Histología

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Trabajo Grupal:

Sobre Células y Tejidos….

Anatomía y Fisiología Humana

Docente: LIC. Clara Coronel


Integrantes:
 Leandra Strassburger
 María Rosa Borja
 Blanca Samudio
 Cecilio Insaurralde

Técnico en Enfermería 2do año.

2024.

Introducción
Las células son los componentes básicos del cuerpo. Todos los tejidos y
órganos están formados por miles de millones de células diferentes. El
tamaño de las células humanas varía de unas a otras, pero todas son
muy pequeñas. Incluso la mayor de todas, el óvulo fecundado, es tan
pequeña que no es perceptible a simple vista.

Todas las células del cuerpo de una persona son descendientes de dos
células, el óvulo de la madre y el espermatozoide del padre. Después de
la unión del óvulo y el espermatozoide (fecundación), el óvulo fecundado
es una única célula. Esta célula, el cigoto, se divide muchas veces y, a
medida que se divide, las células descendientes desarrollan diferentes
características y funciones. Estas células diferentes forman finalmente
los distintos órganos (véase también Fases del desarrollo del feto).

Son muchos y muy diversos los tipos de células que constituyen el


organismo, y cada uno está dotado de una estructura y una función
propias. Algunos tipos de células incluyen:

Células sanguíneas

Células musculares

Células cutáneas

Células nerviosas

Células glandulares

Algunas células, como las células sanguíneas, se desplazan libremente


en la sangre y no están unidas unas a otras. Otras, como las células
musculares, están firmemente unidas entre sí.

Algunas células, como las células de la piel, se dividen y se reproducen


con rapidez. Otras, como ciertas células nerviosas, no se dividen ni se
reproducen, salvo en circunstancias excepcionales.

Las células
Además de las células humanas, el cuerpo humano tiene células
extrañas. Las células extrañas son microorganismos, como bacterias y
hongos, que viven en la piel y en las vías respiratorias, la boca y los
tractos digestivo, reproductor y urinario sin causar ningún daño. Los
microorganismos que habitualmente ocupan un sitio corporal particular
se denominan flora saprófita o microbioma. Gran parte de la flora
saprófita es realmente útil para las personas, por ejemplo, ayudando a
digerir los alimentos o al impedir el crecimiento de otras bacterias más
peligrosas.

Los virus no son células. Los virus contienen material genético (ADN o
ARN), pero requieren una célula viva para multiplicarse.

Estructura de las células

Aunque a menudo se consideran la unidad más pequeña de un


organismo vivo, están constituidas por elementos aún más pequeños,
cada uno de ellos dotado de una función propia.

Las células humanas tienen una membrana superficial (denominada


membrana celular) que mantiene unidos los contenidos. Sin embargo,
esta membrana no es una simple envoltura, es un participante activo en
la vida de una célula. La membrana controla qué sustancias químicas y
otras sustancias pueden entrar y salir de la célula. La membrana
también posee receptores que identifican la célula con otras células.
Estos receptores reaccionan también ante sustancias producidas por el
organismo y ante fármacos introducidos en el mismo, y permiten que
estas sustancias o fármacos entren o salgan de la célula de forma
selectiva (véase Receptores celulares). Las reacciones que se producen
en los receptores a menudo alteran o controlan las funciones celulares.
Un ejemplo de ello es la unión de la insulina a los receptores de la
membrana celular para permitir que la glucosa entre en las células y
ayudar para mantener los niveles apropiados de azúcar en sangre.

Dentro de la membrana celular existen dos compartimentos


principales:

El citoplasma

El núcleo

El citoplasma contiene estructuras que consumen y transforman la


energía, y que realizan las funciones de la célula.
El núcleo contiene el material genético de la célula (genes y
cromosomas), que contiene a su vez todas las instrucciones sobre el
funcionamiento de la célula y controla la división y la reproducción
celulares.

Las mitocondrias son estructuras minúsculas situadas en el interior del


citoplasma de todas las células que proporcionan energía a la célula.

