La Lucha Por La Tierra - en El Gran Chaco Tarijeño

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La lucha por la tierra

en el Gran Chaco tarijeño

INVESTIGACIONES REGIONALES
T A R IJ A
La lucha por la tierra
en el Gran Chaco tarijeño

Omar Mendoza Cortez

Zedin Manzur Menduiña


David Cortez Franco
Aldo Salazar Castro

DIRECCION DE
INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Y TECNOLÓGICA
CD
CENTRO ECLESIAL
DE
DOCUMENTACIÓN
^M cer-det
CENTRO DE ESTUDIOS REGIONALES
PARA EL DESARROLLO DE TARIJA
PROGRAMA DE
INVESTIGACIÓN
ESTRATÉGICA
U.A.J.M.S. EN BOIM A

La Paz, 2003
Esta publicación cuenta con el auspicio del Directorio General para la Cooperación Internacional del Ministerio
de Relaciones Exteriores de los Países Bajos (DGIS).

Mendoza Cortez, Omar


La lucha por la tierra en el Gran Chaco tarijeño / Ornar Mendoza Cortez; Zedin
Manzur Menduiña; David Cortez Franco; Aldo Salazar Castro. — La Paz : FUNDACIÓN
PIEB, Abril 2003.
xviii.; 171 p. : tbls., raaps., ilus. ; 21 cm. — (Investigaciones Regionales Tarija; no. 4)
D.L. : 4-1-387-03
ISBN: 99905-68-28-6 Encuadernado
PERSONAS SIN TIERRA / PROPIEDAD DE LA TIERRA / REFORMA AGRARIA / MIGRA­
CIÓN / ECONOMÍA REGIONAL / LEY INRA / POBLACION INDÍGENA / MOVIMIENTOS
CAMPESINOS / TENENCIA DE LA TIERRA / TARIJA-GRAN CHACO
1. título 2. Serie

D.R. © FUNDACION PIEB, abril 2003


Edificio Fortaleza, Piso 6, Of. 601
Av. Arce N“ 2799, esquina calle Cordero, La Paz
Teléfonos: 243 25 82 - 243 52 35
Fax: 243 18 66
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website: www.pieb.org
Casilla postal: 12668

Diseño gráfico de cubierta: Alejandro Salazar


Edición: Claudia Espinoza

Producción: Editorial Offset Boliviana Ltda.


Calle Abdón Saavedra 2101
Tels.: 241-0448 • 241-2282 • 241-5437
Fax: 242-3024 - La Paz - Bolivia

Impreso en Bolivia
Printed in Bolivia
Indice

Presentación.................................................................................................................................. IX

Prólogo............................................................................................................................................ XI

Introducción............................................................................................................................................ XV

PRIMERA PARTE
EL GRAN CHACO TARIJEÑO
CAPÍTULO UNO
EL CONTEXTO CHAQUEÑO EN TARIJA......................................................... 3
1. Antecedentes históricos................................................................................ 3
1.1, Gran Chaco: tierras reduccionales......................................................... 6
1.2. Constitución del pueblo de Yacuiba....................................................... 8
2. Yacuiba, datos generales............................................................................... 9
2.1. La actualidad........................................................................................ 11
2.2. Demografía.......................................................................................... 14
2.3. Los indígenas........................................................................................ 18
3. Migración.................................................................................................... 21
3.1. Características generales de los migrantes.............................................. 24
3.2. Migración temporal en Yacuiba............................................................. 25
3.3. Migración definitiva en la Primera Sección.............................................. 26
4. Actividad económica.................................................................................... 27
4.1. Puestos de comercio............................................................................ 27
4.2. Los ganaderos...................................................................................... 28
4.3. Los madereros...................................................................................... 30
4.4. El comercio.............................................................. 32
5. Actividad petrolera............................................................ 35
Conclusiones......................................................................... 36
CAPÍTULO DOS
LA TENENCIA DE LATIERRA.............................................. 39
1. La Reforma Agraria en Bolivia............................................ 39
1.1. La Reforma Agraria en la zona del Chaco..................... 44
1.2. Tipos de propiedad................................................... 46
2. La Ley Instituto Nacional de Reforma Agraria...................... 48
2.1. El debate sobre la Ley INRA....................................... 51
3. El proceso de saneamiento de tierras en la Primera Sección
de la provincia Gran Chaco............................................... 53
4. La Ley INRAy los pueblos indígenas................................... 55
5 . El saneamiento de las propiedades ganaderas..................... 58
Conclusiones......................................................................... 60
SEGUNDA PARTE
GÉNESIS Y MADURACIÓN DEL CONFLICTO
CAPITULO UNO
EL MOVIMIENTO DE CAMPESINOS SIN TIERRA 65
1. Movimientos campesinos e indígenas en Bolivia... 65
2. El Movimiento Sin Tierra (M ST)............................... 70
2.1. Clasificación de campesinos sin tierra............ 71
2.2. La creación del MST............................................. 73
2.3. Ubicación geográfica de los n ú cleo s.............. 74
2.4. La dinámica del m ovim iento............................. 76
3. Los núcleos de Pananti y Timboy T iguazu............. 80
3.1. P ananti.................................................................... 81
3.2. Timboy T iguazu.................................................... 89
4. Análisis de sus demandas y expectativas de b ase... 97
C onclusiones.......................................................................... 99
CAPÍTULO DOS
OTROS ACTORES EN CONFLICTO...................... 101
1. El sector ganadero......................................................... 101
1.1. ASOGACHACO...................................................... 102
1.2. APOGRA.................................................................. 104
2. Pequeños propietarios........................................... 106
3. Instituciones......................................................... 109
3.1 Instituciones del Estado................................. 109
3 2. Instituciones cívicas....................................... 112
3.3. Otras instituciones....................................... 113
4. El Comité de Defensa de la Propiedad Privada......... 115
Conclusiones.............................................................. 116

CAPÍTULO TRES
LA EXPLOSIÓN DEL CONFLICTO POR LA TIERRA 119
1. La presión de los “sin tierra” .................................. 119
1.1. El acuerdo de junio de 2000 ........................... 120
1.2. El Decreto Supremo 25848 ............................. 121
1.3. Aplicación del acuerdo y del Decreto Supremo. 122
2. La reacción ganadera chaqueña.............................. 123
3. La violencia cotidiana............................................. 124
4. La matanza de Pananti........................................... 127
5. El rol de la prensa en el conflicto............................ 132
Conclusiones.............................................................. 135

Conclusiones finales.................................................... 137

Bibliografía................................................................. 145

Anexo
Documentos............................................................... 155

Autores ........................................................... 171


Presentación

El departamento de Tarija vive procesos acelerados de cambio. La alta presencia de


migrantes; los caminos de la interculturalidad; la decisión de los campesinos por pre­
servar sus conocimientos frente al avasallamiento de la “modernidad”; la presencia de
las transnacionales y la contaminación del medioambiente; la lucha por la tierra... la vul­
nerabilidad de los grupos indígenas.
Seis investigaciones apoyadas por el Programa de Investigación Estratégica en Bo-
livia (PIEB), en el marco de su Convocatoria Regional Tarija, abordan estos temas con
amplitud. Y lo hacen a partir del trabajo de investigadores de la región comprometidos
con el desarrollo local y con la necesidad de brindar conocimientos para entender me­
jor estos procesos.
Las investigaciones cubren una gran parte de los temas identificados por diferen­
tes actores de la región como prioridades de investigación en Tarija. La consulta de ne­
cesidades de investigación se realizó el 2000; el proceso continuó con el lanzamiento
de la Convocatoria Regional Tarija, en el marco de los concursos impulsados por el PIEB
a favor del fortalecimiento de las capacidades locales de investigación. Se siguió con la
elección de los ganadores del concurso entre 28 proyectos; el desarrollo de las investi­
gaciones y la socialización de sus principales hallazgos.
La Convocatoria Regional Tarija llegó a buen puerto gracias al apoyo de tres ins­
tituciones, contrapartes del PIEB en la región: Dirección de Investigación Científica y
Tecnológica (DICYT) de la Universidad Juan Misad Saracho; el Centro Eclesial de Do­
cumentación (CED) y el Centro de Estudios Regionales para el Desarrollo de Tarija
(CER-DET). Fue importante, también, la contribución de la Casa de la Cultura de

IX
Tarija, institución que leyó con atención los objetivos de este concurso y creó puen­
tes de encuentro con instancias involucradas en los temas trabajados, a favor del uso
de los resultados.
Ahora la Convocatoria Tarija se cierra con la presentación de las seis investigacio­
nes publicadas: Tarija en los imaginarios urbanos e Interculturalidad entre chapacos,
quechuas, aymaras y cambas en Tarija dan luces sobre transformaciones en la urbe
tarijeña. La trashumancia ganadera en Tarija, se acerca al área rural y a prácticas de
desarrollo campesino. El Chaco y la serranía de Aguaragüe, fueron los escenarios de La
lucha por la tierra en el Gran Chaco tarijeño, Estrategias de sobrevivencia entre los
Tapíetes del Gran Chaco y Contaminación del agua e impactos por actividad
hidrocarburífera en Aguaragüe.
Las investigaciones citadas constituyen insumos valiosos para el trabajo y reflexión
de los actores políticos y sociales interesados en el desarrollo de Tarija a partir del co­
nocimiento científico. Esperamos que sean el referente de futuras investigaciones so­
bre la región. El PIEB estará atento al camino que cada una de ellas siga, y, de igual forma,
a los nuevos emprendimientos de sus autores, cuya contribución se suma a la de otros
investigadores a los que el PIEB ha apoyado a través de sus convocatorias regionales en
Beni, Potosí, Oruro, Santa Cruz y, recientemente, Chuquisaca.

Godofredo Sandoval
Director Ejecutivo del PIEB
Prólogo

A don Justo Camargo, un ex minero de la COMIBOL que después de tentar a la suerte


en los más recónditos lugares del país finalmente se asentó en el Chaco, le gustaba con­
tar una y otra vez, con la dulce elocuencia de quienes “sonríen en quechua” —como
solía decir Carlos Medinaceli— la última epopeya de los trabajadores mineros bolivia­
nos en contra del orden neoliberal que ya se anunciaba en esos agitados años ochenta.
En efecto, en la “Marcha por la vida” los mineros, ya relocalizados, una vez más hicieron
temblar las estructuras del poder estatal que en el pasado tantas veces acariciaron pero
que finalmente nunca les fue dado alcanzar. Como sabemos, esa majestuosa moviliza­
ción popular terminó en Calamarca con un acuerdo que no dejó a casi ninguno de los
marchistas satisfecho, pero sin muertos que llorar a pesar de la violencia que perma­
nentemente acechó las filas de quienes serían las primeras víctimas de esa nueva época
que se inauguraba en el país. Eran otros tiempos.
En cambio, en estos días, presas de una especie de fatídico rito y con una resig­
nación muy cercana a la indiferencia, ya nos acostumbramos a que cada conflicto social
termine con su respectivo saldo de muertos y heridos que luego serán simplemente
estadísticas y que nunca alcanzarán el decoro de la justicia cumplida. Exactamente eso
sucedió con los seis integrantes del Movimiento Sin Tierra muertos en Pananti un 9 de
noviembre de 2001.
¿Pero qué ha acontecido en el país para que ello ocurra? Si bien en el pasado los
conflictos sociales también alcanzaron niveles sustanciales de violencia, sin embargo nos
encontrábamos frente a movimientos sociales muy bien estructurados, con capacidad
de negociar y, a pesar de todo, de autopreservarse. En cambio, los movimientos signados

XI
por la exclusión social, que son los que en los últimos años están emergiendo en el país y
de los cuales el Movimiento Sin tierra es un caso paradigmático, acogen a poblaciones que
han sido privadas de sus más elementales bienes y estrategias Imprescindibles para sobre­
vivir, particularmente de la tierra, que en el mundo rural no sólo es un bien económico
sino también una carta de ciudadanía. Han sido excluidos de todos los mecanismos de
participación ciudadana, e instrumentos como la Participación Popular simplemente les
son ajenos y discurren por una racionalidad diferente a la que asumen en sus luchas coti­
dianas. Pero, además, la exclusión también se hace patente en la ruptura de las referencias
étnicas y del tejido social que en el pasado articulaba y a su manera “ordenaba" las
movilizaciones sociales. En suma, se trata de gente que ya nada tiene que perder, porque
ya de todo se le privó y en tales circunstancia hasta la vida misma deja de tener valor.
Exclusión social que el libro La lucha por la tierra en el Gran Chaco tarijeño da
cuenta al poner en evidencia las profundas inequidades que perduran en el país en la
distribución de la riqueza y particularmente de la tierra. Lo paradójico es que estas si­
tuaciones de injusticia e inequidad se dan justamente en una región en la que en los
últimos años todos los bolivianos han puesto sus ojos, a partir de la inconmensurable
riqueza hidrocarburífera que posee su subsuelo pero de la que hasta ahora muy poco
se ha beneficiado.
Esta investigación, acertadamente propiciada por el PIEB, tiene igualmente la vir­
tud de adentrarse en los patios Interiores de un movimiento social, atípico en la histo­
ria nacional. El Movimiento Sin Tierra (MST) inicialmente se constituyó en la región
chaqueña del departamento de Tarija y progresivamente se extendió a otras latitudes
del país, especialmente al norte cruceño. El MST demostró fehacientemente que la per­
sistencia de profundas inequidades en la tenencia de la tierra y la consecuente exclu­
sión social está dando lugar al surgimiento de nuevos actores y movimientos sociales.
Éstos operan a partir de discursos y prácticas que rompen con los parámetros tradicio­
nales en los que hasta hoy se movió el movimiento campesino boliviano.
La presente investigación, asimismo, pone al desnudo la persistencia de lo que
en su momento Silvia Rivera denominó una “matriz neocolonial” que hace carne en va­
rios sectores sociales de nuestro país, y que se manifiesta en actitudes y acciones de
franco racismo y discriminación. Conductas que encubren el miedo al “otro”, al que por
el solo hecho de ser diferente se lo condena al rechazo, sin sospechar que la diversidad
lejos de ser amenaza es fuente inagotable de riqueza.

XII
Pero también, como lo demuestra el trabajo que nos ocupa, a estas conductas de
intolerancia le subyacen intereses económicos y de poder político a los que se adscri­
ben elites locales conservadoras que no se resignan a perder sus privilegios. No se tra­
ta, como en otros casos, de elites que se hacen primordialmente al amparo del Estado,
sino en virtud a su ausencia. En efecto, las elites chaqueñas antes del advenimiento de
las reformas al Estado, particularmente de la democratización de los municipios, detentan
de una manera casi “natural” el poder local, y el fundamento de su acumulación econó­
mica lo encuentran en la disposición prácticamente libre de las tierras, los recursos re­
novables y, en muchos casos, de una mano de obra nominalmente asalariada.
Demostrando, igualmente, la situación de marginación a la que han sido sometidas ex­
tensas regiones del país, como es el caso del Gran Chaco.
Finalmente, con este trabajo, una vez más, se hace patente la agenda pendiente,
esa enorme deuda interna de un Estado que hasta ahora no fue de todos y que se tra­
duce en la imperiosa necesidad de lograr con la mayor celeridad soluciones al proble­
ma de acceso a la tierra; profundizar los mecanismos de participación ciudadana de la
manera más inclusiva posible y también propiciar desde el Estado instrumentos de in­
clusión social, pues sólo de esa manera habremos creado las condiciones para que he­
chos como los de Pananti nunca más vuelvan a ocurrir.

Miguel Castro Arze


Abogado
Director del Centro de Estudios Regionales de Tarija
(CER-DET)

XIII
Introducción

Cuando presentamos el proyecto para realizar esta investigación —sobre un nuevo mo­
vimiento social en Bolivia, autodenominado Movimiento Sin Tierra—, no contábamos
con el conocimiento real de cómo se proyectaría y hacia dónde se dirigía.
Nuestra hipótesis fue formulada, entonces, dentro del ámbito regional para de­
terminar en qué medida la recesión económica del país —especialmente en la región
de estudio—, la migración constante hacia la zona y la existencia de latifundios
semiabandonados, habían contribuido a ese surgimiento.
Con esa orientación nuestros objetivos quisieron establecer la eficacia de la im­
plantación de las leyes de Reforma Agraria e Instituto Nacional de Reforma Agraria en el
Chaco, y determinar la existencia de fundos abandonados en el Chaco, así como verifi­
car el papel que jugaron las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, los
pueblos originarios y otros actores en el proceso.
Durante la investigación, esos objetivos se cumplieron, aunque en el camino
advertimos otro aspecto, la emergencia de una nueva organización campesina con pre­
tensiones de aglutinar a todos los campesinos del país, sustituyendo así a las organi­
zaciones tradicionales.
Después de visitar los núcleos de asentamiento que se constituyeron en nuestro
universo de estudio, seleccionamos dos: Pananti y Timboy Tiguazu. Ambos tenían ca­
racterísticas similares en cuanto al número y origen de sus miembros y respondían a la
misma estructura organizativa, pero también mostraban marcadas diferencias, en cuan­
to a su ubicación geográfica, su inserción dentro de las comunidades campesinas tradi­
cionales y su estrategia de lucha.

XV
En el trayecto investigativo tropezamos con diversas dificultades, tales como la falta
de registros del número de propiedades que existen en el Chaco, cuya información al
parecer no existe en el INRA nacional. Por otra parte, sentimos la desconfianza de los
miembros del MST hacia nosotros, los extraños, por querer ingresar a los núcleos para
conocer sus libros de actas. Sentimos también el rechazo generalizado hacia el MST a
partir de la tergiversación pública que se realizó tanto sobre las acciones del movimien­
to como sobre los fines que persigue.
El análisis entorno al conflicto por la tierra, estuvo centrado en la tenencia de la
misma, la aplicación de la Reforma Agraria, la pobreza creciente en el país, las clases
sociales, el rol del Estado, los actores directos y la maduración política del MST.
Es necesario establecer que existe poca información disponible sobre el Chaco
tarijeño además de los datos sobre la existencia de estancias ganaderas, explotación de
grandes reservónos de gas y las regalías que aportan al departamento, y la presencia de
pequeños grupos étnicos.
Por eso mismo, consideramos la importancia de analizar las motivaciones que lle­
varon a los violentos conflictos sociales desatados desde mayo del año 2000 en esta pro­
vincia tarijeña, los que sorprendieron a propios y extraños.
Nos referimos específicamente a la conformación abigarrada de 18 núcleos de cam­
pesinos sin tierra en zonas rurales adyacentes a la ciudad de Yacuiba, de los cuales ocho
se han asentado de facto en terrenos que ellos consideran latifundios semiabandonados
o improductivos.
La problemática social y de violencia generada a partir de ese momento en la pro­
vincia Gran Chaco, la reacción desmedida de latifundistas ganaderos, grupos de campe­
sinos sin tierra y sectores indígenas weenhayek y guaraníes, justificó plenamente la
necesidad de realizar esta investigación. En ese contexto, apuntamos al conjunto social
bastante complejo que se autodenomina “Sin Tierra”, constituido por inmigrantes rura­
les andinos, chuquisaqueños, jornaleros chaqueños y comerciantes informales.
La conformación de núcleos de campesinos sin tierra, además de demostrar que
la Reforma Agraria fue un proceso histórico inconcluso en Solivia, revela el complejo
mosaico social y cultural que se ha conformado sobre un espacio geográfico donde con­
vergen los intereses contradictorios y yuxtapuestos de ganaderos-latifundistas, peque­
ños productores e indígenas.

XVI
La existencia de grandes propiedades abandonadas que por décadas no han cum­
plido una función económica y social, la venta de tierras sin ningún documento que
respalde el derecho propietario del vendedor, los permisos y concesiones para la ex­
plotación maderera, la especulación con los precios de las tierras inaccesibles para la
mayoría de los campesinos, y en los últimos años, el (re)descubrimiento de nuevos
yacimientos de gas en la región, provoca en la actualidad el ingreso de empresas pe­
troleras a la región para competir con el sector campesino y pueblos indígenas, la
concesión de tierras.
Las reiteradas demandas presentadas por los campesinos a las autoridades solici­
tando una redistribución justa de la tierra —peticiones que no fueron atendidas— cons­
tituyeron uno de los elementos que contribuyeron a conformar el MST en el Chaco.
Sus modalidades organizativas, acciones grupales rápidas, la “identificación y toma
de tierras” traducida en el asentamiento colectivo de facto en tierras de propietarios
que residen en zonas urbanas, y la defensa aguerrida de la posesión de las mismas, pro­
vocaron constantes enfrentamientos violentos con los sectores que se consideran afec­
tados por las tomas de tierra, generando convulsión social en la zona.
Ese abanico social que se proclamó agredido, califica las acciones de los miem­
bros del MST como una violación al derecho propietario que conlleva la inseguri­
dad jurídica que afectaría a la mayoría de los también medianos y pequeños
propietarios, constituyéndose en una amenaza para la convivencia pacífica en la pro­
vincia Gran Chaco.
El trabajo que realiza el INRA es fundamental para la solución de esta disputa
por la tierra, pero a dos años de iniciado el saneamiento en la provincia Gran Chaco
aún no concluye. Este retraso ha creado más inseguridad entre los ganaderos y miem­
bros del MST dejando abierta la posibilidad de nuevos choques similares a la “Matan­
za de Pananti”.
En ese contexto, este trabajo está dirigido a proporcionar una visión más amplia
del confiicto por la tierra en el Chaco, sobre todo porque el caudal de información al
respecto —en la prensa oral y escrita— ha sido manipulado y tergiversado, lo que deri­
vó en que el sector de los medios de comunicación —chaqueños principalmente— se
constituya en un actor importante en el conflicto.

XVII
Metodología de la investigación
El trabajo de campo fue realizado durante varias y prolongadas visitas, entre el año 2001
y 2002, a la Provincia Gran Chaco del departamento de Tarija, con el objetivo de inten­
tar reconstruir los acontecimientos sucedidos desde los primeros asentamientos en 1999
hasta el periodo posterior a la “Matanza de Pananti”. Un análisis integral sobre el pro­
blema del acceso a la tierra requería mirar también el pasado histórico y reconstruirlo.
En varías ocasiones, al intentar acercarnos a los dos núcleos seleccionados, fuimos
observadores directos de momentos tensos, situaciones de conflicto y amenazas, atizados
por todos los “bandos” presentes en la zona, porque desconfiaban del interés de conocer
con mayor profundidad los procesos que se vivían. Es difícil analizar fríamente esos espa­
cios de conflicto social, cuando los hechos se producen simultáneamente.
Además de técnicas cualitativas como la observación participativa, se realizaron
numerosas entrevistas a dirigentes y miembros de base pertenecientes a los grupos en
pugna, autoridades provinciales, actores locales directos e indirectos, para armar un
mosaico social y espacial que arroje luz a un conflicto con muchos rostros. Algunas en­
trevistas con la gente de base nos proporcionaron información más fidedigna que los
sectores directivos involucrados en las decisiones y estrategias de confrontación.
Esos datos fueron traspasados a una matriz que luego fue interpretada y analiza­
da arrojando los resultados que están consignados en el documento.
La revisión de documentos impresos, actas, periódicos, documentos institucionales,
estudios históricos y el intento de registrar —por medio de censos comunales—a los inte­
grantes de los núcleos Sin Tierra, fueron parte de las técnicas utilizadas.
El paso del tiempo permitirá evaluar nuestros resultados y, ojalá, corregir proba­
bles errores.

XVIII
PRIMERA PARTE
El Gran Chaco tarijeño
C A P ÍT U L O U N O
El contexto chaqueño en Tarija

1. Antecedentes históricos
Desde la época precolombina, lo que se conoce hoy como el Chaco tarijeño estuvo pobla­
do por varias etnias indígenas constituidas por los tobas, weenhayek, nivaklés, chiriguanos,
tapiete, lenguas y chorotes (Nordenskiold, 1940; Giannecchini, 1996). Esos pueblos
seminómadas, muchos de ellos belicosos, repelieron e impidieron durante el período co­
lonial las numerosas incursiones de las expediciones españolas que buscaban explorar una
ruta expedita de comunicación y tránsito con el Virreinato del Río de la Plata.
“Los acontecimientos del Chaco muestran que la actuación de los españoles obe­
decía al objetivo de encontrar un camino de conjunción entre Asunción del Paraguay y
Charcas, y concretizar una política continental. Solamente desde esta perspectiva se en­
tiende que el Virrey Francisco de Toledo desde Lima organice una campaña de guerra
contra los chiriguanos y que su persona, asumiera la responsabilidad de la misma”
(Giannecchini, 1996:19-20).
“La historia del proceso de colonización en las regiones del Chaco y la amazonia
en Bolivia, a diferencia de las regiones andinas, no solamente muestra el proceso de
500 años de disciplinamiento colonial', sino que en muchas zonas desaparecieron

Michel Foucault lo entiende como las técnicas de poder centradas especialmente en el cuerpo indivi­
dual, Se trata —dice— de aquellos procedimientos mediante los cuales asegura la distribución espacial
de los cuerpos individuales y la organización alrededor de estos cuerpos de todo un campo de visibili­
dad. Se trata, además, de todas las técnicas gracias a las cuales se cuida a los cuerpos y se procura
aumentar su fuerza útil a través del trabajo, el adiestramiento. Su función es la de no castigar las infrac­
ciones sino corregir sus virtualidades. Esto es lo que ocurre en la época colonial, cuando la casta
poblaciones enteras y otras han sido convertidas en reductos muy pequeños. Sin em­
bargo, en este proceso hubo grandes rebeliones de los pueblos indígenas, probablemente
más eficaces que en la región andina” (Patzi, 1999:15).
Desde mediados del siglo XVII, los misioneros jesuítas y posteriormente los fran­
ciscanos, intentaron incansablemente reducir, evangelizar y pacificar a las etnias nativas,
objetivo que sería —parcialmente—alcanzado con los indios chiriguanos (Cerrado, 1990;
Mingo de la Concepción, 1981).
El abandono de la actitud combativa de esos pueblos y su conversión al cristia­
nismo, significó a la larga un paulatino sometimiento a los nuevos parámetros cultu­
rales europeos y más propiamente hispánicos que se imponían de manera hegemónica
en casi todo el continente. La pacificación del Chaco indígena fue aprovechada por
la población criolla e hispánica que, al paso de los años, se asentaría en la región con
los propósitos de dedicarse a la ganadería y utilizar la mano de obra indígena conver­
tida o sometida,
La actividad económica esencialmente agrícola de las Misiones ha sido estudiada
por el historiador Erick Langer (1988) quien afirma que “las tierras misionales no sur­
gieron, en su totalidad de la generosidad de los Gobiernos. Parte eran concesiones del
Estado, algunas otras donación de bienhechores y otras más compradas por los sacer­
dotes de Tarija. En Aguairenda se dio el caso de que las tierras donadas a la misión por
el Gral. Magariños, fueran sucesivamente dadas por las autoridades civiles a estancieros
y que los Padres tuvieran que comprarlas, palmo a palmo. También Santa Rosa, poco
antes de los hechos en Kuruyuki, tuvo tierras por donación personal del Presidente
Aniceto Arce y en mínima parte otorgadas por el estado” (Calzavarini, 1996: 50).
Pero sería recién en el periodo republicano cuando los indígenas además de per­
der su libertad, y ver amenazada su supervivencia, sufrirían la expulsión y desalojo de
los territorios que ocupaban. “La legislación boliviana concibe ahora a las tierras
chiriguanas bajo la conducción del Ministerio de Colonias y de Guerra. Con frecuencia.

dominante utiliza fundamentalmente a los misioneros para el adiestramiento de los indios en las prác­
ticas civilizadas, sólo que las técnicas de poder no han sido centradas en el cuerpo individual sino que
trabajan fundamentalmente al cuerpo colectivo para su sedentarización. En este sentido las misiones
iniciaron lo que Foucault llama la edad de “ortopedia social”, es decir, una forma de poder de
disciplinamiento colectivo por oposición a los métodos estrictamente de violencia física o de guerra
(Patzi, 1999:15).
ellas serán otorgadas en premio a soldados como dádivas de campañas militares. Ade­
más son tierras necesarias para el comercio de carne bovina por lo cual se constituye
un flujo de ganaderos hacia el Chaco. La calidad de sus suelos permite pastos naturales
a lo largo de todo el año y por tal razón desde Sucre..., desde Tarija y desde Santa Cruz
se ocupan zonas Chiriguanas. El ganadero es la nueva figura, que se contrapone a los
salvajes y a los misioneros; es fuerza, que se va enraizando tupidamente por el peso
que le confieren las mismas regionalizaciones urbanas. Por ende, siendo ligados a los
grandes procesos socio-políticos de la sociedad boliviana, los ganaderos o estancieros
lograrán acorralar a los pueblos chiriguanos” {Ibid. ■.33).
Con la presencia de esas nuevas “haciendas, principalmente los ganaderos, fue­
ron ganando importantes espacios de dominación dentro el territorio (...), la coloniza­
ción con vacas —como dice Pifarre— fue el método más efectivo para intimidar a los
indígenas, quienes se veían en la necesidad de retroceder en sus dominios territoriales,
de manera que tras la introducción del ganado, el modo de producción tradicional de
los indígenas quedó profundamente afectado” (Patzi, 1999:19). A partir de ese momento,
empezó la consolidación de formas de sometimiento a través del peonazgo, trueque
con comerciantes y otros.
Patzi analiza esos hechos como estrategias para lograr la conquista de vastas ex­
tensiones de tierras, ya que con la fundación de pueblos y haciendas dentro de los te­
rritorios indígenas se lograba incorporar a la fuerza de trabajo nativa al sometimiento
de los hacendados.
En 1872, Caraparí se constituyó en la capital de la provincia (D.S. de 9. V. 1872).
Pero el mismo año, la provincia cambió de nombre para adoptar el de Gran Chaco
incorporando a las poblaciones de Caiza, Caraparí, Itaú, Yacuiba, Tartagal y las misio­
nes franciscanas de nueva fundación en la margen occidental del río Pilcomayo (D.S.
de 12. VIII. 1872).
En 1880, Yacuiba pasó a ser la capital de la provincia (Ley de 19. X .1880). En esa
época, el departamento de Tarija estaba conformado por las provincias Cercado, Con­
cepción, Méndez, Salinas y Gran Chaco. Desde el punto de vista de la jurisdicción ecle­
siástica, la religión dependía del Colegio de Programa Pide de Potosí —con los misioneros
franciscanos— que proporcionaba información al Estado sobre la región mediante in­
formes a la Oficina de Colonización y posteriormente, al Ministerio de Colonización
(Lema, 2000: 20).
Las primeras concesiones petrolíferas (1867) en el Gran Chaco y las primeras ex­
ploraciones de magnitud (1920), favorecieron el aumento demográfico de la región. “El
auge del petróleo provoca una invasión de pobladores de otras ciudades de Bolivia y el
comercio, que va desde Yacuiba hasta Santa Cruz, justifica una línea de ferrocarril, que
atraviesa toda la Chiriguanía, mientras que improvisados polos de desarrollo incentivan
urbanizaciones precarias, las que provocan a su vez una afluencia de instituciones esta­
tales y técnicos que aumentan la población no autóctona" (Ibid.: 52).
Esa nueva etapa de desarrollo concentrada en la ganadería, la agricultura y el pe­
tróleo, desata un ritmo desenfrenado, a tal punto que José Prudencio Bustillo ironiza
en 1931: “La Staudt es dueña de la superficie, la Standard del subsuelo y los bolivianos
del aire” (Lema, 2001; 26).
Con el advenimiento de la Guerra del Chaco y la movilización de millares de sol­
dados de ambos bandos de lucha, muchas comunidades indígenas tuvieron que des­
plazarse para intentar alejarse de la contienda. Acabado el conflicto bélico, varios de los
excombatientes se quedarían en el Chaco asentados en zonas que ellos consideraban
abandonadas o vacías, pero sin comprender los modos de uso de los recursos naturales
que utilizaban los indígenas.
“En 1940 (D.S. de 10. 1 .1940), se restableció la Delegación Nacional del Gran
Chaco con sede en Villa Montes y la jurisdicción territorial y política correspondien­
te. Pero desde 1951, las funciones de delegados nacionales, subdelegadas y jefaturas
de colonias serían ejercidas por autoridades militares de las zonas respectivas.
Entre ellas, la Delegación Nacional del Sudeste, con sede en Villa Montes (D.S. 21.
XII. 1950)” (Lema, 2000:14).
Entre tanto, se fueron constituyendo las secciones de provincia: Yacuiba como P
Sección; luego Caraparí como 2^ Sección en 1912 (con los cantones de Caraparí, Saladillo
e Itaú del Vice Cantón Zapatera); y Villa Montes como 3^ Sección por Ley de 24. VIL
1937. Actualmente, el municipio de Villa Montes es el más extenso desde que se fundó
el departamento de Tarija.

1.1. Gran Chaco: tierras reduccionales


Muchas de las tierras que actualmente conforman la provincia Gran Chaco fueron hasta
mediados del siglo XX tierras ocupadas por reducciones o misiones franciscanas. Quizá
eso se deba a que en varios ocasiones durante la Colonia, las Órdenes Religiosas fueron
las únicas interesadas en aproximarse a esa vasta región que formaba parte de la
Audiencia de Charcas.
En el primer período los misioneros españoles redujeron a los chiriguanos que
vivían al norte del río Parapetí y entre las serranías de Sauces; así se hicieron cargo de la
Misión de Salinas y avanzando hacia el Sur, fundaron la Misión de Mataguayos y Bejoces
de Zenta (Orán) en 1779^
En un segundo período, misioneros franciscanos, partiendo desde las cercanías de
la actual República Argentina y recorriendo hacia el norte..., “establecen las reducciones
de Agüairenda (1851), Tarairí (1854), San Francisco de Solano (de Tobas) y San Antonio
(de Nocténes) en las dos orillas del Pilcomayo (1860-1866), Macharetí (1869) y Tigüipa
(1872), empalmando así las nuevas misiones con las antiguas de la época colonial. A fines
del siglo pasado, los franciscanos completaron la obra, reduciendo a aquellos grupos
chiriguanos que habían quedado en los valles al poniente de la mencionada línea fronteri­
za y que eran considerados como el corazón, físico y moral, de la Chiriguanía, con la ele­
vación de las misiones de San Pascual de Boycobo, Santa Rosa de Cuevo (1887) y San Buena
Ventura de Ivu, en el mismo valle” (Mingo de la Concepción, 1992:13).
El proceso de secularización emprendido por el gobierno republicano en las mi­
siones asentadas en territorio chaqueño, provocó desarticulación y resquebrajamiento
no sólo de la estructura misional sino también del sistema de vida al que de cierta ma­
nera estaban acostumbrados las distintas etnias. “Si en alguna ocasión, los Misioneros
se opusieron a la ‘secularización’ o transformación de una Misión, no era por motivos
personales o de defensa de sus facultades sino porque adivinaban a través de los docu­
mentos la codicia personal de algunas autoridades, o porque temían por la suerte de
los neófitos pobres que quedarían fuera del goce de los servicios que se montarían a
beneficio de quienes pudieran pagarlos, dividiendo la calidad de los ciudadanos en una
sociedad de ricos y pobres, y en consecuencia, de aprovechadores y de desgraciados
esclavos a su servicio” (Anasagasti, 1992:109).
Muchas autoridades desconocían la labor que realizaban los religiosos y por el con­
trario veían las Misiones como esfuerzos innecesarios, estériles y dañinos que además

En 1779, los misioneros franciscanos del Colegio de Propaganda Pide de Tarija, fundaron La Misión de
Nuestra Señora de las Angustias de Zenta (Oran- Argentina), distante a 90 leguas de la ciudad de Tarija.
Otros investigadores —como Lema (2000)— señalan como fecha de fundación de esa misión, el año 1799.
los perjudicaban en la obtención del botín que satisfaría sus intereses económicos. Un
documento de Fray Bernardino Niño, Prefecto de Misiones de 1918 relata:
“De la Memoria de 1915 sobre Misiones, presentada por el Ministerio de Guerra y Colonización,
se desprende que lastimosamente ignora éste el rol principal de la acción misionera, confundiendo
a las misiones con una granja pérdida en los campos, y al misionero como un servil capataz pa­
gado al sólo efecto de dirigir la labranza... nunca hemos esperado que se valuaran en su verdadero
precio la sobrenatural e incomprensible obra civilizadora, cual es la de buscar al bárbaro en el
bosque, reunirlo en el pueblo de recién formación, infundirle los primeros elementos de huma­
nidad... después de haber renovado a esos seres, creado nuevos núcleos de población y abierto
para la civilización y el comercio el camino desconocido e impracticable... se tomaron esos mis­
mos adelantos que han valido el sudor, la sangre y toda la vida de continuado sacrificio del
misionero, para negar la importancia actual de las Misiones y tachar la obra de aquel de inútil y
hasta perjudicial" (Calzavarini, 1996:35).

Fue de ese modo que, con el proceso de secularización, las tierras en el Gran
Chaco adquirieron importancia, ya que “se habían constituido entre 1880 y 1919 en
un bien económicamente lucrativo para Tarija en razón del ganado, que era vendido
en concentraciones poblacionales altiplánicas, cercanas a la ciudad y dedicadas a la
explotación del salitre y de la minería. Así, grandes comerciantes de la ciudad asegu­
raron su capital invirtiendo en posesiones en el Chaco. Sin embargo, los terrenos de
la misión cubrían una diversidad de actividades: las tierras definidas para la Misión
eran las que sustentaban las necesidades comunitarias; las tierras de las familias eran
las parcelas individuales; y los mestizos tenían acceso a tierras destinadas al pasto y a
las alquiladas" {Ibid.-. 50).

1.2. Constitución dei puebio de Yacuiba


Las constantes invasiones y asaltos que las tribus tobas y chiriguanos hacían sin parar,
sobre los nuevos colonos y su ganado, obligaron a estos a abandonar Caiza (octubre de
1859), ya que no querían seguir soportando pérdidas por los varios asaltos sufridos.
Debido a esta situación ”los colonos se retiraban cada vez más hacia el sur, a unos
49 kilómetros, donde podían vivir en paz y seguridad. Allí comenzaron a poblar un lu­
gar que hasta hoy se llama Yacuiba, antigua residencia de los chiriguanos. Yacuiba es la
deformación del vocablo chiriguano yacu-igua, que literalmente quiere decir aguada
del faisán” {Ibid.: 176).
Así Yacuiba comienza a concentrar mayor población convirtiéndose en una zona
atractiva donde desarrollar principalmente la actividad ganadera y maderera, dando lu­
gar a nuevos actores y sectores de poder en la región. La situación y condiciones de
vida para los indígenas no cambiaron mucho hasta la actualidad, el lento pero constan­
te crecimiento poblacional los alejó cada vez más de sus territorios, imponiéndose en
estas tierras la nueva figura de los ganaderos quienes se constituyeron prontamente en
grandes terratenientes.
“Las últimas secularizaciones concluyeron en 1948 en las reducciones de Ivú, Macharetí, Santa Rosa,
Tarairí y Tigüipa que fueron organizadas en cooperativas agrarias entre indígenas y mestizos. Así mis­
mo la revolución de 1952 no conceptuó al chiriguano como posible propietario y la medida quedó
inconclusa en el Chaco. Lo que se observa todavía, es un afianzamiento ulterior de la parte tradicio­
nalmente estanciera” (Calzavarini, 1996: 52).

2. Yacuiba, datos generales


La provincia Gran Chaco se halla ubicada en el lado este del departamento de Tarija.
Cuenta con una superficie de 17.428 Km^, que representa el 63 por ciento de la superfi­
cie total del departamento y forma parte de un ecosistema mayor conocido como el
Chaco sudamericano, caracterizado por un clima cálido y zonas semiáridas.
Así como Ortiz (1981), otros autores coinciden en identificar cinco subregiones
en el territorio chaqueño: valles húmedos, valles secos, chaco húmedo, chaco seco y la
llanura chaqueña.
La provincia del Gran Chaco está compuesta por 3 secciones: primera sección
Yacuiba, segunda sección Caraparí y tercera sección Villa Montes. La Primera Sección
tiene una superficie de 5.267 Km^ que equivale al 14 por ciento del total de la provincia
Gran Chaco. Se encuentra entre los 63° 42’30” de longitud occidental y 19° 02’10” de
latitud austral y está a 621 m.s.n.m.
Limita al norte con la Tercera Sección de la provincia de Villa Montes (separada
por el río Pilcomayo); al sur con la República Aigentina y la Segunda Sección de Caraparí;
al este con el río Pilcomayo; y al oeste con la Segunda Sección de Caraparí y la Serranía
del Aguaragüe declarado hace poco Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integra­
do (Farfán, 2000: 6).
10
La Primera Sección cuenta con ocho distritos, cuatro en el área urbana y cuatro
en el área rural. Este último está conformado por 37 comunidades, de las cuales 10 son
comunidades originarias.
Dentro el área rural y en dos distritos, el cinco y el ocho, se encuentran las comu­
nidades indígenas weenhayek^ y guaraníes. Los primeros asentados a lo largo del río
Pilcomayo y los guaraníes en las Serranías del Aguaragüe.

Z.1. La actualidad
La ciudad de Yacuiba se constituye hoy en el centro urbano más poblado del Chaco
tarijeño y en la segunda ciudad del departamento de Tarija con una deficiente o inexis­
tente planificación urbana. El crecimiento acelerado de la población en la década de 1990
y la creación de nuevos barrios sin un análisis y planificación previos han contribuido a
la anarquía del uso y explotación del espacio territorial.
La dinámica económica de Yacuiba como ciudad de fronteriza, estableció una
configuración urbana centrada en las actividades comerciales principalmente, lo que ex­
plica el gran atractivo para migrantes de diferentes regiones del país que buscaron
incursionar en este sector y por ende mejorar rápidamente sus condiciones de vida en
el intercambio comercial con ciudadanos argentinos procedentes del noroeste de ese
país. Fue en el cinturón peri urbano y rural de Yacuiba donde se gestaron las condicio­
nes sociales y económicas que permitieron el surgimiento de los primeros núcleos de
campesinos sin tierra, razón por la cual gran parte de nuestro estudio estará referido
principalmente al área rural de Yacuiba.
Las áreas destinadas al desarrollo de la infraestructura educativa se encuentran
excesivamente concentradas en la parte central de la ciudad, lo que ocasiona serios

^ Las comunidades originarias weenhayek, cuyos integrantes son conocidos como matacos, son parte
de la familia lingüística Mataco-Mak’a. Los weenhayek de Bolivia viven en la Provincia Gran Chaco del
departamento de Tarija (aproximadamente 3000 personas), específicamente en los municipios de
Yacuiba y Villa Montes. Alrededor de 12.000 Weenhayek radican en la Argentina. El asentamiento de
mayor importancia para los weenhayek (Crevaux) se encuentra en la Primera Sección del Gran Chaco,
en Yacuiba. Por otro lado, además de la población criolla (de origen chaqueño o colla), existen indíge­
nas tapietes concentrados en una sola comunidad y guaraníes, en varios asentamientos. Tras un estudio
realizado en conjunto entre la Misión Sueca y el IIB, el Estado reconoce, mediante D.S. 23500 de 9.V.1993
un territorio indígena a favor de los weenhayek con una extensión de 19.639 hectáreas, a lo laigo del
río Pilcomayo (Lema, 2000: 27).

