Cca PFC040 Cuadernillo - 241106 - 193438
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DOCTRINA SOCIAL DE
LA IGLESIA
Versión 2020-2
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los contenidos que has estudiado o que vas a estudiar podríamos pensar que son
totalmente teóricos, pero iremos viendo que, si bien es cierto tienen una sólida
base teórica, son de grandes implicancias para la vida práctica. Así, el respeto por
la dignidad humana que se enseñó en Antropología y la práctica de las virtudes
estudiada en Ética son cuestiones que se realizan en la acción misma y que se
deben desarrollar en el día a día. En esta misma línea está este curso de
Formación Cristiana. Muchas veces todos nos hemos preguntado: ¿cómo actuar
frente al tema de la inmigración? ¿Por qué hacer un emprendimiento económico
que respete la naturaleza? ¿Por qué debemos respetar la dignidad de un
trabajador? ¿Qué rol juega la familia en la sociedad?, etc. Todos estos
cuestionamientos y muchos otros irán apareciendo en tu vida laboral, pues son
temas muy actuales y que como buenos profesionales tenemos que enfrentar.
Podemos adelantarte que la DSI te va a dar las directrices generales para que
puedas reflexionar de manera fundamentada y actuar de manera correcta.
Una pregunta que probablemente te estás haciendo en este momento es ¿por qué
tenemos que hacer un curso de estas características los que estudiamos una
carrera técnica o profesional? Tenemos la convicción que esta asignatura será un
aporte para tu vida, y hay cuatro razones para ello.
1 1 Tim 2, 3-4.
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vida. Y por último, tal como lo estudiaste en el curso de Antropología, el ser
humano posee una dimensión trascendente o religiosa. Nuestro espíritu anhela
con todas sus fuerzas saciar esa “hambre” de Dios, esto exige de parte de
nosotros la transformación de la sociedad según el proyecto original de Dios, a
esto llamaremos: “la civilización del amor”.
Por civilización del amor, entendemos: “ese conjunto de condiciones
morales, civiles y económicas, que permiten a la vida humana una mejor
posibilidad de existencia, una razonable plenitud, un feliz destino eterno”2. Por
tanto, este curso te ayudará a entender ese anhelo de condiciones más humanas
y darle un sentido profundo a tu vida personal y profesional en la conformación de
la civilización del amor. Esas son algunas razones de por qué te queremos invitar
a estudiar la DSI.
2 Este término fue propuesto por el Papa Pablo VI en 1975, clausura del Año Santo.
3 Mt 26, 35-36.
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hasta el fin de los tiempos. En efecto, la Escritura y la Tradición constituyen el
depósito sagrado de la palabra de Dios.5
Por otra parte, la tarea de la DSI es doble: por una parte, anuncia a Cristo y la
transformación de la sociedad según su modelo para construir la civilización del
amor y denuncia los atropellos a la dignidad del ser humano en la vida social. Lo
que está de por medio es la defensa “del hombre en toda su verdad, en su plena
dimensión. No se trata del hombre «abstracto» sino real, del hombre «concreto»,
«histórico»7. Por otra parte, la Iglesia, a través de la DSI, tiene la obligación de
salvaguardar la dignidad de la persona y promover una civilización del amor y una
cultura de la vida para que este se desarrolle plenamente.
5 DV, nº10.
6 Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nº 74. En adelante Compendio DSI.
7 Encíclica Redemptor Hominis, nº 13.
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3. Cristo en medio nuestro: actualidad de la DSI.
Nosotros queremos que conozcas qué hizo Cristo y sugerirte qué es lo que
debes hacer desde la perspectiva del amor. Cuando el ser humano comienza a
mirar y a vivir a través de Dios, cuando camina con Jesús, entonces vive con los
criterios de amor9; con Jesús entra la felicidad en la tribulación y desolación.
8 Mt. 5, 3-12.
9 Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, p. 99.
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sociales; en segundo lugar, a colocar todo tu esfuerzo intelectual para que des lo
mejor de ti en este curso; y, por último, comprometerte a contribuir a una
civilización del amor mediante tu trabajo profesional, pues el verdadero desarrollo
integral del ser humano implica ser un aporte efectivo a la construcción de la
civilización del amor.
