Texto Selfies
Texto Selfies
Texto Selfies
¿NARCISISMO O SOLUCIÓN PARA LOS TÍMIDOS? LAS AUTOFOTOS SON UNA METÁFORA DEL
CAMBIO DE COSTUMBRES A PARTIR DE LA EXTENSIÓN DE LAS REDES SOCIALES. DE ESTE
MODO, EN VEZ DE MIRAR LA REALIDAD EMPEZAMOS A VIVIR DE ESPALDAS A ELLA.
1
Bienvenido Mister Chance, la última película de Peter Sellers. “¿Te acuerdas de esto? ¡Qué bonito era! ¿Es Italia o
Grecia?” Para desesperación de amigos y familiares sus vídeos y fotos suelen ser aburridos. El motor de la emoción
está en los ojos, no en el índice.
La moda del selfie parece empeorar las cosas. Ya ni siquiera es necesario filmar o fotografiar los monumentos
y las personas, ahora sólo es importante la exhibición instantánea del yo en medio de algo que sea o al menos parezca
exótico. El viaje no es un camino hacia el descubrimiento, sino la exhibición de nuestro protagonismo.
La psiquiatra Lola Morón también prefiere ver la botella medio llena y destaca que el selfie ayuda a personas
tímidas, incapaces de pedir a otro que les tomen una fotografía. Para ella, la moda del autorretrato es también un acto
de desinhibición, que es muy positivo. Morón, igual que los anteriores, cree que es una muestra del gran cambio que se
está produciendo en nuestra sociedad.
Todo se muda a la Red: los periódicos, las televisiones, la forma de organizar los viajes, el transporte público,
las reservas en los restaurantes, la amistad, los ligues a través de las páginas de contactos, el alquiler de las casas,
compartir coche…
Decía el periodista Enrique Meneses que había tres hitos en la historia del hombre, que habían marcado de
manera profunda su evolución: la agricultura, la escritura y la transmisión de un documento de un ordenador a otro
ordenador, ocurrido en 1968. Si aceptamos el juego que proponía Meneses, saltándonos la invención de la imprenta que
de alguna manera es parte del hecho de la escritura, deberíamos admitir que estamos en los albores de un cambio brutal
en las relaciones sociales, en la forma de organizarnos y comunicarnos, de pensar, y en la relación de los ciudadanos
con los gobernantes. Todo se halla en discusión, sometido a una constante y profunda revolución silenciosa.
Nos hallamos en los inicios de una era que será tan trascendente como la del descubrimiento de la agricultura y
la invención de la escritura. En medio de esta inmensidad, el selfie es una mera anécdota. O no tanto. La crisis de los
medios de comunicación tradicionales tiene mucho que ver con que la gente haya dejado de leer en papel, un ejercicio
que requería tiempo y atención. En la Red no se lee; se salta de una web a otra, de un titular llamativo a otro, sin
excesiva profundidad ni reflexión. Sin pensamiento no hay crítica posible, no hay democracia.
Nos colocamos ante la realidad y nos hacemos una autofoto de espaldas a ella. Si pensamos en el 15M y en los
movimientos globales que surgieron en EEUU (Occupy Wall Street) y otros países europeos, y en las primaveras
árabes, ahora sabemos que fueron primaveras fallidas, es imposible mantener la tesis de que el mundo de las redes no
genera compromiso político y social, que por ellas no navegan ciudadanos concienciados y críticos, dispuestos a
cambiar el mundo.
Silvia Albert cree que el cambio en la forma de comunicar, de interconectarnos como personas y ciudadanos,
de la que el selfie es una parte, ha pasado también a la política. El ciudadano pasivo que se informaba con lo que le
llegaba y votaba cada cuatro años sin discernir demasiado sobre la calidad o toxicidad de esa información, ha dado paso
a un nuevo ciudadano activo que exige protagonizar el proceso político. Ahí radica el éxito de Podemos.
El psiquiatra Vega dice que el selfie es en realidad un instrumento sexual, “una forma de decir a tus amigos y
al mundo joderos; mira qué bien me lo estoy pasando”. También ahonda en la tesis anterior: el ciudadano no sólo ha
tomado el móvil para sacarse fotos, también quiere recuperar el control del proceso político, sentirse soberanía popular
y ejercerla.
*Ha recorrido medio mundo para cubrir guerras y conflictos, desde Bosnia a Afganistán. Ha trabajado durante 20
años en El País y ha publicado novelas, como Isla África o ensayos, como Cuadernos de Kabul.
Tomado de: Revista Tinta Libre, Nr. 17, septiembre 2014, Madrid.