11
perjuicios a la población estudiantil que debe trasladarse desde zonas alejadas que no
cuentan con esos servicios. Solamente en el distrito 3 se encuentran aproximadamente
10 de los 21 colegios existentes en toda la ciudad.
En Yacuiba aproximadamente el 80 por ciento de la población es católica. El resto
de la población se ha incorporado a otras agrupaciones religiosas protestantes como
los Testigos de Jehová, corrientes evangélicas y otras que vienen incrementando paula­
tinamente el número de sus adeptos. La Misión Evangélica Sueca Libre en Solivia, ha
prestado asistencia educativa y humanitaria a las comunidades originarias weenhayek,
asentadas sobre la ribera derecha del río Pilcomayo, las que se han convertido al
evangelismo (PDM Yacuiba, 1999: 26).
En la región chaqueña vinculada a Yacuiba, la cultura rural ganadera y en menor
escala agrícola, están fuertemente imbricados con la vida cultural de su centro urbano,
que también recibe influencias culturales del chaco argentino salteño. Un ejemplo claro
de esa influencia se verifica en la música folclórica.
La fuerte presencia religiosa y rural se evidencia en las numerosas fiestas religio­
sas, cívicas y culturales que se realizan a lo largo de todo el año.
Con relación al sector de salud, Yacuiba cuenta con un Lfospital Público, cuatro cen­
tros privados y una clínica, y varias postas sanitarias. Al igual que la infraestructura educati­
va, los servicios de salud se encuentran concentrados en el distrito 3 Qbid.).
La actividad del transporte en la ciudad de Yacuiba, por ser un punto fronterizo,
se circunscribe al traslado de comestibles procedentes de la República Argentina, así
como de transporte pesado y transporte de pasajeros de Yacuiba al interior del país. De
igual manera el transporte de mercaderías y otros productos proviene del interior del
país, para ser comercializados en la ciudad de Yacuiba.
Este sector es uno de los que reporta mayor actividad en la primera sección; la
posición geográfica de la ciudad de Yacuiba, extremadamente alejada de los departa­
mentos del eje troncal y de regular interconexión con los mismos, pero demasiado cer­
ca de la República Argentina y de Paraguay, viabiliza la posibilidad de constituirse en eje
de interconexión vital para las pretensiones de unir ambos océanos: el Pacífico con el
Atlántico {Ibid.: 1999).
La carretera Yacuiba - Villa Montes constituye la principal ruta de acceso y salida
para el tránsito del transporte internacional Argentina-Bolivia-Brasil-Paraguay y una de
las potenciales rutas para los corredores de exportación.

12
“La primera sección cuenta con una red ferroviaria que une la República Argenti­
na con las ciudades de Villa Montes, Santa Cruz y Brasil. Actualmente su uso se ha redu­
cido al transporte esporádico de carga en grandes volúmenes, aunque ocasionalmente
es utilizada por algunos pobladores del área rural para trasladar sus productos agrícolas
a la ciudad de Yacuiba, Pocitos bolivianos y Villa Montes” {Ibid).
La red de comunicaciones está integrada por el servicio telefónico (ENTEL, DITER),
radio televisión comercial, radio aficionados, correos y las empresas de transporte de
pasajeros y carga vía aérea, férrea y terrestre (Ibid.: 1999). Los medios de comunicación
han crecido significativamente en Yacuiba. De la misma manera el desarrollo tecnológi­
co ha facilitado el ingreso de la televisión por cable.
Tabla 1
Medios masivos de comunicación
No. Locales N acio nales e internacionales

Radioem isoras Televisión R ad ioem isoras Televisión Periódicos

1 C haco AM C a b le v is ió n CATV

2 P ID E S T e le m a x CATV

3 F ro n te ra FM C -1 5 R e d U N O

4 G lo b o F M C -5 Y A TE L S A T a rija

5 H its F M C -2 1 T e le v id a

6 N u e v o H o r iz o n t e F M C -1 3 R e d AT B El M u n d o ( A r g )

7 P o p u la r F M C - 9 R e d S IT E L P a n a m e r ic a n a El N u e v o D ía

8 P r im a v e r a F M ( P o c ito s ) C -1 1 ( P o c ito s ) N a c io n a l ( P g y ) E x tra

9 S o b e ra n ía F M C - 4 R e d U n ite l S a n ta C r u z C -7 TV B El D e b e r

Fuente: Entrevistas-1999.
Elaboración: CAEM Ltda.

El abastecimiento de productos de consumo a la ciudad de Yacuiba, en el caso


de la producción agrícola, tiene diversa procedencia; 30 por ciento proviene de las
unidades productivas rurales del municipio de Yacuiba; el restante proviene de
Caraparí, Villa Montes, Camiri, Tarija y la República Argentina, sobre todo en cuan­
to a hortalizas.
Los productos procesados, enlatados y/o comestibles comercializados en los cen­
tros de abastecimiento, tienen diferente origen y procedencia. Desde principios del año

13
2002 y debido a la devaluación de la moneda argentina, la mayor parte son de origen
argentinos. Anteriormente se encontraban muchos productos chilenos, brasileños y pe­
ruanos. Se comerciaban en menor escala los productos de origen nacional.

2.2. Demografía

Tabla 2
Población por sexo, número de familias e integrantes por familia
D istrito Total Total % Total % Total Núm ero

No. hombres mujeres familias integra2famllla

Urbano 1 9 .7 4 2 4 .9 3 2 51 4 .8 1 0 49 1 .9 9 7 4 ,9

2 2 1 .6 5 7 1 0.8 77 50 1 0 .7 8 0 50 4 .4 8 8 4 ,8

3 2 5 .3 8 8 1 2 .4 1 4 49 1 2 .9 7 4 51 5 .4 4 9 4 ,6

4 1 0.3 65 5 .0 2 4 48 5.3 4 1 52 2 .1 8 5 4 ,7

Subtotai 67.152 33.247 50 33.905 50 14.119 4,7

Rurai 5 9 65 592 61 373 39 201 4 ,8

6 3.931 2 ,0 0 4 51 1 .9 2 7 49 788 5 ,0

7 2 .8 6 5 1.4 6 8 51 1 .3 9 7 49 593 4 ,8

8 7 .3 0 6 3 .7 4 8 51 3 .5 5 8 49 1 .3 6 6 5 ,3

Subtotai 15.067 7.812 52 7.225 48 2.948 5,1

Total 82.219 41.059 50 41.160 50 17.067 4,8

Fuente: Autodiagnóstico Comunitario-i-1999.


Elaboración: CAEM Ltda.

Según la Tabla 2 elaborada de acuerdo a los datos obtenidos en el Autodiagnóstico


Comunitario, la Primera Sección del Gran Chaco cuenta con una población de 82.219
habitantes (67.157 en el área urbana y 15.067 en el área rural)!
En la tabla 3 se transcriben los datos disgregados sobre la población rural debido
a la relevancia de los mismos para el presente estudio. Nótese la cantidad de habitantes
rurales de Tierras Nuevas y Yaguacua comparadas con otras comunidades, lo cual

Los datos que se muestran del Autodiagnóstico Comunitario de 1999, son presentados ante la ausen­
cia de datos preliminares del último Censo 2001, en especial a la inexistencia de datos de población
del área rural de la primera sección.

14
coincide con la percepción de los comunarios de poseer poca o ninguna tierra. Cabe re­
saltar que en esos lugares se constituyeron con fuerza los primeros núcleos de sin tierra.
En principio, salieron de la población de La Grampa varios guaraníes que se asen­
taron en Timboy Tiguasu aunque después la mayoría no pudo consolidar su permanen­
cia. En Villa El Carmen se asienta una de las comunidades campesinas opuestas al MST,
por disputar las mismas tierras. En Sanandita funciona la Escuela Militar de los Cóndores,
lo que explica el número de su población; en Crevaux, D’Orbigny y Purísima, el alto
número de habitantes se debe en gran parte a la población indígena weenhayek; y Campo
Grande registra también una población numerosa.
Tabla 3
Población total en el área rural
No. C om unidad Poblac. Total % Total % No.

total hom bres m ujeres filas.


1 D 'O r b ig n y 350* 422 65 228 35 136
in
2 R e tiro 90 60 67 30 33 20
1- 3 C re v a u x 525* 110 49 115 51
O 45

Sub total D 5 965 592 373 201


4 K in c h a u 85 40 47 45 53 12

5 Y a te b u te 110 57 52 53 48 24

6 T im b o y T ig u a z u 79 37 47 42 53 17

7 L o s S o to s 160 70 44 90 56 34

8 S a c h a p e ra 248 133 54 115 46 48


(0
O 9 Sunchal 150 64 43 86 57 36
1-
10 T ie r r a s N u e v a s 760 400 53 300 47 156

11 Y aguacua 799 380 48 419 52 160


03
12 S a n a n d it a 720 400 56 320 44 144

13 L a T r ic o lo r 100 47 47 53 53 20

14 P a lm a r E s t a c ió n 110 52 47 58 53 22

15 P a lm a r G r a n d e 320 176 55 144 45 60

16 V illa P r im a v e r a 290 148 51 142 49 55

S ub total D 6 3.931 2.001 1.927 788

(Continúa en la siguiente página)

15
Tabla 3 (Continuación)
Población total en el área rural
No. C om unidad Poblac. Total % Total % No.

total hom bres m ujeres filas.

17 San. Francisco del Inti 355 188 53 167 47 70

18 T a ta re n d a 116 62 53 54 47 22

h- 19 Busuy 250 100 40 150 60 60


O
20 V illa I n g a v i 130 85 65 45 35 30
K
QC 21 C a lz a E s t a c ió n 592 305 52 287 48 118
1-
to 22 El B a r r ia l 371 197 53 174 47 80

O 23 Y u q u ir e n d a 100 56 56 44 44 23

24 V illa El C a r m e n 650 318 49 332 51 130

25 El B a g u a l 301 157 52 144 48 60

Total D 7 2.865 1.468 1.397 593

26 S a n Is id r o 1375 716 52 659 48 288

27 C a ñ ó n O c u lt o 360 215 60 145 40 60

28 U m it a s 155 89 57 66 43 35

29 C a m p o G ra n d e 1780 913 51 867 49 300

o 30 L a G ra m p a 1103 570 52 533 48 183


1-
31 P e ñ a C o lo r a d a 150 85 57 65 43 30
QC
1- 32 C a m p o P a jo s o 645 342 53 303 47 130
0)
33 B . L a P u r í s im a 580 281 48 305 52 115

34 B . L a T r a d ic ió n 370 160 43 210 57 65

35 B . V . G u a d a lu p e 200 80 40 120 60 40

36 I t a v ic u a 232 104 45 128 55 50

37 O jo d e l A g u a 350 193 55 157 45 70

Total D 4 7.306 3.748 3.558 1.366

Total población 15.067 7.812 7.255 2.948

Fuente: Autodiagnóstico Comunitario-1999.


Elaboración: CAEM Ltda.
* Corrección realizada por un dirigente weenhayek.

La mayor densidad poblacional se presenta en la ciudad de Yacuiba y el Cantón


San José de Pocitos, con un promedio de 75 habitantes por kilómetro cuadrado. En
el área rural la densidad —habitante por kilómetro cuadrado— es demasiado baja, la
misma presenta un mínimo de 0.3 y un máximo de 18.4 habitantes por kilómetro
cuadrado.

16
De acuerdo al CNPV 92, la población en el área urbana (ciudad de Yacuiba y
Pocitos) es de 34.505, la misma que constituye el 73 por ciento de la población total de
la Primera Sección frente a 12.723 en el área rural o 27 por ciento del total poblacional.
Si comparamos la población rural con la extensión territorial, aparentemente
no existe una relación directa. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que varias pro­
piedades entre medianas y grandes pertenecen a pocas familias, lo que explica la
escasa densidad poblacional en las zonas más conflictivas. No se cuenta con infor­
mación más desagregada para componer un cuadro por percentiles para observar
la distribución de la tierra.
Para entender la dinámica de la población del municipio y los diferentes sectores
que se desenvuelven dentro del mismo, es preciso conocer las relaciones que se desa­
rrollan dentro de cada sector productivo. El proceso de poblamiento de cada sección
responde a procesos históricos diferenciados, en consecuencia, la estructura de la po­
blación podría tipologizarse en cuatro sectores:

a) Indígenas originarios (varios guaraníes llegaron en los 60 desde el Chaco cruceño


y chuquisaqueño).
b) Población blanca (criolla) y mestiza que ingresó entre fines del siglo XIX y la con­
clusión de la Guerra del Chaco dedicada principalmente a actividades de ganade­
ría, en el sector público y comercial formal a nivel urbano.
c) Campesinos y habitantes urbanos mestizos pobres con una residencia de muchos
años en la región y que se identifican con los valores culturales de los chaqueños,
entendidos como expresión de la actividad ganadera.
d) Indígenas y mestizos no originarios del lugar (migrantes del interior, principalmente
reconocidos como collas) que en distintos momentos y desde la Guerra con el
Paraguay han venido asentándose en la región. Dentro de este grupo se identifi­
can claramente algunos inmigrantes que han llegado en los últimos cinco años.

En Yacuiba, la configuración socio-económica de la sección municipal ubica a los


indígenas en posición de inferioridad. Los sectores criollos y mestizos no andinos, iden­
tificados como chaqueños desde hace casi un siglo, mantienen un predominio cultural,
político y económico en la provincia, siendo la posesión de tierras uno de sus funda­
mentos de distinción social, y el otro su inserción en el aparato burocrático del Estado.

17
A nivel cotidiano las fricciones más fuertes se producen entre este sector con mar­
cadas expresiones regionalistas y provincianas contra los inmigrantes de origen cultural
andino principalmente dedicados al comercio Informal.
En cambio, la población indígena como los weenhayek, tapietes y guaraníes, asen­
tados al margen del área urbana y que apenas representan todos juntos menos de una
tercera parte de la población de la sección, se constituye numéricamente en un sector
minoritario y socialmente marginado.

2.3. Los indígenas


Los pueblos indígenas que habitan actualmente el Gran Chaco son los weenhayek,
guaraníes y tapietes^ siendo los weenhayek los más numerosos llegando su población
a 3000 habitantes. Las otras etnias pese a su antigüedad en la región, no son numérica­
mente representativas (CERDET, 2002). “El sector indígena pese a su representatividad
numérica ha sido marginado de la toma de decisiones, hasta antes de finalizar el siglo
XX. Para el municipio de Yacuiba prácticamente no existían comunidades indígenas en
la jurisdicción, por lo que no se les tomaba en cuenta dentro de las planificaciones del
municipio y de los proyectos de desarrollo” (Valdez, 2000).
2.3.1. El pueblo Weenhayek
En la primera sección de Yacuiba y a lo largo del río Pilcomayo se hallan ubicadas siete
comunidades weenhayek, con una población dedicada en forma casi exclusiva a la pes­
ca, en particular de las especies sábalo y dorado. Esa actividad se concentra entre los
meses de abril a septiembre, durante los cuales cuentan con un ingreso monetario que
les permite adquirir rápidamente bienes de consumo. “El dinero obtenido por la venta
del sábalo es invertido de inmediato, esto debido a su concepción económico-cultural
en la que no existe la acumulación. Esa otra dimensión económica, distinta a la mercan-
tilista, genera en el pueblo weenhayek un periodo de desabastecimiento y crisis alimen­
taría” (Crespo, 1997). Al no contar con esos Ingresos el resto del año, por no ser época

No se describirá al pueblo Tapíete, ya que su ICO se encuentra ubicada en la comunidad


Samuwate, área de influencia de la Tercera Sección (Villa Montes). La publicación de la investiga­
ción financiada por el PIEB, “Estrategias de sobrevivencia cultural entre los Tapietes del Chaco
Sudamericano” puede compensar el vacío histórico cultural respecto a esta comunidad indígena
chaqueña.

18
de pesca y por no conseguir con la misma facilidad que en el pasado los recursos del
monte (frutas silvestres, etcétera), esos productos son vendidos mientras duran, man­
teniéndose elevados los niveles de pobreza en las comunidades.
Para fines de 1980, “el Ministerio de Asuntos Campesinos y Agricultura (del cual
dependía el IIB-Instituto Indigenista Boliviano) envió una comisión al Chaco en la que
se constató la falta de títulos de tierras y la mala situación del pueblo (indígena
weenhayek) en general” (Alvarsson, 1992:132).
Como resultado de ello, se emitió una resolución ministerial (20.VII.1989) mediante
la cual se eximía a los matacos (weenhayek) del pago de impuestos sobre la pesca, re­
conociéndoles ese derecho para la subsistencia y para la comercialización; asimismo, el
Consejo Nacional de Reforma Agraria decidió destinar una comisión para estudiar y de­
finir las áreas de dotación de tierras para las comunidades indígenas. En los siguientes
años, con el apoyo de la SAE (Sub-secretaría de Asuntos Étnicos), y antes de la
promulgación de la Ley INRA, se inició el trabajo de saneamiento del territorio con mi­
ras a lograr su titulación a favor de los weenhayek (Lema, 2000: 26).
Actualmente, —después de que el Estado desatendiera la demanda del título de Tierra
Comunitaria de Origen (TCO) por un largo periodo—, ya se encuentra en proceso de rea­
lización la exposición pública de resultados, una etapa más hacia la conclusión del sanea­
miento de la TCO, pero que no se resolverá en un plazo corto debido a que los propietarios
ganaderos se oponen decididamente a perder parte de las tierras que poseen.
En las últimas décadas, los weenhayek “se han dedicado a la artesanía, trabajando
la madera de palo santo con esculturas decorativas, algunos bejucos para la fabricación
de muebles, la fibra de carahuata para la elaboración de hamacas, liicas (bolsas) y otros
objetos. Esta actividad, inicialmente fomentada desde la Misión Sueca Libre y FUNDESIB
(Fundación para el Desarrollo Integral de Bolivia), enfrenta los hoy tradicionales pro­
blemas de la artesanía en tierras bajas: la dificultad del acceso a las materias primas (que
se agotan), la comercialización, y la casi imposibilidad de asegurar una producción re­
gular, permanente y de primera calidad, que permitiría su exportación” (Lema, 2000:
28). Otras actividades económicas incluyen la cría de animales domésticos como cer­
dos, cabras y pollos para su subsistencia.
Crevaux, la comunidad indígena Weenahyek más poblada de todo el territorio, se
encuentra en el municipio de Yacuiba, pero en la zona de influencia de Villa Montes, de
la que depende su sector educativo. Está ubicada a orillas del río Pilcomayo, a más de

19
70 kilómetros de Yacuiba y a 110 kilómetros de Villa Montes. Esta comunidad incrementa
su población en la época de pesca, de abril a septiembre, por indígenas weenhayek pro­
cedentes de otras comunidades vecinas. Si bien la mayoría de la población es weenhayek,
también existe una pequeña población criolla de ganaderos y comerciantes, con quie­
nes se mantiene un conflicto por la demanda weenhayek de la TCO.

2.3.2. Los guaraníes


A diferencia de los weenhayek —que residen en comunidades conformadas casi exclu­
sivamente por personas de su misma etnia y a lo largo del río Pilcomayo—, en el área
rural de Yacuiba se encuentran varias familias guaraníes asentadas en comunidades a
las que se les puede denominar de “composición mixta”, por la fuerte presencia de cam­
pesinos oriundos de la zona y migrantes que llegaron hace varios años a la zona.
En los últimos años, familias e incluso varias comunidades guaraníes con los ob­
jetivos de recuperar su identidad étnica y cultural y mejorar sus condiciones de vida han
iniciado un proceso de organización comunitaria, como parte de la APG (Asamblea del
Pueblo Guaraní), constituyendo una organización indígena de segundo grado reconoci­
da como la “APG - Zona Yacuiba”, a la que se han integrado familias pertenecientes a 15
comunidades, de las cuales Aguayrenda, constituye la principal comunidad.
La población rural guaraní, que ahora se ha hecho más visible ante los otros sec­
tores sociales, se ha reconstituido en base a dos grupos, el de los guaraníes originarios
y el de los guaraníes inmigrantes de otras regiones chaqueñas que ha reemplazado a las
centenares de familias que emigraron hacia el norte argentino durante el periodo de las
zafras azucareras a mediados del siglo pasado.
La mayoría de los guaraníes que viven en zonas rurales se dedican a la agricultura
y actualmente cuentan con apoyo técnico de Organizaciones No Gubernamentales
(ONGs), como el CERDET (Centro de Estudios Regionales para el Desarrollo de Tarija),
orientadas al fortalecimiento institucional y productivo de la organización guaraní de la
zona Yacuiba y de sus organizaciones matrices como la APG y la CIDOB (Confederación
Indígena de Pueblos del Oriente de Bolivia).
En el año 2002 se estimaba una cantidad aproximada entre 1.200 y 1.800 de per­
sonas que se identificarían de origen guaraní en el municipio de Yacuiba, la mayoría de
las cuales no contaría con ninguna o muy poca tierra, por lo que han iniciado a finales
del año 2001 una demanda de Tierras Comunitarias de Origen.

20
Desde el año 2000, la Capitanía Zonal Guaraní de Yacuiba ha manifestado su pre­
ocupación y denunciado los conflictos suscitados entre la comunidad guaraní de Timboy
Tiguazu y los miembros del núcleo de asentamiento del Movimiento Sin Tierra (MST),
por la posesión de tierras consideradas por ambos grupos como fiscales y reclamadas
por una familia de un productor agropecuario como suyas.
En la misma zona de Timboy Tiguazu, colindantes con estos tres grupos sociales
(guaraníes, campesinos sin tierra y ganaderos), están asentadas familias del pueblo
Weenhayek que poseen un título comunitario de 300 hectáreas y sostienen una deman­
da de 1.200 hectáreas que deberán ser todavía saneadas. Durante el año 2001, los re­
presentantes de esa comunidad y de su organización matriz ORCAWETA (Organización
Capitanías Weenhayek Tarija) vieron con preocupación el avance de los desmontes rea­
lizados por el asentamiento de los campesinos del núcleo Sin Tierra, a quienes advirtie­
ron que no permitirían que ingresaran en la zona, pues sería parte del territorio
Weenhayek. El principal dirigente del Movimiento Sin Tierra, Ángel Durán, por enton­
ces Secretario Ejecutivo de la Confederación Sindical Única de los Trabajadores Campe­
sinos de la Provincia Gran Chaco, se comprometió a impedir que cualquier núcleo del
Movimiento Sin Tierra se asentara en tierras indígenas afirmando que los campesinos
de su movimiento buscaban solamente tierras o latifundios no trabajados.

2.3.3. Los Tapíeles


Este pueblo originario se encuentra asentado en la Tercera Sección de la Provincia Gran
Chaco, en la región denominada Samaiwate, colindante con las tierras que se han otor­
gado a familias del MST.

3. Migración
La migración forma parte de la vida cotidiana del campo y está incorporada en las estra­
tegias de vida de las familias. Se define la migración individual o colectiva en su doble
fenómeno de emigración e inmigración, las que implican el movimiento físico de las
personas de una localidad geográfica a otra y debe tener un determinado grado de per­
manencia, ya que su carácter esencial constituye un cambio de lugar de domicilio o de
residencia, para la reanudación de la vida en un lugar nuevo o distinto.
Yacuiba se ha constituido en un polo de atracción de la actividad comercial informal
desde 1980. Alrededor de 1987, el auge estaba en su plenitud, lo que ha ocasionado

21
que la tasa de crecimiento poblacional crezca a un ritmo de 5.38 por ciento. Pero fue
decayendo desde 1995 por las condiciones de cambio de moneda con la República
Argentina. Se ha iniciado un importante proceso de migración proveniente de varias
ciudades del país, a saber: La Paz, Cochabamba, Oruro, Tarija y Santa Cruz, inclusive el
área rural de la Primera Sección.
La ciudad de Yacuiba ha reportado un mayor incremento en la magnitud de la
migración poblacional entre las regiones del Gran Chaco, sin embargo, pocos son los
estudios referidos a los diferentes tipos de migración que se producen en la región sur.
Según la clasificación de Landry, citado por Ortiz (1981), las migraciones son de
tres tipos:

Por su modo de organización:


a) Espontáneas
b) Organizadas
Por su duración:
a) Permanentes
b) Temporarias o estacionarias
III. Por el lugar del destino:
a) Interiores (dentro del país e incluso dentro de un departamento o provincia)
b) Externas

Por el modo de organización, las migraciones espontáneas son las de mayor im­
portancia dentro del país, sin embargo existen ejemplos de migraciones no propiamen­
te organizadas, sino orientadas, hacia zonas de colonización como las que se ve por parte
del MST. En el Chaco no se dieron colonizaciones o asentamientos programados.
Por su duración, solamente serán consideradas las permanentes en aplicación de
la definición utilizada de migración, sin embargo las temporarias, y dentro de estas las
estaciónales, tienen un papel importante en el país, fundamentalmente aquellas referi­
das a cosechas especiales como las de algodón o la caña de azúcar.
La distinción entre “la migración temporal o estacionaria y la definitiva, se basa
en que la definitiva se caracteriza principalmente por bienes (materiales o simbólicos)
fuera de la comunidad de origen. Esta distinción metodológica no es rígida, si bien la
migración definitiva requiere de experiencias previas de tipo temporal, también pueden

22
darse de forma inversa, vale decir, un supuesto migrante definitivo puede volver al
circuito temporal donde la comunidad es asumida nuevamente como núcleo, lo cual
significa una reconfiguración del espacio y de las relaciones en las que se insertará
(Hinojosa, 2000: 26).
Sin embargo, donde nos detendremos será en el fenómeno migratorio por el lu­
gar de destino con el doble objeto de estudiar las corrientes y contracorrientes
migratorias nacionales, determinando en lo posible las zonas de expulsión y de atrac­
ción, y sugiriendo políticas que eviten la emigración del capital humano nacional a otros
países, fundamentalmente rural (Ortiz, 1981: 22),
Para entrar a este acápite, es preciso aclarar que las causas de atracción migratoria
no son tan decisivas como las de expulsión. Sin embargo, señalamos algunas, las más
frecuentes, de atracción migratoria:

• Perspectiva de un mejor nivel de vida y status social. Posibilidades de movilidad


social: comerciantes informales con expectativas de ver crecer sus negocios y asen­
tarse como negocios permanentes; campesinos que dejan sus tierras (muchas ve­
ces improductivas) y el trabajo agrícola, para convertirse en comerciantes
informales; y nuevos profesionales que ven más oportunidades de trabajo.
• Mayores oportunidades de empleo. Mercado ocupacional más amplio. Incentivos
salariales: comercio informal y contrabando, trabajo en empresas petroleras, en
sector agropecuario, servicios, trabajo doméstico y otros.
• Cantidad y calidad de tierras mejores. Oportunidad para el conocimiento de téc­
nicas nuevas y racionales de producción agropecuaria: creencia en que la situa­
ción de la agricultura y ganadería, debido principalmente a su gran extensión en
el Chaco, será apoyada por programas de desarrollo estatales; el sector de explo­
tación maderera también es visto como una forma rápida de mejorar la economía
familiar, ya sea por la producción de madera o carbón.
• Posibilidad de ensanchar el bagaje cultural y opciones educativas favorables: ma­
yores opciones de estudio para sus hijos tanto en la región nacional como de la
vecina República Argentina por la proximidad de la frontera; asimismo, se ve la
zona como una opción para conocer estrategias de comercialización e ingreso,
por trabajo, a la Argentina.

23
3.1. Características generales de los migrantes
La migración que no se realiza por razones de catástrofes, se hace por naturaleza selec­
tiva. ¿Quiénes emigran?

1 . Los que sienten más fuertemente el desequilibrio o incompatibilidad en su zona


de origen: pobreza, escasez de tierras, suelos deficientes para el cultivo.
2 . Los hijos de familia numerosas, generalmente los menores, quienes se ven
obligados a migrar al Chaco en busca de nuevas tierras para el cultivo y su
subsistencia.
Los individuos más fuertes; mayormente quienes gozan de buena salud, quienes
recorren diferentes sitios o lugares hasta encontrar aquellos que respondan par­
cial o totalmente a sus expectativas.
4. Aquellos con mayor iniciativa: muchas veces por su experiencia en otros sitios,
en Yacuiba se asentaron muchos de los migrantes que iban cada año a la Argenti­
na o aquellos migrantes dedicados al comercio.
Los jóvenes más que los viejos: experiencias de migración que empiezan a corta
edad en el área rural.
6 . Los hombres más que las mujeres: aunque este fenómeno esta cambiando, por­
que se evidencia en el ámbito del comercio informal y de personas que llegan
como empleadas domésticas, muchas de las cuales hacen traer a sus familias.
Los menos especializados dentro de los trabajadores mensuales: mano de obra
obrera, empleadas domésticas, peones agricultores y ganaderos.
Los solteros más que los casados: por la corta edad muchos de los que llegan al
Chaco son jóvenes quienes forman sus familias en estas tierras.
Los que carecen de hijos o los que tienen pocos: es más fácil movilizarse con me­
nor cantidad de hijos para evitar exponerlos a peligros.
10. Los menos sedentarios: muchos prefieren quedarse a cuidar los campos que he­
redaron de sus padres, aunque estos sean pobres para el cultivo.
11. Los apegados a la novedad y a la aventura: tierras que despiertan nuevas expecta­
tivas distintas al lugar de origen, tal el caso de los migrantes de origen andino.

Los movimientos migratorios internos son un mecanismo de ajuste de la pobla­


ción a las oportunidades económicas y sociales que se presentan en departamentos o

24
zonas. Las personas migran en busca de oportunidades de empleo, estudio, salud, ser­
vicios sociales o simplemente por atracción fundamentalmente de la ciudad. Lo hacen
porque, especialmente, la ciudad ofrece los medios materiales para satisfacer tales ne­
cesidades, ello no quiere decir que éstas sean satisfechas, pero lo que importa es que
las condiciones del lugar crean tales expectativas.
Yacuiba como un lugar “de destino soporta presión sobre las fuentes de trabajo y,
la demanda por servicios básicos y vivienda crece rápidamente. Si éstos no tienen la ca­
pacidad de absorber productivamente la creciente población, se estaría produciendo un
traslado de la pobreza rural a las ciudades, un crecimiento de la delincuencia, de la
marginación, entre otros” (Ortiz, 1981:19).
En consecuencia, las modalidades de crecimiento de la economía y la distribución
de los beneficios entre la población del país, “se reflejará en una creciente concentra­
ción de población en ámbitos que no tienen la capacidad para absorber la creciente fuerza
laboral y generar niveles de ingresos que satisfagan sus necesidades básicas.
Complementariamente, los flujos migratorios campo / ciudad continuarán provocando
la pérdida de importantes contingentes de recursos humanos en los contextos rurales,
que requieren de ellos para desarrollarse social y económicamente” (Ministerio de De­
sarrollo Sostenible y Planificación, 2000: 45).

3.2. Migración temporai en Yacuiba


La migración temporal que se dirige a la ciudad de Yacuiba, por motivos de trabajo, lle­
van a muchos migrantes a formar parte de la mano de obra que es utilizada en diferen­
tes rubros y actividades, como la construcción (los varones) y servicio doméstico (las
mujeres) debido al gran movimiento económico que existe en esa ciudad.
Parte de esa población que emigra, lo hace hacia el departamento de Santa Cruz
y a la República Argentina, en ambos casos por motivos de trabajo, principalmente de
los varones (Farfán, 2000:12).
“La mayoría de los campesinos del valle central tarijeño utilizan a Bermejo y Yacuiba
como zona de paso, ya que se desplazan a la Argentina para trabajar en actividades liga­
das a la agricultura. Muchos de estos migrantes se han especializado predominantemente
en la producción hortícola y en menor grado a trabajar como cosechadores de frutas y
hortalizas” (Hinojosa, 2000:34).

25
“Casi la totalidad de los migrantes de las comunidades campesinas se dirigen a
las quintas o propiedades agrícolas dedicadas a la horticultura. En estas propiedades se
cultiva principalmente tomate y en menor proporción pimentón, chaucha, berenjena,
choclo, etc. El resto de los migrantes trabaja estacionalmente en las cosechas de frutos,
hojas de tabaco y algunos otros productos” (Ibid.: 35).
Muchos de los campesinos migrantes que acostumbraban desplazarse al vecino
país, con el tiempo optaron por quedarse en tierras chaqueñas debido a la recesión
económica en la Argentina y por la atracción de insertarse en el sector comercial o
agrícola de la región.
Las migraciones temporales se orientan hacia una búsqueda de oportunidades que
definan un nuevo sentido de vida para la familia, lo cual no supone de ninguna manera
la ruptura de lazos o relaciones con la comunidad de origen, sino más bien la mutua
transformación desde el interior. Implica también el establecimiento de la capacidad
reproductiva total (o en su gran mayoría) familiar o comunal en las quintas hortícolas
del norte argentino. La vinculación con la comunidad de origen se da a partir de visitas
durante pocas semanas al año, entre diciembre y enero, pero de gran influencia econó­
mica, social, cultural y política.

3.3. Migración definitiva en ia Primera Sección


La migración definitiva dentro la Primera Sección se ha presentado con mayor frecuen­
cia en el área rural de Yacuiba, donde familias enteras se han establecido para dedicarse
a la actividad agrícola y pecuaria, como es el caso de la Comunidad de Tierras Nuevas.
La población migrante asentada en el área rural, proviene fundamentalmente de los de­
partamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Tarija (PDM Yacuiba: 1999).
En el tema migratorio hay que señalar que en el área rural sólo la migración defi­
nitiva se produce desde hace muchos años, cuando familias enteras se han establecido
para dedicarse a la actividad agrícola y pecuaria.
Otro aspecto que tiene que ver con este particular tipo de migrantes son sus in­
gresos monetarios y su capacidad de gasto; se trata de experiencias migratorias coinci­
dentes con períodos favorables en términos de cosecha, mercado o tipo de cambio;
capacidad de prevención o manejo del riesgo en economías fuertemente mercantiles.
El control de espacios geográficos, económicos, culturales diferentes se manifies­
tan en el carácter de doble domicilio, vale decir, en la posesión de propiedades (casa.

26
maquinaria agrícola, tierras, tinglados) tanto en la comunidad de origen como en algu­
na localidad del norte argentino. Son grupos que saben moverse en economías de mer­
cado, produciendo tomates, pimentones con mano de obra asalariada, paquetes
agroquímicos; así obtienen ganancias a pesar de que son actividades que no coinciden
con las características de la economía campesina de la cual proceden.
Todos estos elementos que constituyen al mediero, arrendatario o propietario
(quintero), más allá de establecer peculariedades migratorias, representan para la fami­
lia una búsqueda de oportunidades, una racionalidad en el manejo de alternativas que
sobrepasan los límites comunales, pero que a la vez mantiene los espacios simbólicos y
afectivos como componentes de una nueva identidad, nacida en este continuo y que
parece gozar de una territorialidad temporal (Hinojosa, 2000:72).

4. Actividad económica

4.1. Puestos de comercio


Al estar el Chaco tarijeño poblado en su mayor extensión por asentamientos misio­
neros, éstos se convirtieron a corto plazo en puestos de comercio (Tánger; Calzavarini,
1996), donde además de buscar la conversión de indígenas funcionaban centros para
el intercambio comercial de las zonas que ocupaban. De ese modo, se beneficiaban
tanto los pobladores indígenas como los criollos que habitaban en las proximidades
de las Misiones.
Uno de los puestos de comercio más importantes del que se tiene noticia a media­
dos del siglo XIX, es el de la reducción de San Roque de Aguairenda, Misión de la tribu
chiriguana fundada en 1851 por el misionero italiano Giuseppe Giannelli de Tuca. Varios
investigadores religiosos la consideran una de las más destacadas en la región chaqueña
pues sirvió para el intercambio comercial. Actualmente esa zona está ubicada a menos de
15 Km de Yacuiba (Giannecchini, 1898; Calzavarini, 1996; Mingo de la Concepción, 1981).
Las Misiones se desarrollaron hasta congregar una población bastante numerosa,
tal el caso de la conversión de la Misión de Aguairenda en un pueblo independiente.
Conjuntamente al desarrollo poblacional y económico ya sea por la agricultura y gana­
dería, “surgen intereses no puramente civiles, ni religiosos, ya que asoman ambiciones,
pretensiones de propiedades privadas, deseos de libertad de negocios por parte de
algunos poderosos, cuya codicia podaba la Misión con sus estrictos Reglamentos,

27
deseo de intervención y de mando en quienes se veían excluidos de dominio... A veces
se invocan argumentos de gran emotividad patriótica; el ‘centro más poblado de este
territorio fronterizo, después de Yacuiba capital de la provincia, del Gran Chaco, es el
Vicecantón Palmar que favorecido por su situación en la vía principal de comunicacio­
nes de este territorio con la República Argentina y el importante Departamento de San­
ta Cruz, ha podido desenvolver la actividad industrial de sus habitantes prosperando y
aumentando la población progresivamente. La necesidad altamente patriótica de favo­
recer, impulsar y dar importancia a las poblaciones de la línea fronteriza quedará satis­
factoriamente llenada, accediendo a la solicitud de los numerosos vecinos del Vise cantón
Palmar, que desean construir un pueblo boliviano, para ejercer derechos y cumplir obli­
gaciones dentro de su territorio, ocupando el suelo (1 de agosto de 1910)” (ACFB, 1911
(III), 778-783; Anasagasti, 1992:108).
Barrado Arcángel se refiere a la importancia de esa Misión con estas palabras: “Su
labor no pasó desapercibida a las autoridades civiles y militares; el Ministro que preten­
día ‘secularizar’ la Misión de Aguairenda, con el argumento de que había adquirido una
notable personalidad de pueblo, añadía: racional es corresponder siquiera con buenos
tratamientos a la labor esforzada de los religiosos que, hasta la fecha, han sido los úni­
cos que han hecho obras de colonización en la República” (Anasagasti, 1992:107).
A partir de la irradiación de esa experiencia, la mayoría de las Misiones pasaron
de reducciones que aglutinaban indígenas para cumplir las metas de su conversión reli­
giosa, a grandes poblados como el caso de Villa Montes, Yacuiba entre los más destaca­
dos en las llanuras chaqueñas.

4.2. Los ganaderos


Hablar del Chaco, para muchos es referirse a propiedades ganaderas. El sector ganade­
ro debido a su importancia económica, se ha convertido en un grupo de poder econó­
mico y de gran influencia en la toma de decisiones políticas dentro de la región.
En la provincia Gran Chaco existen grandes, medianas y pequeñas propiedades
ganaderas que ocupan especialmente una extensa área considerada semi-árida, caracte­
rística ecológica propia del Chaco sudamericano. Por ese motivo una de las mayores di­
ficultades para el desarrollo de la ganadería criolla se debe a las cíclicas temporadas de
sequías y las escasas fuentes de agua disponibles para el ganado y los seres humanos
que habitan esos lugares.

28
El mantenimiento de pautas tradicionales de manejo del ganado, la falta de inver­
siones económicas y técnicas que modernicen la producción ganadera y produzcan su
propio forraje, han incidido en un secular estancamiento que a la larga impactan nega­
tivamente sobre el medio ambiente.
Los primeros efectos en este ecosistema tan frágil son ya visibles en el
sobrepastoreo de ganado mayor y caprino, que provoca paulatinamente procesos
erosivos y de desertización de la capa superficial del suelo. En esas difíciles condi­
ciones, los pequeños propietarios son los más afectados ya que viven en condicio­
nes de pobreza.
La mayoría de sus campos no están destinados a la agricultura y el manejo del
ganado se realiza de manera extensiva. Muchas veces lo que diferencia a un ganadero
de otro, y de los campesinos agricultores, es la calidad de sus viviendas (si bien no en
todos los casos) que son hechas con material de construcción a diferencia de sus veci­
nos que en su mayoría viven en pahuichis (casas precarias^ hechas de palos y cubiertas
por una carpa plástica.
Para los ganaderos más grandes, una de las estrategias más comunes ha consisti­
do en invertir los excedentes económicos en los centros urbanos del Chaco —de la ciu­
dad de Tarija o en Santa Cruz—agudizando la desinversión en el campo para invertir en
inmuebles y otros bienes que producen réditos económicos más elevados.
En las áreas rurales más alejadas, los ganaderos que residen en sus puestos gana­
deros ostentan la posesión de vehículos modernos, preferentemente camionetas de úl­
timo modelo, como un rasgo importante de distinción social. Si bien los ganaderos
sobrellevan las mismas dificultades por las que atraviesan distintos comunarios, los pri­
meros se encuentran en mejores condiciones de vida que los segundos, no sólo por la
venta regular de algunas de sus cabezas de ganado, sino por que varios de ellos tienen
posesiones inmuebles o se dedican a la actividad comercial en la ciudad de Yacuiba.
El sector ganadero en el Gran Chaco alberga una variedad de ganado (mestizo -
criollo) de singular resistencia y adaptabilidad a la casi hostil configuración natural de la
zona, que presenta un ambiente distinto a la de las zonas aptas para el desarrollo de la
ganadería. Si bien en el Chaco existen las asociaciones de ganaderos, también cuentan
con instituciones como ASOGACHACO (Asociación de Ganaderos del Gran Chaco) que
agrupan a los productores de ganado, para enfrentar en forma conjunta problemas co­
munes técnicos y de inversión que no han sido resueltos.

29
Pese a todas las dificultades, existen aproximadamente 210.000 cabezas de gana­
do en todo el Gran Chaco, de las cuales 41,500 se concentran en la Primera Sección,
donde se carece de sistemas adecuados para su explotación tanto en el manejo de pra­
deras como en áreas de ramoneo.
Actualmente, el destino principal de la producción bovina se restringe al ámbito
regional: 55 por ciento de la oferta se destina a Yacuiba y Villa Montes; 23 por ciento a
Tarija y 21 por ciento a Santa Cruz. El Gran Chaco cuenta también con 34.000 cabezas
de ganado porcino, 14.000 de ganado ovino y 12.000 equino, según el Plan Estratégico
para el Desarrollo Sostenible de la Provincia Gran Chaco.

4.3. Los madereros


Otro de los sectores de poder en la región, está constituido por el sector maderero de­
bido a la riqueza forestal del Gran Chaco. Un buen número de los grandes propietarios
de tierras se ha dedicado a la explotación maderera; por ello, no es raro encontrar den­
tro de propiedades agrícolas o ganaderas, motosierras o aserraderos instalados pues
muchas de esas empresas trabajan a partir de concesiones forestales. La producción está
destinada al rubro de la construcción (vigas, tablones, puertas, ventanas, pisos, etcéte­
ra) y también se la utiliza en la fabricación variada de muebles.
Entre las especies forestales ricas de la reglón se encuentran el quebracho colora­
do, palo blanco, cedro, quebracho blanco y palo amarillo. “Otras de las especies foresta­
les ricas de la región, se cuenta, la perilla urundel, cedro, cebil, quebracho blanco, palo
amarillo, estas especies, de no reglamentar una política coherente de explotación, co­
rren el riesgo de perderse en detrimento del ecosistema Chaco” (CGE/CODETAR, 1992).
La explotación forestal excesiva —en el caso del quebracho colorado— no respe­
ta los límites permisibles. El corte con la actual tecnología no debería superar los 124.000
metros cúbicos / año en las tierras aptas y 10.000 metros cúbicos / año en las tierras
moderadamente aptas. No obstante, existen datos estadísticos de que en anteriores ges­
tiones se ha llegado a los 2,4 millones de metros cúbicos / año, con los consiguientes
perjuicios de depredación de los bosques. Ese resultado requiere una evaluación con
mayor rigor técnico especialmente en la explotación del quebracho colorado al tratarse
de la única reserva mundial de esta especie y que pone a esa madera en peligro de ex­
tinción, según afirma el Plan Estratégico para el Desarrollo Sostenible de la Provincia
Gran Chaco.

30
El Centro de Desarrollo Forestal reporta la existencia de 27 aserraderos en 1992, siete
de los cuales se encuentran en el sector Villa Montes y 20 en Yacuiba, no teniéndose co­
nocimiento acerca del número efectivo de aserraderos informales. En 1987 existían, se­
gún la misma fuente, 19 empresas registradas, lo que constituye un indicador, aunque
indirecto, muy revelador acerca del incremento de esa actividad. No se ha podido obtener
información reciente sobre los volúmenes de explotación pero según el informe ya cita­
do, en 1987 se extrajo un total de 2.5 millones de m2 de madera elaborada, de los cuales
2.4 millones (97%) estuvieron compuestos por Quebracho colorado (99.490 durmientes)
y el resto por palo blanco (2%), y lapacho, cedro, quina y urundel (1%).
El municipio de Yacuiba dispone de un sistema de producción forestal, sin em­
bargo no se presentó ninguna solicitud de concesión forestal, ni a la Alcaldía ni a la
Superintendencia Forestal. Solamente existen solicitudes para desmonte, con el pretex­
to de habilitar áreas para la crianza de ganado. En la práctica, se realiza el aprovecha­
miento del bosque (madera, durmientes, carbón, postes, vigas, leña, etcétera) no sólo
por grandes empresarios madereros, sino también por propietarios de medianas y gran­
des extensiones de terreno. Los aserraderos registrados en la ciudad de Yacuiba son sólo
13. El detalle se observa en la Tabla 4.
Tabla 4
Número de aserraderos en el municipio de Yacuiba
No. A serradero P ropietario
1 V ir g e n d e G u a d a lu p e V íc to r C o rd e ro

2 Ip a g u a z ú J u a n C a r lo s N a lla r

3 D o ñ a C a r m e lit a N o rm a n d o C a v e to

4 P a rís A d o lf o R e y n o s o M a y r e

5 J a r a m illo R o la n d o J a r a m illo

6 J u a n Is a b e l R o b u s t ia n o M e d in a

7 S a n F r a n c is c o J u a n P a la c io s Z a r a t e

8 L u is it o A g u e d o M a n r r iq u e

9 Ei L a p a c h o F io r e n c io Z a r a t e

10 S a n M a rtín d e C a iz a M a r c o C e n z o li

11 C e r u s o ii V a id o C e r u s o ii

12 S e ie m e Y o ia n d a V d a . d e R e g g io

13 L a s P a lm a s F lo r ia n d o F e r r a ri

Fuente: Entrevistas semiestructuradas-autodiagnóstico comunitario 1999.


