Resumen Sociologia General

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UNIDAD 1.1: El punto de vista de las Ciencias Sociales.

 Objetivo: comprender los procesos socio-históricos generales que hicieron posible la emergencia
de las ciencias sociales, y conocer la propuesta teórico-metodológica de los clásicos de la
sociología, subrayando los aportes que estos hicieron a cuestiones claves que interpelan el modo
en que los sujetos son/hacen la sociedad, la reproducen y la transforman.

UNIDAD 1.1: el contexto socio-histórico de surgimiento de las ciencias sociales en la Europa de los siglos
XVII y XIX. La relación entre el surgimiento de la sociología y las revoluciones burguesas, urbanización,
secularización y emergencia del capitalismo. Las ideas elemento y el objeto de estudio de la sociología. La
especificidad del punto de vista sociológico: las diferencias con el sentido común, las preguntas, los
problemas, las formas sociales. Desnaturalizar y relacionar biografía e historia. La utilidad de la sociología
para el no sociólogo.

 BAUMAN, Z. “pensando sociológicamente”. Introducción: sociología ¿para qué?

Bauman en este texto va a dar algunas herramientas para pensar el enfoque sociológico y las
especificidades del mismo.

Se ha aceptado que la sociología representa determinado cuerpo de conocimiento y ciertas prácticas que
utilizan este conocimiento, pero ¿qué hay en la sociología que la hace particular? ¿qué es lo que lo
diferencia de otras disciplinas y otras prácticas? Estas son algunas de las preguntas que se hace. Historia,
derecho, economía, ciencias políticas, sociología tienen mucho en común: todas se ocupan del mundo
hecho por el hombre, del aspecto del mundo que lleva la huella de la actividad humana.

Frente a esta pregunta va a plantear que cada disciplina aborda al mundo desde diferentes enfoques.
Entonces, las diferencias se dan por el tipo de preguntas, por los diferentes intereses, por los marcos
teóricos previos. Al existir tantas disciplinas diferentes, cada una de ellas con un enfoque diferente del
mundo, ¿cómo sabemos lo que es el mundo humano en sí mismo? El autor plantea que no conocemos el
mundo en sí, sino lo que hacemos con el mundo, se pone en práctica nuestra imagen del mundo, un
modelo prolijamente construido por bloques. Por ende, se puede decir que las diferencias entre las
disciplinas académicas no reflejan la división natural del mundo humano.

Además, plantea que estas diferencias no se dan por las prácticas de las diversas disciplinas, sino en el
tipo de preguntas típicas de cada rama de la investigación, que determinan la perspectiva cognitiva y
los principios utilizados para ordenar la información generada y organizarla en un modelo determinado
aspecto de la vida humana.

Lo que identifica a la sociología y le otorga su rasgo distintivo es considerar las acciones humanas
como elementos de elaboraciones más amplias, de una disposición no aleatoria de los actores que se
encuentran aprisionados en una red de interdependencia mutua (estado en el que la probabilidad de
que se realice una acción y su éxito dependen de lo que los actores son, hacen o pueden hacer). Los
sociólogos se preguntan qué consecuencias tiene esa interdependencia para el comportamiento real y
posible de los actores humanos.

La pregunta central de la sociología es ¿en qué sentido tiene importancia que cualquier cosa que
hagan o puedan hacer las personas dependa de otras personas?, ¿en qué sentido tiene importancia que
vivan en compañía de, en comunicación, en intercambio, en competencia, en cooperación con otros seres
humanos? Pregunta que constituye su dominio de discusión y la define como una rama autónoma de las
ciencias humanas y sociales.

Diferencia con el sentido común. Entre las diferentes formas de pensar de la que la sociología se
diferencia, es especial la del llamado sentido común, ese conocimiento rico pero desorganizado,
asistemático e inarticulado del que nos valemos para la vida diaria. Las relaciones de la sociología con el
sentido común están llenas de problemas decisivos para su naturaleza y su práctica. Son muy pocas las
ciencias a las cuales afecta el sentido común. Por ejemplo, para las ciencias naturales, el sentido común no
tiene nada que decir porque legos no tienen acceso a los objetos explorados por ellas.

Pero con la sociología las cosas son muy diferentes. Lo que estudia es la experiencia de la gente común
en la vida común y cotidiana, una experiencia accesible a todo el mundo. Una experiencia que antes de ser
estudiada por un sociólogo había sido vivida por un no sociólogo. Todo aquello que estudia la sociología
habla de algo que ya estuvo en nuestras vidas. Vivir en compañía de otras personas requiere una gran
cantidad de conocimiento, y este conocimiento se llama sentido común. Pueden identificarse por lo
menos cuatro diferencias fundamentales entre ambos:

1) Discurso responsable: Los sociólogos deben abstenerse de formular ideas que solo se sustentan
en sus creencias como si se tratara de conclusiones verificadas y que implican la autoridad de la
ciencia. Las reglas del discurso responsable exigen que el procedimiento que llevó a las
conclusiones finales y que garantiza su credibilidad esté abierto a un examen público ilimitado.
2) Tamaño del campo del que se extrae el material para el juicio: para el sentido común ese
campo se limita al mundo de nuestra vida personal. Pocas veces ampliamos el horizonte de
nuestra experiencia, ya que eso requiere de tiempo y recursos que no disponemos o que ya no
estamos dispuestos a invertir en ese esfuerzo. El hecho de que los sociólogos adopten una
perspectiva más amplia que la que ofrece el mundo de los individuos significa una gran diferencia;
no sólo cuantitativa (más datos, más hechos, estadísticas en lugar de casos aislados), sino una
diferencia en la calidad y los usos del conocimiento.
3) Modo en que cada uno procede para explicar la realidad humana: el sentido común tiende a
utilizar herramientas de explicación de los respectivos mundos privados, se cree que las
consecuencias de una acción es intención de alguien. Buscamos a las personas responsables de lo
que ha sucedido y cuando la encontramos creemos que nuestra investigación ha terminado. La
sociología se opone a esto, no cree que una persona es la causante de algo, sino que parten de
abstracciones y no de actores individuales o de acciones aisladas. Intentan explicar la condición
humana a través del análisis de las múltiples redes de la interdependencia humana.
4) Desfamiliarizar lo familiar: la manera en que entendemos el mundo y a nosotros mismos
depende del aspecto aparentemente autoevidente de sus preceptos. Esto descansa también en la
naturaleza rutinaria y monótona de la vida cotidiana que informa a nuestro sc (y es informada por
él). Es decir, cuando se las repite mucho, las cosas se tornan familiares y lo familiar es auto-
explicativo, invisible. No hay lugar para preguntas porque las cosas y personas “son como son”.
Por esto mismo, la familiaridad es enemiga de la curiosidad y la crítica. Generalmente la gente
rechaza la desfamilización, porque se pueden sentir humillados (aquello que conocían y estaban
orgullosos ha sido desvaluado). Pero tiene ventajas, ofrece nuevas posibilidades de vivir la propia
vida con mayor autoconciencia, comprensión, libertad y control. En cambio, la sociología actúa
como un intruso en ese mundo familiar regido por hábitos y por creencias que se realimentan
recíprocamente, perturba nuestra tranquila forma de vida con preguntas. Esas preguntas des-
familiarizan lo familiar. Ponen en tela de juicio la forma de vida habitual, y colocándola como
una de las formas de vida posible y no la natural ni la única.

A partir de esto, se entiende que el principal servicio de pensar sociológicamente es hacernos más
sensibles, para entender que los aspectos de nuestras vidas fueron creados por medio del ejercicio del
poder y los recursos humanos. Además, el pensamiento sociológico tiene el poder de antifijador, ya que
hace otra vez flexible un mundo que hasta ese momento parecía fijo, lo muestra como un mundo que
podría ser diferente de lo que es. Pensar sociológicamente significa comprender más a fondo a la gente
que nos rodea con sus proyectos y sus sueños, sus preocupaciones y sus desgracias. Podremos apreciar
mejor a los individuos en sí. Y, por último, favorece la solidaridad fundada en la comprensión y el
respeto mutuos, que se expresa a través de nuestra común resistencia ante el sufrimiento.

Las dos revoluciones. (Nisbet)

Las ideas fundamentales de la sociología europea son respuestas al derrumbe del viejo régimen, bajo los
golpes del industrialismo, la democracia revolucionaria y los problemas nuevos que ésta creará.

Ricos temas para la ciencia del hombre del siglo XIX: la localización del poder, la estratificación de la
riqueza y los privilegios, el rol del individuo en la sociedad de masas.

 BIANCHI, S. (2013) Historia social del mundo occidental. Capítulo 3.

Procesos que terminaron con el triunfo de una sociedad burguesa y capitalista. La época de la doble
revolución.

Dentro de una sociedad en donde predominaba la vida rural, dominadas por monarquías absolutas,
las transformaciones comenzaron en dos países rivales: Inglaterra y Francia. Estos dos procesos
constituyeron las bases del mundo contemporáneo, y tuvieron un impacto mundial.

Revolución industrial inglesa: transformo la economía mundial del siglo XIX

Revolución francesa: transformo la política e ideología mundial.

 La revolución industrial en Inglaterra.

Comenzó entre los años 1780 y 1790 (fines del siglo XVIII). Se detectó un aceleramiento del
crecimiento económico, que implicó cambios cualitativos: las transformaciones se producían en y a
través de una economía capitalista.

Se puede considerar al capitalismo como un sistema de producción, pero también de relaciones


sociales. Las principales características son:

1. Trabajo proletario: las personas venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario.


2. Las personas no tienen otra opción que vender su fuerza de trabajo ya que no son los dueños de
los medios de producción.
3. Hay una separación entre los productores directos (la fuerza de trabajo) y la concentración de los
medios de producción (propias de una clase social: la burguesía)

Los orígenes de la revolución industrial.

¿Por qué esta revolución se produjo en Inglaterra a fines del siglo XVIII? (tres factores)

El primer factor que explica esta posición es que, en Inglaterra, la economía agraria se encontraba
muy transformada a partir del desarrollo de una agricultura comercial. La agricultura se encontraba
preparada para cumplir con sus funciones básicas en un proceso de industrialización. Esto implicaba un
aumento de la productividad ya que permitía alimentar a más gente y, además, permitía alimentar gente
que no trabajaba la tierra, una creciente población no agraria. A su vez, acabó con la posibilidad de
muchos campesinos de seguir subsistiendo, quienes se vieron obligados a vender su fuerza de trabajo, lo
que también implicaba una emigración hacia la ciudad.

Por otra parte, esto también produjo un mercado interno, ya que esta nueva forma creaba
consumidores, gente que recibía salarios y que para satisfacer sus necesidades básicas debía ir al
mercado. De aquí se sigue la creación de un mercado interno extenso y estable. A partir de éste recibieron
un importante estimulo las industrias textiles, de alimentos y la producción de carbón. Pero esto no era
todo, Inglaterra también contaba con un mercado externo. Sus colonias proporcionaban un mercado en
constante crecimiento, por ejemplo, en las indias occidentales con el algodón.

El desarrollo de la revolución industrial.

La etapa del algodón.

La constante ampliación de la demanda de textiles ingleses llevó a los empresarios a mecanizar la


producción, era necesario introducir una tecnología que permitiera ampliarla. La industria textil requirió
innovaciones tecnológicas sencillas y baratas. Esto permitió una rápida transferencia de ingresos del
trabajo al capital y contribuyó al proceso de acumulación.

La etapa del ferrocarril.

El estímulo para que Gran Bretaña se desarrollara provino de los mismos cambios que se estaban
viviendo: a partir del crecimiento de las ciudades crecía también la demanda hacia el carbón, principal
combustible doméstico. De esta forma, la urbanización estimuló la explotación de las minas de carbón, en
donde se empleaban las máquinas de vapor. La demanda era tan grande y las minas necesitaban un
eficiente medio de transporte, por lo que impulsó un nuevo invento: el ferrocarril.

La misma producción de ferrocarriles, vagones, vías, etc., generó una demanda de producción de
hierro y carbón. A pesar de su alto costo, este rápidamente se transformó en su principal ventaja, porque
lo empresarios, a partir de las primeras generaciones de industrias, habían acumulado demasiada riqueza
que invirtieron en ferrocarriles.

El ferrocarril fue la solución para la crisis de la primera fase de la industria capitalista: movilizaron
acumulaciones de capital con fines industriales, generaron nuevas fuentes de empleo.

Las transformaciones de la sociedad.


Tanto en Inglaterra como en Francia, la revolución transformó profundamente la sociedad. Para
las antiguas aristocracias y las antiguas burguesías mercantiles y financieras, los resultados fueron
beneficiosos.
El proceso de industrialización generaba a muchos “hombres de negocios” que, aunque habían
acumulado fortuna, eran demasiados para ser absorbidos por las clases más altas, y comenzaron a
definirse a sí mismos como “CLASE MEDIA”, una nueva burguesía industrial. Estaban dispuestos a
combatir contra las demandas de los trabajadores que, en su opinión, no se esforzaban lo suficiente ni
estaban dispuestos totalmente a aceptar su dirección.

Los nuevos métodos de producción modificaron profundamente el mundo de los trabajadores.


Para lograr esas transformaciones en la estructura y el ritmo de la producción debieron introducirse
importantes cambios en la cantidad y la calidad del trabajo. Y esos cambios constituyeron una nueva
clase social: el proletariado o clase obrera. Ellos venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario y
este mismo proceso los llevó a tener un único lugar de trabajo: la fábrica.
En las primeras etapas resultó clave el aporte de la mano de obra femenina e infantil. A pesar de
obtener un salario menor que el hombre, las mujeres constituyeron la base de la intensificación del
trabajo. Además de trabajar, ellas también enseñaban y supervisaban el trabajo de los más jóvenes, y
transmitían las habilidades a las nuevas generaciones de la fuerza de trabajo industria.

El trabajo en la fábrica impulsó una regularidad y una rutina completamente diferente a la del
trabajo pre industrial. Hubo un incremento de la división del trabajo a un grado de complejidad
desconocido hasta entonces, y modificó profundamente las conductas laborales: las actividades del
trabajador debían adecuarse cada vez más al ritmo y regularidad de un proceso mecánico.

El desarrollo urbano de la primera mitad del siglo XIX empujó a los trabajadores pobres a grandes
concentraciones de miseria alejadas de las nuevas zonas residenciales de la burguesía. Las condiciones de
vida en estas concentraciones obreras, el hacinamiento, y la falta de servicios públicos favoreció la
reaparición de epidemias, como el cólera y el tifus.

En las últimas décadas del siglo XVIII apareció la primera forma de lucha en contra de los nuevos
métodos de producción, el ludismo, donde destruían las máquinas que competían con los trabajadores
en la medida que suplantaban a los operarios. Continuó empleándose como forma de expresión para
obtener aumentos salariales y disminución de la jornada de trabajo. Y hacia 1811 y 1812 el MOVIMIENTO
LUDISTA adquirió tal extensión que las leyes implantaron la pena de muerte para los destructores de
máquinas.

Pero las demandas no se limitaban a la mejora de las condiciones de trabajo ni al aumento de los
salarios, sino que también aparecieron cuestiones vinculadas con la política. En este sentido, la influencia
de la revolución francesa fue significativa: el jacobinismo había dotado a los viejos artesanos de una
nueva ideología, la lucha por la democracia y por los derechos del hombre y del ciudadano. De esta forma,
a pesar de una legislación represiva, comenzaron los movimientos que configuraban las primeras formas
de lucha obrera.
 La revolución francesa.

Los orígenes de la revolución. En Europa imperaba el absolutismo, un sistema de gobierno en


donde el rey conserva todo el poder por un derecho divino. El rey de ese momento era Luis XVI, y debajo
de él se encontraban tres estamentos: la nobleza, el clero y los comunes. Pero ya desde mediados del siglo
XVIII se notaban profundos cambios en las ideas y las concepciones del mundo, impulsados por la
“ilustración”.

La ilustración fue un movimiento cultural e intelectual que nació a mediados del siglo XVIII y duró
hasta los primeros años del siglo XIX. Fue especialmente activo en Francia, Inglaterra y Alemania. Éste
inspiro profundos cambios culturales y sociales, uno de los más importantes fue la revolución francesa.
Estos pensadores sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y
la tiranía para construir un mundo mejor. Este tipo de pensamiento se expandió a partir de ciertas
reuniones realizadas en espacios donde los individuos hacían un uso público de la razón.

A partir de ello se expande la idea de que el sistema vigente es injusto e inmoral, y esta nueva cultura
política reflejaba las crisis de legitimidad de la monarquía absoluta.

 La primera etapa de la revolución: 1789-1791.

La intención de Luis VXI de disolver la asamblea nacional por la fuerza provocó un levantamiento
popular que agudizó el proceso: se produce la toma de la bastilla (1789), hecho que simboliza la caída del
absolutismo y el comienzo de un periodo de liberación. Esta revolución se extendió por todo el país.

En ese mismo año se aprueba la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano. Ésta se basa en
los principios de libertad, igualdad y fraternidad.

LIBERTAD: libertad personal, de empresa y de comercio.

IGUALDAD: todos los individuos son iguales ante la ley. Anulando los privilegios de sangre y de
nacimiento

FRATERNIDAD: todos eran franceses, con una sola patria, considerarse “hermanos”.

Pero también se hacía necesario derrumbar las bases del poder de la iglesia. En 1790 se colocaba a la
iglesia bajo el poder del estado: los obispos y los curas se transformaban en funcionarios públicos.

Por último, en 1791. El poder monárquico queda controlado por una asamblea legislativa, cuyos
miembros tienen que ser elegidos mediante un voto restringido (varones adultos propietarios).

 La segunda etapa de la revolución: la república jacobina (1792-1794)

Dentro del tercer estado se comienzan a diferenciar distintas corrientes. Se encontraban los
conservadores (quienes consideraban que la revolución había concluido) y los radicales (quienes
buscaban más reformas).

En 1791 la familia real intenta escapar a causa de la crisis. Pero ésta es capturada y llevada a la fuerza a
parís. Según la tradición, los reyes que abandonan su reino no merecen ninguna lealtad, para muchos es
considerado como una “traición de patria”.
En este mismo momento, las monarquías europeas temen que esta revolución se expanda. Por lo que,
consideran que el único camino para terminar con esto es organizando una fuerza militar con el objetivo
de invadir Francia, para colaborar con la restauración del absolutismo. Pero la asamblea legislativa
declaro la guerra a Austria en 1792. El estallido de esta guerra favoreció la radicalización del proceso. El
rey fue depuesto y enviado a prisión, se disolvió la asamblea legislativa y se la reemplazo por una
convención nacional.

Pero los enemigos no solo eran externos. Los sectores más radicales plantean la necesidad de condenar a
muerte al rey, y junto a él a su esposa y muchos nobles. Pero también las cabezas de muchos antiguos
revolucionarios que disentían con la conducción jacobina.

 La tercera etapa de la revolución. La difícil búsqueda de la estabilidad (1794-1799)

La conducción jacobina prosiguió, pero encontró su final cuando la ola de ejecuciones y terror genera una
nueva rebelión dentro de la mismísima convención. A partir de ello era necesario encontrar la fórmula
para no volver a caer en esa conducción ni retomar al antiguo régimen. Este desequilibrio fue mantenido
por el ejército, responsable de reprimir y sofocar las periódicas conjuras y levantamientos.

 Fin e institucionalización de la revolución: Napoleón Bonaparte (1799-1815)

Este nuevo gobierno emergente dicta una nueva constitución y con Napoleón las ideas revolucionarias
siguen expandiéndose por todo el mundo.

 ORIGEN DE LAS CIENCIAS SOCIALES. APUNTES DE INTERNET.

Las ideas fundamentales de la sociología europea son respuestas al derrumbe del viejo régimen, bajo
los golpes del industrialismo, la democracia revolucionaria y los problemas nuevos que ésta creará. Los
cambios que se dieron en ese momento fueron tan abruptos como si hubiera llegado el fin del mundo,
causado por el contraste entre lo presente y lo pasado. A partir de estos cambios los problemas sociales
comenzaron a verse como un tema de estudio y se buscó la manera de analizarlos de una manera
científica, siguiendo determinados métodos y pasos.

¿Cómo influyó la revolución francesa? Ella significó un cambio de mentalidad y acción a nivel de lo
ideológico y político, representando una ruptura definitiva con el pasado. Esta situación de conflicto hizo
reflexionar a filósofos sobre el porqué de ellos, dando inicio a la etapa del pensamiento social; la reflexión
crítica sistemática hará que se fundamenten las bases de la Sociología como ciencia.

¿Cómo influyo la revolución industrial? Como se plantea en el texto de NISBET, fueron 5 los aspectos de
la revolución industrial que provocaron mayor cantidad de respuestas sociológicas:

- La situación de la clase trabajadora


- La transformación de la propiedad
Gran parte de la sociología es una respuesta al reto
- La ciudad industrial
representado por estas nuevas situaciones.
- La tecnología
- El sistema fabril
El primer tema más notable y ampliamente debatido fue la situación de la clase trabajadora. Por
primera vez en la historia del pensamiento europeo la clase trabajadora fue un tema de preocupación
moral y analítica. Para los sociólogos la característica fundamental y más espantosa del nuevo orden fue
la degradación de los trabajadores, al privarlos de las estructuras protectoras del gremio, la aldea y la
familia.
El segundo tema tiene relación con la propiedad y su influencia sobre el orden social.
El tercer tema fue el urbanismo. Al igual que el primer tema, llegó a ser tema de la pasión ideológica y
también lo fue el carácter social de la ciudad. Se puede notar que la ciudad constituye el contexto de casi
todas las proposiciones sociológicas relativas a la desorganización, la alienación y el aislamiento mental.
Es decir, todo relacionado con la pérdida de comunidad y pertenencia.

GIDDENS, A. Cap. 1: Sociología: problemas y perspectivas.

La sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades. Es una empresa
cautivadora y atrayente al tener como objeto nuestro propio comportamiento como seres humanos. El
ámbito de ésta es muy amplio. La práctica de la sociología incluye el obtener conocimiento sobre
nosotros mismos, las sociedades en las que vivimos y otras sociedades distintas de las nuestras en el
espacio y en el tiempo. Los hallazgos de la sociología alteran y a la vez contribuyen a nuestras creencias
de sentido común acerca de nosotros mismos y de otros.

El autor comienza dando algunos ejemplos como un pantallazo inicial sobre la naturaleza y objetivos
de la sociología.

1- Amor y matrimonio.

¿Por qué se enamoran y se casan las personas? A primera vista la respuesta es obvia: el amor expresa
una atracción física y personal que dos individuos sienten el uno por el otro. El “enamorarse” deriva
sentimientos y emociones humanos universales. Parece totalmente natural que una pareja que se
enamora desee formar un hogar y busque su realización personal y sexual en su relación.

Sin embargo, esta respuesta es bastante rara. Esto no siempre fue así, sino que solo en los tiempos
modernos el amor, el matrimonio y la sexualidad se han considerado íntimamente ligados entre sí. Por
ejemplo, en la Edad media, las personas se casaban sobre todo para perpetuar la posesión de un título o
para tener hijos que trabajaran en la granja familiar. Una vez casados podía suceder que ambos lleguen a
ser compañeros muy unidos, pero sólo sucedía después del matrimonio y no antes.

El amor romántico apareció por primera vez como una característica de las aventuras sexuales por
fuera del matrimonio en las que incurrían los miembros de la aristocracia. Las relaciones entre el marido
y la mujer eran frías y distantes. Cada uno de ellos tenía su propio dormitorio y sirvientes, rara vez se
veían en privado. Además, la compatibilidad sexual no era relevante para el matrimonio, y era la
parentela quien tomaba la decisión del mismo.

Por lo tanto, la relación íntima entre el amor y el matrimonio no se puede considerar como una
característica “dada” de la vida humana, sino que están conformadas por influencias sociales más
amplias.
Sociología  estudiar las influencias.

2- Salud y enfermedad.

Normalmente consideramos a la salud y a la enfermedad como cuestiones relacionadas únicamente


con la condición física del cuerpo. Sin embargo, hay varios factores sociales que tienen un efecto
profundo sobre la experiencia y la aparición de las enfermedades.

Nuestro mismo concepto de “enfermedad” no es compartido por todas las sociedades. Hay algunas
que la consideran producciones de hechizos, mientras que nuestra sociedad rechaza esa explicación.

¿Cuáles son los factores sociales? El tiempo que uno espera vivir y las probabilidades de tener
enfermedades graves están muy influidos por características sociales. Por ejemplo, cuanto mejor posición
económica se tenga menores van a ser las probabilidades de que se sufran enfermedades graves. Además,
existen roles sociales muy definidos acerca de cómo se espera que nos comportemos cuando caemos
enfermos. Por ejemplo, una persona con una enfermedad grave es excusada de muchos de los deberes
normales de la vida cotidiana. Pero es necesario que se demuestre que esa enfermedad es lo
suficientemente grave, ya que en el caso contrario se considera a esa persona como un “enfermo fingido”.

3- Crimen y castigo.

Aquí muestra una gran diferencia entre la forma de castigo producida en 1700 y las actuales. Las
formas en que se realizaban en 1700 hoy en día nos parecen terribles, y ninguno de nosotros podría
divertirse con ese espectáculo de tortura, sea cual sea el crimen que cometió. Para explicar la forma de
castigo en aquel momento da un ejemplo de 1757, en donde un hombre es acusado de planear el
asesinato del rey de Francia. Éste es condenado a que se le arrancara la carne del pecho, piernas y brazos,
y a que se vertiera sobre las heridas una mezcla de aceite hirviendo, cera y azufre. Luego, cuatro caballos
tiraban de sus extremidades despedazándolo. Actualmente nuestro sistema penal está basado en el
encarcelamiento más que en producir dolor físico.

¿Por qué cambian las cosas? La sociología no acepta la idea de que en el pasado la gente simplemente
era más brutal, y que ahora nos hemos humanizado. Plantea que las personas no cambian sus actitudes
rápidamente porque si, sino que intervienen influencias sociales más amplias, relacionadas con
importantes procesos de cambio que se dan en ese período. Por ejemplo, las sociedades europeas se
estaban industrializando y urbanizando. El control social no podía mantenerse mediante los antiguos
métodos de castigo, sino que se desarrollaron las prisiones en donde los individuos se mantenían
encarcelados y apartados del mundo externo, como una forma de controlar y disciplinar su
comportamiento.

Implicaciones: la naturaleza de la sociología.

A partir de estos ejemplos podemos ver que éstos sentimientos humanos que podrían considerarse
naturalmente dados, están impregnados de la influencia de factores sociales.

La sociología se centra en la vida social en el mundo moderno, creado por los fuertes cambios de las
sociedades humanas ocurridos a lo largo de los dos últimos siglos.

El cambio en el mundo moderno.


Los cambios en las formas de vida humana han sido de muy gran alcance. Nos hemos acostumbrado al
hecho de que la mayoría de la población no trabaje en el campo y que viva en ciudades grandes, pero esto
jamás sucedió hasta la era moderna. No sólo han cambiado los aspectos externos de nuestras vidas, sino
que también han alterado y alteran aspectos más personales e íntimas de nuestra existencia cotidiana.
Por ejemplo, la difusión de los ideales del amor romántico estuvo fuertemente condicionada por la
transición desde una sociedad rural a una sociedad urbana e industrializada. Cuando esto sucedió, el
matrimonio dejó de estar motivado por razones económicas, y cada vez eran más los individuos que
llegaban al matrimonio por razones emocionales.

La sociología tiene sus comienzos en los intentos de ciertos pensadores en entender el impacto inicial
de las transformaciones que acompañaron a la industrialización en occidente. Nuestro modo de vida es
radicalmente diferente al de las épocas anteriores, y la tarea de la sociología es ayudarnos a entender este
mundo y su futuro probable.

Sociología y “sentido común”

Los hallazgos sociológicos no siempre contradicen las concepciones de sentido común. Mucho de lo
que consideramos sentido común, “algo que todo el mundo sabe”, se basa en la obra de sociólogos y otros
científicos sociales.

Preguntas sociológicas: fácticas, comparativas, de desarrollo y teóricas.

 Preguntas fácticas: como somos miembros de una sociedad, todos nosotros tenemos ya un cierto
grado de conocimiento fáctico sobre ella. Estas preguntas son a menudo mucho más complicadas y
difíciles de responder de lo que uno podría pensar.
 Preguntas comparativas: aquí se relaciona un contexto social dentro de una sociedad con otro, o
contrastando ejemplos tomados de diferentes sociedades. Ej.: sistemas legales de gran Bretaña y la
Unión Soviética.
 Preguntas de desarrollo: en sociología no sólo se considera a las sociedades existentes en las
relaciones que tienen entre sí, sino también hemos de comparar el presente y el pasado. Para
comprender la naturaleza del mundo moderno tenemos que considerar formas de sociedades
preexistentes, y la dirección principal que han tomado los procesos de cambio. Ej.: cómo se
originaron las primeras prisiones.
 Preguntas teóricas: las teorías implican la construcción de interpretaciones abstractas que
pueden utilizarse para explicar una amplia variedad de situaciones empíricas. Es necesario que las
teorías ayuden a explicar los hechos, ya que ellos no hablan por sí solos. Sólo podemos desarrollar
enfoques teóricos válidos si somos capaces de contrastarlos mediante el estudio empírico.

¿Qué nos puede enseñar la sociología de nuestras propias acciones?

Las investigaciones sociológicas ayudan a definir las limitaciones del conocimiento de nosotros
mismos y retroalimenta el conocimiento de nosotros mismos y de nuestro entorno social. Nos ayuda a
saber más sobre las consecuencias de nuestras acciones. Explora las delicadas y sutiles conexiones entre
los rasgos intencionales y no intencionales del mundo social.
Sociología  tiene la tarea de examinar el equilibrio que resulta de la reproducción y la
transformación de la sociedad. La reproducción tiene lugar porque hay una continuidad en lo que las
personas hacen día a día, año en año. Y los cambios se producen en parte porque las personas pretenden
que ocurran, y en parte por las consecuencias que nadie prevé o pretende.

Estructura social y acción humana.

Un concepto que nos ayuda a entender esas conexiones es el de “estructura social”. Éste se refiere
a las regularidades que existen en las sociedades. Es útil imaginar esta estructura en semejanza con la
estructura de un edificio. Así, se entiende a las sociedades como edificios pero que en todo momento se
reconstruyen por los mismos ladrillos que las componen. Las acciones de todos están influidas por las
características estructurales de las sociedades en las que crecemos y vivimos, pero al mismo tiempo se
recrean esas características en nuestras acciones.

Desarrollo de una perspectiva sociológica. (imaginación sociológica)

Aprender a pensar sociológicamente significa cultivar las facultades de la imaginación, depende de la


“imaginación sociológica”. Ésta precisa el poder de pensar tomando distancia frente a las rutinas
familiares de nuestras vidas cotidianas para poder verlas como si fueran algo nuevo.

Esta imaginación sociológica implica utilizar materiales de la antropología y de la historia, además de


los de la sociología. La dimensión antropológica permite ver las diferentes formas de vida social humana
existentes. La dimensión histórica es importante porque sólo podemos captar la naturaleza distintiva de
nuestro mundo actual si podemos compararlo con el pasado.

