Literatura Coleccionismo y Rechazo de La
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Literatura Coleccionismo y Rechazo de La
º 33 (15-32), 2022
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noticiosa (Quito: 1861-1862) para tener éxito ante las dificultades de
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disputa: 1780-1845”. Tesis de maestría, Universitat Pompeu la post crisis de 1859 quería ser vista como una élite cultural ilustra-
Fabra, Barcelona. da. Es una indagación que tiene a la prensa por objeto de estudio y
busca poner en el centro del análisis a los recursos a los que apelaban
los publicistas, condición que permite reconocer al mundo editorial,
publicitario y de los impresos como un espacio en el que sujetos y
grupos actuaban y experimentaban para cumplir sus objetivos a pesar
de las dificultades.
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Abstract 1. INTRODUCCIÓN1
This research explores the material, associative and content resources to El 15 de julio de 1862, la quinceava entrega de El Iris. Publicación li-
wich El Iris, publicación literaria, científica y noticiosa (Quito: 1861- teraria, científica y noticiosa (en adelante El Iris) publicó un artículo de
1862), appealed to succeed in the face of the difficulties of its editorial costumbres titulado “Libros perdidos”, el cual estaba firmado por Jénaro
context and to promote an intellectual community that in the post-crisis Muelán, pseudónimo del polifacético escritor Juan León Mera (1832-
of 1859 wanted to be seen as an enlightened cultural elite. It is an inquiry 1894). En el relato, un hombre viejo e ilustrado (Pascual) se lamentaba
that has the press as its object of study and seeks to place at the center of ante el joven Jenaro por el deterioro y pérdida de los libros que prestó
the analysis the resources to which they appealed to advertisers, a condi- a personas ignorantes que no siempre los devolvieron y que, cuando lo
tion that allows recognizing the publishing, advertising and print world hicieron, los dejaron en mal estado, con hojas faltantes y con anotaciones
as a space in which individuals and groups act and experiment to meet diversas en sus páginas. A través del personaje de Pascual, Mera expresó
their goals despite the difficulties. lo siguiente:
Keywords: history of the press, materiality of print, intellectuals, litho- En cuanto a los periódicos, ya es cosa bien sabida i de costumbre arrai-
graphs, circulation networks. gada en nuestra jente que no han de devolverse a sus dueños. Se sus-
cribe uno, vervbigracia yo; i como no a todos gusta invertir sus pesetas
en esto, que ellos denominan fruslería, es de verse cómo se me pegan
Resumo el dia del correo, con qué ansia me piden mi número de “El Nacional”
o “El Iris” i cómo le hacen circular en todo el pueblo a modo de mate
Esta investigação explora os recursos materiais, associativos e de con- de beber en funcion de indios, pues uno alcanza para todos rodando
de mano en mano, hasta que al fin dá con alguna descomedida que le
teúdo a que El Iris, publicación literaria, científica y noticiosa (Quito: estruja cual si fuera pañuelo de narices. Luego le critican, se mofan i se
1861-1862), recorreu para ter sucesso face às dificuldades do seu con- rien [¡como no han de hacer todo esto i algo mas si no quieren suscri-
texto editorial e promover uma comunidade culta que no pós-crise de birse!], mientras yo, su dueño lejítimo i poseedor de buena fé, estoi en
1859 queria ser visto como uma elite cultural. Trata-se de uma inves- ayunas de cuanto él contiene. No pocas veces me ha sucedido también
tigação que tem a imprensa como objeto de estudo e busca colocar no ver convertidas las hojas de un periódico en cucuruchos de guardar
semillas (Mera, 1862, pp: 254-255)
centro da análise os recursos aos quais os anunciantes recorreram e não
a precariedade, condição que permite que o mundo seja reconheciam o Las líneas del artículo de Mera nos sitúan frente a la circulación de
editorial, a publicidade e o impresso como um espaço em que sujeitos e periódicos de mano en mano como una práctica habitual que permitía
grupos agiam e experimentavam para atingir seus objetivos apesar das la lectura de personas de grupos sociales distintos. Más allá de la sá-
dificuldades. tira, si consideramos que Mera era agente de distribución en Ambato
Palavras-chave: história da imprensa, materialidade da impressão, inte- 1 Este artículo es resultado de actividades desarrolladas en el Área de Historia
lectuais, litografias, redes de circulação. de la Universidad Andina Simón Bolívar sede Ecuador (Maestría de investigación en
Historia y asistencia de investigación) y en la Universidad Nacional de Colombia en el
proyecto “Periódicos del siglo XIX: opinión pública y cultura política” (Código Hermes
Recibido: 01.12.2021 Aceptado: 14.05.2022 55268).
