España Medieval - B

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ORGANIZAN

COLABORAN

PATROCINAN
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA
MUSEO NACIONAL DE HISTORIA, CASTILLO DE CHAPULTEPEC

CIUDAD DE MÉXICO
octubre de 2005 - febrero de 2006

SOCIEDAD ESTATAL PARA LA ACCIÓN CULTURAL EXTERIOR DE ESPAÑA

CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES / INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

LUNWERG EDITORES
BAJO EL ALTO PATROCINIO DE

Su Majestad El Presidente Constitucional


el Rey de España de los Estados Unidos Mexicanos
Una exposición de carácter histórico no es, sin más, la muestra inerte de un pasado. Su resultado debe
ser siempre la constatación de que los seres humanos pueden superar, y así han de esforzarse por lograrlo, las
distancias temporales que solo en apariencia los separan.

«España medieval y el legado de occidente» reflexiona en torno a los efectos que todo intercambio
cultural produce; es un testimonio de fecundos encuentros, diálogos e influencias. Viene a ratificar, una vez
más, que la Cultura y la Belleza custodian las grandes ideas humanas, permitiendo el retorno a lo mejor de
nosotros mismos, pues no otra cosa significa la palabra «dignidad». La profunda dignidad que entraña la fidelidad
de todo ser humano a su identidad histórica.

Que esta exposición abra sus puertas en México, cuando se cumplen 400 años del viaje simbólico de
Don Quijote, viene a dar mayor sentido a esta muestra; porque en el complejo escenario internacional de
nuestros días México y España, desde la compartida lengua cervantina y desde la conciencia de sus ciudadanos
de formar parte de una Comunidad Iberoamericana de Naciones, se sienten unidas por su común afán de crear
un mundo más justo, próspero y solidario.

Mi más cordial felicitación a las autoridades mexicanas que, al promover esta exposición, han sabido
entender con lucidez que en las raíces históricas y europeas de España se encuentra uno de los elementos
esenciales de México, de su cultura y concepción de la vida. Es esta también una ocasión en la que España ha
querido reafirmar la gran afinidad, el profundo afecto y respeto, que todos los españoles abrigamos hacia el muy
querido y admirado pueblo mexicano.
La reflexión sobre nuestra memoria histórica le da dirección y sentido a nuestro presente y al futuro que
estamos construyendo. No en vano generaciones de mujeres y hombres lucharon por alcanzar las libertades que
hoy disfrutamos.

Sin duda el conocimiento de sus esfuerzos ha sido inspiración para el desarrollo de formas de gobierno
más democráticas y de instituciones públicas más eficaces. Ha propiciado, también, una relación cada vez más
transparente y cercana entre el gobierno y los ciudadanos.

Nuestra evolución como nación no es el resultado de la suma de hechos aislados, es más bien producto de
un proceso rico y complejo en el que se ha forjado nuestra identidad nacional. Ésta se ha construido al reconocer las
múltiples vertientes culturales que confluyen en nosotros y forman parte de la gran corriente de la historia universal.

Entendernos como nación significa reconocer y aceptar nuestra realidad multicultural. Significa tam-
bién reconocer nuestro lugar dentro del inmenso mosaico de lo humano. Ese reconocimiento tiene una clara
genealogía. En aquel lejano amanecer del siglo XVI, España, apenas unificada, buscaba enriquecer sus hondas tra-
diciones medievales y, al mismo tiempo, se nutría a través del contacto con civilizaciones que le eran muy dis-
tintas. A partir de ese momento, México unió su brillante pasado prehispánico con las costumbres e institucio-
nes del último tramo medieval español.

Para entender mejor este periodo fundamental de nuestra historia, mi gobierno –a través del Consejo Na-
cional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia– estableció contacto con di-
versas instituciones españolas para invitarlas a que mostraran en nuestro país, con el Alto Patrocinio de la Casa Real
Española y del Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, una exposición integrada por casi trescientas obras
maestras representativas del medioevo hispano.

A nombre del pueblo y del gobierno de México, agradezco profundamente el gesto generoso de España
al permitir que, con la exposición «España medieval y el legado de occidente», los mexicanos tengamos acceso
a una de las vetas menos conocidas y más ricas de nuestra propia historia.

Los textos de especialistas españoles y mexicanos, así como un profesional trabajo de curaduría, desve-
larán a quienes consulten este libro cómo se configuraron nuestras costumbres, patrimonio artístico e institu-
ciones públicas, así como la singular forma en que el pueblo muestra su devoción religiosa, elementos todos
ellos vigentes en nuestro presente.

Para comprender lo que debemos cambiar y valorar mejor lo que deseamos conservar como núcleo de
nuestra nacionalidad, mi gobierno ha asumido el compromiso de difundir el conocimiento de nuestro pasado
sin cortapisas ni deformaciones. El libro que el lector tiene en sus manos es una muestra más de este compromi-
so. Es una muestra, también, de los profundos vínculos y del gran cariño que unen a España y a México.
M ostrar la memoria de los pueblos es un ejercicio obligado para entender su presente y seguir construyendo
su futuro. Esa evidencia resulta ineludible a la hora de reforzar los vínculos culturales entre países que, como Es-
paña y México, comparten mucho más que una densa trama de intereses y afinidades ante los desafíos del mun-
do actual. De ahí el valor de dar a conocer el origen de los procesos que han ido configurando nuestras realida-
des sociales e históricas, remontándose, si es preciso, hasta sus inicios más remotos. En ese sentido, resulta
esclarecedora la trayectoria cultural que ofrece esta exposición.

Siglos antes de que existiera la idea moderna de nación, cuando las identidades colectivas apenas habían aflora-
do a la conciencia de los pueblos, una gran estructura de poder se asentó en el solar de la última tierra conocida
hasta entonces en Europa, en la península poblada mucho antes por íberos, celtas, griegos y fenicios. Roma creó
la conciencia de Hispania, que se proyectaría a lo largo de la llamada Edad Media bajo sus versiones visigótica, is-
lámica, hebrea y de los diversos territorios cristianos, siempre nostálgicos de una unidad superior que conforma-
se su ineludible diversidad.

De ese conglomerado heterogéneo, marcado por anhelos y sueños comunes, nacería España. La aventura vital
que la engendró fue, en mayor grado aún que la protagonizada por otras grandes naciones europeas, una mezcla
continua de pueblos y culturas, que en la Península Ibérica resultó más intensa y persistente a lo largo del tiempo.
Aquel proceso, iniciado con la crisis de la Antigüedad romana, se prolongó desde finales del siglo XV a través del
gran océano hasta entonces apenas explorado, y configuró un Nuevo Mundo humano y cultural gestado también,
entre no pocas represiones e incomprensiones, por ese espíritu abierto a la integración de la sangre y las costum-
bres que denominamos mestizaje.

La presente exposición, organizada por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior y el Consejo Nacio-
nal para la Cultura y las Artes de México, con el concurso del Instituto Nacional de Antropología e Historia,
nos ofrece un recorrido sintético pero esclarecedor por los principales hitos de esa aventura secular. Las piezas ex-
puestas pueden contemplarse como otras tantas incitaciones a la reflexión sobre las raíces de esa realidad de vida,
de cultura, que constituye el más profundo y valioso patrimonio compartido por la gran comunidad iberoameri-
cana, a partir de un mestizaje al que, cada vez más, vuelve a tender el conjunto de nuestra civilización.

Los diversos estilos que se suceden en esta muestra, evidencian la incorporación progresiva de lo hispánico a los
valores del occidente europeo junto a la confluencia de las culturas cristiana, judía y musulmana, y reflejan la fuer-
za del encuentro entre ideas, gustos y sensibilidades como una lección de diálogo y entendimiento aún viva. Al-
gunos de los mejores logros de esa aventura se presentan ahora al público mexicano para profundizar en el cono-
cimiento de nuestras raíces comunes y seguir avanzando en la mutua cooperación de nuestros pueblos, objetivo
que constituye una prioridad de la acción política y cultural del Gobierno de España.

MIGUEL ÁNGEL MORATINOS CUYAUBÉ / Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación


CARMEN CALVO POYATO / Ministra de Cultura
U na de las mayores enseñanzas que nos ofrece la lectura de la historia –ya en libros y revistas, ya en las salas
de un museo– es que no existen procesos unívocos, monolíticos, unidireccionales; la vida del ser humano está fe-
lizmente llena de matices, paradojas y quiebres impensados.

En 1492, con la toma de Granada –el último reducto del Islam en la Península Ibérica– y la expulsión de árabes y
judíos, se busca constituir un Estado unificado alrededor de una misma religión y bajo una misma corona. Esta pre-
misa, eminentemente moderna, que coloca a España como un país –una confederación de reinos– en el concierto
europeo, junto con Inglaterra y Francia, está acompañada de la clausura de las corrientes culturales y migratorias
que durante los siglos de la Edad Media configuraron las artes y las formas de vida peninsulares.

Pero también, en ese mismo año, gracias a la voraz búsqueda de rutas comerciales, sucede lo que muy posible-
mente sea, a un mismo tiempo, el encuentro más fecundo de occidente y un choque traumático para los millones
de personas que vivían al otro lado del océano. Me refiero evidentemente a la llegada de los europeos al conti-
nente que habría de llamarse América. De este modo, España –y el resto de Europa– se abrió a una nueva pers-
pectiva del mundo: impensables culturas con sus lenguas, ritos, saberes, expresiones artísticas y todo un universo
de recursos materiales, se hicieron presentes en forma contundente y trastocaron el modelo y la organización de
vida de los conquistadores.

Por milenios aislada, y por ende con civilizaciones de raíces absolutamente originales, América fue para el español
del siglo XVI un reto, verdadero enigma que tuvo que ser resuelto sobre la marcha de la expansión militar y religio-
sa, de la consolidación del dominio. No es casual que ese territorio ignoto fuese a la par ariete que demolía viejas
creencias y campo donde proyectar el imaginario tradicional español, en un intento de comprender y organizar la
nueva realidad. Con la Conquista se superponen el pasado medieval y el presente renacentista.

Las huellas de este proceso son claras: Cortés legitima su gesta fundando un ayuntamiento en Veracruz, con lo cual
hace uso de una figura de origen medieval que los Reyes Católicos buscaban limitar, ya que la autonomía del ayun-
tamiento contradecía la centralización del poder. La organización militar –la empleada en las largas luchas contra
los árabes–; la división en señoríos y pueblos; los encomenderos y doctrineros como centros de poder terrenal y
espiritual; la propagación de la fe como eje de legitimación de la Conquista, son emblemas de la llegada a Améri-
ca de innumerables influencias multiculturales de la Edad Media hispana.

La exposición «España medieval y el legado de occidente» propone al visitante mexicano una incursión en una de
las vetas menos exploradas para explicar nuestras señas de identidad. Aún perdura en muchos la idea de que la
Edad Media fue un periodo oscuro e inmóvil. Esta muestra revela cuán erróneo es dicho prejuicio, presentando la
amplia riqueza de estilos artísticos y arquitectónicos –el románico y el gótico al lado del califal, el almohade y el na-
zarí– y cómo, gracias a los sabios y a los archivos de los reinos islámicos, España fue uno de los principales reservo-
rios del saber filosófico y científico de la Antigüedad, creadora ella misma de altísimas obras que perduran hasta
nuestros días y cuna de fervores expresados con estruendo en su enfrentamiento con el Islam, y calladamente en
rutas de peregrinación como la de Santiago de Compostela.

A modo de reconocimiento de que ésta también es una parte sustantiva de nuestro legado, dos de los principales
museos del país, el Nacional de Antropología y el Nacional de Historia, han formado un circuito con el fin de pre-
sentar las más de trescientas piezas que ofrecen esta oportunidad única de apreciar en sus huellas materiales a la Es-
paña medieval. Tierra en la que convivieron durante siglos las tres principales religiones monoteístas, puente entre
Europa y África y, al final de la Edad Media, también entre América y el Lejano Oriente. Hoy tenemos el privile-
gio de acercarnos a esa antigua España, diversa y contradictoria.

SARI BERMÚDEZ / Presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
E l dilatado periodo temporal que abarca esta exposición, aparece representado mediante una serie de obras
de singular valor artístico y testimonial que nos ayudan a entender la riqueza del mestizaje cultural fraguado en
el territorio de la antigua Hispania, antes de iniciarse el descubrimiento del Nuevo Mundo. A través de las dis-
tintas secciones de la muestra se pude seguir el proceso de formación de la España medieval, su vinculación re-
novadora a los valores del occidente cristiano, a la vez que nos permite apreciar ciertos hechos y realidades rela-
tivos al poder Real y aristocrático, al papel ideológico y cultural de la Iglesia, al progreso de las ciencias, las artes
y las letras, en un proceso evolutivo que, después de la desaparición del reino visigodo con la invasión islámica,
centra sus objetivos en la Reconquista del territorio peninsular, hasta llegar a la configuración de una nueva es-
tructura política, que hizo posible la gran aventura americana. A parir de entonces, el encuentro de occidente
con el Nuevo Mundo, a comienzos de la Edad Moderna, constituye el punto de inflexión de dos épocas y de dos
continentes cuyos límites, más allá de ideas y océanos, se diluyen ante la envergadura de su vivencia común.

El concepto de mestizaje, que subyace en la trayectoria histórica de la España medieval, ha sido utilizado con
distinta intensidad a un lado y otro del Atlántico para explicar o exaltar el origen y la formación de lo que hoy lla-
mamos comunidad iberoamericana de naciones. Pero, si bien pensadores de diversos países y planteamientos han
insistido desde hace mucho tiempo en la trascendencia y la excepcionalidad de la mezcla de sangres y aún de es-
píritus protagonizada desde el siglo XVI por los pueblos hispánicos, no se han resaltado quizás suficientemente los
orígenes de esos intercambios, sus logros y sus contradicciones en un proceso de larga duración, que permita ras-
trear el talante abierto a la integración de los pueblos peninsulares en el propio solar europeo desde la Antigüe-
dad y, de forma singular, a lo largo de la Edad Media.

La presente exposición, que la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior organiza junto al Instituto Na-
cional de Antropología e Historia, dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, nos
ofrece la posibilidad de recorrer, de acuerdo con exigentes criterios científicos y didácticos, la aventura de ese
mestizaje que, entre encuentros esperanzadores y eventuales desgarros, configuró el devenir de los pueblos de
España. Ese itinerario nos muestra la esencial pluralidad de unas identidades colectivas que, en parte, se proyec-
tarían tras el descubrimiento de América en otras tierras y horizontes, condicionando la historia posterior de las
naciones iberoamericanas, entre las que México destaca por su envergadura cultural e histórica.

La Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, que tiene entre sus objetivos prioritarios difundir la me-
moria de España en Europa y América, se ha comprometido en esta ambiciosa iniciativa que, en esta ocasión, per-
mite presentar ante el público de la gran nación hermana de México un aspecto fundamental del gran legado de
historia, arte y cultura que compartimos.

CARMEN CERDEIRA MORTERERO / Presidenta de la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX)
L as raíces culturales de occidente son, junto con las indígenas, afri-
canas y asiáticas, una de las ancestrales líneas genealógicas de la iden-
de imágenes, joyas, libros, música, teatro, muebles y vestimentas sa-
cerdotales; todo ello encerrado en templos y conventos, acompa-
tidad mexicana. Quizá, incluso, sea la más evidente, la que ha marca- ñando cruces, velas e incienso. La vida secular se inundó con las tec-
do los ritmos de nuestra vida cotidiana desde hace casi cinco centurias. nologías en torno a la producción del campo, la ganadería y sus
Sin embargo, es posible también que apenas sepamos que muchas de conductas trashumantes y de pastoreo; tecnologías mineras y de
nuestras maneras de ser y pensar tienen antigüedad medieval. transformación de metales; las artesanales ligadas a las haciendas y
minerales; la apertura de rutas comerciales, centros de peregrinaje y
Esta exposición invita a mirar hacia esa otra parcela de nuestro pa- ferias estacionales como factores de movimiento económico, junto a
sado a través de piezas selectas de los acervos históricos españoles. El una inmensa cauda de valores políticos y sociales, religiosos y mora-
primer asombro, quizá, surja de la familiaridad frente a objetos que les, mercantiles e industriales que reconocemos como propios.
pensaríamos distantes: veremos así el indudable reflejo de uno de
nuestros rostros milenarios. En el centro, verdadero motor de la historia, llegaron la moneda y las
formas de propiedad patrimonialista, el juego de los intercambios, el
La España medieval nos pone en contacto con el mundo latino y apego al cristianismo y la lealtad a la Iglesia y al Rey, todas ellas de
fue la España multicultural y diversa la que hacia el final de la Edad origen medieval que estructuraron el orden americano desde finales
Media vivió la expulsión del Islam de su territorio, el proceso de del siglo XV. América fue, entonces, una suerte de extensión del últi-
unificación de los reinos y la incorporación de la geografía americana mo capítulo de la Edad Media.
a la Corona de Castilla y León. Entonces occidente abrió su vertien-
te americana desde una España que encabezaba el ecumenismo ca- La exposición «España medieval y el legado de occidente» se dividió
tólico al tiempo que ajustaba sus tradiciones cristianas de raigambre en tres secciones que abren el milenario abanico cronológico, desde
medieval. Liturgias y maneras de rezar comunes a toda Europa desde el mediodía del siglo V –momento del derrumbe del poder imperial
el siglo XIII, símbolos político-religiosos (como el bautisterio, signo del romano y la consolidación de la monarquía visigoda—hasta la mi-
triunfo sobre los paganos y de vasallaje al rey cristiano), música, artes tad del siglo XVI, con la muerte de Carlos V y el comienzo irreversible
visuales. Hacia finales del siglo XV, esas características culturales de la mixtura cultural en Nueva España. Asimismo, la muestra se
atravesaron el Atlántico y, a lo largo de los siguientes tres siglos, de- dividió en dos sedes museísticas articuladas a manera de circuito ex-
linearon el rostro de lo que sería Iberoamérica. plicativo: mientras en el Museo Nacional de Antropología se exhi-
ben piezas relativas a la nobleza, el clero, la organización estatal, el
En México, el encuentro cultural fue violento. La Conquista trajo pensamiento político y la coexistencia cultural de las tres culturas de
consigo al monoteísmo y la veneración a los santos –culto a los la antigua España, en el Museo Nacional de Historia se muestran co-
muertos que se remonta a los primeros años de la Edad Media. lecciones que discurren sobre el encuentro entre dos mundos y el
legado medieval en Nueva España.
Otras costumbres de origen medieval también dibujaron el paisaje
americano desde el siglo XVI. Llegaron con los primeros españoles, Con poco más de trescientas piezas selectas, ambos museos invitan
como el sistema político fundado en la autoridad señorial; la organi- a la comparación y al excepcional diálogo histórico de las culturas
zación básica pueblerina en ayuntamientos; la encomienda –del uso matrices del México moderno. El Instituto Nacional de Antropolo-
feudal de la palabra latina commendare, acción de vasallaje–; la pre- gía e Historia ofrece una vía excepcional para que los hombres y mu-
eminencia de los religiosos como responsables de la moral social; la jeres mexicanos reconozcan las huellas primordiales de esa otra his-
parafernalia ceremonial, cargada de campanas, órganos y pífanos, toria nuestra, fragmento indiscutible de la memoria mexicana.

LUCIANO CEDILLO ÁLVAREZ / Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia
MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA. Universidad Complutense de Madrid. Academia de la Historia

BAJO EL SIGNO DE LA CRUZ:


la sociedad en los reinos cristianos
de la Baja Edad Media

LA HERENCIA DE LA RECONQUISTA Galicia, al oeste, hasta Castilla y Álava, al este, y que


sólo sobrepasaba la línea del Duero hacia el sur en su
A nte todo nos situaremos en el tiempo y el es- zona portuguesa, y, en tercer lugar, una franja al sur de
pacio proponiendo un esquema de periodización de la los Pirineos en la que se yuxtaponían el reino de Pam-
larga época medieval para plantear bien las cuestiones plona, el recién nacido reino de Aragón y los condados
que hemos de exponer y recordando cómo evolucio- de la Cataluña Vieja. En torno a 1265 había concluido
naron los repartos territoriales en la península Ibérica. la gran reconquista; pocos años después, entre 1297 y
Entre los siglos VIII y XI, la época de predominio de 1304, se producían los últimos ajustes de fronteras en-
al-Andalus, las luchas con los países cristianos del nor- tre los reinos cristianos: de al-Andalus sólo quedaba
te peninsular, aunque frecuentes y duras, son más bien Granada (los 30.000 km2 de la actual Andalucía orien-
un asunto interno, y en ellas los reyes de Asturias y tal); Portugal tenía el perfil que hoy conserva; la Coro-
León reivindican ya la herencia de la monarquía visi- na de Castilla y León, desde Galicia hasta Murcia,
goda. Desde mediados del siglo XI hasta mediados del agrupaba en sus regiones las dos terceras partes del te-
siglo XIII se produce la gran expansión territorial de la rritorio peninsular; mientras que los territorios de Na-
España cristiana, impulsada por los motores ideológi- varra, Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca apenas
cos de la Reconquista y la cruzada, y por su plena in- o nada han cambiado en su extensión. Es decir, la Es-
corporación al Occidente medieval, mientras que paña en la que vivimos hoy se hizo en aquellos siglos:
al-Andalus replica con la islamización radical bajo el en su territorio, en sus regiones –sólo Granada y Cana-
dominio de los almorávides y los almohades norteafri- rias son algo más recientes– y en su forma geohistórica.
canos. A partir del último tercio del siglo XIII, la época Los procesos de conquista y nueva población
de la Reconquista ha concluido y comienza la que de- produjeron algunas consecuencias notables. En el
nominamos Baja Edad Media, aunque la idea recon- terreno económico, la necesidad de organizar tierras
quistadora se mantiene con referencia al último reduc- a menudo vacías o subpobladas favorecería a veces
to andalusí, el reino de Granada, cuya existencia se las formas de explotación extensiva y móvil, basadas
prolonga hasta finales del siglo XV. en la ganadería, que antes habían surgido en la fron-
La comparación de dos mapas políticos de la pe- tera por necesidades militares, pero fueron más nu-
nínsula Ibérica, uno de en torno al año 1050 y otro de merosos los casos de colonización agrícola con me-
hacia 1300, permite entender la gran importancia de dianos y pequeños campesinos que tenían la tierra
los cambios ocurridos. A mediados del siglo XI existían: en propiedad o en «dominio útil» fijo y que constitu-
 Atarazanas de Barcelona. al-Andalus, aunque ya dividido en reinos de taifas; el yeron la columna vertebral de la nueva sociedad. Por
Páginas siguientes:
extenso reino cristiano de León, desigualmente pobla- otra parte, los españoles de entonces tuvieron con-
 Atarazanas de Barcelona. do y con diversas regiones bien singularizadas desde tacto desde muy pronto con fenómenos urbanos,
110 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media

mercantiles y monetarios de origen islámico, y esto plo la promoción de la caballería villana y los procedi-  Lonja de Palma de Mallorca
(detalle).
favoreció la formación de unas sociedades mejor mientos de atracción y asentamiento de campesinos
adaptadas que otras de la Europa feudal al predomi- en las nuevas tierras, aunque también es cierto que el
nio de la ciudad sobre el campo y a la economía mo- crecimiento de las motivaciones aristocráticas de la
netaria, a lo que, en el caso catalán, se añadió el guerra y del modo de vida caballeresco serían un apo-
ejemplo de las repúblicas mercantiles italianas. yo a procesos de señorialización del territorio y sus
En el plano social y cultural cabe destacar la im- hombres, sobre todo desde el siglo XIV.
portancia otorgada a la experiencia militar y la consi- El contacto con musulmanes y judíos produjo
deración de la actividad bélica como medio de vida, así efectos contradictorios, puesto que si, por una parte,
como la movilidad social algo mayor que produjeron hubo fenómenos de aculturación y costumbres de con-
conquistas y colonizaciones, de lo que son buen ejem- vivencia, por otra se mantuvo siempre clara la diferen-
Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media / 111

cia religiosa y de civilización, tanto hacia los judíos LA CRISIS DE LA BAJA EDAD MEDIA
–cosa habitual en el Occidente de la época–, como ha-
cia los musulmanes mudéjares que permanecieron en El estudio de las crisis y las transformaciones de
territorio cristiano, escasos en el ámbito castellano las sociedades europeas en la Baja Edad Media, des-
pero bastante numerosos en el valle medio del Ebro de finales del siglo XIII hasta finales del XV, suele
aragonés y en Valencia. Además, se produjo una exal- abordarse desde varios puntos de vista. El primero de
tación, mayor incluso que en otros países europeos, de ellos es socio-económico, y con frecuencia se centra
lo religioso como fundamento y justificación de las em- en el análisis de la crisis de la renta rural y de sus efec-
presas conquistadoras o de Reconquista, que se vino a tos en las aristocracias y en sus relaciones con los
añadir a las reivindicaciones de restauración de la mo- campesinos. El segundo se refiere a los procesos de
narquía hispano-goda, y que penetró profundamente concentración del poder político y el perfecciona-
en las mentalidades colectivas de unas sociedades que miento de los medios institucionales, fiscales y mili-
adoptaron el patronazgo de Santiago, convertido en tares, que desemboca en la consecución de nuevas
apóstol guerrero, o de san Jorge, y en las que la influen- formas de Estado. El tercero atañe a la crisis de la re-
cia eclesiástica alcanzó un desarrollo máximo. Por lo ligiosidad y de las jerarquías eclesiásticas en un am-
demás, ni la estructura ni las relaciones sociales y de biente que aspira a la reforma. Y el cuarto, en fin, alu-
poder fueron distintas a las de otras partes de Occi- de a los cambios en la sensibilidad y la creatividad
dente, salvadas estas peculiaridades propias de unas intelectual y artística.
tierras de frontera, cuyo peso es importante. En las explicaciones que se refieren a los aspec-
El fin del tiempo histórico de la Reconquista apa- tos económicos y sociales es necesario diferenciar y
rece con claridad entre 1265 y 1285. La revuelta de combinar elementos estructurales y coyunturales:
los mudéjares andaluces y murcianos de 1264-1265 y los primeros son «movimientos de fondo», que se
la primera invasión de los benimerines norteafricanos transforman, generalmente, en tiempos de media o
en la zona del Estrecho de Gibraltar, en 1275, pusie- larga duración, mientras que los segundos son episo-
ron fin al tiempo de conquistas y expansión territo- dios significativos ocurridos en tiempos cortos, que
rial. Las dificultades para continuar los procesos de podrían no haberse dado o haberlo hecho de otra
colonización y organización del territorio arrancan, forma concreta, pero que con su presencia han in-
en general, del último cuarto del siglo XIII. La agudi- troducido aspectos sustanciales en el devenir históri-
zación de los conflictos políticos y sociales también: a co. Han sido estos últimos los que antes percibieron
través de ellos comenzaba la búsqueda de nuevos los historiadores al constatar la existencia de coyun-
equilibrios en las relaciones de poder, pero en el seno turas catastróficas –hambres, guerras, epidemias– en
de unas monarquías que, después de la magna obra las que se expresaba la gravedad de la crisis, o se
institucional de los reyes del siglo XIII, encarnaban acentuaba con ellas, pero cuyo estudio no permitía
plenamente la idea de poder público y hacían partici- conocer los fundamentos y motivos profundos de su
par de él a los grupos sociales dominantes mediante existencia, por lo que un relato limitado a tales as-
relaciones pactadas, unas veces, de facto, y con fre- pectos sería insuficiente y superficial.
cuencia violentas, otras. Mientras tanto, el fin de la Hay que ir más allá de tales momentos críticos y
Reconquista y la estabilización territorial permitieron descubrir las características de una fase larga de con-
incrementar la presencia y los intereses de los reinos tracción demográfica y económica que se extendió a
españoles en otros ámbitos y rutas de relación econó- todo el siglo XIV y sus alrededores cronológicos. Al
mica y política: el Cantábrico y el estrecho de Gibral- mismo tiempo, cabe tener presente el hecho de que el
tar en el caso castellano, el Mediterráneo en el catala- sistema económico ha incorporado novedades positi-
no-aragonés, que, hasta la intervención en Sicilia vas de peso creciente en la Baja Edad Media: desarro-
desde 1282, había centrado su atención en los emira- llo de la economía mercantil y manufacturera, del
tos norteafricanos. mundo de los intercambios, de las sociedades urbanas,
112 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media

con uso cada vez más denso y rápido de la moneda, y llo paralelo de nuevos instrumentos monetarios y fis-
sujeto a nuevos sistemas de exacción fiscal. Estos as- cales en manos de los reyes, en general, pero no tan-
pectos del sistema económico, más sensibles a las os- to de otros poderes, ha sido una de las causas de la
cilaciones coyunturales, deben tenerse en cuenta para mutación: tal sería el caso de Castilla bajo Alfonso X
entender las consecuencias que en cada caso haya te- (1252-1284). El desarrollo del Estado monárquico no
nido la crisis de la «renta rural», porque influyen sobre es consecuencia de la «crisis del siglo XIV», como se
la economía agraria y son influidos por ella. En efecto, repite una y otra vez, sino que su origen anterior fue
merced a aquellos cambios y novedades, cuyo origen una de las causas de tal crisis.
arranca del siglo XII, se llegó a producir una reorgani- Y, en fin, añadamos que una explicación excesiva-
zación global de espacios y cierta flexibilización de las mente centrada en determinados elementos estructu-
relaciones económicas que afectó plenamente a la rales no permitiría valorar u otorgar importancia a su-
economía rural bajomedieval, tanto en la fase de rece- cesos concretos y, a menudo, imprevisibles en sus
sión como en la de expansión que vino después. Y, en características y desarrollo, como son las epidemias de
lo que se refiere al desencadenamiento de las altera- peste a partir de 1348 o, en menor grado, las malas co-
ciones monetarias y a la intensificación del uso de la sechas, las hambres y las guerras. Considerados como
moneda que sucede desde el último tercio del siglo XIII, historia-catástrofe, estos aspectos estarían así condena-
o a veces antes, forma parte del crecimiento de las ac- dos, sin remedio, a ser tan «evenemenciales» como los
tividades económicas citadas y, a la vez, de procesos de hombres que padecieron o murieron en ellos. Pero ¿hay
concentración del poder político. De modo que en to- que reducir a tan poco los efectos de la gran epidemia
dos estos aspectos nos hallamos más bien ante con- de peste de 1348 y de sus reapariciones en la segunda
causas socio-económicas de la mutación bajomedie- mitad de aquel siglo, así como de las guerras y perturba-
val que no están protagonizadas necesariamente por ciones que caracterizaron aquellos decenios? Es evi-
señores y campesinos. dente que convirtieron la crisis en catástrofe, pero tam-
Por otra parte, las transformaciones socio-políticas bién permitieron reaccionar a los supervivientes en
no deben entenderse como meras respuestas a la crisis términos económicos distintos y, al distorsionar los pro-
–dentro de un limitado abanico de posibilidades que yectos políticos ya en marcha, contribuyeron a facilitar
irían de la «refeudalización» al «feudalismo de Estado» a los poderes aristocráticos su adaptación al naciente
bajo diversas formas–, porque entonces se oculta la Estado monárquico y el control de sus instituciones e
consideración del grado de autonomía con que se pro- instrumentos de poder. Si no hubiera habido aquellas
ducen, y el hecho de que son también causas o con- grandes epidemias, es muy posible que no se hubiera
causas de la mutación, y no sólo consecuencias. Lo acuñado el concepto «crisis del siglo XIV» con el signifi-
mismo, o más todavía, en lo que se refiere a los cambios cado global que ha llegado a tener y que la transforma-
culturales y religiosos, que generalmente no son objeto ción bajomedieval hubiera dado lugar a resultados no-
de mención para explicar las razones y el desarrollo del tablemente distintos en muchos aspectos sustanciales y
gran cambio bajomedieval, concebido fundamental- con ritmos de cambio también diferentes.
mente como fenómeno socio-económico explicado
mediante determinadas categorías conceptuales que,
en su formulación más antigua, consideraban cada LA SOCIEDAD
época de la Historia con perspectiva teleológica, como
etapa, en este caso, de transición necesaria de un siste- La Baja Edad Media fue un tiempo de frecuentes
ma a otro. turbulencias y tensiones sociales, e incluso de modifi-
Sin embargo, una observación más amplia y ma- caciones parciales en la estructura de la sociedad. Las
tizada de la realidad permite apreciar, por ejemplo, causas profundas son, al menos, cuatro: depresión  Jaume Huguet.
San Jorge y la princesa.
cómo las transformaciones políticas y jurídicas del si- económica y demográfica generales, que se supera MNAC, MUSEU NACIONAL D’ART DE
glo XIII, en especial en su segunda mitad, y el desarro- mediante procedimientos muy diversos; desarrollo CATALUNYA, BARCELONA.
114 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media

del mercado y del uso del dinero, con incipientes


prácticas de capitalismo comercial y financiero; inte-
gración del poder político y de su reparto en torno a
la monarquía como primera forma de Estado; crisis
de los fundamentos ideológicos y morales que susten-
taban las relaciones sociales. El resultado no fue la
aparición de un sistema social nuevo, sino la perma-
nencia del vigente, que, renovado y fortalecido, con-
tinuaría su existencia histórica hasta el final del An-
tiguo Régimen político, en el siglo XIX, y en algunos
aspectos más allá de él. No hubo, por lo tanto, altera-
ciones sustanciales de la teoría y la realidad social,
pero sí fenómenos de cristalización de las jerarquías
basadas en ella y otros de marginación o exclusión:
predominaban las ideas funcionalistas, que definían
un orden social estamental en el que no cabían con-
cepciones evolutivas de la sociedad, aunque, como es
lógico, se tenía conciencia de las diferencias econó-
micas y de muchas situaciones de injusticia, a las que
se daba una explicación moral, no dialéctico-clasista:
bien eran abusos, bien pruebas enviadas a una socie-
dad teóricamente inmóvil, fundada sobre el recono- LA POBLACIÓN Y SU REPARTO  Retrato de Alfonso V
de Aragón, el Magnánimo.
cimiento de la posición y los derechos singulares de
MUSÉE JACQUEMART-ANDRÉ, PARÍS.
cada grupo o estamento, a cuyo frente estaba el nobi- Antes de entrar en el análisis de la sociedad es
liario-aristocrático, con sus funciones de mando y de- indispensable disponer de algunas referencias sobre
fensa, y también en la aceptación de una ciudadanía sus dimensiones demográficas. Se estima que Cata-
religiosa común que tenía como efecto principal la luña pudo superar el medio millón de habitantes an-
omnipresencia de lo eclesiástico y la primacía de ho- tes de las grandes epidemias, pero ya en 1358 habría
nor reconocida al estamento sacerdotal, en razón de su descendido a unos 425.000 y la pérdida continuó
función específica, en la que lo religioso dotaba de hasta el último cuarto del siglo XV. En 1497, después
contenido y justificación ideológica a todo el sistema, de quince o veinte años de recuperación, el número de
pero también producía otro efecto secundario, por- habitantes superaba en algo los 300.000, incluyendo
que en aquella situación era imposible la plena entra- los condados de Rosellón y Cerdaña, donde vivía en
da de los grupos no cristianos –judíos y musulmanes– torno al 13 % de la población. El reino de Aragón
en el cuerpo social común. tendría unos 200.000 habitantes a comienzos del si-
Las crisis bajomedievales produjeron, en defini- glo XV y 250.000 en 1495. En el reino de Valencia,
tiva, la renovación y estabilización de una sociedad donde muchas zonas rurales continuaron perdiendo
estamental que enraizaba en los fundamentos me- población en el siglo XV, en contraste con el creci-
dievales de tipo eclesiástico y aristocrático-feudal y miento de la capital, se estima una población de
asimilaba las nuevas realidades nacidas de los cam- 250.000 habitantes a finales de siglo, y el reino de
bios de todo género a que ya se ha aludido. La aristo- Mallorca pasó, siempre según datos de padrones fis-
cracia siguió, como grupo, dominando el poder y di- cales, de 45.000 a comienzos del siglo XV a 55.000 a
rigiendo las pautas de conducta e ideales colectivos, finales. Los libros de fuegos de Navarra, que se suce-
aun admitiendo en su seno una profunda renovación den entre 1330 y 1427, sugieren la presencia de unos
y diversificación. 80.000 habitantes en 1366, ya iniciado un proceso
Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media / 115

de descenso poblacional que no se invirtió hasta bien o a la concentración en menor número de núcleos por
entrado el siglo XV. Hacia 1500 se estima una pobla- motivos de racionalidad económica o, más a menudo,
ción de 100.000 habitantes, más otros 20.000 en la de pugna jurisdiccional: la política repobladora que
Tierra de Ultrapuertos, al norte de los Pirineos. muchos altos nobles castellanos, por ejemplo, llevan a
En la Corona de Castilla hubo un descenso de cabo en sus señoríos durante el siglo XV se efectúa en
población en la segunda mitad del siglo XIV, seguido parte a costa de lugares próximos del realengo, cuyos
de una recuperación demográfica que comenzó en vecinos emigran atraídos por ventajas fiscales o presio-
los primeros decenios del siglo XV, aunque con varie- nados por coacciones. De todos modos, las nuevas po-
dades regionales –parece que fue más intensa en la mi- blaciones de aquel siglo, que también se dieron en el
tad meridional– y que llevó a la población de la co- realengo, compensaron sobradamente en algunas re-
rona a unos cuatro millones de habitantes hacia giones el efecto de la despoblación del siglo XIV, por
1500, más otros 250.000 en el reino de Granada una ejemplo en la mitad sur de la Corona de Castilla, don-
vez que se produjo su conquista y la primera oleada de las menciones a nuevas tierras roturadas y puestas
de inmigración de colonos que se sumaron a la po- en explotación aumentan en época de los Reyes Cató-
blación musulmana autóctona. El reparto porcen- licos, al tiempo que ocurría el gran flujo de emigración
tual de esos cuatro millones de seres por ámbitos re- al recién incorporado reino de Granada (unos 35.000 o
gionales se puede estimar a finales del siglo XV, 40.000 colonos con sus familias entre 1486 y 1501).
aunque hay que advertir que dos siglos atrás sería En lo que se refiere a los núcleos urbanos, el hecho
bastante diferente, porque se concentraba entonces más característico del siglo XV fue el crecimiento de po-
mucha más población al norte del Tajo y, en especial, blación, incluso en territorios de población estancada
del Sistema Central. Hacia 1500, Galicia tenía el 7 % o en retroceso, sobre todo cuando el entorno agrario
de la población de la corona y Asturias el 2,2 %; los aseguraba un buen avituallamiento del mercado urba-
tres territorios vascongados el 3,9 % (la mitad en no y la acumulación en la ciudad de rentas de origen
Álava); León y Castilla al norte del Duero, el 24 %, y rural. En general, se consideraba que las condiciones
sus extremaduras, entre el río y el Sistema Central, mínimas de vida urbana comenzaban a partir de los
otro 16 % (cabe señalar que la población castellana doscientos vecinos o fuegos –en torno al millar de ha-
era casi dos veces y media mayor que la leonesa). Al bitantes–, aunque en localidades pequeñas o medianas
reino de Toledo le correspondía un 16,30 % y un el peso relativo de lo agrario seguiría siendo grande. Y,
8,17 % a la actual Extremadura; un 20 % a Andalu- además, emergían sobre un fondo de población rural
cía –sin el reino de Granada– y un 2 % a Murcia. muchísimo mayor, que comprendía al menos al 80 %
La población de la península a finales del de los habitantes, salvando las diferencias regionales.
siglo XV puede estimarse en unos 6.250.000 habitan-
tes, incluyendo un millón del reino de Portugal. Cas-
tilla, incluyendo Granada, tenía un 68,40 % de la po- ESTRUCTURAS ECONÓMICAS
blación sobre un 64,30 % del territorio peninsular. La
Corona de Aragón un 13,70 % sobre el 18,40 %. Por- Las producciones, rentas y trabajos agrarios eran
tugal el 15,90 % sobre un 15,30 % y Navarra, inclu- la base del sistema económico y de la organización
yendo Ultrapuertos, un 2 % tanto de la población social. En muchas zonas, además, la economía agra-
como del territorio. ria da lugar a un grado elevado de autoconsumo,
La distribución del poblamiento rural y urbano se muy dependiente de las fluctuaciones propias de
modificó en los siglos XIV y XV. En las áreas rurales cada año agrícola, aunque no se deba hablar de au-
hubo muchos lugares despoblados debido no sólo a las tarquía casi nunca. Por otra parte, un hecho relati-
mortandades provocadas por las epidemias sino tam- vamente nuevo de la Baja Edad Media fue la multi-
bién, y tal vez con mayor motivo, a la reconversión de plicación y, a la vez, concentración de puntos de
las explotaciones agrarias, al éxodo hacia las ciudades «economía urbana», con uso intenso de la moneda y
116 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media

de los instrumentos del mercado; estos puntos enla- pero ya entonces existían las estructuras que posibilita-
zan unos con otros formando redes de actividad e in- rían el crecimiento y el progreso del siglo XV, tiempo en
fluyen sobre un mundo rural de cuyas producciones el que se produjo una fuerte expansión que permitió a
y excedentes dependen pero al que comienzan a Castilla ejercer un papel destacadísimo en la hora ini-
transformar. Esta dualidad fue característica de la cial de la «civilización atlántica». La recuperación co-
economía durante algunos siglos, así como las pri- menzó ya en el primer tercio del siglo XV y fue seguida
meras medidas de política económica y las primeras de un crecimiento económico más fuerte hasta 1460.
prácticas mercantilistas y financieras unidas a ella. La salida a la crisis coyuntural de 1460-1462 fue mu-
No se puede estudiar la península como un con- cho más rápida que en otras tierras peninsulares, pese
junto económico homogéneo, aunque las activida- a las guerras y desórdenes del reinado de Enrique IV
des económicas se atengan a modelos semejantes y (1454-1474) en su último decenio, y así los Reyes Ca-
aunque, en el interior de cada reino, los poderes po- tólicos (1474-1504) pudieron desarrollar una política
líticos hayan procurado favorecer elementos de rela- muy costosa sin que se detuviera el movimiento ex-
ción y hayan proporcionado instrumentos de uso co- pansivo de la economía, al menos hasta la crisis, a la
mún, monetarios y de mercado. La evolución vez agraria y demográfica, de los años 1503 a 1507.
económica fue diferente, según el ámbito en que nos En el sistema económico castellano hubo un res-
situemos, tanto durante la depresión del siglo XIV peto principal a los intereses de los dueños de la tierra y
como durante la nueva fase de crecimiento que se del ganado: aristócratas y algunos grandes mercaderes
inicia ya entrado el siglo XV. del país y extranjeros que se beneficiaron de un auge
La manufactura textil y el comercio exterior cata- económico basado en premisas que, mucho más ade-
lán se desarrollaron en el siglo XIV y contribuyeron a lante, contribuirían a situaciones de estancamiento y
remediar o compensar las dificultades que el país su- arcaísmo; así, las formas de propiedad de la tierra y las
fría en otros ámbitos de la economía, al menos hasta relaciones sociales en torno a ella; el auge de la ganade-
mediados del siglo XV, a lo largo de coyunturas diver- ría vinculada a las peculiaridades de un comercio fun-
sas; sólo la guerra civil de 1462 produjo su ruina, e in- dado en la exportación de productos agrarios y prime-
cluso fue posible cierta restauración en tiempos de ras materias; las limitaciones marcadas a la actividad
Fernando el Católico, aunque las circunstancias del manufacturera, aunque también creció mucho en al-
gran comercio europeo estaban cambiando. Mientras gunos ramos, o la confianza que se otorgaba a unas dis-
tanto, en el siglo XV la importancia de Valencia como ponibilidades de oro mayores que las de otros países
centro mercantil y financiero creció mucho gracias a europeos, lo que permitía una peculiar política mone-
sus relaciones con las principales plazas italianas y taria y favorecía indirectamente al comercio exterior.
también con Castilla y Andalucía. Por el contrario, Es decir, las estructuras y actividades económicas eran
Mallorca apenas conservaba vestigios del esplendor parte y estaban en función de intereses sociales predo-
mercantil, artesano y marítimo que había alcanzado minantes y del diseño del sistema social en su conjunto.
en la primera mitad del siglo XIV, debido tanto a las
tensiones habidas en el ámbito rural como al control
de las finanzas y el comercio que ejercían los merca- LOS GRUPOS Y JERARQUÍAS SOCIALES
deres y acreedores catalanes.
La evolución castellana es singular en muchos as- Nobleza y aristocracia
 Salón de Embajadores del
pectos, aunque la gran extensión y variedad del país Alcázar de Sevilla.
permitía que convivieran zonas abiertas al comercio En el grupo social aristocrático no sólo se integra-
Páginas siguientes:
exterior por vía marítima, vinculadas a regiones inte- ba la nobleza de sangre, en sus varios niveles, sino tam-  Gil de Siloe.
riores agrícolas y urbanas ricas, con otras mucho más bién otras personas que compartían los privilegios y ca- Sepulcros de Juan II e Isabel
de Portugal (detalle a la
aisladas o marginadas. Las crisis económicas y pobla- racterísticas propias del estamento, aunque todavía no izquierda).
cionales del siglo XIV tocaron fondo en 1391-1393, hubieran dado lugar a linajes nobles. Era el caso de Cartuja de Miraflores, Burgos.
Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media / 119
122 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media

muchos caballeros en Castilla. Tales características ner unido por vía hereditaria el conjunto de patrimo- Páginas anteriores:
 Claustro gótico-mudéjar
son, ante todo, la percepción de renta de origen agra- nio, rentas y privilegios, concentrándolo en lo posible del monasterio de
rio –las aristocracias, junto con las instituciones ecle- en un solo heredero, cosa que se consiguió especial- Guadalupe, Cáceres.
siásticas, son las principales propietarias de la tierra–, a mente en Castilla con el procedimiento de vinculación
lo que se añade la participación, más o menos indirec- sucesoria conocido como mayorazgo, utilizado prime-
ta, en la comercialización de los productos agrícolas y ro por la alta nobleza y autorizado, desde 1505, a la pe-
ganaderos. Como otra prerrogativa del grupo era su queña nobleza de las ciudades y villas.
protagonismo político, podía tener gran importancia la El linaje, y la clientela en torno suyo, era, por lo
renta procedente, en ocasiones, del ejercicio de las ac- tanto, una red de solidaridades que incluía a los
tividades militares o, con mucha mayor frecuencia, los miembros de la misma sangre, incluso cuando el lina-
ingresos procedentes de la participación en el poder je había dado lugar a varias casas y en su seno a mu-
político y en sus rentas, tanto en las instituciones regias chas familias conyugales o cortas, a sus criados, alle-
como en los señoríos de los que son titulares los nobles, gados y vasallos, en torno a la autoridad del pariente
en las administraciones municipales y también en las mayor y una simbología compartida (heráldica, casa
eclesiásticas, en especial en las órdenes militares, o en solar, memoria genealógica, etc.). Los bandos y par-
altos cargos eclesiásticos ejercidos frecuentemente por cialidades en lucha por el poder solían fundamentarse
personas de la nobleza. en alianzas y enemistades de base familiar, y los reyes,
A la situación específica relativa a las formas de que compartían aquellos ideales y participaban de la
percepción y concentración de renta se añade, como situación como primeros nobles del reino, aceptaron
singularidad del grupo, su carácter privilegiado, el con- y fortalecieron aquel estado de cosas, aunque, como
junto de honras, franquezas, libertades y exenciones –ex- responsables máximos de la res publica, combatieran
presiones tomadas de documentos de la época– que se abusos y procuraran que no produjese deterioro del
les reconocían, aunque en diverso grado, en un orden poder real efectivo.
social basado en los principios de jerarquía y desigual- Las características sociales del grupo noble se ex-
dad regladas, donde la función guerrera y política de la presan a la perfección en los ricos hombres o grandes
aristocracia justificaba su preeminencia: exención de de la Castilla del siglo XV, situados al frente de linajes
impuestos directos, honores incluso en el tratamiento cuyo crecimiento se había producido a lo largo de las
procesal y penal de sus delitos, licencia, expresada en oleadas de promoción nobiliaria ocurridas en tiempo
las leyes suntuarias que emiten los reyes desde el si- de los reyes de la Casa de Trastámara, desde 1369, aun-
glo XIII, para usar paños, vestidos, joyas y adornos ve- que el origen de muchos linajes era anterior pero, sin
dados al resto de la población, y para consumir más en duda, hubo una amplia sustitución de la alta nobleza
la organización de fiestas y banquetes. de los siglos XII y XIII (nobleza vieja) por otra nueva, be-
Y es que la identidad aristocrática se manifestaba neficiaria de la enorme multiplicación de los señoríos
a través de unas pautas de comportamiento, de men- jurisdiccionales nobiliarios –que llegaron a englobar
talidades e ideales propios de la caballería como forma más de la tercera parte del territorio y de la población
de vida, elaborados en todo Occidente en los siglos an- del reino, superando en muchas regiones a los más tra-
teriores y que encontraron en las aristocracias bajome- dicionales de las sedes episcopales, monasterios y órde-
dievales españolas una acogida entusiasta. Su práctica nes militares– y de los títulos de conde, marqués y du-
no era sólo una cuestión individual, sino parte de una que, que eran una cincuentena hacia el año 1500. Las
red de relaciones del grupo, entre sus miembros y con casas principales de la alta nobleza castellana acumu-
el resto de la sociedad. En el primer aspecto, la tenden- laban por entonces rentas anuales de entre 25.000 y
cia general llevaba a organizar o consolidar linajes de 50.000 ducados.
raíz patrilineal como mejor medio para asegurar la soli- También en la Corona de Aragón y en Navarra
daridad, asignar funciones a los varones y mujeres que se renovó la alta nobleza y consolidó su poder políti-  Retablo mayor de la
se integraban en él, ejercer el poder político y mante- co y económico, aunque en circunstancias diversas catedral de Sevilla.
124 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media
Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media / 125

 Retablo mayor de la capilla del Condestable (detalles). Catedral Primada, Toledo.


126 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media

en cada caso: en Navarra y, sobre todo, en el reino de Grupos sociales urbanos


Aragón, la jurisdicción señorial de los grandes nobles
no tenía el contrapeso de una autoridad monárquica Ciudades y villas eran entes jurídicamente dife-
fuerte y llegaba al máximo de su poder sobre los cam- renciados de buena parte del mundo rural, sobre todo
pesinos sujetos a ella. En Cataluña, los nuevos casa- del sujeto a régimen señorial, aunque también es cier-
les de ric hòmens habían ido surgiendo desde media- to que muchas tenían jurisdicción sobre alfoces o tér-
dos del siglo XIV, tras la extinción de casi todas las minos y tierras rurales más o menos extensos, en los
casas condales y vizcondales clásicas, mientras que que se alzaban pueblos y aldeas. Así, aunque es posible
en Valencia la promoción de algunos linajes de la definir bien a los grupos sociales que las habitan, tam-
alta nobleza con señoríos de importancia es algo más bién hay que tener presente que la ciudad no era una
tardía, pero había muchísimos pequeños enclaves se- isla separada totalmente del campo, además de que vi-
ñoriales dotados de una jurisdicción limitada, en es- vían en ella grupos dedicados a actividades agrarias y
pecial desde el segundo tercio del siglo XIV. aristócratas cuyas rentas procedían del mundo rural.
La media y baja nobleza, junto con los caballeros Pero, dicho esto, es evidente que las sociedades urba-
que aún no habían consolidado una situación nobi- nas tenían sus propias características: dedicación eco-
liaria, era el nervio político de la Corona de Castilla, nómica a la artesanía, el comercio y los servicios, lle-
puesto que dominaba el poder en las ciudades y villas vada a cabo en espacios muy reducidos; mayor peso de
después de los enfrentamientos con el común de ve- la riqueza mueble y de las diversidades profesionales
cinos ocurridos entre 1265 y 1325 y de la instaura- en los fenómenos de estratificación y movilidad y en
ción de las asambleas de gobierno restringidas o regi- los conflictos sociales; situaciones de marginalidad
mientos por Alfonso XI. A través de aquellos niveles más frecuentes y variadas.
medios y bajos de la aristocracia se articulaba la ac- El estudio de los censos o padrones de vecindario
ción política de los reyes y los grandes nobles y se di- que se conservan, casi todos del siglo XV, y que se refie-
fundían los ideales de vida y de organización nobilia- ren a unidades familiares (fuegos, hogares), no a indivi-
rios. Se estima que en torno a un 10 % de la población duos, permite comprobar que sólo el 3 % de los vecinos
estaba formada por hidalgos, caballeros nobles y formaba parte de las élites urbanas, por término medio,
otros que no tenían por qué serlo necesariamente como caballeros y hombres buenos en Castilla, o como
(caballeros de gracia o merced real, vecinos de ciuda- ciudadanos honrados y grupos afines en la Corona de
des que, por su nivel de riqueza, estaban obligados o Aragón, miembros de la llamada mano mayor. En tor-
apremiados a mantener caballo y armas, de ahí su no al 20 o 25 % estaba en niveles medios de riqueza y
nombre de caballeros de cuantía o de premia, y escude- disponía de una posición profesional sólida, como
ros de diversa condición). Las regiones del norte, de maestros artesanos de algunas profesiones, mercade-
Guipúzcoa a Asturias, eran las que tenían mayor nú- res, profesionales liberales, etc.; era lo que a finales de
mero de pequeños nobles o hidalgos, a menudo de la Edad Media se denominaba medii, medianos o mano
modesta condición económica, mientras que los ca- mediana. El resto, el 70 %, era artesano, comerciante,
balleros se concentraban en localidades de ambas asalariado en situación de empleo estable pero sin ape-
mesetas y Andalucía. El mismo fenómeno –mayor nas capacidad de ahorro, lo que les dejaba fuera del re-
densidad nobiliaria en el norte– se daba en los otros parto de impuestos directos, pero también eran veci-
reinos (infanzones navarros y aragoneses, cavallers de nos (mano menor, menuts, gente de pequeña manera): por
la Cataluña Vieja); aquella pequeña nobleza rural fue debajo de ellos se sitúan quienes no han alcanzado tal
la que más padeció los efectos de la crisis, con la sin- condición y viven en casa de otros como parte del ser-
gularidad de que, además, en las ciudades domina- vicio doméstico o forman parte de grupos marginales.
ban otros grupos aristocráticos cuya diferenciación El nivel de riqueza y la situación profesional eran, por
jurídica y de intereses con respecto a ella era mucho lo tanto, criterios básicos de descripción del orden y la
más nítida que en Castilla. jerarquía sociales del vecindario. Además, en la ciu-
Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media / 127

dad, sin formar parte plena del vecindario, vivía buena


parte del clero, cuyos niveles de riqueza eran muy va-
riados: nobles –avecindados en Castilla, pero no, ge-
neralmente, en la Corona de Aragón–, minorías de ju-
díos y musulmanes súbditos de los reyes y, a veces,
grupos de mercaderes de otros países.
La cúspide de las sociedades urbanas estaba for-
mada por aquellas élites, aristocracias o «patriciados»,
dueñas de casi todo el poder político local, de privile-
gios jurídicos y exenciones de impuestos que las apro-
ximan e incluso integran con la pequeña nobleza,
sobre todo en Castilla, donde el grupo estaba formado
por nobles, caballeros, grandes mercaderes, oficiales de
la corona y otros elementos integrados en el modelo de
vida aristocrático, hasta cuando se dedicaban al co-
mercio a gran escala, como sucedía con los caballe-
ros-mercaderes de Burgos. En los países de la Corona
de Aragón, en cambio, la nobleza había conservado
formas de vida rural, e incluso cuando vivía en ciuda-
des no solía formar parte del gobierno municipal, pero
la situación de fondo era semejante: los patriciados ur-
banos de «ciudadanos honrados» y principales merca-
deres tenían un tren de vida aristocrático-caballeresco
y procuraban asimilarse a la nobleza incluso adquirien-
do la condición de rentistas. En Barcelona, por ejem-
plo, lo consiguieron desde 1509, cuando los ciutadans
honrats obtuvieron la misma consideración jurídica
que los cavallers; diez años antes, éstos habían sido ad-
mitidos a participar en el gobierno municipal.
El resto del vecindario formaba el común de la po-
blación, sin ningún tipo de privilegio o franqueza, salvo
algunos que podían tenerlas a título personal y transito-
rio por estar en alguna situación o ejercer algún oficio
especialmente protegido o importante para el poder pú-
blico (por ejemplo, franquezas por cierto tiempo a los
nuevos vecinos, franquezas de quienes trabajan en las
cecas y atarazanas reales o mantienen en uso los pala-
cios y alcázares, franquezas de los avecindados en plazas
militares de la frontera con Granada).
Pero los grupos de medianos, que formaban par-
te del común del vecindario, disponían de cierto ni-
vel económico y, a veces, cultural, aunque permane-
cían al margen del poder municipal, en Castilla, o
 Pedro Berruguete. Auto de fe.
tenían una participación muy limitada en él, en los
MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID. países de la Corona de Aragón, además de estar su-
Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media / 129

jetos a las directrices e intereses económicos de los foros debidos por el usufructo de tierras a largo plazo,
dueños de la tierra y de los negocios. La toma de con- tan frecuentes en las tierras del norte peninsular.
ciencia de sus posibilidades y sus reclamaciones au- Ni siquiera los campesinos privilegiados jurídica-
mentó desde mediados del siglo XV, está presente en mente del norte tenían buena posición económica si no
luchas de partidos, como los de la biga y la busca en la habían conseguido acumular suficiente tierra en pro-
Barcelona de aquellos momentos, y fue parte impor- piedad: muchos hidalgos de las zonas cantábricas de la
tantísima del malestar social que desembocó en las Corona de Castilla e infanzones de abarca navarros vi-
revueltas de las Comunidades castellanas y de las Ger- vían en precarias condiciones. Pero la situación era
manías de Valencia y Mallorca, en 1520. peor para gran número de campesinos no propietarios
Por debajo de la masa del vecindario se halla el porque la incidencia y las secuelas de la depresión ha-
mundo de la marginalidad y la precariedad. Las ciu- bían acentuado, a veces, situaciones de merma de li-
dades bajomedievales multiplicaron los medios de bertades: las revueltas de los campesinos gallegos en el
asistencia y control, bajo la forma de pequeños hos- siglo XV, en especial en 1431 y 1467-1469, en el marco
pitales municipales y de cofradías, de los que solía de movimientos sociales más amplios, tuvieron mucho
haber varias decenas en las urbes importantes, y de que ver con aquellos motivos, y todavía hacia 1480 te-
repartos de comida y vestuario en las parroquias y nían que reafirmar los Reyes Católicos en las regiones
conventos. Pero también los de vigilancia y represión del tercio septentrional de Castilla la libertad jurídica
de la delincuencia de los rufianes y vagamundos que de los hombres de behetría, aunque vinieran obligados a
acudían a ellas, y de control de la prostitución y el tener un señor que, además, a menudo era el rey mis-
juego mediante reiteradas ordenanzas municipales. mo, y la de desplazamiento y domicilio de los campesi-
nos collazos o solariegos. Allí, y en el resto del territorio
Los campesinos de la Corona de Castilla, las tensiones sociales debidas
al rechazo del poder señorial, y a veces al de las ciuda-
Del 80 % de la población que, en número redon- des de realengo, fueron protagonizadas a menudo por
dos, formaba el campesinado, se sabe relativamente grupos de campesinos propietarios algo mejor acomo-
mucho menos, aunque cada época introducía matices dados, y no faltaron episodios de violencia ni abusos se-
y cambios dentro de la continuidad de los fundamentos ñoriales, pero fueron mucho más frecuentes las situa-
generales del sistema social. Los cambios bajomedieva- ciones de avenencia y sujeción, o el desarrollo de
les dieron pie en algunas zonas a la promoción de gru- litigios por vía judicial ya a finales de la época que aquí
pos de campesinos con cierta capacidad económica (la- estudiamos; buena parte del campesinado trabajaba en
bradores hacendados, villanos ricos), propietarios de tierra regímenes bastante estables de pequeña o mediana
y ganado a los que sumaban la toma a censo o arrenda- propiedad, o bien de usufructo mediante contratos de
miento de otras fincas, el uso de los bienes y recursos aparcería, arrendamiento y censos enfiteútico a largo
comunales de su localidad y el control del poder local. plazo, pero, en el sur sobre todo, aumentó el número de
Parece que las posibilidades que abría un comercio cada los temporeros a medida que avanzaba el siglo XV.
vez más intenso beneficiaron a esta capa de campesi- En la Cataluña Vieja, los pagesos de remença, unos
nos, aunque, en general, aumentaron también la de- 15.000 a 20.000 hogares a comienzos del siglo XV, la
pendencia con respecto a las ciudades, manifestada en mitad a finales de siglo, estaban sujetos al pago de una
inversiones de capital en compra de fincas y explota- redimentia –de ahí su nombre–, a voluntad del señor de
ciones diversas, en el consumo y gasto de renta de ori- la tierra que cultivaban, si querían abandonarla, y tam-
gen rural por sus titulares en mercados y servicios situa- bién, incluso, a malos usos, entre ellos el ius maletrac-
dos en ciudades, y en una presión de la nueva fiscalidad tandi señorial, que en otras partes habían desaparecido;
 Petrus Christus II. mayor que antaño, lo que anulaba los beneficios que muchos de ellos eran campesinos con cierta potencia
Virgen de Granada.
COLECCIÓN DEL CASTILLO DE PERELADA,
muchos campesinos podían obtener del «hundimiento económica, pues durante la fase de depresión ellos o
GIRONA. de rentas» señoriales clásicas, tales como los censos o sus antepasados habían concentrado usufructos y te-
130 / Bajo el signo de la cruz: la sociedad en los reinos cristianos de la Baja Edad Media

nencias de tierras con mayor facilidad, de modo que en este caso, factores religioso-étnicos. Los musulma-
dispusieron de medios para enfrentarse judicialmente nes sometidos no las sufrieron tanto de manera violen-
a los señores y, en su caso, mediante la revuelta. Los ta, salvo en Valencia durante las Germanías, aunque sí
litigios comenzaron hacia 1388, hubo momentos de bajo la forma habitual de situaciones sociales deprimi-
gran violencia en 1416, 1445, durante la guerra civil de das, y, al cabo, la salida fue su conversión al cristianis-
1462, y en 1484, hasta que Fernando el Católico pro- mo, en Castilla en 1502 y en Valencia en 1526. Pero las
mulgó un arbitraje en 1486 que limitaba la remença a comunidades judías padecieron un deterioro mucho
una cantidad fija y pagadera a plazos, después de lo mayor desde el último cuarto del siglo XIII, con mo-
cual el campesino quedaría libre para siempre de tal mentos de gran persecución en el siglo XIV, diversos se-
gravamen y podría continuar como usufructuario per- gún los territorios (1348 en Cataluña; 1391 en Castilla
petuo de la tierra señorial que cultivaba. Este tipo de especialmente), y un cierto restablecimiento de la cal-
solución no fue posible, en cambio, para los campesi- ma en el siglo XV que no atenuó la hostilidad doctrinal
nos de señoríos aragoneses, sujetos a la tierra, a la total y popular sino que desembocó en la expulsión de 1492
jurisdicción de sus señores e incluso a su ius maletrac- (1498 en Navarra) –afectó a algo más de 100.000 per-
tandi desde diversos momentos del siglo XIV, en una si- sonas– con el argumento de terminar así con los con-
tuación próxima a esa «segunda servidumbre» renaci- tactos e influencias que los judíos pudieran tener sobre
da en la Baja Edad Media que se observa también en los convertidos al cristianismo y sus sucesores. Pero las
otras tierras europeas. El fracaso de algunas revueltas tensiones y la segregación social con respecto a aque-
en época de los Reyes Católicos (Ariza, Monclús) su- llos conversos, creciente en el siglo XV, continuaría a
brayó la solidez de aquella situación. comienzos de los tiempos modernos, con el refrendo
En Mallorca y Valencia los problemas y las situa- de la nueva Inquisición nacida en 1478 para perseguir
ciones fueron relativamente distintos, como era pro- los delitos de herejía y apostasía.
pio de territorios organizados ya en el siglo XIII: en el
caso mallorquín, el predominio jurisdiccional y eco-
BIBLIOGRAFÍA
nómico excesivo de la ciudad sobre la parte rural o
forana dio lugar a varias revueltas en el siglo XV, sin AYALA MARTÍNEZ, C., CANTERA MONTENEGRO, E., CAUNEDO DEL PO-
el menor éxito; en el valenciano, donde también se TRO, B. y LALIENA CORBERÁ, C.: Economía y sociedad en la Espa-
ña medieval, Istmo, Madrid (Historia de España, IX), 2004.
daba aquel predominio de las ciudades, las mayores DUFOURCQ, Ch. E. y GAUTIER-DALCHÉ, J.: Historia económica y social
cargas recaían en el numeroso campesinado musul- de la España cristiana en la Edad Media, El Albir, Barcelona,
mán –la quinta parte de la población del reino eran 1983.
GUINOT RODRÍGUEZ, E.: La Baja Edad Media en los siglos XIV y XV. Econo-
sarraïns todavía a finales del siglo XV–, lo mismo que, mía y sociedad, Síntesis, Madrid, 2003 (Historia de España, X).
en menor escala, ocurría también en Aragón, donde LADERO QUESADA, M. A.: «Población, economía y sociedad», en
Historia General de España y América, V, Rialp, Madrid, 1982;
formarían una octava parte de los habitantes. pp. 3-103.
— Lecturas sobre la España histórica, Real Academia de la Histo-
Minorías ria, Madrid, 1998.
— La formación medieval de España. Territorios. Regiones. Reinos,
Alianza Editorial, Madrid, 2003.
Buena parte de las tensiones sociales descargaban — El mundo social de Isabel la Católica. La sociedad castellana a fi-
nales del siglo XV, Dykinson, Madrid, 2004.
sobre las minorías no cristianas, y no en los puntos de
enfrentamiento social donde habría sido más lógico es-
perarlas –aunque también se dieron–, lo que demues-
tra, como en otros muchos casos, que las líneas de frac-
tura más activas no siempre eran las que separaban a  Interior de la Capilla Real
las clases sino las que identificaban a los grupos «verti- de Granada con los sepulcros
de los Reyes Católicos
calmente» por diversas razones: rivalidades entre rei- y de Felipe el Hermoso y
nos, formas locales de vecindad, bando y asociación o, Juana de Castilla.
TERESA PÉREZ HIGUERA. Universidad Complutense de Madrid

EL GÓTICO HISPÁNICO EN LA
CONFLUENCIA DE LA EUROPA DEL NORTE,
EL MEDITERRÁNEO Y AL-ANDALUS:
arquitectura y escultura

El proceso histórico que durante la Edad Media se reflejan la diversidad del estilo: el prototipo de cate-
desarrolló en la península Ibérica, marcado por la co- dral del norte de Francia, el llamado gótico medite-
existencia y los prolongados enfrentamientos entre los rráneo, el estilo cortesano internacional en torno al
reinos cristianos y al-Andalus, influyó de forma decisi- año 1400 y, por último, el tardogótico o gótico final.
va en el panorama cultural. Mientras en el Occidente Todos, con mayor o menor intensidad, repercuten en
europeo la consolidación de los nuevos estados permi- el desarrollo del gótico hispánico, que sólo en ciertos
tió una evolución casi lineal de la creación artística, los casos manifiesta alguna nota original, limitada casi
reinos hispanos acusan su situación de frontera frente siempre a elementos ornamentales y a variantes e
al islam, lo que se traduce en la yuxtaposición de dos irregularidades en los programas iconográficos.
culturas: por un lado, la integración en Europa impone La verdadera singularidad en los reinos cristianos
el consiguiente paralelismo en los respectivos períodos peninsulares se debe a la presencia de tradiciones e in-
y estilos artísticos; por otro, resulta evidente la conti- fluencias de origen hispano-musulmán, situación que
nua incorporación de influencias orientales, y concre- determina otra opción artística, el arte mudéjar, que
tamente andalusíes, como consecuencia del perma- coexiste con el gótico europeo. Al margen de su consi-
nente contacto con los territorios de al-Andalus. deración como «estilo», o de si el término resulta o no
La aparición de un lenguaje artístico común se adecuado, parece evidente que el mudejarismo, en-
detecta en Europa a partir del siglo XI. En contraste tendido como proceso de islamización de la sociedad
con los siglos anteriores, cuando el arte dependía de hispana, debe aceptarse como un hecho en la realidad
situaciones políticas hasta el punto de ser denomina- histórica de España, y en este contexto el arte mudéjar
do merovingio, carolingio, otoniano y, en el caso his- responde a la necesidad de esa sociedad de expresar su
pano, visigodo o asturiano, se genera entonces por propia identidad cultural diferente de la cristiana
primera vez un arte internacional, como a menudo europea. Los dos factores, mudejarismo y europeiza-
se califica al románico. Su difusión en la península se ción, se funden en un arte híbrido, ajeno a la habitual
vio favorecida por la consolidación del Camino de evolución lineal que muestran otros procesos artísti-
Santiago como ruta de peregrinación y, también, por cos, lo que impide establecer unas características pro-
la presencia de las dos grandes órdenes religiosas, pias y constantes que definan sus obras. Por el contra-
Cluny y sobre todo el Císter, cuyas fundaciones pro- rio, sus manifestaciones serán siempre el resultado de
movieron la construcción de numerosos monaste- la confluencia y asimilación, en mayor o menor grado,
rios. Después, dentro ya de la cronología establecida de influencias procedentes tanto de la cultura europea
en general para el arte gótico, desde mediados del si- como de la andalusí.
glo XII a bien entrado el siglo XVI, la influencia Siguiendo un orden cronológico, tras una fase ini-
 Catedral de Burgos. europea aparece asociada a diferentes modelos que cial donde convive con el tardorrománico, la consoli-
134 / El gótico hispánico en la confluencia de la Europa del Norte, el Mediterráneo y al-Andalus: arquitectura y escultura

dación definitiva de la nueva arquitectura gótica está lla; en los últimos años del siglo XIII se inician las cate-
ligada a la edificación de las grandes catedrales caste- drales de Barcelona (1298) y la cabecera de Gerona
llanas, fundamentalmente las de Burgos (1221), Tole- (1292). En principio se sigue el tipo de tres naves con
do (1226) y León (1255), que muestran absoluta fide- girola y triforio de origen francés, aunque modificado
lidad al modelo establecido en el norte de Francia –los por la excesiva altura de las naves laterales, que reduce
dominios reales de los Capetos– durante la primera mi- notablemente el espacio destinado a las ventanas de la
tad del siglo XIII, y caracterizado por el uso de la planta nave central, lo que se traduce en un espacio interior
basilical con naves escalonadas en altura que se cubren oscuro, muy diferente de la luminosidad de los mode-
con crucería, lo que permite la progresiva eliminación los franceses. Sin embargo, los edificios más represen-
de los muros, que son sustituidos por grandes ventanas tativos del gótico catalán y levantino pertenecen al de-
con vidrieras, con lo que se consigue un espacio inte- nominado gótico mediterráneo, que busca ante todo la
rior de gran luminosidad. Esta dependencia se confir- unidad espacial de los interiores, bien utilizando una
ma en muchos casos por la presencia documentada de nave única, como en la prolongación de la cabecera de
maestros de indudable procedencia francesa, a los que la catedral de Gerona y en otras muchas iglesias parro-
cabe adjudicar las trazas y primeras fases de la cons- quiales, bien con tres naves casi a la misma altura y en
trucción, como el maestro Martín en Toledo o el maes- las que la esbeltez de los pilares contribuye a acentuar
tro Enrique en Burgos y León. ese efecto, con un ejemplo paradigmático en Santa
Lo mismo se constata al analizar el trabajo de los Maria del Mar de Barcelona (1328-1384). En contras-
talleres encargados de la decoración escultórica, es- te con el espacio diáfano en las naves, pequeñas capi-
pecialmente en las portadas, que remiten a prece- llas se sitúan entre los contrafuertes, y al quedar desli-
dentes franceses, como sucede con el estilo de gadas del ámbito central proporcionan un lugar
Amiens, cuyo sello resulta tan evidente en la Puerta propicio para la oración y meditación de los fieles, ais-
del Sarmental de la catedral de Burgos que incluso lados de los actos litúrgicos colectivos celebrados en las
hace años se atribuyó al mismo maestro del Beau naves. Por ello, este modelo de iglesia resulta especial-
Dieu de la catedral francesa. Manteniendo esa conti- mente adecuado a la nueva religiosidad del siglo XIV
nua referencia e imitación de los modelos franceses, promovida por las órdenes mendicantes de francisca-
la renovación en el campo de la escultura protagoni- nos y dominicos: si la amplitud espacial de las naves es
zada por el foco de París hacia 1240-1250 se apunta apta para la predicación, el espacio íntimo de estas ca-
ya en la portada norte de la catedral de Burgos –lla- pillas favorece la devoción privada, y en muchos casos
mada de la Coronería– y, sobre todo, en la fachada permite el uso como unidades casi independientes re-
occidental de la catedral de León, donde se puede servadas a los gremios y a fundaciones particulares,
precisar incluso el papel intermediario de otros talle- como las capillas funerarias.
res, como el de la catedral de Bourges. La sencillez de la estructura espacial va acompa-
La ejecución de estas obras supuso la formación de ñada de una simplificación de los elementos arqui-
maestros castellanos, que se hacen cargo de la conti- tectónicos, que condiciona el tipo de bóvedas de
nuación de los trabajos desempeñando el puesto de crucería sencillas, reducidas a los dos nervios cruce-
maestro mayor de la obra, según figura en la documen- ros, de soportes esbeltos que no impliquen impedi-
tación, como el Juan Pérez citado en la catedral de mentos visuales, y de ventanas con vanos largos y es-
Burgos o el Petrus Petri enterrado en la de Toledo. Lo trechos que eliminan la necesidad de complejas
mismo sucede en la escultura, como prueba la vincula- tracerías y vidrieras. La pureza de las líneas estructu-
ción al taller de León de las portadas de Burgo de rales sirve así para destacar el planteamiento arqui-
Osma (Soria) y de La Hiniesta y Santa María la Real tectónico del edificio, hasta el punto de resultar su-
de Toro (Zamora). perflua la decoración escultórica, reducida en
En los territorios de la Corona de Aragón la apari- general a algunas imágenes exentas situadas en el  Iglesia de Santa Maria
ción del arte gótico es más tardía con relación a Casti- tímpano y las jambas de las portadas, y sustituidas en del Mar, Barcelona.
136 / El gótico hispánico en la confluencia de la Europa del Norte, el Mediterráneo y al-Andalus: arquitectura y escultura

 Catedral de León.
 Retablo mayor de la catedral Primada, Toledo.
138 / El gótico hispánico en la confluencia de la Europa del Norte, el Mediterráneo y al-Andalus: arquitectura y escultura

 Sepulcro de Carlos III de Navarra. Catedral de Pamplona.