Interior de la célula

Si bien existen distintos tipos de células, la mayoría de ellas poseen los


mismos componentes. Una célula tiene un núcleo y un citoplasma, y
está delimitada por la membrana celular que regula lo que sucede
dentro y fuera de ella. El núcleo contiene los cromosomas que
constituyen el material genético de la célula, al igual que un nucléolo
que produce los ribosomas. Los ribosomas producen proteínas, que el
aparato de Golgi compacta de modo que puedan abandonar la célula. El
citoplasma está constituido por un material fluido y por los orgánulos
celulares, que pueden considerarse los órganos de la célula. El retículo
endoplasmático transporta materiales en el interior de la célula. Las
mitocondrias generan la energía necesaria para las actividades
celulares. Los lisosomas contienen enzimas que pueden descomponer
las partículas que entran en la célula. Los centríolos participan en la
división de la célula.

Función de las células

Algunas células, sobre todo las glandulares, tienen por función principal
la producción de sustancias complejas como las hormonas o las
enzimas. Las hormonas son mensajeros químicos que controlan y
coordinan las actividades a través del organismo. Por ejemplo, la insulina
es una hormona producida por ciertas células del páncreas para ayudar
a regular las concentraciones de azúcar en sangre. Las enzimas son
proteínas complejas que controlan y llevan a cabo casi todos los
procesos y reacciones químicas del organismo. Otras células del
páncreas producen enzimas digestivas que descomponen los alimentos
para que puedan ser absorbidos.

Algunas células producen otras sustancias útiles, como las células de la


mama, que producen leche, las células del revestimiento de los
pulmones, que producen moco, y las células de la boca, que producen
saliva.
Existen otras células cuya función primordial no es la producción de
sustancias. Por ejemplo, las células musculares se contraen, lo que
permite el movimiento. Este es el caso, también, de las neuronas, que
generan y conducen impulsos eléctricos, permitiendo de este modo la
comunicación del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal)
con el resto del organismo.

Tejidos y órganos

Los tejidos están formados por la unión de células relacionadas. Las


células de un tejido no son idénticas pero trabajan juntas para
desarrollar funciones específicas. Por ejemplo, el tejido muscular tiene
células musculares, que se contraen para hacer que el músculo se
mueva. El tejido muscular también tiene células nerviosas, que envían
señales para indicar al músculo cuándo debe contraerse y relajarse.
Cuando se analiza al microscopio una muestra de tejido (biopsia), se
observan diversos tipos de células, aunque el interés del médico se
centre en un tipo específico.

El tejido conjuntivo es el tejido resistente y a menudo fibroso que tiene


la función de mantener unidas las estructuras corporales y proporciona
resistencia y elasticidad. Se encuentra en casi todos los órganos y es
uno de los componentes principales de la piel, los tendones, las
articulaciones, los ligamentos, los vasos sanguíneos y los músculos. Las
características del tejido conjuntivo y de los tipos de células que este
contiene varían según su localización en el organismo.

Cada órgano tiene una estructura reconocible (por ejemplo, el corazón,


los pulmones, el hígado, los ojos y el estómago) y es capaz de
desarrollar funciones específicas. Un órgano está formado por diferentes
tipos de tejidos y, por lo tanto, diversos tipos de células. Por ejemplo, el
corazón está formado por tejido muscular, que al contraerse produce la
circulación de la sangre; por tejido fibroso, que forma las válvulas del
corazón, y por células especiales que controlan la frecuencia y el ritmo
del latido cardíaco. El ojo contiene células musculares que abren y
cierran la pupila, células claras que constituyen el cristalino y la córnea,
células que producen el líquido intraocular, células fotosensibles y
células nerviosas que transmiten los impulsos al cerebro.

Incluso un órgano tan simple en apariencia como la vesícula biliar


contiene distintos tipos de células, como las que forman el revestimiento
interior resistente a los efectos irritantes de la bilis, células musculares
que se contraen para expulsar la bilis y células que forman la capa
externa fibrosa que mantiene unida a la vesícula en su conjunto.

Sistemas orgánicos.

Aunque cada órgano del cuerpo realiza sus funciones específicas, los
órganos también funcionan juntos por grupos, a los que se denomina
sistemas orgánicos (véase la tabla Major Organ Systems). Los médicos
clasifican las enfermedades y sus propias especialidades médicas de
acuerdo a los diferentes sistemas orgánicos.