Otro aspecto importante se refiere a nuestras posibilidades para el futuro. El ejercicio imaginativo del
trabajo sociológico puede que no sólo nos muestre qué es lo que ocurre, sino también qué podría ocurrir
en caso de intentar producir algún efecto.

¿Es la sociología una ciencia?

La sociología es una disciplina científica en el sentido de que implica métodos de investigación


sistemáticos, el análisis de datos y el examen de teorías a la luz de la evidencia y de la discusión lógica.

Objetividad

Un buen sociólogo tratará de dejar a un lado los prejuicios que pueden impedir que las idas o las
pruebas se examinen con imparcialidad. Pero nadie está totalmente libre de prejuicios sobre todos los
temas. La objetividad no depende únicamente de la perspectiva de los investigadores concretos, sino que
tiene que ver con métodos de observación y discusión.

La objetividad en la sociología se alcanza sustancialmente mediante los efectos de la crítica mutua entre
los miembros de la comunidad sociológica. Muchos de los objetos estudiados en la sociología están
sujetos a controversia, pero mediante el debate público, el examen de las pruebas y de la estructura
lógica de los argumentos estas cuestiones pueden analizarse de forma eficaz.

La importancia práctica de la sociología

• Comprensión de las situaciones sociales


El pensamiento y la investigación sociológica contribuyen en la práctica a la elaboración de políticas y a la
reforma social de muchas maneras evidentes. La más directa es haciendo comprender de forma más clara
o adecuada que antes una situación social.
• Conciencia de las diferencias culturales
Proporciona un medio de ver el mundo social desde una diversidad de perspectivas culturales, ayudando
por tanto a acabar con los prejuicios que unos tienen sobre otros.
• Valoración de los efectos de las políticas
La investigación sociológica tiene implicaciones prácticas. Un programa de reforma práctica puede
fracasar en lo que se refiere al logro de los objetivos de quienes lo concibieron, o acarrear una serie de
desagradables consecuencias no pretendidas.
• El aumento del autoconocimiento
La sociología puede enseñarles a los grupos sociales cosas sobre ellos mismos, aumentar su
autoconocimiento. Cuanto más sepan las personas sobre las condiciones de su propia acción, y sobre el
funcionamiento de su sociedad en general, es más probable que puedan influir en las circunstancias de su
propia vida. Grupos informados por sí mismos pueden responder de forma eficaz a las políticas que
lleven a efecto los funcionarios del gobierno u otras autoridades, y pueden, por tanto, tomar iniciativas
políticas propias.
• El papel del sociólogo en la sociedad
Existe un nexo insoslayable entre el estudio de la sociología y las exigencias de la conciencia social. Nadie
que tenga conocimientos sociológicos puede ser inconsciente de las desigualdades que existen hoy en el
mundo, la falta de justicia social en muchas situaciones sociales o las privaciones sufridas por millones de
personas. Sería extraño que los sociólogos no tomaran posición sobre las cuestiones prácticas, y sería tan
ilógico como poco práctico intentar prohibirles que recurrieran a su conocimiento sociológico al hacerlo.

 NISBET, R. La formación del pensamiento sociológico (1969). Cap.1: “primera parte: ideas y
contextos”.

1- Las ideas elemento de la sociología.

En este libro se abordan las ideas-elemento de la sociología europea del periodo formativo que va de
1800 a 1900, en donde se producen las bases del pensamiento sociológico contemporáneo.

5 ideas elemento esenciales de la sociología. Cada una de estas tiene una antítesis.

 COMUNIDAD: incluye a la comunidad local, abarcando la religión, el trabajo, la familia y la cultura.


Alude a los lazos sociales caracterizados por cohesión emocional, profundidad, continuidad y
plenitud. En la comunidad prevalece el lazo de reciprocidad.
Antítesis: SOCIEDAD: referida a los vínculos de gran escala, impersonales y contractuales que se
han multiplicado en la edad moderna.
 AUTORIDAD: es la estructura, un orden interno de una asociación, ya sea política, religiosa o
cultural, y recibe legitimidad por sus raíces en la función social, la tradición o la fidelidad a una
causa. Surgida directamente de una función y asociaciones sociales.
Antítesis: PODER: fuerza militar o política o identificación con la burocracia administrativa.
Plantea el problema de la legitimidad.
 STATUS: es el puesto del individuo en la jerarquía de prestigio y líneas de influencia que
caracterizan a toda comunidad o asociación.
Antítesis: CLASE: noción más especializada y colectiva.
 LO SAGRADO: lo no racional, las formas de conductas religiosas y rituales cuya valoración
trasciende la utilidad que pudieran poseer.
Antítesis: PROFANO: o secular, racional.
 ALIENACIÓN: perspectiva histórica dentro de la cual el hombre aparece enajenado, anómico y
desarraigado cuando se cortan los lazos que lo unen a la comunidad y a los propósitos morales.
Antítesis: PROGRESO: mejoramiento, prosperidad. Es la evolución de un proceso real hacia un
estado más perfecto.

La rebelión contra el individualismo.

En los siglos XVII y XVIII predominó el individualismo, en donde se buscaba la liberación del individuo de
los lazos sociales antiguos. Reinó la convicción universal en el individuo natural: en su razón, su carácter
innato y su estabilidad autosuficiente.

Estas ideas no desaparecieron en el siglo XIX, pero se destaca en éste siglo la reacción contra él, que se
explica a partir de las ideas centrales de este libro: comunidad, autoridad, status, lo sagrado y alienación.
Dicha reacción es amplia, se puede encontrar en diferentes ramas (literatura, filosofía, historiografía, y
sociología). A partir de ello, cada vez fueron más los campos del pensamiento donde el individualismo es
asediado por teorías que se apoyan en la reafirmación de la tradición.

S. XVII- XVIII (individualismo) S. XIX (reacción contra el individualismo)


Premisa histórica de la estabilidad innata del Puesta a prueba por una nueva psicología social,
individuo que deriva la personalidad a partir de los estrechos
contextos de la sociedad.
Orden natural Orden institucional (la comunidad, el parentesco, la
clase social)
Progreso: fundada sobre la liberación del hombre Fundada sobre una especie de anhelo de nuevas
respecto de la comunidad y la tradición formas de comunidad social y moral.

Liberalismo, radicalismo, conservadorismo.

Esta reorientación del pensamiento social no fue resultado de las corrientes intelectuales, ni mucho
menos científicas de esa época. En el pensamiento social y político es necesario que veamos siempre las
ideas de cada época como respuestas a ciertas crisis y a estímulos procedentes de los grandes cambios en
el orden social.

Por lo tanto, las ideas que se abordan aquí son incomprensibles si no se analizan en función de los
contextos ideológicos donde aparecieron por primera vez. Se encuentran tres grandes ideologías del
siglo XIX y comienzos del siglo XX: LIBERALISMO, RADICALISMO Y CONSERVADORISMO.

 LIBERALISMO: se caracteriza por su lealtad hacia el individuo, especialmente por sus derechos
políticos, civiles y sociales. Si bien existían diferencias en el interior de esta corriente, todos tenían
en común dos aspectos. Primero, la aceptación de la estructura fundamental del estado y la
economía (no consideraban a la revolución como una base indispensable para la libertad).
Segundo, la convicción de que el progreso residía en la emancipación de la mente y el espíritu
humanos de los lazos religiosos y tradicionales que los unían al viejo orden. Los liberales del s. XIX
conservaron la fe del Iluminismo en la naturaleza autosuficiente de la individualidad.
 RADICALISMO: Su objetivo es la conquista, purificación y uso ilimitado del poder político (hasta
incluir el terrorismo), en pos de la rehabilitación del hombre y las instituciones. Junto a la idea de
poder, coexiste una fe sin límites en la razón para la creación de un nuevo orden social. Aquí la
rebelión no venía de la mano de la religión, sino de la fuerza política de la sociedad.
 CONSERVADORISMO: es hijo de la revolución industrial y de la revolución francesa. Hijo no
deseado y odiado por los protagonistas de cada una de ellas. Aquí el ethos es la tradición,
esencialmente la tradición medieval. De su defensa de la tradición social proviene su insistencia en
los valores de la comunidad, el parentesco, la jerarquía, la autoridad, la religión y también, sus
premoniciones de un caos social coronado por el poder absoluto si los individuos son arrancados
de los contextos de estos valores por la fuerza de las otras dos ideologías.
Este pensamiento va en contra de las ideas iluministas del derecho natural, la ley natural y la
razón independiente, sobre la proclamada prioridad de la sociedad y sus instituciones
tradicionales con respecto al individuo.

Las fuentes de la imaginación sociológica.

En este apartado insiste en dos puntos: la base moral de la sociología moderna y el marco intuitivo o
artístico de pensamiento en que se han alcanzado las ideas centrales de la sociología.

Con respecto al primer punto plantea que por más abstractas que las ideas sean a veces nunca se
despojan de sus orígenes morales. Esto también sucede con las ideas que se trabajan en este libro. Ellas
no surgen del razonamiento simple carente de compromisos morales de la ciencia pura. Por ejemplo, las
teorías de Weber y Durkheim nunca hubieran existido sin los conflictos morales del siglo XIX.
Por lo que: estas ideas nunca pierden por completo su textura moral y los grandes sociólogos jamás dejaron
de ser filósofos morales.

Con respecto al segundo punto plantea que tampoco dejaron de ser artistas. Todas las ideas fueron
resultado de procesos de pensamientos que tienen tanta relación con el artista como con el investigador
científico. Los sociólogos no trabajaron con problemas finitos y ordenados, tampoco fueron resolvedores
de problemas. Sino que, con captación imaginativa y profunda de las cosas, reaccionaron ante el mundo
que los rodeaba como artistas. Por ejemplo: Durkheim y Simmel.
Este es el rasgo que diferencia a la sociología de algunas ciencias físico-naturales.
UNIDAD 1.2: El punto de vista de las Ciencias Sociales.

UNIDAD.1.2: El corpus de la sociología clásica en dialogo con la psicología. Karl Marx, Emile Durkheim y
Max Weber en contexto, sus preocupaciones; presentación de algunas dimensiones de su obra: Marx, modos
de producción, su discusión con la economía política y su conceptualización de trabajo, trabajo enajenado,
propiedad privada y capitalismo. Durkheim, definición del objeto de estudio de la sociología, el suicidio
como hecho social, la situación social anómica. Weber y la propuesta de una sociología comprensiva, el
origen del capitalismo y su relación con las ideas religiosas.

 MARX, K. (2004) Manuscritos económicos filosóficos de 1844. Primer manuscrito.

Marx en el primer manuscrito asume el lenguaje y los supuestos de la Economía Política para llevar a
cabo una crítica radical de esta doctrina, a partir de un análisis de tres aspectos fundamentales en dicha
ciencia: el salario, el capital, y la renta de la tierra.

Lo que propiamente se está criticando en términos negativos es todo aquello que ella ignora, la idea
de ser humano que está presente en sus supuestos, una antropología materialista totalmente
deshumanizadora, que no abarca la totalidad de la complejidad del ser humano y que ignora aspectos
irrenunciables.

Marx comienza exponiendo la situación del obrero frente al capitalista, donde existe una desigualdad
fundamental. Incluso en la situación social más favorable para el obrero, la consecuencia necesaria para
él es el exceso de trabajo, a lo que le sigue una muerte prematura, un trabajo de esclavo, competencia
entre ellos, etc. A una situación declinante de la sociedad le sigue miseria progresiva; a una situación
floreciente, miseria complicada, y a una situación en plenitud, miseria estacionaria. De aquí se sigue que
Marx plantee que la finalidad de la Economía Política es, evidentemente, la infelicidad de la sociedad.

El problema se encuentra en que las nefastas consecuencias que sufre el obrero son producto de su
trabajo y de la riqueza por él producida. La miseria brota de la esencia del trabajo actual. Esto significa
que el obrero está enfrentado con su propio trabajo y, por consiguiente, consigo mismo. La naturaleza
misma del trabajo en el sistema capitalista aliena al trabajador y se le enfrenta.

Otra crítica que realiza a la economía política es su idea del ser humano. Esta ciencia no considera al
obrero como hombre fuera de su trabajo; el salario mínimo es justo lo necesario para la supervivencia del
sujeto más su capacidad de trabajar, sólo se busca que cubra tan solo las necesidades básicas. Más allá de
eso no hay nada, todas las demás cualidades humanas quedan descartadas en tanto carecen de
efectividad dentro de las reglas de la oferta y la demanda.

Capital

El poder del capital es poder adquisitivo, es el poder sobre el trabajo y sus productos (es el poder de
comprar cosas, poder sobre el producto del trabajo de otros y sobre el trabajo mismo). De tal forma
que el capital es trabajo acumulado.
Otro punto de contradicción entre Marx y la Economía política es que ésta última plantea que los
intereses del capitalista coinciden con los intereses generales, es decir, lo que es bueno para el capitalista
es bueno para la sociedad. Marx no accede a esta premisa, sino que la refuta. Plantea que la competencia
entre los capitalistas termina en un monopolio, es decir, el capital cada vez va quedando en menos manos,
lo que jamás podría ser beneficioso para la sociedad.

Renta de la tierra

La renta de la tierra vendría dada en última instancia por la mayor o menor fertilidad de la tierra y dicha
propiedad la Economía Política se la otorgaría, absurdamente, al terrateniente. Al igual que en el caso del
capitalista, el interés del terrateniente se opone al interés de la sociedad. La renta proviene de la
oposición entre los intereses del terrateniente y del arrendatario; el interés en el aumento de la riqueza
de una nación y de su tierra es aquel que condena al obrero a la miseria.

Por otro lado, la propiedad territorial cae en manos de los capitalistas, de forma que estos son a su vez
terratenientes. La consecuencia última es la disolución de la diferencia entre capitalista y terrateniente,
de manera tal que, en conjunto, no hay en lo sucesivo más que dos clases de población, la clase obrera y la
clase capitalista.

Trabajo enajenado

El obrero no tiene otra opción a causa de la característica principal del trabajo en una sociedad
capitalista: se trata de un TRABAJO ENAJENADO.

Con la misma Economía Política, hemos demostrado que el trabajador queda rebajado a la más miserable
de todas las mercancías; el resultado necesario de la competencia es la acumulación del capital en pocas
manos, desaparece la diferencia entre capitalistas y la sociedad queda dividida en dos clases: propietarios
y obreros desposeídos, entre otras cosas.

Características del trabajo:

• Extrañamiento con el producto: el objeto que el trabajador produce se enfrenta a él como un ser
extraño, como un poder independiente del productor. Partiendo de este supuesto es evidente que
cuanto más se vuelca el trabajador en su trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño. Se
produce una enajenación del producto del trabajo sobre el trabajador. Cuantos más objetos
produce el trabajador tanto menos alcanza a poseer y tanto más el sujeto queda dominado por él.

• Extrañamiento con el trabajo: el trabajo se presenta como algo externo al trabajador, no pertenece
a su ser. El trabajador no se afirma en él, sino que se niega, por ello el trabajador sólo se siente en
sí fuera del trabajo. Su trabajo no es voluntario como satisfacción de un deseo, sino que se trata de
un trabajo forzado para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. El mismo no se pertenece a él,
sino a otro. Es la perdida de sí mismo. El hombre solo se siente libre en sus funciones
animales, en comer, beber, reproducirse. En cambio, en las funciones humanas se siente como
animal. Lo animal lo convierte en humano y lo humano en animal.

• Extrañamiento con uno mismo y con los otros: el punto anterior produce que la relación del
trabajador con su propia actividad sea extraña, que no le pertenezca. Al considerarse mercancía y
no humanos, los otros ya no son personas, sino que son competencia. Las mercancías compiten
entre sí, ellos compiten por el trabajo, lo que produce individualización.

• Extrañamiento con la naturaleza: el trabajo enajenado convierte a la naturaleza en algo ajeno al


hombre. Es decir, hace del ser genérico del hombre un ser ajeno para él, un medio de existencia
individual.

Ahora bien, si todo lo que hace el trabajador es ajeno a él ¿a quién le pertenece? Así, el trabajo enajenado
crea una relación con un hombre que está fuera del trabajo y le es extraño, una relación con un
capitalista. La propiedad privada es la consecuencia necesaria del trabajo enajenado.

 WEBER, M. (1978). Ensayos sobre metodología sociológica. Punto 3: “Sobre algunas categorías de la
sociología comprensiva”

Para comenzar a tratar la “comprensión” en la sociología de Weber es necesario dirigirnos a la definición


que estableció sobre el objeto de estudio de esta ciencia. Para él, es una ciencia que pretende comprender
la acción social mediante la interpretación, para poder explicarla causalmente en su desarrollo y efectos.

Weber no supone la comprensión como acto de interpretación. Él está en contra de lo que plantea con
respecto a esto la tradición del pensamiento historicista alemán. Para ellos la interpretación para captar
el sentido supone un acto de la identificación del intérprete con su objeto de estudio (sujetos). Para lograr
esta identificación se proponen el recurso metodológico de la empatía, ponerse en el lugar del sujeto
para lograr reproducir de modo más cercano las experiencias que ha tenido a partir del hecho que ha
vivido.

Para Weber esta es una vía equivocada, porque este procedimiento se mantiene atrapado en la
subjetividad de cada quien, y no puede derivarse ningún criterio objetivo de validación del conocimiento
de la experiencia subjetiva.

Ahora bien, él buscará establecer un criterio metodológico a través del cual sea posible explicar,
interpretándolo, el sentido del actuar social sin tener que recurrir a ningún tipo de recurso psicológico o
"mentalista". Sólo así será posible fundar un criterio objetivo de validación de la explicación del sentido
que sea intersubjetivo, esto es, que pueda ser comprendido y utilizado por cualquiera.

Él hace de la interpretación sociológica un tipo de explicación que, para dar cuenta del sentido de la
acción social, atiende a sus causas sociales y no a los motivos psicológicos internos de los individuos.
Orienta hacia la conducta externa de los actores y hacia las regularidades o leyes que la guían o
determinan.

Ello significa que para Weber la acción humana es un objeto que, en tanto "muestra nexos y
regularidades" que son causales, puede explicarse por vía de la comprensión de un modo intersubjetivo y
plenamente objetivo, a través de un método que cumple con las condiciones para la validación objetiva.
Este medio o instrumento metodológico es lo que Weber llama tipos ideales. Para Weber existen cuatro
tipos de ideales. Ellos son:
• Acción racional de acuerdo a fines: corresponde a la forma más racional de acción. La persona
pasa por todo un proceso de deliberación en el cual según sus valores elige fines, y aquellos
medios más adecuados para alcanzar esos fines. Finalmente, evalúa las consecuencias que puede
tener tanto la utilización de esos medios como alcanzar esos fines. Es decir, el individuo valora
racionalmente las posibles consecuencias de un acto. [Es el ejemplo de la decisión de un joven
tiene que irse a estudiar].

• Acción racional de acuerdo a valores: la persona actúa movida por la creencia en un valor, que
es visto como absoluto y sin consideración de las consecuencias de su acción. La acción no deja
por eso de ser racional, ya que los medios elegidos son los más adecuados para alcanzar el fin y
realizar el valor. Es decir, la conexión medio/fin/valor es racional. [Se usa mucho este tipo de
acción en la religión o en la política]

• Acción afectiva: Se lleva a cabo la acción bajo el imperio de cierto estado afectivo. El sujeto actúa
movido por estados sentimentales del momento. Es un tipo de acción que oscila entre la conducta
con sentido, ya que es una reacción ante un estímulo. [Por ejemplo se alegra de ver a alguien y lo
abraza].

• Acción tradicional: está determinada por una costumbre arraigada. Se trata de hábitos que nos
formamos en relación con los demás y cuyo sentido se agota en los mismos medios. Las acciones
tradicionales son todas aquellas acciones cotidianas a las cuales el hombre llegó a acostumbrarse.
Muchas veces no podemos calificarlas de acción social porque ya no tiene ningún significado. [Por
ejemplo saludar a alguien al entrar a algún lado, no lo hacemos por un fin, sino porque estamos
acostumbrados a ello].

La acción que específicamente reviste importancia para la sociología comprensiva, es en particular, una
conducta que 1) está referida, de acuerdo con el sentido subjetivamente evocado del actor, a la conducta
de otros, 2) está co-determinada en su decurso por esta referencia de pleno sentido, 3) es explicable por
vía de la comprensión a partir de este sentido evocado subjetivamente.

 WEBER, M. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Introducción y segunda parte punto 2.

Max Weber, el fundador de la sociología moderna, demostró en su ensayo sobre el origen del capitalismo
que existe un nexo causal entre el éxito económico y la religión.

Weber se pregunta cómo surge el capitalismo industrial, pero para ello no hace una lectura económica o
idealista de la historia, sino que rechaza aquellos enfoques que reducen la historia en una historia de las
ideas o una historia económica. De esta forma, se opone a Marx, ya que éste reduce al origen del
capitalismo en una determinada organización material: relaciones de producción donde entran en juego
la propiedad de los medios de producción.

Para Weber, no sólo los intereses económicos determinan el devenir histórico, el movimiento de las
clases y las grandes corrientes sociales, sino que también influyen, y de forma principal, los factores de
carácter psicológico y religioso. Desde esta posición general, Weber pasó a buscar en la historia de las
religiones las concepciones que favorecieron o frenaron el desarrollo del capitalismo, llegando a la
conclusión de que el capitalismo es heredero del calvinismo y del puritanismo, de corrientes originadas
en la Reforma protestante. Proponen que la salvación nunca puede venir de la renuncia al mundo, sino de
una incesante actividad moral y material.

Segunda parte punto 2: la relación entre el ascetismo y el espíritu capitalista.

En este capítulo, Weber describe la relación entre las ideas del ascetismo protestante y las ideas claves
del espíritu económico capitalista. Como no puede mirar al protestantismo de manera global, acude a un
autor llamado BAXTER, representante de dicha corriente. Éste se encuentra dentro de los escritos
teológicos inspirados directamente de la cura de almas, éste era un ejercicio en el cual operaban las
fuerzas religiosas en la formación del carácter de los hombres.

¿Qué tiene que ver el capitalismo con el protestantismo?

Para él la religión genera un conjunto de valores sociales, y son ellos quienes generan el surgimiento del
capitalismo. Weber nota los grandes cambios que había respecto a las ideas de la religión medieval. Las
principales ideas son:

• El trabajo es una finalidad vital de la existencia, por mandato de Dios.

• Eliminación de la ambición. Aquello que es válido para acrecentar su gloria no es la ociosidad ni el


placer, por el contrario, son las obras. En consecuencia, el primero y más importante de todos los
pecados es el derroche del tiempo

• En resumen: el trabajo, la acumulación, el ahorro, el esfuerzo, la prosperidad, la maximización de


las ganancias, son algo positivo. Mientras que el goce, el placer, la austeridad, son pecados.

Es bueno aclarar que más que contribuir a la formación de capitales, contribuyó a la creación de un ethos:
el del hombre económico, con ello influyó indirectamente en la formación del capitalismo moderno
occidental. Entonces la ética protestante pone como predilecto a la profesión y al trabajo como una
forma de cumplir con los mandatos de Dios. El protestantismo creía en la acumulación de riquezas y en el
trabajo duro, y es aquí donde se relaciona con el espíritu del capitalismo. Éste requería de hombres que
trabajaran para trabajar sin goce.

 DURKHEIM, E. El suicidio. Introducción.

Durkheim introduce su objeto de estudio: el suicidio. El sentido común suele utilizar conceptos con
significados ambiguos sobre el suicidio, por lo que el científico debe abstraerse de estas definiciones para
no generar graves confusiones en sus teorías.

Sólo se puede explicar bien un fenómeno a partir de la comparación. Una investigación científica cumple
su fin fundándose sobre hechos comparables para tener menos probabilidades de fracasar. El
investigador está obligado a constituir por sí mismo los grupos que quiera estudiar a fin de darles la
homogeneidad y valor específico.

Para ello da una definición objetiva del suicidio: “Hay suicidio cuando la víctima, en el momento en que
realiza la acción, sabe con toda certeza lo que va a resultar de él.”
• Psicología: postula que el suicidio es un acto del individuo, que sólo afecta al individuo y depende
de factores individuales.

• Sociología: no entiende a los suicidios como acontecimientos particulares, aislados los unos de los
otros, sino que deben ser entendidos con interdependencia. Consideran que el conjunto de los
suicidios cometidos en una sociedad dada constituye por sí mismo un hecho nuevo y sui generis,
que tiene su unidad y su individualidad y su naturaleza propia, y esta naturaleza es social.

 DURKHEIM, E. Libro II. Pp. 203-210, 235-236, 245-159

Durkheim delimita el objeto de estudio de la sociología: los hechos sociales. Estos hechos no pueden ser
pensados como "todo lo que sucede en el seno de la sociedad" como plantea el sentido común, porque no
se establecen bien las diferencias con los objetos de la psicología y la biología. Por lo tanto, plantea que
los hechos sociales son aquellos modos de pensar, actuar y de sentir exteriores al sujeto. Poseen
un poder de coerción en virtud al cual se imponen, y cuanto más "adaptado" se encuentre uno en la
sociedad, mucho menos sentirá aquella coerción. Durkheim caracteriza a estos hechos sociales de la
siguiente forma:

• Los hechos sociales son tratados como cosas. No como cosas materiales, sino que lo que intenta
hacer es codificar a los hechos sociales como un objeto de estudio científico, que se puede estudiar
con el mismo nivel de cientificidad que los objetos de estudio de las ciencias naturales. Plantea que
una cosa es todo aquello que el humano solamente puede comprender saliendo de sí mismo,
cuestión que se relaciona con la segunda característica de los hechos sociales. Supone abordar su
estudio partiendo del principio de que ignoramos por completo lo que son, y no podemos
descubrir sus características por la introspección. Es necesario que, al penetrar en el mundo
social, el sociólogo tenga conciencia de que penetra a lo desconocido.

• Los hechos sociales son externos a los individuos. El sentido común estará en contra de esta
proposición, ya que plantea que como la sociedad está formada solo por individuos, entonces la
conciencia individual es el único substrato posible de la vida social. Durkheim se opone a ello,
plantea que al combinarse varios elementos (individuos) se producen fenómenos nuevos (hechos
sociales), y es necesario suponer que estos fenómenos no están en los elementos sino en el todo
formado por su unión. En este sentido es que son externos a la CC individual.

• Los hechos sociales ejercen sobre los individuos una influencia coercitiva. Lo propio de la coerción
de los hechos sociales es que responde al prestigio que poseen ciertas representaciones. Ellas
actúan desde afuera, el individuo las encuentra ya formadas y no puede hacer que sean distintas
de lo que son, nos son impuestas. De todas formas, el individuo representa cierto papel en la
génesis de los hechos sociales. Por lo tanto, ellos pueden resistirse, pueden modificarse, aunque
sea un trabajo difícil no es imposible.

Por lo tanto, los hechos sociales son exteriores, coercitivos y colectivos.

El estudio de Durkheim sobre el suicidio es quizá el ejemplo más notable del método de análisis de la
sociedad que propone dos años antes en Las reglas del método sociológico.
Durkheim define el suicidio y sus causas como hechos sociales. El suicidio sólo se explica de forma
sociológica, y no por motivaciones individuales, ya que se produce en función de condiciones sociales. La
unidad de análisis es la sociedad, y no el ser humano. De esta forma, el suicidio, un acontecimiento que
tradicionalmente se había considerado objeto de estudio de la psicología, se convierte en un hecho social.

La sociología de Durkheim se basa en una premisa importante: para entender al ser humano es necesario
conocer previamente a la sociedad. La sociedad es un poder que regula los sentimientos y la actividad de
los individuos. Existe una relación entre la manera de ejercer esta acción reguladora y el porcentaje social
de los suicidios.

Cuando hay crisis económicas en un cierto lugar aumenta la tendencia al suicidio. Pero lo interesante es
que supondríamos que cuando el bienestar aumentara deberían disminuir los suicidios, pero no es así. La
tendencia de muerte se presenta estable. Cualquier ruptura de equilibrio, aun cuando de ella resulte
cambios positivos, empuja a la muerte voluntaria. Frente a esto se pregunta cómo es posible.

Para entenderlo mejor comienza dando un ejemplo: cualquier ser vivo no puede ser feliz si sus
necesidades no están satisfechas en relación con sus medios. Pero en el hombre hay una diferencia, la
mayor parte de sus necesidades no dependen del cuerpo, de lo físico. Lo particular del humano es la
reflexión, mediante la cual se distinguen mejores condiciones que aparecen como fines deseables, pero
estas tienen un límite. ¿Dónde está ese límite? En el individuo no se encuentra, son ilimitadas todas las
necesidades que puedan surgir: cuanto más se tenga, más se querrá tener, ya que las satisfacciones
recibidas no hacen más que estimular nuevas necesidades, en vez de calmarlas. Y ya que en el individuo
no se encuentra debe existir un poder exterior que las regule, que las limite para que haya satisfacción.

Este poder no puede ser más que moral, porque a partir de ello se puede modificar la conciencia. Y deben
recibirla de una autoridad que respeten y de la cual se inclinen espontáneamente. Este papel lo ocupa la
sociedad: ella es el único poder moral superior al individuo y cuya superioridad acepta este. En la
sociedad existe cierto modo de vivir que se considera como el límite superior y un límite inferior de
bienestar, dentro de los cuales los deseos pueden moverse con libertad. Estos límites se amoldan
dependiendo de la clase social y son mutables, siempre se van modificando por cambios económicos o
por cambios morales. Entonces, bajo esta presión el individuo se da cuenta vagamente del punto extremo
a donde pueden ir sus ambiciones y no aspira a nada más allá.

El problema surge cuando la sociedad por algún motivo está perturbada por grandes cambios y no puede
inmediatamente someter a una nueva vida y enseñar a vivirla, por lo que, hasta que las fuerzas sociales
no establezcan su equilibrio, la función reguladora queda suspendida.

Durkheim plantea que el cambio de una sociedad tradicional a la sociedad moderna causó muchas
transformaciones, y lo que caracteriza esta nueva sociedad es la anomia, las faltas de leyes que provoca
que no se cumpla el poder regulador. De esta forma, va a plantear que existen tres tipos de suicidios, uno
de los cuales es el suicido anómico.

Pero no sólo la anomia económica puede engendrar el suicidio. Por ejemplo, existen suicidios que tienen
lugar cuando se inicia la crisis de la viudez y que se deben, en efecto, a la anomia doméstica que resulta
de la muerte de uno de los esposos. Se origina, entonces, un trastorno en la familia y el superviviente
sufre la influencia. No está adaptado a la nueva situación.
UNIDAD 2.1: Una sociología sistemática para comprender la relación individuo-sociedad.

 Objetivo: reconocer los ejes ordenadores de la teoría social contemporánea, que permiten
visualizar y entender los determinismos, condicionamientos y grados de libertad y
transformación, en la tensión entre individuo-sociedad y agente-estructura; proponiendo una
aproximación a conceptos y planteos sociológicos de autores que han trabajado la articulación
concreta de individuo-sociedad a través de la reflexión en torno a las culturas, las configuraciones
sociales, los sentimientos, la memoria, la soledad, la muerte, la norma, la desviación, el cuerpo.