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tres Personas: el Padre crea, el Hijo redime y el Espíritu Santo santifica con su
amor. Cristo es la segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, que se
encarnó en la Virgen María. Al venir al mundo él enseñó y realizó muchos milagros
que están atestiguados en la Biblia. Pero el centro de su vida es la Pasión, Muerte
y Resurrección. Al hacerse Persona, Dios se hace visible a los seres humanos
como amigo y les enseña el camino hacia la plenitud. Quiere entrar en comunión
con nosotros y recibirnos en su compañía. Así, Dios acompaña a la persona en
todas las etapas de su vida y en el contexto social en el que éste se desenvuelve.
Dios nunca ha dejado solo a la persona, así lo demostró con Cristo y lo sigue
demostrando día a día. Dios es amor y muestra su rostro amoroso en Jesús,
entregando su vida por todos los seres humanos. El nombre de Jesús (Jeshua)
significa “salvación” o “Dios salva”: “Él salvará a su pueblo de los pecados”. A su
vez término Cristo significa “mesías” que a su vez viene de “ungido”, es decir, es el
elegido de Dios para salvar al ser humano y a todo el mundo del pecado y sus
consecuencias.
Una vez cuando Jesús iba de camino a una ciudad con sus discípulos les
preguntó a ellos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” La mayoría de
las personas pensaban que era un profeta más de entre tantos, sin embargo,
Jesús les vuelve a preguntar: “Y según ustedes, ¿quién soy yo? Simón Pedro
respondió: Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo”1. Pero ¿cómo es Jesús de
Nazaret? ¿Cómo podemos acercarnos su figura? El texto de las
Bienaventuranzas, que veremos a continuación, nos puede ayudar a comprender
de verdad como es Jesús mismo y lo qué había en su corazón.
Este conocimiento de Cristo es muy importante porque en la medida que
conocemos a Jesús, vamos adentrándonos más en el misterio de Dios y, por
consiguiente, vamos también conociendo más quién es la persona. A la inversa
conociendo verdaderamente más al ser humano y valorando más su dignidad
1 Mt 16, 13-16.
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Este texto nos presenta una mirada de Jesús reordenando los valores tras
los cuales camina el ser humano. Al leer las bienaventuranzas, lo primero que nos
llama la atención es lo paradójicas que son, parecen lo contrario de lo que
acostumbramos a describir como la felicidad o el triunfo en la vida. Estas
paradojas son precisamente las que vive el cristiano en el mundo de hoy. En
efecto, lo primero que manifiesta el corazón de Jesús es esperanza ante las
problemáticas, pues ante la tribulación y los problemas, Cristo ofrece grandes
recompensas.
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“La Iglesia es la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie
que sufra por falta de lo necesario.”
(Benedicto XVI)
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1.1. La Iglesia.
siendo su cabeza Cristo. Así podemos concluir que cuando una parte de los
miembros sufre, todo el cuerpo sufre con él. Por lo mismo, la Iglesia se hace
solidaria del sufrimiento que causan las injusticias sociales y los abusos a la
dignidad humana, y asimismo se alegra cuando los miembros de la comunidad
están bien.
Pero ¿por qué tiene la Iglesia que preocuparse por temas sociales? La
Iglesia no se puede restar de los problemas que aquejan a la sociedad,
precisamente porque Jesús, que es la cabeza de la Iglesia, acompaña al ser
humano en toda su vida; porque todo lo que le afecta a la persona también le
importa a Cristo. Por lo mismo la Iglesia tiene la obligación de defender al sujeto y
cuidar su dignidad, pues éste ha sido creado a imagen y semejanza de Dios para
ser fermento de la historia. Finalmente, porque la Iglesia recibe la misión de
enseñar el camino hacia la plenitud es que no puede dejar de recibir el llamado a
ponerse al servicio de la humanidad.