El gótico hispánico en la confluencia de la Europa del Norte, el Mediterráneo y al-Andalus: arquitectura y escultura / 139

los interiores por amplios programas de pintura mu- la caracterización del mudéjar, otros componentes
ral o por los retablos. demuestran asimismo la incorporación de fórmulas
Aunque ciertas notas, como la sencillez de los góticas, fundamentalmente el empleo de bóvedas de
elementos arquitectónicos y el gusto por la unidad crucería como solución habitual en las cabeceras de
espacial en los interiores, conectan el gótico catalán las iglesias cordobesas y de la Baja Andalucía, o cu-
y levantino con el mediodía francés y aun con edifi- briendo de forma sistemática las naves en los tem-
cios italianos de la Toscana, dentro del área del góti- plos del mudéjar aragonés. Y lo mismo puede afir-
co mediterráneo es indudable que no se trata de la marse del tipo de iglesia con techumbre de madera
mera repetición de modelos, como en el caso del gó- sobre arcos diafragma, tan frecuente en el mudéjar
tico castellano con relación a los ejemplos franceses, de las zonas de la sierra de Andalucía y Levante, y
y de ahí su valoración como estilo original y propio casi exclusivo en los ya tardíos ejemplos granadinos.
dentro del panorama peninsular e incluso europeo. En este sentido, creo que cabe valorar el factor gó-
Arquitectos como Berenguer de Montagut, «lapici- tico integrado en el arte mudéjar como una variante
da de Barcelona», que construyó la iglesia de Santa hispánica del gótico europeo. Parece coherente inclu-
Maria de la Aurora en Manresa (Barcelona) entre so que la vinculación con el gótico contribuya a desta-
1328 y 1345, y la citada de Santa Maria del Mar, me- car, de acuerdo a su función, las diferencias entre la ar-
recen un puesto entre los mejores y más cualificados quitectura religiosa mudéjar y, en el mismo leguaje
maestros del gótico, y las reuniones celebradas en mudéjar, la exclusiva utilización por parte de reyes y
Gerona en 1386 y 1416 con motivo de las obras que nobles de modelos hispano-musulmanes para la cons-
se realizaban en la catedral son hoy un valioso testi- trucción de casas y palacios. Tanto los palacios de Tor-
monio para conocer los problemas planteados por las desillas (Valladolid) y de Pedro I en el alcázar de Sevi-
grandes fábricas góticas. lla, como el de los reyes de Aragón en la Aljafería de
Paralelamente al desarrollo en la península del Zaragoza, o los restos de casas y palacios de la nobleza
gótico europeo durante los siglos XIII y XIV, el arte que se conservan en numerosos conventos de Castilla,
mudéjar representa la otra vertiente de la realidad Toledo y Andalucía, demuestran la preferencia de la
cultural y artística de la España bajomedieval. En el sociedad hispánica por una forma de vida muy diferen-
campo de la arquitectura religiosa resulta bastante te a las residencias europeas, que sólo encuentran eco
evidente el contraste entre las sólidas construccio- en algunas construcciones de Cataluña. Ya a finales del
nes en piedra de catedrales, monasterios e iglesias siglo XII, cuando se funda el monasterio de las Huelgas
conventuales, que casi exclusivamente siguen los pa- en Burgos, la actuación de Alfonso VIII presenta un
trones góticos, y los modestos edificios mudéjares en ejemplo paradigmático al elegir la arquitectura del pri-
ladrillo de muchas parroquias rurales localizadas en mer gótico para construir la iglesia, y el estilo mudéjar
diferentes focos de Castilla, Aragón y Andalucía. La para las dependencias del palacio que, según el Tuden-
pobre apariencia y el carácter humilde y popular de se, edificó junto al monasterio.
estas edificaciones, muy alejadas sin duda de los En los últimos años se ha generalizado la desig-
grandes proyectos arquitectónicos del románico o nación de estilo 1400 para sustituir al término de gó-
del gótico, no justifican sin embargo la calificación tico internacional que antes definía, muy especial-
de «obras de albañilería» en razón, básicamente, del mente, una serie de pinturas y manuscritos ilustrados
uso de determinados materiales de bajo coste –ladri- realizados a finales del siglo XIV y primer tercio del XV.
llo, yeso, madera–, olvidando a menudo un gusto es- Su aplicación se ha extendido también a obras de es-
tético que se acusa sobre todo en la decoración inte- cultura, orfebrería, diferentes artes suntuarias, como
rior, con zócalos de cerámica vidriada, yeserías joyas, tejidos, tapices, marfiles..., e incluso a la arqui-
policromadas y ricas techumbres de madera. Ahora tectura. La vinculación de estos productos con cen-
bien, si estos elementos son un claro testimonio de la tros concretos como las cortes de París, Borgoña, Pra-
importancia de la tradición hispano-musulmana en ga o los ducados del norte de Italia, entre otros, se
140 / El gótico hispánico en la confluencia de la Europa del Norte, el Mediterráneo y al-Andalus: arquitectura y escultura

refleja en su cualidad de piezas exquisitas y refinadas, lid, 1430-1435), donde ya se advierte la reciente in-
encargadas por los reyes, personajes de la nobleza y fluencia de la escultura borgoñona. Estas obras,
altas jerarquías eclesiásticas como exponente de pres- como varios sepulcros fechados por esos años, se vin-
tigio y condición social. Además de numerosos obje- culan a la presencia de artistas extranjeros que una
tos de lujo para uso cotidiano, esta clientela descubre vez ejecutado el encargo regresarían a sus países de
en la arquitectura un medio especialmente adecuado origen, lo que impide la continuidad de los talleres y
para que castillos y palacios, oratorios y, muy espe- explica la falta de conexión entre dichas obras.
cialmente, capillas funerarias sirvan de ostentación Esta situación cambia a mediados del siglo XV. En
de su linaje a través de programas iconográficos de las catedrales de Burgos y Toledo se reanuda la activi-
contenido heráldico que aplican en la decoración de los dad y los maestros «nórdicos», llegados del norte de
muros, en los sepulcros y en los retablos. Europa, de Flandes y en menor número de Alemania
Las especiales condiciones de los reinos hispáni- para dirigir las obras, mantienen los cargos y contratos
cos hicieron difícil el desarrollo de un arte cortesano durante años, a veces hasta su muerte. En consecuen-
comparable al de las citadas cortes europeas, hasta el cia, establecen su residencia en esas ciudades y sus ta-
punto de que durante mucho tiempo sus manifesta- lleres, a menudo vinculados a la misma familia –Colo-
ciones en la península han estado limitadas a la pin- nia y Siloé en Burgos, Egas en Toledo–, y siguen en
tura sobre tabla, fundamentalmente retablos. Sin activo hasta bien entrado el siglo XVI. Además de su
embargo, resulta interesante destacar las actuacio- trabajo en la finalización de las catedrales castellanas,
nes de ciertos monarcas, como Martín el Humano reciben numerosos encargos de los reyes y de persona-
de Aragón, que construyó un palacio en el monaste- jes importantes de la corte, relacionados siempre con
rio de Poblet, o Carlos III de Navarra, que mandó la construcción de palacios y suntuosas capillas fune-
realizar reformas en el castillo real de Olite, además rarias, como la de don Álvaro de Luna en la catedral
de la ejecución de su espléndido sepulcro en la cabe- de Toledo (1430-1488) y la del Condestable de Casti-
cera de la catedral de Pamplona, obras que manifies- lla en la de Burgos (1482-1494). Como en el gótico
tan el mismo refinamiento en las formas que los europeo, los nuevos proyectos responden a programas
ejemplos europeos coetáneos. En Castilla, la corte de en los que la ornamentación domina sobre los valores
los Trastámara representa, una vez más, la doble op- puramente arquitectónicos, planteando una fusión
ción entre el gótico europeo y el arte mudéjar. Desde armónica de la arquitectura y la escultura, que se re-
finales del siglo XIV, a imitación de los reyes, la nue- suelve con la intervención de un numeroso taller in-
va nobleza castellana utiliza sus residencias como tegrado por pedreros, entalladores, «imagineros», car-
imagen de prestigio y poder, bien reconstruyendo los pinteros..., dirigidos por un maestro que impone cierta
viejos castillos cabeza de sus señoríos, bien edifican- uniformidad de estilo, lo que, si bien permite estable-
do palacios, torres y casas fuertes en villas y ciudades. cer diferencias entre las distintas escuelas, hace difícil
En general, en el exterior se mantiene el aspecto de identificar la participación directa del maestro o es-
fortificación propio del gótico, reservando para los cultores principales. El resultado es una obra en la que
interiores el mudéjar, más acorde con el gusto por lo prima el efecto de conjunto por encima de la calidad
exótico y oriental que caracteriza la última etapa de del detalle, pero que no obstante consigue ejemplos
la Edad Media. A su vez, muchos de estos mismos tan emblemáticos de ese gótico final como la citada
personajes, siempre como expresión de la doble cul- capilla del Condestable en la catedral de Burgos, la fa-
tura que define a la sociedad hispánica, demuestran chada del colegio de San Gregorio en Valladolid
su aprecio por las nuevas formas del gótico interna- (1492), el palacio del Infantado en Guadalajara
cional al disponer sus enterramientos en capillas fu- (1475-1483) y el monasterio de San Juan de los Reyes
nerarias, como la de los Anaya en la catedral de Sa- en Toledo (1477-1503).
lamanca (1412) o la del contador Saldaña en el De nuevo se reproduce la dualidad entre el len-
monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Vallado- guaje del gótico nórdico, el llamado gótico flamígero,
El gótico hispánico en la confluencia de la Europa del Norte, el Mediterráneo y al-Andalus: arquitectura y escultura / 141

 Iglesia de Santa Ana que naturalmente domina en la primera generación de do. Pero si en los siglos XIII y XIV era el arte mudéjar el
de Triana, Sevilla. maestros, como Hans de Colonia (activo en Burgos de que asimilaba e incorporaba elementos aislados de la
1442 a 1481) y Hanequin de Bruselas (activo en Tole- arquitectura gótica, como bóvedas y arcos, ahora son
do de 1448 a 1472), y la presencia de la tradición mu- los componentes mudéjares los que se entremezclan
déjar en la segunda generación, como Simón de Colo- tan íntimamente con el gótico que ha justificado la dis-
nia en Burgos (activo de 1454 a 1511), Juan Guas cutida denominación de arte hispano-flamenco. Esta
(activo de 1453 a 1496), y Antón (activo de 1474 a simbiosis de las formas islámicas con el tardogótico
1530) y Enrique Egas (activo de 1490 a 1534) en Tole- europeo que se produce en Castilla durante el último
144 / El gótico hispánico en la confluencia de la Europa del Norte, el Mediterráneo y al-Andalus: arquitectura y escultura

tercio del siglo XV se explica, entre otras razones, como dos de los inicios se van sustituyendo por soportes ci- Páginas anteriores:
 Gil de Siloe.
consecuencia de una estética común dominada por el líndricos, variante que da nombre a las iglesias colum- Retablo mayor de la cartuja
gusto por una ornamentación suntuosa. La misma narias. Este modelo alcanzó amplia difusión por toda la de Miraflores (detalles).
Burgos.
exuberancia decorativa que se concentra en puertas y península, con ejemplos aún ya avanzado el siglo XVII,
fachadas, origen de la llamada «portada-retablo» que pero sobre todo se extenderá al ser utilizado en algunas
todavía se mantiene en varios ejemplos del siglo XVI, o catedrales americanas.
que determina las complicadas trazas de los arcos y de También en esta última fase de confluencia de las
las bóvedas estrelladas, se manifiesta también en las formas góticas y renacentistas está presente la tradi-
deslumbrantes techumbres de madera dorada, que ción mudéjar, que una vez más se funde con las co-
ahora sirven de soporte al despliegue heráldico de em- rrientes europeas en muchas obras realizadas en el pri-
blemas, escudos y divisas incorporados al diseño de la mer cuarto del siglo XVI, y que fueron calificadas por
lacería islámica. Por eso no resulta extraña la presencia Tormo con el polémico nombre de «estilo Cisneros», a
de cornisas de mocárabes realizados en piedra en mu- pesar de que no todas corresponden a encargos o in-
chas obras de la escuela toledana, ni el tipo de arco tervenciones del ilustre cardenal. En cualquier caso,
mezcla de conopial y mixtilíneo que caracteriza a Juan esta situación de pluralidad artística del arte hispano
Guas, ni la yuxtaposición de motivos flamígeros y te- en torno al año 1500 no es sino la fase final de un pro-
mas de sebka en las yeserías policromadas. En contras- ceso desarrollado a lo largo de la Baja Edad Media y
te, se simplifican las estructuras arquitectónicas, según que se prolonga todavía en los siglos XVI y XVII a través
se aprecia claramente en la creación del tipo de iglesia de la pervivencia de técnicas y formas de tradición
denominado Reyes Católicos: nave única, con coro en mudéjar, como el uso de yeserías, cerámica vidriada y
alto a los pies, y tendencia a magnificar la cabecera sobre todo las techumbres de madera. Y esta pervi-
como espacio centralizado uniendo capilla mayor y vencia es también la que marca la importante influen-
crucero, con ejemplos, entre otros, en la iglesia del mo- cia hispana en el arte americano.
nasterio del Parral en Segovia (1472-1494), de Santo
Tomás de Ávila (1482-1493) y San Juan de los Reyes
BIBLIOGRAFÍA
en Toledo (1477-1503).
Finalmente, desde 1490, nuevos factores, como ANDRÉS ORDAX, S. (coord.): Castilla y León. 1., vol. IX de La España
la introducción de formas renacentistas, provocaron la Gótica (dir. por J. Sureda), Editoral Encuentro, Madrid,
1989.
confrontación entre tradición y modernidad que se AZCÁRATE RISTORI, J. M.ª: Arte gótico en España, Cátedra, Madrid,
plantea durante el primer tercio del siglo XVI. En gene- 1990.
ral, puede afirmarse que la influencia italiana se detec- DALMASES, N. y JOSÉ PITARCH, A.: L’art gòtic s. XIV-XV, vol. III de His-
toria de l’art català, Edicions 62, Barcelona, 1984.
ta especialmente en la incorporación de motivos deco- ESPAÑOL, F.: El gótico catalán, Fundación Caixa Manresa, Barcelo-
rativos difundidos por dibujos y grabados, mientras se na, 2002.
LAMBERT, E.: Arte gótico en España en los siglos XII y XIII, Cátedra (1.ª
mantiene vigente el sistema constructivo de la arqui- ed. en francés: París, 1931), Madrid, 1978.
tectura gótica. Aun dentro de esta fase ya arcaizante, el MORENA BARTOLOMÉ, A. (coord): Castilla-La Mancha. 1, vol. XII y
gótico del siglo XVI experimenta gran vitalidad, como Castilla-La Mancha. 2, vol. XIII, de La España Gótica (dir. por J.
Sureda), Editorial Encuentro, Madrid, 1998.
demuestra la edificación de las catedrales de Salaman- VV.AA.: Arte Gótico, vol. III de Historia del arte en Castilla y León, Edi-
ca (1512-1560) y de Segovia (1525-1541), circunstan- torial Ámbito, Valladolid, 1995.
YARZA LUACES, J.: Los Reyes Católicos. Paisaje artístico de una monar-
cia que pudo estar favorecida por un contexto cultural
quía, Editorial Nerea, Madrid, 1993.
de rechazo a lo pagano que induce a la identificación
de gótico y cristianismo. A diferencia de la etapa ante-
rior, el modelo que triunfa es el denominado iglesia-sa-
lón, caracterizado por naves de igual altura cubiertas
por bóvedas rebajadas con numerosos nervios curvos,  Iglesia del convento de San
sobre esbeltos apoyos en los que los pilares baquetona- Juan de los Reyes, Toledo.
PILAR SILVA MAROTO. Museo del Prado

LA PINTURA ESPAÑOLA ENTRE ITALIA


Y EL MUNDO NÓRDICO:
del gótico internacional al hispano-flamenco

Desde finales del siglo XIV, en que comienza el esti- cuando se impuso el estilo hispano-flamenco, ya que
lo internacional, hasta que concluye el hispano-fla- la pintura española seguía manteniendo la misma in-
menco, ya iniciado el siglo XVI, los territorios de la Co- definición estilística. Además, esos modelos «flamen-
rona de Castilla, del Cantábrico a Tarifa (Galicia, cos» no provenían sólo de los Países Bajos, sino tam-
Asturias, las Vascongadas, León, las dos Castillas, bién de Alemania, Francia, Inglaterra, e incluso de
Extremadura, Murcia y Andalucía), y la Corona de Italia. El componente nórdico –mejor que «flamen-
Aragón, integrada por los tres reinos peninsulares co»– de la pintura «hispano-flamenca» era un len-
–Cataluña, Valencia y Aragón– y Mallorca, a los que guaje heterogéneo, formado por elementos de distin-
sumaban, además, Sicilia, Cerdeña y, por último, ta procedencia, al igual que fue también muy
Nápoles, conquistado por Alfonso el Magnánimo en diferente el origen de las obras que se importaron o de
1442, tomaron Italia y el mundo nórdico como mode- los maestros que trabajaron en los reinos hispanos.
los para su pintura. El reino de Navarra –mucho me- Durante el siglo XV Italia y Flandes no fueron com-
nos importante en esta época–, por su vinculación con partimentos estancos. En Italia no sólo se valoraban las
Francia y con Borgoña, dirigió su mirada preferente- pinturas flamencas, sino que también viajaron a este
mente hacia la pintura del norte. En todos estos años, país algunos pintores flamencos, como Weyden, que fue
la influencia de Italia y del mundo nórdico se manifes- a Roma en el jubileo de 1450, e incluso las cortes de Mi-
tó en una proporción distinta en Castilla y en Aragón. lán y de Nápoles mandaron a sus pintores a formarse a
Aunque en las dos coronas lo nórdico tuvo mayor pro- Flandes. En Milán, por iniciativa de Blanca María Sfor-
tagonismo que lo italiano, en la de Aragón la presen- za, se envió a su pintor oficial, Zanetto Bugatto, al taller
cia de Italia fue mayor que en la de Castilla, favorecida de Roger van der Weyden en Bruselas (1461-1463). Fe-
por su expansión por el Mediterráneo. Y por lo que rrante I de Nápoles envió a Giovanni di Basilio, o di
afecta a su cronología, tanto en el estilo internacional Giusto, a Brujas (1469-1470), siguiendo los pasos de su
como en el hispano-flamenco, el gótico se inició antes padre, Alfonso de Aragón, que antes de ser rey de Ná-
en Aragón que en Castilla y, dentro de Aragón, en poles había enviado a su pintor Lluís Dalmau a Brujas
todo el período fue el reino de Valencia el que tuvo en 1431. Por esta razón se justifica que, aunque duran-
mayor protagonismo, en sustitución de Cataluña. te el siglo XV, sobre todo en el último tercio del siglo, al-
La indefinición estilística que existía en el arte gunos pintores españoles fueron excepcionalmente a
español de esta época justifica la libertad para optar Italia –como Pedro Berruguete, que estuvo en Urbino–,
por el mundo nórdico o por Italia. Si durante el estilo al volver sus obras mostraran una versión «flamen-
 Juan Oliver. internacional no debía de plantear problema alguno quizada» del arte renacentista, que la mayor parte de
Pintura mural del refectorio optar por Italia, al participar su arte de un lenguaje los comitentes no distinguía de las hispano-flamencas.
de la catedral de Pamplona.
Ca.1330.
común –tuvo incluso un papel importante en su gé- Y, si es el caso de Jacomart, que estuvo trabajando en
MUSEO DE NAVARRA, PAMPLONA. nesis–, en principio tampoco debía de plantearlo Nápoles para Alfonso de Aragón, al volver a Valencia
148 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

en 1448, su pintura apenas debió recoger otros elemen- artistas que se instalaron en otros países, con carac-
tos del arte del Quattrocento que algunos objetos como terísticas comunes, producto de una compleja gesta-
el trono de la Virgen con el Niño de la colección Abe- ción. A la línea sinuosa de la tradición francesa del
lló, si es que es acertada, como parece, la asimilación gótico lineal se sumó el realismo italiano –la escuela
que se ha hecho últimamente de su figura con el anti- sienesa de Simone Martini y los Lorenzetti, unida a
guo Maestro de Bonastre. Y otro tanto podría decirse las aportaciones de la pintura toscana posgiottesca y
de los pintores italianos que fueron a trabajar a Valen- a las de la escuela lombarda del último cuarto del si-
cia en 1472, originarios de lugares influidos por la pin- glo XIV–, interpretados y desarrollados por la aguda
tura flamenca, como Paolo de San Leocadio, depen- observación de los flamencos; pintores y miniaturis-
diente de la escuela de Ferrara, el napolitano Francesco tas se pusieron en contacto con la pintura francesa
Pagano y el siciliano Ricardo Quartararo. de la época, particularmente parisina, influida a su
A diferencia de lo que sucedió en otros países, vez por el arte italiano a través de la corte papal de
donde gran parte de las obras de pincel fueron minia- Aviñón. El resultado fue una pintura refinada y ele-
turas o pinturas de pequeñas dimensiones, en los rei- gante, que aunque surgió vinculada a medios corte-
nos hispanos una parte muy importante de las obras sanos y aristocráticos, se adaptó a otros ámbitos, in-
que se ejecutaron en este período fueron retablos. cluido el de la burguesía como promotora de obras
Aunque, sobre todo al principio, los retablos de algu- corporativas en parroquias, cofradías y gremios.
nas capillas no eran demasiado grandes, no sucedía lo El estilo internacional es un arte evasivo, que no
mismo con los de los altares mayores de las parroquias pretende reproducir la realidad. Buena prueba de ello
e iglesias conventuales, y en especial de algunas cate- es que tanto las figuras como el resto de los objetos re-
drales, que, incluso antes de mediar el siglo XV, tenían presentados en la composición no proyectan sombras,
proporciones enormes como el retablo mayor de la ca- a diferencia de lo que sucede en el mundo real. Pese a
tedral vieja de Salamanca, atribuido a Dello Delli, que la estilización a que se somete a la naturaleza, en las
se concluyó antes de 1445. No debe sorprender, por obras pertenecientes a este estilo no faltan detalles to-
tanto, que para hacer frente a obras de este tipo, que mados de la realidad, lo que se conoce como realismo
además debían realizarse en un espacio de tiempo cor- de detalle, que en ningún caso abarca a toda la com-
to y, en general, por un bajo coste, los pintores hispanos posición. Dentro de ella, las figuras son esbeltas, in-
recurrieran a la participación del taller; era también grávidas y generalmente adoptan formas curvas, acen-
muy frecuente que en su ejecución colaboraran –in- tuadas por el vuelo de las telas de los trajes, que siguen
cluso si el retablo no era grande– dos o más pintores la última moda; a todo ello se une la vivacidad del co-
con sus respectivos talleres, con la consiguiente pérdi- lor y la amplitud que se concede al oro, que resultan
da de calidad objetiva. Pero ésa no era la «calidad» que determinantes en el efecto final. Es, por tanto, un arte
valoraban los comitentes, sino la que producía la ri- hedonista, una llamada a los sentidos que en ocasio-
queza de los materiales y, sobre todo, la amplia presen- nes contrasta fuertemente con el contenido dramáti-
cia del oro. Se pretendía que el fiel quedara impactado co o altamente emotivo de algunos temas de la pasión
por el tamaño del retablo y la abundancia del oro, no de Cristo o del martirio de algún santo.
por su técnica cuidada, ya que en la distancia los deta- Al ser el estilo internacional más propio del arte
lles no podían apreciarse. cortesano, debería haber encontrado mayor eco en
la pintura castellana (donde el protagonismo de la
nobleza fue muy grande, como también su riqueza)
EL ESTILO INTERNACIONAL que en la de la Corona de Aragón, pero no fue así. El
estilo internacional se manifestó después en Castilla
Desde España hasta Bohemia se desarrolló en –lo mismo que en Navarra, donde el peso de la es-
 Maestro de Sixena.
torno a 1400 un arte favorecido por las cortes, la cultura fue mayor que el de la pintura, aunque no Retablo del monasterio de
aristocracia y el alto clero europeos y transmitido por faltaron algunos ejemplos–, pero no llegó a tener ni Sixena, Huesca.
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 149
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 151

la importancia ni el volumen que alcanzó en la coro- en la ciudad. Aunque se ha hecho hincapié en la su-
na aragonesa y, dentro de ella, en Valencia, que des- puesta estancia en Barcelona del pintor florentino De-
de finales del siglo XIV tuvo un papel destacado en la llo Delli y en el influjo que pudo haber ejercido sobre
gestación del estilo internacional, tanto en España Bernart Martorell, si realmente estuvo allí tuvo que ser
como en el conjunto de la pintura europea. poco tiempo, ya que en octubre de 1433, el mismo año
en que partió de Florencia, se envió una notificación a
Martorell para que actuara como procurador e hiciera
LA CORONA DE ARAGÓN prender a Dello por la deuda de doce florines que tenía
con el pintor sardo Ambrosio Salari, si se le localizaba
Cuando se inició el estilo internacional reinaba en en la Corona de Aragón, razón suficiente para que par-
Aragón el rey Juan I (1387-1396) –casado con Violan- tiera hacia Castilla, si no fue ése su destino inicial.
te de Bar, sobrina de Carlos V, rey de Francia–, que fa- Además de pintores llegaron también obras de
voreció la influencia nórdica, al igual que lo hizo tam- pincel, según consta en la documentación. Aunque
bién su hermano y sucesor Martín el Humano la mayoría eran obras de Flandes, no falta algún dato
(1396-1410). Buena prueba de ello fue la solicitud que curioso relativo a obras anteriores, como el deseo que
se hizo en 1388 al pintor Jacques Coene, por encargo mostró el rey Martín I de tener una copia de las pin-
de Juan I, para que trabajara en su reino. No es extraño, turas de la historia de los ángeles del palacio de los
por tanto, que durante su reinado llegaran artistas pro- papas de Aviñón. Pese a que este monarca y su mujer,
cedentes del norte, como Marçal de Sas, establecido en María de Luna, poseían obras flamencas, como el
Valencia en 1390, o que antes de iniciar su reinado frontal de altar que hoy se encuentra en una colec-
Juan de Bruselas trabajara en la casa del infante Martín ción inglesa, en 1408 el rey no dudó en solicitar al
(1372-1390). No faltan otros ejemplos de pintores nór- obispo de Valencia que le regalara el retablo de Flan-
dicos de distinta procedencia, particularmente en Ca- des que tenía. Además de las obras que poseyeron el
taluña, como Nicolás de Bruselas, documentado en rey, algunos nobles y obispos, también otros poseían
Barcelona en 1393, o el pintor Jaume Lor, procedente pinturas de Flandes, de cuya existencia se tiene a ve-
de Lieja, establecido en Barcelona en 1400, que se ha- ces constancia por los inventarios posmórtem. De en-
bía comprometido a hacer un retablo para la cofradía tre los publicados, quiero destacar en Mallorca al te-
de San Eloy y San Mateo en la iglesia del Carmen de sorero real Pere de Casaldàliga –fallecido en 1423,
Manresa y se volvió a su país tras haber aparejado sólo reinando ya Alfonso de Aragón–, que vivía en el cas-
las tablas. En noviembre de 1409 se documenta tam- tillo de la Almudaina de Palma y tenía en el despacho
bién al alemán Gerard de Bruna y al francés Joan Du- una tabla de roble de Flandes y en el interior de la vi-
xana, habitantes de Barcelona, que se comprometieron vienda un retablo pequeño de los tres Reyes de
a hacer el retablo de San Esteban y Santa Apolonia Oriente, obra de la misma procedencia.
para el obispo de Segorbe, Francesc Riquer. Mucho des- Valencia, en torno a 1390, al iniciarse el estilo in-
pués, en 1447, se registra en Mallorca a Joan Rosat –el ternacional en su pintura, se situó a la cabeza de la
maestro de las Predelas–, originario de la Provenza Corona de Aragón. Continuando con la política que
francesa, aunque su estilo se ha conectado con el arte había comenzado en 1374 de atraer a la ciudad a al-
sienés. Y no sería ésa su única vinculación a Italia, ya gún pintor de renombre, en la última década del si-
que murió en Florencia en 1482. glo XV se favoreció la llegada de pintores extranjeros
Pero no todos eran nórdicos. En Valencia, a finales procedentes del norte, como Marçal de Sas, o de Ita-
del siglo XIV, se sabe de la presencia de tres pintores flo- lia, como Starnina, a los que se sumó también el pin-
 Maestro de Zafra (¿Alejo rentinos: Gherardo di Jacopo, conocido como Starni- tor catalán Pere Nicolau. La llegada a Valencia de
Fernández?). na, su colaborador Niccolo d’Antonio y Simone di Marçal de Sas (documentado en 1390-1410) fue de-
San Miguel Arcángel.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO,
Francesco, cuya llegada se vio favorecida, sin duda, por cisiva para hacer de la ciudad uno de los centros más
MADRID. el amplio número de mercaderes florentinos que había importantes del gótico internacional europeo. Por los
152 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

documentos relativos al juicio que puso Jaume Mateu cumentados en 1395. Si no los dos, al menos Starnina
contra Gonçal Peris en abril de 1409, en el que debía de estar en la ciudad con anterioridad (en cual-
Marçal intervino como testigo, consta por su declara- quier caso después de 1387, en que consta que vivía en
ción que estaba en Valencia desde 1390. Pese a que se Florencia), porque la primera referencia que se tiene de
supuso que procedía de Sajonia, pues en los docu- él, en junio de ese año, además de ser un pago por una
mentos se especificaba que era pintor «alemany», obra ya hecha, precisa que es «pictor civis Valencia»
provenía de Sas van Gent, en Flandes, cerca de Gan- (pintor vecino de Valencia), lo que evidencia que, como
te, de acuerdo con la tesis de Antoni José Pitarch. mínimo, residía allí desde el año anterior. Lamentable-
De las obras documentadas de Marçal de Sas sólo mente, de Gherardo Starnina (documentado en Valen-
resta una tabla con la Incredulidad de santo Tomás, cia en 1395-1401) no se conserva ninguna de las obras
perteneciente al retablo de Santo Tomás de la catedral documentadas en Valencia, aunque sí las que realizó en
de Valencia, por el que recibió un pago parcial el 18 de Italia después, como los frescos de la capilla de San Je-
febrero de 1400, que sirve como punto de partida para rónimo en la iglesia del Carmine de Florencia, conclui-
reconstruir su catálogo. Esta tabla, tras la restauración dos en octubre de 1404, o los de la capilla de la Com-
a que se ha sometido, ha recuperado la policromía ori- pagnia della Nunziata en la iglesia de Santo Stefano de
ginal y permite conocer mejor su estilo; destaca el di- Empoli, realizados en 1409, que permiten reconstruir su
bujo enérgico y la importancia que el autor concede a estilo. Asimilado al maestro del Bambino Vispo por
las figuras en el conjunto de la composición, además Jeanne van Waadenoijen en 1974, el catálogo de sus
del carácter expresivo de que las dota, particularmen- obras italianas exige una revisión. De las que realizó en
te en los rostros de los apóstoles que rodean a Cristo España, no parecen suyas las que se le adscriben en To-
–de rasgos muy marcados y nariz grande y puntiagu- ledo, donde se le documenta en diciembre de 1395 reci-
da–, pero también en las manos y en los vestidos, con biendo un pago por un paño de la Pasión que él y su
el característico vuelo de las telas. Contrastando con compañero el pintor florentino Niccolo d’Antonio –re-
esa expresividad, que puede llegar a lo caricaturesco, sidente en Valencia como él– habían realizado para la
en otras obras de Marçal se percibe una gran delicade- capilla del Salvador de la catedral.
za y suavidad, que se manifiesta asimismo en el retablo Entre las obras que se llevaron a cabo en Valen-
de San Jorge (Victoria and Albert Museum, Londres), cia mientras Starnina permaneció en la ciudad, se ha
encargo de la compañía del Centenar de la Ploma –mi- adscrito al pintor florentino el retablo de los Sacra-
licia compuesta por cien ballesteros–, probablemente mentos (Museo de Bellas Artes, Valencia), encarga-
para su capilla en la iglesia de San Jorge de Valencia, do por fray Bonifacio Ferrer –hermano de san Vicen-
hacia 1400-1405. Atribuido a Marçal de Sas (salvo por te Ferrer–, para la cartuja de Portaceli, entre marzo
Hériard Dubreuil), en este retablo –considerado la de 1396, en que ingresó en el convento, y junio de
obra de mayor relieve y más original del estilo interna- 1398, en que murió su hijo Francés. A diferencia de
cional valenciano–, el pintor «alemany» desplegó una Marçal de Sas, interesado por las figuras, el pintor
nueva iconografía e hizo gala de su dominio de la com- florentino ponía más énfasis en la representación del
posición. En las diversas escenas, Marçal puso en evi- espacio, en el que destaca el protagonismo que
dencia esa dualidad ya señalada: desde la expresividad muestran las rocas estilizadas en sus paisajes. Los úl-
más extrema hasta la elegancia y la delicadeza de algu- timos análisis realizados sobre esta obra por algunos
nas tablas, como la de San Jorge y el dragón de la calle de los conocedores de la pintura florentina de la épo-
central, caracterizada por el ritmo curvilíneo de los ca, como el que hizo Carl Strehlke en el año 2002,
movimientos, mientras que en la Batalla del Puig, de confirman su atribución a Starnina, así como la filia-
esa misma calle, plena de dinamismo, dominan la ex- ción italiana de su estilo en aspectos tales como los
presión y el horror vacui. siete cuadrifolios en los que se representan los sacra-
Starnina y Niccolo d’Antonio, aunque no consta el mentos en la escena de la Crucifixión de la calle cen-
momento en que llegaron a Valencia, aparecen ya do- tral o en algunos motivos decorativos, como el pun-
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 153

 Ferrer Bassa. zonado en el manto del arcángel Gabriel con un mo- colau, y, a través de él, también Antoni Peris al prin-
Pinturas murales de la capilla
tivo de discos que aparece también en la Muerte de la cipio (1393-1423), aunque después deriva de Marçal.
de San Miguel (detalle).
MONASTERIO DE PEDRALBES, BARCELONA. Virgen del Philadelphia Museum of Art, o la inter- En una segunda fase, entre 1408/1410 y 1450, se im-
sección de arcos en los nimbos del Bautista en la es- puso lo nórdico, el influjo de Marçal de Sas, como se
cena del Bautismo de Cristo, de una de las María en la constata en Jaume Mateu (documentado en Valencia
Crucifixión, y de san Pablo en el panel de la Conver- en 1395-1452), sobrino de Pere Nicolau, Gonçal Peris
sión, que aparece en el San Benito del Museo Nacio- (documentado en 1404-1451) y Miguel Alcanys, que
nal de Estocolmo. desarrolló gran parte de su actividad en Mallorca. Pro-
La formación de Pere Nicolau (documentado en bablemente, la razón de esto se deba tanto al tempra-
1390-1408), de origen catalán, sigue siendo un misterio. no retorno de Gherardo Starnina a Florencia, donde
Se le documenta en Valencia en 1390, al mismo tiempo ya se le documenta en 1404, como al hecho de que in-
que a Marçal de Sas, que colaboró con él en distintas cluso el propio Starnina parece haber sido permeable
ocasiones, al igual que Starnina. No es de extrañar, por a la influencia del arte nórdico durante su estancia en
tanto, que su arte esté en deuda con los dos, como en un Valencia.
primer momento –entre 1390 y 1408/1410– sucedió En Cataluña este estilo se inició también en la úl-
con los pintores locales, entre ellos el propio Pere Ni- tima década del siglo XIV, en paralelo con las tardías
manifestaciones del ítalo-gótico, sin duda favoreci-
do por la presencia de pintores y de obras de origen
nórdico. En esta nueva etapa, Barcelona se convirtió
en el centro del nuevo estilo, en el que hay que des-
tacar dos fases. En la primera, que concluye entre
1425 y 1430, se detecta la influencia franco-flamen-
ca en Guerau Gener (activo de 1390-1410), por su
vinculación con Valencia, donde está documentado
entre 1405 y 1407, y también en Joan Mates (docu-
mentado en 1391-1431), aunque no consta su rela-
ción con Valencia, a la par que la influencia del sur de
Francia en Lluís Borrassà. En la segunda, en la que
cabe reseñar el papel destacado de Bernat Martorell,
se aprecia ya la influencia flamenca, que se suma al
lenguaje del estilo internacional.
Lluís Borrassà (documentado en 1380-1425), na-
tural de Gerona y formado en el estilo ítalo-gótico, se
estableció en la Ciudad Condal en 1383 y estuvo al
frente de un activo taller con muchos colaborado-
res. En obras como el retablo de Copons, documenta-
do en 1402, Borrassà rompió ya con el ítalo-gótico,
aunque sus figuras siguieron siendo demasiado corpó-
reas, en deuda con los modelos trecentistas, pero no
así su color, vivo y variado, propio del internacional,
como los trajes a la moda y el gusto por incorporar no-
tas tomadas de la vida cotidiana o por dotar a sus ros-
tros de una variedad mayor y comunicar a las figuras
entre sí por las miradas o los gestos. De entre las obras
en las que participó el taller de Borrassà cabe reseñar
el retablo de San Pedro de Terrassa (1411) –ahora en
Santa Maria de Terrassa– y el de Santa Clara de Vic
(1414-1415), en el Museo Episcopal de Vic, en el que
se representa la concesión que hizo Cristo, gracias a la
intercesión de María, de una última posibilidad de sal-
vación para la humanidad enviando a franciscanos y
dominicos en su ayuda.
Bernat Martorell (documentado en 1427-1452)
es el pintor más representativo de la segunda etapa
del estilo internacional en Cataluña. Gran dibujan-
te, creó una tipología de rostros que apenas varió a lo
largo de su vida. Martorell supo captar las emociones
de las figuras y describir con minuciosidad el entorno
en el que se inscribe la acción, que tradujo con su pe-
culiar grafía y viveza de color, como se constata en
escenas como el San Juan en Patmos (Museu Nacio-
156 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

nal d’Art de Catalunya, Barcelona), perteneciente al conocido como maestro de Lanaja, autor de las tablas Páginas anteriores:
 Miguel Ximénez.
retablo de los santos Juanes de La Vinaixa, realizado del Anuncio a Santa Ana y la Adoración de los Magos San Miguel Arcángel.
en 1437, y cuyas tablas se reparten entre el citado (Museo de Zaragoza), restos del retablo de Lanaja MUSEO NACIONAL DEL PRADO,
MADRID.
museo y el Museo Diocesano de Tarragona. De todas (Huesca) realizado por Grañén entre 1437 y 1438. Por
las obras de Martorell –documentadas o atribuidas–, esas mismas fechas, entre 1437 y 1439, hizo la tabla  Juan de Flandes.
La resurrección de Lázaro.
sobresale sin lugar a dudas el retablo de San Jorge, de María reina de los cielos del retablo de la locali-
MUSEO NACIONAL DEL PRADO,
realizado hacia 1435 para la capilla de San Jorge del dad turolense de Albalate (Museo de Zaragoza), con MADRID.
palacio de la Generalitat. En la tabla de San Jorge y un ángel con el escudo del arzobispo de Zaragoza,
la princesa (Art Institute, Chicago), Bernat Marto- Dalmau de Mur, en primer plano.
rell plasmó la gloria artificiosa de la caballería en esa
figura del santo demasiado grande en proporción al
brioso caballo dotado de un elegante ritmo curvilí- LA CORONA DE CASTILLA
neo, por no mencionar la figura delicada de la prin-
cesa, cubierta por un rico manto y los cabellos ceñi- Se ignora cuándo surgió el estilo internacional
dos por una corona, en cuyo diseño el pintor dejó en tierras castellanas, pero se sabe que lo hizo con re-
volar su imaginación. Entre las obras más avanzadas traso respecto a la Corona de Aragón. Durante la
de Martorell destaca el retablo de la Transfiguración década de 1420 aún se mantenía el ítalo-gótico, cu-
de la catedral de Barcelona, iniciado en 1445. Pese a yos representantes más destacados pertenecían a la
que en su ejecución intervino el taller de Martorell, escuela toledana, como Rodríguez de Toledo, autor
algunas tablas son obra del maestro, entre ellas las de los frescos de la capilla de San Blas de la catedral.
del banco, en el que destaca Cristo y la Samaritana, Sin embargo, todo apunta a que entonces debía de
y las dos tablas inferiores de las calles laterales, la trabajar ya algún maestro internacional, probable-
Multiplicación de los panes, a la izquierda y, sobre mente de origen extranjero, como el Martín Boy do-
todo, las Bodas de Caná, a la derecha, que es una de cumentado en Burgos, del que no resta ninguna
sus grandes creaciones, en la que se muestra un rea- obra, o el propio Nicolás Francés, establecido en
lismo que evidencia que no permaneció ajeno al León, que pudo llegar bastante antes de 1434, en
nuevo estilo hispano-flamenco. que ya había terminado el retablo mayor de la cate-
Aragón experimentó en los inicios del siglo XV el dral. Pero tampoco hay que descartar que el primero
influjo del estilo internacional valenciano, particu- fuera un pintor español formado en Aragón, que tra-
larmente en Teruel. Pese a que sus pintores no tienen bajó incluso en la segunda década del siglo XV en tie-
la calidad de los pintores valencianos o catalanes de rras fronterizas como Guadalajara, donde en Sigüen-
mayor relieve, cabe citar a algunos de los más repre- za, un pintor, que se asocia al Juan Hispalensis (Juan
sentativos. Entre los activos en la primera fase, Juan de Sevilla) que firmó la tabla de la Virgen con el
de Leví (documentado en 1388-1408) pintaba en Niño del Museo Lázaro Galdiano, hizo el retablo de
1403 el retablo de San Lorenzo, Santa Catalina y San Juan Bautista y Santa Catalina de la catedral.
San Prudencio de la capilla de los Calvillo de la cate- Aunque no exista testimonio documental, salvo
dral de Tarazona (Zaragoza). Ese mismo año trabaja- en el caso de Nicolás Francés, la mayoría de los pin-
ba ya Bonanat Zaortiga, del que se conserva el reta- tores que trabajaron entonces en Castilla derivan de
blo de la Virgen, San Francisco y San Gil, encargado los modelos franco-flamencos, como el Juan de Bur-
en 1412 por el canciller Francisco Villaespesa para su gos que firmó la tardía Anunciación que se halla en el
capilla de la colegiata de Tudela, en el que se pueden Fogg Art Museum, de Harvard. Sin duda, no existe
apreciar sus inquietantes paisajes rocosos y sus alar- mejor prueba de que en Castilla trabajaron pintores
des de color, algo de lo que gustaban los pintores ara- extranjeros de origen nórdico que la inclusión, por  Jaume Huguet.
Resurrección del Señor.
goneses. En la segunda etapa destaca Blasco de Gra- parte del arcipreste de Hita, de la historia del pintor Retablo de la capilla del
ñén (documentado en Zaragoza en 1422-1459), Pitas Payas, de Bretaña, en el Libro del Buen Amor. Palacio Real de Barcelona.
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 159

Pero tampoco faltaron en Castilla ejemplos de pinto- guras pequeñas (en las que, según Vasari, acertó más
res italianos; en el caso de Dello Delli, no obstante, que en las grandes). En 1433, Dello Delli se encaminó
quizá fue su condición de artista polifacético lo que le hacia España y, como Pisanello, hasta el final de su vida
abrió las puertas de la corte de Juan II para entrar a su permaneció vinculado al estilo internacional, el prefe-
servicio y que le ennobleciera, como confirman los rido de los patronos más destacados en esos años, in-
documentos de la Signoria de Florencia en 1446. cluso en Italia. Además, aunque debió de conocer los
Con independencia de las obras que Dello hizo experimentos sobre la perspectiva desarrollados por
para Juan II, todas ellas desaparecidas, cabe reseñar Brunelleschi en Florencia, siguió utilizando la perspec-
su presencia y la de sus dos hermanos Nicolás Floren- tiva naturalis, como hicieron Ghiberti y Paolo Uccello,
tino y Sansón Florentino en Salamanca en la década con los que, de algún modo, estuvo relacionado.
de 1440, convirtiendo la cabecera de la catedral vie- La mayoría de las tablas de los dos registros infe-
ja, con el retablo mayor y el Juicio Final de la bóveda, riores del retablo mayor de la catedral vieja de Sala-
en el ejemplo más importante de la primera pintura manca –entre ellas, el Nacimiento de la Virgen, los
del Quattrocento florentino fuera de Italia, en el mo- Desposorios, la Anunciación, la Visitación, el Sueño
mento en que se producía el tránsito entre el estilo de José y la Matanza de los Inocentes– son obra de
internacional y el primer Renacimiento. Dello, y so- Dello, que dio en ellas pruebas del conocimiento que
bre todo Nicolás, trasplantaron al reino castellano as- tenía del arte véneto y del florentino, sin olvidar tam-
pectos propios de las artes figurativas florentinas de poco Siena en el modo en que dibujó las nubes sobre
comienzos del Renacimiento, aunque, lamentable- el oro en algunas escenas. El colorido, rico y vivo, con
mente, su semilla no fructificó debido a que se impu- abundantes rojos, está en deuda con Gentile da Fa-
so lo nórdico. Además, la dependencia de Dello De- briano y con el arte véneto. A él remiten también al-
lli respecto al estilo internacional, en el que se formó, gunos elementos de sus arquitecturas, como se cons-
contribuyó a que incluso la labor de Nicolás Florenti- tata en la Anunciación en las ventanas góticas de la
no se considerara como un episodio más del estilo in- planta superior. En cambio, la planta baja evoca el
ternacional dentro de la pintura castellana. arte florentino. Si el pórtico recuerda la sacristía vie-
En Salamanca se atribuye el retablo mayor de la ja de San Lorenzo de Brunelleschi, al fondo del patio
catedral vieja a Dello Delli (1403-1452/1453?), aun- se abre un espacio cubierto con bóveda de casetones,
que no existen referencias documentales al respecto. como el que hizo Massaccio en la Trinidad de Santa
Se compone de cincuenta y cuatro tablas y veinte me- Maria la Novella, si bien Dello Delli dispuso los case-
dallones polilobulados con bustos de profetas. Con- tones correctamente, en número impar, como en la
cluido antes de 1445, en su ejecución colaboraron antigua Roma. Y también evocan Italia y su arte los
otros pintores, entre ellos Nicolás y Sansón Florentino vestidos a la moda y los objetos cotidianos, sin olvidar
(1416-1490). Su adscripción a Dello se justifica por el los edificios y los lugares más emblemáticos de Flo-
estilo de parte de sus tablas, que muestran un eclecti- rencia, como la piazza della Signoria en la Visitación
cismo similar al de las obras del pintor toscano. Forma- y la cúpula del Duomo de Brunelleschi al fondo del
do en el estilo internacional en Florencia, dominado Camino del Calvario, de mano de sus colaboradores.
por la escultura de Ghiberti y la pintura de Lorenzo El 15 de diciembre de 1445, Nicolás Florentino
Monaco, al principio de su carrera Dello Delli realizó (1413-1470), formado como pintor en Florencia,
esculturas en terracota. Acompañando a su padre, donde permaneció hasta que partió para España, con-
acusado de alta traición, Dello marchó a Siena, don- trató la pintura del Juicio Final del cascarón de la bó-
de se encontraba en 1425. Desde allí, probablemente veda de la catedral vieja de Salamanca, que muestra
 Jaume Huguet.
Retablo de los santos Abdón ese mismo año, partió para Venecia. En 1427 consta en su parte exterior una cenefa con motivos decorati-
y Senén de la iglesia que residía en ella junto con su padre y su hermano vos, entre los que alternan siete medallones con bus-
de San Pedro de Terrassa.
Iglesia de Santa Maria
Sansón. De nuevo en Florencia –donde ya estaba en tos; recuerda la de la capilla Baroncelli de Santa Cro-
de Terrassa, Barcelona. 1430–, se dedicó a hacer cassoni, donde podía incluir fi- ce de Taddeo Gaddi y, sobre todo, la de la capilla de la
160 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

Asunción de la catedral de Prato, obra de la escuela no consta hasta qué punto esta obra de Nicolás Fran-
de Paolo Uccello. Sin duda, hay que destacar las no- cés dependió de la de Nicolás Florentino, lo cierto es
vedades iconográficas y formales de esta obra, en la que pronto desapareció debido a las críticas que reci-
que Cristo aparece de pie, en actitud inestable, con bió por la exhibición de desnudos de que hacía gala.
la pierna izquierda levantada, en posición escorzada.
Está casi desnudo, cubierto sólo con el perizonium, y
con la mano derecha levantada hace un gesto amena- EL HISPANO-FLAMENCO
zador hacia los condenados, mientras con la izquierda
se abre la llaga del costado como el Cristo de Piedad. Desde la década de 1420, en paralelo con la pin-
Digno de reseñar en el plano inferior es el modo de re- tura italiana, la pintura flamenca abandonó las arbitra-
presentar la resurrección de los muertos y los conde- riedades del gótico internacional y reprodujo la natu-
nados, que evidencia el dominio del artista de la re- raleza que tenía ante sus ojos, sin establecer diferencias
presentación del desnudo en movimiento, en diversas entre los elementos que la componen, incluido el hom-
actitudes y posiciones –al igual que también la figura bre. Pero, para transcribir literalmente esa realidad, ob-
de Cristo–, buena muestra del interés de Nicolás por jetivo de la nueva pintura –ars nova–, y fijar sus apa-
el escorzo, propio de la pintura florentina de principios riencias, fueron necesarios nuevos descubrimientos en
del Renacimiento, en la que se formó. la técnica del óleo, nuevos barnices que permitieron
En León, Nicolás Francés (antes de 1434-1468), aplicar veladuras y, gracias a ellas, reproducir las cali-
originario del norte, posiblemente francés, aunque dades de los objetos. La perfección técnica y el realis-
de formación franco-flamenca, a juzgar por su estilo, mo de las nuevas imágenes de la pintura flamenca se
concluyó el retablo mayor de la sede leonesa antes impusieron en Europa, incluidos los reinos hispanos,
de 1434, según consta en el protocolo notarial para pero las pinturas que se hicieron en ellos no eran igua-
dar fe del «Paso Honroso» del caballero leonés Sue- les que las flamencas. En España la mayoría de los pin-
ro de Quiñones (que encargó al pintor un faraute de tores emplearon la tempera (temple con veladuras de
madera) en el puente sobre el río Órbigo. En las ta- óleo) en lugar del óleo, que no permitía traducir las ca-
blas que restan del retablo se aprecia el estilo carac- lidades de las cosas ni obtener la misma brillantez de
terístico del pintor: las figuras ocupan gran parte del colorido. Esta pérdida de calidad se contrarrestaba con
espacio disponible; las cabezas son pequeñas en rela- la amplia utilización de oro, requerido por los comiten-
ción con el cuerpo y totalmente desproporcionadas tes, y que otorgaba «valor» a las obras.
frente al marco arquitectónico y al paisaje, como Castilla fue la que se mantuvo más fiel a los mo-
también respecto a otras figuras, casi diminutas, jus- delos flamencos. Aunque en Aragón algunos pintores
tificadas por la perspectiva jerárquica que utiliza, al actuaron de forma similar, solía tratarse de maestros
igual que el realismo del detalle que caracteriza al es- que bien eran flamencos, como los Alimbrot en Va-
tilo internacional, así como lo hacen los ricos trajes a lencia, bien habían estado en contacto directo con el
la moda que representa en alguna escena, como la de arte nórdico, como Luis Dalmau o Bartolomé Berme-
Alfonso III el Magno visita al abad san Froilán. jo. Además, si en general las pinturas hispano-fla-
Nicolás Francés, polifacético, realizó obras de ta- mencas mostraban una amplia presencia de oro, en la
lla, miniatura, cartones para vidrieras, además de pin- corona aragonesa los nimbos, y en ocasiones también
turas sobre tabla y mural, muchas de ellas destinadas a los fondos de oro y los brocados de algunas telas, se
la catedral de León, a la que sirvió durante largo tiem- realzaron en relieve (con estuco y el oro aplicado en-
po. De entre ellas cabe destacar el encargo que se le cima en lámina o en corladura), incrementando los
hizo de la pintura mural del Juicio Final. Antes de eje- valores decorativos en la imagen y perturbando su vi-
cutarla, el cabildo le mandó, el 22 de agosto de 1452, sión. La única excepción fue Valencia, que mantuvo
 Dello Delli.
que fuera a Salamanca a ver el fresco del mismo tema sólo los diseños hechos sobre el oro con medios me- Retablo mayor de la catedral
realizado en 1445 por Nicolás Florentino. Pese a que cánicos, sin realzarlos como en el estilo internacional. vieja de Salamanca.
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 163

Prueba de ello es que cuando Bartolomé Bermejo La documentación conservada refiere la exis-
–tras partir de Valencia–, estando en Daroca, hizo su tencia de obras flamencas. Digna de destacar es la
Santo Domingo de Silos (Museo del Prado), no real- pintura que Alfonso de Aragón, siendo ya rey de Ná-
zó el oro, en contra de lo estipulado en el contrato. poles, mandó comprar, en 1444, por dos mil reales, al
mercader Joan Gregori, un San Jorge a caballo del
maestro Johannes, pintor del duque de Borgoña (Jan
LA CORONA DE ARAGÓN van Eyck), que mandó llevar a Nápoles, donde el
monarca también llegó a poseer el tríptico Lomellini
Aunque la estancia de Jan van Eyck en Valencia de Jan van Eyck, adquirido, como el anterior, des-
en 1427, siendo ya rey Alfonso de Aragón, no está pués de morir el pintor en 1441. Menos conocido es
documentada. El monarca, fallecido en 1458, gustó que en 1448 el pintor Joan Rexach tuviera en su po-
de su arte, como también sus sucesores Juan II y Fer- der un San Francisco recibiendo los estigmas que
nando el Católico. Sin duda, ésta fue la razón, o una consideraba obra de Van Eyck y que había comprado
de ellas, de que el rey Alfonso enviara a Brujas, el en Valencia por veinticinco reales, un precio bastan-
6 de septiembre de 1431, a su pintor de corte, el va- te bajo, por lo que podría tratarse de una copia. En
lenciano Lluís Dalmau. Aunque no consta la misión cualquier caso, el que se conserve en el convento de
que le encargó, el viaje de Dalmau se ha vinculado Capuchinas de Castellón una tabla del maestro de la
con el del tapicero Guillem d’Ovexe, recogido en la Porciúncula, inspirada en el original eyckiano de la
documentación de la Batllía el mismo día. No se Galería Sabauda de Turín, del que existe una réplica
sabe el tiempo que Dalmau permaneció en Brujas, más pequeña en el Philadelphia Museum of Art, no
pero tras su vuelta a Valencia, donde se le documen- deja dudas en cuanto a la la identidad de la obra, fue-
ta en 1436, su estilo deriva del eyckiano, que tanto ra original o copia. Aunque no faltan originales fla-
eco encontró en la Corona de Aragón. mencos en otros lugares de la Corona de Aragón, sin
Además de esta intervención regia en los inicios duda, cabe reseñar el que los jurados de la ciudad de
del estilo, como había sucedido durante el estilo inter- Valencia mandaran comprar, para la capilla del
nacional, siguieron llegando pintores extranjeros de ayuntamiento, al mercader flamenco Juan de Anell,
diversa procedencia. Desde Brujas llegaron a Valencia el 15 de noviembre de 1495, el tríptico del Juicio Fi-
Louis Alimbrot, en 1439, y su hijo George Alimbrot, nal de Vrancke van der Stockt, que en parte aún se
en 1463, formado en la misma ciudad pero en un esti- conserva en el Museo de la Ciudad de Valencia,
lo distinto al de su padre, ya que cuando George lle- manteniendo la tradición nórdica de incorporar este
gó a Valencia, Louis Alimbrot ya había muerto. A ellos tema en los ayuntamientos, como ya se hizo antes
se suman el pintor provenzal Pere Nisart en Mallor- cuando se mandó pintar ese mismo tema a Marçal de
ca, donde hizo el retablo de San Jorge (c. 1468), y la Sas en el muro del Consell Secret del ayuntamiento.
estancia en Barcelona del pintor Antonio Lonhe Valencia, con la presencia de Lluís Dalmau, al
(1462), formado en Borgoña, que trabajó en el sur de menos desde 1436, y de Louis Alimbrot, desde
Francia y en Saboya, donde realizó obras como la Tri- 1439 hasta 1463, fue la primera ciudad en incorporar
nidad (Museo de Turín), en la que se aprecian los nim- los modelos flamencos a su pintura, en deuda con el
 Pedro Berruguete. bos realzados como en Cataluña. Tal como ha señala- arte eyckiano, en el que se formó Alimbrot en Brujas,
Virgen con el Niño (procedente do Yarza, en Zaragoza, en colaboración con el pintor al que se considera autor del tríptico de la Crucifixión
del Hospital de la Latina).
MUSEO MUNICIPAL, MADRID. internacional Blasco de Grañén, intervino en 1454 en del Museo del Prado, conectado con el primer estilo
el cuerpo del retablo del Salvador de Egea de los Caba- de Jan, cuando colaboró en las Horas de Milán-Turín.
Páginas siguientes:
 Fernando Gallego. lleros (Zaragoza), contratado por Grañén, un pintor, Y esta deuda debió de mantenerse durante bastante
Bóveda celeste con los signos cuyo nombre no se conoce y del que no restan otras tiempo, enriquecida por Georges Alimbrot, que llegó
del zodíaco.
BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE
obras, que no era ajeno a la pintura del sur de Francia, a Valencia desde Brujas en 1463. Aunque no se sabe
SALAMANCA. Nápoles y Palermo. nada de él, al haberse formado antes de 1460, en que
166 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

obtuvo la maestría en la ciudad, debería estar en deu- vincule con Reixach el tríptico de Santa Ana encarga-
da con el arte eyckiano, igual que Petrus Christus, el do por los Borja en Roma en 1452 para la colegiata de
pintor brujense más destacado entonces. Pese a que a Játiva, ya que, aunque consta que los pagos se hicieron
George no se le tomó en consideración porque se le a un tal Pere Rexach, sin duda se trata de una confu-
vinculó al estilo de su padre, al que sólo conoció de sión del escribano por Joan Reixach, como sucede tan-
niño, es posible que a través de George Alimbrot se tas veces. Vinculado a Reixach el estilo que antes se
pudiera justificar la formación de Bartolomé Bermejo adscribía tantas veces al binomio Jacomart-Reixach, se
y quizá también, en cierta medida, la de Rodrigo Oso- entiende así mejor la obra de este pintor, formado en el
na, documentado ya en 1466. estilo internacional, al que incorpora después los mo-
A los nombres anteriores hay que añadir los tres delos flamencos. Por lo que respecta a Jacomart, que
pintores italianos que llegaron a Valencia en 1472, Pa- en 1442 marchó a Nápoles a instancias de Alfonso de
olo de San Leocadio, Francesco Pagano y Ricardo Aragón y volvió definitivamente a Valencia en 1448,
Quartararo, cuya presencia se vincula a la interven- donde permaneció hasta su muerte, se ha asimilado su
ción del cardenal Rodrigo Borja (el futuro papa Ale- figura con el maestro de Bonastre, autor entre otras
jandro VI), para que se encargaran de la decoración obras de la Anunciación procedente del convento de
de la pintura mural de la cabecera de la catedral, ante Santo Domingo de Valencia, derivada de los modelos
la necesidad que tenía el cabildo de hacer allí nuevas eyckianos y con una simplificación de volúmenes, pro-
pinturas al fresco (técnica dominada por los italianos). ducto quizá de su estancia en Nápoles, de la que care-
Antes se había hecho ya un intento fallido de restau- cen las obras de Reixach.
rar las pinturas antiguas consumidas por el fuego. En En la década de 1460, en la que George Alimbrot
1469 el cabildo mandó buscar en Cantalapiedra (Sa- llegó a la ciudad desde Brujas en 1463, se instaló en la
lamanca), donde residía, al pintor italiano Nicolás ciudad el cordobés Bartolomé Bermejo (activo de
Florentino, por dominar él esta técnica. Lamentable- 1468 a 1501). Aunque no consta desde cuándo esta-
mente, nada más llegar a Valencia, Florentino enfer- ba en Valencia, en 1468 concluyó el San Miguel de
mó y murió al año siguiente. Con independencia del Tous (National Gallery, Londres), en el que se consta-
estilo de los pintores italianos llegados en 1472, en ta que Bermejo es el artista hispano que mejor asimila
principio se les mandó ir a Valencia por razones técni- la pintura flamenca y reproduce las calidades de las
cas. Más que optar por el nuevo sistema de represen- cosas. Destaca también en la representación del pai-
tación creado por los italianos, lo que pretendieron los saje, como se verifica en el tríptico de Monserrat, que
miembros del cabildo en esta ocasión fue contar con le encargó el mercader de Acqui Terme, Francesco
pintores que respondieran a sus necesidades En este della Chiesa, en 1484, después de dejar Zaragoza. Ber-
caso pertenecían ya al Renacimiento, pero el hecho mejo realizó la tabla central, con la Virgen con el Niño
de que su estilo se viera influido por el flamenco favo- sentados en una sierra, en un paisaje bañado en luces
reció su aceptación por los comitentes, que en general de atardecer sin precedentes en la pintura española.
no distinguían su arte del de los hispano-flamencos. Las alas laterales y los reversos los ejecutó Rodrigo de
Entre los pintores locales que trabajaron en Va- Osona (c. 1440-1518), cuyo nombre se suele incluir
lencia, de Lluís Dalmau (documentado en 1428-1452) entre los pintores del primer Renacimiento, pese a su
no se conserva ninguna obra antes de su marcha a Bar- formación hispano-flamenca, por incorporar en sus
celona, entre 1438 y 1443; tampoco ha llegado a noso- obras motivos decorativos y arquitecturas renacentis-
tros ninguna de las obras documentadas de Jaime Baço tas por influjo de Paolo de San Leocadio, como en el
(c. 1411-1461), conocido como Jacomart. Aunque se banco del Calvario de la iglesia de San Pedro Mártir y
supuso que había intervenido en el retablo de Catí de San Nicolás de Valencia de 1476.
(Castellón), contratado en 1461, el año de su muerte, En Aragón la influencia flamenca se manifestó  Bartolomé Bermejo.
Cristo varón de dolores.
al parecer quien lo llevó a cabo en su totalidad fue Joan después que en Valencia. Entre los primeros hispa- COLECCIÓN CASTILLO DE PERELADA,
Reixach (1411-1486/1492). Tanto esto como el que se no-flamencos que trabajaron se encuentra Martín de GIRONA.
168 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

 Maestre Nicolás Francés.


Retablo de la vida de la Virgen y de san Francisco. Siglo XV.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID.
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 169

Soria (documentado en 1449-1487), cuyo estilo se para el gremio de curtidores, pero murió antes de em-
identificó pronto gracias al retablo de Pallaruelo de Mo- pezarlo. La ejecución se encomendó entonces a Jaume
negros (Huesca), desaparecido en parte. Al anterior se Huguet (c. 1415-1492), sin duda el pintor hispano-fla-
suma Tomás Giner (documentado en 1458-1480), que menco más importante de Cataluña y el que más éxito
realizó las parejas de santos del palacio arzobispal de obtuvo, incluso durante la guerra civil, en que fue pin-
Zaragoza por encargo del arzobispo Dalmau de Mur, tor del pretendiente, Pedro de Portugal. Si en las pri-
concluidas en 1459, tres años después de la muerte del meras obras se demuestra su mayor dependencia de
prelado. Aunque Giner realzó el oro de los fondos, la los modelos flamencos, como en la Madona de Vallmol
monumentalidad que muestran las figuras es ajena al (c. 445-1450), influida por el arte eyckiano, pronto
estilo internacional. tuvo que adaptarse a las demandas de los comitentes,
Bartolomé Bermejo se trasladó a Daroca, antes de que le exigían que empleara oro en abundancia, como
1474, realizando allí el retablo de santo Domingo de Si- se constata incluso en el retablo de la Adoración de los
los, en colaboración con Martín Bernat. La tabla cen- Magos que encargó Pedro de Portugal para la capilla de
tral, con la figura del santo titular entronizado, de Santa Águeda en 1465. Sorprende que Bartolomé Ber-
mano de Bermejo, que se guarda en el Museo del Pra- mejo se trasladara a Barcelona en 1486 para competir
do, se convierte, debido a su monumentalidad y a la en un mercado artístico dominado por Huguet y sus
riqueza con que se le representa, en símbolo de majes- colaboradores, la familia Vergós. Aun así, el arcediano
tad, imponiéndose al espectador como si fueran piezas Lluís Desplá le encargó en 1490 la Piedad para su capi-
de orfebrería. Las obras que realizó Bermejo durante lla en la catedral. Podría decirse que pocas veces en la
su estancia en Aragón –entre ellas el retablo de Santa pintura hispano-flamenca se ha logrado caracterizar a
Engracia, del que se conservan algunas tablas des- los personajes con tanta fuerza y realismo en los rostros
membradas– dejaron una profunda huella entre los y reproducir un paisaje rico y variado, casi nocturno,
pintores aragoneses, más evidente en Martín Bernat sometido a los efectos de la luz.
(1450-1505) que en el castellano Miguel Ximénez
(documentado en 1462-1505), que colaboraron jun-
tos en algunos retablos, como el de la Santa Cruz de LA CORONA DE CASTILLA
Blesa, conservado en el Museo de Zaragoza, además
de los que realizaron en solitario. Mientras que Bernat Consta que durante el viaje a Portugal de la emba-
destaca por la fuerte caracterización de sus personajes, jada del duque de Borgoña, Jan van Eyck, que formaba
en deuda con Bermejo, los de Ximénez muestran fac- parte de ella, peregrinó a Santiago en 1429 y conoció al
ciones menos duras y mayor elegancia en las formas. rey Juan II, pero no existen testimonios de que, como
En Cataluña el primer ejemplo de pintura hispa- fruto de aquel encuentro, el monarca castellano en-
no-flamenca es el retablo que encargaron al pintor cargara una obra a Van Eyck. Sin embargo, lo cierto es
valenciano Lluís Dalmau, en 1443, los consellers del que Juan II se trajo a Castilla la Fuente de la gracia y
Consejo de Ciento, para su capilla, en el que debían triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga, hoy en el Museo
figurar como donantes. Eligieron a Dalmau (vecino del Prado, realizada en 1430, en vida del pintor, y eje-
entonces en Barcelona) por su conocimiento del arte cutada por uno de sus colaboradores, como ha podido
eyckiano, en el que se inspiró para hacer este retablo, verificarse gracias a la documentación técnica. Pese a
en el Políptico de Gante para los ángeles y en la Virgen que la llegada de la obra a Castilla –y también su eje-
del canónigo Van der Paele para la composición. Tras cución– se vinculaba al rey Enrique IV, que en 1459 la
intervenir en 1448 en la ejecución del retablo de San donó al monasterio del Parral de Segovia, lo más segu-
Baldiri para Sant Boí de Llobregat (Museu Nacional ro es que la hubiera recibido en herencia de su padre,
d’Art de Catalunya, Barcelona), en el que, a instancias Juan II, del que sí consta que poseyó el tríptico de la
de los comitentes, el oro aparece realzado, en 1452 re- vida de Cristo de Roger van der Weyden (Gemäldega-
cibió el encargo de realizar el retablo de San Agustín lerie, Berlín), que legó en 1445 a la cartuja de Miraflo-
170 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

res, en Burgos, fundada por él y destinada a acoger su yoría de origen nórdico, como demuestran las obras
sepultura. A diferencia de lo que hizo Alfonso de Ara- que legó a la Capilla Real de Granada. Pero no fueron
gón, Juan II no mandó a ningún pintor a Flandes, al las únicas. También consta que hizo algún encargo
contrario, lo único que se sabe es que el ya menciona- concreto, como el retablo de la Adoración de los Ma-
do Dello Delli trabajó para él. No es de extrañar, por gos, que se trajo de Flandes y fue colocado en el coro
tanto, que el estilo hispano-flamenco se iniciara en de los conversos de la cartuja de Miraflores. Obra del
Castilla después que en Aragón, como muy pronto en maestro de la leyenda de Santa Catalina, este retablo
la década de 1440, en paralelo con el estilo interna- costó 26.810 maravedíes, y sus cinco tablas (de las que
cional, aunque no exista ninguna obra documentada se conservan cuatro, entre ellas la Anunciación y la
hasta 1455, fecha del Altar de los ángeles de Jorge In- Presentación en el templo, del Museo del Bargello de
glés, que le encargó el marqués de Santillana para el Florencia) sirvieron de modelo al retablo del Bautismo
Hospital de Buitrago (Madrid), en el que aparecen que la reina mandó hacer a Juan de Flandes para el
como donantes Íñigo López de Mendoza y su esposa. coro de los legos de Miraflores, cuyas cinco tablas se
Aunque, sin duda, hubo otros pintores nórdicos conservan dispersas. Además de las obras que encar-
en Castilla, como pudo ser el que hizo las tablas de So- garon los monarcas castellanos, llegaron a Castilla
petrán (Guadalajara), del Museo del Prado, o el bur- otras muchas, de diferente calidad; entre ellas, las que
galés Diego de la Cruz, consta que casi a finales de si- poseyeron algunos de los grandes nobles del reino,
glo hubo otros pintores al servicio de Isabel la Católica como el condestable de Castilla, que legó al convento
debido a la necesidad de pintar los retratos de los in- de Medina del Pomar, entre otras, una tabla de la
fantes para llevar a cabo su política matrimonial. El Asunción de la Virgen, del maestro de la Leyenda de
primero en llegar fue Antonio Inglés, que fue a Cas- Santa Lucía, que ahora se conserva en la National Gal-
tilla con la embajada inglesa en marzo de 1488 y es- lery de Washington. Algunas se destinaron también a
tuvo en la corte hasta septiembre de 1489. Después, instituciones eclesiásticas importantes, como el mo-
la reina hizo venir a otros dos pintores de Flandes. nasterio benedictino de Santa María la Real, de Náje-
Todo apunta a que ya en 1492 llegó a Castilla Michel ra (La Rioja), cuya iglesia tenía tras el altar mayor un
Sittow, originario de Reval pero formado en Brujas, y retablo realizado por Memling hacia 1480, del que sólo
permaneció al servicio de Isabel hasta su muerte en subsisten tres tablas en el Museo Real de Amberes,
1504, si se acepta la tesis de Trizna de identificarlo con una con Cristo rodeado de ángeles músicos y otras dos
el Melchor Alemán, documentado desde 1492. En con ángeles músicos.
1496 la reina requirió los servicios de Juan de Flandes, En Burgos el pintor de mayor relieve fue Diego
que, como Sittow, trabajó para la reina Isabel hasta de la Cruz (activo de 1470 a 1500). Supuestamente de
que falleció en 1504. Al elegir a sus pintores de corte, origen extranjero, su estilo se reconstruye a partir de la
entre Flandes e Italia, Isabel la Católica optó decidi- tabla firmada de Cristo de Piedad entre la Virgen y San
damente por Flandes. Pero eso no fue obstáculo para Juan, actualmente en el Museo del Prado. De entre las
que contratara obras a Pedro Berruguete a su regreso obras que se atribuyen a Diego de la Cruz destacan la
de Italia, ya no sólo por su conocimiento del arte fla- Misa de San Gregorio (Museu Nacional d’Art de Ca-
menco, sino porque Berruguete pintó para la reina al- talunya, Barcelona) y el Cristo de Piedad entre ánge-
gunas de las tablas «más flamencas» de toda su carre- les, de Covarrubias, que, al igual que la tabla firmada
ra, como la Anunciación de la cartuja de Miraflores. por el pintor, permiten comprobar su cuidada técnica y
Otro tanto podría decirse de las pinturas que Isa- su interés por destacar el volumen de las figuras, así
bel la Católica adquirió o encargó, como se sabe por la como su contención al expresar el drama de la pasión.
documentación; excepcionalmente, quizá producto de Entre los pintores activos en el foco burgalés sobresa-
un regalo, poseía dos pinturas italianas, la Oración en el len el maestro de los Balbases y Alonso de Sedano. El
huerto, de Botticelli, y el Cristo de piedad, que se había de los Balbases se mostró receptivo a las novedades
conectado con Perugino, pero el resto eran en su ma- aportadas por Sedano desde tierras mediterráneas a
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 171

 Rodríguez de Toledo.
Retablo del arzobispo don Sancho de Rojas. Siglos XIV-XV.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID.
172 / La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco

partir de 1490, perceptibles en la simplificación de vo- En Andalucía se conserva un número mayor de


lúmenes y en las líneas rectas que dominan en sus documentos que en el resto del reino castellano,
composiciones, como el retablo de las Reliquias de la pero las obras que han llegado hasta nosotros son
catedral, realizado conjuntamente por el maestro de muy pocas y, en su mayoría, ejecutadas en Sevilla y
los Balbases y por Alonso de Sedano antes de 1496. firmadas. Por tal razón, es posible identificar a algu-
En Salamanca el pintor más destacado fue Fer- nos artífices, como Juan Sánchez de Castro, autor de
nando Gallego (documentado en 1468-1507), cuyo la Virgen de las Gracias de la catedral; Juan Nuñez,
estilo se reconstruye a partir de sus obras firmadas: la que hizo la Piedad, asimismo en la sede hispalense, o
Piedad con donantes (Museo del Prado, Madrid), el Pedro Sánchez, que llevó a cabo el Entierro de Cris-
tríptico de la Virgen de la rosa (catedral de Salamanca) to (Museo de Budapest), entre otros. Al analizar sus
y la Imposición de la casulla a San Ildefonso del retablo características se comprueba la escasa personalidad
del cardenal Mella (catedral de Zamora), en las que se de estos pintores. Quizá por ello sorprende la exis-
percibe la maestría en el dibujo, la caracterización de tencia de una obra como el San Miguel luchando
los personajes y la riqueza del color, pese a utilizar la con los demonios (Museo del Prado), procedente de
témpera, así como lo cuidado de las composiciones y el Zafra (Badajoz), cuyo autor podría ser Alejo Fernán-
interés que sintió por introducir variantes al represen- dez, que la habría realizado en los primeros momen-
tar un mismo tema, como se constata en las versiones tos de su actividad, cuando llegó a Córdoba a finales
de la Adoración de los Magos que realizó, entre ellas del siglo XV, o alguien próximo a él.
las del Museu Nacional d’Art de Catalunya, en Barce-
lona, y la del Museo de Bellas Artes de Oviedo.
BIBLIOGRAFÍA
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— ALCOLEA I BLANCH, S.: Pintura gótica catalana, Polígrafa, Bar-
do –uno de los pocos que se conservan en el reino cas- celona, 1986.
tellano–, consta que María de Luna les exigió que lo HERIARD DUBREUIL, M.: Valencia y el gótico internacional, Alfons el
Magnànim, Valencia, 1987.
llevaran a cabo con «imágenes de pinsel de muy gen-
JOSÉ I PITARCH, A.: «Les arts plàstiques: l’escultura i la pintura gò-
tiles ordenanças del arte nuevo... finos colores labra- tiques», en Història de l’art al Pais Valencia, vol. I (eds. A. En-
dos a óleo e de gentiles autos e continencias e graciosos ric y J. F. Yvars), Valencia, 1986.
LLOMPART MORAGUES, G.: La pintura medieval mallorquina, su entor-
rostros e extranjeros». De la lectura de este documen- no cultural y su iconografía, Palma, 1977-1980, 4 vols.
to se desprende que la duquesa gustaba de la pintura POST, Ch. R.: A History of Spanish Painting, Harvard University Press
Cambridge, Massachusetts, 1930-1966, vols. III-XIV.
flamenca. Por esa razón reclamaba que el retablo se hi-
SILVA MAROTO, P.: Pintura hispano-flamenca castellana: Burgos y Pa-
ciera «al moderno», siguiendo los modelos del «arte lencia, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1990, 3 vols.
nueva», como hizo Juan Rodríguez de Segovia, que se
inspiró en la Madona Durán de Weyden (Museo del
Prado, Madrid) para la Virgen con el Niño y ángeles
de la calle central, utilizada por él también en otras
obras, como el retablo de El Muyo (Segovia).
La pintura española entre Italia y el mundo nórdico: del gótico internacional al hispano-flamenco / 173

 Juan de Borgoña. Conjunto de pinturas de la Sala Capitular de la catedral Primada, Toledo.


MIGUEL ÁNGEL LADERO QUESADA. Universidad Complutense de Madrid. Academia de la Historia

EL ORDEN POLÍTICO:
teorías, estructuras, instituciones

DOCTRINAS POLÍTICAS del rey, como la coronación, y de su muerte, como los


funerales regios, e incluso a veces por creencias de tipo
En la Baja Edad Media, las monarquías del Oc- mesiánico-apocalíptico sobre la función de determina-
cidente europeo se gobernaban a partir de una expe- das empresas regias en el advenimiento del fin de los
riencia doctrinal y práctica muy extensa, en la que se tiempos y el cumplimiento de las promesas de Cristo:
funden elementos de procedencia diversa. Unos en- así sucedía con el espíritu de cruzada, que despertaba
raízan en las primitivas concepciones germánicas, que movimientos de emoción y entusiasmo difíciles de
conciben la organización jurídica y política como el comprender hoy. Así pues, el pensamiento religioso ro-
medio mejor de mantener la paz en la comunidad, y al deaba a la institución monárquica de atributos morales
titular de la realeza en el ejercicio de dos funciones de perfección, casi sacros, y consolidaba, al mismo
principales: dirigir la guerra y hacer justicia. Otros, de tiempo, las concepciones organicistas de la sociedad y
expresión escrita mucho más rica, proceden del pensa- su gobierno, al imaginarla como cuerpo cuya cabeza es
miento eclesiástico altomedieval: aunque la desigual- el rey, así como Cristo es cabeza del cuerpo místico de
dad social y la existencia misma del poder son conse- la Iglesia. La defensa y conservación del «cuerpo so-
cuencia del pecado original, la capacidad coactiva del cial» así imaginado es, desde luego, un supuesto previo
poder permite promover justicia y paz, evitando males e indiscutible de la acción política.
mayores. Una originalidad importante del pensamien- Hay que considerar, también, otra característica
to político eclesiástico fue la distinción, cada vez más propia en mayor medida de los siglos centrales de la
neta, entre auctoritas religioso-sacerdotal y potestas po- Edad Media, entre los siglos X y XIII, pero cuya herencia
lítico-secular, lo que impidió formas integradas de po- es muy perceptible aún a finales de la Edad Media: me
der basadas en doctrinas teocráticas y permitió tanto el refiero a la falta de diferenciación conceptual clara en-
pleno reconocimiento del officium regio como el paula- tre Estado y sociedad, entre formas de poder político y
tino desgajamiento del ámbito de lo político con res- otras formas de poder. En la práctica feudo-vasallática,
pecto al de lo sagrado-religioso, aunque las relaciones lo político nunca se diferenciaba por completo en el
entre poderes eclesiásticos y seculares fueran estrechí- seno de un conjunto más amplio de relaciones sociales
simas. Cabe tener en cuenta, además, que la legitima- y formulaciones ideológicas: por una parte, poder polí-
ción del poder se basaba en argumentos de derecho di- tico y formas de dominio socio-económico están liga-
vino: no sólo porque los reyes se consideraban vicarios dos entre sí directa y visiblemente, lo que justifica la
o lugartenientes de Dios en el ejercicio de su función naturalidad con la que, en aquel sistema, se acepta y
sino, más aún, porque su derecho mismo a reinar pro- aplica el principio de desigualdad jurídica y de calida-
cedía de la gracia divina. Las imágenes mentales reli- des diversas de los individuos –principio muy ajustado,
 Sepulcros reales del giosas sobre el poder real eran un eficaz instrumento de por otra parte, a las teorías funcionalistas sobre el or-
monasterio de Santa María
la Real de Huelgas, Burgos.
propaganda política en aquellos siglos, reforzadas, a ve- den y las jerarquías sociales–, y así se explica también la
PATRIMONIO NACIONAL. ces, por ceremonias en momentos solemnes de la vida realidad primitiva o, al menos, la tendencia a una
176 / El orden político: teorías, estructuras, instituciones

adaptación del campo del ejercicio del poder político a humano determinado y diferenciado de los demás,  Salón del Tinell.
Palacio Real de Barcelona.
los espacios y agentes que ejercen el poder socio-eco- para la consecución de unos finales de orden natural»
nómico. A estos principios de fragmentación viene a (J. A. Maravall). Claro está que todo esto no se logra
unirse el de no división de poderes y, también, las no- de una sola vez ni en todas partes al mismo tiempo,
ciones de superposición, multiplicidad y pacto para el sino que la realización se desarrolla a lo largo de varios
ejercicio de varios poderes sobre los mismos espacios y siglos, se consigue mejor en las grandes monarquías
poblaciones, lo que a menudo genera complejidad e in- europeas y no destruye, sino que a menudo se apoya
cluso confusión administrativa. también en los elementos de origen anterior que ya he-
A partir de mediados del siglo XIII ocurre el paula- mos descrito, de modo que se respeta el principio de
tino renacimiento de la noción y la realidad del Estado agregación jerarquizada de poderes en torno a cúspides
como forma más compleja y perfecta de organización que ordenan el conjunto, en este caso la corona.
del poder político en los diversos ámbitos territoriales Sin embargo, el concepto de Estado y su desarro-
europeos. Hoy concebimos el Estado como una orga- llo dispone de sus propios principios ideológicos princi-
nización «jurídicamente establecida, objetiva y dura- pales, que se basan en la recuperación y el estudio del
dera, con un poder supremo independiente en su esfe- derecho romano tardío, desde mediados del siglo XII, y
ra de cualquier otro, ejerciéndose sobre un grupo en el de la Política de Aristóteles, desde el último tercio
El orden político: teorías, estructuras, instituciones / 177

del siglo XIII. El primero ponía el acento en los concep- deres o administraciones de carácter subordinado y li-
tos de res publica como ámbito de la acción política, y mitado dentro del marco del Estado monárquico,
de soberanía del rey (princeps), legislador y, al mismo como pueden ser los señoriales y municipales.
tiempo, por encima de las leyes positivas si era preciso De ambos modelos hay manifestación histórica
(a legibus solutus: absoluto), aunque no de la ley natu- en los reinos españoles bajomedievales, pero impor-
ral ni de la divina, y en el uso además de algunos ámbi- ta señalar que los dos –el pactista y el absolutista– tu-
tos de poder o regalia exclusivos. El pensamiento aris- vieron rasgos y problemas comunes en el proceso de
totélico, por su parte, afirmaba el carácter natural de la modernización del poder político. La corona encar-
organización política de la sociedad, al margen de cual- nó siempre «la idea emergente de Estado», como lo
quier justificación o connotación externa a ella. Am- demuestra la pronta aplicación del principio de ina-
bas corrientes doctrinales confluían en el apoyo a la re- lienabilidad, de tal forma que no pudieran enajenar-
cuperación del carácter público del poder político, se o menguarse reinos, derechos y poderes reales sal-
considerado como «espacio autónomo y diferenciado, vo por «grandes e justas cabsas», según se lee en las
dotado de una legitimidad propia» (J. Strayer), frente a actas de las Cortes de Castilla de 1476. Y lo ratifican,
otras fuentes y formas de poder, y potenciaban la rela- igualmente, el monopolio de la corona en el ejercicio
ción de naturaleza entre el rey y los súbditos, dentro de de las relaciones exteriores, la atribución de sobera-
un espacio o territorio bien definido, como base para su nía, que se efectúa exclusivamente a su favor, o el no
ejercicio y para el desarrollo del concepto de soberanía. reconocimiento de «superior en lo temporal» que los
La glosa eclesiástica de estos principios, desde Tomás reyes proclaman continuamente.
de Aquino y Egidio Romano, insistió en la noción de En ambos casos –el pactista y el absolutista–, aun-
bien común, e insertó la ley positiva –que era resultado que por distintos caminos, fue preciso renovar el siste-
del poder político y, al mismo tiempo, su límite habitual ma de relaciones entre la corona, los poderes ejercidos
e instrumento de acción– en una necesaria armonía por los diversos sectores de la «sociedad política» y el
con la ley natural y la ley divina, como fundamentos reino en su conjunto; hallar, en suma, un nuevo equi-
profundos del orden político. librio tanto en las bases doctrinales del poder como en
En el camino hacia estas formas de Estado mo- sus medios institucionales. En este último aspecto, los
derno, como se las denomina desde hace tiempo, grandes retos que debieron superarse fueron la reno-
hubo dos posibilidades de desarrollo desde mediados vación y modernización de los medios de acción polí-
del siglo XIII que se manifestaron a menudo de forma tica y administrativa, el disponer de recursos financie-
sucesiva o contradictoria. Una es la pactista, basada ros y militares más potentes, y la constitución de un
en el reparto de poderes y funciones entre el rey y el sistema nuevo de relaciones exteriores.
reino; este último se configura en estamentos –clero, El conjunto de ideas y tendencias que acabamos
nobleza, estado llano–, que actúan unidos en parla- de exponer está presente de diversas formas tanto en
mentos o Cortes, o separadamente, siempre bajo el los tratados doctrinales y otros escritos como en la ac-
dominio de grupos sociales dirigentes, verdadera «so- ción de gobierno. Entre los escritos, Las Partidas de Al-
ciedad política» que emerge sobre el conjunto de lo fonso X de Castilla ejercieron gran influencia y fueron
que podemos llamar «sociedad civil». La otra posibili- objeto de diversas glosas a lo largo de los siglos XIV y XV,
dad lleva al absolutismo regio, a la superación del re- así como las obras de algunos juristas eminentes en el
parto de poderes con los estamentos, a su concentra- ámbito catalán y aragonés del siglo XIII (Pere Albert,
ción en la corona, dueña de la soberanía, de la Ramon de Peñafort). Se conocía, igualmente, a los clá-
«preeminencia y señorío real absolutos» –según lee- sicos altomedievales, entre los que se contaba san Isi-
mos en documentos castellanos del siglo XV–, de doro de Sevilla, y a los teóricos de los siglos XII al XIV
modo que la «sociedad política» bien actúa integrada (Juan de Salisbury, Pietro della Vigna, Santo Tomás de
en ella mediante el ejercicio de poderes correspon- Aquino, Egidio Romano, Marsilio de Padua). Entre los
dientes al ámbito monárquico, bien desarrollando po- autores peninsulares dignos de mención por la audien-
178 / El orden político: teorías, estructuras, instituciones

cia o por los lectores que tuvieron, aunque no tanto por el influjo de la recepción del derecho romano, pro-
su originalidad, se cuentan Gil de Zamora, preceptor de mulgador de leyes, además de ser la monarquía be-
Sancho IV de Castilla (De preconiis Hispaniae), Ramon neficiaria máxima de la conquista y repoblación y ca-
Llull y, ya en el siglo XIV, don Juan Manuel (Libro de los paz de concentrar renta y de renovar su sistema fiscal
Estados), el portugués Álvaro Pelayo (Speculum Regum, precozmente, desde tiempos de Alfonso X.
1344), Juan García de Castrojeriz, traductor y comen- La situación portuguesa era similar a la castellana;
tarista de Egidio Romano, el infante Pedro de Aragón por el contrario, en Navarra y Aragón, y sobre todo en
(Tractatus de vita, moribus et regimine principum) y el ca- Cataluña, que conoció una plena estructuración feu-
talán Francesc Eiximenis (Regiment de princeps e de co- dal de las relaciones de poder, la monarquía no alcanzó
munitats). En el siglo XV, entre otros, Arnau de Vilano- el mismo nivel de independencia jurídica con respecto
va, el obispo burgalés Alfonso de Cartagena, Rodrigo a los grupos sociales con fuerza política, esto es, el alto
Sánchez de Arévalo (Vergel de Príncipes o Suma de la po- clero, la nobleza y, desde finales del siglo XII, las aristo-
lítica; Historia Hispanica), Diego de Valera (Doctrinal de cracias locales de ciudades y villas. En el caso castella-
Príncipes), Gómez Manrique (Regimiento de Príncipes), no se caminaría hacia el crecimiento del poder regio,
fray Iñigo de Mendoza (Dechado de regimiento de prínci- aunque limitado por la intervención de obispos, nobles
pes), el jurista Alonso Díaz de Montalvo y otros autores y caballeros, según su fuerza o predominio en la corte;
de tiempos de los Reyes Católicos. en el caso aragonés se caminaría hacia su limitación a
través del pacto con dichas fuerzas sociales. Pero en
ambos las relaciones sociales sobre las que se sustenta-
LOS MEDIOS DE GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN ba el poder eran semejantes.