Algunos ejemplos de sistemas orgánicos y sus funciones son el aparato


digestivo, el sistema cardiovascular y el sistema musculo esquelético.

 El aparato digestivo (o gastrointestinal), que se extiende desde la


boca hasta el ano, se encarga de recibir los alimentos, digerirlos y
eliminar los residuos en las heces. El aparato digestivo no solo
está formado por el estómago, el intestino delgado y el intestino
grueso, que mueven y absorben los alimentos, sino que incluye
también órganos asociados, como el páncreas, el hígado y la
vesícula biliar, los cuales producen enzimas digestivas, eliminan
las toxinas y almacenan las sustancias necesarias para la
digestión.
 El sistema cardiovascular incluye el corazón (cardio) y los vasos
sanguíneos (vascular). Este sistema es el encargado del bombeo y
de la circulación de la sangre.
 El sistema musculoesquelético está formado por los huesos, los
músculos, los ligamentos, los tendones y las articulaciones, que
sostienen el cuerpo y permiten su movilidad.

Sistemas orgánicos que trabajan juntos

Los sistemas orgánicos a menudo trabajan juntos para realizar tareas


complicadas. Por ejemplo, después de una comida copiosa, varios
sistemas orgánicos trabajan de forma conjunta para ayudar al sistema
digestivo a obtener más sangre para realizar sus funciones. El sistema
digestivo recurre a la ayuda del sistema cardiovascular y del sistema
nervioso. En este caso, los vasos sanguíneos del aparato digestivo se
dilatan para transportar más sangre. Se envían impulsos nerviosos al
cerebro indicándole que la actividad digestiva ha aumentado. Es más, el
aparato digestivo estimula de forma directa el corazón mediante
impulsos nerviosos y sustancias químicas liberadas en el torrente
sanguíneo. El corazón responde con una mayor irrigación sanguínea. El
cerebro responde al percibir menos hambre, más plenitud, y menos
interés en la actividad física vigorosa (sistema músculo-esquelético), lo
que conserva más sangre para que sea utilizada por el sistema digestivo
en lugar de por los músculos esqueléticos.

La comunicación entre órganos y sistemas es fundamental. La


comunicación permite regular el funcionamiento de cada órgano de
acuerdo con las necesidades generales del organismo. En el ejemplo
anterior, el corazón tiene que saber cuando los órganos digestivos
necesitan más sangre para que pueda bombear más. Cuando el corazón
sabe que el cuerpo está en reposo, puede bombear menos. Los riñones
deben recibir la información necesaria para saber cuándo existe un
exceso de líquido en el organismo, para producir más orina, o cuándo el
organismo está deshidratado, para que puedan retener el agua.

Homeostasis es el término utilizado para describir cómo el cuerpo


mantiene su composición y funciones normales. Dado que los sistemas
de órganos se comunican entre sí, el cuerpo es capaz de mantener
estables la composición de los fluidos y las sustancias internas. Además,
los órganos no trabajan ni en exceso ni en defecto y cada uno facilita las
funciones de los demás.

La comunicación necesaria para mantener la homeostasis tiene lugar a


través del sistema nervioso autónomo y del sistema endocrino. La
transmisión se lleva a cabo mediante productos químicos especiales
llamados transmisores.

 El sistema nervioso autónomo controla en gran parte la compleja


red de comunicación que regula las funciones corporales. Esta
parte del sistema nervioso funciona sin que la persona tenga
conciencia de ello y sin que se perciba una señal evidente de que
está trabajando. Los transmisores denominados neurotransmisores
conducen mensajes entre diferentes partes del sistema nervioso, y
entre el sistema nervioso y otros órganos.
 El sistema endocrino consta de varias glándulas que producen
transmisores químicos llamados hormonas. Las hormonas viajan a
otros órganos a través del torrente sanguíneo y regulan la función
de esos órganos. Por ejemplo, la glándula tiroidea produce la
hormona tiroidea, que controla el ritmo metabólico (la velocidad a
la cual se llevan a cabo los procesos químicos del organismo). El
páncreas produce la insulina, que controla la utilización del azúcar.