Elaboración: CAEM Ltda.

31
Tabla 5
Número de barracas en el municipio de Yacuiba
B arraca Propietario

M adesur R ic a r d o C o r d e r o

V ir g e n d e U r c u p iñ a R a b io V e g a

San José Raúl S accom a no

Fuente: Entrevistas semi estructuradas-auto-


diagnóstico comunitario 1999.
Elaboración: CAEM Ltda.

4.4. El comercio
La posición geográfica de Yacuiba como límite fronterizo con la República Argentina y
el permanente ingreso de turistas argentinos por las condiciones favorables del tipo de
cambio en la moneda en los años 80, hizo que el sector comercial y el de servicios se
constituyeran en uno de los más activos de la ciudad de Yacuiba.
El Decreto Supremo 21060, aprobado el 29 de agosto de 1985, llamado también
“La nueva política económica” o la aplicación del modelo neoliberal, impone la absolu­
ta libertad de las fuerzas de mercado a través de la cual se establece una nueva relación
entre la economía y la sociedad en la que el Estado debe reducirse mediante la disolu­
ción de las empresas públicas y la descentralización de las agencias estatales.
Debido a las reformas realizadas y la “situación de reducción en el empleo esta­
bleció con carácter transitorio el beneficio de relocalización (artículo 56), con el extra­
ño y contradictorio propósito de la defensa y racionalización del empleo” (Herrera, 1993:
5). De esa manera, muchos ex trabajadores (mineros en su mayoría) se trasladaron al
Chaco vislumbrando tierra y oportunidades para mejorar su situación de vida. Así fue­
ron asentándose como comerciantes informales algunos y otros como nuevos agricul­
tores, tal es el caso de la comunidad de Tierras Nuevas.
Todas estas medidas económicas favorecieron al establecimiento del comercio for­
mal e informal en Yacuiba.
El comercio formal está instalado en galerías donde especialmente se vende ropa,
zapatos, zapatillas, perfumes y joyas. También existen mercados donde están los comer­
cios de abarrotes y comestibles (harina, azúcar, fideos, aceites, etcétera). Lo que menos
se comercializa son electrodomésticos.

32
La actividad comercial informal, se desarrolla mayormente en los frontis de las
viviendas y parte de las aceras de calles debido a la facilidad de acceso tanto de compra­
dores como de vendedores. Los comerciantes han ocupado todos los espacios posibles,
dificultando el tránsito, tanto peatonal como vehicular. Las mercaderías que más se co­
mercializan son las prendas de vestir (la mayor parte de ellas de confección nacional
y/o china), aparatos de sonido, cámaras fotográficas, calculadoras, electrodomésticos y
otros similares de marcas poco conocidas y de origen asiático.
La continua presencia de personas de nacionalidad argentina y el evidente con­
trabando de diferentes productos a esta zona de frontera, hizo que muchos de los nue­
vos migrantes llegados a Yacuiba, pudieran “prosperar” pasando de comerciantes
informales que llegaron en algunos casos con un “amarro o bulto”^ de mercadería, a
dueños de casetas y centros comerciales en pocos meses.
En el área rural, la comercialización de productos agrícolas se presenta en dos
formas: la venta a pie de finca y la venta directa a través del mercado campesino. La
primera forma pasa por la intermediación y es una de las más comunes, porque de esa
manera se evitan los costos de transporte, aunque los intermediarios la mayoría de las
veces imponen el precio a los productos. La segunda forma es mínima, debido a los
costes de transporte, pues los productos agrícolas no cuentan con ferias para el inter­
cambio de sus productos.
Un importante instrumento de apoyo al comercio exterior fue la creación y auto­
rización para el establecimiento de zonas francas mediante Decreto Supremo 224010
del 11/01/90. El Consejo Nacional de Zonas Francas (CONZOF) mediante Resolución
No. 040 del 11/04/95 otorga la concesión a la Empresa Sociedad de Empresas Gran Chaco
S.A. (SEGRANCHACO) para el establecimiento, funcionamiento y administración de la
Zona Franca Comercial e Industrial en Yacuiba (ZOFRAYA).
A su vez, las autoridades locales más propiamente el Honorable Concejo Munici­
pal de Yacuiba, según Ordenanza No. 060/96, declara “Zona Comercial Industrial una
Extensión superficial de 100 Has. a favor de SEGRACHACO S.A. ubicada en Campo Gran­
de y para la zona de reserva industrial, comercial y zona de Reserva Ecológica 300 y 200
Has. respectivamente también en Campo grande” (Morón, 1997:17).

Mucho,s de los comerciantes se refieren a este término como el equivalente a una caiga de mercadería
que puede ser de ropa u otros productos (expresado en medidas aproximadamente un metro cúbico).

33
Desde el punto de vista de la ubicación estratégica de Yacuiba y de nuestro país
en América del Sur, se convierte a esta región en un puente comercial de exportación
entre el océano Atlántico y el Pacífico. De tal modo es así, que queda establecida la al­
ternativa de desarrollo del cono central de Sudamérica (Ibid.: 17).
A fines de 1998 esta bonanza económica del comercio informal comenzó a de­
caer debido a las restricciones impuestas por el gobierno argentino a los productos bo­
livianos. Rápidamente el número de desempleados en nuestro país y especialmente en
el Gran Chaco aumentó, muchos de los hasta entonces comerciantes se vieron forza­
dos a regresar a sus lugares de origen o dedicarse a otras actividades. Los verdes cam­
pos boscosos y poco poblados a lo largo de la carretera asfaltada Yacuiba-Villamontes,
se convirtieron prontamente en posibles y deseables zonas de colonización para cente­
nares de ex comerciantes y nuevos inmigrantes rurales que llegaban tarde a una ciudad
en recesión económica.
Para el 2001 la recesión económica muy fuerte afectó paulatinamente a la pobla­
ción. “...las ventas bajaron de manera considerable en el Departamento de Tarija, en el
caso de las fronteras como Yacuiba y Bermejo, el flujo comercial bajó hasta un 80 por
ciento, mucha gente retorna a la capital para continuar con sus actividades de comer­
cio, pero soportando la crisis económica...” (Soliz, 2001).
Marco Velarde Alba (Consejero Departamental de la Provincia Gran Chaco) explica
el fenómeno de esta manera: “Uno de los factores más notorios de esta situación es la
desvalorización del peso argentino, además de las restricciones existentes en la parte adua­
nera y gendarmería, que hace que la gente no venda. Por esa razón los precios debieron
bajar automáticamente, pues antes todas las ventas se hacían en pesos argentinos (el equi­
valente al tipo de cambio hasta diciembre del 2001 era de un dólar por un peso argenti­
no), pero ahora una unidad de esta moneda se cambia a 4,5 bolivianos, lo cual afecta
notablemente las transacciones económicas que se efectúan en la zona” (2001).
La actividad turística también bajó perjudicando a la Cámara Hotelera de Yacuiba,
sector que aportaba a la ciudad. El Consejero consultado interpreta los efectos de la
recesión: “no sólo se observan en la actividad comercial, sino también en el tráfico de
turistas argentinos hacia esta población, al punto que los famosos Tours de Compra que
llegaban, en número de 200 ó 300 a Pocitos y Salvador Maza, procedentes de diversas
capitales argentinas para efectuar sus compras en Yacuiba, son sólo un grato recuerdo
para los comerciantes, pues la actividad se redujo simplemente a la gente de la zona”.

34
Esto tiene que ver con las restricciones que impuso el gobierno argentino refe­
rente a montos topes para la compra, pues si antes se podía adquirir productos por un
valor superior a los 500 dólares, posteriormente sólo se tenía permiso para adquirir pro­
ductos por un valor de 50 dólares, estableciéndose un control estricto. Esta situación
afectó y afecta notablemente a la economía de los comerciantes y por ende, de la po­
blación de Yacuiba.

5. Actividad petrolera
En cuanto a la actividad petrolera cabe recordar algunas fechas históricas. En 1867 se
otorgan las primeras concesiones petrolíferas en el departamento de Tarija y Richmond
Levering comienza la exploración en 1920, obteniendo la concesión de tres millones de
hectáreas. En julio de 1922, Richmond Levering transfiere sus derechos a la Standard
Oil Company y en agosto del mismo año se perfora el primer pozo sin resultados satis­
factorios. En 1924 se perfora un segundo pozo encontrándose petróleo. En 1926 se des­
cubre petróleo en la zona de Sanandita y Camatindi.
En 1937 mediante decreto del presidente Gral. David Toro, se declara la caduci­
dad de las actividades de Standard Oil Company of Bolivia, quedando la explotación pe­
trolífera a cargo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB), comenzando las
exploraciones de forma sistemática en el año 1954. En 1956, entra en vigencia el código
del petróleo, bajo cuya modalidad ingresan al país 15 compañías concesionarias. En 1969,
YPFB asume el control de la industria petrolera en el país y en 1972 se dicta la Ley Ge­
neral de Hidrocarburos. Entre 1970 y 1980, YPFB ordena el cierre y abandono de las
instalaciones de Sanandita, procediendo a la destrucción de la refinería. En la década
de 1990 se promulga la nueva Ley de Hidrocarburos que permite, a partir de 1997, la
llegada de capitales extranjeros para invertir en el campo de la exploración y explota­
ción de hidrocarburos” (Yuchán, 2001: 25).
Actualmente operan las siguientes empresas en Tarija: Petrobras, British Gas,
Repsol, Total, Pluspetrol, Andina, Chaco, Vintage, Tecpetrol, Maxus y Tesoro. Se perfora­
ron 23 pozos exploratorios y de extensión de campo, y se perforan dos pozos
exploratorios más, el Pozo Camatindi X-1000 (sin éxito), perforado por la Chaco S.A.
y el Madrejones X-1002, perforado por Pluspetrol. Petrobras en el Campo San Alber­
to tiene programado en una primera fase de explotación, poner en producción 4 po­
zos. En una segunda fase se tiene programado perforar 3 pozos que incrementarán

35
la producción del Campo San Alberto. Asimismo la empresa Tesoro ha perforado los
pozos escondido X-7 y los suris X-3.
La empresa Chaco S.A. optimista en descubrir gas en el bloque Aguaragüe, acele­
ra los trabajos de prospección sísmica tridimensional con una inversión aproximada de
17 millones de dólares. Hay una buena perspectiva para descubrir el energético en esa
zona y no se sabe si será un gran reservorio. El resultado de los trabajos de prospección
sísmica y posterior exploración no ayudarán a ratificar aquella expectativa. Con todo, la
transnacional petrolera tiene una parte de la serranía del Aguaragüe (alineamiento es­
tructural) como área de contrato de operación para la búsqueda de hidrocarburos en
niveles profundos (devónico) y superficiales (carboníferos). El plan de remediación de
pasivos ambientales de YPFB tiene como objetivo la limpieza total de residuos y dese­
chos por derrame de petróleo al igual que la re vegetación y tratamiento mediante una
técnica especial a ser ejecutado entre el Estado boliviano y la transnacional que debe
priorizar el problema ambiental (Pastrana, 2001: 12).
Según Velarde, Consejero Departamental por la Provincia Gran Chaco, su provin­
cia percibirá más de 33 millones de bolivianos por concepto de regalías en la presente
gestión y la mayor parte de los recursos estarán destinados a obras viales.
Consultado si las inversiones originan una reactivación económica en la Provincia
Gran Chaco, señala que en Yacuiba hubo una baja sustancial en el área comercial y la
relación que hubo con la República Argentina es menor a años anteriores, lo cual es
consecuencia de las restricciones aduaneras vigentes. Pueden haber cambios sustancia­
les en la parte económica y lo imprescindible es que haya una pronta reactivación, más
si algunas empresas petroleras, como el caso de la Chaco S.A., contratan personal de la
zona (Velarde, 2001: 7).

Conclusiones
Es justo el reconocimiento que hace Adolfo Siles Salinas al decir que “en algunos luga­
res, franciscanos y jesuítas hicieron hace siglos, más de lo que los gobiernos hacen por
regiones y pueblos en tiempos muy posteriores (...) si la república hubiera tenido el
mismo impulso, otra hubiera sido nuestra historia”. La acostumbrada desatención del
Estado a esta región provoca que en la misma se gesten tensiones y conflictos que son
difíciles de controlar y ser superados.

36
Con excepción de las poblaciones indígenas, particularmente los weenhayek,
todos fueron migrantes, incluidos los ganaderos que ahora abanderan con tanto fer­
vor la chaqueñidad. La diversidad de tiempos y procedencias en el proceso de mi­
gración configuran un complejo escenario social donde es difícil hablar de “una” o
única identidad chaqueña, sino más bien de la coexistencia de una diversidad de
identidades y culturas.
Yacuiba ha experimentado un crecimiento acelerado de su población, debido a
una fuerte corriente migratoria, originada por los efectos del decreto 21060 en el mar­
co de la política neoliberal. El hecho ha generado una serie de desfases, sobre todo en
la ocupación desordenada del espacio urbano, la baja cobertura y saturación de servi­
cios básicos, la carencia de empleo, la disminución de la calidad de vida de sus habitan­
tes, la inseguridad ciudadana y los elevados índices de delincuencia y hacinamiento en
los espacios residenciales. Dicha coyuntura ha empujado a muchos nuevos migrantes,
llegados a Yacuiba, a ver una nueva opción de vida en la agricultura y a realizar
asentamientos en el área rural de la misma.
Los problemas y obstáculos que enfrenta el campesino boliviano, encuentran una
pauta de explicación en el hecho de que la inmigración boliviana no es deseada ni apre­
ciada por el Estado. La corriente migratoria dedicada en un 90 por ciento al comercio
informal, ha influido en el desarrollo económico del sector de servicios, pero a falta de
planes, programas y políticas concretas, no ha podido desarrollar el sector productivo
de la región. Lo que nos lleva a afirmar que la migración ha sobrepasado la capacidad
del Gobierno Municipal y sub-prefectura para proporcionar la infraestructura y servicios
básicos necesarios.
Por su parte, las empresas petroleras que operan en la provincia Gran Chaco, si
bien prometen desarrollo económico a la región, hasta el momento no han beneficiado
a Yacuiba; ejemplo de ello es que contratan servicios de mano de obra en la ciudad de
Santa Cruz, tanto calificada como no calificada, recurriendo en mínima escala a la mano
de obra disponible en el lugar.
Varias décadas han trascurrido desde los primeros intentos de colonización, pero
muchas de las condiciones no han mejorado en el sector ganadero y agrícola dueño de
grandes extensiones de tierras, donde muchos de sus miembros siguen manteniendo
sus políticas de desatención y semiabandono de sus propiedades, las mismas que son
detentadas por un nuevo sector de migrantes rurales.

37
La falta de políticas públicas en la región, sumada a una economía soportada por
el sector comercial en una zona de frontera, demuestra la fragilidad con la que se ve
afectada ante la afluencia de nuevos flujos migratorios que no pueden insertarse a la
zona, por lo que se ven obligados a volcar sus expectativas en el área rural.

38
C A P ÍT U L O D O S

La tenencia de la tierra

La aparición de un movimiento de campesinos “sin tierra” en la zona del Chaco tarijeño,


desde el año 2000, ha abierto el debate sobre la problemática de la tenencia de la tierra
y su distribución en el país, lo que también ha llevado a plantear la necesidad de cam­
biar las estructuras agrarias existentes.
A partir del surgimiento del movimiento y de la primera toma de tierras ocurrida
el 20 del abril del 2000 por un grupo de campesinos autodenominados “sin tierra”, em­
pezaron los cuestionamientos sobre cómo se aplicó la Reforma Agraria en la zona
chaqueña y cómo se aplica la Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) con­
siderando que hasta el nacimiento del Movimiento Sin Tierra no se conocían conflictos
por la tenencia de la tierra en la provincia tarijeña Gran Chaco.

1. La Reforma Agraria en Bolivia


Antes de la Reforma Agraria, la estructura agraria del país permitía que muchos de los
llamados propietarios sólo tuvieran el derecho legal sobre la tierra. En esa estructura
“coexistían simultáneamente varios tipos de relaciones productivas: en primer término
prevalecía un sistema productivo basado predominantemente en la renta de trabajo, es
decir un sistema ‘feudal’ en la mayoría de las haciendas. En segundo lugar, prevalecían
relaciones productivas de cooperación basadas en una combinación de propiedad pri­
vada y colectiva de la tierra en las comunidades indígenas, que formaban en su conjun­
to un sistema dominante de ‘economía natural’. En tercer lugar, nos encontramos con
una economía basada en la fuerza de trabajo familiar que producía mercancías en
pequeñas propiedades de productores directos. Finalmente encontramos relaciones

39
productivas de transición de la renta primitiva a la renta capitalista como son la aparcería y
el arriendo a campesinos en algunas medianas y pequeñas propiedades” (Paz, 1989: 56).
Cuando la Reforma Agraria se inició en 1953, tuvo como principales objetivos “la
eliminación de los latifundios y su reversión al estado, la abolición de la servidumbre
campesina, entregar tierras a los campesinos que no la poseyeran (a través de políticas
de colonización), el aumento de la producción mediante el desarrollo de una industria
agropecuaria, la ampliación del mercado interno y la viabüizadón de la industrialización
del país...” (Urquidi, 1976).
El 2 de agosto de 1953, mediante Decreto Ley No 3464 firmado en Ucureña
(Cochabamba), se aplicó dicha reforma instituyendo que “la tierra pertenece a quién
la posee y la trabaja”. Al parecer se trató de un decreto emitido gracias a la presión
de mineros y campesinos porque eliminaba el pongueaje como régimen de explo­
tación de los campesinos que vivían en hacienda y donde eran usados gratuitamente
por los hacendados, y en su lugar instauraba libertad del campesino para trabajar y
salir del estado de servidumbre en que se encontraba, permitiendo su organización
en los sindicatos.
La consigna “la tierra es para quien la trabaja” fue el fundamento de la Tesis de
Pulacayo de 1947, movimiento político que buscaba incluir al sector campesino en el
desarrollo del país. La marginación del campesino era evidente: en el Censo de 1950 el
75 por ciento de la tierra estaba en poder de apenas el 4,5 por ciento de los propieta­
rios lo cual representa una muestra concreta del latifundio, de la ausencia de derechos
civiles y de la presencia pongos y colonos.
La Reforma Agraria, pretendía cumplir los siguientes objetivos:

a) Proporcionar tierra cultivable, a los campesinos que no la poseen, siempre que la


trabajen, expropiando para ello la de los latifundistas.
b) Devolver a las comunidades indígenas las tierras que les fueron usurpadas y co­
operar en la modernización de sus cultivos.
c) Liberar a los campesinos de su condición de siervos.
d) Ampliar el mercado interno y permitir la industrialización del país.

La estructura agraria tradicional se modificó durante la Reforma Agraria. Como


resultado se obtuvo: la redistribución de la tierra, principalmente en la zona del

40
altiplano y de los valles; en agosto de 1953, se incorporó a casi dos millones de bolivia­
nos a la economía nacional; y entre 1953 y 1992 se entregaron 44 millones de hectá­
reas (INE, 1997).

Tabla 6
Número de hectáreas distribuidas por el Consejo Nacional
de Reforma Agraria y el Instituto Nacional de Colonización
1953-1993
Clases de propietarios N úm ero de hectáreas

4 7 2 . 6 2 4 c a m p e s in o s y c o lo n iz a d o r e s 7 2 .4 % 2 1 .1 8 0 .2 9 2 h e c tá re a s 48%

1 8 0 .0 2 M e d ia n o s p r o p ie t a r io s y e m p r e s a s

a g r o p e c u a r ia s 2 7 .6 % 2 3 .0 0 0 .0 0 0 h e c tá re a s 52%

Total 100% 44.1 80 .2 9 2 hectáreas 100%

Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados por la Superintendencia Agraria.

Tabla 7
Tierras clasificadas y distribuidas
Tipo de distribución H ectáreas

A r e a s P r o t e g id a s 1 4 .2 7 1 .0 0 0

C o n c e s io n e s F o r e s t a le s 5 .4 7 7 .7 2 8

T ie r r a s e n C o n c e s ió n M in e r a 1 2 .0 6 7 .0 0 0

T ie r r a s e n C o n t r a t o F lid r o c a r b u r lf e r o 1 6 .6 0 3 .0 0 0

T ie r r a s D o t a d a s p o r e l C N R A - I N C 4 4 .1 8 0 .2 9 2

C u e r p o s d e a g u a , s a la r e s , n e v a d o s 2 .6 3 6 .5 9 4

T ie r r a s F o r e s t a le s I n m o v iliz a d a s 1 5 .2 2 4 .0 0 0

Total 110.459.614

Fuentes: 1) INRA, Lavadenz, 1997. 2) De Vries, CIPTl, CIDOB.

Tabla 8
Total tierras distribuidas y clasificadas
Total hectáreas Total tierras Saldo
en territorio distrib uid as y disponible
nacionai clasificadas

1 0 9 .8 5 8 .1 0 0 1 1 0 .4 5 9 .6 5 4 (-) 6 0 1 .5 1 4

Fuente; Semanario 26/10/2001.

41
Pese a los datos estadísticos, la organización nacional que agrupa a los campesi­
nos, la Confederación Sindical Única de Trabajadores de Bolivia (CSUTCB), considera
que al momento de distribuir las tierras en forma individual no se tomó en cuenta a los
campesinos, pues se procedió a la dotación de las mejores tierras en favor de patrones
y familias no campesinas. Por otro lado, en muchos casos se entregó títulos provisiona­
les que con el tiempo perdieron valor porque los campesinos, por desconocimiento del
procedimiento y falta de recursos económicos, no continuaron el trámite ejecutorial que
acreditaba su derecho propietario sobre las tierras que poseía ( CSUTCB, 2001:4).
Durante el período de 1953 a 1967, los diferentes gobiernos emitieron diversos
decretos complementarios que contenían disposiciones que tratarban de salvar los va­
cíos legales que no contempló el Decreto de Reforma Agraria (ver Tabla 9).
Tabla 9
Decretos emitidos desde 1953 hasta 1961
Decreto Fecha C ontenido

N o. 3471 2 7 /0 8 /1 9 5 3 C r e a c ió n d e l S e r v ic io N a c io n a l d e R e f o r m a A g r a r ia

No. 3525 1 5 /1 0 /1 9 5 3 R e g u la r iz a n o r m a s p a r a la e m is ió n d e b o n o s p a r a in d e m n iz a r t ie r r a s

e x p r o p ia d a s

No. 3558 2 0 /1 1 /1 9 5 3 R e q u is it o s q u e d e b e n c u m p li r s e p a r a s e r ju e z a g r a r io

No. 3612 2 2 /0 1 /1 9 5 4 C r e a c ió n d e l S e r v ic io F o r e s ta l

No. 3615 2 8 /0 1 /1 9 5 4 R e g u la c ió n d e la e x p lo t a c ió n d e la g o m a y la c a s t a ñ a y e l n ú m e r o d e

e s t r a d a s p a r a s ir in g u e r o s

No. 3732 1 9 /0 5 / 1 9 5 4 E s ta b le c e e l p r o c e d im ie n to a s e g u ir p a r a la r e s t i t u c ió n d e t ie r r a s

c o m u n it a r ia s

No. 3737 2 0 /0 5 /1 9 5 4 L ib e r a c ió n d e im p u e s t o s p a r a la s c o o p e r a t iv a s a g r o p e c u a r ia s

No. 3755 1 0 /0 6 / 1 9 5 4 C r e a c ió n d e l im p u e s t o p r o - r e f o r m a a g r a r ia

No. 3817 2 6 /0 8 /1 9 5 4 C o m p le m e n t e e l D e c r e t o N o 3 4 6 4 d e l 2 d e a g o s t o d e 1 9 5 3 , d e c l a r a n d o

in a f e c t a b le la e m p r e s a g a n a d e r a

No. 3819 2 7 /0 8 /1 9 5 4 R e f o r m a d e la s p r o p i e d a d e s u r b a n a s n o e d i f i c a d a s c o m p r e n d i d a s e n

lo s r a d io s u r b a n o s d e la s c a p it a le s d e p a r t a m e n t a le s c o n u n a e x t e n s ió n

m a y o r a lo s 1 0 . 0 0 0 m ts . 2

No. 3826 0 2 /0 9 /1 9 5 4 R e g u la la t r a n s f e r e n c ia d e la p r o p ie d a d

No, 3858 2 1 /1 0 /1 9 5 4 C o n tr o l e im p o s ic ió n d e p e n a s e n d e f e n s a d e lo s r e c u r s o s h u m a n o s

No. 3939 2 8 /0 1 /1 9 5 5 F ija la s a t r ib u c io n e s d e l C o n s e jo N a c io n a l d e R e fo r m a A g r a r ia

No. 396 0 1 7 /0 2 /1 9 5 5 R e d u c c io n e s d e la m e d ia n a p r o p i e d a d e n lo s v a lle s a b ie r t o s d e A r a n i,

P u n a ta , C a r a z a y o t r a s p r o v in c ia s d e l d e p a r t a m e n t o d e C o c h a b a m b a

(Continúa en la siguiente página)

42
Tabla 9 (Continuación)
Decretos emitidos desde 1953 hasta 1961
D ecreto Fecha C ontenido
No. 4057 1 2 /0 5 / 1 9 5 5 O t o r g a f a c u lt a d e s a lo s j u e c e s a g r a r io s p a r a c o n o c e r y r e s o lv e r lo s

c o n f lic t o s s o b r e lin d e r o s e n t r e la s h a c ie n d a s

No. 4230 1 7 /1 1 /1 9 5 5 O t o r g a f a c u lt a d e s a lo s j u e c e s a g r a r io s p a r a c o n o c e r y r e s o lv e r lo s

c o n f lic t o s s o b r e lin d e r o s e n t r e la s h a c ie n d a s

No. 4235 2 4 /1 1 /1 9 5 5 P r o c e d im ie n t o p a r a a f e c t a c ió n d e p r o p i e d a d e s r ú s t ic a s

Ley 2 1 /1 2 /1 9 5 6 E s t a b l e c e la p r e f e r e n c ia e n la d o t a c i ó n d e t ie r r a s , s ie m p r e q u e s u

p r o p ó s it o s e a d e d ic a r s e a la s la b o r e s a g r í c o la s

Ley 2 2 /1 2 /1 9 5 6 C r e a c ió n d e lo s ju z g a d o s a g r a r io s m ó v ile s

Ley 0 6 /1 1 /1 9 5 8 T o d a s la s tie r r a s q u e s e e n c u e n t r a n b a jo e l d o m in io d e l E s t a d o p o d r á n

s e r d o t a d a s m e d ia n t e e l S N R A

No. 5678 3 1 /1 2 /1 9 5 9 R e v e r s ió n d e lo s f u n d o s a b a n d o n a d o s

No. 5749 2 4 /0 3 /1 9 6 1 P r o h ib ic ió n d e lo s c o n t r a t o s d e a p a r c e r í a

No. 5 82 9 2 3 /0 6 / 1 9 6 1 D e s c u e n to d e l 2 % s o b r e s a la r io s e n lo s c o n t r a t o s c o n t r a b a ja d o r e s

c a m p e s in o s

Fuente: Elaboración propia a partir de la revisión de la legislación agraria existente.

A pesar de todos esos intentos y transcurridos 30 años de la Reforma Agraria, la


distribución de la tierra demostró ser ineficaz y la pobreza del campesino alcanzó índi­
ces alarmantes. Fue cuando surgió la necesidad de implementar una nueva ley agraria
que corrigiera los errores de la primera, principalmente la situación del minifundio y la
escasez de tierras para el gran número de campesinos que no la poseen.
“En el nivel del campesino minifundista, la degradación de las tierras, es decir la
pérdida de recursos naturales renovables necesarios para su sobre vivencia, incide deci­
sivamente en su estado de pobreza, convirtiéndose en un círculo vicioso de degrada­
ción, pobreza, degradación...” (Pacheco, 2000: 23).
Lo que ocurrió fue que al campesino boliviano se le dotó de tierras, pero no
se le dio las herramientas para hacer que su producción fuera suficiente para sub­
sistir y poder tener un remanente, en muchos casos los campesinos no pudieron
contar con créditos suficientes para poder trabajar las tierras en mejores condicio­
nes y mayores perspectivas.
Así, muchos abandonaron sus tierras y sus lugares de origen para engrosar filas
de desempleados o comerciantes ambulantes en las ciudades más grandes del país.

43
Con el transcurso del tiempo se demostró que la Reforma Agraria fue un pro­
ceso inconcluso porque la mala planificación en la intervención del Estado, el no acudir
a las formas organizativas existentes, las grandes diferencias en las zonas geográficas,
y la falta de seguimiento gubernamental con apoyo técnico, contribuyeron a dismi­
nuir su impacto en el país.
Este criterio es compartido por muchos autores. Incluso la Superintendencia Agra­
ria señala: “Después de 40 años de ejecución de la Reforma Agraria, hacía 1993, se ma­
nifiesta la crisis, estancamiento y distorsión del proceso agrario, cuyos rasgos más
importantes se expresan en una estructura de tenencia polarizada entre latifundio y
minifundios, inseguridad jurídica, atrofia y corrupción institucional, degradación de tie­
rras y un mercado ilegal de tierras, constituyendo un cuello de botella para el desarro­
llo agrario y el ejercicio de los derechos agrarios, sentando las bases para la agudización
de las tensiones sociales...” (www.si.a.org.2000.5a).
Esto es así porque la extrema parcelación de las tierras en la zona del altiplano
provocó la aparición del minifundio en toda la zona andina, pero la corrupción existen­
te dentro de las instituciones como el Consejo Nacional de Reforma Agraria y otras, pro­
vocó que todo el proceso se desvirtuara con el transcurso del tiempo.
Ricardo Paz gráfica la situación agraria de este modo: “actualmente lo que tene­
mos en su conjunto es resultante de los tres procesos de desarrollo capitalista: el emer­
gente de la reforma agraria, el de la colonización de tierras tropicales y semitropicales
por productos directos y el del desarrollo capitalista basado en la gran propiedad. Esto
puede ser comprendido distinguiendo dos modos de producción coexistentes en el agro:
el capitalista y el del régimen de producción parcelario...” (Paz, 1989:130).

1.1. La Reforma Agraria en la zona del Chaco


En esta parte del país, la Reforma Agraria fue también un proceso inconcluso pues la
existencia de grandes propietarios ganaderos provocó la consolidación de grandes lati­
fundios. La inequidad en la distribución de las tierras se expresa en el hecbo de que el
24 por ciento de los beneficiarios de la dotación de tierra en el país recibieron más del
50 por ciento de la tierra en propiedad.
De acuerdo al censo agropecuario de 1984, en el Chaco sólo existen 369 propie­
dades en una extensión territorial de 17.420 kilómetros cuadrados. Esta distribución per­
mitió, en muchos casos, que existan en la región grandes extensiones de tierras

44
abandonadas, uttodas para que aparentes propietarios especularan con las mismas, afec­
tando de esta manera la sobrevivencia de campesinos y pueblos originarios.
Si bien la Reforma Agraria generó el minifundio en la zona del altiplano, en la zona
del Oriente y el Chaco este no se dio tomando en cuenta que en estas zonas una pe­
queña propiedad estaba establecida en cinco hectáreas.
A eso hay que agregar que en esas regiones se practica la ganadería extensiva, si­
tuación que permitió que grandes propietarios fueran dotados con grandes extensio­
nes de tierra, las mismas que nunca justificaron el número de ganado.
En la zona del Chaco, los campesinos del lugar no demandaron sus derechos pues
muchos de ellos permanecían “apatronados” y durante años optaron por vivir cerca del
patrón como peón, mediero y vaquero, mientras éste les concedía un pequeño lote para
hacer sus pahuichisb
En los años 70, se produjeron en el Chaco las primeras migraciones espontáneas
hacia la zona, producto de las mismas fueron las primeras comunidades campesinas, sur­
gidas en la región, casi todas ellas integradas por migrantes de la zona andina, que vinie­
ron con sus propias formas de organización y que al pasar los años, han crecido.
En esos años también se produjeron las dotaciones a título gratuito a políticos-
militares en el Chaco, quienes en su mayoría nunca trabajaron esas tierras, provocando
la existencia de fundos semiabandonados.
La Reforma Agraria permitía en el Chaco cinco hectáreas por cabeza de ganado,
una zona caracterizada por la crianza ganadera. Con el tiempo esa permisibilidad se con­
virtió en un factor de conflicto pues se llegó al extremo de que muchos campesinos
fueron dotados con menos tierras que un animal, cuya existencia ni siquiera fue com­
probada por las instituciones que llevaron a cabo esa redistribución.
Las generaciones de campesinos que vinieron después aprendieron a leer y es­
cribir y en cierta medida han tomado conciencia de su precaria situación, pero han
contribuido también a las migraciones que en la última década se han realizado masi­
vamente hacia la región.
En síntesis se puede decir la Reforma Agraria en el Chaco dejó la tierra dividida
en fundos pertenecientes a grandes propietarios que luego se convirtieron en

Palabra empleada en el oriente boliviano con la que se designa el tipo de vivienda precaria que cons­
truye principalmente con madera.

45
propiedades ganaderas, en tanto que otras propiedades se arrendaban y se arriendan
hasta el presente a jornaleros campesinos y guaraníes.
1.2. lipos de propiedad
La Ley de Reforma Agraria realizó una zonificación geográfica de las tierras libres exis­
tentes en Bolivia. En el Chaco tarijeño, comprendido en la zona sub-tropical, las exten­
siones para las propiedades son las siguientes:
Tabla 10
Tipo de propiedad de la tierra
Tipo de propiedades Extensiones

P e q u e ñ a P r o p ie d a d 8 0 h e c tá re a s

M e d ia n a P r o p ie d a d 6 0 0 h e c tá re a s

E m p r e s a A g r í c o la 2 .0 0 0 h e c tá r e a s

P r o p ie d a d g a n a d e r a p e q u e ñ a 5 0 0 h e c tá re a s

P r o p ie d a d g a n a d e r a m e d ia n a 2 .5 0 0 h e c tá r e a s

G ra n e m p r e s a g a n a d e r a h a s ta 5 0 .0 0 0 h e c tá r e a s

Fuente; Elaboración propia a partir de la promulgación del Decreto


de Reforma Agraria.

De acuerdo a la Tabla 10, la Ley de Reforma Agraria señala que en la zona sub­
tropical del Chaco, se considera propiedad pequeña aquella con una extensión de 80
hectáreas; propiedad mediana 600 hectáreas; y una empresa agrícola en 2000 hectáreas.
Según la ley, esta dotación estará condicionada a la existencia de tierras disponibles y
que no perjudiquen el asentamiento de nuevos agricultores.
Asimismo, con referencia a las propiedades ganaderas, el Art. 21 de la Ley de Re­
forma Agraria señala que una propiedad ganadera pequeña debería tener una extensión
de 500 hectáreas; una propiedad ganadera mediana 2.500 hectáreas; y una gran empre­
sa ganadera hasta 50.000 hectáreas siempre que tenga 10.000 cabezas de ganado mayor.
Las delimitaciones para las empresas que tengan menor número de ganado deberán ha­
cerse a razón de cinco hectáreas por cabeza.
La zonificación y extensiones permitieron que en el Chaco las propiedades basen
su desarrollo económico en la explotación gratuita del trabajo de campesinos e indíge­
nas utilizándolos como mano de obra gratuita, inclusive en la actualidad.

46
De acuerdo a lo escrito por Miguel Urioste y Diego Pacheco, luego de la implan­
tación de la Reforma Agraria en nuestro país, se ha establecido la siguiente estructura
de propietarios;
Tabla 11
Tipo de propietarios de la tierra
Tipo de prop ietario C aracterísticas D em andas

In d íg e n a s de la s L a p o b la c ió n in d í g e n a a l c a n z a u n C o n s titu c ió n d e T e r r it o r i o s In d í­
t ie r r a s b a ja s del to ta l d e 1 5 4 . 9 9 6 in d í g e n a s c o r r e s ­ g e n a s , c o m u n it a r io s c o n d e r e c h o
ll a n o O r i e n t a l y la p o n d ie n t e s a 3 0 p u e b lo s in d íg e n a s , e x c lu s iv o al uso de to d o s lo s
A m a z o n ia ig n o r a d o s s is t e m á t ic a m e n t e p o r lo s r e c u r s o s n a t u r a le s y
d i s e ñ a d o r e s d e p o l í t ic a s p ú b lic a s ; A u to n o m ía de g e s t ió n p o lit ic o -
s ó lo hace dos décadas sus a d m in is t r a t iv a al a m p a ro del
dem andas e n c u e n tra n a lg u n a c o n v e n io 1 6 9 d e la O IT.
re s p u e s ta s .

In d íg e n a s - c a m p e ­ Es una p o b la c ió n m a y o r it a r ia M a y o r a c c e s o a re c u rs o s en u n a
s in o s d e a lt ip la n o y q u e c h u a y a y m a ra c o n s t it u id a p o r c o m b in a c ió n d e f o r m a s d e p r o p i e ­
v a lle s pequeños p r o p ie ta r io s p a r c e la r io s dad de d e re c h o c o m u n ita r io y
e m p o b r e c id o s , o r g a n iz a d o s en f a m ilia r ( a m b o s p r iv a d o s ) .
s i n d ic a t o s y a y llu s , a s e n t a d a e n e l A c c e s o g r a t u it o a n u e v a s t ie r r a s
A lt ip la n o y V a lle s d e l p a ís . e s p e c ia lm e n te en el á re a de
E s te m a y o r it a r io , s e c to r , p r o t a g o n is t a e x p a n s ió n d e la f r o n t e r a a g r í c o la e n
p r in c i p a l d e la R e fo r m a A g r a r ia d e l e l O r ie n t e .
53. Posee una fu e rte in f lu e n c ia R echazo a b ie r to al m e rc a d o de
s in d ic a l y p o lí t ic a de la s o r g a n i ­ t ie r r a s y r e v e r s ió n d e lo s la t if u n d io s
z a c io n e s d e c a m p e s in o s p r o d u c t o r e s im p r o d u c t iv o s d e l O r ie n t e p a r a q u e
d e h o ja d e c o c a e x c e d e n t a r ia . e s to s v u e lv a n a p r o p ie d a d del
E s ta d o y sean r e d is t r ib u id o s
g r a t u it a m e n te a c a m p e s in o s s in
t ie r r a o c o n a c c e s o in s u fic ie n te .

L a t if u n d is ta s p ro ­ S e c t o r e n c u b ie r t o e n o r g a n iz a c io n e s S e g u r id a d in m e d ia t a e n s u d e r e c h o
p ie t a r io s d e t ie r r a s de p r o d u c t o r e s y e n m o v im ie n t o s p r o p ie ta r io m e d ia h t e u n a d is p o ­
n o t r a b a ja d a s c í v ic o s - r e g io n a le s , c o n g r a n p o d e r s ic ió n le g a l e x p e d it a q u e " s a n e a r a ”
d e n e g o c ia c ió n p o lít ic a . a u to m á tic a m e n te s u s t í t u lo s de
p r o p i e d a d o t o r g a d o s p o r R e fo r m a
A g r a r ia .
El p a s o d e l c o n c e p to d e d e re c h o d e
p r o p ie d a d p le n o a l c o n c e p t o de
d e r e c h o p r o p ie t a r io a b s o lu t o .
E l im in a c ió n de p r e r r o g a tiv a s d e l
E s t a d o p a r a la r e v e r s ió n y e x p r o ­
p ia c ió n .
R echazo de c u a lq u ie r fo rm a d e
p a g o d e im p u e s to a la p r o p ie d a d d e
la t ie r r a .

Fuente; Cuadro elaborado a partir de los datos presentados en el libro Bolivia: M ercado de tierras.

47
2. La Ley Instituto Nacional de Reforma Agraria
La Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) N° 1715 fue promulgada el 18
de octubre de 1996, luego de numerosas discusiones con la Cámara Agropecuaria del
Oriente, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia y la Con­
federación de Pueblos Indígenas de Bolivia.
En su estructura legal la Ley 1715 establece formas para la tenencia, redistribución
y consolidación de la propiedad de las tierras; para lograr el acceso a la tierra de quién
no la posee o la posee insuficientemente; para solucionar la inequidad existente en la
distribución de las tierras; para dar seguridad jurídica en la posesión de la tierra y ga­
rantizar que se haga uso sostenible del recurso tierra.
Asimismo, establece diferentes tipos de propiedades tales como el solar campesi­
no que es inembargable; la pequeña propiedad que es la fuente de recursos de subsis­
tencia del titular y su familia; y la mediana propiedad que es la que pertenece a personas
naturales o jurídicas y se explota con el concurso de propietarios y de trabajadores asa­
lariados, eventuales, permanentes y con medios mecánicos. Por otra parte, la empresa
agropecuaria es aquella que pertenece a personas naturales y jurídicas explotándose con
capital suplementario, régimen de trabajo asalariados y empleo de medios técnicos mo­
dernos; podrá ser transferida, pignorada de acuerdo a la ley civil.
Además, la Ley INRA establece la existencia de las Tierras Comunitarias de Ori­
gen, las mismas que describe la Ley como los espacios geográficos que constituyen el
hábitat de los pueblos y comunidades indígenas a los cuales han tenido tradicionalmente
acceso y donde mantienen y desarrollan sus propias formas de organización económica
social y cultural de modo que aseguren su sobre vivencia y desarrollo. Por último, se
refiere a las propiedades comunitarias que son aquellas tituladas colectivamente a co­
munidades campesinas y ex-haciendas y constituyen la fuente de subsistencia de sus pro­
pietarios, las que son inalienables, indivisibles, irreversibles, colectivas, inembargables e
imprescriptibles.
A diferencia de la Ley de Reforma Agraria aún no se ha realizado una zonificación
de la tierra en Bolivia para establecer las extensiones de las propiedades, sin embargo,
se puede establecer los diferentes tipos de propiedades que se mantienen vigentes a
partir de la aplicación de la Reforma Agraria y la Ley INRA (ver Tabla 12).

48
Tabla 12
Tipos de propiedades reguladas por la Ley de Reforma Agraria
y la Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria
T ipos de propiedades Ley de R eform a A graria Ley INRA

S o la r c a m p e s in o R e s id e n c ia r u r a l, e s in s u f i c ie n t e R e s id e n c ia d e l c a m p e s i n o y e s
p a ra la s o b r e v i v e n c i a del cam ­ in e m b a r g a b le .
p e s in o .

P e q u e ñ a p ro p ie d a d T r a b a jo p e r s o n a l d e l c a m p e s in o , F u e n te de re c u rs o s de s u b s is ­
p e r m it e s a t is f a c e r s u s n e c e s id a d e s . t e n c ia d e l t it u la r y s u fa m ilia .

M e d ia n a p r o p i e d a d S e e x p lo ta con el c o n c u rs o de S e e x p lo ta n con c a p ita l s u p le ­


t r a b a ja d o r e s a s a la r ia d o s em ­ m e n ta r io , r é g im e n de t r a b a jo
p le a n d o m e d io s t é c n ic o s m e­ a s a l a r ia d o y e m p le o d e m e d io s
c á n ic o s . t é c n ic o s .