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de El Nacional y de El Iris, además de colaborador en este último, se El Iris, quincenario en el que Mera publicó “Libros perdidos”, muestra
puede interpretar que en el artículo expresaba un descontento ante una justamente un abanico de recursos para superar las dificultades y hacer que
dificultad: la circulación de mano en mano como factor que hacía poco el proyecto publicitario fuera exitoso no solo en términos comerciales, sino
atractivas las suscripciones ya que si era posible leer sin pagar ¿para también como dispositivo que impulsaba a una comunidad letrada cuyos
qué suscribirse? En segundo lugar, se puede también interpretar que miembros, después de la crisis de 1859, querían ser reconocidos como
la caracterización de El Iris y el Nacional como objetos que circulaban encargados de poner paz entre los discordes, tutores de los sectores popu-
“en todo el pueblo” era una estrategia de promoción para aumentar el lares y depositarios de la soberanía que la ilustración, según los mismos
número de suscriptores de ambas publicaciones al mostrarlas como ob- letrados, concedía (Ruiz, 2020, pp: 113-116). Era una comunidad letrada
jetos muy apetecidos que “todo el pueblo” quería conocer (Ruiz, 2020, que operaba más allá de los límites nacionales en formación, dejaba en
pp: 86-87). un segundo plano las diferencias entre tendencias políticas, tenía a Quito
como centro y enarbolaba la bandera de la unidad colombiana. De allí el
Efectivamente, los interesados en publicar periódicos en Ecuador a me- nombre Iris, sintagma que remitía a el iris de la paz y a el iris colombiano
diados del siglo XIX encontraban diversas dificultades que ponían en (la bandera tricolor).
peligro sus emprendimientos publicitarios. Algunas de estas dificulta-
des eran la escasez e inconstancia de suscriptores, las demoras en los Atendiendo las anteriores consideraciones, el presente artículo examina a
correos que llevaban el dinero recaudado en las agencias de distribu- El Iris en busca de sus recursos materiales y de contenido a los que apeló.
ción, el extravío de los periódicos, la pérdida de interés de los lectores Interesa reconocer las características que los recursos dieron al periódico y
y la falta de materiales para impresión. Conocedora sobre estas difi- cómo ellas impulsaron a la comunidad letrada. De esta forma, el presente
cultades, Ana Buriano (2020) sugirió que los publicistas ecuatorianos artículo busca contribuir en la comprensión sobre los impresos ecuatoria-
(impresores y editores) apelaron a diferentes recursos para sostener los nos en la post crisis de 1859 y sobre el universo de personas que los hacían
periódicos, atraer nuevos lectores, abrir mercados, conseguir apoyos, posibles.
obtener ingresos, vincularse a redes de distribución, etc.
2. El carácter literario como recurso para llegar a un público amplio y
En este orden de ideas, es necesario que los estudios sobre prensa vayan
vincular a sujetos de diferentes tendencias políticas
más allá de la enunciación de las bien conocidas dificultades y pongan
en el centro de la observación a los recursos a los que apelaron impre-
El Iris surgió el 20 de julio de 1861 y se extinguió el 31 de octubre de
sores, editores, colaboradores y agentes para hacer que los periódicos
1862 con su entrega número 20. Sus principales artífices eran: como editor
que promovían subsistieran, comunicaran, fueran leídos e intervinieran
y propietario de la imprenta que producía al quincenario (la Imprenta del
en las disputas por la opinión pública. Todo ello permite pensar en el
Pueblo), estaba el impresor, pintor, político local y arquitecto autodidacta
mundo editorial, publicitario y de los impresos ecuatorianos como un
ecuatoriano Juan Pablo Sanz (1819-1897). Por su parte, el joven poeta y
espacio en el que sujetos y grupos actuaban, experimentaban y busca-
pedagogo neogranadino que dirigía en Loja al Colegio de la Unión, Ben-
ban formas para que los objetos cumplieran su cometido a pesar de las
jamín Pereira Gamba (1834-1906), se encargaba de la redacción. Ambos,
condiciones adversas.
