual para comprender las experiencias inducidas por psicodélicos y su potencial
terapéutico.
En su artículo “On the Need for Metaphysics in Psychedelic Therapy and Research”, Peter Sjöstedt-
Hughes aborda la relevancia de la metafísica en el contexto de la terapia y la investigación
psicodélica. Sjöstedt-Hughes propone que las experiencias metafísicas inducidas por psicodélicos
deberían integrarse y evaluarse con un enfoque metafísico, argumentando que esto podría aportar
beneficios adicionales a los pacientes en la terapia asistida por psicodélicos. Presenta una
herramienta denominada “Metaphysics Matrix” y un cuestionario asociado para medir
cuantitativamente estas experiencias en los ensayos clínicos.
Sjöstedt-Hughes sugiere que añadir una discusión y un esquema sobre opciones metafísicas durante
la fase de integración de la terapia psicodélica podría fortalecer la incorporación de las experiencias
psicodélicas, conduciendo a resultados más duraderos y positivos para los pacientes.
Clarifica que la metafísica no es misticismo, aunque comparten algunos aspectos. La metafísica se
basa en argumentos racionales y no solo en revelaciones, y puede proporcionar un marco más
comprensible y aceptable para los participantes que el misticismo por sí solo.
Explora cómo ciertas experiencias psicodélicas pueden ser vistas como intuiciones o experiencias
de sistemas metafísicos establecidos. Esta perspectiva puede ayudar a reconocer y valorar estas
experiencias como parte de un sistema lógico y filosófico.
Considero que esta aproximación podría ser especialmente relevante para entender y tratar
condiciones como la depresión, donde las perspectivas metafísicas sobre la experiencia y el sentido
del yo pueden ser cruciales.
4. Conclusión
A lo largo de este ensayo he tratado de aportar un nuevo enfoque para comprender y profundizar en
aspectos que me parecen fundamentales y que no se tienen en cuenta en el relato que presenta
Cecily Whiteley en su artículo, para abordan un problema de tanta trascendencia y alcance como la
depresión. En este sentido consideró esencial orientar la investigación en comprender porque se
produce esta “desconexión”, lo que Ratcliffe llama "cambio existencial” o “estado global de la
conciencia” utilizando el término que emplea la propia Cecily Whiteley y los síntomas asociados a
dichos estados. Creo que hay que considerar la posibilidad de que la psiquiatría clínica esté fallando
dado el alarmante aumento del numero de casos de depresión y suicidios que se producen en los
últimos años, bien por un sobrediagnóstico y medicalización de lo que debería situarse en el ámbito
de las respuestas emocionales normales o la tristeza normal, como señalan Jerome C. Wakefield en
su libro “The Loss of Sadness. O como señalan Víctor Fernández de Castro y Miguel Núñez de
Prado Gordillo en el artículo “Dinámicas sociales en la explosión diagnóstica de la depresión.” A
través del “efecto bucle” en las clasificaciones diagnósticas y la información pública sobre la
depresión.
En segundo lugar y con el objeto de orientar la investigación en comprender porque se produce esta
“desconexión”, lo que Ratcliffe llama "cambio existencial” o “estado global de la conciencia” he
aportado toda una serie de hipótesis y lineas de investigación llevadas a cabo desde diferentes
campos del conocimiento que creo coinciden en hacer hincapié en un enfoque más fenomenológico
y holístico.
Abriendo por último el campo a cuestionar y repensar los tratamientos y las políticas de salud
mental que se han venido aplicando hasta ahora y en ese sentido considero fundamental todas las
investigaciones que se están llevando a cabo desde la neurociencia, la neurotecnología, la
psicología, la filosofía.. etc… para comprender mejor el funcionamiento del cerebro y sus procesos
con la intención de mejorar los diagnósticos y tratamientos de enfermedades neurológicas y
psiquiátricas a través de una mejor comprensión de los mecanismos subyacentes de estas
condiciones, aplicando los nuevos conocimientos y tecnologías. Incluyendo la posibilidad de hacer
uso de los psicodélicos en ciertos casos, como he expuesto de forma clara en el desarrollo del
ensayo.
5. Bibliografía/Referencias
Allan V. Horwitz y Jerome C. Wakefield “The Loss of Sadness: How Psychiatry Transformed
Normal Sorrow Into Depressive Disorder”
Víctor Fernández Castro y Miguel Núñez de Prado Gordillo “Dinámicas sociales en la explosión
diagnóstica de la depresión”
Nicholas B. Allen y Paul B.T. Badcock “Darwinian models of depression: A review of evolutionary
accounts of mood and mood disorders”
Peter Sjöstedt-Hughes “On the need for metaphysics in psychedelic therapy and research”
Joseph LeDoux “The Emotional Brain: The Mysterious Underpinnings of Emotional Life”. 1996