Es preciso recordar, ante todo, que, en el plano


de la organización política se habían desarrollado di- ELEMENTOS Y CONDICIONES DE LA
ferencias notables entre los reinos españoles a partir MADURACIÓN INSTITUCIONAL
de mediados del siglo XI, comenzando por el hecho
mismo de su consolidación frente a la «idea impe- Las monarquías bajomedievales limitaron su ac-
rial» leonesa defendida por Alfonso VI (1065-1109) ción tanto en el ámbito territorial, puesto que ningu-
y Alfonso VII (1126-1157), que englobaría los diver- na aspiró a la universalidad imperial, como en sus fi-
sos reinos autónomos bajo la supremacía del titular nalidades, pues renunciaron a ejercer prerrogativas
del imperium hispánico. Pero, en definitiva, la Espa- teocráticas aunque tomaran muchas atribuciones y
ña cristiana de la Plena Edad Media se configuró rentas de raíz eclesiástica. Pero ambas limitaciones
como un ámbito de diversos núcleos de poder regio, las hicieron más sólidas y fuertes. Por lo demás, los
y es fundamental comprender el distinto alcance y principios y doctrinas de autoridad antes reclamadas
efectividad de este poder en los casos castellano-leo- por emperadores e incluso por papas fueron plena-
nés, navarro y catalano-aragonés. mente transferidas al concepto y figura del rey, de
La autoridad real fue siempre mucho más fuerte modo que se aceptaba generalmente la idea de que el
en León y Castilla debido a la adopción de la heren- monarca poseía plena autoridad para ejercerla en
cia hispano-visigótica, a la escasa feudalización de pro del bien común sobre el «cuerpo» que era su rei-
las estructuras políticas, que fue, además, tardía, a la no: así, los diversos principios de soberanía y poder
mejor conservación de regalia y principios de dere- crecen y se aglutinan en torno a la figura del rey, con-
cho público sobre los poderes del rey, la noción de te- cebido como cabeza del cuerpo político.
rritorio e incluso la de vínculo de naturaleza, y a la La manifestación más clara del poder regio cre-
fuerza mucho mayor –en población y extensión del ciente fue la complejidad y la madurez cada vez ma-
reino– de que disponía el monarca, jefe militar, ha- yores de una administración pública que actúa en
cedor de justicia y desde tiempos de Alfonso X, bajo nombre y al servicio del poder real, y el aumento
 Sepulcro del arzobispo también de los recursos de que dispone: se trata de Pérez-Prendes y hay que conocerlos para no aplicar
Gil de Albornoz (detalle).
fenómenos comunes a todas las monarquías occi- anacrónicamente los principios propios de modelos
Catedral Primada, Toledo.
dentales y se desarrollan contemporáneamente en más recientes, que se refieren al Estado constitucional
todas ellas durante la Baja Edad Media, pero son pe- y no al de Antiguo Régimen. Primero, no separación
culiares de cada una en sus rasgos y manifestaciones sino interrelación de poderes, de modo que un mismo
concretas. En todos los casos, las novedades bajome- órgano institucional puede ejercer funciones que son
dievales fueron de gran importancia y dieron su per- «de suyo diferentes, como «gobernar» y «juzgar», sin
fil a la organización político-administrativa de los que ello implique confusión en la percepción de la dis-
reinos europeos durante siglos. Su estudio es el cam- tinta naturaleza jurídica de las funciones». Segundo,
po propio de la clásica «historia institucional», cada «flexibilidad» de las instituciones, que no tienen «esta-
vez más próxima en algunos de sus aspectos a una tutos delimitadores de sus abanicos competenciales en
historia social y cultural del poder, aunque el análisis forma que pudiesen resultar un obstáculo para la libre
detallado de las instituciones en su génesis y evolu- y rápida adjudicación de nuevas tareas, o modificación
ción temporal sigue siendo su objeto central. de las antiguas [...] según la conveniencia política li-
Los principios que inspiraban aquel modelo de ad- bremente estimada por la Corona», y cierta discrecio-
ministración fueron expuestos claramente por J. M. nalidad en la aplicación de las normas, aunque se rea-
180 / El orden político: teorías, estructuras, instituciones

lizó un esfuerzo muy notable para dotar a cada oficio o El poder eminente del rey se manifestaba igual-
institución de ordenanzas que regularan claramente mente en el ejercicio de los derechos soberanos o rega-
sus actividades. Tercero, «doble comunicación entre lías definidos en el derecho romano tardío: eran de la
súbditos y Corona»: ordinaria, a través de las institu- corona las minas y las salinas, las aguas, los bosques, los
ciones servidas por los oficiales públicos, y extraordi- pastos y las tierras incultas, la caza y la pesca, aunque
naria o directa, mediante la presentación de memoria- los reyes cedieran su usufructo a diversas instituciones
les, cartas, arbitrios, o incluso actuando en servicio públicas o a particulares. También era prerrogativa re-
regio «prescindiendo de las estructuras administrati- gia la regulación de algunos aspectos de la vida econó-
vas», aunque ésta fuera una situación insólita y casi mica: acuñación de moneda, autorización de ferias y
siempre condenable, sobre todo si no había tenido éxi- mercados, seguridad en los caminos, etc.; en definitiva,
to en la consecución de sus objetivos políticos. eran manifestaciones de su capacidad para mantener
la justicia y la paz.
Las delegaciones del poder real fueron muy raras
LA MONARQUÍA. LAS INSTITUCIONES REGIAS en Castilla debido al carácter itinerante de la corte y,
sobre todo, a la homogeneidad política del país. En
Hay dos medios de verificar cuáles eran los poderes cambio, en la Corona de Aragón eran necesarias de-
del rey, de evaluar su adaptación a la práctica política. bido a la diferente organización política de cada uno
El primero consiste en estudiar cada reinado o cada pe- de sus reinos y a la imposibilidad de que el rey estu-
ríodo, lo que sería impracticable aquí. El segundo, en viera presente a la vez en todos, de manera que desde
estudiar los símbolos, las ceremonias que rodean a la el siglo XIV el monarca nombraba procuradores y go-
monarquía y los poderes que se atribuyen generalmen- bernadores generales, con facultades administrativas
te al rey: el ejercicio de los poderes reales comienza con y judiciales, y en el siglo XV se superpusieron a ellos lu-
la muerte de su predecesor, de modo que las ceremo- gartenientes generales, cuya capacidad política era ma-
nias de aclamación o coronación no añaden nada a la yor, e incluso virreyes. El paso a Castilla de estas insti-
condición regia, aunque comportan el juramento del tuciones, ya en la segunda mitad del siglo XV, explica su
rey de respetar los fueros y derechos del reino y el de los posterior implantación en las Indias.
representantes de éste de obedecer la autoridad real. Los cambios en las instituciones de gobierno y la
Los ámbitos en que se ejercía esta autoridad eran evolución en las formas y finales de la acción política
prácticamente los mismos en todos los reinos: el man- correspondieron a otros cambios ocurridos en el sis-
do militar, la capacidad de llamar a las armas a los súb- tema jurídico. Como «las perspectivas normativas y
ditos y la facultad superior de hacer justicia eran los las institucionales son inseparables» (Pérez-Pren-
atributos característicos del rey medieval, «tutor y pro- des), es imposible estudiar los órganos de gobierno y
tector» del reino y de su paz. De estos dos atributos de- administración sin conocer cuáles eran las normas
rivaban los poderes judiciales, gubernativos y adminis- legales que regulaban sus actuaciones y, a la vez, los
trativos concretos que ejercía el monarca, u otros en su principios que inspiraron la actividad legislativa de
nombre, y por eso tenía el rey derecho a percibir deter- los monarcas.
minadas prestaciones económicas. Además, en la Baja El sistema jurídico bajomedieval se fundaba en el
Edad Media los reyes habían recuperado la capacidad derecho común, que se sustentaba en el derecho ro-
legislativa: en Castilla sólo el rey tenía poder de hacer mano tardío, el derecho canónico y algunos elemen-
leyes, como recuerda el Ordenamiento de Alcalá de tos de derecho feudal y derecho mercantil. En los rei-
1348, y lo ejercía ante las Cortes o por medio de la pro- nos españoles se extendió desde mediados del siglo XIII
mulgación de pragmáticas y ordenamientos. En cam- a través de la enseñanza universitaria, y se utilizó
bio, en Aragón y en Navarra las Cortes tuvieron cierta como derecho supletorio de las leyes positivas de cada
capacidad colegislativa, aunque el monarca conserva- reino, pero sobre todo inspiró la doctrina jurídica, las  Sala del Solio del Alcázar
ra en exclusiva la capacidad de promulgar las leyes. sentencias judiciales y, en gran medida, la promulga- de Segovia.
El orden político: teorías, estructuras, instituciones / 183

ción de tales leyes concretas, aunque sobre éstas tam- Castilla en las Partidas, y Jaime II de Mallorca y Pe-
bién pesaron las tradiciones propias de cada reino. dro IV de Aragón en sus Ordinacions de 1344.
Así, aunque los antiguos fueros locales entraron Muchos oficios de la casa real tuvieron un ámbito
en decadencia, en Castilla, ante las leyes de aplicación de acción más bien doméstico y privado, aunque sus ti-
general en el reino, se siguió considerando que las le- tulares podían alcanzar gran influencia política, como
yes y estatutos locales (fueros, ordenanzas...) forma- sucedía con el camarero mayor. Otros, en cambio, ejer-
ban parte del derecho natural, aunque su aplicación cían funciones que hoy consideraríamos públicas,
estaba subordinada o complementaba la de la legisla- como el mayordomo mayor en Castilla, que dirigía el
ción general emanada de la corona. Por el contrario, control y la gestión de la Hacienda real, aunque desde
muchas costums locales en Cataluña y fueros en Ara- el último tercio del siglo XIV la mayoría de las funciones
gón y Navarra mantuvieron un uso más pleno. efectivas pasaron a manos de los contadores mayores;
Pero tuvo mayor importancia, en aquellos siglos, la o el almojarife mayor, tesorero del rey, oficio que desa-
promulgación de derecho territorial por los reyes o, pareció antes de 1400, sustituido por diversas tesore-
también, la recopilación de normas que tenían ese mis- rías parciales. En Aragón, la gestión hacendística co-
mo alcance general. En Castilla fue fundamental la rría a cargo, desde 1283, del maestre racional,
obra legislativa de Alfonso X (Setenario, Especulo, Par- secundado por un bayle general para cada reino, teso-
tidas, Fuero Real), así como la de sus sucesores ejercida reros y escribanos de ración. En Navarra destacó la
en las Cortes (Ordenamiento de Alcalá, 1348) o fuera de buena organización del tribunal de cuentas o Cámara
ellas: a finales del siglo XV Alfonso Díaz de Montalvo de Comptos, plenamente formado en 1365.
llevó a cabo una compilación (Ordenanzas reales de Dentro de la corte, la cancillería evolucionó mu-
Castilla) y los Reyes Católicos ordenaron su uso por las cho en todos los reinos desde sus orígenes, en el si-
administraciones públicas, a la vez que en 1503 hicie- glo XII. El canciller mayor era el primer oficio del rei-
ron imprimir las Pragmáticas que ellos mismos habían no: en Castilla correspondía al arzobispo de Toledo,
promulgado. En Navarra y Aragón se procedió, desde y los cuatro notarios mayores eran siempre altos no-
mediados del siglo XIII, a efectuar compilaciones de de- bles. Al lado de estos oficios de honor, y de los docu-
recho territorial (Fuero General de Navarra, Código de mentos solemnes que expedía la cancillería, había
Huesca compilado por Vidal de Canyellas) o de juris- muchos más que el rey sellaba con sello menor o de
prudencia (Observancias de los justicias mayores de corte, también llamado «de la poridad» (secreto), y
Aragón), y en Cataluña se completó la puesta por es- que escribían oficiales de su confianza, los secreta-
crito de los Usatges feudales, completados por las rios, por los que acabó pasando la mayor parte del
Commemoracions que compiló el jurista Pere Albert, gobierno cotidiano del reino.
y, más adelante, por las leyes promulgadas en Cortes La corte regia dispuso también de órganos judi-
(Capitols, constitucions). En el reino de Valencia el ciales especializados. Alfonso X creó en Castilla el ofi-
derecho local otorgado a su capital por Jaime I a partir cio de justicia mayor o sobrejuez de corte, así como los
de 1240 se extendió paulatinamente al conjunto del de alcaldes de corte, que juzgaban casos especialmen-
territorio, de modo que los Furs o Código de Valencia te relativos a la ruptura de la paz y la seguridad inte-
pueden considerarse derecho territorial. riores. Además, a mediados del siglo XIV existía ya un
Lo peculiar, desde las primeras fases de desarrollo tribunal colegiado, la Audiencia, cuya composición se
del Estado monárquico, fue la organización cada vez describe en sucesivas ordenanzas, entre 1371 y 1489:
mejor del poder y la burocracia centrales y de sus me- la Audiencia se dividía en salas de lo civil, a cargo de
dios de acción, ejercidos a partir de la casa y corte del oidores, y de lo penal, donde actuaban alcaldes, y fue
rey, en un proceso de especialización y creación de un organismo técnico de gran importancia, compues-
nuevos cargos. Los reyes consideraban que reorgani- to sólo por juristas profesionales. Debido a su comple-
 Juan Guas.
Palacio de los duques del
zar su casa era un modo de afirmar y ampliar sus atri- jidad, se sedentarizó antes que el resto de la corte: en
Infantado, Guadalajara. buciones, y así lo hicieron, por ejemplo, Alfonso X de el siglo XV radicaba en Valladolid, y en tiempo de los
184 / El orden político: teorías, estructuras, instituciones

Reyes Católicos se desgajó una sección para Galicia, poder de la monarquía: un órgano técnico, dividido en
con sede en La Coruña, y una segunda Audiencia secciones, de las que derivaron a veces consejos espe-
para los casos ocurridos en la mitad sur, que tuvo su cializados; allí se coordinaba toda la administración del
sede en Granada desde 1505. Como la Audiencia cus- reino y, además, actuaba como tribunal supremo en
todiaba los sellos mayores de la Cancillería, recibió nombre del rey.
también el nombre de Real Chancillería, lo que hoy En Navarra y en la Corona de Aragón, pese a te-
es, a veces, causa de equivocaciones. ner orígenes semejantes, el Consejo Real no alcanzó la
El desarrollo de la justicia de corte en los reinos de importancia que tuvo en Castilla, debido al papel mu-
la Corona de Aragón y en Navarra fue muy semejan- cho mayor que desempeñaban las administraciones de
te, con la aparición de jueces especializados desde fi- cada reino y las locales. Las Ordinacions de Pedro IV lo
nales del siglo XIII y de Audiencia Real en la segunda definen, sobre todo, como un órgano integrado por los
mitad del siglo XIV, distinta para cada miembro de la principales oficiales de la casa real, bajo la presidencia
Corona de Aragón. Además, en el reino de Aragón, y del canciller, con funciones de coordinación admi-
sólo en él, se consolidó una magistratura original que nistrativa y de alta justicia. Fernando el Católico creó
juzgaba los litigios entre nobles o entre éstos y el rey, en 1494 un nuevo Consejo de Aragón, en la corte,
llamada Justicia Mayor de Aragón desde 1265; el ofi- para tratar todos los asuntos relativos a aquellos reinos,
cio era vitalicio e inamovible y dispuso de atribuciones en correspondencia con los respectivos virreyes o lu-
que le permitieron disponer de un espacio jurídico pro- gartenientes generales, pero se trata de un órgano dis-
pio, al margen de las atribuciones de la corona, capaz tinto del Consejo Real de raíz medieval. Así, a finales
incluso de frenar su acción política si entendía que iba del siglo XV la administración real central o palatina
contra los fueros o leyes del reino, especialmente las re- había llegado al término de una evolución que comen-
lativas a la nobleza, de modo que el Justicia Mayor se zó a mediados del siglo XIII y había puesto en pie insti-
convirtió en el mayor obstáculo para que los reyes pu- tuciones capaces de ejercer de manera regular y eficaz
dieran modificar las relaciones de poder establecidas. el poder real en sus diferentes aspectos –militares, ad-
También eran cargos de corte, aunque ejercie- ministrativos, financieros, judiciales–, aunque mucho
ran sus funciones fuera de ella, el alférez o, desde fi- más en Castilla que en Aragón o en Navarra. Pero en
nales del siglo XIV, el condestable, jefe del ejército todos los casos la eficacia de la administración regia de-
real, y el almirante, oficio creado en Castilla en 1254, pendía también de la presencia de delegados territoria-
que dirigía la flota real y ejercía en nombre del rey la les o locales del poder real igualmente eficaces, y en
jurisdicción en asuntos marítimos. este terreno los progresos fueron más lentos y desigua-
Sin abandonar el ámbito de la corte, hay que co- les porque el rey tropezaba con poderes políticos que,
nocer una institución fundamental, el Consejo Real, aunque fueran de rango inferior, tenían capacidad para
evolución de la antigua Curia Regia, llamada a con- resistir o condicionar el de los delegados regios, si lle-
vertirse en el instrumento principal de la gobernación gaba el caso, o para cumplir ellos mismos funciones mi-
del reino. En Castilla sus orígenes se rastrean desde litares, hacendísticas y administrativas en nombre del
tiempos de Fernando III (1217-1252), aunque su com- rey, lo mismo los municipios en su ámbito que los no-
posición no se fijó hasta 1385 (cuatro prelados, cuatro bles en sus señoríos. En general, los reyes adoptaron un
caballeros y cuatro ciudadanos), así como sus atribu- sistema mixto que, salvaguardando la superioridad del
ciones: tratar todos los asuntos del reino, salvo los con- poder real, repartía las competencias efectivas según
cernientes a la casa real, Audiencia, delegados territo- las circunstancias locales.
riales del poder real y cuestiones de gracia y privilegio Así, en Castilla, las altas funciones militares y ju-
real, que el rey resolvería en su Cámara. Un siglo des- diciales corrían a cargo de adelantados mayores de
pués, en tiempos de los Reyes Católicos, el Consejo de grandes circunscripciones (León, Castilla, Andalu-  Lluís Dalmau.
Virgen de los Consellers.
Castilla, presidido por un obispo, con tres caballeros y cía...) o, a veces, de merinos mayores, sólo en el plano MNAC. MUSEU NACIONAL D’ART DE
ocho o nueve letrados, era ya la mejor expresión del judicial, y en el siglo XV los corregidores reales presidían CATALUNYA, BARCELONA.
186 / El orden político: teorías, estructuras, instituciones

y controlaban los gobiernos municipales. La itineran- como ordinarios ya como extraordinarios, y, sobre
cia de la corte real añadía otro factor de presencia en todo, la manera de gestionarlos y administrarlos.
muchas regiones. Navarra estaba dividida en merinda- Así, en Navarra y en la Corona de Aragón los re-
des, y Aragón en juntas o agrupaciones de municipios, yes conservaron el control de las antiguas rentas y de-
pero sólo a efectos de orden público. En Cataluña y rechos del patrimonio real, cada vez más disminuidos,
Mallorca la circunscripción territorial básica era la ve- pero los nuevos ingresos extraordinarios dependían en
guería, y en Valencia el justiciazgo. Pero en aquellos los siglos XIV y XV de la concesión por las Cortes que,
reinos había además suficientes capitales reales fijas además, los recaudaban, gestionaban y aseguraban
para controlar desde ellas territorios mucho más redu- que el rey los empleara en los finales políticos para los
cidos que el castellano: Pamplona, Zaragoza, Barcelo- que habían sido otorgados, de modo que toda la polí-
na, Valencia, Mallorca. De todos modos, con mayor o tica monárquica, en especial las empresas bélicas,
menor fijación capitalina, la administración central te- quedaba condicionada, y resultaba imposible la finan-
nía límites difícilmente salvables: la resistencia o, al ciación de cambios en la estructura e instituciones del
menos, la vitalidad política de núcleos políticos regio- poder regio. Aquellos recursos extraordinarios proce-
nales y de otros niveles de poder; el imperfecto conoci- dían en parte de contribuciones directas cobradas por
miento del país, a veces, de sus habitantes y recursos; la hogares (fuegos, fochs) y en parte de contribuciones
dificultad para manejar ágilmente y conservar bien los indirectas sobre el tráfico de mercancías (aduanas o
registros, cuentas y demás escrituras producidas por la generalidades sobre el comercio exterior, alcabalas na-
propia administración y tenerlos al día; los comienzos, varras sobre el interior); como su cobro llegó a ser
en suma, de problemas de rutina administrativa que continuo, se estableció un mercado de deuda pública
llevaron a más de un rey a poner límites a la «centrali- (censals), controlado por las Cortes y también por las
zación» cuando se demostraba que no era eficaz o que principales ciudades, para disponer en todo momento
la burocracia en auge mediatizaba el poder regio. de la liquidez necesaria.
Pese a todo, las monarquías bajomedievales con- En Castilla, en cambio, los reyes mantuvieron
siguieron concentrar muchos más recursos hacen- siempre el control sobre el nuevo sistema fiscal, que se
dísticos que sus predecesoras, en una especie de «re- puso a punto entre el último tercio del siglo XIII y co-
volución fiscal» cuyo conocimiento es indispensable, mienzos del XV. Durante el reinado de Alfonso X apa-
además, para entender mejor por qué evolucionaron recieron los «servicios extraordinarios» concedidos por
de manera distinta Castilla, por un lado, Aragón o las Cortes desde 1269, que se convirtieron en uno de
Navarra, por otro, en lo que se refiere a la definición los pilares de la Hacienda regia. Además, el rey organi-
y ejercicio del poder real. zó las aduanas, estableció un servicio sobre los ganados
En todas partes, los antiguos derechos y pechos trashumantes y comenzó a tomar de manera regular
que habían alcanzado su apogeo en los siglos XII y XIII rentas eclesiásticas (tercias reales, décimas). Desde
perdieron importancia en términos relativos, aunque 1342, Alfonso XI generalizó el cobro de alcabalas sobre
no llegaron a desaparecer. Las monarquías hicieron la compraventa de mercancías, reformó el cobro de la
aflorar nuevos recursos, mucho más abundantes y renta de salinas y recuperó los montazgos percibidos
seguros, aplicando el principio moderno según el por el uso de los pastos en tierras públicas. Los primeros
cual todo el territorio y la población dependían prin- reyes de la casa de Trastámara, de Enrique II a Enri-
cipalmente del rey. Así surgieron los impuestos di- que III (1369 a 1406), pusieron a punto los órganos ad-
rectos sobre los «naturales» del reino, pagados por ministrativos, las instituciones y las normas necesarias
todos, salvo privilegio específico, y las contribucio- para la gestión del nuevo sistema de impuestos que,
nes indirectas sobre la circulación, el comercio y el además de proporcionar un volumen de ingresos ade-
consumo de bienes, que pagaban también todos. So- cuado, aseguraba a los reyes una notable libertad de ac-
bre esa base común, lo que creó situaciones diferen- ción, porque en su mayor parte eran impuestos y con-
tes fue la manera de definir aquellos ingresos, ya tribuciones arrendados en subasta a compañías
El orden político: teorías, estructuras, instituciones / 187

privadas, que pagaban sumas conocidas de antemano, manente, aunque el paso decisivo para formarlo sólo
y, sobre todo, porque no había control externo sobre el se dio en tiempos de los Reyes Católicos, añadiendo
empleo de los recursos, ya que las Cortes jamás tuvie- a él unidades de infantería y los primeros parques de
ron atribuciones al respecto, y tanto los grandes nobles artillería. La fuerza naval, cuyo sostenimiento era
como las aristocracias locales, que eran los principales costosísimo, siguió formándose con barcos arrenda-
beneficiarios del gasto regio, podían discutir sobre el re- dos y adaptados para cada ocasión.
parto pero nunca sobre las características de la nueva
Hacienda regia: la debilidad de las haciendas o rentas
propiamente señoriales y municipales prueba el triunfo LA MONARQUÍA Y LA «SOCIEDAD POLÍTICA»:
de la concepción estatal moderna en Castilla, donde, IGLESIA, NOBLEZA, MUNICIPIOS
además, la monarquía osaba intervenir de modo habi-
tual en el opulento dominio de la fiscalidad eclesiástica. La plena construcción de los órdenes, estados o es-
El aumento de la actividad y las responsabilidades tamentos de cada reino o país como elementos dotados
militares fue una característica general en la génesis de de identidad que aglutinaban a partes de la «sociedad
los estados modernos, que requirieron nuevas fuentes política», capaces de participar e influir en el poder,
de reclutamiento, prestaciones militares y fiscales para ocurrió entre los siglos XIII y XV, al mismo tiempo que
llevar adelante aquellas guerras que afianzaban su crecía la autoridad regia y se construía el Estado mo-
identidad, sus fronteras y su exigencia de monopolizar derno. Fue, por lo tanto, otra faceta de la superación de
la violencia, disponiendo con claridad tanto de los me- las relaciones de poder de carácter vasallático-feudal,
dios para ejercer justicia e imponer la paz como de los aunque también tomó de ellas formas de organización
que permitían guerrear. Pero la capacidad militar de los y se nutrió, en parte, de los mismos grupos sociales.
reyes en Aragón y Navarra era débil porque no dispo-
nían de los recursos ordinarios necesarios para finan- La Iglesia
ciar guerras ofensivas, y los extraordinarios estaban
bajo control de las Cortes. Sólo en Castilla la masa, A comienzos del siglo XVI había en España siete ar-
mucho mayor, de medios disponibles y las posibilidades zobispados y cuarenta y un obispados: treinta y uno en
del sistema fiscal permitieron a los reyes introducir los Castilla, incluida Granada; dieciséis en Aragón, y uno
primeros elementos del ejército moderno en una orga- en Navarra. La autoridad de los obispos no se ceñía al
nización militar que, sin embargo, mantuvo su aspecto ámbito espiritual y eclesiástico, que disponía de su pro-
tradicional durante los últimos siglos medievales. pia jurisdicción sobre la población cristiana, basada en
La defensa y el control del territorio, especial- el derecho canónico, sino que se extendía a la esfera
mente en las fronteras y, sobre todo, en la de Grana- temporal: administraban patrimonios importantes;
da, se basaba en los castillos, cuyo mantenimiento controlaban la distribución de grandes sumas que pro-
corría a cargo del rey y de los municipios de realengo, cedían del diezmo eclesiástico y de las rentas de sus
de las órdenes militares, o de los nobles: el aumento propiedades; algunos tenían jurisdicción señorial sobre
de los señoríos nobiliarios en los últimos siglos de la las ciudades cabeza de sus obispados (Santiago y las de-
Edad Media provocó la construcción de numerosos más sedes gallegas, Palencia, Sigüenza, Osma, Tarrago-
castillos, generalmente en zonas antes peor defendi- na) o sobre otras plazas y territorios: la sede arzobispal
das. En tiempo de guerra, los gastos se disparaban, de Toledo, máximo ejemplo, tenía señoríos poblados
para pagar a las tropas que el rey movilizaba en todo por veinte mil hogares y unos veinte castillos en ellos.
el reino haciendo uso de su poder de convocatoria: Hacia 1500, la renta del conjunto de las instituciones
mesnadas de nobles, milicias municipales. A ellas se eclesiásticas en Castilla se elevaba a un millón y medio
Páginas siguientes: añadían los cuadros de mando, procedentes de la de ducados, lo que era bastante más que las rentas de
 Sepulcros reales de la capilla
mayor de la catedral Primada corte real, y las capitanías de caballería del rey, que la monarquía y, de ellos, la mitad correspondía a sedes
de Toledo. en el siglo XV eran ya el germen de un ejército per- episcopales y cabildos catedralicios.
En aquellas circunstancias, la monarquía tenía reforma propios de los siglos XIV y XV, que afectaban  Vista aérea de la Alhambra
de Granada.
que procurar el control político y la colaboración del tanto al clero secular como a las órdenes religiosas.
episcopado porque, además, de sus filas salían canci- La clave principal era la elección de obispos, que
lleres, consejeros, confesores, embajadores y otros ofi- pasó paulatinamente de manos de los cabildos cate-
cios indispensables para la función política, y porque dralicios a la designación directa por Roma, ya que, en
los obispos tenían en sus manos elementos y ceremo- todos los casos, quien nombraba prelado y confería la
nias fundamentales para la legitimación y la propa- condición episcopal al electo era el Papa. Los reyes pa-
ganda del poder, además de controlar una masa de saron, pues, de proponer candidatos a los cabildos a su-
rentas a la que los reyes apelaban habitualmente. plicar directamente a Roma su nombramiento me-
Para conseguir dicho control era indispensable el diante las correspondientes negociaciones: el monarca
acuerdo con el pontificado: primero, para limitar la situaba así a sus hombres y disponía de un episcopado
salida de renta eclesiástica hacia Roma; segundo, con el que podía contar políticamente. El paso final
para que la curia romana no proveyera o nombrara consistió en obtener el derecho de presentación de
para beneficios eclesiásticos –comenzando por los candidatos que Roma debía necesariamente nombrar,
episcopales– a favor de extranjeros o absentistas. Los salvo que los rechazara, en cuyo caso había una nueva
reyes, en general, contaron con el apoyo del clero de presentación: los Reyes Católicos lo consiguieron para
sus reinos en estos dos puntos y consiguieron así esta- las sedes de Granada y Canarias, y su nieto Carlos I,
blecer su patronazgo en materia de política eclesiásti- en 1523, para el conjunto de los reinos españoles y
ca, al mismo tiempo que comprometían a la monar- para las Indias, cuya Iglesia se organizó dentro de aquel
quía en el apoyo y promoción a los movimientos de régimen de patronato real hasta mediados del siglo XIX.
El orden político: teorías, estructuras, instituciones / 191

Los reyes intervinieron también en materia de fis- difíciles, tenían mediatizado su ejercicio por miem-
calidad eclesiástica, utilizada como apoyo a la suya pro- bros de la alta nobleza.
pia, mediante el cobro de las dos novenas partes del Después de una primera época de intervenciones
diezmo eclesiástico (tercias reales, terçdelme), de déci- nobiliarias, especialmente entre 1272 y 1337, la con-
mas sobre el conjunto de las rentas del clero, y gran par- quista del Estado monárquico por la alta nobleza ocu-
te de las limosnas que se recaudaban con motivo de la rrió en época de la dinastía de los Trastámara
predicación de las indulgencias de cruzada. Argumen- (1369-1474), hasta que se llegó a un punto de equili-
tos para justificar aquellos cobros eran el papel que la brio y de reafirmación de la autoridad monárquica efec-
monarquía había tenido en la restauración y dotación tiva en tiempos de los Reyes Católicos (1475-1515),
de las iglesias durante la Reconquista, y la necesidad de aunque sin alterar la preeminencia social y económica
proseguir la lucha contra el islam. Por eso mismo, no re- ni las conquistas políticas sustanciales de la alta noble-
sultó extraño que la monarquía castellana consiguiera, za. Una base importante de aquel predominio seguía
ya a finales del siglo XV, incorporar y administrar los siendo la propiedad de la tierra, de sus rentas y produc-
maestrazgos de las tres principales órdenes militares tos, y, por esta vía, la participación indirecta en la ex-
presentes en su territorio con inmensos señoríos: San- pansión comercial del siglo XV, que en este aspecto re-
tiago, Calatrava y Alcántara, cuya capacidad militar y forzó el modelo de sociedad feudo-señorial. Otra base,
fuentes de renta convenía controlar, así como los nom- sin duda la principal, fue la multiplicación de señoríos
bramientos de comendadores y otros cargos de las ór- donde los linajes nobles ejercían los poderes de juris-
denes con objeto de que su poder no fuera potencial- dicción y gobernación, cobraban rentas y disponían de
mente peligroso para la monarquía, como sucedió en tropas, por concesión regia hereditaria: hacia 1480,
ocasiones durante la Baja Edad Media. después de dos siglos de crecimiento, más de un tercio
de la población, del territorio del reino y de las rentas de
La nobleza la corona, estaban en manos de señores que en su ma-
yoría pertenecían a alguno de las dos docenas de linajes
Es fácil comprender la importancia de la actitud de nobleza nueva crecidos en época de los Trastámara.
de la nobleza, clase dominante de la sociedad, ante Además, sus miembros ejercían buena parte de los
los proyectos de cambio político: el estudio de las re- principales oficios políticos de la monarquía, eran be-
laciones entre la nobleza y la monarquía saca a la luz neficiarios de mercedes y concesiones sobre los ingresos
gran parte de las estructuras del poder medievales, de la Hacienda regia, controlaban los maestrazgos y en-
así como las tendencias generales de su evolución. comiendas de las órdenes militares, así como muchos
En Castilla, la alta nobleza tuvo que escoger, en altos cargos eclesiásticos, y cada gran linaje mediatiza-
definitiva, entre constituir un brazo u orden capaz de ba la vida política de alguna de las principales ciudades
obligar a la monarquía a establecer con él un pacto del reino. Así, la libertad de acción política de los reyes
de gobierno y reparto de poderes, como sucedió en estaba muy limitada, e incluso después de que los Reyes
Aragón, o dejar que sus miembros se integraran a tí- Católicos recuperaron lo principal de su independen-
tulo individual o de facción en las estructuras mis- cia, la monarquía tuvo que contar con una organiza-
mas del poder real, para beneficiarse de él y domi- ción social fuertemente dominada por la nobleza a tra-
narlo, en función de las posibilidades de cada cual, vés de su misma presencia política y también mediante
de la personalidad de los reyes y de las fluctuaciones elementos de mentalidad colectiva (formas de religiosi-
de las luchas de facciones o bandos nobiliarios que dad, ideales caballerescos), de la misma estructura in-
provocaba inevitablemente aquella política. Y ésta terna de los linajes nobles y sus clientelas, y de los mo-
fue la opción que triunfó y que explica la aparente dos de transmisión de poder y patrimonio a un solo
paradoja de que el poder monárquico se reforzara heredero principal en cada caso, mediante el procedi-
mucho y sus principios nunca fueran discutidos, miento de fideicomiso o mayorazgo que se generalizó
mientras que los reyes, a menudo en circunstancias entre los siglos XIV y XVI.
192 / El orden político: teorías, estructuras, instituciones

La nobleza de Navarra y de los reinos de la Corona municipio. Así, Alfonso XI puso fin a los intentos de los
de Aragón se asemejaba a la castellana por su situación decenios anteriores, cuando los municipios habían pre-
general de clase privilegiada y por su estratificación in- tendido ligar a la monarquía a pactos de gobierno utili-
terna, pero sus bases económicas continuaron ancladas zando como medios de presión las Cortes y la formación
en el dominio directo de la tierra y de los campesinos; de ligas inter-ciudadanas o hermandades. La alianza es-
su modo de vida siguió siendo más rural, salvo en el tratégica monarquía-oligarquías locales atravesó por
caso de los barones o ricos hombres, que eran grandes muchas tensiones y luchas en el siglo y medio siguiente,
nobles cortesanos –en Cataluña, incluso, alta y baja no- además de que unos u otros linajes de grandes nobles
bleza formaban brazos distintos en las Cortes–, y en ge- mediatizaron la vida en numerosas ciudades, pero de-
neral los nobles tuvieron en sus señoríos prerrogativas sembocó en la sumisión política de las ciudades a la mo-
más amplias que en otras partes, al menos en el reino de narquía, que, respetando la autonomía de gestión en
Aragón y en la Cataluña Vieja. La principal singulari- cada caso, reguló y limitó el nivel de recursos financie-
dad fue que actuaron frente a la monarquía como un ros de los municipios y controló su actividad a través de
brazo, en general a través de las Cortes, mediante la los corregidores, cuya plena implantación se consiguió
consecución de pactos jurídicamente formalizados, en tiempo de los Reyes Católicos. Los corregidores vigi-
mucho más que formando bandos y facciones. laban el buen funcionamiento de las municipalidades y
asumían su dirección en los dominios militar y judicial;
Las aristocracias locales como dependían del Consejo Real, éste pudo así de-
sarrollar una política homogeneizadora que coordinaba
Durante el período de formación de los gobiernos toda la vida política de las ciudades, y los reyes incluso
municipales, en los siglos XII y XIII, las ciudades del do- restauraron en 1476 la liga o Hermandad entre todas
minio real habían adquirido una notable autonomía y ellas, aunque bajo su estricto control, para obtener re-
poderes importantes sobre sus propios habitantes, así cursos militares y asegurar mejor el orden público.
como un territorio rural más o menos amplio, la tierra Las capacidades de intervención de la monarquía
o alfoz, sin perjuicio de la autoridad superior del rey, eran notablemente menores en la Corona de Aragón
que conservaba la posibilidad de intervenir en sus desde el momento en que el régimen municipal llegó a
asuntos, ya en persona, ya por medio de delegados per- su madurez en la segunda mitad del siglo XIII. Su base
manentes o temporales. El desarrollo del régimen mu- representativa era la asamblea (consejo, consell) de va-
nicipal fue generalmente más precoz en los concejos de rias decenas de vecinos elegidos entre las diversas ma-
Castilla y alcanzó un grado mayor de autonomía que nos o situaciones socio-profesionales, con claro predo-
en la Corona de Aragón, donde hasta mediados del si- minio de las más elevadas o mano mayor de ciutadans
glo XIII la intensidad de las intervenciones regias impi- honrats (propietarios de suelo urbano, rentistas, finan-
dió que las instituciones locales llegaran a su madurez. cieros, grandes mercaderes) sobre las demás (mano
En todo caso, en aquel momento los dos conjuntos mediana, de comerciantes y marinos; mano menor, de
presentaban muchos rasgos comunes, pero a partir de artesanos). El consejo elegía un grupo ejecutivo de en-
entonces las relaciones entre municipios y monarquía tre cuatro y doce personas (consellers, jurats). Aunque
evolucionaron según modelos políticos diferentes. la monarquía tenía algún tipo de delegado en cada mu-
En Castilla, los cambios ocurridos entre 1270 y nicipio, apenas limitaba la autonomía de éstos, basada
1340 condujeron al dominio de los municipios por los en finanzas locales cuantiosas, del mismo modo que la
caballeros, con escasa participación de otros grupos so- formación de bandos, que también se dio, tampoco
ciales, organizados en bandos para el reparto del poder provocó, salvo excepciones, la tutela de las oligarquías
y apoyados por la monarquía, que sustituyó en casi to- municipales por los grandes nobles. Al contrario: en
das partes la asamblea o concejo abierto de vecinos por Cataluña, por ejemplo, el patriciado urbano constitu-  Virgen de los Reyes
Católicos.
un cabildo de regidores o regimiento de pocas personas, yó, tanto en el ejercicio del poder como en lo que toca- MUSEO NACIONAL DEL PRADO,
que elegía a los alcaldes y otros cargos principales del ba a su representación en Cortes, una especie de pe- MADRID.
El orden político: teorías, estructuras, instituciones / 193
194 / El orden político: teorías, estructuras, instituciones

queña aristocracia de ciudadanos que se diferenciaba narquía nunca compartió con ellas su capacidad legis-
perfectamente de la baja nobleza. Hubo, por lo tanto, lativa ni admitió que limitaran jurídicamente sus pode-
fuerte oligarquización de la vida política municipal, res, ni ellas directamente ni a través de una delegación
como en Castilla, pero mucha menor sujeción al con- o diputación permanente. Pero la fuerza de la asamblea
trol de la alta nobleza e incluso de la monarquía, que era considerable: era una tribuna de debate, denuncias
sólo consiguió implantar, en el siglo XV, el régimen de y críticas, un escenario donde se manifestaba el poder
sorteo de oficios o insaculación, para pacificar así las de cada grupo o facción activa en la vida política del
luchas de bandos y conseguir alguna mayor influencia reino y, aunque no controlaron su gestión, el mismo he-
a través de las personas que los ejercían y que eran más cho de otorgar los servicios era ya un poder importante.
afectas a la línea política seguida por el rey. Por otra parte, la potencia efectiva de las Cortes varió
en función de las circunstancias y de las fuerzas so-
cio-políticas representadas en ellas: tuvieron grandes
LAS CORTES momentos entre 1282 y 1325, mientras se dilucidaba la
forma de gobierno de los municipios y, de nuevo, entre
Las Cortes, asambleas representativas de los di- 1369 y 1393, en el período de consolidación de la di-
versos reinos de España, llegaron a su madurez en la nastía de los Trastámara y de génesis de la «nobleza
segunda mitad del siglo XIII. Su aparición fue precoz en nueva». En el siglo XV, pese a la frecuencia de las reu-
León y Castilla, donde hay mención a representantes niones hasta 1480, las Cortes perdieron peso político
de ciudades en la Curia Regia desde 1188. Aparecie- propio, como las municipalidades, por su sujeción a los
ron algo después en Cataluña (1218), Portugal bandos gobernantes de la alta nobleza y a la monarquía,
(1254), Aragón (1274), Valencia (1283) y Navarra que sólo convocó ya a procuradores de diecisiete ciu-
(1300), aunque estas fechas sólo tienen carácter indi- dades, a las que se añadió Granada desde 1500, aunque
cativo. Al estudiar cuál fue su papel político y su im- los ideales de control y participación en el gobierno re-
portancia en la estructura institucional de cada reino gio no desaparecieron y volverían a manifestarse en el
se consigue una especie de síntesis de todos los aspec- movimiento de las Comunidades (1520).
tos de las relaciones entre la monarquía y los sectores Las Cortes catalanas, aragonesas, valencianas y
de la sociedad dotados de capacidad política, de los navarras se componían de brazos, según órdenes: ecle-
que hemos estudiado hasta aquí sus aspectos parcia- siástico, noble o militar, y ciudadano. A esta división
les, porque las Cortes eran el lugar adecuado para su corresponde una reglamentación estricta de las convo-
puesta en común. catorias regias –que debían producirse cada dos o tres
Las Cortes nacieron, en Castilla y León, de la Cu- años en Aragón y Cataluña, aunque esto no siempre se
ria Regia extraordinaria y conservaron algunos rasgos cumplió–, del funcionamiento y de las competencias
de ella: sólo el rey podía convocarlas; la nobleza y el alto de la asamblea, reglamentación que vincula a la vez a
clero formaban parte de ellas como miembros de la cor- la monarquía y a las Cortes, cuya potencia política era
te real y no como brazo representativo de su respectivo superior a la de las castellanas, sobre todo porque se al-
estamento u orden. Las Cortes tenían un deber de con- canzaron pactos explícitos y jurídicamente formulados
sejo: el rey las informaba de los negocios importantes, mediante los que la nobleza y, en menor medida, los
tanto de política interior como exterior y, a su vez, las eclesiásticos y los municipios consiguieron limitar el
Cortes presentaban al rey peticiones y proyectos que ejercicio del poder regio. Aunque sólo el rey podía con-
éste debía considerar y a los que debía responder. Las vocarlas, las sesiones solían prolongarse bajo la presi-
Cortes juraban fidelidad al heredero del trono. El rey dencia de su lugarteniente, y sus peticiones o greuges
promulgaba ante ellas las leyes más importantes. Las debían resolverse antes de pasar a otros asuntos; el rey
Cortes debían, en fin, aprobar la concesión y el impor- sólo podía promulgar leyes nuevas con su acuerdo; el
te de los servicios, contribuciones extraordinarias que otorgamiento de impuestos extraordinarios, su percep-
no se podían cobrar sin su acuerdo previo. Pero la mo- ción, gestión y contabilidad estaban en sus manos. El
El orden político: teorías, estructuras, instituciones / 195

derno y, en definitiva, a la monarquía absoluta, y el


aragonés, fundado en la supervivencia pactista del Es-
tado estamental. Esto es, la coexistencia de dos con-
cepciones sobre el orden político y la relación entre la
monarquía y el reino, aunque fundamentadas ambas
en un mismo sistema social y cultural. Otro legado bá-
sico fue la puesta a punto de leyes y de aparatos admi-
nistrativos e institucionales que se mantuvieron, en
sus grandes líneas, hasta el siglo XVIII, e incluso hasta
tiempos más recientes. En tercer lugar, se formularon
con claridad los elementos de una teoría de la corona
que englobaba la imagen del rey y la concepción del
reino como comunidad natural. Y, al mismo tiempo,
maduró la conciencia histórica ligada a un pasado y a
un ámbito de acción comunes en muchos aspectos, lo
que favoreció la estabilidad de la unión dinástica esta-
blecida por los Reyes Católicos y, a la vez, la formación
de conciencias de patria que se referían, sin que en
ello hubiera contradicción, tanto al conjunto de Espa-
 Rodrigo Alemán. volumen de asuntos era tal que desde los últimos dece- ña como realidad histórico-cultural, como a la natu-
Toma de Vélez Rubio.
nios del siglo XIV contaron con delegaciones perma- raleza específica de cada uno de sus reinos medievales
Detalle del relieve de la sillería
baja del coro de la catedral nentes o diputaciones, lo que aseguraba la continuidad dentro de la monarquía unida.
Primada de Toledo con escenas en el ejercicio de sus poderes.
de la conquista del Reino
de Granada, 1489-1495. En aquellas condiciones, los reyes de Aragón no
BIBLIOGRAFÍA
tuvieron la libertad de que gozaban sus homólogos
castellanos: les era imposible desarrollar su adminis- GARCÍA DE VALDEAVELLANO, L.: Curso de historia de las instituciones es-
tración hacendística, promulgar leyes sin cortapisas, pañolas, Alianza Editorial, Madrid, 1968.
LADERO QUESADA, M. A.: «La genèse de l’État dans les royaumes his-
introducir reformas administrativas. Pero las Cortes, paniques médiévaux (1250-1450)», en Le premier âge de l’état
cuyo dinamismo decayó en el siglo XV, tampoco em- en Espagne (1450-1700) (coord. Christian Hermann), Centre
prendieron estas tareas con el ardor y la continuidad National de la Recherche Scientifique, París, 1989; pp. 9-65.
— «El ejercicio del poder real en la Corona de Aragón (si-
que habrían sido necesarios para la construcción de glos XIV y XV): instituciones e instrumentos de gobierno»,
un Estado moderno en el que habrían tenido el papel en XV Congreso de Historia de la Corona de Aragón. El poder real
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composición y el hecho de que cada reino de la Co- 2003 (1.ª ed.: Madrid, 1999).
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larmente conservadoras y defensoras de los privile- PÉREZ-PRENDES, J. M.: La Monarquía Indiana y el Estado de Derecho,
gios de las oligarquías políticas, al margen de otros Fundación López de Gomara, Madrid, 1989.
PORRAS ARBOLEDAS, P.; RAMÍREZ VAQUERO, E. y SABATÉ I CURULL, F.: La
intereses y reivindicaciones sociales.
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VV.AA.: Orígenes de la monarquía hispánica. Propaganda y legitimación
(ca. 1400-1520), (dir. José Manuel Nieto Soria), Dykinson,
Madrid, 1999.
CONCLUSIONES

La Baja Edad Media española legó a los tiempos


posteriores dos modelos de evolución política: el cas-
tellano, modelo dominante, que tendía al Estado mo-
EDUARDO AZNAR VALLEJO. CEMYR. Universidad de La Laguna

LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA
(SIGLOS XIV-XV)

DEFINICIÓN Y EVOLUCIÓN CRONOLÓGICA con una larga experiencia de frontera, por más que
hasta entonces ésta hubiese sido terrestre. Por ello, al-
L a expansión atlántica constituye una de las gunos de sus mecanismos e instituciones pervivirían,
más importantes manifestaciones del proceso de reno- aunque adaptándose a las nuevas circunstancias.
vación que tuvo lugar en Europa durante la Baja Edad El primer ámbito en la proyección atlántica de los
Media. Dicho proceso nació como respuesta al estan- europeos fue África. Su exploración se realizó en dos
camiento económico experimentado desde el último momentos. El primero ocupó el final del siglo XIII y
tercio del siglo XIII, y uno de sus principales rasgos fue todo el siglo XIV, con una intensificación tras el cierre
el incremento de las actividades terciarias, lo que re- del mar Negro y otros accesos hacia Asia a mediados
percutió en los criterios de organización social y favo- de esta centuria. Se trata de un período de consolida-
reció la consolidación de la burguesía. El impulso eco- ción y mejora de los conocimientos heredados del pa-
nómico se vio reforzado por la intervención de poderes sado. Se exploraron las rutas transaharianas y se redes-
políticos, que encontraron en dicho proceso una oca- cubrió el Mediterráneo Atlántico (Canarias, Madeira
sión de promoción. En esta época no se trataba ya de y, tal vez, Azores), envuelto hasta entonces en mitos y
repúblicas urbanas o de linajes nobiliarios, sino de los leyendas. El segundo momento se inició en 1434, tras
llamados poderes universales –imperio y, sobre todo, el paso del cabo Bojador, y concluyó en 1487, al tras-
papado– enfrentados con las nacientes monarquías pasarse el cabo de las Tormentas. En su transcurso se
nacionales. La definitiva imposición de éstas supuso la reconocieron las costas del África occidental, del golfo
consolidación de la idea de Estado y una nueva articu- de Guinea y el Atlántico sur. Significó la sustitución de
lación económica, marcada por una política mercanti- las vías terrestres por las marítimas y la independencia
lista. Las razones económicas y políticas para la expan- frente a las potencias que dominaban los circuitos ca-
sión requirieron una justificación conceptual y legal, ravaneros. Sus objetivos fundamentales eran alcanzar
cuyo ideario, en una sociedad definida como cristiana, las riquezas de Bilad al Sudan o Tierra de Negros y cir-
sólo podía ser religioso. Desde esta perspectiva, la dila- cunnavegar el continente para alcanzar Asia, cuna de
tación de la antigua ecúmene hizo nacer nuevas cate- las maravillas.
gorías en la contemplación europea del otro. Frente a El segundo ámbito de proyección de la expansión
los infieles tradicionales (judíos o mahometanos), que atlántica fueron las Indias. Su emergencia estubo liga-
tenían conocimiento de la Revelación y no habían da a la intensificación de la búsqueda de la nueva ruta
querido aceptarla, se encontraban los nuevos pueblos, hacia Asia. Su apertura ofrecía dos opciones: la cir-
que no habían tenido acceso a ella. cunnavegación de África o la travesía del Atlántico.
 Virgen de los Mareantes.
Hay que advertir, sin embargo, que las innovacio- Ambas descansaban sobre cálculos erróneos, aunque
Alcázar de Sevilla. nes de la Baja Edad Media no acabaron totalmente fructíferos. Ahora bien, sus resultados fueron muy di-
212 / La expansión atlántica (siglos XIV-XV)

 Mapa de Juan de la Cosa.


MUSEO NAVAL, MADRID.
La expansión atlántica (siglos XIV-XV) / 213
214 / La expansión atlántica (siglos XIV-XV)
La expansión atlántica (siglos XIV-XV) / 215

 Sevilla. ferentes. En el primer caso el premio fue la creación de lidades de aprovisionamiento y, en menor medida,
Grabados de J. Hoefnagle.
una nueva vía al Índico, cruce de rutas africanas y de exportación.
Civitates orbis terrarum de
G. Braun, 1559. asiáticas. En el segundo, la consecuencia fue el descu- Entre los numerosos productos obtenidos hay
brimiento de un nuevo continente, interpuesto entre que citar en primer lugar los esclavos. Desde finales
los antiguos. La búsqueda de las Indias Mayor, Media del siglo XIII la necesidad de mano de obra impulsó el
y Menor se transformó así en la creación de las Indias comercio esclavista, apoyado en el estancamiento de
Orientales y Occidentales. la población y en la aparición de nuevos proveedo-
res. La conquista de Constantinopla por los turcos
dio el golpe de gracia a la tradicional afluencia de es-
LOS INTERESES ECONÓMICOS clavos desde Levante. De ahí el desplazamiento de-
finitivo hacia los mercados del Mediterráneo occi-
El primer motor de la expansión fue la implanta- dental. En estas circunstancias, el África Negra se
ción del denominado capitalismo comercial o precapi- convirtió en el principal proveedor de mano de obra
talismo. Entendemos por este término un ingente es- servil. Al principio eran las caravanas las que lleva-
fuerzo de racionalización económica, especialmente ban esclavos negros hacia las ciudades costeras de la
notable en el sector mercantil. Sus repercusiones al- Berbería mediterránea. Después, los viajes de explo-
canzaron tanto al plano de las estructuras, caracteriza- ración por el Atlántico condujeron a los europeos di-
do a partir de entonces por la innovación, el riesgo y el rectamente al África tropical.
creciente volumen, como al de las mentalidades, en El gran comercio de esclavos en las regiones
el que la idea de lucro desplazó definitivamente a la atlánticas se convirtió en dominio de portugueses y
de servicio. En el plano práctico, el principal resulta- castellanos. En la península Ibérica se había conser-
do de los viajes de exploración fue la apertura de vado, durante la Reconquista, una esclavitud resi-
nuevos mercados, multiplicando con ello las posibi- dual integrada por moros de guerra, que se contra-
216 / La expansión atlántica (siglos XIV-XV)

ponía a la mayoría de moros horros. Además, en los El primer mercado importante fue Arguim, al sur
territorios fronterizos se había extendido la costum- del cabo Blanco. Su contribución aportó limitadas
bre de organizar correrías en busca de prisioneros, modificaciones al tráfico anterior. Los antiguos circui-
para luego exigir su rescate en dinero o para cam- tos comerciales se mantuvieron y recibieron un nuevo
biarlos por cautivos cristianos. Estas cabalgadas en impulso al dejar de ser tributarios de las costosas y pre-
busca de esclavos se extendieron luego a toda la cos- carias caravanas. Arguim periclitó a comienzos del si-
ta africana y al archipiélago canario. glo XVI ante lugares más lejanos, y lo mismo sucedió
Si los esclavos llegaron a ser un artículo tan apre- con otros mercados más al sur, anteriores a Sierra Le-
ciado y lucrativo en el ámbito luso-castellano es com- ona. Aquí se creó un mercado secundario pero sólido,
prensible que los primeros colonizadores de América pues proporcionaba oro de procedencia lejana. El
pensaran en continuar dicho comercio. En los pro- punto culminante de este tráfico estuvo en la costa
yectos colombinos, los indios proporcionarían mano del Oro y en el castillo de San Jorge de la Mina. A esta
de obra y resarcirían de los sacrificios financieros que latitud finalizó la obtención del precioso metal en la
exigían las expediciones ultramarinas. No obstante, vertiente atlántica de África.
en 1496 los reyes castellanos ordenaron suspender di- La atracción del oro para los europeos explica el
cho tráfico, y en 1500 prohibieron el transporte de es- interés de Colón de llegar a Catay y Cipango, donde
clavos entre regiones diferentes. Con ello no se abolió dicho metal se extraía de la tierra y no necesitaba ser
la esclavitud, que subsistió hasta 1542, pero sí se cerra- adquirido en calidad de mercancía, como en Guinea.
ron las reservas humanas del Nuevo Mundo al comer- Colón creía, con misticismo, en el poder y la fuerza
cio europeo de esclavos. A partir de entonces las Indias productiva del oro, por ello escribió a los Reyes Ca-
se convirtieron en el gran mercado de venta de negros, tólicos: «[...] el oro es altamente admirable, consti-
que sustituyeron a la mano de obra indígena en las mi- tuye el más preciado tesoro, y quien lo posee puede
nas y en las plantaciones. hacer con él en este mundo lo que quiera e incluso
La búsqueda de yacimientos de metales precio- llevar a las almas al Paraíso».
sos también se convirtió en un estímulo para los des- Las especias contribuyeron a reforzar el atracti-
cubrimientos de ultramar. El fuerte incremento del vo económico de la exploración de lejanos países.
comercio en el ámbito del Mediterráneo tuvo como Conocemos el interés de algunos italianos, excluidos
consecuencia una creciente falta de medios e hizo del monopolio de las especias orientales, en apoyar la
necesario un aumento de la circulación monetaria. exploración portuguesa a fin de procurarse una base
A ello se añadía el hecho de que los objetos de valor de aprovisionamiento. Sin embargo, hay una razón
importados de Oriente debían ser pagados en oro y más poderosa en el aumento de la demanda: el cre-
plata, ya que el Occidente no podía ofrecer artículos cimiento del consumo de carne, que se conservaba
de exportación de igual valor. Esta balanza comercial con grandes cantidades de especias. En la Baja Edad
negativa provocó una constante disminución de las Media, las especias de los ricos procedían de Asia,
reservas e hizo imprescindible un suministro conti- mientras que las baratas lo hacían de África: la ma-
nuo de metales preciosos. lagueta y la pimienta de Benín.
En tales circunstancias, a partir del siglo XIII se El desarrollo de la industria textil también incre-
abrió para los europeos una nueva fuente de abaste- mentó el interés por las regiones ultramarinas debido
cimiento: el oro de Sudán. Como el camino por tierra al aumento de la demanda de materias colorantes. Los
hacia el interior de África ofrecía demasiadas dificul- archipiélagos atlánticos constituyeron el principal
tades, surgió la idea de encontrar un nuevo acceso centro abastecedor, pues reunían orchilla, sangre de
contorneando el África occidental. Por esta razón, drago y pastel. Además, dichas islas permitieron el  Modelo de coca medieval,
navegantes italianos, primero, e ibéricos, después, se cultivo de productos hasta entonces de importación. Exvoto original procedente de
la ermita de San Simón de
aventuraron en aguas atlánticas en busca del Dorado Desde 1460, la caña de azúcar se impuso en las islas Mataró (Barcelona).
africano. portuguesas. Se inició así una agricultura de tipo capi- MUSEO PRINS HENDRIK DE ROTTERDAM.
218 / La expansión atlántica (siglos XIV-XV)

talista, que dio un nuevo impulso a la expansión norte de África formaba parte de la antigua Maurita-
europea. La caña había sido cultivada en Chipre, don- nia tingitana, que había pertenecido a la monarquía
de constituyó un sector colonial desde las cruzadas. visigoda, de la que los reyes castellanos se proclama-
Posteriormente se extendió hacia Sicilia y la penínsu- ban sucesores. Tal argumentación permitía reclamar
la Ibérica, donde se cultivó en Valencia, Granada, otras zonas, como el archipiélago canario, dada su
Baja Andalucía y el Algarbe. Madeira se convirtió en proximidad al Atlas, confín de la Mauritania.
un productor célebre en todo Occidente, siendo sus La no realización del proyecto de don Luis de la
principales mercados Inglaterra y los Países Bajos. El Cerda adormeció la cuestión de la soberanía, aunque
azúcar pasó de Madeira a Azores y, sobre todo, a Ca- ambas coronas alentaron los viajes de sus súbditos y
narias, donde se aclimató rápidamente. Aquí, los re- se lucraron con las rentas sobre los botines obteni-
partimientos de tierras otorgaron mayores terrenos a dos. Éste era el único ingreso posible en esta época,
quienes se comprometieron a producirla. Capitales pues la persistencia de la crisis demográfica hacía im-
extranjeros, especialmente genoveses, fueron inverti- pensable un proceso de repoblación.
dos en tan lucrativas empresas, y técnicos portugueses La situación cambió a comienzos del siglo XV,
dirigieron el cultivo y la producción. Su comercializa- con el inicio de la colonización. Las ocupaciones de
ción alcanzó las zonas más urbanizadas de Europa, Canarias por los castellanos y de Ceuta, en el reino
tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo. De de Fez, por los portugueses, motivaron reacciones
Canarias, la planta y sus operarios pasaron a América. por ambas partes, especialmente por el lado lusitano.
Hemos de considerar la importancia que Canarias
tenía para Portugal en la navegación hacia África.
LA PUGNA POLÍTICA A ello hay que añadir las posibilidades insulares, es-
pecialmente en esclavos, cuya captura presentaba
La expansión europea tuvo repercusiones de or- ventajas sobre las efectuadas en África o en el reino
den territorial y político, pues suscitó nuevos ámbi- de Granada. Todo ello explica la ocupación de Ma-
tos de soberanía. Para acceder a ellos, los distintos deira y una serie de intentos para la obtención de
estados utilizaron procedimientos diplomáticos y mi- parte del archipiélago canario. La respuesta castella-
litares, y sólo acudieron al papado para resolver sus na fue mucho menor debido a sus intereses en Cana-
diferencias o sancionar sus acuerdos. La soberanía rias y al efecto positivo que la ocupación portuguesa
pasaba, por tanto, por una serie de tratados de parti- podía tener sobre el reino de Granada, donde la ex-
ción, inspirados en los que regularon la Reconquista. pansión castellana resultaba menos arriesgada.
El primero de dichos acuerdos es el de Monteagu- La aparente claudicación castellana ante la cos-
do (Soria), de 1291, que estableció el reparto del norte tosa y peligrosa empresa norteafricana no suponía la
de África entre la Corona de Aragón y Castilla. Este renuncia a la acción en dicho continente, sino una
tratado no llegó a tener aplicación por haberse realiza- adecuación de sus objetivos. Por esta causa la defensa
do en el momento en que comenzaba la crisis europea. militar y política de Canarias fue acompañada por dos
La cuestión no volvió a plantearse hasta la in- series de acciones: los intercambios con las zonas pró-
vestidura del Reino de la Fortuna (1344), efectuada ximas al archipiélago y las navegaciones a Guinea.
por el papa Clemente VII a favor de don Luis de la La paz luso-castellana, negociada en 1454, su-
Cerda. La controversia afectó a un nuevo espacio puso el reconocimiento de los distintos ámbitos de
geográfico, las islas atlánticas, con nuevos antagonis- influencia y sus límites. Portugal conservaba el reino
tas, Castilla y Portugal. El monarca portugués alegó de Fez, con límite meridional en el cabo de Aguer;
argumentos de carácter romanista: la mayor proxi- Guinea, con límite septentrional en el cabo Bojador,
midad de su reino y la prioridad en la ocupación, en y los archipiélagos de Madeira y Azores. Castilla, por
alusión a la expedición patrocinada por él en 1341. su parte, mantenía las islas Canarias y el litoral afri-
Alfonso XI de Castilla, por su parte, señaló que el cano comprendido entre las posesiones portuguesas.
La expansión atlántica (siglos XIV-XV) / 219

 Muhammad ibn Zawal.


Astrolabio, 1481.
MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO
DE GRANADA.
220 / La expansión atlántica (siglos XIV-XV)

Este acuerdo se mantuvo hasta la guerra luso-cas-


tellana de 1475, que puso en entredicho todo lo ante-
rior. Los portugueses atacaron Canarias mientras los
castellanos navegaban a Guinea. Además, ambos rei-
nos procuraron impedir el comercio de su rival me-
diante el corso y las flotas de guerra. La solución al
conflicto forma parte del Tratado de Alcaçovas-Tole-
do. En él se volvió a las antiguas zonas de soberanía, al
tiempo que establecía una política de cooperación en
diferentes ámbitos.
Tras el descubrimiento de América, los portu-
gueses sostuvieron que la línea de demarcación de-
bía prolongarse hacia occidente, con lo que les hu-
biera correspondido toda la América central y
meridional. Los Reyes Católicos, por su parte, nega-
ban que aquel tratado concediera a la corona portu-
guesa derechos sobre las Indias Occidentales y exi-
gían que se separasen las zonas de exploración por
un meridiano, no por un paralelo. El resultado final
de las negociaciones constituye el Tratado de Torde-
sillas, de 7 de junio de 1494, que fijaba el meridiano
de partición a 370 leguas al oeste de Cabo Verde.

LOS CONTACTOS INTERCULTURALES Aunque la aplicación de estas ideas contaba con  Gonzalo Fernández de Oviedo.
Historia General de las Indias
precedentes en Asia, fue en la expansión atlántica
del Perú.
El descubrimiento de los nuevos pueblos plan- donde tuvo mayores ocasiones de desarrollo, al con- REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, MADRID.
teó el dilema de la continuidad del enfrentamiento vertirse la cristianización en un factor esencial en el
con el infiel o su sustitución por la aceptación volun- proceso de aculturación.
taria del cristianismo y el reconocimiento temporal En el caso de Canarias, la primera evangelización
de sus modelos de organización. (argumento papal para la conversión de las islas en
La respuesta planteó dos grandes escuelas. La Reino de la Fortuna) fue desarrollada por mallorqui-
primera, ejemplificada por santo Tomás, distinguía nes a partir de 1342. En 1351, año de la creación del
entre ley natural y ley sobrenatural, afirmando que obispado de La Fortuna, se educaban en Mallorca
los infieles no estaban sujetos a la ley cristiana en doce aborígenes de Gran Canaria, lo que prueba la
aquello que superase a la natural y que la pérdida de estabilidad de las relaciones. Seguramente formaban
gracia por el pecado no privaba de los derechos reco- parte de un intercambio de personas, resultado de un
nocidos por el derecho natural: libertad, gobierno, pacto de alianza y protección. Las expediciones mi-
propiedad, etc. La segunda, capitaneada por su con- sionales se repitieron en 1352, 1366, 1370 y 1386. En
temporáneo Enrique de Susa, cardenal Ostiense, esta última viajaban unos pauperes heremite que se es-
identificaba derecho natural y ley revelada, por lo tablecieron como ermitaños en Gran Canaria. El
que el incumplimiento de ésta por idolatría, poliga- martirio de los misioneros y el final del obispado se si-
mia, pecados contra natura... determinaba la consi- túan hacia 1393. De tales contactos se siguieron los
guiente sanción, que privaba de los derechos antes primeros procesos de aculturación, tanto en el plano
mencionados. material como ideológico.
La expansión atlántica (siglos XIV-XV) / 221

 Gonzalo Fernández de Oviedo. Historia General y Natural de las Indias.


REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, MADRID.
222 / La expansión atlántica (siglos XIV-XV)

En el siglo XV el proceso continuó, entonces de- BIBLIOGRAFÍA


sarrollado por franceses y castellanos, y revistió caracte-
AZNAR VALLEJO, E.: Viajes y descubrimientos en la Edad Media, Síntesis,
rísticas diferentes según se tratase de islas «de conquis- Madrid, 1994.
ta», donde el triunfo militar significó la incorporación — y TEJERA GASPAR, A.: «El encuentro de las culturas prehistó-
ricas con las civilizaciones europeas», en X Coloquio de His-
de facto a la comunidad cristiana, aunque posterior- toria Canario-Americana, Cabildo de Gran Canaria, Las Pal-
mente existieron procesos de adoctrinamiento, o islas mas de Gran Canaria, 1994; pp. 23-73.
«de penetración», donde la aceptación de la nueva doc- CHAUNU, P.: La expansión europea (siglos XIII a xv), Labor, Barcelona,
1972 (1.ª ed., París, 1969).
trina era un acto en buena medida personal. FERNÁNDEZ-ARMESTO, F.: Antes de Colón. Exploración y colonización des-
El mayor obstáculo a la cristianización era la es- de el Mediterráneo al Atlántico, 1229-1492, Cátedra, Madrid,
1993 (1.ª ed., Londres, 1988).
clavización de los aborígenes, que se traducía en una GARCÍA GALLO, A.: «Las bulas de Alejandro VI y el ordenamiento
actitud de hostilidad hacia la labor de los misioneros. jurídico de la expansión portuguesa y castellana en África
Por ello, Eugenio IV proclamó en 1434 la libertad de e Indias», en Los orígenes españoles de las instituciones america-
nas. Estudios de derecho Indiano, Real Academia de Jurispru-
los indígenas dentro del área de evangelización. dencia y Legislación, Madrid, 1987; pp. 313-659.
Pío II dio un paso más a favor de la libertad de los na- MAGALHAES GODINHO, V.: Os descobrimentos e a economia mundial,
Presença, Lisboa, 1984-1987 (1.ª ed., Lisboa, 1981-1983).
turales al garantizar los pactos que los obispos con-
MOLLAT, M.: Los exploradores del siglo XIII al XVI. Primeras miradas so-
certasen con los indígenas todavía sin convertir. Es- bre nuevos mundos, FCE, México, 1990 (1.ª ed., París, 1984).
tos bandos, llamados de paces, disfrutarían también Monumenta Henricina, Comissao Executiva das Comemoraçoes do
V Centenario da morte do Infante D. Henrique, Coimbra,
de plena libertad, bajo pena de excomunión. Estas 15 vols., 1960-1975.
relaciones se tradujeron en una serie de préstamos OLMEDO BERNAL, S.: El dominio del Atlántico en la Baja Edad Media.
Los títulos jurídicos de la expansión peninsular hasta el Tratado de
materiales y en cierta influencia política sobre la po-
Tordesillas, Sociedad V Centenario del Tratado de Tordesi-
blación aborigen. llas, Valladolid, 1995.
El ejemplo canario trató de copiarse en el África RUMEU DE ARMAS, A.: España en el África Atlántica, CSIC, Madrid,
1956-1957.
occidental mediante la nunciatura franciscana de — «Los problemas derivados del contacto de razas en los al-
Guinea, que envió misioneros a Guinea-Bissau desde bores del Renacimiento», en Cuadernos de Historia (Anexos de
1469. Aunque a partir del año 1484 se vieron acom- la Revista Hispania), 1, Madrid, 1967; pp. 61-105.
VERLINDEN, C.: Les origines de la civilisation atlantique. De la Renaissan-
pañados por los dominicos instalados en Benín, sus re- ce a l’Âge des Lumières, Albin Michel, Neuchatel-París, 1966.
sultados fueron escasos, a pesar de la conversión de un
jefe seerer en 1489. Los intentos más netamente polí-
ticos no tuvieron mejores frutos. Las embajadas al
mansa de Mali carecieron de repercusiones prácticas.
Las relaciones con el rey del Congo, aunque más es-
trechas, fueron ambiguas y sin consecuencias definiti-
vas. En 1483, en respuesta a una embajada portugue-
sa, dicho rey solicitó misioneros. En 1491, el monarca
recibió el bautismo y obtuvo el envío de carpinteros,
pastores y albañiles para instruir a sus súbditos. Pero
varios años después apostató para no renunciar a la
poligamia, y la implantación cristiana decayó.
En el caso americano, la disputa en torno a estas
cuestiones: misión o conquista, sumisión o pactos,
buena o mala guerra, también dio lugar a parcialida-
des, que podemos reagrupar en torno a los partida-  Juan de Borgoña.
rios de la acción misional (Las Casas, Vitoria) y los Ciclo de «La Conquista de
Orán» (detalle).
defensores de la conquista evangelizadora (Palacios Capilla mozárabe.
Rubios, Sepúlveda). Catedral Primada, Toledo.
JULIO VALDEÓN BARUQUE. Universidad de Valladolid, Academia de la Historia

LAS RELIGIONES DEL LIBRO


Y LA ESPAÑA DE LAS TRES CULTURAS

L a España medieval, a diferencia de los restantes que indicaba que la contribución judaica a la forja de
países de la Europa cristiana, fue testigo de la pre- lo hispano fue muy limitada. No es cosa de entrar en
sencia en su suelo, en el transcurso de la Edad Me- ese complejo debate, que tanta polémica suscitó en
dia, de gentes de tres religiones: la cristiana, la mu- su momento. En cualquier caso, es imprescindible
sulmana y la judía. Se trata de las denominadas señalar que no es posible entender la historia de Es-
religiones abrahámicas o del Libro, las cuales tenían paña si prescindimos de la coexistencia, durante mu-
muchos puntos en común, particularmente el cris- chos siglos, de las tres religiones mencionadas.
tianismo y el judaísmo, que habían recorrido el mis- Parece oportuno, de todos modos, diferenciar lo
mo camino en todo lo referente al Antiguo Testa- acontecido en al-Andalus, es decir, en las tierras his-
mento. Ese panorama se inició en los comienzos del panas controladas por el islam, por una parte, y en la
siglo VIII, época en la que los musulmanes, proceden- zona cristiana de la España medieval, por otra.
tes del norte de África, invadieron las tierras hispa- Al-Andalus nos ofrece, desde el punto de vista cro-
nas conquistando en poco tiempo la mayor parte del nológico, el primer ejemplo de una confluencia de
suelo de la península Ibérica. La conclusión de ese gentes de tres religiones, es decir, de musulmanes,
proceso tuvo lugar a finales del siglo XV y comienzos cristianos y judíos. Posteriormente fueron los diver-
del XVI, cuando los Reyes Católicos, que habían sos núcleos políticos de la España cristiana los que se
puesto fin a la presencia de un poder político islámi- caracterizaron por la coexistencia en su seno de las
co en el territorio hispano, decretaron primero la ex- tres religiones citadas. Ni que decir tiene que esa
pulsión de los judíos de sus reinos, y luego de los mu- confluencia de gentes de tres religiones, que conclu-
déjares, salvo que unos y otros aceptaran el bautismo yó en los últimos años de la decimoquinta centuria,
cristiano. dejó en el suelo hispano notables influencias en los
Historiadores tan relevantes como Américo más variados ámbitos, desde el lingüístico y el so-
Castro señalaron en su día que lo español, o si se cio-económico, hasta el cultural y el artístico.
quiere «la vividura hispánica», fue una consecuencia
de la mezcla entre cristiandad, islamismo y judaísmo,
tres religiones o «castas», como él las llamaba, que MUSULMANES, CRISTIANOS Y JUDÍOS
mantuvieron disputas entre sí, pero que al mismo EN AL-ANDALUS
tiempo no dejaron de interrelacionarse. Ese punto
de vista ha sido discutido por historiadores como Al-Andalus es el nombre que aplicaron los mu-
Claudio Sánchez Albornoz, el cual veía lo genuino sulmanes a los territorios que ocuparon, en el ámbi-
 Mihrab de la mezquita
español en el grupo de los cristianos, afirmando que to de la península Ibérica, a la fenecida monarquía
de Córdoba. la contextura vital hispánica no se arabizó, al tiempo visigoda. En un principio los islamitas eran una mi-
198 / Las religiones del Libro y la España de las tres culturas

noría, aunque con el tiempo muchos de los habitan- no de los almorávides, es decir, en los últimos años
tes del suelo hispano terminaron por abandonar las del siglo XI. Una situación semejante se produjo en la
creencias cristianas y aceptaron la fe islámica. A esos segunda mitad del siglo XII, testigo de la llegada a Es-
cristianos finalmente islamizados se les llamará rene- paña de los almohades. La intolerancia y la rigidez
gados o muladíes. Todo parece indicar que a media- religiosa de que dieron muestras tanto los almorávi-
dos del siglo IX se habían pasado al islam, quizá por des como posteriormente los almohades explican la
razones religiosas pero también por las ventajas fis- huida creciente tanto de mozárabes como de hebreos
cales que ello suponía, en torno a un 12,5 % de los hacia las tierras de la España cristiana.
hispanos, elevándose al 50 % en tiempos del califa Es posible que el período más positivo, por lo
Abd al-Rahman III, y a cerca de un 75 % en los últi- que respecta a la colaboración de gentes de las tres
mos años del siglo X. Asimismo, en las tierras ibéricas culturas, fuera el del primer califa cordobés, Abd al
había un importante contingente poblacional de Rahman III. En la ciudad de Córdoba había mezqui-
cristianos, a los que se les llamará mozárabes. La si- tas, sinagogas e iglesias cristianas. Pero lo más signi-
tuación de los mozárabes en al-Andalus atravesó al- ficativo fue, sin duda alguna, el papel que desempe-
gunas etapas difíciles, pero en general fueron tolera- ñó en la corte califal el judío Hasday ibn Saprut,
dos por el poder musulmán. Conviene señalar, por lo médico personal de Abd al Rahman III, a la vez que
demás, la presencia en las tierras hispanas de judíos, su colaborador en las tareas diplomáticas y políticas.
grupo que había padecido una fuerte persecución en No es posible olvidar, por otra parte, la intervención
los últimos tiempos de la monarquía visigoda. De ahí del obispo mozárabe Recemundo de Elvira, junto al
que los hebreos vieran con buenos ojos la llegada de árabe ’Arib ibn Sa’d, en un interesante texto conoci-
los islamitas al solar ibérico. ¿No ha dicho el histo- do como el Calendario de Córdoba del año 961, que
riador israelí Benzion Netanyahu que los musulma- apareció poco después de la muerte de Abd al Rah-
nes fueron para los judíos, a comienzos del siglo VIII, man III y se refería básicamente al mundo agrario de
los «salvadores de su intolerable opresión»? La prin- al-Andalus. Por lo demás, no es posible dejar en el ol-
cipal consecuencia de esa excelente comunicación vido a destacados intelectuales judíos que vivieron
fue el espectacular florecimiento que las juderías al- en tierras de al-Andalus, como Salomón ibn Gabirol,
canzaron en al-Andalus. De todos modos, tanto a los el cual residió en el reino taifa de Zaragoza en el si-
cristianos como a los judíos se los denominaba en glo XI, y, por supuesto, al cordobés del siglo XII Mai-
al-Andalus «dimníes», término que alude a los exi- mónides, que murió en el año 1204 lejos de las tie-
gentes tributos que estaban obligados a pagar. Por el rras hispanas. Maimónides, autor del famoso libro
contrario, los musulmanes únicamente aportaban la Guía de los perplejos, tenía como principal objetivo
limosna. De todos modos, el respeto profesado por lograr una compatibilidad entre la fe y la razón.
los musulmanes hacia los cristianos y los judíos obe-
decía a que ambos eran «gentes del Libro», todos
ellos tenían unas raíces comunes, las cuales se situa- CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS EN LA
ban en el seno de Abraham. ESPAÑA CRISTIANA
La convivencia en al-Andalus de musulmanes,
cristianos y judíos, no obstante, pasó por diversas fa- La España cristiana adquirió un notable empuje
ses. La tolerancia del islam hacia las otras religiones a partir del siglo XI, época que coincide con la desin-
del Libro funcionó tanto en tiempos del emirato tegración del califato de Córdoba. Un hito decisivo
como en el período califal, así como en la época de fue, sin duda alguna, la conquista de la ciudad de To-
los primeros reinos de taifas, creados a partir de la ledo por el monarca castellano-leonés Alfonso VI en
desaparición del califato de Córdoba, lo que sucedió el año 1085. Toledo era la primera gran ciudad del
en el año 1031. Ahora bien, ese panorama cambió mundo islámico que se incorporaba al dominio cris-
radicalmente a partir de la presencia en suelo hispa- tiano. De esa forma entraron a formar parte de la Es-
Las religiones del Libro y la España de las tres culturas / 199

 Mezquita de Bab-al-Mardum, Toledo.