Sanz y Pereira, hacían parte de un círculo de tendencia liberal en el que
coincidían letrados, artistas y artesanos ecuatorianos y granadinos desde
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el momento político anterior, el periodo marcista (Borja, 2016, p. 205). Ningún otro periódico ecuatoriano entre los años de 1861 y 1862 priorizó
Este grupo previamente impulsó periódicos como La Democracia (Quito: la literatura sobre otros contenidos, condición que le concedió a El Iris
1852-1858), El Artesano (Quito: 1857-1859). y la Crónica del Colejio de cierta singularidad. Lo anterior no significa que los periódicos ecuatoria-
la Unión (Quito: 1860). nos fueran ajenos a la literatura; significa más bien que en ellos la literatura
no fue el centro, a diferencia de El Iris. Cabe mencionar que como señala
Cabe mencionar que El Iris existió durante los dos primeros años de vigen- Ana Buriano, la apertura de nuevos mercados para la literatura a través
cia de la Constitución de 1861 y en medio de un relativo consenso entre las de la prensa no fue un fenómeno ajeno al Ecuador (2020, p. 21), lo que
principales fuerzas políticas que temían la desintegración del país. En ese permite pensar en la incorporación de contenidos literarios, y todavía más
lapso de tiempo, las leyes ecuatorianas no contemplaron la censura previa en el carácter literario de El Iris, como un recurso de los periódicos para
y reconocieron el derecho a difundir opiniones por medio de la prensa, vincularse a un mercado en crecimiento.
pero tuvieron a los juicios de imprenta como mecanismos para sancionar
a quienes sobrepasaran los límites de la religión, la decencia y la moral Figura 1. Mapa de imprentas en Ecuador en julio de 1862.
pública (Buriano, 2020, pp: 23-46).
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Figura 2. Mapa de imprentas en Ecuador en 1862 diferenciado de la historia y también cercano lo que podría ser denominado
científico y geográfico. Esta condición permitió a El Iris dar a conocer mi-
crobiografías, cuadros de costumbres, descripciones geográficas, ensayos
(históricos, médicos), poemas, himnos, y otros formatos.
Precisamente, Benjamín Pereira Gamba empezó El Iris con un prospecto El carácter literario y el rechazo a las polémicas fueron recursos que le
que permite advertir lo ambicioso del proyecto publicitario y el lugar que permitieron a El Iris vincular a un nutrido grupo de letrados como colabo-
concedía a la literatura. El prospecto presentó a El Iris como una lectura radores. Por ejemplo, uno de los colaboradores fue el polemista conserva-
amena, variada, instructiva, coleccionable, al alcance de todas las clases de dor Fray Vicente Solano, quien previamente había manifestado sus reparos
la sociedad, llena de variados contenidos literarios y lejana de las disputas ante Benjamín Pereira Gamba, Belisario Peña y Francisco Ortiz Barrera al
ente tendencias políticas (Pereira, 1861a) La novedad de El Iris como pu- identificarlos como personajes tiznados de liberalismo que podían llegar a
blicación literaria no pasó desapercibida para el editor (Sanz) ni para el re- instalar en Loja una batería contra la creencia católica (Tobar, 1976, p. 41).
dactor (Pereira), razón por la cual informaron que era usual escuchar repetir Es cierto que la participación de Solano en El Iris no fue constante, pero allí
que “un periódico puramente literario i científico no puede sostenerse en el publicó una biografía sobre el clérigo guayaquileño José Ignacio Moreno
Ecuador”, pero que ellos creían que El Iris era el primer ensayo en ese géne- (1767-1841), lo que muestra la participación en el mismo espacio literario
ro y por eso debía ser protegido y estimulado para contribuir con las bases de sujetos que tenían diferencias desde tiempo atrás (Solano, 1862).
del monumento que se construiría a las artes, las ciencias y la literatura en
Ecuador (Sanz y Pereira, 1861, p. 17). Otro recurso que estimuló la reunión de letrados en El Iris fue ofrecer al
periódico como un medio o espacio de exhibición para los trabajos litera-
Existía en El Iris una concepción sobre literatura como factor de civili- rios de personas e instituciones interesadas en la instrucción y la literatura
zación y por ende como un elemento que concedía autoridad a quienes la (Pereira, 1861a). Fue un ofrecimiento también a establecimientos industria-
manejaran. Era una idea muy amplia sobre lo literario como un espacio no les, de instrucción y caridad, para abrir un campo de estímulo a la juventud
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literata. El ofrecimiento estuvo acompañado de la búsqueda de vínculos 2. La oferta de un objeto coleccionable y con litografías como un
con el gobierno garciano, la Academia Nacional en formación, sociedades recurso para circular y perdurar
literarias, sociedades religiosas, colegios, etc.
Presentarse como una publicación “puramente” literaria e intentar serlo, im-
plicó una serie de decisiones editoriales sobre la materialidad y contenido.