1.2. Apóstoles.
Jesús tenía muchos seguidores dentro de los cuales podemos distinguir
discípulos y apóstoles. Los primeros eran seguidores de Jesús, anunciadores de
su Evangelios y de sus enseñanzas, que se sentían atraídos por su persona. Y de
entre los discípulos, Jesús eligió a un grupo de doce, a los que dio el nombre de
Apóstoles. Este grupo ya no sólo son seguidores, sino que Jesús los elije como
“enviados suyos con representación oficial”. Por eso San Pablo dirá: “somos los
embajadores de Cristo, como si Dios nos exhortase por medio de nosotros”1.
Ahora podemos continuar la historia preguntándonos si la importancia de los
apóstoles se limitaba solo hasta su muerte o tenía una trascendencia mayor.
Como las enseñanzas de Jesús deben permanecer hasta el final de los tiempos, la
misión de los apóstoles está llamada a prolongarse a lo largo de los siglos.
1 2 Cor 5,20.
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¿Quiénes lo hacen? Los obispos. Eso es lo que entendemos cuando se dice que
los obispos son los sucesores de los Apóstoles. Ahora bien, esta comunidad tiene
también una cabeza y ese es Pedro. En los Evangelios se testifica su importancia
y destaca en la vida pública de Jesús, tanto así que el nombre de Pedro se señala
154 veces en el Nuevo Testamento: el Señor hizo de Simón la piedra de su
Iglesia, le entregó las llaves de la Iglesia y lo instituyó Pastor de todo el rebaño, es
decir, de todo el Pueblo de Dios. El Papa es el Sumo Pontífice, obispo de Roma y
sucesor de san Pedro. Cabe señalar que la palabra Papa tiene su origen en griego
y significa simplemente “papá” o “padre”. Tal como un padre da vida a su familia,
así lo hace el Papa con toda la Iglesia universal. Él vive en Roma, la ciudad donde
murió y fue sepultado San Pedro. Podemos ver entonces que la estructura o
jerarquía de la Iglesia no es una cuestión antojadiza ni un simple invento humano,
sino que es el mismo Jesús quien la ha configurado. Así la Iglesia o todo Pueblo
de Dios, dirigida por el Papa y los obispos, se hace parte de los padecimientos y
las alegrías que aquejan a toda la sociedad.
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“Es mucho más hermoso iluminar que simplemente brillar; de la misma manera es
más hermoso transmitir a los demás lo que se ha contemplado que solo
contemplar”
(Santo Tomás de Aquino)
1 Mt 2, 28-20.
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2 DV, nº 10.
3 Catecismo de la Iglesia Católica, nº 86.
4 Lc 10, 16.
5 Las encíclicas son cartas solemnes sobre asuntos relacionados con la vida de la Iglesia y el ser
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Una de estas encíclicas se llama Rerum Novarum, que significa “De las
cosas nuevas”, escrita por el Papa León XIII en el año 1891. Esta es de suma
importancia para este curso, pues es la primera carta que aborda específicamente
la cuestión social desde la coyuntura de la situación de los obreros durante la
revolución industrial. Lo anterior no quiere decir que la Iglesia no se había
preocupado de las problemáticas sociales hasta ese momento; siempre lo ha
hecho tal como lo hizo Jesús. Lo particular de esta encíclica es su tema central,
que son las problemáticas sociales. Por eso, en esta encíclica se defienden
derechos fundamentales de los trabajadores, pues estaban siendo vulnerados y
tratados como máquinas por el avance salvaje de una economía no regulada y por
una sociedad de consumo. En aquel tiempo estábamos en plena Revolución
Industrial y junto a ello se vivían fuertes cambios en la sociedad, pero
lamentablemente se hacía perjudicando la dignidad de los trabajadores, entre los
que se encontraban mujeres y niños.
Un ejemplo más actual de una encíclica social es Laudato Si’ del papa
Francisco, que aborda el tema de la contaminación, el cambio climático y la vida
humana hoy.
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1 Cfr. Gn 1, 26 y 27.