200 / Las religiones del Libro y la España de las tres culturas

 San Tirso de Sahagún, León.

Páginas siguientes:
 Sinagoga del Tránsito (detalle), Toledo.
Las religiones del Libro y la España de las tres culturas / 201

paña cristiana los sectores de la población musulma- de carácter urbano. Los musulmanes y los hebreos
na que habitaban en las que habían sido tierras de ciertamente no formaban parte de la comunidad po-
al-Andalus. Simultáneamente se incorporaron a los lítica cristiana, pero ello no fue obstáculo para que se
reinos cristianos los judíos que vivían en las urbes ga- les reconociera un notable grado de autonomía.
nadas por los combatientes de la España del norte, Existían las aljamas de mudéjares y de hebreos, simi-
aun cuando había algunos hebreos instalados en las lares a los concejos de los cristianos; los musulmanes
tierras cristianas del norte peninsular, como en la lo- y los judíos gozaban de libertad plena para practicar
calidad de Castrojeriz. No obstante, conviene recor- su propia religión, así como también tenían sus pro-
dar que en el año 1090 el monarca Alfonso VI pro- pios jueces, sus escuelas, sus costumbres, etc. Parale-
mulgó la denominada Charta inter Christianos et lamente, los elementos culturales y artísticos de las
Judaeos, en la que se establecía un trato igualitario citadas minorías no dejaban de influir en el ámbito de
para las gentes de las dos religiones citadas. Esta car- los cristianos. Recordemos, a este respecto, el auge que
ta marcaba notables diferencias con la Europa cris- llegó a alcanzar el estilo mudéjar, presente tanto en
tiana de la época, donde no había ninguna norma le- numerosas iglesias como en algunos palacios de los te-
gal que garantizara el establecimiento de los judíos. rritorios cristianos.
No es posible olvidar, por otra parte, que Alfonso VI Un ejemplo paradigmático de la importancia
tuvo en su corte, como directo colaborador, al judío que tuvo el contacto cultural entre las gentes de las
Josef ibn Ferrusel. Es más, por esos años se habían tres religiones nos lo ofrece la Escuela de Traducto-
puesto en marcha en Europa las primeras cruzadas, res de Toledo, que se puso en marcha en los inicios
lo que derivó en numerosos ataques a las juderías de del siglo XII gracias a la actuación del arzobispo Rai-
los núcleos urbanos por donde pasaban los comba- mundo. Se pretendía aprovechar el riquísimo legado
tientes que se dirigían a los Santos Lugares. La Espa- cultural aportado por los musulmanes, tanto a nivel
ña cristiana, por el contrario, decidió admitir en su científico como filosófico y literario. Ese legado había
seno a los hebreos, así como a los musulmanes, a los recogido numerosas obras de los tiempos clásicos, en
que se aplicará el término de mudéjares. particular de la antigua Grecia, pero también poseía
En el transcurso de los siglos XII y XIII prosiguió el interesantes textos del Medio Oriente y de la India.
avance cristiano sobre las tierras de al-Andalus, lo En la citada escuela intervinieron intelectuales cris-
que se tradujo en la incorporación de nuevos contin- tianos, musulmanes y judíos. Es más, nos consta la
gentes de musulmanes y de judíos. Particularmente presencia en suelo hispano de diversos intelectuales
notables fueron las conquistas logradas en la deci- originarios de la Europa cristiana, como Adelardo de
motercera centuria. Tras la victoria lograda por los Bath, Hermann de Carintia y Gerardo de Cremona.
cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa sobre La fama que alcanzó la Escuela de Traductores de
los almohades, en el año 1212, la mayor parte de Toledo explica que a finales del siglo XII el clérigo in-
al-Andalus pasó a poder cristiano, en concreto las is- glés Daniel de Morley afirmara que se iba a desplazar
las Baleares y el reino de Valencia, el reino de Ara- a Toledo porque allí se escuchaban «las lecciones de
gón y el valle del Guadalquivir, el reino taifa de Mur- los más sabios filósofos del mundo». La excepcional
cia y los reinos cristianos de Castilla y León. Así pues importancia de la escuela de Toledo la puso clara-
creció notablemente el número de mudéjares y, en mente de relieve el insigne filólogo e historiador
menor medida, de judíos, situados unos y otros bajo Ramón Menéndez Pidal al señalar que la España
el dominio político de los cristianos. Los mudéjares del siglo XIII, y en particular los reinos de Castilla y
eran numerosos tanto en el valle del Ebro como en el León, fueron «un eslabón entre la Cristiandad y el
sur del reino de Valencia. En cambio, la población Islam», título de uno de sus más significativos libros.
mudéjar fue expulsada del valle del Guadalquivir Ahora bien, el momento culminante de dicha es-
después de la sublevación que llevó a cabo en el año cuela se alcanzó durante el reinado de Alfonso X, el
1264. Los hebreos, sin embargo, vivían en núcleos Sabio. En dicha época no sólo se tradujeron diversas
204 / Las religiones del Libro y la España de las tres culturas

obras, eso sí, a la lengua castellana, sino que también se la musulmana y la hebraica, sigue presente hoy en
elaboraron interesantes textos originales. Recordemos día. Basta con que acudamos a la abundancia de tér-
las Tablas astronómicas alfonsíes, llevadas a cabo por los minos de la lengua castellana que vienen del árabe,
judíos Yehudá ben Mosec e Ishac ben Sayyid, obra que así como a los numerosos nombres de ríos o de nú-
hacía referencia a las observaciones sobre el firmamen- cleos de población. Antes aludimos al atractivo que
to efectuadas en la ciudad de Toledo entre los años ejerció el arte mudéjar. ¿No existe hoy en día un
1263 y 1272. No menos significativa fue la Estoria de «parque mudéjar», sin duda de gran atractivo turísti-
España, atribuida al propio monarca Alfonso X. La his- co, en la localidad vallisoletana de Olmedo? El influ-
toria alfonsina –ahí se encuentra una de sus singulari- jo de lo islámico también está presente en otros mu-
dades– era la consecuencia de la acción directa de los chos terrenos, entre ellos el folclore, la gastronomía
seres humanos. ¿Y qué decir de la excepcional labor ju- e incluso determinados comportamientos de la vida
rídica, presente ante todo en las Partidas? Al mismo cotidiana. Y si nos fijamos en el mundo del judaísmo,
tiempo se tradujeron abundantes obras relacionadas ¿no procedían de ese ámbito destacados prelados de
con la astrología. Todo parece indicar que las principa- la iglesia cristiana de finales de la Edad Media, como
les disciplinas que se cultivaron en aquel reinado te- Pablo de Santamaría, Alonso de Cartagena, Juan
nían que ver con lo que afecta directamente al ser hu- Arias Dávila o Hernando de Talavera? Y Teresa de
mano, es decir, la historia, el derecho, la astronomía o Jesús, la figura más representativa de la literatura
la medicina. De todos modos, también se cultivaron en mística española, ¿no pertenecía a una vieja familia
tiempos de Alfonso X la música, la poesía, las artes hebrea? ¿No tenía también ascendencia judía una
plásticas e incluso los juegos. De lo señalado cabe de- personalidad tan relevante en el ámbito académico y
ducir que Europa debió mucho al islam de España, o literario como fray Luis de León?
más en concreto a la labor emprendida en Toledo en el
transcurso de los siglos XII y XIII. Ahora bien, al parecer
el papel principal en la obra cultural de tiempos de Al- EL FINAL DE LA CONVIVENCIA ENTRE
fonso X, el Sabio, corresponde a intelectuales hebreos, CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS
los cuales, según lo señaló en su día David Romano, al-
canzaron un 42 % del total de los colaboradores del La coexistencia entre las tres religiones del Libro
monarca castellano-leonés, interviniendo en un 74 % terminó por quebrarse antes de que concluyera la
de las obras realizadas. En última instancia cabe seña- Edad Media. Sin duda alguna lo acontecido en el
lar que el desarrollo, unos siglos después, de la ciencia transcurso del siglo XIV fue decisivo para romper
moderna en Europa tiene bastante que ver con la ex- aquella comunicación. Pero ante todo fue la hostili-
cepcional contribución cultural aportada, en los tiem- dad contra la minoría judía la que más contribuyó a
pos medievales, desde la España cristiana. Como indi- romper la armonía hasta entonces existente entre
có el hispanista italiano E. Cerulli, «España, la primera cristianos, islamitas y hebreos. A los judíos se les ta-
entre las naciones en la defensa de la Europa cristiana chaba de deicidas, es decir, los que crucificaron a Je-
durante los siete siglos de la Reconquista, fue la prime- sucristo, pero también de usureros, debido a la prácti-
ra también en acoger y transmitir al Occidente ca, por parte de algunos miembros de esa comunidad,
europeo lo mucho que, en los diarios contactos de paz de actividades de préstamo de dinero. Es más, la di-
y de guerra, recibía en el campo de la cultura y del arte fusión, a mediados del siglo XIV, de la terrorífica pes-
de aquel mismo mundo oriental al que se oponía en el te negra sirvió para acusar a los hebreos de haber
campo de batalla». sido los causantes de dicho mal. Por otra parte, la
Hemos señalado unos hitos decisivos en la con- guerra fratricida que vivió la Corona de Castilla, en-
fluencia de las tres culturas que convivieron en la Es- tre los años 1366 y 1369, entre el monarca Pedro I y
paña medieval. El influjo ejercido por las culturas su hermanastro Enrique de Trastámara también ejer-  Yeserías de la sinagoga
que finalmente terminaron por desaparecer, es decir, ció una notable influencia en la hostilidad hacia los del Tránsito, Toledo.
 Alonso de Sedano.
Flagelación de Cristo.
MUSEO DE LA CATEDRAL DE BURGOS.

 Alfonso X el Sabio.
Cantigas de Santa María.
BIBLIOTECA DEL REAL MONASTERIO
DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL.
MADRID, PATRIMONIO NACIONAL.
208 / Las religiones del Libro y la España de las tres culturas

judíos. Ello obedecía a que Enrique de Trastámara, dido en suelo hispano, de la mayor parte de la Europa
que buscaba atraer a su causa a los sectores populares, cristiana. Por lo demás, en aquellos años se caminaba
acusó a Pedro I de proteger a los hebreos. En conclu- hacia el principio del «cuius regio, eius religio», lo que
sión, antes de que finalizara el siglo XIV, en concreto suponía la identificación de las monarquías europeas
en el año 1391, estalló en Sevilla una terrible violen- con un determinado credo religioso, es decir, el cris-
cia contra los judíos que se propagó por el resto de las tiano, que era sin duda el mayoritario.
tierras peninsulares. A los hebreos se les planteaba el
siguiente dilema: o se bautizaban o eran asesinados.
BIBLIOGRAFÍA
Ni que decir tiene que un considerable número de ju-
díos aceptó ser bautizado al cristianismo simplemente BURCKHRDT, T.: La civilización hispano-árabe, Alianza Universidad,
para salvar la vida. De ahí que en el siglo XV se pasara, Madrid, 1977.
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como señaló el profesor Eloy Benito Ruano, «del pro- GLICK, T. F.: Cristianos y musulmanes en la España medieval
blema judío al problema converso». Ello obedecía al (711-1250), Alianza Editorial, Madrid, 1991.
hecho de que los cristianos viejos veían en general de MÁRQUEZ VILLANUEVA, F.: El concepto cultural alfonsí, Mapfre, Ma-
drid, 1994.
muy mala manera a los judeoconversos, los cuales se- MENÉNDEZ PIDAL, R.: España, eslabón entre la Cristiandad y el Islam,
guían desempeñando sus viejos oficios, al tiempo que Espasa-Calpe, Madrid, 1956.
NETANYAHU, B.: Los orígenes de la Inquisición, Crítica, Barcelona,
tenían posibilidades de ocupar cargos destacados en 1999.
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con familias nobiliarias. rial Sudamericana, Buenos Aires, 1956.
SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: Judíos españoles en la Edad Media, Rialp, Ma-
En el transcurso del siglo XV la comunidad judai- drid, 1980.
ca se redujo considerablemente, al tiempo que circu- VALDEÓN BARUQUE, J. (ed.): Cristianos, musulmanes y judíos en la Es-
paña medieval. De la aceptación al rechazo, Ámbito-Fundación
laban rumores que atribuían a los hebreos horrendos
Duques de Soria, Valladolid, 2004.
crímenes rituales, como el del Santo Niño de la Guar- VERNET, J.: Lo que Europa debe al Islam de España, El Acantilado, Bar-
da. Eso sí, la hostilidad contra los judíos se proyectaba celona, 1999.

también contra la minoría mudéjar, aun cuando sus


actividades fueran vistas con mucho menos recelo por
parte de los cristianos. De todos modos, la colabora-
ción de los judíos en la corte regia continuó en la de-
cimoquinta centuria. Así sucedió, por ejemplo, en
tiempo de los Reyes Católicos, que contaron con la
ayuda de hebreos destacados, como Abraham Seneor.
Asimismo, Isabel la Católica no dudó en acudir a ala-
rifes mudéjares para que efectuaran obras en el casti-
llo de la Mota, en la villa de Medina del Campo. Aho-
ra bien, durante el reinado de los Reyes Católicos, a
finales del siglo XV y comienzos del XVI, se puso fin de
manera definitiva a la coexistencia en tierras hispanas
de las tres religiones del Libro. Al poco tiempo de la
conquista por los cristianos del reino nazarí de Grana-
da, último reducto del islam peninsular, los Reyes Ca-
tólicos decretaron la expulsión de sus reinos de la mi-
noría judía, salvo que aceptara el bautismo cristiano.
Unos años después se tomó una medida similar contra
 Enrique de Arfe.
los mudéjares. Hay que tener en cuenta que a los judí- Custodia de la catedral
os se les había expulsado, con anterioridad a lo suce- Primada, Toledo.
XAVIER NOGUEZ. Centro de Estudios Históricos. El Colegio Mexiquense, A. C.

LOS MEXICAS

Con el término muy amplio de «azteca» se conoce medio ambiente similar al de los lagos donde si-
a un conjunto de tipos de cerámica, una etapa ar- glos más tarde fundarían Ciudad de México, se dedi-
queológica, una lengua (el náhuatl), un estilo artísti- caban a las actividades agrícolas, la pesca y la recolec-
co, un imperio y a un pueblo y sus vecinos que vivie- ción de diferentes productos acuáticos. Debido a las
ron en el centro de México durante el Posclásico presiones de sus dominadores y a posibles cambios
tardío (c. 1325-1519), período inmediatamente ante- en el clima que hicieron más difícil la subsistencia de
rior a la conquista española. En la actualidad, investi- la comunidad, los todavía llamados aztecas decidie-
gadores mexicanos y extranjeros intentan dar defini- ron iniciar la peregrinación en busca de mejores tie-
ciones más claras y precisas de este término, que, rras y oportunidades políticas a través de un estable-
como veremos más adelante, sólo debe usarse para cimiento autónomo. Las tradiciones mencionan
designar una etapa primigenia en la historia de un también otros lugares míticos de origen que se asocia-
grupo que, como otros del México antiguo, cambió su rán a su historia, tales como Chicomóztoc (el «lugar
nombre de acuerdo con las circunstancias históricas. de las siete cuevas») y Teocolhuacan (el «verdadero o
A continuación sigue un resumen de la historia auténtico cerro torcido o encorvado»), sitios cosmo-
y la cultura de los llamados aztecas. A pesar de su gónicos que también son mencionados en relación
imprecisión, este término, que comenzó a usarse con los principios de otras tribus que más tarde se-
desde finales del siglo XVIII, se ha establecido sólida- rían sus vecinas. El inicio de la peregrinación se sitúa
mente en la literatura especializada y de difusión. imprecisamente hacia comienzos del siglo XII. Los az-
Sin embargo, aquí emplearemos la designación de tecas eran una comunidad pequeña, dividida en gru-
mexicas, la cual suelen preferir los autores modernos pos de estrecho parentesco que tenían sus corres-
porque se refiere, como veremos, a los habitantes pondientes dioses protectores. Entre estas deidades
de las ciudades gemelas de México-Tenochtitlan y patronas destacaba Huitzilopochtli («lado izquier-
México-Tlatelolco. do-colibrí»), quizá por ser el dios de los dirigentes sa-
cerdotales y los caudillos políticos.

LOS AZTECAS
LOS MEXITIN
 La salida de la zona lacustre De acuerdo con la tradición recopilada por el his-
de Aztlan, el lugar de origen toriador indígena Cristóbal del Castillo, la tribu que Cuando se inició la peregrinación ocurrió algo
de los mexicas, en el año 1.
Pedernal. Códice Boturini. más tarde se convertiría en los mexicas vivía origi- sobrenatural: Huitzilopochtli, uno de cuyos nombres
BIBLIOTECA NACIONAL DE nalmente en Aztlan («lugar de la blancura») o Azta- era Mexi o Mexitli (¿«ombligo-maguey»?), se apare-
ANTROPOLOGÍA, FONDO DE TESTIMONIOS
PICTOGRÁFICOS. MÉXICO,
tlan («lugar de la garza»), como vasallos de otro pue- ció en forma de águila y les indicó a los aztecas que
CONACULTA-INAH. blo que portaba el nombre de aztecas. Ahí, en un su nuevo nombre sería el de mexitin («los de Mexi»).
226 / Los mexicas

Además, en un gesto simbólico, les dio el arco, la fle- Su nuevo hábitat les ofrecía la posibilidad de utilizar
cha y el chitahtli (armazón de madera encordado que los conocimientos que habían adquirido en su lugar
servía como mochila), objetos necesarios para enfren- de origen. En Aztlan, su lugar primigenio, habían de-
tar los tiempos difíciles de la migración. sarrollado un modo de vida lacustre que, tiempo des-
Preparados así para encarar un nuevo destino, pués, les permitió sobrevivir y crecer. El esfuerzo que
Huitzilopochtli, en su papel de deidad principal de realizaron para transformar el hostil ambiente en un
todo el pueblo, les ordenó «marcarse las orejas» con lugar habitable fue enorme, quizá porque las alter-
plumones y «embijarse» la cara, símbolos asociados a nativas de otro asentamiento eran para ese tiempo ya
la guerra y el sacrificio. El recorrido se prolongó hasta inexistentes.
principios del siglo XIV. De éste se tiene un interesante
conjunto de datos, a través de los cuales se puede re-
construir parcialmente la ruta que siguieron y la cultu- LOS MEXICA-TENOCHCAS Y LOS
ra que poseían con características de sedentarismo, a MEXICA-TLATELOLCAS
pesar de que ellos mismos parecían mostrarse como un
grupo chichimeca (nómada-cazador), recién surgido En la actualidad se celebra oficialmente el año
en la faz de la tierra. de 1325 (2. Calli en el sistema indígena) como la
Tras un largo recorrido, los mexitin llegaron al fecha de fundación de Ciudad de México-Tenoch-
actual valle de México, que en aquella época era un titlan (literalmente «lugar-nopal-piedra»). Allí se
admirable conjunto de lagos de aguas dulces y salo- hizo realidad el tetzáhuitl o portento ansiosamente
bres. Intentaron un primer establecimiento en el es- esperado por los caudillos mexitin: un águila, que
tratégico cerro de Chapultepec. Ahí, y sustento le- devoraba una serpiente o un pájaro, estaba parada
gal, crearon su primer gobierno señorial autónomo sobre un nopal que había crecido sobre una piedra.
(tlatocáyotl). Sus vecinos vieron con muy malos ojos Esto se interpretó como la señal del fin de la pere-
la intrusión de los recién llegados en un sitio tan im- grinación. Huitzilopochtli daba su aprobación para
portante y decidieron expulsarlos violentamente. un asentamiento final. Los islotes en medio del lago
Fue entonces cuando los mexitin enfrentaron uno de eran los lugares fijados para la materialización de
sus peores momentos y su casi aniquilación como un destino manifiesto: la creación de un poderoso
unidad tribal. Algunos segmentos del grupo principal imperio. Por fin se tenía un hogar permanente: Mé-
resolvieron asentarse como vasallos de los pueblos ri- xico, la ciudad de Mexi-Huitzilopochtli, el asiento
bereños y de otros en zonas más distantes. La mayo- de los mexica-tenochcas.
ría de los mexitin se establecieron por poco tiempo Pero los problemas intergrupales aparecieron
en el señorío lacustre de Colhuacan, de donde, se- pronto debido a la insuficiencia de espacios cultiva-
gún algunas versiones, fueron expulsados por su mal bles. Un grupo de mexicas insatisfechos decidió fun-
comportamiento. Arribaron entonces a los islotes del dar una población aparte. El prodigio que marcó el
lago de Tezcoco, que en esa época pertenecían al se- sitio para la nueva ciudad consistió esta vez en un
ñor de Azcapotzalco. Ahí no sólo lograron estable- inmenso remolino de polvo que señalaba un lugar
cerse y sobrevivir, sino que comenzaron a ampliar su entre los carrizales y tulares, donde los disidentes
territorio a través del uso de chinampas (pequeñas encontraron un montículo de arena, una culebra
parcelas de cultivo intensivo creadas artificialmente enroscada, un escudo y una flecha. El sitio fue lla-
por la acumulación sistemática de lodo y vegetación mado primeramente Xaltelolco («lugar-montículo
lacustre). Éste es un signo demostrativo de su gran en forma redondeada-arena»). Después su nombre
versatilidad al utilizar recursos en diferentes ambien- cambió a Tlatelolco («lugar-montículo en forma re-
tes. Los mexitin fueron capaces de transformarse de dondeada»). El establecimiento de los mexicas en
nómadas cazadores-recolectores en campesinos de Tlatelolco se fija en 1338, trece años después de la
tierra firme y habitantes isleños muy productivos. fecha oficial de fundación de Tenochtitlan. De esta
Los mexicas / 227

 Huitzilopochtli, manera nació la ciudad gemela, que mantuvo su in- señores o tlatoque (tlatoani en singular) llamados
dios principal de los mexicas.
dependencia hasta 1473. Acamapichtli y Cuacuauhpitzáhuac. El primero era
MANUSCRITO TOVAR,
BIBLIOTECA JOHN CARTER BROWN. Una vez que tenochcas y tlatelolcas lograron oriundo de Colhuacan y el segundo de Azcapotzal-
asentarse en los islotes, se vieron envueltos en las lu- co. Durante este tiempo los linajes nobles afianzaron
chas de poder y conquista emprendidas por sus más su poder en ambas ciudades. Tenochtitlan comen-
poderosos vecinos. En un principio tomaron partido zaría a poner mayor interés en las actividades de la
por los tepanecas de Azcapotzalco, que se encon- guerra y el gobierno, y una importante sección de
traban en un proceso de expansión acelerada bajo Tlatelolco se convertiría en un mercado con exten-
el mando de Tezozómoc, extraordinario caudillo que sas redes de intercambio gracias a la presencia de
llevó el señorío a la cúspide del poder. Con el creci- gremios especializados de comerciantes, conocidos
miento de la importancia de Tenochtitlan y Tlatelol- como pochtecas.
co llegó su anhelada legitimidad política, que se hizo A la muerte de Tezozómoc terminó la etapa de
realidad a través de la elección de sus respectivos relativo equilibrio que se había alcanzado gracias a
228 / Los mexicas

la supremacía de Azcapotzalco. Maxtla, su hijo y su- LOS COLHUA-MEXICA-TENOCHCAS  Un águila parada sobre
un nopal, devorando una
cesor, con una visión política muy limitada, arreme-
serpiente, anuncia,
tió violentamente en contra de sus aliados: hacia Cuando llegó el momento de instituir un nuevo portentosamente, el sitio
1427 ordenó el asesinato de Chimalpopoca, gober- equilibrio de fuerzas y consolidar el triunfo militar so- de la fundación de México-
Tenochtitlan.
nante de Tenochtitlan. Igual suerte corrió Tlacaté- bre los tepanecas, los vencedores recurrieron a un Ilustración de Historia de las
otl, señor de Tlatelolco. Esto provocó una maniobra sistema que hoy conocemos con el nombre de Triple Indias de Nueva España
e islas de Tierra Firme de fray
de alto riesgo: los mexicas se lanzaron en contra de sus Alianza (excan tlatoloyan), en la que cada uno de sus Diego Durán.
amos con la decisiva ayuda de los acolhuas de Tez- miembros adquiría un estatus político por encima
coco, la ciudad más importante en las riberas orien- de los demás señoríos (hueitlatocáyotl). A Tezcoco le
tales. Los acolhuas y sus aliados vieron la nueva si- tocó ocupar el puesto que en una antigua alianza te-
tuación como una oportunidad para deshacerse de nía Coatlichan, señorío acolhua vecino. En Tenoch-
la hegemonía de Azcapotzalco, su antigua rival. Ha- titlan los gobernantes reclamaron su descendencia
cia 1430 los tepanecas fueron derrotados por las con el señorío ribereño de Colhuacan. Por su parte,
huestes de mexicas, acolhuas y otros señoríos alia- Colhuacan reclamaba vínculos directos con Tula o
dos, bajo el mando del señor tenochca Itzcóatl Tollan, ciudad que antiguamente había poseído un
(1430-1440), sucesor de Chimalpopoca. La victoria imperio en la parte central de México. Como Azca-
sería el acontecimiento crucial dentro del proceso potzalco todavía poseía una enorme influencia sobre
hacia la creación del imperio. A partir de ese tiem- numerosos pueblos de las márgenes occidentales de
po, los tenochcas no tuvieron serios problemas en su los lagos y en Matlatzinco (valle de Toluca), tenoch-
primera expansión. Se inició entonces la sistemática cas y tezcocanos optaron por un doble juego político:
sujeción de sus vecinos lacustres. asimilaron a los tepanecas dentro de la alianza, pero
Los mexicas / 229

eligieron Tlacopan (Tacuba), un centro de poder se- compacta debido a las dificultades de acceso, la po-
cundario, como el tercer miembro. breza de ciertas áreas que no valía la pena subyugar, o
De esta manera, la cuenca lacustre quedó unida la tenaz resistencia que algunos pueblos opusieron al
bajo un solo sistema político integrado por Itzcóatl control imperial. Por otro lado, algunas campañas es-
de Tenochtitlan, Nezahualcóyotl de Tezcoco y Toto- tuvieron dirigidas a dominar zonas lejanas, donde
quihuatzin de Tlacopan. Los gobernantes se asigna- existían productos de valor extraordinario. Ahuízotl
ron los títulos de Colhuatecuhtli, Acolhua-Chichi- (1486-1502), predecesor del segundo Motecuhzoma,
mecatecuhtli y Tepanecatecuhtli, respectivamente. emprendió la conquista de la región de Xoconochco
Tlatelolco, que había colaborado en la caída de (Soconusco, Chiapas), cerca de la frontera guatemal-
Azcapotzalco, no tuvo cabida en la nueva alianza. Al teca, con el objeto de abastecer de cacao a la Ciudad
aumentar su resentimiento –y su poder– la ciudad de México. Había también «bolsas» de territorios
gemela se fue convirtiendo en un peligroso competi- dentro del imperio, donde uno o varios pueblos con-
dor de los tenochcas, hasta el momento en que es- servaron su independencia. Michhuacan (Michoa-
tos últimos decidieron controlar directamente a sus cán), otra importante región en el centro-occidente
vecinos y hermanos. de México, hubiera proporcionado a los miembros de
La nueva situación política generó cambios de la Triple Alianza grandes cantidades de fuerza de tra-
carácter ideológico. En ese momento apareció en es- bajo y materias primas como madera y cobre. Sin em-
cena la figura de Tlacaélel, consejero de tres gober- bargo, no pudo ser sujeta, a pesar de los esfuerzos de
nantes tenochcas y en gran medida forjador de la vi- Axayácatl (1469-1481), sexto tlatoani de Tenochti-
sión místico-guerrera que serviría de soporte a la tlan. En 1478, después de haber sojuzgado a ma-
expansión imperial. Con las recomendaciones de zahuas, matlatzincas y otomíes del valle de Toluca y
Tlacaélel, Itzcóatl reelaboró antiguas ideas religio- sus alrededores, Axayácatl lanzó sus ejércitos contra
sas, dando a Huitzilopochtli una extraordinaria im- los michhuaque (conocidos también como purépe-
portancia, hasta adquirir el mismo nivel de dioses de chas y tarascos). Las fuerzas invasoras no lograron pe-
gran antigüedad y prestigio. La categoría del nu- netrar profundamente en territorio enemigo, fueron
men tribal tenochca creció al mismo ritmo de su pi- detenidas en Taximaroa (la actual Ciudad Hidalgo) y
rámide, la que compartía con la más importante dei- forzados a retirarse tras sufrir una estrepitosa derrota.
dad pluvial; las superposiciones se hicieron más Los tenochcas y sus aliados no intentaron otra inva-
frecuentes y de mayores dimensiones. sión de tal magnitud, se conformaron con resguardar
El proceso de desarrollo expansionista y en ge- con vigor la frontera occidental para evitar posibles
neral la historia de los tenochcas y sus contemporá- incursiones.
neos están más ampliamente documentados a partir A principios del siglo XVI, en 1502, cuando el
del gobierno del primer Motecuhzoma (1440-1469), segundo Motecuhzoma ascendió al poder en Te-
sucesor de Itzcóatl. En menos de cien años, los ejér- nochtitlan, la Triple Alianza era ya solamente una
citos tenochcas y su aliados, tras dominar a los princi- fachada ritual y no una realidad política. Motecuh-
pales pueblos del Altiplano central, se desparramaron zoma controlaba con facilidad a Tlacopan y había
hacia las tierras bajas y costas adyacentes, regiones de impuesto en el gobierno de Tezcoco a Cacamatzin,
productos tropicales muy apreciados por las comuni- uno de sus sobrinos, como sucesor de Nezahualpilli,
dades altiplánicas. Por lo general, los pueblos derrota- hijo del famoso Nezahualcóyotl. Los tenochcas, au-
 Páginas siguientes: dos no perdían su autonomía política si se compro- tonombrándose colhua-mexicas, o simplemente col-
Diego Rivera. metían a dar tributos consistentes en fuerza de huas, surgieron entonces como el poder único y ab-
Reconstrucción del mercado
prehispánico de México- trabajo o en especie durante los períodos que les fue- soluto dentro de la alianza. En menos de cien años
Tlatelolco. ran impuestos. habían logrado establecer un extenso sistema tribu-
Pintura mural del Palacio
Nacional de la Ciudad de
El territorio donde se ubicaban los tributarios de tario que abarcaba una considerable porción de po-
México, 1945. la Triple Alianza jamás formó una unidad geográfica blaciones del centro y sudeste de México.
230 / Los mexicas

México-Tenochtitlan no puede considerarse la


capital de un imperio a la manera de Roma, puesto
que no llegó a dominar a sus vasallos a través de una
total y efectiva centralización política. Sin embar-
go, la ciudad en medio del lago se convirtió en el
mayor centro urbano de la época, el ombligo del
mundo, donde se llevaban a cabo impresionantes y
muchas veces sangrientas ceremonias en sus innu-
merables templos, plataformas, juegos de pelota y
otras edificaciones. Se ha calculado que su pobla-
ción, con la de Tlatelolco, pudo alcanzar casi el
cuarto de millón de habitantes. Junto al núcleo, de-
dicado al culto «estatal» y habitación de la élite no-
ble, existían otras áreas donde se habían estableci-
do los campesinos y, con grandes esfuerzos, habían
hecho crecer la ciudad. Ahí, tenochcas, tlatelolcas y
otros grupos foráneos, atraídos por el poder y la ri-
queza, vivían una existencia donde se entrelazaban
la lucha por el sustento cotidiano, el bienestar y la
supervivencia del grupo, con una ideología orienta-
da hacia la alimentación de los dioses con la sangre
de los hombres para mantener la armonía cósmica y
del imperio.
Desde 1517, los primeros expedicionarios espa-
ñoles que navegaron en las costas del golfo de Mé-
xico, tuvieron noticias del poderoso reino donde
abundaban riquezas y que estaba bajo la égida del
señor Motecuhzoma o Moctezuma. En 1519 se ini-
ció la expedición de Hernán Cortés, integrada origi-
nalmente por una hueste de quinientos ocho solda-
dos y cien marineros, además de dieciséis caballos y
catorce cañones. Meses más tarde se fueron suman-
do refuerzos. Cortés había zarpado de Cuba sin te-
ner la más remota idea de la vasta organización hu-
mana que descubriría... y destruiría: el imperio de
los colhuas, quienes se vanagloriaban de ser dueños
de toda la tierra firme rodeada por un mar infinito
de aguas sagradas.

SOCIEDAD, RELIGIÓN Y ARTE

La sociedad mexica, al igual que las comunida-


des vecinas, presentaba una división social en dos
grupos: los nobles o pipiltin (pilli en singular) y la
Los mexicas / 231
232 / Los mexicas

gente del pueblo, los plebeyos, llamados genérica- jo especializado, que practicaban la mayoría de sus
mente macehualtin (macehualli en singular). Estos úl- miembros. También poseían dioses patronos que eran
timos se dedicaron a la agricultura, la caza, la pesca adorados en santuarios exclusivos. Cada calpolli era
y las actividades comerciales y artesanales. A algu- una unidad tributaria cuya contribución se asignaba
nos de ellos, por su valor en el combate, sus capaci- de acuerdo a su tamaño y especialidad. Bienes y ser-
dades artísticas o sus exitosas correrías con los mer- vicios personales se entregaban a las autoridades esta-
caderes, se les asignaban privilegios especiales, pero tales a través de los gobiernos de cada calpolli, los cua-
continuaban perteneciendo a la misma clase social les también se encargaban de la administración y
de la gente común. Entre los macehualtin se estable- distribución de las tierras, de los censos de población
cía la diferencia entre aquellos que pertenecían a un y del buen funcionamiento del tequio o téquitl, el tra-
barrio y eran libres, y otros, los tlalmayeque (tlalmaitl bajo colectivo en «tanda o rueda», efectuado durante
en singular), también libres pero asignados princi- lapsos determinados. Los gobiernos locales estaban
palmente como inquilinos o arrendatarios en las tie- encargados de que reinaran el orden y la armonía en
rras patrimoniales de los nobles, las cuales trabaja- sus respectivos territorios.
ban para pagar el tributo y mantenerse a sí mismos. Sobre los gobernantes de los calpoltin se erigía
En el nivel más bajo de la gente común se halla- una estructura piramidal de mayor jerarquía, en cuya
ban los esclavos o tlacotin (tlacotli en singular), a los cúspide se hallaba el tlatoani o máximo gobernante,
cuales, como afirma Pedro Carrasco, sería mejor lla- que provenía del linaje generado por Acamapichtli
mar «peones» en la mayoría de los casos. La escla- en Tenochtitlan y Cuacuauhpitzáhuac en Tlatelolco.
vitud, en tiempos de la expansión de la Triple Alian- Junto al supremo jefe del estado tenochca, que actua-
za, no revistió la importancia, la magnitud y la ba también como hueitlatoani o miembro de la alian-
rigidez del sistema implantado en el Imperio roma- za tripartita, se hallaba el Cihuacóatl (literalmente
no, por ejemplo. La base económica de la sociedad «serpiente-mujer»), especie de primer ministro y con-
mexica no se apoyaba en este grupo, cuyo número sejero, dedicado a vigilar asuntos internos tales como
fue menor comparado con el de los macehualtin o los impuestos, la administración de los mercados, la
tlalmayeque. El esclavo poseía ciertos derechos, y su distribución de alimentos y la construcción de edifi-
única obligación era prestar servicios a su dueño; cios. Había también un consejo (tlatocan) integrado
además, con algunas excepciones, los hijos de los es- por la élite en el poder. Una de sus funciones era ele-
clavos nacían libres. gir, tras largas discusiones, al sucesor del tlatoani cuan-
Los miembros de la nobleza se cuidaban de man- do éste fallecía.
tener una considerable distancia en costumbres, apa- Los estratos siguientes estaban integrados por los
riencia y rituales que los apartara de los macehualtin. comandantes militares, los administradores de la alta
Mejor educados y alimentados, los pipiltin se dedica- jerarquía y los sacerdotes del culto oficial. Los prime-
ban a las tareas de gobierno, al alto sacerdocio y a ros se dedicaban a organizar nuevas empresas de con-
mantener el control del aparato militar. Entre las in- quista y el mantenimiento del control sobre regiones
numerables ventajas de ser noble estaba la de no pa- previamente sojuzgadas. Los administradores y sa-
gar tributo y recibir una buena parte de los bienes y cerdotes llenaban los cada vez más numerosos pues-
servicios que fluían a la capital del imperio. tos burocráticos generados por la expansión del apa-
La población de la Ciudad de México estaba or- rato estatal mexica.
ganizada en unidades sociales básicas llamadas calpu- En otro nivel inferior se hallaban los oficiales a
llis o calpollis (calpoltin en plural), término traducido cargo de diversas funciones de carácter administra-
laxamente como «barrio». La definición del calpolli ha tivo, como era el caso de los representantes del po-
sido objeto de largas controversias, pero puede seña- der estatal en los calpoltin, los jueces y los recauda-
larse la presencia de varios elementos: el parentesco a dores de tributos. Los puestos debían ser ocupados
través de linajes, una actividad agrícola y/o un traba- por miembros del linaje noble. Los macehualtin con
Los mexicas / 233

extraordinarias cualidades personales tuvieron acce- En la siguiente jerarquía se hallaban cinco dioses
so a algunas de estas posiciones, particularmente de gran prestigio: Tezcatlipoca («espejo que humea»),
durante el reinado de Ahuízotl, cuando el imperio Tláloc (el dios pluvial más importante), Quetzalcóatl
alcanzó su máxima extensión. («serpiente emplumada»), Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli
Esta definitiva diferenciación entre nobles y gen- («el dios viejo», la deidad del fuego primigenio simboli-
te común también se reflejó en los sistemas educati- zado por la turquesa) y Xipe-Tótec («nuestro señor de-
vos empleados por los mexicas. Por un lado, los pipil- sollado»). Coatlicue («la de la falda de serpientes»), la
tin poseían escuelas (calmécac y cuicacalli) que les gran diosa de la fertilidad terrestre, Tonantzin («nues-
proporcionaban un campo más amplio y profundo de tra venerable madre»), Chalchiuhtlicue (diosa de los
conocimientos de religión (cultos, calendarios, fiestas, ríos y consorte de Tláloc) y Tlazoltéotl (diosa del peca-
etc.), donde se preservaba lo que llamaríamos ahora do y la penitencia) eran deidades femeninas de gran re-
la cultura y el conocimiento científico. Por otro lado, nombre. Había otros dioses y diosas que eran patronos
el telpochcalli o escuela para los jóvenes plebeyos de un grupo dedicado a una actividad específica, o bien
orientaba sus «planes de estudio» hacia los cultos lo- eran celebrados en determinadas fiestas.
cales, los importantes conocimientos prácticos en la El conjunto de deidades era impresionante y, a
agricultura y otras actividades económicas, así como excepción de los dioses patronos, padres y madres de
la enseñanza básica de la milicia. una particular comunidad, todos ellos actuaban ca-
La religión de los tenochcas era un fruto más de prichosamente, siendo potencialmente buenos y ma-
antiguas cosmovisiones. Habían realizado la impor- los. Por lo tanto, la función del hombre era predecir,
tante tarea de reacomodar y revalorizar ciertas ideas invocar o apaciguar el comportamiento divino, aun-
que apoyaban una perspectiva imperial con una fuer- que, de manera estoica, los habitantes del antiguo
te dosis de destino manifiesto, donde predominaba México siempre se quejaron de la imprevisible actua-
Huitzilopochtli, su numen tutelar. Parece que el dios ción de los dioses. El concepto del bien estaba en ín-
era originalmente una modesta deidad patrona de ac- tima asociación con la armonía, el equilibrio y el ba-
tividades lacustres, asociada a los dioses del agua. Más lance. El mal se consideraba no sólo negativo para la
adelante se vinculó con el Sol a través del símbolo del persona que lo practicaba, sino también para la co-
águila y, finalmente, llegó a ocupar el alto nivel de munidad donde vivía, ya que el desequilibrio se podía
los cuatro poderosos Tezcatlipocas –diferenciados a transmitir tanto a los vecinos como a sus propiedades.
través de cuatro colores distintos– junto a Quetzal- La ideología expansiva tenochca se dirigió hacia
cóatl, Xipe-Tótec y el dios de este mismo nombre. No la necesidad inmediata de alimentar a su numen tribal
obstante, se adoraba también a un gran número de y a otros dioses y diosas a través de la occisión ritual.
dioses y diosas cuyas fiestas se organizaban en un Esto no constituía una idea novedosa, pero los te-
complejo calendario ritual. nochcas en particular lo llevaron hasta extremos nun-
Resumiendo, el panteón de los mexicas y sus ve- ca vistos. Numerosas explicaciones se han dado al fe-
cinos se acomodó en torno de varias jerarquías. En la nómeno del sacrificio humano: desde su negación
más alta se hallaba un dios omnipotente pero lejano, rotunda, considerándolo sólo como una «metáfora»
Ometéotl, que era «uno y dos a la vez», en sus desdo- religiosa, como en el cristianismo, hasta la necesidad
blamientos de Tonacatecuhtli («el señor de nuestro de un canibalismo organizado estatalmente debido a
sustento») y Tonacacíhuatl («la señora de nuestro sus- la carencia de proteínas en la alimentación. Huitzilo-
tento»), o como Ometecuhtli y Omecíhuatl (el «señor pochtli, Tonatiuh (deidad solar), Tlaltecuhtli (el po-
dos» y la «señora dos»). Esta idea de la existencia de tente dios terrestre asociado al anterior), Tezcatlipoca,
una unidad dual de opuestos que se complementan en Tláloc, Xipe Tótec y Tlahuizcalpantecuhtli (el plane-
«armónica contradicción» fue uno de los principios ta Venus, conocido como el «señor del lugar de la casa
rectores de la religión tanto de los mexicas como de las de la aurora») fueron las deidades masculinas que re-
comunidades vecinas. cibieron el mayor número de sacrificados.
234 / Los mexicas

Los mexicas dieron a la escultura monumental lí- BIBLIOGRAFÍA

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glés Henry Moore (1898-1986). Es probable que los ar-
tistas que estuvieron al servicio de la élite tenochca en
particular crearan importantes obras de arte en otros
medios, pero muy pocas han llegado hasta nosotros,
porque fueron elaboradas en materiales perecederos, o
por su sistemática destrucción en tiempos de la con-
quista hispana y en los siglos siguientes. Queda la es-
cultura monumental lítica de los mexicas como un
ejemplo artístico único que se desarrolló sin influencias
procedentes de otras culturas fuera de México. Aquí se
unieron ideas y formas plurales; se incorporó conflicto
y armonía, naturalismo y abstracción, lo perceptual y
lo conceptual, la vida y la muerte.

 Calendario azteca o
«Piedra del Sol».
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA,
MÉXICO, CONACULTA-INAH.
RAMÓN MARÍA SERRERA. Universidad de Sevilla

LA MONARQUÍA HISPANA
Y LA PRIMERA ORGANIZACIÓN DEL
ESPACIO COLONIAL

C onsideraron los castellanos que el triunfo por las ciones en las siguientes centurias, que no afectaron a
armas obtenido en apenas cinco décadas daba dere- su estructura fundamental, perduraría durante tres-
cho a imponer en tierras americanas un nuevo orden cientos años, hasta el período de la emancipación. La
político y administrativo. El pueblo conquistador experiencia, sin precedentes en el mundo medieval,
pronto ensayó la implantación en ultramar de un es- resulta de extraordinario interés para el historiador
quema de gobierno inspirado en el modelo metropoli- de nuestros días por varias circunstancias: la lejanía
tano. Los nuevos territorios, conforme iban siendo de las nuevas tierras, comunicadas con la metrópoli
«pacificados» –según el termino usado en la época–, únicamente por vía marítima; la inmensidad espacial
fueron incorporados oficialmente a la Corona de Cas- del continente; la diversidad regional del territorio en
tilla, promotora de la empresa, siendo bautizados por latitudes, suelos y climas, y la existencia previa en di-
sus conquistadores con nombres alusivos a su región chas tierras de formaciones político-administrativas
o ciudad de origen: Nueva Toledo, Nueva Galicia, complejas en el mundo indígena, muy diferentes a las
Nueva Extremadura, Nueva Andalucía, Nueva Espa- del pueblo conquistador. A pesar de estas cuatro va-
ña, etc. Todo este conjunto, en el que se reproducía la riables, la corona pudo y supo moldear una estructu-
variada toponimia peninsular, pronto comenzó a reci- ra imperial que, aun con sus desajustes internos, fun-
bir la genérica denominación de Indias Occidentales cionó; mejor o peor, pero funcionó.
o Indias Españolas, patrimonio exclusivo de los mo- Dos características conviene destacar en esta
narcas castellanos. Así se recuerda en una disposición etapa fundacional de las Indias que llega hasta apro-
del emperador Carlos fechada en Barcelona el 14 de ximadamente la década de los años setenta del
diciembre de 1519: «Por donación de la Santa Sede siglo XVI. En primer lugar, la simultaneidad del pro-
Apostólica y otros justos títulos, somos Señor de las In- ceso conquistador con el proceso vertebrador de las
dias Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océa- instituciones. De siempre se ha dicho que en el Nue-
no descubiertas y por descubrir, y están incorporadas vo Mundo no hubo tiempos oficiales. La ausencia de
en nuestra Real Corona de Castilla. Y porque es nues- sincronía entre sus diferentes territorios fue rasgo
tra voluntad y lo hemos prometido, que siempre per- distintivo de la historia americana. Mientras se des-
manezcan unidas para su mayor perpetuidad y firmeza, cubre en una zona, se conquista en otra y se está po-
prohibimos la enajenación de ellas. Y mandamos que blando en otra. Cuando se inicia la conquista de
 Tiziano.
Retrato del emperador Carlos V. en ningún tiempo puedan ser separadas de nuestra Perú ya tiene México audiencia y Santo Domingo
MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID. Real Corona de Castilla». universidad. Cuando se crean los grandes virreina-
Páginas siguientes: Puede decirse que en apenas unos treinta años tos, todavía se están lanzando los primeros vectores
 Abraham Ortelius. quedó diseñado el modelo administrativo indiano; de penetración en otras áreas periféricas. Hay, pues,
Mapa de América, 1587.
SERVICIO GEOGRÁFICO DEL EJÉRCITO,
logro que no merecería especial atención si no fuera una especie de frontera temporal móvil que obliga a
MADRID. porque en líneas generales, salvo algunas modifica- ensayar fórmulas y soluciones de gobierno que pue-
238 / La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial

den resultar válidas en un momento pero que se


muestran caducas unos lustros más tarde.
Estos desajustes cronológicos y el carácter de
transitoriedad que caracteriza este período fundacio-
nal reflejan claramente una idea que con frecuencia
se olvida: el modelo político-administrativo indiano
no nació plenamente perfilado o definido desde su
origen, sino que, por el contrario, se fue delineando y
fraguando conforme se desarrollaban los aconteci-
mientos y se incorporaban nuevas tierras. Hasta
1520 el Nuevo Mundo se reducía al ámbito antillano.
La corona podía gobernar este limitado espacio con
algunos funcionarios del Consejo de Castilla, la Casa
de la Contratación de Sevilla, un gobernador y una
Audiencia en Santo Domingo. Pero cuando en
1519-1521 se calibra la plena e inmensa entidad con-
tinental americana con la primera vuelta al mundo y
la conquista de México, ya se admite la necesidad de
unos órganos específicos que administren y canalicen
el poder real en el nuevo escenario. La creación del
Real y Supremo Consejo de las Indias en 1524, des-
glosado ya del de Castilla, y el ensayo de fórmulas co-
legiadas o unipersonales de gobierno es, según ello, la
respuesta institucional a la conquista de un área
como la novohispana, con tierras prósperas, densa
población indígena y abundante riqueza minera.

GEOGRAFÍA Y PODER:
CONOCER ES GOBERNAR

A lo largo de todo el período colonial el desarro-


llo institucional marchó a remolque de la actividad
conquistadora y exploradora del territorio. Era un
proceso este en virtud del cual, conforme se conside-
raba «pacificada» una zona, quedaba desgajada del
núcleo de origen para ser elevada a unidad de gobier-
no autónomo con autoridades propias. En Indias,
como en Castilla, la historia y la geografía de las divi-
siones administrativas fue siempre un fiel reflejo del
proceso de ocupación efectiva del suelo. Y ésa es la
razón de que arbitrarias demarcaciones espaciales
otorgadas a conquistadores –piénsese en la Nueva
Castilla y el Nuevo Toledo concedidos a Pizarro y a
Almagro en la conquista de Perú– pronto fueran su-
240 / La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial

primidas. El conocimiento efectivo de la realidad in- por la figura de su presidente don Juan de Ovando.
diana una vez más obligaba a olvidar líneas trazadas Entonces, más que nunca, pudo decirse que la geogra-
de acuerdo con una geografía fantástica e imaginaria fía como ciencia se ponía al servicio de los intereses
del continente. Por ello, pronto la corona se vio en la del Estado. La medida se adoptó en los años setenta,
necesidad de acudir a la ciencia geográfica. Las Indias cuando se llegó al convencimiento de que para una
no eran conocidas. La imagen transmitida por los mejor gobernabilidad de los reinos ultramarinos había
cronistas era muy fragmentaria y estaba plagada de que contar con información completa, homogénea y
errores y contradicciones. Se legislaba para unas tie- actualizada de su realidad demográfica, social, religio-
rras que día a día, mientras avanzaba la centuria, se sa, económica y estratégica. Se crea para ello en el
dilataban, como un organismo vivo en las cuatro di- seno del Consejo de Indias el cargo de cosmógrafo
recciones, hasta adquirir su auténtica fisonomía con- mayor, y se elaboran sucesivos cuestionarios para ser
tinental. En unas instrucciones reales dirigidas en cumplimentados por las autoridades locales indianas.
1536 a don Antonio de Mendoza, primer virrey de Tras dos intentos fallidos, el cursado en 1577, com-
México, aparece dicha preocupación con estas ex- puesto por cincuenta preguntas, por fin recibió el eco
presivas palabras: «Y porque deseamos mucho tener esperado y al Consejo de Indias comenzaron a llegar
una traza o pintura de los principales pueblos y pues- respuestas de todas las circunscripciones administrati-
tos de esa tierra y costas de ella, mandaréis alguna vas del Nuevo Mundo. La empresa se completaría con
persona que lo haga, lo más verdaderamente que allá la redacción de la Geografía y Descripción de las Indias,
se pudiese o supiese hacer, declarando el sitio, distan- redactada en 1574, cuyo autor, el cosmógrafo mayor
cia de leguas, grados de altura que hubiese de un pue- Juan López de Velasco, había sido también uno de los
blo y puesto a otro y en cada uno de ellos; y la misma inspiradores –en cierta medida el autor– de la elabo-
relación nos enviad de las tierras e islas que el Mar- ración del cuestionario.
qués [Hernán Cortes] ha descubierto o descubriere». Muertos los primeros cronistas y conquistado-
El virreinato de Nueva España acababa de crearse y res, y una vez superada ya la fase de asombro ante el
el emperador seguía sin conocer la entidad y configu- Descubrimiento, estos nuevos burócratas filipinos
ración de unas tierras que habían sido incorporadas a fueron de hecho los encargados de obtener y trans-
su reino hacía quince años. Sin los anteriores supues- mitir una imagen sin duda menos exótica, pero mu-
tos es imposible penetrar en la realidad institucional cho más real, de las Indias Españolas. ¿Es una casua-
indiana del siglo XVI. Tanto para las autoridades re- lidad que fuera precisamente en esta época –los años
gionales de ultramar como para el Consejo de Indias setenta– cuando se consiguió vertebrar definitiva-
y el propio monarca, el Nuevo Mundo era una masa mente el poder real en el Nuevo Mundo?
continental de límites imprecisos y conformación ne-
bulosa sobre la que se gobernaba y legislaba no pocas
veces en precario. Basta estudiar la cartografía ameri- JERARQUIZACIÓN TERRITORIAL DEL
cana de la centuria para contemplar la evolución de ESPACIO INDIANO
la fisonomía de aquella nueva realidad geográfica
que, como un ser dotado de vida propia, va desarro- La plena dimensión continental de las Indias fue
llando sobre el papel su verdadero perfil. Por ello el conocida apenas un lustro después de la entronización
modelo político-administrativo sólo puede conside- en España de la dinastía de los Habsburgo, que inau-
rarse consolidado en las décadas finales del siglo, guraba así una experiencia político-administrativa
cuando las Indias españolas no eran ya un concepto nueva hasta entonces en Europa. Heredera de los blo-
difuso o una proyección mental imaginaria, sino una ques territoriales centroeuropeos, en el exterior, y cas-
realidad poblada y conocida. tellano-aragonés, en el interior, el emperador Carlos
De ello se percataron con claridad Felipe II y sus hubo de arbitrar un sistema para administrar reinos tan
eficaces funcionarios del Consejo de Indias dirigidos alejados geográficamente como diversos en personali-
La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial / 241

 Tenochtitlan. dad histórica. Se ofrecían dos posibles modelos: inten- na de Castilla y que manifestaban peculiaridades muy
Grabado de J. Hoefnagle.
tar la homogeneización jurídico-administrativa de los definidas, ¿cómo se integrarían las Indias dentro del
Civitates orbis terrarum de
G. Braun, 1559. territorios de acuerdo con la tradición unitaria caste- sistema respetando la estructura patrimonial del impe-
llana, o mantener las peculiaridades de los reinos inte- rio? La primera medida fue la creación en 1524 de un
grantes del imperio, siguiendo el principio del pluralis- organismo colegiado que ejercería, en nombre del mo-
mo administrativo aragonés que durante siglos había narca, funciones gubernativas, legislativas, judiciales,
demostrado su contratada validez. La solución adopta- fiscales y eclesiásticas, y que estaría compuesto por fun-
da fue la segunda. España sería un Estado plural, no cionarios especializados en los asuntos americanos: el
unitario, formado por una serie de unidades patrimo- Real y Supremo Consejo de Indias. Desde hacía tiem-
niales regidas por sus propias leyes y tradiciones. Su po ya funcionaban el de Castilla (1480) y el de Aragón
majestad católica se convertía en el único elemento in- (1494), con objeto de regir y administrar los territorios
tegrador dentro de la monarquía. de las dos coronas. La solución adoptada en 1524, por
La conquista de México y la ulterior penetración la que se desgajó el ámbito indiano de la matriz caste-
en el continente tiene lugar justamente en unas déca- llana, no era más que el reconocimiento de la impor-
das en las que se está vertebrando el modelo imperial tancia de la nueva realidad ultramarina, sin romper
carolino. Según ello, habida cuenta que las nuevas tie- con ello su vinculación patrimonial de origen. En cier-
rras americanas eran patrimonio exclusivo de la Coro- ta forma, el ensayo –que pronto se juzgó valido– deter-
242 / La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial

minó la implantación de la institución para otros terri- gios dentro de su amplísima demarcación. Un poder ge-
torios del imperio, ya que en 1555 se creó el Consejo de neral les facultaba para asumir poderes omnímodos en
Italia, en 1582 el de Portugal y en 1588 –demasiado caso de emergencia. Curiosamente, al principio estas
tarde, no cabe duda– también el de Flandes. En total, funciones eran conferidas en nombramientos distin-
pues, tres consejos para reinos peninsulares y otros tan- tos. De hecho, el cargo virreinal en Indias, como todos
tos para territorios extrapeninsulares. Era el viejo prin- los demás, se fue fraguando conforme fue ejercido por
cipio aragonés de la diversidad dentro de la unidad. las personas que lo desempeñaron. En la segunda mi-
Competentes funcionarios especializados en los pro- tad del siglo XVI la institución estaba ya definitivamen-
blemas de los distintos dominios administraban en te perfilada. Para asumir tal responsabilidad fueron
nombre del rey tan vasto imperio, una especie de fede- nombrados hombres de confianza del rey, casi siempre
ración de reinos autónomos unidos entre sí por la ins- nobles o grandes de España, de forma temporal, por lo
titución de la monarquía hispana. general de tres a seis años, aunque algunos llegaron a
Lo dicho resulta válido para comprender la inser- ejercer tal función durante quince años o más; en cual-
ción del Nuevo Mundo en la compleja burocracia im- quier caso, nunca fue un nombramiento vitalicio. En
perial. Pero el Consejo de Indias estaba al lado del rey. las lejanas Indias la corona no estaba dispuesta a correr
Junto con la Casa de la Contratación de Sevilla (1503), riesgos innecesarios.
que siguió entendiendo en todos los asuntos concer- Al igual que aconteció en el proceso de la con-
nientes al tráfico americano, eran los dos organismos quista, a la hora de establecer las dos sedes virreinales
ubicados en la metrópoli para conducir los negocios ul- se siguió el principio de superposición y concentralidad
tramarinos. Pero en las Indias pronto hubo que diseñar espacial con respecto a las dos grandes formaciones po-
un andamiaje institucional que se adecuara a la nueva líticas y culturales del mundo indígena: Mesoamérica y
realidad. Ocho siglos de Reconquista y de organización los Andes Centrales. La vieja Tenochtitlan siguió sien-
de espacios anexionados habían permitido acumular do el corazón del área mexicana, pero en Perú se des-
experiencias válidas para ello. Por tanto, no es de extra- plazó la capitalidad del Cuzco (a 3.200 metros de alti-
ñar que se recurriera a instituciones peninsulares muy tud) a la Ciudad de los Reyes, Lima, contigua a la costa
conocidas. Algunas, como los adelantamientos, sólo pacífica y mejor comunicada con el exterior. No es una
sirvieron para los años inmediatos a la conquista. Pero casualidad esta doble elección, sino la respuesta cohe-
otras perduraron hasta el primer cuarto del siglo XIX, rente a unas motivaciones culturales basadas en el
como es el caso de los virreinatos. principio de que toda conquista supone la prevalencia
La institución virreinal tenía precedentes tanto en de una sociedad dominante sobre los grupos y socieda-
Castilla como en Aragón, aunque su auténtica filia- des dominadas. En cierto modo, sustituir el vértice del
ción sigue aún despertando controversia. Los virreina- poder indígena, asumiéndolo en una nueva realidad
tos, creados en México y Perú en 1535 y 1543, respec- administrativa, permitía un mejor aprovechamiento
tivamente, sirvieron para parcelar el continente hasta de la estructura estatal preexistente. No, por supuesto,
el siglo XVIII –en que se crean los de Nueva Granada y para seguir aplicando el antiguo principio de reciproci-
Río de la Plata– en dos grandes demarcaciones territo- dad social, sino para canalizar vertical y unidireccio-
riales, con la línea divisoria en Centroamérica entre las nalmente un nuevo concepto de autoridad mayestáti-
gobernaciones de Costa Rica y Panamá. A su frente es- ca. El nuevo orden hacía posible el aprovechamiento
taba la figura del virrey, la más importante autoridad de los recursos de una población indígena densa y
unipersonal de las Indias, auténtico alter ego del mo- acostumbrada al trabajo organizado y especializado, y
narca. Desempeñaba funciones de capitán general, vi- sobre todo, construir y agrupar las nuevas unidades ad-
cepatrono para los asuntos eclesiásticos, gobernador ministrativas sin desarticular totalmente las estructu-
de su zona, presidente de la Audiencia de la capital, ras sociales y económicas preexistentes.
donde residía, máximo responsable hacendístico y, so- Aparte de los virreinatos, otras instituciones de
bre todo, último supervisor general de los intereses re- larga tradición peninsular fueron igualmente trans-
La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial / 243

estructura administrativa indiana. Nos referimos en


concreto a los corregimientos y las alcaldías mayores.
Los primeros proliferaron más en el virreinato del Perú
y las segundas en el de Nueva España; pero, de hecho,
los titulares de las dos instituciones ejercieron las mis-
mas funciones en todas las Indias. Si en su origen pe-
ninsular y en su tipificación jurídica había diferencias,
los testimonios documentales permiten asimilar en la
práctica ambos términos. Al frente de tales distritos
menores estaban el alcalde mayor y el corregidor, los
funcionarios del rey que más cerca estaban de sus súb-
ditos americanos, encargados –al menos en teoría– de
aplicar en su zona la política imperial. Eran jueces ma-
yores en sus distritos, velaban por la seguridad y el or-
den público, supervisaban la labor evangelizadora, ase-
guraban la recaudación de los impuestos y conducían
todos los asuntos de gobierno que pudieran afectar a
los intereses reales. Y finalmente, en la base de este or-
ganigrama se situaban los cabildos o ayuntamientos,
cuyas funciones y estructura orgánica resultaron ser
muy similares a las de la institución homónima caste-
 Retrato del virrey plantadas al Nuevo Mundo. Entre ellas, las audien- llana. Gozaban de relativa autonomía y constituían el
don Antonio de Mendoza. único marco en el que los vecinos podían ejercer algu-
cias, órganos colegiados para impartir justicia y que en
MUSEO DE AMÉRICA, MADRID.
Indias tuvieron algunas competencias más que en nas libertades, tales como elegir a sus alcaldes ordina-
Castilla, especialmente en la esfera gubernativa. A fi- rios y regidores. Aunque indirectamente, era una for-
nales del siglo XVI ya había diez distribuidas entre los ma de controlar la gestión de los asuntos municipales.
dos virreinatos: Santo Domingo (1511), Guadalajara
(1548), México (1527), Santa Fe de Bogotá (1548),
Panamá (1538), Charcas (1559), Lima (1543), Quito VERTICALIDAD Y CONCENTRALIDAD
(1563), Guatemala (1543) y Chile (1563). Estas am- INSTITUCIONAL
plias circunscripciones judiciales estaban divididas en
gobernaciones de distinto rango. Unas tenían su capi- En líneas generales, cabe afirmar que ya desde
tal en la sede de la audiencia, por lo cual el gobernador mediados del siglo XVI el poder real había logrado di-
–normalmente letrado– presidía también dicho orga- señar en el Nuevo Mundo una compleja maquinaria
nismo. Otras comprendían extensos territorios fron- político-administrativa centralizada, de estructura
terizos de suma importancia militar (como Venezuela, piramidal y regida en su funcionamiento por los prin-
Yucatán y Chile), teniendo a su frente a gobernadores cipios de verticalidad en la canalización y delegación
de capa y espada que preferían hacer uso del título de del poder, de jerarquización funcional de los cargos e
capitán general. Y otras eran, finalmente, pequeñas instituciones, y de concentralidad territorial en el
demarcaciones de reducida extensión pero de extra- ámbito de aplicación de competencias. Por ello pue-
ordinario interés estratégico, como Santa Marta, Car- de hablarse también en el período español de una
tagena y Veracruz. América nuclear, donde se concentró el mayor nú-
A veces estas últimas gobernaciones litorales te- mero de instituciones (Nueva España, Perú o Nueva
nían una extensión territorial menor que otras unida- Granada), y de una América marginal, teóricamen-
des distritales situadas debajo de la gobernación en la te subordinada en lo administrativo a la primera y
244 / La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial

donde el poder se ejerció de forma más mitigada en a causa de interferencias y conflictos de delimitación
razón de la menor presencia institucional (Río de la competencial, a veces incluso por simples cuestiones
Plata, Centroamérica, Venezuela, Septentrión No- de preeminencias públicas y sociales. El Archivo Ge-
vohispano, Chile o ámbito antillano). Las dos si- neral de las Indias de Sevilla custodia documentación
guientes centurias contemplaría la progresiva dilata- muy copiosa sobre el tema en prácticamente todas sus
ción del espacio nuclear, particularmente a raíz de secciones durante los tres siglos del período colonial.
las grandes transformaciones administrativas del úl- Algunos de estos fallos fueron corregidos a lo largo del
timo tercio de la centuria ilustrada. tiempo con una normativa legal más adecuada o con
Un texto legal del año 1571 inspirado por Juan la selección de funcionarios más capaces. A veces se
de Ovando, el gran teórico de las reformas indianas procedió a retocar parcialmente el organigrama admi-
emprendidas por los funcionarios de Felipe II, refleja nistrativo creando, suprimiendo o desplazando la ubi-
con gran expresividad todo lo que se lleva dicho, in- cación de la cabecera de la institución. Pero, en oca-
troduciendo también como nuevo factor la organiza- siones, la corona permitió más o menos veladamente
ción eclesiástica en correspondencia con la estatal. la existencia de tales fricciones (por ejemplo, choques
Se titula La Orden que se ha de tener en el dividir y re- del virrey con la audiencia, de audiencias con gober-
partir el Estado de las Indias y merece la pena reprodu- nadores, etc.) porque, al fin y al cabo, se trataba de te-
cirlo íntegramente y eludir cualquier tipo de comen- rritorios alejados con respecto a los cuales más valía
tarios. Dice así: «Porque tantas y tan grandes tierras actuar de árbitro entre instituciones poderosas, que
Islas y Provincias se puedan con más claridad y distin- mutuamente se vigilaban en el desempeño de sus fun-
ción percibir y entender de los que tuvieran cargo de go- ciones, denunciando con frecuencia las actuaciones
bernarlas, mandamos a los de nuestro Consejo de In- poco diligentes o la extralimitación en el uso de las fa-
dias que siempre tengan cuidado de dividir y partir cultades que tenían conferidas. Este sistema indirecto
todo el estado de las Indias, descubierto y que por de control funcionó en la práctica y así fue mantenido
tiempo se descubriere, para lo temporal en virreina- durante tres centurias.
tos, provincias de audiencia y chancillerías reales, El gobierno y la administración de esos inmensos
provincias de oficiales de la Hacienda Real, adelanta- territorios que constituían las Indias Españolas –siem-
mientos, gobernaciones, alcaldías mayores, corregi- pre con fronteras y límites interprovinciales muy im-
mientos, alcaldías ordinarias y de hermandad, conse- precisos– estaba a cargo de una gran maquinaria bu-
jos de españoles y de indios. Y para lo espiritual, en rocrática que estaba accionada por un ejército cada
arzobispados y obispados sufragáneos, abadías, arci- vez mas nutrido de funcionarios (peninsulares en los
prestazgos, parroquias y diezmerías, provincias de las más altos cargos y criollos en los de mediano y bajo
órdenes y religiones, teniendo siempre intento a que la rango). Para supervisar su funcionamiento, la corona
división para lo temporal se vaya conformando y corres- hizo uso desde las primeras décadas del siglo de algu-
pondiendo cuanto se pudiere a la espiritual. Los arzobis- nos mecanismos de control que ya existían en la me-
pados y provincias de las religiones con los distritos de trópoli, aunque aplicados de forma mas sistemática: la
las audiencias. Los obispados con las gobernaciones y residencia, investigación judicial realizada a posterio-
alcaldías mayores. Los arciprestazgos con los corregi- ri sobre la actuación de un funcionario; la visita, pú-
mientos y los curatos con las alcaldías ordinarias». blica o secreta, para inspeccionar organismos o auto-
El texto no deja de ser una mera declaración pro- ridades durante el desempeño de sus funciones; y el
gramática, aparentemente teórica. Lo curioso, sin em- estímulo de unas posibilidades de promoción vertical
bargo, es que las Indias fueron de hecho organizadas u horizontal, bien a empleos de mayor rango, bien a
–salvo las lógicas excepciones– bajo unos patrones ins- destinos del mismo nivel pero mejor remunerados, en
titucionales muy similares a los que en él se apuntan. razón de la mayor categoría del lugar, a veces, que los
Hubo, naturalmente, numerosísimos desajustes fun- propios organismos rectores metropolitanos.
cionales entre autoridades y organismos de una región
La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial / 245

 Pinturas del gobernador, Esto último tuvo su importancia porque sirvió era preciso conocerlas, en correspondencia con esta
alcalde y regidores de México.
para homogeneizar el funcionamiento de la adminis- misma idea desde los años sesenta del siglo XVI, el
Códice Osuna, 1565.
BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID. tración imperial. Era frecuente que un oidor de una Consejo de Indias puso en marcha una iniciativa que
audiencia secundaria fuera promovido a la de México sólo prosperó parcialmente: la elaboración de una Re-
o Lima, o que un virrey novohispano pasase más tarde copilación de leyes indianas puestas al día, agrupadas
a tierras peruanas, o que un presidente de una au- en siete libros, que sirviera de cuerpo legal para todos
diencia indiana terminara sus días de consejero de In- los reinos ultramarinos. Este esfuerzo codificador es-
dias o de Castilla, etc. En unos territorios tan diversos tuvo también protagonizado por su presidente Juan de
y con peculiaridades regionales tan acentuadas, el Ovando. Su muerte en 1575 paralizó el empeño, pero
funcionario se convirtió así en un agente uniformante sus borradores y esquemas sirvieron de cimiento para
que modeló en el Nuevo Mundo una común expe- que la obra se terminara un siglo más tarde. Mientras
riencia administrativa e institucional. Ello se comple- tanto, otro funcionario del propio Consejo de Indias,
menta también con una actividad legisladora que des- Diego de Encinas, emprendía la formación de su co-
de el reinado de Felipe II aparece como una nocido Cedulario, impreso en 1596, dos años antes de
preocupación prioritaria. Si para gobernar las Indias expirar el rey prudente.
246 / La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial

ADMINISTRACIÓN COLONIAL Y MUNDO tólico. Desde España todos eran indios, habitantes de
INDÍGENA las Indias Occidentales. Este fenómeno uniformante
seguro que no fue sentido por los propios indígenas. En
El establecimiento de una organización estatal en su época ni siquiera los procesos expansionistas azteca
Indias era una experiencia insólita no sólo por la in- e incaico del siglo anterior a la conquista habían podi-
mensidad territorial del continente y su acusada di- do generar un principio de identidad común que supe-
versidad regional, sino también, y sobre todo, porque rara el sentido de pertenencia a una colectividad étni-
ésta se edificó sobre unos espacios que hasta entonces ca concreta. En todo caso, para las distintas zonas
habían contemplado el desarrollo de complejas es- sometidas en ambos procesos de expansión era una ex-
tructuras de poder, algunas muy evolucionadas antes periencia previa de sujeción a un foco de poder exte-
de la conquista. Para el siglo XVI es objeto prioritario rior: el Cuzco y Tenochtitlan. Pero no hasta el punto de
estudiar y calibrar el grado de desaparición o persis- hacer nacer una conciencia histórica común que fuera
tencia de estas antiguas formas de organización políti- compartida por las áreas andina y mesoamericana. Los
ca indígenas. Porque, en efecto, como en toda inva- castellanos, por el contrario, ampliaban el fenómeno a
sión militar por parte de un pueblo extranjero, la escala casi continental, imponiendo normas homoge-
conquista implicó un cambio de soberanía en virtud neizadoras que provenían de su propia tradición cultu-
de la incorporación de las tierras americanas a la Co- ral, como los conceptos occidentales de imperio, la ins-
rona de Castilla. Cuando Bartolomé de las Casas des- titución monárquica vinculada automáticamente a la
cribe el final del Incario, lo hace con estas concisas pa- primogenitura, la división territorial del espacio en vi-
labras: «Yendo este camino el Atabalipa [Atahualpa] rreinatos y provincias, autoridades unipersonales, fron-
con sus cuarenta mil hombres contra el hermano teras y límites administrativos concebidos como un
Guascar, llegó Francisco Pizarro vuelto de Castilla con continuum, códigos legales y normas escritas, etc. El
la Gobernación del Perú, y lo prendió y mató en la ciu- modelo aplicado en Indias era demasiado teórico para
dad llamada Cajamarca. Y aquí se acabó el feliz y glo- que quedara asentado en pocas décadas sobre una po-
rioso Estado Real de los Incas, reyes y señores univer- blación con siglos de tradición cultural autóctona.
sales de los reinos tan largos de la tierra que llamamos
el Perú; larga y lamentable historia, y no menos mise-
BIBLIOGRAFÍA
randa de contar». El pueblo castellano, al imponer sus
normas de gobierno y un nuevo código de valores en MANZANO MANZANO, J.: La incorporación de las Indias a la Corona de
virtud de la nueva relación de dominio, desvertebraba Castilla, Cultura Hispánica, Madrid, 1948.
OTS CAPDEQUI, J. M.: Estudios de Historia del Derecho Español en las In-
el andamiaje político prehispánico e imponía en In- dias, Minerva, Bogotá, 1940.
dias sus instituciones. Pero ¿en qué grado y con qué in- PIETSCHMANN, H.: El Estado y su evolución al principio de la colonización
tensidad? Visto con perspectiva, podría afirmarse que, española de América, Fondo de Cultura Económica, México,
D. F., 1989.
después de una centuria de presencia española, las an- SERRANO y SANZ, M.: Orígenes de la dominación española en América:
tiguas estructuras indígenas de poder quedaron más estudios históricos, Bailly Bailliere, Madrid, 1918.
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erosionadas por su cúspide que por sus cimientos. to, colonización y emancipación de América, vol. 8 de Historia de
La transformación más radical que experimentó el España, A. Domínguez Ortiz (dir.), Ariel-Planeta, Barcelo-
mundo aborigen fue su sometimiento, por primera vez na, 1990; pp. 187-310.
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en su curso histórico, a un poder exterior, personifica- tiempo. Debates sobre Arte, Fundación Argentaria, Madrid,
do en la lejana figura del monarca castellano, que tam- 1998; pp. 187-210.
ZAVALA, S.: Las instituciones jurídicas en la conquista de América, Bi-
bién era un poder único para todas las tierras conquis-
blioteca Porrúa, México D. F., 1973.
tadas. Analizado desde el Viejo Mundo, es dado
afirmar que por primera vez chibchas, aztecas, huicho-
les, huancas, incas, mayas, arahuacos o taínos tenían
una experiencia política común: ser vasallos del rey ca-
La monarquía hispana y la primera organización del espacio colonial / 247

 Plaza Mayor de México, 1562.


ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, SEVILLA.
GLORIA EPINOSA SPÍNOLA. Universidad de Almería

LAS ÓRDENES RELIGIOSAS EN LA


EVANGELIZACIÓN DEL NUEVO MUNDO

El descubrimiento de América fue para sus protago-


nistas el descubrimiento del paraíso. Paraíso terrenal
para los conquistadores, que ante sus ojos desplegaba
sus inmensas tierras y riquezas, y espiritual para los re-
ligiosos, que veían en ella una nueva oportunidad para
la construcción de la primitiva Iglesia cristiana, lejos de
las encorsetadas jerarquías eclesiásticas y las definicio-
nes dogmáticas y, también, de la vieja Iglesia europea,
cuyos cimientos se removían en estos momentos. Esta
empresa misional recayó en la corona española gracias
a los privilegios que le otorgó la bula Universalis Eccle-
siae, dada por Julio II en 1508, por la que se concede a
los monarcas hispanos el patronato de la Iglesia en
América. Éstos, a su vez, confiaron a las órdenes reli-
giosas la conquista espiritual del territorio, legitimando
su actuación mediante dos bulas papales: Alias Felices,
sancionada por León X el 25 de abril de 1521, y Expo-
nis Nobis Nuper Fecisti (Omnímoda), de Adriano VI,
otorgada el 10 de mayo de 1522. Ambas proporciona-
ban a las órdenes mendicantes autoridad apostólica allí
donde faltaran obispos o éstos se hallaran a más de dos
jornadas de distancia, salvo en aquellos ministerios que
exigían consagración episcopal.
Varias fueron las razones que determinaron este
monopolio de las órdenes religiosas en la evangeliza-
ción de América, argumentadas legalmente por las
bulas papales mencionadas, las cuales son fruto, en al-
gunos casos, de las condiciones mismas del descubri-
 Convento agustino de San miento del nuevo continente. Así, tras el fracaso de la
Juan Bautista en Tlayacapan,
Morelos, México. experiencia caribeña, que supuso la desestructuración
de la sociedad indígena y el progresivo exterminio de
 Evangelización de los
naturales. Crónica de Michoacán
la población autóctona, la incorporación en 1521 de
de fray Pedro de Beaumont. las posesiones del imperio azteca a los dominios hispa-
250 / Las órdenes religiosas en la evangelización del Nuevo Mundo

nos, con su riqueza, extensión territorial y amplio aba- los cristianos, aun cuando estén fuera de la fe, no están
nico cultural, puso en marcha el proceso de conver- sin embargo privados ni hábiles para ser privados de su
sión y evangelización de las distintas comunidades libertad ni del dominio de sus cosas». Asimismo, su
que formaron el virreinato de la Nueva España. Méxi- alto nivel intelectual hizo posible la creación y aplica-
co se convirtió entonces en un gran banco de pruebas ción de unos métodos misionales coherentes, ajusta-
donde se priorizó la labor evangélica, en oposición a la dos a las necesidades y problemas que planteaba la
política de los gobernantes hispanos caribeños, que evangelización de los múltiples pueblos y culturas ame-
apenas se preocuparon por construir iglesias, de ello se ricanas, que, además, gozaban de una cosmovisión to-
encargaron las órdenes religiosas que predicaban con talmente distinta a la cristiana y occidental.
vigor el retorno a la pobreza y basaban sus reglas en la La evangelización americana, de forma sistemáti-
vida comunitaria, la oración y la predicación. Entre ca y profunda, tuvo su punto de partida en el virreina-
esas órdenes monásticas destacaron las mendicantes, to de Nueva España a partir de 1524, con la llegada de
llamadas así porque fueron fundadas al margen de los los doce primeros franciscanos, a los que seguirán do-
beneficios eclesiásticos y se sustentaban gracias a las li- minicos y agustinos, en 1526 y 1533, respectivamen-
mosnas voluntarias de sus fieles y benefactores. te. A lo largo del siglo XVI, a la par de la conquista mi-
Pero no sólo el ideal de pobreza debía sustentar la litar del continente se produjo la conquista espiritual;
nueva Iglesia indiana, además era necesario que sus a estas tres órdenes mendicantes, siempre privilegia-
protagonistas gozaran de sólida formación moral y bue- das por su actividad pionera en México, se sumaron
na preparación teológica e intelectual, es decir, debían otras órdenes religiosas, como los mercedarios y jesui-
ser «varones probos y temerosos de Dios, doctos, ins- tas, que se dedicaron también a labores misionales.
truidos y experimentados», tal como solicitara ya el Los carmelitas descalzos, los trinitarios o los mínimos
papa Alejandro VI en la bula Inter caetera de mayo de de san Francisco de Paula también participaron en
1493. Los elegidos serán los religiosos de las órdenes de este proceso, aunque no se dedicaron especialmente a
San Francisco, Santo Domingo y San Agustín, quienes la evangelización de la población amerindia, sino a la-
sumaban a su condición de mendicantes profundas re- bores de cura pastoral, es decir, predicación, adminis-
formas en el seno de sus congregaciones, encaminadas tración de sacramentos y celebración de los actos de
al estricto cumplimiento de su regla y a recuperar su culto. Por último, una vez que la urgencia de la em-
disciplina regular primigenia, urdidas ambas en el pen- presa evangelizadora estuvo resuelta, se fomentó la
samiento medieval, constituyendo una especie de élite presencia de órdenes de carácter asistencial, entre las
intelectual entre el estamento eclesiástico hispano de que destacaron los hermanos de San Juan de Dios, los
la época. betlehemitas y los hermanos de la Caridad de San Hi-
Esta alta capacitación y nivel de exigencia facultó pólito, estas dos últimas congregaciones nacidas en la
a los mendicantes en su defensa de los indígenas, con- propia América, aunque fundadas por españoles. Los
siguiendo tanto bulas y breves papales como mandatos jesuitas sobresalen entre todas estas órdenes desarro-
de la corona y los virreyes, relativos a los derechos y de- llando una labor misional y evangélica con los natura-
beres de la población amerindia. La libertad de los na- les equiparable a la del clero regular mendicante. Su
turales y su capacidad para recibir la doctrina cristiana llegada al Nuevo Mundo se produce en 1566, estable-
fueron principios asentados por las bulas Veritas Ipsa y ciéndose primero en La Florida y Perú, y en 1572 en
Sublimis Deus, otorgadas por Pablo III en 1537, porque Nueva España. Si bien toda su trayectoria evangélica
«aquellos indios, como verdaderos hombres que son, en el continente fue impecable, protagonizaron capí-
no solamente son capaces de la fe cristiana, sino que se tulos especialmente significativos, como fueron los ca-
acercan a ella con muchísimo deseo, [...] con autori- sos de las reducciones guaraníes y las misiones de So-
dad apostólica por las presentes letras determinamos y nora y Sinaloa en el norte de México.
declaramos, [...] que los dichos indios y todas las otras Nos hemos referido al ejemplo novohispano  Plano de Teutenango, 1582.
naciones que en lo futuro vendrán a conocimiento de como un inmenso taller experimental de la empresa ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, SEVILLA.
252 / Las órdenes religiosas en la evangelización del Nuevo Mundo

evangelizadora que, con sus aciertos y fracasos, sirvió


de referencia y modelo al resto del continente. Aquí,
a medida que se introdujo el cristianismo se fue pro-
duciendo un mestizaje, un sincretismo religioso y cul-
tural, ya que el apostolado de los mendicantes partió
de la idea de que sólo el conocimiento del mundo
prehispánico proporcionaría los recursos que se utili-
zarían en la evangelización de tan vasto territorio. En
otras palabras, era necesario comprender antes que
actuar, sólo así se favorecería el cambio religioso de la
población autóctona. El punto de partida fue el em-
pleo de las lenguas vernáculas para llevar a cabo la la-
bor misionera, no limitándose simplemente a su
aprendizaje, sino realizando un gran esfuerzo por ma-
terializar sus experiencias lingüísticas en obras escritas
que favorecieran tanto el conocimiento de dichos
idiomas a través de vocabularios y recopilaciones lin-
güísticas, como la divulgación de los preceptos religio-
sos cristianos y los métodos por ellos empleados en la
conversión de los naturales por medio de catecismos,
confesionarios y sermonarios.
En segundo lugar se procedió a instaurar un siste-
ma cultual de contenido cristiano adoptando una ca y artesanal, como el franciscano de San José de los  Acceso a la portería del
convento franciscano de
morfología occidental pero, de igual modo, respetando Naturales en México-Tenochtitlán o el agustino del
San Miguel de Huejotzingo,
y asimilando aquellos medios autóctonos que podían convento de Tiripetío en Michoacán. Puebla, México.
adaptarse al nuevo sistema. Ahora bien, la religión en Asimismo, sacralizaron y ritualizaron el calenda-
el mundo mesoamericano no era solamente un siste- rio indígena con fiestas y acontecimientos religiosos
ma de creencias acerca de un conjunto de divinida- en los que las procesiones, el teatro, la música y la dan-
des, sino un concepto mucho más profundo, era un za, tan presentes en las festividades y actos de la reli-
esquema cosmogónico que regía todas las facetas vita- gión mesoamericana, se convertían en instrumentos
les. Por esta razón, los religiosos instrumentalizaron un metodológicos para transmitir el mensaje evangélico,
sistema que permitió abarcar a todos los grupos socia- que al ser protagonizado por los propios naturales re-
les y todos los aspectos de la vida indígena: relaciones dundaba en su apropiación de las creencias y compre-
familiares y sociales, métodos de trabajo, actividades, sión de los dogmas cristianos. Formas prehispánicas
vida privada y comunitaria. Por ejemplo, en las pobla- para un contenido cristiano que desemboca ya a fina-
ciones a ellos encomendadas mantuvieron la jerarquía les del siglo XVI, con toda la fuerza y la vitalidad de la
social entre caciques indígenas y macehuales privile- cultura barroca, en un sincretismo religioso que asimi-
giando la educación de los hijos de los principales en laba a Tonantzin, una de las formas de la diosa madre
colegios de reconocido prestigio, como el de Santa en Mesoamérica, con la Virgen María, o a In tloque in
Cruz de Tlatelolco, tal como se hacía en el calmécac nahuaque («el amo de lo próximo y lo lejano»), que
azteca, o participando de forma activa en el proceso aludía a Ometéotl, Señor de la Dualidad, para signifi-
de adaptación e integración de los naturales en las car a Dios Padre. Pero este fenómeno no fue exclusivo
nuevas formas de trabajo y explotación de la tierra que de la evangelización novohispana, ni fue alentado ex-
los españoles impusieron tras la conquista de México, clusivamente por las órdenes mendicantes, sino que
lo que hicieron fundando centros de enseñanza técni- se hizo extensivo al resto del Nuevo Mundo y fue fo-
Las órdenes religiosas en la evangelización del Nuevo Mundo / 253

mentado por otras congregaciones eclesiásticas. En el sas de Dios, ni sé que inconvenientes hay en juntarlos
caso del virreinato del Perú, por ejemplo, zona evan- que pesan más que el provecho que se les sigue».
gelizada prioritariamente por franciscanos y jesuitas, La ordenación espacial seguida en los territorios
la Pachamama (madre tierra) se asimila con todas las asignados a las provincias regulares fijó una red jerár-
advocaciones posibles de la Virgen, y Cristo crucifica- quica de carácter centrípeto, pero donde los asenta-
do con Taitacha Temblores, divinidad que protegía de mientos secundarios eran de vital importancia, pues
las catástrofes naturales. abastecían y eran punto de apoyo del centro comarcal
Sin embargo, este proceso tenía caminos de ida o regional, reproduciendo en parte las fórmulas de
y vuelta, y en muchas ocasiones el cristianismo en- apropiación y uso del territorio prehispánico. Entonces
mascaraba prácticas idolátricas y supersticiosas bajo se crea un sistema en el que se solapa la propia estruc-
las cuales sobrevivía la religión prehispánica. Así, turación territorial de las órdenes, basada en guardia-
como ha documentado Serge Gruzinski para el caso nías, vicarías y visitas con el vernáculo de cabeceras y
mexicano, se escogía un santo cristiano como deno- sujetos. En estos pueblos de indios, ya fueran preexis-
minación suplementaria agregada a la divinidad an- tentes o fruto de las reducciones, el centro neurálgico
tigua, de ese modo la divinidad del fuego, el dios será siempre la plaza, en cuyos frentes se levantan los
Xiuhtecutli, era llamado también Xoxeptzin (san edificios más representativos del poder virreinal, como
José) y Ximeontzin (san Simón), teniendo en cuenta la iglesia y el cabildo, cuyos dirigentes pertenecían a las
la avanzada edad de los dos santos. Como vemos, la aristocracias locales, la casa del corregidor o la cárcel.
línea que separaba la idolatría de un cristianismo sin- Un caso paradigmático, por cuanto fue un modelo que
crético era muy fina y quebradiza, lo que provocó un priorizó la organización social y productiva de las pro-
debate entre los propios frailes sobre la metodología pias poblaciones indígenas, fueron las misiones jesuitas
empleada, siendo además uno de los argumentos uti- guaraníes, en las que predominaba la propiedad colec-
lizados por la jerarquía eclesiástica americana a favor tiva de la tierra, la llamada «tierra de Dios», trabajada
de la secularización de las doctrinas de las órdenes también de manera comunal. Su modelo urbano par-
religiosas, proceso que se inició a finales del siglo XVI tía de una plaza casi cuadrada, en uno de cuyos lados se
y se intensificó durante los siglos XVII y XVIII. ubicaba la iglesia, el colegio y el cementerio –lo que su-
La población indígena vivía fundamentalmente ponía una interpretación de la existencia humana en
en asentamientos rurales de carácter disperso pero de términos de preparación, muerte y promesa de vida
alta densidad, con un ordenamiento que podríamos eterna–, mientras que en los otros tres se repartían las
denominar federativo, en el que partiendo del núcleo casas de los indígenas y algunos talleres.
generador del pueblo se establecían relaciones de de- En todos los casos se produce una articulación
pendencia con sus cabeceras, barrios, estancias y suje- entre el espacio público, constituido por la plaza, y el
tos, a los cuales articulaba en los planos político, admi- espacio sagrado de los centros religiosos, eje que se
nistrativo, económico y religioso. Ante esta dispersión convierte en el centro simbólico, funcional y cere-
era necesario «poner en policía», es decir, ordenar es- monial de la comunidad. Para aprehender el ciclo vi-
pacial y territorialmente las comunidades por medio de tal de los naturales, que se fundamentaba en fórmu-
las reducciones de indios, proceso en el que confluye- las comunitarias de expresión y en una liturgia
ron los intereses económicos, administrativos y religio- practicada al aire libre, los religiosos crearon unos
sos de la monarquía hispana. Los religiosos fueron programas arquitectónicos originales, en los que el
agentes activos en la articulación de las reducciones espacio natural y abierto del atrio se configura en el
indígenas, porque sólo a través de la concentración de espacio evangelizador por excelencia, dentro del
la población era posible su evangelización, como escri- cual se dio cobertura a las diferentes actividades que
bía el franciscano fray Toribio de Motolinía al empera- requería la cristianización de la población, determi-
dor en 1550: «[...] y no sabemos cómo de otra manera nando unos usos y funciones que pueden resumirse
ellos puedan ser bien instruidos e informados en las co- en cuatro grandes grupos: liturgia, educación, espar-
254 / Las órdenes religiosas en la evangelización del Nuevo Mundo

cimiento social o comunitario. Es en el virreinato de biterio suele ser de forma poligonal o rectangular, je-
Nueva España y en los conventos levantados por las rarquizándose por medio de arcos triunfales y una pa-
órdenes mendicantes donde, nuevamente, se formu- vimentación elevada por pequeñas escalinatas al nivel
lará una arquitectura de la evangelización que, con de la nave. A los pies se sitúa el coro, que puede levan-
todas las variantes y matizaciones posibles, se expor- tarse bien sobre estructuras lignarias, bien sobre una
tará como modelo al resto del continente. bóveda de crucería. El sistema de cubiertas es variado,
El convento misional novohispano está formado destacando las bóvedas de crucería y estrelladas. La úl-
por tres unidades constructivas fundamentales, en las tima unidad conventual la constituyen las dependen-
que se imbrican esquemas edilicios europeos con con- cias propiamente monásticas, como son la portería, el
cepciones litúrgicas y espaciales de raíz mesoamerica- claustro, las celdas, el refectorio y la sala de profundis, y
na. Como decíamos, el atrio es el centro ceremonial in- en los grandes conventos la oficina, la biblioteca, el no-
dígena, realidad que en muchos casos se refuerza en el viciado y las caballerizas. De todos estos espacios des-
imaginario colectivo cuando se superpone sobre plata- tacan los claustros, normalmente doblados, con arca-
formas prehispánicas; es la gran explanada de terreno das de medio punto, techos tramados de madera y
natural que se sacraliza y delimita del espacio comuni- amplias superficies murarias, en las que se despliegan
tario por medio de su barda almenada, pero con el que ricos programas decorativos de pintura mural.
se comunica a través de dos o tres arcadas horadadas Es precisamente en la decoración de estos espa-
en su muro de piedra. En el centro se sitúa una cruz de cios monásticos donde, nuevamente, se encuentran
piedra que marca el centro de este espacio sagrado, elementos vernáculos que ponen de manifiesto que
ombligo del mundo, decorada con bajorrelieves sobre fue la mano de obra indígena, fomentada en los talle-
escenas de la Pasión, pero representadas mediante ele- res y escuelas artesanales fundados por los propios frai-
mentos simbólicos. En el ritual litúrgico, la explanada les, como ya hemos mencionado, la encargada de rea-
del atrio conforma las naves y la capilla abierta, espacio lizar estas obras. Cuadrillas de escultores decoraron las
construido desde donde el fraile celebraba los oficios, el fachadas de estas iglesias mendicantes con superficies
presbiterio de la gran iglesia a cielo abierto dedicada a planas que evidencian la tradición del bajorrelieve en
los naturales. Por último, las capillas posas, cuatro pe- la estatuaria prehispánica, mientras que los pintores
queñas capillas que se localizan en las esquinas de la introdujeron el color conocido como «azul maya» en
barda atrial, se integran al uso sagrado del atrio funcio- la gama cromática de la pintura mural. Conceptos y
nando como paradas en las procesiones que se celebra- técnicas artísticas autóctonas que se mantienen y que,
ban en su interior; pero, además, estos recintos eran imbricadas con las europeas, constituyen obras pro-
depositarios de otros valores funcionales y simbólicos piamente americanas. Lo mismo sucedió con la incor-
de la comunidad, pues era donde se educaban a los in- poración de imágenes e iconografías indígenas, tales
dios en la doctrina cristiana, representaban las parcia- como glifos, representaciones de sus divinidades y un
lidades o barrios en los que se dividían las poblaciones largo etcétera, encaminadas no sólo a hacer más com-
autóctonas, los cuales eran normalmente cuatro, y se prensible el mensaje cristiano, sino a incidir en que la
asimilaban con los cuatro puntos cardinales que per- nueva religión es el eje legítimo sobre el que gira la
mitían arraigar el área de implantación del convento existencia humana.
en el macrocosmos indígena. Similares procesos vive el resto del continente
Si el atrio, con su dotación arquitectónica, es re- tanto en lo que se refiere a los programas arquitectóni-
sultado del sincretismo religioso, el resto de las depen- cos como a las artes figurativas, si bien cada zona de-
dencias que constituían el convento reproducen, en sarrolla sus propias peculiaridades, fruto de las realida-
cuanto a configuración espacial y funcional, modelos des sociales, territoriales y rituales de cada comunidad
europeos. El templo mendicante más característico es prehispánica. Todo un universo de originales formas de
de una sola nave con contrafuertes exteriores, orienta- expresión artística, como es el caso de las nuevas tipo-
do de este a oeste, sin crucero y doble portada. El pres- logías constructivas, como los dobles atrios con ejem-
Las órdenes religiosas en la evangelización del Nuevo Mundo / 255

 Pinturas murales de la
iglesia del convento de
San Miguel de Ixmiquilpan,
Hidalgo, México.
256 / Las órdenes religiosas en la evangelización del Nuevo Mundo

 Capilla abierta con pinturas


murales del convento
de San Nicolás de Actopan,
Hidalgo, México.
Las órdenes religiosas en la evangelización del Nuevo Mundo / 257

 Capilla posa del convento plos en los dos grandes virreinatos, o como las capillas BIBLIOGRAFÍA
franciscano de San Andrés
abiertas de tipo balcón desde donde se celebraba la
de Calpan, Puebla, México. BAYÓN, D.: Historia del arte colonial Sudamericano, Polígrafa, Barce-
misa para grandes muchedumbres los días de mercado lona, 1989.
 Pinturas murales del y en festividades señaladas, que se levantaron por todo BERNALES BALLESTEROS, J.: Historia del arte Hispanoamericano. Siglos XVI
convento de San Miguel a XVIII, Alambra, Madrid, 1987.
de Huejotzingo, Puebla, el continente, como en la iglesia de la Merced de Cuz- BORGES, P.: Historia de la iglesia en Hispanoamérica y Filipinas.
México. co, la catedral de Sucre o la Compañía de Jesús en Po- Siglos XV-XIX, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid,
1992.
tosí. Los programas de capillas posas se enriquecen en
DUVERGER, C.: Agua y fuego. Arte sacro indígena de México en el siglo XVI,
el área andina con otros ejemplos, que no sólo se sitúan Editorial Océano de México, México D. F., 2003.
en los atrios, sino en las plazas públicas, como en Hua- ESCALANTE GONZALVO, P.: «Iconografía y pintura mural en los con-
ventos mexicanos. La aportación indígena», en Felipe II y el
ro (Perú), en los cuatro puntos cardinales de la pobla- arte de su tiempo, Fundación Argentaria-Visor, Madrid,
ción, o se integran con una nueva construcción, como 1998; pp. 235-257.
la capilla miserere de los atrios bolivianos. En el virrei- ESPINOSA SPÍNOLA, G.: Arquitectura de la conversión y evangelización en
la Nueva España durante el siglo XVI, Universidad de Almería,
nato del Perú la imagen religiosa cristiana aporta nove- Almería, 1999.
dades iconográficas significativas, como los Niños Je- GRUZINSKI, S.: La colonización de lo imaginario, Fondo de Cultura
Económica, México D. F., 1991 (1.ª ed., París, 1988).
sús cuzqueños y la Virgen del Rosario de Pomata, que
GUTIÉRREZ, R. y GUTIÉRREZ VIÑUALES, R.: Historia del arte iberoameri-
se revisten de atributos incas, o las trinidades trifacia- cano, Lunwerg Editores, Barcelona, 2000.
les o isomórficas, entres otras contribuciones. Esa ha- LOPETEGUI, L. y ZUBILLAGA, F.: Historia de la iglesia en la América Espa-
ñola, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1965.
bilidad de adaptarse a la cosmovisión y al vocabulario VV.AA.: El barroco peruano, Banco de Crédito del Perú, Lima,
ritual indígena fue la clave del proceso evangelizador, 2002.
el gran legado de las órdenes religiosas a la Iglesia in-
diana, que con su sincretismo religioso y cultural, que
aún hoy sobrevive en muchos lugares, emerge con
identidad propia como Iglesia americana.
SALVADOR RUEDA SMITHERS Y GUILLERMO TURNER RODRÍGUEZ. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

NUEVAS FORMAS Y VIEJOS RITOS


Y COSTUMBRES. IMAGINARIO MEDIEVAL
EN NUEVA ESPAÑA

POR LA PUERTA DE ESPAÑA... llanos buscaban ganar para el emperador Carlos:


pueblos cargados de torres, mezquitas y palacios, ha-
Una de las más inquietantes descripciones de bitados por capitanes y papas adoradores de ídolos, si-
la Ciudad de México Tenochtitlan en los prolegóme- mulacros del demonio.
nos de su caída y destrucción, más que un retrato Bernal Díaz escribió su Historia verdadera de la
realista de un lugar atestiguado, es un dibujo alegó- conquista de Nueva España muchas décadas después
rico. Eco del ánimo afectado del testigo, delinea a los de los hechos que narró; los estudiosos aceptan que
actores cristianos con una filiación épica que hundía concluyó su obra en 1568. Es posible distinguir el
sus raíces en una historia de varias generaciones y, de efecto de la distancia. Tiempo atrás había quedado,
paso, en una teleología aún más profunda; ambas, fi- como marca en la memoria, la dramática impresión
liación y proyección histórica, medievales. de asomarse a lo desconocido. También la ciudad de
El recuerdo, elaborado por el memorioso conquis- Motecuhzoma y los hombres que la gobernaron ha-
tador Bernal Díaz del Castillo como el relato de un bían desaparecido, no menos trágicamente que su
destino, remite a principios de noviembre de 1519, civilización.
cuando Hernán Cortés y sus hombres entraban en el En varios pasajes, el cronista hizo referencia a
corazón de los dominios de Motecuhzoma: «Y desde viejas concepciones medievales para explicar la reali-
que vimos tantas ciudades y villas pobladas en el agua, dad a que se enfrentó en su tránsito de conquistador
y en tierra firme otras grandes poblazones, y aquella a colonizador. Con alguna frecuencia usó ideas que
calzada tan derecha y por nivel como iba a México, derivaban de sus lecturas, entre las que destacan las
nos quedamos admirados, y decíamos que parecía a las novelas de caballerías, producciones literarias que,
cosas de encantamiento que cuentan en el libro de hacia finales del siglo XV y comienzos del XVI, dibuja-
Amadís, y por las grandes torres y cúes y edificios que ban una historia ideal, cargada de imágenes de los
tenían dentro del agua, y todos de calicanto, y aun al- tiempos de Carlomagno y de la multisecular lucha
gunos de nuestros soldados decían que si aquello que contra los musulmanes. Modernamente se afirma,
veían si era entre sueños, y no es de maravillar que yo además, que las lecturas de Bernal Díaz y otros con-
escriba de esta manera, porque hay mucho que pon- quistadores recreaban la Edad Media a partir de los
derar en ello que no sé cómo lo cuente: ver cosas nun- resabios de narraciones orales de antiguas historias y
ca oídas, ni aun soñadas, como veíamos». cantares épicos; tal es el caso, por ejemplo, de Amadís
 Elementos arquitectónicos En el recuento desfilaban poblados edificados de Gaula –«primera novela verdaderamente popular
europeos en una escena
prehispánica. ordenadamente sobre islotes ganados a la laguna, que circuló impresa», según afirmó Irving Leonard–,
Ilustración de Historia de tan difíciles de mostrar por escrito que se apeló a que fue escrita durante la infancia del soldado cro-
las Indias de Nueva España e Islas
de Tierra Firme de fray Diego
los códigos de la fantasía; eran símiles de Constan- nista por Garcí Rodríguez de Montalvo, originario de
Durán. tinopla, Sevilla o Venecia, venezuelas que los caste- Medina del Campo, al igual que Bernal Díaz. Entre
260 / Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España

sus lectores, sin duda, estas novelas proporcionaron utopías humanistas, movían a los frailes mendicantes
elementos de fábula para construir una Edad Media de las primeras barcadas y a los fundadores de ciuda-
imaginada, una «historia mentirosa». des y hospitales, como Vasco de Quiroga. No podía
No sería éste el único impacto de la lectura de las ser de otra manera: la conquista y la colonización, du-
novelas de caballerías en la interpretación de los suce- rante el primer tramo del siglo XVI, fue un momento
sos dentro del proceso de conquista y colonización de en el que se revelaron los «hombres nuevos aplasta-
Nueva España; tampoco serían los relatos impresos el dos bajo los símbolos antiguos», para usar una frase
vehículo singular de las ideas medievales. De hecho, que Jacques Le Goff aplicó a otros medievales en
es posible reconocer varios niveles de este traslado de tiempos de transición.
la Edad Media a América: el de las mentalidades y las Tal vez el ejemplo más dramático haya sido el de
costumbres de conquistadores y colonos españoles, Gaspar Díez, quien trasladó a las estribaciones del vol-
historia cultural profunda, de ritmos lentos; el de las cán Popocatépetl el modelo del cristianismo primiti-
ideas e instituciones que evolucionaban ya en el vo de la Tebaida; transitó de la empresa renacentista al
siglo XVI como parte de las maneras de pensar rena- ideal medieval. Bernal Díaz, en su repaso de los con-
centistas; y finalmente, unido a los dos anteriores, el quistadores, diría de él que fue «buen soldado..., na-
de las representaciones que la generación conquista- tural de Castilla la Vieja, y estaba rico, así de sus indios
dora se hacía de su propio pasado y presente a través como de tratos, todo lo dio por Dios y se fue a los pi-
de la literatura impresa. nares de Guaxalcingo, en parte muy solitaria, e hizo
Las palabras usadas por Bernal Díaz para delinear una ermita y se puso en ella por ermitaño, y fue de
un recuerdo copioso mantenían el dejo fantástico me- tan buena vida, y se daba ayunos y disciplinas, que se
dieval, pero apenas eran reflejo de la agitación origi- puso muy flaco y debilitado, y decían que dormía en
naria. Reflejo fueron, de igual manera, de un modo el suelo en unas pajas, y de que lo supo el buen obispo
de pensar que alargaba sus raíces a los siglos en los que don fray Juan de Zumárraga lo envió a llamar o le
el cristianismo se constituía como semblante de la cul- mandó que no se diese tan áspera vida».
tura europea –a despecho de las distinciones regiona-
les–, en aquello que la posteridad denominaría occi-
dente medieval y que entraba en América por la ACONTECIMIENTOS FANTASMALES
puerta de España. Y CONSTRUCCIÓN MATERIAL

Las fantasías medievales en el Nuevo Mundo


«ENSUEÑOS Y QUIMERAS» quedaron como traslado fragmentario de ideas suel-
tas, de convencimientos y fervores que urdieron du-
Mucho se olvidó en el transcurso del siglo XVI de rante generaciones las historias de lo maravilloso y
la transformación que se vivió. En este sentido, ha lle- lo cotidiano, imágenes arraigadas que, entre los
gado a nuestra historiografía apenas una oscura enu- europeos que se aventuraron en el Nuevo Mundo,
meración de gestos, preceptos morales, visiones y fan- mostraban ya quebraduras, como prueban las dudas
tasías medievales entretejidas con los recuerdos reiteradas sobre la existencia de los antípodas, de las
intencionados de sus protagonistas y con el breve di- sirenas y otros seres fantásticos, y aun de ciertas tau-
bujo de los acontecimientos a través de crónicas y maturgias. Otros resabios medievales entraron en
del arte. Ese extrañamiento es producto del impacto América no como cuerpo de pensamiento monolí-
del nuevo continente y los límites que la realidad tico, sino como recuento de interpretaciones en tor-
puso a las esperanzas y a los estereotipos que cargaban no a acontecimientos inexistentes –o de raíz pura-
consigo los conquistadores –a quienes un poema de mente literaria–, que marcaron conductas, actos,
Manuel Machado dibujó como «Capitanes de en- escritos y arte. Desfilan ante nosotros, así, geografías
sueño y de quimera»–, pero que también, a modo de fantásticas deseadas y teatralizadas, regiones que
Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España/ 261

eran más producto del deseo que realidad atesti-


guada; apariciones de santos que intervienen en las
batallas a favor de los europeos, cruzados contra el
paganismo y la idolatría; curaciones milagrosas y be-
neficios agrícolas prometidos a los indios a cambio
de su conversión; animales desconocidos y admira-
bles que armaban un novedoso bestiario, como el bi-
sonte, cíbolo o vaca de Quivira; esperanza de rique-
zas míticas, demonios engañadores y gigantes
antediluvianos. También, quizá con menos extrañe-
za, se reprodujeron costumbres populares y muchas
conductas políticas, como son la nigromancia, el
concepto cristiano de pobreza, debidamente regula-
do por san Francisco de Asís y limitado por el papa
Urbano VIII, concepto que llevó a varios conquista-
dores a dejar riquezas y privilegios recientemente ga-
nados para aceptarse como frailes de las órdenes
mendicantes, o el caso extremo de eremitismo bajo
el modelo de la Tebaida en Huejotzingo, que llamó
la atención del primer obispo; los gestos bélicos en
las batallas entre españoles; la edificación de iglesias
y capillas cristianas sobre las ruinas de los templos
indígenas pero con parámetros estéticos y técnicas
europeos, o, más concretamente, la erección del ca-
tafalco fúnebre de Carlos V, costumbre que se re-
monta al féretro representativo del rey Alfonso III
en 1291, ejemplos entre muchos de reminiscencias
medievales. Todo ello de relevancia simbólica, como
«imagen que de ellos se hacía una miríada de indivi-
duos», para usar la frase de Carlo Ginzburg respecto
a «acontecimientos fantasmales» que fueron creídos
o, mejor, vividos como reales.
Mención aparte merecen las instituciones, con-
creción simbólica de la abstracción del Estado, mu-
chas de las cuales tenían hacia el siglo XVI las formas
adquiridas desde los siglos XII y XIII. Con la ronda
de las generaciones, a su alrededor se habían tejido
protocolos y conductas que no se abandonarían –o
se actualizarían– mucho más tarde. Ceremonias,
costumbres y fórmulas litúrgicas y devociones me-
dievales se adaptarían y darían identidades «crio-
llas» al virreinato (y luego propias de «lo mexica-
no»). Entre ellas pueden contarse la encomienda,
 Desembarco de Hernán Cortés en las costas mexicanas.
como institución y como actitud de aceptación po-
Códice Florentino de la crónica de fray Bernardino de Sahagún. lítica, que tiene en su raíz la costumbre medieval
262 / Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España

de «encomendarse», confiarse, «ponerse bajo la pro- pocos movimientos rebeldes indígenas y campesinos  Sirenas.
Dibujo de un ser fantástico
tección de un amo»; o el sacramento del bautizo en- entre los siglos XVII y XX.
visto durante la expedición
tre los indios, durante la conquista y los primeros Un asunto está fuera de duda. No se trataba de de Hernando de Grijalva.
años de la evangelización, en su significado político meras «representaciones», sino de cánones –juego
de integración al cristianismo y de vasallaje al rey. de símbolos organizados con rigor– que dieron for-
No faltarían, además, las ideas que darían giros ines- ma y regularon las mentalidades, esqueleto de una
perados –indígenas o mestizos–, con sus propias his- historia profunda que da lógica a las acciones del
torias. Mencionemos tan sólo un par de ejemplos, momento y a los relatos que después buscaron expli-
mezcla de filiación y distanciamiento: el culto a las carlos y darlos a conocer. La Edad Media española
reliquias de mártires y santos, que mediría sus fervo- llegó a América por el camino de lo maravilloso,
res con relación a sus poderes taumatúrgicos. Aunque pero también por el de la práctica política.
las primeras reliquias llegarían muy tardíamente a Repasemos ahora, casi a manera de anecdota-
Nueva España (1578), su incuestionada aceptación rio, algunos de los jirones de costumbres medieva-
permea las mentalidades de muchos modernos me- les que se sumaron a la temprana historia de Nueva
xicanos y dio pie al éxito de un género pictórico em- España. Pocas de ellas, por cierto, sobrevivieron a la
blemático –los «milagritos» y exvotos–, supervi- propia generación de conquistadores, frailes, funcio-
viente cultural a las políticas secularizadoras del narios reales y primeros colonos españoles.
liberalismo decimonónico: la Fiesta de Todos los
Santos –cuando se sacaban las reliquias en proce-
sión– se transformó en la Fiesta del Comercio. El
otro ejemplo es más inquietante: las angustias mile-
naristas medievales tendrían singular correlato en no
Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España/ 263

IMAGO MUNDI mismo autor de Amadís de Gaula –el ya mencionado


Garcí Rodríguez de Montalvo–, en una novela de ca-
Comencemos por las formas del mundo. Los ballerías que apareció en 1510, las Sergas de Esplan-
perfiles de la geografía medieval cambiaron con los dián. Las belicosas mujeres vivían en una isla vecina
viajes de Colón y adquirieron sus líneas modernas al Paraíso, confín y paso a las Indias Orientales; el
con las expediciones de los siguientes tres siglos. Al sitio prestó su ubicación e inventó el nombre a Cali-
principio, a las nuevas formas del mapa mundial se fornia, menos por su parecido con la leyenda que
aplicaron viejos conceptos, algunos –como los del como coordenada aprehensible de un mundo que se
Almirante– cargados de equívocos, y otros utiliza- abría y apropiaba en nombre del rey cristiano.
dos con intenciones metafóricas. Otra geografía fantástica fue menos afortunada.
Colón, lector de Ptolomeo, de la Imago Mundi Tal fue el caso de esa ardiente especulación llamada
de Pierre d’Ailly, y de El Millón de Marco Polo –par- El Dorado, «provincia perdida del Imperio español»,
ticularmente de la descripción de Catay y del Gran diría cuatro siglos después V. S. Naipaul, de sus co-
Khan–, creyó llegar a Japón (Cipango). Pero no lo rrelatos septentrionales Quivira y Cíbola, notifica-
movía el conocimiento cartográfico ni tampoco la dos por el febril fray Marcos de Niza, o la Fuente de
pura ambición del comercio potencial que se abría la Juventud, cuya búsqueda desencadenó decenas
hacia el Oriente, sino el providencialismo, la «con- de muertes y el delicioso relato de Alvar Núñez Ca-
versión del Gran Khan al cristianismo, seguida por beza de Vaca sobre uno de sus naufragios y la peno-
una alianza contra el islam, preludio, esperaba él, sa travesía desde la Florida hasta el corazón de Nue-
de la reconquista de Jerusalén por los Reyes Católi- va España. Estos y otros lugares se tradujeron, antes
cos. En suma, Colón se consideraba el instrumento que Felipe II llegara al trono, en un racimo de sue-
de la Divina Providencia elegido para poner en mar- ños muertos.
cha los hechos que iniciarían la última época de la Paralelamente, el mundo no terrenal se asentó
historia del mundo, época que empezaría antes de la con todo el peso de su realidad invisible: desde la
Segunda Venida de Cristo y el Juicio Final», como década de 1520 y hasta bien entrado el siglo XVIII
afirmó el historiador David Brading. en las provincias norteñas del virreinato, las atroces
El pragmatismo de los expedicionarios y con- topografías de los Infiernos y el Purgatorio poblados
quistadores de la generación que nació a finales del de pecadores en penitencia sustituyeron los antiguos
siglo XV no dejó del todo a un lado el argumento pro- inframundos indígenas, ajenos a las culpas, territo-
videncial de la militancia cristiana medieval, e insis- rios de los descarnados cuyas líneas quedaron dilui-
tió hasta la obsesión en la búsqueda de rutas hacia das en relatos de mitos de gentiles. Los dioses indí-
las riquezas orientales. Si bien Colón creyó llegar al genas asumieron los rostros de diablos góticos en el
umbral del Paraíso durante su tercer viaje y Francis- último capítulo de su biografía prehispánica, que a
co de Orellana a las tierras de las temibles –y secre- partir de 1519 llegaba a su trágico desenlace. En su
tamente deseadas– amazonas, los expedicionarios de lugar, los Cielos se elevaron como principio y fin de
Hernán Cortés –y él mismo– utilizaron las imágenes las almas puras, y ocuparon los sitios de marianofaní-
de la literatura para dar nombres a las tierras que as y epifanías, visibles en imágenes plásticas de igle-
encontraban. Isla Mujeres y Cihuatlán («lugar de sias, atrios y cementerios, patios conventuales y capi-
mujeres», en náhuatl), nombres que hoy son parte de llas. La cercanía entre el mundo visible y el invisible
la geografía mexicana, reflejaron la creencia –o el se creyó algunas veces muy estrecha: puede mencio-
gusto por la imagen– de un territorio de dominio fe- narse, a manera de ejemplo, la multitud de aparicio-
menino. Insistimos en el gusto por la imagen de una nes y hechos milagrosos, de imágenes de la Virgen
Edad Media repensada literariamente: de este modo, María o la erección no humana de la Santa Cruz;
por ejemplo, la historia del reino de las amazonas y destaca la aparición del apóstol Santiago durante las
de su reina Calafia fue recreada ficticiamente por el batallas de la conquista, que se reprodujo en una es-
264 / Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España

cultura en madera en la iglesia de Tlatelolco con el en apuros. Posteriormente, después de la muerte de


apelativo trocado de Matamoros en Mataindios. Motecuhzoma, Botello hizo saber a sus compañeros
Cabe decir que ya en el siglo XX en alguna comunidad que durante cuatro días había obtenido la misma
campesina del centro de México se aseguró que el respuesta a la pregunta planteada sobre la suerte de
apóstol, montando su caballo blanco y vestido de los soldados conquistadores: esa misma noche de-
charro, con el rostro de Emiliano Zapata, se aparecía bían escapar de México para poder salir algunos con
por las noches para cuidar las tierras del pueblo. vida. Sobre las prácticas del soldado nigromántico se
Al lado, el otro mundo celeste, el de la concep- sabe, finalmente, que éste no logró salir airoso; en
ción ptolemaica del universo, se desenvolvió y repro- un cuaderno suyo, después recuperado, había ano-
dujo como tema de estudiosos e intelectuales, junto tado que él mismo no saldría con vida, como tam-
con la popular convicción de las influencias estelares poco su caballo. En la petaca que llevaba en su ca-
y eventos portentosos en las vidas de los individuos. ballo el soldado Botello se encontró, junto con sus
La astrología y la visión «supersticiosa» de cuño me- «papeles como libro», un falo hecho de piel curtida
dieval llegaron al Nuevo Mundo con los conquista- de oveja y borra, seguramente un amuleto.
dores. Los cuerpos celestes tenían significados para Es posible, por último, apuntar una porción geo-
los católicos. Ver el mundo a través de presagios y gráfica medieval que tuvo efímero traslado a Nueva
agüeros fue, aparentemente, más común y tolerado España: el bosque, lugar de soledad y frontera de la
de lo que se cree, o por lo menos no fue ésta una con- civilización. Otra vez Bernal Díaz describió la re-
ducta que despertara sospechas de herejía durante la construcción y la circunstancia de sus detalles. En
primera mitad del siglo XVI. Con el tiempo, esta visión 1538, durante el virreinato de Antonio de Mendo-
habría de confundirse o disimularse detrás de las za, se festejó la paz entre el emperador Carlos y el
creencias de los indígenas. Por otra parte, la medicina rey Francisco de Francia con justas y juegos de ca-
que llegó a Nueva España estaba influida por concep- ñas, corridas de toros, torneos entre caballeros, dis-
tos astrológicos y recurría frecuentemente a prácticas fraces y banquetes. Se trasladó entonces un frag-
mágicas, como los ensalmos, así como a la aplicación mento de Europa al corazón de México: fragmento
de sanguijuelas y ventosas. Asimismo, algunas de las de geografía fantástica medieval. Bernal Díaz la des-
enfermedades, reconocidas desde época medieval, cribió así: «... amaneció hecho un bosque en la plaza
que había que curar eran, entre otras, el empacho, el mayor de México, con tanta diversidad de árboles,
espanto y el mal de ojo. tan al natural como si allí hubieran nacido. [...] Y
Más allá de las creencias supersticiosas de la dentro del bosque había muchos venados y conejos,
época y de los soldados en particular, se sabe que en- y liebres, y zorros, y adives, y muchos géneros de ali-
tre los conquistadores que participaron en la con- mañas chicas de las que hay en esta tierra, y dos le-
quista de Nueva España había cuando menos dos oncillos y cuatro tigres pequeños. [...] Y había otras
soldados llamados «astrólogos». Uno de ellos era arboledas muy espesas algo apartadas del bosque, y
Blas Botello Puerto de Plata. Algunos indicios apun- en cada una de ellas un escuadrón de salvajes con
tan a que las prácticas agoreras de este soldado se sus garrotes añudados y retuertos, y otros salvajes
vinculaban con la magia cabalística de la tradición con arcos y flecha [...]». Negros con su rey y reina,
popular o «práctica», la cual se desarrolló desde los jinetes, y otros actores enmascarados completaron el
tiempos talmúdicos hasta poco después de la Edad cuadro. En la otra mitad de la plaza se erigió la ciu-
Media. Durante la conquista de Nueva España, Bo- dad de Rodas, con sus comendadores a caballo, con
tello el adivino, bajo el asombro de todos, mandó lanzas y arcabuces, navíos con velas desplegadas y
advertir a Cortés, quien había ido a capturar a Pán- artillados, pelearon contra turcos... La teatralidad,
filo de Narváez, de que Pedro de Alvarado se en- como la literatura, era eco de los elementos que per-
contraba en peligro en México, lo cual apresuró la filaban la identidad española del mediodía del
decisión conjunta de salir en ayuda del conquistador siglo XVI: por un lado, la existencia de ese «otro» in-
Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España/ 265

civil imaginario, el salvaje –mito de interesantes de-


rivados etnográficos, plásticos y literarios, como ya
propuso y explicó Roger Bartra–, que asumió las for-
mas físicas de hombre velludo armado con un garro-
te y habitante de la profundidad de los bosques, ca-
racterísticas adquiridas durante los últimos siglos de
la Edad Media; por otro, la cruzada contra el turco,
que se desdoblaría en las danzas de moros y cristia-
nos que todavía en nuestros días se practican como
parte ritual de festividades religiosas.

EXTINCIÓN EN EL BESTIARIO:
«OCASO DE SIRENAS...»

Los animales fabulosos y los prodigios de la na-


turaleza que cargaron de figuras la arquitectura y
los bestiarios góticos afianzaron su ser puramente
simbólico por vía de la observación y la increduli-
dad. Tal sucedió con la más famosa de las criaturas
mixtas: la sirena. El miércoles 9 de enero de 1493,
durante su primer viaje, según anotación del padre
Bartolomé de las Casas, Colón «dijo que vido tres si-
renas que salieron bien alto de la mar»; fantasía que
no tendría más futuro que el del arte emblemático:
el resto de los cronistas de Indias y los escritos de
los conquistadores y expedicionarios harán referen-
cia a los manatíes. El 9 de noviembre de 1533, los
hombres del navío San Lázaro, al mando de Her-
nando de Grijalva, vieron –y dibujaron– «un peje»
que se asomó del mar, para curiosear a los viajeros.
Lo describieron como del color de una tonina, de
brazos y manos monstruosos, aunque no pudieron
ver si tenía escamas. El dibujo –con dos variantes–
es de sirenas, una de cola escamosa terminada en
punta, y la otra con líneas negras y cola de pez. La
crónica de la expedición de Hernando de Grijalva
por el Pacífico ofrece aciagos dibujos, hechos me-
nos como prueba que como apoyo a la memoria del
marino. El trazo indica, de igual manera, menos lo
que vio que lo que se quiso creer: un ser misceláneo,
en parte pez y en parte mamífero (¿un manatí?) con
 Tropas españolas de Hernán torso humano. Fue el que José Durand llamaría po-
Cortés. Códice Florentino de
la crónica de fray Bernardino
éticamente «sirenas farsantes», principio de su desa-
de Sahagún. parición de su potencial realidad. A partir de enton-
266 / Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España

ces la sirena ya sería exclusivo y abundante poblador y con buena retórica»; Pedro de Alvarado, «en el ros-
de la emblemática, junto con las esfinges, pegasos y tro como en el habla, en todo era agraciado»; Alonso
otros animales fabulosos. de Grado «era hombre muy entendido y de buena plá-
Los gigantes, por ejemplo, tendrían un destino tica y presencia»; Juan Velázquez de León era de «voz
menos ostentoso pero más longevo. Muy pronto los algo alta y espantosa»; Cristóbal de Olid «en la plática
cronistas y frailes evangelizadores darían testimonio hablaba algo gorda y espantosa», y Pánfilo de Narváez
de su existencia antediluviana al mirar los huesos de era «en la plática y voz muy entonado, como que salía
la megafauna pleistocénica; todavía en el siglo XVIII de bóveda». Con este tipo de descripción el autor nos
algún misionero jesuita adjudicó la factura de las ofrece de alguna manera los rasgos pertinentes, en una
pinturas rupestres en los techos rocosos de Baja Ca- tradición medieval, de la personalidad de algunos pro-
lifornia a hombres gigantescos desaparecidos duran- tagonistas.
te el Diluvio. El romancero, expresión derivada del cantar de
gesta medieval, fue llevado a América por los soldados
españoles. Estas piezas eran muy populares en la épo-
LA IMPORTANCIA DE LA VOZ Y LA PALABRA ca de la conquista. En él se expresan los ideales heroi-
cos que servían de modelo a los soldados. De la misma
Durante la Edad Media la voz fue un elemento manera que en la épica española medieval, los inter-
altamente valorado por sus capacidades expresivas. cambios entre la tradición oral y la escrita en el ro-
Ante la escritura sin puntuación sistemática o nin- mancero de los siglos XIV al XVI son característicos. La
guna, sólo la voz del lector era capaz de reintegrarle forma métrica del romancero conserva fundamental-
el sentido preciso. En esta dimensión sonora de la mente la versificación de las gestas medievales.
cultura medieval fueron aceptados los monólogos y Otros elementos de origen medieval, algunas
los diálogos, no sólo por las capas iletradas, sino veces con raíces en proverbios que se remontan a la
también por los polígrafos y humanistas. Antigüedad, son ciertos dichos y el refranero de los
Si bien Bernal Díaz señala orgulloso que él fue conquistadores. Estos fragmentos discursivos de sín-
testigo de vista de los acontecimientos que narró, por tesis o sabiduría, ligados a una cultura popular y en
otra parte no dejó de recurrir, a manera de fuente, al algunos casos a una tradición erudita, aparecen co-
recuerdo de las palabras y pláticas escuchadas. Arte piosamente en la vasta y sabrosamente cándida cró-
de la memoria: para él y su entorno la autoridad y la nica de Díaz del Castillo.
veracidad forcejeaban entre la palabra oída y lo direc- Los conquistadores, sabemos hoy, no introdujeron
tamente visto que recorría la mente a modo de re- en el Nuevo Mundo un lenguaje arcaico, sino que su
cuerdo dinámico, criterio, este último, cada vez más hablar, siendo muy propio de la época y tal vez hasta
importante en la cultura de lo escrito. Por eso en los resultado de una acentuada corrección, característica
textos de este cronista, como en otros soldados, apa- de supuestos hidalgos o caballeros, tomó con el paso
recen con frecuencia arengas o discursos incendiarios del tiempo un camino de desarrollo propio, aunado a
y apasionados a favor de la lucha y de las grandes con- influencias locales y a la cada vez más lejana metró-
secuencias de la victoria, o intentos de convicción poli. En el ámbito del vocabulario, por no referirnos a
cristiana a los posibles aliados indios, pronunciados elementos o sentidos más complejos, existen muchas
por su capitán Cortés. expresiones de viejo uso castellano que con el tiempo
En la Historia verdadera de la conquista de la Nueva dejaron de usarse en España pero continuaron em-
España no resulta extraño que, junto con las descrip- pleándose en América, en Nueva España y actual-
ciones físicas de algunos de los soldados que participa- mente en diversas regiones de México.
ron en la contienda, se registren también las caracte-
rísticas de su voz. Así, por ejemplo, se dice de Hernán
Cortés que «en lo que platicaba lo decía muy apacible
Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España/ 267

LOS TONOS DE LA GUERRA bravosas jamás habían visto en algunas que se ha-
bían hallado entre cristianos y contra la artillería del
Los instrumentos musicales europeos sonaron en rey de Francia, ni del gran turco». Haciendo acopio
el actual México durante la Pascua de 1520. Música y de su memoria y de sus lecturas, escribió que los in-
códigos marciales fueron sus tañidos. Curiosamen- dios «nos maltrataban y herían muchos de los nues-
te, no fue en el proceso de un enfrentamiento con- tros», y con metáforas caballerescas refirió que
tra los indios sino en una batalla de corte netamente «aunque estuvieran allí diez mil Héctores troyanos y
europeo: el ataque de Hernán Cortés a sus descuida- tantos Roldanes» no les podrían detener. Al atacar,
dos perseguidores españoles dirigidos por Pánfilo de invocaban a Dios y a la Virgen, pero sobre todo al
Narváez. La descripción de Cortés y de Bernal Díaz –y Señor Santiago, «que ciertamente nos ayudaba».
luego la de los historiadores que lo leyeron y siguieron,
como Antonio de Solís– denota un tono distinto al
de la guerra contra los indios: se reconoce el estilo de EDAD MEDIA Y NUEVA ESPAÑA
la literatura bélica caballeresca. Los cuidadosos movi-
mientos militares de Cortés, el desprecio que Narváez Si bien el año 1492 marcaba para España el fin de
tenía por sus oponentes, la inexperiencia guerrera de la Edad Media y el principio de los tiempos modernos,
los perseguidores, la circunstancia de la noche lluvio- América se topaba con su propia época medieval. La
sa que, según pensaron erróneamente los de Narváez, conquista de la Nueva España fue vista por los con-
impediría el encuentro violento, la marcha de los es- quistadores como una continuación de la reconquis-
cuadrones, la arenga de Cortés, la lucha misma y las ta de Granada, guerra justa y santa o cruzada, en tér-
palabras del capitán enemigo al ser herido y caer pri- minos del papa Pascual II, en contra de los infieles, en
sionero, son elementos narrativos y contextuales que la que se amalgamaban la fe y exaltación cristianas, la
bien cabrían en cualquier crónica militar del Viejo expansión y la gloria militar. Después de la conquista
Mundo. Y es en la familiaridad del enfrentamiento de del Nuevo Mundo, España continuó una costumbre
españoles contra españoles, relatado con la fluidez de política castellana durante toda la Edad Media: po-
un lenguaje de uso común para narrar hechos de ar- blar los territorios de los paganos.
mas entre iguales, donde los movimientos, gestos y En España fueron muy diversas las instituciones
utensilios –armas, caballos, instrumentos musicales– de carácter feudal, siempre reguladas por el uso y la
protagonizan una pequeña gesta. costumbre regionales. Fueron muchos los conquis-
Pero también los códigos de guerra medievales tadores que en el Nuevo Mundo recurrieron a cere-
marcaron la diferencia al concebir las batallas entre monias de tipo feudal para tomar posesión de la tie-
cristianos y la que les harían los indios. Al comien- rra, como cortar ramas de árboles, beber agua de los
zo de la contraofensiva mexica, pocos días antes de ríos y jurar la defensa del territorio en nombre del
la muerte de Motecuhzoma, los conquistadores rey. Una institución que en buena medida mantuvo
aceptaron que la organización de sus escuadrones su carácter medieval es la encomienda en la Nueva
era incapaz de detener las apretadas cargas indíge- España, a través de la cual se pagaba un tributo al
nas; la formación de ataque en escuadrones fue ape- encomendero o señor. En cualquier caso, se está de
nas útil para sobrevivir, a pesar de los refuerzos que acuerdo en que esta institución dio lugar a una forma
significaron los hombres de Narváez y los aliados nueva de servidumbre, recurriéndose además, en los
tlaxcaltecas sumados a Cortés. Bernal Díaz recor- primeros momentos de la conquista, a las designa-
daría los comentarios de veteranos en guerras ciones oficiosas de «vasallos» para los propios con-
europeas: «Y no sé yo para qué lo escribo así tan ti- quistadores y para los indios «reducidos» y de «feu-
biamente, porque unos tres o cuatro soldados que se dos» para las tierras ganadas. Por su parte, los soldados
habían hallado en Italia, que allí estaban con noso- conquistadores esperaron y defendieron frente a las
tros, juraron muchas veces a Dios que guerras tan autoridades, no siempre con éxito, la recompensa
268 / Nuevas formas y viejos ritos y costumbres. Imaginario medieval en Nueva España

en encomiendas de las que se sentían merecedores del pragmatismo político de Felipe II y de los con-
en este mundo por sus servicios a la corona y a Dios, flictos de la Reforma y Contrarreforma que los del
así como en honras que ennoblecieran sus linajes. gusto y los cánones estéticos medievales, o de las
Los ocho siglos de presencia árabe en España esperanzas económicas y milenaristas de los prime-
dejaron su huella en la cultura de los conquistado- ros conquistadores –vueltos encomenderos o frai-
res. Son varios los cronistas que se refieren a las les–, evangelizadores y colonos. No así en el imagi-
construcciones y templos de los indígenas america- nario europeo sobre América, que obedeció –quizá
nos como «mezquitas». El cronista Gonzalo Fernán- hasta nuestros días– a la impronta renacentista del
dez de Oviedo describe en su Historia la fauna del orbe nuevo poblado por hombres simples y esencial-
Nuevo Mundo con criterios muy similares a los em- mente buenos. Como escribió Brading, «era como
pleados en los bestiarios medievales. Asimismo, va- si los clásicos hubiesen cobrado vida».
rios de los historiadores indígenas de la Nueva Espa-
ña, aparte de sus contribuciones personales, dejan
BIBLIOGRAFÍA
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dieval. Sin embargo, a pesar de su modernidad y es- DÍAZ DEL CASTILLO, B.: Historia verdadera de la conquista de Nueva Es-
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bla explícitamente de la fama y del honor o la hon- ZAVALA, S.: La encomienda indiana, Editorial Porrúa, México, 1992.
ra como parte importante de los argumentos
sostenidos. El recurso de la semblanza de persona-
jes destacados o género biográfico, empleado en la
historiografía medieval del siglo XIV, se manifiesta de
manera constante en los escritos de los soldados
cronistas, así como en los cronistas letrados, al plan-
tear como un eje importante de sus narraciones la
vida de Hernán Cortés, su propio caudillo.
A mediados del siglo XVI las cosas cambiaron  Fachada de la casa
de Montejo, Mérida,
con rapidez. El rostro que el futuro daría a Nueva Yucatán, México.
España revela más peso del pensamiento derivado Siglo XVI.
MÓNICA MARTÍ COTARELO. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

EL MEDIOEVO EN NUEVA ESPAÑA:


una permanencia velada

México es un país con una herencia virreinal que se que despiertan la curiosidad; imágenes que poblaron
vincula, por tradición, a la cultura del barroco, de cu- un mundo invisible de origen medieval. Brinca, enton-
yas manifestaciones plásticas se conservan, por fortu- ces, un santo con sombrero en lugar de aureola, como
na, numerosos y exuberantes ejemplos. En el largo des- el tallado en una de las jambas de la portada lateral de
file de creaciones barrocas en todos los rincones de la actual catedral de Texcoco; gárgolas con caras de-
nuestra geografía se aprecia una rica y grandiosa inte- moníacas; algún salvaje velludo; centauros que son
gración estética, impactante por los recursos, las profu- mezcla de animal, hombre y vegetal, como en el con-
sas formas ornamentales y la riqueza de los materiales. vento de Ixmiquilpan; dragones, grifos, guerreros bar-
Sin embargo, hay también otro tipo de experiencia es- bados y damas virtuosas, etc., que en sí mismos califi-
tética de origen occidental, construcciones quizá más caron de estilos artísticos los gustos y modas vigentes
sobrias y frías que las del barroco, que dominan el pai- en los siglos XIV, XV y XVI en España –como el gótico,
saje de pequeñas comunidades campesinas o se escon- que algunos autores consideran que vino a morir a Mé-
den entre las contundentes construcciones urbanas. El xico– con otros de indudable tradición prehispánica.
volumen y la sobriedad de esos edificios nos transporta Es la impronta de sus constructores, europeos llegados
a una época distinta a la del florecimiento barroco, for- al Nuevo Mundo para reproducir su circunstancia cul-
mativa del espíritu político, artístico y utópico que acu- tural. Así, por ejemplo, partiendo de la consulta de los
ñó la cotidianidad de poblados, rancherías y centros principales tratadistas del siglo XVI, esos europeos ave-
mineros un par de siglos antes. Se trata de los conjun- cindados en América fueron para los arquitectos espa-
tos conventuales, mezcla de fortaleza y templo, en los ñoles y alemanes que menciona Rafael Cómez porta-
que el contacto y la convivencia entre los indígenas dores de una doble corriente medieval y renacentista
novohispanos y los frailes evangelizadores del siglo XVI, que se materializó formalmente en los conjuntos con-
dieron lugar a un arte con características peculiares. ventuales del siglo XVI novohispano. Sin embargo, sus
En esas silenciosas huellas es posible, asimismo, operarios, indígenas adiestrados, participaban de una
descubrir la marca de la aculturación por las vías de la tradición creadora diferente: eran otros ojos, otras ma-
aventura cristiana medieval: la masividad de las edifi- nos, obedientes de un gusto distinto.
caciones; el cuidadoso trabajo en piedra tallada que or- Juntura de elementos estéticos, mixtura que po-
namenta las fachadas; la pintura que recubre los muros dría parecer imposible, producto de las necesidades
interiores; los ambientes reales y simbólicos generados creadoras de dos grupos humanos totalmente diferen-
por la arquitectura de sus templos; los claustros con tes entre sí a los que la historia destinó su encuentro
grandes salas y aposentos; los enormes atrios con capi- en el siglo XVI y cuyos mundos desaparecerían en esos
llas abiertas, capillas posas y cruces... Un mundo extra- mismos años cruciales en la historia del mundo, en un
 Muros con almenas en el ño, de un arte funcional que sustituyó o se encimó en arte sincrético que respondió integralmente a las ne-
convento agustino de
Atlatlahuacan, Morelos, pocas décadas, no sin violencias, al arte prehispánico. cesidades sensibles de los españoles avecindados en el
México. En esos conjuntos conventuales sobresalen recursos Nuevo Mundo y de los indígenas neófitos. La difícil
272 / El medioevo en Nueva España: una permanencia velada

amalgama encontró los caminos de su eficacia a través nas vencidas en el Viejo Mundo, como los galos, los
de las escuelas conventuales de artes y oficios. germanos, los húngaros y los nórdicos, y, más recien-
temente, los moriscos de Granada y los guanches de
Canarias.
MESTIZAJE ARTÍSTICO DE DOS MUNDOS QUE Entre los muchos instrumentos que utilizaron los
DESAPARECEN: EL PREHISPÁNICO Y EL MEDIEVAL frailes novohispanos destacaron las escuelas, que for-
maron parte de los conventos, fundadas para los hijos
El estilo de la Edad Media americana lo determinó de la nobleza indígena, que más tarde apoyarían la
la habilidad de la mano de obra local. Constantino Re- evangelización transmitiendo los conocimientos ad-
yes Valerio –estudioso del arte, especialista en este quiridos en las comunidades en las que habitaban. La
tema– atinadamente enlistó y definió, hace tres déca- existencia de estas escuelas dejó memoria a través de
das, la serie de manifestaciones artísticas que integra- las crónicas de las órdenes mendicantes, en especial
ron los conjuntos conventuales con el concepto de arte las de los frailes franciscanos Toribio de Benavente
indocristiano, a partir del razonamiento de que los indí- Motolinía, Jerónimo de Mendieta y Juan de Torque-
genas produjeron la escultura, la pintura y la arquitec- mada, entre otros. Paralelamente, los hijos de los va-
tura que respondía a las exigencias de los evangeliza- sallos comunes recibirían educación en el exterior de
dores del siglo XVI. Este autor considera que los los edificios, en el atrio; una educación, por cierto,
indígenas y los frailes estaban inmersos en el mismo fe- menos profunda.
nómeno social y que crearon un «campo de acción cul- En ambos centros educativos los religiosos prepa-
tural» totalmente activo. El necesario intercambio raron a los estudiantes para participar en «los proyec-
provocado por la convivencia y la obligada dependen- tos en torno al desarrollo de las actividades conven-
cia de frailes e indígenas llevó a la mezcla de sus ideas y tuales de evangelización y ornamentación de los
experiencias estéticas, que se materializarían en esas is- edificios». Quizá el centro más importante fue la es-
las medievales que eran los conventos, obras que sólo cuela de San José de los Naturales, anexa al convento
se explican como producto de la interrelación cultural grande de San Francisco en la Ciudad de México. Otro
entre ambos grupos. centro fue el que los agustinos crearon en Tiripitío, Mi-
Bajo la dirección de maestros europeos, las manos choacán, conocido como Escuela de Artes y Oficios.
indias representaban las imágenes religiosas con for- Con el objeto de retener la atención de los indios
mas y proporciones humanas naturalistas, muy ajenas y franquear el obstáculo de las lenguas, los frailes deci-
a su anterior idea del mundo, la naturaleza, las cosas y dieron –entre otras cosas– cubrir de imágenes los mu-
el cuerpo humano. Entre los indios educados por los ros de los recintos cristianos y, con ese apoyo visual,
frailes nació el ensayo de mestizaje cultural, con cáno- acercar a los indígenas a los conceptos que se suponía
nes estéticos y éticos de origen europeo, que marcaron expresaban los fundamentos de la fe cristiana. Además
con su sello la historia del septentrión americano del de cubrir con figuras bíblicas y de santos con sus sím-
Imperio español. bolos de identidad las paredes de los nuevos edificios
La corona española responsabilizó a las órdenes religiosos, era necesario preparar los muros y los pig-
mendicantes de la aculturación de los indígenas. Frai- mentos con los recursos y tecnologías limitados que te-
les formados en España con un bagaje medieval y re- nían al alcance. Serge Gruzinski considera que un ele-
nacentista, hombres que entendían al hombre –y a mento de gran ayuda para la creación artística durante
Dios– apegados a la autoridad de los libros que leían la evangelización fue el hecho de que los indígenas
en las bibliotecas de los antiguos monasterios españo- consideraban como patrimonio propio la obra conven-
les y flamencos, fueron los que sembraron la semilla tual, y cuanto más imponente fuera, mayor supremacía
de occidente en América. Cómez Ramos considera tendrían respecto a las comunidades de los alrededo-
que tenían como precedentes los métodos misionales res. No debió de ser un proceso extraño a conflictos in-
utilizados en la asimilación de otras sociedades paga- ternos, pero sin duda fue revolucionario: el descubri-
El medioevo en Nueva España: una permanencia velada / 273

 Convento de Meztitlán, miento y la aceptación de occidente en tierras indíge- ramente confrontaba más a los indios con otra reali-
Hidalgo, México.
nas mesoamericanas es un ejemplo histórico de una re- dad, que las explicaciones aproximadas sobre un dios
volución que triunfó. «A los ojos de los indios que pin- crucificado en tiempos antiguos o una virgen celeste y
taban o que se contentaban con observar, todo era compasiva».
nuevo: los personajes, las historias que se suponían que Ejemplo del afán didáctico de la pintura mural de
debían haber vivido, los paisajes, las arquitecturas, y los grandes conjuntos conventuales es la capilla abier-
también los gestos y los símbolos que daban significado ta de Actopan, en cuyas imágenes está resumido el
a estos conjuntos. Detalles tan ínfimos como un tinte- destino humano, de acuerdo con la cosmovisión cris-
ro, una silla o un capitel corintio, eran tan sorprenden- tiana. En ella, el fraile encargado del programa icóni-
tes como lo serían para nosotros hoy en día objetos ori- co dirigió a los indígenas para que en unos cuadros re-
ginarios de una lejana galaxia. Con sus imágenes, los presentaran, a partir de la creación bíblica del hombre,
monjes exigían a los indios un esfuerzo todavía más in- diversas escenas que mostrarían al observador cómo
tenso que la repetición de una plegaria o el signo de la su vida transterrena variaría en función de sus accio-
cruz: el aprendizaje por los ojos, de un mundo que exis- nes encaminadas al bien o al mal y las esperanzas de
tía más allá de la amplitud de los mares... La forma, el salvación cifradas en Cristo. La imagen debió de ser
contenido, la técnica de las imágenes europeas, segu- tan impactante a los neófitos indígenas como las ro-
274 / El medioevo en Nueva España: una permanencia velada

mánicas y góticas entre los campesinos medievales tóctonos asimiló la tradición occidental con gran habi-  Detalle de las pinturas
murales del sotocoro del
europeos. Así, Cristo aparece como el juez que ha de lidad es Juan Gerson, tlacuilo de Tecamachalco, indio
templo de San Miguel
juzgar a vivos y muertos de acuerdo con su comporta- principal de esta localidad cuyas pinturas conoció Ma- de Ixmiquilpan, Hidalgo,
miento en relación a las tentaciones que el demonio nuel Toussaint en su primera visita a este convento en México.

planteaba a cada alma a lo largo de esa oportunidad 1932 y sobre las que aventuró un primer juicio dicien-
salvífica que era vivir rectamente. do que se trataba «de un pintor flamenco que recorrió
Pero tal vez los mejores ejemplos del mestizaje cul- Italia antes de venir a las Indias y que no había olvida-
tural lo ofrezcan obras que sincretizan habilidades in- do del todo las características del arte propio de su
dígenas en el manejo de materiales autóctonos e ima- país». Rafael Carrillo Azpeitia considera que en estas
ginería medieval; en pocas palabras, la suma de pinturas en papel amate hay elementos pictóricos de
prehispánico y Edad Media. Así, para Reyes Valerio, los códices indígenas –realizados sobre el mismo mate-
las escasas imágenes pintadas, necesarias para la ins- rial–, a través de los cuales se ilustran escenas que to-
trucción religiosa, se complementaron, entre otras co- maron como modelo referencial –y, evidentemente, al
sas, con mosaicos de plumas que copiaban imágenes alcance del pintor– los grabados en madera de la Biblia
piadosas y hagiográficas, y esculturas de Cristo crucifi- de Guttemberg.
cado hechas en pasta de caña. En el caso de la plumaria, estudiada por Marita
El mejor ejemplo que tenemos de un pintor mural Martínez del Río, los tlacuilos o pintores de tradición
indígena que a partir de la utilización de materiales au- prehispánica, basándose en los grabados medievales
El medioevo en Nueva España: una permanencia velada / 275

que los frailes les proporcionaban, trazaban el dibujo das y largas procesiones que acostumbraban organizar
sobre cera o madera para que después los artesanos de los frailes a manera de adoctrinamiento de la pobla-
la pluma crearan las imágenes cargadas de colores. Si ción indígena. Es factible que la factura de algunas de
bien los modelos eran europeos, la inventiva durante esas imágenes se diera a través de la colaboración ma-
la manufactura llevó a que en varias ocasiones pre- nual entre indígenas y frailes. En el Museo Nacional
sentaran elementos que les conferían un indudable del Virreinato existe una Virgen María elaborada con
carácter indígena, como los rasgos «asiáticos» de los una estructura de cañas de maíz, recubierta con pasta
rostros de los santos y Cristo, y la manera de pegar las de la misma caña, con el objeto de poder detallar o
plumas para marcar líneas, gestos y sombras. Los mo- modelar elementos como las facciones del rostro y las
saicos de pluma se trabajaban sobre una base o sopor- manos, para después encarnarla y estofarla. Es una es-
te cuyo material variaba dependiendo de los existen- cultura del siglo XVI, hierática, cerrada, alargada y de
tes en cada región. Para pegar las diferentes capas de rostro inexpresivo, a pesar de que la boca sugiere una
plumas, los artesanos se valían de adhesivos hechos a sonrisa. Es una representación indudablemente simi-
partir de bulbos de orquídeas. Procuraban aprovechar lar a las de los santos que formaban parte de los relatos
al máximo los colores naturales de las plumas, aunque bíblicos en las portadas de las catedrales medievales
en algunos casos las teñían con minerales naturales. El españolas. Sin embargo, a la vez que el modelado del
Pantocrátor o Señor en Majestad es uno de los ejem- rostro muestra destreza en el diseño de los rasgos, ca-
plos más claros que conocemos con estas característi- racterística de la cultura occidental, los de la túnica y
cas. El carácter hierático de la representación derivó el manto de la Virgen denotan poca observación en el
sin duda de algún grabado medieval europeo que los movimiento y la caída de los paños.
frailes proporcionaron al indígena que elaboró la pie- Las escuelas conventuales dejaron de tener su
za con plumas de diversos colores. El único elemento fuerza original cuando la organización política y social
que no se trabajó con pluma es la aureola, a la que el concebida por la corona española para el gobierno del
artista indígena agregó láminas de plata. Se observa virreinato novohispano cambió a mediados del si-
claramente su calidad de mosaico, como los caracte- glo XVI. Entonces la preparación de los indios dejó de
rísticos del Imperio bizantino o de Venecia, así como tener la importancia con que se practicó durante el
al mismo tiempo un cierto e insospechado carácter in- reinado del emperador Carlos. Pero la memoria no de-
dígena en los rasgos del Salvador. A este respecto, sapareció: hacia principios del siglo XVII, período en el
Constantino Reyes Valerio hace una interesante ob- que el franciscano fray Juan de Torquemada escribió
servación: «Resulta obvio advertir que por mucho que su crónica, enumeró las cualidades de los indígenas y
se hubieran aplicado los indios en las artes del dibujo, al referirse a la escuela de San José de los Naturales
la pintura o la escultura, no podían cambiar en tan comentaba que «yo ví en la dicha capilla la fragua
poco tiempo y con tan sólo ver algunos ejemplos donde trabajan los herreros, y en otra sala grande al-
europeos, sobre todo, si no mediaba el estudio siste- gunas caxas, donde estaban los vasos de los colores de
matizado y gradual». Es posible, sin embargo, aventu- los pintores, aunque ya no ha quedado rastro de esto».
rar una hipótesis distinta: el artista indígena ensayó el Hoy sólo subsisten algunos jirones de esa historia.
retrato con un modelo vivo, indígena también, influi-
do por los frailes comitentes. El hecho sería revolucio-
nario con respecto a la tradición local..., pero por aho- LA PERVIVENCIA DE ELEMENTOS MEDIEVALES
ra se desconoce el secreto de su factura. EN EL ARTE NOVOHISPANO
Mejor fortuna corrió la escultura en caña: los mu-
seos y templos mexicanos guardan numerosas repre- La ligereza de las esculturas en pasta de caña, efi-
sentaciones de Cristo y la Virgen –utilizados para es- caz para los propósitos celebratorios cristianos, aseguró
cenificar la Pasión– que por la ligereza del material, que se siguieran produciendo prácticamente hasta el
entre otras cosas, era sencillo transportar en las varia- siglo XVIII. Algunas de las representaciones elaboradas
276 / El medioevo en Nueva España: una permanencia velada

con esta técnica, más común en los templos de los po- Marte y sirvió de diana viva a los arqueros que lo
blados de tradición agrícola de México y en las que se asaetearon. Desde el siglo XVI su imagen fue tenida
encuentra todavía un resto de la mentalidad feudal, por milagrosa, con los atributos taumatúrgicos
son las de Cristo y Santiago Matamoros, al que en es- europeos: su fervor creció sobre todo en las comuni-
casas ocasiones convirtieron en Mataindios; de hecho, dades indígenas, a las que las pestes azotaban con fre-
la gran devoción que todavía les tienen en el interior cuencia. Baste recordar que durante la Edad Media
de esas comunidades las hace imágenes vivas, a las que contó con una inmensa popularidad por el poder
aún sacan a procesión en las fiestas populares, lo que «antiapestoso» que se le atribuía en una época en la
ha apoyado su preservación. El historiador del arte que las epidemias diezmaban a la población. Los fran-
Santiago Sebastián consideraba que la transferencia ciscanos difundieron su devoción entre los indígenas
del Santiago Matamoros a Mataindios evidencia la como el mejor intercesor de los hombres ante la ira
idea de cruzada contra los infieles que tenían los con- divina, lo que provocó la proliferación de imágenes
quistadores durante el siglo XVI, pues habían diseñado tanto en fachadas y retablos, como exentas. Sin em-
su acción bélica y evangelizadora como un episodio bargo, la mayor parte de las representaciones virrei-
más del proyecto divino que se inició con la Recon- nales de san Sebastián que han sobrevivido con el
quista en la península Ibérica. En este sentido, en esta paso de los años, innumerables y de muy diversas téc-
particular concepción de la vida y de la historia, San- nicas, fueron elaboradas en los siglos XVII y XVIII: des-
tiago fue la imagen guerrera emblemática. Asimismo, de las más comunes, pintadas al óleo sobre tela, pa-
afirmaba, citando a Jacques Lafaye, que en esa y otras sando por las esculturas en madera tallada,
manifestaciones similares se encuentra un evidente policromada y/o estofada –muchas veces con flechas
resto de la mentalidad feudal. La afirmación no es des- de plata–, hasta las más toscas, en piedra o alabastro.
cabellada: ya el conquistador Bernal Díaz del Castillo Si bien hacia comienzos del siglo XVII las escuelas
refiere en su crónica que durante la conquista de Mé- de artes y oficios, instituciones que tantos beneficios
xico los soldados decían que en la batalla de Centla habían rendido a favor de los indígenas y a la Iglesia
–hoy Tabasco– habían visto al apóstol Santiago apare- novohispana, se diluían para siempre, las manifesta-
cerse en su caballo y apoyarlos in extremis para lograr el ciones artísticas que podríamos vincular con ese arte
triunfo contra los indígenas. Pero el apóstol no se apa- mestizo, surgido de dos mundos que desaparecerían
reció únicamente en Centla, sino también en Tenoch- –el prehispánico y el medieval–, existieron práctica-
titlan; posteriormente, en el avance hacia el centro y mente hasta el siglo XVIII. Un ejemplo entre muchos lo
norte de Nueva España apareció en Tetlán (Jalisco) y proporciona la escultura conocida como el Cristo del
en Querétaro. Mariano Monterrosa y Leticia Talavera Árbol, tallada en una sola pieza de madera y policro-
consideran que, curiosamente, éste es uno de los san- mada en la segunda mitad del siglo XVII. Por uno de sus
tos que más devoción ha tenido a lo largo de la historia lados, el artista prácticamente extrajo las figuras de la
cultural de nuestro país, no sólo en comunidades de cruz y del Cristo del trozo de madera. Ya en el momen-
tradición indígena, donde ha sido adoptado como un to en que seleccionó el tronco que iba a desbastar, el es-
mexicano más, vistiéndolo de charro en los días de fies- cultor demostró capacidad de abstracción suficiente
ta, sino en ciudades de la importancia de Querétaro, para imaginar en las formas naturales de la madera la
que desde su fundación lleva su nombre. figura de Cristo muerto en la cruz. La composición
Otra gran devoción de origen medieval es la de adaptada a la forma de un tronco de árbol dio por re-
san Sebastián, centurión romano que fue denuncia- sultado una figura humana cuyas proporciones están
do porque exhortó a sus amigos Marcos y Marcelino alteradas: un cuerpo muy delgado y estilizado, a la ma-
a permanecer firmes en su fe y fue martirizado por or- nera de las esculturas talladas durante el siglo XIV, y
den de Diocleciano en el siglo III d.C. La representa- con costillas muy marcadas, representadas con líneas
ción tradicional del santo revela el momento del mar- horizontales casi rectas y paralelas que confluyen en un
tirio: fue atado a un poste en el centro del Campo de arco; pareciera otra vez que ese desconocido artista
El medioevo en Nueva España: una permanencia velada / 277

 Pinturas murales de la capilla abierta del convento de Actopan (detalle), Hidalgo, México.
278 / El medioevo en Nueva España: una permanencia velada

novohispano hubiera tenido acceso tardíamente a glos XVII y XVIII fue la Misa de San Gregorio. La tra-
fuentes medievales, a través de las cuales aprendió a dición cuenta que mientras el papa celebraba misa,
representar la fisonomía del torso desnudo de Cristo. uno de los asistentes dudó de la presencia real de
Es posible apuntar una comparación: en el museo Cristo en la Sagrada Forma, por lo que el Salvador
Schnütgen de Colonia, Alemania, se guarda un cruci- descendió sobre el altar presentándose con los estig-
fijo tallado en madera y policromado que data de 1304, mas e instrumentos de la Pasión. Seguramente esta
imagen que no sólo muestra este tipo de costillas sino imagen fue reproducida en época temprana en la
que también la silueta de los brazos en la cruz presenta Nueva España copiando grabados góticos europeos
gran similitud con los del Cristo del Árbol. Tiene pa- de finales del siglo XV y comienzos del XVI. Si bien fue
recido formal, asimismo, con el crucifijo español de un tema socorrido en la pintura y los relieves elabo-
Gero, del siglo VIII. La posibilidad de haber conocido rados por artistas novohispanos experimentados,
estas piezas y la permanencia tardía de formas que también se conocen algunos de mano popular, como
caían en desuso, como los rasgos de los ojos y la sobrie- el del claustro de San Gabriel en Cholula, Puebla. La
dad de la policromía, en una pieza facturada durante Misa de San Gregorio fue tópico común y extendido
un período en el que la exuberancia barroca ya había en la Nueva España durante los siglos XVII y XVIII y es
cobrado fuerza, sugieren que el artista pudo ser posible encontrar ejemplos en el interior de los tem-
europeo y que la pieza le fuera encargada para algún es- plos de comunidades campesinas. Se trata de obras
pacio religioso novohispano de tradición indígena y/o pintadas por artistas no reconocidos que, por no ser
popular, donde subsistían los gustos del siglo XVI. Sin desde el siglo XIX figuras de devoción, se encuentran
embargo, también puede ser producto de la mano de en estado de abandono. Actualmente, muy lejos de
un artista novohispano que usó como referencia algu- la carga simbólica que tenía en origen, parece que las
na de las innumerables representaciones de la Danza comunidades la aprecian como una simpática esce-
de la Muerte –tema iconográfico propio de la piedad na cotidiana de la colonia, en la que un olvidado
popular de finales de la Edad Media, que tomó carta de «padrecito» local oficia una misa.
naturaleza en Nueva España– inspiradas en grabados
llegados desde Europa a las tierras evangelizadas.
La muerte arquera es una representación de la A MANERA DE CONCLUSIÓN
que no sobrevivieron muchos ejemplos; sin embargo,
también muestra el tratamiento del torso que caracte- El siglo XVI novohispano atestiguó, dramática-
riza al Cristo del Árbol. En la Pinacoteca del templo de mente, el proceso de agonía de dos mundos que desa-
la Compañía de Jesús, en Guanajuato, existe un óleo parecían del horizonte histórico: el medieval y el
de manufactura popular que la representa. Es un es- prehispánico. En su lugar germinó el mestizaje artísti-
queleto estilizado, coronado, sonriente y de pie, que co, cuyas manifestaciones plásticas conformaron e in-
sostiene la guadaña en la mano izquierda y un arco tegraron los conjuntos conventuales de la evangeliza-
con dos flechas en la derecha. El fondo de la obra está ción, donde elementos emblemáticos como las cruces
compuesto únicamente por un paisaje de árboles, atriales –consideradas los primeros ejemplos de la es-
montes y el cielo. En este caso, en opinión de la histo- cultura novohispana–, con simbolismos, intenciones y
riadora del arte Sara Gabriela Baz, la muerte se identi- devociones de signos medievales, cobraron formas ne-
fica con el antiguo y medieval principio de igualdad, tamente indígenas.
por la acción que este personaje lleva a cabo con todos En una suerte de anacronismo, en el arte de gus-
los seres humanos. Se presenta al espectador como un to popular novohispano de los siglos XVII y XVIII se
ente que es capaz de acabar con la vida humana por mantuvieron presentes elementos formales, iconográ-
medio de sus armas. ficos y devocionales, de origen medieval que en Euro-
Otro de los temas iconográficos medievales que pa estaban en franco desuso. Pero es posible seguir lí-
pervivió en la estética popular novohispana de los si- neas de supervivencia cultural más largas. Entre los
El medioevo en Nueva España: una permanencia velada / 279

muchos componentes que integraron la presencia legio jesuita de Tepotzotlán dedicada a san José. A pe-
mestiza en el arte prevaleció un ingrediente que, si sar de que las reliquias que resguardaba y que describen
bien surgió desde los orígenes del cristianismo y atra- los cronistas ya desaparecieron, su riqueza estética nos
vesó la Edad Media, ha sido el que más ha perdurado deja ver la importancia que tuvieron tanto para los je-
en la religiosidad viva de México: el culto a las reli- suitas como para la sociedad novohispana en general,
quias. Edward Gibbon describió desde su óptica racio- que hacía peregrinaciones para venerarlas.
nalista que en el último tercio del siglo IV existieron La capilla, relicario en sí misma, es un pequeño
muestras de este tipo de manifestaciones, entre las espacio con muros y bóveda totalmente recubiertos
que estuvo el traslado de los cuerpos de san Andrés, con relieves de gran volumen, elaborados en estuco
san Lucas y san Timoteo a la iglesia de los Apóstoles policromado –con tonos azules y rojos– y dorado.
fundada por Constantino en la margen del Bósforo. El A pesar de la exuberancia barroca, es posible descu-
Concilio de Trento, durante su sesión XXV, que abor- brir las raíces medievales de su propósito devocional y
dó «la invocación, veneración y reliquias de los san- de los emblemas que pueblan, abigarradamente, su fá-
tos, y sagradas imágenes», dio la pauta para que se ve- brica. Al entrar, el espectador se encuentra envuelto
neraran los cuerpos de los santos mártires y sus por un gran número de guías vegetales, flores, ángeles
reliquias, y en los tres siglos novohispanos y en los dos de diversos tipos, atlantes de inspiración indígena y
de vida independiente este culto ha sido un elemento canastillas con frutas. No podía faltar el retablo de es-
cohesionador de la religiosidad popular. tilo barroco estípite, elaborado en madera tallada y
Se trata de una historia que se hunde en las co- dorada en el siglo XVIII, que presenta una fina hojaras-
rrientes profundas de la cultura mexicana. Ya desde el ca a manera de ornamentación. En su nicho central se
siglo XVI los orfebres crearon relicarios, como el que encuentra una excelente escultura en madera tallada,
forma parte de las colecciones del Museo Nacional policromada y estofada, también en el siglo XVIII, que
del Virreinato conocido como Relicario de San Pedro representa a san José con el Niño Jesús; en los nichos
y San Pablo. Todo parece indicar que esta excelente secundarios del retablo se localizan las esculturas de
pieza de orfebrería fue mandada hacer por el rico mi- cinco de los arcángeles, entre los cuales es posible
nero Alonso de Villaseca para resguardar las reliquias identificar a los tres principales: san Miguel, san Ga-
de los santos apóstoles Pedro y Pablo, que el papado briel y san Rafael. La ornamentación de este espacio
enviaba al recientemente fundado colegio de la Com- presenta una interesante conjunción de técnicas y for-
pañía de Jesús, puesto bajo la advocación de esos san- mas con las que los diversos artistas lograron una uni-
tos en el último tercio de esa centuria. Sin embargo, dad de gusto mestizo: el estuco modelado y policro-
la pervivencia de la tradición medieval de devoción a mado, de tradición indígena, y el óleo y la madera
las reliquias hizo que esta pieza se convirtiera en una tallada, estofada, policromada y dorada que fueron
muestra de la capacidad estética de los orfebres de los elaborados en talleres gremiales reconocidos bajo la
siglos siguientes, pues algún platero del siglo XVII regulación oficial.
transformó a la moda del barroco las formas rectas Otro caso similar, pero que hasta la fecha cuen-
originales de gran armonía, sin que la pieza perdiera ta con un número importante de reliquias que aún
la limpieza normal. En una primera y rápida observa- tienen devoción, es la capilla del Santo Cristo y de
ción, sus líneas rectas nos dan sensación de orden, las reliquias en la Catedral Metropolitana. Este espa-
elegancia y sobriedad; atraen nuestra atención hacia cio también luce retablos de excelente manufactura
lo que resguardan y lo revisten de gran importancia. que guardan una unidad barroca. Las reliquias tie-
Sin duda, las formas del relicario nos ayudan a asimi- nen diversos orígenes y entre ellas se encuentra un
lar racionalmente la carga simbólica que tienen los lignun crucis que el papa obsequió, en 1573, al fraile
pequeños fragmentos de hueso que resguarda. agustino Diego de Salamanca para su convento, que
La exageración del barroco desdobló estas peque- compartió con la catedral. Además existen las de los
ñas piezas artísticas en capillas enteras, como la del co- santos Gelasio, Úrsula y sus compañeras, Anastasio,
280 / El medioevo en Nueva España: una permanencia velada