UNIDAD 2.1: Ordenar y clasificar las preguntas y problemas sociológicos: las ideas de orden y conflicto
como puntos de partida de la teoría social. Las metodologías. Desarmando la dicotomía individuo-sociedad
y buscando sus articulaciones: el relacionismo, constructivismo y el camino hacia una sociología psicológica.
Los ejes de la discusión para entender y ordenar los debates en teoría social: agencia-estructura,
reproducción-transformación. Las sociologías después de los clásicos.

 CORCUFF, P. (1998). Las nuevas sociologías. Construcciones de la realidad social. Introducción, cap.
1, 2 y 4.

Las ciencias sociales, desde su comienzo, lidian con una serie de pares conceptuales que llevan a ver el
mundo social de manera dicotómica. Las “nuevas sociologías” buscan destruir aquellas oposiciones tan
naturalizadas. Éstas están asociadas con el “relacionismo metodológico” (diferenciados del holismo
metodológico y del individualismo metodológico) y, además, la perspectiva constructivista.

Éstos pares conceptuales suelen considerarse como una herencia de la filosofía ya que, en gran parte, la
sociología surgió de las tradiciones filosóficas. Ellos son:

- IDEALISMO Y MATERIALISMO: el idealismo consiste en reducir toda la existencia al


pensamiento, mientras que el materialismo es la doctrina según la cual no existe más sustancia
que la materia. Éste modo binario opone una realidad superficial o ilusoria frente a una realidad
más dura y determinante.
- SUJETO Y OBJETO: pone en escena a un sujeto frente a un mundo de objetos. Es decir, ve al objeto
como algo externo del sujeto. Mientras que el objetivismo afirma la primacía del objeto en el
análisis de los fenómenos sociales, el subjetivismo afirma la superioridad de lo subjetivo, de lo
interno o las conciencias de los sujetos.
A los sociólogos que tratan de salir de esta perspectiva se les presenta un doble objetivo. El
primero en el plano conceptual, que consiste en poder dar cuenta de las relaciones que existen
entre los aspectos objetivos y subjetivos del mundo social. El segundo en el plano epistemológico,
aquí se exige una reflexividad sociológica, en su construcción del objeto él debe integrar una
reflexión acerca de su propia relación con el objeto.
- INDIVIDUAL Y COLECTIVO: Este debate recurrente adoptó la forma de una polaridad
metodológica entre holismo e individualismo.
Holismo  considera a lo social como una entidad específica, no es una suma de individuos sino
que su sistema formado por la asociación representa una realidad que tiene características
propias. De aquí se sigue que la causa determinante de un hecho social debe buscarse entre los
hechos sociales previos y no entre los estados de conciencia individual. No se puede reducir el
todo a las partes que lo integran.
Individualismo  se considera a los individuos como átomos básicos del análisis de procesos
sociales, mientras que lo colectivo es un simple resultado de las actividades individuales. De aquí
se sigue que para explicar un fenómeno social cualquiera se debe reconstruir las motivaciones de
los individuos involucrados en el fenómeno en cuestión.

Buscando la articulación

Buscar la articulación entre el individuo y la sociedad, y superar aquella polaridad implicó un cambio en
el objeto de estudio de la sociología: ya no se estudia más al individuo o a la sociedad como entidades
separadas, sino la relaciones entre los individuos (en el sentido amplio) y los universos objetivados que
crean y que les sirven de apoyo, en tanto son elementos constituyentes de los individuos y de los
fenómenos sociales al mismo tiempo.

De esta forma, las nuevas sociologías tienen una concepción plural de los individuos, como productos y
productores de relaciones sociales diversas.

Relacionalismo metodológico: este es un enfoque que busca superar las dificultades de la polaridad entre
individuo/sociedad. Establece como primordial a las relaciones sociales, mientras que los actores
individuales y las formas colectivas son secundarios. Éste enfoque no es nuevo, sino que tiene sus raíces
en los comienzos mismos de las ciencias sociales.

Constructivismo: El léxico constructivista le dio herramientas al programa relacionalista dentro de las


nuevas sociologías. Él permitió desplazar algunas de las polaridades que la sociología heredó de la
filosofía.

Dentro de este marco constructivista, las realidades sociales son pensadas como construcciones
históricas y cotidianas de los actores individuales y colectivos. De esta forma, la historicidad es un
referente fundamental para este marco por tres razones: 1- el mundo social se construye a partir de pre
construcciones del pasado; 2- las formas sociales pasadas son reproducidas, apropiadas, desplazadas y
transformadas al tiempo que se inventan otras, en la práctica y la interacción en la vida cotidiana; 3- esta
herencia y este trabajo cotidiano abren un campo de posibilidades para el futuro.

En los procesos históricos, las realidades sociales son simultáneamente objetivadas e interiorizadas. Por
una parte, remiten a mundos objetivados (individuos, objetos, reglas, instituciones, etc.). Por otra parte,
estas realidades se inscriben en mundos subjetivos e interiorizados por formas de sensibilidad,
percepción, representación y conocimiento. De esta forma, se trata de un doble movimiento:
interiorización de lo exterior y exteriorización de lo interior.

3 autores representante del constructivismo: Bourdieu, Elías y Giddens.

NORBET ELÍAS

Para Elías las ciencias sociales se distinguen de las naturales por dos propiedades específicas
relacionadas: 1) Sus “objetos” son al mismo tiempo “sujetos” que tienen representaciones de su vida en la
sociedad; 2) los investigadores también forman parte del objeto de estudio. Esto le conduce a
definir la postura del investigador de las ciencias sociales en una dialéctica entre el distanciamiento y el
compromiso. Distanciamiento porque el investigador que busca el rigor debe desmarcarse de las ideas
preconcebidas. Compromiso porque para comprender cómo funcionan los grupos humanos es
indispensable acceder a la experiencia íntima que los hombres tienen de su propio grupo y de otros
grupos.

Para superar la dicotomía entre individuo/sociedad, propone utilizar las armas de la historia. Ya que en
ningún momento de la historia la representación del yo separado de la sociedad se dio a la vez en todas
las épocas ni en todas las sociedades, estudia cómo la representación de la identidad de las personas
varía.

De esta forma, se aleja de las ideas que están presentes en el Holismo y en el Individualismo respecto al
individuo. Para Elías, el objeto de estudio de la sociología son los individuos interdependientes. El
concepto de individuos se refiere a hombres interdependientes en singular, y el concepto de sociedad a
los hombres interdependientes en plural.

El concepto de “interdependencia” se vuelve central en esta teoría. La sociedad se concibe como un tejido
cambiante y móvil de múltiples interdependencias que vinculan recíprocamente a los individuos. Elías
denomina “configuración” a las formas específicas de interdependencia que ligan a los individuos a otros.
Estas se caracterizan en general por la desigualdad, la dominación y el poder.

Pero estas interdependencias no actúan únicamente como constreñimientos externos, sino que también
intervienen en la formación de la personalidad (estructuras internas). Entonces, el individuo está inserto
toda su vida en una serie de relaciones preexistentes que contribuirán a modelar sus formas de
pensamiento y sensibilidad. Aquí introduce el término de “habito”. Éste es una impronta social sobre la
personalidad.

Por último, la idea de interdependencia comprende formas de relación que van desde las más macro a las
más micro. Se trata de nociones relativas, es decir, cada una se define en relación con la otra.

PIERRE BOURDIEU

Él es un representante del “estructuralismo constructivista”. Lo define como la conjunción de lo objetivo


y lo subjetivo. Con “estructuralismo” se refiere a que en el mundo social existen estructuras objetivas
independientes de la conciencia y la voluntad de los agentes. Con “constructivismo” se refiere a la génesis
social de los patrones de percepción, pensamiento, lo que denomina “habitus” y a la génesis de las
estructuras sociales, lo que denomina “campo”.

Es la unión del habitus (la historia hecha cuerpo) y del campo (la historia hecha cosa), lo que aparece
como mecanismo principal de producción del mundo social.

¿Qué es el habitus? Son las estructuras sociales de nuestra subjetividad, que se constituyen a partir de
nuestras primeras experiencias y luego, a partir de nuestra vida adulta. Es la forma en que las estructuras
sociales se graban en nuestra mente y cuerpo por interiorización de la exterioridad.

Características: “es un sistema de disposiciones, perdurables y transponibles.”

 Disposiciones: inclinaciones a percibir, sentir, hacer y pensar de una determinada manera,


interiorizadas e incorporadas, casi siempre de forma inconsciente.
 Perdurables: aunque estas puedan modificarse durante nuestras experiencias, están fuertemente
enraizadas y se resisten al cambio.
 Transponibles: porque las disposiciones adquiridas a merced de ciertas experiencias tienen efecto
sobre otras esferas de la experiencia.
 Sistema: porque estas disposiciones tienden a estar unificadas.

¿Qué es el campo? El campo es una esfera de la vida social que ha ido cobrando autonomía a través de la
historia. Se refieren a la forma en que son concebidas las instituciones como configuraciones de
relaciones entre actores individuales y colectivos.

Características:

 Es un campo de fuerzas: caracterizado por una distribución desigual de los recursos, por una
correlación de fuerzas entre dominados y dominantes.
 Es un campo de luchas: estos agentes sociales se enfrentan para conservar o transformar esta
correlación de fuerzas.
 Cada campo se caracteriza por relaciones de competencia entre sus agentes y por mecanismos
específicos de capitalización de sus recursos legítimos.
 No existe un único capital.

Para Bourdieu la realidad social es también un conjunto de relaciones de significado, que tiene una
dimensión simbólica. Esto trae consecuencias en la manera de concebir las relaciones de dominación.
Aquí entra en juego el término de “violencia simbólica”. Plantea que las diversas formas de dominación
deben estar legitimadas, convertirse en “naturales”, de forma que los mismos dominados se adhieran al
modo de dominación.

ANTHONY GIDDENS

En Giddens el concepto de estructuración, nos presenta las estructuras sociales desde el ángulo de
movimiento, definido como proceso donde las relaciones sociales se estructuran en el tiempo y el espacio
a través de la dualidad estructural.

La idea de dualidad estructural puede expresarse de diferentes maneras:

1- Las propiedades estructurales de los sistemas sociales son a la vez condiciones y resultados de las
actividades realizadas por los agentes que forman parte de estos sistemas. Se trata de una visión
circular, cuyas dimensiones estructurales son a la vez anteriores a la acción como sus condiciones
y posteriores como sus productores. La única realidad empíricamente captable de lo estructural es
su actualización en la acción y la interacción.
2- Al mismo tiempo cabe la idea de dualidad estructural desde otro ángulo, en el sentido de que lo
estructural siempre constriñe y posibilita al mismo tiempo y, por lo tanto, remite conjuntamente a
las nociones de constreñimientos y competencia.

La competencia se entiende como todo aquello que los actores conocen de manera tácita o discursiva
sobre las circunstancias de sus actos y de los demás, y que utilizan en la producción y reproducción de la
acción. Esta competencia pone en relieve la capacidad reflexiva de los agentes, son capaces de
comprender lo que hacen al mismo tiempo que lo hacen. Dentro de esta competencia, Giddens distingue
entre la conciencia discursiva, que remite a todo aquello que los actores pueden expresar de manera
verbal, y la conciencia práctica que comprende todo aquello que los actores conocen tácitamente, sin
poder expresarlo.

 LAHIRE, B. (2012). “De la teoría del habitus a una sociología psicológica”. Pp.75-105.

Desarrolla las bases de un programa de sociología psicológica, dejando en claro que es necesaria la
interacción de disciplinas. Nos brinda una imagen del hombre plural e imposible de aprehender por
estereotipos reductivos y estériles.

De lo social individualizado

La dificultad de la aprehensión de lo social en su forma individualizada se debe a dos riesgos


permanentes:

- al hecho de creer poder estudiar el nuevo tema de estudio reciclando simplemente lo antiguo
(conceptos y métodos)
- al hecho de pensar que se han logrado los fines científicos mezclando con una sociología de aquí
(de origen sociológico) y de allá (de origen psicológico).

Entre los trabajos existentes, los de Pierre Bourdieu, más que todos los otros, han designado y
caracterizado teóricamente estas “pequeñas máquinas productoras” de prácticas, estas “matrices” que
retienen en el cuerpo de cada individuo el producto de las experiencias pasadas. Esas explicaciones
teóricas eran satisfactorias, en tanto aquellos conceptos psicológicos sólo designaban un vacío o una
ausencia entre las estructuras objetivas del mundo social y las prácticas de los individuos, sin estar en el
centro del estudio. Hasta llegaron a considerarse “cajas negras” frente a las cuales la sociología debería
abstenerse.

Lo que se propone la sociología psicológica es estudiar lo social individualizado, es decir, estudiar la


realidad social bajo su forma interiorizada. Y para ello, no puede utilizar los marcos teóricos utilizados
hasta el momento.

La vida de las disposiciones

El desarrollo de una sociología psicológica implica que la noción misma de “disposición” sea examinada,
ya que es primordial para pensar el pasado incorporado a escala individual.

Por ejemplo, Bourdieu utilizaba este concepto, pero en ningún caso se dispone de ejemplos de
construcción social, de inculcación, de incorporación o de “transmisión” de estas disposiciones. No se
tiene ninguna indicación de la manera en la que se puede reconstruir, ni de la manera en la actúan.
Simplemente son deducidas de las prácticas sociales. A partir de la comprobación actual de la inutilidad
de la noción, se pueden obtener dos conclusiones opuestas:

1- se puede hacer sociología sin este tipo de conceptos y la economía conceptual de los modelos
explicativos debe tender hacia una depuración del modelo;
2- la otra es la que formula el autor aquí y que conduce al programa de una sociología psicológica y
lleva a pensar que en lo sucesivo hay que poner a prueba en las investigaciones empíricas tal
concepto retórico para elevarlo al estatus de concepto científicamente útil.
Es difícil comprender una disposición si no se reconstruye su génesis. Aprehender las matrices y los
modos de socialización que las han formado debería ser parte integrante de una sociología.

Formas de la interiorización y de la exteriorización

El programa científico de una sociología psicológica vendría a llenar al vacío dejado por todas las teorías
de la socialización. Se ha insistido en el “se produce”, dejando de lado “lo que se produce”. Esto da como
resultado una teoría de la reproducción “llena”, pero una teoría del conocimiento y de los modos de
socialización “vacía”.

No todo se vive en base en la idea de la “necesidad hecha virtud”, donde la imposición objetiva exterior se
transforma en motor interno, en gusto personal, en necesidad vital. Esta ilusión impide considerar que las
cosas pudieran ser de otra manera. Ya que la imposición cultural ha sido tan bien interiorizada
inicialmente, la decisión se impone en sí misma, parece natural y evidente.

Los individuos socializados pueden haber interiorizado de manera duradera un cierto número de hábitos
y, sin embargo, no tener ningún deseo particular de aplicarlos. O bien, aplicarlos por rutina, por hábito, o
peor, por obligación, sin pasión ni ilusión; eso significa que se debe distinguir claramente competencias y
apetencias, “capacidades para hacer” tal o cual cosa y gusto o ganas de hacerlo.

Transferencia y latencia

Los trabajos de Bourdieu dan por obvia la idea de transferibilidad o de transposición y el carácter
“generalizable” de los esquemas o disposiciones socialmente constituidos. Para verificar que
efectivamente hubo transferencia se deberá estudiar precisamente un modo de socialización y ver los
efectos. Pero es difícil de creer que en las investigaciones empíricas esto se haya puesto a prueba.

El problema reside en abusar de la generalización de las disposiciones  “los esquemas serían todos y en
toda ocasión transferibles y generalizables.” Este estatus reduce un complejo proceso de exteriorización e
interiorización a un funcionamiento único y simple: asimilación y acomodación.

Lo singular y plural

Desde la sociología psicológica se plantea que lo singular es necesariamente plural. Por un simple efecto
de escala, la aprehensión de lo singular como tal, es decir, el individuo como producto complejo de
diversos procesos de socialización, obliga a ver la pluralidad interna del individuo.

Ahora bien, no se trata de resolver de una vez por todas, a priori, la cuestión del grado de la unicidad o de
la pluralidad del actor individual, sino de preguntarse cuáles son las condiciones socio-históricas que
hacen posible la producción de un actor plural o de un actor caracterizado por una profunda unicidad.

La coherencia de los hábitos que puede haber interiorizado cada individuo dependerá de la coherencia de
los principios de socialización a los que fue sometido. Cuanto más un individuo ha sido colocado
simultánea o sucesivamente en el seno de una pluralidad de contextos sociales no homogéneos, o incluso
contradictorios, y cuanto más esta experiencia ha sido vivida de manera precoz, más se está en presencia
de un individuo con un patrimonio no homogéneo ni unificado de disposiciones, de hábitos o de
capacidades, que varía según el contexto social en el que debe evolucionar.
Desde la sociología psicología se plantea que, para poder aprehender la pluralidad interna de los
individuos y la manera en la que procede y se distribuye según los contextos sociales, se debe contar con
dispositivos metodológicos que permitan observar directamente o reconstruir indirectamente la
variación contextual de los comportamientos individuales. Sólo a partir de ello se puede determinar en
qué medida ciertas disposiciones son transferibles de una situación a otra.

La producción del individuo

Un programa que se interesa en el mundo social a escala del individuo, en lo social individualizado, no
puede ahorrarse el estudio de las condiciones sociales de producción del individuo moral e ideológico
viéndolo como un ser aislado, coherente, autónomo, singular, fundamentalmente cerrado en sí mismo, sin
contacto con otro, y que dispone de una interioridad o de un yo auténtico. Si la sociología psicológica se
interesa en el sujeto empírico y en las lógicas empíricas, no puede dejar de interesarse en la producción
de la imagen del yo individual.

La generalidad de lo singular

Para comprender lo social en su estado individualizado se debe tener conocimiento de lo social en su


estado general, para dar razón de la singularidad de un caso se deben comprender los procesos generales
de los que este caso no es más que un producto.

Las razones de una sociología psicológica

La sociología psicológica se inscribe en la antigua tradición sociológica que aspira a vincular de manera
cada vez más fina la economía psíquica con los marcos de la vida social. Tal estudio supone dotarse de
herramientas conceptuales y metodológicas adecuadas.

La sociología debería apegarse a producir una visión del hombre en sociedad más precisa científicamente
que las necesarias caricaturas que nos hemos hecho cuando nos imaginamos al individuo a partir de
figuras ideales-típicas extraídas de los trabajos sobre grupos sociales, épocas historias o instituciones.
Especialmente debería ser capaz de responder a las interrogantes comunes, profanos pero esenciales, en
cuanto a la vida de los individuos en sociedad.

Conclusión: El individuo está demasiado multisocializado y demasiado multideterminado para que pueda
ser consciente de sus determinismos. Se nota la amplia resistencia a la idea de un determinismo social.

UNIDAD 2.2: Una sociología sistemática para comprender la relación individuo-sociedad.

UNIDAD 2.2: perspectivas sociológicas para comprender al sujeto como una producción socio histórica. Las
configuraciones sociales para Norbert Elías y los procesos socio genéticos de individualización. La teoría del
habitus de Pierre Bourdieu, el lugar de la sociedad hecha sujeto, el enclasamiento y el gusto en una
propuesta de sociología reflexiva. Critica a las ideas del individuo moderno, noción de persona y cultura en
Gramsci y Dumont. Las trayectorias y los escenarios microsociales en Becker y Goffman. Aproximaciones a
los estudios sociales del cuerpo, las emociones, la sexualidad, el amor, la memoria y los padecimientos.
 ELÍAS, N. (1987). La soledad de los moribundos.

En este ensayo Norbert Elías aborda el fenómeno de la muerte en la sociedad occidental a partir de la
relación de los vivos con los moribundos y con la idea de la muerte. Su análisis es realizado desde una
perspectiva histórica de larga duración.

Comienza planteando que existen diferentes maneras de enfrentarse con la muerte: tener la idea de que
hay vida después de la muerte; intentar evitar el pensamiento alejando de nosotros su indeseable
presencia; tener la firme creencia en la inmortalidad personal o mirar de frente a la muerte como un dato
de la propia existencia. No obstante, todas estas maneras de ver a la muerte difieren de una sociedad a
otra.

Por ejemplo, en la Antigua Roma la población se divertía viendo luchar y morir a gladiadores en el
coliseo, es decir, gente moría ante los ojos de muchos espectadores. Lo mismo pasaba en la Edad Media,
donde enfermedades como la peste provocaban diariamente muertes. Por las calles los cadáveres en
descomposición eran habituales. Para los literatos románticos la muerte no era algo por lo que sentir
temor, era un deseo, el camino para alcanzar el infinito tan deseado.

La muerte es sólo un problema de los humanos, específicamente, el saber de la muerte. De esta forma,
hace milenios la función central de la convivencia social entre los hombres era protegerse del peligro de
aniquilamiento. El autor plantea que la pregunta de qué es lo que pasa con el hecho de morir ha ido
cambiando en el curso del desarrollo de la sociedad, en sus diferentes estadios y en cada grupo.

Una característica de las sociedades desarrolladas de la segunda mitad del siglo XX es el desplazamiento
desde las creencias sobrenaturales hacia las seculares. Esto para Elías está asociado directamente con la
seguridad brindada por la prevención y el tratamiento de enfermedades como así también la pacificación
de la sociedad en el estado de desarrollo actual. Ya no es cotidiano contemplar moribundos y muertos,
ahora resulta más fácil olvidarse de la muerte en el normal vivir cotidiano. Esto ha convertido al nuevo
“yo” en un individuo que busca la eterna juventud, creando así un tabú sobre la muerte.

Sin embargo, hoy en día la despedida comienza mucho antes. El quebrantamiento de la salud suele
separar a los que envejecen del resto de los mortales, su decadencia los aísla.

A veces se plantea que la gente “reprime” la muerte. Cuando se habla de represión de la muerte, se puede
pensar en un doble sentido: desde un plano individual o un plano social. En el primer caso se asemeja a lo
que Freud describía como represión. Son mecanismos de defensa psicológicos. De esta forma, puede ser
que la incapacidad de ofrecer a los moribundos ayuda, de mostrar afecto, etc., sea porque la muerte de los
otros se presenta como un signo de nuestra propia muerte.

Pero estos problemas individuales de la represión se presentan acompañados de problemas sociales


específicos. Las actitudes hacia la muerte y los moribundos no son accidentales. Son peculiares de
sociedades en un determinado estadio de desarrollo y con una estructura específica. Lo que plantea es la
muerte es un espejo de la vida, es decir, la imagen que tiene un ser humano con respecto a su muerte, se
halla en estrecha vinculación con la imagen de hombre en general que prevalece en la sociedad en la cual
vive. En las sociedades modernas, los hombres se entienden a sí mismos como seres individuales e
independientes, como sujetos aislados frente a los que se encuentran en el resto del mundo, su mundo
interior se halla separado del mundo externo.

Esta característica de tal estadio de civilización está relacionada también con el modo específico de
experimentar anticipadamente la propia muerte. Así, resulta comprensible que una persona que cree
vivir como un ser aislado y carente de sentido muera también como tal.

Entonces, la forma de morir y la idea de la muerte en las sociedades desarrolladas para Elías debe
entenderse a partir de tener en cuenta el impulso individualizado que se inicia en el renacimiento y que
se prolonga hasta la época actual.

 BOURDIEU, P. (2005). “El propósito de la sociología reflexiva”

Este es un texto que permite acercarse a la teoría sociológica expuesta por Bourdieu. Su obra (sobre todo
en nuestro continente) debido a deficiencias de traducción y otros aspectos ha sido entendida de manera
fragmentada. Este texto permite repensar a Bourdieu y entender su obra y ver cómo puede ser aplicada
una sociología reflexiva.

Bourdieu ha tratado de construir una teoría sociológica integrada, tanto en la parte teórica como en la
parte práctica. Es decir, acabar con las dualidades sujeto/objeto, sociedad/individuo, etc., que tanta
segmentación han creado en la sociología. La teoría de Bourdieu se basa en una “praxelogía social”,
dicha teoría toma aspectos de la “física social” expuesta entre otros por Durkheim, Levi-Strauss, que le
dan prioridad a la estructura. Y a su vez, toma aspectos de la “fenomenología social” expuesta por
Berger, Luckmann, que les dan más importancia a las significaciones de los individuos.

Al integrar estas dos teorías se logra hacer lectura de la doble realidad del mundo social, una en la que
hay relaciones de poder y otra en la que hay relaciones de significado. Es aquí cuando se hace evidente
otra característica de la sociología de Bourdieu y es que se trata de una teoría relacional, en la que se
dice que “la sustancia de la realidad social yace en las relaciones”, permitiendo acabar con la dualidad
entre individualismo metodológico y holismo (estructura). Bourdieu despliega esta concepción de la
realidad social en sus dos términos claves, Campo y Habitus.

 BOURDIEU, P. (2002). La distinción. Capítulo 3.

El concepto de habitus permite articular lo individual y lo social, las estructuras internas de la


subjetividad y las estructuras externas, y comprender que ambas son dos estados de la misma realidad,
de la misma historia colectiva que se inscribe a la vez en los cuerpos y en las cosas.

Se trata de aquellas disposiciones a actuar, percibir, valorar, sentir y pensar de una manera más que de
otra, está asociado a una posición social. Porque lo que hace el habitus es que personas que comparten el
mismo entorno social tengan un estilo de vida similar. De esta forma, se entiende al habitus como un
principio de la producción de diferencias sociales, generador y unificador de las conductas y de las
opiniones, porque tiende a reproducir el sistema de las condiciones objetivas de las que es producto.
De esta forma, se habla del habitus como enclasador. Todas las prácticas de un mismo agente están
organizadas entre sí y objetivamente orquestadas con las de todos los miembros de la misma clase. Es
decir, los miembros de la misma clase tienen mayores posibilidades de verse enfrentados a las mismas
situaciones y a los mismos condicionamientos entre sí. Pero a la vez se habla de un habitus individual, que
implica que esos sistemas de disposiciones que comparten agentes de una misma clase no son
necesariamente iguales, sino que cada uno de ellos se diferencia de los otros por la trayectoria personal.

El H engendra metáforas prácticas. Esto es, trasposiciones sistemáticas impuestas por las condiciones
particulares de su puesta en práctica. Así, las prácticas de un mismo agente y las de todos los agentes de
la clase son producto de unas transferencias de un campo a otro de los mismos esquemas de acción:
afinidad de estilo.

El gusto, aptitud para la apropiación de una clase determinada de objetos y prácticas, es la fórmula
generadora que se encuentra en la base del estilo de vida (conjunto unitario de preferencias distintivas
que expresan la misma intención, dentro de la lógica específica de cada uno de los subespacios simbólicos
–mobiliario, vestidos, lenguajes, cuerpo, etc.).

El verdadero principio de las diferencias que se observa en el terreno del consumo es la oposición entre
los gustos de lujo (o de libertad) y los gustos de necesidad: los primeros son propios de los individuos en
condiciones materiales de existencia que se distancian de la necesidad, por las libertades y facilidades
que asegura la posesión del capital; los segundos, en cambio, expresan las necesidades de las que son
producto.

La idea de gusto, típicamente burguesa, está tan estrechamente ligada con la idea de la absoluta libertad
de elección que dificulta concebir las paradojas del gusto por necesidad. El gusto por necesidad sólo
puede engendrar un estilo de vida en sí, que sólo es definido como tal negativamente, por la relación de
privación que mantiene con los demás estilos de vida.

Características:

 El H constituye un sistema de disposiciones duraderas, pero no inmutables. Enfrentarse a


situaciones nuevas (condiciones objetivas diferentes a las que constituyeron a la formación de los
H), presenta al agente social instancias que posibilitan la reformulación de sus disposiciones.
Igualmente, la mayor parte de los agentes sociales se encuentran mucho más predispuestos a
encontrar circunstancias semejantes a aquellas en las cuales se formaron sus disposiciones, y por
eso, a vivir experiencias que tienden a reforzarlas.
 Por lo tanto, el habitus es historia individual y colectiva: es el principio generador de respuestas
adaptadas a las exigencias de un campo, producto de la historia individual pero también, a través
de las experiencias formadoras de la primera infancia, de toda la historia colectiva de la familia y
de la clase

 STOLCKE, V. (2001) “Gloria o maldición del individualismo moderno según Dumont”.

Este artículo discute la noción de individualismo en Louis Dumont.

Para comprender las cambiantes concepciones del individuo, pone en perspectiva el individualismo
occidental observándolo desde el holismo que caracteriza el sistema de castas en la India tradicional. Este
programa comparativo, lo conduce a una crítica metodológica y epistemológica de la antropología social y
sociología convencional, lo cual desemboca en un perspectivismo comparativo (o sociología
comparativa). Ésta última constituye una alternativa metodológica para confrontar el problema de la
relación entre individuo y sociedad, marca indeleble de la modernidad.

Lo que se busca es mostrar que el individualismo, al mismo tiempo que se presenta ideológicamente
como opuesto a la jerarquía típica de sistemas como las castas indias, mantiene propiedades lógicas
semejantes en lo que se refiere a la relación entre los valores y las prácticas sociológicamente
"englobadas" y veladas. De este modo es posible entender que en el interior del mismo sistema
individualista liberal e igualitario hay espacio para ideologías totalitarias y racistas, como perversiones
jerárquicas que trabajan la desigualdad en planos sociológicamente asimétricos como la "naturaleza".

Además, en vez de centrar su atención en los hechos sociales, las morfologías o la acción social de la
modernidad, despliega su análisis al nivel de las ideologías, de los sistemas de ideas-valores que dotan a
distintos modos de convivencia humana de significados contrastantes. Como antropólogo estaba
convencido que "el respeto por el otro pasa por el respeto de los valores que subyacen a la vida de toda
sociedad humana.

Entonces, sería el sistema de castas de la India tradicional que se transformará para Dumont en la imagen
espejo que le ayudaría a identificar e interpretar la singularidad de la ideología moderna occidental.

Holismo y jerarquía vs individualismo, igualdad y libertad.

El contraste que Dumont descubre entre la India y la modernidad occidental reside precisamente en el
lugar que asignan respectivamente al individuo en relación con la sociedad. La cosmovisión europea del
mundo es a partir de la dicotomía sociedad-individuo, pero la sociedad india no se basa en dicha
dicotomía.

INDIA

¿Cómo se organiza? A partir de la división y estructura de las castas, donde ser miembro de una casta
es ser miembro del todo.

¿Qué conforma una casta? La casta es el vínculo social determinante, se encuentra en la base de las
relaciones sociales y pertenece al dominio de la organización social.

Entonces La India cuenta con una estructura jerárquica divida en castas, aceptada por cada uno de
sus integrantes, en relación a su lugar en la tierra dado por su dios. La jerarquía es la clave de la
representación colectiva del sistema de castas, que está ordenada por la oposición “puro/impuro”. Para
Dumont, la jerarquía no se refiere a la realización de la desigualdad política o económica, sino que el
sistema de castas se rige por una ideología “holista”, en la medida en que el orden normativo le asigna el
valor supremo a la totalidad social, por encima del individuo a quien ignora.