Uno de los transmisores más conocidos es la hormona epinefrina


(epinefrina [adrenalina]). Cuando alguien se encuentra de repente ante
una situación de estrés o de miedo, el cerebro envía de inmediato un
mensaje a las glándulas suprarrenales para que liberen rápidamente la
epinefrina (adrenalina). En determinados momentos, esta sustancia
química pone al organismo en estado de alerta, una respuesta que suele
conocerse como respuesta de lucha o huida. El corazón late más rápido
e intensamente, las pupilas se dilatan para recibir más luz, la respiración
se acelera y la actividad del aparato digestivo disminuye para que llegue
más sangre a los músculos. Este efecto tiene lugar de manera rápida e
intensa.

Otras comunicaciones químicas son menos espectaculares pero


igualmente eficaces. A modo de ejemplo, cuando el cuerpo se
deshidrata necesita más agua, se reduce el volumen de sangre que
circula por el sistema cardiovascular. Esta disminución del volumen
sanguíneo la perciben los receptores de las arterias del cuello.
Responden enviando impulsos a través de los nervios hacia la hipófisis
(glándula pituitaria), una glándula situada en la base del cerebro que, en
ese caso, produce la hormona antidiurética. Esta hormona estimula a su
vez los riñones, para que estos disminuyan la producción de orina y
retengan más agua. Simultáneamente, el cerebro percibe la sensación
de sed y estimula a la persona para que ingiera líquidos.
Qué es la Histología?

La histología es una disciplina que forma parte de la biología y examina


los tejidos de los organismos a través de un microscopio para conocer su
estructura y sus funciones. También se la denomina “anatomía
microscópica” o “micro anatomía”. La palabra histología proviene del
griego, histo que significa “tejido” y logos, que significa “conocimiento”.

Marcello Malpighi, anatomista y biólogo italiano, es considerado el


fundador de la histología por haber sido el primero en examinar células
vivas a través de un microscopio a comienzos del siglo XVII. Malpighi fue
quien descubrió la existencia de unidades pequeñas dentro de los
tejidos, denominadas células.

Qué estudia la histología?

La histología estudia la estructura microscópica de los tejidos, es decir,


agrupaciones complejas de células organizadas para cumplir una función
determinada. El ser humano, por ejemplo, se origina a partir de la fusión
de dos células: un óvulo y un espermatozoide. Ambas células, a su vez,
luego se dividen de manera repetida para formar nuevas células que
conforman los diferentes tejidos, órganos y sistemas del cuerpo humano.
Los exámenes histológicos permiten conocer cómo se organizan,
interrelacionan y funcionan los diversos componentes del organismo.

Los exámenes histológicos brindan aportes importantes para:


 La histopatología. Es la parte de la histología que examina
muestras de tejido tomadas de un organismo enfermo para
conocer más sobre las posibles causas de la enfermedad y brindar
un diagnóstico más preciso.
 Las investigaciones forenses y las autopsias. El análisis de los
tejidos biológicos, mediante técnicas especiales, pueden
esclarecer las causas de muertes inesperadas y proporcionar
pruebas científicas a disposición de la justicia.
 La arqueología. Mediante el examen de las células y los tejidos
biológicos encontrados en restos recuperados de las antiguas
sociedades, se puede obtener información sobre su historia.
 La educación. Las técnicas básicas de la histología se enseñan en
los talleres de laboratorio para introducir a los alumnos en el
concepto de microestructuras de los distintos organismos.

Desde la biología general se reconoce la existencia de dos grupos de


organismos: las plantas vasculares (del reino plantae) y los animales (del
reino animal). A partir de esa distinción, la histología se subdivide en
histología vegetal y en histología animal para categorizar los diferentes
tejidos.

Histología animal

Los tejidos conectivos contienen un material viscoso que separa las


células entre sí.