Cándida y Vito, entre otras muchas más. Todas ellas quez, después de verlo todo muy de espacio, dijo a los
cuentan con pinturas que describen pasajes de la Padres y señores que lo acompañaban, que todo el po-
vida de los santos a quienes pertenecieron –hagio- der del Rey en las Indias, no era capaz de aventajar lo
grafías de origen medieval– y que cierran o esconden que en esta ocasión había hecho la Compañía».
los relicarios en los retablos. Esta capilla es visitada Si bien la participación de los indígenas en la ela-
cada año por un sinnúmero de devotos los días 2 y boración de estos arcos triunfales era forzada, pues re-
3 de noviembre, fechas en que tradicionalmente se presentaba la mano de obra sin la que esa riqueza fu-
festeja a los fieles difuntos en México, por lo que las gaz hubiera sido imposible, la desbordante creatividad
pinturas son retiradas para exhibir los relicarios. deja ver un gran aprecio por este tipo de manifestacio-
Un elemento que todavía es común observar en nes efímeras que ha perdurado en las comunidades in-
las comunidades rurales mexicanas, incluso en los ca- dígenas mexicanas hasta este siglo. A pesar de contar
minos, carreteras y autopistas, son las procesiones que ya con elementos agregados de posteriores tradicio-
se valen de la creatividad estética popular. Para estos nes, tanto artísticas como culturales, estas manifesta-
eventos, las comunidades crean ricos mosaicos o tape- ciones de actualidad tuvieron un origen medieval co-
tes de gran colorido, elaborados con semillas o pétalos mún, por lo que todavía son y deberán ser sujetos de
de flores, además de arcos triunfales y escenografías futuros estudios.
que recubren las fachadas de los templos. Asimismo,
innumerables expresiones de arte efímero tuvieron lu-
BIBLIOGRAFÍA
gar desde el siglo XVI en las calles de las ciudades más
importantes del virreinato, con exuberantes arcos de CARRILLO AZPEITIA, R.: Juan Gerson. Pintor indígena del siglo XVI, símbolo
triunfo que enmarcaban las vistosas procesiones de de mestizaje. Tecamachalco, Puebla, Fondo Editorial de la Plás-
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brar la llegada de las reliquias que envió el papado y
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«Las santas reliquias se condujeron ocultamente de plumaria en México, Grupo Financiero Banamex-Accival de
C. V.-Fomento Cultural Banamex, A. C., México, 1993.
nuestra iglesia a la catedral, de donde debía salir la pro- MONTERROSA PRADO, M.; TALAVERA SOLÓRZANO, L.: Las devociones cris-
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1978.
con varias pinturas o propias simbólicas, y sus compar-
RUEDA SMITHERS, S.: Pinceles mexicanos. Tres mil años de pintura, Edi-
timientos para las tarjas y letras dedicatorias, y alusio- torial Cultura Latinoamericana-Axa, México, 1998.
nes de muy bello gusto. Fuera de éstos, pusieron los in- SEBASTIÁN, S.; MONTERROSA, M. y TERÁN, J. A.: Iconografía del arte del
siglo XVI en México, Gobierno del Estado de Zacatecas-Ayun-
dios, a su modo, más de otros 50 revestidos de yerba y tamiento de Zacatecas-Universidad Autónoma de Zacate-
flores olorosas, y adornados de flámulas y gallardetes cas, México, 1995.
WILDER WEISMANN, E.: Mexico in Sculpture. 1521-1821, Westport,
con varios colores, y, de trecho en trecho, algunos ár- Greenwood Press, Connecticut, 1971.
boles con sus respectivas frutas, unas naturales, otras
fingidas o de cera o de alcorza y muchos pajarillos que,
atados con hilos largos, volaban con alegre inquietud
entre las ramas. Las puertas, balcones y ventanas se
aderezaron con ricas tapizerías, y varios doseles de oro  Portada principal
del templo de Yuriria,
y sedas. La riqueza de los adornos y el artificio y dispo- Guanajuato, México.
sición fue tal, que el Excmo. Señor Don Martín Enrí- Ca. 1560.
FELIPE SOLÍS. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

SUPERVIVENCIAS DE
UN TIEMPO INTERRUMPIDO

Con el arribo de los españoles a los dominios de principalmente las capitales de la otrora Hueytlatoca-
Moctezuma Xocoyotzin, noveno tlahtoani azteca a yotl Tenochca, México Tenochtitlan y México Tlate-
principios del siglo XVI, comenzó una arraigada cons- lolco, que fueron arrasadas durante el sitio militar im-
trucción de imágenes del mundo indígena. Así, por puesto por Hernán Cortés y sus huestes. Sin embargo,
ejemplo, abundaron descripciones y estampas de ciu- la mayoría sobrevivió con su original arquitectura du-
dades poderosas de extraña arquitectura monumental rante los primeros años del dominio español. Tal es el
que recordaban a los europeos las familiares edificacio- caso de Tlaxcala, la capital de los principales aliados de
nes musulmanas, tan comunes en el paisaje del sur de los europeos, que como bien testimonian las imágenes
la península Ibérica; de igual modo, las figuras escultó- de la llamada Relación de la ciudad de Tlaxcala, escrita
ricas de extraña representación se identificaron equí- por Diego Muñoz Camargo, durante muchos años las
vocamente con símbolos sacrílegos y diabólicos abo- construcciones palaciegas nativas funcionaron como
rrecidos por la mentalidad medieval católico romana. habitación tanto para las autoridades indígenas que
Esa misma raíz cultural explica la insaciable sed de ri- continuaron su ejercicio en la época colonial, como
queza por el oro y la joyería entre los conquistadores y para los representantes del rey. De cualquier modo, de
expedicionarios europeos... En conjunto, todos los ras- manera intencionada, una a una fueron derrumbándo-
gos de la mentalidad medieval conformaron un com- se para sustituirse con edificios que combinaban ele-
plejo cúmulo de informaciones que hoy percibimos en mentos renacentistas con otros de tradición gótica.
las descripciones y cartas de relación que escribieron En las pocas imágenes que han sobrevivido en el
los propios conquistadores. centro histórico de la temprana capital de Nueva Es-
Estos testimonios escritos, los fragmentos escultó- paña se advierte la intención de europeizar de mane-
ricos de lo que fuera la ciudad de Moctezuma, algunos ra absoluta el entorno urbano: aparecen los edificios
códices de la época colonial temprana de tradición in- donde habitaron el marqués del Valle y sus descen-
dígena y unos cuantos objetos de plumaria y metalurgia dientes, la primitiva catedral de México y algunas
que sobrevivieron a la hecatombe que significó la des- otras construcciones de los conquistadores más re-
trucción de las antiguas civilizaciones nativas del Méxi- nombrados. Estas edificaciones se levantaron sobre las
co antiguo son las piezas sueltas de historia con las que ruinas de los antiguos teocalli y de los palacios de Moc-
podemos intentar reconstruir este complejo momento tezuma y Axayácatl, su padre, donde se había alojado
en el que se enfrentaron dos culturas, dos civilizaciones Hernán Cortés y su ejército al comienzo de la guerra
 Cabeza de serpiente. de carácter diverso, dos religiones que jamás intentaron de conquista.
Talla prehispánica reutilizada
en la construcción del palacio su mutua aceptación y, sobre todo, dos maneras de ver Seguramente, fue a la llegada a Nueva España de
de los Condes de Santiago el mundo y de pensar en torno a su existencia. algunos individuos con linaje noble, que tenían la cos-
de Calimaya.
MUSEO DE LA CIUDAD DE MÉXICO,
El choque de las civilizaciones se aprecia clara- tumbre de habitar en palacetes de sólido aspecto que
MÉXICO D.F. mente en la destrucción de las ciudades indígenas, evocaban el poder de quien lo habitaba, cuando se ini-
284 / Supervivencias de un tiempo interrumpido

 Bases de columnas de la
antigua catedral de México.
Talla prehispánica reutilizada
en la construcción de la
catedral.
MUSEO DEL SITIO DEL TEMPLO MAYOR,
MÉXICO, CONACULTA-INAH.
Supervivencias de un tiempo interrumpido / 285

ció la tradición de levantar edificios como el de los viejas piedras talladas en recipientes utilizados para
condes de Calimaya, del señor Altamirano, pariente los santos oficios.
de Hernán Cortés, quien, siguiendo la tradición La primitiva catedral de México, en su diseño
europea de agregar restos de construcciones indígenas original, lucía columnas monumentales, algunas de
o fragmentos de esculturas como ornamentos a su fa- las cuales fueron originalmente esculturas en forma
chada, integró la enorme cabeza de una serpiente que de serpiente. De ahí que cuando se realizaron exca-
probablemente provenía del remate de alguna de las vaciones en el atrio de la nueva catedral, durante el
alfardas del Templo Mayor de los aztecas. siglo XIX, se descubrieron algunas secciones, princi-
Esta manera de testimoniar el poder del dueño palmente basas y fustes, donde se advierte, en la cara
de la casa y su participación en la conquista de Mé- inferior o en la cara posterior, la representación de
xico Tenochtitlan no sentó nada bien a la Iglesia ca- los anillos que sirven al ofidio para reptar. No es ca-
tólica en Nueva España, de ahí que, de acuerdo con sual que sólo haya sobrevivido esta sección, ya que el
la historia de los arzobispos que han gobernado esta escultor indígena sabía que las imágenes sagradas de
institución eclesiástica en México, se volvió casi una sus antiguos dioses o de los animales que les repre-
costumbre que en el primer documento dirigido a sus sentaban, tenían una parte que les sustentaba sobre
feligreses, apenas tomado el cargo, se prohibía termi- la tierra: salvaron esa sección, fundamento terrestre,
nantemente, bajo excomunión, la exhibición en los del elemento de tradición europea que soportaría el
muros de las casas de tales testimonios de la antigua techo de la casa del Dios cristiano.
idolatría que tan furiosamente combatían a lo largo y Para nuestra fortuna, el primer monumento eri-
ancho de la colonia. gido en honor a Cuauhtémoc, levantado en el últi-
Es muy probable que los poderosos condes de Ca- mo tercio del siglo XIX en la sección poniente del
limaya fueran de los pocos que lograron salirse con la atrio de la catedral, se colocó sobre una de estas co-
suya. De hecho, sólo conocemos otro relieve con el sig- lumnas, rodeado de otros fragmentos que conserva-
no del Gran Jade o chalchíhuitl decorando un muro co- ban singulares relieves, evocando con tan peculiar
lonial en Ciudad de México. La mayoría de los habitan- arreglo la ruina de la capital indígena bajo el ataque
tes de la capital y de las ciudades principales debieron español y el homenaje al defensor de la independen-
de acatar con temor las disposiciones eclesiásticas, mu- cia de los pueblos nativos que fue derrotado en el
tilando o destruyendo aquellos testimonios del arte in- proceso de la conquista.
dígena ancestral, pues sólo conocemos algunos frag- Otras columnas con semejantes relieves se han
mentos escultóricos que se utilizaron como elementos descubierto en los límites de la Plaza Mayor de Méxi-
constructivos en los muros de edificios virreinales, res- co. La más famosa fue sin duda la que se rescató du-
catados en las obras urbanas del siglo XX. El más cono- rante la construcción del Centro Mercantil, la primera
cido de ellos es el monolito azteca llamado Teocalli de la tienda departamental del país durante el último tramo
Guerra Sagrada, que sustentó parte del torreón sur del del siglo XIX. Se dice que una temprana edificación
Palacio de los Virreyes, posteriormente Palacio Nacio- agustina se levantó en la esquina sudoeste del famoso
nal, y que fuera rescatado en la tercera década del Zócalo capitalino; de aquella construcción sobrevivió
siglo XX, cuando se agregó el tercer nivel a la sede oficial sólo una columna de característico corte clásico medi-
de la Presidencia de la República. terráneo, en cuya cara inferior de la basa se conserva
Distinta suerte corrieron otras esculturas mo- un relieve con la figura de Tlaltecuhtli, monstruosa
numentales que por sus enormes dimensiones fueron criatura que tenía como función sustentar toda vida
seleccionadas por los constructores de los tiempos existente sobre la superficie tierra. De ahí que no es de
tempranos de la capital virreinal. En efecto, les pare- extrañar que cuando los grandes escultores de México
ció más fácil transformar los monolitos en columnas Tencochtitlan tallaban las poderosas imágenes de sus
y, en algunos casos de gran atrevimiento, santificar deidades, como por ejemplo el monolito colosal de la
las supuestas imágenes diabólicas convirtiendo las diosa Coatlicue –descubierta también en la plaza Ma-
286 / Supervivencias de un tiempo interrumpido

yor el 13 de agosto de 1790 y que fuera el primer obje- Cuando se formó la Galería de los Monolitos del
to arqueológico mexicano que se salvó de la destruc- viejo Museo Nacional en 1887, esta pila-serpiente fue
ción iconoclasta–, presente a esta figura en el relieve uno de los objetos más significativos del salón arqueo-
de su base: el Señor de la Tierra en curiosa posición, lógico, el primero en su género en la historia de la mu-
bien decúbito dorsal, bien decúbito ventral, con las seografía mexicana. Al tiempo en que ocurrió el tras-
cuatro extremidades flexionadas, que recuerda la pos- lado de las colecciones arqueológicas al nuevo edificio
tura característica de las ranas y los sapos. En el frag- del Museo Nacional de Antropología en el Bosque de
mento del relieve de la columna se aprecia claramente Chapultepec en 1963-1964, se tomó la decisión de
la sección de la espalda con ornamentos de pluma y el enviar esta pieza al Museo Nacional del Virreinato,
cráneo humano característico, partes de las piernas y que se fundaba también por aquel tiempo.
rodillas, así como de brazos y codos, pero sobre todo un El Museo Nacional de Antropología conserva
rostro que corresponde probablemente a la deidad so- otra pila de menores dimensiones utilizada para el
lar-terrena que emerge de las fauces monstruosas y agua bendita. Al igual que la anterior, se trataba de
muy abiertas de Tlaltecuhtli. una serpiente, aunque sin plumas, una verdadera cóatl
El mensaje para quienes transformaron la escul- que se identificaba con la tremenda serpiente de cas-
tura indígena en columna europea era directo y cla- cabel, con sus característicos apéndices. De igual
ro. Si en tiempos antiguos esta deidad soportaba las manera, se le mutiló la cabeza, transformándola en
imágenes de los dioses de sus ancestros, entonces so- una espiga para empotrarla en el soporte, y se excavó
portaría la estructura de las casas de la nueva reli- el vientre para dar forma al recipiente del agua.
gión. La cuestión del porqué de su supervivencia es Asimismo, la iglesia del pueblo de Mixcoac, al sur
casi evidente: ¿sabrían de la existencia de estos relie- del valle de México, poseía una peculiar pila de agua
ves los religiosos que supervisaban la construcción bendita que originalmente había sido un altar prehis-
de las iglesias y conventos? Si fuera así, el hecho de pánico de forma cilíndrica, donde se realizaban sacrifi-
que permitieran su supervivencia debió estar direc- cios nocturnos. Esto lo sabemos porque en la cara late-
tamente relacionado con la propuesta de sustentar el ral se conservan las cuatro representaciones semejantes
cristianismo sobre las ruinas de la idolatría. del chalchíhuitl o Jade Sangrante con la púa de sacrifi-
Mayor enigma nos provoca la reutilización de cios insertada en la sección central. Probablemente,
monumentos e imágenes vinculadas íntimamente con cuando al religioso se le ocurrió que la pieza tenía la for-
la religión y los rituales del mundo azteca con el pro- ma adecuada para el recipiente requerido, y al no reco-
pósito de usarlas en los autos sacramentales cristianos, nocer evidentemente la iconografía del símbolo indíge-
principalmente del bautismo. La iglesia de Santa Ma- na, se excavó la parte superior de la piedra, se le hizo
ría la Redonda, edificada en uno de los barrios del no- una oquedad para facilitar su limpieza y desagüe, y así
roeste de la Ciudad de México, por el rumbo de Tla- fue utilizada hasta que los buscadores de objetos anti-
telolco, lució hasta el siglo XIX una monumental pila guos que trabajaban para el viejo Museo Nacional la
bautismal que originalmente fue la imagen escultórica obtuvieron para esta institución.
de Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada. Durante su Igual proceso de transformación sufrió uno de los
proceso de transformación, la escultura, que original- cactus esculpidos que hoy sabemos servían como mo-
mente se mostraba a sus devotos como un ofidio en- joneras o delimitadores rituales de México, ciudad fun-
roscado cubierto de plumas ondulantes y con la cabe- dada por Tenoch. La escultura íntegra de una de estas
za en la parte superior, fue decapitada para sustentar el cactáceas ha llegado hasta nuestros días, por lo que co-
recipiente sobre una columna y, con el vientre hacia nocemos sus dimensiones, altura, diámetro y el impor-
arriba, se cinceló cuidadosamente la piedra hasta un tante relieve que se hallaba en la base y que muestra la
cierto nivel de profundidad para dar la forma de copa cabeza de Tenoch, dirigente de la migración azteca; de  Teocalli de la Guerra
Sagrada.
y usarla con fines litúrgicos, seguramente después de este modo, la escultura indica su función como marca- MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA,
haber oficiado su purificación. dor limítrofe de la capital indígena. En el caso de la pie- MÉXICO, CONACULTA-INAH.
Supervivencias de un tiempo interrumpido / 289

tas para la recolección del agua, bien de lluvia, bien de


cañerías. El más famoso de estos monolitos converti-
dos en pileta es el altar dedicado a la Itzpapálotl, la ma-
riposa de obsidianas, tremendo emisario de la noche y
de la muerte. Originalmente, la figura del coleóptero
terrible se labró en la cara superior, mientras que en las
cuatro caras laterales la hilera de cráneos humanos
evoca precisamente la ofrenda de la vida de un hom-
bre en honor a las deidades nocturnas y del inframun-
do. Para nuestra fortuna, el artesano encargado de
transformar el antiguo monumento en pileta no des-
 Talla prehispánica reutilizada za transformada en pila de agua bendita fue muy fácil truyó la parte superior, sino que realizó la acción de in-
como pila bautismal.
para quienes la reutilizaron destruir la parte superior de vertir el altar y excavó la base, que desconocemos si
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO,
TEPOTZOTLÁN, MÉXICO, CONACULTA- la imagen vegetal: conservaron sólo la sección de las poseyó algún relieve o mensaje antiguo. Se advierte la
INAH. raíces, invirtieron la posición original y excavaron la intención de salvaguardar la imagen de la deidad indí-
sección del relieve, haciendo el orificio para el desagüe. gena, que se conservó hasta nuestros días porque nun-
Otros monolitos fueron transformados en reci- ca fue vista por quienes utilizaron el objeto como pile-
pientes para el agua, especialmente en piletas donde la ta, hasta que fue recuperada para las colecciones del
comunidad podía recolectarla o dar de beber a los ani- viejo Museo Nacional.
males. La más famosa proviene del convento de San Muchos otros monolitos se transformaron o
Francisco, que con sus numerosas construcciones ocu- reutilizaron de forma diversa. Algunos, cuya forma
paba originalmente un gran espacio al oriente de la ca- original podía aprovecharse a manera de disco, se la-
pital de Nueva España. Esta piedra era un temalácatl, braron principalmente para usarse como la base so-
cuya función se destinaba a realizar rituales y sacrificios bre la que dan vuelta las ruedas de los molinos o
en honor al Sol, de ahí su forma cilíndrica; en la cara como piedra de molienda para el trigo. Tal es el caso
circular superior se recreaba el disco resplandeciente de la famosa piedra de Chivatito, rescatada durante
del astro diurno con sus cuatro rayos, púas y otros sím- la excavación del paso a desnivel que cruza de norte
bolos relacionados con la deidad solar; en la cara late- a sur el actual paseo de la Reforma.
ral se plasmó la franja celeste con otros íconos que le Los altares que no fueron transformados en pe-
representaban, principalmente estrellas y el planeta destales de cruces cristianas durante el período colo-
Venus. En la base –la cara que quedaba oculta– la ya nial sirvieron de astabanderas en la época republicana.
descrita imagen de Tlaltecuhtli. Como las dimensiones Por cierto que a algunas de las cruces atriales, como la
de la antigua escultura eran suficientes para el propósi- de Tajimaroa, hoy Ciudad Hidalgo, en Michoacán, les
to requerido y la forma ideal para la función de bebe- fueron incrustados espejos de obsidiana, otrora símbo-
dero de caballos, lo único que se hizo con el monolito lo y nombre del vigoroso Tezcatlipoca, el dios de la gue-
fue mutilar gran parte del disco solar y efectuar una ex- rra. Esta inquietante presencia de la antigua religión en
cavación profunda para el recipiente, de ahí que el pú- el supremo símbolo del cristianismo nos cuestiona
blico que admira esta pieza superviviente del pasado en efectivamente sobre el sentido de muchos de estos tes-
la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología timonios del llamado arte indiocristiano. ¿Será, como
sólo mira el relieve del Señor de la Tierra, pues se exhi- se ha preguntado Eduardo Matos Moctezuma, «que
be de canto. los dioses se negaron a morir»?
En tiempos aztecas hubo numerosos altares con
 Coatlicue, madre de todos la forma de un bloque rectangular, muchos de los cua-
los dioses.
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA,
les muestran evidencias de que en los inicios del domi-
MÉXICO, CONACULTA-INAH. nio colonial español se intentó transformarlos en pile-
Exposición
ESPAÑA MEDIEVAL
Y EL LEGADO DE OCCIDENTE
La formación quear Roma en el año 410, firmaron un pacto
con el emperador, ahora establecido en Rávena,
visigodo. La invasión islámica de la península or-
denada por Muza, gobernador del territorio nor-
por el cual se les concedieron las tierras del sur de teafricano de Ifriquiya, y llevada a cabo por su lu-
de la España Francia a cambio de ayuda militar para controlar garteniente Tarik, gobernador de Tánger, vino
la península Ibérica y el territorio galo. motivada por la crisis sucesoria que se abrió tras
medieval Tras la caída del último emperador en 476,
los distintos pueblos germánicos se disputaron
la muerte del monarca visigodo Witiza. La coro-
nación de Rodrigo no satisfizo a muchos de los
los despojos de lo que restaba del Imperio ro- partidarios del antiguo rey Witiza, quienes ofre-
mano de Occidente. Si bien el Imperio oriental cieron su apoyo a los musulmanes. Tras la muer-
o bizantino, con capital en Constantinopla, so- te de Rodrigo en la batalla de Guadelete (711),
brevivió a esta crisis, la cartografía política del las tropas dirigidas por Tarik iniciaron la con-
Mediterráneo y de la Europa occidental debía quista de la península, aunque muchas ciudades
volverse a dibujar tras siglos de relativa estabili- se entregaron sin resistencia –por ejemplo, Tole-
dad. Los visigodos, derrotados por los francos do–, pactaron o recibieron a los invasores como
del rey Clodoveo en la batalla de Vouillé (507), libertadores. Hacia 719 acababan las últimas re-
cerca de la actual Poitiers, se vieron obligados a sistencias en tierras catalanas. El reino visigodo fi-
abandonar gran parte de las tierras que ocupa- nalizó tal como había empezado, en medio de la
ban en Francia y a trasladarse definitivamente a inestabilidad y la guerra.
España. Pasarían no más de cien mil visigodos, Si la época visigoda fue turbulenta política-
que se establecieron preferentemente en la zona mente, no lo fue menos para sus habitantes.
central de la meseta, donde situaron la que des- Continuó el eclipse de las ciudades y la progresi-
de entonces sería su capital: Toledo. va ruralización de la economía y de la sociedad
La conformación del reino visigodo en Es- que ya se había iniciado en la última etapa del
paña no fue tarea fácil. En primer lugar hubo Imperio romano. La mayoría de la población
que hacer frente a los vascones del norte, a los tuvo que enfrentarse a durísimas condiciones de
suevos, asentados en el noroeste de la penínsu- vida, tanto los numerosos esclavos que todavía
la, y a los bizantinos, que llegaron a ocupar toda existían, como los ciudadanos libres –artesanos
la franja costera entre la actual Denia y el Algar- o pequeños propietarios– que no pertenecían a
ve. La derrota de los suevos en 585 y la expulsión las restringidas y bien estantes élites godas e his-
de los bizantinos en las primeras décadas del si- pano-romanas. Durante todo el período, epide-
glo VII logró unificar política y territorialmente mias y graves crisis alimentarias azotaron con
toda la península bajo el mandato de un solo fuerza a los más humildes.
rey. Por primera vez, la península Ibérica devenía Sin embargo, las letras en la España visigoda
una entidad política autónoma. Éste fue, de he- se mantuvieron en un nivel superior al de otros rei-
cho, el gran legado de los visigodos a la historia nos germánicos contemporáneos. Así lo demues-
de España. tran los escritos de Isidoro de Sevilla, de Juan de
LA MONARQUÍA VISIGODA El frágil gobierno de los reyes visigodos de Biclara o de Julián; códigos legislativos como el Li-
Toledo también tuvo que superar la oposición ber Iudiciorum o la tarea de organización de la Igle-
de la propia nobleza goda, siempre ávida de po- sia emprendida en los concilios de Toledo. Tales
der y dividida en facciones irreconciliables, y la hitos se debieron al todavía muy presente sustra-

E l asentamiento de los visigodos en España no


fue consecuencia de su irrupción repentina en la
de la aristocracia hispano-romana. A pesar de la
llegada de los visigodos y de otros pueblos ger-
mánicos a la península, en general la nobleza
to romano, así como a la influencia bizantina y
norteafricana. Estas mismas filiaciones se detec-
tan en las muestras artísticas más relevantes del
península y de su victoria sobre las tropas del Im- hispano-romana conservó sus tierras, sus privi- período, las piezas de orfebrería, cuyo mejor y
perio romano que la defendían. Todo lo contra- legios y su poder. Una de las más importantes más espectacular ejemplo lo encontramos en las
rio. Su definitivo establecimiento en España, por medidas que tomaron para atraer a este decisi- rutilantes coronas votivas del Tesoro de Guarra-
paradójico que parezca, se debió a su derrota. vo grupo –mayoritariamente católico, mientras zar. Las fíbulas y los broches de cinturón, de los
El desmembramiento del Imperio romano los visigodos seguían siendo cristianos arrianos– ajuares funerarios, destacan como otra de las
fue lento y progresivo. A mediados del siglo III se fue la conversión al catolicismo del rey Recaredo manifestaciones más características de las artes
vivió una fuerte crisis que provocó que pueblos hacia el año 587 y la proclamación de la unidad visigodas. Por el contrario, los restos arquitectó-
germánicos del norte y del nordeste de Europa religiosa de todo el reino en el III Concilio de To- nicos y monumentales son escasos y modestos,
atravesasen las fronteras imperiales, invadiendo ledo (589). El catolicismo sería a partir de enton- en la mayoría de las ocasiones se reducen a capi-
y saqueando ciudades y regiones. Con el paso del ces la confesión religiosa de los cristianos de la teles o canceles de modesta talla que recuerdan,
tiempo esta situación no haría sino agravarse. En península; servía por vez primera, aunque no por aunque no sin advertir diferencias de calidad, a
el año 409 los suevos, los vándalos y los alanos última, a los intereses políticos de los monarcas las piezas tardorromanas o a las coetáneas bi-
entraron en la península Ibérica. Sólo la provin- hispanos. zantinas que tuvieron como modelo.
cia tarraconense (actuales Navarra, Aragón y Ca- A pesar de esta y de otras medidas, no se en-
taluña) permaneció bajó el efectivo dominio de contró una fórmula que detuviese las luchas in- DCD / LJGP
los romanos. Los visigodos, por su parte, tras sa- testinas que, a la par, propiciaron el fin del reino
Exposición / 293

1. PLACA DE CANCEL VISIGÓTICA


Siglo VII d. C.
Piedra tallada con decoración esculpida.
65 × 72 × 15 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA,
BADAJOZ (468).

2. PLACA DE CANCEL VISIGÓTICA


Siglos VI-VII d. C. Hallado en la antigua
comandancia de la Marina (Tarragona).
Mármol blanco esculpido.
86,5 × 57,5 × 5,8 cm.
MUSEU NACIONAL ARQUEOLÒGIC DE TARRAGONA
(MNAT 19564).

3. AGUAMANIL LITÚRGICO
Siglo VII d. C.
Bronce fundido con decoración modelada.
25,5 cm.
INSTITUTO DE VALENCIA DE DON JUAN, MADRID (2960).
3

4. PATENA LITÚRGICA
Siglo VII d. C.
1
Bronce fundido con decoración modelada.
17 cm.
INSTITUTO DE VALENCIA DE DON JUAN, MADRID (2966).

5. FÍBULA
Fines siglo V, mediados siglo VII d.C.
Bronce y vidrio.
6,1 × 12 × 2 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (61.803).

6. CRUZ VISIGODA PERTENECIENTE AL TESORO 4

DE TORREDONJIMENO
Jaén. Siglos VI-VII
Oro y pasta de vidrio. 5
14 × 11,7 cm.
MUSEU D’ARQUEOLOGIA DE CATALUNYA, BARCELONA
(MAC 25240).

2
294 / Exposición

permitió mantener un vigoroso ejército con el (1248)– abocó de nuevo a al-Andalus a pequeños
que controlar a sus vecinos cristianos del norte y reinos, de los cuales sólo consiguió sobrevivir el rei-
a los musulmanes norteafricanos. La agricultura, no nazarí de Granada. A pesar de la prosperidad
la industria y el comercio también se vieron favo- económica que gozó en ciertos momentos, la per-
recidos por esta situación de expansión y bonan- manencia del reino nazarí hasta 1492 fue residual,
ESPLENDOR Y DECADENCIA za. Córdoba se convirtió en la ciudad más pobla- consecuencia de los delicados equilibrios entre las
DE AL-ANDALUS da del occidente europeo. La riqueza generada, distintas monarquías cristianas. El palacio de la Al-
junto a una eficiente fiscalidad, puso en manos hambra que los nazaríes construyeron en Granada
de la élite andalusí, con el califa a la cabeza, gran- como sede de su corte fue el último gran testimo-
des sumas de dinero, con el que atrajeron a lite- nio que legaría al-Andalus.

E n el año 711 tropas musulmanas del norte de


África cruzaban el Estrecho de Gibraltar. En esca-
ratos, poetas y músicos, emprendieron obras ma-
jestuosas, como la ciudad palaciega de Madinat
al-Zahra, continuaron otras iniciadas durante el
La todavía hoy cautivadora cultura andalusí
fue tributaria en todas sus etapas y manifestacio-
nes de las altas cotas que las artes, la literatura y el
sos diez años habían conquistado prácticamente emirato, como la mezquita de Córdoba, y paga- pensamiento alcanzaron en el mundo musulmán,
toda la península Ibérica. Sólo su derrota en la ba- ron a artesanos que tejieron lujosas sedas, talla- desde Marrakesh hasta Bagdad. Córdoba, Sevilla,
talla de Poitiers (732) frente a los ejércitos francos ron exquisitos marfiles y les proporcionaron otros Granada y otros centros urbanos peninsulares se
detuvo su expansión por la Europa occidental. objetos suntuarios que denotasen su rango y refi- integraron y enriquecieron notablemente la vigo-
Hasta la toma de Granada por los Reyes Católicos nado modo de vida. Córdoba se convirtió así en rosa cartografía religiosa, económica pero tam-
en 1492, es decir, durante casi ochocientos años, la más suntuosa y culta ciudad de la Europa y del bién cultural que fue el islam medieval. La amplia
una parte más o menos extensa del territorio de la Mediterráneo occidental. nómina de médicos, teólogos, literatos –entre los
actual España fue musulmana. La hegemonía po- Problemas de cohesión interna entre los di- que cabría citar a numerosas poetisas–, historia-
lítica y militar que detentaron en muchos momen- versos grupos de poder (árabes, beréberes, mu- dores, astrónomos o filósofos que vivieron duran-
tos, sus innegables aportaciones en diversos ám- ladíes, eslavos) hicieron sucumbir al califato; su te el califato de Córdoba y los reinos de taifas y que
bitos culturales y tecnológicos, así como su territorio se fragmentó en una serie de estados no desaparecieron durante el dominio de los al-
presencia a lo largo de toda la Edad Media con- independientes llamados reinos de taifas. Cada morávides, los almohades y los nazaríes, justifica-
vierten a al-Andalus en una realidad clave a la uno de estos reinos reprodujo, a pequeña esca- ría que ya desde el siglo X los cristianos europeos y,
hora de trazar la compleja y plural historia medie- la, la estructura estatal califal y las formas de por supuesto, españoles se acercasen con interés a
val de España, dotándole de un carácter, si bien vida de su corte. El período de taifas no debe en- sus escritos. La transmisión científica y filosófica
no exclusivo, cuando menos particular en relación tenderse como una feudalización de al-Andalus de al-Andalus a la cultura medieval europea fue
a otros países del entorno europeo. ni como un momento de decadencia cultural. fluida y destacadísima a lo largo de todo el perío-
Parece lógico que, en sus ochocientos años Los reyes de Badajoz, Zaragoza, Denia, Sevilla, do. También los objetos artísticos andalusíes fue-
de existencia, al-Andalus –nombre con el que ya Albarracín o Toledo, a imagen del ya desapare- ron coleccionados con avidez por los cristianos;
contemporáneamente se conocían en el mundo cido califa de Córdoba, se rodearon de hombres todavía se conservan muchos de ellos en tesoros
árabe las tierras de la península Ibérica en poder de letras y artesanos que mantuvieron, cuando catedralicios y monásticos. No obstante las des-
del islam– sufriese múltiples cambios y vaivenes, no superaron, el alto nivel literario y artístico al- trucciones y las readaptaciones propias de los
describiendo una trayectoria no lineal sino reple- canzado en la etapa anterior. conquistadores, se respetaron algunos de sus más
ta de avances y retrocesos. Durante sus primeros A pesar de estos destellos culturales, las pe- notables monumentos arquitectónicos, como la
años, al-Andalus fue una mera provincia depen- queñas y muchas veces enfrentadas cortes de tai- mezquita de Córdoba, la Giralda de Sevilla y la Al-
diente del califato omeya de Damasco (Siria). fas no podían detener el cada vez más acusado hambra de Granada. Incluso el folclore, la gastro-
Esta situación se modificaría con la llegada a la expansionismo de los monarcas cristianos del nomía, la música, así como en general la cultura
península en 755 de Abd al-Rhaman I, el único norte. Para protegerse pidieron ayuda a los al- oral y popular española, se vieron impregnados
príncipe omeya que pudo escapar de la persecu- morávides del noroeste africano, que intervinie- desde un primer momento de influencias, recuer-
ción desencadenada contra su familia por los re- ron en la península Ibérica en diversas campañas dos y citas al mundo andalusí.
beldes abasíes. Tras conseguir el poder en Espa- que se sucedieron a finales del siglo XI. Tras con- Tales contactos y recepciones no deben ha-
ña, Abd al-Rhaman I cortó las relaciones con la seguir contener el empuje cristiano y recuperar cer olvidar que los musulmanes que permanecie-
nueva dinastía reinante del Imperio islámico, los distintas plazas, aunque fuese temporalmente, ron en los territorios conquistados por los cristia-
califas abasíes de Bagdad (Irak), convirtiendo los almorávides decidieron deponer uno a uno a nos –sobre todo los artesanos y campesinos, ya
al-Andalus en un emirato independiente que es- los reyes andalusíes. Hacia 1110 al-Andalus vol- que las élites emigraron a tierras islámicas– eran
tableció su capital en Córdoba. A pesar de con- vía a unificarse bajo el férreo dominio de los al- vistos con recelo y fueron progresivamente margi-
flictos internos nunca desaparecidos, los emires morávides norteafricanos. nados económica, social y culturalmente. Tras
andalusíes lograron crear una administración es- Esta situación se mantendría poco tiempo. El más de un siglo de prohibiciones y revueltas, Feli-
tatal sólida y un país más rico. Desde tales bases, territorio andalusí volvería a disgregarse, posibili- pe III decretó en 1609 la expulsión de los últimos
Abd al-Rhaman III pudo pacificar el emirato y tando la entrada de otra tribu norteafricana, la de moriscos de la península Ibérica. A pesar de esta
proclamarse califa en 929. Con esta medida se los almohades, que dominó al-Andalus desde me- trágica marcha, hacía ya tiempo que la savia de
iniciaba el califato de Córdoba, que duraría has- diados del siglo XII hasta 1224, estableciendo su su cultura había pasado a formar parte indisolu-
ta 1031 y sería la etapa más brillante y esplendo- capital en Sevilla. Su fracaso para mantenerse en el ble de la historia y la memoria de España.
rosa de al-Andalus. poder frente a las tensiones internas y a los cristia-
Los califas de Córdoba basaron su poder en nos –que conquistarían progresivamente Córdoba DCD / LJGP
una estructura estatal bien vertebrada que les (1236), Valencia (1238), Murcia (1243), y Sevilla
Exposición / 295

7. CAPITEL Y BASA DE COLUMNA DE 7 8

MEDINA AL-ZAHRA
967 d.C.
Mármol esculpido.
21 × 22 cm / 11,8 × 25 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE CÓRDOBA
(30149 Y 30150).

8. JAMBA DECORATIVA PERTENECIENTE A LA


PUERTA DE LA SALETA DONDE SE UBICA
LA BAÑERA DEL BAÑO ANEJO ALSALÓN DE
ABD AL-RAHMAN III
Medina al-Zahra, segunda mitad del siglo X
(ca. 960 d.C.)
Mármol blanco.
114 × 53 × 13 cm.
CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE MEDINA AL-ZAHRA,
CÓRDOBA (151.38).

9. MAQUETA DE PUERTA ISLÁMICA


Anónimo. Siglos IX-X (?).
Procedente del terreno de la Casa de San 9
Isidro (Madrid).
Terracota.
9,3 × 8,2 × 5,5 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL, ALCALÁ DE HENARES.
COMUNIDAD DE MADRID (E.P. 6078).

10. LÁPIDA FUNDACIONAL DE LAS ATARAZANAS


DE TORTOSA (TARRAGONA)
Tortosa, 944-945 d.C.
Mármol blanco. 11
54 × 48 × 3 cm.
CATEDRAL DE TORTOSA, TARRAGONA.

11. CAPITEL
Periodo de taifas, mediados del siglo XI.
Mármol.
32,8 cm.
PARROQUIA DE SANTO TOMÉ Y EL SALVADOR,
10
TOLEDO (71).

12. CAPITEL NAZARÍ


Firmado Muhammad al-‘Ahwad.
Mármol blanco.
32 × 30 × 30 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE GRANADA.
CONSEJERÍA DE CULTURA DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA
(NR 1838).

12
296 / Exposición

13. PAÑO DE ZÓCALO DE ALICATADO


Período nazarí, siglo XIV.
148 × 54 cm.
MUSEO DE LA ALHAMBRA, GRANADA (4587).

14. PORTACANDIL DE TEMPLETE


Periodo califal.
Bronce.
76 × 27 cm.
17
MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE GRANADA.
CONSEJERÍA DE CULTURA DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA (NR
614 Y 615).

15. CANDIL DE PIQUERA CON INSCRIPCIÓN


Andalucía, siglos X-XI.
Bronce con decoración cincelada.
9,2 × 23 × 9,7 cm.
MUSEO MUNICIPAL DE ALGECIRAS, CÁDIZ (1453).

16. ARQUETA
Arte taifa. Primera mitad del siglo XI.
Plata, bronce y esmalte.
11 × 17,5 × 11 cm. 18
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50.867).

17. ARRACADAS
Siglo XII.
19
Plancha de oro, calada y decorada con
aplicaciones en relieve y granos de
filigrana.
5,9 × 5,1 cm.
MUSEU DE MALLORCA (23812 Y 23813).
14

18. ARQUETA
Siglos XII-XIII.
Marfil.
13 × 7 × 8,5 cm.
MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE
OURENSE.

19. ATAIFOR CON REPRESENTACIÓN DE UN PAVÓN


Siglo XI.
Cerámica policroma verde y manganeso.
9,3 × 28,5 cm.
15
MUSEU ARQUEOLÒGIC DE LA CIUTAT DE DÉNIA, ALICANTE
(DE-C-91-19-EL FORTÍ-FASE I/II). 20

16
Exposición / 297

21

20. ATAIFOR 21. TIRAZ ISLÁMICO


Período almohade, finales del Anónimo.
siglo XII o primer tercio del siglo XIII. Periodo taifa, siglo XI.
Cerámica de reflejo metálico con Seda e hilos entorchados. Ligamentos
decoración esgrafiada. de tafetán y punto de tapiz.
8 × 23 cm. 81,5 × 67,5 × 1,5 cm.
MUSEU DE MALLORCA (13505). MUSEO DE HUESCA (1542).

13
298 / Exposición

que serviría de ensayo en la conquista posterior de durante esta época experimentaron un notable
las tierras más allá del Tajo. crecimiento y fortalecimiento interno. La pobla-
Hacia el año 900, habiéndose extendido su ción, muy numerosa en los valles de las altas mon-
dominio hacia el sur, la capital del reino se trasla- tañas pirenaicas, descendió a las llanuras de las
dó de Oviedo a León. Este amplio territorio se di- tierras interiores y las repobló durante los siglos IX
vidió en grandes principados o condados (Gali- y X, organizando unos territorios hasta el momen-
RECUPERACIÓN Y EXPANSIÓN cia, Asturias, León, Cantabria y, sobre todo, una to prácticamente baldíos.
DE LOS REINOS CRISTIANOS emergente Castilla), cuyos dirigentes y herede- A mediados del siglo XI, por tanto, ya se ha-
ros se enzarzaron en luchas intestinas que aprove- bían conformado los grandes estados cristianos
charon los emires y califas musulmanes de al-An- (Castilla, Navarra, Aragón y Cataluña; Portugal
dalus. Esta situación se agravó por el empuje del no surge hasta 1139), que llevarían a cabo la de-

L os musulmanes tras la invasión en el año


711 y la victoria sobre el ejército visigodo, no con-
califato cordobés, que detubo el avance cristiano
durante el siglo X pero no logró eliminarlo ni ha-
cerlo retroceder. La desintegración del califato a
finitiva tarea de conquista de al-Andalus en los
siglos siguientes y que constituyeron el marco
político hasta el fin de la Edad Media. A pesar
siguieron dominar la totalidad de la península inicios del siglo XI (1031) y la unión del reino de del crecimiento demográfico y de las nuevas ro-
Ibérica. En el norte cantábrico y pirenaico surgie- Castilla y León con Fernando I (1037-1067) mar- turaciones que se emprendieron en este período,
ron pequeños núcleos de resistencia, autónomos caron el inicio de una nueva etapa; si bien no de- la densidad de la población en estos nuevos rei-
entre sí, que iniciaron una lenta expansión hacia saparecieron los enfrentamientos internos entre nos siguió siendo escasa. Fueron sociedades alta-
el sur. En 1085, más de trescientos cincuenta los diversos reinos cristianos occidentales, éstos mente ruralizadas, donde la agricultura y la gana-
años después de la invasión islámica, Toledo se se convirtieron en árbitros de una situación que dería eran las principales actividades económicas.
rendía a Alfonso VI, rey de Castilla y León. Tole- ni tan siquiera pudo cambiar la llegada a al-An- La pobreza material que padeció la inmensa ma-
do, la antigua capital visigoda y ciudad mítica dalus de los almorávides y almohades proceden- yoría de la población es indudable. En Aragón,
de al-Andalus, era el primer gran centro que per- tes del norte de África en los siglos XI y XII. La en- Navarra, Castilla y León, el recién inaugurado Ca-
dían los musulmanes; el poder emergente de los trada de Alfonso VI, rey de Castilla y León, en mino de Santiago desempeñó un importante pa-
reinos cristianos peninsulares no tardaría en ser Toledo (1085) vino a reflejar el nuevo equilibrio pel económico y de urbanización de ciertas loca-
hegemónico. de fuerzas en la península Ibérica. lidades, que poco a poco fueron recuperando su
Hacia el año 722 tuvo lugar entre las monta- En la parte oriental de la península se produ- pulso. De todos modos, León hacia el año
ñas asturianas la batalla de Covadonga, en la que jeron fenómenos similares. La incapacidad de los 1000 no contaba con más de 1.500 habitantes.
Pelayo, posiblemente un noble visigodo del círcu- musulmanes para controlar los territorios ocupa- Se recuperaron antiguas sedes episcopales y se
lo del rey Rodrigo, emigrado al norte, derrotó a un dos por los vascones y los valles de los Pirineos fundaron nuevos monasterios, que adquirieron
cuerpo de tropas islámico. Este primer foco de re- occidentales dio lugar al nacimiento del reino de un peso cultural, económico y político determi-
belión se organizaría y expandiría en los años si- Navarra en el siglo IX, que se expandiría en la si- nante. Los escritorios monásticos fueron los prin-
guientes hasta formar un modesto reino, el de As- guiente centuria por tierras riojanas ocupando cipales focos culturales de la época. Los fondos
turias, que hacia el año 800 establecería su capital Calahorra, Viguera y Nájera. El hábil gobierno de de las bibliotecas en los conjuntos monásticos –la
en Oviedo. Alfonso II (791-842) la urbanizó y Sancho III (1004-1035), que conseguiría exten- biblioteca del monasterio de Ripoll, en Cataluña,
mandó construir espléndidos edificios eclesiásti- der su influencia a Castilla y Cataluña, supuso la hacia 1046 contaba con 246 libros, una cifra muy
cos, palatinos y públicos –algunos de los cuales definitiva consolidación de este reino, que situó elevada para la época– disponían, además de li-
todavía hoy se conservan– que son el primer gran su capital en Pamplona. Un hijo de Sancho III he- bros de la cultura cristiana, de obras filosóficas y
testimonio de una incipiente organización estatal redó el condado de Aragón, que si bien en un científicas traducidas del árabe que despertaron
que tomaría como modelo a la extinta monarquía principio nació y se vio envuelto en las luchas en- el interés de los hombres de letras europeos.
visigoda. Tras controlar las actuales Galicia, Astu- tre carolingios, musulmanes y autóctonos por el Desde estos mismos escritorios y desde el en-
rias y Cantabria, en los siglos IX y X se inició la ex- dominio de los Pirineos, adquirió cierta autono- torno cortesano se fue forjando la ideología de la
pansión hacia el valle del Duero. Se ocuparon, en- mía en el siglo IX y se transformó en un reino au- Reconquista por la que los monarcas leoneses se
tre otras ciudades, Oporto, Braga, Zamora, tónomo a mediados del siglo XI. presentaron como herederos de los reyes visigodos
Astorga, León, Salamanca, Burgos, Castrojeriz, Las tierras de los Pirineos orientales también y, por tanto, legitimados para recuperar los territo-
Sepúlveda y Osma. Esta zona, aunque poco po- fueron el escenario del surgimiento de nuevas enti- rios que los musulmanes ocupaban ilegítimamente
blada, no estaba desierta, como creyeron los his- dades políticas de largo futuro. Los reyes carolin- tras su conquista de la península Ibérica. Esta ideo-
toriadores del pasado. No obstante, llegaron para gios, pretendiendo protegerse de los musulmanes logía, entendida también como cruzada contra el
repoblarla destacados contingentes venidos del y de sus posibles avances hacia el sur de Francia, islam, que justificaba e instaba a la ocupación de
norte peninsular, así como cristianos de al-Anda- tomaron Gerona (785) y Barcelona (801) y crea- al-Andalus, ya apareció en crónicas de la época del
lus –los mozárabes– que huían del dominio mu- ron una serie de condados en la parte nordeste de monarca leonés Alfonso III (866-910), y se hallaba
sulmán. Estos nuevos asentamientos se produje- la península para que ejerciesen de barrera de con- plenamente asentada a mediados del siglo XI. Los
ron por presura, es decir, por la simple apropiación tención. La pérdida de poder de los cada vez más reinos cristianos entraban, en el siglo XII, sólida-
de la tierra que un colono y su familia podían cul- lejanos monarcas carolingios posibilitó la inde- mente vertebrados territorial, militar e ideológica-
tivar. Se configuró así una amplia masa de hom- pendencia de estos condados hacia finales del si- mente. Se habían puesto las bases para las grandes
bres libres que poseían pequeñas explotaciones glo X, integrándose y aglutinándose progresiva- transformaciones, que no tardarían en llegar.
agrícolas, convirtiendo el valle del Duero en una mente en torno al de Barcelona. Si bien los
región con una estructura de la propiedad diversa, condados catalanes mantuvieron prácticamente DCD / LJGP
intactas sus fronteras peninsulares hasta el siglo XII,
Exposición / 299

22. PLACA DE CANCEL CALADO 24. CRUZ DE ALFONSO III


Ca. 848. Procedente de la iglesia de Réplica de la antigua cruz donada por el
San Miguel de Lillo (Oviedo). rey Alfonso III el Magno a la catedral
Piedra marmórea tallada. compostelana, año 874, desaparecida
65 × 55 × 4 cm. en el año 1906.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS, OVIEDO (52). Talleres Ángel, S.L., 2003-2004.
Lámina de oro sobre alma de madera;
23. BARROTERA DECORADA EN SUS CARAS gemas, cristal de roca y esmaltes.
CON FIGURAS HUMANAS (COMO EL TÍPICO 46 × 44,5 × 2 cm.
HOMBRE DEL CAYADO) XUNTA DE GALICIA. S.A. DE XESTION DO PLAN
Primera mitad del siglo IX. Procedente XACOBEO, SANTIAGO DE COMPOSTELA.
de San Miguel de Lillo (Oviedo).
Piedra marmórea de coloración gris, 25. MAPAMUNDI DEL BEATO DE VALCABADO 25
labrada. «Comentarios al Apocalipsis de San Juan».
77 × 14 × 10 cm. Beato de Liébana.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS, OVIEDO (20). Edición facsimilar del ejemplar original
del año 970 d.C.
330 × 235 × 75 mm.
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID. BIBLIOTECA DE
SANTA CRUZ (U/BC DESPACHO [FF. 36V. Y 37R.]).
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300 / Exposición

26. TUMBO MENOR DE CASTILLA


Anónimo. Segunda mitad del siglo XIII.
Pergamino y cubiertas de madera
forradas en piel.
235 × 165 × 70 mm.
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, MADRID. MINISTERIO
DE CULTURA (AHN, CÓDICES, 1046).

27. CASTILLO Y LEÓN RAMPANTE PERTENECIENTES


AL ANTIGUO TABERNÁCULO DE LA VIRGEN
DE LOS REYES
Maestre Jorge de Toledo. Siglo XIII.
Plata moldeada y repujada.
9,4 × 9,5 cm.
CATEDRAL DE SEVILLA (4191111283 Y 4191111284).

28. SELLO DEL REY ALFONSO X EL SABIO


Pende de una Concordia entre los
metropolitanos de Toledo y Sevilla,
sancionada por el rey Alfonso, para
consagrar obispos en la ciudad de Sevilla.
Sevilla, 2 de marzo de 1262.
Sello a dos tablas en cera oscura que
pende de un documento en pergamino
250 × 140 mm (documento);
110 mm de diámetro (sello). 26 28
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, MADRID.
MINISTERIO DE CULTURA (AHN, SIGILOGRAFÍA,
CAJÓN 2, DOC. 12).

29. FORRO DEL ATAÚD DE ALFONSO


DE LA CERDA
Tejido hispano-árabe, ca. 1271-1333.
Seda y oro.
52 × 30 cm.
MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE HUELGAS,
BURGOS. PATRIMONIO NACIONAL (00650510).

27 29
Exposición / 301

ESPAÑA Y EUROPA: mado. Algunos monarcas de León, Navarra o ideas desde Europa, por el que se movieron artis-
Aragón, así como algunos destacados miembros tas y talleres y donde se ensayaron soluciones que
EL CAMINO DE SANTIAGO de la jerarquía eclesiástica, como el abad Oliba marcaron el desarrollo artístico de la España ro-
Y EL ARTE ROMÁNICO en Cataluña, estimularon esta apertura a la Igle- mánica, ya que se difundieron más allá de su es-
sia europea, promocionando paralelamente las tricto marco espacial, arribando a Asturias, el
más importantes e innovadoras empresas cons- País Vasco, Extremadura, Portugal, etc.
tructivas del siglo XI. Reyes, nobles, obispos y aba- Prueba del vigor artístico del Camino y del

E l término «románico» fue una invención de los


historiadores del siglo XIX para denominar el arte
des siguieron siendo, durante el siglo XII, los prin-
cipales comitentes del románico. Mandaron
erigir numerosos templos por todos los territo-
románico hispano es la propia catedral de San-
tiago de Compostela. Erigida entre 1075 y 1211,
su monumentalidad arquitectónica y la riqueza
que se desarrolló en Europa durante los siglos XI y rios, ciudades y pueblos de los reinos cristianos de sus conjuntos escultóricos sorprendieron ya a
XII. Aunque en el pasado el arte románico se consi- peninsulares, muchos de los cuales todavía hoy sus contemporáneos. La rica articulación de los
deró un estilo rudo y decadente, propio de una siguen en uso. Fruto de esta intensa actividad ar- volúmenes exteriores e interiores, la complejidad
época tenebrosa y autárquica, en la actualidad re- tística fue la realización de algunos de los más no- de la planta y la sabia resolución de los alzados la
presenta valores prácticamente opuestos. Fue el tables ejemplos del románico continental tanto convierten en uno de los más destacados ejem-
arte de una sociedad en plena expansión y que, en arquitectura, como en escultura, pintura u or- plos de la arquitectura románica europea. De he-
por vez primera, presentó un acerbo común de for- febrería. Mas la gran empresa del románico espa- cho, Santiago fue modelo de otras grandes igle-
mas y contenidos que compartieron todos los paí- ñol fue, sin duda, el Camino de Santiago. sias que se construyeron en Francia al inicio del
ses de la Europa occidental. Desde España a En el siglo VIII influyentes religiosos vinculados Camino. La escultura de la catedral compostela-
Escandinavia, desde Inglaterra a Italia, en este perí- con los monarcas de la recién formada monarquía na –en los capiteles del templo, en el coro interior
odo se erigieron gran número de templos que des- asturiana fomentaron la creencia de que el após- y, sobre todo, en las portadas norte, sur y oeste–
tacan por su uniformidad. El blanco manto de las tol Santiago el Mayor había evangelizado España también demuestra, como pocas, la recupera-
iglesias románicas que cubrió todo el continente a y fue en el siglo IX cuando se afirmó que en las pro- ción de la escultura monumental y de la plástica
partir del año mil podría considerarse la manifes- ximidades de la pequeña localidad gallega de Pa- figurativa y ornamental que supuso el románico.
tación más evidente de la importancia creciente de drón se había hallado, de forma providencial, un Santiago, punto final de un camino que unió Es-
un espacio de relaciones políticas, económicas y sepulcro con su cuerpo, traído desde Oriente por paña a Europa, compendió y fue el resultado de
culturales en proceso de delimitación y vertebra- sus discípulos. En la primera mitad del siglo IX, el las altas cimas que el románico alcanzó.
ción desde la caída del Imperio romano: Europa. rey Alfonso II construyó una modesta capilla en Como en otros lugares de Europa, en España
El románico español es revelador de todos ese lugar, que de manera inmediata atraería a los el románico fue un arte esencialmente religioso.
estos fenómenos. El arte cultivado en los reinos primeros peregrinos, entre los que ya se contaban Su arquitectura, partiendo de la tradición tardo-
cristianos occidentales de la península Ibérica du- algunos europeos. En el año 899 se consagraba rromana y de las experiencias carolingias y otóni-
rante los siglos IX y X supuso la continuidad de las una nueva basílica que mandó erigir Alfonso III, das centroeuropeas, se caracterizó ante todo por
formas hispanovisigodas, con escasos puntos de testimonio evidente de que las rutas hasta Santia- una tendencia a dinamizar los paramentos exte-
contacto con el contemporáneo arte carolingio y go empezaban a vertebrarse. La definitiva caída riores y por abovedar completamente los espa-
europeo. De manera excepcional se ha conserva- del califato de Córdoba y el activo papel de algu- cios, utilizando con preferencia la bóveda de ca-
do hasta nuestros días un notable conjunto de nos reyes, como Sancho III de Navarra, a princi- ñón y el arco de medio punto. Se recuperó la
edificios que erigieron los reyes de la monarquía pios del siglo XI, acabarían sistematizando las vías escultura exenta –destaca la talla en madera de
asturiana durante el siglo IX en Oviedo o en sus que desde Francia llevaban a los peregrinos hasta Vírgenes con el niño, calvarios y crucifixiones– y la
cercanías, así como algunas de las iglesias que se Santiago de Compostela atravesando los reinos escultura monumental, que inundó los capiteles y
construyeron en el siglo X en las zonas reconquis- de Aragón, Navarra, Castilla, León y Galicia. Ya en las fachadas de los templos. Las ricas portadas
tadas progresivamente por los cristianos. Tanto el siglo XI las peregrinaciones a Compostela fueron historiadas de no pocas iglesias españolas, desde
unas como otras revelan la pervivencia de tradi- numerosas, y llegaron a su máximo apogeo du- Santiago hasta Ripoll, debían servir de lección re-
ciones propias que se remiten al arte tardorroma- rante los siglos XII y XIII. Europeos de todas partes ligiosa a las clases iletradas. Un similar anhelo
no peninsular y al visigodo. Algunos estudiosos emprendieron este camino, que se convirtió, en doctrinal se predicaría de la pintura mural y sobre
han apuntado incluso la posibilidad de una recu- muy poco tiempo, en uno de los más fluidos y tabla, de las que en España se conservan excep-
peración consciente y claramente ideológica del transitados de la época. Santiago devino, de esta cionales ejemplos. El desinterés por la volumetría
arte de un reino, el visigodo, que se intentaba res- manera, en el otro gran centro de peregrinación de de las figuras o por la representación espacial y
taurar. Sea como fuere, esta desvinculación del la cristiandad, junto a Jerusalén y Roma. naturalista no evitó que la pintura románica al-
arte europeo empezó a cambiar lenta pero inexo- El impacto económico y comercial del Cami- canzase efectivas fórmulas narrativas y, en no po-
rablemente hacia principios del siglo XI. De hecho, no de Santiago fue indudable, fundamental para cos casos, un hondo sentir espiritual. El gusto ro-
hacia finales de este siglo España ya había dejado la reactivación del incipiente tejido urbano espa- mánico por el color plano e intenso, así como por
atrás su aislamiento, incorporándose plenamente ñol. La influencia sobre las bellas artes no fue me- el fulgor de las superficies, también se desvelaría
a las grandes corrientes del Occidente románico. nos decisiva. A lo largo del Camino se construye- en el gran éxito que cosecharon los esmaltes, tan-
Las vías de penetración del arte románico en ron puentes, hospitales, calzadas, albergues y, to los realizados e importados desde la localidad
España fueron diversas. Resultó fundamental el por supuesto, iglesias y monasterios. A finales del francesa de Limoges, como los producidos por el
abandono de la liturgia hispánica y la adopción siglo XI el Camino encarnaba el espacio donde se taller burgalés de Santo Domingo de Silos.
del ritual romano, así como los cada vez más es- llevaban a cabo las más importantes iniciativas
trechos contactos con la abadía francesa de artísticas de la península; el Camino fue un in- DCD / LJGP
Cluny, cabeza del monacato benedictino refor- menso y fértil laboratorio por el que penetraron
302 / Exposición

30. RELIEVE CON CABALLOS DE LA EPIFANÍA 33. APÓSTOLES D’ARGOLELL 36. ARQUETA
Taller del maestro Mateo. Ca. 1200. Primera mitad del siglo XII. Taller itinerante (?). Primera mitad
Procedente del primitivo coro pétreo de la Fresco traspasado a tela. del siglo XIII.
catedral de Santiago. 123 × 189 cm. Estructura de madera cubierta por cobre
Granito con restos de policromía. MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA dorado con esmaltes en champlevé y figuras
95 × 74 × 24 cm. (MNAC/MA4537). sobrepuestas en relieve.
EXCELENTÍSIMO CABILDO METROPOLITANO. CATEDRAL 27 × 27 × 12,5 cm.
DE SANTIAGO DE COMPOSTELA (0349). 34. VIRGEN CON EL NIÑO DIÓCESIS DE HUESCA. MUSEO DIOCESANO.
Anónimo. Siglos XIII-XIV.
31. CABEZA ROMÁNICA Talla en madera policromada. 37. BEATO DE LIÉBANA.
Anónimo. Fines del siglo XII. 68 × 27 × 14 cm. CÓDICE DE FERNANDO I Y SANCHA
Procede de la catedral románica de MUSEU FREDERIC MARÉS, BARCELONA. INSTITUTO DE Edición facsimilar del original.
Astorga. CULTURA-AYUNTAMIENTO DE BARCELONA (MFMB 848). Madrid, 1994.
Esquisto tallado. 380 × 200 × 65 mm.
25 × 16 × 20 cm. 35. ARQUETA RELICARIO DE SANTA VALERIA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA DE
MUSEO DE LA CATEDRAL DE ASTORGA, LEÓN (484.) Taller de Limoges. 1200-1210. LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA (FAG 245).

Cobre esmaltado en champlevé, grabado


32. FRONTAL DE DURRO y dorado.
Segunda mitad del siglo XII. 13,5 × 12,5 × 6 cm.
Procede de la ermita de Sant Quirze MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE
i Sant Júlia de Durro. OURENSE.
Pintura al temple sobre tabla.
100 × 120 cm.
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA
(MNAC/MAC 15809).

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Exposición / 303

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304 / Exposición

BAJO EL SIGNO DE LA CRUZ: tros urbanos, algunos de considerable extensión y racterísticos de esta etapa fue el auge de las ciuda-
población, y con un campo habitado y productivo. des y de la economía urbana, con la aparición de
EL DOMINIO DE LOS REINOS Las soluciones adoptadas para afianzar este proce- grandes núcleos comerciales y manufactureros,
CRISTIANOS so fueron de diversa índole (redacción de fueros o como Burgos, Bilbao, Barcelona, Valencia y Sevilla.
cartas de población sancionadas por el rey, conce- Esto provocó el desarrollo de grupos de artesanos
siones a nobles u órdenes militares que habían co- y comerciantes, pero también de un patriciado ur-
laborado en la Reconquista, repartos de propieda- bano que en la mayoría de los casos compartió in-

E l año 1492 fue clave para la historia de España:


por un lado la recién unificada monarquía castella-
des entre los miembros destacados de los ejércitos,
etc.), aunque siempre contemplaron la llegada de
cristianos del norte, que se hicieron con los resortes
tereses y se identificó con la nobleza.
El desarrollo de la economía mercantil y ma-
nufacturera, con un uso cada vez más extendido de
no-aragonesa daba el definitivo golpe de gracia a del poder y decidieron la expulsión o marginación la moneda, fue el motor de la temprana expansión
al-Andalus con la toma del reino nazarí de Granada; de la población musulmana, incluso en aquellas re- política y comercial de la Corona de Aragón por el
por otro, Cristóbal Colón y su tripulación llegaban a giones, como Valencia, donde se realizaron grandes Mediterráneo, que llegó a su máximo apogeo entre
América. Estos dos hitos, fundamentales para la his- esfuerzos para retenerlos porque se consideraban finales del siglo XIII y principios del XIV. La Corona de
toria española, no fueron azarosos sino producto necesarias para una eficaz explotación de la tierra. Castilla no deseó permanecer al margen de estos
de las transformaciones que se dieron durante la El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando enriquecedores y cada vez más decisivos fenóme-
Baja Edad Media. Aunque abrieron una nueva épo- de Aragón en 1469, y la ascensión al trono de ambos nos, y a partir del siglo XV inició una de las empresas
ca, fueron el resultado de los cambios que sacudie- monarcas en sus respectivos reinos, en 1474 y 1479, de mayor trascendencia de esta época: la expansión
ron la península Ibérica entre los siglos XII y XV. posibilitó que el gobierno de los territorios castella- atlántica. La pretensión de comerciar directamente
La conquista por parte de los reinos cristianos no-aragoneses recayese en la pareja real. Después de con los minerales nobles y los esclavos del África ne-
de las ricas tierras entre Toledo y Granada no se pro- casi ocho siglos de colaboración, en unas ocasiones, gra, así como de abrir nuevas rutas hacia Asia, llevó
dujo de manera lineal. De hecho, desde 1050 hasta y de lucha, en otras muchas, los reinos cristianos pe- a los portugueses y a los castellanos de manera pro-
1300 se vivió la gran expansión territorial. Si el si- ninsulares se unieron. Tras la toma de Granada –úl- gresiva a la conquista de las Canarias, las Azores, a
glo XI finalizaba con la toma de Toledo, a lo largo del timo reducto andalusí– en 1492, y la anexión del rei- la circunnavegación de África y, finalmente, a la lle-
siglo XII los leoneses progresaron rápidamente por la no de Navarra poco después, todo el territorio de la gada al continente americano.
actual Extremadura y los castellanos se apoderaron península Ibérica, excepto Portugal, compartió un Esta expansión marítima únicamente pudo
de las tierras manchegas. Unificadas definitivamen- mismo rey. Aunque cada reino conservó sus institu- realizarse gracias a unas determinantes innovacio-
te la corona de Castilla y la de León en 1230 bajo ciones, leyes y fronteras hasta el siglo XVIII, ya a fina- nes tecnológicas que no sólo afectaron a la navega-
Fernando III, se emprendió la ocupación de Andalu- les de la Edad Media la península se había estructu- ción sino a otros muchos ámbitos. Se ha hablado
cía y Murcia. En 1236 se tomó Córdoba; en 1243, rado tal como la conocemos hoy en día. incluso de que Europa vivió en este momento su
Murcia; en 1248, Sevilla, y en 1263, Cádiz. Sólo el Si los cambios políticos y territoriales en este primera gran revolución tecnológica. Culturalmen-
reino de Granada resistió. En la parte más occiden- período fueron determinantes, no menos decisivos te, la Baja Edad Media también fue un período de
tal de la península, Portugal se constituyó como un fueron los sociales, económicos y culturales. La po- importantes cambios en Europa y en España, que
reino independiente en 1139; a mediados del si- blación española, paralelamente a la europea, cre- conoció un momento de especial efervescencia con
glo XIII sus reyes conquistaron las sureñas Faro y Ta- ció de manera continuada desde el siglo X hasta el rey castellano-leonés Alfonso X (1221-1284), en
vira, adquiriendo ya la extensión territorial de la que principios del siglo XIV, sobre todo en Cataluña, que cuya corte gozaron de benéfica acogida sabios cris-
aproximadamente ha gozado hasta la actualidad. experimentó un alto grado de desarrollo económi- tianos, musulmanes y judíos. Pero más allá de los
En la zona oriental de la península se dieron fe- co. La terrible crisis demográfica, que se desató con episodios brillantes se produjeron una serie de ini-
nómenos similares. Entre 1076 y 1134 los reinos de especial virulencia a partir de 1348 por la epidemia ciativas de gran repercusión futura, como fue la
Aragón y Navarra permanecieron unidos y avanza- de la peste negra, afectó muy especialmente a la Co- fundación de universidades, que a partir de ese mo-
ron hacia el sur conquistando Tudela y Zaragoza. rona de Aragón. Castilla, menos golpeada por esta mento se convirtieron en los principales focos del
En 1134 Petronila, heredera del reino de Aragón, y por las otras crisis que le siguieron, empezó a re- conocimiento y de la formación de las élites, y, ya a
casó con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, cuperarse en la primera mitad del siglo XV, lo que le finales del siglo XV, la aparición de la imprenta y la
lo que supuso la recuperación de la independencia permitió asumir el papel de liderazgo que mantuvo edición de los primeros libros y grabados.
de Navarra y, a la vez, el nacimiento de la confede- durante los siguientes dos siglos. Aunque el latín siguió siendo la lengua culta por
ración catalano-aragonesa. Mientras Navarra se La sociedad de la Baja Edad Media, a pesar de excelencia, en estos siglos el catalán y el castellano
quedó sin espacio para continuar su expansión, los las tensiones y turbulencias sociales que se sucedie- maduraron y adquirieron plena capacidad expresiva
catalano-aragoneses, derrotados en sus posesio- ron durante todo el período, siguió siendo una so- y de comunicación. Todavía hoy conmueven al lector
nes del sur de Francia por la monarquía gala, cen- ciedad fuertemente jerarquizada, que mantuvo la moderno, entre otros muchos ejemplos, las obras fi-
traron sus intereses en la península Ibérica. Tras la estructura estamental heredada de los siglos ante- losóficas de Ramon Llull, el anónimo Poema de Mío
toma de Lérida en 1149 y de Teruel en 1170, el be- riores. Si bien el rey consiguió perfeccionar los me- Cid (finales del siglo XII-principios del XIII), las compo-
licoso Jaime I (1213-1276) ocupó Valencia (1245) canismos fiscales e institucionales de la corona, y la siciones poéticas de Ausias March (1393-1459), del
y Denia (1245). Su conquista de las islas de Ma- monarquía se consolidó como forma de Estado, la arcipreste de Hita Juan Ruiz (1283-1350) o del mar-
llorca e Ibiza fue el primer hito de la expansión me- alta nobleza territorial continuó ostentando su pa- qués de Santillana (1390-1458), las crónicas de Al-
diterránea que los catalanes protagonizarían en las pel de clase privilegiada y protagonista en la esfera fonso X (1221-1284) o la de Ramon Muntaner
décadas siguientes. política, generando no pocos problemas y recu- (1265-1336). Entre las novelas destacaron las de
Tras esta etapa de fuerte expansión, los reinos rrentes luchas intestinas. Su poder residió, ante caballería, como el Amadís de Gaula y el Tirant lo
cristianos pasaron a consolidar sus nuevas posesio- todo, en el dominio que tenía sobre grandes pro- Blanc (1460) de Joanot Martorell, del que Cervan-
nes. Las tierras conquistadas ya no estaban, como piedades de tierra. A pesar de que la mayoría de la tes escribió en El Quijote con admiración que «he
anteriormente las del valle del Duero, escasamente población siguió dedicándose a las tareas agrícolas hallado en él un tesoro de contento y una mina de
pobladas, sino que contaban con numerosos cen- y vivió en el campo, uno de los fenómenos más ca- pasatiempos».
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Exposición / 305

38. SUPUESTO RETRATO DE ALFONSO V


EL MAGNÁNIMO
Gonçal Peris y Jaume Mateu, 1427.
Pintura al temple sobre tabla.
49 × 39 cm.
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA
(MNAC/MAC 9777).

39. LIBROS DE HECHOS DEL REY JAIME


Edición facsimilar del original
de 1343 (1989)
290 × 200 × 60 mm.
BIBLIOTECA UNIVERSITAT DE BARCELONA (T-1/3/2).

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40. CONCORDIA DE SEGOVIA


Segovia, 15 de enero de 1475.
Tinta sobre papel.
316 × 231 mm.
ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, VALLADOLID.
MINISTERIO DE CULTURA (PTR-LEG 12-29).

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306 / Exposición

41. TRATADO DE TORDESILLAS, CON LAS 43. CAPILLO DEL PRÍNCIPE DON JUAN CON 44. EL CARDENAL MENDOZA RODEADO
CAPITULACIONES NEGOCIADAS POR LOS LA VIRGEN CON EL NIÑO Y SAN JERÓNIMO DE OBISPOS
EMBAJADORES Y PROCURADORES DE LOS REYES Finales del siglo XV. Maestro de los Luna. Ca. 1500.
CATÓLICOS Y EL REY JUAN II DE PORTUGAL, Lino, seda y oro. Procedente de la parroquia
POR LA QUE SE ESTABLECE UNA NUEVA LÍNEA 32,3 × 26,5 cm. de San Ginés (Guadalajara).
DE DEMARCACIÓN Y LÍMITES JURISDICCIONALES FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO-MUSEO, MADRID Óleo sobre tabla.
ENTRE AMBAS CORONAS A TRAZAR DE (7558). 128 × 87 cm.
POLO A POLO... EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE GUADALAJARA.
Versión portuguesa del tratado con la OBISPADO DE SIGÜENZA-GUADALAJARA.
firma de Juan II de Portugal.
Tordesillas, 7 de junio de 1494.
Manuscrito en pergamino con sello de
plomo pendiente de hilos de seda.
330 × 250 mm.
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, SEVILLA. MINISTERIO DE
CULTURA (PATRONATO: 1, N. 6, R. 2).

42. CAPITULACIÓN DE LOS REYES CATÓLICOS


CON BOABDIL SOBRE LA CIUDAD DE GRANADA
Real de la Vega de Granada,
25 de noviembre de 1491.
Manuscrito sobre papel.
305 × 224 mm.
ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, VALLADOLID.
MINISTERIO DE CULTURA (PTR-LEG 11-206).