PUNTO DE CONTRADICCION ENTRE EUROPA E INDIA: Es este nivel de jerarquía en cuanto principio
unificador de los sistemas de castas, cuya legitimidad deriva de su inscripción en un orden religioso
trascendental, que se contrapone al principio unificador individualista moderno, el cual dota
contrariamente, al individuo de un valor trascendental y absoluto en su afán de minimizar lo social,
suprimiendo el hecho de la apercepción sociológica del individuo.
SOCIEDAD MODERNA EUROPEA

La ideología moderna es individualista en la medida en que valora al individuo como sujeto moral,
independiente y autónomo, e ignora o subordina la totalidad social. De esta forma, el surgimiento del
individualismo significará la ceguera de lo social.

Según esta configuración de ideas-valores, el individuo posee atributos como la igualdad y la libertad.
Esto significa que el individuo moderno se entiende como sujeto emancipado de lo social, libre de todo
orden colectivo e igual a todos los demás seres humanos.

La ideología moderna, al disociar el valor de las ideas y de los hechos, descompone la relación con aquella
totalidad social en que las ideas y los hechos están inscriptos en realidad. El individuo y su voluntad
arbitraria aparecen como valor trascendental, de modo que, la totalidad social englobante es expulsada,
desconocida. Dumont plantea que es preciso distinguir entre un principio ideal y la realidad de la
modernidad ya que "una sociedad tal como la concibe el individualismo no ha existido en ninguna parte".
Por lo tanto, el individualismo moderno es en realidad una especie de "inconsciencia de lo social".

Claro está que aquellos atributos de “igualdad” y “libertad” en una sociedad moderna son una ilusión, la
ideología individualista liberal moderna promete lo imposible, la igualdad en libertad. El modo de
neutralizar las consecuencias políticas que pueden resultar de la contradicción entre el ideal
individualista liberal y las desigualdades socio-económicas realmente existentes consiste en atribuir
estas desigualdades, traducidas en "fracasos" personales o de grupo, a deficiencias "innatas", de esta
manera "naturalizándolas" y negando su real arraigamiento en relaciones socio-políticas.

El mérito intelectual de Dumont es doble: nos permite comprender bastante mejor la perversidad
engañosa del individualismo moderno en su poderosa dimensión ideológica y política, pero nos muestra
al mismo tiempo que la antropología puede, si lo desea y se empeña en ello, responder al "gran desafío
contemporáneo para los valores modernos que está constituido por la exigencia, o el problema, de la
solidaridad humana a escala mundial, de la justicia particularmente en el plano económico en las
relaciones entre pueblos y Estados".

 BECKER, H. (2009). Hacia una sociología de la desviación. Capítulos 9 y 10.

Cap.9: el estudio de la desviación: problemas y afinidades.

La principal dificultad en el estudio científico del comportamiento desviado es la falta de datos confiables.
Y como sabemos, una teoría que no tiene un buen cuerpo de datos concretos no sirve para nada. Esto no
quiere decir que no haya estudios sobre el comportamiento desviado, pero, en gran parte son
inadecuados por dos razones para la tarea teórica que se proponen los autores:
1- no existen suficientes estudios que proporcionen datos acerca de la vida de los desviados tal como
ellos la viven. Son pocos los que dicen en detalle qué hace un delincuente juvenil en su rutina diaria, qué
piensa de sí mismo, de la sociedad, etc. Si se quiere teorizar sobre la delincuencia juvenil, deberíamos
hacerlo desde estudios fragmentados y relatos periodísticos, y no basándose en movimientos adecuados
sobre el fenómeno.
2- no existen suficientes estudios, son tan escasos que no alcanzan ni siquiera para empezar.

¿Qué consecuencias tiene esa insuficiencia de datos para el estudio de la desviación? Es la construcción de
teorías fallidas o inadecuadas. Así como necesitamos una descripción anatómica precisa de los animales
antes de ponernos a elaborar teorías y hacer experimentos con su funcionamiento fisiológico y
bioquímico, también necesitamos una descripción detallada y precisa de la anatomía social para saber
cuáles son los fenómenos sobre los que hay que teorizar.

Entonces: no hay suficientes estudios sobre el comportamiento desviado, tampoco estudios sobre los
diferentes tipos de comportamiento desviado ni estudios realizados en contacto cercano con las personas
que estudian.

Las razones de estas deficiencias son técnicas. Estudiar a los desviados no es fácil. Como son considerados
marginales por el resto de la sociedad, el estudioso que quiere estudiarlos debe primero atravesar una
barrera sustancial, antes de que se le permita observar los fenómenos que debe observar. Además, el
estudioso de la desviación debe convencer a quienes se propone estudiar que no representa un peligro
para ellos, de que lo que revelen no les traerá problemas. El investigador entonces, debe participar
intensa y continuamente de las actividades de los desviados que se propone estudiar, para que ellos
lleguen a conocerlo lo suficiente como para evaluar si su actividad puede llegar a perjudicarlos.

Pero todo esto forma parte de un problema más general: ¿Cuál es el punto de vista que uno debe tomar?
¿Cómo debe uno debe evaluar ciertas acciones como malas? ¿con que parte uno simpatiza?  Se debe
tomar el punto de vista de quienes son tratados como desviados o de quienes los etiquetan como tales.

Se puede ver la situación desde ambas partes, pero no simultáneamente. Sea cual sea el punto de vista
que adoptemos, se los va a acusar de “tendenciosos”. Son acusados por presentar un solo lado y
distorsionado de la historia. Pero no es así.

Debemos considerar al comportamiento desviado no como algo especial, sino como un tipo de
comportamiento que algunos deploran y otros valoran, estudiando los procesos por los cuales uno y otro
punto de vista (el del desviado y el de quien lo etiqueta) se construyen y mantienen.

Cap.10: revisión de la teoría del etiquetado.

Desde las primeras conclusiones de la teoría del etiquetado, muchos han criticado, ampliado y debatido
esas afirmaciones originales, mientras que otros han contribuido con los resultados de sus
investigaciones.

Son tres temas los que merecen especial atención: 1- la desviación como acción colectiva, 2- la
desmitificación de la desviación y 3- el dilema moral de la teoría de la desviación.

 La desviación de la norma como acción colectiva

El autor considera que el objeto de estudio de la sociología no es la sociedad, sino la acción colectiva. Las
personas actúan juntas. Uno intenta ajustar su propia acción a las acciones de los demás, así como cada
uno de ellos intenta ajustar el desarrollo de su propio accionar en función de lo que hacen o espera que
hagan los otros. El resultado de todos estos ajustes y adaptaciones es la acción colectiva.

Si podemos considerar como colectiva cualquier tipo de actividad humana también podemos considerar
de ese modo la desviación. ¿Qué consecuencias trae?

- Un punto de vista general llamado “interaccionista”. Ésta teoría plantea que se debe observar a
todos los involucrados en cualquier episodio de desviación. Al hacerlo, se descubre que esas
actividades requieren de la cooperación tácita o explícita de muchas personas o grupos. De esta
forma, se pone en duda las teorías que buscan los orígenes de la actividad desviada en la
psicología individual.
- En los desviados también se descubre que actúan con la mirada puesta en la respuesta de los otros
frente a la acción en cuestión.

Al reconocer la desviación como una acción colectiva, debe ser investigada en todas sus facetas como
cualquier otra forma de tal acción. De esta forma, se descubre que el sujeto no es un acto aislado, sino que
se desarrolla dentro de una compleja red de acciones que involucran a otros, y parte de su complejidad
surge de los diversos modos en que las diferentes personas y grupos definen ese hecho.

 Desmitificar la desviación

El sentido común, en una de sus acepciones, puede ser engañoso. Ese sentido común es el de la sabiduría
tradicional de la tribu, esa mezcla de “lo que todo el mundo sabe” que los niños aprender al crecer, los
estereotipos de la vida cotidiana, donde también están incluidas las generalizaciones de las ciencias
sociales sobre la naturaleza de los fenómenos sociales.

Los sociólogos suelen ignorar los dictámenes de esta versión del sentido común. Salen a la caza de
“fuerzas” y “condiciones” invisibles que consideran como lo más importante de la sociología.

Los sociólogos han sido reacios a mirar de cerca lo que tienen frente a sus narices. Esa resistencia fue
particularmente virulenta en el ámbito de los estudios sobre la desviación. Sobreponerse a ella ha
redundado en ganancias para los estudios de la desviación semejantes a las que han provocado cambios
similares en el ámbito de estudios industriales, educacionales y comunitarios, también profundizo la
complejidad moral de nuestras teorías e investigaciones.

 Los problemas de la moral

Aunque en toda investigación sociológica surjan problemas morales, en las teorías interaccionistas de la
desviación se plantean de manera específicamente desafiantes.

Muchos críticos creen que las teorías interaccionistas de la desviación atacan abierta o solapadamente la
moral convencional, negándose obstinadamente a aceptar lo que esa moral define como desviado o no, y
poniendo en duda las presunciones sobre las que basan sus operaciones las instituciones convencionales
que deben ocuparse de la desviación.

Las teorías interaccionistas parecer ser (o son) bastante de izquierda. Deliberadamente o no, socavan los
modos convencionales del pensamiento y las instituciones establecidas.

 GIDDENS, A (1998). La transformación de la intimidad. Capítulo 3: amor romántico y otras formas


de afectividad.

El amor pasión implica una conexión genérica entre el amor y la atracción sexual. En el nivel de las
relaciones personales, el amor pasión es específicamente desorganizador, en un sentido similar al
carisma; desarraiga al individuo de lo mundano y genera un caldo de cultivo de opciones radicales y
sacrificios. Por esta causa, enfocado desde el punto de vista del orden social y del deber, es peligroso. El
amor pasión es un fenómeno más o menos universal. Debe ser diferenciado del amor romántico, que es
más específico de una cultura.

Matrimonio, sexualidad y amor romántico.

Europa pre moderna: los matrimonios se realizaban por circunstancias económicas y no sobre la base
de la atracción sexual mutua. Los besos, las caricias y otras formas de afecto físico eran raras entre las
parejas casadas, mientras que era frecuente tener aventuras extramatrimoniales. En aquellas épocas, la
libertad sexual en los hombres se daba en todas las clases. En el caso de las mujeres, sólo aquellas que
pertenecían a la aristocracia. La libertad sexual sigue al poder y es una expresión del mismo.

Amor romántico:

 Finales del siglo XVIII: comienza a hacerse notar el amor romántico.


 Asume los ideales del cristianismo e incorporó elementos del amor apasionado.
 La novedad de éste amor fue que introdujo un elemento novelesco. El surgimiento del amor
romántico coincide más o menos con la emergencia de la novela: la conexión de ambas constituyó
una nueva forma narrativa.
 El complejo de ideas asociadas con el amor romántico, amalgamaba por primera vez el amor con
la libertad, considerados ambos como estados normativamente deseables.
 El amor rompe con la sexualidad a la vez que la incluye. La "virtud" asume un nuevo sentido
para ambos sexos, y ya no significa sólo inocencia, sino cualidades de carácter que seleccionan a la
otra persona como "especial".
 Implica una atracción instantánea “amor a primera vista”. Pero no una atracción erótico-sexual,
sino un impacto intuitivo de las cualidades del otro.

Papeles de los sexos y amor.

El surgimiento del amor romántico debe ser comprendido en relación con diversas influencias que
afectaron a las mujeres desde fines del siglo XVIII:

 La creación del hogar


 El cambio de relaciones entre padres e hijos
 La invención de la maternidad.

Durante el periodo victoriano, los modelos de la interacción padres-hijos quedaron alterados para todas
las clases. El centro del hogar se trasladó de la autoridad patriarcal al afecto maternal. De esta forma, la
idealización de la madre fue una etapa para la construcción moderna de la maternidad y alimentó
directamente algunos de los valores propagados en relación con el amor romántico.

El elemento distintivo y nuevo es la asociación de la maternidad con la feminidad, como cualidades de la


personalidad de la mujer. Por lo tanto, el amor romántico fue un amor feminizado. Con la división de
esferas, el fomento del amor se hizo predominante en la mujer, las ideas del amor romántico estaban
unidas a la subordinación de las mujeres al hogar y con su relativa separación del mundo exterior.

Para los hombres, las tensiones entre amor romántico y amor pasión se disolvieron separando el confort
el entorno doméstico; de la sexualidad de la querida o de la prostituta. Desde sus primeros orígenes, el
amor romántico suscita la cuestión de la intimidad. Es incompatible con la lujuria, y con la sexualidad
terrenal, porque presupone una comunicación psíquica, un encuentro de espíritus que es de carácter
reparador.
El carácter intrínsecamente subversivo del hecho complejo del amor romántico quedó frustrado por la
asociación del amor con el matrimonio y la maternidad, y por la idea de que el amor verdadero es para
siempre.

 HALBWACHS, M. (2011) La memoria colectiva. Capítulo 2: “Memoria colectiva y memoria histórica”

Memoria autobiográfica y memoria histórica: su aparente oposición.

Parece que no estamos acostumbrados a pensar en una memoria colectiva, parecería que esta facultad
solo puede existir y durar en tanto pertenezca a un individuo. Sin embargo, los recuerdos pueden
organizarse de dos maneras: por una parte, alrededor de una persona definida o, por otra parte,
alrededor de una sociedad. Por lo tanto: habría memorias individuales y memorias colectivas. Entonces,
el individuo participaría de dos tipos de memoria. Pero, según se participe de una o de otra, adoptaría dos
actitudes muy diferentes e incluso contrarias. Por un lado, los recuerdos se sitúan en el marco de su
personalidad, o de su vida personal: incluso, considera los recuerdos que comparte con otros solamente
desde la perspectiva en que se distingue de ellos. Por otro lado, en ciertos momentos podría comportarse
simplemente como miembro de un grupo que contribuye a evocar y conservar recuerdos impersonales,
en la medida en que estos interesan al grupo.

La memoria individual no está completamente aislada y cerrada, ya que para poder evocar su propio
pasado es necesario apoyarse en los recuerdos de otros. Ella solo puede funcionar gracias a los
instrumentos que son las palabras y las ideas, que el individuo no ha inventado y que toma prestados de
su medio. Y a su vez, llevamos un bagaje de recuerdos históricos, que puedo enriquecer por la
conversación o por la lectura. Pero se trata allí de una memoria prestada que no me pertenece.
En efecto es posible distinguir dos memorias: memoria autobiográfica y memoria histórica. La primera se
serviría de la segunda, porque nuestra vida forma parte de la historia en general. Pero, la segunda sería
más extensa que la primera. Por otro lado, nos representaría el pasado de manera resumida y
esquemática, mientras la memoria de nuestra vida nos presentaría un cuadro más continuo y denso.

Desde este punto de vista, se rechaza la premisa de que la memoria sólo es individual.

La historia vivida a partir de la infancia.

Plantea que no es posible distinguir una memoria sin marcos (que dispone del lenguaje para clasificar sus
recuerdos) y un marco histórico y colectivo sin memoria (es decir, no es construido, reconstruido y
conservado).

Desde que el niño supera la etapa puramente sensible de la vida y se interesa por la significación de las
imágenes y los cuadros que percibe, puede decirse que piensa en común con otros y que su pensamiento
combina la multitud de impresiones personales y las diversas corrientes del pensamiento colectivo. Ya no
está encerrado en sí mismo, porque su pensamiento ahora domina perspectivas enteramente nuevas y
sabe que no es el único en pasar su mirada por allí.

Debido a algún estremecimiento del medio social, el niño ve bruscamente entreabrirse el círculo estrecho
que lo encerraba, esas revelaciones fugaces de vida política y nacional, al nivel de la que no se eleva
normalmente, son bastante poco frecuentes. Cuando participe de las conversaciones serias de adultos,
cuando lea los diarios, tendrá el sentimiento de descubrir una tierra desconocida. Sin embargo, no será la
primera vez que entre en contacto con un medio más amplio que su familia o el pequeño grupo de sus
amigos y los amigos de sus padres. Los padres tienen sus intereses, los niños tienen otros y existen
muchas razones para que el límite que separa estas dos razones de pensamientos no sea traspuesto.

El vínculo vivo de las generaciones.

El niño está también en contacto con sus abuelos y, a través de ellos accede a un pasado aún más remoto.
Los abuelos se parecen a los niños, quizás porque, por razones diferentes, unos y otros se desinteresan de
los acontecimientos contemporáneos sobre los que se concentra la atención de los padres.

La historia no es todo el pasado, pero tampoco es todo lo que queda de él. O, si se quiere, junto con la
historia escrita, hay una historia viva que se perpetúa o se renueva a través del tiempo y en la que es
posible encontrar una gran cantidad de estas corrientes antiguas que aparentemente habría
desaparecido. Si no fuese así, no se podría hablar de memoria colectiva.

La vida del niño está más inmersa de lo que se cree en los medios sociales a través de los cuales entra en
contacto con un pasado más o menos alejado. Al comienzo, los elementos del mundo interno y la sociedad
que lo rodea están estrechamente fundidos y ambos aparecerán ante él como parte de su persona cuando
era niño. Pero, más tarde todos los que corresponden al medio social se le presentaran como un marco
abstracto y artificial.

Recuerdos reconstruidos.

A medida que el niño crece y, sobre todo cuando se convierte en adulto, participa de una manera más
clara y reflexiva en la vida y en el pensamiento de esos grupos de los que formaba parte, al principio, sin
darse cuenta.

El recuerdo es, en gran medida, una reconstrucción del pasado que se realiza con la ayuda de datos
tomados del presente y es, por lo demás, preparada por otras reconstrucciones hechas en épocas
anteriores, en las que la imagen del pasado ha sido ya sumamente alterada. Ciertamente, si a través de la
memoria volviésemos a ponernos directamente en contacto con alguna de nuestras antiguas
impresiones, el recuerdo se distinguiría, por definición, de las ideas más o menos precisas acerca de lo
que ha debido ser ese pasado, ideas que nuestra reflexión, ayudada por los relatos, los testimonios y las
confidencias de los demás.

Recuerdos confusos.

Consideramos el pasado desde sus puntos de vista. Es necesario, pues, que a medida que nos
comprometemos más en estos grupos, y participamos más estrechamente en su memoria, nuestros
recuerdos se renueven y se completen.

Es cierto que esto supone una doble condición: por un lado, que mis propios recuerdos, tal como eran
antes de que yo entrase en estos grupos, no estuvieses iluminados en todas sus caras por igual, como si,
hasta aquí, no los hubiéramos percibido y comprendido por completo, por otro lado, que los recuerdos de
estos grupos tengan relación con los acontecimientos que constituyen mi pasado.
Para que la memoria de los demás pueda reforzar y completar la nuestra de esta manera, es necesario
que los recuerdos de estos grupos tengan alguna relación con los acontecimientos que constituyen mi
pasado. En efecto, cada uno de nosotros es al mismo tiempo miembros de varios grupos o más o menos
vastos. Quizás debamos admitir que la historia nacional sea un resumen fiel de los acontecimientos más
importantes que han modificado la vida de una nación. Se distingue de las historias locales, provinciales,
urbanas, por el hecho de no retener sino los sucesos que interesan al conjunto de los ciudadanos, o, si
quiere, de los ciudadanos en tanto miembros de nación.

Oposición final entre la memoria colectiva y la historia.

De todo lo que precede se sigue que la memoria colectiva no se confunde con la historia y que la
expresión “memoria histórica” no está felizmente escogida, puesto que asocia dos términos que se
oponen en numerosos puntos. Sin dudas, la historia es la recopilación de los hechos que han ocupado más
espacio en la memoria de los hombres. En general, la historia no empieza sino en el punto en el que
termina la tradición, momento en el que se apaga o se descompone la memoria social.

La memoria colectiva se distingue de la historia al menos en dos aspectos. Es una corriente de


pensamiento continuo, de una continuidad que no tiene nada de artificial, porque solo retiene del pasado
aquello que está todavía vivo, o que es capaz de vivir en la conciencia del grupo que lo conserva. Cuando
un periodo deja de interesar al periodo que le sigue, no es el mismo grupo el que olvida una parte de su
pasado: en realidad, hay dos grupos que se suceden. La historia divide la sucesión de siglos en periodos,
como el contenido de una tragedia se distribuye en actos.

La historia, que se sitúa fuera de los grupos y por encima de ellos, no duda en introducir divisiones
simples en la corriente de los hechos, fijándolas de una vez y para siempre. Haciendo esto, obedece a una
necesidad dialéctica de esquematización. Parece considerar a cada periodo como un todo, independiente
en gran medida del que le precede y del que le sigue, porque tiene una tarea no esté acabada, mientras
que determinadas situaciones nacionales, políticas o religiosas no hayan desarrollado todas las
consecuencias que desde el inicio conllevaban, tanto los jóvenes como los adultos se confinaran en el
mismo horizonte, a pesar de las diferencias de edad.

La historia, cuadro de acontecimientos; las memorias colectivas, fuentes de tradiciones.

En efecto, existen muchas memorias colectivas. Esta es la segunda característica que las distingue de la
historia. La historia es una y puede decirse que no hay más que una historia. La historia puede
representarse como la memoria universal del género humano. Pero no hay memoria universal. Toda
memoria colectiva tiene por soporte un grupo limitado en el espacio y en el tiempo.

Para hacernos una idea de la multiplicidad de las memorias colectivos, imaginemos lo que sería la
historia de nuestra vida si, mientras lo relatamos, parasemos cada vez que recordamos uno de los grupos
que atravesamos, para examinarlo en sí mismo y decir todo lo que de él conocemos.

Consideremos ahora el contenido de estas memorias colectivas múltiples. No diremos que, a diferencia de
la historia o, si se quieren de la memoria histórica, la memoria colectiva no retiene sino las similitudes.
Para que se pueda hablar de memoria, es necesario que las partes del periodo sobre el que se extiende
estén diferenciadas en alguna medida. Cada grupo tiene su historia. Se distinguen allí, figuras y
acontecimientos. Pero lo que sorprende, es que en la memoria sigue siendo lo mismo, y toma conciencia
de su identidad a través del tiempo.

La historia es un cuadro de los cambios, y es natural que ella crea que la sociedad que las sociedades
cambian sin cesar, porque fija su mirada sobre el conjunto y casi no hay año en el que, en una región de
este conjunto, no se produzca alguna transformación.

Quienes escriben la historia, y destacan sobre todos los cambios, las diferencias, comprenden que, para
pasar de uno a otro, es necesario que se desarrolle una serie de transformaciones de las que la historia
solo percibe la suma o el resultado final. Ese es el punto de vista de la historia, porque ella examina a los
grupos desde afuera y abarca un periodo de tiempo bastante largo. Al contrario, la memoria colectiva es
el grupo visto desde adentro, y durante un periodo, que nos sobrepasa la duración media de la vida
humana, siendo muy a menudo inferior a ella.

UNIDAD 3: PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO Y DE-COLONIALIDAD: LAS TEORÍAS SOCIALES


DESDE AMÉRICA LATINA, PROBLEMAS DE ANCLAJE Y DESAFÍOS.

UNIDAD 3.1: la crítica de-colonial, la teoría crítica latinoamericana, las otras sociologías. El desafío de la
construcción de las teorías sociales desde la periferia: la propuesta de Epistemología desde el Sur de De
Souza Santos. La matriz de Pensamiento de Argumedo. La de Colonialismo interno de Rivera Cusicanqui.
Contexto, conceptos y líneas de análisis que apuntalan.

 DUSSEL, E. (2007). Política de la liberación. Prólogo y Conclusión.

Prólogo.

El propósito del libro es exponer de manera parcial, inicial e indicativa, una historia de la filosofía política
que ha inspirado a autores políticos. Por lo general, estas historias surgen dentro de ciertos marcos que
las limitan. Por lo tanto, romper esos marcos es otro de los propósitos. Los marcos que se busca
deconstruir son los siguientes:

 El helenocentrismo de las filosofías políticas en boga. Todas comienzan siempre en Grecia


 El occidentalismo de las filosofías políticas
 El eurocentrismo de las filosofías políticas, que olvidan por desprecio e ignorancia todo lo
alcanzado práctica o políticamente por otras culturas, también en la teoría.
 La periodificación organizada según los criterios europeos de la filosofía política. Intentará
proponer una nueva visión de la historia a secas, de la historia de la política y de la filosofía
política, que en su propia periodificación y contenidos vaya contra la visión dominante plasmada
claramente por los
 El secularismo tradicional de las filosofías políticas. Se plantea de manera inadecuada, y sin
sentido histórico, el nacimiento y desarrollo de la secularización de la política.
 El colonialismo teórico, mental, de las filosofías políticas de los países periféricos. No han llegado
al «giro descolonizador». Es frecuentemente una filosofía política colonizada.
 El no incluir a América Latina en la Modernidad desde sus orígenes, ya que ha sido (para bien o
para mal) participante principal de la historia mundial de la política moderna. Para ello habría que
redefinir el inicio de la Modernidad.
Lo que propone el autor es construir una política de la liberación, que busque en lo no dicho, ya que “lo
dicho, dicho está” y no es saludable repetirlo. El autor tiene la esperanza de que sea emprendido
críticamente por las nuevas, por las futuras generaciones latinoamericanas de intelectuales y políticos
cuya pasión consista en estudiar lo no investigado, descubrir lo oculto

Conclusión: DEL NECESARIO GIRO DESCOLONIZADOR DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA.

En este modo nuevo de estudiar la historia es percibida como un elemento que fecunda la reflexión
teórica propiamente dicha de la filosofía política. Se trata de un contra-relato crítico, donde lo importante
es el enmarque de temas no estudiados o descartados por la filosofía política eurocéntrica tradicional.

El lugar epistemológico donde se debe empezar a hacer la crítica hacia la filosofía política burguesa se
constituye por el lugar de las víctimas, los oprimidos, los excluidos, los nuevos movimientos populares,
etc.

La filosofía política del centro es sumamente restringida en su problemática. Ella estudia solo sus propios
asuntos, de manera tradicional y en función de su propia práctica política. Todo lo que resta son
excluidos, no investigados. Ellos creen que tratando sus problemas ya han construido una filosofía
política universal. Este pensamiento está en suma relación con su eurocentrismo, que los lleva a pensar
que su particularidad es lo universal, por donde deben pasar todos los pueblos.

Es en este sentido, que la propuesta del autor permitirá descubrir nuevos horizontes, no temiendo a
plantear problemas propios de América latina.

En síntesis, el autor está en contra el colonialismo teórico de la filosofía política tal como se practica en
América latina, por lo que, se toma en serio el “giro descolonizador” en el cual se empeña la filosofía de
liberación, insistiendo en la necesidad de partir de nuevas bases en nuestra reflexión. Ya que la filosofía
política europeo-norteamericana es muy diferente en la práctica, en la institucionalización y en la
percepción de la normatividad de los principios de la política de la practicada en América Latina. Por ello,
es necesario volcarse directamente en nuestra realidad, poder atraparla y así comprender y expresar lo
que el pueblo latinoamericano está viviendo políticamente, y no simplemente leer a los clásicos filósofos.
En ese caso solo nos enteramos de las situaciones políticas de Europa y estados unidos expresados por
sus filósofos, y no comprendemos nada de lo nuestro.

 SANTOS BOAVENTURA (2011) Epistemología del sur.

El autor propone diferentes alternativas de pensamiento que vayan en contra del pensamiento crítica
eurocéntrico, que sean alternativas al actual status quo del que raramente nos damos cuenta, muchas
veces porque estas alternativas no son visibles ni creíbles para nuestras maneras de pensar. Éstas
alternativas recurren a filosofías y visiones del mundo no occidentales. Principalmente el autor propone
las Epistemologías del Sur.

Plantea que este pensamiento crítico occidental se encuentra con dos dificultades:

 EL FIN DEL CAPITALISMO SIN FIN.

La primera dificultad se formula de la siguiente manera “es tan difícil imaginar el fin del capitalismo
cuanto es difícil imaginar que el capitalismo no tenga fin”. Esta dificultad ha fracturado el pensamiento
crítico en dos vertientes que sostienen dos opciones políticas de izquierda distintas. La primera vertiente
se ha dejado bloquear por la primera dificultad (imaginar el fin del capitalismo), por lo tanto, dejo de
preocuparse por el fin del capitalismo que permita minimizar los costos sociales de la acumulación
capitalista, la competencia y la tasa de ganancia. La otra vertiente no se deja bloquear por la primera
dificultad, por lo que, vive intensamente la segunda dificultad (de imaginar cómo será el fin del
capitalismo). Aquí la dificultad es doble ya que (1) debe imaginar alternativas pos-capitalistas y (2) debe
imaginar alternativas pre-capitalistas anteriores a la conquista y al colonialismo.

La coexistencia de estas dos vertientes caracteriza el continente latinoamericano de este periodo. Ellas
son muy distintas en los pactos sociales que las sostienen, en los tipos de legitimación que buscan y en la
duración del proceso político que protagonizan. En el caso de la primera, es transclasista en la medida en
que propone a las diferentes clases sociales un juego de suma positive en el que todos ganan. La
legitimación resulta del aumento de las expectativas de los históricamente excluidos, aunque sin dejar de
lado a los históricamente incluidos. Y el proceso político tiene un horizonte muy limitado. En el caso de la
segunda, el pacto social es mucho más complejo y frágil porque la lucha de clases está abierta y porque la
explotación capitalista se combina con las dominaciones propias del colonialismo interno; esta lucha
puede ser Fuentes de los conflictos y así ocurrir un interregno de la legitimación. El proceso político tiene
un horizonte más amplio.

Aun así, estas dos vertientes comparten tres complicidades importantes:

1- Las dos son realidades políticas a partir de movilizaciones populares muy Fuertes.
2- Las dos amplían el mandato democrático, así como también la distancia entre las experiencias
comunes de las clases populares y sus expectativas en cuanto al futuro.
3- Las dos usan un espacio de maniobra que el capitalismo global ha creado sin poder interferir
significativamente en la permanencia de ese espacio.

 EL FIN DEL COLONIALISMO SIN FIN.

La segunda dificultad se formula de la siguiente manera “es tan difícil imaginar el fin del colonialismo
cuanto es difícil imaginar que el colonialismo no tenga fin”. Aquí también se encuentran dos vertientes.
Por un lado, se encuentra aquella que se deja bloquear por la primera dificultad, y el resultado ha sido la
negación de la existencia misma del colonialismo. Para ellos las independencias significaron el fin del
colonialismo. Este pensamiento se centra en la lucha de clases y no reconoce la validez de la lucha étnico-
cultural. Por lo que, les parece únicamente importante luchar contra el capitalismo. Por otra parte, se
encuentra aquella vertiente que parte del presupuesto de que el proceso histórico que condujo a las
independencias es la prueba de que el colonialismo interno no solo se mantuvo después de las
independencias, sino que en algunos casos se ha agravado. Esto es así porque consideran que el
colonialismo actualmente no solo es una política de estado, sino que atraviesa la sociabilidad, el espacio
público y privado, la cultura, las subjetividades, etc. aquí se preocupan tanto por la lucha anti colonialista
como anti capitalista.

La pérdida de los sustantivos críticos.