E m p r e s a A g r o p e c u a r ia S e c a r a c t e r iz a p o r la in v e r s ió n d e S e e x p lo ta n con c a p ita l s u p le ­
c a p ita l s u p le m e n ta r io en g ra n m e n ta r io , r é g im e n de tr a b a jo
e s c a la , e l r é g im e n de t r a b a jo a s a l a r ia d o y e m p le o d e m e d io s
a s a la r ia d o y e l e m p le o d e m e d io s t é c n ic o s , y p u e d e s e r t r a n s f e r id a ,
t é c n ic o s m o d e r n o s . p ig n o r a d a .

T ie r r a s C o m u n it a r ia s La p r o p ie d a d de c o m u n id a d E s p a c io s g e o g r á fic o s que
d e O r ig e n in d í g e n a e s la q u e s e r e c o n o c e c o n s t it u y e n el h á b it a t de lo s
c o m o ta i p o r la s le y e s e n v ig e n c ia , p u e b lo s y c o m u n id a d e s in d íg e n a s
a fa v o r d e d e te r m in a d o s g r u p o s y o r ig in a r ia s .
s o c ia le s in d íg e n a s .

P r o p ie d a d e s com u- C o n s titu y e n la f u e n t e de sub­


n a r ia s s is t e n c ia d e s u s p r o p ie t a r io s s o n
in a lie n a b le s , in d iv i s ib l e s , ir r e v e r ­
s ib le s , c o le c t iv a s , in e m b a r g a b le s
e im p r e s c r ip t ib le s .

P r o p ie d a d a g r a r ia a ) L a c o n c e d id a a lo s a g r ic u lt o r e s
c o o p e r a t iv a q u e s e a s o c ia n p a r a o b t e n e r la
t ie r r a .
b ) L a s t ie r r a s d e lo s c a m p e s in o s
f a v o r e c id a s c o n la a d ju d ic a c ió n
d e lo s a n t ig u o s la tifu n d io s .
c) L a s t ie r r a s de pequeños y
m e d ia n o s p r o p ie t a r io s .
d ) L a s t ie r r a s p e r t e n e c ie n t e s a la s
s o c i e d a d e s c o o p e r a t iv a s a g r í ­
c o la s .

Fuente: Elaboración propia.

Cabe destacar que uno de los logros de la Ley INRA fue la implantación de una
Judicatura Agraria que ha introducido nuevos procedimientos en el juicio agrario, tales

49
como la oralidad, la inmediación y la concentración haciendo que los laicos trámites
para consolidar un derecho propietario sobre las tierras sean cosa del pasado.
Actualmente la labor del INRA en la región del Chaco está abocada a un sólo
punto, el saneamiento de tierra que de conformidad a lo establecido en los Arts. 64
al 73 de la Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria, se trata de un procedimien­
to técnico jurídico que está destinado a regularizar y perfeccionar el derecho de pro­
piedad agraria y puede ser aplicado de oficio o a pedido de partes. En la zona del
Chaco este procedimiento debería ser realizado en el plazo de un año, dando cum­
plimiento al Decreto No. 25848.
El saneamiento es un procedimiento técnico jurídico que tiene como finalidad
proceder a la titulación de aquellas propiedades donde se esté cumpliendo la fun­
ción económica social, es decir el empleo sostenible de la tierra, donde se estén de­
sarrollando actividades agropecuarias, forestales y otras de carácter productivo; además
establece que se debe contar con un catastro legal de todas y cada una de las propie­
dades saneadas; se debe conciliar los conflictos por la posesión y propiedad de las
tierras; acelerar la titulación de aquellos procesos que se encuentren en trámite; pro­
ceder a la anulación de títulos que se encuentren con vicios de nulidad absoluta; con­
validar títulos cuyos vicios de nulidad sean relativos y siempre que esa propiedad esté
cumpliendo función social; y otorgar una certificación que acredite que la propiedad
agraria está saneada.
El proceso de saneamiento reconoce tres modalidades:

1) Saneamiento simple-, es el que se hace a solicitud de partes o de oficio en áreas


no catastrales cuando se detecte conflictos de derechos de propiedades agrarias,
parques nacionales, reservas fiscales y otras señaladas por la norma legal.
2) Saneamiento Integrado de Catastro Legal (CAT-SAN) que se ejecuta de oficio en
áreas catastrales y se hace constar los derechos que recaen sobre la propiedad
agraria, su superficie, ubicación, colindancias y límites.
3) Saneamiento de Tierras Comunitarias de Origen (SAN-TCO) que se ejecuta de
oficio o a pedido de parte, en las áreas comprendidas en las tierras comunitarias
de origen con la participación de las comunidades y pueblos indígenas y origina­
rios en el saneamiento.

50
2.1. El debate sobre la Ley INRA
La aplicación de la Ley INRA ha creado una serie de enfrentamientos entre los sec­
tores involucrados con el área rural del país. Tanto indígenas, campesinos, coloni­
zadores y trabajadores agrícolas han mostrado su desacuerdo con dicha ley por
diversos motivos.
Algunos sectores consideran que la Ley INRA tiene aspectos positivos dentro
de su reglamentación como por ejemplo la implantación de una judicatura agraria;
también se intenta reducir el impacto del minifundio en la zona andina y los valles al
plantear la titulación colectiva para propiedades comunitarias de origen, abaratando
de esta manera los costos del proceso de saneamiento. Asimismo, se destaca que el
90 por ciento de los beneficiados con los títulos ejecutoriales emitidos por el INRA
han sido los pueblos indígenas.
Dentro de los aspectos negativos se menciona que la Ley INRA peca de tardan­
za en su aplicación, ésta recién pudo ser aplicada luego de 10 meses de su
promulgación por no contar con un reglamento. Eso no sería determinante, si no fuera
porque en ese mismo plazo el gobierno de entonces se había comprometido a titular
las demandas de TCOs.
Además el INRA ha tropezado con la falta de recursos económicos para po­
der efectuar el saneamiento de oficio que constituye la columna vertebral para el
reconocimiento de la seguridad jurídica de la propiedad. La principal interpelación
al INRA de parte de propietarios, empresarios agropecuarios, colonizadores y cam­
pesinos tiene relación con la lentitud del proceso de saneamiento que en la prácti­
ca no está logrando sus objetivos. En el Oriente del país se viene realizando,
mientras que en el Occidente (altiplano y valles) poco o nada se ha hecho. Según
la Superintendencia Agraria existen problemas serios y se está redistribuyendo poca
tierra nueva (Pacheco, 2001)1
Es notoria la confusión especialmente del sector campesino con relación a la in­
terpretación de la ley. Por ejemplo, existe confusión con relación a la redistribución de
las tierras y al rol del saneamiento en este proceso. El saneamiento tiene como objetivo
regular y perfeccionar el derecho propietario, esto significa la distribución de la tierra a

- www.ftierra.org. “A 4 años de la aplicación de la ley INRA’, octubre de 2001.

51
favor de los poseedores, de aquellos que tienen procesos agrarios en trámite y un reco­
nocimiento de la titulación cuando la tierra cumple una ñanción económico social. Esto
viene a ser una distribución directa de tierras fiscales. La redistribución vendría a ser la
conclusión del proceso de aquellos títulos, procesos y posesiones que deben ser rever­
tidos al dominio originario de la nación en caso del incumplimiento de la Función Eco­
nómica Social (FES) y posesiones ilegales. Ello supone revertir tierras para ser declaradas
tierras fiscales, en la finalización del saneamiento.
Ese procedimiento no es conocido por los campesinos, muchos esperan que lue­
go del saneamiento, inmediatamente se los dote con las tierras que serán revertidas al
Estado. Cuando esto no sucede, la susceptibilidad y la desconfianza afloran, procedien­
do a desvirtuar el trabajo que está realizando el personal del INRA.
El “mercado de tierras”, creación de la mencionada ley, es calificado como una
burla a sus derechos como campesinos y pueblos originarios al considerar que ellos
no tienen los recursos económicos que les permita competir con empresarios
agropecuarios tanto nacionales como extranjeros para la adquisición de la tierras su­
jetas a la venta pública.
Asimismo, la existencia de un “mercado de tierras” les quita la posibilidad de ocu­
par esas tierras ricas y en algunos casos vírgenes como se consideran las tierras del Chaco
y del Oriente, porque en la zona donde viven las tierras están agotadas.
Debemos considerar también que al gran ejército de pequeños campesinos en
estos últimos tiempos se han integrado los pueblos originarios que de cazadores y
recolectores se han convertido en agricultores precarios, afectados también por un “mer­
cado de tierras” que ofrece los terrenos al mejor postor.
Se ha determinado que entre las causas principales de la miseria y violencia está
la extrema concentración de los mejores recursos naturales en pocas manos porque exis­
ten enormes latifundios improductivos y un largo abandono del Estado hacia los pe­
queños productores.
Con esos argumentos, la posición de la CSUTCB fue el rechazo contundente a la
aplicación de la Ley INRA por considerarla incompleta y la propuesta de su modifica­
ción. Los cambios propuestos dentro de la Ley INRA en sus partes salientes se refieren:

- Suprimir la Superintendencia Agraria, por no existir claridad en sus funciones, po­


niendo trabas al saneamiento con el fin de poder vender libremente la tierra.

52
- Supresión de la judicatura agraria o una mejor delimitación de funciones.
- Supresión del solar campesino por ser muy pequeño y que se tome en cuenta
sólo la pequeña propiedad.
- Que la Comisión Agraria Nacional adquiera poder de decisión y no sea sólo un
organismo de consulta.
Que el INRA pase a depender del MACPIO con la atribución de inspección para
fiscalizar el uso adecuado y sostenible de la tierra, lo que se complementa con
una recomposición de la CAN a la que se añade en su composición al propio
MACPIO y a la Secretaría Ejecutiva de la Federación Nacional de Mujeres Campe­
sinas de Solivia “Bartolina Sisa”.

En resumen, el gran problema del INRA ha sido la falta de apoyo por parte del
Gobierno central, a pesar de los graves conflictos que existieron en el país por el pro­
blema de la tierra, pues nunca pudo contar con las partidas presupuestarias que le per­
mitieran cubrir los gastos de técnicos que realizan el saneamiento particularmente en
la Primera Sección del Gran Chaco. La falta de recursos económicos ha provocado que
este procedimiento se alargara por más de un año causando desconfianza e inseguri­
dad entre los ganaderos y los miembros del MST.

3. El proceso de saneamiento de tierras en la Primera Sección de la provincia


Gran Chaco
Dando cumplimiento al Decreto 25848 del 18 de julio del 2000, el INRA ha iniciado el
trabajo de saneamiento en esta región, donde hemos podido establecer que existen di­
ferentes grupos de campesinos.
¿Y qué es un campesino? Para muchos es el que trabaja y vive en el campo, para
otros está asociado al labrador que pertenece al área rural.
Tomando en consideración esta breve definición debemos señalar que en el Cha­
co existen muchos casos que no se ajustan a todos los propietarios y no propietarios
de tierra que trabajan en la zona.
Por este motivo, caracterizamos en esta investigación a los campesinos de la re­
gión y sus demandas, a raíz del surgimiento del MST (ver Tabla 13).

53
Tabla 13
Grupos de campesinos en la Primera Sección
de la Provincia Gran Chaco
G rupos de cam pesinos C aracterísticas D em andas actuales

G a n a d e ro s T ie n e n g r a n d e s e x t e n s io n e s d e M o d if ic a r la le y d e c a r g a a n im a l.
tie rra , c o m o m ín im o 2 .5 0 0 H a s , q u e R e t a r d a r e n lo p o s ib le e l t r á m it e
Íe s f u e r o n d o t a d a s d u r a n t e la R .A . d e s a n e a m ie n t o .
S e d e d ic a n e x c iu s iv a m e n t e a ia D e s a lo jo in m e d ia t o de lo s
g a n a d e r í a e x t e n s iv a . m ie m b r o s del MST que e s tá n
V iv e n d e la g a n a d e r í a y d e lo s ocupando p r o p ie d a d e s s e m i-
d e r iv a d o s . abandonadas.
M u c h o s d e e llo s h a n a b a n d o n a d o
s u s t ie r r a s .
F o r m a n p a r t e d e la s in s t it u c io n e s
c í v ic a s y p o lí t ic a s d e la r e g ió n .
S u p r in c i p a l p r o b le m a la s e q u ía .
M a n t ie n e n r e la c io n e s e s t r e c h a s
c o n lo s g a n a d e r o s d e l O r ie n t e .
E s tá n a g lu t in a d o s en
ASOGACHACO.

P r o d u c to r e s d e g ra n o C u lt iv a n m a íz y s o y a . D e s a lo jo d e lo s c a m p e s in o s s in
T ie n e n h a s t a 1 .5 0 0 h e c t á r e a s . t ie r r a que ocupan p r o p ie d a d
P e ro s o lo c u lt iv a n e n t r e 1 0 0 y 2 0 0 p r iv a d a .
h e c tá re a s . A poyo del g o b ie r n o a la s
A lg u n o s u t iliz a n m a q u in a r ia d e m a n d a s d e l s e c to r .
a g r í c o la . R e ta r d a r e l p r o c e s o d e s a n e a ­
V e n d e n s u p r o d u c t o a S a n ta C r u z . m ie n t o .
Su p r in c ip a l p r o b le m a es la
s e q u ía .
L a m a y o r ía e s t á e n d e u d a d o .
E s tá n a g lu t in a d o s e n A P O G R A .

P e q u e ñ o s p r o p ie t a r io s P e rte n e c e n a c o m u n id a d e s Q u e s e le s d o t e d e m á s t ie r r a s .
c a m p e s in a s . A c c e s o a c e n t r o s d e s a lu d .
S o n m ig r a n te s o h ijo s d e m ig r a n te s . M e rc a d o p a r a s u s p r o d u c to s .
V iv e n e n e l C h a c o h a c e m á s d e F a c ilid a d e s p a ra c o m p ra r m á s
20 años. t ie r r a s .
P e rte n e c e n a c o m u n id a d e s D e s a lo j o de lo s m ie m b r o s del
c a m p e s in a s . M S T d e la s p r o p i e d a d e s t o m a ­
T ie n e n h a s ta 2 0 h e c tá re a s de das.
t ie r r a .
E s tá n a g lu t in a d o s en la
F e d e r a c ió n d e C a m p e s in o s d e l
G ra n C h a c o .
S u p r o d u c c i ó n s ó lo le s a lc a n z a
p a r a s o b r e v iv ir .
C u lt iv a n h o r t a liz a s e n p e q u e ñ o s
h u e rto s , m a íz y c r ía n ganado
v a c u n o y p o r c in o .

Fuente; Elaboración propia.

54
El proceso de saneamiento de tierras se está realizando en la zona del Chaco
específicamente en el área rural de Yacuiba, porque a raíz de la aprobación de la Ley
INRA el comercio de tierras en la zona de estudio empezó a crear los primeros proble­
mas entre propietarios y no propietarios de tierras. Igualmente el ingreso de las empre­
sas petroleras posibilitó que muchos de los propietarios vendieran sus propiedades al
darse cuenta de que se trataba de un gran negocio, volcaron sus ojos hacia las tierras
que se encontraban abandonadas para poder negociarlas.
En esta zona ha surgido el denominado Movimiento Sin Tierra con acciones de
hecho como la toma de propiedades y el asentamiento solicitando así la reversión de
fundos improductivos y la dotación en su favor de estas tierras semi-abandonadas. Esas
demandas las han realizado a nivel departamental y nacional mediante marchas, bloqueos
y huelgas de hambre; con las movilizaciones han conseguido la atención del gobierno,
del INRA y de la prensa en general.
El resultado de la presión fue la promulgación del decreto 25848 del 18 de julio
de 2000, mediante el cual debía procederse al saneamiento de tierras en la provincia
Gran Chaco en el plazo de un año. Lamentablemente, el proceso se está desarrollando
con bastante lentitud, creando inseguridad y desconfianza entre los propietarios gana­
deros, pequeños propietarios, indígenas y miembros del MST.

4. La Ley INRA y los pueblos indígenas


La aplicación de la Ley INRA significa un nuevo reto para el movimiento indígena, el
cual busca la consolidación legal de sus territorios. Para ello se apoya en el Ait. 3, pará­
grafo III, que establece: “Se garantiza los derechos de los pueblos y comunidades indí­
genas y originarias sobre sus tierras comunitarias de origen, tomando en cuenta sus
implicaciones económicas, sociales y culturales, el uso y aprovechamiento sostenibles
de los recursos naturales renovables, de conformidad con lo previsto en el Art. 171 de
la Constitución Política del Estado”. La denominación Tierras Comunitarias de Origen
(TCOs) comprende el concepto de territorio indígena, de conformidad a la definición
establecida en la parte dos del Convenio 169 de la Organización Internacional del Tra­
bajo, ratificado mediante Ley Nacional 1257 del 11 de julio de 1991.
Esa norma significa que las TCOs y las tierras comunales tituladas colectivamente
no serán revertidas, enajenadas, gravadas, embargadas ni adquiridas por prescripción.
La distribución y redistribución para el uso y aprovechamiento individual y familiar al

55
interior de las tierras comunitarias de origen y comunales tituladas colectivamente, se
regirá por las reglas de la comunidad de acuerdo a sus normas y costumbres.
En la aplicación de las leyes agrarias y sus reglamentos en relación a los pueblos
indígenas y originarios deberá considerarse sus costumbres o derecho consuetudina­
rio, siempre que no sean incompatibles con el sistema jurídico nacional.
Por eso, el INRA a través de la Unidad de Tierras Comunitarias de Origen enfren­
ta uno de los retos más importantes en lo que hace al saneamiento de tierras de los
pueblos indígenas, cuya superficie estimada bordea los 22 millones de hectáreas e
involucra a 31 pueblos indígenas de todo el país.
En ese marco, el INRA atiende dentro de la modalidad de Saneamiento para Tie­
rras Comunitarias de Origen (SAN-TCO) tres tipos de demandas: aquellas que cuentan
con título ejecutorial, los territorios indígenas inmovilizados y las demandas nuevas.
Las etapas del procedimiento de saneamiento establecidos en el Reglamento de
la ley son:

- Declaratoria de área de saneamiento


- Identificación en gabinete
- Resolución instructoria
- Campaña pública
- Pericias de campo
- Informe de campo
- Evaluación técnica jurídica
- Exposición pública de resultados
- Declaratoria de área saneada
- Titulación

Debido a ese proceso “los pueblos indígenas de tierras bajas demandaron un to­
tal aproximado de 22 millones de hectáreas para que les sean dotadas en calidad de
tierras comunitarias de origen, de las cuales un 20% se encuentra en proceso de sanea­
miento, en tanto que aproximadamente un 8%, más o menos, 1,7 millones de hectá­
reas, han sido tituladas” (Romero, 2001:20).
Las principales dificultades que se encontraron en el proceso de titulación de las
TCOs fueron:

56
- Dictación de normas reglamentarias en contradicción a la ley,
- La disposición persistente del INRA para no afectar concesiones forestales super­
puestas ilegalmente a las TCOs.
- No aplicación rigurosa de las normas jurídicas.
- Falta de verificación adecuada de la función económica social.
- Dictación de resoluciones administrativas excepcionales por parte del INRA. dis­
poniendo el saneamiento de predios de terceros ubicados dentro de TCOs, cu­
yos derechos caducaron por no apersonarse durante el proceso.
- Apertura de conciliaciones extra-proceso, incluyendo en estas a terceros ilegales.
- Falta de notificación oportuna a los interesados con las resoluciones emergen­
tes del proceso motivando la impugnación posterior ante el Tribunal Agrario Na­
cional.
- Recortes a las superficies de TCOs en los estudios de necesidades a cargo del
Viceministerio de Asuntos Indígenas y Originarios.

Cabe destacar que en la zona del Chaco, existen pueblos originarios que no eran
campesinos sino recolectores y cazadores, pero debido al ingreso de empresas petrole­
ras, madereras e incluso cazadores furtivos, se ha generado la necesidad de contar con
su propio territorio. De esta manera, las comunidades guaraníes representadas por la
Capitanía zonal de Yacuiba están a punto de presentar una demanda de TCOs en una
zona que comprende las propiedades ocupadas por ganaderos en conflicto con el MST
y una comunidad Weenhayek, en el sector de Timboy Tiguazu.
Es decir que a cuatro años de vigencia de la Ley INRA, no se regularizan las pro­
piedades indígenas, por eso se entregó un título ejecutorial al pueblo Weenhayek con
197.857 hectáreas a través de un Decreto Supremo en 1993 y posteriormente en 1997.
Este territorio indígena en la práctica no es real, porque todavía continúa en proceso
de saneamiento, cerca de 140 propiedades ganaderas fueron afectadas y posiblemente
permanezcan al interior del territorio indígena disminuyendo en más de un 50 por ciento
la cantidad otorgada en el Título Ejecutorial (Gutiérrez, 2000).
Por otra parte, los dirigentes weenhayek se encuentran preocupados por el in­
greso de campesinos sin tierra a las zonas pretendidas por ellos, lo cual prepararía un
nuevo escenario de conflictos interétnicos.

57
Esto puede producirse porque en la 2ona del Chaco el saneamiento con pueblos
originarios no ha concluido. En agosto de 2001 se han entregado títulos a la comuni­
dad Tapiete, pero en la comunidad Guaraní de Timboy Tiguazu el INRA aún no ha reali­
zado ni la pericia de campo a pesar de ser un asentamiento que se encuentra en la zona
hace cuatro años, de acuerdo a los datos recogidos en octubre del 2001.
“Hablando del sector guaraní, no hay ninguna relación con el INRA. Para el sector guaraní no es
importante el trabajo que está realizando, a pesar que está realizando el saneamiento en la zona.
Han sido comprados por los terratenientes y no están realizando su trabajo como debe ser...” (Ca­
pitana Guaraní, Yacuiba).

5. El saneamiento de las propiedades ganaderas


Autores como Miguel Urioste, Diego Pacheco han señalado que en Bolivia todavía exis­
ten latifundistas que ocupan extensos espacios territoriales en contradicción a lo que
estableció la Ley de Reforma Agraria. Poseen títulos ilegales y fraudulentos y, por su­
puesto, se encuentran respaldados por grupos políticos y económicamente comprome­
tidos con el poder. Esos analistas sostienen que el latifundio utiliza diferentes formas
para pasar desapercibidos: dividir las propiedades, y tener dos o más propiedades que
separadas no constituyen latifundio, pero juntas forman una gran extensión de tierra,
situación que se repite también en el Chaco.
La Ley INRA estableció el pago de un impuesto rural elevado con el fin de lograr
que los grandes propietarios de tierras desistan del acaparamiento de grandes exten­
siones, pero esta disposición fue modificada permitiendo que los dueños establezcan
el precio de sus propiedades, motivo por el cual el latifundio sigue existiendo en el país.
En el Chaco tarijeño, la mayoría de los grandes propietarios se ha dedicado a
la ganadería la que se practica de una forma extensiva mostrando rendimientos de­
crecientes, lo que hace necesario tener más tierra para alimentar a las vacas. Eso
sumado al hecho de que ninguno de estos grandes propietarios jamás justificaron
con ganado las grandes extensiones que les fueron entregadas durante el proceso,
encubrió la mala distribución de las tierras surgida durante la Reforma Agraria que
dura más de 50 años.
Es evidente que hasta hace poco la principal actividad económica que tenía el Cha­
co era la ganadería y que a decir de los ganaderos tuvo su apogeo antes de la Guerra
del Chaco, pero habiendo sido diezmada durante el conflicto béiico, ia ganadería en la

58
zona no pudo recuperarse. Actualmente ese sector que ha atravesado pestes y sequías,
vive una de sus peores crisis.
El Instituto Nacional de Reforma Agraria mediante su oficina departamental y dan­
do cumplimiento al Decreto Supremo No 25858 del 18 de julio del 2000, establece que
la zona del Gran Chaco es un área de saneamiento simple, está realizando este procedi­
miento inicialmente en la Ira. Sección, habiendo dividido a toda la provincia Gran Cha­
co en ocho polígonos.
Las propiedades afectadas por la toma de tierras se encuentran ubicadas en el pri­
mer polígono en la zona de Caiza, pero hasta la fecha el INRA no ha concluido con el
saneamiento en esa región aunque los técnicos del INRA ya han realizado las pericias
de campo que consisten en medir las propiedades e inspeccionar los trabajos realiza­
dos en las propiedades haciendo un inventario del ganado existente y las mejoras en
las propiedades.
Desde que se ha iniciado el trabajo, el INRA ha tropezado con muchos proble­
mas: el proceso de saneamiento en la Primera Sección del Gran Chaco ha provocado
conflictos entre ganaderos y campesinos asentados en propiedades semiabandonadas,
no hubo garantías y faltaron recursos para que concluya.
Por ello, no se puede contar con datos que establezcan con veracidad cuántas pro­
piedades existen en la Primera Sección del Gran Chaco, cuántas de ellas cumplen la fun­
ción social que exige la ley y cuántas serán revertidas. Tampoco se sabe si existen tierras
fiscales y cuántas hectáreas se revertirán al Estado. Del trabajo de campo realizado he­
mos podido establecer que las tierras tomadas por el MST tienen la siguiente situación
jurídica:

- Propiedad de Jorge Palacios quien cuenta con títulos de propiedad, pero no la


trabajaba. Actualmente en este fiando se encuentra ubicado el asentamiento de
Los Sotos.
- Propiedad de Enrique Zelaya quien cuenta con títulos de propiedad; en este fun­
do se encuentra ubicado el núcleo de asentamiento de Nuevo Amanecer.
- Propiedad de Walter Lea Plaza quien cuenta con títulos de propiedad, pero era
un fundo abandonado. Actualmente en este fundo se encuentra ubicado el asen­
tamiento de Pananti.

59
- Tierras sin titular son los fundos ocupados por los asentamientos de Timboy
Tiguazu, Chirimoyal, El Quinchao y La Salada.

Queda evidente que la Ley INRA no ha solucionado aún el problema de la mala


distribución de la tierra en esta parte del país. La última información proporcionada por
el Director Departamental del INRA señalaba que en el Chaco existen más de 450 pro­
pietarios que cuentan con títulos de propiedad, dato que no fue corroborado por el
INRA nacional, porque al parecer no cuentan con ningún registro sobre el número de
propiedades que existen en la región del Chaco.

Conclusiones
Uno de los temas abordados dentro de la presente investigación y que se constituye en
la principal demanda del MST, es la tenencia de la tierra que implica el derecho a po­
seer tierras, en lugar del simple hecho de tenerlas, ya que una persona puede tener de­
rechos legales sobre la tierra o recursos sin que esto implique que tomó posesión.
Para muchos autores, la situación del Chaco es una bomba de tiempo, porque po­
cos tienen tierras y hay miles que carecen de ellas, a esta conflictiva situación se añade
el proyecto de ley sobre la “ carga animal “ presentado por el sector ganadero mediante
el cual se pretende subir de 5 a 7 hectáreas de tierra por cada cabeza de ganado en
razón a la frecuencia pluvial de la zona.
Entonces, ¿qué distribución con equidad plantea la Ley INRA, que no ha podido
solucionar el problema del latifundio en nuestro país a casi seis años de su implanta­
ción? Porque el trabajo desarrollado por el INRA ha contribuido hasta la fecha a consoli­
dar la propiedad de grandes extensiones de tierra que no cumplen ninguna función
económica social.
La tenencia de la tierra en Bolivia ha sido siempre la causa de los más graves conflic­
tos que se han suscitado desde la Colonia, situación que se repite actualmente en la zona
del Chaco, donde el conflicto por la tenencia de la tierra se ha ido agravando con el trans­
curso del tiempo, constituyéndose en un foco de convulsión social en el departamento.
Hasta 1953, los terratenientes eran poseedores de grandes latifundios que en
muchos casos no cumplían ninguna función y el poco trabajo que se realizaba estaba
en manos de los pongos e indígenas. A partir de la Reforma Agraria, se debería
haber realizado una mejor distribución de la tierra además de incorporar a miles de

60
hombres y mujeres a la política nacional, que hasta ese momento eran considerados
como animales de carga,
Fue a partir de este momento que irrumpió el campesinado en el país y desde
entonces ha ido ganando espacios, convirtiéndose actualmente en un sector muy im­
portante dentro de la realidad nacional.
Por otra parte, existe otro sector: los grandes propietarios de tierra que luego de
la Reforma Agraria, a través de dotaciones y pago por favores políticos, poco a poco, se
han convertido en los nuevos terratenientes. Algunos han convertido sus propiedades
en hatos ganaderos, otros en propiedades agropecuarias, otros son madereros, pero al­
gunos se han dedicado a especular con las tierras vendiéndolas hectárea por hectárea.
La necesidad de una nueva distribución de la tierra es innegable y el trabajo que
está realizando el INRA debiera identificar tierras que pudieran ser revertidas y dotadas
a campesinos que carecieran de tierra para que la trabajen. Pero a seis años de la im­
plantación de la Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria, se ha avanzado muy poco,
existiendo en el país una desconfianza absoluta hacia los resultados que esta institución
pudiera brindar a la conclusión de su trabajo.
Por eso, el sector campesino a través de la CSUTCB ha planteado la modificación
de la Ley INRA. Esta posición provocará en el país una dilatación del conflicto. Quizás la
solución sea permitir que el trabajo que está desarrollando el INRA concluya, previa una
reestructuración institucional, y un cambio de actitud del gobierno otorgándole los re­
cursos que necesita.
Entre tanto, la lucha por la tierra no ha cesado, se ha reformulado la ley de Refor­
ma Agraria, se implantó la Ley INRA, pero no se ha solucionado el conflicto. El campesi­
no está buscando nuevas formas para obtener tierra y dentro de este contexto surge un
Movimiento de Campesinos Sin Tierra que de manera agresiva toma propiedades semi-
abandonadas y exige la reversión y la dotación en su favor.

61
S E G U N D A PARTE
Génesis y maduración del conflicto
CAPITULO UNO
El Movimiento de Campesinos
Sin Tierra

En abril del 2000 un grupo de campesinos se asentó pacíficamente junto a sus familias
en un fundo abandonado denominado Pananti. Ese hecho constituyó el inicio de un
conflicto por la tenencia de la tierra en la zona del Chaco tarijeño, el cual ha reabier­
to la discusión a escala nacional sobre la necesidad de una redistribución de la tierra
en el país. Con ese primer asentamiento nació un nuevo movimiento —la organiza­
ción del llamado Movimiento Sin Tierra—, que como proceso social tal vez sea el más
importante de este principio de siglo.

1. Movimientos campesinos e indígenas en Boiivia


A pesar de ser una modalidad nueva de enfrentar el problema de la tierra, existe una
larga relación de hechos socio-políticos que reivindican a los movimientos indígenas
en Bolívia y que muestran que por sus formas el Movimiento Sin Tierra es nuevo, pero
en el trasfondo se trata de un proceso antiguo de lucha que subsiste en el curso de
la historia del país.
“El estudio del movimiento campesino ha sido abordado por diferentes investiga­
dores hasta aproximadamente 1984 (Rivera, 1984; Dandler, 1969 y Hurtado, 1984), en
el campo de la ciencias sociales fueron prácticamente abandonadas las investigaciones
referidas a los movimientos sociales y se ha entrado al campo de la evolución de la de­
mocracia y las reformas estatales” (Patzi, 1999: 9).
A fines del milenio son retomadas investigaciones sobre la temática de los movi­
mientos sociales “indígena-campesinos”, algunas centradas en su organización (Ticona,
2000) y otras interesadas en sus demandas e ideología (Ibid.: 1999).

65
Los pueblos originarios han tenido sus propias formas de vivir y de organizar el
trabajo comunal, nombrándolas de acuerdo a la región como por ejemplo en la zona
andina, los ayllus, markas, suyiis y en los llanos orientales y el chaco, los tekoasy lentas
(CSUTCB, 2001).
Los pueblos originarios mantenían una relativa convivencia pacífica con la naturale­
za. Con la conquista española se implantó en esos pueblos una nueva forma de organiza­
ción que ciertamente afectó a los pobladores originarios, cuyas autoridades pasaron a ser
los Virreinatos, las Capitanías, Audiencias, Encomienda, Repartimientos, Reducciones,
Corregimientos, la Mita, el Tributo Indigenal y la Visita. Algunas organizaciones como la
Mita existían antes de la llegada de los españoles, pero estos la usaron en su beneficio.
Durante la República se privó a los pueblos autóctonos el acceso al territorio, do­
tándoles sólo parcelas de tierras. Por ello y debido al proceso de dominación española, el
movimiento campesino organizado en Bolivia tiene larga data, algunos hechos históricos
muestran que estuvo presente en las luchas reivindicativas sociales, políticas y económi­
cas desde muy temprana edad republicana. Las rebeliones de Tupaj Katari y Bartolina Sisa
a fines del siglo XIX y el levantamiento campesino encabezado por Zárate Willka en la re­
volución federal del 1900, son algunas muestras no sólo de su organización, sino también
del hecho que estaba presente como clase social en las reivindicaciones históricas. La ma­
sacre de campesinos en Jesús de Machaca en marzo de 1921, es una muestra de cómo el
Estado oligarca reaccionaba contra el campesinado en respuesta a sus demandas.
Las décadas del 20 y 30 del siglo pasado registran una serie de hechos que se pue­
den resumir —a partir de la Masacre de Jesús de Machaca— como hitos históricos del
movimiento obrero-campesino: en junio de 1921, se realiza la gran huelga minera en
Huanchaca; en septiembre de ese mismo año, se realiza el Primer Congreso Nacional
de Trabajadores. El 4 de junio de 1923, el gobierno de entonces ejecuta la masacre de
mineros de Uncía. En julio de 1925 se realiza el 2° Congreso Nacional de Trabajadores.
El 15 de abril de 1927, el Tercer Congreso de Trabajadores en Oruro pide la abolición
de la servidumbre gratuita en el campo y la nacionalización de las minas. En 1930 se
realiza el 4° Congreso Obrero Nacional. En marzo de 1936, se lleva a cabo la huelga ge­
neral de trabajadores. El 27 de mayo cae el gobierno de Tejada Sorzano. En noviembre
de 1936 se realiza el 5° Congreso Nacional de Trabajadores y a “fines de 1936, se funda
el primer sindicato de campesinos en Huasacalle Ucureña, que es destruido por el go­
bierno militar de David Toro” (Antezana, 1966: 71).

66
MST organizado en Pananti, enero 2002.

Marcha por las calles de Yacuiba, enero 2002.

67
En 1940 muere el dirigente campesino Juan Challco; en 1941 se realizan los le­
vantamientos mineros de Potosí, Uncía y Catavi, y en octubre de ese año, la huelga ge­
neral de ferroviarios desencadena una huelga general de obreros. Ese mismo año se
realiza otro hecho histórico para el movimiento indígena, “en Oruro en noviembre de
1941 se organiza el Sindicato Nacional de Indios” (Ibid.: 72).
En 1942 se sufre la masacre de Catavi; en el año 1947 se realiza el Congreso Mine­
ro de Pulacayo en el que se establece la demanda “tierra para los indios y minas para el
Estado” (Tesis de Pulacayo, 1947).
El Primer Congreso Indigenal se realiza el 11 de mayo de 1945 durante la Presiden­
cia de Gualberto Villarroel. Las resoluciones de ese congreso obligaron a que el gobierno
de ese entonces emitiera decretos para suprimir el pongueaje y la mita, los servicios gra­
tuitos, y obligaron a establecer escuelas rurales. Se organizó una comisión para redactar el
código del trabajo agrario, decretos que no se cumplieron hasta casi ocho años después.
En ese contexto emergió la Ley de Reforma Agraria que en el Art. 132 señala; “Se
reconoce la organización sindical campesina como medio de defensa de los derechos
de sus miembros y de la conservación de las conquistas sociales. Los sindicatos campe­
sinos intervendrán en la ejecución de la reforma agraria. Pueden ser independientes o
afiliarse a organismos centrales”.
Con la Revolución de 1952, se crearon los sindicatos agrarios, pero también la in­
tromisión del gobierno de entonces en los sindicatos perjudicó al movimiento campe­
sino, provocando incluso que los conflictos al interior del mismo llegaran a producir lo
que se ha venido a llamar la Champa-Guerra entre campesinos de Ucureña y Cliza en
Cochabamba. Luego de muchas luchas internas e intromisión de los diferentes gobier­
nos en su organización, el 26 de junio de 1979, bajo los auspicios de la Central Obrera
Boliviana, se realizó el Primer Congreso de la Unidad Campesina y se constituyó la Con­
federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia.
Sin embargo, se debe considerar que a partir de 1952 se generaliza la organización
campesina en sindicatos campesinos, los que se agrupan en sub-centrales, siguiendo a ve­
ces los límites cantonales; a su vez, las sub-centrales se agrupan en centrales aunque exis­
ten centrales especiales que no siguen los límites político-geográficos de las provincias.
Actualmente en nuestro país existen 200 centrales organizadas y activas que se
agrupan en federaciones. Existen nueve federaciones departamentales, 26 federaciones
regionales o especiales y algunas nacionales, pero todas confluyen en la Confederación
Sindical Única de Trabajadores de Bolivia (CSUTCB, 2001:4).

68
Los movimientos campesinos han luchado durante años por tener el control
campesino de los procesos de producción y el reconocimiento social de su identidad
específica. Señalamos como ejemplo a los cultivadores de coca en el Chapare de Co-
chabamba, quienes se organizaron en una red de sindicatos para luchar contra la le­
gislación y los programas que amenazaban con limitar el área de los plantíos de coca
con los cultivos alternativos.
Asimismo, tenemos en el país campesinos con déficit de tierras que demandan
tierras suficientes para permitirles desarrollar una economía campesina viable, desarro­
llándose movimientos campesinos con contenido étnico como el caso de los pueblos
indígenas de Solivia que en el año 1990 llevaron su demanda por tierra en una
multitudinaria marcha hasta la misma sede de la República.
“La actividad de ambos actores sociales se ha constituido en pilar y referente fun­
damental del movimiento social boliviano a partir de los años 90 rompiendo de esta
manera el tradicional protagonismo del movimiento obrero y particularmente minero
que caracterizó la práctica social boliviana desde 1952” (Patzi, 1999).
En la marcha indígena participaron como pueblos originarios del Chaco, miem­
bros de los pueblos Guaraní y Weenhayek. Luego de un trámite de reconocimiento se
ha establecido que en el Chaco existen tres pueblos originarios: los guaraníes, los
weenhayek y los tapíete.
Los nuevos movimientos campesinos tienen un alcance nacional. No sólo se
preocupan de las cuestiones rurales. Al contrario, saben que las políticas de
redistribución de la tierra sólo tendrán éxito con créditos, asistencia técnica y mer­
cados protegidos. Saben también que necesitan construir una base urbana de apo­
yo para coordinar las luchas rurales y las urbanas. Los cocaleros por ejemplo han
formado un nuevo partido político.
Esa tendencia responde a que los pequeños agricultores, trabajadores rurales, cam­
pesinos sin tierra y otros de la población rural no tienen poder de negociación suficien­
te para lograr que sus pedidos sean atendidos. De ahí la importancia de agruparse y
aunar esfuerzos para formular ante las autoridades demandas que representen los inte­
reses de la totalidad de sus miembros.
Con ese objetivo, existen organizaciones como la Confederación Sindical Única
de Trabajadores Campesinos de Solivia y la Federación Nacional de Mujeres Campesi­
nas, que se identifican con la realidad cultural, aymara, quechua y guaraní del país.
La fuerte estructuración organizativa del movimiento campesino no ha podido, sin em­
bargo, superar la concentración de la pobreza en el área rural porque con el transcurso del
tiempo, las tierras en algunas regiones se encuentran agotadas; lo que producen no alcanza
ni para la subsistencia de las familias que las trabajan haciendo necesario que muchas fami­
lias campesinas migren de sus comunidades buscando nuevos horizontes y nuevas tierras.
En esas circunstancias, en el año 2000 se empieza a hablar en nuestro país de un
grupo de campesinos autodenominados “sin tierra”. En una acción sin precedentes, ellos
toman un latifundio improductivo, tierras que no estaban siendo trabajadas hacía mu­
cho tiempo, dejando al descubierto la realidad desproporcional hasta entonces oculta
en esa zona y en el país en general.
En junio de ese año se organiza el Movimiento de Campesinos Sin Tierra, a partir
de remanentes de comunidades antiguas asentadas en el Chaco desde los década de los
70, tales como Tierras Nuevas, Los Sotos, Quinchao, que ante la necesidad de tierras para
trabajar y como una estrategia de sobrevivencia, proceden a tomar propiedades ingresan­
do a las mismas y levantando campamentos que luego se denominarían núcleos.
Z. El Movimiento Sin lierra (MST)
Con el fin de entender al Movimiento Sin Tierra (MST) es necesario establecer con cla­
ridad quiénes lo conforman, definir quiénes son los campesinos sin tierra y cómo llega­
ron a convertirse en un sector excluido de todos los grupos que conforman la estructura
agraria del país.
A partir de 1953, la estructura agraria se centró en dos modos de producción, el
capitalista representado por las grandes empresas agropecuarias y el parcelario que dio
lugar al minifundio. La carencia de tierra para distribuir en el área rural hizo que am­
plios sectores del agro quedaran excluidos de la Reforma Agraria.
Desde esos años, muchos campesinos minifúndistas abandonaron sus parcelas de­
bido al desgaste de las tierras, que no les permitía contar ni siquiera con una produc­
ción de subsistencia. Con eso se incrementaron los flujos de migración a las ciudades y
regiones fronterizas.
Como resultado se ha visto que en cinco décadas de Reforma Agraria se han ahon­
dado más las diferencias en los sistemas de producción agropecuaria del país. Por un
lado las empresas agropecuarias han crecido notablemente, mientras que los campesi­
nos han visto disminuir sus parcelas, incluyendo en este problema a las grandes conce­
siones forestales y petroleras que ha otorgado el Estado a empresas transnacionales.

70
2.1. Clasificación de campesinos sin tierra

• Campesinos que nunca tuvieron acceso a la tierra.


• Campesinos minifundistas que fueron dotados en regiones improductivas y aban­
donaron sus tierras.
• Campesinos que en la sucesión de sus padres, la tierra no alcanzó para ellos.
• Campesinos que perdieron sus tierras (créditos, hipotecas).

La clasificación realizada responde a un fenómeno que recorre toda Latinoamérica.


Es necesario destacar que el informe presentado por la Comisión Latinoamericana por
los Derechos y las Libertades de los Trabajadores (CLADEHLT) ha definido: “Los cam­
pesinos sin tierra, son por definición, trabajadores rurales que han perdido o nunca tu­
vieron acceso a la propiedad o tenencia de la tierra...” (www. cladehlt.org, 2001: 4).

2.1.1. Campesinos que no accedieron a la tierra


La implantación de la Reforma Agraria en nuestro país no alcanzó a todos los sec­
tores campesinos existentes en el país. Las distancias, los escasos recursos y la fal­
ta de conocimiento de las leyes, no permitió la aplicación de la Reforma Agraria en
algunas regiones.
Una de esas regiones fue el Chaco tarijeño, donde de acuerdo a los testimonios
existentes sólo consolidó el derecho propietario de grandes terratenientes:
“Se ha consolidado el derecho de los grandes latifundistas, si se hubiera aplicado la Reforma Agra­
ria en el Chaco, se hubiera distribuido a todos los campesinos, pero sólo se ha consolidado el derecho
de los terratenientes...” (Fernández, 2001).
“Tanto las reformas de la primera como de la segunda generación excluyeron a las familias más
pobres, especialmente aquellos campesinos sin tierra y a los pequeños productores...” (Gordillo,
2000: 2) .

2.1.2. Campesinos minifundistas


Otro grupo que constituye los campesinos sin tierra son aquellos que fueron dotados
en regiones improductivas y que luego de años de trabajo y de subsistir en condicio­
nes infrahumanas, abandonaron sus tierras buscando mejores condiciones de vida. Al­
gunos llegaron al Chaco para dedicarse al comercio, pero ante la recesión económica.