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está sometido a las acciones del mal. Porque se pierde la comunión con Dios, la
libertad y el diálogo pleno con el Creador. La acción del mal daña nuestro ser
creatural, de ahí que surja la necesidad de un nuevo modelo de ser humano:
Jesucristo. Su salvación se nos ofrece como restauración de la naturaleza caída
por el pecado. Jesucristo es modelo del ser humano, porque no conoce el
pecado, pero asume el pecado de la humanidad con su muerte. De esta manera,
invita a todos los seres humanos a vivir la plenitud del amor.
2Este tema fue tratado, desde el punto de vista filosófico, en el curso de Antropología y
corresponde la semana 11.
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- Universales, porque están presentes en todos los seres humanos, sin excepción
alguna de tiempo, de lugar o de sujeto.
- Inviolables, en cuanto inherentes a la persona humana y a su dignidad y porque
sería vano proclamar los derechos, si al mismo tiempo no se realizase todo
esfuerzo para que sea debidamente asegurado su respeto por parte de todos, en
todas partes y con referencia a quien sea.
- Inalienables, porque nadie puede privar legítimamente de estos derechos a uno
sólo de sus semejantes, sea quien sea, porque sería ir contra su propia
naturaleza.
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“Los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la
justicia y con la compañía de la caridad”
(Gaudium et Spes)
1 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 72: AAS 79 (1987) 585; Cfr.
DSI, nº 160.
2 Si desea profundizar en esta temática, puede consultar los Contenidos Claves de Asignatura de
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común como una simple suma de bienes individuales, sino como la consecución
de un bien respecto a todos los seres humanos y de toda persona.
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(Papa Francisco).
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1Estas ideas propias de Benedicto XVI se encuentran tanto en su Encíclica Caritas in Veritate, 38 y
en “La solidaridad y la subsidiariedad auténticas, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias
Sociales”, 5 de mayo de 2008.
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objetivo necesitamos, en primer lugar, ayuda con las herramientas para pescar;
nos pueden financiar la caña, o el anzuelo, dar un manual para pescar, pero no
nos deben quitar la libertad y garantías para realizarlo por nosotros mismos.
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2. La verdad.
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verdad lo somos. Es decir, la verdad es conocer lo que son las cosas realmente.
Así ser un buen trabajador o un buen profesional de excelencia implica realizar de
la mejor forma mi trabajo y para ello debo estar constantemente formándome en
mi disciplina y cultivando las virtudes, especialmente en la verdad.
3. La libertad.
Otro valor que se relaciona de manera directa con los principios de la DSI
es la libertad. En efecto, no es de extrañar que esta palabra la usemos a menudo
en el ámbito social o personal. Este tema lo hemos estudiado extensamente en el
curso de Antropología 4 . Bien hemos señalado que la libertad no la podemos
entender como una simple excusa para hacer lo que cada uno desee con su vida,
es decir, como un ejercicio incontrolable de su autonomía o de elección sin ningún
parámetro que nos oriente. La libertad se apoya en la razón y la voluntad que
capacitan a la persona para que encuentre el bien y se decida a seguirlo.
3 Jn 14 5,6; Cfr. Pr 8, 7; 2 S 7, 28; Sal 119, 142; Sal 119, 90; Lc 1, 50; Rm 3, 4; Sal 119, 30.
4 Revisar clase correspondiente a la semana nº 8 del curso de Antropología.
5 Compendio DSI, nº 199.
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4. La justicia.
58, a. 1: Ed. Leon. 9, 9-10: «iustitia est perpetua et constans voluntas ius suum unicuique tribuendi
».
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Por otro lado, tenemos que la justicia es una virtud y esto implica que sea una
acción permanente en nosotros. De tal manera, que actuemos así en todo ámbito
de la vida. Para ser verdaderamente justos, primero debo saber qué es lo que le
corresponde a la persona con quién haré justicia, es decir, actuar conforme a la
verdad de la situación. Pero también, la justicia implica respetar la dignidad
humana. Pues no corresponde, por ejemplo, tratar a una persona como una “cosa”
o algo, siendo que es un “alguien”. En definitiva, podemos señalar que no hay
justicia sin verdad y sin respeto a la dignidad humana. Así, por tanto, la justicia no
es un simple consenso social, sino que tiene un sólido fundamento en la condición
de la persona. De ahí que el papa Juan Pablo II decía que en justicia el trabajo
vale por el ser que lo realiza, más que por la función que desempeña. Por ejemplo,
si contratamos a una persona para realizar un trabajo de temporero bajo precarias
condiciones y una remuneración indigna, no podemos decir que es justo por el
simple hecho de que ambas partes hayan estado de acuerdo. Pues, atenta contra
la dignidad del trabajador.