En un primer momento la teoría crítica se diferenciaba de las teorías burguesas a partir de ciertos
sustantivos. Por ejemplo: socialismo, comunismo, lucha de clases, etc. Pero en este momento utiliza los
mismos sustantivos que ella con diferentes adjetivos. Por ejemplo, si la burguesa habla de “desarrollo”, la
crítica hablara de “desarrollo alternativo”.

La relación fantasmal entre teoría y práctica.

La discrepancia entre la teoría y la práctica es casi constitutiva del pensamiento crítico occidental del
siglo XX. Pero hoy hay un fenómeno nuevo, la enorme discrepancia entre lo que está previsto en la teoría
y las practicas más transformadoras en el curso del Continente. Por ejemplo: luchas protagonizadas por
grupos sociales cuya presencia en la historia no fue prevista por la teoría crítica eurocéntrica, expresan
sus luchas en sus lenguas nacionales y no en ninguna de las lenguas coloniales en que fue redactada la
teoría crítica.

Las causas de esta relación fantasmal entre la teoría y la práctica pueden ser múltiples. Una de ellas son
las diferencias de contextos, por ejemplo: mientras que la teoría crítica eurocéntrica fue construida en
unos pocos países europeos con el objetivo de influenciar en las luchas progresistas de esa región del
mundo, las luchas más innovadoras y transformadoras ocurren en el Sur en el contexto de realidades
socio-política cultural muy distinto. Pero no solo se trata de una diferencia contextual, sino también de
una diferencia epistemológica y hasta ontológica. Con respecto a la segunda, los movimientos
latinoamericanos se realizan en base de sus propios conocimientos, que siempre son muy ajenos a la
teoría crítica eurocéntrica. Con respecto a la última, lo que se busca ser y la vida son muy distintos del
individualismo occidental.

Frente a esta fantasmal relación y la pérdida de los sustantivos críticos, el autor propone tomar distancia
en relación al pensamiento crítico eurocéntrica, y así poder abrir espacios analíticos nuevos,
sorprendentes, donde pueden brotar emergencias libertadoras. En las dos secciones siguientes indica
algunos caminos por los cuales se puede concretar tal distancia.

La distancia en relación a la tradición citica eurocéntrica.

Esto no significa descartar o echar a la basura de la historia toda esta tradición. Tomar distancia significa
estar simultáneamente dentro y fuera de lo que se critica, de tal modo que se torne posible lo que llama la
doble sociología transgresiva de las ausencias y de las emergencias. Esta sociología transgresiva supone
en contraponer a las epistemologías dominantes en el norte con una epistemología del Sur.

Sociología de las ausencias.

Ésta sociología tiene como objetivo mostrar que lo que no existe es activamente producido como no-
existente. Su objeto empírico es imposible desde el punto de vista de las ciencias sociales convencionales.
La no existencia es producida siempre que una cierta entidad es descalificada y considerada invisible, no
inteligible o desechable. Existen cinco modos de producción de ausencia: el ignorante, el retrasado, el
inferior, el local y el improductivo.

 Ignorante: deriva de la monocultura del saber y del rigor del saber. Consiste en la
transformación de la ciencia moderna y de la alta cultura en criterios únicos de verdad y de
calidad estética. Todo lo que esta ciencia deslegitima es inexistente.
 Retrasado: se basa en la monocultura del tiempo lineal, la idea según la cual la historia tiene
un sentido y dirección únicos y conocidos. Esta lógica produce no existencia declarando
atrasado todo lo que es asimétrico en relación a lo que es declarado avanzado.
 Inferior: deriva de la lógica de la clasificación social, la cual se asienta en la monocultura de la
naturalización de las diferencias. Consiste en la distribución de las poblaciones por categorías
que naturalizan jerarquías. Ejemplo: la clasificación racial y sexual.
 Local: deriva de la lógica de la escala dominante. La escala adoptada como primordial
determina la irrelevancia de todas las otras escalas posibles. En la modernidad occidental, la
escala dominante aparece bajo dos formas principales: lo universal y lo global. Por lo que, la
no existencia es producida bajo la forma de lo particular y lo local; ellas incapacitan para ser
alternativas creíbles a lo que existe de modo universal y global.
 Improductivo: deriva de la logia productivista y se asienta en la monocultura de los criterios
de productividad capitalista. Según esta lógica, el crecimiento económico es un objetivo
incuestionable.

Sociología de las emergencias.

Esta consiste en sustituir el vacío del futuro según el tiempo lineal por un futuro de posibilidades plurales
y concretas, simultáneamente utópicas y realistas, que se van construyendo en el presente a partir de las
actividades de cuidado.

Consiste en la investigación de las alternativas que caben en el horizonte de las posibilidades concretas.
En tanto la sociología de las ausencias amplia el presente uniendo a lo real existente los que de él fue
sustraído por la razón eurocéntrica dominante, la sociología de las emergencias amplia el presente
uniendo a lo real amplio el presente uniendo a los real amplio las posibilidades y expectativas futuras que
conlleva.

Una epistemología del sur.

Ella es el reclamo de nuevos procesos de producción y de valoración de conocimientos validos


(científicos y no científicos), y de nuevas relaciones entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de las
prácticas de las clases y grupos sociales que han sufrido de manera sistemática las injustas desigualdades
y las discriminaciones causadas por el capitalismo y por el colonialismo. De esta forma, el sur global no es
un concepto geográfico, sino que es una metáfora del sufrimiento humano causado por el capitalismo y el
colonialismo a nivel global y de la resistencia para superarlo o minimizarlo.

Las dos premisas principales son: 1- la comprensión del mundo es mucho más amplia que la
comprensión occidental del mundo. 2- la diversidad del mundo es infinita, diversidad que incluye modos
muy distintos de ser, pensar y sentir, etc.

Las dos ideas centrales de la epistemología del sur son la ecología de los saberes y la traducción
intercultural.

 Ecología de los saberes: El fundamento es que no hay ignorancia o conocimiento en general. La


ignorancia no es el estado original o el punto de partida, de hecho, puede ser el punto de llegada. La
ignorancia solo es una forma descalificada de ser y hacer cuando lo que se ha aprendido es más valioso de
lo que se está olvidando.
La ecología de los saberes parte del hecho de que todas las prácticas de relaciones entre los seres
humanos implican más de una forma de conocimiento y, por ello, de ignorancia.

En la ecología de los saberes se busca forjar credibilidad para el conocimiento no científico, pero esto no
significa desacreditar el conocimiento científico. Sino que consiste en explorar prácticas científicas
alternativas que se han hecho visibles a través de las epistemologías plurales de las prácticas científicas, y
en promover la interdependencia entre los conocimientos científicos y no científicos.

 La traducción intelectual. Esta es entendida como el procedimiento que permite crear inteligibilidad
recíproca entre las experiencias del mundo. El trabajo de traducción incide sobre los saberes y las
practicas. La traducción entre saberes asume la forma de una hermenéutica diatónica. Este trabajo es lo
que hace posible la ecología de los saberes. Ella consiste en un trabajo de interpretación entre dos o más
culturas con el objetivo de identificar preocupaciones isomórficas entre ellas y las diferentes respuestas
que proporcionan.

 ARGUMEDO, A. (2004). Los silencios y las voces en América Latina. Capítulo 1 y 2.


CAPITULO 1. ¿Desde qué nosotros pensar la modernidad?

Poca duda queda sobre la heterogénea “composición de una identidad latinoamericana” propia de estos
territorios, unificados originalmente en el proceso traumático y la colonización.

El reconocimiento de la heterogeneidad cultural de los sectores populares de América Latina, surge con
fuerza como problemática de las ciencias sociales al calor de la “crisis de los paradigmas teóricos”. La
emergencia de nuevas formas de organización y solidaridad, dan cuenta de fenómenos que no pueden
explicarse íntegramente desde las concepciones oficializadas en las ciencias sociales y el análisis político.

En aquel contexto de colonización, en donde se da una ruptura de los equilibrios ecológicos y sociales, la
persecución y el aniquilamiento de los grupos originarios, la introducción masiva de esclavos negros, las
masas de inmigrantes europeos a causa de la revolución industrial, en este largo proceso denso y
complejo, se van conformando los grandes actores del escenario político latinoamericano. Será una
coexistencia conflictiva, de conformaciones sociales y étnico-culturales, donde se producen múltiples
intercambios de significados, religiosos, líneas de continuidad y de identidades hostigadas, incorporación
de nuevas creencias y rituales que se yuxtaponen con tradiciones ancestrales. Manifestaciones de una
resistencia cultural que, en período colonial, se acompañaría de diversas formas de rebeldía abierta,
insurrecciones y movimientos de protesta ante condiciones de expoliación que las masas de estos
territorios nunca aceptaron pasivamente.

Es posible y necesario reconocer la existencia de una matriz propia, autónoma, de interpretación de los
fenómenos sociales. Un paradigma teórico político alternativo, con caracteres peculiares frente a las
corrientes de pensamiento que expresa las distintas vertientes del liberalismo, el nacionalismo
aristocratizante y el marxismo ortodoxo. Ella es útil para identificar los parámetros que determinan cómo
los gobiernos construyen el conocimiento sobre la realidad y, en función de ello, cómo la transforman.

Afirmar la existencia de una matriz autónoma de pensamiento popular latinoamericana implica


reconocer la legitimidad de las concepciones y los valores contenidos en las memorias sociales que, en el
transcurso de cientos de años, fueron procesando la “visión de los vencidos”, diferente a la historia
iniciada con la Edad moderna europea en los siglos XV y XVI. Conlleva la reivindicación de esas otras
ideas sobre las cuales se han sustentado distintas experiencias y movimientos políticos de América
Latina.

Esta matriz autónoma del pensamiento, con valores de orientación nacional y popular, expresada en el
ensayo político latinoamericano, la literatura, los movimientos de masas, las manifestaciones de
resistencia social y cultural, no pretende una autarquía teórica (doctrina política y eco. Del sistema). Por
el contrario, su sistematización requiere elaborar respuestas críticas frente a los paradigmas
eurocéntricos demostrando el carácter parcial que los impregna. Estos relatos se fundamentan en
ópticas lineales de progreso y civilización, plantean a los latinoamericanos la reivindicación de una
concepción del mundo asentada en su propia versión de la historia y silencian nuestro propio drama en el
pensamiento clásico de Europa.

Un ejemplo de esto es que en los mismos años en que Kant se preguntaba ¿Qué es la Ilustración? Túpac
Amaru moría descuartizado por liderar la rebelión indígena que precediera a la independencia de
América Latina.

El contraste entre estas dos experiencias político-culturales tan disimiles que se procesan en un mismo
tiempo histórico permite señalar cómo existen interpretaciones teóricas y políticas profundamente
diferenciadas, si se consideran por un lado las perspectivas de los grandes países de Occidente,
asimiladas por ciertas capas sociales e intelectuales de América Latina y, por otro, las vertientes que se
ligan con las masas populares del continente. En este sentido, consideramos que no existen marcos
teóricos “inocentes” en sus consecuencias y vinculaciones políticas. Es posible desentrañar estas
consecuencias y vinculaciones tras la aparente neutralidad científica de las distintas corrientes de la
filosofía y las ciencias sociales, se trata, de recuperar el potencial teórico autónomo contenido en el
pensamiento latinoamericano.

La fluida articulación de las corrientes liberales, con las clases dominantes del continente en sucesivas
formas de explotación neocolonial, o la incapacidad del marxismo para difundirse en las grandes masas
del continente, dan cuenta de las dificultades de “traducción” de las alternativas europeas a las
reivindicaciones populares latinoamericanas. Por el contrario, la estructuración de una concepción
autónoma de orientación nacional y popular se acompañó de fuertes consensos e intensa movilización de
las mayorías sociales. Dan cuenta de la existencia de una línea historia nacional-popular, sobreviviente,
que recupera las tradiciones culturales, las luchas de emancipación y resistencia, los intentos y
aspiraciones autónomas, las identidades sociales y regionales.

CAPÍTULO 2: Las matrices del pensamiento teórico-político

Ciencia política y cultura.

La multiplicidad de corrientes teóricas, las disimiles fundamentaciones, líneas de interpretación y


metodologías de análisis presentes en el campo de los estudios del hombre, evidencian la relatividad del
conocimiento acerca de lo histórico y lo social. Con su sola presencia cuestionan la ciencia libre de valores
y los postulados de objetividad y universalidad de sus afirmaciones.
Afirmar que las grandes corrientes de las ciencias humanísticas y sociales están intrínsecamente
vinculadas con proyectos históricos y políticos de vasto alcance, supone concebirlas como
sistematizaciones conceptuales que influyen, fundamentan o explicitan tales proyectos y que, por lo
tanto, están siempre preñadas de política aun cuando pretendan ser portadoras de una inapelable
objetividad científica.

La estrecha relación de las corrientes teóricas con determinados proyectos político-históricos, indican a
su vez una articulación más o menos mediatiza entre las ciencias humanas y los patrimonios culturales y
experiencias vitales de diferentes capas sociales y aéreas geográficas.

En tal sentido, las formulaciones teóricas están inmersas en contextos culturales, son expresión de épocas
históricas particulares y se vertebran con las mentalidades predominantes en diferentes capas de la
población de un país. Mentalidades y sentido común entendidos como la incorporación socializada de
patrones culturales que actúan como referentes de la vida cotidiana y base para la construcción de los
consensos políticos. Así los límites entre las distintas formas del conocimiento, entre los diversos modos
de percepción de la realidad, se hacen más difusos.

Denominamos matriz teórico-política a la articulación de un conjunto de categorías y valores


constitutivos, que conforman la trama lógico-conceptual básica y establecen los fundamentos de una
determinada corriente de pensamiento.

Las matrices de pensamiento son formas de reelaboración y sistematización conceptual de determinados


modos de percibir el mundo, de idearios y aspiraciones que tienen raigambre en procesos históricos y
experiencias políticas de amplios contingentes de población y se alimentan de sustratos culturales que
exceden los marcos estrictamente científicos o intelectuales.

Matrices y paradigmas.

La idea de matriz de pensamiento presenta algunas similitudes y significativas diferencias con el


concepto de paradigma elaborado por Kuhn. Vinculando fundamentalmente con el estudio histórico de
las ciencias exactas y naturales, el paradigma hace referencia a las “realizaciones científicas
universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y
soluciones a una comunidad científica y conlleva teorías, métodos, y normas de investigación casi
siempre inseparables entre sí.” Para la construcción del concepto de matrices teórico-política
consideramos especialmente valiosos los aportes que pueden derivase de los trabajos de Piaget y García.

Matrices y epistemes.
No obstante, las dificultades para aprehender el concepto de episteme utilizado por Foucault, es válido
interrogarnos acerca de las relaciones del concepto de matrices con esa idea. Foucault señala que en la
episteme no interesan las eventuales conexiones internas que obedezcan a una especie de armonía
preestablecida; importa, sobre todo, remarcar las discontinuidades, las rupturas, la dispersión que
caracteriza al campo epistemológico predominante en un periodo de la historia.

A partir de estas nociones, consideramos posible afirmar que, en el marco de una misma episteme,
pueden convivir distintas concepciones o matrices de pensamiento.
Tal como lo corroboran diversos autores latinoamericanos, es posible detectar como una constante del
pensamiento europeo de los últimos siglos esa idea más profunda que las propias epistemes acerca de la
superioridad occidental. De la incuestionada primacía de sus idearios en tanto las únicas formas validas,
como la culminación de las expresiones de lo humano; debemos interrogarnos acerca de las
características de la otra episteme que se constituye en nuestro continente luego de la conquista. De esas
otras ideas existentes en América Latina, que se van conformando a partir de la experiencia traumática
del dominio occidental. Las que se procesan desde esas culturas acosadas, las que hundiendo sus raíces
en los ancestros precolombinos y en los acervos de la esclavitud negra, también muestran su
permanencia, mestizadas y enriquecidas, a través de estos siglos, a pesar del hostigamiento y las
derrotas. Las que emergen en grandes movilizaciones de masas, en movimientos reivindicativos de la
dignidad y las identidades populares. Se trata de ver cuál es el potencial teórico, las concepciones
autónomas inmersas en esos códigos ignorados, los significantes que expresan esas voces silenciadas.

 RIVERA, S. (2010). “Los horizontes históricos del colonialismo interno”

Antes el autor ha intentado explicar el “abigarramiento” de la sociedad boliviana actual, en virtud de la


persistencia de contradicciones no-coetáneas ancladas en tres horizontes históricos de diversa
profundidad y duración. Estos horizontes o ciclos históricos que interactúan en la superficie del tiempo
presente son:

a) El ciclo colonial, que constituye un sustrato profundo de mentalidades y prácticas sociales que
organizan los modos de convivencia y sociabilidad en lo que hoy es Bolivia, estructurando en especial
aquellos conflictos y comportamientos colectivos ligados a la etnicidad, a través de lo que aquí
denominamos colonialismo interno. En el período colonial formal, la polarización y jerarquía entre
culturas nativas y cultura occidental se valió de la oposición entre cristianismo y paganismo como
mecanismo de disciplinamiento cultural. Esto implicaba la culpabilizarían y destierro del “hereje” o de
todo aquel sospechoso de serlo (y esto incluía a la mayoría de indios y mestizos) a un mundo pre-social y
sub-humano de exclusión y clandestinidad cultural.

b) El ciclo liberal introduce el reconocimiento de la igualdad básica de todos los seres humanos, pero en
un contexto como el de la sociedad oligárquica del siglo XIX, se asocia a un conjunto de acciones
culturales civilizatorias, que implican una nueva y más rigurosa disciplina: el proceso de individuación y
ruptura con pertenencias corporativas y comunales.

c) Fines del siglo XX se inaugura el ciclo populista, quien completa las tareas de individuación y
etnocidio emprendidas por el liberalismo, creando mecanismos singularmente eficaces para su
profundización: la escuela rural masiva, la ampliación del mercado interno, el voto universal, y una
reforma agraria parcelaria de vasto alcance. Éstos constituyeron renovados medios de liquidación de las
identidades comunales y étnicas y de la diversidad cultural de la población boliviana.

En todas estas transformaciones (coloniales, liberales y populistas) significaron sucesivas invasiones y


agresiones contra las formas de organización social, territorial, económica y cultural de los pueblos
nativos. En este proceso ellos no fueron pasivos, sino que resistieron de diversas formas evitando la
consolidación de orden colonial, las reformas, el despojo material y cultural, y todo aquello que venía
arraigado con la colonización.
Esta autora ha hecho grandes contribuciones a los estudios de los movimientos sociales y las identidades
políticas a través de la categoría del "colonialismo interno". Éste es un marco teórico-metodológico que
posibilita realizar una lectura en clave histórica y comprensiva tanto de los anclajes profundos del pasado
como de las potencialidades del presente de los procesos sociales regionales.

UNIDAD 3: PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO Y DE-COLONIALIDAD: LAS TEORÍAS SOCIALES


DESDE AMÉRICA LATINA, PROBLEMAS DE ANCLAJE Y DESAFÍOS.

UNIDAD 3.2: la teoría social producida en América Latina y desde sus problemas/desafíos históricos.
Diferentes miradas latinoamericanas que desanclan el problema del individuo-sociedad. Un breve recorrido
por obras que van desde la literatura, la salud mental, la pedagogía, la filosofía, la crítica cultural: la
subjetividad en el neoliberalismo y los conceptos no eurocéntricos.

 ALEMÁN, J (2016) Horizontes Neoliberales de la subjetividad. Apartados “Horizontes neoliberales


en la subjetividad” y “Diferencia entre sujeto y subjetividad”.

Horizontes neoliberales en la subjetividad.

La pregunta guía de este apartado es ¿Cómo el neoliberalismo construye subjetividad? El neoliberalismo


es, un modo de producción, que presenta características particulares que otros modos de dominación no
presentan. El neoliberalismo construye poder como una totalización, intenta ser el todo social,
intentando avanzar sobre el lenguaje y la subjetividad.

Para comenzar, el poder no solo oprime, sino que fabrica consensos, establece la orientación subjetiva y
produce una trama simbólica que funciona de modo “invisible”, naturalizando las ideas dominantes y
donde siempre esconde su acto de imposición. El orden simbólico que atraviesa al Neoliberalismo, se
comporta como un dispositivo racional que aparenta promover diversas formas de subjetividad.

Lo que le otorga especificidad al Neoliberalismo es que su poder se manifiesta no a partir de una forma
de opresión exterior, sino que se busca lograr que los propios sujetos se vean capturados por una serie de
mandatos e imperativos donde se ven confrontados en su propia vida a las exigencias de lo ilimitado. En
este aspecto, el Neoliberalismo necesita producir un “hombre nuevo” engendrado desde su propio
presente, no reclamado por ninguna causa o legado simbólico y precario.

Por lo tanto, la novedad del neoliberalismo es la capacidad de producir subjetividades que se configuran
según un paradigma empresarial, competitivo y gerencial de la propia existencia. Y para ello, ha logrado
intervenir, modular y producir una nueva subjetividad.

En relación con las exigencias de lo ilimitado, el sujeto del capitalismo como empresario de si tiene como
contrapartida clínica la depresión. Ella es una patología de la responsabilidad, en donde el sujeto die que
no da la talla de sus exigencias, se hace cargo de no haber cumplido.

El autor plantea que el neoliberalismo no es una hegemonía. La hegemonía es la lógica constitutiva de la


política. Para comenzar, la realidad esta constitutivamente construida por discursos; los afectos, los
cuerpos, las pulsiones, están atravesadas por el discurso. Pero estos discursos no pueden nunca
representar en su totalidad a la realidad; es un intento fallido de ello porque existirá siempre una
heterogeneidad que impide que la representación se produzca como totalidad. Y es frente a esta
heterogeneidad donde se articula el momento político denominado “hegemonía”. Es decir, esa brecha
insalvable entre el discurso y la realidad es lo que la hegemonía intenta resolver.

El poder neoliberal se apoya en el discurso capitalista, quien no admite ninguna brecha, es decir, el
capitalismo es la estructura de poder del mundo contemporáneo, homogéneo, circular, capaz de borrar
cualquier diferencia y, por lo tanto: es un poder y no una hegemonía.

Relación entre el PSA y el Neoliberalismo. Además, el autor toma algunas ideas del psicoanálisis de Freud y
de Lacan para analizar la construcción de la subjetividad.

Freud no piensa que pueda darse o existir la posibilidad de un comienzo absoluto, él piensa en la
repetición, piensa en lo que vuele al mismo lugar que ninguna cultura a lograr jamás transformar. Sin
embargo, Freud se ubica en una sociedad disciplinaria. Allí todavía tiene una gran eficacia simbólica la
familia, la prohibición, la autoridad, las instituciones, etc. Pero una vez que el capitalismo empezó a
desplegarse se empieza a percibir el nuevo malestar y ya no puede ser pensada con las figuras de ese año
clásico que tenían aun solidez.

La idea de Lacan es que el capitalismo ha logrado introducir una nueva relación entre la falta y el exceso,
una nueva relación entre el carácter insaciable del deseo humano y el exceso del goce. Esta nueva
relación hace que podamos captar que en el siglo XXI ha surgido un nuevo tipo de subjetividad neoliberal:
“el empresario de sí mismo”. Con ello se refiere no a alguien que tiene una empresa, sino que gestiona su
propia vida como un empresario de sí mismo. Ser empresario de sí mismo ya no es trabajar para el otro,
tal como lo describía Marx bajo la forma de explotación de la fuerza de trabajo, es explotarse a uno mismo
en la culminación del rendimiento y en la obtención del plus de goce.

Pero, además, el neoliberalismo fabrica deudores. A partir de lo cual es necesario empezar con la
austeridad, las restricciones, discurso que vuelve a reproducir exactamente la matriz del superyó
freudiano. Aquellas deudas no van a poder ser jamás canceladas. Las deudas, son las nuevas formas de
subjetivar al sujeto en la época neoliberal del Capitalismo. El secreto del capitalismo es la subjetividad, y
el verdadero botín de guerra del Capitalismo contemporáneo es el sujeto.

¿Hay alguna oportunidad frente a la lógica del capital? Para el autor si la hay, y es la política. En el
neoliberalismo, los expertos constituyen una pieza clave. Lo político comienza cuando los expertos no
tienen nada que decir.

Diferencia entre sujeto y subjetividad.

Hay una crítica de Lacan que consiste fundamentalmente en diferenciar al sujeto de la subjetividad. Ésta
es una diferencia política clave.

Ha habido una izquierda posmoderna, la cual es denominada así para diferenciarla de la izquierda clásica.
Ésta última pensó las relaciones de poder como aquellas relaciones históricas construidas por distintas
formas del poder y, por lo tanto, se pensó la subjetividad como efecto de las relaciones de poder
construidas. Lo importante es que esto convirtió la cuestión del problema político de la subjetividad en
una corriente de pensamiento importantísima, pero evitando al sujeto del inconsciente.
Una vez que la izquierda clásica entendió que ya no había ningún sujeto histórico al cual apelar para
realizar el destino histórico de la revolución y la versión teleológica de la Historia, apareció la nueva
izquierda posmoderna que si empezó a ocuparse de la subjetividad, pero de una subjetividad que
estaba siempre construida históricamente, generada por dispositivos, producida por tecnologías y
borrando entonces, una distinción clave desde el punto de vista político, que es esta distinción entre
sujeto y subjetividad.

La relación entre el psicoanálisis y la política es una relación que de entrada no encaja. Sin embargo, el
autor considera que ha sido muy fecundo volver sobre ello.

Históricamente, el psicoanalista era escéptico con respecto a la política. Había entendido que en el sujeto
hay una fractura incurable y que el único acto subversivo en la cura analítica es que, con respecto a los
hechos políticos, hay que mantenerse o bien en el escepticismo (distancia mínima con los amos que son
necesarios para sostener el orden del mundo) o en un cierto cinismo lucido que dice “todos estos amos no
son más que semblantes, valen lo que valen, pero sin ellos no podemos vivir”. Ésta última es la que
siempre ha encontrado en el psicoanálisis.

(Habla de casi lo mismo que en el apartado anterior)

 FANON, F. (2001). Los condenados de la tierra. Capítulo 5: “guerra colonial y trastornos mentales”.

En este texto se ocupan del problema de los trastornos mentales surgidos de la guerra de liberación
nacional que realiza el pueblo argelino.

La ruptura con el colonialismo trajo consigo muchos trastornos mentales producidos por la opresión. En
esa guerra diversos fenómenos psiquiátricos, trastornos del comportamiento y del pensamiento han
cobrado importancia tanto entre los actores de la “pacificación” como dentro de la población “pacificada”.
Esto no debería resultar raro, ya que la colonización ya se presentaba como una gran proveedora de los
hospitales psiquiátricos. Desde el colonialismo se encontraban con la dificultad de curar correctamente al
colonizado, es decir, e hacerlo totalmente homogéneo en un medio social de tipo colonial.

La guerra de liberación nacional del pueblo argelino, también se ha convertido en un terreno favorable
para el surgimiento de trastornos mentales. Son trastornos que persisten durante meses, atacando
fuertemente al yo y dejando casi siempre como secuela una fragilidad prácticamente perceptible a simple
vista.

La lucha de un pueblo por su liberación lo conduce a rechazar o a hacer estallar las supuestas verdades
instaladas en su conciencia por la colonización.

 FREIRE, P. (2008) Pedagogía de la autonomía. Capítulo 1: “No hay docencia sin discencia”

Para comenzar, Freire es un opositor de la práctica educativa conservadora. Él propone una práctica
docente de educadores críticos, progresistas. En este texto, le interesa destacar algunos saberes
fundamentales para la práctica educativo-crítica, los cuales deberían ser contenidos obligatorios de la
organización programática docente.

La idea principal de Freire es que aquella persona que se está formando de su experiencia formadora
debe convencerse de que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su
producción o de su construcción. Esto significa que, quien se forma se forma y re-forma al formar, y quien
es formado se forma y forma al ser formado. Es en este sentido que enseñar no es transferir
conocimientos, ni “formar” es la acción por la cual un sujeto creador da forma a un alma indeciso y
adaptado.  Quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender. Por lo tanto: enseñar
no existe sin aprender y viceversa.

Los saberes fundamentales son los siguientes:

o Enseñar exige rigor metódico.

El educador democrático no puede negarse el deber de reforzar la capacidad crítica del educando, es
decir, su curiosidad, su insumisión, etc. Una de sus tareas primordiales es trabajar con los educandos el
rigor metódico con que deben aproximarse a los objetos cognoscibles. De esta forma, enseñar no se agota
en el tratamiento del objeto o del contenido, sino que se extiende a la producción de las condiciones en
que es posible aprender críticamente. Y esas condiciones implican la presencia de educadores y
educandos creadores, inquietos, curiosos, etc.

Además, la importancia del papel del educador no es solo enseñar los contenidos, sino también enseñar a
pensar correctamente. Pero esto no significa leer treinta libros y repetir de manera memorizada todo, de
hecho, esa es una manera equivocada de pensar; ya que los saberes quedan desconectados de la realidad
objetiva.

o Enseñar exige investigación.

Plantea que no hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza. Un educador debe
enseñar al mismo tiempo que sigue buscando, indagando.

Pensar acertadamente es una exigencia que lo momentos del ciclo gnoseológico le van planteando a la
curiosidad que transita de la ingenuidad hacia lo que llama “curiosidad epistemológica”. La curiosidad
ingenua es aquella que tiene cierto saber, relacionada con el sentido común.

Entonces, pensar acertadamente (desde el punto de vista del profesor) implica el respeto al sentido
común en el proceso de su necesaria superación (a la curiosidad epistemológica) como también el
respeto y el estímulo a la capacidad creadora del educando.

o Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos.

Por lo dicho anteriormente, pensar acertadamente impone al profesor el deber de respetar no solo los
saberes con que llegan los educandos, sino también discutir con los alumnos la razón de ser de esos
saberes en relación con la enseñanza de los contenidos. ¿Por qué no establecer una relación necesaria
entre los saberes curriculares fundamentales para los alumnos y la experiencia social que ellos tienen
como individuos? Un educador de la educación convencional diría que la escuela no tiene nada que ver
con eso, ella tiene que enseñar los contenidos y transferirlos a los alumnos.

o Enseñar exige crítica.


La distancia y diferencia que hay entre la curiosidad ingenua y la crítica no es una ruptura, sino una
superación. Ésta se da cuando la curiosidad ingenua se hace crítica, y al hacerlo se vuelve una curiosidad
epistemológica, quien connota sus hallazgos de mayor exactitud. Es un cambio de cualidad, pero no de
esencia.

La curiosidad forma parte del fenómeno vital, no habría creatividad sin la curiosidad que nos mueve.