Cabe mencionar que el mismo grupo de tendencia liberal al que pertene- Estas decisiones hicieron a El Iris destacar. Por ejemplo, apeló a una exten-
cían Sanz y Pereira previamente apeló a la literatura y al rechazo a las po- sión de entre 20 y 24 páginas por entrega, mientras que los periódicos que le
lémicas para impulsar un proyecto publicitario que se denominó Crónica eran contemporáneos tenían una extensión que oscilaba entre cuatro y ocho
del Colejio de la Unión (Quito: 1860), el cual tuvo un carácter cultural e páginas. La extensión anticipaba un carácter cultural y la incorporación de
institucional, así como probablemente tuvo por modelo la Crónica men- contenidos no eventuales, lo que era confirmado por el uso de tapas por
entrega, un recurso que tenía como fin generar impacto visual en el lector y
sual: del colegio del Espíritu Santo (Bogotá: 1847-1851). Otro recurso hacer del impreso un objeto para perdurar y ser coleccionado.
compartido entre El Iris y la Crónica del Colejio de la Unión fue la re-
misión de los periódicos a sujetos que gozaban de prestigio y que, si no Cabe mencionar que el recurso de la tapa se mantuvo en El Iris, aunque
rechazaban la suscripción, eran considerados suscriptores (El Iris, 1862). varió en la séptima entrega por el cambio de la imagen que la adornaba
De esta manera, El Iris fue enviado a sus lectores ideales: letrados, polí- (figura 3). De una composición floral se pasó a una composición alegórica
ticos, burócratas, pedagogos, clérigos, abogados, médicos, militares y al- al conocimiento y la ilustración. A la par de estos cambios, El Iris cambiaba
los colores de sus tapas como estrategia para llamar todavía más la atención
gunas mujeres de familias prominentes. En simultaneo, El Iris publicaba de los posibles lectores. No era en todo caso el uso de las tapas algo nuevo
los nombres de los suscriptores como recurso para transmitir prestigio a ya que la Crónica del Colejio de la Unión (Quito:1860) apeló previamente
la publicación y estimular el interés de los lectores potenciales. a su uso, aunque con menos espacio y adornos.
Según las listas de suscriptores que El Iris publicó, la primera serie de Figura 3. Tapas por entrega de El Iris.
10 entregas contó con 121 suscriptores y la segunda con 122. Entre los
suscriptores de ambas series estuvieron funcionarios y dirigentes de go-
bierno, como Gabriel García Moreno (presidente de Ecuador), Mariano
Cueva (vicepresidente de Ecuador), Rafael Carvajal Guzmán (Ministro
del Interior), Carlos Aguirre (ministro de Hacienda) y Vicente Espino-
sa (gobernador de Chimborazo); sacerdotes como Miguel Santillana,
Tomás Noboa y Pablo Guevara; militares como Juan José Flores, José
Polanco, Julio Sáenz y Francisco Salazar. Es preciso indicar que solo
hubo ocho mujeres en listas: Carmen Bueno de Peña (esposa de Belisario
Peña), Virginia Cevallos (hija de Pedro Fermín Cevallos), Ana Luque de
Darquea (tal vez la esposa del militar Secundino Darquea o de alguno de
sus familiares), Cristina Pareja de Coronel, Manuela Gómez de la To-
rre, Dolores Espantoso de Norero, Natalia Canizares y Cristina Espinal
(Ruiz, 2020, pp: 62-63). El Iris, entregas 1 y 10. Fuente: Centro Cultural
Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit.
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La tapa de cada entrega hacía parte de una gran sección que El Iris denomi- Figura 4. Carátula del primer tomo de El Iris.
naba “forro”, un apartado que servía como envoltorio y no estaba destinado
a coleccionarse (El Iris, 1862). Este forro era la primera y la última hoja del
periódico. Identificaba a la publicación (título, ciudad, imprenta, periodici-
dad, costo, condiciones y agencias de distribución). Además, incluía seccio-
nes que no eran fijas pero que se encargaban de lo comercial, lo eventual y
lo pedagógico, consiguiendo de esta manera constituirse como un apartado
que estaba dirigido a pasar de mano en mano incluso entre no suscriptores,
ya que estaba previsto, y se esperaba, que por lo menos la sección de “lectura
popular” llegara a artesanos y sectores populares para instruirlos (El Iris,
1861).