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5. La caridad.
Esta virtud articula y ordena todos los demás valores y principios y, por
tanto, se coloca como un criterio universal y supremo de toda la ética social
cristiana. Así, por ejemplo: La caridad va más allá de la justicia, porque amar es
dar, es ofrecer de lo «mío» al otro y no dar solo lo que me sobra. Es decir, no
puedo «dar» al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le
corresponde. Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos10.
Es decir, en esta perspectiva la caridad se convierte en caridad social: ésta nos
hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las
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Objetivo de la unidad: Analiza con juicio crítico la realidad que nos rodea a
partir de los fundamentos de la doctrina social de la Iglesia, dando relevancia al
compromiso social que como profesional ha de tener en la realidad.
"La familia es una comunidad de personas, la célula social más pequeña y, como
tal, es una institución fundamental para la vida de toda sociedad”
1
Esta clase la puedes profundizar con la unidad 3 de la asignatura de antropología que ya cursaste.
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El bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia. Sin lugar a
dudas, la familia está cada vez más sujeta a riesgos, tales como convertirse en un
lugar de paso, al que uno acude cuando le parece conveniente para sí mismo, o
donde uno va a reclamar derechos, etc. El Papa Francisco es bastante claro al
asumir que el ideal matrimonial, con un compromiso de exclusividad y de
estabilidad que anhela la Iglesia, ya no es un camino mayoritario, y que mientras
se teme la soledad, se desea un espacio de protección y de fidelidad, pero al
mismo tiempo, crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar
el logro de las aspiraciones personales y profesionales.
A pesar de las dificultades que enfrenta hoy la familia, sigue siendo un bien
para la sociedad, y que la mayoría de las personas quiere alcanzar a formar.
Desde que se constituye la familia, se va entregando a las futuras generaciones
una serie de riquezas que son el patrimonio familiar. En este patrimonio
encontramos aspectos de carácter cultural, valores y principios que son
transmitidos desde una generación actual a una futura. Los valores como el
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Sin duda, que la familia tiene una centralidad vital en la persona, porque es
la que le da apoyo, cuidado y le permite crecer en un entorno basado en respeto y
amor mutuo. Así se amplía el concepto de familia, ya que no necesariamente debe
haber vínculos sanguíneos, pues existen casos en que un matrimonio, por
diversas circunstancias no pudo tener hijos y decide adoptar. Esta unión, legal en
primera instancia y posteriormente de carácter afectivo, se reconoce como familia.
El Papa san Juan Pablo II señalaba que la familia posee vínculos vitales y
orgánicos con la sociedad. En efecto, de la familia nacen los ciudadanos, y éstos
encuentran en ella la primera escuela de esas virtudes sociales, que son el alma
de la vida y del desarrollo de la sociedad. De esta manera, la familia no debe
encerrarse en sí misma, sino que tiene una función social de participación y
comunión que debe asumir. La familia va más allá de la relación personal entre un
“yo” y un “tú”, se establece como verdadera comunidad que constituye la sociedad
transformándose en un “nosotros”.
2
Cfr. Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (Ciudad del Vaticano,
2005), 211.
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Tema desarrollado en la semana 8 de este curso.
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Catecismo de la Iglesia Católica, Nº 1666.
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La familia humana con toda su riqueza tiene también sus debilidades y por lo
tanto requiere de la ayuda de la sociedad. Esta relación entre familia y sociedad es
recíproca, es decir, se necesitan mutuamente. Efectivamente, el matrimonio crea
la familia que es una comunidad natural en donde se experimenta la sociabilidad
humana que contribuye en modo único e insustituible al bien común, y a su vez, la
sociedad le entrega los elementos necesarios para que logre su desarrollo y
plenitud.