Por lo tanto: una de las principales tareas de la práctica educativo-progresista es exactamente el


desarrollo de la curiosidad crítica.

o Enseñar exige estética y ética


o Enseñar exige la corporificación de las palabras en el ejemplo: con esto se refiere a que el
profesor que realmente enseña debe negar la formula farisaica el “haga lo que mando y no lo que
hago”. Quien piensa acertadamente sabe que las palabras a las que les falta la corporeidad del
ejemplo no valen poco o casi nada.
o Enseñar exige riesgo, asunción de lo nuevo y rechazo de cualquier forma de discriminación:
no se puede pensar acertadamente si no se tiene en cuenta todo ello
o Enseñar exige reflexión crítica sobre la práctica:

El pensar acertadamente sabe que no es a partir de él como se forma la práctica docente critica, sino que
sabe también que sin él ésta no se funda. La práctica docente critica encierra el movimiento dinámico
entre el hacer y el pensar sobre el haber. El saber que produce la práctica docente espontanea es un saber
ingenuo al que le falta el rigor metódico que caracteriza a la curiosidad epistemológica del sujeto.

El momento fundamental en la formación permanente de los profesores es el de la reflexión crítica sobre


la práctica.

Cuanto más me asumo como estoy siendo y percibo la o las razones de ser del porqué estoy siendo así,
más capaz me vuelvo de cambiar. La asunción que el sujeto hace de si en una cierta forma de estar siendo
es imposible sin la disponibilidad para el cambio.

o Enseñar exige el reconocimiento y la asunción de la identidad cultural.

Una de las tareas más importantes de la practica educativo-critico es crear las condiciones para que los
educandos en sus relaciones entre si y de todos con el profesor puedan ensayar la experiencia profunda
de asumirse. Asumirse como un ser social e histórico, como un ser pensante.

La cuestión de la identidad cultural, de la cual forma parte la dimensión individual, es un problema que
no puede ser desdeñado. Tiene que ver con la asunción de nosotros por nosotros mismos.

Por lo tanto  Ninguna verdadera formación docente puede hacerse, por un lado, distanciada del
ejercicio de la crítica que implica la superación de la curiosidad ingenua hacia la curiosidad
epistemológica y por otro lado, sin el reconocimiento del valor de las emociones, de la sensibilidad, de la
afectividad, de la intuición.

 HERNANDEZ ARREGUI, J. (2005) Imperialismo y cultura. Capítulo 3.


Hernández es un autor argentino que trabaja el aspecto cultural desde Argentina. En sus ensayos
defendió una concepción de carácter nacional y marxista de la historia, que señala la situación de
dependencia económica, pero sobre todo cultural de la argentina.

La finalidad del libro es probar como esa generación post peronista fue instrumento del imperialismo,
que se valió de ella para reforzar la conciencia falsa de lo propio y desarmar las fuerzas espirituales
defensivas que luchan por la liberación nacional.

El imperialismo, la crisis de 1929 y la literatura de Buenos Aires.

El modernismo literario, viento renovador en el orden estético, complejo y contradictorio en el orden


social, coincide en parte con la victoria del radicalismo en 1916. El radicalismo, como movimiento político
de la pequeña burguesía de origen inmigrante y de las difusas tendencias federalistas anteriores, es tanto
una oposición al régimen oligárquico, como el intento de consolidar una cultura de raíz nacional.

En 1930 se produce un golpe de estado que derroca al popular presidente y significó el desvió violento
del país de la ruta democrática. Los aspectos que prepararon este golpe fueron:

 En 1929 la crisis mundial más catastrófica de la historia contemporánea,


 La ancianidad del presidente Yrigoyen
 El debilitamiento del partido que lo apoyaba (por contradicciones internas)
 La fricción imperialista anglo-yanqui por el petróleo

La situación del país después de 1930.

A raíz del golpe de 1930 se consuma la sujeción total de la economía al capital extranjero. La medida de
fondo fue la creación del Banco Central directamente organizado por un funcionario inglés. Así, el Banco
de la Nación Argentina se convirtió en una sucursal del banco de Inglaterra. De esta forma, se
implementaron medidas que interesaban a gran Bretaña, mientras que se ahogaba todo crecimiento
industrial que favoreció ese al país argentino.

El Instituto movilizador de inversiones bancarias fue el instrumento creado por la oligarquía para
salvarse del desastre en que había caído después de la crisis de 1929 y compensó (descargándolas sobre
el pueblo) las deudas anteriores.

Todo esto trajo una desintegración y debilitamiento de la economía nacional. Y en relación con ello, el
interior fue condenado a la miseria, a los bajos salarios, etc. Por otra parte, la literatura refleja el estado
general de descrecimiento y desencanto que se abatió sobre el país, como una desorientación primero, y
luego como un resentimiento inconciliable contra la clase gobernante.

La situación de la clase media.

Con la crisis de 1929 familias enteras se arruinaron. La caída de los valores, en un país que dependía
enteramente de la exportación de materias primas, repercutió en todas las clases sociales. La
desocupación urbana y campesina, la depresión de la pequeño-burguesía agraria, crearon el clima
favorable al fermento político colectivo. La lucha popular se planteó simultáneamente contra la
oligarquía ganadera y contra el imperialismo
En el caso de la clase media, se encontró desconcertada. La caída del presidente Yrigoyen inicia la época
del fraude. La desocupación se extendió sobre el país y creo un ejército de reserva que aseguro la
economía de miseria de los sectores más numerosos y débiles del país.

El papel de los intelectuales.

Después de 1930 se observa una doble actitud por parte de los escritores argentinos. Mientras la mayoría
se acomoda a la nueva situación, otros toman otra ruta: el nihilismo literario, o bien, el redescubrimiento
de lo argentino. (nihilismo: negación de toda creencia o principio moral, religioso, político o social). Tales
sectores, oriundos de la clase media, tienen conciencia de la crisis mundial pero en los comienzos su
actitud frente al país es incorrecta. El “ser nacional” se concibe en abstracto o no se piensa en él. Esa
literatura es sincera frente a la realidad, pero aparece impregnada de un pesimismo ambiental, de un
sentimiento de frustración inasible. Reflejan la atmósfera colectiva que vivía buenos aires en esos
momentos.

A raíz de 1930 las clases medias y proletarias sufrieron rudamente el golpe. La ciudad se entristeció, se
tornó callada, el sentimiento de derrota fue característico de esa época, se sabía en silencio que el país no
pertenecía a los argentinos. Aquella sensación de extranjería se agravaba por el entrecruzamiento exótico
de las lenguas forasteras, en el mercado, en el café, etc. Era una ciudad sin patria. Es en esa atmosfera
donde creció el sentimiento de inferioridad y de tristeza. Lo extranjero envolvía a lo argentino por todas
partes.

Y es en ese clima donde nació la literatura del pequeño-burguesía porteño. Sentimental y anárquica.
Teniendo su raíz en las fuentes de ese mal real. La opinión sobre la vida y el mundo de aquella generación
se ve relacionada con la desesperanza, con el escepticismo frente al país, encontrando el refugio en la
propia individualidad.

La soledad del hombre porteño.

Dos temas íntimamente vinculados entre si se difunden por esa época: la tristeza del hombre argentino y
la soledad del porteño. Ya no es Europa el contenido de esa soledad, sino que es la ciudad. Se trata de una
soledad que mira hacia adentro, una soledad sentimental.

Miles de porteños, amontonaron en la tristeza de los bares sus voluntades aisladas en un sentimiento
común e intransferible, porque es de todos sin pertenecer a nadie, y los comprime y solidariza
humanamente dentro de los límites de una indeterminada frustración colectiva.

 KUSCH, R. (2008). La negación del pensamiento popular. La fórmula del estar siendo.
Kusch trabaja desde la filosofía la siguiente pregunta ¿Cómo hacemos para apartarnos de la cultura
occidental?

Como sabemos, en todo Latinoamérica se nos impuso un modo de vivir colonial, es decir,
condicionamientos impuestos por el pensamiento occidental que comprimen los esquemas de la realidad
propia de América latina. Plantea que es necesario que nosotros podamos escapar de aquella imposición
y construir nuestra propia identidad.
Ahora bien, ¿cómo llegamos a ese punto? Para comenzar, Kusch logra superar la oposición entre el ser y
la nada a través de una nueva categoría denominada “estar siendo”.

La cultura eurocéntrica se ha ocupado de analizar el ser, pero sólo hasta los límites del no-ser. Para
Kusch, lo determinante en América es el “estar” con prioridad sobre el “ser” de Europa. El “estar” es el
“entre”, es el lugar ambiguo entre el algo que es y el algo que concretamente está, es el ámbito donde
tiene lugar la deconstitución del sujeto. El estar siendo representa la curvatura del ser sobre sí mismo,
volviendo a su fondo y hallando en él la infinita posibilidad.

Kusch reconoce que nuestras contradicciones culturales y políticas en América Latina tienen lugar entre
el ES definible (que tiende a inmovilizarse, ser absoluto y tradicional) y el ESTAR que corresponde al “no
más que vivir”.

Nuestra hibridez radica en no encontrar una expresión cultural de la estructura de nuestro vivir como
seres americanos. Nuestra autenticidad tendrá lugar cuando podamos habilitar la estructura del ESTAR
SIENDO como posibilidad.

América es un continente de afirmaciones, pero son todas afirmadas por otros e introducidas por otros
sin que nosotros hayamos participado de su creación. Por esta razón experimentamos una contradicción
interna en nuestra identidad latinoamericana. Hay un desgarramiento ontológico entre el estar y el ser.
Mientras el occidental siempre es, nosotros estamos. Siempre estamos en el puro estar y sentimos
la exigencia de tener que optar por ser sin que seamos realmente.

En este sentido, Kusch propone una nueva fórmula para pensar y así poder apartarnos de la cultura
occidental. Dicha fórmula radica en la negación de la cultura occidental, para empezar a existir. A partir
de negar la cultura dominante que nos es impuesta, empezamos a poder existir, a poder ESTAR. Poder
ESTAR, se logra a partir de la negación del SER.

De esta forma: desde nuestra negación de eso que se nos impone como ajeno, logramos la afirmación de
nuestro estar. La importancia de la negación es que tiene algo de decisión voluntaria, supone la negación
de lo dado e implica la elección de un camino propio, lleva a lo irracional en sí, es la puesta en práctica de
lo emocional.

Occidente a partir de su noción de ser, niega la heterogeneidad, niega la existencia de lo diverso. El ser
occidental se plantea como el único; tenemos que apartarnos de estar forma de ver y a partir del estar
comenzar a existir como cultura.

 MARIÁTEGUI, J. (2010). La tarea americana. “Nacionalismo y vanguardismo en la ideología


política” y “décimo quinta conferencia: internacionalismo y nacionalismo”

Nacionalismo y vanguardismo en la ideología política.

Comienza planteando que lo más nacional del Perú contemporáneo es el sentimiento de la nueva
generación, aunque los conservadores no quieran creerlo. Para conocer como siente y cómo piensa esta
nueva generación es necesario saber cuáles son sus reivindicaciones, es decir, cuál es su objetivo. Y lo que
plantea es que el principal objetivo es la reivindicación del indio.
El conservador criollo se comporta como un heredero de la colonia y como un descendiente de la
conquista. Lo nacional, para ellos, comienza en l colonial. Mientras que lo indígena es en su sentimiento lo
pre nacional. Claramente este punto de vista tiene sus consecuencias. Una de ellas es que limita la historia
de la patria peruana a cuatro siglos, ningún nacionalismo solido aparee en nuestro tiempo como una
elaboración de solo cuatro siglos de historia. Por lo tanto, consideran que el Perú no desciende del Incario
autóctono, sino que desciende del imperio extranjero que le impuso hace cuatro siglos su ley, su
confesión y su idioma.

En contraposición con ese espíritu se encuentra la vanguardia. Quien impulsa la reconstrucción peruana
sobre la base del indio, es decir, la nueva generación reivindica el verdadero pasado y verdadera historia
de Perú. La concepción de los indigenistas revolucionarios sobre la historia y sus fenómenos es realista y
moderna. No ignora ni olvida ninguno de los hechos históricos que, en estos cuatro siglos, han modificado
con la realidad del Perú, la realidad del mundo.

muchas veces se suele interpretar superficialmente las relaciones entre nacionalismo y socialismo. Este
último no es un movimiento antinacional, al contrario. La idea socialista tiene una actitud nacionalista.
Mientras que el imperialismo y el capitalismo de occidente encuentran una resistencia mínima en las
clases conservadoras; las reivindicaciones de la independencia nacional reciben su impulso y su energía
de la masa popular.

Por lo tanto, en el Perú los que representan e interpretan la peruanidad son quienes trabajan por dar de
nuevo una patria a los que la perdieron hace cuatro siglos y no la han recuperado todavía.

Decimoquinta conferencia: Internacionalismo y nacionalismo.

Lo que va a guiar este apartado es cómo se ha internacionalizado la vida de la humanidad occidental. El


internacionalismo no es únicamente un ideal, sino también una realidad histórica. Es decir, un gran ideal
humano emerge de la realidad histórica.

La humanidad corre tras aquellos ideales que su realización parece cercana, madura y posible. Un ideal
caprichoso no conmueve nunca a las muchedumbres. Ellas se emocionan y se apasionan ante aquella
teoría que constituye una meta próxima.

¿Cómo aparecieron las ideas socialistas y porque apasionaron a las muchedumbres? Para
comenzar, la voluntad de realizar el socialismo nació de la creación de la gran industria. Anteriormente
con la pequeña industria, el ideal no era la socialización de la propiedad, sino la adquisición de u poco de
propiedad individual. Pero, con el crecimiento de la gran industria se dan las posibilidades materiales
para el surgimiento del socialismo.

La fábrica, al reunir gran masa de obreros, no genera en ellos el deseo del trabajo individual y solitario,
sino el deseo de la explotación colectiva. Por lo tanto: el socialismo ha surgido de la nueva realidad social
y económica. Y lo mismo sucede con el internacionalismo. Ninguna de sus manifestaciones fue arbitraria
ni se las ha producido porque sí. El capitalismo no produce para el mercado nacional, sino para el
internacional. Su necesidad de aumentar la producción lo lanza a la conquista de nuevos mercados;
produciendo un tejido internacional de intereses económicos. Para ello, fue necesario incluir al programa
el libre comercio. Se refiere al libre comercio de las mercaderías a través de todas las fronteras y de todos
los países.
La crisis capitalista reside en la contradicción de la política con la economía de la sociedad capitalista,
ellas han dejado de coincidir: mientras que la política es nacionalista, la economía es internacionalista;
mientras que la política se da sobre una base nacional, la economía sobre una base internacional. Ésta
contradicción es la confirmación de que la antigua organización política de la sociedad no puede subsistir
porque dentro de sus moldes no pueden desarrollarse las nuevas tendencias económicas y productivas
del mundo.

Pero esta incapacidad para transformarse no impide que aparezcan en ella las reales preliminares de una
organización internacional de la humanidad, sino que se teje una densa red de solidaridad internacional
que prepara el futuro de la humanidad.

 QUIJANO, A. (2014). Cuestiones y horizonte: de la dependencia histórico-estructural a la


colonialidad/descolonialidad del poder. Apartado: “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina”

La globalización constituyo un nuevo patrón de poder mundial. Uno de los ejes fundamentales de él es la
clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza. Dicho concepto tiene origen y carácter
colonial, pero ha probado ser más duradero y estable que el colonialismo en cuya matriz fue establecido.

El objetivo de este texto es abrir algunas cuestiones teóricamente necesarias sobre las implicancias de
esa colonialidad del poder respecto de la historia de América latina.

La América y el nuevo patrón de poder mundial.

América se constituyó como el primer espacio/tiempo de un nuevo patrón de poder mundial, y por ello,
como la primera identidad de la modernidad. Dos procesos históricos convergieron y se asociaron en
dicha constitución y se establecieron como ejes fundamentales:

La codificación de las diferencias entre conquistadores y conquistados en la idea de raza. Planteaban que
existía una diferente estructura biológica entre ellos, considerando a los conquistados como inferiores.
Esta idea es propia del colonialismo, ya que en América no tiene una historia anterior. Entonces -->RAZA,
primer criterio fundamental para la clasificación social universal de la población mundial.

En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas
por la conquista. La posterior constitución de Europa como nueva identidad y la expansión del
colonialismo europeo sobre el resto del mundo llevaron a la elaboración de la perspectiva eurocéntrica
de conocimiento y con ella la elaboración teórica de la idea de raza como naturalización de esas
relaciones coloniales de dominación.

Por lo tanto, los pueblos dominados fueron situados en una posición natural de inferioridad y también
sus rasgos fenotípicos (descubrimientos mentales y culturales)

 La articulación de todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus
productos, en torno del capital y del mercado mundial. Esto produjo una nueva estructura de
relaciones de producción en la experiencia histórica del mundo: el capitalismo mundial.

Colonialidad del poder y capitalismo mundial.


La raza y la división del trabajo quedaron estructuralmente asociadas y reforzándose mutuamente, ya
que, dependiendo la raza correspondía un rol y lugar en el trabajo. Por ejemplo, mientras que los negros
fueron reducidos a la esclavitud; los españoles y portugueses podían recibir salario, ser comerciantes
independientes, etc.

A partir de la expansión mundial de la dominación colonial se constituyeron nuevas identidades:


amarillos y aceitunados (además de blancos, negros, mestizos). Y ellas también fueron combinadas con
una distribución racista del trabajo y de las formas de explotación del capitalismo colonial.

Entonces cada forma de control del trabajo estuvo articulada con una raza particular.

Nuevo patrón de poder mundial y nueva intersubjetividad mundial.

Europa siendo el centro del capitalismo mundial y teniendo el control del mercado mundial, pudo
imponer su dominio colonial sobre todas las regiones y poblaciones del planeta. Y ello implicó (para esas
regiones y poblaciones) un proceso de re identificación histórica, ya que desde Europa se le atribuyeron
nuevas identidades geoculturales. Es decir, significo una configuración cultural e intelectual
(intersubjetiva) equivalente a la articulación de todas las formas de control del trabajo en torno del
capital, para establecer el capitalismo mundial.

¿Cómo pudieron ejercer esta configuración los colonizadores? A partir de tres operaciones, que dieron las
condiciones que llevaron a la configuración de un nuevo universo de relaciones intersubjetivas de
dominación entre Europa y no-Europa.

 Expropiaron a las poblaciones colonizadas aquellos descubrimientos cultuales que eran aptos
para el desarrollo del capitalismo y el beneficio de Europa.
 Reprimieron tanto como pudieron: su universo simbólico, sus patrones de producción de
sentidos, etc.
 Forzaron a los colonizados a aprender la cultura de los dominantes todo aquello que era útil
para la reproducción de la dominación: sea en el campo de la actividad material, tecnológica,
subjetiva, religiosa, etc.

Todo esto permitió el etnocentrismo de Europa. La asociación entre éste y la clasificación racial mundial
ayuda a explicar por qué los europeos fueron llevados a sentirse no solo superiores, sino “naturalmente”
superiores. De esta forma, los europeos generaron una nueva perspectiva temporal de la historia y
reubicaron a los pueblos colonizados en el pasado de una trayectoria histórica cuya culminación era
Europa. Además, se desarrolló una perspectiva dualista del conocimiento que se impuso como
mundialmente hegemónica. Por ejemplo: primitivo-civilizado, irracional-racional, tradicional-moderno,
etc.

(II) Colonialidad del poder y eurocentrismo.

La elaboración intelectual del proceso de modernidad produjo una perspectiva de conocimiento y un


modo de producir conocimiento que dan cuenta del carácter del patrón mundial de poder:
colonial/moderno, capitalista y euro centrado. Esa perspectiva y modo concreto de producir
conocimiento se reconocen como eurocentrismo. En este apartado va a discutir algunas de sus cuestiones
más directamente vinculadas a la experiencia histórica de América latina.
Capital y capitalismo.

Desde el punto de vista eurocéntrico, la esclavitud, servidumbre y producción mercantil independiente


son percibidas como una secuencia histórica previa a la mercantilización de la fuerza de trabajo, son pre-
capital y son incompatibles con el capital. Sin embargo, en América no eran incompatibles con el capital,
ni fueron una mera extensión de antiguas formas pre-capitalistas. Sino que en América, por ejemplo, la
esclavitud fue establecida y organizada para servir a los propósitos y necesidades del capitalismo. Así
como las otras formas (servidumbre, etc.). Esto significa que todas esas formas de trabajo y de control del
trabajo en América no solo actuaban simultáneamente, sino que estuvieron articuladas alrededor del eje
del capital y del mercado mundial.

El capital (como relación social basada en la mercantilización de la fuerza de trabajo) es bastante más
antiguo que América. Pero antes de su constitución, el capital no estaba articulado con normas de
organización y control de la fuerza de trabajo, sino que solo con América pudo el capital consolidarse y
objetar predominancia mundial. Así, el capital existió mucho tiempo antes que América, sin embargo, el
capitalismo se constituyó en la historia con la emergencia de América. A partir de ese momento el capital
siempre ha existido y continúa siendo el eje central del capitalismo.

Evolucionismo y dualismo.

El mito fundacional de la versión eurocéntrica de la modernidad es la idea del estado de naturaleza como
punto de partida del curso civilizatorio cuya culminación es la civilización europea. Desde este mito se
origina la perspectiva evolucionista eurocéntrica, con una visión unilineal y unidireccional de la historia
humana.

Sin embargo, la historia es muy distinta. Por un lado, en el momento en que se conquistó, nombró y
colonizó América se hallaron un gran número de diferentes pueblos, cada uno con su propia historia,
lenguaje, descubrimientos y productos culturales, memoria e identidad. Aunque luego, todos ellos
quedaron bajo una sola identidad: los indios. Esto trajo dos implicaciones decisivas. La primera es que
todos esos pueblos fueron despojados de sus propias y singulares identidades históricas. Y la segunda es
que esta nueva identidad implicaba el despojo de su lugar en la historia de la producción cultural de la
humanidad. Ellos no eran más que inferiores, el pasado, lo primitivo.

Por otro lado, la primera identidad geocultural moderna y mundial fue América. Europa fue la segunda y
fue constituida como consecuencia de la primera. Ya que se hizo posible a partir del trabajo gratuito de
los pueblos originalmente americanos, con su tecnología, con sus productos, etc. Sin embargo, los
europeos se persuadieron a sí mismos de que se había autoproducido a sí mismos como civilización y que
eran naturalmente superiores a todos los demás.

A partir de ello se pueden señalar tres elementos del eurocentrismo:

 su relación peculiar entre un dualismo y un evolucionismo lineal


 La naturalización de las diferencias culturales por medio de la idea de raza
 La distorsionad reubicación temporal de todas esas diferencias.

Homogeneidad/continuidad y Heterogeneidad/discontinuidad.
La perspectiva eurocéntrica del conocimiento tiene ciertas cuestiones. Aquí muestra dos de ellas.
Primero, que tiene una idea del cambio histórico como un proceso en el cual una entidad se transforma
de manera continua, homogénea y completa en otra cosa y abandona de manera absoluta la escena
histórica. Segundo, que cada unidad diferenciada es una entidad homogénea.

Sin embargo, América demuestra que el capitalismo es una estructura de elementos heterogéneos y
discontinuos. El nuevo dualismo.

(III) Eurocentrismo y experiencia histórica en América latina.

Plantea que cuando miramos a nuestro espejo eurocéntrico, la imagen que vemos es parcial y
distorsionada. La tragedia es que todos hemos sido conducidos a ver y aceptar aquella imagen como
nuestra y como perteneciente a nosotros solamente. De esta forma, seguimos siendo lo que no somos. Y
con ello no podemos identificar nuestros verdaderos problemas, mucho menos resolverlos.

El eurocentrismo y la “cuestión nacional”: el estado-nación.

UNIDAD 4: ESTADO, SOCIEDAD Y POLÍTICAS DESDE LATINOAMERICA Y ARGENTINA.

UNIDAD 4.1: Estado, sociedad, política, políticas y ciudadanía: conceptos para comprender la discusión.
Teoría e historia de las relaciones Estado-Sociedad en perspectiva argentina y latinoamericana. Tensiones y
desafíos de lo regional, lo nacional, lo trasnacional. Políticas estatales y soberanía(s).

 BOHOSLAVSKY, E. (2010). Una evaluación y propuesta para el estudio del Estado en la Argentina.

El estado ha sido y sigue siendo un tema central de las reflexiones políticas, científicas y sociales
modernas y contemporáneas.

1-El tema del estado en la argentina en la agenda de las ciencias sociales.

El objetivo de este apartado es ofrecer una presentación crítica de las múltiples formas en que diversas
generaciones de científicos sociales han estudiado al estado en la argentina desde la década del 1960
hasta la actualidad. Como son tantos todos estos análisis, va a hacer una caracterización sintética a partir
de seis enfoques. Se trata de un recorrido por analistas, literatura y debates que no siempre tuvieron por
objetivo explícito participar en la producción del análisis del estado en la argentina.

 El estado desde afuera.

Estas contribuciones se ubican a finales de la década de 1950 hasta mediados de la de 1980, y no fueron
solo de argentina, sino fue una corriente latinoamericana. Para ellos, el estado es resultado de la
invidencia de unas lógicas macro-sociales procedentes en otras esferas sociales, como por ejemplo la
estructura de clases. Por lo tanto--> ciertas esferas sociales extra-estatales eran determinantes de la
realidad estatal.

Ellos tienen una perspectiva materialista y centrada casi exclusivamente en la disputa entre clases a la
hora de comprender la naturaleza del estado.
 La génesis del estado.

Aquí se sirve de los aportes de Chiaramonte. Sus estudios permiten conocer la formación y dinámica de
unas unidades políticas que terminaron siendo eficaces en el proceso de constitución del estado en la
segunda mitad del siglo XIX. En vez de realizar este análisis partiendo del núcleo donde se localiza el
poder político del estado nacional desde 1880 (bs.as), lo hizo desde el análisis de un ámbito que paso a
ser considerado periférico: la ciudad y provincia de buenos aires.

Chiaramonte replanteo el estudio de la génesis del Estado en la Argentina, comprendiendo primero las
formas de lo estatal en las “ciudades” y luego en las “provincias”. Estas últimas pasaran a reconocerse
como “Estados” soberanos, y en algunos casos, aspiraran a conformar la “nación” argentina desde el
proyecto de una “confederación”.

 La forma del estado.

Este enfoque surge en el ámbito de los fines de la dictadura argentina entre 1970 y 1980. De esta forma,
científicos sociales del continente repensaron las posibilidades de la autonomía de la política y
reflexionaron sobre la centralidad de la categoría “democracia” como régimen político y sus relaciones
con la configuración de la sociedad y el estado en la región. Por lo tanto, la democracia ya no era pensada
como un fenómeno superficial, sino como una forma política e institucional que debía ser construida
activamente por los ciudadanos, dirigentes y partidos políticos desde unas configuraciones sociales y
estatales para dar cuenta tanto de las desigualdades socioeconómicas como también las consecuencias de
las décadas en dictadura.

 La reforma del estado.

En argentina, en la década del ’90 el estado quedo colocado en el centro de las preocupaciones de los
científicos sociales. En este caso, para reflexionar sobre las causas y consecuencias de lo que se denominó
la “reforma” en el curso de las transformaciones socioeconómicas que se impusieron desde el régimen
militar y con los dos gobiernos del presidente Carlos Menem.

Diversos autores que asumieron un punto de vista políticamente crítico sobre aquellos procesos
neoliberales, renovaron una comprensión estructural del estado, anquen esta vez sirviéndose de unos
enfoques teóricos e interlocutores más bien heterodoxos. Algunas de estas perspectivas analizaron la
situación en términos de crisis, debilitamiento, retracción, etc.

En un escenario dominado por los debates sobre el diseño e implementación de las políticas económicas
y fiscales neoliberales en contextos democráticos, algunos analistas llamaron la atención sobre la
necesidad de definir, calificar y cuantificar la eficacia social de ciertas formas y funciones estatales claves
y su incidencia en los procesos de construcción de la ciudadanía contemporánea. Esto implica que no solo
se remiten a analizar el tamaño del estado, sino también su capacidad, autonomía y grado de penetración
en la sociedad civil.

 El estado desde arriba.


Desde esta concepción se entiende al estado como una institución que resulta de la objetivación de
proyectos ideológicos y políticos de los grupos o clases dirigentes. Es decir, el estado es el escenario
natural del ejercicio de la política, como una institución que tiene por protagonistas las ideas y practicas
públicas de los notables, y es también visto como una herramienta fundamental destinada a concretar los
proyectos civilizatorios en el territorio de un país nueva.

 El estado desde adentro.

La compresión de la organización y dinámica institucional del estado y sus agencias en la Argentina se ha


visto beneficiada por los trabajos concretados desde la década de 1970 por Oszlak. Este, desde entonces
se ha orientado al análisis de la administración pública y las burocracias estatales en el marco de
programas nacionales e internacionales de investigación y en actividades de consultoría para diversos
organismos públicos del país y del exterior.

Más recientemente, otro corpus de autores y textos se ocupó de descomponer el origen de la “cuestión
social” a fines del siglo XIX y principios del XX. Frente a las posturas que señalaban que esta se derivaba
automáticamente de la lucha de clases o decisiones estratégicas de las elites, una serie de investigadores
comenzaron a pensar el problema atendiendo a otras coordenadas: las políticas sociales, las agencias de
control e intervención social y la formación de cuerpos de profesionales al interior del Estado.

Así pues, aquí el Estado como objeto de estudio aparece profundamente fragmentado y desacoplado en
una multiplicidad de agencias, figuras, lógicas y prácticas sociales

Cinco propuestas para volver a estudiar al Estado.

1) No personalizar al Estado. Esto significa dejar de considerar al Estado como si fuera un actor univoco
y auto-consciente, que es comparable a la identidad de una persona. Podemos encontrar esta tendencia
en muchos textos, en buena medida como resultado de analizar principalmente las decisiones tomadas
por las cúpulas del aparato estatal nacional. Es en parte lo que tienen muchos de los textos que hemos
clasificado como pertenecientes a una mirada del Estado “desde afuera”. Por lo contrario, nos resulta más
convincente tomar al Estado como un espacio polifónico en el que se relacionan y se expresan grupos.

2) Personalizar al Estado. El Estado son las normas que lo configuran y determinan, pero también son
las personas que producen y actualizan sus prácticas cotidianas dentro de sus formaciones
institucionales y en interlocución con esas normas. En este sentido, si creemos que es necesario
personalizar al Estado. Para la definición de agendas, modos de intervención y producción de resultados
son tan importantes las normas como las personas que participan del Estado desde (o encarnado) ciertas
funciones y estatus sociales más o menos definidos de la llamada “función pública”. Pero también es
necesario desde un análisis del Estado identificar aquellas categorías y personas o poblaciones
formalmente exteriores a aquel y con las que los agentes estatales generan infinidad de intercambios
cotidianos que inciden en la orientación y curso de sus representaciones y prácticas.

3) Un análisis de este tipo demanda el concurso de enfoques y métodos que comprendan la dimensión
macro-social de ese objeto y que permitan su reconocimiento en términos de categorías sociales, también
discretas, que no pueden comprenderse desde una lógica social univoca.