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308 / Exposición

nas de León, Burgos y Toledo, que supusieron la notable dramatismo, que deben vincularse con
introducción en España de las innovaciones ar- una religiosidad más íntima y emotiva.
quitectónicas que se experimentaron en el norte El reinado de los Reyes Católicos (1474-
de Francia a partir del arco ojival, la bóveda de 1504) fue tan decisivo para los cambios políticos
EL MUNDO GÓTICO: crucería y un complejo sistema de contrafuertes, y sociales como para el desarrollo de las bellas
pilares y arbotantes que permitió estructuras no- artes. Aunque el gótico mantuvo el alto nivel
ESPAÑA, EL MEDITERRÁNEO vedosas e inusualmente elevadas, elegantes y diá- creativo que alcanzó en las décadas anteriores
Y LOS PAÍSES DEL NORTE fanas, haciendo posible el uso de grandes vidrie- –la reina Isabel, de hecho, fue una de las más im-
ras. Los talleres de escultura que trabajaron en portantes coleccionistas de arte flamenco–, entre
las portadas de Burgos y de León participaron finales del siglo XV e inicios del XVI se testimonia el
plenamente de la delicada e idealizada belleza trabajo de artistas que, conociendo las innova-

E l paso del estilo románico al gótico se dio en


la zona norte de Francia a inicios del siglo XIII. Pro-
propia del primer gótico gestado en París y su en-
torno. Gran originalidad fue la alcanzada por los
miniaturistas de la corte del rey castellano-leonés
ciones que se habían producido en Italia, realiza-
ron obras en la esfera renacentista.
La aparición del estilo gótico no sólo supu-
gresivamente, el nuevo lenguaje se extendió por Alfonso X (1221-1284), que desarrollaron com- so un cambio formal respecto al románico. En
toda la Europa occidental, hasta desplazar por posiciones con un sentido de la narratividad con España, como en Europa, las ciudades se convir-
completo al románico. No todas las regiones y pocos parangones contemporáneos. tieron en los centros artísticos más relevantes.
reinos de la península Ibérica se sumaron a las co- En el siglo XIV el protagonismo artístico pasó A diferencia del románico, en cuyo desarrollo de-
rrientes góticas en el mismo momento. En Casti- a los reinos orientales. Tanto en Cataluña (Bar- sempeñaron un papel destacado los centros mo-
lla la asimilación fue temprana gracias a la cons- celona, Gerona), como en el reino de Mallorca, násticos y muy especialmente los monasterios
trucción en el siglo XIII de las catedrales de Burgos, se levantaron grandes edificaciones cuyos espa- benedictinos, el gótico fue un arte urbano. En las
Toledo y León, donde trabajaron arquitectos y ta- cios, más unitarios, amplios y equilibrados, su- ciudades se llevaron a cabo las más importantes
lleres escultóricos si no procedentes de Francia, pusieron una fértil alternativa al gótico del norte obras, religiosas y civiles, tanto las encargadas
cuando menos conocedores directos de sus apor- de Francia y al que se había difundido en Castilla por las altas jerarquías eclesiásticas o por órde-
taciones. En la Corona de Aragón, la plena recep- durante el siglo XIII. Durante este período se de- nes recientemente reformadas –franciscanos o
ción del gótico fue algo más tardía. Andalucía y sarrolló un soporte de enorme futuro: el retablo, dominicos–, como las financiadas por la realeza,
Valencia no se incorporaron a la vanguardia góti- que ya alcanzó altas cotas artísticas sobre todo la nobleza y una incipiente burguesía. Las gran-
ca hasta finales del siglo XIV. en Cataluña, cuyos pintores y escultores adopta- des edificaciones catedralicias, para cuya cons-
Desde las primeras décadas del siglo XVI en ron y enriquecieron las fórmulas ensayadas en trucción fue necesario un alto desarrollo técnico
determinados puntos de España se detectan ex- Francia, Italia o Inglaterra, superando el anterior y una precisa y compleja organización laboral,
periencias renacentistas que, originarias de Italia, estilo lineal y abordando, desde nuevas perspec- encarnan el más elocuente símbolo de una Euro-
se extendieron poco a poco por toda la penínsu- tivas, la definición volumétrica de las figuras y del pa cuyo epicentro económico y cultural se halla-
la. Si bien siguió cultivándose durante la primera espacio pictórico. ba en las ciudades.
mitad del siglo XVI con gran intensidad y brillan- El siglo XIV y las primeras décadas del XV fue la Junto a este decisivo cambio, en España de-
tez, el gótico se había convertido ya en este mo- época de mayor florecimiento artístico del reino de tectamos otro de no menor importancia que aca-
mento en un lenguaje diferente, desde un punto Navarra, cuyas estrechas relaciones políticas con bó por configurar la nueva geografía artística de
de vista funcional, estructural y simbólico, res- Francia se tradujeron en el ámbito artístico. En la este período: si el románico se desarrolló prefe-
pecto a su formulación más clasica. El gótico en primera mitad del siglo XV, Barcelona y Valencia se rentemente a lo largo del Camino de Santiago, en
los reinos hispanos trazaría, por tanto, un arco convirtieron en importantes centros de un gótico un eje este-oeste, el gótico trazó un eje norte-sur.
cronológico que abarcaría aproximadamente del delicado y exquisito, en plena consonancia con lo Santiago de Compostela, otrora la capital artísti-
siglo XIII al XVI. que acontecía en las cortes de París, Praga o el du- ca de la península, fue progresivamente desplaza-
El arte que se desarrolló en estos casi tres- cado de Borgoña. El reino castellano-leonés, en da por otros centros. Los cambios de los núcleos
cientos años sufrió importantes transformacio- cambio, vivió una etapa de gran fecundidad crea- económicos, así como la conquista de Andalucía
nes, y es imposible reducirlo a una definición úni- tiva en la segunda mitad del siglo XV. Una destaca- y Valencia, provocaron este fenómeno. Burgos, la
ca. Esta pluralidad y complejidad ha hecho que el da nómina de arquitectos, pintores, orfebres y es- más importante ciudad castellana y destacado
término gótico sea en ocasiones una categoría cultores trabajaron en diversos puntos del reino, centro comercial; Toledo, sede primada de la
más temporal que estilística. Resulta indudable como Burgos, Toledo y Sevilla. La importación de Iglesia española, y Sevilla, la ciudad más poblada
que los reinos hispánicos conocieron y camina- obras y la llegada de artistas flamencos, alemanes del reino y puerto de comunicación con el Nuevo
ron paralelamente a las experiencias artísticas y franceses colocó a Castilla en la órbita del gótico Mundo, recientemente descubierto, se convirtie-
que se sucedían en la Europa occidental. Los ám- flamenco o flamígero. La arquitectura experimen- ron en los principales núcleos del gótico en la co-
bitos preferentes de relación con el continente va- tó una evolución progresiva hacia estructuras y vo- rona castellano-leonesa. En el reino de Aragón
riaron de un reino a otro y cambiaron también se- lúmenes más sencillos, así como a un notable enri- Barcelona y Valencia, las ciudades con una mayor
gún el momento. Cabe destacar que, desde una quecimiento de los recursos ornamentales. La actividad manufacturera y comercial, fueron los
perspectiva artística, en ocasiones la comunica- escultura, la orfebrería, los tapices y la pintura des- centros con mayor protagonismo. La renovada
ción de cada uno de los reinos hispanos con una tacaron por su gran virtuosismo y por su fascina- cartografía del gótico revelaba, sin duda, la aper-
determinada zona europea fue más fuerte que la ción por el detalle. Característico, asimismo, de tura de una nueva y apasionante época.
que mantuvieron entre sí. este momento fue la amplitud y los monumentales
El siglo XIII vino marcado, ante todo, por la pliegues de los ropajes de las figuras, así como el DCD / LJGP
construcción de las grandes catedrales castella- naturalismo en rostros y expresiones, algunos de
Exposición / 309

45. CALVARIO PROCEDENTE DE LA IGLESIA


DE SAN PEDRO DE TEJADA
Anónimo. Siglos XIII-XIV.
Madera policromada.
103 × 27 × 17 cm / 127 × 90 × 20 cm /
103 × 26 × 22 cm.
MUSEU FREDERIC MARÉS, BARCELONA. INSTITUTO
DE CULTURA-AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
(MFMB 724, 725 Y 726).

46. ARQUETA RELICARIO DE SANT CUGAT


Barcelona, ca. 1306.
Procedente de la iglesia parroquial
de Sant Cugat del Rec (Barcelona)
y anteriormente del monasterio de
Sant Cugat del Vallés.
Plata cincelada, repujada y en parte
dorada sobre armadura de madera.
61 × 63 × 26 cm.
MUSEU DIOCESÀ DE BARCELONA.

47. CRUZ RELICARIO DEL FUSTE


DE LA VERACRUZ
Manufactura catalana (Barcelona),
ca. 1350.
Procedente de la capilla de la Junta
de Comercio en la Lonja de Barcelona.
Plata dorada.
41,4 × 23,6 cm.
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA
(MNAC/MAC 9506).

45

47

46
310 / Exposición

48 49

50
Exposición / 311

51

48. SAN HIPÓLITO BENDICIENDO


52
A SU FAMILIA A SU REGRESO DEL FUNERAL
DE SAN LORENZO
Lluis Borrassa, ca. 1360-1426.
Óleo y temple sobre tabla.
95 × 71 × 7 cm. 50. PREDELA DE LA RESURRECCIÓN 51. TRÁNSITO DE LA VIRGEN
MUSEO FRANZ MAYER, MÉXICO (03105 APV 0056). (NOLI ME TANGERE) Joan Reixac.
Jaime Cirera, ca. 1400-1410. Pintura al temple y óleo sobre tabla.
49. LA VIRGEN CON EL NIÑO, SANTA OLIVA Óleo sobre tabla. 97 × 68 × 4 cm.
Y SAN BENITO 83 × 243 cm. COLECCIÓN PARTICULAR. VALENCIA.
Maestro de Rubió. MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO.
Barcelona, ca. de 1360. CONACULTA-INBA (6400). 52. CONSTRUCCIÓN DE UN MONASTERIO
Procedente de la iglesia de Santa María Nicolás Francés.
del priorato benedictino de Santa Oliva Siglo XV (1434-1468).
del Penedés. Temple sobre tabla, dorada y tallada.
Pintura al temple sobre tabla. 129,5 × 96,5 cm.
122,5 × 91,5 cm. MUSEU DE MONTSERRAT, BARCELONA (201.230).
MUSEU DIOCESÀ DE BARCELONA.
312 / Exposición

53. RETABLO DE LA ENCARNACIÓN


53
Pere Espallargués, 1465.
Óleo sobre tabla.
330 × 284 cm.
MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO.
CONACULTA-INBA.

54. NACIMIENTO DE JESÚS. PRIMER PAÑO


DE LA SERIE DE «PAÑOS DE DEVOCIÓN»
Bruselas, ca. 1498.
Tapiz en oro, plata, seda y lana.
205 × 273 cm.
PALACIO REAL DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO,
SEGOVIA. PATRIMONIO NACIONAL (10005862).

55. CABEZA DE PAJE


Taller de Egas Cueman.
Siglos XV-XVI.
Procedente del convento de Santo
Domingo el Real, Madrid.
Mármol.
27 × 18 × 22 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50235).

54

55
56

56. LA GRACIA PUBLICA LOS HONORES.


SEGUNDO PAÑO DE LA SERIE «MORALIDADES»
Probable manufactura de Pierre van Aelst
(act. 1495-1531).
Bruselas, ca. 1520.
Oro, plata, seda y lana.
421 × 570 cm.
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL
(10004093).

57. SAN LUCAS Y SAN MARCOS


Juan de Levi. Siglo XV.
Óleo sobre tabla.
121,5 × 151 × 18,3 cm.
MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO.
CONACULTA-INBA (4242).

57
España medieval: un origen divino. Ya los monarcas astur-leone-
ses, retomando una costumbre visigótica, reci-
fundamentaron las bases doctrinales de la au-
toridad incontestable del monarca y fueron
bieron la santa unción al coronarse. Este ritual, creando un hábeas de normas que marcaron
sociedad, religión así como una compleja simbología de la que la vida de los súbditos.
se fueron rodeando –corona, espada, cetro, Hacia finales de este dilatado período, el
y cultura etc.–, servía para afirmar ante la sociedad su
legítimo poder, que abarcaba una amplia y de-
poder del monarca, si bien no llegó a centrali-
zarse, ejerció su autoridad de manera regular y
cisiva gama de asuntos: promulgar leyes, im- eficiente. No obstante, existieron diferencias
partir justicia, recaudar impuestos y organizar entre los diversos reinos. En Castilla, donde el
campañas militares. Los reyes se hallaban en la feudalismo durante la Alta Edad Media tuvo
cúspide de la estructura política medieval, si escasa presencia, el rey gozó de mayores recur-
bien su autoridad, a lo largo de este período, sos. Los monarcas castellano-leoneses siempre
sufrió grandes transformaciones. controlaron el sistema fiscal, promulgando le-
Para ejercer su poder, los reyes contaron yes e introduciendo reformas administrativas
con la ayuda de magnates laicos y eclesiásticos con independencia. En la Corona de Aragón, en
integrados en la llamada curia regia. La pro- cambio, los reyes tuvieron que pactar este tipo
gresiva complejidad del Estado y de sus com- de medidas con los diversos estamentos pre-
petencias generó la creación de nuevos órga- sentes en las Cortes, lo que limitaba su capaci-
nos, cargos e instituciones, algunas de las dad de acción. Pero más allá de estas divergen-
cuales perdurarían largo tiempo. Las reuniones cias asistimos a la consolidación de un Estado
ordinarias de la curia originaron ya en el si- monárquico, que, tanto en su organización in-
glo XIII el consejo real, que trataba sobre todos terna como en sus bases teóricas, daría lugar al
los asuntos del reino, a excepción de los judi- Estado moderno.
ciales y los privativos y concernientes al rey. Junto al monarca y su corte, la sociedad
Durante el reinado de los Reyes Católicos el política efectiva, es decir, con posibilidad de
consejo desempeñó un papel decisivo en la ejercer o influir en el poder, estaba formada por
centralización del poder, dividiéndose en varias tres estamentos, que eran, precisamente, los
secciones especializadas donde se administra- que gozaban de representación en las Cortes:
ba coordinadamente todo el territorio. De la Iglesia, nobleza y aristocracia ciudadana. Gra-
antigua curia también surgieron en el período cias a la posesión de numerosas tierras, al con-
bajomedieval cuerpos permanentes, como la trol de enormes recursos financieros y a su in-
cancillería, para elaborar y validar los docu- fluencia en las mentalidades, la alta jerarquía
mentos emitidos por el monarca, o como las eclesiástica cumplió un papel político clave. La
audiencias, para la administración de justicia. nobleza basó su poder en sus también ingentes
Por otro lado, las reuniones extraordina- posesiones territoriales, donde en ocasiones
rias de la curia dieron lugar a las Cortes, asam- ejerció una autoridad jurisdiccional. Aunque de
bleas representativas de los distintos órdenes o muy diversa fortuna, los nobles gozaron de pri-
estamentos que conformaron la sociedad polí- vilegios de carácter hereditario que nunca fue-
tica medieval: la nobleza, la Iglesia y los repre- ron cuestionados por la monarquía. Organiza-
sentantes de las ciudades del rey. Las Cortes dos por facciones o a través de su exclusivo
fueron un fenómeno de carácter europeo; en estamento, los nobles fueron decisivos en las
Castilla se documentan ya en el siglo XII y en la luchas y en el ejercicio del poder; gobernaron
Corona de Aragón en el siglo XIII. Se reunían amplios dominios y ciudades, y ocuparon los
únicamente cuando el rey las convocaba, y sus más altos cargos en la administración y en la
PENSAMIENTO POLÍTICO Y funciones dependieron de la situación política Iglesia. El desarrollo de las ciudades motivó la
ORGANIZACIÓN DEL ESTADO del momento; de modo genérico podríamos aparición de una aristocracia urbana que, sobre
decir que aprobaban, confirmaban o autoriza- todo en zonas como Cataluña, alcanzó una no-
ban leyes o medidas propuestas por el monar- table autonomía e influencia política. En Casti-
ca, aunque también permitían la posibilidad de lla, en cambio, el poder en las ciudades acabó

L a monarquía fue la forma de gobierno vi-


gente durante la Edad Media en los reinos de la
plantear quejas o agravios.
Junto a esta organización, tendente a una
más precisa administración que permitiese al
pasando más tempranamente a los funcionarios
reales, los corregidores, si bien su plena implan-
tación no se produjo hasta finales del siglo XV. La
península Ibérica. A pesar del desarrollo de rey ejercer su autoridad con mayor eficacia y gran mayoría de la población, por tanto, no
prácticas feudales, más intensas en Cataluña con plena legitimidad, desde el siglo XIII asisti- tuvo la posibilidad de influir o de controlar, aun-
que en el resto de los reinos, en la España cris- mos, también en paralelo a lo que ocurría en que fuese indirectamente, los resortes y la ges-
tiana nunca desapareció la idea de Estado, los toda Europa occidental, a un renacimiento del tión del poder.
monarcas conservaban el control de los cargos derecho romano. Su estudio ofrecía un mode-
públicos y el dominio sobre su territorio. Por re- lo de poder absoluto, paradigma de muchos DCD / LJGP
gla general la autoridad de los reyes se remitió a textos jurídicos y compilaciones legales que
Exposición / 315

58. CEREMONIAL DE LA CONSAGRACIÓN Y


CORONACIÓN DE LOS REYES Y REINAS DE
ARAGÓN
Pedro IV, rey de Aragón.
Siglo XIV.
Manuscrito sobre pergamino.
375 × 263 × 40 mm.
FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO-BIBLIOTECA, MADRID
(14425).

59. CRÓNICA DE LOS REYES DE ARAGÓN Y


CONDES DE BARCELONA
Anónimo, 1370.
Manuscrito sobre pergamino.
290 × 230 × 40 mm.
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA. BIBLIOTECA GENERAL
(MS. 2664).

60. FUERO VIEJO


Alcalá de Henares, ¿1223?.
Manuscrito.
302 × 193 mm.
EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE ALCALÁ DE HENARES
(AMA (H) F.V.A.). 58 60

61. FERNANDO I DE CASTILLA ACOGIENDO A


SANTO DOMINGO DE SILOS (¿?)
Bartolomé Bermejo y Martin Bernat.
1477-1479.
Procede de la Iglesia de Santo Domingo
de Silos de Daroca (Zaragoza).
Óleo sobre tabla.
145 × 94 cm.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID (60709).

62. SAN FRANCISCO RECIBIENDO LOS ESTIGMAS


Maestro de la Porciúncula.
Segunda mitad del siglo XV.
Óleo sobre tabla.
149 × 98 cm.
REAL CONVENTO DE RELIGIOSAS CAPUCHINAS DE
CASTELLÓN.

63. ESCENA DE EXEQUIAS FUNERARIAS


Anónimo. Segunda mitad del siglo XIV.
Alabastro.
67 × 84,2 × 12 cm.
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA
(MNAC/MAC 9881).

59
64. BRAZALETE Y JOYA DE DON SUERO DE
QUIÑONES
Taller parisino, 1434.
Plata sobredorada, oro, perlas y rubies.
3,6 × 14,5 cm.
EXCELENTÍSIMO CABILDO METROPOLITANO. CATEDRAL
DE SANTIAGO DE COMPOSTELA (1874B).
316 / Exposición

61 62

63

64
Exposición / 317

tolerancia y rigidez de que dieron muestras, en 65. PIEDRA DECORADA CON LA ESTRELLA DE DAVID
términos religiosos, explicarían la huida crecien- Siglos XI-XII.
te de mozárabes y de hebreos hacia las tierras Procedente de la iglesia parroquial de San Juan
de la España cristiana. Bautista de Moarbes de Ojeda (Palencia).
Grandes sectores de población musulmana Piedra caliza.
y judía se incorporaron a los reinos cristianos 58 × 51 × 20 cm.
gracias a las importantes conquistas que duran- OBISPADO DE PALENCIA. MUSEO DIOCESANO.
te los siglos XII, XIII y XIV los reyes cristianos lleva-
ron a cabo al sur de Toledo, en regiones densa- 66. LIBRO DE ESTHER
mente pobladas, como Andalucía o Valencia. Toledo, siglos XIV-XV.
En este primer momento, si bien los musulma- Manuscrito en pergamino enrollado.
nes –llamados mudéjares– y los hebreos no for- 10,7 × 257,3 cm.
maban parte de la comunidad política cristiana, ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, MADRID. MINISTERIO
ello no fue obstáculo para que se les reconocie- DE CULTURA (AHN, CÓDICES, 1423).
ra un notable grado de autonomía: gozaban de
libertad plena para practicar su religión, tener 67. PILA DE ABLUCIONES
sus propios jueces, sus propias escuelas y man- ¿Sevilla?, siglo X.
tener sus costumbres. Paralelamente, los ele- Piedra caliza.
mentos culturales y artísticos de las citadas mi- 19,5 × 55 × 32,5 cm.
norías no dejaban de influir en el ámbito de los MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA. JUNTA DE ANDALUCÍA
cristianos. Recordemos, a este respecto, el auge (6572).
que alcanzó el estilo mudéjar, presente tanto en
numerosas iglesias como en algunos palacios de 68. LÁMPARA NAZARÍ
los territorios conquistados, así como la presti- Granada, 1305.
giosa Escuela de Traductores de Toledo y la cor- Procedente de la mezquita de la Alhambra.
LAS RELIGIONES DEL LIBRO te de Alfonso X, en la que gracias al encuentro de Facsímil.
intelectuales cristianos, musulmanes y judíos se Bronce.
Y LA ESPAÑA DE LAS TRES creó uno de los focos científicos y humanistas 175 × 79 cm.
CULTURAS más importantes e influyentes de toda la Edad MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50519BIS).
Media europea.
A pesar de todo, la coexistencia entre las 69. ESTELA FUNERARIA EN FORMA DE MIHRAB
tres religiones del Libro terminó por quebrarse. Andalucía, 1103.

L a España medieval, a diferencia de los res-


tantes países de la Europa cristiana, fue testigo
Las dificultades políticas, económicas y sociales
del siglo XIV fueron decisivas para romper la co-
municación, sobre todo entre judíos y cristia-
Mármol.
37,5 × 32 × 5 cm.
MUSEO DE MÁLAGA (SECCIÓN ARQUEOLOGÍA 7999).
de la presencia en su suelo, en el transcurso de nos. En 1391 estalló en Sevilla una terrible vio-
la Edad Media, de gentes de tres religiones: la lencia contra los judíos, que se propagó por las 70. BIBLIA LATINA. VULGATA LATINA (ANTIGUO Y
cristiana, la musulmana y la judía. Se trata de tierras peninsulares. Muchos hebreos –los lla- NUEVO TESTAMENTO) 2.º VOLUMEN
las denominadas religiones del Libro, las cuales mados conversos– se bautizaron para no ser Siglos XII-XIII.
tenían muchos puntos en común, particular- víctimas de los peores atropellos. En el trans- Manuscrito en pergamino con ilustraciones.
mente el cristianismo y el judaísmo, que habían curso del siglo XV la comunidad judía se redujo 520 × 350 mm.
recorrido el mismo camino en todo lo referente considerablemente. Los Reyes Católicos, aun UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA
al Antiguo Testamento. contando para sus proyectos políticos y econó- HISTÓRICA (BH MSS-34).
Tras la fulgurante conquista de la práctica micos con el apoyo de destacados hebreos, de-
totalidad de la península Ibérica, los musulma- cretaron, después de la conquista del reino na-
nes de al-Andalus eran lógicamente una mino- zarí de Granada, la expulsión de sus reinos de la
ría, pero la islamización de la población cristia- minoría judía, salvo que se aceptara el bautis-
na autóctona fue muy rápida, y a finales del mo cristiano. Unos años después se tomó una
siglo X se situaba en el 75 %. La convivencia en medida similar contra los mudéjares. La expul-
al-Andalus de musulmanes, judíos y cristianos sión fue una decisión religiosa, económica, so-
–los llamados mozárabes– pasó por diversas fa- cial pero sobre todo política.
ses. La tolerancia del islam hacia las otras reli- El influjo de la cultura musulmana y hebrea
giones del Libro fue real en tiempos del emirato, sigue viva, y no sólo en obras literarias o en ob-
en el período califal y en la época de los prime- jetos y monumentos artísticos de gran atracti-
ros reinos de taifas, pero el panorama cambió vo, sino también en la gastronomía, el folclore,
radicalmente a partir de la presencia en suelo la topografía y la lengua.
hispano de los almorávides, es decir, en los últi-
mos años del siglo XI, y tras la llegada de los al- DCD / LJGP
mohades en la segunda mitad del siglo XII. La in-
67

65

66

68

70 69
Exposición / 319

71. LA ÚLTIMA CENA


Atribuida al maestro de la Anunciación
de Palencia, ca. 1490-1495.
Procedente de la iglesia de San Esteban
(Burgos).
Óleo sobre tabla.
80 × 160 cm.
MUSEO DEL RETABLO, BURGOS.

72. CUSTODIA PORTÁTIL


Anónimo. Siglo xv.
Procedente de la parroquia de San Pedro
y San Felices (Burgos).
Plata dorada.
53 × 22 × 20 cm.
MUSEO DEL RETABLO, BURGOS.

73. LA PRINCESA EUDÒXIA ANTE LA TUMBA 71


DE SAN ESTEBAN
Los Vergós, 1493. 73
Pintura al temple sobre tabla.
192 × 114 cm.
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA
(MNAC/MAC 24146).

72
320 / Exposición

cortes de las taifas e, incluso, las sedes de los rei- Este desarrollo tecnológico, comercial y eco-
nos almohade y almorávide, más rigoristas, pro- nómico permitió formas de vida más refinadas,
piciaron un fértil florecimiento cultural. El inte- aunque el acceso a tales bienes dependía de la
rés y la fascinación de los cristianos por estas procedencia social del individuo. Mientras las cla-
producciones intelectuales, sobre todo por ses populares –la enorme mayoría de la sociedad
aquellas que utilizaron como fuente de inspira- medieval– veían muy restringido el consumo de
ción, propició, desde fechas muy tempranas, ciertos bienes, la nobleza, las altas jerarquías ecle-
que se tendiesen puentes para conocerlas, tra- siásticas, el patriciado urbano y, por supuesto, la
ducirlas y difundirlas. De hecho, la ciencia y la fi- corte tenían la posibilidad de adquirir objetos re-
losofía medieval de la Europa cristiana no po- finados y suntuarios propios de su estatus privile-
dría entenderse sin un fluido contacto con el giado. Muchos de estos artefactos o útiles coti-
mundo hispano-musulmán, gracias al cual se dianos eran de exportación, llegados de todas las
conocieron muchas de las aportaciones árabes, partes de Europa o del Mediterráneo, mientras
pero también persas y judías que, basadas en el otros muchos se elaboraron en territorio penin-
pensamiento greco-romano, supusieron duran- sular, destacando, además de los propios del arte
te mucho tiempo un notable enriquecimiento de gótico europeo, aquellos producidos por musul-
unos saberes menos desarrollados o desapareci- manes, mudéjares o cristianos que se inspiraron
dos en Europa. en técnicas u ornatos andalusíes, y que gozaron
Ya desde el siglo X el monasterio benedicti- de gran aceptación dentro y fuera de nuestras
no de Ripoll fue un núcleo de traducción de tra- fronteras.
tados de matemáticas y astronomía árabes. En En la vida religiosa, pero también en la coti-
la primera mitad del siglo XII, en Toledo, al am- diana, tanto de los humildes como de los podero-
paro del arzobispo Raimundo, se creó la llama- sos, la música desempeñó un importante papel.
da Escuela de Traductores de Toledo, que vertió El paso de la monodia gregoriana a la polifonía, la
CIENCIA, CULTURA Y al latín obras greco-romanas de filosofía y cien- proliferación de distintas formas musicales profa-
SOCIEDAD cia enriquecidas por comentaristas islámicos. nas y religiosas, así como innovaciones clave en la
Numerosos eruditos de toda Europa acudieron notación serían algunas de las más notables con-
a Toledo para perfeccionar sus conocimientos e tribuciones de la música medieval, sin las cuales
instruirse en las enseñanzas de Aristóteles, Eucli- no hubiesen sido posible otras más importantes

C omo en otros tantos aspectos, la España me-


dieval vivió los mismos cambios, respecto a la cul-
des, Hipócrates, Tolomeo o Avicena, al-Gazel o
Avicebrón. En el siglo XIII, el rey Alfonso X, llama-
do el Sabio, recogió el testimonio de la Escuela
acontecidas con posterioridad.
Otro fenómeno cultural de indudable tras-
cendencia, que también se dio en paralelo a lo
tura, el conocimiento y el progreso científico en de Traductores de Toledo. En su corte se reunie- que acontecía en Europa, fue la progresiva ma-
general, que se produjeron en los países de su en- ron judíos, mozárabes o musulmanes conversos duración de las lenguas romances, tanto del ga-
torno. La sintonía de las obras literarias, científi- que tradujeron, ya no al latín sino al romance laico-portugués como, sobre todo, del catalán y
cas o filosóficas peninsulares con las producidas castellano, obras árabes de muy distinto tipo del castellano. Desde los siglos XI y XII hallamos
en Europa no ofrece duda. También se compar- pero sobre todo de matemáticas, astronomía, testimonios de la utilización del castellano en
tieron novedades de tipo institucional y técnico filosofía y medicina. Fue decisivo, por ejemplo, prosa y en poesía, mas será a partir del Poema de
de gran importancia y largo influjo. Tal es el caso el estudio de las investigaciones astronómicas Mio Cid (finales del siglo XII o principios del XIII) y,
de la fundación de universidades, que se institu- del hispano-musulmán Azarquiel, a partir de las después, con la ingente labor cultural desarro-
yeron, a partir del siglo XIII, tanto en Castilla como cuales se elaboraron las famosas Tablas alfonsíes, llada en la corte de Alfonso X, el Sabio, cuando
en Aragón –entre las que destacó la de Salaman- en vigencia hasta el siglo XVII. el castellano se pula y estructure, se modernice y
ca, que llegó a ser una de las más relevantes de Estos progresos en diversos ámbitos cientí- adquiera rango de lengua de cultura. Obras his-
Europa en los siglos siguientes–, o del desarrollo ficos serían ejemplares de los otros muchos, toriográficas como la del propio Alfonso X o Pe-
alcanzado por la imprenta, cuyos talleres se insta- también de naturaleza empírica, que conforma- dro López de Ayala, la prosa de don Juan Ma-
laron, desde finales del siglo XV, en los núcleos de ron la base de la revolución tecnológica vivida nuel o la obra poética de Juan Ruiz, arcipreste de
población más activos de la península. desde finales de la Alta Edad Media en todo el Hita, el marqués de Santillana o Juan de Mena,
No obstante, la península Ibérica se presen- continente, proyectándose sobre muy diversos revelarían las cimas alcanzadas en el cultivo del
tó en el escenario del saber medieval ataviada ámbitos, desde la agricultura hasta las armas. castellano en los siglos XIII, XIV y XV. De la produc-
con un rasgo característico y de no poca tras- Las catedrales góticas, que todavía hoy enseño- ción literaria en catalán en estos momentos po-
cendencia: la vigorosa cultura desarrollada por rean muchas ciudades europeas, y los adelantos dríamos decir otro tanto. Recordemos única-
la España musulmana. Desde el siglo × hasta el en la navegación serían algunas de las manifes- mente lo que en El Quijote Miguel de Cervantes
siglo XIII los territorios controlados por los mu- taciones más notorias y decisivas de una Europa escribiera con admiración de la novela de caba-
sulmanes fueron un hervidero de poetas, histo- en expansión. Los avances en astronomía, carto- llería Tirant lo Blanc (1460) de Joanot Martorell:
riadores, juristas, médicos, filósofos, astróno- grafía y en la construcción de los navíos posibili- «he hallado en él un tesoro de contento y una
mos, agrónomos y matemáticos sin parangón taron, por ejemplo, la apertura de nuevas rutas mina de pasatiempos».
en la Europa y el Mediterráneo occidental. La fa- comerciales y, al final de este proceso, el descu-
bulosa biblioteca que el califa al-Hakam II logró brimiento de América y el encuentro entre el Vie- DCD / LJGP
reunir en Córdoba, las competitivas y refinadas jo y el Nuevo Mundo.
Exposición / 321

74. LIBROS DEL SABER DE ASTRONOMÍA O TABLAS 75. COSMOGRAPHIA (LATINE), INTÉRPRETE JACOBO 76. MEDICINA ANTIQUA:
DEL REY DON ALFONSO ANGELO. DE LOCIS AC MIRABILIBUS MUNDI CODEX VINDOBONENSIS 93
Alfonso X el Sabio. Claudio Ptolomeo. Edición facsimilar del original del siglo XIV.
Edición facsimilar del Códice de 1296. Edición facsimilar de la edición de Ulmae, 345 × 245 mm.
410 × 300 mm. Johannes Roger, impens. Justi de Albano, 21 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. FACULTAD DE
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA de julio de 1486. Madrid, 2002. FARMACIA. BIBLIOTECA LEÓN FELIPE (R 726.485).
HISTÓRICA (BH R FAC 125/142). Pergamino con mapas dobles en color.
420 mm (folio); 122 hojas y 32 mapas dobles.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA
HISTÓRICA (BH R FAC 163/1).

74

75

76
322 / Exposición

77. PLATO DECORADO EN VERDE Y NEGRO 77


CON DRAGÓN
1201-1400.
Cerámica vidriada.
7,3 × 23 cm.
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
GONZÁLEZ MARTÍ, VALENCIA (1/00605).

78. PLATO DE MANISES


Arcilla.
36 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (51112).

79. GOTERA DE CAMA CON «ESCENA GALANTE


EN TORNO A UNA FUENTE».
DE LA SERIE CON LA HISTORIA DE DAVID
Y BETSABÉ
Bruselas, ca. 1510-1515.
Tapiz de seda y lana con hilo de oro
78
y de plata.
75 × 360 cm.
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL
(10004116).

79
Exposición / 323

80. ESTUCHE DE JUEGOS DE UNA DE LAS HIJAS


DE ABD-AL-RAHMAN III
Anónimo. Siglo X.
Marfil tallado.
46,5 × 9 cm.
MUSEO DE BURGOS (244).

81. ESCAQUES DE AJEDREZ DEL TESORO DE


SAN ROSENDO
Taller fatimí. Siglo X.
Procedente del Monasterio de San
Salvador, Celanova (Ourense).
Cristal de roca tallado.
4,5 × 4 cm / 3,2 × 2,4 cm / 3,5 × 2,5 cm /
4,2 × 3 cm.
MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE
OURENSE.

82. ESTATUA COLUMNA CON UN PERSONAJE


TOCANDO UN INSTRUMENTO
Anónimo. Último cuarto del siglo XII.
Piedra caliza tallada.
120 cm.
80
OBISPADO DE PALENCIA. IGLESIA PARROQUIAL
DE SAN ANDRÉS, REVILLA DE COLLAZOS.

81

82
Encuentro entre situadas generalmente en tierras de frontera.
Por debajo, en esta escala en el modelo admi-
nistrativo indiano, estaban los corregimientos
dos mundos: y alcaldías mayores, que cumplían funciones
de justicia, orden público y supervisión de la la-
el legado de DESCUBRIMIENTO Y
bor religiosa, entre otras tareas. Y por último
los cabildos o ayuntamientos, que gestiona-
ban los problemas planteados en los munici-
occidente CONQUISTA: LA MONARQUÍA pios. Este sistema, que en principio presentaba
CATÓLICA Y EL NUEVO MUNDO una gran concentración del poder en torno a
las dos grandes capitales de los virreinatos, se
fue ampliando durante los siglos siguientes ha-
cia la periferia y los territorios más alejados,

E l modelo administrativo impuesto por la mo-


narquía hispana en los territorios americanos du-
haciendo necesaria, ya en el siglo XVIII, la crea-
ción de nuevos virreinatos –Buenos Aires y
Nueva Granada– y otras unidades administra-
rante el siglo XVI fue enormemente efectivo y se tivas, como las intendencias, con el objeto de
mantuvo, aun con ciertas variaciones, a lo largo rentabilizar más adecuadamente los recursos
de tres siglos. Este sistema de gobierno, adminis- de las posesiones de ultramar.
tración y organización de las Indias occidentales, Toda esta compleja ordenación territorial
que fue reajustándose conforme variaban las de las Indias quedaba a cargo de hombres de
fronteras, supo congeniar la diversidad cultural y confianza de la corona y de capacitados funcio-
geográfica de unas tierras tan extensas bajo un narios reales –españoles en los altos cargos y
poder real único. A lo largo de la Edad Media, la criollos en los medios e inferiores–, cuya tarea
monarquía española se había ido configurando era también supervisada y controlada desde la
como la unión de diversos reinos y territorios que metrópoli mediante diversos métodos, como la
mantenían sus peculiaridades y tradiciones. En residencia, que consistía en una investigación so-
razón de esta diversidad geográfica y cultural, el bre el trabajo de los funcionarios ya retirados, y
gobierno de la metrópoli quedaba regido y ad- la visita, inspección realizada durante el trans-
ministrado, desde los años finales del sigo XV, por curso de sus funciones.
los consejos de Castilla y Aragón, modelo que se Los leales servidores de la corona podían
implantaría después en los demás territorios ul- beneficiarse también de la promoción y el as-
tramarinos, creándose también para ellos el censo en sus funciones; se favorecía su movili-
Consejo de Indias en 1504. Esta entidad y la dad por las diversas tierras americanas con el fin
Casa de Contratación de Sevilla se convirtieron de impulsar y transmitir, allí donde eran trasla-
en los principales órganos rectores de la política dados, la homogeneidad del sistema de admi-
económica y administrativa española en los terri- nistración territorial. Para ello, además, los fun-
torios americanos. cionarios dispusieron de una amplia base
A pesar de la enorme distancia que les se- jurídica y de un importante corpus legislativo
paraba de la península, las instituciones polí- para fundamentar sus actuaciones, recogido en
ticas fueron adecuadamente organizadas y la la Recopilación de las leyes de Indias, elaborada
vertebración del territorio y la jerarquización en siglo XVI. Al tiempo que se legislaba, se im-
de la estructura del poder se convirtieron en la pulsó también la ciencia geográfica con el fin de
principal característica del sistema adminis- facilitar un mejor y más preciso conocimiento de
trativo colonial. De acuerdo con estos princi- la fisonomía del Nuevo Mundo. Con este pro-
pios se fueron implantando diversos organis- pósito, además de crearse el cargo de cosmó-
mos de gobierno en las tierras americanas. En grafo mayor, se enviaron numerosos cuestiona-
primer lugar, los virreinatos, que hasta el siglo XVIII rios a los poderes locales en América y se
fueron dos, el de México y el de Perú, cuya redactaron las famosas Relaciones de Indias, que
creación estaba vinculada con las dos princi- ofrecían una imagen más cercana de la realidad
pales culturas prehispánicas –aztecas e incas– física y social de los diversos territorios del im-
existentes a la llegada de los españoles. Les se- perio. Todas estas medidas adquirieron un im-
guían las audiencias, órganos de justicia que en pulso destacado durante el reinado de Felipe II
el siglo XVI se extendían ya desde México hasta gracias a la labor desempeñada, entre otros,
Chile, y las gobernaciones y capitanías genera- por el entonces presidente del Consejo de In-
les, concebidas como órganos administrativos dias, Juan de Ovando.
de rango menor, que podían ser de muy diver-
sa índole en función de su ubicación y exten- DCD / LJGP
sión geográfica, como Chile o Venezuela y otras,
Exposición / 325

83. LIBRO DE RETRATOS, LETREROS E INSIGNIAS 84. RETRATO DEL EMPERADOR MAXIMILIANO
REALES DE LOS REYES DE LEÓN Y CASTILLA Y SU FAMILIA (COPIA DE UN ORIGINAL
Hernando de Ávila, 1594. DE BERNARD STRIGUEL, 1460-1528)
Acuarela y tinta sobre papel. Óleo sobre lienzo.
350 × 245 × 35 mm. 73 × 60 cm.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID (D06407). MUSEO DE LA REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE
SAN FERNANDO, MADRID (856).

83 84
326 / Exposición

85 86

85. VISITA DE CORTÉS A MOCTEZUMA.


DE LA SERIE «LA CONQUISTA DE MÉXICO»
Miguel González. Último cuarto
del siglo XVII.
Enconchado: madera policromada y
concha nácar.
100,2 × 52 cm.
MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES DE BUENOS AIRES,
ARGENTINA (6336).
Exposición / 327

86. BIOMBO DE LA CONQUISTA DE MÉXICO 87. BRAZALETES MEXICAS


Atribuido a Miguel González. Siglo XVII. Ca. 1500.
Enconchado: madera policromada y Oro, plata y cobre.
concha nácar. 7 × 4,8 × 1,7 cm / 8,2 × 3 × 1 cm /
163,5 × 403 cm. 8 × 2,8 × 1 cm.
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MUSEO DEL BALUARTE DE SANTIAGO, VERACRUZ, MÉXICO.
MÉXICO. CONACULTA-INAH (10-428373). CONACULTA-INAH (10-213113, 10-213114 Y 10-
213115).

87
328 / Exposición

88. ARMADURA
Anónimo. Segundo tercio del siglo XVI.
Acero.
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL
(19000337).

89. SILLA DE MONTAR


Anónimo español, ca. 1520.
Acero, oro, tejido, madera y hierro.
48,5 × 64,5 × 45,7 cm.
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL
(10000652).

90. COLGANTE EN FORMA DE ESCUDO


Ca. 1500.
Oro, plata y cobre.
10,5 × 8,5 cm.
MUSEO DEL BALUARTE DE SANTIAGO, VERACRUZ, MÉXICO.
CONACULTA-INAH (10-213084).

91. JOYEL DEL PEJE


¿Madrid, antes de 1560?.
5 × 4,5 cm.
OFICINA DE LA OBRA Y MUSEOS DE LA CATEDRAL DE
SANTO DOMINGO. ARZOBISPADO DE SANTO DOMINGO,
REPÚBLICA DOMINICANA.

92. JOYEL DEL LAGARTO


¿Madrid, antes de 1560?
7 × 5,5 cm.
OFICINA DE LA OBRA Y MUSEOS DE LA CATEDRAL DE
SANTO DOMINGO. ARZOBISPADO DE SANTO DOMINGO,
REPÚBLICA DOMINICANA.

88 89

90 91 92
Exposición / 329

ción del Evangelio hasta los últimos confines ye el centro celebrativo al aire libre y el principal
conocidos. Para ello, atendiendo a los proble- espacio evangelizador; la capilla abierta, desde
mas y necesidades de la población indígena, donde se oficiaba la liturgia a la población in-
desplegaron nuevos métodos misionales que dígena congregada en el atrio, y las capillas po-
desembocaron en un sincretismo religioso y sas, pequeñas dependencias, en los ángulos del
cultural de enorme riqueza. Numerosas pervi- atrio, destinadas a diversas funciones educati-
vencias del mundo prehispánico, como la vas y religiosas.
adaptación de ciertas divinidades y rituales in- Por último, la decoración pictórica y escultó-
dígenas, fueron utilizadas por las órdenes reli- rica, aplicada a los claustros y portadas, reflejará
giosas y empleadas sabiamente en el proceso también el sincretismo religioso y la asimilación
de conversión de la población autóctona al de elementos, técnicas e iconografías procedentes
cristianismo y en su integración a las nuevas es- de la cultura cristiana y de la concepción cosmo-
tructuras económicas y administrativas im- gónica de los pueblos indígenas.
puestas por la monarquía hispánica. Además de fomentar su evangelización, las
Con el fin de facilitar el proceso evangeliza- órdenes religiosas contribuyeron enormemente
dor y la necesaria reordenación del territorio al progreso cultural y técnico de las poblaciones
americano, se fundaron nuevas poblaciones y se indígenas. A lo largo del siglo XVI, franciscanos y
reubicaron otras –utilizando, a veces, antiguos jesuitas, principalmente, fundaron escuelas y co-
núcleos urbanos– donde concentrar a los veci- legios para la educación de los indios, nobles so-
nos indígenas de las zonas rurales, generalmen- bre todo, donde se impartían clases de latín, fi-
te dispersos. En los llamados pueblos de indios, losofía, artes y oficios, y teología, entre otras
la plaza se convirtió en el principal espacio del enseñanzas (Colegio de San José de los Natura-
núcleo urbano, donde se construyeron la igle- les, México, hacia 1527; Colegio de Santa Cruz
sia, el cabildo y, dependiendo de su importan- de Tlatelolco, México, 1536; Colegio de San
cia, otros edificios funcionales y administrativos, Martín de Tepotzotlán, 1582; Colegio seminario
representativos del poder político, religioso y cul- de San Gregorio de México, 1586). En este sen-
tural de los conquistadores. tido, los jesuitas ejercieron una enorme influen-
Una de las aportaciones más significativas cia en la educación y formación de la población
de las órdenes religiosas en el Nuevo Mundo criolla en toda América; en Nueva España abrie-
fue la creación del convento novohispano, ti- ron su primera institución, el Colegio Máximo,
pología arquitectónica que, utilizando las uni- en México en 1574. A esta población quedó re-
dades básicas del edificio conventual bajome- servada también la enseñanza universitaria: en
dieval europeo, supo incorporar los elementos 1551 se creó la Real Universidad de México to-
necesarios de nueva creación para convertir es- mando como modelo la universidad de Sala-
tos grandes conjuntos en un espacio sagrado manca. Unos años antes, en 1539, el obispo
LA IGLESIA, AGENTE destinado a la evangelización y asistencia espi- Juan de Zumárraga había introducido en Méxi-
DE ACULTURACIÓN ritual y temporal de la población indígena, con- co la primera imprenta hispanoamericana; no
figurando una verdadera arquitectura de la obstante, todavía eran muy numerosos los li-
conversión. Estos edificios, donde se combina- bros exportados a América desde la metrópoli,
ron los diferentes lenguajes procedentes de la siendo el Libro de la oración y meditación, de fray

L a Iglesia encontró en los nuevos territorios


americanos la oportunidad única de desarro-
metrópoli –gótico, mudéjar y renacentistas–
con prácticas constructivas y concepciones es-
paciales asociables a la cultura y al ceremonial
Luis de Granada, el libro más leído en el Nuevo
Mundo en el siglo XVI.
Además de los nuevos métodos de cultivo y
llar en amplitud y con mayor libertad unos prehispánico, contaban con ciertas dependen- de explotación de los recursos naturales, uno de
ideales de religiosidad y evangelización limita- cias tradicionales en este tipo de construccio- los principales progresos técnicos experimenta-
dos en el viejo continente, inmerso por enton- nes: el templo, generalmente de una nave sin do por iniciativa de las órdenes religiosas fue el
ces en fratricidas guerras de religión. La mo- crucero, con contrafuertes al exterior, presbite- desarrollo de las necesarias infraestructuras, des-
narquía hispana, legitimada por las bulas de rio poligonal o rectangular, bóvedas de crucería tinadas a mejorar la calidad de vida de las po-
los pontífices romanos, se convirtió en garan- y coro a los pies; el claustro, con refectorio, cel- blaciones indígenas de la forma más adecuada.
te de la fe cristiana en las Indias occidentales y, das, biblioteca y sala de profundis, y, dependien- Un ejemplo muy significativo en este campo fue
mediante el concurso de las órdenes religiosas, do de su importancia, otras unidades funciona- la construcción del acueducto de Zempoala,
fomentó la evangelización del Nuevo Mundo. les, como la escuela y el hospital, destinados a realizado por el franciscano fray Francisco de
El virreinato de Nueva España se convirtió, des- mejorar la calidad de vida de las respectivas co- Tembleque, a mediados del siglo XVI, para solu-
de 1524, en el punto de partida de toda esta munidades. Pero, además, estos conventos in- cionar el problema de abastecimiento de agua
inmensa labor misional, donde franciscanos, corporarán tres nuevas estructuras arquitectó- potable que padecían los indígenas de las po-
dominicos y agustinos, principalmente, ejercie- nicas, elementos básicos de la arquitectura blaciones de Zempoala y Otumba.
ron el papel determinante. Tras ellos, jesuitas, atrial, con un marcado carácter simbólico y
mercedarios, trinitarios y demás órdenes reli- funcional: el atrio, cercado perimetralmente DCD / LJGP
giosas y asistenciales extendieron la predica- con bardas generalmente almenadas, constitu-
94

93

93. SANTIAGO MATAMOROS


Anónimo. Siglo XVII.
Madera, pasta de caña, vidrio, cuero y
textiles.
228 × 150 × 238 cm.
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN,
MÉXICO. CONACULTA-INAH (10-96324).

94. LA TRINIDAD
Miguel Ximénez.
Técnica mixta sobre tabla.
90 × 90 cm.
MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID (06893).

95. LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS


Pedro Berruguete
Fines del siglo XV.
Óleo sobre tabla.
139 × 88 cm.
MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO.
CONACULTA-INBA (3717).

95
Exposición / 331

96 97

96. CRISTO DEL ÁRBOL 97. CRUZ EN EL CALVARIO


Anónimo. Siglo XVII. Juan de Borgoña, ca. 1513-1514.
Madera tallada y policromada. Procedente de la capilla del Colegio
154,5 × 118 × 52 cm. Mayor de San Ildefonso, de la antigua
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, Universidad de Alcalá de Henares.
MÉXICO. CONACULTA-INAH (10-73368). Óleo sobre tabla.
205 × 134 cm.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID (C.U.C. 1296).
332 / Exposición

98 99

98. RESURRECCIÓN DEL SEÑOR 99. VIRGEN MARÍA 100. MISA DE SAN GREGORIO.
Juan de Flandes, ca. 1510. Anónimo. Siglo XVI. SEGUNDO PAÑO DE LA SERIE «PAÑOS
Temple sobre tabla. Pasta de caña, policromada y dorada. DE DEVOCIÓN»
121,5 × 78 cm. 115 × 46 × 35,5 cm. Manufactura de Pierre van Aelst.
MUSEO SOUMAYA, MÉXICO. MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, Bruselas, Brabante, ca. 1500.
MÉXICO. CONACULTA-INAH (10-452779). Oro, plata, seda y lana.
342 × 407 cm.
PALACIO REAL DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO,
SEGOVIA. PATRIMONIO NACIONAL (10005810).
100
334 / Exposición

101 102 103

101. CUSTODIA DE ASIENTO 102. CRUZ DE ALTAR 103. RELICARIO DE SAN PEDRO Y SAN PABLO
Juan Ruiz el Vandalino. Ca. 1560 (montada en México). Consuegra, siglo XVI (1579-1580).
Sevilla, 1540-1541. Cristal azul y plata sobredorada. Plata sobredorada, cristal de roca,
86 cm de altura sin basamento. CATEDRAL DE PALENCIA. vidrio, oro y piedras preciosas.
OFICINA DE LA OBRA Y MUSEOS DE LA CATEDRAL DE 49 × 18 × 14 cm.
SANTO DOMINGO. ARZOBISPADO DE SANTO DOMINGO, MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN,
REPÚBLICA DOMINICANA. MÉXICO. CONACULTA-INAH (10-241352).
Exposición / 335

104. CUBRECÁLIZ
Anónimo, ca. 1540.
Plumas y corteza vegetal.
28 cm de diámetro.
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, MÉXICO.
CONACULTA-INAH (10-220923).

105. CRISTO SALVADOR DEL MUNDO


(PANTÓCRATOR)
Anónimo, siglo XVI.
Plumas, algodón y lámina de plata.
114 × 99 cm.
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN,
MÉXICO. CONACULTA-INAH (10-28966).

106. CANTORAL (OFICIO Y MISA DE SAN


FRANCISCO, MISA DE SAN GREGORIO ...)
Copista Fray Gaspar de Riquelme.
México, 1603-1616.
Tinta y temple sobre pergamino.
810 × 600 × 105 mm.
BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO
RESERVADO/UNAM (RSM 782.3F IGL.2).

105

106

104
336 / Exposición

ción y como primera forma de comunicación 107. UNIVERSAL VOCABULARIO EN LATÍN Y EN


con los pueblos prehispánicos, la introducción ROMANCE, O UNIVERSALE COMPENDIUM
del castellano en el continente americano res- VOCABULORUM CUM VULGARI EXPOSITIONES,
pondió a un proceso gradual. Sin unas órde- 1.ER VOLUMEN
nes reales precisas al respecto, su utilización y Alfonso de Palencia, 1490.
difusión dependió, en gran medida, de las au- Pergamino.
LA LENGUA, ELEMENTO DE toridades locales; en cualquier caso, su empleo 300 × 220 × 70 mm.
COMUNICACIÓN Y CULTURA quedó, desde el principio, vinculado a la admi- UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA
nistración y a las capas dominantes de la so- HISTÓRICA (BH INC FL-67).
ciedad novohispana.
No obstante, las órdenes religiosas sí pro- 108. GRAMÁTICA CASTELLANA

L a llegada de los españoles al continente ame-


ricano, en 1492, coincidió con la publicación
movieron y extendieron rápidamente la adopción
de la escritura alfabética para los textos en
náhuatl. Un ejemplo de ese sincretismo cultural
Antonio de Nebrija, 1492.
220 × 150 mm.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA
en la península de la Gramática de la lengua caste- que se desarrolló entre las lenguas indígenas y el HISTÓRICA (BH INC I-334).
llana, con la que su autor, el humanista Antonio castellano fue la creación de códices, entre ellos el
de Nebrija, pretendía dotar de cierta uniformi- redactado por fray Bernardino de Sahún, hoy co- 109. HISTORIA GENERAL DE LAS INDIAS
dad a una lengua en proceso de expansión. Sin nocido como Códice florentino. Seguían la tradi- Gonzalo Fernández de Oviedo.
embargo, su mayor aportación fue convertirse ción de los códices elaborados en el período Sevilla, Iuam Cromberger, 1535.
en modelo y referencia para los sucesivos voca- prehispánico, aunque con la novedad de combi- BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID (R/ 1261).
bularios, gramáticas y demás trabajos lingüísti- nar en dichos libros el empleo de los caracteres
cos que fueron sistematizándose y publicándo- pictográficos, propios de las lenguas originarias 110. VOCABULARIO EN LENGUA MEXICANA Y
se en el Nuevo Mundo a lo largo del siglo XVI. de Mesoamérica, con la escritura alfabética, tan- CASTELLANA
La imposición y difusión del castellano, al to en castellano como en náhuatl. Alonso de Molina.
contrario de lo que pudiera pensarse, no fue una Con la llegada de los españoles se introdu- Imprenta de Antonio de Espinosa y Pedro
prioridad de los recién llegados; ante la diversidad jo desde época muy temprana el comercio de de Ocharte, 1571.
de culturas y lenguas que hallaron en las tierras libros en el continente americano; gracias a la 320 × 425 mm.
americanas, las órdenes religiosas, depositarias iniciativa del obispo fray Juan de Zumárraga se BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO.
e impulsoras entonces de la educación, con- montó la primera imprenta del continente en FONDO RESERVADO/UNAM (COLECCIÓN SALA MEXICANA:
sideraron fundamental el conocimiento e inter- Nueva España (1539), cuyo primer libro publi- RSM 1571 M4 MOL).
pretación de las lenguas autóctonas como medio cado fue la Breve y más compendiosa doctrina cris-
esencial para acercarse a la población indígena, tiana en lengua mexicana y castellana. A pesar de 111. SERMONARIO EN LENGUA MEXICANA...
desarrollar la evangelización y difundir la fe cristia- ello, las imprentas españolas fueron las princi- Juan de la Anunciación.
na. En esta inmensa labor, los franciscanos fueron pales suministradoras de libros al Nuevo Mun- Imprenta de Antonio Ricardo, 1577.
los primeros en enfrentarse a los problemas de co- do, especialmente debido a una real cédula de 220 × 360 mm.
municación con la población amerindia de Nueva Felipe II, de 1560, que obligaba a toda obra que BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO.
España y a las enormes dificultades que represen- tratase de «asuntos de Indias» a ser aprobada FONDO RESERVADO/UNAM (COLECCIÓN SALA MEXICANA:
tó, en un principio, la comprensión de la escritura previamente en la metrópoli por el Consejo de RSM 1577 M4 JUA).
pictográfica, que era utilizada entonces por las Indias. Esto justifica el que las crónicas y rela-
culturas indígenas mesoamericanas. ciones de conquista de los religiosos, entre otras
Con el fin de impulsar la educación de la po- obras, fueran publicadas en España, en lugar de
blación indígena y el conocimiento de sus len- en las imprentas americanas.
guas, requisito obligatorio para los religiosos pre- Durante el siglo XVI la edición de libros en
dicadores, se creó en 1536 el Colegio de Santa lenguas vernáculas fue elevada, destacando
Cruz de Tlatelolco, que se convirtió en uno de los aquellos en los que se empleaba el náhuatl. Sin
principales centros de investigación y educación embargo, a partir del siglo siguiente destacaría la
del virreinato de Nueva España; en él se elabora- publicación de obras en castellano, que aumen-
ron también gramáticas, vocabularios y libros de- taría progresivamente en toda América. Los tex-
vocionales en las diferentes lenguas vernáculas. tos que predominaron entonces en las impren-
Fruto de esta labor, desarrollada en este y otros tas novohispanas fueron los vocabularios y las
colegios del virreinato, fueron las obras Arte de la gramáticas empleados en la evangelización por
lengua mexicana, de fray Andrés de Olmos (1547), las órdenes religiosas, los libros devocionales y
Aquí comiença un vocabulario en la lengua castellana y los sermonarios. La imprenta se difundió poste-
mexicana, de fray Alonso de Molina (1555), el Arte riormente, durante los siglos XVI y XVII, a otras po-
de la lengua de Mechoacán, de fray Maturino de Gil- blaciones del continente: Lima (1584), Puebla
berti (1559), y el Arte en lengua zapoteca, de fray (1640) y Guatemala (1660).
Juan de Córdova (1558), entre otras.
Quedando así el estudio de las lenguas au- DCD / LJGP
tóctonas como prioritario para la evangeliza-
Exposición / 337

107 108 109

110 111
338 / Exposición

fundación sucesiva de ciudades, cuyas trazas Ubicadas en uno de los laterales de la plaza
de nueva planta fueron ejecutándose a lo largo Mayor, junto a los palacios episcopales, y si-
del siglo XVI: Villa Rica de la Veracruz (1519), guiendo, a menudo, los modelos y las experien-
Oaxaca (1527), Mérida de Yucatán (1528), cias constructivas ensayados en los grandes edifi-
Puebla de los Ángeles (1531), Santiago de Que- cios catedralicios castellanos y andaluces, los
rétaro (1531), San Luis Potosí (1594), Santa Fe principales templos novohispanos se construye-
de Nuevo México (1599). ron, a excepción de la original e inacabada cate-
La ciudad hispanoamericana se organizó, dral de Pátzcuaro, iniciada en 1540, a partir de la
de esta manera, en torno a la plaza Mayor, segunda mitad del siglo XVI: Mérida inicia sus
donde convivirían el poder civil y eclesiástico, obras en 1563; Guadalajara fundamenta su tem-
construyéndose en su perímetro los edificios plo mayor desde 1571; México inicia su fábrica
más representativos y emblemáticos de ambos en 1573, según proyecto del arquitecto español
poderes: catedral o iglesia mayor, palacio epis- Claudio de Arciniega, y Puebla inicia su proceso
copal o casa parroquial, palacio virreinal o de de construcción en 1575.
gobierno, casas consistoriales, cárcel, soporta- En cuanto a la arquitectura civil, los princi-
les comerciales y otros equipamientos funcio- pales edificios representativos del poder queda-
nales necesarios para el normal desarrollo de rán también situados en torno al perímetro de la
la vida urbana. Además de confluir en ella toda plaza Mayor, donde se dieron cita, además de
la actividad ciudadana y los diferentes esta- las grandes catedrales, la arquitectura institucio-
mentos sociales, la plaza Mayor en Hispanoa- nal –representada por edificios de gobierno,
mérica se convertiría en el gran espacio abier- como el palacio de los Virreyes, en México, ini-
to y celebrativo de la ciudad, donde tendrían ciado en 1562– y los equipamientos públicos,
cabida la mayor parte de las actividades co- es decir, aquellas construcciones relacionadas
merciales, ferias y mercados, procesiones y ac- con el poder municipal, como las casas de cabil-
tos festivos, tanto civiles como religiosos. To- do o ayuntamientos, con ejemplos tan intere-
TERRITORIO, CIUDAD dos los recursos de planeamiento y la práctica santes como el de la ciudad de Tlaxcala (1539).
Y ARQUITECTURA constructiva derivada de un constante y activo En las ciudades de nueva fundación hay que si-
urbanismo en las ciudades del Nuevo Mundo tuar la construcción de los rollos, muy vincula-
quedarán recogidos posteriormente en las Or- dos con el poder civil y representativos de la ju-
denanzas de Descubrimiento y Población, promul- risdicción hispana, ya utilizados anteriormente

U na de las formas más eficaces que la mo-


narquía hispánica desarrolló para ejercer el con-
gadas en 1573, durante el reinado de Felipe II.
La corona también se sirvió de las órde-
nes religiosas –destinadas, en principio, a las
en el interior o en la periferia de las ciudades pe-
ninsulares. Los rollos, lugar de referencia donde
se impartía justicia y ejecutaban las sentencias,
trol sobre los territorios conquistados y consoli- tareas de evangelización y de asistencia a las estaban generalmente constituidos por una co-
dar su presencia en el continente americano fue poblaciones indígenas–, y de sus arquitectos y lumna o pequeño monolito, como muestran al-
la fundación, diseño y configuración de ciuda- técnicos mas capaces, como medio eficaz para gunas cartas de fundación, aunque en algunas
des, generalmente de nuevo trazado, principal el control, ordenación y defensa de los territo- ocasiones llegaron a construirse auténticas to-
aportación española al urbanismo de la Edad rios conquistados en el nuevo continente. Des- rres, como el rollo de Tepeaca (1559).
Moderna. Dominar el espacio territorial y urba- de el comienzo de la actividad misional, fran- En la arquitectura palaciega y señorial,
no se consideró fundamental para afianzar la ciscanos, dominicos y agustinos fundaron correspondiente a las clases dominantes del
compleja organización política y eclesiástica que numerosos complejos conventuales en el virrei- poder colonial en Nueva España, se siguieron
se impuso en el continente americano y consoli- nato de Nueva España, generalmente junto a generalmente modelos españoles; sus facha-
dar, así, el sistema de gobierno y administración pequeñas poblaciones, o dando lugar a otras das reflejan la nobleza de sus inquilinos, de-
colonial en el Nuevo Mundo. nuevas, donde se desarrolló una imponente ti- sarrollando, en sintonía, variados programas
Las nuevas ciudades, superpuestas en algu- pología religiosa con la creación del convento ornamentales y heráldicos. Respecto a su con-
nas ocasiones sobre los primitivos asentamien- novohispano, que junto con soluciones proce- cepción estructural y decorativa, en estas cons-
tos prehispánicos, como en México-Tenochti- dentes del gótico europeo para la iglesia y de- trucciones, como en la amplia mayoría de los
tlán o Cholula, respondían generalmente a una pendencias conventuales, incorporaron nuevas edificios novohispanos del siglo XVI, convivi-
planificación novedosa siguiendo un modelo estructuras, como el atrio, las capillas posas y rán, de forma ecléctica y aselectiva, los len-
urbanístico que se impuso, con pequeñas va- las capillas abiertas, configurando una verda- guajes tradicionales –gótico y mudéjar– proce-
riantes, en todo el territorio americano. Dicho dera arquitectura de la conversión, con ejem- dentes de la metrópoli y las soluciones y
modelo respondía a una trama de trazado geo- plos tan significativos como los conventos de repertorios ornamentales de estirpe renacen-
métrico en forma de retícula o damero, con ca- san Andrés de Calpan, San Miguel de Huejot- tista, produciendo obras tan interesantes y sig-
lles rectas, trazadas a regla y cordel, manzanas zingo, San Agustín de Acolman o San Antonio nificativas como el palacio de Hernán Cortés
regulares, cuadradas o rectangulares, en cuyo de Padua de Izamal. en Cuernavaca y la casa de los Montejo en Mé-
centro se abría la plaza Mayor, verdadero nú- Junto a esta arquitectura de la conversión rida de Yucatán.
cleo de la ciudad hispanoamericana y espacio y la evangelización, en las ciudades hispanoa-
representativo y simbólico del poder colonial en mericanas adquirió enorme trascendencia el DCD / LJGP
América. La llegada de los españoles supuso la programa de construcción de catedrales.
Exposición / 339

112. FUERO NUEVO


Alcalá de Henares, 1509.
Manuscrito, pergamino.
300 × 218 mm.
EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE ALCALÁ DE HENARES
(AMA (H) C.5).

113. PLANO DE LA PLAZA MAYOR DE BONILLA


DE LA SIERRA, ÁVILA
Ca. 1510.
Tinta y acuarela de colores sobre papel.
526 × 600 mm.
ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID.
MINISTERIO DE CULTURA (P Y D, Nº 0299).

114. SAN GABRIEL CHOLULA, PUEBLA


Valentín de Jasso, 1590.
Texto manuscrito en tinta y dibujo con
aguada de color sobre papel.
457 × 345 mm.
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS:
VOL. 2209, EXP. 8, F. 56).

114

112

113
340 / Exposición

115. SISTEMA DE TRANSPORTE. ZEMPOALA


Gabriel de Chaves, 1589
Texto manuscrito en tinta y dibujo con
aguada de color sobre papel.
470 × 345 mm.
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS:
VOL. 2362, EXP. 5 FOLS. 11V Y 12).

116. MAQUETA DE LA CATEDRAL DE SEVILLA,


VISTA DESDE LA CABECERA, CON SAN
LEANDRO Y SAN ISIDORO, DEL RETABLO
MAYOR DE LA CATEDRAL HISPALENSE
Jorge y Alejo Fernández Alemán.
Ca. 1511-1517.
Madera tallada, dorada, policromada 115
y estofada.
45 × 82 × 30 cm.
CATEDRAL DE SEVILLA (SIC RETABLO MAYOR Nº 4).

117. PLANTA DE LA CATEDRAL DE MÉXICO


Atribuida a Claudio de Arciniega.
Ca. 1567-1569.
Tinta sepia y gris sobre papel.
570 × 540 mm.
COLECCIÓN ARQ. CARLOS FLORES MARINI, MÉXICO.

118. PLANTA DE LA IGLESIA DEL CONVENTO DE


SAN ESTEBAN, SALAMANCA
Juan de Álava, 1524.
Dibujo a tinta sobre pergamino.
522 × 928 mm.
ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID.
MINISTERIO DE CULTURA (P Y D.DESGLOS. 0034).

119. TRAZA DEL RETABLO DE LA IGLESIA


PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS EN VALTIERRA
DE RIOPISUERGA, BURGOS 116
Simón de Bueras, 1534.
Tinta sepia y aguada sobre papel.
390 × 302 mm.
ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID.
MINISTERIO DE CULTURA (P Y D. DESGLOS. 0310).

120. HÉRCULES SOSTIENE LA ESFERA CELESTE.


PRIMER PAÑO DE LA SERIE «LAS ESFERAS»
Manufactura de Georg Wezeler sobre
cartones atribuidos a Bernaert van Orley.
Bruselas, ca. 1530.
Oro, plata, seda y lana.
350 × 310 cm.
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL
(10005823).

117
Exposición / 341

118 119

120
Relación ARRACADAS
Siglo VI d.C.
JAMBA DECORATIVA PERTENECIENTE A LA PUERTA DE
LA SALETA DONDE SE UBICA LA BAÑERA DEL BAÑO

de obras Oro y bronce.


4 cm (diámetro); 1,9 × 1,3 cm (bola).
ANEJO AL SALÓN DE ABD AL-RAHMAN III
Medina al-Zahra, segunda mitad del siglo X
MUSEU D’ARQUEOLOGIA DE CATALUNYA, BARCELONA (30692 Y (ca. 960 d.C.)
expuestas 30693). Mármol blanco.
114 × 53 × 13 cm.
FÍBULA DE ARCO DE BRONCE CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE MEDINA AL-ZAHRA, CÓRDOBA
Siglo VI d.C. (151.38).
Bronce. CATÁLOGO Nº 8
15 × 5,5 cm.
MUSEU D’ARQUEOLOGIA DE CATALUNYA, BARCELONA (15590). MAQUETA DE PUERTA ISLÁMICA
Anónimo. Siglos IX-X (?).
FÍBULA DE ARCO DE BRONCE Procedente del terreno de la Casa de San Isidro
Siglo VI d.C. (Madrid).
LA FORMACIÓN DE LA ESPAÑA Bronce. Terracota.
MEDIEVAL 15,5 × 6,5 cm. 9,3 × 8,2 × 5,5 cm.
MUSEU D’ARQUEOLOGIA DE CATALUNYA, BARCELONA (15592). MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL, ALCALÁ DE HENARES.
NICHO CON CRISMÓN COMUNIDAD DE MADRID (E.P. 6078).
Siglo VII d.C. PLACA DE CINTURÓN CATÁLOGO Nº 9
Mármol. Cobre y pasta de vidrio.
94 × 72 × 37 cm. 6,8 × 8,2 cm. PILETA DE ABLUCIONES
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA, BADAJOZ MUSEU D’ARQUEOLOGIA DE CATALUNYA, BARCELONA (15048). Primera mitad del siglo XIII.
(37040). Cerámica modelada, estampillada e incisa.
FÍBULA 20 × 25 × 38 cm.
PLACA DE CANCEL VISIGÓTICA Fines siglo V, mediados siglo VII d.C. MUSEO ARQUEOLÓGICO DE MURCIA (0/564).
Siglo VII d. C. Bronce y vidrio.
Piedra tallada con decoración esculpida. 6,1 × 12 × 2 cm. LÁPIDA FUNDACIONAL DE LAS ATARAZANAS
65 × 72 × 15 cm. MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (61.803). DE TORTOSA (TARRAGONA)
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA, BADAJOZ (468). CATÁLOGO Nº 5 Tortosa, 944-945 d.C.
CATÁLOGO Nº 1 Mármol blanco.
CORONA DE RECESVINTO 54 × 48 × 3 cm.
PLACA DE CANCEL VISIGÓTICA Tesoro de Guarrazar. CATEDRAL DE TORTOSA, TARRAGONA.
Siglo VII d.C. Facsímil de la corona original del siglo VII d.C. CATÁLOGO Nº 10
Piedra tallada con decoración esculpida. Oro, granates, perlas, zafiros y cristal coloreado.
65 × 72 × 15 cm. 10 × 20,6 cm. CAPITEL
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA, BADAJOZ (464). MUSEO DE SANTA CRUZ, TOLEDO. Período de taifas, mediados del siglo XI.
Mármol.
PLACA DE CANCEL VISIGÓTICA CRUZ VISIGODA PERTENECIENTE AL TESORO 32,8 cm.
Siglos VI-VII d. C. Hallado en la antigua DE TORREDONJIMENO PARROQUIA DE SANTO TOMÉ Y EL SALVADOR, TOLEDO (71).
comandancia de la Marina (Tarragona). Jaén. Siglos VI-VII CATÁLOGO Nº 11
Mármol blanco esculpido. Oro y pasta de vidrio.
86,5 × 57,5 × 5,8 cm. 14 × 11,7 cm. CAPITEL CON INSCRIPCIÓN CÚFICA
MUSEU NACIONAL ARQUEOLÒGIC DE TARRAGONA (MNAT MUSEU D’ARQUEOLOGIA DE CATALUNYA, BARCELONA (MAC Mediados del siglo XI d.C.
19564). 25240). Procedente del Palacio de la Aljafería, Zaragoza.
CATÁLOGO Nº 2 CATÁLOGO Nº 6 Alabastro tallado con decoración esculpida.
33 × 36 × 20 cm.
LÁPIDA FUNDACIONAL DE ROCAS ETYMOLOGIAE. DE SUMMO BONO MUSEO DE ZARAGOZA (7680).
Anónimo. Anterior a 573 d.C. San Isidoro de Sevilla, Venetiis, Petrus Loeslein,
Procedente de San Pedro de Rocas. 1483. INSCRIPCIÓN ÁRABE
Granito. 320 × 220 mm. Año 1085 d.C.
49 × 82 × 13 cm. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA Procedente de la iglesia de San Juan de la Palma.
MUSEO ARQUEOLOXICO PROVINCIAL DE OURENSE (3581). (INC-FL-45). Mármol.
47 × 87 × 6 cm.
AGUAMANIL LITÚRGICO CAPITEL Y BASA DE COLUMNA DE MEDINA AL-ZAHRA MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA. JUNTA DE ANDALUCÍA (REP
Siglo VII d. C. 967 d.C. 252).
Bronce fundido con decoración modelada. Mármol esculpido.
25,5 cm. 21 × 22 cm / 11,8 × 25 cm. RESTOS DE ZÓCALO Y PAVIMENTO PINTADO DE UNA
INSTITUTO DE VALENCIA DE DON JUAN, MADRID (2960). MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE CÓRDOBA (30149 Y CASA DE LA ALCAZABA DE SEVILLA, DERRIBADA PARA
CATÁLOGO Nº 3 30150). CONSTRUIR LA MEZQUITA EN 1172
CATÁLOGO Nº 7 Siglo XII, anterior a 1172.
PATENA LITÚRGICA Pintura mural al temple.
Siglo VII d. C. 88 × 233 cm/ 54 × 233 cm.
Bronce fundido con decoración modelada. CATEDRAL DE SEVILLA (4109101111175).
17 cm.
INSTITUTO DE VALENCIA DE DON JUAN, MADRID (2966).
CATÁLOGO Nº 4
Exposición / 343

COLUMNA CON CAPITEL DE MOCÁRABES ARQUETA PLATO DECORADO EN VERDE Y NEGRO CON CASTILLO
Período nazarí, siglo XIV. Arte taifa. Primera mitad del siglo XI. 1201-1400.
Mármol tallado y policromado. Plata, bronce y esmalte. Cerámica.
Basa: 15 × 30,18 cm; Fuste: 182 × 14 cm; Capitel: 11 × 17,5 × 11 cm. 23,2 cm.
30,5 × 27 cm; Cimacio: 10,5 × 29,35 cm MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50.867). MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
MUSEO DE LA ALHAMBRA, GRANADA (R. 10217). CATÁLOGO Nº 16 «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/00623).