La histología animal estudia los tejidos orgánicos de los animales que, a


diferencia del reino vegetal, poseen células que forman organismos muy
diversos en cuanto a su forma y su función. Los tejidos animales se
clasifican en cuatro tipos:

 Tejidos epiteliales. Los constituyen varias capas de células unidas


entre sí que forman una membrana celular que recubre todas las
superficies del organismo (como la epidermis, tractos digestivo y
respiratorio) y las cavidades internas (como las arterias, venas y
capilares).
 Tejidos conectivos o conjuntivos. Contienen células de forma
variada junto con un material viscoso que las separa entre sí,
denominado “sustancia intercelular”, que permite unir a los demás
tejidos para brindar sostén e integración, por ejemplo, al tejido
adiposo, al cartilaginoso, al óseo y al sanguíneo.
 Tejidos musculares. Están formados por células alargadas
denominadas “fibras musculares”, que contienen miofibrillas
capaces de contraer y dar elasticidad a los músculos. Según la
forma y el tipo de contracción, los músculos se clasifican en
esqueléticos, cardíacos y lisos.
 Tejidos nerviosos. Están compuestos por células denominadas
“neuronas” que establecen un complejo sistema de conexión y
tienen la capacidad de regenerarse de manera extremadamente
lenta. Funcionan como receptores de estímulos (neuronas
sensitivas) a los que responden con impulsos nerviosos (neuronas
motoras) que se propagan sucesivamente a otras neuronas
(neuronas de asociación).
 Tejido óseo: La fuerza, la forma y la estabilidad del cuerpo humano
dependen del sistema musculoesquelético. El aspecto más fuerte
de ese sistema es la arquitectura ósea subyacente.
El hueso es una forma modificada de tejido conectivo, el cual está
constituido por dos componentes principales: la matriz
extracelular y las células. La matriz ósea es un material
extracelular con alta concentración de minerales a base de calcio
y fosfato, responsable de la naturaleza dura y calcificada del tejido
óseo. Las principales células encontradas en el tejido óseo son los
osteoblastos, los osteoclastos y los osteocitos. Estas células
actúan en el mantenimiento de la homeostasis ósea, y sus
funciones incluyen la producción de matriz ósea. Son factores
determinantes en la clasificación del tejido óseo; la estructura
histológica, la forma de osificación, su apariencia en un corte
transversal y el grado de madurez.
 Tejido Nervioso: El tejido nervioso es el conjunto de células
especializadas que forman el sistema nervioso. Las funciones más
importantes del tejido nervioso son recibir, analizar, generar,
transmitir y almacenar información proveniente tanto del interior
del organismo como fuera de éste. Es un complejo sistema
encargado de regulación de diversas funciones orgánicas vitales
como son la respiración, la alimentación, la digestión, el sueño,
etc. También es el origen de funciones muy complejas y abstractas
como el pensamiento, la memoria y el aprendizaje.
Desde el punto de vista anatómico, el sistema nervioso puede
dividirse en sistema nervioso central (SNC) —que incluye el
encéfalo y la médula espinal— y sistema nervioso periférico (SNP)
—el cual comprende los nervios espinales, los nervios craneales y
sus ganglios relacionados—. Desde un punto de vista funcional
también se puede dividir en sistema nervioso somático o
voluntario y sistema nervioso autónomo (que, a su vez, se
subdivide en sistema simpático y parasimpático).

Importancia de la histología

El estudio de la histología permite conocer la estructura y la función de


los órganos a través del examen microscópico de las células que los
conforman. Los resultados de los estudios histológicos son claves para la
medicina y para la biología, tanto para conocer las propiedades del
organismo en condiciones normales como para examinar la presencia de
patologías, su evolución y su posible diagnóstico.

Conclusión
La célula representa la unidad morfológica y funcional que compone a
los seres vivos. De acuerdo con la teoría celular, propuesta por Schleiden
y Schwann en el año 1838, “todos los organismos vivos están formados
por la asociación de células y sus productos”. En consecuencia, para
iniciar el estudio de la estructura microscópica y la organización de los
tejidos, órganos y sistemas que integran al cuerpo humano, es necesario
estudiar primero las características estructurales de las células. Estas
características estructurales se observan de diversas formas, según
sean la técnica empleada para la preparación de las muestras de células
y el tipo de instrumento utilizado para su observación. Con el
microscopio óptico, o de luz de campo claro, se identifican algunos de
sus componentes con las tinciones de rutina, como la hematoxilina y
eosina (H y E); otros se pueden visualizar sólo mediante la aplicación de
técnicas tintoriales especiales, o bien por métodos histoquímicos o el
uso de anticuerpos marcados y el microscopio de fluorescencia.
Anexo

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