4) El Estado es el resultado de múltiples presiones. El Estado ha permanecido en el centro de las


reflexiones sociales y académicas occidentales desde hace siglos. Por un lado, se ha destacado con mucha
insistencia la naturaleza de las relaciones entre la “sociedad civil” y el “Estado”. Estudiar y sobre todo
confirmar la existencia y la legitimidad de esa división, ha sido en buena medida la tarea de la ciencia
política moderna y de todos aquellos que abrazan alguna de las muchas versiones del credo liberal. Sin
embargo, nos parece que la diferencia Estado/Sociedad no es del todo pertinente. Por un lado, porque si
bien aceptamos la vieja idea de que el Estado es una configuración social en la que se objetiva una cierta
condensación de la disputa entre las clases sociales, nos parece pertinente ampliar el campo de
observación identificando tensiones que se expresan en el Estado y que no se derivan solo de las
determinaciones emergentes de una estructura social clasista. Allí intervienen otras lógicas sociales:
profesionales, regionales, corporativas, etc.

5) La esfera estatal nunca está aislada, sino que está en permanente contacto con actores no estatales,
privados y de otros ámbitos estatales. Estas interacciones le brindan a la política pública algunos de los
elementos simbólicos y materiales que intervienen en su definición, y simultáneamente condicionan,
facilitan y obstaculizan su ejecución. Si el Estado es, entonces, el resultado siempre permanentemente
desafiado desde adentro y desde afuera por diferentes determinaciones sociales, es necesario prestar
tanta atención a lo que ocurre dentro como fuera de él, asumiendo incluso que la distinción entre lo que a
priori no sería definido como propiamente estatal es un resultado históricamente dado, que a menudo
adquiere formas socialmente difusas.

6) Revalorizar la importancia de las relaciones y tensiones intra-estatales en la acción estatal. Los


problemas al interior del Estado han sido poco atendidos por las ciencias sociales. La disciplina de la
administración pública se ha abocado a pensar este tipo de conflictos entre organismos públicos, así
como los procesos de toma de decisión y de ejecución de las políticas, pero su agenda de investigación no
ha sido utilizada suficientemente ni provechosamente por la historiografía argentina, que podría
beneficiarse de preguntas centrales en la agenda de esta disciplina.

7) Descentrar al estado. Se trata de descentrar al Estado en múltiples sentidos. En primer lugar, de


quitarle el lugar predominante que ha tenido en la historiografía, pero también, en segundo lugar, de
dejar de mirar al Estado desde su corazón: las ciudades capitales y las agencias el poder ejecutivo
nacional. Por el contrario, consideramos que seguía revisando a múltiples agencias y funcionarios como
hace la sexta perspectiva que hemos llamado “El Estado desde adentro”, así como apreciar la diversidad
de políticas, enfoques, tradiciones y decisiones tomadas por agentes y representantes del Estado,
permitiría tener una imagen más real de la multiplicidad de rostros estatales.

 GARCIA LINERA, A. (2013). Democracia, estado y nación. “El estado en transición”


Para comenzar, el autor comprende al estado como una estructura de relaciones políticas
territorializadas, siempre es un proceso histórico político en construcción; pero hay momentos en donde
se puede caracterizar un momento de estabilidad. Y un momento de transición, en donde las jerarquías,
los procedimientos y los hábitos de la relación-estado pierden su anclaje estructural primordial. Lo llama
“en transición” porque se pasa de una estructura de relaciones políticas a otra forma de relación-estado.

¿Cómo concibe al estado?


1- El estado como correlación política de fuerzas entre bloques y clases sociales con capacidad de
influir en la toma de decisiones gubernamentales.
2- El estado como institución. Es una “maquinaria” done se materializan esas decisiones en normas,
reglas, tramites, etc.
Estos dos componentes hacen referencia al estado como relación material de dominación y
conducción política.
3- El estado como idea o creencia colectiva. Éste hace referencia al estado como relación de
legitimación política.

Ahora bien, el momento de estabilidad es cuando estos tres componentes se definen como estables
porque se mueven en un ámbito de previsibilidad y de no antagonismo radical, ni de quiebre en sus
componentes internos. Pero, en algún momento experimentan una crisis estatal. Plantea que ésta crisis se
da en cinco etapas históricas y lo ejemplifica con el ejemplo de Bolivia:

1- Desvelamiento de la crisis de Estado. Es cuando el sistema político y simbólico dominante se


quiebra parcialmente, dando lugar a un bloque social políticamente diferente, con capacidad de
movilización. Ejemplo: en Bolivia se manifestó desde el año 2000 con la “guerra del agua”, hecho que
dio lugar a un nuevo bloque nacional-popular.
2- Empate catastrófico. Aquí ya se habla de la existencia de una propuesta de poder, capaz de
desdoblar el imaginario colectivo de la sociedad en dos estructuras políticas-estatales
diferenciadas y antagonizadas. Ejemplo: en Bolivia se hizo visible en el año 2003, cuando la
expansión territorial de ese bloque social movilizado se sumó la construcción polimorfa de un
programa de transformaciones estructurales.
3- Renovación radical de elites políticas. A partir de la constitución gubernamental de un nuevo
bloque político. Ejemplo: en Bolivia se da en 2006, con la elección del primer presidente indígena de
la historia del país.
4- Construcción o restitución conflictiva; de un bloque de poder económico, político y simbólico
del estado, buscando ensamblar el ideario de la sociedad movilizada. Ejemplo: en Bolivia se viene
dando hasta el día de hoy.
5- Punto de bifurcación. A partir del cual ya es posible hablar de un proceso de estabilización y de
autorreproducción de la correlación de fuerzas, y por lo tanto, el cierre de la crisis de estado. Es
cuando la sociedad, tarde o temprano, ha de inclinarse por la estabilización del sistema. Tiene tres
características. La primera es que es un momento de fuerza, no es un momento de dialogo ni
necesariamente un punto violento. La segunda es que es un momento en el cual las antiguas
fuerzas asumen su derrota o donde las nuevas fuerzas asumen su imposibilidad de triunfo y se
repliegan. La tercera es que es un momento en el cual la política es la continuación de la guerra
por otros medios y no a la inversa. Ejemplo: en Bolivia se inició desde la aprobación del nuevo texto
constitucional por parte de la asamblea constituyente en 2008.

En la crisis estatal esos tres componentes presentan ámbitos de antagonismo recurrente, de inestabilidad
y de incertidumbre estratégica en cuanto a su funcionamiento.

Mecanismos de estabilización del poder y de mando.

Se pueden encontrar tres mecanismos:


1- La firmeza y la fidelidad de las estructuras de coerción del estado (Fuerzas Armadas y Policía
Nacional).
2- El ejercicio del poder ejecutor, del “Poder Ejecutivo”.
3- As ideas-fuerza ordenadoras de la acción social cotidiana.

Entonces ¿qué es el estado en transición?

 Se presenta como un flujo de marchas y contramarchas, flexibles e interdependientes, que afectan


las estructuras de poder económico, la correlación de fuerzas políticas y la correlación de fuerzas
simbólicas.
 Habla de la construcción de una nueva correlación de fuerzas o bloque dominante en el control de
la toma de decisiones político-económicas del país.
 También se encuentra una continuidad de antiguas practicas buscando reconstruirlo desde
adentro.

 O’ DONNELL, G. (1993). Estado, democratización y ciudadanía.

Plantea que, en las últimas dos décadas, a partir del derrumbe de sistemas autoritarios ha conducido al
surgimiento de muchas democracias. Existen varios tipos de ellas, pero todas tienen en común que son
democracias representativas. En cambio, las nuevas democracias no se están encaminando hacia una
democracia representativa; son poliarquías, pero de un tipo diferente.

Entonces su objetivo es realizar una contribución a estas nuevas poliarquías por dos razones. La primera,
porque una teoría adecuada de la poliarquía debe abarcar todas las democracias existentes. La segunda,
porque estas nuevas democracias tienen una dinámica política particular, por lo tanto, sus impactos
sociales serán diferentes a las otras poliarquías.

El estado y las nuevas democracias.

Las tipologías recientes de las nuevas democracias, basadas en características de los regímenes
autoritarios precedentes y/o en las modalidades de la primera transición, tienen escasa capacidad de
predicción en cuanto a lo que ocurre una vez que se instala el primer gobierno electo democráticamente.

Este trabajo se centra en los países de argentina, Brasil y Perú. El autor plantea que a pesar de las
diferencias que existen entre ellos, esos países comparten características importantes, todas las cuales
convergen en su situación “no institucionalizada”. Plantea que, en relación a esos países, los estudios que
se realizaron no han ido más allá de indicar los atributos de los que carecen, sus deficiencias, etc. Lo cual
no es suficiente para el autor. Por lo tanto, su análisis va a partir de algunos conocimientos básicos de la
sociología política y legal.

El análisis parte de la siguiente premisa: los estados están entrelazados con sus sociedades de maneras
complejas y variadas, esta inserción conduce a que los rasgos de cada uno de ellos y de cada sociedad
tengan un enorme influjo sobre el tipo de democracia posible de consolidarse, o sobre la consolidación o
fracaso de la democracia a largo plazo.
El estado es un conjunto de relaciones sociales que establece cierto orden en un territorio determinado.
Esas relaciones se formalizan mediante un sistema legal estatal. Éste es una dimensión constitutiva del
estado. Aquel orden que establece no es igualitario, socialmente imparcial, sino que reproduce relaciones
de poder sistemáticamente asimétricas. Pero es un orden, ya que aquellas decisiones son mandatos que
se obedecen generalmente. Estas relaciones sociales pueden basarse en el miedo al castigo, en la
tradición, la legitimidad y/o la eficacia de la ley.

La eficacia de la ley es la segunda dimensión del estado que nombra el autor. La ley es un elemento
constitutivo del estado: es la parte del estado que proporciona la urdimbre regular y subyacente del
orden social que existe en un territorio determinado.
La tercera dimensión del estado es la ideología. El estado pretende ser un “estado para la nación”, es el
creador del orden social. Pero, al analizar ese orden vemos que siempre es desigual en todas las
sociedades, aun cuando el estado pretenda que es igual para todos los miembros de la nación. Pero éste
encubrimiento no quita que no se vean dos aspectos: el primero, que ese orden es verdaderamente un
orden. El segundo, la igualdad garantizada a todos los miembros de una nación en términos de
ciudadanía es crucial para el ejercicio de los derechos políticos.

Ahora bien, tanto argentina, como Brasil y Perú están pasando por una crisis en estas tres dimensiones.
En esas situaciones, los Estados se vuelven incapaces de ejecutar regulaciones para la vida social que
sean eficaces a lo largo de sus jurisdicciones y de sus sistemas de estratificación. Las provincias o
distritos situados en la periferia de los centros urbanos nacionales, normalmente más duramente
afectados por las crisis económicas y dotadas de burocracias más débiles, crean sistemas locales de poder
que tienden a llegar a extremos de conducción violenta, personalista, abierta a toda suerte de prácticas
violentas y arbitrarias.

En estos tres países se encuentra un nivel muy bajo o nulo tanto en la dimensión funcional y territorial.
En ellos hay elecciones, gobernadores y legisladores tanto nacionales como estaduales; pero las
fracciones políticas que funcionan en esas zonas no son más que maquinarias personalistas, funcionando
en base a fenómenos de clientelismo, amiguismo, etc. De esta forma, los intereses de los legisladores son
muy acotados: buscan mantener el sistema de dominación privatizada que los eligió y canalizar hacia ese
sistema todos los recursos estatales que sean posibles. Una de las consecuencias que tiene esta práctica
es la imposibilidad de institucionalizar la democracia. Si bien, hasta cierto punto el régimen es
representativo, el problema es que esa representatividad implica la introyección del autoritarismo.
Entendido como la negación del carácter público y de la legalidad eficaz de un estado democrático. Al
contrario de lo que sucede en un orden democrático que funcione correctamente, la legalidad es
universalista, cualquiera puede invocarla con éxito, independientemente de su posición en la sociedad.
En el caso de Argentina, Brasil y Perú la legalidad está trucada.

La democracia está necesariamente vinculada a la ciudadanía, y ésta solo puede existir dentro de la
legalidad de un estado democrático. Por lo tanto, un estado que no es capaz de hacer valer su legalidad
sustenta una democracia con baja intensidad de ciudadanía. En estas nuevas “democracias” (Arg. Brasil y
Perú) se incorporan algunos de los derechos políticos de la poliarquía, por ejemplo: los individuos
pueden votar sin coerción directa, el conteo de sus votos se realiza limpiamente, pueden expresar sus
opiniones sin censura y pueden transitar libremente dentro y fuera del territorio nacional.
Es en este sentido que el concepto de “ciudadanía de baja intensidad” se refiere a la esfera política. Para
los campesinos, los indígenas, las mujeres, les es difícil lograr un trato justo con la justicia, o no pueden
obtener los servicios de los organismos estatales a los que tienen derecho, etc. Si bien son restricciones
“extrapoliárquicas” son políticamente relevantes. Ellas dan cuenta de la ineficacia del estado como ley, de
la reducción de ciertas garantías y derechos hacia la ciudadanía, etc. Esta situación pone seriamente en
duda el componente liberal de esa democracia y cercena gravemente la ciudadanía.

Sobre algunos aspectos de la crisis del Estado.

Factores que fomentan las democracias particulares de los tres países antes dichos:

- La crisis socioeconómica grave que experimentan la mayoría de los países recientemente


democratizados
- Profunda crisis del estado
- Fuerte antiestatismo de las ideas y políticas neoliberales
- Reducir el tamaño de las burocracias estatales y el déficit fiscal.

Con respecto a reducir el déficit fiscal, por el lado de los gastos, los aspectos más relevantes han sido la
privatización y los intentos de librarse del “personal excedente”, pero esto no ha resultado fácil. Más
eficaz han sido las políticas que provocaron una caída abrupta de los salarios de la mayoría de los
empleados públicos; ahora trabajar en un puesto público no tiene beneficios. Además, a partir del
aumento de la inflación los empleados estatales salen a la huelga, realizando protestas. Ellas aumentan la
sensación de que ese gobierno es incapaz de prevenir el caos, y, además, que se interesan mucho más por
defender sus privilegios que por cumplir con sus obligaciones.

Toda esta situación es un abono perfecto para un crecimiento de la corrupción.

Como solución temporal de los gobiernos desesperados por conseguir fondos ha sido el incremento de
los impuestos indirectos y de los precios de los servicios públicos. Lo que produce más protestas contra
aquellos impuestos excesivos.

Sobre ciertas crisis económicas.

Aquí discute una clase particular de crisis: la que sufren los países Argentina, Brasil y Perú. Aunque existe
una escasez de estudios al micro nivel apropiado, cualquiera que haya vivido en esas condiciones sabe
que es un mundo duro, abominable.

Se trata de un mundo del sálvese quien pueda. La estrategia predominante es hacer lo que haga falta para
protegerse de las pérdidas que causa una inflación alta y errática. En caso contrario, se garantiza fuertes
pérdidas.

El fenómeno primario es la pérdida del sentimiento de solidaridad. Se puede encontrar algunos agentes
que se llenan los bolsillos, pero no existen las mismas posibilidades para todos los ciudadanos, sino que
hay una gran desigualdad a partir de las diferentes clases sociales para lograr eso. Lo verdaderamente
importante para defenderse a uno mismo y beneficiarse a la larga con la crisis es tener un acceso franco y
rápido a los organismos estatales que pueden proporcionar los recursos que se desean.
Además, en este clima los capitalistas cuentan con una ventaja. Para ellos no es un juego nuevo, ellos
tienen una larga experiencia.

Cada vez se agrava la situación a partir del crecimiento de la corrupción; de la fragmentación del aparato
estatal. Los cuales multiplican los problemas. Cada espiral de la crisis es distinta a la anterior. Los actores
aprenden. Para los gobernadores, cuanto más son los espirales mayor tratan de encontrar la salida a la
crisis. Pero el déficit fiscal, la opinión pública hostil, los partidos políticos que critican al gobierno, y otros
factores más, disminuyen la probabilidad de que la próxima política intentada pueda tener éxito.

En estas condiciones, la sociedad tiene una muy fea imagen de sí misma. Hay un profundo malestar en
ella a causa de la codicia, la falta de solidaridad, la corrupción, la violación a las leyes y que nadie paga por
eso, y todo esto es debilitado aún más con cada curva del espiral.

La atomización de la sociedad refleja y acentúa la desintegración del estado. El sentimiento colectivo es


un suelo fértil para las ideologías antiestatistas simplicistas e impulsa la pérdida de prestigio del
gobierno democrático, de sus instituciones y de todos los políticos, claramente bien fundamentado ese
sentimiento. Todos los problemas que atraviesa el estado no ayudan a avanzar hacia una democracia
institucionalizada, además, hacen difícil la puesta en práctica de políticas complejas, de largo plazo que
podrían sacar a esos países del conflicto.

¿Qué tienen en común chile, Bolivia y argentina? Que la crisis toco fondo. ¿Qué es el fondo? Es la
convergencia de los siguientes factores:

1- Un estado que como principio del orden tiene una autoridad minúscula sobre la conducta de
muchos adores
2- Un movimiento obrero completamente derrotado, en el sentido de que ya no es capaz de
oponerse a las políticas neoliberales.
3- Una clase capitalista que se devoro a si misma
4- Un sentimiento generalizado de que la vida bajo una inflación continua a incierta es tan
insoportable que cualquier solución es preferible.

¿Hay solución? Probablemente resida en encontrar aéreas que tengan un impacto importante sobre la
situación general, y en las cuales una acción hábil pueda alargar los horizontes temporales de los actores
cruciales. El invento más conocido para lograr este fin es el fortalecimiento de las instituciones sociales y
políticas, aunque es una tarea muy difícil.

UNIDAD 4: ESTADO, SOCIEDAD Y POLÍTICAS DESDE LATINOAMERICA Y ARGENTINA.

UNIDAD 4.2: El Estado en acción: de las teorías dl Estado sobre los orígenes del Estado argentino a las
agencias estatales en el marco de las reformas estructurales. Escalas de análisis, permeabilidad e intereses
en el diseño y la implementación de políticas públicas. La hechura de las políticas y las dimensiones de la
estatalidad en la vida cotidiana. La cuestión social y las políticas sanitarias en la historia argentina.

 CERDÁ, J. (2015). La salud pública y la enfermería en la Argentina. Capítulo 1: Política social y salud.
En este texto se proponen presentar algunos aspectos del proceso histórico de construcción, con sus
avances y retrocesos, en la política social argentina, haciendo especial referencia al campo de la salud.

1- La caridad como modelo.

Hasta mediados del siglo XIX, la ciudadanía se construyó con muchas dificultades en torno a los derechos
civiles, especialmente asociada a los derechos de libertad y propiedad, mientras que los derechos
políticos estaban limitados a un sector muy pequeño de la población. Esta sociedad poscolonial no
contaba con partidos políticos, tenía una escasa participación de la sociedad civil.

En la primera mitad del siglo XIX la salud era sola para aquellos sectores que podían pagarla, y la
asistencia social estaba limitada a la caridad brindada por las elites locales, por las instituciones
religiosas y por la práctica de los curanderos.

A mediados del siglo XX se creó la Sociedad de Beneficencia. Éste significo un cambio profundo en la
concepción de la beneficencia, otorgándole un carácter laico, en el cual el estado habría de tener un rol
institucional permanente. El objetivo era brindar cuidado de todos aquellos sectores que no contaban con
medios suficientes para la supervivencia en el marco cada vez mayor de urbanización y del trabajo
asalariado. En este sentido el estado se preocupaba por las necesidades de los sectores más
desprotegidos, en la medida en que subsidiaba gran parte de sus actividades con el presupuesto nacional,
pero dejaba a las mujeres de la alta sociedad que se ocuparan de su atención y cuidado.

 Las relaciones entre Estado y sociedad eran frágiles debido a que aún el estado nacional no había
logrado consolidarse.

2- Primeros pasos de la política social.

Luego de la consolidación del Estado Nacional, la Argentina se incorporó al mercado mundial como
productora de materias primas y como importadora de bienes industriales. Su economía experimento un
crecimiento muy grande hacia finales del siglo XIX. Ello fue posible gracias a una elite modernista que
desde el Estado impulsó la expansión de la frontera agrícola, sumando una fuerte inversión en
infraestructura (ferrocarril) y una política inmigratoria que favoreció el crecimiento de la población.
Estos tres factores, tierra, capital y mano de obra se pusieron en marcha a partir de una política clara del
Estado a favor de la integración de la Argentina al mercado mundial capitalista. Pero más allá de estos
beneficios objetivos, dichas políticas tuvieron también algunos efectos negativos en términos de salud
pública y ciudadanía social.

En este marco de expansión económica, la inmigración fue central para cubrir las necesidades de una
economía en crecimiento y de la organización comunitaria. Los primeros inmigrantes, por sus prácticas
previas, comenzaron a instaurar sistemas de protección social comunitarios, sean estos a partir de la
unión de trabajadores o por origen étnico, como serán las sociedades de italianos, españoles o franceses.

Por su parte, el Estado, ante las malas condiciones laborales, el hacinamiento y las elevadas tasas de
mortalidad infantil y maternal, enfermedades infectocontagiosas que se propagaron, comenzó a
plantearse la necesidad de acciona a favor de la salubridad.
Entre 1880 y 1920 la predica higienista tránsito de la prevención de las epidemias a una postura
inclinada a la construcción de un sistema asistencias, esto es, la organización de instituciones de
asistencia, prevención, moralización y bonificación social.

En 1880 se creó el Departamento Nacional de Higiene, que reemplazo al antiguo Consejo de Higiene, con
el objetivo de realizar actividades relacionadas con el estudio de la salud pública y asesorar al Poder
Ejecutivo en materia legal.

A comienzos del siglo XX, en un contexto de conflicto social marcado por el desarrollo del capitalismo en
la Argentina con todas sus consecuencias antes mencionadas, comenzó a gestarse un proceso de
inclusión. En primer lugar, se incorporaron algunos sectores de la sociedad a la vida política, y en
segundo lugar, aunque más lentamente, se incluyeron derechos sociales como el acceso a la educación y a
la salud pública a finales del siglo XIX y se avanzó en algunos derechos para los trabajadores a inicios del
XX.

De esta forma, se puede comprender al origen de la política social como resultado del conflicto social. Es
decir, fue la movilización social quien condujo al estado hacia el camino de la construcción de políticas de
inclusión.

 Se amplió el sentido de ciudadanía sobre la base de los derechos políticos y sobre los derechos
sociales. Aunque al comienzo solo consolido un tipo de ciudadanía política que eran los varones. Se
crearon servicios universales públicos, por ejemplo, la educación y la salud. Tuvieron un alto impacto
positivo sobre el desarrollo social del país. En cambio, la seguridad social tuvo un carácter menos
universal y más segmentado. Ella nació de las necesidades de cubrir las urgencias inmediatas de
asistencia social

3- Un estado social fragmentado.

Juan Domingo Perón, desde sus comienzos, se abocó a ampliar sus áreas de incumbencia dentro del
gobierno y a lograr el apoyo del movimiento obrero. Con esos objetivos fue concentrando poder, para lo
cual creó un nuevo ámbito “la secretaria de trabajo y previsión”. A partir de la cual perón comenzó a
desarrollar su carrera política y, además, desplegó una forma diferente de ejercicio del poder y estableció
una nueva relación entre el estado y los sindicatos.

Además, delineo una concepción diferente de las políticas sociales que tendría como eje a las
organizaciones corporativas por encima de los intereses individuales de los ciudadanos. Si bien tenía casi
el apoyo unánime de los trabajadores, su propuesta no pudo realizarse por la oposición que presentaba la
dirigencia sindical.

El propio gobierno mantuvo y promovió la creación de servicios sociales sindicales que profundizaban la
fragmentación del sistema de salud.

Además, la expansión de la economía provoco un gran aumento del empleo formal y, a partir de la
intervención del estado en la supervisión de la aplicación de las normas, se hizo posible que los
trabajadores recibieran los beneficios de la legislación social existente. En este sentido: el trabajo fue la
puerta de entrada a la seguridad social.
En todo este proceso, la relación estado-sindicatos no fue lineal. Estos resistieron el avance de aquellos
sectores del estado que pretendían un esquema de asistencia social más universal. Esta resistencia
permitió cristalizar un sistema hibrido de seguridad social en el cual el movimiento sindical paso a
ocupar un lugar central. Por ello, el sistema de pensiones y el de salud se mantuvieron segmentados y
desarticulados.

De esta forma, en el peronismo los sindicatos se fortalecieron de manera significativa, ya que se vieron
favorecidos. El peronismo fortaleció a las organizaciones sindicales y las convirtió en un actor con gran
capacidad de negociación ante la patronal. Lo que marca una gran diferencia entre las relaciones de los
sindicatos y el estado en el pasado.

Una característica en común que mantuvo el sindicalismo peronista con el sindicalismo del periodo
anterior fue el reclamo por la atención de la salud el desarrollo de formas de bienestar general para sus
afiliados.

El peronismo amplio la cobertura de las políticas sociales que la población argentina había tenido en el
pasado. La Sociedad de Beneficencia quedo reemplazada por la Fundación Eva Perón, pero su acción y
orientación no tuvieron el mismo carácter.

En el plano de la salud pública, el peronismo tuvo un desarrollo particular. El proyecto presentado se


diferenció de los periodos anteriores ya que pretendió consolidar un sistema de salud integrado y
sustentado en la acción del Estado. Este proyecto fortalecía la salud pública. Además, el objeto de estudio
no fue solamente el espacio humano sino también se pretendió alcanzar vastas regiones del país. Sin
embargo, este proyecto tuvo fuertes resistencias tanto en la corporación médica como en los grupos más
allegados al gobierno.

La construcción de la protección social llego a la universalización a partir de la suma de las partes y no


como un producto de un programa universal de acceso a la salud.

Si bien el peronismo proporcionó beneficios sociales a diferentes grupos, dejó con niveles muy bajos de
protección social a los trabajadores informales. Ello se puede explicar porque en el momento donde el
peronismo se desarrolló dominaba el pleno empleo y el sector informal de la economía no era muy
significativo.

Después del derrocamiento de Perón (1955), se abrió una etapa de incertidumbre, pero no modifico de
manera radical los beneficios alcanzados por una porción importante de la población que podía disfrutar
de sus derechos sociales. En la década de 1970 se producen grietas profundas en el sistema de seguridad
social, las cuales pueden explicar el proceso de deterioro que amplios sectores de la sociedad
comenzaron a experimentar en las últimas décadas del siglo XX que llevaron a la crisis del 2001.

4- Cambios sociales y de construcción de la ciudadanía.

Durante el gobierno de Carlos Menem, el aumento del desempleo se hizo evidente y junto con las
reformas laborales implementadas, llevó a un ascenso significativo de la informalidad y de la precariedad
en el mercado de trabajo. Además, esta política económica fue minando las bases de bienestar de la
población, y llevó (en algunos casos) a la exclusión social. Esto es producido por la privatización que
experimentaron muchos de las esferas sociales, incluido el sistema de seguridad social.
Entre las medidas de mayor alcance, en el área de la salud se pueden identificar el deterioro del sistema
público de salud y la desregulación del sistema de obras sociales sindicales. La reforma en el sistema de
salud a nivel nacional significo el traspasó de los hospitales nacionales a las orbitas provinciales y
municipales. Pero este traspaso se realizó sin la transferencia de los recursos correspondientes, lo que
implicó un desahogo nacional pero un empeoramiento de las condiciones salariales e infraestructura en
el interior del país. Además, los trabajadores perdieron los servicios básicos de subsistencia que habían
sido dados en el peronismo.

De esta forma, estas reformas producidas en los ’90, provocaron un aumento de la pobreza y de la
indigencia que se cristalizaron y dieron forma a un sector importante de marginados y excluidos de la
sociedad, quienes quedaron fuera del sistema y comenzaron a actuar por fuera de las estructuras
tradicionales, con lógicas diferentes da las del resto de la sociedad. Eso fue así porque ellos eran excluidos
de las estructuras tradicionales y porque las carencias fueron pasándose de una generación a la otra.

Además, se destruyó cualquier sistema de contención social. Sus reformas implicaron una deconstrucción
del concepto de ciudadanía social, y empezó a ser percibida como una responsabilidad individual que
cada persona debía ganarse.

De esta forma: la ciudadanía quedo restringida a los derechos civiles y políticos, mientras que la esfera
social pasó a ser responsabilidad de los individuos.

Esta situación terminó de la peor forma en 2001, con un estallido social y la caída del gobierno de De la
Rúa.

 MANOUKIAN, D. (2017). El derecho de la salud ¿una política pública?

La salud, tanto individual como colectiva, es el resultado de complejas interacciones entre procesos
biológicos, ecológicos, culturales y económico-sociales que se dan en la sociedad en un lugar y momento
histórico determinado. Esta determinación social de la salud obliga a asumir que la salud de la población
no es solo un asunto de política sanitaria.

La propuesta del autor es que para el sector sanitario es vital avanzar hacia la definitiva instalación de un
sistema nacional integrado de salud con eje en el sector público y bajo la gestión y supervisión del estado,
para garantizar a todos los habitantes de la patria sin distinciones, asistencia sanitaria oportuna y
calificada, de acceso libre y gratuito, haciendo efectivo el cumplimiento de un derecho humano esencial.

Para ello plantea que es necesario volver a Carillo, es decir, recuperar las banderas que inspiraron al
gobierno justicialista que, con ramón carillo como ministro de salud, construyo un sistema integrado de
salud, de vida efímera, pero que marco un camino que el autor propone retomar para contribuir a
completar la tarea. Plantea que no alcanza con lograr cobertura universal si al mismo tiempo no se
garantiza acceso universal de calidad.

Un sistema de salud fragmentado y segmentado termina cristalizando diferencias injustas y ampliando la


brecha entre ricos y pobres.

Políticas públicas de salud como tácticas o las herramientas para transformar.


Las políticas son el objetivo de la estrategia, y ésta es una manera de ponerse en situación de aproximarse
a la meta. Además, la idea de estrategia da por supuesto el hecho de que el objetivo es en sí conflictivo. Es
decir, que su solución implica avanzar en un cambio de correlación de fuerzas entre dos o más actores
sociales.

Entonces, mientras que el diseño de un sistema de salud aparece como la estrategia, las políticas públicas
de salud son las tácticas o instrumentos para contribuir a alcanzar el objetivo. En este caso los objetivos
son:

 Garantizar acceso universal al derecho de la salud


 Resultar socialmente eficaz
 Económicamente eficiente, equitativo y solidario
 Orientado a resolver los principales problemas que atentan contra la salud de la
comunidad.

Cuando esas políticas no se diseñan en función de la estrategia general, sino como programas con
objetivos que pueden merecer la pena, pero no conjugan con el conjunto, el resultado puede apartarse del
blanco y además desperdiciar recursos valiosos. Esto es evidente cuando se implementan programas
verticales con formatos muy rígidos y cuyo financiamiento depende del funcionamiento de los
trabajadores. En esos casos los hospitales y centros de salud se enfocan en ese programa y pierden la
mirada integral.

Tres elementos de las políticas públicas de salud:

1- En todas las decisiones está implícito el conflicto debido a la diversidad de intereses de los
actores involucrados.
2- Las políticas públicas de salud existen si se concretan en acciones. De nada sirve solo
reflexionar, hay que ejecutar.
3- Las políticas públicas de salud se relacionan con el alcance de lo público, y una autoridad se
considera publica si ejerce funciones de gobierno sobre administrados y territorios definidos.

