Santo Rosario en Honor A La Inmaculada Niña María
Santo Rosario en Honor A La Inmaculada Niña María
Santo Rosario en Honor A La Inmaculada Niña María
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber pecado, porque he
merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a Ti, que eres bondad infinita, a quien
amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de
pecar, confesarme y cumplir la penitencia, Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén.
Abre señor mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Señor atiende en mi ayuda, date prisa en
socorrernos. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
OFRECIMIENTO
Inmaculada Niña, encanto de nuestro corazón; venimos en torno a tu cuna, a implorar nos acompañes en este
Rosario para que por la poderosísima intervención que tienes ante tu Divino Hijo, que nada te niega, nos
obtengas lo que necesitamos ahora en esta vida y sobre todo en la hora de nuestra muerte. Recuerda que
somos pecadores, míranos con compasión y aboga por nosotros Inmaculada Niña.
PRIMER MISTERIO
Inmaculada Niña, encanto de la Santísima Trinidad; Hija predilecta del Padre amantísimo, Madre de tu Divino
Hijo y Castísima Esposa del Espíritu Santo; Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad; intercede por
nosotros, hermosísima Niña, para que Dios Trino y uno se digne hoy y siempre a morar en nosotros.
Padre Nuestro, 10 Ave Marías y Gloria.
SEGUNDO MISTERIO
Inmaculada Niña, encanto de toda la corte angelical, que como Reina y Señora te rinden homenaje los
Ángeles y Serafines, que extasiados contemplan y gozan tu incomparable candor y belleza celestial; ruega por
nosotros, para que, como los ángeles, seamos puros en mente y corazón.
TERCER MISTERIO
Inmaculada Niña, encanto de los Patriarcas, Profetas y de todos los Santos del pueblo escogido por Dios, y
que en la Gloria te ensalzan y bendicen por ser la Madre del Mesías que tan ardiente esperamos; contemplan
en ti a la Hija predilecta de Israel, la Gloria de Jerusalén; más hermosa que la reina Esther y mucho más
valerosa que la intrépida Judith. Ruega para que con gozo esperemos la gloriosa venida de tu Divino Hijo.
CUARTO MISTERIO
Inmaculada Niña, encanto de todos los Santos, que en el cielo no cesan de alabarte, bendecirte y glorificarte
con eterna gratitud, porque después de tu Divino Hijo, a ti amorosísima Madrecita, deben su eterna salvación
y te dicen: Muchísimas gracias, hermosísima Niñita, ruega para que también nosotros podamos con todos los
santos unirnos a su eterna gratitud.
QUINTO MISTERIO
Inmaculada Niña, encanto y esperanza de todos los que aun vivimos en este mundo, en este valle de lágrimas
que, postrados ante tu cuna imploramos confiadamente nos obtengas de tu Divino Hijo la gracia de la eterna
salvación para que podamos alabarte, glorificarte y sobre todo agradecerte en tu reino celestial.
Oh Soberano Santuario, Madre del Verbo Eterno, libra del infierno a los que rezan el Santo Rosario.
Emperatriz poderosa de los mortales consuelo. Ábrenos, Virgen, el Cielo con una muerte dichosa y
danos pureza de alma tú que eres tan poderosa.
Un Padre Nuestro, Ave María y un Gloria por las intenciones de S.S. el Papa Francisco y la Santa
Iglesia.
INVOCACIONES
¡Oh Santísima Virgen Niña! Digna de las complacencias de la Santísima Trinidad. Por los privilegios
singulares con que fuiste enriquecida, vuelve a nosotros, piadosa, tus miradas maternales, a nuestra pobre de
toda virtud, alcánzanos del misericordioso Señor, la gracia que aquí a tus pies imploramos. Dios te salve
María…
¡Oh Santísima Virgen Niña! Gloria y alegría de tus santos padres Joaquín y Ana, por la generosidad con que
retribuiste los cuidados que se tomaron por tu bendita infancia, escucha benigna nuestras suplicas y por amor
a ellos alcánzanos de Dios Omnipotente la gracia que te pedimos.
Dios te salve María…
¡Oh Niña Celestial! Que con tantos prodigios de gracias te dignaste mostrar tus deseos de ver honrada tu
tierna infancia, aquel periodo de tu existencia que tan grande fue ante Dios; por el privilegio de tu Inmaculada
Concepción y Natividad dichosa. Tú, la más privilegiada entre las hijas de Eva, vuelve a nosotros desde esa
preciosa cuna, tus ojos llenos de dulzura y bondad, y continuando tu oficio de mediadora y abogada, atiende a
nuestros deseos. A todos danos la devoción y el espíritu de la devoción a ti, y el don de la santa
perseverancia.
Dios te salve María…
SÚPLICA
Inmaculada Niña, encanto y tesoro de la Beatísima Trinidad, Niña concebida sin la culpa original; con mucha
confianza acudimos a ti, hermosísima Niña, con la oración que tan profundamente conmueve tu tiernísimo
corazón. Rezamos la Salve.