71
buscaron otras formas de ganarse la vida y volvieron sus ojos hacía la tierra semi-aban-
donada existente en la región.
Los testimonios recogidos durante la investigación corroboran lo expresado:
“Yo he venido al Chaco cuando era soltera como empleada, porque no tenía terreno para trabajar,
la granizada destruyó la cosecha y no había tierras para sembrar...” (Ortega, 2001).
‘Aquí me he acostumbrado, en mi pago no llega movilidad, la tierra no alcanza, mi hermano se ha
quedado con el terreno que es pequeño y piedroso, llorando hemos venido de allá” (Gutiérrez, 2001).
“Porque allá en Culpina no tengo también tierras, son chiquititas, terrenos que tiene mi papá, así
que uno tiene que salir, ¿qué vamos a hacer? Tengo hijos, ¿quién les va a dar a mis hijos? (Púa, 2001).

2.1.3. CampBSinos sin tierra por sucesión


Este grupo de campesinos ha trabajado siempre la tierra como mano de obra ayudando
a sus padres, pero resulta que en la herencia, la tierra adquirida por dotación o compra
no es suficiente para todos los hijos y sus familias. Por ese motivo, muchas familias han
dejado sus comunidades de origen.
“Yo era de Tarija, Cercado, San Agustín. Porque soy huérfano, mis hermanos los mayores se han
aprovechado. Porque los hermanos mayores mucho lo ultrajan a uno, mis hermanos se han queda­
do con la tierra” (Alemán, 2001).
“Para tener un pedazo de tierra hay que trabajar la tierra, ya que sus padres sólo les pueden dar
sólo un surco” (Julián, 2001).

2.1.4. Campesinos que perdieron su s tierras


Dentro del MST existe otro grupo de campesinos que fueron dotados con pequeñas
extensiones de tierra de hasta 3 Has. en la zona del altiplano. Ante la poca produc­
ción de sus tierras, esos campesinos han utilizado sus tierras como garantía de crédi­
tos para invertir en las mismas, pero ni así consiguieron buenas cosechas. El resultado:
perdieron sus tierras y aún deben dinero.
Es cierto que la pequeña propiedad es inembargable, pero en muchos casos la
tierra fue vendida sin hacer ningún trámite legal, así se han transferido muchas propie­
dades, sin que el Estado se haya enterado, es por eso que el saneamiento que está reali­
zando el INRA permitirá establecer quién es propietario de tierras en el país.
Desde una visión más global, se puede entender el Movimiento con la interpreta­
ción de James Petras quién señala que los movimientos campesinos contemporáneos no
son comparables a los del pasado y tampoco encajan con el estereotipo de campesinos

72
analfabetos, locales y tradicionales luchando con la consigna “la tierra para el que la tra­
baja”, ya que muchos de los delegados campesinos e indígenas en el congreso de la
CLOC (Congreso Latinoamericano de Organizaciones del Campo) eran personas instrui­
das (ya sean autodidactas o con al menos seis años de escolarización formal) y tenían
conocimientos de asuntos naciones e internacionales.
Entonces, hablar del Movimiento de Campesinos Sin Tierra del Gran Chaco signifi­
ca tratar un Movimiento nuevo conformado por un grupo de campesinos migrantes que,
debido a la falta de tierras en sus comunidades originarias (Chuquisaca y Potosí en su ma­
yoría), tuvieron que migrar al Chaco e insertarse en las comunidades campesinas organi­
zadas en la reglón: Tierras Nuevas, Los Sotos, San Isidro, Timboy Tiguazu y otras en el
área rural de la Primera Sección de la Provincia Gran Chaco del departamento de Tanja.
Debido a la sequía que se produce todos los años en la zona del Chaco, a fines
de 1999, comunarios antiguos de Tierras Nuevas solicitaron a los nuevos componentes
de la comunidad buscar nuevas tierras para trabajar. Ante la necesidad de trabajo y la
imposibilidad de poder adquirir o alquilar tierras por carecer de recursos, organizaron
la primer toma de tierras.
La toma se realizó el 20 de abril del 2000, cuando un grupo de campesinos rema­
nentes de la comunidad de Tierras Nuevas se asentó pacíficamente en el fundo deno­
minado Pananti. En el mes de mayo del mismo año, otro grupo de la comunidad de
Los Sotos, tomó la propiedad de Jorge Palacios, asentándose en el lugar denominando
Los Sotos II. La siguiente toma fue en la zona de Quinchao, por un grupo de comunarios
excedente de la comunidad de San Isidro.
Todos ellos forman parte de una nueva generación de campesinos, expulsados de
sus comunidades de origen por el hambre, pero con otra forma de organizarse, y que
en junio del mismo año, en un número de 300, juntamente con chaqueños e indígenas,
inician una marcha hacia Tarija solicitando dotación de tierras (Periódico El País, 2000).
2.2. La creación del MST
No se puede precisar sobre la creación del MST, ya que cuando la marcha se inició en
Yacuiba hacia Tarija, el 10 de junio del 2000, no habían definido aún el tipo de organiza­
ción o su denominación.
Al llegar a la localidad de Entre Ríos (Tarija), un representante de la Prefectura
informó a los marchistas la intención del Prefecto de reunirse con los representantes
que encabezan la marcha.

73
Fue la necesidad de contar con representantes para reunirse con el Prefecto del
departamento de Tarija, el 14 de junio del 2000, que llevó a una definición organizativa
sobre el MST. Una reunión ampliada de todos los marchistas decidió entonces el origen
del Movimiento de Campesinos Sin Tierra. La primera ejecutiva de la nueva organiza­
ción fue Erlinda Méndez, joven chaqueña de la comunidad de San Isidro.
Esa reunión con el Prefecto y el acuerdo que se firmó en la misma, se constituye
en la partida de nacimiento del nuevo movimiento social. Ermelinda Fernández, actual
dirigente regional del MST, explica por qué se denominan Movimiento Sin Tierra:
“Lo denominamos un Movimiento porque sabemos que va a durar muchos años, porque no sólo
queremos consolidación del tema tierra que era lo que inicialmente queríamos, sino queremos mu­
chas cosas más, más derechos y porque nos movilizamos por todos lados para conseguir nuestros
objetivos...” (Ermelinda Fernández, Yacuiba, 2001).

2.3. Ubicación geográfica de ios núcleos


De acuerdo a la información recogida, se ha establecido que todos los núcleos de asen­
tamiento del MST se encuentran ubicados en el área rural de la 1° Sección de la Provin­
cia Gran Chaco.
PANANTI: Núcleo de asentamiento ubicado a 33 kilómetros de Yacuiba sobre el
margen izquierdo de la carretera Yacuiba-Villamontes.
LOS SOTOS: Núcleo de asentamiento ubicado a 60 kilómetros de Yacuiba sobre
el margen derecho de la carretera Yacuiba-Villamontes.
QUINCHAO: Núcleo de asentamiento ubicado a 80 kilómetros de Yacuiba sobre
el margen derecho de la carretera Yacuiba-Villamontes, Para ingresar al asentamiento,
se debe recorrer a pie 12 kilómetros por ser inaccesible el ingreso en vehículo.
NUEVO AMANECER: Núcleo de asentamiento ubicado a 70 kilómetros de Yacuiba
sobre las márgenes derecha e izquierda del camino que conduce a Crevaux.
CHIRIMOYAL: Núcleo de asentamiento ubicado a 70 kilómetros de Yacuiba sobre
un camino vecinal que ingresa por Caiza.
SALADA CHICA: Núcleo de asentamiento, ubicado a 70 kilómetros de Yacuiba so­
bre el camino vecinal, ingresando por Palmar.
TIMBOY TIGUAZU: Núcleo ubicado a 110 kilómetros de la ciudad de Yacuiba. Se
ingresa por el margen izquierdo de la carretera Yacuiba-Villamontes hacia un camino
vecinal que llega hasta el núcleo.

74
75
2.4. La dinámica del movimiento
El Movimiento Sin Tierra impuso desde el inicio una dinámica diferente a su lucha, a
partir de la primera toma de tierra surgieron otras y en las propiedades tomadas surgie­
ron los denominados núcleos de asentamientos' formados por 34 a 40 familias que, en
improvisados pahuichis se quedaban a vivir en la zona, realizando desmontes y culti­
vando tierras que por años habían sido improductivas.
Con esa dinámica el MST fue tejiendo redes de solidaridad entre todos los cam­
pesinos sin tierra asentados en las diferentes propiedades. El apoyo mutuo va desde
compartir los alimentos, hacer guardia en grupos para que otros puedan dormir, hasta
respaldar a otros núcleos numéricamente, bajo un sistema de rotación.
La mayoría de los componentes del MST son personas de escasos recursos entre
chaqueños, indígenas y migrantes chuquisaqueños.
“La composición social es casi un 40% de la gente chaqueña, 20% indígena, un 20% hijos de collas
nacidos en el Chaco que tienen la mezcla entre la sangre chaqueña y colla y algunos collas que han
migrado hacia ese sector, pero ya tienen una vida mínima de 4 años de estar en Yacuiba que les da
el derecho de tener tierra...” (Rodríguez, La Paz, enero 2002).

Para ser escuchado el MST realizó varias medidas de presión como bloqueos de
caminos, marchas, huelgas de hambre y al no encontrar una respuesta a sus pedidos,
iniciaron una marcha hacia Tanja con 300 personas entre campesinos sin tierra, guaraníes
y representantes de derechos humanos, bajo la conducción de Ángel Durán. Llegaron
hasta Entre Ríos, donde suscribieron el acuerdo de junio del 2000^ con el Prefecto del
departamento de Tarija.
Después los marchistas volvieron al Chaco, mostrando una actitud de franca opo­
sición al sector ganadero. Con el transcurso del tiempo, el INRA regional fue también
objeto de críticas pues se produjeron toma de oficinas, rehenes, etc.
Todas esas acciones de los dirigentes del MST, provocaron el rechazo de la pobla­
ción de Yacuiba, la misma que en determinado momento apoyó al sector ganadero, en
los intentos de desalojo para recuperar las tierras tomadas.

Núcleo de asentamiento, lugar donde se encuentran asentados campesinos sin tierra con sus familias, en
habitaciones hechas de troncos y cubiertos con carpas. A partir de la primera toma de tierra se instalaron
en diferentes propiedades y ahora dependen exclusivamente de la Dirección Regional del MST Gran Chaco.
Nos referiremos más adelante a este acuerdo.

76
El MST en movimiento.

77
En ese clima se celebró el Primer Aniversario del MST en el Chaco y aprovechan­
do ese acontecimiento y buscando expandirse a nivel nacional, el 9 y 10 de junio del
2001, se organizó en Yacuiba el Primer Encuentro Nacional del MST. Participaron dele­
gaciones de diferentes regiones del país como Oruro, Potosí, La Paz, Cochabamba, San­
ta Cruz y Tarija, todos con la misma demanda de buscar la tenencia de la tierra.
Todos los sectores aprovecharon ese encuentro para compartir sus experiencias
y estrategias de lucha. Por unanimidad decidieron oiganizar la Dirección Nacional del
MST para que aglutine a todos los movimientos similares existentes en el país. Esa Di­
rección fue presidida por Ángel Durán Choque y las demás carteras fueron ocupadas
por dirigentes de las diferentes delegaciones asistentes al Encuentro. Ese fue el origen
de la estructura orgánica del MST Dirección Nacional, direcciones departamentales y
regionales como la del Gran Chaco.
Mientras el MST se organizaba a nivel nacional, en el Chaco la situación se agravaba.
Ángel Durán, hasta ese momento cabeza visible del MST, se trasladaba a La Paz para ocu­
par sus nuevas funciones y la Dirección Regional del MST del Gran Chaco se reorganizaba
a la cabeza de Ermelinda Fernández^ acompañada por dirigentes representantes de los di­
ferentes nrjcleos de asentamiento que debido a su inexperiencia no logran mantener la
comunicación con todas las bases esparcidas por el área rural y urbana de Yacuiba.
La nueva dirigencia, cumpliendo lo dispuesto en la Dirección Nacional, estable­
ció que la hasta entonces Central de Ntjcleos, pase a ser la Dirección Regional del MST,
compuesta por una Presidencia, Vicepresidencia, Secretaría de Hacienda, Secretaría de
Actas, Vocales, etc.
“La estructura del MST ha cambiado desde el nombre, ahora es la Dirección Regional del MST, com­
puesta por un Presidente, Vicepresidente, Secretario de Actas, Hacienda, Deportes y 2 vocales. Los
núcleos que están en cada asentamiento, tienen la misma organización, sólo varía el número de la
secretarías que es a criterio de ellos. Todos los miembros conforman la Dirección Regional de Nú­
cleos...” (Fernández, Yacuiba, octubre 2001).

Sin embargo, la comunicación entre dirigentes y bases del MST del Chaco,
no era fluida, al parecer no existía; la información era manejada por los dirigentes
regionales, los mismos que eran dirigentes de los núcleos, pero que no sabían o no
podían informar a sus bases.
Principal líder del MST chaqueño y esposa de Angel Durán.

78
Cultivo de maíz realizado por miembros del MST, junio 2001.

Miembros del Asentamiento Nuevo Amanecer, junio 2001.

79
El desconocimiento entre sus bases y una falta de concientización sobre el por
qué de su lucha, derivó en la generación de dos corrientes distintas dentro del MST, las
que iban paralelas pero no conformaban un solo cuerpo.
Esa situación disgregó al MST, permitiendo que cada núcleo resuelva sus pro­
blemas de manera particular, sin consultar a los dirigentes regionales, ni a los de­
más miembros del Movimiento, condición que a la larga sería perjudicial para la
organización. Muchos de los miembros de base estaban agotados, cansados de una
lucha que parecía no tener ninguna solución a corto plazo, se encontraban en los
núcleos de asentamiento por más de un año y no sabían ni comprendían que esta­
ban haciendo sus dirigentes.
En esos momentos se produjo en la región lo que se ha venido a llamar “la Ma­
tanza de Pananti”. Ese lamentable hecho, en lo orgánico pareció dividir aún más al
MST chaqueño. Poco después, entre el 15 y 16 de enero del 2002, se realizó en la
ciudad de Yacuiba el 2“ Encuentro Nacional del Movimiento Sin Tierra con la partici­
pación de delegaciones de Oruro, La Paz, Cochabamba, Tarija, Potosí, Chuquisaca y
Santa Cruz, donde se expresó el apoyo de los otros departamentos al MST del Cha­
co. En las deliberaciones del evento, el MST nacional declaró su total autonomía de
las tradicionales organizaciones campesinas nacionales con el objetivo de convertirse
en una nueva organización que aglutine a todo el sector campesino del país. Así que­
dó descartada la afiliación del MST tanto al sector de Evo Morales como de Felipe
Quispe, líderes indígenas.
Cabe destacar que en cada una de las deliberaciones del Encuentro, se observó un
cambio notorio en la concientización tanto entre los dirigentes como los miembros de base
del MST del Chaco. Si antes de la masacre de Pananti había un desconocimiento y
desinformación en el sector chaqueño sobre el sentido de la lucha que emprendían los
Sin Tierra, unos meses después de lo ocurrido se demostró una gran madurez política del
Movimiento Sin Tierra en general expresada en la participación activa en los debates.
Tras la conclusión de ese 2° Encuentro, se puede afirmar que una nueva organi­
zación campesina nació en Solivia aparentemente alejada de cualquier partido político.

3. Los núcleos de Pananti y limboy liguazu


Luego de visitar todos los núcleos de asentamiento y a fin de conocer la organización
del Movimiento Sin Tierra del Gran Chaco, seleccionamos dos que constituyen los más

80
representativo del movimiento, por sus características, estrategias, su permanen­
cia en las tierras tomadas y por las redes de solidaridad que han creado entre sus
miembros.
Ambos asentamientos mantienen ciertas similitudes entre ellos y respecto a los
demás núcleos. En cuanto a los campesinos existen diferentes categorías de acuerdo a
sus condiciones socioeconómicas;

- Los que no poseen nada (el caso de los llegados recientemente a los núcleos).
- Los que cuentan con vivienda (personas que viven entre tres o más años en el
Chaco con un espacio para sus viviendas en las comunidades; la mayoría son peo­
nes o jornaleros).
- Aquellos que tienen vivienda y tierra insuficiente (personas que llegaron hace más
de cinco años y pudieron acceder a la tierra mediante compra, aunque les resulta
insuficiente para mejorar sus condiciones de vida).
- Residentes que cuentan con vehículos (personas de comunidades campesinas
que trabajan de taxistas o en servicio de transporte rural “micros”, son las ex­
cepciones).
- Personas dedicadas al comercio (personas que tienen sus puestos o casetas en el
mercado campesino, son los que financian la lucha y esperan en algún momento
ser compensados con tierras).
- Propietarios de tierra con vivienda, poseen varias hectáreas de terreno, tractores,
vehículos e incluso jornaleros a su cargo (el caso de algunos ex-dirigentes identi­
ficados por la prensa y que optan por no ser cabezas visibles del MST^).

3.1. Pananti
Pananti fue el primer núcleo seleccionado, ubicado geográficamente a 33 Km. de la ciu­
dad de Yacuiba. De acuerdo a la información recogida, Pananti es un fundo antiguo que
por encontrarse abandonado fue dotado en 1974 por el entonces presidente de la Re­
pública Oral. Hugo Banzer Suárez en favor de Walter Lea Plaza. En la década del 80, Lea

Si bien diferentes medios de comunicación han denunciado estos casos, en el proceso de la investiga­
ción se ha detectado dos, quienes en apariencia han renunciado a la militancia del MST y se vieron
involucrados en la masacre de Pananti.

81
Plaza y su familia fijaron su residencia en Santa Cruz dejando la propiedad al cuidado
de Lorenzo Urzagaste, quien abandó el fundo ya que fue recluido en la cárcel por pro­
blemas familiares.
Algunos de los dirigentes de las comunidades colindantes con Pananti, como El
Barrial, Villa El Carmen y Busuy, relataron que ante el abandono de esa propiedad, al­
gunos comunarios ocuparon 200 héctareas para el pastoreo común de sus animales.
Cuando un familiar de Lea Plaza visitó la propiedad, les concedió el permiso para que
siguieran ocupando esas hectáreas a condición de que cuidaran los animales que aún
quedaban en la propiedad.
Concientes del crecimiento de sus comunidades aledañas a Pananti, los dirigen­
tes decidieron comprar 200 hectáreas para permitir que los comunarios recién llegados
tuvieran un lugar donde trabajar. Así, a fines de 1999 propusieron al representante de la
familia Lea Plaza en Yacuiba la compra de esas 200 hectáreas cuyo precio sería cancela­
do en cuotas hasta cubrir el precio total.
“Nosotros ocupamos 200 hectáreas que nos donó el dueño, pero hemos hecho la picada hasta unas
400 hectáreas. Hace más de 1 año que hemos empezado a comprar el resto de la propiedad, por­
que queríamos comprar la totalidad..." (Rocha, Calza, octubre 2001).

En abril del 2000, un grupo de comunarios recién llegados de Tierras Nuevas, quie­
nes carecían de tierras para trabajar y que sabían que el fundo estaba abandonado, tomó
pacíficamente la propiedad asentándose en el lugar y desmontando las tierras abando­
nadas por más de ocho años.
Luego de la toma fueron posesionados en el lugar por el entonces Secretario Eje­
cutivo de la Federación de Campesinos del Gran Chaco, Angel Durán. Asentados, se die­
ron a la tarea de construir pequeños pahuichis, pequeñas habitaciones divididas en dos,
hechas con troncos de madera. Una parte sirve para el dormitorio de toda la familia y la
otra para guardar sus alimentos y cocinar cuando llueve.
Esas precarias viviendas se encuentran ubicadas casi juntas y se han construi­
do en cerca de cuatro hectáreas de terreno. Por decisión de los miembros del nú­
cleo, todos están juntos para protegerse y ayudarse en caso de necesidad. Por
ejemplo, mientras un grupo dormía, otro se encargaba de vigilar para que no los
desalojaran del lugar.

82
Concentración del MST , II Encuentro Nacional, enero 2002.

Pananti. Primer núcleo del Movimiento Sin Tierra, mayo 2001.

83
Para los miembros de ese núcleo, el tiempo transcurrido desde su asentamiento
ha significado un largo periodo de incertidumbre, riesgos y amenazas, habituándose a
vivir en condiciones precarias, expuestos al frío, calor y “picaduras” de insectos, sin contar
ni siquiera con agua:
“...No hay agua, para bañarse, para lavar, sacamos de un podro y eso lo utilizamos para la comida,
no alcanza....” (Gutiérrez, Pananti, 2001).

En los primeros meses de asentamiento, entre abril y octubre del 2000, compar­
tieron todos los alimentos; compraron semillas para cultivar maíz, maní y ají, logrando
sembrar 18 hectáreas, las mismas que luego fueron destruidas por los animales de las
comunidades vecinas:
“Todos teníamos miedo, sufríamos mucho. Un grupo cuidaba y otros dormían, así han pasado los
días. Cuando hemos venido, así juntando la mercadería entre todos ayudándonos, toditos hemos
sufrido lo mismo....” (Ortega, Pananti, 2001).

Ante la carencia de alimentos muchos de los miembros del núcleo de Pananti, se


vieron forzados a salir a trabajar fuera del asentamiento como peones y jornaleros en
otras propiedades. Con el dinero que obtuvieron por ese trabajo algunos de los miem­
bros del MST alquilaron tierras en otras comunidades y cultivaron hasta dos hectáreas
con maíz y maní que les ha permitido sobrevivir.
Pero esa posibilidad no se abrió para todos, algunos de los miembros del núcleo no
consiguieron tierras para alquilar y otros no quisieron trabajar otras tierras, para dedicarse
sólo a hacer carbón por lo que observamos que al interior del núcleo existían familias en
situación de extrema pobreza y que no tenían para comer en el día.
Dentro del núcleo de Pananti encontramos también a los recién llegados como
el caso de una familia potosina que había llegado hacía 15 días y tanto la mujer como
los niños sólo hablaban el quechua. Algunos miembros les proporcionaban alimen­
tos para que se cocinen.
El 20 de abril del 2000, 200 familias de campesinos sin tierra tomaron la pro­
piedad de Pananti. En octubre de 2001 sólo 35 familias vivían allí cuyos miembros te­
nían una edad promedio de 20 a 40 años. Todos eran migrantes, el 80 por ciento de
Chuquisaca y el 20 por ciento de Potosí. Durante las entrevistas todos hablaban en
castellano, pero cuando se hallaban reunidos entre ellos utilizaban el quechua.

84
Vivienda tipo del MST (pahiiichí), octubre 2001.

Sala de reuniones en Pananti, octubre 2001.

85
Ese núcleo está conformado en su totalidad por campesinos acostumbrados a tra­
bajar la tierra, gente pacífica y muy humilde.
Consultados sobre los miembros que abandonaron el núcleo, la mayoría de ellos
minimizó los abandonos, señalando que varios dejaron temporalmente el núcleo por
problemas de salud y familiares. Sobre los casos de abandono definitivo explicaron que
se asustaron ante las amenazas que les hicieron los “supuestos” propietarios, es decir
ganaderos, comunarios de Villa El Carmen, El Barrial y Busuy:
“Todos estamos aquí. Algunos se han ido a su pago porque su papá o su mamita se han muerto,
pero van a volver...” (Púa, Pananti, 2001).
“...Se han ido, cuando han venido los de Villa El Carmen y los otros, y a raíz de los enfrentamientos
se han ido, se han asustado, cuatro se han ido...” (Gutiérrez, Pananti, 2001).

Un día normal en ese núcleo se inicia muy temprano, a las cuatro de la madruga­
da, cuando todos los hombres y algunas mujeres salen a trabajar al campo. Las mujeres
que permanecen en las viviendas despachan a los niños que van por una senda a la es­
cuela de Tierras Nuevas, distante a una hora; luego se dedican a preparar los alimentos,
hilar y cuidar a los niños más pequeños. A las 15:00 retornan los niños de la escuela,
muchos de ellos almuerzan en Tierras Nuevas. Los hombres retornan al núcleo a partir
de las 17:00 o a veces más tarde.
En octubre del año 2001, en reunión y por decisión de todo el núcleo y de
la Dirección Regional, se dispuso que cada familia trabajase dos hectáreas en
el asentamiento.
Consultados sobre sus demandas en esa etapa de la investigación muchos de
los miembros de base, principalmente las mujeres, parecían ignorar la razón de
su lucha. Se evidenció una separación entre los miembros de base y los dirigentes
de los núcleos.
Sobre ese asentamiento podemos generalizar que sólo buscan sobrevivir día a día
con su trabajo. Todos ellos permanecen en el Chaco por tres años trabajando como peo­
nes, jornaleros y medieros. En un principio la mayoría intentó comprar un pedazo de
tierra, pero al no tener acceso algunos alquilaron tierras por 40 dólares la hectárea.
El dirigente de ese núcleo es Isidoro Cruz, una persona bastante tranquila y sa­
gaz, ha participado en todas las negociaciones que se refieren al MST
Luego de la matanza de Pananti, la situación en ese núcleo se ha tornado deses­
perada, ya que no pueden trabajar debido a que las tierras donde realizaron desmontes
para poder cultivar se encuentran ocupadas por miembros del Ejército. Dos miembros
del núcleo están detenidos por su participación en el enfrentamiento y 16 están proce­
sados por asociación delictuosa; todos ellos son cabezas de familia cuya situación inci­
de severamente en el bienestar de su familia.
Sin embargo, esos hechos aparentemente han fortalecido a la organización.
Los constantes abusos y las muertes de sus compañeros han reafirmado en los
miembros de ese núcleo la necesidad de seguir la lucha y defender esas tierras
con sus vidas.
Por otra parte, se hace evidente una total desconfianza hacia todas las autorida­
des regionales y departamentales a quienes acusan de no haberlos protegido de lo que
estaba sucediendo en Pananti.
La difícil situación en la zona ha obligado a algunos de los miembros a trasladarse
hasta Pocitos donde se han dedicado a trabajar como bagalleros, trabajo que consiste
en transportar mercadería en pequeñas cantidades desde Pocitos argentino hacia Pocitos
boliviano, por cada paso por la frontera les cancelan entre Bs.1,50 y Bs 2.
Tras la matanza de Pananti, se abrió un periodo crítico en el asentamiento. Las
mujeres sustentaron a sus familias con diversas actividades incluida la venta de los po­
cos animales que poseen. Así fortalecieron su organización y garantizaron la
sobrevivencia.
Tabla 14
Descripción general núcleo de asentamiento Pananti
Q u ié n e s ía o c u p a n M ig r a n t e s d e C h u q u i s a c a , C o c h a - - La m a y o ría de lo s m ie m b r o s
b a m b a . P o to s í, T a rija . p r o v ie n e del r e b a ls e de la
c o m u n i d a d d e t ie r r a s n u e v a s .

N ú m e r o d e f a m i­ 4 0 f a m ilia s .
lia s a s e n t a d a s

N ú m e r o d e m ie m ­ 170 p e rs o n a s . - F a m ilia s c o m p u e s t a s p o r e l p a d r e ,
b ro s la m a d r e e h ijo s , a b u e lo s .

(Continúa en la siguiente página)

87
Tabla 14 (Continuación)
Descripción general núcleo de asentamiento Pananti
H e c tá re a s ocu­ 8 0 has. - 4 d e la s h e c t á r e a s o c u p a d a s p o r
p a d a s p o r el M ST la s v iv ie n d a s d iv id id a s a m a n e r a d e
p e q u e ñ o s lo te s c o n ju n t o s s o n d e
m a d e r a y le ñ a .
- H a b ilit a n t e r r e n o s p a r a la s ie m b r a .

C o m u n id a d e s T ie r r a s n u e v a s , El B a r r ia l, B u s u y V illa - 2 0 0 h e c t á r e a s d e P a n a n ti
c o lin d a n t e s El C a r m e n . e r a n c o m p a r t i d a s p o r:
El B a r r ia l, V illa E l C a r m e n y B u s u y .

T a m a ñ o d e la p r o ­ 1 .8 0 0 h a s . - A d q u ir id a s p o r d o t a c ió n d u r a n t e la
p ie d a d o c u p a d a p r e s id e n c ia d e l G e n e r a l B a n z e r .

D i s t a n c ia ( d e s d e 3 3 k iló m e tr o s - 4 k iló m e t r o s d e s d e la c a r r e t e r a .
Y a c u ib a )

C o n f lic t o s C o m u n id a d d e B u s u y - M a t a n z a d e P a n a n ti
V illa El C a r m e n
El B a rr ia l

Fuente: Elaboración propia a partir del trabajo de campo.

Gráfico 1
Composición según departamento de procedencia
PANANTI

Tarija G uaraní
Potosí 1,5% 2,5%
15%
3.2. Timboy Tiguazu
Timboy Tiguazu es otro núcleo ubicado geográficamente a 65 Km. de Yacuiba. Es el más
alejado y está situado en la zona del Chaco húmedo. Su principal problema es la inaccesi­
bilidad carretera, pero a diferencia de los otros núcleos, no presenta problemas de agua.
Las tierras tomadas no tienen un propietario conocido. Se trataría de terrenos que
fueron dotados décadas atrás por el ex presidente de la República Ovando Candía en
favor de los ex-combatientes de la Guerra del Chaco, pero que jamás trabajaron y final­
mente abandonaron.

3.2.1. Antecedentes del asentamiento


En 1996 luego de la aplicación de la Ley INRA, los pueblos originarios del Chaco
boliviano iniciaron sus demandas solicitando la dotación de Tierras Comunitarias de
Origen TCO’s.
Desde 1997, en la zona de Yacuiba, familias guaraníes que permanecían todavía
invisibilizadas para el resto de la sociedad oficial, intentaron crear una organización
supracomunal que, conocida como Capitanía Zonal Guaraní de la Zona Yacuiba, defen­
diera los intereses de las comunidades y familias guaraníes. Por problemas organizativos
internos, ese intento fracasó de manera temporal, porque sobre esa base se reorganiza­
ron las comunidades en 1999.
Para entonces, uno de los problemas más graves y comunes que afectaban a las
familias guaraníes residentes en la zona fue caracterizado como la poca o ninguna po­
sesión de tierras sobre las cuales pudiesen realizar actividades económicas y agrícolas.
Con el respaldo de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) a nivel nacional, con sede en
Camiri, se buscaron varias estrategias que les permitiesen el acceso a la tierra de mane­
ra suficiente, planteándose como prioritaria la presentación al INRA de una demanda
de Tierras Comunitarias de Origen, acción que por varios obstáculos burocráticos que­
daría demorada hasta mediados del año 2002.
Por esos motivos, a nivel de los dirigentes comunales y comunarios de base con
menor acceso a la tierra, como sucedió en la Comunidad La Grampa ubicada en el
área periférica de Yacuiba, se consensuó que la identificación de tierras fiscales aban­
donadas, las cuales podían ser reclamadas al INRA, constituiría una de las estrategias
a corto plazo que asegure el establecimiento de familias guaraníes dedicadas a labo­
res agrícolas.

89
De ese modo, en los meses subsiguientes se identificó una extensa zona poco po­
blada, ubicada en el pie de monte de la Serranía del Aguaragüe, en el lugar conocido
como Timboy Tiguazu^ distante 65 Kms. de la ciudad de Yacuiba.
Al poco tiempo, siete familias guaraníes ingresaron a la región con la decidida in­
tención de desmontar esa zona boscosa cerca de donde ya residía, desde hace varios
años, otra familia guaraní. A esa experiencia de asentamiento agrícola se sumaron 13
campesinos, migrantes procedentes de Chuquisaca y Potosí, quienes residían en áreas
peri urbanas de Yacuiba. En medio de grandes dificultades para llegar al lugar y la hosti­
lidad creciente de los vecinos, ese primer grupo estuvo amparado por la Capitanía Zonal
Guaraní de Yacuiba:
“Los que han entrado junto con nosotros son 13 familias, los collas. Desde el año 2000 se han orga­
nizado como sin tierra, se han apartado de nosotros, se han juntado y se han aumentado más y
más. Esta tierra era de los guaraníes, nadie las trabajaba ni las ocupaba, decían que era un terreno
baldío, pero siempre ha sido de los guaraníes..." (Cejas, Timboy Tiguazu, octubre 2001).

Al ingresar a la zona, los hombres se instalaron primero y trabajaron en forma con­


junta para desmontar las futuras áreas cultivables, ubicadas en su mayor parte en zonas
con pendientes desde suaves a medianas. Sus mujeres se incorporaron paulatinamente
seleccionándose los espacios donde asentarse. En esa primera etapa los asentados su­
frieron muchas necesidades; para sobrevivir diariamente se turnaban para salir a traba­
jar de peones en las propiedades vecinas o a buscar trabajos temporales en el área urbana
hasta que pudiesen reunir las vituallas necesarias para continuar agrandando sus cam­
pos. De acuerdo a sus declaraciones, durante mucho tiempo sólo se alimentaron de maíz:
“Hemos venido 40 familias, andando por donde los vecinos, comprábamos maíz y comíamos maíz,
lo que vivimos ha sido terrible, pero sabíamos que iba a ser un temporada...” (Julián, Timboy Tiguazu,
octubre 2001).

La región de Timboy Tiguazu es privilegiada por la naturaleza ya que se encuen­


tra al pie de la Serranía del Aguaragüe. Sus características agroecológicas son más

^ Timboy es una voz guaraní que se refiere a un árbol típico de la zona. Tiguazu es el adjetivo guaraní
correspondiente al término grande, de gran tamaño.

90
favorables que la semi-árida llanura chaqueña, tiene un clima más húmedo, existe ma­
dera en abundancia y la presencia de varias corrientes de agua cristalina permitió a sus
habitantes cultivar hortalizas, verduras, maíz, fríjol, soja y construir viviendas (precarias),
además de desarrollar la cría de ganado vacuno y porcino.
La convivencia entre los dos grupos con diferentes formas de organizarse y dis­
tinta extracción cultural fue muy difícil y al cabo de un tiempo se hizo imposible, razón
por la cual se separaron. Los líderes campesinos con una fuerte tradición sindical ten­
dían a asumir el liderazgo y la iniciativa, considerando a los guaraníes más débiles
organizativa y culturalmente.
Para los primeros meses del año 2000, el grupo campesino perdía la esperanza
de consolidación rápida de la TCO guaraní debido a la debilidad organizativa de la
APG Yacuiba y los largos procesos legales del INRA. El grupo comenzó a vincularse
de manera más estrecha con los nacientes núcleos sin tierra, encabezados por el en­
tonces Secretario General de la Confederación Provincial del Sindicato de Campesi­
nos Sin Tierra, Angel Durán, quien prometía una pronta conquista de tierras para el
sector campesino.
El reclamo de un vecino productor agropecuario y su familia, quienes con un
título de la Reforma Agraria que les otorgaba 1.500 Has. demandaban como suya gran
parte de la amplia zona de Timboy Tiguazu, incrementó de manera dramática la si­
tuación de conflicto con los dos grupos de asentados. Los guaraníes y el núcleo sin
tierra despertaron la preocupación en la comunidad campesina de Timboy Tiguazu,
situada más delante, al percibir el ingreso de gente extraña que ocupaba las supues­
tas tierras fiscales, lo que desató un sinfín de encuentros violentos entre el grupo de
asentados campesinos y la familia del proclamado propietario del lugar. Posteriormen­
te, los comunarios weenhayek de la zona advirtieron a su Organización de Capitanías
Weenhayek (Orcaweta) el peligro de una posible ocupación de la tierra también de­
mandada por ellos.

3.2.2. Consolidación del Núcleo Sin lie rra de lim boy Tiguazu
En ese escenario y con la necesidad de fortalecerse, el nuevo núcleo sin tierra, escindi­
do, invitó en abril del 2000 a nuevos miembros para ingresar a la zona. Fue así que en
mayo 40 familias de campesinos sin tierra ingresaron a Timboy Tiguazu organizando el
núcleo de asentamiento del MST en la zona.

91
El asentamiento en cuanto a su composición, contó con 67 familias de las cuales
el 80 por ciento eran campesinos chuquisaqueños, 15 por ciento chapacos, chaqueños
y 5 por ciento potosinos. Todos ellos vivían en el Chaco entre 3 y 15 años y estaban
habituados al trabajo de la tierra. A pesar de todas las ventajas que parecen haber obte­
nido al ingresar a Timboy Tiguazu, viven en constante conflicto con guaraníes, antiguos
comunarios y un terrateniente, pero a diferencia de Pananti, los demás habitantes de la
zona tienen temor a los miembros del MST.
Dentro del núcleo de campesinos sin tierra se observó una fuerte unidad de grupo
y un alto grado de comunicación entre todos sus miembros como estrategia de defensa
para repeler los intentos repetidos de desalojo a caigo de la familia agroproductora que se
proclamaba legítima dueña. De tal manera que ante cualquier presencia extraña todos los
miembros del núcleo se congregan inmediatamente. En el asentamiento, las casas se en­
cuentran relativamente dispersas porque se ha realizado una división interna de la tierra y
cada miembro ha tomado las que pueden cultivar, dos, cuatro ó 20 hectáreas:
“Cada familia ha decidido donde asentarse, donde vivir y donde trabajar, cuanto trabajar; tienen tra­
bajos individuales y colectivos, todo es de todos y para todos, a lo que alcance nuestras fuerzas.
Hay famñias que cultivan 1,3 y 4 hectáreas...” (Julián, Timboy Tiguazu, octubre 2001).

Tras dos años en el lugar, los trabajos de desmonte eran visibles. El año 2001, va­
rias familias pudieron cosechar verduras y hortalizas, las cuales transportaron a los mer­
cados para su venta, razón por la cual veían con optimismo el futuro de sus familias.
En el año 2002, pasaron a formar parte de la comunidad campesina de Timboy
Tiguazu y fueron reconocidos como miembros activos de la comunidad, pues varios di­
rigentes comunales de esa 0TB, se incorporaron simultáneamente al núcleo sin tierra
con la esperanza de ocupar algunas hectáreas para sus hijos más jóvenes.
Por otro lado, la inclusión de los sin tierra dentro de la comunidad campesina, ha
provocado que algunos comunarios antiguos, principalmente aquellos con propiedades
que colindan con el núcleo de asentamiento, hayan dejado de participar en las reuniones
de las comunidades. Los conflictos entre ellos incluyen las pugnas por el acceso al agua, el
límite de las propiedades y principalmente el ingreso del ganado mayor y menor en los
campos de cultivo ya que no están acostumbrados a estar encerrados. Cuando esto suce­
dió en los cultivos de los miembros del MST que no están bien protegidos, sus propieta­
rios denunciaron que fueron lastimados o en algunos casos han desaparecido:

92
“...los del MST han tenido conflictos, por boca de otras personas me he enterado hace un año. Me
han dicho que tienen sembrado y sé que el ganado ha aparecido hachao pero nadie sabe, aparecen
maltratados pero no sabemos...” (López, Timboy Tiguazu, 2001).

En Timboy Tiguazu fueron frecuentes las denuncias que se hicieron contra los di­
rigentes y miembros de este núcleo por sus actitudes amenazantes y algunas conductas
violentas. Fueron denunciados en varias ocasiones de amenazar constantemente a las
pocas familias guaraníes asentadas en la misma zona para que se alejen del área dispu­
tada por ambos grupos, al punto que de las siete familias guaraníes que ingresaron a
Timboy Tiguazu en 1999, sólo quedaron cuatro en el 2002. Las otras tres familias aban­
donaron la zona. Se nos informó inclusive de un caso referido a un campesino que ha­
bía abandonado el núcleo de los campesinos de Timboy Tiguazu, y se habría incorporado
en el grupo de los guaraníes. Ante su negativa de continuar con el núcleo sin tierra, los
demás miembros del núcleo lo agarraron y procedieron a azotarlo, prohibiéndole tran­
sitar por la región. Varias fotografías de su cuerpo azotado, fueron tomadas posterior­
mente para ser presentadas como prueba de los actos violentos del grupo que defendía
esas conductas violentas traídas desde zonas andinas.
La importancia del núcleo de Timboy Tiguazu es destacada dentro del MST regio­
nal. Salen de su comunidad recorriendo grandes distancias tanto a pie como en vehícu­
los, si es que los encuentran, para participar en marchas, bloqueos, huelgas de hambre
y principalmente para apoyar a los otros núcleos, como es el caso de Los Sotos, La Sala­
da y Pananti^
Al ser entrevistados los miembros de ese núcleo de sin tierra, todos coincidieron
en la necesidad de contar con títulos de propiedad de las tierras que ocupan, afirman­
do que no se cansarán de pelear por las mismas. Pero lo que se ha constituido en su
principal característica, es el nivel de organización que han alcanzado, diferenciándose
sustancialmente de los otros núcleos; a pesar de estar dispersos mantienen una gran
comunicación entre bases y sus dirigentes, ellos han creado redes de solidaridad tanto
dentro como hacia fuera del núcleo; su capacidad de lucha es respetada por todos, es
uno de los grupos más aguerridos del MST.
Asimismo, su férrea organización les permitió que ante la inaccesibilidad de in­
greso al asentamiento por los constantes conflictos con el Capitán guaraní de la zona.

Cinco campesinos muertos en la matanza de Pananti, pertenecían al núcleo de Timboy Tiguazu.

93
consiguieran el compromiso de la empresa VERITAS’ para la apertura de un camino hasta
el núcleo de Timboy Tiguazu, pero ante la imposibilidad de realizarlo, personeros de
esa empresa entregaron a los dirigentes de la comunidad de Timboy Tiguazu, el dinero
necesario para que se procediera a abrir el camino solicitado. El trabajo fue realizado
por todos los miembros del MST en Timboy Tiguazu, cancelando con el dinero los jor­
nales de los mismos. Actualmente el ingreso hasta el asentamiento de la zona se realiza
por otra vía de acceso como es el nuevo camino de casi 20 kilómetros desde la carrete­
ra Yacuiba - Vñla Montes.
Después de dos años viviendo en el lugar, antes improductivo, se constató que
habían trabajado las tierras: los desmontes eran mayores en grandes extensiones de tie­
rra calculadas en 300 hectáreas, las mismas que en gran parte estaban siendo prepara­
das para el cultivo debido a la buena cosecha del año anterior.
Todavía se mantienen conflictos con las cuatro familias guaraníes que quedaron en
la región. Debemos recordar que 13 familias de los hoy llamados sin tierra ingresaron a
Timboy Tiguazu acompañando a los guaraníes, pero pasado el tiempo se separaron por
considerar que los guaraníes no tenían iniciativa, mientras que los guarames que reclama­
ban 1.200 hectáreas de este terreno, llegaron a un acuerdo con Alberto Choque otro de
los grandes propietarios de la zona para intentar desalojar a los del MST de la zona:
“Han desviado a los núcleos sin tierra, diciendo que el pueblo guaraní no tiene valor, de esa manera
se han organizado como núcleo sin tierra; después se han renegado con nosotros porque hemos
hecho un convenio con don Choque, hemos firmado un acta para que no se pueda avanzar ningún
trabajo hasta que venga el INRA” (Ceferino Cejas, Capitán guaraní, Timboy Tiguazu, octubre 2001).

Alberto Choque propietario de 1.500 hectáreas y miembro de APOGEA pretende


ampliar su propiedad con las 2.500 hectáreas disputadas tanto por guaraníes que solici­
tan la dotación de 1.200 hectáreas y el resto ocupado por el MST ya que ante el ingreso
del movimiento, las posibilidades de apropiarse de las mismas, desaparecieron. Acusa
al MST de estar desmontando grandes extensiones de tierras para comerciar con la ma­
dera sin contar con un plan de manejo, situación que a largo plazo provocaría un gran
daño a la región.

VERITAS es una empresa petrolera que ingresó a la zona para realizar un trabajo de exploración, bus­
cando nuevos yacimientos de petróleo.

94
El núcleo de Timboy Tiguazu tiene como dirigente al señor Damián Anagua, ele­
gido en reemplazo de Lidio Julián®, quién pasó a ser Vicepresidente de la Dirección Re­
gional del MST.
Al interior de este núcleo existen graves conflictos, la matanza de Pananti en la que
cayeron cinco de los dirigentes de Timboy Tiguazu ha provocado que los miembros de
ese núcleo, entre los que se encuentran los familiares de los caídos, soliciten tanto a los
dirigentes como a las autoridades regionales y departamentales se establezcan las respon­
sabilidades sobre las muertes ocurridas en Pananti el 9 de noviembre del 2001.
Ante la matanza de Pananti, las mujeres de este núcleo han decidido continuar
en la lucha participando activamente en la toma de decisiones tanto de la dirigencia re­
gional como nacional. Su participación en el 2° Encuentro Nacional del MST fue masiva
y determinante en las resoluciones que se tomaron en el mismo.
La organización al interior del núcleo, su capacidad de lucha y la zona donde está
ubicado, permiten pensar que la sobrevivencia del MST no está en peligro, al contrario
de lo que ocurre en Pananti.
Tabla 15
Descripción general Núcleo de Asentamiento
Timboy Tiguazu
Q u ié n e s la ocu­ M ig r a n te s d e C h u q u i s a c a , T a r ija . - 13 f a m ilia s c a m p e s in a s que
pan P o to s f in g r e s a n ju n to con fa m ilia s
g u a r a n íe s .
- C a m p e s in o s a s e n t a d o s h a c e 10
años.