CAPITEL NAZARÍ ALHAJAS DEL TESORO DE LA CHARILLA PLATO DECORADO EN VERDE Y NEGRO CON
Firmado Muhammad al-‘Ahwad. Período andalusí, siglo X. DECORACIÓN GEOMÉTRICA
Mármol blanco. Oro, plata, pasta vítrea, piedras, monedas 1201-1400.
32 × 30 × 30 cm. y perlas. Cerámica.
MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE GRANADA. CONSEJERÍA MUSEO DE JAÉN. JUNTA DE ANDALUCÍA (2789-A). 18,2 cm.
DE CULTURA DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA (NR 1838). MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
CATÁLOGO Nº 12 ARRACADAS «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/00538).
Siglo XII.
CAPIALZADO DEL PALACIO DEL RIYAD Plancha de oro, calada y decorada con ATAIFOR CON DECORACIÓN EPIGRÁFICA «AL-MULK»
Período nazarí, ca. 1380. aplicaciones en relieve y granos de filigrana. Medina Al-Zahra, segunda mitad del siglo X d.C.
Madera tallada y policromada. 5,9 × 5,1 cm. Cerámica decorada en verde y manganeso.
34,3 × 183 × 4 cm. MUSEU DE MALLORCA (23812 Y 23813). 6,8 × 28 cm.
MUSEO DE LA ALHAMBRA, GRANADA (R. 4004). CATÁLOGO Nº 17 MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE CÓRDOBA (MA/MV
1036).
PAÑO DE ZÓCALO DE ALICATADO ARQUETA
Período nazarí, siglo XIV. Siglos XII-XIII. ATAIFOR
148 × 54 cm. Marfil. Período almohade, finales del siglo XII o primer
MUSEO DE LA ALHAMBRA, GRANADA (4587). 13 × 7 × 8,5 cm. tercio del siglo XIII.
CATÁLOGO Nº 13 MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE OURENSE. Cerámica de reflejo metálico con decoración
CATÁLOGO Nº 18 esgrafiada.
FUENTE DE SANTA MARÍA DE LA ALHAMBRA 8 × 23 cm.
Período nazarí, siglo XIV. ARQUETA MUDÉJAR MUSEU DE MALLORCA (13505).
Talla en mármol. Granada, principios del siglo XVI. CATÁLOGO Nº 20
48,5 × 125 cm. Maderas finas, marfil o hueso, metal y pigmento.
MUSEO DE LA ALHAMBRA, GRANADA (R. 6296). Labor de taracea. JARRITA
28 × 51,2 × 30,6 cm. Período almorávide, primera mitad del siglo XII.
SOLERÍA DEL SALÓN DE COMARES DE LA ALHAMBRA MUSEO NACIONAL DE ARTES DECORATIVAS. MADRID (1506). Cerámica de cuerda seca parcial.
Morisco, siglo XVI. 19,2 × 13,5 cm.
Cerámica vidriada. ATAIFOR CON REPRESENTACIÓN DE UN PAVÓN AYUNTAMIENTO DE VALENCIA. MUSEU D’HISTORIA DE VALENCIA
128 × 141 cm. Siglo XI. (1040 O 917/0804).
MUSEO DE LA ALHAMBRA, GRANADA (R. 14275). Cerámica policroma verde y manganeso.
9,3 × 28,5 cm. JARRITA
PORTACANDIL DE TEMPLETE MUSEU ARQUEOLÒGIC DE LA CIUTAT DE DÉNIA, ALICANTE Período almorávide, primera mitad del siglo XII.
Período califal. (DE-C-91-19-EL FORTÍ-FASE I/II). Cerámica de cuerda seca parcial.
Bronce. CATÁLOGO Nº 19 14,5 × 13 cm.
76 × 27 cm. AYUNTAMIENTO DE VALENCIA. MUSEU D’HISTORIA DE VALENCIA
MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE GRANADA. CONSEJERÍA CUENCO DE LOZA DORADA CON PÁJARO (1054 O 917/0805).
DE CULTURA DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA (NR 614 Y 615). 1401-1500.
CATÁLOGO Nº 14 Cerámica vidriada. TIRAZ ISLÁMICO
5,5 × 12,5 cm. Anónimo.
CANDIL DE PIQUERA CON INSCRIPCIÓN MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS Período taifa, siglo XI.
Andalucía, siglos X-XI. «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/01585). Seda e hilos entorchados. Ligamentos de tafetán y
Bronce con decoración cincelada. punto de tapiz.
9,2 × 23 × 9,7 cm. CUENCO DE LOZA DORADA CON PÁJARO 81,5 × 67,5 × 1,5 cm.
MUSEO MUNICIPAL DE ALGECIRAS, CÁDIZ (1453). 1401-1500. MUSEO DE HUESCA (1542).
CATÁLOGO Nº 15 Cerámica vidriada. CATÁLOGO Nº 21
5,5 × 12,5 cm.
BOTELLA CON EL NOMBRE DE ZAHR MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS SEDERÍA NAZARÍ
¿Albarracín? Siglo XI d.C. «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/01588). Taller granadino, finales del siglo XV-inicios del
Plata grabada, dorada y nielada. siglo XVI.
16 × 14,5 × 7 cm. ZAFA DECORADA EN VERDE Y NEGRO CON «NUDO DE Seda e hilo metálico, taqueté.
MUSEO DE TERUEL (629). SALOMÓN» 264 × 86,5 cm.
Ca. 1001-1100. CENTRE DE DOCUMENTACIÓ I MUSEU TÉXTIL, TERRASSA,
ALDABAS DE LA PUERTA MAYOR DE LA MEZQUITA Cerámica. BARCELONA (11796 COLECCIÓN BIOSCA).
MAYOR DE SEVILLA 8 × 26 cm.
Réplicas realizadas por Fernando Marmolejo. MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
Camargo, 1985. «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/09262).
Bronce fundido, cincelado y dorado.
47 × 30 cm.
CATEDRAL DE SEVILLA (SIC Nº MARMOLEJO 01 Y 02).
344 / Exposición

PLACA DE CANCEL CALADO LIBRO DE HORAS DE FERNANDO I Y SANCHA SELLO DEL REY ALFONSO X EL SABIO
Ca. 848. Pedro (escriba); Fructuoso (iluminador). Pende de una Concordia entre los
Procedente de la iglesia de San Miguel de Lillo Edición facsimilar del ejemplar original de metropolitanos de Toledo y Sevilla, sancionada
(Oviedo). 1055 d.C. (1995). por el rey Alfonso, para consagrar obispos en la
Piedra marmórea tallada. 320 × 210 × 70 mm. ciudad de Sevilla.
65 × 55 × 4 cm. BIBLIOTECA UNIVERSITARIA DE SANTIAGO DE COMPOSTELA Sevilla, 2 de marzo de 1262.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS, OVIEDO (52). (29.626/1). Sello a dos tablas en cera oscura que pende de
CATÁLOGO Nº 22 un documento en pergamino.
TRATADO DE PAZ Y AMISTAD ENTRE RAMÓN 250 × 140 mm (documento); 110 mm de
BARROTERA DECORADA EN SUS CARAS CON FIGURAS BERENGUER III, CONDE DE BARCELONA, Y IBN diámetro (sello).
HUMANAS (COMO EL TÍPICO HOMBRE DEL CAYADO) HILÂL, QÂ’ID DE LÂRIDA ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, MADRID. MINISTERIO DE
Primera mitad del siglo IX. 14 de noviembre de 1121. CULTURA (AHN, SIGILOGRAFÍA, CAJÓN 2, DOC. 12).
Procedente de San Miguel de Lillo (Oviedo). Manuscrito sobre pergamino. CATÁLOGO Nº 28
Piedra marmórea de coloración gris, labrada. 490 × 260 mm.
77 × 14 × 10 cm. ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN, BARCELONA. MINISTERIO CANTIGAS DE SANTA MARÍA
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS, OVIEDO (20). DECULTURA (ACA, CANCILLERÍA, PERGAMINOS DE RAMÓN Alfonso X el Sabio.
CATÁLOGO Nº 23 BERENGUER III, 229). Edición facsimilar del original conservado en la
Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo
CRUZ DE ALFONSO III EXPOSITIO SUPER MATHEUM de El Escorial.
Réplica de la antigua cruz donada por el rey Remigi d’Auxerre. Siglo XI d.C. 500 × 340 × 75 mm.
Alfonso III el Magno a la catedral compostelana, Manuscrito sobre pergamino. BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID (MSS FACS GF/52).
año 874, desaparecida en el año 1906. 350 × 245 mm (295 f.).
Talleres Ángel, S.L., 2003-2004. BIBLIOTECA DE CATALUNYA, BARCELONA (MS. 548). FORRO DEL ATAÚD DE ALFONSO DE LA CERDA
Lámina de oro sobre alma de madera; gemas, Tejido hispano-árabe, ca. 1271-1333.
cristal de roca y esmaltes. TUMBO MENOR DE CASTILLA Seda y oro.
46 × 44,5 × 2 cm. Anónimo. Segunda mitad del siglo XIII. 52 × 30 cm.
XUNTA DE GALICIA. S.A. DE XESTION DO PLAN XACOBEO, Pergamino y cubiertas de madera forradas en MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE HUELGAS, BURGOS.
SANTIAGO DE COMPOSTELA. piel. PATRIMONIO NACIONAL (00650510).
CATÁLOGO Nº 24 235 × 165 × 70 mm. CATÁLOGO Nº 29
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, MADRID. MINISTERIO DE
CAPITEL MOZÁRABE CULTURA (AHN, CÓDICES, 1046). CINTURÓN DE FERNANDO DE LA CERDA
Principios del siglo X d.C. CATÁLOGO Nº 26 Hispano-árabe, ca. 1252 -1275.
Procedente de la iglesia y monasterio de los Oro, plata, seda, lana, esmaltes y piedras
Santos Facundo y Primitivo de Sahagún, León. FRAGMENTO DEL MANTO DE FERNANDO III EL SANTO preciosas y semipreciosas.
Mármol blanco. Hispano-árabe, 1217-1252. 330 × 220 cm.
50 × 54 cm. Seda e hilos metálicos. MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE HUELGAS, BURGOS.
MUSEO DE PALENCIA (229). 24 × 27 cm. PATRIMONIO NACIONAL (00650531).
MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE HUELGAS, BURGOS.
CANECILLO DE ALERO MOZÁRABE PATRIMONIO NACIONAL (10079234). CABECERA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE
Siglo X d.C. COMPOSTELA, SEGÚN MAQUETA DE SU FÁBRICA
Procedente de Vilanova das Infantes. ACICATES DE FERNANDO III EL SANTO ROMÁNICA
Granito. Anónimo español. Siglo XIII. 1075-1088 (data correspondiente a la fase de
33 × 87 × 18 cm. Hierro, plata, oro y latón. construcción de la cabecera).
MUSEO ARQUEOLOXICO PROVINCIAL DE OURENSE (7). 5 × 9,1 × 16,5 cm. Juan Manuel Muñoz Gambero (Grupo artesano
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL (10000579 Malagueño), 1976.
VASO Y 10000580). Madera y yeso.
Siglo XI d.C. 49 × 100 × 56 cm.
Latón martilleado. CASTILLO Y LEÓN RAMPANTE PERTENECIENTES AL MUSEO DAS PEREGRINACIÓNS, SANTIAGO DE COMPOSTELA (214).
6 × 10, 2 cm. ANTIGUO TABERNÁCULO DE LA VIRGEN DE LOS REYES
MUSEO DIOCESANO DE URGELL, LLEIDA (617 B). Maestre Jorge de Toledo. Siglo XIII. PLANOS DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO
Plata moldeada y repujada. Miguel Ferro Caaveiro, 1794.
VASO 9,4 × 9,5 cm. Papel y tintas. 4 láminas con rotulación.
Siglo XI d.C. CATEDRAL DE SEVILLA (4191111283 Y 4191111284). 516 × 726 × 15 mm.
Latón martilleado. CATÁLOGO Nº 27 ARCHIVO-BIBLIOTECA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE
6 × 10, 2 cm. COMPOSTELA.
MUSEO DIOCESANO DE URGELL, LLEIDA (617 A). LLAVES DE LA CIUDAD DE SEVILLA
Réplicas realizadas por Fernando Marmolejo DIOS RECONVIENE A ADÁN Y EVA
MAPAMUNDI DEL BEATO DE VALCABADO Camargo. Maestro de la Traición. Taller compostelano, ca.
«Comentarios al Apocalipsis de San Juan». Plata cincelada, dorada y nielada. 1103-1110.
Beato de Liébana. 10 × 0,5 cm y 7 × 0,5 cm. Granito.
Edición facsimilar del ejemplar original del año CATEDRAL DE SEVILLA (SIC MARMOLEJO Nº 03 Y 04). 110 × 66 × 25 cm.
970 d.C. EXCMO. CABILDO METROPOLITANO. CATEDRAL DE SANTIAGO DE
330 × 235 × 75 mm. COMPOSTELA (0331).
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID. BIBLIOTECA DE SANTA CRUZ (U/BC
DESPACHO [FF. 36V. Y 37R.]).
CATÁLOGO Nº 25
Exposición / 345

FUSTE ENTORCHADO CON ESCENAS DE LEYENDA ÉPICA ARQUETA RELICARIO DE SANTA VALERIA CARTA DE ZAKARIYÂ DE TRÍPOLI AL REY JAUME II
Taller compostelano, ca. 1105-1110. Taller de Limoges. 1200-1210. D’ARAGÓ, ANUNCIÁNDOLE LA LLEGADA DE SU
Procedente de la antigua fachada norte de la Cobre esmaltado en champlevé, grabado y dorado. EMBAJADOR PERE DE MONTMELÓ, Y PIDIÉNDOLE
catedral. 13,5 × 12,5 × 6 cm. QUE LE AYUDE A LLEVAR UNAS CARTAS AL REY DE
Mármol. MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE OURENSE. MARRUECOS PARA QUE CESEN LOS ATAQUES DESDE
185 × 25 cm. CATÁLOGO Nº 35 CEUTA A LOS NAVÍOS CRISTIANOS EN TÚNEZ
EXCMO. CABILDO METROPOLITANO. CATEDRAL DE SANTIAGO DE 3 de abril de 1316.
COMPOSTELA (0329). ARQUETA Manuscrito sobre papel.
Taller itinerante (?). Primera mitad del siglo XIII. 430 × 310 mm.
RELIEVE CON CABALLOS DE LA EPIFANÍA Estructura de madera cubierta por cobre dorado ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN, BARCELONA. MINISTERIO
Taller del maestro Mateo, ca. 1200. con esmaltes en champlevé y figuras sobrepuestas DECULTURA (ACA, CARTAS ÁRABES, 135).
Procedente del primitivo coro pétreo de la catedral en relieve.
de Santiago. 27 × 27 × 12,5 cm. PRIVILEGIO FUNDACIONAL DE LA VILLA DE
Granito con restos de policromía. DIÓCESIS DE HUESCA. MUSEO DIOCESANO. PONTEDEUME
95 × 74 × 24 cm. CATÁLOGO Nº 36 Alfonso XI. Santiago de Compostela, 24 de julio
EXCELENTÍSIMO CABILDO METROPOLITANO. CATEDRAL DE de 1345.
SANTIAGO DE COMPOSTELA (0349). FRONTAL DE ALTAR DEL SANTO SEPULCRO Pergamino.
CATÁLOGO Nº 30 Mediados del siglo XII. 750 × 550 mm.
Pintura al temple sobre tabla. ARCHIVO-BIBLIOTECA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE
CAPITEL ROMÁNICO INSPIRADO EN ESCENAS DE LA 143 × 94 cm. COMPOSTELA (ACS, S 7/25).
ORESTÍADA DEL SARCÓFAGO DE HUSILLOS MUSEU EPISCOPAL DE VIC, BARCELONA (9707).
Maestro de Frómista-Jaca, ca. 1090. CHRONICON MUNDI
Procedente de San Martín de Frómista (Palencia). BEATO DE LIÉBANA. Lucas Tudensis. Final siglo XIII-principios siglo XIV.
Piedra caliza. CÓDICE DE FERNANDO I Y SANCHA Manuscrito sobre pergamino.
61 × 66 × 67 cm. Edición facsimilar del original. 210 × 140 mm (162 f).
MUSEO DE PALENCIA (227). Madrid, 1994. BIBLIOTECA DE CATALUNYA, BARCELONA (MS. 1003).
380 × 200 × 65 mm.
CABEZA ROMÁNICA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA DE LA ENRIQUE II CONDENA Y OBLIGA A LOS VECINOS DEL
Anónimo. Fines del siglo XII. FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA (FAG 245). OBISPADO DE ÁVILA A PAGAR VOTO DE SANTIAGO
Procede de la catedral románica de Astorga. CATÁLOGO Nº 37 Enrique II. Sevilla, 16 de febrero de 1376.
Esquisto tallado. Pergamino.
25 × 16 × 20 cm. FRAGMENTO DE LAS PINTURAS MURALES DE SANT 515 × 625 mm.
MUSEO DE LA CATEDRAL DE ASTORGA, LEÓN (484.) MARTÍ DE SESCORTS ARCHIVO-BIBLIOTECA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE
CATÁLOGO Nº 31 Primera mitad del siglo XII. COMPOSTELA (ACS, S 8/5-1º).
Pintura al temple sobre revocado traspasado a
FRONTAL DE DURRO lienzo. FRAGMENTO ESCULTÓRICO DE LOS SEPULCROS DE
Segunda mitad del siglo XII. 164 × 110 cm. POBLET. MITRA DE ESTATURA YACENTE DE OBISPO
Procede de la ermita de Sant Quirze i Sant Júlia MUSEU EPISCOPAL DE VIC, BARCELONA (9701). Alabastro.
de Durro. 29,5 × 24 × 20 cm.
Pintura al temple sobre tabla. SUPUESTO RETRATO DE ALFONSO V MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50022).
100 × 120 cm. EL MAGNÁNIMO
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA Gonçal Peris y Jaume Mateu, 1427. FRAGMENTO ESCULTÓRICO DE LOS SEPULCROS DE
(MNAC/MAC 15809). Pintura al temple sobre tabla. POBLET. FRISO DE ESCUDOS
CATÁLOGO Nº 32 49 × 39 cm. Alabastro.
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA 14,5 × 33,5 × 9,5 cm.
APÓSTOLES D’ARGOLELL (MNAC/MAC 9777). MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50279).
Primera mitad del siglo XII. CATÁLOGO Nº 38
Fresco traspasado a tela. FRAGMENTO ESCULTÓRICO DE LOS SEPULCROS DE
123 × 189 cm. LIBROS DE HECHOS DEL REY JAIME POBLET. LEÓN SUSTENTANTE DE UN SEPULCRO
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA Edición facsimilar del original de 1343. (1989) (MÉNSULA)
(MNAC/MA4537). 290 × 200 × 60 mm. Mármol.
CATÁLOGO Nº 33 BIBLIOTECA UNIVERSITAT DE BARCELONA (T-1/3/2). MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (1871/13/1).
CATÁLOGO Nº 39
VIRGEN CON EL NIÑO FRAGMENTO ESCULTÓRICO DE LOS SEPULCROS DE
Anónimo. Siglos XIII-XIV. LLIBRE DE CORTS GENERALS POBLET. LEÓN SUSTENTANTE DE UN SEPULCRO
Talla en madera policromada. Anónimo. Universitat de la Ciutat i Regne de (MÉNSULA)
68 × 27 × 14 cm. Mallorca. Mármol.
MUSEU FREDERIC MARÉS, BARCELONA. INSTITUT DE CULTURA- Siglos XIV-XV. 19,5 × 11,3 × 13 cm.
AJUNTAMENT DE BARCELONA (MFMB 848). Pergamino con encuadernación en madera MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (1871/13/2).
CATÁLOGO Nº 34 forrada en piel.
365 × 205 × 80 mm. ESCUDO DE LOS REYES CATÓLICOS
SAN JUAN EVANGELISTA ARXIU DEL REGNE DE MALLORCA (CÓDICE NÚM 10). Anónimo hispano-flamenco. Antes de 1492.
Anónimo. Segundo cuarto del siglo XII d.C. Madera dorada y policromada.
Procedente de Roda de Isábena, Huesca. 110 × 68 × 8,5 cm.
Talla en madera (¿nogal?) policromada. CASA MUSEO COLÓN. AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID.
160 × 36 × 23 cm.
EXCATEDRAL DE RODA DE ISÁBENA, HUESCA. OBISPADO DE
BARBASTRO-MONZÓN (2532 DEL I.P.H.).
346 / Exposición

CONCORDIA DE SEGOVIA PORTAPAZ DEL CONDE DE BENAVENTE SAN HIPÓLITO BENDICIENDO A SU FAMILIA A SU
Segovia, 15 de enero de 1475. Últimos años del siglo XV. REGRESO DEL FUNERAL DE SAN LORENZO
Tinta sobre papel. Plata sobredorada. Lluis Borrassa, ca. 1360-1426.
316 × 231 mm. MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE OURENSE. Óleo y temple sobre tabla.
ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, VALLADOLID. MINISTERIO DE 95 × 71 × 7 cm.
CULTURA (PTR-LEG 12-29). NAVETA MUSEO FRANZ MAYER, MÉXICO (03105 APV 0056).
CATÁLOGO Nº 40 Juan de Valladolid (1445-post. 1516). CATÁLOGO Nº 48
Valladolid, después de 1487.
TRATADO DE TORDESILLAS, CON LAS CAPITULACIONES Plata sobredorada, repujada y cincelada. LA VIRGEN CON EL NIÑO, SANTA OLIVA Y SAN BENITO
NEGOCIADAS POR LOS EMBAJADORES Y PROCURADORES 25 × 28 × 10 cm. Maestro de Rubió. Barcelona, ca. de 1360.
DE LOS REYES CATÓLICOS Y EL REY JUAN II DE MUSEO DE LA CATEDRAL DE BURGOS. Procedente de la iglesia de Santa María del
PORTUGAL, POR LA QUE SE ESTABLECE UNA NUEVA priorato benedictino de Santa Oliva del Penedés.
LÍNEA DE DEMARCACIÓN Y LÍMITES JURISDICCIONALES CALVARIO PROCEDENTE DE LA IGLESIA DE SAN Pintura al temple sobre tabla.
ENTRE AMBAS CORONAS A TRAZAR DE POLO A POLO... PEDRO DE TEJADA 122,5 × 91,5 cm.
Versión portuguesa del tratado con la firma de Anónimo. Siglos XIII-XIV. MUSEU DIOCESÀ DE BARCELONA.
Juan II de Portugal. Madera policromada. CATÁLOGO Nº 49
Tordesillas, 7 de junio de 1494. 103 × 27 × 17 cm / 127 × 90 × 20 cm /
Manuscrito en pergamino con sello de plomo 103 × 26 × 22 cm. PREDELA DE LA RESURRECCIÓN (NOLI ME TANGERE)
pendiente de hilos de seda. MUSEU FREDERIC MARÉS, BARCELONA. INSTITUT DE CULTURA- Jaime Cirera, Ca. 1400-1410.
330 × 250 mm. AJUNTAMENT DE BARCELONA (MFMB 724, 725 Y 726). Óleo sobre tabla.
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, SEVILLA. MINISTERIO DE CULTURA CATÁLOGO Nº 45 83 × 243 cm.
(PATRONATO: 1, N. 6, R. 2). MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO. CONACULTA-
CATÁLOGO Nº 41 SANTIAGO PEREGRINO INBA (6400).
Anónimo. Siglos XIV-XV. CATÁLOGO Nº 50
CAPITULACIÓN DE LOS REYES CATÓLICOS CON Granito policromado.
BOABDIL SOBRE LA CIUDAD DE GRANADA 80 × 22 × 19 cm. PREDELA DE LA RESURRECCIÓN (EL CAMINO DE
Real de la Vega de Granada, 25 de noviembre MUSEO DAS PEREGRINACIÓNS, SANTIAGO DE COMPOSTELA DAMASCO)
de 1491. (D-708). Jaime Cirera (1360-1426), ca. 1400-1410.
Manuscrito sobre papel. Óleo sobre tabla.
305 × 224 mm. ARQUETA RELICARIO DE SANT CUGAT 82 × 243 cm.
ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, VALLADOLID. MINISTERIO DE Barcelona, ca. 1306. MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO. CONACULTA-
CULTURA (PTR-LEG 11-206). Procedente de la iglesia parroquial de Sant INBA (6414).
CATÁLOGO Nº 42 Cugat del Rec (Barcelona) y anteriormente del
monasterio de Sant Cugat del Vallés. TRÁNSITO DE LA VIRGEN
TRASLADO Y CONFIRMACIÓN DEL PRIVILEGIO DEL Plata cincelada, repujada y en parte dorada Joan Reixac.
VOTO DE GRANADA, CONCEDIDO EN 23 DE sobre armadura de madera. Pintura al temple y óleo sobre tabla.
DICIEMBRE DE 1497, POR LOS REYES CATÓLICOS A 61 × 63 × 26 cm. 97 × 68 × 4 cm.
LA IGLESIA DE SANTIAGO EN GRANADA, DESPUÉS DE MUSEU DIOCESÀ DE BARCELONA. COLECCIÓN PARTICULAR. VALENCIA.
SU CONQUISTA CATÁLOGO Nº 46 CATÁLOGO Nº 51
26 de octubre de 1686.
Impreso sobre papel. CRUZ RELICARIO DEL FUSTE DE LA VERACRUZ TONDO DE LA SANTA-REINA
316 × 415 × 100 mm. Manufactura catalana (Barcelona), ca. 1350. Joan Reixac.
ARCHIVO-BIBLIOTECA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE Procedente de la capilla de la Junta de Comercio Pintura sobre tabla.
COMPOSTELA (ACS, S 9/28). en la Lonja de Barcelona. 18,5 × 30 × 3 cm.
Plata dorada. COLECCIÓN PARTICULAR. VALENCIA.
CAPILLO DEL PRÍNCIPE DON JUAN CON LA VIRGEN 41,4 × 23,6 cm.
CON EL NIÑO Y SAN JERÓNIMO MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA TONDO DEL ÁNGEL
Finales del siglo XV. (MNAC/MAC 9506). Joan Reixac.
Lino, seda y oro. CATÁLOGO Nº 47 Pintura sobre tabla.
32,3 × 26,5 cm. 19 × 29 × 3 cm.
FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO-MUSEO, MADRID (7558). PÍXIDE RELICARIO COLECCIÓN PARTICULAR. VALENCIA.
CATÁLOGO Nº 43 Mallorquín o Montpellier, primer tercio del
siglo XV. CONSTRUCCIÓN DE UN MONASTERIO
EL CARDENAL MENDOZA RODEADO DE OBISPOS Plata, cristal, cobre y bronce dorado. Nicolás Francés. Siglo XV (1434-1468).
Maestro de los Luna, ca. 1500. 39,5 × 18 × 18 cm. Temple sobre tabla, dorada y tallada.
Procedente de la parroquia de San Ginés PALACIO REAL DE LA ALMUDAINA, PALMA DE MALLORCA. 129,5 × 96,5 cm.
(Guadalajara). PATRIMONIO NACIONAL (10018789). MUSEU DE MONTSERRAT, BARCELONA (201.230).
Óleo sobre tabla. CATÁLOGO Nº 52
128 × 87 cm. RETABLO DE LA VIDA DE SAN LÁZARO
EXMO. AYUNTAMIENTO DE GUADALAJARA. OBISPADO DE Anónimo. Siglo XIV. RETABLO DE LA ENCARNACIÓN
SIGÜENZA-GUADALAJARA. Óleo sobre tabla. Pere Espallargués, 1465.
CATÁLOGO Nº 44 173,3 × 210,7 × 15,5 cm. Óleo sobre tabla.
MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO. CONACULTA- 330 × 284 cm.
CASULLA DEL CARDENAL MENDOZA INBA (6824). MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO. CONACULTA-
Anónimo. Siglo XV. INBA.
Bordado con hilos de oro, plata y seda azul. CATÁLOGO Nº 53
124 × 126 cm.
MUSEO DIOCESANO Y CATEDRALICIO DE VALLADOLID.
Exposición / 347

NACIMIENTO DE JESÚS. PRIMER PAÑO DE LA SERIE CRÓNICA DE LOS REYES DE ARAGÓN Y CONDES GUERRERO YACENTE, HIJO DE DON ALONSO
DE «PAÑOS DE DEVOCIÓN» DEBARCELONA DE MENDOZA, 1468
Bruselas, ca. 1498. Anónimo, 1370. Procedente de la antigua capilla de don Lope de
Tapiz en oro, plata, seda y lana. Manuscrito sobre pergamino. Mendoza.
205 × 273 cm. 290 × 230 × 40 mm. Granito.
PALACIO REAL DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO, SEGOVIA. UNIVERSIDAD DE SALAMANCA. BIBLIOTECA GENERAL (MS. 2664). 225 × 90 × 32 cm.
PATRIMONIO NACIONAL (10005862). CATÁLOGO Nº 59 EXCMO. CABILDO METROPOLITANO. CATEDRAL DE SANTIAGO DE
CATÁLOGO Nº 54 COMPOSTELA.
FUERO VIEJO
CABEZA DE PAJE Alcalá de Henares, ¿1223?. LÁPIDA SEPULCRAL DE DIEGO GARCÍA DE TOLEDO
Taller de Egas Cueman. Siglos XV-XVI. Manuscrito. Mármol y pizarra.
Procedente del convento de Santo Domingo el 302 × 193 mm. 92,5 × 60,4 cm.
Real, Madrid. EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE ALCALÁ DE HENARES (AMA MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50099).
Mármol. (H) F.V.A.).
27 × 18 × 22 cm. CATÁLOGO Nº 60 BRAZALETE Y JOYA DE DON SUERO DE QUIÑONES
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50235). Taller parisino, 1434.
CATÁLOGO Nº 55 LAS SIETE PARTIDAS DEL SABIO REY DON ALFONSO Plata sobredorada, oro, perlas y rubies.
NONO… 1º VOLUMEN 3,6 × 14,5 cm.
LA GRACIA PUBLICA LOS HONORES. Alfonso X, Rey de Castilla, Veneçia: a espesa EXCELENTÍSIMO CABILDO METROPOLITANO. CATEDRAL DE SANTIAGO
SEGUNDO PAÑO DE LA SERIE «MORALIDADES» del señor Luca Antonio de Junta. Francisco de DE COMPOSTELA (1874B).
Probable manufactura de Pierre van Aelst (act. Velasco corr., 1528. CATÁLOGO Nº 64
1495-1531). Bruselas, ca. 1520. Pergamino.
Oro, plata, seda y lana. 430 × 295 × 60 mm. TABICA DE UN ARTESONADO GÓTICO DE LA
421 × 570 cm. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA ALMUDAINA DE PALMA: JUSTA ENTRE UN CABALLERO
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL (10004093). (RES 11). CRISTIANO CON LAS ARMAS DEL OBISPO DE
CATÁLOGO Nº 56 BARCELONA Y UN CABALLERO MUSULMÁN
DE HISPANIAE LAUDIBUS Ca. 1300.
SAN LUCAS Y SAN MARCOS Lucius Marineus, Burgis, Fridericus Biel de Temple sobre tabla.
Juan Levi. Siglo XV. Basilea, ca. 1497. 28,2 × 78,5 cm.
Óleo sobre tabla. 270 × 220 mm. MUSEU DE MALLORCA (23727).
121,5 × 151 × 18,3 cm. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO. CONACULTA- (I-324). AZULEJO CON DOS CABALLEROS JUSTANDO
INBA (4242). Anónimo. Taller de Paterna, ca. 1360.
CATÁLOGO Nº 57 FERNANDO I DE CASTILLA ACOGIENDO A SANTO Cerámica pintada y vidriada.
DOMINGO DE SILOS (¿?) 11 × 22 cm.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD CON SAN ANDRÉS Y Bartolomé Bermejo y Martin Bernat. 1477-1479. MUSEU DE L’ALMODÍ DE XÀTIVA. AJUNTAMENT DE XÁTIVA,
SAN BABILÉS Procede de la Iglesia de Santo Domingo de Silos VALENCIA (315).
Anonimo. Escuela aragonesa, siglo XV. de Daroca (Zaragoza).
Óleo sobre tabla. Óleo sobre tabla. PLACA DE TECHO EN RELIEVE DE RABASSA DE
231 × 188 × 17 cm. 145 × 94 cm. PERELLÓS (SOCARRAT)
MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO. CONACULTA- MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID (60709). Ca. 1401-1500.
INBA (5524). CATÁLOGO Nº 61 Cerámica.
43 × 43 × 5 cm.
VIDRIERA DE LA LACTANCIA CON SAN BERNARDO TORRE SCRIPTORIUM DEL BEATO DE TÁBARA MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
1510-1520. Edición facsimilar del original de 968-970 d.C. «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/11528).
Vidriera. Procedente del monasterio de San Salvador de
61 × 41 cm. Tábara (Zamora). PLACA DE TECHO EN RELIEVE DE RABASSA DE
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (59.765). 370 × 270 × 65 mm. PERELLÓS (SOCARRAT)
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, MADRID. MINISTERIO DE CULTURA Ca. 1401-1500.
VIDRIERA DE SAN AMBROSIO (AHN, BIBLIOTECA, Nº REG. 31047). Cerámica.
Mediados del siglo XVI. 43 × 43 × 5 cm.
Vidriera. SAN FRANCISCO RECIBIENDO LOS ESTIGMAS MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
25 cm diámetro. Maestro de la Porciúncula. Segunda mitad «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/11564).
MUSEO DE CÁCERES (674). del siglo XV.
Óleo sobre tabla. AZULEJO GEOMÉTRICO CON LAS SALAS BORGIANAS
149 × 98 cm. DEL VATICANO
ESPAÑA MEDIEVAL: REAL CONVENTO DE RELIGIOSAS CAPUCHINAS DE CASTELLÓN. Ca. 1401-1500.
SOCIEDAD, RELIGIÓN Y CULTURA CATÁLOGO Nº 62 Cerámica vidriada.
17 × 17 cm.
CEREMONIAL DE LA CONSAGRACIÓN Y CORONACIÓN ESCENA DE EXEQUIAS FUNERARIAS MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
DE LOS REYES Y REINAS DE ARAGÓN Anónimo. Segunda mitad del siglo XIV. «GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/09116).
Pedro IV, rey de Aragón. Siglo XIV. Alabastro.
Manuscrito sobre pergamino. 67 × 84,2 × 12 cm. AZULEJO CON YELMO ISABELINO
375 × 263 × 40 mm. MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA Ca. 1401-1500.
FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO-BIBLIOTECA, MADRID (REGISTRO (MNAC/MAC 9881). Cerámica vidriada.
14425). CATÁLOGO Nº 63 11,3 × 11, 3 cm.
CATÁLOGO Nº 58 MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/09153).
348 / Exposición

AZULEJO HEXAGONAL CON HERÁLDICA DE DON MAQUETA DE LA SINAGOGA DEL TRÁNSITO CUSTODIA POTÁTIL
ALFONSO DE ARAGÓN Resinas de PUR, acabado con pinturas plásticas. Anónimo. Siglo xv.
Ca. 1401-1500. 65 × 130 × 90 cm. Procedente de la parroquia de San Pedro y San
Cerámica vidriada. Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, Felices (Burgos).
23 × 12 cm. SEACEX. Plata dorada.
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS Producida por HCH Model, S.L., bajo la dirección 53 × 22 × 20 cm.
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/09125). del Dr. Isidro Bango Torviso. MUSEO DEL RETABLO, BURGOS.
CATÁLOGO Nº 72
AZULEJO HERÁLDICO DE LOS BORJA CON UNA DOBLE PILA DE ABLUCIONES
CORONA ¿Sevilla?, siglo X. LA PRINCESA EUDÒXIA ANTE LA TUMBA DE SAN
Ca. 1401-1500. Piedra caliza. ESTEBAN
Cerámica vidriada. 19,5 × 55 × 32,5 cm. Los Vergós, 1493.
14,5 × 14,5 cm. MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA. JUNTA DE ANDALUCÍA (6572). Pintura al temple sobre tabla.
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS CATÁLOGO Nº 67 192 × 114 cm.
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/09114). MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA
LÁMPARA NAZARÍ (MNAC/MAC 24146).
AZULEJO HERÁLDICO DE LA FAMILIA SANTÁNGEL Granada, 1305. CATÁLOGO Nº 73
Ca. 1401-1500. Procedente de la mezquita de la Alhambra
Cerámica vidriada. (Facsímil). LÁPIDA SEPULCRAL DE DIEGO ÁLVAREZ
11 × 11 cm. Bronce. Mármol.
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS 175 × 79 cm. 56 × 41 cm.
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/02241). MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (50519BIS). MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (63570).
CATÁLOGO Nº 68
AZULEJO CON EL LEMA DE ALFONSO V «VIRTUT ASTROLABIO
APURAR NON FRETURA SOLA» ESTELA FUNERARIA EN FORMA DE MIHRAB Muhammad ibn Zawal, 1481.
Ca.1401-1500. Andalucía, 1103. Bronce.
Cerámica. Mármol. 18 × 3 cm.
11 × 11 × 2 cm. 37,5 × 32 × 5 cm. MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE GRANADA. JUNTA DE
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS MUSEO DE MÁLAGA (SECCIÓN ARQUEOLOGÍA 7999). ANDALUCÍA (12115).
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/02512). CATÁLOGO Nº 69
LIBROS DEL SABER DE ASTRONOMÍA O TABLAS DEL
AZULEJO CON EL HAZ DE MIJO, EMBLEMA DE BIBLIA LATINA. VULGATA LATINA (ANTIGUO Y REY DON ALFONSO
ALFONSO EL MAGNÁNIMO NUEVO TESTAMENTO) 2.º VOLUMEN Alfonso X el Sabio.
Ca. 1401-1500. Siglos XII-XIII. Edición facsimilar del Códice de 1296.
Cerámica. Manuscrito en pergamino con ilustraciones. 410 × 300 mm.
13,3 × 13,6 cm. 520 × 350 mm. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA (BH R FAC 125/142).
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/10461). (BH MSS-34). CATÁLOGO Nº 74
CATÁLOGO Nº 70
PIEDRA DECORADA CON LA ESTRELLA DE DAVID TABLAS ASTRONÓMICAS LLAMADAS ALFONSINAS
Siglos XI-XII. VIRGEN SEDENTE CON EL NIÑO Alfonso X, rey de Castilla, Venecia, 1492.
Procedente de la iglesia parroquial de San Juan Fines del siglo XIII. Incunable en papel, encuadernado en pergamino.
Bautista de Moarbes de Ojeda (Palencia). Madera dorada y estofada. 204 × 145 × 20 mm.
Piedra caliza. 104 × 37 × 35 cm. MUSEO NAVAL, MADRID (C.F. 21).
58 × 51 × 20 cm. MUSEO DE SANTA CRUZ, TOLEDO (11566).
OBISPADO DE PALENCIA. MUSEO DIOCESANO. COSMOGRAPHIA (LATINE), INTÉRPRETE JACOBO
CATÁLOGO Nº 65 LA ÚLTIMA CENA ANGELO. DE LOCIS AC MIRABILIBUS MUNDI
Atribuida al maestro de la Anunciación de Claudio Ptolomeo.
LÁMPARA HANUKKAH Palencia, ca. 1490-1495. Edición facsimilar de la edición de Ulmae,
Siglo XV. Procedente de la iglesia de San Esteban (Burgos). Johannes Roger, impens. Justi de Albano,
Cerámica turolense, esmaltada y decorada en Óleo sobre tabla. 21 de julio de 1486. Madrid, 2002.
morado. 80 × 160 cm. Pergamino con mapas dobles en color.
6,5 × 50 × 8,5 cm. MUSEO DEL RETABLO, BURGOS. 420 mm (folio); 122 hojas y 32 mapas dobles.
MUSEO DE TERUEL (7167). CATÁLOGO Nº 71 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
(BH R FAC 163/1).
LIBRO DE ESTHER LIGNUM CRUCIS- VERA CRUZ CATÁLOGO Nº 75
Toledo, siglos XIV-XV. Mallorca, segunda mitad del siglo XIV.
Manuscrito en pergamino enrollado. Plata, cristal, madera y esmalte azul. CANON. LIBRI QUINQUE CANONIS MEDICINAE ABU
10,7 × 257,3 cm. 38,5 × 19 × 3,8 cm. ALI PRINCIPIS FILII SINAE ALIAS CORRUPTE
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, MADRID. MINISTERIO PALACIO REAL DE LA ALMUDAINA, PALMA DE MALLORCA. AUICENNAE. QUIBUS ADDITI SUNT IN FINE EIUSDEM
DE CULTURA (AHN, CÓDICES, 1423). PATRIMONIO NACIONAL (10018792). LIBRI LOGICAE, PHYSICAE & METAPHYSICAE. ARABICE
CATÁLOGO Nº 66 NUNC PRIMUN IMPRESSI
CÁLIZ Avicena, Romae, In Typographia Medicea, 1593.
Segunda mitad del siglo XV. Pergamino.
Plata. 340 × 250 × 100 mm.
24 × 16 cm. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE HUELGAS, BURGOS. (BH MED 191).
PATRIMONIO NACIONAL (00651751).
Exposición / 349

APHORISMI SECUNDUM DOCTRINAM GALENI PLATO DE MANISES TALLA QUE REPRESENTA UN ÁNGEL MÚSICO
Maimónides, Venetiis, Bonetus Locatellus, Arcilla. Barcelona, último cuarto del siglo XV.
impens. Octaviani Scoti. 7 octubre 1497 36 cm. Madera de pino.
(i.e. Johannes Hamman, c. 1499-1500) MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (51112). 66 × 23 × 13,5 cm.
310 × 220 × 50 mm. CATÁLOGO Nº 78 MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID (56645).
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
[INC-M-26 (2)]. FUENTE CON DECORACIÓN ANTROPOMORFA ARS MUSICORUM
Manufactura de Paterna, siglos XIII-XIV. Guillem Despuig, Valentiae, Petrus Hagenbach et
MEDICINA ANTIQUA: CODEX VINDOBONENSIS 93 Loza. Leonardus Hutz; impens. Jacobi de Villa, 11 de
Edición facsimilar del original del siglo XIV. 5,5 × 24 cm. abril de 1495.
345 × 245 mm. MUSEU DE CERÁMICA DE BARCELONA (20035). Encuadernación en piel.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. FACULTAD DE 310 × 220 mm.
FARMACIA. BIBLIOTECA LEÓN FELIPE (R 726.485). GOTERA DE CAMA CON «ESCENA GALANTE EN UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
CATÁLOGO Nº 76 TORNO A UNA FUENTE». DE LA SERIE CON LA (BH INC FL-57).
HISTORIA DE DAVID Y BETSABÉ
SILLA JAMUGA MUDÉJAR Bruselas, ca. 1510-1515.
Granada, finales del siglo XV-principios del siglo XVI. Tapiz de seda y lana con hilo de oro y de plata. EL ENCUENTRO ENTRE DOS
Procedente del Monasterio de Santa Maria la 75 × 360 cm. MUNDOS: EL LEGADO DE
Real de Vitoria. PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL (10004116). OCCIDENTE
Maderas finas, marfil o hueso, pigmento, cuero CATÁLOGO Nº 79
y metal. ÁRBOL DE JESÉ. DE LA SERIE DE PAÑOS DE
93,5 × 70 × 45 cm. ESTUCHE DE JUEGOS DE UNA DE LAS HIJAS DE DEVOCIÓN
CATEDRAL PRIMADA, TOLEDO (1535). ABD-AL-RAHMAN III Manufactura flamenca, ca. 1490.
Anónimo. Siglo X. Seda y lana.
BACINA Marfil tallado. 159 × 113 cm.
Manufactura valenciana, ca. 1400. 46,5 × 9 cm. PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL (10199609).
Plata dorada, repujada y cincelada. MUSEO DE BURGOS (244).
3,2 × 34 × 34 cm. CATÁLOGO Nº 80 LIBRO DE RETRATOS, LETREROS E INSIGNIAS REALES
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA DE LOS REYES DE LEÓN Y CASTILLA
(MNAC/MAC 46298). ESCAQUES DE AJEDREZ DEL TESORO DE SAN Hernando de Ávila, 1594.
ROSENDO Acuarela y tinta sobre papel.
CAJA O ARQUILLA AMATORIA Taller fatimí. Siglo X. 350 × 245 × 35 mm.
Manufactura catalana (¿Barcelona?), siglo XIV. Procedente del Monasterio de San Salvador, MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID (D06407).
Planchas de latón estampado sobre madera. Celanova (Ourense). CATÁLOGO Nº 83
19,5 × 47 × 21 cm. Cristal de roca tallado.
MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, BARCELONA 4,5 × 4 cm / 3,2 × 2,4 cm / 3,5 × 2,5 cm / RETRATO DEL EMPERADOR MAXIMILIANO Y SU
(MNAC/MAC 5261). 4,2 × 3 cm. FAMILIA (COPIA DE UN ORIGINAL DE BERNARD
MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE OURENSE. STRIGUEL, 1460-1528)
ARCA FORRADA DE SAN CORBALÁN CATÁLOGO Nº 81 Óleo sobre lienzo.
Siglo XV. 73 × 60 cm.
Procedente del convento de Santa Cruz. ESTATUA COLUMNA CON UN PERSONAJE TOCANDO MUSEO DE LA REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN
Madera, cuero repujado y hierro. UN INSTRUMENTO FERNANDO, MADRID (856).
33 × 66 × 40 cm. Anónimo. Último cuarto del siglo XII. CATÁLOGO Nº 84
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE SEGOVIA. Piedra caliza tallada.
120 cm.
PLATO DECORADO EN VERDE Y NEGRO CON DRAGÓN OBISPADO DE PALENCIA. IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS, CÁLIZ DEL EMPERADOR
1201-1400. REVILLA DE COLLAZOS. Ca. 1525.
Cerámica vidriada. CATÁLOGO Nº 82 Plata sobredorada.
7,3 × 23 cm. MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE OURENSE.
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS ZANFONA
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/00605). Anónimo. Primera mitad del siglo XIX. VISITA DE CORTÉS A MOCTEZUMA.
CATÁLOGO Nº 77 Nogal y boj. DE LA SERIE «LA CONQUISTA DE MÉXICO»
14 × 59 × 25,5 cm. Miguel González. Último cuarto del siglo XVII.
PLATO DECORADO EN VERDE Y NEGRO CON DOS FUNDACIÓN EUGENIO FONTANEDA. CASTILLO DE AMPUDIA, Enconchado: madera policromada y concha nácar.
PERSONAJES PALENCIA. 100,2 × 52 cm.
1301-1400. MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES DE BUENOS AIRES,
Cerámica. FÍDULA «EN OCHO» ARGENTINA (6336).
6 × 25 cm. Reproducción de un instrumento del Pórtico CATÁLOGO Nº 85
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS de La Gloria.
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/00648). F. J. Luengo y M. A. Fernández, 1985. BIOMBO DE LA CONQUISTA DE MÉXICO
Madera de nogal, abeto y boj. Atribuido a Miguel González. Siglo XVII.
ESCUDILLA CON ÁNGEL 56 × 5 × 18,5 cm. Enconchado: madera policromada y concha nácar.
1451-1500. MUSEO DAS PEREGRINACIÓNS, SANTIAGO DE COMPOSTELA (209). 163,5 × 403 cm.
Cerámica vidriada. MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO.
6,8 × 15 cm. CONACULTA-INAH (10-428373).
MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS CATÁLOGO Nº 86
«GONZÁLEZ MARTÍ», VALENCIA (1/01578).
350 / Exposición

ASTROLABIO CAÑÓN BOMBARDA ARS BREVIS, AD OMNES SCIENTIAS, CUM


Gema Frisio y Gualtero Arsenio, 1554. Anónimo. Siglo XVI. EXPOSITIONE. DE ENTE. IN ARTEM GENERALEM.
Latón. 159,5 × 25 cm. EPÍTOME DE LA VIDA Y ESCRITOS DE RAIMUNDO
40 cm. MUSEO NACIONAL DE HISTORIA CASTILLO DE CHAPULTEPEC, LULIO. LIBER DE SIGNIFICATIONE DE EXISTENTIA
MUSEO NACIONAL DE HISTORIA CASTILLO DE CHAPULTEPEC, MÉXICO. CONACULTA-INAH. ET DE AGENCIA
MÉXICO. CONACULTA-INAH. Beato Raimundo Lulio, Códice del siglo XV (¿).
LINGOTE DE ORO Manuscrito en papel.
ZAFA DE LOZA DORADA CONOCIDO COMO EL Ca. 1521. 210 × 140 mm.
ATAIFOR DE LA NAVE 5,5 × 26,5 × 1,5 cm. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
Época nazarí, siglo XIV. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, MÉXICO. CONACULTA- (BH MSS 106).
Procedente de la Alcazaba de Málaga. INAH (10-220012).
Cerámica decorada. BIBLIA POLÍGLOTA COMPLUTENSE. VOLUMEN I
23 × 54 cm. COLGANTE EN FORMA DE ESCUDO Edición facsimilar del ejemplar original impreso
MUSEO DE MÁLAGA. SECCIÓN DE ARQUEOLOGÍA (5724). Ca. 1500. en Alcalá de Henares por Arnao Guillén de
Oro, plata y cobre. Brocar, 1514-1517.
MODELO DE COCA MEDIEVAL (A PARTIR DEL EXVOTO 10,5 × 8,5 cm. 370 × 265 × 55 mm.
ORIGINAL DEL MUSEO PRINS HENDRIK DE MUSEO DEL BALUARTE DE SANTIAGO, VERACRUZ, MÉXICO. EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ALCALÁ DE HENARES.
ROTTERDAM, PROCEDENTE DE LA ERMITA DE SAN CONACULTA-INAH (10-213084).
SIMÓN DE MATARÓ (BARCELONA) CATÁLOGO Nº 90 DECRETUM
José Vieta, 1941. El canonista Graciano, Imprenta de Johannes
Madera y materiales textiles. JOYEL DEL PEJE Froben, Johannes Oberbach y Froben.
MUSEU MARÍTIM DE BARCELONA (3302). ¿Madrid, antes de 1560?. Ambelburg, 1500.
5 × 4,5 cm. 422 × 588 mm.
MODELO DE UNA BOMBARDA DEL SIGLO xv OFICINA DE LA OBRA Y MUSEOS DE LA CATEDRAL DE SANTO BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM
REALIZADA A SEMEJANZA DE LAS QUE SE UTILIZARON DOMINGO. ARZOBISPADO DE SANTO DOMINGO, REPÚBLICA (COLECCIÓN INCUNABLES: 1500-7-9 GRA.D).
EN LAS NAVES DECOLÓN DOMINICANA.
Rafael Monleón, 1892. CATÁLOGO Nº 91 DIALECTICA RESOLUTIO…
Madera. Alonso de la Veracruz. Imprenta de Juan Pablos,
10 × 12 × 24 cm. JOYEL DEL LAGARTO 1554.
MUSEO NAVAL, MADRID (275). ¿Madrid, antes de 1560? 305 × 420 mm.
7 × 5,5 cm. BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM
ARCABUCILLO OFICINA DE LA OBRA Y MUSEOS DE LA CATEDRAL DE SANTO (COLECCIÓN SALA MEXICANA: RSM 1554 M4 ALO).
Anónimo. Tercer cuarto del siglo XVI. DOMINGO. ARZOBISPADO DE SANTO DOMINGO, REPÚBLICA
Acero y madera. DOMINICANA. SPECULUM CONIUGIORUM…
6,2 × 72 cm. CATÁLOGO Nº 92 Alonso de la Veracruz. Imprenta de Juan Pablos,
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL (10000329). 1556.
SANTIAGO MATAMOROS 215 × 280 mm.
MAZA Anónimo. Siglo XVII. BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM
Anónimo. Siglo XVI. Madera, pasta de caña, vidrio, cuero y textiles. (COLECCIÓN SALA MEXICANA: RSM 1556 M4 ALO).
Acero. 228 × 150 × 238 cm.
11,1 × 61 cm. MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO. LA TRINIDAD
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL (10000536). CONACULTA-INAH (10-96324). Miguel Ximénez.
CATÁLOGO Nº 93 Técnica mixta sobre tabla.
BRAZALETES MEXICAS 90 × 90 cm.
Ca. 1500. DE CIVITATE DEI MUSEO NACIONAL DEL PRADO, MADRID (06893).
Oro, plata y cobre. San Agustín, Venetiis, Bonetus Locatellus, CATÁLOGO Nº 94
7 × 4,8 × 1,7 cm / 8,2 × 3 × 1 cm / impensis Octaviani Scoti, 9 febrero 1486.
8 × 2,8 × 1 cm. Pergamino sobre cartón. LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS
MUSEO DEL BALUARTE DE SANTIAGO, VERACRUZ, MÉXICO. 240 × 180 mm. Pedro Berruguete
CONACULTA-INAH (10-213113, 10-213114 Y 10-213115). UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA Fines del siglo XV.
CATÁLOGO Nº 87 (BH INC FL-132). Óleo sobre tabla.
139 × 88 cm.
ARMADURA OPUSCULA MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO. CONACULTA-
Anónimo. Segundo tercio del siglo XVI. San Agustín, 1484. INBA (3717).
Acero. 213 × 162 × 58 mm. CATÁLOGO Nº 95
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO /UNAM
(19000337). (COLECCIÓN INCUNABLES: 1484-7-23AUG.O). VIRGEN CON EL NIÑO (MADONA DE SAN
CATÁLOGO Nº 88 FRANCISCO)
ANTIPHONAE DE QUIBUSDAM SANCTIS. PSALMI Anónimo. Siglo XVI-XVII.
SILLA DE MONTAR POENITENTIALES.LITANIAE SANCTORUM Piedra tallada.
Anónimo español, ca. 1520. Anónimo. Siglo XV. 152 × 105 × 49 cm.
Acero, oro, tejido, madera y hierro. Pergamino. MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO.
48,5 × 64,5 × 45,7 cm. 160 × 234 mm. CONACULTA-INAH (10-74757).
PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM
(10000652). (MS. 1820).
CATÁLOGO Nº 89
Exposición / 351

CRISTO DEL ÁRBOL CRUZ PROCESIONAL (LIGNUM CRUCIS) CRUZ


Anónimo. Siglo XVII. Adán Díez de la Peña, 1530. Anónimo, 1600.
Madera tallada y policromada. Plata. Piedra tallada.
154,5 × 118 × 52 cm. 61 × 39 × 9 cm. 116 × 91 × 36 cm.
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO. MUSEO FRANZ MAYER, MÉXICO (01383 GCV 007). MUSEO REGIONAL DE TLAXCALA, MÉXICO. CONACULTA-INAH
CONACULTA-INAH (10-73368). (10-341001).
CATÁLOGO Nº 96 CRUZ DE ALTAR
Ca. 1560 (montada en México). CANTORAL (OFICIO Y MISA DE SAN FRANCISCO,
CRUZ EN EL CALVARIO Cristal azul y plata sobredorada. MISA DE SAN GREGORIO ...)
Juan de Borgoña, ca. 1513-1514. CATEDRAL DE PALENCIA. Copista Fray Gaspar de Riquelme. México, 1603-
Procedente de la capilla del Colegio Mayor de CATÁLOGO Nº 102 1616.
San Ildefonso, de la antigua Universidad de Tinta y temple sobre pergamino.
Alcalá de Henares. CRUZ PARROQUIAL 810 × 600 × 105 mm.
Óleo sobre tabla. Martín de Mendiola, ca. 1557. BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM
205 × 134 cm. Plata. (RSM 782.3F IGL.2).
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID (C.U.C. 1296). 74 × 41 × 20 cm. CATÁLOGO Nº 106
CATÁLOGO Nº 97 MUSEO FRANZ MAYER, MÉXICO (01365 GCV 0005).
PILA BAUTISMAL
RESURRECCIÓN DEL SEÑOR CÁLIZ Anónimo.
Juan de Flandes, ca. 1510. Castellano, primera mitad del siglo XVI. Piedra tallada.
Temple sobre tabla. Plata en su color y sobredorada. 82,7 × 80 cm.
121,5 × 78 cm. 25,5 cm. MUSEO REGIONAL DE GUADALAJARA, MÉXICO. CONACULTA-
MUSEO SOUMAYA, MÉXICO. REAL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS, INAH (10-295786).
CATÁLOGO Nº 98 VALLADOLID. PATRIMONIO NACIONAL (00670562).
PLATO TRÍPODE CEREMONIAL
SAN JUAN ESCRIBIENDO EL APOCALÍPSIS (LA RELICARIO DE SAN PEDRO Y SAN PABLO Anónimo, ca. 1530.
JERUSALÉN CELESTE) Consuegra, siglo XVI (1579-1580). Barro cocido.
Martín de Vos. Siglo XVI. Plata sobredorada, cristal de roca, vidrio, oro 10 × 23,5 cm.
Óleo sobre lienzo. y piedras preciosas. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, MÉXICO. CONACULTA-
240 × 170 × 4 cm. 49 × 18 × 14 cm. INAH (10-81584).
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO. MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO.
CONACULTA-INAH (10-12400). CONACULTA-INAH (10-241352). UNIVERSAL VOCABULARIO EN LATÍN Y EN ROMANCE,
CATÁLOGO Nº 103 O UNIVERSALE COMPENDIUM VOCABULORUM CUM
VIRGEN MARÍA VULGARI EXPOSITIONES, 1.ER VOLUMEN
Anónimo. Siglo XVI. CUBRECÁLIZ Alfonso de Palencia, 1490.
Pasta de caña, policromada y dorada. Anónimo, ca. 1540. Pergamino.
115 × 46 × 35,5 cm. Plumas y corteza vegetal. 300 × 220 × 70 mm.
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO. 28 cm de diámetro. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
CONACULTA-INAH (10-452779). MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, MÉXICO. CONACULTA- (BH INC FL-67).
CATÁLOGO Nº 99 INAH (10-220923). CATÁLOGO Nº 107
CATÁLOGO Nº 104
TOTA PULCHRA (INMACULADA CONCEPCIÓN O GRAMÁTICA CASTELLANA
BENEDICTA DE YURIRIA) SACRA PLUMARIA DE LA EUCARISTÍA (TRÍPTICO) Antonio de Nebrija, 18 de agosto de 1492.
Atribuido a Francisco de Morales. Siglo XVI. Anónimo. Mediados del siglo XVI. 220 × 150 mm.
Óleo sobre tabla. Plumas, madera y plata. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
245,5 × 184 cm. 37,2 × 55,7 × 1,2 cm. (BH INC I-334).
MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO. MUSEO NACIONAL DE ARTE, MÉXICO. CONACULTA-INBA CATÁLOGO Nº 108
CONACULTA-INAH (10-96496). (1929).
HISTORIA GENERAL DE LAS INDIAS
MISA DE SAN GREGORIO. CRISTO SALVADOR DEL MUNDO (PANTÓCRATOR) Gonzalo Fernández de Oviedo. Sevilla, Iuam
SEGUNDO PAÑO DE LA SERIE «PAÑOS DE DEVOCIÓN» Anónimo, siglo XVI. Cromberger, 1535.
Manufactura de Pierre van Aelst. Bruselas, Plumas, algodón y lámina de plata. BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID (R/ 1261).
Brabante, ca. 1500. 114 × 99 cm. CATÁLOGO Nº 109
Oro, plata, seda y lana. MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO.
342 × 407 cm. CONACULTA-INAH (10-28966). VOCABULARIO EN LENGUA MEXICANA Y CASTELLANA
PALACIO REAL DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO, SEGOVIA. CATÁLOGO Nº 105 Alonso de Molina. Imprenta de Antonio de
PATRIMONIO NACIONAL (10005810). Espinosa y Pedro de Ocharte, 1571.
CATÁLOGO Nº 100 GREMIAL DEL ARZOBISPO JUAN DE ZUMÁRRAGA 320 × 425 mm.
Atribuido a Sancho García de Larraval. Siglo XVI. BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM
CUSTODIA DE ASIENTO Fibras textiles, hilos de oro y plata. (COLECCIÓN SALA MEXICANA: RSM 1571 M4 MOL).
Juan Ruiz el Vandalino. Sevilla, 1540-1541. 100 × 101 cm. CATÁLOGO Nº 110
86 cm de altura sin basamento. MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, TEPOTZOTLÁN, MÉXICO.
OFICINA DE LA OBRA Y MUSEOS DE LA CATEDRAL DE SANTO CONACULTA-INAH (10-12571).
DOMINGO. ARZOBISPADO DE SANTO DOMINGO, REPÚBLICA
DOMINICANA.
CATÁLOGO Nº 101
352 / Exposición

SERMONARIO EN LENGUA MEXICANA... SISTEMA DE TRANSPORTE. ZEMPOALA PLANTA DE LA CATEDRAL DE MÉXICO


Juan de la Anunciación. Imprenta de Antonio Gabriel de Chaves, 1589 Atribuida a Claudio de Arciniega. Ca. 1567-1569.
Ricardo, 1577. Texto manuscrito en tinta y dibujo con aguada Tinta sepia y gris sobre papel.
220 × 360 mm. de color sobre papel. 570 × 540 mm.
BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM 470 × 345 mm. COLECCIÓN ARQ. CARLOS FLORES MARINI, MÉXICO.
(COLECCIÓN SALA MEXICANA: RSM 1577 M4 JUA). ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS: VOL. 2362, CATÁLOGO Nº 117
CATÁLOGO Nº 111 EXP. 5 FOLS. 11V Y 12).
CATÁLOGO Nº 115 TÚMULO IMPERIAL DE LA GRAN CIUDAD DE MÉXICO
COSMOGRAPHIA… Atribuida a Francisco Cervantes de Salazar.
Pedro Apiano y Gema Frisio, 1584. CAMINO, TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO México, Antonio de Espinosa, 1560.
230 × 340 × 40 mm. Anónimo, 1588. 210 × 150 mm.
BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO. FONDO RESERVADO/UNAM Texto manuscrito y dibujo en tinta con aguada UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA
(RE 1584 API.C). de color sobre papel . (BH FLL 29563).
678 × 335 mm.
FUERO NUEVO ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS: VOL. 2737, PLANTA DE LA IGLESIA DEL CONVENTO DE SAN
Alcalá de Henares, 1509. EXP. 2, F. 3). ESTEBAN, SALAMANCA
Manuscrito, pergamino. Juan de Álava, 1524.
300 × 218 mm. BARRIOS, SAN AGUSTÍN DE LAS CUEVAS Dibujo a tinta sobre pergamino.
EXMO. AYUNTAMIENTO DE ALCALÁ DE HENARES (AMA (H) C.5). Anónimo, 1532. 522 × 928 mm.
CATÁLOGO Nº 112 Texto manuscrito y dibujo en tinta con aguada ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID. MINISTERIO DE
de color sobre papel. CULTURA (P Y D.DESGLOS. 0034).
PLANO DE LA PLAZA MAYOR DE BONILLA DE LA 605 × 454 mm. CATÁLOGO Nº 118
SIERRA, ÁVILA ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS: VOL. 2999,
Ca. 1510. EXP. 15, F. 7). TRAZA DEL RETABLO DE LA IGLESIA PARROQUIAL
Tinta y acuarela de colores sobre papel. DE SAN ANDRÉS EN VALTIERRA DE RIOPISUERGA,
526 × 600 mm. CASAS REALES EN VILLA DE CARRIÓN BURGOS
ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID. MINISTERIO DE Antonio de Miranda, 1578. Simón de Bueras, 1534.
CULTURA (P Y D, Nº 0299). Texto manuscrito y dibujo en tinta sobre papel. Tinta sepia y aguada sobre papel.
CATÁLOGO Nº 113 440 × 318 mm. 390 × 302 mm.
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS: VOL. 3343, ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID. MINISTERIO DE
PINTURAS DEL GOBERNADOR, ALCALDE Y REGIDORES EXP. 23, F. 9V). CULTURA (P Y D. DESGLOS. 0310).
DE MÉXICO (CÓDICE DE OSUNA) CATÁLOGO Nº 119
Anónimo. BASE DE COLUMNA
Edición facsimilar del original publicado en Siglo XVI. HÉRCULES SOSTIENE LA ESFERA CELESTE. PRIMER
Ciudad de México en 1565. Piedra tallada. PAÑO DE LA SERIE «LAS ESFERAS»
350 × 240 × 150 mm. 60 × 70 × 70 cm. Manufactura de Georg Wezeler sobre cartones
BIBLIOTECA NACIONAL. MADRID (VIT 26-8). MUSEO DEL TEMPLO MAYOR, MÉXICO. CONACULTA-INAH atribuidos a Bernaert van Orley. Bruselas, ca.
(10-264710). 1530.
SAN GABRIEL CHOLULA, PUEBLA Oro, plata, seda y lana.
Valentín de Jasso, 1590. TLALTECUHTLI (POSTERIORMENTE UTILIZADO COMO 350 × 310 cm.
Texto manuscrito en tinta y dibujo con aguada BASE DE COLUMNA) PALACIO REAL DE MADRID. PATRIMONIO NACIONAL (10005823).
de color sobre papel. Ca. 1500. CATÁLOGO Nº 120
457 × 345 mm. Piedra tallada.
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS: VOL. 2209, 84 × 75 × 76 cm.
EXP. 8, F. 56). MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, MÉXICO. CONACULTA-
CATÁLOGO Nº 114 INAH (10-46679).

TEZONTEPEC, PACHUCA, HIDALGO MAQUETA DE LA CATEDRAL DE SEVILLA, VISTA DESDE


Anónimo, 1571. LA CABECERA, CON SAN
LEANDRO Y SAN ISIDORO,
Texto manuscrito y digujo con aguada de color DEL RETABLO MAYOR DE LA CATEDRAL HISPALENSE
sobre amate. Jorge y Alejo Fernández Alemán. Ca. 1511-1517.
375 × 252 mm. Madera tallada, dorada, policromada y estofada.
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, MÉXICO (TIERRAS: VOL. 1810, 45 × 82 × 30 cm.
EXP. 13, F. 10). CATEDRAL DE SEVILLA (SIC RETABLO MAYOR Nº 4).
CATÁLOGO Nº 116
CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

Francisco Alcántara: cat. 51, 62, 77 MNAC-Museu Nacional d’Art de Catalunya. Barcelona 2005.
Fernando Alvira: cat. 21, 36 Fotógrafo: Matías Briansó: p. 78-79, 80, 99, 113, 149, 158,
Archivio Scala, Florencia: p. 243 185; cat. 32, 73; Fotógrafos: Calveras/Mérida/Sagristà: cat. 33,
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid: cat. 113, 118, 119 38, 47, 63
Archivo el Legado Andalusí: cat. 10, 67 Domi Mora: p. 43, 74, 94, 120-121, 145, 153
Archivo Fotográfico de la S.A. de Xestión do Plan Xacobeo. Mani Moretón: cat. 18, 35, 81
Xunta de Galicia, Santiago de Compostela: cat. 24 Horacio Mosquera-MNBA, Buenos Aires: cat. 85
Archivo Fotográfico. Museo Arqueológico Nacional, Madrid: Museo Arqueológico de Asturias: cat. 22, 23
p. 24, 35; cat. 16, 55, 68, 78 Museo Arqueológico Regional. Comunidad de Madrid, Alcalá de
Archivo Fournier: p. 94-95, 127, 236 Henares: cat. 9
Archivo General de Indias, Sevilla: p. 247, 251; cat. 41 Museo Arqueológico y Etnológico de Granada: cat. 12
Archivo General de Simancas-Agustín Cacho: cat. 40, 42 Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,
Archivo Histórico Nacional, Madrid: cat. 26, 28, 66 Madrid: cat. 84
Archivo Lunwerg, Barcelona: p. 36, 83, 210, 238-239, 241, 245 Museo de Montserrat-Abadía y Santuario de Montserrat: cat. 52
Arenas Fotografía Artística, Sevilla: p. 141 Museo de Navarra, Pamplona: p. 40, 41
Manel Armengol: p. 205 Museo de Palencia: p. 89
Javier Ayarza: cat. 102 Museo Municipal de Algeciras: p. 39; cat. 15
Juan Carlos Ballesteros: cat. 7, 14 Museo Nacional de Arte Romano, Mérida – Jacinto Capote:
Achim Bednorz: p. 87, 100 p. 31; cat. 1
Biblioteca de la Universidad de Santiago de Compostela: p. 85 Museo Nacional del Prado, Madrid: p. 150, 154, 155, 168, 171;
Biblioteca Nacional, Madrid: cat. 109 cat. 61, 83, 94
Biblioteca Universitaria, Salamanca: cat. 59 Museo Naval, Madrid: p. 212-213
Matías Briansó: p. 67 Museu Arqueològic de la Ciutat de Dènia: cat. 19
Miguel Angel Castillo: p. 252, 255-sup, 257 Museu d’Arqueologia de Catalunya, Barcelona: p. 33
José Cañedo: p. 88, 161 Museu de Mallorca: cat. 17, 20
Xavier Catalan: p. 61 Drets reservats-Museu Diocesà de Barcelona-Arquebisbat de
Colección Museo del Castillo de Peralada, Girona: p. 128, 167 Barcelona: cat. 46, 49
Conjunto Arqueológico de Medina Al-Zahra, Córdoba: cat. 8 Museu Frederic Marès, Barcelona: cat. 34, 45
Jorge Contreras: p. 269 Museu Nacional Arqueològic de Tarragona: cat. 2
Joaquín Cortés: p. 46, 214, 215 Pepe Navarro: p. 106
CRAI. Biblioteca. Reserva. (Universitat de Barcelona): cat. 39 Oficina de la Obra y Museos de la Catedral de Santo Domingo-
Jordi Cuxart: p. 29 Arzobispado de San Domingo: cat. 91, 92, 101
Depósito del Obispado de Sigüenza-Guadalajara en el Josep Ma. Oliveras Puig: p. 42, 73
Ayuntamiento de Guadalajara: cat. 44 Francisco Ontañón: p. 119, 132, 181, 182, 202-203, 206
Adolfo Enríquez: cat. 64 Oronoz, Madrid: p. 26, 71, 188, 189, 193, 195, 207, 223
Fundación Lázaro Galdiano, Madrid: cat. 43, 58 Antonio Pareja: cat. 11
Martín García Pérez: p. 49; cat. 27, 116 Patrimonio Histórico Artístico de la Universidad Complutense de
José Luis Gutiérrez: cat. 71, 72 Madrid: cat. 97
Imagen Mas, León: p. 77, 136; cat. 31 Patrimonio Nacional, Madrid: p. 52; cat. 29, 54, 56, 79, 88, 89,
Institut de France, Musée Jacquemart-André, París: p. 114 100, 120
David Jiménez: p. 69 Patronato del Conjunto Monumental de La Alhambra y
Pablo Linés: p. 162, 220, 221; cat. 3, 4, 37, 70, 74, 75, 76, 107, 108 Generalife, Granada: cat. 13
Marc Llimargas i Casas: p. 45, 47, 54-55, 58, 59, 62, 63, 65, 68, Marc Pons: p. 157
96, 110, 118, 124, 125, 135, 137, 138, 142, 143, 146, 173, Prisma, Barcelona: p. 27, 28
174, 179, 196, 209; cat. 5, 80 Ignacio del Río: cat. 69
Xurxo Lobato: p. 93, 103, 105, 200; cat. 30 Adalberto Ríos Szalay: p. 248, 255-inf, 256
Ramon Manent: cat. 6 Universidad de Valladolid. Biblioteca de Santa Cruz: cat. 25
Javier Marín: cat. 65, 82 Michel Zabé: p. 224, 227, 228, 230-231, 235, 258, 261, 262,
Maritime Museum, Rotterdam: p. 217 265, 270, 273, 274, 277, 281, 282, 284, 287, 288, 289; cat. 48,
Oscar Masats: p. 91, 108-109, 164-165, 176; cat. 60, 112 50, 53, 57, 86, 87, 90, 93, 95, 96, 98, 99, 103, 104, 105, 106,
Ramon Masats: p. 44, 51, 56-57, 117, 123, 131, 190, 199, 219 110, 111, 114, 115, 117
EXPOSICIÓN

Comisario Dirección del proyecto en México MÉXICO


Miguel Ángel Castillo Oreja Juan Manuel Corrales Roxana Calderón
Elvira Báez Eduardo del Río
Coordinación General María del Carmen Castro
Eloisa Ferrari Lozano Apoyo documental y logística Martha Guajardo
Miguel Ángel Fernández Anel Punzo Ronaldo Araujo
Guadalupe Jiménez Thalía Velasco
Comité Científico Emilio Montemayor Eva Alsmann
Miguel Ángel Ladero de Quesada Olivia Ávila Andrea Pérez del Toro
Eduard Carbonell Esteller María Fernanda González Rosario Bravo
Pilar Silva Maroto Jacqueline Correa Ignacio Méndez
José Manuel Cruz Valdovinos Marcela Montellano Armando Soto
Alfredo J. Morales Martínez Juan Márquez
Concepto museográfico Alejandro Nishimura
Consejo Asesor José Enrique Ortiz Lanz Pedro Nishimura
Maria Teresa Pérez Higuera Víctor Hugo Jasso
José María Martínez Frías Transporte
Rafael López Guzmán Desarrollo museográfico SIT Transportes Internacionales, S.A.
Ángela Franco Mata Ulises Tovar Córdova Plaza S.A. de C.V.
Miguel Taín Rogelio Granados
Seguro
Adjuntos al Comisario Diseño gráfico Axa Art Versicherung AG. Sucursal en España
Luis J. Gordo Peláez Luis Alberto Limón Aon Gil y Carvajal, S.A. Correduría de Seguros
Daniel Crespo Delgado Marco Antonio Aguilar
Ricardo García Govea

Restauración
ESPAÑA
Alacén-Restaura S.L.
Servicio de Planificación y Estudios del Ayuntamiento
de Valladolid.
Carmen Fernández Fernández.
R´Q. Projectes de conservació i restauració de béns
culturals.
Departamento de Conservación-Restauración.
Museo Frederic Màres.
Marmolejo Hernández, S.L.
Estudio de Conservación y Restauración de
Obras de Arte.
Taller de Restauración del Museo de la Catedral
de Burgos.
Taller de Restauración del Museu Diocesá
de Barcelona.
Violante Mª Rodríguez Muñoz
Roa Estudio, s.c.
AGRADECIMIENTOS

La Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, SEACEX (España) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-
Instituto Nacional de Antropología e Historia, CONACULTA-INAH (México), agradecen la colaboración de las siguientes
instituciones y personas:

ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN, Carlos López Rodríguez, Director ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID,


Eduardo Pedruelo Martín, Director ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, Magdalena Canellas Anoz, Directora ARCHIVO GENERAL DE LA
 

NACIÓN, Jorge Ruiz, Director General ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, José Luis Rodríguez de Diego, Director ARCHIVO HISTÓRICO
 

NACIONAL, Concepción Contell Barea, Directora ARCHIVO-BIBLIOTECA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA, José Mª Díaz


Fernández, Canónigo-Archivero Bibliotecario ARXIU DEL REGNE DE MALLORCA, Ricard Urgell Hernández, Director AYUNTAMIENTO DE
 

ALCALÁ DE HENARES, Bartolomé González Jiménez, Alcalde AYUNTAMIENTO DE GUADALAJARA. OBISPADO DE SIGÜENZA-


GUADALAJARA, Jesús Alique López, Alcalde y Luis Herránz Riofrio, Delegado Diocesano del Patrimonio Cultural AYUNTAMIENTO DE 

VALENCIA. MUSEU D’HISTORIA DE VALENCIA, Rita Barberá Nolla, Alcaldesa BANCO NACIONAL DE MÉXICO, Roberto Hernández,


Presidente del Consejo de Administración BIBLIOTECA DE CATALUNYA, Dolors Lamarca, Directora BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE
 

SALAMANCA, Margarita Becedas González, Directora BIBLIOTECA DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA, Montserrat Playà, Directora
 

BIBLIOTECA DE SANTA CRUZ. UNIVERSIDAD DE VALLADOLID, Pilar Rodríguez Marín, Directora BIBLIOTECA NACIONAL, Rosa Regás, 

Directora BIBLIOTECA NACIONAL DE MÉXICO, Vicente Quirarte, Director BIBLIOTECA UNIVERSITARIA DE SANTIAGO DE COMPOSTELA,
 

María Virtudes Pardo Gómez, Directora CATEDRAL DE SEVILLA, Francisco Ortiz Gómez, Dean de la Catedral CATEDRAL DE TORTOSA,
 

Manuel Giner Mercé, Dean de la Catedral CATEDRAL PRIMADA DE TOLEDO, Santiago Calvo Valencia, Dean del Cabildo CENTRE DE
 

DOCUMENTACIÓ I MUSEU TÉXTIL DE TERRASSA, Eulalia Morral, Directora CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA, María Ángeles Albert,


Directora CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS CONDUMEX, Manuel Ramos, Director CENTRO NACIONAL DE CONSERVACIÓN Y
 

REGISTRO DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO MUEBLE, Walther Boelsterly, Director COLECCIÓN PARTICULAR CARLOS FLORES MARINI  

COLECCIÓN PARTICULAR. VALENCIA CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE MEDINA AL-ZAHRA, Antonio Vallejo Triano, Director
 

DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE SEGOVIA, Javier Santamaria Herránz, Presidente EMBAJADA DE ESPAÑA EN MÉXICO, Cristina Barrios,


Embajadora FUNDACIÓN EUGENIO FONTANEDA. CASTILLO DE AMPUDIA, María Teresa Berthet FUNDACIÓN LÁZARO GALDIANO,
 

Letizia Arbeteta, Directora GRUPO FINANCIERO BANAMEX, Alfredo Harp Helú, Presidente del Consejo de Administración INSTITUTO DE
 

VALENCIA DE DON JUAN, Duque de Huéscar, Presidente del Patronato INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES, Saúl Juárez, Director


General MUSEO AROCENA, CENTRO CULTURAL AROCENA LAGUNA A.C., Gustavo Díaz de León, Representante Legal MUSEO
 

ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS, Elisa Collado, Directora MUSEO ARQUEOLÓGICO DE MURCIA, Mª Ángeles Gómez Ródenas, Directora
 

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA, Fernando Fernández Gómez, Director MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, Rubí Sanz Gamo,


Directora MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL. ALCALÁ DE HENARES, Enrique Vaquedano Pérez, Director MUSEO ARQUEOLÓGICO Y
 

ETNOLÓGICO DE CÓRDOBA, María Dolores Baena Alcántara, Directora MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO DE GRANADA, Carlos


Vilchez Vilchez, Director MUSEO ARQUEOLOXICO PROVINCIAL DE OURENSE, Francisco Fariña Busto, Director MUSEO BALUARTE DE
 

SANTIAGO, David Morales, Director de Museos de Veracruz MUSEO CASA DE COLÓN. AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID, Francisco Javier


León de la Riva, Alcalde MUSEO CATEDRAL-BASÍLICA DE SAN MARTÍN DE OURENSE, Modesto Alonso Touza, Dean de la Catedral
 

MUSEO DE BURGOS, Belén Castillo Iglesias, Directora MUSEO DE CÁCERES, Juan Valades Sierra, Director MUSEO DE HUESCA, Vicente
 

Baldellou, Director MUSEO DE JAÉN, José Chicharro Chamorro, Director MUSEO DE LA ALHAMBRA, Maria del Mar Villafranca Jiménez,
 

Directora del Patronato del Conjunto Monumental de la Alhambra y Generalife MUSEO DE LA CATEDRAL DE ASTORGA, Bernardo Velado Graña,


Canónigo de la Catedral-Director del Museo MUSEO DE LA CATEDRAL DE BURGOS, Matias Vicario Santamaria, Presidente del Cabildo MUSEO
 

DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA, Alejandro Barral Iglesias, Presidente-Director de la Comisión de Cultura-Museo MUSEO DE 

LA EXCATEDRAL DE SAN VICENTE MÁRTIR DE RODA DE ISÁBENA, HUESCA-OBISPADO DE BARBASTRO-MONZÓN, José María Liminyana
Idilalfaro, Párroco-Director y Enrique Calvera, Delegado Diocesano del Patrimonio Cultural MUSEO DE LA REAL ACADEMIA DE BELLAS


ARTES DE SAN FERNANDO, Antonio Bonet Correa, Académico-Director MUSEO DAS PEREGRINACIONS, Bieito Pérez Outeiriño, Director
 

MUSEO DE MÁLAGA, Rafael Puertas Pricas, Director MUSEU DE MALLORCA, Joana Maria Palau Sant Pol, Directora MUSEO DE
 

PALENCIA, Francisco Javier Pérez Rodríguez, Director MUSEO DE SANTA CRUZ, Rafael García Serrano, Director MUSEO DE TERUEL,
 

Carmen Escriche Jaime, Directora MUSEO DE ZARAGOZA, Miguel Beltrán Lloris, Director MUSEO DEL PUEBLO MAYA, DZIBILCHALTÚN,
 

Diana Liz Trejo, Directora MUSEO DEL RETABLO, BURGOS, Agustín Lázaro López, Director MUSEO DEL TEMPLO MAYOR, Juan
 

Alberto Román, Director MUSEO DIOCESANO DE LA CATEDRAL DE HUESCA, José Mª Nasarre López, Director MUSEO DIOCESANO DE
 

URGELL, Antoni Cagigos, Director MUSEO DIOCESANO Y CATEDRALICIO DE VALLADOLID, Luis Mª Isusi Baque, Director MUSEO FRANZ
 

MAYER, Héctor Rivero Borrell, Director General MUSEU MARÍTIM DE BARCELONA, Roger Marcet i Barbé, Director MUSEO MUNICIPAL
 

DE ALGECIRAS, Antonio Torremocha Silva, Director MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA, Felipe Solís, Director MUSEO
 
NACIONAL DE ARTE, Roxana Velásquez Martínez del Campo, Directora MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA, José Mª 

Álvarez Martínez, Director MUSEO NACIONAL DE ARTES DECORATIVAS, Alberto Bartolomé Arraiza, Director MUSEO NACIONAL DE
 

BELLAS ARTES DE BUENOS AIRES, Alberto Belluci, Director MUSEO NACIONAL DE CERÁMICA Y ARTES SUNTUARIAS «GONZÁLEZ 

MARTÍ», Jaime Coll Conesa, Director MUSEO NACIONAL DE HISTORIA, CASTILLO DE CHAPULTEPEC, Salvador Rueda, Director
 

MUSEO NACIONAL DEL PRADO, Miguel Zugaza, Director MUSEO NACIONAL DEL VIRREINATO, Miguel Fernández Félix, Director  

MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, Fernanda Matos, Directora MUSEO NAVAL, Fernando Riaño Lozano, Contralmirante-Director  

MUSEO REGIONAL DE GUADALAJARA, Martelva Gómez, Directora MUSEO REGIONAL DE TLAXCALA, Claudia Guzmán, Directora  

MUSEO REGIONAL DE YUCATÁN, PALACIO CANTÓN, Blanca González, Directora MUSEO SOUMAYA, Soumaya Slim, Directora  

MUSEU ARQUEOLÒGIC DE LA CIUTAT DE DÉNIA, Josep A. Silvert Santonja, Director MUSEU D’ARQUEOLOGIA DE CATALUNYA, Xavier 

Aquiluè Abadias, Director MUSEU DE CERÀMICA DE BARCELONA, Marta Montmany, Directora MUSEU DE L’ALMODÍ DE XÀTIVA,
 

Mariano González Baldovi, Director MUSEU DE MONTSERRAT, Padre Josep Laplana, Director MUSEU DIOCESÀ DE BARCELONA, Josep
 

Maria Bonet, Director MUSEU EPISCOPAL DE VIC, José María Riba, Director MUSEU FREDERIC MARÉS, Pilar Vélez, Directora MUSEU
  

NACIONAL ARQUEOLÒGIC DE TARRAGONA, Maria Pilar Sada y Castillo, Directora MUSEU NACIONAL D’ART DE CATALUNYA, Eduard 

Carbonell i Esteller, Director OBISPADO DE PALENCIA-IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS, REVILLA DE COLLAZOS Y MUSEO


DIOCESANO, Ángel Sancho Campo, Delegado Diocesano de Patrimonio Cultural y Director del Museo Diocesano OFICINA DE LA OBRA Y 

MUSEOS DE LA CATEDRAL DE SANTO DOMINGO-ARZOBISPADO DE SANTO DOMINGO, Arq. Estebán Prieto Vicioso, Arquitecto-Director 

PALACIO REAL DE LA ALMUDAINA, PALMA DE MALLORCA; PALACIO REAL DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO, SEGOVIA; PALACIO REAL
DE MADRID; REAL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE TORDESILLAS, VALLADOLID; REAL MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE
HUELGAS, BURGOS. PATRIMONIO NACIONAL, Yago Pico de Coaña y Valicourt, Presidente del Patronato PARROQUIA DE SANTO TOMÉ Y 

EL SALVADOR, TOLEDO, Demetrio Fernández González, Párroco PATRONATO DEL MNA, David Segur, Presidente PATRONATO DEL  

MNH, Federico Sada, Presidente REAL CONVENTO DE RELIGIOSAS CAPUCHINAS DE CASTELLÓN, Josefina García, Madre Superiora
 

TELEVISA, Emilio Azcárraga Jean, Presidente UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA DE LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E


HISTORIA, Isabel Carreira, Directora UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. BIBLIOTECA HISTÓRICA, Ana Santos Aramburo,


Directora UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. RECTORADO, Carlos Berzosa Alonso Martínez, Rector UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
 

DE MADRID. FACULTAD DE FARMACIA. BIBLIOTECA«LEÓN FELIPE», Francisco Javier Puerto Sarmiento, Director UNIVERSIDAD 

IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO, José Morales Orozco, S. J., Rector UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO, Juan 

Ramón de la Fuente, Rector Xunta de Galicia S.A. DE XESTION DO PLAN XABEO, José Manuel García Iglesias, Comisario General de


Exposiciones 

Agradecen asimismo la colaboración de:

Rosa Abella Emilia Aglio Juan Álvarez de Quevedo Josep Antón Remola Jorge Badel Roses Pilar Barraca de Ramos Mª José
     

Barri Cristóbal Belda Navarro Pilar Benito Helena Bernardo María Bigón Jordi Camps Silvia Carbonell José Carrasco
      

Pellicer Paula Casajús Mª Antonia Casanovas Ángels Casanovas Romeo Miguel Castillo Marina Chinchilla Mª Antonia
     

Colomar Mª Luisa Cuenca Carmen Cuevas Antonio F. Dávila Serrano Lourdes de Luis Juan Carlos de la Mata Miguel
     

Ángel Elvira Barba Silvia Fayanas Pilar Flores Carmen Franc Mª Luisa Fuente José Manuel García Fernández Marina
     

García Pita Felipe V. Garín Llombart Anastasio Gómez Hidalgo Camila González Rafael González Blanco Mercedes
    

González de Amezúa Miguel Ángel González García Concha Herrero Mª Jesús Herrero Julia Irigoyen Ramón Izquierdo
     

Carmen Juárez Mª Dolores Jurado Teresa Laguna Ana Lamelas José Luis Latorre Mª Teresa Llecha Amparo López
     

Redondo Montserrat Maciá i Gou Rosa María Manote Carmen Mañueco José Marín Benigno Marqués Fernando Martín
      

Pompeyo Martín Alfons Martinell José Manuel Matilla Eugenia Mazueco Caterina Mieiras i Barceló Paloma Muñoz Campos
    

Marta Negro Victor M. Nieto Alcalde José Mª Nogales Herrera Cristina Partearroyo Juan Paz Mª Isabel Pesquera Pilar
     

Pintor Alonso Teresa Redondo Pilar Roncero Gracia Sánchez Marisa Sánchez Xose Manuel Sánchez Abelardo Santamaría
     

Isabel Serrano Álvaro Soler José Suárez Francesc Tarrats Bou Alberto Torra Josep Mª Truyen Neus Verger Josep Vicent
      

Lerma Juan Antonio Yeves Andrés Carmen Yuste


  
CATÁLOGO

Editan
Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior de España, SEACEX
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Instituto Nacional de Antropología e Historia,
CONACULTA-INAH
Lunwerg Editores

Dirección
Miguel Ángel Castillo Oreja

Coordinación general
Eloisa Ferrari Lozano

Documentación
Luis J. Gordo Peláez
Daniel Crespo Delgado

Coordinación editorial (México)


Salvador Rueda

© 2005 SEACEX
© 2005 Instituto Nacional de Antropología e Historia/CONACULTA
© 2005 Lunwerg Editores
© De los textos, sus autores
© De las ilustraciones, los propietarios de las obras

Reservado todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial sin la debida autorización.

ISBN: 84-96008-79-7 (SEACEX)


968-03-0116-8 (INAH)
84-9785-207-9 (Lunwerg Editores)

Depósito Legal: B-36161-2005

Imagen de cubierta: Relieve con caballos de la Epifanía. Catedral de Santiago de Compostela.

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