Algunas aristas a tener en cuenta al formular Políticas Públicas en Salud.

Para que las PPS resulten instrumentos funcionales a la estrategia de consolidar un Sistema Nacional
Integrado de Salud deben ser:

 Consistentes con la filosofía y la estrategia. Detrás de nobles objetivos se esconden ideas que
confrontan con los principios centrales, esto no debe suceder.
 Socialización y adoctrinamiento. Un conjunto de PPS deben ser el resultado de miradas que
apuntan a problematizar las situaciones, poniendo en común las ideas que inspiran su diseño, para
luego construir una fuerza de tracción homogénea.
 Complementarias y no competitivas. Se debe pensar que la fragmentación no contribuye a mejorar
ni el acceso ni las condiciones de vida.
 Contribuir a reducir las brechas, adecuándose a las realidades locales. Se refiere a que se deben
proponer líneas de trabajo que apunten a reducir las brecas entre distintas jurisdicciones y al
mismo tiempo, facilitar adecuaciones que conecten con lo local.
 Flexibilidad y promoción del ejercicio de la micro-política. La plasticidad que se espera de las PPS
son necesarias ya que se asume que cualquier política formulada para ejecutarse a futuro encierra
en sí misma la incertidumbre de los cambios contextuales que sobrevendrán.
 Colaborar con el monitoreo. Deben colaborar con los efectores de la red para instalar una cultura
de supervisión dinámica de las tareas. Esto permite verificar los avances y generar los ajustes que
resulten necesarios.

 OSZLAK, O. (2006). “Burocracia estatal: política y políticas públicas”.

Introducción.

En el presente artículo se analizará el tema del rol de la burocracia pública en la política y en la


implementación de políticas públicas. Se lo hará desde la perspectiva de las relaciones de poder en las
que la burocracia interviene como actor en el proceso político y en los arreglos institucionales
establecidos para implementar políticas públicas y alcanzar sus objetivos. El involucramiento de la
burocracia en la política plantea la cuestión de su poder relativo con respecto a otros actores, mientras
que su intervención en el proceso de implementación de políticas públicas se relaciona con su
desempeño (o productividad) en el logro de los objetivos políticos.

II. La burocracia como un resultado de las políticas estatales.

¿Qué es una burocracia pública? Es un resultado de la política y está determinada por la naturaleza y los
contenidos de las políticas públicas que implementa. Al mismo tiempo, es la expresión material del
estado y el brazo ejecutor que implementa sus políticos. Además, es un atributo del estado y su
instrumento principal para conseguir y mantener sus otros atributos de “estatidad”. Su formación es un
patrón sinuoso, errático y contradictorio en el que pueden observarse restos de varias estrategias y
programas de acción política.

La mayoría de las burocracias modernas se formaron como parte del proceso de construcción estatal que
surgió durante el siglo XIX. Esta formación estatal es un componente de un proceso más amplio de
construcción social, en el cual otros componentes también se fueron constituyendo (la nación, la
ciudadanía, el mercado, las clases sociales, etc.).

El estado encarna la expresión material de esta compleja formación social. En su momento de plenitud, se
encuentran características representadas como “estatidad”, es decir, aquellos atributos que constituyen
un estado nacional. Los atributos principales de ella son:

1- La externalización del poder, implica la adquisición del conocimiento externo de la soberanía


por otros estados-nación.
2- La institucionalización de la autoridad, denota el reclamo exitoso del monopolio del uso de la
coerción dentro de un territorio determinado.
3- La diferenciación del control, éste posee una doble composición. El primero es obtener la
capacidad para extraer de forma regular recursos fiscales de la sociedad. El segundo es
desarrollar un cuerpo profesionalizado de empleados públicos capaz de llevar a cabo las
crecientes responsabilidades que implica la tarea de gobernar.
4- La capacidad de reforzar una identidad nacional. Requiere de la producción de símbolos por
parte del aparato estatal que refuercen en el pueblo un sentido de pertenencia, sentimiento de
nacionalidad y creencia en un destino común.

¿Cuándo emerge y se desarrolla un estado nacional? Cuando comience a demostrar su capacidad de


resolver conflictos sociales que trasciendan las demandas parroquiales y se preocupen por: primero, la
creación de un modo de producción capitalista, y segundo, por el bienestar de la gente incluida en dicha
formación social.

La fórmula que simbolizo el proceso de formación estatal se expresó en el lema “orden y progreso” que
señaló la necesidad de establecer quiénes se convertían en miembros legítimos (y quienes serían
excluidos) del nuevo modo de organización capitalista que se gestaba y qué reglas de juego debían
institucionalizarse para que las transacciones económicas se volvieran estables y previsibles. De esta
forma, harían posible el progreso indefinido.

La atención dirigida a las múltiples manifestaciones de estas dos cuestiones, dio lugar a una agenda de
políticas públicas que comenzó a expandirse al ritmo del mismo avance de la sociedad y del estado. Hacia
fines del siglo XIX y principios del XX, tanto en Europa como en América, las oportunidades desiguales
proporcionadas por el capitalismo a diferentes sectores sociales dieron cuenta que el progreso
económico se obtenía a expensas de una creciente inequidad social. La llamada “cuestión social” y los
conflictos en torno a ella a nivel político “completaron” el trio destinado a ocupar un lugar permanente en
la agenda estatal. El trio se compone de gobernabilidad (orden), desarrollo (progreso) y equidad (la
cuestión social).

Al avanzar el proceso de formación estatal (y social), la resolución de las cuestiones que constituyen la
agenda social se distribuyó entre el Estado (en sus diversos niveles jurisdiccionales), el mercado, las
organizaciones de la sociedad civil (ONGs) y una serie de redes sociales solidarias no-institucionalizadas.

Las políticas públicas son simplemente la secuencia de posiciones tomadas por las instituciones
gubernamentales y burocráticas (ej. Legislatura, la presidencia, las agencias del gobierno central, las
empresas públicas) que actúan en nombre del estado, con relación a las cuestiones incluidas en la agenda
pública.

La incorporación de asuntos o problemas sociales que el estado elige o por los cuales el estado es forzado
a responsabilizarse, y las posiciones tomadas por los individuos o agencias que asumen la representación
del estado, son los principales generadores de organizaciones burocráticas, que son creadas y/o dotadas
con recursos para manejar y resolver tales cuestiones.

La configuración particular de la burocracia en cada momento será un producto histórico resultante de


confrontaciones y disputas en torno “a quién obtendrá que, como y cuando”.

 Esta particular composición de la agenda y las posiciones tomadas por el estado (políticas públicas)
determinan el tipo de solución ideada para resolver las cuestiones agendadas y, por lo tanto, la
configuración y características de la burocracia resultante. Por lo tanto, la burocracia estatal puede ser
concebida como la cristalización institucional de las políticas públicas y la actividad estatal manifestada
mediante agencias burocráticas que, acaban definiendo la naturaleza del estado que materializan.

III. Productividad burocrática: un esquema analítico.

Aquí se presentará un marco para interpretar la dinámica interna de la burocracia, a través de la


identificación de una serie de variables y dimensiones que pueden explicar diferentes niveles de
eficiencia y efectividad de las mismas.

Caracteriza a la burocracia como un sistema de producción formalmente investido con la misión de


satisfacer ciertos objetivos, valores, expectativas y demandas sociales. Ésta emplea recursos y los
combina de diferentes maneras para producir una variedad de resultados que estén relacionados con sus
metas y objetivos. Consideremos con mayor detalle los elementos del modelo propuesto:

 Productividad. Ella es la capacidad de la burocracia para generar valor público. Moore (1998)
identifica al éxito en el sector público con la realización de actividades estatales que agreguen
valor para el público, tanto en el corto como en el largo plazo. Los servicios y la regulación
nunca han sido bien medidos, tanto en ciencias económicas como en otras disciplinas. Por
ejemplo, en muchos países en desarrollo, la escuela pública provee a sus estudiantes pobres un
almuerzo gratis además de sus programas educacionales rutinarios. Medida exclusivamente
sobre la base de estos últimos, la eficiencia de estas escuelas seguramente será menor que la
de escuelas que no ofrecen tales servicios
 Contexto. la fisonomía del aparato estatal y sus niveles de desempeño están íntimamente
relacionados con las características del contexto social y político que enmarca su actividad. La
información contextual se refiere concretamente a la existencia de una agenda de políticas y a
la naturaleza de la estructura social en la coyuntura histórica bajo análisis.
 Recursos. Las variables de esta dimensión analítica incluyen la naturaleza de los diversos tipos
de recursos: su volumen, capacidad, adaptabilidad, pertinencia y posibilidades de articulación,
tomando en cuenta los fines perseguidos. Así, el aparato estatal puede concebirse como un
sistema de producción que combina sus recursos mediante formas y proporciones variadas,
definiendo de esta forma una determinada "función de producción" destinada a lograr una
particular "función de objetivos"
 Normas. Las combinaciones de recursos no son fortuitas: responden a una serie de normas
que establecen principios para la acción y proveen instrumentos legítimos para asegurar que
las actividades que llevan a cabo las agencias burocráticas estén en línea con esos criterios.
Básicamente, este sistema opera a través de tres mecanismos que siguen una secuencia
analítica. Un primer mecanismo apunta a asegurar que el producto de la burocracia se
corresponda con las demandas sociales y sea congruente con los objetivos institucionales. De
esta forma, se fijan fines, se establecen prioridades, se aprueban objetivos, y se transmite este
conjunto normativo a la estructura organizacional en su conjunto. Los otros dos mecanismos
tienen un carácter más instrumental. Uno de ellos sirve para evaluar las diferentes estrategias
de acción política y formular políticas y planes, que a nivel operacional traducirían las amplias
directrices y opciones, dando contenido al sistema normativo. El planeamiento, los métodos y
procedimientos administrativos, y las políticas de asignación de recursos son algunos de los
principales instrumentos de este tipo. El tercer y último mecanismo consiste en el sistema de
sanciones, que establece el dominio para el ejercicio de la autoridad y provee los medios para
asegurar su aplicación, regulando así las relaciones superior-subordinados.
 Estructuras. La productividad burocrática está fuertemente condicionada por la relativa
complejidad y adecuación de las estructuras organizacionales burocráticas. Tres aspectos
principales definen a esta dimensión analítica: (1) el grado de diferenciación estructural,
principalmente el grado en que la estructura jerárquica se desagrega en términos de unidades
relativamente autónomas y la estratificación resultante; (2) el grado de especialización
funcional, esto es, la especificidad técnica requerida a nivel operacional y el esquema de
división del trabajo resultante (o estructura gerencial); y (3) el grado de interdependencia, o la
medida en que la efectividad de cualquier unidad organizacional se subordina a, o depende de,
el desempeño de otras unidades.
La diferenciación estructural y la especificidad funcional pueden dar lugar a la duplicación o
superposición de unidades y funciones organizacionales. Cuanto mayores sean los niveles de
diferenciación, especialización e interdependencia, más alto es el grado de complejidad e
incertidumbre de la administración pública y, consecuentemente, mayor la necesidad de
establecer apropiados mecanismos de articulación e integración.
 Comportamiento. El comportamiento administrativo es la última dimensión significativa de
nuestro análisis. Las características de los recursos empleados y asignados por el sector
público, las demandas y normas que orientan la actividad estatal y los variados arreglos
estructurales que constriñen la integración o coordinación de recursos, fijan las coordenadas
para el comportamiento administrativo. Después de todo, es la actividad de seres humanos,
manifestada en su comportamiento, lo que determina el nivel y la calidad de los productos
resultantes de su acción organizada. Así pues, la eficiencia y efectividad de la actividad
burocrática dependerá, en un sentido inmediato, de las conductas de los empleados públicos,
pero tal conducta estará simplemente exteriorizando el conjunto de variables contextuales,
normativas y estructurales que estimulan ciertas percepciones, generan actitudes y
determinan orientaciones diferenciadas hacia la acción.

Burocracia, poder y política pública.

Cada nuevo régimen intenta alterar no sólo las relaciones de poder dentro de la sociedad civil, sino
también la estructura de poder dentro del mismo aparato estatal. Para hacer viable un proyecto político,
se requiere actuar sobre una estructura burocrática preexistente.

El poder de la burocracia se ha comparado usualmente con el que ejercen otros actores políticos y
económicos, ya sean partidos políticos, el parlamento, la presidencia, los sindicatos, los grupos
corporativos empresariales, y otros.

Cada unidad democrática posee un cierto volumen de recursos de poder, que puede componerse de
coerción, información, legitimidad, y bienes económicos. El acceso al uso de mecanismos ideológicos se
considera, usualmente, otro recurso de poder.

Estos diversos recursos de poder, se distribuyen de forma desigual a lo largo de la burocracia, tanto en
términos del poder absoluto que poseen las diferentes agencias o unidades como en lo que respecta a la
composición particular de estos recursos en cada caso.
Las expresiones de comportamiento burocrático, están sujetas a cuatro tipos de restricciones:

 Restricciones tecnológicas y culturales.

Las variables tecnológicas y culturales subsumen a la mayoría de los determinantes inmediatos del
comportamiento burocrático.

Las variables tecnológicas afectan al funcionamiento de la burocracia pública de dos formas diferentes.
Primero, existe un tipo de tecnología íntimamente asociada con la actividad central de la organización.
Por ejemplo, procesos más o menos estandarizados para la producción de electricidad, la oferta de
servicios de transportes o el registro público de ciertas transacciones. Por lo tanto, hay una tecnología
que puede presentar variaciones de acuerdo a la escala o el grado de innovación, pero responde al
proceso básico de producción del bien o servicio inherente a la actividad, demanda un cierto tipo de
cooperación y condiciona la forma en que se estructura la organización. Se le suele llamar núcleo
tecnológico.

La organización intentará aislar su núcleo tecnológico de la influencia contextual a través del manejo de
insumos y de productos.

Las variables culturales también ejercen una influencia homogeneizante sobre el comportamiento
burocrático. Las formas en las que se percibe y categoriza la realidad, las creencias en términos de la
eficacia de ciertos instrumentos para lograr objetivos, los criterios de legitimidad prevalecientes, las
actitudes hacia la autoridad o las orientaciones hacia el tiempo son elementos que, conjuntamente,
tienden a estandarizar las percepciones interpersonales sobre lo que debe hacerse o cabe esperar en una
situación dada -reduciendo así la incertidumbre en la interacción-. Por supuesto, debe efectuarse una
distinción entre la cultura organizacional dentro de las burocracias y la cultura prevaleciente en la
sociedad, ya que difieren frecuentemente. En efecto, cada cultura posee su propia visión respecto a los
deberes de los funcionarios públicos, y la legitimidad de sus roles está fuertemente impregnada por este
elemento cultural. En este sentido, la cultura opera como un factor homogeneizante, pero, a la vez, como
elemento diferenciador frente a otras culturas.

 Restricciones clientelísticas y políticas.

A finales de los años cincuenta, Dill (1958) distinguió cuatro grupos contextuales potencialmente
relevantes para definir y lograr objetivos organizacionales en empresas del sector privado: (1) los
clientes (tanto distribuidores como usuarios); (2) los proveedores de materiales, trabajo, capital, equipo
y espacio de trabajo; (3) los competidores por mercados y recursos; y (4) los grupos regulatorios,
incluyendo a las agencias gubernamentales, sindicatos y asociaciones empresariales.

Las burocracias estatales difieren de este patrón de funcionamiento en algunos aspectos importantes.
Primero, el aparato estatal en su conjunto puede ser considerado como una única y amplia organización,
con pocos o ningún competidor y "grupos reguladores" y clientes bastante heterogéneos y con diversa
capacidad de control, dependiendo del contexto político considerado. Segundo, la división del trabajo
dentro de este aparato tiende a separar funciones, jurisdicciones y competencias de forma tal que crea
virtuales monopolios sobre a producción de bienes, regulaciones o servicios. Tercero, el marco normativo
e estas unidades organizacionales tiende a apoyarse, al menos formalmente, obre criterios y directrices
de alguna forma externos la organización, en sintonía con la división del trabajo ya mencionada. Cuarto,
las clientelas públicas tienden a ser "cautivas", dada la naturaleza monopolística de la mayoría de los
productos de las burocracias públicas y las redes de interés generadas alrededor de su oferta. Por lo
tanto, la consideración de actores contextuales en el caso de las burocracias estatales requiere una
perspectiva diferente.

Hay dos dimensiones contextuales que aparecen como particularmente relevantes para el caso de las
unidades burocráticas "eslabonadas" por procesos de implementación de políticas: el carácter específico
de las clientelas burocráticas y la naturaleza del régimen político. El primero es importante a la luz de las
demandas, apoyos y legitimidad que pueden proveer a las diversas agencias según su desempeño. A su
vez, diferentes regímenes políticos también pueden implicar marcos normativos y estilos gerenciales
diferentes, con altas probabilidades de que ciertas áreas de política -y, por tanto, ciertas agencias- sean
favorecidas a expensas de otras. Observemos más detenidamente la forma en que estos parámetros
limitan la dinámica interna de las agencias estatales, impactando así en su productividad.

Cada agencia estatal compite por ganar posiciones dentro de un espacio de políticas; en este proceso
define su "territorio" o "ámbito funcional". Una sensibilidad "territorial" muy aguda usualmente afecta el
comportamiento burocrático y el nivel de conflicto entre las agencias. Como resultado de esta pugna
entre agencias por la construcción y el mantenimiento de ámbitos funcionales, la fisonomía del sector
público se transforma permanentemente mediante expansiones y contracciones "fronterizas". Como
fuente de legitimidad y poder de las agencias, los clientes juegan un rol fundamental en la definición de
los términos y resultados de esta pugna. La efectividad de su rol dependerá, entre otras cosas, de diversas
circunstancias: su origen social, su número, su capacidad de articular intereses, su proximidad y control
de las agencias burocráticas y su relevancia en términos de los patrones de acumulación de capital y
dominación política prevalecientes. En este sentido, la clientela puede valerse de recursos de poder
similares a los discutidos previamente en esta sección.

 Restricciones originadas en el régimen político.

La dinámica intraburocrática también se ve afectada por la naturaleza del régimen político existente.
Cualquier gobierno o régimen entrante intentará implementar su programa gubernamental y controlar
las opciones de políticas y los recursos necesarios para conseguir sus objetivos. Para ello, intentará
incrementar el grado de congruencia entre su proyecto político y el aparato burocrático mediante: (a)
modificaciones en las prioridades y los contenidos de políticas sustantivas, afectando así (positiva o
negativamente) a los distintos sectores de la sociedad y, consecuentemente, a las agencias estatales y
clientelas burocráticas relacionadas con tales políticas; y (b) cambios en las actividades de apoyo del
sector público (v.g., tecnologías de gestión, patrones culturales). Dicho de otra forma, el régimen
intentará actuar sobre las dimensiones tecnológicas, culturales y clientelísticas examinadas
anteriormente.

Para concluir esta sección, pueden agregarse algunos comentarios finales. En primer lugar, un análisis
más profundo de las restricciones mencionadas nos permite afirmar que las tecnológicas y culturales
parecen estar más fuertemente vinculadas con el desempeño y la productividad burocrática, mientras
que las restricciones clientelísticas y políticas tienen como preocupación compartida el tema del poder.
Claramente, la tecnología y la cultura afectan directamente la forma en que se organiza la función de
producción burocrática -una cuestión central para intentar identificar las razones de su bajo desempeño-.
A su vez, la preocupación por el poder es inherente a su relación con las clientelas (donde la captura
burocrática parece ser el principal resultado) y a las interacciones con el régimen político, donde los
problemas de orientaciones de políticas y estilos de gestión son de crucial importancia. Sugeriríamos
tomar esta hipótesis, y las observaciones que siguen, como futuros temas de la agenda de investigación.

 SOLDANO, D (2009). “El estado en la vida cotidiana […]”

Estas notas tienen como objetivo poner en relieve preguntas como: ¿Cómo es que los sujetos se
relacionan con el Estado? ¿Cuál es la vía para conocer esa relación? (Tratándose de dos niveles de la
realidad tan distintos: el de las prácticas y el del orden institucional que las posibilita, condiciona y
regula).

La investigación que sirve de base para esta reflexión se concentró en el iluminar una porción del
fenómeno estatal (el de las políticas sociales) “desde” las categorías de la vida cotidiana. En ella se ha
tratado de ver la incidencia de la política pública en las prácticas, desplazamientos, discursos e
interacciones de los sujetos habitantes de un barrio del Gran Bs As., signado por los procesos de
relegación socioeconómica y territorial y por las intervenciones asistenciales focalizadas en la pobreza
extrema desde los años noventa.

Las políticas sociales permiten “acercarse” a la legitimidad como un problema de doble registro:
pretensión del orden político y como creencia de los sujetos. El primero se expresa claramente en el
discurso de las políticas estatales. El segundo abordaje, inusual y más complejo nos envía al universo de
las creencias, al de la legitimidad como motivos para la obediencia y, por ende, nos exige la construcción
de categorías de mediación entre ese discurso e intervenciones del Estado y las biografías, en las que
aparece imbricado una y otra vez.

La legitimidad como pretensión del orden político en el discurso de los programas sociales.

Los programas sociales, se estructuran y fundamentan a partir de los efectos que deben lograr sobre “la
vida” de sus “beneficiarios”.

El modelo neoliberal de intervención social en Argentina se estructuro en torno a tres ejes: privatización,
descentralización y focalización del gasto social en poblaciones específicas. Así, sobre el universo
relativamente amplio de ciudadanos asalariados fue siendo identificado, recortado e intervenido un
universo de pobreza “valida” En este contexto de fuerte “asistencialización” del sesgo de las
intervenciones sociales del Estado, nuevos saberes de la pobreza y nuevas “taxonomías de pobres”
ocuparon el centro de todas las fundamentaciones de los programas diseñados por los organismos
multilaterales de crédito, desde inicios de los noventas hasta nuestros días.

La implementación sistemática de estos programas significó la repetición cotidiana de “actos de


nombramiento con los consecuentes efectos sobre el sentido común. En efecto, la política social de los
noventa gravitó en torno a una lista de “atributos” con los que se calificó incesantemente a la población.
Esta fue recurrentemente interpretada por su condición de pobreza o vulnerabilidad.

Además, en este contexto se llevó a delinear el concepto de dispositivo de focalización, a través del cual se
intentó captar una serie de operaciones realizadas desde el Estado. Cuando hablan de “dispositivo” se
refieren al concepto de “tecnología” de Foucault, tal concepto alude al conjunto hibrido de saberes,
instrumentos, personas y sistemas de juicios, que implica ciertas formas de aprendizaje y de modificación
de “los individuos”, en el sentido tanto de adquisición de habilidades como de actitudes.
Una hipótesis central de esta investigación sostiene que la experiencia de recepción de programas
sociales ha incidido en la transformación de los relatos identitarios de los sujetos. Al utilizar el término de
“identificación” se refieren al proceso de interacciones a través del cual una persona crea un relato de sí
mismo, para sí mismo y para los otros, en los distintos momentos de su vida. Ésta puede realizarse de un
modo relacional (supone que el agente se identificara por su inserción en una red de relaciones, ej.:
familiares, amistosas) o de un modo categorial (supone que el agente se identificara por la posesión de un
atributo que define una clase, ej.: raza, género).

Para esto, resulta clave el concepto de “descalificación social”: es a partir del momento en el que son
asistidos, o una vez que su situación da derecho a la asistencia, que ellos comienzan a formar parte de un
grupo caracterizado por la pobreza. Ese grupo no queda unificado por la interacción entre sus miembros,
sino por la actitud colectica que la sociedad adopta hacia ellos.

Es en este sentido que plantean que la asistencia conlleva un fuerte impacto a nivel de la subjetividad, es
decir, en las opiniones, percepciones, evaluaciones y prácticas de los involucrados.

En el caso argentino, los dispositivos que se producen y aplican en las intervenciones estatales
focalizadas implican tres tipos de operaciones que pueden ser divididas analíticamente del siguiente
modo:

1) operaciones de demarcación del universo potencialmente asistible: el dispositivo de focalización traza


una frontera entre los que pertenecen al universo de la pobreza y los que quedan fuera. Los que quedan
adentro son sujetos que deben poder encarnar y fundamentalmente exhibir, un conjunto de atributos
personales ligados a las carencias en sus variadas formas, al tiempo que portar las condiciones de
pobreza estructural del ambiente y territorio que habitan.

2) operaciones de “clasificación” del receptor a partir de la definición de atributos: A diferencia de la


anterior, tiene que ver con el momento en que el discurso ya entró en contacto con sus interpelados. Es
una mirada analítica de corte relacional que trata de enfocar el momento en el que el “atributo” y la
“clasificación” impactan en la subjetividad, es decir, son tomadas, rechazadas o resignificadas por los
sujetos asistidos.

3) operaciones en virtud de las cuales se definen y dirigen “exigencias” al receptor: que expresen o
manifiesten “marcas de pobreza”; que visualicen cambios en sus vidas, cuerpos, capacidades, modos de
habitación; que emprendan una serie de acciones basadas en contraprestaciones para la entrega del
recurso.

La legitimación como experiencia en la recepción de planes sociales.

Las implementaciones de los programas sociales permiten aprehender el momento de encuentro entre
ciudadanos y estado, ya que encarnan empíricamente el momento de la legitimación y de su crisis.

En este apartado toman aportes de la sociología fenomenológica para entender el modo en que las
intervenciones sociales moldean la subjetividad y desencadenan procesos de legitimación (y des). Ésta
tradición está particularmente centrada en el análisis de la subjetividad, entendida como el complejo de
percepciones, vivencias y experiencias del actor ocurridas en un contexto intersubjetivo del cual es
productor y usuario.
La noción de “experiencia de recepción” se constituyó como un modo de mediación conceptual entre los
niveles objetivo y subjetivo de la estatalidad y la legitimidad. El contenido de estas experiencias son las
prácticas, relaciones y representaciones. Ellas fueron analizadas a partir de dos coordenadas. La primera,
referida a las prácticas ligadas a la recepción (actitud, intercambios, vínculos, etc.). La segunda, referida a
las representaciones sobre la situación de asistencia, derechos y propuestas. De esta forma se pudo
construir una tipología de experiencia de recepción:

Actitud frente a la recepción


Participación/utilización de los Conflictiva Adaptativa
recursos vinculados a los planes
Maximizadora Desafía, subvierte, legitima con Acepta, acata, legitima.
reparos. Reproducción crítica Reproducción acrítica del orden
del orden moral de la asistencia moral de la asistencia

No maximizadora Rechazo ideológico-normativo Naturalización


al mundo de la asistencia
Adaptativa-maximizadora: se trata de receptores que básicamente aceptan las reglas de juego del mundo
de la asistencia: producen todos los desplazamientos y las rutinas que sean necesarios, sostienen los
vínculos con los mediadores con baja o nula intencionalidad crítica. Se someten o por lo menos no se
oponen a la retórica de control de los planes y a las contraprestaciones.

Conflictiva-maximizadora: se trata de vecinos que si bien reproducen el orden de la asistencia lo hacen de


manera desafiante. Las prácticas y los vínculos están animadas por una importante intencionalidad
crítica. En general, descreen de la retórica de control y subvierten los mandatos de las contraprestaciones
siempre que pueden. Estos receptores se conforman con ejercer su capacidad crítica, proponiendo
criterios de refocalización o de des-focalización y cambios en los programas y en los modos en que el
Estado interviene en el territorio.

Conflictiva-no maximizadora: incluiría a los sujetos que, animados por un profundo rechazo ideológico-
político a todo lo vinculado al mundo de la asistencia, se oponen activamente a participar en cualquier
tipo de experiencia de recepción.

Naturalización-no maximizadora: se trata de cuasi rehenes de la asistencia, dado que ni siquiera pueden
pensar en ella. Se trata de un nivel de descalificación, una pérdida de membresía y una subordinación a
los dispositivos de control y a las restricciones estructurales, casi total.

Figuras del Estado en la vida cotidiana.

Se puede sintetizar a grandes rasgos las representaciones que se producen en torno al Estado, aquellas
que se encuentran en la tipología propuesta en el apartado anterior, a partir de dos ejes: 1) su dinámica
de presencia/ausencia y 2) las valoraciones sociales producidas en torno a la provisión de servicios
universales en el espacio barrial.

1- Dinámica de presencia/ausencia en la vida cotidiana. Por un lado, puede constatarse cierta idea o
sensación de “presencia continua” del Estado, materializada en las “ayudas” recibidas. En un
contexto de alta pobreza y enorme vulnerabilidad el goteo constante de un bien se amplifica
exponencialmente.
Por otro lado, se encuentran actores que señalan la “ausencia o inoperatividad” del Estado para
operar sobre las cusas de sus problemas de pobreza, esto es: la falta de trabajo y las condiciones
de vida en el barrio. En efecto, la expoliación del territorio es vivida en términos de “erosión” y de
“abandono”.
2- Las valoraciones sobre la provisión de servicios sociales universales en el barrio. Las valoraciones
de los vecinos respecto de los servicios públicos: las decisiones educativas y las decisiones sobre
la atención de la salud. Respecto de las decisiones educativos pueden advertirse dos posiciones
bastante definidas entre entrevistados: por un lado, están quienes prefieren la escuela pública
sosteniendo su legitimidad a pesar del deterioro de la calidad y los problemas que ésta no puede o
no sabe resolver; y, por otro lado, están quienes la consideran un espacio totalmente desvirtuado,
mal conducido para el proceso de formación de los hijos. En este caso, a pesar de los magros
ingresos de lo que dispone el hogar, se decide comprar la educación en el mercado.

Con respecto a la atención de la salud, se encuentra una doble estrategia. Si se trata de una cuestión
importante concurren al hospital municipal, mientras si se trata de una cuestión menor asisten al centro
de salud del barrio. Así se comprende que el hospital se presenta como un lugar lejano y hostil, mientras
que el centro de salud como un espacio de referencia y de contención. Éste último contribuyo a la
consolidación de una serie de rutinas de prevención y atención la salud y de sensación de derecho
adquirido entre los usuarios.

Es interesante saber que todos los entrevistados vincularon la atención de la salud a la cuestión del
embarazo y los primeros años de vida de los niños. Los adultos varones no van al médico ni piensan en el
cuidado del cuerpo, las mujeres si en tanto son madres. El binomio madre-hijo ha sido y es punto de mira
recurrente de la focalización. Buena parte de los programas asistenciales de ayuda directa y sanitarios
han tratado de internalizar en las rutinas de las madres la necesidad de los controles médicos, la
vacunación y de una alimentación adecuada.

A modo de cierre, la lógica y dinámica sociopolítica de la focalización (modalidad hegemónica de la


intervención Estatal) instaló una dialéctica regresiva con sus objetivos “focalizados”, consolidando el
repliegue y el aislamiento de los sujetos y los territorios, inyectando recursos a los barrios, e incidiendo
en el arado de otras sociabilidades y subjetividades vinculadas a las experiencias de asistencias y
recepción. De este modo, la ciudadanía efectivamente construida en estos barrios, se trata de una
“ciudadanía del asistido”, gestada por defecto.

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