N ú m e r o d e f a m i­ 6 7 f a m ilia s - 1 5 f a m i li a s d e c o m u n a r io s a n t i ­
lia s a s e n t a d a s guos.
- 3 3 p e r t e n e c e n a l M S T.
- 1 9 lle g a d o s ú ltim a m e n t e .

N ú m e r o d e m ie m ­ 2 2 0 p e rs o n a s - F a m ilia s c o m p u e s t a s p o r e l p a d r e ,
b ro s la m a d r e e h ijo s ( r a r a v e z s e c u e n ­
t a n e n t r e e llo s a lo s a b u e lo s ) .

(Continúa en la siguiente página)

Dirigente del MST detenido por la Policía para fines de investigación, luego de la matanza de Pananti, por
más de 5 meses; puesto en libertad luego de la anulación del proceso judicial abierto por este caso.

95
Tabla 15 (Continuación)
Descripción generai Núcieo de Asentamiento
Timboy Tiguazu
H e c tá re a s ocu­ 3 0 0 has. - H e c t á r e a s q u e h a n s id o d e s m o n ­

p a d a s p o r el M ST t a d a s p a r a p r o d u c c ió n d e m a d e r a ,

le ñ a y h a b i l i t a r t e r r e n o s p a r a la
s ie m b r a .

C o m u n id a d e s - El P a lm a r - N ú c le o m á s c e r c a n o a la c iu d a d d e

c o lin d a n t e s - TCO W eenhayek V illa M o n t e s .

- C O M . G u a r a n ! 4 f ila s .

- P r o p ie d a d T a ty - L o s N a r a n jo s d e

A lb e r t o C h o q u e ( A d q u ir id a a n t e s
d e la R e f o r m a A g r a r ia )

T a m a f lo d e la p r o ­ 4 .5 0 0 h a s. - 1 2 0 0 h e c t á r e a s d e m a n d a d a s p o r la

p ie d a d o c u p a d a c o m u n id a d G u a r a n í d e T im b o y

T ig u a z u .
- 2100 d is p u ta d a s por A lb e r to

C h o q u e y el M ST.

- 1 2 0 0 h e c tá re a s d e m a n d a d a s p o r

la c o m u n id a d w eenhayek de
T im b o y T ig u a z u .

D is t a n c ia 8 0 km . - 2 0 k m . d e s d e la c a r r e te r a .

( D e s d e Y a c u ib a ) - E x is te n d o s c a m in o s d e in g r e s o ,

u n o d e e llo s c o n s t r u id o a m a n o p o r
e l M .S .T .

O tr o s c o n f lic t o s - C o m u n id a d G u a r a n í - C o n s t a n t e s r o c e s e n t r e m ie m b r o s

- A lb e r t o C h o q u e d e l M S T e in d í g e n a s g u a ra n íe s .®

Fuente: Elaboración propia.

Si bien se hace mención a familias guaraníes, no se debe olvidar que en la zona también están asenta­
dos pobladores de origen Wennhayek quienes por su superioridad numérica no han sido afectados
por el asentamientos del MST.

96
Gráfico 2
Composición según departamento de procedencia
TIMBOYTiGUAZU

4. Análisis de su s demandas y expectativas de base


Las demandas del Movimiento Sin tierra del Gran Chaco se pueden resumir en dos: la
dotación de tierras para poder trabajar y la titulación de las mismas para contar con se­
guridad jurídica, situación que les permitiría trabajar y mejorar sus condiciones de vida
organizándose en cooperativas agrarias.
Esta posición es clara y róndente de que el campesinado es un sector excluido
en la toma de decisiones de las políticas agrarias y de que el Chaco tarijeño es una re­
gión donde se evidencia la existencia de grandes extensiones de tierras abandonadas y
semi-abandonadas que no cumplen ninguna función económica social. Los dirigentes
campesinos chaqueños, hijos de migrantes andinos, que liderizan el MST del Gran Cha­
co son conocedores de la región y de los problemas que atraviesan los campesinos en
esta parte del país.
Durante años lucharon para conseguir la atención del gobierno sobre el princi­
pal problema que atraviesa el Chaco: la sequía que consume ganado, cultivos, empo­
breciendo año a año a los campesinos, quienes vinieron buscando mejores días para
ellos y sus familias.

97
Migraron al Chaco para trabajar como peones, aglutinándose en comunidades cam­
pesinas como Tierras Nuevas, El Barrial y Los Sotos. Los más afortunados lograron
obtener de la comunidad una o dos hectáreas para cultivar, pero la mayoría sólo lo­
gró alquilar tierras por las que pagaban rentas hasta de |u s 40 por hectárea.
Mientras los campesinos se disputaban una o dos hectáreas, existían en el Chaco gran­
des extensiones sin trabajar que eran a veces alquiladas por “supuestos propietarios”
a los campesinos.
En ese estado de cosas, la labor de Ángel Durán fue importante, quien como eje­
cutivo de la Federación de Campesinos del Gran Chaco y conocedor de la región, inició
un trabajo de concientización entre las bases campesinas.
El resultado fue la toma de Pananti realizada por un grupo de campesinos que
carecían de tierras y no tenían capacidad económica para poder comprarlas. Al tomar
esas tierras abandonadas, solicitaban que les fueran entregadas en dotación.
A partir de ese momento se hizo visible el conflicto por la tenencia de la tierra
entre propietarios y campesinos carentes de la misma. La demanda siempre ha sido la
misma, pero el proceso ha tenido varias etapas.
En junio del 2000, el Prefecto del departamento de Tarija les garantizó la seguri­
dad dentro de las tierras tomadas y se las “inmovilizó”, lo que evitó que los propietarios
las vendieran a otras personas.
En julio del 2000 el decreto supremo No. 25848 les concedió el instrumento téc­
nico necesario para llegar a la dotación, porque estableció que la Primera Sección de
Gran Chaco estaba comprendida en el área de saneamiento de oficio.
Pero el conflicto ha continuado y la demanda de tierras en el Chaco es aún la­
tente, los campesinos organizados en los núcleos han solicitado la dotación de tie­
rras comunales que les permitiría contar con una personería jurídica. Asimismo sería
más fácil conseguir créditos y poder organizar cooperativas agrícolas para llevar sus
productos al mercado en un nivel de competitividad con las empresas agrícolas exis­
tentes. Convertirse en ganaderos es también una posibilidad sujeta a la cantidad de
tierras que les sean otorgadas.
Sin embargo, la demanda por tierra engloba otros aspectos como la necesidad de
contar con accesos cercanos a los centros de salud y educación.
Luego de trabajar con los núcleos de Pananti y Timboy Tiguazu y participar en el
1° y 2° Encuentro Nacional del MST, podemos afirmar que todos los miembros de base

98
comparten la misma expectativa de que se les otorgue el derecho a obtener la tierra
que han trabajado por dos años, por la cual han luchado e incluso han muerto.
En cuanto a la dirigencia del MST, si bien comparte las expectativas de los miem­
bros de base, su horizonte es más amplio. La dotación de tierras en el Chaco es una
primera etapa en esta lucha ya que la misma continuará buscando la redistribución
de la tierra a escala nacional. Eso significa que, a pesar de que se otorguen tierras a
los miembros del MST del Gran Chaco, ellos continuarán la lucha por los campesinos
sin tierra del país.

Conclusiones
La tenencia de tierra y la desigual distribución que se realizó durante la Reforma Agraria
no es un problema nuevo en el contexto nacional, siempre ha existido durante años;
sectores campesinos han pedido reiteradas veces al gobierno que se realice una
redistribución de la tierra.
Fueron años de reclamos sin respuestas, mientras que el número de campesinos
que carecían de tierras suficiente fue en aumento. El surgimiento del MST sólo era cues­
tión de tiempo.
Si bien el Movimiento Sin Tierra es un organización campesina nueva, tiene una
demanda vieja, la tenencia de la tierra, y ha surgido ante la necesidad de sobrevivencia
de miles de campesinos expulsados de sus lugares de origen que migraron al Chaco
buscando mejores días para sus familias.
Ese movimiento compuesto en su mayoría por campesinos jóvenes con una vi­
sión muy diferente a la de sus padres y abuelos, conscientes de sus derechos y obliga­
ciones como ciudadanos bolivianos, arriesgaron sus vidas ingresando a fundos
abandonados, buscando tierras para poder trabajarlas.
En principio el MST se organizó sin objetivos claramente definidos, sus estrate­
gias de lucha respondieron más a la intuición de sus dirigentes que a un modelo a se­
guir. Pero la situación ha cambiado, se ha convertido en un movimiento estructurado
donde todos sus miembros entre bases y dirigentes han establecido un objetivo común,
la tenencia de la tierra.
Su organización al interior de los núcleos es férrea, han aprendido a defenderse y
cuidarse entre ellos, sus dirigentes han sido elegidos democráticamente por el trabajo
que realizan dentro del núcleo en favor de todos los integrantes del mismo.

99
Después de casi dos años de lucha constante, este movimiento ha crecido hacia
la dirección correcta, ha logrado unir a sus bases en torno a su dirigencia regional.
La matanza en Pananti, lejos de desarticular los núcleos de Pananti y Timboy
Tiguazu, los ha fortalecido y el movimiento hasta hace poco aparentemente disgregado
ha logrado crear entre sus miembros una gran conciencia de lucha.

100
C A P ÍT U L O D O S

Otros actores en conflicto

La lucha por la tierra en el Gran Chaco tarijeño devela un conflicto que involucra a di­
versos actores con diferentes intereses enfrentados por la tenencia de la tierra. El papel
que juega cada uno de esos actores regionales es vital en el proceso de formación
del MST, así como la intervención de instituciones que permitieron que algunos he­
chos sucedieran.

1. El sector ganadero
La toma de tierras por parte del MST ha afectado a un sector muy importante de la zona
del Chaco: el ganadero, actor transcendental dentro del conflicto suscitado por la te­
nencia de la tierra en la región. No se debe olvidar que durante mucho tiempo la gana­
dería ha sido la actividad económica más importante de la región, existiendo grandes y
pequeños ganaderos. Los primeros se encuentran aglutinados en la Asociación de Ga­
naderos del Gran Chaco (ASOGACHACO) cuya producción de carne, leche, queso está
destinada a los mercados de Yacuiba, Tarija y ciudades intermedias. Los pequeños gana­
deros, en su mayoría pequeños propietarios y campesinos cuya producción de carne,
leche y queso está destinada a su subsistencia, se encuentran afiliados a la Federación
de Campesinos del Gran Chaco aunque también se ha organizado recientemente la Aso­
ciación de Productores de Grano del Gran Chaco (APOGEA), integrada por pequeños
ganaderos y productores de grano.
Durante años estos sectores crearon relaciones muy fuertes con las instituciones
de Yacuiba hasta constituirse en un sector muy importante dentro de la sociedad
chaqueña. El poder y la influencia que tienen los ganaderos en la zona, les ha permitido

101
manipular información y contar con el apoyo absoluto de autoridades civiles, militares
y judiciales de Yacuiba en particular y de la provincia Gran Chaco en general.
Tanto para ASOGACHACO como para APOGRA, la presencia del MST en el Chaco
es vista como una amenaza contra su derecho propietario y consideran que las autori­
dades departamentales y nacionales no le han dado la importancia necesaria al no
desalojar a campesinos sin tierra de las propiedades tomadas.

1.1. ASOGACHACO
Es la Asociación de Ganaderos del Gran Chaco que tiene 180 miembros. Su Presiden­
te es Bernardo León, el Vicepresidente es Evaristo Urzagaste, el Secretario de Rela­
ciones es Antonio Urzagaste, el Secretario de Hacienda es Mario Cavero y el Vocal es
Oscar Palacios.
De acuerdo a la información recogida, ASOGACHACO es una organización que
aglutina a todos los grandes ganaderos cuyas propiedades se encuentran ubicadas en el
área rural de Yacuiba con una extensión mínima de 500 hectáreas.
Esta organización ha demandado durante años la intervención de autoridades de­
partamentales y nacionales para solucionar los problemas que atraviesa cada año la re­
gión y por ende el sector ganadero, como la sequía que les causa graves perjuicios
económicos por la falta de alimento para su ganado. No debemos olvidar que en esta
zona se practica una ganadería de tipo extensiva y la falta de agua obliga al ganado a
caminar mucho para poder tomar agua y alimentarse. Por ese motivo en el Chaco las
propiedades no estaban alambradas.
A partir del 20 de abril del 2000, fecha en que se produjo la primera toma de tie­
rras por parte de miembros del MST, de la que se enteraron por la prensa, el sector
ganadero encomendó a su presidente Bernardo León la tarea de hacer las representa­
ciones de repudio a ese hecho ante autoridades departamentales y nacionales. Al efec­
to dicho señor se trasladó a las ciudades de Tarija y La Paz, a fin de formular denuncias
escritas ante los organismos correspondientes sobre el avasallamiento de tierras que se
estaba dando en la zona del Gran Chaco, solicitando el apoyo necesario para proceder
al desalojo de los miembros del MST de las tierras tomadas:
“...de lo que sí estoy seguro es de que en agosto del 2001, nosotros estuvimos ya en la ciudad de La
Paz haciendo la representación como institución para tratar de poner coto a esta situación que se

102
veía venir, y tengo documentación que hice llegar a la Defensora del Pueblo, a Waldo Albarracín,
Comandante General de la Policía, Ministerio del Interior, Cámara de Senadores, Cámaras de Dipu­
tados. Estuvimos ya denunciando esta situación...” (León, Yacuiba, octubre 2001).

Bernardo León ha reconocido la existencia de propiedades que no cumplen la


función económica social y que se encuentran abandonadas, según relatan muchos pro­
pietarios que viven en la zona y que tienen fundos con extensiones de hasta 2.500 Has.
dotadas de manera general en el Chaco durante la distribución de tierra en el proceso
de la Reforma Agraria:
“Cuando empieza la Reforma Agraria se han hecho solicitudes de dotación, pero antes ya la gente
vivía donde podía sin documentos. Cuando la Reforma Agraria, se ha hecho la distribución de acuerdo
a las necesidades. Se ha hecho dotaciones generalmente desde 2.500 Has. pero hay algunos que
han podido obtener más tierra...” ( León, Yacuiba, octubre 2001).

De las tres propiedades avasalladas que afectan a ganaderos, sólo la propiedad


Pananti se encontraba semiabandonada, pero se tenía conocimiento que los comunarios
de Villa El Carmen, Barrial y Busuy trabajaban parte de las mismas. Los ganaderos apo­
yan a los comunarios por considerar que las acciones del MST han afectado a esos pe­
queños propietarios. No niegan la necesidad de una redistribución de la tierra, pero
consideran que se deben seguir todos los pasos legales para proceder a solicitar la do­
tación de tierras.
Hay que señalar que muchos de esos grandes ganaderos no viven en el campo,
sino en Yacuiba donde tienen mucha influencia, razón por la cual han logrado que tan­
to autoridades como población en general hagan suyos sus reclamos en cuanto al pro­
blema de la tierra.
Asimismo este sector ha denunciado los grandes desmontes que se están reali­
zando en los núcleos de asentamiento del MST, sin un adecuado plan de manejo; es
decir que están desmontando en regiones donde el suelo no es apto para la agricultura
y está utilizando la madera para comercializarla en algunos casos o para usos diversos
como la fabricación del carbón.
Otro de los problemas que plantea la presencia del MST en el Chaco, para los ga­
naderos, es la inseguridad jurídica que ha provocado el cuestionar el derecho propieta­
rio de este sector sobre sus tierras evitando que muchos de ellos puedan refinanciar
sus deudas con los bancos, quienes consideran que en estos momentos sus tierras no

103
son suficiente garantía. Este aspecto es muy grave considerando que todos los propie­
tarios de tierras del Chaco están endeudados.
Se dice que muchos de esos propietarios no cuentan con títulos de propiedad de
sus tierras, y que, si las tienen, sólo son de una parte de todo lo que ocupan. Por ese
motivo, el saneamiento que está realizando el INRA en la región ha provocado descon­
fianza y temor entre sus miembros.
A fin de confirmar esas afirmaciones, el Director Departamental del INRA de Tari-
ja señaló (en una nota periodística) que en la Primera Sección del Gran Chaco existen
450 propietarios; la información fue solicitada al INRA nacional, pero esa dependencia
respondió que no contaba con ningún registro que estableciera el número de propie­
dades que existen en la región.
De los datos recogidos, hemos podido establecer que sólo tres ganaderos fueron
afectados por la toma de tierras:

a) La “supuesta" propiedad de Rodolfo Benitez donde se encuentra ubicado el nú­


cleo de asentamiento de Salada Chica; existe un título de propiedad calificado de
falso por la autoridad judicial. El trámite se encuentra en el Tribunal Agrario con
sede en Sucre.
b) La propiedad de Pananti, de Walter Lea Plaza, fundo abandonado hace más de ocho
años, no cumplía ninguna función económica social. Fue dotada durante la presi­
dencia de Hugo Banzer Suárez en 1974.
c) La propiedad Los Sotos de Jorge Palacios que se encontraba semi-abandonada; el
núcleo de asentamiento sólo utiliza una parte de las tierras.

1.2. APOGRA
Es la Asociación de Productores de Grano del Gran Chaco organizada para trabajar y
producir para la Fábrica de Aceite de Villa Montes. Durante mucho tiempo le propor­
cionaron materia prima.
De acuerdo a lo informado por Enrique Zelaya, presidente de esta Asociación, la
misma cuenta con 80 miembros que para el negocio con la Fábrica de Aceite de Villa
Montes, hipotecaron sus propiedades como garantía para obtener créditos y poder com­
prar maquinaria para mejorar su producción.

104
Todas las propiedades y cuyos propietarios forman parte de APOGEA están ubica­
dos en el Chaco seco, razón por la cual han tenido que hacer grandes inversiones para
poder producir oleaginosas; con el cierre de la fábrica todos ellos han quedado endeu­
dados y a la fecha están organizados para buscar mercados para sus productos.
La presencia del MST en la región y el avasallamiento de algunas propiedades
de miembros de APOGEA ha provocado desconfianza también en el sector financiero
que al parecer ha cerrado sus puertas para los productores de grano ante la posibili­
dad de que sus tierras de estos sean revertidas al Estado por no cumplir con la fun­
ción económica social, quitándoles la posibilidad de invertir en otros cultivos, para
mejorar su economía.
Para el representante de APOGEA, el MST está compuesto por “delincuentes”,
movidos por intereses políticos y económicos que están produciendo un grave daño
a la economía de la región. Dice que la mayoría de sus miembros son comerciantes
debido a la recesión económica que existe en Bolivia, particularmente en Yacuiba, quie­
nes han volcado sus ojos hacia el campo para avasallar propiedades “supuestamente"
abandonadas.
La posibilidad de que se realice alguna reversión de tierras no es factible, y en
caso de que sucediera y se dotara a algún miembro del MST sería rechazada de plano
por el presidente de APOGEA, ya que considera que la convivencia con cualquier cam­
pesino sin tierra sería muy conflictiva porque ellos no han sabido crear relaciones nece­
sarias para poder sobrevivir en el campo. Ante una posible dotación la intención que
manifiesta Enrique Zelaya es de excluirlos de cualquier proyecto a realizarse en la zona.
Zelaya se expresa con un regionalismo exacerbado, elemento que acrecienta las
diferencias con el MST. El núcleo Nuevo Amanecer del MST se encuentra ubicado en la
propiedad de este señor, habiéndose verificado muchos desmontes, una fábrica de car­
bón y la evidencia de que se trataría de un asentamiento compuesto en su totalidad por
comerciantes. Un indicador de esta situación es que los vivientes del núcleo han solici­
tado licencia para poder dedicarse a sus actividades por 15 días.
Asimismo, Zelaya afirma que todas las propiedades tomadas por el MST son de
miembros de APOGEA, declaración que contradice la proporcionada por ASOGACHACO.
“Todos los socios de APOGRA, sin excepción, están afectados por la toma de tierras realizadas por
el MST, porque APOGRA se ha constituido en el baluarte de la demanda no porque yo sea uno de los

105
afectados, yo soy uno de los afectados, sino en condición de una persona que tiene una propiedad
y que trabaja la propiedad...” ( Zelaya, Yacuiba, octubre 2001).

De los datos obtenidos podemos establecer que los siguientes propietarios afilia­
dos a APOGRA se encuentran afectados por la toma de tierras:

a) Las propiedades “Taty “ y “Los Naranjos" de Alberto Choque y su familia, colin­


dantes del núcleo de asentamiento del MST ubicado en la zona de Timboy Tiguazu;
cuenta con título de propiedad de 1.500 hectáreas, pero ocupaba 4.000 hectáreas.
En su propiedad no se evidencia grandes cultivos de granos, pero pudimos cons­
tatar la existencia de gran cantidad de maquinaria agrícola en la casa ubicada en
Campo Pajoso.
“...Solamente tengo 1.500 hectáreas, cultivadas 100 has. entre maíz, soya, tengo riegos, verduras,
tomates, cebollas y tengo aproximadamente 250 cabezas de ganado...” (Choque, Campo Pajoso, oc­
tubre 2001).

b) La propiedad “La Posada del Loro" de Enrique Zelaya, donde se encuentra ubica­
do el núcleo de asentamiento de Nuevo Amanecer; de los datos recogidos, cuen­
ta con título de propiedad de 1.500 hectáreas. Se pudo evidenciar el trabajo que
se está realizando, existe maquinaria agrícola en el lugar. En cuanto a los miem­
bros del MST han desmontado gran cantidad de hectáreas para la fabricación de
carbón, pero no han realizado ningún cultivo por la escasez de agua.

Esas son las dos únicas propiedades afectadas por la toma de tierras, cuyos pro­
pietarios forman parte de APOGRA y se dedican al cultivo de granos.

2. Pequeños propietarios
Dentro del conflicto, existe un sector muy importante: el de los pequeños propietarios
insertados en la comunidades campesinas tales como Yaguacua, Sachapera, Busuy, Villa
El Carmen, El Barrial y otras.
Debemos resaltar el hecho de que la comunidad campesina es la forma básica
en la que se organizan a nivel económico, social, político y cultural, los pueblos origi­
narios andino-amazónicos dentro de un determinado territorio. A decir de la EAO “Las

106
comunidades campesinas en Bolivia son el modelo de organización que mejor se iden­
tifica con la realidad cultural (aymará, quechua, guaraní) del país...” (www.fao.org.2).
En el Chaco, este sector está compuesto en su mayoría por campesinos migrantes
de otras regiones que se organizaron en la década de los 70, por eso el tiempo de resi­
dencia de sus miembros va desde los tres a los 30 años en la zona.
Dentro de esas comunidades campesinas organizadas existe cierta clasifica­
ción y requisitos para formar parte de ellas. Todas están abiertas a nuevos miem­
bros que deseen integrarlas; los primeros años se concede un pedazo de terreno
para que puedan hacer sus viviendas. Si desean cultivar deben alquilar o trabajar
como peones en las tierras de los comunarios más antiguos quienes tienen un pro­
medio de hasta 20 has. Si el nuevo comunario logra un buen relacionamiento con
los demás, con el tiempo se le da una o dos hectáreas de los terrenos dotados du­
rante el proceso de Reforma Agraria.
Algunas comunidades han adquirido sus terrenos a través de compra de los pro­
pietarios originarios. En Yaguacua por ejemplo los comunarios compraron a plazos las
tierras donde hoy está ubicada la comunidad, la misma que actualmente cuenta con los
servicios básicos de luz y agua cuyo costo es cubierto por todos los comunarios.
En este grupo de comunidades campesinas están incluidas Busuy, Villa El Carmen
y el Barrial que colindan con la propiedad de Pananti. Los comunarios trabajan 200 hec­
táreas de esas tierras con permiso del propietario por lo que decidieron comprar 200
hectáreas adicionales que estarían destinadas a los nuevos comunarios recién llegados
al Chaco.
“Más de un año que hemos empezado a comprar con la comunidad Busuy... nos ponían plazos
para vendernos y así avanzó el tiempo. Ocupábamos 200 has. que nos donó el dueño y hemos he­
cho la picada a unas 400 has. La gente que vino hace 15 años, les dimos una hectárea pero ahora
no se puede...” (Rocha, Villa El Carmen, octubre 2001).

Esas comunidades habrían informado a los comunarios de Tierras Nuevas sobre


el abandono del fundo Pananti y la posibilidad de ingresar al mismo pacíficamente.
Pero la toma de Pananti el 20 de abril, por parte de un grupo de campesinos
comunarios nuevos de Tierras Nuevas, sorprendió a todos. Consultados sobre ese he­
cho, la mayoría expresó rechazo ante el avasallamiento. Reconocieron la existencia de
grandes propiedades abandonadas, pero no concuerdan con una toma de propiedades

107
sin tener derechos. Muchos de ellos viven más de 20 años como peones y tienen la
esperanza de poder adquirir un terreno por su propio esfuerzo, motivo por el cual no
justifican la actitud de los miembros del MSI Sin embargo, se contempla la posibilidad
de que el rechazo a la acción del MSI se deba a que se les habrían adelantado en la
toma de esa propiedad.
Por otro lado, señalaron que el asentamiento de Pananti estuvo dirigido por
comunarios antiguos de Tierras Nuevas que gozan de una buena situación económi­
ca y que estarían pagando a algunos de los miembros del asentamiento para que se
queden en el lugar.
Reconocen, sin embargo, que en la región existe mucha necesidad de tierras ya
que la mayoría, en el mejor de los casos, es propietaria de una ó dos hectáreas, canti­
dad de tierras suficiente para sobrevivir, pero no para tener una ganancia que les per­
mita adquirir más tierra. El problema de la sequía es otro factor que afecta mucho al
sector de pequeños propietarios dedicado principalmente a la agricultura. Por esas pre­
carias condiciones de vida algunos llegaron a inscribirse al MSI, pero dejaron la organi­
zación por no poder aportar económicamente al movimiento.
Este sector, a pesar de estar conformado en gran parte por campesinos migrantes,
se constituyó en el principal escollo del MSI. Al no tener apoyo a sus demandas convir­
tieron el rechazo al MSI, en un dispositivo de alianza con los grandes propietarios afec­
tados por la toma de tierras en el fundo de Panantif
Quizá el principal error de Angel Durán y del MSI en general es no haber aglu­
tinado a todas las comunidades campesinas de Yacuiba en torno al movimiento. Cuan­
do este dirigente organizó el MSI y dirigió la primer toma de tierras, no informó a
ninguna de las comunidades campesinas que conformaban la Federación de Campe­
sinos del Gran Chaco.
La aparente falta de interés de la dirigencia por aglutinar al sector de pequeños
productores y la supuesta belicosidad de los miembros de los asentamientos, evitó que
ese importante sector del área rural de Yacuiba, les brindaran su apoyo.

En el caso de las comunidades campesinas de Villa El Carmen, Busuy y El Barrial, se convirtieron en el


brazo que desalojó a los miembros del MST asentados en Pananti el 24 de octubre de 2001. Por ello,
algunos de sus dirigentes están acusados de haber participado en la matanza de siete campesinos, el 9
de noviembre del 2001, en Pananti.

108
3. Instituciones
Desde que se inició el conflicto por la tierra en Yacuiba, las instituciones locales se
dividieron. Algunas rechazaron la toma de tierras por parte del MST y otras trataron
de justificarlas.

3.1 Instituciones dei Estado


En Yacuiba, las instituciones gubernamentales que trabajan en la zona son; Subprefectura,
Unidad de Bosques de la Superintendencia Forestal, Dirección Regional del INRA, De­
fensor del Pueblo y Policía.

Suijprefectura
Durante el conflicto, el Ing. Luis Molina ocupó el cargo de Subprefecto en Yacuiba,
capital de la provincia Gran Chaco. Su trabajo ha sido criticado por ambos sectores:
los ganaderos consideran que le faltó autoridad para proceder al desalojo de los cam­
pesinos del MST de los núcleos de asentamiento. Los miembros del MST consideran
que se encontraba parcializado en favor del sector ganadero. Debemos destacar que
el Subprefecto se encontraba sujeto a disposiciones ministeriales, como es el caso de
la Resolución Ministerial No 063-00 que instruía evitar el desalojo del MST de las tie­
rras tomadas.
Asimismo, la Subprefectura trató de evitar los conflictos, pero cedió ante la pre­
sión ejercida por los propietarios de tierras, porque empezó negando el agua a la co­
munidad de la Salada Chica y permitió que algunos comunarios armados encabezados
por Teófilo Urzagaste se asentaran cerca de la comunidad de Pananti.
También se pudo establecer que tanto el Prefecto como el Subprefecto fueron in­
formados que este grupo de comunarios estaban armados y amenazaban constantemente
a los miembros del núcleo de Pananti tornando muy conflictiva la convivencia entre am­
bos sectores. Una vez desatada la matanza en Pananti, la autoridad estatal trató de des­
lindar responsabilidades, acusando a la Policía y el Ejército.
El principal error que cometió la autoridad fue no haberse percatado que el en­
frentamiento constante que existía entre el MST y los ganaderos, productores de gra­
no y pequeños propietarios, había provocado que la situación se tornara en extremo
peligrosa, desembocando en los hechos ocurridos el 9 de noviembre del 2001, en
Pananti.

109
Superintendencia Forestai
La Unidad de Bosques de la Superintendencia Forestal en Yacuiba mostró desde un ini­
cio un rechazo total al MST, no por la tenencia de la tierra, sino por los desmontes que
realizaban sus miembros sin ningún plan de manejo de los bosques.
El responsable de esa Unidad mostró documentación que acreditaba la serie de
representaciones hecha por su persona ante las autoridades departamentales para que
dieran una solución al problema.
Tanto la dirigencia como los miembros de base del MST han acusado al
responsable de la Superintendencia Forestal de haberse parcializado en favor de
los ganaderos.
Por otro lado, lo ganaderos, los productores de grano y los pequeños propieta­
rios coinciden en señalar que esa Unidad no pudo realizar su trabajo porque no conta­
ba con el personal necesario y que fue un error del responsable no solicitar apoyo de
las instituciones como la Policía y el Ejército para desarrollar su trabajo.

Instituto Nacional de Reforma Agraria


La toma de las propiedades por parte del MST, hizo necesario iniciar el trabajo de sa­
neamiento en la región, que de acuerdo al Art. 65 de la Ley INRA podría durar hasta 10
años, pero ante la presión ejercida por los campesinos sin tierra el 18 de julio del 2000,
el gobierno presidido entonces por Hugo Banzer Suárez emitió el decreto 25848 me­
diante el cual se ordenaba realizar el saneamiento de oficio en la región, el que debiera
hacerse en el plazo de un año.
A partir de ese decreto la Dirección Departamental del INRA programó e inició
un trabajo de saneamiento sin contar con las partidas presupuestarias necesarias.
Para que el mismo sea más efectivo, los funcionarios del INRA dividieron la
Provincia Gran Chaco en ocho polígonos. El primer polígono está comprendido en
la Primera Sección donde están ubicadas todas las propiedades que han sido toma­
das por el MST.
Desde un inicio autoridades departamentales y regionales de esa institución, con­
sideraron las tomas de tierras como hechos realizados en contravención con la Ley del
Instituto Nacional de Reforma Agraria, que establece que toda ocupación de tierras que
se haga en fecha posterior al 18 de octubre de 1996, es ilegal y por tanto, susceptible a
su desalojo por la fuerza pública.

110
Esa postura provocó susceptibilidad en el MST. En esas circunstancias realizaron
manifestaciones y marchas solicitando el cambio del director departamental y de los
técnicos que se habían trasladado a la zona.
A fin de evitar mayores confiictos y con el fin de agilizar el trabajo, se creó la oficina
Regional del INRA con base en la ciudad de Yacuiba, pero el trabajo fue intermitente: la
falta de recursos económicos fueron el principal obstáculo de esa oficina regional. La des­
confianza e inseguridad tanto de ganaderos como campesinos sin tierra crecía día a día.
A principios del 2001, el MST tomó las oficinas del INRA con el personal que se
encontraba adentro, solicitando nuevamente la destitución del Director Departamental
del INRA. Luego de una serie de negociaciones, las oficinas fueron desocupadas y el
INRA replegó a su gente a Tarija, suspendiendo el trabajo por falta de garantías.
En marzo del 2001, el trabajo en todas las propiedades se reinició lentamente
con las pericias de campo. Los resultados parciales no oficiales,” filtrados “ de la ofi­
cina del INRA, fueron tergiversados por ambos sectores provocando que la tensión
social siga en aumento.
Debemos destacar que el saneamiento no se realizó sólo en las propiedades afec­
tadas con las tomas de tierras, sino en toda la región. Para muchos de los propietarios
este trabajo les permitió tramitar sus títulos de propiedad de los terrenos que por años
han ocupado y trabajado.
Mientras los conflictos entre el INRA y el MST perjudicaron el normal desenvolvi­
miento del trabajo, los propietarios grandes y pequeños prestaron colaboración a los
técnicos para que concluyeran el trabajo de saneamiento.
En octubre del 2001, cuando visitamos la zona, el INRA había previsto concluir las
pericias de campo del primer polígono en diciembre, pero la última información pro­
porcionada por el Director Departamental del INRA establecía que la conclusión del sa­
neamiento del primer polígono seria el 20 de enero del 2002.
Hasta la fecha no se ha concluido el saneamiento, a pesar de todos los anuncias
realizados por el Director Departamental del INRA, lo evidente es que no existe la vo­
luntad política para concluir con este procedimiento.

Defensor del Pueblo


La Mesa Defensorial del Pueblo en la ciudad de Yacuiba funciona desde octubre del
2000. Está a cargo del Dr. Ramiro Vallejos, quien conoció la existencia del MST en

111
mayo del 2000, cuando trabajaba como militante en la Asamblea Permanente de De­
rechos Humanos.
Actualmente el trabajo que reali2a el Dr. Vallejos debe ser considerado como el
más importante por las autoridades gubernamentales en la región. Su mediación en casi
todos los conflictos que se desarrollaron en los diferentes núcleos de asentamiento, evitó
que se produjeran mayores enfrentamientos violentos. En muchos casos su interven­
ción fue conciliatoria, logrando que las partes suscriban convenios a fin de evitar mayo­
res dificultades.
“Nosotros hemos sido quienes en su momento hemos impedido que se cometan actos de atropellos
en contra de la integridad física de los campesinos sin tierra, exhortándoles (a las dos partes) para que
puedan recurrir a las instancias legales correspondientes. Como quiera que nosotros no hemos dado
el aval respectivo para que ellos puedan ir violentamente a sacar a los campesinos, entonces ellos han
tomado la postura de que nosotros no somos sus aliados...” (Vallejos, Yacuiba, octubre 2001).

Policía
El Comando Fronterizo de la Policía, de acuerdo a ambos sectores, no ha cumplido su
rol dentro del conflicto. Los ganaderos los acusan de no haber cumplido cabalmente
los mandamientos expedidos por las autoridades judiciales. La dirigencia y miembros
de base del MST, los acusan de haber tomado una actitud represora en el conflicto.
Según el ex Comandante de la Policía Fronteriza, el MST es un “grupo de oportu­
nistas que estaban creando convulsión social en la zona” (Vaca, 2001), ya que esa insti­
tución habría realizado un seguimiento a cada uno de los miembros del MST,
identificando a muchos comerciantes y choferes, señalando que algunos de los que in­
tegran el MST en el Chaco, no son campesinos.
De acuerdo a información recogida, los miembros del MST asentados en Pananti
habrían solicitado permiso al Comandante de la Policía Fronteriza para trabajar en el sec­
tor donde se encontraba el otro grupo asentado, la cual habría sido otorgada porque
los otros asentados estaban tranquilos y no tenían armas.

3 2. Instituciones cívicas
Por su parte, el Comité Cívico de Yacuiba asumió la defensa de los ganaderos y su dere­
cho propietario. Ha realizado las representaciones a nivel departamental y nacional
denunciando el avasallamiento de las propiedades por parte del MST.

112
ASOGACHACO se siente representada por el Comité Cívico, porque les brin­
dó todo su apoyo en el conflicto, APOGEA considera al Comité Cívico de Yacuiba
como una entidad amorfa que no ha tomado ninguna actitud en defensa de sus
derechos propietarios.
El MST califica al Comité Cívico como una entidad defensora de los derechos de
los ganaderos que excluye de manera radical a los integrantes de esa organización. En
efecto, luego del enfrentamiento de Pananti, se ha notado una actitud más parcializada
por parte del presidente del Comité Cívico en favor de los ganaderos, repudiando el
avasallamiento realizado por el MST.

3.3. Otras instituciones

Organizaciones No Gubernamentales
APS y CER-DET son dos Instituciones Privadas de Desarrollo Social (IPDS) que desde
1998 la primera y 1999 la segunda, trabajan en Villa Montes, Provincia Gran Chaco, brin­
dando asesoramiento jurídico y apoyo organizativo al pueblo indígena weenhayek. La
oficina del CER-DET en Yacuiba presta además del asesoramiento jurídico y organizativo,
asistencia técnica en actividades agrícolas a familias y comunidades guaraníes. Ambas
instituciones, en razón del acompañamiento que realizan han tenido que intervenir pun­
tualmente en la búsqueda de soluciones a los conflictos que se han presentado entre
los dos pueblos indígenas con el Movimiento Sin Tierra en el año 2001.
A principios de ese año, algunos ganaderos y sus familiares, preocupados por el
riesgo de enfrentarse solos al MST, buscaron el apoyo de las comunidades indígenas
weenhayek para utilizarlos como grupos de choque, en el intento de desalojo del nú­
cleo Sin Tierra de Los Sotos, para lo cual sembraron la alarma de que los campesinos
sin tierra estarían por invadir el territorio demandado por el pueblo Weenhayek. Preci­
samente en ese tiempo el avance del núcleo Sin Tierra de Timboy Tiguazu (territorio
demandado por los weenhayek) en busca de nuevas zonas de desmonte acrecentó esa
inquietud en comunarios y dirigentes del pueblo Weenhayek.
La participación de comunarios weenhayek de la Sección Municipal de Villa Mon­
tes en ese evento, pudo ser evitada gracias a la madurez de la nueva directiva weenhayek,
encarnado en la ORCAWETA, y al asesoramiento de las dos ONGs. Aún así, cerca de 100
comunarios de la parte baja del río Pilcomayo inducidos por personas ligadas a los

113
sectores ganaderos, participaron de manera pasiva, observando el choque entre los gru­
pos que respondían a los ganaderos y los campesinos sin Tierra (Foglino, 2001).
Pocas semanas después se pudieron realizar gestiones con el principal dirigen­
te de los campesinos sin tierra, Ángel Durán, quien explicó y aseguró a los dirigentes
weenhayek que el MST sólo buscaba consolidar sus asentamientos en propiedades
latifundistas abandonadas que no cumplían la función económica social o en tierras
fiscales. Dijo que de modo alguno, entrarían en el territorio demandado por el pue­
blo Weenhayek.
En las comunidades guaraníes de Yacuiba, el CER-DET realizó varios talleres de
capacitación jurídica desde el año 2000 hasta el presente, sobre varios temas relativos a
los derechos indígenas, Ley de Participación Popular y sobre las modalidades de sanea­
miento de Tierras Comunitarias de Origen. Cuando se presentaron los conflictos entre
los asentados guaraníes con el núcleo del MST de Timboy Tiguazu y los de Pananti, a
instancias de la Capitanía Zonal de Yacuiba y Comunarios guaraníes de Timboy, el CER-
DET intervino repetidas veces con el objetivo de asegurar la permanencia de las pocas
familias guaraníes amenazadas tanto por el propietario del fundo Tati y Los Naranjos,
como por el núcleo del MST que las iban desplazando del espacio ocupado conjunta­
mente en 1999.
Los miembros de las ONGs en Villa Montes coincidieron en afirmar que las ac­
ciones del MST crearon una situación de tensión constante en un área con demasia­
dos intereses cruzados. Para ellos el origen del MST fue un grupo heterogéneo, pues
en sus filas habían comerciantes, gente de otros departamentos occidentales y de otras
regiones de Tarija.
En cuanto a las propiedades afectadas por la toma de tierras, señalaron que “a
simple vista no cumplían función económica social, pero que también el tema de la po­
sesión de títulos de tierras en el Chaco tarijeño no estaba nada claro por la manera en
que la población criolla se apropió de hecho, desde fines del siglo XIX, de las tierras
ocupadas por pueblos indígenas originarios a quienes se desplazó y casi exterminó. Pos­
teriormente, las maneras y la forma centralista en que procedió el Concejo Nacional de
Reforma Agraria favoreció notablemente la consolidación de relativamente grandes pro­
piedades en pocas manos” (Cortez, 2002).
En general están convencidos que el MST es un movimiento social nuevo, pero
que su dirigencia habría cometido muchos errores, en parte debido a la falta de un

114
adecuado asesoramiento, que habría evitado el estallido de situaciones violentas, y en
parte debido a la débil presencia del Estado y sus instituciones en una región donde
algunos sectores tradicionales tienen fuerte gravitación política y económica. En su aná­
lisis consideraron que los modos organÍ2ativos de migrantes andinos en la zona respon­
den a estrategias de acción en las que predominan acciones de hecho y de
enfrentamiento por encima de los procedimientos burocráticos legales.
Plantearon finalmente que debería prestarse atención a que algunos dirigentes no
manipulen los anhelos legítimos de los miembros de base a fin de conseguir sus objeti­
vos político-económicos, con lo cual existiría la posibilidad de que el MST se desintegre
definitivamente.

4. El Comité de Defensa de la Propiedad Privada


En junio del 2000, la Prefectura del departamento de Tarija, encabezada por el Ing. Oscar
Vargas Molina, suscribió un acuerdo con el naciente MST, mediante el cual se procedía
a la inmovilización de las tierras tomadas por el MST.
El 18 de julio del mismo año, la presión que ejerció el movimiento dio su primer
fruto porque se declaró a la provincia del Gran Chaco como “área de saneamiento de
oficio” a ser realizado en el plazo de un año.
Con ese precedente, se informó al país que con el concurso de instituciones como
el Comité Cívico, ASOGACHACO, comunidades campesinas, población e indígenas, se
había organizado en el Chaco, el Comité de Defensa de la Propiedad Privada, presidido
por Justo de la Vega.
La primera acción realizada por ese Comité fue tratar de desconocer el acuerdo
firmado en junio del 2000, pero al no lograrlo organizó grupos de choque contra el MST.
Para cumplir tal objetivo, utilizó a Marcos Mansilla, presidente de la Federación de
Campesinos del Gran Chaco, alterna a la dirigida por Ángel Durán. Luego manipuló la in­
formación para que indígenas weenhayek apoyaran sus acciones y finalmente contó con
el concurso de los ganaderos y sus familiares. El 4 de octubre del 2000, 700 personas in­
tentaron desalojar violentamente a los campesinos sin tierra asentados en Los Sotos.
La destrucción del núcleo fue casi total: quemaron los precarios pahuichis, des­
truyeron las pocas pertenencias que en ellas existían y dispararon llegando a herir seis
personas. Sin embargo, la defensa férrea realizada por los miembros del núcleo evitó
que el desalojo se hiciera efectivo.