La familia y el trabajo.
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“Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti”
(San Agustín)
Nadie puede negar la importancia que tiene el trabajo para la persona, para
la familia y la sociedad. A través del trabajo los seres humanos desarrollan sus
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Por otra parte, Jesús, nos invita por medio de su vida a valorar el trabajo.
Siendo plenamente persona, es muy probable que haya colaborado en el oficio de
carpintero de José. Esto nos muestra que el trabajo es un medio de santificación
en la vida diaria y de superación, pues allí podemos anunciar a Dios, participar de
la creación y amar al prójimo.
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posibilidad de un buen descanso. Por ello es necesario que, como sociedad, nos
esforcemos para cambiar esta realidad.
Si profundizamos en esta idea podemos decir que el trabajo es un derecho
fundamental, pues el ser humano necesita acrecentar su dignidad y poner en
práctica sus talentos. Por lo mismo, el trabajo es un bien que todos deben tener la
oportunidad alcanzar. De ahí la importancia que la empresa privada y el Estado se
preocupen de que todas las personas puedan acceder a una fuente de empleo. Un
problema actual es que “el alto índice de desempleo, la presencia de sistemas de
instrucción obsoletos y la persistencia de dificultades para acceder a la formación
y al mercado de trabajo constituyen para muchos, sobre todo jóvenes, un grave
obstáculo en el camino de la realización humana y profesional”2. Problemáticas
que el Estado debe abordar en conjunto con el mundo privado. Junto con el
acceso a las oportunidades, es relevante entender que las oportunidades
laborales deben cumplir con estándares mínimos para que puedan cumplir con su
objetivo: la dignificación del ser humano. De esa forma, el amplio abanico de
derechos laborales se fundamenta no en la legislación de los países, sino en la
misma naturaleza humana, en su dignidad.
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1 Cfr. El tema de la economía fue tratado desde el punto de vista filosófico en el curso de Ética en
la semana n° 14.
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situación desde mi lugar de trabajo? ¿Vale la pena el esfuerzo de uno solo? Estas
son algunas de las preguntas que intentaremos responder.
4Este término se refiere al culto del ecosistema: nada se puede tocar. De ahí derivan tendencias
de no comer nada que provenga de lo animal, o tener animales de mascota con privilegios
mayores que cualquier ser humano.
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habitable para todos, un bien común para los habitantes de la tierra. Si todo fue
hecho para que el ser humano disfrute de lo creado, debe hacerlo
responsablemente, es decir, hacer un buen uso de su libertad.
En suma, podemos darnos cuenta de que tenemos el deber de cuidar la
Casa Común, porque la tierra no solo nos cobija y nos da todo lo necesario para
vivir, sino que también le dio a nuestros padres, abuelos o bisabuelos y también a
los hijos que vendrán.
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“La política tiene una función social. Y precisamente porque los políticos están
más altamente colocados, porque tienen una labor directa, de ellos ha de venir al
país un ejemplo de la moralidad privada y pública, de honradez, de sobriedad de
vida, de trabajo, de consagración al bienestar nacional”.
(San Alberto Hurtado)
Objetivo de aprendizajes: Señalar desde la DSI las ideas fuerza que otorgan
relevancia a la comunidad política y a la cooperación internacional para el logro
del bien común y la paz.
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A nivel internacional los dilemas que vive la humanidad no son pocos. Entre
los temas más importantes están la paz mundial, la justicia, la migración, el
cuidado del medio ambiente y la economía. Estas dos últimas problemáticas ya las
hemos visto en clases anteriores. Nos gustaría ahora centrarnos en especial en el
tema de la migración y cómo desde la DSI se puede promover una cooperación
internacional al respecto.