El Iris intentó ser atractivo para los lectores mediante la entrega de conteni-
dos literarios y anexos dirigidos a públicos específicos. Mientras que el forro
cumplía la función de pasar de mano en mano, lo que no era el forro y recibía
la denominación de “texto”. Se trataba de las páginas que permanecían una Fuente: Centro Cultural Biblioteca
vez se extraía el forro. Este “texto” fue un recurso pensado para estimular el Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit.
coleccionismo ya que conformaba tomos, estaba planeado para ser encua-
dernado y funcionar como un libro (El Iris, 1862). Cada 10 entregas compo- Al parecer y como los suscriptores no llegaron a los doscientos, los
nían una serie editorial y cada serie editorial se esperaba que fuera un tomo. anexos de la segunda serie no fueron elaborados. En todo caso, cabe
mencionar que el taller donde se elaboraron las litografías fue el de
En este sentido, la sección coleccionable era un producto muy cuidado y que Juan Pablo Sanz, editor de El Iris. Era la primera oficina litográfica en
estaba destinado al disfrute, no a circular de mano en mano entre sectores Ecuador, fundada en 1857 por Sanz, aunque fue el joven Ignacio Gar-
populares. Se dividía entre contenido editorial, literario, científico y anexos. cés Ricaurte, estudiante del Colegio de la Unión en Quito y aprendiz
Estos últimos, los anexos, profundizaban la idea de colección como recur- de pintura en el taller de Toro Guerrero fue quien compuso las litogra-
sos para atraer suscriptores ya que eran anunciados como objetos que serían fías de El Iris (Lucano, 1897). La existencia de la oficina permitió a El
entregados a ellos al finalizar la serie editorial. La primera serie anunció la Iris apelar a la litografía como un recurso novedoso que tenía varios
entrega de una carátula para el tomo, un retrato y una vista litografiada, lo resultados: generaba expectativa entre los suscriptores y daba espesor
que efectivamente fue entregado entre la novena y la décima entrega me- al discurso mediante la combinación entre imagen y texto.
diante la respectiva carátula, un retrato de Miguel de Santiago y una vista
del Pichincha (figuras 4, 5 y 6). Por su parte, Para la segunda serie El Iris El retrato y la vista acompañaban textos sobre Miguel de Santiago y el
anunció la entrega de una carátula, un índice y si el número de suscriptores Pichincha (Mera, 1861; Pereira 1861b). Ambos escritos eran parte de
llegaba a doscientos, una publicación literaria de 64 páginas, dos retratos de la sección denominada “texto” y mostraban dos de los tipos de conte-
ecuatorianos ilustres, un paisaje y una canción litografiada (El Iris, 1862). nido de la sección coleccionable: “biografías de ecuatorianos ilustres”
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y “cuadros descriptivos del Ecuador”. Las primeras, las biografías, Figura 6. Vista del Pichincha
eran más bien microbiografías que presentaban descripciones, carac-
terizaciones, evaluaciones, anécdotas y relatos sobre personajes que
eran memorables por su aporte a la comprensión de la literatura, de
las artes, de las cosas sagradas y de la naturaleza. Estas biografías fue-
ron sobre Pedro Vicente Maldonado, Juan de Velasco, Juan Bautista
Aguirre, Antonio Alcedo, José Mejía, Miguel de Santiago, Eugenio
Espejo y José Ignacio Moreno. Por su parte, la sección de cuadros
descriptivos publicaba descripciones y caracterizaciones (cuadros de
costumbres, ensayos, poemas) sobre lugares emblemáticos con el fin
de reconocer y dar a conocer el territorio desde el paisaje, la historia,
la geografía y las experiencias de los autores de las narraciones en
Loja, el Pichincha, el Altar, Imbabura, el Machángara y Quito.
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diversidad de vínculos culturales, comerciales, familiares y de amistad entre miembros de la comunidad letrada que producía a El Iris las caracterís-
agentes y publicistas (Buriano, 2019, p. 257). Estas relaciones permitieron ticas intelectuales y patrióticas que ellos mismos atribuían a los sujetos
a El Iris tener en su última entrega 24 agencias distribuidas en 23 ciudades, ilustrados del pasado, moderando de paso el discurso de la igualdad
19 de las cuales se extendían en Ecuador por la sierra y la costa (figura 7). liberal, territorializando discursivamente el espacio ecuatoriano y fo-
mentando identidades americanas, colombianas. Al tiempo, los mismos
Figura 7. Mapa de agencias de El Iris en octubre de 1862. contenidos literarios esquematizaban e invisibilizaban a artesanos, mu-
jeres, negros e indígenas (Ruiz, 2020).
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Construção do conhecimento especializado: a história natural
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Michelle Andrade
Flacso-Ecuador/ Fundación Museos de la Ciudad - Quito
E-mail: mishu2gat@hotmail.com
Resumen
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