115
Ese acto por demás abusivo fue denunciado a escala nacional. Las imágenes reco­
rrieron el país. En ese estado de cosas, una comisión del Viceministerio de Justicia y
Derechos Humanos envío dos delegaciones para verificar los hechos y establecer
responsabilidades.
La publicidad negativa generada en torno a ese hecho, provocó el silencio del Co­
mité de Defensa de la Propiedad Privada. El presidente de la misma, Justo (“Papilo”) de
la Vega volvió a la ciudad de La Paz, donde tiene su residencia. No volvió a pronunciar­
se nada sobre dicho comité.
Los dirigentes de ASOGACHACO, APOGEA y pequeños propietarios campesinos
fueron consultados sobre las actividades de este comité. El representante de la Asocia­
ción de Ganaderos del Gran Chaco sostuvo que el Comité de Defensa de la Propiedad
Privada surgió como una respuesta al MST y fue organizado en la sede de esa Asocia­
ción, contando con el apoyo de todas las instituciones de Yacuiba. Pero, por otro lado,
APOGEA y los pequeños propietarios campesinos afirmaron no saber nada de ese Co­
mité ni de sus actividades, afirmando por el contrario que recién estarían organizando
un Comité de esas características.
Luego de lo ocurrido en Pananti, Justo Papilo de la Vega ha vuelto a formular de­
claraciones en contra del MST, solicitando el apoyo de las autoridades para proceder al
desalojo de sus miembros de las tierras tomadas. En un corto tiempo. Vega se ha con­
vertido en el portavoz oficial de todos los reclamos realizados por los ganaderos y pe­
queños propietarios sobre el conflicto que sostienen con el MST.

Conclusiones
El análisis sobre las instituciones que se involucraron en el conflicto de la tierra en la zona
del Chaco tarijeño conduce a un meollo de intereses entrelazados. Hasta abril del 2000,
los ganaderos eran los propietarios de grandes extensiones de terrenos, algunos dedica­
dos a la crianza de ganado, otros a la producción de granos, pero otros efectivamente no
realizaban ningún trabajo dentro de sus tierras, constituyéndose en fundos abandonados.
La presencia del MST creó en ese sector, desconfianza e inseguridad respecto a
que algunas de sus propiedades pudieran ser revertidas al Estado por no cumplir fun­
ción económica social o por no contar con títulos de propiedad. Entonces, sus accio­
nes estuvieron dirigidas a desvirtuar un movimiento social nuevo que podría expandirse
a escala nacional.

116
Al inicio las acciones contra los sin tierra fueron pacíficas, se hicieron represen­
taciones a instituciones gubernamentales tanto a nivel departamental como nacional.
Al no contar con resultados concretos como el desalojo de las propiedades afectadas
por la toma de tierra, decidieron efectuar los desalojos por sus propias manos, pro­
vocando enfrentamientos violentos que dieron como resultado siete personas muer­
tas y más de 20 heridas.
Todos los actores involucrados en el conflicto tienen las mismas razones de so­
brevivir y sentar un precedente. Los ganaderos y los productores de grano en el Chaco
están atravesando una de sus peores crisis, porque están endeudados. La presencia del
MST en las tierras de algunos de ellos, ha provocado la pérdida de garantías para las
instituciones financieras ahondando más la crisis de los sectores en conflicto.
Asimismo, permitir que los miembros del MST se queden en las propiedades to­
madas, significa sentar un precedente para que se produzcan nuevas invasiones no sólo
de tierras sino también de residencias particulares.
Por otro lado los pequeños propietarios, en su mayoría campesinos migrantes que
viven y trabajan en la zona por más de 20 años, consideran que los miembros del MST
son recién llegados y debían haber esperado para conseguir tierras.
El trabajo realizado por el INRA ha sido desvirtuado antes de haber concluido, al
parecer la falta de recursos económicos fue su principal problema, pero algunas autori­
dades consideran que el trabajo que realiza esa institución ahondó más el problema.
Las instituciones gubernamentales como la Subprefectura, la Policía y el Ejér­
cito, al parcializarse en favor de los ganaderos, permitiéndoles amenazar, golpear y
quemar propiedades, no cumplieron con su rol estatal de defender a todos los ha­
bitantes de la región.
La acciones del MST están afectando los intereses de ganaderos, productores de
grano, madereros e incluso pequeños propietarios, y han puesto al descubierto el tra­
bajo ineficiente que está realizando el INRA. Las acciones del MST han provocado ade­
más una profunda división en el sector campesino chaqueño que sólo el tiempo dirá
cuán profunda es.

117
CAPITULO TRES
La explosión del conflicto por la tierra

La lucha por la tierra en Bolivia no es un conflicto nuevo. El ejemplo más cercano


que tenemos es el del Movimento dos Trabalhadores Sem Terra do Brasil, organiza­
ción con una larga tradición. Entre las dos organizaciones existen diferencias aunque
lleven el mismo nombre.
Aquí un grupo de campesinos sin tierra, luchando por su sobrevivencia y la de
sus familias, inició la lucha por la tenencia de la tierra en el año 2000 en la zona del
Gran Chaco tarijeño. Las cosas pudieron quedarse ahí, pero un tiempo después casi 300
personas, entre campesinos, guaraníes, dirigentes de comunidades, iniciaron una histó­
rica marcha hacia la ciudad de Tarija, solicitando la dotación de tierras de los fundos
semiabandonados existentes en la región chaqueña.
El surgimiento de ese nuevo movimiento social visibilizó el conflicto de la tierra
en Bolivia y ante la organización campesina, el sector ganadero afectado por la toma de
tierras, no se quedó atrás e hizo frente a lo que consideró un avasallamiento de tierras.
Desde entonces, la violencia fue una constante entre los sectores involucrados
al punto que la lucha por la tenencia de la tierra se convirtió en la lucha por el dere­
cho a la vida.

1. La presión de los "sin tierra"


El 20 abril del 2000, alrededor de 200 familias campesinas de origen “colla” desespera­
das por la necesidad de tierras para poder trabajar y sobrevivir en el Chaco, decidie­
ron tomar la propiedad Pananti, un fundo semi-abandonado hacía ocho años. La toma
de la propiedad, de acuerdo al relato que hicieron algunos de los campesinos que

119
participaron en la acción, fue pacífica con el desmonte del lugar, donde los campesinos
instalaron sus carpas y se quedaron a vivir.
A partir del éxito de la primera toma, continuaron otros asentamientos. En la
primera semana de mayo, otro grupo de campesinos expulsados de la propiedad Los
Sotos, se asentó en la propiedad de Jorge Palacios organizando el núcleo de asenta­
miento Los Sotos II. Sucesivamente se fueron produciendo diversos asentamientos,
el Quinchao, Chirimoyal, La Salada, Campo Nuñez y Timboy Tiguazu. Todas las to­
mas estaban dirigidas a propiedades abandonadas o sin propietario conocido cum­
pliendo lo que señalaba Ernest Peder en 1975: “Por lo general los campesinos invasores
hacen un cuidadoso estudio de la situación legal y de hecho de la tierra y conocen
sus debilidades...” (Peder, 1975:111).
Ante la posibilidad de un desalojo violento y viendo que sus demandas no pros­
peraban, 300 personas entre campesinos sin tierra, peones, jornaleros y guaraníes que
se insertaron al movimiento con la promesa de obtener tierras, juntamente con el re­
presentante de la Asamblea de Derechos Humanos y acompañados de sus dirigentes,
iniciaron una marcha el 11 de junio del 2000 hacia la ciudad de Tarija capital del depar­
tamento:
“Los pequeños agricultores, trabajadores rurales, campesinos sin tierra y otros grupos desventajados
de la población rural no tienen poder de negociación suficiente para lograr que sus pedidos sean
atendidos. De ahí la importancia de agruparse y aunar esfuerzos para formular ante las autoridades
demandas que representen los intereses de la totalidad de sus miembros...” ('www.fao.org. 2001).

1.1. El acuerdo de junio de 2000


Luego de tres días de marcha, llegaron a la localidad de Entre Ríos, pueblo intermedio
entre Yacuiba y Tarija, donde el representante del Prefecto comunicó la intención que
tenía de reunirse con los dirigentes de la marcha. Esa situación motivó una asamblea
general de los marchistas donde se organizó el MST chaqueño.
El 17 de junio del 2000, el Prefecto del departamento de Tarija, Oscar Vargas Molina,
presionado por la opinión pública nacional y sin estar bien informado sobre los proble­
mas, juntamente con otras autoridades que lo acompañaban y en presencia de Erlinda
Méndez, representante del recién creado MST, suscribió el ‘Acuerdo de junio de 2000”,
el mismo que se constituyó en un reconocimiento oficial de la nueva organización cam­
pesina.

120
En los hechos, ese acuerdo se constituyó en el punto de partida del MST en la larga
lucha que se iniciaba por la tenencia de la tierra. Al suscribir ese convenio, las autoridades
departamentales habían puesto en duda la legitimidad del derecho propietario en el Cha­
co pues el gobierno departamental se comprometía a inmovilizar y paralizar los trabajos
en las propiedades que se encontraban ocupadas por núcleos de asentamiento del MST.
El acuerdo se refería también a la prosecución del procedimiento de reversión, la
identificación de tierras de libre disponibilidad en el plazo de 60 días, la elaboración de un
plan de asentamientos humanos y garantizaba la pacífica convivencia social en esa zona
que a partir de la suscripción del mencionado acuerdo, era declarada zona de confiicto.
Esos fueron los puntos principales del acuerdo además de considerar la entrega
de alimentos a las personas asentadas en los diferentes núcleos del MST y la provisión
de una ambulancia que debía visitarlos periódicamente.
Pero ese acuerdo no era suficiente, no garantizaba al MST que las tierras que ha­
bían sido tomadas, pudieran ser entregadas en dotación a favor de los miembros de esa
organización. En ese sentido la presión continuó y como resultado se obtuvo la deci­
sión del gobierno de declarar a la provincia Gran Chaco como área de saneamiento de
oficio a ser realizado en el plazo de un año mediante el Decreto Supremo No. 25848
que se refiere a la Modificación del Reglamento de la Ley INRA.

1.2. El Decreto Supremo 25848


El entonces Presidente de la República Hugo Bánzer Suárez suscribió dicho decreto el
18 de julio del 2000, dando cumplimiento al convenio suscrito con la Asamblea de los
Pueblos Indígenas en Montero, el 7 de julio del 2000.
La Disposición Transitoria Primera señalaba: “Por única vez y por vía de excep­
ción se determina Área de Saneamiento Simple de Oficio al Norte Amazónico del país,
comprendiendo los departamentos de Pando, Provincia Vaca Diez del departamento del
Beni y el Municipio de Ixiamas en la provincia Iturralde del departamento de La Paz, y
la provincia Gran Chaco del departamento de Tarija, a ser ejecutado en un plazo de (1)
un año; el resto del departamento del Beni y el departamento de Santa Cruz en el pla­
zo de tres años”.
Esa determinación del gobierno otorgó al MST el instrumento técnico legal para
que sus demandas de reversión de fundos semi-abandonados y la redistribución y dota­
ción de los mismos en favor de sus miembros, pudiera realizarse en el plazo de un año.

121
Luego de la publicación del Decreto Supremo, la Dirección del INRA departamental
programó las actividades necesarias para iniciar el trabajo de saneamiento en la provin­
cia Gran Chaco. Para el efecto, técnicos legales fueron trasladados a la región para reali­
zar las pericias de campo, punto de partida para el trabajo de saneamiento.
Sin embargo, el saneamiento no era suficiente. El trabajo que empezó a realizar
el INRA no cubría las expectativas de los miembros del MST debido a la aparente acti­
tud parcializada de los técnicos de esa institución en favor de propietarios ganaderos y
productores de grano, lo que provocó que tanto dirigentes como miembros del MST
realizaran marchas, huelgas, bloqueos solicitando la creación de una oficina regional del
INRA que le diera celeridad al saneamiento.
A fin de evitar mayores conflictos, en marzo del 2001, luego de una firma de con­
venio entre representantes del MST y del INRA a nivel nacional, se procedió a la organi­
zación de la oficina regional del INRA en Yacuiba, pero esto tampoco solucionó el
problema. El MST “tomó” entonces la oficina del INRA reteniendo al personal que se
encontraba en las mismas. Esa acción expresaba la convulsión social que había genera­
do el MST tanto en el área rural como urbana de Yacuiba.
Luego de largas negociaciones, las cosas volvieron a la normalidad. El gobierno
continuó cediendo, pero el conflicto por la tenencia de la tierra en el Chaco ha seguido
latente. Al transcurrir un año desde el surgimiento del MST, se celebró en Yacuiba, el
Primer Encuentro Nacional del Movimiento Sin Tierra de Bolivia, descubriendo al país
la existencia de grupos de campesinos sin tierra en casi todos los departamentos que
conforman la nación.

1.3. Aplicación del acuerdo y del Decreto Supremo


Si bien el Prefecto de Tarija en junio del 2000, comprometió la paralización de traba­
jos en las propiedades afectadas por la toma de tierras, tanto ganaderos como cam­
pesinos sin tierra jamás cumplieron ese convenio, ya que continuaron trabajando
en los mismos.
Los campesinos sin tierra desmontaron grandes extensiones de tierra, en algu­
nos casos cultivaron y cosecharon, y en otros se dedicaron a la fabricación del car­
bón y a la explotación de la madera. En el caso de los ganaderos alambraron sus
propiedades, desmontaron las mismas y procedieron a trabajar tierras que en años
no habían sido trabajadas.

122
La situación del fundo Pananti se agravó a falta de un titular que reclamara su de­
recho propietario. Entonces comunarios de El Barrial, Villa El Carmen y Busuy colin­
dantes de la propiedad, reclamaron un derecho propietario sobre parte del fundo. Para
el efecto presentaron un documento fraguado que acreditaba la compra de una parte
de Pananti o sea 200 hectáreas.
En cuanto a la garantía de una pacífica convivencia, jamás existió ya que los
propietarios de las tierras y los campesinos sin tierra se enfrentaron muchas veces
violentamente.
Parte de la población chaqueña en apoyo a los ganaderos, procedió a marginar al
MST. Se les negó el acceso a centros de salud, constantemente fueron amenazados y en
algunos casos desalojados temporalmente de las tierras tomadas hasta que a principios
de noviembre, siete campesinos del MST fueron asesinados como resultado del largo
conflicto. Esa situación pudo haberse previsto, si en el país se cumplieran los acuerdos
que se firman.
En cuanto a la aplicación del decreto 25848, los resultados que se buscaban al
emitirlo no se dieron; si bien el INRA inició el trabajo de saneamiento en la zona, las
constantes suspensiones del trabajo por falta de partidas presupuestarias y por falta
de garantías para trabajar, han tornado el trabajo lento e ineficaz. Prueba de ello fue
que la provincia Gran Chaco fue dividida en ocho polígonos para acelerar el sanea­
miento, pero en enero del 2002 recién se tenía previsto concluir el trabajo de sanea­
miento de un único polígono.
La lentitud con que se ha desarrollado ese procedimiento ha provocado que la
relación entre propietarios y campesinos sin tierra se desenvuelva en un clima de des­
confianza e inseguridad: los unos por el temor de que sus tierras sean revertidas al Es­
tado, los otros porque la dotación de las tierras se está retrasando demasiado.

2. La reacción ganadera chaqueña


Ante las tomas de las propiedades, la reacción de los propietarios de tierras, afectados
o no por las mismas, se produjo en diferentes niveles. Primero se buscó desalojarlos
pacíficamente y así procedieron en la primera incursión que hicieron en el núcleo de
asentamiento de Los Sotos, el 8 de agosto del 2000, cuando sacaron a las personas y
sus pocas pertenencias, las subieron en camiones y las trasladaron hasta una cancha. A
los tres días todos volvieron al núcleo de asentamiento de Los Sotos.

123
El 10 de mayo del 2000 trataron de ingresar a Pananti con tractores amenazando
a la gente que estaba asentada en esa propiedad, pero los miembros del MST los ape­
drearon y a fin de evitar mayores enfrentamientos abandonaron el lugar.
Después, con una orden emitida por el juez agrario de Villa Montes, procedieron
a destechar la casa de Jaime Gallardo dirigente de la comunidad de La Salada por haber
permitido que miembros del MST se asentaran en el lugar. Al no haberlo logrado en el
primer intento, la segunda vez que ingresaron demolieron la casa, escondiendo los es­
combros en otras propiedades.
Los ganaderos tuvieron éxito cuando consiguieron que la mayor parte de la po­
blación de Yacuiba se solidarizara con ellos, haciendo suyos los reclamos para desalojar
a los “Sin Tierra”. Hicieron representaciones a nivel nacional ante autoridades guberna­
mentales, Defensora del Pueblo, Asamblea de Derechos Humanos, Poder Legislativo, Ju­
dicial, etcétera.
Crearon el Comité de Defensa de la Propiedad Privada, y procedieron a defender
sus propiedades con la violencia. Otros, amparados en la amistad, buscaron el apoyo
de autoridades judiciales y policiales para hacer respetar su derecho propietario.
Todos sin excepción iniciaron una campaña de desinformación en cuanto a
los orígenes y demandas de los miembros del MST. También procedieron a des­
prestigiar a los dirigentes del MST. No retacearon las amenazas, los golpes y los
insultos.

3. La violencia cotidiana
La violencia se agudizó con el transcurso del tiempo y ante la falta de solución a las de­
mandas formuladas por el MST y los ganaderos, se produjeron escaramuzas de todo
tipo entre ambos sectores.
Por ejemplo, el 4 de octubre del 2000, el Comité de Defensa de la Propiedad
Privada convocó a una reunión en la comunidad de Palmar Chico. Para tal efecto citó
a la Federación de Campesinos del Gran Chaco, a todas las comunidades campesi­
nas, a miembros del pueblo Weenhayek de la zona de Crevaux, amigos, familiares,
mujeres, cuando decidieron trasladarse hasta la zona de Los Sotos para proceder al
desalojo de los miembros del núcleo de asentamiento. Aprovechando la ausencia de
la mayoría de los hombres, procedieron a quemar los pahuichis que habían construi­
do los “Sin Tierra”, sacando las pocas pertenencias que tenían y quemándolas.

124
amenazando a las mujeres y golpeando con palos e incluso disparando a los pocos
que se encontraban en el lugar'.
Además quemaron el vehículo que transportaba la mercadería recién comprada y
necesaria para seguir en el asentamiento. Al no poder desalojarlos y debido al enfrenta­
miento violento producto de esta tentativa de desalojo, todos salieron marchándose del
lugar, momentos después recién intervino la Policía cuando ya todo había pasado.
A raíz de ese enfrentamiento, la publicidad en torno al hecho fue enorme, las imá­
genes del enfrentamiento en Los Sotos recorrieron todo el país levantando una ola de
repudio por esos hechos que constituían una clara violación a los derechos humanos
de las personas, en este caso de campesinos pobres asentados por necesidad en tierras
que nadie trabajaba durante años.
Fue cuando el Viceministerio de Derechos Humanos y la Comisión de Derechos
de Naciones Unidas visitaron el Chaco haciendo un recorrido por los núcleos de asen­
tamiento de Pananti, Los Sotos, Nuevo Amanecer y La Salada, estableciendo que en la
región se marginaba a los miembros del MST tanto de los centros de salud, como de
otros servicios e incluso se les impedía tramitar su carnet de identidad.
Luego de la visita de esas dos comisiones, el informe que elaboraron y presenta­
ron ante la Defensora de Pueblo con carácter confidencial se filtró hasta Yacuiba provo­
cando una ola de rechazo y un ataque directo a la forma de vida del chaqueño.
Empezaron entonces las represalias, un grupo de personas ingresó violentamente a la
oficina del Defensor del Pueblo, lo amenazó, solicitó que fuera destituido de su cargo y
la prensa le “quitó” la cobertura por más de seis meses.
En seguida el ataque fue directo hacia los miembros del MST. La prensa local jugó
un papel importante al informar públicamente que a partir de ese momento no se da­
ría ninguna cobertura periodística a cualquier acción realizada por el MST y posterior­
mente se inició en Yacuiba una campaña de desprestigio contra los dirigentes del MST
y de todas las instituciones que apoyaban al mismo.
Cabe destacar que en este proceso los hechos de violencia no fueron monopolio
exclusivo de los propietarios ganaderos, productores de grano y otros. Los miembros

Este hecho quedó grabado en un video, prueba que evidencia la violencia que se ha ejercido en el
Chaco contra los miembros del MST y que las autoridades a pesar de conocer su contenido no sancio­
naron a los involucrados ni evitaron lo ocurrido en Pananti.

125
del MST también realizaron hechos de violencia como cuando ingresaron a Pananti. Con
el fin de justificar el abandono del fundo, procedieron a derribar los arboles frutales que
se encontraban en el lugar. También rompieron la cerca y destruyeron el cuarto que servía
de vivienda al cuidador de la propiedad cuando él vivía en ella. Destruyeron también
los cultivos que estaban realizando los comunarios de Villa El Carmen, Busuy y el Barrial
para luego sembrar en esos terrenos.
En cuanto al núcleo de Timboy Tiguazu fueron frecuentes las denuncias que se
hicieron contra los dirigentes y miembros de ese núcleo. Al parecer cuando se en­
contraban juntos eran temibles. Constantemente amenazaban a los guaraníes que es­
taban en la zona, al punto de que de las siete familias guaraníes que ingresaron a
Timboy Tiguazu, sólo cuatro quedaron en la región. Esa información fue corrobora­
da por funcionarios de CER- DET, quienes nos informaron del caso de una persona
que había abandonado el núcleo de Timboy Tiguazu y ante la negativa de continuar
en el mismo, los demás miembros habrían procedido a azotarlo, prohibiéndole tran­
sitar por la región.
El sector de los ganaderos y productores de grano hizo todos los esfuerzos nece­
sarios para desalojar a los campesinos sin tierra. Pero a pesar de todas las medidas que
se había tomado con ese fin y que iban desde las amenazas, los golpes e insultos, el
MST continuaba en el asentamiento mientras el saneamiento que estaba realizando el
INRA estaba avanzando. En ese estado de cosas fue que en octubre de 2001 los repre­
sentantes de ASOGACHACO, APOGRA y los dirigentes de las comunidades de Villa El
Carmén, Busuy y El Barrial, nos brindaron su versión sobre el largo confiicto.
Todos coincidieron en señalar que las autoridades no hacían nada en defensa de
sus derechos propietarios. La Policía no hacía cumplir los mandamientos expedidos por
autoridades competentes, como jueces y fiscales, y en cualquier momento, podrían pro­
ducirse lamentables hechos de violencia. Particularmente la amenaza estaba dirigida a
los miembros de Pananti: Liberato Rocha, Hernán Prudencio y Santos Cardozo. Dirigentes
de Villa El Carmen, Busuy y El Barrial, nos dijeron estar dispuestos a ingresar al núcleo
de Pananti para desalojar a los campesinos sin tierra por la fuerza; lo único que los de­
tenía era la creencia de que estaban armados.
Por su parte, el representante de APOGRA informó que el sector que él dirigía
había solicitado a la Subprefectura un permiso para portar armas porque eran objeto
de amenazas e incluso eran golpeados por miembros del MST.

126
El escenario de enfrentamiento se fue consolidando de esa manera y se temía que
se diera en el asentamiento de La Salada por ser el más conflictivo en esa época y por
los constantes choques entre los sectores que se daban en la zona.
4. La matanza de Pananti
El 24 de octubre del 2001, un grupo de casi 70 personas armadas, algunas vestidas con
ropa militar y con los rostros pintados, ingresó al núcleo de Pananti a las 10:00 desalo­
jando a las mujeres que se encontraban en el asentamiento. Algunas corrieron a avisar a
sus maridos, pero ninguno pudo volver a ingresar al asentamiento.
En esas circunstancias, todos procedieron a asentarse en la quebrada ubicada al
frente del núcleo de asentamiento. Ahí permanecieron por más de tres días hasta que,
con intervención de la Subprefectura, se suscribió un convenio entre ambas partes per­
mitiendo que las 35 familias asentadas en Pananti, retornaran al asentamiento hasta la
conclusión del saneamiento^
Mientras esto ocurría en el Chaco, en la ciudad de La Paz, la dirigencia nacional
del MST suscribía un convenio con el gobierno, mediante el cual este se comprometía
a la dotación de tierras en favor de los miembros del MST.
Cuando parecía que por fin el conflicto llegaba a una solución, el viernes 9 de
noviembre del 2001, una noticia sacudió al país: en Pananti, seis campesinos sin tierra
habían muerto y 22 se encontraban heridos, todos con impactos de bala.
Luego de la sorpresa inicial, empezaron los cuestionamientos: la información que
la prensa brindó a la opinión pública señalaba que el miércoles 7 de noviembre del 2001,
60 personas armadas encabezadas por Teófilo Urzagaste, un conocido “matón” en el Cha­
co, se asentaron a 600 metros de donde se encontraba el núcleo de asentamiento de
Pananti en un acto de franca provocación a los miembros del MST. Su presencia en el
lugar impedía que los campesinos sin tierra pudieran transitar para poder realizar sus
trabajos de desmonte que estaban efectuando en esa época.
De acuerdo a la información proporcionada por los miembros del núcleo de
Pananti y la visita que realizamos al lugar, se pudo establecer que Urzagaste y su
grupo se ubicaron a dos kilómetros del núcleo desde donde constantemente

El 7 de noviembre del 2001, el Director Departamental del INRA informó que el saneamiento de la
propiedad Pananti, concluiría en junio del 2002.

127
amenazaban a cualquier persona que transitaba por el lugar sin importar que fue­
ran niños o adultos.
Por no tener una comunicación fluida con sus dirigentes nacionales y con la pre­
tensión de repetir la experiencia exitosa del asentamiento de La Salada^ los dirigentes
regionales del MST trataron de desalojar al grupo de Urzagaste. Según contaron las viu­
das de los campesinos fallecidos, el dirigente del núcleo de Timboy Tiguazu, Lidio Julián,
habría ido casa por casa de los campesinos sin tierra asentados en esa zona para llevar­
los hasta Pananti donde se reunieron con los miembros de los demás núcleos, cum­
pliendo con sus estrategias de lucha. El objetivo era apoyar al núcleo que se encontraba
en problemas; se reunieron alrededor de 80 hombres y muchachos, campesinos sin tie­
rra, de los asentamientos de Los Sotos, Timboy Tiguazu, Nuevo Amanecer y otros.
Al parecer, todos se agruparon en la pequeña cabaña que hace de templo y sala
de reuniones del núcleo de Pananti, y salieron hacia el lugar más o menos a las 5:00 de
la mañana, de tal forma que rodearon al otro grupo comandado por Urzagaste. Lo que
pasó en el lugar, no ha podido ser esclarecido, qued’o como evidencia de la violencia la
muerte de seis campesinos sin tierra y una persona dirigente del bando de los llamados
“con tierra” (Urzagaste).
Tanto dirigentes como miembros de base del MST contaron que días antes a la ma­
tanza de Pananti, seis hombres extraños aparecieron en la zona buscando a Teófilo Urzagaste
“supuestamente” para comprarle ganado. Sin embargo, un familiar suyo sostuvo que
Urzagaste jamás tuvo ganado y que era conocido en la zona como un “matón”.
Lo que se pudo establecer fue que los campesinos muertos no eran los que enca­
bezaban el desalojo (de los que ellos consideraban invasores “con tierra”). Si tomamos
en cuenta los lugares donde estos cayeron heridos de muerte, los dirigentes del desalo­
jo se encontraban dispersos.
A partir de esa matanza se produjeron los hechos más deplorables por parte de
las autoridades. El Subprefecto, al momento de conocer los hechos, culpó inmediata­
mente al MST y deslindó responsabilidades en los miembros del Ejército y la Policía que
estaban a cargo de la seguridad del asentamiento.

La Salada es un asentamiento que sufrió dos desalojos violentos cuando contó con la solidaridad de
los diferentes miembros del MST que impidieron que se diera la expulsión definitiva: entre todos vol­
vieron a reconstruir la vivienda del dirigente que fue destruida.

128
La actitud del médico forense fue inverosímil, procediendo a hacer públicamente
la autopsia de los campesinos sin autorización de los familiares, y concluido el acto, no
fue capaz de cerrar los cuerpos para que pudieran ser enterrados dignamente'^.
Realizadas las primeras investigaciones, se estableció que la mayoría de los cam­
pesinos muertos y heridos en el enfrentamiento pertenecían al núcleo de Timboy
Tiguazu. En realidad la matanza afectó dos núcleos: Pananti y Timboy TiguazuL
En el escenario aparecieron dos altos dirigentes del partido cogobernante MIR
(Movimiento de Izquierda Revolucionaria), los diputados Víctor Morales y Hugo Carva­
jal Donoso, quienes iniciaron una campaña contra el MST en general tratando de justifi­
car la muerte violenta de ocho personas. La campaña que estos dos políticos realizaron
tanto a nivel departamental como nacional fue intensa. La defensa de los derechos de
los propietarios a cualquier precio fue el fundamento de su discurso en contradicción
al derecho a la vida de los campesinos sin tierra que murieron en el enfrentamiento.
A partir de la matanza de Pananti y la repercusión que tuvo a escala nacional, la
población, las autoridades, los ganaderos y los productores de grano, cerraron filas en
torno a la defensa de sus propiedades. En ese momento se cometieron los abusos más
atroces con los derechos de los campesinos sin tierra, como el caso de las autoridades
judiciales que procedieron a detener a algunos dirigentes del MST, pero a ninguno de
los que conformaba el grupo de los supuestos comunarios de Villa El Carmen, Busuy y
el Barrial que intervinieron en el intento de desalojo y masacre de dicho asentamiento.
Conocer estas comunidades y a sus dirigentes, hoy acusados de haber participa­
do en la matanza de los campesinos sin tierra, parece difícil de creer porque se trataría
de campesinos pobres, acostumbrados a trabajar la tierra, que habrían alzado un arma
para disparar a otros campesinos, defendiendo el derecho propietario de un tercero.
Otro dato a destacar es que los campesinos del MST sólo pudieron identificar a cinco
de los involucrados en la matanza y no al resto, lo que se constituye un hecho grave
considerando que el grupo de Urzagaste estaba compuesto por casi 30 personas.

Las viudas de los campesinos muertos señalaron que tenían que cancelar Bs.500 al médico forense
para que cosiera los cuerpos. Una de ellas llorando nos contó que no contaba con el dinero y su mari­
do tuvo que ser enterrado con el estómago abierto.
Precisamente los núcleos donde realizamos nuestro trabajo de campo, habiendo conocido a algunas
de las víctimas, cuyas muertes constituyen una gran pérdida para sus comunidades y la región por la
gran capacidad de trabajo que tenían.

129
Al margen de la violencia física que se ejerció contra los miembros del MST, la
violencia moral que surgió después de las muertes sacudió las estructuras del movi­
miento. El papel que están jugando jueces y fiscales ha llenado de dudas y temor a
todo el MST. Las investigaciones manipuladas apuntan a un sólo culpable de la ma­
tanza; las acciones del MST. La impunidad está presente en cada acto que se ha reali­
zado, prueba de ello es que hasta el momento no se tienen detenidos por parte del
grupo que defendía su supuesto derecho propietario. La sensación de que no se hará
justicia, que no se establecerá responsabilidades es notoria entre los miembros del
MST y el mensaje que se está transmitiendo al país es de que en el Chaco quien in­
gresa a una propiedad sin permiso puede ser asesinado y no habrá juez que condene
al que dispara el arma.
Los campesinos sin tierra dados de alta en el hospital de Yacuiba, en algunos ca­
sos sin haberles extraído las balas de su cuerpo, eran inmediatamente detenidos y tras­
ladados a las celdas de la Policía Técnica Judicial. Las personas que no estaban ni muertas
ni heridas, fueron atadas de manos y pies y trasladadas a dependencias policiales, se­
gún testimonios de las viudas.
Luego de la matanza, el MST tenía dos alternativas: fortalecerse o dispersarse; en
un primer momento pareció que el MST se dispersaba, pero actualmente la labor que
está realizando Ángel Durán Choque ha contribuido a fortalecer nuevamente el MST.
Las informaciones proporcionadas a la prensa en diciembre de 2001 señalaban que 70
nuevas familias ingresaron al núcleo de Timboy Tiguazu.
Yacuiba en general, sus instituciones, sus autoridades y sus organizaciones no se
sienten responsables de lo que pasó. Ante la muerte de Teófilo Urzagaste, incitador de
todos los enfrentamientos violentos que se han realizado en los asentamientos del MST,
le brindaron todos los respetos e incluso fue velado en el Comité Cívico de Yacuiba tra­
tando de desvirtuar la fama que tenía de “matón a sueldo” en el Chaco.
Revisando los hechos, lo que ocurrió en el Chaco fue producto de la impruden­
cia de ambas partes. Se conocía el antecedente de La Enconada y El Choré en Santa
Cruz, en octubre del 2001, donde se realizó el desalojo de los campesinos sin tierra por
parte de efectivos del Ejército y la Policía Nacional. En Yacuiba los sectores afectados
por la toma de tierras, empezaron a hablar de la intervención a los núcleos de asenta­
miento y procedieron al desalojo de los habitantes de los núcleos.

130
Actualmente, la Fiscal de Distrito de la ciudad de Tarija ha proporcionado a la pren­
sa un listado de todas las personas que tienen cierto grado de responsabilidad en los
hechos. Todos son campesinos.
Habiendo visitado la zona en enero de 2002, la situación de los detenidos y pro­
cesados del MST se mostraba bastante preocupante porque no contaban con abogados
que realicen un juicio justo. Ninguno de ellos tenía dinero para cubrir los gastos de un
abogado en este caso penalista. También pudimos comprobar varias irregularidades de
la Corte Superior del Distrito de Tarija en el proceso.
Como una parte del compromiso que asumimos con los miembros de los núcleos
de Pananti y Timboy Tiguazu, quienes nos brindaron su colaboración en el trabajo de campo
que realizamos, adjuntamos un listado del nombre de las personas muertas en el enfren­
tamiento para que ellas no se conviertan sólo en cifras, sino para que las autoridades que
tienen a su cargo la política agraria busquen solucionar el problema de la tenencia de la
tierra en nuestro país y para que lo sucedido en Pananti no vuelva a suceder.

M IEM B R O S DEL M S T M U E R T O S EN PANANTI

G erardo A lem án. T e n ía 4 7 a ñ o s , d e s d e e l a ñ o 1 9 9 3 f u e d ir ig e n t e d e la C o m u n id a d d e T im b o y


T ig u a z u , o r ig in a r io d e la c o m u n id a d d e C r is t a lin a s c e r c a n a a S a n A g u s t í n ( V a lle C e n tr a l d e T a rija ).
S e h a b ía a s e n t a d o e n e l C h a c o y e n la z o n a h a c í a m á s d e 1 0 a ñ o s . S u a p o y o a la c a u s a d e l M S T , le
h a b í a p r o v o c a d o g r a n d e s c o n f lic t o s , s e c o n s t it u í a e n u n a d e la s p e r s o n a s m á s in f lu y e n t e s e n la
c o m u n i d a d d e T im b o y T ig u a z u . M u y a c t iv o , t e n í a la v ir t u d d e h a b la r f r a n c a m e n t e . S u t r a b a jo d e n tr o
d e la c o m u n i d a d e r a m u y im p o r t a n t e , o r g a n iz ó a lo s c o m u n a r io s p a r a a b r ir u n c a m in o d e c a s i 2 0
k iló m e tr o s h a c ia e l n ú c le o d e a s e n ta m ie n to . A s im is m o p a r t ic ip ó e n la s p e r ic ia s d e c a m p o q u e r e a liz ó
e l IN R A e n la z o n a . S u e s p e r a n z a e r a p o d e r c u lt iv a r v id e n la z o n a .

Jav ier Pablo Velázquez. T e n ía 2 7 a ñ o s , d e jó d o s h ijo s p e q u e ñ o s e n la o r f a n d a d . V iv ía n e n la z o n a


d e T im b o y T ig u a z u h a c í a d o s a ñ o s .

Benigno A rancibia. T e n ia 5 8 a ñ o s ; d e jó e n la o r f a n d a d a s e is h ijo s ; h a c í a t r e s a ñ o s q u e s e e n c o n t r a b a


e n T im b o y T ig u a z u .

Pablo López. T e n ía 2 4 a ñ o s , d e jó e n la o r f a n d a d t r e s h ijo s y u n o e n c a m in o ; h a c í a u n a ñ o q u e


e s t a b a e n T im b o y T ig u a z u .

Sabelío (H erm en egildo) Escobar. T e n ía 3 3 a ñ o s , d e jó t r e s h ijo s m e n o r e s e n la o r f a n d a d ; h a c í a u n


a ñ o q u e v iv í a e n T im b o y T ig u a z u .

Vidal Vargas. N iñ o d e 1 3 a ñ o s p r o c e d e n t e d e E n tr e R ío s ( O 'C o n n o r ) , T a r ija . V iv ía h a c í a c in c o


a ñ o s e n e l C h a c o c o n s u m a d r e y s u s c u a t r o h e r m a n o s e n e l n ú c le o d e a s e n t a m ie n t o d e L o s
S o to s . D e l r e la t o q u e le h iz o a s u m a d r e a n t e s d e m o rir , é l h a b r í a in t e n t a d o h u ir, p e r o U r z a g a s t e le
d is p a r ó p o r a trá s .

131
M IE M B R O D EL O TR O G R U P O

Teófilo U rzagaste, 6 5 a ñ o s , o r iu n d o d e El P a lm a r, c o n o c id o c o m o u n o d e lo s “ m a t o n e s a s u e l d o ”
d e la r e g ió n . S ie m p r e e s t u v o a f a v o r d e l s e c t o r g a n a d e r o . P a r t ic ip ó e n lo s d if e r e n t e s h e c h o s d e
v io le n c ia e n v a r io s a s e n t a m ie n t o s , s u n o m b r e e s t á p r e s e n t e e n la s d if e r e n t e s c o n v e r s a c io n e s c o n
m ie m b r o s d e l M S T , la s c ir c u n s t a n c ia s d e s u m u e r t e a ú n n o e s t á n e s c la r e c id a s .

L a f a m ilia d e U r z a g a s t e p r o v e n í a d e la c o m u n i d a d d e B u s u y , s e d e s t a c a b a p o r s e r m u y c o n f lic t iv a .
E l p a d r e d e T e ó filo U r z a g a s t e f u e a s e s in a d o p o r s u p r o p i o h e r m a n o , p o r u n a d i s p u t a d e t ie r r a s .

L o r e n z o U r z a g a s t e , p r im o d e T e ó filo U r z a g a s t e , e r a e l c u i d a d o r d e P a n a n t i. E s t á r e c lu id o e n la
c á r c e l p o r h a b e r a s e s in a d o a s u e s p o s a , c u a n d o s e e n c o n t r a b a e b r io .
R e a liz a d a s c o n s u lt a s s o b r e T e ó filo U r z a g a s t e a la g e n t e d e l lu g a r e in c lu s o f a m ilia r e s , a s e g u r a r o n
q u e e s t e n o fu e e n n in g ú n m o m e n t o g a n a d e r o , s in o m á s b ie n c u a t r e r o y q u e e r a u n a p e r s o n a m u y
c o n f lic t iv a , in v o lu c r a d a s ie m p r e e n h e c h o s v io le n t o s .

5. El rol de la prensa en el conflicto


Desde el año 2000, la prensa chaqueña ha difundido informaciones contradictorias, con­
fusas y tendenciosas relativas a este tema, con el objetivo de moldear las opiniones de
las autoridades gubernamentales y de la población en general, generándose un clima
de polarización social inédito en el Gran Chaco. Asimismo ha fomentado el surgimiento
de un fuerte sentimiento regionalista “anticolla” con connotaciones racistas que en rea­
lidad encubren los intereses económicos e ideológicos de sectores dominantes.
La prensa ha jugado un papel importante dentro del conflicto suscitado entre el
MST y ganaderos propietarios de medianas y grandes propiedades, manipulando la in­
formación con diversas versiones que van desde la invasión, chaqueo indiscriminado y
abandono de las tierras.
La tergiversación y contradicción de información se presentó principalmente en
temas centrales como: la afluencia de migrantes andinos, avasallamiento de propieda­
des y asentamientos de hecho por parte de campesinos sin tierra, violencia, violación
de derechos humanos, enfrentamientos y matanza.
La prensa dio cobertura a autoridades e incluso diputados departamentales que
acusaron al MST de ser un grupo de collas agresivos que no respetaban a nadie; otros
afirmaban que se los tenía que llevar de vuelta a sus hogares y que si hubiera tierra fis­
cal, primero se la entregaría a los tarijeños que la necesitasen. El antagonismo propieta­
rios-asentados se transformó en la dualidad: chaqueños contra collas.
Los medios de comunicación de Yacuiba a partir de enero del 2001 dejaron de
informar sobre las repercusiones e impactos que causaba en la región el MST, así como

132
sus demandas y denuncias. La explicación era que muchos de los accionistas o propie­
tarios de los medios de comunicación eran también dueños de propiedades ganaderas
que podrían ser ocupadas. Con ese motivo presionaron a su personal de prensa para
no dar cobertura y no pasar información sobre el MST. Lo poco que se mostraba eran
denuncias sobre avasallamientos a propiedades ganaderas.
Otra de las causas por las que no se brindó amplia cobertura al MST fue un infor­
me que presentaron sus dirigentes conjuntamente con la Asamblea Permanente de De­
rechos Humanos y la oficina del Defensor del Pueblo de Yacuiba a la oficina del Defensor
del Pueblo de la ciudad de La Paz, en octubre del 2000. El documento denunciaba “que
la prensa (de la ciudad de Yacuiba) estaba actuando mal y que estaba informando mal a
nivel nacional”. De ahí vino la reacción del gremio periodístico: “que nosotros (los me­
dios de comunicación) nos estábamos parcializando con los ganaderos, cuando solamen­
te enfocábamos lo que los sin tierra pedían y lo que los otros (propietarios ganaderos
afectados por los asentamientos) reclamaban. (...) De esta manera el sindicato de la pren­
sa tomó la determinación de que hasta que estas instituciones no se disculpen con este
sector esta medida sería definitiva, por lo menos hemos decidido no darles cobertura a
los campesinos sin tierra, a la Asamblea de DD.HH. porque se han referido mal al traba­
jo que realiza la prensa, en especial sus dirigentes” (García: 2001).
Esta situación mantuvo al Defensor del Pueblo casi seis meses marginado por
parte del sector de prensa hasta que ofreció disculpas a los medios de comunicación
y se comprometió a no referirse a las acciones y actitud que desempeñaba la prensa
en torno al MST.
Otra explicación dada por representantes de los medios de comunicación fue que
la mayoría de ellos en la ciudad de Yacuiba, funcionaban como medios de información
local, los cuales desde el primer momento de la aparición del MST y antes de la resolu­
ción del sindicato de prensa, difundieron normalmente noticias e información relacio­
nada con el tema. Muchos de los sucesos ocurridos en el área rural no eran conocidos
a nivel nacional porque la mayoría de los medios no trabajaban en red con cadenas
televisivas o radiales, a excepción de Radio Pides 2001 con sus reportes periódicos para
el programa “La Hora del País” y de alguna información enviada de vez en cuando por
Canal 4 de la Red UNITEL.
La mayoría de los reportes de prensa en los que se acusaba de avasallamiento al
MST generalmente no eran verificados por los reporteros ya que muchos de ellos no

133
conocían la totalidad de los núcleos de asentamiento del que hablaban sus reportes
noticiosos. Fue así que a lo largo de casi dos años se repetían nombres de comunida­
des con supuestos asentamientos en los que en realidad no existían. En otros casos
se exageraba el número o la magnitud de la noticia en cuanto a hechos de enfrenta­
miento y violencia. La actitud de la prensa mantuvo una posición cómoda en la que
se mostraba reportajes a personas representativas en la región frente a un movimien­
to social agresor. Al mismo tiempo, se mostraban imágenes de miembros del movi­
miento en marchas o haciendo tomas de oficinas gubernamentales generando temor
y confusión en la opinión pública.
El error más grave en que incurrió la prensa regional fue no alertar e insistir en
los posibles hechos de violencia que se suscitarían en el núcleo de asentamiento de
Pananti, lo cual sumada a la negligencia de autoridades gubernamentales, provocó un
desenlace trágico en la historia del territorio chaqueño.
De igual forma, la prensa nacional al confiar en los informes de sus corresponsa­
les regionales, no tomaron en cuenta que gran parte de la información que se difundía
en los ámbitos regional (Tarija) y nacional, era confusa ya que se contradecía continua­
mente: mostraba datos infiados en cuanto a miembros y propiedades ocupadas; las in­
formaciones iban desde un movimiento sin tierra compuesto por indígenas hasta la
existencia de un grupo subversivo armado; incluso se llegó a afirmar sobre contingen­
tes de personas andinas recientemente llegadas al Chaco que bajaban de camiones para
asentarse de facto en propiedades que estaban siendo trabajadas.
Lo cierto es que los medios de comunicación chaqueños que tuvieron informa­
ción de primera mano, en muchos casos, no cumplieron con su rol básico de informar.
Este tipo de actitud benefició a los propietarios ganaderos que aprovecharon para mos­
trar un lado oscuro del Movimiento Sin Tierra logrando captar la solidaridad de la po­
blación chaqueña.
El caso contrario se dio en los medios de prensa nacionales, a excepción de
algunos artículos de análisis sobre la problemática de uso y tenencia de la tierra,
donde interesados por la problemática social y alentados por el paradigma de este
nuevo movimiento, se construían las noticias reportadas por los principales diri­
gentes del MST.