El Papa Francisco nos ilumina con cuatro verbos para hacer frente a la
problemática: acoger, proteger, promover e integrar. Acoger significa, ante todo,
ampliar las posibilidades para que los inmigrantes y refugiados puedan entrar de
modo seguro y legal en los países de destino. En ese sentido, sería deseable un
2 Mt 25, 35-37.
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“El amor no es sólo una palabra o un sentimiento, sino una realidad concreta, que
permite a la luz de Dios entrar en la vida de los hombres y de toda comunidad
civil”
(Benedicto XVI)
En este curso hemos estudiado una serie de temas relativos a la Doctrina Social
de la Iglesia. Es evidente que nos falta mucho por hacer y contribuir para la
construcción de una sociedad más justa donde se vivan los valores y principios de
esta enseñanza. Nos podemos preguntar al terminar este curso qué y cómo hacer
vida lo que hemos aprendido.
1 Pablo VI, Homilía de clausura en el Año Santo, Misa Noche Buena 1975.
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Pero esta paz no nace sola. Para la Iglesia la paz viene unida con una virtud
que es de enorme relevancia: la justicia. Si no hay justicia es imposible que haya
paz, es decir, la paz es fruto de la justicia. Pero la justicia debe ser entendida en
su dimensión más profunda. Este término ya lo hemos estudiado en la clase de la
semana 9, que trataba sobre los valores fundamentales de la vida social. La paz
es fruto del amor, pues se construye la paz en cuanto la persona quiere el bien y
se dona a las demás personas. Cabe recordar que el amor no es un sentimiento
(aunque vaya acompañado de sentimientos), sino que es un acto de la voluntad
que permite la donación de una persona a otra. La paz se construye día a día y
sólo se consigue cuando nos hacemos responsables de promoverla. Esta
construcción de la paz es responsabilidad de todos: de los políticos con la
ciudadanía, de los ciudadanos con la sociedad, de los padres con sus hijos, de los
hijos con sus padres y hermanos, de los estudiantes con sus compañeros y
profesores, de los trabajadores con sus colegas, etc. La paz es fruto de la justicia,
es un valor y un deber universal que todos debemos perseguir. Los cristianos, que
buscan imitar a Jesús, tienen una especial responsabilidad en esta búsqueda de la
paz.
La paz es fruto del amor, en efecto, “la verdadera paz tiene más de caridad
que de justicia”3. Comprender la paz como fruto de la experiencia del amor es el
resultado de vivir bajo la lógica de la civilización del amor. Ser portadores de la
buena noticia, que se entregan en gratuidad, es comprometerse con otras
personas sin esperar nada a cambio, es fruto de la vivencia de la caridad.
Así pues, la promoción de la paz en el mundo es una parte integral de la
misión con la que la Iglesia continúa la obra redentora de Cristo sobre la tierra. La
promoción de la verdadera paz es una manifestación de la fe cristiana en el amor
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que Dios regala a cada ser humano. Para expresar este compromiso surgen las
Jornadas Mundiales de la Paz. Éstas son celebraciones en que se hace oración
por la paz para comprometerse a construir un mundo de paz. El Papa Pablo VI las
instituyó con el fin de dedicar a los pensamientos y a los propósitos de la paz, una
celebración particular en el día primero del año civil. En suma, la paz se afianza
solamente con la paz, buscando la justicia por medio del sacrificio, por la
clemencia, la misericordia y por el amor. De la paz se expresa la caridad, por eso
es posible construir la civilización del amor que es fruto de la experiencia de la
paz.
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(Benedicto XVI)
Contenidos clave.
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Uno de los puntos centrales que hemos tocado es que el ser humano tiene una
constante búsqueda de la felicidad en su vida. Para lograr esta plenitud debemos
primero reconocer a la persona como un individuo único e irrepetible, lo que lo
hace irremplazable. Esta condición viene dada por ser creado a imagen y
semejanza de Dios. Esta es la dignidad de la persona humana, que es inviolable.
Además, se debe considerar que es un ser racional dotado de libertad y voluntad
para poder decidir y esto es lo que le permite amar y ser amado.
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Así, hemos llegado al final de este curso, que nos ha mostrado que el ser
humano es el centro de toda la actividad humana y por ende la principal
preocupación de la Iglesia.