134
Conclusiones
Existe una máxima que dice “la violencia engendra violencia fue lo que pasó en el
área rural de Yacuiba. Durante más de un año, se dieron hechos violentos, cada día más
incontrolables hasta que el 9 de noviembre de 2001 salieron de todo control en el asen­
tamiento de Pananti.
La presencia del MST en la región, sus constantes demandas, marchas, bloqueos, to­
mas de propiedades e intervención de oficinas, generaron convulsión social en el Chaco.
Los ganaderos alimentaron la violencia con sus amenaxas, con su poder que les
permitía contar con el apoyo incondicional de autoridades judiciales, policiales y me­
dios de comunicación, provocando inseguridad y temor en las filas del MST.
La posible intervención a los núcleos de asentamiento, con el fin de desalojarlos
violentamente, fue un rumor que corrió por las calles de Yacuiba. Las autoridades de la
región tenían que haber previsto la posibilidad de que se dieran nuevos enfrentamientos,
pero no hicieron nada
El Ejército y la Policía no debieron haber permitido que el grupo de Urzagaste se
asentara cerca del núcleo de Pananti, asimismo debieron desarmarlos, previendo un po­
sible enfrentamiento entre ambos grupos.
Es evidente que en el Chaco, especialmente en Yacuiba, se practica un regionalis­
mo exarcerbado al punto de negar su condición tarijeña, pero ese no fue el elemento
principal en el conflicto de la lucha por la tierra en el Chaco tarijeño. Ese argumento
fue utilizado por ambos sectores, unos para justificar sus actitudes prepotentes y vio­
lentas, los otros para convertirse en víctimas. El rechazo al Movimiento Sin Tierra se de­
bió al avasallamiento de tierras y al clima de inseguridad que se generó en torno al
derecho propietario.
El racismo es practicado por todos, incluso por el MST, donde el campesino con­
sidera que está en una escala superior al indígena; en este sentido, los pueblos origina­
rios no forman parte de su estructura organizativa, excepto cuando pueden servir a sus
fines. En la zona del conflicto, los miembros del MST son vistos con desconfianza por
los dirigentes de los pueblos Guaraníes y Weenhayek.
El chaqueñismo es una forma de vida en el Chaco, mantenida y transmitida de
generación en generación. Quizá sea uno de los causantes del atraso en el área rural de
Yacuiba, donde, durante más de 40 años, han cultivado y criado ganado de la misma
manera provocando un estancamiento en el desarrollo rural del departamento y del país.

135
Todos los factores mencionados han contribuido a atizar el conflicto por la tierra
en el Chaco que se ha convertido hoy en una lucha de clases. La matanza de seis cam­
pesinos desarmados, la detención de dos dirigentes que no estaban en el lugar de los
hechos, el procesamiento de 40 campesinos, la mitad de ellos heridos de bala, ha pro­
vocado que en el Chaco se pase de un conflicto por la tierra que pudo haber sido solu­
cionado, a una cruenta lucha de clases, donde la tenencia de la tierra es ahora sólo un
elemento en el conflicto.

136
Conclusiones finales

Es evidente que en el Gran Chaco tarijeño siguen existiendo grandes terratenientes. Si


bien a simple vista sus propiedades no son reconocidas como latifundios se dan casos
de propietarios que cuentan con más de tres, cuatro o varias propiedades medianas que
en conjunto representan vastas extensiones de tierras.
Si la Reforma Agraria de 1953 en el país fue un proceso inconcluso, en el Chaco
tarijeño, a decir de una parte de los actores involucrados en el actual conflicto por la
tierra, fue un fracaso ya que la distribución que se realizó consolidó grandes latifundios
y permitió la permanencia de grandes extensiones de tierra semiabandonadas que no
cumplen, salvo excepciones, la función económico social.
Asimismo la distribución de las tierras en la Provincia Gran Chaco se ha efectua­
do entre mediados del siglo XIX y mediados de 1970, sobre la supuesta existencia de
territorios libres o baldíos pese a la ocupación tradicional de comunidades indígenas
de esas áreas (wennhayek, guaraníes, tapíeles y otras); aunque actualmente no se co­
noce con precisión el tamaño de las propiedades distribuidas, se puede afirmar que en
esa zona se han producido los más altos índices de concentración de propiedad agraria
del departamento de Tarija.
Los propietarios ganaderos chaqueños a través de los años han consolidado una ma­
yor cantidad de superficie territorial de sus propiedades debido a los siguientes motivos:

• La expansión de los ganaderos chaqueños se da en principio a través de la dota­


ción de títulos de propiedad mediante la Reforma Agraria (la Reforma de 1953 en
lugar de distribuir, consolidó las propiedades “fundos o latifundios” existentes

137
anteriores a la Reforma de 1953); luego, la expansión de sus tierras se realiza de
hecho extendiendo los terrenos a través del desplazamiento de sus cabezas de
ganado más allá de sus límites o por medio de la compra de derecho de pose­
sión, muchos de ellos informales; contratos verbales, por ejemplo.
• La mayor capacidad de interlocución de propietarios ganaderos con instancias es­
tatales para legalizar sus derechos de posesión.
• La existencia de terrenos sin dueño formal (tierras fiscales y tierras sin propieta­
rios muchas de las cuales fueron dotadas a beneméritos de la Guerra del Chaco
que ya fallecieron por lo que quedaron abandonadas sin la existencia de mojones
o alguna otra referencia de limites).

Los actuales patrones de ocupación y/o asentamiento del espacio utilizados por
las comunidades campesinas nuevas responden a los siguientes elementos:

• La existencia de tierras libres, abandonadas y semiabandonadas con característi­


cas agroecológicas más favorables que las de sus comunidades de origen, las que
despertaron gran interés en sectores sociales desplazados y marginales para el asen­
tamiento de nuevas comunidades campesinas aunque con límites muy poco defi­
nidos (por ejemplo: el conflicto entre las comunidades El Barrial, Villa El Carmen,
Busuy y campesinos sin tierra en el fundo Pananti).
• La existencia de tierras pertenecientes a propietarios ganaderos con títulos de do­
tación de la Reforma Agraria, las mismas que en su mayoría se encontraban
semiabandonadas.
• La existencia de terrenos expropiados por la banca privada a ganaderos produc­
tores agrícolas que incumplieron con sus obligaciones prestatarias.

Se debe destacar que la zona del Chaco se ha caracterizado desde principios del
siglo XX hasta la fecha como una zona ganadera, situación que al parecer se mantendrá
sin cambios importantes cuando muchas propiedades de los ganaderos sean consolida­
das mediante el proceso de saneamiento de tierras de la Ley INRA. Eso será así de acuer­
do al reglamento de carga animal vigente en la Ley de Reforma Agraria que garantiza a
los propietarios conservar la posesión de cinco hectáreas por cada cabeza de ganado
mayor que se posea.

138
Esa situación profundizará más aún el conflicto por la tierra dado que muchas fa­
milias campesinas fueron dotadas con igual o menor cantidad de hectáreas que una vaca,
literalmente. Un caso de estos sucedió con las familias guaraníes de San Francisco del
Inti que hace varias décadas recibieron por intermedio del Consejo Nacional de Refor­
ma Agraria la cantidad ínfima de cinco hectáreas.
La emergencia de un Movimiento de Campesinos Sin Tierra (MST) reveló la apre­
miante necesidad de tierras para asentamientos humanos y cultivos agrícolas con una
producción de subsistencia y en lo posible de pequeños excedentes para el mercado
urbano de Yacuiba, en un territorio donde existen muchas tierras en pocas manos y mu­
chas manos sin acceso a la tierra.
En el Chaco tarijeño un sector numeroso de la población campesina no tiene tie­
rras o tiene poca tierra que ya no le es suficiente ni siquiera para su subsistencia. Curio­
samente, una gran parte de ese sector no está aglutinado en el MST y ha repudiado sus
acciones por considerarlas ilegales y violentas.
La tenencia de la tierra en Bolivia ha sido siempre la causa de los más graves con­
flictos que se han suscitado desde la Colonia, situación que se repite actualmente en la
zona del Chaco donde el conflicto se ha ido agravando en el transcurso del tiempo, cons­
tituyéndose en un foco de convulsión social en el departamento.
Si bien el Movimiento Sin Tierra es un organización campesina nueva, presenta
una demanda vieja; la tenencia de la tierra que ha surgido ante la necesidad de
sobrevivencia de centenares de campesinos que no encontraron las condiciones sufi­
cientes para continuar en sus lugares de origen y que vinieron al Chaco tarijeño bus­
cando mejores días para sus familias.
La fertilidad de esos suelos con escasas pendientes y atravesados por arroyos que
descienden del Aguaragüe eran fácilmente reconocibles por el flujo de campesinos
migrantes y comerciantes que transitaban regularmente por la ruta asfaltada que conec­
ta a Santa Cruz con Yacuiba. Esta última ciudad que constituye un punto fronterizo im­
portante para la emigración temporal o definitiva en la década de los 90, por razones
coyunturales se convirtió en una zona receptora de inmigrantes dedicados a activida­
des comerciales y agrícolas para proveer a centenares de visitantes argentinos que visi­
taban la ciudad. La caída del comercio formal e informal con la Argentina agregó un
contingente campesino y ex campesino comerciante al grupo de los excluidos sociales
y económicos en busca de soluciones desesperadas.

139
Varios de los campesinos sin tierra explicaron que actuaron obligados por:

• El hambre y la posibilidad real de no tener cómo alimentar a sus familias.


• La falta de recursos económicos o de un pequeño capital disponible para iniciar
una actividad económica independiente.
• La certeza de que de otro modo no accederían a la tierra.

La desesperación y el desconocimiento, pero también la ausencia de otras alter­


nativas para un acceso directo y rápido a la tierra, aceleró la organización de un núcleo
campesino que en torno a una estructura de tipo sindical campesina procedió a la toma
del fundo Pananti; el aparente éxito de esa acción provocó que ese modelo organizativo
se replicara y se sucedieran otras tomas de propiedades inicialmente respaldadas por el
dirigente Ángel Durán de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de
la Provincia Gran Chaco (F.S.U.T.C.).
Si bien es cierto que sólo campesinos más vigorosos, aventureros o desesperados
pueden emigrar a zonas vírgenes, sin carreteras, escuelas, hospitales, médicos y veci­
nos, la condición de campesinos no chaqueños ni tarijeños con conductas beligerantes
y prácticas sindicales andinas, creó una brecha con los campesinos chaqueños que no
pudo ser borrada aunque contasen en sus filas con campesinos del valle tarijeño que
también habían llegado como inmigrantes.
Debemos recordar que en principio la oferta de obtención rápida de tierras atra­
jo a numerosos campesinos pobres, antiguos y recién llegados, comerciantes informa­
les ex campesinos e inclusive a algunos de origen guaraní, a todos los cuales se pedía
un aporte económico regular para sostener el Movimiento Sin Tierra.
Al cabo de unos meses, con el incremento del conflicto, las amenazas de desalojo
violento y tras haber invertido sus aportes sin ver beneficios inmediatos muchos de ellos
optaron por alejarse.
Otra factor que posiblementene haya debilitado al MST fue la predisposición a rea­
lizar acciones colectivas de hecho, sin apelar primero a procedimientos legales que po­
dían beneficiarles como la solicitud oficial de reversión de tierras de predios
abandonados. Varios acuerdos firmados con al Subprefectrura que establecían precarios
status quo al conflicto fueron constantemente dejados de lado por militantes de base y
dirigentes, desconociendo la legitimidad y rechazando las normas agrarias vigentes.

140
El surgimiento del MST en la región, sus constantes demandas, marchas, bloqueos,
tomas de propiedades e intervención de oficinas generaron convulsión social en el Chaco
y reacciones violentas en los sectores chaqueños que se sientieron agredidos. Las situa­
ciones de conflicto no disminuirán en el futuro inmediato porque los actores sociales
se reposicionaron luego de la masacre de Pananti.
Esa masacre pudo ser evitada. La posible intervención a los núcleos de asenta­
miento con el fin de desalojarlos violentamente era un rumor que recorría diariamente
las calles de Yacuiba en los momentos más álgidos. Las autoridades de la región tenían
que haber previsto la posibilidad de que se dieran nuevos enfrentamientos, pero no lo
hicieron; el sector ganadero con sus amenazas y su influencia en la región que le per­
mitía contar con el apoyo de autoridades judiciales, policiales y medios de comunica­
ción, provocaban inseguridad y temor en las filas del MST. Paralelamente las acciones
beligerantes y colectivas del MST, crearon un sentimiento de riesgo aún en sectores ur­
banos, que con un fuerte acento regionalista, se sentía invadido.
En una situación tan difícil, la actitud negligente de las autoridades llamadas por
ley permitió que se desencadenaran las acciones violentas que concluyeron con la ma­
tanza de Pananti. El Estado tiene responsabilidad directa en esos luctuosos hechos al
no gestionar y solucionar de manera más adecuada esas situaciones.
Después de Pananti, el MST ha intentado fortalecerse, sus miembros han tomado
conciencia de su lucha mejorando su organización a través del relacionamiento con otras
organizaciones sindicales a nivel nacional y, ante la crisis de la dirigencia sindical nacio­
nal, busca por intermedio de sus lideres convertirse en un ente matriz que agrupe a los
demás sectores de trabajadores del país.
En el año 2001, el INRA ha ofrecido dotar al MST con 7.600 hectáreas detectadas
como tierras fiscales localizadas en la Tercera Sección de la Provincia Gran Chaco. Estas
se encuentran en el área de influencia rural de Villa Montes cerca de las fronteras con
el Paraguay, las cuales están en colindancia con la Tierra Comunitaria de Origen (T.C.O.)
del pueblo Tapíete. Por el tipo de ocupación, el uso de los recursos naturales que aplica
dicha comunidad indígena y las demandas de tierras de otro pueblo indígena, el
Weenhayek, se prevé nuevos conflictos entre los pueblos indígenas y los nuevos
asentamientos, especialmente por las características de ocupación del suelo.
Los hechos de violencia ocurridos a fines del 2001 en las comunidades de La En­
conada en El Choré situado en Santa Cruz (simultáneos a la realización de un Primer

141
Congreso organizado por el MST-Bolivia), manifiestan la gravedad del confiicto en tor­
no al acceso, uso y tenencia de la tierra a escala nacional.
Por todo lo dicho, se puede sostener que el conflicto por la tierra en el Chaco
se ha convertido en un enfrentamiento entre clases sociales: la matanza de seis cam­
pesinos, la detención de dos dirigentes que no estaban en el lugar de los hechos, el
procesamiento judicial de 40 campesinos (la mitad de ellos heridos de bala), ha abierto
en el Chaco una herida que pudo haber sido evitada. Hoy, la lucha por la tierra es
una cruenta lucha de sectores sociales en la que la tenencia de la tierra es sólo un
elemento en el conflicto.
En el conflicto están entrelazados los intereses de cada uno de los sectores
involucrados como por ejemplo el sector ganadero que en conjunto son los propieta­
rios de grandes extensiones de terrenos, algunos dedicados a la crianza de ganado, otros
a la producción de granos, y varios sin efectuar trabajos de relieve en sus tierras, constitu­
yéndose éstas en fundos abandonados o disponibles para ser loteados al mejor postor.
La frágil base jurídica del derecho propietario en las tierras chaqueñas, sumada
al temor de nuevos asentamientos por parte del MST, generó una actitud de descon­
fianza del sector de la banca privada a seguir brindando financiamiento para présta­
mos a favor de propietarios productores o ganaderos (de tierras ocupadas o
susceptibles de ocupación por parte del MST). De la misma manera la banca no está
dispuesta a asumir el riesgo de reclasificar y refinanciar a sus deudores morosos que
se encuentran en esa situación.
El papel del “Comité de Defensa de la Propiedad Privada” en el conflicto parecía
ser muy importante al inicio de la investigación. Sin embargo, al profundizarla pudimos
establecer que su presencia fue esporádica y que más bien respondía a los intereses de
los grandes ganaderos. No es una organización reconocida por todos los sectores y para
algunos fue un comité surgido al calor del conflicto con el MST. Sus objetivos no fueron
claramente definidos y sus acciones violentas descalificaron los derechos propietarios
de los dueños de la tierras tomadas por el MST.
Con excepción de las poblaciones indígenas, particularmente los weenhayek, a
su turno todos fueron migrantes incluidos los ganaderos que ahora abanderan con tan­
to fervor la chaqueñidad. La diversidad de tiempos y procedencias en el proceso de mi­
gración configuran un complejo escenario social donde es difícil hablar de “una” o “única”
identidad chaqueña, sino más bien de la coexistencia de una diversidad de identidades

142
y culturas. De ahí resulta que la identidad regional o “chaqueñidad” es simplem ente un
discurso básicamente instrumentalizado por las élites regionales en su interpelación a
los migrantes recientes y también a los propios indígenas.
En la región chaqueña existía un m odelo agroexportador de monocultivo basado
en la producción de soya, la misma que era procesada por la hoy desmantelada Fábrica
de Aceite de Villamontes dependiente de niveles internacionales de precios de m ate­
rias primas; por otra parte, secundaban los cultivos de maíz destinados a consumo, ven­
ta y forraje para el ganado. Los nuevos asentamientos dan una nueva opción de diversidad
económ ica por la variedad de productos que trabajan.
Empero, se debe tener en cuenta que la presencia de entidades financieras pri­
vadas que trabajan con especial énfasis en el área rural y la actual crisis económ ica
despliegan una nueva fase especulativa de la tierra, com o efecto de la dificultad de
m uchos pequeños y m edianos productores para m antener la propiedad de sus pre­
dios anteriorm ente hipotecados en esas instituciones de crédito o en el desapareci­
do Banco Agrícola.
Además, la actividad hidrocarburífera ha dinamizado pequeños segmentos de la
econom ía regional chaqueña. Uno de los impactos más im portantes con relación a la
tierra es el increm ento de su valor debido al pago de servidumbre que se ha realizado
con la construcción del Gasoducto Yacuiba Río Grande (GASYRG) y la compra de pro­
piedades agrícolas por parte de empresas petroleras donde existen reservas gasíferas y
petrolíferas. Otro de sus impactos a futuro será el ingreso de regalías, todavía imper­
ceptibles a nivel local.
Gradualmente también adquieren creciente importancia la agricultura y la explo­
tación m aderera, siendo otro factor de la aparición de un mercado negro de tierras (si
bien el sector dedicado a la producción agrícola no es nuevo, se está dando mayor im­
pulso tanto por quienes integran APOGEA ‘Asociación de Productores de Grano” como
tam bién de los pequeños propietarios).
Por todo ello, la necesidad de una nueva distribución de la tierra es innegable y el
trabajo que está realizando el INRA debiera concluir con la identificación de tierras que
pudieran ser revertidas y dotadas a campesinos que carecen de tierra. Lamentablemen­
te, a seis años de la implantación de la Ley del Instituto Nacional de Reforma Agraria
se ha avanzado muy poco lo que ha generado en el país una desconfianza absoluta
hacia los resultados del saneam iento del INRA. Además existe una sobreposidón de

143
demandas de tierras comunatrias de origen de los pueblos indígenas y de campesinos sin
tierra que dem uestra que las aspiraciones de los diferentes grupos no serán satisfechas.
El Estado ha intentado vanamente solucionar el conflicto por la tierra convocan­
do a una “Cumbre por la Tierra” en dos oportunidades, mientras duraba el conflicto
(en noviembre de 2001 en el departam ento de La Paz y en enero del 2002 en Sucre);
ambos eventos fracasaron.
El proceso de saneam iento y titulación de propiedades en el Gran Chaco marcha
muy lentam ente, la seguridad jurídica de la propiedad no ha mejorado. Pese a haberse
priorizado a través del Decreto Supremo 25848 el saneam iento en propiedades ocupa­
das por el MST, hasta el m om ento la misma se halla estancada y la complejidad de ele­
m entos jurídicos presentados como fraudulentos (propiedades hasta con tres títulos o
semiabandonadas), sólo viene consum ando el fracaso.

144
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152
Anexo
Documentos

1. - Convenio Interinstitucional del Junio del 2000


2. - Proclama del MST. Junio 2001
3. - Plataforma de Demandas Julio 2001
4. - Acta de Reunión de noviembre del 2001

COWVEWIOIMTERIWSTITUCIONAL

Que, en atención al pliego petitorio presentado por la Federación Unica de Trabajado­


res Campesinos de la Provincia Gran Chaco del 14 de junio de 2000, se ha llevado ade­
lante varias reuniones en la sede del Comité Cívico del Departamento con la participación
de diferentes instituciones Departamentales.
Qué, luego de un amplio análisis, se acuerda suscribir el presente convenio de
compromisos, bajo los siguientes puntos:
Problemática tierra

1.- Inmovilización y paralización de trabajos en las propiedades Pananti, Los Sotos,


el Quinchao, San Isidro, Caiza “J”, Sachapera, Timboy-Tiguazu, Villa Primavera,
Yaguacua, Ibtabicua, Cañón Oculto, Tatarenda y San Francisco del Inti, dentro
de cada proceso de reversión por abandono de tierras y declaración de zona de
conflicto en la provincia Gran Chaco del departamento de Tarija.

155
2.- Prosecución dentro del procedimiento de reversión a denuncia de abandono de
tierras en el fundo Pananty ante la Comisión Agraria Depatamental y sustanciado
por la Dirección Departamental del INRA Tarija.
3.- Identificación de tierras de libre disponibilidad en la primera sección de la pro­
vincia Gran Chaco, en un plazo no mayor a 60 días computables a partir del inicio
de trabajo en el campo por la Comisión técnica enviada por la Dirección Nacional
del INRA el día miércoles 21 del presente mes.
4.- Elaboración de convenio interinstitucional para el establecimiento y ejecución de
un programa de asentamientos humanos en la provincia Gran Chaco, dando prio­
ridad a la demanda de la Organización de los núcleos sin tierra.
5.- La Prefectura del Departamento, se compromete a garantizar la pacífica conviven­
cia social en la zona de conflicto, velando por el respeto de los derechos constitu­
cionales de todos los ciudadanos, bajo supervisión de la Central Obrera
Departamental, Pastoral Social y Derechos Humanos.
Problemática social

1.- Defensa Civil se compromete a proveer de alimentos a los campesinos sin tierra en
coordinación con sus dirigentes campesinos previa identificación y evaluación de re­
querimientos alimenticios por el tiempo de 60 días a iniciarse la próxima semana.
2.- CUMPLIMIENTO DE CONVENIOS SUSCRITOS EN FECHA 20 DE MARZO DE 2000:
a.- Con relación a los 17 pozos por perforar con la misión China en la Provin­
cia Gran Chaco se ubicarán en zonas consensuadas por la prefectura del
Dpto. y los representantes de la Federación de Campesinos del Gran Cha­
co en el plazo de una semana desde la firma del presente convenio.
b.- En relación con la ambulancia, lote de medicamenteos y herramientos com­
prometidas se entregarán hasta el día viernes 23 de junio a la Sub-Prefectu-
ra de la Provincia Gran Chaco para el uso y administración coordinada con
la Federación de Campesinos del Gran Chaco.
c.- En lo referente del mejoramiento de vivienda se compromete la interven­
ción desde la próxima semana del PMA, para realizar el trabajo mediante la
modalidad de alimentos por trabajo para 60 viviendas como plan piloto de
futuros proyectos en la zona, la priorización de las viviendas se realizaran

156
en coordinación con la Federación de Campesinos del Gran Chaco. Asimis­
mo se gestionarán futuros proyectos con el Ministerio de Viviendas para la
construcción o mejoramiento de las mismas.
d.- Una vez recibida la identificación del requerimiento vial por parte de los cam­
pesinos de la zona el compromiso es el de realizar los proyectos para pre­
sentar a los financiadores y buscar su posterior construcción como proyectos
concurrentes entre la Prefectura y el Municipio respectivo. Durante la eta­
pa de ejecución del proyecto la contraparte local será cubierta tanto por el
Municipio como por la Prefectura del Dpto.

Es dado en la ciudad de Tarija a los 17 días del mes de Junio del 2000.

Para constancia del fiel cumplimiento del presente documento firma el mismo las
siguientes personas en representación de sus Instituciones.

Ing. Oscar Vargas Molina


Prefecto y Comandante General del Departamento

Dr. René Cavero Dra. Cinthia Armijo Dr. Jorge Mercado


Dir. Dptal. Inra INRA Nal. INRA Nal.

Dr. Luís Flores Ángel Durán Luis Alfaro Arias


F.S.U.T.C.P.G.CH. F.S.U.T.C.T. FDUTC

Ing. Santiago Pérez Walter Mogro Tamer Medina


POTE. COM. AGR. COD A.P.DD.HH

RR.PP. Luís Portillo H: Gerardo Aguirre U. Esteban Miranda


PASTORAL SOCIAL DIPUTADO NACIONAL C. AGROP.TJA.

Herlinda Méndez
STRIA. GRAL. CENTRAL
CAMPESINOS SIN TIERRA

157
MOVIMIENTO SIN TIERRA BOUVIA
PROCLAM A

A los pueblos, naciones y trabajadores de Bolivia;


A los Poderes Públicos del Estado Boliviano;
A las conciencias libres y democráticas;
Hermanos y hermanas, compañeras y compañeros:

Han transcurrido 48 años desde la reforma agraria y 176 desde la independencia


de la República y aún hoy nuestros pueblos y naciones originarias siguen tratados
con desprecio y como parias en la tierra que los vio nacer y que nos legaron nues­
tros antepasados.
Despreciados, despojados y marginados por nuestro origen, por nuestro apelli­
do, por nuestro color, por nuestra cultura, por nuestras lenguas por nuestras formas de
ser y de vivir, por nuestras creencias y nuestras formas de entender el universo, es más
de 500 años, ahora el Estado boliviano y sus clases gobernantes pretenden condenar­
nos a la servidumbre y el oprobio eternos.
El destino que nos han asignado es el de obreros y campesinos pobres, el de se­
res humanos sin derechos ni razón.
En los campos, la tierra que trabajamos no es nuestra. Y nuestros hermanos es­
tán sometidos a la vil condición de “mozos”, siervos y peones en las haciendas de las
latifundistas, terratenientes y mercaderes. En las ciudades, nuestra vida no es mejor que
la de las bestias de cargas.
De los 109 millones de hectáreas que tiene Bolivia apenas 4 millones de hectá­
reas han sido otorgadas a 550.000 familias campesinas e indígenas en 48 años de refor­
ma agraria. Sin embargo, una minoría social de apenas 40.000 latifundistas y mercaderes
de tierra han sido beneficiados con la propiedad de 32 millones de hectáreas.
Cientos de miles de aymaras, quechuas sobreviven en el Altiplano arañando pie­
dras en los surcos que apenas son más grandes que los títulos de propiedad que el Es­
tado les debe. Y frente a ellos la opulencia, el derroche, la soberbia y el desprecio de un
puñado de latifundistas, banqueros y comerciantes que no sólo han acaparado las tie­
rras productivas del país, sino que además se han apropiado de nuestros bosques, nues­
tras aguas y ríos, nuestras selvas y montañas, nuestro mineral y nuestro petróleo, nuestros

159
animales silvestres y nuestros recursos biogenéticos. En fin, de todo lo que la naturale­
za dio a nuestros pueblos y naciones originarias.
Sin créditos, sin semillas , sin transporte, sin mercados para sus productos, los
campesinos e indígenas son devorados por el m onopolio de los gremios empresariales
que se apropian de sus productos y les pagan precios miserables.
Los cientos de miles de originarios y campesinos sin tierra, deambulan por las ca­
lles de las ciudades, sobreviviendo indignamente y condenados a la mendicidad, otros
cientos de miles de hom bres y mujeres se alquilan en las haciendas por un m endrugo
de pan y son condenados a la esclavitud.
Para los campesinos sin tierra no hay salud, no hay educación, no hay trabajo, no
hay salario, no hay techo ni tierra propia, no hay hogar no dignidad humana. Para el
Estado y sus gobernantes, somos asaltantes de la sacrosanta propiedad privada. Para los
latifundistas y mercaderes de tierra, somos delincuentes. Y más tem prano que tarde,
sólo hay garrote, represión y m uerte contra nosotros.
De cada 10.000 mujeres embarazadas se nos m ueren 300 al m om ento del parto.
Y son nuestras hermanas, madres y esposas las que m ueren. De cada 1.000 niños, se
nos m ueren más de 190 antes de cumplir 5 años de vida. Y son nuestros hijos los que
m ueren por desnutrición y enferm edades curables causadas por la pobreza. De cada
1.000 estudiantes que inician la escuela sólo 5 llegan al bachillerato, y apenas uno es del
campo. Y esos niños y niñas, son nuestro hijos y herm anos. Nuestra esperanza de vida
es de 39 años en Potosí, de 55 en Santa Cruz, 47 años en La Paz, y estamos condenados
a morir prem aturam ente por causa de la pobreza extrema en que vivimos.
Miles de nuestros hijos trabajan de día y de noche en las calles de la ciudades
para llevar un m endrugo de pan a sus hogares; miles de mujeres pobres han sido lanza­
das al escenario de la prostitución. De cada 100 personas en edad de trabajar, 29 no
tiene em pleo fijo. El salario mínimo vital es de apenas 300 bolivianos, lo que significa 10
bolivianos para alimentar una familia. Y los obreros, los empleados, los trabajadores ahora
tienen que trabajar hasta 10 y 14 horas por día para conservar sus em pleos y salarios
miserables. Más de 60 por ciento de la población urbana nacional no tiene vivienda pro­
pia, y sus familias viven hacinadas en tugurios sin servicios básicos de agua potable, al­
cantarillado e higiénicos. Y en el campo, está situación de extrema pobreza es aún más
dramática e inhumana.

160
i Qué conciencia digna, qué hom bre y qué m ujer que no se respete a si misma,
no se rebelará ante semejantes condiciones de pobreza e individualismo en que viven
más de 6 millones de bolivianos, mientras una minoría de ricos nacionales y extranjeros
se enriquecen m ucho más con la sangre, la vida y la m uerte de nuestros pueblos y na­
ciones originarias?.
Extranjeros y despreciados en nuestra propia tierra y en nuestro propio país,
por aquellos que en verdad “ colonizaron” y se apropiaron de nuestras tierras a fuer­
za de violencia barbarie y crimen, no es posible para ninguna conciencia libre sopor­
tar tanta iniquidad.
Aliora, cuando la globalización y la econom ía de mercado convierten al hom bre
en lobo del hom bre, a las naciones industrializadas en depredadoras de las naciones
del Sur de la tierra, a los Estados ricos en devoradores de los Estados pobres; ahora
cuando el capital transnacional aliado con los latifundistas, los madereros, los banque­
ros, las em presas petroleras, la oligarquía minera y los mercaderes de tierras, preten­
den devastar y term inar de saquear nuestro país y sus recursos naturales; ahora cuando
esa santa alianza de corruptos y politiqueros que nos gobierna a nom bre de una dem o­
cracia de privilegios para unos pocos, y de oscurantism o y miseria para millones de bo­
livianos, ahora, cuando el Estado corrupto y explotador construye nuevas leyes para
sojuzgar a nuestros pueblos, y daba por hecho la sumisión de millones de hom bres y
mujeres, de millones de obreros, campesinos e indígenas; precisam ente ahora, cuando
los agoreros del capitalismo anunciaban el fin de las ideologías y el nacimiento de un
nuevo siglo de oprobios para la humanidad; ahora en los inicios del siglo XXI se co­
mienzan a levantar las voces, las conciencias y los puños de millones de hom bres y m u­
jeres que en todas las latitudes del continente am ericano y de nuestra m adre tierra
reclaman el derecho legítimo a la tierra y a la libertad, a la justicia y al techo propio, al
pan y al trabajo, a la cultura, a la vida, a la dignidad y a sus derechos humanos.
No podía ser de otra manera, y no debían esperar m enos los que por más de 500
años usurparon nuestras tierras y nuestras riquezas, y nos convirtieron en bestias de
carga sin derechos ni dignidad. No serán suficientes sus leyes ni sus ejércitos para con­
tener la fuerza de los andrajosos y desposeídos, de los cientos de miles de campesinos
e indígenas sin tierra que ahora, desde la frontera sur de su m adre tierra, reclaman en
multitudes los derechos que una minoría social de privilegiados les negó por más de
500 años.

161
Y desde las áridas tierra del Chaco boliviano, saqueado por esas minorias apartidas
y explotadoras, se levantan los campesinos y originarios sin tierra ocupando los latifun­
dios improductivos para recuperar con legítimo derecho lo que siempre les perteneció
y les fue usurpado por siglos.
Con sus whipalas y sus cantos de esperanza, con su fuerza invencible forjada en el
sufrimiento diario, con sus manos encallecidas que han dado riqueza a una minoría de
latifundistas acaparadores; con su férrea voluntad de pueblos, para reestablecer el poder
del derecho legítimo de los pobres y las mayorías sociales sobre la hipócrita legalidad de
las leyes de una minoría de ladrones y mercaderes; con el Instrumento político que cons­
tituyen a diario para edificar una sociedad de hombres y mujeres libres; los desposeídos
del campo proclamamos hoy el nacimiento del Movimiento Sin Tierra.
No nos detendrán las mordazas ni el autoritarismo de las leyes de una minoría
social. La tierra es nuestra, siempre fue nuestra y volverá a ser nuestra.
No quedará en el país un solo centímetro en manos de los usurpadores y merca­
deres, de los oligarcas y los latifundistas. Como también no quedará un solo campesino
que no tenga su techo y su propia tierra donde trabajar.
Y junto a los pobres y desposeídos, a nuestras naciones y pueblos originarios, los
sin tierra marcharemos en toda la geografía del territorio nacional recuperando la tierra
y nuestros recursos naturales, que por legítimo derecho nos pertenecen; devolviéndo­
nos a nosotros mismos la dignidad que fue arrebatada por siglos, redistribuyendo el tra­
bajo por nosotros mismos, recuperando nuestro derecho a la vida, a la educación y a la
salud, construyendo un Estado de naciones y pueblos originarios libres; aplastando la
iniquidad de un modelo neoliberal de despojo y saqueo que se nos ha impuesto; y de­
rrotando a las oligarquías y sus politiqueros que nos gobiernan por la fuerza de sus le­
yes y sus instituciones corruptas.
Ha despertado al fin esta gigante de pueblos y naciones oprimidas, y sólo nos es­
pera el camino de la victoria, de la justicia, la dignidad y el derecho a vivir y a gobernar­
nos como nosotros lo hemos soñado.
“ VIVA EL PRIMER ENCUENTRO NACIONAL”
Yacuiba - Bolivia, 10 de junio del 2001
Aprobado por unanimidad en el pleno del Encuentro Nacional

162
PLATAFORMA DE DEMANDA DE LOS TRABAJADORES
CAM PESIN O S DEL GRAN CHACO

Introducción:
Los trabajadores campesinos somos los más afectados por efecto de la profunda crisis
económica que agobia y estrangula a todos los bolivianos, producto de ellos tenemos
como resultado un impresionante porcentaje de pobres en el área rural a ello, se suma
la inoperancia de gobiernos municipales para implementar proyectos de desarrollo en
las comunidades campesinas.
Esta dramática situación por la que estamos atravesando a pesar de los constan­
tes reclamos a las autoridades que hasta ahora no nos escuchan, nos coloca en la obli­
gación de presentar nuevamente nuestras demandas sociales y económicas, tomando
en cuentas que a pesar de las crisis, los pequeños productores campesinos son los que
abastecen los mercados primarios de todo el país, sin embargo seguimos marginados
sin ninguna ayuda de parte del gobierno local, departamental y nacional.
Por ello, presentamos nuestras demandas para que se considere a la brevedad po­
sible, porque para nosotros esta terrible realidad ya es insostenible.
I.- Tema social

1.1. - Implementación de un amplío program a social: esto implica

a) Construcción, ampliación y equipamiento de Escuelas y Centros de Salud en todo


el área rural.
b) Creación de nuevos ítems profesores y médicos
c) Electrificación, ampliación en comunidades que aún faltan ejecutar.

2.1. - Revisión y modificación de ia Ley 1715 o Ley INRA

a) Reversión inmediata de todos los latifundios que no cumplen la función econó­


mica y social en el Gran Chaco.
b) Reconocimiento inmediato con títulos a todos los núcleos de campesinos sin
tierra en la provincia Gran Chaco.

163
c) Destitución del Juez Agrario con asiento en Villa Montes por haberse comproba­
do caso de corrupción y prevaricato.
d) Perforación de pozos de agua y dotación a grupos familiares asentados en distin­
tas partes y comunidades.

II.- Tema económico

Infraestructura deportiva

a) Construcción y equipamiento de un centro de capacitación artesanal campesino.


b) Construcción de un centro de estudios técnicos humanísticos para educación de
adultos
c) Creación de un centro piloto de mejoramiento genético para pequeños ganade­
ros campesinos
d) Construcción e implementación de un verdadero mercado campesino en Yacuiba
con administración propia.
e) Creación de un Banco o Institución que otorgue créditos a los pequeños produc­
tores.
f) Mejoramiento, apertura y ripiado de todos los caminos vecinales y comunales en
la provincia.
g) Las empresas petroleras deben realizar obras de desarrollo en las comunidades
por compensación a daños del medio ambiente.
h) Instalación de pequeñas fábricas para transformación productiva, con administra­
ción comunal.

III. - Tema jurídico y violación a derechos humanos

3.1 . Esclarecimiento y sanción a los autores materiales e intelectuales de la Masacre


de Los Sotos, ocurrido el 4 de octubre del año 2000; devolución de bienes que­
mados y saqueados.
3.2 Resarcimiento de daños por destrozo de vivienda en la comunidad Salada Chica y
Salada Grande.

164
3.3. Respeto y garantías a los derechos constitucionales para los dirigentes y comunarios
en la Provincia Gran Chaco y cumplimiento de los acuerdos Nacionales.

IV.- Otros

4.1. Cumplimientos de anteriores convenios con autoridades regionales, departamen­


tales y nacionales.

Gran Chaco, 13 de julio de 2001

Fdo. Cecilio Herrera Fdo. Ermelinda Fernández


SIRIO. DE CONFLICTOS SIRIO. GENERAL

Fdo. Lidio Julián


SIRIO. DE RELACIONES

Fdo. Angel Durán


SIRIO. GENERAL C.S.U.T.C.B.

165
ACTA DE REUNION ENTRE REPRESENTANTES DEL MOVIMIENTO SIN TIERRA
CON EL GOBIERNO NACIONAL

En la ciudad de La Paz, en instalaciones del Ministerio de Asuntos Campesinos, Pueblos


Indígenas y Originarios, el día 20 de noviembre del 2001, se llevó a cabo la reunión en­
tre los dirigentes del Movimiento Sin Tierra y los Ministros de Gobierno, Desarrollo Sos-
tenible y Planificación, Agricultura, Asuntos Campesinos, Pueblos Indígenas y Originarios,
de Justicia y Derechos Humanos y el Director Nacional del INRA.
El objeto de dicha reunión fue atender la solución de los puntos planteados, ha­
biéndose concluido en los siguientes:

1 Investigación y sanción a ios responsabies de ios hechos de Pananti


Se constituirá una Comisión para dar seguimiento al proceso de investigación de los
hechos de Pananti, la misma viajará a Yacuiba a la brevedad posible. Esta Comisión esta­
rá integrada por el Ministro de Justicia, el Fiscal General de la República y la Asamblea
Permanente de Derechos Humanos de Bolivia.
La Comisión evaluará los resultados de la investigación, conjuntamente con los
representantes del MST en un plazo a acordarse. Si los resultados de esta evaluación no
satisfacen las expectativas se recurrirán a otras instancias.

Z.- Garantías a los com unarios y dirigentes a sí como las detenciones


El Gobierno ofrece protección al Presidente del Movimiento Sin Tierra y su familia.

3.- Atención a fam iliares de las víctim as a heridos


El Gobierno apoyará con los gastos médicos de los campesinos heridos en los hechos
de Pananti, hasta su recuperación total.
Igualmente asistirá de manera voluntaria a los familiares de los fallecidos. La Asam­
blea Permanente de Derechos Humanos coadyuvará en este esfuerzo.

4.- Solución a las demandas de titulación a comunidades del Chaco


Sobre las demandas de Saneamiento y Titulación en la región del Chaco se acuerda lo
siguiente:

167
• Dotar de acuerdo a la Resolución Administrativa No RSS - CTF No 0041/01 de
fecha 2 de abril de 2001. Previa inspección y trámites de ley, de 7600 Has. Identi­
ficadas como fiscales a favor de campesinos sin tierra.
• Dotación previa conclusión del saneamiento, de 1000 Has. Identificadas fiscales a
campesinos sin tierra o la tengan insuficientes de acuerdo a ley.
• Conclusión del saneamiento en un plazo de 60 días en las áreas priorizadas don­
de se encuentren las propiedades o comunidades Pananti, Los Sotos,
TimboyTiguazu, Chirimoyal, Campo Nuñez, Nuevo Amanecer y Los Arenales.
• Referente a Salada Grande y Salada Chica se emitirá una Resolución Determinativa
de área de saneamiento en un plazo de 4 días.
• Las tierras identificadas de libre disponibilidad, como resultado del saneamien­
to del polígono 1, serán dotadas a solicitud de los representantes de las comu­
nidades que cumplan con la función social y los requisitos de ley (Personalidad
Jurídica).

5.- Consideración del acta del 8 de noviembre


Con referencia al acta del 8 de noviembre se ratifica todo lo convenido por ambas par­
tes y se consideran los siguientes puntos específicos:
El Gobierno se compromete a gestionar los recursos necesarios para cumplir con
lo dispuesto en el D.S 25848 y así garantizar el saneamiento de la Provincia Gran Chaco.
Para atender las demandas planteadas por la Federación de Campesinos y Coloniza­
dores de la Provincia Ichilo se coordinará una reunión para tratar los temas específicos.
En constancia se firma la presente acta y se desestiman todas las acciones de pre­
sión por parte de las organizaciones sociales. Por su parte el Gobierno se compromete
a dar cumplimiento y seguimiento a todo lo convenido.

Ángel Durán Sacha Llorenti


Movimiento Sin Tierra Representante de la A.P.D.H.
(Mediador)

Florencio Horco Ermelinda Fernández


iicepresidente MST Rep. Reg. Gran Chaco

168
Marcos Escribe Perales
Rep. Reg. Gran Chaco

Mario Serrate Leopoldo Fernández


Ministro de Justicia y DD.HH. Ministro de Gobierno

Wigberto Rivero Ramiro Cavero Uriona


Ministro de Asuntos Campesinos Ministro de Desarrollo Sostenible

René Salomón
Director Nacional INRA

169
Autores

Omar Mendoza Cortez

Economista tarijeño, fue administrador de proyectos agropecuarios y actualmente es


coordinador de proyectos ambientales y ecoturismo de PROMETA.

David Cortez Franco

Psicólogo tarijeño, consultor independiente, actualmente realiza una investigación so­


bre conflictos laborales en instituciones.

Zedln Manzur Menduiña


Abogada tarijeña, actualmente trabaja como consultora para la Fundación Señor de la
Exaltación de La Paz, para la implementación de un albergue para niños de la calle de
la ciudad de El Alto.

Aldo Salazar Castro

Economista paceño, actualmente trabaja en el Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.)


en la ciudad de La Paz.

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